ATD4
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ATD4
Temas:
Introducción
En la clase anterior vimos algunos conceptos básicos para entender qué es el AT, cómo y
dónde surge, para que sirve, cuándo se lo utiliza, cuáles son las áreas, los ámbitos dónde
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se desempeña, su rol y sus funciones específicas, las herramientas con las que cuenta, y
las técnicas por medio de la cuales interviene. Asimismo vimos algunos criterios de salud
y enfermedad.
Equipo terapéutico
El At siempre trabaja en equipo, así que va formar a parte del mismo. Dentro del equipo el
At, entre otras cosas, debe Informar al equipo sobre el paciente (emociones, conducta,
hábitos, vínculos, conductas, alimentación, sueño, higiene personal, etc.), es decir aporta
datos esenciales de la vida cotidiana del mismo.
Los equipos terapéuticos que trabajan con sujetos con discapacidad pueden estar
conformados por diversos profesionales como por ejemplo: At, psicólogos, psiquiatras,
neurólogos, kinesiólogos, psicomotricistas, profesores de educación especial, maestros
integradores, enfermeros, terapistas ocupacionales, nutricionistas, fonoaudiólogas,
trabajadores sociales, psicopedagogas, musicoterapeutas, entre otros.
El tipo y cantidad de profesionales que forman parte del equipo terapéutico debe estar
armado según las necesidades del propio paciente. Remitiéndonos a la clase anterior, el
abordaje de los pacientes graves siempre debe incluir el trabajo junto al entorno humano
de sujeto con discapacidad.
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En todo equipo existe un coordinador/a (es uno de los profesionales del mismo equipo)
que, valga la redundancia, coordina el encuentro y guía al equipo.
El trabajo en equipo nos respalda, contiene, sostiene para trabajar en pos de nuestro
objetivo: brindarle una mejor calidad de vida al paciente, promoviendo el desarrollo
personal y la igualdad de oportunidades.
Contrato y Encuadre
El contrato es el convenio que el At realiza con las personas que requieran sus servicios
(a veces se realiza entre el At y algún familiar y en otras ocasiones, en las que el paciente
puede, entre el at y el paciente). En él se especifican y determinan las condiciones de
remuneración y dedicación (cantidad de horas, días y horarios, honorarios).Además
incluye los lugares donde se desarrollará la tarea (en el caso del At el lugar es lo más
variable, porque como dijimos la clase anterior, donde está el paciente podría llegar a
estar el At).
Las condiciones del contrato pueden reverse de común acuerdo en consonancia con la
evolución del tratamiento.
Un contrato claro de trabajo favorece la diferenciación del rol del At y evita malentendidos.
Asimismo evita la complicidad y el establecimiento de pactos secretos de los pacientes
con su entorno humano que atentan contra el tratamiento.
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Una parte del encuadre incluye el contrato (está incluido dentro en el encuadre).
Entonces podemos decir que el encuadre supone fijar como constantes las variables de
tiempo y lugar, estipulando ciertas normas que delimitan los roles de At y del paciente
con arreglo a la tarea que se va a realizar, se refiere a las constantes dentro de cuyo
marco se da el proceso terapéutico. Determina los límites y el carácter de constancia.
El encuadre debe ser estable y coherente, pero en especial tiene que ser flexible. Se
confecciona en función de las necesidades del paciente y de los objetivos que nos
propongamos alcanzar. Le da un marco que hace de “continente” para el desarrollo
proceso terapéutico.
- Los honorarios.
- Los horarios.
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• Actividades.
• Actitudes.
• Observaciones
• (Se sugiere breve informe escrito después de cada encuentro con el paciente)
Supervisión
• Aporta “otra mirada” y ayuda a pensar mutuamente qué y cómo hacer, además
despeja dudas.
• Ayuda a esclarecer los puntos ciegos del AT, y reconocer el límite y la extensión
del mismo.
Transferencia y contratransferencia
Estos términos fueron postulados por Sigmund Freud (creador del psicoanálisis) en la
clínica, es decir en el trabajo terapéutico. Se refieren al vínculo terapéutico. En especial,
postula que los primeros vínculos (generalmente se dan en nuestro grupo primario, es
decir en la familia) se repiten en todas las otras relaciones (también en la terapéutica), si
bien esto puede obstaculizar el tratamiento también puede ayudar al desarrollo del mismo.
Transferencia
Se trata de una repetición de prototipos infantiles (relación del sujeto con las figuras
parentales, significativas de la infancia), vivida con un marcado sentimiento de actualidad
con la persona del At.
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El obstáculo surge en parte porque el paciente sin darse cuenta (de forma inconciente)
nos trata como si fuésemos la madre, el padre, el hermano, un amigo, es decir nos corre
de nuestro rol. Entonces el tratamiento también consiste en que se vaya dibujando
nuestro rol (el cual como dijimos es inamovible).
Contratransferencia
Se la define como el conjunto de las reacciones afectivas concientes o inconcientes, en
este caso, del At hacia su paciente, pueden jugar a favor o en contra (como obstáculo) del
tratamiento terapéutico. Se instala en el At por la influencia del paciente sobre la
sensibilidad inconciente del primero. En un tratamiento ningún At va más allá de lo que
sus propios complejos y resistencias se lo permiten. Por eso conviene que el At conozca
sus complejos y resistencias a priori inconcientes. A partir de allí se ha impuesto por otra
parte una de las cuestiones fundamentales del psicoanálisis: la necesidad de que el At
(como todo trabajador de salud) haga psicoterapia (más allá de que es una herramienta
fundamental para evitar lo que llaman “síndrome de burnout” -véase más adelante en esta
clase-).
Algunos autores designan como contratransferencia todo aquello que, por parte de la
personalidad del At, puede intervenir en el tratamiento; otros, en cambio, limitan la
contratransferencia a los procesos inconcientes que la transferencia del paciente provoca
en el analista.
Además la propia psicoterapia del At le sirve para darse cuenta (ser conciente) de qué
cosas son de él y cuáles del paciente. De esta forma puede “disociarse
instrumentalmente”, este concepto acuñado por Bleger (1964) significa una “actitud
clínica” que le permita, por un lado, identificarse con los sucesos o personas, pero que,
por el otro, le posibilite mantener con ellos una cierta distancia que haga que no se vea
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implicado de lleno en los sucesos que deben ser estudiados y que su rol especifico no sea
abandonado. El At debe jugar el rol que propone inconcientemente el paciente (por
ejemplo, el rol paterno) pero no ser ese rol (no ser el padre).
Síndrome de burnout
Desde la década del setenta (Freudenberg, 1974) algunos llaman síndrome de burnout
(quemado) a un padecimiento que sufren algunas personas en el ámbito laboral,
especialmente a las personas que trabajan asistiendo a otras personas (como sucede en
el ámbito de la salud). Es un estado de agotamiento físico y mental, desvitalización, apatía
(falta de interés), astenia (fatiga crónica), baja autoestima. Se suele observar en el
desinterés del trabajador de salud por su trabajo, el aumento del ausentismo. En algunas
personas coexiste con algún tipo de depresión, afecciones psicosomáticas, adicciones,
accidentes.
Si bien estar expuesto al trabajo con pacientes graves, por ejemplo, con personas que no
se pueden mover, que están por morir (o se quieren morir), desvitalizadas, abúlicas,
extremadamente dependientes, con enfermedades deteriorantes, con familias “difíciles” y
a veces muchas horas nos moviliza intensamente y remueve nuestro mundo interno, aún
así no toda persona sufre de este “síndrome”.
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Para poder manejar esta situación llamada “síndrome de burnout” es conveniente conocer
(capacitarse), el intercambio con otros colegas, con el equipo tratante y es fundamental
hacer psicoterapia. Esto último nos permite estar atentos y darnos cuenta (ser
concientes), discriminar lo propio de lo ajeno, “engancharse” con lo que hay que
engancharse y “desengancharse” con lo que hay que desengancharse.
Diagnóstico
Diagnóstico de Discapacidad
Hoy en día hay una tendencia a etiquetar y patologizar (a niños, adolescentes, adultos y
ancianos), el riesgo fundamental es que se pierde la singularidad, la subjetividad.
Los profesionales no deben dar pronósticos que sentencien o den falsas expectativas.
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Diagnóstico psicológico
Debemos recordar que aún si la persona tiene una discapacidad física (inclusive
neurológica) ese sujeto sigue teniendo una mente, la mente no desaparece, el aspecto
psicológico debe ser tenido en cuenta. Como dijimos en la clase anterior, la mente y el
cuerpo están unidos.
Cuando tenemos que intervenir, necesitamos conocer sobre “qué” sujeto trabajaremos,
para planificar el “cómo”. Es así que el diagnóstico de un sujeto debe ser esencial. Es
obvio, desde nuestro punto de vista, que la información sobre el paciente debe incluir una
descripción de lo que padece y además de sus potencialidades. Los aspectos negativos y
positivos de una persona siempre están juntos (como la salud-enfermedad), son
inseparables una de los otros. Es así que la denominación “sujeto con discapacidad” nos
orienta en qué temática se desarrollará el tratamiento, aún así es un dato insuficiente que
requiere de la ampliación, y fundamentalmente de conocer al paciente (y a su entorno
humano) para saber realmente con quién vamos a trabajar.
Lo que siempre tenemos que tener en cuenta es una mirada integral de los sujetos, por
más que el paciente posea una discapacidad en un área específica, el At trabaja en todas
las áreas, toman al paciente en todos sus aspectos (con salud y enfermedad, mente y
cuerpo, pasado, presente y futuro).
El At podrá dedicarse a pacientes con diferentes discapacidades, deberá actuar como una
prolongación del equipo terapéutico en el ámbito de la cotidianeidad. Además el At estará
capacitado para poner en juego las funciones que requiera el paciente (según sus
necesidades particulares, nunca según la patología).
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1) el paciente
2) su contexto humano
3) la sociedad
4) el equipo interdisciplinario.
Recordemos que trabajamos para brindar una mejor calidad de vida, incluso en penosas
ocasiones, brindar una mejor calidad de muerte (acompañar al paciente para que tenga
una muerte digna).
Las funciones, herramientas y técnicas que desempeñan los At con “sujetos con
discapacidad” dependerán de lo que necesite cada sujeto, estaremos frente a la clínica
del caso por caso.
La necesidad del paciente estará dada por quién es (su personalidad, su subjetividad, su
edad), por su entorno humano (empático o no), su amplia red social, el momento personal
y familiar (por ejemplo, un adolescente con padres separados, y un reciente fallecimiento
de un abuelo), su cuerpo, sus posibilidades (motrices, intelectuales), su patología o
afección, su estructura clínica predominante (cómo está psicológicamente), etc.
En términos generales, algunas funciones que podrían desempeñar los At con pacientes
con discapacidad son:
• Habilitar la socialización.
• Ayudar al paciente a reencontrarse con una nueva vida (en especial con los
sujetos que tienen alguna discapacidadadquirida).
Tener una disposición a escuchar más que a hablar. Permitir que el paciente se exprese
(el sujeto con discapacidad generalmente privilegiará, como dijimos la clase pasada, el
lenguaje no verbal), no estimular sino intercambiar, para que el paciente sea lo más activo
posible ante su situación.
Tolerar el silencio del paciente, sus pausas y sus tiempos, aunque el tiempo terapéutico
se construye junto con el paciente, ninguno impone su tiempo al otro. Hablar
constantemente puede abrumar al paciente (generalmente es una reacción
contratransferencial que el At debe hacer conciente).
Las actividades que se puedan realizar con un paciente deben ser planificadas por el At
con anticipación. Mientras se desarrolla la actividad hay que estar atentos si el paciente
se está sobreexigiendo, incomodando en demasía, el At tiene que ser capaz de reveer la
situación para interrumpirla o modificarla. Incluso a veces el At busca trabajar un objetivo
y se abre otro, por ejemplo:
Un niño de 7 años de edad que tenía una distrofia muscular estaba expuesto a estudios
médicos molestos, de extrema complejidad, muchas veces invasivos y agresivos. Como
At es importante tener en cuenta las secuelas psíquicas de dichos estudios. Se
observaba en este paciente un importante grado de desvitalización, experimentado como
un trauma que viene desde afuera y lo arrasaba. Sus padres no permitían que su hijo
llorase, ni gritara, ni protestara cuando le hacían estos estudios médicos.
Así llegamos al final de estas dos clases en las que abordamos conceptos generales y
otros específicos sobre el AT en discapacidad.
Bibliografía
• Freud, S. (1905a) “Tres ensayos de teoría sexual”, A.E., Buenos Aires, Vol. VII.
• Freudenberger, H.J. (1974) Staff burnout. Journal of Social Issues 30(1): 159-65.