Diálogo Andino - Revista de Historia, Geografía y Cultura Andina 0716-2278
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La representación visual indígena en el área Centro-Sur andina sufre un importante cambio con la emergencia de la fotografía
etnográfica de principio del siglo XX. Práctica científica que integra las exigencias de la teoría antropológica, con la composición
estética-documental y una aproximación prudente y cortés con las comunidades indígenas; configurando una práctica más profunda,
humanitaria y artística. Rompiendo el imaginario indígena para el altiplano boliviano heredado del naturalista Alcides D’Orbigny
(1847) con su mirada fisiognómica que invisibilizó al indígena, relegándolo a un lugar marginal o pintoresco. También, rompe con
el costumbrismo de George Squier (1877) y Charles Wiener (1880), que consolida un imaginario indígena lleno de imponentes
ruinas arqueológicas como Sillustani, Tiwanaku y las chullpas de los Carangas, entre muchas. Y, por último, rompe con el mo-
delo antropométrico y su mirada fragmentaria, preocupada del cuerpo como contenedor de sentido e identidad; practicada por la
misión Créqui-Montfort (Chervin 1908) y Arthur Posnansky (1915 y 1918). Giro representacional que se evidencia en la fotografía
etnográfica de Alfred Métraux entre los chipaya de Carangas (1931), donde la imagen jugó un rol activo en la reactivación de
procesos de memoria e identidad que reconfiguraron del imaginario indígena en los Andes Centro-Sur.
Palabras claves: Etnografía visual, altiplano, imaginario, Alfred Métraux.
The indigenous visual representation in the South-Central Andean Region, has suffered an important change due to the emergen-
ce of the ethnographic photography at the beginning of the 20th century. This scientific practice integrates the anthropological
theory requirements, the aesthetic composition of the documentary, and a prudent and courteous approach to the Latin American
indigenous communities; configuring a deeper, more humanitarian and artistic ethnographic practice. Breaking the naturalist
Alcides D’Orbigny’s (1847) indigenous imaginary for the Bolivian Highlands and his views on physiognomics that invisibilized the
indigenous people, relegating them to a marginal or picturesque place. It also breaks with the canons set by George Squier (1877)
and Charles Wiener (1880), which consolidates an indigenous imagery filled with striking archaeological ruins like Sillustani,
Tiwanaku and the chullpas of the Carangas, among many. And, finally, it breaks with the anthropometric model and its fragmented
view, concerned with the body as a container of meaning and identity; practiced by the missions of Créqui-Montfort (Chervin
1908) and Arthur Posnansky (1915-1918). Representational turn that becomes evident in the ethnographic photograph of Alfred
Métraux amongst the chipaya of Carangas (1931), where the image played an active role in the processes of memory reactivation
and identity that reconfigured indigenous imagery in the South-Central Andes.
Key words: Visual ethnography, highland, imaginary, Alfred Métraux.
* Universidad de Chile, Programa de Doctorado en Estudios Latinoamericanos (CECLA) / Centro de Estudios en Antropología
Visual (CEAVI). Santiago, Chile. Correo electrónico: fmaturanadiaz@gmail.com
de los uru del Titicaca es Kjotsuñi, que significa que consistía en una borla roja que colgaba en la
“hombre del lago”, mientras que el de los chipaya frente del Inca). Signos visuales que permitieron
es Jas-shoni, Qnas Soñi o Qhwaz-zh zhoñi, que al español unificar el territorio y sus habitantes
significa “hombre del agua” (Hannss 2008). bajo la figura de Atahualpa como rey, y que fue
ampliamente rechazada por la élite cuzqueña y
La Representación Visual Indígena los cada vez más poderosos jefes locales, que
en el Área Centro-Sur Andina consideraban a Atahualpa un bastardo y un traidor
(Estenssoro 2005).
Una de las primeras escenas del mundo andino, En 1569, en un contexto de inestabilidad
que fue ampliamente difundida e impresa en diver- política en Perú, el virrey Francisco de Toledo
sas crónicas, es el rechazo del “requerimiento” por mandó a confeccionar la historia del origen y des-
parte de Atahualpa (Figura 2). Grabado publicado cendencia de los Incas, basado en fuentes indígenas
en 1534, sin autor como portada, en “La conquista y certificado por los diferentes ayllu (unidad de
del Perú llamada Nueva Castilla” de Cristóbal de parentesco básica de la estructura social andina).
Mena y en la “Verdadera relación de la conquista Una forma, medianamente consensuada, de cons-
del Perú y provincia del Cuzco” de Francisco de truir una historia que diera legitimidad al cobro de
Xerez, ambas impresas en Sevilla. En la imagen se tributos, mita y reducción territorial impuesta por
observa a Atahualpa desnudo, llevado en andas por Toledo y la Corona española. Su resultado fueron
sus siervos, presto a arrojar con la mano la Biblia dos textos: uno, escrito por el virrey y, otro, por
como signo de rechazo a Dios y portando un cetro el cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa. Más
y la maskapaycha (insignia de la autoridad del inca cuatro paños pintados por artistas indígenas, que
relatan, visualmente, los mitos de la creación de
la humanidad por Viracocha, a orillas del lago
Titicaca, y el origen de los Incas en los cerros de
Tampu-tocco. Los otros tres lienzos muestran los
retratos de los 12 Incas y sus reinas –desde Manco
Capac hasta Huáscar– con indicaciones de sus ayllu
y sus principales acciones o territorios anexados; el
tamaño de los paños oscilaba entre 3 y 4 metros de
alto por 4 a 5 metros de ancho. Un discurso texto-
visual sincrético que tiene como único personaje al
inca, condensado en la figura ausente de Atahualpa,
quien no fue retratado por ser ilegítimo y asesino
de Huáscar (Estenssoro 2005).
En 1615, Felipe Guamán Poma de Ayala,
indígena ilustrado del Perú, envía al rey Felipe II
un texto de 1.180 páginas –que contiene 398 dibu-
jos– titulado “Nueva Corónica y Buen Gobierno”.
Un texto visual que integra la historia inca al
interior de la historia universal, revalorizando el
mundo indígena –como un lugar donde habita la
moral, el orden y la cristiandad– y criticando el
mundo europeo –representado por la barbarie,
la inmoralidad y el caos–. Un límite cultural,
que lejos de proponer una asimilación cultural
o pérdida cultural, proponen una resistencia y
reivindicación de un mundo andino que, sin negar
la incorporación de lo occidental, lucha por sus
derechos. Un mundo andino representado por el
Figura 2. Rechazo de Atahualpa al requerimiento. Portada de
“La conquista del Perú llamada Nueva Castilla”, de Cristóbal
inca, con algunas referencias a los otros pueblos
de Mena en 1534 (Estenssoro 2005:98). que conformaban el Tawantinsuyu o imperio Inca,
62 Felipe Maturana Díaz
Esto último, dispositivos visuales ampliamente etiqueta que indica el tema de la imagen y el lugar-
utilizados por las pinturas religiosas, que durante país, construyendo un relato visual que mezcla el
siglos permitieron narrar historias de martirio y interés científico con el gusto estético y lo anecdótico
santidad, y que en esa época (siglo XVIII) recién del viaje. En esta publicación D’Orbigny muestra a
lo empezaba a utilizar la geología y la geografía los aymara como el único grupo étnico que habita
en sus mapas (Poole 2000; Rowe 2003). De este en el altiplano boliviano; pues los uru no aparecen
modo, el mundo andino se añadió como nueva zona mencionados. Destacamos la imagen de una balsa
para la especulación filosófica e histórica, junto a de juncos navegando a vela en el lago Titicaca, sus
Brasil, América del Norte y Oriente, en Francia. ocupantes no son asociados a ningún grupo étnico,
A fines del siglo XIX el naturalista francés aunque visten de manera similar a los Aymaras de
Alcides D’Orbigny recorre sudamérica entre 1826 y las otras láminas caracterizados por sus sombreros
1833. A su regreso publica L’Homme Americain, de de ala recta y copa redonda aplastada (Figura 7).
1839, y los nueve tomos de Voyage dans l’Amerique Un territorio que se circunscribe alrededor del
Méridionale, publicados entre 1835 y 1847. Una lago Titicaca, invisibilizando el resto de la meseta
época marcada por el auge de la imprenta y los del Collao mediante una metodología visual de
libros, que gracias a los progresos técnicos, como clasificación fisiognómica (physiognomy) –aspecto
la litografía, posibilitan la impresión de un mayor exterior y particular–, provocando en el observador
número de ejemplares; así como también de ver- una “impresión general” a partir de sus elementos
siones ilustradas populares. En 1847 D’Orbigny estables y recurrentes, donde el sujeto indígena es
publicó el tomo 3/parte 1 de Voyage dans... con 51 parte de un mundo inmóvil; eminentemente vegetal
láminas –algunas de ellas coloreadas– agrupadas y geográfico (Poole 2000; Zamorano 2011).
en tres categorías: “vistas”, “usos y costumbres”, Con la llegada de la fotografía, las represen-
y “antigüedades”; de Brasil, Uruguay, Argentina, taciones indígenas para el área Centro-Sur andina
Chile, Bolivia y Perú. Todas ellas llevan una breve aumentaron en su número pero poco en su diversidad.
Representación indígena en el área Centro-Sur andina. El caso de los Uru-Chipaya 65
a fotografías de “tipo pintorescas”, que carecen de aparecen los primeros folcloristas y etnógrafos que,
utilidad para el análisis morfométrico pero cuyas con fines académicos o investigativos, fotografían
etiquetas las validan como documentos científicos. profusamente paisajes, fiestas, retratos y ruinas
Fotografías vaciadas de su contenido semántico –o arqueológicas andinas. Sus registros buscan ser
“valor de uso”–, pues solo adquieren sentido mediante sistemáticos y completos, por lo general carecen
los actos de propiedad, recolección, acumulación de valor estético aunque existen verdaderos acier-
e intercambio. Al final de su obra, en el capítulo tos visuales, gracias a la propia fuerza expresiva
de “Fotografía Métrica”, se incluyen fotografías del sujeto fotografiado o al talento del fotógrafo
tomadas bajo las rigurosas normas antropométricas (Alvarado et al. 2012; Palma 2013).
(Figura 10). Consolidando la representación indí- En 1907 se publica, en inglés y castellano, la
gena como un “otro” clasificable, coleccionable y obra Bolivia. El camino central de Sur-América,
aislado de su territorio mediante el uso del telón (que una tierra de ricos recursos y de variado interés
oculta cualquier huella del paisaje natural o cultural). de la escritora e historiadora estadounidense Marie
Atemporal, pues solo observamos un instante de sus Robinson Wright. Texto ricamente ilustrado con 350
vidas, sin embargo, son representativos de toda una fotografías, algunas de ellas compradas a fotógrafos
etnia; volviéndose genéricos e indeterminados. El locales, pero en su mayoría tomadas durante su viaje
cuerpo es el principal objeto observado y poseído en 1906 por gran parte de Bolivia; auque no se sabe
por el coleccionismo científico (Poole 2000; Giraudo si es ella la autora de las fotografías, su secretaria
y Arenas 2004; Zamorano 2011). o algún fotógrafo que la acompañaba. En el tema
La popularización técnica de la fotografía, duran- indígena destacan sus fotografías documentales en el
te la primera mitad del siglo XX, abrió la posibilidad mercado de Sucre, las chullpas entre Oruro y La Paz,
para que nuevos sujetos sociales pudieran oficiar de los danzantes de la fiesta de Copacabana, las balsas
fotógrafos en una América aún desconocida. Así, de totora de los indios del Titicaca (Figura 11), las
ruinas arqueológicas de “Tiahuanaco”, y los diversos
retratos de indígenas de La Paz, Cochabamba, Santa
Cruz, Potosí, Sucre, Trinidad y el Chaco, entre otros.
Una mujer famosa por sus viajes documentados por
América del Sur, donde la fotografía, además de
ilustrar los libros, funciona como prueba documental
del “yo estuve allí”; sus relatos e imágenes dieron
a conocer tempranamente la diversidad cultural de
Bolivia. Para la zona del lago Titicaca señala que
“su gente es distinta en carácter y rasgos aun de sus
vecinos de pocas leguas de distancia, y sus botes
regionales, las curiosas balsas, no son, en absoluto,
como los de otras aguas” (Robinson 1907: 251).
También destacamos la figura de Arthur
Posnansky –ingeniero militar austriaco, explora-
dor y aventurero–, quien llegó para la fiebre del
caucho en 1896. Posnansky se convirtió en un
exitoso comerciante y después en un héroe de
la Guerra del Acre (1899-1903) entre Bolivia y
Brasil. Se radicó en La Paz y se dedicó a estudiar
los monumentos prehispánicos y las poblaciones
indígenas de Tiwanaku y sus alrededores. Sus
primeras publicaciones recibieron duras críticas
de Max Uhle, lingüista y arqueólogo alemán,
quien estudió en profundidad Tiwanaku a partir
de las fotografías y medidas tomadas por Stübel
Figura 10. Quichua. Fotografía Antropométrica, Lámina 25
en 1876-77. Sin embargo, con los años, Posnansky
(Chervin 1908:336). logró obtener un reconocimiento en la comunidad
68 Felipe Maturana Díaz
científica internacional gracias a sus constantes introducción, las principales características de esta
descubrimientos, que difundía en congresos, revis- “raza que desde tiempos inmemoriales fue someti-
tas científicas y autopublicaciones, donde destaca da y reducida por los aimaras (collas) en aquellos
el uso de la fotografía como principal medio de desiertos” (1915:1). Señala que su economía es
ilustración y puesta en valor (Rivet 1910). Posnansky precaria, el principal comercio es con las salitreras de
no era un fotógrafo profesional, pero contó con la Tarapacá y su vestimenta les recuerda las esculturas
colaboración del fotógrafo y cineasta boliviano de Tiwanaku. Además, el autor establece una relación
Luis Castillo González, quien tomó muchas de las directa entre los “Lauraques”, figuras de metal que
imágenes arqueológicas y antropológicas publicadas llevan las mujeres casadas en su pelo trenzado, y
por Posnasky. Entre las numerosas publicaciones de los hallazgos arqueológicos en Tiwanaku, isla del
Posnansky resalta su preocupación por los indios Titicaca y las chullpas del altiplano; concluyendo
uru, del lago Titicaca, descritos tempranamente que “los Chipayas son restos de una antiquísima
en las distintas Relaciones Geográficas, enviadas raza autóctona, son, se puede decir, con sus usos
al Rey Felipe II, en el siglo XVI, como un pueblo étnicos, tradición y costumbres, un trozo viviente de
distinto de los Aymara y los Quechua; planteando la América prehistórica” (1915:3). El texto incluye
la hipótesis de que estas comunidades fuesen ves- cinco fotografías de gran tamaño y calidad técnica
tigios de los primeros americanos (Posnansky 1912 (nitidez), cuatro de ellas son retratos raciales de
en de Créqui-Montfort y Rivet 1927; Boulanger frente y perfil sobre un fondo neutro tomadas bajo
2012). Por tanto, el estudio de este grupo cultural estándares unificados de la Convención de Mónaco de
se hacía urgente, sin embargo, los uru del Titicaca, 1906. El uso destacado y casi exclusivo de este tipo
del río Desaguadero y del lago Poopó, presentaban de fotografías científicas, sin duda, son reflejo de su
claras muestras de sincretismo con los aymaras, interés por legitimarse como científico mediante su
quechuas y europeos; es por ello que se aventuró principal hallazgo: haber encontrado las raíces del
hacia la inhóspita provincia de Carangas, en busca hombre americano (Posnansky 1915 y 1918; Poole
de los misteriosos chipaya. En 1915 publica La y Zamorano 2012). En 1918 publica Los Chipayas
lengua Chipaya, un breve texto que relata, en su de Carangas, un texto que fundamenta, mediante
Representación indígena en el área Centro-Sur andina. El caso de los Uru-Chipaya 69
Figura 12. Portada “Los Chipayas de Carangas” (Posnansky 1918). Figura 13. Mujer chipaya con su hija (Gerstmann 1928:48).
70 Felipe Maturana Díaz
Arte Precolombino, donde encontramos cerca de 150 nuevas corrientes sociales, artísticas e intelectuales,
imágenes de chipayas tomadas por R. Gerstmann como el documentalismo y el indigenismo (Alvarado
en 1925, aproximadamente, retratando el paisaje, y Möller 2009; Boulanger 2012).
el poblado, sus viviendas circulares, las actividades Entre diciembre de 1930 y abril de 1931 Alfred
domésticas y los propios chipayas –algunos de Métraux –un destacado etnólogo suizo, discípulo de
ellos de frente y perfil–. Finalmente, nos llama la Paul Rivet y Marcel Mauss en Francia y de Erland
atención una fotografía donde un grupo de mujeres Nordenskiöld en Suecia– realiza una expedición al
observan una fotografía entregada, seguramente, altiplano boliviano. El objetivo de esta expedición
por el propio Gerstmann (Figura 14). No sabemos es recoger vocabulario y textos en idioma chipaya,
qué mostraba esta fotografía, sin embargo, podemos con el fin de comprobar la hipótesis de Paul Rivet,
ver el interés de estas mujeres por las imágenes y quien sostiene que los uru-chipaya son del grupo
que, sin duda, tuvieron repercusiones en la forma lingüístico arawak; rama ampliamente difundida en
en que este grupo cultural se relacionará con este América del Sur –desde las Antillas al norte hasta
artefacto visual en el futuro. Paraguay por el sur y desde la Amazonía por el
oeste hasta los contrafuertes andinos orientales– que
Giro Representacional, la fotografía cumplió un papel destacado en la difusión cultural
etnográfica de Alfred Métraux entre los en América meridional. Lo particular de los chipa-
Chipaya de Carangas ya es que su lengua aún se encuentra viva, no así
entre los otros grupos uru donde existen unos poco
Entre 1920 y 1930 el concepto de “fotografía hablantes pasivos y con un vocabulario de carácter
documental” se comenzó a utilizar, preferentemen- residual. Por tanto, los chipayas son los últimos
te, para designar aquellas imágenes que hacían vestigios de estos primeros pobladores americanos
referencia al paisaje social, algunas de las cuales cuyo estudio se hace urgente.
pueden considerarse verdaderas obras de arte por Un número importante de estas fotografías,
su lograda intencionalidad estética. Más allá del tomadas por Alfred Métraux entre los chipaya en
registro “puro” del referente, los fotógrafos profe- 1930-31, se encuentran en el Museo quai Branly
sionales, en expresiones cada vez más locales, van (París, Francia); en total son 211 imágenes de los
comprendiendo las posibilidades de representación chipaya que forman parte de la colección Métraux
e independencia del medio fotográfico. Sin aban- que tiene 3.589 registros iconográficos (Maturana
donar la realidad circundante, miran desde otros 2011). Entre las 211 fotografías de chipaya se observa
ángulos y otras luces con una notoria participación un buen manejo de la composición (distribución de
de la creatividad. Es una fotografía más analítica y los elementos en el campo visual), de la exposición
consciente de sí misma. Estética visual que se aleja (uso de la luz) y de la profundidad de campo
de la fotografía de “tipos y costumbres”, propia del (posibilidad de dejar solo algunos elementos en
siglo XIX e inicios del siglo XX, vinculándose con foco). Así como también un número importante
de fotografías fuera de foco o mal encuadradas, lo
que nos permite inferir que Alfred Métraux era un
fotógrafo que experimentó con la fotografía como
lenguaje. Las fotografías de Alfred Métraux, entre
los Chipaya (1930-31), se caracterizan por ser una
cámara cercana, que se adapta a la situación o acción
fotografiada evitando una intervención notoria.
Su cercanía con los sujetos representados, donde
abundan los primeros planos y planos medios, junto
con la actitud de los fotografiados, muchos de los
cuales sonríen, demuestran por un lado el rol activo
de los fotografiados, quienes aprobaron y apoyaron
el trabajo de Métraux, y por el otro lado demuestran
la exitosa estrategia de acercamiento etnográfico.
Figura 14. Grupo chipaya viendo fotografía. R. Gerstmann,
Alfred Métraux, en su afán de querer rescatar las
Ca.1925 (Museo Chileno de Arte Precolombino, CRG090). antiguas prácticas de los distintos pueblos indígenas y
Representación indígena en el área Centro-Sur andina. El caso de los Uru-Chipaya 71
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Notas
1 Es importante señalar que muchas voces indígenas –como texto se ha optado por utilizar aquellas formas escriturales
Tiwanaku, Tawantinsuyu, etc.– son escritos de manera di- más frecuentes y dejar en comillas simples las propuestas
ferente por los distintos autores aquí citados. En el presente escriturales de los autores citados.