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ACTIVIDAD 5 y 6

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MATERIA: DERECHO DE LAS PERSONAS, MATRIMONIO Y DIVORCIO.

MAESTRO:
ACTIVIDAD 5
El derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y
su aplicación al derecho humano a la identidad y la
regulación del matrimonio y concubinato
1. Acorde con los precedentes de la SCJN, ¿cómo se define al “libre
desarrollo de la personalidad?
R= La Suprema Corte, señala que desde una perspectiva externa, el derecho comprende una
amplia libertad de ejercicio que permite realizar cualquier actividad con el fin de que cada
individuo pueda desarrollar su personalidad. Por otro lado, desde su dimensión interna, el
derecho delimita una "esfera de privacidad" que protege al individuo de las intromisiones
externas que puedan restringir su posibilidad de tomar decisiones.
De esta manera, este derecho en principio implícito puede entrar en acción de manera
complementaria, siempre que una conducta no se encuentre tutelada por un derecho de
libertad tradicional.

2. ¿El libre desarrollo de la personalidad se encuentra establecido


como un derecho humano en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos?

R= No como un derecho como tal, sino como una libertad y se encuentra implícito en muchos
artículos constitucionales su cobertura constitucional se las da este derecho fundamental. Es decir,
el derecho al libre desarrollo de la personalidad constituye una libertad "indefinida" que
complementa a otras libertades específicas, como la libertad de conciencia, la libertad de expresión
o la libertad de decidir sobre nuestro propio cuerpo, puesto que su función es salvaguardar la
"esfera personal" de las personas para propiciar las mejores condiciones que las lleven a realizar sus
distintos proyectos de vida.

3. Acorde con los precedentes de la SCJN ¿Cuál es la relación entre


el derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y la
identidad sexo genérica?

R= "El individuo, sea quien sea, tiene derecho a elegir, en forma libre y autónoma, su proyecto de
vida, la manera en que logrará las metas y objetivos que, para él, son relevantes." (Pág. 85, párr. 5).
En este orden de ideas, para la Suprema Corte "aun cuando estos derechos personalísimos no se
enuncian, en forma expresa, en la Constitución mexicana, sí están implícitos en las disposiciones de
los tratados internacionales antes mencionados, suscritos por México y, en todo caso, deben
entenderse como derechos que derivan del reconocimiento al derecho a la dignidad humana,
previsto en el primero de los preceptos de nuestra Constitución.
4. Acorde con los precedentes de la SCJN ¿En el Estado de
Guanajuato cuál es el procedimiento más garantista para proteger
el derecho humano a la identidad de las personas que pretenden
una reasignación sexo – genérica y por qué razones?
R= Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Décimo Sexto Circuito (con sede en
Guanajuato).12 Por un lado, el Pleno de Circuito estableció que el procedimiento administrativo es
congruente para el trámite de cambio de nombre propio y de género, en tanto que los
procedimientos que ameritan la intervención del juez sujetan a las personas a cargas innecesarias
relacionadas con la prueba. Asimismo, el procedimiento administrativo satisface el fin legítimo de
garantizar el cambio de nombre y sexo de las personas, que únicamente requiere el consentimiento
libre e informado del solicitante. Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Décimo Sexto Circuito sostuvo que, aunque debe reconocerse que hay un trato
diferenciado para las personas transgénero, por tener que acudir a un procedimiento jurisdiccional
para modificar su acta de nacimiento, esa medida persigue una finalidad válida e importante desde
el punto de vista constitucional, es idónea y necesaria para lograr la protección de la seguridad
jurídica en relación con uno de los elementos que integran su identidad y en consonancia con el libre
desarrollo de la personalidad.

5. ¿Cuál es la relación que existe entre el derecho humano al libre


desarrollo de la personalidad y el derecho a contraer matrimonio?
R=En que en ambos existe el derecho a la libertad y que además se culmina al ser mayores
de edad, también, los estados asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y
mujeres y el mismo derecho para contraer matrimonio, el mismo derecho para elegir
libremente cónyuge y contraer matrimonio sólo por su libre albedrío y su pleno
consentimiento, los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con
ocasión de su disolución, los mismos derechos y responsabilidades como progenitores.
La Corte reiteró, en primer lugar, el contenido del derecho al libre desarrollo de la
personalidad, en el sentido de que "es un derecho fundamental que deriva del derecho a la
dignidad, que a su vez está previsto en el artículo 1o. de la Constitución y se encuentra
implícito en los tratados internacionales de derechos humanos suscritos por nuestro país.
Por consecuencia, la dignidad humana se configura como la base de la que se desprenden
todos los demás derechos, en cuanto son necesarios para el íntegro y libre desarrollo de la
personalidad." De este modo, el derecho al libre desarrollo de la personalidad "permite ‘la
consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser humano, como ente autónomo’,
de tal manera que supone el reconocimiento del Estado sobre la facultad natural de toda
persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción, ni controles injustificados o
impedimentos por parte de los demás, con el fin de cumplir las metas u objetivos que se ha
fijado."
6. A la luz del Derecho humano al libre desarrollo de la personalidad
¿Cuánto tiempo tiene que transcurrir para que una persona pueda
volver a casarse una vez que cause ejecutoria la sentencia que
declaró el divorcio? Razona y justifica tu respuesta.
R= una persona divorciada puede volverse a casar en cuanto la sentencia cause ejecutoria
con fundamento en el artículo 1ro. Constitucional.
7. ¿Por qué razones estimó la SCJN que imponer la obligación de
acreditar causales para disolver el matrimonio no es una medida
adecuada para proteger a la familia?
R= Porque protege el libre desarrollo de la personalidad y basta con su propia voluntad para
divorciarse sin necesidad de presentar causales esto alude a su libertad autónoma. En la
sentencia de amparo, el tribunal colegiado consideró que, si bien en el año 2008 se suprimió
el adulterio como causal de divorcio, ello se debió a que éste se suprimió como deber
jurídico y se trasladó a deber moral. Sin embargo, esto no impedía que se juzgara conforme
a la norma vigente en el momento en que sucedió la infidelidad.

De la información contenida en las páginas 117 a 128, responde lo


siguiente:
8. ¿Cuál es la relación entre el derecho humano al libre desarrollo
de la personalidad, el derecho a formar una familia y la existencia o
inexistencia de un régimen patrimonial aplicable al concubinato?
R= La principal relación es el derecho de libertad así como también relaciones entre personas
adultas ha pasado de regular la sexualidad y constituir los roles de género dentro de la familia a
poner más atención en la protección de los planes de vida de las personas y en las relaciones de
dependencia y cuidado que de ella derivan.
El matrimonio es un contrato civil entre un solo hombre y una sola mujer, que se unen con vínculo
disoluble para perpetuar su especie y ayudarse a llevar el peso de la vida. Este Código reconoció por
primera vez efectos legales al concubinato, lo que sería el inicio del reconocimiento formal de otras
formas de fundar una familia, además del matrimonio. El Código fue reformado en 1953 para
establecer reglas que generaban mayor libertad para las mujeres casadas, especialmente en lo
relacionado con los permisos que debían solicitar a sus maridos.

9. ¿Cuál es la interpretación que respecto a la disolución del


concubinato respeta el derecho humano al libre desarrollo de la
personalidad?
R= La ley no modificó la indisolubilidad de la unión, reforzó la idea de los roles sexuados del
hombre y la mujer en la relación y estableció que el matrimonio es “el único medio moral de
fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no
puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del género humano”.
El matrimonio se constituye por decisión voluntaria de los cónyuges como opción de vida,
también se ha reconocido que cada uno de ellos conserva su derecho fundamental a
renunciar o apartarse del mismo conforme a la autonomía de la voluntad, pues resulta
contrario a la dignidad humana la imposición de controles jurídicos para hacer permanecer
a una persona en un estado que ya no quiere."
ACTIVIDAD 6
Las uniones: matrimonio y concubinato

1. En tu opinión ¿en qué medida el Código Civil para el Estado de


Guanajuato se ha venido adaptando al comportamiento
sociodemográfico expuesto por las autoras en la primera parte del
capítulo? (Argumenta tu respuesta)
R= Como la información demográfica muestra, las dinámicas y patrones familiares han
cambiado mucho en las últimas décadas: la forma en la que se llevan a cabo las uniones, la
manera en la que se disuelven, cómo se lleva a cabo la crianza, así como las actitudes
generales sobre la familia están pasando por un momento importante de transición. Hoy la
gente se casa menos1 y hay menos gente casada que antes.2 Además, muchas más
personas se divorcian.3 Al mismo tiempo, hay un incremento sostenido en la cohabitación o
en lo que se conoce como unión libre.4 Los siguientes cuadro y gráficas muestran la rapidez
y magnitud de estas transformaciones.
2. En opinión de las autoras ¿Cuál fue la principal ideología que
influenció la regulación del matrimonio en México?
R= La regulación del matrimonio en México: “el único medio moral de fundar una familia” El
matrimonio en el derecho mexicano no ha dejado completamente de lado su origen
canónico

3. En el paradigma tradicional del derecho de familia ¿cuáles eran los


elementos básicos de la definición de matrimonio?
En la regulación canónica, como en la Ley del Matrimonio Civil, eran elementos básicos de la
definición la fidelidad, la procreación y la indisolubilidad. Ley del Matrimonio Civil (1859)
Epístola de Melchor Ocampo.El día designado para celebrar el matrimonio, ocurrirán los
interesados al encargado del registro civil, y éste, asociado del alcalde del lugar y dos
testigos más por parte de los contrayentes, preguntará a cada uno de ellos, expresándolo
por su nombre, si es su voluntad unirse en matrimonio con el otro. Contestando ambos por
la afirmativa, les leerá los arts. 1º, 2º, 3º y 4º de esta ley, y haciéndoles presente que
formalizada ya la franca expresión del consentimiento y hecha la mutua tradición de las
personas, queda perfecto y concluido el matrimonio, les manifestará: “Que éste es el único
medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del
individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del género humano.
Este no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los casados deben ser y serán
sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí. El hombre cuyas dotes
sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer, protección,
alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de sí
mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil,
esencialmente cuando este débil se entrega a él, y cuando por la Sociedad se le ha confiado.
La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia
y la ternura debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo,
tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y
con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo
propia de su carácter. El uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad,
confianza y ternura, ambos procurarán que lo que el uno se esperaba del otro al unirse con
él, no vaya a desmentirse con la unión. Que ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas.
4. Responde con tu opinión argumentada en media página la respuesta
a la pregunta planteada en el ejercicio 1 ¿Qué implicaciones tiene para
toda la regulación del derecho familiar la concepción de la Epístola de
Melchor Ocampo sobre los roles de hombres y mujeres dentro del
matrimonio?
R= A pesar de que las Leyes de Reforma han sido consideradas uno de los grandes intentos
en México para construir un Estado laico y varios de sus precursores comulgaban con estas
ideas, finalmente estas normas “lejos de obedecer a un proyecto secularizador, buscaban
convertir al Estado en el agente de la moralización y recristianización del pueblo mexicano
un pueblo que, a juicio de los liberales, se había corrompido profundamente a causa del mal
ejemplo y las prácticas abusivas del clero católico—”.La reforma extrajo al matrimonio de la
jurisdicción de la iglesia, sin introducir ninguna reforma fundamental en el modo de
entender esta unión, y evidenció la inclinación católica de sus creadores.24 Esta ley fue el
inicio de una serie de documentos emitidos por el gobierno mexicano para regular el
matrimonio, que no se alejaron de las premisas básicas establecidas por la Iglesia católica.

5. Responde con tu opinión argumentada la pregunta 2 del ejercicio 3.


¿De qué manera el derecho del matrimonio y de la familia implica la
regulación de la sexualidad de las personas?
R= cómo el derecho de familia sobre las relaciones entre personas adultas ha pasado de
regular la sexualidad y constituir los roles de género dentro de la familia a poner más
atención en la protección de los planes de vida de las personas y en las relaciones de
dependencia y cuidado que de ella derivan.
6. ¿Cuál es el modelo de familia que regula el artículo 4 Constitucional
acorde con los precedentes más recientes de la SCJN?
R= Es la familia tradicional o universal.
El procurador general de la república presentó una acción de inconstitucionalidad ante la
SCJN. Se argumentó que en México existía un “modelo ideal de familia” protegido por la
Constitución, conformado por padre, madre e hijos. Por ello, la institución idónea para
proteger ese modelo debía ser el matrimonio, que permitía la tutela de derechos y
obligaciones asociados con la reproducción, mientras que otras uniones cuyo principal
objetivo no era la reproducción podían ser protegidas mediante otras figuras jurídicas, como
el concubinato y las sociedades de convivencia.
7. Revisa el artículo 144 del Código Civil para el Estado de Guanajuato.
¿En tu opinión es constitucional acorde con los criterios más recientes
de la SCJN?
R= Es inconstitucional, por el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad humana.
8. Revisa los impedimentos para contraer matrimonio en el artículo
153 del Código Civil para el Estado de Guanajuato. ¿Consideras que
alguno de ellos es contrario a derechos humanos? Razona tu respuesta
en sentido afirmativo o negativo;
R=si es contrario a lo que dicen los derechos humanos, no en todo pero sí en gran parte.
9. ¿Qué son las capitulaciones matrimoniales?
R= Son los pactos que las o los consortes celebran para constituir tanto la sociedad conyugal
como la separación de bienes y reglamentar su administración. A través de un pacto,
convenio o acuerdo, que se puede modificar incluso durante la vía civil.
10. Acorde con los precedentes de la SCJN ¿las reglas de revocación
de donación entre cónyuges son constitucionales?
Si puesto que las reglas de revocación son constitucionales, pues no se verifica en los casos
una confrontación con los derechos humanos de las partes.
El trabajo doméstico como aportación económica La división sexual del trabajo en la familia
(bajo la cual los hombres se dedican al trabajo fuera del hogar y las mujeres al cuidado del
hogar y de los hijos) y la ausencia de valoración económica del trabajo de cuidados
generaron una desventaja histórica que afecta de forma desproporcionada a las mujeres. En
reconocimiento de este problema, convenciones internacionales como la CEDAW han
establecido normas que determinan que es obligación de los Estados garantizar la igualdad
de derechos en el matrimonio para las partes, lo que implica la necesidad de crear
condiciones de igualdad en lo patrimonial y reconocer el aporte de las labores de cuidado
desempeñadas en la familia. De este modo, las reformas al Código Civil del Distrito Federal
de mayo del 2000 reconocieron que el desempeño del trabajo en el hogar o el cuidado de
los hijos es una contribución económica al sostenimiento del hogar. Entre otros temas, el
cambio legal dio lugar a la compensación económica o indemnización. Esta figura fue
replicada luego en otros códigos civiles y permite que, incluso cuando el matrimonio no se
celebró conforme al régimen de sociedad conyugal, la parte que se dedicó a este “trabajo
del hogar” tiene derecho a reclamar un porcentaje de los bienes obtenidos durante la
relación.
Lo mío es mío y lo tuyo es de los dos

11. Con base en la lectura ¿por qué razones consideras que aún no se
ha regulado el concubinato en el estado de Guanajuato?
R= De esta forma, la historia del concubinato y su legislación no pueden entenderse lejos
del carácter irregular y perseguido que tuvo durante muchos años y que generó
consecuencias negativas concretas en los derechos de las personas, especialmente de niñas
y niños nacidos en este tipo de relaciones, y en los efectos patrimoniales de las uniones. Al
mismo tiempo, la regulación también tuvo su impacto en cuanto a las políticas raciales y de
clase de la época, al ser una herramienta mediante la que se regulaba la posibilidad o no de
acceder a determinados beneficios derivados de las relaciones familiares. Los efectos
legales del concubinato fueron reconocidos y regulados sólo hasta la emisión del Código
Civil para el Distrito Federal de 1928.74 La necesidad de su regulación fue atribuida
principalmente a la prevalencia de este tipo de uniones entre la población; sin embargo, el
reconocimiento de efectos se materializó principalmente con el objetivo de garantizar
protección a hijos e hijas producto de tales uniones, aunque siguió considerándose al
matrimonio como la forma legal y moral de formar una familia.75 La admisión del
concubinato como una forma de constituir una familia ganó progresivamente efectos
legales al reformarse el artículo 1635 en 1983, que reconoció el derecho del concubino a
heredar (que antes correspondía únicamente a la mujer).
12. Acorde con los nuevos estándares interpretativos de la SCJN
¿Cuáles son los requisitos para constituir un concubinato?
R= El caso se analizó en relación con los requisitos de validez del concubinato, sin
embargo, el mismo requisito está regulado en las uniones matrimoniales. Las uniones:
matrimonio y concubinato, cuyo resultado positivo debe comunicarse al oficial del Registro
Civil para que rectifique la voluntad de las partes de contraer matrimonio. Esta restricción
sin duda asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que tendrían que ser
analizados a la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades establecían un
plazo mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en
posibilidad de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte
estableció que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad,
pues aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la
familia, no es idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de
organización y desarrollo de la familia que no corresponde con el principio de protección
familiar establecido en el artículo 4 constitucional.

IRMA SALINAS SALINAS


LECTURA DE LA ACTIVIDAD 6
Las uniones: matrimonio y concubinato Isabel Lucía Rubio Rufino Sofía del Carmen Treviño
Fernández SUMARIO: A. PRESENTACIÓN; B. INTRODUCCIÓN; C. EL MATRIMONIO ¿POR AMOR?: UN
POCO DE HISTORIA; I. LA REGULACIÓN DEL MATRIMONIO EN MÉXICO: “EL ÚNICO MEDIO MORAL DE
FUNDAR UNA FAMILIA”; 1. La Reforma y la Ley del Matrimonio Civil; 2. La Revolución y la Ley de
Relaciones Familiares de 1917; 3. Las reformas de las décadas de 1970 y 1990; II. La protección de
los derechos humanos. ¿Qué “naturaleza” y qué “fines” del matrimonio?; 1. El matrimonio entre
personas del mismo sexo: ¿qué familia(s)?; III. Aspectos relevantes sobre la regulación actual del
matrimonio en México; 1. Requisitos para contraer matrimonio; a. Matrimonio de personas menores
de edad; 2. Impedimentos para contraer matrimonio; 3. Plazo para poder volver a contraer
matrimonio; IV. El matrimonio y los bienes; 1. Regímenes patrimoniales; 2. Temas especiales sobre
matrimonio y bienes; a. Bienes que integran la sociedad conyugal; b. Robo entre cónyuges; c.
Donaciones relacionadas con el matrimonio; 3. El trabajo doméstico como aportación económica; D.
CONCUBINATO: EL “OTRO MEDIO” PARA FORMAR UNA FAMILIA; I. ¿Quién determina cuál es “la
forma moral de fundar una familia”?; II. Requisitos para la configuración del concubinato en la
regulación vigente; 1. Libre de impedimentos para contraer matrimonio; 2. Cohabitación constante y
permanente; 3. Elementos del concubinato; III. El concubinato y los bienes; E. SOCIEDAD DE
CONVIVENCIA; F. PARA SABER MÁS. A. PRESENTACIÓN Este capítulo expone un panorama general
sobre la regulación de las relaciones entre adultos en el derecho familiar. Principalmente, se
abordan el matrimonio y el concubinato, con una breve mención a las sociedades de convivencia.
Para describir la regulación legal de estas figuras se presenta, en primer lugar, el contexto social en
el que se desarrollan. Particularmente, destacamos cómo ha habido un decremento importante en
los matrimonios al mismo tiempo que ha incrementado la cohabitación o unión libre, así como la
manera en la que diferentes tipos de personas se han beneficiado y se benefician de la regulación
que se analiza. Por otra parte, se realiza una breve narración de la historia del matrimonio y del
concubinato en la legislación mexicana, para poner en perspectiva la descripción legal del Código
Civil para el Distrito Federal (casi exclusivamente). Finalmente, tomando en cuenta los cambios
sociales y jurídicos 48 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández alrededor de
las uniones familiares, el capítulo toma especial atención en presentar sentencias y criterios de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre cada uno de los subtemas principales. Los
códigos civiles no pueden entenderse o aplicarse sin la jurisprudencia reciente que da forma al
derecho de las uniones y muchas veces abandona completamente ideas y reglas tradicionales. El
desarrollo del capítulo pretende mostrar cómo el derecho de familia sobre las relaciones entre
personas adultas ha pasado de regular la sexualidad y constituir los roles de género dentro de la
familia a poner más atención en la protección de los planes de vida de las personas y en las
relaciones de dependencia y cuidado que de ella derivan. B. INTRODUCCIÓN Como la información
demográfica muestra, las dinámicas y patrones familiares han cambiado mucho en las últimas
décadas: la forma en la que se llevan a cabo las uniones, la manera en la que se disuelven, cómo se
lleva a cabo la crianza, así como las actitudes generales sobre la familia están pasando por un
momento importante de transición. Hoy la gente se casa menos1 y hay menos gente casada que
antes.2 Además, muchas más personas se divorcian.3 Al mismo tiempo, hay un incremento
sostenido en la cohabitación o en lo que se conoce como unión libre.4 Los siguientes cuadro y
gráficas muestran la rapidez y magnitud de estas transformaciones. 1 De acuerdo con la información
de nupcialidad en México, sistematizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a
través de las actas de matrimonio registradas en las oficialías y juzgados del país. Mientras en 2010
se registraron 568,636 matrimonios, en 2019 se registraron tan sólo 504,923 (decremento de
11.2%). 2 En 2010, alrededor de 38.9% del total de la población estaba casada, en tanto que para
2020 el número se redujo a 33.6%, es decir, más de 5 puntos porcentuales, Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), Nupcialidad, 2020. Disponible en https://
www.inegi.org.mx/temas/nupcialidad/. 3 Véase Aguirre, E., “Do changes in divorce legislation have
an impact on divorce rates? the case of unilateral divorce in Mexico”, Latin American Economic
Review 28, núm. 1, pp, 1-24, 2019. En 2008, Ciudad de México, entonces Distrito Federal, reformó su
Código Civil para incluir la figura del divorcio incausado, en 2015 la SCJN declaró la
inconstitucionalidad de las causales de divorcio. 4 Pérez Amador, J., “Continuity and change of
cohabitation in Mexico: same as before or different anew”, Demographic Research, p. 35. 2016.
Disponible en: doi: 10.4054/ DemRes.2016.35.42. Las uniones: matrimonio y concubinato 49 Cuadro
1. Tasa bruta de nupcialidad por cada mil habitantesA 2000 7.2 2005 5.6 2010 5.0 2015 4.6 2019B
3.9 A La tasa bruta de nupcialidad se define como el número de personas que contraen matrimonio
en ese periodo por cada mil habitantes. B Los 335,563 matrimonios registrados en 2020 representan
una disminución de 33.5% respecto a los registrados en 2019. El decremento coincide con el periodo
de pandemia por covid-19, durante el cual hubo una reducción en la demanda de este servicio
debido al confinamiento de las personas en sus viviendas y a las condiciones que las autoridades
sanitarias definieron para la operación de las actividades económicas no esenciales. Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “INEGI presenta la estadística de matrimonios 2020”,
Comunicado de prensa núm. 549/21, 30 de septiembre de 2021. Fuente: elaboración de Karla Ripoll
con base en estadísticas de nupcialidad del INEGI. Gráfica 1. Número total de actas de matrimonio
registradas en México Fuente: Estadísticas de Nupcialidad del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI). 50 Isabel Lucía Rubio Rufi no y Sofía del Carmen Treviño Fernández Gráfi ca 2.
Número total de divorcios registrados en México Fuente: Estadísticas de Nupcialidad del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Por supuesto, los cambios en las formas en las que se
estructuran las familias mexicanas no han sido distribuidos de igual manera entre los diversos
niveles socioeconómicos y grupos poblacionales. Si bien el número de parejas que cohabitan ha
aumentado en todos los sectores, las uniones fuera del matrimonio predominan en familias de bajo
ingreso.5 Históricamente, casarse implica un costo, por lo que el matrimonio siempre ha sido un
privilegio de clases sociales más benefi ciadas. De igual manera, se ha observado que las mujeres de
clase media-alta tienden a retrasar el matrimonio, tener hijos más tarde y, normalmente, enfrentan
menos probabilidades de divorcio;6 mientras que no puede decirse lo mismo para las mujeres en
situación de vulnerabilidad y pobreza.7 Finalmente, la diversidad y pluralidad de las formas
familiares actuales se ha vuelto más visible. Conforme a los datos de la Encuesta Nacional sobre
Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021, en el país, 1 de cada 20 personas de 15 años o más
se identifi ca como 5 Pérez Amador, J., op. cit. p. 1247. 6 Aguirre, E., “The (non) impact of education
on marital dissolution”, Discussion Papers 19/15, Department of Economics, University of York,
2019. 7 Ortíz-Ávila, E., “Estrato sociodemográfi co y patrones relacionados con la primera unión o la
primera maternidad en México, 2018”, Población y Salud en Mesoamérica, 18(1), 2020. Disponible
en: https://10.15517/psm.v18i1.40350. Las uniones: matrimonio y concubinato 51 población LGBTI+
(5.1%);8 16.7% de las personas declaró vivir en unión libre y 13.9% reportó estar casada.9 Algunos
de estos fenómenos en las relaciones entre personas adultas se han visto reflejados en las múltiples
legislaciones familiares, pero otros no. Mientras que se ha liberalizado el divorcio y existen
desarrollos sobre matrimonio entre personas del mismo sexo, no ha habido hasta ahora reformas
estructurales en las figuras legales que regulan la cohabitación o el cuidado de los hijos después del
divorcio. Esta sección aborda la manera en que se constituyen y rigen las relaciones de matrimonio
en el derecho de familia.10 Como podrá observarse, el matrimonio es la figura con mayor regulación
y —hasta ahora— ha sido el punto central del derecho de familia. Reconocemos, sin embargo, que
precisamente la falta de atención en el concubinato y otro tipo de uniones ha contribuido a
problemas de distribución de recursos y a la falta de legislación coherente que atienda a las
necesidades de todas las personas y formas familiares, particularmente ante el incremento de las
relaciones de cohabitación y la reducción de los matrimonios. Por lo anterior, la sección siguiente
está dedicada a este tema. C. EL MATRIMONIO ¿POR AMOR?: UN POCO DE HISTORIA Aunque los
cambios en las dinámicas del matrimonio pueden haber sido más rápidos en las últimas décadas,
esta unión se ha transformado siempre, lo mismo que la organización de las familias en general. En
cada parte de la historia podemos verificar todo tipo de arreglos sexuales, nupciales y, sobre todo,
ideas diferentes sobre lo que el matrimonio es y debe ser. La historiadora Stephanie Coontz refleja
bien esta idea cuando se refiere al rol del amor romántico en la historia del matrimonio: 8 De las
más de cinco millones de personas que se identifican como parte de la población LGBTI+, más de la
mitad (67.5%) tiene entre 15 y 29 años. De acuerdo con el INEGI, este dato puede deberse a una
mayor apertura y autorreconocimiento de la población de menor edad. 9 Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género”,
Comunicado de prensa núm. 340/2022, 28 de junio de 2022. 10 El divorcio y algunas consecuencias
patrimoniales de estas uniones se abordan en otros capítulos de esta obra. 52 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández Durante la mayor parte de la historia fue inconcebible
que las personas eligieran a sus compañeros basándose en algo tan frágil e irracional como el amor y
que luego concentraran todos sus deseos sexuales, íntimos y altruistas en el matrimonio que
resultaba de aquella elección. En realidad muchos historiadores, sociólogos y antropólogos solían
pensar que el amor romántico era un invento occidental reciente, lo cual no es verdad. La gente
siempre se enamoró y en todas las eras muchas parejas se amaron profundamente. Pero rara vez en
la historia el amor fue considerado como la razón principal para casarse. Cuando alguien defendía
tan extraña creencia no provocaba ninguna risa, pues esa opinión constituía una seria amenaza al
orden social.11 Por mucho tiempo, el matrimonio no se trató primordialmente de las necesidades y
deseos de individuos, sino que fue una cuestión política y económica, que permitía que dos
personas, hombre y mujer, antes extraños entre ellos, formaran un parentesco. Este parentesco, a
su vez, se tradujo en la posibilidad de extender redes de cooperación en diversos aspectos vitales.12
Con el tiempo, las civilizaciones se complejizaron y con ello el matrimonio se convirtió en una
posibilidad para incrementar la acumulación de bienes de un grupo y legitimar a quienes eran parte
de él. Como señala Coontz, el matrimonio era una de las inversiones más importantes en la vida de
hombres y mujeres, que daba forma a la división del trabajo y del poder, con base en los criterios de
género y edad. Simbólicamente, el matrimonio se convirtió en la diferencia entre la adultez y la
infancia, generó signos de prestigio y fue la principal fuente de asistencia entre las personas.13 La
importancia era tal que las unidades familiares basadas en el matrimonio, antes de la consolidación
del Estado como lo conocemos ahora, asumieron tareas que corresponden actualmente al poder
público. Entre otras, se hicieron cargo de la organización de la producción y distribución de bienes y
de la posibilidad de crear alianzas políticas, económicas y militares.14 En diversas latitudes, el
concepto de matrimonio basado en la moral cristiana se impuso como consecuencia de procesos de
colonización, aunque muchas de las ideas que trajo consigo, como la monogamia o su específica
división sexual del trabajo, no eran la regla alrededor del mundo. El esta11 Coontz, Stephanie,
Marriage, a history: from obedience to intimacy or how love conquered marriage, Nueva York,
Viking, 2005, p. 26. 12 NeJaime, Douglas, Richard, Ralph, Grossman, Joanna y Kim, Suzanne, Family
Law in a changing America, Nueva York, Wolters Kluwer, 2021. 13 Coontz, Stephanie, op. cit. 14 Cott,
Nancy, Public Vows: A History of Marriage and the Nation, Cambridge, Harvard University Press,
2000. Las uniones: matrimonio y concubinato 53 blecimiento de este modelo de matrimonio fue una
herramienta útil para afianzar determinada organización social, económica y política, lazos
comunitarios, sentido de identidad y roles sexuados estrictos, que colocaban a los hombres como el
único representante público y con plena ciudadanía de la unidad familiar.15 Esta concepción fue la
que durante mucho tiempo se consideró matrimonio, relacionado profundamente con la moral
cristiana-católica en Occidente, y que rigió las uniones durante siglos. La influencia del catolicismo
fue crucial en la tradición jurídica latinoamericana,16 pues proveyó la estructura básica para la
construcción de textos y argumentos sobre derecho de familia. Una consecuencia de ello fue la
creación y uso de conceptos correlacionados con fines naturalmente asignados. De este modo, el
matrimonio fue definido a partir de esos fines esenciales: la procreación y la fidelidad. Estas ideas
modelaron los debates legales sobre el matrimonio. No fue sino hasta finales del siglo XVIII que
comenzó a gestarse la idea de que casarse tenía más que ver con la satisfacción personal de los
contrayentes, aunque esto no era necesariamente contrario a los fines esenciales previamente
asignados a la unión. El nuevo modelo económico dio paso a inéditas funciones sociales y dinámicas
internas del matrimonio, en las que la elección de cónyuge no estaba basada primordialmente en los
beneficios económicos. Este modelo afianzó la idea de la unión de por vida y la monogamia: el
matrimonio fue la plataforma óptima para reconfigurar los roles dentro de la familia, al destacar la
libre elección como un elemento fundamental de las uniones.17 I. La regulación del matrimonio en
México: “el único medio moral de fundar una familia” El matrimonio en el derecho mexicano no ha
dejado completamente de lado su origen canónico; las ideas a partir de las que se construyó siguen
15 Idem. 16 Véase Jaramillo, Isabel, “The social approach to family law: conclusions from the
canonical family law treatises of Latin America”, The American Journal of Comparative Law, vol. LVIII,
núm. 4, pp. 843-872, 2010. En general, sobre la construcción del derecho sobre una versión del
método aristotélico que combina el pensamiento deductivo y el teológico, véase Gordley, James,
The Philosophical Origins of Modern Contract Doctrine, Clarendon Press, 1993, y sobre los
fundamentos teológicos de la dogmática jurídica, véase Madrazo Lajous, Alejandro, Revelación y
creación. Los fundamentos teológicos de la dogmática jurídica, Fondo de Cultura Económica, 2016.
17 Coontz, Stephanie, op. cit. 54 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández
permeando en los debates actuales, y sus cambios no obedecieron siempre a una misma dirección,
sino que estuvieron impregnados del contexto de la época. En todas las etapas que se describirán en
este apartado —la secularización del matrimonio, la regulación del divorcio vincular y el
reconocimiento de derechos a las mujeres en la década de 1970 y siguientes— existieron
preocupaciones y debates sobre el “fin del matrimonio” o la “crisis de la familia” similares a los que
se tuvieron con el reconocimiento del matrimonio igualitario.18 Conocer la historia de la figura legal
nos permite entender el porqué de las reglas que tenemos hoy. La primera ley específica sobre
matrimonio civil en México fue promulgada por Benito Juárez en 1859. Hasta entonces, el
matrimonio estuvo basado en la legislación española y canónica, específicamente en Las siete
partidas, las disposiciones emanadas del Concilio de Trento, y en la doctrina del derecho canónico.
Luego de la Independencia no se publicaron leyes que afectaran el matrimonio.19 De este modo, el
control total sobre los actos del estado civil de las personas estaba en manos de las autoridades
eclesiásticas, que imponían condiciones como el cobro de derechos elevados, lo que excluyó del
matrimonio a muchos sectores de la sociedad. 1. La Reforma y la Ley del Matrimonio Civil La Ley del
Matrimonio Civil se publicó como parte de un paquete de tres nuevas leyes, junto con la Ley
Orgánica del Registro Civil de 1857 y la Ley de Secularización de Cementerios de 1859, conocidas
como las Leyes de Reforma. La emisión de la nueva reglamentación conllevó dos cambios
fundamentales: por un lado, estableció que era el Estado el único con jurisdicción sobre el derecho
familiar en el país, lo que excluía a las autoridades eclesiásticas de su papel en la regulación de los
actos del estado civil de las personas, específicamente, el matrimonio. Por otro lado, asignó al
“encargado del Registro Civil” la misma función que antes tenía el delegado eclesiástico. Quien
oficiaba el acto era un testigo designado con el único fin de verificar que los contrayentes
cumplieran con los requisitos establecidos por la norma.20 18 Véase, por ejemplo, Sánchez Medal,
Ramón, Los grandes cambios en el derecho de familia en México, Porrúa, 1991. 19 Adame, Jorge, El
matrimonio civil en México (1859-2000), México, UNAM, 2004. 20 Mijangos y Gonzáles, Pablo,
“¿Secularización o Reforma? Los orígenes religiosos del matrimonio civil en México”, Hispania Sacra,
LXVIII 137, enero-junio, pp. 105-117, 2016. Las uniones: matrimonio y concubinato 55 Como puede
leerse en los 31 artículos que la componen, se trata de un instrumento que, junto con las otras dos
leyes, pretendía eliminar la injerencia de la Iglesia católica en asuntos del estado civil de la
población. A pesar de ello, estableció reglas para casarse que se asemejan mucho a las vigentes
durante la regulación del derecho canónico. Por ejemplo, la ley no modificó la indisolubilidad de la
unión, reforzó la idea de los roles sexuados del hombre y la mujer en la relación y estableció que el
matrimonio es “el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las
imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección del
género humano”.21 En la regulación canónica, como en la Ley del Matrimonio Civil, eran elementos
básicos de la definición la fidelidad, la procreación y la indisolubilidad.22 Ley del Matrimonio Civil
(1859) Epístola de Melchor Ocampo Artículo 15. El día designado para celebrar el matrimonio,
ocurrirán los interesados al encargado del registro civil, y éste, asociado del alcalde del lugar y dos
testigos más por parte de los contrayentes, preguntará a cada uno de ellos, expresándolo por su
nombre, si es su voluntad unirse en matrimonio con el otro. Contestando ambos por la afirmativa,
les leerá los arts. 1º, 2º, 3º y 4º de esta ley, y haciéndoles presente que formalizada ya la franca
expresión del consentimiento y hecha la mutua tradición de las personas, queda perfecto y
concluido el matrimonio, les manifestará: “Que éste es el único medio moral de fundar la familia, de
conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo
para llegar a la perfección del género humano. Este no existe en la persona sola sino en la dualidad
conyugal. Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno
para sí. El hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la
mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y
fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil,
esencialmente cuando este débil se entrega a él, y cuando por la Sociedad se le ha confiado. La
mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura
debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre
con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien
no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo propia de su carácter. El uno y el
otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, ambos procurarán que
lo que el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión. Que ambos
deben prudenciar y atenuar sus faltas. 21 Artículo 15 de la Ley de Matrimonio Civil de 1859. 22
Adame, Jorge, op. cit. 56 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández Nunca se
dirán injurias, porque las injurias entre los casados deshonran al que las vierte, y prueban su falta de
tino o de cordura en la elección, ni mucho menos se maltratarán de obra, porque es villano y
cobarde abusar de la fuerza. Ambos deben prepararse con el estudio, amistosa y mutua corrección
de sus defectos, a la suprema magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo,
sus hijos encuentren en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo. La doctrina
que inspiren a estos tiernos y amados lazos de su afecto hará su suerte próspera o adversa; y la
felicidad o desventura de los hijos será la recompensa o el castigo, la ventura o la desdicha de los
padres. La Sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el gran bien que le hacen
dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y la misma, censura y desprecia debidamente a los que,
por abandono, por mal entendido cariño o por su mal ejemplo, corrompen el depósito sagrado que
la naturaleza les confió, concediéndoles tales hijos. Y por último, que cuando la Sociedad ve que
tales personas no merecían ser elevadas a la dignidad de padres, sino que sólo debían haber vivido
sujetas a tutela, como incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su
autoridad la unión de un hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos
hacia el bien”. Ejercicio 1. Uno valiente y la otra abnegada 1. ¿Qué implicaciones tiene para toda la
regulación del derecho familiar la concepción de la Epístola de Melchor Ocampo sobre los roles de
hombres y mujeres dentro del matrimonio? A pesar de que las Leyes de Reforma han sido
consideradas uno de los grandes intentos en México para construir un Estado laico y varios de sus
precursores comulgaban con estas ideas, finalmente estas normas “lejos de obedecer a un proyecto
secularizador, buscaban convertir al Estado en el agente de la moralización y recristianización del
pueblo mexicano —un pueblo que, a juicio de los liberales, se había corrompido profundamente a
causa del mal ejemplo y las prácticas abusivas del clero católico—”.23 La reforma extrajo al
matrimonio de la jurisdicción de la iglesia, sin introducir ninguna reforma fundamental en el modo
de entender esta unión, y evidenció la inclinación católica de sus creadores.24 Esta ley fue el inicio
de una serie de documentos emitidos por el gobierno mexicano para regular el matrimonio, que no
se alejaron de las premisas básicas establecidas por la Iglesia católica. Durante el Segundo Imperio
se emitieron la Ley del Registro del Estado Civil, del 1 de noviembre de 1865, que ligó 23 Mijangos y
Gonzáles, Pablo, op. cit. 24 Arrom, Silvia, “Liberalismo y derecho de familia en México: los Códigos
Civiles de 1870 y 1884”, en León de Leal, Magdalena, ¿Ruptura de la inequidad? Propiedad y género
en la América Latina del siglo XIX, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 2005. Las uniones: matrimonio
y concubinato 57 nuevamente el matrimonio civil al católico, y el Proyecto del Código Civil del
Imperio Mexicano de 1866, que admitía el divorcio vincular. Con la restauración de la República, el
presidente Juárez emitió un decreto para reconocer la validez de los matrimonios celebrados
durante el Segundo Imperio y establecer que entrarían en vigor nuevamente las normas previas a
este periodo. Posteriormente, la entrada en vigor del Código Civil para el Distrito Federal y Territorio
de la Baja California de 1870 reprodujo la potestad marital del hombre sobre su esposa, que se
tradujo en la obligación de ella de establecer su residencia a donde quiera que el marido fuere —
quien, además, contaba con la representación legítima de ella—. La potestad marital implicó que,
por regla general, el administrador legítimo de todos los bienes del matrimonio era el marido. La
Constitución de 1857 originalmente no reguló aspectos sobre el matrimonio. Fue con la Ley sobre
Adiciones y Reformas a la Constitución, del 25 de septiembre de 1873, que se estableció al
matrimonio como un contrato civil, de competencia exclusiva de autoridades del orden civil.
Posteriormente, la Ley Orgánica de las Adiciones y Reformas Constitucionales del 14 de diciembre de
1874 o Ley Reglamentaria de la Reforma agregó que el matrimonio únicamente podía celebrarse
entre un hombre y una mujer y estableció la bigamia y poligamia como delitos. Con esta norma se
fijaron las bases para un régimen común del matrimonio en todo el país: el estado civil de una
persona debía ser reconocido en todos los estados de la república.25 Luego de la regulación
constitucional, el Código Civil de 1884 no introdujo mayores cambios a la definición del matrimonio,
sólo se limitó a establecer una potestad marital menos rígida. Tanto el Código Civil de 1870 como el
de 1884 tenían una gran influencia del Código Napoleónico de 1804, sin embargo, los legisladores
mexicanos rechazaron en ambos casos la incorporación del divorcio absoluto y del consejo de familia
propuesto en ese instrumento para supervisar la tutela de personas menores de edad e “incapaces”.
Al mismo tiempo, en este periodo se incorporaron algunos cambios críticos de la época moderna,
que reflejaban una tendencia liberal e individualista que favorecía especialmente a los hombres en
la relación, a quienes se les reconoció mayor libertad en la esfera personal y económica. De forma
ambivalente, hubo algunos progresos en la condición jurídica de las mujeres solteras y viudas, pero
no en la condición de las mujeres casadas, que 25 Sánchez, Ramón, “Los grandes cambios en el
derecho de familia en México”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 1981. 58 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández seguían sujetas al control del esposo y
enfrentaban una condición desigual en la sociedad conyugal.26 Potestad marital y privilegio
matrimonial Isabel Cristina Jaramillo27 Los códigos civiles latinoamericanos del siglo XIX
reprodujeron dos instituciones del derecho colonial: la potestad marital y el privilegio matrimonial.
La potestad marital era el conjunto de poderes que el marido adquiría, en virtud del matrimonio,
sobre la persona y los bienes de su mujer. Incluía el poder para decidir el domicilio común, la
facultad exclusiva para disciplinar a los hijos, usufructuar sus bienes y controlar la sexualidad de la
mujer. La posibilidad de exigir el divorcio en caso de que la mujer no siguiera a su marido, y de
obtener la custodia de los hijos como consecuencia del incumplimiento de los deberes de la mujer
como madre y esposa, hacía efectivo el primer poder. Algunos autores admitían incluso que el
marido podía acudir a las fuerzas de policía para hacer que su mujer regresara al domicilio común. El
poder de disciplinar a los hijos se traducía en la posibilidad de pedir la intervención de la policía y en
la que tenía el padre de dejar de proveer en caso de desobediencia de los hijos. El poder sobre la
sexualidad de la mujer se materializaba en la facultad de perseguir y matar a la mujer adúltera y en
la que tenía el marido de hacerse dueño de los bienes de su esposa en caso de infidelidad. Por otra
parte, el marido tenía derecho a administrar todos los bienes de su esposa y de la comunidad, y
tenía derecho a representarla judicial y extrajudicialmente. La esposa podía ser autorizada por su
marido, o por un juez, para hacer transacciones particulares. El privilegio matrimonial se reproducía
al excluir de los beneficios personales y patrimoniales del matrimonio a las parejas que no
cumplieran con las ritualidades exigidas, ya fueran de tipo religioso o secular, y los hijos de esas
parejas no existían como hijos —excepción hecha de los hijos naturales, esto es, los hijos de padres
solteros al momento de la concepción, que podían ser voluntariamente reconocidos por sus padres
—. En consecuencia, contraer un nuevo matrimonio, cuando el primero había fracasado, era muy
difícil. La potestad marital fue eliminada en todos los países latinoamericanos; quedó consagrado
que las mujeres, al igual que los hombres, son capaces de representarse a sí mismas judicial y
extrajudicialmente, y tienen iguales poderes disciplinarios sobre los hijos. Los privilegios
matrimoniales, por su parte, se han venido reduciendo: se acepta ya que la convivencia puede tener
efectos económicos; para los hijos extramatrimoniales es posible obtener el reconocimiento
paterno; los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio tienen iguales derechos, y la regulación
sobre el divorcio se flexibilizó. Las feministas liberales leen estos cambios como un logro en el
camino hacia la igualdad. Pero sus argumentos siguen teniendo vigencia en la medida en que los 26
Arrom, Silvia, op. cit. 27 Esto es una transcripción de Jaramillo, Isabel Cristina, “Familia”, en Motta y
Saéz (eds.), La mirada de los jueces. Género en la jurisprudencia latinoamericana, Siglo del Hombre
Editores, 2008, pp. 267-353. Las uniones: matrimonio y concubinato 59 ordenamientos jurídicos aún
incluyen normas que dan un trato diferenciado a las mujeres. Los argumentos de las feministas
liberales sobre la igualdad formal —o igualdad ante la ley— han sido criticados tanto por sus
supuestos como por sus consecuencias. El que ignoren —según las críticas— las condiciones
materiales y culturales en las que operan las normas jurídicas, dando por sentado que la objetividad
o la neutralidad son alcanzables, en lugar de favorecer a las mujeres de carne y hueso, las perjudica.
Tres tipos de hechos sustentan esta crítica al feminismo liberal: 1) desde el siglo XIX, a pesar de la
abolición de las normas que contemplaban que los maridos fueran obedecidos por sus esposas, las
tasas de violencia contra las mujeres en los espacios “privados” no se han reducido; 2) el acceso de
las mujeres a la propiedad no ha mejorado significativamente, a pesar de no estar sometidas ya a la
potestad marital; 3) el debilitamiento del privilegio matrimonial no se ha reflejado en una mayor
protección a los niños y ancianos ni ha disminuido la vulnerabilidad de las mujeres. Ejercicio 2. ¿La
potestad y el privilegio de quién? 1. ¿Cuál podría ser la respuesta a las críticas al feminismo liberal
sobre la permanencia de condiciones de desigualdad a pesar de la eliminación formal de la potestad
marital y del privilegio matrimonial? ¿De qué manera el derecho de familia contribuye a la
permanencia de la desigualdad? 2. ¿Cuáles figuras legales o normas en los códigos civiles actuales
responden aún o tienen como trasfondo la potestad marital o el privilegio matrimonial? 2. La
Revolución y la Ley de Relaciones Familiares de 1917 El régimen revolucionario implementó cambios
importantes en la regulación del matrimonio, entre los que destacan la incorporación del divorcio
vincular, mayor igualdad entre cónyuges, que implicó disminuir la potestad marital, cambios en el
régimen patrimonial del matrimonio y de los bienes comunes, y una disminución de las diferencias
legales entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. Estos cambios se incorporaron
principalmente a través de la Ley de Relaciones Familiares de 1917, promulgada poco tiempo
después de la aprobación de la Constitución Federal —que definió el matrimonio como un contrato
civil28— y que derogaba la parte correspondiente del Código Civil de 1884. Si bien se reiteró la
autoridad 28 El artículo 130 del texto original de la Constitución de 1917 esteblecía: “El matrimonio
es un contrato civil. Este y los demás actos del estado civil de las personas son de la 60 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández civil sobre el matrimonio, se conservó como
“fines esenciales” la perpetuación de la especie y la ayuda mutua. Divorcio Ley del Matrimonio Civil
(1859) Artículo 4. El matrimonio civil es indisoluble; por consiguiente, solo la muerte de alguno de
los cónyuges es el medio natural de disolverlo; pero podrían los casados separarse temporalmente
por alguna de las causas expresadas en el artículo 20 de esta ley. Esta separación legal no los deja
libres para casarse con otras personas. Artículo 20. El divorcio es temporal, y en ningún caso deja
hábiles a las personas para contraer nuevo matrimonio, mientras viva alguno de los divorciados. Ley
de Relaciones Familiares (1917) Divorcio vincular Artículo 13º. El matrimonio es un contrato civil
entre un solo hombre y una sola mujer, que se unen con vínculo disoluble para perpetuar su especie
y ayudarse a llevar el peso de la vida. Artículo 75. El divorcio disuelve el vínculo de matrimonio y deja
a los cónyuges en aptitud de contraer otro. En el mismo sentido continuó el Código Civil de 1928,
que limitó más la potestad del marido sobre su esposa e introdujo lo que se nombra hoy “divorcio
administrativo”, además de nuevas causales de divorcio. Este Código reconoció por primera vez
efectos legales al concubinato, lo que sería el inicio del reconocimiento formal de otras formas de
fundar una familia, además del matrimonio. El Código fue reformado en 1953 para establecer reglas
que generaban mayor libertad para las mujeres casadas, especialmente en lo relacionado con los
permisos que debían solicitar a sus maridos. 3. Las reformas de las décadas de 1970 y 1990 La
siguiente etapa de modificaciones relevantes a la legislación civil estuvo profundamente marcada
por la discusión internacional sobre los derechos de las mujeres y la adhesión de México a
instrumentos internacionales de derechos humanos. La ONU declaró como “Década de la Mujer” el
periodo entre 1975 y 1985 y, a partir de entonces, se celebraron en los países miembros las
Conferencias Mundiales sobre la Mujer. México firmó la Convención sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación exclusiva competencia de los funcionarios y eutoridades del orden civil,
en los términos prevenidos por las leyes, y tendrán la fuerza y validez que las mismas los atribuyen.”
Las uniones: matrimonio y concubinato 61 contra la Mujer (CEDAW) el 17 de julio de 1980.29 El 4 de
junio de 1995 firmó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer (Belem do Pará).30 Estos tratados tienen artículos específicos sobre la regulación de
la familia: igualdad entre hombres y mujeres, eliminación de la discriminación y violencia.
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer Artículo 16. 1.
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la
mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y, en
particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) El mismo derecho
para contraer matrimonio; b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer
matrimonio sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento; c) Los mismos derechos y
responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su disolución; d) Los mismos derechos y
responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en materias relacionadas
con sus hijos; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial; e) Los
mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y el intervalo entre los
nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y los medios que les permitan ejercer
estos derechos; f) Los mismos derechos y responsabilidades respecto de la tutela, curatela, custodia
y adopción de los hijos, o instituciones análogas cuando quiera que estos conceptos existan en la
legislación nacional; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial;
g) Los mismos derechos personales como marido y mujer, entre ellos el derecho a elegir apellido,
profesión y ocupación; h) Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en materia de
propiedad, compras, gestión, administración, goce y disposición de los bienes, tanto a título gratuito
como oneroso. La Conferencia de 1975, que tuvo lugar en Ciudad de México, dio lugar a un plan de
acción mundial para alcanzar los objetivos del Año Internacional de la Mujer. Previo a la realización
de la conferencia, se reformó la Constitución federal para reflejar la movilización interna y el impulso
in29 La ratificó el 23 de marzo de 1981. 30 La ratificó el 12 de noviembre de 1998. 62 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández ternacional sobre los derechos de las mujeres. El
14 de noviembre de 1974 se publicó la modificación al artículo 4, que marcó el avance definitivo al
reconocimiento formal de la igualdad entre cónyuges, al establecer la igualdad entre hombres y
mujeres en el texto de la Constitución. La reforma incluyó también el derecho a la libertad
procreacional, lo que configuró el reconocimiento constitucional de que el matrimonio no era la
única forma de establecer una familia y que, incluso dentro de él, los cónyuges pueden decidir tener
hijos o no. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Artículo 4o.—La mujer y el hombre
son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona
tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el
espaciamiento de sus hijos. Las reformas de 1983, 1992 y 1994 al Código Civil que regía en Ciudad de
México (y en otros códigos civiles) continuaron con la eliminación de disposiciones contrarias al
reconocimiento de la igualdad entre cónyuges, mientras que las modificaciones de 1997
incorporaron el reconocimiento de la violencia familiar como causal de divorcio. En el año 2000, la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal legisló por primera vez en materia civil —hasta entonces
había sido regulada por el Congreso de la Unión en el Código Federal—. En el amplio paquete de
reformas implementadas destacan, en lo que aquí concierne, el reconocimiento económico del
trabajo en el hogar, la posibilidad de administración común plena de los bienes del matrimonio, la
libertad de trabajo para las mujeres y la eliminación del “fin de perpetuar la especie” como parte de
la definición del concepto de matrimonio. Los grandes cambios en el derecho de familia en México El
tratadista de derecho civil Ramón Sánchez Medal escribió en 1979 (y en la segunda edición de 1991)
sobre los grandes cambios del derecho de familia. En ese momento, el civilista consideró que “el
Derecho de familia se encuentra en un periodo de muy grave crisis” dadas las “disolventes reformas
del Código civil de 1975 que, en detrimento del matrimonio y de la familia, se expidieron con
ocasión del Año Internacional de la Mujer”. En su opinión, las reformas a los códigos civiles que
comenzaron en esos años constituían un “amenazante proyecto” que “exacerbaban con sutileza los
ataques al matrimonio y a la familia”. Abajo se identifican las etapas de cambio que advirtió en su
libro y su opinión sobre la eliminación del “débito carnal” que se discutió en los años que escribió:31
31 Sánchez Medal, Ramón, op. cit. Las uniones: matrimonio y concubinato 63 Primera parte, la etapa
de la “desacralización” o “secularización” de la familia y del matrimonio en la legislación del
presidente Benito Juárez. Segunda parte, la etapa de la “transformación esencial” de la familia y del
matrimonio en las leyes de la Revolución por los presidentes Venustiano Carranza y Plutarco Elías
Calles. Tercera parte, la etapa de la “desintegración” de la familia y del matrimonio a partir de la
legislación del presidente Luis Echeverría. Cuarta parte, las diferentes alternativas jurídicas para la
familia y el matrimonio en la época actual (década de 1990). Débito carnal Esta fuera de duda que lo
esencial del acuerdo de voluntades al celebrar el matrimonio, es que cada uno de los contrayentes
se conceda derecho recíproco y exclusivo sobre su propio cuerpo en orden a los actos aptos para la
procreación. De este derecho bilateral nace lo que se llama “débito conyugal” que consiste en la
obligación que tiene cada uno de los esposos de atender a la solicitud del otro, cuando le pida la
realización del acto propio para la generación. Así, pues, dentro del matrimonio, no es necesario que
los dos cónyuges coincidan en la decisión acerca de la oportunidad y de las condiciones de realizar el
acto conyugal que sea propio para la procreación, salvo casos extraordinarios como, por ejemplo,
una enfermedad o la necesidad de no exhibir ante los demás las relaciones íntimas de los consortes
o el hallarse en estado de ebriedad. Ejercicio 3. Las consecuencias de las esencias 1. ¿Qué explica la
identificación de reformas al régimen legal del matrimonio con una “crisis de la familia”? ¿A qué tipo
de familia se refiere? En tu opinión, ¿qué haría que el matrimonio o “la familia” estuvieran en crisis?
¿Cuál es “la esencia” del matrimonio? ¿las reglas legales tienen esencia o naturaleza?32 2. ¿De qué
manera el derecho del matrimonio y de familia implican la regulación de la sexualidad de las
personas? 3. El débito carnal está estrechamente vinculado con entender la procreación como “fin”
del matrimonio. Durante muchos años, y no hace tanto tiempo, el “deber conyugal” llevó a
considerar que no existía la violación entre cónyuges, como se desprende de la tesis de 1994
siguiente. EJERCICIO INDEBIDO DE UN DERECHO Y NO DE VIOLACIÓN, DELITO DE. La cópula normal
violenta impuesta por el cónyuge, cuando subsiste la obligación de cohabitar, no es integradora del
delito de violación, 32 Sobre el tema, véanse Madrazo Lajous, Alejandro, op. cit. y Gordley, James,
op. cit. 64 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández sino del de ejercicio
indebido de un derecho, previsto en el artículo 226 del Código Penal para el Distrito Federal; pero si
tal comportamiento se presentara en una diversa entidad federativa cuya legislación penal no
prevea esa figura, únicamente podría sancionarse por el ilícito que se integre derivado de la
violencia ejercida para copular.33 En 2005, la SCJN abandonó este criterio (expediente varios
9/2005-PS) y en 2021 sostuvo que es inconstitucional establecer penas menores para la violación
entre cónyuges (acción de inconstitucionalidad 148/2017). ¿Qué razones crees que dio la SCJN para
llegar a estas conclusiones? ¿Qué razones darías tu? II. La protección de los derechos humanos.
¿Qué “naturaleza” y qué “fines” del matrimonio? La incorporación de nuevas fuentes de derecho
con la suscripción de tratados internacionales en las décadas de 1970 a 1990 planteó preguntas muy
relevantes sobre las reglas que rigen el matrimonio y su relación con otros derechos. Hasta
entonces, en todo lo relacionado con el matrimonio, la Suprema Corte resolvía casos con base en
“los fines y esencia del matrimonio” (perpetuación de la especie y fidelidad, con roles sexuados
naturalmente asignados) —como puede verse de los criterios sobre violación entre cónyuges o la
asignación y pérdida de derechos parentales34—, incluso cuando para resolver se atendiera a
criterios relacionados con la igualdad de género.35 Al mismo tiempo ocurrían diversos cambios
legislativos, especialmente en el Distrito Federal, que minaban ideas fundamentales para la
prevalencia del matrimonio como la única vía moral de fundar una familia y como la unión que
merecía mayor protección. Los cambios en la adopción plena, el reconocimiento de derechos en el
concubinato más cercanos a los reconocidos en el matrimonio y la eliminación de algunos requisitos
para casarse 33 Contradicción de tesis 5/92. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Primero y Tercero del Sexto Circuito. 28 de febrero de 1994. Mayoría de tres votos. 34 Vela explica
que en diversas ocasiones las decisiones sobre el reparto de responsabilidades parentales seguidas a
un divorcio contenían razonamientos sobre la “calidad moral” de los excónyuges, cuyo impacto en el
bienestar de niñas y niños era determinante para asignar la custodia. En este sentido, se asumía que
“un mal esposo o esposa es automáticamente un mal progenitor”. 35 Vela, Estefanía, “Same-sex
unions in Mexico: between text and doctrine”, en Sáez, Macarena (ed.), Same Sex Couples-
Comparative Insights on Marriage and Cohabitations, pp. 49-83, Washington, Springer, Dordrecht,
2015. Las uniones: matrimonio y concubinato 65 contribuyeron a poner en tela de juicio el vínculo
entre el matrimonio y la procreación. Sin embargo, los cambios legales no impidieron las
contradicciones entre las reformas y los razonamientos con base en conceptos tradicionales del
matrimonio y la familia, que se manifestaron a través de litigios.36 Ya con estos nuevos parámetros,
la incorporación del divorcio incausado (sin tener que probar una razón legal para la disolución del
matrimonio) en las legislaciones locales tensionó la protección del matrimonio como un fin en sí
mismo y los derechos de las personas en lo individual. Como se verá en el siguiente capítulo, al
resolver sobre la validez del divorcio sin expresión de causa, la SCJN por primera vez sostuvo que
mantener un vínculo matrimonial no es lo mismo que proteger a la familia.37 La Corte fue clara en
señalar que aunque el matrimonio es una forma de fundar una familia, el divorcio representaba sólo
el reconocimiento por parte del Estado de una situación de desvinculación de los cónyuges, cuya
voluntad de no permanecer unidos legalmente merece protección. 1. El matrimonio entre personas
del mismo sexo: ¿qué familia(s)? Aunque los cambios en la regulación del matrimonio fueron
constantes, la reforma de 2009 en Ciudad de México, que eliminó el requisito de que los cónyuges
en un matrimonio fueran un hombre y una mujer, iniciaría una nueva etapa en los debates sobre el
matrimonio en México. Esta discusión fue paralela a otras que antes o después comenzaron en
diversas partes del mundo. El debate sobre el matrimonio igualitario hizo aún más visible que la
definición del matrimonio civil es contingente, elegida y transformable38 y permitió verificar cómo
se construyó el matrimonio y cómo puede cambiar.39 En el mundo occidental pueden identificarse
dos direcciones que tomaron estos debates. Por un lado, algunos países asumieron la discusión
desde una postura que mantenía al matrimonio como el paradigma del derecho de familia. En estos
debates, la discusión estuvo centrada en el valor del 36 Idem. 37 Véase, por ejemplo, amparo
directo en revisión 917/2009. 38 West, Robin, Marriage, sexuality and gender, Colorado, Paradigm
Publishers, 2007. 39 Restrepo, Esteban, “El matrimonio gay en América Latina: Entre la conformidad
y la subversión”, en Reconceptualizaciones jurídicas. El matrimonio y la violencia de género, Ciudad
de México, Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2018. 66 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández matrimonio por sí mismo, como un tipo de unión que, se
asume, hace a la sociedad mejor. Lo que los tribunales decidieron en estos casos fue si las parejas
del mismo sexo tenían derecho a casarse, sin que esto afectara la figura jurídica del matrimonio.
Este enfoque, caracterizado como conformista, dejó de lado las preguntas sobre la protección que
merecen otros lazos familiares que se forman en la realidad.40 En otros, la discusión estuvo
centrada en determinar si resultaba razonable mantener la preponderancia del matrimonio como
forma de integrar una familia, lo que dio lugar a analizar el valor de otras formas de unidad familiar y
el papel del Estado en la protección de derechos individuales de quienes deseaban casarse. Esta
postura permitió reevaluar la posición legal privilegiada del matrimonio en la regulación de los
derechos de la familia y sus miembros, a partir de un estudio desde los derechos a la igualdad y
autonomía (o libre desarrollo de la personalidad en México), en conjunto con el derecho a la
dignidad.41 En este segundo supuesto se analizó si extender el matrimonio a personas del mismo
sexo era la decisión correcta, por considerar que estas parejas debían ser tratadas de forma igual a
las parejas heterosexuales. Este tipo de razonamientos no requiere que los tribunales adopten una
posición sobre la importancia del matrimonio en sí mismo, sino que refuerza la perspectiva de los
derechos individuales, que nos lleva a preguntarnos si los beneficios planificados para parejas
heterosexuales deben ser garantizados a todas las personas en una situación similar. La discusión
pasa así del significado legal del matrimonio a la interpretación de los derechos individuales a la
igualdad y autonomía.42 En el segundo caso es en el que encuadra el enfoque adoptado por la
Suprema Corte mexicana. El 29 de diciembre de 2009 se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal un decreto por el que se reformaron diversas disposiciones del Código Civil y del Código de
Procedimientos Civiles locales. Entre los artículos reformados se modificó el 146, para quedar como
sigue: 40 Sáez, Macarena, “Transforming family law through same-sex marriage: lessons from (and
to) the western world”, Duke Journal of Comparative & International Law, vol. 25, 2014. Macarena
Sáez menciona como parte de esta postura diversos casos en Estados Unidos, como Skinner vs.
Oklahoma, Zablocki v. Redhail y Goodridge v. Department of Public Health. 41 Idem. 42 Idem. Las
uniones: matrimonio y concubinato 67 Artículo 146.— Matrimonio es la unión libre de dos personas
para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua.
Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las formalidades que estipule el presente
código. Hasta entonces, el artículo disponía que el matrimonio debía celebrarse entre un hombre y
una mujer, y agregaba que los cónyuges tenían la posibilidad de procrear hijos de manera libre,
responsable e informada. Cabe mencionar que la reforma al artículo no estuvo aparejada a la
modificación de las disposiciones que regulaban la adopción en la entidad, por lo que (en principio)
no existía impedimento legal para que los matrimonios de personas del mismo sexo iniciaran estos
procedimientos. El mes siguiente a la publicación de la reforma, el entonces procurador general de
la república presentó una acción de inconstitucionalidad ante la SCJN. Se argumentó que en México
existía un “modelo ideal de familia” protegido por la Constitución, conformado por padre, madre e
hijos. Por ello, la institución idónea para proteger ese modelo debía ser el matrimonio, que permitía
la tutela de derechos y obligaciones asociados con la reproducción, mientras que otras uniones cuyo
principal objetivo no era la reproducción podían ser protegidas mediante otras figuras jurídicas,
como el concubinato y las sociedades de convivencia. Aseguró que los miembros de la familia “no
tienen derechos individuales en cuanto integrantes de ella, sino que existe entre ellos una
vinculación recíproca de interdependencia, una subordinación a un fin superior y una asignación de
funciones dispuesta por la ley”.43 Consecuente con estos y otros argumentos, el procurador solicitó
a la Corte declarar la inconstitucionalidad de la reforma porque las parejas del mismo sexo no se
encontraban en la misma posición que las parejas heterosexuales —dado que son incapaces para
procrear de manera conjunta—. La reforma en el Distrito Federal, añadió, generaba conflictos
normativos con otras entidades, que se verían obligadas a reconocer matrimonios entre personas
del mismo sexo. Por último, argumentó que la posibilidad de las parejas homosexuales de adoptar
implicaba un perjuicio para el interés superior de la infancia. La Corte retomó algunos
razonamientos de resoluciones anteriores sobre derechos de personas trans44 y las resoluciones
sobre divorcio incausa43 Acción de inconstitucionalidad 2/2010, SCJN, Pleno, 16 de agosto de 2010.
44 Amparo directo civil 6/2008 (relativo a los derechos de las personas trans y al reconocimiento
legal de su identidad). 68 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández do, para
realizar un análisis del problema desde el derecho a la dignidad, asociado con el libre desarrollo de la
personalidad.45 Al resolver el caso, la SCJN sentó las bases para una completa reconfiguración del
derecho de familia, que permearía todas las resoluciones posteriores en una diversidad de temas.
Las ideas fundamentales de la sentencia son las siguientes.46 a) El matrimonio y la familia no son
conceptos estáticos ni equivalentes. A partir de los cambios verificados en la legislación, la definición
tradicional del matrimonio no es inmodificable por el legislador, especialmente tomando en cuenta
el proceso de secularización de la sociedad y del propio matrimonio. b) El mandato de protección
constitucional de artículo 4 no se limita a un modelo o estructura familiar, sino que debe abarcar a la
gran diversidad de formas como pueden integrarse las familias, que no siempre derivan del
matrimonio. La labor del legislador debe buscar siempre arropar o acoger a todos los tipos de familia
(como realidad social), sin excepción alguna. c) El derecho al libre desarrollo de la personalidad
deriva de la dignidad humana, que protege el derecho de los individuos a elegir de forma libre y
autónoma cómo vivir su vida y que comprende, entre otros, el derecho a contraer o no matrimonio
y a la libertad reproductiva.47 d) La potencial reproducción entre cónyuges no es un fin esencial del
matrimonio. Por lo anterior, que las parejas del mismo sexo no puedan procrear biológicamente no
es una justificación razonable para excluirlas del matrimonio. e) La orientación sexual de una
persona constituye una categoría especialmente protegida por la Constitución, de modo que deben
justificarse de forma muy robusta las distinciones basadas en esta clasificación. f) A las personas con
orientaciones sexuales diversas a la heterosexual y a parejas del mismo sexo no puede negárseles a
priori la posibilidad de adoptar, en tanto no existe ninguna evidencia que indique 45 Sáez,
Macarena, op. cit.; Vela, Estefanía, “La evolución del divorcio en clave de derechos y libertades”,
Nexos, El Juego de la Corte, 2013. Disponible en: http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=3004.
46 Acción de inconstitucionalidad 2/2010, op.cit. 47 Ibidem, párrs. 263, 265. Las uniones:
matrimonio y concubinato 69 que es perjudicial para los niños crecer en una familia homoparental.
Por el contrario, permitir la adopción para estas parejas posibilita que los niños y niñas puedan
crecer en una familia. En posteriores resoluciones,48 la Corte sostendría que los matrimonios entre
parejas del mismo sexo no sólo son admisibles, sino que las normas que las excluyen de uniones y
establecen regímenes de “separados pero iguales”49 son discriminatorias. La consecuencia de estos
fallos no sólo garantizó a las parejas del mismo sexo el acceso al matrimonio, sino que generó el
acceso a todas las uniones familiares a un análisis desde un enfoque de garantía de derechos de sus
miembros. De manera muy importante para toda la jurisprudencia que vendría después, lo resuelto
sobre matrimonio igualitario dio pie al estudio de la familia y del derecho de familia “como realidad
social”. Como señala Vela, “ahí donde hay una figura que regula derechos y obligaciones entre
personas que tienen un lazo de afecto y buscan su reconocimiento por parte del Estado, ahí es
donde se tiene que garantizar que el acceso a esta sea en condiciones de igualdad”.50 Ejercicio 4.
Los declaro marido y marido 1. ¿De qué manera el reconocimiento legal del matrimonio igualitario
pone en duda las premisas fundamentales de la Epístola de Melchor Ocampo? III. Aspectos
relevantes sobre la regulación actual del matrimonio en México Según la dogmática civil tradicional,
a pesar de cierto debate, el matrimonio tiende a clasificarse como un acto jurídico. Esta
categorización permitía catalogar las normas legales del Código Civil en lo que se conoce como
requisitos de existencia (o de fondo) y validez (de forma) del matrimonio. La distinción entre este
tipo de requisitos tendría como propósito 48 Véanse, por ejemplo, los amparos en revisión
581/2012, 457/2012, 567/2012 y 152/2013. 49 Ibarra, Ana y Treviño, Sofía, “Constitución y familia
en México: nuevas coordenadas”, en Ibarra, Ana y Espejo, Nicolás (eds.), La constitucionalización del
derecho de familia: perspectivas comparadas, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2020.
50 Vela, Estefanía, “Las uniones entre personas del mismo sexo”, en Martínez Verástegui, Alejandra
(coord.), Los derechos de la diversidad sexual. Un diálogo entre la Suprema Corte, la academia y la
sociedad civil, Ciudad de México, Centro de Estudios Constitucionales, 2021. 70 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández atribuir diferentes consecuencias jurídicas ante su falta
o ausencia. No consideramos necesario profundizar en esta metodología, pues existen múltiples
descripciones doctrinales de los códigos civiles en este sentido en otros trabajos.51 En muchos
casos, la jurisprudencia ha modificado las normas aplicables o plantea argumentos para reconsiderar
los requisitos vigentes, por lo que más bien concentraremos el estudio en la discusión
jurisprudencial. Se utilizará el código de Ciudad de México como referencia. 1. Requisitos para
contraer matrimonio Código Civil para el Distrito Federal Artículo148. Para contraer matrimonio es
necesario que ambos contrayentes hayan cumplido 18 años de edad. Artículo 235. Son causas de
nulidad de un matrimonio: I. El error acerca de la persona con quien se contrae, cuando
entendiendo un cónyuge celebrar matrimonio con persona determinada, lo contrae con otra; II. Que
el matrimonio se haya celebrado concurriendo algunos de los impedimentos enumerados en el
artículo 156; siempre que no haya sido dispensado en los casos que así proceda; y III. Que se haya
celebrado en contravención a lo dispuesto en los artículos 97, 98, 100, 102, 103 y 148. a. Matrimonio
de personas menores de edad En la Ley de Matrimonio Civil de 1859, con el consentimiento de los
padres —específicamente del padre— un adolescente mayor de 14 años y una adolescente mayor
de 12 podían contraer matrimonio. Esta norma establecía incluso la posibilidad de que, en casos
excepcionales, se llevara a cabo un matrimonio entre personas de menor edad. La Ley de Relaciones
Familiares de 1917 estableció un mínimo de 14 años para la mujer y 16 para el hombre que
desearan casarse (la regulación fue muy similar durante el resto del siglo XX). A pesar de la entrada
en vigor de la Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para
Contraer Matrimonio y el Registro de los Matrimonios, en 1962, fue sólo hasta esa última década en
que se tomaron acciones al respecto. Campañas interna51 Véanse, por ejemplo, Buenrostro Báez,
Rosalía y Baqueiro Rojas, Edgar, Derecho de familia, Oxford Uinversity Press, 2019, pp. 70 y ss.; Pérez
Contreras, María de Montserrat, Derecho de familia y sucesiones, 2010, UNAM, pp. 30 y ss. Las
uniones: matrimonio y concubinato 71 cionales de la ONU y UNICEF concentraron esfuerzos para
terminar con el matrimonio infantil y otras formas de cohabitación equiparable; una de las
estrategias fue la modificación de la legislación todavía existente para subir la edad mínima para
contraer matrimonio a los 18 años y eliminar la posibilidad de excepciones o dispensas.52 En 2014
entró en vigor la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que estableció la
obligación de las entidades federativas de fijar como edad mínima para casarse los 18 años. Sin
embargo, prevaleció en los códigos locales la posibilidad de solicitar y obtener una dispensa judicial
para casarse antes de la mayoría de edad. En 2019 entraron en vigor las reformas al Código Civil
Federal, con las que se estableció que la edad mínima para casarse era 18 años y se eliminaron las
dispensas y excepciones a esta regla. Recientemente, la Suprema Corte estableció que las dispensas
judiciales para contraer matrimonio antes de la mayoría de edad son inconstitucionales, pues la
restricción está relacionada con la protección de la integridad de las personas menores de edad.
Algunas de las principales razones por las que la Corte ratificó que la edad mínima no puede ser
dispensada fueron que, frecuentemente, la permisión de matrimonios infantiles está relacionada
con la pobreza, pues las uniones son vistas como un medio para asegurar la subsistencia económica
de una de las partes. Además, este fenómeno está asociado con la poca o nula educación escolar,
violencia por razones de género y estereotipos sobre la sexualidad que se agravan en situaciones de
conflicto o crisis humanitaria. En números, la Corte destacó que según la Encuesta Nacional de la
Juventud 2010, 17.3% de las mujeres entre los 20 y 24 años de edad se casaron siendo niñas,
mientras que sólo 3.9% de varones estuvo en la misma situación. Además, en 2014 había 15% de
adolescentes de 15 a 19 años casadas o en unión libre.53 La Corte concluyó que la eliminación de las
dispensas para contraer matrimonio no restringe el libre desarrollo de la personalidad de las
personas menores de edad, sino que es una medida para garantizar el ejercicio de ese derecho, al
constituir una protección temporal para el disfrute de la niñez que busca garantizar la oportunidad
de desarrollarse de forma plena. El Código Civil Federal se modificó en este sentido en 2019 y hoy los
32 estados de la Federación eliminaron las dispensas judiciales.54 52 UNICEF, Reporte Ejecutivo,
Accelerate Actions to End Child Marriage and Early Unions in Latin America and the Caribbean, 2018.
53 Acción inconstitucionalidad 22/2016 y amparo en revisión 1364/2017. 54 El último estado en
adoptar la modificación fue Baja California, el 14 de septiembre de 2021. 72 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández 2. Impedimentos para contraer matrimonio Código
Civil para el Distrito Federal ARTICULO 156.— Son impedimentos para celebrar el matrimonio: I.— La
falta de edad requerida por la Ley; II.— (DEROGADA, G.O. 13 DE JULIO DE 2016) III.— El parentesco
de consanguinidad, sin limitación de grado en línea recta ascendiente o descendiente. En la línea
colateral igual, el impedimento se extiende hasta los hermanos y medios hermanos. En la colateral
desigual, el impedimento se extiende solamente a los tíos y sobrinos, siempre que estén en tercer
grado y no hayan obtenido dispensa; IV.— El parentesco de afinidad en línea recta, sin limitación
alguna; V.— (DEROGADA, G.O. 5 DE ABRIL DE 2017) VI.— El atentado contra la vida de alguno de los
casados para contraer matrimonio con el que quede libre; (REFORMADA, G.O. 25 DE MAYO DE 2000)
VII.— La violencia física o moral para la celebración del matrimonio; VIII.— La impotencia incurable
para la cópula; IX.— Padecer una enfermedad crónica e incurable, que sea, además, contagiosa o
hereditaria; X.— Padecer algunos de los estados de incapacidad a que se refiere la fracción II del
artículo 450; XI.— El matrimonio subsistente con persona distinta de aquella con quien se pretenda
contraer; y XII.— El parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado, en los términos
señalados por el artículo 410-D. Son dispensables los impedimentos a que se refieren las fracciones
III, VIII y IX. En el caso de la fracción III sólo es dispensable el parentesco de consanguinidad en línea
colateral desigual. La fracción VIII es dispensable cuando la impotencia a que se refiere, es conocida
y aceptada por el otro contrayente. La fracción IX es dispensable cuando ambos contrayentes
acrediten fehacientemente haber obtenido de institución o médico especialista, el conocimiento de
los alcances, los efectos y la prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y
manifiesten su consentimiento para contraer matrimonio. ARTICULO 157.— Bajo el régimen de
adopción, el adoptante no puede contraer matrimonio con el adoptado o sus descendientes.
ARTICULO 159.— El tutor no puede contraer matrimonio con la persona que ha estado o está bajo
su guarda, a no ser que obtenga dispensa, la que no se le concederá por el Presidente Municipal
respectivo, sino cuando hayan sido aprobadas las cuentas de la tutela. Esta prohibición comprende
también al curador y a los descendientes de éste y del tutor. Las uniones: matrimonio y concubinato
73 ARTICULO 160.— Si el matrimonio se celebrare en contravención de lo dispuesto en el artículo
anterior, el juez nombrará inmediatamente un tutor interino que reciba los bienes y los administre
mientras se obtiene la dispensa. a) Parentesco. Tanto el Código Civil Federal como el Código Civil del
Distrito Federal establecen la imposibilidad de contraer matrimonio entre personas que tengan un
parentesco. b) El atentado contra la vida de alguno de los casados para contraer matrimonio con el
que quede libre. Otros impedimentos que siguen vigentes, pero deben ser analizados a la par de los
criterios de la Suprema Corte son los siguientes: a) Violencia. Diversos códigos establecen que la
violencia física y moral que se utiliza para obtener el consentimiento de una de las partes para el
matrimonio resulta una causa de nulidad. Sin embargo, el derecho para ejercer la acción necesaria
prescribe a los 60 días del cese de la violencia. Esta regla de procedimiento dio lugar en 2012 al ADR
413/2012, respecto a la legislación de Morelos. En el asunto, la Corte convalidó la regla, debido a
que consideró que el plazo era general, razonable y objetivo, por lo que no vulneraba el derecho de
acceso a la justicia. Valdría la pena preguntarnos si el entendimiento actual del tema permitiría una
nueva conclusión, pues la violencia familiar es un problema de tan gran alcance en la integridad
personal de las víctimas que el plazo establecido puede hacer nugatorios sus derechos. b)
Impotencia incurable para la cópula. En diversos ordenamientos, este impedimento se contempla
junto con el de padecer una enfermedad crónica e incurable, que sea contagiosa o hereditaria y
admite dispensa judicial. El impedimento está relacionado con la idea de que la procreación es uno
de los fines esenciales del matrimonio, que fue rechazada en las sentencias que analizan la
constitucionalidad del matrimonio igualitario. c) Padecer una enfermedad crónica e incurable, que
sea, además, contagiosa o hereditaria. Este impedimento está establecido en el artículo 156 fracción
IX del Código Civil de la Ciudad de México y en el 156 fracción VIII del Federal. En Ciudad de México
este requisito admite dispensa judicial cuando quienes desean casarse logran acreditar que conocen
los alcances, los efectos y la prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y
manifiestan que de- 74 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández sean casarse.
En el amparo directo en revisión 670/202155 la Corte realizó un análisis de constitucionalidad del
requisito, en atención a que se trataba de la categoría sospechosa de salud, que podía dar lugar a
una violación al principio de igualdad y no discriminación; determinó que el impedimento
transgredía el derecho al libre desarrollo de la personalidad y afectaba la salud mental de quienes
eran sujetos de la restricción. La sentencia concluyó que la medida es inconstitucional, dado que
existen opciones menos restrictivas para garantizar los derechos de los cónyuges, como prestar
consejería en materia de salud a quienes estén en ese supuesto. d) Discapacidad
intelectual/incapacidad natural y legal. En diversos códigos civiles del país se establece que la
discapacidad intelectual por sí misma o como causa de incapacidad legal es un impedimento para
acceder al matrimonio. Esta restricción fue analizada por la Suprema Corte en la acción de
inconstitucionalidad 90/2018, en relación con el Código Civil para el Estado de Guanajuato. La Corte
determinó, por un lado, que las normas que asimilan la discapacidad con la incapacidad jurídica
resultan contrarias al derecho humano a la igualdad y al modelo social de discapacidad (p. 18). En
relación con el impedimento para contraer matrimonio, el Pleno señaló que la prohibición absoluta
establecida para las personas con discapacidad intelectual de contraer matrimonio es
discriminatoria y no es susceptible de interpretación conforme, sino que debe ser declarada
inconstitucional. Lo anterior porque esa restricción es contraria a la dignidad del ser humano y al
derecho a la igualdad, pues restringir los derechos al matrimonio y a la familia es perjudicial a las
posibilidades de que la persona con discapacidad pueda desarrollar su propio proyecto de vida en
condiciones de dignidad (p. 37). 3. Plazo para poder volver a contraer matrimonio El Código Civil
Federal establece que la mujer no puede contraer matrimonio nuevamente sino hasta pasados 300
días de la disolución del anterior, a menos de que dentro de ese plazo dé a luz un hijo. En otros
casos, los códigos civiles establecen la obligación de practicarse una prueba de emba55 Amparo
directo en revisión 670/2021, fallado el 27 de octubre de 2021. El caso se analizó en relación con los
requisitos de validez del concubinato, sin embargo, el mismo requisito está regulado en las uniones
matrimoniales. Las uniones: matrimonio y concubinato 75 razo, cuyo resultado positivo debe
comunicarse al oficial del Registro Civil para que rectifique la voluntad de las partes de contraer
matrimonio.56 Esta restricción sin duda asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que
tendrían que ser analizados a la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades
establecían un plazo mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en
posibilidad de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte
estableció que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad, pues
aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la familia, no es
idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de organización y desarrollo de la
familia que no corresponde con el principio de protección familiar establecido en el artículo 4
constitucional. IV. El matrimonio y los bienes En este apartado se describen algunas de las
regulaciones sobre bienes del matrimonio, como los regímenes patrimoniales y las donaciones.
Otras consecuencias de estas reglas de distribución, ya sea derivadas de la separación o de sistemas
de seguridad social no enmarcados tradicionalmente en el derecho familiar, se analizan con
posterioridad. 1. Regímenes patrimoniales Los regímenes patrimoniales del matrimonio regulan las
relaciones sobre los bienes entre cónyuges. De acuerdo con la Suprema Corte, son la solución que el
ordenamiento jurídico ofrece para responder a las necesidades del grupo familiar originado en el
matrimonio, tanto en el aspecto interno (en relación con la contribución de cada cónyuge a las
cargas familiares), como en el externo (relativo a la responsabilidad de los cónyuges frente a
terceros acreedores por las deudas familiares). En principio, las reglas legales de cada régimen
económico permiten a los cónyuges pactar los aspectos específicos del régimen al cual se acogen, a
través de las capitulaciones matrimoniales, y cuando los cónyuges no hagan uso de la autonomía de
su voluntad en el aspecto económico referido, la ley establece las previsiones supletorias necesarias
para normarlo.57 56 Véanse, por ejemplo, artículos 155 del Código Civil de Baja California y 165 del
Código Civil de Baja California Sur. 57 Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera Sala, 13 de
mayo de 2020. 76 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández A diferencia de la
regulación del matrimonio, los regímenes patrimoniales no tuvieron un gran número de cambios
durante la historia. Durante la primera época del México independiente continuó la vigencia de la
normativa colonial, en la que Las Partidas establecían un régimen de gananciales, que generaba una
comunidad de bienes a partes iguales entre los cónyuges, pero administrada en todo por el
esposo.58 La vigencia de este régimen continuó con la Ley Orgánica del Registro Civil, que hacía
referencia a las gananciales como el único régimen patrimonial aplicable al matrimonio.59
Posteriormente, el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de 1870
incorporó el régimen de separación de bienes, que permitía a los cónyuges conservar la propiedad y
la administración de los bienes que pertenecían a cada uno, lo mismo que los frutos y accesiones de
dichos bienes. En este régimen eran propios de cada uno de los esposos los salarios, sueldos,
emolumentos y ganancias obtenidos por servicios personales, por el desempeño de un empleo, por
el ejercicio de su profesión, comercio o industria.60 Las disposiciones se replicaron en el Código de
1884, que estuvo vigente hasta la Ley de Relaciones Familiares de 1917. La administración de los
bienes en la sociedad conyugal seguía en manos del hombre, la mujer se encontraba limitada
legalmente para participar en una buena parte de actos jurídicos y la sociedad conyugal fue el
régimen más utilizado. Con el régimen revolucionario, la Ley de Relaciones Familiares de 1917
terminó con la sociedad legal de gananciales como el régimen presupuesto para el matrimonio
(regla subsidiaria o de default). La nueva ley estableció que, a falta de acuerdo en contrario, cada
cónyuge seguiría siendo dueño de sus bienes y de los frutos o rendimientos que le produjeran. Dado
que la ley incorporó el divorcio vincular, este cambio de normas estaba pensado (paradójicamente)
para evitar abusos sobre los bienes de las mujeres, que podrían contraer matrimonio y ser
abandonadas, con lo que perderían la mitad de su patrimonio.61 58 Brena, Ingrid, “Los regímenes
patrimoniales del matrimonio en el siglo XIX en México”, en Bernal, Beatriz (coord.), Memoria del IV
Congreso de Historia del Derecho Mexicano, t. I, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 1986. 59 Ramírez, Benito, “Evolución histórica de los regímenes patrimoniales del
matrimonio en la legislación civil federal mexicana”, Revista Mexicana de Historia del Derecho, pp.
85-112, 2018. 60 Idem. 61 Adame, Jorge, op. cit. Las uniones: matrimonio y concubinato 77
Actualmente, la regulación jurídica del matrimonio, también en relación con los bienes, refleja la
intención de conciliar la necesidad de garantizar el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las
dos personas contrayentes y la de someter esa autonomía a límites derivados del interés público y
social para proteger la organización y el desarrollo integral de los miembros de la familia. En una
sociedad desigual, la conclusión sobre si efectivamente ese es el impacto de la regulación
patrimonial sobre el matrimonio no es muy clara. Sobre la regulación actual,62 existen tres
conceptos importantes: 1. La sociedad conyugal63 es la comunidad de bienes entre consortes que
“por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de mutua colaboración y
esfuerzos que vinculan a los cónyuges”,64 les da derecho igual sobre los bienes, de manera que
participan por mitad en los beneficios y en las cargas y tienen igual derecho sobre la administración
de los bienes comunes. En las cuestiones particulares sobre la sociedad son aplicables las
disposiciones legales sobre copropiedad. Esta sociedad se constituye con el objetivo de lograr el
sostenimiento del hogar y cubrir los gastos de la familia, por lo que las aportaciones de los cónyuges
están destinados a esos fines comunes, cuando no existen capitulaciones matrimoniales en
contrario. 2. Por su parte, la separación de bienes65 es el régimen en el cual cada parte mantiene su
masa patrimonial de forma independiente. Sobre este régimen, la Corte ha precisado que no puede
entenderse como una situación propia de dos personas extrañas cuyos patrimonios se yuxtaponen y
se comparan en un determinado momento. El régimen de separación de bienes es, antes que nada,
un régimen económico matrimonial y, por tanto, es un esquema en el que los derechos de
propiedad son necesariamente armonizados con la necesidad de atender a los fines básicos e
indispensables de esta institución.66 3. Las capitulaciones matrimoniales (artículos 189 y 190 del
Código Civil), como señalamos, son los pactos que las o los consortes celebran para constituir tanto
la sociedad conyugal como la separación de bienes y reglamentar su administración. A través de un
pacto, convenio o acuerdo, que se puede modificar incluso durante la vi62 Véanse los artículos 178 a
182 Sextus del Código Civil para el Distrito Federal. 63 Véanse adicionalmente los artículos 183 a 206
bis del mismo código. 64 Contradicción de tesis 89/96, SCJN, Primera Sala, 28 de marzo de 2001 65
Véanse los artículos 207 a 231 del código. 66 Amparo directo en revisión 2730/2015, SCJN, Primera
Sala, 23 de noviembre de 2016. 78 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández
gencia del matrimonio, las partes deciden sobre el destino de los bienes y su libertad configurativa
está limitada únicamente por las razones establecidas en la ley, que buscan evitar acuerdos que
generen inequidad o desventaja. 2. Temas especiales sobre matrimonio y bienes a. Bienes que
integran la sociedad conyugal Un problema común en los juicios familiares es saber qué bienes
integran la sociedad conyugal. En general y para Ciudad de México, de acuerdo con el artículo 183
del Código Civil, los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán parte de la sociedad
conyugal, salvo pacto en contrario. Sobre el tema, en 2010 la Corte resolvió una contradicción de
criterios entre tribunales de Zacatecas. Un tribunal determinó que a falta de capitulaciones
matrimoniales todos los bienes obtenidos por los cónyuges durante el matrimonio debían
considerarse parte de la sociedad, entendida como una comunidad universal de bienes de las partes,
pues ello era coherente con “la conciencia de que el matrimonio es una unión de esfuerzo,
colaboración, trabajo y fin común, que no se distinguía en relación con los bienes”. Por su parte, otro
tribunal determinó que, a falta de capitulaciones, la determinación sobre los bienes que integran la
sociedad debía responder a las reglas generales de interpretación de los contratos, por lo que los
bienes adquiridos a título gratuito, por herencia, donación o don de la fortuna, no forman parte del
patrimonio común. Al resolver la contradicción,67 la Corte determinó que ante la ausencia de
capitulaciones matrimoniales, los bienes adquiridos por uno solo de los cónyuges a título gratuito,
por donación, herencia, legado o fortuna, no forman parte del patrimonio común de la sociedad
conyugal, sino que debía atenderse a la regulación del sistema legal de gananciales, lo que busca
alcanzar la justicia y equidad en la distribución de la riqueza obtenida durante el matrimonio.
Destaca de esta resolución que la razón medular del régimen de gananciales es reconocer la
participación, trabajo, colaboración y esfuerzo de ambos cónyuges para la obtención de un fin
común. 67 Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera Sala, 13 de mayo de 2020. Las uniones:
matrimonio y concubinato 79 b. Robo entre cónyuges Los casos en los que se ha reclamado robo
entre personas casadas también han permitido definir el alcance de los regímenes patrimoniales y el
derecho individual de los cónyuges respecto de los bienes. El robo simple entre cónyuges68 se
puede configurar incluso cuando se comete en relación con un bien que pertenece a la sociedad
conyugal, pues estos bienes están destinados a realizar los fines comunes del matrimonio, por lo que
su dominio y administración residen en ambas partes de forma igual. El criterio fue reiterado en la
acción de inconstitucionalidad 81/2019: el matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal no
implica en automático la conformación de un solo patrimonio en el que ambos cónyuges se vuelven
propietarios de los bienes adquiridos a partir de la constitución de la sociedad. c. Donaciones
relacionadas con el matrimonio Por último, repasaremos algunos de los criterios vigentes en relación
con las donaciones en el matrimonio. Los códigos civiles regulan un régimen de excepción para las
donaciones antenupciales y entre consortes (cónyuges) que varía en cada estado. En Ciudad de
México las donaciones antenupciales y durante el matrimonio son revocables en cualquier tiempo y
sin expresión de causa, se confirman únicamente con la muerte del donante (artículos 219 a 231 del
Código Civil).69 En diversos asuntos se ha analizado si la revocación de donaciones viola el derecho a
la propiedad de la parte donataria (en los casos los bienes fueron donados por hombre a mujeres), al
no poder disponer plenamente del bien sino hasta la muerte del donatario. La Corte ha concluido en
cada caso que estas reglas específicas no violan el derecho a la propiedad porque las donaciones
entre consortes o personas que pretenden contraer matrimonio no buscan “salvaguardar el
incremento cuantitativo de riqueza de una persona, sino la posibilidad de que, a través de los bienes
respectivos, pueda realizar un proyecto de vida”.70 68 Contradicción de tesis 46/2002, SCJN,
Primera Sala, 22 de noviembre de 2002 y 7 de febrero de 2003. 69 Algunos precedentes sobre el
tema son los ADR 3979/2018, 7808/2018, ADR 4270/2019 y ADR 2480/2019. 70 Amparo directo
31/2020, párr. 97; contradicción de tesis 268/2021. 80 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen
Treviño Fernández Este criterio también fue reiterado en los casos de revocación ocurridos después
del divorcio. A pesar de que la revocación de donaciones afecta el proyecto de vida de quien recibe
el bien y podría analizarse desde sus potenciales efectos adversos para determinado grupo, hasta
ahora las resoluciones en esta materia han estado orientadas a establecer que las reglas de
revocación no son inconstitucionales, pues no se verifica en los casos una confrontación con los
derechos humanos de las partes. 3. El trabajo doméstico como aportación económica La división
sexual del trabajo en la familia (bajo la cual los hombres se dedican al trabajo fuera del hogar y las
mujeres al cuidado del hogar y de los hijos) y la ausencia de valoración económica del trabajo de
cuidados generaron una desventaja histórica que afecta de forma desproporcionada a las mujeres.
En reconocimiento de este problema, convenciones internacionales como la CEDAW han establecido
normas que determinan que es obligación de los Estados garantizar la igualdad de derechos en el
matrimonio para las partes, lo que implica la necesidad de crear condiciones de igualdad en lo
patrimonial y reconocer el aporte de las labores de cuidado desempeñadas en la familia. De este
modo, las reformas al Código Civil del Distrito Federal de mayo del 2000 reconocieron que el
desempeño del trabajo en el hogar o el cuidado de los hijos es una contribución económica al
sostenimiento del hogar. Entre otros temas, el cambio legal dio lugar a la compensación económica
o indemnización. Esta figura fue replicada luego en otros códigos civiles y permite que, incluso
cuando el matrimonio no se celebró conforme al régimen de sociedad conyugal, la parte que se
dedicó a este “trabajo del hogar” tiene derecho a reclamar un porcentaje de los bienes obtenidos
durante la relación.71 Ejercicio 5. Lo mío es mío y lo tuyo es de los dos 1. Compara las reglas
patrimoniales del matrimonio de México con otros países del mundo. ¿Cuál es la regla subsidiaria (o
de default) ante la falta de convenio expreso entre las partes? 2. ¿A quién beneficia y a quién
perjudican la regla de default? ¿Qué principios están detrás de reconocer la voluntad de las partes
en la determinación de sus bienes?¿Qué principios estarían detrás de reconocer la sociedad
conyugal como la regla de default? 71 La compensación económica es abordada en otro capítulo de
esta obra. Las uniones: matrimonio y concubinato 81 3. ¿Cuál es la justifi cación para considerar que
la donaciones entre cónyuges son revocables? ¿Cómo se relaciona la revocabilidad de las
donaciones con la “excepcionalidad del derecho de familia” analizada en la introducción a este libro?
¿Estás de acuerdo con las resoluciones de la Corte que sostienen que es constitucional la
revocabilidad de las donaciones entre cónyuges/consortes? ¿Bajo qué otros principios o derechos
constitucionales podría analizarse esta fi gura? D. CONCUBINATO: EL “OTRO MEDIO” PARA FORMAR
UNA FAMILIA Como mencionamos al inicio de la sección anterior, las dinámicas para conformar una
familia han estado siempre en cambio. Resalta que mientras el número de matrimonios que se
celebra y que prevalece va en decremento, el número de uniones en concubinato, comúnmente
llamadas unión libre, ha aumentado con el tiempo. Las estadísticas de nupcialidad del INEGI
muestran un aumento de casi tres puntos de personas que viven en este tipo de unión. Antes de
exponer cuestiones sobre la regulación de esta unión, es conveniente repasar la historia de su
reconocimiento en el derecho mexicano. Cuadro 2. Nupcialidad en México 2015-2020 Fuente:
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Nupcialidad, 2020. 82 Isabel Lucía Rubio Rufino
y Sofía del Carmen Treviño Fernández I. ¿Quién determina cuál es “la forma moral de fundar una
familia”? La historia del concubinato en México está marcada por ser un tipo de unión con menor
reconocimiento jurídico que el matrimonio. En la sección anterior desarrollamos cómo el
matrimonio, legislado en gran medida a la luz de los cánones de la Iglesia católica, se configuró no
sólo como la mejor opción, sino como la única alternativa que merecía reconocimiento por parte de
las autoridades para formar una familia, aun cuando no necesariamente era el tipo de unión más
recurrida entre la población. En este sentido, algunos estudios históricos apuntan, por ejemplo, a
que la proporción de nacimientos fuera del matrimonio durante la época colonial alcanzó 60%.72
Como describimos antes, los motivos para casarse no siempre estuvieron relacionados con los
sentimientos y proyectos de vida de las personas contrayentes. En la Nueva España, la implantación
del matrimonio como la unión legitimada por el Estado y la religión estuvo asociada al trasfondo
español, la Iglesia católica y las Leyes de Indias con respecto a la herencia y los derechos de
propiedad. Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: estado actual del debate Elizabeth Anne
Kuznesof73 La nueva colonia española también estuvo sometida a los decretos del Concilio de
Trento, que asumió una postura enérgica en contra del concubinato al considerar pecaminosa y
emprender acción contra la cohabitación entre personas que no tuviesen impedimento de casarse.
Además, la legitimación de uniones también estaba relacionada con una política orientada a
preservar las castas; aunque el matrimonio entre nativos y españoles era legítimo, por ejemplo, “la
corona se mostró desfavorable a las uniones entre españoles y africanos o castas, y se opuso
resueltamente a los matrimonios entre indios y africanos o mulatos”. En lo tocante a los
matrimonios entre indios y negros o multados, la Audiencia de México recomendó que “se dieran
órdenes especiales a los curas párrocos para que, en caso de que algún indio deseara contraer
matrimonio con una persona perteneciente a estas castas, él y sus padres ... recibieran una
advertencia y una explicación del grave daño ... que tales uniones les causaran a ellos, a sus familias
y pueblos, además de hacer que sus descendientes fueran incapaces de ocupar un cargo municipal
de honor en que se permite servir sólo a los indios de raza pura”. 72 Kuznesof, Elizabeth Anne,
“Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: Estado actual del debate”, en Familias novohispanas,
siglos XVI al XIX, 1991. 73 Lo siguiente se transcribe de Kuznesof, Elizabeth Anne, “Raza, clase y
matrimonio en la Nueva España: Estado actual del debate”, en Familias novohispanas, siglos XVI al
XIX, 1991. Las uniones: matrimonio y concubinato 83 Parte de la actitud hacia los matrimonios
interraciales y hacia los retoños de las uniones interraciales era resultado del concepto de “limpieza
de sangre” que había cobrado reciente importancia en España después del siglo xvm, y que, con el
tiempo, también adquirió importancia en las colonias españolas. Esta idea sugería que las castas
necesariamente eran de personas menos dignas y menos decentes que los españoles de sangre
pura. La corona siguió, en adelante, una política de “separación de las razas”, a la vez para mantener
a los españoles limpios de sangre oscura y para proteger a los indios de la influencia maligna y
nociva de las castas. Tales ideas acabaron por ser incorporadas en varios tipos de legislación, e
impedían a las castas ingresar en ciertas ocupaciones o escuelas. De esta forma, la historia del
concubinato y su legislación no pueden entenderse lejos del carácter irregular y perseguido que tuvo
durante muchos años y que generó consecuencias negativas concretas en los derechos de las
personas, especialmente de niñas y niños nacidos en este tipo de relaciones, y en los efectos
patrimoniales de las uniones. Al mismo tiempo, la regulación también tuvo su impacto en cuanto a
las políticas raciales y de clase de la época, al ser una herramienta mediante la que se regulaba la
posibilidad o no de acceder a determinados beneficios derivados de las relaciones familiares. Los
efectos legales del concubinato fueron reconocidos y regulados sólo hasta la emisión del Código Civil
para el Distrito Federal de 1928.74 La necesidad de su regulación fue atribuida principalmente a la
prevalencia de este tipo de uniones entre la población; sin embargo, el reconocimiento de efectos se
materializó principalmente con el objetivo de garantizar protección a hijos e hijas producto de tales
uniones, aunque siguió considerándose al matrimonio como la forma legal y moral de formar una
familia.75 La admisión del concubinato como una forma de constituir una familia ganó
progresivamente efectos legales al reformarse el artículo 1635 en 1983, que reconoció el derecho
del concubino a heredar (que antes correspondía únicamente a la mujer). Posteriormente, en 1983
se admitió que el concubino y la concubina tendrían en la sucesión legítima los mismos derechos
que los esposos. La postura de equiparar progresivamente los derechos en el concubinato a los
obtenidos con el matrimonio tuvo continuidad en las siguientes reformas, por lo que en 1997 la
legislación sobre violencia 74 Adame, Jorge, op. cit. 75 Adame, Ángel, “La génesis del Código Civil de
1928”, en Domínguez, Jorge y Sánchez, José, 80 años de vigencia del Código Civil para el Distrito
Federal, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2009. 84 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández familiar reconoció que se trataba de hechos que
también podían darse en el concubinato.76 Por su parte, el reconocimiento de derechos entre
concubinos no fue idéntico al de hijos e hijas procreados en el concubinato. La Ley de Relaciones
Familiares de 1917 eliminó la diferencia entre hijos “naturales” (nacidos fuera del matrimonio) y
“espurios” (resultado de uniones de personas que no podían casarse entre sí). Sin embargo, la
distinción entre hijos “legítimos” (nacidos en el matrimonio) e hijos “naturales” prevaleció hasta el
Código de 1928, en el que fue eliminada y los derechos fueron igualados. Esta tendencia igualadora
se consolidó con la reforma del año 2000. De acuerdo con Sosa, en ese momento el concubinato
“pasó de ser una peculiaridad atípica tolerada por el legislador y regulada de manera incidental a
convertirse en un auténtico equivalente del matrimonio”. Esta reforma estableció derechos
alimentarios y el reconocimiento general de la aplicabilidad de todos los derechos y obligaciones
inherentes a la familia a este tipo de uniones.77 II. Requisitos para la configuración del concubinato
en la regulación vigente Luego de la etapa de prohibición y condena, el concubinato se reconoce hoy
como un tipo de unión autónoma. Sin embargo, a pesar de estar diferenciada del matrimonio, los
requisitos sobre los que fue construido su reconocimiento no se encuentran alejados de la misma
lógica que esa institución que, como señalamos, está íntimamente ligada con determinados
preceptos religiosos. Código Civil para el Distrito Federal CAPITULO XI Del concubinato
(REFORMADO, G.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009) ARTICULO 291 Bis.— Las concubinas y los
concubinos tienen derechos y obligaciones recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para
contraer matrimonio, han vivido en común en forma constante y permanente por un período
mínimo de dos años que precedan inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los
que alude este capítulo. 76 Adame, Jorge, op. cit. 77 Sosa, Fernando, El concubinato y su dimensión
patrimonial. Evolución y perspectivas, México, Tirant Lo Blanch, 2021. Las uniones: matrimonio y
concubinato 85 No es necesario el transcurso del período mencionado cuando, reunidos los demás
requisitos, tengan un hijo en común. Si con una misma persona se establecen varias uniones del tipo
antes descrito, en ninguna se reputará concubinato. Quien haya actuado de buena fe podrá
demandar del otro, una indemnización por daños y perjuicios. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE
DE 2014) Los Jueces del Registro Civil podrán recibir declaraciones con relación a existencia o
cesación de concubinato, existencia o cesación de cohabitación y otros hechos relativos a relaciones
de pareja que no constituyan modificaciones al estado civil, y que las personas deseen hacer constar,
ante el referido Juez del Registro Civil. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) Los Jueces del
Registro Civil harán constar por escrito y en los formatos que al efecto se aprueben, las
declaraciones emitidas por las personas que acudan a formular las mismas. Estos formatos serán
conservados por la Dirección General del Registro Civil y se podrán expedir constancias de las
mismas, las cuales sólo acreditan el hecho de la comparecencia y de haber emitido las declaraciones
en ella contenidas. Las constancias emitidas por Dirección General del Registro Civil en los términos
del presente artículo no constituyen modificaciones al estado civil de las personas, circunstancia que
se asentará en los formatos respectivos. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) En caso de
que, mediante las declaraciones se pretenda hacer constar actos que pudieran constituir un ilícito o
una modificación al estado civil de las personas, el Juez del Registro Civil podrá negar el servicio,
fundando y motivando su negativa. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE 2000) ARTICULO 291 Ter.—
Regirán al concubinato todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia, en lo que le fueren
aplicables. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE 2000) ARTICULO 291 Quáter.— El concubinato
genera entre los concubinos derechos alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás
derechos y obligaciones reconocidos en este código o en otras leyes. (ADICIONADO, G.O. 25 DE
MAYO DE 2000) ARTICULO 291 Quintus.— Al cesar la convivencia, la concubina o el concubinario
que carezca de ingresos o bienes suficientes para su sostenimiento, tiene derecho a una pensión
alimenticia por un tiempo igual al que haya durado el concubinato. No podrá reclamar alimentos
quien haya demostrado ingratitud, o viva en concubinato o contraiga matrimonio. El derecho que
otorga este artículo podrá ejercitarse solo durante el año siguiente a la cesación del concubinato.
Como puede observarse de la regulación vigente en el Código Civil para el Distrito Federal, los
requisitos fundamentales para la configuración del matrimonio son: a) No tener impedimentos
legales para contraer matrimonio. 86 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández b) Cohabitación constante y permanente por un periodo mínimo de dos años previos
inmediatos o un hijo en común. Como el mismo artículo destaca, la configuración de una relación de
este tipo es excluyente del reconocimiento de otras y, como en el matrimonio, la buena fe de las
partes es considerada para efectos de daños y perjuicios. Al ser una relación de hecho, cuya
configuración permite pero no depende de un reconocimiento oficial, diversos problemas jurídicos
se relacionan con sus características. El Código regula la posibilidad de recibir declaraciones
voluntarias sobre la existencia o término de estas relaciones, que no afecta el estado civil de las
personas declarantes. La constancia de declaración de cesación o de existencia del concubinato está
regulada en el Reglamento del Registro Civil del Distrito Civil, cuyo artículo 40 bis establece que la
comparecencia de las concubinas y los concubinos únicamente acredita ese hecho y haber emitido
las declaraciones contenidas en la declaración, y establece los requisitos documentales que la pareja
debe presentar. Reglamento del Registro Civil del Distrito Federal Artículo 40 bis.— El Juez hará
constar por escrito las declaraciones de las y los concubinos, en términos de lo establecido en el
artículo 291 bis del Código Civil del Distrito Federal, emitidas por las personas que acudan a formular
las mismas; pudiendo expedirse constancias de dichas declaraciones, las cuales sólo acreditan el
hecho de la comparecencia y de haber emitido las declaraciones en ella contenidas. Las constancias
emitidas no constituyen modificación del estado civil de las personas. Para la Constancia de
declaración de existencia de concubinato, los solicitantes deberán añadir a su solicitud:  1. Original y
copia de identificación oficial de ambos; 2. Copia certificada, de reciente expedición, y copia simple
de acta de nacimiento de los concubinos; 3. Copia certificada, de reciente expedición, y copia simple
de acta de nacimiento de los hijos, en caso de haberlos; 4. Original y copia de comprobante del
domicilio en el que habitan, y 5. Original y copia de constancia de inexistencia matrimonio de ambos,
no mayor a tres meses. Para la Constancia de declaración de cesación de concubinato, los
solicitantes deberán añadir a su solicitud: 1. Original y copia de identificación oficial de ambos; 2.
Copia certificada, de reciente expedición y copia simple de acta de nacimiento de los concubinos; 3.
Copia certificada, de reciente expedición, y copia simple de acta de nacimien- Las uniones:
matrimonio y concubinato 87 to de los hijos, en caso de haberlos, y 4. Original y copia de
comprobante del domicilio en el que habitan. En caso de que, mediante las declaraciones se
pretenda hacer constar actos que pudieran constituir un ilícito o una modificación al estado civil de
las personas, el Juez del Registro Civil podrá negar el servicio, fundando y motivando su negativa.
Sobre esta constancia conviene tener en cuenta que en la contradicción de tesis 163/2007 la
Primera Sala reafirmó que se trata de una diligencia voluntaria, que no puede exigirse para el
reconocimiento de derechos como los alimentarios ni para el establecimiento de medidas
provisionales para el aseguramiento de esos derechos; en ese asunto, la Suprema Corte estableció
que exigir tal constancia implicaría establecer un sistema asimétrico entre los juicios que enfrentan
las personas casadas y las que vivieron en concubinato, contrario al derecho a la igualdad. Por su
parte, los artículos 291 ter, quáter y quintus dan cuenta de la equiparación de derechos mencionada
previamente. Existe un reconocimiento formal de derechos sucesorios y alimentarios equiparables a
los obtenidos con el matrimonio, sin embargo, en la práctica los problemas en torno a la exigencia
de esos derechos están frecuentemente ligados con la necesidad de comprobación de una relación y
con muchos otros supuestos en que la vida cotidiana se desarrolla. Tal como en el matrimonio, los
requisitos para su configuración han sido puestos bajo la lupa en diversos asuntos de la Suprema
Corte que, a la luz del nuevo paradigma del derecho de familia y del derecho a la igualdad, ha dado
pie a razonamientos novedosos. 1. Libre de impedimentos para contraer matrimonio En relación con
el requisito de estar libre de impedimentos para contraer matrimonio, destaca el amparo directo en
revisión 230/2014. En el caso, una mujer con diagnóstico de cáncer demandó el pago de alimentos
del hombre con el que estuvo unida en una relación de pareja durante 40 años. El señor se negó al
pago y argumentó que la señora no tenía derecho a pedirlo, dado que entre ellos no se había
configurado una relación de concubinato porque durante su relación él estaba casado con otra
persona. La cuestión era determinar si el requisito de estar libre de impedimentos para contraer
matrimonio se constituía como un impedimento para configurar concubinato y, con él, los derechos
inherentes a esta relación, como los alimentos. En el caso, la Sala consideró que las familias
constituidas por parejas de hecho que conviven de manera constante y estable, con base en 88
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández vínculos de solidaridad, afectividad y
ayuda mutua, también son sujetos del derecho constitucional a la protección familiar, por lo que las
personas que integren uniones familiares que actualizan estas características tienen derecho a
beneficiarse de las protecciones mínimas que prevé el derecho de familia, como son las obligaciones
alimentarias. Es decir, la resolución soslayó el cumplimiento de los requisitos formales con el fin de
preservar el derecho a la igualdad y la protección familiar. Un caso similar fue resuelto en el amparo
directo en revisión 3727/2018, relativo también a derechos alimentarios en una relación de pareja
en que la persona demandada estaba unida en matrimonio a otra persona. En este asunto las
consideraciones de la Corte estuvieron particularmente orientadas al análisis de la libertad
configurativa del legislador, sobre la que señaló que el establecimiento de requisitos como estar
libre de matrimonio no encuentra una justificación constitucional, sino que deja en desprotección a
los núcleos familiares formados al margen de estas reglas. De esta forma, también reconoció que el
matrimonio y el concubinato pueden coexistir y que la ley no puede privilegiar un modo de
convivencia sobre otro. El mismo argumento de protección familiar fue fundamental en el
reconocimiento de parejas del mismo sexo de acceder al concubinato, que fue estudiado en los
amparos en revisión 48/2016, 1127/2015, 582/2016, entre otros. 2. Cohabitación constante y
permanente El segundo requisito, relativo a la cohabitación constante y permanente por un periodo
mínimo previo, también ha sido motivo de análisis por parte de la Corte. La regla de dos años se
encuentra vigente en la legislación de Ciudad de México, sin embargo, es un periodo que puede
variar entre las legislaciones locales y cuya fijación fue analizada por la Primera Sala en el ADR
1766/2021. En el caso, luego de la muerte de su concubino una mujer demandó el reconocimiento
de su carácter de concubina y el pago proporcional de la pensión alimentaria correspondiente. La
solicitud fue negada dado que la legislación del estado de Jalisco establece un plazo mínimo de cinco
años para la configuración del concubinato, por lo que la demandante planteó en su recurso de
revisión la inconstitucionalidad de las disposiciones aplicadas. La Primera Sala concluyó que resulta
contrario al principio de protección integral de la familia negar el reconocimiento de un concubinato
únicamente con base en el incumplimiento del plazo prescrito por el legislador, Las uniones:
matrimonio y concubinato 89 pues la aplicación de esta regla sería excluyente de aquellas parejas
que emprenden un proyecto de vida común, fundado en la afectividad, el consentimiento y la
solidaridad con la finalidad de convivir de forma estable, pero que no alcanzan a satisfacer el
requisito de temporalidad. De esta forma, estableció que la temporalidad puede ser una condición
suficiente, pero no necesaria para acreditar el concubinato y que se debe adoptar un modelo flexible
e idóneo para la acreditación de estas uniones, capaz de garantizar la protección de las estructuras
familiares que no se ajustan a una visión estricta y limitante, pero que son igualmente merecedoras
de protección legal y constitucional. 3. Elementos del concubinato La construcción jurisprudencial
del concubinato en general destaca tres elementos como los básicos para identificar una relación
como concubinato: a) estabilidad, b) afectividad, c) solidaridad y ayuda mutua.78 Según el último
criterio de la SCJN, los tribunales pueden tomar en cuenta como el punto de partida para determinar
la existencia del concubinato lo siguiente: a. El nivel de compromiso mutuo; b. La existencia de una
relación estable de carácter sentimental entre las partes; c. La existencia de un domicilio común, su
naturaleza y alcance; d. Las relaciones de dependencia económica que puedan existir entre las
partes; e. La conformación de un patrimonio común;79 f. Los aspectos públicos de la relación; g. Las
contribuciones pecuniarias o de otro tipo realizadas por las partes; h. El posible perjuicio de las
partes en caso de negarse la declaratoria;80 78 Amparo directo en revisión 1766/2021, SCJN,
Primera Sala, 18 de mayo de 2022. 79 Sobre el punto se precisó que “la juzgadora o el juzgador debe
ir más allá de los elementos formales como, por ejemplo, la existencia de títulos de propiedad o
antecedentes registrales, privilegiando la intención común de las partes al momento de adquirir,
conservar o mejorar dicho patrimonio.” 80 Aquí se aclaró que “la juzgadora o el juzgador debe
incorporar elementos como los costos de oportunidad, capacidad económica y cualquier otro que
resulte relevante dentro de este contexto.” 90 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández i. Cualquier otro elemento que permita al tribunal discernir la existencia de elementos de
solidaridad, afectividad y ayuda mutua entre las partes. El precedente es enfático en precisar que es
una lista enumerativa y no limitativa, esto es, puede haber otros factores, y añade que ninguno de
dichos indicios es indispensable ni posee mayor relevancia que los demás. Se concluye que tanto las
legislaturas como los tribunales se encuentran en libertad de incorporar elementos adicionales, con
la única condición de que éstos no tengan por efecto excluir o privilegiar indebidamente a uno o más
modelos particulares de familia. III. El concubinato y los bienes A diferencia de otros temas, en
relación con los derechos patrimoniales la asimilación del concubinato y el matrimonio ha recibido
mayor reticencia.81 Aunque existe diversidad en las legislaciones familiares82 sobre cómo se
regulan los bienes al concluir el concubinato, muchas no establecen un régimen patrimonial
supletorio, como en el caso del matrimonio. En general, se ha reconocido el derecho de sus
integrantes a la compensación económica y a los alimentos.83 La mayoría de los casos sobre
concubinato que ha resuelto la SCJN recientemente navegan la tensión entre equiparar los
concubinatos y otras uniones familiares con el matrimonio para concluir que —con base en el
derecho al libre desarrollo de la personalidad— así como existe el derecho a contraer matrimonio,
también existe el derecho a no casarse. La contraposición de los derechos a la protección familiar
basada en la solidaridad, el derecho a la 81 Sosa, Fernando, op. cit. 82 Para mayor claridad,
retomamos la clasificación que se realiza en la sentencia del ADR 597/2014, en el párrafo 75, que
además relata que “Regulan la terminación de las relaciones económicas surgidas del concubinato:
Guerrero (los bienes se rigen como en la sociedad conyugal), Hidalgo (recibe una compensación por
el total de multiplicar cuatro meses por cada año de relación por el salario mínimo diario integrado
vigente en Hidalgo, y sólo es aplicable al concubinato declarado judicialmente), Querétaro (los
bienes se rigen como en la comunidad de bienes), Tlaxcala (los bienes se rigen como en la sociedad
conyugal), Yucatán (los bienes se rigen como en la separación de bienes, no se obtiene ninguna
compensación) y Zacatecas (cada concubino obtiene el cincuenta por ciento de los gananciales)”. 83
El tema se aborda en otro capítulo de esta obra. Las uniones: matrimonio y concubinato 91 igualdad
y al reconocimiento del trabajo en el hogar, frente al libre desarrollo de la personalidad están
presentes en toda esta jurisprudencia.84 La respuesta de la Corte parece apuntar hacia reconocer la
autonomía de las personas al no someterlas a los regímenes patrimoniales previstos para el
matrimonio, pero, al mismo tiempo, establecer un piso mínimo de responsabilidad familiar. Esto
último para reconocer —con perspectiva de género— el trabajo en el hogar y garantizar la
estabilidad de las personas que pudieran encontrarse en situaciones de vulnerabilidad derivadas de
un rompimiento familiar. La primera resolución que destaca es el ADR 597/2014, en el que una
mujer reclamó que la falta de establecimiento de un régimen patrimonial en el concubinato
resultaba discriminatoria para las personas que formaban este tipo de uniones. La Suprema Corte
determinó que no equiparar la regulación del matrimonio con el concubinato en este aspecto no
resulta inconstitucional ni discriminatorio, pues para el establecimiento de un régimen patrimonial
se requiere la declaración de voluntad de las partes. En este sentido, el concubinato es una unión
personal sin mayores formalidades, de la que el sistema jurídico no puede presumir que las personas
quieran voluntariamente adquirir mayores obligaciones más allá de lo personal y ayuda mutua que
se propicien durante su relación; señaló que fijar un régimen patrimonial implicaría crear
consecuencias jurídicas complejas que las partes no manifestaron querer, lo que atentaría contra la
“naturaleza” de la relación. En el mismo sentido se pronunció la Sala en el ADR 4116/2015, en el que
agregó que la distinción entre matrimonio y concubinato está justificada en el respeto y garantía del
derecho al libre desarrollo de la personalidad de los concubinos: [U]na persona soltera tiene la
libertad de decidir vivir en pareja y, en ese supuesto, puede hacerlo mediante el matrimonio o
eventualmente actualizar un concubinato. Una de las razones para optar por el segundo puede ser,
claramente, el hecho de que no se crea una relación de estado ni todo el entramado jurídico de
obligaciones y deberes que conlleva el matrimonio, particularmente sus eventuales consecuencias
patrimoniales. Mientras que este último exige una serie de formalidades legales y da lugar, por
mandato legal, a un catálogo obligacional libremente aceptado por los contrayentes, el concubinato
encuentra su origen en la vida en 84 Véase Treviño Fernández, Sofía del Carmen, Roldán Orozco,
Omar Giovanni y Rubio Rufino, Isabel Lucía, Cuaderno de jurisprudencia núm 4. Concubinato y
uniones familiares, México, CEC-SCJN, 2020. 92 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández común de sus miembros sin que exista una manifestación expresa de la voluntad. Es
precisamente el respeto a esa voluntad no exteriorizada, anclada en el libre desarrollo de la
personalidad, lo que persigue el legislador al abstenerse de establecer presuntivamente un régimen
patrimonial específico para los concubinos (párr. 45). Ejercicio 6. ¿El derecho a no casarse? En
algunos asuntos, la SCJN declaró inconstitucional el artículo 273, párrafo tercero, del Código Civil de
Querétaro que establece un régimen de comunidad de bienes en casos de concubinato. Se
consideró que es violatorio del derecho a la libre autodeterminación de los concubinos al establecer,
sin posibilidad de elección, un régimen patrimonial en el concubinato, pues aunque es una medida
orientada a la protección de la familia, no es razonable ni proporcional.85 1. Ante la historia del
concubinato y el acceso al matrimonio, así como las múltiples razones por las que la gente decide o
no casarse, ¿estás de acuerdo con la decisión de la Corte para Querétaro? Si tanto el matrimonio
como el concubinato pueden generar situaciones de dependencia económica, ¿está justificado
eliminar la sociedad de bienes prevista por el legislador para casos de concubinato?, ¿qué pasaría si
hubiera la posibilidad de realizar un pacto en contrario?, ¿estaría justificado que ante la ausencia de
pacto en contrario rigiera la comunidad de bienes? 2. La ausencia de legislación específica sobre las
consecuencias económicas y patrimoniales del concubinato ha causado muchos problemas y ha
dejado a personas desprotegidas, ¿cómo se podría legislar este tema en respeto de todos los
derechos e intereses que ha reconocido la SCJN rigen las relaciones de familia?86 E. SOCIEDAD DE
CONVIVENCIA Por último, haremos una breve mención de las sociedades de convivencia, como una
unión legislada en algunas entidades, que en sus orígenes estuvo vinculada con el reconocimiento
legal de uniones entre personas del 85 Véase, entre otros, amparo directo en revisión 928/2017,
SCJN, Primera Sala, 4 de julio de 2018. 86 Véanse, por ejemplo, las uniones convivenciales en el
Código Civil y Comercial de la Nación de Argentina (artículos 509 a 528). Las uniones: matrimonio y
concubinato 93 mismo sexo. La Ley de Sociedades de Convivencia fue publicada en la Gaceta Oficial
del Distrito Federal el 16 de noviembre de 2006, y entró en vigor el 17 de marzo de 2007. De
acuerdo con su propio texto, su objetivo principal era definir y regular un nuevo tipo de unión entre
dos personas, llamado “sociedad de convivencia”. Esta sociedad fue descrita como la conformada
por dos personas, de diferente o del mismo sexo, con el objeto de establecer un “hogar común, con
voluntad de permanencia y ayuda mutua” (artículo 2). El artículo 4 estableció que sólo pueden
constituir una sociedad de convivencia personas mayores de edad, con plena capacidad jurídica, no
unidas en matrimonio, concubinato o en otra sociedad de convivencia y que no sean parientes
consanguíneos en línea recta, sin límite de grado, o en línea colateral hasta el cuarto grado (artículo
4). La ley también estableció que su registro no era obligatorio, pero producía efectos frente a
terceros. Sus principales efectos, conforme a la primera publicación y la posterior Ley de Sociedad
de Convivencia para la Ciudad de México, son la obligación proporcionarse alimentos entre los
socios, la configuración de derechos sucesorios y el derecho a desempeñar la tutela respecto de la
otra persona. Dado que fueron utilizadas como una forma de regular y reconocer las uniones entre
parejas del mismo sexo, excluyéndolas de la posibilidad de formar un matrimonio o un concubinato,
fueron objeto de críticas y de análisis por parte de la Suprema Corte. En asuntos como la acción de
inconstitucionalidad 8/2014, la Corte señaló que resultaba discriminatorio establecer de forma
diferenciada una figura exclusiva para las parejas del mismo sexo. En particular, determinó que era
inconstitucional que bajo la legislación civil del estado de Campeche la sociedad de convivencia sea
la única unión disponible para las parejas del mismo sexo y que, por otro lado, con base en ello se les
impida el acceso a la figura de la adopción. Ejercicio 7.Amigos con beneficios De lo descrito en este
capítulo parecería que el derecho de familia en las relaciones entre adultos se ha alejado de la
regulación de la sexualidad y la reproducción para concentrarse en las relaciones de dependencia o
“ayuda mutua” que merecen reconocimiento y protección legal. Las sentencias de la SCJN sobre
concubinato son un claro ejemplo de cómo la “estabilidad, afectividad, solidaridad y ayuda mutua”
sirven ahora como fundamento del derecho familiar, en oposición a la rigidez del matrimonio que,
como vimos, ha estado marcado por una historia de exclusión y desigualdad. 94 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández La constitución legal de una familia conlleva el
reconocimiento de cargas y beneficios legales que van más allá del derecho civil. Con base en la
transición descrita en el párrafo anterior, reflexiona sobre qué otro tipo de relaciones entre adultos
merecen o podrían tener regulación legal en el derecho familiar: ¿qué tipos de relaciones entre
adultos generan dependencia?, ¿podríamos reconocer, por ejemplo, sociedades de convivencia para
amigos o amigas que no tengan una relación de pareja?87

Actividad 5

Libre desarrollo de la personalidad


Julio de 2022 AGRADECIMIENTOS El Centro de Estudios Constitucionales agradece a la
Unidad General de Administración del Conocimiento Jurídico (SCJN) por su colaboración
en el diseño del modelo de captura de precedentes que sirvió como base para el
desarrollo de los cuadernos. De manera especial, agradecemos a la Coordinación General
de Asesores de la Presidencia (SCJN), pues sin su apoyo no hubiera sido posible la
realización de este proyecto. IX Presentación E n el sistema jurídico mexicano, la
Constitución es una norma jurídica. Esta afirmación implica asumir que es vinculante por
sí misma y que las normas inferiores que no respeten su contenido son inválidas. En este
sentido, los derechos fundamentales han dejado de ser principios programáticos que
únicamente podían hacerse efectivos cuando el legislador los materializaba en normas
jurídicas para convertirse en normas con eficacia directa.1 Sin embargo, las normas que
contienen derechos fundamentales están redactadas de manera abstracta e
indeterminada.2 Por ello, para que estos principios tengan verdadera fuerza vinculante es
necesario que se concreticen por los jueces y tribunales encargados de interpretar la
Constitución.3 La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha desempeñado como un
verdadero Tribunal Constitucional que ha dotado de contenido a los derechos
fundamentales a través de sus sentencias. Principalmente a partir de la Décima Época, los
precedentes de la Suprema Corte son muy robustos en cuanto al desarrollo de estos
derechos. Ahora bien, una condición que contribuye a que los derechos fundamentales
puedan ser verdaderas normas con eficacia directa, es que el contenido que se les ha dado
por el supremo intérprete de la Constitución sea difundido de manera adecuada,
especialmente entre los distintos operadores jurídicos. En este sentido, el
desconocimiento de la doctrina constitucional constituye un obstáculo para la aplicación
de estos criterios a casos futuros, lo que opera 1 Ver García de Enterría, Eduardo, La
Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, cuarta edición, Thomson Civitas,
Cizur Menor, 2006. 2 Para revisar los tipos de indeterminaciones de los textos
constitucionales ver Ferreres Comella, Víctor, Justicia constitucional y democracia,
segunda edición, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007, pp. 23-37.
3 Guastini, Riccardo, "La constitucionalización del ordenamiento jurídico" en
Neoconstitucionalismo(s), Miguel Carbonell (editor), Trotta, Madrid, 2003, pp. 51-56. X
Cuadernos de Jurisprudencia en detrimento de la coherencia de las decisiones judiciales4
y propicia la violación de los derechos a la igualdad en la aplicación de la ley y a la
seguridad jurídica. Por lo demás, no debe pasar inadvertido que el conocimiento de los
criterios de la Suprema Corte puede ser complejo para las personas que no son
especialistas en el tema debido a varios factores. El primero de ellos tiene que ver con que
el sistema de precedentes mexicano es particularmente complejo, ya que está revestido
de distintas formalidades que pueden complicar el conocimiento de los criterios. Además,
el lenguaje técnico que se utiliza en las sentencias puede hacerlas inaccesibles para
aquellas personas que no son especialistas en derecho. A lo anterior debemos añadir que
el número de casos que se resuelven por la Suprema Corte es muy alto, por lo que resulta
difícil conocer todos los criterios que se han dictado sobre un tema y estar al día en el
seguimiento de los precedentes. Aunado a lo anterior, la reciente reforma constitucional
en materia de justicia federal introdujo el cambio más importante que se ha hecho al
sistema de jurisprudencia en toda la historia de la Suprema Corte.5 Con estas
modificaciones constitucionales y las consecuentes reformas legales se rediseña por
completo el sistema de creación de jurisprudencia en nuestro país y se consolida a la
Suprema Corte como un verdadero Tribunal Constitucional y un actor clave para el cambio
social. La reforma elimina el sistema de creación de jurisprudencia por reiteración para la
Suprema Corte y sienta las bases para el tránsito a un sistema de precedentes. Estos
cambios son de tal transcendencia que, para responder a ellos, el 1 de mayo de 2021, por
acuerdo del Pleno, se dio inicio a la Undécima Época del Semanario Judicial de la
Federación. El sistema de reiteración exigía que un criterio dictado por la Suprema Corte
fuera discutido y reiterado en cinco ocasiones para ser considerado obligatorio. Este
procedimiento difería el impacto y la eficacia de los precedentes del Máximo Tribunal del
país. A partir de la entrada en vigor de esta reforma, las razones que sustenten los fallos
aprobados por mayoría de ocho votos en Pleno y de cuatro votos en Salas serán
obligatorias para todas las autoridades judiciales del país. De esta forma, los criterios
recogidos en cada una de las sentencias de la Suprema Corte que reúnan la votación
requerida tendrán un verdadero impacto en la sociedad y replicarán sus beneficios para
todas las personas que se encuentren en situaciones similares. Esto tendrá como efecto
que las personas puedan apropiarse de la Constitución y exigir que sus derechos se hagan
efectivos sin necesidad de esperar a que la Suprema Corte 4 Ver López Medina, Diego,
Eslabones del derecho. El deber de la coherencia con el precedente judicial, Universidad
de Los Andes – Legis, Colombia 2017. 5 La reforma judicial entró en vigor el 12 de marzo
de 2021. Libre desarrollo de la personalidad XI reitere sus criterios. Por este motivo, hoy
más que nunca es indispensable que las sentencias de la Suprema Corte sean conocidas
no solamente por los jueces y tribunales del país, sino también por funcionarios públicos,
litigantes, académicos, estudiantes de derecho y, sobre todo, por todas las personas
titulares de esos derechos. Por las razones anteriores, a través del Centro de Estudios
Constitucionales, desde la Presidencia de la Suprema Corte estamos impulsando la
publicación de la Serie Cuadernos de Jurisprudencia, con el objetivo de dar a conocer de
manera sencilla y completa los precedentes de este Tribunal, especialmente en materia
de derechos fundamentales. En las publicaciones que integrarán esta serie se dará cuenta
de los criterios que ha dictado la Corte sobre temas específicos utilizando un lenguaje
sencillo y claro. Para ello, se presentarán los hechos relevantes y los argumentos que
conforman la ratio decidendi de las sentencias de manera sintetizada, se expondrán los
principales argumentos que fundamentan estas decisiones, se señalarán las relaciones
que existen entre las resoluciones y se hará referencia a las tesis aisladas y de
jurisprudencia que han derivado de estos criterios. En esta Presidencia estamos
convencidos de que es indispensable impulsar proyectos como éste para fortalecer la
comunicación de este Tribunal con el resto de los órganos jurisdiccionales del país y, sobre
todo, para que los titulares de los derechos fundamentales conozcan el contenido de los
mismos y puedan ejercerlos en las instancias respectivas. La Suprema Corte es un tribunal
que habla a través de sus sentencias. Por ello, es indispensable transparentar y difundir el
contenido de éstas para que tengan un verdadero impacto en la sociedad. De esta forma,
la Suprema Corte fortalecerá su papel como agente de cambio social, se impulsará el
debate político y social en torno a sus resoluciones y la ciudadanía tendrá más
herramientas para hacer efectivos sus derechos. Ministro Arturo Zaldívar Presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal XIII
Contenido Consideraciones generales 1 Nota metodológica 5 1. Derechos de las personas
transexuales a vivir según su identidad de género 9 1.1. Adecuación de documentación de
acuerdo con la identidad de género 11 SCJN, Pleno, Amparo Directo 6/2008, 6 de enero de
2009 11 SCJN, Segunda Sala, Contradicción de Tesis 346/2019, 21 de noviembre de 2019
16 2. Consumo personal de marihuana con fines recreativos 21 2.1 Alcance del derecho a
consumir marihuana con fines recreativos 23 SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión
237/2014, 4 de noviembre de 2015 23 SCJN, Segunda Sala, Amparo en Revisión
1163/2017, 4 de julio de 2018 29 XIV Cuadernos de Jurisprudencia 2.2 Condiciones en el
ejercicio del consumo personal de marihuana con fines recreativos 33 SCJN, Primera Sala,
Amparo en Revisión 237/2014, 4 de noviembre de 2015 33 SCJN, Primera Sala, Amparo en
Revisión 585/2020, 11 de mayo de 2022 35 3. Matrimonio 43 3.1 Matrimonio entre
personas del mismo sexo 45 SCJN, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 28/2015, 26 de
enero de 2016 45 3.2 Requisitos e impedimentos del matrimonio 48 SCJN, Primera Sala,
Amparo Directo en Revisión 183/2017, 21 de noviembre de 2018 48 SCJN, Pleno, Acción
de Inconstitucionalidad 22/2016, 26 de marzo de 2019 52 SCJN, Primera Sala, Amparo en
Revisión 1364/2017, 21 de noviembre de 2019 57 SCJN, Pleno, Acción de
Inconstitucionalidad 113/2018, 18 de junio de 2020 61 3.3 Régimen patrimonial del
matrimonio 64 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 7290/2018, 28 de octubre
de 2020 64 4. Divorcio 69 4.1 Divorcio por causales 71 SCJN, Primera Sala, Contradicción
de Tesis 73/2014, 25 de febrero de 2015 71 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en
Revisión 5339/2015, 6 de abril de 2016 76 Libre desarrollo de la personalidad XV SCJN,
Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 5198/2016, 29 de marzo de 2017 79 SCJN,
Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 7262/2016, 23 de agosto de 2017 83 4.2.
Divorcio incausado o unilateral 87 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión
917/2009, 23 de septiembre de 2009 87 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión
1819/2014, 22 de octubre de 2014 90 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo 32/2017, 28 de
febrero de 2018 93 4.3. Aspectos procesales del divorcio 98 SCJN, Primera Sala, Amparo
Directo en Revisión 5420/2018, 26 de agosto de 2020 98 5. Concubinato 103 5.1.
Concubinato entre personas del mismo sexo 105 SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión
1127/2015, 17 de febrero de 2016 105 5.2. Ausencia de régimen patrimonial 111 SCJN,
Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 6333/2017, 4 de julio de 2018 111 SCJN,
Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 928/2017, 4 de julio de 2018 114 SCJN, Primera
Sala, Amparo Directo en Revisión 3376/2018, 7 de noviembre de 2018 117 5.3.
Terminación del concubinato 123 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión
3319/2016, 12 de julio de 2017 123 XVI Cuadernos de Jurisprudencia 6. Derechos de las
mujeres y de las personas gestantes de decidir sobre su propio cuerpo 129 6.1.
Interrupción legal del embarazo 131 SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 438/2020, 7
de julio de 2021 131 SCJN, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 148/2017, 7 de
septiembre de 2021 136 6.2. Técnicas de reproducción asistida 150 6.2.1. Gestación
subrogada 150 SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 553/2018, 21 de noviembre de
2018 150 SCJN, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 16/2016, 7 de junio de 2021 157 7.
Derecho de las niñas, niños y adolescentes a ejercer su libre desarrollo de la personalidad
161 SCJN, Segunda Sala, Amparo en Revisión 800/2017, 29 de noviembre de 2017 163 8.
Derecho a portar tatuajes 167 SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 4865/2018,
30 de octubre de 2019 169 9. Derecho a celebrar convenios y acuerdos 179 SCJN, Primera
Sala, Amparo Directo 9/2021, 29 de septiembre de 2021 181 Consideraciones finales 185
Anexos 189 Anexo 1. Glosario de sentencias 189 Anexo 2. Tesis aisladas y de
jurisprudencia 193 XVII Libre desarrollo de la personalidad Derechos de las personas
transexuales a vivir según su identidad de género Adecuación de documentación de
acuerdo con la identidad de género Consumo personal de marihuana con nes recreativos
Matrimonio Divorcio Concubinato Derechos de las mujeres y de las personas gestantes a
decidir sobre su cuerpo Derecho de las NNA a ejercer su libre desarrollo de la
personalidad Derecho a portar tatuajes Derecho a celebrar convenios y acuerdos Alcance
del derecho a consumir marihuana con nes recreativos Condiciones en el ejercicio del
consumo personal de marihuana con nes recreativos Matrimonio entre personas del
mismo sexo Requisitos e impedimentos del matrimonio Régimen patrimonial del
matrimonio Divorcio por causales Divorcio incausado o unilateral Aspectos procesales del
divorcio Concubinato entre personas del mismo sexo Ausencia de régimen patrimonial
Terminación del concubinato Interrupción legal del embarazo Técnicas de reproducción
asistida • AD 6/2008 • CT 346/2019 • AR 1317/2017 • AR 237/2014 • AR 1163/2017 •
AR1115/2017 • AR 237/2014 • AR 1115/2017 • AR 623/2017 • AR 548/2018 • AI 28/2015
• AI 2/2010 • AR 1184/2015 • ADR 7290/2018 • ADR 183/2017 • AI 22/2016 • AR
1364/2017 • AI 113/2018 • CT 73/2014 • CT 73/2014 • ADR 4760/2014 • ADR 1657/2015 •
ADR 3986/2015 • ADR 917/2009 • ADR 1819/2014 • AD 32/2017 • ADR 2770/2010 • ADR
1611/2011 • ADR 5420/2018 • ADR 3319/2016 • ADR 6333/2017 • ADR 928/2017 • ADR
3376/2018 • CT 148/2012 • ADR 597/2014 • AR 1127/2015 • AI 16/2016 • AR 553/2018 •
AI 148/2017 • AR 438/2020 • AD 9/2021 • ADR 4865/2018 • AR 800/2017 • ADR
4116/2015 • ADR 557/2018 • ADR 230/2014 • ADR 4219/2016 • ADR 2583/2011 • ADR
612/2011 • ADR 1905/ 2012 • ADR 3614/2015 • AR 320/2019 • ADR 5339/2015 • ADR
5198/2016 • ADR 7262/2016 • AR 547/2018 • AR 1163/2017 • AR 585/2020 • AR
623/2017 • AR 548/2018 • AR 547/2018 • AI 32/2016 • AI 29/2016 • AI 29/2018 Gestación
subrogada Libre desarrollo de la personalidad 1 Consideraciones generales Desde sus
inicios en el caso Elfes del Tribunal Constitucional Alemán, los contornos del derecho al
libre desarrollo de la personalidad se han definido principalmente por medio de la
jurisprudencia. En México, este derecho fundamental deriva del derecho a la dignidad
humana, previsto en el artículo 1o. constitucional y en los tratados internacionales de
derechos humanos. Al respecto, en el Amparo Directo 6/2008, la Suprema Corte sostuvo
por primera vez la base de su contenido normativo, en el sentido de que "el individuo, sea
quien sea, tiene derecho a elegir en forma libre y autónoma, su proyecto de vida, la
manera en que logrará las metas y objetivos que, para él, son relevantes". De esta
manera, este derecho deviene en el reconocimiento del Estado sobre la facultad innata de
toda persona a ser individualmente como desea ser, sin coacciones externas o
intervenciones injustificadas. La literatura especializada, incorporada a su vez en la
doctrina jurisprudencial de la Suprema Corte, señala que el libre desarrollo de la
personalidad tiene una dimensión externa y una interna. 1 Desde una perspectiva
externa, el derecho comprende una amplia libertad de ejercicio que permite realizar
cualquier actividad con el fin de que cada individuo pueda desarrollar su personalidad. Por
otro lado, desde su dimensión interna, el derecho delimita una "esfera de privacidad" que
protege al individuo de las intromisiones externas que puedan restringir su posibilidad de
tomar decisiones. Sin embargo, como se mostrará más adelante, resulta complicado
definir los casos de ejercicio de este derecho a una sola de 1 Eberle, Eduard J.,
"Observations on the Development of Human Dignity and Personality in German
Constitutional Law: An Overview", Liverpool Law Review Journal. of Contemporary Legal
and Social Policy, vol. 33, núm. 3, 2012, p. 211. Amparo en revisión 237/2014, Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 4 de noviembre de 2015. 2 Cuadernos
de Jurisprudencia estas dimensiones. En últimas, las conductas que realizan los individuos
en el ejercicio de su autonomía y libertad personal implican la decisión de llevar a cabo
una acción, al mismo tiempo que las decisiones suponen la ejecución de una acción o
conducta para concretarlas. Muy ligado a estos rasgos conceptuales, otro aspecto central
que intenta abordar el derecho al libre desarrollo de la personalidad es la protección de la
libertad de actuación sobre ciertos "espacios vitales" que, de acuerdo con los contextos
históricos y políticos, son más susceptibles de encontrarse en un estado de vulnerabilidad
respecto del poder público.2 Sobre estos escenarios, cuando un determinado espacio vital
es intervenido a través de una acción estatal y su ejercicio no se encuentra expresamente
protegido por un derecho de libertad en particular, las personas pueden invocar la
protección del derecho al libre desarrollo de la personalidad.3 De esta manera, este
derecho —en principio implícito— puede entrar en acción de manera complementaria,
siempre que una conducta no se encuentre tutelada por un derecho de libertad
tradicional. Sobre el reconocimiento de estos espacios de ejercicio, los tribunales de
justicia han sido los encargados de definir los ámbitos de la autonomía de las personas
que, al no encontrarse protegidos de forma expresa por las libertades más tradicionales,
su cobertura constitucional se las da este derecho fundamental. Es decir, el derecho al
libre desarrollo de la personalidad constituye una libertad "indefinida" que complementa
a otras libertades específicas, como la libertad de conciencia, la libertad de expresión o la
libertad de decidir sobre nuestro propio cuerpo, puesto que su función es salvaguardar la
"esfera personal" de las personas para propiciar las mejores condiciones que las lleven a
realizar sus distintos proyectos de vida.4 En este sentido, este derecho es especialmente
importante frente a las amenazas externas que se puedan presentar en la actualidad por
parte de los distintos actores sociales y estatales. Así, algunos supuestos de hecho que
cubre este derecho fundamental son: el derecho de las personas a casarse con quien
quieran; el derecho a decidir si se divorcian o no; a decidir sobre su identidad de género
frente al Estado y la sociedad, el derecho de las mujeres y de las personas gestantes a
decidir si continúan o interrumpen su embarazo o el derecho de las personas a celebrar
acuerdos. Incluso, se podría hablar de supuestos que, en principio, puedan resultar
banales: como mantener nuestro cabello largo, alimentar a nuestros 2 Eberle, Eduard J.,
"Observations on the Development of Human Dignity and Personality in German
Constitutional Law: An Overview", Liverpool Law Review Journal. of Contemporary Legal
and Social Policy, vol. 33, núm. 3, 2012, p. 211; Amparo en revisión 237/2014, Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 4 de noviembre de 2015. 3 Ibid. 4
BVerfGE 54, 148, sentencia de 3 de junio de 1980. Citada por la traducción contenida en
Kommers y Miller, op. cit., p. 406-407. Libre desarrollo de la personalidad 3 perros en
espacio públicos, bailar cualquier género de música o beber refresco; cada una de estas
conductas forma parte nuestra individualidad, y merece ser respetada como tal. Así, al ser
cuestiones muy específicas no suelen estar consagradas expresamente en la Constitución
o en los tratados internacionales; ante ello, son los operadores de justicia quienes han
impulsado, desde la interpretación de casos concretos, su desarrollo. Estas reflexiones
explican la necesidad de analizar y difundir las decisiones de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación (SCJN) en materia de libre desarrollo de la personalidad. Su socialización
permitirá contribuir a un mejor entendimiento y visibilización de su contenido normativo
y de los actuales desafíos en esta materia y, con ello, comprender las maneras en que este
derecho es adjudicado en diversas circunstancias; en última instancia, dilucidar la línea
jurisprudencial construida sobre la base conceptual antes referida brindará mejores y más
herramientas para todos aquellos jueces, funcionarios, litigantes, estudiantes de derecho
y personas interesadas en la defensa, protección y promoción de este derecho
fundamental. 5 Nota metodológica E l presente volumen forma parte de los Cuadernos de
Jurisprudencia del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. Este número está dedicado al desarrollo que ha tenido el derecho al libre
desarrollo de la personalidad en la jurisprudencia de la Suprema Corte.5 El análisis
integral de las líneas jurisprudenciales en esta materia cubre un número de temas y casos
diversos y amplios (incluida la reasignación sexual, el matrimonio igualitario, divorcio sin
causa, entre otros); en tal sentido, este documento tiene por objeto el estudio y la
sistematización de las implicaciones de este derecho fundamental en los diversos
escenarios fácticos en los que se ha analizado por el Máximo Tribunal. Por ello, en las
siguientes páginas se incluyen las decisiones de la SCJN, que abordan la interpretación del
derecho, dictadas durante la novena, décima y undécima épocas.6 Cabe destacar que,
diversas sentencias revisadas en este trabajo han sido objeto de análisis y sistematización
en otros cuadernos de jurisprudencia, tales como: "Los derechos de la diversidad sexual",
"Concubinato y uniones familiares" y "Matrimonio y divorcio". Sin embargo, la
metodología aquí planteada prioriza el contenido y los alcances propios del libre
desarrollo de la personalidad frente a cada caso concreto. Así, el objeto de este cuaderno
se centra en dilucidar los contornos específicos de una línea jurisprudencial que
frecuentemente, por su propia naturaleza, confluye con otras libertades y supuestos 5
Para la ubicación de los casos utilizamos los buscadores internos de la SCJN con ciertas
palabras clave: "Libre desarrollo de la personalidad", "libre ejercicio de la personalidad" y
"desarrollo de la personalidad". 6 Con base en la metodología planteada, el universo de
sentencias a analizar se acotó a aquellas emitidas en la novena, décima y undécima
épocas; es decir, las que se han resuelto desde 1995 hasta la actualidad (julio 2022). 6
Cuadernos de Jurisprudencia constitucionales. Con ello, se permite brindar elementos
claros y sintéticos de un derecho de carácter "complementario" y cuyo contenido
normativo es necesariamente de configuración jurisprudencial. De ahí la relevancia de un
cuaderno de jurisprudencia en esta materia.7 Con el propósito de facilitar la revisión de
los casos, las sentencias se agruparon en ciertos rubros temáticos, que pretenden dar
cuenta de las principales consideraciones de la Corte en las resoluciones. Por otro lado,
con el fin de identificar reglas aplicables a casos futuros, las sentencias se reconstruyen
siguiendo la siguiente estructura: 1) se sintetizan los hechos relevantes del caso; 2) se
formulan preguntas que hacen referencia a los problemas jurídicos planteados en cada
asunto; 3) se sintetizan los criterios que resuelven estos problemas jurídicos; y 4) se
transcriben o se sintetizan los principales párrafos que ilustran la opinión de la Suprema
Corte.8 Además, se identificaron algunos casos que sostienen similares razones y se deja
registro de ello como parte del acercamiento al uso del precedente judicial. Finalmente, se
incluyen como anexos: un glosario, las tesis aisladas y las tesis de jurisprudencia derivadas
de todas las sentencias, ordenadas por tema y por fecha de publicación.9 Es importante
destacar que para la selección y sistematización de casos no se distinguieron entre las
sentencias de las que derivan criterios vinculantes, esto es, entre aquéllas que cumplen
con los requisitos formales establecidos en la ley para tener fuerza obligatoria y las
resoluciones de las que derivaron criterios persuasivos. Este documento se actualizará
periódicamente en la medida en que la Suprema Corte emita nuevos pronunciamientos
sobre la materia. En la versión electrónica, las referencias a las sentencias en su versión
pública tienen un hipervínculo a la página de la SCJN. Las actualizaciones serán
comunicadas a través de la página web https://www.sitios.scjn.gob.mx/cec/ y el Twitter
del Centro de Estudios Constitucionales: @CEC_SCJN. Esperamos que este proyecto sea de
fácil acceso y comprensión, y que sirva para la difusión sistematizada de los precedentes
judiciales de la SCJN en México y otros países. Las únicas fuentes oficiales de los criterios
que emite la Suprema Corte de Justicia de la Nación son el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, así como los engroses públicos de los asuntos. 7 Para un estudio
complementario de los casos se sugiere revisar los demás Cuadernos de Jurisprudencia
emitidos por el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte. 8 Este ejercicio
no debe confundirse con los mecanismos legales para constituir jurisprudencia previstos
en la Ley de Amparo. Además, para la consulta de tesis de jurisprudencia y tesis aisladas
véase el Semanario Judicial de la Federación. 9 Las referencias de página y párrafo de las
citas textuales de las sentencias fueron elaboradas a partir de las versiones públicas
disponibles en la página de la SCJN, por lo que podrían variar según el sistema operativo o
procesador de textos que use el lector para confrontarlas. Esta metodología toma como
punto de partida la propuesta desarrollada en la obra. El derecho de los jueces (Legis,
Colombia, 2018), del profesor Diego Eduardo López Medina. Libre desarrollo de la
personalidad 7 Otros cuadernos de jurisprudencia Serie Derecho y familia 1. Restitución
internacional de niñas, niños y adolescentes 2. Compensación económica 3. Adopción 4.
Concubinato y uniones familiares 5. Derecho a la seguridad social. Pensión por viudez en
el concubinato 6. Violencia Familiar 7. Derecho a la seguridad social. Pensión por viudez
en el matrimonio 8. Estabilidad laboral en el embarazo 9. Derecho a la seguridad social.
Pensión por ascendencia y orfandad 10. Derecho a la seguridad social. Guarderías 11.
Filiación 12. Alimentos entre ascendientes y descendientes 13. Matrimonio y divorcio 14.
Aspectos patrimoniales en el matrimonio 15. Responsabilidad parental Serie Derechos
Humanos 1. Libertad de expresión y periodismo 2. Los derechos de la diversidad sexual 3.
Contenido y alcance del derecho humano a un medio ambiente sano 4. Derecho a la
propiedad de la tierra, el territorio y los recursos naturales de los pueblos y comunidades
indígenas 5. Derechos de las personas con discapacidad 6. Derecho a la educación 7.
Igualdad y no discriminación. Género 8. Derecho de las personas indígenas a ser asistidas
por intérpretes y defensores en juicios y procedimientos judiciales 9. Igualdad y no
discriminación. Condiciones de salud, religión y estado civil 10. Control de
convencionalidad 11. Libertad religiosa 12. Derecho al agua 13. Libertad de expresión y
medios de comunicación 14. Derecho a la ciudad 15. Derechos a la seguridad social.
Pensiones de vejez e invalidez 16. Derechos sexuales y reproductivos 8 Cuadernos de
Jurisprudencia Serie Temas selectos de Derecho 1. Derecho de daños. Responsabilidad
extracontractual  2. El uso de evidencia científica en las sentencias de la SCJN 3.
Responsabilidad patrimonial del Estado Otras publicaciones del programa de investigación
• La constitucionalización del derecho de familia. Perspectivas comparadas Nicolás Espejo
Yaksic y Ana María Ibarra Olguín (Ed.) • La responsabilidad parental en el derecho: Una
mirada comparada. Nicolás Espejo Yaksic (Ed.) 9 1. Derechos de las personas transexuales
a vivir según su identidad de género Derechos de las personas transexuales a vivir según
su identidad de género Adecuación de documentación de acuerdo con la identidad de
género • AD 6/2008 • CT 346/2019 • AR 1317/2017 11 1. Derechos de las personas
transexuales a vivir según su identidad de género 1.1. Adecuación de documentación de
acuerdo con la identidad de género SCJN, Pleno, Amparo Directo 6/2008, 6 de enero de
200910 Hechos del caso Con motivo de una reasignación sexogenérica, una persona
demandó ante un juez civil en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) la rectificación
de su acta de nacimiento para modificar su nombre y sexo masculino al femenino, y con
ello adecuar su acta de identidad a la realidad social y jurídica. Además, solicitó que, tal y
como ocurre en casos de adopción, ordenara al Registro Civil levantar una nueva acta y no
publicar ni expedir ninguna constancia que revelara el acta con sus datos previos. El juez
decidió conceder la rectificación de los cambios solicitados, pero consideró improcedente
la expedición de una nueva acta; en cambio, determinó realizar una anotación marginal
sobre el acta impugnada, refiriendo a la sentencia que otorgó dicha rectificación, con
fundamento en el procedimiento de rectificación previsto en el artículo 138 del Código
Civil para el Distrito Federal. Después de haber sido apelada, la decisión fue confirmada
por la Primera Sala Familiar del Tribunal Superior de Justicia del entonces D.F. Inconforme
con la determinación, la persona promovió juicio de amparo, alegando que la decisión
vulneraba su derecho a la igualdad y no discriminación, identidad personal y vida privada,
puesto que dicha anotación marginal dejaba todavía en evidencia los datos 10
Unanimidad de once votos. Ponente: Ministro Sergio A. Valls Hernández. 12 Cuadernos de
Jurisprudencia con los que originalmente fue registrada al nacer en su acta previa,
exponiendo así su condición de transexualidad frente a terceros; de acuerdo con la
quejosa, dicha situación vulneraba su dignidad personal y su derecho al libre desarrollo de
la personalidad, al impedirle alcanzar o perseguir aspiraciones legítimas de vida y escoger
aquellas opciones que den sentido a su existencia. La persona solicitó el ejercicio de la
facultad de atracción de la Suprema Corte. En la presente sentencia, la Corte decidió
amparar a la persona quejosa en contra de la resolución reclamada; de acuerdo con sus
consideraciones, la posibilidad de adecuar sus datos personales con su identidad de
género mediante dicha nota marginal es contraria al libre desarrollo de la personalidad.
Problemas jurídicos planteados 1. ¿La posibilidad de rectificar el nombre y sexo en las
actas de nacimiento de las personas transexuales, que no se identifican con el género que
"socialmente" les corresponde al nacer, se encuentra cubierta por el derecho al libre
desarrollo de la personalidad? 2. ¿La decisión de la Sala Familiar de limitarse a realizar una
nota marginal de la sentencia que concedió la rectificación de cambio de nombre y sexo,
se encuentra conforme con el derecho al libre desarrollo de la personalidad de la quejosa,
quien es una persona transexual? Criterios de la Suprema Corte 1. La posibilidad de
rectificar el nombre y sexo en las actas del estado civil de las personas transexuales que
no se identifiquen con el género que "socialmente" les corresponde al nacer, se encuentra
cubierta por el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Este derecho implica
necesariamente el reconocimiento al derecho a la identidad sexual y a la identidad de
género, pues, precisamente, a partir de éstos es que la persona se proyecta frente a sí
misma y dentro de una sociedad; entonces, la "reasignación sexual" que decida una
persona, que puede comprender o no una cirugía para ese fin, con el objeto de adecuar su
estado psicosocial a su físico y, de ahí, vivir en el sexo con el que se identifica plenamente,
innegablemente constituye una decisión que forma parte del libre desarrollo de la
personalidad, en tanto es una expresión de la individualidad de la persona, respecto de su
percepción sexual ante sí mismo, lo que influye decisivamente en su proyecto de vida y,
por ende, en sus relaciones sociales. En este sentido, adecuar su sexo legal a su sexo
psicosocial en el acta del estado civil es que podrá realizar su propio proyecto vital que, en
forma autónoma, tiene derecho de decidir. 2. La decisión de la sala familiar de limitarse a
realizar una nota marginal de la sentencia que concedió la rectificación de cambio de
nombre y sexo, no se encuentra conforme con Libre desarrollo de la personalidad 13 el
derecho al libre desarrollo de la personalidad de las personas transexuales. De mantener
dicha situación, es un hecho innegable que hasta en las más simples actividades de su
vida, estará obligado a mostrar un documento que contiene los datos anteriores,
revelando su condición de persona transexual, lo que hace que perviva una situación
tortuosa en su vida cotidiana que, indudablemente, tendrá efecto sobre su estado
emocional o mental. De esta manera, se negaría su derecho a la identidad personal y, de
ahí, a su libre desarrollo, a partir de los cuales se afirman frente a sí mismos y frente a los
demás, aunado a la vulneración de su derecho a la intimidad y a la vida privada.
Justificación de los criterios 1. En principio, para responder a dicha pregunta, la Suprema
Corte advirtió que el derecho al libre desarrollo de la personalidad no se encuentra
consagrado expresamente en la Constitución. Sin embargo, señaló que este derecho
deriva del reconocimiento de una "superioridad de la dignidad humana, prohibiéndose
cualquier conducta que la violente" (pág. 85, párr. 1). "En tal sentido, señaló que la
doctrina jurídica ha sentado que "la dignidad del hombre es inherente a su esencia, a su
ser. Se trata del reconocimiento de que, en el ser humano, hay una dignidad que debe ser
respetada en todo caso, pues ‘se trata del derecho a ser considerado como ser humano,
como persona, es decir, como ser de eminente dignidad.’ Es un derecho absolutamente
fundamental para el ser humano, base y condición de todos los demás: el derecho a ser
reconocido siempre como persona humana. Así, de la dignidad humana, se desprenden
todos los demás derechos, en cuanto son necesarios para que el hombre desarrolle
integralmente su personalidad. El derecho a ser reconocido y a vivir en y con la dignidad
propia de la persona humana." (Pág. 85, párr. 4). Para la Corte, "[s]on derechos
personalísimos, de los que dispone con libertad, pero, a su vez, constituyen una obligación
de los demás de respeto a ese derecho y, por tanto, se configuran como un derecho de
defensa y garantía esencial para la condición humana, en tanto pueden reclamarse por la
defensa de la intimidad violada o amenazada, cuanto se puede exigir del Estado que
prevenga eventuales intromisiones que lesionen ese derecho personalísimo". (Pág. 88,
párr. 3). "El individuo, sea quien sea, tiene derecho a elegir, en forma libre y autónoma, su
proyecto de vida, la manera en que logrará las metas y objetivos que, para él, son
relevantes." (Pág. 85, párr. 5). En este orden de ideas, para la Suprema Corte "aun cuando
estos derechos personalísimos no se enuncian, en forma expresa, en la Constitución
mexicana, sí están implícitos en las disposiciones de los tratados internacionales antes
mencionados, suscritos por México y, en todo caso, deben entenderse como derechos que
derivan del reconocimiento al derecho a la dignidad humana, previsto en el primero de los
preceptos de nuestra Constitución, pues, sólo a través de su pleno respeto, podría
realmente hablarse de un ser humano en toda su dignidad." (Pág. 90, párr. 2). (Énfasis en
el original). 14 Cuadernos de Jurisprudencia De manera particular, sostuvo que el libre
desarrollo de la personalidad, como elemento estrechamente vinculado con la dignidad
humana, "es la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser humano, como
ente autónomo. Como ha sostenido la doctrina y la jurisprudencia comparadas, tal
derecho es el reconocimiento del Estado sobre la facultad natural de toda persona a ser
individualmente como quiere ser, sin coacción, ni controles injustificados o impedimentos
por parte de los demás, con el fin de cumplir las metas u objetivos que se ha fijado, es
decir, es la persona humana quien decide el sentido de su propia existencia, de acuerdo a
sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera y que, por supuesto, como todo derecho,
no es absoluto, pues encuentra sus límites en los derechos de los demás y en el orden
público." (Pág. 86, párr. 1). Así pues, "el derecho al libre desarrollo de la personalidad,
comprende, entre otras, la libertad de contraer matrimonio o no hacerlo; de procrear
hijos y cuántos, así como en qué momento de su vida, o bien, decidir no tenerlos; de
escoger su apariencia personal; su profesión o actividad laboral; y, por supuesto, la libre
opción sexual, pues todos estos aspectos, evidentemente, son parte de la manera en que
el individuo desea proyectarse y vivir su vida y que, por tanto, sólo él puede decidir en
forma autónoma." (Pág. 86, párr. 2). Ahora, de acuerdo con el derecho comparado, la
Suprema Corte advirtió que "existe una tendencia a aceptar que las personas
transexuales, dada su especial condición, deben tener una mayor protección, en lo que
toca a ciertos derechos fundamentales, para lo cual se dará prevalencia al sexo psicosocial
y no al morfológico." (Pág. 96, párr. 2). Por tanto, la Suprema Corte consideró que,
"efectivamente, derivado de la compleja naturaleza humana, que lleva a que cada
individuo presente una vivencia particular acerca de su identidad de género y, a partir de
ésta, desarrolle su personalidad, su proyección vital, debe darse un carácter preeminente
al sexo psicosocial, frente al sexo morfológico, pues, sólo a partir de la delimitación de
este aspecto, es que podrían analizarse las consecuencias jurídicas correspondientes"
(Pág. 97, párr. 1
Partiendo de esta premisa, se estimó que "si el derecho fundamental al libre desarrollo de
la personalidad implica necesariamente el reconocimiento al derecho a la identidad sexual
y a la identidad de género, pues, precisamente, a partir de éstos, es que el individuo se
proyecta frente a sí mismo y dentro de una sociedad, entonces, la ‘reasignación sexual’
que decida una persona, que puede comprender o no una cirugía para ese fin, con el
objeto de adecuar su estado psicosocial a su físico y, de ahí, vivir en el sexo con el que se
identifica plenamente, innegablemente constituye una decisión que forma parte del libre
desarrollo de la personalidad, en tanto es una expresión de la individualidad de la
persona, respecto de su percepción sexual ante sí mismo, lo que influye decisivamente en
su proyecto de vida y, por ende, en sus relaciones sociales." (Pág. 97, párr. 2). Por todo
ello, la Suprema Corte concluyó que "es de suma relevancia que puedan adecuar su sexo
psicológico al legal, lo que sólo se logra a través de la rectificación registral del El libre
desarrollo de la personalidad, como elemento estrechamente vinculado con la dignidad
humana, es la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser humano, como
ente autónomo. El derecho al libre desarrollo de la personalidad, comprende, entre otras,
la libertad de contraer matrimonio o no hacerlo; de procrear hijos y cuántos, así como en
qué momento de su vida, o bien, decidir no tenerlos; de escoger su apariencia personal;
su profesión o actividad laboral; y, por supuesto, la libre opción sexual, pues todos estos
aspectos, evidentemente, son parte de la manera en que el individuo desea proyectarse y
vivir su vida y que, por tanto, sólo él puede decidir en forma autónoma. Libre desarrollo
de la personalidad 15 nombre y el sexo. De lo contrario, se negaría su derecho a la
identidad personal y, de ahí, a su libre desarrollo, a partir de los cuales se afirman frente a
sí mismos y frente a los demás, aunado a la vulneración de su derecho a la intimidad y a la
vida privada." (Pág. 99, párr. 3). 2. De acuerdo con la Suprema Corte, "resulta contrario a
tales derechos fundamentales —libre desarrollo de la personalidad e identidad sexual-
mantener legalmente a una persona en un sexo que no siente como propio, lo que la ha
llevado a adecuar su físico a su psique, ya sea en sus hábitos, vestimenta e, incluso,
recurriendo a los avances médicos que le permiten aproximarse a los caracteres
morfológicos típicos del sexo con el que psicológica y emocionalmente se identifica y que
sí vive como propio, en los distintos ámbitos de su vida social y privada, pues, sólo a partir
del respeto a su identidad sexual, adecuando su sexo legal a su sexo psicosocial, es que
podrá realizar su propio proyecto vital que, en forma autónoma, tiene derecho de
decidir." (Pág. 97, párr. 1). Así, "no basta para alcanzar ese estado de bienestar general,
que dicha adecuación sexo legal-sexo psicológico, se limite a la anotación marginal, en el
acta de nacimiento primigenia, de la sentencia que conceda la rectificación de su nombre
y sexo, que prevé el artículo 138 del Código Civil para el Distrito Federal, pues es un hecho
innegable que hasta en las más simples actividades de su vida, estará obligado a mostrar
un documento que contiene los datos anteriores, revelando su condición de persona
transexual, lo que hace que perviva una situación tortuosa en su vida cotidiana que,
indudablemente, tendrá efecto sobre su estado emocional o mental." (Pág. 98, párr. 2).
Aún más, "dicha situación materializa también una injerencia en su intimidad y vida
privada, ya que, se insiste, tendrá que exteriorizar, en muchas de sus actividades, su
condición anterior, lo que, a su vez, genera eventuales actos discriminatorios hacia su
persona en aspectos laborales o en sus relaciones sociales." (Pág. 98, párr. 3). "En efecto,
como exigen los tratados internacionales que ya citamos, todo individuo debe ser
protegido por parte del Estado, en lo que atañe a la esfera de reserva de su intimidad, de
su vida privada y de su propia imagen, impidiendo injerencias arbitrarias en dicho ámbito,
lo cual cobra especial importancia tratándose de las personas transexuales, dada su
especial condición, la cual no se protege si, a través de la citada nota marginal, se propicia
que, ante las más mínimas actividades de su vida, estén obligadas a exteriorizar su
condición, lo que mantiene latente, día a día, la afectación o interferencia en su imagen y
privacidad." (Pág. 99, párr. 2). En esta tesitura, la Corte reconoció que, "tratándose de las
personas transexuales que, por su condición, son objeto de rechazo y discriminación, el
legislador debe implementar los mecanismos necesarios para el reconocimiento, tutela y
garantía de sus derechos fundamentales, para lo cual es de suma relevancia que puedan
adecuar su sexo psicológico al legal, lo que sólo se logra a través de la rectificación
registral del nombre y el sexo. 16 Cuadernos de Jurisprudencia De lo contrario, se negaría
su derecho a la identidad personal y, de ahí, a su libre desarrollo, a partir de los cuales se
afirman frente a sí mismos y frente a los demás, aunado a la vulneración de su derecho a
la intimidad y a la vida privada." (Pág. 99, párr. 3). Luego, "aun cuando la legislación local
prevé la posibilidad de rectificar el acta de nacimiento, entre otros datos, por lo que hace
al nombre y al sexo, a fin de adecuarla a la realidad, es inconcuso que tal rectificación no
cumple, en el caso concreto, con dicho objetivo, si se limita a una anotación marginal."
(Pág. 100, párr. 1). Sin embargo, la Corte agregó que, "si los documentos de identidad de
la persona transexual, entre ellos, el acta de nacimiento, mantienen los datos con los que
originalmente fue registrada al nacer, a partir de la asignación del sexo biológico y
solamente se realiza una nota marginal de la sentencia que otorgó la rectificación
concedida, con la consiguiente publicidad de aquellos datos, es innegable que, como se ha
explicado, se vulneran los mencionados derechos fundamentales del quejoso, sin que se
advierta razonabilidad alguna para limitarlos de esa manera". (Pág. 101, párr. 2). "Es
cierto que, tratándose de la reasignación sexual, se producen diversos efectos, no sólo en
el ámbito de la persona transexual, sino, como ser social, en sus relaciones con los demás,
puesto que es indudable que existe una diversidad de consecuencias, en las que están en
juego los derechos de terceros, así como el orden público, tales como las que se refieren al
matrimonio, sucesiones, relaciones de trabajo, servicio militar, filiación, actos
contractuales, antecedentes penales, etcétera, que requieren certeza. Sin embargo, tales
derechos de terceros o el orden público, encuentran su protección y mantenimiento en
diversos mecanismos legales que no importen el sacrificio o el riesgo de lesión de los
derechos fundamentales del quejoso que, incluso, habiéndose sometido a una
intervención quirúrgica, no podría alcanzar un bienestar general (equilibrio en todos los
aspectos de su vida) y, por ende, el libre desarrollo de su personalidad, si no se le permite
el cambio en los asientos registrales del dato referente a su sexo, a través del cual, logre
concluir su nuevo aspecto con la realidad registral, lo que sólo puede lograrse con la
expedición de nuevos documentos de identidad, así como con la protección de esa
información frente a terceros." (Pág. 101, párr. 4). SCJN, Segunda Sala, Contradicción de
Tesis 346/2019, 21 de noviembre de 201911 Razones similares en el AR 1317/2017 Hechos
del caso Una persona denunció ante la Suprema Corte la contradicción de criterios
sostenida entre el Pleno del Décimo Séptimo Circuito (con sede en Chihuahua) y el
sustentado por el 11 Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ministro José Fernando
Franco González Salas. "[S]i los documentos de identidad de la persona transexual, entre
ellos, el acta de nacimiento, mantienen los datos con los que originalmente fue registrada
al nacer y solamente se realiza una nota marginal de la sentencia que otorgó la
rectificación concedida, con la consiguiente publicidad de aquellos datos, es innegable que
se vulneran los mencionados derechos fundamentales de la persona quejosa." Libre
desarrollo de la personalidad 17 Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Décimo Sexto Circuito (con sede en Guanajuato).12 Por un lado, el Pleno de Circuito
estableció que el procedimiento administrativo es congruente para el trámite de cambio
de nombre propio y de género, en tanto que los procedimientos que ameritan la
intervención del juez sujetan a las personas a cargas innecesarias relacionadas con la
prueba. Asimismo, el procedimiento administrativo satisface el fin legítimo de garantizar
el cambio de nombre y sexo de las personas, que únicamente requiere el consentimiento
libre e informado del solicitante. Por su parte, el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Décimo Sexto Circuito sostuvo que, aunque debe reconocerse que hay
un trato diferenciado para las personas transgénero, por tener que acudir a un
procedimiento jurisdiccional para modificar su acta de nacimiento, esa medida persigue
una finalidad válida e importante desde el punto de vista constitucional, es idónea y
necesaria para lograr la protección de la seguridad jurídica en relación con uno de los
elementos que integran su identidad y en consonancia con el libre desarrollo de la
personalidad. La Suprema Corte determinó que existió la contradicción de tesis
denunciada y que en ese sentido, debía prevalecer con carácter de jurisprudencia el
criterio sustentado por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En
este sentido, se estableció que, con base en el derecho humano al libre desarrollo de la
personalidad, la vía idónea para la adecuación o expedición de las actas de nacimiento por
reasignación sexogenérica es la administrativa registral, en tanto cumple con los
estándares de privacidad, sencillez, expeditez y adecuada protección de la identidad de
género mediante la emisión de un nuevo documento. Problemas jurídicos planteados 1.
De acuerdo con el derecho al libre desarrollo de la personalidad, ¿cuál es la vía
procedimental idónea para proteger el derecho a la identidad de las personas que
solicitan la emisión de su acta de nacimiento por reasignación sexogenérica? 2. De
acuerdo con el derecho a la identidad, derivado del derecho al libre desarrollo de la
personalidad y del derecho a la dignidad humana, ¿cuáles deben ser las características del
procedimiento para la adecuación de la identidad de género autopercibida para que éste
sea considerado constitucionalmente idóneo? Criterios de la Suprema Corte 1. La vía
administrativa para la expedición o "rectificación" del acta de nacimiento por reasignación
sexogenérica es la vía idónea para tutelar el derecho humano a la identidad 12 En los
amparos en revisión AR 42/2017, AR 313/2016, AR 80/2017, AR 35/2017 y AR 40/2018. 18
Cuadernos de Jurisprudencia de las personas transgénero, ya que la vía judicial dota de
una excesiva publicidad a la solicitud respectiva y provoca afectaciones indebidas e
innecesarias en la vida privada de las personas. Lo anterior no significa que se considere
que la vía judicial resulta, en todos los casos, inadecuada para dar trámite a este tipo de
cambios en documentos de identidad, ya que pueden existir procedimientos
materialmente jurisdiccionales para el cambio de actas de nacimiento por reasignación
sexogenérica, siempre que cumplan con los principios de expeditez, sencillez, privacidad y
con la emisión de un nuevo documento. 2. Para que sea considerado constitucionalmente
idóneo, el procedimiento para la adecuación de la identidad de género autopercibida de
cumplir con los siguientes estándares: a) privacidad; b) sencillez; c) expeditez; y d) la
adecuada protección de la identidad de género mediante la emisión de un nuevo
documento. Justificación de los criterios 1. "Constreñir a una persona a desahogar el
procedimiento judicial de `rectificación´ de actas transgrede los derechos humanos a la
identidad y a la vida privada por dotar de una excesiva publicidad a la solicitud respectiva
y provocar afectaciones indebidas e innecesarias en la vida privada." (Pág. 28, párr. 4). "La
vía administrativa no sólo permite cumplir con los principios de privacidad, sencillez y
celeridad con los que deben contar este tipo de procedimientos, sino que además es apta
para salvaguardar los derechos de terceros que, en su caso, pudiesen verse afectados con
la emisión de un nuevo documento de identidad de la parte quejosa" (pág. 29, párr.1). Por
ende, "aún en el caso de que no esté establecido expresamente en la legislación, en
aplicación directa de los principios constitucionales y en una labor de interpretación e
integración normativa, la vía administrativa registral es la idónea para salvaguardar el
derecho humano a la identidad de la persona". (Pág. 29, párr. 3). 2. El procedimiento
tendiente al reconocimiento de la identidad de género auto-percibida "debe basarse
únicamente en el consentimiento libre e informado del solicitante sin que se exijan
requisitos como las certificaciones médicas o psicológicas u otros que puedan resultar
irrazonables o patologizantes, bajo el principio según el cual la identidad de género no se
prueba" (pág. 30, párr. 1). "Los procedimientos respectivos deben ser confidenciales, por
lo que los cambios, correcciones o adecuaciones en los registros y los documentos de
identidad no deben reflejar los cambios de conformidad con la identidad de género" (pág.
30, párr. 2). "Tanto los procedimientos como las rectificaciones realizadas a los registros y
los documentos de identidad de conformidad con la identidad de género autopercibida no
deben ser de acceso público, ni tampoco deben figurar en el mismo documento de
identidad" (pág. 30, párr. 4). A su vez, "los trámites relacionados con procesos registrales
deben ser gratuitos o por lo menos tender a ser lo menos gravosos posible, sobre todo si
se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad. Por último, resaltó que el cambio
"Los procedimientos respectivos deben ser confidenciales, por lo que los cambios,
correcciones o adecuaciones en los registros y los documentos de identidad no deben
reflejar los cambios de conformidad con la identidad de género." Libre desarrollo de la
personalidad 19 de nombre u otro dato esencial de las actas del estado civil, como lo es el
sexo o el género, no libera ni exime de las obligaciones o responsabilidades contraídas con
la identidad anterior; por lo que tal protección se debe garantizar por medio de distintos
mecanismos legales." (Pág. 30, párrs. 5 y 6). 21 2. Consumo personal de marihuana con
fines recreativos Consumo personal de marihuana con nes recreativos • AR 237/2014 • AR
1163/2017 • AR1115/2017 • AR 623/2017 • AR 548/2018 • AR 547/2018 Condiciones en el
ejercicio del consumo personal de marihuana con nes recreativos • AR 237/2014 • AR
1115/2017 • AR 623/2017 • AR 548/2018 • AR 547/2018 • AR 1163/2017 • AR 585/2020
Alcance del derecho a consumir marihuana con nes recreativos 23 2. Consumo personal de
marihuana con fines recreativos 2.1 Alcance del derecho a consumir marihuana con fines
recreativos SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 237/2014, 4 de noviembre de 201513
Razones similares en el AR 1115/2017, AR 623/2017, AR 548/2018 y el AR 547/201814
Hechos del caso Cuatro representantes de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo
Responsable y Tolerante, A.C. (SMART) solicitaron ante la Comisión Federal para la
Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), órgano desconcentrado de la Secretaría
de Salud, la expedición de una autorización que les permitiera consumir marihuana de
manera personal y regular con fines meramente recreativos. Además, solicitaron la
autorización para ejercer la siembra, cultivo, cosecha, preparación, acondicionamiento,
posesión, transporte, empleo, uso y, 13 Mayoría de cuatro votos. Ponente: Ministro
Arturo Zaldívar. 14 Con esta última sentencia la Suprema Corte fijó jurisprudencia en el
sentido de reconocer que el consumo lúdico de la marihuana, como parte del libre
desarrollo de la personalidad, prevalece frente al sistema de prohibiciones de
estupefacientes y psicotrópicos establecido en la Ley General de Salud. De acuerdo con el
artículo 223 de la Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la jurisprudencia por reiteración
que emitan las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se establece cuando se
sustente un mismo criterio en cinco sentencias no interrumpidas por otra en contrario,
resueltas en diferentes sesiones, por una mayoría de cuando menos cuatro votos. En este
sentido, una vez establecida deberá ser obligatoria tanto para las mismas Salas de la
Suprema Corte como para los tribunales colegiados y unitarios de circuito, los juzgados de
distrito, tribunales militares y judiciales del orden común de los Estados y del Distrito
Federal, y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales. 24 Cuadernos de
Jurisprudencia en general, todo acto relacionado con el consumo de dicho estupefaciente.
La COFEPRIS les negó la solicitud con base en los artículos 234, 235, 237, 245, 247, 248,
368 y 479 de la Ley General de Salud, mismos que excluyen el uso de la marihuana para
tales fines. Ante la negativa, los cuatro representantes promovieron juicio de amparo
directo alegando la inconstitucionalidad de los artículos referidos por vulnerar su derecho
al libre desarrollo de la personalidad ya que, a su consideración, el Estado no puede
socavar o suprimir las acciones que realice cualquier individuo para individualizarse
dentro de la sociedad a menos que exista un interés superior que lo justifique. El juez en
materia administrativa del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) les negó el amparo,
señalando la inexistencia de la violación a los derechos alegados debido a que, según su
dicho, el sistema de prohibiciones constituyen medidas que protegen la vida y la salud de
las personas. Inconformes con la decisión, los quejosos solicitaron la revisión del amparo
argumentando una indebida fundamentación por parte del juez en materia
administrativa. El caso fue remitido a la Suprema Corte para su estudio, la cual determinó
la inconstitucionalidad de los artículos alegados. De acuerdo con la Corte, dicho sistema
de prohibiciones da como resultado una medida desproporcionada e injustificada por lo
que transgrede el derecho al libre desarrollo de la personalidad. En este sentido, decidió
conceder el amparo a los quejosos. Problemas jurídicos planteados 1. ¿El consumo con
fines recreativos de marihuana y las actividades necesarias para su realización (siembra,
cultivo, cosecha, preparación, acondicionamiento, posesión y transporte) se encuentra
cubierto por el derecho al libre desarrollo de la personalidad? 2. ¿Los artículos 235, último
párrafo, 237, 245, fracción I, 24, último párrafo, y 248 de la Ley General de Salud vulneran
el derecho al libre desarrollo de la personalidad al establecer una prohibición para que la
Secretaría de Salud emita autorizaciones para la realización de los actos relacionados con
el consumo personal con fines recreativos de marihuana? Criterios de la Suprema Corte 1.
El consumo personal con fines recreativos de marihuana y las actividades necesarias para
su realización se encuentran protegidas por el derecho al libre desarrollo de la
personalidad. El libre desarrollo de la personalidad permite que las personas adultas
decidan sin interferencia qué tipo de actividades recreativas o lúdicas desean realizar, al
tiempo que permite llevar a cabo las actividades necesarias para poder materializar esa
elección. Esta elección puede incluir la ingesta o consumo de sustancias que produzcan
experiencias que en algún sentido "afecten" los pensamientos, las emociones y/o las
sensaciones de la persona. Artículo 235. La siembra, cultivo, cosecha, elaboración,
preparación, acondicionamiento, adquisición, posesión, comercio, transporte en cualquier
forma, prescripción médica, suministro, empleo, uso, consumo y, en general, todo acto
relacionado con estupefacientes o con cualquier producto que los contenga queda sujeto
a: […] Los actos a que se refiere este Artículo sólo podrán realizarse con fines médicos y
científicos y requerirán autorización de la Secretaría de Salud. Artículo 237. Queda
prohibido en el territorio nacional, todo acto de los mencionados en el Artículo 235 de
esta Ley, respecto de las siguientes substancias y vegetales: opio preparado, para fumar,
diacetilmorfina o heroína, sus sales o preparados, cannabis sativa, índica y americana o
marihuana, papaver somniferum o adormidera, papaver bactreatum y erythroxilon
novogratense o coca, en cualquiera de sus formas, derivados o preparaciones. […] Libre
desarrollo de la personalidad 25 2. Los artículos 235, último párrafo, 237, 245, fracción I,
24, último párrafo, y 248 de la Ley General de Salud vulneran el derecho al libre desarrollo
de la personalidad al establecer una prohibición para que la Secretaría de Salud emita
autorizaciones para la realización de los actos relacionados con el consumo personal con
fines recreativos de marihuana. La medida legislativa constituye una restricción
injustificada del derecho al libre desarrollo de la personalidad al no ser necesaria ni
proporcional. Justificación de los criterios 1. De acuerdo con la Suprema Corte, la
Constitución mexicana otorga una amplia protección a la autonomía de las personas y "en
este orden de ideas, el bien más genérico que se requiere para garantizar la autonomía de
las personas es precisamente la libertad de realizar cualquier conducta que no perjudique
a terceros." (Pág. 31 y párr. 2). El catálogo de "derechos de libertad" se encuentra
reconocido en la Constitución y los tratados internacionales que establecen "permisos
para realizar determinadas acciones que se estiman valiosas para la autonomía de las
personas (expresar opiniones, moverse sin impedimentos, asociarse, adoptar una religión
u otro tipo de creencia, elegir una profesión o trabajo, etc.), al tiempo que también
comportan límites negativos dirigidos a los poderes públicos y a terceros, toda vez que
imponen prohibiciones de intervenir u obstaculizar las acciones permitidas por el derecho
fundamental en cuestión". (Pág. 31 y párr. 3). La Corte destacó que el "el derecho al libre
desarrollo de la personalidad brinda protección a un ‘área residual de libertad’ que no se
encuentra cubierta por las otras libertades públicas." (Pág. 32 y párr. 1). Al retomar la
jurisprudencia alemana, la Corte señaló que "cuando un determinado ‘spacio vital’ es
intervenido a través de una medida estatal y no se encuentra expresamente protegido por
un derecho de libertad específico, las personas pueden invocar la protección del derecho
al libre desarrollo de la personalidad. De esta manera, este derecho puede entrar en juego
siempre que una acción no se encuentre tutelada por un derecho de libertad específico."
(Pág. 32, párr. 2). En el caso mexicano, la Suprema Corte precisó que el "el libre desarrollo
de la personalidad es un derecho fundamental que deriva del derecho a la dignidad, que a
su vez está previsto en el artículo 1o. constitucional y se encuentra implícito en los
tratados internacionales de derechos humanos suscritos por nuestro país." (Pág. 33 y párr.
1). Respecto del derecho al libre desarrollo de la personalidad en la jurisprudencia de la
Corte, el máximo tribunal retomó el amparo directo 6/2008 en el cual sostuvo que este
derecho "permite la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser humano,
como ente autónomo", de tal manera que supone "el reconocimiento del Estado sobre la
facultad natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción, ni
controles injustificados o impedimentos por parte de los demás, con el fin de cumplir las
metas u objetivos que se ha fijado, es decir, es la persona humana quien decide el sentido
de su El bien más genérico que se requiere para garantizar la autonomía de las personas
es precisamente la libertad de realizar cualquier conducta que no perjudique a terceros. El
libre desarrollo de la personalidad supone el reconocimiento del Estado sobre la facultad
natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción, ni controles
injustificados o impedimentos por parte de los demás, con el fin de cumplir las metas u
objetivos que se ha fijado. 26 Cuadernos de Jurisprudencia propia existencia, de acuerdo a
sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera". (Pág. 33 y párr. 2). (Énfasis en el
orginal). Asimismo, precisó que el derecho tiene una dimensión externa y una interna.
"Desde el punto de vista externo, el derecho da cobertura a una genérica ‘libertad de
acción’ que permite realizar cualquier actividad que el individuo considere necesaria para
el desarrollo de su personalidad. En cambio, desde una perspectiva interna, el derecho
protege una ‘esfera de privacidad’ del individuo en contra de las incursiones externas que
limitan la capacidad para tomar ciertas decisiones a través de las cuales se ejerce la
autonomía personal" (Pág. 34 y párr. 2). En este sentido, la Corte aclaró que "el derecho al
libre desarrollo de la personalidad es un derecho cuyos contornos deben precisarse
jurisprudencialmente y en el caso de la jurisprudencia de la Corte mexicana se ha
reconocido que el derecho da cobertura en principio a una gran variedad de acciones y
decisiones conectadas con el ejercicio de la autonomía individual." (Pág. 36, párr. 1). La
Corte declaró que "el derecho fundamental en cuestión permite prima facie que las
personas mayores de edad decidan sin interferencia alguna qué tipo de actividades
recreativas o lúdicas desean realizar, así como llevar a cabo todas las acciones o
actividades necesarias para poder materializar esa elección." (Pág. 40 y párr. 3). De
acuerdo con la Corte el consumo personal con fines lúdicos de marihuana se encuentra
protegido por el derecho al libre desarrollo de la personalidad porque "la elección de
alguna actividad recreativa o lúdica es una decisión que pertenece indudablemente a la
esfera de autonomía personal que debe estar protegida por la Constitución. Esa elección
puede incluir, como ocurre en el presente caso, la ingesta o el consumo de sustancias que
produzcan experiencias que en algún sentido ‘afecten’ los pensamientos, las emociones
y/o las sensaciones de la persona. En esta línea, se ha señalado que la decisión de fumar
marihuana puede tener distintas finalidades, entre las que se incluyen ‘el alivio de la
tensión, la intensificación de las percepciones o el deseo de nuevas experiencias
personales y espirituales’. Así, al tratarse de ‘experiencias mentales’, éstas se encuentran
entre las más personales e íntimas que alguien pueda experimentar, de tal manera que la
decisión de un individuo mayor de edad de ‘afectar’ su personalidad de esta manera con
fines recreativos o lúdicos se encuentra tutelada prima facie por el derecho al libre
desarrollo de ésta." (pág. 41, párr. 1). 2. De acuerdo con la Suprema Corte, las normas
impugnadas "comportan un "sistema de prohibiciones administrativas" que forma parte
del marco regulatorio previsto en la Ley General de Salud sobre el control de
estupefacientes y psicotrópicos." (Pág. 27 y párr. 1). Es decir, efectivamente, los artículos
impugnados inciden en el contenido prima facie del derecho al libre desarrollo de la
personalidad, dado que constituyen un "un obstáculo jurídico que impide a los quejosos
ejercer el derecho a decidir qué tipo de actividades recreativas o lúdicas desean realizar, al
tiempo que también impide llevar a cabo lícitamente todas las acciones o actividades
necesarias para poder materializar esa elección a través del autoconsumo de la
marihuana: siembra, cultivo, cosecha, preparación, acondicionamiento, posesión,
transporte, etc." (Pág. 42 y párr. 1). (Énfasis en el original). Libre desarrollo de la
personalidad 27 No obstante, la Corte precisó que el libre desarrollo de la personalidad
"no es un derecho absoluto, de tal manera que puede ser limitado con la finalidad de
perseguir algún objetivo constitucionalmente válido." (Pág. 42, párr. 1). Asimismo,
destacó alguno de los límites identificados en la jurisprudencia mexicana, como los
derechos de los demás y el orden público establecidos en el Amparo Directo 6/2008. Al
respecto precisó que "los derechos fundamentales y sus respectivos límites externos
operan como principios, de tal manera que las relaciones entre el derecho y sus límites
encierran una colisión que debe resolverse con ayuda del test de proporcionalidad" (Pág.
42 y párr. 2). Por lo tanto, para determinar si la prohibición del consumo recreativo de la
marihuana, prevista en la Ley General de Salud, es una medida justificada y, por lo tanto,
constitucional ésta debe cumplir ciertas características: "debe ser idónea para proteger
los derechos de terceros y/o el orden público; y no debe limitar de manera innecesaria y
desproporcionada este derecho fundamental." (Pág. 42 y párr. 2). Antes de iniciar el
análisis de proporcionalidad, la Corte destacó que el "sistema punitivo" previsto en la Ley
General de Salud no sería objeto de ningún pronunciamiento, así como tampoco lo serán
los actos relacionados con la "comercialización" de la marihuana ya que esta actividad no
fue incluida en las peticiones de los quejosos. Sobre el análisis de proporcionalidad, la
Corte advirtió que el sistema de prohibiciones administrativas, previsto en la Ley, fue
resultado de la intención de "la finalidad del marco regulatorio para el control de
estupefacientes y substancias psicotrópicas previsto en la Ley General de Salud es la
protección de la ‘salud’ y el ‘orden público’, puesto que de una interpretación sistemática
del ordenamiento, así como de los distintos procesos de reforma a la ley, puede
desprenderse que el legislador tuvo la intención de procurar la salud de los consumidores
de drogas y proteger a la sociedad de las consecuencias perniciosas derivadas del
consumo de las drogas, dado que se ha considerado que esta actividad tiene efectos
nocivos tanto para el consumidor como para la sociedad en general." (Pág. 48 y párr. 2).
La Corte precisó que ambas finalidades son constitucionalmente válidas. Respecto a la
idoneidad de la medida, la Corte señaló que esta se acredita en tanto se confirme la
"existencia de una relación empírica entre la intervención al derecho y el fin que persigue
dicha afectación, siendo suficiente que la medida contribuya en algún modo y en algún
grado a lograr el propósito que busca el legislador. Así, la idoneidad de una medida
legislativa debe mostrarse a partir de conocimientos científicos o convicciones sociales
generalmente aceptadas." (Pág. 51, párr. 2). A partir del análisis de evidencia científica, la
Corte estimó que, más allá de los efectos temporales, el consumo de marihuana "no
supone un riesgo importante para salud, salvo en el caso de que se utilice de forma
crónica y excesiva" (pág. 55, párr. 3); tampoco existe evidencia suficiente que respalde
que el consumo de marihuana incite a cometer actividades ilícitas. No obstante, al existir
una relación mínima entre el consumo y el daño a la salud, aunque se trate de daños de
escasa entidad, así como una mayor probabilidad de causar accidentes vehiculares, la
Corte concluyó que el sistema de prohibiciones es una medida idónea para proteger tanto
la 28 Cuadernos de Jurisprudencia salud como el orden público. Esto porque "para superar
el examen de idoneidad basta con que dichas afectaciones existan, sin importar el grado o
entidad que tengan. Dicho de otra forma, para que la prohibición del consumo de
marihuana encuentre justificación constitucional desde el punto de vista de la idoneidad
de la medida es necesario mostrar que éste afecta la salud y el orden público, aun cuando
dicha afectación sea mínima. Así, una intervención podrá considerarse idónea si la
correlación entre medio y fin es positiva, con independencia de su nivel de eficacia." (Pág.
54, párr. 2). En relación con la necesidad, la Corte advirtió que el examen consiste en
"corroborar, en primer lugar, si existen otros medios con un grado de idoneidad igual o
superior para lograr los fines que se persiguen y, en segundo lugar, determinar si estas
alternativas intervienen con menor intensidad el derecho fundamental afectado." (Pág.
66, párr. 1). La Corte precisó que el primer aspecto del examen de necesidad es de gran
complejidad dado que "la búsqueda de medios alternativos podría ser interminable y
requerir al juez constitucional imaginarse y analizar todas las alternativas posibles. No
obstante, dicho escrutinio puede acotarse ponderando aquellas medidas que el legislador
consideró adecuadas para situaciones similares o bien las alternativas que en el derecho
comparado se han diseñado para regular el mismo fenómeno." (Pág. 66, párr. 2). En este
sentido, apelando a experiencias comparadas y a la regulación de sustancias similares, se
destacó la existencia de al menos las siguientes medidas alternativas: " (i) limitaciones a
los lugares de consumo; (ii) prohibición de conducir vehículos o manejar aparatos o
sustancias peligrosas bajo los efectos de la sustancia; (iii) prohibiciones a la publicitación
del producto; y (iv) restricciones a la edad de quienes la pueden consumir. Como puede
observarse, se trata de medidas que vistas en su conjunto no prohíben el consumo de
forma absoluta y, en contraste, sólo limitan la realización de las actividades relacionadas
al autoconsumo de marihuana en supuestos muy acotados." (Pág. 72, párr. 1). La Corte
precisó que este tipo de políticas, formarían parte de una medida alternativa a la
prohibición vigente "a cuál consistiría en términos generales en un régimen que sólo
limita el consumo de marihuana en determinadas circunstancias y que paralelamente
comprende la implementación de políticas públicas educativas y de salud." (Pág. 72, párr.
2). A partir de la evidencia valorada, se estableció que la medida alternativa resulta más
eficaz al buscar "impedir directamente que ocurran esas afectaciones a la salud o atacar
los factores sociales que causan el consumo de marihuana, que una medida que combate
dicha problemática indirectamente a través de la prohibición de su consumo" (Pág. 73,
párr.2). (Énfasis en el original). Así, respecto de la segunda dimensión del examen de
necesidad, la Corte declaró que la medida alternativa incide en un menor grado en el
derecho ya que "el sistema de prohibiciones administrativas configurado por los artículos
impugnados prohíbe una ‘clase genérica de actos’ (cualquier acto de consumo), la medida
alternativa Libre desarrollo de la personalidad 29 en realidad sólo prohíbe "una subclase
más específica" de esos actos (actos de consumo en circunstancias muy específicas). En
este orden de ideas, puede decirse que la medida legislativa impugnada impide el
consumo de marihuana en cualquier circunstancia cuando para alcanzar los fines que
pretende podría limitarse a desalentar ciertas conductas o a establecer prohibiciones en
supuestos más específicos". (Pág. 75, párr.2). (Énfasis en el original). Por ello concluyó que
"el ‘sistema de prohibiciones administrativas’ configurado por los artículos impugnados
constituye una medida innecesaria, toda vez que existen medidas alternativas igualmente
idóneas para proteger la salud y el orden público que intervienen el derecho fundamental
en un grado menor." (Pág. 76, párr. 3). (Énfasis en el original). Por último, la Corte decidió
pronunciarse también sobre la proporcionalidad en sentido estricto. Al respecto, precisó
que el examen de proporcionalidad en sentido estricto "consiste en realizar un balance o
ponderación entre dos principios que compiten en un caso concreto. Este análisis requiere
comparar el grado de intervención en el derecho fundamental que supone la medida
legislativa examinada frente al grado de realización del fin perseguido por ésta. Dicho de
otra manera, en esta fase del escrutinio se requiere realizar una ponderación entre los
beneficios que cabe esperar de una limitación desde la perspectiva de los fines que se
persiguen con los costos que necesariamente se producirán desde la perspectiva de los
derechos fundamentales afectados." (Pág. 77, párr. 2) (Énfasis en el original). Sobre el
caso concreto, destacó que "resulta evidente que una intervención en un derecho
fundamental que prohíba totalmente la realización de una conducta amparada por ese
derecho será más intensa que una intervención que se concrete a prohibir o a regular en
ciertas condiciones el ejercicio de ese derecho." (Pág. 79, párr. 3). Así concluyó que "el
‘sistema de prohibiciones administrativas’, conformado por los artículos de la Ley General
de Salud impugnados por los quejosos, ocasionan una afectación muy intensa al derecho
al libre desarrollo de la personalidad en comparación con el grado mínimo de protección a
la salud y al orden público que se alcanza con dicha medida." (Pág. 80, párr. 2). Por tales
razones, la Corte concluyó que el sistema de prohibiciones, previsto en la Ley General de
Salud, no era constitucional, y, por lo tanto, los demandantes debían recibir la
autorización para el consumo personal con fines recreativos de marihuana, así como de
sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar dicha sustancia. SCJN, Segunda
Sala, Amparo en Revisión 1163/2017, 4 de julio de 201815 Hechos del caso Un grupo de
personas solicitaron ante la COFEPRIS autorización sanitaria que les permitiera el
consumo personal con fines recreativos de la marihuana, así como de las actividades 15
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Ministro José Fernando Franco González Salas. La
medida legislativa impugnada impide el consumo de marihuana en cualquier circunstancia
cuando para alcanzar los fines que pretende podría limitarse a desalentar ciertas
conductas o a establecer prohibiciones en supuestos más específicos. 30 Cuadernos de
Jurisprudencia correlativas a este, como lo son la siembra, cultivo, cosecha, preparación,
posesión, transporte, importación y adquisición de la semilla. Dicho órgano desechó la
solicitud bajo el argumento de que los quejosos no habían desahogado satisfactoriamente
el requerimiento. Inconformes, los quejosos promovieron demanda de amparo indirecto
en la que plantearon la inconstitucionalidad de los artículos 235, último párrafo, 237, 245,
fracción I, 247, último párrafo, y 248 de la Ley General de Salud, ya que a su consideración
vulneran su derecho al libre desarrollo de la personalidad, al imponer una visión estatal
de lo bueno y de lo correcto, lo que nulifica la posibilidad de que las personas desarrollen
su individualidad mediante un proyecto de vida que contemple dicho uso. Además,
señalaron que, la política prohibicionista incumple los parámetros de proporcionalidad y
escrutinio para analizar restricciones a derechos fundamentales desarrollados por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. El juez de distrito emitió sentencia en la que
reconoció el derecho al autoconsumo de la marihuana, así como a las actividades
correlativas. Lo anterior, derivado de la declaración de inconstitucionalidad de los
artículos 235, último párrafo, 237, 245, fracción I, 247, último párrafo, y 248 de la Ley
General de Salud, que ya habían sido objeto de análisis por parte de la Corte. Sin
embargo, la decisión del juez de distrito dejó fuera la protección de la adquisición de la
semilla. En contra de dicha sentencia, los quejosos interpusieron recurso de revisión para
efectos de decidir si se debía o no proteger su derecho a adquirir la semilla, como parte de
su libre desarrollo de la personalidad. Del recurso conoció la Suprema Corte, que
determinó que la decisión del juez de distrito impugnada violó el derecho al libre
desarrollo de la personalidad de los quejos por no pronunciarse respecto de la prohibición
para importar y adquirir semillas para el consumo personal de marihuana. Con base en
dichas consideraciones, la Corte decidió que debía modificarse la sentencia recurrida y
determinó concederles el amparo a los quejosos. Problema jurídico planteado ¿La
decisión del juez de distrito vulneró el derecho al libre desarrollo de la personalidad al
omitir pronunciarse sobre la prohibición para la importación y adquisición de semillas
necesarias para el consumo personal de marihuana? Criterio de la Suprema Corte La
decisión del juez de distrito vulneró el derecho al libre desarrollo de la personalidad al
omitir pronunciarse sobre la prohibición para la importación y adquisición de semillas
necesarias para el consumo personal de marihuana. La concesión del amparo sin incluir la
posibilidad de importar y adquirir la semilla imposibilita el ejercicio del derecho al libre
desarrollo de la personalidad en relación con su consumo personal y recreativo de
marihuana. Artículo 235. Solamente para fines de investigación científica, la Secretaría de
Salud autorizará a los organismos o instituciones que hayan presentado protocolo de
investigación autorizado por aquella dependencia, la adquisición de estupefacientes a que
se refiere el artículo 237 de esta Ley. Dichos organismos e instituciones comunicarán a la
Secretaría de Salud el resultado de las investigaciones efectuadas y como se utilizaron.
Artículo 247. La siembra, cultivo, cosecha, elaboración, preparación, acondicionamiento,
adquisición, posesión, comercio, transporte en cualquier forma, prescripción médica,
suministro, empleo, uso, consumo y, en general, todo acto relacionado con substancias
psicotrópicas o cualquier producto que los contenga, queda sujeto a: […] II. Los tratados y
convenciones internacionales en los que los Estados Unidos Mexicanos sean parte y que
se hubieren celebrado con arreglo a las disposiciones de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; Libre desarrollo de la personalidad 31 Justificación del criterio
La Corte aclaró que antes de estudiar el problema planteado, "es necesario considerar que
el Juez de Distrito otorgó la protección constitucional a los quejosos para que la Secretaría
de Salud, por conducto de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos
Sanitarios, emitiera a su favor la autorización referida en los artículos 235 y 247 de la Ley
General de Salud a fin de que pudieran realizar las siguientes actividades relacionadas con
el consumo lúdico o recreativo del estupefaciente denominado cannabis sativa, índica o
americana (marihuana): sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar." (Pág.
17, párr. 1). Esto con base en la jurisprudencia obligatoria de la Corte. No obstante, el juez
no examinó la constitucionalidad de la prohibición para importar y adquirir semillas de
marihuana a pesar de que se plantearon en la demanda de amparo. La Corte destacó que
la decisión del Juez "contraviene los principios referidos ―en específico el principio de
congruencia interna de las sentencias― debido a que la autorización referida en los
artículos 235 y 247 de la Ley General de Salud para sembrar, cultivar, cosechar, preparar,
poseer y transportar cannabis sativa, índica o americana concedida por el Juez de Distrito
con motivo del ejercicio del derecho humano al libre desarrollo de la personalidad de los
recurrentes, lógicamente implica la posibilidad de adquirir esos productos y sustancias,
pues lo contrario significa que materialmente los quejosos están impedidos para ejercer el
derecho por el cual fueron amparados." (Pág. 22, párr. 3). En este sentido, la Corte precisó
que la sentencia "impide el ejercicio del derecho humano al libre desarrollo de la
personalidad y hace ilusoria la concesión del amparo, pues los quejosos están autorizados
para realizar determinadas actividades sin tener la posibilidad de adquirir los insumos
necesarios para ello, lo cual en términos de la posibilidad de ejercer derechos equivale a
que el amparo se les hubiera negado. Por lo tanto, a juicio de esta Segunda Sala los
términos en que se debe conceder el amparo necesariamente deben incluir la posibilidad
de adquirir semillas de marihuana de cualquiera de sus variedades, pues sostener lo
contrario llevaría a la conclusión de autorizar ficticiamente el ejercicio de derechos
reconocidos en la Constitución General y en los tratados internacionales de los que el
Estado mexicano es parte." (Pág. 23, párr. 3). Recordando que el juicio de amparo debe
entenderse como un recurso efectivo, lo cual implica que ante una violación a un derecho
humano se proporcione una reparación efectiva, la Corte concluyó que "los términos en
que debe concederse el amparo necesariamente tienen que incluir la posibilidad de
adquirir semillas de marihuana de cualquiera de sus variedades" (pág. 30 y párr.1). No
obstante, la Corte precisó que "Por lo que hace a la adquisición de cannabis dentro del
territorio nacional, cabe señalar que si bien los quejosos no incurrieron en los delitos
previstos en los artículos 194, fracción I, 195, 195 Bis y La sentencia impide el ejercicio del
derecho humano al libre desarrollo de la personalidad y hace ilusoria la concesión del
amparo, pues los quejosos están autorizados para realizar determinadas actividades sin
tener la posibilidad de adquirir los insumos necesarios para ello, lo cual en términos de la
posibilidad de ejercer derechos equivale a que el amparo se les hubiera negado. 32
Cuadernos de Jurisprudencia 196 Ter del Código Penal Federal y 475, 476 y 477 de la Ley
General de Salud porque con la concesión del amparo contarán con la autorización para
sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar el estupefaciente referido, en
principio el delito lo cometerá quien se las proporcione, pues su comercialización,
obtención y transmisión material, directa o indirecta, está tipificada como tal en el marco
jurídico vigente." (Pág. 31, párr. 3). También precisó que "Sin embargo, con motivo de las
reformas a la Ley General de Salud publicadas en el Diario Oficial de la Federación el
diecinueve de junio de dos mil diecisiete, en específico el artículo 235 bis en el cual fue
establecido como obligación de la Secretaría de Salud el diseño y ejecución de políticas
públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis en
cualquiera de sus variedades y el artículo 290 en el cual fue prevista la posibilidad de
importar estupefacientes, substancias psicotrópicas, productos o preparados que los
contengan, incluyendo los derivados farmacológicos de cannabis de cualquiera de sus
variedades, dentro del territorio nacional las semillas pueden adquirirse legalmente. Por
lo cual en términos del artículo 236 de la Ley General de Salud la autoridad demandada
está en posibilidades de expedir un permiso especial de adquisición o de traspaso para
que los quejosos adquieran las semillas necesarias para la realización de las actividades
por las que han sido amparadas. Asimismo, debido a la reforma del artículo 290 referida
es posible obtener una autorización para importar al territorio nacional estupefacientes,
substancias psicotrópicas, productos o preparados que los contengan, incluyendo los
derivados farmacológicos de cannabis de cualquiera de sus variedades. Si bien en dicha
disposición normativa fue previsto que la autorización exclusivamente será otorgada a
droguerías y establecimientos destinados a la producción de medicamentos autorizados,
nada impide que dentro de esos sujetos autorizados se considere a los quejosos con el
objeto de proteger efectivamente el ejercicio de su derecho humano al libre desarrollo de
la personalidad." (Pág. 32, párrs. 1-3). Por lo tanto, concluyó que "en el caso debe
modificarse la sentencia recurrida para autorizar a los quejosos la adquisición dentro del
territorio nacional de semillas de cannabis sativa, índica o americana (marihuana) a una
droguería o un establecimiento destinado a producir medicamentos autorizados en
términos del artículo 236 de la Ley General de Salud, mediante un permiso especial de
adquisición o de traspaso; o en su defecto una autorización para importar dichas semillas
en los términos del artículo 290 de la ley de salud referida." (Pág. 33, párr.1). También
precisó que, "la adquisición o traspaso de semillas por medio del permiso especial o la
autorización para importarlas tiene que ser en las cantidades suficientes y con la
periodicidad necesaria para que los quejosos puedan ejercer el derecho que se les
reconoce en esta sentencia mediante las actividades que reclamaron, a saber, sembrar,
cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar marihuana en cualquiera de sus
especies." (Pág. 33, párr. 2). Libre desarrollo de la personalidad 33 2.2 Condiciones en el
ejercicio del consumo personal de marihuana con fines recreativos SCJN, Primera Sala,
Amparo en Revisión 237/2014, 4 de noviembre de 201516 Razones similares en el AR
1115/2017, AR 623/2017, AR 548/2018, AR 547/2018 y AR 1163/2017 Hechos del caso
Cuatro representantes de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y
Tolerante, A.C. (SMART) solicitaron ante la Comisión Federal para la Protección contra
Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, la
expedición de una autorización que le permitiera consumir marihuana de manera
personal y regular con fines meramente recreativos. Además, solicitaron la autorización
para ejercer la siembra, cultivo, cosecha, preparación, acondicionamiento, posesión,
transporte, empleo, uso y, en general, todo acto relacionado con el consumo de dicho
estupefaciente. La COFEPRIS les negó la solicitud con base en los artículos 234, 235, 237,
245, 247, 248, 368 y 479 de la Ley General de Salud, mismos que excluyen el uso de la
marihuana para tales fines. Ante la negativa, los cuatro representantes promovieron juicio
de amparo directo alegando la inconstitucionalidad de los artículos referidos por vulnerar
su derecho al libre desarrollo de la personalidad, ya que a su consideración el Estado no
puede socavar o suprimir las acciones que realice cualquier individuo para individualizarse
dentro de la sociedad a menos que exista un interés superior que lo justifique. El juez en
materia administrativa del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) les negó el amparo
señalando la inexistencia de la violación a los derechos alegados debido a que, según su
dicho, el sistema de prohibiciones constituye medidas que protegen la vida y la salud de
las personas. Inconformes con la decisión, los quejosos solicitaron la revisión del amparo
argumentando una indebida fundamentación por parte del juez en materia
administrativa. El caso fue remitido a la Suprema Corte para su estudio, que determinó la
inconstitucionalidad de los artículos alegados. De acuerdo con la Corte, dicho sistema de
prohibiciones da como resultado una medida desproporcionada e injustificada por lo que
transgrede el derecho al libre desarrollo de la personalidad. En este sentido, decidió
conceder el amparo a los quejosos. Problemas jurídicos planteados 1. ¿Bajo cuáles
condiciones debe producirse el ejercicio del derecho al libre desarrollo de la personalidad
en relación con el consumo personal de marihuana con fines recreativos? 16 Mayoría de
cuatro votos. Ponente: Ministro Arturo Zaldívar. 34 Cuadernos de Jurisprudencia 2. ¿La
autorización para consumir marihuana de forma personal y recreativa puede incurrir en
los delitos previstos tanto en la Ley General de Salud como por el Código Federal en
relación con el consumo de marihuana? 3. ¿La autorización para consumir marihuana de
forma personal y recreativa contraviene lo dispuesto en instrumentos internacionales en
materia de drogas? Criterios de la Suprema Corte 1. La ausencia de una política pública
integral que regule las actividades asociadas con el consumo personal para fines
recreativos marihuana no es obstáculo para que la Corte reconozca el ejercicio de este
derecho fundamental. El consumo personal para fines recreativos de marihuana, cubierto
por el libre ejercicio de la personalidad, no supone la realización de actos de comercio ni
podrá ser ejercido frente a menores de edad ni en lugares públicos donde se encuentren
terceros que no haya brindado su autorización. 2. La autorización de conductas al amparo
de la sentencia de la Corte no configuran los delitos contra la salud previstos por la Ley
General de Salud y el Código Penal Federal. 3. La autorización para consumir marihuana
de forma personal y recreativa no contraviene lo dispuesto en instrumentos
internacionales de la materia. Justificación de los criterios 1. Tras confirmar que el
consumo personal de marihuana con fines recreativos se encuentra cubierto por el
derecho al libre desarrollo de la personalidad y determinar la inconstitucionalidad de la
prohibición para que la Secretaría de Salud emita autorizaciones para realizar las
actividades relacionado con el autoconsumo, la Corte precisó condiciones para el ejercicio
de este derecho. En específico, precisó que en "ningún caso autorización para realizar
actos de comercio, suministro o cualquier otro que se refiera a la enajenación y/o
distribución de las substancias antes aludidas, en el entendido de que el ejercicio del
derecho no debe perjudicar a terceros. En ese sentido, este derecho no podrá ser ejercido
frente a menores de edad, ni en lugares públicos donde se encuentren terceros que no
hayan brindado su autorización." (Pág. 82, pág. 2). 2. A pesar que de la Corte no realizó
ningún pronunciamiento sobre la constitucionalidad de los tipos penales que criminalizan
el consumo de marihuana , la Corte precisó que "al declararse por parte de este Alto
Tribunal la inconstitucionalidad de las disposiciones de la Ley General de Salud antes
señaladas y, en consecuencia, permitirsele a los recurrentes recibir una autorización por
parte de la Secretaría de Salud para realizar todas las actividades necesarias para el uso
lúdico de la marihuana, al realizar éstas los recurrentes no incurrirán en los delitos contra
la salud previstos tanto por la propia Ley General de En ningún caso autorización para
realizar actos de comercio, suministro o cualquier otro que se refiera a la enajenación y/o
distribución de las substancias antes aludidas, en el entendido de que el ejercicio del
derecho no debe perjudicar a terceros. En ese sentido, este derecho no podrá ser ejercido
frente a menores de edad, ni en lugares públicos donde se encuentren terceros que no
hayan brindado su autorización Al declararse la inconstitucionalidad de las disposiciones
de la Ley General de Salud antes señaladas y, en consecuencia, permitirsele a los
recurrentes recibir una autorización por parte de la Secretaría de Salud para realizar todas
las actividades necesarias para el uso lúdico de la marihuana, al realizar éstas los
recurrentes no incurrirán en los delitos contra la salud previstos tanto por la propia Ley
General de Salud como por el Código Penal Federal. Libre desarrollo de la personalidad 35
Salud como por el Código Penal Federal. Ello es así porque los delitos contenidos en los
artículos 194, fracción I, 195, 195 Bis y 196 Ter del Código Penal Federal, así como en los
artículos 475, 476 y 477 de la Ley General de Salud, relacionados con los actos que
pretenden realizar los recurrentes, cuentan con un elemento típico de carácter normativo
consistente en que la conducta debe realizarse ‘sin la autorización correspondiente’. En
este sentido, si como se precisará a continuación uno de los efectos de la concesión del
presente amparo consiste en la obligación de la Secretaría de Salud de expedir la
autorización a la que hacen referencia los artículos 235 y 247 de la Ley General de Salud,
es evidente que los quejosos no podrán cometer los delitos en cuestión. No pasa
desapercibido para esta Primera Sala que el Código Penal Federal contiene determinados
tipos penales en materia de narcóticos que no cuentan con este elemento típico (en
específico, los contenidos en el artículo 194, fracciones II, III y IV; 196 Ter; 197 y 198); sin
embargo, se advierte que los mismos no van dirigidos a castigar las conductas que
pretenden realizar los quejosos en términos de lo expuesto en el presente recurso de
revisión." (Pág. 83, párrs. 1 y 2; pág. 85, párr. 1). 3. De acuerdo con la Corte, la
autorización "no se contraviene con lo dispuesto en instrumentos internacionales de la
materia, en específico: (i) la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada
por el Protocolo de 1972; (ii) el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971; y (iii) la
Convención de las Naciones Unidas en contra del Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Sicotrópicas de 1988." (pág. 86 y párr. 2). Al respecto, precisó que "si bien
dichos tratados internacionales establecen obligaciones para los Estados miembros de
criminalizar determinadas conductas relacionadas con narcóticos, las primeras dos
convenciones mencionadas establecen la posibilidad de someter a las ‘personas que
hagan uso indebido’ de estupefacientes y substancias psicotrópicas a ‘medidas de
tratamiento, educación, postratamiento, rehabilitación y readaptación social’, en lugar de
sancionarlas penalmente. Adicionalmente, de la Convención de las Naciones Unidas de
1988 se deriva que los Estados miembros podrán no sancionar la posesión, adquisición o
cultivo de estupefacientes o substancias psicotrópicas para el consumo personal, cuando
sea contrario a `sus principios constitucionales y [a] los conceptos fundamentales de su
ordenamiento jurídico´; situación que se actualiza en el presente asunto, pues como se ha
señalado a lo largo de la presente sentencia, el autoconsumo de marihuana se encuentra
protegido por el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, prerrogativa
derivada de la Constitución." (pág. 87 y párr. 1 y 2). SCJN, Primera Sala, Amparo en
Revisión 585/2020, 11 de mayo de 202217 Hechos del caso Una persona fue detenida por
elementos de la policía cuando se encontraba manipulando con sus manos una hoja
blanca con marihuana en la vía pública. Como consecuencia de 17 Mayoría de tres votos.
Ponente: Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá. 36 Cuadernos de Jurisprudencia
dicha detención le encontraron, además, cinco envoltorios de papel blanco que contenían
30.6 gramos de cannabis sativa. La persona fue vinculada a proceso por el delito contra la
salud, en su modalidad de narcomenudeo (hipótesis de posesión simple del
estupefaciente denominado cannabis sativa conocida comúnmente como marihuana). En
contra de dicha determinación, promovió juicio de amparo indirecto en el que reclamó la
inconstitucionalidad de los artículos 473, 477 y 479 de la Ley General de Salud, que
tipifican el delito de posesión simple de marihuana, sin fines de comercialización o
suministro; y en los que, además, prevén como excluyente del delito la dosis de hasta
cinco gramos de marihuana para el consumo personal. El juez de distrito en materia penal
de la Ciudad de México que conoció del asunto resolvió negar el amparo y protección.
Contra tal determinación, la parte quejosa interpuso recurso de revisión, del cual conoció
un Tribunal Colegiado en Materia Penal, quien reservó jurisdicción a la Suprema Corte
para resolver respecto a la constitucionalidad de los preceptos impugnados. El Máximo
Tribunal determinó revocar la sentencia recurrida y declarar la inconstitucionalidad del
artículo 478 de la Ley general de Salud dado que a su consideración vulnera de manera
injustificada el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Problema jurídico planteado
¿El artículo 478 de la Ley General de Salud, que prevé como exclusión del delito contra la
salud el consumo personal de marihuana cuando es en igual o inferior cantidad a la
prevista en la tabla de orientación de dosis máximas (cinco gramos), se encuentra
conforme al libre desarrollo de la personalidad? Criterio de la Suprema Corte El artículo
478 de la Ley General de Salud, que prevé como exclusión del delito el consumo personal
de marihuana cuando es en igual o inferior cantidad a la prevista en la tabla de
orientación de dosis (cinco gramos), es contrario al libre desarrollo de la personalidad. La
intervención del derecho penal resulta desproporcionada e injustificada en aquellos casos
en que otra medida sea suficiente para proteger de la misma manera o más eficazmente
un determinado bien jurídico. En este sentido, tal supuesto no atiende las circunstancias
reales del uso o consumo personal, así como no se identifica con un peligro en concreto.
Por el contrario, dicha porción normativa, frente al supuesto de uso o consumo personal,
ocasiona una afectación injustificada e irrazonable a los derechos de salud e integridad
personal, privacidad y libre desarrollo de la personalidad. Justificación del criterio Así, la
pregunta a resolver por la Corte fue "cómo debe operar la exclusión del delito contra la
salud ante el consumidor de cannabis sativa que posea para su uso o consumo personal
Adicionado, DOF, 20 de agosto de 2009. Artículo 478. El Ministerio Público no ejercerá
acción penal por el delito previsto en el artículo anterior, en contra de quien sea
farmacodependiente o consumidor y posea alguno de los narcóticos señalados en la tabla,
en igual o inferior cantidad a la prevista en la misma, para su estricto consumo personal
(…). Libre desarrollo de la personalidad 37 una cantidad superior a 5 gramos, frente al
marco legal que impide la exclusión de tal conducta como delito." (Párr. 114). Es decir,
"debemos determinar si el Ministerio Público debe o no ejercer acción penal en contra de
personas que poseen cannabis sativa para su uso o consumo en dosis que superan los 5
gramos que como máximo establece la tabla inserta en el artículo 479 de la Ley General
de Salud." (Párr. 66). En relación con el acto reclamado, la Corte sostuvo que, "más allá de
declararse la inconstitucionalidad del tipo penal de posesión de narcóticos que prevé el
artículo 477 de dicha legislación, también impugnado por el quejoso, esta Primera Sala
determina que debe eliminarse la porción normativa del citado artículo 478 que
condiciona el consumo personal o la farmacodependencia al límite previsto en la tabla
inserta en el diverso precepto 479." (Párr. 115). Para llegar a dicha conclusión, la Corte
reiteró, en primer lugar, el contenido del derecho al libre desarrollo de la personalidad, en
el sentido de que "es un derecho fundamental que deriva del derecho a la dignidad, que a
su vez está previsto en el artículo 1o. de la Constitución y se encuentra implícito en los
tratados internacionales de derechos humanos suscritos por nuestro país. Por
consecuencia, la dignidad humana se configura como la base de la que se desprenden
todos los demás derechos, en cuanto son necesarios para el íntegro y libre desarrollo de la
personalidad." (Párrs. 56 y 57). De este modo, el derecho al libre desarrollo de la
personalidad "permite ‘la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser
humano, como ente autónomo’, de tal manera que supone el reconocimiento del Estado
sobre la facultad natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin
coacción, ni controles injustificados o impedimentos por parte de los demás, con el fin de
cumplir las metas u objetivos que se ha fijado." (Párr. 59). Además, sostuvo que, "frente a
los derechos de la persona que posee cannabis sativa para su propio uso o consumo, esto
es, bajo su libertad y autonomía personal, así como con injerencia solo en su propia salud
e integridad personal, no pueden invocarse intereses colectivos o el bien común ni una
conducta rectora por parte del Estado sobre cómo debe dirigir su vida privada, menos
aún, a través del medio de control más duro." (Párr. 71). "Ante lo anterior, el escrutinio de
constitucionalidad es más estricto, partiendo no solo de la salud e integridad personal,
sino también de la expectativa razonable de privacidad dentro del cual se debe exigir al
Estado demostrar que su medida es la menos restrictiva posible, además de ser útil para la
realización de un fin constitucionalmente válido. A su vez, permite identificar aquellas
actividades solo vinculadas con la autonomía y el libre desarrollo de la persona." (Párr.
74). Agregó que, "el contenido y alcance de dicha acción se ciñe a la salud e integridad
personal de quien posee el narcótico solo para su uso o consumo personal; de ahí que, al
ubicarse este supuesto en la esfera privada de la persona, debe cuestionarse
rigurosamente la forma en que se controlará la regulación del Estado en 38 Cuadernos de
Jurisprudencia todas aquellas actividades que prima facie se insertan en el ámbito del
derecho al libre desarrollo de la personalidad." (Párr. 76). Sin embargo, frente a la norma
que penaliza el consumo de marihuana, la Corte señaló que, "se requieren de otras
garantías sustanciales dentro de los principios que permitan validar la injerencia del
Estado en su función punitiva —ius puniendi— y frente a la limitación de los derechos de
más alto rango en la esfera de la persona imputada. Tales principios son, además del de
legalidad, el de lesividad, el de intervención mínima del Estado —ultima ratio del derecho
penal— y, principalmente, el principio rector del bien jurídico de relevancia penal que
tutela la norma." (Párr. 126). "A su vez, el principio de intervención mínima consiste en
que el derecho penal solo puede intervenir en los casos de ataques muy graves a los
bienes jurídicos más importantes; es decir, la regulación normativa del resto de ataques a
bienes jurídicos que no son fundamentales corresponde a otras ramas del derecho que no
son tan drásticas en sus consecuencias. Esto, en términos sencillos, quiere decir que la
intervención del derecho penal resulta desproporcional e injustificada en aquellos casos
en que otra medida sea suficiente para proteger de la misma manera o más eficazmente
un determinado bien jurídico." (Párr. 134). Así, "para que pueda plantearse la constitución
del ilícito no basta la concreción desvalorativa de un acto —desvalor de la acción—, sino
que además es necesario que a este se le pueda imputar el resultado producido —
desvalor del resultado—, esto es, que se haya producido una afectación real al bien
jurídico que merezca tutela penal. Todo esto, para dar completo contenido al principio
garantista de que la misión exclusiva del derecho penal es la de proteger bienes jurídicos,
lo que no se trata de una concepción legal de tipo formal sino material." (Párr. 143). Bajo
tales principios, la Corte mencionó que "la penalización de cierta conducta al considerarse
delictiva únicamente se justifica por su necesidad absoluta, por lo que antes de acudir al
medio de control más coercitivo, se tendrán que agotar todos los mecanismos jurídicos
idóneos al respecto. A su vez, el principio de lesividad se sustenta en el axioma de la
efectiva vulneración no solo a un bien jurídico, sino que este pueda justificarse, de manera
objetiva y razonable, como de relevancia penal." (Párr. 144). En este sentido, la Corte
entendió que el supuesto planteado en el artículo referido "debe entenderse bajo un
límite que justifique de manera objetiva y razonable el uso o consumo personal, lo que
implicará su valoración por la autoridad que aplique la ley en el procedimiento penal, esto
es, conforme a las circunstancias objetivas (tiempo, lugar y modo de la posesión, contexto
cultural, cantidad, etc.) y subjetivas (condiciones personales de quien la use o consuma,
eventual farmacodependiente, actividad profesional o religiosa, etc.), y no que quede
fijado de manera tasada. Todo ello, se insiste, acotado al supuesto del impedimento que
tiene el Ministerio Público de determinar el no ejercicio de la acción Libre desarrollo de la
personalidad 39 penal en contra de quien posea más de 5 gramos de mariguana, para su
consumo personal." (Párr. 149). (Énfasis del original). De tal manera que, "están vedadas
al legislador todas aquellas cuestiones relacionadas con la esfera privada de las personas;
más aún, en materia penal el legislador no puede emitir normas de carácter general,
abstracto e impersonal, como la destacada porción normativa del artículo 478 de la Ley
General de Salud, que pretendan normar las decisiones de las personas, aun cuando no
afecten los bienes o los derechos de otras personas, sin que sean además de relevancia
penal bajo el ya analizado principio de bien jurídico como punto de partida y destino de la
política criminal de un Estado social y democrático de Derecho, así como los de legalidad,
de lesividad y de necesidad o de última instancia del derecho penal —ultima ratio—."
(Párr. 151). Así, la Corte refirió que, "fijar regulaciones penales sobre la persona
destinataria de la norma penal para salvaguardar su propia salud, y no la de otras
personas, es una finalidad que no resulta legítima bajo los principios constitucionales que
han sido desarrollados, y por el contrario, vulnera el derecho al libre desarrollo de la
personalidad, pues se configura como una interferencia en la autodeterminación que
debe regir a cada uno siempre que no se afecte a otro; es decir, en este caso, el Estado se
estaría subrogando en la voluntad del paciente para decidir, a su juicio, qué es lo más
conveniente para preservar su salud y asegurar determinada calidad de vida, o bien, no
hacerlo. Por ello, la salud individual corresponde a los derechos humanos inherentes a la
persona, pero no es un bien jurídico de relevancia penal, al menos que sea vulnerada por
la conducta de otras personas, pero no bajo la libre determinación de la conducta propia,
pues sobre ella, solo a la persona le corresponde decidir en virtud de la tutela que le
otorga el derecho al libre desarrollo de la personalidad." (Párrs. 154 y 155). "Con base en
la dignidad humana, cada persona tiene el derecho a decidir lo que requiere para su vida
en atención al plan que para ella ha diseñado. En el caso, perseguir penalmente a quienes
poseen narcóticos para su consumo —como manifestación de su personalidad— no solo
atenta contra el derecho al libre desarrollo de la personalidad, la autonomía y la salud
individual, también representa un ejercicio arbitrario del poder público cuyos cimientos
no son otros que los de una postura conservadora que ha considerado,
discriminatoriamente, a quienes consumen narcóticos como personas no deseables por
hipotéticos y eventuales delincuentes." (Párr. 156). La Corte estimó que "ninguna mayoría
—la que representa el legislador— puede legítimamente decidir la violación de un
derecho de libertad —menos cuando no trasciende a terceros—; en ese contexto, dado
que el derecho en turno está garantizado para todos y sustraído de la disponibilidad del
legislador —que para emitir normas debe adecuarse a la Constitución y, principalmente, a
los derechos humanos— cuando su ejercicio no trasciende a la esfera jurídica de terceros,
se puede establecer que el derecho al libre desarrollo de la personalidad no solo es el
sustento de la elección de la vida que toma la persona "Fijar regulaciones penales sobre la
persona destinataria de la norma penal para salvaguardar su propia salud, y no la de otras
personas, es una finalidad que no resulta legítima bajo los principios constitucionales que
han sido desarrollados, y por el contrario, vulnera el derecho al libre desarrollo de la
personalidad, pues se configura como una interferencia en la autodeterminación que
debe regir a cada uno siempre que no se afecte a otro." 40 Cuadernos de Jurisprudencia
en su individualidad, sino también es un factor de deslegitimación de las decisiones
generales, abstractas e impersonales que pretenden anularlo. Esto es, que aquel es
oponible a las normas que no se compadezcan de la autonomía de las personas cuando
sus conductas solo a ellas les afecten. En esos términos, tal cual se ha sostenido por esta
Primera Sala, el derecho al libre desarrollo de la personalidad, en vinculación con el
derecho a la autonomía individual, se vuelve necesario para garantizar el goce de ciertos
bienes que son indispensables para la elección y materialización de los planes de vida que
los individuos se proponen. Por lo tanto, este coto vedado es, justamente, eso: un espacio
exento de la intervención del Estado." (Párrs. 160 y 161). Consecuentemente, "la
intervención penal por parte del Estado en el supuesto de la posesión de cannabis sativa
cuando sea para su uso o consumo personal no está justificada ni resulta razonable, sino
que se trata de una interferencia arbitraria en la dignidad, vida privada y autonomía de la
persona. Conforme a lo anterior, cada persona es libre de decidir sobre su propia vida, en
el caso, sobre su propia salud e integridad personal. Partiendo de esta premisa, la
respuesta legítima es que puede optar por cuidar su salud." (Párr. 168 y 169). "Así, bajo el
establecido principio de dignidad inherente a la persona como un fin en sí mismo, se
opone a que sea tratado utilitariamente, lo que hace incompatible perseguir penalmente
a quien posee narcóticos en su esfera privada en vez de enfrentar la verdadera
problemática penal que es el tráfico." (Párr. 170). De este modo, la Corte entendió que
"no se justifica la persecución penal de la persona que posee cannabis sativa dentro de su
esfera de privacidad sin afectación a terceros ni provocando resultado delictivo alguno,
menos aún por la posibilidad de que pudieran eventualmente intervenir en otros actos
delictivos bajo criterios de peligrosidad." (Párr. 173). "En dogmática penal, procesar a una
persona que posea cannabis sativa cuando sea para su uso o consumo personal frente al
análisis efectuado sobre el derecho al libre desarrollo de la personalidad, la vida privada y
la autonomía, se traduce, ni más ni menos, en una regresión al derecho penal de autor.
Con base en la aplicación del tipo penal impugnado se persiguen, procesan y sancionan
personas no tanto por la peligrosidad concreta o daño que sus actos representan para los
bienes jurídicos, sino por quienes son de acuerdo con las decisiones que han tomado para
satisfacer sus individuales planes de vida. Se persigue a los consumidores por ser
consumidores, no por las afectaciones que, supuestamente, infligen a los valores de esta
sociedad democrática." (Párrs. 174 y 175). "Entonces, el que se permita al Ministerio
Público ejercer acción penal contra una persona que posea más de 5 gramos de cannabis
sativa para su consumo personal, en realidad se están castigando cualidades morales, la
personalidad o el comportamiento personal; lo cual, naturalmente, no tiene sustento
constitucional alguno, pues el paradigma de derecho penal que protege el orden jurídico
nacional es el de acto, y no el de autor." (Párr. 177). "No se justifica la persecución penal
de la persona que posee cannabis sativa dentro de su esfera de privacidad sin afectación a
terceros ni provocando resultado delictivo alguno, menos aún por la posibilidad de que
pudieran eventualmente intervenir en otros actos delictivos bajo criterios de
peligrosidad." Libre desarrollo de la personalidad 41 Así pues, la Corte señaló que "la falta
de identificación de un peligro concreto, además, contribuye a la línea argumentativa de
esta resolución en la que se ha afirmado que la previsión típica del delito en comento no
trasciende de la esfera del individuo y, además, lo juzga por quien es. En cambio,
sancionar el peligro abstracto que aparentemente representa dicha conducta es una
falacia que fácilmente se puede superar si se tiene en cuenta que la posesión en
circunstancias tales que se puedan acreditar fines de comercio o suministro está penada,
pues, en ese caso, sí se afectaría la salud pública como bien jurídico tutelado por la
normatividad penal." (Párrs. 180 y 181). Bajo este contexto, la Corte reiteró que "la
actividad de la posesión de mariguana cuando se coloca en el supuesto de uso y consumo
personal, es un espacio de intimidad, lo que proyecta una expectativa razonable de
privacidad. Además, el derecho al libre desarrollo de la personalidad solo encuentra como
límite los derechos ajenos, entendiéndolo desde la perspectiva interamericana a lo que
cada quien considera una vida digna y al proyecto de vida que decida; además, son
derechos que no se pueden limitar ni suspender bajo ninguna circunstancia." (Párr. 188).
Derivado de ello, "no se compadece con nuestro orden constitucional la porción
normativa del artículo 478 de la Ley General de Salud que limita la exclusión del delito a
una lista tasada que no atiende las circunstancias reales del uso o consumo personal, tales
como las objetivas del caso y personales del imputado, hoy recurrente. Por el contrario,
dicha porción normativa, frente al supuesto de uso o consumo personal, ocasiona una
afectación injustificada e irrazonable a los derechos de salud e integridad personal,
privacidad y libre desarrollo de la personalidad." (Párr. 189). "En primer término, porque
la medida punitiva no tiene sustento constitucional sobre los fines perseguidos bajo la
aducida protección a la salud pública, por un lado, al no haber afectación a otras
personas, y por otro, porque no puede sostenerse justificación bajo el interés colectivo
sobre acciones que solo corresponden a la esfera privada de la persona. En un siguiente
nivel, la medida penal no es idónea ni necesaria, pues no se justifica en un bien jurídico de
relevancia penal, además de existir medidas más adecuadas para garantizar en todo caso
el derecho a la salud. Finalmente, la medida es desproporcionada en estricto sentido, toda
vez que genera una protección mínima a valores colectivos frente a la intensa injerencia
del Estado en su mayor fuerza coercitiva —jus puniendi— para impedir el derecho de las
personas al cuidado de su salud e integridad personal, así como el ejercicio de su libertad
y autonomía en su ámbito privado cuando se trata del uso o consumo personal." (Párrs.
190, 191 y 192). Así, "esta porción de la normatividad penal, al no permitir la exclusión del
delito bajo el uso o consumo personal de cannabis sativa, conlleva a su
inconstitucionalidad desde su propia conformación, pues tanto el operador jurídico como
el destinatario de la norma se encuentran en imposibilidad de ponderar cuando no hay
delito ante el supuesto del uso o consumo personal." (Párr. 197). (Énfasis en el 3.1
Matrimonio entre personas del mismo sexo SCJN, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad
28/2015, 26 de enero de 201618 Razones similares en AI 2/2010, AR 1184/2015, AI
32/2016, AI 29/2016 y en la AI 29/2018 Hechos del caso La Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) promovió una acción de inconstitucionalidad en contra del
artículo 260 del Código Civil del Estado de Jalisco que dispone que "para contraer
matrimonio, el hombre y la mujer necesitan contar con cuando menos dieciocho años de
edad de conformidad a lo dispuesto por el artículo 45 de la Ley General de los Derechos
de las Niñas, Niños y Adolescentes". La Comisión argumentó que dicho precepto, al limitar
el matrimonio a la unión de "un hombre y una mujer" y excluyendo a las parejas del
mismo sexo, vulnera el derecho a la dignidad humana en su vertiente de libre desarrollo
de la personalidad, así como los principios de igualdad y no discriminación, además de la
protección a la organización y desarrollo de la familia. La Suprema Corte determinó que la
disposición impugnada resulta inconstitucional, pues vulnera el libre desarrollo de la
personalidad de las parejas del mismo sexo al impedirles contraer matrimonio de acuerdo
con sus proyectos de vida personales. 18 Ponente: Ministro José Ramón Cossío Díaz.
Consultar votación en: https://www2.scjn.gob.mx/consultatematica/
paginaspub/DetallePub.aspx?AsuntoID=181118 Artículo 260. "Para contraer matrimonio,
el hombre y la mujer necesitan contar con cuando menos dieciocho años de edad de
conformidad a lo dispuesto por el artículo 45 de la Ley General de las Niñas, Niños y
Adolescentes". 46 Cuadernos de Jurisprudencia Problema jurídico planteado ¿El artículo
260 del Código Civil del Estado de Jalisco que limita el matrimonio a la unión entre un
hombre y una mujer se encuentra conforme con el derecho al libre desarrollo de la
personalidad y al derecho a la igualdad de las parejas del mismo sexo? Criterio de la
Suprema Corte Es inconstitucional limitar el matrimonio a la unión entre un hombre y una
mujer, ya que esta medida atenta contra la autodeterminación de las personas y contra el
derecho al libre desarrollo de la personalidad de cada individuo. Además, este precepto,
de manera implícita, genera una violación al principio de igualdad, porque se da un trato
diferenciado a parejas homoparentales respecto de las parejas heterosexuales, al excluir
de la posibilidad de contraer matrimonio a las primeras. Justificación del criterio La Corte
reiteró, como lo ha hecho en casos anteriores, que "derivado del derecho fundamental a
la dignidad humana se encuentran el libre desarrollo de la personalidad, es decir, el
derecho de todo individuo a elegir, en forma libre y autónoma, cómo vivir su vida, lo que
comprende, entre otras expresiones, la libertad de contraer matrimonio o no hacerlo; la
de procrear hijos y decidir cuántos, o bien, decidir no tenerlos; la de escoger su apariencia
personal; así como su libre concepción sexual." (Párr. 47). Sobre este marco reconoció que
"es un hecho indiscutible que la naturaleza humana es sumamente compleja, lo cual, en la
especie, se representa con uno de los aspectos que la conforman, que es la preferencia
sexual de cada individuo, la que indudablemente orienta también su proyección de vida,
sobre todo, en este caso, la que desee o no tener en común con otra persona, ya sea de
diferente o de su mismo sexo. Es, por tanto, la orientación sexual de una persona, como
parte de su identidad personal, un elemento relevante en el proyecto de vida que tenga y
que como cualquier persona incluye el deseo de tener una vida en común con otra
persona de igual o distinto sexo o no y que, en modo alguno, deberá limitarlo en la
búsqueda y logro de su felicidad." (Párr. 48). En este mismo sentido, la Corte señaló que
en diversos precedentes que "dentro de los derechos fundamentales se encuentra el
derecho a la identidad personal y sexual, entendiéndose por el primero, el derecho de
todo individuo a ser uno mismo, en la propia conciencia y en la opinión de los demás, de
acuerdo con sus caracteres físicos e internos y sus acciones, que lo individualizan ante la
sociedad y permiten identificarlo, lo que implica, además, la identidad sexual, que lo
proyecta frente a sí y socialmente desde su perspectiva sexual, así como su preferencia u
orientación sexual y que, por tanto, se inscribe dentro de la autodeterminación de las
personas e incide en el libre desarrollo de las mis Libre desarrollo de la personalidad 47
mas, al ser un elemento que innegablemente determinará sus relaciones afectivas y/o
sexuales con personas de diferente o de su mismo sexo y, de ahí su elección de con quién
formar una vida común y tener hijos, si es que desea hacerlo." (Párr. 49). También sostuvo
que "si bien en nuestra Constitución Política no se contempla un derecho a contraer
matrimonio, lo cierto es que el derecho al libre desarrollo de la personalidad implica
también el de decidir casarse o no. Así, tratándose de personas homosexuales, de la
misma forma que ocurre con las personas con orientación sexual hacia otras de diferente
sexo (heterosexuales), es parte de su pleno desarrollo el establecimiento libre y
voluntario de relaciones afectivas con personas del mismo sexo; relaciones, unas y otras,
que como informan los diferentes datos sociológicos comparten como característica que
constituyen una comunidad de vida a partir de lazos afectivos, sexuales y de solidaridad
recíproca, con una vocación de estabilidad y de permanencia en el tiempo." (Párr. 50).
Destacó además que, "si uno de los aspectos que conduce la forma en que un individuo
proyectará su vida y sus relaciones, es su orientación sexual, es un hecho que en pleno
respeto a la dignidad humana es exigible el reconocimiento por parte del Estado no sólo
de la orientación sexual de un individuo hacia personas de su mismo sexo, sino también
de sus uniones bajo las modalidades que en un momento dado se decida adoptar
(sociedades de convivencia, pactos de solidaridad, concubinatos y el matrimonio). Por
tanto, aun cuando es cierto que existen diferencias entre unas y otras parejas, sobre todo,
en cuanto a la limitante de procrear hijos biológicamente comunes en las del mismo sexo,
ello no se traduce en una diferencia o desigualdad entre ambas relaciones que en forma
relevante incida en la decisión del legislador de extender la institución del matrimonio
civil de forma tal que comprenda a ambas, puesto que la ‘potencialidad’ de la
reproducción no es una finalidad esencial de aquél tratándose de las parejas
heterosexuales que dentro de su derecho de autodeterminación, deciden tener hijos o no,
o bien, se encuentran, en ocasiones, ante la imposibilidad de tenerlos, lo que en modo
alguno les impide contraerlo, ni es una causa para anularlo si no se ha cumplido con una
función reproductiva." (Párrs. 51 y 52). En estos términos, el Tribunal concluyó que "aun
cuando históricamente el matrimonio ha sido considerado como la unión entre un
hombre y una mujer, teniendo la procreación, en determinado momento, un papel
importante para su definición y, sin desconocer, por ello, que procrear siga siendo parte
importante de las uniones humanas; no es sostenible afirmar, sin más que el matrimonio
en su definición tradicional fuera un concepto completo y, por tanto, inmodificablepor el
legislador, máxime derivado del proceso de secularización de la sociedad y del propio
matrimonio; de manera que la decisión de un individuo de unirse a otro y proyectar una
vida en común, como la relativa a tener hijos o no tenerlos, deriva de la
autodeterminación de cada persona, del derecho al libre desarrollo de la personalidad de
cada individuo, que ya ha sido reconocido por la Suprema Corte (amparo "Tratándose de
personas homosexuales, de la misma forma que ocurre con las personas con orientación
sexual hacia otras de diferente sexo (heterosexuales), es parte de su pleno desarrollo el
establecimiento libre y voluntariode relaciones afectivas con personas del mismo sexo."
"La decisión de un individuo de unirse a otro y proyectar una vida en común, como la
relativa a tener hijos o no tenerlos, deriva de la autodeterminación de cada persona, del
derecho al libre desarrollo de la personalidad de cada individuo." 48 Cuadernos de
Jurisprudencia directo civil 6/2008), sin que la decisión de unirse a otra persona traiga
consigo necesariamente lo segundo, es decir, tener hijos en común, máxime que en ese
aspecto confluyen aspectos también inherentes a la naturaleza humana que podrían
impedir el tenerlos, lo que en modo alguno puede estimarse como obstáculo para el libre
desarrollo de la personalidad, en cuanto a esas decisiones." (Párr. 62). Con base, en tales
argumentos, la Corte concluyó declarar la invalidez de la porción normativa que indica "el
hombre y la mujer" del artículo 260 del Código Civil del Estado de Jalisco "ya que atenta
contra la autodeterminación de las personas y contra el derecho al libre desarrollo de la
personalidad de cada individuo y, de manera implícita genera una violación al principio de
igualdad, porque a partir de ese propósito se da un trato diferenciado a parejas
homoparentales respecto de las parejas heterosexuales, al excluir de la posibilidad de
contraer matrimonio a personas del mismo sexo." (Párr. 66). 3.2 Requisitos e
impedimentos del matrimonio SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en Revisión 183/2017,
21 de noviembre de 201819 Hechos del caso Mario demandó la reparación del daño moral
que sufrió como consecuencia de la infidelidad de su esposa, Tania, con José; lo cual dio
lugar al nacimiento de una niña que, durante 22 años, él pensó que era su hija biológica. El
juez que conoció del asunto determinó en primera instancia que era procedente la acción
de Mario y, como consecuencia, condenó a Tania y a José a pagarle una indemnización por
daño moral. Inconformes con la anterior determinación, Tania y José interpusieron un
recurso de apelación en el que argumentaron, entre otras cosas, que el juez de primera
instancia no tomó en cuenta que dentro de la regulación del matrimonio en el Código Civil
para el Distrito Federal no existía precepto alguno que estableciera como un deber
jurídico la fidelidad en el matrimonio. De esta manera, al no ser un deber previsto en la
norma, no podía ser apto para fundar la condena impuesta. La sala familiar confirmó la
decisión del juez de primera instancia, al considerar que el matrimonio es un contrato que
produce derechos y obligaciones no sólo de tipo económico, sino también morales, como
la vida en común, el débito carnal, la fidelidad, la asistencia y ayuda mutua, que de no
atenderse dan lugar a una sanción. En consecuencia, señaló que en el artículo 267,
fracción I, del Código Civil para el Distrito Federal (vigente en la fecha en que se celebró el
matrimonio entre Mario y Tania) el adulterio se sancionaba 19 Mayoría de cuatro votos.
Ponente: Ministra Norma Lucía Piña Hernández. Artículo 267. Son causales de divorcio: El
adulterio debidamente probado de uno de los cónyuges; […] Libre desarrollo de la
personalidad 49 con la disolución del vínculo matrimonial, de lo que concluyó que en la
época de los hechos del caso sí estaba considerado como un hecho ilícito. Inconformes
con la determinación, Tania y José promovieron un amparo directo, en el que alegaron la
inconstitucionalidad de la resolución de la sala. Ambos señalaron que la fidelidad en el
matrimonio no está expresamente prevista como un deber jurídico en los preceptos que
regulan el matrimonio, que se trata de un deber moral cuya inobservancia no puede ser
considerada como hecho ilícito para sustentar una condena de indemnización por daño
moral y que considerarlo de este modo constituye un criterio que atenta contra el
derecho al desarrollo de la personalidad respecto de la libertad sexual, considerando que
incluso en el año 2008 se derogó el artículo 267, fracción I, del Código Civil del Distrito
Federal, con lo que se suprimió el adulterio como causa de divorcio. En la sentencia de
amparo, el tribunal colegiado consideró que, si bien en el año 2008 se suprimió el
adulterio como causal de divorcio, ello se debió a que éste se suprimió como deber
jurídico y se trasladó a deber moral. Sin embargo, esto no impedía que se juzgara
conforme a la norma vigente en el momento en que sucedió la infidelidad. Inconformes
una vez más, Tania y José interpusieron un recurso de revisión ante la Suprema Corte de
Justicia, la cual determinó que la infidelidad en el matrimonio no puede ser considerada
como hecho ilícito para efectos de obtener una indemnización por daño moral. En este
sentido, determinó revocar la sentencia recurrida. Problema jurídico planteado ¿La
fidelidad sexual en las relaciones matrimoniales implica un deber cuyo incumplimiento
amerite una indemnización por concepto de daño moral, a la luz de los derechos de libre
desarrollo de la personalidad y de libertad sexual? Criterio de la Suprema Corte El deber
de fidelidad sexual en el matrimonio es un deber jurídico de carácter personalísimo y de
contenido esencialmente moral, por lo que, si bien es un deber propio del matrimonio, su
observancia no puede ser exigida coactivamente. En este sentido, el control judicial en
caso de incumplimiento necesariamente se ve atenuado en cuanto a la imposición de
consecuencias jurídicas. Por ello, la infidelidad en el matrimonio no puede ser considerada
como hecho ilícito para efectos de obtener una indemnización por daño moral bajo las
reglas de la responsabilidad civil, pues ello trastoca y es contrario al derecho al libre
desarrollo de la personalidad y de libertad sexual, aun en el ámbito de la vida
matrimonial. La infidelidad en el matrimonio no puede ser considerada como hecho ilícito
para efectos de obtener una indemnización por daño moral bajo las reglas de la
responsabilidad civil, pues ello trastoca y es contrario al derecho al libre desarrollo de la
personalidad y de libertad sexual, aun en el ámbito de la vida matrimonial. 50 Cuadernos
de Jurisprudencia Justificación del criterio Respecto de la conceptualización del
matrimonio, antes implícita en la institución misma y ahora expresamente recogida en la
norma legal, la Corte advirtió que se entendía como "la unión de dos personas para
realizar la comunidad de vida, en la que se han de procurar respeto, igualdad y ayuda
mutua, con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable, informada y de
común acuerdo, y estableciéndose la obligación de contribuir mutuamente a los fines del
matrimonio, permite sostener que, la fidelidad sexual puede estimarse como un deber
entendido en la relación marital, pues sin duda se trata de un comportamiento esperado
por y entre los cónyuges, ligado a la idea de respeto mutuo que la ley imprime a la vida
matrimonial" (Párr. 80). (Énfasis en el original). Sin embargo, la Corte precisó que este
"deber" de fidelidad "es un deber jurídico de carácter personalísimo y de contenido
esencialmente moral, por lo que si bien es un deber propio del matrimonio, su
observancia no puede ser exigida coactivamente y, en torno al cual, el control judicial en
caso de incumplimiento, necesariamente se ve atenuado en cuanto a la imposición de
consecuencias jurídicas." (Párr. 85). Así, "el hecho de que la fidelidad sexual sea un deber
de los cónyuges en el matrimonio, que implícitamente encuentre cobijo en la regulación
jurídica de la institución, es insuficiente para estimar que el incumplimiento de ese deber
es apto para sustentar una acción de daño moral, y considerar que la afectación moral
que llegare a causar el evento de infidelidad de un cónyuge al otro pueda ser materia de
indemnización económica, podría trastocar el derecho al libre desarrollo de la
personalidad y el derecho de libertad sexual aun en el contexto matrimonial." (Párr. 87).
Cabe destacar que "la calidad de deber jurídico en tanto puede tener sustento en la
norma legal, no priva al deber de fidelidad sexual en el matrimonio de su carácter
personalísimo y de su contenido esencialmente moral en el ámbito privado de la pareja,
respecto del cual tiene cabida la autonomía de la voluntad de los cónyuges para efectos
de su cumplimiento, además de que éste no se puede obtener en forma coactiva." (Párr.
92). "De ahí que […] ese contenido primordialmente moral de dicho deber, válidamente es
apto para explicar por qué la ley civil, conforme al texto que se consideró aplicable al caso
por el tribunal colegiado, sólo preveía expresamente como consecuencia jurídica de su
incumplimiento, la facultad del cónyuge que se estimaba ofendido por la infidelidad, para
reclamar la disolución necesaria del vínculo conyugal, no así la posibilidad de reclamar al
cónyuge infiel los posibles daños morales ocasionados con su conducta."(Párr. 93).
(Énfasis en el original). De modo que "el deber conyugal de que se habla, más que
cualquier otro de los deberes personales de los cónyuges inherentes a dicha unión
familiar, si bien se puede considerar un deber jurídico en la medida que puede tener
cobijo en la norma legal, su contenido Libre desarrollo de la personalidad 51 es de
naturaleza moral y está sustentado, primero, en el vínculo sentimental y afectivo que se
presupone entre la pareja, pues en la actualidad más que en cualquier otro tiempo
pasado, la razón imperante para que dos personas decidan contraer matrimonio es el
sentimiento de amor entre ellos, siendo precisamente el lazo afectivo que envuelve el
amor, el cariño, la admiración y el respeto por el otro, el que los impulsa a prodigarse la
consideración de exclusividad sexual." (Párr. 98). (Énfasis en el original). "Y en ese
contexto, para la imputación objetiva del reproche jurídico a la conducta, inherente a la
ilicitud del hecho para efectos de responsabilidad civil, se estima que no basta el hecho
mismo de la infidelidad sexual, aun cuando entrañe el incumplimiento del deber conyugal,
si el sustrato de la fidelidad es esencialmente ese lazo afectivo y el sistema de valores
morales privados en que se desenvuelve la relación y que atañe a ambos cónyuges, el
cual, de algún modo ha de estar mermado, desgastado o desorientado en algún aspecto,
por lo menos desde la visión del cónyuge que incumple el deber marital, para dar paso al
hecho referido." (Párr. 101). Sobre este razonamiento "el derecho al libre desarrollo de la
personalidad, implica la autodeterminación personal, la elección del proyecto de vida; y si
bien el matrimonio se constituye por decisión voluntaria de los cónyuges como opción de
vida, también se ha reconocido que cada uno de ellos conserva su derecho fundamental a
renunciar o apartarse del mismo conforme a la autonomía de la voluntad, pues resulta
contrario a la dignidad humana la imposición de controles jurídicos para hacer
permanecer a una persona en un estado que ya no quiere." (Párr. 104). "Por otra parte,
también se ha dicho que el derecho a la libertad sexual entraña la capacidad y la
posibilidad de la persona, de decidir autónomamente, sin coerción ni violencia y con
pleno consentimiento, cómo, dónde, cuándo y con quién tener relaciones sexuales, sin
más limitación que contar con el acuerdo de la otra persona que participa en la relación;
esto, porque el respeto, protección y garantía de la dignidad personal impide que las
personas sean utilizadas como instrumentos al servicio de las aspiraciones, voluntades,
deseos, condiciones y violencias impuestas por otras, pues el cuerpo de la persona es su
esfera de mayor inmunidad; por ende, que el ejercicio de la propia sexualidad debe contar
con la protección y garantía de que en cualquier contexto tiene cabida el derecho de
autodeterminación personal, y que tal ejercicio será realizado con ese pleno y válido
consentimiento." (Párr. 105). En criterio de la Suprema Corte, "es posible postular que la
constitución del matrimonio y con ello, en lo que interesa, la aceptación del deber
conyugal de fidelidad sexual previsto implícitamente en la ley y muy probablemente
pactado entre las partes, si bien acota el ejercicio del derecho humano al libre desarrollo
de la personalidad en su vertiente de libertad sexual de cada cónyuge, ello sólo puede ser
en la medida en que conforme a la autonomía Si bien el matrimonio se constituye por
decisión voluntaria de los cónyuges como opción de vida, también se ha reconocido que
cada uno de ellos conserva su derecho fundamental a renunciar o apartarse del mismo
conforme a la autonomía de la voluntad, pues resulta contrario a la dignidad humana la
imposición de controles jurídicos para hacer permanecer a una persona en un estado que
ya no quiere. 52 Cuadernos de Jurisprudencia de la voluntad consienten en guardarse
fidelidad; sin embargo, también es cierto que los cónyuges no renuncian a su
autodeterminación individual en ese ámbito, tan es así que la fidelidad, como se ha dicho,
en tanto deber personalísimo y de contenido moral privado, no puede ser exigida en
forma coactiva entre los consortes." (Párr. 108) En otras palabras, "el matrimonio no
anula la autodeterminación personal en relación con esos derechos, es decir, el
matrimonio no confiere a los cónyuges un derecho o un poder coactivo sobre el cuerpo y
los actos del consorte en el ámbito sexual, pues aceptar que la voluntaria constitución del
estado matrimonial conlleva la declinación de la libre autodeterminación sexual,
trastocaría la propia dignidad humana. Aun dentro del estado marital, los miembros de la
pareja conservan la facultad de decidir sobre el ejercicio de su sexualidad, pues son
dueños de sus cuerpos y tienen libre albedrío para utilizarlo con el fin del placer sexual,
desde luego, asumiendo las consecuencias que traerá a la relación matrimonial el propio
comportamiento." (Párr. 109). Por tanto, "no se estima apropiado sostener que una
conducta de infidelidad sexual entre los cónyuges, per se, aun cuando pueda generar
afectaciones morales en los sentimientos y emociones del otro cónyuge, deba tener como
consecuencia un reproche bajo las reglas de la responsabilidad civil, para dar lugar a un
resarcimiento económico, ya que ello, además de las razones expresadas, materialmente
se equipararía a una sanción que trastoque los derechos humanos referidos; siendo dable
insistir en que, la comprensión antes expuesta, no entraña que no exista incumplimiento
al deber conyugal con consecuencias jurídicas para el cónyuge infiel, sino que, tales
consecuencias no pueden ser las de indemnizar económicamente al otro cónyuge por la
infidelidad cometida." (Párr. 110). SCJN, Pleno, Acción de Inconstitucionalidad 22/2016,
26 de marzo de 201920 Razones similares en el AR 1364/2017 Hechos del caso En 2016 la
Comisión de Derechos Humanos del Estado de Aguascalientes promovió una acción de
inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que señaló que
la reforma al artículo 145 del Código Civil para el Estado de Aguascalientes, y la
consecuente derogación de diversos preceptos, que fijaban que la edad mínima para
contraer matrimonio era de 18 años, sin posibilidad de dispensa judicial para personas
menores de esta edad, eran inconstitucionales. La Comisión Estatal de Derechos Humanos
20 Ponente: Ministro José Fernando Franco González Salas. Consultar votación en:
https://www2.scjn.gob.mx/ ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?
AsuntoID=196149 [Texto antes de la reforma] Artículo 145.- La edad mínima para contraer
matrimonio será de 18 años. El Juez, puede conceder dispensa de edad por causas graves
y justificadas, pero nunca se podrá dispensar a menores de catorce años. [Texto después
de la reforma] Artículo 145.- La edad mínima para contraer matrimonio será de 18 años.
Libre desarrollo de la personalidad 53 sostuvo que dichas disposiciones violentaban el
derecho a contraer matrimonio y a disfrutar de los derechos que derivan de aquel, así
como la seguridad jurídica que implica estar en una relación de pareja formalizada a
través del matrimonio de las personas menores de edad. La Suprema Corte determinó que
la edad mínima de 18 años para contraer matrimonio y la eliminación de dispensas
judiciales constituyen medidas orientadas a la invalidación de matrimonios infantiles,
acordes con el principio del interés superior de la infancia y el marco constitucional y
convencional en la materia. Problema jurídico planteado ¿El establecimiento de la edad
mínima de 18 años para contraer matrimonio y la eliminación de dispensas judiciales para
este requisito son contrarias al derecho de acceder al matrimonio y al libre desarrollo de
la personalidad de niñas, niños y adolescentes (NNA)? Criterio de la Suprema Corte La
medida de restricción al matrimonio de personas menores de 18 años no es contraria al
derecho a acceder al matrimonio, pues es una restricción proporcional, ya que cumple con
una finalidad válida desde el punto de vista constitucional, consistente en proteger a los
NNA de una práctica que ha sido considerada como nociva para ese sector de la sociedad
y está vinculada con la finalidad perseguida tanto en el ámbito nacional como
internacional. Además, esta medida no restringe el libre desarrollo de la personalidad de
los NNA sino que lo fortalece, pues constituye una protección temporal para que puedan
disfrutar de los derechos propios de su edad y puedan desarrollarse plenamente.
Justificación del criterio "El interés superior de la niñez es un principio de rango
constitucional previsto en el artículo 4, párrafos nueve, diez y once, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos […], es uno de los principios rectores más
importantes del marco internacional de los derechos del menor." (Pág. 89, párrs. 1 y 2).
"[E]l interés superior del niño es una expresión del principio de autonomía personal y
tiene una conexión importante con el libre desarrollo de la personalidad." (Pág. 90, párr.
4). "No obstante que se trata de derechos de los menores, su ejercicio, bajo ciertas
condiciones, puede ser restringido en atención a las condiciones de inmadurez de éstos.
En efecto, por regla general, los menores no han alcanzado las condiciones de madurez
suficientes para ponderar racionalmente sus propios intereses, por lo que ciertas
decisiones de estos, en esas condiciones, podrían tener por efecto dañar su autonomía
futura en contra de sus propios intereses." (Pág. 92, párr. 1). 54 Cuadernos de
Jurisprudencia "Así, si bien debe procurarse la participación progresiva del menor en
todas las decisiones que le afecten, en ciertas condiciones está justificado imponerle el
ejercicio de ciertos derechos, como la educación básica o el acceso a la salud preventiva,
incluso en contra de o sin contar con su consentimiento. Sin embargo, este tipo de
medidas se justifican si y sólo si y en la medida en que tienen como finalidad,
precisamente, preservar la propia autonomía del menor y no la realización de fines de
terceras personas, esto es, en la medida en que respetan el contenido esencial de los
derechos fundamentales cuyo ejercicio se impone." (Pág. 92, párr. 2 y 3) "Una vez que ha
quedado demostrada la existencia del interés superior reconocido a nivel constitucional y
convencional en relación con los derechos de niños, niñas y adolescentes, resulta
importante destacar que el matrimonio infantil en nuestro país tiene mayor incidencia y
afecta principalmente a las niñas, y con mayor énfasis a las que viven en pobreza, así
como a las que tienen un menor nivel educativo, y se concentra mayoritariamente en
comunidades rurales e indígenas". (Pág. 98, párr. 2). De ahí que en el presente caso la
Corte considera necesario "no sólo el interés superior del menor, sino también la visión de
perspectiva de género, pues sólo así podrán advertirse, en su justa medida, las
consecuencias que tienen los matrimonios infantiles —logrados mediante el otorgamiento
de dispensas a menores de dieciocho años— respecto de las niñas (incluidas las
adolescentes)." (Pág. 99, párr. 2). En este sentido, "desde la emisión de [la Convención
sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y
el Registro de los Matrimonios] se reconoció que la práctica de los matrimonios de niñas y
niños debía restringirse eventualmente hasta llegar al grado de lograr su abolición, y por
tanto, la autorización establecida en el artículo 2 —en el sentido de que los Estados parte
podían establecer salvedades en los casos en que la autoridad competente, por causas
justificadas y en interés de los contrayentes, dispensara el requisito de la edad— no debe
entenderse como una obligación a cargo de los Estados en el sentido de establecer ese
tipo de dispensas, ni como un derecho en favor de los menores de edad a obtenerlas, sino
como una mera potestad otorgada a los Estados para que, atendiendo a las circunstancias
y realidades propias de la época en que se firmó el citado convenio, en ciertos casos, si lo
consideraban necesario, pudieran prever y regular ese tipo de dispensas". (Pág. 104, párr.
1). Por ello, "para determinar si la restricción al matrimonio de personas menores de 18
años es una medida proporcional, del test de razonabilidad aplicado se desprende que "la
restricción establecida por el legislador cumple con una finalidad válida desde el punto de
vista constitucional, consistente en proteger a niños, niñas y adolescentes de una práctica
que ha sido considerada como nociva para ese sector de la sociedad tanto en el ámbito
nacional como internacional; lo cual, debe decirse, tiene también apoyo constitu Libre
desarrollo de la personalidad 55 cional y convencional en el interés superior del menor."
(Pág. 113, párr. 3). (Énfasis añadido). En segundo lugar, "la restricción legislativa sí está
vinculada con la finalidad constitucional buscada, pues como se dijo, el objetivo de las
reformas fue precisamente proteger a los menores —sector constitucionalmente
considerado como vulnerable— y en especial a las niñas, de las consecuencias nocivas y
perniciosas que, dada su especial situación, resienten cuando por sometimiento o por
‘voluntad propia’ contraen matrimonio." Esto es, la reforma legal que se analizó "sí está
vinculada con la finalidad constitucional de proteger a los menores —y de manera
reforzada a las niñas— de cualquier práctica que pudiera resultar perjudicial para su
desarrollo, como lo es el matrimonio infantil o prematuro." Es decir, "el conjunto de
reformas que aquí se analizan sí resultan razonables y acordes con el fin buscado." (Pág.
115, párrs. 2 y 3). Al respecto, debe decirse que "—al hacer referencia a las consecuencias
nocivas y perjudiciales del matrimonio— las repercusiones que resienten las niñas y
adolescentes en su desarrollo, su salud, su educación, su independencia y su autonomía
económica, entre otros aspectos, con motivo del llamado matrimonio infantil (antes de
los dieciocho años), no se subsanan ni dejan de afectarles con el hecho de haber obtenido
el consentimiento por parte de sus padres. Por el contrario, tal consentimiento, en el que
no se involucra siquiera la voluntad del menor, agrava la posibilidad de los daños en su
desarrollo y transgrede el derecho que tienen a ser escuchados y tomados en cuenta en
los asuntos de su interés, de conformidad con los artículos 12 de la Convención sobre los
Derechos del Niño y 71 de la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes,
pues al suplantarse su consentimiento se les restringe en su autonomía y en los derechos
de libertad con que cuentan en su carácter de menores." (Pág. 116, párrs. 3 y 4). En este
sentido, "el hecho de que la dispensa de matrimonio a menores de dieciocho años se
someta a un control jurisdiccional, es decir, a la autorización de un juez, previo
consentimiento de los padres del menor, tal como se encontraba permitido en el artículo
145 del Código Civil de Aguascalientes, no garantiza necesariamente la seguridad y
bienestar de los niños, niñas y adolescentes involucrados, sino por el contrario, como
quedó evidenciado en el apartado 3 del considerando anterior, este tipo de legislaciones
ha generado que en un gran número de casos se provoquen situaciones que afectan un
gran número de derechos de primera importancia de los menores." (Pág. 117, párr. 1). "Lo
que justifica la medida adoptada por el Legislador de Aguascalientes; la cual, debe decirse,
no priva ni implica la denegación absoluta del derecho a contraer matrimonio, sino que
solamente establece una edad mínima razonable para acceder a ese derecho, atendiendo
a todas las implicaciones que puede tener su ejercicio." (Pág. 119, párr. 3). En este
sentido, debe considerarse que la opción tomada por el Poder Legislativo del Las
repercusiones que resienten las niñas y adolescentes en su desarrollo, su salud, su
educación, su independencia y su autonomía económica, entre otros aspectos, con motivo
del llamado matrimonio infantil (antes de los dieciocho años), no se subsanan ni dejan de
afectarles con el hecho de haber obtenido el consentimiento por parte de sus padres 56
Cuadernos de Jurisprudencia Estado de Aguascalientes sí se encuentra justificada,
constitucional y convencionalmente, y resulta razonable con el fin buscado. Sobre esta
misma línea, contrario a lo sostenido por la parte accionante, "con la eliminación de la
figura de la dispensa para contraer matrimonio no se restringe el libre desarrollo de la
personalidad de las y los menores, sino que por el contrario, se contribuye a garantizar
con mayor seguridad ese derecho." (Pág. 120, párr. 3). Ello, pues "la reforma impugnada
salvaguarda el interés superior de niñas, niños y adolescentes al impedir que sean
sometidos a costumbres como el matrimonio infantil, así como a presiones sociales que,
en atención a la especial situación de vulnerabilidad en que se encuentra este sector de la
sociedad, en especial las niñas, por razón de su edad, así como de su situación económica,
social y cultural, solo les generan consecuencias nocivas." (Pág. 120, párr. 4). En este
contexto cabe destacar que esta Suprema Corte de Justicia advierte que "la supuesta
necesidad de permitir la existencia de dispensas para que menores de dieciocho años
contraigan matrimonio en que se apoya el Ombudsman local, atiende a casos como
cuando se dan embarazos de niñas o adolescentes, o cuando niños o adolescentes
embarazan a su pareja; esto es, casos en que por circunstancias ajenas al libre
consentimiento de los menores, se ven obligados a casarse, ya sea por presiones sociales,
familiares o incluso internas, que de manera alguna justifican la necesidad de que se les
permita contraer matrimonio." (Pág. 121, párr. 1). En estos casos resulta evidente que "no
podríamos hablar de que existe libre consentimiento de los menores para asumir los
compromisos que implica contraer matrimonio, y mucho menos que existe una
preparación física, mental y/o económica para hacer frente a las obligaciones derivadas
del matrimonio; lo que justifica aún más que se evite que en estos supuestos se otorguen
dispensas en relación con la edad mínima para contraer matrimonio." (Pág. 121, párr. 2).
Por otra parte, "en los casos en que dos menores de dieciocho años con capacidad
suficiente para entender los alcances del matrimonio deseen formar una familia, debe
decirse que no tienen vedado ese derecho (a contraer matrimonio), pues una vez que
alcancen la edad suficiente, estarán en libertad de poder formalizar su deseo y/o
aspiración de formar una familia a través del matrimonio." (Pág. 121, párr. 3). En este
sentido, "la fijación de un límite mínimo de edad para ejercer el derecho a contraer
matrimonio, sin la posibilidad de dispensa alguna, no limita definitivamente el derecho
que tienen las personas a contraer matrimonio, ni a la libertad que tienen para decidir
formar una familia, ni al derecho que tienen los menores a ser escuchados, sino
únicamente constituye una protección temporal para que niñas, niños y adolescentes
puedan disfrutar, en esa etapa de sus vidas, de los derechos propios de la niñez y de la
adolescencia, y tengan oportunidad de desarrollarse plenamente y prepararse para que,
una vez alcanzada la "Con la eliminación de la figura de la dispensa para contraer
matrimonio no se restringe el libre desarrollo de la personalidad de las y los menores, sino
que por el contrario, se contribuye a garantizar con mayor seguridad ese derecho." Libre
desarrollo de la personalidad 57 mayoría de edad, puedan hacer frente a las cargas que
conlleva contraer matrimonio y correlativamente disfrutar de los beneficios
correspondientes." (Pág. 121, párr. 3). "A mayor abundamiento cabe señalar que la
eliminación de la posibilidad de que niños, niñas y adolescentes puedan obtener
dispensas para contraer matrimonio, configura una medida que puede tener como efecto
también liberar a esos menores de las presiones sociales, familiares e incluso internas,
que en muchos casos se ejerce sobre ellos; y en consecuencia, reducir el número de casos
de uniones prematuras." (Pág. 122, párr. 2). Por tanto, como ya se dijo, esta medida no
atenta contra el derecho al libre desarrollo de la personalidad, sino por el contrario, lo
fortalece. SCJN, Primera Sala, Amparo en Revisión 1364/2017, 21 de noviembre de 201921
Razones similares en la AI 22/2016 Hechos del caso Un joven de 21 años y una
adolescente de 16 años (representada por su madre) solicitaron ante un juez de lo familiar
en el estado de Morelos la autorización para contraer matrimonio. La jueza familiar
desechó su solicitud dado que la solicitante era menor de edad, por lo que, conforme a los
artículos 72, 75, 76 y 77 del Código Familiar para el Estado Libre de Morelos entonces
vigentes, se encontraba impedida para contraer matrimonio y tal impedimento no podía
ser dispensado por la autoridad judicial. Inconforme con esta resolución, la pareja
promovió un juicio de amparo indirecto en el que reclamó, entre otras cosas, la
inconstitucionalidad del artículo 45 de la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes que establece que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años.
Asimismo, reclamaron el artículo 72 del Código Familiar para el Estado Libre y Soberano
de Morelos y el decreto mediante el cual se derogaron diversos artículos respecto a la
dispensa judicial para que menores de 18 años contrajeran matrimonio en el estado de
Morelos. El joven y la adolescente manifestaron que los artículos impugnados eran
discriminatorios, al impedir a una persona menor de edad contraer matrimonio antes de
los 18 años; además de atentar contra el derecho al libre desarrollo de la personalidad. El
juez de distrito determinó sobreseer el juicio respecto al joven, que por ser mayor de edad
no se ubicaba dentro de los supuestos de los artículos reclamados, y concedió el amparo a
la adolescente para que la juez de origen inaplicara los artículos reclamados. En la
resolución, ordenó a la jueza no tomar en consideración la edad de la adolescente 21
Mayoría de cuatro votos. Ponente: Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Artículo 72.
EDAD PARA CONTRAER MATRIMONIO. Para contraer matrimonio los contrayentes
necesitan haber cumplido dieciocho años. Artículo 45. "Las leyes federales y de las
entidades federativas, en el ámbito de sus respectivas competencias, establecerán como
edad mínima para contraer matrimonio los 18 años." Artículo 77. IMPEDIMENTOS NO
DISPENSABLES.- Son impedimentos no dispensables: […] XVI.- La falta de edad requerida
por la Ley, cuando no haya sido dispensada; 58 Cuadernos de Jurisprudencia como un
impedimento para contraer matrimonio, recabar las pruebas necesarias para cerciorarse
de que no se trataba de un matrimonio forzado o que pusiera en riesgo su integridad física
o sexual y que, una vez realizadas estas pruebas y en caso de no existir impedimento
legal, se autorizara la dispensa solicitada. Inconformes con la resolución anterior, la
Cámara de Senadores y la de Diputados interpusieron un recurso de revisión, que fue
remitido por el tribunal colegiado a la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación. La Corte determinó que fue fundado negar la solicitud de la joven para contraer
matrimonio, por lo que revocó la sentencia recurrida. Problemas jurídicos planteados 1.
¿Es constitucional la prohibición absoluta para contraer matrimonio a las personas
menores de 18 años, de conformidad con las disposiciones impugnadas? 2. ¿La
eliminación de la figura de la dispensa para contraer matrimonio transgrede el derecho al
libre desarrollo de la personalidad de las personas menores de 18 años? Criterios de la
Suprema Corte 1. La prohibición absoluta para contraer matrimonio a personas menores
de 18 años es una medida constitucionalmente válida y armónica con las normas
nacionales e internacionales. Por ello, el legislador ordinario, en ejercicio de su libertad de
configuración normativa, puede válidamente eliminar la posibilidad de otorgar dispensa
judicial al requisito de edad mínima para contraer matrimonio, pues se trata de una
medida eficaz para evitar que se coloque a niños, niñas y adolescentes en una situación de
riesgo objetivo e inminente que pueda afectar su desarrollo físico y psicoemocional como
lo es el matrimonio forzoso o contrario a su interés superior. 2. La eliminación de la
dispensa para que los menores de 18 años contraigan matrimonio constituye una
protección temporal para que niñas, niños y adolescentes puedan disfrutar, en esa etapa
de sus vidas, de los derechos propios de la niñez y adolescencia y tengan oportunidad de
desarrollarse de forma plena. En este sentido, es una medida establecida precisamente
para garantizar su derecho al libre desarrollo de su personalidad. Justificación de los
criterios 1. "[L]a edad mínima para ejercer el derecho a contraer matrimonio se encuentra
regulada en la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (LGDNNA), que
a la letra dispone: Artículo 45. Las leyes federales y de las entidades federativas, en el
ámbito de sus respectivas competencias, establecerán como edad mínima para contraer
matrimonio los 18 años." (Párr. 28). Libre desarrollo de la personalidad 59 "La LGDNNA se
emitió de conformidad con el artículo 73, fracción XXIX-P de la CPEUM, que establece la
obligación del Congreso de la Unión de regular, respetando el interés superior de la niñez
y los tratados internacionales en la materia, la concurrencia de la federación, las
entidades federativas, los municipios y, en su caso, las demarcaciones territoriales de la
Ciudad de México, en el ámbito de sus respectivas competencias, en materia de derechos
de niñas, niños y adolescentes". (Párrs. 29). "Según lo dispuesto en el artículo 16 de la
Declaración Universal sobre los Derechos del Hombre; el preámbulo de la Convención
sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y
el Registro de los Matrimonios; el artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; el artículo 17 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo
16.2 la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer, el matrimonio: a) tiene el status de derecho humano, b) está restringido por
razones de edad, c) si bien originalmente existía una excepción a la restricción de edad en
casos justificados, esa excepción ya no fue reiterada en otras convenciones posteriores
que también hacen referencia a la edad mínima para contraer matrimonio; d) la edad
mínima para ejercerlo debe ser precisada por cada Estado en su legislación interna." (Párr.
51). "Con base en el marco jurídico expuesto previamente, esta Primera Sala considera
que el legislador ordinario, en ejercicio de su libertad de configuración normativa, puede
válidamente eliminar la posibilidad de otorgar dispensa judicial, pues ello es una medida
eficaz para evitar que se coloque a niños, niñas y adolescentes en una situación de riesgo
objetivo e inminente que pueda afectar su desarrollo físico y psico-emocional como lo es
el matrimonio forzoso o el contrario a su interés superior. Así pues, la prohibición
absoluta para contraer matrimonio a personas menores de 18 años de edad, establecida
explícitamente por el legislador local en el artículo 77, fracción XVI, del Código Familiar
para el Estado de Morelos, es una medida constitucionalmente válida por las razones que
se exponen a continuación." (Párr. 55). En este sentido, "la medida establecida por el
legislador ordinario morelense cumple con una finalidad válida desde el punto de vista
constitucional, consistente en proteger a niños, niñas y adolescentes de una práctica que
ha sido considerada nociva para ese sector de la sociedad tanto en el ámbito nacional
como internacional, lo cual tiene también se apoya en el derecho al interés superior de la
niñez, de corte constitucional y convencional." (Párr. 58). Del mismo modo, "[l]a
eliminación de la posibilidad de otorgar dispensa judicial al requisito de edad mínima para
casarse está estrechamente vinculada con la finalidad constitucional buscada, pues tiene
como objetivo proteger a los menores, sector constitucionalmente considerado como
vulnerable, especialmente a niñas y adolescentes, de las consecuencias "La medida
establecida por el legislador ordinario morelense cumple con una finalidad válida desde el
punto de vista constitucional, consistente en proteger a niños, niñas y adolescentes de
una práctica que ha sido considerada nociva para ese sector de la sociedad." 60 Cuadernos
de Jurisprudencia nocivas y perniciosas que, dada su especial situación, resienten cuando
por sometimiento o por ‘voluntad propia’ contraen matrimonio." (Párr. 64). Al respecto,
"al hacer referencia a las consecuencias nocivas y perjudiciales del matrimonio— las
repercusiones que resienten niñas y adolescentes en su desarrollo, su salud, su educación,
su independencia y su autonomía económica, entre otros aspectos, con motivo del
matrimonio infantil y adolescente, no se subsanan ni dejan de afectarles con el hecho de
haber obtenido el consentimiento por parte de sus padres." (Párr. 68). Por lo expuesto, la
Corte concluyó que se "justifica la medida adoptada por el legislador de Morelos, la cual,
debe decirse, no priva ni implica la denegación absoluta del derecho a contraer
matrimonio, sino que solamente establece una edad mínima razonable para acceder a ese
derecho, atendiendo a todas las implicaciones que puede tener su ejercicio. Así, debe
considerarse que la medida del Poder Legislativo del Estado de Morelos sí se encuentra
justificada constitucional y convencionalmente hablando." (Párr. 75). 2. "[L]a eliminación
de la figura de la dispensa para contraer matrimonio no restringe el libre desarrollo de la
personalidad de las y los menores de edad, sino que precisamente tiene como finalidad
esencial incrementar el grado de tutela de ese derecho fundamental, al constituir una
protección temporal para que aquellos puedan disfrutar, en esa etapa de sus vidas, de los
derechos propios de la niñez y adolescencia y tengan oportunidad de desarrollarse de
forma plena." (Párr. 81). Así, "[l]a eliminación de la dispensa judicial para contraer
matrimonio tiene como propósito garantizar con mayor seguridad o de manera reforzada
el derecho al libre desarrollo de la personalidad, ya que, atendiendo a las consecuencias
empíricas que el fenómeno reporta, ese derecho se ve vulnerado cuando las personas
contraen matrimonio en la etapa de la niñez o adolescencia. Así, la eliminación de
dispensa judicial constituye una protección temporal para que aquéllos que puedan
disfrutar, en esta etapa de su vida, de los derechos propios de la niñez y de la
adolescencia, y tengan oportunidad de desarrollarse de forma plena." (Párrs. 82 y 83). La
multicitada eliminación de la dispensa judicial "salvaguarda el interés superior de la
infancia al impedir que se vean sometidos a costumbres como el matrimonio infantil y/o a
presiones sociales que, en atención a la especial situación de vulnerabilidad en que se
encuentra este sector de la sociedad —particularmente las niñas de escasos recursos
económicos, con poca/nula educación y de comunidades rurales o indígenas—,
únicamente le generen consecuencias nocivas." (Párr. 84). Por otra parte, "en los casos de
menores de 18 años con capacidad suficiente para entender los alcances del matrimonio,
debe decirse que no tienen vedado ese derecho, pues una vez que alcancen la edad
suficiente (como en el caso que nos ocupa) estarán en posibilidad de poder formalizar su
deseo y/o aspiración de formar una familia a través del matrimonio." (Párr. 86). La
medida adoptada por el legislador de Morelos no priva ni implica la denegación absoluta
del derecho a contraer matrimonio, sino que solamente establece una edad mínima
razonable para acceder a ese derecho, atendiendo a todas las implicaciones que puede
tener su ejercicio. "La eliminación de la figura de la dispensa para contraer matrimonio no
restringe el libre desarrollo de la personalidad de las y los menores de edad, sino que
precisamente tiene como finalidad esencial incrementar el grado de tutela de ese derecho
fundamental, al constituir una protección temporal para que aquellos puedan disfrutar,
en esa etapa de sus vidas, de los derechos propios de la niñez y adolescencia y tengan
oportunidad de desarrollarse de forma plena." Libre desarrollo de la personalidad 61 En
consecuencia, "[e]l límite mínimo de edad y la imposibilidad de obtener dispensa judicial
no limita definitivamente el derecho de las personas a contraer matrimonio, ni la libertad
que tienen para decidir formar una familia, ni el derecho de los menores a ser escuchados,
sino únicamente constituye una protección temporal para que niñas, niños y adolescentes
puedan disfrutar de los derechos propios de la niñez y adolescencia y tengan oportunidad
de desarrollarse plenamente y prepararse para que, una vez alcanzada la mayoría de
edad, puedan hacer frente a las cargas que conlleva contraer matrimonio y
correlativamente disfrutar de los beneficios correspondientes." (Párr. 87)original).
Otra lectura de la actividad 6
Las uniones: matrimonio y concubinato Isabel Lucía Rubio Rufino Sofía del Carmen
Treviño Fernández SUMARIO: A. PRESENTACIÓN; B. INTRODUCCIÓN; C. EL MATRIMONIO
¿POR AMOR?: UN POCO DE HISTORIA; I. LA REGULACIÓN DEL MATRIMONIO EN MÉXICO:
“EL ÚNICO MEDIO MORAL DE FUNDAR UNA FAMILIA”; 1. La Reforma y la Ley del
Matrimonio Civil; 2. La Revolución y la Ley de Relaciones Familiares de 1917; 3. Las
reformas de las décadas de 1970 y 1990; II. La protección de los derechos humanos. ¿Qué
“naturaleza” y qué “fines” del matrimonio?; 1. El matrimonio entre personas del mismo
sexo: ¿qué familia(s)?; III. Aspectos relevantes sobre la regulación actual del matrimonio
en México; 1. Requisitos para contraer matrimonio; a. Matrimonio de personas menores
de edad; 2. Impedimentos para contraer matrimonio; 3. Plazo para poder volver a
contraer matrimonio; IV. El matrimonio y los bienes; 1. Regímenes patrimoniales; 2.
Temas especiales sobre matrimonio y bienes; a. Bienes que integran la sociedad conyugal;
b. Robo entre cónyuges; c. Donaciones relacionadas con el matrimonio; 3. El trabajo
doméstico como aportación económica; D. CONCUBINATO: EL “OTRO MEDIO” PARA
FORMAR UNA FAMILIA; I. ¿Quién determina cuál es “la forma moral de fundar una
familia”?; II. Requisitos para la configuración del concubinato en la regulación vigente; 1.
Libre de impedimentos para contraer matrimonio; 2. Cohabitación constante y
permanente; 3. Elementos del concubinato; III. El concubinato y los bienes; E. SOCIEDAD
DE CONVIVENCIA; F. PARA SABER MÁS. A. PRESENTACIÓN Este capítulo expone un
panorama general sobre la regulación de las relaciones entre adultos en el derecho
familiar. Principalmente, se abordan el matrimonio y el concubinato, con una breve
mención a las sociedades de convivencia. Para describir la regulación legal de estas figuras
se presenta, en primer lugar, el contexto social en el que se desarrollan. Particularmente,
destacamos cómo ha habido un decremento importante en los matrimonios al mismo
tiempo que ha incrementado la cohabitación o unión libre, así como la manera en la que
diferentes tipos de personas se han beneficiado y se benefician de la regulación que se
analiza. Por otra parte, se realiza una breve narración de la historia del matrimonio y del
concubinato en la legislación mexicana, para poner en perspectiva la descripción legal del
Código Civil para el Distrito Federal (casi exclusivamente). Finalmente, tomando en cuenta
los cambios sociales y jurídicos 48 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández alrededor de las uniones familiares, el capítulo toma especial atención en
presentar sentencias y criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre
cada uno de los subtemas principales. Los códigos civiles no pueden entenderse o
aplicarse sin la jurisprudencia reciente que da forma al derecho de las uniones y muchas
veces abandona completamente ideas y reglas tradicionales. El desarrollo del capítulo
pretende mostrar cómo el derecho de familia sobre las relaciones entre personas adultas
ha pasado de regular la sexualidad y constituir los roles de género dentro de la familia a
poner más atención en la protección de los planes de vida de las personas y en las
relaciones de dependencia y cuidado que de ella derivan. B. INTRODUCCIÓN Como la
información demográfica muestra, las dinámicas y patrones familiares han cambiado
mucho en las últimas décadas: la forma en la que se llevan a cabo las uniones, la manera
en la que se disuelven, cómo se lleva a cabo la crianza, así como las actitudes generales
sobre la familia están pasando por un momento importante de transición. Hoy la gente se
casa menos1 y hay menos gente casada que antes.2 Además, muchas más personas se
divorcian.3 Al mismo tiempo, hay un incremento sostenido en la cohabitación o en lo que
se conoce como unión libre.4 Los siguientes cuadro y gráficas muestran la rapidez y
magnitud de estas transformaciones.
Por supuesto, los cambios en las formas en las que se estructuran las familias mexicanas
no han sido distribuidos de igual manera entre los diversos niveles socioeconómicos y
grupos poblacionales. Si bien el número de parejas que cohabitan ha aumentado en todos
los sectores, las uniones fuera del matrimonio predominan en familias de bajo ingreso.5
Históricamente, casarse implica un costo, por lo que el matrimonio siempre ha sido un
privilegio de clases sociales más benefi ciadas. De igual manera, se ha observado que las
mujeres de clase media-alta tienden a retrasar el matrimonio, tener hijos más tarde y,
normalmente, enfrentan menos probabilidades de divorcio;6 mientras que no puede
decirse lo mismo para las mujeres en situación de vulnerabilidad y pobreza.7 Finalmente,
la diversidad y pluralidad de las formas familiares actuales se ha vuelto más visible.
Conforme a los datos de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género
(ENDISEG) 2021, en el país, 1 de cada 20 personas de 15 años o más se identifi ca como 5
Pérez Amador, J., op. cit. p. 1247. 6 Aguirre, E., “The (non) impact of education on marital
dissolution”, Discussion Papers 19/15, Department of Economics, University of York, 2019.
7 Ortíz-Ávila, E., “Estrato sociodemográfi co y patrones relacionados con la primera unión
o la primera maternidad en México, 2018”, Población y Salud en Mesoamérica, 18(1),
2020. Disponible en: https://10.15517/psm.v18i1.40350. Las uniones: matrimonio y
concubinato 51 población LGBTI+ (5.1%);8 16.7% de las personas declaró vivir en unión
libre y 13.9% reportó estar casada.9 Algunos de estos fenómenos en las relaciones entre
personas adultas se han visto reflejados en las múltiples legislaciones familiares, pero
otros no. Mientras que se ha liberalizado el divorcio y existen desarrollos sobre
matrimonio entre personas del mismo sexo, no ha habido hasta ahora reformas
estructurales en las figuras legales que regulan la cohabitación o el cuidado de los hijos
después del divorcio. Esta sección aborda la manera en que se constituyen y rigen las
relaciones de matrimonio en el derecho de familia.10 Como podrá observarse, el
matrimonio es la figura con mayor regulación y —hasta ahora— ha sido el punto central
del derecho de familia. Reconocemos, sin embargo, que precisamente la falta de atención
en el concubinato y otro tipo de uniones ha contribuido a problemas de distribución de
recursos y a la falta de legislación coherente que atienda a las necesidades de todas las
personas y formas familiares, particularmente ante el incremento de las relaciones de
cohabitación y la reducción de los matrimonios. Por lo anterior, la sección siguiente está
dedicada a este tema. C. EL MATRIMONIO ¿POR AMOR?: UN POCO DE HISTORIA Aunque
los cambios en las dinámicas del matrimonio pueden haber sido más rápidos en las
últimas décadas, esta unión se ha transformado siempre, lo mismo que la organización de
las familias en general. En cada parte de la historia podemos verificar todo tipo de
arreglos sexuales, nupciales y, sobre todo, ideas diferentes sobre lo que el matrimonio es
y debe ser. La historiadora Stephanie Coontz refleja bien esta idea cuando se refiere al rol
del amor romántico en la historia del matrimonio: 8 De las más de cinco millones de
personas que se identifican como parte de la población LGBTI+, más de la mitad (67.5%)
tiene entre 15 y 29 años. De acuerdo con el INEGI, este dato puede deberse a una mayor
apertura y autorreconocimiento de la población de menor edad. 9 Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género”,
Comunicado de prensa núm. 340/2022, 28 de junio de 2022. 10 El divorcio y algunas
consecuencias patrimoniales de estas uniones se abordan en otros capítulos de esta obra.
52 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández Durante la mayor parte
de la historia fue inconcebible que las personas eligieran a sus compañeros basándose en
algo tan frágil e irracional como el amor y que luego concentraran todos sus deseos
sexuales, íntimos y altruistas en el matrimonio que resultaba de aquella elección. En
realidad muchos historiadores, sociólogos y antropólogos solían pensar que el amor
romántico era un invento occidental reciente, lo cual no es verdad. La gente siempre se
enamoró y en todas las eras muchas parejas se amaron profundamente. Pero rara vez en
la historia el amor fue considerado como la razón principal para casarse. Cuando alguien
defendía tan extraña creencia no provocaba ninguna risa, pues esa opinión constituía una
seria amenaza al orden social.11 Por mucho tiempo, el matrimonio no se trató
primordialmente de las necesidades y deseos de individuos, sino que fue una cuestión
política y económica, que permitía que dos personas, hombre y mujer, antes extraños
entre ellos, formaran un parentesco. Este parentesco, a su vez, se tradujo en la posibilidad
de extender redes de cooperación en diversos aspectos vitales.12 Con el tiempo, las
civilizaciones se complejizaron y con ello el matrimonio se convirtió en una posibilidad
para incrementar la acumulación de bienes de un grupo y legitimar a quienes eran parte
de él. Como señala Coontz, el matrimonio era una de las inversiones más importantes en
la vida de hombres y mujeres, que daba forma a la división del trabajo y del poder, con
base en los criterios de género y edad. Simbólicamente, el matrimonio se convirtió en la
diferencia entre la adultez y la infancia, generó signos de prestigio y fue la principal fuente
de asistencia entre las personas.13 La importancia era tal que las unidades familiares
basadas en el matrimonio, antes de la consolidación del Estado como lo conocemos ahora,
asumieron tareas que corresponden actualmente al poder público. Entre otras, se hicieron
cargo de la organización de la producción y distribución de bienes y de la posibilidad de
crear alianzas políticas, económicas y militares.14 En diversas latitudes, el concepto de
matrimonio basado en la moral cristiana se impuso como consecuencia de procesos de
colonización, aunque muchas de las ideas que trajo consigo, como la monogamia o su
específica división sexual del trabajo, no eran la regla alrededor del mundo. El esta11
Coontz, Stephanie, Marriage, a history: from obedience to intimacy or how love
conquered marriage, Nueva York, Viking, 2005, p. 26. 12 NeJaime, Douglas, Richard,
Ralph, Grossman, Joanna y Kim, Suzanne, Family Law in a changing America, Nueva York,
Wolters Kluwer, 2021. 13 Coontz, Stephanie, op. cit. 14 Cott, Nancy, Public Vows: A
History of Marriage and the Nation, Cambridge, Harvard University Press, 2000. Las
uniones: matrimonio y concubinato 53 blecimiento de este modelo de matrimonio fue
una herramienta útil para afianzar determinada organización social, económica y política,
lazos comunitarios, sentido de identidad y roles sexuados estrictos, que colocaban a los
hombres como el único representante público y con plena ciudadanía de la unidad
familiar.15 Esta concepción fue la que durante mucho tiempo se consideró matrimonio,
relacionado profundamente con la moral cristiana-católica en Occidente, y que rigió las
uniones durante siglos. La influencia del catolicismo fue crucial en la tradición jurídica
latinoamericana,16 pues proveyó la estructura básica para la construcción de textos y
argumentos sobre derecho de familia. Una consecuencia de ello fue la creación y uso de
conceptos correlacionados con fines naturalmente asignados. De este modo, el
matrimonio fue definido a partir de esos fines esenciales: la procreación y la fidelidad.
Estas ideas modelaron los debates legales sobre el matrimonio. No fue sino hasta finales
del siglo XVIII que comenzó a gestarse la idea de que casarse tenía más que ver con la
satisfacción personal de los contrayentes, aunque esto no era necesariamente contrario a
los fines esenciales previamente asignados a la unión. El nuevo modelo económico dio
paso a inéditas funciones sociales y dinámicas internas del matrimonio, en las que la
elección de cónyuge no estaba basada primordialmente en los beneficios económicos.
Este modelo afianzó la idea de la unión de por vida y la monogamia: el matrimonio fue la
plataforma óptima para reconfigurar los roles dentro de la familia, al destacar la libre
elección como un elemento fundamental de las uniones.17 I. La regulación del
matrimonio en México: “el único medio moral de fundar una familia” El matrimonio en el
derecho mexicano no ha dejado completamente de lado su origen canónico; las ideas a
partir de las que se construyó siguen 15 Idem. 16 Véase Jaramillo, Isabel, “The social
approach to family law: conclusions from the canonical family law treatises of Latin
America”, The American Journal of Comparative Law, vol. LVIII, núm. 4, pp. 843-872, 2010.
En general, sobre la construcción del derecho sobre una versión del método aristotélico
que combina el pensamiento deductivo y el teológico, véase Gordley, James, The
Philosophical Origins of Modern Contract Doctrine, Clarendon Press, 1993, y sobre los
fundamentos teológicos de la dogmática jurídica, véase Madrazo Lajous, Alejandro,
Revelación y creación. Los fundamentos teológicos de la dogmática jurídica, Fondo de
Cultura Económica, 2016. 17 Coontz, Stephanie, op. cit. 54 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández permeando en los debates actuales, y sus cambios no
obedecieron siempre a una misma dirección, sino que estuvieron impregnados del
contexto de la época. En todas las etapas que se describirán en este apartado —la
secularización del matrimonio, la regulación del divorcio vincular y el reconocimiento de
derechos a las mujeres en la década de 1970 y siguientes— existieron preocupaciones y
debates sobre el “fin del matrimonio” o la “crisis de la familia” similares a los que se
tuvieron con el reconocimiento del matrimonio igualitario.18 Conocer la historia de la
figura legal nos permite entender el porqué de las reglas que tenemos hoy. La primera ley
específica sobre matrimonio civil en México fue promulgada por Benito Juárez en 1859.
Hasta entonces, el matrimonio estuvo basado en la legislación española y canónica,
específicamente en Las siete partidas, las disposiciones emanadas del Concilio de Trento,
y en la doctrina del derecho canónico. Luego de la Independencia no se publicaron leyes
que afectaran el matrimonio.19 De este modo, el control total sobre los actos del estado
civil de las personas estaba en manos de las autoridades eclesiásticas, que imponían
condiciones como el cobro de derechos elevados, lo que excluyó del matrimonio a muchos
sectores de la sociedad. 1. La Reforma y la Ley del Matrimonio Civil La Ley del Matrimonio
Civil se publicó como parte de un paquete de tres nuevas leyes, junto con la Ley Orgánica
del Registro Civil de 1857 y la Ley de Secularización de Cementerios de 1859, conocidas
como las Leyes de Reforma. La emisión de la nueva reglamentación conllevó dos cambios
fundamentales: por un lado, estableció que era el Estado el único con jurisdicción sobre el
derecho familiar en el país, lo que excluía a las autoridades eclesiásticas de su papel en la
regulación de los actos del estado civil de las personas, específicamente, el matrimonio.
Por otro lado, asignó al “encargado del Registro Civil” la misma función que antes tenía el
delegado eclesiástico. Quien oficiaba el acto era un testigo designado con el único fin de
verificar que los contrayentes cumplieran con los requisitos establecidos por la norma.20
18 Véase, por ejemplo, Sánchez Medal, Ramón, Los grandes cambios en el derecho de
familia en México, Porrúa, 1991. 19 Adame, Jorge, El matrimonio civil en México (1859-
2000), México, UNAM, 2004. 20 Mijangos y Gonzáles, Pablo, “¿Secularización o Reforma?
Los orígenes religiosos del matrimonio civil en México”, Hispania Sacra, LXVIII 137, enero-
junio, pp. 105-117, 2016. Las uniones: matrimonio y concubinato 55 Como puede leerse
en los 31 artículos que la componen, se trata de un instrumento que, junto con las otras
dos leyes, pretendía eliminar la injerencia de la Iglesia católica en asuntos del estado civil
de la población. A pesar de ello, estableció reglas para casarse que se asemejan mucho a
las vigentes durante la regulación del derecho canónico. Por ejemplo, la ley no modificó la
indisolubilidad de la unión, reforzó la idea de los roles sexuados del hombre y la mujer en
la relación y estableció que el matrimonio es “el único medio moral de fundar la familia,
de conservar la especie y de suplir las imperfecciones del individuo que no puede bastarse
a sí mismo para llegar a la perfección del género humano”.21 En la regulación canónica,
como en la Ley del Matrimonio Civil, eran elementos básicos de la definición la fidelidad,
la procreación y la indisolubilidad.22 Ley del Matrimonio Civil (1859) Epístola de Melchor
Ocampo Artículo 15. El día designado para celebrar el matrimonio, ocurrirán los
interesados al encargado del registro civil, y éste, asociado del alcalde del lugar y dos
testigos más por parte de los contrayentes, preguntará a cada uno de ellos, expresándolo
por su nombre, si es su voluntad unirse en matrimonio con el otro. Contestando ambos
por la afirmativa, les leerá los arts. 1º, 2º, 3º y 4º de esta ley, y haciéndoles presente que
formalizada ya la franca expresión del consentimiento y hecha la mutua tradición de las
personas, queda perfecto y concluido el matrimonio, les manifestará: “Que éste es el
único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie y de suplir las
imperfecciones del individuo que no puede bastarse a sí mismo para llegar a la perfección
del género humano. Este no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los
casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno
para sí. El hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y
dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más
delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que
el fuerte debe al débil, esencialmente cuando este débil se entrega a él, y cuando por la
Sociedad se le ha confiado. La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza,
la compasión, la perspicacia y la ternura debe dar y dará al marido obediencia, agrado,
asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la
persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la
parte brusca, irritable y dura de sí mismo propia de su carácter. El uno y el otro se deben y
tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, ambos procurarán que lo que
el uno se esperaba del otro al unirse con él, no vaya a desmentirse con la unión. Que
ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas. 21 Artículo 15 de la Ley de Matrimonio Civil
de 1859. 22 Adame, Jorge, op. cit. 56 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández Nunca se dirán injurias, porque las injurias entre los casados deshonran al que
las vierte, y prueban su falta de tino o de cordura en la elección, ni mucho menos se
maltratarán de obra, porque es villano y cobarde abusar de la fuerza. Ambos deben
prepararse con el estudio, amistosa y mutua corrección de sus defectos, a la suprema
magistratura de padres de familia, para que cuando lleguen a serlo, sus hijos encuentren
en ellos buen ejemplo y una conducta digna de servirles de modelo. La doctrina que
inspiren a estos tiernos y amados lazos de su afecto hará su suerte próspera o adversa; y
la felicidad o desventura de los hijos será la recompensa o el castigo, la ventura o la
desdicha de los padres. La Sociedad bendice, considera y alaba a los buenos padres, por el
gran bien que le hacen dándoles buenos y cumplidos ciudadanos; y la misma, censura y
desprecia debidamente a los que, por abandono, por mal entendido cariño o por su mal
ejemplo, corrompen el depósito sagrado que la naturaleza les confió, concediéndoles
tales hijos. Y por último, que cuando la Sociedad ve que tales personas no merecían ser
elevadas a la dignidad de padres, sino que sólo debían haber vivido sujetas a tutela, como
incapaces de conducirse dignamente, se duele de haber consagrado con su autoridad la
unión de un hombre y una mujer que no han sabido ser libres y dirigirse por sí mismos
hacia el bien”. Ejercicio 1. Uno valiente y la otra abnegada 1. ¿Qué implicaciones tiene
para toda la regulación del derecho familiar la concepción de la Epístola de Melchor
Ocampo sobre los roles de hombres y mujeres dentro del matrimonio? A pesar de que las
Leyes de Reforma han sido consideradas uno de los grandes intentos en México para
construir un Estado laico y varios de sus precursores comulgaban con estas ideas,
finalmente estas normas “lejos de obedecer a un proyecto secularizador, buscaban
convertir al Estado en el agente de la moralización y recristianización del pueblo mexicano
—un pueblo que, a juicio de los liberales, se había corrompido profundamente a causa del
mal ejemplo y las prácticas abusivas del clero católico—”.23 La reforma extrajo al
matrimonio de la jurisdicción de la iglesia, sin introducir ninguna reforma fundamental en
el modo de entender esta unión, y evidenció la inclinación católica de sus creadores.24
Esta ley fue el inicio de una serie de documentos emitidos por el gobierno mexicano para
regular el matrimonio, que no se alejaron de las premisas básicas establecidas por la
Iglesia católica. Durante el Segundo Imperio se emitieron la Ley del Registro del Estado
Civil, del 1 de noviembre de 1865, que ligó 23 Mijangos y Gonzáles, Pablo, op. cit. 24
Arrom, Silvia, “Liberalismo y derecho de familia en México: los Códigos Civiles de 1870 y
1884”, en León de Leal, Magdalena, ¿Ruptura de la inequidad? Propiedad y género en la
América Latina del siglo XIX, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 2005. Las uniones:
matrimonio y concubinato 57 nuevamente el matrimonio civil al católico, y el Proyecto del
Código Civil del Imperio Mexicano de 1866, que admitía el divorcio vincular. Con la
restauración de la República, el presidente Juárez emitió un decreto para reconocer la
validez de los matrimonios celebrados durante el Segundo Imperio y establecer que
entrarían en vigor nuevamente las normas previas a este periodo. Posteriormente, la
entrada en vigor del Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California
de 1870 reprodujo la potestad marital del hombre sobre su esposa, que se tradujo en la
obligación de ella de establecer su residencia a donde quiera que el marido fuere —quien,
además, contaba con la representación legítima de ella—. La potestad marital implicó
que, por regla general, el administrador legítimo de todos los bienes del matrimonio era el
marido. La Constitución de 1857 originalmente no reguló aspectos sobre el matrimonio.
Fue con la Ley sobre Adiciones y Reformas a la Constitución, del 25 de septiembre de
1873, que se estableció al matrimonio como un contrato civil, de competencia exclusiva
de autoridades del orden civil. Posteriormente, la Ley Orgánica de las Adiciones y
Reformas Constitucionales del 14 de diciembre de 1874 o Ley Reglamentaria de la
Reforma agregó que el matrimonio únicamente podía celebrarse entre un hombre y una
mujer y estableció la bigamia y poligamia como delitos. Con esta norma se fijaron las
bases para un régimen común del matrimonio en todo el país: el estado civil de una
persona debía ser reconocido en todos los estados de la república.25 Luego de la
regulación constitucional, el Código Civil de 1884 no introdujo mayores cambios a la
definición del matrimonio, sólo se limitó a establecer una potestad marital menos rígida.
Tanto el Código Civil de 1870 como el de 1884 tenían una gran influencia del Código
Napoleónico de 1804, sin embargo, los legisladores mexicanos rechazaron en ambos casos
la incorporación del divorcio absoluto y del consejo de familia propuesto en ese
instrumento para supervisar la tutela de personas menores de edad e “incapaces”. Al
mismo tiempo, en este periodo se incorporaron algunos cambios críticos de la época
moderna, que reflejaban una tendencia liberal e individualista que favorecía
especialmente a los hombres en la relación, a quienes se les reconoció mayor libertad en
la esfera personal y económica. De forma ambivalente, hubo algunos progresos en la
condición jurídica de las mujeres solteras y viudas, pero no en la condición de las mujeres
casadas, que 25 Sánchez, Ramón, “Los grandes cambios en el derecho de familia en
México”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 1981. 58 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández seguían sujetas al control del esposo y enfrentaban
una condición desigual en la sociedad conyugal.26 Potestad marital y privilegio
matrimonial Isabel Cristina Jaramillo27 Los códigos civiles latinoamericanos del siglo XIX
reprodujeron dos instituciones del derecho colonial: la potestad marital y el privilegio
matrimonial. La potestad marital era el conjunto de poderes que el marido adquiría, en
virtud del matrimonio, sobre la persona y los bienes de su mujer. Incluía el poder para
decidir el domicilio común, la facultad exclusiva para disciplinar a los hijos, usufructuar
sus bienes y controlar la sexualidad de la mujer. La posibilidad de exigir el divorcio en caso
de que la mujer no siguiera a su marido, y de obtener la custodia de los hijos como
consecuencia del incumplimiento de los deberes de la mujer como madre y esposa, hacía
efectivo el primer poder. Algunos autores admitían incluso que el marido podía acudir a
las fuerzas de policía para hacer que su mujer regresara al domicilio común. El poder de
disciplinar a los hijos se traducía en la posibilidad de pedir la intervención de la policía y
en la que tenía el padre de dejar de proveer en caso de desobediencia de los hijos. El
poder sobre la sexualidad de la mujer se materializaba en la facultad de perseguir y matar
a la mujer adúltera y en la que tenía el marido de hacerse dueño de los bienes de su
esposa en caso de infidelidad. Por otra parte, el marido tenía derecho a administrar todos
los bienes de su esposa y de la comunidad, y tenía derecho a representarla judicial y
extrajudicialmente. La esposa podía ser autorizada por su marido, o por un juez, para
hacer transacciones particulares. El privilegio matrimonial se reproducía al excluir de los
beneficios personales y patrimoniales del matrimonio a las parejas que no cumplieran con
las ritualidades exigidas, ya fueran de tipo religioso o secular, y los hijos de esas parejas
no existían como hijos —excepción hecha de los hijos naturales, esto es, los hijos de
padres solteros al momento de la concepción, que podían ser voluntariamente
reconocidos por sus padres—. En consecuencia, contraer un nuevo matrimonio, cuando el
primero había fracasado, era muy difícil. La potestad marital fue eliminada en todos los
países latinoamericanos; quedó consagrado que las mujeres, al igual que los hombres, son
capaces de representarse a sí mismas judicial y extrajudicialmente, y tienen iguales
poderes disciplinarios sobre los hijos. Los privilegios matrimoniales, por su parte, se han
venido reduciendo: se acepta ya que la convivencia puede tener efectos económicos; para
los hijos extramatrimoniales es posible obtener el reconocimiento paterno; los hijos
habidos dentro y fuera del matrimonio tienen iguales derechos, y la regulación sobre el
divorcio se flexibilizó. Las feministas liberales leen estos cambios como un logro en el
camino hacia la igualdad. Pero sus argumentos siguen teniendo vigencia en la medida en
que los 26 Arrom, Silvia, op. cit. 27 Esto es una transcripción de Jaramillo, Isabel Cristina,
“Familia”, en Motta y Saéz (eds.), La mirada de los jueces. Género en la jurisprudencia
latinoamericana, Siglo del Hombre Editores, 2008, pp. 267-353. Las uniones: matrimonio y
concubinato 59 ordenamientos jurídicos aún incluyen normas que dan un trato
diferenciado a las mujeres. Los argumentos de las feministas liberales sobre la igualdad
formal —o igualdad ante la ley— han sido criticados tanto por sus supuestos como por sus
consecuencias. El que ignoren —según las críticas— las condiciones materiales y culturales
en las que operan las normas jurídicas, dando por sentado que la objetividad o la
neutralidad son alcanzables, en lugar de favorecer a las mujeres de carne y hueso, las
perjudica. Tres tipos de hechos sustentan esta crítica al feminismo liberal: 1) desde el siglo
XIX, a pesar de la abolición de las normas que contemplaban que los maridos fueran
obedecidos por sus esposas, las tasas de violencia contra las mujeres en los espacios
“privados” no se han reducido; 2) el acceso de las mujeres a la propiedad no ha mejorado
significativamente, a pesar de no estar sometidas ya a la potestad marital; 3) el
debilitamiento del privilegio matrimonial no se ha reflejado en una mayor protección a los
niños y ancianos ni ha disminuido la vulnerabilidad de las mujeres. Ejercicio 2. ¿La
potestad y el privilegio de quién? 1. ¿Cuál podría ser la respuesta a las críticas al
feminismo liberal sobre la permanencia de condiciones de desigualdad a pesar de la
eliminación formal de la potestad marital y del privilegio matrimonial? ¿De qué manera el
derecho de familia contribuye a la permanencia de la desigualdad? 2. ¿Cuáles figuras
legales o normas en los códigos civiles actuales responden aún o tienen como trasfondo la
potestad marital o el privilegio matrimonial? 2. La Revolución y la Ley de Relaciones
Familiares de 1917 El régimen revolucionario implementó cambios importantes en la
regulación del matrimonio, entre los que destacan la incorporación del divorcio vincular,
mayor igualdad entre cónyuges, que implicó disminuir la potestad marital, cambios en el
régimen patrimonial del matrimonio y de los bienes comunes, y una disminución de las
diferencias legales entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio. Estos cambios se
incorporaron principalmente a través de la Ley de Relaciones Familiares de 1917,
promulgada poco tiempo después de la aprobación de la Constitución Federal —que
definió el matrimonio como un contrato civil28— y que derogaba la parte
correspondiente del Código Civil de 1884. Si bien se reiteró la autoridad 28 El artículo 130
del texto original de la Constitución de 1917 esteblecía: “El matrimonio es un contrato
civil. Este y los demás actos del estado civil de las personas son de la 60 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández civil sobre el matrimonio, se conservó como
“fines esenciales” la perpetuación de la especie y la ayuda mutua. Divorcio Ley del
Matrimonio Civil (1859) Artículo 4. El matrimonio civil es indisoluble; por consiguiente,
solo la muerte de alguno de los cónyuges es el medio natural de disolverlo; pero podrían
los casados separarse temporalmente por alguna de las causas expresadas en el artículo
20 de esta ley. Esta separación legal no los deja libres para casarse con otras personas.
Artículo 20. El divorcio es temporal, y en ningún caso deja hábiles a las personas para
contraer nuevo matrimonio, mientras viva alguno de los divorciados. Ley de Relaciones
Familiares (1917) Divorcio vincular Artículo 13º. El matrimonio es un contrato civil entre
un solo hombre y una sola mujer, que se unen con vínculo disoluble para perpetuar su
especie y ayudarse a llevar el peso de la vida. Artículo 75. El divorcio disuelve el vínculo de
matrimonio y deja a los cónyuges en aptitud de contraer otro. En el mismo sentido
continuó el Código Civil de 1928, que limitó más la potestad del marido sobre su esposa e
introdujo lo que se nombra hoy “divorcio administrativo”, además de nuevas causales de
divorcio. Este Código reconoció por primera vez efectos legales al concubinato, lo que
sería el inicio del reconocimiento formal de otras formas de fundar una familia, además
del matrimonio. El Código fue reformado en 1953 para establecer reglas que generaban
mayor libertad para las mujeres casadas, especialmente en lo relacionado con los
permisos que debían solicitar a sus maridos. 3. Las reformas de las décadas de 1970 y
1990 La siguiente etapa de modificaciones relevantes a la legislación civil estuvo
profundamente marcada por la discusión internacional sobre los derechos de las mujeres
y la adhesión de México a instrumentos internacionales de derechos humanos. La ONU
declaró como “Década de la Mujer” el periodo entre 1975 y 1985 y, a partir de entonces,
se celebraron en los países miembros las Conferencias Mundiales sobre la Mujer. México
firmó la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación exclusiva
competencia de los funcionarios y eutoridades del orden civil, en los términos prevenidos
por las leyes, y tendrán la fuerza y validez que las mismas los atribuyen.” Las uniones:
matrimonio y concubinato 61 contra la Mujer (CEDAW) el 17 de julio de 1980.29 El 4 de
junio de 1995 firmó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer (Belem do Pará).30 Estos tratados tienen artículos específicos
sobre la regulación de la familia: igualdad entre hombres y mujeres, eliminación de la
discriminación y violencia. Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer Artículo 16. 1. Los Estados Partes adoptarán todas las
medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos
relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) El mismo derecho para contraer
matrimonio; b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer matrimonio
sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento; c) Los mismos derechos y
responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su disolución; d) Los mismos
derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en
materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la
consideración primordial; e) Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el
número de sus hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información,
la educación y los medios que les permitan ejercer estos derechos; f) Los mismos derechos
y responsabilidades respecto de la tutela, curatela, custodia y adopción de los hijos, o
instituciones análogas cuando quiera que estos conceptos existan en la legislación
nacional; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la consideración primordial; g)
Los mismos derechos personales como marido y mujer, entre ellos el derecho a elegir
apellido, profesión y ocupación; h) Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en
materia de propiedad, compras, gestión, administración, goce y disposición de los bienes,
tanto a título gratuito como oneroso. La Conferencia de 1975, que tuvo lugar en Ciudad de
México, dio lugar a un plan de acción mundial para alcanzar los objetivos del Año
Internacional de la Mujer. Previo a la realización de la conferencia, se reformó la
Constitución federal para reflejar la movilización interna y el impulso in29 La ratificó el 23
de marzo de 1981. 30 La ratificó el 12 de noviembre de 1998. 62 Isabel Lucía Rubio Rufino
y Sofía del Carmen Treviño Fernández ternacional sobre los derechos de las mujeres. El 14
de noviembre de 1974 se publicó la modificación al artículo 4, que marcó el avance
definitivo al reconocimiento formal de la igualdad entre cónyuges, al establecer la
igualdad entre hombres y mujeres en el texto de la Constitución. La reforma incluyó
también el derecho a la libertad procreacional, lo que configuró el reconocimiento
constitucional de que el matrimonio no era la única forma de establecer una familia y que,
incluso dentro de él, los cónyuges pueden decidir tener hijos o no. Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos Artículo 4o.—La mujer y el hombre son iguales ante la ley.
Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho a
decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de
sus hijos. Las reformas de 1983, 1992 y 1994 al Código Civil que regía en Ciudad de México
(y en otros códigos civiles) continuaron con la eliminación de disposiciones contrarias al
reconocimiento de la igualdad entre cónyuges, mientras que las modificaciones de 1997
incorporaron el reconocimiento de la violencia familiar como causal de divorcio. En el año
2000, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal legisló por primera vez en materia civil
—hasta entonces había sido regulada por el Congreso de la Unión en el Código Federal—.
En el amplio paquete de reformas implementadas destacan, en lo que aquí concierne, el
reconocimiento económico del trabajo en el hogar, la posibilidad de administración
común plena de los bienes del matrimonio, la libertad de trabajo para las mujeres y la
eliminación del “fin de perpetuar la especie” como parte de la definición del concepto de
matrimonio. Los grandes cambios en el derecho de familia en México El tratadista de
derecho civil Ramón Sánchez Medal escribió en 1979 (y en la segunda edición de 1991)
sobre los grandes cambios del derecho de familia. En ese momento, el civilista consideró
que “el Derecho de familia se encuentra en un periodo de muy grave crisis” dadas las
“disolventes reformas del Código civil de 1975 que, en detrimento del matrimonio y de la
familia, se expidieron con ocasión del Año Internacional de la Mujer”. En su opinión, las
reformas a los códigos civiles que comenzaron en esos años constituían un “amenazante
proyecto” que “exacerbaban con sutileza los ataques al matrimonio y a la familia”. Abajo
se identifican las etapas de cambio que advirtió en su libro y su opinión sobre la
eliminación del “débito carnal” que se discutió en los años que escribió:31 31 Sánchez
Medal, Ramón, op. cit. Las uniones: matrimonio y concubinato 63 Primera parte, la etapa
de la “desacralización” o “secularización” de la familia y del matrimonio en la legislación
del presidente Benito Juárez. Segunda parte, la etapa de la “transformación esencial” de
la familia y del matrimonio en las leyes de la Revolución por los presidentes Venustiano
Carranza y Plutarco Elías Calles. Tercera parte, la etapa de la “desintegración” de la familia
y del matrimonio a partir de la legislación del presidente Luis Echeverría. Cuarta parte, las
diferentes alternativas jurídicas para la familia y el matrimonio en la época actual (década
de 1990). Débito carnal Esta fuera de duda que lo esencial del acuerdo de voluntades al
celebrar el matrimonio, es que cada uno de los contrayentes se conceda derecho
recíproco y exclusivo sobre su propio cuerpo en orden a los actos aptos para la
procreación. De este derecho bilateral nace lo que se llama “débito conyugal” que
consiste en la obligación que tiene cada uno de los esposos de atender a la solicitud del
otro, cuando le pida la realización del acto propio para la generación. Así, pues, dentro del
matrimonio, no es necesario que los dos cónyuges coincidan en la decisión acerca de la
oportunidad y de las condiciones de realizar el acto conyugal que sea propio para la
procreación, salvo casos extraordinarios como, por ejemplo, una enfermedad o la
necesidad de no exhibir ante los demás las relaciones íntimas de los consortes o el
hallarse en estado de ebriedad. Ejercicio 3. Las consecuencias de las esencias 1. ¿Qué
explica la identificación de reformas al régimen legal del matrimonio con una “crisis de la
familia”? ¿A qué tipo de familia se refiere? En tu opinión, ¿qué haría que el matrimonio o
“la familia” estuvieran en crisis? ¿Cuál es “la esencia” del matrimonio? ¿las reglas legales
tienen esencia o naturaleza?32 2. ¿De qué manera el derecho del matrimonio y de familia
implican la regulación de la sexualidad de las personas? 3. El débito carnal está
estrechamente vinculado con entender la procreación como “fin” del matrimonio.
Durante muchos años, y no hace tanto tiempo, el “deber conyugal” llevó a considerar que
no existía la violación entre cónyuges, como se desprende de la tesis de 1994 siguiente.
EJERCICIO INDEBIDO DE UN DERECHO Y NO DE VIOLACIÓN, DELITO DE. La cópula normal
violenta impuesta por el cónyuge, cuando subsiste la obligación de cohabitar, no es
integradora del delito de violación, 32 Sobre el tema, véanse Madrazo Lajous, Alejandro,
op. cit. y Gordley, James, op. cit. 64 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández sino del de ejercicio indebido de un derecho, previsto en el artículo 226 del
Código Penal para el Distrito Federal; pero si tal comportamiento se presentara en una
diversa entidad federativa cuya legislación penal no prevea esa figura, únicamente podría
sancionarse por el ilícito que se integre derivado de la violencia ejercida para copular.33
En 2005, la SCJN abandonó este criterio (expediente varios 9/2005-PS) y en 2021 sostuvo
que es inconstitucional establecer penas menores para la violación entre cónyuges (acción
de inconstitucionalidad 148/2017). ¿Qué razones crees que dio la SCJN para llegar a estas
conclusiones? ¿Qué razones darías tu? II. La protección de los derechos humanos. ¿Qué
“naturaleza” y qué “fines” del matrimonio? La incorporación de nuevas fuentes de
derecho con la suscripción de tratados internacionales en las décadas de 1970 a 1990
planteó preguntas muy relevantes sobre las reglas que rigen el matrimonio y su relación
con otros derechos. Hasta entonces, en todo lo relacionado con el matrimonio, la
Suprema Corte resolvía casos con base en “los fines y esencia del matrimonio”
(perpetuación de la especie y fidelidad, con roles sexuados naturalmente asignados) —
como puede verse de los criterios sobre violación entre cónyuges o la asignación y pérdida
de derechos parentales34—, incluso cuando para resolver se atendiera a criterios
relacionados con la igualdad de género.35 Al mismo tiempo ocurrían diversos cambios
legislativos, especialmente en el Distrito Federal, que minaban ideas fundamentales para
la prevalencia del matrimonio como la única vía moral de fundar una familia y como la
unión que merecía mayor protección. Los cambios en la adopción plena, el
reconocimiento de derechos en el concubinato más cercanos a los reconocidos en el
matrimonio y la eliminación de algunos requisitos para casarse 33 Contradicción de tesis
5/92. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Primero y Tercero del Sexto
Circuito. 28 de febrero de 1994. Mayoría de tres votos. 34 Vela explica que en diversas
ocasiones las decisiones sobre el reparto de responsabilidades parentales seguidas a un
divorcio contenían razonamientos sobre la “calidad moral” de los excónyuges, cuyo
impacto en el bienestar de niñas y niños era determinante para asignar la custodia. En
este sentido, se asumía que “un mal esposo o esposa es automáticamente un mal
progenitor”. 35 Vela, Estefanía, “Same-sex unions in Mexico: between text and doctrine”,
en Sáez, Macarena (ed.), Same Sex Couples-Comparative Insights on Marriage and
Cohabitations, pp. 49-83, Washington, Springer, Dordrecht, 2015. Las uniones:
matrimonio y concubinato 65 contribuyeron a poner en tela de juicio el vínculo entre el
matrimonio y la procreación. Sin embargo, los cambios legales no impidieron las
contradicciones entre las reformas y los razonamientos con base en conceptos
tradicionales del matrimonio y la familia, que se manifestaron a través de litigios.36 Ya
con estos nuevos parámetros, la incorporación del divorcio incausado (sin tener que
probar una razón legal para la disolución del matrimonio) en las legislaciones locales
tensionó la protección del matrimonio como un fin en sí mismo y los derechos de las
personas en lo individual. Como se verá en el siguiente capítulo, al resolver sobre la
validez del divorcio sin expresión de causa, la SCJN por primera vez sostuvo que mantener
un vínculo matrimonial no es lo mismo que proteger a la familia.37 La Corte fue clara en
señalar que aunque el matrimonio es una forma de fundar una familia, el divorcio
representaba sólo el reconocimiento por parte del Estado de una situación de
desvinculación de los cónyuges, cuya voluntad de no permanecer unidos legalmente
merece protección.
. El matrimonio entre personas del mismo sexo: ¿qué familia(s)? Aunque los cambios en la
regulación del matrimonio fueron constantes, la reforma de 2009 en Ciudad de México,
que eliminó el requisito de que los cónyuges en un matrimonio fueran un hombre y una
mujer, iniciaría una nueva etapa en los debates sobre el matrimonio en México. Esta
discusión fue paralela a otras que antes o después comenzaron en diversas partes del
mundo. El debate sobre el matrimonio igualitario hizo aún más visible que la definición
del matrimonio civil es contingente, elegida y transformable38 y permitió verificar cómo
se construyó el matrimonio y cómo puede cambiar.39 En el mundo occidental pueden
identificarse dos direcciones que tomaron estos debates. Por un lado, algunos países
asumieron la discusión desde una postura que mantenía al matrimonio como el
paradigma del derecho de familia. En estos debates, la discusión estuvo centrada en el
valor del 36 Idem. 37 Véase, por ejemplo, amparo directo en revisión 917/2009. 38 West,
Robin, Marriage, sexuality and gender, Colorado, Paradigm Publishers, 2007. 39 Restrepo,
Esteban, “El matrimonio gay en América Latina: Entre la conformidad y la subversión”, en
Reconceptualizaciones jurídicas. El matrimonio y la violencia de género, Ciudad de
México, Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2018. 66 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández matrimonio por sí mismo, como un tipo de
unión que, se asume, hace a la sociedad mejor. Lo que los tribunales decidieron en estos
casos fue si las parejas del mismo sexo tenían derecho a casarse, sin que esto afectara la
figura jurídica del matrimonio. Este enfoque, caracterizado como conformista, dejó de
lado las preguntas sobre la protección que merecen otros lazos familiares que se forman
en la realidad.40 En otros, la discusión estuvo centrada en determinar si resultaba
razonable mantener la preponderancia del matrimonio como forma de integrar una
familia, lo que dio lugar a analizar el valor de otras formas de unidad familiar y el papel
del Estado en la protección de derechos individuales de quienes deseaban casarse. Esta
postura permitió reevaluar la posición legal privilegiada del matrimonio en la regulación
de los derechos de la familia y sus miembros, a partir de un estudio desde los derechos a
la igualdad y autonomía (o libre desarrollo de la personalidad en México), en conjunto con
el derecho a la dignidad.41 En este segundo supuesto se analizó si extender el matrimonio
a personas del mismo sexo era la decisión correcta, por considerar que estas parejas
debían ser tratadas de forma igual a las parejas heterosexuales. Este tipo de
razonamientos no requiere que los tribunales adopten una posición sobre la importancia
del matrimonio en sí mismo, sino que refuerza la perspectiva de los derechos individuales,
que nos lleva a preguntarnos si los beneficios planificados para parejas heterosexuales
deben ser garantizados a todas las personas en una situación similar. La discusión pasa así
del significado legal del matrimonio a la interpretación de los derechos individuales a la
igualdad y autonomía.42 En el segundo caso es en el que encuadra el enfoque adoptado
por la Suprema Corte mexicana. El 29 de diciembre de 2009 se publicó en la Gaceta Oficial
del Distrito Federal un decreto por el que se reformaron diversas disposiciones del Código
Civil y del Código de Procedimientos Civiles locales. Entre los artículos reformados se
modificó el 146, para quedar como sigue: 40 Sáez, Macarena, “Transforming family law
through same-sex marriage: lessons from (and to) the western world”, Duke Journal of
Comparative & International Law, vol. 25, 2014. Macarena Sáez menciona como parte de
esta postura diversos casos en Estados Unidos, como Skinner vs. Oklahoma, Zablocki v.
Redhail y Goodridge v. Department of Public Health. 41 Idem. 42 Idem. Las uniones:
matrimonio y concubinato 67 Artículo 146.— Matrimonio es la unión libre de dos
personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto,
igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las
formalidades que estipule el presente código. Hasta entonces, el artículo disponía que el
matrimonio debía celebrarse entre un hombre y una mujer, y agregaba que los cónyuges
tenían la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada. Cabe
mencionar que la reforma al artículo no estuvo aparejada a la modificación de las
disposiciones que regulaban la adopción en la entidad, por lo que (en principio) no existía
impedimento legal para que los matrimonios de personas del mismo sexo iniciaran estos
procedimientos. El mes siguiente a la publicación de la reforma, el entonces procurador
general de la república presentó una acción de inconstitucionalidad ante la SCJN. Se
argumentó que en México existía un “modelo ideal de familia” protegido por la
Constitución, conformado por padre, madre e hijos. Por ello, la institución idónea para
proteger ese modelo debía ser el matrimonio, que permitía la tutela de derechos y
obligaciones asociados con la reproducción, mientras que otras uniones cuyo principal
objetivo no era la reproducción podían ser protegidas mediante otras figuras jurídicas,
como el concubinato y las sociedades de convivencia. Aseguró que los miembros de la
familia “no tienen derechos individuales en cuanto integrantes de ella, sino que existe
entre ellos una vinculación recíproca de interdependencia, una subordinación a un fin
superior y una asignación de funciones dispuesta por la ley”.43 Consecuente con estos y
otros argumentos, el procurador solicitó a la Corte declarar la inconstitucionalidad de la
reforma porque las parejas del mismo sexo no se encontraban en la misma posición que
las parejas heterosexuales —dado que son incapaces para procrear de manera conjunta
—. La reforma en el Distrito Federal, añadió, generaba conflictos normativos con otras
entidades, que se verían obligadas a reconocer matrimonios entre personas del mismo
sexo. Por último, argumentó que la posibilidad de las parejas homosexuales de adoptar
implicaba un perjuicio para el interés superior de la infancia. La Corte retomó algunos
razonamientos de resoluciones anteriores sobre derechos de personas trans44 y las
resoluciones sobre divorcio incausa43 Acción de inconstitucionalidad 2/2010, SCJN, Pleno,
16 de agosto de 2010. 44 Amparo directo civil 6/2008 (relativo a los derechos de las
personas trans y al reconocimiento legal de su identidad). 68 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández do, para realizar un análisis del problema desde el
derecho a la dignidad, asociado con el libre desarrollo de la personalidad.45 Al resolver el
caso, la SCJN sentó las bases para una completa reconfiguración del derecho de familia,
que permearía todas las resoluciones posteriores en una diversidad de temas. Las ideas
fundamentales de la sentencia son las siguientes.46 a) El matrimonio y la familia no son
conceptos estáticos ni equivalentes. A partir de los cambios verificados en la legislación, la
definición tradicional del matrimonio no es inmodificable por el legislador, especialmente
tomando en cuenta el proceso de secularización de la sociedad y del propio matrimonio.
b) El mandato de protección constitucional de artículo 4 no se limita a un modelo o
estructura familiar, sino que debe abarcar a la gran diversidad de formas como pueden
integrarse las familias, que no siempre derivan del matrimonio. La labor del legislador
debe buscar siempre arropar o acoger a todos los tipos de familia (como realidad social),
sin excepción alguna. c) El derecho al libre desarrollo de la personalidad deriva de la
dignidad humana, que protege el derecho de los individuos a elegir de forma libre y
autónoma cómo vivir su vida y que comprende, entre otros, el derecho a contraer o no
matrimonio y a la libertad reproductiva.47 d) La potencial reproducción entre cónyuges
no es un fin esencial del matrimonio. Por lo anterior, que las parejas del mismo sexo no
puedan procrear biológicamente no es una justificación razonable para excluirlas del
matrimonio. e) La orientación sexual de una persona constituye una categoría
especialmente protegida por la Constitución, de modo que deben justificarse de forma
muy robusta las distinciones basadas en esta clasificación. f) A las personas con
orientaciones sexuales diversas a la heterosexual y a parejas del mismo sexo no puede
negárseles a priori la posibilidad de adoptar, en tanto no existe ninguna evidencia que
indique 45 Sáez, Macarena, op. cit.; Vela, Estefanía, “La evolución del divorcio en clave de
derechos y libertades”, Nexos, El Juego de la Corte, 2013. Disponible en:
http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=3004. 46 Acción de inconstitucionalidad
2/2010, op.cit. 47 Ibidem, párrs. 263, 265. Las uniones: matrimonio y concubinato 69 que
es perjudicial para los niños crecer en una familia homoparental. Por el contrario, permitir
la adopción para estas parejas posibilita que los niños y niñas puedan crecer en una
familia. En posteriores resoluciones,48 la Corte sostendría que los matrimonios entre
parejas del mismo sexo no sólo son admisibles, sino que las normas que las excluyen de
uniones y establecen regímenes de “separados pero iguales”49 son discriminatorias. La
consecuencia de estos fallos no sólo garantizó a las parejas del mismo sexo el acceso al
matrimonio, sino que generó el acceso a todas las uniones familiares a un análisis desde
un enfoque de garantía de derechos de sus miembros. De manera muy importante para
toda la jurisprudencia que vendría después, lo resuelto sobre matrimonio igualitario dio
pie al estudio de la familia y del derecho de familia “como realidad social”. Como señala
Vela, “ahí donde hay una figura que regula derechos y obligaciones entre personas que
tienen un lazo de afecto y buscan su reconocimiento por parte del Estado, ahí es donde se
tiene que garantizar que el acceso a esta sea en condiciones de igualdad”.50 Ejercicio 4.
Los declaro marido y marido 1. ¿De qué manera el reconocimiento legal del matrimonio
igualitario pone en duda las premisas fundamentales de la Epístola de Melchor Ocampo?
III. Aspectos relevantes sobre la regulación actual del matrimonio en México Según la
dogmática civil tradicional, a pesar de cierto debate, el matrimonio tiende a clasificarse
como un acto jurídico. Esta categorización permitía catalogar las normas legales del
Código Civil en lo que se conoce como requisitos de existencia (o de fondo) y validez (de
forma) del matrimonio. La distinción entre este tipo de requisitos tendría como propósito
48 Véanse, por ejemplo, los amparos en revisión 581/2012, 457/2012, 567/2012 y
152/2013. 49 Ibarra, Ana y Treviño, Sofía, “Constitución y familia en México: nuevas
coordenadas”, en Ibarra, Ana y Espejo, Nicolás (eds.), La constitucionalización del derecho
de familia: perspectivas comparadas, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2020. 50 Vela, Estefanía, “Las uniones entre personas del mismo sexo”, en Martínez
Verástegui, Alejandra (coord.), Los derechos de la diversidad sexual. Un diálogo entre la
Suprema Corte, la academia y la sociedad civil, Ciudad de México, Centro de Estudios
Constitucionales, 2021. 70 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández
atribuir diferentes consecuencias jurídicas ante su falta o ausencia. No consideramos
necesario profundizar en esta metodología, pues existen múltiples descripciones
doctrinales de los códigos civiles en este sentido en otros trabajos.51 En muchos casos, la
jurisprudencia ha modificado las normas aplicables o plantea argumentos para
reconsiderar los requisitos vigentes, por lo que más bien concentraremos el estudio en la
discusión jurisprudencial. Se utilizará el código de Ciudad de México como referencia. 1.
Requisitos para contraer matrimonio Código Civil para el Distrito Federal Artículo148. Para
contraer matrimonio es necesario que ambos contrayentes hayan cumplido 18 años de
edad. Artículo 235. Son causas de nulidad de un matrimonio: I. El error acerca de la
persona con quien se contrae, cuando entendiendo un cónyuge celebrar matrimonio con
persona determinada, lo contrae con otra; II. Que el matrimonio se haya celebrado
concurriendo algunos de los impedimentos enumerados en el artículo 156; siempre que
no haya sido dispensado en los casos que así proceda; y III. Que se haya celebrado en
contravención a lo dispuesto en los artículos 97, 98, 100, 102, 103 y 148. a. Matrimonio de
personas menores de edad En la Ley de Matrimonio Civil de 1859, con el consentimiento
de los padres —específicamente del padre— un adolescente mayor de 14 años y una
adolescente mayor de 12 podían contraer matrimonio. Esta norma establecía incluso la
posibilidad de que, en casos excepcionales, se llevara a cabo un matrimonio entre
personas de menor edad. La Ley de Relaciones Familiares de 1917 estableció un mínimo
de 14 años para la mujer y 16 para el hombre que desearan casarse (la regulación fue muy
similar durante el resto del siglo XX). A pesar de la entrada en vigor de la Convención
sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y
el Registro de los Matrimonios, en 1962, fue sólo hasta esa última década en que se
tomaron acciones al respecto. Campañas interna51 Véanse, por ejemplo, Buenrostro
Báez, Rosalía y Baqueiro Rojas, Edgar, Derecho de familia, Oxford Uinversity Press, 2019,
pp. 70 y ss.; Pérez Contreras, María de Montserrat, Derecho de familia y sucesiones, 2010,
UNAM, pp. 30 y ss. Las uniones: matrimonio y concubinato 71 cionales de la ONU y
UNICEF concentraron esfuerzos para terminar con el matrimonio infantil y otras formas de
cohabitación equiparable; una de las estrategias fue la modificación de la legislación
todavía existente para subir la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años y
eliminar la posibilidad de excepciones o dispensas.52 En 2014 entró en vigor la Ley
General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que estableció la obligación de
las entidades federativas de fijar como edad mínima para casarse los 18 años. Sin
embargo, prevaleció en los códigos locales la posibilidad de solicitar y obtener una
dispensa judicial para casarse antes de la mayoría de edad. En 2019 entraron en vigor las
reformas al Código Civil Federal, con las que se estableció que la edad mínima para
casarse era 18 años y se eliminaron las dispensas y excepciones a esta regla.
Recientemente, la Suprema Corte estableció que las dispensas judiciales para contraer
matrimonio antes de la mayoría de edad son inconstitucionales, pues la restricción está
relacionada con la protección de la integridad de las personas menores de edad. Algunas
de las principales razones por las que la Corte ratificó que la edad mínima no puede ser
dispensada fueron que, frecuentemente, la permisión de matrimonios infantiles está
relacionada con la pobreza, pues las uniones son vistas como un medio para asegurar la
subsistencia económica de una de las partes. Además, este fenómeno está asociado con la
poca o nula educación escolar, violencia por razones de género y estereotipos sobre la
sexualidad que se agravan en situaciones de conflicto o crisis humanitaria. En números, la
Corte destacó que según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, 17.3% de las mujeres
entre los 20 y 24 años de edad se casaron siendo niñas, mientras que sólo 3.9% de varones
estuvo en la misma situación. Además, en 2014 había 15% de adolescentes de 15 a 19
años casadas o en unión libre.53 La Corte concluyó que la eliminación de las dispensas
para contraer matrimonio no restringe el libre desarrollo de la personalidad de las
personas menores de edad, sino que es una medida para garantizar el ejercicio de ese
derecho, al constituir una protección temporal para el disfrute de la niñez que busca
garantizar la oportunidad de desarrollarse de forma plena. El Código Civil Federal se
modificó en este sentido en 2019 y hoy los 32 estados de la Federación eliminaron las
dispensas judiciales.54 52 UNICEF, Reporte Ejecutivo, Accelerate Actions to End Child
Marriage and Early Unions in Latin America and the Caribbean, 2018. 53 Acción
inconstitucionalidad 22/2016 y amparo en revisión 1364/2017. 54 El último estado en
adoptar la modificación fue Baja California, el 14 de septiembre de 2021. 72 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández 2. Impedimentos para contraer
matrimonio Código Civil para el Distrito Federal ARTICULO 156.— Son impedimentos para
celebrar el matrimonio: I.— La falta de edad requerida por la Ley; II.— (DEROGADA, G.O.
13 DE JULIO DE 2016) III.— El parentesco de consanguinidad, sin limitación de grado en
línea recta ascendiente o descendiente. En la línea colateral igual, el impedimento se
extiende hasta los hermanos y medios hermanos. En la colateral desigual, el impedimento
se extiende solamente a los tíos y sobrinos, siempre que estén en tercer grado y no hayan
obtenido dispensa; IV.— El parentesco de afinidad en línea recta, sin limitación alguna; V.
— (DEROGADA, G.O. 5 DE ABRIL DE 2017) VI.— El atentado contra la vida de alguno de los
casados para contraer matrimonio con el que quede libre; (REFORMADA, G.O. 25 DE
MAYO DE 2000) VII.— La violencia física o moral para la celebración del matrimonio; VIII.
— La impotencia incurable para la cópula; IX.— Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria; X.— Padecer algunos de los estados
de incapacidad a que se refiere la fracción II del artículo 450; XI.— El matrimonio
subsistente con persona distinta de aquella con quien se pretenda contraer; y XII.— El
parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado, en los términos
señalados por el artículo 410-D. Son dispensables los impedimentos a que se refieren las
fracciones III, VIII y IX. En el caso de la fracción III sólo es dispensable el parentesco de
consanguinidad en línea colateral desigual. La fracción VIII es dispensable cuando la
impotencia a que se refiere, es conocida y aceptada por el otro contrayente. La fracción IX
es dispensable cuando ambos contrayentes acrediten fehacientemente haber obtenido de
institución o médico especialista, el conocimiento de los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiesten su
consentimiento para contraer matrimonio. ARTICULO 157.— Bajo el régimen de adopción,
el adoptante no puede contraer matrimonio con el adoptado o sus descendientes.
ARTICULO 159.— El tutor no puede contraer matrimonio con la persona que ha estado o
está bajo su guarda, a no ser que obtenga dispensa, la que no se le concederá por el
Presidente Municipal respectivo, sino cuando hayan sido aprobadas las cuentas de la
tutela. Esta prohibición comprende también al curador y a los descendientes de éste y del
tutor. Las uniones: matrimonio y concubinato 73 ARTICULO 160.— Si el matrimonio se
celebrare en contravención de lo dispuesto en el artículo anterior, el juez nombrará
inmediatamente un tutor interino que reciba los bienes y los administre mientras se
obtiene la dispensa. a) Parentesco. Tanto el Código Civil Federal como el Código Civil del
Distrito Federal establecen la imposibilidad de contraer matrimonio entre personas que
tengan un parentesco. b) El atentado contra la vida de alguno de los casados para
contraer matrimonio con el que quede libre. Otros impedimentos que siguen vigentes,
pero deben ser analizados a la par de los criterios de la Suprema Corte son los siguientes:
a) Violencia. Diversos códigos establecen que la violencia física y moral que se utiliza para
obtener el consentimiento de una de las partes para el matrimonio resulta una causa de
nulidad. Sin embargo, el derecho para ejercer la acción necesaria prescribe a los 60 días
del cese de la violencia. Esta regla de procedimiento dio lugar en 2012 al ADR 413/2012,
respecto a la legislación de Morelos. En el asunto, la Corte convalidó la regla, debido a que
consideró que el plazo era general, razonable y objetivo, por lo que no vulneraba el
derecho de acceso a la justicia. Valdría la pena preguntarnos si el entendimiento actual
del tema permitiría una nueva conclusión, pues la violencia familiar es un problema de tan
gran alcance en la integridad personal de las víctimas que el plazo establecido puede
hacer nugatorios sus derechos. b) Impotencia incurable para la cópula. En diversos
ordenamientos, este impedimento se contempla junto con el de padecer una enfermedad
crónica e incurable, que sea contagiosa o hereditaria y admite dispensa judicial. El
impedimento está relacionado con la idea de que la procreación es uno de los fines
esenciales del matrimonio, que fue rechazada en las sentencias que analizan la
constitucionalidad del matrimonio igualitario. c) Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria. Este impedimento está establecido
en el artículo 156 fracción IX del Código Civil de la Ciudad de México y en el 156 fracción
VIII del Federal. En Ciudad de México este requisito admite dispensa judicial cuando
quienes desean casarse logran acreditar que conocen los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiestan que de- 74
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández sean casarse. En el
amparo directo en revisión 670/202155 la Corte realizó un análisis de constitucionalidad
del requisito, en atención a que se trataba de la categoría sospechosa de salud, que podía
dar lugar a una violación al principio de igualdad y no discriminación; determinó que el
impedimento transgredía el derecho al libre desarrollo de la personalidad y afectaba la
salud mental de quienes eran sujetos de la restricción. La sentencia concluyó que la
medida es inconstitucional, dado que existen opciones menos restrictivas para garantizar
los derechos de los cónyuges, como prestar consejería en materia de salud a quienes
estén en ese supuesto. d) Discapacidad intelectual/incapacidad natural y legal. En
diversos códigos civiles del país se establece que la discapacidad intelectual por sí misma
o como causa de incapacidad legal es un impedimento para acceder al matrimonio. Esta
restricción fue analizada por la Suprema Corte en la acción de inconstitucionalidad
90/2018, en relación con el Código Civil para el Estado de Guanajuato. La Corte determinó,
por un lado, que las normas que asimilan la discapacidad con la incapacidad jurídica
resultan contrarias al derecho humano a la igualdad y al modelo social de discapacidad (p.
18). En relación con el impedimento para contraer matrimonio, el Pleno señaló que la
prohibición absoluta establecida para las personas con discapacidad intelectual de
contraer matrimonio es discriminatoria y no es susceptible de interpretación conforme,
sino que debe ser declarada inconstitucional. Lo anterior porque esa restricción es
contraria a la dignidad del ser humano y al derecho a la igualdad, pues restringir los
derechos al matrimonio y a la familia es perjudicial a las posibilidades de que la persona
con discapacidad pueda desarrollar su propio proyecto de vida en condiciones de dignidad
(p. 37). 3. Plazo para poder volver a contraer matrimonio El Código Civil Federal establece
que la mujer no puede contraer matrimonio nuevamente sino hasta pasados 300 días de
la disolución del anterior, a menos de que dentro de ese plazo dé a luz un hijo. En otros
casos, los códigos civiles establecen la obligación de practicarse una prueba de emba55
Amparo directo en revisión 670/2021, fallado el 27 de octubre de 2021. El caso se analizó
en relación con los requisitos de validez del concubinato, sin embargo, el mismo requisito
está regulado en las uniones matrimoniales. Las uniones: matrimonio y concubinato 75
razo, cuyo resultado positivo debe comunicarse al oficial del Registro Civil para que
rectifique la voluntad de las partes de contraer matrimonio.56 Esta restricción sin duda
asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que tendrían que ser analizados a
la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades establecían un plazo
mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en posibilidad
de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte estableció
que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad, pues
aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la familia,
no es idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de organización y
desarrollo de la familia que no corresponde con el principio de protección familiar
establecido en el artículo 4 constitucional. IV. El matrimonio y los bienes En este apartado
se describen algunas de las regulaciones sobre bienes del matrimonio, como los
regímenes patrimoniales y las donaciones. Otras consecuencias de estas reglas de
distribución, ya sea derivadas de la separación o de sistemas de seguridad social no
enmarcados tradicionalmente en el derecho familiar, se analizan con posterioridad. 1.
Regímenes patrimoniales Los regímenes patrimoniales del matrimonio regulan las
relaciones sobre los bienes entre cónyuges. De acuerdo con la Suprema Corte, son la
solución que el ordenamiento jurídico ofrece para responder a las necesidades del grupo
familiar originado en el matrimonio, tanto en el aspecto interno (en relación con la
contribución de cada cónyuge a las cargas familiares), como en el externo (relativo a la
responsabilidad de los cónyuges frente a terceros acreedores por las deudas familiares).
En principio, las reglas legales de cada régimen económico permiten a los cónyuges pactar
los aspectos específicos del régimen al cual se acogen, a través de las capitulaciones
matrimoniales, y cuando los cónyuges no hagan uso de la autonomía de su voluntad en el
aspecto económico referido, la ley establece las previsiones supletorias necesarias para
normarlo.57 56 Véanse, por ejemplo, artículos 155 del Código Civil de Baja California y 165
del Código Civil de Baja California Sur. 57 Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera
Sala, 13 de mayo de 2020. 76 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández A diferencia de la regulación del matrimonio, los regímenes patrimoniales no
tuvieron un gran número de cambios durante la historia. Durante la primera época del
México independiente continuó la vigencia de la normativa colonial, en la que Las Partidas
establecían un régimen de gananciales, que generaba una comunidad de bienes a partes
iguales entre los cónyuges, pero administrada en todo por el esposo.58 La vigencia de este
régimen continuó con la Ley Orgánica del Registro Civil, que hacía referencia a las
gananciales como el único régimen patrimonial aplicable al matrimonio.59
Posteriormente, el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de
1870 incorporó el régimen de separación de bienes, que permitía a los cónyuges conservar
la propiedad y la administración de los bienes que pertenecían a cada uno, lo mismo que
los frutos y accesiones de dichos bienes. En este régimen eran propios de cada uno de los
esposos los salarios, sueldos, emolumentos y ganancias obtenidos por servicios
personales, por el desempeño de un empleo, por el ejercicio de su profesión, comercio o
industria.60 Las disposiciones se replicaron en el Código de 1884, que estuvo vigente
hasta la Ley de Relaciones Familiares de 1917. La administración de los bienes en la
sociedad conyugal seguía en manos del hombre, la mujer se encontraba limitada
legalmente para participar en una buena parte de actos jurídicos y la sociedad conyugal
fue el régimen más utilizado. Con el régimen revolucionario, la Ley de Relaciones
Familiares de 1917 terminó con la sociedad legal de gananciales como el régimen
presupuesto para el matrimonio (regla subsidiaria o de default). La nueva ley estableció
que, a falta de acuerdo en contrario, cada cónyuge seguiría siendo dueño de sus bienes y
de los frutos o rendimientos que le produjeran. Dado que la ley incorporó el divorcio
vincular, este cambio de normas estaba pensado (paradójicamente) para evitar abusos
sobre los bienes de las mujeres, que podrían contraer matrimonio y ser abandonadas, con
lo que perderían la mitad de su patrimonio.61 58 Brena, Ingrid, “Los regímenes
patrimoniales del matrimonio en el siglo XIX en México”, en Bernal, Beatriz (coord.),
Memoria del IV Congreso de Historia del Derecho Mexicano, t. I, Ciudad de México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1986. 59 Ramírez, Benito, “Evolución histórica de los
regímenes patrimoniales del matrimonio en la legislación civil federal mexicana”, Revista
Mexicana de Historia del Derecho, pp. 85-112, 2018. 60 Idem. 61 Adame, Jorge, op. cit. Las
uniones: matrimonio y concubinato 77 Actualmente, la regulación jurídica del
matrimonio, también en relación con los bienes, refleja la intención de conciliar la
necesidad de garantizar el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las dos personas
contrayentes y la de someter esa autonomía a límites derivados del interés público y
social para proteger la organización y el desarrollo integral de los miembros de la familia.
En una sociedad desigual, la conclusión sobre si efectivamente ese es el impacto de la
regulación patrimonial sobre el matrimonio no es muy clara. Sobre la regulación actual,62
existen tres conceptos importantes: 1. La sociedad conyugal63 es la comunidad de bienes
entre consortes que “por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de
mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges”,64 les da derecho igual
sobre los bienes, de manera que participan por mitad en los beneficios y en las cargas y
tienen igual derecho sobre la administración de los bienes comunes. En las cuestiones
particulares sobre la sociedad son aplicables las disposiciones legales sobre copropiedad.
Esta sociedad se constituye con el objetivo de lograr el sostenimiento del hogar y cubrir
los gastos de la familia, por lo que las aportaciones de los cónyuges están destinados a
esos fines comunes, cuando no existen capitulaciones matrimoniales en contrario. 2. Por
su parte, la separación de bienes65 es el régimen en el cual cada parte mantiene su masa
patrimonial de forma independiente. Sobre este régimen, la Corte ha precisado que no
puede entenderse como una situación propia de dos personas extrañas cuyos patrimonios
se yuxtaponen y se comparan en un determinado momento. El régimen de separación de
bienes es, antes que nada, un régimen económico matrimonial y, por tanto, es un
esquema en el que los derechos de propiedad son necesariamente armonizados con la
necesidad de atender a los fines básicos e indispensables de esta institución.66 3. Las
capitulaciones matrimoniales (artículos 189 y 190 del Código Civil), como señalamos, son
los pactos que las o los consortes celebran para constituir tanto la sociedad conyugal
como la separación de bienes y reglamentar su administración. A través de un pacto,
convenio o acuerdo, que se puede modificar incluso durante la vi62 Véanse los artículos
178 a 182 Sextus del Código Civil para el Distrito Federal. 63 Véanse adicionalmente los
artículos 183 a 206 bis del mismo código. 64 Contradicción de tesis 89/96, SCJN, Primera
Sala, 28 de marzo de 2001 65 Véanse los artículos 207 a 231 del código. 66 Amparo directo
en revisión 2730/2015, SCJN, Primera Sala, 23 de noviembre de 2016. 78 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández gencia del matrimonio, las partes
deciden sobre el destino de los bienes y su libertad configurativa está limitada
únicamente por las razones establecidas en la ley, que buscan evitar acuerdos que
generen inequidad o desventaja. 2. Temas especiales sobre matrimonio y bienes a. Bienes
que integran la sociedad conyugal Un problema común en los juicios familiares es saber
qué bienes integran la sociedad conyugal. En general y para Ciudad de México, de acuerdo
con el artículo 183 del Código Civil, los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán
parte de la sociedad conyugal, salvo pacto en contrario. Sobre el tema, en 2010 la Corte
resolvió una contradicción de criterios entre tribunales de Zacatecas. Un tribunal
determinó que a falta de capitulaciones matrimoniales todos los bienes obtenidos por los
cónyuges durante el matrimonio debían considerarse parte de la sociedad, entendida
como una comunidad universal de bienes de las partes, pues ello era coherente con “la
conciencia de que el matrimonio es una unión de esfuerzo, colaboración, trabajo y fin
común, que no se distinguía en relación con los bienes”. Por su parte, otro tribunal
determinó que, a falta de capitulaciones, la determinación sobre los bienes que integran
la sociedad debía responder a las reglas generales de interpretación de los contratos, por
lo que los bienes adquiridos a título gratuito, por herencia, donación o don de la fortuna,
no forman parte del patrimonio común. Al resolver la contradicción,67 la Corte determinó
que ante la ausencia de capitulaciones matrimoniales, los bienes adquiridos por uno solo
de los cónyuges a título gratuito, por donación, herencia, legado o fortuna, no forman
parte del patrimonio común de la sociedad conyugal, sino que debía atenderse a la
regulación del sistema legal de gananciales, lo que busca alcanzar la justicia y equidad en
la distribución de la riqueza obtenida durante el matrimonio. Destaca de esta resolución
que la razón medular del régimen de gananciales es reconocer la participación, trabajo,
colaboración y esfuerzo de ambos cónyuges para la obtención de un fin común. 67
Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera Sala, 13 de mayo de 2020. Las uniones:
matrimonio y concubinato 79 b. Robo entre cónyuges Los casos en los que se ha
reclamado robo entre personas casadas también han permitido definir el alcance de los
regímenes patrimoniales y el derecho individual de los cónyuges respecto de los bienes. El
robo simple entre cónyuges68 se puede configurar incluso cuando se comete en relación
con un bien que pertenece a la sociedad conyugal, pues estos bienes están destinados a
realizar los fines comunes del matrimonio, por lo que su dominio y administración residen
en ambas partes de forma igual. El criterio fue reiterado en la acción de
inconstitucionalidad 81/2019: el matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal no
implica en automático la conformación de un solo patrimonio en el que ambos cónyuges
se vuelven propietarios de los bienes adquiridos a partir de la constitución de la sociedad.
c. Donaciones relacionadas con el matrimonio Por último, repasaremos algunos de los
criterios vigentes en relación con las donaciones en el matrimonio. Los códigos civiles
regulan un régimen de excepción para las donaciones antenupciales y entre consortes
(cónyuges) que varía en cada estado. En Ciudad de México las donaciones antenupciales y
durante el matrimonio son revocables en cualquier tiempo y sin expresión de causa, se
confirman únicamente con la muerte del donante (artículos 219 a 231 del Código Civil).69
En diversos asuntos se ha analizado si la revocación de donaciones viola el derecho a la
propiedad de la parte donataria (en los casos los bienes fueron donados por hombre a
mujeres), al no poder disponer plenamente del bien sino hasta la muerte del donatario. La
Corte ha concluido en cada caso que estas reglas específicas no violan el derecho a la
propiedad porque las donaciones entre consortes o personas que pretenden contraer
matrimonio no buscan “salvaguardar el incremento cuantitativo de riqueza de una
persona, sino la posibilidad de que, a través de los bienes respectivos, pueda realizar un
proyecto de vida”.70 68 Contradicción de tesis 46/2002, SCJN, Primera Sala, 22 de
noviembre de 2002 y 7 de febrero de 2003. 69 Algunos precedentes sobre el tema son los
ADR 3979/2018, 7808/2018, ADR 4270/2019 y ADR 2480/2019. 70 Amparo directo
31/2020, párr. 97; contradicción de tesis 268/2021. 80 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del
Carmen Treviño Fernández Este criterio también fue reiterado en los casos de revocación
ocurridos después del divorcio. A pesar de que la revocación de donaciones afecta el
proyecto de vida de quien recibe el bien y podría analizarse desde sus potenciales efectos
adversos para determinado grupo, hasta ahora las resoluciones en esta materia han
estado orientadas a establecer que las reglas de revocación no son inconstitucionales,
pues no se verifica en los casos una confrontación con los derechos humanos de las
partes. 3. El trabajo doméstico como aportación económica La división sexual del trabajo
en la familia (bajo la cual los hombres se dedican al trabajo fuera del hogar y las mujeres
al cuidado del hogar y de los hijos) y la ausencia de valoración económica del trabajo de
cuidados generaron una desventaja histórica que afecta de forma desproporcionada a las
mujeres. En reconocimiento de este problema, convenciones internacionales como la
CEDAW han establecido normas que determinan que es obligación de los Estados
garantizar la igualdad de derechos en el matrimonio para las partes, lo que implica la
necesidad de crear condiciones de igualdad en lo patrimonial y reconocer el aporte de las
labores de cuidado desempeñadas en la familia. De este modo, las reformas al Código Civil
del Distrito Federal de mayo del 2000 reconocieron que el desempeño del trabajo en el
hogar o el cuidado de los hijos es una contribución económica al sostenimiento del hogar.
Entre otros temas, el cambio legal dio lugar a la compensación económica o
indemnización. Esta figura fue replicada luego en otros códigos civiles y permite que,
incluso cuando el matrimonio no se celebró conforme al régimen de sociedad conyugal, la
parte que se dedicó a este “trabajo del hogar” tiene derecho a reclamar un porcentaje de
los bienes obtenidos durante la relación.71 Ejercicio 5.
Lo mío es mío y lo tuyo es de los dos

El matrimonio entre personas del mismo sexo: ¿qué familia(s)? Aunque los cambios en la
regulación del matrimonio fueron constantes, la reforma de 2009 en Ciudad de México,
que eliminó el requisito de que los cónyuges en un matrimonio fueran un hombre y una
mujer, iniciaría una nueva etapa en los debates sobre el matrimonio en México. Esta
discusión fue paralela a otras que antes o después comenzaron en diversas partes del
mundo. El debate sobre el matrimonio igualitario hizo aún más visible que la definición
del matrimonio civil es contingente, elegida y transformable38 y permitió verificar cómo
se construyó el matrimonio y cómo puede cambiar.39 En el mundo occidental pueden
identificarse dos direcciones que tomaron estos debates. Por un lado, algunos países
asumieron la discusión desde una postura que mantenía al matrimonio como el
paradigma del derecho de familia. En estos debates, la discusión estuvo centrada en el
valor del 36 Idem. 37 Véase, por ejemplo, amparo directo en revisión 917/2009. 38 West,
Robin, Marriage, sexuality and gender, Colorado, Paradigm Publishers, 2007. 39 Restrepo,
Esteban, “El matrimonio gay en América Latina: Entre la conformidad y la subversión”, en
Reconceptualizaciones jurídicas. El matrimonio y la violencia de género, Ciudad de
México, Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2018. 66 Isabel Lucía Rubio
Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández matrimonio por sí mismo, como un tipo de
unión que, se asume, hace a la sociedad mejor. Lo que los tribunales decidieron en estos
casos fue si las parejas del mismo sexo tenían derecho a casarse, sin que esto afectara la
figura jurídica del matrimonio. Este enfoque, caracterizado como conformista, dejó de
lado las preguntas sobre la protección que merecen otros lazos familiares que se forman
en la realidad.40 En otros, la discusión estuvo centrada en determinar si resultaba
razonable mantener la preponderancia del matrimonio como forma de integrar una
familia, lo que dio lugar a analizar el valor de otras formas de unidad familiar y el papel
del Estado en la protección de derechos individuales de quienes deseaban casarse. Esta
postura permitió reevaluar la posición legal privilegiada del matrimonio en la regulación
de los derechos de la familia y sus miembros, a partir de un estudio desde los derechos a
la igualdad y autonomía (o libre desarrollo de la personalidad en México), en conjunto con
el derecho a la dignidad.41 En este segundo supuesto se analizó si extender el matrimonio
a personas del mismo sexo era la decisión correcta, por considerar que estas parejas
debían ser tratadas de forma igual a las parejas heterosexuales. Este tipo de
razonamientos no requiere que los tribunales adopten una posición sobre la importancia
del matrimonio en sí mismo, sino que refuerza la perspectiva de los derechos individuales,
que nos lleva a preguntarnos si los beneficios planificados para parejas heterosexuales
deben ser garantizados a todas las personas en una situación similar. La discusión pasa así
del significado legal del matrimonio a la interpretación de los derechos individuales a la
igualdad y autonomía.42 En el segundo caso es en el que encuadra el enfoque adoptado
por la Suprema Corte mexicana. El 29 de diciembre de 2009 se publicó en la Gaceta Oficial
del Distrito Federal un decreto por el que se reformaron diversas disposiciones del Código
Civil y del Código de Procedimientos Civiles locales. Entre los artículos reformados se
modificó el 146, para quedar como sigue: 40 Sáez, Macarena, “Transforming family law
through same-sex marriage: lessons from (and to) the western world”, Duke Journal of
Comparative & International Law, vol. 25, 2014. Macarena Sáez menciona como parte de
esta postura diversos casos en Estados Unidos, como Skinner vs. Oklahoma, Zablocki v.
Redhail y Goodridge v. Department of Public Health. 41 Idem. 42 Idem. Las uniones:
matrimonio y concubinato 67 Artículo 146.— Matrimonio es la unión libre de dos
personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto,
igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las
formalidades que estipule el presente código. Hasta entonces, el artículo disponía que el
matrimonio debía celebrarse entre un hombre y una mujer, y agregaba que los cónyuges
tenían la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada. Cabe
mencionar que la reforma al artículo no estuvo aparejada a la modificación de las
disposiciones que regulaban la adopción en la entidad, por lo que (en principio) no existía
impedimento legal para que los matrimonios de personas del mismo sexo iniciaran estos
procedimientos. El mes siguiente a la publicación de la reforma, el entonces procurador
general de la república presentó una acción de inconstitucionalidad ante la SCJN. Se
argumentó que en México existía un “modelo ideal de familia” protegido por la
Constitución, conformado por padre, madre e hijos. Por ello, la institución idónea para
proteger ese modelo debía ser el matrimonio, que permitía la tutela de derechos y
obligaciones asociados con la reproducción, mientras que otras uniones cuyo principal
objetivo no era la reproducción podían ser protegidas mediante otras figuras jurídicas,
como el concubinato y las sociedades de convivencia. Aseguró que los miembros de la
familia “no tienen derechos individuales en cuanto integrantes de ella, sino que existe
entre ellos una vinculación recíproca de interdependencia, una subordinación a un fin
superior y una asignación de funciones dispuesta por la ley”.43 Consecuente con estos y
otros argumentos, el procurador solicitó a la Corte declarar la inconstitucionalidad de la
reforma porque las parejas del mismo sexo no se encontraban en la misma posición que
las parejas heterosexuales —dado que son incapaces para procrear de manera conjunta
—. La reforma en el Distrito Federal, añadió, generaba conflictos normativos con otras
entidades, que se verían obligadas a reconocer matrimonios entre personas del mismo
sexo. Por último, argumentó que la posibilidad de las parejas homosexuales de adoptar
implicaba un perjuicio para el interés superior de la infancia. La Corte retomó algunos
razonamientos de resoluciones anteriores sobre derechos de personas trans44 y las
resoluciones sobre divorcio incausa43 Acción de inconstitucionalidad 2/2010, SCJN, Pleno,
16 de agosto de 2010. 44 Amparo directo civil 6/2008 (relativo a los derechos de las
personas trans y al reconocimiento legal de su identidad). 68 Isabel Lucía Rubio Rufino y
Sofía del Carmen Treviño Fernández do, para realizar un análisis del problema desde el
derecho a la dignidad, asociado con el libre desarrollo de la personalidad.45 Al resolver el
caso, la SCJN sentó las bases para una completa reconfiguración del derecho de familia,
que permearía todas las resoluciones posteriores en una diversidad de temas. Las ideas
fundamentales de la sentencia son las siguientes.46 a) El matrimonio y la familia no son
conceptos estáticos ni equivalentes. A partir de los cambios verificados en la legislación, la
definición tradicional del matrimonio no es inmodificable por el legislador, especialmente
tomando en cuenta el proceso de secularización de la sociedad y del propio matrimonio.
b) El mandato de protección constitucional de artículo 4 no se limita a un modelo o
estructura familiar, sino que debe abarcar a la gran diversidad de formas como pueden
integrarse las familias, que no siempre derivan del matrimonio. La labor del legislador
debe buscar siempre arropar o acoger a todos los tipos de familia (como realidad social),
sin excepción alguna. c) El derecho al libre desarrollo de la personalidad deriva de la
dignidad humana, que protege el derecho de los individuos a elegir de forma libre y
autónoma cómo vivir su vida y que comprende, entre otros, el derecho a contraer o no
matrimonio y a la libertad reproductiva.47 d) La potencial reproducción entre cónyuges
no es un fin esencial del matrimonio. Por lo anterior, que las parejas del mismo sexo no
puedan procrear biológicamente no es una justificación razonable para excluirlas del
matrimonio. e) La orientación sexual de una persona constituye una categoría
especialmente protegida por la Constitución, de modo que deben justificarse de forma
muy robusta las distinciones basadas en esta clasificación. f) A las personas con
orientaciones sexuales diversas a la heterosexual y a parejas del mismo sexo no puede
negárseles a priori la posibilidad de adoptar, en tanto no existe ninguna evidencia que
indique 45 Sáez, Macarena, op. cit.; Vela, Estefanía, “La evolución del divorcio en clave de
derechos y libertades”, Nexos, El Juego de la Corte, 2013. Disponible en:
http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=3004. 46 Acción de inconstitucionalidad
2/2010, op.cit. 47 Ibidem, párrs. 263, 265. Las uniones: matrimonio y concubinato 69 que
es perjudicial para los niños crecer en una familia homoparental. Por el contrario, permitir
la adopción para estas parejas posibilita que los niños y niñas puedan crecer en una
familia. En posteriores resoluciones,48 la Corte sostendría que los matrimonios entre
parejas del mismo sexo no sólo son admisibles, sino que las normas que las excluyen de
uniones y establecen regímenes de “separados pero iguales”49 son discriminatorias. La
consecuencia de estos fallos no sólo garantizó a las parejas del mismo sexo el acceso al
matrimonio, sino que generó el acceso a todas las uniones familiares a un análisis desde
un enfoque de garantía de derechos de sus miembros. De manera muy importante para
toda la jurisprudencia que vendría después, lo resuelto sobre matrimonio igualitario dio
pie al estudio de la familia y del derecho de familia “como realidad social”. Como señala
Vela, “ahí donde hay una figura que regula derechos y obligaciones entre personas que
tienen un lazo de afecto y buscan su reconocimiento por parte del Estado, ahí es donde se
tiene que garantizar que el acceso a esta sea en condiciones de igualdad”.50 Ejercicio 4.
Los declaro marido y marido 1. ¿De qué manera el reconocimiento legal del matrimonio
igualitario pone en duda las premisas fundamentales de la Epístola de Melchor Ocampo?
III. Aspectos relevantes sobre la regulación actual del matrimonio en México Según la
dogmática civil tradicional, a pesar de cierto debate, el matrimonio tiende a clasificarse
como un acto jurídico. Esta categorización permitía catalogar las normas legales del
Código Civil en lo que se conoce como requisitos de existencia (o de fondo) y validez (de
forma) del matrimonio. La distinción entre este tipo de requisitos tendría como propósito
48 Véanse, por ejemplo, los amparos en revisión 581/2012, 457/2012, 567/2012 y
152/2013. 49 Ibarra, Ana y Treviño, Sofía, “Constitución y familia en México: nuevas
coordenadas”, en Ibarra, Ana y Espejo, Nicolás (eds.), La constitucionalización del derecho
de familia: perspectivas comparadas, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2020. 50 Vela, Estefanía, “Las uniones entre personas del mismo sexo”, en Martínez
Verástegui, Alejandra (coord.), Los derechos de la diversidad sexual. Un diálogo entre la
Suprema Corte, la academia y la sociedad civil, Ciudad de México, Centro de Estudios
Constitucionales, 2021. 70 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández
atribuir diferentes consecuencias jurídicas ante su falta o ausencia. No consideramos
necesario profundizar en esta metodología, pues existen múltiples descripciones
doctrinales de los códigos civiles en este sentido en otros trabajos.51 En muchos casos, la
jurisprudencia ha modificado las normas aplicables o plantea argumentos para
reconsiderar los requisitos vigentes, por lo que más bien concentraremos el estudio en la
discusión jurisprudencial. Se utilizará el código de Ciudad de México como referencia. 1.
Requisitos para contraer matrimonio Código Civil para el Distrito Federal Artículo148. Para
contraer matrimonio es necesario que ambos contrayentes hayan cumplido 18 años de
edad. Artículo 235. Son causas de nulidad de un matrimonio: I. El error acerca de la
persona con quien se contrae, cuando entendiendo un cónyuge celebrar matrimonio con
persona determinada, lo contrae con otra; II. Que el matrimonio se haya celebrado
concurriendo algunos de los impedimentos enumerados en el artículo 156; siempre que
no haya sido dispensado en los casos que así proceda; y III. Que se haya celebrado en
contravención a lo dispuesto en los artículos 97, 98, 100, 102, 103 y 148. a. Matrimonio de
personas menores de edad En la Ley de Matrimonio Civil de 1859, con el consentimiento
de los padres —específicamente del padre— un adolescente mayor de 14 años y una
adolescente mayor de 12 podían contraer matrimonio. Esta norma establecía incluso la
posibilidad de que, en casos excepcionales, se llevara a cabo un matrimonio entre
personas de menor edad. La Ley de Relaciones Familiares de 1917 estableció un mínimo
de 14 años para la mujer y 16 para el hombre que desearan casarse (la regulación fue muy
similar durante el resto del siglo XX). A pesar de la entrada en vigor de la Convención
sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y
el Registro de los Matrimonios, en 1962, fue sólo hasta esa última década en que se
tomaron acciones al respecto. Campañas interna51 Véanse, por ejemplo, Buenrostro
Báez, Rosalía y Baqueiro Rojas, Edgar, Derecho de familia, Oxford Uinversity Press, 2019,
pp. 70 y ss.; Pérez Contreras, María de Montserrat, Derecho de familia y sucesiones, 2010,
UNAM, pp. 30 y ss. Las uniones: matrimonio y concubinato 71 cionales de la ONU y
UNICEF concentraron esfuerzos para terminar con el matrimonio infantil y otras formas de
cohabitación equiparable; una de las estrategias fue la modificación de la legislación
todavía existente para subir la edad mínima para contraer matrimonio a los 18 años y
eliminar la posibilidad de excepciones o dispensas.52 En 2014 entró en vigor la Ley
General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que estableció la obligación de
las entidades federativas de fijar como edad mínima para casarse los 18 años. Sin
embargo, prevaleció en los códigos locales la posibilidad de solicitar y obtener una
dispensa judicial para casarse antes de la mayoría de edad. En 2019 entraron en vigor las
reformas al Código Civil Federal, con las que se estableció que la edad mínima para
casarse era 18 años y se eliminaron las dispensas y excepciones a esta regla.
Recientemente, la Suprema Corte estableció que las dispensas judiciales para contraer
matrimonio antes de la mayoría de edad son inconstitucionales, pues la restricción está
relacionada con la protección de la integridad de las personas menores de edad. Algunas
de las principales razones por las que la Corte ratificó que la edad mínima no puede ser
dispensada fueron que, frecuentemente, la permisión de matrimonios infantiles está
relacionada con la pobreza, pues las uniones son vistas como un medio para asegurar la
subsistencia económica de una de las partes. Además, este fenómeno está asociado con la
poca o nula educación escolar, violencia por razones de género y estereotipos sobre la
sexualidad que se agravan en situaciones de conflicto o crisis humanitaria. En números, la
Corte destacó que según la Encuesta Nacional de la Juventud 2010, 17.3% de las mujeres
entre los 20 y 24 años de edad se casaron siendo niñas, mientras que sólo 3.9% de varones
estuvo en la misma situación. Además, en 2014 había 15% de adolescentes de 15 a 19
años casadas o en unión libre.53 La Corte concluyó que la eliminación de las dispensas
para contraer matrimonio no restringe el libre desarrollo de la personalidad de las
personas menores de edad, sino que es una medida para garantizar el ejercicio de ese
derecho, al constituir una protección temporal para el disfrute de la niñez que busca
garantizar la oportunidad de desarrollarse de forma plena. El Código Civil Federal se
modificó en este sentido en 2019 y hoy los 32 estados de la Federación eliminaron las
dispensas judiciales.54 52 UNICEF, Reporte Ejecutivo, Accelerate Actions to End Child
Marriage and Early Unions in Latin America and the Caribbean, 2018. 53 Acción
inconstitucionalidad 22/2016 y amparo en revisión 1364/2017. 54 El último estado en
adoptar la modificación fue Baja California, el 14 de septiembre de 2021. 72 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández 2. Impedimentos para contraer
matrimonio Código Civil para el Distrito Federal ARTICULO 156.— Son impedimentos para
celebrar el matrimonio: I.— La falta de edad requerida por la Ley; II.— (DEROGADA, G.O.
13 DE JULIO DE 2016) III.— El parentesco de consanguinidad, sin limitación de grado en
línea recta ascendiente o descendiente. En la línea colateral igual, el impedimento se
extiende hasta los hermanos y medios hermanos. En la colateral desigual, el impedimento
se extiende solamente a los tíos y sobrinos, siempre que estén en tercer grado y no hayan
obtenido dispensa; IV.— El parentesco de afinidad en línea recta, sin limitación alguna; V.
— (DEROGADA, G.O. 5 DE ABRIL DE 2017) VI.— El atentado contra la vida de alguno de los
casados para contraer matrimonio con el que quede libre; (REFORMADA, G.O. 25 DE
MAYO DE 2000) VII.— La violencia física o moral para la celebración del matrimonio; VIII.
— La impotencia incurable para la cópula; IX.— Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria; X.— Padecer algunos de los estados
de incapacidad a que se refiere la fracción II del artículo 450; XI.— El matrimonio
subsistente con persona distinta de aquella con quien se pretenda contraer; y XII.— El
parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado, en los términos
señalados por el artículo 410-D. Son dispensables los impedimentos a que se refieren las
fracciones III, VIII y IX. En el caso de la fracción III sólo es dispensable el parentesco de
consanguinidad en línea colateral desigual. La fracción VIII es dispensable cuando la
impotencia a que se refiere, es conocida y aceptada por el otro contrayente. La fracción IX
es dispensable cuando ambos contrayentes acrediten fehacientemente haber obtenido de
institución o médico especialista, el conocimiento de los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiesten su
consentimiento para contraer matrimonio. ARTICULO 157.— Bajo el régimen de adopción,
el adoptante no puede contraer matrimonio con el adoptado o sus descendientes.
ARTICULO 159.— El tutor no puede contraer matrimonio con la persona que ha estado o
está bajo su guarda, a no ser que obtenga dispensa, la que no se le concederá por el
Presidente Municipal respectivo, sino cuando hayan sido aprobadas las cuentas de la
tutela. Esta prohibición comprende también al curador y a los descendientes de éste y del
tutor. Las uniones: matrimonio y concubinato 73 ARTICULO 160.— Si el matrimonio se
celebrare en contravención de lo dispuesto en el artículo anterior, el juez nombrará
inmediatamente un tutor interino que reciba los bienes y los administre mientras se
obtiene la dispensa. a) Parentesco. Tanto el Código Civil Federal como el Código Civil del
Distrito Federal establecen la imposibilidad de contraer matrimonio entre personas que
tengan un parentesco. b) El atentado contra la vida de alguno de los casados para
contraer matrimonio con el que quede libre. Otros impedimentos que siguen vigentes,
pero deben ser analizados a la par de los criterios de la Suprema Corte son los siguientes:
a) Violencia. Diversos códigos establecen que la violencia física y moral que se utiliza para
obtener el consentimiento de una de las partes para el matrimonio resulta una causa de
nulidad. Sin embargo, el derecho para ejercer la acción necesaria prescribe a los 60 días
del cese de la violencia. Esta regla de procedimiento dio lugar en 2012 al ADR 413/2012,
respecto a la legislación de Morelos. En el asunto, la Corte convalidó la regla, debido a que
consideró que el plazo era general, razonable y objetivo, por lo que no vulneraba el
derecho de acceso a la justicia. Valdría la pena preguntarnos si el entendimiento actual
del tema permitiría una nueva conclusión, pues la violencia familiar es un problema de tan
gran alcance en la integridad personal de las víctimas que el plazo establecido puede
hacer nugatorios sus derechos. b) Impotencia incurable para la cópula. En diversos
ordenamientos, este impedimento se contempla junto con el de padecer una enfermedad
crónica e incurable, que sea contagiosa o hereditaria y admite dispensa judicial. El
impedimento está relacionado con la idea de que la procreación es uno de los fines
esenciales del matrimonio, que fue rechazada en las sentencias que analizan la
constitucionalidad del matrimonio igualitario. c) Padecer una enfermedad crónica e
incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria. Este impedimento está establecido
en el artículo 156 fracción IX del Código Civil de la Ciudad de México y en el 156 fracción
VIII del Federal. En Ciudad de México este requisito admite dispensa judicial cuando
quienes desean casarse logran acreditar que conocen los alcances, los efectos y la
prevención de la enfermedad que sea motivo del impedimento, y manifiestan que de- 74
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández sean casarse. En el
amparo directo en revisión 670/202155 la Corte realizó un análisis de constitucionalidad
del requisito, en atención a que se trataba de la categoría sospechosa de salud, que podía
dar lugar a una violación al principio de igualdad y no discriminación; determinó que el
impedimento transgredía el derecho al libre desarrollo de la personalidad y afectaba la
salud mental de quienes eran sujetos de la restricción. La sentencia concluyó que la
medida es inconstitucional, dado que existen opciones menos restrictivas para garantizar
los derechos de los cónyuges, como prestar consejería en materia de salud a quienes
estén en ese supuesto. d) Discapacidad intelectual/incapacidad natural y legal. En
diversos códigos civiles del país se establece que la discapacidad intelectual por sí misma
o como causa de incapacidad legal es un impedimento para acceder al matrimonio. Esta
restricción fue analizada por la Suprema Corte en la acción de inconstitucionalidad
90/2018, en relación con el Código Civil para el Estado de Guanajuato. La Corte determinó,
por un lado, que las normas que asimilan la discapacidad con la incapacidad jurídica
resultan contrarias al derecho humano a la igualdad y al modelo social de discapacidad (p.
18). En relación con el impedimento para contraer matrimonio, el Pleno señaló que la
prohibición absoluta establecida para las personas con discapacidad intelectual de
contraer matrimonio es discriminatoria y no es susceptible de interpretación conforme,
sino que debe ser declarada inconstitucional. Lo anterior porque esa restricción es
contraria a la dignidad del ser humano y al derecho a la igualdad, pues restringir los
derechos al matrimonio y a la familia es perjudicial a las posibilidades de que la persona
con discapacidad pueda desarrollar su propio proyecto de vida en condiciones de dignidad
(p. 37). 3. Plazo para poder volver a contraer matrimonio El Código Civil Federal establece
que la mujer no puede contraer matrimonio nuevamente sino hasta pasados 300 días de
la disolución del anterior, a menos de que dentro de ese plazo dé a luz un hijo. En otros
casos, los códigos civiles establecen la obligación de practicarse una prueba de emba55
Amparo directo en revisión 670/2021, fallado el 27 de octubre de 2021. El caso se analizó
en relación con los requisitos de validez del concubinato, sin embargo, el mismo requisito
está regulado en las uniones matrimoniales. Las uniones: matrimonio y concubinato 75
razo, cuyo resultado positivo debe comunicarse al oficial del Registro Civil para que
rectifique la voluntad de las partes de contraer matrimonio.56 Esta restricción sin duda
asume estereotipos sobre la maternidad y las mujeres, que tendrían que ser analizados a
la luz del derecho a la igualdad. Por otro lado, algunas entidades establecían un plazo
mínimo de un año sin distinción de sexo después de un divorcio para estar en posibilidad
de casarse nuevamente. En la acción de inconstitucionalidad 113/2018, la Corte estableció
que ese requisito es contrario al derecho al libre desarrollo de la personalidad, pues
aunque está relacionado con la necesidad de proteger el orden y desarrollo de la familia,
no es idóneo. Establecer el plazo de forma arbitraria impone un modelo de organización y
desarrollo de la familia que no corresponde con el principio de protección familiar
establecido en el artículo 4 constitucional. IV. El matrimonio y los bienes En este apartado
se describen algunas de las regulaciones sobre bienes del matrimonio, como los
regímenes patrimoniales y las donaciones. Otras consecuencias de estas reglas de
distribución, ya sea derivadas de la separación o de sistemas de seguridad social no
enmarcados tradicionalmente en el derecho familiar, se analizan con posterioridad. 1.
Regímenes patrimoniales Los regímenes patrimoniales del matrimonio regulan las
relaciones sobre los bienes entre cónyuges. De acuerdo con la Suprema Corte, son la
solución que el ordenamiento jurídico ofrece para responder a las necesidades del grupo
familiar originado en el matrimonio, tanto en el aspecto interno (en relación con la
contribución de cada cónyuge a las cargas familiares), como en el externo (relativo a la
responsabilidad de los cónyuges frente a terceros acreedores por las deudas familiares).
En principio, las reglas legales de cada régimen económico permiten a los cónyuges pactar
los aspectos específicos del régimen al cual se acogen, a través de las capitulaciones
matrimoniales, y cuando los cónyuges no hagan uso de la autonomía de su voluntad en el
aspecto económico referido, la ley establece las previsiones supletorias necesarias para
normarlo.57 56 Véanse, por ejemplo, artículos 155 del Código Civil de Baja California y 165
del Código Civil de Baja California Sur. 57 Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera
Sala, 13 de mayo de 2020. 76 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño
Fernández A diferencia de la regulación del matrimonio, los regímenes patrimoniales no
tuvieron un gran número de cambios durante la historia. Durante la primera época del
México independiente continuó la vigencia de la normativa colonial, en la que Las Partidas
establecían un régimen de gananciales, que generaba una comunidad de bienes a partes
iguales entre los cónyuges, pero administrada en todo por el esposo.58 La vigencia de este
régimen continuó con la Ley Orgánica del Registro Civil, que hacía referencia a las
gananciales como el único régimen patrimonial aplicable al matrimonio.59
Posteriormente, el Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de
1870 incorporó el régimen de separación de bienes, que permitía a los cónyuges conservar
la propiedad y la administración de los bienes que pertenecían a cada uno, lo mismo que
los frutos y accesiones de dichos bienes. En este régimen eran propios de cada uno de los
esposos los salarios, sueldos, emolumentos y ganancias obtenidos por servicios
personales, por el desempeño de un empleo, por el ejercicio de su profesión, comercio o
industria.60 Las disposiciones se replicaron en el Código de 1884, que estuvo vigente
hasta la Ley de Relaciones Familiares de 1917. La administración de los bienes en la
sociedad conyugal seguía en manos del hombre, la mujer se encontraba limitada
legalmente para participar en una buena parte de actos jurídicos y la sociedad conyugal
fue el régimen más utilizado. Con el régimen revolucionario, la Ley de Relaciones
Familiares de 1917 terminó con la sociedad legal de gananciales como el régimen
presupuesto para el matrimonio (regla subsidiaria o de default). La nueva ley estableció
que, a falta de acuerdo en contrario, cada cónyuge seguiría siendo dueño de sus bienes y
de los frutos o rendimientos que le produjeran. Dado que la ley incorporó el divorcio
vincular, este cambio de normas estaba pensado (paradójicamente) para evitar abusos
sobre los bienes de las mujeres, que podrían contraer matrimonio y ser abandonadas, con
lo que perderían la mitad de su patrimonio.61 58 Brena, Ingrid, “Los regímenes
patrimoniales del matrimonio en el siglo XIX en México”, en Bernal, Beatriz (coord.),
Memoria del IV Congreso de Historia del Derecho Mexicano, t. I, Ciudad de México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1986. 59 Ramírez, Benito, “Evolución histórica de los
regímenes patrimoniales del matrimonio en la legislación civil federal mexicana”, Revista
Mexicana de Historia del Derecho, pp. 85-112, 2018. 60 Idem. 61 Adame, Jorge, op. cit. Las
uniones: matrimonio y concubinato 77 Actualmente, la regulación jurídica del
matrimonio, también en relación con los bienes, refleja la intención de conciliar la
necesidad de garantizar el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las dos personas
contrayentes y la de someter esa autonomía a límites derivados del interés público y
social para proteger la organización y el desarrollo integral de los miembros de la familia.
En una sociedad desigual, la conclusión sobre si efectivamente ese es el impacto de la
regulación patrimonial sobre el matrimonio no es muy clara. Sobre la regulación actual,62
existen tres conceptos importantes: 1. La sociedad conyugal63 es la comunidad de bienes
entre consortes que “por principios de equidad y justicia, consecuentes con la situación de
mutua colaboración y esfuerzos que vinculan a los cónyuges”,64 les da derecho igual
sobre los bienes, de manera que participan por mitad en los beneficios y en las cargas y
tienen igual derecho sobre la administración de los bienes comunes. En las cuestiones
particulares sobre la sociedad son aplicables las disposiciones legales sobre copropiedad.
Esta sociedad se constituye con el objetivo de lograr el sostenimiento del hogar y cubrir
los gastos de la familia, por lo que las aportaciones de los cónyuges están destinados a
esos fines comunes, cuando no existen capitulaciones matrimoniales en contrario. 2. Por
su parte, la separación de bienes65 es el régimen en el cual cada parte mantiene su masa
patrimonial de forma independiente. Sobre este régimen, la Corte ha precisado que no
puede entenderse como una situación propia de dos personas extrañas cuyos patrimonios
se yuxtaponen y se comparan en un determinado momento. El régimen de separación de
bienes es, antes que nada, un régimen económico matrimonial y, por tanto, es un
esquema en el que los derechos de propiedad son necesariamente armonizados con la
necesidad de atender a los fines básicos e indispensables de esta institución.66 3. Las
capitulaciones matrimoniales (artículos 189 y 190 del Código Civil), como señalamos, son
los pactos que las o los consortes celebran para constituir tanto la sociedad conyugal
como la separación de bienes y reglamentar su administración. A través de un pacto,
convenio o acuerdo, que se puede modificar incluso durante la vi62 Véanse los artículos
178 a 182 Sextus del Código Civil para el Distrito Federal. 63 Véanse adicionalmente los
artículos 183 a 206 bis del mismo código. 64 Contradicción de tesis 89/96, SCJN, Primera
Sala, 28 de marzo de 2001 65 Véanse los artículos 207 a 231 del código. 66 Amparo directo
en revisión 2730/2015, SCJN, Primera Sala, 23 de noviembre de 2016. 78 Isabel Lucía
Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández gencia del matrimonio, las partes
deciden sobre el destino de los bienes y su libertad configurativa está limitada
únicamente por las razones establecidas en la ley, que buscan evitar acuerdos que
generen inequidad o desventaja. 2. Temas especiales sobre matrimonio y bienes a. Bienes
que integran la sociedad conyugal Un problema común en los juicios familiares es saber
qué bienes integran la sociedad conyugal. En general y para Ciudad de México, de acuerdo
con el artículo 183 del Código Civil, los bienes adquiridos durante el matrimonio formarán
parte de la sociedad conyugal, salvo pacto en contrario. Sobre el tema, en 2010 la Corte
resolvió una contradicción de criterios entre tribunales de Zacatecas. Un tribunal
determinó que a falta de capitulaciones matrimoniales todos los bienes obtenidos por los
cónyuges durante el matrimonio debían considerarse parte de la sociedad, entendida
como una comunidad universal de bienes de las partes, pues ello era coherente con “la
conciencia de que el matrimonio es una unión de esfuerzo, colaboración, trabajo y fin
común, que no se distinguía en relación con los bienes”. Por su parte, otro tribunal
determinó que, a falta de capitulaciones, la determinación sobre los bienes que integran
la sociedad debía responder a las reglas generales de interpretación de los contratos, por
lo que los bienes adquiridos a título gratuito, por herencia, donación o don de la fortuna,
no forman parte del patrimonio común. Al resolver la contradicción,67 la Corte determinó
que ante la ausencia de capitulaciones matrimoniales, los bienes adquiridos por uno solo
de los cónyuges a título gratuito, por donación, herencia, legado o fortuna, no forman
parte del patrimonio común de la sociedad conyugal, sino que debía atenderse a la
regulación del sistema legal de gananciales, lo que busca alcanzar la justicia y equidad en
la distribución de la riqueza obtenida durante el matrimonio. Destaca de esta resolución
que la razón medular del régimen de gananciales es reconocer la participación, trabajo,
colaboración y esfuerzo de ambos cónyuges para la obtención de un fin común. 67
Contradicción de tesis 474/2019, SCJN, Primera Sala, 13 de mayo de 2020. Las uniones:
matrimonio y concubinato 79 b. Robo entre cónyuges Los casos en los que se ha
reclamado robo entre personas casadas también han permitido definir el alcance de los
regímenes patrimoniales y el derecho individual de los cónyuges respecto de los bienes. El
robo simple entre cónyuges68 se puede configurar incluso cuando se comete en relación
con un bien que pertenece a la sociedad conyugal, pues estos bienes están destinados a
realizar los fines comunes del matrimonio, por lo que su dominio y administración residen
en ambas partes de forma igual. El criterio fue reiterado en la acción de
inconstitucionalidad 81/2019: el matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal no
implica en automático la conformación de un solo patrimonio en el que ambos cónyuges
se vuelven propietarios de los bienes adquiridos a partir de la constitución de la sociedad.
c. Donaciones relacionadas con el matrimonio Por último, repasaremos algunos de los
criterios vigentes en relación con las donaciones en el matrimonio. Los códigos civiles
regulan un régimen de excepción para las donaciones antenupciales y entre consortes
(cónyuges) que varía en cada estado. En Ciudad de México las donaciones antenupciales y
durante el matrimonio son revocables en cualquier tiempo y sin expresión de causa, se
confirman únicamente con la muerte del donante (artículos 219 a 231 del Código Civil).69
En diversos asuntos se ha analizado si la revocación de donaciones viola el derecho a la
propiedad de la parte donataria (en los casos los bienes fueron donados por hombre a
mujeres), al no poder disponer plenamente del bien sino hasta la muerte del donatario. La
Corte ha concluido en cada caso que estas reglas específicas no violan el derecho a la
propiedad porque las donaciones entre consortes o personas que pretenden contraer
matrimonio no buscan “salvaguardar el incremento cuantitativo de riqueza de una
persona, sino la posibilidad de que, a través de los bienes respectivos, pueda realizar un
proyecto de vida”.70 68 Contradicción de tesis 46/2002, SCJN, Primera Sala, 22 de
noviembre de 2002 y 7 de febrero de 2003. 69 Algunos precedentes sobre el tema son los
ADR 3979/2018, 7808/2018, ADR 4270/2019 y ADR 2480/2019. 70 Amparo directo
31/2020, párr. 97; contradicción de tesis 268/2021. 80 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del
Carmen Treviño Fernández Este criterio también fue reiterado en los casos de revocación
ocurridos después del divorcio. A pesar de que la revocación de donaciones afecta el
proyecto de vida de quien recibe el bien y podría analizarse desde sus potenciales efectos
adversos para determinado grupo, hasta ahora las resoluciones en esta materia han
estado orientadas a establecer que las reglas de revocación no son inconstitucionales,
pues no se verifica en los casos una confrontación con los derechos humanos de las
partes. 3. El trabajo doméstico como aportación económica La división sexual del trabajo
en la familia (bajo la cual los hombres se dedican al trabajo fuera del hogar y las mujeres
al cuidado del hogar y de los hijos) y la ausencia de valoración económica del trabajo de
cuidados generaron una desventaja histórica que afecta de forma desproporcionada a las
mujeres. En reconocimiento de este problema, convenciones internacionales como la
CEDAW han establecido normas que determinan que es obligación de los Estados
garantizar la igualdad de derechos en el matrimonio para las partes, lo que implica la
necesidad de crear condiciones de igualdad en lo patrimonial y reconocer el aporte de las
labores de cuidado desempeñadas en la familia. De este modo, las reformas al Código Civil
del Distrito Federal de mayo del 2000 reconocieron que el desempeño del trabajo en el
hogar o el cuidado de los hijos es una contribución económica al sostenimiento del hogar.
Entre otros temas, el cambio legal dio lugar a la compensación económica o
indemnización. Esta figura fue replicada luego en otros códigos civiles y permite que,
incluso cuando el matrimonio no se celebró conforme al régimen de sociedad conyugal, la
parte que se dedicó a este “trabajo del hogar” tiene derecho a reclamar un porcentaje de
los bienes obtenidos durante la relación.71 Ejercicio 5. Lo mío es mío y lo tuyo es de los
dos 1. Compara las reglas patrimoniales del matrimonio de México con otros países del
mundo. ¿Cuál es la regla subsidiaria (o de default) ante la falta de convenio expreso entre
las partes? 2. ¿A quién beneficia y a quién perjudican la regla de default? ¿Qué principios
están detrás de reconocer la voluntad de las partes en la determinación de sus bienes?
¿Qué principios estarían detrás de reconocer la sociedad conyugal como la regla de
default? 71 La compensación económica es abordada en otro capítulo de esta obra. Las
uniones: matrimonio y concubinato 81 3. ¿Cuál es la justifi cación para considerar que la
donaciones entre cónyuges son revocables? ¿Cómo se relaciona la revocabilidad de las
donaciones con la “excepcionalidad del derecho de familia” analizada en la introducción a
este libro?¿Estás de acuerdo con las resoluciones de la Corte que sostienen que es
constitucional la revocabilidad de las donaciones entre cónyuges/consortes? ¿Bajo qué
otros principios o derechos constitucionales podría analizarse esta fi gura? D.
CONCUBINATO: EL “OTRO MEDIO” PARA FORMAR UNA FAMILIA Como mencionamos al
inicio de la sección anterior, las dinámicas para conformar una familia han estado siempre
en cambio. Resalta que mientras el número de matrimonios que se celebra y que
prevalece va en decremento, el número de uniones en concubinato, comúnmente
llamadas unión libre, ha aumentado con el tiempo. Las estadísticas de nupcialidad del
INEGI muestran un aumento de casi tres puntos de personas que viven en este tipo de
unión. Antes de exponer cuestiones sobre la regulación de esta unión, es conveniente
repasar la historia de su reconocimiento en el derecho mexicano. Cuadro 2. Nupcialidad
en México 2015-2020 Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),
Nupcialidad, 2020. 82 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández I.
¿Quién determina cuál es “la forma moral de fundar una familia”? La historia del
concubinato en México está marcada por ser un tipo de unión con menor reconocimiento
jurídico que el matrimonio. En la sección anterior desarrollamos cómo el matrimonio,
legislado en gran medida a la luz de los cánones de la Iglesia católica, se configuró no sólo
como la mejor opción, sino como la única alternativa que merecía reconocimiento por
parte de las autoridades para formar una familia, aun cuando no necesariamente era el
tipo de unión más recurrida entre la población. En este sentido, algunos estudios
históricos apuntan, por ejemplo, a que la proporción de nacimientos fuera del matrimonio
durante la época colonial alcanzó 60%.72 Como describimos antes, los motivos para
casarse no siempre estuvieron relacionados con los sentimientos y proyectos de vida de
las personas contrayentes. En la Nueva España, la implantación del matrimonio como la
unión legitimada por el Estado y la religión estuvo asociada al trasfondo español, la Iglesia
católica y las Leyes de Indias con respecto a la herencia y los derechos de propiedad. Raza,
clase y matrimonio en la Nueva España: estado actual del debate Elizabeth Anne
Kuznesof73 La nueva colonia española también estuvo sometida a los decretos del
Concilio de Trento, que asumió una postura enérgica en contra del concubinato al
considerar pecaminosa y emprender acción contra la cohabitación entre personas que no
tuviesen impedimento de casarse. Además, la legitimación de uniones también estaba
relacionada con una política orientada a preservar las castas; aunque el matrimonio entre
nativos y españoles era legítimo, por ejemplo, “la corona se mostró desfavorable a las
uniones entre españoles y africanos o castas, y se opuso resueltamente a los matrimonios
entre indios y africanos o mulatos”. En lo tocante a los matrimonios entre indios y negros
o multados, la Audiencia de México recomendó que “se dieran órdenes especiales a los
curas párrocos para que, en caso de que algún indio deseara contraer matrimonio con una
persona perteneciente a estas castas, él y sus padres ... recibieran una advertencia y una
explicación del grave daño ... que tales uniones les causaran a ellos, a sus familias y
pueblos, además de hacer que sus descendientes fueran incapaces de ocupar un cargo
municipal de honor en que se permite servir sólo a los indios de raza pura”. 72 Kuznesof,
Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: Estado actual del debate”,
en Familias novohispanas, siglos XVI al XIX, 1991. 73 Lo siguiente se transcribe de
Kuznesof, Elizabeth Anne, “Raza, clase y matrimonio en la Nueva España: Estado actual
del debate”, en Familias novohispanas, siglos XVI al XIX, 1991. Las uniones: matrimonio y
concubinato 83 Parte de la actitud hacia los matrimonios interraciales y hacia los retoños
de las uniones interraciales era resultado del concepto de “limpieza de sangre” que había
cobrado reciente importancia en España después del siglo xvm, y que, con el tiempo,
también adquirió importancia en las colonias españolas. Esta idea sugería que las castas
necesariamente eran de personas menos dignas y menos decentes que los españoles de
sangre pura. La corona siguió, en adelante, una política de “separación de las razas”, a la
vez para mantener a los españoles limpios de sangre oscura y para proteger a los indios de
la influencia maligna y nociva de las castas. Tales ideas acabaron por ser incorporadas en
varios tipos de legislación, e impedían a las castas ingresar en ciertas ocupaciones o
escuelas. De esta forma, la historia del concubinato y su legislación no pueden entenderse
lejos del carácter irregular y perseguido que tuvo durante muchos años y que generó
consecuencias negativas concretas en los derechos de las personas, especialmente de
niñas y niños nacidos en este tipo de relaciones, y en los efectos patrimoniales de las
uniones. Al mismo tiempo, la regulación también tuvo su impacto en cuanto a las políticas
raciales y de clase de la época, al ser una herramienta mediante la que se regulaba la
posibilidad o no de acceder a determinados beneficios derivados de las relaciones
familiares. Los efectos legales del concubinato fueron reconocidos y regulados sólo hasta
la emisión del Código Civil para el Distrito Federal de 1928.74 La necesidad de su
regulación fue atribuida principalmente a la prevalencia de este tipo de uniones entre la
población; sin embargo, el reconocimiento de efectos se materializó principalmente con el
objetivo de garantizar protección a hijos e hijas producto de tales uniones, aunque siguió
considerándose al matrimonio como la forma legal y moral de formar una familia.75 La
admisión del concubinato como una forma de constituir una familia ganó
progresivamente efectos legales al reformarse el artículo 1635 en 1983, que reconoció el
derecho del concubino a heredar (que antes correspondía únicamente a la mujer).
Posteriormente, en 1983 se admitió que el concubino y la concubina tendrían en la
sucesión legítima los mismos derechos que los esposos. La postura de equiparar
progresivamente los derechos en el concubinato a los obtenidos con el matrimonio tuvo
continuidad en las siguientes reformas, por lo que en 1997 la legislación sobre violencia 74
Adame, Jorge, op. cit. 75 Adame, Ángel, “La génesis del Código Civil de 1928”, en
Domínguez, Jorge y Sánchez, José, 80 años de vigencia del Código Civil para el Distrito
Federal, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2009. 84 Isabel
Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández familiar reconoció que se
trataba de hechos que también podían darse en el concubinato.76 Por su parte, el
reconocimiento de derechos entre concubinos no fue idéntico al de hijos e hijas
procreados en el concubinato. La Ley de Relaciones Familiares de 1917 eliminó la
diferencia entre hijos “naturales” (nacidos fuera del matrimonio) y “espurios” (resultado
de uniones de personas que no podían casarse entre sí). Sin embargo, la distinción entre
hijos “legítimos” (nacidos en el matrimonio) e hijos “naturales” prevaleció hasta el Código
de 1928, en el que fue eliminada y los derechos fueron igualados. Esta tendencia
igualadora se consolidó con la reforma del año 2000. De acuerdo con Sosa, en ese
momento el concubinato “pasó de ser una peculiaridad atípica tolerada por el legislador y
regulada de manera incidental a convertirse en un auténtico equivalente del matrimonio”.
Esta reforma estableció derechos alimentarios y el reconocimiento general de la
aplicabilidad de todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia a este tipo de
uniones.77 II. Requisitos para la configuración del concubinato en la regulación vigente
Luego de la etapa de prohibición y condena, el concubinato se reconoce hoy como un tipo
de unión autónoma. Sin embargo, a pesar de estar diferenciada del matrimonio, los
requisitos sobre los que fue construido su reconocimiento no se encuentran alejados de la
misma lógica que esa institución que, como señalamos, está íntimamente ligada con
determinados preceptos religiosos. Código Civil para el Distrito Federal CAPITULO XI Del
concubinato (REFORMADO, G.O. 29 DE DICIEMBRE DE 2009) ARTICULO 291 Bis.— Las
concubinas y los concubinos tienen derechos y obligaciones recíprocos, siempre que sin
impedimentos legales para contraer matrimonio, han vivido en común en forma
constante y permanente por un período mínimo de dos años que precedan
inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que alude este capítulo.
76 Adame, Jorge, op. cit. 77 Sosa, Fernando, El concubinato y su dimensión patrimonial.
Evolución y perspectivas, México, Tirant Lo Blanch, 2021. Las uniones: matrimonio y
concubinato 85 No es necesario el transcurso del período mencionado cuando, reunidos
los demás requisitos, tengan un hijo en común. Si con una misma persona se establecen
varias uniones del tipo antes descrito, en ninguna se reputará concubinato. Quien haya
actuado de buena fe podrá demandar del otro, una indemnización por daños y perjuicios.
(ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) Los Jueces del Registro Civil podrán recibir
declaraciones con relación a existencia o cesación de concubinato, existencia o cesación
de cohabitación y otros hechos relativos a relaciones de pareja que no constituyan
modificaciones al estado civil, y que las personas deseen hacer constar, ante el referido
Juez del Registro Civil. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) Los Jueces del
Registro Civil harán constar por escrito y en los formatos que al efecto se aprueben, las
declaraciones emitidas por las personas que acudan a formular las mismas. Estos
formatos serán conservados por la Dirección General del Registro Civil y se podrán expedir
constancias de las mismas, las cuales sólo acreditan el hecho de la comparecencia y de
haber emitido las declaraciones en ella contenidas. Las constancias emitidas por Dirección
General del Registro Civil en los términos del presente artículo no constituyen
modificaciones al estado civil de las personas, circunstancia que se asentará en los
formatos respectivos. (ADICIONADO, G.O. 31 DE OCTUBRE DE 2014) En caso de que,
mediante las declaraciones se pretenda hacer constar actos que pudieran constituir un
ilícito o una modificación al estado civil de las personas, el Juez del Registro Civil podrá
negar el servicio, fundando y motivando su negativa. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE
2000) ARTICULO 291 Ter.— Regirán al concubinato todos los derechos y obligaciones
inherentes a la familia, en lo que le fueren aplicables. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE
2000) ARTICULO 291 Quáter.— El concubinato genera entre los concubinos derechos
alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás derechos y obligaciones
reconocidos en este código o en otras leyes. (ADICIONADO, G.O. 25 DE MAYO DE 2000)
ARTICULO 291 Quintus.— Al cesar la convivencia, la concubina o el concubinario que
carezca de ingresos o bienes suficientes para su sostenimiento, tiene derecho a una
pensión alimenticia por un tiempo igual al que haya durado el concubinato. No podrá
reclamar alimentos quien haya demostrado ingratitud, o viva en concubinato o contraiga
matrimonio. El derecho que otorga este artículo podrá ejercitarse solo durante el año
siguiente a la cesación del concubinato. Como puede observarse de la regulación vigente
en el Código Civil para el Distrito Federal, los requisitos fundamentales para la
configuración del matrimonio son: a) No tener impedimentos legales para contraer
matrimonio. 86 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández b)
Cohabitación constante y permanente por un periodo mínimo de dos años previos
inmediatos o un hijo en común. Como el mismo artículo destaca, la configuración de una
relación de este tipo es excluyente del reconocimiento de otras y, como en el matrimonio,
la buena fe de las partes es considerada para efectos de daños y perjuicios. Al ser una
relación de hecho, cuya configuración permite pero no depende de un reconocimiento
oficial, diversos problemas jurídicos se relacionan con sus características. El Código regula
la posibilidad de recibir declaraciones voluntarias sobre la existencia o término de estas
relaciones, que no afecta el estado civil de las personas declarantes. La constancia de
declaración de cesación o de existencia del concubinato está regulada en el Reglamento
del Registro Civil del Distrito Civil, cuyo artículo 40 bis establece que la comparecencia de
las concubinas y los concubinos únicamente acredita ese hecho y haber emitido las
declaraciones contenidas en la declaración, y establece los requisitos documentales que la
pareja debe presentar. Reglamento del Registro Civil del Distrito Federal Artículo 40 bis.—
El Juez hará constar por escrito las declaraciones de las y los concubinos, en términos de lo
establecido en el artículo 291 bis del Código Civil del Distrito Federal, emitidas por las
personas que acudan a formular las mismas; pudiendo expedirse constancias de dichas
declaraciones, las cuales sólo acreditan el hecho de la comparecencia y de haber emitido
las declaraciones en ella contenidas. Las constancias emitidas no constituyen modificación
del estado civil de las personas. Para la Constancia de declaración de existencia de
concubinato, los solicitantes deberán añadir a su solicitud:  1. Original y copia de
identificación oficial de ambos; 2. Copia certificada, de reciente expedición, y copia simple
de acta de nacimiento de los concubinos; 3. Copia certificada, de reciente expedición, y
copia simple de acta de nacimiento de los hijos, en caso de haberlos; 4. Original y copia de
comprobante del domicilio en el que habitan, y 5. Original y copia de constancia de
inexistencia matrimonio de ambos, no mayor a tres meses. Para la Constancia de
declaración de cesación de concubinato, los solicitantes deberán añadir a su solicitud: 1.
Original y copia de identificación oficial de ambos; 2. Copia certificada, de reciente
expedición y copia simple de acta de nacimiento de los concubinos; 3. Copia certificada,
de reciente expedición, y copia simple de acta de nacimien- Las uniones: matrimonio y
concubinato 87 to de los hijos, en caso de haberlos, y 4. Original y copia de comprobante
del domicilio en el que habitan. En caso de que, mediante las declaraciones se pretenda
hacer constar actos que pudieran constituir un ilícito o una modificación al estado civil de
las personas, el Juez del Registro Civil podrá negar el servicio, fundando y motivando su
negativa. Sobre esta constancia conviene tener en cuenta que en la contradicción de tesis
163/2007 la Primera Sala reafirmó que se trata de una diligencia voluntaria, que no puede
exigirse para el reconocimiento de derechos como los alimentarios ni para el
establecimiento de medidas provisionales para el aseguramiento de esos derechos; en ese
asunto, la Suprema Corte estableció que exigir tal constancia implicaría establecer un
sistema asimétrico entre los juicios que enfrentan las personas casadas y las que vivieron
en concubinato, contrario al derecho a la igualdad. Por su parte, los artículos 291 ter,
quáter y quintus dan cuenta de la equiparación de derechos mencionada previamente.
Existe un reconocimiento formal de derechos sucesorios y alimentarios equiparables a los
obtenidos con el matrimonio, sin embargo, en la práctica los problemas en torno a la
exigencia de esos derechos están frecuentemente ligados con la necesidad de
comprobación de una relación y con muchos otros supuestos en que la vida cotidiana se
desarrolla. Tal como en el matrimonio, los requisitos para su configuración han sido
puestos bajo la lupa en diversos asuntos de la Suprema Corte que, a la luz del nuevo
paradigma del derecho de familia y del derecho a la igualdad, ha dado pie a
razonamientos novedosos. 1. Libre de impedimentos para contraer matrimonio En
relación con el requisito de estar libre de impedimentos para contraer matrimonio,
destaca el amparo directo en revisión 230/2014. En el caso, una mujer con diagnóstico de
cáncer demandó el pago de alimentos del hombre con el que estuvo unida en una relación
de pareja durante 40 años. El señor se negó al pago y argumentó que la señora no tenía
derecho a pedirlo, dado que entre ellos no se había configurado una relación de
concubinato porque durante su relación él estaba casado con otra persona. La cuestión
era determinar si el requisito de estar libre de impedimentos para contraer matrimonio se
constituía como un impedimento para configurar concubinato y, con él, los derechos
inherentes a esta relación, como los alimentos. En el caso, la Sala consideró que las
familias constituidas por parejas de hecho que conviven de manera constante y estable,
con base en 88 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández vínculos de
solidaridad, afectividad y ayuda mutua, también son sujetos del derecho constitucional a
la protección familiar, por lo que las personas que integren uniones familiares que
actualizan estas características tienen derecho a beneficiarse de las protecciones mínimas
que prevé el derecho de familia, como son las obligaciones alimentarias. Es decir, la
resolución soslayó el cumplimiento de los requisitos formales con el fin de preservar el
derecho a la igualdad y la protección familiar. Un caso similar fue resuelto en el amparo
directo en revisión 3727/2018, relativo también a derechos alimentarios en una relación
de pareja en que la persona demandada estaba unida en matrimonio a otra persona. En
este asunto las consideraciones de la Corte estuvieron particularmente orientadas al
análisis de la libertad configurativa del legislador, sobre la que señaló que el
establecimiento de requisitos como estar libre de matrimonio no encuentra una
justificación constitucional, sino que deja en desprotección a los núcleos familiares
formados al margen de estas reglas. De esta forma, también reconoció que el matrimonio
y el concubinato pueden coexistir y que la ley no puede privilegiar un modo de
convivencia sobre otro. El mismo argumento de protección familiar fue fundamental en el
reconocimiento de parejas del mismo sexo de acceder al concubinato, que fue estudiado
en los amparos en revisión 48/2016, 1127/2015, 582/2016, entre otros. 2. Cohabitación
constante y permanente El segundo requisito, relativo a la cohabitación constante y
permanente por un periodo mínimo previo, también ha sido motivo de análisis por parte
de la Corte. La regla de dos años se encuentra vigente en la legislación de Ciudad de
México, sin embargo, es un periodo que puede variar entre las legislaciones locales y cuya
fijación fue analizada por la Primera Sala en el ADR 1766/2021. En el caso, luego de la
muerte de su concubino una mujer demandó el reconocimiento de su carácter de
concubina y el pago proporcional de la pensión alimentaria correspondiente. La solicitud
fue negada dado que la legislación del estado de Jalisco establece un plazo mínimo de
cinco años para la configuración del concubinato, por lo que la demandante planteó en su
recurso de revisión la inconstitucionalidad de las disposiciones aplicadas. La Primera Sala
concluyó que resulta contrario al principio de protección integral de la familia negar el
reconocimiento de un concubinato únicamente con base en el incumplimiento del plazo
prescrito por el legislador, Las uniones: matrimonio y concubinato 89 pues la aplicación de
esta regla sería excluyente de aquellas parejas que emprenden un proyecto de vida
común, fundado en la afectividad, el consentimiento y la solidaridad con la finalidad de
convivir de forma estable, pero que no alcanzan a satisfacer el requisito de temporalidad.
De esta forma, estableció que la temporalidad puede ser una condición suficiente, pero no
necesaria para acreditar el concubinato y que se debe adoptar un modelo flexible e
idóneo para la acreditación de estas uniones, capaz de garantizar la protección de las
estructuras familiares que no se ajustan a una visión estricta y limitante, pero que son
igualmente merecedoras de protección legal y constitucional. 3. Elementos del
concubinato La construcción jurisprudencial del concubinato en general destaca tres
elementos como los básicos para identificar una relación como concubinato: a)
estabilidad, b) afectividad, c) solidaridad y ayuda mutua.78 Según el último criterio de la
SCJN, los tribunales pueden tomar en cuenta como el punto de partida para determinar la
existencia del concubinato lo siguiente: a. El nivel de compromiso mutuo; b. La existencia
de una relación estable de carácter sentimental entre las partes; c. La existencia de un
domicilio común, su naturaleza y alcance; d. Las relaciones de dependencia económica
que puedan existir entre las partes; e. La conformación de un patrimonio común;79 f. Los
aspectos públicos de la relación; g. Las contribuciones pecuniarias o de otro tipo
realizadas por las partes; h. El posible perjuicio de las partes en caso de negarse la
declaratoria;80 78 Amparo directo en revisión 1766/2021, SCJN, Primera Sala, 18 de mayo
de 2022. 79 Sobre el punto se precisó que “la juzgadora o el juzgador debe ir más allá de
los elementos formales como, por ejemplo, la existencia de títulos de propiedad o
antecedentes registrales, privilegiando la intención común de las partes al momento de
adquirir, conservar o mejorar dicho patrimonio.” 80 Aquí se aclaró que “la juzgadora o el
juzgador debe incorporar elementos como los costos de oportunidad, capacidad
económica y cualquier otro que resulte relevante dentro de este contexto.” 90 Isabel
Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández i. Cualquier otro elemento que
permita al tribunal discernir la existencia de elementos de solidaridad, afectividad y ayuda
mutua entre las partes. El precedente es enfático en precisar que es una lista enumerativa
y no limitativa, esto es, puede haber otros factores, y añade que ninguno de dichos
indicios es indispensable ni posee mayor relevancia que los demás. Se concluye que tanto
las legislaturas como los tribunales se encuentran en libertad de incorporar elementos
adicionales, con la única condición de que éstos no tengan por efecto excluir o privilegiar
indebidamente a uno o más modelos particulares de familia. III. El concubinato y los
bienes A diferencia de otros temas, en relación con los derechos patrimoniales la
asimilación del concubinato y el matrimonio ha recibido mayor reticencia.81 Aunque
existe diversidad en las legislaciones familiares82 sobre cómo se regulan los bienes al
concluir el concubinato, muchas no establecen un régimen patrimonial supletorio, como
en el caso del matrimonio. En general, se ha reconocido el derecho de sus integrantes a la
compensación económica y a los alimentos.83 La mayoría de los casos sobre concubinato
que ha resuelto la SCJN recientemente navegan la tensión entre equiparar los
concubinatos y otras uniones familiares con el matrimonio para concluir que —con base
en el derecho al libre desarrollo de la personalidad— así como existe el derecho a
contraer matrimonio, también existe el derecho a no casarse. La contraposición de los
derechos a la protección familiar basada en la solidaridad, el derecho a la 81 Sosa,
Fernando, op. cit. 82 Para mayor claridad, retomamos la clasificación que se realiza en la
sentencia del ADR 597/2014, en el párrafo 75, que además relata que “Regulan la
terminación de las relaciones económicas surgidas del concubinato: Guerrero (los bienes
se rigen como en la sociedad conyugal), Hidalgo (recibe una compensación por el total de
multiplicar cuatro meses por cada año de relación por el salario mínimo diario integrado
vigente en Hidalgo, y sólo es aplicable al concubinato declarado judicialmente), Querétaro
(los bienes se rigen como en la comunidad de bienes), Tlaxcala (los bienes se rigen como
en la sociedad conyugal), Yucatán (los bienes se rigen como en la separación de bienes, no
se obtiene ninguna compensación) y Zacatecas (cada concubino obtiene el cincuenta por
ciento de los gananciales)”. 83 El tema se aborda en otro capítulo de esta obra. Las
uniones: matrimonio y concubinato 91 igualdad y al reconocimiento del trabajo en el
hogar, frente al libre desarrollo de la personalidad están presentes en toda esta
jurisprudencia.84 La respuesta de la Corte parece apuntar hacia reconocer la autonomía
de las personas al no someterlas a los regímenes patrimoniales previstos para el
matrimonio, pero, al mismo tiempo, establecer un piso mínimo de responsabilidad
familiar. Esto último para reconocer —con perspectiva de género— el trabajo en el hogar
y garantizar la estabilidad de las personas que pudieran encontrarse en situaciones de
vulnerabilidad derivadas de un rompimiento familiar. La primera resolución que destaca
es el ADR 597/2014, en el que una mujer reclamó que la falta de establecimiento de un
régimen patrimonial en el concubinato resultaba discriminatoria para las personas que
formaban este tipo de uniones. La Suprema Corte determinó que no equiparar la
regulación del matrimonio con el concubinato en este aspecto no resulta inconstitucional
ni discriminatorio, pues para el establecimiento de un régimen patrimonial se requiere la
declaración de voluntad de las partes. En este sentido, el concubinato es una unión
personal sin mayores formalidades, de la que el sistema jurídico no puede presumir que
las personas quieran voluntariamente adquirir mayores obligaciones más allá de lo
personal y ayuda mutua que se propicien durante su relación; señaló que fijar un régimen
patrimonial implicaría crear consecuencias jurídicas complejas que las partes no
manifestaron querer, lo que atentaría contra la “naturaleza” de la relación. En el mismo
sentido se pronunció la Sala en el ADR 4116/2015, en el que agregó que la distinción entre
matrimonio y concubinato está justificada en el respeto y garantía del derecho al libre
desarrollo de la personalidad de los concubinos: [U]na persona soltera tiene la libertad de
decidir vivir en pareja y, en ese supuesto, puede hacerlo mediante el matrimonio o
eventualmente actualizar un concubinato. Una de las razones para optar por el segundo
puede ser, claramente, el hecho de que no se crea una relación de estado ni todo el
entramado jurídico de obligaciones y deberes que conlleva el matrimonio,
particularmente sus eventuales consecuencias patrimoniales. Mientras que este último
exige una serie de formalidades legales y da lugar, por mandato legal, a un catálogo
obligacional libremente aceptado por los contrayentes, el concubinato encuentra su
origen en la vida en 84 Véase Treviño Fernández, Sofía del Carmen, Roldán Orozco, Omar
Giovanni y Rubio Rufino, Isabel Lucía, Cuaderno de jurisprudencia núm 4. Concubinato y
uniones familiares, México, CEC-SCJN, 2020. 92 Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del
Carmen Treviño Fernández común de sus miembros sin que exista una manifestación
expresa de la voluntad. Es precisamente el respeto a esa voluntad no exteriorizada,
anclada en el libre desarrollo de la personalidad, lo que persigue el legislador al
abstenerse de establecer presuntivamente un régimen patrimonial específico para los
concubinos (párr. 45). Ejercicio 6. ¿El derecho a no casarse? En algunos asuntos, la SCJN
declaró inconstitucional el artículo 273, párrafo tercero, del Código Civil de Querétaro que
establece un régimen de comunidad de bienes en casos de concubinato. Se consideró que
es violatorio del derecho a la libre autodeterminación de los concubinos al establecer, sin
posibilidad de elección, un régimen patrimonial en el concubinato, pues aunque es una
medida orientada a la protección de la familia, no es razonable ni proporcional.85 1. Ante
la historia del concubinato y el acceso al matrimonio, así como las múltiples razones por
las que la gente decide o no casarse, ¿estás de acuerdo con la decisión de la Corte para
Querétaro? Si tanto el matrimonio como el concubinato pueden generar situaciones de
dependencia económica, ¿está justificado eliminar la sociedad de bienes prevista por el
legislador para casos de concubinato?, ¿qué pasaría si hubiera la posibilidad de realizar un
pacto en contrario?, ¿estaría justificado que ante la ausencia de pacto en contrario rigiera
la comunidad de bienes? 2. La ausencia de legislación específica sobre las consecuencias
económicas y patrimoniales del concubinato ha causado muchos problemas y ha dejado a
personas desprotegidas, ¿cómo se podría legislar este tema en respeto de todos los
derechos e intereses que ha reconocido la SCJN rigen las relaciones de familia?86 E.
SOCIEDAD DE CONVIVENCIA Por último, haremos una breve mención de las sociedades de
convivencia, como una unión legislada en algunas entidades, que en sus orígenes estuvo
vinculada con el reconocimiento legal de uniones entre personas del 85 Véase, entre
otros, amparo directo en revisión 928/2017, SCJN, Primera Sala, 4 de julio de 2018. 86
Véanse, por ejemplo, las uniones convivenciales en el Código Civil y Comercial de la
Nación de Argentina (artículos 509 a 528). Las uniones: matrimonio y concubinato 93
mismo sexo. La Ley de Sociedades de Convivencia fue publicada en la Gaceta Oficial del
Distrito Federal el 16 de noviembre de 2006, y entró en vigor el 17 de marzo de 2007. De
acuerdo con su propio texto, su objetivo principal era definir y regular un nuevo tipo de
unión entre dos personas, llamado “sociedad de convivencia”. Esta sociedad fue descrita
como la conformada por dos personas, de diferente o del mismo sexo, con el objeto de
establecer un “hogar común, con voluntad de permanencia y ayuda mutua” (artículo 2). El
artículo 4 estableció que sólo pueden constituir una sociedad de convivencia personas
mayores de edad, con plena capacidad jurídica, no unidas en matrimonio, concubinato o
en otra sociedad de convivencia y que no sean parientes consanguíneos en línea recta, sin
límite de grado, o en línea colateral hasta el cuarto grado (artículo 4). La ley también
estableció que su registro no era obligatorio, pero producía efectos frente a terceros. Sus
principales efectos, conforme a la primera publicación y la posterior Ley de Sociedad de
Convivencia para la Ciudad de México, son la obligación proporcionarse alimentos entre
los socios, la configuración de derechos sucesorios y el derecho a desempeñar la tutela
respecto de la otra persona. Dado que fueron utilizadas como una forma de regular y
reconocer las uniones entre parejas del mismo sexo, excluyéndolas de la posibilidad de
formar un matrimonio o un concubinato, fueron objeto de críticas y de análisis por parte
de la Suprema Corte. En asuntos como la acción de inconstitucionalidad 8/2014, la Corte
señaló que resultaba discriminatorio establecer de forma diferenciada una figura
exclusiva para las parejas del mismo sexo. En particular, determinó que era
inconstitucional que bajo la legislación civil del estado de Campeche la sociedad de
convivencia sea la única unión disponible para las parejas del mismo sexo y que, por otro
lado, con base en ello se les impida el acceso a la figura de la adopción. Ejercicio 7.Amigos
con beneficios De lo descrito en este capítulo parecería que el derecho de familia en las
relaciones entre adultos se ha alejado de la regulación de la sexualidad y la reproducción
para concentrarse en las relaciones de dependencia o “ayuda mutua” que merecen
reconocimiento y protección legal. Las sentencias de la SCJN sobre concubinato son un
claro ejemplo de cómo la “estabilidad, afectividad, solidaridad y ayuda mutua” sirven
ahora como fundamento del derecho familiar, en oposición a la rigidez del matrimonio
que, como vimos, ha estado marcado por una historia de exclusión y desigualdad. 94
Isabel Lucía Rubio Rufino y Sofía del Carmen Treviño Fernández La constitución legal de
una familia conlleva el reconocimiento de cargas y beneficios legales que van más allá del
derecho civil. Con base en la transición descrita en el párrafo anterior, reflexiona sobre
qué otro tipo de relaciones entre adultos merecen o podrían tener regulación legal en el
derecho familiar: ¿qué tipos de relaciones entre adultos generan dependencia?,
¿podríamos reconocer, por ejemplo, sociedades de convivencia para amigos o amigas que
no tengan una relación de pareja?8

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