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Fasciculo V 2023 - 230704 - 100235

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Mis buenos Hijos:

Queridos Hijos:
Con la confianza puesta en Cristo y bajo la guía del Espíritu Santo me alegra
dirigirme a ustedes al poner en sus manos este fascículo V con el que
reemprendemos la hermosa experiencia de encontrarnos, escucharnos,
reflexionar y discernir en los grupos sinodales que se han formado en las
parroquias y otros espacios eclesiales en nuestra Arquidiócesis de Managua.
En los fascículos encontraremos catequesis, las disposiciones pastorales del I
Sínodo Arquidiocesano que en su momento fueron actualizadas en el Decreto
Legislativo “Iglesia Arquidiocesana en Marcha”; así como las preguntas que
guiarán el discernimiento y los aportes que surjan en los grupos sinodales.
Sobre este último aspecto les motivo para que junto a sus sacerdotes y
consejos pastorales puedan cosechar propuestas prácticas y realistas para
ponerlas en acción en la vida pastoral de las parroquias, sub-zonas y zonas
pastorales, de tal manera que fortalezcamos la dinámica evangelizadora de
toda nuestra Arquidiócesis.
Este V Fascículo, trae consigo temas de vital importancia, como es la unidad
de la Iglesia que debemos siempre cuidar y cultivar, para eso tenemos
medios y organismos que debemos potenciar; es el caso de nuestra Curia
Arquidiocesana como organismo de servicio y medio para asegurar una
marcha pastoral y vida eclesial inspirada en una “eclesiología de comunión”
orientada por el magisterio conciliar y reciente del Papa y los Obispos de
América Latina; y el tema Parroquia que podrá introducirnos a una etapa de
oportunidades para mejorar y enriquecer ese espacio de comunión y misión
en la Iglesia, frente al exigente entorno social en donde hacemos camino de
fe y de caridad cristiana.
Todos sabemos, que los procesos de renovación en la vida e historia de la
Iglesia no solamente son asuntos de organización y planificación pastoral;
sin descuidar el propósito de mejorar en esos aspecto de nuestra vida
eclesial, les invito a que no olvidemos que sólo y en la medida en que nos
proponemos renovar nuestro encuentro personal con Cristo, que implica,
nuestra conversión y vida de comunión con nuestro buen Dios, entonces
mejoraremos nuestras relaciones comunitarias y el testimonio de vida, que
debe respaldar un renovado ardor de espíritu de servicio misionero en el
presente y futuro pastoral, bajo la guía del Espíritu Santo. Oremos, pues, y
trabajemos con una gran docilidad, propia de los discípulos misioneros, que,
a ejemplo de María Santísima, la discípula más perfecta del Señor, reconocen
que él hace grandes maravillas en favor de los humildes y sencillos.
Con mi gratitud y cariño de Padre, Pastor, Amigo y Hermano mayor en la fe,
les imparto mi bendición.


-2-
Guía Metodológica para los Grupos Sinodales
¿Qué es y cómo se forma un Grupo Sinodal (GS)?
Un Grupo Sinodal (GS) es la unidad básica de participación en
este acontecimiento, que durante este tiempo tendremos como
Arquidiócesis. Oportunidad para hacer visible la comunión y
participación en la vida y misión de los discípulos misioneros de Jesús,
en y como Iglesia.
El Párroco con su equipo de apoyo y animación y redacción (que
se compone de los fieles que colaborarán de forma directa de
forma directa y creativa en toda la dinámica sinodal) convocarán y
organizarán los GS de tal manera que éstos sean inclusivos y tomen
en cuenta las diversas realidades geográficas y pastorales de la
feligresía provenientes de los sectores parroquiales, comunidades,
grupos pastorales y movimientos que conscientes de la importancia
del II Sínodo Arquidiocesano respondan a la convocatoria del camino
sinodal que el Señor Arzobispo que a todos nos ha invitado. Por lo cual
en una parroquia deberán conformarse varios GS, según el número de
participantes y la realidad de cada parroquia.
Con las debidas adaptaciones, lo que se oriente de los GS en las
parroquias se debe aplicar a los equipos centrales de los grandes
movimientos laicales, áreas pastorales y las comunidades de vida
consagrada.
Estructura de un GS
Un GS estará formado por un mínimo de 7 miembros y un máximo de
15; según las circunstancias de cada realidad. Cada Grupo Sinodal de
entre sus miembros elige o se asigna un coordinador y un secretario.
Función del Coordinador de un GS
Es competencia del Coordinador, promover la participación,
dar la palabra y controlar el tiempo para que todos participen
equitativamente, ayudará a centrar el diálogo sobre la temática que
corresponda, debe coordinarse con Equipo de apoyo y animación
correspondientes para los recursos necesarios, que ayuden a conseguir
el éxito del trabajo en grupo.
Función del Secretario de un GS
Al secretario le corresponde tomar nota, redactar los aportes del
grupo y coordinarse con los otros secretarios, bajo la guía del Equipo
de apoyo, animación y redacción para hacer la síntesis del aporte en
el nivel de participación correspondiente (nivel sub-zonal, nivel zonal,
nivel arquidiocesano).
-3-
Preparación de la sesión de estudio de los GS/Asamblea Sinodal
Parroquial
El Párroco y su Equipo de apoyo, animación y redacción al iniciar cada
tema de estudio, deberán convocar a los fieles a una asamblea sinodal
parroquial, para suscitar interés y participación en los días y horas que
se realizarán los grupos sinodales. Es conveniente que el inicio de los
encuentros pueda ser motivado por la presentación del camino sinodal
y una exposición de los temas de estudio, que podría ser preparada
con fuentes como el Catecismo u otros documentos adecuados para
el tema. El equipo de apoyo, animación y redacción, habiendo leído
el fascículo deberá seleccionar un vocabulario y su definición que
crea puede ser oportuno para la comprensión de los participantes
sobre la temática a estudiar. Así como proponer los textos bíblicos
iluminadores de cada temática presentada en los fascículos.
Plan de trabajo de los GS
Todo encuentro del grupo sinodal debe tener tres pasos o momentos:
oración – catequesis – discernimiento y aporte. Que estarán guiados
por las tres partes del Fascículo.
Paso 1
Momento de oración: el objetivo de este momento es ser Iglesia que
ora, y se abre a la guía y asistencia del Espíritu Santo en este momento
de gracia.
1.1 Invocación al Espíritu Santo
1.2 Lectura de un pasaje bíblico iluminador de cada tema
1.3 Oración por el II Sínodo
Paso 2
Momento catequético: Una de las riquezas del Sínodo es la
oportunidad de formación para los fieles, teniendo presente de una
manera especial los lineamientos pastorales del magisterio más
reciente, tanto del episcopado nicaragüense y el latinoamericano,
así como del Obispo de Roma (ejemplo: El Concilio Provincial de
Nicaragua- I Sínodo Arquidiocesano - Documento de Aparecida –
Magisterio del Papa Francisco – Reflexiones y Propuestas Pastorales
de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe).
2.1 Lectura y explicación, si fuera necesario de las normas
jurídicas pastorales del I Sínodo, contenidas y actualizadas en
Iglesia Arquidiocesana en Marcha (IAM)

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2.2 Lectura o exposición de la Iluminación doctrinal de la segunda
parte del fascículo; podría ampliarse con ayuda de otras Fuentes,
si cree necesario.
Paso 3
Momento de discernimiento comunitario y propuestas
pastorales: por medio de un diálogo respetuoso, constructivo y
realista, asumiremos este momento como una magnífica oportunidad
de corresponsabilidad, en la ayuda que prestamos al Arzobispo, con
propuestas concretas y viables desde la realidad pastoral de la que
formamos parte. También será una buena oportunidad para poner
en practica tales propuestas en nuestras parroquias y comunidades,
frente a los retos pastorales que constantemente exigen de los fieles
una respuesta, haciéndolo con un espíritu de comunión con el párroco
y el consejo pastoral.
3.1 Responder a las preguntas que se plantean en la tercera parte
del fascículo. En este momento el secretario toma nota de lo más
importante de las opiniones del GS, especialmente en aquellas
cosas donde hay un consenso en el GS.
3.2 Se concluye el encuentro, orando o cantando a la Virgen María,
Madre de la Iglesia, por el II Sínodo Arquidiocesano.
Presentación de la síntesis de los aportes parroquiales de cada
fascículo
Una vez concluido el estudio del fascículo en los diversos grupos
sinodales, el Párroco y el equipo de apoyo, animación y redacción
deberá convocar una asamblea sinodal parroquial para informar a la
comunidad los resultados y aportes del discernimiento de los temas
correspondientes, antes de enviarlos al equipo sub zonal y éste, a su
vez, al equipo zonal y arquidiocesano.
El estudio y reflexión de los temas propuestos por el Arzobispo, por
medio de los fascículos que se irán publicando, según el cronograma
del camino sinodal, se realizará según cada realidad comunitaria de
los grupos sinodales. Por lo cual el tiempo a dedicar en cada sesión
del GS, se determinará en coordinación con los responsables de cada
realidad eclesial.

-5-
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Fascículo V
Parte I: CATEQUESIS SINODALES
PRIMER TEMA:
parroquia: una comunidad evangelizada y evangelizadora

a. Una parroquia renovada

1. «La Parroquia no es una estructura caduca» (EG 28) sigue


siendo la misma Iglesia en un lugar concreto, «la misma Iglesia
que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas» (CHL 26), pero
ciertamente las parroquias de nuestra Arquidiócesis necesitan
renovarse continuamente, para acoger y escuchar desde la vida
a la gente y así participar en la misión de la Iglesia. Deben ser,
utilizando la imagen del Papa Francisco, “hospitales de campaña”
donde puedan ser atendidas las personas heridas y enfermas,
para vencer la tentación de aislarse y de encerrarse.

2. Esta valiente acción renovadora de las Parroquias está orientada a


hacer de ellas lugares de comunión. “Al interior de las parroquias
se diversifica la pastoral según los distintos sectores y se abre a la
creación de comunidades menores” (DP 632). Dentro de ella, se
promueven y animan las pequeñas comunidades y se integran los
movimientos de apostolado ya existentes. A su vez, las parroquias
se integran en nivel diocesano a través de sus correspondientes
zonas y sub-zonas pastorales (cf. DP 642, 648, 650).

3. Como “la expresión más visible e inmediata” de la Iglesia Universal


(cf. CHL 26), la parroquia es una comunidad eucarística que tiene
en el centro de su vida la celebración dominical en torno a la
mesa del sacrificio redentor. Antes que los vínculos sociológicos
o canónicos de una parroquia, la parroquia es “una comunidad de
bautizados que expresan y confirman su identidad principalmente
por la celebración del sacrificio eucarístico” (EE 32). Por lo tanto,
la renovación de la parroquia exige “que se lleve a todos los fieles
a aquella participación plena, consciente, fructuosa y activa en las
celebraciones litúrgicas” (SC 14).

4. Esta Renovación parroquial obedece a la llamada a la Nueva


Evangelización ante los grandes cambios culturales, el pluralismo
religioso, el desplazamiento del mundo rural hacia el urbano,

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“sobre todo para indicar que hace falta reavivar en nosotros el
impulso de los orígenes, dejándonos impregnar por el ardor de
la predicación apostólica después de Pentecostés” (NMI 40). “El
amor vivificador de Dios que se nos ofrece en Cristo muerto y
resucitado, es lo primero que necesitamos anunciar y también
escuchar” (DA 348).

5. Como “células vivas de la Iglesia” (SD 55), las parroquias están


llamadas a ser “espacio de iniciación cristiana, de la educación y
celebración de la fe” (EAm 41). “Hemos de fundamentar nuestro
compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la Palabra
de Dios” (DA 247). Aparecida nos llama a animar nuestras vidas
con la Palabra, a encontrar en los textos bíblicos la historia del
Pueblo de Dios, la historia de la salvación, que nos involucra
directamente con nuestras historias personales. En el encuentro
con Jesús alcanzamos la vida plena que la comunidad parroquial
traduce en una vigorosa opción por los pobres y excluidos (cf. DA
361) y en una renovada pastoral social. 

b. ORGANISMOS FUNDAMENTALES DE COMUNIÓN


EN LA PARROQUIA

En la realización concreta de una espiritualidad de comunión en la


parroquia se hacen urgentes dos organismos fundamentales:

6. El Consejo Pastoral Parroquial que es un espacio representativo


de todas las fuerzas vivas de la parroquia, -de cada uno de los
sectores que la componen, de sus grupos y movimientos-, donde
se realiza el ejercicio de escuchar, pensar, discernir, organizar y
programar la acción pastoral de la parroquia.

7. Esta misión el Consejo lo cumple animando la mística comunitaria,


misionera y sinodal de la parroquia, observando constantemente
la realidad parroquial, reflexionando constantemente sobre las
respuestas pastorales que se deben ir dando a los desafíos que
se presentan y evaluando la marcha de la comunidad parroquial.

8. Los miembros laicos del Consejo Pastoral deben saberse


corresponsables con el párroco y los vicarios parroquiales si los
hay, y deben aconsejarlo en un ambiente de confianza, donde
todos puedan expresar sus opiniones y perspectivas sin ningún
condicionamiento, aun cuando sus criterios no coincidan con los

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del párroco. Sin obviar el carácter consultivo que tiene el Consejo
Pastoral, no se debe olvidar que es el instrumento privilegiado
para la realización de la corresponsabilidad en las tareas
evangelizadoras, celebrativas y en la vivencia y promoción de la
fraternidad.

9. El Consejo Parroquial de Asuntos Económico (CIC 537),


compuesto por fieles laicos con conocimientos técnicos y con
la necesaria discreción en este campo, colabora con el párroco,
representante legal y administrador de la parroquia. Este debe
tener gran amplitud y no separarse del criterio del consejo sino
por graves motivos.

10. Los miembros del CPAE tienen una función de ayuda, de apoyo, de
corresponsabilidad, en la administración los bienes parroquiales.
La búsqueda del bien común se realiza en el CPAE a través de
una comunión de pensamiento que integra los pareceres de los
miembros y de la cual emerge la solución idónea, y no a través del
cómputo numérico de votos. Además de estudiar el tema parroquia
en este fascículo, a lo largo de este año también haremos uso de
algunos instrumentos o recursos de las ciencias sociales para
conocer, valorar y discernir la situación de nuestras comunidades.

11. Esta es una oportunidad para fortalecer nuestras parroquias


y comunidades como espacios ejemplares de adoración
y celebración de la fe en el Señor Jesús, de anuncio del
evangelio, donde se dé testimonio de la misericordia, se forme
integralmente y se viva la fraternidad.

12. Liturgia –caridad –formación integral y comunión, son algunos


de los aspectos a renovar, potenciar y poner al día en nuestras
comunidades parroquiales según la dinámica orientada por
los obispos de américa latina y el Obispo de Roma, es decir la
invitación de ser iglesia sinodal, en salida, misericordiosa al estilo
del Señor Jesús, donde viven y se forman los discípulos misioneros
para ser sal de la tierra y luz del mundo en medio de la desafiante
realidad que nos toca vivir y anunciar el Evangelio con alegría y
esperanza.

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segundo tema: LA UNIDAD DON Y TAREA DE TODOS
Debemos partir de las palabras del Maestro y Señor Jesús, que son
principio inspirador de la vida cristiana y por tanto de la vida de la
Iglesia:
- “Como el Padre me amó, así también los he amado yo:
permanezcan en mi amor” Jn 15,9
- “No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que
creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno como tú, Padre,
estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado.” Jn 17,20-21
El Concilio Vaticano II, presenta a la Iglesia como misterio de comunión;
es decir, «como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión
íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» LG 1
El misterio de comunión de la Iglesia tiene su fuente en Dios mismo,
que se revela como una comunión interpersonal de amor y llama a la
salvación a todos los hombres. El plan de salvación de la humanidad
tiene su origen en el seno de la Trinidad y llega a su cumplimiento
gracias a la perfecta comunión entre las tres Personas divinas. Los
cristianos, unidos a Dios por el Bautismo, recibimos de Él la vida
divina y participamos del amor trinitario, a través de Jesucristo en
el Espíritu Santo. Esta participación crea la “Comunión” koinonía en
la Iglesia y la empuja a extenderla a toda la humanidad. Somos por
naturaleza en la fe hombre y mujeres apóstoles de unidad, fraternidad
es decir de comunión.
San Juan Pablo II nos enseñaba “La comunión de los cristianos con Jesús
tiene como modelo, fuente y meta la misma comunión del Hijo con el
Padre en el don del Espíritu Santo: los cristianos se unen al Padre al
unirse al Hijo en el vínculo amoroso del Espíritu … La comunión de los
cristianos entre sí, nace de su comunión con Cristo … esta comunión
fraterna es el reflejo maravilloso y la misteriosa participación en la
vida íntima de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Christi
Fideles Laici 18). El auténtico cristiano está llamado a cultivar esas
dos vertientes de comunión definidas por Jesús para sus seguidores y
que se convertirán en parámetros de vitalidad espiritual y fructuosa
vida discipular y misionera “para que el mundo crea”, ese amor, esa
unidad con su Señor y sus hermanos. Esta dinámica espiritual de
comunión con Jesús en la Iglesia podemos acrecentar con los medios
sacramentales y de piedad propios de los cristianos
Con razón nos recuerdan los Obispos de América Latina refiriéndose
a la Diócesis y a la parroquia:

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“La vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El discipulado
y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no
quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo. Este es un
aspecto que distingue la vivencia de la vocación cristiana de un simple
sentimiento religioso individual” (DA 164).
“Entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los
discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las Parroquias. Ellas
son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría
de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión
eclesial. Están llamadas a ser casas y escuelas de comunión” (DA 170)
Por eso cada uno de nosotros según el carisma y ministerio
recibido del Señor Jesús debemos cuidar y cultivar como gracia y
responsabilidad la unidad de la Iglesia, que se concretiza en nuestra
comunidad parroquial y diocesana o en otros niveles o espacios
de vida y crecimiento en la fe. Subrayamos el carisma y ministerio
porque esto nos indicará el grado de mayor o menor responsabilidad
en este delicado aspecto de nuestra vida eclesial. La comunión de
los diversos carismas y ministerios realiza la denominada comunión
orgánica donde la pluralidad y la complementariedad del ministerio
de los pastores y la riqueza carismática y de todos los fieles tejen un
variado y atractivo mosaico en la unidad eclesial para la efectividad
de la misión.
Por lo cual la unidad no es mera necesidad estratégica o una exigencia
burocrática de una institución; es un don y tarea, parte del misterio
esencial de la Iglesia, al que estamos llamados a enriquecer cada día
para asegurar la eficacia testimonial del apostolado. El II Sínodo
Arquidiocesano, es la oportunidad de poner en práctica un espíritu
sinodal o eclesiología de comunión, es decir, la vida comunitaria en
fraternidad y unidad. La razón de esto es que el discipulado cristiano
como se ha señalado se vive en comunidad con Jesús y los hermanos.
“Llamó a los que Él quiso…para que estuvieran con Él y para enviarlos
a predicar” (Mc. 3,13-14). En este sentido, sólo desde la sinodalidad
puede vivirse en las comunidades parroquiales y todo especio eclesial
la mística de una autentica unidad en la diversidad aprovechando
los múltiples dones y carismas presentes en ellas a imitación de la
primera comunidad de discípulos fundada por Jesús. 
Por eso, en la Iglesia Católica “caminar juntos” implica movernos
voluntaria y alegremente desde la bondad de nuestros propios
intereses, carismas, ministerios y caminos de conversión y discipular,
para fortalecer y potencializar la unidad eclesial. “Un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo”. (Ef. 4,5) Es por eso que en la Iglesia Católica
existen tres criterios para mantener y cuidar esta unidad; estos
son: las verdades de fe (Credo), los sacramentos y obediencia al
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Papa y a los obispos en comunión con él, como nuestros legítimos
pastores.
Oportunidad magnífica la que tenemos de seguir tomando conciencia
y mejorando los espacios comunitarios de vivencia, celebración y
anuncio gozoso de la fe y vida nueva en Cristo. Entre esos espacios
donde viven y se forman los discípulos de Jesús está la Parroquia.
También podemos incluir: nuestra zona pastoral, las sub-zonas
pastorales, la arquidiócesis y organismos de servicio como la Curia,
los consejos o equipos pastorales y económicos, todas esas instancias
son instrumentos al servicio de una atmósfera que propicie en nuestra
Iglesia local, ser de verdad “casas y escuelas de comunión”. Estos
espacios comunitarios deberán ser objetos de análisis, revisando sus
bondades y limitaciones, aplicando si fuese necesario la propuesta de
Aparecida, “una conversión pastoral y misionera”.
Cuando observamos nuestra realidad eclesial, nos percatamos de la
urgencia de una renovación, antes este desafío tengamos presente dos
cosas:
- Una alerta: decía un artículo sobre Aparecida y su propuesta de
conversión pastoral, si la renovación de la Iglesia dependiera
de las palabras, hace rato hubiera ocurrido, evitemos divagar
en discursos o teorías, pasemos a los hechos, al testimonio y
ejemplo de comunión.
- Una propuesta, la fórmula de las tres “C”: conversión
(experiencia personal con Cristo) – convicción (estudio –
reflexión, solo lo que se conoce se aprecia)– compromiso
(acción – en palabras de nuestro Arzobispo “poner nuestro
granito de trigo”).
-
TERCER TEMA: La Curia Diocesana, al servicio de la unidad

¿Qué es la Curia Diocesana?

Según el canon 469 del código de derecho canónico: La curia diocesana


consta de aquellos organismos y personas que colaboran con el Obispo
en el gobierno de toda la diócesis, principalmente en la dirección de la
actividad pastoral, en la administración de la diócesis, así como en el
ejercicio de la potestad judicial.
La Curia es, en definitiva, el órgano de servicio, coordinador y
promotor de la pastoral en la diócesis; se constituye en un reflejo
de la unidad, que permite vivir mejor la comunión entre todas las

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parroquias y movimientos eclesiales, de manera que la variedad de
carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un
mismo proyecto misionero (cf. Doc. Aparecida # 169).
¿Para qué una Curia Diocesana?
Para favorecer una organización eficaz que coopere estrechamente
con el Obispo; como una “unidad” de ser y actuar en una Iglesia de
comunión para la misión. La Curia Diocesana, tiene la importante
tarea de ser garantía de unidad y continuidad en la diócesis, llamada a
ser una comunidad misionera al servicio del Pueblo de Dios; a través
de organismos, funciones, consejos y comisiones de pastoral; que
hacen patente la comunión en favor de la misión de la Iglesia.
¿Cómo está organizada la Curia Diocesana?
El Concilio Vaticano II recomienda que la Curia Diocesana colabore en
administración de la diócesis, la cual debe responder al ejercicio de las
obras de apostolado (cf. Christus Dominus #27).
El código de derecho canónico, en el canon 470 nos enseña que:
corresponde al Obispo diocesano nombrar a quienes han de
desempeñar oficios en la curia diocesana.
Además de sacerdotes y religiosos, pueden participar laicos, según lo
establece el derecho canónico, por su misma condición de miembros
del Pueblo de Dios, a cuyo servicio en definitiva está orientado el
trabajo curial; pueden ser miembros del consejo de pastoral, como
laicos de las diferentes zonas pastorales de la Arquidiócesis; así
como los laicos que forman parte del equipo de trabajo en el Tribunal
Eclesiástico.
La Curia Diocesana es el motor que mueve el engranaje vital de la
pastoral en la comunidad diocesana; y el buen andar de ésta, depende
del buen funcionamiento de sus diferentes miembros y consejos. De
ahí la importancia de la reflexión sobre este tema en el desarrollo
de nuestro II Sínodo Arquidiocesano, especialmente en este tiempo
en que el tema de la sinodalidad toma un especial auge en nuestra
reflexión; pues mediante los organismos y personas que trabajan en la
Curia se canaliza y se vive la sinodalidad, es decir, el “caminar juntos”
en comunión afectiva y efectiva con el pastor y guía de la comunidad
diocesana.

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ORGANIGRAMA CURIA ARZOBISPAL

Parte II: Normas Jurídicas pastorales del I Sínodo en IGLESIA


ARQUIDIOCESANA EN MARCHA
(IAM)

Parroquia ( IAM 257 – 274)

“Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios,


y Sóstenes, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto: a los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con cuantos en
cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro, de
nosotros y de ellos”. (1Cor 1,1-2)

“La Parroquia es el centro de coordinación y animación de comunidades,


de grupos y movimientos. En ella se abre más el horizonte de comunión
y participación. El vínculo de la parroquia con la comunidad diocesana
está asegurado por la unión con el Obispo, que confía a su representante
la atención pastoral de la comunidad” (IICPN 274 y 276)

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ALGUNAS DISPOSICIONES
257 Una de las prioridades fundamentales en las parroquias es la
Liturgia, como máxima expresión del culto divino y fuente de
espiritualidad.
258 Otra de las prioridades fundamentales es la elaboración de
parte del Párroco con su consejo parroquial y otros feligreses
idóneos, de un programa pastoral Parroquial para un tiempo
prudencial tomando en cuenta la realidad y necesidades
parroquiales, la pluralidad eclesial y en concordancia con
el plan pastoral arquidiocesano, lo que le permita llevar a la
práctica su misión de pastor propio en unión con el Obispo, el
presbiterio y sus fieles.
259 Este plan pastoral parroquial debe responder a los acuciantes
retos pastorales de la actualidad: defensa de la vida, promoción
de los derechos humanos inspirados en la Doctrina Social
de la Iglesia, cuidado y respeto de la ecología, atención a los
problemas de drogas, prostitución y alcoholismo. Para ello
se debe establecer relación con las comisiones pastorales
existentes en la Arquidiócesis.
261 Debe apoyarse y crearse en su oportunidad centros de atención
a niños, jóvenes y adultos que padecen traumas o problemáticas
especiales producto de la realidad socioeconómica, con la
colaboración de especialistas uniendo esfuerzo con otras
parroquias o por medio de instituciones.
262 Debe formarse y promoverse agentes de pastoral para una
mejor atención en todo el territorio parroquial, especialmente
en los extensos, mostrando la cercanía del pastor.
263 La parroquia ha de dar una debida catequesis para la
celebración de los sacramentos, particularmente el de la
Reconciliación y el de la Eucaristía.
264 Es necesario tener en cuenta que la forma más apropiada
para canalizar los diezmos es la parroquia, con las siguientes
finalidades: el sostenimiento del culto, la evangelización, la
caridad y el sustento de los ministros (Cfr. C 222 CIC’83).
266 Fórmese en cada parroquia el Consejo o Equipo Económico
con fieles expertos en este campo para ayudar al Párroco en la
administración parroquial y promover la auto sostenibilidad
de la Parroquia en la misión evangelizadora. (CC. 537 del
CIC’83)

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267 Fórmese en cada parroquia el Consejo de Pastoral según el
espíritu del canon 536 del Código de Derecho Canónico, para
ayudar al mejor desarrollo y coordinación del plan pastoral;
siendo representativo de la realidad pastoral de la parroquia.

Unidad de la Iglesia (IAM 332-346)

“Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad,
no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un
solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un
cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un
solo Espíritu”. (1Cor 12,12-13)

“La unidad de la iglesia sólo se salva cuando cada uno es capaz de


renunciar a ideas, planes y compromisos propios, incluso buenos, cuanto
más, cuando carecen de la necesaria referencia eclesial, por el bien
superior de la comunión con el Obispo, con el Papa, con toda Iglesia”

Algunas Disposiciones

332 El Obispo como padre y pastor debe dejar sentir su autoridad


y su presencia entre los clérigos y los movimientos de la
Iglesia para favorecer el trabajo pastoral y la unidad eclesial.
Promoviendo la comunión con la Sede Apostólica.

335 La Vicaría de Pastoral debe nombrar equipos de presbíteros


y laicos cualificados para capacitar según la eclesiología
del Concilio Vaticano II a nivel de movimientos y líderes de
parroquias, para garantizar la ortodoxia y la comunión en
la Iglesia. Teniendo claro que los movimientos en la Iglesia
deben estar integrados al plan de pastoral de la Arquidiócesis
que lleva a cabo el Párroco.
337 El Párroco ha de estar en comunicación permanente con
todos los agentes de pastoral, promoviendo encuentros y
convivencias a nivel de movimientos y comunidades para
fortalecer la unidad.
342 Deben acatarse las normas litúrgicas establecidas en la Iglesia
por la autoridad competente para garantizar la unidad eclesial
(cfr. Can. 838 CIC’83).

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La Curia Diocesana

“Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada


uno por su parte. Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como
apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como
maestros;

luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de


gobierno, diversidad de lenguas”. (1Cor 12,27-28)

“La Curia diocesana consta de organismos y personas y es el


instrumento principal al servicio del Obispo para el gobierno de la
diócesis, principalmente en la dirección de la actividad pastoral,
en la administración y en el ejercicio de la potestad judicial”
(CD27; c 469 CIC´83).

DISPOSICIONES

248 La Arquidiócesis estará organizada en zonas (y sub-zonas)


pastorales coordinadas por un Vicario foráneo, el cual tendrá
las funciones establecidas en el Código de Derecho Canónico y
aquellas que el Arzobispo le encomiende.

249 El Arzobispo, en el ejercicio del Gobierno Pastoral, cuenta


con la ayuda de los consejos establecidos en el Código
de Derecho Canónico y de un Consejo de Gobierno
cuya función es asesorar al Arzobispo en los asuntos
administrativos más importantes de la Arquidiócesis y estará
integrado por el Vicario General, el Vicario de Pastoral, los
Vicarios Foráneos, el Canciller de la Curia y el Ecónomo
de la Diócesis.

251 La Curia debe modernizar los archivos de esta oficina, creando


un sistema moderno de Informática para tales fines.

252 Cuando el Ordinario visite parroquias y administre


sacramentos, corresponde a él recibir el estipendio o a su
delegado.

253 La conformación del Consejo de Pastoral será determinada


por los estatutos propios.

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254 Los Vicarios Foráneos y Representantes de Zona han de
mantener una estrecha comunicación entre las parroquias y de
éstas con los diversos organismos de la Curia Arquidiocesana.

255 La Secretaría de Información y Prensa de la Curia mantendrá


informado a los párrocos y fieles sobre el acontecer eclesial
por los medios más adecuados como: un boletín oficial de la
curia, el Boletín Arquidiocesano (electrónico e impreso) u
otros medios de comunicación social.

256 El Consejo Económico Arquidiocesano deberá hacer revisión


periódica de los aranceles de las parroquias según las
circunstancias, previa consulta con la Asamblea del Clero y el
Consejo Presbiteral. Así como la promoción de un programa
de auto sostenibilidad en la Arquidiócesis.

Parte III: Discernimiento y Aportes


TRABAJO EN GRUPO
TEMA: PARROQUIA

• La Parroquia como comunidad de fe es semilla del Reino


de los cielos que va creciendo en el devenir de la historia y
lo va a haciendo una realidad a través de la comunión, la
evangelización, la celebración de los sacramentos y la caridad.

a. ¿Crees que tu comunidad parroquial verdaderamente es


esa casa y escuela de comunión, donde celebramos nuestra
fe, crecemos y nos formamos como discípulos misioneros?
Mencione 2 actitudes negativas que impidan la unidad en
tu parroquia y 2 acciones que la fomenten.

• Lee la disposición 257 y responde:

a. ¿Existe un equipo o pastoral litúrgica en tu comunidad?


De ser positiva la respuesta, brevemente valora su
desempeño con la siguiente escala: Excelente, bueno,
regular, deficiente.

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b. Propone 3 acciones más urgentes que se puedan
implementar para que nuestras celebraciones litúrgicas
sean participativas, conscientes y fructuosas.

• Leer las disposiciones 258 Y 259 y responde


a. ¿Podrías sugerir tres pautas para elaborar un plan pastoral
parroquial acorde a los retos presentes en tu parroquia?
b. ¿Cuáles crees que son los tres desafíos pastorales actuales
en tu zona pastoral y en la Arquidiócesis?
• Lee la disposición 261
a. ¿Qué acciones pastorales caritativas promueve tu
parroquia? ¿Podrás mencionar 2?
• Lee las disposiciones 264, 266 y 267 y responde
a. ¿Según la realidad de tu parroquia, que sugerís para hacer
más efectiva las tareas propias de los consejos pastoral y
económico de tu parroquia?
• Leer las disposiciones 262 y 263 y responde
a. Sugiere 3 acciones para fomentar la evangelización en
la parroquia y 3 para fomentar también la formación
permanente de la misma.

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TEMA: LA UNIDAD DE LA IGLESIA

La Diócesis y de manera particular la Parroquia debe, distinguirse por


ser un signo de unidad ante la comunidad. Un espacio de fraternidad e
inclusión que fomente siempre el espíritu de sinodalidad que la Iglesia
está llamada a vivir en todo momento.

• Leer disposición 335 y responde


a. Podrías aportar tres acciones que ayuden a que en tu
parroquia se promueva la unidad entre los miembros de los
diversos grupos y apostolados.

• Leer Disposición 342 y responde


a. Compártenos dos sugerencias que podrían ayudar para que
tu parroquia sea más inclusiva y menos encerrada en sí misma.

c. ¿Conoces a qué zona y sub-zona de nuestra Arquidiócesis


pertenece tu parroquia? Presenta dos sugerencias para que
esta sectorización Arquidiocesana trabaje de una manera más
eficiente.
Al terminar la reflexión sobre el tema de la parroquia
este fascículo sugiere que en las asambleas sinodales
parroquiales se realice un FODA (fortalezas,
oportunidades, debilidades, amenazas) sobre los asuntos
parroquiales coordinado por el párroco y su consejo
parroquial.

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TEMA: CURIA DIOCESANA

• Después de leer todas las disposiciones sobre la Curia:


a. Indicar 3 sugerencias para aplicar que lo establece IAM
en el trabajo del Curia Arquidiocesana. (Elige las tres que se
consideren más importantes o urgentes)

b. Dentro de la curia Arquidiocesana existe la figura del


Tribunal eclesiástico ¿Conoces sus funciones?

Menciona tres sugerencias para que el tribunal eclesiástico


funcione más efectivamente en nuestra Arquidiócesis.

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NOTAS:

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