Los10 Problemas NNA Final
Los10 Problemas NNA Final
Los10 Problemas NNA Final
en el Ecuador
Los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes no son relevantes ni
prioritarios para los diferentes actores políticos y sociales.
A junio del 2022, la pobreza por ingreso, a nivel nacional se ubicó en 25% y la
pobreza extrema en 10.7%. En el área urbana la pobreza llegó al 16.7% y la
pobreza extrema a 5.2%. En el área rural la pobreza alcanzó el 42.9% y la
pobreza extrema el 22.7% (INEC. 2022. ENEMDU). La pobreza impacta sobre
la desnutrición, el acceso a la escuela, cuidados de salud y genera serias
restricciones en los proyectos de vida de nuestra niñez y adolescencia.
UNICEF alertó que las familias con niños han sido las más golpeadas por la crisis
económica y estimó que a finales de 2020, 3,1 millones de niños cayeron en
pobreza multidimensional, es decir, que enfrentan mayores privaciones en
educación, salud, alimentación, vivienda, trabajo, protección social y protección
especial. De ellos, 6 de cada 10 viven en situación de pobreza multidimensional
extrema. Al término del 2020, el 43% de las niñas y niños ecuatorianos estaban
en situación de pobreza por ingresos y el 52% en pobreza multidimensional con
una tendencia que profundiza las desigualdades existentes. Para que las familias
puedan salir de la pobreza se requiere un conjunto de medidas económicas y
sociales, que promuevan el crecimiento equitativo. Suponiendo un incremento
anual del 2 por ciento en los ingresos de los hogares, les tomaría 11 años a las
familias con niñas, niños y adolescentes salir de la pobreza; esto les tomará 3
veces más tiempo que a aquellos hogares sin niños. Para contener el incremento
de la pobreza infantil, el Ecuador deberá implementar una estrategia de
recuperación económica enfocada en hogares con niños e invertir un 2,4 por
ciento adicional del PIB, calcula el Fondo de la ONU.
La mayoría de los ingresos por vía terrestre se realiza por el punto migratorio de
Rumichaca, aunque, en menor cantidad, también ingresan por San Miguel, en la
provincia de Sucumbíos. La crisis migratoria en la región expone a niños, niñas
y adolescentes a mayores riesgos que se agravan en el periplo del
desplazamiento y por su condición migratoria. Frente a esto se plantean varias
problemáticas que no han sido atendidas y asumidas a plenitud por el Estado:
¿Se garantiza el ingreso libre y protegido de los niños, niñas y adolescentes y
sus familias? ¿Se han implementado medidas para reducir los riesgos de trata y
tráfico por parte de grupos organizados y armados en las zonas fronterizas? ¿Se
han adoptado procesos de regularización migratoria que prioricen la situación de
los niños, niñas y adolescentes y sus familias? ¿Se han identificado los casos
que requieren protección internacional en las zonas de frontera? ¿Se ha
garantizado los principios fundamentales como el Interés Superior del Niño, la
convivencia y la reunificación familiar en temas migratorios? ¿Cuántos niños,
niñas y adolescentes migrantes acceden y permanecen en el sistema educativo,
y cuántos fueron excluidos? ¿Qué está haciendo Ecuador para garantizar el
derecho a vivir en familia, para los adolescentes no acompañados o para
aquellos que están separados de su núcleo familiar? Finalmente, ¿Los niños,
niñas y adolescentes en contexto de movilidad humana deben ser tratados como
personas de segunda categoría en el país que prometió la libre movilidad y la
ciudadanía universal?
La niñez y adolescencia migrante y refugiada es quizá una de las poblaciones
con menos acceso a servicios y posibilidades en el ejercicio de sus derechos ya
que son afectados por los mismos problemas que sus pares de la población local,
con el agravante de que son también discriminados por su origen y estatus
migratorio; son considerados ilegales, criminalizados por los medios de
comunicación y presa de la xenofobia tanto por las poblaciones de “acogida”
como por las instituciones. El Estado no los conoce, no sabe quiénes son y
cuántos son, dónde viven; si estudian o trabajan; si gozan o no de buena salud;
y, si son parte de los programas sociales. Recién en este año se ha anunciado
que se implementará un Censo que permitirá contar con un Registro de su
condición.
7. Violencia. Casi el 40% de las niñas, niños y adolescentes recibe un trato violento
por parte de sus padres: golpes, baños de agua fría, insultos, burlas; y, el 26%
por parte de sus profesores. El 60% es testigo de peleas entre alumnos y 4 de
cada 10 se siente inseguro en el transporte público. Desde el inicio de la
pandemia se registraron 11 casos de niñas, niños y adolescentes muertos de
forma violenta. Las cifras previas a la pandemia revelaron que el 51% de niñas
y niños, de 1 a 5 años, sufrió maltrato físico y el 47.3% sufrió alguna forma de
abuso psicológico.