Yo, Tú, Él. Quién Es El Sujeto. Caruso-Dussel
Yo, Tú, Él. Quién Es El Sujeto. Caruso-Dussel
Yo, Tú, Él. Quién Es El Sujeto. Caruso-Dussel
La educación es, indudablemente, una actividad humana. Cualquiera sea la definición del
término que adoptemos, apuntará a la realización de deseos o expectativas puestas en otro
(adulto, niño), tratando de formar, indoctrinar o desarrollar ciertos rasgos y no otros. En este
sentido, la educación siempre ha guardado una dimensión de futuro. Toda teoría educativa,
dice el filósofo inglés Alisdair MacIntyre, puede reducirse a dos propósitos: la educación
para un puesto o plaza social, o la educación de las capacidades inherentes al individuo. En
general, en los sistemas educativos modernos ha primado la primera visión (MacIntyre,
1990). Pero la cuestión de la perspectiva con la que trabajamos no es sólo una posibilidad
para el futuro, sino una cuestión del presente. El sistema educativo y los docentes trabajan
con identidades supuestas. La escuela trata de contener al niño, de iniciar al infante, de
socializar al adolescente. Hoy, estas categorías que definían a los que se sentaban en las
aulas están en plena transformación. Veamos los casos de la infancia y la adolescencia. Se
ha señalado recientemente que la infancia se ve acorralada por una temprana
"juvenilización", prediciendo algo así como la desaparición de la infancia. En un artículo
reciente, se subrayan los efectos del consumismo y de las nuevas relaciones paterno-filiales
en la construcción de teorías, por parte de los chicos, sobre la sexualidad y la procreación.
También se señalan las nuevas demandas hacia los adultos para trabajar estos temas,
teniendo en cuenta que los chicos vienen "informados hasta el detalle" pero siguen
compartiendo los mismos temores y atracciones que los de otras generaciones . En
términos pedagógicos, la infancia como una posición desigual de acceso al conocimiento
está en discusión. Por un lado, la proliferación de medios de comunicación pone al alcance
de los chicos grandes masas de información y maneras novedosas de procesamiento. Para
algunos, esta nueva posibilidad pone a la infancia en proceso de "desaparición" (Postman,
1984). Dos investigadores argentinos, Ricardo Baquero y Mariano Narodowski, han criticado
tal postura: para ellos, el que nos encontremos en la sociedad de la información no significa
que todos nos posicionemos ante los medios de comunicación con las mismas herramientas
y posibilidades de lectura y comprensión (Baquero y Narodowski, 1994). Por otro lado,
algunas investigaciones acerca de lo que significa aprender en la "sociedad de la
información" han confirmado que no sólo los accesos a la misma son heterogéneos según
la clase social y sexo sino que las valoraciones que se hacen de la información son
fundamentalmente distintas (Tully, 1994). En todo caso, la discusión manifiesta que este
sujeto supuesto -"la infancia" o "la niñez"- que está en la base de la tarea escolar está
sufriendo transformaciones. El sentido popular lo expresa de diversas maneras: "los chicos
de ahora son más inquietos", "más cuestionadores", "más desinhibidos", "ahora aprenden
más rápido"; en definitiva: "los chicos ya no vienen como antes".
Hoy la juventud es más prestigiosa que nunca, como conviene a culturas que han pasado
por la desestabilización de los principios jerárquicos. La infancia ya no proporciona un
sustento adecuado a las ilusiones de felicidad, suspensión tranquilizadora de la sexualidad
e inocencia (...). La juventud es un territorio en el que todos quieren vivir indefinidamente
(Sarlo, 1994). ¿Cómo podrán esos jóvenes, -esos sujetos que la propaganda y los
mensajes masivos ponen en un pedestal- sentarse 40, 80 minutos, o toda una mañana ante
conocimientos envejecidos? ¿Qué armas emplean aquéllos que portan ciertos valores como
la flexibilidad, la fuerza y el, descompromiso juvenil en una escuela que sólo ha podido
responder precariamente a todos los ajustes, incluso los culturales? ¿Cómo se relacionan el
sujeto juvenil y el sujeto niño actuales -ambas construcciones históricas- con los sujetos
pedagógicos que las escuelas producen? Para analizar estas cuestiones, queremos
comenzar por una revisión del concepto de sujeto. ¿Qué se quiere decir cuando se utiliza la
palabra sujeto para caracterizar a las personas, la gente, los individuos o los integrantes del
sistema educativo, la comunidad educativa y otras tantas denominaciones? ¿Es lo mismo
plantear que el sistema educativo forma personas que decir que forma sujetos? Creemos
que no. La categoría sujeto plantea otra manera de concebir las identidades y las
subjetividades que pensar simplemente en personas. Para fundamentar nuestra respuesta,
proponemos una vuelta por la teoría.