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Documento Sin Tã Tulo

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"Recién al saber de tu existencia me juré siempre hacerte muy feliz, también que sintieras y

notarás cuanto te amaba y que jamás se te olvidará o dudarás. Y te he fallado, apenada y sin
cada te pido que siempre recuerdes que te amo con toda el alma".

Cuando la vi venir hacia donde yo sentada estaba, sabía que aquellos problemas bobos en el trabajo que me hicieron perder tiempo y llegar hasta
que apenas y caía el anochecer; habían causado un sentimiento en ella de decepción porque me esperó básicamente desde la mañana. Busqué sus
ojos, quería mirarla a los ojos y no encontré nada, obtuve un impacto doloroso convertido en estas palabras;
"No quiero escucharte, no te me acerques, estoy harta de ti, todo terminó. Ya no me llames, ni me busques, ni me escribas, porque ya es
definitiva mi decisión".
Sus ojos tenían lágrimas sujetadas de su fuerza, porque juró que quizá sólo dos o tres rodaron por sus mejillas y las demás se quedaron ahí en
sus bellos ojitos. Para mí ya no había esa mirada que solía tener desde el primer día que nos conocimos, para mí ya no existía esa mirada tierna
donde parecía que con los ojos me decía que no me fuera nunca.
Tampoco encontré el amor, ni la ternura con la que antes me miraba, no había nada. No había sol. No había chispas. No significaba nada. Solo
tristeza, decepción y dolor. Lo cual, lamentablemente causé yo, y sin nisiquiera tener intención.
Un golpe hubiera dolido menos si tan solo hubiera podido abrazarla una vez más, o me hubiera respondido uno de los 100 te amo que le repetí,
aunque estaba apresurada por irse..
Pero ella estaba ahí, correspondiendo mi mirada con mis perdidos y tristes ojos. Donde ya no quedaba nada, no había nada. Ni siquiera dolor. Ni
resentimiento, ni odio. Como si yo no fuera nada. Como si fuéramos extraños. Como si jamás hubiéramos existido. Como si no compartiéramos
recuerdos. Como si nunca me hubiera amado con cada poro de su piel. Como si ella no hubiera disfrutado las horas que la hacía reír por mis
bobos y tontos chistes y acciones. Como si no la hubiera hecho feliz en diversas ocasiones y como si solamente la hubiera hecho perder su
paciencia y causarle dolor. Eso fue absolutamente el momento más doloroso de nuestra historia. Ese fue quizá su adiós definitivo,
anteriormente cuando ocurrió la ocasión donde me pidió tiempo y aunque me negaba a no querer distanciarme de ella, se lo di. Pocos días
después nos vimos y hablamos para volver a estar juntas; aquella vez me miraba y sus ojos me gritaban que no me fuera, que no quería estar sin
mí porque me amaba bastante.
Pero está jodida y pendeja vez sus ojos me decían que le daba igual, si me quedaba o si me iba, de todas maneras ella ya no estaría conmigo, ya
no quería estar conmigo. Le estaba haciendo daño, aunque me nacía cambiar por voluntad propia un poco a su manera para que estuviéramos
bien, y..y sintiera
y pudiera notar que la estaba amando con mi vida entera.
Ahí, ahí fue cuando realmente ella me dolió como nunca y como jamás me perdonaré por haberla decepcionado y no haberla puesto como mi
prioridad como pinches siempre lo hago, todos los días. Maldita sea mi paciencia y mi mente tan relajada que piensa que todo saldrá bien; y
jamás piensa en los obstáculos que pueden cruzarse. Maldito sea el segundo en el que me pasó por la mente ir a recoger mi sueldo al trabajo para
poder invitarla a cualquier lugar que quisiera. Y ponerla en segunda instancia.
Aquí lo puedo gritar aunque no escuchen mi voz ya tan irritada y no noten mi boca seca de tantas lágrimas que le he llorado,
aquí quiero redactar, proclamar y firmar…
Que fue el único día que quise ir primero a hacer algo propio, antes de verla…
Y maldito sea, maldito sea ese día, esos pendejos problemas laborales que ni siquiera me correspondía y aún así me lo implantaron; y perdí el
tiempo.
Tiempo que era para ella, tiempo que era para nosotras, para hacerla feliz, para llenarle sus ojitos de alegría y mierda;
Solamente la herí, la herí y eso jamás voy lograr perdonarme. Siempre la amaré, porque es la mujer más maravillosa del mundo y aunque
carezco de monedas y oro, por ella siempre daría todo.
Ponerle la etiqueta de amor de mi vida, queda corto. Es el amor de mis días, de mis sueños, de mi felicidad, de mi alegría, de mi alma, de mi
ser.
Eres el amor para mi eternidad.
Te amo, y aquí estaré si algún día me necesitas, me extrañas, quieres venir y seguir compartiendo tu vida conmigo…
Está escrito en las estrellas y en el centro de mi ser, eres la mujer que siempre anhele y que pensé que no existiría.
Ahora sé, que las historias de amor más fabulosas de todos los tiempos, no son una exageración.
Porque si existe el amor.
Y todo lo que siento por ti, estará intacto aún en ausencia tuya.
Es tuyo, yo no voy a dejar de amarte.
Te amo, ojalá y vuelvas.
Y no solo me toqué pensar o imaginarme que vendrás algún día.
Ojalá sea realidad.
Te estaré amando aún así pasen 10 siglos enteros.

-Marín.⏳

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