Salud Mental
Salud Mental
Salud Mental
Durante los siglos XVI al XVIII en varios países europeos se procede al “gran
encierro” de los locos con otros marginales y la asistencia psiquiátrica atraviesa
sus horas más bajas. Los insanos constituían entre el 10 y el 20% de la población
de los asilos y se quedaban más tiempo que el resto de detenidos que tenían una
rotación más rápida estimada entre seis meses a un año, cuando no morían,
alcanzando el 40% de mortalidad en algunos establecimientos.
Los problemas médicos de los indigentes sirvieron para que el Estado comenzase
a legislar en estas áreas. El establecimiento Saint Mary of Bethleem, más
conocido por Bedlam, alojó enfermos mentales desde 1403. Hasta 1770 estaba
abierto a la curiosidad del público previo pago de la correspondiente entrada y los
enfermos podían ser vistos como animales de un parque zoológico. En él se
utilizaba principalmente el tratamiento con medios coercitivos.
Años más tarde, en 1828, se aprobó una ley para regular el tratamiento de los
enfermos mentales. La locura era considerada una enfermedad y el Tratamiento
Moral se encontraba entre la terapéutica médica. Gardiner-Hill y Connolly fueron
los precursores del sistema denominado “Non-restraint” cuyo objetivo era
tranquilizar al enfermo agitado sin emplear procedimientos de contención
mecánica, prodigándole cuidados “especiales” como podían ser la limpieza,
vestidos idóneos, atención y paciencia. Las cuestiones de psiquiatría legal en
relación con los criminales alienados aumentaron después de la enunciación por
J.C. Prichard del concepto de “locura moral.
Los primeros psiquiatras probaron todo tipo de experimentos para "ayudar" a sus
pacientes, muchos de ellos cuestionables, como por ejemplo "la ducha", que
consistía en sorprender a los pacientes con un baldazo de agua helada.
La idea de entonces era que estos shocks podían liberar a la mente y sacar a las
personas de su estado de locura.
Esto se basaba en las teorías de René Descartes, quien creía que el cuerpo y la
mente eran dos entidades separadas y que la mente de un "lunático" estaba
atrapada en un cuerpo enfermo, del que tenía que liberarse.
Sin embargo, también surgió otro grupo de expertos en salud mental que se
opusieron a las lobotomías: los psicólogos. Liderados por pioneros como el
austríaco Sigmund Freud, los médicos empezaron por primera vez a escuchar a
sus pacientes y desarrollaron nuevas formas de tratamiento mucho más
benévolas.