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HEIDEGGER - Meditacion

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Colección

El camino hacia el Otro pensar

Dirigida por Rogelio Fernández Couto


MEDITACIÓN
Edición original de las Obras completas (Gesamtausgabe),
Sección III: Tratados no publicados y Conferencias,
Tomo 66: Besinnung;
editado por Friedrich-Wilhelm von Hermann;
Vittorio Klostermann, Francfort del Meno, 1989.
Martin Heidegger

MEDITACIÓN

Traducción: Dina V. Picottí C.

Biblioteca Internacional
Martin Heidegger

Editorial Biblos
Heidegger, Martin
Meditación. - 1a. ed. - Buenos Aires: Bib1osBiblioteca
Internacional Martin Heidegger, 2006.
364 pp.; 23x16 cm.
Traducido por: Dina V. Picotti C.

ISBN 950-7 86-518-7

1. Filosofía moderna occidental. I. Picotti C., Dina V.,

trad.

CDD
190

Título del original alemán: Besinnung


© Vittorio Klostermann Verlag, Francfort del Meno, 1997

Diseñodetapa:LucianoTïrabassiU., sobreunaideadeMichelleKenigstein
Armado: Hernán Díaz
Coordinación: Mónica Urrestarazu

© Biblioteca Internacional Martin Heidegger y


Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, 2006
Uriburu 1345, 1° piso, Buenos Aires
fcpa@bertel.com.ar
© Editorial Biblos, 2006
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Impreso en la Argentina
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y escritodeleditor.Suinfracciónestapenadaporlasleyes11.723y 25.446.

Esta primera edición de 1.000 ejemplares


se terminó de imprimir en Indugraf S.A.,
Sánchez de Loría 2251, Buenos Aires,
República Argentina,
en abril de 2006.
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ESTA ES UNA COPIA PRIVADA PARA FINES EXCLUSIVAMENTE
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"Quién recibe una idea de mí, recibe instrucción sin


disminuir la mía; igual que quién enciende su vela con la
mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras" ,
Thomas Jefferson

i.

sin
egoísmo
ADVERTENCIA DE LA TRADUCTORA

Después de la versión castellana de Aportes a la losofía (Acerca del


evento), no sin razón considerada la segimda gran obra de Martin Hei-
degger tras Ser y tiempo, por la importancia que reviste para la com-
prensión del pensamiento del autor, alcazaba también gran signicado
ofrecer a continuación la traducción de Besinnung (Meditación), por per-
tenecer estrechamente al contexto de aquél.
De modo semejante nos hemos encontrado con una tarea extensa y
difícil, ante la singularidad del lenguaje y la densidad y esquematicidad
del estilo. Como advirtiéramos en Aportes, se ha intentado sobre todo
ser el, correspondiendo con esfuerzo de comprensión y respeto por el
estilo del autor. Es así como se han guardado las repeticiones de térmi-
nos o giros, los recursos del lenguaje tanto grácos como conceptuales y
el carácter sucinto o abreviado de sus enunciados, insertando apenas en
alguna ocasión una palabra, cuando era necesario para la inteligibili-
dad del texto e indicándolo entre corchetes o en notas a pie de página, lo
cual ha regido también para los casos de neologismos y de familias de
palabras, de difícil correspondencia en castellano, indicando el contexto
de sentido que desplegaban. Se ha hecho asimismo referencia a las ver-
siones castellanas existentes de obras citadas, que se presenta al nal.
Se ha procurado siempre una traducción lo más el posible a la sin-
gularidad de los términos y las expresiones y a su sentido, preriendo
sacricar en la versión castellana la soltura o belleza del estilo. Y fuerza
es también seguir confesando que esta tarea ha sido del mismo modo
animada por la gran atracción que suscita el pensamiento del autor a
través de la maestría y clarividencia de su diálogo con la tradición meta-
sica y con las exigencias de nuestros tiempos.

[7]
ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN

1. Sentencia previa de Periando y Esquilo ................................................ 17


2. El otro pensar ............................................................. .. 18
3. El salto . .... .. .. .. . .. .. .. ... .. .. . ... . .. .. 19
4. Los custodios ....... .. 20
5. El saber ................................................................................................. .. 21
6. La palabra ............................................................................................. .. 22
6a. No conocemos metas... ....... ,. 23
6h. Ser-ahí ................................................................................................... .. 24
7. AAHGEIA ............................................................................................... .. 25

II. EL SALTOPREVIO A LA SINGULARIDAD DEL SER [SEYN]

8. Acerca de la meditación ....................................................................... .. 29


9. La maquinación (violencia, poder, señorío) ......................................... .. 30
10. El acabamiento de la modernidad ....................................................... .. 37
11. E1 arte en la época de acabamiento de la modernidad ... ... ... .. .. ... .. 40
12. El pensar inicial, que una disposición .......................................... .. 48

III. LA FILOSOFÍA
(Automeditación: confrontación histórica;
el pensar según 1a historia del ser [Seyn] - la Metasica)

13. La losoa ......................................................... ..


14. La losofía en la meditación sobre sí misma ...................................... .. 56
15. La automeditación de la losofía como confrontación histórica
(La con-frontación entre la Metasíca y el pensar según la
historia del ser [Seyn]) ......................................................................... .. 70

IV. ACERCA DEL PROYECTODEL SER [SEYN]


(Palabras esenciantes) (La sentencia según la historia del ser [Seyn])

16. Ser[Seyn] .............................................................................................. .. 81


17. Ser como qaúouc
.................................. ......... 83
18. Ser [Seyn] como palabra ................................................................. .. 83
19. El ser ..................................................................................................... .. 84
20. La nitud del ser [Seyn] ................................................... ., ............... .. 84
21.

22.
59. Ser [Seyn] y hombre ........................................................................... .. 131

VIII. EL SER [Sam] Y EL HOMBRE

60. El ser [Seyn] y el hombre ................................................................... .. 135

IX. EL ANTROPOMORFISMO

61. El antropomorsmo ............................................................................ .. 141

X. HISTORIA

62. Historia ............................................................................................... .. 147

XI. LA TÉCNICA

63. La técnica ............................................................................................ .. 153

XII. HISTORIOGRAFÍA
YTÉCNICA
(Icrropsïv Téxvn)

64. Historiograa y técnica ...................................................................... .. 159

XIII. SER [SEYN] Y PODER

65. Ser [Seyn] y poder ................................................................................. 165


65a. Ser [Seyn]y poder ................................................................................. 169

XIV. EL SER [SEYN] Y EL SER

66. El ser-captado en la adjudicación (lo categorial) .............................. 175


66a. El ser [Seyn]y el ente ........................................................................... 177

XV. EL PENSARDEL SER [SEYN]

67. El pensar del ser [Seyn] ..................................................................... .. 181

XVI. EL OLVIDO DEL SER [SEYN]

68. El olvido del ser [Seyn] ....................................................................... .. 189

XVII. LA HISTORIA DEL SER [SEYN]

69. Lahistoria
delser[Seyn]
...................................................................
.. 195
XVIII. DIOSES

70. Dioses. El saber esencial .................................................................... .. 201


71.

72.

73.
73a.

74.

75.

76.

77.

78.

79.

80.
90.

91.

92.

93.
131. Metasica y concepción de mundo .................................................. .. 336
132. Mística .................................................................... .. 337
133. El tránsito ........................................................................................... .. 338
134. Para dilucidación del concepto de metafísica según la
historia del ser [Seyn] ......................................................................... .. 338
135. Pasos ................................................................................................... .. 339

APÉNDICE
UNA OJEADA RETROSPECTIVAAL CAMINO

Mi caminohastael presente........................................................................
.. 343
Anexo a deseo y voluntad
(Sobre la conservación de lo intentado) ....................................................... .. 349

Epílogo del editor alemán ............................................................................... 357

Ediciones castellanas de las obras mencionadas ........................................ .. 363


I. INTRODUCCIÓN
1. Sentencia previa de Periando y Esquilo

ueMTa Tb mïv
Periandol

Preocúpate por el ente en totalidad.

Éírravï
Énax
Ixhv
Bsoïou
Kotpaveïv.

Esquilo,
Prometheu
v.492
Acaso todo pesa, únicamente no sobre los dioses el dominio.

1. H. Diels, Die F ragmente der Vbrsokraliker, griego y alemán, W. Kranz (ed.), t. l, Berlín,
5* ed. 1934, cap. 10, Die Sieben Weisen.
2. Eschyli Tragaediw.RecensuitG. Hermannus, editio altera, tomus primus, Berolíni,
1859.
18 I. Introducción

2. El otro pensar

Toma la última ascua de bendición


tan sólo del oscuro hogar del ser [Seyn],*
que ella encienda la réplica:
deidad-humanidad en uno.

Arroja la indígencia del audaz claro


entre mundo y tierra como canto
de todas las cosas para erigir
felices gracias con derecho y rango.

Abriga en la palabra 1a calma noticia


de un salto sobre lo grande y pequeño,
y pierde los vacíos hallazgos
de repentina apariencia en el camino al ser.

Verano de 1938

* Indicamos [Seyn] cada vez que el autor se reere con esta grafía al ser como acaecer. [N.
de la T.]
3. El salto 19

3. El salto

Toma, arroja y abriga


y el salto sea
desde el más amplio recuerdo
hacia un infundado circuito:

Lleva ante tí
lo uno, ¿quién?
¿Quién es el hombre?

Di sin cesar
lo uno, ¿qué?
¿Qué es el ser [Seyn]?

No desdeñes nunca
lo uno, ¿cómo?
¿Cómo es su alianza?

Hombre, verdad, ser [Seyn]


replican desde el ascenso
su esencia para el rehuso,
en el que se prestan.
20 I. Introducción

4. Los custodios

La tormenta subterránea retumba,


inaudible para todos los muchos, lejos
en ámbitos trasmundanos
golpe lejano del ser [Seyn].

Mundo y tierra desde hace tiempo mezclados,


alterados en su ley de contienda
sustraen a las cosas toda decisión.
El número se arrebata en la Vacía cantidad,
ya no administra lazo e imagen.
Como siendo rige lo que vive,
pero vivir, sólo vive aún de pregonar
una suposición ruidosa,
que ya ala próxima retrasa.

Sin embargo, ellos velan


los secretos custodios
de insurgida transformación:
golpe lejano del ser [Seyn]
entre turbio hacer y haceduríaf

* Traducimos Gemachte por haceduría. (N. de la T.]


3. El saber 21

5. El saber

Pero nosotros sabemos el comienzo,


el otro, lo sabemos preguntando
estamos en el salto previo
a todo sí y no.
Sabedores nunca somos en verdad
sino entes en el saber,
preguntandomás allá de nosotros
por el claro del ser [Seyn].
Pero suya es la decisión,
si, destruyendo poder
e impotencia,llama a contienda
al mundo hacia la tierra,
lleva el dios ala índígencia
y acaecela amplísima calma
z
al hombre hacia el ser-alu
22 I. Introducción

6. La palabra

Nada, nadie, nunca


ante cada algo, a todo luego y allí
se eleva la palabra
desdeel abismo,que prestó,
lo que a todo fundamento
malogra,
dado que sólo la alianza
con lo dicho
a cada cosa arma en cosa
y dispersa, confusos,
a los perseguidos sentidos.
6a. No conocemos
metas... 23

6a. No conocernos metas...

No conocemos metas
y sólo somosun camino.

No necesitamos a muchos,
A quienesdesdehacetiempoya devoró

el afán de hacedurías
que uno tan sólotrajera

el corazón para 1a voz


de 1a calma en el ser [Seyn],

equilibre lo salvaje
en el cofre fundacional,

es nuestro ánimo.
24 I. Introducción

10
6b. Ser-ahí

Que ser-ahí seadecir el ser [Seyn],


sacar de él
la indígencia
en la amplitud de un alzar la vista demandante.

Que ser-ahísearecogerel ser [Seyn]


en despierto oído
para aquel
que calma escogió por obra.

Que ser-ahí seacantar el ser [Seyn],


desde lejana canción
llevarle a casa,
1oque comopoder largamente eludió su esencia.
7. AAHGEIA 25

7. AAHGElA 11

ApxótueyáAacápsTáC
cïívaoo Alá-
ÜElCI,
uh nïoúcnc éuáv
OÜVÜEOIV
Tpaxsïïro xpsú-
581...

Píndaro, ag. n. 205 (SchroederP

Comienzo de un servir para la grandeza,


señora, divina, des-
ocultación, que no derribes mi
instancia en ti a través de salvaje-duro (rudo) tras-
torno...

En libre interpretación pensante:

La verdad (claro) del ser [Seyn] es el


ser [Seyn] del extravío
El error* (así como reino) tan sólo en este
sitio permitido. ¿Pero cómo trastorno?
El claro es el a-bismo como indigencia de fundación.

3. Pindari Carmina cum FragmentisSelectis,itemm edídit O. Schroeder.In aadibusB.G.


Teubneri Lipsíae, 1914.
* En el texto original Irr-tum, error, indica, por separacióndel sujo, el parentescoconel
anterior Irre, extravío.Nótesea continuaciónen Reich-mm,reino, cómola separacióndel
sujo lo relacionaconel término anterior, indicandoposición.[N. de la T.]
26 I. Introducción

12 Delclarodelserasciende
la inicialidaddeun singularenel ente,que
extraño ala comparaciónya ha sobrevividoa toda eternidad, quesiem-
pre adicionalmentecalculamoscomovacío permanecery tomándonos
de ello indagamoscomoinfundado consuelo.La inicialidad de un singu-
lar es lo grande resguardado desde el ser [Seyn] su comienzo es la li-
bertad pero su esencia, el dominio como sacricio del don de la suma
indigencia, desde el júbilo de la conservación del trasladar sin violencia
al circuito de la cercanía y lejanía del dios.
Este claro del ser[Seyn] esal mismotiempo el ser[Seyn] del extravío
el sitio del origen del trastorno, en el que fácilmente seremosderriba-
dosy en este casorecaemossólo en el ente y su exclusivapotenciapri-
mera potente e impotente en el cambio de las cosas y circunstancias
noshaceentoncesel cálculode causas(impulsose inclinaciones,gustos
y placeres)para cada cosay tergiversa todo en lo sólopresenteante la
mano y por cadauno poseído,habitual y empleadode modoigualmente
fácil.
Lo verdadero acaecesólo en la verdad, de que pertenecemosa su
esenciarse,sabemosel peligro de trastorno comoenraizadoen él, y no
admitimos ni tememoslo trastornado y su libre poder,con instancia en
el riesgo del ser [Seyn], pertenecientes al único servicio del dios aún no
aparecido pero anunciado.
13
II. EL SALTO PREVIO
A LA SINGULARIDAD DEL SER [SEYN]*

* Acerca.de la meditación (maquinación-verdaddel ser [Seyn]). El acabamientode la


modernidad: 1. La metasica de Nietzsche y su despliegue a través de O. Spengler y E.
Jünger.2. El arte y la época(historiografíadel arte y ciencias).
8. Acerca de la meditación 15

Sólo viniendo de lejos desde el comienzo de la historia del ser [Seyn],


libre de toda historiografía es capaz el pensar de preparar la disposi-
ciónparala fundacióndeunadecisión(cf.infra, p. 53)(cf.Überlegungen
XII, 29),** la versión detallada de la decisión) y sólo esto: si la maquina-
ción del ente predomina sobre el hombre y se suelta hacia la esencia del
poder sin barreras, o si el ser [Seyn] obsequia la fundación de su Verdad
como la indigencia desde la cual la réplica del dios y del hombre se cruza
con la contienda de la tierra y el cielo. Tal cruce es la lucha de las luchas:
el evento-apropiador, en el que el ente es recién transferido nuevamente
a su pertenencia al ser [Seyn]. Guerra es sólo la indominada maquina-
ción del ente, paz sólo el aparente apaciguamiento de esa indominabili-
dad. Pero lucha es el contrajuego del obsequio esencial desde la suavi-
dad del orgullo del rehuso. Lucha es pensada aquí a partir de la calma
del esenciarse. Lucha es el nombre demasiado humano para el even-
to-apropiadof *** sustraído al hombre. Ser [Seyn] es evento-apropia-
dor, evento resolutivo: re-solución (cf. infra, p. 81). El pensar es en lo
venidero el pensar [Er-denken] **** (el decir acaecido-apropiadoramen-
te en la palabra sin imagen) de la disposición a la historia del tránsito
(la super-ación de la metasica).

* Siguiendola distinción que haceel autor entre Historiey Geschichtetraducimosla


primera por historiograa y la segunda por historia. [N. de la T.]
** Überlegungen[Reexiones]C., Gesamtausgabe, tomo 96.
*** TraducimosEr-eignispor evento-apropiadoren los casosen queel autor separandoel
prejo acentúa el sentido de eignen, apropiación. [N. de la T.]
**** Traducimos Er-denken simplemente por pensar, aunque en el sentido en que el
autor explicaal nal del texto, en lugar del corriente idear,indicandola palabra del texto
original entre corchetes, para que sea distinguida de denken, pensar. [N. de la 'I.]

[29]
30 II. El saltoprevioa.la singularidaddelser[Seyn]

16 9. La maquinación*
(Violencia, poder, señorío)

Maquinación signica aquí todolo hacible del ente que se hacey consti-
tuye, de modoque tan sóloen ella se determina la entidad del ente aban-
donado por el ser [Seyn] (y la fundación de su verdad). (Hacible está
pensadoaquí comodespertable = alerta y por ello 1ohacible en el sen-
tido de 1ohacedero
**.) La maquinación
*** esel prepararsepara lo ha-
cederode todo,de modoque está dispuestolo irresistible del incondicio-
nal poneren cuentade cadacosa.Algosemejanteadmiteel progreso
sóloal margen,pueséstepareceo creepodersuperarla destrucción
comoindicio del retroceso. Ahora bien, la maquinacióndisponeal ente
comotal en el espaciodejuegode continuaaniquilación,quesele faci-
lita permanentemente. La esenciade la maquinación,siempreaniqui-
ladoray quesedespliegaya a travésde amenazade aniquilación,es1a
violencia.
Éstasedesarrolla
enel aseguramiento
depoder,como
la fa-
cultad que de inmediatoestallay siempretransformablede sujeción
cualquiera y aventajándosey difundiéndoseen ello. La violencia solta-
da enla esenciadela maquinación atribuyerespectivamente sólopoder
y nuncafundamentaseñorío;puesmaquinaciónes el impedimentoy
nalmente socavación de todadecisión,que se anticipaa todolo haci-
ble. Mas señoríosurgede la capacidadfundantede decisión; el señorío
poseeno sólodignidad,esla libre capacidadde la originariadignica-
17 ciónnodeun ente,sinodel ser[Seyn]mismo.Señoríoesla dignidaddel
ser[Seyn]en tantodel ser[Seyn].Todoseñoríoesinicialy del comienzo.
La maquinaciónexige, en toda clasede enmascaramientosde las varia-
das Violencias,la calculabilidadpreabarcablepor completodel poder
sujetantedel ente para la organizacióndisponible;de esta exigencia
esencial,pero a la vez oculta, procedela técnica moderna. Ella libera al
hombre a1 impulso de articulación de su esenciamasiva, a través de la

* Cf. 65. Ser [Seyn]y poder; cf.Palabrasfundamentales.


Maquinación
y poder.
a. Ser [Seyn] (surgimiento-evento).
maquinación '
poder

violencia

fuerza

[dos
palabras
ilegibles]
señorío
** El autorrelaciona
lostérminos
Machbarkeit,
quetraducimos
porasible,conMa-
chsamkeit,quetraducimos
porhacedero,en tanto la partículabar del primeroindica
9. La maquinación 31

cual toda particularizaciónhumanaes sobrepotenciada,


porquetiene
queinsertarseen lo haciblecomosubiectumparticipante(sóloaparen-
tementeaún dirigentey conductor).
En tantoel hombreseconcibecomo
animal (viviente)también en la épocade la maquinación, apoderadade
su ilimitadaviolencia,quedapara él mismo(comonosotros y yo de
igual manera)sóloaún la vivencia, comoesaorganización de su con-
ductay actitudquele concede la aparienciade autoarmación ante el
ente, en el circuitode la maquinación.El aumentode la amplitudy
rapidez,de la baraturay publicidaddel vivenciar, es el signode que
han caídolas últimas barreras para la violencia de la maquinación. La
épocade acabamiento
de la modernidad(cf. 10. El acabamientode la
modernidad) tiene ya comoconsecuenciaesencialel poder de la técnica
sobreel ente y su impotencia conrespectoal ser [Seyn], sin poder nunca
plantearla técnicacomosu fundamento.Para estaépocaya nobastan
las caracterizacionesque se colocanen los títulos civilización y cultu-
ra. Ambaspertenecenpor cierto a la modernidad;pero a su épocatrans-
curridade preparación. En ambasla esenciade la técnicaestátodavía
reteniday por ello se hacevaler sólocomoun ámbitoparticulary en
primerlugar comouna formalimitada de dominiode las cosasy de la
esencia masiva del hombre (cf. 63. La técnica).
La maquinacióncomoesenciadel ente, comoel modo en que éste en
tantotal esengeneral,fuerzaal plenodesasimientodetodaslasfuerzas 18
capacesde podery transformadoras de poderhacia el predominiodel
poder.Conformea estaesenciafundamentaldel poderésteseha conti-
nuadoya siempreen una ampliacióny elevación,cuyarecuperación ya
puede valer sóloaún para lo ulterior y únicamente en procesoexterno
todavía llamativo. Este predominiodel poder que transcurre en tal con-
tinuación se muestra en diversosfenómenosque, así comoson experi-
mentados, recaen en una interpretación con ayuda de la subsistencia
tradicional de conceptosmetafísicos.
Se habla de lo dinámico y se mienta, sin determinar la esenciade
la fuerza más cercanamentey en general, la autoinundaciónde un ras-
go de fuerza soltadoy planteado.
Se nombra lo total y se piensa en la singularidad de la esenciade
poder,el nopodertolerarnadafuerade su esferade acción,quetodavía
desee ser aludido como real.
Se señala lo imperial y se toca el carácter imperativo del poder,al
queresisteel pedir,el tratar o el aguardaruna casualidad;puesal pro-
piopredominio de sí mismopertenecenecesariamente el imperativoso-
metimiento de todo lo que tiene que acudir a su circuito de disposición.
Se mencionalo racional y se toca ese carácter de cálculoen todo lo
conformea imperio,que rodeaal círculocerradode la distribucióny
conducción de fuerzas.
32 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

Se señala lo planetario y se quiere decir que las autorizaciones de


poder no sólo son cada vez en sí totales (referidas a un Estado, un
pueblo), sino que sus límites tan sólo se asientan en las fronteras del
globo terráqueo habitado y de su circuito de disposición (de la atmós-
fera y estratos-fera), lo que al mismo tiempo tiene que decir que el pla-
neta en su totalidad es puesto como conformación de poder y por ello
se hace inevitable el descubrimiento de un adversario planetario.
Sin embargo, todas estas y otras caracterizaciones de la esencia de
19 poder no alcanzan nunca, porque esencialmente no, para reconocer la
maquinación como tal, es decir para concebirla según la historia del ser
[Seyn] como una forma de señorío del ser [Seyn] que se rehúsa y de su
verdad no fundada; pues tal concebir se efectúa sólo en un decidir, tan
sólo a través del cual la maquinación como tal, por una parte y con ello
en general, llega a estar en su desoculta esencia. Iodaesencia de poder
y esencia detentadora de poder es sin embargo en sí un apartarse ante
tales decisiones, cuya singularidad esencial queda por ello justamente
oculta al poder, porque su carácter imperativo ocupa el primer plano,
mas el mando presenta, por cierto, al menos la transmisión y conforma-
ción de una decisionalidad. Desde luego no toda decisionalidad surge de
una decisión; dado el caso, la decisión entonces no requiere ser esencial,
del tipo que en ella la esencia del ser [Seyn] mismo sea puesta en juego.
(Por ello todos los dirigentes se sirven de buena gana de la juventud
conforme a ellos, porque aporta la ignorancia requerida, que garantiza
esa falta de respeto e incapacidad de veneración, que es necesario para
llevar a cabo la planeada destrucción en la apariencia de la nueva mar-
cha y apartándose de todas las decisiones.)
De la experiencia e interpretación sólo de primer plano de la maqui-
nación, en el sentido de las mencionadas caracterizaciones, se origina
una actitud que cree, a través de un simple consentimiento al predomi-
nio del poder liberado en el aumento de violencia, alcanzar y reconocer
lo que es. Se interpreta esa toma de lo real como heroísmo. Pero lo
así nombrado lleva consigo todos los signos de la capitulación frente a
lo presente ante la mano como tal, ante el ente maquinadoramente de-
terminado, es decir, abandonado a sí mismo por el ser. Donde se toma
sólo lo indispensable, no se experimenta antes ya por ello lo necesario.
Este sólo puede ser, sin embargo, experimentado desde el saber de una
indigencia que reina sobre todo el ente, que afecta ala entidad en esen-
cia. El realismo heroico, aparentemente la forma más elevada del sa-
20 ber de y de la actitud con respecto al ente, lleva sólo al más oculto tipo de
apartamiento ante el ser; es un sello expreso del olvido del ser; esto sin
embargo bajo una ventaja de la mirada más aguda para lo que es; y
con ello demuestra públicamente su adecuación al tiempo, en la época
del comienzo del acabamiento de la modernidad.
9. La maquinación 33

Porcierto,todoslosintentosdeunainterpretaciónsegúnla concep-
ción de mundo del irreconocibleenredoen la oculta historia dela épo-
ca, quedansiempreen 1asuperciey resultanun infructuososuple-
mento,esdecir,un suplementoqueno preparaningún origende deci-
siones.Para la meditaciónes,por el contrario, esencialel sabercrecien-
te acercade la esenciadel podery de lo que esesencialmenteecaz en el
propio predominio del poder.
El propiopredominio,quedistinguetodopoder,trae tras de sí res-
pectivamente
un gradoy unaamplitudalcanzados
depoder(elaniqui-
lamientoperteneciente
al podercomoformapreviade1a evastación
esencialde su incondicionalidad);sólo que este abandonarse-a-sí-mis-
mo en cuanto a la respectivafase de poder incluye y ejerceel egoísmo,
perteneciente
al poder,dela anquilosis
incondicional
ensí mismo.Por
ellotambiénotorgatal esenciadepoder,enciertomodopreenviadapor
la maquinación, sólo el esenciarsede ese ser, que es apto para cargar
metafísicamente al hombre como subiectum y conrmarlo continua-
mente ante sí mismo en su derecho;pues allí dondeel poder seexcede
en la violencia se acumulan las apelacionesal derecho",palabra que
sólodenominalo quetienequeserpuestoenel propiopredominio,anti-
cipándose comoexigenciadeampliacióndepodery efectodeviolencia.
La propiabúsquedadetododespliegue depoderdesiemprenuevosy
apropiados adversariosconduceporúltimo,enrazóndela incondiciona-
lidad del poder,a la faseextremade devastacióndel círculode poder
21
sometido,sin límites.Conla fasededevastación,queen aparienciapa-
recemásimportunamente siempreaún comoconstrucción, rendimien-
to, energía,puestaenjuego,y entendidoconformea violencia,tam-
biénes,sealcanzasin embargoun punto enel quela destrucciónse
havueltoimposible.Destrucciónsignicaaquí:llevar a cabounadeni-
tiva perturbacióndelo vigentedesdeuna ya realizadadecisióndeotro
comienzo.Pero devastaciónes el socavamientode toda posibilidad de
comienzo,
enrazóndelplenoenceguecimiento
a travésdelegoísmo
vuelto
incondicionalen desmesura,que tiene que concedercomosu inatacable
adversarioa la meditación,enla forma en que la violencia hace conce-
siones,repudiandolo concedido
enla supuestavanidaddelo ridículoy
débil. Pero aun esta autosalvaciónde la esenciade poder es una conse-
cuenciaesencialdela maquinación,
en la quetodoentey sobretodoel
subiectum es abandonadoala carenciade fundamento de verdad del
ser [Seyn] olvidado.
El predominiode la maquinaciónse muestradel modomásagudo

b. Lo que aquí todavíasignica justicación del poder.


34 II. El saltoprevioa la singularidaddelser[Seyn]

dondeseapoderatambiéndelpensary organizamaquinadoramente
el
pensarde la entidad del ente, de modoque el ser mismoesconvertidoen
lo quesehacea sí mismo:organizay erige.Condiciónpreviadeelloes,
en primer lugar, la interpretación del ser comoobjetividad [Objektivi-
tdt] del objeto[Objekt],comoobjetividad efectiva[Gegenstündlichkeit]
del objetoefectivo[Gegenstand].* La objetividadefectiva[Gegenstán-
dlichkeit]escon-stituiday estaconstituciónpor suparteesreubica-
da en una auto-constitucióndelsujeto,esdecirdel pensar.De este
modoel ser es concebidoconstitutivamentecomodevenir; pero
puestoque la forma del devenir es el tiempo, resulta en estecamino
maquinador de interpretación del ser una evidente conexión entre ser
y tiempo caminosdel pensar,quenadacomúnpuedentenerconlo
quebajoel título Sery tiempoesinterrogadoinicialmente,perotam-
bién caminosquenadapuedensospechar deaquelloquelos ha predo-
minado: del ser comomaquinación, que fuerza a que también aun el
22 pensar de su esenciasea de su tipo, lo que tiene por consecuenciaun
estadoqueniegaa estepensar,esdecira la metafísica,la posibilidadde
dar algtmavezconla verdaddel ser[Seyn]aun sólocomoalgopregun-
table.
No menoscareceel pensarenraizadoen la metafísica,sin embargo
aparentementeen sí natural y habitual, de toda posibilidad de pensar
hacia fuera a la pregunta por el ser, porque en una medida aun más
groserahacea la maquinaciónfamiliar en el ente.En el camposin ba-
rreras de la maquinación,en mediodel procurar diario, sedifunden sólo
objetivoy mediocomopoderesestructurales;estode tal modoque
todoslos objetivosy lo que pretendidamentees re-presentadocomotal
senivelana medios.Losmedios,en verdad,encuentranen lo procedi-
mentaldela mediaciónsuúnicaley.Mediansólola mediacióncomotal,
la pura autorizacióndelpoder,el cualseenredaa sí mismoenla gura
dela meraautorización.Metassehacensuperuasbajola presiónde
eciencia del puro procesode autorización de poder.
La luchaentreréplicay contienda
esel aclarante
acaecer-apropia-
dor,en el queel diosensombrece
a la tierra en su cierrey el hombre
produceel mundo,desdeel que el mundoaguardaal diosy la tierra
acoge al hombre. Este claro libera todo esenciarse de lo acaecido a1
a-bismodel evento-apropiador.Pero ésteel pensarnombra en él a1ser
[Seyn] no reina sobrelo acaecidocomoun más allá, ni abarca comoel
Vacíoindeterminadosóloal tododel ente,sinoesel entretanto,quean-

* En loscasosenqueHeideggerdistingueObjektivitátdeGegenstándlichkeit,traduci-
mosel primertérminoporobjetividad
y el segundo
porobjetividad
efectiva,
índicándo-
los entre corchetes. [N de la T.]
9. La maquinación 35

tes desplegado en las extensiones de lo que se extasía (del espacio-de


juego-temporal),tiene que ser fundado por el hombre comoel ahí, en
cuya fundación tan sólo el hombre encuentra su otra esencia, de la que
le surgen competencia y derecho: el ser-ahí.
El ser-ahí es la asunción de la indigencia de una fundación de la
verdad del ser [Seyn], es un comienzo de la historia sin historiograa.
Preparar la disposición a tal asunción en la gura de un saber del ser
[Seyn] se llama meditación en la vía del pensar; porque el pensar inte-
rroga la verdad del ser[Seyn] en el decir sin imagen de la palabra. Pero
23
la palabra esla voz de la lucha entre réplica y contienda,entonadades-
de el evento, predisponiendo al claro y acordada* al abismo del ser [Seyn].
Conforme con el contrajuego del acaecimiento es cada palabra esencial
(cada sentencia) plurisignicativa. Pero tal plurisignicancia no conoce
lo discrecional de lo desenfrenado, permanece engastada en el reino de
la singularidad del ser [Seyn]. Porqueen la palabra y comopalabra el
ser [Seyn] se esencia,toda dialéctica de proposicionesy conceptos
se mueve en lo siempre objetivo e impide todo paso a la meditación.
Pero ésta, procediendo de la superación de la metafísica, tiene por
cierto que rozar por todaspartes lo vigente y no puedecomoteoría, ni
como sistema, ni aun como exhortación y edicación, anquilosarse
en lo acabado de una presentación utilizable. La competencia y rigurosi-
dad de este pensar, frente a todo abuso del opinar y toda dejadez del
decir, tienen su arraigo y ramicación en la esencia de la verdad del ser
[Seyn] que, libre de todo poder de lo ecaz y no forzada a la impotencia
de lo sólo representado, tiene que fundarse en el ninguna parte y nunca
del ente, hacia el lugar sin sitio y hacia el tiempo libre de horas de la
lucha del acaecimiento, en lo que los acaecidos se llamen a su esencia,
cuyollamado esencialdel ser[Seyn] se disponecomola palabra y deter-
mina el pensar del ser [Seyn] al decir.
La preparaciónde esaúnica decisiónsólopuede ser realizada en el
salto previo a su decisionalidad adecuada, que historiográcamente
calculada- no es aún rea , visible, ecaz, no obstante ha asumido la
historia del otro comienzo como historia del esenciarse de la verdad del
ser [Seyn].
Por ello, esa decisión nunca es una crítica historiográca, que debie-
ra permanecer cada vez en su época. La decisión se prepara como medi-

* Heideggeremplea-comoen muchosotros casos-una familia de palabrasen torno del


verboraíz stimmen,quetraducimospor disponer,para desplegarun contextode senti-
do desde esta base y en sus diferentes matices: Stimme, voz; angestimmt, entonada;
durchstimmend, predisponiendo; abgestimmt, acordada. [N. de la T.]
36 II. El salto previo a. la sirgularidad del ser [Seyn]

tación sobre la esencia dela época, que consiste en el acabamiento de la


modernidad. Este acabamiento es el pasaje del o bien al o bien del otro
24 comienzo. La preparación de la decisión se encuentra en tránsito y per-
manece sin embargo no afectada por el ya-ya de una indecisión. El trán-
sito es llevado y sostenido claramente a través del saber acerca de la
esencia del acabamiento de la época metafísica y a través del único inte-
rrogar ala verdad del ser [Seyn], que permanece negado a toda meta-
sica. La meditación, como la unidad originaria, forzada y retenida por la
decisión, de ese saber histórico y de este interrogar, sólo prepara la deci-
sión. Esta misma es no sólo ella misma histórica, sino el fundamento del
cambio esencial dela historia liberada de toda historiografía, en el sen-
tido del acaecimiento de esa lucha más allá de las guerras y actos de paz
maquinadores. Esa decisión no es apreciada como acto de hombres
singulares, es el golpe del ser [Seyn] mismo, a través del cual la maqui-
nación del ente y el hombre como animal historiográco son separados
del abismo del ser [Seyn] y dejados a la propia falta de origen. Por ello
preparación de la decisión no signica inicio de esta misma, como si
fuera una y todavía una posible haceduría del hombre. Sólo es prepara-
do el espacio-de juego-temporal, en el que tiene que acaecer histórica-
mente el cambio esencial (no una mera crianza más elevada o diferente)
del animal rationale. Para esta preparación la meditación pensante tie-
ne que saberse también sólo como una acción, tal vez la más amplia-
mente prepensante y por ello incluirse a sí misma en la más aguda me-
ditación como automeditación inicial de la losoa. Mas la sentencia
pensante no puede devenir la verdadera palabra esencial ésta requiere
al poeta, que tiene que crecer del tronco cuyo género Hólderlin ha fun-
dado (Como en un día de esta).
Pero la meditación pensante sobre todo debe concebir la esencia del
acabamiento de la modernidad y dejar detrás de sí todo pensar que ten-
ga que permanecer tributario de la metafísica incluso donde aparente-
mente la niega, a partir de la opinión de haberse hecho señor de ella a
través de un no preguntar más. Pero 1a metasica y ello dice aquí
25 siempre: el señorío infundado en su Verdad del ser determinado a partir
del pensar como representar- es superada sólo a través de un preguntar
más inicial de su pregunta más propia y repuesta con ello en su plena
necesidad histórica.
Pregimtar más inicialmente signica por una parte: elevar lo que
quedó esencialmente impregtmtado (la verdad del ser [ Seyn], no del ente)
como ser [Seyn] de la verdad a lo más cuestionable; preguntar más ini-
cialmente signica por otra: saltar a la hasta ahora oculta historia del
ser [Seyn] y con ello concebir la historia misma en totalidad más esen-
cialmente que todo tipo de historiografía. Por ello la meditación requie-
re un saber de la esencia de su época, es decir, de esa época que ya ha
10. El acabamiento de la modernidad 37

abandonadoy que tiene que abandonaren el instante en que comienza


su acabamiento (cf. 10. El acabamiento dela modernidad).
Cf. el in-terrogar a la verdad del ser [Seyn], que hasta como pregun-
ta nunca conducea una respuesta, sino sólo se entrega a 1avoz de la
calma a la respuesta que se dispone a partir del ser [Seyn] comosu
esenciarse.

10. El acabamiento de la modernidad*

El acabamiento de la modernidad es al mismo tiempo el acabamiento de


la historia metafísica lleVada por la metafísica inexpresa y expresa-
de Occidente.Conmás precisión:el acabamientode la metafísicadeter-
mina y lleva el comienzodel acabamientode la modernidad.
Acabamientoquiere decir aquí el ilimitado y por ello no enredado
apoderamientosimple dela esenciade la época.Por ello el acabamiento
no esel meroagregadodeun períodotodavía faltante y por ello tampoco 26
el transcurso de lo en el fondo ya conocido. El acabamiento trae más
bien lo extraño último y sumo en medio de la época, que no cesa con él,
sino inicia el señorío esencial. E1 acabamiento de la época metafísica
eleva el ser en el sentido de la maquinación a un tal señorío, que en
éste el ser en verdad es olvidado y no obstante el ente de tal esencia es
emprendidocomolo único, llevado a la representacióny producciónin-
condicionalmenteseguras.Tal organizablerepresentatividad y produc-
tividad decide sobre lo que es admitido como siendo, desechado como no
siendo. Lo hacible del ente que todo lo hace y determina es la maquina-
ción,que predeterminatambién la esenciade su ecacia y da a 1areali-
dad su único sentido. Lo ecaz como tal no es calculado según objeti-
vos cortamente metidos de un ente, sino consiste sólo en el modo de
obtenciónde la maquinación misma (del ser). La maquinaciónreina al
mismo tiempo comoel fundamentono conocidoen su esenciay también
irreconociblepara toda metafísica de la interpretación de lo real como
voluntad de poder.Y su esenciaconsisteen el necesarioy por ello no
suspendiblepredominio de todo poder,predominio que pre-exigepara
su esencialo hacible de la maquinación,no acasotan sólolo tiene como
consecuencia.Planeamiento, cálculo, organización, crianza, exige el ente
asíllegadoa señoríoy conello el sí al devenir,no conla intenciónde
progresohacia una meta e ideal, sino por el mismo devenir; pues esto

* Cf. Die Begiiindung desneuzeitlichenWeltbildesdurch die Metaphysik,junio de 1938


(versiónimpresabajoel título Die Zeit desWeltbildes),enHolzwege,en Gesamtausgabe,
tomo 5, ed. por F.-W.von Hemnann, Francfort, 1977,pp. 75-113.
38 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

ejerce el predominio, dado que sólo en él todo poder puede mantenerse.


Pero el devenir es antes exigido en esencia a través de la maquinación
misma, porque ésta procede de la esencia del ser como presenciarse y
estabilidad. Ser es devenir a través de ello el ser no es negado, por el
contrario le es prestada a su esenciainicial (CDÚOlCióísot oúoia), a
través de la entidad como maquinación, la realización esencial trazada
a través de la ausencia de la fundación de Verdad (cf. infra, pp. 87 y ss.,
27
101 y ss.). La aparente primacía del devenir sobre el ser es sólo la
autoautorización de lo hacible para la estabilidad de su incondicional
presenciarse, con ello la acabada autorización del devenir al ser. Todo
anquilosamiento del pensar en el devenir contra (en supuesta adversi-
dad para con) el ser no sabe lo que piensa y es el signo de un no dominio
de la metafísica. La metafísica de Hegel y Nietzsche en sí correspon-
dientes como izquierda y derecha en medio del acabamiento de la meta-
física occidental realizan esa interpretación del ente como tal en totali-
dad, que en el interior de la metasica ya no puede ser peraltada y subfun-
dada, tampoco en lo que constituye el lugar de ambos pensadores: para
Hegel la razón absoluta, para Nietzsche el cuerpo para ambos el
animal racional absoluto. El acabamiento de la época metafísica libe-
ra el ser a la esencia de la maquinación; pero el hombre (el no reconoci-
do Custodio de la verdad del ser) se acaba ante todo como depreciador de
esa verdad en el modo de un desprecio, al que le tiene por cierto que
permanecer desconocidoaquello junto a lo cual pasa. El animal racional
ha devenido sujeto y ha desarrollado la razón como historiografía, cuya
esencia coincide con la de la técnica. El hombre de la modernidad acaba-
da es el animal historiográco, al que el ente en totalidad aparece como
la vida y cuyo propio accionar ha elevado a deseable desde su acciona-
miento como la vivencia.
Los únicos que se dirigen al acabamiento de la modernidad y se dig-
nan en considerar despliegues de la última metafísica occidental la de
Nietzsche son la metasica de la historia del cesarismo de O. Spengler
y la metafísica del trabajador de E. Jünger. Aquél piensa a partir del
hombre como animal de presa y ve el acabamiento que acaecey el n
en el señorío de los césares, para con el que la masa organizada a
través de economía, técnica y guerras mundiales se ha vuelto servicial;
éste piensa planetariamente la gura del trabajador (no económica,
28 no social, no políticamente), en la que la humanidad moderna deviene
miembro integrante de la construcción orgánica del ente en totalidad.
No obstante, ambos no pueden ser jados en los nombres César y tra-
bajador, que en la dirección del gran singular y en el sentido de una
especiebuscarían respectivamente captar la esencia del ultrahombre,
es decir del desde ahora animal constatado.
(Perotales referenciasformales a caminosrealmente cumplidosdel
10. El acabamiento de la modernidad 39

pensar acortan siempre y dislocan. Sólo quieren decir que aquí es com-
batida una lucha por posiciones y lugares, la cual despliega su fuerza de
desarrollo sólo en la no pública confrontación con ella. Spengler y Jün-
ger piensan de manera radicalmente diferente aunque procediendo de
la misma raíz metasica. El modo en que ellos inuyen públicamente
y son rechazados, es decir empleados y hechos inofensivos, es inesencial
y efecto de una psicología historiográca retrasada. El mero pesimismo
de ocaso de Spengler y el mero dinamismo en J ünger son cada vez sólo
primeros planos en el circuito de sellamientos no pensantes requeridos
públicamente.)
En ambos caminos del despliegue de la metafísica de Nietzsche, el
ente en totalidad es pensado maquinadoramente y el hombre determi-
nado como ejecutor de la maquinación desde el esencial entrelace con
ella. Por ello el hombre, como masa articulada y miembro singular de
tal articulación, es siempre al mismo tiempo el poderoso y el indiferen-
te, el conductor sobre todo y el fundido. Por ello la última palabra que
nombra aquello en que se cruzan el ente en totalidad y el hombre se
llama destino. El pensar guerrero mundial, desde la suma voluntad
de poder del animal de presa y desde la incondicionalidad del armamen-
to, es respectivamente el signo del acabamiento de la época metasica.
Guerras mundiales como también paces mundiales (en el doble sentido
judeo-cristiano) signican actos maquinadores que se corresponden, que
en esta época ya no pueden ser medios para cualquier objetivo y meta 29
pero tampoco ellos mismos objetos y metas, sino incluso aquello en que
lo real y ente tiene que acabarse, cuya fuerza y distinción consiste en el
olvido del ser (cf. VII. El ser [Seyn] y el hombre; cf. 63. La técnica).
La invocación del destino contiene la rendición de armas del olvido
del ser del ente ante éste y es al mismo tiempo la vacía victoria del
heroísmo vuelto indeciso del hombre como subiectum. La apelación al
destino es sólo el reverso de la concepción historiográca de la historia
de su continua explicación desde respectivas causas y objetivos enti-
tativos y deseados como tales.
El sí al destino es el expediente en la falta de salida de la metafísi-
ca, que se agota en todos sus posibles giros e inversiones y con ello se ha
enredado enteramente en sí misma. Donde la apelación a un dios enti-
tativo (el judeo-cristiano y sus variedades racionales de providencia y
semejantes) es abandonada desde una postura de honradez, donde al
mismo tiempo la retirada al hombre y su magnicencia creadora han
perdidosu encanto,dondesóloaún el accionardel mundo en su domi-
nabilidad o-frece un arranque y sin embargo no presta, sino al mismo
tiempo exigeayudasen el hombre y su afán de vivencia, y en dios y
sus consuelos, puesto que dios, mundo, hombre el ente en totalidad
triplemente articulado- yerran sin fundamento comoámbitos de huida
40 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

de la metasica en la infundada verdad del ser [Seyn] un vértigo del


hombre entre amenaza y aseguramiento o bien la plena indiferencia.

30 11. El arte en la época de acabamiento de la modernidad *

El arte acaba en esta época su esencia metasica vigente. El signo de


elloesla desaparición
dela obradearte,aunquenodelarte.Éstedevie-
ne un modo de acabamiento de la maquinación en el construir a fondo
del ente para la disponibilidad incondicionalmente segura de lo organi-
zado. Lo creado se reubica, de otro modo que hasta ahora, completamen-
te en el ente 1a naturaleza y el mundo público; y ello no como un
componente sino como una forma esencial de obtención de su maquina-
ción: carreteras, hangares y aeródromos, gigantescos trampolínes, cen-
trales eléctricas y embalses, edicios fabriles e instalaciones fortica-
das. La naturaleza se transforma conforme a estas instalaciones, se
traslada enteramente a éstas y aparece sólo en ellas y retenida en su
horizonte; se torna bella con estas instalaciones y a través de ellas y a
su modo. La belleza permanece aun, también ahora según el carácter
metafisico del arte, que se realiza completamente en el acabamiento» la
determinación fundamental. Bello es lo que agrada y tiene que agradar
a la esencia de poder del animal de presa hombre; pero detrás de la
determinación mdamental se oculta ya su esencia transitoria, en tan-
to en el desaparecer de 1a obra a favor de la pura maquinación se cum-
ple una consolidación del pleno abandono del ser del ente. Por ello cae
toda posibilidad de buscar aquí, además, un sentido de este arte que
pudiera reinar aun detrás o sobre sus creaciones. El arte se con-
vierte de nuevo pero no en mera reincidencia sino en el acabamiento-
en TÉxvn,en la gura por cierto de la técnica e historiografía modernas.
Es una organización de la incondicional entrega de lo hacible del ente
en la gura de su ajustabilidad a la maquinación, es decir, a su compla-
cencia.
31 Los géneros artísticos vigentes se disuelven y subsisten aún sólo se-
gún el título o como distritos ocupacionales apartados, irreales, de ro-
mánticos demasiado tardíos y sin futuro, por ejemplo, la confección de
poemas y dramas; de las correspondientes obras musicales; de pin-
turas y esculturas. Lo que el arte produce no son tales obras, y de
ningún modo obras en sentido conforme a la historia del ser [Seyn], que

* Cf. ÜberlegungenVIII, 64 y ss.,89 y ss., en ÜberlegungenB., en Gesamtausgabe,tomo


95.
11. El arte en la época.de acabamiento de la modernidad 41

funden [stiften] * un claro del ser [Seyn], ser en el cual tan sólo pudiera
fundarse [gründen] el ente. Las producciones son instalaciones (for-
mas de organización del ente); poesías son manifestaciones, procla-
maciones en el sentido de pregones de lo ya ente a lo público normativo,
asegurador de todo. Palabra, sonido e imagen son medios de la articula-
ción y movimiento, animación y concentración de las masas, en breve de
la organización; fotograa y cine no pueden ser comparados con las
obras de arte historiográcamente conocidas, ni ser medidos por ellas,
tienen su propia ley de medida en la esencia del arte metasicamente
acabada como una organización de lo hacible del ente que todo lo hace y
conforma. Fotograa como establecimiento público de la conducta so-
cial pública nueva, de la moda, de los gestos, del vivenciar de las
propias vivencias. Cursi [kitschig] son no los lmes sino lo que ellos
como consecuencia de la maquinación del vivenciar tienen para ofrecer
y difundir como vivencialmente valioso. Con el desaparecer maquinado-
ramente necesario de las obras de arte de esencia vigente, la cursilería
procedente de su imitación pierde su contrasostén y se vuelve indepen-
diente y como tal ya no más experimentable. Kitsch no es arte malo
sino la mejor capacidad, pero de lo vacío y de la inesencia, lo que luego,
para asegurarse aún un signicado, apela a la propaganda pública de
su carácter simbólico.
Pero es inadecuado no sólo el comparar historiográco con lo subsis-
tente, de nuevo historiográcamente conservado, sino en general todo
apoyo en los valores de lo historiográcamente tradicional. Esto asi-
mismo puede regir sólo como materia de aprendizaje y estímulo para el 32
arte acabado, en el sentido de un historicismo confuso y no compro-
metido. Que en las conformaciones artísticas todo lo precedente hoy
sea reencontrado tiene su fundamento no en la carencia de un estilo
propio, sino que el estilo propio de la época maquinadora reside justa-
mente en este asumir ya no ligado de todo lo apropiado a la organización
de la vida masiva pública, que lo mismo que toda otra comunidad tiene
sus individuos y personalidades. De allí la creciente calidad del
arte industrial, que se encuentra con el tacto seguro, procedente de la
primacía de la técnica, de la formación de todo lo instalacional y organi-
zativo. El historicismo ya no es ahora, como su forma precedente en el
siglo XIX, un experimentar que se pierde de posibilidades cualesquiera
de la historia objetivada sin atadura, sino que está antes sujeto a lo
maquinador de todo ente y recibe tan sólo a través de éste su propio

* Aquí fundar traduce a stien en el sentido de instituir, por lo que es indicado entre
corchetes para distinguírlo de gründen, también traducible por fundar. (N. de la T.]
42 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

acabamiento ya ligado. El museo ahora ya no es el lugar del almacena-


miento de lo pasado, sino de la exposición convocante, instructiva y con
ello vinculante de lo planeado. Esto en el sentido amplio de la organi-
zación de la tierra no es simplemente planeado y llevado a cabo en
partes y pasos singulares, en diferentes sitios, sino que conforme a la
esencia del planeamiento es previamente planeado desde la totalidad y
esto planeado hecho antes y al mismo tiempo accesible y expuesto; ma-
nifestación de poder, despliegue de números, de la extensión del largo,
del ancho y la altura. La exposición signica: que lo mostrado en lo esen-
cial ya ha sido sujetado.
Las producciones del arte tienen sin excepción el carácter de la ins
talación, de un dis-positivo organizado sobre el exceder planeador y
hacible, del ente por dominar, dispositivo que por su parte no debe nun-
ca destacarse como tal sino insertarse orgánicamente en el paisaje,
33 en las necesidades y medidas públicas; en ello aquello hacia lo que las
producciones se insertan es visto según la esencia maquinadora de és-
tas, es decir, el paisaje ha sido visto de antemanotécnicamente? de
modo que las creaciones técnicas también concuerdan luego con él.
(Suplemento: campo y habitantes del valle, montaña y aguas no son
vistos técnicamente, como si sólo debiera, lo que de no ser así perma-
necería paisaje, ser hecho técnicamente utilizable. El ente ya no es para
nada admitido como paisaje y de él no se apodera tampoco una mera
técnica, sino el aseguramiento y orden maquinador del ente en totali-
dad determina por anticipado lo creado a la instalación, a aquello que
en el ente se instala y pone y de este modo se establece * sobre el asegu-
ramiento de las organizaciones como erección de un aseguramiento. La
disposición fundamental de la organización-de instalación es la de au-
mento de poder en una fácil discreción del cálculo. Origen de la instala-
ción desde lo hacible (cf. supra, p. 30).
Al carácter-de instalación de las producciones corresponde el tipo
del representar de las mismas y el trato con ellas: dominio, incorpora-
ción y ésta comovivencia, la formaciónvivencial, es decir, el adies-
tramiento a tomar y valorar cada cosa enteramente sólo desde la (ella
misma oculta e inconcebible) esencia maquinadora del ente, quiere de-
cir: no buscar nada más detrás y por encima del ente, pero tampoco
experimentar un vacío, sino encontrar y buscar exclusiva y máxima-

a. Pensado estrictamente no es aún un paisaje visible, ni una técnica que se está for-
mando.
* Heidegger utiliza una familia de palabras a partir del verbo raíz legen, poner, marcada
por la separaciónde prejos, que despliegaun contextode sentido:Anlagey an-legen,
que traducimos por instalación e instalar, establecer, ein-legen, poner-en. (N. de la T.]
11. El arte en la épocade acabamiento de la modernidad 43

mente en la realización de la maquinación lo vi-venciable, lo incluible


en la propia vida masiva y exigir tal cosacomolo único valedero y
asegurador.
Instalación y formación vivencial pertenecena la esenciade la segu-
ridad maquinadora del ente en totalidad y a la protecciónincluida del
hombre. Pero esta esenciametafísica del arte que se acaba de ninguna
manera requiere ser al mismo tiempo concebida;por el contrario: con- 34
forme al abandonodel ser del ente coorganizadopor el arte, el olvidodel
serdelhombretomaporsumedidalo ilimitado.Lo queaquíen la época
del acabamiento acaecepropiamente, es decir, concebidoa partir del
ser[Seyn], segúnla historia del ser[Seyn], tiene que ser no sóloocultado
sinodisimulado.La atenciónexpresaal arte y el ocuparseen él (hasta el
emprendimiento de la historiografía del arte) se moverá en todas otras
categorías delpensar,a saberen aquellasquesonexigidasa travésde
la primacíadel hombrecomosubiectum,a travésde la interpretación
del enteen totalidady del hombrecomovida; el arte rige comoex-
presión de la vida y será luego valorado según hasta qué punto lo
logra; dondelo que es vida es coplanteadopor el tipo de producciones
artísticas (porejemplola masculinidaddel varónen músculos
gigan-
tescos y órganos sexuales, en rostros vacíos, sólo ansiosos de brutali-
dad). Pero la interpretación del arte comoexpresión indica al mismo
tiempo que (aunque interpretado todavía historiográcamente segúnel
carácter de obra y el posibilitamíento de goce)tiene que satisfacer a la
esenciade la instalación, cuya apropiación,comoadecuada,sólopuede
resultar a través de una formaciónvivencial.La historiografíacomo
cienciaha recibidoa través de ello un nuevo horizonte de interpreta-
ción, no creado a través de ella misma, que le asegura por fuera de un
lapso correspondientelas posibilidades hasta ahora no utilizadas de
nuevosconocimientos y conello ante suscontemporáneossimpatizan-
teslosmediosigualmentesegurosde pruebade su superioridad y de
un nuevo despertar y conello la oportunidad de una protecciónde su
indispensabilidad.
(Pero en esta indispensabilidadla ciencia devino algo completamen-
te diferente de lo que podía suponer y alguna vez le fuera permitido:
ninguna fundacióny ningún caminofundante de un saberesencial,sino
una organizacióntécnica de formaciónpara 1aseguridadvivencial ante
lo maquinador; por ello las formas de emprendimiento de la ciencia 35
moderna acabada serán desplegadasdel modo más puro dondeles sea
permitido trabajar conlos ilimitados mediosdel organizar y re-presen-
tar: las universidades son según cada direcciónformas provisionales
de formacióna diferencia de los establecimientosde investigacióne ins-
talacionesy de las escuelassuperiores
de instrucciónde todotipo.)
El arte devienede este modoel desplegaradecuadode las formas de
44 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

representacióny produccióndel ente maquinador;es adecuadode modo


que precisamentetal desplieguede las formasdepro-ducciónqueperma-
necenplenamenteen lo servicial delimita el estadode cosasy admite
comopertinente sólolo planeablemaquinadoramente.El arte es la or-
ganización
delasinstalaciones
delo hacibledelente;porelloanticipada-
mente sin decisión. El arte asume en igualdad esencial con la técnica y la
historiograa la organizacióndel ente,cuyoserha sidodecididopor anti-
cipadocomomaquinación,por lo cual al arte no puedeincumbir deningu-
na manera un espaciodejuego de decisión,una decisionalidad.Es dicil
ver esta esencia del arte en el horizonte del comparar historiográco de la
historiografía del arte y aun más dicil sin embargopermanecedivisar
en él el acabamiento de la esencia metafísica del arte.
(Por el contrario, el planteo esencialdel arte comoponer-enobra-de
la verdad (del ser [Seyn] signica un salto previo a otra historia y sólo
abusivamentesepuedeinterpretar desdeaquí la historia del arte meta-
sico; en tanto en este arte también es congurado el ser del ente, la
esenciadel arte segúnla historia del ser[Seyn] puedeser interpretada
en primer lugar desdeel recuerdohistórico, en lo que tampocoesta in-
terpretación piensa ya metafísicamente,sino segúnla historia del ser
[Seyn]) (cf. Conferenciassobreel origen de la obra de arte).*
36 El conceptode Nietzschedel arte comostimulans de la vida desig-
na una posición intermedia particular entre la obrade arte estética,
metafísica y la acabadaconsolidaciónesencialdel arte comomodo de
organizaciónde la maquinacióny quedapor ello enteramenteen ámbito
metafísico,por cierto de modonietzscheanocomoinversión del p1atonis-
mo.Aun la interpretación del arte de Nietzscherepercutehoy groseray
más namente en el planeamiento del arte, de modo que para éste se
encuentra en procuración lo masivo de la vida.
El auténtico arte moderno, que tuvo que crecer todavía por encima de
1oque Hegel podía ver comoarte y de lo que el siglo XIX intentaba, se
distingue por el carácterde instalación que penetra al ente, de creacio-
nesqueya propiamente
nosalen.Juntoa elloseda,y enpartedeseado
y promovidodesdeel mismo espíritu, una continuaciónhistoriográca
del emprendimientoartístico del sigloXIX,queesevaluadodesdeel punto
de vista político-cultural, pero permaneceirreal y sólo un signo de un
historicismo tornasolado en todos sus posibles colores. Y además corre
al lado o se esconde un cultivar y gozar estético-de gusto seguro de las
tradiciones historiográcas del arte occidental,en su mayoría apoyados
y acompañados
a travésdela difusióncultadeltrabajodehistoriografía
del arte.

* Der Ursprung desKunstwerkes,en Holzwege,Gesamtausgabe,


tomo 5, pp. 1-74.
11. El arte en la época de acabamiento de la modernidad 45

Por el contrario, una meditación sobreel arte no puede ser buscada


en todo ello, porquetal meditaciónya no puededebatir una direccióny
tipo de arte tradicional y de sus posibilidades,sino tiene que poner a
decisión un cambio de la esencia del arte, pero ello además sólo desde
la decisiónmdamental sobreel dominio del ente maquinador y la fun-
dación de la verdad del ser [Seyn].
Tal meditación decisional sobre el arte se encuentra fuera de toda
teoría del arte, por lo cual la superación de la estética sólo puede perma-
necer como una tarea incidental, además fácilmente malinterpretable,
puesto que lleva al pensamiento de sólo variar y cambiar la estética a
través de otra consideración. Tampoco se trata de acentuar la obra en 37
sf frente al artista y a1que acogey las circunstanciashistóricas y el
contexto de efectos que condicionan a ambos; pues tampoco este acen-
tuamiento requiere salir del arte experimentadometasicamente; la
obra es tomada en ello sólo como objeto.
La pregunta por la obra segúnla historia del ser [Seyn] tiene sin
embargo todo otro sentido, en tanto éste es visto en su esencia junto con
el ser[Seyn]mismoy la fundaciónde su verdad.La obra misma cumple
ahora la tarea esencialde desplegarconjuntamenteesadecisiónpor el
ser [Seyn].
La obra no esobjetosim-bólico,*ni instalación de la organizacióndel
ente,sino claro del ser[Seyn] comotal, claro que contienela decisiónpor
otra esencia del hombre. El arte tiene ahora carácter de ser-ahí; sale de
todas las gestiones por cultura, no pertenece al hombre realizadora ni
apropiadoramente, es un sitio de decisión de singulares insólitos; la obra
es la reunión de la más pura soledadsobreel abismodel ser [Seyn]; el
crear no es tocado por la gloria ni por la falta de atención; permanece
según la esencia sustraída a lo público como al juego privado y perte-
nece únicamente ala instancia en el ocaso, que sólo puede devenir his-
toria esencial adecuada, que deja detrás de sí un claro del ser [Seyn]. La
plena falta de referenciade la obra al ente y a sus habituales organiza-
ciones garantiza en sí una correspondencia con el creador, que no enlaza
a éste biográcamente con la obra, sino que arroja su ser-ahí como
víctima a1 abismo. Pero tampoco la víctima puede ya volverse obje-
to de un duelo o veneración, porque un tal recuerdo recaería aún en un
espiritualizado emprendimiento cultural y volvería a ser una antropolo-
gización del arte. La esencia de la. víctima, cuyo nombre permanece
demasiado fácilmente malinterpretable desde lo tradicional, consiste en

* Sim-bélico traduce aquí al original sinn-bildlicher, de diferente composición, que el


autor escribe separando las palabras integrantes, una de ellas Sinn, sentido, involucrado
de diferente manera en ambos planteos a los que hace referencia. IN. de la T.]
46 II. El salio previo a la singularidad del ser [Seyn]

38 la instancia silenciosade dejar una espera de la verdad del ser [Seyn],


como lo cual tiene por la más propia esencia la lucha entre réplica y
contienda De allí que sólosea obra 1oque pone a decisiónla esenciade
los diosesy del hombre entre el alternativo llamado de tierra y mundo
en su esencia. Lo que no deja reinar en torno de sí el circuito de tal
disposicióna 1a decisiónpuede servir aún al entretenimiento (aparta-
miento del aburrimiento), puede destacarse como pregón y conrma-
ciónde presenteante la mano,debedejarsesubrayar comoobjetode
un círculo de admiración, pero en ninguna parte ni nunca es obra. Los
criterios del arte venidero no son tomables del arte metafísico tradi-
cional,tampococuandose pudierabuscarlosen algoclásico y elevar
esto por encima de sí.
(Por ello toda enseñanza historiográca sobre el arte tradicional y
actual ya se ha sustraído también a toda decisión,si no osa abrir cami-
nos a la meditación ante toda y cada mediacióncognoscitiva.Puestoque
tal cosapermaneceimposibleal interior de un emprendimiento cientí-
co,porque aquí se ha vuelto desconocidoel saber de lo esencial,a partir
de las cienciashistoriográcas del espíritu es imposible todo impulso a
la meditación.)
Pero dondeemerge una apariencia de meditación, se deja pronto en-
trever lo que allí se pretende. Por una parte entra en 1opúblicoun aná-
lisis de la situación (situation), por otra parte el planeamiento de lo
venidero intenta crear una seguridad. Análisis (analítica) y planea-
miento (construcción) se exigen alternativamente, aquél en la mayo-
ría de los casos no sólo introduce a éste sino instruye, y éste determina
ya los caminosde aquél. El pensar analítico-constructivocorresponde
en su decisionalidad enteramente al ilimitado poder de la maquinación;
muestra en todoslos ámbitos de las aspiracionesy procedereshumanos
39 la misma uniformidad y determina el estilo de la apariencia de decisio-
nalidad, que es enteramente alimentada desdela carencia de decisión;
peroéstaseconsolida
más másen esepresupuesto, desdeel quese
amplía el predominio ilimitado de poder como la pura realidad de lo
eciente. Lo que en ello se logra en resistencia desde los ámbitos del
optimismo cultural liberal permanece inesencial, aun cuando a veces
pudiera apuntar éxito; comoresistencia y mera resistencia se hunde
en lo tradicional y se enreda en una creciente dependenciaconrespecto
a las necesidades históricas, a las cuales, aunque en esencia ya vana-
mente, intenta todavía eludir. (El dominio judeo-cristiano ejerce en ello,
conforme a su modo, un doble juego y está al mismo tiempo del lado de

+[Sic]
11. El arte en la época de acabamiento de la modernidad 47

la dictadura del proletariado y del lado de la diligencia cultural demo-


crático-liberal; este doble juego encubre todavía por un tiempo el ya exis-
tente desarraigo e impotencia para decisiones esenciales.)
Por de pronto puede, desde luego, la apariencia de realizarse aquí
una meditación o también sólo salvación, obtener todavía aquí y allá
efectos, aunque sólo en la dirección en que la esencia de la meditación
propiamente histórica de Occidente es incomprendida y cuando sospe-
chada, entonces alterada y mal conducida.
Que el acabamiento de la modernidad sea verdaderamente el aca-
bamiento de la historia metafísica de Occidente y a una con ello prepare
la suprema decisión (cf. 8. Acerca de la meditación), lo que sólo para la
meditación tiene la fuerza histórica vinculante, se maniesta del modo
más simple en el movimiento histórico de la época que se inicia: se fun-
da en la distinción de ser y ente preformada por la metafísica en diver-
sas guras. Del ente se apodera la maquinación y sienta el olvido del ser
en derecho ilimitado. Invocan al ser (ideales y valores) los emprendi-
mientos culturales tradicionales (de tipo judeo-cristiano, clásicamen-
te formado, occidental-democrático y americano). Maquinación y em-
prendimiento cultural oponen el ente y el ser en extrema exageración 40
como lo normativo y al mismo tiempo respectivamente ponen atención y
cuidado para con lo diferenciado de ellos. La maquinación del ente se
monta el emprendimiento cultural como medio de poder en sus plani-
caciones. De igual modo el optimismo cultural democrático se atribuye
la salvación y liberación de las masas y utiliza y promueve la técnica en
todas sus adquisiciones. La época que se inicia deviene históricamen-
te ilimitada autorización, que alternativamente se facilita, de lo metaf-
sicamente diferenciado: del ente y del ser; y para esta autorización es
esencial que para realizar su propia esencia requiera la carencia de
meditación sobre sí misma y que realice todas las interpretaciones y
proclamaciones de su esencia desde la oposición a sus adversarios, que
respectivamente están sólo aparentemente y en primer plano.
Lo más inquietante y un signo ya del abismo del ser [Seyn] es que en
este proceso el ente se libera del ser y crece en irresistibilidad; cuanto
más logra esto, tanto más inexorablemente el emprendimiento cultural
y sus ideales tienen que permanecer sólo expedientes y aturdimientos y
medios impotentes de una vacía resistencia. De este modo se origina un
estado histórico, en el que el ser [Seyn] ya ni siquiera se excluye como el
evaporarse de la sombra más apagada de un sueño vacío; ser [Seyn] un
último eco que se extingue de un mero sonido de palabra- ¿y la pregun-
ta por ello? Ni siquiera un error; sólo una indiferencia.
48 II. El salto previo a la singularidad del ser [Seyn]

12. El pensar inicial, que una disposición...

El pensar inicial, que prepara una disposición a la decisión entre la fun-


dación de la Verdad del ser [Seyn] y el desasimiento de la maquinación
41 del ente, se encuentra, ya movido fuera de la época que recién comienza
su acabamiento, bajo condiciones propias.
Ningún éxito ni fracaso puede atraer o intimidar tal pensar; ni espe-
ranza ni falta de esperanza puede impeler o deprimir tal meditación.
Únicamente 1anecesidadde lo indecisodesdeel primer comienzo,es el
fundamento de la meditación pensante. Tal necesidad no tiene nada de
la mera indispensabilidad del destino, es la asumida liberación hacia
una indigencia del ser [Seyn], que éste se esencie como lo obligante.
Este fundamento despliega sin embargo su fuerza fundadora sólo
cuando esa meditación pensante procede del saber del (genitivo según
la historia del ser [Seyn]) ser-ahí: pensar, a grandes rasgos, pensar la
verdad del ser [Seyn] e internunpir de modo insólito esta Vía pensante a
través de una proposición brevemente esbozada acerca del ser [Seyn] de
la verdad.
Para pensador venidero es apto sólo quien pueda atravesar siempre
de nuevo tales largas vías reservadas. Quien nunca ha avanzado hacia
allí y nunca ha confesado más fuertemente, en el umbral de la transfor-
mación del hombre en el ser-ahí por breve tiempo, conmociones de todos
los lapsos de tiempo esenciales, no sabe lo que es pensar:
Los caminos en el sondeo de la verdad del ser [Seyn] rozan en puntos
perdidos temporalmente las fronteras de la capacidad humana y poseen
en esta propiedad la garantía de aclarar el espacio de juego temporal
del ser [Seyn], que no es apuntalable a través de ningún ente.
Tan sólo cuando esa historia de la entrega de pensadores esenciales
de este comienzo al deterioro entra en el saber, ha sido sustraída la
losoa de ese minimizamiento y degradación ejercidos por la historio-
grafía; pues ha alcanzado entonces el fundamento de sí misma adecua-
do sólo a ella, su propia necesidad como salto previo a la singularidad
del ser [Seyn]. Ella pone en juego en el espacio de juego temporal del ser
[Seyn] la verdad de éste. De este modo ella no pertenece ni a los dioses
42 ni al hombre, no es alguien a la altura de la tierra ni un producto del
mundo; es el centro de cruce de todo ente, en el sentido de un abismoso
Vértice de la custodia de toda simple cuestionabilidad.
Es un saber decisional, él mismo decidido por el ser [Seyn]. De este
modo también se clarica a trechos el camino del pensar inicial, que
fácilmente se pierde en una alternativa: ¿no tiene en primer lugar
que ser cambiado el hombre, para que a través de él el ser [Seyn] reciba
la fundación de su verdad; o es esto lo primero, que el ser [Seyn] mismo
acaezcala verdad y fuer-ceal hombre a una decisión; o no rige lo uno y no
lo otro?
12. El pensar inicial, que una disposición... 49

Si se quisiera antes criar la clase fuerte hombre, que fuera apropiada


para realizar una fundación del ser [Seyn], entonces esto signicaría
siempre todavía pensar el hombre como el sujeto del ente, de modo que
sólo podría ser cultivado otro emprendimiento del ente, que pronto ten-
dría que adherirse sólo a la continuación de lo tradicional.
Pero si se quisiera esperar un claro del ser [Seyn] semejante a una
revelación, entonces el hombre permanecería también así rmemente
impelido a su tradición.
Ni cálculo ni vacía esperanza pueden sostener el tránsito, sino sólo el
preguntar de la decisión extrema, que originariamente piensa en lo ve-
nidero, y en ello permanece dispuesto a la palabra del ser [Seyn].
Porque ahora todo pensar esencial piensa únicamente a causa del
ser [Seyn], son los caminos de este pensar por doquier como casuales
arranques y avances movimientos hacia el ser-ahí conformes al ser,
es decir eventuales; ni un describir del ente, ni un interpretar simbólico,
sino salto-a del acaecimiento-apropiador.
III. LA FILOSOFÍA

(Automeditación:confrontaciónhistórica;
el pensar segúnla historia del ser [Seyn] la Metafísica)
13. La losoa 45

Está en el juego, en el que tiene que ser jugado en el futuro con la puesta
del ser [Seyn], aquello que todavía nunca estuvo en juego en 1a histo-
ria del pensar: que la verdad del ser [Seyn] sea interrogada, a esta Verdad
le sea establecido un fundamento y el hombre -transformándose en
este fundamento devenga abismoso: el temblar no sólo de la tierra y
de los pueblos sino el temblor del ente como tal en totalidad. Está
próxima la única decisión: si el ser [Seyn] es interrogado en 1aesencia de
su verdad o si el ente conserva su maquinación y difunde una falta de
decisión, que impide que otra vez algo único esté próximo y un comienzo
sea.
Por cierto todo discurso acerca de la decisión (cf. 16. Ser [Seyn];
39. El claro del ser [Seyn] y el hombre) tiene ahora que caer fácilmente
víctima de todos los riesgos de este lema, el más capcioso; pues mucho
delo que sonora y frecuentemente es dado por decisivo es sólo primer
plano de algo decidido desde hace mucho tiempo y su descendencia de
fugaz decisión. No obstante, a despecho de todo abuso, la palabra acerca
de la decisión tiene que ser dicha en el sentido de una pregunta: si la
decisión es entre ser y no ser, es decir entre conservación de 1o
presente ante 1a mano y de lo que sigue impulsando y cesa de tales
perspectivas y caminos, o si la decisión es más originaria: sobre el ser
[Seyn] y el ente (cf. 39. El claro del ser [Seyn] y el hombre). Pues esa
decisión no decide sobre el ser sino sólo sobre salvación y pérdida del
ente incuestionado en su ser (de la omni-vida de la preocupación moderna
por 1a cultura y el poder).
Es indiferente, digno de decisión, si nosotros pueblos y particulares
de esta época somos o no somos, si en posesión del aseguramiento de
esta vida o abandonados al mero uir de la época y de su interna
decadencia en la apariencia de despliegue de poder y del ilimitado arte
de invención y organización. De-cisivo, es decir, tan sólo inaugurando la
única decisión y arrojando al futuro es sólo: si el ser [Seyn] mismo (el ser
[Seyn] del posible ente en totalidad) llega antes a su Verdad fundada o si
es ensombrecido y anochecido por la mera realidad y eciencia del ente.

a. ¿Quésignica de-cisión? ¿Por qué ésta y de dónde?


[ 53 1
54 III. La losofía

La decisiónno es aquélla entre ser y no-ser del hombre, sino entre


la verdad del ser de cada y posible ente y la maquinación del ente en
totalidad abandonadopor el ser.
La decisión pertenece a la esencia del ser [Seyn] mismo y no es
haceduría alguna del hombre,porqueéstemismoreciberespectivamente
de esta de-cisión y su negación lo fundamental y fundacional o lo
emprendedor y igaz de su esencia. El ser [Seyn] de-cide; en su esenciarse
y comotal se dis-pensa* en el acaecimiento(decisiónno mienta aquí lo
adicional de una toma de posiciónoptativa). Comorehuso se arranca de
toda separación al modo del ente diferenciado; ya no es nombrable
metafísicamente como ser del ente, equiparado, precedidoo hasta
postergadoconrespectoa el.
El ser [Seyn] es de-cisiónconrespectoa él mismo comoa-bismoy de
este modola insondableindigencia de la necesidadde toda fundación
y a través de ello el oculto júbilo del ser-ahí y por ello el sitio esencial de
la historia posibledel hombre, porquede lejosel a-bismocomoel caos(lo
bostezante)de los dioses(cf. infra, p. 81).
Lo primero y desde hace mucho tiempo que la losofía en lo venidero
tiene por saber es que el ser [Seyn] ha de ser fundado desde su verdad.
Por ello la meditación de la losoa sobre sí misma, es decir sobre lo
por pensar [erdenken] en ella, tiene que ser tan decididamente como
nunca antes una meditación sobre su tiempo. Tiene que saber lo actual,
no comolo condicionalde una situación historiográca a los nes de
47 la promocióny modicación prácticas, sino comoseñasesencialesdela
esenciade la historia del ser [Seyn] de la épocade la modernidad. Sólo
que esta meditacióntampocosirve a un mero cálculoen continua tensión
o acaso tipicación de edades del mundo, sino únicamente a la
resonancia del ser mismo, el hecho de que como maquinación ha
abandonadoel ente en totalidad a su propia haceduría y arrastre como
vida, de modo que en la más serena calma la extrema indigencia 1a
de la oculta ausencia de indigencia prepara la de-cisión.Por esta de-
cisión por el ser [Seyn] mismo- la filosofía es acaecida-
apropiadoramente,en tanto devengade auténtica esenciacomopensar
[erdenken] del ser [Seyn] (cf. infra, p. 303), ella misma pertenece al a-
bismo del ser [Seyn] y permaneceextraña en toda cultura. Sóloque: si
está en juego esta decisión del ser [Seyn] entre el ser y el ente y reclama
el ser [Seyn]1a fundación de su verdad y que en general se esencieaún
y nuevamente en lo abierto, por la humanidad el pensar del ser [Seyn],
entonces la losofía tiene que devenir renovadamente un comienzo en

* En el texto original se subraya el mismo prejo ent con sentido de separación en los
verbosent-scheidet y ent-bindet que traducimos por de-cide y dis-pensa. [N. de la T.)
13. La. losofía 55

la historia del ser y para éste. Para tal comienzo requiere vislumbrar la
posesiónesencialmentejusta de su propia necesidad.Sólolo alcanzaa
través de una meditación sobre sí misma.
No puede eludir la apariencia deprimente, que tiene toda meditación
en torno de sí, de ser un retraso y un encubrimiento de la incapacidad de
obrar.
En nuestras apreciaciones sabemos todavía poco acerca del carácter
de acción del pensar pensante; todavía no ponderamos lo enigmático de
quela losoa sedeterminea menudoy fácilmente desdeel reejo de lo
a ella extraño (erudición, sabiduría), que ella misma tal vez ha suscitado
y condicionaen su subsistencia.En la meditaciónla losofía seatreve a
la determinación de su su-puesto, de lo en ella y a través de ella por
pensar[Er-denken]y en virtud de estepensar por fundar en el ser-ahí,
para de este modo salvar al hombre el misterio de su esencia, pero no
resolver.
¿De dónde toma, sin embargo, este pensar 1a indicación con respecto
a su manera de pensar? ¿De dónde sino de lo por pensar [Er-denken]
mismo? ¿Pero cómo éste, ya primero, antes de ser interrogado, ha de 48
obsequiar la instrucción al modo de pensar? ¿Rige aquí en primer lugar
y cuandosí, por qué la antigua sentencia:Toïc óuoïoucn: buena
YIYVOÓOKI-Zdedl-l
a través de lo igual (sólo)es llevado lo igual al saber?
El ser [Seyn] en tanto aquello que de-cide, es para el pensar antes y
siempre lo más cuestionable. Para este igual sólo puede ser la máxima
apreciaciónesacapacidadde proyectarlo grande más grande,para que
surja en su grandeza.Sin embargosólo lo grande poseela fuerza de
engrandecimiento, mientras lo pequeño delata su esencia en que siempre
empequeñece, aunque más no sea reivindicando cada vez lo grande
como lo suyo. El más puro engrandecimiento es la apreciación, en la que
un dignísimo se pertenecepor entero a sí mismo. Por ello el preguntar
en el sentido de interrogación de lo más cuestionable no es ningima
vanidosa impertinencia, sino la simplicación de todo saber en lo único;
apreciación en tanto pensante no es ni un congraciarse ni exceso, sino
con-frontación,que tiene que osar su propia indigencia esencial.La con-
frontación expone el preguntar al ser [Seyn] de tal modo que este es
apreciadocomolo preguntadoy su respuestaesasumidaenla fundación
del ser-ahí.
En la meditación el hombre pregLmtando ante sí- entra en la verdad
del ser [Seyn] y se incluye de este modo a sí mismo en la transformación
esencialque surge de aquí: en la expectativa con respectoal ser-ahí.

1. Cf. Aristóteles, De anima (Biehl/Apelt), Leipzig, Ibubner, 1911, A2, 405 b 15.
56 III. La losofía

Meditación es al mismo tiempo liberación de la libertad del subiectum,


de la humanización del hombre enrollada en sí.
Meditación es la superación de la razón, sea como mera percepción
de lo pre-dado (voÜc), sea como cálculo y explicación (ratio), sea como
laneamiento Y rotección.
A la razón permanece cerrada la esencia de la verdad; ella emprende
49 y es sólo el pensamiento de primer plano siempre vuelto al ente.
Meditación es la entonación de la disposición fundamental del hombre,
en tanto ésta lo determina con respecto al ser [Seyn], ala fundación de
la verdad del ser [Seyn].
La meditación traslada al hombre a1ser-ahí, supuesto que ella misma
sea ya acaecida-apropiadoramente por el ser [Seyn]. Pero el ser [Seyn]
reclama a la palabra, como la que el evento-apropiador respectivamente
se esencia.
Filosoa: Este único luchar por 1apalabra sin imagen del ser [Seyn]
en época de impotencia y desgano por la palabra esencial.
Meditación: en la época de planetaria falta de sentido.

I. La losofía en la meditación sobre sí misma.


II. La losoa en la confrontación de su historia (como meta-sica)?

Ambos son uno: Historia del ser [Seyn], fundante pertenencia a ella.

14. La losofía en la meditación sobre sí misma

La meditación de la losoa sobre sí misma le pertenece, porque está


exigida por lo que la losoa como pensar esencial tiene que pensar
por el ser. Tal meditación no sirve a un aseguramiento provisional del
concepto, a n de que entonces la losoa pueda ser llevada a cabo y
ejercida. Tal meditación tampoco se agota en una reexión ulterior de
50 la losoa sobre sí misma en la gura de una losofía de la losoa,
que sólo registra el n de todas las posibilidades de la losoa y cuenta
historiográcamente sus guras pasadas en una tipología indiferente.
La meditación de la losofía sobre si misma pertenece al pensar del

b. a II. Cf.Die Überwindung


derMetaphysik,
enMetaphysik
undNihilismus,Gesamtaus-
bage, tomo 67, es decir, despliegue según la historia del ser [Seyn] de la esencia de la
metafïsica en tanto historia de la verdad del ente como tal en totalidad Platón-Nietzsche.
14. La losofía en la meditación sobre sí misma 57

ser. El ser [Seyn] se esencia únicamente en el claro, que él mismo es,


pero claro que permanece soportable en un proyecto, que se arroja en su
abierto y se transere a la apertura de este abierto y osa su fundación.
Este proyecto fundante piensa [er-denkt] la Verdad del ser [Seyn] y sin
embargo es en ello por más diferente y contrario que esto parezca-
acaecido-apropiadoramente por el ser [Seyn] mismo.
El desarrollo de la losofía es respectivamente el despliegue de su
esencia por el camino de 1aconcentración siempre más simple en el único
pensamiento del ser [Seyn].
Su meta no se encuentra en la comunicación de un conocimiento,
tampoco en la exposición de una teoría. De su esencia permanece sólo
ser el saber esencial (custodia de su verdad fundada), pero nunca
producir. Sólo de este modo se encuentra la losofía en su esencia
perteneciente al ser [Seyn]. Si 1ologra, entonces asume también con ello
el peligro de malas interpretaciones, porque esa esencia necesariamente
extraña e induce a intentos que se repiten constantemente, de asegurar
a la losofía en su esencia insertándola en un contexto a ella inadecuado
pero aparentemente más inteligible.
Porque la losofía, inderivable del ente, perteneciente a la singularidad
del ser [Seyn], sólo puede conocer ésta su esencia simple, por ello ha sido
también amenazada con la máxima frecuencia e inmediatamente por una
pérdida esencial, que hasta hace el efecto y cada Vez de modo diferente de
enriquecimiento, consolidación y acreditación de su esencia. De este modo
la losoa rige ora comociencia, ora comoarte (poesía),ora comoconcepción
de mundo.
Porque la losofía es el saber esencial y de este modo sustenta el
resplandor oculto de la esencia de la verdad, le seduce el resbalamiento
a las ciencias, para, semejante a éstas y apoyada aparentemente en 51
sus resultados, convertir la cienticidad en la distinción del saber. Y sin
embargo permanece esto una caída en lo subordinado; a pesar de la
aparente ganancia en brillo y riqueza del ente cognoscíble y de su variada
presentabilidad en las formas del explicar y demostrar, se convierte toda
cienticidad de la losofía en negativa a su rango, que está fuera de
toda comparación.
Porque la losofía dice el ser [Seyn], y por ello sólo como palabra está
en la palabra, y porque su palabra nunca sólo signica o denomina lo
por decir, sino que en el decir el ser [Seyn] mismo es, desearía de pronto
buscar sobre todo el paso a la poesía como emergencia y recipiente. Y sin
embargo permanece esto siempre un enredo en las raíces de algo de
igual orden, que a causa de su propia esencia desde sí reinante [está]
desde siempre innitamente apartado del pensar del ser [Seyn]. Pues la
poesía es también de otra esencia fundante-de historia; sus tiempos
no se corresponden con los del pensar. La adaptación de la losofía a la
58 III. La, losofía

poesía y con ello al arte arriesga el saber pensante no porque a través de


ella perdiera el rigor de la cienticidad, que por cierto inicialmente le
permanece inadecuada. El refugio en la poesía es la huida ante la fría
audacia de la pregunta por el ser, que realiza continuamente un quebrar
la maquinación del ente, su negación del ser [Seyn] y tiene que persistir
en la intranquilidad y quiebre de una fractura, de modo que a un pensar
del ser [Seyn] nunca le es permitido entrar en la tranquilidad de la obra.
A la losofía pertenece la tranquilidad del señorío del saber sin imagen.
Porque la losofía como pensar del ser ya ha pensado al ente en
totalidad, sucumbe fácilmente a la exigencia de elevarse ahora también
a concepción de mundo, para satisfacer a los desafíos de la vida y tan
sólo de este modo acreditar su verdad. Y sin embargo este congraciarse
con lo real de la vida permanece siempre un disfraz en esa apariencia,
52 detrás de la que se esconde la carencia de ánimo de perseverar en la
esencia de un pensar del ser [Seyn], pues tal pensar no puede crear un
suelo a la vida activa, que inmediatamente la nutra, ni ofrecer una
meta en la que pudiera jar sus objetivos. El pensar del ser [Seyn] no
conviene al rol de concepción de mundo; tanto menos es capaz de sustituir
una fe eclesial. Tal incapacidad y con ella la apariencia de una carencia
esencial tiene que soportar el pensar del ser [Seyn] a partir del saber
de que su proyecto fundante de la esencia de la verdad es sólo el
esenciarse del ser [Seyn] mismo y de este modo mantiene arrojado el
claro entre el ente, desde el que se procuran todo hacer y cada dejar
sus tiempos y espacios, sus eternidades y difusiones. Intangible por
tal cosa y privándose del arrastre a ello, tan sólo el ser [Seyn] dona sin
embargo y siempre a todo ente y aun hasta al no ente los ámbitos en
los que reinos del hombre son erigidos y destruidos.
Ningún ente es capaz de prestar al ser [Seyn] un fundamento, porque
el ser [Seyn] es el a-bismo, tan sólo en el que la indigencia de todo
infundado tiene su profundidad y la necesidad de toda mdación su cima.
La losofía pertenece al claro del abismo y sólo a él, en tanto asume
decir lo más simple y calmo: la palabra de la verdad del ser [Seyn], la
sentencia del saber no cientíco, que nunca es acto de autoridad y no
conoce la impotencia.
Pero porque el pensar del ser [Seyn] como pensar del ser [Seyn] ha
sido arrojado al abismo, se encuentra entre el ente y es expuesto a éste
y su ejercicio en una agudeza, de la que de no ser así todo ente permanece
preservado. El peligro esencial para el pensar del ser [Seyn] se atestigua
en que las ciencias, la poesía (arte), las concepciones de mundo, aunque
fundamentalmente diferentes entre sí según esencia y rango, procedencia
y efecto, sin embargo son igualmente ávidas de un desguramiento o
hasta reemplazo de la esencia simple de la losofía. En verdad estas
tres son por cierto hechas avanzar en ciertas épocas del predominio del
14. La. losofía en la meditación sobre sí misma 59

ente a la alteración de la losofía bajo la apariencia de su mejoramiento 53


y salvación, para llevar el ser [Seyn] a ser tributario del ente y plantear
en derecho exclusivo el olvido del ser, que requiere toda representación
y producción del ente.
Pero el pensar del ser [Seyn] medita sobre sí mismo, en tanto piensa
[er-denkt] en su verdad aquello a lo cual pertenece, porque es acaecido-
apropiadoramente por él como el evento-apropiador.
Esta meditaciónno esningún retrodirigirse a un pensaraquí detenido
y dispuesto en tanto algo presente ante la mano como un medio de
conocimiento,sino el decisivoadelantoen el largo arranque para saltar
al o-rigen,* al salto (rotura [Ri/) abismosoaclarador,que se esencia
como ser [Seyn] en medio del ente, a n de que éste como un tal sea
custodiadoy olvidado,ora se sometaa la ocultacióndel ser [Seyn] y sus
decisiones, ora se sustraiga a ella, ora se sumerja en la indecisión.
En tal meditación el pensar del ser [Seyn] no se exponepara sólo
considerarseen cierto modoa sí mismo, en la separacióndel ser[Seyn].
En tanto meditaciónsobresí mismocomopensardel ser[Seyn]comienza
este pensar. Y de este modo la losofía comienza consigo misma y
comienzaella misma:ella escomienzo.Perootro conrespectoal primero,
que por primera vez pensó[erdachte] el ser y lo nombró daüouc.
Que nuevamente sea un comienzo de la losofía, en tanto ella misma
sea este comienzo a través de que el ser [Seyn] mismo se esencie como el
o-Iigen, en ello residetodo. Sóloasí se quiebra el poder del ente y de su
ejercicio y a una con ello todo contar con objetivos. Sólo así surge de
nuevo la vislumbre de aquello que no requiere de efecto alguno, sino
transeleva todo, en tanto es. Pero esto es apropiadosólo al ser [Seyn];
esenciarse como ser [Seyn]. Por ello el pensar del ser [Seyn] tiene su
propio origen esencial (cf. 67. El pensar del ser [Seyn]).
La losoa es del ser [Seyn]; pertenece a éste, no acaso sólo como el
modode su asimiento,sino comoel esenciarsede la verdadperteneciente
al ser[Seyn].En estaverdad la losofía tiene su historia: pero la verdad 54
del ser [Seyn] se enreda,porque es el a-bismo,antes y largo tiempo en
una apariencia: que el ser como entidad agote la esencia del ser [Seyn]
(cf. XIV. El ser [Seyn] y el ser), y que el representar del ser sea sólo una
importunidad con respecto a éste, de la cual el ser [Seyn] podría
prescindir. La entidad deviene objeto del representar más general y éste
marco de las ciencias como formas fundamentales del saber. Pero las
ciencias aparecen como resultados y productos del espíritu y como

* El texto original indica separando el prejo en Ur-sprung, origen, su relación con una
familia de palabras en torno de la raíz Sprung,salto, que despliegaun sentido:Vors-
pnmg, que traducimos aquí por adelanto, einspringen por saltar a. [N. de la T.]
60 III. La losofía

bienes de la cultura. Así no sorprende encontrar la historia del pensar


como historia del espíritu y de la cultura o como historia de sus
problemas, en donde ella misma es considerada como lo más indudable.
Queda desterrada toda sospecha de que la losofía pudiera pertenecer a
la historia del ser [Seyn], sí hasta ser sólo esta historia, la lucha de los
a-bismos y fundaciones de la Verdad del ser [Seyn] y nada más. En lugar
de ello domina la exigencia a la losofía de producir un ajustar cuentas
del ente y un aseguramientodel hombre presente ante la mano (como
sabiduría de la vida, moral que plantea valores, como ciencia que
resuelve enigmas del mundo). Esta exigencia, a la vez vaga y
pretenciosa,sejuega por último comotribunal de arbitraje, que decide
sobre negación y utilidad de la losofía. Tal cosapodría ser contada
comoindiferente, si desde ello no se consolidara siempre más desconocida
y obstinadamenteuna representaciónde la losofía, que se degenerara
en el rechazo, apenas ya atendido pero inatacable, de todo preguntar
por la esencia de la losofía.
La consecuencia de esta mala interpretación de la losoa se expresa
en la situación de una época que le permite conocer de la losoa y su
historia todo historiográcamente y no saber nada de lo uno, abandonado
a su esencia:preguntar la pregimta por la verdad del ser[Seyn] y erigirla
en su indispensabilidad en medio de la alteración del ente.
55 Tal saber se despliega como meditación de la losofía sobre sí misma
en tanto pensar del ser [Seyn]. Pero esta meditación alcanzael circuito
dela fundación esencial del hombre, quien desde hace tiempo continúa
rozando en la insondable huida esencial, que él hace siempre más fácil y
fugaz en la apariencia del progreso hacia el acabamiento de su señorío.
Por el contrario la meditación piensa en lo primero: que el hombre
sea él mismo inexponible misterio, sin tomar el yo y el nosotros en lo
más mínimo como importante. Sin embargo, este ser-misterioso no es
forzable ni organizable; sólo puede admitir el hombre tal cosa mientras
no la prohíba apartándoseen subterfugiosde una supuestaciencia del
hombre. Pero ese misterio, en cuya conservación el hombre funda la
vuelta a sí mismo, es la ocultación del estar asignado del hombre a la
verdad del ser [ Seyn], que se mantiene dispuesto comoespacio de decisión,
en el que acaece la réplica de la esencia del hombre y de la divinidad de
los dioses. Este ocultante abrigar es algo simple, no requiere para ser
sostenido de nada inhabitual, pero arroja en el abismo del ser-ahí una
intranquilidad, que permanece el fogón de toda historia.
La erección de la pregunta por la verdad del ser [Seyn] en medio del
abandono del ser del ente tiene que saber la inapariencia de su fundación
histórica y experimentar en todo intento, cuanto más originariamente
crece su decir desde el pensar [Erdenken] del ser [Seyn], que siempre es
capazdelo supremoen el fundar de los poetas.Su palabra estátraslucida
14. La losofía en la meditación sobresí misma 61

porel encantodelo cercanoyidelo queinama. Estapalabraencuentra


el oído más sujeto inmediatamente en el corazóny no requiere la fría
audacia del preguntar, que se arroja a lo más cuestionable.La palabra
delpoetahablaa loíntimoy enciendesufuegoen éste.El decirpensante
arranca en lo extraño y deja lo por saber en lo no impresionante e
inefectivo. El pensar del ser [Seyn] funda la incondicional soledad del
entretanto, indecisopero reclamante de decisión,el origen, que arranca
un claro, que permaneceun imponderableaislamiento. Lo imponderable 56
es el ser[Seyn].Sóloen el pensar[Erdenken]de eseclaroel pensador
gana el osar, que sin apoyoni proteccióninterroga a una esenciade la
verdad.Sóloenel riesgoesexperimentado loimponderable,
el ser[Seyn]:
el evento, que hace vibrar la recíproca asignaciónesencial de la
humanidady dela deidaden la indigenciadedecisióny tan sólode este
modoreserva al ente a que comoun tal pueda reclamar al ser la íntima
desavenienciade mundoy tierra, en cuyoabierto sale el ente y se
anquilosa en el no ente. El ser [Seyn] es no sólo incalculable (nunca
representableni producible),permanececomoalgo incalculabletambién
imponderable,en tanto no se lo puedellevar a ningunabalanza,que
sólopesaenteconrespectoa ente.Lo otrodelser[Seyn]noesni siquiera
el ente; el ser [Seyn] no tiene ningún otro ante sí, pues la misma nada es
totalmente de la esenciadel ser [Seyn].
El ser [Seyn] se aísla a sí mismo, es comotal aislamiento y por ello
sóloes capaz de alcanzar el ser [Seyn] un pensar que, comomeditante
que interroga la verdad de sí mismo es acaecidopor el ser [Seyn] en el
ser-ahí,la fundaciónde la esenciade la verdady entregadoa la soledad
y esencial no menesterosidad de efecto.
La meditación de la losofía sobre sí misma no es contramovimiento
algunofrentea suamenazantee irresistibleextirpación,porquetambién
ésta surgede la esenciadel ser[Seyn],al que la losoa fundando y
olvidando su verdad- pertenece.
La filosofía admite su extirpación de doble manera, y ello
respectivamente en doble sentido: por una parte en tanto al menos
abandonaaún su nombrepor una servicialidad,queantiguamentefue
cultivada en la escolásticamedieval; por otra en tanto se somete aún a
la aparienciade estar ya sucientementea salvoy aseguradapara el
futuro a través del cultivo erudito de las tradicionalesdisciplinas
escolares(lógica, ética, etc.). Ambas maneras de la extirpación de la
losofía se pueden acoplar y su capciosidades rechazable a través de 57
que la losofía es tomada, en medio del emprendimiento cultural, entre
lo deseablecomopieza de equipamiento.
Esta extirpaciónde la losoa esmásfundamentalquetodosonoro
rebajamientoy expresaabolición.Es el signoprometedorde queel ser
[Seyn]un díareclamedenuevounainicialinterrogación
y exijaal hombre
62 III. La losofía

la liberación de su esencia aún infundada. Pero este signo señala por


adelantadoampliamente.Ha de transcurrir muchotiempo hasta que la
palabra fundante del ser[Seyn] puedaser dicha. Hasta tal instante de
la historia del ser [Seyn] rige sólo una cosa: preparar de lejos y
desconocidamente la única posibilidad, que el ser [Seyn] se esencie a
partir de sí y arroje su verdad en torno de sí, sin necesitar en ello efecto
ni éxitos, elogio ni defensa.
En el espaciode esta posibilidad (en el ser-ahí) el hombre puede
subsistir sólo si ha transformado su inesencia vigente y sus disposiciones
fundamentales envuelven lo cerrado y apremiante de su esencia terrena
y elevan a un mundo construido a partir de la seña del ser [Seyn] (del
evento-apropiador).Esa posibilidad poneal hombre en una lucha por la
decisión sobre la pertenencia al ser [Seyn] o denitiva pérdida de esencia.
Esa posibilidad posibilita que el ser-ahíseamdante y algo esencial:
que la réplica de la divinidad y la humanidad acaezca,sin que nunca
alguien pueda percibir y anotar cuándo y cómosobrevino.La elevada
inapariencia de la preparaciónde la verdad del ser [Seyn] correspondea
la esencia del ser [ Seyn]: al rehuso. La próxima gura de esta preparación
y aparentementesólo preparatoria,esdecir iniciadora y nadafundante,
es la meditación de la losofía sobre sí misma. Pone su esencia en
pregunta y permaneceintocada por las armaciones y negacionesde la
inesenciadel emprendimientolosóco historiográcamentetransitable.
La meditación de la losoa sobre sí misma esella misma, es el pensar
acaecidopor el ser [Seyn]. La meditación es cadavez histórica, realiza
58 una decisión de la historia del ser [Seyn]. En la época de la metafísica,
que congura su n en la incuestionabilidad del ser, que ha emplazado
todo al omnipoder del ente (reaF-efectivo, viviente), la primera
palabra de la meditación del llamado a la esencia del ser [Seyn] tiene
que ser dicha en una sentencia, que también la metafísica y a saber en
su n ya ha dicho: el ser (Seyn] es la nada (cf. 78. El ser [Seyn] y la
«negatividad»).El pensamientohegeliano,metasico, segúnel cual el
ser, en tanto entidad del representar inmediato indeterminado, es
determinado sólo como el extremo aún-no de la realidad absoluta (de la
idea), se distingue innitamente del contenidosegúnla historia del ser
[Seyn] de esa sentencia: el ser [Seyn] nunca es un ente; este no-ente es
frente a todo ente el rehuso en el que el ser [Seyn] se retira a su más
propia esencia y hace señas de sí como el origen,* donde el no tiene su
procedencia.

* Como en otros casos, el autor escribe Ur-sprung destacando la composición de la pala-


bra, para dar cuenta de su sentido: el prejo ur que mienta origen, y la raíz sprung,
salto. (N. de la T.]
14. La losofía en la meditación sobresí misma 63

La sentencia: el ser [Seyn] es la nada, dice ambigüedad suma, en


tanto sobretodohace pasar el ser [Seyn] comolo más indigna y pretende
su esencia como lo más cuestionable. La sentencia es la confesión de la
superuidad de toda losofía, en tanto rige como pensar del ser. La
sentencia traslada la meditación a la falta de muleta y apoyo y dice
acercade la libertadpara la liberaciónal a-bismocomola indigenciade
la esencia,por fundar de la verdaddel ser[Seyn],sin la cual le queda
negada al hombre la capacidadde dios y conello la posibilidad de estar
nuevamente en una decisión según la historia del ser [Seyn] y desde
esta posiciónde la mdante pertenenciaal ser[Seyn] replicar a los dioses
a través de la creación de una historia de la indigencia y arrojar su
esenciaa la preparaciónde sudeidad,a n dequesevayaextinguiendo
en el ascuadel ser [Seyn] y ésta se encuentre en el brillar de la calma, en
la que todo lo dignode ser se obsequiedesdela simplicidadde su
singularidad a lo digno de ser y del rehuso surja un donar, que crea la
riqueza de lo insólito y elevadoy seretira a lo oculto,en el que, sustraído 59
a la publicidad de la maquinación,los instantes del ser[Seyn] sevuelven
unos a otros y recién crean a la eternidad su tiempo.
La meditaciónquedaría sin sentidosi carecieradel espaciode verdad
a ella indicado, si desde hace tiempo en la historia del ser [Seyn] no
realizara una monstruosay silenciosaocultacióndel ser [Seyn] mismo,
ocultación
quetan sólotienequeserllevadaa experienciay confesión
a
través del soltar la pregunta por la verdad del ser [Seyn].
Lo que sin embargo signica este otro comienzode la historia del
ser[Seyn]nolo sabenadie.Sóloestoescierto,quetodohistoriográco
volveratrás (cristianismo)y todoprogresotécnico transcurrendesde
hace muchotiempo fuera de la vía de posiblesdecisiones.Ninguna
explicación
del ente(a travésdel creadory del diosredentor)y ninguna
gloricación del ente (en el puro sí a la vida en sí presenteante la
manoy cargadahistoriográcamente demil maneras)escapazderecoger
al ser [Seyn] y mover al hombre a ese entre, en cuya subsistencia
permanece innitamente alejado de su propia esencia y de la deidad
del dios,para experimentar desdeestaslejanías mismas la cercanía del
riesgo del ser [Seyn] y de su necesidad.
La caída del ser [Seyn] en el ente ya una vez descubierto(a través de
la historia del primer comienzo)es el evento del acaecimiento,del cual
sólo pueden estar a la altura como custodiosquienes proceden de la
gran expropiacióndel ente en totalidad (de su abandono del ser) y a
través de ella se tornan espantados, para los cuales el es-panto*

* Heideggeracentúael sentidode separación


que otorgael prejo en Ent-setzen, que
traducimos por espanto, sin poder reproducir el recurso. [N. de la T.]
64 III. La losofía

permanece
la disposiciónfundamental,desdela quesurgeparaellosla
verdad de la sentencia:el ser [Seyn] es la nada, cuyo rango esencialno
alcanza poder alguno.
Así habla la ley del otro comienzo.
La meditación de la losofía sobre sí misma la coloca en su esencia,
no le presta ningún subterfugio en algo incidental y suplementario.
Meditación es 1a coacción alo necesario, fundar el ser [Seyn].
60 Filosofía es fundación.
Fundadoressonquienes,andandola esenciadel ser[Seyn], llevan su
esenciarse al fundamento de una esencia originaria de la verdad.
Creadores,por el contrario,sólorenuevany acrecientanal ente.Todo
fundador es en una consecuencia a él indiferente también un creador.
Ningún creadoresya un fundador.Losfundadoressonlos insólitosde
los solitarios. Ellos poseensu singularidad en tanto nunca encuentran
a lo que les da posicióny sostén,sino que tienen que proyectarloy
soportarlosin protecciónni apoyocomolo máscuestionable.
Los fundadores determinan los tiempos, apenas asibles, de comienzo
y ocaso de épocas esenciales.
En el claro de lo por ellos fundado se encuentra la tormenta de esas
decisiones,
que no decidenalgopretendido,sino tan sóloelevana su
esencia lo decidible y por decidir.
Épocasa las que la losofía tiene que sustraer la indigenciade
decisión,para impelerlas al encuentro de su propio acabamiento,son,
historiográcamentesituadas,sin losoa. El signoinfalible de ello
es el estadode que la losoa conciertas reservaspermanecedeseada
comopiezadeequipodecompeticiones culturales(cf.supra,pp. 57-58).
En talesépocas(cf.el Medioevo)la meditaciónsobrela losofía es
por enterouna meraapariencia,queseconsolidaenuna determinación
conceptualde la losoa y se satisfaceconun cálculode su utilidad.
Aquí seoriginaentoncesun interés muy multiformeen la losoa y
su historia y por lo tanto ese aire y disposición,que insensibiliza con
respectoa toda Verdaderacuestionadora- meditación.
Pero tal apariencia señala a los sabedores-la ocultación del ser
[Seyn]; ella es su testigo más repugnante y desprevenido.
61 La meditación y así también la losofía pertenecesiempre sólo a los
futuros. Sin embargopuedehaber tiempos en los que la insensatezsea
exigida y ejercida a la vez por los poderesque dominan la épocay por los
dominados.
Los futuros, en verdad, son de duro linaje, que nuevamentesalva a
los alemanesen 1aindigencia de su esencia.Sonlos que callan. Dicen 1o

+ [Hs.: es]
14. La losoa en la meditación sobresí misma 65

quedicen sólocomoel indigentemotivode un silencio.Fuerzande este


modo a vislumbrar que por cierto algo decisivoestá en alguna parte en
el sabery noobstantenodevinoaún sabible.A1mismotiempoexigende
losvislumbradores,así seansucientemente fuertes, resolverla cercanía
de lo oculto, ganar lo libre de la cuestionabilidad de eso sabible. Los
futuros no se apartan en mundossustitutosy tranquilidades aparentes,
sequiebranjunto a lo quees, para de estemododejarascenderel ser
[Seyn] a lo abierto de su cuestionabilidad.
El silencio esencial es la dureza de una suavidad, que callada sólo
fuerza a pocosalo único, el que sin un saber de la esenciade la verdad
al hombre le queda cerrado el ámbito de las primeras decisiones.
Los sólosin palabra no sonlos que callan; pero tampocolos oradores
y escritores.
Tienen que llegar esos decidores,que con frecuencia [han] pesado
cadapalabra,paraquetodopesopermanezcasuspendidoenella resista
al mal uso.Pero¿cómodevienenoidores?
Sóloquienessoncapacesellos
mismosde decir, pueden oír, sin volverse al mismo tiempo siervos.
Pero tal vez tenga que acaecerla voz del ser [Seyn] y permanecer
en la calma de los pocos;tal vez esté ya decididosobreun abismo entre
el ser [Seyn] y lo que ellos tienen por el ente. Tal vez eseabismomismo
sea el comienzo,si una vez más algo inicial se pone entre los diosesy el
hombre comoel puente de su ré-plica.
Pero todavía permaneceel ensombrecimientodel ser [Seyn] a través
del ente, y toda meditaciónsobreel ser[Seyn] tiene por ello que atreverse 62
en un reiterado encubrimiento bajo el ente y su emprendimiento.
El interrogar pensante del ser comoevento sólopuede iniciarse como
examen histórico de la historia del ser y éste por su parte tiene que
reubicarseen la gura inaparentede una consideración
historiográca
de la metafísica occidental.Y esta historiografía misma se contenta con
el tratamiento de singularesen aparienciacasualmentetomados-
tratados y obras,porqueya una presentacióntotal resultaría demasiado
inoportuna y sólo se incorporaría a la empresa de la historiografía
losóca. Por el contrario, en la apariencia de lo casual y fragmentario
tiene que encontrarse ya dispuesto el impulso a la meditación. La
realización así congurada de ésta nunca puede procederde un cálculo,
sinoquetienequeestardeterminadaporla indominadacuestionabilidad
del ser [Seyn] y sólopor ella.
El representar historiográco mienta y suscita siemprela opinión de
permaneceren lo históricamenteecaz. Sin embargo,la meditación
pensanteconsideraúnicamentelo que es:el ser[Seyn], lo no menesteroso
de efecto. La apariencia historiográca del pensar despoja a éste en
primer lugar de su más propiay única necesidady lo empuja entre formas
usuales de consideracióndel pasadode fenómenos espirituales. Entre
66 III. La losofía

tales formas la meditación pensante queda inaparente, casi comouna


indiferente curiosidad por lo sido. Pero esto es necesario; pues todo
destacarseexpresode una losoa semueveenseguidaen el horizonte
público de una concepción de mundo y además de una sólo ideada.
Este horizonte torna invisible a la verdadera pregunta del pensar.No
obstanteno puedesustraersea aparecer en mediode la representación
historiográca.
Para el pensar,por cuyarealizaciónla meditacióntiene quepreguntar,
no es esencial si logra una constatación sobre 1ohasta ahora desconocido,
63 no esencial si algo es reconocido útil para la vida, no esencial si es
obtenible una explicabilidad no contradictoria de todo ente, no esencial
si puede ser erigida una estructura de directivas para orientarse y
valorar, sinoúnicamentesi el ser[Seyn]mismoacaece-apropiadoramente
en su verdad y de este modo en tanto evento-apropiadorarroja el a-
bismo al ente y sacudetoda maquinación, el contrajuego del primer
comienzo.
Todoslos criterios dejuicio de la losofía están quebradas;ella tiene,
hasta comenzandonuevamente,tan sóloque inaugurar la lucha por los
espaciosde señoríode lo más cuestionable.Sólopoca cosasubsistirá a
veces ante la abstinencia del ser [Seyn] entre las ecacias del ente.
Apenasla losofía comiencea pensar el ser ya no antes y sólohacia
el ente como su entidad, sino a preguntar previamente hacía la verdad
del ser[Seyn], la automeditación,en apariencia sólosuspendidade ella,
tan sólo se enreda puramente con su esencia.Filosoa quiere decir el
amor a la sabiduría. Pensemoseste nombre a partir de 1ameditación
esencial. Abandonemos el círculo diario de representación y de la
erudición, de la preocupación cultural y de la teoría de la felicidad.
Entoncesla palabra enuncia:amor esla voluntad de que el amadosea,
en tanto encuentre a su esencia y en ella se esencie. Tal voluntad no
deseani exigenada.Apreciandotan sólohacedevenir lo digno-deamar
comolo amado, sin no obstante crearlo. Lo digno-de amor nombra la
palabra la sabiduría.
Sabiduría es el saber esencial, 1a instancia en la verdad del ser
[Seyn].De allí que eseamor ama a1ser [Seyn] en una única pre-
dilección; esto, que el ser [Seyn] sea, es su amado; para él, es decir
para su verdad y su fundación, rige la voluntad por el saber esencial.
Pero el ser [Seyn] es el a-bismo.
La voluntad del ser [Seyn] no convierte al ser [Seyn] desdeun
esfuerzo independiente en un objeto de la aspiración a asirlo
representativamente y con afán de explicación y apartarlo como una
64 posesión.La voluntad es del ser [Seyn], acaecidopor este mismo en
su esencia. La.voluntad no es arbitrario egoísmo ni esfuerzo;
voluntad mienta aquí la pasión, 1a disposición fundamental,
14. La losofía. en la meditación sobre sí misma 67

perseverante en su determinación, del su-frir* de la indigencia del a-


bismo. Tal su-frir está fuera de inactividad y acción, no conoce el mero
tolerar y revolver en la pena. El sufrir, como el que esa pasión de
saber esencial es acaecida, la decisionalidad mantenida por el ser [Seyn]
en la vía de la seña, es la llamada a llevar la transferencia del hombre
a la verdad del ser [Seyn] desde el fundamento del ser-ahí. Esa pasión
es el portar la re-solución** de 1a réplica y de la contienda, resolución
en la que el último dios anuncia su sitio.
Sin embargo, la losoa no es formación humana alguna, sino un
curso de la historia de la verdad del ser [Seyn], historia en la que acaece
a la esencia del hombre el dirigirse y apartarse del ser [Seyn];
losócamente quiere decir: sondeando el fundamento de la verdad
del ser [Seyn] es en primer lugar y propiamente el ser [Seyn] mismo, el
encontrar su fundamento rehusándose todo apoyo a través del ente,
la pasión del acaecimiento-apropiador: el relampagueo de la esencia
de la verdad en medio de lo que después de la tormenta puede encontrar
como ente para el ente e inmediatamente ha olvidado al relámpago.
Porque el ser [Seyn] es losóco, el hombre, siéndole transferida la
asignación a1 ser [Seyn] como fundamento de su posible historia, tiene
que osar la losofía y en ella el todo. Lo igual sólo a través de 1oigual es
elevado a la luz de su esencia.
La losofía no trata sobre algo, ni sobre el ente en totalidad ni
sobre el ser [Seyn]. Es el dicho sin imagen del ser [Seyn] mismo,
dicho que no enuncia al ser [Seyn], que antes bien se esencia como
tal dicho. La losoa es tal dicho o no es absolutamente nada. Lo restante
permanece erudición circunstancial, que se ha equivocado en su objeto y
por ello ni sirve y aporta algo a la ciencia, ni en la losofía roza nunca 65
siquiera una decisión. e
Sólo el sumo criterio desde la esencia más profunda la histórica del
ser [Seyn] de la losofía promete una orientación de la meditación en
la confusión que ahora se propaga.
La piedra de toque más dura es así puesta ante el pensador: que con
todo el enunciar sobre no se mueve aún en el circuito del preguntar.
De este circuito del preguntar no menesteroso de objeto huye todo
mentar y creer habitual como la peste. Y no obstante esta huida no
adivina el enigma, que cerca siempre también a la losofía: que a veces
en ella se ejerce intensamente una autodestrucción, el que sus caminos

* En el texto original Er-leiden, que traducimos por sufrir, hace evidente referencia al
anterior Leidenschañ, pasión, así como luego a Leid, pena. [N. de la T.]
** Heidegger relaciona Aus-trag, que traducimos por re-solución, con el verbo raíz tra-
gen, llevar y "Irágerscha que traducimos por el portar. [N. de la T.]
68 III. La losofía

pensantes y medios son mal empleados para comprometerla como


imposible y tragicómica más cómica que trágica ante los turbios
ojos de cristianos y no cristianos. El compromiso destructivo sería sólo
explicado pero no fundamentado esencialmente, si se quisiera reducir a
la envidiosa falta de fuerza y a la ausencia de riesgo de los saltos
cuestionadores. Más bien pertenece a aquel al que se le ha asignado el
comenzar, también el acompañamiento de lo que quiere la destrucción;
pues comienzo es fundación del a-bismo, pero ésta difunde también la
apariencia de aniquilación; donde el comienzo no comienza, sino sólo es
interceptado y captado en el opinar y considerar, aparece la aniquilación
en la deformación de la incapacidad de fundación, lo que luego bajo
empleo de formas de juicio del instruido fanático de 1a cultura se anota
como trágico y cómico a la vez. El patrón de tal actitud discrepante
con respecto a la losoa, que aparentemente ejerce con seriedad el
pensar y sin embargo sólo niega, no procede de la losofía misma, sino
de una huida a su negación antes cumplida. l
Pero permanecería únicamente una superua sostica si se quisiera
66 aún incluir este espíritu de autodestrucción, que revolotea en torno de
todo pensar inicial, como la adversa e ignorante conrmación de que se
prepara algo inicial. El comienzo no requiere nunca tal conrmación.
Sólo el dios de la cultura cristiana necesita a1 diablo para conrmación
de su deidad.
El pensar [Er-denken] del ser [Seyn] no tiene de qué ocuparse, pues
es acaecimiento-apropiador del ser [Seyn] mismo y nada fuera de él.
La losofía, que prepara a1otro comienzo, alcanza su posición funda-
mental y con esto su esencia, no a _travésde un tránsito compensador a
partir de la metafísica, sino sólo a través de un salto a un todo otro
pregimtar, lo que pone un abismo entre el pensar según la historia del
ser [Seyn] y la metafísica. Porque la compensación le es extraña, tampo-
co conoce la subversión (la revo1ution), a través de la cual respectiva-
mente sólo entra en movimiento un desarraigo, que tarde o temprano
revela su carácter destructivo. Ni compensación ni subversión, pero sí
la fundación del fundamento que ocultamente aguarda, no sostenible
en ente alguno, del a-bismo como el que el ser [Seyn] se esencia, es la
única pasión del pensar según la historia del ser [Seyn]. Mientras el
preguntar según la historia del ser [Seyn] tenga que pensar en la des-
trucción (Ser y tiempo),* a causa de la confrontación tan sólo histórico-
fundante no historiográca, aquí este des-montaje tendrá como su
objeto lo que en el curso de la historia de la metafísica tenía que ser

* Sein und Zeit, en Gesamtausgabe, tomo 2, ed. por F.W. von Herrmann, Francfort del
Meno, 1977, 5 6.
14. La losofía en la meditación sobre sí misma 69

ajuste del primer comienzo, residuo de él y autorización de las conse-


cuencias de una necesaria omisión (de 1a fundación de la verdad). La
destrucción no es destructiva en el sentido de la destrucción por la
destrucción, es descubrimiento del comienzo, para restituirle su pri-
mera inicialidad en la inagotada plenitud y en el apenas experimentado
extrañamiento. Ya la pregunta de la recomenzante meditación por el 67
sentido del ser [Seyn] se encuentra más allá del nihilismo metafísi-
co, con ello también fuera de lo que se intentó y se aspira para su su-
puesta superación al interior de la metafísica, es decir del pensamiento
moderno en particular. El radicalismo que se encuentra en todo co-
mienzo y se inclina a su más íntima autoamenaza a1 desarraigo, es
entonces de auténtica esencia, cuando se sabe como conservación del o-
rigen.*
El pensar inicial en el otro comienzo piensa [erdenkt] la verdad del
ser [Seyn]. Pensar [Er-denken] no mienta justamente un arbitrario
inventar e idear, sino pensar que es acaecido-apropiadoramente y como
tal se realiza. El o-rigen del ser [Seyn] es el acaecimiento-apropiador de
su verdad y la decisión, que se abre con ella pero todavía indecisa, por la
fundación de esta verdad contra ella o sin ella. La omisión de la mdación
es el necesario destino del primer comienzo. La verdad no desaparece y
no puede desaparecer mientras el ser se esencie y el ente como tal sea.
Pero la verdad se extravía en la enajenación de la inesencia como verdad
en el sentido de corrección, y el ser pierde su origen, se salva en la
maquinación y empuja por n la losofía a una apariencia de
radicalismo, que como autocerteza del yo pienso eleva el olvido del
ser a principio inexpreso y difunde el modelo infundado de un aparente
comienzo de la losofía, al que no se puede sustraer tampoco esa
metafísica que supone haber superado a Descartes y a la prehistoria de
la modernidad hasta el siglo XIX a través del retroceso a la Vida.

* En el original IJr-sprungf acentúa el sentido de salto originario que se puede percibir en


la composición de la palabra. lN. de la T.]
70 III. La losoa

II

68 15. La automeditación de la losofía como confrontación histórica*


(La con-frontación entre la Metafísica y el pensar
según la historia del ser [Seyn])

La historia del pensar es la historia del ser [Seyn], del modo como
éste dona su verdad al ente, para dejarlo ser como un tal; esta historia
de donación se convierte desde su primer comienzo y a través de éste
en una historia de la negación de la esencia de la verdad, negación que
tiene por consecuencia que una fundación de la verdad del ser [Seyn]
es omitida y reemplazada por expedientes, que nalmente conducen a
la indiferencia con respecto a la esencia de la verdad y aseguran a lo
ecaz, precisamente explicado como real, el derecho de serlo verda-
dero. Este arbitrio y perplejidad se difunde apenas la negación de la
esencia de la verdad ha entregado el ente en totalidad al irreconocible
abandono del ser. Pero el abandono del ser puede convertirse en el
primer crepúsculo del rehuso, en seña hacia el esenciarse del ser como
evento-apropiador.
La automeditación de la losofía entra en la sospecha de un conocer
del conocer, que tememos, como un girar sin fondo en torno del propio
vacío.
Este temor tiene razón si toma la meditación sin sentido y entiende
por ella: detrás del conocer como proceso presente ante la mano,
69 describiendo-explicando, hallando condiciones, proseguir hacia otro
presente ante la mano conocido y que aparece como conocido.
Pero conocer del conocer puede ser también: volver a la claridad del
esenciarse del conocimiento (a su pertenencia a la verdad del ser [Seyn]).
Allí el conocer se convierte aparentemente en un conocido, aquí el
conocer deviene más cognoscente, porque salta a la historia misma del
ser [Seyn].
La confrontación histórica (resonancia y pase) traslada a aquellas
posiciones fundamentales, en las cuales y a partir de las cuales los
pensadores ya no están de acuerdo, donde conformidad es impedida
en lo esencial, puesto que ningún acuerdo del opinar en lo mismo es
todavía capaz de llevar una verdad.
La con-frontación traslada al estar dispuesto esencialmente y cada

* Cf. la confrontación con Hegel, XXIV. El ser [Seyn] y la «negatividad»; cf. conclusión y
anexos del curso sobre Nietzsche, p. 39 (Nietzsches Lehre vom Willen zur Macht als Er-
kenntnis, curso de Friburgo, semestre de verano 1939, en Gesamtausgabe, tomo 47, ed.
por Eberhard Hanser,Francfort del Meno, 1989,pp. 277 y ss.).
15. La automeditaciónde la losoa comoconfrontaciónhistórica 71

vez único a través de la disposiciónfundamental; ésta no es ningún


sentimiento errante, que además de pasobaña al pensar con sus ondas,
sinoel tranquilo disponera la singularidaddel pensamientofundamental
uno y respectivo.Pero éste no recibe su plenitud de 1a extensión de la
posibleaplicación,sino de la esencialidaddel proyectodel ente sobreel
ser mientras el pensar permanezca metasico. Por ello confrontación
nunca es cómputode correccióne incorrecciónde teorías y opiniones;la
representacióndel maestro de escuela,de que los pensadoreshicieran
sin embargorespectivamenteerrores, que tendrían que ser eliminados,
tiene su lugar en la escuela, pero no en la historia del ser [Seyn] y
nunca en el diálogode los pensadores.
Pero porque erudición y magistería de escuela desde hace mucho
tiempo determinan el parecer públicosobrela losoa y orientaciones
losócas y susconfrontaciones y la épocapresente,conformeal triunfo
denitivo del historicismo, se toma de tales pareceres cada vez más
decididamente, esto quiere decir aquí cada vez con menos decisión,es
necesario un desprenderse expreso del presente. Pero ello signica:
necesitaríamos saber acerca de cómo el presente se relaciona con la 70
losoa y su historia.
Sin embargo,este saber se mueve, a pesar de su importancia, en un
ámbito marginal que, apreciado a partir del pensar esencial, podría
quedar abandonadoa su propia inesencialidad.
Pero puestoque el pensar[Er-denken] del ser[Seyn] nunca es análisis
de algo presente ante la mano, un apartado observar corrientes y
situaciones espirituales, sino un tratar, por ello tiene que ser asumida
aún la molestia de una meditación sobre lo actual y con ella la apariencia
de que debiera pues lo presente ante 1a mano sólo ser descompuestoy
deducidoa modos y tipos, en lo posiblehasta en la creenciade llegar
a través de tal procedimientoposteriormente a otra actitud. Pero este
aparente análisis es en verdad sólo la realización de la con-frontación
que acabaen el presentey su exterior, en la que pensantementetratada,
es decir tiene que ser sondeaday soportada una decisión sobre el ser
[Seyn]. Se puede, mientras la auténtica realidad de nuestra historia (la
indigenciade la ausenciade indigencia)nunca seaexperimentada,captar
cada meditación únicamente según lo que ella proporciona en
conocimientos;se puede eludir lo decisional. Que se puede esto, sin
conmocióny puesta en riesgo de la supuesta seguridad sobrela propia
asumida esencia humana, es uno de los muchos testimonios
irreconocibles acerca de cuán infundadamente la losofía oscila hacia
aquí y hacía allá en lo inesencial:ora es fenómenode la cultura, ora un
medio de formación,ora un demasiadotemprano reemplazo negadorde
la fe. Se torna afanosapor lo real, todo lo que la rodea, sólonunca ella
misma. ¿De dóndeprocedeeste destino?
72 III. La losofía

A través de las crecientes posibilidades de educación de la modernidad,


que siempre tienen tan sólo por consecuencia la incultura que las excede
y lo pretencioso y rígido de una aparente formación, la relación de nuestra
época con la losofía es desde hace tiempo ya en sí confusa. Las
71 posibilidades de formación remiten por adelantado la losoa entre
los objetos dela formación, sea ésta tomada en el sentido esencial de
la conguración de vida segura de su medida o en el inesencial de una
culturosidad fragmentaria. La losofía permanece en ello siempre un
objeto, una fuerza, un medio, que es atendido, tomado y utilizado en
medio del círculo jado de las organizaciones de poderío del hombre.
Se puede intentar desenredar esta confusa relación con la losofía a
través de un renovado esfuerzo de comprensión de las obras de los
grandes pensadores. Tal trabajo es inevitable; pero corre el peligro de
enceguecer mediante la luz que enciende; pues favorece demasiado
fácilmente el recurrir a uno de los pensadores más antiguos y ocasiona
renovaciones, que por momentos engañan en la huida de lo cuestionable.
La atención más vigorosa de las obras puede reivindicar por sí una
mayor seriedad que la que podría aportar la comparación historiográca
externa, moviéndose hacia aquí y hacia allá, de todos los puntos de vista
con todos.
El recurso a las obras no garantiza aún una actitud clara y
consolidada, que una con-frontación histórica sería capaz de llevar.
Por ello se requiere un examen meditante a fondo de las formas
dominantes de relación con la losofía. Hallamos:
1. la asunción historiográca de una losofía más antigua (Kant, He-
gel, Tomás de Aquino, Nietzsche) y la adaptación de ésta a la situa-
ción temporal vista respectivamente de modo diferente. El punto de
vista y el principio de las losofías asumidas son representados
con diferentes grados de fuerza de entendimiento, en la mayoría de
los casos modicados y hasta enriquecidos a través de una presenta-
ción y aplicación conforme a la época. Sin embargo, esto acaece,
a) para continuar promoviendo la losofía como bien cultural tra-
dicional a través de una erudita ocupación con ella;
72 b) para emplearla como medio de defensa, ampliación, disposición
ideológica de una actitud creyente;
c) para tener a mano en ella el medio de la aclaración moral personal
y a1 mismo tiempo una acumulación de puntos de vista y aspectos de
la interpretación y orden de los fenómenos del mundo y de la vida.
Encontramos luego
2. el cómputo historiográco de la losofía transmitida historiográca-
mente sin preferencia expresa, decidida y fundamentada de un pen-
sador singular. El propósito intenta,
a) extraer una losofía nueva e historiográcamente más abarcado-
15. La automeditación de la losoa comoconfrontación histórica 73

ra, en la que una extraña objetividad considera respectivamente


valioso diferentes cosas en el ideario de los singulares pensado-
res;
b) promover la losofía en sf y su progreso cientíco. En ello es
conductorala representaciónde que por encima de los casostempo-
rales de los pensadores singulares y de sus inevitables puntos de
vista ota y se teje una losofía en sí, en la que con pertinente y
oportuna eliminación de los errores, conel tiempo todolo correcto
sería recogido.
Aquella asunciónhistoriográca de determinadaslosofías singulares
y estecómputohistoriográco de toda losofía vigente soncompendiables
comoel emprendimiento losóco de la erudición losóca, usual en
todos los países civilizados, ejercitado sobre todo en las escuelasde
segundaenseñanzay superiores.De él se nutre luego la excrecenciade
un losofar más libre periodístico,servidor de una literatura diaria,
que toma la actualidad comocriterio de eleccióny modode tratamiento
de los problemas. Problema rige aquí como título para cuestiones,
que no son tales.
Hallamos además
3. el rechazo de la losofía, en parte porque es consideradainútil, por
no ser capaz de proporcionar inmediatamente conocimientos cientí- 73
cos ni reemplazar en lo más mínimo; luego porque comomera re-
exión inhibe y estorba el camino directo y frescodel querer cono-
cer; pero nalmente porque como terreno de cultivo del afán de duda
es consideradapeligrosa. Este apartar de un empujón la losoa
es, hasta en la forma del simple pasar por ella, en la mayoría de los
casosmás serio que el celonegociadorde la erudición losóca. En la
mayoría de los casosel rechazosurge de los puntos de vista de creen-
cias religiosas, políticas y artísticas. El aparecer histórico de la lo-
sofia es tomado en conocimientocomouna curiosidad historiográ-
ca, hasta a veces expresamente apuntado para prevenir contra la
losofía, dondela referencia al permanente cambiode posicionesy a
lo opuestode los resultadoses desplegadocomoun medio de espanto
particularmente impresionante.
Hallamos además
. La indiferencia con respecto a la losofía. Prospera preponderante-
mente en medio de la erudición losóca, pero también allí donde
circuitos de tarea de importancia Vital (la técnica, el comercio, las
cienciasy nalmente el emprendimiento cultural general) exigen
exclusivamenteel cálculoy el obrar del hombre.Aquí no se despierta
el esfuerzopor una decisiónlosóca, ni se llega a un rechazoy toma
de posiciónde la losofía. Los grandes pensadores,es decir su fecha
de nacimiento y muerte, son a lo sumo a veces una ocasión totalmen-
74 III. La losofía

te sin compromiso de conmemoración, propiamente sólo se festeja el


hecho de que aún no se ha olvidado esas fechas. De este modo no
podemosver en la más celosaindagación,sólopor nombrar tales ce-
lebracioens más recientes, las celebraciones de Hegel en 1931 y el
congreso sobre Descartes en 1937, que han producido de esencial para
la losoa más que una alternativa conrmación de todos los parti-
cipantes del emprendimiento losóco.
Hallamos nalmente
74 5. todo esto asunción historiográca de singulares losoas, cómputo
historiográco de todas, el rechazode la losoa, la abierta y oculta
indiferencia con respecto a ella- mezclado sin distinción, de modo
que preponderaarbitrariamente e inasible en sus fundamentosora
una actitud ora otra. El predominio de esta mezcla, en la que cada
escritor y orador sepuedeanunciar y ocultar y contribuir al acrecen-
tamiento de la literatura, es la verdadera marca distintiva de la
ausencia de sentido. Esta situación no rige menos para Europa que
para América y Japón. Tal ausencia planetaria de sentido, con res-
pecto a la cual puntos de Vista de creencias políticas y religiosas son
sólo un eludir pero ningún dominio, no es hoy penetrable por noso-
tros en su esencia. Sería funesto que quisiéramos simplemente po-
ner a un lado esta situación mundial comoalgo sin valor, comodeca-
dencia e incapacidad. Y aun más errónea sería la opinión de que en
época de impotencia y desgano por la palabra esencial se podría apar-
tar alguna vez esta situación, de la nochea la mañana, a través de la
publicación de un libro. .
¿Porquédecimosfalta de sentido?Por doquier en estasrelaciones
con la losoa no reina en parte alguna una meditación sobre su esencia,
de manera que lo que tiene por pensar fuera puesto en cuestión y asumido
en su plena cuestion-abilidad: sin apoyo y sin protección, sin subterfugio,
sin embargo con un estar dispuesto a dar aquí con una necesidad propia
de la losofía, que surge de la singularidad de su esencia. Si tal
meditación estuviera en obra, entonces desde hace décadas ya ninguna
literatura losóca habría podido imponerse.
Tal meditación sólo es posible como confrontación con la historia,
historia en la que la losoa sólo es. Por ello, tenemos que aprender a
saber siempre más claramente lo que tal confrontación mienta
(precisamente también a diferencia de la refutación historiográca). Sí,
75 esto eshasta una condición esencial para la realización de la confrontación,
saber que ella no refuta y no puede orientarse a refutar.
Todo pensador esencial es irrefutable (el pensador esencial es aquel
que en la historia del ser ha ganado una posición fundamental originaria
y por ello singular). Irrefutabilidad no mienta aquí acaso sólo que a un
sistema no se lo logra prender y atravesar con razones contrarias para
15. La automeditación de la losoa como confrontación histórica 75

demostrar una falsedad o incorrección, sino que un tal propósito en sí es


ya inadecuado y por ello un caer fuera de la losoa.
¿Por qué? Porque con cada posición fundamental está puesta
conjuntamente la esencia de la verdad y con ello la verdad losóca;
ninguna determinación esencial de la verdad está contra la otra en el
sentido del mero rechazo; por ello tampoco a favor de ella en el sentido
de la mera asunción, sea en parte, sea completamente.
Pero sí están las posiciones fundamentales respectivamente según
su originariedad una contra otra, en tanto cada una desde sí en su
respectiva singularidad- fundamenta la singularidad histórica esencial
del ser y su Verdad y esto quiere decir elevar a la indigencia. De ello
resulta la exigencia: volver siempre de nuevo a tales posiciones
fundamentales, para a través de la confrontación con ellas ser impelidos
a la singularidad de un preguntar originario.
La confrontación es un preguntar al encuentro

1. de modo que ambas posiciones fundamentales se excluyen y así al-


canzan el uno contra otro y se fuerzan a la singularidad;
2. de modo que esta exclusión al mismo tiempo es la a-signación a una
necesaria pertenencia a lo únicamente cuestionable del pensar.

(Con ello para la confrontación histórica de tal tipo no hay progreso


dialéctico alguno de la sobreasunción,* sino lo incompensablepor la razón
de su respectiva singularidad).
Para ello se requiere por cierto un saber histórico (no de meros 76
conocimientos historiográcos), que sólo procede de un preguntar
originario, para experimentar en lo esencialmenteincompensablecomo
tal, precisamente, la pertenencia a lo único (y su inaccesibilidad) y para
escapar en todo lo por pensar al peligro del compensar en una vacía
comunidad, común que es insinuado precisamente a través de la
mismidad y la correspondencia de las palabras fundamentales y de los
conceptos de palabras corrientes. (¡Pero la palabra!)
Sin embargo se encuentra en la esencia de todo lo histórico y sobre
todo en lo creado en el pensar y poetizar- que se puede tomar de todos
modos a voluntad y sin tener que responder por las consecuencias; y
para la época moderna del historicismo hay indenidas posibilidades.
Se puede, por ejemplo, tomar la losofía de Kant (¿en qué consiste?)

* Vertimos el vocablo hegeliano Auíhebung, de discutida traducción, por sobreasunción,


tal como ya lo hiciéramos en la traducción al castellano de Hegel, tomo 65 de Obras com-
pletas del mismo Heidegger. [N. de la T.]
76 III. La losoa

por incorrecta (¿y qué signica esto?). Se puede hacer de ello y de la


demostración de su incorrección un trabajo profesional y de la vida. Sólo
que ello no es ningún losofar, ningún interrogar la esencia del ser.
Donde ello es realizado de modo esencialmente justo, el pensamiento
de Kant no aparece para nada como objeto, sino como preguntando
conjunta y previamente la misma pregunta. Por eso, no está sometido a
discusión si Kant habría hecho algo correcto o falso, sino si nosotros
somos capaces de reexionar acerca de la verdad de su pensar, es decir,
de copensar más originariamente (no más correctamente).
Con-frontación pensante es apertura cuestionante hacia la asignación
a la cuestionabilidad del ser:
Preguntar y decir más originariamente no signica pensar más
correctamente, sino recuperar respectivamente la necesidad del
preguntar lo más cuestionable y desde él osar una singularidad.
Nunca jamás refutación (ella es la Verdadera blasfemia con respecto
a los lósofos, es decir, la herida más grave de su esencia), sino cada
vez sólo sondeo del fundamento, riesgo del ab-ismo del ser [Seyn], del
ser [Seyn] en tanto del ab-ismo.
La con-frontación es, a saber, en esencia respectivamente superación;
77 sólo que superación no ha de ser pensada en el sentido de un llevar a
caborefutante a favor incluso de un progreso. Superado no es el pensador,
para el que rige la confrontación, sino son superados aquellos que osan
la confrontación; superado es el peligro y afán del mero apoyar y asumir,
del no más preguntar y del mero invocar a algo decidido. Por el contrario,
el pensador, para el que rige la confrontación, se remonta a su posición
fundamental y se torna un cuestionable, de modo que su preguntar más
propio se desprende del ligamiento a los aparentes resultados, teorías
y proposiciones y tan sólo como un tal liberado deviene él mismo la
liberación del pensar en el espacio de juego de la cuestionabilidad de lo
más cuestionable una asignación interrogadora, de apertura, al ser
(de-strucción en Ser y tiempo)?
La confrontación histórica no empuja historiográcamente la historia
al pasado y no soporta para nada la historia como pasado, tampoco como
el acaecer del respectivo actualizar conforme al tiempo. La
confrontación histórica no erige sólo modelos en medio de lo pasado,
porque también éstos demasiado fácilmente quedan como las
contraimágenes de un presente necesitado de espejarse a sí mismo. La
confrontación histórica libera la historia del pensar a su futuro y pone
así ante el camino de lo futuro las oposiciones esenciales, insuperables,

* Gesamtausgabe, tomo 2, 5 6.
15. La automeditación de la losoa. como confrontación histórica. 77

sólo equiparables a través de una singularidad expuesta del pensar


inicialmente interrogador.
Sólo cuando satisfacemos esta medida somos pensadores precursores
de los pensadores futuros. Y tal vez es el modo a nosotros posible del
satisfacer la clara y rigurosa renuncia a todo lo inadecuado de esta medida
de la esencia de un pensar pensante. La larga educación a tal renuncia
enciende un saber que excede esencialmente a toda nueva mezcolanza 78
sumada desde lo vigente inexaminado y saca a la lejanía con respecto al
ser [Seyn], como primera cercanía a la decisión entre divinidad y
humanidad.
Porque sin embargo desde largo habituamiento pensamos sólo así,
que o acechamos resultados, para descansar en su invocación, o bien
apelamos a convicciones preconcebidas, para con su ayuda aclarar todo
para obtener una completa satisfacción, por ello la estancia intenogadora
en lo cuestionable tiene que parecemos extraña. En último término o
nunca, puede ella abrirse como lo que es: como saber en el sentido de la
instancia en la esencia de la verdad del ser [Seyn] (cf. 97. El pensar
según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser).
La confrontación, que es inminente y que según su modo esencial
decide en general sobre la posibilidad de la losofía, es aquella con la
losofía de Occidente en la totalidad de su historia. La totalidad de su
historia no es determinada aquí a través de la integridad de la
introducción historiográca de todas las opiniones doctrinales y de sus
dependencias, sino a través del concebir el comienzo de esta historia, su
inevitable defección del comienzo, la autosalvación de su defección
(Descartes) y su acabamiento (Nietzsche). La totalidad así concebida de
la losofía occidental en sus posiciones fundamentales es esta losoa
como metafïsica. El nombre no designa aquí una disciplina de 1a
losofía entre otras; no mienta ninguna disciplina como parte de
la enseñanzay asignatura, sino signica el modo fundamental del pensar
pensante de la historia vigente del pensar, manera fundamental de
pensar en tanto de un pensar del ser predomina y lleva todo lo que se
quiera repartir en la lógica, ética, estética, etc., repartición misma que
permanece aún una consecuencia del modo metasico de pensar, aunque
tampoco ninguna necesaria. No obstante, subsiste como peculiaridad
del pensar metasico el haber sido llevado a cabo aun por los pensadores
más esenciales (Leibniz, Kant, por ejemplo) a menudo a partir del
encuadre de las disciplinas (lógica, ontología) y ello justamente allí
donde tenía que hacer saltar el marco. De este modo, el título de la obra, 79
en la que se inicia el acabamiento de la metafísica, La ciencia de la
lógica de Hegel, tampoco puede ser tomado de ninguna manera como un
apoyarse exterior y casual en la losofía escolar. Este título es más bien
la más aguda y completa caracterización de esta posición metafísica
78 III. La losofía

fundamental moderna: ciencia es 1a losoa en el sentido del contexto


de fundamentación incondicionalmente cierto de las proposiciones (de
la mathesis). Y esta ciencia se realiza y fundamenta como lógica, con
lo cual se dice que aquello que es por saber en este saber, es proyectado
y desplegado al hilo conductor del Áóyot; en el sentido del pensar
incondícionado de la razón absoluta; así el saberseincondicional (ninguna
condición en el interior de y según su modo admitiendo para sí). La
metasica prepara su acabamiento en la gura de la lógica absoluta.
Este acabamiento se torna completo a través de la desacreditación y
destitución de 1alógica en el pensamiento de Nietzsche. Esta destitución
evidentemente no se convierte en apartamiento, sino muy por el contrario
en aquello que necesariamente permanece exigido como contrajuego,
para pensar a1ser como devenir y en el devenir plantear al verdadero
ser como la vida.
La próxima confrontación, tan sólo gracias a 1acual la losofía podrá
comenzar de nuevo como losofía, es la confrontación con la metafísica
en su historia como tal; ello quiere decir: las posiciones metafísicas
fundamentales tienen que ser reliberadas tan sólo y al mismo tiempo en
la singularidad de su preguntar y poner su futuridad en juego (su
futuridad se esencia respectivamente según la resonancia de la verdad
del ser [Seyn]).
La con-frontación histórica sienta a aquéllos, que están en ella de
modo diferente, respectivamente hacia lo propio y singular de su posición
fundamental única en el preguntar de la pregunta por el ser. La
confrontación histórica nunca es una añadidura procurable a veces al
80 verdadero pensar, sino es un rasgo fundamental del mismo pensar
según la historia del ser [Seyn]. Por el contrario, lo que fácil y
continuamente tiene la apariencia de la confrontación histórica, el refutar
historiográco de teorías y opiniones losócas, inagotable porque a
través de cada presente siguiente provisto de nuevos puntos de vista,
permanece asunto de ocupación de los historiógrafos de la losofía. Pero
precisamente porque para la losofía, no para 1a erudición losóca
historiográca, la superación del historicismo es la indigencia, por ello
la confrontación histórica se convierte en única necesidad.
La con-frontación: aquélla entre la metasica en su historia y el pensar
según la historia del ser [Seyn] en su futuro.
IV. ACERCA DEL PROYECTO DEL SER [SEYN]

(Palabras esenciantes)
(La sentencia según la historia del ser [Seyn])
16. Ser [Seyn]

¿Quiénlo imagina: ser [Seyn] el evento-apropiador?


Evento-apropiador que ad-judica a re-solución recíproca la réplica
y sus re-plicantes, la contienda y sus contendientesy comoel acaeci-
miento-apropiadorde esta ad-judicaciónaclara al ab-ismo,en el claro
mismo se funda la esencia de su verdad, es decir de la más inicial.
El ser [Seyn] nada divino, nada humano, nada mundano, nada te-
rrenal y sin embargoa todo en uno el entretanto inexplicable, ine-
caz,fuera de poder e impotencia se esenciael ser [Seyn].
Inevitable para el hombre, quien así se encuentra en lo abierto del
ente, él mismo siendo, relacionándose, sosteniendo a1 ente.
A partir del ente el ser [Seyn] nunca es explicable, porque el esen-
ciarse del ser [Seyn] señala lo abismoso, que niega toda apelación al
ente, en cuanto el abismo fuerza únicamente hacia el ser [Seyn]. Por ello
la fundación de la verdad del ser [Seyn] no pertenece al hombre presen-
te ante la mano y viviente, sino al serahí para la instancia, en el que
el ser humano en algunos tiempos tiene que transformarse.
El ser nunca es pensable primero y sólo con respecto al ente, aunque
el ente ante todo y siempre pretende tal cosa.
Tal vez esto sea el fundamento del inicial avance y primacía del pre-
senciarsey del presente y de la estabilidad, avance en el que el ser
[Seyn] como (evento) se niega aún por mucho tiempo. .
El brillar mismo como modo del presenciarse deviene luego brillo
aparienciadelo simplementeestable(cf. 17.Ser comoÓÜCMC).
La estabilidad originaria concebidasegúnla historia del ser,de igual
manera el originario presenciarse, no proceden de un ensanche y enri-
quecimientodel ahora, sino son con ésteel sosténde la caíday suble-
vación en la réplica y en la contienda.Comososténson esenciales,pero
en su esencialidad procedentes del evento: mas esto es la lucha sin paz
y sin guerra (el proporcionar que se dona alternativamente en esencia)
entre réplica y contienda.
Ré-plica es la decisiónesencialentre la divinidad autoasignantede
los dioses y la humanidad del hombre.
Contienda es la adjudicación de la esencia de mundo y tierra.
La lucha entre ambos es en esencia aclaradora, y lo aclarado es por
último él mismo como lo que se rehúsa, el fundamento ab-ismoso.

[81]
82 IVÏ Acerca del proyecto del ser [Seyn]

Este claro es la verdad del ser [Seyn], ser [Seyn] mismo que es la
verdad.
A partir del mundo y de la tierra, del hombre y del dios pero ala
vez siempre desde su contienda y su réplica y antes desdela lucha de
éstas- puede y tiene el ser [Seyn] como evento que ser interrogado pen-
santemente.
El ser [Seyn] se esencia como la resolución de la réplica y de 1a con-
tienda, ala vez en el modo del acaecimiento del ahí, en tanto fundamen-
to del claro que reina en el evento-apropiador.
La re-solución lleva tan sólo aclarando en su esencia la réplica de
este modo autoaclarante y su re-plicado (divinidad y humanidad), igual-
mente y en el cruce de esta réplica la contienda que se inaugura a sí
misma y su abierto (tierra y mundo) quiere decir: en su elevarse al ab-
ismo, como el cual el ser [Seyn] acaece. La re-solución es evento-apro-
piador.
El interrogar del ser [Seyn] nunca llega separado primero del ser
[Seyn] y en cierta manera sorprendiéndolo sobre éste, sino que él mis-
mo es antes sólo un considerar la entidad del ente, olvidándose y servi-
cial a1 ente, en el fondo acaecido-apropiadoramente por el ser [Seyn].
La resolución no Inienta liquidación y apartamiento, sino inaugura-
ción, aclarar del claro eventoapropiador como resolución-, resolución
esencialmente al abismo.
85 Este preguntar es en sí ya acaecido por el ser [Seyn], quiere decir: es
realizable sólo desde la instancia en el ser-ahí.
Con tal instancia queda tomada la decisión de que el hombre ya no
piensa adecuadamente el ser hacia sí como el subiectum competente-
en el sentido de un accesorio ulterior general del ente (como la entidad),
donde pensar es el representar en general. Con instancia piensa el
hombre al modo del ser-ahí en el salto proyectivo al claro mismo; el ser
[Seyn] antes y fuera de toda coordinación con el ente ya interpretado.
En tal pensar salta el hombre por encima de su esencia vigente (animal
rationale); pensando más allá de sí desde el salto a1 evento-apropiador
no piensa el ser [Seyn] hacia sí, sino antes a sí en esencia en el ser
[Seyn] y su claro. No ha delatado la transformación de su propia esencia
sino previamente trasladado a su sitio todavía infundado, que tan sólo
como historia de la custodia de la verdad del ser [Seyn] deviene ser-ahí
(cf. VII. El ser [Seyn] y el hombre).
El ser [Seyn] exige ahora ganar su más propia esencia. En esta sere-
nísima coacción se encuentra oculto el comienzo de otra historia del hom-
bre. Permanece la decisión de si el hombre es capaz de experimentar la
indigencia preparada de antemano a través de tal coacción, si conoce
ese fuerte y largo ánimo, que excede esencialmente todo poder, violencia
y anquilosis.
18. Ser [Seyn] como palabra 83

17. Ser comoQúouc

Del ser como43601:


(el surgenteponerseen la subsistencia)se origina el
avancedel presente(del presenciarsey estabilidad) y conésteel afán de
conservación y la voluntad de eternidad en el sentido de duración, la
preferencia de la realidad y de la ecacia servicial a ella.
En el horizonte de este esenciarse del ser aparece el hombre en pri-
mer lugar en su condicióncorporal comolo duradero,es decir ente, y de 86
este modo la animalidad se convierte en la primera determinación
pensadametafísicamente;devieneobjetode conservaciónprecisamente
al interior de la experienciade su caducidad.La referencia al ente (es
decir a lo presente-estable), experimentada al mismo tiempo, es conce-
bida como voc- percepción y lo perceptible mismo tomado como apoyo y
sostén en el cambio.
Por doquierestá en juegoesaprimera verdaddel ser como43601¬
según diferentes versiones; lo natural en sentido cósicoqueda en
ello sólo como una forma de la próxima pre-senticación, no es lo meta-
físicamentedecisivosino recibe su rol de la esenciade ser de la «túmc.

18. Ser [Seyn] como palabra

Ser [Seyn] degenerado nalmente en la metafísica en una palabra


desgastada,vacía, que apenasanuncia aún el ya mismo irreal despren-
dimiento del pensamiento de todo lo real en lo inecaz e irreal, el com-
pleto desierto del representar inobj etivo.
Ser [Seyn] gana en el pensar según la historia del ser [Seyn] el rango
único de la palabra fundamental del silencio ab-ismoso, la sentencia
oculta en ella (que sea por fundar en el ser-ahí y como ser-ahí la esencia
de la Verdad e instituir el entretanto de la resolución de las réplicas más
simples y decididas) es la fractura, a través de la cual cada ente dura y
escarpadamente cae hacia el ab-ismo, el que sólo devuelve una vez más
el ser al ente y al hombre la determinación en la asignabilidad al ser
[Seyn].
Ser [Seyn] metafísicamenteun mero sonidoindiferente, segúnla
historia del ser [Seyn] la calma, que retiene a cada tormenta, de las
incalculables decisiones.
La palabra como tal pertenece en esencia a la resolución y es sólo
sabible como perteneciente al evento-apropiador.
84 IVÏ Acercadel proyectodel ser[Seyn]

87 19. El ser

En el primer comienzo:el surgimiento (cbúouc),


el presenciarseque se
despliega (que se abre).
A1 n de este comienzo:el último humo de una realidad evaporada
en la vida, la maquinación que se hace hegemónica como autorización
del poder.
En el otro comienzo:el evento-apropiado);lucha de la réplica y de la
contienda como claro del abismo del entretanto.
El surgimientoy el eventollegan a la con-ontación segúnla historia
del ser [Seyn].
El surgimiento devieneinfundado en su inocultación y ocultación-
causa* presentepermanente y condición e incondicionado,por último
vida que rueda hacia sí misma y de regreso.
El evento-apropiadores el fundamento como ab-ismo del claro, ga-
nándose en la lucha de 1aréplica del dios y del hombre con la contienda
entre tierra y mundo.

20. La nitud del ser [Seyn]

La expresión nitud ha sido elegida en el marco de un inevitable en-


tendimiento historíográco y separaciónante el pregimtar vigente.Esta
palabra subyace en muchos malentendidos; se puede pensar en la dis-
tinción del idealismorelativo (kantiano) y absoluto. Sepuedeincluir
a una con ello la representación cristiana de la creaturidad de todo ente
y se puede al mismo tiempo volverse una víctima de la trampa de la
dialéctica, en cuanto se da a considerar que cadavez conel planteo de
lo nito siempresehaya ya pensadotambién un innito. Setoma aquí
por doquier lo nito en el sentido de algo reducido y a saber de una
reducción de ente, se piensa nitud metafísicamente.
88 La nitud del ser [Seyn] mienta sin embargoalgo completamente
diferente: la a-bismosidaddel entretanto, al que lo noedor de ninguna
manera pertenece como carencia y límite, sino como distinción; la ni-
tud del ser[Seyn], cuandoen general pensadacomoseparaciónde otra
cosa, no ha sido referida ala innitud del ser [Seyn], sino a la innitud,
es decir incondicionalidad del ente;pero ello quiere decir: a la primacía
del ente ante el ser, de manera que éste desciendea un suplemento.
Finitud del ser [Seyn] es ya una expresión repleta, que debiera condu-

* En el texto original Ur-sache, acentuándoseel sentidode origen que otorga el prejo.


[N. de la T.]
20. La nitud del ser [Seyn] 85

cir la meditación de manera muy malentendible a no mentar una de-


pendenciadel ser[Seyn] con respectoal ente y ya para nada una redu-
cibilidad del representar del ser,sino la singularidad de la abismosidad
del ser [Seyn] como evento.
La nitud del serahí sin embargo -1a instancia en el claro de la
resoluciónde réplica y contienda es una consecuenciaesencialde su
acaecimiento-apropiador esencial a través del ser [Seyn]. Historiográ-
camentese puede,aunque nunca con bastante reserva, indicar esta -
nitud del ser ahí a través de la instalación de la esencia humana en la
referencia al ente como tal. Pero tal indicación nunca es el pensar [Er-
denken] del esenciarse del ser [Seyn] mismo, pensar para el cual la ca-
racterización del ser [Seyn] a través de la nitud permanece desde el
comienzo superua y molesta.
El intento que asume el escrito Kant y el problema de la metafísica,*
de dilucidar por camino historiográco un comienzo totalmente otro
de la historia del ser [Seyn] y hacerlo comprensible, tiene que fracasar
necesariamente; condujo a equiparar historiográcamente y en lo esen-
cial a aniquilar el intento del pensar que comienza. La consecuencia es
luegola curiosasituación: por una parte Sery tiempo** esinterpretado
como una continuación y complemento de la Crítica de la razón pura y 89
de su antropología y conello computadohistoriográcamente y hecho
indiferente; por otra parte sejuzga la interpretación de Kant como uni-
lateral y haciendo violencia. Según el efecto historiográco -que vis-
to segúnla historia del ser[Seyn] en todo casono tiene peso- no ha sido
lograda una dilucidación de Ser y tiempo ni producida una interpreta-
ción dela Crítica de la razón pura. En verdad, quien es capaz de pensar
a partir del saber de la pregunta por el ser reconocerá otra cosa y no
quedarápegadoal efectohistoriográco. Lo quela palabra conductora
nitud quiere decir y denominar no es una propiedad del ser [Seyn]
y del ser ahí acabadamente comprobable, sino el título inadecuado para
lo más cuestionable de lo que en sí oculta la cuestionabilidad como dis-
tinción.
SegúnKant ser essiempreentidad en el sentidode la objetividad del
objeto.Peroobjetividad no esella misma un objetoy como1oinobjetivo
también sólo una consecuencia esencial del ser [Seyn], de modo que éste
a partir de tal consecuencianunca puede ser pensado[er-dacht] en su
carácter-fundamental. La metafísica nunca puede superarse a sí mis-
ma, ella exigecomoprimera historia del primer comienzodel ser[Seyn]
otro comienzo, que a la vez la inserta en su verdad histórica.

* Kant und das Problem der Metaphysik (1929), Gesamtausgabe, tomo 3, ed. por F.-W. von
Herrmann, Francfort del Meno, 1991.
** Gesamtausgabe, tomo 2.
86 IVÏ Acerca del proyecto del ser [Seyn]

21.Lasentencia
delpensar
según
la historiadelser[Seyn]
Reza: El ser [Seyn] es, el ente no es. Sólo dicil y lentamente superamos el
prejuicio de toda metafísica, que el ente sea lo que sólo es y puede
ser. El es y el ser procedenaquí siempredel enunciadoque diceque
algoes en general(sucedey sepresenciaante la mano),quetal siempre
es también así y así (se presencia y está frente). El es, en cierto modo
nativo del ente, signica el ser en el sentido del presenciarse estable. La
90 incuestionabilidad de este es se atribuye, sin encontrar resistencia, la
determinación y conducción de todos los modos de ser y sus variaciones
(modalidades, por ejemplo). Pero el ser como nomen del habitual es
se descubre como la entidad, que fue proyectada a partir del ente. Este
proyecto no conocela interrogación de la verdad del ser [Seyn] mismo, se
mantiene fuera de toda experiencia de una posible necesidad de la inte-
rrogación de lo que aquí se ha nombrado verdad del ser [Seyn].
En virtud de estainexperienciahasta inicialmente necesariael pro-
yecto del ser [Seyn], como presenciarse estable, toma al ente mismo como
el apoyo predado y el sitio del ser [Seyn]; que aquí el ente mismo siendo
sólo es mientras ya sobresale en el inexperimentado claro del proyecto,
esen cierta manera (la del npórspov cjoúosndel a priori de lo pensa-
do) reconocido. Entre tanto, el modo de este conocimiento sirve sólo para
hacer denitivo el desconocimiento de la cuestionabilidad de la verdad
del proyecto del ser [Seyn] alo largo de toda la historia de la metafísica.
Pero mientras el ser mismo, no obstante, es pensado y su determina-
ción concebida como tarea, se abren en lo sucesivo tres caminos de la
metafísica:

1. El ser es elevadoal máximo ente (¿Jvrcoc 6V),porque presta a cada


ente la entidad (idea);el ser esla apariencia, lo quepresta al ente el
aspectode un tal; la iüïsaes en este sentidoy ámbito Súvauuc auto-
rización de lo presente ante la mano a la presencia y estabilidad,
como esta autorización misma el poder del presenciarse (1aidea pla-
tónica-griega no es la mera representatividad del opinar de modo
subjetivo en el sentido moderno, y no obstante el fundamento e im-
pulso a 1a idea como perceptio y concepto).
2. El ser eslo que igualmente en el ÉnÉKswa c OCIO/RGC ya espretendi-
do explicado desde un tal que 1o hace idóneo (desde el dyaov
91 dKpóTaTov) en su poder (distribución de capacidad).El summum bo-
num es pensado cristianamente como ens entium creans (Deus crea-
tor). El ser es explicado a partir del máximo ente.
3. El ser es transferido a la representatividad e interpretado como objeti-
vidad del objeto para el representar subjetivo, donde el sujeto ora
comocondicionado,ora comoincondicionado,juega su rol de origen.
21. La sentenciadelpensarsegúnla historia del ser[Seyn] ' 87

La metafísica deriva por consiguienteel ser de un máximo ente o


bien lo convierte en hechura de un ente y de su mero representar, o
acoplaambas explicacionesdel ser desdeel ente.
(Para Hegella idea absolutaesel pensamiento
del dioscreadoran-
tes de la creacióny para ésta, dios mismo que es pensado comosujeto
incondicionado.Conforme a él, en el interior del procesode sóloinver-
sión,aparentemente
libre de metafísica,del denitivo acabamiento
de
la metafísica, vuelven todas las formas de explicacióndel ser desde1a
idea, desdedios,desdeel sujetoen cualquierconfusióny mezcla.El
pantanooriginarioqueconcentraestevahoirreexivo ha sidoindicado
a través del remontamiento de todo a la omni-Vida (la vida). Ahora
también la última claridad, que sin embargodistingue todo pensar me-
tasico esencial, se ha borrado denitivamente en la turbiedad de la
evidencia masiva.)
El ser[Seyn]es,el enteno es.Esta sentenciaquieredeciral mismo
tiempoquea partir delente,seacomofueredadopreviamente,conduce
al ser sóloun aparente camino, cuya verdad es experimentable única-
mente en el salto comoclaro y aclarante abismo.
Ya sóloa través del mododel pregimtar, en el interrogar de la verdad
del ser[Seyn],ha sidoésteliberadode todaataduraesencialy de toda
metafísica.
El ser[Seyn]es quieredecir:el ser[Seyn]y sóloel ser[Seyn]esen-
cia su propiaesencia,acaececomoevento-apropiador en el ab-ismodel
claro,que comojuego-espacio-temporal proporcionaal ser[Seyn]el si-
tio, comoel cual hacedevenirla resoluciónentre réplicay contienda 92
instante y fundamento de la historia.
El ser[Seyn]nosedeshace desuesenciarseenel ente,sinolo cumple
en tanto él mismoy de estemodose aclaracomoel abismo,en el que
puedeelevarsey caery permaneceren un planoaquelloqueentonces el
hombre llama el ente.
El ser-ahínoformani liga el ser[Seyn]al hombre;no sóloporqueél
mismo deviene tan sóloel fundamento del hombre segúnla historia del
ser[Seyn],que comienzamás allá de la historiade 1ametafísica,sino
porqueél mismoha sidoacaecido en su esenciaa travésdel ser[Seyn].
Peroel enteno puederegir en parte algunani nuncacomoel mero
reejo y brillo derivadodel ser[Seyn],esincomparable y apartadocon
respectoal ser[Seyn];sólola intervencióndelhombreen la verdaddel
ser[Seyn]fuerzay posibilitauna referencia,graciasa la cualel hom-
bre se relaciona con el ente comotal, que es custodiadoen la estabili-
dad y el presenciarse,porqueello pareceproporcionarel próximoy
único fundamento resistente ante el ab-ismo. La forma suprema de la
estabilidady el presenciarse
esbuscadaen el devenir; inicialmente
aparececomola oposición y exclusióndel ser,peroen verdadbuscala
88 II. Acerca del proyecto del ser [Seyn]

permanencia del siempre otro y quiere la salvación del cambio y del


escurrirse aún en el ser.
La sentencia según la historia del ser [Seyn] apenas puede ser dicha
en la época de acabamiento de la metafísica, que a la vez conlleva una
completa alteración de ésta, sin escapar ala mala interpretación, cuya
forma más rigurosa siempre consiste en que algo pensado es explicado y
hecho comprensible desde lo vigente.
Por ello el pensar según 1a historia del ser [Seyn] puede intentar
arreglarseconuna sentenciaintermedia: el ente es,el ser[Seyn] seesen-
cia. Pero esta sentencia intermedia habla ya según el sentido metasi-
93 co, en tanto adjudica el ser al ente y piensa la esencia como subsistencia
dela esencialidad
(deldela ióïsa),acontezca
ello demaneraplatónicao
cristiano-teológica o también trascendental-subjetiva.
Por ello la sentencia intermedia no puede elevar su pensado auténti-
coy por pensar[Erdenkendes]al saberdecidido;por ello tiene que caer.
La extrañezadela auténtica sentenciasegúnla historia del ser[Seyn]
hasta da del modomás fácil una seña de la necesidadde un salto pen-
sante, en el que el ente de la metafísica y el hombre experimentado
metasicamente sonhistóricos sóloaún comoocasióndel lanzamientoy
pierden todo criterio para el salto del claro del ser [Seyn] y su esenciar-
se, pero a cambio de ello en las fundaciones esenciales de los pensadores
metasicos retoman recién, pues, a su histórica singularidad e indis-
pensabilidad.
El ser [Seyn] pensado [erdacht] como evento de la resolución de la
réplicay 1acontiendahaciael abismosbentretantodeljuego-espacio-
temporal no puede ser dilucidado y hecho comprensible a través de
ninguna correspondencia aquí buscada y resonancias indeterminadas-
textuales con respecto al pensar metafísica vigente. La inteligibilidad es
su más aguda amenaza.
El ser [Seyn] como evento-apropiador de la abismosa resolución del
cruce de réplica y contienda no ha sido pensado [er-dacht] a partir del
ente comosu resto y suplemento,ni hacia el ente comosu causay condi-
cion.
El camino-pensante del pensar según la historia del ser [Seyn] mar-
cha fuera de la metafísica antigua, cristiana, modernay cualquiera.
¿De dónde cae la decisión entre la primacía del ente y la fundación de
la verdad del ser [Seyn]? Cae sólo a partir del ser [Seyn], del modo en
que se rehúsa y dona. El ser [Seyn] mismo es como el evento-apropiador
de esta decisión y de su espacio-dejuego temporal.
Más originario que el misterio de la tierra, más mundante que el mun-
do erigido, más esenciante que el dios y más fundamental que el hombre
94 es el ser [Seyn], y sin embargosólo el instante del entretanto para el
ente en totalidad.
22. El fundanzento 89

22. El fundamento
(Ser[Seyn] y ákñsia)

El entretanto como abismo, que, claro para el ente, sobre todo lo funda
en torno.
(En el ensayo De la esencia del fundamento* el fundamento está con-
cebido a partir de la trascendencia y ésta como fundamento; la tras-
cendencia, por cierto, aún en el horizonte de lo trascendental y por lo
tanto bajo planteo de la conciencia, que a su vez ha sido reemplazada
por el ser-ahí, puro recurso provisional para tan sólo aproximar algo
interrogado en general al saber vigente acerca del ser; de este modo todo
lo fundamental permanece por cierto añadido al ente, aunque también
en el modo del exceder, con lo que por cierto permanece planteado como
grado.)
La espacialidad-temporal del ahí no llega como entretanto al lugar
utópico tan sólo fundado a través de él mismo.
El esenciarse del ser [Seyn] se encuentra todavía a pesar de todo,
aunque otra cosa ha sido enteramente interrogada, en la apariencia del
a priori y por 1o tanto del suplemento.
El ser [Seyn] no se esencia como fundamento, no es lo básico, lo que
en el a-bismo del claro prepara a todo ente aquello hacia donde el ente
no puede precipitarse, porque es demasiado ligero; el respaldo ante la
precipitación desde la ligereza de la ausencia de precipitación constitu-
ye al ser del ente, es el fundamento de su subsistencia fundado a partir
del ab-ismo, en virtud de lo cual puede encontrarse en lo simple y poco y
de este modo lo sin fundamento tiene que permanecer en sí mismo, sin
entretanto. i

Pero el ser [Seyn] puede devenir lo in-fundado, y como tal es recono-


cido y reconocible tan sólo a través del recuerdo según la historia del ser 95
[Seyn] de (genitívo objetivo) la metafísica.
Pues el abandono del ser del ente es la infundación del ser, a conse-
cuencia de la cual es elevable a mero suplemento. La infundación surge
del hundimiento de la misma áknéeeuaaún no abismosa.
La áAñBela sólo es capaz del esenciarse de la in-ocultación, del a-
parecer en lo abierto; la apertura misma no se esencia como claro y éste
no como el ser [Seyn].
La dxsna espor último aún yugo y puente,peroun echarun puen-
te sin abismo, es decir tampoco puente y yugo, por lo que tiene que per-
der su primera posesión esencial y devenir corrección.

* Vom Wesen des Grundes (1929), en Wegmarken, Gesamtausgabe, tomo 9, ed. por F.-W.
von Hen-manu, Francfort del Meno, 1976, pp. 123-175.
90 IVI Acerca del proyecto del ser [Seyn]

Lo fundado-fundamental del ser [Seyn], el ser [Seyn] de tal esenciar-


se sólo, cuando in-terrogado como entretanto del acaecimiento-apropia-
dor.
Saber: la infundación del ser del ente sin fundamento. Por ello la no
meditada explicabilidad y planeabilidad de todo. El espacio del pleno
desplazamiento.
Sólo donde lo fundado del ser [Seyn] es sondeado en el pensar [Er-
denken] según la historia del ser [Seyn], lo edicable es una vez más
posible. (Lo constructivo de la mera organización y planeamiento es lo
siempre sólo dibujable, pero el dibujo lo plano (extendido Vacío) de la
supercie infundada del siempre lo mismo).
En la supercie de lo infundado es imposible un esenciarse de la
divinidad desde la réplica de la humanidad.
Todo explicar es negación de lo fundamental. Conrmar ciencias y
ejercer lo carente de fundamento del ente.

23. El ser [Seyn]

es en el comienzo de la historia occidental y como su comienzo el surgi-


miento (ÓÜOIC),
el reinar que surge (el presenciarseque se aclara). Sin
embargo este surgimiento es ya a través de la primacía del presenciarse
96 el ocultamiento del a-bismo del ser [Seyn] y la remisión al ente mismo.
El surgimiento comienza con el a-bismo y ello quiere decir: con el oca-
so.* ¿Cuándo vemos el ocaso en este comienzo, cuándo vislumbramos
la singularidad de este primer comienzo, cuándo nos liberamos de las
malas interpretaciones que se nos imponen a través de la larga y siem-
pre más amplia poshistoria del primer comienzo, a través del largo re-
traso del acabamientode esta historia? La ÓÜCRCapareceinicialmente
comoel ente mismo y es luego captada en la visibilidad de la idea. El
surgimiento no deviene erupción del abismo, que como el entre se preci-
pita a través de cada ente, de modo que todo ente, sólo hacia lo infunda-
do abierto del abismo y al mismo tiempo por doquier sobrefundado por
él, esarrebatadoa la contiendadela tierra y el mundoy cerradoy eleva-
do al calmo ardor de lo simple.
El ser primero es surgimiento y así ya ocaso, porque el claro se hun-
de por encima de él, infundada y prometiendo nada más. Lo que era
surgimiento y permanece de antemano su ocaso de toda historia del ser
[Seyn] tiene que ser experimentado como evento del abismo. Pero expe-

* En el texto original se juega el sentido desde una familia de palabras a partir de la


palabra raíz Gang: Aufgang, surgimiento; anfangen, comenzar; Untergang, ocaso.
IN. de la T.)
23. El ser [Seyn] 91

rimentar esto es duro, porque el ente, conocido y olvidado a la vez, ha


sofocado en exceso al ser y ahora se resiste al ser, sin dejarlo por cierto
valer más que como un concepto vacío, indeterminable.
Siendo demasiado es el ente y devenido una extraviada oscilación
entre poder e impotencia, se refugia en la protección de la realidad, que
se asegura una consideración antes aún que ecacia en el delirio calcu-
lador del hombre.
Porque el ser [Seyn] como rehuso, fuera de poder e impotencia, es
sobre todo la indigencia de la coacción a la deidad de los dioses y a la
custodia del hombre, tiene que salirle al encuentro el hombre de otro
modo que entonces en su primer comienzo; no como si pudiera arrebatar
algima vez al ser [Seyn] y su verdad; la salida al encuentro es sólo pre-
paración de la disposición al temblor apenas estremeciente, con el cual 97
el abismo se pone entre todo ente y exige 1a decisión entre los dioses y el
hombre. La salida al encuentro tiene como signo discreto la fuerza, que
se contiene, de querer saber sólo lo poco por saber. ¿Es aún capaz la
humanidad de esta salida al encuentro? ¿No tiene sin embargo aquí el
rehuso que haber devenido antes abstinente donación en la tempestad
de los proyectos poéticos pensantes?
La desatada ecacia del ente abandonado por el ser predomina aún
por doquier sobre el ser [Seyn]: la abstinencia del rehuso, que sobre todo
poder e impotencia para la más libre decisión mantiene dispuesto lo
inevitable del salto en la larga profundidad del a-bismo.
La abstinencia del rehuso, de que como a-bismamiento funda, por-
que así sólo ella fuerza, aclara hacia la indigencia de la fundación poéti-
ca, pensante de la palabra lo abierto, que nunca es lo abierto del Vacío,
antes bien de la plenitud, que imperceptiblemente bien con las medidas
y tenazas del ente, sólo deja hacerse distinguible su estructura para la
determinación con respecto al ser [Seyn] y su recuerdo, que no hace pa-
lidecer lo por-recordar, sino lo eleva a la singularidad como su más rigu-
roso ensamble. La estructura de la plenitud es no obstante lo simple de
lo menos, adecuado sólo a lo abstinente; esta plenitud no conoce la auen-
cia de 1oVariado, sino tiene su lleno de lo único irremovible en lo abierto,
y ello es el acaecimiento-apropiador que se dilata en su apertura en la
indigencia del júbilo de la decisión entre la divinidad y la humanidad,
decisión en la que respectivamente 1a historia ha comenzado. La histo-
ria es asignación a 1averdad del ser [Seyn] y recibe por ello su altura del
ocaso de aquellos que fundan lo abierto y pueden ser los precursores de
la fundación.
Pero porque el decir pensante es un renunciar, por ello logra sólo
raramente lo pequeño de su palabra esencial.
92 IVÏ Acerca del proyecto del ser [Seyn]

98 24. El más tranquilo tránsito al otro comienzo

El ser, hasta ahora sólo un suplemento del ente y ensombrecido por éste,
es experimentado como el a-bismo del acaecimiento-apropiador del ser-
ahí con respecto al esenciarse como espaciode juego-temporal de la de-
cisión de la humanidad y de la divinidad por y contra su esencia e ine-
sencia.
La ex-periencia del ser [Seyn] es forzada en la primera indigencia, en
la que el ser [Seyn] como rehuso (el de su esencia) se aclara y exige para
sí la singularidad, a la que sólo un pasaje por un instante de la historia
puede hacer adecuado en el intento de fundar la verdad de tal esencia y
preparar al ente un sitio del aparecer desde la simplicidad y dicultad
de sí mismo.
Lo que en el esenciarse del ser [Seyn] única y abismosamente de lejos
acaece-apropiadoramente al hombre en la custodia de la verdad del ser
[Seyn], esto nunca es capaz de obtener la gigante maquinación del ente,
porque inunda a1hombre con los ujos de su propia inesencia despren-
dida y hace enarenar toda capacidad divina.

25. El ser [Seyn]

Ser [Seyn] es el evento-apropiador de la verdad.


Verdad es el claro del rehuso, que en el rehuso y como rehuso es
origen, el alzado del aclarar.
Evento-apropiador es asignación originaria* de la esencia humana a
la verdad (del ser [Seyn]) y con ello al mismo tiempo enla indigencia de
la divinidad de los dioses.
En el acaecimiento-apropiador del evento surge la contienda de mundo
y tierra y tan sólo desde la contienda los contendientes contenciosos
mismos.

99 26.. Ser [Seyn]: el a-bismo

El ser [Seyn] es el a-bismo, la hendidura del aclarado entretanto, cuyas


paredes y caídas y elevaciones** se mantienen ocultas. Sólo a veces

* En el texto original ur-sprüngliche acentuando el prejo que da sentido de origen. [N.


de la T.]
** En el texto original Ab-stürze y Auf-ragimgen, que traducimos por caídas y elevacio-
nes, acentuando los prejos, de sentido contrario. [N. de la T.]
28. Ser [SeynJ-Indigencia-Cuidado 93

salta el hombre en el salto de la interrogación esencial (en el pregimtar


por la asignabilidad al ser [Seyn] y por éste mismo y su claro) el ab-ismo
y deviene como ser-ahí el puente y el tránsito para un pasaje del acaeci-
miento-apropiador de la humanidad con respecto a la disputa de la divi-
nidad de los dioses.
El ser [Seyn] en ningima parte ni nunca ha sido sujetado, jado, apo-
yado y rendido el ser [Seyn] es el fundamento, como tal ya rechazado,
porque como acaecimiento-apropiador es la autorehusante asignación a
lo in-sostenido e in-defenso, porque ser [Seyn] sólo esto signica.

27. El ser [Seyn] es el a-bismo

Como a-bismo el ser es la nada y sobre todo el fundamento.


La nada es lo a-bismosamente diferente del ser [Seyn], el anonada-
miento de todo fundamento (de todo apoyo, toda protección, toda medi-
da, toda meta) y de este modo acaecimiento-apropiador en lo abierto del
rehuso y por ello de la esencia del ser [Seyn], pero nunca lo mismo,
porque nunca la plenitud esencial, es decir, ante todo no, porque así no
fundamento.
El fundamento es anonadando el acaecimientoapropiador en la in-
digencia de la fundación, en tanto de la interrogación y del decir de la
verdad del rehuso, para ganarla como el entre, en el que divinidad y
humanidad se deciden una ante y con la otra.

28. Ser [Seym-Indigencia-Cuidado 100

Indigencia el pensar según la historia del ser [Seyn] entiende no como


necesidades y mera carencia frente a un ideal metafísica, sino confor-
me a la nada, como abismo la libertad del júbilo y de la tristeza, pero
éstos mismos no como sentimientos, sino como disposiciones-fundamen-
tales.
La voz claro y ensamble (dar a conocimiento y dirección) con res-
pecto al fundamento y su fundación.
Disposición según el ser-ahí (ni psicológica ni biológica ni exis-
tencialmente).
Por ello: el cuidado - la custodia de la indigencia del ser [Seyn].
¿De dónde la permanente invasión del pensar sólo psicológicoï, ¿y a
la vez del valorativo?
¿Por qué enseguida el mirar de hito en hito de lo malhumorado? Por-
que también aquí siempre se calcula a partir de la explicación del ente.
94 IVÏ Acerca del proyectodel ser [Seyn]

29. El ser [Seyn] es evento-apropiador

En el eVentoapropiador se esencia
el ser [Seyn] como 1a libertad
el ser [Seyn] como el a-bismo
el ser [Seyn] como el rehuso
el ser [Seyn] como 1a verdad (espacio-tiempo).
Cada palabra dice a1 evento-apropiadory 1oque ella dice se esencia
en éste; ningún concepto extraño y habitual dela metafísica puede ser
destinado a estas palabras.
En el rehusoel ser [Seyn] se excedea sí mismo, es siempre más esen-
cial que él mismoy se oculta así en la primera simplicidad, que ninguno
sondea.
El claro del ser [Seyn] es de su propia esenciae ingresa de inmediato
a la oscuridad.
Lo abierto del claro nunca es algo público,sino retenido en la soledad
única del ser [Seyn].
101 Inasible permanece el ser [Seyn] a todo solo ente.
Pero el hombre tiene la distinción de poder ser ese ente, que no sólo
es un ente, sino que su es se funda en el acaecimiento-apropiador a
través del ser [Seyn].
Sólo lo que comoel ser [Seyn] esenciando se recogeen 1ooculto,
sobrepasa innitamente todo poder e impotencia. Este elevarse no re-
quiere a la eternidad.

30. Ser [Seyn] y libertad

Ser [Seyn] es evento-apropiadory así el a-bismoy comoéste el funda-


mento del fundamento y por ello libertad.
Libertad no es acaso la esencia del ser [Seyn], como si el ser [Seyn]
pudiera devenir inserto en y subordinadoa la libertad, sino en el ser
[Seyn] y comoser [Seyn] se esencia1a libertad, que aquí ha sido men-
tada más originariamente que 1a metafísica y hasta completamente con
respecto a la moral.
(El conceptode libertad de Schelling sig-uesiendoun conceptometa-
físico.Lo muestra el pasaje al sistema de la losofía negativa y positi-
va.) -
Pero el a-bismo es el fundamento del fundamento, porque sólo él
puede ser la indigencia de la fundación de1 crear mdamento- y deter-
minar las necesidades del fundar.
32. Ser y espacio 95

31. El espacio-dejuego-temporal

Que ya desdehace mucho tiempo conocemosespacio (lugar) y tiem-


po sólocomoformasvacíaspresentesante la manoy uyentes y tal vez
aún admitimos comomediode objetivación(productorarepresentativa)
de presente ante la mano ¿a qué se debe?¿Cómoha ocurrido que no
sepamosde su originaria unidad del espacio-dejuegotemporal,cuya
abismosidadperteneceal abismodel ser [Seyn] mismo?
¿Porqué espacioy tiempo son sólo algo repelido del ente y no la
inatacable plenitud íntimamenteesenciantedel entretanto que funda
a-bismosamentetoda cercaníay lejanía, todo rehuso y donación,todo
ocultamientoy claro,y no incumbeal hombrecomohaceduríarepresen-
tativa, ni al ente por lo demáscomomarcofenoménico?¿Porqué senos 102
hacetan dicil el desprendimientode la traída devastacióndel espacio
y del tiempo, en los que sólo se desfoganaún cálculoy planeamiento?;
¿porquépermanecemosciegose insensiblesante esta devastación?Por-
que o nos buscamos siempre como animales pensantes o el ente en tota-
lidad o el uno en el otro y pretendemosexplicaciones(deduccionespro-
ductivas nuevamentea partir de lo presenteante la mano).Porqueig-
norantes, enla huida ante el ser [Seyn], nada sospechamosde la esencia
de la verdad.

32. Ser y espacio

Cf. la esenciadel espacioindicada en la espacialidaddel ser-ahí (Sery

tiempo).*

Espacio
sólo
desde
claro;
pero
para
esto
deantemano
superar
lain-
terpretación metafísica del espacio.
Aquí rige el espaciocomoel vacío. Espaciar signica desocupar,
abandonar, dejar.
Visto más proindamente el espacioes precisamente1opor-ocupar,
por-tomar, debido a que es acogedor, reteniente y otorgador de cierre.
El espacioespaciaen el mododel emplazamiento,del otorgar de un
sobretodo de los éxtasisy así encantandoen el otorgar.
El Xócoc
comoel profundoabrirseno esigualmentela auenciadel
vacío, sino a-bismo.

* Gesamtausgabe, tomo 2, 5¬ 22-24.


96 IVÏ Acerca del proyecto del ser [Seyn]

103 33. El ser [Seyn] y el dejar-ser*

El dejar-ser del ente, cómo y qué es. Se cree que se logra del modo más
puro a través de 1a indiferencia, el no añadir nada y no quitar nada.
Pero el dej ar-ser supone por el contrario la suma instancia en la ver-
dad de la esencia del ser [Seyn].
Instancia como el íntimo perseverar en la fundación dela verdad del
ser [Seyn], fundación enla que el hombre ha sido señalado, cuanto más
esencialmente su esencia es arrancada de la animalidad y espirituali-
dad.
El dejar-ser del ente tiene que permanecerlo más ampliamente ale-
jado de todo congraciarse con lo precisamente real como lo ecaz y
exitoso.

34. La palabra según la historia del ser [Seyn]

es multívoca. Y a saber no mienta a la vez diferentes objetos, sino


dice inobjetivamente al ser [Seyn], que porque evento-apropiador re-
solutivo se esencia sobre todo y siempre plurifacéticamente y no obstan-
te exige de su palabra la simplicidad. Deniciones explicativas tienen
aquí tan poca capacidad como un discurrir enrsignos indeterminado y
simbólico.
Este decir plurifacético de las palabras según la historia del ser [Seyn]
crea en el satisfacer contextos que una calculada sistemática nunca acier-
ta, puestoqueademáscomohistóricosretienenen sí siemprey necesa-
riamente su algo oculto y aún no decidido; esto indecible no es sin em-
bargo lo ir-racional de la metasica, sino lo recién-por-decidir de la
fundación de la verdad del ser [Seyn].

* Conferencia
sobre
laverdad
de1930,
VomWesen
derWahrheit,
enVortrüge,
Gesamtaus-
gabe, tomo 80.
V. VERDAD

(Claro) Instante

Y SABER

(Instancia en el sí)

Cercanía y lejanía
35. Una referencia a la cuestión de la verdad 107

l" De la esencia de la verdad (conferencia, 1930); además curso 1931-


1932 Interpretación del mito de 1a caverna?
De la esenciade la obra de arte (conferenciaen Friburgo, 1935)?

F".""F°E°
De la esenciade la obra de arte (conferenciasen Francfort, 1936).
De la esencia de la verdad (curso 1937-1938)?
La fundamentación de la imagen moderna de mundo a través de la _
metafísica (conferencia, 1938).
F Notas a Nietzsche II. Consideración intempestiva, capítulo VI Ver-
dad y justicia, Ejercitación 1938-19397
7. Cursodel semestrede verano de 1939(Nietzsche.Voluntaddepoder,
libro III, La voluntad de poder como conocimiento)?
. Aportes a la losofía, 1936, capítulo Fundación?
(D00
. Con respectoa Aristóteles, Física B 1 (cbúolc),primer trimestre de
1940, pp. 22 y ss.

1. En Vortrüge, Gesamtausgabe, tomo 80.


2. VomWesender Wahrheit.Zu PlatonsHóhlengleichnisund Theiitet.Cursoen Fríburgo
del semestrede verano 1931-1932,Gesamtausgabe,
tomo 34, ed. por Hermann Mürchen,
Francfort del Meno, 1988.
3. En Vortráge, Gesamtausgabe, tomo 80.
4. En Holzwege, Gesamtausgabe, tomo 5, pp. 1-74.
5. Grundfmgender Philosophie.AusgewühlteProbleme der Logik. Cursoen Friburgo
del semestrede invierno 1937-1938,Gesamtausgabe,
tomo 45, ed. por F.-W.von Herr-
mann, Francfort del Meno, 1984. '
6. Versiónimpresabajo el título Die Zeit desWeltbildes, en Holzwege,Gesamtausgabe,
tomo 5, pp. 75-113.
7. Nietzsches II. Unzeitgemüsse Betrachtung. Curso en Friburgo (Ejercitación), semestre
de invierno de 1938-1939, Gesamtausgabe, tomo 46.
8. Nietzsches Lehrevom Willen zur Macht als Erkenntnis, cursoen Friburgo, semestre
de verano de 1939, tomo 47.
9. Beitrágezur Philosophie(VbmEreignis), Gesamtausgabe,
tomo 65, ed. por F.-W.von
Herrmann, Francfort del Meno, 1989, pp. 293-392.
10.El conceptoprevio de Metafísica aclaradoa partir de] concepto-abona
deAristóteles,
en Metaphysik und Wissenscha, Gesamtausgabe, tomo 76.
[99]
100 V. Verdad y saber

108 36. El claro*

es lo que tenemos que fundar en el otro comienzo del pensar [Erdenken]


y decir.
Pero el claro en el doble esenciarse: como oscura ascua de la dispo-
niente disposición a partir del abismo del ser [Seyn] y como simple clari-
dad dela sabedora quintaesencia para la instancia en el entretanto.
Es ambos y a saber todavía no ganados en su unidad originaria.
Ambos exigen el cambio esencial del hombre al ser-ahí.
La dignidad de la verdad del ser [Seyn] frente ala primacía del ente
y el suplemento, por ella tolerado y empleado, de la entidad (idea y
valor).
El abismoso esenciarse de la ahí-dad del ahí, como el de la instancia
del ser-ahí, se funda en el ente.
El serahí quiere decir fundar sobre el evento-apropiador al claro en
su doble esencia con respecto a la historia en el entretanto del ente.
Estar arrojado y proyecto son ya rasgos del claro concebidos a partir
de la verdad del ser [Seyn], pero vistos aún desde la procedencia del
tránsito de la metafísica al pensar según la historia del ser [Seyn].
El claro nunca es el vacío, sino el más originario transesenciarse del
evento-apropiador en tanto resolución de réplica y contienda: el entre-
tanto a-bismoso.
Y cada ahí de un ser-ahí histórico gana sólo una hendidura del abis-
mo.

109 37. La verdad como claro

Claro dice extasiante inauguración, que en sí oculta a la vez el encanto


y lo abierto de la oscuridad.
Claro acaecelo claro y exhorta a la luz y su lucir, 1a irradiación de la
claridad.
La luz y lo luminoso son a la vez 1a calma ascua.
De allí que claro, concebido según la historia del ser [Seyn], diga siem-
pre conjuntamente el enardecerse de lo abierto, la predisposición. El
decir del claro está dispuesto.
El claro como enardeciente inauguración es del ser [Seyn], que a-
bismosamente calla la indigencia del fundamento y acaece la fundación
del decir con respecto a la necesidad, necesidad que hace surgir la liber-
tad como historia en el sentido de la lucha de decisiones esenciales.

* Cf. supra, pp. 81 y ss.


37. La, verdad como claro 101

El proyecto esencial de la verdad con respecto al claro tiene por su


primer comienzo, al igual que la delimitación esencial de la verdad ha-
cia la corrección, eso no desplegado, lo que los primeros griegos nombra-
ron en el nombre y la gura de la diosa dkfsia: lo que traducimos fácil
y acertadamente por desocultación y sin embargo vislumbramos míni-
mamente en su inicialidad y sin la adecuada distancia histórica.
Descubribilidad y resolución (en Ser y tiempo) se mantienen por
cierto en el circuito esencial de la dkñüsua,sin embargo no logran el
saber pleno, según la historia del ser [Seyn], de lo inicial, que hace per-
manecerla dlxela esencialmenteunida conla dJÚOIC.
Y de manera correspondiente se encuentra ya en el mito de la caver-
na de Platón (y en el intento de interpretación 19311932)* una defec-
ción del comienzo;el traslado de la dkem a1representar del alma, si
bien el mito (caverna y ascenso al circuito de la luz) remite esencialmen-
te a la referencia entre ¿v oúoïa ¡(Sta dlxeloc.
En el ákníustvTc xlzuxt:en Aristóteles (a pesarde MetafísicaG)10) 110
la inocultación se convirtió en el desocultardel alma, la y el voÜC
disponen y realizan la inocultación; y con ello está denitivamente la
gran, pero nunca tampoco a los primeros pensadores- lograda funda-
ción del alma y del hombre en la inocultación hacia allí: como la decisiva
posibilidad de guardar el comienzo. Desde entonces el abrirse paso de la
corrección toma su curso y se adueña de la determinación esencial del
pensar y de la razón y con ello también de la interpretación de la
entidad del ente en el sentido de la representatividad.
Corrección es adecuación del re-presentar al ente, o sea disponibili-
dad del ente en y para el re-presentar.
La adecuación asegura con respecto al ente, hace, en tanto llega a1
hombre como subiectum, a éste cierto del ente. Verdad ha devenido cer-
teza y con ello aseguramiento de la subsistencia del subiectum; este
aseguramiento mismo tiene que convertirse en sujetamiento y consoli-
dación del ente, en lo que ahora ya no es tan esencial, lo que es respecti-
vamente el ente, cómo se muestra, sino que cómo algo rme circunde y
ponga-en seguro.
La pregunta por la adecuación en el sentido de la concordancia y
re-stitución pierde peso y sentido; lo jado asegurador rige, aunque -
apreciado según 1aanterior medida de la adaequatio- no restituya nada
del ente (es decir, del que deviene).
Tomado en este respecto es precisamente lo rme una apariencia-
imaginación-ilusión-falsedad-error. Pero este carácter se desprendió de

* Wom Wesen der Wahrheit. Zu Platons Hóhlengleíchnis und Theátet, curso en Fribur-
go del semestre de invierno 1931-1932, Gesamtausgabe, tomo 34.
102 V. Verdad y saber

la esencia de la verdad. Cuando Nietzsche nalmente caracteriza la ver-


dad como error, entonces lo esencial no se encuentra acaso en que la
cambie en su contrario, sino en que su esencia, a consecuencia de una
primacía de la maquinación,una vez más se ha modicado de la seguri-
dad ala jación. La caracterizacióncomoerror es en cierto modo sólo
111 el despeguehistóricoy de ninguna manera en la voluntad de verdad el
despierto saber de la verdad misma. La veneración de la verdad no ve-
nera una ilusión como tal, sino la verdad, que en el horizonte del
concepto vigente de Verdad aparece como ilusión. Pero se devela de
este modo también para la voluntad de poder comoacrecentamientoy
poesía y transguración, por lo cual sin embargo en esta autorización
domina aún la adecuación al ser, es decir al devenir como voluntad
de poder.Nietzsche se mantiene a pesar de todo e inevitablemente en la
vía de la verdad como adaequatio; la consolidación es sólo una variedad
de una tal.
Nietzsche destina metafïsicamente la verdad como corrección y cer-
teza a su acabamiento,pero no piensa ni mínimamente de modoinicial.
Mas el pensar denitivo tiene comoel inicial su propia esencialidady
grandeza.
De allí que verdad ya no pueda ser el poder supremo (WaM. 853),
si bien queda ineludiblemente para la voluntad de poder. Mientras que
en el primer comienzodaücnc
y áAñÜz-zia
son ocultamentelo mismoy
único.
La verdad ha sido exigida, apreciada, venerada, querida como co-
rrección, jación, porque el hombre en medio del ente se relaciona con
éste comosubiectumy en todo se relaciona primero consigomismo.
La voluntad de estabilidad y presencia es hasta el fundamento más
oculto y auténtico para el proyecto del ente como devenir (cf. supra,
pp. 43 y ss., 81, infra, p. 280), en tanto el devenir ha de otorgar ambos en
uno: la permanencia de la superacióny a saber comosuperaciónde 1o
rígido y de la paralización, de modoque en la permanente superaciónse
esencieuna estabilidad (esto es, del superar) y el presenciarse(esto es,
de lo por superar).
La voluntad de verdad (comocorrección)no ha sidopor lo tanto aún
112 fundamentada,
porque1amismacorrección
carecedefundamento.Éste
es el a-bismo del claro en el sentido de la ardiente inauguración del
entretanto (del en medio y mientras tanto) del instante.

10. Nietzsches Werke(Grooktavausgabe), 2 sección,tomo XVI. Der Wille zur Macht, Li-
bros 3 y 4, 2° ed., Leipzig, Króner, 1922, p. 272.
39. El claro del ser [Seyn] y el hombre (el instante) 103

Aquí, lo que en el primercomienzo(oúoic-dkñüsua)


mismo sólosurgió
y como ente en general llegó a aparecer, en el otro comienzo deviene
evento-apropiador del abismo de la decisión.
Ahora, en el otro comienzo, se esencia el ser no sólo como un ente en
sí, sino esencialmente más alejado y libre de toda subjetividad y objeti-
vidad es el señorío de la calma de toda historia originaria: la verdad del
ser [Seyn] es el ser [Seyn] de la verdad, y sólo el ser [Seyn] es.

38. Verdad

La verdad el claro del ser [Seyn] como del acaeciente rehuso (acaecien-
do en el cruce de réplica y contienda) es el ser [Seyn] del extravío.
El error, en el sentido de la nopermanencia en el claro, procede del
extravío, éste sin embargo de la verdad. El extravío no es resultado al-
guno de faltas y equivocaciones y enredos, pertenece a la esencia del
claro y se funda en su dignidad, que al mismo tiempo está eclipsada por
el rehuso del ser [Seyn], cuya dignidad apenas puede sostener un ser-
ahí.
De allí que el extravío no sea nada humano, sino se esencia en el
entretanto de dios y hombre como el espacio de juego temporal de la
contienda de tierra y mundo.
Lo verdadero como lo correcto ya ha rebajado el extravío a la inco-
rrección, a una haceduría del hombre; la corrección (la esencia metafísi-
ca de verdad poseedora de variadas formas) es la alteración de la esen-
cia inicial y recién por comenzar de la verdad y a través de ello el entie-
rro de toda senda para la interrogación del ser [Seyn].

39. El claro del ser [Seyn] y el hombre (el instante) 113

¿Por qué este repentino instante es historia mundial esencialmente y


abismosamente de otro modo que todos los millones de años de trans-
cursos sin mundo? Porque esto repentino aclara la singularidad del ser
[Seyn] y lo que fuera de siendo y no siendo ni era ni no era, recibe el
abismo de una fundación con respecto al ente. Más vano que lo más
fugaz de ese instante es la presunta duración del ente privado de ser,
que adicionalmente se quisiera desde el claro de ese instante constatar
como lo ya presente ante la mano y llamar naturaleza, y en ello hacer
el cálculo de la fugacidad y apariencia de ese instante. Pero aun la apa-
riencia y el aparecer son claro, son ser [Seyn], que sólo libra al hombre a
su esencia, que lo saca de toda comparación con el animal y el mero
viviente.
104 V. Verdad y saber

Pero decisión es: si atendemos y decimos al ser [Seyn], o si en extra-


ño olvido del ser emprendemos en primer lugar contar al hombre fuera
del ente y sea aun asumiendo catástrofes; pues catástrofe permanece
sólo una locución cuando, desconociendo eventos abismosos de orígenes
esenciales, se intenta derivar todo de la misma pasta originaria vida.
Pero decisión es: si guardamos la instancia en el ser [Seyn] como abis-
mo de todas las fundaciones de ente y negamos nuestra esencia al cálcu-
lo razonable.
Decisión es esto; quiere decir: ya acaecimiento a través del ser [Seyn].
Ninguna mera elección, sino de-terminación a través de disposiciones-
fundamentales, gracias a las cuales la esencia del hombre es alejada de
la animalidad, para recién hacerse permanente en medio de 1acontien-
114 da de tierra y mundo. Este alejamiento es acaecimientoapropiador a
partir del ser [Seyn]. El instante de la historia-mundial, es decir, del
evento de la verdad del ser [Seyn], no es estimable con la cronología
técnico-historiográca. Esencial no es la duración y fugacidad, tampoco
la mera plenitud y vacío, sino la a-bismosidad como el fundamento de
las réplicas de la movida asignación de los dioses y del hombre en su
respectiva decisionalidad esencial fundable.
El instante es 1o repentino de la caída de todo lo fundable, tan sólo
aún nunca fundado,al claro del ser [Seyn].
El instante es lo repentino de la sublevación del hombre a la ins-
tancia en el entretanto de este claro.
El instante no tiene nada que ver con la eternidad del ente en el
sentido de la metasica como del nunc stans, que lleva en s1todos los
sig-nosy no signos del tiempo calculado.
El instante es el origen del tiempo mismo éste como unidad
extática, que hasta sólo se somete al claro y por ello puede ser asumida
como ámbito proyectivo de la primera interpretación del ser, aunque
como tal desconocida.
El instante no requiere a la eternidad, que hasta permanece sólo el
subterfugio de lo pasajero en lo siempre-nito, bajo la apariencia de la
primacía de lo presente ante la mano como de lo auténticamente ente,
porque por cierto permanente.
Pero el instante tampoco puede ser reducido a lo más pasajero de lo
pasajero, que sólo permanece el revés de la etemidad armado heroi-
camente de modo aparente, sólo la inversión de 1a metafísica, a través
de la cual lo inevitable es falsicado como esencial; todas las meras teo-

a. El concepto inicial de decisión según la historia del ser [Seyn] y lo, a saber, conforme al
ser ahí con instancia según la historia del ser [Seyn] pero ya acaecido (cf. supra, pp. 81, 53
y ss.).
40. Claro 105

rías destinales hasta el amor fati son expedientes de la metafísica, in-


tentos de decir algo sobre el ente, sin preguntar por el ser [Seyn]. Así
como el tiempo concebido originariamente (extáticamente) es sólo lo
próximo del claro del ser [Seyn], lo próximo, que nos sorprende en la
meditación acerca de la interpretación metasica del ser, del mismo modo
el instante permanece sólo la denominación temporal en el sentido de
ese tiempo de lo repentino del claro del ser [Seyn].

40. Claro 115


Cercanía y lejanía

Estamos acostumbrados a tomar tal cosa siempre sólo calculadoramen-


te conforme a distancia, en retrorreferencia al cuerpo viviente plan-
teado corporalmente. L0 espacial así concebido lo transferimos a la vez
a lo temporal. ¿Es un trans-ferir? O no proceden ambos de la misma
raíz sólo que el espacio alcanza una preferencia y ello no gracias a su
carácter espacial sino a causa de la esencia temporal del espacio, de su
simultáneo presenciarse en todas sus extensiones. Pero el presenciar-
se tiene la preferencia temporal, porque él parece desplegar el ser [Seyn]
primera y supremamentei.Pero ¿porqué esto?¿Dedóndeel inicial her-
manamiento de ser [Seyn] y presenciarse en el doble sentido del perma-
necer y del presente? (cf. VII. El ser [Seyn] y el hombre). El espacio
se apodera, después de haber llegado a preeminencia a través del tiem-
po, del tiempo mismo con respecto a la concepción esencial y es decir en
lo sucesivo con respecto a la interpretación: el tiempo como línea, el
ahora como punto, el llegar y desaparecer del mismo correspondien-
do a un cambio de lugar, sólo que se sustrae la pregunta por el espacio
de estos lugares temporales.
De allí que lo cercano sea lo por alcanzar en un corto período (espacio
de tiempo), es decir como lo inmediatamente presente por producir y
representar; correspondientemente lo lejano. Ambos son puestos en cuen-
ta en el medio disponible respectivo de la superación de distancia. Pero
en tanto de tal manera todo se hace cercano con el tiempo, pierde a 1a
vez el carácter de la cercanía. Aquí cercanía mienta esa lejanía no
apartable por ninguna superación de distancia, que se funda en el esen-
ciarse del ser [Seyn]: el contenerse que procede del rehuso y sin embargo
por él retenido, lo que es algo diferente que el presente ante la mano
vacío, lo otro como el hacer señas del abismo del ser [Seyn].

a. Claro: es claro de la resolución de la réplica y la contienda.


106 V. Verdad y saber

116 Cercanía y lejanía no son sólo y ante todo no en lo primerizo esencial


determinaciones de medida de distancia tempo-espaciales, sino esen-
ciamientos del ser [Seyn] mismo y de su claro, que tan sólo presta lo
abierto al espacio conocidoy al tiempo acostumbrado,abierto que en
verdad (concebidoa partir del ser [Seyn]) no es ningún abierto, sino
llenado y enteramente regulado a través del cálculo del re-presentar y
producir desasidosy apreciadosdesdesí. El desaparecerde cercanía y
lejanía mismo en lo distante, el allanamiento de ambos en diferencias
numéricas y cuantitativas, es ya la oculta consecuencia del incondicio-
nal señoríodel ser en el sentidode la maquinaciónde la productividady
representatividad del ente.
Cercanía y lejanía son concebiblesen su esencia sólo a-bismosa-
mente a partir de la esencia del ser [Seyn] y para éste como evento-
apropiador.
Cercanía es el abismo de la lejanía y ésta el abismo de la cercanía;
ambas sonlo mismo, el abismo del claro del ser [Seyn].
Pero todointento de una compensaciónconceptualdialéctica tritu-
raría esto por pensar en mero y chato de aquí para allá del diferenciar y
relacionar y destruiría la vislumbre del salto al esenciarse del ser [Seyn].
Cercanía y lejanía pertenecen al claro del ser [Seyn] como acaeci-
miento-apropiador; pero no son propiedades captables, asibles para el
describir y útiles para un entendimiento sobre la esencia del claro, sino
iniciaciones de la decisión con respecto ala verdad del ser [Seyn] frente
a la maquinación del ente abandonadopor el ser,el sitio sin lugar de la.
réplica de la divinidad de los dioses y de la humanidad del hombre en el
ser [Seyn], réplica que devuelve divinidad y humanidad a su esencia
abismosa.
El origen del espacio-tiempodel ahí, al que la espacio-temporalidad
de la metafísica se ha arrebatado antes y próximamente comodel todo
oculta, para luego, vuelta obstinada, interpretar todo desde sí y lo no
interpretable darlo por supra-espacialy supra-temporal.
117 Cercanía y lejanía no se subordinan a ninguna medida y para el ser
[Seyn] mismo un ente nunca puede dar la medida.
Cercanía y lejanía son en su unidad a-bismosael ímpetu intermedio
de toda réplica y la barrera abismosade toda mezcla, de los que requie-
ren el calcular y la maquinación.
Cercanía y lejanía sonla preservacióndel rehuso comosupremoob-
sequio,aclarando el ser[Seyn], acusablesóloen el entretanto, por cierto
nunca a partir del ente.
43. La. verdad y lo verdadero 107

41. El entretanto del ahí*

para tomar pre-espacialmente y pre-temporalmente, cuando espacio y


tiempo mientan el ámbito objetivo de lo presente ante la mano y su re-
presentación local y momentánea. Y a saber, entretanto quiere decir lo
íntimo doble de en medio de y mientras tanto (instante del abismo).
Este entretanto es el claro en el sentido del completo ardor que abre
(disposición).
La instancia en el ahí es libre-permanencia con respecto al ente y con
ello también tan sólo con respecto al hombre como aquel que puede de-
venir propio y ser como un sí mismo.
La mismídad se funda en la instancia. El sí mismo es el fundamento
de tú y yo, de nosotros y yo.
Pero el subiectum es de origen meta-sico y subjetividad signica:
pre-senciaante la mano de lo sencillamenteaseguradopara el re-pre-
sentar.

42. Verdad 118

Su esencia no se encuentra en la corrección y restitución del ente, no se


encuentra en la certeza y seguridad en el ente, no se encuentra en lo
rme-obligatoriamente-Válido como el ente, no se encuentra en la in-
condicionalidad del pensar, su esencia se encuentra en el claro del ser
comola indigencia abismosade la fundación y deidad acaecidos-apro-
piadoramente.Manifestación del ente sólo como claro del ser [Seyn].
Claro del ser [Seyn], evento-apropiador del abismo.
Por consiguiente nos es exigida toda otra relación con la verdad. ¿Y
qué consecuencia esencial tiene esta exigencia? La instancia en el en-
tretanto.

43. La verdad y lo verdadero

¿Es lo verdadero sólo extraído de las cosas y del ente como la nata de la
leche?
¿Es lo verdadero y lo que algo es sólo mentado y endosado al ente
como objeto a través de parecer humano?

* Cf. infra, pp. 276 y ss.


108 VÏ Verdad y saber

¿Es lo Verdaderoun resto del objetoo una añadidura del sujeto, o en


parte objetivo, en parte subjetivo, o ninguno de ambos?¿Se mueve la
esenciade lo verdadero en general en la relación-sujeto-objeto?
¿De dónde tomamos la esencia de la verdad? ¿Qué garantiza el en-
cuentro de la esencia?¿De dóndeprocedela necesidadde la meditación
acerca de tal esencia?
¿Porqué precisamenteen la determinaciónde la verdad de lo Verda-
dero en correspondenciacon el procedimiento en la delimitación del
ser del ente- invocamosa lo directamente introductorioy mentado para
todo el mundo?¿Y por qué a lo real?

119 44. Ser [Seyn]y verdad y ser ahí

Instancia en el ser-ahí es la constancia del fundado decir-sí a la esencia


de la verdad como claro de la ocultación de un rehuso del ámbito de
decisiónacercade la réplica de la humanidad y la divinidad.
Asentir y consentimientono son sin embargo lo mismo. Consenti-
miento se entrega y es salvación.
Decir-sí es liberación a la libertad con respecto a algo ineludible y
sabido en su necesidad desde la subsistencia de una indigencia, a lo que
tiene que ser rehusadoel consentimiento,porquele queda innitamen-
te rezagado.
El consentimientotiene por consecuenciael fanatismo comola forma
extrema de la evasióna una posibilidadbrindada de salvación.
El asentir remite a lo todavía no-cumplido de decisiones tan sólo por
producir.
Los consentimientos son cómodos de soportar y los consentientes se
encuentran como multitud.
Los que asienten permanecen necesariamente desconocidosen su
verdadera futuridad y hasta extraños entre sus semejantes.
Lo auténtico, esencialmentejusto, está sólo entre los que asienten;
ellos guardan orígenes,aunque no siempre hasta los lleven a saltar.
Los que consientenmienten, porque antes tienen que mentirse a sí
mismos, en tanto su consentimiento es dado como armación, como la
libertad para la liberación, de la que sin embargo precisamente tienen
que apartarse.
El decir-sí- es el sí al anonadar del a-bismo, es asunción de la de-
cisión, comola que el ser [Seyn] mismo es y fuerza la indigencia de lo
fundador del hombre y de la divinidad de los dioses.
Amor fati es aun consentimiento al ente en totalidad y todavía no la
voluntad esencial,acaecida-apropiadoramentepor el ser [Seyn] mismo,
120 conrespectoa la verdad del ser [Seyn]; amor fati es todavía la predilec-
45. Saber y verdad 109

ción por la oscuridad, no el riesgo de la singularidad del aclarar del


claro, del ser [Seyn] como rehuso.

45. Saber y verdad

es la instancia interrogadora en la esencia de la verdad del ser [Seyn],


verdadero ser-ahí.
El saber es más originario que todo tipo de conocimiento y todo tipo
de voluntad.
Saber es estar en el interior del claro, el agitado enteramente por 1a
oultación del ser [Seyn].
Saber es lo propiamente y sólo predisponible a través de las disposi-
ciones fundamentales.
Saber no tiene nada que ver con conciencia, que se mantiene ente-
ra y exclusivamente en el ángulo de primer plano de la relación-sujet0-
objeto y presupone al hombre como animal pensante, el devenido sujeto.
Esta conciencia puede desplegarse como autoconciencia en concien-
cia incondicionada y abarcar todo lo consciente y determinarlo en su ser
consciente, transformar cada ente en el incondicionado ser consciente
de la razón incondicionada. De este modo la entidad es descompuesta
con auxilio del ser consciente y llevada a la posición conjunta de lo co-
rrespondiente (conforme a la conciencia).
Nunca llega así a una interpretación más originaria del ser y de la
Verdad; por el contrario, la apariencia de lo incondicionado encubre e
impide todo otro preguntar; la verdad del ser ha sido decidida a través
del planteo de la entidad como el ser consciente y a saber tan defmitiva-
mente, que esta determinación ni siquiera puede ser interrogada y pen-
sada como una tal de la verdad del ser. Ser consciente es la suprema
determinación tan incondicionalmente, que se equipara al ser [Seyn]
mismo y por ello para Hegel (en la Lógica) puede asumir la inicial
denominación idea: el ser divisado del ver incondicionado que se exa- 121
mina, es decir, del percibir de la razón: 1aidea absoluta; en tanto aquí
se trata del saber, mienta el re-presentar de la entidad del ente, no el
estar interior, estar dispuesto en el claro del ser [Seyn].
Saber es el sí a la cuestionabilidad de lo más cuestionable; de él pro-
cede cada vez el consentimiento al ente. So-portar la cuestionabilidad
en la instancia quiere decir: sostener la esencia del hombre y 1a decisión
por ella en la disposición a una asignabilidad a la fundación de la ver-
dad del ser [Seyn]; este so-portar es la espera del acaecimiento-apropia-
dor: que la esencia del hombre encuentre en el ser [Seyn] el espacio-
tiempo de la resolución.
110 l/Ï Verdad y saber

46. Verdad y hecho

Donde el hecho rige como lo verdadero y el hecho como acción, es


decir como intervención de un hacer humano en lo presente ante la mano,
allí tiene recién que darse previamente un largo tiempo, en el que el
hecho pueda desplegarse con respecto a algún benecio. Para un pre-
sente estrecho, apretado en lo diario y sorprendente, pueden bien hacer-
se visibles de improviso éxitos y ventajas y, a saber, no dejando aún
destacarse en lo público de sus consecuencias el perjuicio oculto en ellos.
Así el benecio de ninguna manera sigue muy de cerca al hecho; y que-
da abierto si hasta el benecio antes constatable justica lo verdadero
de un hecho. Pero tal Vez no pueda emitirse la pregunta de si la esencia
del hecho algima vez pueda ser cumplida por toda acción y hacer,
por más amplios e impresionantes que sean. Hecho es sólo hecho cuan-
do en lugar de traer algo verdadero que tenga que estar adherido al
benecio, hace resplandecer la esencia de la verdad como cuestionable
en medio de lo indeciso. El auténtico hecho libera hacia la libertad, es
decir a la instancia del pertenecer al ser [Seyn].

122 47. Verdad y utilidad

No hay actitud alguna que no pueda encontrar su última justicación


en la utilidad procedente de ella para el conjunto, Adolf Hitler, 30 de
enero de 1939.
¿Quién es el conjunto? (Una ierte masa humana de ochenta millo-
nes presente ante la mano; ¿ha sido trasladada a través del estar pre-
sente ante la mano al derecho a un reclamo de estabilidad?)
¿Cómo es determinado? ¿Cuál es su meta? ¿Es él mismo la meta de
las metas? ¿Por qué? ¿Dóndese encuentra la justicación para este plan-
teo de meta?
¿Cuándo ha sido constatada la utilidad de una actitud? ¿Dónde se
encuentra el criterio de utilidad? ¿Quién ja la utilidad? ¿A través de
qué se justica respectivamente esta jación? ¿Puede y le es permitido
al que toma una actitud a la vez juzgar sobre su utilidad y perjuicio?
¿Por qué es la utilidad el criterio de legitimidad de una actitud del
hombre? ¿En qué se funda esta proposición? ¿Quién determina la esen-
cia de la humanidad?

11. Discurso del Führer ante el primer aniversario del gran imperio alemán el 30 de junio
de 1939. Imprenta del Banco imperial, Berlín, 1939, p. 19.
47. Verdad y utilidad 111

¿De dónde toma su inteligibilidad la apelación a la utilidad como


criterio de verdad? ¿Es inteligibilidad un fundamento de derecho?
¿Qué es el conjunto sino la ampliación cuantitativa de una deter-
minada concepción del hombre como aislado?
¿Qué quiere decir actitud? ¿Ha sido ya alcanzado con ella lo esencial
de la esencia humanaí; cuando no, ¿qué signica entonces la justica-
ción de la actitud a través del conjunto y de la utilidad para él?
¿No se encuentra ya en este concepto actitud la renuncia a toda
esencial cuestionabilidad de la esencia humana con respecto a su oculta
referencia a1 ser [Seyn]?
¿No es aquí el hombre antes y denitivamente jado al emprendi- 123
miento y dominio del ente (y éste en el abandono del ser)? ¿Y qué son
ideas? ¿No rigen éstas como nombre para la última humanización de
todo lo que el hombre todavía y siempre crea más allá de sí, de modo que
a través de ideas es necesariamente rebajado bajo su propia esencia?
¿No son ideas fantasmagoas, que únicamente sirven a un eterno
salir rodando y revolcándose de la vida y encerrar al hombre como
viviente plenamente en su animalidad?
¿No es toda actitud junto con el conjunto de un pueblo arroj ada a
las fauces del ente, en tanto actitud y conjunto sólo giran siempre en
torno de sí mismos?
¿Y no se encuentra en tal rebajarse al ente 1aúltima renuncia a toda
inicial apelación esencial del hombre, a ganar la esencia de los dioses y
el espacio-tiempo de su esenciarse a través del salto sabedor al ser[Seyn]?
VI. EL SER [SEYN]

(A-bísmo)
127
48. El ser [Seyn]

Cuando también el término conceptual y su delimitación permanecen


en lo provisional y ello renovadamentemalinterpretable, en tanto se
suscitala aparienciade un mero análisis conceptual,entoncestiene que
convenirseen medio de la general indiferencia del pensar algo primero
sobreel signicado de la palabra ser [Seyn]. La observaciónal respec-
to se mueve aún enteramente en la concepción usual del lenguaje, se-
gúnla cualésteesla expresiónsonora-escrita
deun signicado;mien-
tras que en el fondo el lenguaje se determina tan sólodesdela esencia
del ser [Seyn] (cf. 71. Diosesy el ser[Seynf p. 218).
Ser es entendido desde el comienzo del pensar occidental a partir de
la oposiciónal devenir. Una consecuenciay al mismo tiempo la de-
terminación denitiva de esta esencia del ser, que repercute una vez
más en Nietzsche,comopermanente estable- es la metasica de
Platón, en efecto, la metafísica misma.
Pero en esta concepciónes separadoalgo del ser que por cierto no
es nada, por lo tanto es lo que deviene- (comolo que se origina y
transcurre, in-estable).El ser [Seyn] para nada puedeser determinado
desdela oposicióna algo; ni siquiera comocontrario de la nada, por-
queél mismoesaúnel origendela naday ellono incidentalmente
sino
en esencia.
Tan sólo cuando comenzamos a pensar al ser [Seyn] así originaria-
mente, nos encontramosinterrogando fuera de toda metasica y con
ello de toda primacía de un ente.
Pero de inmediato se muestra también que este planteo en la aclara-
ción de palabrasno basta; en verdad también éstaha sido esencialmen-
te abandonada,sin que pudiéramosdecir de inmediato quéha sucedido.
A pesardeello no serequieredeningúnotro ámbitodeplanteo.Antes
bien,bastala meditaciónacercadela palabray el ser[Seyn].Y ello es
por cierto lo más dicil.

49. El ser [Seyn] 128

La determinación metafísica del ser como entidad concibe a ésta como


presenciay estabilidad; a la luz de esta interpretación el ente rige como

[115]
116 VI. El ser [Seyn]

el delóvy enretrorreferenciaal seréstesetornael máximoente,porlo


tanto lo más estable y presente. De esta manera, aún y justamente en
Hegel, cuando concibe al ser como lo inmediato e indeterminado, con-
cepto que no es apartado sino sólo sobreasumido en el concepto absolu-
to, de modo que el absoluto se codetermina desde el inmediato y es al
mismo tiempo lo puro presente ante la mano y lo vacío.
Conformea esta interpretación metafísicadel ser, tiene que contra-
venir todohabituamiento del pensary representar,cuandoel ser espen-
sado en su singularidad y unicidad. Pero esto no es la mera oposición
a1 concepto metafísico del ser, que antes bien es planteado a través
del devenir y como contraposición coperteneceal ámbito de plan-
teo del pensar metafísica.
La singularidad y unicidad del ser [Seyn] no son propiedades pro-
puestas o acaso determinaciones consecuentes, que podrían resultar de
la relación del ser conel tiempo, sino el ser[Seyn] mismo es singulari-
dad, unicidad, que hace surgir cada vez su tiempo, es decir, el juego-
espacio-temporal de su Verdad; esta unicidad no excluye un una vez
más, al contrario.
Pero tampocoha sido mentadolo repentino y el instante, todo lo
cual pertenece aún al circuito de la determinación metafísica de ser.
Pero la verdad del ser en 1ainterpretación metasica es ya 1arefe-
rencia a un único, cuya unicidad no es tocadaa través de la duración y
tenacidad del pensar metafísico. Pero así habla sólo la defensa.
Por cierto no la defensa de opiniones y teorías y puntos de vista, sino
129 la repulsa de una historia del ser [Seyn] mismo, a través de la cual ie
predominado por el ente de su esencia primera inicial pero no retenida.
Esta repulsa es ya sólo aún el reverso de un pregimtar, que se ha
atrevido a algo impreguntado. A esto ininterrogado llamamos el ahí, el
claro, en el que ya no es ideable apoyo alguno en ente (para la determi-
nación del ser), pero tampoconingún asilo en la entidad comoalgo ja-
do hace tiempo y para siempre (la evidencia del ser).
El claro del ahí, en el que reinan lo carentede apoyoy asilo, no es sin
embargo el vacío. Si lo tomamos así, entonces volvemos a mirar de sosla-
yo aun al ente y a la entidad; entonces no preguntamos y no nos atreve-
mos a lo indecisoy que desdesí viene al encuentro. Pero si pregimta-
mos, somos por entero oyentes y siervos de ese claro, entonces somos ya
también acaecidos a través de lo esenciante en él el rehuso.
¿Cómo sería, si ello fuera el ser [Seyn] mismo el evento-apropiador,
que se (al ser [Seyn]) asigna al hombre, en tanto lo remite al cuestionan-
te estar interior en el ahí, a n de que en esto entonces interroge y cues-
tionando sostenga la esencia de su humanidad histórica la asignabili-
dad de ser [Seyn] como guardia para la verdad del ser [Seyn]?
¿Cómo sería, si ello fuera el ser [Seyn] mismo el evento como rehu-
49. El ser[Seyn] 117

so,queasíal mismotiempotransere al hombre,remitidoa sufunda-


ción esencial,a la indecisiónde lo que requiere de esteaclaradorehuso,
parahacerseseñasdelo ocultode1adeidaddelosdioses,desucercanía
y lejanía carente de sitio?
L0 sin apoyoy sin asilo del clarodel ahí no escarenciaalguna,
perotampocoposesión, sinoeseatraerseconrespectoa todotenero no
tener(producirrepresentativo), queseconvierteen señaen el rehuso
queloesencia
porentero,queobsequia
alhombre
enlacuestionabilidad
desu esencia,peroa los diosesenla indigenciadel ser[Seyn].
El hombreencuentraa su pasoal ser comoentidad del ente a través
delusufructorepresentativo-productivo del ente,paraluegoenseguida
olvidarlo(al ser)y en el olvidar al suyotener la sucientereferencia 130
(comono referencia) a él. Esta determinación del ser respectivamente
ulterior desdetal olvidoplanteaentoncesa éstenecesariamentecomolo
previo(a priori), planteoa travésdel cualel ser devienesiempremás
indiferentey en la indiferenciasiempremás establey nalmente se
encuentrajado comolo simplemente presenteantela mano,inmedia-
to el Vacío,al que sin embargoel hombre,entretantoconvertidoen
centro del ente sobre el fundamento de la metafísica, ya no presta ni
siquieraundesdén,
apartamiento
enel quereciénseacaba
el olvidodel
sery setornaun estadodela humanidad,quesencillamente
nopare-
ce ser.
Peroal ser comoser[Seyn]como abismopara contodo ente- nunca
encuentrael hombre, porque sólo viene a lo abierto, en tanto acaece-
apropiadoramente
al hombreenel mododela transferenciaal cuestion-
ableestarasignadoa aquelloquecomorehuso(comoél mismo)es1a
indifencia de los dioses.
El ser[Seyn]comoel eventodel rehusopreservasu singularidaden
la unicidad de su claro, a través del cual 1oesencialmenteimpotente
devieneextrañamientoconrespectoa todoentecomode costumbre
(operante)y por ciertodispersaa ésteensu ocultainfundamentacióny
emplazaa losdiosesel espacio-temporal deuna cercaníay lejanía.
L0 inhabitual del ser [Seyn] no se abre nunca en lo sólodesacostum-
brado e insólito en medio del ente, sino que tiene la totalidad del ente en
contra de sí. Para decirlo estrictamente,el discursode lo in-habitual no
alcanza,entantoel ser[Seyn]seesenciafueradelo acostumbrado
o no
acostumbrado,y desdesu singularidad reclama esainsolitud, que esca-
pa a todocálculohistoriográco.Si consideramos
queuna veztan sólo
en la historia del ser éste mismo devino y es comienzoy la historia es
porciertosólouna sucesióne imitacióndelcomienzo,
entoncesaprecia-
remosaproximadamente quéexigenciaplanteael ser[Seyn]mismoal
hombre,queosainterrogarlo,a n de que su Verdaddevengafunda-
mento de la esencia humana.
118 VI. El ser[Seyn]

131 50. El ser [Seyn]: el a-bismo

Asípensamos a1ser[Seyn]apartirdelfundamentoy a travésdela rup-


tura,depensaral fundamento.
¿Pero cómotal cosasin,noobstante, y
antesquetodopensaral ser?¿Pero pensamosnosotros al ser[Seyn]?
¿Oesel ser[Seyn],entantoacaece-apropiadoramente al pensar(no
un representarcualquiera,sinoel pensar[Erdenken]deé1?)
y conello
a un esenciarse del hombre?
El pensar[Er-denken]del ser [Seyn]nuncaesun engendrardel
ser,demodoqueéstehastadevendríasóloalgopensado.
E1pensar[Er-denken] esel al-canzar,
acaecido-apropiadoramente,
el clarodelrehuso,
clarocomoclarodelrehusoquesinapoyo
ni asilose
amplíaal a-bismo,queesel esenciarse
del ser[Seyn]mismocomosu
Verdad.
No nosotroshacemosal ser[Seyn]una rup-tura,no nosotros1oin-
terpretamoscomofundamento,sinoenla esenciadel ser[Seyn]como
rehuso
seinaugura
tansóloconela-bismob
lofundamental
y la nada,
que surge con el origen, que domina todo anonadar.
Parael ser[Seyn]nuncaencontramosun lugar (uncomoenfrente
y sobreel hombre);nuncasedejaincorporarenun orden.
Pensado[er-dacht]comoa-bismono esinterpretadodesdeotrodesí
mismo,sinoquetan sóloél obsequiala esenciadelab-ismo,al queevi-
dentemente elpensardelser[Seyn]pertenece
demodorespectivamente
diferentesegúnsuorientacióny amplitudderiesgo.(El espacio-de
jue-
gotemporaldel ahícomoprimerplanodelabismoy por aquélantetodo
sólodenuevoel tiempoenla unidaddesuesencia
extática,peroasí
esencialmente
proyectadocomoverdaddelserehistóricamenteexperi-
mentableenla verdadde1aoúoïot rbúcnc).

a.Pensar
[Er-denken]:
la instancia
acaecida
enelclarodela resolución
[Austrag].
b. ¿Hasta qué punto?
VII. EL SER [SEYNP Y EL HOMBRE

a. cpücu: Quino:
x /
(claro).
b. Cf. 54. La evasión esencial del hombre; antropomorsmdïsubjetivismo: concebido
según la historia del ser [Seyn]; palabra y lenguaje.
51. El ser [Seyn] y el hombre 135

Cuandoel ser [Seyn]llegó inicialmente a la palabra comoÓÚOIC y cuan-


do múoucy cbáocdicenlo mismo en su plurivocidad: claro que surgeen el
dicho dialoga] de apertura y enardecimiento,entoncesla experiencia
metafísicainicial del hombre comoviviente, que tiene el Aóyoc,poseeal
mismo tiempo la experiencia del hombre como la esencia que tiene el
ardor, el fuegola única esenciaque puedehacer fuego, entoncesel
fuegonoessólocomoincendio y claridadun mediodela Tïaxvï]
(cf.63.
La técnica),sino comoclaro á?\6s¡o:,su fundamentoesencial.Luego
Prometeo no llevó el fuego a los hombres tan sólo como añadidura, sino
el hombre devino hombre tan sólo a través de este acto del titán, del dios
más viejo contra el más joven, entonces se decide desde el comienzo en
la TÉxvnla historia del hombrey la posibilidad de la maquinacióncomo
la carencia de fundamento del claro. Entonces el primer comienzo de la
historia del hombre tendría que recobrar plenamente su no desplegada
inicialidad a partir del decir del otro comienzo. La referencia de la esen-
cia del hombre al ser [Seyn] y la esencia del ser mismo tendría entonces
que ser pensadamás inicialmente que lo que hasta ahora la metafísica
pudo con respecto a su propio comienzo.
Sin embargoello no sería sóloun mejoramientodel conocimientohis-
toriográco, sino el impulso a un recuerdoesencialdel hombre,gracias
a la cual llegaría a estar en cercanalejanía al ser[Seyn] y su rehuso,y a
partir de estaposiciónpodría asumir una instancia en la verdad del ser
[Seyn], de este mismo.
Esta instancia es entonces según al historia del ser [Seyn] el dominio
impotente de 1a maquinación, cuyo poder recién se derrumba cuando
alcanza esa autorización de su predominio, que como ilimitado ya no
pasapor 1oúnico sustraídoa su violencia: por la carenciade fundamen- 136
to de la verdad del ser, que ella misma maquinadoramente es.

a. La verdad del ser [Seyn] como metafísica.


[121]
122 VII. El ser [Seyn]y el hambre

52. El ser [Seyn]y el hombre

El ser (entidad) la haceduría y lo puesto del hombre. ¿E1hombre? El


hombre e1 posible acaecimiento- apropiador del ser [Seyn] (comoser-
ahí).
¿El ser[Seyn]?El evento-apropiador
del rehusolibre de poder,del
luminoso,del fundamento el ab-ismocomoentretanto,comoaquello
a partir de lo cual entretanto lo abierto del ente es llevado a la con-
tienda.
¿Peropor qué todo es planteado sobreese0-0? ¿Es lo propio?
O tan sólo esto:el ser [Seyn] o el ente. El hombre comocustodiadel
entretanto, no ante, no sobresino so-portándolo.
La palabra.
No másmodemamente: sujeto-objeto,
sinoser-ahí-ser
[Seyn].
Cadavezel hombreestáenjuego,cadavezdeotromodo; enverdad
incomparablemente,
porqueno sujetoreemplazado porser-ahíy no ob-
jeto por ser [Seyn]; porque en general este enfrentar de fórmulas extra-
vía y aquí justamente colma o cubre el abismo, que subsisteentre am-
bos modos.
Sujeto objeto:aquíestápuestoel hombreen escenay asegurado
en
el ejerciciode su seguridad.
Ser-ahí ser[Seyn]:aquíel hombreestápuestoenjuegocomocusto-
dio delo más cuestionable.
El puro objetivismo del surgir en 1a omni-vida es el más oculto
acabamientodel subjetivismo en el sentidodel incondicionadoseñorío
de poderdel hombrecomosubiectum. Ahoralo objetivoy lo subjetivo
137 sonigualmente evidentes.La plena incuestionabilidadcomola máscara
de la impotencia.
¿Porqué el o-o, así preguntamosrenovadamente, entre ser comoha-
ceduría y hombre como acaecido?
¿Nopodríaconsistiruna relaciónde en parte en parte, el ser en
partehaceduría-en partealgo a partir desí?¿Dedóndeestaposibili-
dad de una distribución?
¿Por qué en general: el ser [Seyn] y el hombre?
¡Abandonemos
sin embargotodoal ente! Y esteabandonar,¿noes
acaso una decisión?
Porlo tanto¿estátal cosaenjuego una necesidad dela decisión?
¿Y
puederegir ésta comoincondicionalo sólobajola condiciónde que el
hombreseaél mismoy conello el que se atrevey conello el queabre
sea huyente,seaatacante o el dejadodel dejar-serdel ser[Seyn]?
*
54. La evasión esencial del hombre 123

La humanización del ente en totalidad a partir de la humanización


del hombre, ésta fundada en el planteo del hombre como animal; el olvi-
do del ser del hombre el abandono del ser del ente, pero desplegándose
tan sólo en lo sucesivo.
El preguntar ante-sí del hombre, a través de lo cual es llevado a 1a
transformación de su esencia, no el retorno a sí a 1o situacional; pero
¿cómoante sí? ¿El proceder humano (¿sellama?), el para qué del pro-
ceder mismo? También humano. El abuso ¿hacia dónde más allá?
Abismo ¡qué entremedio! ¡El ser [Seyn]!

53. El ente-el ser [Seyn]-el hombre

Tenso en el (ente) para él sin claro es todo sólo ente.


Nunca pertenece uno al ser [Seyn]; ni siquiera es accesible por ente 138
como tal.
Y donde un ente parece abrirse al ente como en el animal, allí perma-
nece todo cubierto por el solo entorno, que se llama así porque no puede
dar nada a un tal que nunca puede tomar ni carecer; pues tal bien se
esencia sólo en el claro del ser, que obsequia al ente lo abierto.
Sólo al hombre le es propio la pertenencia al ser [Seyn], porque ha
sido acaecido-apropiadoramente por él y él mismo (el ser [Seyn]) es el
evento-apropiador y sólo éste.
Y por ello la larga ex-propiación, por ello la permanente apariencia
del ser [Seyn] que invade como el vacío de la entidad, reducida a suple-
mento del mero representar de objetos.

54. La evasión esencial del hombre


(Cuerpo-espíritu-alma)

Mismidad no retrorreferencia a sí - yoidad o nosedad [Wirheit].


Mismidad instancia enla verdad del ser [Seyn]. Referencia al ser.
Cada discurso de referencia al ser [Seyn] es erróneo, apenas y en tanto
ha sido mentado aquí algo como objetivo, apartado.
Evasión esencial. ¿Dedónde sabemosla esencia del hombre? ¿Y pode-
mos saber? Y donde vemos y planteamos la esencialidad de la esencia.
Ni conservación ni elevación ni superación del hombre (vigente), sino
por primera vez saber de su esencia y la historia de las consecuencias
esenciales; el hombre como animal, por ello cuerpo-alma-espíiitu, espí-
ritu sólo continuación y agregado a 1a animalidad.
Mucho tal vez de 1oque como realmente experimentado y apreciado
es transmitido se mueve en el espacio que atraviesa la evasión esencial.
124 VII. El ser [SeynIy el hombre

El ser [Seyn] sólo desde el ser ahí. ¿Pero cómo no obstante hasta
139 ahora? Hasta qué punto, sin embargo, entidad una huella de lo sin ras-
tro; pero una ininterpretable. La consolidada dispersión en el ente. El
mantenerse en ella. La apariencia de libertad de esta actitud. Esta li-
bertad como forzamiento a lo enterrado del claro.
Que el hombre se pase sin el ser [Seyn], desdeñándolo, que el ser
[Seyn] no considere lo totalmente innecesario y por ello el fundamento
de la carencia de necesidad.
La soledad de la réplica. La reserva de la disposición. Lo impotente
del acaecimiento.
Sólo el hombre es esencialmente evasivo y esta evasión determina su
historia.
A la evasión esencial pertenece no sólo el eludirse a sí mismo en el
sentido del mero autoolvido. El sí mismo puede antes bien ser entera-
mente buscado y resguardado, cuidado y acrecentado y no obstante el
hombre estar huyendo de su esencia.

55. El ser [Seyn] y el hombre

El ser [Seyn] es dependiente del hombre; esto quiere decir: la esencia del
ser [Seyn] se alcanza a sí misma y cae en la pérdida esencial, según que
la esencia del hombre 1a referencia de ser del hombre- sea para el hom-
bre esencial y el fundamento de 1ahumanidad. Según ello el ser [Seyn]
está entregado al hombre a la respectiva esencialidad del hombre.
Pero esto ¿cómo?
¿Se subordina el ser [Seyn] a través de ello al hombre o cae éste víc-
tima sólo de su in-esencialidad, que es un contrajuego del ser [Seyn]
del rehuso?
¿Pero cómo entonces la dependencia del ser [Seyn] con respecto al
hombre? Es tolerada por el ser [Seyn], en tanto como evento hace otor-
gar a1 acaecidoapropiadoramente (señalado en la pertenencia a él al
ser [Seyn] en tal libertad fundada tan sólo a través de la referencia de
ser. La libertad se convierte aquí en autodeterminación, donde sin em-
140 bargo el sí mismo como lo ya presente ante la mano (a saber como lo
racional, el ente que representa y produce) es tomado en el ejercicio de
la voluntad y del planear. Libertad es entonces ahora mismo y deniti-
vamente abandono de la libertad; pues la renuncia al interrogar a la
esencia del sí mismo en el sentido de la pertenencia al ser decide todo.
El hombre se opone a la verdad del ser y su cuestionabilidad.
Pero el oponerse es falseado, sin reconocerlo, en el desasirse y soltar
para el emprendimiento del ente (mundo) cuyo (puesto como mda-
mento) centro el sujeto ha de devenir y permanecer.
55. El ser [Seyn]y el hombre 125

Cuanto más realmente es tomado el ente, tanto más ecaz tiene que
devenir también el sujeto, tanto menos puede él permanecer aún es-
píritu y saber y conocimiento, tanto más realizado por la vida (cuer-
po y alma) tiene que poder conducirse, de modo que un día la vida se
equipara ella misma al ente en totalidad y la esencia del hombre se
determina como vida y a partir de la vida.
La animalidad del hombre (C0301), animal) triunfa ahora; lo que no
signica que ahora todo sea pensado animalmente. Tal cosa permane-
cería, porque claramente grosera, también inofensiva. La animalidad
triunfa, esto signica: cuerpo y alma como las determinaciones ini-
ciales y permanentes (captadas como siempre) de lo animal asumen el
rol de la esencialidad en la esencia del hombre. Tan antiguo como la
animalidad del hombre es también el pensar, la razón, voÜC,ratio, el
espíritu como determinación esencial del hombre. Y desde hace tiem-
po rigió la jerarquía cuerpo-alma-espíritu y a saber por diferentes razo-
nes, en último lugar porque el espíritu en tanto el alma del entendi-
miento y dela razón fuera por cierto lo más real y ecaz en el producir y
representar (actus purus), hasta que luego con la inversión del platonis-
mo a través de Nietzsche el espíritu pudo ser depotenciado a impotente
adversario del alma (de la vida). El triunfo de la animalidad se recela,
a saber, de destituir simplemente al espíritu y hacerlo pasar por un
posfenómeno de la vida. De allí que se atice un aparente combate en- 141
tre quienes deenden el espíritu y aquellos que en el fondo quisieran
desconocerlo. Pero en verdad desde hace mucho tiempo se ha concorda-
do sin saber por qué-; los desconocedores del espíritu quieren no obs-
tante saberlo protegido y aquellos defensores lo desconocen sin embar-
go, en tanto se salvan en un truco y reorganizan esa jerarquía, a n
pues de que el espíritu bien sea tomado en el centro entre lo animal,
entre cuerpo y alma; se dice ahora: cuerpo-espíritu-alma. Sin embargo
todo ha quedado en lo antiguo, es decir, el olvido del ser hace tiempo
concebido en acelerada marcha se encamina a su acabamiento; pues se
puede saber siempre menos lo que signica propiamente espíritu, des-
pués de que desde hace tiempo se ha convertido en 1a concepción aními-
ca de la ratio y ésta fundado en el subiectum.
Se mienta moverse en una lucha por la esencia del hombre y de la
vida, no se sospecha que esta lucha sólo es 1a huida ante la cuestio-
nabilidad del ser [Seyn].
La lucha contra el espíritu y completamente la mentira del simul-
táneo sí y no para con él es el ejercicio del olvido del ser.
Pero también la defensa del espíritu se sumerge en el olvido del
ser, en tanto lo espiritual sólo es un circuito de la cultura y del gusto,
de 1a moralidad y de 1a fe. Aquí como allá el espíritu toma su determi-
nación de la animalidad del hombre.
126 VII. El ser [Seyn]y el hombre

La fórmula esencial usual para la determinación animal del hombre


es: unidad de cuerpo-alma-espíritu; el espíritu tiene el rango más eleva-
do y por ello determina también, aunque bastante indeterminadamen-
te, 1aunidad (¿o se encuentra ella antes de esto triple? y ¿comoqué?).
En esta fórmula esencial la animalidad del hombre está aparente-
mente subordinada y refrenada, aunque el espíritu, según la esencia,
permanece sin embargo experimentable sólo por consideración a lo ani-
mal.
La fórmula actual: cuerpo-espíritu-alma es más clara con respecto a
142 la armación dela animalidad y con ello más decisiva en la recaída en lo
Vigente. Cuerpo y alma lo animal como tal circunda y domina y limita
el espíritu.
Pero al mismo tiempo esta fórmula, que expresando una recaída sin
embargo quisiera ser nueva, es necesariamente más ambigua, es de-
cir, aun más indecisa y de plena cobardía frente a una decisión pensan-
te. Aunque aparentemente orientada contra el cristianismo y 1o católi-
co, es católica en el sentido más auténtico, en tanto con ella todo se
puede hacer y al mismo tiempo permanece cubierta contra todo. Se con-
trarresta el predominio del espíritu (al mismo tiempo entonces aún
malinterpretado como intelecto) y se predica el carácter y el animal
y los instintos; pero no se aparta al espíritu sino se lo toma en el
centro, lo que parece como si tan sólo ahora fuera protegido y defendido.
Se considera por cierto necesario cubrirse ante el reproche de barbarie.
Ahora todo está en orden; bajo el techado protector de la animalidad
(cuerpo-alma)es posible encargarsefresca-alegremente(así parece)de
todas las adquisiciones espirituales de toda historia, es decir, uno se
puede dedicar ahora en tal medida al historicismo, ante la cual el histo-
ricismo del siglo XIX parece enano.
A las ciencias las ciencias del espíritu sobre todo- les llega ahora
una gigantesca satisfacción acerca de las posibilidades recientemente
ofrecidas de descubrimientos y refutaciones de la ciencia vigente. Se
siente conrmado y necesitado en su espiritualidad, que es un gozo
vivir y no obstante ello es sólo el aplazamiento de los salvajes y
antiguos instintos de una indecisión del hombre en medio del crecien-
te abandono del ser del ente. Su máximo triunfo es la desprevención
sobre sí mismo: la fuga esencial del hombre deviene un pánico más y
más oculto.
56. Ser-ahí y Ser y tiempo 127

56. Ser-ahí y Ser y tiempd 143

El ser-ahí del hombre


podríamentarel estarpresenteante la manoaquí y ahoradel animal
racional, que se da tal ente; podría mentar también lo mismo, por cier-
to, pero en corte conceptual:el modo en que el hombre es, la propiedad
de su existentia a diferencia de su essentia.
Siempre el hombre es aquí el subiectum, al que es adjudicado un
modo y tipo.
Pero de todo ello está separadoel nombramiento del ser-ahí en Ser y
tiempo y más tarde a través de un abismo sin puente.
El ser-ahí es lo fundante de una transformaciónesencialdel hombre,
aquello que posiblementees del hombre, en un sentido enteramente
otro, recién por fundar, de este genitivo.
El ser-ahí el sitio de su esencia dejado puesto al hombre desdela
fundacióninicial de la verdad del ser [Seyn].

=I<

El ser-ahí

Lo que es nombrado así e inicialmente fundado en el nombramiento es

1. ni en general un estado en el sentido de un presente ante la mano


encontrado;antes bien algo que en proyectoque salta a y proyectan-
te salto a y sólo así llega al esenciarse (se denomina hermenéutica-
fenomenológicamente;
no se entiende comointuición platónica de
esencia sino como proyectar interrogador interpretativo conducido 144
por un respecto y una anticipación; es losóco, es decir amante
de la verdad del ser y esencialmente histórico),
2. pero todavía como tal proyecto sólo un proyecto de la esencia huma-
na (en ello el hombrepor razonescualesquiera,acasosiguiendopro-
pósitoslos antropológicos conformesa 1a época- estaría separa-
do por sí y consideradolosócamente). El proyectomás amplio e
inicial sobreel ser-ahí es antes bien el proyectodel hombre sobrela
asignabilidad a la verdad del ser [Seyn] y desde ésta; pero el ser [Seyn]
es lo más cuestionable (se puede leer y utilizar Ser y tiempo
pasando por alto todo lo decisivo- comoantropología y comouna

* Cf. 79, Ser y tiempo.


** Cf. Ser y tiempo.
128 VII. El ser [Seyn] y el hombre

especie de ética existencial y algo semejante; sólo que entonces todo


ello no tiene nada que ver con la única voluntad pensante de este
intento: con el despliegue cuestionador de la pregunta por el ser como
de la pregunta por la verdad del ser).
3. El ser-ahí es la fundación de la verdad del ser en una transformación
del hombre a partir de 1a decisión por el ser [Seyn]; toda apreciación
rige sólo para éste, si bien no es lo último y primero, sino lo único
en el entre como a-bismo. Por ello el ser-ahí comparable con
nada; ningún objeto de teoría (investigación signica en Ser y tiem-
po preguntar esencial, no explicar de presente ante la mano). Ser-
ahí él mismo acaecido apropiadoramente en el evento nada que
hagamos, sino sólo a-sumimos venerando enla apreciación de lo más
cuestionable y tan sólo encontramos en la a-sunción.

Porque no se concibe aún la pregunta por el ser y con ello tampoco el


ser-ahí, porque se toma sin embargo siempre a éste comosujeto, sellega
a las curiosas exigencias de que el sujeto singular (en Ser y tiempo) ten-
dría ahora que ser reemplazado por el sujeto popular. ¡Pobres diablos!
Lo esencial de la resolución no se encuentra en una presunta activi-
145 dad subjetiva del singular, sino en la indación conforme al ser-ahí
del hombre transformado, en la apertura esencialmente otra, es decir,
primera hacia la Verdad del ser como tal, en la destrucción de la rela-
ción-sujeto-objeto como normativa y fundante en la superación de toda
metafísica.
Es la instancia en el estar expuesto al ahí: el ser-ahí; la a-sunción de
la ahí-dad como del claro del abismo del ser; pero éste: el entretanto
para todo ente.
La instancia del hombre por entender como genitivus essentia1is
quiere decir: tomamos en la más próxima captación la instancia como
una propiedadque se agregaal hombrey lo presuponemoscomoel su-
jeto ya determinado. En verdad, es decir, en el sentido de estepensar, la
instancia es la determinación saliente del fundamento esencial del
hombre, tan sólo sobre el cual es experimentable en su esencia, con ins-
tancia. La instancia constituye la essentia, tan sólo de la cual el nom-
bre hombre extrae su fuerza esencial de nombramiento.
La propiedad, a pesar de toda apariencia moral de primer plano y
conforme al único preguntar en Ser y tiempo por la verdad del ser, es
concebible exclusivamente y cada vez antes hacia ésta como modo de
ser el ahí, en el que acaeceel acaecimiento-apropiador del hombre en
la pertenencia al ser y su claro (tiempo).
Propiedad es una determinación superadora de la metafísica como
tal, correspondiendo a la im-propiedad, que pensada existencíalmente
hacia y desde la pregunta por el ser mienta el extravío en el ente, es
56. Ser-ahí y Ser y tiempo 129

decir,la supremacía
del entemismoy su ensombrecimientodel ser,de
modoquela indigenciadela pregimtapor la verdaddel ser tieneque
quedar fuera.
Todacaptaciónde estadeterminaciónemprendidadesdecualquier
parte (desdecualquier antropologíay losoa existencial) para objeti-
vos a voluntad quedaa discreciónde cadaarbitrio; sóloque nunca esun
copensar,es decir, siempreprepensar hacia lo sólo interrogable (en el
mejor caso erudito empredimiento calculador historicismo como ocu- 146
pación).

Ser y tiempo

Viniendo de afuera, se puedetomar el planteo comouna interpretación


delhombrecomoser-ahí.Peroya la interpretaciónoscilasóloenel pro-
yecto del hombre como ser-ahí.
El ser-ahíesencialmenteen la comprensiónde ser y de nuevocomo
proyecto del ser sobre su verdad (tiempo), donde esta verdad no nece-
sita estar como tal en el saber.
Comosiempre en Ser y tiempo ha sido pregimtado a partir de la
verdaddel sery sóloasí por el hombre.Estepreguntarpertenecepor
entero al interrogar de lo más cuestionable pero ¿cómoesto, el ser
[Seyn]?
La experienciafundamental transformada esencialmenteen el qué
y cómo:el ser no resto de un generalísimoel más Vacío,que luego se
rellena categorialmente,no suplemento,admitido aún provisionalmen-
te comoidea, sino: el ser del ab-ismocomoevento-apropiador.
Por ello es Ser y tiempo

1. ni cualquier tipo de antropología (el hombre como tal en medio del


ente, sea como un ente entre otros, sea como centro de referencia)
2. ni cualquier tipo de metafísica (el ser como entidad hacia el ente).

Peropor elloSery tiempo,quesólopuedeserun caminodeemergen-


cia junto a otros posibles,tiene también que tener inevitablemente el
aspectode metafísica y antropología, sí hasta en el pasajepor éstas
con su ayuda hacerse por lo pronto comprensible, es decir, tomar todos
los posibles y próximos malos entendidos. No obstante todo esto no lleva
ni conducea ninguna parte (cf. 61. El antropomorsmo).
El entendimientodecisivo:que el ser en su verdad nunca puedeser 147
tomado del ente; ¿cuál es la consecuencia?La necesidad de osar desde el
primer claro del ser [Seyn] mismo el salto a su esencia.
130 VII. El ser [Seyn] y el hombre

57. La experiencia fundamental metafísica

Posiciónfundamental, experiencia-fundamental, indigencia-funda-


mental.

Experiencia
fundamental:
1. no es realizada por cualesquiera,sino por singulares, dis-tingui-
dos. Pero estos singulares pertenecencomo los signados* a1 ser
[Seyn], son menosaún que toda comunidad cadauno por sí ego-
ísticamente.
2. La experiencia-fundamentalno espor ello tampocorealizada en el
sentidode que fuera ideada,imaginaday llevada a caboespontánea-
mente por el singular, sino
3. acaece-apropiadoramente
(es) y arrebata un singular en el funda-
mento inaugurado por ella.
4. La experiencia-fundamentales conformea ello también diferente
respectivamentesegún el esenciarseoriginario, inicial y no inicial
del ser.En la épocade la metafísicala experiencia-fundamentalsólo
puedehacerseválida comomirada previa sobreel ente en totalidad y
proyectode su entidad comoq>ümc consolidada.

Modernamente esta experiencia-fundamental, conducida propiamen-


te por la mirada a1sujeto,experimentaráal ente en totalidad comovida
los idealistas, Schopenhauer, Nietzsche (Leibniz).
Experiencia-fundamentalesun eventodel hombre.El hombre acaece
y se expropia en ella de su esencia.
Peropor ello la inevitable aparienciaen mediodel señoríodel animal
148
rationale, que sea un modo de vivencia y cosa del hombre-antropo-
logismo.
En la experiencia-fundamentalacaececonel esenciarsedel ser[Seyn]
su verdad.Cuyafundacióny delimitaciónesencialesla indigencia.Cómo,
en qué necesidadse le satisface.Qué [es]humanamente segúnlas exi-
genciasplanteadoy reivindicado comoideal.

* Como en otros casos el autor recurre al sentido que se desprende del mismo lenguaje,
empleandoGezeichnete,que traducimospor signados, en relaciónconAus-gezeichne-
ten, quevertimos por dis-ting-uidos, a partir del verbo raíz zeichnen, dibujar, esbozar,
conel que se relacionatambién la palabra Zeichen, signo.[N. de la T.]
59. Ser [Seyn]y hombre 131

58. La pregunta al hombre*

1. Quées;2. Quiénes.Laspreguntas
mismasya sonrespuestas,
es
decir, decisiones.
¿Quéesel hombre?
Estapreguntaquieredeterminar
el quéy lo de-
termina como animalidad.
¿Quiéneselhombre?Estapregunta hadeplantearel quiény ?El
quiénespropiamentepensable
sóloensingular ¿quésignicaesto?La
re-ferencia
ala mismidaddelhombrey éstasefundaenla ad-judicación
a-sí,porquead-judicación
sefundaen el acaecimiento-apropiador
a
travésdel ser. ¡La pertenenciadel hombreal ser, determinadacomo
guardia de la verdaddel ser[Seyn],no mientael acontecer[Vorkom-
men] como un ente entre los entes restantes!
Lapregunta
porelquésedirigealámbito
deloexplicable
y compro-
bable.
Lapregunta
porelquiéntraslada,
transformando,
ala pertenencia
a
lo oculto, a la referencia al ser.

59. Ser [Seyn] y hombre

Ser[Seyn](evento)
el centrovolantereunidory el fundamento
deun y
decadaenmediode.La indagacióndeestecentro(esdecir,del ser-ahí)
es el ser [Seyn] comoevento-apropiador.
El evento-apropiador
comoacaecimiento-apropiador
y elorigencomo
disputadela contiendademundoy tierra, esdecir,éstaensuesencia.
Aquí la procedencia
delriesgo,del tenerqueosar(la verdaddel ser
[Seyn])comoesencia
delhombre.
Deallí tansólotodoesenciarse
y estar 149
asignado a él.
El hombrecomoun acontecimiento en mediodela naturaleza(ente
entotalidad).¡¿,Esto
mismounare-presentación
delhombre?! y ¿dedón-
de?¿Yla verdaddeestarepresentación delhombrepor el hombreenla
naturaleza?¿Desde la naturaleza?
¿Ounadecisióny éstadedónde? Por
lo tanto 1anaturaleza pierde la primacía tanto comoel hombre.
Verdadesdondeel hombresemuevey la naturaleza.
La decisiónentre verdaddel ser [Seyn]y la primacíadel ente (la
vida),perodemodoqueyano[es]posible la retiradaa 1oantropomór-
co y la apelación
a la naturaleza,
sinoelhombreel quedecide. ¿Qué

* Überlegungen
X,70y ss.,enÜberlegungen
B.,Gesamtausgabe,
como
95.
132 VII. El ser[Seyn]y el hombre

decisión?Sobre su esencia,no puesta en la humanidad, si ésta [es]*


animal rationale. Ser-ahí.

El ensombrecimientodel ser a través del ente. La cuestionabilidad


de lo más cuestionable(del ser [Seyn]) comola verdad inicial. La indi-
genciadela apreciación,el atreversea lo riesgosomismo.
Píndaro:üvpmïrocomácBvotp el sueño,queuna sombrasueña,o
(elquehacesombra-el
soñador),
o:la sombrasoñada
porun sueño;la
sombra-lo soñado.

* Ambos[es]sonnuestros;en éstecomoen otroscasosel texto originales elípticoal


respecto. [N. de la T.]
1.PindariCarminacumFragmentis
Selectis.
Iterun ediditO.Schroeder.
In aedíbus
B.G.
Teubneri Lipsiaa 1914. Pythía VIII, v. 95 sq.
VIII. EL SER [SEYN] Y EL HOMBRE
60. El ser [ Seyn] y el hombre 153

Cadadeterminación
dela esenciadelhombreestásuspendida
enla pre-
gunta: ¿cómoconcebimosal ente en totalidad, al que el ente -llamado
hombre- está ordenado?La tarea de la delimitación esencial de este
ente estransalvada en una interpretación del ente en totalidad ya cum-
plida o apenas considerada en sus condiciones de realización. Si ésta ha
deprocederdeunameditación,entonces seanunciaenseguida deretor-
nola pregunta:¿quiénes
somosnosotros,losqueaquítan directamen-
te determinamosal enteen totalidady hastaa travésde una explica-
ción a partir de una causasupremalo tenemospor sucientemente de-
terminado?De estemodovuelve la pregunta por el hombre. Sóloque se
ha modicado o se encuentra en el umbral de una inevitable transfor-
mación; en todo caso inevitable sólo para la voluntad de meditación.
Renunciamosa ésta,entoncestodoquedaen un infructuosode aquí para
allá entre una interpretación del ente en totalidad y una interpretación
del peculiar ente que pensamos conocer como el hombre.
Peropara la meditaciónsurgela experiencia:el hombre sólosobreel
fundamento del estar asignadoa la verdad del ser [Seyn] puededeter-
minar al ente en totalidad y a sí mismo como el ente que es. El ser
[Seyn]mismotiene quehabertransferidoel hombre,segímel funda-
mento esencial,a la verdad del ser [Seyn].Sóloeste evento-apropiador
trae ese claro, en el que el ente en totalidad y el hombre se pueden
encontrar, para medir su lejanía.
Si el hombre se sustrae a esameditacióny quien quiere detenerlo
de ello, entoncesse salva por último en la explicación de todo ente
como un producto de 1aimaginación humana; la humanización del ente
en generales la primera y última sabiduría: el antropologismo.Cuanto
más libre se conducela humanizacióndel hombre, cuanto más exclusi-
vamente el hombre se explica desdelo en él situacionalmentepresente
ante la mano y objetivamente encontrable, desde el animal como el ani-
mal rationale existente,tanto másincondicionalmentey obstínadamente 154
se arma la humanización del ente en totalidad.
La humanizacióndel hombre,desenfrenaday despojada detoda meta
es, sin embargo, sólo la polvareda que sigue al remolino de una oculta
salvajehuida del hombrede su esencia,huida que exhibela máscarade
una victoria, que se anuncia comoliberación hacia la plena y especíca

[135]
136 VIII. El ser [ Seyn] y el hombre

autodeterminación del animal hombre y reivindica la evidencia como


característica de su Verdad.
Pero la humanízación del hombre es no sólo el fundamento de la hu-
manizacióndel ente en totalidad, sino a la vez dela deicación del mun-
do.En estacapciosa
gura el antropologismo
alcanzasuilimitadaesen-
cia metafísica.
¿Perocómose puedesuperar1ahumanízacióndel hombre?Sóloa
partir dela decisión
porla fundación
dela verdaddelser[Seyn].Con
ella el hombre no sólo es diferenciadocomoente del ente, sino a través
de ella trasladado al claro del ser[Seyn] y con éstereunido antes sobre
el fundamento de un acaecimientoya acaecido,pero aún no sondeado,
de la esencia humana a través del ser [Seyn].
Pero a través de la acentuaday exclusiva reunión y contraposición
deser[Seyn]y hombre,¿nosedecideya acercadela distincióndelhom-
bre, de queél seesenciaen la pertenenciaa la verdaddel ser [Seyn]y
conformea ello se interpreta así y así comoel ente que es, es decir se
coloca con respecto al ente en totalidad?
¿Conqué derechoseproduceestadecisión?¿Ono se produceaquí
paranadaunadecisión?
¿Seanunciaúnicamenteun resultado?
¿Yquién
encuentra este hallazgo? ¿Dael hombre con el ser [Seyn] o disponeel
ser [Seyn] al hombre, a que lo encuentre?
¿Haciadóndetienequemoverseel hombrey haciaquéestarreferi-
do,quesubsistauna garantíade dar en sumaconsu esencia? ¿Quién
155 trazaaquíel límite delasindispensables
referencias?
¿Hastaquépunto
es el hombre un comprometidoen referencias?
¿Sabe
puesel hombreensumainmediatamentedesímismo?¿Oes
cadainmediataautoconsideración justamenteel primer y másfrecuente
extravío, sobreel que el hombreen verdad encuentratoda clasede cosas
y sin embargose aleja más y más de su esencia?
¿Nogira el hombresiempreentornode1aaparienciadesí engendra-
da por él mismo?¿Perocómoapariencia?
¿Porquéno entregamos
el hombresimplementeal predominiodela
opinión dominante respectivasobresí mismo?
¿Perocuándoy cómoes él mismo?
Sí mismoes,sin embargo,cuandoad-judicadoa su esencia.Peroesta
ad-judicación
acaece
enel eventodelser[Seyn],queesfundadoy custo-
diado enla propiedad del ser-ahí.
Por cierto ello pareceser nuevamentesóloarbitrarias determinacio-

* En el textooriginalFund,quetraducimosporhallazgo,serelacionaconel anterior
Befund, estado, resultado. [N. de la T.]
60. El ser [Seyn] y el hombre 137

nesocurrencias, talvez, que nada puedenfrente al poderde la real


humanidad,queahoracomienzaa plantearseenel señoríodel plane-
ta, y anuncia a diario encarecidamente ésta su real esencia. Ciertamen-
te pero ¿dedóndeha sido probadoy fundamentadoque lo real sea
tambiénlo esencialy hastagaranticela esenciadel ser?Estopermane-
ce no menos cuestionable que lo que puedan serlo las anteriores ocu
rrencias.Perocuandoconstaalgocuestionable
antealgocuestionable,
¿cómo y quiénha dedecidir?¿Oestáantesdetodadecisiónpor experi-
mentarseque aquí subsistealgo cuestionable,en lo que el ente en tota-
lidad y su reivindicación de verdad y la determinaciónesencialde la
mismidaddelhombresonigualmentecuestionables?
¿Ypor quéigual-
mente cuestionables? ¿Acasoporque ambos de modo alternado se tienen
que perteneceren lo oculto aún esencialmentey porque esta pertenen-
ciaesla señahacialo esencialmente
cuestionableel ser[Seyn]mismo?
Demaneraqueenningunaparteni nuncapodemos eludir al ser[Seyn],
a no ser que nos sumerjamosen el olvido del ser, olvido que evidente-
mente tiene que conformarsecon una acción y actitud que aparente-
mente se lleva bien con la apelación a lo ecaz como la realidad de lo 156
real,peroenverdadpiensasin embargoal ser[Seyn],entantosepiensa
realidad.
Peroaquí lo perturbador no esquetal olvido del ser de continuosedé
a sí mismo en la cara y se contradiga, sino que contradictorio en el
sentidohabitualsealo queno puedeser toleradosegúnla reglade la
lógica.¿Quiénlndamentaun tal rol normativodela lógicay delo
lógico?(Lo antesposibleaún esaapelacióna lo real comolo racional,
es decir, correspondiente al objetivo de utilidad.)
No la contradiccióneslo perturbador;unono seperturbapor ella.
Peropodríaserqueentretantollevea cabounadestrucción, queequiva-
le a una devastación,de modo que se hace lo menosvisible donde el
olvidodel seramenazahacersemáscompleto.El sumergirseenel olvi-
do del ser es el ejercicio de una devastación,a través de la cual ese
fundamentoenarenaal hombre,sólosobreel cualpuedeerigir su seño-
río sobre el ente: la instancia en la verdad del ser.
El hombreesaquelque,parapensarloensu esencia,el pensartiene
que pensar apartándose de él; pero ¿hacia dónde?
Sin embargoestapregunta:¿haciadónde?,
pertenece
al pensarapar-
tándose, no lo vuelve perplejo e infundado sino conrma al hombre mis-
mo comoel quepregunta, comoel quetan sólopuedeser bastantefuerte
para el sí y el no de la decisión,que rige ante todo consentiry aprobar.
Sólo comoel que pregunta a esa pregunta puede ser el verdadero
custodiodela verdaddelsermismo,queseobsequiaa él y sóloa él que
pregunta, como lo más cuestionable. Y esto lo más cuestionable es el
fundamentoabismoso
detodocrear,cuyaesenciatenemosquepensar
138 VIII. El ser [Seyn] y el hombre

másoriginariamente no comoproducirde formas,sinocomofunda-


ción de los sitios y vías del serahí, a través de cuyoentretanto la lucha
de la réplica y 1acontiendagana el instante (cf. Verdad-claro-«instan-
te»).
IX. EL ANTROPOMORFISMO*

* Cf. 60. El ser [Seyn] y el hombre.


61. El antropomorsmo* 159

El antropomorsmo es la convicciónexpresa o inexpresa, admitida o


de incógnito aceptada, de que el ente en totalidad es lo que es y como es
gracias y conforme al representar, que transcurre en el hombre, es
decir en el animal dotado de razón, como un proceso vital entre otros.
El ente y 1o que así se nombra y conoce es una haceduría humana. El
antropomorsmo se da menos como una teoría acabada, que requiera
una presentación fundamentada. Se asegura de inmediato el consenti-
miento comouna creencia evidente antes de todo lo teórico, que inin-
terrumpidamente es llevada y reforzada a través de la opinión de que
1o que el hombre sea en esencia, para nada podría devenir objeto de
una pregunta. El antropomorsmo puede retirarse en todo momento y
para cada uno evidentemente a su primera y última proposición, de
que precisamente pues todo lo representado, dicho e interrogado sea
humano. Y no obstante no es la humanización del ente lo esencial
suyo, sino la resistencia que se anuncia en las más diferentes guras
ante toda posibilidad de un cambio esencial del hombre. Por ello asu-
me también con gusto el rol de una evasiva ante toda exigencia de un
decisivo preguntar.
La inasibilidad del antropomorsmo engaña en su apariencia tan
ampliamente, que aun los intentos de una defensa de él son forzados al
plano y vía conformes a él, mientras la meditación no alcance una posi-
ción fundamental esencialmente más originaria. La condición para ello
se encuentra sin embargo en el entendimiento de que 1ahumanización
del ente sea armada o negada procede de una humanización del ser.
Esto ha de signicar aquí: la pregunta por la verdad del ser permanece
desconocidae impreguntada. La relación del hombre con el ser rige 160
por adelantado como decidida a través _dela explicación de la referencia
humana (humanizante) del hombre con el ente. El Verdadero sostén del
antropomorsmo es por ello la metasica como tal. Otorga sobre todo
el espacio para su armación y su rechazo. Ello se pone en evidencia en

* Cf. curso sobre Schelling, p. 36. Conclusión (Schelling, Vom Wesender menschlichen
Freiheit [1809]). Curso en Friburgo del semestre de verano de 1936, en Gesamtausbage,
tomo 42. ed. por Ingrid Schüssler, Francfort del Meno, 1988, é 28, pp. 282 y ss.).

[141]
142 IX. El antropomorsmo

el contrajuego,que enseguidase degeneraen plena infructuosidad, de


subjetivismo y objetivismo en la metafísica moderna.El subjetivis-
mo tiene, en todo caso, que ser entendido aquí en su plena esencia, es
decir, metafísicamente. Es el planteo del hombre (sea como yo o noso-
tros, como singular o comunidad, como espíritu o cuerpo, como
mero viviente o pueblo) en el sentido del sub-iectum, es de aquel ente,
desde el cual y hacia el cual todo ente es explicado en su entidad. El
objetivismo,denuevometasicamentetomado,resulta necesariamente
el reverso del subjetivismo, apenas éste [se ha] vuelto en su esencia
plenamenteopacoy evidente.El hombre,esdecir el subiectumolvidado
comotal pertenecea la totalidad del ente en el sentidode lo objetivo y
es en medio del mismo un fugaz polvillo. El ascenso del hombre a la
ilimitada esencia de poder y la entrega del hombre al irreconocible des-
tino del transcurso del ente en totalidad se copertenecen, son lo mismo.
Las distinciones del antiguo y del moderno antropomorsmo transcu-
rren al interior de la posición fundamental metafísica del hombre occi-
dental vigente.Aunque sonesencialespara los singularesnivelesy cur-
sos del pensar metasico, pueden quedar fuera de consideraciónpara
esta meditación sobre el antropomorsmo.
Puesto que al antropomorsmo no le puede ser apropiada una siste-
mática desplegable, en tanto siempre permanece sólo el repliegue a
una tesis, la meditación tiene que orientarse a alcanzar, a través de sus
161 pregïmtas, siempre sólo desde diferentes lados, la misma posición fun-
damental, es decir, hacerla cuestionable en cada aspecto.
1. ¿Puedeun comportamientohumano en general y un pensar hu-
mano en particular ser nunca lo que es de otro modo que en el per-
manente arraigo en el hombre?
2. ¿Está con ello, que en tal modo el hombre queda planteado como
suelo de realización de sus comportamientos, también a la vez deci-
dido acerca de la humanización de todo eso, a lo que el comporta-
miento y el pensar se reere del ente? ¿Está sujeto de antemano
el ente en totalidad sin remedio al abuso de la humanización? ¿Es la
apariencia de lo contrario precisamente sólo una mera apariencia
en el interior de este irremovible estado?
3. ¿Y qué rige aquí como lo verdaderamente irremovible? ¿No es la evi-
dencia desde hace tiempo poderosa y volviéndose siempre más vacía
del planteo del hombre como animal pensante? ¿No es entonces la
humanización del ente en totalidad ya la consecuencia de la huma-
nización del hombre surgida antes irreconociblemente? Con ésta sea
en primer lugar nombrada la reconstrucciónde lo que distingue al
hombre como hombre (en el sentido de una diferenciación al interior
del ámbito de los vivientes), en la animalidad. Pero ésta transcribe a
la vez los vivientes y con ello el hombre como un ente hallable, dota-
61. El antropornorsmo 143

do respectivamentede mododiferente de facultadesinferiores y su-


periores(órganos).Humanizaciónpor lo tanto quiere decir:el hom-
bre esreprimidoenuna esenciaanimalpresenteantela mano,que
también apareceentre otras; la heterogéneavaloración de faculta-
desy prestacioneshumanasno modica nada en estajación meta-
física de la esencia humana.
Si sin embargoel antropomorsmoconsisteen tal humanización
y
no tan sólo en la humanización de todo ente, ¿no tiene entonces la
meditación acercadel antropomorsmo que preguntar primero la
pregunta por la esencia del hombre? La exigencia suena evidente. Y
no obstanteoculta en sí las más cuestionablesdecisiones,porqueno 162
está decididocómopues en general, desdequé intencionesy en qué
respectos,haya que preguntar por el hombrey dequémodoseareali-
zable aquí una decisión.
La pregunta por la esenciadel hombre tiene por cierto que ser esta-
blecida de tal modo según dirección y alcance,que por adelantado
permanezca competente en todo lo que de cuestionable una medita-
ción sobre el antropomorsmo pueda hacer visible.
En el antropomorsmo ha sido armada la humanización del ente
en totalidad, es decir, del ente como un tal. El ser es, como represen-
tatividad, por gracia del representar una haceduría del animal ra-
cional. En el antropomorsmo se encuentra la decisión previa sobre
el ser comoun producto del hombre humanizado.¿Cómoy dóndey
cuándo ha sido efectuada esta decisión alguna vez como tal como
una decisiónsobreel ser?Pero si hasta ahora en ninguna parte ni
nunca fue efectuada, ¿no tiene entonces que ser puesto antes a deci-
sión un tal decidir mismo sobre la esencia del ser? ¿No tiene enton-
ces la pregunta por el hombre que preguntar la pregunta ante sí,
cómo pues en general el hombre podría estar asignado a la verdad
sobreel ser, a n de que tales decisionesun día le puedan devenir
una indigencia y las preguntas en este ámbito decisional una nece-
sidad? ¿Cómosería si este cuestionable estar asignado del hombre a
la verdad del ser anunciara ante todo su esencia?Pero ¿por qué jus-
tamente esta seña permaneció hasta ahora siempre desapercibida?
¿Qué es este estar asignado del hombre a la Verdad (claro) del ser
[Seyn]? ¿Dedónde surge? ¿Esuna invención y arbitrariedad del hom-
bre y qué signica entonces aún el hombre? ¿Oha sido el hombre
acaecido-apropiadoramente en su esencia tan sólo y únicamente a 163
través del ser [Seyn]? Y se esencia el ser [Seyn] como este evento-
apropiador mismo y sólo como éste?
¿No tiene entonces el hombre para salvar su esencia, es decir, con-
gurar conforme a esencia con respecto al ser [Seyn], que convertirse
en mdador de la verdad del ser [Seyn]? Entonces la salvación esen-
144 IX. El antropomorsmo

cial del hombre es una transformación en esa fundación, a cuyo esen-


ciarse llamamos ser-ahí. La humanización del hombre se hunde. La
humanización del ente no tiene fundamento.
El saber acerca del ser-ahí, es decir, aquí el ser-ahí mismo, es en sí
necesariamente el saber acerca de las múltiples condiciones según
la historia del ser [Seyn], que aseguranal antropomorsmo su apa-
rente naturalidad, indestructibilidad y facilidad; estas condicio-
nes son:
a) 1aentera primacía del ente ante el ser en la metafísicay a saber
justamenteen virtud del preguntarmetasicopor el ser (como
entidad);
b) la experienciadomiciliadaen el horizontede estaprimacía,del
hombre como animal rationale;
c) la consolidaciónde 1aesenciahombrepresenteante la mano en
el modode pensar cristiano (el ens creatum homo comopere-
grino de la tierra),
d) la agudizaciónde la presenciaante la mano del hombre a través
de la interpretación del subiectum;
e) la nal unción del hombre a 1a desatada maquinación del ente
(técnica-historiografía).
10. Pero cuando la esencia del ser [Seyn] se funda en el evento-apropia-
dor, en el acaecimiento-apropiadordel hombre en el ser-ahí, ¿noes
entonces recién verdaderamente determinado el ser [Seyn] y no
más sólo el ente- hacia el hombre, es decir, a partir de él? ¡No!, pues
el acaecimiento-apropiadoren el ser-ahíesya en sí transferencia a1
ser [Seyn] comoeseab-ismosoentretanto, en cuyoespacio-dejuego-
temporalsecruzala réplicadel diosy delhombrecon1acontienda
de tierra y mundo.
X. HISTORIA*

* Cf. 64. Historiogïaa y técnica; cf. con NietzscheII. Unzeitgemáer Betrachtung:el


hombre-Historiografíae historia-Temporalidad(NietzschesII. UnzeitgemáeBetrachtung,
cursode Friburgo (Ejercitación),semestrede invierno de 1938-1939,en Gesamtausgabe,
tomo 46).
62. Historia 167

En la subsistencia de la verdad del ser [Seyn] tenemos que alcanzar esa


originariahistoricidad,a travésde la cua]toda historiografíaha sido
superada.
No refrenamientode la historiografía, sino superación.¿Cuándohis-
toriografíaessin fundamentoe in-necesaria?
Cuandola historiadevi-
noesencial;y elloes,entonces,
cuandola fundacióndela verdaddelser
[Seyn] acontecea causadel ser [Seyn], acaecidapor éste.
Una épocaquetodavíanecesitala historiografíaparasu historia,
esdecir,tieneya por adelantadoambasmezcladas entresí,pruebaque
le permanece rehusadauna historiaesencial;por elloimpelea la ahis-
toricidad (de-vastación).
Las decisiones iniciales, sean efectuadas, asumidas u omitidas, arro-
jan la penay 1aacometidaal ocasoen el ente,planteadoa1comienzo:
historia esen la fundación de la verdad del ser[Seyn] (ser-ahí)el esen-
ciarseacaecido-apropiadoramentedel ser[Seyn](resolución).
Sóloella
poneen un pueblo1aestructurapopulary la improntade su esencia.
Espacioy país,regióny sangre,nuncatienenfuerzadeacuñación y
voluntad de destino. La tradición de las decisionesy de la decisionali-
dadcreael rasgofundamentaldefuturo preguntary ordenar,el modo
de instancia en el ente, la aptitud destinal y determinación a1ocaso;
sólodondetal} cosareina, hay historia lo otro permaneceruido histo-
riográco,quereere sucesióndeacontecimientos
y daporhistoria 1o
referido.

Historia e historiografía 15s

¿Esla historiografía
la únicay esencial
posibilidad
dereferencia
a la
historia?
¿Yquéeshistoria?Obtencióndela verdaddel ser[Seyn]paracus-
todia en el ente y con ello el llevar a aparecerdel ente comoposición
interior en el claro.

a. Fundación del ser [Seyn] en el ser-ahí.


[147]
148 X. Historia

¿O deviene el hombre esencialmente histórico tan sólo cuando ha


superadola historiografíay a saberla historiografïade todotipo?
¿Qué suponeesto?La superaciónde la humanización del hombre.
La transformación en el mdador del ser-ahí.
Historia es la huella trazada en el claro del ser [Seyn] de las decisio-
nes acaecidas a partir de él sobre su diferenciación con el ente.
Cultura en el sentidodel cultivoy realización de los valores y
ello nuevamente comometa o medio de la humanidad popular, na-
cional,humana o comoexpresión de la vida popular, suponecadavez
la concepción
del sercomomaquinación
(representada
productividad)
y
persiste sóloen el señoríodel hombre comosubiectum;el pensamiento
devaloresplenamentela másexternaenajenación del sercomoobjeti-
vidad(la crítica de la cultura comotal realizadaen Sery tiempose
funda en la determinación esencial de la historicidad, en 1a distinción
de historia e historiografía, en la interpretación de la verdad comore-
solución del ser-ahí como serenel-mundo). El señorío de la conciencia
cultural y conformea ella el de políticacultural ejerceuna creciente
consolidaciónde la modernidaden direcciónal olvidodel ser ejercido
porella;nouna determinadaconguracióny degeneración dela cultura
y dela conciencia
cultural,sinola cultura comotal esel desarraigodel
169 hombre y signica el desprendimiento de su esencia, de todos modos
infundada,de la historia;esterechazode la cultura no es ningíma
intercesión por el estado-natural; antes bien caduca en él la distin-
ciónentre naturaleza y cultura, dadoque ésta tiene a aquéllapor
presupuesto.El dejar fuera de la historiano puedesin embargoser
superadoinmediatamentea travésde la política, porquela política,
tomada por su parte y plenamente en una total reivindicaciónde seño-
río, signica sólo el volverse de la cultura hacia la acabada esencia ma-
quinadora tecnocientíca del hombre moderno.
Ella la concepciónpolítico-historiográca del hombre modemo tie-
ne pues también por consecuencia,que tan sólocon su ayuda el histori-
cismoes llevadoa acabamiento.
Historicismoes el plenoseñoríode la
historiografíacomopuestaen cuentade lo pasadosobreun presente,
conla pretensión de jar denitivamente a través de ello la esenciadel
hombre comouna esenciahistoriográca, no histórica. Un día el n del
historicismo
tienequesercumplidoa travésde él mismo,en tanto ana-
lizandohistoriográcamente,es decir,psicológicamente
y explicando
biológicamentederiva todode la vida y se asignaa sí mismoesta

b. (Cultura) (Historicismo).
c. (buony noioúusuov,
paKTóv:el modeloaristotélico.
62. Historia 149

procedencia
y deestemodo
aparece
como
unaexpresióndela vida.
El historicismo
políticodeviene
sóloenla inversión
la víctimadelhisto-
ricismoculturalhistoriográco.En tantocaedeestemodoenlosbrazos
desuadversario, conrma1apertenencia ala esenciamodernadelhom-
bre,realizala conclusión
delhistoricismo
que,porque
presentando
la
formasuprema
delmismo,seha alejado
máximamente
deunasupera-
cióndelhistoricismo.El señoríode1ahistoriografíaessólosuperadoa
travésdela historia,a travésdeuna nuevadecisióne interrogaciónpor
vezprimera
delaVerdaddelser[Seyn];
sí,esasuperación
esyaesen-
cialmente
otrayalgopropio,
demodoqueelefecto puede 170
desuperación
serle y permanecerleindiferente.
Cultura esmetafísicamente dela mismaesenciaquela técnica.
Culturaesla técnicade1ahistoriografía,el modocomoel cálculohisto-
riográco
devalores
y creación-
debienes
seorganiza
y conelloex-
tiende el olvido del ser.
XI. LA TÉCNICA
63. La técnica* 173

El encuentrode su espacioesencialselogra más fácilmente cuandosa-


bemosquefsxvnesuna palabradel saber y cuandoconcebimos
sa-
ber como el estar al interior dela verdad y comprendemos verdad como
aperturadel entea partir del clarodel ser[Seyn].Entoncesescapamos
del peligro,de preguntarpor un nalidad dela técnicay a partir de
allí explicarsu esencia.La técnicano consisteen la fabricaciónde
herramientasy máquinas;tampocoesel meroempleoy manejodelos
mismosen medio de un procedimiento,tampocoes este procedimiento
mismoy tampocoel estarfamiliarizadoconun tal (cf. infra pp. 156y
ss.).Por ciertola formainicial de nombramientode la palabraTí-zxvn
alcanzaprecisamente a esto,sin avanzarella mismamás originaria-
mente hacia la esencia.Queéstafalte tiene su razón en que en la época
del señoríode esta palabra TÉXVÏ]
la esenciade la verdad, ala que perte-
necelo nombradopor ella,quedasin fundamentoy desdeentoncesha
quedado;desdeaquísehaceclaropor quétodametafísicanuncapuede
estar ala altura de la esenciade la TÉxvny de la técnica. Pues ella 1a
metasica-comparteconla técnicael mismoespacioesencial,nodis-
ponedeningúnespacioquecomofundantey superadorpudieraempla-
zar a la técnica; [la] técnicadevieneella misma destino de la metafísica
y de su acabamiento.
Todo dominio moderno de la técnica, toda pretensión de querer seño-
rearla,esporellosólouna apariencia,queocultabastantemal la escla-
vización entendida metafísicamente. &#39;
Técnicaes la produccióndel ente mismo(dela naturalezay de la
historia) en la hacibilidad calculable,1amaquinaciónque se apoderade
lo hacible. Pero la maquinación comoesenciarsedel ser madura a la
técnica,cuyoemprendimiento
ha sidosustraídoa la voluntadoindigna-
ción del hombre, en tanto el hombre ha sido decidido en esenciacomo 174
sujeto;la subjetividadde la humanidadse congura del modomás
puroenlasnaciones; la comunidad
deunanaciónextremael aislamien-
to del hombre enla subjetividad.Tan sólodondeel ser del ente esconce-
bido a partir de la representatividad
y productividadde lo objetivoy

* Cf. supra, p. 121.

[153]
154 XI. La técnica

logradollega a señorearla técnica;y nuevamenteno comoun ámbito


cultural entre otros o comouna forma de la civilización, sino comoesa
instancia en la verdad del ente, que a favor del ente y del incondicio-
nal señoríode su maquinaciónha olvidadola verdad y seha abandona-
do a sí mismoy entrado en la maquinacióncomoun miembro establede
la misma. Todoinventar, descubrir,todo crear, organizar y aportar in-
terpretado desdeaquí procedede esta instancia abandonaday nunca
fundadaen la verdadcomola seguridadde la ¡e-presentación
y pro-
duccióndel ente en totalidad, en todo aspectoa toda Voluntad en el ca-
mino más simple (es decir, aquí el más corto, rápido y barato).
A partir de la esencia de la técnica como una forma fundamental del
desplieguedela verdad,fundadaa travésdela metafísicaoccidentaly
determinadaa travésdesuhistoria,comoaseguramiento dela objetivi-
daddel ente,reciéndevieneconcebible
la esenciadela máquina.Tan
sólo en la máquina (como esencia, no como cosa individual) la naturale-
za devienenaturalezaasegurada,es decir,real; de igual manerala
historiaa travésdela hLstoriografía,
cuyaformamodernasupremacon-
sisteenla propaganda, deigual modoel hombremismo,quiena través
de crianza y formación es adiestrado en la organización de todo ente
hacia lo hacible calculable.
La técnica es la instancia, sin certezade sí misma, en el olvido del
ser, que permanece ensombrecido desde el ente maquinador hasta la
inexperimentabilidad. Ello da a la apertura del ente técnicamentefun-
dada la transparencia de lo organizable y adiestrable, el carácter de
175 simplicidad en el sentido de la única dominabilídad de lo sin fundamen-
to-Vacío.
En la épocadela técnicasurgensímbolosmásnumerosos
y sonoros
que nunca, es decir, son ahora hechosy producidos,porque el ente en
totalidad y el hombre devinieron totalmente menesterosos de simboli-
zación.Lossímbolossonla convención
propiamenteestablecida,
deque
buscarun sentido(una verdad del ente en su ser),no tiene sentido.Hace
falta esteacuerdocomola formadeaseguramiento(esdecir,la técnica)
enla quela técnicaseaseguraantesí misma,esdecirantela irrupción
de la verdad, de que acasono sólopodría ser destruccióndel ente sino la
devastación
del ser[Seyn],a travésde lo cual todocomenzary fundar
tiene que enarenar en lo sin fundamento del olvido del ser del ente. El
paisaje técnico,que hoy y en el futuro con derecho,es decir, conformea
la medidadela verdaddominantedel ente,sehalla enseguidaher-
moso, no es destrucción alguna de la naturaleza, porque al mismo
tiempo con la técnica y a través de ella la esencia de la naturaleza se
transformaen la maquinadoraadecuación
mecánicay por ello en los
dispositivos técnicos tan sólo ahora sale a luz totalmente con su belle-
za. Lo todavíano vencidode modopuramentetécnicoaparecepor el
63. La técnica 155

contrariocomodiscrepante y de mal gustoy merecepor ellocaer en la


destruccióny el apartamiento.Tan sólola técnicallevatambiéna pleno
señoríola concepciónestética delo bello;y quedaúnicamenteun mal-
entendidonutridoporresentimientos, cuandosemientahaber supera-
do con lo técnicamente bello lo estéticamente bello del goce burgués;
no ha sidosuperado,sino sólosistemáticamente
organizadosobrela
vivencia de todo el mundo del pueblo.
La técnicacontieney organizaen el señoríoincondicional
la decisión
largamente
caídasobrela esencia
dela verdadcomoseguridad
y sobre
la esenciadel sercomomaquinación.
El aseguramiento
de la maquina-
ción es la haceduría del señorío de la verdad comoseguridad de lo ob- 176
jetivoy logrado.
La técnicaesel triunfosupremo
y másampliodela
metafísicaoccidental,esella mismaen su difusióna travésdel enteen
totalidad.La fe, organizadaeclesialmente,
en la mediacióninstitucio-
naldela graciadelcristianismo
essólounpreludio
yjuegolateraldela
técnicamoderna,para la cual de nuevotan sólola esenciamecánica
presenta
la formapreviaunilateral,puestoqueaparentementesedis-
tingueaúndela historiografía
y propaganda y delasotrasformasde
movilización. Movilización ponepor ciertoen movimiento no sólo
lo hastaahoranoutilizadoy todavíano serviciala 1amaquinación,sino
quetan sólola movilización transformaal enteen totalidady primero
en lo maquinador.Peroel hombreno dominani la movilización, ni es
simplementedominadopor ella antesbien la humanidadya plantea-
da comosubiectumesacuñaday al mismotiempoestampadaen la ma-
quinación
delenteentotalidad.
La diferenciación
delhombre
como
vida
vivenciadora del ente en totalidad comola omnivida es sólola conr-
maciónpostergada dela unidaddeserdelohacible(mecánico
ensenti-
doamplio)y delo hacedor,esdecir,delasfuerzasVivas?Queenla
épocadela organizaciónincondicionalprevia,dela organización
de
todoentedisponiblemanipuladoramente,justamenteloorgánicoten-
gaquedevenirloúnicodeseable llamadoy pregonado,
muestrasóloque
ahora lo mecánico en el sentido amplio de lo hacible planeado y lo
viviente han quitadola apariencialargamentemostradade una dis-
tinción entre ellos.Ambos son ya originariamente acordeslo mismo en
el sentidode la esenciamaquinadorade todoente; por ello todoslos
esfuerzosimpulsana explicar,por cierto,todolo viviente en última
instanciamecánicamente, de igual manera que en la supercie las
aseveraciones dequejunto a lo sico seestéinclinadoa reconoceralgo
anímico. Lo novivientey lo vivientey su posibleunidad y paralelis-
mohan sidopensados por adelantadometafísicay técnicamente.Ma-
177
terialismo, vitalismo, espiritualismo sonmetasicamente lo mis-
mo:planteos
cadaVezconcreta
y objetivamente
seleccionadores
y dis-
tintivosde un ente para explicación del ser mismoincuestionado
e
156 XI. La técnica

incuestionable,que no obstanteya, al menosdesdela Íóísot


de Platón, es
interpretado en dirección de la esenciamaquinadora.
(¿Quées ademásmásclaro,peroen su alcanceapenasexaminada,
que1aíntima conexiónentreÏsnóoc;uopqa - ÏJAny la TÉxvn
enla meta-
físicadeAristóteles,determinanteparatodoOccidente (nosóloparael
Medioevo)? ¿En qué otra parte tiene su enraizamiento la casi inevitable
diferenciación
deformay contenido,queenla interpretacióntécni-
ca adecuada-ala Tïsxvn
del ÉSv
y dela ocina?[cf.paraellolas conferen-
cias de Francfort sobre la obra de arte, 1936])?
Yala esenciadela Tl-ZXVT]
noconsisteenla fabricación,sinoenel pro-
ducirre-presentativo,
demodoquelo entregado y entregableasegurala
disposición
calculadoranosólosobrelojustamenteincluidosinoantesy
ante todo sobretodo y la totalidad de aquello con lo que conformea su
productibilidad está en conexión.La productibilidad contieneuna des-
tacada cercanía(presencia)de lo presente-establedel ente.
El ámbitoproyectable
dela productibilidadenel horizontedela Téxvn
(quesiempreesperoAóyou)devienedeterminanteparala posteriorin-
terpretación de toda entidad del ente. Alcanza una de sus cimas en la
determinaciónhegelianadel ser comoidea absoluta,la presencia
que se lleva a sí misma a presenciarseen el simple estar presente.Con
estareferenciano ha de ser acasointerpretadala metafísicadeHegel
en burdo sentido técnicamente.Antes bien, se trata de concebirel al-
cancemetafísícode la Tíxvndesdeaquí y mantenerlodecididamente
178 fueradela distincióndeprimerplanoentremecánicoy biológico.(Lo
quedeestoresultapara la esenciadel arte metasicodeOccidente y
todosuarte esmetafïsicoy tantomásla explicacióny estéticaquele
pertenecen- aquí no puedeser perseguido.)
Seseñaladebuenaganaquela máquinapermanece impotentesin el
poderdel hombre,y searg-uyeentoncestambiéndebuenaganaquea
travésdeello ya sehabríacumplidola superaciónde la técnicapor el
hombre.Peroenprimerlugar la máquinanoeslo mismoquela técnica,
el control de aquélla no signica todavía la dominaciónde ésta. Por otra
parte, sin embargo:¿quées estepoder del hombre,que sehaceservicial
la máquina?No es otra cosaque la autorización de la esenciade la má-
quina a forma esencial de organización del ente. Pero esta autorización
sefunda en la inclusión del hombreen el ser,en tanto ésteha sido deter-
minado comomaquinación(cf. 9. La maquinación).

* Der UrspnmgdesKunstwerkes,
enHolzwege,
Gesamtausgabe,
tomo5, pp.1-74.
XII. HISTORIOGRAFÍA Y TÉCNICAa
(ïoïopsïv TÉxvn)

a.Historiograaensentidoestrictovistodesdeaquí.Técnicaensentidomoderno
visto
desde aquí. Historicismo.
64. Historiografía y técnica*

El historicismo.
Concepto.
Superaciónsóloa travésdeexclusión
dela
historiografía. 181
Historicismo
opinióndequerespectivamente
elpasado
esvistodes-
deunasituaciónpresente,
demodoquecambiaconestassituaciones-
relativismo. Historicismocomoconcepción
del conocimiento
histórico
esencialempero
la relación
conla historiaengeneral,
queseadetermi-
nadaa travésdela historiografía(precientícamente-cientícamente).
Historiaa partir dela historiografía
¿enlugarde?desdey como verdad
delser[Seyn].¿Dequémodounaliberación dela historiahistoriográ-
ca?Historicismo y cercaníay lejanía.
Historicismo,
eseseñorío
dela historiografía
a travésdelcualellase
adueñadel acabamiento
esencialdel hombremodernocomosubiectum
y despliega
el animalrationaleenanimalhistoricum.
El animalhisto-
riográconomientaacaso
al animalperteneciente
al pasado
devenido
historiográco,sinoel animalqueproducetodo,enel queel serdel
entesurgea la [...]* productividad
y al mismotiemposeocultaen su
carácter maquinador.
Historicismoseacabaen la construcciónorgánica. Acabamiento
¡noañadido
deunapartefaltante!
sinola ilimitada
y porellosimple
autorización esencial.
El historicismo:
el nombremientamuchascosas,lo quesederivadel
señorío
dela historiografía
enla humanidad
moderna.Enprimerlugar
y propiamentela actituddadacony quesemantiene
ental señorío.
=l=

Historia e historiografía

Historiografía
ensentido
amplio,
el producir
representativo
dela his-
toria, dela pasada
y respectivamenteactualparael hoyy el futuro,la 182
objetivacióndelpasadohacialo situacional
delo presente.

* Cf. 62. Historia.

+[Dos
palabras
ilegibles]

Í159
l
160 XII. Historiografïa y técnica

Historia acaecer de la humanidad, en tanto ésta sobre el funda-


mento del oculto estar asignado al ser [Seyn] aun como ente se rela-
ciona en medio del ente en totalidad con éstey sí misma.
El fundamentodela historicidaddela humanidadessuestarasig-
nada a la verdad del ser[Seyn], que por muchotiempo puedereinar en
primer plano como señorío de la ratio y con ello también del vivenciar
irracional.
Sólodondeel relacionarseconel ente comotal, allí historia y ahisto-
na.
¿Puedeel hombre ser también sin historia? Si devieneanimal, sin
poder sin embargo jamás serlo.
La historiografía se mda en la historia. Sólolo que es esencialmen-
te históricopuedeno necesita-serhistoriografïa,historiográco.
Sólolo queeshistoriográcopuedetambiénserahistoriográco.Lo
ahistoriográcopermanece esencialmente diferentedelo queessin his-
toriografía, porque sin historia, por ejemplo,el animal y toda vida.
Pero la historicidad de la humanidad se funda en el carácter-even-
tual del ser[Seyn].Porello esrespectivamente
segúnla pertenenciaal
ser (olvido del ser o fundación de la verdad del ser) la historicidad del
hombre (no tan sólo su historia) una diferente. Por ello el ilimitado se-
ñorío del animal historiográco puedeir junto conla ahistoricidad de la
humanidad,un mododesera1quela esenciahumanamodernasiempre
más arbitrariamente es llevada.

183 Historiografïa y técnica*

Ambaslo mismo;la apariencia de primer plano de su oposiciónextrema


engedradapor ellas mismas; ¿porqué?Porquede este modola entidad
del enteentotalidadllevaa imponerdesdetodosloscircuitosprincipa-
les su esenciamaquinadora; pues lo mismo es ejercido del modo más
segurocuandopuedeinvocarsea sí mismo y defendersecomodiferente.
¿Quésignicaciónfundamentalsemaniestaa partir deaquíen la
esencia de toda cultura?
Historiografïa puede por ello ser captada coabarcadoramenteen
.un sentido más amplio y esencialcomola técnica y en un sentido más
estrecho ser planteada en oposición a la técnica.
Lo mismo rige para la técnica.

* Cf.Überlegimgen
IX,86y ss.(entre
otros),
enÜberlegungen
B,enGesamtausgabe,
tomo 95.
64. H istoriogra/ïa y técnica 161

Historiografía como pro-ducir explorador en general. Historiogra-


fïa como técnica del pasado como tal, para el presente, la vida.
Técnica como historiografía de 1a naturaleza, de lo sin naturale-
za. Técnica como versado poner junto del ente como tal.
Historiograa el pro-ducir de 1opasado. Técnica: el producir de lo
futuro. Ambas: organización del presente como objeto y estado.
**>¡=

H istoriografïa

Como compensación del pasado sobre el presente.

PWN!
Como reejamiento (del pre-sente).
Como consolidación de toda referencia al ente en el subiectum.
Como apartarse de la historia (en el sentido de una decisión a partir
del ser [Seyn]).
Ü. Comodestruccióndelas disposicionesfundamentales(cf. Überlegun- 184
gen VII y ss.; IX, 40 y ss. 44 y ss.).*
6. Como ejercicio sin saber- de la infundamentación del ser a partir
dela carencia de fundamento del ente (todo ex-plicar es negación de
lo fundamental).

***

La superación de la historiografía

Sólo realizable cuando en su lugar ingresa 1a meditación; ¿en su lu-


gar? no; pues ningún mero cambio de una por la otra nos puede libe-
rar, porque a consecuencia del más largo habituamiento la meditación
sería enseguidatomada comouna especiede historiografía. La supe-
ración de la historiografía tiene que ser una liberación de la historia
del anillo de la objetivación a través de la historiografía. Pero medita-
ción sólo puede ser cumplida por los fundadores, en tanto meditación
signica el interrogar a la esenciade la verdad y la decisión del ser
[Seyn].
Meditación crea una modicada o tan sólo verdadera liberación de 1a
historia hacia 1averdad del ser [Seyn] y requiere al mismo tiempo vías
rmes de custodia; historiografía es desprendida en su producir repre-
sentativo a través del cuestionante inicio de la decisión entre ser [Seyn]
y ente.

* En ÜberlegungenB, Gesamtausgabe,
tomo 95.
XIII. SER [SEYN] Y PODER*

* Cf. Ser como realidacVe idea; cf. 9. La maquinación.


65. Ser [Seyn] y poder*

En el sentidomás elevadosiendo es, segúnla apreciaciónhabitual, el


ente comoreal. La realidad vale al máximo.Ella signica el estar pre-
sente ante la mano de 1oque obra; operabilidad y ningima otra cosa. 187
Realidad es la traducción no sólo lingüística- de actus y actio y ésta
por su parte ha reivindicado,malinterpretando, a la ¿vé
pysua.(La mala
interpretación
dela Éuépys
1a la piensaa partir dela energíacomofuerza
derealizacióny actio;peroévíspysuo:
mientapresenciarse enla obra y
comoobra, es decir,presenciarseen lo pro-ducidoy de 1opermanentey
subsistentede tal tipo. El latino agere y actus no tiene para nada la
capacidadde nombrar esto;es decir,la romanizaciónrealiza un pleno y
desarraigante cambio de sentido.)**
Actuspurus Évïspyeia
sobrehacer realización creación;a) activi-
dad (en movimiento) crear, b) eciencia (éxito) poner junto.
Lo objetivo para el conducirseproductivo. El deslizarseen el nolsïv
en el sentidogroserodela mera ejecucióndel hacer.Objetividad efectiva
[Gegenstándlichkeit] comoobjetividad [Objektivitát] en lugar de re-
gresar a sí a estabilidad y presencia. Desde aquí sólo un paso al operante
efectivo (poder-voluntad de poder) voluntad como poder:
Realidad comocentro de medida de la modalidad, lo poderosolo
operante- el ente. Posibilidad como grado previo y necesidad como máxi-
mo grado de la realidad, pero ambos cada Vez modi de la realidad.
Gradación:materia espíritu, poderoso-sin poder,cristianamente
actus purus. ¡Inversión de Nietzsche!
Ser [Seyn], lo sin poder;*** más allá de poder y no poder, mejor fuera
de poder y no poder, esencialmente no referido a tal cosa.

188

* Ser como poder-poder como éxito y ecacia: lo verdadero; según ello: ser y ente y no ente.
** Cf. 76. El ente como lo «real».
*** Heideggerempleaaquí,comoen otroscasos,una familia de palabrasquedespliegaun
contexto de sentido, sobre la raíz Macht, poder: machtlos, que traducimos por sin po-
der; Un-macht, no poder; Ohn-macht, impotencia; Über-macht, predominio; Ent-
machtung, de-potenciación; Ermáchtigung, otorgamiento de poder, autorización. [N.
de la T.]

a.Esto,
una
medición
en
loinadecuado
desfase.

[165
l
166 XIII. Ser [Seyn] y poder

Lo sin poder

Lo sin-poder no es 1o im-potente, que siempre permanece referido


precisamente a1poder careciendo de él o echándolo en falta.
Origen del carácter de poder del ente.
(El poderdela «búolc,
del ser[ Seyn], aquelloque sele quisiera adjudi-
car como esencial desde el pensar actual es su falta de poder.)
La depotenciaciónde 1amuch:quiere decir,entonces,el despojoesen-
cial, el no encontrar en el evento como 1osin poder.
Doblesentido: 1. esto.2. perola «búolc;
no ha de ser capazde 1afunda-
ción de la áAñGeIcx.
La disposición fundamental ante lo sin poder. Lo sin-poder ¿qué es
poder, no-poder? ¿Como [es] entendido el sin? Desde el rehuso. La con-
secuencia esencial.

Mundo tierra

Maquinación como fundamento del predominio del ente y del poder mis-
mo, impotencia del ser, pero esta impotencia la apariencia del rehuso.
En anteriores reexiones (Beitráge) se habla de la depotenciación de
la <t>úcnc.*
De este modo,inicialmente y propiamente poder ¿hasta
qué punto?
189 Pero por qué razón de-potenciación, cuando no acaso otorgamiento
de poder,a saberno de la (búou;comotal, pero sí de 1aoúoïocal acto.
Poder, la capacidad del obrar, aseguramiento y cálculo y puesta en
cuenta de los éxitos. ¡El efecto como operando, sin operar inmediatamen-
te! Poder desde efecto ¡justamente no desde posibilidad!
=I<

Ser [Seyn] y poder

Desde que realidad rige como la determinación del ente y realidad ya


no es concebida como el presenciarse de lo estable, sino como actus, ac-

* Beitráge zur Philosophie (Vom Ereignis), en Gesamtausgabe, tomo 65, p. 126.


65. Ser [Seyn]y poder 167

ción y ecacia, y desde entonces lo real es determinado en este sentido


plenamente comolo poderosoy poder, se han imaginado curiosas opi-
niones:cuanto más elevadose encuentre el ente en la gradaciónmetafí-
sica desde lo material-sico hasta lo espiritual, tanto más carente de
poder deviene; lo poderososería lo bajo, lo poderosoen el sentido de lo
que es capaz de realizar ¿qué,pues?Algo real, cuyoprototipo se ve en
la materia. (El aprovechamientoulterior erudito de este pensamiento
nietzscheano,procedentede la inversión del platonismo,para toda cla-
se dejugueteoscategoriales conniveles de ser y semejanteses insig-
nicante y nunca puede hacer visible la pregunta decisiva.)
(Semejante es la teoría metafísica de las modalidades realidad,
posibilidad,necesidadorientada a la realidad y su primacía, aun cuando
se enseñaun aparente igual orden de los modi. Si éste es tratado en la
lógica o en la ontología es indiferente, puesto que lógica y ontolo-
gía ya presuponenla decisiónesencial sobre la entidad del ente y no
sólo cada una a su manera expresan y además están recíprocamente-
retrorreferidas, sino porque toda la metafísica occidental determina la 190
entidad al hilo conductor del pensar, es decir como la representatividad.
Perceptibilidad es el horizonte y ámbito de proyeccióninexpreso e in-
concebido porque necesariamente ininterrogable.)
La opinión contraria de que el espíritu sea lo máximamente real (ac-
tus purus) pertenece con la anterior al mismo ámbito de la metafísica,
en tanto ésta ha determinado al ente a través de la objetividadad, oposi-
cionalidad y eciencia en general y sin excepción.Los detallados edi-
cioscategoriales no son capaces,si pudieran merecer una atención
pensante, de encubrir la omisiónfundamental sobrela que descansala
metafísica y cuyo desplieguees: el no preguntar por la verdad del ser
[Seyn].
Esas teorías sobrela crecientepérdida de poder con la progresiva
altura del nivel de ser no son capacesde decir nada sobreel ser mismo,
porque ni siquiera están en condicionesde decir lo sóloa ellas decible-
el presupuesto e interpretación metasicos de la entidad del ente.
Lo que sin embargoda su signicado, para el pensar según la histo-
ria del ser [Seyn], a la gura fundamental de esta teoría, a saber a la
metafísica de Nietzsche en tanto inversión de la teoría schopenhaueria-
na dela vida, es otra cosa.
En este acabamiento dela metafísica se realiza una denitiva conso-
lidación de la interpretación del ente sobre lo operante-operable y co-
rrespondientementede lo verdadero sobre el éxito obrado y operante.
No obstante,el procesodecisivoaun así no ha sidotodavía alcanzado:la
consolidaciónsobre lo real como el ente y lo verdadero lo que desde
hace tiempo se ha preparado pero no ha sido llevado a pleno éxito- tiene
que convertir al ser en vano, lo que ya no tiene valor ni para ser expresa-
168 XIII. Ser [Seyn] ypoder

mente olvidado. En la historia del hombre el olvido del ser llega tan sólo
ahora al poder. Pero cómo sería si este abandonodel ente por el ser
fuera el comienzode una historia originaria, en la que el ser esser[Seyn],
191 de modoque lo real siempremás real fuera expulsadopor el ser siempre
más inútilmente, por el ser [Seyn] comorehuso, a la altura del cual
ningún poder ni predominio podría estar, porque tendría que descono-
cer necesariamentepara siempre la esenciade lo radicalmente sin-po-
der.Lo sin podernunca puedeser depotenciado.Peroello no pendede él
comodefecto,sino que es sólo una consecuenciaadecuada,ni siquiera
necesaria,de su nobleza.Todolo poderosoen tanto real, sea1omaterial
sin vida o el espíritu absoluto, es lo bajo, tan bajo, que en esta compara-
ción ni siquiera puede alcanzar el ser.
Peroenel primercomienzo
dela historiadel ser[Seyn]el ser(tbúolc)
tuvo que aparecer comopoder, porque el oculto rehuso antes y en
general sólo podía manifestarse imprevistamente. Pero la depotencia-
ción de la cpúotcno ha acasoapartado el carácter de poder,lo prefunda-
mental de primera necesidad(lo encontrable),sino sólo debilitado, de
modoquepodíaluegotransformarseen el carácterde la loto y de la
objetividad; esto primero tuvo por consecuenciaque entonces,después
dela malainterpretaciónquedeinmediatoseinsertódela Évreksxena
y
Évïspyslaaristotélicas en realidad de lo operantey capazde operar,el
ente por entero llegó a consideraciónenla gura de lo real y desdesí
trazó lo que en el futuro en toda metafísica venidera tenía que pensarse
del ser. En el interior de esta historia la teoría leibniziana de las móna-
das, de la substantia comola vis primitiva activa, alcanzó enseguida
hacia atrás y hacia delante signicado esencial.
En tanto el pensarmetasico 1ndándose en el no poderperseverar
del primer comienzopensante- hizo pasar por ser el carácter de poder,
fuerza y efectodel ente, pudo sucederque la Vida se abriera pasocomo
lo propiamentereal y ente y solicitara la víctima del vivenciar como
del supuestomáximo ser humano, que por esotampocose experimenta
192 comovíctima y secuazdel abandonodel ser al ente, sino comovictorio-
so consentidor de la vida. El primer comienzo pensante de ningún
modo ha captado ya el ente como realidad sino como el surgente pre-
senciarse, como aquello en donde el ente como tal se reúne con su opues-
to y estápresentey subsistecomolo mismo.Poderno era todavía fuerza
y ecacia o violencia, pero tampocoera propiamenteya la sola inevita-
ble apariencia de lo sin poder de los no menesterososde poder. Era
todavía algo no decidido,de modoque de inmediato fue decididopor lo

a. ¿En qué sentido? el reconocible acaecimiento.


65a. Ser [Seyn] y poder 169

operantey al mismo tiempo dispensólo maligno y confuso,sin poder


elevar nunca todavía a lo abierto la esenciaoriginaria del xóroc.La de-
terminación metafísica del ente como Voluntad de poder y de la entidad
como eterno retorno es el n del comienzo decaído a un inicio. Todo co-
mienzo es inecaz y tiene volviendo a sí- que permanecer comienzo si
quiere conservarse.
El ser y sóloel ser es y de estemodoestá más allá de podero impo-
tencia y sin embargo no es un más allá, porque para su verdad no re-
quiere tan sólo ser planteado lo de este lado del ente poderoso(real)
para que él o también sóloel proyectopensante,segúnla historia del ser
[Seyn], de su claro, tenga un salto.
Pero porque el hombre y sobre todo el moderno desde hace mucho
tiempo poneen cuentatodo (y también el ser) segúnpodero impotencia,
provechoy desventaja,éxito e inutilidad, no es capaz de oír palabra
alguna del ser [Seyn] y pensar su verdad, sin abrir su cálculo.

65a. Ser [Seyn] y poder

El ser [Seyn] en su fundamento esencial nunca es poder y por ello tam-


poconuncaimpotencia.Si entonceslo denominamos
lo sin-poder,esto
no puede mentar que el ser [Seyn] carezca de poder, antes bien el nom-
bre ha de indicar que el ser[Seyn] segúnsu esenciapermanecedesliga- 193
do del poder. Este sin-poder es sin embargo señorío, pero señorío en
sentido inicial no requiere poder; gobierna desde la dignidad, desde esa
simple superioridadde la esencialpobreza,que no requiere de un bajo-
sí ni contra sí para ser y ha dejado tras de sí toda estimación según
grande y pequeño. Aveces empleamos la palabra poder en el senti-
do transgurado de maiestas; de este modo nombra lo mismo que mien-
ta señorío, aunque también esta palabra de nuevo se pierde en lo inde-
terminado y se asimila a lo conforme al poder en el sentido de violento.
De allí que de un empleo aislado de palabras nunca se pueda extraer
enseguida la dirección esencial del decir y la claridad de la selección de
palabras, que no obstante deja vibrar conjuntamente una plurivocidad,
sólo es ganable desde la meditación histórica.
Pero si a la esencia del ser [Seyn] el carácter de poder es radicalmen-
te extraño, ¿cómo podía llegarse a que en la historia de la metafísica el
ser fuera concebido como realidad? ¿Y no corresponde a esta interpreta-
ción del ser también el mentar y experimentar habitual? Según su apre-
ciación rige como siendo en el máximo sentido lo real. ¿Y no dice lo
mismo 1a última posición fundamental de la metasica, cuando ésta se
acaba en la teoría de la voluntad de poder, que tiene que ser concebida
como autorización del poder a su permanente predominio? ¿Y qué otra
cosa mienta aquí poder sino la capacidad de ecacia como esencialmen-
170 XIII. Ser [Seyn] y poder

te operante? ¿No habla, por consiguiente, a favor del carácter de poder


del ser [Seyn], la equiparación de ser y realidad, corriente en la meta-
física, y la teoría de la voluntad de poder que surge de ella, interpreta-
ción del ser tenida por indudable? ¿Y no fue concebida en los Beitráge la
historia inicial del ser [Seyn] en el sentido de la depotenciación de la
194 q>Úcnc*
y con ello por cierto atribuido a la «bum:un carácter de poder
inicial, es decir esencial? Pero de hecho el discurso de depotenciación es
aquíambiguo.Él mientaqueel ser[Seyn],en el primer comienzo
desu
esenciarse, no se obsequia en su propia verdad ni propiamente funda la
esencia de la verdad (cf. el curso del seminario de invierno de 1937-
1938.** El ser [Seyn] inicial cede por el contrario el señorío al ente, que
por primera vez se traslada al aparecer en el ser como surgimiento. La
desde entonces primacía del ente, dadora de meta y medida para la de-
terminación del ser, conduce a enajenar el surgimiento en la esencia del
mostrarse y aparecer. Esta esencia del ser es el fundamento para la
interpretación que le sigue del ser comoentidad en el sentido del Kowóv
de la idea;entidad es visión: aspectoy visibilidad. Nada más de boste-
zante y a la vez comenzante surgimiento que inaugurando lo abierto
emplaza a lo presente y opuesto el presenciarse en su estabilizamiento.
En tanto el ser [Seyn] inicialmente retiene en sí el señorío de su esencia
y en adelante rehúsa el claro de la plena esencia del surgimiento y así
niega ya la posibilidad de un saber del rehuso, el retener de la dignidad
esencial del ser [Seyn] ha madurado en el primer comienzo una conse-
cuencia histórica, que es concebible como la autorización del carácter de
poder oculto en tal determinacióndel ser.La «buon;
no es depotenciada,
como si ella misma fuera en el fundamento esencial poder; pero sí el ser
[Seyn] se enajena de la primacía ante el ente y cede a éste el alarde del
carácter de poder en el ser aún sólo concebido en primer plano. En ver-
dad, este carácter de poder se maniesta sólo cautamente en cierto modo
y ante todo en signos incognoscibles, hasta que luego estalla y prepara
lo que (en el pensar conforme a la historia del ser [Seyn]), tiene que ser
concebido como la elevación del ser a la esencia de la maquinación.
195 Todavía conserva Aristóteles el último resto de la esencia inicial del
claro del ser [Seyn] como surgimiento. En la esencia del surgimiento se
encuentra contenida la estabilidad del presenciarse. Pero Aristóteles
nombra a ésta, en tanto concibe la entidad como évépysua.Lo que esta
palabra metafísica fundamental quiere decir es el presenciarse, que se
esencia en la obra como obra; el presenciarse, que sostiene algo pro-

* Beitrüge zur Philosophie (Vom Ereignis), en Gesamtausgabe, tomo 65, p. 126.


** Grundagen der Philosophie. Ausgewáhlte Probleme der Logik, curso en Friburgo
del semestre de invierno de 1937-1938, en Gesamtausgabe, tomo 45.
65a. Ser [Seyn] y poder 171

ducido en su puesto y de tal modo constituye su estabilizamiento. Sólo


que precisamente esta palabra metasica fundamental, que busca sal-
var el último resplandordela esenciadela daúauc,
seconvierteen impul-
so para la pérdida denitiva, que pronto se difunde, de la esencia inicial
del ser [Seyn]. Pues ¿víspysna
ya no es concebidaen atención al ser y
desde el recuerdo en el apenas aclarado esenciarse en el sentido del
estabilizamiento de la presencia,sino el Épyoves explicado en ojeada
retrospectiva a lo que es él mismo un presente ante la mano: lo hacedor
y el quelo hace(rrousïv).
Y de nuevo,alejadoun pasoesencialmás del ser
como estabilidad del presenciarse, la interpretación del rrousïvcae en
realzar la ejecución.Evïspysnu
es trasladada a la palabra actus. Esta
traducción, que predetermina la metafísica futura de Occidente hasta
Nietzsche, no es algo exterior de un proceso exterior y supuestamente
adicional en el uso del lenguaje. Bien por el contrario éste es la conse-
cuencia inevitable de que el ser oculte su propia esencia y deja la deter-
minación de su concepto al criterio de un pensar, que de ahora en ade-
lante ha olvidado toda cuestionabilidad del ser [Seyn]. De esta irreexión
del pensar vive en primer lugar esa losoa que se llama metafísica
cristiana y estigmatiza todo lo que no es de su tipo como una historia de
errores y presunciones.
La palabra latina actus, agere no puede nombrar lo mínimo de lo que
alude en el decir griego de la palabra évépysua.
La romanizaciónde esta
palabra fundamental en la metasica griega cumple un cambio de sen-
tido pleno y desarraigado del concepto de ser, de modo que la interpreta- 196
ción romana determina a la vez la metafísica moderna y subyuga en su
horizonte la concepción del pensamiento griego. Toda interpretación
venidera de la metafísica griega es cristiana aun la de Nietzsche.
XIV. EL SER [SEYN] Y EL SER
66. El ser-captado en la adjudicación (lo categorial) 199

El ser [Seyn] es y no obstante nunca deviene un ente. El ser del ente


como adjudicación (predicado) de y a éste- reivindica al ser [Seyn], en
tanto la sentencia armadora tiene ya también que mantenerse siem-
pre en lo abierto y dirige la palabra a un antes des-cubierto como ente
en su que (es) y (es) así y así. Lo captado (el ser dela entidad) en
la adjudicación y sólo en ella es lo categorial. Puede y tiene que, por-
que la adjudicación posteriormente es determinada como un armar del
sujeto sobre objetos y este armar se mueve en la vía y puente de la
relación-sujeto-objeto, ser captado sobre todo como subjetivo (pertene-
ciente al sujeto) y como objetivo (como determinabilidad del objeto) y
precisamente por ello también pronto sólo como lo uno o lo otro. Y nal-
mente la relación-sujeto-objeto puede ser planteada como nita, desde
una in-fmitud que supera lo inmediato y unilateral de la mera relación
objetiva y de la mera relación subjetiva y ambas a la vez, y en tal supe-
ración cumple como más esencial la esencia de la subjetividad incondi-
cionada.
La relación sujeto-objeto misma se funda en la verdad como correc-
ción, y ésta en el representar del ente en su entidad (el hombre como
animal).
Que sin embargo el ser [Seyn] ceda al ente ser nombrado a través de
la entidad y desde ésta ser interpretado exclusivamente como ser ¿qué
dice esto del ser [Seyn] mismo?
Entidad (estabilidad y presencia) exige constituir la esencia del ser y
de este modo determinar como tales ente y en oposición a él devi-
niente. ¿Pero de dónde oposición, cuando no [es] puesto un otro a tra-
vés de la entidad, y cómo esto, si ella misma no es una decisión para una
medida que ella misma quiere dar (que sólo lo eterno y presente pro-
piamente es)? ¿Y cómo esta decisión, si no divide entre posibilidades y 200
se sustrae a la división y a los divididos, en tanto no atiende y esencial-
mente olvida, que no obstante (ha) reivindicado algo temporal del ámbi-
to de decisión (del espacio-tiempo)?
¿Pero de dónde la decisión por la entidad como esencia del ser? ¿Exi-
ge el ser [Seyn], en tanto cede el ser al ente como entidad, una decisión
y de quién? De aquel que llega a su esencia tan sólo a través de esta
decisión y sobre ella como un fundamento, sin asir ni asumir el abismo

[175]
176 XIVÏ El ser [Seyn] y el ser

esencial, sino tal vez sólo para luego iniciar una huida esencial (cf. allí)
del hombre comoQcovvoÜv(Áóyov)"sxov?
¿Pero de qué esencia es esta decisión? La decisión por la elección
esencial y la asunción esencial mas ¿qué esencia puede entonces
asumir su esencia y a una con ello luego también huir?
¿Qué tiene que acaecer aquí? ¿No tiene el hombre mismo que ser
transferido a la asignación a su esencia y no tiene esta esencia del hom-
bre que ser fundada en la asignación a la verdad del ser [Seyn] todavía
no decidida pero siempre por decidir y con ello el estar arrojado en el
esenciarse del ser [Seyn], de modo que éste es justamente ese acaeci-
miento de 1ahumanidad en aquello que es forzado como indigencia de 1a
divinidad?
¿Por qué siempre exige el eVentoapropiador (la esencia del ser [Seyn])
una decisión de su verdad y ello primero de modo que hasta la verdad
como tal permanece en el olvido? ¿Y por qué es esta decisión inicial pri-
mera aquélla por la ¿bucle
y entoncespor la oúoiotcomoióísot?
En tanto el ser [Seyn] cede al ente la entidad, es decir admite la
entidad como el ser, se rehúsa y se oculta así como el rehuso y se guarda
para el único obsequio: sin rastro y sin poder.
201 El rehuso fuerza el reunir y sobre un concentrar y percibir del pre-
senciarseque surge(cpúolc).
Esto es lo que el ser[Seyn] desdela oculta-
ción cede aún como ser al que percibe, de modo que éste lo encuentra
hasta en lo próximo y más lejano y por ello 1osella como la determina-
ción entidad para el ente.
Desde entonces se eleva todo es y ser desde el ente, desde enton-
ces éste tiene 1a primacía de la salida también allí donde el origen
de la entidad (siempre categorial) es trasladado al yo pienso y su ser
pensado.
La daüduc:
es el ser [Seyn] de inmediato aún salvado como entidad y
ente, es decir el inicial velamiento del rehuso, que en esencia es acaeci-
miento.
Por consiguiente la esencia del hombre se mueve más y más segura-
mente hacia la animalidad pero la deidad de los dioses se convierte en
divinidad en el sentido de lo causal-primero y condicionante, es decir,
explicativo y que cierra todo cálculo.
En un último empalidecimiento el ser mismo se convierte en una
palabra y marco vacío de la representatividad como tal, que tal Vez
abarca aún al hombre y los dioses y todas las cosas como un alojamien-
to que no es ninguno y sólo es empleado mientras el re-presentar se
arme como el primer y último modo de referencia al ser ( y al ente).
La representatividad, por su parte, permanece empaquetada en lo ex-
presado y expresable de la adjudicación (categoría-predicado); pero el
hablar y el lenguaje son instrumentos y medios del animal hombre.
66a. El ser [Seyn] y el ente 177

Todo ser y esencia del ser ha sido remitido a lo suplementario y con-


signado al ente como lo que propiamente es.
Permanece no sólo extraño, sino en general impensado e impregun-
tado, el que sólo el ser [Seyn] sea y el ser como entidad su inicial y
necesario resplandor, en el interior del cual lo que llamamos ente puede
arrogarse la apariencia del verdadero ente, de lo real, de lo que es.
Aquí juega el espectáculo de la metafísica, es decir, de la historia 202
fundada metasicamente del hombre occidental. Aquí llega a las cam-
biantes inversiones, que plantean como 1o propiamente ente ya lo no
sensiblede la idea, ya lo sensiblede lo no ideal, y con ello dan lugar a
diferentes puntos de vista y sin embargo siempre iguales, pero a la vez
hacen olvidar denitivamente (en medio de esta historia) el inicial olvi-
do del ser [Seyn] sobre la evidencia del ser.
Este olvido guarda esa índigencia, que convierte una decisión sobre
la Verdad del ser [Seyn] en necesidad y niega al ser [Seyn] la primera
distinción la cuestionabilidad.

66a. El ser [Seyn] y el ente

Pensamos que, porque el ente es denominado según el ser [Seyn] o hasta


el ser sólo es sacado del ente, aquél (el ser [Seyn]) tendría que encon-
trarse en el ente y ser considerado a partir de él.
Pero el ser [Seyn] nunca deja un rastro en el ente. El ser [Seyn] es lo
sin rastro, nunca hallable como un ente bajo tal, a lo sumo en su aspecto
inicial en el ser como entidad. Pero ¿cómo llega entonces el ente a este
nombre del ser (es decir, de la entidad)?
Porque él (¿qué es pues?) llega al circuito del claro del ser [Seyn],
pero el claro sólo se esencia como lo abierto del acaecimiento-apropiador.
Este llegar al claro acaececon el evento-apropiador. El claro no está
presente ante la mano en cierto modo como vacío, en el que posterior-
mente auye cada Vez el ente, sino el claro irrumpe en aquello que tan
sólo a través de ello deviene aquello y puede estar presente y ausente
como ente.
El entepermanece,
visto desdeél, siempreen la entidad.Éstaeslo
sumo y único que saliendo del ente se puede decir, o sea, pensar sobre el 203
ser; pues salida del ente signica precisamente dejarse satisfacer por lo
producido y representable, presente y ausente y con ello a la vez sien-
do y deviniendo.
Pero ¿por qué se endurece el ser [Seyn] sobre el ser en la gura de la
entidad?
¿Se endurece entonces el ser [Seyn]? ¿O no abandona al ente a él
mismo y alo abierto para él inasible?
178 XIV. El ser [Seyn] y el ser

El evento hace salir al ente como tal, en tanto sin rastro se rehúsa y
así precisamente es, pero ala vez abandona al ente como reivindicación
la denominación con el ser (que él es y sea).
Lo sin reivindicación, rastro, poder, dicilmente quiere ingresar en
la representación, que sólo conoceal ente; y cuando ella lo concede,tiene
enseguida que valorarlo como lo débil y vano, de lo que se desprende
aquello que distingue al ente como lo real (eciente).
El evento (es decir, su mera apariencia en la gura del aspecto repre-
sentado) aparece tan fácilmente como fugaz suplemento al ente, que éste
ni siquiera acepta, sino sólo soporta como una sombra (mentado es el
ser como objetividad). Aun cuando el ser es distinguido a través del a
priori (subjetivo y objetivo), permanece estando en 1adegradación a un
suplemento (añadido).
¿Por qué el hombre piensa tan raramente al ser en su esencia como
o-nLgeny quiebre del a-bismo, lo que tan sólo resuelve ente en tanto tal
con ente?
Porque el hombre ante todo ha jado su esencia de tal modo que en
medio del ente como uno entre otros está frente a éste como re-pre-
sentador y pro-ductor; desde tal poner se determina su puesto y su sí
mismo como correspondiente.
De este modo el ser rige como barniz (objetividad y representativi-
204 dad y vivenciabilidad del vivenciar representativo) o es sencillamente
explicado como causade sí y tanto más entitativa del ente, como lo
más ecaz.
Ambas interpretaciones del ser (barniz e impulsante) se correspon-
den y delatan cada vez de diferente manera al a sí mismo oculto apresa-
miento en el ente como lo presente-estable. También allí, donde el re-
presentar de la entidad (el pensar del ser) se eleva al pensar absoluto, el
ser permanece determinado como idea e1 pensar como aquello a lo
que el aparecerse del ser (objetividad) aparece, de modo que en él y para
él el acabamiento dela representatividad es realizado y las condiciones
de estabilidad del objeto y del hacer enfrentar son retomadas en su co-
rrelación hacia lo incondicionado, que por su parte se determina desde
la acabada anotación del todo del condicionamiento- del pensar condi-
cionante.
XV. EL PENSAR DEL SER [SEYN]
67. El pensar del ser [Seyn] 207

¡Que toda clase de ente en Variadas y hasta gigantescas transformacio-


nes pueda imponerse al hombre, cautivarlo y llevarlo a resultados inha-
bituales, sin que algima vez el ser [Seyn] se anuncie al ente o acaso
venza al predominio del ente!
¿Qué signica esto? ¿Habla a favor del propio derecho y la exclusiva
verdad del ente o es sólo el signo todavía desconocido de la denitiva
impotencia del ente en defensa del resplandor de la libre difusión de su
maquinación? ¿Seprodujo aquí antiguamente una decisión a favor del
ente (de lo que rige por él en una época aún sin expresa jación)? ¿No
tiene entonces el ser que conformarse con ser determinado conforme al
ente y no tiene esta determinación que contentarse en tanto mero suple-
mento con una tolerancia precisamente aún admisible? ¿O se encuentra
detrás de esa primacía del ente (de la realidad del hecho de la
vida) ya una decisión sobre el ser? Pero ¿estal vez esta decisión hasta
sólo una falta de decisión, que el ser [Seyn] dejó acaecer, para abando-
nar temporalmente el ente a la falta de fundamento y con ello a la con-
solidación de un error ni siquiera observable: que a saber el ente diga
lo que el ser es?
Pero si el ser nunca puede tomar su verdad del ente, si aun la medi-
tación acerca de cómo el ente precisamente reinante es pensado y en-
tendido como ente sólo alcanza la constatación de lo que ya como enti-
dad conduce toda referencia al ente, si así esta entidad es tenida por el
ser [Seyn], cuya esencia disimula y hace pasar el encuentro de la esen-
cia por innecesario, porque ya por decidido, si entonces el pensar del ser,
mientras sólo represente la entidad, permanece tributario de la prima-
cía del ente, entonces el pensar tiene nalmente que acordarse de su
única determinación y a través de la asunción de esta determinación 208
transformarse a sí mismo y ser lo que es desde su más propia necesidad
y sólo desde ella.
Si el pensar del ser [Seyn] no procede de la indigencia de la experien-
cia de la indeterminación de la verdad del ser [Seyn] y de la falta de
fundamento de esta verdad, si no escoge como única tarea captar por
cierto expresamente el ámbito de proyección para la comprensión del
ser tan sólo como inevitable primer plano de 1a verdad del ser [Seyn],

[181]
182 XV El pensar del ser [Seyn]

pero en ello también ya examinar a fondo en lo que él mismo se esencia,


si no se concentra toda meditación pensante en esto uno, que el ente ha
sido aclarado y está en el interior de un ahí y el hombre mismo yerra a
través de esto abierto, sin familiarizarse con la esencia del claro y perte-
necer a ella, entonces todo emprendimiento de losoa puesto aún en
marcha permanece sumergido en interminables imitaciones de la meta-
sica, cuya in-esencia (de la esencia inseparable) se difunde en que deja
permanecer incomprensible la pregunta por la verdad del ser [Seyn].
La opinión desde hace mucho tiempo dominante del entendimiento
común, de que por cierto el ser (él mienta siempre en ello el ente) no se
deja nunca captar a través del intelecto, ni siquiera producir, es sí ya
siempre la consecuencia de esa difusión de la inesencia de la metafísica.
Ambas están acordes en que la impotencia del pensar con respecto al
ser (mentado es el ente) está decidida. También la metafísica es de tal
opinión, puesto que sólo pretende llevar al concepto la entidad del ente,
su a priori, negocio que la vida habitual, pero también sólo activa y
creadora de realidad, con gusto le abandona.
Y donde todavía se intenta un pensar metafísica del ser, allí perma-
nece incapaz sólo aún de recordar que él mismo antiguamente, en su
comienzo, lo que ahora representa sólo aún como vacío de lo más gene-
ral, sólo por ello podía pensar [er-denken], porque el pensar alcanzaba
aún su determinabilidad (dirección y modo del proyecto y el tipo de la
209 primera custodia de lo proyectado) y poseía desde el estar dispuesto a
través de la disposición fundamental del a-sombro.
Hace mucho tiempo y sobre todo en la modernidad (el Medioevo per-
maneció sin losofía, la elaboró tan sólo teológicamente) ingresó en
lugar del a-sombro del (genitivus obiectivus) ser y sobre el ser el
sorber de vivencias del ente. El pensar ha perdido su necesidad, que
sólo puede surgir y ser salvaguardada desde la libertad del comienzo.
Pasó a ser peón en la conguración de la cultura; y la losoa es ahora
puesta en cuenta según lo que puede signicar para la cultura. Así por
último en Nietzsche. Pero a través de ello la determinación del ser, has-
ta donde ella pudiera aún importar, cae enteramente en la dependencia
del cuidado del ente al servicio del aseguramiento y despliegue de la
humanidad como del ente del centro.
La incorporación de la losoa a la cultura caracteriza el estado
nal de la metafísica, en tanto_en éste la inesencia ha dominado sobre la
esencia y con ello se ha aniquilado una posible transformación de la
esencia.
El pensar vuelve tan sólo como pensar [Erdenken] de la verdad del
ser [Seyn] a su más propia necesidad. Visto modernamente esto signi-
ca: tan sólo cuando la losofía, forzada desde su indigencia, concibe que
ella en ningún sentido tiene algo que hacer con cultura, se crea una
67. El pensar del ser [Seyn] 183

meditaciónsobresí misma, que es sucientemente fuerte para osarmás


inicialmente su más propiocomienzo.Este pensar del ser no computael
ser desde el ente, tampoco acusa sólo la entidad que ya rige, sino que
se coloca en el pensar [Erdenken]) (es decir interrogar a la verdad del
ser [Seyn]) en ese claro en medio del ente, desde el cual y en el cual sólo
puede ser determinadopor el ser[Seyn] mismo, o sea,predispuestoy así
lanzado ala esenciadel ser [Seyn].
El ser [Seyn] mismo acaece-apropiadoramente al pensar en la histo-
ria del ser [Seyn], en aquello, en que el ser [Seyn] es evento-apropiador.
Así el pensar deviene según 1a historia del ser [Seyn]. E1 pensar del
ser [Seyn] ni deja al ser, comola determinabilidad más general de lo
representable, es decir, indeterminabilidad, salir del pensar como su- 210
biectum y así devenir objetoefectivo(objeto) para éste (el genitivo en
la expresiónpensar del ser [Seyn] no es objetivo). Pero tampocoes el
ser [Seyn] mismolo pensante,es decir,la realidad, que seha determina-
do comorazón y comoespíritu, para realizar el pensar en sí en tanto lo
que sirve de base (subiectum) comoel modo de su autorrealización (el
genitivo tampocoes subjetivo).
El pensar según la historia del ser [Seyn] ha sido acaecido-apropia-
doramentepor el ser [Seyn] comolo a él totalmente extraño y remitido a
la verdad del ser [Seyn] para su fundación. El ser [Seyn] nunca es obje-
to, sino el evento-apropiador,en cuyoclaro a él pertenecienteel pensar
deviene encarecido.
Lo que el pensar segúnla historia del ser [Seyn] piensa[er-denkt] es
en primer lugar el ser-ahí, en tanto tal pensar ha sido determinado a
fundar un fundamento para el abismodel ser [Seyn]. El ser-ahí sin em-
bargo no es el hombre, sino aquello a través de lo cual se posibilita la
deshumanizacióndel hombre (la superacióndel animal historiográco),
puesto que antes tan sóloofreceel sitio de la exponibilidad del hombre
al ente. Aquí ha sidonombradosóloun primer salto del pensar segúnla
historia del ser. El ser-ahí es, porque acaecidopor el ser [Seyn] como
resolución, no sólo fundamento del hombre.
Sólo en la fundación proyectante del ser-ahí y como tal el pensar
según1ahistoria del ser [Seyn] puede a la vez también pensar al ser
[Seyn] mismo, es decir, comoarrojado a este ámbito de proyecciónarro-
jarse al encuentro del soportar el evento.
De esto se hace ya claro que la esenciadel pensar ya no es ganada
lógicamente,es decir, en atención al enunciadosobreente. Su concepto
se determina más bien desde la experiencia fundamental de la perte-
nencia del comprenderdel ser a la verdad del ser [Seyn] mismo.
Pensar en el sentido acentuado del pensar pensante es fundación
proyectiva de la verdad del ser [Seyn]: instancia en el soportar de la
custodia de esta verdad. Pensar ya no es el re-presentar del ente en 211
184 XV El pensar del ser [Seyn]

general. Pensar no es para nada instrumento, el cual es empleado para


realizar otro, acaso llevar una vista y algo visto a un concepto.
El pensar metafísico nunca podrá devenir pensar del ser [Seyn] a
través de un cambio de su objeto acaso o a través de una correspon-
diente ampliación del planteo vigente; pues éste es el núcleo de toda
metafísica, que el ser permanece decidido en la delimitación esencial
como entidad, aunque esta entidad sea como siempre captada conforme
a la determinación del que piensa (del hombre comoqzux,ego cogito,
animus, ratio-razón-espíritu-vida). La metasica se vincula a sí mis-
ma necesariamente a la cadena de categorías, cuya esencia ha sido
decidida desde Platón yAristóteles, cuya derivación y orden y número e
interpretación (subjetivaobjetiva) es Variable en el interior de la de-
cisión del ser en tanto entidad y ésta como lo categoria].
A través de esta decisión por la entidad como esencia del ser 1ameta-
física como tal permanece instalada en una posición fundamental, que
sin perjuicio de posibles variaciones ofrece un aseguramiento y una co-
bertura ante todo impulso a otro preguntar. Para el pensar metafísica
nunca es posible comprender hasta qué punto en general otro modo de
pensar del ser debiera ser aún posible y acaso necesario.
Y el mismo intento de conducir este pensar metafísica en sí mismo
también sólo hacia sus propios presupuestos y de este modo iniciar a
partir de él mismo una autosuperación, tiene que fracasar; pues un tal
intento (Ser y tiempo)* es inevitablemente interpretado de nuevo meta-
físicamente. Y a saber no acaso como 1a obtención de un punto de vista
más elevado de la metafísica, sino como caída a uno más bajo. Sí, porque
la esencia del ser como entidad se mantiene rme y esta entidad puede
212 desplegarse en lo categorial y sólo en esto, la referencia al ámbito de
proyección de este comprender metafísico del ser tiene que caer ensegui-
da enla más grosera mala interpretación, que en general le pueda salir
al encuentro. El ingresar en la comprensión de ser es entonces sólo un
regresar a condiciones antropológicas de la realización del pensar y
ademásaún unilateralmente captadas,groseramenteidichouna psi-
cología de la metafísica y con ello toda otra cosa que un aporte al acre-
centamiento de la existencia categorial. La metafísica sólo puede espe-
rar un progreso de la antología, y puesto que la ontología investiga el
ser en sí, el ingresar enla comprensión de ser tiene que ser devaluado
metafísicamente como subj etivización y con ello como una amenaza de
la objetividad del pensar y de la lógica en general.
El intento de un inicio de autosuperación de toda metafísica alcanza

* Óesamtausgabe,
tomo2.
67. El pensar del ser [Seyn] 185

1ocontrario de lo que quiere, mientras precisamente recaiga en 1ainter-


pretación metasica (y es decir a la vez en 1aantropológicaen sentido
amplio).
La autosuperación del pensar del ser en el sentido del representar de
la entidad signica nada menos que abandono de esepensar en un salto
a todo otro; autosuperación no tiene aquí el carácter metafísico (acaso
hegeliano) de un continuo progresar a un punto de vista aún no desple-
gadopero sin embargoprecisamenteaún metafísica;autosuperaciónno
es sólo un atenerse más aclarado al sí mismo vigente y con ello mero
recuperar,sinodecididoabandonode la posiciónfundamental metafísi-
ca como tal, decidida a través de la decisión por toda otra pregunta.
Este otro preguntar (por la Verdad del ser [Seyn]) es no obstante de-
terminado a través de 1apertenencia a1ser [Seyn] mismo, lo que mienta
algo plenamenteotro que la entidad en sí. Ser y tiempo surge del salto
ya cumplido a esta pertenencia al ser [Seyn], que no ha sido pensado
como entidad ni computado como el absoluto (en sentido cristiano o no
cristiano). E1 salto tiene primero la gura de un intento de fundación y 213
con ello de la determinación únicamente posible de la verdad del ser;
y ello incluye comopróximo el despliegueesencialde 1aesenciade la
verdad, que a través de 1a metafísica sólo podía siempre ser captada
como corrección y validez del representar, que nalmente tenían que
degeneraren 1arelación-sujeto-objetoe instalarse en ella.
Pero que, pues, el pensar del ser [Seyn] según la historia del ser
[Seyn]) no puedeser realizado ni en el sentido de un genitivus obiecti-
vus ni en el signicado de un genitivus subiectivus,indica la incompa-
rabilidad con todo pensar metafísico.
XVI. EL OLVIDO DEL SER [SEYN]
68. El olvido del ser [Seyn] 217

Es olvido a-bismoso (es decir, vuelto al ser [Seyn]). Lo que en él perma-


nece olvidado (conservado en un distinguido no conservado) es en pri-
mer lugar aquello que permanentemente es conservado en la compren-
sión de ser y ante todo tiene que permanecer custodiado en una singular
conservación, de modo que esto conservado en su conservabilidad da al
hombre en general el fundamento sobre el cual, con instancia, en medio
de un claro del ente, relacionándose con éste, en el soportar este claro
puede sostenerse, para así ser un sí mismo. La pertenencia a la verdad
del ser [Seyn] y conforme a ella la exponibilidad a1ente se funda conjun-
tamente en un olvido del ser.
En el olvidar cotidiano del ser cae sin embargo un olvidar en el olvido
junto con lo olvidado (resaca). Este olvido parece, en el caso de que en
realidad sea visto, la pura nada.
El olvido del ser no es ninguna supresión y ninguna pérdida de lo
conservado, ninguna separación de lo recordable y ningún alejamiento
de lo recordado. ¿Qué es entonces? ¿Un mero pasar por alto al ser, que
aquí es permanentemente precomprendido? ¿Sólo un no-pensar-de in-
tento-en ello?
Casi parece una indiferente indiferencia, puesto que el atender ex-
preso a lo por lo demás olvidado como algo sin embargo continuamente
conservado no resuelve nada, a no ser que a través de ello la libre inme-
diatez de la referencia al ente otorgada hasta ahora por el olvido sea
perturbada, sin ofrecer una ganancia en entendimiento esencial; pues
este ser se delata sólo como el vacío y lo más general, equiparable a la
nada, sobre lo cual nada más hay por decir, entenderlo equivale a la más
adecuada captación del ser. ¿Pero no tiene entonces el olvido del ser que
ser nombrado el más supercial? El discurso de un abismo del olvido
aparece como infundada exageración.
Ciertamente, todo parece así, lo que por de pronto se deja decir del 218
permanente comprender del ser y del olvido de éste. Pero lo que nos
garantiza que esto es sin embargo una apariencia, una apariencia, cla-
ro, que tiene un fundamento abismoso: que precisamente el ser es toma-
do como lo más vacío y general y en esta determinación es retenido te-
nazmente, sobre todo se acredita en todo tiempo y en 1aépoca de acaba-
miento de la metafïsica en igual sentido aunque también de diferente

[189]
190 XVI. El olvido del ser [Seyn]

manera así fue conservada expresamente: por Hegel como el inmediato


indeterminado, por Nietzsche como el último humo de una realidad eva-

porada.

Lametafísica
haproporcionado
esta
interpretación
del
ser.
Lameta-
física tiene la seguridad de su subsistencia en esta interpretación; a
través de la metasica el olvidar del ser es empujado al olvido, y a saber
porque comometasica ha elevado el ser a la indiferencia de lo más
general [Generellsten].*
Que a nosotros el olvido del ser, en el caso de que demos con él, no nos
toque más y a lo sumo nos ocupefugazmente comouna curiosidad
fácilmente explicable,esuna consecuencia
del señoríode 1ametafísicay
señalando hacia atrás una indicación hacia su propio mdamento: que
ella toma su subsistencia de una omisión de 1a pregunta por el ser (cf.
semestre de invierno de 1937-1938).** Pero aquí está el lugar de la deci-
sión, de la única y más simple, desde la cual se decide conjuntamente la
historia venidera del hombre occidental: si permanece en esta interpre-
219
tación del ser y con ello en la indiferencia del olvido del ser o si éste
sacude al hombre (en su esencia vigente como animal rationale) y hasta
lo se-para*** en un espanto,a través de 1ocual es trasladado ala indi-
gencia de toda otra fundación esencial,traslado que sin embargo no
puede ser su haceduría y su organización, sino que tiene que ser conce-
bido como acaecimiento a través del ser [Seyn] mismo.
El olvido sería entonces repentinamente otra cosa no más lo super-
cial de un mero no considerar al ser (como a lo vacío), sino el no pre-
guntar por la verdad del ser comoel fundamento, que mismo lleva esa
supercialidad e indiferencia del olvido del ser. Esto sería entonces un
sumergirse en lo indudable ante lo más cuestionable lo más inquietan-
te, que bajo la más delgadasupercie de la autocertezadel hombre que
olvida el ser se difunde abismosamente.Y por ello el olvido del ser nun-
ca sería una mera inadvertencia del hombre, sino acaecido por el ser
[Seyn] mismo y una enigmática seña de su esencia: el rehuso, que rara-
mente se obsequia como tal al hombre, a n de que su esencia alcance la
pertenencia al ser [Seyn] y en ella encuentre las sumas necesidades:

* Heidegger utiliza primero la palabra Allgemeinsten, que también se puede traducir por
lo más universal, y luego aclara entre paréntesis su sentido con la palabra de origen
latino Generellsten. [N. de la T.]
** Grundfragen der Philosophie. Ausgewáhlte «Probleme» der «Logik», curso en Fribur-
go del semestre de invierno de 1937-1938, en Gesamtausgabe, tomo 45.
*** Heideggersubrayael sentidode separaciónqueotorgael prejo en el verboent-setzt,
que traducimos por se-para, mientras que vertimos el sustantivo Entsetzen por espan-
to. [N. del T.)
68. El olvido del ser [Seyn] 191

crear a este ser [Seyn] en el ente un sitio de su verdad, a n de que el ser


[Seyn] como a-bismo de la réplica de humanidad y divinidad proporcio-
ne a los dioses su esencia.
De allí que el hombre no pueda nunca tampoco apartar el olvido del
ser; aun cuando aprecie lo más cuestionable de la pregunta por su ver-
dad y justamente entonces conrme que él tiene que ser el acaecido
apropiadoramente de un acaecimiento-apropiador, el rehuso permanece
y el volverse al ente y la instancia en él exige y con ello nuevamente un
olvidar el ser, que a través del interrogar al ser [Seyn] no es disminuido,
sino sólo acusado en 1oinquietante suyo. En el pensar según la historia
del ser [Seyn] sólo es rota la supercialidad del olvido del ser, nunca sin
embargo es superado el olvido mismo, sino sólo inaugurado en su abis-
mosidad. Este olvido pertenece a la instancia en el claro del ente; ser el
ahí, en cuyo interior está el ente, signica al mismo tiempo en medio del
claro del ahí estar alejado del ser mismo y de su verdad. Este estar
alejado pertenece al ser-ahí y posibilita y fuerza al hombre como esa 220
esencia que puede asumir la custodia de la verdad del ser [Seyn] en el
guardar y congurar y desarrollar al ente. El estar alejado del oculto
rehuso mantiene al hombre alejado del fundamento de su propia esen-
cia, el que por ello es en sí el a-bismo, al que el olvido mantiene abierto.
Pero este olvido del ser es al mismo tiempo el fundamento de la posibili-
dad y necesidad de todo ese olvidar, que como no-conservar del ente
domina el comportamiento del hombre. Por ello el olvido nunca es expli-
cable como el resultado de un olvidar reiterado. Este mismo como no
comportamiento y no relación para con el ente como tal se funda en ese
abismoso estar alejado, que vibra en la esencia del ser-ahí.
En el estar alejado el ser-ahí atestigua la más promda pertenencia
a lo abierto del rehuso, de modo que éste sobre el fundamento de esta
apertura y sólo en ella puede ocultarse. Inimaginable es el ser [Seyn] y
el pensador lo es.
Esto sin embargo sólo cuando el pensar ha superado la metafísica,
para la cual enseguida el ser tiene que resolverse en lo pensado, de modo
que nada queda que pudiera ser impensado o hasta inimaginable; pues
todas las categorías y sistemasde categorías son sólo la acreditación
siempre demasiado tardía de lo que ya ha sido decidido para 1a metafísi-
ca: que el ser sea 1o más general y vacío y que por ello tenga que ser
completado y llenado a través del desarrollo de las categorías.
Pero ¿pensamos [erdenken] en el saber del olvido originario (pertene-
ciente al ser [Seyn] mismo) del ser [Seyn] al mismo tiempo el origen de
1o noedor? (cf. 78. El ser [Seyn] y la «negatividad»).
XVII. LA HISTORIA DEL SER [SEYN]
69. La historia del ser [Seyn] 223

Si vemosla esenciade1otrágico en queel comienzo


esel fundamento
del ocaso,peroocasono esn sinoredondezdel comienzo,entonceslo
trágico pertenecea la esenciadel ser [Seyn].
Peroello posibilitaque allí dondeel ente alcanzael origendel ser
[Seyn],en la historiadel entey a sabersólode aquelente,cuyaesencia
estáenraizadaen la referenciaal ser[Seyn],haya tragedias. La gran
esencial poesía,entantofundación[Stiung] del ser,[Seyn]estrági-
ca. Y tal vez las poesíastrágícas vigentesseansóloantepatios,por-
queconformea su pertenenciaa la metafísicade Occidentepoetizanal
entey sólomediatamenteal ser[Seyn].La denominación trágico no
tiene,sinembargo,enconexión conestameditaciónningúnrol especial,
sobretodono en el sentidode que aquí debieraser pensada[erdacht]
una losofía trágica. Esenciales sóloel saberacercadel comienzocomo
el fundamento del ocasoque lo redondea.Si hablamos acercadel n a
partir del pensar del comienzo,entoncesaquél no mienta nunca el mero
cesary dejarsinoel acabar,a la altura del comienzoy sin embargoa su
merced,delo queel comienzo, adelantándose a suhistoria,poney deci-
de comoposibilidades.
La primerahistoriadel ser,desdela daüou:
hastael eterno retorno,
es un comienzoque va al ocaso.Pero esta historia permaneceoculta en
sucurso,el escenario
para el entey sure-presentación
y pro-ducción
no
la conoce
ni siquieracomofondo.Porqueel comienzo sólopuedeserex-
perimentado inicialmente, tan sólo desde el otro comienzo dela historia
del ser[Seyn]llegaráa manifestarsesin embargonuncaa lo público-
aquel primero y su historia.
Si la losoa espensardel ser[Seyn]en el sentidodel pensarprevio
interrogadoren la fundaciónde la verdad del ser[Seyn],entoncesel nom-
brelosoa trágica dicedosveceslo mismo.Filosoa esen sí trágica,
segúnel contenido mencionado de estapalabra.No existeaquí motivo 224
alguno,a partir de losmodosusualesde sentimiento, para tomar a la
losoa trágicamente.Antela cargadeestapalabraa travésdeopinio-
nes literario-historiográcas y eruditas la dejamosmejorfuera de
empleo.Lo que indica la caracterizaciónesencialdel comienzo (la inclu-
siónpredecididoradel ocasoy conéste el comienzo) puede ser concebido
y retenido en la actitud del pensar también sin esta palabra.

[195]
196 XVII. La historia del ser [Seyn]

La historia del ser [Seyn]

Ser[Seyn] comoorigen* (ÜberlegungenX, 47 y ss.)** es comoaclarante


desgarro donde el ente puede llegar a estar, el acaecimientoapropia-
dor del hombre en el estar asignado a la verdad del ser [Seyn]. La asig-
nación es de-terminación, el arrojo que arroja al hombre a una disposi-
ción*** fundamental, en la que ha de fundarse su instrucción, confor-
me ala cual es señalado con respecto a la fundación para la verdad del
ser [Seyn].
Insólito es el evento-apropiador y con él la posibilidad de que el hom-
bre sea arrojado al cuidado de su esencia y con ello arrancado de la pre-
ocupación por sí como presente ante la mano (es decir como singular y
como comunidad). Insólito es el evento-apropiador y con él la historia,
en la que el hombre con su esencia es conocido como aquella que tiene
que alcanzar a partir de estar asignadoal ser[Seyn] y segúnello a par-
tir del ser [Seyn] mismo y su verdad. Así la humanidad es arrojada al
preguntar, para el cual el ser[Seyn] eslo más cuestionabley al cual sólo
satisface como respuesta un interrogar aun más originario, que se pone
ante la esencia del ser como rehuso (evento-apropiador-origen), acaece
en la oculta historia del ser [Seyn] lo único y - digno de acaecer, que el
225 ser [Seyn] como origen deviene más originariamente el comienzo, que él
es. Entre estos insólitos eventos, que determinan su propia época, se
extravía esa historia, como el primer plano que se le pavonea desde el
ente dominante respectivo, que tan sólo a través de la historiografía
por ella empleaday utilizada devienehistoria y elevacomosu objetivo
más y más al hombre mismo como la humanidad o el pueblo o la
vida.
El hombre deviene él mismo, es decir él en su ser denegado y expul-
sado de la pertenencia al ser (o sea, de la lucha por la fundación de la
verdad del ser [Seyn]), dejado y abandonado a la maquinación del ente,
tan decididamente que el ser expulsado como tal ya no puede ser para
nada considerado ni movido a la meditación, antes bien la arbitrariedad
de la humanidad va tan lejos que ya ni siquiera deja a su historia del
futuro el juicio sobre sí, sino que ya en el presente calcula y asegura su

* En el texto original Ur-sprung, destacando los componentes de la palabra. [N. de la T].


** En ÜberlegungenB, en Gesamtausgabe,
tomo 95.
*** Be-stimmung, de-terminación, se corresponde en el texto alemán con Grund-stim-
mung, disposición-fundamental, en relación con el sentido que otorga la raíz común stim-
men, disponer. [N. de la TJ
69. La historia del ser [Seyn] 197

propia grandeza. El signo de que esta historia del hombre ha comenza-


do es el surgir de la antropología, la denitiva jación de la determi-
nación del hombre como animal, es decir, como vida. Este proceso del
surgir dela antropología ha sido predecidido a través de la determina-
ción del hombrecomo(¿Gov
Aóyov"exovy la interpretación de esta deter-
minación en el sentido de la representación del hombre como animal
rationale.
El procesodel surgir de la antropología no esmentadoaquí comoel
destacarsede una especialdireccióny corriente en la historiografía de
la losoa y metafísica, sino concebido como 1a consecuencia según
la historia del ser[Seyn]del abandonodel ser a1ente.Lo queen particu-
lar es aportado,dicho y escrito con respectoa la antropología,quien
siempre emprenda esta realización de la antropología en qué forma
expresa o inexpresa, todo ello es aquí indiferente, porque sólo tiene que
ser el extremo vástago y servidumbre de un proceso, que sus represen- 226
tantes, defensores y campeones nunca sospechan y para su dicha
tampoco nunca pueden sospechar. El pensar según la historia del ser
[Seyn], que tiene que considerar los procesos de las consecuencias del
abandono del ser al ente como necesidades de 1ahistoria del ser [Seyn],
tiene también que saber siempre que una tal consideración sucumbe
fácil e inevitablemente a la mala interpretación, como si debiera comen-
zar una confrontación con estas orientaciones y corrientes, como si
el pensar pudiera y tuviera el permiso de experimentar una fecundación
de ta] confrontación. El pensar según la historia del ser [Seyn] testimo-
niaría ya a través de una crítica que [está] caído fuera de su propia
esencia, en tanto no es capaz de concebir la historia de la hominización
del hombre como necesidad a partir del rehuso del ser [Seyn], es decir,
pensar al ser [Seyn] esencialmente.
XVIII. DIOSES

Proyecto de lo antes por pensar


en todo nombramiento cuestionante
de la deidad de los dioses
70. Dioses 229
El saber esencial

Pensarlos y decir acerca de ellos exige ya la instancia en un saber esen-


cial. No se requiere una certeza. Se encuentra fuera de sus reivindica-
ciones esenciales; pues toda certeza es siempre sólo el aseguramiento
comprobable, tan sólo conforme al cual el que no sabe consiente la acep-
tación y defensa del saber. El saber esencial tiene su titubeante per-
manencia en el venerante preguntar, que de no ser así es cubierto sólo
con la desconanza como consecuencia de la inseguridad. La fuerza de
veneración de lo más cuestionable surge del espanto, disposición fun-
damental que traslada el hombre a la libertad con respecto a todo mero
ente y arroja en torno de él la abismosidad del ser [Seyn], asignada al
cual una esencia puede sostenerse sólo como perteneciente a éste, cuan-
do en el espantarse es capaz de la apreciación del abismo, apreciación
que sólo tiene subsistencia en el venerante volverse a la fundación de la
verdad del fundamento oculto. Pero este volverse hacia sin titubeos es
el pregimtar por lo más cuestionable. Esta pensado calculadoramen
te- incierta certeza se encuentra fuera del alcance de toda ciencia.
Pero el saber esencial nunca puede tomarse confuso y evaporada a tra-
vés de cualquier ilusión de una mera exaltación espirituosa de concep-
ción de mundo.
Este saber interroga sobre todo a tres posibilidades, a través de las
cuales cada vez de modo diferente la diferenciación del ente y del ser
[Seyn] es mantenida abierta como la decisión.
Porque estas posibilidades no son excluyentes sólo lógicamente, sino
sobre todo y por un largo tiempo se encuentran simultáneamente en el
poder, y porque el que sabe preguntando tiene que estar decidido por
cada una, por ello el orden de su nombramiento no signica aquí nada
esencial; sobre todo ahora se ha intentado sólo una referencia al ámbito
en el cual los dioses son nombrados, olvidados o recordados.
Si el ente una Vez más, inicialmente fundado en una fundación [Stif-
tung] del ser, aparece en la simplicidad de su esencia. Si por ello la tie- 230
rra, desde una incolumidad inicial originaria lleva en torno de sí un
mundo sereno de nobles riesgos y en contienda con él entona la concor-
dancia del hombre con las disposiciones fundamentales del ser [Seyn] y
lleva esta voz al lenguaje, del cual surge una conversación inicial de

[201]
202 XVIII. Dioses

aquellosquehan llevadocomodiosessu ateísmoentre sí y comohom-


bres la hominización (al subiectum y el animal historiográco) detrás
de sí. Si para que tal cosaacaezca,ser [Seyn] y verdad, deidad y huma-
nidad, historia y arte, tan sólo poética y pensantemente a través de la
fundación del ser-ahí se avienen al origen de su esencia.Si el recuerdo
prepensanteen la verdad del ser [Seyn] acaeceen poetizar y pensar, que
tienen una carga por levantar, cuyopesose sustrae a todo número.
Pero la otra posibilidad es ésta: si el ente persiste en las trabas y
facilidadesde la entidad vigente historiográcamente, siemprede modo
más inextricable confusamentemezclada y fuerza una plena indecisión.
Si luego en el espaciode ésta el ente se apila sobre lo ente en siempre
nuevasorganizaciones
y en siempremásrápidadominabilidad,
si en la
apariencia de la vida que crecede este modoun ente persigue y releva
a otro y acampa sobretodo el vaho de la diversión segura de éxito y de
escasovalor, hasta que el n de este dominio del ente (de la realidad
cercana a la vida) se torna interminable.
Pero la aún otra posibilidades ésta: si la primera falta, la segundaa
saber se arma y segúnla apariencia sóloadmitida, el ente domina todo
ser y no obstante acaeceotra cosa:si en el incognoscibleocultamientola
historia del ser [Seyn] (la fundaciónde su verdad) comienzaen la conse-
cuenciade lucha de los solitariosy el ser[Seyn] ingresa en la más propia
y extraña historia, cuyosjúbilo y tristeza, cuyasvictorias y caídas,cuen-
tan sóloen el espaciodel corazónde los más insólitos.
231 Cuando la primera posibilidad, que transitoriamente a partir de la
segundatraslada ésta a la nada, falta, entoncessusanuncios(Holderlin
y Nietzsche) sonreferenciasa la tercera, es decir,al procesode que para
nosotrosy los venideros, en tanto son arrastrados a la segunda,la pri-
mera se pierde y la resonanciade la tercera es aniquilada.
El saber esencialno cuenta con estas posibilidadespara adivinar el
futuro, sino las interroga para hacerse fuerte en los cuestionadores
todavía venideros,para el recuerdode la decisiónentre el exclusivopre-
dominio del ente y la fundación originaria de la verdad del ser [Seyn],
sea que ésta una vez más dignique al ente en totalidad con un ser
[Seyn] inicial, sea que el ser [Seyn] retome la historia de sí mismo en la
ocultación del único, que sólo aún y ello de nuevo calladamente es
dejado a los insólitos.
Este saber esencialatraviesa equivocandoeseámbito, en el cual aun
diosesaunque desdeel más lejano olvido- son nombrables.Pero dio-
ses no están aquí pensadoscomolo sumo en el sentido del poetizar y
pensar metasicos vigentes, sino como pertenecientes a la indigencia
del ser [Seyn], que lo vibra todo porque sólo él es capaz de soportar la
nada en torno de sí, comola más pura pureza del emplazamiento de un
instante del origen.
70. Dioses 203

Cuando pues del saber esencial ha de proceder una meditación sobre


los dioses, entonces ésta sólo puede pensar en dirección a la primera
posibilidad, porque sólo así el preguntar por el ser [Seyn] enseguida
impele a la decisión la diferenciación del ser [Seyn] y del ente y de este
modo con el ser [Seyn] piensa [erdenkt] aquello que da al nombramiento
de los dioses una primera y esencial referencia. Pero el preguntar en la
primera posibilidad permanece sin embargo en el saber de las dos otras;
sobre todo como preparatorio nunca puede pretender comenzar decidi-
damente la historia del ser [Seyn] en el sentido de una superación de las
otras posibilidades. El pensar sobre los dioses y el ser [Seyn] no descri-
be nada predado; interroga sólo lo que un preguntar originario separa- 232
do del ente- tiene que dejarse asignar. Pero la se-paración del ente, es
decir, de la exclusividad de la primacía del ente olvidado del ser, tiene
que ser soportadaen el saberde esta primacía, sin nunca deslizarseen
el mal humor de la indignación sobre estados de primer plano. El saber
esencial está ya, en su venerante preguntar, demasiado cerca de la leja-
na cercanía del ser [ SeynJ, para tolerar una alteración a través del mero
ente. Pero este saber tampoco puede cerrarse ante lo ya real en la
segundaposibilidad, porque éste sí se transforma en lo pasadocuando
la decisiónse pone en la primera o acasoen la tercera posibilidad. El
saberesencialde la segundaposibilidad esun saberdel ser[Seyn],pero
en la gura del saber de una interpretación, a sí misma necesariamente
oculta, del ente en totalidad. El saber de la segunda posibilidad es la
instancia en la época del inicio del acabamiento de la modernidad y
con ello del término de la primera historia occidental. El saber esencial
de la segundaposibilidad destruyeen verdad todaslas ilusiones sobre
progresosculturales y mejoramiento y elevación de la humanidad,
porque concibecultura y esenciamasiva comoconsecuenciasde la
humanidad vigente. Pero esta destrucción de las ilusiones no sería
ningún saber,ninguna instancia en un fundamentode verdad más ori-
ginario, si al mismotiempo no abandonarala épocaque seinicia al goce
de su propia magnicencia y no penetrara lo inevitable de su maquina-
ción y de su vivencia y no pudiera disuadir toda perturbación de las
mismas. Saber permanece esencial sólo allí donde apresta lo sabido para
transformación en lo por fundar inicialmente. Por ello el saber esencial,
en tanto conforme ala historia del ser [Seyn], tampoco conoce ese com-
putar historiográco según progreso y decadencia. Lo que ha sido conce-
bido como acabamiento de una época y en un prepensar transitorio al
otro comienzo ya es movido a una distancia, nunca puede ser llevado a
la fórmula barata de un apartamiento del presente y un soñar con un 233
futuro indeterminado. Pero tanto menos se deja confundir el saber esen-
cial con esa actitud forzada de reconocer como bueno lo que acaece
porqueacaece,porquetambién esteapreciar carecedel lugar de la ins-
204 XVIII. Dioses

tancia en la verdad de la diferenciaciónde ser y ente y se mantiene sólo


en el comparar de ente y ente. El saber esencialde la segundaposibili-
dad es el másdifícilde obtener en realizacióny perseverancia,
porque
aquí de improviso la actitud visual historiográca diaria se desliza en-
tre medioy todameditaciónserebajaa un merojuicioquetomaconoci-
miento. El saber esencialde inicios de la épocade la modernidad es ya
un recordarde lo sidoen ella. Sin embargoesterecordarguardadel
ente la verdad de su ser [Seyn] y la entrega a las decisionesde la histo-
ria del ser[Seyn].Esterecordartrae a lo historiográcamenteactualy
prometedor tan sólo el verdadero, porque más antiguo ituro, que en
lugar de andar de un lado a otro en el vacío de lo sóloimaginado, desea-
do y planeado se detiene tranquilo en lo ya sido y extrae su concentra-
ciónde la cercaníadelasdecisiones
simplesy comopregimtarveneran-
te conservaviva en sí la íntranquilidad de lo originario.
Al saber esencial de la segunda posibilidad se muestra el ente así:
apenasel hombredevienesubiectum, enla plenaamplituddelo presen-
te ante la mano(dela realidad Vital comopueblo)seponea sí mismo
en la posiciónde centro presente ante la mano del ente en totalidad, e
interpretasu vida comoel desarrollode estaposición,la historiogra-
a, en el sentido esencial de exploraciónexplicativa, tiene que consti-
tuir la forma fundamental de todorepresentar. De este modola historio-
graa se despliega en técnica de la producciónde la historia (de lo
pasadoy presente, del cual resultan las otras planicaciones) necesaria
para tal humanidad. La técnica, en cambio, es la historiografía de la
naturaleza comola explotaciónde la tierra que en sí se desarrolla, no
234 sólo para satisfacciónde las necesidadessino para proporcionadacon-
ducciónde necesidad,correspondientea esa técnica de la representa-
ción histórica.
La historiografíacomotécnicadel re-presentardel pasadoy presen-
te y la técnica comohistoriografïa pro-ductiva de la utilización de la
naturaleza son por ello también ambas procedimientosen sí acordes,a
travésdeloscualesel hombresingularsiempremássinexcepción
apar-
ta comodesacertadoy superuo todopreguntar hacia dóndey para qué.
La historiografíasetoleray soportaa sí mismasóloaún en tantoexplo-
ración de lo por adelantado evidente.
Por ello un día visto occidentalmente- el common sense de las de-
mocracias y la racional sistematicidad de la autoridad total se encon-
trarán y reconocerán como lo mismo.
El animal hombre a través de la historiograa se ha convertidoen
sujeto, para quien el mundo el ente en totalidad devino sólo un único
objeto, que de nuevo incluye al sujeto, del producir representativo. Lo
que hace pocoy por momentosaún valía comosuperestructura ideoló-
gica de las relacionesmateriales de producción(cultura y espíritu)
71. Dioses y el ser [Seyn] 205

es ahora la expresión de la Vida, que en sí continúa uyendo. L0 deci-


sivo, que el hombre cada vez encuentre su primera y última justica-
ción en la presencia ante la mano de un presente ante la mano (materia,
vida, raza) y el exclusivocircuito de los planteosde meta y creación
conjunta de sus condicionesde realización, permanecelo mismo, sea
interpretado lo presenteante la mano, permanente, material, corpo-
ral-anímica o espiritualmente. La verdad del ser que subyace en todo
ente, pero comotal no sabible,está decidida en el sentido de la presen-
cia ante la mano y la objetividad. Aquí en referencia a esta época-
queda sólola posibilidad del tránsito al otro y más antiguo comienzo,o
la tercera, de la que nadie puede sospechar algo a partir de aquellos que
han olvidadoal sery hasta plantean la historiografía comocálculosobre
el planeamiento del futuro.
La segundaposibilidad, sin embargo,exigepara ser llevada a cabola 235
seguridadde lo gigantescoen cadaemprendimientoy madura un opti-
mismo siempremástrivial, esVerdad,pero tanto más rme. El descon-
cierto se hizo imposible, porque para ello el extravío, es decir, la esencia
de la verdad, tendría que alcanzar al hombre como lo más cuestionable.
De este choque queda perdonado el hombre moderno, cuanto más
cercanamente se impulsa hacia el propio acabamiento esencial. Su ca-
rencia de necesidad tampoco sospecha nunca lo que a él el centro del
ente está retenido: el esenciarse del ser [Seyn].

71. Dioses y el ser [Seyn]

Aquellos que incalculablementefuerzan al hombre a la instancia del


ser-ahí,a n de que el esenciarsede la verdad del ser[Seyn] manieste
la singularidad de lo más inhabitual comoevento, que madura como
espaciode aquella confrontación,tan sóloen la cual viene a sí mismolo
que hace surgir la coaccióndel ser-ahí a partir de la indigencia del ser
[Seyn].
Ni los dioses crean al hombre ni el hombre inventa a los dioses. La
verdad del ser [Seyn] decidesobre ambos,en tanto no gobiernasobre
ellos sino acaece entre ellos a sí y tan sólo por lo tanto a ellos mismos
para la con-frontación.
Segúnel modoen el que el ser [Seyn] encuentrala verdad, segúnla
manera en que la verdad es fundada comoclaro para el acaecimiento
que se sustraede aquella confrontación,segúnla gura del hombreque
exigeesafundación,segúnla pertenenciadel hombreal ser[Seyn]y con
ello también segúnla pérdida en el ente re-presentativay calculadoray
la interpretación de su entidad, se realiza el conocery nombrar de los
dioses.
206 XVIII. Dioses

El dios nunca esun ente, del que el hombreya de un modoya de otro


sabealgo, al que se acercaen diferentes alejamientos,sino los diosesy
236 su deidad proceden de la verdad del ser [Seyn], es decir esa representa-
ción cósica del dios y el contar explicativo con él, por ejemplo como el
creador, tiene su fundamento en la interpretación de la entidad como
presencia producida y producible.
Pero cómo el ser [Seyn] acaecerespectivamente su verdad o con ella
se contiene,para hacer reposar en sí enteramentesólo al ente y desfo-
gar en su maquinación, el hombre no puede ni conducir ni forzar, puesto
que él mismo conformea su esencialpertenenciaal ser[Seyn] sin juicio
y sospecha de esta historia, es dispuesto por el ser a la determinabilidad
de su esencia.
Pero bien se encuentra en la libertad del hombre, cómoy hasta qué
punto transforma y funda en su determinación esa disposiciónque le
alcanza desdeel ser [Seyn] y de este modo acuña respectivamentesu
propia esencia en una determinada gura. Sí, la libertad no es otra cosa
que este abismo que se dirige al ser, que se determina a la fundación de
la verdad del ser [Seyn] en el sentido de custodia de la misma en el ente.
(Si el a-sombrocomo disposición-fundamentalpone ante el ente y
concibela qaúotc
comoáÁñGI-zuor
y ensamblatoda la humanidad en ello o
si el es-pantar hace prorrumpir en un abierto el abandono de todo ente
por el ser[Seyn] y captala fundaciónde la verdad del ser[Seyn] comolo
necesario.)
Asombro y espanto son disposiciones extremas, es decir las más ini-
ciales para con lo in-fundado y lo fundable de la verdad del ser [Seyn].
Su singularidad e insolitud correspondena la esenciadel ser[Seyn].La
mala interpretación, variación y debilitamiento de estas disposiciones
son por ello tanto más diversas. Pero todo ello, a consecuencia de la
interpretación antropológica del hombre hace mucho tiempo habitual
(de la biológica-psicológica-espiritualista-moral), ha alcanzado una
desguración, quepuesaún todo decir acercadelos diosesaparececomo
arbitrariedad y exaltación espirituosa, comomero remedo y fatigada
costumbreo vacía presunción;pues la representaciónfundamental de
237 lo así mencionadolos plantea comoobjetos, con respectoa lo cual el
hombre precisamentetiene o no una referenciarepresentativa.
Sóloque mientras el hombre no seaantes arrancadopor el esenciar-
sedel ser[Seyn]y su separacióna todo ente dela entidad y seatraslada-
do a lo infundamentadode la Verdaddel ser[Seyn] y tan sóloa partir de
estetraslado apreciede nuevoel claro, en el que sele inaugura un rehu-
so, que es la seña del ser [Seyn] mismo, que así ya lo ha acaecido, no
pueden los dioses llegar al lenguaje, porque ha sido enterrado todo es-
pacio-tiempopara su deidad.Aquí quedasóloel contar conlo Vigente;y
ello se agota en el conjugar sin fuerza ni fundamento, sea del dios crea-
71. Dioses y el ser [Seyn] 207

dor cristiano o del mero imitar anticristiano, es decir pagano, de lo mí


tico. En el ámbito histórico de señorío de la metafísica, que encierra a
ambos y que hoy nos es corriente sólo aún en la reproducción historio-
gráca, pero aquí sólo de modo muy manejable y múltiple, los dioses se
hicieron imposibles; dicho históricamente: su huida se ha decidido en
esta épocay las épocas reciben su impronta a través de esta huida y a
través del ocultamiento de ella.
Por ello oscila todo nombrar y callar de los dioses en la meditación
sobre la historia del ser [Seyn]. Y sólo cuando el hombre se ha dejado de-
terminar en lo singular de sus atrevimientos, en los tornados de esta
historia y ya no malinterpreta el espanto psicológica-moralmente, sino
funda en un camino de la instancia en el ser-ahí (como espera del claro
del rehuso), sólo entonces se ha entrado en una pasadera, que conduce a
los ámbitos de una preparación del hombre a la fundación de otra esen-
cia de sí mismo y hace ascender la tranquila vislumbre, de que huida y
cercanía de los dioses pueden una Vez más llegar a decisión. Todo otro
camino a través del cálculo del ente y su explicación y transguración-
es sólo aparentemente un camino. El a-teísmo no consiste en la nega-
ción y en la pérdida de un dios, sino en la carencia-de fundamento para
la deidad de los dioses; por ello el ejercicio de un culto divino habitual y 238
de sus consuelos y elevaciones pueden por cierto ser siempre ateísmo,
del mismo modo el reemplazo de tal culto a través del estímulo de vi-
vencias y efusiones sentimentales.
Sin disposición está desde hace tiempo el hombre. Sin aquello, que
dispone cada vez a su esencia en la estabilidad de la salvaguardia de
un abierto, en el que el ser [Seyn] acaece. Falta de disposición ha sido
hasta ahora reemplazada a través del estímulo a sentimientos y vi-
vencias, que sólo humaniza al hombre en la contingencia de lo que él
justamente emprende y alcanza calculadoramente. Pero disposición
arroja fuera de sí el espacíotiempode decisionesesenciales,en tanto
arroja a lo dispuesto mismo a este espacio-tiempoy lo abandona al
ahí, que para ser no signica nada menosque soportar en el esencial
(es decir, perteneciente al ahí y su esenciarse) decir, pensar y hacer el
cuidado por la verdad del ser [Seyn] y preservar la disposición del ser
[Seyn] en la determinación del ser ahí comoel sitio de la réplica de los
dioses y el hombre.
Sin disposición está desde hace tiempo el hombre. Sin su noche y su
día huyen los dioses desde la falta de esencia de su deidad. Pero el hom-
bre cuenta siempre aún con sus opiniones y prestaciones y tapa el de-
sierto de éstas con las imágenes de las confusas contracciones de sus
vivencias. Y no obstante acaeceya un hacer señas, no obstante golpea
el es-pantoa la maquinacióndel ente,no obstanteya ha comenzadootra
historia, que el hombre vigente tal vez por largo tiempo todavía nunca
208 XVIII. Dioses

experimentará, porque todo le está puesto en su vigencia, que sólo apa-


rentemente ha llevado tras de sí a través de las crecientes revoluciones
y modicaciones de su actividad.
Todavía son pocos y tímídos quienes resisten por un instante el es-
panto del necesario ocaso, a n de que a través de ellos no pierda por
cierto lo es-pantoso, sino tan sólo reciba como un hacer señas del primer
239 apartarse del espacio-tiempo del ser [Seyn] y sea transformado en silen-
cioso intento de traslado del hombre al ser-ahí. No como si el ser-ahí
estuviera pronto como un receptáculo y refugio; pues él mismo es tan
sólo en el acaecimiento-apropiador del hombre para la custodia de la
verdad del ser [Seyn], que como la indigencia de la deidad de los dioses
fuerza a éstos a su nueva esencia.
Sin disposición está desde hace tiempo el hombre y a-teamente han
recaído los dioses en la humanización del hombre y un relleno en el
oculto vacío y aburrimiento de la vivencia. Tan sólo cuando el hombre
aprenda a vislumbrar que el ateísmo no incumbe a él sino es la suma
pérdida de los dioses mismos, llega a la vía de la meditación, que le
muestra que sólo a partir del ser [Seyn] acaeceel diosar como reencuen-
tro de la deidad. Sólo donde dominan el explicar y la transguración,
donde el ente se ha abierto paso en la entidad de lo representable, puede
surgir la opinión de que los dioses sean el resultado de una divinización,
sea de la naturaleza, sea de instintos y fuerzas humanas (animal ra-
tionale). Donde los dioses sólo por gracia de tal divinización son aún
objeto del mentar y procurar, allí tiene un día que llegarse a la desdivi-
nización, a ese estado en el que los dioses y el dios (cristiano), converti-
dos en medio de explicación, ingresan como esa instancia, a la que se
invoca, cuando precisamente se necesita aún lo último e inexplicable,
para salvar toda explicación y la completa actividad explicativa (por
ejemplo, se explica todo como irradiación y expresión de diferentes mo-
dos del hombre como animal racional; a estos modos mismos se decla-
ra al n inexplicables y como queridos por dios. En ello la preten-
sión de un conocimiento de la voluntad de Dios constituye la más mí-
nima presunción que tiene como consecuencia la humanización del hom-
bre). La desdivinización es el inevitable contrajuego de la explicación de
la deidad de los dioses, es decir de su derivación de una divinización.
También el dios cristiano surgió de una divinización, por más que su
240 adecuada teología se deenda de los dioses originados de la diviniza-
ción. El dios judeo-cristiano es la divinización no de una causa especial
de un efecto, sino la divinización del ser causa como tal, del fundamento
del representar explicativo en general. En esta sutilísima divinización
de la causalidad como causalidad se encuentra el fundamento de la
apariencia de superior espiritualidad del dios cristiano. Pero en verdad
esta divinización esla transguración del más groseroexplicar.Por ello
71. Diosesy el ser [Seyn] 209

la desdivinizacióncorrespondientea esta divinización presta los mejo-


res serviciosal cambioque recién seinicia en la modernidad de la expli-
caciónen el emprendimiento planicador-organizador de todo ente y de
su representar y vivenciar. El cristianismo se hace cada vez más capaz
de cultura y coincidenalmente a pesar de aparente rechazocontodolo
que se idea en emprendimiento del vivenciar. Sí - controla siempre
aun el aseguramiento de las organizacionesmás allá de la vida gra-
cias a esa sutilísima divinización de lo más grosero,del ser causa para
efectos,comose maniesta en la idea del dios creadory en la interpre-
tación del ente como ens creatum.
En la preparación de la divinidad de los diosesa través de diviniza-
ción y desdivinizaciónseñoreauna singular pertenencia del hombre al
ser [Seyn], que más fácilmente puede ser designadocon el nombre de
olvidodelser.Éstellevaa preeminencia
el entemismocomolo más
real y lo sella como lo re-presentable y pro-ducible. En tanto el re-
presentar y pro-ducir llegan al límite, a saber al suyo, que a su vez
capta comolímites del ente, lo explicable,en tanto chocaconlo in-expli-
cable, tiene que ser transgurado o ser explicadoa través de lo inexpli-
cable mismo. Cada vez el re-presentar llega al planteo de un ente más
elevado o de un ultra.ente. Nunca surge aquí 1a deidad del dios del
esenciarsedel ser [Seyn]. En efecto los diosesque se originan de la
divinización carecen en suma de la deidad; ella es reemplazada a tra-
vés de que al dios originado en la divinización le es en cierto modo po- 241
sarrojada la propiedad de ser causa y objeto de un instinto o de una
excitaciónsensible.Lo divino es aquí por doquier sólolo sobrehumano,
dondeesearriba y encima es re-presentadoy producidoen su dirección
y en su lugar a través del re-presentar del ente a partir del olvido del
ser [Seyn]; pero en tanto esto no es plenamente-apartable permanece
conservadoen la acuñación de la entidad, de lo más general del ente.
No casualmente esta entidad pronto coincide con el sumo ente (cf. el
acoplamiento
dela rrpcóïndnlxooocbia
conla Gsolxowxñ
éïruoïñpn
enAris-
tóteles un procesocuyo signicado no se concibe,cuando se lo imagi-
na sóloen direcciónal conceptode losoa y de metafísica y su desplie-
gue occidental.Antes bien, se encuentra en la base lo decisivosegúnla
historia del ser [Seyn], que aquí al interior de 1a historia metafísica
occidentalel ser [Seyn] es denitivamente despojadode la posibilidad
de una fundación de su verdad).
Tan sóloa través de una superaciónesencialde toda metafísica y de
su fundamento se crea la posibilidad de un espacio-tiempo,en la que la
deidad de los diosessurja a partir del esenciarsedel ser [Seyn] y divini-
zación y desdivinizaciónhayan caducado.Rigurosamente pensadono
son éstas para nada capaces de preparar una deidad de los dioses, sólo
conducencorrespondiendo al olvido del ser y a la detenciónen la enti-
210 XVIII. Dioses

dad a una representación general de lo divino como lo sub1ime-sobre-


humano; pues la deidad es el esenciarse de ese evento-apropiador, que
fuerza el regreso de los dioses desde la ausencia de noche y de día a una
ré-plica al hombre, de modo que la singularidad del ser [Seyn] frente a
la nada que surge juntamente se convierte en fuente de los instantes de
la verdadera historia. No que ente sea, sino que el es se esencia como
acaecimiento-apropiador aún rehusado, que ondea como el tranquilo
abismo del más rico desborde de pleamar del más reservado volverse de
242 puras interioridades. Este abismo lleva, cuando sus fundadores llegan
como los que van-al ocaso,aquello que de otro modo abriga en la esencia
como obra y hecho, poetizar y pensar, obsequiar y construir la verdad
del ser [Seyn] en cosasy vegetales, estructura e iluminación y hace salir
lo abrigador luego y sólo éste como el ente al libre espacio de los conten-
dientes.
Que el ser [Seyn] es: este fervor máximamente oculto enciende a la
historia como la lucha del ser [Seyn] para la réplica de los dioses y el
hombre, lucha que gana sólo el más propio esenciarse del ser [Seyn]
para este mismo y así atiza el arder de su ascua de retorno a la más
oculta calma. Dioses son aquellos que fuerzan al ser-ahí, la custodia del
hombre, pero de modo que su indigencia, la de su propia deidad, surge
del ser [Seyn] como evento.
¿Pero vendrán los fundadores de la verdad del ser [ SeynJ? Nadie lo
sabe. Pero sospechamos que antes tal fundación como disposición al gol-
pe del ser [Seyn] tiene que ser preparada y largamente resguardada.
Para ello se requiere en el pensar del ser [Seyn] de una fuerza del pensa-
miento, que lleve todo lo transitorio preparatorio dela época actual a su
pase y vuelva los corazones uno a otro, aun cuando anden por sendas
que se separan ampliamente y nunca se encuentran.
Sólo así podrá lograrse una hora en la historia del ser [Seyn], en la
que una fundación se da.
Visto en la historia del primer comienzo (platónica-cristianamente
moderna-occidentalmente), es dios como lo incondicionado e innito el
fundamento del ser (entidad) y causa del ente.
Pensado en la prehistoria del otro comienzo es el ser [Seyn] el evento
del abismo de la réplica de la indigencia de los dioses y de la guardia del
hombre. Por ello todo reside en la fundación de la verdad del ser [Seyn]
y en la preparación de los fundadores.
Éstos son los sitios silenciososde la primera calma del hacer señas
de la decisión de los dioses; pues porque por último y desde hace tiempo
243 ya el dios servía sólo como el más fugaz recurso y como límite del calcu-
lar y del cierrede cuenta,por ello la deidadde los diosestiene primero y
exclusivamente y por largo tiempo que ser resguardada y solventada en
la soledad de singulares, hasta que el ser-ahí como custodia de la verdad
71. Dioses y el ser [Seyn] 211

del ser[Seyn]seabastantefuerteparaponerestarverdaden obray en


el hecho.
&#39;Iodo
el que deseaalgoasibley manejabley un trato inmediato conlos
dioses,todoslos quepiensanen la organización
de religionesy recla-
man la visibilidad e inteligibilidad del culto y en ello remiten al pasado,
no sospechanla profundacalma,en la quepor largo tiempo tiene que ser
recogido en el oído por solitarios oyentes el canto de la huida de los dioses.
Puesaquellostan sólodebenser siervosquefuera detoda imitativa insti-
tución religiosa se consolidanen un saber,que contrarresta todo corto
desear,
cuyoscaminos
todavíaapuntenendireccióna religióny religio-
sidad. La religación del hombre de su representarpro-ductivo- a un
objetoy circuito sobrehumanocontienepor cierto el desconocimientode
la verdadvenidera,segúnla cual tiene queacaecerla réplica delos dioses
y del hombre a partir del ser [Seyn] respectivamente como esenciarse de
la verdad del ser [Seyn]. De otro modo no encuentran ni los dioses ni el
hombrela libertadde una esencialtransformación,
que sólodespliega
desdesí lo necesariode su réplica. Perotal réplica ya no puedeser reli-
gión, tanto menos que la vigilancia del hombre como fundación del ser-
ahí hacer vivir su vida a la esencia humana en el animal rationa1e.Ade
más,la superaciónde tododeseodereligión (comorecaídaen cualquier
forma de divinizacióndel ente)obsequiaa los diosesel más magníco de
los regalos la posibilidad de una mdación de su deidad,gracias a la
cual puedenVolverinicialmente a su esencia;este re-gresoya no da con
pasado;lo quedenuevoencuentraesla esenciadela verdaddel ser[Seyn],
todavía nunca tomada en fundación y posesión,en cuyo esenciarsese
encuentra en lo venidero el último dios.
Fuera del ser[Seyn] no hay entoncesninguna posibilidad más para 244
los dioses,despuésde que el ente, arrancado a su maquinación, sólo
podía servir aún a la desdivinación.
Perola singularidad del ser[Seyn]encierrapuespor su parte una tal
plenitud de no dicho y no preguntado que el último dios tan sólo acaba
una rica prehistoria de la fundación de su divinidad.
Esta prehistoria es de otra y más profunda esenciaque toda historia
de la religión vigente. Sí, ambaspara nada son historiográcamente
comparables, porque la prehistoria de la fundación de la divinidad del
último dios ya necesita al hombre del ser-ahí, que ya no suma historio-
grácamente, para producir algo nuevo, sino que tiene en su disposi-
ción paciencia y ecuanimidad, a partir de las cuales las decisiones esen-
ciales son vislumbradas y con ello ya experimentadascomoel primer
hacer señas.
Todoello acaeceen primer lugar sin ser reconocidoy aún enteramen-
te superpuestopor el señoríode la última épocadel Occidentevigente
(es decir, de la modernidad).
212 XVIII. Dioses

Los golpesdel ser [Seyn], que en tal épocade preparación a veces


alcanzanal hombrey lo (a su esenciavigente) empujan al borde del ser-
ahíy a saberdediferentesmaneras,cuyosentidoaúnpermanece oculto
estosgolpesson,si bien en ningunaparte captadosen el circuitodel
vivenciary dela maquinación,no obstanteconservados en el recuerdo
deesemeditar,queponeenun senderoloslentosperosegurospasosde
su preguntar,haciael cual los primerosguardasde la verdaddel ser
[Seyn]encuentranel caminosiempredenuevoa partir deenredosenlo
vigente, variados y extraños entre sí.
Y tal vez habría enseguidaacaecidoen torno de cadaposibilidad del
otro comienzo dela historia, cuando tales, que están una vez determina-
dos a su preparación,no estuvieron a la altura de esta determinación,
en tanto querían salvarseen los expedientes,que les ofrecelo siempre
aún contemporáneo:el pregonarde algonuevo,el organizar de algopro-
metedor,el contar con partidarios, todo lo cual tendría que manifestar
245 una indelidad a la determinación del largo aguardar y una negación
del saber de que el hombre no encuentra ni inventa a los dioses,que
antes bien ellos con la transformación de su propia esencia a1 mismo
tiempo se alejan a la suya propia, y que este simultáneo acaecimiento
acaececomoel evento-apropiador,cuyo esenciarseexige nombrar a él
mismo el ser [Seyn].
De allí que seapara el tránsito lo inevitablementemás dicil y en su
gravedadenningunapartereducible,dequetodotenerbajoel golpedel
ser [Seyn] nunca puedeni tiene permiso de entenderseinmediatamen-
te. Sin embargoello no signica cierre de todo conocimiento.Por el con-
trario el conocimiento tiene que ser instituido en tales que hasta acu-
ñan su modoa partir de la disposición,que predisponeuna se-paración
del ente y lleva y conduceel traslado al preguntar de lo más cuestiona-
ble. La pre-historia del otro comienzo señorea por entero una perma-
nente presentaciónde lo por interrogar. La futuridad de esta prehisto-
ria es una interior de la constante entonación de la determinación a la
fundación de la Verdaddel ser [Seyn] toda otra cosaque todo tipo de
postura escatológica,que no está dispuestapor fundación sino por el
perseverarde un tiempo nal, que ya tiene por presupuestoun pleno
olvido del ser. Toda escatología vive de un creer en la seguridad de un
nuevoestado.Pero en el pensar previo del pensar segúnla historia del
ser [Seyn] el fundamentofundante del ser-ahíes estemismo, el interro-
gar del ser[Seyn].Aquí reina el saberde lo máscuestionable
quedel
mismo fundamento,del que surge la esenciade los dioseshacia su dei-
dad,tambiénprocedeel comienzo
dela respectivadignidadesencialdel
hombre,graciasala cual él superala humanizacióncomoel más agudo
peligro esencial.
La hora del ser [Seyn] no es el objeto de una esperacreyente.Es lo
71. Dioses y el ser [Seyn] 213

a nosotros rehusado, pero por ello lo que exige de nosotros la perseve-


rancia en la larga preparación del tránsito. Es difícil llevar fatiga y
pena desdelo actual, más difícil la perseverancia en el tránsito a par- 246
tir del saber esencial de las posibilidadesde la épocasegún la historia
del ser [Seyn]. Se exige ánimo para luchar por lo próximo y visible,
pero para trazar para lo más oculto senderos y grados se exige esa
valentía que calla.
Fundar para diosesy hombresuna historia de su divisar, aun sólo
para tal fundacióncrear de lejosa través de muchosyerros y fundamen-
tos o tan sólodirigir la meditación por esta oculta vía de la historia del
ser [Seyn] y traspasar la épocametafísica¿ha de ser esto aún una meta
para fuerzas no elevadasy desconocidos riesgosde Occidente?Los que
saben acercadel ser [Seyn] respondencomopreguntantes, pero los que
emprendenconel ente se esfuerzanhistoriográcamente por salir airo-
soscon sus éxitos ante la historiograa venidera.
El mero pensar, dicen, nada produceni efectúa; ciertamente nun-
ca causa ni efectúa inmediatamente a un ente. Pero el pensar
[erdenken] del ser [Seyn] es un hacer, más profundo que toda inmedia-
ta veneración del dios, porque a partir del más lejano temor instituye
lo que diosesno pueden y hombres calculadoresen lo mínimo, porque
a partir de la más próxima ascua lleva a brillar al claro, en cuya sim-
ple calma acaecela réplica, en la que el ser [Seyn] ha sido escogido
para la más propia esencia.
Pero ¿quiénesson los fundadores?Apenas si podemosanunciar su
huella, porque todospiensan aún en el espaciooscurecidodel explicar
metasico y no tienen oído para el sonidomás antiguo, todavía nunca
resonadode las antiguas palabras.
Por ello sabemostan raramente que la indecisiónsobrela huida y el
advenimiento de los dioses no es nada, sino el campo desconocido, vuel-
to otro a través de la falta de decisión,en cuyosbordes encubiertosse
abre el retumbar de luchas irresueltas. Tomamos el vacío por la nada
en el sentido de la mera ausencia del ente y no experimentamos el im-
pulso del puente aún invisible que asigna recíprocamentenuevas ori-
llas. No dispuestospor la verdad del proyecto,consideramosa éste, en 247
medio del emprendimiento del ente, sólocomolo provisional, al que le
falta la realización,y nalmente por el sueñoincumplido.No dispuestos
por el ser [Seyn], nos equivocamoscon el ente. Sólo que tiene fuerza
esencial (que fuerza a los diosesy el hombre a la contramirada) no lo
que realmente es como ente sino lo que es necesario a través del ser.
[Seyn].
Pero lo necesarioprocedede la indigencia. Pero ésta surge del em-
plazamiento de un tiempo del abismo,que fuerza la deidad de los dioses
por el puente hacia la humanidad y exige del hombre la fundación de
214 XVIII. Dioses

ese espaciotiempo, fundación de la que aquella historia toma su co-


mienzo, a 1a cual sólo pertenece lo que ha osado la guardia de la verdad
del ser [Seyn].
Tal vez encuentren aún aquí los más solitarios las sendas enterradas
de las huidas de los dioses y no vuelven a encontrar más acerca de éstos
por las tambaleantes calles del ente, que ya no puede dar nada, a no
ser la innita explotación de su devastación en la apariencia del progre-
sivo hacer feliz del hombre masivo conrmado en sus necesidades.
Sólo otro mundo podría aún, en conicto con ella, salvar a la tierra
de su devastación. ¿O es el proceso de la destrucción de la tierra en la
apariencia creciente de una construcción del mundo moderno único y
por ello irresistible? Si no contamos meramente según siglos y según
milenios y así historiográcamente no nos abandonamos simplemente
al reemplazo de un estado del ente por un próximo, si pensamos a partir
de la lentitud y rareza de los golpes de la historia del ser [Seyn], enton-
ces lo gigantesco del estado mundial actual y aun venidero se precipita
en lo insignicante del último abandono del ser al ente. Otro mundo
tendría primero que estar a la altura de la contienda, que se inama a
partir de la confesión de la cuestionabilidad del ser [Seyn] y ha dejado
bajo suyo la apelación al solo ente como evasiva; pues qué ha de hacer la
248 aseveración de la sujeción a la tierra, cuando la tierra misma sólo es
adiestrada a la destrucción (destrucción no mienta aquí el primer plano,
por ejemplo de la afección de la naturaleza o bien de su protección,
sino la denitiva perturbación de toda referencia del ente a la verdad
del ser [Seyn]).
Mundo y tierra no son inmediatamente salvables o transformables,
pues una cosa tal sólo podría aún moverse en los engranajes del expli-
car, organizar y adiestrar, lo que sí, para permanecer aún seguro de sí
mismo, tiene que eludir toda cuestionabilidad del ser [Seyn]. La época
de la oculta indecisión tendría antes que desaprender la fe en la sana
razón, si quisiera preparar a un hombre, cuyos sentidos y sentido estu-
vieran bastante abiertos, para experimentar ese evento, que se nos re-
húsa en toda carencia de indigencia y decisión y a partir de tal rehuso
hace señas del esenciarse del ser [Seyn] y deposita a través de los cora-
zones la gran calma de la meditación. Por cierto, la época se opone a
toda negativa a lo que como impulso y razón le asegura el poder del
hombre como animal historiográco. ¿Cómo podía también ser prepara-
do de otro modo, que a través del decisivo pasar dela época a su esencia,
el comienzo de otra historia, cuando esa historia tiene su distinción en
que el ser [Seyn] quiebra la primacía del ente y hace imposible el más
oculto cálculo de los dioses a partir del ente y para su explicación?
Si efectivamente, cuándo y para qué corazones el ser [Seyn] se pone
entre los dioses distanciados y los hombres perturbados y hace posar su
71. Dioses y el ser [Seyn] 215

esencia en 1avibración de la contramirada creadora, no es decible histo-


riográcamente sí, estar abismadoen tales preguntas signicaría ya
desconocer el saber esencial.
Sólo para despertar el silenciamiento de la cuestionabilidad de los
dioses hacia una postura esencial puede ser dicho el nombre dioses.
Quien no oye este decir, atestigua sin embargo a menudo una convicción 249
cuestionadora más auténtica que todos los esfuerzos para 1a satisfac-
ción de necesidades religiosas.
El nombre dioses nombra en el pensar según la historia del ser
[Seyn] sólo el puesto vacío de 1aindeterminación de la deidad a partir
de la carencia de disposición del hombre, que tan sólo vislumbra la
indigencia del tránsito a una historia más originariamente fundada y
es arrojado al comienzo de otra disposición fundamental. El nombre
dioses no se apoya en una certeza de una esencia y espíritus presen-
tes ante 1a mano en algún lugar y efectuantes de toda clase, que noso-
tros nos imaginemos debidamente hasta ahora según una correspon-
dencia cualquiera a una esencia humana respectiva enteramente de-
terminada.
Pero nombrar un puesto vacío mienta aquí emplazar pensando un
ámbito de la cuestionabilidad, pero pensar que al mismo tiempo tiene
que estar ya dispuesto a través de una disposición, que separa al hom-
bre de todo aferramiento calculador al ente.
Sin embargo, esta disposición fundamental no es tan sólo la conse-
cuencia de un estado anímico feliz o infeliz del hombre precisamente
presente ante la mano, sino la fundación del éxtasis del hombre en una
referencia al ser [Seyn], tan sólo a partir de la cual crece toda adecua-
ción del comportamiento y de la postura.
Cuanto menos en tal nombrar de improviso han de ser introducidos
nuevos dioses o hasta instituida una religión, tanto menos es equipara-
ble este cuestionante pensar de la deidad y de la humanidad a partir de
la esencia del ser [Seyn] a una creencia a saber sin iglesia y culto pero
no atea, aproximadamente en el sentido de un panteísmo ilustrado y
semejante; pues todo ello pertenece al circuito de la metafísica. Pero
aquí se trata de la meditación acerca de lo más provisional de toda pre-
paración, acerca del lanzamiento del hombre a 1a fundación de una Ver-
dad del ser [Seyn] sin el recurso del ente, pero también sin 1a reducción
del ente a una desguración del ser [Seyn].
Pues ésta es la primera no proposicional- verdad del pensar se- 250
gún 1a historia del ser [Seyn]: sólo en la fundación de la verdad del ser
[Seyn] acaece1aréplica de los dioses y el hombre y nunca más adviene al
hombre un dios y le surge un mundo de la objetivación del ente.
Conforme al comienzo y ocasoy curso de la historia del ser [Seyn] en
la época de la metafísica y de la aquí acaecida depotenciación del ser
216 XVIII. Dioses

[Seyn] y destrucción de la esencia de la verdad el ser [Seyn] sólo puede


acaecer su abierto, cuando la fundación para éste, es decir del hombre
posmetafísico, es arrebatada de toda detención en el solo ente a través
de una disposición fundamental entonada por el ser [Seyn]. Esta dispo-
sición fundamental es (cf. supra) el es-panto. De otro modo son alcanza-
dos por él y antes que todos, en tiempo innumerable, los fundadores, de
otro modo aquéllos (los constructores) que se ponen en camino hacia la
construcción de un mundo sobre el otro fundamento. Para que éstos
puedan ser asidos y predispuestos por ese es-panto, tiene primero el
hombre moderno (el animal historiográco) que haber hecho calculable
hasta el extremo todo ente y con ello a sí mismo como su centro y haber
contado en sí con el racionalismo todos los irracionalismos disponi-
bles (mística, mito, concepción biológica del mundo) como sus posibi-
lidades contrarias. La vivencia es entonces sólo aún un accesorio del
cálculo, a través del cual la maquinadora esencia del ente desfundado
de su ser alcanza señorío perfectamente válido enla desnuda exclusivi-
dad de su adecuado poderío y violencia. Sólo entonces la historia vigente
es movida en totalidad al próximo borde de la nada, cuando en ella el
ente en totalidad ha ingresado en el cálculo y es forzado en la voluntad;
entonces a saber, cuando -en esencia- se ha cumplido, todo calcular
representativo y productivo pierde de repente cada apoyo en lo que to-
davía podía estar próximo como tarea. Si cae este apoyo y secreto refu-
gio, entonces queda el cálculo, es decir el animal historiográco, sólo
251 consigo en medio del ente, que ya no le da nada más para explicar. En
este instante todo se vuelca hacia un único vacío. Pero éste es no obstan-
te sólo el reverso de la nada, su inesencia, que oculta aún la abismosi-
dad de la nada como esenciarse del ser [Seyn]. Sin embargo esa nada del
vacío es el primer golpe del ser [Seyn], mas aún no perceptible como tal.
De allí que en vista a este curso de la historia del ser [Seyn] en medio
del acabamiento de la modernidad todos los intentos tienen que ser juz-
gados como inhibidos impedimentos, de querer renovar nuevamente las
anteriores posiciones metasicas fundamentales y ofrecer al hombre
actual una aparente profundidad de la concepción de vida en las formas
mixtas de orientaciones creyentes y concepciones de mundo. Más pro-
fundos y es decir más esenciales son por el contrario todos los esfuerzos
que expulsan hacia el señorío del frío cálculo de todo ente y ven en la
calculabilidad y en el logro intencionado y general el único criterio de la
realidad, es decir del ente como tal. Sólo aquí se resuelve también la
esencia de 1a modernidad inicialmente predeterminada. Toda otra cosa
es mal romanticismo, que muchos y singulares desean escoger como ex-
pediente para acostumbrarse tan sólo lentamente a la esencia ya decidi-
da de la época o bien preferir denitivamente la placentera comodidad
en la tranquila Vigencia de cada salida al espacio-tiempo del ser [Seyn].
71.Dioses
y elser[Seyn] 217

La primera verdad del pensar segúnla historia del ser[Seyn] (supra,


pp. 215-216) contieneuna decisión,cuya originariedad y trascendencia
no es calculable,porque esta decisióntiene que producirsepor primera
vez en la historia del ser [Seyn] y por ello no conocenada comparable.
Esta verdad es sólo como otro comienzo de la historia, no como la
mera expresiónde una teoría. Pero el comienzoes comotal en el comen-
zar y en el esenciarsede su esencialo más oculto, y a saber según el
modomás inhabitual, que cuanto más levanta de él un iniciar y deve- 252
nir y hasta un desarrollo, se oculta. Pero ¿quéoculta, en tanto seocul-
ta? Encuentra la respuesta sóloel pensar para el que el comienzo[noha
quedado]ningún acontecimientodel ente, sinoqueperteneceal ser[Seyn].
Y porquelosdioses tan sóloa partir de la indigenciaconrespectoal ser
[Seyn] se encuentran en su esencia,ésta está emparentada con todo lo
comenzante.Esta referencia aparecemalinterpretada dondediosesapa-
recen y sontratados comoprimeras causas y algo semejante.
Por ello, cuando alguna otra vez y es decir despuésdel ocasoy a
partir del ocasode la historia fundada metasicamente diosesse anun-
cian, entoncesestono puede acaeceren primer lugar en groserasteofa-
nías para cualesquierarobustosprofetas y conformadores de mitos,
sino en el discretopero decididoemplazamiento de los sitiosde decisión
para una lucha, en la que se lucha por la contramirada, que tan sólo
divisa* a los dioses,de interrogadorespoetizantespensantes.La calma
difusión de estos sitios de decisión socava,peralta y rodea la esencia
humanaVigente.¿Cuándoacaeceesto?Cuandoel abismodel ser[Seyn]
se abre bajo el impulso de arco del tendido de un puente. ¿Quién tiende
el puente?Aquellosmarcadosconla invisibilidad, que arrojados al ser-
ahí- transforman la animalidad del hombre en el espaciode juego de
vibración de las disposicionesfundamentales encantadoras-extasiantes
del es-pantar que a-sombra y a través del saber cuestionadoracaban
contoda historiografía (en sentido esencial).
Los signosaún no captadosdel estar arrojado al ser-ahí hacen señas
en primer lugar en el extrañamiento, que se depositasobrelo más cono-
cido, próximo, lo más usual y desvela su detentada seguridad comoel
ejerciciode un olvidar del ser [Seyn].
¿Osaráel hombreuna vez más una larga consideración
acercade
quesuesencia
seha vueltoquizáhacemuchotiempointolerable
a los
dioses,porque no sóloya no puede incluirlos en la gigantescainsigni-
cancia de sus vivencias, sino ni siquiera soportar antes al ser [Seyn] 253
en una verdad fundada?

* En el texto original, er-blickenden, que traducimos por divisa, acentúa el sentido


activo que ofreceel prejo al verbo raíz, blicken, mirar. [N. de la T.]
218 XVIII. Dioses

Sin embargo, el inicio de tal consideración tan sólo se eleva cuando el


hombre, a través de la decisión por el ser [Seyn] frente a la maquinación
del sólo ente, desde la avidez de éxito de su movimiento de orgullo jada
desde hace mucho tiempo, ha encontrado a su todavía escondida esen-
cia. Entonces es ya un arrancado al comienzo. La esencia del comienzo
no se encuentra en el inicio, sino se oculta como la no desplegada deci-
sión anticipada del ocaso. Todo lo comenzante comienza con el ocaso. Si
en general aun en la opinión difundida sobre lo grande, de ser lo gigan-
tesco y éste cuantitativamente de modo inaudito lo inigualado, puede
ser dicho de lo grande, entonces debería extraerse de esta esencia del
comienzo la esencia de lo grande en el sentido de lo que comienza.
Grandes son los dioses sólo, de este modo su deidad es grande a par-
tir de la inicialidad del ser [Seyn].
¿Qué oculta el comienzo, en tanto se oculta? Su en él mantenido
preparado como decidido ocaso.Dioses eternos no son dioses algunos,
si eterno espensadoen el signicado de dei y de la aeternitas y comple-
tamente hasta de la sempiternitas, del moderno progresivamente yer-
mo y así sucesivamente.
El comienzo sumo se cierra en sí y comienza por ello en el más pro-
fundo ocaso.En éste resurge el último dios. Porque es el más insólito, le
pertenece el más largo tiempo de preparación y lo repentino antes im-
pensable de su cercanía. Saber esto es ya el vislumbre de su lejanía a
partir de la disposición fundamental del fuera de dicha y desdicha.
Pero aún rige la indigencia del tránsito y de ese saber a él necesario
acerca del ser [Seyn]; pues sólo él traslada al espacio-tiempo, puesto que
un nombramiento aún sólo interrogante y renunciante del nombre de la
deidad sólo es otorgado. Este saber del ser [Seyn] comienza con un co-
mienzo, que bastante insólitamente llega a la palabra: el ser esel ser[Seyn].
254 Una proposición y no obstante el evento, en el que el ser vibra prime-
ro en su propio esenciarse. Un enunciado vacío, pero el reino de 1oinago-
table, cuando sólo resiste el interrogar en su manante intranquilidad.
Una sentencia, talvez, que sólo se equipara al mismo vacío, y no obstan-
te el fundar-en-sí del abismo, en el que no tiene admisión nada igual y
que retorne. Un comienzo, que no está en el origen sino tan sólo comien-
za el tránsito; pues la proposición impide el refugio en el ente así como
el aseguramiento que explica a través de una causa supraentitativa de
todo ente. Ambos han ya, lo que también es el fundamento de su verdad
de primer plano, expulsado al ser [Seyn] a la incidentalidad de un suple-
mento. Qué discrepante e inexplicable es, sin embargo, el comienzo de
un tránsito de la primacía del ente y de la exageración de sí mismo de él
ascendida al calmo señorío del ser [Seyn].
El ser es el ser [Seyn]; aquí acaece el sabedor alejamiento del hombre
y de los dioses al mismo tiempo, pero de modo que ambos rehúsan en el
71. Dioses y el ser [Seyn] 219

contramirante ocultamiento de su esencia correspondiente al ser [Seyn].*


El ser [Seyn] el más largo puente del entre, cuyas cabezas de puente se
ocultan en la oscuridad de lo aún no-apreciado y aún no-decidible. El ser
[Seyn] cuyo ímpetu de arco se lleva en sí mismo, cuando la palabra ya
no permanece más enunciado y no más expresión y no más signo, sino
poder de Vibración del ser [Seyn] mismo, que lleva y eleva, expone y
contiene el puente en el espacio-tiempo de la calma entre el primer
comienzo, que nos excede, y el otro comienzo, que nos precede. El ser
[Seyn], que como origen quiebra aquello, que antes no podía ser algo
vano ni un ente, algo manifiesto ni oculto.
Rige por todas partes y desde hace tiempo la apariencia de que fue-
ran los dioses para el ente la causa y el señorío, el auxilio y el fundamen-
to, la extremidad y la transguración, como si un dios se dejara luego 255
sin embargo una vez calcular a partir del ente. Si así esto fracasa, se
salva en lo ya hace tiempo probado y se prueba a través de ello la opi-
nión de que pertenecería al ente. Sin embargo esta apariencia ha sido
probada por la metafísica tan múltiplemente como la verdad, que a tra-
vés de ello se ha disuelto junto con ella y se ha hecho enseguida de una
inadvertida evidencia. ¿Cómosería si los dioses no pudieran ser calcula-
dos a partir del ente, ni estar determinados para el ente, si tampoco
fueran para nada la causa del ser (de la entidad), sino el ser [Seyn] como
origen su fundamento? Entonces, el pensar [erdenken] del ser [Seyn]
podría aportar esto uno, que el hombre aprende a vislumbrar, por qué
un largo malentendido sobre lo divino lo malconduce, por qué desde hace
milenios ya ningún dios aparece. Porque desde este tiempo de dos mile-
nios ya y tal vez a cargo del divino Platón el ser y su verdad fueron
abandonadosal entierro a través del pensar enunciativo (Aóyoc)y a
través de la objetivaciónen la idea;porqueal ser a través del ente le fue
impedido devenir un abismo, que tan sólo calla el clamor por el funda-
mento y fuerza la calma de una fundación en la palabra. ¿O es capaz el
ente sólo por eso de ese aparente atropello al ser, porque éste ha dejado
el ente a él mismo y ha abandonado su propia apariencia como entidad
a la objetivación a través del hombre representador?
Los dioses no necesitan al hombre, pero requieren al ser [Seyn], cuya
verdad tiene que ser fundada en el ser-ahí así el hombre es acaecido
en éste. El ser [Seyn] es indigencia de los dioses para, sirviéndose de su
esenciarse, hacer realizarse la plena soledad en la despreocupación por
cada ente como la tormenta de una gran huida a su deidad: avisar ne-
gando como lo que se niega en el rehuso del ser [Seyn].

+[Sic]
220 XVIII. Dioses

Toda metafísica y todo arte fundado en la metasica (todo occidental


256 de la historia vigente) poetizó y pensó los dioses como un ente, alo sumo
como el ser mismo. Pero primero tienen que llegar esos preparadores,
que aún son capaces de pensar al ser [Seyn] y éste únicamente como la
indigencia de la deidad de los dioses.
¿De qué modo imperturbado y propio, falto de todo camino lateral a
la fugaz transformación junto a lo vigente, no en circunstancia de las
perspectivas a lo calculado, se hace entonces la senda del hombre veni-
dero hacia el último dios?
Antes por cierto los dioses devienen más difíciles e insólitos, pero en
esto más esenciantes, pero a través de ello más cercanos con su lejanía
esencial y así para la inauguración de lo más lejano.
En lo máslejano, en el apenas develado espacio-tiempo de la verdad
del ser [Seyn], está el último dios. Aél inama el ser [Seyn], como el abis-
mosoentre del ente, a la suma indigencia y arroja entre el mundo y la
tierra esa necesidad de la simplicación en lo sencillo y 1acalma, a partir
de lo cual todas las cosas se reúnen en su más íntimo perbenecerse.
XIX. EL ÉXTRAVÍO
72. El extravío 259

La más simple experienciadel pensar,aquellohacia 1oque seve remiti-


docuandoha abandonado
el apoyoen el entey el refugioen la entidad,
es el extravío y el errar en él. Este extravío mismo es el claro (apertura-
verdad) del ser [Seyn]. El extravío no se oponeala verdad, tampocoes
sobreasumidopor ésta y llevado a desaparecer,sino es el aparecer de 1a
verdad misma en su propia esencia.El extravío, en el que la respectiva
interpretación del ser [Seyn] tiene que extraviarse, pero extravío que
sólorecorreel claro del rehusoVerazmente,es decir conformeal claro de
lo aclarado.
Que la esenciade la verdad del ser [Seyn] es extravío, tiene por con-
secuenciaesencialque todoente, que se encuentra en lo abierto y puede
convertirseen custodiade esoabierto, está también al mismo tiempo en
1ano-verdady a saberen el doblesentidode ocultamientoy disimulo (cf.
Sery tiempo*y la conferenciaAcerca de la esenciade la verdad, 1930).

* En Gesamtausgabe,tomo 2.
** En Vortrüge,en Gesamtausgabe,tomo 80.

[223]
XX. ACERCADE LA,HISTORIA DE
LA METAFISICA
73. Schelling 263

proyectó la forma más profunda del espíritu al interior de la historia de


la metafísica alemana, sin por cierto detenerla; pues la losofía negati-
vamente-positiva es recaída en la metafísica racional y al mismo tiempo
evasión en la dogmática cristiana. Pero ambas tienen su necesidad enla
esencia de la metasica occidental misma, en la determinación catego-
rial de la entidad y en la interpretación causal y en general condicional
del absoluto.
El más profundo concebir del espíritu es otorgado a Schelling, por-
que inicia con 1a losofía-de la naturaleza y de inmediato reconoce su
signicado sistemático. Pues la naturaleza, no bien es concebida más
esencialmente, es la que deviene lo otro en el absoluto, a través de lo
cual al mismo tiempo lo negativo del espíritu es determinado positiva-
mente y planteado como su otro, en un modo que tuvo que permanecer
denegado a Hegel.
Schelling no quiere espiritualización alguna de la naturaleza, su
losofía es totalmente no romántica, en todo caso es allí donde como en
el Tratado de la libertad alcanza su más propio.
Por cierto queda el espíritu y el sujeto absoluto; sin embargo, si
tiene su esencia en la libertad, es trasladada a ésta, como facultad para
lo bueno y lo malo, una determinación que dice algo más esencial que el
concepto absoluto de Hegel.

73a. El abandono de la losofía

Alcanza casi ya el grado de lo ordinario, allí donde con aparente deli-


dad a los fenómenos se explica que el ser (es decir, aquí la entidad y
conforme a ella la realidad, posibilidad, necesidad) sea indenible.
Aquí se declara imposible a la verdadera meditación del pensar pen-
sante, para en conexión con esta declaración dar por losofía lo que
sólo las existencias de conceptos y palabras y los así llamados proble- 264
mas en sí tienen en común con la losofía histórica.
Que además se tiene la denición por lo sumo que debía ser desti-
nado al ser, pero precisamente según la declaración no puede, delata el
acabado desierto y carencia de fundamento de este tipo de ocupación

[227]
228 ICC Acerca de la historia de la metafísica

con tal cosa, lo que por un maravilloso instinto de ocupación fue quitado
de 1a losoa como objeto de 1a expulsión del tiempo y del efecto del
progreso y nuevos descubrimientos. Aquí encontramos los últimos resi-
duos de las formas decadentes de la metafísica.
XXI. LA PREGUNTA
METAFÍSICA
POR EL PORQUE*

(Pregunta transitoria)

* Cf. XXIII. El ser como realidad (el ente como lo real).


74. ¿Por qué?

¿Por qué hay en general ente y no más bien nada?* (cf. infra, pp. 317 y
ss.). Por más radical que parezca esta pregunta, depende sólo en primer
267
plano del ente representado objetivamente. No sabe lo que pregunta;
pues para que se esencie, lo que todavía conocecomo posibilidad contra-
ria ala realidad del ente, a1ente como real, a saber la nada, que mienta
conocer, tiene que esenciarse el ser [Seyn], único sucientemente fuerte
para tener como necesaria la nada.
Y cuando no Vemos un camino para Volver a preguntar por el ente, en
tanto no concebimos aún la pregunta por la verdad del ser [Seyn], en-
tonces queda aún así una pregunta: ¿por qué pues el porqué? ¿Por qué y
hasta qué punto precisamente la necesidad del horizonte de un tal pre-
guntar, prescindiendo totalmente de si se reere al ente o no? La res-
puesta reza: a causa del ser [SeynJBpara que su verdad, lo que le perte-
nece, encuentre el mdamento y el sitio: en el ser-ahí.
Más allá del ser [Seyn] no alcanzamos pensando previamente, pre-
guntando, porque el ser [Seyn] más originariamente que lo que Hegel
mentaba es la nada; esto tiene por consecuencia que 1a meditación
sobre la esencia del ser [Seyn] tiene que develar y mostrar esa pregunta
del porqué de primer plano como una de primer plano, cómo a partir de
la esencia del ser [Seyn] se descubre el origen de la nada y que en la
a-bismosidad del ser [Seyn] está suspendido el fundamento de los fun-
damentos (del por qué por interrogar). i
Sin embargo el ser [Seyn] nunca susceptible de obj etivación, porque
nunca un ente- no es hallable como algo último y supremo en el
sentidodel pensamientometafísicoen el circuito de los vooúusva,a tra-
vés de los cuales se extiende un ascenso y mero exceso sobre el ente
como lo condicionado con respecto al ser en tanto incondicionado. El ser
[Seyn] se esencia de otro modo que 1oque de improviso nos quiere aún

268
* Was ist Metaphysikï, en Wegmarken, en Gesamtausgabe, tomo 9, pp. 103-122. S.V. 35
curso, inicio (Introducción a la metafísica, curso en Friburgo, semestre de verano de 1935;
Gesamtausgabe, torno 40, ed. por Petra Jacger, Francfort del Mene, 1983, pp. 1 y ss.).

a.Elaprecio
de
ladignidad.

l231
1
232 IDH. La pregunta metafísica por el porqué

hacer creer el pensar habitual del representar explicativo objetivador;


aunque a través del paralelismo de todo decir pensante con el enunciar
habitual siempre subsiste la apariencia de que también en el decir del
ser [Seyn] sea determinado algo sobre un hallable - a través de mera
presentación. Sólo que el auténtico sentido pensante (no cientíñco) y
asíble tan sólo después de larga meditación del preguntar fenomenoló-
gico no consiste en la transferencia del mostrar re-presentativo desde
la captación explicativa del ente al pensar [Erdenken] del ser [Seyn].
Ello conduce inevitablemente a la mala interpretación de este pensar o
bien a los correspondientes recursos que toman a todo pensar del ser
[Seyn] sólo como un juego de signos, donde entonces se mienta aún por
ser al ente en totalidad y su fundamento trascendente. El sentido del
preguntar fenomenológico la voluntad de las cosas mismas tan sólo
encuentra su más propia necesidad cuando el ser [Seyn] es llevado a
determinar el pensar a él perteneciente en su modo esencial y a hacerlo
reconocible no sólo como manera casual y sobreviniente de captación,
sino como acaecimiento del ser [Seyn] conforme al ser, perteneciente al
mismo esenciarse del ser [Seyn].
El decir del ser [Seyn], a pesar de la apariencia contraria e incorre-
gible para el representar y comunicar diarios, no es ningún enunciar
sobre algo hallable, sino a partir del ser [Seyn] mismo como evento el
acaecido decir de su esenciarse. El a las cosas mismas es aquí única-
mente un salto decisiones se producen aquí sólo entre riesgos, que no
tienen necesidad de entenderse sobre un plano neutral, porque cada
uno respectivamente sabe lo único del otro y lo lleva en sí al lenguaje a
su manera. En medio de modos de pensar, que como metafísicos en un
aplanamiento cada vez mayor caen en el cálculo y análisis cientíco,
evidentemente el surgir de un salto es siempre invisible o por cierto
269 extraño y proscripto de inmediato como arbitrario por el tribunal de la
investigación.
¿Por qué ente y por qué todo lo que quiere ser atrapado y experimen-
tado para su representación y producción? ¿Por qué? a causa del ser
[Seyn]. Sin embargo, esta respuesta podría también reivindicar aún para
sí al pensar metasico. Ciertamente pero de modo que el ser [Seyn] le
permaneciera lo indudable en vista al por qué, mientras aquí la res-
puesta al preguntar originario sólo puede replicar con lo más cuestiona-
ble, es decir de modo que tan sólo ahora el ser [Seyn] le deviene un tal.
A causa del ser [Seyn] es el ente y también el mismo por qué, lo que
nos dice que el ser [Seyn] se esencia en la verdad en el claro, que sólo
es sostenido en tal saber y en esa meditación, que son acaecidos por el
ser [Seyn].
A causa del ser [Seyn] pero ¿qué es éste? Ese entre y así aclarado
esenciante de la contramirada creadora, en la que los dioses y el hombre
74. ¿Por que? 233

no se encuentran meramente, sino tan sólo antes divisan,* a través de


la institución de la mirada del corazón suscitan el encuentro de la esen-
cia y conjuran la huida de la esencia de ellos mismos
Para que el ser [Seyn] encuentre la custodia de la verdad de su esen-
ciarse, el ente está en la litigiosidad e incalculabilidad de sus contra-
riedades y enredos, en la inexplicabilidad de sus auges e iluminaciones,
en la habitualidad de sus compensadose indecisostranscursosy acon-
tecimientos. Pues el ente es tal sólo como custodia del ser [Seyn]. Como
éste es apropiado por la nada, frente a lo cual erige su singularidad, así
el ente ha sido logradopor el no ente, que se hacepasar predominante-
mente por lo real.
¿Porqué?Esta expresióninterrogativa nombra el claro, en el paso
hacia el cual respectivamenteel hombretransita la dignidad dela guar-
dia de la verdad del ser [Seyn].
¿Porqué?La auténtica respuestaa la esenciade esta pregunta, es
decir lo esencialde todo preguntar, sólo puede ser el preguntar de lo
más cuestionable,sólo así devieneel claro en el ente, es el ser [Seyn]
mismo custodiado ante el arrastre a lo sordo y ciego del mero animal; 270
sóloque el hombre aún conun permanecidoresto y rapto de eseclaro y
meditación se puede adherir consciente a la ceguerade un instinto
y así empujar 1a dignidad esencial de sí mismo al desconocimiento.
Por doquier donde todo es reivindicado como posible y efectuable,
donde por ello cada uno ha recibido imputada su explicabilidad, allí el
por qué ha sido denitivamente despedido en su esencia, es decir, como
aquello que mantiene encerradaen sí la bendiciónde la dignidad de lo
más cuestionable.
En lugar del por qué y del preguntar esencialingresa la fe sin
ojosy sin mirada a la entera posesiónprevia de todaslas respuestas,1a
fe en la razonabilidad sencillamentey en la posibilidad en medio de la
humanidad, de ser por entero dueña de ellas. Pero ésta es la extrema
alienación con respectoal ser [Seyn] con auxilio de la racional apelación
al ente racionalmente pensado y tratado el n del hombre en la plena
humanización.
¿Por qué? ello signica: ¿a partir de qué fundamento? y ¿hacia qué
fundamento?Perola esenciadel fundamentoesel ser[Seyn]mismo el
a-bismoso evento del aclarado entre, en el que el hombre (como ser-ahí)
extasiado y en donde como lo abierto para la réplica de una contramira-
da a ellos, los dioses han sido obligados, de modo que se han de encon-
trar a sí mismos.

* En el texto original, erblicken, se acentúa el prejo de la misma raíz empleada en


Gegenblick, que tradujimos por contramirada, en un contexto de sentido.
234 XXI. La pregunta transitoria por el porqué

¿A partir de que fundamento?En ello lo fundacionalya ha sidoinau-


gurado; pero la inauguración es ya el esenciarsede lo que funda, es
decir, da algo custodíable para custodia y hace ser al ente como un tal.
Fundacional es sólo el ser [Seyn] mismo; a partir de él se enciende lo
cuestionablepara el pensar del ser[Seyn], que por consiguienteconvier-
te a este pensar mismo en pensar[Erdenken] cuestionadory lo reclama
comoperteneciente a sí. Lo fundacional comotal repele todo porqué.
Aquí viene la meditación en lugar de una decisiónacerca del escalo-
271 namiento del preguntar. De antemano se indica que el escalonamiento
es determinado a través dela originariedad y el modode la interpreta-
cióndel ser, es decir,no obstantea través de la disposiciónfundamental,
que predisponey determina la referencia al ser.
La pregunta por qué el ente es tiene que haber ya pasado por la
pregunta qué es el ente; ¿de qué otro modo debería el ente poder ser
interrogado acerca del por qué de su que [daB]? Con el qué [was] él
el ente- es, es concedidosu que y experimentado en su hegemonía.En
el que él es surge lo que es - ente, el ente. Pero en el a-sombro,* que
disponiendoal hombre ante el que y brillando conjuntamente en él el
qué se extasía, es reunida al mismo tiempo y tan sólo 1a disposición
inicial a preguntar, de manera que apareceprimero el ente comolo más
cuestionable. El qué es el ente es una cuestionante respuesta; quiere
decir, la pregunta por el qué irrumpe tan sólo ahora: ¿qué es el ente
comoente? Esta pregunta por el qué pregunta tan pocopor encima del
ente que, antes bien, unánime con la disposición fundamental del asom-
bro, sólodespliegaa éste y tan sólode este modolo soporta.Tan sóloen
estaverdaderapregunta-porel qué es por lo tanto el ente comodaúonc
mantenidoal interiorde la dkñesiaa él perteneciente,
de modoquetan
sólo en el asombro la referencia al ente se reúne en el puro percibir y a
partir de tal reunión (Áóyoc)trae a presenciala tendencia contraria, es
decir piensa como algo uno y al uno. A partir de la disposición funda-
mental del asombro se determina la esencia inicial primera del pen-
sar, para el cual la pregunta por el qué permanecela primera, es decir,
la pregunta que domina todo. Sin embargo aquí se esencia ya ahora,
pues, de modo incuestionable el ser [Seyn] y su verdad, oculta y necesa-
riamente para la posiciónfundamental del primer comienzo.Esto in-
cuestionable y que no obstante agita la primera pregunta inicial y res-
puesta constituye1oinagotable de la plenitud del primer comienzo.Sin
embargocondicionala ambigüedadque enseguidase instala y nunca es
apartada porque no atacada, que se extiende a través de toda la historia

* En el texto original se acentúa en Er-staunen, asombro,el prejo, que otorga el sentido


activo de hacer, efectuar. [N. de la T.]
74. ¿Por que? 235

de la metafísica:que enla entidad del ente (en lo que seacomoun tal) es 272
pensado el ser y sin embargo es interrogado sólo el ente.
Apenas vislumbramos aún qué garantía se encontró decidida en la
inagotabilidad de la asombrante pregunta por el qué, en qué arranques
singulares y siempre más insólitos el asombro se atrevió puramente ante
el ente comotal, por qué entoncesde inmediato la pregunta por el qué
en la forma de la pregimta curiosa y buscándose por adelantado, ávida
por el estar familiarizada: qué esesto confundióy nalmente destruyó
el asombro que meramente persevera.
No sabemosnada de esta historia; culpa en esteno saberde ningu-
na manera es sólola falta de fuentes; pues tales fracasan aquí en ge-
neral, porqueel saberde esta historia es de otra procedencia.
Esta historia del primer comienzonos está oculta, porque la fuerza
luminosa de la meditación no puede estar a la altura de las referencias
simples de la disposiciónfundamental cuestionadoradel asombroy la
perseverancia en esta disposición. Porque aquí a consecuencia de un
habituamiento establecidotempranamentey siempre más obstinado-
enseguidapenetró la pregunta explicativa por qué del conocer(Tiexvn)
explorador(historiográco), hasta que nalmente la pregunta por la
primera causa de todo ente (creator) se convirtió sencillamente en la
pregimta metafïsica.En el ámbito del primer comienzola pregunta-qué
tiene inicialmente primacía ante la pregunta-por qué y a saber en el
sentido de que ésta en general no es capaz de determinar al verdadero
pensar pensante del ente como tal. Pero la pregunta-qué: ¿quées el ente?
deviene en verdad la pregunta conductora de toda la metafísica sucesi-
va, sin embargosu respuestaesintentada en el caminode la explicación
a partir de causas o de condiciones de la representatividad del ente
predeterminado como objeto.
Pero¿porquépuesla pregunta explicativa-porquégana la suprema- 273
cía? Porque despuésdel primer asombroel ente pierde más y más la
extrañeza e ingresa en el ámbito del conocer y toma de éste las formas
de su determinabilidad (enunciado Aóyoc: categorías las cuatro
causas). El primer asombro es vencido por el creciente conocimiento
del ente, cedea éste y renuncia a sí mismo y se mezcla con el mero
maravillarse de lo sorprendente(es decir, lo no inmediatamente expli-
cable en la Tísxvn).El primer asombrono es capazde refundarse en el
propio origen de sí mismo y devenir siempre más asombrante.Aunque
este asombro despliega su poder disponedor sólo en los singulares y únicos
de los insólitos pensadores y nunca puede devenir un habitual estado

b. Cf. por ejemploTomásde Aquino, Introducción a su comentariode la Metafísica de


Aristóteles.
236 XXI. La pregunta metafísica por el porque

medio de todos, sin embargo así se muestra también en la sucesión his-


tórica de los grandes pensadores iniciales, de Anaximandro aAristóte-
les, el cambio y la extinción de la disposición fundamental.
En la pregunta inicial -qué es el ente es interrogado el ser y ya
pensado como el fundamento, a saber como el fundamento esencial del
ente. Este fundamento nunca es alcanzado por 1a pregunta-por qué, sino
sólo desgurado; históricamente esto signica: la referencia griega ini-
cial al ente es enterrada más y más a través de la utilización explicativa
de lo que inicialmente inauguró.
Las variaciones de las posiciones metafísicas fundamentales no se-
rán perseguidas aquí.
Si bien se trata de saber que la pregunta-por qué por más que en el
curso de esa historia se ha adjudicado la apariencia dela pregunta suma
y más profunda- no es pregunta originaria algima, sino que permanece
detenida en el ámbito de la explicación del ente.
Si acaso pues la pregunta conductora como tal, y a saber en su forma
inicial primera, debiera no ser la pregunta pensante originaria sino pre-
parar otro comienzopara un pensar que tiene que pensar al ser [Seyn]
274 mismo (a partir de la disposiciónfundamental del espanto),entoncesla
pregunta-por qué perderá aquí plenamente su pretendida primacía y
con su horizonte no alcanzará lo fundamental (el ser [Seyn] mismo).
La pregimta del otro comienzo (la verdadera pregimta-fundamental)
reza: ¿cómose esencia el ser [Seyn]? ¿Cuál es la verdad del ser [Seyn]?
Cómo no mienta aquí el modo y manera explicativos, sino el fun-
damento, que está por fundar por lo que a través del ser [Seyn] como tal
experimenta su más íntima determinación esencial- por el hombre. Pero
el ser [Seyn] no es reconducido al hombre, sino el hombre es arrebata-
do de la humanización y trans-formado en el ser-ahí, donde acaece la
fundación del claro, en cuyo abierto el ser [Seyn] se esencia.
El pensar en la pregimta fundamental: ¿cómose esencia el ser [Seyn]?
asume expresamente y por primera vez aquello más grave, que en el
primer comienzotenía que perderse(la perseveranciaante lo asombro-
so del ente como tal) y a saber en la gura de la instancia enla disposi-
ción fundamental del es-panto, que excede todo asombro y nada común
tiene con lo meramente terrible del sentir habitual.
El es-panto* pone en el abismo frente a lo sólo ente, traslada a la
verdad del ser [Seyn] como el fundamento del fundamento.

* En el texto original la separación del prejo permite aclarar el sentido en el que el autor
empleala palabra Ent-setzen,es-panto,en relaciónconel verboraíz setzen,poner,y el
contextoque sejuega, al que también perteneceversetzen,separar.[N. de la T.]
74. ¿Por que? 237

Aquí todo intentado por qué se desintegra en la menudencia del


curioso calcular y del mero tranquilizar y satisfacer, como si tal cosa
fuese atribuible al hombre, cuando él -en virtud de la custodia del ser
[Seyn] tiene que entrar en la contramirada a los dioses, como si aquí
pudiera haber un espacio para negocios y para aclaraciones, donde el
fundante coesenciarse con el ser [Seyn] mismo es todo.
Si en el ámbito del pensar [Erdenken] del ser [Seyn] la pregunta-por
qué es aún planteada, entonces sólo puede ser realizada como pregunta
transitoria. La respuesta ya no conduce a una causa suprema, que lo
concentra y ejecuta todo en el sentido del primer técnico previsor, sino
la respuesta remite al ser [Seyn] de modo que el que responde de inme- 275
diato se descubre como lo más cuestionable, pero para un preguntar en
el que todo por qué lleva demasiado cortamente, ya no más para nada.
En la metafísica el ente fue determinado a través de un fundamento
(causa-condición para el representar explicativo). En la historia del otro
comienzo tan sólo el ser [Seyn] mismo determina la esencia del funda-
mento y excluye la pregunta-por qué como insuciente. El ser-ahí, en el
que el hombre transformado deviene con instancia, se mantiene en la
abismosa cercanía al ser [Seyn]; sin embargo este mantenerse nunca
puede devenir para el hombre un estado duradero habitual, que trans-
curra por sí, sino que se esencia en la resolución. Ella es más originaria
y dicil que todo hecho y agregado de adquisiciones. Pero nunca es un
mero esfuerzo de voluntad del hombre sino signica el abrirse que cues-
tiona-se atreve al golpe del ser [Seyn]. La disposición a la pertenencia al
evento, en cuya Vía hombre y dioses contienden por sí y su esencia y con
ello inauguran la contienda de un mundo con la tierra y hacen al ente en
medio de ese claro de la con-frontación de nuevo ser un ente.
En tanto en general fuera consentida una comparación entre el pen-
sar metafísica y el pensar según la historia del ser [Seyn] ella en ver-
dad no lo es- podría haberse intentado destacar ambos uno de otro recí-
procamente de la siguiente manera: el pensar metasico se mantiene
en el representar del ente en tanto objeto, el pensar según la historia del
ser [Seyn] en la resolución pensante [erdenkendecuestionante por el
evento. Aquél se computa aún también su dios creador y su todopodero-
sa providencia, éste osa la lejanía de lo que se rehúsa como el a-bismo
de incalculables decisiones sobre la huida y el advenimiento de los dio-
ses. Aquél se salva en el porqué y su respuesta irracional, es decir tanto
más racional, éste se abre al esenciarse del ser [Seyn] y no espera nunca
algo esencial del ente.
Aquél nunca entiende la respuesta a la pregunta por la verdad en
torno del por qué del porqué ni siquiera la pregunta, de que sólo devie- 276
ne posible sobre el fundamento de un apartarse del ente como tal, es
decir sobre el fundamento de la no fundación de la verdad del ser [Seyn].
238 XXI. La pregunta metafísica por el porqué

La respuesta al primer por qué, o sea a la pregunta por su esencia, deja


surgir a ésta del ser [Seyn], en tanto éste es concebido como fundamento
abismoso y este fundamento mismo es planteado para el representar
explicativo como su más claro y primero.
El porqué parece expresar la suma intranquilidad del más profundo
preguntar; de hecho sólo parece así; pues en verdad, es y el pregïmtar
en su in-tención- el permanente alejamiento de la pura instancia en y
ante lo más cuestionable, el ser [Seyn], que sólo permanece conservado
y guardado en su dignidad mientras el corazón se mantenga abierto
para el puro esenciarse de ese entre, extasiado en el cual el hombre
ancla en su propia esencia la referencia al ser [Seyn] y asume la perte-
nencia al evento y con ello eleva al espantado saber la singularidad de sí
mismo en medio del ente y así funda la guardia de la verdad del ser
[Seyn] como el otro comienzo de una historia a la que no alcanzan todos
los pasos y puertas de la historiograa; pues la historiografía, es decir el
ente en totalidad metasicamente explicado, continuará dominando la
inesencia del hombre vigente y le asegurará el señorío mundial sobre
un mundo que no mundea, porque nunca pudo mundear. La pregunta-
por qué se impondrá en sus pretendidas respuestas más sonora y múlti-
plemente que nunca; la historiograzación del hombre racional se com-
pletará y será recién completa si se acaba en la explicación de que los
instintos y lo ininteligible sean lo que impele y soporta todo hacer y
dejar. Cuando expresamente y como verdadera teoría principal ha sido
reivindicado lo inexplicable como fundamento explicativo para todo,
entonces el esclarecimiento de la razón ha rebajado al ente en totalidad
hacia la representatividad y producibilidad sin límites. Tan sólo ahora
el irracionalismo de todo tipo tiene libre salida y mística y mito atien-
277 den sus negocios y la disputa del espíritu lógico-cientíco con el míti-
co-místico producirá la apariencia de una vital vida del espíritu y pro-
porcionará con ello a la modestia del animal historiográco la conrma-
ción suma de su supuesto rango.
Pero entre tanto sucede a veces otra cosa. Y singulares resueltos
Ven el arder del oculto fuego de hogar de todo ente y vislumbran lo futu-
ro de sus custodios, que no llega tan sólo despuésde esta época presente
como un sueño romántico, antes bien ya ha llegado y obsequia el ser
[Seyn] como rehuso al recuerdo histórico y hace saber a los hombres
acerca de otro de sí mismos.
XXII. SER [SEYN] Y DEVENIR

(El acabamiento de la metafísica occidental)*


(Hegel-Nietzsche)

* Cf.XXIV.El ser [Seyn]y la.«negatividad»;cf. Úberlegungen


X,55 y ss.,en Überlegungen
B, Gesamtausgabe, tomo 95.
75. Ser [Seyn] y devenir

El camino más recorrido y desde la enajenación del primer comienzo


transitable hacia la determinación del ser es la oposición al devenir. A
través de ello sale de inmediato a la luz la interpretación del ente como 281
del no-deveniren el sentidodel subsistir. Ser quiere decir estabilidad y
presencia. Pero a la vez se ha dado ya también una doble posibilidad de
la relación de ser y devenir. El devenir rige como la afección y el des-
guramiento y la defección del ser, así en todo platonismo habitual. O
bien el devenir sobrepujaal ser,en tanto éste comodetenciónniega el
devenir, es decir la vida. En lugar de la respectiva exclusión, sea del
devenir a través del ser,seadel ser a través del devenir,puedeingresar
la interpretación de reunir ambos en la unidad del uno y otro, ello sin
embargo siempre en el signicado de ser y devenir predeterminado des-
de el comienzo de la metafísica. La metasica de Hegel y Nietzsche crean
de manera contraria y por lo tanto precisamente correspondiente la in-
clusión del ser en el devenir, sin negar al ser su respectiva necesidad en
el interior del devenir, sin aludir al n también más o menos oculta e
imponderadamente al devenir mismo como al Verdadero ser. Porque
ambos ponderan las extremas posibilidades de la alternada unidad de
ser y devenir (espíritu absoluto eterno retomo en la voluntad de po-
der), sin nunca tocar la interpretación inicial primera ya jada de am-
bos y de su referencia al pensar (la representatividad), se acaba en
ellosla metafísicaoccidental,esdecir,el hombremodernoen la épocade
este acabamiento que se inicia se sabe, sin expresamente pensar en es-
tas posiciones metasicas fundamentales y su señorío, en posesión de
todas las posibilidades de interpretación de la vida (Nietzsche) y de la
realidad (Hegel). Se salva en una selección y mezcla de tales interpre-
taciones, sin experimentar esta mixtura como tal y hasta sin pregimtar
por su fundamento e infundamento. O bien el hombre moderno comien-
za a concebir e interpretar esta posesión como el hecho fundamental de 282
que él mismo (es decir, la vida, el pueblo) es la meta, el ámbito, la
pauta y el cumplimiento de sí mismo. La incondicionalidad del absoluto
hegeliano se convierte en determinación fundamental de la vida en

*Cf.
supra,
pp.
101
yss.

l241
1
242 XXII. Ser [Seyn]y devenir

Nietzsche,respectivamenteseparadaen pueblosy razas comounidades


Vitales. En ello se realiza la denitiva autoexclusión del hombre de toda
referencia al ser, en el sentido de una fundación interrogante luchadora
de la verdad del ser. La nada lo sumo y primero que procede del ser
[Seyn] no es concebidasino deformada a través de la completa irre-
exión, apartada comolo más terrible de los sustos,ni siquiera seria-
mente temida, ni mucho menos experimentada en el espanto.
El pensar según la historia del ser [Seyn] no sólopiensa[erdenkt] la
Verdad del ser [Seyn], sino al ser [Seyn] mismo comoo-rigen según su
más oculta esencia,que no puede ser medida en ninguna determinación
de la entidad. Ser sale pensado metafïsicamente- de la contraposición
al devenir y es él mismo la esenciadel devenir. Comoprimero deviene
la nada en el fundamento del ser [Seyn], a la que por cierto conciernela
Verdad enteramente por último.
Para Hegel ser [Seyn] y nada son lo mismo en razón de su pensa-
miento metasico, conformeal cual la entidad y ésta comoobjetividad
(así toma al ser) es lo indeterminado e inmediato de todo mentar (repre-
sentar). La mismidad, es decir correspondencia de ser y nada, se funda
para la metafísica en que el ser es igual a la nada, es pensadoa partir de
ésta comolo sencillamente no-ente, pensado a saber en la mediación
ya jada y emprendida, al inteI&#39;i0r
de la cual el ser comoasí la nada son
lo sobreasumible.*
283 Para Hegel la nada entra en aquella primera cercaníaal ser y mismi-
dad conél porque éste mismo, dentro de la realidad absoluta,tiene que
ser el último resto de la anterior reducción,aquelloquejustamente tiene
que ser concedidoante el no-ser,para que el comienzo,que es el en sí
queridon del absolutomismo,no pueda acasocomenzarsinoiniciar en
su autodesplieguea partir de lo inmediato, tener una salida, iniciar en el
modo de ese devenir, que con la absolutez del pensar de la mediación del
mediar ya tiene que ser puesto.La nada y la negacióny lo negativo mis-
mos, que Hegel aprecia tan esencialmente, en verdad no son seriamente
tomados, sino sólo solicitadamente admitidos y pretendidos, a n de que
la mediaciónse pongaa sí misma ante sí en su forma más vacía y sobreel
vacío de este fondo despliegue el triunfo de su devenir.
Esto por cierto no procedeacasoeventualmente sólodel modoperso-
nal de presentación de Hegel y de la fuerza de su dialéctica destrucción
y construcción(aquélla es casi más admirable que ésta), sino aquí se
manifiestan necesidades de la historia del ser [Seyn], en vista al cual el

* Vertimos comoen otroscasosel término aufheben, de discutidatraducción,por sobrea


sumir. [N. de la T.]
75. Ser [Seyn]y devenir 243

ser hegeliano sólo puede devenir en el representar la extrema enaje-


nación dela objetivación ya hace tiempo acaecida. Ello dice sin embargo
que toda la lógica, como lo objetivo absoluto de la pura autoobjetivación
del espíritu, reposa sobre esta enajenación y a pesar de su riqueza no
encuentra denitivamente nunca más el camino de retorno al ser [Seyn].
Ello puede ser aclarado también así: toda realidad y con ello todo ser es
comoobjetodel pensarabsolutotrasladado al absoluto;el ser hechodel
ens creatum se ha transformado en el camino que pasa por Descartes en
la objetividad del pensar absoluto. El ser ha desaparecido del ente y
retrocedido al espíritu absoluto como incondicionalmente representa-
dor y se ha asegurado allí de sí mismo como la absoluta certeza. Pero
que el ser encuentrela verdad absolutaen el desplieguedialéctico
hacia el concepto absoluto como la libertad del espíritu absoluto, no sig- 284
nica fundación alguna de la verdad del ser en el sentido de una inte-
rrogación originaria, sino es sólo la consolidacióncristiana-cartesiana
de la oúola como i820:en el absoluto yo me pienso como la cosa mentante
en tal pensar. La verdad del ser [Seyn] está hacetiempo tan decidida
que para nada tanto menosque en los estadiosanteriores de la histo-
ria de la metasica- puede convertirse en pregunta. La decisión signi-
ca aquí: el tránsito incondicional y que a la vez no se sabe a la carencia
de decisión,porqueincuestionabilidaddela verdad del ser [Seyn].
El saber absoluto, que se acaba en la lógica de Hegel, es como saber
de la entidad del ente el pleno no poder saber del ser [Seyn], porque la
absoluta certeza sobre el ser como representatividad excluye toda posi-
bilidad de otra necesidad del preguntar y poder saber. Pero ahora esa
opinión errada devino entretanto tópico común, de que la losofía de
Hegel(salvoen su escuela)no habría de ningún modoproducidoefec-
to. ¿Quéserepresentaacasopor efecto, supuestode que en la palabra
se piense en suma aún algo?La repercusión de un pensar pensante en
una escuela es lo más indiferente que le pueda suceder. El efecto de
la metasica de Hegel, es decir, el predominar que se hace siempre más
invisible e irreconocible de esa absoluta incuestionabilidad del ser, con-
siste nada menos que en el abandono del ser al ente, que en la máscara
del positivismo sehacepasar comocercaníanalmente alcanzadaa la
Vida y a la realidad y al hombre modernoen su máximo descubri-
miento hace alcanzar su propia esencia, a saber, que lo sumo sea con-
vertir la vida en una vivencia y hacer accesibles universalmente a
todos de igual manera todas las posibilidades vivenciales, a n de que a
través de esta generalidad del vivenciar la vida se muestre y realice
como el todo incondicional. Mientras aquí señorea la incondicionalidad
de la Vida, señorea Hegel; mientras esta vida se torne cierta de sí mis- 285
ma como de lo originariamente presente ante la mano señorea Descar-
tes; mientras el ente y lo real sea puesto en lo vivencial (es decir en la
244 XXII. Ser [Seyn] y devenir

representatividad y producibilidad), señorea Platón. Pero no se mienta


la comprobación historiográca, sino el producir efecto del pensar de
la metasica occidental, presuntamente hace mucho tiempo pasado y
entumecido, nos sorprende en tal meditación como lo más real de esta
irreexiva realidad vivencial. ¿Cómo lo que antes se ha convertido a sí
mismo en meta de sí mismo y toma todos los planteos de objetivo al
servicio de esta meta, debe poder aún alguna vez preguntar por una
meta, sin introducir con ello la autoaniquilación?
La incondicionalidad de la vida que se vivencia signica el plan-
teo del devenir como del verdadero ser y con ello a la vez el jamien-
to de la incuestionabilidad del ser mismo. La nada deviene a través de
ello la vanidad más indiferente, que tendría que ser aun más cuestiona-
ble que el ser, si todavía valiera la pena, en el cálculo y la compensa-
ción de la vivencia, obsequiar aún sólo el más fugaz oído a una pregun-
ta por la nada.
Ser, nada y devenir son meros nombres de lo indudable y vacío. La
metafísica a través de su acabamiento hasta se ha hecho superua, 1o
que no puede signicar que se haya sumergido enla impotencia; antes
bien, su poder es ahora la más inadvertida evidencia en medio del mar
de 1o evidente, lo que inunda al vivenciar y le imputa mentar que él
mismo sea el mar y lo incondicional. No que todas las metas se hayan
perdido es 1oesencialdel inicial acabamientode la modernidad, sino
que la época deviene cierta de haber encontrado en la vida misma la
meta y con ello su propia eternidad, en la que ser y devenir se hacen
equiparar e intercambiar, donde lo deviniente atestigua a favor del
ser como su éxito, donde el éxito tilda a lo ínfructuoso de vano y prescri-
be las proposiciones y criterios según los cuales él mismo y sus seme-
jantes sólo pueden ser puestos en cuenta. Siempre más Violenta e in-
286 ofensivamente ala vez, siempre más sonora e inquietante sobre todo se
enrolla la vida de retorno a su incondicionalidad en la primera poten-
cia del Vivenciar, a n de que el hombre en el desencadenamiento de
sushechosy haceduríasolvide denitivamente quehacetiempo [ha]
olvidadoal ser.El olvido del olvidar es el más ocultoprocesode la huma-
nización del hombre.A ésta correspondeel que ella misma ejerza1oque
difunde la apariencia de su antiesencia: la historiografía en el sentido
amplio, que ahora se despliega en la política cultural, es decir, en la
enemistad de las diferentes reivindicaciones de ser defensores y fomen-
tadores de la cultura. También estas reivindicaciones -sean dirigidas
nacionalmente o computadas internacionalmente- surgen del invisible
señorío de la acabada metasica occidental, tan sólo en la cual la repre-
sentación de 1a cultura, en el sentido de un cuidado de todas las fuer-
zasdel espíritu creador,que procedeuniformementey sedegeneraen la
unidad y unión de la vida y de sus realidades, ha experimentado su
75. Ser [Seyn] y "devenir" 245

fundamentación y determinación. El hombre de cultura historiografí-


co asume así la ejecución de esa fatalidad, que en el olvido del olvido del
ser impele la humanización del hombre a un abismo, que puede devenir
un fundamento para una transformación esencial del hombre, supuesto
que hace tiempo vuelto ciego para todo lo sin-fundamento y completa-
mente hasta a-bismoso no impele pasando por el abismo, puesto que
fuera del todo de la Vida ni siquiera ya la nada es. De nuevo rige ver en
todo ello el imperturbado poder de la acabada metafísica occidental y
justamente mantener en la mirada la comunizacíón, acrecentada casi
hasta 1o irreconocible, de su esencia.
Indiferente para este proceso es sin embargo todo 1o que pertenece
sólo a 1aerudita renovación del hegelianismo o a la ocupación historio-
gráca con Hegel, a 1a explotación literaria de Nietzsche; pues esto es
a decir verdad una consecuencia tardía y derivada del efecto de la meta-
física en su acabamiento.
XXIII. EL SER COMO REALIDAD

(Las modalidades)
76. El ente como lo real* 289
(Ser y realidad)

Queel ente ya tempranamentese determine en lo que más tarde y hoy


se llama lo real, se encuentrafundamentadoen la inicial interpreta-
ción del ser como presencia y estabilidad.
La interpretación del slvcucomoÉvrsksxslasignica: en el presen-
ciarse de lo presente se cumple la presencia, es decir mismo y sencilla-
mente presente.
Conformea la évïzpysia
la habilidady productbilidad,la presencia
sencillamente (presenciarse en lo pro-ducido estante y estable).
Aquí se concentra y condensa la inicial interpretación del ser sobre
esa entidad, que captada como loto es envuelta en el horizonte conduc-
tor del representar inmediato, puro contemplar.
Pero esta interpretación del ser griega y auténticamente inicial tam-
poco en el pensamiento griego es mantenida en su elevación y pureza,
sino pronto entendida cósicamente en la losofía popular; ¡Stoa! y lue-
go a la vez cristianamente transformada ens como ens creatum; el
signo de ello es la traducción aparentementeindiferente de Évépyeua y
Évrskíïelapor actas,agerehacer, crear; actus purus dios creador- ens
creatum.
El ente lo obrado, o sea su causa lo sencillamente operante; éste
una vez más transformado lo real, no aparente, como el objeto
[Objekt] objetivo[Gegenstándliche]**y así un cierto regreso,pero sólo
un cierto, a la ÉvTsÁÉxt-zla
porque ahora todo referido al sujeto-concien-
cia. Al mismo tiempo lo real como lo operante - ¡ecaz! y éste también lo
verdadero.
Posibilidad y necesidad están referidas en esencia no sólo a ser (rea-
lidad) sino en general con la realidad determinadasen su triplicidad a 290
partir de la misma raíz, como la interpretación inicial del ser en tanto
presenciarse y estabilidad.
En otras palabras, para nada se da un problema de modalidades,

* Cf. supra, p. 165;ci para esta interpretaciónXXX.La pregunta metafísica-porqué.


** Véase nota p. 163.

[249]
250 XXIII. El ser como realidad

sino ello es sólo el ocultamiento del origen de 1a interpretación inicial


del ser y el impedimento de la pregunta originaria por el ser bajo la
apariencia de una vacía perspicacia metafísica.
Acerca de esta problemática rige lo mismo de lo que tiene que ser
dicho sobre 1a teoría de las categorías.
Ellas surgen como cuestiones aparentes de la huida a una indudabí
lidad, además como tal desconocida, de 1o más cuestionable.
Posibilidad-realidad-necesidad pueden servir como salida de otro
preguntar superador por la verdad del ser [Seyn], pero entonces ya no
son modalidades.
XXIV. EL SER [SEYN] Y LA NEGATIVIDAD*

* Cf. 14.La losoa enla meditaciónsobresí misma,pp. 56y ss.;cf. sobrela negatív-idad
de Hegel: 78. El ser [Seyn] y la «negatividad».
7 7. El ser [Seyn]-la nada-el ocaso

Donde la esencia del ser [Seyn] es fundada en su extrema verdad, la


historia del hombre alcanza el grado de aptitud de ocaso,la suma eleva-
ción de la más profunda caída; la precipitante sub versión. 293

(Que Hegel reconociera en cierto sentido a la negatividad, pero sólo


en la entidad, y que a pesar de ello sí, precisamente por ello- él se
quisiera saber como acabamiento y estabilidad, como compensación que
domina todo para siempre, y justamente no como ocaso y decisión, ello
señala del modo más agudo que la negatividad no tuvo que surgir del
fundamento de la nada y del ser [Seyn], sino quedar atascada enla enti-
dad como representatividad.)
La negatividad ya previa y completamente superada y hecha inofen-
siva y sólo así y sólo por ello tan exclusivamente en juego.

78. El ser [Seyn] y la negatividad*

La negatividad de Hegel y el uh E311


de Platón son lo mismo, sólo que
aquélla es traída sobre el fundamento del absoluto yo pienso algo,
pensamiento que como inmediato aún no es lo mediado de la mediación
y por ello respectivamente por sí una privación del absoluto. Por ello
cada cosa es al interior del pensamiento absoluto, lo que no es éste, en sí
absoluto, determinada a través de la negatividad. La negatividad de
Hegel lleva en sí al mismo tiempo la absoluta relación-sujeto-objeto.
Pero esto no es fundamentación alguna de la negatividad platónica
inmediata, sino sólo su traslado al pensamiento absoluto. El origen de
lo negativo está tan poco determinado que aquí para nada puede ser
interrogado. En efecto, la metafísica no permite en cuanto tal esta pre-
gunta en un sentido, que no puede saber nada de ella. Pero donde la
metasica da con lo negativo, recibe éste la valoración de lo en el fondo
vano también en Hegel, a pesar de su posición positiva con respecto
294
a la negatividad.
Pero ¿por qué está negado a la metafísica el saber de la nada, por

*Cf.
XXII.
Ser
[Seyn]
y«devenir».

l253
l
254 IQKIV. El ser [Seyn]y la "negatividad

qué es impelida a la devaluación de la negación? Porque en la pregunta


por el ser siempre sale del ente y toma en relación con éste el ser como
entidad. La nada deviene aquí de inmediato un no del ente como tal y en
totalidad, pura y mera negación y a saber del ente; pero donde deviene
negación del ser como en Hegel (el in- de toda determinación y media-
ción; determinación a partir de determinar como determinatio, en el
sentido de la prmdicatio vera positiva, algo como objeto efectivo [Gegens-
tand], como objeto [Objekt], tale quale, cualidad quididad [Washeit]),
puesto que el ser como lo inmediato indeterminado es la suma y con ello
próxima y más Vacía entidad para el pensamiento absoluto, aún no lle-
gado a sí mismo. Pero la nada deviene, es decir es ya para Hegel, el
verdadero sí precisamente de eseser caracterizado, la nada en la equí-
paración con el ser determina a éste como ese ser en el sentido de la
entidad, que para el pensar absoluto tiene que caer hacia lo sólo in-
mediato e in-determinado. De este modo la nada (es decir el ser) deviene
privación de la realidad absoluta (es decir de la idea); de ningún modo
la nada es privación del ser, lo que sencillamente causa perjuicio al ser,
lo que justamente requiere por adelantado como el fundamento del posi-
ble quebranto sino la nada es lo mismo que el ser.
Pero ¿cómo sería si la nada ahora fuera pensada sin embargo como
privación del ser (y no como negación del ente ni del ser), no sería
entonces pensada más esencialmente? Sin embargo, ¿de dónde y cómo
privación, cómo llega el ser [Seyn] mismo a este per-juicio? ¿Cómo
pues nunca sin que ya la nada en cierto modo ofreciera el claro para un
tal perjuicio del ser?
La nada no es negación del ente ni tal de la entidad, ni es privación
295 del ser, que sería despojo, al mismo tiempo aniquilación, sino la nada es
el primer y sumo obsequio del ser [Seyn], que éste como evento regala
consigo mismo y como sí mismo en el claro del origen como a-bismo. A-
bismo no es metasicamente mentado la mera ausencia del fundamen-
to, sino el esenciarse de la indigencia de fundación, indigencia que nun-
ca.es una carencia, pero tampoco ninguna abundancia sino el a ambos
superior que [Dass] del ser [Seyn], del ser [Seyn] como del que del es.
El acaecimiento de la esencia humana en 1a asignación al evento, que
a su vez acaececomo indigencia de los dioses, es el regalo de la nada, del
abismo, en el modo del sumo rehusó, de que nunca un ente podría osar
dar con el ser [Seyn] en su esencia y realizarla, de modo que el ser [Seyn]
entonces pudiera sin embargo ser mentado como un ente.

* En el texto original se distingue en Ab-brechung, que traducimos por quebranto y


luego en Ab-bruch, que vertimos por per-juicio, el sentido separador del prejo. [N. de
la T.)
** Véase la nota anterior de la traductora.
78. El ser [Seyn] y la negatividad 255

Mientrasel hombrepermanezca enredadoenla metafísica,esdecir,


pendadela primacíadelentecomodelo real,enel sentidodelo operan-
te y poderoso(lo que posibilita el efecto),le permanecerála nada como
lo indigno y el espanto,como abridora disposiciónfundamental de la
nada, aquello que sólogana rechazoy 1aproscripcióncomode un daño
para toda armación-de1avida, y viceversa:mientrasesaproscrip-
ción de la nada parezcaevidente y encuentre el más barato consenti-
miento,permanecerá el hombreen el olvidodel ser,esdecir,en esano
relaciónconel ser[Seyn],quele impideapreciarel obsequio dela nega-
tividad y medirla determinación dela humanidady deestemodoen-
trar enel espaciodejuego-temporaldelas decisiones simples.
El saberde la negatividadsegúnla historia del ser [Seyn]es un
caminodel pensar[Er-denkens]del rehuso,es apreciacióndel ser como
evento,esinstanciaenel entre,enel queesacaecida
la réplicadelhom-
brey losdioses,
espreparación
deunadisposición
a 1ahistoria,pero
nunca es una muestra de habilidad de ejerciciosde perspicaciacate-
gorial,esya,pregtmtadocomopregunta,másentequetodaslas reali-
dades.
XXV. SER Y PENSAR
SER Y TIEMPO
79. Ser y tiempo*

En el diálogo histórico con los pensadores esenciales sobre lo para ellos


más simple, surge siempre más decididamente la sospecha de que nun-
ca han dicho lo que les es esencial, porque su palabra más altamente 299
lograda precisamente se puede defender aun de la más oculta disposi-
cionalidad a través de lo por decir.
Aóyoc:de Heráclito, ¡Stade Platón, Évíapysior
deAristóteles, monasde
Leibniz, yo pienso de Kant como la libertad, identidad de Sche-
lling, concepto de Hegel y eterno retorno de Nietzsche dicen lo mis-
mo: el ser. No enuncian proposiciones sobre él, como si fuera un objeto
puesto a un lado. El ser mismo ha sido dicho, como dicho elevado a la
palabra, pero palabra que aquí no es una expresión oral cualquiera,
sino el mismo ser [Seyn] devenido verdad (claro). El decir de los pensa-
dores no discurre en imágenes y signos, no ensaya mediatas trans-
cripciones, que tendrían que ser todas igualmente desacertadas. El ser
mismo ha sido dicho. Pero en verdad tampoco para el oído de una inteli-
gibilidad aproximada, que quisiera tener todo explicado.
Lo nunca dicho de los pensadores esenciales es siempre aun más sim-
ple que lo dicho por ellos. Por esto el ser [Seyn] exige a Vecesel pensar
siempre de nuevo en el comienzo. Pero con éste sólo comienza cuando el
pensar [Erdenken] del ser [Seyn], devenido respectivamente más inicial
y de este modo como un todo otro, sin embargo tiene la fuerza de perma-
necer lo mismo.
El otro comienzo del pensar interroga a la verdad del ser [Seyn].

>l<

Ser y tiempo

El pensar según la historia del ser [Seyn] piensa [erdenkt] a la verdad


(apertura del claro) del ser [Seyn] en primer lugar como el espacio-tiem-
po, como ese fundamento de la unidad de tiempo y espacio, que hace 300
surgir a ambos en su correspondencia como vías y amplitudes de éxtasis

*Cf.
56.
Ser-ahí
yser
ytiempo.

[259
]
260 XXV Ser y pensar

del claro del abismo. Pero en tanto el tiempo maniesta en primer


lugar más importunamente la unidad extática que el espacio, no me-
nos extasiante pero de otro modo, el intento de hacer pensable a la ver-
dad del ser [Seyn] (es decir, el sentido del ser [Seyn]), tiene que partir
del tiempo. El próximo despliegue de la pregunta por el ser que nueva-
mente comienza está por ello bajo el título Ser y tiempo.
Tiempo nombra aquí algo tal, que no puede ser aclarado a través de
ninguna mera discusión de anteriores y actuales conceptos de tiempo,
sino ha sido predeterminado en un modo incomparablemente otro a tra-
vés de la pregunta por el claro del ser [Seyn] mismo como el esenciarse
perteneciente al ser [Seyn]. Todo abordaje al concepto de tiempo sólo
puede tener la limitada tarea de aclarar qué ha procedido del tiempo
originario (que por ejemplo con la durée no tiene lo mínimo en común) y
así viceversa puede servir para destacar todo otro tiempo, sin por cier-
to admitir nunca un tránsito a éste. Este tiempo planteado en el pen-
sar según la historia del ser [Seyn] actúa ya como horizonte y a saber
como ininterrogado y antaño impreguntable para la presencia y esta-
bilidad (ocina),para la reunibilidad (Áóyoc)y la perceptibilidad (voc),
para la representatividad (idea)y objetividad, a través delo cual duran-
te toda la historia de la metafísica el ser era previamente determinado
como entidad. Pero este horizonte* es aquel que desde sí mismo insi-
núa primero y comopor sí al pensar (vosïv- Aéyslu),de modoque éste
apaciguado en este horizonte y llevado por él nunca necesita pensar
en sí, sino retiene a sí mismo e1 pensar como el hilo conductor de la
301 determinación de la entidad y de su constitución y correspondiendo a la
concepción de quien piensa (animal rationale) se despliega en yo pien-
so y en pensamiento absoluto (categorías). A1 interior de la historia
de la metafísica el pensar del ser (a pesar del saber de rrpórepov,a
priori, de lo trascendental) nunca reconoce pues el hor-izonte asignado
a él como pensar [Er-denken]; antes bien el pensar losóco se tiene
por sucientemente fundado a través de la distinción: de que la losofía
piensa al ser (entidad categorías), mientras las ciencias y el opinar
común representan y explican al ente. Aun esta diferenciación no es por
doquier decididamente clara; y allí donde alcanza máxima claridad en
medio de la historia de la metafísica -en Kant, este pensar del ser es
pronto falseado en teoría del conocimiento; el fundamento interno de
este proceso se encuentra en que Kant concibe la entidad como objetivi-

* Heidegger distingue en la palabra compuesta Gesichts-kreis, horizonte, el primer


vocablo Gesicht, vista, lo que tiene cierta réplica posible en el castellano horizonte en
tanto provenientedel griegoóptico,ver y ópicco,delimitar. [N. de la TJ
79. Ser y tiempo 261

dad,* pero restringe los objetos a la accesibilidad a la experiencia cono-


cimiento natural matemático.
Filosoa como interrogación del ser es en todo momento pensar.
Pero justamente por ello este pensar como originario tiene que determi-
narse a partir de lo que él piensa [er-denkt]: a partir del ser [Seyn]. De
allí que cuando formal y titularmente en el futuro en lugar de ser y
pensar se exija ser y tiempo, entonces esto no signica ninguna despe-
dida del pensar a favor de un irracionalismo y una disposición, sino
enteramente por el contrario: el pensar [Erdenken] es forzado ahora a la
agudeza de la abismosidad de su horizonte hasta ahora inconsiderado,
es decir, de la originaria verdad del ser [Seyn]; el pensar [Er-denken]
gana ahora decididamente su libertad tan sólo así, que el nombramien-
to del tiempo también sólo puede ser la referencia próxima a algo cues-
tionable, a lo que el pensar más inicial se sabe en camino. Ser y pen-
sar, como título para el modo de la pregunta metafísica por el ser, no
mienta por ello el lugar común de que precisamente el pensar sea la
forma de realización o hasta sólo de ocupación dela losoa; antes bien,
este título es ya según la historia del ser [Seyn] pensado desde ser y
tiempo, de modo que signica: el pensar metafísica del ser [Seyn] aún 302
no considera lo más propio suyo: el presente (tiempo) como el horizonte
de su propia interpretación de la entidad; antes bien, el pensar se toma
sin escrúpulos y sencillamente como el tribunal sucientemente deter-
minado para toda delimitación esencial del ser; esta no vacilación del
pensar metafísica ante el encubrimiento siempre más endurecido de su
verdadera esencia plena, este peculiar señorío del pensar para sí evi-
dente en la metafísica, es justamente el fundamento de todos los irra-
cionalismos que siempre emergen en medio de su historia, que se dis-
tinguen sólo a través de un todavía más groseroracionalismo, mien-
tras con esta palabra haya de designarse la primacía del pensar en el
pensar del ser, sin consideración de lo que este mismo pensar es.
La consideración del pensar en el sentido de interrogar al claro, en el
que se mueve como pensar [Er-denken] del ser, no es ahora en verdad
ninguna reexión, que pudiera ser denominadaa través de la fórmula
pensar del pensar; pues la historia de la metafísica en época del idea-
lismo alemán ha realizado esta reexión en gran estilo, tan decidida-
mente, que la reexión hasta fue una vez más reejada y vuelta a
tomar en el concepto absoluto del saber incondicional; pero ello sucedió,

* Heidegger subraya en Gegenstündlichkeit la partícula stünd para destacar el estar


ante el sujeto de la experiencia de la concepción kantiana de la entidad, recurso que repro-
ducimos en el castellano objetividad, aunque aquí se trate de estar arrojado ante. [N. de
la T.]
262 JCXVÏSer y pensar

pues, de modo que a través de ello la meditación en el horizonte del


pensar devino siempre más imposible porque más innecesaria, porque
el saber absoluto en tanto 1a verdad del ente en totalidad se sabe a sí
mismo y con ello excluye toda cuestionabilidad. Desde aquí en medita-
ción histórica- puede divisarse que con el pensar del pensar 1ametafísi-
ca se aleja antes de la meditación acerca dela verdad del ser por pensar
[zu erdenkenden] y con ello del pensar mismo. Por ello la pregunta por el
sentido del ser [Seyn] es como pregunta por el ámbito proyectual del
pensar[Er-denkens] del ser [Seyn], de su inauguración y fundación, nunca
cosa de una reexión sobre el pensar y el yo pienso; más bien la
303 pregunta inicial reclama el salto desde el hombre como sujeto, es de-
cir, ala vez desde la relación con el objeto y desde éste mismo. Con un
dirigirse a1 objeto el subjetivismo no sólo no es superado, sino con
mayor razón dejado en su calma y solidez. (Si la superación del subjeti-
vismo y del objetivismo es en general una necesidad esencial del pen-
sar según 1a historia del ser [Seyn], no se ha de discutir aquí; pues po-
dría un día tener que desenmascararse como un aparente combate su-
peruo, que es puesto en escena con inagotable celo sólo porque con ello
el pensar metafísico se puede tener por dispensado de la mirada a su
propia cuestionabilidad.)
XXVI. UNA CONCENTRACIÓN DEL MEDITAR
80. Evento

La resolución mienta el distribuir de la réplica y de la contienda en el


cruce de su esencia. E1 distribuir como acaecimientoapropiador del en- 307
tre resuelve la intimidad del contrajuego que se cruza en 1a decisión de
una historia del ser-ahí.
El resolver 1levar a rnadurez- es la calma del esenciarse cuya voz
hace partir toda determinación* del ser [Seyn].
La determinación fuerza la indigencia del ser-ahí; 1aindigencia vuel-
ve la instancia a su necesario y éste traslada a lo inevitable de una
transferencia ala verdad del ser [Seyn].
Evento-apropiador es resolución.
La re-solución lleva el a-bismo. e
Del a-bismo sale la libertad del decir [Er-sagen] pensante-poetizante.

81. Resolución

¿La opuesta? ad-judicación extasiante-aclaradora del ente llevado res-


pectivamente en réplica y contienda a la propiedad en el todo de su esen-
ciarse.
El ser [Seyn] es la conducción al claro del a-bismo inaugurado a tra-
vés de su resolubilidad, de cuyo rehuso surge la necesidad para la con-
traria adjudicación a la propiedad (como esenciarse de lo que se esencia
desde la deidad, humanidad, mundo y tierra) del ente.

>14

La re-solución

Re-solver: dice tanto custodiar hasta a la madurez de la decisión esen-


cial, como también tomar la decisión por la esencia en tanto elevar el
caso a1evento y de este modo dejar el eventoapropiador a1criterio de su
propia esencia.

308
* En el texto original Bestimmung, determinación, está en evidente consonancia con la
anterior Stimme, voz, en un contexto de sentido, como se despliega en general en la obra
a través de una familia de palabras, a la que ya hemos aludido, a partir del verbo raíz
stimmen, disponer: así durchstimmen, predisponer; Stimmung, disposición; anstim-
men,
entonar,
etcétera.
[N.
delaT.]

l 265]
266 XXVI. Una concentracióndel meditar

El resolver en tanto custodiar y decidir tiene en ello como carácter


esencial el aclarador fundar del a-bismo, liberador de lo libre, que mue-
ve uno-fuera-de otro y uno-hacia otro.
Lo que es resuelto sonréplica y contienda; ambas sonellas mís-
mas de esenciaresolubley en sus éxtasis cruzadas simplemente una en
otra.
Acaecimiento-apropíadores resolución.
Acaecidossonen primer lugar los replicantes (Dios y el hombre) y los
contendientes(mundo y tierra) en su esencia.
Pero en este acaecimiento-apropiadoracaece, es decir devieneesen-
cialmente historia como fundación del claro en el ser ahí del hombre.

82. El evento-apropiador

El acaecimientoapropiador
en el ahí y conello el ahí mismoesrehuso
del ser comoentidad, 1a negaciónde todo representar pro-ductor-calcu-
lador comoel comportamiento,en cuya vía el hombre podría encontrar
al ser[Seyn]comoel sitiode decisiónde su disposición-esencial.
El ser[Seyn]mismodestruyecomoacaecimiento-apropiador 1apri-
macía* del Aóyoc,arranca al ente comotal del podery conello de la
maquinación y lo esenciapara la propiedad.
Tan sóloahora el ser [Seyn] mismo y no apenas la calculabilidad del
enteexigeel auténticoderecho,quesesometaa la verdaddel ser[Seyn],
la pertenencia de la pura seriedad del pensar. Pensar se encuentra ante
la decisión:devenir pensar [Er-denken] del ser [Seyn] o ser nada más.

>i=

309 Evento

La esenciadel evento-apropiadortiene que ser indicada para el primer


saber de su nombramiento; ello puede sucedersólohasta el lugar del
pensar,a partir del cual el proyectoque se arroja devieneposibleen
tanto arrojado; que él acaezca,es obsequiodel evento. La indicación de
1a esencia del evento trae el saber acerca de la esencia extasiante-acla-
radora del tiempo en el sentido del espacio-dejuego-temporal para la
determinación de la entidad como tal, es decir, como presenciarse y es-
tabilidad.

* En el texto original Vor-rang, que traducímos por primacía, destaca el sentido que
otorga el prejo. [N. de la T.]
82. El evento-apropiador 267

El claro extasiante señala hacia algo, que nunca es representable


como proceso de un ente y no obstante en esenciarse excede a todo ente,
es pues más ente que éste. El extasiante claro indica sólo el carácter-a-
bismoso del ser y el esenciarse del a-bismo; el hecho de que precisamen-
te rehúsa todo refugio en algo subsistente y como este rehuso al mismo
tiempo sin embargo obsequia la asignación a la indigencia de una perte-
nencia a él.
Acaeciendo-apropiadoramente señala la propiedad de su esencia: la
réplica de hombre y dios y la contienda de mundo y tierra.
Pero ¿por qué éstos? ¿Hasta qué punto el evento es precisamente el
esenciarse [Erwesung] abismoso de tal cosa?
La pregimta suena de tal modo como si el ser [Seyn] (evento) [fuera]
en primer lugar mentado como algo que se esencia-por-sí, de lo cual
luego algo restante debiera derivarse.
Pero justamente la instrucción a partir del tiempo ha de indicar
que el ser [Seyn] se esencia como abismo en el entretanto del ente y en
todo caso es determinado no a partir de su entidad, pero bien a partir de
su oculto esenciarse, que él mismo coconstituye.
Lo que nombramos metasicamente Dios, hombre, mundo, tie-
rra, pertenece según la historia del ser [Seyn] al ser [Seyn], en tanto lo
nombrado se esencia a-bismosamente comopropiedad, remitida respec-
tivamente de modo diferente a la pertenencia al evento.
¿Cómo podemos nosotros, entonces, decidir sobre la esencia del ser
[Seyn]? ¿Nos incumbe aquí una dirección y una medida, y si no, no es 310
todo arbitrariedad?
Ni violencia ni arbitrariedad sino la libertad como liberación del fun-
damento hacia el a-bismo es el tipo de proyecto según la historia del ser
[Seyn]. En donde el estar arrojado del proyecto de un instante, el que es
un acaecido-apropiadoramente y sólo así puede ser, tiene que llegar al
ámbito de su propio saber.
El proyecto del ser [Seyn] es un evento esencial de la historia del ser
[Seyn], no un exponer conformado arbitraria y forzadamente de una
opinión sobre el ser [Seyn].
El proyecto según la historia del ser [Seyn] es como libertad riesgo;
sólo que esta palabra tiene en sí desde hace mucho tiempo un falso soni-
do y por ello mejor es evitada; pues las condiciones del osar no son aquí
las circunstancias de los pareceres imperantes, que han de ser modica-
dos, sino la indigencia de la historia del ser [Seyn] misma, que pronto
hace devenir al que osa ponderado y hallado demasiado ligero.
La referencia al tiempo extasiante-aclarador, como la verdad (aper-
tura del proyecto) del ser, puede en primer lugar sólo desde la defensa
dar una seña acerca de que el ser no puede ser encontrado en la re-
presentación como un ente diluido y nalmente vaciado en un concepto
y hasta el más general. Este vacío permanece también en esencia como
268 JQKVI. Una, concentración del meditar

lo que es; en efecto, recién se lo conrma cuando se asegura de que es


llenado por determinaciones concretas ontológicas.
El ser (esenciando en el tiempo) se anuncia como el entretanto
del ente, entretanto que exige una referencia a sí esencialmente trans-
formada, la instancia del ser-ahí; pero este exigir es sólo una referencia
captada representativamente y malinterpretada por esto, que el ser
[Seyn] como evento acaece-apropiadoramente al ser-ahí como esenciar-
se de su fundación de la verdad, acaecer que precisamente constituye lo
primero a-bismoso del evento.
El claro del tiempo extasiante es el anuncio del esenciarse del a-bis-
311 moso (que fuerza a la de-cisión) uno con respecto a otro de lo sido y
venidero; este uno con respecto a otro, en el que se extiende el espacio de
juego de ente, cuyo ser [Seyn] tan sólo se determina desde el claro, es la
seña del acaecimientoapropiador, en el que acaecela resolución de ré-
plica y contienda.
Para saber de ello se requiere de modo igualmente necesario el en-
tendimiento del carácter temporal de la entidad determinada inicial-
mente (cbúouc)
y del experimentar el olvido del ser del ente, experiencia
en la que el ser [Seyn] se anuncia como rehuso.

83. Entidad y ser [Seyn]

Entidad y maquinación.
La maquinación en su despliegue: unidad de historia-técnica-discurso.
Este despliegue como un soltar al abandono del ser.
El abandono del ser como un rehuso del ser [Seyn].
El rehuso como esenciarse del ser [Seyn] mismo (la expropiación del
ente la retención de la propiedad).
La expropiación como seña del acaecimiento-apropiador.
El acaecimiento-apropiador en la resolución.
La resolución como evento-apropiador.
Evento-apropiador como esenciarse del claro del ser [Seyn].
Este esenciarse como historia.
Ser [Seyn] y el a-bismo del entretanto (el esenciarse de la nada). (¡Nada
procediendo de la entidad, aunque no de la negación!)

312 84. El ser [Seyn] y la nada

La nada como a-bismo del claro del rehuso. Lo desadherido del funda-
mento desde el rehuso.
84. El ser [Seyn] y la nada 269

El rehuso como acaecimiento-apropiador en la instancia de la espe-


ra;* ésta como ser acecida en la expropiación.
La ex-propiación como fundamento esencial de la negación. Nega-
ción todavía no como el mero enunciado objetivante sobre algo presente
y ausente (el no [nein] y el no [nicht] y el in).
La originaria negación como subsistencia de la custodia, en la que el
rehuso se puede y también se tiene que aclarar, sin con ello regalar su
plena esencia.
La negación como instancia del ser-ahí en el re-huso - ¡No! [Nein]
todavía no [nicht] es y sin embargo es así en el obsequio del rehuso.
No [nein], aquí no de-fensa y resistencia esto no lo original, sino
instancia, pero precisamente no sí como con-sentimiento a un pre-
sente ante la mano, sino estar dispuesto en la voz** de la calma.

85. La nada

El conceptometafísica de la nada (Hegel - lo in-mediato in-determinado);


El concepto metafísica de la nada pensado según la historia del ser
[Seyn] lo anonadador;
El concepto de la nada según la historia del ser [Seyn] el a-bismo
como esencia del ser [Seyn].
Aquí la nada pierde toda apariencia y todo primer plano de algo
sólo noedor. Pues a-bismo es esenciarse del rehuso como acaecimiento-
apropiador del obsequio.

***

Cuanto más externo cuanto menos sin saber de la verdad del ser
es metafísicamente pensado} tanto más vana se vuelve la nada, tanto 313
más fácilmente es apartada a la negación lógica.
Que y hasta qué punto ser y nada son lo mismo, a saber sobre el
fundamento del esenciarse de la verdad del ser, ello es concebible se-
gún la historia del ser [Seyn].
Para Hegel la proposición rige sólo en tanto antes vacía la esencia

* En el texto original Er-harrung acentúa el sentido incoativo que presta el prejo al


verbo harren, esperar. [N. de la T.]
** El autor despliega un contexto de sentido a partir de una familia de palabras que no
tiene correlato en español: Zu-stimmung, consentimiento o aprobación, no comprensible
originariamente en una relación de sujeto a objeto, sino como el estar dispuesto: Gesti-
mmtheit, a la voz: Stimme", de la calma. [N. de la T.]
+[Sic]
270 JQCVI. Una concentración del meditar

del ser (lo en él llamado realidad absoluta) hasta lo precisamente


aún pensable para el pensamiento absoluto limitándose a su extremo, o
sea, hasta el resto de lo aún re-presentado en el no-pensar. Esto repre-
sentado es en su representatividad en general algo, no sencillamente
nada y sin embargo a la vez nada.
La metafísica puede pensar la mismidad de ser y nada sólo al hilo
conductor del proyecto representativo (ser y pensar) a partir de la gene-
ralidad más vacía y primera del más inmediato en general.
El preguntar según la historia del ser [Seyn] experimenta la nada no
sólo como algo vano, sino en tanto pregunta al ser [Seyn] mismo en la
plenitud de su esenciarse, como acaecimiento-apropiador.

86. Verdad
Ser [Seyn] y claro

Ser [Seyn] y claro son lo mismo; así reza la sentencia inicial de Parméni
des en el otro comienzo.
Antesla entidad(éóv)tuvo inicialmentequeserpensada[erdacht]como
presencia que surge, el que ella corresponde a la percepción que se abre.
En el futuro está por pensar [erdenken] el a-bismo de la correspon-
dencia misma como lo que comienza el ser [Seyn], el acaecimiento-apro-
piador del entre tanto, que se aclara y obsequia y rehúsa al claro mismo
como su esencia.
314 La decisión por el ser [Seyn] coloca a todo ente en otro reensamble
hacia otro esenciarse.
Ser [Seyn] esencia [erwest] al claro; claro acaece en el entretanto de
la resolución de réplica y contienda, sobreesencia[überwest] al ser [Seyn].

87. Verdad

es el claro perteneciente al ser [Seyn] como evento. Claro: resolviendo la


réplica y la contienda en lo abierto de su cruce. Claro es: claro de la
resolución.
Verdad es claro de la resolución, es decir, del evento-apropiador.
Claro de la resolución dice: acaecido en el acaecimiento-apropiador,
éxtasis llevado a la resolución y soportado* y emplazamiento de lo dis-
pensado en la separación como de lo a sí asignado.

* Como en muchos otros casos el autor emplea una familia de palabras para explicitar un
contexto de sentido, aquí sobre el verbo raíz tragan, llevar, cargar: Austrag, que traduci-
mos por resolución, zugetragene, llevada, ertragene, soportada. [N. de la T.]
87. Verdad 27 1

Claro se esencia desde la resolución y le es apropiado.


Claro nunca es una apertura vacía e indeterminada, hasta aun de
cualquier ente prementado.
Este claro cuida y custodia la esencia de la resolución y en unidad
de la réplica y la contienda.
Y tan sólo muy lejos fuera, en lo contencioso del mundo, junto al
ente intramundano se esencia la esencia del claro como el mostrarse del
ente; el mostrarse reclama la esencia inicial del claro.
A partir del mostrarse, la esencia de la verdad nunca puede ser inte-
rrogada.
AMGE|a-inocultación-apertura-claro.
El contexto nombrado con estos nombres es histórico y por lo tanto
determinado por el ser [Seyn]. Lo que ellos nombran no puede ser de-
nitoriamente asegurado y atribuido a Voluntad a cada uno, para que
enseguida entienda con su entendimiento natural, es decir, aferrado
al opinar diario vigente. Ha sido exigida la disposición al pensar del ser,
también donde en primer lugar aparentemente sólo rige aclarar histo- 315
riográcamente a la dkñena.
Con esa disposición ha sido al mismo tiempo planteada una transfor-
mación de la referencia a la palabra.
En el pensargriegometasico esteexperimentary saberdela ákñüela
se dirige enteramente a lo inoculto mismo como un tal; la inocultación
experimentada a continuación y sólo así es el presenciarse de lo estable.
Ya que el presenciarse se esencie al interior de un abierto y la estabili-
dad se encuentre en un tal, no es considerado e interrogado, basta y
sobra lo asombroso del presenciarse mismo. Pero el Elvoues sin embargo
puesto en referencia a1 vosïv, ambos pensados como correspondientes.
Cierto - pero el voEÏues el conducirse del mismo hombre presente, la
percepción es el hacerpresente* no reconocido como tal, de lo presente
de igual modo impensado en su carácter temporal; de nuevo no es con-
siderado e interrogado lo que esto es, hacia qué interior y a través de
qué en cierto modo el percibir se extiende y a-larga para tomar y tener
algo presente como tal.
Pero ¿no alcanza sin embargo el pensar griego un paso más allá? El
Quyóv,
el yugo,quetomabajosí y reúneóv(oúoíoz)
y voeïv¿noseñalaque
la dksna es re-presentada no sólo como presencia del ente (como ser),
sino es al mismo tiempo pensada como aquello que presente en cierto
modo excede hacia la percepción, para otorgarle el arco hacia el ente?
En efecto, tenemos, con el peligro de sobreinterpretación, que permane-

* En el texto original Gegen-wártigung, que traducimos por hacer presente, acentúa el


sentido que otorgan los componentes de la palabra. [N. de la TJ
272 XXVI. Una concentración del meditar

cer dispuestos a experimentar aquí cómo el ser fue pensado: precisa-


mente no como propiedad presente más general en el ente, sino como
pre-senciarse, que hace a la percepción exceder hacia sí y pertenecerle
(cbúonc
comoreinar que surge). Por cierto el nombre del yugo llega
como desde afuera y parece reforzar la opinión de que aquí dos presen-
tes ante la mano, el ente y el alma, son sub-yugados y tendidos jun-
316 tos; no sólo parece así sino que el representar griego tiene también que
aclararse esto desde el presenciarse, con lo cual luego en verdad la ino-
cultación no resalta en el respecto de la apertura. Y no obstante: ¿qué
dice el ókov y el Bnlxoüv?
Hacer maniesto, sí, sin preguntar por la aper-
tura misma; tan poco ha sido interrogada (e interrogable y cuestionable)
como la ocultación correpresentada en la inocultación.
Y menos aún ha sido preguntado aquí si el presenciarse como dejar y
abandonar de la ocultación es en sí un propio acaecer, que no puede
ser sumado ni contado a partir de las propiedades del ente y de las ac-
tividades del alma.
Que inocultación es presenciarse y ésta desocultación y con ello abri-
go y ocultación, y lo que con ello devino experimentable, esto queda
fuera del pensamiento griego. Por eso es ya a pesar de las instruccio-
nes extraíbles, por ejemplo, del mito de la caverna- la captación de la
inocultación como apertura del ente no-griega en el notable sentido de
que a través de esto lo griego -es decir lo inicial del pensar del ser- tan
sólo a decir verdad deviene reexionable como a nosotros transferidos;
pues si no guardamos el comienzo, caemos fuera de la historia; no per-
tenecemos ya más al ser [Seyn] y su necesidad, sino sólo al ente histo-
riográcamente planeado como es debido y abandonado por el ser.
Inocultación del ente y manifestabilidad del ente quiere decir griega-
mente: presenciarse, es decir ser, es decir entidad, es decir ente como
tal, es decir ente.
Pero en lo sucesivo ni presenciarse (en su carácter temporal también
inicialmente oculto) ni ocultación y apertura son interrogados y devie-
nen dignos-de ser pensados.
Y en tanto expresamente nombramos esto como cuestionable, ya no
pensamos metasicamente.
Pero lo más llamativo resulta que, ahí donde entonces se espera todo
y lo primero de la revelación -en la doctrina cristiana de la fe y la
317 salvación-, la manifestabilidad del ens ha sido aplanada por completo
y todo se ha transformado en el camino por el pensar romano y jurídi-
co en el derecho y la corrección. (Por eso, los modos de expresión de los
teólogos cristianos asumidos de la manifestabilidad del ser son locu-
ciones y salientes propagandistas, que para nada corresponden a lo que
tienen por pensar dogmáticamente como ens creatum).
A través de la modicación de la dlxela en la óudtcoolc:
y adaequatio,
ésta en la certitudo y certeza del tener consciente y conciencia y ésta en
88. Ser [Seyn]y medida 273

tanto autoconcienciaen la esenciadel saber absolutoy del espíritu y


de la caída del espíritu enla experienciacientíco-técnica-historiogra-
ca y a través de la inclusiónde ésta en la vivencia en breve a través
de la historia metafísica de la verdad, ha sidoquitada denitivamente
al interiorde la metafísicatodaposibilidadde pensarla álxslot en di-
rección del presencíarsey ocultante desocultacióny por lo tanto de la
apertura de un abierto. Con todo ello se ha nombradoya lo que nunca
deviene accesibleal pensar de la metafísica (el representar del ente en
su entidad), lo que por el contrario ya ha sido dicho desdeel pensar del
ser [Seyn]. Inocultación dice griegamente presencíarse,donde ni el ca-
rácter temporal del estar presente ni la ocultaciónson interrogados y
fundados.Y por ello también la inocultación pronto tiene que abando-
nar su señorío, que sólo podría mantenerse desde un desplieguede su
esencia.
Pero ¿de dónde la necesidad de interrogar ahora el carácter temporal
del presencíarsey la esenciade la ocultacióny desocultaciónï,¿dedón-
de la necesidad de pensar lo abierto y la apertura del ente?
Sólo de una indigencia puede proceder la necesidad, ¿y la indigencía
misma? Ella pertenece a la profusión no liberada del esenciarse del ser
[Seyn] mismo; que ello sea así determina el instante de nuestra histo-
ria, nosdetermina en una historia, que comohistoria del ser [Seyn] no
admite medida humana algïma, pero también impide lo divino, en tanto 318
es abusado como fundamento explicativo y rebajado a un mero refugio.

88. Ser [Seyn] y medida

Para la metafísicael sercomoentidades de inmediatoápxñy conello


medida, lo que luego es calculado desde el ente mismo y para éste a
través del re-presentar comoestabilización de lo presente: lo absoluto,
lo incondicionado.Con el carácter de medida el pensamientode meta
deviene conductor;rÉAoC,inicialmente una determinación del presen-
cíarsey desupropioredondeo
una resonancia
dela cpúouc-
esmodica-
da en nis, en meta removida y supuesta de un andar-hacia allí y
adelante; nalmente este pro-gresar mismo deviene la meta; y ha sido,
dondeaparentemente superado,luego sóloocultadoen la realización de
la mera vitalidad de la vida por causa de la vida (el pueblo eterno y
semejantes irreexiones).
Pero el ser [Seyn] nunca es medida, pues su verdad dice esto antes
que todo:que en el ente en ninguna parte se da una medida, porque ha
sido acaecido-apropiadoramente en la cuestionabilidad de las decisio-
nes (evento), que sólootorganla cercanía y lejanía de los diosesy desde
ellos 1a calma lucha por la transformación esencial del hombre.
274 ÏQÍVI. Una concentración del meditar

89. Historia del ser [Seyn]

La historia del ser [Seyn] - el acaecimiento-apropiador de la Verdad como


claro; en el primer comienzoel obsequio,al que tiene que seguir un re-
huso,porqueel ser mismo comoentidad eshechotributario de la prima-
cía del ente.
El rehuso se despliega como inversión de la esencia de la verdad en
la óudimolc corrección certeza justicia aplanamiento dela verdad
319 en la entidad como maquinación- la apertura maquinal del ente como
publicidad. La indiferencia ante la esencia de la Verdad; lo ecaz como
medida de lo real;* éste como el verdadero ente.
El oculto abandono del ser del ente.
El acaecimiento-apropiador como ex-propiación.
La ocultación del rehuso y sin embargo la seña de él y así hacia el
esenciarse del ser [Seyn] mismo, desde la postergación de todo ente y de
su entidad.

90. Acaecimiento y disposición

El acaecimiento-apropiador no y no la disposición convienen en el pri-


mer comienzo hacia el despliegue esencial del ser [Seyn]; pero ambos,
desconocidos en su esencia, son pensados sin embargo en otras guras;
el acaecimientose oculta en la pertenenciadel voÜcy Áóyocal ser, per-
tenencia que indominada y a consecuencia del no saber de la verdad
indominable, nalmente deviene un traslado de la entidad (como objeti-
vidad) al hombre (como sujeto), de modo que la pregimta por el ser y el
esenciarse del ser [Seyn] se esconde detrás de 1a problemática de la
condicionada e incondicionada relación-suj eto-objeto, que nalmente en
el todo alcanza comomaquinacíón en la supremacía,en la que rige 1o
efectivo como lo real y éste como el ente y como lo viviente en sentido
amplio, al que el vivenciar permanece subordinado.
La qnïonc
del primer comienzodevienemaquinacíón,la correspon-
dencia de vosïvy ¿vona la referencialidad de vida y ïrivencief,donde
ésta invoca lo orgánico y por ello entiende el más puro cálculo y pla-
neamiento maquinal.
La maquinacíón es el completo disimulo del acaecimiento-apropia-
320 dor y sin embargo puede, cuando experimentado como tal, convertirse
en seña del rehuso, que hace desfogarse al ente en el abandono del ser.
La disposición pertenece al acaecimiento-apropiador; como voz del

* Heidegger subraya el parentesco de los términos Wirksame, ecaz, y Wirk-lichen,


real, derivados del verbo wii-ken, obrar, producir efecto. lN. de la T.]
91. El ahí como el abismo del entretanto 275

ser [Seyn] dispone a lo acaecido-apropiadoramente (determinado a la


fundación de la verdad del ser [Seyn]) en una disposición fundamental
disposición que deviene fundamento de una fundación de la verdad del
ser[Seyn] en el ser-ahí;disposiciónque disponiendoensamblaa1ser-ahí
como tal. Pero 1a disposición fundamental no sólo no es sentimiento,
una facultad del alma y del sujeto entre otras, no es sólo fundamento
de todas las conductas, predisponiéndolas, no es sólo situacionalidad.
Esta interpretación intentada en Ser y tiempo piensa por cierto des-
de la pregunta por el ser según la historia del ser [Seyn] a partir del ser-
ahí y para éste, y no obstante se encuentra aún en el nombramiento y
por lo tanto también en el concepto lo capcioso de mover la disposición
como acontecimiento del lado de la esencia humana en lugar de co-
menzar en serio con el carácter de evento del disponer. Aquí la interpre-
tación primera inicial y metafísicade la disposicióncomoTráBoc:
y affec-
tio permanece un obstáculo principal. Aun cuando evitamos malinter-
pretar otlócc,xdplc y cada rrócocen sentido subjetivo modernoo tam-
bién sólo cristiano psicológico, aun cuando vislumbramos que estas dis-
posicionescorrespondiendoal voÜcy Áóyocse correspondencon el ser
[Seyn], tiene así sin embargo que ser osada la concesión esencial, que
admite la indecisión de su esencia y en esa indecisión reconoce el funda-
mento del posterior traslado a 1aq/uxí],animus, hasta cogitatio y a la
conciencia. Si se adueña de la disposición (es decir de su interpreta-
ción esencial) hasta aún la vivencia, entonces desaparece toda pers-
pectiva a1interior de la interpretación metafísica del ser de poder hacer
experimentable alguna vez el carácter de evento-apropiador de la dispo-
sición.
También aquí cede desde temprano algo indecidido sólo a una deci-
sión, a la decisión de la Verdad del ser [Seyn], pero decisión que tiene
ella misma que estar acaecida.
Sólo acaecidos-apropiadoramente son capaces de de-cidir, es decir 321
aquí: cumplir la despedida del representar y percibir (intuir, intuitus)
desde la resolución a1 proyecto que se arroja suelto a la instancia del ser-
ahí. Resolución llega aquí sólo tan lejos como la disposición al acaeci-
miento-apropiador y nunca es dar lugar al propio hacer.

91. El ahí como el abismo del entretanto*

El ahí nunca es ahí como nombre del presenciarse, sino aquello don-
de algo semejante se esencia. Ahf como claro para todo posible donde,

* Cf. 41. El entretanto del ahí; cf Beitráge Gründung (Beitráge zur Philosophie (Vam
Ereignis), en Gesamtausgabe tomo 65, pp. 293-392.
276 IQKVI. Una concentración del meditar

ahí y allí, pero también entoncesy cuando,En el instante, «enque»él


llegó?
El ahí se aclara en el ser-ahí. Pero éste se esencia como la subsisten-
cia del entretanto; subsistencia que se funda en la pertenencia al acae-
cimiento. El entretanto ha sido acaecido-apropiadoramente por el even-
to-apropiador como eso donde se encuentra en su esenciarse. A éste per-
tenece: el entretanto [I nzwischen] como unidad originaria del en medio
de [I nmitten ] y mientras tanto [Unterdeen] (el claro espacio-temporal).
El entretanto, en el que contienday réplica cruzan las vías entre ellas y
por doquier en el claro incólumes se irradian.

92. Ser-ahí

no condición de posibilidad y no fundamento condicional de la posibili-


dad del hombre como del ahora presente ante la mano, sino la a-bis-
mosa pertenencia al claro del ser [Seyn].
Por doquier aún en Ser y tiempo hasta en el umbral del tratado Acer-
322 ca.de la esencia del fundamento* se habla y presenta metasicamente y
sin embargo sepiensa de otro modo. Pero este pensar no alcanza lo libre
del propio a-bismo.
De allí 1a comunicación ambigua, pero no de modo que a través de
ello una re-exión deviniera imposible. El ser-ahí es de esencia según la
historia del ser [Seyn].

93. El ser-ahí del hombre

Aquí también el genitivo es para pensar conforme a la historia del ser


[Seyn]. El ser-ahí es del hombre, ad-judicado a su esencia en el sentido
de una transformación esencial antes y únicamente determinada por el
ser [Seyn]; el hombre acaecido en este modo esencia] hacia el ser [Seyn],
por éste.
El ser-ahí - el sitio esencial de la subversión esencial del hombre
hacia la guardia de la Verdad del ser [Seyn].
Ser-ahí nombra la distinción del hombre según la historia del ser
[Seyn], de modo que el ser-ahí no es nada humano como haceduría y
actitud y comportamiento, sino humano sólo en el sentido de que
ser-ahí reivindica al hombre para el cambio esencial.

a. Signicado espacio-temporal del ahí ¿pero?


* En Wegmarken, Gesamtausgabe, tomo 9, pp.123-l75.
b. El ser-ahí en el hombre el hombre en el ser-ahí.
94. La seña del ser-ahí 277

Ser-ahí sostenible sólo con instancia (en la historia del ser [Seyn]
como eventoapropiador) y fundando el a-bismo. Ser-ahí nunca encon-
trable; nunca mostrable.
La instancia resurgente-acaecida-apropiadoramente permanece en
él el signo de cuán lejos el hombre se atreve a avanzar hacia su historia
esencial, para ser en ella y ella.

94. La seña del ser-ahí 323

Aun al interior de la metafísica la posición del hombre como un ente en


medio del ente como tal es indicada a través de la comprensión de sei.
Pero ello mienta, según todo lo que es convenido sobre comprender en
el contexto conductor de la pregunta por la verdad del ser [Seyn]: pro-
yección de 1a verdad del ser [Seyn]. Y con ello se ha alcanzado el quicio
del giro (que no permanece ninguna inversión) transitorio.
Comprensión de ser no rige como propiedad, tampoco como distin-
ción esencial del hombre en el sentido de propiedad. Por cierto en la
conducción la comprensión de ser hace el efecto de una mera captación
más esencial dela razón. Pero 1acomprensión de ser es el fundamento
esencial del hombre ya de-terminado a 1a transformación esencial.
El proyectar es arrojado, puesto en la instancia de lo abierto del
proyecto del ser [Seyn]; la serenidad [Gesetztheit] surge del desplaza-
miento, que como disposición procede de 1a voz de 1a calma (del ser
[Seyn] mismo); es algo acaecido-apropiadoramente del acaecimiento
apropiador.
De este modo comprensión de ser es una determinación transito-
riamente ambigua; ella indica aún en dirección de 1arazón y del sujeto y
es sin embargo desde claro saber la destrucción de toda subjetividad del
hombre, pero también a la vez la superación de la omisión del primer
comienzo.
E1 ser ya no es inocultación del estar-presente que surge y así aún
puro pre-senciarse, infundado en su Verdad.
El ser es tanto menos relativo a un subiectum re-presentantivo (un
anterior que asegura) y vida.
La posibilidad de antropomorsmo ha sido quebrada.
>k

Pero ¿qué mienta la propiedad e im-propiedad del ser-ahí? 324


La im-propiedad es concebida como decaer en el ente; en ello se indi-

a. Mejor como condición y dotación.


278 XXVI. Una concentracióndel meditar

ca que aquí la meditación sobreel ser permaneceesencialmentey sólo


conductora.El decaeren el ente es el consentimientoa la maquinación,
a sí mismo oculto. Pero en primer lugar ha de ser mostrado que este
decaer no es falta alguna, sinopermanececonel estar arrojado de un
fundamento y abriga en sí un no dominio del ser (entidad) sin embargo
ya abierto.
Pero la propiedad no mienta correspondientementeuna interpreta-
ción especialde la existenciaen el sentido de un ideal moral, sino nue-
vamente sólocontienela seña de la mismidad del ser-ahí, de la re-so1u-
ción, como ensamble en la verdad del ser.
Propiedad e impropiedad como existenciarios no son títulos de una
nueva antropologiay algosemejante,sinolas referenciasa que el esen-
ciarse del ser [Seyn] mismo sintoniza* al ser-ahí con respecto a a-pro-
piación** de la verdad del ser [Seyn] y pérdida.
Ciertamente lo por sí comunicadodespierta la falsa apariencia de
ser esto una antropologíaespecial.
Pero igual cierto"es en el todo y al comienzoy n por doquier que la
pregunta por el ser comopregmmtapor el sentido del ser es tan clara-
mente lo único preguntado, que por lo menos sugeriría el intento de
examinar sin embargouna vez lo dicho a partir de esta pregunta y sólo
de ella y prescindir de las opinionesusuales.

325 95. Ser-ahí

El ser-ahí permaneceincomparable,no permite respectoalgtmo bajo el


cual pudiera aún ser colocadocomoalgo conocido.
El ser-ahí interrumpe todo afán de explicación;en el claro que resur-
ge de él abismosa,calmamente, la explicación(cálculo)ya no puede re-
tener en ninguna parte la pretensión de un asir el ser; toda entrega a lo
maquinal ha perdido el fundamento y el ámbito de subsistencia.Expli-
car ya no dice más nada, sólo enreda aún en lo no ente y conservaasí
todavía una duraciónhace tiempo en sí arrastrada, mientras ya otro ha
hechode otro modo convertir la Verdad en espacio-tiempodel ente.

* En el texto original ab-stimmt, que traducimos por sintonizar, anar, acordar, hace
evidente referencia al contextode sentido desplegadoa menudo en el texto por toda una
familia de palabras en torno al verbo raíz stimmen, disponer,a que ya hicimos alusión
en nota de p. 265. [N. de la T.]
** An-eignung,apropiación y el anteriorEigentlichkeit,sejuegan en el contextode
sentidodela familiadepalabrasquesedespliegasobreel adjetivoeigen&#39;,
propio,emplea-
da a menudo en el texto. [N. de la T.]
a. Decisionessegúnla historia del ser [Seyn].
95. Ser-ahí 279

¿Cómoel ser-ahíha de ser aquí aún explicado? Ni siquierapuede


ser expedidocomoinexplicable.
Ser-ahí,porpensarsóloconformea la historiadel ser[Seyn];la fun-
daciónacaecidaporla esenciadel ser[Seyn]desupropiaverdady como
fundaciónconinstancia el saber del ser [Seyn] en tanto evento-apropia-
dor.
Por ello,aunqueaún desdela lejanía,sin embargodecididoel con-
texto de mdamento entre ser-ahí y compresión de ser.
Ser-ahí,en ningúnrespectouna determinación de un ente,ni deun
objetoni de un sujeto,ni en generalde un ente pensadode cualquier
manera.
Ser-ahí,únicamenteperteneciente
al esenciarse
del ser[Seyn],que
[ha] abandonadola entidad y desdesu verdad llega a1sabery la palabra.
De allí que el ser-ahíno seahallableni acusableen un ente,ni en
cualquierpresenteantela mano,ni en el hombre;nuncamostrable ni
comparecibleobjetivamente y tanto menosde modovivenciable. Por
ello el ser-ahi es desdeun comienzohermenéutico, es decir pensable
sólocomoproyectado
de un distinguidoproyecto,a saberdel proyecto
del ser sobre su sentido, es decir, su verdad como claro.
El ser-ahípor ello tampocoes nuncaextraíblede un proyectodel 326
ente en totalidad, que de alguna forma tiene que mantenerse conforme
conel representar metafísica.
Peroeseproyectodel ser[Seyn]lleva consigoal proyectantemismo
en el claro inaugurado, en el que el proyectante se reconocecomoun
acaecido-apropiadoramente.
Esteproyectoquearrastray trasladaefec-
túa en sí una transformación esencialdel proyectante, en tanto éste se
llama hombre.
La guardiade la verdaddel ser[Seyn]comienza.
Pero¿porquéel ser-ahíesconcebido comotemporalídad? Porqueel
ahí comoclaro se hace visible en primer lugar en el esenciarsedel espa-
cio-tiempohasta a partir de la metafísica,y a saberen su inicio. En
esto tiempo y espacio no mientan el lugar y el uno tras otro de la
sucesiónde ahoras, sino antes de ello el esencianteunido claro del ser.
Peroque éstese encuentreen tal clarolo testimoniala interpretación
del ser comooüola presenciarsey estabilización.En todo casoesto es
interrogabletan sóloy ya desdela preguntafundamentalporla verdad
delser[Seyn];
elinterrogar
ala temporalidaddela oúolot
estáyafuera
de la metafísica.
Temporalidad
del ahí, mientael extasianteclaro;y porellofuevale-
dero dar una seña del ser-ahí a través de la temporalidad.
Temporalidad nopensadaaquícristianamente ni engeneralcomo
anticoncepto
deeternidad, a noserqueseconciba
eternidad (eldel)
verazmente comodeterminación de ser y se pregunte qué signica esta
determinación y su primacía en medio de la interpretación del ser y
280 IOCVI. Una concentración del meditar

dónde se funda, hasta qué punto en general estabilización y presenciar-


se sobredominan la referencia al ente como tal.
Pero si lo eterno es tomado sólo metafïsicamente como una reali-
dad propia o diluido como ideal y validez de valores, y correspon-
diendo a ello la temporalidad es estimada, entonces todo concebir de
Ser y tiempo es por adelantado imposible. Los pareceres de tal orienta-
327 ción se corresponden enteramente con aquellos que entienden ser ahí
directamente como presencia ante la mano existentia- Tb Éorw.
Pero en tanto es retenido el mismo término y ser ahí [Dasein] mienta
algo incomparablemente diferente que en el giro existencia de dios, o
por ejemplo el tío está ahí, palabra y concepto son en efecto transito-
riamente ambiguos.
En ninguna parte, a no ser en el interrogar al esenciarse del ser [Seyn]
mismo, se da un apoyo para concebir al ser-ahí, porque el ser-ahí del
tipo de esenciarse del ser [Seyn] mismo es respectivamente su acaecido,
sin devenir nunca un sólo ente (propiedad).
Ante la primera indicación en Ser y tiempo se anota de buena gana
que lo que aquí es acusado, estaría ya captado por la mirada, estaría
ya supuesto y sería luego posterior y aparentemente presentado como
puro hallazgo (como si se diera algo semejante). Se mienta, con esta
objeción, desenmascarar el proceder en el núcleo como emprender apa-
rente y no se vislumbra que con esta referencia, al ser captado con ante-
lación de lo mostrable, justamente se nombra aquello de lo cual todo
se trata: el proyecto. En ninguna parte señorea en Ser y tiempo la opi-
nión de que el hombre sea algo presente ante la mano, que entonces sin
supuesto pudiera quedar boquiabierto y en el que, cuando este estar
boquiabierto fuera solicita y por suciente tiempo ejercido, un día el
ser-ahí podría ser descubierto.
La consecuencia de esta opinión previa es entonces que a esta su-
puesta y unilateral antropología se opone otra, que se percibe según
los presupuestos personales y Valoraciones del autor y se tolera el todo
tal vez aún como una curiosidad, que en su tiempo podría devenir una
vez posible en los presuntamente cuestionables catorce años y bajo la
inuencia de una concepción de gran ciudad del hombre.
En tanto en este camino por doquier han sido halladas unilateralida
des y límites del punto de vista, se considera este intento terminado,
antes de que aún haya podido alcanzar sólo el más remoto circuito de
esa singular única pregunta, en cuyo horizonte sus pasos son pensados

328 ydichos.

Elser-ahí
eselfundamento
histórico,
acaecido
desde
elevento-apr
piador, del claro del ser [Seyn].
Ser-ahí es la callada re-sonancia de la voz del evento-apropiador como
instancia de la calma, en la que es acaecido-apropiadoramente lo propio
en su propiedad y ente es decidido para alabanza del ser [Seyn].
96. El ser-ahí es respectivamente el mío 281

El ser-ahí es sólo para fundar con instancia en el acaecimiento-apro-


piador del evento, es decir a partir del ser [Seyn]. Por ello todo intento
de concebir al ser-ahí predominantemente o hasta exclusivamente a
partir del hombre, permanece insuciente. El ser-ahí está determinado
de modo igualmente esencial para el dios y de modo igualmente esencial
a través de la referencia al mundo y tierra, que guardan en él su propie-
dad esencial. Sin embargo la referencia del ser-ahí al hombre tiene en
el sentido de la meditación y nombramiento adjudicadores y que hacen
señas- una primacía que condiciona que el próximo proyecto del ser-ahí
tenga que pasar por el hombre (cf. Ser y tiempo). Pero justamente en
esto el hombre de antemano ya no es más pensado antropológicamente,
es decir metafísicamente, sino concebido a partir de la comprensión de
ser del hombre, que se despliega como guardia de la verdad del ser [Seyn].
Por lo tanto es de igual modo inicial superada, contra la metasica en
totalidad, toda hominización del hombre hacia la mera autoarmación
misma (la subjetividad).
Cuando el hombre ya no es el retrato el del dios creador judeo-
cristiano, ¿sigue de ello que entonces sería el retrato el de sí mismo?
De ninguna manera; sobre todo entonces no cuando la referencia al ser
[Seyn], la instancia en la verdad del ser [Seyn], constituye el fundamen-
to esencial del hombre. La única conclusión reza ante todo para el pen-
sar según la historia del ser [Seyn]: el hombre de ninguna manera es
retrato el de otro, sino de la más propia y destacada esencia (en virtud
de la referencia a1 ser [Seyn]); la singularidad de su esencia no signica
egoísmo de la obstinada posición esencial, sino pertenencia a lo más
singular, que como tal no conoce a ningún otro semejante, al ser [Seyn].
El ser-ahí coasume la historia de la fundación de la incomparabilidad, 329
según 1ahistoria del ser [Seyn], de la esencia humana. Sólo ella garan-
tiza también la espera del dios, que como el último ha dejado detrás de
sí todas las correspondencias a lo humano.
El ser ahí, porque acaecido-apropiadoramente por el ser [Seyn] como
re-solución, nunca está referido sólo al hombre como su fundamento,
cuanto menos el mundo y la tierra permanecen intocados por la irra-
diación esencial del dios.

96. El ser-ahí es respectivamente el mío*


(cf. Ser y tiempo)

Qué impulsivo suena esto, aun precisamente ahora, después de que cada

* Sein und Zeit, en Gesamtausgabe, tomo 2, s}9, p. 57.


282 XXVI. Una concentración del meditar

uno de los eruditos en losoa se dedica a pensar desde la comunidad


hacia afuera y para el pueblo.
Qué oportuno llega esto, para dirigir un único golpe principal contra
la ontología fundamental, con la que no se las entiende; pues ahora el
individualismo puede ser hecho maniesto aún al ojo más estúpido. ¡Y
qué objeción es más derribable para el pensarde todo el mundo que la
del individualismo!
Los pobres necios, que sólo son capaces de descubrir siempre su pro-
pia incomprensión en el pensar de otros y sobre todo de sus adversa-
rios.
Ser-ahí es respectivamente el mío; ¿qué quiere decir esto? Que la
instancia en el ahí «esa enajenación con respecto a toda exterioridad del
interior del sujeto y del yo es puramente y sóloasumible realizable
en el sí mismo; que sólo entonces, cuando la verdad del ser [Seyn] es por
entero y únicamente 1a mía, se funda la garantía de que ella pueda ser
ahora mismo y sólo la tuya y 1a vuestra; pues ¿cómo ha de ser ella esto
330 respectivamente, cuando tú mismo no la tomas en serio, cuando voso-
tros mismos no ponéis en juego con ella vuestra realización de vuestra
propia esencia?
¿O ha de ser la verdad, como una incondicional indiferencia, para
cada uno igualmente indiferente?
Pero qué podemos esperar de lectores, que no pueden salir pensan-
do de las primeras palabras de las primeras proposiciones de la primera
hoja impresa, quienes desde un comienzo rehúsan la decisión de transi-
tar un curso pensante, que probablemente no es el suyo, y despedirse
por un instante de su siempre propia opinión falsamente entendida?
¿Qué hemos de esperar? Nada. ¿Ono es esto, el que la misma irreexión
se copie un año tras otro, también algo?
Algo en efecto, que no toca al autor de Ser y tiempo, pero acaso
atestigua el n de la losofía, esto a saber, que el pensamiento inicial
del ser ya no puede ser pensado en su simple indigencia ni ser experi-
mentada la in-fundamentación de su verdad, porque todo el mundo co-
noce demasiado y puede mezclar todo con todo y poner cada cosa con
cada cosa en relación calculadora y comparativa y puede arrojar en un
único emprendimiento cada uno con cada uno. .
Ser-ahí es respectivamente el mío; la fundación y el cuidado del ahí
son transferidos a mí mismo. Pero mismo signica: resolución hacia el
claro del ser [Seyn]. En otras palabras; a la in-dependencia del sí mismo
está transferida la expropiación de todo vanidoso y casual egoísmo ha-
cia el evento-apropiador.
XXVII. EL PENSAR SEGÚN LA HISTORIA DEL SER
[SEYN] Y LA PREGUNTA POR EL SER
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 333

La pregunta por el ser* pregunta por el ser.¿Puederegir estaproposi-


ción comouna aclaracióno es sólola transcripción de una palabra pre-
gunta por el ser [Seinsfrage]? Quien siempre ha intentado aclarar la
pregunta por el ser comopregunta, sólopara llevar el preguntar por su
vía y a la realización,reconocerácuán decididamenteaquella dilucida-
ción pusoen limpio la pregunta por el ser,de modoqueya no surgeduda
acerca de su modo y legitimidad.
La pregunta por el ser,que pregunta por el ser,pregunta por el ser
del ente, qué es eso:el ente. La pregunta por el ser interroga al ente
por su ser y pregunta por ello con igual decisión por el ente. Tal pre-
guntar por el ser es preguntado desdeel ente de retorno a éste, de
modo que aquí el ser rige de antemano por aquello con cuyo nombra-
miento en tanto entidad del ente es impugnada la respuestade la pre-
gunta por el ser. Por lo que es preguntadoen esta pregimta por el ser
y qué es para ella lo cuestionable, aquello con respecto a lo cual, como
a un interrogado, todavía soporta la respuesta, se acusa como el ente. A
partir de él sedecideel modode la pregunta por el ser y su respuesta.Y
a saber, el ente es interrogado en dirección a su ápxñ; dpxñ mienta
aquello desdedonde,comoel primero, el ente comoente es y es eso
quees.La ápxñtieneel doblesignicadodel yévoc(Kowóv),
a partir del
cual el ente se determina en su qué[Was],y del oííïuov,de la causa,** a
través de la cual el ente es pro-ducido.En el yévoc;el ente se presencia
comotal y tal, a través del oïírlouse presenciaen su que [Dass] es. El
doble signicado de la dpx se mueve en el signicado conductorevi-
dentementeno subsistentepor sí, conformeal cual en general semira
hacia algo presente, que hace presente a1ente mismo en su esenciay
existencia.*** Lo primero de 1adpxñ es un tal del presenciarsey de 1a

* TraducimosSeinsfragepor pregunta por el ser aunquese superpongaconla versión


del giro Fragenach dem Sein,subrayandoen éste nach,por, cuandoel autor lo hace;
mientras quetraducimosFragedesSeinspor pregunta del ser cuandosubrayades a
n de respetar el sentido del genitivo que distingue. [N. de 1a T.]
** En el texto original en Ur-sachese subrayael sentidode origen que otorgael prejo.
[N. de la T.]
*** En el texto original en Was-seiny Dass-sein se subraya el sentido de esenciay
existencia que otorgan los prejos al mismo verbo sein. [N. de la T.]
[ 285 l
286 JKXVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

estabilidad. ¿Porqué?(cf. 104. oüolc y metafísica; cf. 106. Ser como


Qüotc).
334 Aquí viene a luz hasta qué punto ya la experiencia fundamental del
ente como un tal se torna motivo e impulso para convertir la pregunta
por el ser en pregunta-dpxñ. Que se pregunte por el dpxñ no es una
forma predeterminada desde cualquier parte del preguntar en general,
que luegohallaría su cumplimiento a través dela equiparacióndel dpxñ
con el ser; antes bien se encuentra ya en la pregLmta-dpx misma la
decisión acerca de que el ser es re-presentado incuestionadamente como
presenciarse y estabilidad y el ente experimentado como presente y es-
table. ¿Hasta qué punto? El preguntar por los principios sean como
quieran ser determinados- no tiene la general indiferencia, no compro-
miso y evidencia que se le quisiera atribuir. Por el contrario: preguntar
por los principios (dpxoú)signica plantear la pregunta por el ser en el
sentido dilucidado, o sea, asumirla como planteada y acostumbrada y
moverse en el circuito de sus posibilidades de respuesta.
Este preguntar por el ser pregunta en verdad pasando por el ser, lo
toma en su determinación (presenciarse-estabilización) no más sondea-
da en el pasar por y llena con ello la respuesta a la pregunta, que
estrictamente visto- sólo rige para el ente.
Este preguntar por el ser es al mismo tiempo preguntado a través
de un ente (a través del hombre) y para éste, de modo que también este
ente está jado por anticipado en su qué y que y ello de nuevo y sólo
sobre el fundamento de la experiencia del ente como lo presente y esta-
ble. El preguntador de esta pregunta por el ser es también el responde-
dor.Respondersignica aquí: llevar a re-presentacióna la dpxñ del ente
en el mencionado doble signicado, producirla re-presentativamente, a
n de que el ente esté y permanezca de modo expreso, es decir, con auxi-
lio del enunciado de la respuesta, en la presencia de la estabilidad de la
ápx misma, es decir,sea.Segúnello la pregunta por el ser va a la segu-
ridad expresa expresada y decible- del ser para el ente como un tal en
totalidad.
Este preguntar por el ser pregunta siempre pasando por delante de
335 él (en el sentidogriego del ïrotpóu
por delante de,en lo que eso,por delan-
te de lo cual, por cierto está presente, pero no como un tal), de modo que
justamente en ese preguntar por delante está presente y sin embargo
no es interrogado él mismo en lo que y según lo que él mismo ya en ello
está determinado. Este preguntar por delante del ser representa en cierta
manera presenciarse y estabilidad, pero nunca a la luz de lo que en tal
representar de ellos es experimentado: presente y duración, es decir,
una determinada maduración del tiempo. Para este preguntar pregun-
tando por delante por el ser es el ser lo incuestionable y enteramente
no necesitado de una interrogación. La pregunta por el ser de tal tipo, la
demanda por el ente como tal preguntando por delante del ser, que se
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 287

procura a sí misma también la respuesta, recibe su historia la serie y


diversidad de las posiblesposicionesfundamentalesde ella- en primer
lugar y aparentemente de modo exclusivo de la orientación respectiva-
mente poderosa del experimentar del ente en totalidad como tal y con
ello del hombre que experimenta y pregunta. No obstante, la referencia
a la singularidad de la pregunta por el ser así conformada hace vislum-
brar cuán inevitablementees determinada por la manera segúnla que
por adelantado no se sabe de dónde y por qué el ente como tal está
acuñado, es decir cómo aún la misma esencia ininterrogada del ser mis-
mo es in-terpretada a saber hacia el presenciarse y la estabilidad. La
pregunta por el ser se mantiene ya, por su parte, en una determinada
manera, según la cual el ente en totalidad ha sido inaugurado como tal
y por ello se ha hecho cognoscible e interrogable. La estructura de esta
apertura del ente en lo abierto de su esencia (1a entidad determinada
comoestabilidad y presenciarse)es a través de la pregunta por el ser
sólo más llevada y acuñaday consolidadasegúndiferentes orientacio-
nesy grados.A1desplieguey acuñaciónde esaestructura le correspon-
dió luego el nombre metafísica. En su esencia la metafísica es esa
estructura misma y con ello fundada sobre eso desde lo cual la estructu-
ra se ensambla.
La proposición la pregunta por el ser pregunta «por» el ser es un
lugar común y contiene sin embargo a la vez la referencia a lo más ocul-
to de la historia occidental, supuesto que no sólo esta historia sino la 336
esencia y el señorío de historia en general estén fundadas sobre esto, lo
que fue indicado como apertura de la esencia del ente como tal.
Nada habla a favor de que la pregunta por el ser, que pregunta del
modorecordadopor el ser,agotesu única posibilidad o acasosatisfaga
a su más propia necesidad.
Todo, la totalidad de la metafísica en su esencia y a través de su
historia, fuerza a preguntar la pregunta por el ser y con ello la misma
pregunta de una manera esencialmente otra. Esta coacción no puede
sin embargoprocederdel mismo pensamiento metafísico, puesto que
está en sí enteramente consolidado y conforme a su modo arbitraria-
mente aferrado a sí y por ello sólo puede enredarse más egoísticamente
en su modo de preguntar. La historia de la metafísica, el modo en que en
ella la pregunta por el ser pregunta siempre más decididamentepor
delante del ser, cuanto más seguro el que pregunta (el hombre como
subiectum)sepongasobresí mismoy todo ente sólocomoun producible
frente-a sí (objeto)(mundo comoimagen, aspectoimaginativo, un re-
presentable producible), es una singular prueba de este enredo de la

* En el original aus-gelegt. [N. de la T.]


288 )CXVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

pregunta por el ser en su estructura. La diferenciaciónentre el ser y el


ente es tan manoseada que se equipara a un borramiento de los diferen-
ciados y el ser se enajena en un mero sonido de palabra con el más
vano contenido, porque el ente ya no más considerado en su entidad,
en el sentido de lo real asible, es todo lo que puede regir como siendo.
No de la metafísica y despertada por ella puede proceder una coac-
ción a la pregunta por el ser de otro.modopor preguntar, sino el todo de
la metafísica puede convertirse en impulso a recordar una indigencia,
que fuerza a una pregunta por el ser. Pero aun para ello se exige que ya
el todo de la metafísica, en su existencia esencial y es decir, como estruc-
tura de la apertura del ente comotal, de este modo, comoahora, haya
sido experimentado y superado.
337 ¿Dedóndeha de procederesta superaciónsino de lo que ensamblay
determina la estructura de la apertura del ente como tal? ¿Y qué es esto
otro sino el ser[Seyn]?Sóloque lo mismo que despideal ente comotal a
la supremacíahasta el olvido del ser, puede también arrancar al ente
esta primacía. En ello la historia de esedespidoserá de otro tipo que la
de un arrancamiento que tal Vez ya comienza. En esta historia el ser
[Seyn] mismo tiene que llegar a un único señorío,lo que no signica
ahora que lo haga maniesto y a sí en él, es decir público comola supre-
macía del ente abandonado por el ser. Publicidad es esa gura de la
apertura del ente comotal, en la que cada ente se hace accesibleinme-
diatamente a todo el mundo, aunque a menudo sólo según la apariencia
desconocida.
Qué ocurre entoncescuando el ente y su respectiva entidad suple-
mentaria (el a priori) pierde la primacía?Entoncesesel ser [Seyn]. En-
tonces se transforma el es y todo lenguaje esencialmente.
Pero ¿cómoacaeceesto?¿Porqué caminospodemossaber acercade
ello? Sólo así, preguntando al ser [Seyn] mismo y por lo tanto pregim-
tando de otro modola pregimta por el ser y de ello sabera qué transfor-
maciones tenemos que disponemos, si queremos pertenecer a la histo-
ria de la transformada pregunta por el ser.
La pregunta por el serpregunta ahora al ser[Seyn], a n de que el ser
[Seyn]responda,obsequiela palabra, que dicela verdad del ser[Seyn].
Ahora ya no preguntamos por delante del ser, donde el ente comotal
permanecelo cuestionable,tampoco preguntamos sólo hacia el ser, a
través de lo cual el ser según el modo de pensar metafísico se convierte
en un objeto, preguntamos al ser [Seyn] mismo. El preguntar nos en-
trega al ser [Seyn] comoal único respondedor.Tal respuestaexige otro
oír, a partir de un transformado escuchar,que es obedientea partir de
una pertenencia a la verdad del ser [Seyn], obsequiada por el mismo ser
[Seyn].
En la metafísica el ente deviene cuestionable con respecto al ser, cuya
esenciapermanecetan ininterrogada que el ser ni siquiera puede ser
97. El pensar según la historia del ser [Seyn]y la pregunta por el ser 289

denominado lo incuestionable. Para la pregunta por el ser transforma-


da el ser [Seyn] deviene lo digno de ser cuestionado. Dignidad de ser
cuestionado y cuestionabilidad mienten sin embargo algo diferente. El
preguntar, que respectivamente pregunta sólo al ser [Seyn] mismo, no
convierte al ser [Seyn] tan sólo en algo digno de ser cuestionado, sino
que el preguntar es dignicación, en el sentido de que asigna al ser
[Seyn] la respuesta de su Verdad, se experimenta a sí mismo el pregun-
tar aún como preguntar del ser [Seyn], acaecido por éste.
En la metafísica, el ente deviene cuestionable con respecto al ser,
cuya esencia permanece tan impregLmtable, que el ser ni siquiera pue-
de ser nombrado lo incuestionable.
Para la transformada pregunta por el ser el ser [Seyn] deviene lo 338
digno de ser cuestionado. Dignidad de ser cuestionado y cuestionabili-
dad mientan sin embargo algo diferente. El preguntar que pregunta
sólo al ser [Seyn] mismo no lo convierte tan sólo en algo digno de ser
cuestionado sino que el preguntar es apreciación en el sentido de que
asigna al ser [Seyn] la respuesta de su verdad, se experimenta a sí mis-
mo el preguntar aún- como preguntar del ser [Seyn], acaecido por
éste.
Esta pregunta por el ser, que pregunta al ser [Seyn], pertenece al
esenciarse de la verdad del ser [Seyn], como la cual 1ahistoria originaria
del ser [Seyn] es. Todo pensar [Erdenken] del ser [Seyn] a partir de tal
preguntar es, por ello, según la historia del ser [Seyn], La pregunta por
el ser del pensar según la historia del ser [Seyn] no puede desde la meta-
física y a través de ella ser alcanzada ni en general concebida. La inte-
rrogación del ser [Seyn] según la historia del ser [Seyn] es 1a supera-
ción de la metafísica, superación que procede del ser [Seyn] mismo.
La pregunta por el ser pertenece también, como metafísica, a la his-
toria del ser [Seyn], si bien esta historia permanece oculta para la meta-
física y a través de ella. Por ello sólo aparentemente se puede adjudi-
car un signicado al título pregunta por el ser desde la arbitrariedad
del opinar; todo intento de este tipo está subordinado ya a una interpre-
tación del ser, que se sustrae plenamente y siempre al emprendimiento
de un bautizo y explicación de palabras. Acerca de la esencia del ser y lo
que el es dice no se puede poner de acuerdo a través de un convenir;
sólo se puede siempre olvidar y excluirse del saber de que una verdad
del ser [Seyn] como evento determina a cada historia su historicidad y
ya ha decidido sobre la posibilidad y necesidad del respectivo modo de la
pregunta por el ser. Ahora nos encontramos, lo experimentemos o no,
queramos o no tener por verdadero lo experimentado, en el tránsito de
la pregunta metafísica por el ser a la conforme ala historia del ser [Seyn],
Ello señala un único instante de la historia del ser [Seyn]. Indiferentes
son, medidos con respecto a él, los planteos que metafísicamente o de
otro modo se adueñan de la pregunta por el ser. Fuerza fundacional sólo
290 XXVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

posee, lo que se pone a la historia del ser [Seyn] y ese instante, para asi
339 preparar un sitio del saber, en el cua] es experimentada la verdad según
su esencia como indigencia.
Si la pregunta por el ser pregunta por el ser (del ente) o si al ser
[Seyn] mismo en su verdad, es un o-o, cuyo fundamento de decisión en-
cierra en sí el ser [Seyn] mismo. Apenas esta ocultación del ser [Seyn]
mismo llega al primer claro de una suave seña, resurge la necesidad de
un pensar, cuya decisión y concisión superan toda perspicacia de la ra-
cionalidad exacta y abandona a las acostumbradas satisfacciones las
necesidades del alma sólo presentes ante 1a mano a una con su irra-
cional.
El pregimtar según la historia del ser [Seyn] de 1a pregunta por el
ser [Seyn] es el camino a esa historia, cuyos eventos no son otra cosa
que decisiones acerca la capacidad de decisión del hombre frente a 1o
que lleva su esencia como guarda de la verdad del ser [Seyn], es decir,
fuerza a su fundación desde 1a suavidad del obsequio de algo único: esto
es 1a resolución de lo indecidido de 1a réplica de hombre y dios en la
contienda de mundo y tierra.
La seña más calma del ser [Seyn], a través de la cual éste hace señas
de sí, es la indecisión de esa resolución en la gura del abandono del ser
al ente, que se arma como maquinación en supremacía (cf. Reexiones
XIII, 36 y ss.).*
Preguntar al ser [Seyn] signica primero: percibir esa seña, no des-
viarse en ningún sustituto; saber el señorío del ser [Seyn], no saber la
fundación de su verdad, estar entre dos.
La pregunta por el ser como pregunta por el ser proyecta al ente
sobre 1a entidad, conforme a una ocultación del ser [Seyn].
La pregunta por el ser como pregunta del ser [Seyn] proyecta a1ser
[Seyn] sobre la verdad, arrojada a través del ser [Seyn], que se aclara
como rehuso.
340 Esa pregunta metafísica por el ser por el camino del -llevándoselo
representativamente- pasar por delante de él se funda en que ser
como presenciarse** predomina sobre todo.
Este preg-Lmtar del ser [Seyn] según la historia del ser [Seyn], en el
sentido del que responde, se funda en que ser [Seyn], de 1a esencia del
acaecimiento-apropiador, ya admite el preguntar únicamente como his-
toria del ser [Seyn] y tan sólo con ello predetermina la respuesta en 1a
esencia como esenciarse del ser [Seyn].

* En ÜberlegungenC, en Gesamtausgabe,
tomo 96.
** Heidegger subraya la correlatividad entre la preposición an que tradujimos por por
delante y el prejo an de Anwesung, presenciarse. [N. de la T.]
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 291

En el pensar metafísico de la pregunta por el ser, para el que ense-


guida el ser deviene predicado del ente (tomado de éste y a él nueva-
mente adjudicado), parece necesariamente como si el ser fuera o hallado
por el hombre o hasta ideado como emergencia. El ser tiene el aspecto
de algo, al que el hombre se dirige o no, que re-presentativamente se
crea y hasta conforma o no, como si el ser se esenciara como un en si
presente ante la mano.
Pero la indiferencia del ser con respecto al entrometerse del hombre
es sólo aparente, quiere decir, esa indiferencia se funda en una especie
de rehusarse, de modo que experimentado según la historia del ser
[Seyn] aun la irrupción aparentementearbitraria del hombrepara com-
probación del ser es acaecida a través de éste; también el proyecto repre-
sentatiuo (que no se lanza a la verdad del ser [Seyn]) del ser como enti-
dad del ente ha sido arrojado por el ser [Seyn] mismo, de modo que el ser
arrojado tiene que quedar oculto esencialmente para el preguntar por
el ser. Esta ocultación, que permanece desconocida a la misma metafísi-
ca, le permite entonces en lo sucesivo de su despliegue la incondicional
autoseguridad del saber absoluto, que no tolera ningún condicionante,
al que no pudiera ser demostrado su procedencia de la ley del proyectar
representativo.El propio poder del proyectorepresentativo (del Aóyoc,
del pensar) del ser va tan lejos que éste determina, al mismo tiempo y
denitivamente, sólo en qué circuito (a saber el del pensar) se puede
hablar de entidad. El pensar metasico de la pregunta por el ser nunca
puede experimentar que y hasta qué punto él mismo ha sido determina- 341
do por el ser [Seyn], que tal determinación se funda en una disposición
y que ésta surge de la voz,* como la cual el ser [Seyn] mismo acaece-
apropiadoramente al claro, se expresa con respecto a la serenidad, res-
ponde a un preguntar tal vez aún impreguntado.
El pensar del ser [Seyn] según la historia del ser [Seyn] piensa [er-
den/et] a éste en su verdad, donde el pensar [Er-denken] ha de decir:
el hombre, primero y únicamente dispuesto (a través de la disposi-
ción) por el ser [Seyn], tiene que hacerse llevar a la disposición hacia la
instancia en la Verdad del ser [ Seynj, por consiguiente al saber del ser
[Seyn]. Pero el hombre rige en la metafísica no como cualquiera ni
especie animal en general, sino como el ente que desde la estructura de
la metafísica ya ha limitado su esencia a animal racional, para desde tal
delimitación devenir de modo igualmente decidido espíritu puro y cuer
po libre. Estas conformaciones de la esencia humana en Hegel y

* En el texto original alemán se acentúa el parentesco lingüístico entre Bestimmung,


determinación; Stimmung, disposición, y Stimme, voz, que da lugar a un contexto de
sentido. [N. de la T.]
292 JQÍVII. El pensar segúnla historia del ser[SeynJyla preguntapor el ser

Nietzsche corresponden a posiciones conclusivas y nales que alcanza


aquí la metafísica.La conrmación de la subjetividad nita a favor del
espíritu absolutoy el enaltecimiento del cuerpoa favor de una incondi-
cionada antropomora son sólo aparentemente caminos diferentes, en
los que el propio poder del pensamientometasico toma su posición,en
la queha de ser denitivamente aseguradosu no sospecharel abandono
del ser al ente entretanto acaecido.
La pregunta metafísica por el ser ya no puede tomarse seriamente a
sí misma, por lo que se congracia con las ciencias e igual que ellas
encuentra la salvación en lo concreto y demostrado, que se remite
desde el vivenciar del ente. La extraña tendencia a una ontología
real y realista ya no es ni siquiera n de la metasica sino sólo el
perecerde una imagen aparente de su forma escolar.Pero mientras la
historiografía de la losofía se adueñede estetipo de pregunta por el
ser, la historia, es decir el mero pasado de las teorías metasicas, se
342 aproxima a una imagen en la que no se puedever el mínimo del pen-
sar metafísico del ser ni de una posibilidad de meditación sobre la pre-
gunta por el ser.
De este modo se impone, fuera de la pregunta metafísica por el ser e
inalcanzable a través de la meditación según la historia del ser [Seyn],
una práctica gestiónde la pregunta por el ser, cuyoejercicioen verdad
tiene que ser registrado como apariencia ocasional de losofía, cuyas
produccionessin embargono puedenser convertidasni siquiera en ob-
jeto de una crítica, de ningún modo en resultado de una meditación.
Tanto más decididamente han de ser ganadas esas posiciones funda-
mentales, desde las que se haga experimentable decisivamente la dife-
rencia de la pregunta por el ser metafísica y según la historia del ser
[Seyn], porque aquí el simple curso de la historia del ser [Seyn] fuerza al
rigor de la disposición a la pregunta.
A través del pensar metafísica, que respectivamente adjudica el ser
como predicado al ente, debió desarrollarse el entendimiento de que
entonces el ser mismo ya no puede ser cubierto con el predicado es y
ser, porque a través de ello el ser de improviso se convierte en ente.
Pero en lugar de ello el ser es elevadoa ovroc i&#39;m,
dondereside que el ser
eslo quees.Así piensaya preplatónicamente
Parménides:
learn;yórp
elvou.En ello en todo caso tiene que considerarse cómo ha sido mentado
aquí el eli/ou;porqueenseguidasele enfrenta el unE/ev,
semaniesta que
aquí slvoumienta todavía indiferenciadamentesobre todo al ente, que
es, y al ser de este ente. Pero la meditación acerca del decir inicial: el
ser es cae en el vacío, mientras no dejemos al ser y al es el sentido
inicial: el presenciarse se esencia; es mentado o vislumbrado: el estabi-
lizarse presente de la estabilidad del presenciarse. Por más que siempre
y adecuadamente avancemos aún en el decir inicial del ser, el pensar
metasico del comienzo no rehúsa al ser el es y sabe al ser como el
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 293

máximo ente. Y precisamente a través de ello ha de ser destacado de


todo ente, sin recaer en la nada. De allí que el preguntar por el ser 343
como el máximo ente toma al ser como aquello de donde... el ente como
tal es representado; la pregunta por el ser así conformada no se detiene
en el máximo ente y no puede detenerse en él, porque entonces perdería
el carácter de primero para lo que-sigue y se tornaría únicamente algo
en sí, que por cierto estaría presente pero ya no comopresenciarse, que
predomina sobre cada presente y de este modo primero sobre sí mismo.
E1 decir metasico: el ser es puede, examinado sucientemente, vol-
verse un signo de hasta qué punto en general en el interior de 1a meta-
Íïsica el ser mismo lleva la propia esencia a señorío.
El decir metasico: el ser es, quiere salvar al ser como el máximo
ente y primero del ente.
El decir según la historia del ser [Seyn]: el ser [Seyn] es, piensa
otra cosa, no al máximo ente como primero, sí de ninguna manera el ser
[Seyn] a pesar del dicho del es como ente; el dicho según la historia
del ser [Seyn] dice el puro esenciarse del ser [Seyn], la permisión de lo
decisional y no obstante la recogida del ser [Seyn] a 1acalma del abismo.
El ser [Seyn] es dice: el evento-apropiador acaece-apropiadoramen-
te al claro del entre tanto y funda lo no público de las decisiones esencia-
les y preserva lo incomparable e inaparente de su esencia. Esenciali-
dad ya no es signicatividad, lo que exigiría destaque y supremacía,
sino que se oculta en el señorío de su oculta suavidad.
El ser [Seyn] es: el saber de este dicho exige la instancia en el ser
[Seyn], de modo que éste acaecelo contencioso de la contienda y la opo-
sición de la réplica en su propiedad.
La pregunta metafísica por el ser, que mueve también al pensar me-
tasico como pregunta ya no propiamente preguntada, tiene su méto-
do. Se sostiene en un modo y manera de a-Vanzar en el representar del
ente con respecto a su entidad, que mienta a la vez respectivamente
esencia categorial y causa real y fundamento del ente en totali-
dad. Se puede consultar historiográcamente las posiciones metasi-
cas fundamentales con respecto a sus métodos nombrados explícita- 344
mente por ellas (Úïróeolcde Platón y el (Sucxlxïeyeootu;
la Énaymy de
Aristóteles; la mathesis universalis de Descartes; la sistemática tras-
cendental y especulativo-práctica de Kant; la dialéctica de Hegel). A
pesar de ello no damos así con el verdadero procedimiento; éste consis-
te en el modo respectivo en que es pensado a partir del ente y fuera,
hacia el ser, pero pasando delante suyo (con respecto a su verdad), vol-
viendo al ente, cómo el ente por doquier es destacado como lo real,
dónde es vista la realidad y qué circuito de lo real es preferido. Este
proceder de la metafísica no es para nada captable metafísicohistorio-
grácamente, sino sólo pensable según la historia del ser [Seyn] como
el modo en que la entidad en tanto estructura del ente es recorrida y
294 ÏCXVII. El pensar segúnla historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

mantenida de pie. En ello ha sido ya pensadopreviamente en el modo


en que el pensar (el representar del ente comotal desdela entidad) es
predominado por el ser mismo y trasladado a su esencia, aunque la
metafísica miente que el ente que piensa (el hombre) se encuentra
por sí frente al ente en totalidad y explora a partir de sí sus causasy
cualidades. Pero aun cuando la metafísica incluya a este ente pensan-
te (el hombre) en su explicacióndel todo (comouna especiede viviente,
comouna especiede espíritu, comoconciencia nita y semejantes),
así la metafísica según su esencia no alcanza nunca a experimentar
desde el esenciarsedel ser [Seyn] la pertenencia de lo que pregunta la
pregunta por el ser ala esenciadel ser mismo y convertir tal experien-
cia en la experiencia fundamental. Pero en tanto el pensar según la
historiadel ser[Seyn]puedeconcebirel procederdela metafísicay con
ello su íntima movilidad, este pensar vuelve a pensar a la metafísica en
un modomás originario. De allí tomamosla indicación de que sólopen-
sado según la historia del ser la metafísica en su modo de proceder y
avance sólodevino esencial, quiere decir: su contenidoes recogidoen el
ensamble de la pertenencia del pensar al ser. Concebimos esta perte-
345 nencia desde el entendimiento del carácter esencial del pensar en el
sentido del hilo conductor para el proyecto del ente sobre la entidad.
Debidoa queel sersurgecomooúoucpredominasobreel hombrede tal
maneraque éstedevienepercibidory reunidor(vosÏv-Áóyoc)
y la uni-
dad carácter esencial del ser. Unidad mienta aquí lo reunido desde la
estabilización de la presencia y de retorno a ésta; lo que pertenece a
ésta es uno, es decir, es. El pensar metafísico es presenticacíón del
ente sobrey en su presenciarse;y la forma más elevada de presentica-
cíón deviene necesaria y es alcanzada en el pensar dialéctica, cuya
intranquilidad y movimiento piensa únicamente en la incondicio-
nal presenticacíón de todo condicionadocomoun tal en lo in-condicio-
nado y su re-presentarse a sí mismo. La supremacía del pensar (como
vía de proyecciónde la determinación de la entidad en general) surge
del ser mismo;que inicialmentese esenciacomo«túolcy de estemodo
desplaza al hombre al carácter de per-cibidor,cuandode otro modoasu-
me y arma la referencia al ente comotal comorasgo fundamental de
su esencia. Si se dio una vez esta inicial decisión esencial (el predomi-
nio sobre la esencia del hombre a través de la music)el hombre se
salva en tanto arma su esencia como la de animal pensante, enton-
ces permanece en adelante la posibilidad de ganar en el pensamiento
mismo y su desplieguela autoarmación del hombre comosujeto y jar
la referencia fundamental al ser, sin saber acerca de lo sucedido en el
comienzo,de manera que conser y pensar puede ser denitivamente
nombrada la esencia de la metafísica. La posición de supremacía del
pensarcomovía y ámbitode proyectodel entesobreel seresla caracte-
rística de la metafísica. Donde y mientras esta posiciónde supremacía
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 295

del pensar se arme, falta toda sospecha y enteramente toda disposi-


ción para la pregunta por el ser según 1ahistoria del ser.
Éstano tiene métodoalgunoconcuyoauxiliopersiga*al serdel
ente y a éste como tal, sino su preguntar del ser [Seyn] es un curso y 346
sólo esto. Pero curso mienta aquí sobre todo un andar y un camino,
mienta el andar de un camino; camino y paso acaecen aquí al mismo
tiempo, porque son acaecidos por el ser [Seyn], que como evento-apro-
piador lanza su verdad el claro, en el que es y como el cual se esencia,
de modo que ahora ya no sólo acontece un predominio del hombre en la
percibidora pertenencia al ser [Seyn], sino el acaecimiento del hombre,
quien entretanto olvida al ser, en la fundación de la verdad del ser. El
acaecimiento-apropiador en la indigencia de esta fundación es la inau-
guración del ser-ahí, hasta ahora plenamente cerrado, no sólo extraño
en su esencia sino no conocido. El escucharla voz del acaecimiento-apro-
piador es ese curso dela pregunta por el ser, que pregunta al ser [Seyn]
mismo como al único que responde. Este curso no anda y transcurre
fuera y en el frente al ente y su entidad. Este curso es una patrulla
que admite ser [Seyn] mismo en tanto evento en el ser-ahí como un ras-
go de sí mismo. Ser-ahí es el andar del acaecimiento-apropiador acaeci-
do por el ser [Seyn] y como este andar la esencia fundamental de la
historia, del darse, fundar y perecer de decisiones sobre la esencia del
ser [Seyn] desde el ser [Seyn] en el ámbito de 1a verdad del ser [Seyn] y
como tal y su fundación.
La pregunta metafísica por el ser podría aparecer tan fácil como el
mero escalón previo de la pregunta por el ser según la historia del ser
[Seyn] y en el campo visual de ella. Pero cuando tan sólo en el pensar
según la historia del ser [Seyn] la esencia de 1a historia es concebida
desde la esencia del ser [Seyn] y sólo así, luego tan sólo entonces el pen-
sar según la historia del ser [Seyn] alcanza ese saber de la esencia de la
metafísica, para el cual esta misma comoun acaecimientoy a saberel
primero y así irrecogible del hombre, regresa en su más propio rango al
ser, es decir, deviene incomparable.
Rango es el fundado elevarse a una decisión esencial, que presta pro-
pia ley y medida y a partir de sí reconoce primero y sólo a lo que tiene
rango en su singularidad y de este modo tan sólo en general conoce.Algo
dotado de rango nunca reconoce a algo con rango en equiparación, sino 347
siempre desde la altura. Para el pensar según la historia del ser [Seyn]
la metafísica nunca deviene un recaído escalón previo; nunca deviene

* En el original se subraya en «nach»gehtel prejo y el sentido que otorga de ir detrás


de. [N. de la T.]
** En el original se subraya en Er-gehen, que traducimos por andar, el sentido activo que
proporciona el prejo. [N. de la T.]
296 XXVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

en general escalón, sino que se eleva en su propia inicialidad y deviene


así insuciente para el curso del pensar según la historia del ser [Seyn].
Esto insuciente es tan sólo un evento-apropiador, seña del ser [Seyn ]
mismo de la necesidad de lo otro.
La dilucidación de la pregunta por el ser a través de la diferenciación
de lo metafísico y lo conforme a la historia del ser [Seyn] se encuentra en
todo momento en la apariencia de una tipicación sólo historiográ-
ca. La sola toma de conocimiento de una tal deja todo como era; y la
pregimta por el ser ya se había convertido a consecuencia dela asimi-
lación de la losofía a la ciencia en una tarea de la erudición o a lo
sumo de la producción espiritual. Pero éstos no son circuitos que pue-
dan cobijarla. Tenemos que osar pensarla sin cobijo como un evento de
la historia del ser [Seyn]. Hemos de saber entonces que tan sólo la perte-
nencia de la esencia del hombre y es decir de su historia a la Verdad del
ser [Seyn], decide si al hombre le es obsequiado una vez más 1oúnico de
un comienzo.
Porque sin embargo la pregunta por el ser se ha enajenado en la más
vacía erudición y no obstante el hombre histórico permanece asignado
al ser [Seyn], y esto acontece sólo en el olvido del ser, por ello 1a medita-
ción sobre la pregunta por el ser tiene que considerar cada vez lo más
externo, si ha osado preguntar a lo más íntimo del ser [Seyn] mismo.
Lo más externo es, por cierto, esa indecisión de la pregunta por el ser,
en virtud de la cual acontece como toda otra pregunta de la investiga-
ción y del interés en conocimientos. La indecisión no mienta aquí
que a la pregunta por el ser todavía le este pendiente la respuesta,
sino que como pregunta no está en ninguna parte, no ha sido pregunta-
da desde ninguna necesidad y no está asignada a nada cuestionable
348 no obstante acontece como problema. ¿Y qué tiene que hacer más efec-
to que este acontecimiento? Detiene todo impulso a la experiencia de
necesidades a través de la referencia a sí: a1 mero acontecer de esta
pregunta en 1a gura de concepciones de mundo, posiciones de fe,
perfeccionamientos de la losofía vigente, motivos sucientes sea para
atribuir a la pregunta por el ser una importancia en la gura de teorías
de la realidad de cualquier tipo, sea quitarle todo peso. Pero esta infun-
dada e inasible importunidad de la indecidida pregunta por el ser, que
evade toda decisión por una indigencia, procede ella misma del abando-
no del ser al ente y de la inquebrantada supremacía de lo precisamente
respectivo real. El abandono del ser impide a1 ente que devenga im-
pulso dela cuestionabilidad de aquello en que no obstante el ente aún
en su inesencia- es sostenido, del ser.
Con el despertar de un interés por ontología y metafísica la pre-
gunta por el ser no es arrancada de su indecisión, sino sólo aun más
endurecida en ella. Viceversa, la auténtica meditación sobre la pregun-
ta por el ser tiene que reconocer ese acontecer público en lo que es, por-
97. El pensar según la historia del ser [Seyn]y la pregunta por el ser 297

que sólo así se quiebra la apariencia de que se pueda a través de la


reproducción y transmisión de modicadas teorías de la metasica des-
pertar aún una disposición para la verdad del ser [Seyn].
Por ello es bueno saber cuán poco mientan lo mismo pregunta por el
ser y pregunta por el ser [Seynfï
Pero tal saber no puede quedar adherido a la diferenciación de pre-
guntas como modos de comportamiento y de representación, sino piensa
la diferenciación y sus diferenciados, de igual modo a sí mismo el saber
de esa diferenciación- como una decisión, que el hombre no debe a un 349
acuerdo, sino en la cual más bien él es acaecido-apropiadoramente a
través del ser mismo como evento.
Pero comorespectivamenteen sus comienzosel ser entrega la esen-
cia de su historia a esta misma y el modo de su apertura, así acaece
también cadavez el acaecimiento.La entrega de sí mismo no es degra-
dacióndel ser al ente, sino exposiciónde sí mismo comoel precio por el
cual el ente es un ente. De allí que la entrega* tenga que ser re-huso,en
el quela interioridad del acaecimientoapropiadorseobsequiay a la vez
oculta.
Tan sólodesde1alejanía podemosreconocere interpretar los signos
del acaecimiento-apropiadory dejarlos puestosen una palabra simple.
Tal signo es la palabra inicial de Parménides: lo mismo es percep-
ción que ser. Aquí debiera ser pensado inicialmente que el siendo
(éóu)se correspondecon la percepciónrepresentativa. El siendo es
experimentadocomo«büotc,reinar que surge, que también y especial-
mente reina sobre todo y por entero aquello que tiene que ponerse en
lo que surge (la inocultación del ente). Pensadoinicialmente es aquí la
retención del re-presentar en el ente, re-presentar que en tanto siendo
tiene que ser de la misma esencia que lo que retiene; de allí que a-
parezca en la totalidad de lo así inoculto el ente representante como
Cmñ(animal rationale).
En el primer comienzo el ser es reinar descubridor, que como inocul-
tación se pone sólo a 1oque re-presenta en su presenciarse. En el primer
comienzo se esencia el ser y oculta su esenciarse: la desocultación y con
ello antes el aquí indesocultable fundamento esencial de la desoculta-
ción: el acaecimiento.Desdeel otro comienzo,en el que el ser acaece
como evento-apropiador en su claro, el acaecimiento-apropiador se hace
recordar comoesenciarsede la (ïbúlCy desdetal recuerdosaber lo que
aquí acaece:el que dela correspondencia de percepción y ser. Que ambos
se correspondan da a la historia del primer comienzo, historia que cono- 350
cemos como la metafïsica, ese rasgo fundamental según el cual la enti-

* En el original sedestacael parentescode Preis-gabe,quetraducimospor entrega, con


Preis, precio, en un contexto de sentido. [N. de la T.]
298 ÍOCVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

dad del ente es tenida por Verdadera (ser y pensar) en el proyecto re-
presentativo. En el otro comienzo acaece desde el primer aclararse del
evento esto: el transformado esenciarse de 1a antes mentada correspon-
dencia, a partir del representar, como abismo del acaecímiento. En otros
tiempos acaeció el que de la correspondencia, en el futuro esta misma
deviene lo que comienza. Ser [Seyn] ya no se esencia como lo otro de la
percepción y no como 1omismo; y por ello termina también lo que proce-
de de tal comienzo, la correlación, constituyente del n, entre producir
representativo y objetividad. E1 ser [Seyn] se esencia como el fundamen-
to de la mismidad de lo en el primer inicio diferenciado. Este fundamen-
to no ofrece algo explicable y explicante, no admite ningún asilo ni expe-
diente según un ente, sino es fundamento, que arrojado exige la supre-
macía del ente y como evento-apropiador mismo respectiva fundación
en el sentido de disposición para el sitio de la decisión esencial de 1o
índecidido (de la resolución entre réplica y contienda).
En el primer comienzo se encuentra eso diferenciado como mismo,
en el otro comienzo se esencia lo índecidido como la intimidad de 1o
separador.
Por ello, tan sólo desde el otro comienzo se puede saber hasta qué
punto la relación recíproca entre percepción y ser tiene por esencia en
su conformarse nal la maquinación que ha puesto todo lo que es,
también el representar y producir mismo bajo la ley de 1ohacible, para
de este modo delimitar incondicionalmente lo que en tal historia ha de
poder aún aparecer como ente. Así en 1a apariencia posterior de 1a
metafísica podría excluirse aún ese preguntar mismo que pregunta al
ser [Seyn], como un arrebatar del ser [Seyn], mientras sin embargo en
su más oculto fundamento de realización tiene que acaecer una doci1i-
dad hacia el otro comienzo, pues de otro modo cae cada cosa enla hace-
duría. Pero la pregunta por el ser niega pues, cuanto más esencial de-
351 viene preguntar del ser [Seyn] y así tan sólo propiamente (es decir,
acaecido-apropiadoramente) histórica, tanto menos el preguntar por
el ser. En todo caso este preguntar ya no es el único y no el primero en
rango, bien por el contrario 1o corriente y el próximo paso, que puede
sacudir el olvido del ser aunque nunca superarlo.
Sin embargo el preguntar del ser [Seyn] tampoco es el paso siguien-
te, que se haría cumplir tan sólo después del primero, sino que el pre-
guntar por el ser nunca puede mediar el preguntar al ser [Seyn], bien
por el contrario ofrecer un impulso para ello; este impulso sólo puede lo
que puede mientras él mismo sea acaecidoapropiadoramente y la pre-

* En el original se subraya en Machenschaft, que traducimos por maquinación, el


verbo raíz machen, hacer, que da sentido a la palabra, como se aclara a continuación.
[N. de la T.]
97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser 299

gunta por el ser, recordando en verdad ala metafísica, ha penetrado y


evitado toda ontología, también en la gura capciosa, en Verdad ya
acaecidaapropiadoramente, de la ontología fundamental, que parece
preguntar por el ser, como ni siquiera la metafísica; pues ésta pregun-
ta hacia el ente y con ello por el ente; el preguntar por la verdad del
ser [Seyn] pregunta por éste pero sólo aparentemente; pues la verdad
como claro del rehuso es el primer acaecimientoapropiador del ser-ahí
y por ello ya no tolera, en tanto es pensada en el pensar [Erdenken],
ningún proyecto representativo más, sino se dispone en el arroj arse. La
pregunta por el ser metafísica y la conforme a la historia del ser [Seyn]
no son planteables como puntos de vista en oposición y en referencia y
calculables en una relación manipulable, su nexo es histórico; se decide
en el futuro desde la a-bismosidad del acaecimiento-apropiador, que con-
serva aún algo oculto de la metafísica y de su historia y no admite nin-
guna conclusión calculadoramente historiográca de las posiciones me-
tafísicas fundamentales.
Arrojarse al acaecimiento quiere decir velar sobre la indecisión de lo
indecidido y dejar éste al buen criterio de su abismosa decidibilidad.
Arrojarse al acaecimiento es la disposición a que ante todas las ver-
dades, es decir, metas, objetivos y utilidades, la esencia de la ver-
dad misma se ponga en señorío y decida al ente como propiedad del ser 352
[Seyn].
El renovado preguntar* (Ser y tiempo) de la pregunta por el ser no
mienta la repetición en el sentido de que se debiera intentar de nuevo
lo mismo, como si la historia de la pregunta por el ser se dejara volver a
su primer comienzo, como si la originalidad del preguntar consistiera
en una renovación historiográca del pasado. La pregunta por el ser
debe ser renovada, debe experimentar un tratamiento no como un pro-
blema en sí solidicado, bien por el contrario debe despertar una nece-
sidad del preguntar de esta pregunta inicial. Esto sólo puede signicar
que la pregunta por el ser en el futuro es empujada hacia otro comienzo.
Y esto ¿a través de qué? A través de lo que en el primer comienzo tuvo
que permanecer impreguntado: a través de la verdad del ser [Seyn].
Pero en tanto esta verdad pertenece al ser [Seyn] mismo como aquello a
través de lo cual el ser [Seyn] inecaz y no menesteroso de efecto acaece
la fundación de un fundamento de su verdad (el ser-ahí), viene el trasla-
do al preguntar del ser de éste mismo. Por más que en ello el pregun-
tar por el ser del ente en razón de la supremacía del ente pueda aún de
algún modo permanecer una ocasión para la pregimta por el ser en ge-
neral, el otro pregtmtar del ser [Seyn] está separado por un abismo del

* Sein und Zeit, en Gesamtausgabe, tomo 2, p. 1.


300 XXVII. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la pregunta por el ser

preguntar metasico, por lo cual sólo un salto ayuda al preguntar, que


es una despedida de toda metafísica. &#39;Iodo
intento de mediación histo-
riográca encubre el abismo y da pretextos para a la vez debilitar la
singularidad del preguntar metafísico y compensar la futura inicialidad
del preguntar según la historia del ser [Seyn] en lo Vigente y en meras
variaciones. Además de ello, el preguntar del pensar según la historia
del ser [Seyn] no es comunicable (en el sentido de una transmisión de
representaciones); todo preguntar y decir es aquí siempre sólo una rela-
jación de lo ligado al acaecimiento, pero que no ha hallado aún su nece-
353 sidad como curso hacia la fundación de la verdad del ser [Seyn], funda-
ción que es sólo preparada por el pensar pero nunca cumplida.
Preguntar al ser [Seyn] quiere decir, por ello, también: tener que ex-
perimentar lo que todo ente es, sin que esto requiera un saber de ello;
soportado por aquello que los hombres creen vivenciar como su vida
y permaneciendo sin embargo a través de un olvido del ser protegidos de
cada paso hacia el borde del abismo del evento.
De este modo las formas de comunicación del pensar según la his-
toria del ser [Seyn] no son creables y emprendibles, decibilidad y audibi-
lidad están puestas a la esencia del ser [Seyn]. Toda violencia y toda
intervención son aquí sólo cobardía. El Valor de esperar prepara espera;
sin embargo ésta no es un indolente aguardar, sino preparación del
acaecimiento-apropiador a través de 1a meditación.
¡Pregunta al ser [Seyn]! Y en su calma, como el comienzo de la pala-
bra, responde el dios.
Podéis recorrer todo ente, en ninguna parte se muestra la huella del
dios.
XXVIII; EL CONCEPTO
DELA METAFÍSICA
SEGUN LA HISTORIA DEL SER [SEYN]*

* La cpüaic(concepcióndel mundo comovástagode la metafísica)mística.


98. El pensar segúnla historia del ser [Seyn] 357
La preguntapor el serdelpensarsegúnla historiadel ser [Seyn]
El preguntar metafísicacomopreguntar por el ser del ente se desplie-
ga comohistoria de la metasica en los modosdel representar de inme-
diato indudable del ente en general.
El preguntar segúnla historia del ser [Seyn] comopregimtar del
ser[Seyn] pregunta al ser[Seyn] comolo que respondey el preguntar es
del ser[Seyn], ahora surgiendodel esenciarsede su verdad; desdeésta
es preguntado.
El preguntarsegúnla historia del ser[Seyn]esen el circuitode la
meditación llamado a veces un pensar [Er-denken] (cf. supra, pp. 53 y
ss.).La losofía comopensar[Erdenken] del ser [Seyn]); estosugierela
aparienciadequeel ser[Seyn]fueraimaginado e inventado arbitra-
riamente y sóloa voluntad, dondesin embargoha sido mentadocomple-
tamentelo contrario.La palabra pensar[Er-denken]quiere decir: el pen-
sar que es antesacaecido-apropiadoramente por el ser [Seyn],lo por
pensar,y esrealizablesóloenunahistoriay comohistoriadelser[Seyn].
Deallí quela palabrapensar [Erdenken] entendidaa partir del uso
lingüísticohabitualesporcompletomalaconductora y porelloha deser
evitada. En el signicado aquí reivindicado mienta al pensar acaecido-
apropiadoramentepor el ser [Seyn] a diferencia del re-presentar me-
tafísico que trae-ante-sí al ente comotal.
Metafísica es sólo concebible como tal cuando la historia del ser
[Seyn] ha abandonadoal período metasico. Metafísica es entonces
el nombre para la historia de la in-sondabilidad del ser [Seyn] bajo la
primacía,por él permitida,del ente,que admiteal ser comoentidad
(Kowóv).
El pensarsegúnla historiadel serno esalgoasí comoun modo-de
pensarhistoriográco ounotal quesóloejerceparticularmentela his-
toria del pensar.
El nombreha de indicar que estepensarha sido acaecido-apropiado-
ramente por el ser [Seyn] mismo, acaecimiento-apropiadorque consti-
tuye la esenciade la historia (cf. Reexiones X1II).*Este pensar se sos- 358

* En ÜberlegungenC., en Gesamtausgabe,
tomo 96.
l 303 1
304 EIVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

tiene en un saber que no puede ser aportado ni tampoco sólo mássuge


rido a partir de ningún conocimiento del ente. Ni siquiera la metafísica,
como manera del saber vigente del ser dirigido a la entidad, puede
desde su ignorancia producir algo sabible.
El saber procede de la experiencia fundamental de la indigencia de
la ausencia de indigencia, donde se hace maniesto el abandono del ser
al ente, que hace señas más allá, hacia el ser acaecido-apr0piadoramen-
te por el rehuso en tanto esencia del ser [Seyn] y ser [Seyn] de la esencia.
Pensando [erdenkend] el esenciarse de la verdad del ser [Seyn], se con-
forma con lo que tiene que ser llamado historia del ser [Seyn]. Esta his-
toria no consiste en acontecimientos y en el aparecer y desaparecer de
opiniones sobre el ente sino es lo que responde la voz de la calma, asume
esta voz en el callar de un decir propio.
Acaecido según la historia del ser [Seyn] de 1ahistoria, que es el ser
[Seyn] mismo, ensamblado en instancia del ser-ahí.
El nombramiento no es denominación alguna según una ubicación o
un aspecto, sino según la esencia del pensar mismo, elevándose desde el
otro comienzo
El pensar pensante es preguntar; él mismo nunca responde; y ello no
porque la respuesta haya de ser siempre aplazada de nuevo a través de
un interminable preguntar, que no se sabe cómo, sólo desde un sospe-
choso deleite en sí mismo se mueve en sí mismo y produce efecto. El
preguntar de este pensar es esencialmente otro y en ello se fundamenta
porque no sólo nunca, sino esencialmente no responde.
La respuesta viene respectivamente sólo de lo que a-tiende al pre-
guntar pensante. Esto es la voz de la calma, en la que el pensar pre-
piensa, pero siempre sólo escuchando; y todo decir es escucha, templa-
ble a través de 1a voz.
Por el contrario, el proyectar re-presentativo de lo pre-cedente an-
359 ticipa ya la réplica, dice ya la otra palabra; ciencia asume por do-
quier el responder y difunde y arma la exigencia de responder, del enun-
ciar explicativo. Querersaber es persistir en tal responder. De este
modo se llega luego a la falsa opinión de interpretar todo preguntar sólo ,
como estadio previo de tal responder y al mismo tiempo de rebajar el
mero preguntar (porque no alcanzando nunca la respuesta) a una per-
plejidad y extravagancia.
Por ello es eludido todo intento de preguntar pensante, porque se
pone al acecho de una respuesta, si y cómo se logre o malogre.
Por ello es evidente la excusa: que no se pueda esperar hasta que la
respuesta sea dada con sutileza y por ello se tenga que renunciar al
preguntar.
Como si esperar la respuesta y aguardarla no se conformara con pa-
labra esencial, que procede de lo preguntado mismo y no puede ser cal-
98. El pensar según la historia del ser [Seyn] 305

culado por quien pregunta, como si el esperar fuera sólo un preludio y


no la única historia (del ser [Seyn] mismo).
Porque este pensar [Erdenken] de la verdad del ser [Seyn] (el a-ten-
der a la voz de la calma) es todavía extraño a nosotros y a todos los que
proceden de la metafísica, computamos según los resultados y rechaza-
mos lo carente de resultado. No percibimos la palabra en ese decir en el
que propiamente, es decir, pensado aquí calculadoramente, nada se
dice. No sospechamos que ya aquí la nada es una velada noticia del ser
[Seyn], que nuestro poder oír se limita al acechar y sonsacar de lo en el
fondo ya conocido.
No medimos nunca lo otro, lo que aquí sólo puede ser una conversa-
ción; el nada más hablado, no se apoya en refutación y tener razón, sino
únicamente en alternativo no saberse despierta y guarda un intransita-
do curso de la meditación.
El pensar [Er-denken] del ser [Seyn] no contesta nunca por sí mis-
mo, porque preguntando por, sólo aguarda el traslado a lo disponedor
de la voz.
Y por ello este pensar [Er-denken] tampoco nunca está ansioso por 360
un probar y fundamentar; para el calcular y el explicar que todo lo cono-
ce se lo excluye entonces como arbitrario armar, como el punto de vista
de un singular. Concediéndole mucho, puede regir entonces como poe-
sía, una concesión que apenas oculta una compasión por la incapacidad
de fundamentación y de forzamiento a un accesouniversal.
Pero ¿de dónde toma obligatoriedad el pensar [Er-denken] de la ver-
dad del ser [Seyn]? Del a-bismo de la asignación a las simples decisio-
nes; pues obligatoriedad nunca es aquí el encadenamiento a la escala de
grados de explicación, sino la liberación del hombre a su otra subsisten-
cia esencial el ser-ahí. Ni un fundamento raciona ni un objetivo
racional, ni una explicación ni una utilidad pueden aquí turbar la con-
cisión del saber del ser [Seyn]. Pero lo intentarán siempre.
La historia del pensar según la historia del ser [Seyn] ofrecerá histo-
riográcamente, sobre todo como tránsito, toda otra apariencia que la
de la metafísica. Ésta tiene una omisión esencial (de la fundación de la
inocultación como verdad del ser [Seyn] y del ser [Seyn] de la verdad)
por comienzo dominante, de modo que frente a éste, sin captarlo en esen-
cia, aparece como un avanzar a más elevada verdad en la certeza de sí
misma y está colmada de victorias y botines. En el futuro el pensar tie-
ne su señorío en el silencio de la calma, en la liberación a lo simple, en el
efecto arrancado de lejos, sólo mediado e inaparente. Insólito, solita-
rio, en calmo júbilo, de la nunca abandonada gravedad viene este pen-
sar a la palabra histórica. El incomprendido signo de una resonancia
del tránsito es el importuno fin de la losoa, que tiene que ser aún
negado únicamente por la erudición losóca, porque ésta allí, donde a
306 ICXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

ella como ontología aparentemente una Vezmás hace señas una cerca-
nía a la pregunta conductora de la metasica, se mantendrá lo más ale-
jada de todo saber pensante.
361 El pensar según la historia del ser [Seyn] nunca puede responder a
objeciones metafïsicas y a tales que son extraídas de los últimos resi-
duos de la metafísica. Pero un pensar según la historia del ser [Seyn]
nunca pondrá objeción al con él emparentado y a-corde, pero tampoco
ofrecerá ciegamente un asentimiento, sino mantendrá pura más vigi-
lantemente la soledad de la asumida vigilancia y hará tomarse la indi-
gencia más coaccionante, el preguntar más atendedor.
A-cuerdo nunca llega aquí de la conformidad de pareceres, sino de la
extrañeza del preguntar abismoso; pregunta y pregunta se reconocen
en la infranqueable quebrada, en la que penden, quebrada que es el
claro del mismo abismo y testimonia la de-terminacíón una a través de
la voz de la calma.
Todas las reivindicaciones habituales, procedentes de la erudición y
de los escritos y discursos públicos, de acuerdos y debate y elogio
y rechazo aquí han caducado.

99. La pregunta por el ser según la historia del ser [Seyn]

es el preguntar-por la verdad del ser [Seyn]; el preguntar-por mismo


trae aquí la única respuesta posible en el modo de la instancia en el
claro del acaecimiento.
¿Pero qué deviene en el evento con el ente?
¿Cómotiene que ser dicho el ente, cuando ya no lo pensamos desde la
entidad?
Ahora tan sólo desde el claro del ser [Seyn] un ente ya no puede ser
explicado desde su rendimiento para algo ni desde su origen -tampoco
de su procedencia esencia1.
Tan sólo ahora tiene un fundamento la pregunta por el ente desde su
ser.
Antes éste era sólo el recurso por el cual el ente era depositado en la
entidad.

362 100. Metafísica y pregunta por el ser [Seyn] (evento)

La correspondencia del proyecto representativo (que no se lanza) del


ente en totalidad sobre la entidad y de la decisión esencial sobre el hom-
bre como animal rationale, persona y subiectum se encuentra en la base
102. Olvido del ser 307

de toda metafísica, sin embargo no puede ser ínterrogada, pensada ni


dicha por ella misma como unidad originaria en su esenciarse.
Lo que sin embargo vemos en tal meditación sobre la metafísica como
su fundamento y su límite interno es el primer reejo del evento-apro-
piador, todavía enteramente hundido en sí. Sólo aclarar a éste en el pro-
yectar como lanzarse desde 1a inesencia del subiectum al ser-ahí.

101. Proyecto y proyecto

Los proyectos del ente sobre la entidad concuerdan entre sí en su histo-


ria; entre ellos no puede surgir la confrontación, sino sólo el esfuerzo del
acuerdo ante la apariencia de discordia, que procede del exterior, de que
todo proyecto representativo se anquilosa en su producto y ya no puede
más concebirlo como esencialidad de 1a misma esencia (de la entidad)
del ente.
Pero ¿cómose iguala aún el proyecto de la verdad del ser [Seyn] que
se lanza, a un proyecto representativo y al todo de su historia? ¿No tiene
que darse aquí confrontación, que ha superado todo querer-probar de-
mostrar como pequeña pretensión del cálculo? La necesidad de la con-
frontación no procede de la incompatibilidad de los puntos de vista, sino
de la indigencia de fundar la resolución como esenciarse del ser [Seyn]
como abismo de la entidad. Confrontación es transformación del hom-
bre como subiectum en el ser-ahí como sitio de la instancia en la Verdad
del ser [Seyn].
Pero el proyecto del claro del ser [Seyn] es a-rrojado por el ser [Seyn] 363
mismo; pero el hombre tiene que encontrar al ser-ahí, sólo en el cual se
agita el impulso de ese arrojo y que exige el lanzamiento.

102. Olvido del ser

Parece justamente ser mantenido alejado en toda metasica, pues ésta


(la metafísica) pregunta por cierto por el ser del ente, pero no pregunta
por el ser y olvida sobre el ente en su entidad justamente al ser y su
verdad. Alo que la metasica pregunta (entidad), sujeta en la carencia de
necesidad, que no deja surgir una interrogación del ser y su verdad.
Hasta a la nada es incapaz la metafísica de impeler hacia la verdad
del ser [Seyn] como la primera cuestionabilidad, pues la nada es expli-
cada así y así metasicamente.
De este modo se encuentra en la metafísica un olvidado olvido de sí
misma.
308 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

Pero donde éste es nombrado, es ya verdad del ser [Seyn], recuerdo*


en el claro del ser [Seyn], realizado y experimentado como indigencia.

103. La estructura de la metafísica

Apenas sí lograremos la diferenciación de ser y ente, aunque ella sopor-


ta toda metafísica como tal e inicialmente es griega. El ser aparece
como el empalidecimiento del ente, del que necesitamos para el repre-
sentar del ente en general. Tomado de este modo el ser es asociado al
364 ente y cuando considerado, representado también en las formas de la
representación del ente: el ser es una vez más el ente, mas sólo en su
oscurecimiento.
Pero permanece pues subsistiendo esta diferenciación de tal modo
no aclarada y no fundada como algo corriente ininterrogado, entonces
en su circuito, en lo representable anotado a través de ella, nunca el ser
mismo será experimentable en su cuestionabilidad. El ser [Seyn] oculta
entonces la posibilidad de su verdad y de su fundación, libera al ente
sólo en lo general de la entidad. Esta ocultación es rehuso, que procede
del ser [Seyn] mismo, que sólo despide aún la vacía entidad al olvido del
ser como su inesencia. La imperturbada supremacía de esa diferencia-
ción no sólo testimonia sino es ella misma rehuso de la verdad del ser
[Seyn] a través de éste. La diferenciación como tal en totalidad, en tanto
es en general experimentada, se desoculta a otro pensar como esenciar
se del ser [Seyn] mismo. Por cierto 1a diferenciación muestra el rostro
de una haceduría del representar, pero en verdad el diferenciar y ello
siempre ulteriormente- llega sólo tan lejos como la decisión sobre ocul-
tación y desocultación del ser [Seyn] mismo a través de éste.
En virtud de este rehuso de su verdad el ser [Seyn] retoma por cierto
al hombre en su esencia para un ser asignado al ser [Seyn], no obstante
de tal modo que se ha vuelto a1 ente como tal y en el fondo ha sido despo-
seído del ser [Seyn] (el hombre fundado en la metafísica es el librado al
desposeimiento). Esta vuelta a1 ente, jada a través de ello, sólo puede
conocer el ser como lo sumo y más general del ente; por consiguiente
como un tal del tipo del ente pero no obstante diferenciado de éste.
La diferenciación hace inaccesible al acaecimiento. Y cuando alguna

* En el original, Er-innerung subraya la composición de la palabra y su sentido de inte-


riorízación con respecto al claro del ser [Seyn]. IN. de la T.]
a. ¡Hasta qué punto síl, ¿no?
b. Cf. Beitráge zur Philosophie, 261. Das Meinen des Seyn.
c. ¿Pero en qué gura? en la de la inesencia.
104. qyüolcy metafísica 309

vez apareciera algo de él, tendría que volverse un proceso en el hombre


presente ante la mano o hasta regir como una producción del hombre,
como una exposición de principios y condiciones, cumplida a través de 365
la subjetividad.
De allí que donde el a priori es determinado subjetiva-trascendental-
mente, la diferenciación en un aspecto sale a la luz en forma más aguda,
sin embargo de modo que la posibilidad de experimentar en aquélla el
esenciarse del ser es contrarrestada denitivamente.
La interpretación trascendental-idealista del ser como entidad (en el
sentido de las categorías) es nuevamente la condición previa de la reza-
gada elaboración erudita de las categorías en sistemas, que presunta-
mente se deberían haber liberado de la estrechez y unilateralidad de los
puntos de vista idealistas y semejantes.
Por ello falta a la metafísica la fuerza esencial interior también para
sólo puramente pensar la diferenciación, desde la cual disputa su pro-
pia esencia, y su predominio y validez misma; ello signicaría ya atra-
vesar su propia esencia y llegar a estar por encima de sí misma.
La diferenciación de ser y ente determina esencialmente al pensar
tan sólo en el instante en que ya la metafísica, a través de la pregunta
por la Verdad del ser [Seyn], ha sido superada y allanada al ser [Seyn] la
resistencia de la entidad y del ente.
¿No caduca entonces, justamente, la diferenciación en el instante de
la cumplida realización sabedora? Evidentemente entonces sólo sirve
aún de capciosa mala conducción del pensar según la historia del ser
[Seyn], mientras éste intente a partir de la diferenciación y a través de
una fundamentación de ésta hacerse pasar a sí mismo quizá como mera
continuación del pensar metasico.
Pero tal vez este intermedio del tránsito sea necesario para experi-
mentar como historia del ser [Seyn] tanto a la metafísica como al pensar
según la historia del ser [Seyn] y elevar al plano de una decisión inicial.

104. daúoir;
y metafísica 366

(buon;nombra aquelloque encontramossóloen rasgosgroseroscuando


hablamos de surgente reinar. Surgir mienta la desocultación, a través

a. Si de inmediato pensamos más enteramente, entonces ha de pensarse en conjunto en la


múolcel tomar posiciónqueseoculta (arraigar); el volver a la permanencia,con el surgir
en tanto presenciar-se
que se despliega.Peroconformea la historia de la oüclc el presen-
ciarse oúoicxllega a primar y determina a partir de sí la estabilidad (duración del
üïrokeïusvov).
310 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

de la cual se esencia sobre todo inocultación de inoculto, pero también


ocultamiento y ocultación y disimulabilidad.
La desocultación mentada así esencialmente queda indeterminada
en sí misma y en su carácter aconteciente y esencial, sí se da sólo como
inocultación y ésta de inmediato como entidad del ente. Ello indica que
el surgir (la desocultación) hace surgir ente como tal a lo inoculto, donde
inocultación mienta estabilización del presenciarse, en lo que se expre-
sa lo que sea llamado el reinar. Este reinar mienta eso, que un ente está
incluido en la esencia de la desocultación con lo que no sólo él mismo
está inoculto, sino que es determinado en su esencia a través del paso
del dominio de la ctúolca una pertenenciaa ella. Esta pertenenciaa la
desocultante estabilización del presenciarse es el percibir, es decir el
per-cipiente acoger y pro-ponerse lo inoculto como tal; el percibir es en sí
al mismo tiempo reunión en la unidad, que precisamente no signica la
uniformidad, sino el presenciarse de lo que aparentemente contra sí se
au-sencia.*
No6: y Aóyocdeterminan la pertenenciadel ente que transere do-
minio y de estemodo,visto a partir de la ttüoxc,distinguido, a la desocul-
tación; este ente se conoce como hombre y se compara y determina de
inmediato y en lo sucesivo únicamente desde la diferencia con otro ente
367 en lugar de desde la única distinción a través de esa pertenencia. Por
ello la razón (voüc,Áóyoc,ratio) devieneluegorasgode diferenciación
ante el mero animal.
Pero la moon:misma -1a desocultaciónhaceapareceralgo inoculto,
es decir ente, pero ella misma se oculta; lo que da una seña de que la
desocultación procede de una ocultación y a ésta pertenece la esencia
inicial.
Tal vez de ello se pueda deducir por qué la 42601¬
misma, a una con la
dkñeua, nunca alcanza la claridad de la fundación esencial extraída de
ella y en cierto modo sólo ininterrogados e inconcebidos jirones de su
esencia degeneran entonces en determinaciones decisivas del ser. El
evento de la desocultación se oculta y esta sustracción pertenece tal vez
a todo comienzo, porque éste conserva sólo así lo que transere dominio.
No tenemos hasta el momento circuito alguno del saber y experimentar
y decir, para interpretar ese evento como evento desde él mismo. Sin
saber sólo tampoco acerca de su cuestionabilidad, caemos de inmediato
en las explicaciones del ente desde sus más generales condiciones y cau-

a. ¿Como ocultamiento? Cf. la observación que antecede.


* Reproducimos la separación del prejo que en el texto original se hace en ab-west por
au-sencia procedente del latín absentia. IN. de la T.}
b. (¿Por qué se llega a esta determinación del hombre?)
104.4260i:y metafísica 311

sas y en la interpretación del hombre como animal rationale, mentando


así llevar al saber lo físico, es decir, el ente en el más amplio sentido.
El ¿(sawde la zbúotc,su que y así, no es explicable, no en el sentido
esencial, de que aquí el explicar piensa demasiado cortamente y ante
todo olvida, cuán exclusivamente esencial es aquí sólo la decisión a una
adecuada referencia al comienzo.
¿Y cuál es esta referencia? Sólo comenzantes, es decir, aquí sólo pre-
paradores de un comienzo se relacionan con el comienzo sido y tan sólo
así sobre todo-esenciante.
Tal preparación es recuerdo desde meditación.
La meditación comointerrogar de la esenciadominante o bien ine-
sencia de la verdad da en primer lugar con lo que llamamos metafísi-
ca, porque en ella como historia del ser mismo es llevada hasta el n
una decisión o bien indecisión sobre la verdad del ser [Seyn]. 368
Por cierto la meta-sica parecetrascenderprecisamentetoda Qúolc
y caer fuera de su ámbito de señorío. Pero la trascendencia sobre los
430051bind toma ante todo otro a éstosel ente determinadoa través de
la (büoic-para el salto e indicación de camino y el traspaso si a algo
permanecereferido, entoncesprecisamentea la «búolc. Peroluegoenton-
cesla trascendenciano se dirige a otra cosaque a la dpxñ de los Quest
ÉSvTa;la metafísicano buscaotra cosaquela qnüoic; y nalmente piensa
únicamentea ésta (comooúolor),parajusticar a los d>üosi óuroty asegu-
rarlos como la estancia en el sentido del ente en totalidad descubierto y
explicado. La meta-física despliega y ensambla la inocultación del ente,
y la ensambladura (ensamble) consiste en que algo presente es expre-
samente experimentable como tal a partir del presenciarse del prime-
ro (dpx) y del slóoc,puestoen diferenteslugares comoen sí establey
distante y de cada uno competentemente diferenciado separado y de
este modo es emplazado al ente un espacio en el circuito del ser. La
metasica es y realiza este emplazamiento del ente en el ser, sin experi-
mentar el espacio mismo y dominarlo en la esencia.
La metafísica es el ensamble del desocultamiento del ente a un tal,
es decir a lo inoculto, cuya inocultación se determina como entidad en el
sentido de estabilización del presenciarse sin interrogación y saber del
carácter espacio-temporal del ser y su verdad.
Si decimosque la metafísicay sóloella conrma la qbúolcy transfor-
ma su supremacía en lo irreconocible de la maquinación, si decimos bre-
vementequela metafísicaesla verdaderafísica comosaberdela (biien:
en el sentidodel ser del entey entendemosla (bÚOlC
comola razón opues-
ta a la subsistencia de la Tízxvny su transformación en técnica, enton-
cesno mentamosdnüouc
en el sentidotardío de naturaleza o acasosen- 369
sibilidad, sino en el sentido inicial del surgente reinar, lo que tiene tan-
to menos de común con naturaleza y sensibilidad como con sobrena-
turaleza y espíritu y suprasensible.
312 XXVIII. El concepto de la Inetafïsica según la historia del ser [Seyn]

Peromientras dejemosla q>úolcen estasdepresionesy sólola obten-


games de la destitución como naturaleza contra historia y espíritu
y dios, mientras no veamos que justamente lo que estos conceptos han
de concebir debe su origen esencial únicamente a la múclc, pensaremos
la (pumademasiado adicional y exteriormente y la metafísica no como
ensamble de la historia del ser. Mientras tal mentar dé la medida, caerá
la superación de la metafísica en 1a misma Valoración.
Todo esto testimonia el abandono del ser del ente.

105.La gura y la qaúonc

no es ningún fenómeno óptico, sino metafísicamente el estar puesto


en sí, el levantarse al puro presenciarse. Por ello no es suciente, hasta
esencialmenteinsuciente, reconducir el pensar griego del ente (slóoc,
lÜÍ-Zd)
a lo óptico.
Lo óptico tiene más bien esta distinción, porque ante todo se con-
forma a la esenciade la Qúonc;lo óptico comolo puesto-aun lado, lo
que permanece-detenido, en-contrable en una percepción que se dirige a
ello.
La distinción de la Vista (iósïv, Ízïsa)es tardía así como la conforma-
ción del Bscopsïv-
aunque conformeal Éóv,contra lo cual vosïvy Aóyoc
producen más esencialmente y sin estar referidos a sentidos la presenti-
cante percepción y reunión. ,
Los griegos acentúan lo óptico, porque piensan el ser comocbúoic;
pero este pensar no es 1aconsecuencia de que los griegos sean hombres
ópticos; como en suma un órgano sensorial no puede hacer nada so-
bre un planteo esencial del ser:

370 106.El ser comocbúouc

Pensarestoen el sentido de cpúolcsignica otra cosaque experimentar


la 45601::
(comoser), dondese puedeprescindir del comoser, porquela
(pum:misma predomina sobretodo, es decir, el ente en totalidad y en
ello se muestra como el máximo ente.
Tan sólo en el pensar según la historia del ser [Seyn], que ya mira
previamente hacia la tempoespacialidad como el ámbito de proyección
de la metafísica,se hacesabible la 45601¬
en su esenciade ser [Seyn].
Se puede, aunque de modo muy defectuoso, comprobar historiográ-
camenteque en el pensamientogriego el concepto-mimi:tenía un signi-
cado determinante; ello no basta nunca para llevar a cabo la medita-
ción histórica acercade quey de qué modola «túolc-ákñsua
determinó el
107.Cómola oúou:exigelo que luegosellama metafísica 313

pensar hacia la losofía comometafísica; puesla daúoxc


estápensada
también allí y allí antes, donde no es nombrada, donde, aunque no arbi-
trariamente, se ha diseminado en una diversidad de signicaciones,
de las que cada una más oculta que desvela un paso esencial dela me
tasica (cf. Aristóteles, Metafísica D 4).
Este pensar del ser como ÓÚUICexige ya el pensar del ser mismo y a
saber en atención a1 modo de esenciarse a él asignado (acaecido-apro-
piadoramente por él mismo). Por el contrario el representar de la (buon;
como entidad del ente piensa hacia el ente ya desde él y permanece al
interior del horizonte de la metafísica. Ese pensar del ser como piensa
desde la historia del ser. Por ello permanece pensar según la historia del
ser [Seyn], apenas localiza a la metafísica, en doble sentido y forma; por
una parte piensa más (otra cosa y diferentemente de la metafísica); y
luego piensa precisamente por ello ya no metafísicamente en el senti-
do de la bien examinada metafísica, porque ya nunca más puede ence-
rrarse y limitarse al horizonte de la respectiva posición fundamental y
ello hasta sin saber de un límite.
Meditación histórica transforma la historia y tiene también que sa- 371
ber esta transformación, para tan sólo así mantener su más propia sim-
plicidad.

107. Cómola (M101:


exigelo que luegosellama metafísica

qaúolccomopresenciarseque surge deja ser al ente comotal, acuña


desde su esencia al ente como presente subsistente y por ello luego ex-
perimentado desde el accesoa él (en el producir re-presentativo) como
presente ante la mano, como lo que se encuentra-delante, repuesto y
puesto en si üïroKeipevov.
(DÓOlC
comopresenciarseque surge, se ofrecea su apertura por ella
inaugurada, que la distingue y hace así al ente el respectivo ente, así y
así, allí y luego- distinguible entre sí y en ello simplemente con respecto
al ser. Esta diferenciación tiene de inmediato la impronta: ser lo an-
terior al ente y así lo comúna todo ente (Kowóv)yévocen general: enti-
dad.
El proyecto del ente sobre la entidad (como proyecto representativo)
reivindica ya la inocultación del ser, a éste mismo como descubrimiento,
no sabiéndolo más ampliamente en esencia.
Este proyecto perteneciente al ser mismo, debido a él sin saberlo cons-
tituye la estructura fundamental, en la que se sostiene el ente como tal,
es decir es.
Esta estructura fundamental es apropiada en el re-presentar y este
re-presentar se experimenta luego conociéndose desde y hacia el ente,
314 JDCVIII. El concepto de la metafísica según.la. historia del ser [Seyn]

como el pensar de lo tal que en el conocer del ente mismo no es mentado,


sino se encuentra más allá de éste, en lo cual sin embargo se acusa
como lo an-terior, en tanto el ser, el presenciarse, es considerado en su
372 estabilidad; el ser es siempre ya subsistente y así estable y lo más esta-
ble en generaly así el primer esenciarse.Este pensarpiensa TEx
pero rd
qauomd,es metafísíco, es metafísica.
La metafísica es la estructura de lo abierto inaugurado por la ©6016
misma para sí, estructura en la que el ser mismo se convierte en un
componente diferenciable, y así en cierto modo sobre todo puede ser re-
presentado con el ente, aunque diferenciablemente.
La metafísica es entonces tomada hasta exclusivamente como el
representar de esta estructura, como realización proyectual, sí como la
exposición y el enunciado de este representar, como teoría y doctrina.
Pero el ser deviene entonces viceversa un objeto de la metafísica,
frente al cual el ente mismo aparece más ente, a menos que el ser se
deje acusar sin embargo como causa y previa condición de representa-
ción con un cierto derecho más elevado.

1 08. M etasica*

es (pensada según 1ahistoria del ser [Seyn]) la estructura del descubri-


miento del ente en lo inoculto de su esencia, que proyectada como enti-
dad, es concebida en el sentido de estabilización del presenciarse, sin
saber el carácter temporal de éste.
En el aseguramiento de esta estructura el ente se hace representar
como un tal, en lo que es representado sobre todo, y ello sin mdación
propia, de inmediato en su ser-qué y ser-que" y correspondiendo a ello
373 proyectadosobreel yévocKowóTaTov
(mástarde ens commune)y la pri-
mera oírlo: (más tarde deus creator). Ambas cosas posibilita 1a conside-
ración del 23v ¿Su
dnkcc (oú KorronuépocTI) y distingue a éste como
TrpoSm cpnAoooqíucx.
En tanto la dpx del 23v 15vdITAcSC
puedeser llamada
el Geïov(Gsïovde este modo es interpretable como lo antes y respectiva-
mente presente),la ïrpcórn(blkoooabïot
devieneen sí éïnorun Beokoyux.
Esta teología es en sí lo que más tarde es llamada antología y sobre
el fundamento base de las experiencias cristianas del ente es comple-

* Cf. 97. El pensar según la historia del ser [Seyn] y la preglmta por el ser.
a. Estabilización del presenciarse acaba en la organización y en la realización de la esen-
cia del poder como maquinación. Técnica como verdad del ente en su entidad.
b. El origen de qué y que desde la diferenciación del ente como tal y del ente en totalidad.
Esta diferenciación misma inmdada. Qué y que como diferencia en el presenciarse y
estabilidad.
108. Metafísica 3 15

mentada y explicadacomoens creatum a través de la teologíarationa-


lis. ParaAristótelesla ÉïrtoruneolxoylKñ
esla másdistinguidaentre
las formasde saberteoréticas (éïrlorpn ucxrnuon-¡K
y qiuolxñ)y sedife-
rencia a la vez con éstas ante toda ÉrnoTñunnoxnrtKy TrpaKnKñ. Con
ello están predeterminados los rasgos fundamentales de la historia de
la metafísica occidental.
La npcórr]ÓlÁOCOCP/¡CX
deAristóteles no puedeser tomada comoonto-
log-íaen sentidotardío ni ser dada comoteologíarationalis en el senti-
do de una disciplina separadade la methaphysicaspecialis.La HpoSTn
oilooodïlaseencuentraantesdeestadiferenciación
y esensí Gsokoyikn
(Émorun).Loontológicoposteriornoestátodavíaseparado
enlasmás
generalesrepresentacionesy conceptosy lo teológico posterior no
limitado a lo divino de un dios creador. Antes bien, las determinacio-
nesdel 25v ¿av
concuerdan griegamentesegúnsu dJÚOIC(cf.Met. F 1) y
segúnla primeradiría, esdecirápxñen el presenciarse
uno delo pri-
mero-estable,que da ya antes a todo respectivosingular y ente el as
pecto de un ente y por ello también sostienea sí mismo en el propio
acabamiento,porquees el comienzoen el sentidode lo primero desde
lo cual de todo presenciarse.
(La pregunta,a la que algunasanterioresinterpretacionesdeAristó-
teles seinclinaban, en qué sentidola rrpcómcblkoooqúocpodría unir en sí
la antología y la teología, esya comopregunta no griega;no obstante 374
la meditaciónacercadel carácterteológicade la TrpoSTn (bllxooodíla
per-
manece una necesidad; tan sólo desde ella deviene concebible la onto-
teologíade la metafísicamoderna(Kant, Schelling,Hegel, Nietzsche)y
asibleen su fundamento.La Osokoyixérrlorí]unno esteológicaen sen-
tido cristiano-judío sino determinadometasicamente, es decir,grie-
gamente.
Lo queesrepresentado
enel saberdelóv óvdïrkóc (noKari:uÉpoc)
es xcopuoróv(oú ueTEx
rc ÏJAnC)
y áKivnTov.
El XoJplGTÓV
mientael puropresenciarse
del aspectoy elpresenciar-
seen éstey comotal en el ausentarsede todo modicable, respectiva-
mente así y así dependiente de un aspecto.
E1dxivnrovmientalo libre-devuelco(ueTaBoAñ),
eximidodecambio,
la pura estabilización."
La estabilizacióndel presenciarse(comoesenciadel ser) puedeaún
ser metafïsicamente expresada como el dél 23v,eel nunc stans el ahora
estante, estable (es decir, presente = presencia). De este modo se eleva

c. npcárov,259w: surgimiento.
d. El resultar comotal, es decir,inocultacióny entidad,
e. Peroel del griegamentecomorespectivamente- carácterde presenciarse.
316 XXVIII. El concepto dela metafísica según la historia del ser [Seyn]

desde la esencia de la entidad así concebida la eternidad a una, sí a la


medida fundamental de la determinación metafísica del ente; de aquí
surgejunto conel proyectoconductorsobrela ¿PXÜ
(esdecirel primero
antes de todo- que se esencia-aquí),el pensar sobrelo incondicionado
y con ello las condicionesde posibilidad; el último posible eterno sólo
puede ser el eterno retorno de lo igual.
Inicial es la rbüolccomoser (en totalidad sobretodo) el máximo ente;
en el acabamiento de este comienzo el ente (abandonado por el ser) de-
viene el máximo ente y en cierto modo sustitución del ser, en el caso de
que para lo más volátil (el último humo de una realidad evaporada)sea
aún necesaria una sustitución.
A1 comienzo y en el n de la metafísica falta en respectiva manera
375 diferente y por respectivasdiferentes razonesla diferenciaciónde ser y
ente. Pero también en el transcurso de la historia de la metafísica, pues-
to que esta diferenciaciónse hace más clara, carecede toda fundamen-
tación, es ya el ensambleenla estructura de la metafísica, que tan sólo
posibilitalos metasicamentere-presentables
dpxoú,diria, principio,
fundamentos, causas, condiciones y valores y hace necesaria la trans-
formación histórica de las posiciones metafísicas fundamentales.
La metafísica no está a la altura de una custodia del ser en el pensar
esencialque predisponea1ente en totalidad, aunqueinterroga al ser en
cierto modo, para responder al ente a la pregunta qué es.
Porquela metafísicatiene que desistir del saberdel ser[Seyn] por el
hecho de entregarse al ente, tampoco puede nunca ser producido por
ella lo que encierra en sí la garantía del acaecimiento-apropiadorde la
verdad del ser [Seyn] en el ente: y esto es la fundación del ser-ahí. A ésta
pertenececomoprimer aditamento del hombre la magnanimidad e in-
dulgencia,querenuncia a interesesvitales y eternas beatitudes como
criterios de gestión y juicio del ente en igual decidida manera.
Mientras la metafísica está en el poder en el ente y mientras este
poder sehaya establecidopor completoen los vástagosy seguidoresde
la metafísica, las concepciones de mundo cristianas y anticristianas,
le permanecerávedadoal ser[Seyn] expandir el espacio-dejuego de una
historia a la nada de él mismo surgida y sólo esenciándose a partir de él.

109. ¿Qué es metafísica .9*

Esta conferencia, que se sostiene en una perspectiva expresamente


limitada, pero modernamenteesencial,en tanto pregunta a partir de

* Conferencia 1929, en Wegmarken, Gesamtausgabe, tomo 9, pp. 103-122.


109. ¿Qué es metafïsica .9 317

las ciencias como una forma fundamental moderna de la referencia a1


ente como tal, excede ya a la metafísica como determinación de 1a enti- 376
dad del ente. No obstante designa al exceder y el planteo así alcanzado
precisamente como 1aVerdadera metafísica, en cierto modo la meta-me-
tafísica.
La tradición histórica ha sido preservada para la confrontación esen-
cial, pero a1 mismo tiempo lo otro, la pregunta por la verdad del ser
[Seyn], ha sido indicado a partir del serahí, sin que el ser-ahí sea pro-
piamente nombrado. De todo lo que se dice aquí nada espor sí en conte-
nido temáticamente esencial ni la nada ni la angustia, ni 1a lógi-
ca, ni la primacía de la disposición decisiva es sólo la experiencia de lo
que no es un ente y nunca el ente y sin embargo tan sólo eleva a éste
como un tal a lo abierto de su esencia.
En la conferencia han sido nombradas dos proposiciones de la me-
tasica, sin que sean desplegadas en su más propia cuestionabilidad
(según 1a historia del ser [Seyn]):
1. Ser y nada son lo mismo.
La nada ha sido entendida aquí en sentido hegeliano, es decir me-
tasicamente, al hilo conductor del proyecto re-presentativo de la enti-
dad como objetividad; igualmente el ser, es decir como lo más general
más vacío,KOWÓV,
el marco extremo de la entidad. La nada noedorapor
el contrario surge dela esencia del ser [Seyn] como rehuso (acaecimien-
to en 1a ocultación). Tan sólo del rehuso surge la negación.
2. ¿Por qué es en general ente y no más bien nada?(cf. supra, p. 231;
cf. semestre de Verano de 1935 Introducción a la metafïsica).*
a) metafísicamente pensado se pregunta aquí por la causa a través
de la cual el ente es puesto junto y Ia nada en cierto modo apartada y
reprimida; el ente ha sido concebido como lo producible representable 377
y 1a nada como 1a negación del ente en totalidad.
b) Preguntado según la historia del ser [Seyn] mienta 1a pregunta:
¿por qué razón tiene entonces el ente la primacía, de modo que el ser
sólo un suplementoï; ¿por qué razón el esenciarse de la nada ha sido
predominado, pero 1a nada en el sentido de la pertenencia a1 ser [Seyn]
como su abismo? (respuesta: porque abandono del ser a1ente ha soltado
a éste ala supremacía de la maquinación; ¿pero qué es esto? [Evento]).
La ambigüedad de estas proposiciones, aunque ni remotamente do-
minada, ha sido dicha intencionadamente en conexión con la transitoria
ambigüedad del concepto de metafísica como del nombre para la pre-
gunta por el ser, que pregunta sólo por la entidad del ente o por la ver-
dad del ser [Seyn].

* Einführung in die Metaphysik, curso en Friburgo, semestre de verano de 1935, en tomo


40, pp. 3 y ss.
318 ÍQKVIII.El conceptode la metafísicasegún.la historia del ser[Seyn]

(El libro sobre Kant* ha de mostrar que Kant en cierto modo es em-
pujado al ámbito de la verdad del ser [Seyn], pero que se arredra ante él
y no conoce la pregunta correspondiente y en el interior de la posición
fundamental de la metafísica para nada puede conocer.
La interpretación de la losofía trascendental kantiana sobre el es-
quematismo y la imaginación exagerar,conscientemente para ya mos-
trar al interior de la historia de la metasica que en esta misma se
encuentra la necesidad de una transformación esencial de su pregunta.
A este intento no le cabe en lo más mínimo una aportación del Kant
historiográco, cómo él ha sido; se puede por ello proseguir tranqui-
lamente en acreditar su incorrección, sólo se prueba con ello la incapaci-
dad de examinar esencialmente la pregunta por el ser).
La conferencia ¿Qué es metafísica? y el escrito Kant y el problema
de la metafísica no sólo surgieron al mismo tiempo, se copertenecen
como intentos para hacer visible la metafísica a partir de la metafísi-
ca y de este modo dilucidar la pregunta que Ser y tiempo pregunta por
primera vez.

378 110.Aristóteles,Metafísica A 4 sobrela Quan;

Decidido por adelantado conforme a su posición denitiva al comien-


zo toma Aristóteles la cbúolccomoOÚGlCX
TIC,comoun tipo de entidad.
Esto quiere decir que entretanto el ser se ha expresamente solidicado
en la entidad (sobrela ïóïaa),mientras en verdad y estoes según1aesen-
cia, por el contrario, no acaso sólo con respecto a la sucesión del conocer,
la oüoloses cbúolcTIC,un cierto modo en que el reinar que surge y se
oculta se ha determinado como al mismo tiempo indiferenciado con res-
pecto al ente para el proyectar representativo y en verdad nalmente a
través de Aristóteles en évrsXexsia.
En A 4, 1015a 12 ss. ha sido la (bÚmC,
tomada segúnla procedencia
esencial,subordinada a 1a oúoloz(al ser), mientras sin embargoen el
decisivodesplieguedela npcm dnlxoootbla Met. I 1, 1003a 26 sq. sedice
expresamenteque las ápxoúnecesariamentepertenecena una cbúolcnc
como una tal, lo que signica: las determinaciones fundamentales de la
entidad sontales de la ÓÜCIC,
la oúola está subordinadaa la cbúolc.
Aquí pareceaún a través de la esenciafundamental de la ÓÚOlC, en
todo caso en el aspecto de que en ella se encuentra: el presenciarse que
sale a partir de sí y antes que todo, que constituye a todo presenciarse
[Anwesung]en general; sóloque ahora ya no es el voeïvy el Aóyocen el

* Kant und das Problem der Metaphysik, en Gesamtausgabe, tomo 3.


111.cpüoic
y metafísica 319

sentido del reuniente percibir (es decir, hacer presente [Gegenwürti-


gung])* del surgir que reina 1oúnico determinante para 1a referencia a1
sery el ente;sinoel noioúusuov
dela ITO/IHÜIC,
el paKTóvdela npooúpeou;
ha alcanzadoexpresamenteel campovisual de 1a determinación de ser
y correspondiendo
a elloha constituido
loscpúosi
ÉSVTa
comoun circuito
del ente aunque distinguido.Pero en tanto el ser por doquier se presen-
cia en su esencia,permanecesin embargomantenida la representación
del sercomo«buon:
en el másampliosentido,aunqueempalidecido.
a) CbÚGlC
comoyéveouc nacimiento el venir a estar en posición,el
ponerse-fuera(desdelas raíces) y ponerse-al descubierto-de lo que cre-
ce,de losvegetales
(cbúeoax)
(distinguidareferenciade vegetaly 43601¬ 379
(abrirse de la rosa).
b) el de donde comoel primero de este nacer- que es lo que sepone
fuera y se pone, lo en el nacerya estable-presente.
(b) el que y (a) el como;¿aquí ya qué duplicación?
El de donde del Verdadero movimiento de 1odesde sí estable. (Movi-
miento comopresenciarsedel aún no del ya comotal; presenciarse).
Crecer a) como aumentar incremento (crece el número) a través
de mero a-ñadido(¿dni-kaquí fuera del contactoadición del uno al
otro- nada necesario.Los añadidos ningún uno y el mismo en sí, que
tan sólose hace antes correspondiente.
Crecer b) comoconcrescencia compenetrarse ser uno en cohe-
sión y así y tanto.

111.(13601:
y metafísica

La meta-sica essegúnsuesenciahistórica,a lo queel nombreorigina-


do de curiosa manera a1mismo tiempo aún indica, para entender como
un concebirde la Quant;
Pero este con-cebires conformea lo por concebir(a la estabilización
del presenciarse surgimiento de lo que reina) un Geopsïu,que toma en
la mirada,es decirhaceserpresenteal sermismocomodpx del ente,
dondeápxñ mienta aquellode dondesurgelo que surge;y ello es él
mismo comosurgimiento(cf. la proposiciónde Anaximandro).
Pero presenciarseque surge es salir alo abierto inaugurado, es en sí
inocultar, inocultación.Lo que toda metañsica quiere y tiene que ver es
la zerdad ella comoprimer y último nombre del ser,pero in-fundada,
porque en primer lugar la ápxñ.

* Precisamosentrecorchetes
las diferentespalabrasempleadas
en el textooriginal,que
distingueal hacerpresentetemporal,Gegenwártigtmgdel presenciarse, Anwesung
mencionadoanteriormente. [N. del T.]
320 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

380 112.q>úolc
y álxñsla

La pregunta por la Verdaden el sentido inicial de la inocultación en el


comienzo no es para nada planteada, porque inocultación es un nom-
bramiento esencialde la 43001:misma, el nombre para el ser del ente.
La pregunta por la verdad sóloentoncesdevieneuna pregunta por la
esencia del conocimiento, después que se ha solidicado la interpreta-
ción inicial de la entidad.
Pero antes ha sido examinada una vez más (cf. la alegoría platónica
dela caverna)la conexiónesencialentre entidad (id/sor)
y verdad(ÓÁeElU),
peroal mismotiempoya enel tránsitoa la transformación
dela dAñBEta
en la asimilación y corrección. Sin embargo según la historia del ser
[Seyn] la Verdadno puedeser pensadacomocarácter del conocer,sino
que el conocermismoy su referenciaa la verdad tiene que ser concebi-
do como fundado en la esencia de la verdad, en lo que verdad inicial-
mente (en el otro comienzo)se elevaala es°encia
del claro del ser[Seyn].

113.dlxsna cirpéxsna

inocultación inocultación
(presenciarse) (volverse hacia)

\ estabilización
/
árpsxéc:tomamosde inmediato 1oinoculto comolo enderezadoy desco-
nocemos de nuevo en ello el contenido esencial.
Lo inoculto es lo no torcido, no vuelto e in-vertido y así no volviendo
hacia el lado-revés, sino: apartando el lado revés: mostrando el dere-
cho.
381 Nuevamente esencialmente el emerger de lo presente en sí mismo,
no-cambiadoy no-torcido,antes bien enteramenteen su esencia,es de-
cir en el presenciarsede su que estando(vuelta-hacia).
A partir de aquí es asible tan sólorepensandola esenciadel 4126609
¿Porquéambosinicialmenteinfundables?El signodel oÍ-.

114. Metafísica

El ser: el surgimiento el reinante mostrarse,presenciarsee inoculta-


miento.
114. Metafísica 321

Lo reunido (Áóyoc)en lo uno; unidad aquí inocultante y presenciar-


se que se oculta.
Lo percibido (voeïv) presenciarse en 1orepresentado.
Lo visto (idea) Visibilidad.
Lo que en el acabamiento (TÉÁOC)
«habilidad (Ïspyov,évTeM-zxelor,
¿vépysloú- que sostiene.
Lo máximamente ente como primera causa de todo ente (creator,
actus puruslb
Lo representado (monas?) comopensado en certeza (verum certum). °
Objetividad efectiva del objeto efectivo (objetividad del objeto).
Incondicionada objetividad efectiva de la razonabilidad que se apa-
rece.
La solidicacíón, aseguramiento de la subsistencia del devenir y si
no nada; y así el último humo de una realidad evaporada. d 382
Lo abarcador.

Metafísica

Ha sido pensada aquí rigurosamente, nunca entendida como parte de


enseñanza, como disciplina losóca, como forma de conocimiento y
semejante, sino como ensamble del ente en la totalidad misma con el
ente como tal, a saber como lo ensamblado a través de la entidad y lo
impreguntado de la verdad del ser [Seyn], cuyo extremo el abandono del
ser del ente.
Por cierto, a menudo se tiene que hablar en primer plano, de modo
que metafísica como teoría se corre al horizonte. Pero esta metafísi-
ca es sólo una consecuencia y degeneración de la meta-sica como en-
samble del ente desde su entidad; pero este ensamble surge del señorío
del ser [Seyn] y su inauguración, sobre cuyo fundamento esencial des-
cansa toda historia como subsistencia y no subsistencia de la verdad del
ser [Seyn].
La metasica como el ensamble occidental-histórico del ente, en el
cual éste tan sólo como un tal y a saber en el sentido de la estabilización
del presenciarse en general viene a lo abierto (pero éste inmdado), se

a. Presenciarse desde el surgir en el retroceso: presencia y estabilidad.


b. Através de lo romano soterrado todo lo griego; ¿hasta qué punto preparado a través de
éste?
c. Metafïsica moderna - subiectum.
d. Cf. artículo Nietzsche (Nietzsches Wort «Gott ist tot»), en Holzwege, Gesamtausgabe,
tomo 5, pp. 209-267.
322 IOÍVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

extravía en lo que se llama concepción de mundo. La metasica se-


gún su esencia (abandono del ser) no es señora de su esencia.
La metafísica es la verdad del ente como tal en totalidad, que poster-
gatodafundacióndela verdaddel ser[Seyn]desdeel ser[Seyn]confor-
me al propio desasimiento de tal verdad (apertura como inocultación)
del ente hacia la primacía sobre el ser.

383 115. La metafísica

comienzacon la diferenciaciónplatónica del Burma¿Su


y del uh 55v;pero
este inicio es sólo la consecuencia del comienzo del pensar occidental,
que piensa[erdenkt] el ente comomüouc dAñGsIa,
pero al mismo tiempo
no puede fundar la verdad como tal de este proyecto (el no poder desde
la grandeza del comienzodel pensar;dlñesla y la entidad misma y con
esta solidicada; y lo que luego queda propiamente al pensar deviene
óuo/¡cootcy corrección).
La metafísica comienza no develada con el comienzo del pensar occi-
dental y se inicia sin embargo tan sólo con el primer acabamiento de
este comienzo en Platón y Aristóteles. La losoa preplatónica es en
cierto modo pre-metafísica en el modo a saber, de que prepara la inter-
pretación de la entidad comoi5i2ot
y conello conjuntamenteesadiferen-
ciación (metafísica pensada según la historia del ser [Seyn] como el
ensamble del ente en totalidad, no como teoría).
La metasica comienza a través del surgir del ser como reinar que
surge. Pero aquí en cierta manera el ser no ha sido diferenciado con
respecto al ente (aún no), el ser como presenciarse es lo más presente
(bvrmc) y con ello el máximo ente y así aún del tipo del ente, o sea éste
del tipo del ser. Tipo signica aquí estirpe linaje, procedencia, donde
también en lo procedente ya se encuentra la esencia de lo antes y prime-
ro presente.
El comienzo y el inicio de la metafísica no coinciden; tanto menos que
el acabamiento (el n) y la conclusión.
La metafísica se inicia tan sólo donde la diferenciación del ser como
Kowóv (de la entidad) del ente como Ékaorov deviene ensamble del re-
presentar (en el modo en que previamente y no más considerado todo
comportamiento se subordina y ensambla al ente como tal); este inicio
plantean Sócrates-Platón, esta así iniciada historia de la metafísica es
384 concluida a través de Hegel, de modo que al mismo tiempo conduce esta
conclusión al acabamiento; pues en la esencia de la idea absoluta se
encuentra el que ésta en cierta manera retoma la diferenciación de ser
y ente; permanece en verdad mantenida, porque en la metafísica nunca
fue ni puede ser interrogada y fundamentada como tal, pero es emborro-
115. La metafísica 323

nada; en la época de acabamiento de la metafísica (puesto que todas las


posibilidades de interpretación del ser de la entidad: ser y devenir y
pensar y deber (valor) y apariencia coinciden en lo uno del caos (de la
vida) y en unanimidad con él se conrman y estabilizan en el ininte-
rrumpido presenciar (eterno retorno de lo igual), la diferenciación ya no
es esencial como ensamble (con el verdadero mundo es también el apa-
rente suprimido). Lo que en el comienzo en virtud del simple señorío de
lo asombrosode la dnioxctodavía no necesitabahacersediferenciable,en
el acabamiento ya no ha sido más diferenciado. Pero el caos de Nietzs-
chenuncapuedevaler acasopara la recuperacióndela cpúoxc,
tanto menos
que el acabamiento del comienzo es el comienzo mismo, no obstante,
porque aquél pertenece a éste. Pero la metafísica propiamente salida a
la estructura y su historia entre Platón y Hegel determina pues para la
historiografía también la interpretación de la losoa preplatónica y
poshegeliana. La metasica se ve a sí misma y su historia en el horizon-
te de su ensamble y como modicación de éste; frente a lo cual el co-
mienzo no es según la historia del ser [Seyn] una forma previa de lo
tardío, sino éste una conformación caduca del comienzo. Que Nietzsche
mismo conciba su losofía como inversión del platonismo se fundamen-
ta históricamente, en tanto sólo el horizonte de la metafísica puede ser
conductor para la autointerpretación de la losoa. Pero esta autointer-
pretación nietzscheana no es denitiva, porque la inversión lo fuerza
nalmente a salir del platonismo y con ello del inicio de la metafísica.
Por ello Nietzsche sólo puede ser concebido desde el comienzo de la me-
tasica como su acabamiento y ello no acaso porque haya apreciado par-
ticularmente la losofía preplatónica (pues la toma en la interpretación 385
puramente platónica: en Heráclito el devenir, en Parménides el ser).
No el heraclitismo lleva a Nietzsche a la referencia esencial histórica
al comienzo, sino ese pensar a consecuencia del cual se disuelve la pre-
gunta por el ser del ente hacia el ilimitado predominio del ente en tota-
lidad como vida que se autoestabiliza y conrma, que ya no es estima-
ble sobre ningún valor, sino sólo vivible. Pero porque en el pensamien-
to de Nietzsche todas las posiciones fundamentales de la metafísica ex-
presa y de su historia concurren transformadas y se desdibuj an, por ello
es natural la seducción de incluir su metafísica sólo en lo vigente, en
lugar de concebir que y cómo ella a través de la erección de la incuestio-
nabilidad del ser es un n. Esto en todo caso sólo es concebible desde
la superación de la metafísica como tal en la totalidad de su historia,
es decir, según la historia del ser [Seyn].
324 IOKVIII.El conceptode la metafísicasegúnla historia del ser[Seyn]

116. Ontología Metafísica

Por doquier en los intentos ha sido tomada la única tarea, desplegarla


pregunta por el ser y a saberla pregunta por el ser de inmediato y sólo
en el todo otro sentido de la interrogación de la verdad del ser [Seyn].
Con ello se transforma no sólo el tema y el proceder, sino ante todo la
esenciadel hombre y la Verdad del ente mismo y a través de ello de
consuno el modo de decir y fundar.
Peroporquepuesla pregunta por el ser esdesdesiemprela pregunta
de la losofía desde su primer comienzo y porque desde entonces la
pregunta por el ser devino exclusivamentepregunta por la entidad del
ente, estepreguntar luegofue designadoescolarmenteontología-me-
tafísica, era natural, hasta inevitable nombrar también y tanto más
386 decididamente como ontología y metasica a la toda otra pregunta,
que no aparta simplementela primera, sino ala vez funda.
En esta asunción del título tradicional de la pregunta por el ser para
un interrogar al ser de todo otro tipo, el uso de este título tiene que
devenir,sin embargo,conel desplieguede esepreguntar una desgura-
ción de 1a intención más propia.
Así en la conferencia¿Quéesmetafísica?* la pregunta es contestada
a través de la referencia a tal cosa, que por cierto es enteramente otra
que la metafísica, en tanto ésta es concebidarigurosamente de modo
histórico como ese preguntar por el ser del ente, que de la pregunta por
la verdad del ser no puedeser dueña ni obligadaa ella. En la conferen-
cia es aún nombrado metafísica lo que nunca más es metafísica.
E1proyectantesondeodel ser-ahí comodel fundamentohistórico del
claro del ser [Seyn] seinterna en un reino que hasta ahora no sostuvo
y sólopuedeser acaecidopor el ser [Seyn] mismo en tanto éstellega a
su claro conrespectoa una historia. Este ser-ahí seesenciafuera del
ensamble,comoel cual la metafísicaha ensambladola entidad del ente
y hecho dis-ponible** para la historia occidental Vigente.
Por ello es imposible hablar de una metafísica del ser-ahí, como
sucede en el libro sobre Kant,*** cuando justamente allí se ha indicado
que la metafísica (a saber,lo que en la mencionadaconferenciaes en-
tendido por ella) se funda en el ser-ahíy pertenecea éstey sóloa él.
Lo mismo rige para los nombresantología y trascendencia en el
tratado Acerca de la esencia del fündamento.****

* En Wegmarken, en Gesamtausgabe, tomo 9, pp. 103-122.


** En el original se indica el parentescode Wer-fügbarconlos anterioresFuge,ensam-
ble, y gefúgt, ensamblado. [N. de la &#39;I.]
*** Kant und das Problem der Metaphysik, en Gesamtausgabe, tomo 3, pp. 218 ss.
**** En Wegmarken, Gesamtausgabe, tomo 9, pp. 123-175.
117. La metafísica 325

Con los títulos conductores tradicionales ha sido mentada toda otra


cosa y a saber de tal tipo que supera justamente lo antes designado así
con derecho. La superación de la metafísica; concebida en el sentido esen-
cial de aquel ensamble- es ella misma aún dada como metasica y a
saber según el nombre, nunca en la cosa y en la actitud del interro-
387
gar.

Ontología
esasumido
como
título
de1apregunta
porelser,
pero
la
pregunta por el ser en el sentido de la antología es justamente supera-
da. Lo que ontología (interrogación del ser) es en Ser y tiempo no se
determina a partir del título, sino que el título tiene que admitir otra
interpretación, en verdad a él opuesta, que se sale enteramente de él y
su ámbito semántico. Un expediente para indicarlo es el nombre onto-
logia fundamental.
Este dudoso procedimiento es por el momento inevitable, sobre todo
siempre rige no apartar a la metafísica, la pregunta inicial por el ser,
sino a través de ella referirse a la toda otra. Donde no se sigue esta
instrucción, sino que más bien se trae consigo todo pensar metasico
consolidado y se lo deja ser determinante, se confunde todo; sobre todo
que no se trata en verdad de modicación de disciplinas sino del acaeci-
miento-apropiador del hombre en la Verdad del ser [Seyn], acaecimiento
que exige una transformación de tipo único.

117. La metafísica

pregunta por el 35v Bu,ens qua ens (ensqua tale), ente comoente.
El , qua, como,ha sido allí impreguntado;lo que conello esnombra-
do es la dirección proyectiva, lo abierto del proyecto, el proyecto como tal
en general; que tal cosa es y es reivindicada como fundamento y fundan-
te, explica la metafísica como voGc,ratio, razón. Formalmente indicado
a partir de la pregunta metafísica, se podría decir: el pensar transitorio
pregunta por el , qua, como en su esenciarse,de modo que éste es
reconocido como perteneciente al ser [Seyn] mismo, a través de lo cual la 388
verdad del ser [Seyn] deviene lo interrogado. Sin embargo esta pregun-
ta por la esenciay fundamentoy la necesidaddel no permanecesuple-
mento y apéndice alguno del preguntar metaÍïsico, acaso su teoría del
conocimiento, sino aquí ha sido indicado el punto de giro de la decisiva
transformación de la pregunta por el ser y con ella la destrucción de
toda subjetividad y de cada determinación del hombre como animal ra-
tionale.
&#39;Ioda
metafísica piensa en causas, fundamentos, principios, que se
agotan en la división cuatripartíta ya jada por Aristóteles con diferen-
tes variaciones.
En el pensamiento moderno el deber como fundamento recibe una
326 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

propia primacía y remontándosea la diferenciaciónplatónica da un giro


que corresponde a la posición subjetiva del hombre.
Este emerger del pensamiento-de valor tiene como fondo la causa
nalis, de modo que expreso o no- la nalidad conduce todo poner en
cuenta del ente sobre la entidad.
El ser es calculado en las causas y fundamentos y estos asientos
mismos sirven sólo al cá1cu1o*y planeamiento del ente y devienen con
respecto a este siempre más suplementarios.
El esenciarse del ser [Seyn], al que causas y fundamento no pueden
alcanzar, es así totalmente bloqueado.

118.¿Su ¿SV

y a saberoudrrÁoSC
senci1lamente
entotalidad(noKotTot
uepoc
T1)(ykvoq
Tl neplypaxpápsvov).
El es el nombre para la consideración(al ente
mismo a saber, en tanto es ente).
La consideración de este tipo, que no apartada la vista del ente, pero
quetampocosólotal, neol Éïrpotypareúerotl
To rí-zxaoroz,
sinoal entecomo
389 ente (K116,
otÚTó).Allí reside la pregunta del ente al puro esenciarse suyo,
quiere decir: éstedetermina en general ya 1aentidad.
Sólo que, por encimade ello y ademásllega tan sólo ahora el respec-
tivo tipo determinadodela miradahaciael 55v ov.
Entidad quiere decir ya el en general del esenciarse;y estodebepues
ser visto teoréticamente,de modo que la órpxñde sí mismo es experi-
mentada en él mismo, junto a ella misma, a partir de él.
Por consiguienteen generalla consideración
a ápxñ,desdedonde
como aquello, en donde la estabilización y presenciarse propiamente y
a consecuencia de ello también oiíïnov.
A la esenciade la ápxñ y de la oïírlot(oÉíTlov)
perteneceel oïïóxov
(Aristóteles,Met. E 1, 1026a 17);peromirada previa a dpxñha sido
precisamentesosteniday conducidapor el proyectosobreÓÚCHC pre-
senciarseque surge y conformea ello pro-cederen sí el presenciarse
con respecto a de donde.
Aquí estáel origenpara ideaasí comopara ocíríaen el sentidodela
explicación óntica.
Por ello también por doquier aún en Aristóteles, Met. F 1, E 1, K 7 1a
referencia a cbúouc
TIC.

* En el texto original se empleauna familia de palabras sobre el verbo raíz rechnen,


calcular,que despliegaclaramenteun contextode sentidocalculador:Verrechnung,com-
pensación,abonoen cuenta;aufgerechnet,contado;Rechnungsposten, asientos;Bere-
chnung, cálculo. [N. de la T.]
11.9.La esenciade la Üsmpïa 327

Aquí la esencial religación al proyecto inicial ya tras el pasaje por


Platón.
cbúolc,por una parte y en general, donde ápxh ¿vmiro} mientras
aún el surgir al presenciarse; luego y en especial, donde dpxn Tc
Klvñoswc;la naturaleza en sentido óntic0- es esto sólo,porque (bÚClC
en lo propio del ser.Cf. I «büolcTIC;pero aquí XmploTovKoháKivsTov(¡106
pero Tc ÜXnCH).

119.La esenciade la Gsmpïo

7 partirdela Trdlnouq
y ïrpátcbajola anticipación
dedpxy ióvqua
ououa.
ÜEüJp/¡(I
un tal pro-ducir, que hace pre-senciarseal ente en él mismo, 390
es decir a partir de la olpxnque en él se encuentra; se trata de la co-
posición de la estabilización del presenciarse; después de ello se diferen-
cian npám, noïnoncy Sampler
y la correspondienteÉmorñun.
La Sampler,
aunque el más elevadomodo de referencia al ente como
tal, es concebida a partir de la co-posición y ésta es experimentada en
primer lugar como pro-ducción (hacer) y toma de posición (actuar);
pero la Üsooplot
no un tipo de rrolnolc y ïrpálc.
EÏTIOTÜUHZ
ganar posición en y como co-posición.
>l<

La esenciade la Gsooplot
y Beokoyud)
ÉmoTun
Bsopsïv el Tlulcórarov¿vcomoGsolxoym
Énxorpn
a1 Tb Gsïov;
el xmpIoTóv oÏKïvnTov;
el ser mismo el puro presenciarse
(ïóïsa ávsu ÚAnc);
desdesí estable no tan sólo desdey en ueTaBoA.
el ser también comoïrpcfsmcptlxooodíux
no ontológicamen-
te en sentido conceptual moderno; ninguna diferenciación de la metha
physica generalis y specialis, por el contrario, ésta tan sólo exigida cris-
tianamente, mientras al modo griego precisamente lo mismo.

* Cf. Aristóteles, Met. F, E, K; Eth. Nic. Z.


** El original subraya separando el prejo la raíz Stellung, posición, en Bei-stellung,
Her-stellung y Stellung-nahme, que traducimos respectivamente por co-posición, pro-
ducción y toma de-posición. IN. de la T.]
328 XXVIII. El conceptode la metafísicasegúnla historia del ser[Seyn]

391 120. Metafísica

El nexodela determinacióndel ouu7 Bu(Kowóv)


¡y dela Geckon<&#39;
Émo &#39;
p;
enscommunequé esen 1omásgeneral- Kaokou;summum ensque es
en el primero- (IKTIIOE.
Cadavez dpxn.
Yaseparación cristiana,¡porqueantespersonadel dioscreador!por
salvar;por elloóv¡j 6V puramenteconceptualo seaindeterminadoy
luegosin embargoretomadoendioscomoel TEXVIITUC.
En otraspalabras:aquípensadodogmáticamente-conforme ala fe
y no griegamentedesdela experienciadel ente comotal.
>!<

Metafísica

el ensombrecimiento del ser a través del ente como tal apenas y tan sólo
posible,cuandoseryaha sidopuestoen1aprimeraverdad(comosurgi-
miento comoqaúotc).
De dónde este ensombrecimiento el ser infundado de la Verdad del
ser, el no poder saberdela verdad en su esenciacomoverdad del ser.
La consecuencia del ensombrecimiento: el ser como suplemento; la
másagudaversiónde estasuplementariedad
comoa priori la apa-
riencia de lo inverso,a saber,comodelo anterior. Perola ante-rioridad
no es dominada,porque su verdad fuera delo cuestionable.
Ante-rioridad es, pensadosegúnla historia del ser [Seyn],una reso-
nancia del a-bismodel claro, que antes ya se esenciay sin embargopor
deprontopermanece
irrepresentable,
porquedeningúnmodopuedeser
re-presentada.
En la metafísica el ser mienta siempre el ente en totalidad; ser
aquí nunca ha sido dicho desde1averdad del ser[Seyn].

392 121. La metafísica

tiene quetomar el ser comoentidado biendirectamente


comoïóieot;
el
máximo ente del ente y en consecuencialuego, sin embargo,su máximo
vacíoy generalidad;por 1ocual entoncespara cubrir la desnudezel ente
es convocadoy el llenado material de lo formal repara el perjuicio de 1a
abstracción;o bien remontadaa1hombre comosubjectum; lo condicio-
nante de 1aob-jetividad y situacionalidad como1oincondicionadoy esta
incondicionalidad misma como el máximo ente (Hegel).
Entre ambasposibilidadesoscilaentoncestodopensarmetasico aquí
y allá y buscasalidas,a n de queel ser no devengacosani una mera
haceduríasubjetiva.Peroen el fondopermanecesiempreambas,esdecir:
122.Cómopiensala metafísicaal ser 329

el ente una vez sellado a través de la estabilización del esenciarse tiene


supremacía
y elevarála entidadcomomaquinación
a lo indudable.
En toda metasica el ser es determinado a partir de la percepción del
ente como tal a través de la razón y el pensar así entendido. De aquí
resulta histórica y materialmenteel verdaderoconceptodela metasica.
El seresconcebidosiempreen direcciónal ente,aun dondeen razóndela
in-condicionalidaddel pensarcomo en el pensarincondicionadode He-
gel- aparentemente
seha alcanzado
unaseparación
plena.Estasepara-
ción tiene la gura de un rehuso*y permanecepor cierto tributario del
ente en la permanentenecesidaddel rehusar,que se condensaen la in-
condicionalidaddel pensar,sin que evidentementeesterehusofuera in-
cluidoe incluibleenel sistemadeestepensar.Ello rigetambiéndonde
en la inversión todo ser es entrelazado en el devenir como el auténtico
ente,cualen el contrajuego
de eseprimer acabamiento
hegelianodela
metasica: en Nietzsche.

122. Cómo piensa la metafísica al ser 393

La metafísicatiene que pensarel ser comoentidad, tomar al presenciar-


sey suestabilizaciónmismacomolo másestable;conelloha sidodecidi-
da la posteriorobjetívacióndel ser comode lo ante-rior;el ser mismo
deviene lo mismo que objetividad.
Todo ello dice: ser permanece sin claro, deviene el primer presente
ante la mano, extremo, abarcador,es decir por doquier y sobre todo,
enteramente sin dimensiones,no aclarado, a-partado o lo que dice lo
mismo:penetrándolotodo comolo más presente.
Por ello también el ser es 1o incuestionable, en él nada queda por
preguntar;por ello capturadoen el concepto
másvacío;por ello hasta
sóloun sonidode palabra, rechazadoy pulverizado por el ente comolo
ecaz. Esto se desencadenaen el abandonodel ser.
>14

Cómo la metafísica toma al ente

Comolo explicabledesdelo ante-rior y por ello comopresentey como


tal originándose de lo antes presente y como presente para un acoger,
reponer junto, elaborar.

* En el originalseacentúael prejo negativo:


Ab-sage,
quetraducimos
porre-huso.IN.
de la T.)
330 XXVIII. El conceptode la metafísica.según.la historia del ser[Seyn]

El 25vcomoIïpáyuade la rrpálcfískotorov
de la rroïnonc Iïpduc
Gscoplot¡a partir del poner-junto!
El ens como ens creatum.
La res como objectum de la repraesentatio.
La cosa de unhcondicionamiento a través de condiciones de lo incon-
dicionado.
El objeto como presenciarse en la representatividad.
Lo real en una ecacia.

394 ¿Quédevienedel ente y su entidad, cuandotal proyectode lo ante-


rior caeallí para per-cepcióny explicación,porquesiempredesviadodel
ser [Seyn] y su verdad?

123. In-nitud y eternidad

son medidas y metas de la metafísica y con ellas deviene lo nito esen-


cial como un in-acabado presente ante la mano. Pero la acentuación
segúnla historia del ser [Seyn] de la nitud mienta otra cosa,que se
dice más adecuadamentebien fuera de esta oposiciónmetafísicay de su
unidad.
La acentuación de la ñnitud era sólo un intento de-fensivo dicho en
el lenguaje de la metafísica, de superar el dei en el sentido de la estabi-
lización del presenciarse, no a favor de una tempora1idad en sentido
cristiano y por ello tampoco con la intención de un superuo rechazo de
la eternidad cristiana.
La estabilización del presenciarse es el concepto metasico del ser; el
salto a la nitud signica un concebirla verdad del ser [Seyn], en la
que seaclara la esenciadel ser[Seyn] desdesu abismosofundamento;el
ser que la metafísicasóloconoceescomoestabilizacióndel presenciar-
se sólo una extracción ella misma aún infundada de un momento esen-
cial del ser, de la actualidad, que en ello ni siquiera es concebida en su
esenciarsecomotemporalidad. Cuandoel ser[Seyn] en el primer paso
del pensar según la historia del ser [Seyn] es puesto en referencia al
tiempo, entoncesello no mienta que el ser sea 1. un ente y 2. que
este ente sea lo temporal en el sentido de lo mudable limitado (nito)
en su duración.Perocuandola nadapertenecea la esenciadel ser[Seyn],
luego ello nuevamenteno signica que 1. el ser seaun ente y 2. este
ente sea vano en el sentido de la caducidad de la creatura creada.
395 Antes bien, la mismidad del ser [Seyn] con la nada es el testimonio
de que el ser [Seyn] antes de todo ente nunca pueda ser algo vano,
124.El principio de contradicción 331

porqueesel abismodelesenciarse
deaquelloenquesefundatodoente
comotal. Pero el a-bismono esningún ab-soluto ente por sí separado
y estable,sinoel evento-apropiador
delvenir,quepor ciertono puede
ser nombrado con el nombre nitud demasiado metafísicamente gra-
vado, a no ser que el pensar y reexionar se libere antes de las vías
habituales de representacióny devengael liberarse de un copregimtar
de una pregunta.

124. El principio de contradicción

¿Quésepiensaenél?Una imposibilidad(áóúvarov).
¿Sobrequé se piensa en él? Sobrela entidad del ente.
¿Dequé tipo es por consiguente
la imposibilidad?Una tal del ser
mismo.
¿Cómo
serelacionaestaimposibilidadconla esenciadelser?¿Esuna
necesidad y de qué tipo?

La cuestión discutible tradicional: ¿esla incapacidad de nuestro pen-


sar la consecuencia de la necesidad del ser pensado o es esta necesidad
sólola proyecciónde nuestra subjetiva incapacidad?¿Oes estemismo
o-o insuciente y, cuando sí, hasta qué punto?
Mientrasel pensaresdador-de
horizontecomovoGC
parala verdad
del ser, ser es concebidocomopresenciaestable;y para este ser rige el
principio;peroporla mismarazónno essubjetivoy sóloexpresiónde
una incapacidad. p
396
¿Noha puesHegelsobreasumido la validezdeestaproposición?No;
la ha sóloampliadoa travésdel correspondienteplanteodela entidad
como idea absoluta. A través de ello es posible, sí hasta necesario, pen-
sar todolo por pensary enteal mismotiempoenvariosrespectos (del
en sí, para sí, eny parasf),esdecir,pensarlocontradictoriocomo
necesario.
Con ayuda de esta proposiciónprecisamentese realiza la transfor-
mación del pensamientonito al in-njto; la metafísica de Hegel es la
supremaconrmacióndelprincipiodecontradicción
comodel principio
de la metafísica, es decir, de la interpretación de la entidad como pre-
sencia estable y objetividad del re-presentar.
332 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

125. La historia de la metafísica es historia de la historia del ser

Para concebirla y experimentarla se requiere la liberación del proyecto


de la historia de la metafísica, que Hegel por primera vez llevó a cabo y
únicamente como primero podía llevar a cabo porque su pensar tenía
que ser un acabamiento de la metafísica.
La historia de la metañsica y con ello su comienzo es vista desdesu
acabamiento, tanto con respecto a las tres etapas fundamentales como
también con respecto a la movilidad con la que aquéllas tan sólo son
planteables.
El pensar incondicionado plantea lo que tiene que ser su condición y
escalonamiento,el pensarinmediato y la mediación:la losofía antigua
y cristiana, la losofía moderna desde Descartes hasta Kant están así
decididas en su esencia; este proyecto de la historia de la metafísica
atestigua el único señorío del ensamble ser y pensar; no sólo lo atesti-
gua sino lo aanza en la conciencia historiográca y decide con ello
sobre lo que históricamente, es decir, para el perfeccionamiento de la
losofía, ha de permanecer sabible por ésta.

397 126. La posición de Aristóteles en la historia de la metafísica

1. Aristóteles comoacabamientode lo antes aún extraño; (púolcconce-


bida comoÉvTsM-zxsnot.
2. Aristóteles como inicio de lo más tarde corriente desde hace tiempo.

>I<

Las posicionesmetafísicasfundamentalessonhistóricamente expe-


rimentables y examinablesantes quetodo en el pensarsegúnla historia
del ser [Seyn].

127. La distinguida posición metafísica fundamental de Leibniz

vista segúnla historia del ser[Seyn] es dilucidable en la repraesentatio.


La repraesentatio mienta el re-presentar subjetivo, que determina
al sujeto como monas. Este re-presentar (como aspirante ) representa
al mismo tiempo, hace llegar ese sujeto al abierto presenciarse (vali-
dez).
El re-presentar ha sido pensado aquí modernamente e inicialmente
de modo griego al mismo tiempo en la unidad.
Pero sin embargono: simplementealgo presenteante la mano, que
127.La distinguida posiciónmetasica tndamental de Leibniz 333

tiene caráctersubjetivo, sino subjectum,que se presenciaen su subjeti-


vidad al mismo tiempo y a través de ésta (dondeen todo casolo abierto
de estepresenciarsepermanececuestionable;o seaya decididoa través
del proyecto cristiano omniabarcantee imperturbado [ens creatum
creatorl).
No obstante la esencia de la monas, la unidad, tiene que ser concebi-
da a partir de la reunión en el presenciarsey de la estabilizaciónde lo
mismo y por consiguientede la doblementeradiada repraesentatio.
La monas no es hallable directamente, tampoco para la incondicio- 398
nal mirada creadora, sino que su esenciarse es originariamente reprz-
sentatio en el doble sentido.
Descartesplantea por cierto la representatividad y yoidad comoám-
bito de proyeccióny fundamento de proyecciónde la entidad, pero tan
sólo Leibniz lleva a cabo el verdadero inicio moderno de la metafísica en
la originaria apropiacióna partir de él de la tradición metafísica(subs-
tantia-monas;potentia comovis y possibilitas; energia).
Tan sólo Leibniz crea el fundamento para Kant y el idealismo ale-
mán y nalmente para Nietzsche.Tan sóloa través de él llega la racio-
nalidad al incondicional rango objetivo de la estructura del ente en tota-
lidad; dondelo matemático se despliegaal mismo tiempo en lo siste-
mático del sistema y a la representatividad le es aseguradoel pleno
desplieguecomoámbito de proyeccióny fundamento de proyección.
El ente como tal (el ser) es experimentable según Leibniz (M onadolo-
gía, 5 30) en los actos reexivos de la mónada hombre. Pero estos
actos se fundan en el saber de las necesarias verdades (identitates) ¿y
éstas? son sin embargoel saber esencialdel ser, de modo que sólo a
través de éste [es]posibleuna reexión, mientras sin embargoa1mis-
mo tiempo sóloesta reexión posibilita de nuevoel saberde las iden-
titates.
¿Cómoseha de decidiraquí?¿Seencuentraun círculoy, en caso
armativo, lo ha reconocidoy fundamentadoLeibniz comotal, es decir
en su necesidad? Evidentemente no, pues tal cosa sólo sería posible en
el interrogar de la verdad del ser.
Raison racionalidad pensar es autorreconocimiento y conjunta-
mente reconocimientoy conocimientode Dios (Monadología,5 29).
l Autorreconocimiento se funda en el saber de las identitates, este sa-
ber constituye entoncesla esenciade la razón. Luegorazón: percepción
de la entidad en el sentido de la identidad como estabilización del pre-
senciarse.
¿OmientaLeibnizquesobreel fundamentodeestesaberdelasveri- 399
tés necessaires encontramos el primer y próximo ente (y con ello éste
comotal), precisamentea nosotrosmismos,y en nosotrosexpresamen-
te por ello el ser?
334 IQCVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

Entonces solamente se diría: el ente del tipo hombre es lo dable y


dado primeramente como un tal; entonces sólo sería armada la posi-
ción fundamental de Descartes y al mismo tiempo preparado el plantea-
miento trascendental de Kant como subjetivo, es decir, referido a obje-
tividad de los objetos.
Pero entonces ni ha sido fundamentada la unidad de la esencia de la
mónada humana con el saber de las verdades necesarias, ni la primacía
de este ente en el orden de la dadidad del ente; tampoco ha sido recono-
cida la conexión del concepto conductor de Veritas como identitas con el
certum como el aseguramiento de una distinguida presencia y estabili-
dad.
Entonces queda también la metafísica leibniziana sin fundamento,
no se atreve al a-bismo de la verdad del ser [Seyn].

128. Kant y la metafísica

Tan sólo a través de la demostración crítica de una imposibilidad de la


metafísicaespeculativa, la metafísica se consolida plenamente como
ensamble del ente en totalidad según el sentido de la entidad inicial y
platónica.
La próxima consecuencia se muestra como metafísica del idealis-
mo alemán, que une sobre todo ambos en la incondicionalidad de un
conocer especulativo absoluto y de la realidad absoluta y a través de ello
transmite al siglo XIX una ínsobrepujable riqueza en respectos metafísi-
cos; no importa que sean tomados idealista o positivistamente. La
metafísica permanece como ensamble y deviene en su permanecer y en
su primacía siempre más irreconocible, cuanto más divergentes y llanas
400 son las tomas de posición con respecto a la metafísica, tanto más sal-
vajemente se hacen valer las concepciones de mundo.

129. El último ascenso de la metafísica

es la historia de la incondicional supremacía de la maquinación (cf. 8.


Acerca de la meditación; y ÜberlegungenXIII, particularmente 41 y
ss.).* El pensamiento previo esencial de este último ascenso lo produce
el pensamiento de Nietzsche, aunque no pueda precisamente concebírse
como acabamiento de la metafísica.
La superación de la maquinación no es realizable de inmediato, a

* En ÜberlegungenC, en Gesamtausgabe,
tomo 96.
130. El n de la metafísica 335

través de cualquier forma de destrucción o hasta sólo a través de una


refutación de la metafísica. Toda negación inmediata conduce a la nada,
sobre todo tampoco sería detectable desde dónde y a través de quién
podría ser cumplida.
La superación de la maquinación sólo puede acaecer mediatamente,
mientras el otro comienzo del preguntar según la historia del ser [Seyn]
permita a la metafísica en su acabamiento. Tal admisión exige del pen-
sar según la historia del ser [Seyn] un propio mantenerse rme, que
tiene que ser más sólido y duradero que todo ataque, que según su
esencia se deja trasladar de inmediato en cautividad por parte del ata-
cado. Ya el reconocimiento del acabamiento de la metafísica como histo-
ria de la incondicional supremacía de la maquinación es sólo posible
desde el otro comienzo. Superación es aquí esencialmente transforma-
ción del pensar, el tránsito del proyecto representativo al curso del libre
arrojarse.

130. El n de la metafísica 401

¿Es una casualidad que en la época del incondicional olvido del ser la
ontología experimente una renovación aunque sólo escolar-erudita e
historiográca? Ello suscita la apariencia de que aquí se pregimtara sin
embargopor el ser, de modoque la pregunta por el ser segúnla histo-
ria del ser [Seyn] llegaría demasiado tarde y no podría reivindicar nin-
guna inicialidad. En todo caso la ontología es por doquier sólo la
propagación de la apariencia de la pregunta por el ser según la historia
del ser [Seyn] y esta apariencia tiene su propia tarea histórica; ella cap-
tura a todos aquellos a quienes falta toda condición previa del pregun-
tar de la pregunta por el ser según la historia del ser [Seyn]; lo que éstos
toman por la esencia,permaneceal pregtmtar segúnla historia del ser
[Seyn] tan lejano como posible. De allí que la antología tenga el rol de
mantener a la pregunta por la verdad del ser [Seyn] en su adecuada
inaccesibilidad para la metafísica; ella es una protección ofrecida por la
metafísica al pensar según la historia del ser [Seyn] contra la intención
ante una deformación a través del no concebir.
Lo mismo produce só1o de una manera opuesta- el predominio de
las concepciones de mundo. Ellas son formas calculadoras o sea defor-
maciones de la metafísica, desplegadas enteramente en el ente y con él
como lo real. Como tales se remiten a lo real en las relaciones, acon-
tecimientos y circunstancias, al carácter y el instinto en actitudes
humanas. Rechazan toda ontología como mera operación intelectual,
vacía, y sin embargo le suscitan enseguida 1a apariencia de aportar la
interpretación del ente y jaciones de criterios. Lo que aún resta de
336 XXVIII. El concepto de la metafísica según la historia del ser [Seyn]

cuestionable, se limita a la más o menos cuidadosa y culta dotación del


en sí intocable edicio teórico y sistema de creencias. Por ello ontolo-
gía y concepción de mundo tienen considerado con respecto a 1a an-
quilosis de la metafísica ejercida por ellas, es decir al soterramiento de
la pregunta por el ser según la historia del ser [Seyn] un signicado
esencial histórico.

402 131. Metafísica y concepción de mundo

La concepción de mundo es un vástago de la metafísica; y en verdad


tan sólo se hace posible donde la metafísica llega al estado de su acaba-
miento. La concepción de mundo es una deformación moderna de la
metafísica, su criterio es lo público, en 1oque cada uno encuentra accesi-
ble cada cosa y reclama una tal accesibilidad; a ello no se opone que
entonces concepciones de mundo precisamente hayan sido cortadas
muy personalmente y sobre el singular; estos singulares se sienten
como los apartados cada cuales, como hombres que puestos sobre sí re-
presentan por sí una visión-de mundo, el mundo como visión y se remi-
ten a una especiede orientación (carácter) (por ejemplo, Houston Stewart
Chamberlain).
Esencial para la concepción de mundo es:
la primacía del ente (real) (olvido del ser);
el poner la mira en metas e ideales, que han de ser realizados;

PPP-NN?
la disposición de caminos y medios para tal realización;
todo ello en una intelígibilidad común pública previamente querida;
conforme a ello historiográcamente, pero pensando y calculando al
azar, es decir por entero ahistóricamente.
La concepción de mundo es el cumplimiento de 1a conrmación de la
supremacía de una incondicional inconciencia en la época de la acabada
falta de sentido. Con respectoal conceptoesencial de concepciónde
mundo y de su nexo con la metafísica moderna, cf. la conferencia de 1938
La fundamentación de la imagen moderna de mundo a través de la me-
tafísica.*
La concepción de mundo se mueve en la estructura de la metafísi-
ca: conoce ideas y exige y promueve su realización en la existencia;
403 las ideas se le convierten en valores y se exige de la existencia (es decir
aquí al hombre presente ante la mano como sujeto del vivenciar) toma
de posición y valoración.

* Impresa bajo el título Die Zeit des Weltbildes", en Holzwege, Gesamtausgabe, tomo 5,
pp. 75-113.
132. Mística 337

Las concepcionesde mundo elaboran, comoellos precisamente se


ofrecen s los conce tos Y las ro osiciones de la metasica 3 sin saber
acercade su origen y límites.
Las concepciones de mundo piensan naturalmente, tienen sus
criterios en la praxis de la vida; de allí procedetambién la inclinación
a la biología.

132. Mística

Toda mística es el límite puesto aún por la metafísica misma para o


contra sí.
Mística sólo al interior de la metafísica, es decir en el circuito de
su ámbito esencial;por ello a menudola inclinación de hacer precederal
comienzodel pensar occidentalun período de la mística, en el que ya
[es] experimentadotodo lo que despuésla metafísica sólo eleva al con-
cepto(Áóyoc). Bienvisto,seproyectala místicaa partir dela metafísi-
ca. A ello correspondeel rol histórico-metafísicadel neoplatonismo,la
mística del Medioevo,1amística en la épocadel desplieguede la metafí-
sica moderna y de nuevo en el romanticismo:Novalis, Baader, la ambi-
güedad del proyectode Schelling y la losofía negativa y positiva. En
tanto pues a través de la interrogación según la historia del ser [Seyn]
de la verdad del ser [Seyn] la metafísica comotal ha sido superada e
impedida la posibilidad del empleo de conceptosmetasicos, se salva
con el recurso de designar al pensar según la historia del ser [Seyn]
comomístico; y se mienta conello al mismo tiempo la despectivacom-
probaciónde pococlaro y oscuro,el entregarse a meras disposiciones,
en todo casoun conducirseque a 1a losoa rigurosa nunca le puede
ser atendíble, sino contra el que tiene que prevenir la erudita vigilancia 404
del emprendimientohistoriográco de la losofía.
No se advierte que así ya se ha convertidoaún a 1a mística en una
variedad y vicio de la metafísica y no se concibe ni una ni otra en
esencia.
Mística y compensacióndel ente desdeel ser pensadomaquinado-
ramente se solicitan alternativamente. Y en su concordancia llevan a
cabo el posponerdel tránsito desde la historia metafísica del primer
comienzoal otro; pues el tránsito no es aquí la continuidad de una pro-
gresión,sino el saber de lo repentino de la ruptura entre n y comienzo.
338 XXVIII. El concepto de la metasica según la historia del ser [Seyn]

133. El tránsito

se deja alcanzar sólo a través de un salto y por largo tiempo detener y


fundar sólo a través de un saltar.*
Aquí fallan todos los expedientes hacia el no acertado deslizarse de
uno (asegurado) a1 otro (que consta). Hasta objetivamente ya no es cap-
table la diferenciación de comienzo y n, porque aún esto tendría que
reconocer sólo una unanimidad como base.
De modo incomparable se elevan abismosamente en forma repentina
uno a otro el n, es decir la interpretación de la esencialidad de la esen-
cia (dela entidad del ente) como valor y el pensamiento [Er-denkung] de
la verdad del ser como evento.
El tránsito es para el representar historiográco respectivamente
sólo lo fugaz y episódico, que desaparece ante lo que fue transitado y
hacia donde fue transitado.
Históricamente sin embargo, pensado a partir del esenciarse de la
verdad del ser [Seyn], se reúne en él la singularidad de la historia en la
unidad de la ruptura entre acabamiento y comienzo. La insignican-
405 cia historiográca del tránsito y la dignidad histórica de su singular
capacidad de carga hacia 1o sido y lo venidero se corresponden.
De allí que tránsito no sea nunca mediación sino de-cisión, que sólo
se puede fundar en aquello por lo cual se decide como lo por fundar.
Ponderado historiográcamente el tránsito es en lo repentino de la rup-
tura de 1o inmediable un salto a la nada; históricamente se le acerca 1a
cercanía del ser [Seyn], al cual todo ente, antes de que se haya conside-
rado y después de que se haya olvidado, ha sido ya asignado y aun trans-
ferido.

134. Para dilucidación del concepto de la metafísica


según la historia del ser [Seyn]

La interpretación según la historia del ser [Seyn]:


1. de la diferenciación de ser (entidad) y ente;
2. de la diferenciación de esencia [Was-sein] y existencia [Da-sein];
3. de la multiplicidad de las ápxaï;
4. de la diferenciaciónde ¿Svïooc¡óvy uh 35v,(idea)550¬ iílxn.
Esta interpretación muestra que el pensamiento del ser como enti-
dad de ningtma manera es un comienzo y en cierto modo se origina en

* En el original se acentúa el sentido activo que otorga el prejo: er-springen. [N. de la T.]
** En el original se acentúa el sentido de separación que otorga el prejo: Ab-bruch. [N.
de la T.)
135. Pasos 339

unarepresentaciónnatural del enteengeneral,sinoprocededelesen-


ciarsedelser[Seyn],queenel primercomienzocomosurgimiento(Cbüouc)
rehúsala fundacióndesuverdady junto conellohacedevenirla dksna
presenciarsede lo estable(y de estemodoforma previa de la ob-jetivi-
dad). Por cierto, la consecuencia de este primer comienzono es en su
historia cuestiónindiferente alguna del mero opinar y formar conceptos
sobre el ser; la historia produce la supremacía de 1a maquinación, en
cuyopoder incondicional
se acaba1amodernidady anuncia contra sa-
ber y voluntad el otro comienzo.

135. Pasos 406

Juicio validez verdad ser. (Disertación)*


Teoría de las categorías y de 1a signicación ser y lenguaje (nega-
ción). (Tesis de habilitación)
Ontología título transitorio de la pregunta por el ser.
Ontología fundamental. (Ser y tiempo)***
Comprensión de ser como pro-yecto arrojado.
Ser como entidad.
Entidad estabilidad y presenciarse tiempo.
Transformación del ser y con él y ello a través de la verdad. (Esen-
cia del fundamento)****
Cada paso no sólo más adelante, sino de otro modo.
Salto según 1ahistoriadel ser [Seyn] al tránsito. Fundaciónde 1a
singularidad histórica del tránsito.

* Die Lehre vom Urteil im Psychologismus (1913), en Frühe Schrien, Gesamtausgabe,


tomo 1, ed. por F.-W. von Hen-manu, Francfort del Meno, 1978, pp. 59-188.
** Die Kategorien-und Bedeutungslehre des Duns Scotus (1915), en Frühe Schrien,
Gesamtausgabe, tomo 1, pp. 189-411.
*** Sein und Zeit (1927), en Gesamtausgabe, tomo 2.
**** Vom Wesen des Grundes (1929), en Wegrnarken, Gesamtausgabe, tomo 9, pp. 123-
175.
APÉNDICE

UNA OJEADA RETROSPECTIVA AL CAMINO

(expuesta desde el horizonte dela


metafísica y de su superación) aún
no desde el ser [Seyn] mismo.

escrita en 1937-1938

Martin Heidegger
MI CAMINO HASTA EL PRESENTE 411

aún sólo tomado como medio de nueva meditación, y la visión e interpre-


tación del camino respectivamente dependiente del nivel de meditación
alcanzado.
Nunca este camino era sabido de antemano sino que permanecía va-
cilante y cambiado por retrocesos y extravíos erróneos.
Pero siempre de nuevo el buscar fue instado a una Vía y forzado a
creciente claridad. Por cierto a ningún peldaño de la meditación le es
dado saberlo que propiamente va ante sí. Lo experimentado e intentado
permanece siempre sólo la prestación de servicio para lo enteramente
otro, lo que tal vez un día tenga que devenir hasta algo evidente.

Mi camino hasta el presente


Indicado a través de los escritos:
1. La disertación La teoría del juicio en el psicologismo 1913 es la
pregunta por 1a validez, es d. por el ser verdadero de lo verdadero y
de la verdad; enteramente determinado por los enfoques entonces
reinantes. Una predilección por Lotze que no alcanza claridad sobre
sí misma. Pero la tendencia a la pregunta por la verdad de lo verda-
clero como pregunta esencial está aquí; los criterios son inseguros,
sobre todo es rechazado el seguimiento incondicional a cualquier di-
rección o sistema. Surgida sin ayuda alguna de maestros en el ver-
dadero sentido, tanto en la elección de la pregunta como en el modo
de tratamiento. Cf. al respecto 1912 en la Revista literaria [Literaris-
che Rundschau] ed. por J. Sauer informes sobre recientes investiga-
ciones sobre Lógica?
2. La tesis de habilitación La teoría de las categorías y dela signica-
ción de Duns Scoto3 1916 - la pregunta por las categorías como in- 412
tento de un accesohistórico a la antología; junto con ello la pregunta
por el lenguaje. También esto nuevamente un intento solitario y con-

1. En Frühe Schrien, Gesamtausgabe, tomo 1, ed. por F.-W.von Herrmann, Francfort del
Meno, 1978, p. 59-188.
2. En Frühe Schrien, Gesamtausgabe, tomo 1, pp. 17-43.
3. En Frühe Schrien, Gesamtausgabe, tomo 1, pp. 189-411.
[ 343 l
344 Una ojeada retrospectiva. al camino

tra la interpretación Vigente de la escolástica, con ayuda de la neoes-


colástica dependiente de ella en por entero amplia consecuencia y
vaciamiento; enteramente no logrado, por querer demasiado - sin un
suciente dominio de las mismas preguntas. Aunque ahora se en-
cuentra ya -nuevamente tampoco dominado- más detrás de las pre-
guntas - los primeros intentos de confrontación con el idealismo ale-
mán (Hegel) y ello no en dirección de un neohegelianismo, sino en el
enfoque: Hegel-Medioevo-Aristóteles.
. El curso de habilitación El concepto de tiempo en la ciencia históri-
ca, 1915 la pregunta por el tiempo y la historia. Detrás se encon-
traba (cf. conclusión de Duns Scoto) la pregunta por la eternidad y
el Verdadero ente así como la pregunta por la negación y la proce-
dencia de la nada.
Después de estos intentos, que como publicaciones son sólo comuni-
caciones obligatorias y sólo indican algo de lo que indominado y sin
verdadera conducción se agolpaba desordenadamente, comenzó una
lenta claricación en dos direcciones:
a) la histórica el decidido retroceso a la losofía griega en la gura
de su primera conclusión esencial Aristóteles;
b) la real iniciación al procedimiento de la fenomenología de Hus-
serl en verdad permaneció desde el comienzo sin ninguna adhesión
a la posición losóca fundamental aquí tomada el cartesianismo y
neokantismo-; el propio camino conducía a una meditación sobre la
historia -confrontación con Dilthey y con el planteo de la vida como
realidad fundamental.
413 Pero a través dela fenomenología advino al trabajo una seguridad
del proceder y preguntar, que al mismo tiempo se hizo fructuosa para
las interpretaciones históricas.
En 1920-1923 se reunieron todas las preguntas tocadas hasta ahora
tanteando por la verdad, por las categorías, por el lenguaje, por el
tiempo y la historia en el plan de una ontología del ser ahí humano.
Pero ésta no era pensada como tratamiento regional de la pregunta
por el hombre, sino como mdamentación de la pregunta por el ente
como tal al mismo tiempo como confrontación con el comienzo de la
metafísica occidental entre los griegos.
. Ser y tiempo5 1927. En 1922-1926 surgió este intento como un pri-
mer camino, en lo posible radical y al mismo tiempo en real ejecu-
ción, de hacer visible la pregunta por el ser en la gura que conduce
más allá de todo planteamiento vigente y sin embargo al mismo tiempo

4. En Frühe Schrien, Gesamtausgabe, tomo 1, pp. 413-433.


5. Ed. de Gesamtausgabe, tomo 2, ed. por F.-W. von Herrmann, Francfort del Meno, 1977.
Mi camino hasta el presente 345

reconduce a 1a confrontación con los griegos y la losofía occidental


(cf. sobre ello las Notas corrientes a Ser y tiempo 1936).
En este intento obra simultáneamente el empeño de convertir una
vez más, con un nuevo impulso, con nuevo enfoque, los planteamien-
tos principales de la historia de 1a metafísica en maestros para el
propio intento.
Pero la sección verdaderamente sistemática sobre Ser y Tiempo
quedó en la primera realización insuciente y circunstancias exter-
nas (el incremento del almanaque) impidieron a la vez felizmente la
publicación de esta parte, con respecto a la cual de todos modos, co-
nociendo su insuciencia, no había ninguna gran conanza. El in-
tento se aniquiló, pero de inmediato en un camino más histórico se 414
produjo un nuevo comienzo en el curso del semestre de Verano 1927.7
En todo caso visto en la actual retrospectiva- al nal la comunica-
ción de 1a parte por entero insuciente sobre Ser y Tiempo sería sin
embargo bastante importante. No habría dejado ir tan lejos 1a falsa
interpretación de Ser y tiempo como una mera ontología del hom-
bre ni el desconocimiento de la antología fundamental, como suce-
dió y sucede.
Justamente porque el planteo del sentido del ser (de la Verdad pro-
yectiva del ser no del ente) es otro frente a toda 1ametafísica vigen-
te, este preguntar «si bien en lo comunicado a menudo ha sido dicho
lo que quiere- podría sin embargo haber mostrado lo que produce;
pues lo insuciente de la parte retenida no era una inseguridad de 1a
dirección de la pregunta y de su ámbito sino sólo de la adecuada
elaboración.
Pero ¿quién puede aquí ponderar convenientemente lo que era y ha-
bría sido mejor? Los esfuerzos de una década posterior muestran que
las dicultades del dominio de la pregunta por la verdad del ser [Seyn]
no son tales que conciernan sólo a un así llamado nacimiento proble-
mático y su separado tratamiento, antes bien: porque la pregunta por
el ser está fundada íntimamente en la del ser-ahí y viceversa, porque
entonces la intimidad de la referencia de ser y ser-ahí permanece radi-
calmente sustentadora y movedora y al mismo tiempo abismosa, la pre-
gunta por el ser-ahí tiene que ser renovada y planteada más originaria-
mente pero ala vez en referencia explícita ala verdad del ser [Seyn].
Por ello todo tenía cf. De la esencia del fundamentoï que ser llevado

6. En Zu eigenen Verentlichungen, Gesamtausgabe, tomo 82,


7. Die Grundprobleme der Phünomenologie. Curso de Marburgo, semestre de verano de
1927, Gesamtausgabe, tomo 24, ed. por E-W. von Herrmann, Francfort del Meno, 1975.
8. En Wegmarken, Gesamtausgabe, tomo 9, ed. por F. W. von Herrmann, Francfort del
Meno, 1976, pp. 123-175.
346 Una ojeada retrospectiva al camino

de inmediato desde el fundamento al renovado movimiento de pregunta


y al mismo tiempo con ello tenía que aclararse y agudizarse toda la
415 posición con respecto a la historia Vigente de la losofía surgió una vez
más la tarea de una meditación general sobre esta historia desde su
primer comienzo (Anaximandro, 1932) hasta Nietzsche (1937 ).1°
Pero tan sólo en la unidad de esta meditación histórica y fundamen-
tal sobre la pregunta fundamental se hizo también clara la posición tran-
sitoria de todo el preguntar. Creció la dicultad de hacer a este pregun-
tar realmente visible como necesario desde la indigencia histórica y qui-
tarle la apariencia de un sólo casual tratamiento erudito de una pregun-
ta singular depositada.
Y quién querría desconocer,que en todo este camino hasta el presen-
te calladamente acompañaba la confrontación con el cristianismo una
confrontación que no era ni es problema alguno tomado al paso, sino
salvaguarda de la más propia procedencia de la casa paterna, de la
patria y de la juventud- y a la vez dolorosa separación de ello. Sólo quien
estaba tan enraizado en un mundo católico realmente vivido, puede sos-
pechar algo de las necesidades que actuaban en el camino de mi pregun-
tar hasta el presente, como sacudídas sísmicas subterráneas. La época
de Marburgo agregó la experiencia más cercana de un cristianismo pro-
testante -pero todo ya como aquello que tiene que ser radicalmente su-
perado mas no destruido.
No es conveniente hablar de estas íntimas confrontaciones, que no
giran en torno a cuestiones dela dogmática y artículos de fe, sino sólo en
torno a una pregunta, si el dios está ante nosotros en huida o no y si
nosotros mismos experimentamos esto aún verdaderamente, es decir
como hacedores.
416 Pero tampoco se trata de un mero trasfondo religioso de la losoa,
sino de la sola pregunta por la verdad del ser, que únicamente decide
sobre el tiempo y el lugar que nos está puesto históricamente en
medio de la historia de occidente y de sus dioses.
¿Cuántos de aquéllosque hoy se distinguen en la losofía como
eruditos han sido aún, conforme a su procedencia, llevados e impelidos
por las necesidades de las más originarias preguntas decisivas de nues-
tra historia occidental? No conozconinguno y sólo sé que han dado con
la losofía únicamente por formación e interés y recientemente lan-
zados a través del destino político de nuestro pueblo algo reciben, junto

9. Der Anfang der abendlündischen Philosophie (Anaximander und Parmenides), Curso


en Friburgo del semestre de verano 1932, Gesamtausgabe, tomo 35,
10. La posición metafísica mdamental de Nietzsche en el pensamiento occidental: el eter-
no retorno de lo igual, Curso de Friburgo del semestre de verano 1937, Gesamtausgabe,
tomo 44, ed. por Marion Heinz, Francfort del Meno, 1986.
Mi camino hasta el presente 347

alo que conulterioridad seimaginan un suelo, sin ser nunca realmen-


te impelidos a partir de aquí a las necesidadesdel preguntar de la pre-
gunta indamental.
Quien nunca estuvo realmente enraizado y al mismo tiempo no fue
impelido por el preguntar, ¿cómodeseaexperimentar realmente el des-
arraigo? ¿Y cómopuede alguien que no soporta esta experiencia acor-
darse radicalmente de una nueva fundación, que no es un mero aparta-
miento de lo antiguo y avidez por lo nuevo, pero aún menos una débil
mediacióny compensación,sino una transformacióncreadora,en la que
todo lo inicial se eleva a la altura de su cima?
Pero porque las experienciasy decisionesmás íntimas permanecen
lo esencial, por ello tienen que mantenerse al margen de lo público.
Tal vez nunca todavía la necesidad de la obra pura fue mayor que
hoy y en el futuro pues nunca aún 1a fuerza deformadora y destructiva
del anuncio y persuasión, de la recomendación y el ruido, del afán de
análisis y disoluciónanímicos fue mayor y mas libre y concienteque
hoy.
Cuánto y cuán seguramentese sucumbeal engañode haber concebi-
do y haberse apropiadode la obra, cuandose conocelas cartas y mani-
festacionesde su creadory su psicología.
¿Logramostambién aquí, una vez más, un comienzo,el que abando-
nemosla curiosidady noshagamosmadurospara las necesidadesde las
obras? Pero ¿dóndehay obras? Sentado que pudieran ser creadas,
¿creanellas todavía y ello pertenecea su real carácter de obra- a la vez
el espacio-tiempo,en las que ellas mismas vienen a estar? ¿No es todo
ello radicalmente impedido a través de la psicología, a través de la
esencia masiva y la propaganda?
Ciertamente y por ello tiene que haber singulares, que aún produ-
cen lo uno -lo que es bastante poco calculado a grandes rasgos- que
sigan haciendoseñasa las señasde lo esenciale históricamentenecesa-
rio a través de sus intentos- más allá al género próximo futuro, en el
que tal vez se decida el destino de Occidente.
ANEXO A DESEO Y VOLUNTAD 419
(Sobre la conservación de lo intentado)

I
Lo que existe

1. los Cursos
2. las Conferencias
1a conferencia sobre Hegel (Amsterdaml
Sobre la esencia de la verdad
La situación actual de la losofía (conferencia en Constanza)
Acerca del origen de la obra de arte (conferencia en Friburgo)
Acerca del origen de la obra de arte (conferencias en Francfort)
3. las Notas a las Ejercitaciones, en particular con respecto
a la Dialéctica trascendental de Kant y a la Crítica de la razón
práctica; -
ala Fenomenología del Espíritu de Hegel
a la Monadología de Leibniz
a la Crítica del juicio estético de Kant
a las Cartas sobre la educación estética de Schillei
al Curso sobre Nietzsche

11. Hegel und das Problem der Metaphysík (1930), en Vbrtrüge, Gesamtausgabe, tomo
80.
12. Vom Wesen der Wahrheit (1930), en Vortráge, Gesamtausgabe, tomo 80.
13. Die gegenwártige Lage und die künzige Aufgabe der deutschen Philosophie (1934),
en Reden, Gesanttausgabe, tomo 16.
14. Vom Ursprung des Kunstwerkes (1935), en Vortráge, Gesamtausgabe, tomo 80.
15. Der Ursprung des Kunstwerks (1936), en Holzwege, Gesamtausgabe, tomo 5, ed. por
F.-W. von Hen-mmm, Francfort del Meno, 1977, pp. 1-74.
16. En Seminare: Ieíbniz-Kant, Gesamtausgabe, tomo 84.
17. En Seminare: Hegel-Schelling, Gesamtausgabe, tomo 86.
18. En Seminare: Leibniz-Kant, Gesamtausgabe, tomo 84.
19. En Seminare: Leibniz-Kant, Gesamtausgabe, tomo 84.
+ [Véase Epílogo del editor, p. 436, en el texto origina] alemán]
20. En Seminare: Nietzsche, Gesamtausgabe, tomo 87.
Í 349 1
350 Una ojeada retrospectiva al camino

420 t Trabajos preparatorias de la obra (además la autocrítica de Ser y


tiempo)
Reexiones y Señas, Cuaderno II-IV-V

S73? el Curso sobre Hülderlin y trabajos preparatorios de Empédoclesm


. Acerca del evento (Aportes a la Filosoa ,25al respecto N 4.

II
En detalle

1. Los Cursos

Son todos en su mayoría el oculto tanteo, en otro pensar, de la verdad


del ser [Seyn] y de su fundación en el ser-ahí. Detrás de la voluntad
educativa de desplieguey fortalecimiento de la fuerza cuestionadora y
del libre dominio del ocio se encuentra el verdadero movimiento pen-
sante mismo como esfuerzo por la posición fundamental del otro comien-
zo. Este otro preguntar por la verdad del ser [Seyn] a diferencia de la
pregunta por la esencia del ente sólo se puede realizar en confrontación
con la historia vigente y en la nueva inauguración de ésta. La confronta-
ción alcanza su conclusión en los cursos sobre Nietzsche.
421 Los cursos permanecen siempre primer plano; plantean en medio de
la disposición fundamental junto a un trayecto aparentemente arbitra-
rio y dan a partir de aquí las miradas al conjunto.
Esencialmente el avanzar 1a sucesión de pasos- nunca es una pre-
tensión de verdades últimas. Nunca tienen su redondeo en una comple-
tez y en un aparente terminar sino en la interior densidad del oculto
movimiento del preguntar.
Los cursos son todos históricos, fundadores de historia, pero nunca
historiográcos.
Quien sólo los lee inmediatamente y oye como una presentación his-
toriográca de cualquier obra y quien luego compara y calcula la con-

21. Eine Auseínandersetzung mit Sein und Zeit (1935-1936), en Zu eigenen Verü/Ïentli-
chungen, Gesamtausgabe, tomo 82.
22.En Überlegungen
A. Gesamtausgabe,
tomo 94; WïnkeI y II, Gesamtausgabe,
tomo 101.
23. Hólderlins Hymnen Germanien und Der Rhein. Curso en Friburgo, semestre de
invierno de 1934-1935, Gesamtausgabe, tomo 34, ed. por Susanne Ziegler, Francfort del
Meno, 1980.
24. Zu Hülderlins Empedokles-Bruchstücken, en Zu Hzïlderlin-Griechenlandreisen,
Gesarntausgabe, tomo 75.
25. Beitrüge zur Philosophie (Vom Ereignis), Gesamtausgabe, tomo 65, ed. por E-W. von
Herrmann, Francfort del Menu, 1989.
Anexo a deseoy voluntad 351

cepción con las ya existentes o la utiliza para mejorarlas, éste no ha


entendido aún nada.
Los cursos pertenecen todos al circuito de aquella tarea, que en el
proyecto Acerca del evento ha sido llamado el pase. Tal vez logren algu-
nos en tiempo posterior, a partir del movimiento fundamental del callar,
experimentar lo callado, y desde aquí sentar en sus límites lo dicho ex-
presamente. Pero tal vez se permanezca detenido en el calcular histo-
riográco y aquí el inevitable saber mejor encontrará que todo esto ha
sido aventajado por la literatura entretanto aparecida.
En medio de los cursos singulares y tanto más en recíproca relación
se encuentran varias repeticiones, pero que captan lo mismo desde dife-
rentes situaciones pensantes y con ello se apoyan alternativamente .
Tanto más se encuentran contradicciones y cambios de lo anterior,
sin que éstos sean respectivamente advertidos.
De los cursos anteriores, sobre todo relacionados con Aristóteles, ha
sido la mayoría aventajada y apartada a través de despliegues más
originarios del preguntar.
Algo utilizable, pero en diferentes caminos ya por otros asumidos 422
contiene aún la interpretación del Sosta y el curso sobre la retórica
de Aristóteles.
Más esencial que estos intentos tanteadores será en el futuro, a par-
tir del planteo de la pregunta conductora (qué es el ente) y en tránsito al
planteo de la pregunta fundamental (cómo se esencia la verdad del ser
[Seyn]), concebir la losofía de Aristóteles como la primera conclusión
del primer comienzo de la losofía occidental -de modo puramente grie-
go, libre de toda cristianización y escolástica, liberado de todo antiguo y
nuevo humanismo-.
En todos los cursos las observaciones ocasionales referidas a fenóme-
nos momentáneos carecen de valor objetivo. Una confrontación con la
erudición losóca contemporánea no ha sido perseguida en ninguna
parte. Indicaciones ocasionales son en su mayoría respuestas a pregun-
tas del círculo de oyentes.
Lo más importante para la comprensión del despliegue de la pregun-
ta desde Ser y tiempo son los cursos desde 1930-1931 (Fenomenología
del Espíritu de Hegel) hasta los cursos sobre Nietzsche. El curso en el

26. Platón: Sophistes. Curso de Marburgo, semestre de invierno 1924-1925, Gesamtaus-


gabe, tomo 19, ed. por Ingeborg Schüssler. Francfort del Meno, 1992.
27. Grundbegrie der aristotelischen Philosophie. Curso en Marburgo, semestre de vera-
no de 1924, Gesamtausgabe, tomo 18.
28. Hegels Phünomenologie des Geistes. Curso en Friburgo, semestre de invierno de 1930-
193, Gesamtausgabe, tomo 32, ed. por Ingtraud Gürland, Francfort del Meno, 1980.
29. Nietzsche: der Wille zur Macht als Kunstomo Curso en Freiburg, semestre de invierno
352 Una.ojeada retrospectivaal camino

semestre de verano 333° es insuciente a causa de las exigencias del


rectorado.

423 2. Las conferencias

También ellas se han originado enteramente en el curso del trabajo y


pertenecena la marcha del mismo. En los trabajos preliminares varias
cosasno han sido evaluadas, pero sonimportantes en el planteo. Si son
publicadasposteriormente,
entonces
tampocollegandemasiado
tarde.

3. Las notas a las Ejercitaciones

Desde ellas no se ve siempre el verdadero curso de las Ejercitaciones;


esta mirada la dan los protocolos, que sonrespectivamentede por en-
tero diferente valor y aun allí donde informan textualmente nunca
dan las preguntas comoyo las he presentadoy tratado.
Las notas contienen en minuciosidad diferente por completo im-
portantísimoscomplementos,seaa loscursos,seaalos Verdaderos tra-
bajosen obra.Importantesporejemplolas ejercitaciones
sobreel Fedro
de Platón, sobre la Fenomenologíadel Espíritu de Hegel (aquí los
protocolos
sonparticularmentebuenos),sobrela Monadologíade Leib-
niz, sobrela Crítica deljuicio I de Kant y sobreSchiller y la dilucida-
ción de los cursos sobre Nietzsche (semestre de verano de 1937).

de 1936-1937, Gesamtausgabe,tomo 43, ed. por Bernd Heimbüchel, Francfort del Meno,
1985; Níetzsches metaphysischeGrundstellung im abendliindischenDenken: Die ewige
Wzederkehrdes Gleichen. Curso en Friburgo, semestrede verano de 1937, Gesamtausga-
be, tomo 44, ed. por Marion Heinz; Francfort del Meno, 1986.
30.Die GnmdfragederPhilosophie.Cursoen Friburgo,semestre
deveranode 1933.En
Sein und Wahrheit, Gesamtausgabe,tomo 36-37.
31. Platón, Phaidros. Seminario del semestre de verano de 1932, en Seminare: Platan-
Aristoteles-Augustinus,Gesamtausgabe,tomo 83.
32. Hegel, Phánomenologiedes Geistes. Seminario del semestrede verano de 1935. En
Seminare: Hegel-Schelling. Gesamtausgabe,tomo 86,
33. Leibniz, Monadologie. Seminario del semestre de invierno de 1935-1936. En Semi-
nare: leibniz-Kantomo Gesamtausgabe,tomo 84.
34. Kant, Kritik der aesthetischenUrteilskra. Seminario del semestre de verano de
1936. En Seminare: Leibniz-Kant, Gesamtausgabe,tomo 84.
35. Nietzchesmetaphysische
Grundste1lung(Sein
unsSchein).Seminariodel semestre
de verano de 1937. En Seminare: Nietzsche,Gesamtausgabe,tomo 87.
Anexo a deseoy voluntad 353

4. Los trabajos preparatorias a la obra 424


(cf. con el N° 7)

Estos comienzos no quieren terminar Ser y tiempo, sino todo el plan-


teo es jado más originariamente y movido a horizontes correspondien-
tes. Desde la primavera de 1932 consta en rasgos fundamentales el plan,
que en el proyecto Acerca del evento gana su primera gura. A este
proyecto se dirige todo y al ámbito de estas meditaciones pertenece tam-
bién la confrontación con Ser y tiempo. Estos trabajos preparatorias
son siempre nuevos comienzos, a n de encontrarla posición fundamen-
tal para la pregunta por la verdad del ser [Seyn]. Los ámbitos principa-
les de 1a meditación son indicables a través del título:
La diferenciación entre ente y ser [Seynl-(Oiigen y fundamento de la
diferenciación; vista en la losofía vigente siem-
pre a partir del ente y desde aquí hacia la entidad.
Pero ahora esencialmente de otro modo: desde la
verdad del ser [Seyn].
El ser-ahí como fundación dela verdad del ser [Seyn].
La verdad cf. Visiones generales en el seminario de invierno
de 1937-1938.
El espacio-tiempo como aquello a lo que la temporalidad originaria
Temporalitát se dirige y lo que por su parte está
fundado en el evento.
Las modalidades hasta qué punto no son fundamentalmente su-
cientes para captar el esenciarse del ser [Seyn] (cf.
Curso 1935-1936). 425
La disposición como la entonación de la esencia originaria del
hombre, en tanto éste asumiendo ser-ahí devie-
ne el guardián de la verdad del ser [Seyn]. Dispo-
sición enteramente fuera de la consideración psi-
cológica y antropológica vigente.
El lenguaje como perteneciente a la disposición y concebido
desde la referencia a la verdad del ser [Seyn]. Su-

36. Beitrüge zur Philosophie (Wim Ereignis) (1936-1938), Gesamtausgabe, tomo 65.
37. Eine Auseinandersetzung mit Sein und Zeit (1935-1936), en Zu eigenen Vero/fertili-
chungen, Gesamtausgabe, tomo 82.
38. Grundfragen der Philosophie. Ausgewáhlte Problemfder Logik. Curso en Friburgo
del semestre de invierno de 1937-1938, Gesamtausgabe, tomo 45, ed. por F.-W. von Herr-
mann, Francfort del Meno, 1984.
39. Die Frage nach dem Ding. Zu Kants Lehre von den transzendentalen GrundsützemCurso
en Friburgo del semestre de invierno de 1935-1936, Gesamtausgabe, tomo 41, ed. por
Petra Jaeger, Francfort del Meno, 1984.
354 Una ojeada retrospectiva al camino

peración de la gramática y lógica vigentes. Semi-


nario de verano de 1935.
El proceder y la
esencia de la
pregunta decisivo que desde lo anterior el preguntar es con-
cebido como aquella acción originaria del ser-ahí,
gracias a la cual se da previamente el ámbito de la
transgurabilidad del ente desde el ser [Seyn].
Este preguntar nunca puede ser interpretado
seg&#39;ún
el entendimiento habitual a partir del du-
dar y hasta de la negación.
Esencial para la comprensión general de los trabajos preparatorias
como la repetición originaria de la única, de mi única pregunta en Ser y
tiempo, es la propia confrontación con Ser y tiempo.
Claro está, el público actual es demasiado inmaduro y mal educado
para la adecuada recepción de esta autocrítica. Los críticos Vigentes,
de los cuales ni uno sólo ha concebido la verdadera pregimta, ni mucho
menos la ha pensado más originariamente, lo que es necesario para toda
crítica que reivindica poseer el criterio que sólo puede pertenecer a lo
por juzgar éstos encontrarán que entonces por cierto tenían razón,
cuando rehusaban su aprobación.
426 Los otros serán fácilmente inducidos a 1a opinión de que ahora, ante
la propia actitud crítica del autor de Ser y tiempo con respecto a este
tratado, ya no vale la pena volver sobre ello.
Sólo quien puede colocarse libremente siempre de nuevo frente a lo
adquirido, es decir, quien experimenta siempre de nuevo los grandes
instantes de ser alcanzado por el ocultarse del ser [Seyn] como su esen-
ciarse, sólo éste tiene superioridad suciente con respecto a la crítica,
pero también con respecto a la voluntad de descubrir y desplegar pasos
esenciales precisamente en la crítica y sus caminos.

5. Reexiones y señas

Lo que ha sido jado en estas libretas de notas, ante todo II, IV y V, da


también siempre en parte las disposiciones fundamentales del pregun-
tar y las instrucciones hacia los extremos horizontes de los intentos pen-
santes. Aparentemente surgidas en instantes, contienen la marcha del
incesante esfuerzo por la única pregunta.

40. Einfïihrung in die Metaphysik. Curso en Friburgo, semestre de verano de 1935,


Gesamtausgabe, tomo 40, ed. por Petra J aeger, Francfort del Meno, 1983.
Anexo a deseoy voluntad 355

6. El curso sobre Hólderlin 1934-1935 y 1935


y
la preparación de la interpretaciónde Empédocles

Este curso es, después de larga meditación, un primer intento de una


interpretación de las obras singulares (himnos).En ninguna parte lo
intentado correspondeen lo más mínimo a la obra del poeta;sobretodo
y ello es lo decisivo Hólderlin no es tomado aquí como un poeta entre
otros tampoco comouno ahora supuestamenteactual-g sino comoel
poetadel otro comienzode nuestra historia venidera. Por ello estecurso
está en íntima conexión con la abrazada tarea de convertir en pregunta
la verdad del ser y no es algo así como sólo un camino lateral hacia una
losofía del arte poético y del arte en general.
El curso como curso tiene por cierto como cada uno de mis cursos- 427
siemprea la Vezy principalmente primero el propósitoeducativode con-
ducir al poeta, es d. a su obra. Pero con ello de ningún modo ha sido
alcanzadoel propósitooculto,que determina la elecciónde los himnos
y el proceder.

7. Acerca del evento

Estos Aportes a la losofía han de poner de maniesto en un nuevo


comienzo la amplitud de la pregunta por el ser; aquí no rige el desplie-
gue en detalle, porque estrechademasiadofácilmente al verdaderoho-
rizonte y hace perder el rasgo fundamental del preguntar. Pero aún no
ha sido tampoco alcanzada aquí la forma, que yo exijo justamente aquí
para una publicación comoobra; pues aquí tiene que darse a conocer
el nuevo estilo del pensar -la retención en la verdad del ser [Seyn]; el
decir del callar el madurar para la esencialidad de 1o simple.

=l<

Lo peor que pudiera salir al encuentro de estos esfuerzossería el


análisis y explicaciónpsicológico-biográcos,por lo tanto el movimiento
contrario a lo que precisamentenos es encomendado apoI&#39;tar todo lo
anímico, por más íntimamente que tenga que ser guardadoy realiza-
do, a la soledad de la obra en sí extraña.
Por ello si de alguna manera pudieran ser importantes ninguna
colección de cartas y semejantes, que sólo sirven a la curiosidad y como-
didad de eludir la tarea del pensar de las cosas.
¡Cómosería, si una vez la turba de los curiososse estrellara contra
las obras póstumas!Acercade esta solicitud queda lo menosespera-
ble, que ella respectivamenteconcibaalgo, quiere decir que lo transfor- 428
356 Una ojeada retrospectiva al camino

me en 1ovenidero; pues sólo persigue a lo que su cálculo ya jo a lo sumo


aún completa y conrma en cada caso.
Si estas obras póstumas no poseyeran en lo más íntimo la fuerza
del dejar pasar de la anticipación que abrecamino para un todo otro,
muy largo preguntar, no merecerían ser consideradas.
El mero incremento de lo ya publicado es superuo.
Lo mínimo, lo que tal vez pueda permanecer, es el movimiento del
preguntar de la única pregunta. Y ello puede mostrar que hoy, aun la
más fuerte y ardiente tensión de una pequeña fuerza, no puede todavía
nadacontra el entumecímientodel ente,para la restitución del ser[ Seyn]
como del ámbito de acaecimiento del advenimiento o de la huida del
último dios.
Y no obstante a todoslos resultados y proposicionesy conceptos
precede el tal vez logrado destellar aquí y allá de un largo camino, que
tiene un gran futuro de fuerza determinante.
La magnicencia del ser-ahí reposa en el sobrepasar alternativo y de
sí mismo en ardiente lucha, que oculta lo más silenciadoy sin embargo
permanece indeciblemente agradecido a toda pequeña ayuda.

* Heideggerevidentementecontraponea Nachlass,que traducimos por obraspóstu-


mas, legado, Vorlassen, que traducimos por dejar pasar u obra previa en el sentido de
anticipación. [N. dela T.]
EPÍLOGO DEL EDITOR ALEMÁN 429

El manuscrito Meditación articulado en 28 partes y 135 capítulos,


que aquí aparecepor primera vez, de las obraspóstumas,comotomo 66
de la edición de Obras completas,surgió en 1938-1939 en conexióncon
los Aportes a la losofía (Acercadel evento)recientemente concluidos.
Consta de 589 páginas enumeradas manuscritas en Din A 5 y sólo en
pocasexcepciones
en formatomenor.A estas589 páginasse agregala
enumeraciónseparada del capítulo 15 (páginas 96 a96 l con otras once
páginas) así comola propia enumeracióndel capítulo 65 a (página 262
a-262 e). Sobrecadapágina manuscritaseencuentraarriba a la izquierda
la cifra de la enumeración continua, arriba a la derecha la enumeración
interna del capítulo con cifras o con letras.
En el índice existente sólo mecanograado, los capítulos 15 y 65 a,
primero también mencionados,son luego de nuevo tachados. En una
cha que se encuentra antes de las páginas manuscritas del capítulo 15
anota Fritz Heidegger porque insuciente según indicación del autor,
no copiado.En el sobre,estecapítuloes designadocomoproyecto.
También antes de las páginas manuscritas del capítulo 65 a se encuen-
tra una cha conla anotaciónde Fritz Heidegger no copiado,inacaba-
do. Puesto que, no obstante, en estosdos capítulos no se trata sólode
un material aún por elaborar sino de textos ya formulados, fueron in-
cluidos en el conjunto del texto por editar. Por el contrario, los sobres
con las inscripcionesEl ser comoa priori y Evento, puesto que con-
tienen sólomaterial de chas no elaborado,quedarondesatendidospara
la edición.Lo mismo atañe a algunas chas con anotacionesque se en-
cuentran aquí y allá entre las páginas manuscritas enumeradas y no
están también contadas.
Además del manuscrito estaba a disposicióndel editor una copia 430
mecanograada, que el hermano Fritz Heidegger produjo inmediata-
mente despuésde la terminación del manuscrito y concluyóya en 1939.
Puesenel sobre
delíndicemecanograado,
quellevala inscripción
Ín-
dice por la mano de Martin Heidegger, anota éste: colacionado 1939.
[357]
358 Epílogo del editor alemán

La enumeración continua de las páginas manuscritas es registrada en


las páginas mecanograadasarriba a la derecha.Pero puestoque una
página mecanograada reproduce normalmente el texto de dos o tres
páginas manuscritas, se encuentran arriba a la derecha dos o también
tres cifras consecutivas. La copia misma no tiene enumeración propia.
Sólo el índice mecanograada contiene las cifras romanas I hasta
XXVIII, con las que las partes manuscritas son enumeradas, y las cifras
arábigas 1 hasta 135 para los capítulos del texto. Pero los veintiocho
sobres que pertenecen al manuscrito, para las partes del texto de todo el
manuscrito, están marcados arriba a la izquierda con un pequeño círcu-
lo y una cifra arábiga. Cuandoen la produccióndel índice mecanogra-
ado los 135capítulosfueron enumeradosconcifras arábigas,las cifras
arábigas de los sobres tuvieron que ser transcriptas en cifras romanas.
Con ello Meditación muestra la misma articulación formal que Aportes
a la losofía: partes superiores con numeración romana y capítulos in-
feriores con numeración arábiga.
La copia realizada por Fritz Heidegger es en gran parte una trans-
cripción diplomática, sin elaboraciónpara una posiblepublicación.Ésta
y las otras numerosas copias, que Fritz Heidegger produjo por pedido de
su hermano, no se vericaron en vistas a una publicación, sino debían
ante todo posibilitar a Martin Heidegger el acceso más rápido y fácil a
sus manuscritos.
431 En una serie de páginas mecanograadas Heidegger emprendió mo-
dicaciones manuscritas menores del texto, así como asentó complemen-
tos y acotaciones más cortos o también más extensos en el amplio mar-
gen izquierdo. Con más frecuencia son transferidos estos suplementos
también a las páginas manuscritas. Por cierto todas las modicaciones,
complementos y acotaciones posteriores se sostienen con respecto a pen-
samiento y lenguaje en el nivel de meditación del texto principal y pro-
bablemente proceden de la época en que Heidegger junto con su herma-
no comparó la transcripción mecanograada con el manuscrito.
Para la producción mecanograada de 1a composición fueron trans-
criptas por el editor todas las partes del manuscrito aún no transferi-
das. Los complementos manuscritos se pudieron incorporar sin esfuerzo
con ayuda de los signos de inserción puestos por Heidegger en la conti-
nuidad del texto, mientras que las acotacionessintácticamente no in-
sertables son reproducidas como notas al pie de página.
La copia mecanograada de Fritz Heidegger fue reiteradamente co-
lacionada con el manuscrito. Pocas inadvertidas omisiones y lecturas
erróneas, que pasaron inadvertidas también a Martin Heidegger du-
rante su comparación de la copia con el manuscrito, fueron asumidas en
el texto y recticadas. Algunas evidentes equivocaciones de escritura
fueron tácitamente corregidas. Por el contrario se mantuvieron modos
de escribir de Heideggerdiferenteso también singulares.Seresolvieron
Epílogodel editor alemán 359

abreviaturas en el nombramiento de los propios escritos y manuscritos,


pero también de palabras fundamentalesdel propio pensar o de otros
pensadores,así comootras abreviaturas inusuales. La articulación de
párrafos indicada por Martin Heideggeren el manuscrito y reproducida
en la transcripción mecanograadade Fritz Heideggerapareceinmedi-
cada en la impresión. En general fue supervisada la puntuación y en
algunas partes completada.Fritz Heideggerreprodujo por regla gene-
ral los subrayadosdel manuscrito en su copia a través del espaciadode
las palabras. Los ocasionalessubrayadosmecanograadosson correc-
cionesposterioresdel espaciadoomitido en la transcripción. Puestoque 432
para los tomos de la edición de Obras completasHeideggerestableció
como única distinción la letra cursiva, en la impresión se distingue uni-
formemente en cursiva todo lo que en la copia mecanograada ha sido
espaciado o subrayado.
Se diferencian cuatro tipos de notas al pie de página. Las dotadas de
un asterisco contienen como en los Aportes a la losofía- referencias
transversales,ya dadaspor Heideggeren el manuscrito o tan sólo más
tarde en la copia, por una parte a páginas o capítulos al interior de Me-
ditación, pero por otra también a otros escritos o manuscritos propios.
Un desvío formal de esta regulación se da sin embargo en el capítulo 35
Una referencia a la pregunta por la verdad, en atención a un amonto-
namiento denotas al pie de página, éstassonenumeradasallí concifras
arábigasen lugar de asteriscos.Las referenciastransversalesestán en y
el manuscritoy copiaordenadasa un título o insertas en la continuidad f
del texto. Las referencias transversales pertenecientes a títulos son re-
producidas en la impresión sólo en las notas a pie de página, mientras
que las referencias en el texto también permanecenallí en la gura
elegidapor Heidegger,pero cuando es requerido- son completadasen
las notas a pie de página. La resolución de abreviaturas así comola
complementación de datos bibliográcos fueron puestas entre parénte-
sis en los casos en los que la nota a pie de página comienza con la repro-
ducción de la versión original de la referencia transversal.
Puestoque entretanto la disposiciónde la serie de tomosy la jación
de los números de tomo de la edición de Obras completas han sido con-
cluidas y publicadasen el prospectoeditorial de marzo 1997,pudieron
ahora por primera vez ser denominados los tomos con títulos y números
para todoslos manuscritos a los que se reere en Besinnung,también 433
para aquellosaún no aparecidospor el momento.Las indicacionesde
editor y año de un tomo ya existente consta sólo una vez en su primera
mención.
Las cifras romanas mencionadas por Heidegger tanto en Besinnung
comoya enlosBeitrágenzur Philosophiequeseencuentranen Überle-
gungen [Reexiones] son los números de los cuadernossingulares; las
cifras arábigasindican el número de página en el cuadernomencionado
360 Epílogo del editor alemán

respectivo.Los cuadernosII-VI (cuadernoI ha desaparecido)aparecerán


en el tomo94(Überlegungen
A), VII-XIen el tomo95(Überlegungen
B),
XII-XVen el tomo 96 (ÜberlegungenC).
Las notas a pie de página caracterizadascon letra minúscula repro-
ducen las acotaciones arriba mencionadas de Heidegger, a partir de la
copia mecanograada.
En las notas a pie de página enumeradascon cifras arábigas han
sido reunidos por el editor los datos bibliográcos de las citas de otros
autores introducidas por Heidegger en el texto.
Finalmente las notas a pie de página dotadas de una crucecita con-
tienen observaciones del editor.

Después de haber sido alcanzada en septiembre 1973 la decisión de


una edición de Obras completas, Heidegger comenzó en el estudio de su
residencia de anciano en la calle Fillibach, asistido por el editor, con los
trabajos preparatorios para el plan y la organización de esta tarea. Du-
rante el examen y el ordenamiento de las copias mecanograadas ya
existentes familiarizó también por primera vez al editor con los trata-
dos,que había adjuntado a la III secciónde la edición de Obrascomple-
tas. Estando en ello le comunicó que los tratados Besinnung [Medita-
ción](1938-1939),
ÜberdenAnfang[Sobreel comienzo]
(1941),DasEreig-
nis [El evento] (1941-1942) y Die Stege des Anfangs [Los senderos del
comienzo] (1944) estaban en conexión particularmente estrecha conApor-
434 tes a la losoa, en tanto cada uno de estos tratados examinan con un
nuevo impulso la estructura de los Aportes a la losofía en su integri-
dad. En cercanía de contenido a estos cinco tratados se encuentran tam-
biénDie ÜberwindungderMetaphysik[La superación
dela metafísica]
(1938-1939) yDie Geschichtedes Seyns[La historia del ser [Seyn], (1939-
1940).
Meditación es entonces el primero de los cuatro tratados menciona-
dos, que en conexión con los Aportes a la losoa asume la tarea de
inaugurar cuestionadoramente el entero ámbito del pensar segím la his-
toria del ser [Seyn]. El pensar según la historia del ser [Seyn], que se
comprende comomeditación, inaugura el claro del ser [Seyn] comoevento,
donde se cruza la confrontación del dios y del hombre con la contienda
de la tierra y el mundo. El acaecimiento de confrontación y contienda
acaececomo resolución. Pero la meditación se realiza como el preguntar
de la pregimta por el ser segúnla historia del ser[Seyn] (deotro comien-
zo) enla confrontación con la pregunta metafísica (del primer comienzo)
por el ser.
Una página manuscrita por Heideggercon el título Con respectoa
la meditación está incluida en la copia mecanograada.Bajo 1. él ca-
Epílogo del editor alemán 361

racteriza el índice como un índice de los saltos, con 1o cual se conecta


con una palabra fundamental de los Aportes a la losofía, salto como
título del tercer ensamble en el alzado y como denominación del pensar
según la historia del ser [Seyn], en tanto éste salta desde la pregunta
metafísica por el ser (¿qué es el ente?) y salta a la pregunta por el ser
según la historia del ser [Seyn] (cómo se esencia el ser [Seyn]), salto en
tanto saltar pensante al esenciarse de la verdad del ser [Seyn] como
evento, de modo que este pensar se experimenta como acaecido desde el
ser [Seyn] y él mismo pertenece al evento.
Bajo 2. Advertencia preliminar Heidegger anota: Ningún sistema,
ninguna teoría, ningún aforismo, sino una sucesión de saltos cortos y
largos del preguntar en disposición con respecto al evento del ser [Seyn].
Necesarias las «repeticiones», puesto que cada vez por decir la totalidad.
Verdad es que mayormente, aún un perseguir y considerar, raras veces
otorga un decir del dicho. Sin mandato y llamamiento. Aquí son desta- 435
cables dos cosas: por una parte 1a renovada caracterización del pensar
en los pasajes como saltos del preguntar en disposición al evento del
ser [Seynf una caracterización, que sin familiaridad con los Aportes a
la losofía permanecería incomprensible; por otra parte el rechazo de la
opinión que se presenta fácilmente, de que los pasajes de Besinnung
tendrían el carácter de aforismos, el pensar de Besinnung y con él de los
Aportes a la losofía sería un pensar aforístico.
Las notas a la Advertencia preliminar concluyen con un segundo
rechazo: Ningún «poema» y no poesía sólo un enlace de la palabra
pensante en el instante de recogida meditación. Heidegger desearía de-
cir: ni los textos que se encuentran en la Introducción de Besinnung
(que en parte ya en 1941 aparecieron como impresión privada bajo el
título Señas y en el tomo 13 de la edición de Obras completas son nueva-
mente impresos) son poemas y poesía, si bien toman ese aspecto se-
gún su ojo de imprenta, ni lo son los pasajes de Meditación.
Bajo 3. anota Heidegger: Elaborar nuevamente pp. 192-193 Fuga
esencial del hombre. Aquí se trata del capítulo 54 que consta en total de
tres páginas manuscritas.

En el Anexo del tomo 66 que aquí se presenta asimismo por primera


vez de la obra póstuma no pub1icada llega a impresión el texto redacta-
do en 1937-1938 Rückblick auf den Weg [Ojeada retrospectiva al cami-
no]. En cuya primera parte Mi camino hasta el presente Heidegger
reexiona sobre su camino del pensar desde la Disertación (1913) hasta
los Aportes a la losofía (1936-1938). En la segunda parte Sobre la
conservación de lo intentado da una mirada general a los manuscritos
no publicados, los divide en siete partes en Cursos, Conferencias, Notas
362 Epílogo del editor alemán

a las Ejercitaciones, Trabajos preparatorios a la obra, Libretas de apun-


tes, TrabajossobreHólderlin, Acercadel evento(Aportesa la losofía) y
dota a cada una de estas unidades con aclaraciones extremadamente
reveladoras.
Ambas partes de texto han sido-redactadas en páginas en formato
436 Din A 5 y cada una de estas partes tiene su propia enumeración de 1 a
12 y de 1 a 15. Ambas partes fueron transcriptas por el editor y provis-
tas de notas complementarias, conguradas con asteriscos como en las
notas a pie de página de Meditación, pero aquí son enumeradas con
cifras arábigas. También aquí todos los manuscritos mencionados por
Heidegger y previstos para la publicación en la edición de Obras com-
pletas, pudieron ser adjuntados a los tomos en los que aparecerán.
En Sobre la conservación de lo intentado Heidegger nombra, sin
embargo, entre las Notas a las ejercitaciones presentes también algu-
nas a cartas de Schiller sobre la educación estética, pero que en las
obras póstumas no pudieron ser encontradas. Si un día pudieran aún
emerger, serán publicadas en el tomo 84 ahora previsto Seminare: Leib-
niz-Kant con la ampliación a Schiller.
Hacia nes del mismo texto Heidegger rechaza, en mirada previa a
una edición futura de la obra póstuma no publicada, la reproducción de
colección de cartas y semejantes. Sin embargo, en el planeamiento de
la edición de Obras completas Heidegger alcanzó otra decisión. El con-
trato general concertado en 1974 entre él y la editorial Vittorio Kloster-
mann sobre la edición de Obras completas prevé para la IV sección Car-
tas. Por ello aparecerán Cartas escogidas en los tomos 92 y 93.
>l<

437 Al señor Hermann Heidegger agradezco cordialmente por la colación


de las partes transcriptas por mí del manuscrito y de los complementos
manuscritos de la transcripción mecanograada, así como por el atento
acompañamiento de los trabajos editoriales .
A mi colaboradora, la señora doctora Paola-Ludovica Coriando, agra-
dezco la reiterada colación y el concluyente examen general del texto,
indispensables trabajos para el editor, que ella ha realizado con segura
competencia y con despierta cautela. Por este dispuesto apoyo le agra-
dezco de modo particularmente cordial. Además expreso mi cordial agra-
decimiento a ella así como al señor doctorando en losofía Ivo Gennaro
por sus trabajos de corrección llevados a cabo con gran esmero, compar-
tiendo el pensar de la cuestión.

F.W. von Herrmann


Friburgo, junio de 1997
EDICIONES CASTELLANAS
DE LAS OBRAS MENCIONADAS "

DIELS, H., Los lósofos presocráticos, trad. de C. Eggers Lan y colaboradores,


tabla de correlaciones con 1a edición de Díles-Kranz, 3 t., Madrid, Gredos, 3
reimpr. 1994.

KIRK, G.S., J .E. RAVENy M. SCHOFIELD,Los lósofos presocráticos, selección de


textos, edición griego-castellana, trad. del inglés de J. García Fernández,
Madrid, Gredos, s/f.

HEIDEGGER,M., La época de la imagen del mundo, en Caminos de bosque,


trad. de H Cortés yA. Leyte, Madrid, Alianza, 1998.
El origen de la obra de arte, en Caminos de bosque.
, Ser y tiempo, trad. de J . Gaos, México, Fondo de Cultura Económica, 1° ed.
1951.
-, Ser y tiempo, trad., prólogo y notas de J .A. Rivera C., Santiago de Chile, Edi
torial Universitaria, 1977.
, La voluntad de poder como conocimiento, en Nietzsche I, trad. de J .L. Ver-
mal, Barcelona, Destino, 2000.
El eterno retorno de lo mismo, en Nietzsche I, pp. 209-379.
La voluntad de poder como arte, pp. 17-207.
-, Kant y el problema de la metafísica, trad. de G.1. Roth, México, Fondo de
Cultura Económica, 1954.
, De la esencia del fundamento (1929), en Hitos, trad. de H. Cortés yA. Leyte,
Madrid, Alianza, 2000, pp. 109-149.
De la esencia de la verdad (1930), en Hitos.
-, Aportes a la losofía (Acerca del evento), trad. de D.V. Picotti C., Buenos Ai-
res, Almagesto-Biblioteca Internacional Martin Heidegger-Biblos, 2003.
-, Schellingy la libertad humana, trad. de A. Rosales,Caracas,Monte Ávila,
1996.
-, Introducción a la metafísica, trad. de E. Estiú, Buenos Aiers, Nova, 1973.

* Esta bibliograa ha sido confeccionada por la traductora de la obra.

[363]
364 Ediciones castellanas de las obras mencionadas

-, Introducción a la metafísica, tard. de A. Ackermann Pilári, Barcelona, Gedi-


sa, 2001.
, Introducción a la metafísica, trad. de J .M. Valverde, en Cuadernos Hispano-
americanos, N 56, Madrid, 1954, pp. 178-180.
, Los problemas fundamentales de la fenomenología, trad. de J .J . García No-
rro, Madrid, Trotta, 2000.
-, La pregunta por la cosa, trad. de E. García Belsunce y Z. Szankay, Buenos
Aires,Alfa, 1975.
NOTA FINAL

Le recordamos que este libro ha sido prestado


gratuitamente para uso exclusivamente
educacional bajo condición de ser destruido
una vez leído. Si es así, destrúyalo en forma
inmediata.

a sin egoísmo a

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Referencia:2697
MTACIÓ
Como
armasueditoralemán,
Meditación
esel primera
delostratados
que
enconexión
conAportes
a lalosofía(Acerca
del evento)
(1936-1938)
asume{a tareade inaugurar cuestïonadoramente
el ámbitodel pensar
segúnla historiadetseVrLrfseynj,
queenAporteshabíaalcanzaría
suprimer
esbozo renseiserrsambtes.
Estepensar,queseentiendecomoïaeáitar»
ción",inauguraet cíamáetrserr
[Seyn]comotevento,
enel quesecruza{a
réplicade diosy hombreconla contiendade tierra y mundo,acaeciendo
»
ambosrcomo
resoiucïón.
La misma "meditáción"
secumpie conei planteo
de Lapregunta
originariapor el ser[Seyn]en confrontación
con la L
pregunta¡metafísica
por er serdelante. Dadoqueestaobrano se refiere
comootrasescritos
rarrcuestíones
singulares
de Latotalidad,esjunto a
Aportes
arrlarrfíiosofía
unasegunda
obrapríncipai
delpensar
según
la [ÏV
historiadetser. .L ¿
Enei Apéndice sepubiíca
per primera
vezel.textopóstumo
na ojeada
retrospectiva
ai camíno",{1937é1938)¿en
cuyaprimeraparte,"Micaminor
hasta}
el presente;
VHeideggerVLrefíexiona
acercade su cursopensante
desde
la ïlísertaciórf
hastaiosAportesa lalosoa. En{asegunda
parte, t
"Sobre
La¡conservación
de{ointentado",
ofrece
unamirada
deconjunto
sobre
susmanuscritos
nsrpublícados,
ragrupados
enCursos,
Conferencias,
yff
Artículos;Notasa¡ las ejercitacíones,
Trabajospreliminaresa la robra,rr r r r
Apuntes,
Trabajos
sobreHólderün,
Acerca
detevento(Aportes
a la filoso-
fía), proveyéndolosr
de aclaraciones
muyreveladoras.

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