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La Imprudencia

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La imprudencia.

Para poder hablar acerca de la imprudencia primero debemos de conocer su significado ya que un
desconocimiento de significado común nos puede llevar a diferentes conclusiones, ya que uno
pudiera pensar que la imprudencia es X o Y o Z y al tener diferentes definiciones podríamos caer en
confusiones, entonces empecemos por definir imprudencia.

La imprudencia según el diccionario es “la falta de prudencia” entonces no es como que un


iluminador el panorama, veamos que significa entonces “prudencia”, según la RAE es

prudencia

Del lat. prudentia.

1. f. Templanza, cautela, moderación.

2. f. Sensatez, buen juicio.

3. f. Rel. En el cristianismo, una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y disting
uir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello.

Entonces cuando hablamos de una persona prudente hablamos de una persona que tiene
templanza, cautela, moderación, sensatez, buen juicio, alguien con la capacidad para poder
diferenciar o discernir lo que es bueno de lo malo, entonces viéndolo así podríamos pensar que los
adultos son personas prudentes, sin embargo al hablar de la imprudencia es un tema que abarca a
niños, jóvenes, adultos y ancianos, creyentes y no creyentes, pastores y ovejas, de todo.

Porque al pensar que un niño por ser pequeño y estar en etapa de aprendizaje será siempre
imprudente y un adulto maduro que guía una iglesia por la experiencia que lleva será una persona
prudente sería tan errado como decir que “porque uno trabaja mucho tiempo ganará más dinero
que uno que trabaja poco tiempo”, la edad como tal no da la prudencia ya que ésta va tomada de
la mano de la madurez.

Y la madurez y prudencia no lo dan la edad, ni el tiempo, al pensar en la biblia podemos ver las
referencias que tenía David antes de ser rey en Israel, dice la biblia en 1 Samuel 16.18

1 Samuel 16:18

Reina-Valera 1960
18
Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que
sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y
Jehová está con él.

Para cuando dijeron esto de David, él era un pastor todavía y su etapa de pastor fue cuando era un
muchacho, entonces para cuando David era un muchacho ya se había forjado una “fama” y la cereza
del pastel es lo último, “…y Jehová está con él.” Entonces vemos a un David muchacho que ya era
alguien “prudente en sus palabras” una persona que sabía cómo controlar su habla, lo que decía, se
reservaba sus opiniones, pensaba en el alcance que podía tener sus palabras.
Por otro lado tenemos al mismísimo rey de Israel del momento que era Saúl, cuando iba a la guerra
en 1 Samuel 14.27-29

1 Samuel 14:27-29

Reina-Valera 1960
27
Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de
una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron
aclarados sus ojos. 28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar
solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo
desfallecía. 29 Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados
mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. (negrita mía)

Podemos ver que un muchacho era más prudente en su habla que el mismísimo rey de Israel, que
por la imprudencia de sus palabras afectó mucho a su pueblo y que pudo haber hecho más estragos
en ese momento contra sus enemigos, sin embargo pudo más su impulso carnal y en su imprudencia
puso bajo condenación al que desobedeciere.

Y la cuestión de la imprudencia es algo que se da por no meditar bien en lo que vamos a decir o
hacer, acontece cuando no valoramos todos los puntos que podrían verse afectados por nuestras
decisiones, nuestras palabras, nuestras opiniones, comentarios, cuando no meditamos que tanto y
a qué escala puede afectar nuestras palabras o acciones es que cometemos actos de los cuales
después nos arrepentimos.

Cuando leemos la biblia en el libro de proverbios habla mucho sobre la importancia de cuidar
nuestras palabras, habla de manera constante en proverbios 10 sobre la boca, la lengua, las palabras
en cómo pueden afectar nuestra realidad presente o futura.

Proverbios 10.

6. Hay bendiciones sobre la cabeza del justo; Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

8. El sabio de corazón recibirá los mandamientos; Mas el necio de labios caerá.

10. El que guiña el ojo acarrea tristeza; Y el necio de labios será castigado.

11. Manantial de vida es la boca del justo; Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

13. En los labios del prudente se halla sabiduría; Mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.

14. Los sabios guardan la sabiduría; Mas la boca del necio es calamidad cercana.

18. El que encubre el odio es de labios mentirosos; Y el que propaga calumnia es necio.

19. En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.

20. Plata escogida es la lengua del justo; Mas el corazón de los impíos es como nada.

21. Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por falta de entendimiento.

31. La boca del justo producirá sabiduría; Mas la lengua perversa será cortada.
32. Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades.

De este capítulo 12 versículos hablan de las palabras, la boca, la lengua para que veamos que
dependiendo del tipo de persona que seamos serán las palabras que saldrán de nuestra boca,
igualmente podríamos ser imprudentes al hacer comentarios “bien intencionados” y por esos
comentarios herir a alguna persona, tengo una anécdota de esto último que comento - hace tiempo
estábamos en casa mis hermanos, mi mamá y el hijo de una hermana que trabajaba en aquel
entonces con mi mamá en un tianguis, sentados en la mesa para comer, la comida estaba sobre la
mesa, todo listo, mi papá no estaba en casa porque estaba atendiendo cuestiones de su trabajo en
la construcción, al ser un hombre muy trabajador para nosotros era algo común que no siempre
estuviera para comer en casa con nosotros, y al estar en la mesa listos para comer y pensando en
que nosotros estábamos disfrutando de aquella comida gracias a (gracias a Dios primeramente) que
mi papá estaba afuera de la casa, en la obra trabajando desde la mañana al anochecer, pensando
todo ello vino un pensamiento y sentimiento de gratitud y nació en mi corazón levantar una acción
de gracias, unas palabras reconociendo que gracias a que mi papá estaba afuera trabajando
nosotros podíamos estar disfrutando de esos alimentos servidos en la mesa tranquilamente sin
preocuparnos porque teníamos un papá que proveía el alimento, al levantar mi vista para abrir mi
boca, vi a este muchacho sentado frente a mí comiendo con nosotros y al verlo me acordé que el
papá de él era un padre ausente, que no vivía en casa con él, sus hermanos y madre, que se había
separado y estaba actualmente con otra mujer, recordé que el papá de ese joven no les proveía del
alimento aunque trabajaba de sol a sol porque era taxista, recordé que para él hablar de su papá
era hablar de alguien que no velaba por ellos. Entonces recordando ello, me tragué mis palabras,
agaché mi cabeza y continué comiendo sin decir nada de mi papá.-

¿Era malo lo que yo quería hacer? Definitivamente NO, era agradecer y reconocer por tener un
padre trabajador que gracias a las preocupaciones que él tenía por nosotros, nosotros no teníamos
que preocuparnos por cómo conseguir el alimento ¿era pecado dar esa acción de gracias y hablar
reconociendo el esfuerzo de nuestro padre? Definitivamente NO, ¿era pecado? Absolutamente NO,
sin embargo era IMPRUDENTE porque si yo hubiera hecho eso hubiera sido una afrenta al muchacho
que estaba comiendo por nosotros, como un recordatorio que su padre no era como el nuestro, que
él carecía de aquella bendición y si hubiera hablado algo yo de ello, aunque no era malo, ni pecado,
al ser IMPRUDENTE hubiera yo lastimado el corazón de ese muchacho.

Por esa razón es importante que antes de hablar o hacer comentarios sobre algo o alguien en
particular saber qué, cómo, cuándo, dónde y por qué vamos a decir lo que vayamos a decir, medir
la magnitud del daño que nuestras palabras podrían traer y las consecuencias que vendrían por
ellas, ya que “una palabra dicha, es como una flecha lanzada, que una vez arrojada ya no vuelve
atrás”

De ahí la importante de ser prudentes al hablar, sea un niño o sea un anciano.

Por otro lado la biblia nos habla un punto importante acerca de las relaciones padres e hijos,
nosotros sabemos y vemos la importancia de la crianza y tenemos entendido que muchas veces los
hijos son el reflejo de los padres, porque así como Cristo hacía lo que veía hacer a su Padre,
igualmente nuestros hijos harán lo que nos ven hacer a nosotros y nosotros al ser padres de familia
debemos de ser PRUDENTES en cómo nos conducimos, cómo hablamos, cómo reaccionamos,
porque eso que hacemos nuestros hijos lo repetirán más adelante, aclarando también que hay un
momento, una edad en que los hijos empiezan a madurar y empiezan a tomar sus decisiones
creyendo que son las más “PRUDENTES” para ellos y creen que es lo más acorde a su edad, de ahí
que veamos adolescente o jovencitos con los pelos de punto, de colores, con pinturas exageradas
en la cara, etc.

Por otro lado la biblia menciona una situación que se da con los hijos y con los padres, ya que muchos
hijos y lo digo porque yo pasé por ahí, creemos que tomamos las mejores decisiones para nosotros
creyéndonos responsables y tomamos decisiones que nuestros padres nos dicen “no hagas eso, la
vas a regar” pero uno al creerse “más listo” que ellos termina regándola y llevando las consecuencias
tal como lo dice proverbios 10.17

La Biblia de las Américas

Por senda de vida va el que guarda la instrucción, mas el que abandona la reprensión se extravía.

Entonces cuando la regamos a nuestros padres no les queda más que decir “te lo dije” y esas
palabras, esa frase como duele pero eso pasa porque creemos que podremos salirnos con la nuestra
como jóvenes inexpertos, mas muchas veces el joven en cuestión se obstina en hacer lo malo, al
punto de perderse completamente, les contaré otra historia – hace años yo conocí a un hermano
ya siendo converso yo, él tenía un hijo en aquél entonces de aproximadamente 7 – 9 años, un niño
muy agradable, risueño, se portaba como niño, su papá le instruía, le corregía, le amaba mucho, le
hablaba de Dios y asistía a la iglesia, pasaron los años y ese niño se convirtió en un adolescente y
revelarse, a hacer su voluntad, conocía de la biblia, sabía que lo que hacía estaba mal, su padre le
instaba frecuentemente a buscar a Dios, sin embargo así como Dios respeta nuestras decisiones, su
padre lo hizo, se empecinó en su mal camino y terminó siendo esclavo del alcohol, las drogas, antes
de los 18 años ya se había metido a tener relaciones sexuales con una mujer casada, ya se había ido
de la casa paterna al pueblo vecino donde vivía perdidamente, terminó metido con los vendedores
de droga de la localidad y al final de sus días terminó por dictamen oficial “suicidándose” conociendo
yo parte de su carácter, se me hacía difícil creer que él mismo se haya quitado la vida, por lo que
suponemos que alguien más lo hizo, falleciendo aproximadamente entre los 20 y 22 años, desde
que empezó a caer en pecado y no arrepentirse hasta que murió tuvo momentos de claridad
espiritual en los que reconocía su estado y regresaba a la casa de su padre a pedirle perdón, dejaba
su vida inmoral y se sometía bajo la instrucción de su padre, en esos momentos él era suplido en
todas sus necesidades pero cuando se iba de la casa paterna vivía perdidamente.

Al final ese joven con mucho dolor lo digo, se terminó extraviando y quizá por la eternidad, por no
guardar la instrucción.

En el antiguo testamento Dios dejaba instrucciones para este tipo de muchachos en el libro de
Deuteronomio 21.18-21 dice lo siguiente.

Deuteronomio 21:18-21

Reina-Valera 1960
18
Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz
de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; 19 entonces lo tomarán su padre y su madre,
y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; 20 y dirán a los ancianos
de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y
borracho. 21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal
de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá.

Quizá reconocemos la palabra rebelde, glotón y borracho pero no es frecuente usar la palabra
“contumaz” que según la RAE significa.

contumaz

Del lat. contŭmax, -ācis.

1. adj. Rebelde, porfiado y tenaz en mantener un error.

2. adj. Dicho de una materia o de una sustancia: Que se estima propia para retener y propagar los
gérmenes de un contagio.

3. adj. Der. Dicho de una persona: rebelde (‖ declarada en rebeldía). U. t. c. s.

Alguien que se mantiene en un error, o sea que sabiendo que está mal se aferrado a lo que sabe
que está haciendo mal, me llama la atención la segunda declaración, una materia o sustancia que
retiene o propaga gérmenes de una contagio, entonces podríamos ver que Dios sabiendo que este
tipo de jóvenes no cambiaría sino que no solo se mantendrían en su error sino que como una
bacteria contagiarían a más jóvenes a ser como ellos, de forma tajante dice “apedréenlos y que
muera”

Es tremendo y duro principalmente para los padres al ver a ese joven en un estado de maldad
arraigada recordar que llegó como un bebé lindo, hermoso y que por alguna razón terminó siendo
una persona llena de maldad al punto de ser necesario que muera antes que contagie a más
personas con su perversidad.

Hoy por hoy no vamos a apedrear a nadie, sin embargo es importante tener algo claro, cada uno
pagará por su maldad y cada uno llevará las consecuencias de sus actos, sean buenos o malos, sea
que hagan caso a las instrucciones o no hagan caso a ellas.

En ocasiones pensamos que como no hay consecuencias inmediatas a nuestras mala obras no pasa
nada pero Dios no enseña en Eclesiastés 8.11

Eclesiastés 8:11

Reina-Valera 1960
11
Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres
está en ellos dispuesto para hacer el mal.

Y por esa razón muchos jóvenes se empecinan en hacer lo malo sin recordar que todo lo que
hacemos tendrá una consecuencia sea buena o sea mala.

Entonces es importante ser honestos primeramente con uno mismo y saber si somos prudentes o
imprudentes, si recibimos los consejos o no los recibimos, y una vez viendo ello, trabajar en nosotros
no con la finalidad de agradar al hombre sino a Dios que es quien nos dará la entrada en su reino.

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