ACTIVIDAD 5 y 6
ACTIVIDAD 5 y 6
ACTIVIDAD 5 y 6
MAESTRO:
ACTIVIDAD 5
El derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y
su aplicación al derecho humano a la identidad y la
regulación del matrimonio y concubinato
1. Acorde con los precedentes de la SCJN, ¿cómo se define al “libre
desarrollo de la personalidad?
R= La Suprema Corte, señala que desde una perspectiva externa, el derecho comprende una
amplia libertad de ejercicio que permite realizar cualquier actividad con el fin de que cada
individuo pueda desarrollar su personalidad. Por otro lado, desde su dimensión interna, el
derecho delimita una "esfera de privacidad" que protege al individuo de las intromisiones
externas que puedan restringir su posibilidad de tomar decisiones.
De esta manera, este derecho en principio implícito puede entrar en acción de manera
complementaria, siempre que una conducta no se encuentre tutelada por un derecho de
libertad tradicional.
R= No como un derecho como tal, sino como una libertad y se encuentra implícito en muchos
artículos constitucionales su cobertura constitucional se las da este derecho fundamental. Es decir,
el derecho al libre desarrollo de la personalidad constituye una libertad "indefinida" que
complementa a otras libertades específicas, como la libertad de conciencia, la libertad de expresión
o la libertad de decidir sobre nuestro propio cuerpo, puesto que su función es salvaguardar la
"esfera personal" de las personas para propiciar las mejores condiciones que las lleven a realizar sus
distintos proyectos de vida.
R= "El individuo, sea quien sea, tiene derecho a elegir, en forma libre y autónoma, su proyecto de
vida, la manera en que logrará las metas y objetivos que, para él, son relevantes." (Pág. 85, párr. 5).
En este orden de ideas, para la Suprema Corte "aun cuando estos derechos personalísimos no se
enuncian, en forma expresa, en la Constitución mexicana, sí están implícitos en las disposiciones de
los tratados internacionales antes mencionados, suscritos por México y, en todo caso, deben
entenderse como derechos que derivan del reconocimiento al derecho a la dignidad humana,
previsto en el primero de los preceptos de nuestra Constitución.
4. Acorde con los precedentes de la SCJN ¿En el Estado de
Guanajuato cuál es el procedimiento más garantista para proteger
el derecho humano a la identidad de las personas que pretenden
una reasignación sexo – genérica y por qué razones?
R= Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Décimo Sexto Circuito (con sede en
Guanajuato).12 Por un lado, el Pleno de Circuito estableció que el procedimiento administrativo es
congruente para el trámite de cambio de nombre propio y de género, en tanto que los
procedimientos que ameritan la intervención del juez sujetan a las personas a cargas innecesarias
relacionadas con la prueba. Asimismo, el procedimiento administrativo satisface el fin legítimo de
garantizar el cambio de nombre y sexo de las personas, que únicamente requiere el consentimiento
libre e informado del solicitante. Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Décimo Sexto Circuito sostuvo que, aunque debe reconocerse que hay un trato
diferenciado para las personas transgénero, por tener que acudir a un procedimiento jurisdiccional
para modificar su acta de nacimiento, esa medida persigue una finalidad válida e importante desde
el punto de vista constitucional, es idónea y necesaria para lograr la protección de la seguridad
jurídica en relación con uno de los elementos que integran su identidad y en consonancia con el libre
desarrollo de la personalidad.
11. Con base en la lectura ¿por qué razones consideras que aún no se
ha regulado el concubinato en el estado de Guanajuato?
R= De esta forma, la historia del concubinato y su legislación no pueden entenderse lejos
del carácter irregular y perseguido que tuvo durante muchos años y que generó
consecuencias negativas concretas en los derechos de las personas, especialmente de niñas
y niños nacidos en este tipo de relaciones, y en los efectos patrimoniales de las uniones. Al
mismo tiempo, la regulación también tuvo su impacto en cuanto a las políticas raciales y de
clase de la época, al ser una herramienta mediante la que se regulaba la posibilidad o no de
acceder a determinados beneficios derivados de las relaciones familiares. Los efectos
legales del concubinato fueron reconocidos y regulados sólo hasta la emisión del Código
Civil para el Distrito Federal de 1928.74 La necesidad de su regulación fue atribuida
principalmente a la prevalencia de este tipo de uniones entre la población; sin embargo, el
reconocimiento de efectos se materializó principalmente con el objetivo de garantizar
protección a hijos e hijas producto de tales uniones, aunque siguió considerándose al
matrimonio como la forma legal y moral de formar una familia.75 La admisión del
concubinato como una forma de constituir una familia ganó progresivamente efectos
legales al reformarse el artículo 1635 en 1983, que reconoció el derecho del concubino a
heredar (que antes correspondía únicamente a la mujer).
12. Acorde con los nuevos estándares interpretativos de la SCJN
¿Cuáles son los requisitos para constituir un concubinato?
R= El caso se analizó en relación con los requisitos de validez del concubinato, sin
embargo, el mismo requisito está regulado en las uniones matrimoniales. Las uniones:
matrimonio y concubinato, cuyo resultado positivo debe comunicarse al oficial del Registro
Civil para que rectifique la voluntad de las partes de contraer matrimonio. Esta restricción
sin duda asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que tendrían que ser
analizados a la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades establecían un
plazo mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en
posibilidad de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte
estableció que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad,
pues aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la
familia, no es idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de
organización y desarrollo de la familia que no corresponde con el principio de protección
familiar establecido en el artículo 4 constitucional.
Actividad 5
El matrimonio entre personas del mismo sexo: ¿qué familia(s)? Aunque los cambios en la
regulación del matrimonio fueron constantes, la reforma de 2009 en Ciudad de México,
que eliminó el requisito de que los cónyuges en un matrimonio fueran un hombre y una
mujer, iniciaría una nueva etapa en los debates sobre el matrimonio en México. Esta
discusión fue paralela a otras que antes o después comenzaron en diversas partes del
mundo. El debate sobre el matrimonio igualitario hizo aún más visible que la definición
del matrimonio civil es contingente, elegida y transformable38 y permitió verificar cómo
se construyó el matrimonio y cómo puede cambiar.39 En el mundo occidental pueden
identificarse dos direcciones que tomaron estos debates. Por un lado, algunos países
asumieron la discusión desde una postura que mantenía al matrimonio como el
paradigma del derecho de familia. En estos debates, la discusión estuvo centrada en el
valor del 36 Idem. 37 Véase, por ejemplo, amparo directo en revisión 917/2009. 38 West,
Robin, Marriage, sexuality and gender, Colorado, Paradigm Publishers, 2007. 39 Restrepo,
Esteban, “El matrimonio gay en América Latina: Entre la conformidad y la subversión”, en
Reconceptualizaciones jurídicas. El matrimonio y la violencia de género, Ciudad de
México, Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2018. 66 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández matrimonio por sí mismo, como un tipo de
unión que, se asume, hace a la sociedad mejor. Lo que los tribunales decidieron en estos
casos fue si las parejas del mismo sexo tenían derecho a casarse, sin que esto afectara la
figura jurídica del matrimonio. Este enfoque, caracterizado como conformista, dejó de
lado las preguntas sobre la protección que merecen otros lazos familiares que se forman
en la realidad.40 En otros, la discusión estuvo centrada en determinar si resultaba
razonable mantener la preponderancia del matrimonio como forma de integrar una
familia, lo que dio lugar a analizar el valor de otras formas de unidad familiar y el papel
del Estado en la protección de derechos individuales de quienes deseaban casarse. Esta
postura permitió reevaluar la posición legal privilegiada del matrimonio en la regulación
de los derechos de la familia y sus miembros, a partir de un estudio desde los derechos a
la igualdad y autonomía (o libre desarrollo de la personalidad en México), en conjunto con
el derecho a la dignidad.41 En este segundo supuesto se analizó si extender el matrimonio
a personas del mismo sexo era la decisión correcta, por considerar que estas parejas
debían ser tratadas de forma igual a las parejas heterosexuales. Este tipo de
razonamientos no requiere que los tribunales adopten una posición sobre la importancia
del matrimonio en sí mismo, sino que refuerza la perspectiva de los derechos individuales,
que nos lleva a preguntarnos si los beneficios planificados para parejas heterosexuales
deben ser garantizados a todas las personas en una situación similar. La discusión pasa así
del significado legal del matrimonio a la interpretación de los derechos individuales a la
igualdad y autonomía.42 En el segundo caso es en el que encuadra el enfoque adoptado
por la Suprema Corte mexicana. El 29 de diciembre de 2009 se publicó en la Gaceta Oficial
del Distrito Federal un decreto por el que se reformaron diversas disposiciones del Código
Civil y del Código de Procedimientos Civiles locales. Entre los artículos reformados se
modificó el 146, para quedar como sigue: 40 Sáez, Macarena, “Transforming family law
through same-sex marriage: lessons from (and to) the western world”, Duke Journal of
Comparative & International Law, vol. 25, 2014. Macarena Sáez menciona como parte de
esta postura diversos casos en Estados Unidos, como Skinner vs. Oklahoma, Zablocki v.
Redhail y Goodridge v. Department of Public Health. 41 Idem. 42 Idem. Las uniones:
matrimonio y concubinato 67 Artículo 146.— Matrimonio es la unión libre de dos
personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto,
igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las
formalidades que estipule el presente código. Hasta entonces, el artículo disponía que el
matrimonio debía celebrarse entre un hombre y una mujer, y agregaba que los cónyuges
tenían la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada. Cabe
mencionar que la reforma al artículo no estuvo aparejada a la modificación de las
disposiciones que regulaban la adopción en la entidad, por lo que (en principio) no existía
impedimento legal para que los matrimonios de personas del mismo sexo iniciaran estos
procedimientos. El mes siguiente a la publicación de la reforma, el entonces procurador
general de la república presentó una acción de inconstitucionalidad ante la SCJN. Se
argumentó que en México existía un “modelo ideal de familia” protegido por la
Constitución, conformado por padre, madre e hijos. Por ello, la institución idónea para
proteger ese modelo debía ser el matrimonio, que permitía la tutela de derechos y
obligaciones asociados con la reproducción, mientras que otras uniones cuyo principal
objetivo no era la reproducción podían ser protegidas mediante otras figuras jurídicas,
como el concubinato y las sociedades de convivencia. Aseguró que los miembros de la
familia “no tienen derechos individuales en cuanto integrantes de ella, sino que existe
entre ellos una vinculación recíproca de interdependencia, una subordinación a un fin
superior y una asignación de funciones dispuesta por la ley”.43 Consecuente con estos y
otros argumentos, el procurador solicitó a la Corte declarar la inconstitucionalidad de la
reforma porque las parejas del mismo sexo no se encontraban en la misma posición que
las parejas heterosexuales —dado que son incapaces para procrear de manera conjunta
—. La reforma en el Distrito Federal, añadió, generaba conflictos normativos con otras
entidades, que se verían obligadas a reconocer matrimonios entre personas del mismo
sexo. Por último, argumentó que la posibilidad de las parejas homosexuales de adoptar
implicaba un perjuicio para el interés superior de la infancia. La Corte retomó algunos
razonamientos de resoluciones anteriores sobre derechos de personas trans44 y las
resoluciones sobre divorcio incausa43 Acción de inconstitucionalidad 2/2010, SCJN, Pleno,
16 de agosto de 2010. 44 Amparo directo civil 6/2008 (relativo a los derechos de las
personas trans y al reconocimiento legal de su identidad). 68 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández do, para realizar un análisis del problema desde el
derecho a la dignidad, asociado con el libre desarrollo de la personalidad.45 Al resolver el
caso, la SCJN sentó las bases para una completa reconfiguración del derecho de familia,
que permearía todas las resoluciones posteriores en una diversidad de temas. Las ideas
fundamentales de la sentencia son las siguientes.46 a) El matrimonio y la familia no son
conceptos estáticos ni equivalentes. A partir de los cambios verificados en la legislación, la
definición tradicional del matrimonio no es inmodificable por el legislador, especialmente
tomando en cuenta el proceso de secularización de la sociedad y del propio matrimonio.
b) El mandato de protección constitucional de artículo 4 no se limita a un modelo o
estructura familiar, sino que debe abarcar a la gran diversidad de formas como pueden
integrarse las familias, que no siempre derivan del matrimonio. La labor del legislador
debe buscar siempre arropar o acoger a todos los tipos de familia (como realidad social),
sin excepción alguna. c) El derecho al libre desarrollo de la personalidad deriva de la
dignidad humana, que protege el derecho de los individuos a elegir de forma libre y
autónoma cómo vivir su vida y que comprende, entre otros, el derecho a contraer o no
matrimonio y a la libertad reproductiva.47 d) La potencial reproducción entre cónyuges
no es un fin esencial del matrimonio. Por lo anterior, que las parejas del mismo sexo no
puedan procrear biológicamente no es una justificación razonable para excluirlas del
matrimonio. e) La orientación sexual de una persona constituye una categoría
especialmente protegida por la Constitución, de modo que deben justificarse de forma
muy robusta las distinciones basadas en esta clasificación. f) A las personas con
orientaciones sexuales diversas a la heterosexual y a parejas del mismo sexo no puede
negárseles a priori la posibilidad de adoptar, en tanto no existe ninguna evidencia que
indique 45 Sáez, Macarena, op. cit.; Vela, Estefanía, “La evolución del divorcio en clave de
derechos y libertades”, Nexos, El Juego de la Corte, 2013. Disponible en:
http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=3004. 46 Acción de inconstitucionalidad
2/2010, op.cit. 47 Ibidem, párrs. 263, 265. Las uniones: matrimonio y concubinato 69 que
es perjudicial para los niños crecer en una familia homoparental. Por el contrario, permitir
la adopción para estas parejas posibilita que los niños y niñas puedan crecer en una
familia. En posteriores resoluciones,48 la Corte sostendría que los matrimonios entre
parejas del mismo sexo no sólo son admisibles, sino que las normas que las excluyen de
uniones y establecen regímenes de “separados pero iguales”49 son discriminatorias. La
consecuencia de estos fallos no sólo garantizó a las parejas del mismo sexo el acceso al
matrimonio, sino que generó el acceso a todas las uniones familiares a un análisis desde
un enfoque de garantía de derechos de sus miembros. De manera muy importante para
toda la jurisprudencia que vendría después, lo resuelto sobre matrimonio igualitario dio
pie al estudio de la familia y del derecho de familia “como realidad social”. Como señala
Vela, “ahí donde hay una figura que regula derechos y obligaciones entre personas que
tienen un lazo de afecto y buscan su reconocimiento por parte del Estado, ahí es donde se
tiene que garantizar que el acceso a esta sea en condiciones de igualdad”.50 Ejercicio 4.
Los declaro marido y marido 1. ¿De qué manera el reconocimiento legal del matrimonio
igualitario pone en duda las premisas fundamentales de la Epístola de Melchor Ocampo?
III. Aspectos relevantes sobre la regulación actual del matrimonio en México Según la
dogmática civil tradicional, a pesar de cierto debate, el matrimonio tiende a clasificarse
como un acto jurídico. Esta categorización permitía catalogar las normas legales del
Código Civil en lo que se conoce como requisitos de existencia (o de fondo) y validez (de
forma) del matrimonio. La distinción entre este tipo de requisitos tendría como propósito
48 Véanse, por ejemplo, los amparos en revisión 581/2012, 457/2012, 567/2012 y
152/2013. 49 Ibarra, Ana y Treviño, Sofía, “Constitución y familia en México: nuevas
coordenadas”, en Ibarra, Ana y Espejo, Nicolás (eds.), La constitucionalización del derecho
de familia: perspectivas comparadas, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2020. 50 Vela, Estefanía, “Las uniones entre personas del mismo sexo”, en Martínez
Verástegui, Alejandra (coord.), Los derechos de la diversidad sexual. Un diálogo entre la
Suprema Corte, la academia y la sociedad civil, Ciudad de México, Centro de Estudios
Constitucionales, 2021. 70 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández
atribuir diferentes consecuencias jurídicas ante su falta o ausencia. No consideramos
necesario profundizar en esta metodología, pues existen múltiples descripciones
doctrinales de los códigos civiles en este sentido en otros trabajos.51 En muchos casos, la
jurisprudencia ha modificado las normas aplicables o plantea argumentos para
reconsiderar los requisitos vigentes, por lo que más bien concentraremos el estudio en la
discusión jurisprudencial. Se utilizará el código de Ciudad de México como referencia. 1.
Requisitos para contraer matrimonio Código Civil para el Distrito Federal Artículo148. Para
contraer matrimonio es necesario que ambos contrayentes hayan cumplido 18 años de
edad. Artículo 235. Son causas de nulidad de un matrimonio: I. El error acerca de la
persona con quien se contrae, cuando entendiendo un cónyuge celebrar matrimonio con
persona determinada, lo contrae con otra; II. Que el matrimonio se haya celebrado
concurriendo algunos de los impedimentos enumerados en el artículo 156; siempre que
no haya sido dispensado en los casos que así proceda; y III. Que se haya celebrado en
contravención a lo dispuesto en los artículos 97, 98, 100, 102, 103 y 148. a. Matrimonio de
personas menores de edad En la Ley de Matrimonio Civil de 1859, con el consentimiento
de los padres —específicamente del padre— un adolescente mayor de 14 años y una
adolescente mayor de 12 podían contraer matrimonio. Esta norma establecía incluso la
posibilidad de que, en casos excepcionales, se llevara a cabo un matrimonio entre
personas de menor edad. La Ley de Relaciones Familiares de 1917 estableció un mínimo
de 14 años para la mujer y 16 para el hombre que desearan casarse (la regulación fue muy
similar durante el resto del siglo XX). A pesar de la entrada en vigor de la Convención
sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y
el Registro de los Matrimonios, en 1962, fue sólo hasta esa última década en que se
tomaron acciones al respecto. Campañas interna51 Véanse, por ejemplo, Buenrostro
Báez, Rosalía y Baqueiro Rojas, Edgar, Derecho de familia, Oxford Uinversity Press, 2019,
pp. 70 y ss.; Pérez Contreras, María de Montserrat, Derecho de familia y sucesiones, 2010,
UNAM, pp. 30 y ss. Las uniones: matrimonio y concubinato 71 cionales de la ONU y
UNICEF concentraron esfuerzos para terminar con el matrimonio infantil y otras formas de
cohabitación equiparable; una de las estrategias fue la modificación de la legislación
todavía existente para subir la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años y
eliminar la posibilidad de excepciones o dispensas.52 En 2014 entró en vigor la Ley
General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que estableció la obligación de
las entidades federativas de fijar como edad mínima para casarse los 18 años. Sin
embargo, prevaleció en los códigos locales la posibilidad de solicitar y obtener una
dispensa judicial para casarse antes de la mayoría de edad. En 2019 entraron en vigor las
reformas al Código Civil Federal, con las que se estableció que la edad mínima para
casarse era 18 años y se eliminaron las dispensas y excepciones a esta regla.
Recientemente, la Suprema Corte estableció que las dispensas judiciales para contraer
matrimonio antes de la mayoría de edad son inconstitucionales, pues la restricción está
relacionada con la protección de la integridad de las personas menores de edad. Algunas
de las principales razones por las que la Corte ratificó que la edad mínima no puede ser
dispensada fueron que, frecuentemente, la permisión de matrimonios infantiles está
relacionada con la pobreza, pues las uniones son vistas como un medio para asegurar la
subsistencia económica de una de las partes. Además, este fenómeno está asociado con la
poca o nula educación escolar, violencia por razones de género y estereotipos sobre la
sexualidad que se agravan en situaciones de conflicto o crisis humanitaria. En números, la
Corte destacó que según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, 17.3% de las mujeres
entre los 20 y 24 años de edad se casaron siendo niñas, mientras que sólo 3.9% de varones
estuvo en la misma situación. Además, en 2014 había 15% de adolescentes de 15 a 19
años casadas o en unión libre.53 La Corte concluyó que la eliminación de las dispensas
para contraer matrimonio no restringe el libre desarrollo de la personalidad de las
personas menores de edad, sino que es una medida para garantizar el ejercicio de ese
derecho, al constituir una protección temporal para el disfrute de la niñez que busca
garantizar la oportunidad de desarrollarse de forma plena. El Código Civil Federal se
modificó en este sentido en 2019 y hoy los 32 estados de la Federación eliminaron las
dispensas judiciales.54 52 UNICEF, Reporte Ejecutivo, Accelerate Actions to End Child
Marriage and Early Unions in Latin America and the Caribbean, 2018. 53 Acción
inconstitucionalidad 22/2016 y amparo en revisión 1364/2017. 54 El último estado en
adoptar la modificación fue Baja California, el 14 de septiembre de 2021. 72 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández 2. Impedimentos para contraer
matrimonio Código Civil para el Distrito Federal ARTICULO 156.— Son impedimentos para
celebrar el matrimonio: I.— La falta de edad requerida por la Ley; II.— (DEROGADA, G.O.
13 DE JULIO DE 2016) III.— El parentesco de consanguinidad, sin limitación de grado en
línea recta ascendiente o descendiente. En la línea colateral igual, el impedimento se
extiende hasta los hermanos y medios hermanos. En la colateral desigual, el impedimento
se extiende solamente a los tíos y sobrinos, siempre que estén en tercer grado y no hayan
obtenido dispensa; IV.— El parentesco de afinidad en línea recta, sin limitación alguna; V.
— (DEROGADA, G.O. 5 DE ABRIL DE 2017) VI.— El atentado contra la vida de alguno de los
casados para contraer matrimonio con el que quede libre; (REFORMADA, G.O. 25 DE
MAYO DE 2000) VII.— La violencia física o moral para la celebración del matrimonio; VIII.
— La impotencia incurable para la cópula; IX.— Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria; X.— Padecer algunos de los estados
de incapacidad a que se refiere la fracción II del artículo 450; XI.— El matrimonio
subsistente con persona distinta de aquella con quien se pretenda contraer; y XII.— El
parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado, en los términos
señalados por el artículo 410-D. Son dispensables los impedimentos a que se refieren las
fracciones III, VIII y IX. En el caso de la fracción III sólo es dispensable el parentesco de
consanguinidad en línea colateral desigual. La fracción VIII es dispensable cuando la
impotencia a que se refiere, es conocida y aceptada por el otro contrayente. La fracción IX
es dispensable cuando ambos contrayentes acrediten fehacientemente haber obtenido de
institución o médico especialista, el conocimiento de los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiesten su
consentimiento para contraer matrimonio. ARTICULO 157.— Bajo el régimen de adopción,
el adoptante no puede contraer matrimonio con el adoptado o sus descendientes.
ARTICULO 159.— El tutor no puede contraer matrimonio con la persona que ha estado o
está bajo su guarda, a no ser que obtenga dispensa, la que no se le concederá por el
Presidente Municipal respectivo, sino cuando hayan sido aprobadas las cuentas de la
tutela. Esta prohibición comprende también al curador y a los descendientes de éste y del
tutor. Las uniones: matrimonio y concubinato 73 ARTICULO 160.— Si el matrimonio se
celebrare en contravención de lo dispuesto en el artículo anterior, el juez nombrará
inmediatamente un tutor interino que reciba los bienes y los administre mientras se
obtiene la dispensa. a) Parentesco. Tanto el Código Civil Federal como el Código Civil del
Distrito Federal establecen la imposibilidad de contraer matrimonio entre personas que
tengan un parentesco. b) El atentado contra la vida de alguno de los casados para
contraer matrimonio con el que quede libre. Otros impedimentos que siguen vigentes,
pero deben ser analizados a la par de los criterios de la Suprema Corte son los siguientes:
a) Violencia. Diversos códigos establecen que la violencia física y moral que se utiliza para
obtener el consentimiento de una de las partes para el matrimonio resulta una causa de
nulidad. Sin embargo, el derecho para ejercer la acción necesaria prescribe a los 60 días
del cese de la violencia. Esta regla de procedimiento dio lugar en 2012 al ADR 413/2012,
respecto a la legislación de Morelos. En el asunto, la Corte convalidó la regla, debido a que
consideró que el plazo era general, razonable y objetivo, por lo que no vulneraba el
derecho de acceso a la justicia. Valdría la pena preguntarnos si el entendimiento actual
del tema permitiría una nueva conclusión, pues la violencia familiar es un problema de tan
gran alcance en la integridad personal de las víctimas que el plazo establecido puede
hacer nugatorios sus derechos. b) Impotencia incurable para la cópula. En diversos
ordenamientos, este impedimento se contempla junto con el de padecer una enfermedad
crónica e incurable, que sea contagiosa o hereditaria y admite dispensa judicial. El
impedimento está relacionado con la idea de que la procreación es uno de los fines
esenciales del matrimonio, que fue rechazada en las sentencias que analizan la
constitucionalidad del matrimonio igualitario. c) Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria. Este impedimento está establecido
en el artículo 156 fracción IX del Código Civil de la Ciudad de México y en el 156 fracción
VIII del Federal. En Ciudad de México este requisito admite dispensa judicial cuando
quienes desean casarse logran acreditar que conocen los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiestan que de- 74
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández sean casarse. En el
amparo directo en revisión 670/202155 la Corte realizó un análisis de constitucionalidad
del requisito, en atención a que se trataba de la categoría sospechosa de salud, que podía
dar lugar a una violación al principio de igualdad y no discriminación; determinó que el
impedimento transgredía el derecho al libre desarrollo de la personalidad y afectaba la
salud mental de quienes eran sujetos de la restricción. La sentencia concluyó que la
medida es inconstitucional, dado que existen opciones menos restrictivas para garantizar
los derechos de los cónyuges, como prestar consejería en materia de salud a quienes
estén en ese supuesto. d) Discapacidad intelectual/incapacidad natural y legal. En
diversos códigos civiles del país se establece que la discapacidad intelectual por sí misma
o como causa de incapacidad legal es un impedimento para acceder al matrimonio. Esta
restricción fue analizada por la Suprema Corte en la acción de inconstitucionalidad
90/2018, en relación con el Código Civil para el Estado de Guanajuato. La Corte determinó,
por un lado, que las normas que asimilan la discapacidad con la incapacidad jurídica
resultan contrarias al derecho humano a la igualdad y al modelo social de discapacidad (p.
18). En relación con el impedimento para contraer matrimonio, el Pleno señaló que la
prohibición absoluta establecida para las personas con discapacidad intelectual de
contraer matrimonio es discriminatoria y no es susceptible de interpretación conforme,
sino que debe ser declarada inconstitucional. Lo anterior porque esa restricción es
contraria a la dignidad del ser humano y al derecho a la igualdad, pues restringir los
derechos al matrimonio y a la familia es perjudicial a las posibilidades de que la persona
con discapacidad pueda desarrollar su propio proyecto de vida en condiciones de dignidad
(p. 37). 3. Plazo para poder volver a contraer matrimonio El Código Civil Federal establece
que la mujer no puede contraer matrimonio nuevamente sino hasta pasados 300 días de
la disolución del anterior, a menos de que dentro de ese plazo dé a luz un hijo. En otros
casos, los códigos civiles establecen la obligación de practicarse una prueba de emba55
Amparo directo en revisión 670/2021, fallado el 27 de octubre de 2021. El caso se analizó
en relación con los requisitos de validez del concubinato, sin embargo, el mismo requisito
está regulado en las uniones matrimoniales. Las uniones: matrimonio y concubinato 75
razo, cuyo resultado positivo debe comunicarse al oficial del Registro Civil para que
rectifique la voluntad de las partes de contraer matrimonio.56 Esta restricción sin duda
asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que tendrían que ser analizados a
la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades establecían un plazo
mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en posibilidad
de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte estableció
que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad, pues
aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la familia,
no es idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de organización y
desarrollo de la familia que no corresponde con el principio de protección familiar
establecido en el artículo 4 constitucional. IV. El matrimonio y los bienes En este apartado
se describen algunas de las regulaciones sobre bienes del matrimonio, como los
regímenes patrimoniales y las donaciones. Otras consecuencias de estas reglas de
distribución, ya sea derivadas de la separación o de sistemas de seguridad social no
enmarcados tradicionalmente en el derecho familiar, se analizan con posterioridad. 1.
Regímenes patrimoniales Los regímenes patrimoniales del matrimonio regulan las
relaciones sobre los bienes entre cónyuges. De acuerdo con la Suprema Corte, son la
solución que el ordenamiento jurídico ofrece para responder a las necesidades del grupo
familiar originado en el matrimonio, tanto en el aspecto interno (en relación con la
contribución de cada cónyuge a las cargas familiares), como en el externo (relativo a la
responsabilidad de los cónyuges frente a terceros acreedores por las deudas familiares).
En principio, las reglas legales de cada régimen económico permiten a los cónyuges pactar
los aspectos específicos del régimen al cual se acogen, a través de las capitulaciones
matrimoniales, y cuando los cónyuges no hagan uso de la autonomía de su voluntad en el
aspecto económico referido, la ley establece las previsiones supletorias necesarias para
normarlo.57 56 Véanse, por ejemplo, artículos 155 del Código Civil de Baja California y 165
del Código Civil de Baja California Sur. 57 Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera
Sala, 13 de mayo de 2020. 76 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández A diferencia de la regulación del matrimonio, los regímenes patrimoniales no
tuvieron un gran número de cambios durante la historia. Durante la primera época del
México independiente continuó la vigencia de la normativa colonial, en la que Las Partidas
establecían un régimen de gananciales, que generaba una comunidad de bienes a partes
iguales entre los cónyuges, pero administrada en todo por el esposo.58 La vigencia de este
régimen continuó con la Ley Orgánica del Registro Civil, que hacía referencia a las
gananciales como el único régimen patrimonial aplicable al matrimonio.59
Posteriormente, el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de
1870 incorporó el régimen de separación de bienes, que permitía a los cónyuges conservar
la propiedad y la administración de los bienes que pertenecían a cada uno, lo mismo que
los frutos y accesiones de dichos bienes. En este régimen eran propios de cada uno de los
esposos los salarios, sueldos, emolumentos y ganancias obtenidos por servicios
personales, por el desempeño de un empleo, por el ejercicio de su profesión, comercio o
industria.60 Las disposiciones se replicaron en el Código de 1884, que estuvo vigente
hasta la Ley de Relaciones Familiares de 1917. La administración de los bienes en la
sociedad conyugal seguía en manos del hombre, la mujer se encontraba limitada
legalmente para participar en una buena parte de actos jurídicos y la sociedad conyugal
fue el régimen más utilizado. Con el régimen revolucionario, la Ley de Relaciones
Familiares de 1917 terminó con la sociedad legal de gananciales como el régimen
presupuesto para el matrimonio (regla subsidiaria o de default). La nueva ley estableció
que, a falta de acuerdo en contrario, cada cónyuge seguiría siendo dueño de sus bienes y
de los frutos o rendimientos que le produjeran. Dado que la ley incorporó el divorcio
vincular, este cambio de normas estaba pensado (paradójicamente) para evitar abusos
sobre los bienes de las mujeres, que podrían contraer matrimonio y ser abandonadas, con
lo que perderían la mitad de su patrimonio.61 58 Brena, Ingrid, “Los regímenes
patrimoniales del matrimonio en el siglo XIX en México”, en Bernal, Beatriz (coord.),
Memoria del IV Congreso de Historia del Derecho Mexicano, t. I, Ciudad de México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1986. 59 Ramírez, Benito, “Evolución histórica de los
regímenes patrimoniales del matrimonio en la legislación civil federal mexicana”, Revista
Mexicana de Historia del Derecho, pp. 85-112, 2018. 60 Idem. 61 Adame, Jorge, op. cit. Las
uniones: matrimonio y concubinato 77 Actualmente, la regulación jurídica del
matrimonio, también en relación con los bienes, refleja la intención de conciliar la
necesidad de garantizar el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las dos personas
contrayentes y la de someter esa autonomía a límites derivados del interés público y
social para proteger la organización y el desarrollo integral de los miembros de la familia.
En una sociedad desigual, la conclusión sobre si efectivamente ese es el impacto de la
regulación patrimonial sobre el matrimonio no es muy clara. Sobre la regulación actual,62
existen tres conceptos importantes: 1. La sociedad conyugal63 es la comunidad de bienes
entre consortes que “por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de
mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges”,64 les da derecho igual
sobre los bienes, de manera que participan por mitad en los beneficios y en las cargas y
tienen igual derecho sobre la administración de los bienes comunes. En las cuestiones
particulares sobre la sociedad son aplicables las disposiciones legales sobre copropiedad.
Esta sociedad se constituye con el objetivo de lograr el sostenimiento del hogar y cubrir
los gastos de la familia, por lo que las aportaciones de los cónyuges están destinados a
esos fines comunes, cuando no existen capitulaciones matrimoniales en contrario. 2. Por
su parte, la separación de bienes65 es el régimen en el cual cada parte mantiene su masa
patrimonial de forma independiente. Sobre este régimen, la Corte ha precisado que no
puede entenderse como una situación propia de dos personas extrañas cuyos patrimonios
se yuxtaponen y se comparan en un determinado momento. El régimen de separación de
bienes es, antes que nada, un régimen económico matrimonial y, por tanto, es un
esquema en el que los derechos de propiedad son necesariamente armonizados con la
necesidad de atender a los fines básicos e indispensables de esta institución.66 3. Las
capitulaciones matrimoniales (artículos 189 y 190 del Código Civil), como señalamos, son
los pactos que las o los consortes celebran para constituir tanto la sociedad conyugal
como la separación de bienes y reglamentar su administración. A través de un pacto,
convenio o acuerdo, que se puede modificar incluso durante la vi62 Véanse los artículos
178 a 182 Sextus del Código Civil para el Distrito Federal. 63 Véanse adicionalmente los
artículos 183 a 206 bis del mismo código. 64 Contradicción de tesis 89/96, SCJN, Primera
Sala, 28 de marzo de 2001 65 Véanse los artículos 207 a 231 del código. 66 Amparo directo
en revisión 2730/2015, SCJN, Primera Sala, 23 de noviembre de 2016. 78 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández gencia del matrimonio, las partes
deciden sobre el destino de los bienes y su libertad configurativa está limitada
únicamente por las razones establecidas en la ley, que buscan evitar acuerdos que
generen inequidad o desventaja. 2. Temas especiales sobre matrimonio y bienes a. Bienes
que integran la sociedad conyugal Un problema común en los juicios familiares es saber
qué bienes integran la sociedad conyugal. En general y para Ciudad de México, de acuerdo
con el artículo 183 del Código Civil, los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán
parte de la sociedad conyugal, salvo pacto en contrario. Sobre el tema, en 2010 la Corte
resolvió una contradicción de criterios entre tribunales de Zacatecas. Un tribunal
determinó que a falta de capitulaciones matrimoniales todos los bienes obtenidos por los
cónyuges durante el matrimonio debían considerarse parte de la sociedad, entendida
como una comunidad universal de bienes de las partes, pues ello era coherente con “la
conciencia de que el matrimonio es una unión de esfuerzo, colaboración, trabajo y fin
común, que no se distinguía en relación con los bienes”. Por su parte, otro tribunal
determinó que, a falta de capitulaciones, la determinación sobre los bienes que integran
la sociedad debía responder a las reglas generales de interpretación de los contratos, por
lo que los bienes adquiridos a título gratuito, por herencia, donación o don de la fortuna,
no forman parte del patrimonio común. Al resolver la contradicción,67 la Corte determinó
que ante la ausencia de capitulaciones matrimoniales, los bienes adquiridos por uno solo
de los cónyuges a título gratuito, por donación, herencia, legado o fortuna, no forman
parte del patrimonio común de la sociedad conyugal, sino que debía atenderse a la
regulación del sistema legal de gananciales, lo que busca alcanzar la justicia y equidad en
la distribución de la riqueza obtenida durante el matrimonio. Destaca de esta resolución
que la razón medular del régimen de gananciales es reconocer la participación, trabajo,
colaboración y esfuerzo de ambos cónyuges para la obtención de un fin común. 67
Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera Sala, 13 de mayo de 2020. Las uniones:
matrimonio y concubinato 79 b. Robo entre cónyuges Los casos en los que se ha
reclamado robo entre personas casadas también han permitido definir el alcance de los
regímenes patrimoniales y el derecho individual de los cónyuges respecto de los bienes. El
robo simple entre cónyuges68 se puede configurar incluso cuando se comete en relación
con un bien que pertenece a la sociedad conyugal, pues estos bienes están destinados a
realizar los fines comunes del matrimonio, por lo que su dominio y administración residen
en ambas partes de forma igual. El criterio fue reiterado en la acción de
inconstitucionalidad 81/2019: el matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal no
implica en automático la conformación de un solo patrimonio en el que ambos cónyuges
se vuelven propietarios de los bienes adquiridos a partir de la constitución de la sociedad.
c. Donaciones relacionadas con el matrimonio Por último, repasaremos algunos de los
criterios vigentes en relación con las donaciones en el matrimonio. Los códigos civiles
regulan un régimen de excepción para las donaciones antenupciales y entre consortes
(cónyuges) que varía en cada estado. En Ciudad de México las donaciones antenupciales y
durante el matrimonio son revocables en cualquier tiempo y sin expresión de causa, se
confirman únicamente con la muerte del donante (artículos 219 a 231 del Código Civil).69
En diversos asuntos se ha analizado si la revocación de donaciones viola el derecho a la
propiedad de la parte donataria (en los casos los bienes fueron donados por hombre a
mujeres), al no poder disponer plenamente del bien sino hasta la muerte del donatario. La
Corte ha concluido en cada caso que estas reglas específicas no violan el derecho a la
propiedad porque las donaciones entre consortes o personas que pretenden contraer
matrimonio no buscan “salvaguardar el incremento cuantitativo de riqueza de una
persona, sino la posibilidad de que, a través de los bienes respectivos, pueda realizar un
proyecto de vida”.70 68 Contradicción de tesis 46/2002, SCJN, Primera Sala, 22 de
noviembre de 2002 y 7 de febrero de 2003. 69 Algunos precedentes sobre el tema son los
ADR 3979/2018, 7808/2018, ADR 4270/2019 y ADR 2480/2019. 70 Amparo directo
31/2020, párr. 97; contradicción de tesis 268/2021. 80 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del
Carmen Treviño Fernández Este criterio también fue reiterado en los casos de revocación
ocurridos después del divorcio. A pesar de que la revocación de donaciones afecta el
proyecto de vida de quien recibe el bien y podría analizarse desde sus potenciales efectos
adversos para determinado grupo, hasta ahora las resoluciones en esta materia han
estado orientadas a establecer que las reglas de revocación no son inconstitucionales,
pues no se verifica en los casos una confrontación con los derechos humanos de las
partes. 3. El trabajo doméstico como aportación económica La división sexual del trabajo
en la familia (bajo la cual los hombres se dedican al trabajo fuera del hogar y las mujeres
al cuidado del hogar y de los hijos) y la ausencia de valoración económica del trabajo de
cuidados generaron una desventaja histórica que afecta de forma desproporcionada a las
mujeres. En reconocimiento de este problema, convenciones internacionales como la
CEDAW han establecido normas que determinan que es obligación de los Estados
garantizar la igualdad de derechos en el matrimonio para las partes, lo que implica la
necesidad de crear condiciones de igualdad en lo patrimonial y reconocer el aporte de las
labores de cuidado desempeñadas en la familia. De este modo, las reformas al Código Civil
del Distrito Federal de mayo del 2000 reconocieron que el desempeño del trabajo en el
hogar o el cuidado de los hijos es una contribución económica al sostenimiento del hogar.
Entre otros temas, el cambio legal dio lugar a la compensación económica o
indemnización. Esta figura fue replicada luego en otros códigos civiles y permite que,
incluso cuando el matrimonio no se celebró conforme al régimen de sociedad conyugal, la
parte que se dedicó a este “trabajo del hogar” tiene derecho a reclamar un porcentaje de
los bienes obtenidos durante la relación.71 Ejercicio 5. Lo mío es mío y lo tuyo es de los
dos 1. Compara las reglas patrimoniales del matrimonio de México con otros países del
mundo. ¿Cuál es la regla subsidiaria (o de default) ante la falta de convenio expreso entre
las partes? 2. ¿A quién beneficia y a quién perjudican la regla de default? ¿Qué principios
están detrás de reconocer la voluntad de las partes en la determinación de sus bienes?
¿Qué principios estarían detrás de reconocer la sociedad conyugal como la regla de
default? 71 La compensación económica es abordada en otro capítulo de esta obra. Las
uniones: matrimonio y concubinato 81 3. ¿Cuál es la justifi cación para considerar que la
donaciones entre cónyuges son revocables? ¿Cómo se relaciona la revocabilidad de las
donaciones con la “excepcionalidad del derecho de familia” analizada en la introducción a
este libro?¿Estás de acuerdo con las resoluciones de la Corte que sostienen que es
constitucional la revocabilidad de las donaciones entre cónyuges/consortes? ¿Bajo qué
otros principios o derechos constitucionales podría analizarse esta fi gura? D.
CONCUBINATO: EL “OTRO MEDIO” PARA FORMAR UNA FAMILIA Como mencionamos al
inicio de la sección anterior, las dinámicas para conformar una familia han estado siempre
en cambio. Resalta que mientras el número de matrimonios que se celebra y que
prevalece va en decremento, el número de uniones en concubinato, comúnmente
llamadas unión libre, ha aumentado con el tiempo. Las estadísticas de nupcialidad del
INEGI muestran un aumento de casi tres puntos de personas que viven en este tipo de
unión. Antes de exponer cuestiones sobre la regulación de esta unión, es conveniente
repasar la historia de su reconocimiento en el derecho mexicano. Cuadro 2. Nupcialidad
en México 2015-2020 Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),
Nupcialidad, 2020. 82 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández I.
¿Quién determina cuál es “la forma moral de fundar una familia”? La historia del
concubinato en México está marcada por ser un tipo de unión con menor reconocimiento
jurídico que el matrimonio. En la sección anterior desarrollamos cómo el matrimonio,
legislado en gran medida a la luz de los cánones de la Iglesia católica, se configuró no sólo
como la mejor opción, sino como la única alternativa que merecía reconocimiento por
parte de las autoridades para formar una familia, aun cuando no necesariamente era el
tipo de unión más recurrida entre la población. En este sentido, algunos estudios
históricos apuntan, por ejemplo, a que la proporción de nacimientos fuera del matrimonio
durante la época colonial alcanzó 60%.72 Como describimos antes, los motivos para
casarse no siempre estuvieron relacionados con los sentimientos y proyectos de vida de
las personas contrayentes. En la Nueva España, la implantación del matrimonio como la
unión legitimada por el Estado y la religión estuvo asociada al trasfondo español, la Iglesia
católica y las Leyes de Indias con respecto a la herencia y los derechos de propiedad. Raza,
clase y matrimonio en la Nueva España: estado actual del debate Elizabeth Anne
Kuznesof73 La nueva colonia española también estuvo sometida a los decretos del
Concilio de Trento, que asumió una postura enérgica en contra del concubinato al
considerar pecaminosa y emprender acción contra la cohabitación entre personas que no
tuviesen impedimento de casarse. Además, la legitimación de uniones también estaba
relacionada con una política orientada a preservar las castas; aunque el matrimonio entre
nativos y españoles era legítimo, por ejemplo, “la corona se mostró desfavorable a las
uniones entre españoles y africanos o castas, y se opuso resueltamente a los matrimonios
entre indios y africanos o mulatos”. En lo tocante a los matrimonios entre indios y negros
o multados, la Audiencia de México recomendó que “se dieran órdenes especiales a los
curas párrocos para que, en caso de que algún indio deseara contraer matrimonio con una
persona perteneciente a estas castas, él y sus padres ... recibieran una advertencia y una
explicación del grave daño ... que tales uniones les causaran a ellos, a sus familias y
pueblos, además de hacer que sus descendientes fueran incapaces de ocupar un cargo
municipal de honor en que se permite servir sólo a los indios de raza pura”. 72 Kuznesof,
Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: Estado actual del debate”,
en Familias novohispanas, siglos XVI al XIX, 1991. 73 Lo siguiente se transcribe de
Kuznesof, Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: Estado actual
del debate”, en Familias novohispanas, siglos XVI al XIX, 1991. Las uniones: matrimonio y
concubinato 83 Parte de la actitud hacia los matrimonios interraciales y hacia los retoños
de las uniones interraciales era resultado del concepto de “limpieza de sangre” que había
cobrado reciente importancia en España después del siglo xvm, y que, con el tiempo,
también adquirió importancia en las colonias españolas. Esta idea sugería que las castas
necesariamente eran de personas menos dignas y menos decentes que los españoles de
sangre pura. La corona siguió, en adelante, una política de “separación de las razas”, a la
vez para mantener a los españoles limpios de sangre oscura y para proteger a los indios de
la influencia maligna y nociva de las castas. Tales ideas acabaron por ser incorporadas en
varios tipos de legislación, e impedían a las castas ingresar en ciertas ocupaciones o
escuelas. De esta forma, la historia del concubinato y su legislación no pueden entenderse
lejos del carácter irregular y perseguido que tuvo durante muchos años y que generó
consecuencias negativas concretas en los derechos de las personas, especialmente de
niñas y niños nacidos en este tipo de relaciones, y en los efectos patrimoniales de las
uniones. Al mismo tiempo, la regulación también tuvo su impacto en cuanto a las políticas
raciales y de clase de la época, al ser una herramienta mediante la que se regulaba la
posibilidad o no de acceder a determinados beneficios derivados de las relaciones
familiares. Los efectos legales del concubinato fueron reconocidos y regulados sólo hasta
la emisión del Código Civil para el Distrito Federal de 1928.74 La necesidad de su
regulación fue atribuida principalmente a la prevalencia de este tipo de uniones entre la
población; sin embargo, el reconocimiento de efectos se materializó principalmente con el
objetivo de garantizar protección a hijos e hijas producto de tales uniones, aunque siguió
considerándose al matrimonio como la forma legal y moral de formar una familia.75 La
admisión del concubinato como una forma de constituir una familia ganó
progresivamente efectos legales al reformarse el artículo 1635 en 1983, que reconoció el
derecho del concubino a heredar (que antes correspondía únicamente a la mujer).
Posteriormente, en 1983 se admitió que el concubino y la concubina tendrían en la
sucesión legítima los mismos derechos que los esposos. La postura de equiparar
progresivamente los derechos en el concubinato a los obtenidos con el matrimonio tuvo
continuidad en las siguientes reformas, por lo que en 1997 la legislación sobre violencia 74
Adame, Jorge, op. cit. 75 Adame, Ángel, “La génesis del Código Civil de 1928”, en
Domínguez, Jorge y Sánchez, José, 80 años de vigencia del Código Civil para el Distrito
Federal, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2009. 84 Isabel
Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández familiar reconoció que se
trataba de hechos que también podían darse en el concubinato.76 Por su parte, el
reconocimiento de derechos entre concubinos no fue idéntico al de hijos e hijas
procreados en el concubinato. La Ley de Relaciones Familiares de 1917 eliminó la
diferencia entre hijos “naturales” (nacidos fuera del matrimonio) y “espurios” (resultado
de uniones de personas que no podían casarse entre sí). Sin embargo, la distinción entre
hijos “legítimos” (nacidos en el matrimonio) e hijos “naturales” prevaleció hasta el Código
de 1928, en el que fue eliminada y los derechos fueron igualados. Esta tendencia
igualadora se consolidó con la reforma del año 2000. De acuerdo con Sosa, en ese
momento el concubinato “pasó de ser una peculiaridad atípica tolerada por el legislador y
regulada de manera incidental a convertirse en un auténtico equivalente del matrimonio”.
Esta reforma estableció derechos alimentarios y el reconocimiento general de la
aplicabilidad de todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia a este tipo de
uniones.77 II. Requisitos para la configuración del concubinato en la regulación vigente
Luego de la etapa de prohibición y condena, el concubinato se reconoce hoy como un tipo
de unión autónoma. Sin embargo, a pesar de estar diferenciada del matrimonio, los
requisitos sobre los que fue construido su reconocimiento no se encuentran alejados de la
misma lógica que esa institución que, como señalamos, está íntimamente ligada con
determinados preceptos religiosos. Código Civil para el Distrito Federal CAPITULO XI Del
concubinato (REFORMADO, G.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009) ARTICULO 291 Bis.— Las
concubinas y los concubinos tienen derechos y obligaciones recíprocos, siempre que sin
impedimentos legales para contraer matrimonio, han vivido en común en forma
constante y permanente por un período mínimo de dos años que precedan
inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que alude este capítulo.
76 Adame, Jorge, op. cit. 77 Sosa, Fernando, El concubinato y su dimensión patrimonial.
Evolución y perspectivas, México, Tirant Lo Blanch, 2021. Las uniones: matrimonio y
concubinato 85 No es necesario el transcurso del período mencionado cuando, reunidos
los demás requisitos, tengan un hijo en común. Si con una misma persona se establecen
varias uniones del tipo antes descrito, en ninguna se reputará concubinato. Quien haya
actuado de buena fe podrá demandar del otro, una indemnización por daños y perjuicios.
(ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) Los Jueces del Registro Civil podrán recibir
declaraciones con relación a existencia o cesación de concubinato, existencia o cesación
de cohabitación y otros hechos relativos a relaciones de pareja que no constituyan
modificaciones al estado civil, y que las personas deseen hacer constar, ante el referido
Juez del Registro Civil. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) Los Jueces del
Registro Civil harán constar por escrito y en los formatos que al efecto se aprueben, las
declaraciones emitidas por las personas que acudan a formular las mismas. Estos
formatos serán conservados por la Dirección General del Registro Civil y se podrán expedir
constancias de las mismas, las cuales sólo acreditan el hecho de la comparecencia y de
haber emitido las declaraciones en ella contenidas. Las constancias emitidas por Dirección
General del Registro Civil en los términos del presente artículo no constituyen
modificaciones al estado civil de las personas, circunstancia que se asentará en los
formatos respectivos. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) En caso de que,
mediante las declaraciones se pretenda hacer constar actos que pudieran constituir un
ilícito o una modificación al estado civil de las personas, el Juez del Registro Civil podrá
negar el servicio, fundando y motivando su negativa. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE
2000) ARTICULO 291 Ter.— Regirán al concubinato todos los derechos y obligaciones
inherentes a la familia, en lo que le fueren aplicables. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE
2000) ARTICULO 291 Quáter.— El concubinato genera entre los concubinos derechos
alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás derechos y obligaciones
reconocidos en este código o en otras leyes. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE 2000)
ARTICULO 291 Quintus.— Al cesar la convivencia, la concubina o el concubinario que
carezca de ingresos o bienes suficientes para su sostenimiento, tiene derecho a una
pensión alimenticia por un tiempo igual al que haya durado el concubinato. No podrá
reclamar alimentos quien haya demostrado ingratitud, o viva en concubinato o contraiga
matrimonio. El derecho que otorga este artículo podrá ejercitarse solo durante el año
siguiente a la cesación del concubinato. Como puede observarse de la regulación vigente
en el Código Civil para el Distrito Federal, los requisitos fundamentales para la
configuración del matrimonio son: a) No tener impedimentos legales para contraer
matrimonio. 86 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández b)
Cohabitación constante y permanente por un periodo mínimo de dos años previos
inmediatos o un hijo en común. Como el mismo artículo destaca, la configuración de una
relación de este tipo es excluyente del reconocimiento de otras y, como en el matrimonio,
la buena fe de las partes es considerada para efectos de daños y perjuicios. Al ser una
relación de hecho, cuya configuración permite pero no depende de un reconocimiento
oficial, diversos problemas jurídicos se relacionan con sus características. El Código regula
la posibilidad de recibir declaraciones voluntarias sobre la existencia o término de estas
relaciones, que no afecta el estado civil de las personas declarantes. La constancia de
declaración de cesación o de existencia del concubinato está regulada en el Reglamento
del Registro Civil del Distrito Civil, cuyo artículo 40 bis establece que la comparecencia de
las concubinas y los concubinos únicamente acredita ese hecho y haber emitido las
declaraciones contenidas en la declaración, y establece los requisitos documentales que la
pareja debe presentar. Reglamento del Registro Civil del Distrito Federal Artículo 40 bis.—
El Juez hará constar por escrito las declaraciones de las y los concubinos, en términos de lo
establecido en el artículo 291 bis del Código Civil del Distrito Federal, emitidas por las
personas que acudan a formular las mismas; pudiendo expedirse constancias de dichas
declaraciones, las cuales sólo acreditan el hecho de la comparecencia y de haber emitido
las declaraciones en ella contenidas. Las constancias emitidas no constituyen modificación
del estado civil de las personas. Para la Constancia de declaración de existencia de
concubinato, los solicitantes deberán añadir a su solicitud: 1. Original y copia de
identificación oficial de ambos; 2. Copia certificada, de reciente expedición, y copia simple
de acta de nacimiento de los concubinos; 3. Copia certificada, de reciente expedición, y
copia simple de acta de nacimiento de los hijos, en caso de haberlos; 4. Original y copia de
comprobante del domicilio en el que habitan, y 5. Original y copia de constancia de
inexistencia matrimonio de ambos, no mayor a tres meses. Para la Constancia de
declaración de cesación de concubinato, los solicitantes deberán añadir a su solicitud: 1.
Original y copia de identificación oficial de ambos; 2. Copia certificada, de reciente
expedición y copia simple de acta de nacimiento de los concubinos; 3. Copia certificada,
de reciente expedición, y copia simple de acta de nacimien- Las uniones: matrimonio y
concubinato 87 to de los hijos, en caso de haberlos, y 4. Original y copia de comprobante
del domicilio en el que habitan. En caso de que, mediante las declaraciones se pretenda
hacer constar actos que pudieran constituir un ilícito o una modificación al estado civil de
las personas, el Juez del Registro Civil podrá negar el servicio, fundando y motivando su
negativa. Sobre esta constancia conviene tener en cuenta que en la contradicción de tesis
163/2007 la Primera Sala reafirmó que se trata de una diligencia voluntaria, que no puede
exigirse para el reconocimiento de derechos como los alimentarios ni para el
establecimiento de medidas provisionales para el aseguramiento de esos derechos; en ese
asunto, la Suprema Corte estableció que exigir tal constancia implicaría establecer un
sistema asimétrico entre los juicios que enfrentan las personas casadas y las que vivieron
en concubinato, contrario al derecho a la igualdad. Por su parte, los artículos 291 ter,
quáter y quintus dan cuenta de la equiparación de derechos mencionada previamente.
Existe un reconocimiento formal de derechos sucesorios y alimentarios equiparables a los
obtenidos con el matrimonio, sin embargo, en la práctica los problemas en torno a la
exigencia de esos derechos están frecuentemente ligados con la necesidad de
comprobación de una relación y con muchos otros supuestos en que la vida cotidiana se
desarrolla. Tal como en el matrimonio, los requisitos para su configuración han sido
puestos bajo la lupa en diversos asuntos de la Suprema Corte que, a la luz del nuevo
paradigma del derecho de familia y del derecho a la igualdad, ha dado pie a
razonamientos novedosos. 1. Libre de impedimentos para contraer matrimonio En
relación con el requisito de estar libre de impedimentos para contraer matrimonio,
destaca el amparo directo en revisión 230/2014. En el caso, una mujer con diagnóstico de
cáncer demandó el pago de alimentos del hombre con el que estuvo unida en una relación
de pareja durante 40 años. El señor se negó al pago y argumentó que la señora no tenía
derecho a pedirlo, dado que entre ellos no se había configurado una relación de
concubinato porque durante su relación él estaba casado con otra persona. La cuestión
era determinar si el requisito de estar libre de impedimentos para contraer matrimonio se
constituía como un impedimento para configurar concubinato y, con él, los derechos
inherentes a esta relación, como los alimentos. En el caso, la Sala consideró que las
familias constituidas por parejas de hecho que conviven de manera constante y estable,
con base en 88 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández vínculos de
solidaridad, afectividad y ayuda mutua, también son sujetos del derecho constitucional a
la protección familiar, por lo que las personas que integren uniones familiares que
actualizan estas características tienen derecho a beneficiarse de las protecciones mínimas
que prevé el derecho de familia, como son las obligaciones alimentarias. Es decir, la
resolución soslayó el cumplimiento de los requisitos formales con el fin de preservar el
derecho a la igualdad y la protección familiar. Un caso similar fue resuelto en el amparo
directo en revisión 3727/2018, relativo también a derechos alimentarios en una relación
de pareja en que la persona demandada estaba unida en matrimonio a otra persona. En
este asunto las consideraciones de la Corte estuvieron particularmente orientadas al
análisis de la libertad configurativa del legislador, sobre la que señaló que el
establecimiento de requisitos como estar libre de matrimonio no encuentra una
justificación constitucional, sino que deja en desprotección a los núcleos familiares
formados al margen de estas reglas. De esta forma, también reconoció que el matrimonio
y el concubinato pueden coexistir y que la ley no puede privilegiar un modo de
convivencia sobre otro. El mismo argumento de protección familiar fue fundamental en el
reconocimiento de parejas del mismo sexo de acceder al concubinato, que fue estudiado
en los amparos en revisión 48/2016, 1127/2015, 582/2016, entre otros. 2. Cohabitación
constante y permanente El segundo requisito, relativo a la cohabitación constante y
permanente por un periodo mínimo previo, también ha sido motivo de análisis por parte
de la Corte. La regla de dos años se encuentra vigente en la legislación de Ciudad de
México, sin embargo, es un periodo que puede variar entre las legislaciones locales y cuya
fijación fue analizada por la Primera Sala en el ADR 1766/2021. En el caso, luego de la
muerte de su concubino una mujer demandó el reconocimiento de su carácter de
concubina y el pago proporcional de la pensión alimentaria correspondiente. La solicitud
fue negada dado que la legislación del estado de Jalisco establece un plazo mínimo de
cinco años para la configuración del concubinato, por lo que la demandante planteó en su
recurso de revisión la inconstitucionalidad de las disposiciones aplicadas. La Primera Sala
concluyó que resulta contrario al principio de protección integral de la familia negar el
reconocimiento de un concubinato únicamente con base en el incumplimiento del plazo
prescrito por el legislador, Las uniones: matrimonio y concubinato 89 pues la aplicación de
esta regla sería excluyente de aquellas parejas que emprenden un proyecto de vida
común, fundado en la afectividad, el consentimiento y la solidaridad con la finalidad de
convivir de forma estable, pero que no alcanzan a satisfacer el requisito de temporalidad.
De esta forma, estableció que la temporalidad puede ser una condición suficiente, pero no
necesaria para acreditar el concubinato y que se debe adoptar un modelo flexible e
idóneo para la acreditación de estas uniones, capaz de garantizar la protección de las
estructuras familiares que no se ajustan a una visión estricta y limitante, pero que son
igualmente merecedoras de protección legal y constitucional. 3. Elementos del
concubinato La construcción jurisprudencial del concubinato en general destaca tres
elementos como los básicos para identificar una relación como concubinato: a)
estabilidad, b) afectividad, c) solidaridad y ayuda mutua.78 Según el último criterio de la
SCJN, los tribunales pueden tomar en cuenta como el punto de partida para determinar la
existencia del concubinato lo siguiente: a. El nivel de compromiso mutuo; b. La existencia
de una relación estable de carácter sentimental entre las partes; c. La existencia de un
domicilio común, su naturaleza y alcance; d. Las relaciones de dependencia económica
que puedan existir entre las partes; e. La conformación de un patrimonio común;79 f. Los
aspectos públicos de la relación; g. Las contribuciones pecuniarias o de otro tipo
realizadas por las partes; h. El posible perjuicio de las partes en caso de negarse la
declaratoria;80 78 Amparo directo en revisión 1766/2021, SCJN, Primera Sala, 18 de mayo
de 2022. 79 Sobre el punto se precisó que “la juzgadora o el juzgador debe ir más allá de
los elementos formales como, por ejemplo, la existencia de títulos de propiedad o
antecedentes registrales, privilegiando la intención común de las partes al momento de
adquirir, conservar o mejorar dicho patrimonio.” 80 Aquí se aclaró que “la juzgadora o el
juzgador debe incorporar elementos como los costos de oportunidad, capacidad
económica y cualquier otro que resulte relevante dentro de este contexto.” 90 Isabel
Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández i. Cualquier otro elemento que
permita al tribunal discernir la existencia de elementos de solidaridad, afectividad y ayuda
mutua entre las partes. El precedente es enfático en precisar que es una lista enumerativa
y no limitativa, esto es, puede haber otros factores, y añade que ninguno de dichos
indicios es indispensable ni posee mayor relevancia que los demás. Se concluye que tanto
las legislaturas como los tribunales se encuentran en libertad de incorporar elementos
adicionales, con la única condición de que éstos no tengan por efecto excluir o privilegiar
indebidamente a uno o más modelos particulares de familia. III. El concubinato y los
bienes A diferencia de otros temas, en relación con los derechos patrimoniales la
asimilación del concubinato y el matrimonio ha recibido mayor reticencia.81 Aunque
existe diversidad en las legislaciones familiares82 sobre cómo se regulan los bienes al
concluir el concubinato, muchas no establecen un régimen patrimonial supletorio, como
en el caso del matrimonio. En general, se ha reconocido el derecho de sus integrantes a la
compensación económica y a los alimentos.83 La mayoría de los casos sobre concubinato
que ha resuelto la SCJN recientemente navegan la tensión entre equiparar los
concubinatos y otras uniones familiares con el matrimonio para concluir que —con base
en el derecho al libre desarrollo de la personalidad— así como existe el derecho a
contraer matrimonio, también existe el derecho a no casarse. La contraposición de los
derechos a la protección familiar basada en la solidaridad, el derecho a la 81 Sosa,
Fernando, op. cit. 82 Para mayor claridad, retomamos la clasificación que se realiza en la
sentencia del ADR 597/2014, en el párrafo 75, que además relata que “Regulan la
terminación de las relaciones económicas surgidas del concubinato: Guerrero (los bienes
se rigen como en la sociedad conyugal), Hidalgo (recibe una compensación por el total de
multiplicar cuatro meses por cada año de relación por el salario mínimo diario integrado
vigente en Hidalgo, y sólo es aplicable al concubinato declarado judicialmente), Querétaro
(los bienes se rigen como en la comunidad de bienes), Tlaxcala (los bienes se rigen como
en la sociedad conyugal), Yucatán (los bienes se rigen como en la separación de bienes, no
se obtiene ninguna compensación) y Zacatecas (cada concubino obtiene el cincuenta por
ciento de los gananciales)”. 83 El tema se aborda en otro capítulo de esta obra. Las
uniones: matrimonio y concubinato 91 igualdad y al reconocimiento del trabajo en el
hogar, frente al libre desarrollo de la personalidad están presentes en toda esta
jurisprudencia.84 La respuesta de la Corte parece apuntar hacia reconocer la autonomía
de las personas al no someterlas a los regímenes patrimoniales previstos para el
matrimonio, pero, al mismo tiempo, establecer un piso mínimo de responsabilidad
familiar. Esto último para reconocer —con perspectiva de género— el trabajo en el hogar
y garantizar la estabilidad de las personas que pudieran encontrarse en situaciones de
vulnerabilidad derivadas de un rompimiento familiar. La primera resolución que destaca
es el ADR 597/2014, en el que una mujer reclamó que la falta de establecimiento de un
régimen patrimonial en el concubinato resultaba discriminatoria para las personas que
formaban este tipo de uniones. La Suprema Corte determinó que no equiparar la
regulación del matrimonio con el concubinato en este aspecto no resulta inconstitucional
ni discriminatorio, pues para el establecimiento de un régimen patrimonial se requiere la
declaración de voluntad de las partes. En este sentido, el concubinato es una unión
personal sin mayores formalidades, de la que el sistema jurídico no puede presumir que
las personas quieran voluntariamente adquirir mayores obligaciones más allá de lo
personal y ayuda mutua que se propicien durante su relación; señaló que fijar un régimen
patrimonial implicaría crear consecuencias jurídicas complejas que las partes no
manifestaron querer, lo que atentaría contra la “naturaleza” de la relación. En el mismo
sentido se pronunció la Sala en el ADR 4116/2015, en el que agregó que la distinción entre
matrimonio y concubinato está justificada en el respeto y garantía del derecho al libre
desarrollo de la personalidad de los concubinos: [U]na persona soltera tiene la libertad de
decidir vivir en pareja y, en ese supuesto, puede hacerlo mediante el matrimonio o
eventualmente actualizar un concubinato. Una de las razones para optar por el segundo
puede ser, claramente, el hecho de que no se crea una relación de estado ni todo el
entramado jurídico de obligaciones y deberes que conlleva el matrimonio,
particularmente sus eventuales consecuencias patrimoniales. Mientras que este último
exige una serie de formalidades legales y da lugar, por mandato legal, a un catálogo
obligacional libremente aceptado por los contrayentes, el concubinato encuentra su
origen en la vida en 84 Véase Treviño Fernández, Sofía del Carmen, Roldán Orozco, Omar
Giovanni y Rubio Rufino, Isabel Lucía, Cuaderno de jurisprudencia núm 4. Concubinato y
uniones familiares, México, CEC-SCJN, 2020. 92 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del
Carmen Treviño Fernández común de sus miembros sin que exista una manifestación
expresa de la voluntad. Es precisamente el respeto a esa voluntad no exteriorizada,
anclada en el libre desarrollo de la personalidad, lo que persigue el legislador al
abstenerse de establecer presuntivamente un régimen patrimonial específico para los
concubinos (párr. 45). Ejercicio 6. ¿El derecho a no casarse? En algunos asuntos, la SCJN
declaró inconstitucional el artículo 273, párrafo tercero, del Código Civil de Querétaro que
establece un régimen de comunidad de bienes en casos de concubinato. Se consideró que
es violatorio del derecho a la libre autodeterminación de los concubinos al establecer, sin
posibilidad de elección, un régimen patrimonial en el concubinato, pues aunque es una
medida orientada a la protección de la familia, no es razonable ni proporcional.85 1. Ante
la historia del concubinato y el acceso al matrimonio, así como las múltiples razones por
las que la gente decide o no casarse, ¿estás de acuerdo con la decisión de la Corte para
Querétaro? Si tanto el matrimonio como el concubinato pueden generar situaciones de
dependencia económica, ¿está justificado eliminar la sociedad de bienes prevista por el
legislador para casos de concubinato?, ¿qué pasaría si hubiera la posibilidad de realizar un
pacto en contrario?, ¿estaría justificado que ante la ausencia de pacto en contrario rigiera
la comunidad de bienes? 2. La ausencia de legislación específica sobre las consecuencias
económicas y patrimoniales del concubinato ha causado muchos problemas y ha dejado a
personas desprotegidas, ¿cómo se podría legislar este tema en respeto de todos los
derechos e intereses que ha reconocido la SCJN rigen las relaciones de familia?86 E.
SOCIEDAD DE CONVIVENCIA Por último, haremos una breve mención de las sociedades de
convivencia, como una unión legislada en algunas entidades, que en sus orígenes estuvo
vinculada con el reconocimiento legal de uniones entre personas del 85 Véase, entre
otros, amparo directo en revisión 928/2017, SCJN, Primera Sala, 4 de julio de 2018. 86
Véanse, por ejemplo, las uniones convivenciales en el Código Civil y Comercial de la
Nación de Argentina (artículos 509 a 528). Las uniones: matrimonio y concubinato 93
mismo sexo. La Ley de Sociedades de Convivencia fue publicada en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal el 16 de noviembre de 2006, y entró en vigor el 17 de marzo de 2007. De
acuerdo con su propio texto, su objetivo principal era definir y regular un nuevo tipo de
unión entre dos personas, llamado “sociedad de convivencia”. Esta sociedad fue descrita
como la conformada por dos personas, de diferente o del mismo sexo, con el objeto de
establecer un “hogar común, con voluntad de permanencia y ayuda mutua” (artículo 2). El
artículo 4 estableció que sólo pueden constituir una sociedad de convivencia personas
mayores de edad, con plena capacidad jurídica, no unidas en matrimonio, concubinato o
en otra sociedad de convivencia y que no sean parientes consanguíneos en línea recta, sin
límite de grado, o en línea colateral hasta el cuarto grado (artículo 4). La ley también
estableció que su registro no era obligatorio, pero producía efectos frente a terceros. Sus
principales efectos, conforme a la primera publicación y la posterior Ley de Sociedad de
Convivencia para la Ciudad de México, son la obligación proporcionarse alimentos entre
los socios, la configuración de derechos sucesorios y el derecho a desempeñar la tutela
respecto de la otra persona. Dado que fueron utilizadas como una forma de regular y
reconocer las uniones entre parejas del mismo sexo, excluyéndolas de la posibilidad de
formar un matrimonio o un concubinato, fueron objeto de críticas y de análisis por parte
de la Suprema Corte. En asuntos como la acción de inconstitucionalidad 8/2014, la Corte
señaló que resultaba discriminatorio establecer de forma diferenciada una figura
exclusiva para las parejas del mismo sexo. En particular, determinó que era
inconstitucional que bajo la legislación civil del estado de Campeche la sociedad de
convivencia sea la única unión disponible para las parejas del mismo sexo y que, por otro
lado, con base en ello se les impida el acceso a la figura de la adopción. Ejercicio 7.Amigos
con beneficios De lo descrito en este capítulo parecería que el derecho de familia en las
relaciones entre adultos se ha alejado de la regulación de la sexualidad y la reproducción
para concentrarse en las relaciones de dependencia o “ayuda mutua” que merecen
reconocimiento y protección legal. Las sentencias de la SCJN sobre concubinato son un
claro ejemplo de cómo la “estabilidad, afectividad, solidaridad y ayuda mutua” sirven
ahora como fundamento del derecho familiar, en oposición a la rigidez del matrimonio
que, como vimos, ha estado marcado por una historia de exclusión y desigualdad. 94
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández La constitución legal de
una familia conlleva el reconocimiento de cargas y beneficios legales que van más allá del
derecho civil. Con base en la transición descrita en el párrafo anterior, reflexiona sobre
qué otro tipo de relaciones entre adultos merecen o podrían tener regulación legal en el
derecho familiar: ¿qué tipos de relaciones entre adultos generan dependencia?,
¿podríamos reconocer, por ejemplo, sociedades de convivencia para amigos o amigas que
no tengan una relación de pareja?8