Conferencia Hugo Freda
Conferencia Hugo Freda
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Porque como lo dije hay una primera vez y después el precio. El esquema
toxicómano es “acá me drogué y el resto es igual”, y digo más, cada uno de los pasos es
para que sea como la primera vez. Pero ustedes saben que en general la primera vez no
es lo mejor en la vida, hay muchas dificultades en la primera vez. Cuando uno conduce
un auto por primera vez tiene miedo de chocar, después cuando hizo diez mil kilómetros
es mucho mejor. El problema es que entre el primer kilómetro y los diez mil pasaron
diez años, ese es el único problema, pero si uno recuerda la primera vez que manejó es
un desastre. La primera vez que uno tuvo que comer, no sé, me acuerdo, una ostra, un
desastre, me dijeron que estaba cruda, un desastre, que se mataba con limón, terrible,
una ostra que se mataba con una gota de limón, y me querían hacer comprender que era
exquísito;… tardé diez años en darme cuenta que es fabulosa, que es un manjar, además
no podía decir que no porque era para mí, me la tuve que comer igual. Tuve también
que comer un churrasco de carne de caballo, a un argentino, como comíamos muchas
vacas entonces los franceses me ofrecieron comer eso… yo al final lo único que quería
era el servicio hospitalario porque estaba seguro que me iba a morir ese mismo día, pero
después poco a poco.
Entonces la primera experiencia no es nunca lo mejor para el neurótico, porque
entre la primera experiencia y la segunda y la tercera acumula saber, sabe mucho mejor.
El toxicómano no. Ellos dicen que saben, pero en realidad el que sabe realmente
es el mercado. El saber de él se lo da el otro. Si es buena o mala la heroína el que sabe
realmente es el que la produce, ese sí sabe si es buena o mala.
Lo primero que hace esta fórmula “quiero comenzar de cero”, es porque de la
experiencia él no puede sacar ningún saber. Además lo que quiere la gente es que le
digan lo que ellos sienten. Cuántas madres he visto, familiares, que como el hijo no
podía explicarles se pusieron ellos a drogarse para saber lo que su hijo sentía. Es una
catástrofe, evidentemente, lo peor que se puede hacer es eso, porque no hay ningún
saber en el consumo de drogas. Es muy difícil hacerse la idea de que no hay saber.
Además cuando hay un saber se lo puede matematizar, se puede buscar toda la
bibliografía del mundo y nunca un toxicómano ha librado el verdadero saber que ha
sacado él de la droga. Por eso no hay nunca pasaje de toxicómano a psicoanalista, pero
sí hay pasaje de neurótico a psicoanalista. Además ellos mismos de pronto pueden
adquirir la virtud de entender y se convierten en terapeutas pero de drogadictos.
El consumo no produce saber, entonces la pregunta es ¿qué es lo que produce?
Lo que produce es un goce, un goce muy particular, del cual Freud ya ha hablado, del
cual Lacan también habló. Pero antes de hablar de este punto voy a volver al orden de la
comparación, porque la clínica y la política, que fue un producto de la clínica, se hacen
a partir de comparaciones. Una experiencia x, cualquiera sea, de la vida, llamémosla
una experiencia traumática; cuando esa experiencia cae sobre el régimen del
significante o sea de la palabra, cuando la experiencia traumática es tomada por la
palabra lo más importante es que esta experiencia puede hasta convertirse de positivo en
negativo...
X (+) X(-)
sgte
El sujeto puede llegar a encontrar hasta qué punto le ha convenido esa experiencia. La
experiencia tomada por el significante produce un orden, acá estaba negativo y acá
estaba positivo, lo mismo… si a lo positivo se le pone lo negativo.
Si se juntan uno al otro acá tenemos una zona donde están los dos.
+
-
Zona de novedad
Esta zona donde están los dos es la novedad para el sujeto. Y podría que esa
zona sea mucho más grande. Cuando la persona comienza a tomarlo en la palabra a eso,
lo que era traumático adquiere muchos valores, no solamente valores sino saberes
nuevos y además cierta conducta, “esto no lo debo hacer más, o no lo debo hacer así”
Esto es importante, a diferencia del otro esquema que es el esquema del estilo de la
vida, es que las experiencias se acumulan pero no producen ningún tipo de saber. Esto
para ver que en la novedad está el saber, pero en la repetición no. Primera droga,
segunda, tercera, cuarta, quinta, es una sucesión al infinito de lo mismo.
Pero decía que el toxicómano nos enseñaba mucho… algo de experiencia, lo que
puede aparecer como un secreto, que es que hay una nueva forma de gozar, no de saber,
sino de gozar, más allá de las modalidades estándar del goce. Sabemos que el
Psicoanálisis las ordenó a esas maneras de gozar, ligándolas directamente a partes del
cuerpo. El gozar de un buen plato, lo que goza es la boca. Gozar de la mirada, de cómo
miro o cómo mira. Gozar de mi boca… El goce fálico, ligado a los órganos sexuales. El
Psicoanálisis se ocupó del goce y de sus manifestaciones, ordenándolo en función de lo
que Freud llamaba zonas erógenas, que cuando decía zonas erógenas no se
circunscribían exclusivamente a los órganos genitales… Tomo esto para decir que lo
que Freud descubre con los toxicómanos es que el goce es un goce consigo mismo. El
estilo está marcado por no necesitar del otro primero para gozar, pero además, hacer con
lo que goza una unidad, o sea, hacer con la droga y de la droga el parteneire del goce.
Por eso dicen “ella está siempre ahí”. Lo interesante es el “ella”, porque el toxicómano
habla de la droga como si fuese una persona, pero además es una persona, a tal punto
que él puede llegar a decir “por ella dejé la vida”. No por nada Freud puso el caso del
alcohólico en un texto que se llama Contribuciones a una psicología de la vida amorosa,
porque es al interior de eso que hay que ver y porque es un amor perfecto, porque ha
logrado lo que nadie ha logrado: tener una verdadera relación de objeto. O sea, que
nadie pregunta. Es una persona con la cual se goza sin hablar, es el sueño de toda el
mundo. De ahí el versito de Internet, porque se habla sin palabras. Porque desde que
uno se pone a hablar se termina…
Entonces el estilo del toxicómano es el estilo del goce moderno y
contemporáneo.
Eso me lo enseñaron ellos. Por eso tratar a un toxicómano es un alto nivel de
responsabilidad, para el que lo trato, y al mismo tiempo tratar de mirar eso con mucho
cuidado porque entre el querer curarlo y el peor de los fascismos la línea es muy
estrecha, por eso para tratar a un toxicómano hay que tener una ética. Y creo que es eso
lo que hay que intentar, una ética para tratar los problemas del goce contemporáneo,
donde la toxicomanía fue paradigma, pero que hoy es un ejemplo más, como una
práctica se convierte en un estilo de vida
PREGUNTAS
- Hugo Freda: Sí, podemos decir algo. ¿Cuál es la virtud del toxicómano? Digamos que
el toxicómano hace de su consumación su nombre. O sea, “yo soy toxicómano”, hay
cierta sabiduría en eso. Alcohólicos Anónimos, por ejemplo, que dice que los
alcohólicos siguen siendo alcohólicos aunque no tomen. Es importante esto porque ellos
diferencian – después podemos hacerle la crítica a esto pero no es el momento – ellos
diferencian el nombre, de una práctica. “Yo soy alcohólico y acá está la botellita”. Eso a
lo que lo llevan es que manteniendo el nombre de alcohólico acá no hay nada. Y lo que
postulan es que “soy alcohólico aunque no tome”, es una operación muy particular
porque lo que antes definía al sujeto a partir de la práctica o sea de tomar cuatro botellas
por día, acá, en el tratamiento, lo que ellos conservan es el nombre y no la práctica. Y es
que este nombre alguna función tendrá, porque si pierde esto y pierde esto tal vez no le
quede nada, sería catastrófico. O sea identificar al sujeto a un nombre porque su
verdadero nombre no ha funcionado. Es lo que me decía un toxicómano una vez “antes,
cuando estaba en mi pueblo pasaba por la calle y todo el mundo me saludaba, hasta de
tanto en tanto la policía quería que vaya a visitarla y había una manera de ir a visitarlos
que era trayendo medio kilo de heroína o cien gramos de coca”, ya era él el toxicómano
del pueblo. Y el caminaba y todo el mundo lo saludaba “hola, hola, qué tal, qué tal” y
un día dejó de ser toxicómano y me vino a ver y me dijo “si el tratamiento consiste en
que después no soy nada para nadie, no es nada bueno”. Él lo que me estaba diciendo es
que “mientras estaba identificado a toxicómano la gente me decía buen día y ahora
como soy uno como todos los otros nadie me ve”. Y volvemos a lo que decía antes, el
toxicómano lo que quiere es ser uno como todos los otros, por eso de la experiencia no
quiere decir más nada. Un neurótico, nosotros podemos contar lo que nos ha pasado, él
no… Él no puede reconocerse en esto.
¿Por qué toxicómano? El término drogadicción es un término americano por un
lado y está la adicción a la droga. Habría que ver una fenomenología diferente porque
parece que lo que desaparece directamente es el sujeto en “drogadicto”… El problema
es que a mí el término adición no me satisface particularmente, pero bueno, no vamos a
hacer un gran problema porque hay otros. Toda la cuestión de la toxicomanía y la
adicción, eso sí que es un tema porque cuando ustedes tienen el tema de la adicción todo
es adicción. Ustedes conocen El libro blanco de las adicciones, que lo hizo una gran
organización mundial que está en América del Norte. Usted nunca sabe dónde empieza
la adicción y dónde termina. Si fumo tres cigarrillos soy un adicto y si fumo cincuenta
¿qué soy? Pero si me gusta leer mucho soy un adicto a la lectura, y si me gusta hacer
mucho yogui soy un adicto al yogui, hasta el punto de que hay una clínica de
desintoxicación a los que hacen yogui en Estados Unidos. Hay clínicas para todos los
excesos, porque el exceso es una fuente de trabajo para los otros. Hasta hay perros a los
cuales se les hace una desintoxicación, en Estados Unidos hay clínicas. Pero, no
dejemos lo del juego y muchas cosas más que seguramente conocemos.
- PREGUNTA: hoy por hoy se hace todo un abordaje sobre la clínica del vacío, desde la
ética del Psa. Como sería un tratamiento, su técnica de abordaje.
- Hugo Freda: Comparé que es una práctica que puede convertir al trabajo en un
fascismo, o sea, pensar que el toxicómano debe soportar el capricho del Otro,
supongamos del jefe de la institución. Cuando digo capricho es dejarlos encerrados, es
querer imponerles la conducta, sin hacer una crítica, soy muy respetuoso de todas las
tendencias religiosas. No por nada, por ejemplo, en países de Europa está todo el
sistema sanitario tomado por religiones, independientemente de la creyente religiosa.
Aparece como un sujeto que está desposeído de toda capacidad, por la droga, esa es una
ideología que yo no comparto para nada. Entonces puede permitirme todo porque haga
lo que haga siempre le dejo algo, yo que soy una buena persona. Pienso que hay que
partir del hecho de que el toxicómano es un sujeto como cualquier otro y que merece
todos los respetos. Uno podría decir “pero también es un ladrón”, para eso está la
justicia, es otra cosa, yo no digo que no hay que llevarlo preso, yo no digo que hay que
dejar y respetar que maten en nombre de la toxicomanía. No, si matan se aplica la ley,
pero cuando está en tratamiento es otra cosa. O sea, las posiciones éticas tienen que ser
muy importantes dado que es una patología que se presta a cualquier tipo de desviación.
Lo mismo con los centros cerrados, lo mismo lo que fue para mi una atrocidad humana,
por ejemplo, en Suiza hacerles un parque cerrado donde se iban a drogar a la vista de
todo el mundo. Eso es absolutamente cuestionable, pero no al toxicómano, si el
toxicómano no se presta a ser visto por las señoras que iban caminando, por los señores
que dan la vuelta al parque, y los toxicómanos estaban del otro lado drogándose
libremente, para que no contagien al mundo, eso me parece que son cosas que no hay
que hacer. Una ética lo que instaura es que el toxicómano a pesar de todo es un sujeto y
hay que hacer de su goce un síntoma, eso ya sería otra cosa de la cual no he hablado
evidentemente. Hay que hacer del goce de él, el síntoma de él, no su felicidad, porque
por la felicidad yo creo que los neuróticos son mucho más felices que los toxicómanos.
Cuando hablo de felicidad tomamos todas las implicaciones de la vida. Creo que no
debe haber tratamiento a ningún orden sin una reflexión ética sobre qué entendemos
nosotros por el sujeto. Y en ese caso el Psicoanálisis ha postulado una ética del
tratamiento como ninguna otra clínica en la historia de las clínicas de este orden. O sea,
no creo que haya que reformar al toxicómano, creo que hay que hacer del goce de ellos
un síntoma para ellos, por lo cual pueden esperar algo más que una tonta repetición.
- PREGUNTA: Le quería hacer una pregunta acerca de si usted considera que tienen
que haber centros o instituciones, por ejemplo existen las comunidades terapéuticas, con
las cuales por ahí tenemos algunos convenios y chicos van a ser asistidos ahí, de hecho
es nuestro trabajo habitual. Y hemos tenido fuerte oposición a instituciones que se han
llamado comunidades terapéuticas cerradas, porque ante la emergencia social, de los
problemas del adolescente, que se suscitan o ante alguien que esta en peligro de vida,
esta solución ha sido algo a lo que nos hemos opuesto, y eso nos ha traído
inconvenientes.
- Hugo Freda: Entre las abiertas y las cerradas prefiero las abiertas si es eso lo que me
pregunta. Y entre las abiertas hay que ver qué entendemos por abierto-cerrado. Pero
nada que pueda asemejarse a lo cerrado me parece lo mejor, lo cual no quiere decir que
tal vez sea necesario o no. Es otro problema. A los toxicómanos que venían a quedarse
en el centro que yo dirigía, se quedan a dormir, ahí es de 24 hasta las 24, no es chiste
aguantarse a esos señores, les decía “mire, la puerta está abierta, váyase cuando quiera,
pero si usted entra acá no puede drogarse y si se droga lo echo”. O sea, hay que dejarle
siempre al sujeto la elección, hay algo que me parece que no se puede tocar, es la
libertad de movimiento. Además sabemos por épocas pasadas que cuando se controla la
libertad de movimiento de la gente, en qué régimen está. Entonces me opongo
radicalmente por principio, no sin decir que tal vez sea necesario pensar eso, pero hay
que ver en qué condiciones se da.
- PREGUNTA: Yo te quería hacer una pregunta, ¿a la toxicomanía vos la ves como una
enfermedad en sí misma o lo que nosotros pensamos por ejemplo como patologías
duales y por eso apuntamos quizás a la abstinencia para ver qué tipo de estructura tiene
ese sujeto y poder apuntar a eso? Esa es una pregunta y otra tiene que ver, si es un goce
contemporáneo, nosotros como psicoanalistas, yo soy psicoanalista y psiquiatra,
propongo la palabra para que eso se convierta en una experiencia, lo novedoso que vos
hablas. A veces se hace tan, como imposible que por ahí cero que el trabajo
interdisciplinario y poder recurrir a otros recursos dan una cercanía o una aproximación
a eso, que sería llegar a algo de esto.
- Hugo Freda: Sí, no creo que sea una enfermedad, no creo que sea un síntoma de una
estructura, dije que es un estilo de vida. No es una enfermedad, hay que hacer que se
convierta en una enfermedad, ese es el problema y para eso hay que tener mucha
paciencia y ver hasta qué punto la palabra, es decir, hacerlo hablar solo o en grupo,
interdisciplinarios, agricultores, todo lo que quieras pero la palabra no funciona. ¿Por
qué tiene que funcionar para todos? Hablar no quiere decir que la palabra…, lo que hay
que saber es que hay gente que es impermeable a la palabra porque es permeable a las
imágenes por ejemplo. Entonces no es cuestión de querer imponerle la palabra, también
eso es un mito. … “no tengo nada que decir”, pero tiene todo el derecho del mundo a no
querer decir nada, la sesión terminó. Por eso Lacan tomaba en serio lo que decía el
paciente “- no tengo nada que decir”, “- muy bien, la sesión se terminó ahí, venga
mañana”. Venía al otro día el paciente, “- buen día, buen día, no tengo nada que decir”,
“- pero muy bien, terminó la sesión, venga mañana”. Durante un año así, hasta que un
día dijo tengo algo que decir: “- muy bien, hasta mañana”. Por eso la sesiones cortas,
porque tomaba en serio lo que decía la gente. “- Hoy no tengo nada que decir”, “- hoy
tengo algo que decir”, “- pero está muy bien, vamos a ver mañana si todavía tiene algo
que decirme”. “- ¿Qué es lo que me quiere decir?”, “- Ah, yo quería decirle que un
día…”. Entonces ese es el respeto, el timing analítico, saber si el paciente quiere o no.
Hay tantas instituciones que quieren forzar el hablar, entonces un grupo, dos grupos,
reuniones generales, reunión con el que hace los mandados, reunión por la comida,
reunión de los fines de semana, reunión con la familia, es peor que el parlamento. Hay
que saber los límites de la palabra. Hay unos que no pueden parar de hablar, no hay
porque aceptar que esté todo el día hablando. Me acuerdo de pacientes que no se podían
dormir entonces querían hablar, entonces los terapeutas estaban envenenados con esa
gente, estaban cansado, quien dijo que hay que estar a disposición del otro que quiere
hablar. Todo esto nos enseña muchas cosas sobre la relación del sujeto con la palabra.
- PREGUNTA: (una madre que pregunta por el problema del paco en relación a qué
hacer si no se lo interna) … qué hacer porque muchos de esos chicos no se quieren
internar y… hace una semana un chico fue a robar, que estuvo internado varias veces, y
se baleo con la policía y acaba de morir, con respecto a eso que solución habría, si no es
una internación forzada, en un lugar que no se quiera ir, porque hablamos de chicos de
13 a 18 años.
- Hugo Freda: Muchas gracias por su intervención. Es verdad el problema que usted
evoca, es verdad que el paco tiene efectos fisiológicos graves. Creo que es verdad que
hay que buscar una solución adecuada. Esta es una de las toxicomanías de más… es que
cada vez son más jóvenes los chicos, la escala de pacientes, cada vez más rápidamente
comienzan a consumir. Hace veinte años empezaban entre los 18 y 20 años, ahora
empiezan alrededor de los 13 años. Hay un problema también muy importante acá.
Ahora, obligarlos a internarse me parece muy difícil y no obligarlos es grave. Es un
problema muy, muy serio. Y seguramente, espero, que las autoridades lo están
estudiando. También hay una responsabilidad con respecto a lo que la gente nota y hay
que asumir la responsabilidad… Sabiendo los límites de eso, pero, algo hay que hacer…
es devastador y algo hay que hacer…