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Guerra de Independencia de México

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Guerra de Independencia de México

Retrato de Leona Vicario, en su juventud.

Tanto Leona Vicario como Andrés Quintana Roo tenían una pasión inconmensurable por la patria, la
patria encontró en ellos dos fuertes baluartes, ella dedicó todos sus bienes y persona, él dedicó su
intelecto y su ser. Casi a la par de que esto sucedía, el cura Miguel Hidalgo y Costilla lanzaba su grito de
Independencia el 16 de septiembre de 1810. Este movimiento cautivó a todas aquellas personas que
tenían ganas de ver sus tierras libres de los españoles. Leona Vicario y Andrés Quintana Roo fueron
parte de ese grupo, muchas veces en sus pláticas expresaban su intención e idea de ayudar a los
insurgentes en la causa, puede ser que a Vicario la influenció en parte Octaviano Obregón y Gómez y su
padre, quienes eran parte de este acontecimiento.
Leona Vicario siempre fue partidaria del lado insurgente, no se sabe quién tuvo la iniciativa, si ella o
Quintana, pero es más que claro que se motivaron mutuamente para participar en el movimiento. Luego
de que Agustín Pomposo, se negó a dejar que Vicario y Quintana contrajeran matrimonio, este último
partió a Tlalpujahua para ponerse al servicio del general Ignacio López Rayón. A su vez, Vicario asumió
un mayor compromiso con la causa insurgente, realizando acciones mucho más audaces a partir de ese
momento. Fue una de las primeras en contactar jefes insurgentes, fungió como mensajera y espía,
transformó su casa en un centro de organización y comunicación, financió con sus bienes y joyas varios
viajes aliados y envió dinero, medicamentos y armeros vascos a Tlalpujahua para la realización de
pertrechos. De igual forma, poco después se asoció con el grupo de Los Guadalupes, quienes tenían
información adicional a las demás personas debido a que pertenecían a la sociedad virreinal, también
participaban como espías y mensajeros, y en algún momento planearon secuestrar al virrey, así
buscando la autonomía novohispana a cambio de la liberación de este.
El 28 de febrero de 1813, saliendo de misa en La Profesa, le fue notificado a Vicario que al parecer había
sido descubierta, ya que aprehendieron a Mario Salazar, uno de sus mensajeros que llevaba mercancía
para ella. Advertida por personas que la querían que no actuara, decidió reunirse con los insurgentes,
así que estando disfrazada y en compañía de dos de sus damas y más confiables amigas, se fue a pie
hasta Huixquilucan. No alcanzó a llegar ni a Tlalpujahua ni mucho menos a Oaxaca, donde la esperaba
Andrés Quintana Roo. Leona Vicario fue perseguida y despojada de sus bienes por Félix María Calleja,
tras enterarse que tanto ella como su pareja habían hecho comentarios contra sus mandatos.

"Encarcelamiento" y escape

Tras esto último, le fue impuesta una orden de prisión en su contra y, tras ser aprehendida unos días
después, fue llevada a la Ciudad de México, en donde su tío intervino para que no fuera llevada a la
cárcel, sino que permaneciera aislada en el Colegio de San Miguel de Belén, así que no fue encarcelada
de primeras pero sí la mantuvieron cautiva. En el juicio se le imputó, entre otros cargos, el estar
totalmente comprometida con la insurgencia, el conspirar y traicionar al gobierno virreinal, y el difamar
cualquier acto realizado por los conquistadores españoles desde su llegada a esta tierra. En ningún
momento reveló la identidad de sus aliados y tampoco perdió el aplomo, tras esto, estuvo apartada e
incomunicada en el Colegio de San Miguel de Belén hasta el 22 de abril de 1813, cuando el pintor José
Luis Rodríguez Alconedo, el coronel Francisco Arroyave y Antonio Vázquez, todos miembros de Los
Guadalupes, y varias amigas monjas que hizo en el convento, ayudaron a rescatarla. Estuvo presa
durante 42 días. Luego de estar escondida un tiempo, partió a Oaxaca, disfrazada nuevamente, para
encontrarse con los demás insurgentes comandados por José María Morelos y Pavón, incluido  Andrés
Quintana Roo, con quien finalmente se casó el 6 de noviembre de 1813. De tal forma, Vicario despertó el
interés y la admiración de múltiples personas, recibiendo halagos y críticas por sus acciones a lo largo
de toda la lucha.
Su esposo fue nombrado por Morelos como Presidente del Congreso de Chilpancingo, esto hizo que la
pareja fuera reconocida más públicamente. Morelos enviaba cartas a Vicario preocupado por su
situación, decidió recompensarla con una asignación económica, más tarde ratificada y aprobada por el
propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813. Tras la captura y fusilamiento de Morelos, Vicario y
Quintana huyeron al campo michoacano; por aquella época se ofrecían indultos a cualquier persona
relacionada con el movimiento insurgente, por tanto se le ofreció a la pareja uno, Vicario rechazó
tajantemente esta cuestión porque sentía que traicionaba su propia idea.
Etapa final de la Guerra de Independencia
En 1817 Vicario dio a luz a su primera hija, a la que llamó Genoveva, la tuvo en una cueva ubicada en
Tierra Caliente debido a las constantes persecuciones que recibían los insurgentes en esos días, debido
a esto, se ocultaron en el poblado de Tlatlaya, Andrés Quintana Roo no estaba, partió en búsqueda de
ayuda. Una vez el escondite fue hallado, quienes estaban en Tlatlaya fueron llevados a Tejupilco, y
posteriormente a Temascaltepec, incluyendo a Vicario y su hija. Tras enterarse de esta situación,
Quintana decidió entregarse a las autoridades y aceptar el indulto que les ofrecieron y que
originalmente rechazaron, les fue concedido con la condición de partir a la ciudad de Cádiz, pero
debido a cuestiones económicas, se quedaron en la ciudad de Toluca. Posteriormente en 1820 les fue
concedido el permiso de regresar a la capital del país, donde lograron establecerse financieramente, y
donde un año más tarde, nació su segunda hija llamada María.

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