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Medidas de Coercion Plataforma MIEL Procesal I

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MEDIDAS DE COERCIÓN EN EL PROCESO PENAL 

Se estudió que del principio de inocencia deriva la regla de libertad que -tal 
como  autoriza  el  texto  constitucional “​“nadie puede ser… arrestado sino en 
virtud  de  orden  escrita  de  autoridad  competente”​-  reconoce excepciones de 
carácter  procesal  que  regulan  la  posibilidad  de  instaurar  medidas 
restrictivas  del  derecho  a  la libertad individual y de derechos patrimoniales 
correspondientes a las personas vinculadas al proceso.  
Las  medidas  de  coerción  que  responden  por  su  naturaleza  a  la  familia de 
las medidas cautelares.  

Medidas Cautelares y sus presupuestos  

En  palabras  de  Palacio, todo proceso cautelar es “aquél que tiende a que el 


derecho  cuyo  reconocimiento  o  actuación  se  pretende  obtener  a  través  de 
otro  proceso,  pierda  su  virtualidad  o  eficacia  durante  el  tiempo  que 
transcurre  entre  la  iniciación  de  ese  proceso  y  el  pronunciamiento  de  la 
sentencia definitiva”1​  

Presupuestos esenciales:  

● la  verosimilitud  del  derecho  ​“fumus boni iuris”  (apariencia  o  humo 


de  buen  derecho)  En  este tópico corresponde convocar especialmente 
la  necesidad  de  sopesar  las  probabilidades  de  que  la  pretensión 
adquiera,  en  una  visión  proyectiva,  una  declaración  judicial  que  la 
reconozca como justa.  
● el  peligro  en  la  demora;  lo  que  se  corresponde  con  el  afamado 
“​periculum  in mora”​   y que está vinculado al análisis de probabilidad 
en  la  perspectiva  sobre  lo  que  pasaría con el derecho en pugna si no 
se adopta la medida preventiva.  
Es  saludable  pensar  en  la  ​proporcionalidad  como  un  verdadero 
presupuesto de la medida cautelar, más que como un requisito en torno a la 
exigencia  de  que  la  medida  soporte el juicio de razonabilidad sobre todo en 
cuanto  al  momento  de  discernir  sobre  la  intensidad  de  la  afectación  que 
indefectiblemente  debe  aparecer  ligada  racionalmente  a  la  jerarquía  del 
derecho a preservar mediante la cautela.  

La coerción procesal  

Definición 
Dentro de las medidas cautelares, aparece éste tópico.  

Maier  sostiene  que  la  coerción  estatal  es  la  aplicación  de  la  fuerza  pública 
que  coarta  libertades  reconocidas  por  el  orden  jurídico  y  cuya  finalidad no 
reside  en  la  reacción  del  derecho  frente  a  la  infracción  de  una  norma  de 
deber  sino  en  el  resguardo  de  los  fines  que  persigue  el  mismo 
procedimiento, averiguación de la verdad  y actuar la ley sustantiva1. Agrega 
el destacado autor que la coerción, en sus expresiones  material y procesal, 
reconoce  características  comunes  (el  uso  de  la  fuerza  y  la  restricción  de 
derechos) pero se distinguen en cuanto a su finalidad2.   

La  coerción  no  debe  pensarse  dirigida  únicamente  al  destinatario  de  la 
imputación  penal,  sino  que  el  concepto  se  corporiza  en  otras 
manifestaciones y puede hacerlo sobre otros sujetos procesales (citaciones a 
testigos, o medidas de registro de lugares para la obtención de prueba) 

Características 

Una  medida  coercitiva  debe  presentar  estas  características  en  todo 


momento,  desde  su  imposición  hasta  que  deba  terminar.  La  verificación 

1
​Maier, Julio B.J.. Derecho procesal penal. T. I. Fundamentos. 2° ed. 3° reimp. Buenos Aires: Editores del
Puerto. Buenos Aires. pág. 516

2
Maier, Julio B.J. ob. cit. pág. 514
negativa  respecto  de  alguna  de  estas  características,  determinan  una 
mengua en su legitimidad y podría determinar su cese.  

● Provisionales 
● Asegurativas 
● Instrumentales:​  
● Judiciales:​ ​Rogatorias  
● Excepcionales 
● Necesarias   
● Proporcionales  
● Legales 
● Fundadas 
● Taxativas  
● Restrictivas  
● Revisable 
Por  su  parte,  Vázquez  Rossi3  las  medidas  se  caracterizan  por:  su  carácter 
instrumental,  el  propósito  asegurativo,  deben  ser  proporcionadas, 
necesarias,  legalmente  limitadas, verosímiles, de interpretación restrictiva y 
judiciales.  

Clasificación 
Las medidas de coerción procesal pueden ser ​personales  o reales​, y se dice 
que  así  serán  según  afecten  a  las  personas  o  a  las  cosas  (respecto  a  esto 
último Maier señala que la medida afecta la relación jurídica de una persona 
con la cosa, y no la cosa)  

La  privación  de  la  libertad  de un imputado, desde la simple citación, hasta 


el encarcelamiento son de carácter personal.  

La inhibición general de bienes, el embargo, la caución real, etc son medidas 
de coerción real. 

3
Vázquez Rossi, Jorge E, Derecho procesal penal. Ed. 2004 T. II, p. 242/4​.
Su fundamento constitucional  
La  prerrogativa  que  emerge  de  los  arts.  14,  18,  19  y  28  es  definida  como 
“...uno de los derechos genéricos de todo habitante, por su sola cualidad de 
ser persona, de gozar de autonomía decisional con respecto a su ubicación, 
residencia,  traslación y deambulación física, pudiendo oponer, en principio, 
este derecho frente a los demás habitantes y frente al Estado.”4 

Sin  embargo, como todos los derechos tiene un carácter relativo pues como 
ya  se  señaló,  el  texto  supremo  no  se  muestra  contrario  a  la  posibilidad  de 
restringir la libertad personal durante el curso procesal.  

En las normativas supranacionales encontramos diversas referencias que al 
igual  que  la  CN  admiten  el  encarcelamiento  preventivo  aunque  imponen 
pautas limitantes al ejercicio abusivo y arbitrario.  

Veamos: art. 7 de la Convención Americana de Derechos Humanos consagra 
en  su  inciso  1.  el  derecho  de  toda  persona  a  su  libertad  y  seguridad 
personal,  el  2.  autoriza  la  detención  en  los  casos  previstos  por  la  las 
constituciones  y  leyes  de  los  estados  parte,  el  3.  se  encarga  de  vedar  la 
posibilidad  de  ser  sometido  a  prisión  arbitraria;  el  4. instaura del deber de 
comunicación  de  la  razón  de  la  detención y el 5. proclama el derecho a ser 
oído y juzgado en un plazo razonable o a ser puesta en libertad, el art. 9 del 
Pacto  de  Derechos  Civiles  y  Políticos  se  expide  en  términos  similares5 

4
Jauchen. Eduardo M., Derechos del imputado, Rubinzal Culzoni, Año 2005, p.81

5
​1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a
detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con
arreglo al procedimiento establecido en ésta. 2. Toda persona detenida será informada, en el momento de su
detención, de las razones de la misma, y notificada, sin demora, de la acusación formulada contra ella.

3. Toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un
plazo razonable o a ser puesta en libertad. La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no
debe ser la regla general, pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia
del acusado en el acto del juicio, o en cualquier momento de las diligencias procesales y, en su caso, para la
ejecución del fallo. 4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá
derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su
adicionando  la  protección  de  la  herramienta  convencional  que  nuestros 
textos  supremos  regulan  como  la  acción  de  habeas  corpus  (arts.  20  de  la 
CBA y 43 de la CN) 

Hoy  por  hoy,  los  textos  procesales  y  los  tratados  internacionales 


previamente  invocados  no  dejan  lugar  a  dudas  sobre el imperio del criterio 
procesalista  que  inspira  las  excepciones  a  la  regla  constitucional  bajo  la 
forma  de  medidas  de  coerción,  única  posibilidad  argumental  en  la  que 
puede cimentarse la construcción legítima de la misma.  

La  CSJN  también  ha  rechazado  la  posibilidad  de  generar  excepciones  al 
derecho a la libertad durante el proceso merced al principio de igualdad ante 
la Ley que se basen en la particular repulsa social frente a determinado tipo 
de delitos. CSJN, Hernández, Guillermo. 21/3/2006.6   

Configuración de presupuestos de las medidas de coerción personal.  

Una medida de coerción en el proceso penal  demanda determinado nivel de 
prueba  indicativa  de  que  la  imputación  es  presuntamente  verosímil  y  que 
existen  motivos  para  creer  que  de  no  adoptar  la  medida  coercitiva  podría 
frustrarse la finalidad procesal.   

Cada  catálogo  adjetivo  -respetuoso  de  los  principios  de  legalidad, 


excepcionalidad y taxatividad- contiene regulaciones específicas tendientes a 
preconcebir los diferentes tipos de medidas admitidas.  

prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal. 5. Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o
presa, tendrá el derecho efectivo a obtener reparación.

6
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoSumario.html?idDocumentoSumario=877
28
En  cada  instituto  específico  encontraremos  referencias  alusivas  a  los 
requisitos  para  su  implementación,  sus  límites  y  la  diversa  intensidad 
probatoria requerida para la selección de la medida adecuada.  

Cuando se habla de verosimilitud del derecho en el marco del proceso penal, 
se refiere a  la calidad de la imputación, esto es: motivos para presumir que 
se  ha  cometido  un  delito  y  que la responsabilidad criminal por el mismo le 
corresponde probablemente al destinatario de la medida.  

En  cuanto  al  restante  presupuesto,  se  reclaman  indicios  vehementes  en 
torno a circunstancias objetivas capaces de generar la presunción de fuga o 
de entorpecimiento probatorio, lo que de verificarse podría generar la trágica 
frustración procesal de no poder continuar el proceso. 

Los  ordenamientos  procesales  suelen  expresar  qué  tipo  de  circunstancias 


relacionadas  al  hecho  de  la  imputación,  o  bien  a  la  persona  del  imputado 
pueden  ser  tenidas  en  consideración  para  constituir  válidamente  la 
presunción (siempre iuris tantum​) de que el proceso está en peligro. Ver arts. 
148 del CPP y 312 del CPPN. 

En cambio, para presumir el entorpecimiento de la actividad probatoria debe 
mediar  sospecha  grave  indicativa de que el imputado destruirá, modificará, 
ocultará,  suprimirá  o  falsificará  elementos  de  prueba,  influirá  para  que 
coimputados,  testigos  o  peritos  informen  falsamente  o  se  comporten  de 
manera  desleal  o  reticente  e  Inducirá  a  otros  a  realizar  tales 
comportamientos. 

Pero  no  bastará  la  sola  invocación  de  las  expresiones  predichas  a  título 
dogmático  sino  que  será  necesario  además  que  esos  preceptos  reposen 
sobre  elementos  concretos  comprobados  en  el  caso,  que  objetivamente 
valorados permitan sostener las conclusiones sobre riesgos procesales.   
Particularmente, la magnitud de la pena expectante o la gravedad del hecho 
son criterios a tener en cuenta, pero definitivamente por sí sólos invocados a 
título  dogmático  sin  especial  relación  con  las  circunstancias  del  caso 
concreto no alcanzan para justificar el temor de padecimiento procesal.  

Ver en este punto fallos Macchieraldo, Estevez y Massera. 

Cese de la medida de coerción 


 

Una  medida  coercitiva  desaparece  o  llega  a  su  fin  por  diversas 


circunstancias  pero  sobre  todo  por  la  desaparición  de  alguno  se  sus 
presupuestos o elementos fundantes (ver art, 147 CPPBA) 

Estadios convictivos 
No  es  el  mismo  nivel  de  convicción  (sobre  el  delito y la responsabilidad del 
imputado) el que demanda una medida de detención, de aquél que requiere 
la  prisión  preventiva  y  mucho  más  lejos  está  la  certeza  que  reclama  la 
sentencia definitiva.  

Así,  los  ordenamientos  procesales  exigen  diferentes  niveles  de  intensidad 


convictiva desde el punto de vista probatorio:  la sospecha para detener-que 
jamás  podrá  estar  basada  en  la  sola  denuncia-  pero  se  requerirá 
probabilidad para sostener una prisión preventiva.  

Las medidas de coerción personal en particular 


Cuando  se  presume  la  frustración  del  proceso  penal  y  existe  verosimilitud 
que  cautelar,  las  normas  procesales  prevén  diversas  medidas  con  notas 
distintivas  de  carácter  progresivo,  cuya  estructura  obedece  a  criterios 
cronológicos y de intensidad. 
En el taxativo abanico de posibilidades contamos con:  

Citación 
Se  trata  de  la  forma  más  sencilla  de  convocar  a  comparecer  al  proceso 
penal, ya sea en condición de sujeto esencial como parte imputada, o bien a 
cumplir otros actos procesales como sujetos no eventuales (víctima, órganos 
de  prueba,  etc.)  .  Implica  una  mínima restricción de la libertad a partir del 
carácter obligatorio del llamado a comparecer y además, su incumplimiento 
da lugar a la utilización de la fuerza pública (comparecencia compulsiva) 

Arresto  
Esta medida está concebida para ser utilizada en los primeros instantes del 
proceso penal, en el mismo teatro de los hechos por el órgano encargado de 
la  investigación  o  el  personal  policial,  cuando  la  confusión  inicial  pueda 
frustrar el éxito de la pesquisa y con el fin de identificar a los presentes para 
deslindar,  es  decir  determinar  a  primera  vista  si  se  trata  de  imputados  o 
testigos; con ese fin las leyes procesales coinciden en autorizar la restricción 
de  la  libertad  de  locomoción  por  un  límite  demarcado  en  horas,  por  lo 
general  prorrogables  por  otro  tanto  similar.  Maier7  la  caracteriza  diciendo 
que  es  es  una  medida  limitadora de la libertad locomotiva, que recae sobre 
inocentes y solo quizás sobre culpables. 

Incomunicación 
Originariamente, la medida consistía en privar al imputado de todo contacto 
con  el  mundo  exterior,  hoy  por  hoy  ese  objeto  es  absolutamente 
incompatible con los principios y garantías constitucionales, sin embargo, la 
medida  subsiste  aunque  con  un  propósito  diversificado  y  una  regulación 

7
MAIER, ob. cit. p.404
puntillosa que sólo permite instaurarla una vez, al inicio de la investigación 
y por escasas horas8.  

Apunta  Vázquez  Rossi  que  el  linaje  inquisitivo  de  la  medida  se  revela  en 
tanto  era  concebida  como  un  agravante  de  la  detención  y  opera  con 
anterioridad a la declaración del imputado9 

Los códigos procesales receptan el instituto regulando que la autoridad para 
imponerlos es el Juez o el Fiscal (tal el caso del ámbito de la provincia de Bs. 
As.), excepcionalmente se faculta a imponer la medida al personal policial en 
los  supuestos  en  los  que  ejercita  la  aprehensión  o  detención  sin  orden 
judicial merced a encontrarse frente a algunos de los casos tabulados por el 
ordenamiento procesal en forma predeterminada.  

La incomunicación es inoponible al derecho de defensa, lo que traduce en la 
necesidad  de  garantizar  al  imputado  el  diálogo  con  su  asistente  técnico en 

8
CPPN, art. 205 “El juez podrá decretar la incomunicación del detenido por un término no mayor de cuarenta y
ocho (48) horas, prorrogable por otras veinticuatro (24) mediante auto fundado, cuando existan motivos para
temer que se pondrá de acuerdo con terceros u obstaculizará de otro modo la investigación.

Cuando la autoridad policial haya ejercitado la facultad que le confiere el inciso 8 del artículo 184, el juez sólo
podrá prolongar la incomunicación hasta completar un máximo de setenta y dos (72) horas.

En ningún caso la incomunicación del detenido impedirá que éste se comunique con su defensor
inmediatamente antes de comenzar su declaración o antes de cualquier acto que requiera su intervención
personal. Se permitirá al incomunicado el uso de libros u otros objetos que solicite, siempre que no puedan
servir para eludir la incomunicación o atentar contra su vida o la ajena.

Asimismo se le autorizará a realizar actos civiles impostergables, que no disminuyan su solvencia ni


perjudiquen los fines de la instrucción” y CPPBA, art. 152 “Con motivación suficiente el Fiscal podrá ordenar la
incomunicación del detenido por un plazo máximo de cuarenta y ocho horas. La medida cesará
automáticamente al vencimiento de dicho término, salvo prórroga por otro término por resolución fundada
del Juez de Garantías a instancia del Ministerio Público Fiscal. En ningún caso la incomunicación del detenido
impedirá que éste se comunique con su defensor, en forma privada, inmediatamente antes de comenzar su
declaración o antes de cualquier acto que requiera su intervención personal.

9
VAZQUEZ ROSSI, ob.cit., p. 251
forma  previa  a  su  declaración  o  bien  antes  de  cualquier  acto  procesal  que 
requiera de su intervención.  

Son  admisibles  las  prórrogas,  pero  por  única  vez,  siempre  por  resolución 
judicial  fundada.  Esto  último  consignado  no  es  un  detalle  menor,  sino 
trascendental. 

Desaparecida la necesidad debe cesar la medida coercitiva, aunque no haya 
aún fenecido el plazo legal.  

Aprehensión o detención sin orden judicial 


Esta medida coercitiva aparece concebida por las leyes procesales como una 
autorización  legal  para  que  tanto  el  personal  policial  como  el  particular 
puedan limitar por un muy breve tiempo la libertad de una persona si se la 
ha  sorprendido  en  situación  de  flagrancia;  o  bien  cuando  fugare  estando 
legalmente detenido o para el caso de que existan indicios graves de que ha 
participado  en  un  delito  (en  este último caso, como se verá enseguida, sólo 
se  autoriza  la  aprehensión  policial,  queda  descartada  la  facultad  de 
aprehensión por un particular) 

El caso flagrante es definido por los textos legales: 

● el  autor  del  hecho  es  sorprendido  en  el  momento  de  cometerlo  o 
inmediatamente después 
● mientras  es  perseguido  por  la  fuerza  pública,  por  el  ofendido  o  el 
clamor público 
● 0  tiene  objetos  o  presenta  rastros  que  hagan  presumir 
vehementemente que acaba de participar en un delito.  

Se  trata  entonces  de  la  necesidad  de  legitimar  la  situación  de  extrema 
urgencia  que  se  presenta  en  estos  supuestos  y  con  el  único  objeto  de 
viabilizar la inmediata puesta a disposición de las autoridades de la persona 
aprehendida.  

Lo  cierto  es  que  tras  la  aprehensión,  corresponde  a  la  autoridad  judicial 
competente  definir  si  la  privación  de  libertad  perdurará,  caso  en  el  que 
tomará  la  forma  de  otra  medida  coercitiva  o  bien  cesará,  disponiéndose  la 
libertad del aprehendido.  

En en el caso del proceso acusatorio cuyo avance reposa en los hombros del 
Ministerio Público Fiscal también este funcionario cuenta con la potestad de 
aprehender  si  es  que  tiene  elementos  para  solicitar  inmediatamente  la 
detención  al  Juez  y  entiende  que  el  proceso  inverso  tornaría  deletéreo  el 
proceso. 

Detención 
Esta  medida  de  coerción  es  únicamente  impuesta  por  la  autoridad 
jurisdiccional. 

Siempre por mandato escrito y debidamente fundado 

En  los  complejos  procesales  inspirados  en  el  modelo  acusatorio  huelga 
aclarar que sólo procederá su imposición a pedido del acusador 

La medida tiene una duración limitada pues mutará en prisión preventiva o 
en libertad según se alcance o no la probabilidad convictiva que demanda la 
máxima medida de coerción (prisión preventiva) 10.  

Es diversa la técnica utilizada por los diversos reglamentos de procedimiento 
para  establecer  su  procedencia;  en  algunos  se  sostiene  para  los  casos  en 
que  no  sea  posible  asir  al  imputado  mediante  la  simple  citación,  en  otros 
10
​CPPBA, arts. 158 y 284 quater que instauran el plazo de 15 y 20 días para decidir si se dicta prisión
preventiva (ambos prorrogables por igual lapso) respectivamente según se trate de procedimientos ordinarios
o de flagrancia.
cuando  pueda  proyectarse  a  futuro  la posibilidad de prisión preventiva. En 
líneas  generales,  se puede afirmar que la detención procede siempre que se 
verifiquen determinados requisitos.  

elementos suficientes que indiquen la comisión de un delito 



● motivos  bastantes  para  sospechar  que  el  imputado es responsable del 
mismo 
● que el delito se encuentre reprimido con pena privativa de la libertad 
Nota:  el  acto  procesal  impulsivo  que  tiene  la  capacidad  de  funcionar  como 
noticia  de  la  posible  comisión  de  un  hecho  criminal  (como  la  denuncia) 
obliga  al  operador  judicial  a  investigarlo,  pero  no  basta  por  sí  sólo  para 
detener. 

que no sea procedente condena de ejecución condicional 



● que  la  condena  de  ejecución  sería  posible,  sin  embargo  aparecen 
indicadores  derivados  de  la  apreciación  del  hecho,  o  las 
circunstancias  personales  o  hubiere  motivos  para  presumir  que  no 
cumplirá  la  orden  de  detención,  entorpecerá  el  proceso  mediante 
manipulación probatoria o inducirá a otros a hacerlo11 
Este  último  estamento  merece  tratamiento  específico  porque  aporta  un 
supuesto  de  excepción  en  el  que  podríamos  afirmar  que  no  hay  caso  que 
pueda escapar a la hipótesis privativa de libertad si es que se teme la fuga.   

Medidas de coerción alternativas a la prisión preventiva 


Como  se  vió,  una  persona  puede  permanecer  en  calidad  de  “detenida”  por 
un  tiempo predeterminado por la ley. Vencido ese plazo corresponde definir 
su  situación  procesal  y  al  mismo  tiempo  evaluar  si  de acuerdo con ello, es 
necesario  sujetar  su  adhesión  al  proceso  mediante  más  coerción,  y  en  su 
caso, cuál medida será la necesaria.   

11
​CPPN, arts. 282 y 283; CPPBA, art. 151; CPPSF art. 214
En  algunos  digestos  procesales  se  estipula  la  posibilidad  de  adoptar 
dispositivos  de  coerción  que  se  consideran  alternativos  frente  a  la  más 
gravosa opción que se presenta en el camino y que es, la prisión preventiva.. 
De allí que el análisis de la medida alterna debe tener lugar en forma previa 
al dictado de la prisión preventiva.  

En  ese  tren,  se  encuentran  diversas  modalidades  que cautelan en lugar de 


la  prisión1213,  previsto  específicamente  para  los  casos  en  que  se  revele 

12
​CPPN, Art. 314. - El juez ordenará la detención domiciliaria de las personas a las cuales pueda corresponder,
de acuerdo al Código Penal, cumplimiento de la pena de prisión en el domicilio.

13
​CPPBA, art. 159 (Texto según Ley 13943) Alternativas a la prisión preventiva. Cuando se tratare de
imputados mayores de setenta (70) años, o que padecieren una enfermedad incurable en período terminal, o
cuando se tratare de un mujer en estado de gravidez o con hijos menores de cinco (5) años y siempre que el
peligro de fuga o de entorpecimiento probatorio pudiera razonablemente evitarse por aplicación de otra
medida menos gravosa para el imputado, o de alguna técnica o sistema electrónico o computarizado que
permita controlar no se excedan los límites impuestos a la libertad locomotiva, el juez de garantías impondrá
tales alternativas en lugar de la prisión, sujeta a las circunstancias del caso, pudiendo establecer las
condiciones que estime necesarias. El imputado según los casos, deberá respetar los límites impuestos, ya sea
referidos a una vivienda, o a una zona o región, como así las condiciones que se hubieran estimado necesarias,
las que se le deberán notificar debidamente, como así también que su incumplimiento hará cesar la
alternativa.

CPPBA, art.. 160 “Modalidades. Enunciación. Entre otras alternativas, aún de oficio y con fundamento
suficiente, podrá disponerse la libertad del imputado sujeta a una o varias de las condiciones siguientes, de
acuerdo a las circunstancias del caso:

1. La obligación de someterse al cuidado de una persona o institución, quien informará periódicamente a la


autoridad.

2. La obligación de presentarse periódicamente ante la autoridad que se designe.

3. La prohibición de salir de un ámbito territorial determinado, de concurrir a determinados lugares, o de


comunicarse con ciertas personas.

4. La prestación de una caución patrimonial por el propio imputado o por otra persona.

5. La simple promesa jurada de someterse al procedimiento penal, cuando con ésta bastara como alternativa o
fuere imposible el cumplimiento de otra.

6. La prohibición de concurrir a todo tipo de espectáculos deportivos de la misma especie, cuando en el


proceso se investigue la probable comisión de alguno de los delitos previstos en la Ley Nacional 23184 o
cualquier otro delito tipificado en el Código Penal suscitado con motivo u ocasión de un espectáculo deportivo
en los términos de la citada Ley. La medida se hará extensiva hasta un radio de quinientos (500) metros a la
algunas  de  las  situaciones  que  el  art.  10  del  Código  Penal  establece 
(imputados mayores de setenta años, padecimiento de enfermedad incurable 
en  período  terminal,  mujer  en  estado  de  gravidez  ,  o  madre  con  hijos 
menores de cinco años).  

Entonces,  si  el  propio  Código  Penal  se  encarga  de  señalar casos especiales 
en  los  que  está  dispuesto  a  renunciar  a  su potestad legítima de encarcelar 
condenados  por  sentencia  firme.  Más  que  lógico  y  razonable  resulta  que 
esas  mismas  situaciones  estén  contempladas  en las leyes procesales, como 
pautas  de  medición  del  rigor  coercitivo  cuando  se  trata  de  proteger  la 
vulnerabilidad de las personas descritas en esos casos.  

Sin embargo, en algunos casos, como en la provincia de Buenos Aires, la Ley 
procesal  no  se  conforma  con  la objetiva comprobación de que se encuentra 
frente  a  uno  de  esos  supuestos,  demanda  además  que  las  alternativas  se 
aplicarán  siempre  que  el  peligro  de  fuga  o  de  entorpecimiento  probatorio 
pudiera  razonablemente  evitarse  por  aplicación  de  otra  medida  menos 
gravosa  para  el  imputado,  o  de  alguna  técnica  o  sistema  electrónico  o 
computarizado que permita controlar no se excedan los límites impuestos a 
la  libertad  de  locomoción,  en  estos  casos  la  Ley  no  parece  dar  lugar  a 
opciones al Magistrado que debe imponer estas alternativas.  

Prisión preventiva 

Concepto 
Es la medida coercitiva más grave que puede imponerse antes del dictado de 
la  sentencia  definitiva  que  decida  sobre  la  responsabilidad  del  acusado, 

redonda del estadio o predio en el que se desarrolle la práctica deportiva, mientras dure la misma, sus
preparativos y desconcentración”
pues  implica  la  privación  absoluta  de  la  libertad  de  locomoción 
materializada  mediante  el  encierro;  con  el  fin  de  asegurar  que  el  proceso 
penal que está en progreso alcance sus fines en cuanto a la realización de la 
Ley penal sustantiva.  

Según  la  Corte  Suprema  de  Justicia  de  la  Nación  la  prisión  preventiva 
“consiste en la restricción de la Libertad ambulatoria de una persona, y esa 
restricción  de  naturaleza  cautelar  se  aplica  sobre  una  persona  que,  por 
imperio  del  artículo  18  de  la  Constitución  Nacional  goza  del  estado  de 
inocencia  hasta  tanto  la  sentencia  final  editada  con  autoridad  de  cosa 
juzgada destruya declarando su responsabilidad penal” (Fallos T.320:212) 14 

Maier  Define  al  instituto  como  la  representación  de  “un  nuevo  grado  de 
complejidad y gravedad en la privación de libertad cautelar caracterizada en 
relación con los demás estados por su eventual prolongación en el tiempo y 
su consiguiente estabilidad”15   

Naturaleza 
La  propia  CIDH  tuvo  que  encargarse  de  ratificar  su  condición  de cautela y 
no  de  anticipo  de  pena  con  el fin de proscribir el uso abusivo de la medida 
coercitiva.  

En el caso Acosta Calderón16 el Tribunal consideró que la prisión preventiva 
es una medida que reviste características de cautelar, no punitiva.   

14

h​ttp://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoSumario.html?idDocumentoSumario=614
2

15
​MAIER, ob. cit., T. III, p. 415​.

16
​CIDH, Acosta Calderón, párrafo 75; Tibi vs. Ecuador (2004); Suárez Rosero vs. Ecuador; López Álvarez (2006);
Chaparro Álvarez (2007) y Bayarri Vs. Argentina (2008).
Requisitos de procedencia 
La prisión preventiva, implica el procesamiento, el nivel de gran probabilidad 
de  que  la  imputación  alcance  su  máxima  expresión  en  una  sentencia 
condenatoria es alto.  

Es  la  mayor  intervención  por  su  duración y es de carácter estable -aunque 


temporal-  dado  que  se  dicta  para  perdurar  mientras  se  sostengan vigentes 
sus  condiciones  originales  y  para  acompañar  el  curso  vital  del  proceso  al 
que está cautelando.  

Entonces, para su imposición se requieren recaudos de diversa complexión, 
entre los que cabe distinguir: 

Componentes materiales 
La  ​justificación  de  la  existencia  del  delito  que  debe  estar  soportada  por 
elementos  probatorios  que  señalen  que  -por  lo  menos  -  se  ha  alcanzado  el 
estadio  convictivo  que  la  medida  exige,  o  sea  la  probabilidad  positiva  que 
permite colocarse más cerca de la certeza de la tesis incriminante.  

Igual  requisito  probatorio  se  necesitará  para  sostener  el  otro  aspecto 
material  fundante  de  la  prisión  preventiva  y  que  tiene  que  ver  con  el  alto 
grado  de  ​probabilidad  que  debe  existir  en  torno  a  la  participación  del 
imputado  en  el  hecho  delictivo​.  Sobre  este  punto,  las  leyes  procesales 
reclaman  indicios  vehementes,  o  elementos  de  prueba  suficientes  que 
señalen  con  fuerza  el  probable  acierto  de  las  conclusiones  que  recoge  la 
prisión preventiva.  

Se adiciona al mismo tiempo, otro ingrediente de verificación negativa y que 
viene  indicado  por  la  necesidad  de  descartar  la  posibilidad  de  otorgar  una 
libertad  provisoria  (excarcelación).  Ampliando  el  punto,  este  presupuesto 
negativo  tiene  que  ver  con  la  necesidad  de  que  concurran  condiciones  que 
indiquen  la  existencia  de  peligros  de  carácter  procesal  (ya  desarrollados)  y 
que  los  códigos  de  procedimiento  regulan  específicamente  enunciando  las 
circunstancias  que  pueden  valorarse  para  construir  sobre  ellas  el 
razonamiento  que  presuma  el  peligro,  los  que  ya  se  dijo  son  presunciones 
iuris tantum.​ 17 

Es buen momento para dar lectura al Fallo Plenario Nro. 13 de la CNCP del 
30 de octubre de 2008 caso “Díaz Bessone” 18 oportunidad en la que sostuvo 
como  doctrina  vinculante  para  sus  inferiores  jerárquicos  que  “no  basta  en 
materia  de  excarcelación  o  eximición  de  prisión  para  su  denegación  la 
imposibilidad  de  futura  condena  de  ejecución  condicional,  o  que  pudiere 

17
CPPN, art. 319. - Podrá denegarse la exención de prisión o excarcelación, respetándose el principio de
inocencia y el artículo 2 de este Código, cuando la objetiva y provisional valoración de las características del
hecho, la posibilidad de la declaración de reincidencia, las condiciones personales del imputado o si éste
hubiere gozado de excarcelaciones anteriores, hicieren presumir, fundadamente, que el mismo intentará
eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones. CPPBA, art. 171; En ningún caso se concederá la
excarcelación cuando hubiere indicios vehementes de que el imputado tratará de eludir la acción de la justicia
o entorpecer la investigación. La eventual existencia de estos peligros procesales podrá inferirse de las
circunstancias previstas en el artículo 148​”; ​Art. 148: “... Para merituar acerca de los peligros de fuga y
entorpecimiento podrá tenerse en cuenta la objetiva y provisional valoración de las características del hecho,
las condiciones personales del imputado, la posibilidad de la declaración de reincidencia por delitos dolosos, si
hubiere gozado de excarcelaciones anteriores, que hicieren presumir fundadamente que el mismo intentará
eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones. Para merituar sobre el peligro de fuga se tendrán
en cuenta especialmente las siguientes circunstancias:

1. Arraigo en el país, determinado por el domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus
negocios o trabajo, y las facilidades para abandonar el país o permanecer oculto. En este sentido, la
inexactitud en el domicilio brindado por el imputado podrá configurar un indicio de fuga;

2. La pena que se espera como resultado del procedimiento;3. La importancia del daño resarcible y
la actitud que el imputado adopte voluntariamente, frente a él y a su víctima eventual. 4. El
comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro procedimiento anterior, en la
medida en que indique su voluntad de someterse o no a la persecución penal. Para merituar acerca
del peligro de entorpecimiento en la averiguación de la verdad, se tendrá en cuenta la grave sospecha
de que el imputado: 1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba, 2.
Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente o se comporten de manera
desleal o reticente, 3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos.

18
CNC.P.; Acuerdo 1/08; Plenario Nº 13; 'Díaz Bessone, Ramón Genaro s/recurso de Inaplicabilidad de ley';
30/10/2008.
corresponderle al imputado una pena privativa de la libertad superior a ocho 
años (arts. 316 y 317 del CPPN) sino que deben valorarse en forma conjunta 
con  otros  parámetros  tales  como  los  establecidos  en  el  art.  319  del 
ordenamiento  ritual  a  los  fines  de  determinar  la  existencia  de  riesgo 
procesal.” 

Componente formal 
La declaración del imputado o indagatoria (según la denominación que se le 
asigne  en  los  código  procesales)  es  por  naturaleza  y  esencia  un  acto  de 
defensa,  la  primera  expresión  de  la  defensa  material  y  la  primera 
oportunidad  de  conocer  enfrentarse  con  la  imputación  y  su  andamiaje 
probatorio,  entonces  es  requisito  esencial  para  el  dictado  de  prisión 
preventiva que se haya cumplido con dicho acto procesal. 

Duración de la prisión preventiva. Plazo razonable 


La legitimidad constitucional de esta medida coercitiva, o de cualquier otra, 
depende  de  su  razonabilidad.  Se  disparan  las  alarmas  constitucionales  si 
dejan de corroborarse los extremos procesales que justifican su vigencia. Así 
sucede  si la prisión preventiva, si por su duración prolongada, no abastece 
las  exigencias  de  proporcionalidad  y  temporalidad.  Pero  cabe  preguntarse 
entonces  cuál  es  el  plazo  máximo  por el cual puede sostenerse una prisión 
preventiva sin que se vea desnaturalizada al transformarse en un verdadero 
anticipo de pena.  

El  tema  ofrece  incontables  dificultades  (tal  como  ya  se  estudió cuando nos 
dedicamos  a  estudiar  el  derecho  al  juzgamiento  en  plazo  razonable  y  sin 
dilaciones  indebidas  en  la  clase  dedicada  a  las  bases  constitucionales  del 
proceso)  sobre  todo  porque  a  pesar  de  que  existe  acuerdo  doctrinario  y 
jurisprudencial  en  torno  a  la  necesidad  de  imponer  coto  temporal  a  la 
prisión  preventiva,  no  hay  similar  entendimiento  en  cuanto  a  la  necesidad 
de  que  sea  la  propia  Ley  la  que  regule  un  plazo  inconmovible  y  que  sin 
excepciones  conmine  con  la  libertad  del  cautelado  cuando  se  verifique  el 
cumplimiento del plazo máximo legal. La Jurisprudencia prefiere aparcar en 
este punto en el entendimiento de que es imposible establecer el plazo con el 
calendario o en medidas de tiempo tabuladas en forma precisa. 

No  hay  plazo,  pero  existen  algunas  normativas  y  líneas  jurisprudenciales 


que orientan al operador en torno a la posible afectación de la razonabilidad 
de  duración  del  proceso  y  de  la  prisión  preventiva;  ello  convida  a  la 
discreción judicial. 

Excelente espacio para evocar el precedente de la CSJN Mattei31. 


​  

El CPPBA  recoge dos preceptos destinados a regular este aspecto. Señala 1. 
el  derecho  a  ser juzgado en un plazo razonable y sin dilaciones indebidas y 
2.  regula  un  plazo  “fatal”19  para la duración total del proceso que establece 
en  2  años,  ​pero  su  texto  neutraliza  la  fatalidad  con  la  que  amenaza  pues 
excepciona  los  casos  complejos  sometiéndose  a  la  apreciación  judicial  del 
caso y suprime del cómputo el tiempo insumido en incidencias y recursos.  

Además, recordemos el  art. 7.5 de la C.A.D.H. a partir del cual la Comisión 
ante  la  CIDH  en  el  renombrado  informe  Nro.  35/07  “Peirano  Basso” 
(14/5/2007)  reiteró  que  para  determinar  la  razonabilidad  del  tiempo  de 
encarcelamiento  preventivo  pueden  tomarse  las  características  del  hecho, 
las  dificultades  probatorias  y  la  complejidad  del  caso  pero  excluyó 
expresamente  la  posibilidad  de  considerar  como  dilatorias  las  actividades 

19
​CPPBA, art. 141 “Si el imputado estuviese privado de su libertad, serán fatales los términos que se
establezcan para completar la investigación preparatoria y la duración total del proceso, el cual no podrá durar
más de dos (2) años. En un caso de suma complejidad, deberá estarse al plazo razonable del artículo 2º de éste
Código, sujeto a la apreciación judicial. Si se diera acumulación de procesos por conexión, los términos fatales
previstos correrán separadamente para cada causa a partir de la respectiva acumulación. En ningún caso se
computará para los términos fatales el tiempo de diligenciamiento de pruebas fuera de la circunscripción
judicial, ni el de los incidentes, ni los recursos”
desplegadas  en  el  ejercicio  del derecho de defensa porque no es más que el 
despliegue de medios previstos para preservar el debido proceso.  

Hacia  fines  del  año 1994 fue necesario dictar una norma local que impulse 


la  operatividad  de  dicha  cláusula  convencional  y  le  fije  alcances  más 
certeros  y  a  la  vez  neutralice  o  movilice  a  la  morosidad  judicial.  Así  se 
concibió  la  Ley  Nacional  que  llevó  el  número  24.390  -más  comúnmente 
conocida  como  la  “Ley  del  2x1”  - que fue modificada por Ley 25.430. Estos 
dispositivos legales  se autoproclaman como reglamentarias del art. 7.5 de la 
CADH. 

La  primera  normativa  decretaba  el  límite  máximo  de  dos  años  para  la 
duración de la prisión preventiva, excepcionalmente prorrogable: 1 año más 
para casos complejos y por encima de esa prórroga 6 meses más si mediaba 
sentencia  no  firme.  Al  mismo  tiempo,  el  art.  7°  de la Ley 24.390 (introdujo 
alteraciones  sustanciales  al  art.  24 del Código Penal que regula el cómputo 
de  la  pena)  e  instauró  una  modalidad de cómputo “privilegiado” de manera 
tal  que  a  partir del primer día del tercer año de prisión preventiva cada día 
de  encierro  valdría  por  dos  a  cuenta  de  la  pena  que  podría  aplicarse  en  el 
pronunciamiento definitivo expectante.  

El 1° de junio del año 2001 se publicó en el Boletín oficial el texto de la Ley 
25.430  que  incorporó  modificaciones  sustanciales.  Suprimió  el  cómputo 
doble y proclamó  al plazo de 2 años (prorrogable por 1 más)  como el límite 
máximo del encarcelamiento preventivo sin sentencia. Ahora la firmeza de la 
sentencia  es  un  dato  irrelevante  a  los  efectos  del  cómputo  del  plazo 
razonable de duración de la prisión preventiva. 
Es  un  buen  momento  para  leer  el  fallo  Bramajo20  (1996) y ver los alcances 
que a la normativa le asignó la CSJN  

La  norma  en  su  redacción  actual  sigue  albergando  la  discriminación 
inconstitucional  de  excepcionar  de  sus  disposiciones  a  quienes  se 
encuentren imputados por la figura delictiva reprimida por el art. 7 de la Ley 
23.737  o  imputado  por  las  agravantes  del  art.  11  del  citado  cuerpo  legal. 
Tuvo  oportunidad  de  expedirse  el  Máximo  Tribunal  de  la  Nación  sobre  el 
punto  específico  y  sostuvo  el  carácter  insostenible  de  tal  discriminación 
sobre la base del tipo de delito imputado en el fallo Véliz21, Linda (2010). 

Al  expedirse  en  el  caso  “Genie  Lacayo  vs.  Nicaragua”  (1997)  la  C.I.D.H. 
sentenció:  “  El  artículo  8.1  de  la  Convención  también  se  refiere  al  plazo 
razonable.  Este  no  es  un  concepto  de  sencilla  definición.  Se  pueden 
invocar  para  precisar  los  elementos  que  ha  señalado  la  Corte  Europea  de 
Derechos  Humanos  en  varios fallos en los cuales se analizó este concepto, 
pues  este  artículo  de  la  Convención  Americana  es  equivalente  en  lo 
esencial,  al  6  del  Convenio  Europeo  para  la  Protección  de  Derechos 
Humanos  y  de  las  Libertades  Fundamentales.  De  acuerdo  con  la  Corte 
Europea,  se  deben  tomar  en  cuenta  tres  elementos  para  determinar  la 
razonabilidad del plazo en el cual se desarrolla el proceso: a) la complejidad 
del  asunto;  b)  la  actividad  procesal  del  interesado;  y  c)  la  conducta  de  las 
autoridades judiciales…”.   

20
​CSJN, 319:1840. 12/9/1996​.
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoSumario.html?idDocumentoSumari
o=5701​.

21

http://www.defensapublica.org.ar/JURISDICCIONAL/Jurisprudencia/CSJN/ppioigualdad/veliz20107.524390ypri
ncipiodeigualdad.pdf
En  el  mismo  año  resolvió  el  caso  “Suárez  Rosero  vs-  Ecuador”22  diciendo: 
“...Esta  Corte  comparte  el  criterio  de  la  Corte  Europea  de  Derechos 
Humanos,  la  cual  ha  analizado  en  varios  fallos  el  concepto  de  plazo 
razonable  y  ha  dicho  que  se  debe  tomar  en  cuenta  tres  elementos  para 
determinar  la  razonabilidad  del  plazo  en  el cual se desarrolla el proceso: a) 
la  complejidad  del  asunto,  b)  la  actividad  procesal  del  interesado  y  c)  la 
conducta de las autoridades judiciales (cfr. Caso Genie Lacayo, Sentencia de 
29  de  enero  de  1997.  Serie  C  No.  30,  párr  77;  y  Eur.  Court  H.R.,  Motta 
judgment  of  19  February  1991,  Series  A  No.  195-A,  párr.  30;  Eur.  Court 
H.R.,  Ruiz  Mateos  v.  Spain  Judgment  of  23  June  1993,  Series  A  No.  262, 
párr. 30)...”, ]”  

En 2006 en “López Alvarez”23 sentenció que el plazo razonable debe tomarse 
en consideración la duración total del proceso; y el proceso concluye cuando 
se  dicta  sentencia  firme,  lo  que  incluye  los  recursos  que  podrían 
interponerse.  

Atenuación o morigeración de la prisión preventiva 


Esta  posibilidad  mermante  del  rigor  carcelario  que  importa  la  prisión 
preventiva  implica  la  posibilidad  de  que  durante  su  cumplimiento  se 
modifique  la  modalidad de cumplimiento que se traduce en la reducción de 
la  severidad,  de  la  mano  la  aparición  de  algunas  de  las  situaciones 
especiales  que  ya  se  vieron  en  el  tópico de las medidas alternativas, o bien 
excepcionalmente  -fuera  de  esos  supuestos-  si  se verifica que  el peligro de 
fuga  o  de  entorpecimiento  probatorio  puede  evitarse  por  aplicación  de  otra 
medida menos gravosa para el imputado.24 

22
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_35_esp.pdf

23
http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?lang=es&nId_Ficha=322

24
​CPPBA, art. 163 “En los mismos casos del artículo 159, el órgano jurisdiccional interviniente, aún de oficio,
morigerará los efectos del medio coercitivo decretado en la medida que cumplimente el aseguramiento
perseguido. Fuera de los supuestos enumerados en el artículo 159, la morigeración podrá ser concedida
Internación provisional  
Puede  ocurrir,  que  la persona a quien se direcciona la imputación penal de 
muestras de una afección a la salud mental que según la opinión de peritos, 
represente riesgo tanto para el imputado enfermo como para otras personas 
y  por  ende  requiere  de  internación  psiquiátrica  que sólo puede concretarse 
en instituciones especializadas.  

La situación no es extraña a la realidad de la práctica judicial y el supuesto 
se presenta con cierta frecuencia en  que la problemática demanda atención 
específica desde dos aristas fundamentales: 

Por un lado la cuestión procesal penal, la necesidad de resolver la situación 
personal  del  imputado,  decidir  en  torno  a  la  necesidad  de  imponer  una 
medida  de  coerción lo que va a depender (como ya se vió) de que confluyan 
los presupuestos y condiciones de procedencia.  

Por otro, la necesidad de preservar la salud, e integridad física del imputado 
brindándole  tratamiento  adecuado  en  el  establecimiento  que  aporte  las 
condiciones para ello.  

excepcionalmente, previa vista al fiscal, cuando la objetiva valoración de las características del o de los hechos
atribuidos, de las condiciones personales del imputado y de otras circunstancias que se consideren relevantes,
permita presumir que el peligro de fuga o de entorpecimiento probatorio puede evitarse por aplicación de otra
medida menos gravosa para el imputado. La resolución que impusiere la morigeración o denegare la misma,
será recurrible por apelación. La atenuación de la medida de coerción se hará efectiva cuando el auto que la
conceda quede firme. Con suficiente fundamento y consentimiento del imputado, podrá imponerle:1. Su
prisión domiciliaria con el control o la vigilancia que se especifique.2. Su encarcelamiento con salida diaria
laboral y/o salida periódica para afianzar vínculos familiares, bajo la responsabilidad y cuidado de una persona
o institución que se comprometa formalmente ante la autoridad y suministre periódicos informes.”

3. Su ingreso en una institución educadora o terapéutica, pública o privada, que sirva a la personalización del
internado en ella.
Cabe  invocar  en  este  punto,  los  dispositivos  legales  involucrados con el fin 
de  alcanzar  una  mejor  comprensión  del  espectro  que  gobierna  la  cuestión. 
Los  Códigos  de  Procedimiento instauran a título coercitivo la posibilidad de 
decretar  la  internación  provisoria  respecto  de  quien  se  presuma  sufre 
enfermedad  mental  que  lo  torna peligroso para sí y/o para terceros25. Cabe 
mencionar  también  que  el  art.  34  inc.  1°  del  Código  Penal  autoriza  la 
imposición de medidas de seguridad respecto de quienes resulten absueltos 
o  sobreseídos  por  causas  de  inimputabilidad  penal  derivada  de  la 
insuficiencia  de  facultades  mentales  o  una  alteración  morbosa  que  revelen 
peligrosidad desde el punto de vista psiquiátrico. 

Entonces,  corresponde  señalar  que  la  vigencia  de  la medida de internación 


provisional  no  va  a  resultar  ajena  a  todas  las  cuestiones  que  venimos 
sosteniendo y que tienen que conjugar con los principios que imperan en su 
tratamiento  y  las  características  que  deben observar. Precisamente por ello 
es correcto vaticinar que la internación provisional no persiste si desaparece 
la  imputación  penal  (por  ello  la  normativa  procesal  reclama  la  confluencia 
25
​CPPBA; art. 168 “El Juez de Garantías, a pedido de parte, podrá ordenar la internación del imputado en un
establecimiento asistencial, cuando a los requisitos para la prisión preventiva se agregare la comprobación por
dictamen de peritos oficiales de que el mismo sufre una grave alteración o insuficiencia de sus facultades
mentales, que lo tornan peligroso para sí o para los demás. Regirán, análogamente los artículos que regulan el
trámite de la prisión preventiva. Cuando no concurriendo los presupuestos para imponer la prisión preventiva
se reunieren las demás circunstancias a que se alude precedentemente, el Juez informará al Tribunal
competente para resolver sobre su incapacidad e internación y pondrá a su disposición a quién estuviera
detenido, de conformidad a lo dispuesto por el Código Procesal Civil y Comercial en la materia” y; CPPN, art.
76: “Art. 76. - Si se presumiere que el imputado, en el momento de cometer el hecho, padecía de alguna
enfermedad mental que lo hacía inimputable, podrá disponerse provisionalmente su internación en un
establecimiento especial, si su estado lo tornare peligroso para sí o para los terceros. En tal caso, sus derechos
de parte serán ejercidos por el curador o si no lo hubiere, por el defensor oficial, sin perjuicio de la
intervención correspondiente a los defensores ya nombrados. Si el imputado fuere menor de dieciocho (18)
años sus derechos de parte podrán ser ejercidos también por sus padres o tutor”
de los requisitos para el dictado de la prisión preventiva) esto es, el hecho no 
existió  o  el  imputado  no  lo  cometió.  La  medida  deberá  dictarla  el  órgano 
judicial  que  interviene  en  el  proceso  penal  si  coexisten  los  requisitos  para 
dictar  prisión  preventiva  y  a  ellos  se  agrega  el  riesgo  para  si  y/o  para 
terceros  derivados  de  una  enfermedad  mental.  Si  la  imputación  penal 
desaparece,  pero  la  enfermedad  y  el  riesgo  persiste  el  juez  penal  deberá 
poner  a  disposición  del  órgano  del  fuero  familiar  al  enfermo  para  su 
protección  e  internación  (en  caso  de  que  corresponda)  y  siempre  según 
opinión de peritos especializados.  
Esto  se  vincula  con  la Ley Nacional de Salud Mental (N° 26.657) que en su 
art.  7  proclama:  “El  Estado  reconoce  a  las  personas  con  padecimiento 
mental,  los  siguientes  derechos:…  d)  Derecho  a  recibir  tratamiento  y  ser 
tratado con la alternativa terapéutica más conveniente, que menos restrinja 
sus  derechos  y  libertades,  promoviendo  la  integración  familiar,  laboral  y 
comunitaria.”. 
De  superlativa  relevancia  resultan  los  postulados  establecidos  por  la  Corte 
Suprema  “...tanto  el  principio  de  proporcionalidad  como  el  propósito  de 
respetar  el  principio  de  igualdad,  que  se  buscó  con  la  declaración  de 
inimputabilidad, se ven seriamente comprometidos debido a que se muestra 
como irrazonable que una persona, a la que el Estado no quiere castigar, se 
vea  afectada  en  sus  derechos  en  una  medida  mayor  de  la  que  le  hubiese 
correspondido  de  haber  sido  eventualmente  condenada  como  autor 
responsable” (Fallos, 331:211)26. 
 

Medidas de coerción real en particular 


Pueden adoptarse, a requerimiento de parte, en el marco del proceso penal, 
con el fin de asegurar las reparaciones patrimoniales que vienen de la mano 
con el ejercicio en sede penal de la acción civil. 

26
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/consultaSumarios/buscar.html
También  pueden  ser  impuestas  con  el  fin  de  asegurar  el  pago  de  la  pena 
pecuniaria  (multa)  que  pueda  corresponder  en  caso  de  sentencia 
condenatoria,  

Embargo 
Para Palacio27 es la “​medida cautelar en cuya virtud se afectan e inmovilizan 
uno  o  varios bienes de quienes o han de ser demandados en un proceso de 
conocimiento (ordinario, sumario, sumarísimo o especial) o en un proceso de 
ejecución,  a  fin  de  asegurar  la  eficacia  práctica  de  las  sentencias  que  en 
tales procesos se dicten. 
 

Inhibición General de bienes  


El  citado  autor  la  conceptualiza  diciendo  que  “es  una  medida cautelar que 
se traduce en la interdicción de vender o gravar cualquier bien inmueble de 
que el deudor pueda ser propietario en el momento de anotarse la medida, o 
que  adquiera  en  lo  sucesivo,  pues  los  escribanos,  no  pueden,  sin  orden 
judicial  otorgar  escrituras  traslativas  de  dominio  o  de  constitución  de 
derechos  reales  cuando surge del certificado expedido por el Registro de la 
Propiedad,  que  existe  anotada  una  inhibición  respecto  del  titular  del 
dominio”28 

El trámite, sostén y revocación de estas medidas se efectúa según las reglas 
particulares de los códigos procesales en los civil y comercial. 

Desde  ya  que  en  el  curso  del  proceso  penal  pueden  atravesarse  otras 
medidas coercitivas con impacto en la relación que el imputado tiene con las 
cosas  de  su  propiedad.  tal  el  caso  del  secuestro  (que  puede  recaer  sobre 

27
​PALACIO, Lino E., Manual de Derecho Procesal Civil. T. II. 10° ed., Abeledo Perrot. p.327

28
ob. cit. p. 336 y 337
bienes  que  resulten  afectados  por  el  decomiso  en  la  sentencia  final)  o  la 
caución  real  (que  adhiere  al  imputado  al  proceso  preservando  la  libertad 
provisoria que se le ha concedido, y que consiste en el depósito de una suma 
de  dinero que se coloca a disposición del órgano judicial, que no dudará en 
ejecutarla, si el liberado no comparece al proceso).  

Impugnaciones  
Las decisiones que imponen medidas coercitivas, siempre generan perjuicio, 
y  a  veces,  irreparable,  de  allí  que  por  defecto  todas  las  resoluciones 
destinadas  a  imponerlas  deberían  estar  expresamente  declaradas 
impugnables en los códigos de procedimientos.  

Ello  no  es  así,  particularmente  para  la  aprehensión  y  la  detención  no  se 
admite ningún tipo de recurso ordinario. En cambio la prisión preventiva si, 
puede  ser  revisada  por  el  superior  jerárquico  del  órgano  que  la  dicta y por 
intermedio  del  recurso  ordinario  de  apelación. al igual que las resoluciones 
que  imponen  internación  provisional,  rechazan  medidas  alternativas  o  la 
atenuación de la prisión preventiva. 

De todas formas, no debemos olvidar que tratándose de medidas restrictivas 
de  libertad,  siempre  será  admisible  la  petición  de  habeas  corpus  para 
controlar la legitimidad y denunciar la ilegitimidad de una detención que se 
considere  arbitraria  o  ilegal.  De  hecho,  en  el  ámbito  de  la  provincia  de 
Buenos  Aires,  aparte  de  la  vía  ordinaria  impugnativa,  se  estipula  que  el 
instrumento  de  hábeas  corpus  tiene  una  faceta  recursiva  desde  que  se 
habilita la vía para cuestionar ante la cámara de apelación y garantías local 
la  prisión  preventiva,  la  denegatoria  al  pedido  de  cese  de  una  medida  de 
coerción  o  la  negativa  jurisdiccional  al  derecho  de  libertad  provisoria 
(excarcelación) instituto que se estudia en el próximo capítulo. 

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