Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Moni Moni 2

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Trabajo de

investigación

Alumnos: Agustín Mohr, Lucas Teplizky.

Profesora: Mónica Guzmán.

Curso: 6to Economía.

Materia: Formación ética y ciudadana

Fecha de entrega: 10/06/2019


Responder:
Introducción, ¿Qué es bioética?, y sus orígenes (síntesis)

¿Cuáles son los principios y valores?

Elegir entre los temas:

 La no comercialización de órganos
 La anencefalia y donación de órganos
 Células progenitoras
 Turismo trasplante

Leer y desarrollar los principios éticos y su idea acerca de ellos.

Lunes, 10 de junio de 2019


2
La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios para la
conducta más apropiada del  ser humano con respecto a la vida, tanto de la
vida humana como del resto de seres vivos, así como al ambiente en el que
pueden darse condiciones aceptables para la misma. Se trata de una disciplina
relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor protestante,
teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el
término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las
plantas y los animales.

Los principios son los siguientes:

Principio de autonomía
La autonomía expresa la capacidad para darse normas o reglas a uno mismo
sin influencia de presiones. El principio de autonomía tiene un carácter
imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se dan situaciones
en que las personas puedan no ser autónomas o presenten una autonomía
disminuida (personas en estado vegetativo o con daño cerebral, etc.), en cuyo
caso será necesario justificar por qué no existe autonomía o por qué esta se
encuentra disminuida. En el ámbito médico, el consentimiento informado es la
máxima expresión de este principio de autonomía, constituyendo un derecho
del paciente y un deber del médico, pues las preferencias y los valores del
enfermo son primordiales desde el punto de vista ético y suponen que el
objetivo del médico es respetar esta autonomía porque se trata de la salud del
paciente.

Principio de beneficencia
Obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos
intereses y suprimiendo prejuicios. En medicina, promueve el mejor interés del
paciente pero sin tener en cuenta la opinión de éste. Supone que el médico
posee una formación y conocimientos de los que el paciente carece, por lo que
aquél sabe y decide lo más conveniente para éste. Es decir "todo para el
paciente pero sin contar con él".
Un primer obstáculo al analizar este principio es que desestima la opinión del
paciente, primer involucrado y afectado por la situación, prescindiendo de su
opinión debido a su falta de conocimientos médicos. Sin embargo, las
preferencias individuales de médicos y de pacientes pueden discrepar respecto
a qué es perjuicio y qué es beneficio. Por ello, es difícil defender la primacía de
este principio, pues si se toman decisiones médicas desde éste, se dejan de
lado otros principios válidos como la autonomía o la justicia.
Principio de no maleficencia
Abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño o
perjudicar a otros. Es un imperativo ético válido para todos, no sólo en el
ámbito biomédico sino en todos los sectores de la vida humana. En medicina,
sin embargo, este principio debe encontrar una interpretación adecuada pues a
veces las actuaciones médicas dañan para obtener un bien. Entonces, de lo
que se trata es de no perjudicar innecesariamente a otros. El análisis de este

Lunes, 10 de junio de 2019


3
principio va de la mano con el de beneficencia, para que prevalezca el
beneficio sobre el perjuicio.
Las implicaciones médicas del principio de no maleficencia son varias: tener
una formación teórica y práctica rigurosa y actualizada permanentemente para
dedicarse al ejercicio profesional, investigar sobre tratamientos, procedimientos
o terapias nuevas, para mejorar los ya existentes con objeto de que sean
menos dolorosos y lesivos para los pacientes; avanzar en el tratamiento del
dolor; evitar la medicina defensiva y, con ello, la multiplicación de
procedimientos y/o tratamientos innecesarios.
Principio de justicia
Tratar a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las
situaciones de desigualdad (ideológica, social, cultural, económica, etc.). En
nuestra sociedad, se pretende que todos sean menos desiguales, por lo que se
impone la obligación de tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales
para disminuir las situaciones de desigualdad.
El principio de justicia puede desdoblarse en dos: un principio formal (tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales) y un principio material
(determinar las características relevantes para la distribución de los recursos
sanitarios: necesidades personales, mérito, capacidad económica, esfuerzo
personal, etc.).
Las políticas públicas se diseñan de acuerdo con ciertos principios materiales
de justicia. En España, por ejemplo, la asistencia sanitaria es teóricamente
universal y gratuita y está, por tanto, basada en el principio de la necesidad. En
cambio, en Estados Unidos la mayor parte de la asistencia sanitaria de la
población está basada en los seguros individuales contratados con compañías
privadas de asistencia médica.
Para excluir cualquier tipo de arbitrariedad, es necesario determinar qué
igualdades o desigualdades se van a tener en cuenta para determinar el
tratamiento que se va a dar a cada uno. El enfermo espera que el médico haga
todo lo posible en beneficio de su salud. Pero también debe saber que las
actuaciones médicas están limitadas por una situación impuesta al médico,
como intereses legítimos de terceros.
La relación médico-paciente se basa fundamentalmente en los principios de
beneficencia y de autonomía, pero cuando estos principios entran en conflicto,
a menudo por la escasez de recursos, es el principio de justicia el que entra en
juego para mediar entre ellos. En cambio, la política sanitaria se basa en el
principio de justicia, y será tanto más justa en cuanto que consiga una mayor
igualdad de oportunidades para compensar las desigualdades.
A continuación detallaremos los valores:
Dignidad y respeto mutuo
El principio de dignidad, que si bien se encuentra como valor moral desde los
albores de la ética, surge claramente en la modernidad, como sustento de una
moral autónoma, reconociendo a la persona como fin en sí misma y no mero
medio. A través del valor de dignidad se considera a las personas como sujetos
morales autónomos, seres únicos e irrepetibles, portadores de dignidad y no de
precio. En ese sentido la dignidad se constituye en un valor interno, intrínseco y

Lunes, 10 de junio de 2019


4
constitutivo de la especie humana, apunta a sustraer a los seres humanos del
campo de los objetos de comercio. La prohibición, en cualquier orden, de
instrumentalizar a la persona humana bajo cualquier motivo o excusa es
absoluta e irrenunciable, la persona es sujeto, nunca objeto. La dignidad como
valor moral de máximo grado de la persona humana se materializa en la
autodeterminación consciente, libre y responsable de la vida de las personas,
por sí o por representantes, y al mismo tiempo en la valoración y respeto por
los demás como pares. El principio de dignidad se constituye así claramente
como un metaprincipio del que derivan la inviolabilidad e indisponibilidad de la
persona.
Solidaridad y Justicia
La solidaridad es la dimensión social del valor de dignidad, importa considerar
a los demás como personas; compromete el desarrollo de lazos e instrumentos
de cooperación social, sin los cuales la vida en comunidad sería impracticable.
El desafío comunitario consistirá en determinar, en un marco de escasez de
recursos, qué criterios deben utilizarse para la selección y distribución de
dichos bienes; fortaleciendo previamente el valor de la dación, como
representación práctica del solidarismo. En el reparto de recursos escasos,
como el caso de órganos para trasplantes, debería considerarse la aplicación
de principios de justicia distributiva; para ello debería atenderse a un equilibrio
equitativo entre las personas, sin establecer distinciones arbitrarias en el
reparto de derechos y deberes. El principio de justicia en salud debe permitir el
mayor beneficio de los miembros de una comunidad, estableciendo un trato
diferencial solo en favor de aquellos sectores menos aventajados de la
sociedad. Para ello es necesario la moderación y el equilibrio; considerando a
la transparencia, publicidad y el pluralismo como ingredientes necesarios para
la toma de decisiones en la distribución de recursos. En materia de trasplantes
el principio de justicia se concretaría en el establecimiento de condiciones de
igualdad para todas las personas que podrían beneficiarse con la dación de
órganos y tejidos, tratando con la misma consideración y respeto a todos
aquellos que se encuentren en condiciones similares. El fin propio en materia
traspantológica debería ser considerado del mismo modo que el fin propio de la
medicina, en el sentido de intentar predecir, prevenir, reestablecer y paliar en la
libertad del despliegue de las capacidades básicas para el desarrollo integral
de la persona, más allá de cualquier intento positivista, promotor de un
reduccionismo biologicista en la consideración del ser humano.
La no comercialización de órganos:
Tanto el ordenamiento jurídico general (Constitución Nacional, Código Civil)
como el particular (Ley 24193) impiden el ejercicio abusivo de cualquier
derecho; en el mismo sentido la hipervaloración de cualquier principio puede
conspirar contra una debida armonización con el resto; la sobrevaluación de
autonomía provocaría atomismo moral, donde las consideraciones vinculadas
al beneficio general y la justicia en la distribución de recursos son excluidas, o
en el mejor de los casos minimizadas. Desde situaciones “desesperadas”, se
retoman argumentos que legitiman la posibilidad de disposición ilimitada del
cuerpo, transformando la donación de órganos en una transacción comercial,
onerosa y regida por las reglas del mercado. En cuanto a la necesidad de
considerar aquellas relaciones de afecto partícula, excluida de la hipótesis del

Lunes, 10 de junio de 2019


5
donante relacionado; las misma constituyen condición de “excepcionalidad”
contemplada por la ley 24.193 en el art.56; por lo cual no es fundamento para
promover una exención en los criterios de restricción vigentes. En tal caso lo
que debiera hacerse es una mayor difusión a la ciudadanía de las posibilidades
que la actual ley pone a su alcance. Es de destacar, asimismo, que en la
jurisprudencia Argentina existen resoluciones desfavorables a la autorización
de dación entre personas no relacionadas. El Comité de Bioética del INCUCAI
no reprueba actitudes particulares producto de la esperanza y el estado de
necesidad, pero estima apropiado reflexionar con prudencia y críticamente
sobre las consecuencia de la promoción mercantilizada de órganos, por un lado
, y la justicia de la gratuidad incondicionada de la entrega por otro. Las
consecuencias desfavorable que pudiesen devenir de la liberación de la dación
imponen la necesidad de mantener las restricciones vigentes, constituyendo los
principios de dignidad, justicia, solidaridad y confianza el fundamento moral en
la procuración de órganos al de marcar la geografía legítimamente de las
políticas trasplantológicas.
Principios y valores de la no comercialización de órganos:
Dignidad: La dignidad como valor espiritual de máximo grado de la persona
humana se materializa en la autodeterminación consciente, libre y responsable
de la vida de las personas, y al mismo tiempo en la valoración y respeto por los
demás como pares.
Solidaridad y justicia: En materia de trasplante el principio de justicia se
concretaría en el establecimiento de condiciones de igualdad para todas las
personas que podrían beneficiarse con la dación de órganos y tejidos, tratando
con la misma consideración y respeto a todos aquellos que se encuentren en
condiciones similares, es decir tratar a los iguales como iguales y a los
desiguales como desiguales. La justicia se fundamenta en la no discriminación
de posibles receptores por cuestiones vinculadas a la edad, sexo, religión,
riqueza, entre otras. Y en cuanto a la solidaridad está en la decisión de cada
persona y si esta lo considera una persona igual a las demás, pero no pasa al
sector de la justicia.
Consentimiento informado y confianza: La confianza es el cimiento sobre el
que se construyen relaciones sociales; sin un mínimo de confianza la vida
relacional sería inexistente, la ausencia total de la misma inmovilizaría a las
personas. También es constitutiva de relaciones singulares, como la relación
entre el abogado-cliente o el médico paciente. Las relaciones clínicas se
definen como el encuentro de confianzas y conciencias. El consentimiento
informado previsto en la ley de trasplante constituye un elemento integrador de
la confianza que debe reinar en el acto trasplantológico al ser utilizado como
herramienta que equilibra la relación entre los equipos de procuración y
trasplantes y los pacientes con sus familias.

Lunes, 10 de junio de 2019


6

También podría gustarte