Hostoria de La Psicologia en Norteamerica
Hostoria de La Psicologia en Norteamerica
Hostoria de La Psicologia en Norteamerica
Las ideas psicológicas puestas de manifiesto por los pensadores en suelo americano
comparten una serie de características con las postuladas muchos años después por la llamada
Escuela funcionalista, lo que les permite concluir que, desde una perspectiva amplia, la
psicología norteamericana presentó claros exponentes de funcionalismo o desde una
perspectiva más restringida, que desde sus inicios fue siempre funcional. Para la psicología
esta relación implicaba una confianza en el empirismo, especialmente en el modelo de los
procesos mentales propuesto por Locke, un planteamiento que jugaría un papel significativo
en el pensamiento científico y político del siglo XVIII. Durante los siguientes cien años se iría
produciendo una progresiva independización de la Psicología al respecto de la teología y la
filosofía, a lo largo de un proceso complejo sometido a determinantes políticos, económicos,
sociales, y culturales en un vastísimo y conflictivo territorio que luchaba por convertirse en una
auténtica nación. La psicología fue adquiriendo autonomía, si bien, ideológicamente todavía se
nutría de las islas británicas, en concreto ahora de la filosofía escocesa del sentido común,
dominante en los abundantes núcleos presbiterianos.
El movimiento se caracterizó por su reacción contra dos argumentos centrales del empirismo
asociacionista principalmente hummeano: nada puede conocerse con certeza y las leyes
morales y científicas no son más que hábitos mentales. Así, desde la independencia hasta la
Guerra de Secesión los libros de Redi, Stewart y Brown fueron los principales textos de
psicología de los colleges americanos, ejerciendo un fuerte contrapunto ante las peligrosas
ideas procedentes de la Francia revolucionaria, entre ellas la hipnosis.
A los dominantes realismo escocés y empirismo inglés les saldría, desde mediados de siglo, un
firme competidor, el trascendentalismo alemán, un modo de pensamiento que provenía de los
inmigrantes o hijos de inmigrantes alemanas, muchos de ellos influidos por las enseñanzas de
los Kant, Ficjte y Hegel, y también a través de los discípulos y traducciones británicas de
aquellos. En estas condiciones, no podía haber movimientos innovadores de nuevas
disciplinas: no hay puestos por los que mereciese la pena competir, las instituciones eran
demasiado pequeñas para la especialización y la investigación no era función en absoluto de la
comunidad académica. Son los años en que se produce la emancipación total de la psicología,
respecto de la religión y de la filosofía a las que estuvo subordinada durante los siglos
anteriores. Son los años del cambio, la psicología pasó, desde la tendencia filosófica y
puramente analítica en la que estaba instalada, hasta una posición científico-natural, como
disciplina empírica y objetiva, y como tal encontraría eco en una sociedad que haría de estos
valores un auténtico culto. Entre los que marcan la transición de la psicología desde el dominio
de la filosofía y la teología hasta un dominio disciplinar separada destaca El intelecto humano
(Noah Poter) La psicología como ciencia que estudia el alma humana, aspectos de la física, de
la fisiología sensorial y de la matemática, atender al desarrollo del intelecto y del cuerpo y
utilizar el control en la observación de sus manifestaciones. Si el libro de Poter marca la
transición, La Psicología de Dewey señala el inicio, ya que se trata de un genuino producto
psicológico, donde se describen las características y argumentos a favor de esta nueva ciencia
plenamente autónoma, empírica y aplicada. La psicología experimenta alemana y el
evolucionismo británico constituyen los puntos de apoyo para el cambio desde la vieja
psicología fisiológica de las facultades del alma hasta la nueva psicología científica de las
funciones de la mente.
Los dos europeos con los que la psicología americana tiene una mayor deuda reconocida son
Wundt y Galton: La psicología americana heredó el aparato y el cuerpo de Wundt pero su
mente e inspiración provenía de Galton. El último cuarto del siglo pasado contempló el
ascenso auto-consciente de toda una serie de nuevas comunidades de expertos que, como
disciplinas académicas y organizaciones profesionales, localizaron sus esfuerzos en definir su
papel y un perfil profesional dentro de este nuevo modelo de sociedad que exigía servicios
cada vez más especializados y eficaces. Hubo una violenta incorporación de personas nacidas
en EEUU, o inmigrantes muy jóvenes, que comenzaron a realizar aportaciones relevantes para
la Psicología.
Como también harían hames y Hall llegó a la psicología en un intento por concilia positivismo e
idealismo, pero, a diferencia de ellos, no fue más allá, defraudando muchas esperanzas.
G.S.Hall compartió con sus compañeros de generación la necesidad de convertir la psicología
en una ciencia independiente, apoyada en la investigación de laboratorio y en los datos
empíricos. Hall dividió la nueva psicología en tres ámbitos: Comparada (instinto frente a
hábitos) experimental (el campo más central y reducido al uso de los métodos más exactos) e
histórica o genética (una especie de historia natural de la mente) donde incluía el estudio de
los animales, los estadios del ciclo vital, los pueblos primitivos y las creencias populares.
Plantea una psicología genética y dinámica, una más de las ciencias naturales, que debía
ofrecer una descripción de la vida mental tan esmerada como sea posible, teniendo en cuenta
aquellos factores de la vida psíquica, consciente o inconsciente, animal o humana, normal o
patológica que sean demostrables y ciertos y que puedan ser aceptados por cualquier
inteligencia imparcial que los conozca enteramente. Define un modelo de psicología afín al de
las ciencias naturales, un modelo que le permitía deslindar y delimitar, frente a la filosofía a
cuya sombra había crecido, un campo propio para la nueva psicología, como disciplina
académica y profesión. Su sistema teórico y más concretamente su planteamiento del
desarrollo mental, tuvo como telón de fondo el evolucionismo neo-lamarkiano que defendía la
herencia de las características adquiridas y la teoría de la recapitulación que sostenía que el
desarrollo de la mente humana engloba un despliegue a través de distintos estadios desde el
prisma de la adaptación. El conocimiento objetivo del contenido de las mentes de los niños
permitía desarrollar estrategias y recursos educativos adecuados a la secuencia evolutiva
natural del desarrollo mental de los seres humanos. Resalta el papel atribuido al ambiente,
muchas veces represor, el método de dejar hablar y la asociación libre, la interpretación de los
sueños, así como otros aspectos que permitirían llegar a conocer mejor el yo sumergido, como
las acciones automáticas, los lapsus y errores del lenguaje, los actos fallitos… un conjunto de
manifestaciones que exigen de la interpretación del terapeuta en un proceso sometido a
reglas. Sufrió una fuerte depresión, debida para muchos, a la impresión ocasionadas por las
implicaciones del determinismo reduccionista de la materialista psicología Alemana y de
algunas posturas evolucionistas; si la filosofía materialista era correcta y se autoaplicaba,
cualquier cosa que le sucediera estaría predeterminada y por tanto escaparía a su control.
Esa vida mental o corriente del pensamiento puede estudiarse por introspección o a través de
sus manifestaciones. Junto a las dificultades propias de cada procedimiento, señala dos
dificultades generales, una derivada del uso del lenguaje, ya que las palabras se crearon para
resolver necesidades propias de la interacción humana y no para transmitir a los demás los
hechos de conciencia propios y la otra, la falacia del psicólogo que hace referencia a la
tendencia a interpretar lo que se observa, el observador debe limitarse a describir los
fenómenos de conciencia sin ningún tipo de elaboración personal.
Tomando como criterio el interés, la mente selecciona estímulos relevantes para llegar a
objetivos racionales, de supervivencia en la mayoría de los casos. Todos los estados de
conciencia poseen una identidad funcional, un sentido de pertenencia, es un pensamiento a
cada momento diferente del anterior, pero apropiativo de este último, es el núcleo de
identidad que unifica las operaciones de la mente. Trató de explicar el mecanismo del que
depende el pensamiento desde la fisiología cerebral, recurriendo a la asociación por
contigüidad como ley soberana cuando dos procesos cerebrales elementales han actuado
conjuntamente o en sucesión inmediata, al parecer uno tiende a propagar su excitación al
otro. Muchos de esos movimientos involuntarios son transitorios, pueden, lo veremos, verse
modificados como consecuencia del proceso de formación de hábitos.
Las acciones que denominamos instintivas corresponden al tipo general reflejo: son evocadas
por determinados estímulos sensoriales que actúan sobre el cuerpo del animal o a distancia de
su ambiente. James sostiene que los cambios corporales siguen directamente a la percepción
del hecho excitante, siendo la emoción la sensación que aparece al ocurrir dichos cambios
(teoría periférica) Un estado mental no es causa de otro, hay que interponer entre ellos las
manifestaciones corporales, ya que sin ellas habría un mero estado cognitivo desprovisto de
calor emocional. Sobre las ejecuciones primarias se superponen los movimientos voluntarios,
de carácter secundario, que se llevan a cabo con previsión de lo que han de ser y de sus
posibles consecuencias.
A finales del siglo XIX habían surgido en respuesta a aquellas demandas dos grandes ofertas de
ciencia psicológica, que ofrecían concepciones diferentes del propósito y ambiente de la
Psicología, el estructuralismo (psicólogos de contenido) y el funcionalismo (psicólogos del acto
o de la función). Dos orientaciones que entablarían uno de los más duros combates ocurridos
en el campo de las ideas psicológicas, clave para la propia definición de los psicólogos como
comunidad disciplinar. Poco después de llegar a EEUU para dirigir el laboratorio de Psicología
de la Universidad de Cornell el británico Titchener, doctorado con Wundt, y el norteamericano
Baldwin discutieron abiertamente, cada uno desde datos experimentales propios, sobre los
tipos psicológicos en los tiempos de reacción. Balwin utilizó personas sin entrenamiento
específico para el experimento y reconocía (e integraba en su teoría) el valor explicativo de las
diferencias individuales en los patrones de respuesta. Por fenómeno de conciencia
entendemos hechos verificados en ella, todo lo que pertenece a nuestro espíritu, sensaciones,
impulsos, actos de la voluntad, procesos razonadores, etc.… Hechos mentales y orgánicos
mantienen una distinción radical en varias dimensiones: