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La Conquista de Los Motilones, Tabalosos, Maynas y Jíbaros - Martín de La Riva Herrera Fernando Santos-Granero

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MONUMENTA AMAZÓNICA

LA CONQUISTA DE LOS
MOmONES, TABALOSOS, MAYNAS Y JÍBAROS
sto es historia
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MONUMENTA AMAZÓNICA

El Proyecto Monumenta Amazónica se propone investigar y editar o


reeditar las principales fuentes histón'cas de la cuenca amazónica desde el si-
glo XVI hasta comienzos del XX.

Monumenta Amazónica se inició en 1984, a ra(z de una iniciativa del


Centro de Estudios Teológicos de la Almazonfa (CETA), quien presentó el Pro-
yecto al Instituto de Investigación de la Amazonfa Peruana (IIAP). La propuesta
fue aceptada por éste y dichas instituciones, ambas con sede en la ciudad de
/quitos, firmaron en mayo de ese año un convenio de cooperación.

En el mes de agosto de ese año se realizó en /quitos un encuentro al que


asistieron diversos especialistas de la problemálica amazónica, tanJo nacionales
como extranjeros. La reunión tuvo por finalidad definir las series temálicas del
Proyecto, seleccionar los títulos a investigarse y publicarse, encargar la prepa-
ración de los primeros volúmenes y recoger información sobre personas e insti-
tucio:nes que podrían colaborar con la obra propuesta.

Los participanies en dicho encuentro integran en la actualidad el Comité


Cienl(jico de Monumenta Amazónica. Este Comité, cuyos miembros brindan su
valioso aporte ad honorem, tiene por función coordinar y dirigir la marcha del
Proyecto. Sus integran/es han asumido, además, la preparación de uno o más
de los títulos seleccionados.

Desde su inicio, Monumenta Amazónica ha recibido la colaboración,


tamb:ién voluniaria, de muchos otros especialistas nacionales y extranjeros, sea
a través de traducciones, de investigaciones, o del apone de documentos e in-
formación.

Las obras seleccionadas han sido clasificadas en seis series temálicas


determinadas, unas veces, en función de los autores que las escribieron y,
otras, además de los actores que protagonizaron los hechos históricos. Dichas
series son:

A. Conquistadores
B. Misioneros
C. Agentes Gubernamentales
D. Científicos y Viajeros
E. Extractores
F. Testimonios Indígenas
De las obras seleccionadas, unas están inéditas, otras agotadas o muy
escasas, y otras, finalmente, en idioma extranjero, de allí que sean de difícil
acceso tanto a los estudiosos como al público interesado. Las obras se publi-
carán en castellano, salvo el caso de las que se encuentran en ponugués que se
editarán en este idioma.
Monumenta Amazónica tiene como objetivos:
Reunir en una sola colección lo más significativo de las fuentes hislóricas
de la Amazonía, poniendo a disposición de especialistas, universitarios y
público en general obras que documentan los diferentes momentos y
procesos por los que ha pasado la región.

Ofrecer material de primera mano que haga posible la realización de


futuras investigaciones científicas y contribuya a esclarecer el pasado y
reorientar el presente de la cuenca.
Favorecer el mejor conocimiento y la enseñanza de la historia en los
diversos países amazónicos, a fin de superar los prejuicios y las defor-
maciones que existen actualmente.
El Proyecto Monumento Amazónica ha establecido contacto con institu-
ciones nacionales y extranjeras en busca de nuevos acuerdos que permitan
acelerar el cumplimiento de los fines propuestos.
CLASIDCACIÓN DE LAS OBRAS

Cada volumen de Monumenta Amazónica llevará una letra (de la A a la F) que


se refiere a la serie temática y un número correlativo, que indica su orden de
publicación dentro de una serie detenninada.

Las series temáticas y su letra correspondiente son:

A. Conquistadores (carátula roja)


B. Misioneros (carátula crema)
C. Agentes Gubernamentales (carátula violeta)
D. Científicos y Viajeros (carátula azul)
E. Extractores (carátula verde)
F. Testimonios Indígenas (carátula amarilla)

TÍTIJWS PUBLICADOS

Serie A-1 HORTEGÓN, Diego; Toribio de Oniguera; Conde de Lemos y otros. LA


GOBERNACIÓN DE LOS QUIJOS (1559 - 1621).

Serie A-2 RIV A HERRERA, Martín de la. LA CONQUISTA DE LOS MOTILONES,


TABALOSOS, MAYNAS Y nBAROS.

Serie B-1 FIGUEROA, Francisco de; Cristóbal de Acuña y otros. INFORMES DE


JESUITAS EN EL AMAZONAS.

Serie B-2 URIARTE, P. Manuel, S.J . DIARIO DE UN MISIONERO DE MAYNAS.

Serie B-3 AMICH, P. José, 0 .F.M. HISTORIA DE LAS MISIONES DEL


CONVENTO DE SANTA ROSA DE OCOPA.

Serie B-4 MARONI, P. Pablo, S.J . NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO Rfo
MARAÑÓN.

Serie 8-5 BIEDMA, Manuel y otros. LA CONQUISTA FRANCISCANA DEL ALTO


UCAYALI.

Serie B-6 MONUMENTA IDSTÓRICO-AGUSTINIANA DE (QUITOS, volumen


primero 1894.1902.

Serie B-7 MONUMENT A HISl'OÓRICO-AGUSTINIANO DE IQUITOS, volumen


segundo 1903-1909.

Serie B-8 MONUMENTA IDSTÓRICO-AGUSTINIANA DE IQUITOS, volumen


tercero 1910-1915.
Serie C-1 MICHELENA Y ROJAS, Francisco. EXPLORACIÓN OFICIAL.

Serie C-2 PEREIRA DE BERREDO, Bernardo. ANNAIS HISTORICO DO ESTADO


DOMARANHÁO.

Serie C-3 DON MARTÍN DE LA RIVA HERRERA Y LA CONQUISTA DE LOS


MOTILONES, T ABALOSOS, MA YNAS Y JÍBAROS.

Serie D-1 ORDINAIRE, Olivier. DEL PACÍFICO AL ATLANTICO y otros escritos.

Serie D-2 W ALLACE, Alfred R. UNA NARRACIÓN DE LOS VIAJES POR EL


AMAZONAS Y EL RÍO NEGRO.

Serie D-3 HERNDON, WM. L. y GIBBON. L. EXPLORACIÓN DEL VALLE


DEL AMAZONAS. Tomo l.

Serie D-4 GIBBON, L. y HERNDON. WM . L. EXPLORACIÓN DEL VALLE


DEL AMAZONAS. Tomo 11.

Serie D-5 FESTA, Enrico. EN EL DAR.IÉN Y EL ECUADOR. DIARIO DE VIAJE


DE UN NATIJRALISTA.

Serie D-6 POEPPIG, Eduard. VIAJE AL PERÚ Y AL RÍO AMAZONAS. 1827-


1832.

Serie D-7 OSCULATI, Gaetano, EXPLORACIÓN DE LAS REGIONES ECUA-


TORIALES A LO LARGO DEL NAPO Y DEL RÍO DE LAS AMAZONAS.

• La presente edición conmemorativa se publicó con ocasión del comienzo del proyecto
MONUMENTA AMAZÓNICA el 22 de mayo de 1984.
WILKENS DE MATIOS, Joao. DICCIONARIO TOPOGRAPHICO DO DEPAR-
TAMENTO DE WRETO, NA REPUBLICA DO PERÚ.
COMITÉ CIENTÍFICO DE MONUMENTA AMAZÓNICA

JOAQUÍN GARCÍA SÁNCHEZ, agustino. Director del Proyecto. Director del CET A
()quitos).

ALBERTO CIHRIF TIRADO, antropólogo. Coordinador General del Proyecto. CETA .

NELLY ARVELO-JIMÉNEZ, antropóloga. Directora del Departamento de Antro-


pología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC-CARACAS).

JÜRG GASCHE, antropólogo. Centro Nacional de Investigaciones Científicas de


Francia (CNRS).

JULIÁN HERAS, historiador franciscano .

CARWS MOREIRA NETO, antropólogo. Director del Instituto de Investigaciones


Antropológicas (IPARJ - Rio de Janeiro) y becario del Consejo Nacional de Investigación
del Brasil (CNPq).

MARIANA MOULD DE PEASE, historiadora.

HANS van den BERG, historiador agustino. Centro de Estudios Aymaras (Co-
chabamba).

JAIME REGAN. anrropólogo jesuita. CAAAP (Lima).


CRISTÓBAL LANDÁZURI, historiador. Director del Instituto de Historia y
Antropología Andina. MARKA (Quito).
,
MARTIN DE LA RIVA HERRERA

LA CONQUISTA
DELOS
MOTILONES,
TABALOSOS, /

MAYNAS Y JIBAROS
Compilación, edición crítica e
introducción de: Femando Santos Granero

ffl
Esta obra ha sido realizada con el apoyo de la
EMPRESA DE GENERACIÓN ELÉCTRICA DE LIMA (EDEGEL)

@
EDEGEL
CARÁTULA
Maximino Cerezo Barredo

DIAGRAMACIÓN
Alva lsem Catalao

CORRECCIÓN e ÍNDICES
Alejandra Schindler Catalao

® CETA, 2003
Purumayo 355, Apdo. 145 - Telef. : (5165) 241487 - Fax: (5165) 233190
e-mail: cetaiq@wayna.rcp.ne1.pe
!quilos - PERÚ

ISBN 84-89295-05-0
9972-9410-7-8

Depósito Legal: 1501052004-1747


INTRODUCCIÓN

FERNANDO SANTOS GRANERO


Investigador permanente del
Smithsonian Tropical Research Institute (STRI)

DON MARTÍN DE LA RIVA HERRERA Y LA CONQUISTA


DE LOS MOTILONES, TABALOSOS, MAYNAS Y nBAROS

El General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero de la Orden de San-


tiago, Corregidor de Cajamarca, y "Gobernador y Capitán General de la nueva
conquista, población y descubrimiento de las provincias de los Maynas, Tabalo-
sos, Jíbaros y las demás de indios infieles del gran río Marañón", fue el último
representante de una especie que en el siglo XVII estaba en vías de extinción: la
de los 'conquistadores' españoles en el reino del Perú. Con él también se cierra
toda una etapa de intentos por conquistar a los pueblos indígenas amazónicos
manu militari, y se da inicio a una nueva etapa -desafortunadamente no menos
violenta en sus efectos-, de intentos de conquista evangélica. De ahí la impor-
tancia que tiene el conocimiento de su vida y obra para la reconstrucción del
complejo mosaico que es la historia de la amazonia peruana.

13
CARÁCTER DE LAS FUENTES \' PRECISIONES METODOLÓGICAS

A diferencia de otros volúmenes de Monumenta Amazónica, en los que se


reproducen obras originalmente escritas por sus autores con la intención de publi-
carlas, el presente consiste en una recopilación de documentos de carácter admi-
nistrativo o judicial a través de los cuales se puede reconstruir, paso a paso, el
proceder de Don Martín de la Riva Herrera antes, durante y después de sus en-
tradas a las regiones selváticas de los ríos Huallaga, Santiago, Tigre, Pastaza y
alto Marañón. Esta documentación es profusa y abarca un largo período que va
desde 1642 a 1665. Parte de ella, como veremos, ya ha sido publicada; sin em-
bargo, en el presente volumen también se incluye una serie de documentos iné-
ditos, algunos de los cuales se encuentran entre los de mayor valor etnográfico.

Fue justamente el descubrir en el Archivo General de Indias uno de estos


documentos -Traslado del auto de consulta y acuerdo con los capitulares de
Moyobamba y prácticos de las Provincias de los Tabalosos- , fechado en
Chachapoyas el 20 de noviembre de 1653 (AGI: Lima 57), lo que me llevó a in-
teresanne desde 1982 en la figura de Don Martín de la Riva Herrera. En este
documento se registra de manera ponnenorizada la actuación de Don Martín en
su primera entrada a la provincia de los indios Motilones y Tabalosos del río
Mayo, afluente del Huallaga, y se presentan padrones detallados de los indios por
él reducidos. El que Riva Herrera incluyese este tipo de infonnación demográ-
fica, tan escasa por lo general en los documentos de la época sobre la Amazonia,
hizo más atractiva la posibilidad de realizar algún día un estudio sobre su perso-
na. Gracias a una invitación de Alberto Chirif -cuya capacidad para convocar y
movilizar a especialistas de diversas latitudes ha hecho posible que Monumenta
Amazónica se hiciese realidad- este primer impulso cobró fonna y se convirtió
en proyecto de investigación.

A lo largo del mismo se fue haciendo evidente que la documentación escrita


por Riva Herrera, o sobre su persona, era mucho más abundante de lo que ini-
cialmente pensara. A pesar de que sus entradas a la selva tuvieron lugar en un
período de tan sólo cuatro años ( 1653-5 7), y que sus dos primeras expediciones
fueron de muy corta duración, la documentación referente directamente a sus
conquistas abarca un período que corre desde 1646 a 1665. Esta documentación
puede ser dividida en tres secciones: 1. aquella correspondiente a los largos y
lentos trámites burocráticos para obtener del Rey licencia para realizar las con-
quistas que se propone (1646-53); 2. aquella en la que se infonna a las auto-
ridades sobre los sucesos y logros de las cuatro entradas que realizó a la selva

14
nor-oriental (1653-57); y 3. la documentación en que sus detractores cuestionan
el proceder y la legitimidad de sus conquistas (1655-65). La documentación de
la segunda sección es la más abundante y la de mayor valor etnográfico; sin
embargo, es la información contenida en los documentos de la primera y tercera
secciones la que permite comprender de modo integral el proceso históri.co en el
que se inscribe la actividad conquistadora de Riva Herrera. Aunque farragosa,
dicha información permite identificar los conflictos de intereses entre los diversos
actores del drama colonial de la Amazonia en el siglo XVII: la Corona, las altas
autoridades virreinales, los conquistadores, las autoridades locales (corregidores,
gobernadores y cabildos), los misioneros y los pueblos indígenas de la región.

La profusión y carácter muchas veces repetitivo de la documentación oficial


relativa a Riva Herrera plantearon un primer problema a la hora de iniciar la
labor de edición del presente volumen. Publicar toda la documentación hubiera
requerido de varios volúmenes y no hubiera agregado mucha más información
que la que ahora presentamos. Una posible alternativa a este problema -que nos
sugiriera el Dr. Franklin Pease-- fue la de publicar íntegramente los documentos
de interés, registrando tan sólo los títulos de aquellos menos interesantes junto
con una sumilla informando acerca de su contenido. Aún cuando esta posibilidad
era, desde un punto de vista metodológico, la más correcta, hubiera recargado el
volumen haciendo tediosa su lectura para los no especialistas. Por esta razón,
optamos por seleccionar aquellos documentos más significativos, los cuales
ordenados debidamente, pudiesen brindar un panorama global de las actividades
de Don Martín en la Amazonia peruana.

Aparte de los manuscritos inéditos que encontrara en 1982 en el Archivo


General de Indias en los legajos Lima 25 y Lima 57, hemos identificado otros
cuatro manuscritos en archivos peruanos. En la Sección Manuscritos de la Bi-
blioteca Nacional de Lima existen tres documentos que paso a enumerar:

1. Testimonio del expediente de la fundación y población de la ciudad de San-


tander de la Nueva Montaña practicada por el General Don Martín de la
Riva Herrera. Lamas, Octubre 9 de 1646 (sic: debiera ser 1656); 250 ff. útiles
sueltas; [BNL: B 180)

2. Autos seguidos sobre que el Corregidor de Cajamarca Don Martín de la Riva


Herrera no ha cumplido con lo que se le mandó en una provisión acerca de
las misiones. Lambayeque 1656; 1O ff. útiles sueltas y 1 de carátula; [BNL:
B 225)

15
3. Expediente sobre la petición presentada por Don Julio Baca de Eban ante el
Capitán Matías de la Rioja, Alcalde Ordinario, para que se informe sobre los
acontecimientos suscitados en San Francisco de Borja antes de que entrara
en él Don Martín de la Riva Herrera. San Francisco de Borja, Diciembre 3 de
1657; 121 ff. útiles sueltas; [BNL: B 226]

Lamentablemente, estos tres manuscritos están muy deteriorados por el agua


y el fuego, por lo cual no han podido ser consultados. El primero de ellos parece
ser el mismo publicado por Víctor M. Maúrtua (1907: 134-53), y que aparece co-
mo el Documento Nº 34 del presente volumen. El segundo parece ser un docu-
mento inédito que podría haber echado más luz sobre los conflictos suscitados
entre Don Martín y los misioneros jesuitas de Maynas. Finalmente, el tercer do-
cumento parece estar relacionado, si no es el mismo, con una serie de documentos
publicados por Maúrtua (1907: 197-236), y que aparecen aquí como los Docu-
mentos Nº 47, 48 y 49.

Gracias a mi colega Frederica Barclay Rey de Castro, quien me indicó su


existencia y tuvo la gentileza de fotocopiarlo, tuve acceso a un cuarto manuscrito
inédito sobre Riva Herrera, existente en el Archivo de Límites (Sección Ecuador)
del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. El mismo se titula Autos he-
chos y actuados de la vista de ojos que hizo D. Luis de Torres Altamirano,
por comisión del Real Acuerdo, en razón de la conquista de los indios que
hizo el general de la Riva Herrera de la provincia de los indios Jlbaros,
Motilones, Tabalosos y otros nombres. Años 1663-1673, y lleva por signatura
LEA- 1 l: 34. Este documento, de suma importancia por cuanto contiene una
evaluación oficial directa de lo obrado por Riva Herrera en sus conquistas está
lamentablemente deteriorado en su parte final, donde se registran las respuestas
de numerosos testigos locales a las preguntas presentadas en tres interrogatorios
-dos elaborados por las autoridades reales y uno por el mismo Don Martín.

En este mismo legajo, que contiene documentos que corren hasta 1673, debe
constar sin duda alguna la sentencia final del Fiscal Real confirmando o negando
el que Riva Herrera haya cumplido con las capitulaciones pactadas con el Rey
antes de dar inicio a sus conquistas. Dada la amplitud del presente volumen he-
mos optado por dejar para un segundo volumen sobre Don Martín de la Riva
Herrera la exploración y publicación de estos documentos del Archivo de Lími-
tes. Sin embargo, en este volumen presentamos algunos extractos de este exten-
so documento, los cuales prueban que las conquistas emprendidas por Riiva He-
rrera fueron consi~eradas en su tiempo de tanta importancia que generaron una

16
controversia que duró por lo menos 16 años desde que pisó la selva por última
vez.

Como dijéramos, la mayor parte de la documentación que presentamos ha


sido publicada previamente. Las tres principales fuentes impresas sobre Don
Martin de la Riva Herrera son:

I. Autos y Capitulaciones de Don Martín de la Riba Herrera para la conquista


de Mainas; en Revista de Archivos y Bibliotecas Nacionales, Año II, Vol
111, pp. 2-115; Lima 1899.

2. Memoriales, cartas, infonnaciones y otros documentos relativos a las entra-


dlas y conquistas de Don Martín de la Riva Herrera en los indios Motilones,
Tabalosos, Mainas, Ji baros, etc. ( 1651-1665); en Revista de Are hivos y
Bibliotecas Nacionales, Año 111, Vol. IV, pp. 1-161; Lima l 900.

3. Varias piezas de los autos fechos y actuados por el Gral. Martín de la Riba
Herrera sobre la conquista de los Motilones (1646-1655); en Juicio de Li-
mites entre el Perú y Bolivia -Contestación al alegato de Bolivia- Prueba
peruana presentada al gobierno de la República Argentina; Tomo 111;
Víctor M. Maúrtua (comp.); Buenos Aires 1907.

La primera de esta fuentes impresas contiene documentos que pertenecieron


a la Secretaría del Virreinato del Perú y que fueron a parar al antiguo Archivo y
Biblioteca Nacional del Perú. La segunda contiene una serie de representaciones
y relaciones originalmente enviadas a Madrid por Riva Herrera y cuyas copias
auténticas se encontraban en el Archivo de Límites del Ministerio de Relaciones
Exteriores del Perú. Finalmente, la tercera fuente reproduce algunos de los docu-
mentos publicados en las primeras dos, pero agrega un importante número de
documentos inéditos provenientes del Archivo General de Indias y de la antigua
Secretaria del Virreinato del Perú.

Ha sido a partir de estas fuentes manuscritas e impresas -que seguramente


no constituyen la totalidad del acervo documental existente sobre Don Martín de
la Riva Herrera-, que se ha elaborado la presente selección. Para la labor de
ordenamiento del material nos hemos guiado por dos principios: el de orden cro-
nológico y el de afinidad temática. En cuanto al orden cronológico, este no siem-
pre está presente en la documentación oficial, en la medida que muchos de los
documentos van seguidos de copias o traslados de otros con fechas anteriores,

17
cuyos originales no se encuentran en d legajo. Esto ha significado en muchos
casos trastocar el orden de la documentación tal como aparecía en los legajos
originales y tal como fue publicada a la vuelta del siglo. Aún cuando este proce-
dimiento no es ortodoxo, lo hemos adoptado por cuanto facilita la lectura para
los no especialistas. Por lo demás, cada uno de los documentos que reproduci-
mos va acompañado de su respectiva referencia, permitiendo a los especialistas
consultar las fuentes originales en caso de considerarlo necesario.

En lo relativo al criterio de afinidad temática, este ha tenido preceden.c ia so-


bre el de orden cronológico. Cabe recordar que la abundante documentación
producida por Riva Herrera estaba dirigida a diversas instancias administrativas
(locales, virreinales y de la metrópoli), y que a través de ella el conquistador bus-
caba vencer obstáculos políticos y burocráticos en varios frentes simultáneamen-
te. Así, en aquellos casos en donde existíia una afinidad temática que definía con-
juntos discretos de documentos, en lugar de intercalar - siguiendo un estricto orden
cronológico-, documentos pertenecientes a diferentes conjuntos, hemos preferi-
do presentarlos como una unidad temática, aún cuando ello significara ir para
atrás o para adelante en el tiempo. El que con estos procedimientos hayamos
conseguido o no el objetivo de lograr una mayor coherencia y de hacer más fácil
la lectura de esta recopilación queda a juicio del lector.

SEMBLANZA DI DON MARTiN DE LA RJVA HERRERA Y S(NTESIS DE SUS


CUATRO ENTRADAS

En la documentación oficial el nombre de Don Martín aparece indistintamen-


te acompañado de los apellidos Riba Herrera, Riva y Herrera, Riva Güero, Riva
Agüero, y Riva y Agüero, siendo el más común, y el que aquí adoptamos, el de
Riva Herrera. Todos estos, sin embargo, designan a un mismo individuo: el per-
sonaje que desde 1653 a 1657 recorrió a paso de conquista las selvas del Hua-
llaga y del alto Marañón. Don Martín, nacido en la ciudad española de Burgos,
tenía unos 29 años cuando fue nombrado corregidor de Cajamarca en 1642 y
unos 40 años cuando realizó su primera entrada a la selva nor-oriental. Según su
propio testimonio, sirvió en la Real Armada más de doce años, siguiendo los pa-
sos de su padre, el Almirante Don Bartolomé de la Riva y Herrera. Heredero de
una considerable fortuna, Don Martin gozaba además del prestigio ganado por
su padre, quien murió de un balazo defendiendo la Almiranta Real que conducía
la carga anual de oro a España, durante un ataque de piratas. Por su fortuna y por
la distinción de su familia, Don Martín gozaba de una gran influencia política,

18
que lo distinguió de otros conquistadores del siglo XVII, tal como es el caso del
aventurero Don Pedro Bohórquez (Santos Granero 1986). Sin embargo, esta mis-
ma condición y cualidades le valdrían que sus detractores emitiesen juicios como
el del historiador jesuita Juan de Velasco: "Era hombre de infeliz cabeza, al cual
solo por hijo de buenos padres, que habían hecho servicios a la corona, le dio el
Virrey de Lima, el pequeño gobierno de Caxamarca en el Pení" (1979 [ 1788]:
III, 315).

Es dificil determinar si el General Riva Herrera era, como afirma Velasco,


"un hombre de infeliz cabeza" o si, por el contrario, era un hombre inteligente
cuyo afán de gloria se vio frustrado por la pobreza (en términos españoles) de la
Amazonia, así como por la valentía y amor a la libertad de los pueblos indígenas
que la habitaban. En todo caso, la documentación que atestigua las prerrogativas
y concesiones conseguidas por Don Martín dejan entrever una persona extrema-
damente hábil y perseverante en el manejo de los recursos legales, y que se supo
mover con rapidez y audacia para remover los obstáculos que se interponían en-
tre él y las metas que se había propuesto. Memoriales, cartas, informes, certifi-
caciones y otros papeles dan testimonio de su habilidad para utilizar en su propio
beneficio los lentos y complejos mecanismos de la burocracia colonial.

Gestiones previas a sus conquistas

En la etapa preparatoria de su conquista, Riva Herrera logró interesar al Rey


en su proyecto por encima del parecer del Fiscal del Consejo de Indias que opi-
naba "que no estaban los tiempos para nuebas conquistas, sino para conservar en
paz lo que se posee" (Doc. Nº 5), e incluso por encima del parecer del mismo vi-
rrey Marqués de Mancera. Este último no parece haber sido muy afecto a apoyar
acciones que ¡pudiesen perturbar el orden del virreinato, tal como consta de sus
constantes negativas a otorgarle licencia al Capitán Pedro Bohórquez para reali-
zar una entrada al valle de Chanchamayo y Cerro de la Sal (Santos Granero 1986:
130). Si bien el virrey Mancera no hizo nada por apoyar la iniciativa de Riva
Herrera, logrando dejar al término de su gobierno -tal como era su deseo y má-
ximo orgullo-, las provincias del virreinato "en toda paz, sosiego y quietud" (Si-
les s/f: 79), este último siguió utilizando sus influencias hasta lograr del virrey
Conde de Salvatierra lo que no obtuviera de su predecesor.

El Conde de Salvatierra debe haber sido, al igual que Mancera, un adminis-


trador prudente -fue virrey de la Nueva España durante cinco años y gobernó el

19
virreinato del Perú desde 1648 hasta 1655- , pero con una mayor dosis de auda-
cia que el segundo, poesto que a poco de haber asumido su gobierno dio licencia
1
de conquista a los dos últimos grandes conquistadores del siglo XVII: Don Mar-
tín de la Riva Herrera y Don Pedro Bohórquez. Ambos, sin embargo, habrían de
darle grandes dolores de cabeza: el primero por sus desmedidas ambiciones per- 1
sonale·s, que le ganaron la cerrada oposición de los misioneros jesuitas de la pro- \
vincia de Maynas, y el segundo por sus desmanes y desacatos, por sus conflictos
con los misioneros franciscanos y dominicos de la conversión del Cerro de la Sal, 1
y por su autoproclamación como Inca entre los Chiriguanos del Alto Perú.

Riva Herrera obtuvo el visto bueno del Fiscal de la Audiencia de Lima en


1648 (Doc. Nº 9), pero debió esperar hasta 1653 para poder realizar su primera
entrada a la selva. Antes debió superar dos graves obstáculos. El primero estaba
relacionado con su pedido para que se le prorrogase su oficio de corregidor de
Cajamarca por cuatro años (Doc. Nº 6). Esta condición sine qua non recibió el
parecer favorable del Fiscal en 1648 (Doc. Nº 7), y fue ratificado por una Real
Cédula de 1650 (Doc. Nº 11 ), en la que constaba que la prórroga debía correr a
partir del término de los cinco años por los cuales le fue proveído dicho oficio
originalmente. Esto significaba que la prórroga corría desde principios de 1649 y
vencía en 1653. Sin embargo, sucesivas demoras en la entrega de los títulos de la
prórroga y de los papeles confinnándo-le la licencia de conquista hicieron que
Don Martín solicitase que la prórroga corriese desde que se le entregasen efecti-
vamente los despachos reales (Doc. Nº 1O).

Mediante Real Cédula de 1652 (Doc. Nº 11) el Rey Felipe IV aprobó esta
nueva condición; sin embargo, y partiendo de la base que originalmente la prórro-
ga debía vencer en 1653, el Rey ya había elegido con anterioridad sucesor para
el cargo de corregidor de Cajamarca que ocupaba Riva Herrera. Dicho sucesor,
Don Salvador Solano, protestó esta nueva prórroga que le impedía acceder al
cargo en la fecha prevista (Doc. Nº 12).. La protesta de Solano ocasionó nuevas
demoras, pero las influencias de Riva Herrera y el interés que su proyecto sus-
citó en el Rey lograron vencer este obstáculo. En abril de 1653 la Audiencia de
Lima dictó sentencia a favor de Don Martín y ordenó se le despachasen de in-
mediato los recaudos necesarios para realizar su entrada a la selva (Doc. Nº 14).
Con esto el conquistador terminó recibiendo un trato excepcional, en la medida
que la Corona lo confirmó en su cargo de corregidor de Cajamarca por trece años
consecutivos.

El segundo escollo que debió remover Don Martín para lograr sus propósi-
tos estaba relacionado con otra de las condiciones que figuraban en las capitula-

20
-
ciones pactadas con la Corona: la de que se le agregase al de Cajamarca el
corregimiento de Chachapoyas y Moyobamba por constituir este la entrada más
directa a la provincia de los Motilones (Doc. Nº 6). En 1647, cuando recién
comenzaba sus gestiones ante la Corona, Don Martín ya había recibido el apoyo
del Cabildo de Chachapoyas para realizar su entrada (Doc. Nº 4 ). Esto contribu-
yó a que el Fiscal y el Rey aceptasen esta condición (Doc. No. 7 y 11 ). Sin em-
bargo, hacia 1650 los cabildantes de Chachapoyas (en la sierra) y Moyobamba
(en la selva alta), dando un giro espectacular, solicitaron al Rey se le denegase a
Riva Herrera el permiso para realizar su entrada por dichas ciudades y no se le
otorgase el oficio de corregidor de las mismas. Como consecuencia, el Rey or-
denó al Conde de Salvatierra que escuchase las razones expuestas por los cabil-
dos respectivos (Doc. Nº 15), las mismas que le fueron presentadas in extenso
en 1653 (Doc. Nº 16). Las objeciones de los cabildantes se basan en dos argumen-
tos centrales: el primero, que las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba son
pequeñas y pobres en indios tributarios y que las demandas de una expedición de
la envergadura de la de Riva Herrera perturbarían el orden y la economía local;
el segundo, que al nombrar a Riva Herrera como corregidor de dichas ciudades,
en el caso de que este cometiese excesos, sus habitantes no tendrían a quien re-
currir por ser el conquistador juez y parte simultáneamente.

El problema, en definitiva, era una cuestión de poder. Los habitantes de


Chachapoyas y Moyobamba tenían sumo interés de que los indios Motil-ones y
Tabalosos vecinos, que atacaban intermitentemente sus haciendas, fuesen redu-
cidos y encomendados, pero a la vez no querían verse sujetos a un hombre cuyos
poderes en caso de tener éxito excederían a los de un simple corregidor. Pero así
como Riva Herrera logró superar las objeciones de su sucesor legal en el corre-
gimiento de Cajamarca, también en este caso obtuvo de la Real Audiencia una
resolución favorable a su persona (Doc. Nº 17), y el 8 de agosto de l 653 se le
entregaban finalmente los títulos y demás despachos que le permitirían dar inicio
a su conquista con toda legalidad (Doc. Nº 19). En los cuatro años subsiguientes,
tal como lo había pactado con la Corona, Riva Herrera se dedicaría de lleno a sus
descubrimientos, conquistas, pacificaciones y poblaciones. En ese período habría
de realizar cuatro entradas.

La primera entrada

La primera expedición de Riva Herrera desde Moyobamba, fue una entrada


de reconocimiento a la provincia de los indios Motilones y Tabalosos que tuvo

21
una duración de apenas dos semanas. Motilones y Tabalosos son gentilicios que
aparecen en las fuentes a veces como sinónimos y otras como parcialidades di-
ferenciadas de una misma unidad étnica. Ambos nombres se usaban indistinta-
mente para designar a un conjunto de cinco parcialidades que, en los padrones
que mandó a levantar Riva Herrera, aparecen registradas como: Tabalosos, La-
mas, Suchiches, Guahenes y Angahuallos (Doc. Nº l 8)(2l. En otro documento
(Nº 27), se distingue entre la provincia de Tabalosos, y la de Motilones, incluyen-
do esta última a los Suchiches y Lamas . En este esquema dual es dificil definir
con exactitud cuál era la posición de las parcialidades de Guahenes y Angahuallos.

En el padrón levantado por Riva Herrera estas cinco parcialidades aparecen


agrupadas en tres unidades: la parcialidad de los Tabalosos y Angahuallos con un
total de 115 personas bajo el liderazgo de Ojanasta y dos caciques menores; la
parcialidad de los Lamas con un total de 25 personas bajo el liderazgo del caci-
que Majuama; y la parcialidad de los Suchiches y Guahenes con un total de 283
personas bajo el mando de Tanojoa y otros dos caciques menores. Por su parte,
Scazzocchio ( J981: 1O1) afinna que el gentilicio de Motilones -o 'cabezas pela-
das'- fue aplicado en sentido estricto a los Tabalosos, pero que frecuentemente
se lo hacía extensivo a todos los grupos vecinos. En este sentido, se podria con-
cluir que el ténnino Motilones constituiría un gentilicio genérico de origen espa-
ñol que designaria más específicamente al conjunto de las cinco parcialidades
conqui.stadas por Riva Herrera -entre ellas la de los Tabalosos.

A pesar de la brevedad de su entrada, Riva Herrera logró persuadir a los


caciques Ojanasta y Majuama para que dieran la obediencia al Rey, y los pobló
al primero en Nuestra Señora del Rosario de los Tabalosos sobre la margen de-
recha del río Mayo (afluente del Huallaga), y al otro en San Joseph de Lamas
sobre la margen izquierda del mismo río (ver Mapa 1). Esta hazaña no debe ha-
ber sido dificil de lograr, ya que según su propio testimonio, ocho años antes, en
1645, la provincia de los Motilones y Tabalosos había sido asolada por una vio-
lenta peste de viruelas que había dado muerte a "toda la más de la gente". Esto se

2. En su artículo sobre la conquista de los Motilones en los siglos XVII y XVIII, Fran~oise
Scazzocchio (1981; 104) afinna que el nombre de Ancohuallo - nombre del jefe Chanca vencido
por los Eneas y que supuestamente se refugió en la zona de Lamas- no aparece relacionado con el
sitio de Lamas en las crónicas tempranas sobre esta región. A pesar de que el registro de la par-
cialidad de Angahuallos en este documento no necesariamente invalida las conclusiones a las que
arriba esta autora, sí introduce un nuevo elemen10 a considerar en la discusión acerca de un pro-
bable origen andino de los actuales Quechuas Lamistas.

22
MAPAI
Rutas de conquista y fundaciones realizadas por
D. Martín de la Riva Herrera, 1653-57

h~

.I

' • II
' . .,
C4ja,na,ca ••

• Cladade■ espalolas
-·-· RutH de conqaltta
• Fu■dacloaes de Rlba Herrera
l. Ntra. Sra. del Rosario de los Tabalosos (1653)
2. San Joseph de Lamas ( 1653) ■ Mltlonn Jesuitas
3. San Antonio de Porontos ( 1654) A. Concepción de Jeberos (1638)
4. Limpia Concepción de Xibitos (1654) B. Ntra. Sra. de Loreto de Paranapura ( 1651)
S. Santiago de los Juanuncos ( 1654) C. Sta. Maria del Huallaga de Cocamas <1652)
6 . San Nicolás de Payananzos (1654) D. San Francisco Javier de los Aguanos (1653)
7. Santander de la Nueva Montaña (1656) E. Los Angeles de Roamainas (1654)

23
refleja en los padrones que mandara a levantar Riva Herrera. Los mismos dan
un total de 423 personas para las cinco parcialidades. cifra extraordinariamente
baja aún para los stándares de las poblaciones indígenas. Los datos de este pa-
drón indican que la epidemia causó estragos fundamentalmente en la población
infantil. Así, el promedio de familia es de 3.6 miembros por unidad familiar,
mientras que el promedio de hijos sobrevivientes bajo tutela de la unidad familiar
es de 0 .96, es decir, menos de un hijo por familia.

Para tener noción de lo catastrófico que esto significa en términos demográ-


ficos, conviene señalar que estos índices están incluso por debajo de los registra-
dos para la población Yanesha de las misiones del Cerro de la Sal en 1739, fecha
en que se alcanza el punto más bajo de su proceso de declinación demográfica.
En ese entonces el promedio de familia entre los Yanesha era de 3.75, mientras
que el de hijos sobrevivientes bajo tutela de la unidad familiar era de 1.19 (San-
tos Granero 1987: 44). Por lo demás, el porcentaje de los Motilones y Tabalosos
de 0-14 años ascendía a sólo 36.45%, cifra similar a la de 32.29% registrada
entre los Yanesha para el año de 1739 (Santos Granero 1987: 45), y que es carac-
terística, en condiciones normales, de poblaciones de lento crecimiento vegetativo.

La segunda entrada

Tras haber dejado pacificados a Motilones y Tabalosos, Riva Herrera regre-


só a Cajamarca para preparar una segunda entrada en forma. En una maniobra
típica de su gran ambición, Don Martín aprovechó esta oportunidad para solici-
tarle al Rey se le agregase a sus títulos de corregidor de Cajamarca y de las ciu-
dades de Chachapoyas y Moyobamba el del pequeño corregimiento de Cajamar-
quilla (Doc. Nº 19) (ver Mapa 1). Riva Herrera basó su pedido en el hecho de que
era más corto y fácil entrar al valle del Huallaga desde Cajamarca por Cajamar-
quilla, que por Chachapoyas. Este mismo argumento había sido utilizado por los
cabildantes de Chachapoyas para evitar que el entonces Capitán Riva Herrera
entrara por dicha ciudad. En esa oportunidad Riva Herrera insistió en que era
imperioso entrar por Chachapoyas; luego de obtener el corregimiento de Cha-
chapoyas y tras su primera entrada cambió de opinión. A pesar de esta evidente
contradicción y gracias al apoyo del Provincial de los Franciscanos (Doc. Nº 21 ),
a cargo de cuya orden estaban las misiones de Panatahuas del alto Huallaga (San-
tos Granero 1985), las autoridades convinieron en agregarle el corregimiento soli-
citado.

24
Conseguido esto, y cuando Don Martín ya se disponía a organizar su segun-
da entrada, tuvo noticia que los indios Motilones y Tabalosos que dejara reduci-
dos se habían levantado bajo el mando del cacique Ojanasta y habían quemado
los pueblos por él fundados. Como consecuencia, Riva Herrera partió inmediata-
mente hacia Moyobamba al mando de una compañía de soldados, llegando a la
zona el 12 de mayo de 1654. Allí persiguió a los rebeldes, capturando a Unguaya,
un cacique menor de la parcialidad de Ojanasta, y a Majuama, cacique principal
de la parcialidad de los Lamas. Ambos negaron su participación en los hechos,
echando la culpa del levantamiento al cacique Ojanasta -por entonces refugiado
en tierras de sus aliados los Coscobosoas-, y a los miembros de la parcialidad de
los Suchiches. Don Martín atacó a estos últimos, capturando a cuatro de sus caci-
ques, quienes a su vez culparon a dos seguidores de Ojanasta como los principa-
les instigadores de la rebelión. Riva Herrera mandó a ahorcar a uno de ellos y
para demostrar su magnanimidad perdonó al otro. Asimismo ordenó a los indios
construir un fuerte en el asiento de San Joseph de Lamas -en donde dejó a una
pequeña guarnición-, y que se redujesen nuevamente en los pueblos destruidos.
Tras haber puesto orden en la provincia, Riva Herrera partió hacia Cajamarca el
9 de junio tras sólo 29 días de estadía en la zona (Doc. Nº 24 y 27).

La tercera entrada

Habiendo sido informado que Ojanasta estaba instigando a los indios Cos-
cobosoas, Juanuncos y Fuines para que le impidiesen el paso a los españoles (ver
Mapa 11), Riva Herrera organizó su tercera entrada dividiendo sus fuerzas en dos
para poder capturar al cacique rebelde en una maniobra de pinza: una parte de sus
fuerzas entró por Moyobamba, dirigiéndose río abajo por el Mayo, mientras que
la otra, compuesta por dos compañías de soldados españoles y 150 indígenas
serranos bajo su mando, entró el 3 de agosto de 1654 por el antiguo camino de
Condormarca en el corregimiento de Cajamarquilla. Esta tercera jornada tuvo
una duración de cuatro meses. Durante ese período Riva Herrera redujo, a paso
de conquista, a los Porontos, Cholones y Jibitos, tres grupos vecinos dei piede-
monte andino que parecen haber hablado una misma lengua, y que habiendo sido
reducidos tiempo atrás, se habían rebelado y expulsado a los españoles. Entre
ellos Don Martín fundó dos pueblos: San Antonio de Porontos y la Limpia Con-
cepción de Jibitos (ver Mapa 1).

A continuación bajó por el río Huayabamba hasta el Huallaga, donde se le


dieron de paz los Juanuncos y los Payananzos, entre quienes fundó los pueblos de

25
MAPA2
Etnias contactadas por D. Martin de la Riva Herrera
durante sus cuatro expediciones, 1653-57

CajtJmlJl'CO

26
Santiago de los Juanuncos y San Nicolás de Payananzos. Continuando su viaje
río abajo, llegó hasta la desembocadura del río Sapo, territorio de los Coscobo-
soas, también conocidos como Pavalosos. En esta zona le tomó obediencia al
cacique Anchafó y ordenó se levantasen padrones de toda la provincia, los cuales
desafortunadamente no han podido ser hallados. Continuando río abajo, llegó
hasta la desembocadura del río Mayo, en donde fue informado que las fuerzas
que enviara desde Moyobamba habían logrado capturar a Ojanasta. Mandó
entonc•es reconocer las provincias de los Amassi, Fuines y Rumiaucas, ubicadas
entre los ríos Sapo y Mayo, y ordenó que todos los Motilones y Tabalosos fuesen
reducidos en los dos pueblos que fundara en su primera entrada.

Hasta ese momento Riva Herrera se había limitado a recorrer provincias que,
aunque conocidas desde tiempo atrás y en algunos casos reducidas por largos
períodos, se encontraban a la fecha libres de la dominación colonial y reticentes
a ser dominadas nuevamente. Su presencia en la zona estaba, por lo tanto, justi-
ficada. Más aún, habiendo obtenido la obediencia de tres conjuntos étnicos -el
de los Motilones y Tabalosos, de los Porontos, Cholones y Jibitos, y el de los
Amassi, Fuines y Juanuncos-, además del sometimiento de las naciones de los
Payananzos y Coscobosoas, su labor, de acuerdo a lo capitulado con la Corona,
estaba más que cumplida. Sin embargo, y contra todo lo esperado, Riva Herrera
decidió continuar su viaje río abajo para entrevistarse en la misión de Jeberos
con el P. Lucas de la Cueva, a la sazón rector de las misiones jesuitas de la Go-
bernación de Maynas. La razón explícita para esta visita era la de informarse
personalmente sobre la existencia de otras naciones indígenas aún no sometidas;
la razón no explícita, como veremos, parece haber sido la de conseguir que se
extendiesen los títulos de su conquista hasta abarcar la región del alto Marañón,
y en particular la provincia de los Jíbaros (los antepasados de los actuales Achuar,
Aguaruna y Huambisa), perdida a fines del siglo XVI y famosa en la memoria
popular de la época por la riqueza de sus lavaderos de oro.

En Jeberos, Don Martín persuadió al P. de la Cueva para que le diese 60


indios amigos de la misión y para que lo acompañase en una expedición de
reconocimiento de las provincias de los Aguanos y los Barbudos (aparentemente
los actuales Mayorunas). A lo largo de este periplo Riva Herrera comenzó a to-
mar posesión en nombre del Rey de etnías y pueblos ya reducidos o en proceso
de reducción por parte de los misioneros jesuitas. Según su testimonio, "les mete
respeto" a los indios del pueblo de Parina Pura, pequeña misión que el P. Ray-
mundo Santa Cruz había fundado con el nombre de Nuestra Señora de Loreto de
Parana,pura un año antes (Velasco 1979: 111, 194). En tierras de los Aguanos, en

27
donde el mismo padre fundara una misión en 1653 bajo el nombre de San Fran•
cisco Javier de los Aguanos (Velasco 1979: 111, 394 ), le tomó obediencia al caci-
que Callusepa. Tomó también posesión de los Barbudos y de los Cocama, entre
quienes el P. Santa Cruz había fundado una misión dos años antes con el nombre
de Santa María del Huallaga de Cocamas (Velasco 1979: 111, 394). Tras estas
acciones, Riva Herrera llegó a la desembocadura del río Cainarachi, donde se
despidió del P. de la Cueva. Surcando por este río, llegó a tierras de los Otanavis,
parcialidad de los Muniches (Velasco 1979: III, 465), a quienes sometió hacién-
doles prometer que irían a poblarse al pueblo de los Lamas.

Una vez llegado a San Joseph de Lamas, Don Martín encontró el pueblo
reconstruído. Según su testimonio, el pueblo contaba por ese entonces con 180
casas, una iglesia con campanas, imágenes y ornamentos, y un fuerte con dos
cañones pedreros de bronce. En San Joseph se habían reducido todos los de la
provincia de Motilones (Suchiches y Lamas), mientras que en la Virgen del Ro-
sario estaban reducidos todos los de la provincia de Tabalosos. Además los indios
Fuines, Juanuncos y Coscobosoas habían prometido reducirse en San Joseph al
año siguiente. Antes de salir de la zona, y para escanniento de los indios reduci-
dos, Riva Herrera mandó a ahorcar a Ojanasta, líder de la rebelión de 1654.

La cuarta entrada

Con este acto concluyeron las actividades de Don Martín en el valle del
medio y bajo Huallaga, abriéndose una nueva etapa de papeleos burocráticos
para que se le ampliasen sus títulos y se le agregase a la Gobernación de Motilo-
nes y Tabalosos -que por derecho de conquista le correspondía-, la de Maynas -
que por ese tiempo había vacado (Doc. Nº 24). Los argumentos que esgrime a
fines de 1654 para obtener esta gracia son tres: 1. el primero, que los territorios
de la Gobernación de Maynas, que se le otorgara al Gral. Don Diego Vaca de
Vega en 1618, estaban comprendidos ' "en los términos que se le señalan en sus
títulos por estar debajo de los grados de la Equinocial"; 2. el segundo, que en 36
años que dicho general y su hijo, Pedro Vaca, tuvieron a cargo la Gobernación
de Maynas, "no han obrado ni pacificado en ella siquiera una provincia de las
contenidas en su gobierno"; y 3. que habiendo sido otorgada dicha gobernación
por dos vidas y habiendo muerto Don Diego y su hijo, la misma quedaba vaca,
no existiendo mayor impedimento para que se le agregase a sus títulos (Doc. Nº
24).

28
Estos argumentos, como veremos, no eran del todo verdaderos; pero Don
Martín, apoyado en sus recientes logros en el valle del Huallaga y esgrimiendo la
atractiva posibilidad de conquistar las provincias de los Jíbaros, Maynas y Coca-
mas "tan ricas de oro como es notorio en este reyno", logró convencer a la Real
Audiencia de Lima. A fines de 1654 ésta le otorgó licencia para extender su con-
quista a Maynas, con la sola salvedad de que no podría entrar en aquellos lugares
ya reducidos por los franciscanos (Doc. Nº 25). Con ello se ignoraba el hecho de
que los jesuitas venían desarrollando en Maynas una activa - aunque desigual en
cuanto a logros- , labor misionera en esta zona desde por lo menos 1638 (Figue-
roa 1986: 157). Esta omisión (¿calculada?) constituyó la piedra angular sobre la
que se fue gestando el conflicto entre Riva Herrera y los jesuítas, y que a la postre
hizo que éste cayese en desgracia ante las autoridades virreinales.

Mientras en mayo de 1655 Riva Herrera le informaba al Rey sobre su in-


minente partida a la conquista de los Maynas y Jíbaros (Doc. Nº 26), en julio de
ese mismo año Don Juan Mauricio Vaca de Eban, segundo hijo del conquistador
de los Maynas, Gral. Diego Vaca de Vega, interponía un recurso para que no se
le diese licencia a Don Martín para entrar a Maynas (Doc. Nº 42). Debido a la
lentitud de la burocracia colonial, el pleito habría de continuar aún en tiempos en
que Riva Herrera ya se encontraba realizando su cuarta entrada. En esta oportu-
nidad el general entró con parte de sus soldados por la ciudad de Jaén con direc-
ción al pueblo de San Francisco de Borja, sobre el alto Marañón. Allí debía
encontrarse con el resto de sus tropas, el cual debía descender por el Huallaga
desde el pueblo de Lamas (Doc. Nº 30). En agosto de 1655, tras haber consultado
con los vecinos de Borja acerca de cuál debería ser la primera provincia a con-
quistar, se dirigió con cuatro compañías (100 soldados) y gran número de indios
Maynas reducidos río arriba por el Santiago a la conquista de los Jíbaros. La ex-
pedición fue un rotundo fracaso (Doc. Nº 40). A pesar de que en setiembre el P.
Raymundo de Santa Cruz se le unió en su campamento del alto Santiago, trayen-
do con.sigo 50 indios amigos de la misión de Jeberos y un número indeterminado
de indios de la misión Cocamilla de Santa Maria del Huallaga y de la de Parana-
pura, los Jíbaros le siguieron ofreciendo una férrea resistencia.

Riva Herrera recorrió el extenso territorio Jíbaro con el fin de capturar a los
indígenas, pero éstos se escondían, lo emboscaban y no se rendían. Mientras
tanto las enfermedades iban consumiendo a sus tropas. En enero de 1656, de 200
personas entre españoles e indios que había en el campamento central, sólo 50
estaban en condiciones de pelear. Los soldados comenzaron a amotinarse y gran
parte de los indios que trajera el P. Santa Cruz huyeron, refugiándose entre los

29
Cocama del Ucayali (Figueroa 1986: 224). Riva Herrera insistia en continuar la
persecución, pero los misioneros que lo acompañaban lo exhortaron en nombre
del Rey a abandonar la empresa y regresar a Borja.

Los expedicionarios llegaron a est.e pueblo a comienzos de febrero de 1656;


pero lejos de dar por terminada su labor, Riva Herrera decidió mandar al Hua-
llaga a una de sus compañías para afianzar la conquista de los Motilones, partien-
do con el resto de sus tropas a la conquista de los pueblos indígenas que habitaban
los ríos Pastaza y Tigre. En el Pastaza se encontró con el P. Francisco de Figueroa,
que se hallaba evangelizando a los Roamaynas y Conchas o Zapas, parcialidades
de un mismo conjunto étnico (Jouanen 1941 : I, 395). Mandó a una de sus com-
pañías río arriba hasta la desembocadura del Bobonaza para conquistar a los
Coronados, mientras que él se dirigía tierra adentro con dirección a las quebradas
que desembocan en el río Tigre. A su paso redujo a 18 caciques Roamaynas y
Zapas, a quienes sacó de sus tierras para reducirlos a orillas del Pastaza.

Posteriormente entró en el Tigre, donde sometió a 27 caciques de los Avitoas,


Atios y Azoros, los cuales parecen haber constituído parcialidades de una misma
etnia. Estos prometieron poblarse en el Pastaza en cuanto pasaran las epidemias
de viruelas y difteria que comenzaban a asolar la región. Estas epidemias, traídas
por los expedicionarios, comienzan a hacer estragos entre ellos, obligando a los
180 soldados españoles y auxiliares indígenas a retomar al Pastaza tras dos me-
ses de recorrido.

Riva Herrera había acordado en sus capitulaciones con la Corona fundar dos
ciudades en los territorios que conquistase. Como el tiempo de su licencia expira-
ba, el conquistador se dispuso a fundar una ciudad a orillas del Pastaza, contando
para ello con los indios reducidos entre los Roamaynas y Zapas de los afluentes
del Pastaza, los Avitoas, Azoros y Atios del Tigre, los Coronados del Bobonaza,
y los Jeberos, Aguanos y Mayorunas del bajo Huallaga. La ciudad se fundó el 25
de julio de 1656, en un punto a medio día río arriba de la desembocadura del
Pastaza en el Marañón, bajo el nombre de Santander de la Nueva Montaña (Doc.
Nº 32). Su jurisdicción abarcaría las provincias de los indios mencionados, que-
dando exenta de las jurisdicciones de las ciudades, más o menos cercanas, de
Borja, Macas y Moyobamba. La justificación para la fundación de Santander se
basaba en su ubicación estratégica por estar al centro de una multitud de pueblos
indígenas no conquistados y por encontrarse sobre un río que comunicaba
directamente con la provincia de Quito. En la nueva ciudad se asentaron 35 ve-
cinos españoles, 26 de los cuales casados, a quienes se repartió solares y enco-

30
miendas entre los indios Roamaynas y Zapas, los cuales hablan sido reducidos en
cuatro pequeftos pueblos cercanos a la nueva ciudad. Se construyeron casas, una
fragua y una iglesia con campanas, ornamentos, cálices y pinturas, la cual. quedó
a cargo del P. Figueroa (Doc. Nº 36).

Habiendo tenido noticias de que los Chamicuros, Jibitos y Miliquines se


habían confederado contra los Aguanos, Riva Herrera salió de Santander con
rumbo al Huallaga con el fin de pacificarlos. Tras lograr su objetivo visitó la pro-
vincia de los Mayorunas, constatando que éstos se estaban poblando tal como se
los había ordenado. De alli continuó viaje hasta San Joseph de Lamas, donde
fundó una segunda ciudad el 1Ode octubre de 1656 bajo el nombre de Triunfo de
la Santa Cruz de Motilones (Doc. Nº 34). La misma se encontraba en las cerca-
nías de cuatro pueblos de indios: San Joseph, poblado con indios Lamas y Mo-
tilones.; Virgen del Rosario con indios Tabalosos; San Pedro con indios Payanan-
zos y Coscobosoas; y Santiago con indios Fuines. La jurisdicción de esta segunda
ciudad debía extenderse sobre todas estas provincias de indios más la de los Ama-
sifuines. Por el nor-este su límite era el río Paranapura, mientras que por el Hua-
llaga su jurisdicción llegaba hasta la provincia de los Mayorunas. En la nueva
ciudad se asentaron 24 espaftoles, 16 de ellos casados, quienes se comprometie-
ron a ttaer a sus familias, construir casas, y abrir chacras en menos de seis me-
ses. Riva Herrera nombró Cabildo, entregó campanas, pinturas, imágenes y orna-
mentos para la iglesia, proporcionó annas para el fuerte, y encomendó indios de
los cuatro pueblos referidos a los vecin.o s de la ciudad. Estableció además que
los nuevos encomenderos no podrían exigir de los indios encomendados ni tra-
bajo, ni tributo en especies hasta que se fijase la tasa que éstos debían pagar. Por
ese entonces, el clérigo Salvador Velásquez de Medrano -Capellán Mayor y Vi-
cario General de la conquista que tenía a su cargo Riva Herrera- declaraba haber
bautizado y casado a más de 800 de los indios reducidos (Doc. Nº 40). Velásquez
de Medrano finalizaba su declaración diciendo:

"Y abiendo el dicho general obrado todo lo referido le cargaron mas


sus achaques y ademas de las calenturas un corrimiento en una pier-
na de la qual se aliaba totalmente baldado, sin poderse menear, sino
por manos ajenas, determino a persuacion mía y de muchas perso-
nas salir a curarse a esta villa (de Cajamarca)" (Doc. Nº 40).

El Gral. de la Riva Herrera no habría de volver a poner pie en la selva; los


acontecimientos posteriores habrían de desarrollarse fundamentalmente sobre el
papel a través de un largo pleito con los jesuítas de Maynas y con Juan Mauricio

31
Vaca de Eban, descendiente de Diego Vaca de Vega. conquistador y primer go-
bernador de la provincia de Maynas.

E1.. CONFLICTO [:--ITRE RIVA HERRERA y LOS J[SUÍTAS

Riva Herrera solicitó ampliación de sus títulos en 1654, terminada su tercera


jornada en el Huallaga (Doc. Nº 24). A fines de ese año la Real Audiencia dio su
parecer favorable a dicho pedido. sugiriendo al Rey:

"se le conceda la licencia que pide á el General Don Martín de la


Riba y Agüero para la dicha conquista; y que se le despache título de
Gobernador de todos los pueblos. villas y ciudades que conquistare
y poblare en la mesma conformidad y con las mesmas calidades que
se dió al General Don Diego Vaca de Vega..." (Doc. Nº 25).

Como dijéramos, en julio de 1655, Don Juan Mauricio Vaca de Eban comen-
zó a mover sus influencias para impedir que se confirmase a Riva Herrera en el
cargo de Gobernador de Maynas; pero apenas un mes más tarde éste ya se en-
contraba en San Francisco de Borja, capital de la Gobernación de Mayn;as, alis-
tándose para entrar a la conquista de la provincia de los Jíbaros. Esta expedición
fue un fracaso, pero la emprendida en los rios Tigre y Pastaza tuvo mayor éxito y
al final de la misma. a mediados de 1656, Riva Herrera consiguió calificaciones
favorables a su persona de pane del Cabi Ido de Borja y de los misioneros jesuitas
PP. Francisco de Figueroa y Raymundo de Santa Cruz (Doc. Nº 35, 36 y 37). Un
año más tarde estas mismas personas habrían de volverse sobre lo declarado y a
requerimiento de Vaca de Eban (Doc. Nº 44 y 47), habrían de ofrecer informes
negativos sobre Riva Herrera (Doc. Nº 43 y 46). ¿Cómo explicar este súbito cam-
bio de posición?

Una posible explicación es que, requeridos por el mismo Riva Herrera para
informar sobre los logros de sus conquistas, el Cabildo y los jesuitas no tuvieron
el valor para presentar un primer informe negativo. Una explicación alternativa
es que con lo obrado por Riva Herrera todas estas personas se beneficiaban de
una u otra manera y que sólo presiones posteriores les hicieron cambiar de opi-
nión. Los cabildantes de Borja se beneficiaron con la fundación de la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña; la mayor parte de los vecinos de la nueva ciu-
dad eran encomenderos de Borja que vieron incrementadas sus encomiendas con
los indios que Riva Herrera les entregó de entre los que se redujeron en el Pas-

32
~---~,,,,,,,,,,,.

taza. Esto, sin duda, debe haber sido apreciado por los vecinos de Borja, ya que
debido a las epidemias, fugas y represión a los rebeldes sus encomiendas origina-
les de indios Maynas se habían visto fuertemente disminuidas. Así, al tiempo de
su fundación, en 1619, existían en Borja 700 indios tributarios; en 1636, poco
antes de que se establecieran en la zona los jesuitas, sólo quedaban 400 tributa-
rios (Figueroa 1986: l 60). No es de extrañar, entonces, que los habitantes de
Borja saludasen con beneplácito la iniciativa de Riva Herrera.

Por su parte, el P. Figueroa también se vio beneficiado. Si bien es cierto que


cuando Riva Herrera entró al Pastaza, Figueroa ya hacía por lo menos un año que
había comenzado su labor evangélica en la zona, éste había tenido poco éxito en
el logro de sus objetivos. Según su propio testimonio, Figueroa le informó a Riva
Herrera "de lo que avia visto y como la mayor parte de los caciques y parcialida-
des de los Roamaynas y Conchas no avian salido a poblarse sino que se estaban
en sus rretiros y de la noticia que davan de los Avitoas, Azoros e lquitos del rrio
Tigre" (Doc. Nº 36). Riva Herrera sometió a todos estos pueblos y los obligó a
trasladarse a las cercanías de la nueva ciudad de Santander, dejando a cargo de su
cuidado espiritual al P. Figueroa, tal como este último lo confirma:

"y me ha pedido su Señoria cuyde con lo espiritual de la doctrina


haciendo oficio de cura con los españoles e yndios por ser sus ynten-
tos que la compañia se encargue de todo y lo cultive, como lo hace
en las demas partes destas misiones que estan de paz, señalandome
por agora de su casa y hacienda el estipendio que se da a otras
ciudades nuevas" (Doc. Nº 36).

Por lo que sabemos del P. Figueroa, es dificil creer que el beneficio material
que recibiera del Don Martín de la Riva Herrera fuera motivo suficiente para
brindarle su apoyo. Nos inclinamos a creer que el entusiasmo de Figueroa por la
empresa de Riva HeJTera radica en el hecho de que éste creía honestamente:

"que el dicho Señor General tiene buen celo y procura por todos los
medios que se ofrecen y son posibles que se apacigüen las muchas
provincias de gentiles que hay por estos rrios, y son demasiadamente
barbaras, brutales y se reduzcan a policía, al conocimiento de Dios y
del Santo Evangelio aciendo buena escolta para el yntento a los
sacerdotes de quienes se vale de ordinario para proponer a los yn-
dios la paz y cristiandad que de ellos pretende" (Doc. Nº 36; énfasis
del autor).

33
Lo que Figueroa parece apreciar de Riva Herrera es el apoyo militar que éste
le brinda a los misioneros en sus actividades evangélicas, y que debido a la muerte
del gobernador de Borja éstos ya no estaban recibiendo. Como veremos, en este
punto, que es crítico para entender el conflicto entre Riva Herrera y los jesuítas,
el P. Lucas de la Cueva -rector de las misiones de Maynas- tenía una posición
radicalmente diferente.

El P. Raymundo de Santa Cruz parece coincidir con Figueroa en elogiar los


resultados obtenidos gracias al apoyo militar brindado por Riva Herrera, tal como
se desprende de las palabras con las que cierra su certificación:

"Por lo cual y en esta gobemacion ha obrado, gastado, tolerado y


sufrido con manifiesto valor, entereza y cristiandad y con grande
edificacion, reverenciando á los sacerdotes que consigo ha tenido se
le debe al dicho General Don Martin de la Riba Herrera agradecer
su trabajo... de cuyo valor, experiencia, celo é inclinacion , pa-
cificar y conquistar gentiles, esperamos grandes progresos en
estas misiones y conquista del servicio de ambas Magestades"
(Doc. Nº 37; énfasis del autor).

Sin embargo, si hemos de creerle al historiador jesuíta Chantre y Herrera.


quien reproduce, sin citar la fuente, parte del exhorto que le hiciera el P. Santa
Cruz a Riva Herrera durante la expedición a los Jíbaros, este misionero ya ma-
nifestaba sus dudas acerca de la efectividad del uso de las armas para la reduc-
ción de los indígenas amazónicos. En el mismo, el P. Santa Cruz intenta persuadir
a Riv:a Herrera de que abandonase su empresa con las siguientes palabras:

"la conducta del ejercito en sujetar por medio de las armas ,


los Indios Gfvaros no me parece acertada. ( ...) No es posible ya
conquistar a hombres para el Rey, sino ganando almas para el
cielo. El único medio de atraer á los Gívaros es publicarles la paz,
mostrarles cariño, halagarlos y acariciarlos. Por medio de algun indio
se les puede hacer saber que no hemos venido á estas tierras sino es
para hacerles todo el bien que podamos, para que conozcan a Dios
y aprendan á ser cristianos. Que no les pedimos cosa alguna, que
nada les queremos quitar, antes bien, que traemos mucho que darles
y repartir á sus niños y mujeres. Solo de esta manera se puede ven-
cer su obstinación y atraer su esquivez barbara" (Chantre y Herrera
1901: 178; énfasis del autor).

34
En los documentos posteriores se hizo mucho hincapié en que la terquedad
de Riva Herrera por permanecer en territorio Jíbaro hasta lograr su sujeción se
debió a su esperanza de encontrar los ricos placeres auríferos explotados en tiem-
pos del conquistador Salinas de Loyola y perdidos durante la gran rebelión Jí-
bara de 1579-99. También se hizo hincapié en que la terquedad del General sólo
pudo ser vencida gracias al exhorto del jesuíta Santa Cruz y de los clérigos que
con él iban. Sin embargo, según el P. Figueroa, fue el mismo P. Santa Cruz -vice-
rector de las misiones de Maynas- quien le solicitó a Riva Herrera, luego de la
fundación de Santander, que se dirigiese a la provincia de los Aguanos, en el bajo
Huallaga, "en orden a rreprimir y a apa.c iguar algunas parcialidades que no an
querido salir de paz y an hecho daños y muerto a algunos de los que la dieron de
la mesma nación..." (Doc. Nº 36). Esta actitud, que contradice el espíritu de su
supuesto exhorto a Riva Herrera, se explicaría por el hecho de que fue en esta
provincia donde el P. Santa Cruz puso su mayor celo evangelizador.

Mientras que los PP. Figueroa y Santa Cruz mantuvieron una posición
ambivalente frente a Riva Herrera y a sus acciones militares, su superior, el P.
Lucas de la Cueva, percibió inmediatamente el peligro que representaba para la
continuidad de las misiones y la preeminencia de los jesuítas la presencia del
conquistador en los territorios de conversión. Riva Herrera podía, gracias a sus
tropas, intimidar a los indígenas; pero és1a era un arma de doble filo .

Su fracasada expedición a los Jíbaros, dejó a éstos aún más resistentes a la


presencia española. Más aún, sus acciones en el río Santiago habían provocado
la huída de los indios Maynas, Aguanos y Cocamillas recientemente misionados,
que el P. Santa Cruz llevara como refuerzos para la conquista de los Jíbaros.
Como resultado, las misiones del bajo Huallaga se hallaban alborotadas y muchos
de los neófitos se habían escapado de las mismas, refugiándose entre los Cocama
aún no sometidos del río Ucayali. Las acciones de Riva Herrera en el Pastaza
habían reforzado la labor misionera, permitiendo la reducción de muchos in-
dígenas; pero al encomendar a los indígenas reducidos a los vecinos de la ciudad
de Santander, muchos de éstos habían comenzado a retirarse. Finalmente, como
Riva Herrera había utilizado a los vecinos de Borja y Santiago de las Montañas
para fundar la ciudad de Santander, éstas habían quedado despobladas y a mer-
ced de los Maynas cimarrones que comenzaron a atacarlas. Siendo Borja el cen-
tro desde donde se irradiaba la acción evangelizadora de los jesuitas, su despo-
blamiento afectaba a toda la estructura misionera de la región.

En vista de esta situación el P. de la Cueva decidió viajar a Lima para ad-


vertir al virrey sobre el caos que la presencia de Riva Herrera había producido

35
en Maynas. Lamentablemente no contamos con el informe que de la Cueva ele-
vó en 1656 al nuevo virrey Conde de Alba de Liste; pero algunos extractos de
los autos que se formaron, reproducidos por Chantre y Herrera, nos dan a conocer
su posición respecto del gobierno de Maynas (ver Apéndice 111).

Por ese entonces, la Gobernación de Maynas, que había vacado recientemen-


te debido a la muerte de Don Pedro Va,ca, estaba siendo disputada por Martín de
la Riva Herrera, Gonzalo Rodríguez de Monroy -Gobernador de los Quijos- y
por Juan Mauricio Vaca de Eban, hermano de Don Pedro (Chantre y Herrera
190 l: 182). El P. de la Cueva se alineó con este último, brindándole su total apo-
yo. La razón para ello parece haber sido que tanto su hermano como su padre
fueron los que hicieron posible la venida de los jesuitas a la región y quienes los
apoyaron desde 1638 en sus actividades. Tanto Don Diego como Don Pedro no
residieron en Borja durante sus respectivos períodos como gobernadores de
Maynas y, por lo tanto, no constituían autoridades civiles con las que había que
lidiar permanentemente. Más aún, en aquellas ocasiones en que los misioneros
requirieron de fuerzas militares para aplastar una rebelión o intimidar a los indí-
genas de una provincia recientemente contactada, ambos gobernadores prestaron
su apoyo inmediato a los jesuítas.

Tras las gestiones del P. de la Cueva en Lima, y ya de regreso en Borja, Juan


Mauricio Vaca lo exhortó a él, al Cabildo de Borja, y al P. Francisco de Figueroa
a que prestasen declaración sobre si las conquistas que Riva Herrera pretendía
haber realizado no habían sido ya llevadas a cabo por su padre y por su hermano
(Doc. Nº 44 y 47). En su respuesta (Doc. Nº 46), Figueroa se atiene a lo dicho en
la certificación que le diera a Riva Herrera un año antes, pero su tono cambia al
tenor de la posición de su superior, y ya no es tan elogioso del General. Su posi-
ción habría de endurecerse aún más con el paso de los años y la mayor distancia
de los acontecimientos por él vividos; y así, en la historia que escribe sobre las
labores de los jesuitas en el Marañón, sus elogios iniciales se convierten en una
dura condena a las actividades de Riva Herrera en la zona (ver Apéndice 1). La
historia oficial de los jesuitas reproduciría en años posteriores esta condena
(Apéndices II, 111 y IV).

Las gestiones del P. de la Cueva fueron muy efectivas. El 14 de setiembre de


1656 el Conde de Alba de Liste modificaba la licencia que su predecesor le otor-
gara a Riva Herrera, ordenando que éste "no entre ni pueda entrar en las partes y
lugares que tuviesen reducidos, no sólo los religiosos de San Francisco, sino
también los de la Compañía de Jesús" (Cuesta 1988: IV, 227). Apenas un mes

36
después, el 20 de octubre de 1656, el virrey nombraba gobernador de Maynas a
Don Juan Mauricio Vaca de Eban (ibídem). Chantre y Herrera reproduce la cláu-
sula del documento en que se le concede dicho titulo:

"A vos el dicho maestre de campo D. Juan Mauricio Vaca de Vega,


en nombre de su majestad, y en virtud de los poderes y comisiones
que de su persona real tengo, os nombro, elijo y proveo por gober-
nador y capitán general de la dicha ciudad de San Francisco de Bor-
ja que tuvo, gobernó y pacificó el dicho general D. Diego Vaca de
Vega, vuestro padre, y de todas las demás provincias, rios y nacio-
nes, donde los religiosos de la Compañía de Jesús estuvieran hacien-
do sus misiones, para que como tal, teniendo la justicia civil y crimi-
nal uséis y ejerzáis, los dichos oficios" (1901: 184-85).

Con este decreto se agregaba formalmente a la primitiva jurisdicción de esta


gobernación, que sólo abarcaba la provincia de los indios Maynas, "todas las
conquistas, y fundaciones hechas hasta entonces, y que en adelante se hicieron
por los jesuitas" (Velasco 1979: 111, 335).

Estos fueron los primeros dos triunfos -de carácter político-, que obtuvieron
los jesuitas como resultado de la controversia que suscitó la expedición de Riva
Herrera: ser reconocidos a la misma altura que los franciscanos que venían tra-
bajando en la selva centro-peruana desde muchos años atrás, y amarrar el destino
de la Gobernación de Maynas a su propio accionar. De ahí en adelante, cualquie-
ra que detentase el oficio de gobernador de Maynas estarla obligado a prestar su
total apoyo a los misioneros jesuitas, ya que toda conquista realizada por éstos
significaría la automática ampliación de sus títulos.

Su tercer triunfo fue logrado en el campo filosófico e ideológico. Para poner


fin a las disputas en tomo a quien le correspondía legítimamente la conquista de
los Jibaros y demás provincias del río Marañón, el virrey Alba de Liste revocó
toda facultad a Don Martín, como a cualquier otro que la tuviera, para realizar
nuevas conquistas en la región (Jouanen 1941: I, 423). Algunos años más tarde,
mediante Cédula Real el Rey le encomendaba la conquista de los Jíbaros al obis-
po de Quito, con la expresa condición de que ésta no se realizase medfante la
fuerza de las armas como en el pasado. Es aquí donde radica el verdadero triunfo
de los misioneros sobre los conquistadores. A partir de mediados del siglos XVTI
los militares desaparecerian del escenario amazónico como los principales agen-
tes de dominación colonial, siendo reemplazados por misioneros de diversas ór-

37
denes. En las páginas subsiguientes se presentarán los hitos más importantes de
este proceso histórico por el cual la tesis de la conquista evangélica se impuso a
la de conquista militar como modalidlad preferida para la incorporación de los
pueblos índígenas amazónicos a la sociedad virreinal.

CAMBIOS EN LAS POLITICAS DE LA CORONA PARA LA OCUPACIÓN DE LA


AMAZONIA

El rol y peso relativo de la Corona española en la ocupación de la amazonia


varió a lo largo del siglo XVI de acuerdo a una serie de factores políticos, ecle-
siásticos, administrativos y filosóficos. Para mantener su predominio efectivo en
los nuevos reinos de ultramar (la región amazónica incluida) la Corona debió
proceder con suma cautela respecto de los múltiples grupos de interés que se dis-
putaban el poder. Por un lado, y debido a las capitulaciones acordadas entre el
Rey y los primeros conquistadores, la Corona había asumido una serie de com-
promisos con estos últimos, que muchas veces iban en detrimento de su propio
poder. Por otro, y debido a las implicancias del Patronato Real, la Corona había
adquirido una serie de compromisos con la Iglesia Romana, los cuales frecuen-
temente la colocaban en una situación de enfrentamiento con los conquistadores.
En d plano filosófico este antagonismo de intereses se manifestó en las polémicas
entre Fr. Bartolomé de las Casas y otros teólogos españoles en tomo de la huma-
nidad de los indígenas, del derecho de los españoles a sustituir a los lnlcas en el
gobierno del Perú, y de la perpetuidad de las encomiendas. Finalmente, en la
esfera de lo administrativo la Corona s e vio obligada a reglamentar la situación
caótica que se vivía en el reino del Perú, de modo de maximizar los beneficios
económicos que por derecho de conquistá le correspondían.

Los virajes en las políticas de incorporación de la amazonia sólo pueden ser


apreciados en su total dimensión teniendo en cuenta todas estas fuerzas sociales
e ideológicas en conflicto. La Corona se guardó para sí el papel de mediadora, y
por ello cada uno de los grupos de interés en juego buscaron asegurar su apoyo.
Ninguno lo logró plenamente. Sin embargo, es posible ver un desplazamiento
gradual desde una posición que postulaba la ocupación militar de la amazonia a
manos de los conquistadores, a una posición que predicaba la ocupación pacífica
de la misma a cargo de misioneros especialmente preparados para ello. Por ser
una de las últimas regiones que quedaban por ocupar, la amazonia se benefició
de la polémica lascasiana y en el último cuarto del siglo XVI la idea de una
conquista evangélica comenzó a reemplazar a la de la conquista por la fuerza.

38
Sin embargo, la misma no se impuso sino hasta la segunda mitad del siglo XVII,
gracias a los conflictos entre el Capitán Pedro Bohórquez y los dominicos y
franciscanos de la conversión del Cerro de la Sal (Santos Granero 1986), y aque-
llos entre el General Martín de la Riva Herrera y los jesuitas de Maynas.

El ideal de conquista evangélica les evitó a los indígenas amazónicos gran


parte de los abusos y la violencia que se dieron en las entradas militares de épocas
más tempranas. Sin embargo, la penetración misionera, que nunca fue totalmente
pacífica y que se apoyó frecuentemente en la fuerza de las annas, no dejó de te-
ner efectos devastadores en la organización social de los pueblos amazónicos y
en su capacidad de supervivencia social y biológica. La Corona jugó un impor-
tante papel en la selección de los misioneros como los agentes privilegiados para
la ocupación de la amazonia, pero su apoyo político y económico nunca fue lo
suficientemente consistente como para asegurar su éxito. Tal vez ello se debiese
a que muy tempranamente la Corona se percató de que la amazonia nunca le iba
a proporcionar tanta riqueza como la costa o la sierra.

Los conquistadores y la Corona española

Después de haber descubierto Tumbes y de haber tenido noticias de la rique-


za y poderío del imperio de los Inkas, Francisco Pizarro acordó con sus socios,
Diego de Almagro y el clérigo Hemando de Luque, viajar a España para solicitar
el apoyo de la Corona en su empresa conquistadora. El 26 de julio de 1529 Piza-
rro suscribió con el joven Rey Carlos V y con su madre, Doña Juana la Reina
Gobernadora, las llamadas Capitulaciones de Toledo. En ellas el conquistador y
la Corona establecían los derechos y deberes que le correspondían a cada una de
las partes en la conquista del Perú. En estas capitulaciones se encuentran las
raíces de los innumerables problemas que se suscitarían entre los conquistadores
y entre éstos y la Corona. La desproporción entre lo que se le concedió a Pizarro
y lo que obtuvo Almagro no sólo puso en peligro la continuidad de su asociación
comercial, sino que fue la principal causa de las continuas guerras civiles que ha-
brían de tener lugar entre los partidos almagrista y pizarrista.

Dichas guerras civiles -que culminaron con la muerte de ambos caudillos-


involucraron también a la Corona, la cual comprendía que los desórdenes iban
en desmedro de su poder político y de los beneficios económicos que pudiera ob-
tener de sus dominios indianos. Los conquistadores tenían demasiado poder y
demasiada autonomía respecto de la Corona. El Rey de España poco podía ha-

39
cer desde Europa, en donde sus tropas luchaban en varios frentes en Flandes,
Francia y Alemania. Las arcas reales requerían del oro proveniente de las Indias
si es que la Corona quería mantener su supremacía en Europa; pero para ello
debía imponer su orden en el reino del Perú. Esto sólo podía lograrse apelando al
sentimiento de lealtad a la monarquía de los conquistadores y estableciendo un
juego de tira y afloje entre los intereses reales y aquellos de los conquistadores.
Si la Corona no podía imponer su dominio por la fuerza de las armas, debía
hacerlo por la persuasión de la diplomacia.

Durante esta época de desórdenes la conquista de la amazonia fue Wla em-


presa irregular, ligada al interés particular y a la audacia de algunos pocos indi-
viduos que obtenían licencia de los conquistadores de la primera horneada. La
Corona tenía poco que decir en la organización de estas entradas, las cuales eran
generalmente costeadas por los propios interesados. Las villas y pueblos que se
fundaron en esta época tuvieron en su mayor parte una existencia efimera debi-
do al caos reinante, que obligaba a los 'descubridores' a acudir en ayuda de uno
u otro bando durante las guerras civiles. Así, los descubridores eran convocados
por los rebeldes o por los partidarios del Rey y por ello durante el siglo XVI la
ocupación de la región selvática careci.ó de continuidad.

La iglesia y la Corona española

La participación y presencia de la Iglesia en América data de épocas muy


tempranas. Ya en 1502 Cristóbal Colón le escribía al Papa Alejandro VI pidién-
dole le concediera licencia para llevar consigo seis religiosos en su cuarto viaje a
las Indias Occidentales. Pero aún con anterioridad a esta fecha, y apenas descu-
bierta América por los españoles, Alejandro VI promulgaba la bula lnter Cae-
tera ( 1493) encargando al Rey de Castilla la conversión al cristianismo de los
habitantes del Nuevo Mundo. Esta bula tenía un carácter político y religioso: el
Papa no sólo hacía donación de América a los Reyes Católicos, sino que les en-
cargaba la evangelización de los Indios y los obligaba a enviar misioneros para
cumplir dicha tarea.

Junto con esta bula se expidió otra -la E:limiae Devotionis de la misma fe-
cha- en la cual el Papa reconoce las tierras encontradas por Colón en favor de
España y concede a los Reyes Católicos las mismas gracias y privilegios que en
años anteriores le fueron otorgados a fa Corona de Portugal en su conquista de
las Indias Orientales. Entre dichos privilegios se contaba el de no poder erigir

40
obispado, ni iglesia, ni convento en el Nuevo Mundo sin la previa aprobación y
licencia de los reyes de España. Con estas dos bulas la Corona española obtuvo
el apoyo oficial de la Iglesia a su pretensión sobre las tierras americanas. Por su
lado, la Iglesia Romana -que iba perdiendo sustento en Europa debido al cre-
ciente peso de los movimentos reformistas- veía en el Nuevo Mundo un campo
de infinitas posibilidades para la extensión de la fé católica.

Debido a estas razones la Iglesia Romana y la Corona española unieron fuer-


zas para la conquista y evangelización del Nuevo Mundo. Pero la tarea evangeli-
zadora pronto probó ser una empresa que superaba las posibilidades económicas
de los reyes de España. Estos le expusieron al Papa Alejandro VI sus necesida-
des y obtuvieron de él la bula Exlmiae Devotionis del 16 de noviembre de 150 l,
en la cual Roma cedía a la Corona española el producto de todos los diezmos
eclesiásticos obtenidos en el Nuevo Mundo con el fin de que éstos sirviesen para
financiar y avanzar la empresa evangelizadora. De este modo, los Reyes Católi-
cos se comprometían a financiar al clero y a subvencionar las expensas del culto.
Los diezmos debían ser utilizados en beneficio de las mismas iglesias que los
recolectaban, con excepción de aquellos provenientes de la explotación de meta-
les y piedras preciosas.

Finalmente, en 1508 el Papa Julio II despachó la Bula Univenalis Ecclesiae


por la cual instituía de forma explícita el Derecho de Patronato para los reyes de
España y sus sucesores. El mismo le daba derecho a los monarcas a hacer nom-
bramientos para todos los beneficios eclesiásticos, desde las sedes episcopales
hasta el más insignificante beneficio parroquial. Asimismo el Patronato Real
abarcaba tanto las tierras ya descubiertas como aquellas por descubrir. Como
afirma Trujillo Mena ( 1981 ): "El Patronato aparece, pues, general en cuanto a los
beneficios, universal en los dominios de ultramar, exclusivo y hereditario". Lo
extenso de los privilegios dio pie a que, con el transcurrir del tiempo, se dieran
fricciones y hasta enfrentamientos entre la Corona y el Papado. Sin embargo, la
identificación de los intereses de la Corona con los intereses de la Iglesia contri-
buyó a la rápida cristianización de las sociedades indígenas americanas.

Las primeras órdenes en fundar conventos en Lima y Quito fueron las de los
dominicos, franciscanos, mercedarios y agustinos. Más tarde se uniría a ellas la
Compañía de Jesús. La fundación de conventos, la creación de nuevas parro-
quias y doctrinas, y la erección de nuevas diócesis contribuyó a acelerar la
evangelización de la costa y sierra. A fines del primer tercio del siglo XVIII la
mayor parte de los pobladores de estas regiones ya había sido convertida - por lo

41
menos nominalmente- al cristianismo. La región amazónica también fue objeto
de interés por parte de la Iglesia. A partir de 1550 el Obispado de Quito se ocupó
de nombrar curas párrocos para las poblaciones recientemente fundadas en las
Gobernaciones de Macas, Bracamoros y Yahuarzongo. Hacia 1560 existía una
comunidad de dominicos que atendían las necesidades espirituales de los pobla-
dores indígenas y españoles de la antigua ciudad de Zamora. Juan Salinas de Lo-
yola llevó consigo a varios religiosos en su conquista de los Bracamoros ( 1557),
y sabemos que al menos dos de sus fundaciones - Santa María de Nieva y Lo-
groño del Oro- contaron con curas doctrineros. Pero aún cuando las figuras del
conquistador y del misionero frecuentemente se entremezclaban - por cuanto ha-
bía una suerte de coincidencia de objetivos cuya máxima expresión era el Dere-
cho de Patronato de la Corona- la relación entre ambas no dejó de generar
conflictos.

Fr. Bartolomé de las Casas y las reformas pro-indígenas

Los abusos cometidos por los conquistadores en las islas del Caribe, así co-
mo en América Central, se comenzaron a reproducir en el reino del Perú. No sólo
se trataba de los estragos de la guerra de conquista, sino de los graves efectos que
tuvieron las instituciones impuestas por los españoles en la capacidad de repro-
ducción social de los pueblos indígenas. Los repartimientos de indios, las enco-
miendas, las duras condiciones del se,rvicio personal y las excesivas demandas
del tributo tenían consecuencias mortales para la población indígena, cuyo nú-
mero se reducía cada vez más. Muy pronto se dejaron sentir voces de protesta
sobre las injusticias cometidas por los conquistadores. Dichas protestas fueron
unas veces públicas y otras a modo de consejo a las autoridades reales. Unas pro-
vinieron de laicos, pero la mayor parte fueron expresadas por hombres de la
Iglesia. Fr. Bartolomé de las Casas, desde la isla de Santo Domingo, fue uno de
los acérrimos defensores de los derechos indígenas. Sus ataques se centraron tan
pronto en el sistema de encomiendas, como en la esclavitud de los indígenas, o la
usurpación de la legítima soberanía de los señores naturales.

La prédica de de las Casas tenía especial vigencia para el reino del Perú,
recientemente conquistado y que comenzaba a colonizarse. Las guerras civiles
entre almagristas y pizarristas habían traído a la superficie los abusos que se co-
metían en la adjudicación de encomiendas y la opresión a la que se sometía a la
población indígena. El excesivo poder de los conquistadores del Perú y las in-
justicias cometidas contra los indígenas eran motivo de alarma para la Corona

42
española. Vale recordar que sólo recientemente los pequeños reinos y señoríos
de España se habían unificado bajo una sola Corona tras la reconquista de
Andalucía de manos de los moros. Tras haber derrotado el poder feudal de los
señores locales, unificado España, y centralizado el poder político en man,os de
la monarquía, los reyes de España no podían permitir la reinstauración de un
sistema feudal en sus dominios de ultramar, el cual amenazaría todo lo hasta
entonces conseguido.

En 1539 Fr. Bartolomé de las Casas viajaba a España a exponer al Rey sus
puntos de vista acerca de la situación de los Indios. Allí publicaría su Brevfsima
relación de la destrucción de las Indias, en donde ataca vehementemente al
sistema de encomiendas. Sus maniobras diplomáticas, la pasión puesta en la de-
fensa de los derechos indígenas, y el horror de los hechos enumerados en su obra
parecen haber tenido un fuerte impacto en la percepción de Carlos V sobre la
realidad de sus posesiones indianas. La encomienda aparecía como la matriz so-
bre la cual los conquistadores podían reproducir el poder feudal y la institución
a través de la cual se oprimía y destruía a los indígenas. Para contrarrestar esta
doble amenaza Carlos V promulgó las Nuevas Leyes u Ordenanzas de 1542. Las
mismas abogaban por el buen trato de los indígenas, la supresión del servicio
personal y la disminución de la tasa de los tributos - a cual no podría superar la
existente en tiempos de los Incas. Se estipulaba además que sólo la Corona po-
día hacer encomiendas de indios, que las encomiendas que estuviesen en manos
de las autoridades coloniales revirtiesen a la Corona, y que se revocasen las en-
comiendas de los conquistadores rebeldes, criminales o que hubiesen dado malos
tratos a los indígenas.

Estas disposiciones fueron muy impopulares entre los conquistadores, quie-


nes veían sus derechos recortados y sus privilegios amenazados. Más aún, se
cuestionaba el derecho de la Corona a tomar semejantes medidas toda vez que la
conquista del Perú se había hecho con d esfuerzo y a expensas de los mismos
conquistadores ahora despojados. Por e Elo, cuando el primer virrey del Perú,
Blasco Núñez Vela, intentó hacer cumplir al pie de la letra las Nuevas Ordenan-
zas la oposición de los conquistadores no se hizo esperar.

Aplastado el movimiento de Gonzalo Pizarro contra el virrey Blasco Núñez,


el conflicto se centró sobre la perpetuidad de las encomiendas. El sistema de en-
comiendas nunca fue definitivamente abolido, pero se lo reguló en dos oportuni-
dades -en 1559 y 1568- para evitar abusos contra los indígenas. Poco a poco, sin
embargo, las encomiendas fueron desapareciendo con la muerte de sus titulares

43
para ser sustituidas por las reducciones, pueblos de indios y comunidades indí-
genas.

Las disposiciones sobre nuevos descubrimientos

Es en esta coyuntura política de fuertes enfrentamientos ideológicos que hay


que comprender los cambios que comenzaron a introducirse en las estrategias de
conquista y ocupación de la amazonía, y que culminaron en la derrota de Riva
Herrera frente a las posiciones de los misioneros jesuitas. Por esta época, perso-
najes influyentes de la talla de de las Casas, comenzaron a impulsar la idea de
que la justificación y fin último de la conquista de América era la evangelización
de sus pobladores. Esta posición comenzó a filtrarse en el discurso oficial de la
Corona. Así, por ejemplo, en una Real Cédula de 1543 dirigida a todos los reyes,
príncipes y señores del Nuevo Mundo, el Emperador Carlos V daba a conocer la
buena nueva de Cristo y ofrecía su amistad, a la par que establecía la evangeli-
zación como el principal motivo de la presencia española en las Indias (Trujillo
Mena 1981).

Así como sus ataques al sistema de encomiendas influyeron en la dación de


las Nuevas Ordenanzas de 1542, la prédica de de las Casas tuvo una fuerte
influencia en los cambios introducidos en las leyes sobre nuevos descubrimien-
tos. De las Casas preconizaba que todo nuevo descubrimiento y conquista debía
hacerse por medios evangélicos y no por la fuerza. Hacia 1535-36 escribió su
tratado De unico vocationis modo. En el mismo proponía que:

"El único método para llamar a todos los pueblos a la verdadera


religión es el de Cristo: la predicación del Evangelio por misioneros
no escoltados por soldados, desarmados, enviados 'como ovejas en-
tre los lobos'" (Bataillon 1976).

Esta proposición habría de modificar las estrategias de incorporación de la


amazonia hasta entonces desarrolladas. Ciertamente las entradas militares habían
demostrado ser un fracaso, por lo menos en la región amazónica. Por lo demás,
el caos reinante en el Perú hacía reflexionar a la Corona sobre la conveniencia
de seguir apoyando acciones militares en un continente que comenzaba a pre-
sentarse como mucho más extenso de lo imaginado. La influencia lascasiana, las
bulas papales, los abusos de los encomenderos, el caos político, la necesidad de
seguridad de la Corona, y la evidente ineficacia de las entradas militares a la

44
selva se concatenaron para provocar una modificación de las disposiciones so-
bre nuevos descubrimientos.

Un primer síntoma de los cambios por venir fueron las dos Cédulas Reales
expedidas por Carlos V en 1550. En ellas se ordenaba la suspensión hasta nuevo
aviso de todas las conquistas o descubrimientos que ya se hubieren comenzado o
estuvieren por comenzar ya con licencia real o con permiso del virrey. Desde
esta fecha y hasta 1556, en que Felipe II le mandó al virrey Marqués de Cañete
una instrucción sobre el Orden que se ha de tener en los nuevos descubr.i mien-
tos y poblaciones por tierra, no se realizarían nuevas entradas a la selva. El
ideal lascasiano de conquista pacifica inspiró esta instrucción en la que se orde-
naba:

"Proveereis que los que ansi poblaren (nuevas tierras) procuren paz
y amistad con los indios, que en aquella tierra moraren, haciéndoles
buenas obras, procurando que de su voluntad habiten en pueblos
cerca de ellos, defendiéndolos y ayudándolos a defenderse de los
que quisieren hacer algun daño, reduciéndolos a buena policía,
procurando de apartarlos de los vicios y pecados y malos usos; y
procurando por medio de religiosos y otras buenas personas, de
reducirlos y convertirlos a nuestra santa Fe Católica y religión
cristiana voluntariamente" (Cuesta 1984: T.1; énfasis del autor)

De esta manera, el término 'conquista' -aborrecido por de las Casas- desa-


parece del vocabulario oficial, siendo reemplazado por el de 'conversión' .

Con el advenimiento al trono de Felipe II se dio, entonces, un giro en las po-


líticas de colonización de las tierras por descubrir; pero no fue sino hasta 1573
que triunfó el espíritu de la prédica lascasiana - por lo menos en lo que respecta
al plano ideológico- sobre los apologistas de la conquista violenta. En el interin
se otorgaron licencias para una serie de expediciones en las que se restringía el
uso de las annas al aspecto defensivo y se hacía obligatoria la presencia de reli-
giosos. Estas expediciones fueron mucho más reglamentadas que las de la época
anterior. La Corona tenía una mayor voz en su organización; pero el espíritu
conquistador siguió presente y la buena acogida inicial de los indígenas amazó-
nicos pronto se convertía en abierta hostilidad al advertir los primeros signos de
opresión de parte de los españoles. La escandalosa y desafiante actitud del Ca-
pitán Lope de Aguirre en la entrada de Pedro de Ursúa es una manifestación ex-
trema del espíritu anárquico que subsistía en los conquistadores y que se rebe-
laba ante las nuevas disposiciones.

45
En 1572. en carta al Rey. el virrey Toledo enumera las razones de los conti-
nuos fracasos de las expediciones militares y recomienda que se prohiban de la
fecha en adelante. Toledo era un gran estadista y un buen administrador, y su
principal interés radicaba en organizar el virreinato del Perú, consolidar el poder
de la Corona en el mismo. y hacerlo rentable. La ampliación de las fronteras del
virreinato debería hacerse por medios pacíficos. de modo de acabar con el poder
de los caudillos militares y los abusos de los soldados mercenarios. Similar posi-
ción era la del Fiscal del Consejo de Indias más de 70 años después, quien re-
comendaba "que no estaban los tiempos para nuebas conquistas, sino para con-
servar en paz lo que se posee'' (Doc. No. 5). En respuesta a las recomendaciones
de Toledo, Felipe II expidió en 1573 las Ordenanzas sobre nuevos descubri-
mientos y poblaciones. En ellas se establecia la entrada pacífica como el medio
más eficaz para la conversión de los indígenas y la colonización de nuevos
territorios. El énfasis estaba puesto en la tarea evangelizadora y los misioneros
aparecen como los agentes más idóneos para incorporar las nuevas poblaciones
al dominio de la Corona.

Desde entonces los religiosos fueron gradualmente suplantando a los milita-


res como punta de lanza de la Corona en los territorios aún no conquistados. El
siglo XVII fue todavía una época de transición, en la que en medio de un enorme
despliegue de celo evangélico, aún es posible encontrar a la figura del conquista-
dor. El más claro ejemplo de este espíritu un tanto anacrónico para la época es el
del General Martín de la Riva Herrera. Como hemos visto al analizar la docu-
mentación oficial, durante la primera mitad del siglo XVII las autoridades
virreinales aún oscilaban entre el modelo evangelizador y el modelo de conquista
violenta. Sin embargo, para este último la suerte ya estaba echada desde fines del
siglo XVI. A partir de ese entonces la ocupación de la amazonia estuvo mayor-
ment,e a cargo de las diferentes órdenes religiosas que actuaban en el virreinato
del Perú y, especialmente, de los jesuitas y franciscanos.

La tarea evangelizadora no siempre fue una empresa pacífica. Innumerables


veces los misioneros acudieron a las fuerzas reales para pacificar una rebelión
indigena o para intimidar a los belicosos habitantes de una región abierta a la
evangelización. Sin embargo, la sustitución de los militares por los misioneros
significó un cambio cualitativo en la concepción colonial de la conquista. Los
misioneros actuaron a manera de colchón protector entre los neófitos indígenas y
las autoridades y agentes coloniales, atenuando de este modo los abusos que se
cometieran en épocas anteriores. A la larga, sin embargo, la presencia de los mi-
sioneros traería aparejada consigo todo el sistema de dominio colonial. Aún cuan-

46
do ya en 1556 Felipe II establecía que los nuevos convertidos "sean libres de
tributos por diez años", y que dicha disposición fuera ratificada en 1607 por Fe-
lipe 111, la Corona esperaba que eventualmente los indígenas amazónicos se
convirtieran en fieles súbditos y buenos tributarios. Los ideales espirituales las-
casianos se vieron así modificados al ser confrontados con las muy pragmáticas
necesidades de la Corona.

EPÍLOGO

En abril de 1657 Riva Herrera envió una carta al Rey solicitándole se le


remunerase por los trabajos y fatigas por los que había pasado en su conquista
de los Motilones, Tabalosos y otras naciones (Doc. Nº 50). Más tarde en ese
mismo año presentó un Memorial donde en forma detallada, y punto por punto,
intenta demostrar cómo ha cumplido en todo lo capitulado con el Rey antes de
emprender sus conquistas (Doc. Nº 51 ). La información que presenta, aunque
bastante ceñida a los hechos, peca de exagerada por cuanto se autoadjudica toda
la gloria de las pacificaciones realizadas, ignorando lo obrado por sus predece-
sores en la Gobernación de Maynas y los logros de los jesuítas en 19 años de
labor misional. Magnifica además la dimensión de sus propios logros al dar por
plenamente conquistados territorios apenas recorridos por sus tropas, y por
plenamente sometidas a naciones indígenas que aún seguían resistiendo la do-
minación española. Esto y los informes presentados por el P. de la Cueva y Juan
Mauricio Vaca hizo que las autoridades virreinales dudasen de su palabra y
postergasen una resolución favorable a su solicitud.

Esta situación se arrastró por varios meses, incluso a pesar de las demandas
del Rey para que se le informase a la brevedad sobre el estado en que habían
quedado las conquistas emprendidas por Riva Herrera (Doc. Nº 52 y 53). A fines
de 1658 se le exigió a Riva Herrera que presentase nuevos informes (Doc. Nº
54). Uno de los que exhibió fue el de Don Pedro de Añasco, Cura y Vicario Ge-
neral de la ciudad del Triunfo de los Motilones (Doc. Nº 55); pero la Audiencia
de Lima siguió reticente a emitir sentencia sobre el caso y a mediados de 1659
recomendaba "se nombre persona de toda satisfacción ... para que vaya y reco-
nozca por vista de ojos lo obrado por dicho General" (Doc. Nº 56).

Esta vista de ojos, que finalmente le fuera encargada a Don Luis de Torres
Altamirano, no se habría de realizar, sin embargo, sino hasta mediados de 1663,
siete años después que Riva Herrera pisara la selva por última vez (Doc. Nº 57).

47
Desafortunadamente, al momento de realizar esta investigación no pudimos te-
ner acceso a este documento -que tal vez, por su extensión, de lugar a la publica-
ción de un segundo volumen sobre las conquistas de Riva Herrera. Por esta razón
desconocemos las recomendaciones del Juez Comisario Torres AJtamirano; pe-
ro gracias a una petición de Don Martín dirigida al Rey para que su Consejo de
Indias se pronunciase sobre el pleito que se le seguía (Doc. Nº 59), sabemos que
en 1665 el juicio seguía pendiente. A pesar de que ésto le impedía a Riva Herre-
ra gozar de las prerrogativas y mercedes que le hubieran correspondido de haber
obtenido una resolución favorable, no por ello había dejado de gozar totalmente
del favor de las autoridades virreinales. Así, en los despachos que el virrey Con-
de de Santisteban remitiera al Rey durante su gobierno, figura uno del 15 de ju-
lio de 1660 en que se lo nombra a Riva Herrera corregidor del Cuzco, y otro del
1 de marzo de 1662 en que se lo ratifica en el cargo como corregidor interino
(BAE: Tomo CLXXXIII, Vol. IV, 149. 162).

El corregimiento del Cuzco era uno de los más ricos y codiciados del virrei-
nato y el que se nombrara a Riva Herrera para dicho oficio no puede ser inter-
preta.do más que como una gran distinción. El "hombre de infeliz cabeza, al cual
sólo por hijo de buenos padres.. . le dio el Virrey de Lima, el pequeño gobierno de
Caxamarca" - tal como lo describe Velasco-, si bien no consiguió cubrirse de
tanta gloria como los conquistadores de la primera horneada, llegó a ocupar una
de las dignidades más altas del Perú; y aunque no nos consta es probable que
gracias a ello haya podido rehacer la fortuna que gastara en sus conquistas
selváticas.

Don Juan Mauricio Vaca de Eban obtuvo, tal como deseaba, la Gobernación
de Maynas. Una de sus primeras acciones fue la de desmontar la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña - fund!ada por el General Riva Herrera- , y orde-
nar que los indígenas Roamaynas que habían sido encomendados a sus vecinos
fueran restituídos a los pueblos donde habían sido reducidos (Jouanen 1941 : l.
426). En 1674, según Cuesta (1988 : IV, 227), o 1683, según Chantre y Herrera
(1901: 185), tras un gobierno tranquilo y caracterizado por el mantenimiento de
buenas relaciones con los misioneros jesuítas, Don Juan Mauricio murió, suce-
diéndole en el cargo su sobrino, Don Jerónimo Vaca de Vega.

De las numerosas fundaciones efectuadas por Riva Herrera, sólo la de la


Virgen del Rosario de Tabalosos y la de San Joseph de Lamas -posteriormente
rebautizada con el nombre de Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones-, per-
duraron en el tiempo. Sin embargo, estos dos pueblos vivieron un prolongado

48
letargo y nunca lograron convertirse en las grandes ciudades soñadas por Riva
Herrera. Según el historiador jesuita Juan de Velasco, a fines del siglo XVIII la
población del Partido de Lamas, constituido por estos dos pueblos más los de
San Miguel y Cumbaza, ascendía "a 2,250 personas en todos cuatro, que son
pocos blancos, mestizos y las reliquias de las seis tribus indianas arriba dichas"
( 1979: III, 457). Las 'tribus' a que se refiere Ve lasco son los Lamas, Motilones,
Amasifuines, Cascaosoas, Suchichis y Tabalosos. Diezmados por las epidemias,
cristianizados y reemplazada su lengua por el quechua o 'lengua general'. estas
parcialidades y pueblos desestructurados se convirtieron, tal como lo demuestra
el estudio de Franiyoise Scazzocchio ( 1981 ), en el sustrato humano sobre el que
se formó la unidad étnica actualmente conocida bajo el nombre de Quechuas
Lamistas.

!quitos, abril de 1992

49
BIBLIOGRAFfA

BATAILLON, M. 1976. Estudios sobre Bartolomé de las Casas; Barcelona, Edicio-


nes Península.

Biblioteca de Autores Españoles. Los Virreyes españoles en América durante el


gobierno de la Casa de Austria - Perú. Tomo CCLXXXII, Vol. IV; Madrid.

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Mena, V. 1981. La legislación eclesiástica en el Virreynato del Perú durante
el siglo XVI. Lima: Imprenta Editorial Lumea.

SANTOS GRANERO, F. 1985. "Crónica breve de un etnocidio o la génesis del


mito del gran vacío amazónico"; en Amazonia Peruana, Vol. VI, Nº 11; Li-
ma: CAAAP.

51
1986. "Bohórquez y la conquista espúrea del Cerro de la Sal: tres versiones
y una historia"; en Amazonía Peruana, Vol. VII, Nº 13; Lima: CAAAP.

1987. "Epidemias y sublevaciones en el desarrollo demográfico de las mi-


siones Amuesha del Cerro de la Sal, siglo XVIII"; en Histórica, Vol. XI, Nº 1.
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Andinos, T. X, Nº 3-4. Lima.

VELASCO (SI), J. 1979 [ 1788]. Histo•ria del Reino de Quito en la América Me-
ridional; ((Historia Moderna» Tomo 111. Edit. Casa de la Cultura Ecuatoriana,
Quito, 1979.

ABREVIACIONES DE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AGI Archivo General de Indias


BAE Biblioteca de Autores españoles
BNL Biblioteca Nacional de Lima
RABN Revista de Archivos y Bibliotecas Nacionales

52
PRIMERA PARTE

Papeles correspondientes a los trámites efectuados por


Don Martín de la Riva Herrera para obtener Licencia del Rey
para llevar a cabo la conquista de la Provincia de los
Tabalosos y Motilones (1646-1653)

( l) Carta de Don Martín de la Riva Herrera, corregidor nombrado de Cajamarca,


al Rey. 1642.

Don Martín de la Riva Herrera a quien V.M. a sido servido de nombrar por
Corregidor de Caxamarca. Suplica a V.M . le haga merced de mandar se le de
licencia para ir a servir el dicho oficio y que pueda llevar tres criados para su
servicio y assimismo las cedulas ordinarias que se acostumbran dar que en ello la
..
rre~1v1ra.

(Al margen decisión del Consejo) En 2 de agosto de 1642. Baya a serbir su


oficio con dos criados y densele las cedulas ordinarias.

(AGI: Lima 25] (inédito)

53
(2) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitando se le de licen-
cia para hacer una entrada a las provincias de los indios Motilones, Tavalozos.
Cassasblancas y otros que estan a las vertientes del río Marañón. Lima. 3 de
abril de 1648.

Lima, 3 de Abril de 1648.


Para informar a Su Magd. sobre lo que contiene la Real Cédula
de 13 de Oct. de seis cientos cuarenta y seis que con este memorial
se presenta, se juntarán con estos papeles los que hubiere en la
Secretaria de Gobierno tocantes a la conquista de el Gobernador
Alvaro Henrriquez de el Castillo por las mismas Provincias que
refiere el Maese de Campo D. Martín de la Riva Herrera, y de
todo se dará vista al Fiscal para q. diga lo que se le ofrece.
Una rubrica.
Benturiel.

ExcMo. SEÑOR:

EL MAESE de campo don Martín de Larriba Herrera del horden de Santiago,


Corregidor de las provincias de Caxamarca, dice: que de la mucha vecindad y
cercanía que las dichas provincias tienen con las de los indios Motilones, Tavalozos,
Cassasblancas y otros que están a las vertientes del río Marañón comprendidas en
el gobierno que por el año de 1618 se encargó al gobernador Alvaro Enríquez del
Castillo a cuya entrada di6 principio desde la ciudad de Chachapoyas por el de
1620 y 621 se originó la mucha noticia que tiene de la grande importancia de
dicha entrada; y respecto de haberla comunicado tratado y conferido con las
personas más antiguas y prácticas de aquellas provincias, asi eclesiásticas, curas
doctrineros, religiosos y otros particulares que en muchas y diversas ocasiones
han hecho entradas a dichos indios, á cuyo celo y expiriencia se debe entera fé y
crédito, y hallándose con las disposiciones y calidades necesarias para sirviéndose
Su Ma.gestad de encargársela, conseguirla mediante el divino favor - Celoso del
servicio de Dios Nuestro Señor en reducir á nuestra San fé Católica tanta infini-
dad de almas como en ellas hay de aquellos indios y de el de Su Majestad y au-
mento de su patrimonio real, suplicó al Rey Nuestro Señor se sirviese de hacerle
la merced de aquel gobierno en la misma forma y según que se hizo al dicho
Gobernador Alvaro Enríquez; y habiéndose servido de que Dios guarde, le mandó
despachar la cédula real que con este presenta para que tratada y conferí.da con

54
V.E. la materia, fonna de su ofrecimiento, calidades, convenientes y utilidades
que de dicha reducción y pacificación pueden resultar y que reconocida la posi-
bilidad que el suplicante tiene para hacerla, y las causas y razones porque no la
han conseguido los que antes la han tenido a su cargo y cuales cosas de las que
tienen pedidas y suplicadas se le pondrán conceder en caso que se tenga por
conveniente admitir su ofrecimiento; y que hechas estas especulaciones informe
V. E. sobre todo lo que se ofreciere para la resolución que sobre ello se hubiere de
tomar, en cuya conformidad y para el mejor espediente que materia tan grave
requiere ha bajado personalmente a esta corte, y para dar principio a su intento y
que se cumpla lo ordenado y mandado por dicha real cédula y facilitar la más
clara inteligencia del caso, expresará en éste los fundamentos que tiene para dicha
entrada, calidades y cantidad con que se dispone a hacerla; gastos que se requie-
ren, comodidades de que se necesita y mercedes que suplicase le concedan; y así
mismo dará la razón que Su Magestad pide, por qué no se ha conseguido la dicha
entrada por los que antes la han intentado en la forma siguiente:

Y comenzando por lo último hallará V. E. verificado, por los recaudos que


manifiesta, cómo después de la entrada del tirano Aguirre, que fué castigado y
muerto en Tierra-firme y la hizo por la misma ciudad de Chachapoyas, bajando
por el Marañón a la Mar del Norte Caracas y Margarita, el que primero la intentó
fué el capitán Juan de Vargas Machuca, siendo Corregidor de la dicha ciudad por
el año de 1610; y habiéndole dado principio se desvaneció con haberle llegado
sucesor al dicho Corregimiento y habiéndole faltado la mano derecha, ofició res-
pecto de ser la disposición más corta de lo necesario; le fué preciso el desampa-
rarla con general sentimiento de las provincias.

Siguióse después la segunda, y en orden la primera, de dos que intentó dicho


Gobernador Alvaro Enriquez por el año de 1616 y teniendo ya conducida muy
lucida y suficiente infantería en la mesma ciudad de Chachapoyas por las com-
petencias y discordias que se ofrecieron entre Corregidor y Gobernador, respecto
de ser toda jente voluntaria y conducida sin pagas ni socorros con los inconvenien-
tes y competencias de jurisdicción que se ofrecieron. También se desvaneció por
entonces.

Volvió la segunda por el año de 619 y 20 á levantar gente en tiempo del señor
Príncipe de Esquilache y metió en la dicha ciudad más de cien soldados, en cuatro
compañías, con sus capitanes, sargento mayor, maese de campo general y demás
oficiales; pero la necesidad y pobreza de dicho Gobernador fué tan grande como
notoria y tal que no solamente le faltó para las armas y demás pertrechos, azadones,

55
hachas, machetes, cuchillos y los demás instrumentos inescusables para la tala y
desmontes de los caminos y socorros ordinarios de los soldados, sino que ni aún
para sí tuvo y necessito de que ellos lo socorriesen. Con que por la dicha falta se
le huyeron y quedaron casi la mitad y haibiendo entrado por Moyobamba con el
resto llegaron á la primera provincia, que es de los Tavalosos, donde le salieron á
recibir más de trescientos indios con sus caciques, cargados de muchos regalos y
frutas de la tierra, entregándosele de paz, sirviéndoles y ayudándoles con mucha
voluntad, amor y confederación y no fuera muy dificil el irse conservando si el
. que se 1es h.izo fu. era ta.1que se 1.es obl".1gara a perseverar; pero tuvo mas
agasaJo ·
rigor del necesario de que resultó la prisión de un cacique, algunas discordias
entre los capitanes y con la sobra de necesidad hubo mucha falta de respeto que
intentó de remediar con rigor, prendiendo y castigando, de que resultó menos
conformidad y dividirse las voluntades; con que habiendo entrado las aguas por
hallarse ya sin los naturales que se habían retirado les fué preciso salir a invernar
a Moyobamba desamparando lo adquirido. Lo cual fué causa de que también se
desluciese este principio y totalmente se deshizo la tropa que había quedado por
no tener el socorro necesario y sobre que estriba el nervio principal de cualquiera
acción. Y, finalmente, el dicho Gobernador murió en demanda de su pretensión,
siendo de más edad de 70 años. Estas fueron las causas porque se dejó de conse-
guir la empresa.

Las utilidades que de ella se siguen son las mayores considerables que se
pueden considerar, y la más principal la de la reducción a nuestra santa fé cathó-
lica de tan infinito número de almas que según las relaciones antiguas y modernas,
en solo la población de las Casasblancas, que está orilla del dicho río Marañón,
hay noticia cierta de que se camina un día sin salir de poblado y que en ellas solas,
se dice, hay más indios que en todo el Pirú.

Y no es menor la obligación de mirar por tan gran multitud de indios bautiza-


dos en todas aquellas fronteras, que ellos mismos han pedido el bautismo, á quie-
nes se les ha dado dotrina y pasto espiritual por muchos curas dotrineros circun-
vecinos, religiosos de todas órdenes y padres de la Compañía que han vivido y
asistido entre ellos muchos años; dentro sus provincias, teniendo levantadas igle-
sias y estando ya dotrinados y enseñados los más, cuya pérdida es tan lamentable
como se puede considerar y más digna de toda la proteción y amparo Real para
que no se pierdan tantas almas; que esta sola razón, cuando todas las demás falta-
sen, era bastante á que sin atención á gasto ni pérdida se remediase á costa de la
Real Hacienda, y há más lugar cuando se puede hacer tan fácilmente con el
ofrecimiento del suplicante sin costa ni gasto de Su Magestad.

56
-- . -

Es también utilidad muy considerable y bien común del reyno el aumento del
Patrimonio Real con tan ricas y abundantes provincias y el mayor que tendrán,
no solo las provincias de Chachapoyas y Cajamarquilla. Luya y Chillaos y otras
circunvecinas que se hallan por falta de comercio y contratación tan pobres que
totalmente se van despoblando y apenas hay persona de importancia que apetez-
ca su corregimiento, y con la dicha entrada es cosa cierta que todos cobrarán
muchos alientos y volverán á su primera estimación y con muy gran crecimiento
por el trato y contrato que de la correspondencia se sigue. Con que de lo más solo
y olvidado vendrá á ser lo mejor y más apetecido, por ser notorio que no solo son
las dichas provincias ricas y abundantes de frutos de la tierra. muchos ganados,
algodón y otros géneros de mucho precio, sino que tienen muchos cerros de oro
y grandes minerales de plata de que hay muy grandes noticias, á cuya fama se
conduce con mayor facilidad siempre la gente necesaria para dicha entrada.

Es conveniencia muy esencial la correspondencia que se sabe pueden tener


dichas provincias con las de Quito y la facilidad de bajar á la Mar del Norte por
el Marañón y combinarse los géneros de unas partes á otras.

Estas solo refiere el suplicante por no dilatarse en cosas menores siendo todas
muy importantísimas para el aumento y conservación de estos reynos, como V. E.
se puede informar siendo servido.

Resta manifestar á V. E. la disposición, calidad y cantidad con que el supli-


cante se dispone, y medios de que se pretende valer para la posibilidad de dicha
entrada, que serán notorios á V. E.en esta manera.

La más principal que se requiere para acción tan grande del servicio de Dios
y de Su Magestad, es la virtud de la nobleza que se origina de la sangre, de la cual
y del valor de los antecesores, hechos memorables y calificados servicios a! Rey
Nuestro Señor procede la satisfacción y confianza que se puede tener de los acier-
tos, con que el suplicante se halla necesitado de referir algunos de los más presen-
tes sin ocurrir á la antigüedad del origen y nobleza de su casa en las montañas de
Brugos, donde nació.

El Almirante de la Riva y Herrera su padre, fué gran soldado y tan valiente


servidor de Su Magestad, que demás de los aventajados cargos militares en que
sirvió en diferentes puestos y ocasiones, Armada Real y otras partes por más de
treinta y cinco años continues, murió peleando con el enemigo en defensa de la
Almiranta Real de la carrera de las Indias y Real Tesoro, de que era actualmente
capitán de mar y guerra, de un balazo, estando á su lado y como su alferez pele-

57
ando también el suplicante hirido de otro, con tan aventajado esfueno que salió
victorioso bebiendo al espirar en los últimos alientos de su padre su mismo valor
para continuar á su imitación el Real servicio, y saber vivir y morir en el de Dios
y de Su Magestad, como lo ha hecho por más de quince años en la annada del
mar Océano, carrera de las Indias, sitio y .... de Salsas y otras partes, subiendo por
sus servicios desde cabo de escuadra de guzmanes, a las plaza de alférez, capitán
de mar y guerra y puesto en que se halla dando siempre muy buena cuenta de
todo lo que se le ha encargado, en mar y tierra, y muy continuas muestras de su
valor; por que ha merecido el hábito de Santiago de que Su Magestad que Dios
guarde, le hizo merced y aunque pudiera hacer más generosa ostentación de los
servicios de sus abuelos progenitores de su casa lo omite por notorio.

Y siendo la edad una de las partes más esenciales que se requieren para ex-
penerse á trabajos y facciones semejantes, durante la cuál su madurez, prudencia
y experiencia se tienen por más seguros los aciertos del suplicante, consta ser la
mejor que se puede considerar para los buenos efectos, por no pasar de treinta y
cinco años, y haberlos gastado casi todos desde muy mancebo en servicio de Su
Magestad, y hallarse con las experiencias y dotrinas militares necesarias para
saber obedecer, de que se sigue sabrá también ordenar, obrar y mandar lo más
conveniente al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad.

Hállase, demás de lo dicho, para hacer la dicha entrada con sesenta mil pesos
de á ocho reales, caudal bastante a toda buena disposición para el efecto, pagas y
socorros de soldados con que le sera muy fácil la conducción de 150 ó 200, que á
lo más pueden ser necesarios, sin que se necesite de hacer agravios a los vecinos,
y se podrán comprar todas las armas, pertrechos y municiones de guerra, azado-
nes, hachas, machetes y cuchillos para los desmontes, compra de bastimentos y
pagas de bagajes; escusando de valerse el quitarlos á nadie, con que fácilmente se
hará dueño de las voluntades no solo de los soldados sino también de los indios,
que se atraen mejor con dádivas, halagos y caricias que con rigor, para lo cuál y
la buena enseñanza y dotrina de nuestra santa fé católica podrá llevar todos los
religiosos necesarios con la decencia y estimación que se requiere para su mayor
veneración y crédito; y siendo así que de sus méritos y servicios pudiera confiar
alcanzar otras mercedes de Su Magestad, y que lo singular de la acción con se-
mejante puesto, calidad y cantidad habrá muy pocos que á ella se indinen, por
ser más común apetecer lo más seguro y necios trabajoso, no es dudable que
della misma se manifiesta el particular celo que le mueve, que es del servicio de
Dios y de Su Magestad, y digno que no se desprecie en cosa tan importante; pues
cuando habiéndola conseguido y para su efecto gozase las honras y mercedes con

58
que Su Magestad acostumbra á hacer á los que le sirven con tan grandes aumen-
tos en sus reynos, ninguna dellas, por grande que sea, se tendrá por exceso en lo
generoso de su Real grandeza, pues todas las granjea el vasallo que expone la vida
y la hacienda en su Real servicio, como lo tiene ofrecido el suplicante.

Las comodidades de que se necesita á la dicha entrada. y sin las cuales no


será posible conseguirse, son que al suplicante se le ha de prorrogar, como lo tiene
suplicado á Su Magestad, el oficio de Corregidor de Cajamarca por cuatro años y
se le ha de agregar por todo el tiempo de la conquista el de la dicha ciudad de
Chachapoyas, sobre cuyo fundamento estriba lo más importante y principal de la
acción respecto de que la gente que se fuere conduciendo se ha de juntar y reco-
ger en la dicha villa de Caxamarca, con todas las armas y pertrechos y municio-
nes; donde con la mano del oficio tendrá más fácil disposición á menos costa y
sin contradiciones ni competencias de jurisdicción, desde donde se ha de encami-
nar todo á la dicha ciudad de Chachapoyas, como á la plaza de armas principal,
con que se evitarán los inconvenientes que en otras entradas se han experimenta-
do, de que ha resultado la discordia entre vecinos y soldados; y fuera preciso se-
guirse los mismos inconvenientes si todo no corriese por una sola cabeza, ma-
yormente cuando no se hallara inconveniente de importancia que no prepondere
la mayor utilidad y servicio de Dios y del Rey. Pues sin estas calidades el de
Caxamarca se ha prorrogado por tres años á sus antecesores; y siendo la causa la
paz y conformidad con los vecinos, nunca con tan legítima razón se habrá ajus-
tado, pues ninguno ha sido más querido, aplaudido y estimado que el suplicante,
por su recto, limpio y ajustado proceder y grande desinterés con que ha procedi-
do; con que por esta parte cesa la dificultad. Y tampoco la puede haber en el de
Chachapoyas, pues como es notorio á V.E. por la mucha necesidad á que ha ve-
nido aquella provincia por la falta de comercio, siendo una de las más nobles y
de las que primero se fundaron, y cuyo oficio se daba á las personas de mayor
importancia del Reyno, hoy no se halla quien le apetezca y es en tanto grado que
se ha hecho dejación del, con que no es de presumir que el pedirlo mire á otro fin
que al de la importancia de dicha entrada y para mejor conseguir el efecto.

Las mercedes que tiene suplicadas a Su Magestad para en caso que su ofre-
cimiento merezca ser admitido, son las que se concedieron al Gobernador Alvaro
Henriquez del Castillo, persona que mediante su mucha necesidad y pobreza,
aunque de notoria calidad y en tan diferente edad ni arriesgó á perder ni tuvo
caudal que gastar, puesto que dejar ni otro que adquirir, con que aunque el celo
fué uno mesmo, son las disposiciones muy desiguales, pues importará poco la
fuerza del mayor aliento si faltase la plata para conseguir el efecto sin la cual no

59
se espera ningún buen acierto y menos en materia que tanto necesita della- y las
demás que contiene el memorial presentado á Su Magestad.

Y se declara que la merced que tiene suplicada á Su Magestad se le haga por


tres vidas; han de correr: la primera la del suplicante, y la segunda la de su hijo ó
heredero por su testamento ó nombramiento y la tercera, en el que dejare el suce-
sor de la segunda, sin que se necesite de mas aprobación.

Y cierra el suplicante el discurso con la consideración que se puede hacer de


que para dicho ofrecimiento no le mueve otro fin que el referido del servicio de
Dios, de Su Magestad y bien de las almas y de aumentar cuanto le fuere posible
el valor y fama de sus antepasados, ganando y adquiriendo á Su Magestad nue-
vas y mayores provincias, pues menos que tan justas causas no le pudieran in-
clinar á los trabajos á que se expone, cosa raras veces apetecida por personas de
su calidad y que con tan calificados servicios podiera aspirar a más seguras pre-
tensiones. En cuya consideración.

A V.E. pide y suplica mande ver la dicha real cédula y en su ejecución y


cumplimiento con el más aventajado celo que siempre tiene del servicio de Dios
Nuestro Señor y de su Magestad, bien de las almas y conversión de los naturales,
se sirva de hacer á Su Magestad sobre todo el informe que fuere más conveniente
á su Real servicio, en que recibirá bien y merced, etc.

D. MARTÍN DE LA RIVA HERRERA

[RABN, 1899 : 11 (111), 3-9]

(3) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú que oiga a Don Martín de la Riva
Herrera e informe sobre su propuesta de conquistar el territorio de Motilo-
nes. Zaragoza, 14 de octubre de 1646.

EL REY

Marqués de Mancera. Pariente, de mi Consejo, Gentil hombre de mi Cáma-


ra, mi Gobernador, y Capitán General de las Provincias del Perú. Por parte de
Don Martín de la Riva Güero, Caballero de la Orden de Santiago, se me ha hecho
relación que á imitación de su padre, que me sirvió más de veinte y cinco años en

60
- -

diferentes partes y últimamente murió de un balazo, siendo capitán de mar y gue-


rra del galeón almiranta de la Annada de las Indias, me ha servido él más de doce
años y halládose en muchas acciones, como fue en el sitio de Salsa) y otras; y al
presente lo está continuando en el oficio de Corregidor de Caxamarca y ofrec.e
conquistar y redimir á nuestra santa fe cathólica los indios infieles de las provin-
cias de los Motilones, Tavalosos, Pavalosos y Casasblancas, Omagos y á los de
las demás provincias que se encargaron at Gobernador don Alvaro Enriquez del
Castillo y no lo executó por no tener lo necesario para ello; con que yo tenga por
bien de prorrogarle el dicho corregimiento por cuatro años más y hacerle otras
mercedes que acostumbran pedir los que tratan de semejantes pacificaciones,
poniendo para ello en consideración el gran bien que resultará á las almas de
aquellos naturales y utilidad que tendrá mi Real Hacienda por la abundancia de
oro, plata y frutos que hay en aquellas provincias. Y habiéndose visto por los de
mi Consejo de Indias, con lo que en su razón refirió mi Fiscal en él, y platicádose
con la atención que el caso pide, y consultádose lo que cerca de ello ha parecido,
aun que es así que los tiempos están más para tratar de conservar lo que se posee
que para intentar nuevas pacificaciones todavía; he resuelto: ordenar y mandaros
(como lo hago) oigáis al dicho Don Martín de la Riva Güero sobre su ofrecimien-
to y calidades de conveniencias y utilidades que pueden resultar desta pacifica-
ción, reconociendo la posiblidad que tiene para hacerla y las causas por qué los
que la han tenido á su cargo no lo han hecho, y cosas que se le podrán conceder
de las que pide en su memorial, cuya copia va con ésta para que en caso que se
tenga por conveniente sea admitido; y hechas estas especulaciones me enviareis
relación de todo lo que en la materia hubiere y se os ofreciere, con la distinción y
claridad que es menester para la resolución que en ello se hubiere de tomar. Fe-
cha en Zaragoza, á catorce de octubre de mili y seiscientos y cuarenta y seis años.

YO EL REY.
Por mandado del Rey Nuestro Señor

Gabriel de Ocaña y A/arcón.

Hay cinco rúbricas.

Al Virey del Perú que oiga á Don Martín de la Riva Güero sobre el ofreci-
miento que hace de hacer cierta pacificación de indios y que invie relación de lo
que cerca dello se ofrece.

(RABN, 1899: 11 (111), 9-10]

61
(4) Carta del Cabildo de Chachapoyas a S.M. apoyando la expedición de Don
Martín de la Riva Herrera a los Motilones. Chachapoyas, 29 de diciembre de
1647.

SEÑOR:

El Cabildo Justicia y Regimiento de la ciudad de los Chachapoyas Dice: que


ha atendido cómo por parte del Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herre-
ra, Caballero del orden de Santiago, se ha propuesto á V.M. el hacer entrada y
conquista en las provincias de los Tabal.osos - Coto Conga - Opicota - Coscobasbas
- Salinas - Casas Blancas y otras que confinan con las riberas del río Marañón -
que están pobladas de indios infieles á ejecutar la pacificación que por merced de
V. M. intentó Álvaro Enriquez del Castillo ha más de veinte y cuatro años y no lo
consiguió por haberle faltado lo necesario de bastimentos, armas y municiones; y
por no haber tenido caudal para comprarlo llegó no más á la provincia de los
Tabalosos, que es la primera que confina con la ciudad de Moyobamba de este
corregimiento, de á donde por las necesidades que padecían los soldados se vol-
vieron y él hallándose solo, desamparó la dicha provincia. Por lo cual los indios
que tenía reducidos en ella, se volvieron á levantar y es cierto que si la entrada se
hubiera comenzado con fundamento, como intenta ahora el dicho Maestro de
Campo Don Martin de la Riva Herrera, hubiera pacificado todas las dichas pro-
vincias y lo que descubrió el tirano Aguirre, pues por el río Marañón que passa
por dichas provincias, descubrió navegación para desembarcar al Mar del Norte
como lo hizo y llegó á la isla de la Margarita. - Y por estar esta ciudad y corre-
gimiente en frente de dichas provincias nos ha parecido informar á V. M. del útil
que de hacerse dicha conquista se sigue á la Real Corona por el aumento que
puede tener el Patrimonio Real y tambi.én del servicio que se le hará á Dios Nuestro
Señor en reducir á su santa fee católica tanta inmensidad de indios infieles como
hay en dichas provincias, las cuales tenemos relación que son ricas de mucho oro
y plata, fértiles y abundantes de todo género de bastimentos y muy á propóssito
para fundar en ellas; y los que dieron esta relación más cierta fueron algunos
vecinos de esta ciudad que en servicio de V. M. hicieron entrada con el dicho
Aguirre, y después que conocieron su mal intención le dejaron y se volvieron
aquí, donde há pocos años que murieron dábanlos de haber passado por partes del
río Marañón y en sus riberas ver muchas pepitas de oro y señales de haber gran
cantidad dél; y que como el dicho Aguirre iba con dañado intento no daba lugar á
que se detuviesen á cojerlo, sino apremiándoles á que marchasen adelante - Y
también suelen venir á esta ciudad y á la de Moyobamba, que es de este corre-

62
gimiento, algunos indios de paz á rescatar algunas cosas, como son hachas y
cuchillos y traen muchos dijes de oro, sin que dello hagan estimación por decir
hay mucho de aquel género en sus tierras. - Y los vecinos de la ciudad de Mo-
yobamba por estar muy cerca y circunvecina de la provincia de los Tabalosos
necesitan de estar siempre con las armas en las manos timiéndose que los dichos
indios no entren a cautivarlos y saquear la dicha ciudad y pueblos cincunvecinos,
como lo hicieron en otra ocasión á los pueblos de Possi y Gebi - que están junto
a la dicha ciudad. - Y habra tiempo de diez años entraron algunos padres de la
Compañía en dicha provincia de los Tabalosos á reducir los indios della y bautizar-
los y predicarles el Santo Evangelio; y en discurso de cuatro años que allí estuvie-
ron fundaron iglesias y bautizaron más de cuatro mili almas y por estar indefensos
los dichos padres se les volvieron á levantar los dichos indios y ellos se volvieron
temiendo no los degollassen y también creo que los dichos padres han dado cuenta
á V. M. significándole el servicio que se hará á entrambas Magestades en hacer
esta pacificación - Y esperamos que haciéndola ha de volver esta ciudad y la de
Moyobamba al ser que tuvieron en sus principios, porque los vecinos dellas nos
animaremos á imitar á nuestros antepasados en ayudar con nuestras personas á
dicha conquista. - La persona del dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva
Herrera nos parece muy á propóssito y que no hay otra que más bien pueda
conseguir ésto por ser soldado de muchas partes y entender las cosas de la mili-
cia, y estar en el corregimiente de Caxamarca circunvecino a éste y cerca de los
principios de la entrada; y estando algún tiempo en el dicho corregimiento podrá
con muchas conveniencias prevenirse en él de todo lo necessario. Y el susodicho
es soldado de mucho gobierno y tiene caudal suficiente para gastar en esta entra-
da que passa de sesenta mill ducados, los cuales y todo lo demás que tuviere, se-
gún habemos entendido, está dispuesto á gastar en dicha fación y en servicio de
V. M. que á conseguirlo será uno de los grandes que puede hacer un vasallo, y por
el buen nombre de dicho Don Martín y agasajo que tiene con todos le seguirá
mucha gente, con la que intenta, dándole V. M. licencia, llegar con mucha breve-
dad al parage de las Cassas Blancas, que es una población muy grande y de mu-
cho número de indios; y del sujeto del dicho Maestro de Campo Don Martín de
la Riva se puede prometer para grandes empresas en servicio de V. M.

A quien suplicamos humildemente sea servido de mandar despacharle título


de Gobernador destas provincias y darle la licencia que pide para la dicha entrada
y pacificación, de que ha de resultar muy gran servicio á ambas Magestades y
aumento desta ciudad y su comarca y quietud de los moradores. Cuya S.C.R.M.
guarde Dios felices años como sus vasallos habemos menester. Chachapoyas á

63
29 de diciembre de 1647. Y juramos á Dios Nuestro Señor y á esta señal de la t
que no nos mueve más interés que el que se hará a su santo servicio y a.l de V.M.

Don Antonio Cahero de U/loa

D.P. Busto de Mendo:a

D. Juan de Corral y Salazm:

Francisco Tercero de A Ibis.

Mateo de Cabañas

En testimonio.- Hay un signo

Sancho García Durán.


Escribano Público y de Cabildo

(RABN, 1899: 11 (111), 15-17)

(5) Memorial del Capitán Domingo Ruiz de Arellano al Rey solicitando le de li-
cencia para reducir los indios infieles de las provincias que confinan con la
de Panatahuas y resolución negativa del Consejo por ser esta conquista la
misma que pretende Don Martín de la Riva Herrera. Madrid, 4 de abril de
1647.

El Capitan Domingo Ruiz de Arellano dize, que por el corregimiento de Tara-


ma y por el de Guanuco de los Cavalleros, Provincias en el reino del Peru a entra-
do en la de los Comonaguas, Tepquies, Avisares, Berinaguas, Yngas, Comono-
mas, Callixecas y Payan~os, Guaquibises, Yndios infieles, y otras de que tiene
noticia que confinan con la de los Panataguas cuyos moradores estan reducidos y
dada la obediencia a V. Magestad en los quales ha tenido trato y comunicacion y
de los buenos agasaxos que de ellos ha recivido y les a echo a reconocido desean
reducirse y que les enseñen los misterios de Nuestra Santa Fee Catolica que por
ser causa esta en que Dios tanto se sirve quiere hacer entrada en las dichas Pro-
vincias en nombre de V. Magestad con los sacerdotes que pudiere para la Dotrina
de los Yodios y tambien llevar algunos soldados para resguardo de ellos y de su

64
persona, porque aunque es verdad que todos los dichos Yndios dan buenas es-
peranzas de abra~ar la Dotrina Cristiana no se atreven los sacerdotes ni Religio-
sos a entrar y pasar adelante con tan buena obra asi por su gran pobr~a e inco-
modidad y falta de bastimentos, como por ser estos barbaros incapaces y tener el
Demonio tanto dominio sobre ellos persuadiendoles a que no consientan ni se
arrimen a la Ley de Dios; y por servir a su divina Magestad y aumentar la real
Hazienda quiere a su costa y minsion hazer la dicha entrada y conquista, llevando
sacerdotes y soldados, dandoles lo necesario de Armas (y) bastimentos; Y reducir
a los dichos Yndios a puestos y paraxes acomodados que puedan tener sus gran-
jerias y comodidades para servir a V. Magestad sustento de sus personas y que
puedan ser enseñados con todo amor y caridad procurando atraerlos al servicio
de V. Magestad sin molestarlos, antes agasaxandoles, y demas de esto fundar dos
o tres ciudades con los vecinos casados que manda V. Magestad por sus reales
cedulas en las partes que pareciere mas conveniente para resguardo y conserba-
cion de lo que asi fuere conquistando con todas las cosas necesarias para su de-
fensa ; Y se obliga por tiempo de 20 años a dar las ciudades pobladas y reducir al
servicio de V. Magestad la mayor parte de dichas Provincias. Todo lo qual pro-
mete hacer y emp~ar luego que V. Magestad fuere servido de darle dicha licen-
cia con las calidades y condiciones que pide en el papel que con este Memorial
presenta y no de otra manera.

Suplica a V. Magestad sea servido de darle la dicha licencia para hacer esta
entrada y pacificacion de dichas Provincias con las calidades y condiciones que
pide que en ello reciviria merced.

Memoria de las Capitulaziones que se proponen por el Capitan Domingo


Ruiz de Arellano por hacer la Conquista que dice en el Memorial que es con ellas.

- Primeramente pide titulo de adelantado con el de Señoria. Juntamente con


el de Govemador y Capitan General por tres vidas con facultad y mano para to-
das las cosas necesarias a los dichos titulos sin cargo de pagar media anata ni
obligacion a renuncias.

- Ytem se le a de dar la facultad para que pueda encomendar los Yndios que
conquistare en las personas que fueren en su compañia a las dichas conquistas.

- Ytem se le a de conceder en cada ciudad de las que poblare que despues de


aver señalado una encomienda para Su Magestad pueda nombrar otra para si
perpetua.

65
- Ytem se le a de dar la facultad en el titulo que se le diere de Govemador y
Capitan General para que pueda en nombre de Su Magestad hacer y conducir
gente en todas las Provincias y Corregimientos del Reyno del Peru embiando
personas o por sin, sin que nadie se lo impida.

- Ytem que pobladas las ciudades y villas que pudiere de los quintos y dere-
chos que a Su Magestad se le dieren pueda llevar tres mil pesos de buen oro, o
plata ensayados de salario en cada un año por el tiempo de las tres vidas.

- Ytem se le a de conceder que a los vecinos que entraren a la dicha conquista


aunque tengan encomiendas en otras partes puedan go~ar de las que nuevamente
adquieran sin que tengan obligacion a hacer dexacion de las que antes tenían.

- Ytem se le a de conceder que los Yndios de las dichas conquistas que enco-
mendare en los conquistadores no se puedan en ningun tiempo encomendar en
otras personas fuera de ellos y en sus hijos y descendientes despues de quatro vi-
das se le an de conceder perpetuas con cargo de la quarta parte para Su Magestad.

- Ytem pide se le haga merced de la bara de Alguacil Mayor de todas las


villas o ciudades que poblare perpetua.

- Ytem se le a de conceder si en aquellas Provincias se descubrieren minas de


oro, Plata, o de otras quales quiera metales o piedras preciosas pueda tener minas
como cualquier particular.

- Ytem se le a de conceder el oficio de Alcalde Mayor de minas perpetuo con


los títulos a él anejos.

- Ytem se le a de hacer merced de que no ande pagar media anata él ni los


que fueren en su compañia en ningun tiempo.

- Ytem se le a de dar mano y pennision para que pueda servirse de los Yndios
Panataguas ya Cbristianos y que no estan encomendados ni sujetos ai ninguna
Jurisdiccion por ser nuevamente descubiertos, y necesitarse de ellos para la en-
trada y Conquista de las demas Provincias porque le pueden servir de interpretes
y guias.

- Ytem que pueda conducir Yndios dondequiera que los hallare como no
sean de cedula de obligacion pagandoles su trabaxo.

66
- Ytem que pueda repartir tierras, solares, cavallerias conforme a las ordenan-
zas de muevas conquistas a los conquistadores y lo mismo para si y sus herederos.

- Ytem que a los Yndios que de su voluntad acudieran a servir de Su Magestad


y los que de nuevo se descubrieren se les concedan los fueros y privilexios que a
los tales se les conceden y que no paguen pecho ni derecho por tantos años.

- Ytem que a españoles y Yndios que entraren en la dicha conquista se les aya
de conceder los fueros y exempciones que se acostumbran y conceden a nuevas
conquistas.

- Ytem ay exemplares que fundando dos o tres Ciudades hace Su Magestad


merced de titulo de Marques.

Resolucion del Consejo.-


En 12 de mar1yo de 1647. Ber esto el Señor Fiscal.-

Resolución del Fiscal.-


El Fiscal dice que a entendido que sobre este punto y descubrimiento a abido
ya papeles antiguos en la Secretaría. Pide se reconozcan y si los ubiere se junten
y reconozgan y si no los ubiere desde luego pide que informen al birey y la
Audienc:ia que estubiere mas cercana de este distrito sobre la conbeniencia o in-
cobenientes de esta conquista y partes (?) del que pretende acerla. Madrid, 22 de
~ode 1647.

Respuesta de la Secretaría.-
En la Secretaría no se halla cossa que toque a esta reducion y porque se en-
tiende que se comprende en la que quiere hazer Don Martín de la Riba Herrera
se trae la consulta y decreto inclusos - volbieron al legaxo del año de 1646.

Decision del Fiscal.-


El Fiscal dice que por los papeles que se an juntando con estos parece que
esta mesma conquista o otra semejante la a procurado intentar Don Martin de la
Riba Herrera, y dijo entonces que no estaban los tiempos para nuebas conquistas,
sino para conservar en paz lo que se posee consulta a Su Magestad para que se
remitiese al birrey para que como quien tenia la cosa presente oyese aquella par-
te y reso·lbiere lo que fuese mas conbeniente - y sobre este particular pide se aga
lo mismo en este caso porque sin preceder parecer del vi Rey no se debe tratar
de esta materia. asi lo pide en Madrid a 3 E de mar1yo 1647 -

67
Resolución del Consejo
En 4 de abril de 1647 - que se aga como lo dize el Señor Fiscal.-

[AGI: Lima 25) (inédito)

(6) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S .M. expresando las mercedes
y titulo que demanda y las obligaciones a las que se compromete para la con-
quista de los Motilones, Tabalosos, Cassasblancas, Omagos y demás. 1648.

ExcMo. SEÑOR:

El Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herrera Caballero del Orden


de Santiago -Dice: que el Almirante Bartolomé de la Riva Herrera, su padre, sir-
vió a Su Magestad más de veinte y cinco años continuos en diferentes partes de
la tierra, siempre con el valor y satisfación que es notorio y de sus papeles consta
hasta que le mataron de un balazo peleando y defendiendo la almiranta Real que
traía de Indias el tesoro de V. Magestad; de cuyos servicios es heredero el Ma-
estre de Campo, el cuál, á imitación de su padre, continuándolos ha mas de doce
años que lo hace en la Armada del Mar Océano, carrera de Indias, sitio y campaña
de Salsas. Y en este tiempo se han ofrecido diferentes ocasiones de guerra á donde
ha procurado lucir las obligaciones de su sangre y tener de sus servicios la apro-
bación que de sus papeles consta y ahora está sirviendo en el corregimiento de
Caxamarca á donde el Marqués de Mancera, Virey del Perú, le dió título de Ma-
estre de Campo de aquellas provincias. Y porque desea servirá V. M. y acabar en
su Real servicio como lo han hecho sus deudos, y movido del gran servicio que
assimismo se hará á Dios Nuestro Señor en reducir á su santa fee cathólica gran
suma de indios infieles y que se les predique su Santo Evangelio; por las relacio-
nes que se han hecho de los muchos indios que hay en las provincias de los Mo-
tilones, Tabalosos, Cassasblancas, Omagos y demás provincias que se contienen
en el río Marañón que le dieron al Gobernador Alvaro Enriquez del Castillo, las
cuales no conquistó por no tener el avío necesario; y por carecer los indios de
dotrina estando en la ley de la gentilidad a ser según las dichas relaciones tierras
muy fértiles y abundantes de bastimentos; de mucho oro y plata, de que se infiere
que de hacer entrada, conquista y descubrimiento de dichas provincias será de to-
da utilidad así á los naturales, para bien de su conversión, como al aumento que
tendrá y él conseguirá de imitará sus pasados sirviendo á V. M. en lo de esta en-
trada y conquista que está dispuesto á hacer, todo á su costa, comprando annas,
municiones cavallos pertrechos, y pagando la infantería que fuere menester para

68
dicha conquista sin que V. M. tenga gasto ninguno ni le haga merced de las ayu-
das de costo que se han dado á otros conquistadores y se dieron á quien tuvo esta
conquista á su cargo; por ser su intento gastar su hacienda en hacer este servicio a
Dios Nuestro Señor y á Su Magestad, que hará, siendo servido, de hacerle mer-
ced de la entrada de dichas provincias despachándole los títulos y demás recaudos
en la forma siguiente:
1.- Lo primero que se le de prorrogación del oficio que tiene por cuatro años por
la gran comodidad que tendrá para el buen efecto de la entrada en razón al
socorro y buen avío por estar veinte leguas de la primera provincia-
2.- Que V. M. le hará merced del título de Gobernador y Capitán General per-
petuo de las provincias que conquistare y que no asistiendo en ellas después
de ganadas, pueda nombrar justicias; y por estar la ciudad de Chachapoyas al
principio de dicha entrada le nombre por cabeza de dicha gobemación-
3.- Que en poblando uno ó dos lugares se le haga, desde luego, merced de título
de uno de ellos con los fueros de Castilla-
4.- Que pueda encomendar por tres vidas los indios que conquistare en las per-
sonas que hicieron la dicha conquista, prefiriendo á los primeros conquista-
dores-
5.- Que en todas las provincias que nuevamente se conquistaren no paguen en
ellas, por tiempo de ochenta años, alcabalas-
6.- Que pueda nombrar todos los oficiales necesarios, según y como los nombra
el Gobernador de Chile; y pueda despachar capitanes por las ciudades y lu-
gares de aquel reyno para levantar la gente; y que la que se alistare ninguna
justicia conozca de sus causas, si no es el Gobemador-
7.- Que en todas las partes donde se hubiere comodidad para hacer pólvora, sa-
car plomo, y prevenir otros materiales, lo pueda hacer sin que nadie se lo
impida, antes las justicias le ayuden á ello-
8.- Que los pueblos que poblare les pueda poner el nombr~ que quisiere; y si
conviniere mudarlos de una á otra parte lo pueda hacer, y nombrar solares y
tierras á todos los que fueran á vivir á ellas-
9.- Que por su falta y muerte pueda nombrar para que gobierne dicha conquista
á la persona más conveniente para ello hasta que V. Magestad sea servido
dello-
10.- Que se le guarden todas las honras, privilegios y demás fueros que se han
guardado y guardan á los demás conquistadores y gobernadores que han sido
y son-
11 .- Que pueda obligar á todas la personas prácticas que asisten en la entrada de
dichas provincias á que vayan á hacer notorias las noticias si no es que ten-
gan impedimento legitimo para ello.

69
Suplica á V. Magestad que atendiendo á sus buenos deseos y al gran servicio
que se hará á ambas Magestades, le haga merced de despachar los títulos en la
forma dicha para dar principio á fación tan grande, sin que se entienda el que go-
ce de ninguna merced hasta haber hecho principio de lo que promete, siguiéndo-
se á cada cossa que ofrece hacer después de consignado el premio que por ella
pide para que no queden sin él sus hechos ni lo consiga si no lo cumpliere.

Concuerda con la petición original que se encuentra en esta Secretaría del


Consejo de Cámara, de la parte del Pero.

SEBASTIÁN DE CALLEJAS.

(RABN, 1899: 11 (III), 10-12)

(7) Dictamen del Fiscal favorable a la conquista de los Motilones en las condi-
ciones propuestas por Don Martín de la Riva Herrera en su Memorial. Lima,
16 de abril de 1648.

ExcMo. SEÑOR:

E l Fiscal dice: que ha visto estos autos y que la pacificaci6o y conquista a que
se ofrece el Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del
hábito de Santiago y Corregidor que al presente es de la villa de Caxamarca, es de
la importancia que se reconoce, assí por las reales cédulas y provissiones del Go-
bierno, despachadas en favor del gobernador Don Alvaro Enriquez del Castillo,
como por las noticias ciertas que se tienen en todo este reyno del Pirú y provin-
cias circunvecinas á la tierra donde se ha de hacer la entrada; y que el efectuarse
será de gran servicio á Dios Nuestro Señor por la conversión á nuestra sancta fee
catól.ica de tanto número de indios como habitan aquella tierra, que están por bap-
tizar, y viven todavía en los ritos de su gentilidad y barbarismo, y por la mucha
utilidad que se le puede seguirá la Real Hacienda de la abundancia de los frutos y
minerales de oro y plata, de que entiende está llena; y que en consideración desto
y de que en el dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herrera c-0ncurren
los requisitos de edad, calidad, y cantidad, que se requieren y son necesarios para
tan importante impressa, y que por sus muchos servicios y las obligaciones de su
sangre y experiencias que se tienen de sus loables y acertados procedimientos en
todo lo que ha tenido y tiene á su cargo y la buena cuenta que ha dado dello; y en

70
consideración assimesmo, de que se deja entender, que el celo que le mueve á
imprender negocio tan arduo es solo el del servicio de entrambas Magestades y la
perpetuidad de su fama y buen nombre, cossa tan permitida en impressas y actio-
nes tan loables y heroicas, y que esto le ha de dar aliento á la última consumación
y perfección dellas, y que se echa de ver que si éste no fuera su celo y fin prin-
cipal con el caudal que se halla pudiera gozar comodidades de diferente género y
descanso. Y en consideración también de que ha mostrado la experiencia, y la
razón lo dicta, de que la caussa porque no llegan á efecto semejantes entradas y
conquistas son las competencias que tienen los conquistadores con los corre_gido-
res y jueces ordinarios cercanos á las entradas, y la falta de mano y poder de que
necesitan para ocurrir á lo necessario y prevenir lo conveniente, y que por ningún
camino mejor y más acenado se podrán soldar estos defectos que haciéndole
merced al dicho Don Martín de la prorrogación que pide el oficio de corregidor
de Caxamarca que tiene; pues, demás de los ejemplares que ha habido de haberse
prorrogado este oficio á otros antecesores suyos, en ninguno han concurrido más
partes que en él, para que se le haga esta merced y que de hacérsela, assimesmo,
del corregimiento de Chachapoyas, no se puede seguir inconviniente alguno por
haber venido á tan gran diminución y quiebra este oficio, que hay muy pocos
beneméritos que lo apetezcan y que siempre se han de alentar y animar con pre-
mios a las personas que intentan hechos tan heroicos y dignos de alabanza como
éste.

Podrá V. Exa., con atención destas consideraciones, servirse de informará Su


Magesta.d, en conformidad de lo que ordene por real cédula, las razones de con-
veniencia que hay para que se le admitan las capitulaciones que propone el dicho
Maestro de Campo, regulándolas todas a las ordenanzas de las nuevas conquistas
y dando fianzas de doce mili pesos de que cumplirá con lo que ofrece en sus me-
moriales. Y de justicia, etc.

D. PEDRO DE MENESES

Lima, 16 de abril de 1648.

Júntese con todos los papeles tocantes á esta materia y llévense al Real Acuerdo
de Justicia, por voto consultivo.

BENTURIEL

71
En la ciudad de los Reyes, á veinte y siete días del mes de abril de mili y
seiscientos y cuarenta y ocho años, estando en acuerdo de justicia los señores
Presidente y Oidores desta Real Audiencia, en que se halló Su Exa. y los señores
D. Andrés de Villela, D. Antonio de Calatayud, D. García Carrillo D. Sebastián
de Alarcón y D. Pedro de Meneses, Oidores. se vió este memorial de D. Martín
de la Riva Herrera y los demás autos de la materia que su Exa. mandó traer por
auto consultivo; y para resolver lo que más convenga pareció que el Sr. D. An-
drés de Villela, en su casa, oiga al dicho D. Martín y confiera las dificultades que
se han ofre.cido y á lo que se allanó, y con lo que de la conferencia y vista resultare
se traiga; y lo señalaron. Hay cinco rúbricas.

[RABN. 1899: 11 (111), 33-35]

(8) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera añadiendo algunos capítulos que
no expresó en el Memorial que dio a S.M. en razón de la conquista que pro-
pone de los Motilones. 1648.

Habiendo cometido Su Exa. y señores del Real Acuerdo á vuestra merced


los papeles y recaudos de la pretensión de la entrada y conquista, que en servicio
de Su Magestad pretendo y deseo hacer, para que vistos confiera personalmente
con vuestra merced la fonna y disposición que para ella he de tener, mediante lo
cual se reconozca todo lo necesario para la finneza del contrato, y que sobre todo
caiga el infonne que Su Magestad manda se le haga, me pareció manifestarlo á
vuestra merced por escrito en esta manera.
1.- Habiendo conseguido la merced que pretendo he de quedar obligado á
otorgar, luego que llegue á mis manos, aceptación en fonna y á dar las fianzas de
los veinte mill pesos señalados dentro de dos meses siguientes y á no usar della en
manera alguna hasta haberlas dado con efecto, á que he de poder ser compelido.
2.- Asimesmo lo he de quedar tambien á que dentro de otros dos meses si-
guientes he de empezar á poner por obra y en ejecución la disposición de dicha
entrada, previniéndome para ella de todas las cosas necesarias, como so n cuchi-
llos, hachas, machetes, azadones, alpargatas, escaupiles, arcabuces, cuerdas, pól-
vora, balas, mulas, caballos y los demás pertrechos y municiones inescusables.
todo lo cual se ha de conducir y traginar de la ciudad de Lima y demás provincias
circunvecinas donde se hallare á la villa de Caxamarca, á donde ha de quedar

72
junto y prevenido todo al fin del dicho año, que es el menos tiempo que en ello se
puede gastar; y para que al Gobierno le conste desde luego lo que se fuere hacien-
do, remitiré al fin del dicho año relación jurada de todo ello.
3.- El segundo lo he de quedará que he de proseguir conduciendo la gente
por mi persona ó capitanes y oficiales que para ello nombrare en las provincias ca-
pituladas con el Gobernador Alvaro Enriquez; y las pagas de dichos capitanes,
oficiales y soldados las he de gozar de los privilegios, excensiónes que los demás
soldados pagados que sirven en los presidios, campos y ejércitos de Su Magestad
con excención de todas las justicias ordinarias, excepto en los cassos de resisten-
cia ó desacato contra ellas, porque en lo demás lo han de estar al dicho Goberna-
dor y capitanes, que en el traerlos ajustados, corregidos y socorridos con lo nece-
sario me obligo á proceder con la atención debida á mis obligaciones, de suerte
que en nada se exceda de lo justo. Y en esta condición no se ha de alterar en cossa
alguna por ser tan necessaria que sin ella no se podrá conseguir dicha conquista.
4.- Y me he de obligará que el número de soldados que assí he de conducir,
ha de ser de uso y por lo menos no han de bajar de ciento, los cuales á fin deste
segundo año, se han de juntar y conducir en tropas acomodadas desde la dicha
Villa de Caxamarca á la ciudad de Chachapoyas, con todos los pertrechos, muni-
ciones y bastimentos necesarios que al mesmo tiempo se han de haber ido dispo-
niendo, el cual terminó, si se atiende á las comodidades necessarias para su buen
despacho y avio, es el más breve que se puede considerar y gastar en dichos efec-
tos; y también he de quedar obligado á remitir certificación del estado en que que-
da y relación jurada ó fee de escribano para que dello conste en d Gobierno.
5.- El año tercero he de ser obligado á que desde principio d.él, en adelante,
se ha de empezar á marchar con la gente desde la dicha ciudad á la de Moyo-
bamba, donde se ha de haber ido conduciendo todo lo dispuesto y prevenido para
dicha entranda, de suerte que en ella tengo de hacer con efecto y enviar luego
testimonio y relación jurada al Gobierno, de cómo quedó la tierra dentro, provin-
cia en que me hallo y estado de las cosas para que conste del cumplimiento de mi
obligación.
6.- Y porque la dicha entrada y reducción de los indios ha de ser atrayéndo-
los con amor, halagos y caricias, dádivas y regalos para que vengan á la buena
doctrina, enseñanza y conocimiento de nuestra Santa Ley y no con rigor ni fuerza
de armas, porque éstas solo han de ser defensivas, he de tener obligación de lle-
var conmigo para el dicho efecto, por lo menos, cuatro religiosos de la orden que
yo eligiere según la inclinación que hallare se ha reconocido más dispuesta en los
naturales, los cuales llevaré también á mi costa y minción, c-0n la reverencia y
estimación que se debe y requiere para semejante acción; y quiriendo y teniendo
licencia otras personas eclesiásticas de sus prelados y siendo conviniente los lle-

73
vare, asimesmo, y dentro del mesmo año me he de obligará fundar la primera ciu-
dad, que será en la parte, sitio y lugar que me pareciere más apropósito, assi para
su perpetuidad como para el buen sucesso de dicha entrada; la cual precisamente
he de fortificar de faginas y defenzas bastantes á la seguridad del ejército.
7.- Y por que los futuros sucessos no se pueden también prevenir ni dispo-
ner en tierras inoctas, remito lo que se hubiere de obrar en el año cuarto á lo que
fuere manifestando el tiempo y las ocassiones, cuya acierto se ha de fiar de mis
obligaciones y deseos en el aumento del servicio de Dios Nuestro Señor y, de Su
Magestad, pues como tan interessado en los riesgos de la vida, honra y hecienda
se debe entender acudiré á tiempo con el desvelo que debe un buen gobernador.
8.- Y si al fin de los dichos cuatro años, 6 antes por cualquier sucesso, ha-
biendo hasta allí cumplido exactamente con todo lo prometido, me sobreviniere
enfermedad tan grave, muerte, casso adverso, pérdida de gente ú otra imposibi-
lidad que totalmente me impide la prosecución de la dicha entrada, y por este
respecto le dejare de hacer y conseguir el efecto della y se verificara ligitima-
mente no haber en ello fingimiento, dolo, engaño ni malicia, luego que a ello
conste con recaudos legítimos, se ha de entender que mis fiadores ni yo queda-
mos ni habemos destar obligados á la paga de las dichas fianzas, pues ninguno
puede asegurar los cassos fortuitos que no podrán suceder sin la mayor pérdida
de la vida, hacienda y honra.
9.- Y si por otra cualquiera caussa que no sea de las referidas sino de des-
cuido, negligencia, omisión, malicia 6, falta de caudal se dejare de hacer y con-
senguir, en tal casso he de poder ser, y mi fiadores, compelidos á la dicha paga,
solo con que no conste por los dichos recaudos haber yo remitido al Gobierno
las relaciones, c.ertificaciones y testimonios referidos en los dichos tiempos, por-
que la falta dellos ha de ser la calidad con que se han de poder executar las
obligaciones, lo cual se ha de entender cumplido los dichos cuatro años y no an-
tes ni de otra manera.
10.- Y porque en muchos y diversos cassos tiene mostrada la experiencia
que de los buenos procedimientos, rectitud, limpieza, christiandad y celo de justi-
cia se sigue el haber ordinariamente muchos discontentos, respecto de no conse-
guir todo lo que desean y pretenden, los cuales sin esención de conciencia, calidad
ni respecto de persona, convertidos en declarados y capitales enemigos, se oponen
á la virtud y buenos procedimientos del más recto ministro y buscando calumnias,
fingiendo culpas y delitos no imaginados, y formando lastimosas quejas y terribles
agravios encubren con maña y sagacidad el ánimo dañado que llevan de venganza,
y por sus personas, y lo más ordinario por otras que pagan, suponen y disponen,
denuncian y capitulan de los ministros y superiores de quien pretenden venganza
en los consejos, gobiernos y audiencias, donde con el acostumbrado celo de justi-
cia y alguna información que traen prevenida con testigos falsos, sumariamente

74
se despachan jueces contra las tales personas, cuyo daño es tan irreparable, que
primero que llegue el desengaño y se manifieste la verdad, se ha corrido por todos
los términos é instancias del derecho, en que se incluyen cuantos graves incovi-
nientes acarrean pleitos de tal calidad seguidos hasta el fin y se halla la hac:ienda
perdida y la ocasión, pasa, y, lo que es más, dándose por libre el calumniado, y
condenando á el capitulante, al tiempo de buscarle seguras se desvanecen, sin que
haya de quien poder tomar satisfación. Para obviar tan perniciosos incovenientes
se ha de servir Su Magestad pues de mi persona se tia el Gobierno, de que á titulo
de ninguno de los cassos referidos se pueda recibir contra mi delación alguna por
vía de capitulos ni en otra forma, y en casso que lo que se me opusiese fuese de
tal calidad que pareciese conviniente recibirlos, ó se han de mandar afianzar por
lo menos con 50 mili pesos de fianzas legas, llanas y seguras y abonadas para la
calumnia, daños que della se puede recrecer á la dicha entrada, y mi hacienda, y
pues con menos no se puede cautelar ni resguardar, y cualquiera embarazo puede
ser caussa para destruir la acción en que va á decir mucho más sin el que se sigue
de perderla; 6 se me ha de mandar dar traslado para que pueda satisfacer acerca
de lo que se me opusiere. Y en esto, como cossa de tanta gravedad é importancia,
no se ha de alterar en manera alguna.
11.- También, respecto de no haberlo expresado en el memorial que á Su
Magestad pressenté tan formalmente, se ha de entender que si por cualesquier
casso, voluntariamente ó de necesidad, en algún tiempo, después destaren poseción
del gobi,e rno, viniere á esta ciudad ha de ser con titulo de señoría y se me ha de
tratar assi por lo señores de la Real Audiencia como á tal gobernador, y se m,e han
de guardar en todo las preheminencias que á los demás gobernadores que han
hecho semejantes descubrimientos y conquistas en servicio de Su Magestad, y
como á el de Ch:ile; pues dello no se sigue inconviniente alguno y es tan necessaria
la autoridad y estimación para dicho gobierno. A todo lo demás que vuestra mer-
ced hallare ser necessaria mi respuesta ó que dé la razón que se me pidierere lo
haré con deseo de acertar á servir á Dios Nuestro Señor y á Su Magestad.

D. MARTIN DE LA RIVA HERRERA

[RABN I 899 : 11 (111), 35-38]

(9) Dictamen del Fiscal favorable a la conquista de los Motilones en las condi-
ciones propuestas por Don Martín de la R:iva Herrera en su nuevo Mem.orial.
Los Reyes, 12 de mayo de 1648.

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En la ciudad de los Reyes, á doce días del mes de mayo de mili y seiscientos
y cuarenta y ocho años, estando en Acuerdo Real de Justos señores Presidente y
Oidores de esta Audiencia, en que se hallaron los señores D. Andrés de Villelta,
D. Antonio de Catalayú, D. García Carrillo, D. Sebastián de Alarcón, D . Diego
Carrasquilla, D. Francisco Sarmiento y D. Gerónimo de Mansilla, Oidores: presen-
te el Sr. D. Pedro de Meneses Oidor, assimesmo, que ha hecho oficio de Fiscal en
esta caussa, se vió un memorial dado a Su Exa. por el Maese de Campo D. Martín
de la Riva Herrera, Caballero del hábito de Santiago, Corregidor de la provincia
de Caxamarca, en siete de abril deste año, juntamente con una cédula de Su Ma-
gestad que con él pressentó, su fecha en Zaragoza á catorce de octubre de mil y
seis cientos y cuarenta y seis años, en que manda que su Exa. oiga al dicho D.
Martín de la Riva en razón del ofrecimiento que tiene hecho ante Su Magestad de
conquistar, reducir y pacificar á nuestra sancta fe.e los indios infieles de las pro-
vincias de los Motilones, Tabalosos, Pabalosos, Cassas blancas, Omagos y las
demás provincias que se encargaron al Gobernador D. Alvaro Enriquez del Cas-
tillo~ con que Su Magestad se sirva de prorrogarle el dicho oficio de Corregidor
de Caxamarca por otros cuatro años más y hacerle otras mercedes contenidas en
un memorial que dió en el Real Consejo, cuya copia se remitió á Su Exa. para
dicho efe.cto. Y asimesmo se vió un testimonio del título que el Sr. Príncipe de Es-
quilache dió al Gobernador Alvaro Enriquez del Castillo para hacer la mesma
entrada, en once días del mes de setiembre del año passado de mili y seiscientos y
diez y ocho años, donde están insertas las capitulaciones y condiciones con que
se obligó á hacer dicha entrada y las mercedes que se le habían de hacer; los pa-
receres y informes que hacen a su Exa. personas graves de authoridad que resi-
den en la provincia de Chachapoyas de las conveniencias que resulten al servicio
de ambas Magestades y utilidad pública, de que se haga dicha entrada por el dicho
D. Martín de la Riva Herrera, y lo que sobre todo dijo y respondió el Sr. Fiscal de
su Magestad, que todo junto mandó traer Su Exa. á este Real Acuerdo por voto
consultivo. Y habiéndose visto en el de veinte y siete de abril deste año ocurieron
algunas dificultades cerca del ajustamiento de las condiciones, y especialmente
en la seguridad y caución que había de dar el dicho D. Martín de la Riva Herrera
para el cumplimiento de lo capitulado por él y á lo que se obligaba, pues aunque
de su calidad y obligaciones se puede tener por cierto cumplirá con puntualidad
lo que asentare, con todo, no fuera justo que habiendo de gozar la prorrogación de
su oficio dejasse de asegurar la cantidad equivalente á esta merced en caso que no
cumpliesse el gravamen y servicio porque se le hace; y pareció que el Sr. D. An-
drés de Villela Oidor mas antiguo de esta Real Audiencia; oyesse en su cassa, en
dicha razón, al dicho Don Martín de la Riva Herrera y confiriese y asentasse con
él las dificultades que se habían ofrecido para que con la resulta se resolviese esta

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consulta que hace Su Exa. Y habiendo el dicho Sr. D. Andrés de Villela hablado al
dicho D. Martín y oídole en la materia lo que se le ofreció, redujo á un papel la
disposición y forma de su obligación y la seguridad que ha de dar, y juntamente
añidió en él algunos capítulos que no expressó en el memorial que dió á Su Ma-
gestad en esta razón. Y habiéndose visto este dicho papel en este Real Acuerdo y
conferido, pareció á los dichos señores que atento á la persona del dicho Maesse
de Campo D. Martín de la Riva Herrera, por su calidad, caudal y disposición muy
á propósito para la facción, entrada y conquista que emprende y élla muy del ser-
vicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad, puede informar Su Exa. se sirva
de hacerle merced al dicho D. Martín de concederle la dicha entrada y conq¡uista,
con los asientos y capítulos contenidos en el memorial que por su parte se dio en
el Consejo, cuya copia se remitió á Su Ex:a., y con los gravamenes y condiciones
contenidas en el dicho papel que dió el dicho D. Martín al dicho Sr. D. Andrés;
menos el capitulo penúltimo del que habla en razón de que no se haya de admitir
delación ni capítulos contra él, por la satisfación de su persona, y que en casso que
se admitiesen afianzarse el delator la calumnia en cantidad de cincuenta mm pe-
sos; el cual capitulo y condición, como exhorbitante y de no buena consecuencia,
no debe admitirse ni ponerse en páltica. Reservando siempre al arbitrio del Real
Acuerdo, cuando llegue el casso, la cantidad y calidad de las fianzas que haya de
dar el capitulante ó delator, y lo señalaron.

Hay cinco rúbricas.

Lima 24 de mayo de 1648.

Conforme en todo con lo que parece, al Real Acuerdo de Justicia; y á Don


Martín de la Riva Herrera, se le dará testimonio de los autos, para que con ellos y
el informe que he de hacer, ocurra á Su Magestad y su Real Consejo de Indias; y
con calidad que en lo tocante á la condición que trata de hacer levas de gente ha-
ya de ocurrir al Gobierno para que de las órdenes que convenga y no pueda ha-
cerlo en otra forma.

EL MARQUES DE MANCERA

Por mandado de S. E.

Diego Ruiz de Benluriel

[RABN 1899: TI (111), 38-40]

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( 1O) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitando que la
prorroga de cuatro años de su cargo como corregidor de Cajamarca corra a
partir del momento en que se le entreguen los despachos que S.M. ordena
para que pueda hacer la entrada a Motilones. 1653.

El Maestro de Campo D. Martín de la Riva Herrera, Caballero del Orden de


Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de la villa de Caxamarca por Su Mages-
tad, ¡por quien tiene su poder, dice: que como consta de la real cédula que presenta
viene declarada la duda que se ofreció cerca del tiempo que se le conc,edio para
hacer la entrada que tiene pactada con Su Magestad, y desde cuando habían de
comenzará correr los cuatro años de la prorrogación del dicho oficio;.y en su Real
Consejo de las Indias se declaró no haberse corrido la dicha prorrogación por no
haberle sido util el tiempo y se le concedieron otros cuatro años, que han de co-
menzar a correr desde que con efecto se le entreguen despachos, según que de la
dicha cédula parece, y porque el suplicante quiere cumplir con su obligación y no
perder tiempo en la ejecución de dicha entrada.

Suplica á V. Exa. haya por presentada la dicha real cédula mandando se


guarde, cumpla y ejecute, según y cómo en ella se contiene; y que en su virtud se
entreguen luego al suplicante los despachos que Su Magestad ordena para que
pueda hacer la dicha entrada y cumplir con lo que esta obligado, en que recibirá
merced, con justicia que pide; y protesta que mientras no se le dieren no le corra
término alguno, etc.

Otros si, Que de orden de V. Exa. se despachó juez á dicha provincia para
que hiciese que el suplicante, diesse las fianzas que se le mandaron dar y que de
no hacerlo le secrestase los bienes y trajesse preso á esta corte, y actualmente
está atendiendo en ello el dicho juez; y pues ya ha cesado su comisión con la
declaración de Su Magestad, y nueva prorrogación de dichos cuatro años.

Suplica á V. Exa. se sirva de mandar que el dicho juez cese en la ejecución


de lo que le está cometido, y que se vuelva y entregue libremente los bienes que
tuviere embargados, en que recibirá merced, con justicia, etc.

Otro sí, Dice: que como es notorio se le despachó título á D. Salvador So-
lano del dicho oficio y en virtud del se le entregaron los despachos, y fue recibido

78
en la ciudad de Truxillo, y dió las fianzas para entrar á ejercerle luego que llegase
el casso, y porque se eviten litigios, pues la misma cédula expressa que hasta que
se acabe el tiempo de la dicha nueva prorrogación no debe usar de su título el
dicho D. Salvador.

Suplica á V. Exa. mande que así se declare en los despachos que se dieren al
suplicante, en que recibira merced, etc.

Otro si, Dice: que en la dicha cédula se le da facultad para dar las fianzas en
la dicha provincia y porque quiere cumplir con esta obligación para comenzar
luego á poner en ejecución la dicha entrada.

Suplica á V. Exa. se sirva de señalar persona en la dicha villa ante quien las
pueda dar; pues en ella hay escribanos y personas de toda satisfacción, en que
recibirá merced, con justicia que pide, etc.

MIGUEL DE MEDINA

DR. D. PEDRO DE CARDENAS ARBIETO

Los Reyes, 10 de mano de 1653.

Júntese este memorial y cédula real que presenta con todos los autos de la
materia y, assimismo, el que hoy día de la fecha presento Don Salvador Solano,
y dándose de todo vista al Señor Fiscal, se lleve al Real Acuerdo de Justicia, por
voto consutivo.

Hay una rúbrica.

El Fiscal ha visto la real cédula presentada por el suplicante y la contradi-


ción de Don Salvador Solano, y autos mandados juntar; y dice: que la dicha
contradición no puede haber lugar, porque cuanto con conocimiento de causa y
noticia de lo proveido por V. Exa y Real Acuerdo se despachó la real cédula de-
claratoria, y assí, en su conformidad; mandara V. Exa. se despachen los recados
necesarios para la reducción de los indios, según y de la forma que manda Su
Magestad, los cuales se remitan á los oficiales reales de aquel partido, para que
los entreguen al suplicante, y reciban las fianzas por su cuenta y riesgo, y de todo
envien luego testimonio; con que se dará cumplimiento á lo que Su Magestad

79
manda. Y en consecuencia de lo referido mandara V. Exa. assi mismo, que se
despache provissión para que el juez que está en Caxamarca cesse en su comi-
ssión, y á Don Salvador Solano, se le haga notoria la real cédula, para que no use
de los despachos que se le han dado en 17 de marzo de 1653.

DON P. VÁZQUEZ DE VELAZCO

[ RABN 1899: 11 (111), 58-60]

( 11) Cédulas Reales autorizando a Don Martín de la Riva Herrera para hacer la
conquista del territorio de Motilones. Madrid, 17 de abril de 1650 y 23 de
setiembre de 1652.

EL REY

Conde de Salvatierra, pariente, Gentil-hombre de mi Cámara, mi Virrey,


Gobernador y Capitán General de las provincias del Perú, 6 á la persona ó per-
sonas á cuyo cargo fuere su gobierno: yo mandé dar y dí una mi cédula que es
como sigue:

EL REY, Conde de Salvatierra, pariente, Gentil-hombre de mi Cámara, mi


Virrey, Gobernador y Capitán General de las provincias del Perú, 6 á la perssona
ó personas á cuyo cargo fuere su gobierno: por parte de Don Martín de la Riva
Herrera, Caballero de la Orden de Santiago, mi Corregidor de la villa de Caxamar-
ca, se me representó los servicios que me ha hecho y los del capitán Bartholomé
de la Riva, su padre, y porque deseaba continuarlos, movido principalmente del
gran s ervicio que haría á Dios Nuestro Señor, en reducir á nuestra santa fee por
la predicación evangélica, mucha suma de indios infieles, que carecen de la luz
della. en las provinciae de los Motilones, Tabalosos, Pabalosos y Cassasblancas,
Omagos y los demás que se dieron al Gobernador Álvaro Enrfquez del Castillo,
que no pudo conquistar por falta de los medios para ello, estaba dispuesto á hacer
esta entrada á su costa y minsión, sin que de mi Hacienda se le den las ayudas de
costa que se han dado á otros, porque su intento era emplear cuanto tenía en esta
obra, la cual haría haciéndole yo merced de concederle licencia para ello, man-
dandole despachar los títulos y demás recaudos, en la manera siguiente:

Lo primero, que se le de prorrogación del dicho oficio de corregidor de Caxa-


marca por cuatro años, para que con más comodidad pueda hacer la entrada en

80
aquellas provincias de infieles y ser assistido de lo necesario para ella, por estar
veinte leguas, poco más ó menos, de la primera provincia.

Que también le he de hacer merced del título de gobernador y capitán gene-


ral perpetuo de las provincias que ha de reducir y que no asistiendo él en ellas,
después de ganadas y reducidas al gremio de la Iglesia, pueda nombrar teniente
de gobernador y las demás justicias; y por su muerte dejar señalada la persona
más benemérita y de mayor satisfac.ción para que gobierne, hasta que yo nombre
quien lo haga, sin que mis Virreyes de essas provincias puedan intentar nombrar
ni entrometerse en cossa tocante á las que ha de reducir. Y por estar la ciudad de
Chachapoyas al principio de aquella entrada, se nombre por cabeza de la dicha
gobernación;

Que en poblando uno ó dos lugares, le hago desde luego merced del título de
uno dellos;

Que pueda encomendar por tres vidas los indios que pacificare á las perso-
nas que hicieren la dicha jornada, prefiriendo á los primeros conquistadores;

Que en todas las provincias que nuevamente se redujeren, no paguen por


tiempo de ochenta años, alcabala, assí los vecinos como otras personas que habi-
taren en ellas;

Que pueda nombrar todos los oficiales necessarios, según y como los nombra
el gobernador de Chile, y despachar capitanes á las ciudades y lugares dessas pro-
vincias á levantar gente para esta fación, sin que ningunas justicias lo impidan, y
que la que quissiere ir, se pueda alistar en las banderas ya alistadas; y que de sus
causas conozca el Gobernador y él solo sea juez dellas.

Que en todas las partes donde hubiere comodidad para hacer polvora y sacar
plomo, lo pueda hacer, sin que nadie se lo impida, antes le den las justicias todo el
favor y ayuda que para ésto hubiere menester.

Que á los pueblos que poblare les pueda poner el nombre que quisiere, y si
conviniera mudarlos de una parte á otra, lo pueda hacer y señalar solares y tierras
á los que fueren a vivir en ellos;

Que se le guarden todas las preheminencias, honras, franquezas y previlegios


que se han guardado y guardan á los demás conquistadores y gobernadores que
han sido y son;

81
Que pueda obligar á que vayan todas las personas pláticas aquellas provin-
cias que assisten en Chachapoyas y Moyobamba, no teniendo impedimiento
legítimo; suplicándome que atendiendo á su buen desseo y á la importancia de
aquella redución, fuesse servido de hacerle merced de mandarle desp-a char los
títulos necesarios en la conformidad que queda referido, para que pueda hacer la
entrada y conseguir el gran servicio que en esto hará á Dios Nuestro Señor y á mi
Corona. Y habiéndose visto por los de mi Consejo de las Indias tuve por bien de
mandar al Marqués de Mancera, vuestro antecesor en essos cargos, por cédula
mía de catorce de septiembre del año passado de seiscientos y cuarenta y seis, que
para tomar resolución en razón desto, con el acierto que la materia requiere, oye-
se al dicho don Martín de la Riva Herrera y reconociesse la posibilidad que tenía
para hacer esta redución y la conveniencia que della podía resultar, y avisasse de
todo. En cuya conformidad escribió, en carta de primero de junio del año de
seiscientos y cuarenta y ocho, que habiendo dado vista al Fiscal de mi Audiencia
ReaE de essa ciudad de los Reyes de la cópia del memorial referido que se le
remitió, y del que presentó ante él dicho Don Martín de la Riva, con lo que res-
pondió, le pareció por la gravedad de la materia, consultarla en el acuerdo de la
Aud:iencia y habiéndose cometido al oidor más antiguo della, confiriese sobre las
dificultades que se ofrecieren, y especialmente de la seguridad que el dicho Don
Martín había de dar para cumplir lo ¡prometido, presentó nuevo memorial aña-
diendo algunas calidades, que son las que se siguen:

Que habiendo conseguido la merced que pretende, ha de quedar obligado á


otorgar luego que llegue á sus manos, aceptación en forma y á dar fianzas de vein-
te mili pesos, dentro de dos meses siguientes, y a no usar della en manera alguna
hasta haberlas dado con efecto; y á éll.o pueda ser compelido;

Que assimismo lo ha de quedar á que dentro de otros dos meses ha de empe-


zar á poner en ejecución la disposición de la dicha entrada, previniéndose para
élla, de todas las cossas necesarias, como son cuchillos, hachas, machetes, azado-
nes, alpargates, escaupiles, arcabuces, cuerdas, pólvora, balas, mulas, caballos y
los demás pertrechos y municiones inexcusables; todo lo cuál se ha de conducir y
traginar de essa ciudad de los Reyes y provincias circunvecinas, donde se hallare,
á la dicha villa de Caxamarca, á donde ha de quedar junto y prevenido todo, á fin
del primer año, que era el menor tiempo que en éllo podrá gastar; y para que á
esse Gobierno le conste, desde luego, lo que se fuere haciendo, remitirá al fin de
dicho año relación jurada de todo éllo;

Que el segundo año, ha de quedar obligado á que ha de seguir conduciendo la


gente por su perssona ó capitanes y oficiales, que para ello nombrare en las

82
provincias capituladas con el Gobernador Álvaro Enríquez, y la paga de los dichos
capitanes, oficiales y soldados, las ha de hacer á su costa; y ha de quedar assen-
tado que los unos y los otros han de gozar de los privilegios y excempciones que
los demás soldados pagados, que sirven en mis pressidios, campos y ejércitos, con
excepción de todas las justicias ordinarias, excepto en las cossas de resistencia ó
desacato contra éllas, porque en lo demás lo han de estar al dicho Gobernador y
capitanes;

Que en el traerlos ajustados, corregidos y socorridos con lo necesario, se ha


de obligar á proceder con la atención debida á sus obligaciones, de suerte que en
nada se exeda de lo justo, y esta condición no se ha de alterar en cossa alguna, y
también se ha de obligar á que el número de soldados que assí ha de conducir, ha
de ser ciento y cincuenta, y por lo menos no han de bajar de ciento, los cuales al
fin del segundo año, se han de juntar y conducir en tropas acomodadas desde la
dicha vma de Caxamarca á la ciudad de Chachapoyas, con todos los pertrechos,
municiones y bastimentos necesarios, que al mismo tiempo se han de haber ido
disponiendo y ha de remitir certificación del estado en que queda, ó relación jurada
y fee del escribano, para que dello conste en este Gobierno.

Que el año tercero ha de ser obligado á que desde principio dél en adelante, se
ha de empezar á marchar con la gente, desde la dicha ciudad á la de Moyobamba,
donde se ha de haber ido conduciendo todo lo dispuesto y prevenido para esta
entrada,. de suerte que en el dicho tercer año, la ha de hacer con efecto; y enviar
luego testimonio y relación jurada á ese Gobierno, de cómo queda la tierra aden-
tro, la provincia en que se halla y estado de las cossas para que conste del cum-
plimiento de su obligación. Y porque la dicha entrada y reducción de los indios ha
de ser a.trayéndolos con amor, halagos, caricias y dádivas, para que vengan á la
buena doctrina, enseñanza y conocimiento de nuestra Santa Ley y no con rigor y
fuerza de armas, porque éstas solo han de ser defensivas, ha de tener obligación el
dicho Don Martín de la Riva, de llevar consigo para el dicho efecto, por lo menos
cuatro religiosos de la orden que eligiere, según la inclinación que hallare se ha
reconocido más dispuesta en los naturales, los cuales ha de llevar también á su
costa y minssión, con la reverencia y estimación que se debe y requiere para
semejante acción, y que viendo y teniendo licencia otras personas eclesiásticas
de sus prelados, y siendo conveniente, las llevara assimismo. Dentro del dicho
tercer año, se ha de obligar á fundar la primera ciudad, que será en la parte, sitio
y lugar que le pareciere más apropósito, assí para su perpetuidad, como para el
buen sucesso de aquella entrada, la cual precisamente ha de fortificar de empali-
zadas y faxinas bastantes á la seguridad del ejército, y porque los futuros sucesos

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no se puedan también prevenir ni disponer en tierras inoctas, remite los que se
hubiere de obrar en el año cuarto, á lo que fuere manifestando el tiempo y las
acciones, cuyo acierto se ha de fiar de sus obligaciones y deseo en el aumento y
del servicio de Dios Nuestro Señor y mío; pues como tan interesados en los ries-
gos de la vida, honra y hacienda, se ha de entender acudirá á todo con el desvelo
que debe un buen gobernador. Y si al fin de los dichos cuatro años, ó antes por
cualquier sucesso, habiendo hasta allí cumplido exactamente con todo lo pro-
metido, le sobreviniere enfermedad tan grave muerte, caso adverso, pérdida de
gente ú otra imposibilidad que totalmente le impida la prosecución de la dicha
entrada, y por este respecto, se dejare de hacer y conseguir el efecto della. y se
verificare ligítimamente no haber en ello fingimiento, dolo, engaño ni malicia,
luego que dello conste con recaudos legítimos, se ha de entender que sus fiadores
ni él no quedan ni han de estar obligados á la paga de las dichas fianzas, pues
ninguno puede asegurar los casos fortuitos que no podrán suceder sin la mayor
pérdiída de la vida, hacienda y honra, y si por otra cualquier caussa que no sea de
las referidas sino de descuido, negligencia, omissión, malicia ó falta de caudal se
dejare de hacer y conseguir, en tal casso han de poder ser el y sus fiadores com-
pelidos á la dicha paga, solo que conste por los dichos recaudos haber remitido
á esse Gobierno las relaciones, certificaciones y testimonios referidos, en los di-
chos tiempos, porque a falta dellos ha de ser la calidad conque se ha de poder
excusar la obligación que hicieren. Lo cual se ha de entender cumplidos los di-
chos cuatro años, y no antes ni de otra manera;

Que por ninguno de los cassos que se declaran en el dicho memorial se pue-
da recibir contra el dicho D. Martín de la Riva delación alguna por vía de capí-
tulos ni en otra forma y en casso que lo que se le opussiere de tal calidad que
pereciere conveniente recibirlas, sea mandando dar fianzas de cincuenta mili pe-
sos para la calumnia y daños que della se pueden recrecer a la dicha entrada y
hacienda del dicho Don Martín.

Que si por cualquier casso, voluntariamente ó de necesidad, en algún tiempo


después de estar en posesión de el Gobierno de las provincias que ha de reducir
fuera á essa ciudad de los Reyes, haya de ser con titulo de señoría, y se le haya
de tratar assí por los Virreyes y oidores de mi Audiencia della, guardándole en
todo las preheminencias que a los demás gobernadores que han hecho semejantes
descubrimientos y como se hace con el de Chile, pues dello no se sigue inconve-
nientemente alguno.

Y visto todo en el Acuerdo de essa dicha mi Audiencia pareció que atento á


ser la persona del dicho D. Martín de la Riva Herrera por su calidad, edad y dis-

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posición muy á propósito para la dicha fación; y ella muy del servicio de Dios
Nuestro Señor y mío, podría hacerle merced de concederle la dicha entrada con
los assientos y capítulos aquí contenidos. excepto el que habla en razón de que
no se haya de admitir delación ni capítulos contra el dicho Don Martín, y que en
casso que se hiciere, afianzase el delator la calumnia en cantidad de los diichos
cincuenta mili pesos, por ser exhorbitante y de mala consecuencia. reservando
ésto al arbitrio de la dicha mi Audiencia; con que se conformó el dicho mi Virrey,
pero con calidad que en lo tocante á la condición que trata de hacer lev,as de
gente, baya de ocurrir á esse Gobierno, para que dé las órdenes que convengan y
no pued!a hacerlo en otra fonna. Y habiéndose visto todo lo referido por ),os de
mi Consejo de las Indias con lo que sobre ello dijo y pidió mi Fiscal en él, y los
pareceres que en razón desto se pidieron á personas pláticas y noticiossas de las
provincias que se tratan de reducir, y consultándome, he tenido por bien de apro-
bar, como por lo presente apruebo, lo ajustado con el dicho D. Martín de la Riva
Herrera, en la forma y con las calidades y limitaciones que pareció al dicho mi
Virrey y Audiencia, según y en la forma que queda referido. Conque en la entrada
de las dichas provincias no se embarace el dicho D. Martín de la Riva Herrera
con otras conquistas que confinan con elJas pues las que ha reducir son bien di-
latadas y en que tienen harto que hacer, y que las fianzas que ofrecía dar de veinte
mili pesos para seguridad de que cumplirá con lo ajustado, en conformidad de lo
dispuesto por cédula del Sr. Rey D. Phelipe segundo, que santa gloria haya,
despachada en el Bosque de Segovia en trece de julio del año de mili y quini.entos
y setenta y tres, y las demás que tratan de semejantes descubrimientos y pobla-
ciones, sean de treinta mili ducados y á satisfacción de los oficiales de mi Real
Hacienda de essa ciudad, advirtiendo que los fiadores que diere desta cantidad no
han de ser súbditos del dicho corregimiento de Caxamarca, ni de la ciudad de
Chachapoyas, y que se han de obligar á que si passados los dichos cuatro añ.os no
hubiere cumplido el dicho Don Martín con lo que á esto toca pagará los dichos
treinta mili ducados en mi caja Real de essa ciudad de los Reyes, sino es que haya
tenido impedimento tan legítimo para no haber hecho la dicha pacificación y po-
blado ciudad. lugares, iglesias y demás cossas que se entienden en la dicha cédula
del Bosque de Segovia, que vos y essa Audiencia le aprobéis y tengaís por tal
para dejar de pagar las dichos treinta mili ducados; y en este casso os mando me
deis cuenta del impedimento que hubiere tenido y de la caussa porque le apro-
baredes por legítimo, para que, con noticia dello, resuelva lo que convenga. Y ha-
biendo cumplido el dicho D. Martín de la Riva Herrera con dar las dichas fianzas
en la forma referida. le hago merced de prorrogarle el dicho corregimiento de la
villa de Caxamarca por otros cuatro años más, que han de correr y contarsse des-
de el día que se hubieren cumplido y cumplieren los cinco por que le proveí, en el

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del cual ha de gozar, sin que para ello necesite de otro despacho ni orden mía,
más que esta mi cédula, y se le ha de acudir durante los dichos cuatro años, con el
salario que hasta aquí ha gozado, sin que en ello la pongáis vos ni essa mi Au-
diencia ni demás jueces, ni justicias d!e essas provincias impedimento alguno y
ansimesmo os mando que en conformidad de lo ajustado con el dicho D. Martín
de la Riva Herrera y limitaciones expressadas en esta mi cédula, le déis y bagais
dar todos los despachos que según lo contenido en ella le tocaren, y el favor,
ayuda y assistencia que hubiere menester para hacer la reducción de las dichas
provincias de los Motilones, Tabalosos, y Cassas blancas, Omagos y los demás de
cuya converción se encargó el dicho Alvaro Enriquez del Castillo, advirtiendo no
se entrometa ni embarace con otras que confinen con ellas, y que en primer lugar
debe procurar que la conversión de aquellos indios se haga por la predicación del
Evangeliio, como tan repetidamente está encargada por cédulas m.ias y de los
señores Reyes mis progenitores pues mi voluntad y intención siempre es que en
estas pacificaciones se obre por medios suaves, y los que aconseja la Iglesia,
tratándolos y atrayéndolos con agasajo, doctrina y buena enseñanza, en que voz
habéis de poner muy particular cuidado, sobre que os encargo la conciencia y que
estéis muy á la mira para no permitir que aquellos naturales sean maltratados.
sino que ellos mismos reconozcan que el fin solo se encamina al bien de sus
almas, y á que gocen del fruto espiritual de la Iglesia, en que me tendré de vos por
muy bien servido. Y ansimismo es declaración que si otras perssonas !hubieran
dado principio por otros lados á la dicha pacificación, no ha de poder el dicho D.
Martín de la Riva embarazarles el progreso della ni entrometerse en la tierra y
sitios que ellos hubieren comenzado á reducir y poblar, conteniéndose en los li-
mites de lo que no estuviere pacificado por otro sin permitirle vos, ni essa Audien-
cia, ni demás justicias exceda dello. Y cumpliendo el dicho Don Martín con todo
lo que le toca según lo ajustado y aprobado, mando que por mi parte se le den los
despachos que fueren necesarios para que tengan efecto la mercedes, excencio-
nes, previlegios y demás honras que le concedo, sin que en ello, ni en cossa alguna,
ni parte dello le pongáis vos ni la dicha mi Audiencia, ni demás jueces, ni justicias
de essas provincias impedimento, dificultad, ni embargo alguno; porque mi vo-
luntad es que no faltando él con lo que está obligado se le cumpla puntualmente
todo lo aprobado, con que antes que empieze á gozar de la prorrogación que le
concedo del dicho oficio de corregidor de Caxamarca por cuatro años más, haya
de pagar la media annata que debiere conforme á reglas deste derecho y á lo que
nuevamente tengo ordenado sobre su administración y cobranza, y sin haberlo
hecho no se le acudira con el salario del dicho oficio. Y assimesmo la ha de pagar
de las mercedes, títulos y honores y prehenrninencias que se le conceden por ra-
zón desta pacificación; y en haber satisfecho la media annata que de cada una

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destas cossas se declarare deber, no se le han de dar los despachos dellas ni las
ha de poder gozar, para cuya seguridad prevendréis lo que convenga con inter-
vención de los oficiales de mi Real Hacienda de essa ciudad á los cuales mando
pongan particular cuidado en la cobranza y remissión de las dichas medias anatas,
guardando en ello lo dispuesto por el dicho arancel y cédula que nuevamente se
ha desp,acbado; y de la presente tomaran la razón mis contadores de cuentas que
residen en el dicho mi Consejo de las Indias y Pedro de León, mi secretario y
contador de la razón de mi Hacienda á cuyo cargo está la de la dicha media an-
nata, y los dichos mis oficiales de essa ciudad. Fecha en Madrid, á diez y siete de
abril de mili y seiscientos y cincuenta años.

YO EL REY

Por mandado del Rey nuestro señor.

JUAN BAPTISTA SAENZ NAVARRO

Y ahora por parte del dicho D. Martín de la Riva Herrera me ha representado


que siendo una de las condiciones más principales que se asentaron para hacer
la dicha entrada y reducción, que se le ha de prorrogar por cuatro años el dicho
oficio de corregidor de Caxarnarca, para que la pudiesse empezar, proseguir y
acabar porque sin él era imposible, ó por lo menos muy dificil y ocasionada á
muchos pleitos y competencias con quien fuesse corregidor, se había declarado
en la cédula arriba inserta, que los dichos cuatro años se habían de contar y co-
menzar á correr desde el día que se cumpliessen los cinco porque fué proveido en
aquel oficio, entendiendo le faltaba algún tiempo siendo ansí que cuando recibió
la dicha mi cédula, que fué á primero de diciembre de mili seiscientos y cincuenta,
no sólo estaban ya cumplidos los cinco año primeros sino un año ocho meses
más, de forma que con toda la prorrogación desde que se cumplieron no venían
á quedar útiles más de dos años y cuatro meses para la dicha entrada por cuya
caussa pidió ante vos, en veinte y siete de enero de seicientos y cincuenta y uno,
declarásedes haber de correr los dichos cuatro años desde que se le despachassen
los títulos del dicho oficio y supiese estaba á su cuidado la dicha entrada, por
haber sido esto lo pactado respecto de haber regulado al tiempo de los dichos
cuatro años de los de la redución, de que se dió vista á mi Fiscal de mi Audiencia
de essa ciudad de los Reyes, y aunque en su respuesta reconoció la importancia
della y la justificación de esta pretensión todavía contradijo se diesse otra inteli-
gencia más de la que se expresaba en el dicho despacho, pues solo yo podía de-
clararlo; y habiendo vos remitido la determinación dello al acuerdo de justicia de

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essa Audiencia, por voto consultivo, pareció que se le diesen los títulos para la
dicha entrada y los de corregidor de Caxamarca y Chachapoyas, en la forma y con
las calidades que por la dicha mi cédula se mandaba, y que en cuanto á la declaración
que pedía de cuándo había de empezar á correr la dicha prorrogación. ocurriese
ante mí por tocanne el hacerla, y que sin embargo de, haber suplicado desta
resolución y representado no hallaba fianzas en dicha fonna porque los fiadores
que tenía dispuestos se habían retirado de hacer la fianza, por parecerles dificil y
casi imposible la empressa no siendo útil y efectivo el tiempo de la prorrogación
del oficio, se confirmó el dicho primer decreto cerrando la puerta á la declaración
y frustándole los intentos y dispossisiones que había comenzado á hacer, en que
tenía gastados más de doce mili pesos, como constaba del testimonio que se pre-
sentaba, suplicándoseme que assí por ésto como por la importancia de la dicha en-
trada y reducion, y á que no había estado por él el no haberla comenzado y pro-
seguido, y que por su parte había dispuesto y prevenido todo lo necessario para
ella, fuese servido declarar deber empezar á correr los cuatro años de la prorroga-
ción del dicho oficio de corregidor, desde que se le entreguen los últimos títulos y
despachos y pudiere dar principio á la dicha entrada; y que ansimismo para evitar
dudas y que mejor se consiga el efecto, pues no se oponía á lo principal de lo capi-
tulado, le concediesse también que los fiadores puedan ser vecinos de la villa de
Caxamarca con las otras calidades que nuevamente pedía. Y habiéndose visto por
los de mi Consejo de las Indias y los demás papeles tocantes á la materia, y lo que
sobre todo dijo y pidió mi Fiscal en él y consultádoseme, he tenido por bien de de-
clarar (como por la presente declaro) que sin embargo de la merced que tengo he-
cha á D. Salvador Solano de futura sucessión del dicho oficio de corregidor de
Caxamarca, para después de los cuatro años de la prorrogación referida, basta
ahora no han corido los dichas cuatro años della concedidos al dicho D. Martín de
la Riva Herrera para hacer la entrada y redución referida, respecto de no haberse
verificado por no haber llegado el despacho della á tiempo y haber reconocido
que de ser útil el de los cuatro años, pues conforme á lo ajustado y capitulado, ha
de ejecutar en ellos lo que se contiene en la cédula arriba incorporada. Y anssi os
mando que luego como recibáis ésta, déis al dicho D. Martín de la Riva Hererra
los despachos necessarios para hacer la dicha entrada, declarando en ellos que los
dichos cuatro años de la prorrogación del oficio de corregidor de Caxamarca han
de comenzar á correr y contarse desde el día que los entregáredes, lo cual ha de
ser luego como recibáis esta mi cédula, sin consentir que con ningún pretexto se
dilate su entrega á él 6 á persona que tenga poder suyo para recibirlos: y si estu-
viesse en su corregimiento se los enviareis y tomaréis recibo de la entrega para
que conste del día fijo desde cuando hayan de correr los dichos cuatro años, para
que pueda ir cumpliendo en cada uno dellos con lo que está obligado por la capi-

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tulación hecha y ajustada, haciéndoselo intimar assí al dicho Don Martín, el cual
ha de cwnplir, como es mi voluntad que cumpla, con dar las fianzas que está orde-
nado por la cédula referida en la dicha villa de Caxamarca, declarando los fiadores
las otorguen de su libre voluntad y sin apremio ni inducimiento; y con esta expre-
sión haréis que se reciban luego, procurando sean personas legas, llanas y abona-
das, y habiéndose hecho se executará todo lo contenido en la dicha mi cédula
arriba inserta, sin dar lugar á que se contravenga á ello en manera alguna poniendo
particular cuidado en que el dicho D. Martín de la Riva cumpla con lo que le toca
precissa y puntualmente, por lo que conviene se consiga la dicha redución. Y
mando que en passando los dichos cuatro años desta prorrogación quier haya
cumplido o no el dicho Don Martín con élla, entre el dicho D. Salvador Solano, en
la possesión del dicho corregimiento de Caxamarca, como lo haréis executar, sin
que en ello haya más dilación; y de lo que en todo se hiciere me dareis cuenta en
el dicho mi Consejo, refiriendo muy en particular lo que el dicho Don Martín
fuere obrando, con relación muy por menor de las conveniencias ó daños que re-
sultaren en el progreso desta redución. Fecha en Madrid á veinte y tres de setiem-
bre de mill y seiscientos y cincuenta y dos años.

YO EL REY

Por mandado del Rey nuestro señor

J UAN BAPTISTA SÁENZ NAVARRO

Hay una rubrica

Al Virrey del Perú avissándole que Su Magestad ha declarado que los cuatro
años porque se prorrogó á D. Martín de la Riva Herrera el corregimiento de Caxa-
marca, para hacer cierta entrada y redución de indios, han de comenzar á correr
desde el día que el entregare los despachos para ella.

[RABN 1899: 11 (111), 60-68]

( 12) Carta de Don Salvador Solano, sucesor nombrado de don Martín de la Ri-
va Herrera en el Corregimiento de Cajamarca, a S. M. para que no se le
conceda al dicho Don Martín la prorroga de cuatro años en dicho cargo que
ha solicitado. Los Reyes, l de marzo de 1653.

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ExMo. StÑoR :

D. Salvador Solano quien Su Magestad, que Dios guarde, hizo merced del
oficio de corregidor de Caxamarca, Dice: Que ha llegado á su noticia y de quien
tiene su poder, que por parte de D. Martín de la Riva, del Orden de Santiago
corregidor que ha sido de dicha provincia, se ha ganado cédula de Su Magestad
en que se supone le prorroga el ejercicio del dicho oficio por cuatro años más del
tiempo que le ha tenido, como parecerá por dicha real cédula cuyo cumplimiento
en la mejor y más bastante que se pueda contradice el suplicante, por cuanto la
merced que se le hizo del dicho oficio fué por contrato y causa honorosa de dote,
mediante el cuál tuvo efecto el matrimonio que contrajo con Doña Isabel de la
Matta, criada de la cámara de la Reina nuestra señora; lo cual, no es visto haber
querido alterar ni perjudicar, pues fuera faltar á la observancia e igualdad que se
requiere en los contratos, principalmente no interviniendo mal de causa pública,
que es sólo el caso en que se permite y aun entonces ha de ser dando satisfacción
condigna, porque los reyes y príncipes soberanos quieren sujetarse á las leyes y
que sus causas se juzguen por ellas para que sus vasallos puedan seguir la fee
común, pues de otro modo no hubiera quien contratara con Su Magestad.

Y no puede ser de embarazo el pretexto que se dice trae la dicha cédula de la


conquista de ciertos indios, porque debajo desde tuvo primera prorrogación de
otros cuatro años, después de los cinco de que primero se le hizo merced, y como
á V. Exa. le consta, no solo no ha cumplido en esta parte, pero ni aún dado prin-
cipio á la que llama conquista; y reconocido assí por el Real Acuerdo donde se
llevaron los autos, se ha despachado juez contra el dicho Don Martín y provi-
ssión para traerle preso á esta corte si no afianzare la cantidad ofrecida en la
capitulación, cuya cobranza ha llegado por ser pasados los términos; de que se
convence que la que se llama conquista es traza dispuesta á perpetuarse en el uso
del dicho oficio para lograr las comodidades dél.

Y es bien cierto que si á Su Magestad le constara de lo referido no diera esta


segunda prorrogación y que por si por la junta de medios donde se supone haber-
se tenido esta negociación se supiera la merced hecha al suplicante, no consul-
tara Su Magestad semejante materia en tanto desservicio suyo y perjuicio del
suplicante, que confiando, como era justo, de la Real palabra y merced que Su
Magestad le hizo, celebró el matrimonio, y consumiendo su caudal trajo á su
mujer á estos reinos y presentó ante V. Exa. sus despachos que con vista al Sr.
Fiscal fué servido de darles cumplimiento, y en su ejecución fué á la ciudad de
Truxillo, después de enterada la media anata y en ella dió las fianzas ordinarias

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ante los oficiales reales de aquella Real Caja; con que la materia está vulnerada.
Y por este título también debía cesar el cumplimiento de dicha nueva cédula co-
mo ganada con relación no cierta, pues se calló el dicho contrato honoroso la
causa dél, el estado de la que se llama conquista y el que tenía el caso por los au-
tos del Real Acuerdo.

Y para que se conozca cuán de la voluntad de Su Magestad es que el supli-


cante goce de la merced que se le hizo, hace presentación desta comisión para
tomar residencia al dicho Don Martín y á sus tenientes y oficiales, que recibió en
los pliegos deste último aviso.

Por todo lo cual y demás que en su favor hace, suplica á V. Exa. sea servido
de mandar denegar el cumplimiento de dicha real cédula, y que la persona que la
tuviere la exhiba y presente orijinalmente, para que informado á Su Magestad de
la verdad como V. Exa. la sabe, mande lo que más fuere de su Real servicio y en
el entretanto el suplicante sea admitido al uso y ejercicio del dicho oficio, en que
recibirá merced, como lo espera de la justificación de V. Exa. (*)

Los Reyes lº de marzo 1653.

Júntese este memorial y recados que presenta con los autos de la materia, y
el que presentó hoy día de la fecha D. Martín de la Riva Herrera, y dándose vista
al Sr. Fiscal se lleve todo al Real Acuerdo de Justicia, por voto consultivo.

Hay una rúbrica

TRONCOSSO

[RABN 1899: II (111), 69-70]

( 13) Cédula Real ordenando se tome residencia a Don Martín de la Riva He-
rrera, corregidor de Cajamarca, para determinar si se le ha de prorrogar su
cargo por cuatro años. Madrid, 15 de abril de 1652.

DON PHELIPE por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón,


de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo,
de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de

91
Córcega. de Murcia, de Jaén, de los Algarves. de Algecira, de Gibraltar, de las
islas de Canarias de las Indias Orientales y Occidentales, islas y tierrafinne del
Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Bravante y Milán,
Conde de Apsburg, de Flandes, Tiro!, y Barcelona, Señor de Vizcaya y de Moli-
na, etc.

Don Salvador Solano, á quien he proveído por corregidor de la provincia de


Caxamarca, á mi servicio y ejecución de la justicia, Conviene se tome residencia
á Don Antonio de la Riva, vuestro antecesor, y á los que por su muerte, ausencia
ú otro impedimento sirvieren ó hubieren servido el dicho oficio, y á los tenientes,
ministros y oficiales de todos, y á los cabildos, justicias y regimientos de su juris-
dicción y confiando de vos, que procuréis mi servicio y guardaréis el derecho á las
partes he tenido por bien, de la os encomendar y cometer como por la presente os
la encomiendo, cometo y mando que luego que hayáis llegado á la dicha provincia
y tomado posesión del dicho oficio, publiquéis la dicha residencia contra todos
los susodichos y se la toméis por ténnino de sesenta días, que corran y se cuenten
desde el de la publicación en adelante, y cumpliréis de justicia á los que de éllos
hubiere querellosos. sentenciando las causas, conforme á _ella; y en prosecución
de la dicha residencia, por todas las vías y maneras que mejor y más cumplida-
mente podáis, os informéis y sepáis cómo han usado sus oficios y administrado
justicia, derecho, preheminencias y patrimonio Real, y en especial, en lo tocante
á los pecados públicos, y cómo han guardado las leyes, cédulas y ordenanzas
mías y de los Católicos Reyes, Emperador y Reyes mis señores abuelo y padre.
que están en gloria; y lo mismo los alcaldes, regidores, mayordomos, escribanos
y de gobernación y públicos de la dicha provincia, y si han ido y pasado contra
las leyes hechas en Toledo; y si en algo los halláredes culpados, por la informa-
ción secreta, haréis cargos de las culpas que contra cada uno resultaran y recibi-
réis su descargo, y averiguaréis la verdad, apercibiéndoles que acá no han de ser
más recibidos á prueba sobre ello, y guardando las leyes del Reyno, no haréis
cargos generales en la dicha ressidencia, con apercibimiento que se procederá
contra voz; y llamadas y oídas las partes á quien tocare, haréis sobre todo entero
y breve cumplimiento de justicia, conforme á las dichas leyes. Y habéis de estar
advertido, qu_e en las sentencias que diéredes en la dicha residencia y capítulos
que en ella se pusieren, no habéis de remitir la determinación de ninguno de ellos
al dicho mi Consejo, sino que los habéis de determinar como halláredes por jus-
ticia, excepto los que fueren de calidad que no podías determinarlos, sino remitir-
los á él; y ésto habéis de hacer con la mayor información que pudiéredes haber.
de manera que se pueda determinar por ella y por el proceso de la dicha ressi-
dencia que enviáredes, sin que sea necessario hacer otras nuevas diligencias ni

92
averiguaciones sobre ello, ni volvérolos á remitir, haciendo citar para ello, en for-
ma, á los tales residenciados para todas instancias, apercibiéndoles que invien
sus procuradores suficientes, con sus poderes bastantes, bien instruidos é infor-
mados, en seguimiento de los tales cargos y capítulos que assí remitiéredes, para
ante los del dicho mi Consejo; y si no lo hicieren se notificarán los autos y senten-
cias que en ellos se dieren y pronunciaren en los estrados de él; y les parara tanto
perjuicio como si en sus personas se hiciessen y notificassen. Y se os apercibe
que si assí no lo hiciéredes y ampliáredes, ó algún cargo ó capítulo remitiéredes
contra los susodichos, se proveerá contra vos lo que convenga; y si algunos fueren
muertos, haréis dar traslado de sus cargos á sus herederos de ressidencia, y sus-
tanciaréis con ellos la causa como lo debiérades hacer siendo vivos; y assimismo
averiguaréis y sabréis, si los susodichos han entendido y tratado como debían y
eran obligados á las cosas del servicio de Dios y mias, especialmente en la con-
versión y buen tratamiento de los naturales y bien común de aquella tierra, para
que yo sea avissado de las cosas de ella y las penas en que han sido condenados
cualesquier consejos y personas particulares, pertenecientes á mi Cámara y Fis-
co, las haréis ejecutar y que se dén y entreguen á los oficiales de mi Real Hacien-
da de la dicha provincia, ó á quien su poder hubiere y se les haga cargo dello. Y
passado el dicho término de los dichos sesenta días, que se os dá para tomar la
dicha ressidencia, la inviaréis originalmente, quedando allá un traslado de todo,
como se acostumbra, á mi Consejo Real de las Indias y no á otra audiencia ni
tribunal alguno, cerrada y sellada, con relación particular, firmada de vuestro
nombre y signada del escribano ante quien passare, en que se diga y declare qué
cargos son los que hay y viene en ella y contra qué persona, y los testigos que
depusieren, y á cuántas hojas y número está cada cossa, para que cuando se haya
de ver en el dicho mi Consejo, haya toda claridad y se pueda entender bien y
brevemente para administrar y guardar mejor justicia á las partes á quien tocare,
y de haberlo hecho assí, me inviaréis testimonio al dicho mi Consejo, con aper-
cibimiento que no lo cumpliendo seréis castigado con todo rigor, sin embargo de
cualesquier leyes, cédulas y ordenanzas que en contrario de lo susodicho haya;
que en cuanto á ello, las revoco y doy por ningunas y de ningún valor y efecto
quedando en su fuerza y vigor para lo de adelante. Y os mando que los pleitos de
demandas públicas que ante vos se pusieren durante el término de la dicha ressi-
dencia, por cualesquier personas, contra los susodichos, los fenescáis, senten-
ciéis y determineís dentro de sesenta días de como ante vos se pusieren, sin dar
lugar á que en la conclusión y determinación haya más dilación, porque ansí
conviene á mi servicio. Y mando á todos los susodichos que den y hagan ante vos
la dicha residencia y estén presentes durante el término della, y so las penas con-
tenidas en las dichas leyes y que ellos y otros cualesquier personas de quien
entendiéredes ser informado y saber en verdad, cerca de lo susodicho, vengan y

93
parezcan ante vos, juren y digan sus dichos y deposiciones, á los plazos y so las
penas que les pusiéredes, en que los doy por condenados lo contrario haciendo;
y acabada de tomar la dicha ressidencia, cobraréis y haréis se cobren de los re-
sidenciados y personas que en ella pusieren capítulos, querellas y demandas los
maravedís que viéredes pueden montar los derechos de todo para el relator y
escribano de cámara del dicho mi Consejo, á cuatro maravedis por hoja, de cada
parte á quien tocare para cada uno que estén escriptas conforme á el arancel, con
más lo que fuere necesario para el flete y averías y seguro de ello, que repartiréis
respecto de la culpa de cada uno; y processado á que hubiere dado causa lo re-
mitiréis, registrado, por cuenta aparte y relación de dónde procede á la Cassa de
la Contratación de las Indias de la ciudad de Sevilla, dirigido á mi Presidente y
jueces oficiales de ella. con orden para que luego lo den y entreguen al Thesorero
General del dicho mi Consejo, ó á quien su poder hubiere, para que sé destribuya
en lo referido, que para todo ello os doy poder y comissión en forma, cuan bas-
tante de derecho se requiere.

Dada en Madrid, á quince de abril de mili y seiscientos y cincuenta y dos


años.

YO EL REY

Yo, Juan Baptista Sáenz Navarrete, Secretario del Rey nuestro señor, la hice
escribir por su mandado.

Hay una rúbrica.

Comisión á Don Salvador Solano, que va proveido por corregidor de la


privincia de Caxamarca, para tomar residencia á Don Antonio de la Riva, su
antecesor, y asistentes, ministros y oficiales, de pedimento del Fiscal de Su
Magestad.

Lugar del sello.

EL CONDE DE CASTILLO

EL LICENCIADO D. GERÓNIMO DE CAMARGO


D. GARClA DE MEDRANO

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Registrada

DON F. DE ANGULO

Por el Gran Chanciller


DON F. DE ANGULO

[RABN 1899: 11 (III), 70-73]

( 14) Resolución del Real Acuerdo en favor de Don Martin de la Riva Herrera
para que se prorrogue su cargo como corregidor de Cajamarca por cuatro
años. Los Reyes, 21 de abril de 1653.

En la ciudad de los Reyes, en veinte y cuatro días del mes de abril de mill y
seiscientos y cincuenta y tres años. - Estando en acuerdo de Justicia Su Exa. y los
señores Don Antonio de Calalayú, don García Carrillo, don Sebastián de Alarcón,
Don Pedro de Meneses, Don Melchor de Omonte, Presidente y oidores de esta
Real Audiencia, y el Señor Don Pedro Vázquez, oidor más moderno que hace
oficio de fiscal - Se vió el memorial y cédula presentada en el Gobierno por el
Maestre de Campo Don Martín de la Riva Herrera, Caballero de la Orden de
Santiago, Corregidor, y Justicia Mayor de la villa de Caxamarca, de veinte y tres
de setiembre del año pasado de seiscientos y cincuenta y dos, en que Su Mages-
tad declara deberle correr los cuatro años de la prorrogación del oficio de corre-
gidor de la dicha villa, para la conquista y entrada que tiene ofrecida hacer á los
indios Motilones, Tabalosos y entrada que tiene ofrecida hacer á los indios Mo-
tilones, Tabalosos y otros que están en las vertientes del río Marañón, desde el
día que constare, por testimonio auténtico, haberle entregado la dicha cédula al
dicho Maestre de Campo Don Martín, con los demás despachos necesarios para
la dicha entrada, y que cumpla con las fianzas que le están mandadas dar, dán-
dolas en la dicha villa de Caxamarca.

Y assimismo se vió la contradicción de Don Salvador Solano, á quien Su


Magestad tiene hecha merced de futura sucesión del dicho oficio de corregidor
de Caxamarca, y cédula que presentó de quince de abril del año pasado de seis-
cientos y cincuenta y dos, para tomar la residencia al dicho Don Martín del di-
cho oficio de corregidor de Caxamarca, y lo que sobre todo dijo y alegó el Señor

95
Fiscal de Su Magestad y todos los demás papeles desta materia, que juntos man-
dó traer Su Exa. á este Real Acuerdo, por voto consultivo.

Y visto por los dichos señores, pareció que Su Exa. podrá mandar guardar y
cumplir la dicha cédula de veinte y tres de septiembre de cincuenta y dos, presen-
tada por el dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva, y en conformidad
mandar se despachen los recaudos necesarios para la dicha entrada, con provi-
sión cometida á los jueces oficiales reales de la ciudad de Truxillo, para que los
entreguen al dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva, y para que los
susodichos reciban luego las fianzas que Su Magestad manda por la dicha cédu-
la, á su cuenta y riesgo; y que de haber cumplido y ejecutado lo uno y lo otro,
envíen luego testimonio al Gobierno; y assimismo pareció que Su Exa. podrá
mandar provisión como lo pide el Señor Fiscal á Su Magestad, para que el juez
que está en la dicha villa de Caxamarca cesse en su comisión, y para que se le
haga notoria la dicha cédula al dicho Don Salvador Solano, para que no usse de
los despachos que tiene para subceder al dicho Don Martín en el dicho oficio de
Caxamarca, hasta que se cumplan los dichos cuatro años de prorrogación. Y Su
Exa. se conformó con el dicho parecer y lo rubricó juntamente con los dichos
señores.

Hay seis rúbricas

D. FRANCISCO FLORES

Los Reyes, 9 de mayo de 1653.

En conformidad de lo resuelto por el Real Acuerdo, se despachen las pro-


visiones necessarias y para que corra el término, se notifique al capitán Bartolo-
mé de Hazaña, que se ha mostrado parte por Don Martín de la Riva, saque los
dichos despachos dentro de tercero día y los entregue en mi Secretaria de Cáma-
ra, para que se remitan á los oficiales reales de Truxillo, con apercibimiento que
no lo haciendo se sacarán á su costa y le correrá el término de los cuatro años.
dentro de treinta días de la fecha deste decreto.

Hay dos rúbricas.

En Los Reyes en doce de mayo de mili y seiscientos y cincuenta y tres años.


yo el presente escribano notifiqué el decreto de Su Exa. proveido en el margen

96
del Real Acuerdo, de la foja antes desta, al capitán Bartolomé de Hazaña, que lo
leyó todo, y dijo: que está presto de cumplir lo que se le manda por el dicho
decreto, de que doy fee. Testigo. Don Diego Esteban de la Parra y Gaspar de
Monsón.

Mr. de Cuellar

[RABN 1899: 11 (III), 74-75]

( 15) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú que oiga a las ciudades de Cha-
cbapoyas y Moyobamba y provea si la entrada de Don Martín de la Riva
Herrera a los Motilones debe o no realizarse por dichas ciudades. Madrid,
27 de setiembre de 165 l.

EL REY

Conde de Salvatierra, pariente, Gentilhombre de mi Cámara, mi Virrey, Go-


bernador y Capitán General de las provincias del Perú, o á la persona ó personas
á cuyo cargo fuere su gobierno. Por parte del Cabildo, Justicia y Regimiento de
las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba, se me ha representado los inconve-
nientes y riesgos que han de resultar concediendo á Don Martín de la Riva He-
rrera, Corregidor de Caxamarca, el que pueda entrar por ellas, á la reducción de
los indios naturalles, llamados Tabalosos ó Piratas y Cocamas, que estan en aquellas
fronteras, como ya la experiencia lo había mostrado en dos ocasiones que se ha
intentado la dicha jornada por aquellas ciudades sin haberse conseguido utilidad
ni benificio alguno, ni quedado esperanza de poder lograr el efecto, siendo más
cierto el despoblarse por los trabajos y descomodidades que han de padecer sus
habitantes con la dicha entrada, como más particularmente constaba por los autos
informes que ante vos se presentaron, y que habiéndolos visto los habíades remi-
tido á mi Consejo de las Indias, para que por él se proveyese del remidio convi-
niente, suplicándome que atendiendo á lo referido, fuese servido de mandar que
en casso que el dicho Don Martín de la Riva Herrera vaya á hacer la dicha entra-
da, la haga por el pueblo de Cundumarca del Collay, que es de la jurisdicción del
dicho corregimiento de Caxamarca, assí por la mayor cercanía que por aquella
parte hay donde están los dichos indios, como por ser el camino muy llano y abas-
tecido de todo género de vitualla y comodidades, de que carece el que intenta
hacer por las dichas ciudades, pues entre otros muchos inconvenientes que tiene

97
es ser la tierra tan áspera y montuosa, que la conducción de las armas, bastimen-
tos y bagaje necesario ha de ir forzosamente en hombros de indios, por no poder
traginarle en cabalgaduras, con que los pocos naturales que han quedado minis-
terosos para cultivar las sementeras y acudir al servicio forsoso de los españoles
que allí residen, faltarán y será causa precissa para despoblarse y perderse aque-
lla tierra, como estos y otros muchos y mayores inconvenientes, constaba de los
papeles que se presentaban. Y habiéndose visto por los del dicho mi Consejo de
las Indias, he tenido por bien de ordenar y mandaros, (como lo hago) que en ra-
zón de lo referido, oigáis á las dichas ciudades de Chachapoyas y Moyobamba, y
con atención á lo que alegan y piden proveáis lo que os pareciere conviniente, y
en el interln que los detennináis, no se inovará en la entrada de Don Martín de la
Riva Herrera, por las dichas ciudades, confonne á lo resuelto, avisando al dicho
mi Consejo lo que sobre ello proveyéredes, para que lo tenga entendido. Fecha en
Madrid, á veinte y siete de septiembre de mili y seiscientos y cincuenta y un años.

YO EL REY.

Por mandado del Rey nuestro señor.

JUAN BAPTISTA SAENZ NAVARRO

Hay cinco rúbricas.

Al Virrey del Perú, que oiga á las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba


sobre la pretensión que tienen de que Don Martín de la Riva Herrera no haga por
ellas la entrada á la reducción de ciertos indios.

Hay una rúbrica.

[RABN 1899: 11 (111), 79-80]

( 16) Traslado de la petición del Cabildo de las ciudades de Chachapoyas y


Moyobamba a S.M. para que Don Martin de la Riva Herrera no realice su
entrada a los Motilones por dichas ciudades. Chachapoyas, 20 de abril de
1653.

98
Juan Bautista Descobar, en nombre de las ciudades de Chachapoyas y
Moyobamba, en los autos con el Maestre de Campo Don Martín de la Riva He-
rrera, del hábito de Santiago, Corregidor de la provincia y villa de Caxamarca,
sobre que no haga la entrada que tiene capitulada por las dichas ciudades digo:
Que Su Magestad, que Dios guarde, fue servido de mandarles despachar su real
cédula de 21 de septiembre de 651 que tienen presentada, para que V. Exa. se sir-
va oir en justicia á las dichas ciudades y que no se inove en la dicha entrada hasta
que se detennine por donde ha de ser, y que se le dé aviso de lo que sobre éllo se
proveyere, y para que con toda atención se vea lo que conviniere, los fundamen-
tos que las dichas ciudades tienen que representar á V. Exa. son los siguientes,
esto es afumándosse en la contradición que en la dicha razón tienen hecha, y ha-
ciéndola, en casso necessario de nuevo, como la hago, en debida forma:

El primero: que habiendo como hay camino y parte más á propósito para
hacer la entrada que se pretende á los indios infieles Tabalosos, Cocamas y otros
nombres, como es por el pueblo de Condunnarca, no hay razón para que se haga
por las dichas ciudades, el cual dicho pueblo cae tres leguas del río Marañón,
hasta donde llega la jurisdicción de la dicha villa de Caxamarca; y ésto se prueba,
evidentemente, lo uno porque no está más que treinta leguas la tierra adentro de
los dichos indios infieles, por camino abierto y trillado, sin riesgo de ríos, panta-
nos, montañas y otras incomodidades; y lo otro, porque se puede ir y caminar á
caballo y está desde la dicha villa allí todo poblado, pues en dos días ó tres se
llega por Caxabamba y Guamachuco al pueblo de Calemar y de allí en medio día
al referido de Condurmarca, desde donde se empieza luego á entrar en tierra de
montaña á los pueblos de Xucos, Puymal, Cholones, Xivitos, San Gerónimo de
Chinchón y otros nombres, que antiguamente fueron poblados y por donde hay
muchos indios bautizados y gentiles de paz que podrán ayudar y servir á los sol-
dados, demás de ser por allí la tierra más abastecida de vituallas, ganado y cabal-
gaduras, que hay en cantidad por la cercanía de dicha provincia de Caxamarca. Y
por el contrario, si se hiciere por las dichas ciudades, porque no solo no distan de
los dichos indios treinta leguas, sino más de ciento del camino más espesso y
cerrado que se conoce, pues con muy grande dificultad se puede caminar á pie,
respecto de que las montañas son muy espessas y altas y la tierra muy pantano-
ssa. que es fuerza entrar á pie y en hombros de indios los mantenimientos y de-
más bagajes, por estar todo despoblado y estar lloviendo de noche y de día in-
cessantemente, de que resulta ser tierra muy enferma y sin ningún alivio para la
vida humana; y lo más principal y concluyente porque no se debe hacer la dicha

QQ
entrada por las dichas ciudades, es la inquietud y alboroto que causan los solda-
dos forasteros, que con pretexto de la dicha entrada no solo van con buen fin.
sino que quieren ultrajar y supeditar á los vecinos honrados que están en ellas de
muchos años á esta parte, guardándolas y manteniéndolas con notable desvelo,
como leales y fieles vasallos de Su Magestad, á que se añade que repúblicas cortas
y tan pobre y necessitada la tierra, que con pocos desmanes destos se pueden
acabar de arruinar y destruir, y no se debe arriesgar lo cierto por lo dudosso, pues
en otras ocassiones que ha mostrado la experiencia, en tiempo del capitán Juan de
Vargas Machuca y el Gobernador Álvaro Enríquez del Castillo, que hicieron tres
entradas, estuvieron puestas en armas y á pique de perderse estas ciudades y al
cabo salieron perdidos y derrotados, sin poder conseguir fruto alguno por la po-
breza y fragocidad de la tierra, y quedaron muchos soldados muertos, y otros
enfermos sin tener á quien volver los ojos, y es en tanta manera los disturbios que
en semejantes ocassiones suceden, que no hay cassa, mujer cassada ni doncella
que esté segura; y faltándoles á los vecinos el recurso de corregidor que los de-
fienda y vuelva por ellos, será acabarlos de aniquilar, porque el dicho Don Mar-
tín de la Riva, ya se deja entender que ha de querer más á sus soldados, que los
traé á puras persuaciones y ruegos, que al vecino más estirado de las dichas
ciudades; y el haber capitulado que todo el tiempo que durare la entrada ha de
gobernar la tierra, ya se ve fué con este fin, en que son gravemente perjudicadas
las dichas ciudades y los indios naturales dellas, que recibirán infinitos agravios
quitándoles sus pobres comidas, tratándolos mal y sirviéndose dellos, con que no
podrán acudir á sustentar sus mujeres ni hijos, si pagar las tassas ni demás tri-
butos, y con el temor que justamente tienen, se ausentarán y desampararán la
tierra, de suerte que faltando ellos, no es posible que tampoco se puedan sustentar
los españoles. De todo lo cual se infiere que es más conveniente, que casso que
se haya de hacer la dicha entrada, sea por el dicho punto de Condurmarca y no
por ninguna de las dichas ciudades, por el perjuicio grande que se les sigue, como
más latamente lo refiere el testimonio del cabildo abierto, informe y demás autos
que en está razón se hicieron, que es el que pressento con el juramento necessa-
rio, que pido se lean con ésta, con que se ocurrirá á todo.

A V. Exa. pido y suplico se sirva de informarse y mirar ésto con la atención


que acostumbra y requiere negocio de tanta importancia, como Su Magestad lo
manda por dicha real cédula, evitando el daño general de sus vasallos y prov~
yendo en todo lo que más convenga á su Real servicio, y que en el interin que ésto
se determina, no se inove en la dicha entrada por aquella parte. Pido justicia, etc.

J UAN BAUTISTA DE ESCOBAR

00
Lima, 10 de junio de 1653.

Llévese al Real Acuerdo de Justicia, donde están mandados remitir los autos
desta materia, por voto consultivo.

Hay una rubrica.

PoDER- En la ciudad de los Chachapoyas, en diez y ocho días del mes de


abril de mil y seiscientos y cincuenta y tres años, los señores Justicia y Regimien-
to de esta dicha ciudad estando juntos y congregados en su cabildo, como han de
uso y costumbre, para tratar las cosas del servicio de Dios Nuestro Señor, de Su
Magestad y utilidad de esta república, conviene á saber: el Maestro de Campo
D. Francisco de Sobarsso, Corregidor y Justicia Mayor en ella, la de Moyobamba
y sus provincias y juez oficial real en ellas por Su Magestad, el Alférez D. Juan de
Orduña Pinedo, Regidor y Alguacil Mayor, el Capitán D. Francisco Tercero de
Albis, Regidor y Fiel ejecutor, en nombre de los vecinos desta dicha ciudad, y
demás capitulares deste Cabildo que están ausentes, otorgaron y conocieron por
esta pressente carta que daban y dieron su poder bastante, y el que es necesario
para más valer, al Contador Juan de Arriola Peña Rieta y á Lorenzo de Solarssa
Secretario de Cámara de la Real Audiencia de la ciudad de los Reyes y del Tri-
bunal Mayor de la Santa Cruzada que en ella reside, y á Joan Solano de Herrera,
vecinos y residentes en la dicha ciudad, á todos tres juntos y á cada uno de por si
- in solidum - con igual facultad, que lo que el uno comenzare, el otro, ó cada
uno, lo pueden mediar, fenecer y acabar por todos grados é instancias, especial-
mente para que en voz y en nombre de esta dicha ciudad Cabildo, Justicia y Re-
gimiento y demás vecinos della puedan parecer y parezcan ante el Excmo. señor
Conde de Salvatierra, Virrey destos reynos, y Real Acuerdo de Justicia y señores
Pressidente é Oidores que residen en la dicha ciudad de los Reyes, y ante todos y
cualesquier jueces y justicias de Su Magestad que con derecho puedan y deban,
contradiciendo por todos grados é instancias la entrada que por esta ciudad quie-
re hacer y la de Moyobamba á la conquista de los indios Tabalosos ó Piratas,
Cocamas y otros infieles que habitan la tierra dentro, el Maestro de Campo D.
Martín de la Riva y Herrera. Caballero del Orden de Santiago, Corregidor de las
provincias de Caxarnarca con el gobierno perpetuo de estas dos ciudades, repre-
ssentando á su Exa. y demás señores los grandes daños, pérdidas e inconvinientes
que dello se pueden seguir á estas dos ciudades y vecinos de ellas y á sus provin-
cias, y particularmente á los indios que en ellas residen, porque demás de estar
tan pobres estas ciudades, y tan consumidos los indios destos repartimientos se
acabarán y asolarán, porque si la dicha entrada se hace por esta parte hay más de

1O1
treinta leguas de esta ciudad á la de Moyobamba de caminos ásperos de monta-
ñas, ríos y lodazales que es forzoso pasarse á pie y llevar los bastimentos, armas
y ropas de los soldados y demás gente en hombros de indios; y de la dicha ciudad
de Moyobamba para los indios infieles muchas leguas más de caminos peores y
no usados, y para ello es necesario ocupar muchos, con que es cierto se quedarán
sus pueblos sin ningunos y despoblados, con que se acabarán de asolar y consumir
estas ciudades perdidas sin ninguna jente para las mitas y servicios de las semen-
teras y beneficio de haciendas con que se sustentan, mayormente sacándose los
bastimentos de ella de harinas y otros forzosos por no haberles en otra parte cer-
cana de suerte que no les quedará con que sustentarse, y otros muchos daños que
se expresan y se refieren en los pareceres que los vecinos y capitulares de este
Cabildo y sacerdotes dieron en el cabildo abierto que se hizo por el año passado
de seiscientos y cuarenta y ocho, cuyo testimonio se remitió al Gobierno y otro al
pressente para que expressando las dichas causas y otras legítimas, presenten el
dicho testimonio, juntamente con la cédula real de Su Magestad (que Dios guar-
de) se sirvió de remitir en favor des tas dos ciudades para que de su conformidad
su Exa. les oiga de justicia, en cuya razón puedan presentar y presenten el dicho
testimonio, cédula real, memoriales, pedimentos, requerimientos haciendo jura-
mentos, citaciones, informaciones, contradiciones, abonando, tachando y contra-
diciendo; recusando jueces, abogados y otros ministros, y haciendo todos los
demás autos y diligencias que judicial ó extrajudicialmente convengan, hasta que
con efecto se haya conseguido la dicha contradición de la entrada y gobierno
desta ciudad; concluyendo y oyendo sobre esse casso sentencia 6 sentencias y
otros cualesquier decretos y autos definitivos, consintiendo los que fueren en fa-
vor y de los de contrario apelar y suplicar, seguir el apelación allí y donde más
convenga, que para todo lo que dicho es y lo de ello dependiente les da y otorga
este poder sin limitación alguna, aunque sea para cassos que en él no vayan es-
pressados, aprobando, como por la pressente aprobaron, todo lo que en esta ra-
zón se hubiere pressentado, pedido y alegado en nombre de esta ciudad por
cualesquier personas para que valga, como si para ello hubiesen tenido este po-
der. Y á su firmeza obligaron sus personas y bienes habidos y por haber, y con
facultad de que lo puedan sostituir en las personas que les pareciere, revocando
unos y nombrando otros, y les relevar, y á los sostitutos; y otorgaron poder en
forma y lo firmaron de sus nombres los dichos señores de este Cabildo á quienes
yó, el presente escribano público doy fee conozco, siendo testigos el capitán
Grabiel Falcón Yañez, Joseph de Espinoza y Juan Martínez Camacho, vecinos
desta dicha ciudad, DoN FRANCISCO DE SoLoRso - DoN JoAN DE HoRoulilA
P1NEDO - DoN FRANCISCO TERCERO DE ALBIS - Ante mí - luis García Samamés.

102
-- - -

Yo Luis García Samamés Escribano Público del Cabildo y número de esta


ciudad de los Chachapoyas y sus provincias por Su Magestad, pressente fui con
los señores Justicia y Regimiento de ella á su otorgamiento en dicho Cabildo y
testigos que lo firmaron en registro; y doy fee que hasta hoy día de la fecha no se
ha publicado el papel sellado en estas provincias, á cuya caussa va en este ordi-
nano.

Y en fee de ello lo firmé y fize mi signo.

Hay un signo:

Luis GARCIA SAMAMts


Eser. Público y Cabildo.

SosnTuc10N- En la ciudad de los Reyes, á cinco días del mes de junio de


mili y seiscientos y cincuenta y tres años, ante mí el Escribano y testigos, pareció
el Contador Juan de Arriola y Peña Rieta. que doy fee que conozco, y en nombre
y voz del Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Chachapoyas deste rey-
no, y en virtud del poder que suyo tiene, que es el de suso, otorgó que le sostituya
y sostituye en Juan Bautista de Escobar, procurador del número desta Real
Audiencia. para todo lo en el dicho poder contenido, y la relevó según es releva-
do, y á la firmeza obligó las personas y bienes en el dicho pode,r obligados, y lo
firmó siendo testigos, Pablo González Romo y Miguel Núñez de Santiago y Jo-
seph de los Santos.

Hay un signo.

JUAN DE ARRIOLA

ANTONIO DE T AMAYO

En la ciudad de los Chachapoyas, en veinte y un días del mes de julio de mili


y seiscientos y cuarenta y ocho años, ante el Maestre de Campo Don Juan Triun-
fo de Sozaya. Corregidor y Justicia Mayor de esta ciudad, su partido y jurisdición
por Su Magestad se presentó esta petición:

Don León Tafur de Córdova, vecino, encomendero y Procurador General


desta ciudad, como tal, en la vía y forma que baya lugar en derecho, parezco ante

103
V. Magestad y digo: que á los veinte y dos de enero deste año presenté petición
ante el Maestro de Campo Don Antonio Cavero de Ulloa, su antecesor, contradi-
ciendo la entrada á los indios infieles que pretende el Maestro de Campo Don
Martín de la Riva Herrera, Corregidor de Caxamarca, por esta ciudad y la de Mo-
yobamba y por ser ésto negocio tan grave y que dél se han de seguir y originar
grandes desservicios é inconvenientes contra las dos Magestades, Divina y huma-
na, á que se debe ocurrir en tiempo. con que por este escrito vuelvo á reproducir
y expresar los inconvinientes que tiene dicha entrada, cumpliendo con la obliga-
ción de mi oficio, para que con maduro acuerdo se representen á Su Magestad en
su Real Consejo de Indias y á su virrey lugartenniente en estas partes y provincias
del Perú.

Lo primero, porque habiendo de hacer la dicha entrada por esta ciudad y la


de Moyobamba y trayendo, como es de conocido que traerá, mucha gente en tan
dilatados caminos y tan penosos, es fuerza se valga de los indios de estas provin-
cias, de los mantenimientos, del avío necesario, de cabalgaduras, que todas tres
cossas tienen de daño; y siguiente los indios de esta provincia y este corregimiento
no solo por ser muy pocos, como es notorio, sino por la pobreza de la tierra por
no haber en su juridición minas de oro, ni de plata, ni de otro comercio en que
puedan con su industria y trabajo alcanzar medianamente su sustento, demás que
el mayor trabajo que los señores corregidores tienen en ajustar las cajas y habe-
res de Su Magestad, en orden á que los indios paguen y satisfagan sus tributos y
tasas por la gran miseria y pobreza de la tierra dicha; y se deja entender que
habiéndose de valer de estos indios forzosamente, y siendo el interezado el juez,
en orden á valerse de ellos para el dicho avío y entrada, que cualquier agravio que
como gente miserable padecieren no tendrán recurso; y ocupados en el dicho avio
con la limitación de la paga y la cortedad della, lo consumirán todo, como gente
sin atención, y los reales derechos y el buen gobierno serán totalmente perjudica-
dos y ellos por muchas partes molestados y afligidos, con que será más destruc-
ción de la tierra que no provecho. Lo otro, que no es de menor inconviniente que
esta ciudad, por la pobreza de sus moradores, no es abundante de mantenimientos
y falta en ella lo que no trae, como es el que se hagan sementeras de panllevar,
legumbres y otras cosas, siendo la causa que los vecinos y los particulares de ella,
como de caudales limitados y que no tienen en su servicio negros, ni para pagar
el salario de indios yacones que cultiven la tierra ni críen ganados, se contentan
con cumplir y asistirá las obligaciones de sus casas y familias, procurando con los
indios de provisión desta plaza, que por provisión del Real Gobierno de este rey-
no se les reparte, hacer sus chacarillas y chacaras, que solo se coje de ellas como
para particular familia, de que se sigue que en tanta cortedad y pobreza, los

104
derramamientos de gente forastera y muchedumbre, ha de causar en partes tan
remotas aflicción y hambre, demás de los ruidos, escándalos y pendencias, como
se tiene esperiencia, suele causar la desorden de muchos mozos que por ella se
arrojan á cosas no permitidas, y en estos casos no tienen los pobres particulares
recurso á su corregidor, por haber de serlo el que pretende la dicha entrada de esta
ciudad también, lo cual es de gravísimo inconveniente, y que se debe hacer todo
reparo en ellos. Y es cierto que el avío de cabalgaduras, en caminos tan ásperos e
intransitables, es más dañino el menoscabo que tienen las cabalgaduras por las
que se quedan en ellos que muy grande intereses que por sus fletes podían esperar
y detener dichas mulas y recuas, se perdera totalmente el comercio que sustenta
esta ciudad y la de Moyobamba, por ser todo de acarreo, como es notorio.

Lo otro, que es desconocido al ser más daño de los intereses y Hacienda Real
de Su Magestad el hacer la dicha entrada, aunque en ella se esperara agregar
muchos indios por su reducción á la Corona y descubrirse algunos minerales, lo
cual, de ser así, se tuvieran noticias muy grandes, que no hay, por lo contiguo y
cercano que es cierto deste corregimiento; las cuales no hay y es escrito el incon-
veniente referido, pues de tres gobiernos de tanta importancia; como son el Caxa-
marca, Caxamarquilla y este de Chachapoyas, quiere una persona sola gobernar-
los y tenerlos; que de cualquier detrimento, que por omisión ó exeso que redun-
de, ha de ser de mayor detrimento, que no la esperanza remota que se espera, y se
conoce ésto, porque no hace al propósito, ni para la condución de gente ni avío el
serlo, antes bien, daño que se puede temer y esperar, por lo general, de haber de
dejar personas en dichos corregimientos á su arbitrio en su lugar; siendo assí que
para tales puestos, se ha mirado y se mira que sean de las partes necesarias y
nombradas con la prudencia y madurez que se acostumbra, y más en partes tan
penosas y adonde las conveniencias de los particulares suelen aventajarse á los
méritos, y de ser persona menos idónea la que quedare en este y en los otros
corregimientos, pueden tener justamente los vasayos de Su Magestad daños en
sus cassas, familias y haciendas. Por todo lo cual y lo demás que dejo de expresar,
que se deja entender en este escrito, en nombre de esta ciudad, requiero a Vuestra
Magestad una, y dos y tres veces, y los demás que de derecho fueren necesarias,
que por ser este negocio tan grave, mande juntar los capitulares y todos los veci-
nos de esta ciudad, de buena nota, y en cabildo abierto, mande leer este escrito y
recibirles sus pareceres, y lo que de ello resultare hacer que esta ciudad dé sus
poderes á un agente del Consejo Real de Indias, para que en su nombre repre-
sente á Su Magestad en el dicho Consejo, éstos y otros inconvenientes que tiene
hacer dicha entrada, para que informado de la verdad, provea y mande lo que

05
conviniere á su gran servicio y Corona; que de hacerlo vuestra merced assí, cum-
plirá con su obligación y hará como es justicia que pido, y en lo necessario, etc.

DON LEÓN TAFUR DE CóRDOVA

AUTO.- Y por su merced vista la obo por presentada y en consideración de


ser negocio tan grave lo que en ella se contiene y pide, y ser causa del servicio de
dos Magestades, Divina y humana, mandó se haga cabildo abierto, concurriendo
en él todas las personas ancianas y principales de esta ciudad y al vicario, juez
eclesiástico de ella se le haga exhorto en fonna asista al dicho cabildo con los
demás eclesiásticos de esta dicha ciudad y curas que de presente estuvieren en
ella y que lo que toca a los seculares el presente escribano los cite y convoque
para hoy dicho día a las dos de la tarde y a las personas que se convocare no lo
cumplieren los condenase y condenó en veinte pesos corrientes aplicados confor-
me al nuevo orden de Su Magestad y se despache el dicho exhorto para lo
eclesiastico, para que con el dicho cabildo se detennine lo que más convenga. Y
assí lo probeyó, mandó y finnó - JUAN TRIUNFO DE ZozAYA - Ante mí - Bartolomé
Berna/es. Escribano público.

CABILDO- En la ciudad de los Chachapoyas, en veinte y un días del mes de


julio de mill y seiscientos y cuarenta y ocho años, el Maestro de Campo Don Juan
Triunfo de Zozaya, Corregidor y Justicia Mayor de esta ciudad y sus provincias
por Su Magestad, dijo: que en confonnidad del auto proveído á la petición pre-
sentada hoy dicho día por el Procurador General de esta ciudad, en orden á que se
juntaran los capitulares de esta dicha ciudad y los vecinos de buena nota de ella.
y el exhorto que precedió para que asisitera el licenciado Gonzalo Pantoja de
Heredia, Comisario del Santo Oficio y Cruzada, Vicario, Juez eclesiástico de esta
ciudad, y demás señores sacerdotes; y habiéndose fecho y estando juntos en ca-
bildo abierto, como estaba ordenado, el dicho Corregidor, en nombre de Su Mages-
tad, les exhortó y requirió que libre y expontáneamente dieran sus votos, dando
razón de ello acerca de las conveniencias, aumento ó menoscabos, que en servi-
cio de Su Magestad se pudiera seguir ó tener desta república para que informado
Su Magestad, ó su lugarteniente ó capitán general en estos reinos, lo tengan así
entendido para proveer y mandar lo que al real servicio conviniere, y en adelante
confonne las experiencias manifestadas, que conozcan las súplicas ó dicidia de

106
los que hobieren votado y les pueda servir de título para sus asientos ó noticia de
sus partes; y que recojidos los dichos votos en este libro de cabildo, puesta por
cabeza la dicha petición, se saquen dos tantos: uno para remitir al Consejo de Su
Magestad Real de Indias y otro al Sr. Virrey de estos reynos, á quien el dicho
Corregidor informará conforme entiende conviene al real servicio. Y assí lo pro-
veyó, mandó y firmó- DON JUAN TRIUNFO DE ZoZAYA -Ante mí - Bartolomé
Berna/es, Escribano público.

Don Pedro Busto de Mendoza, Alguacil mayor de esta ciudad, dijo: que
habiéndose bailado en otro cabildo, que en esta razón se hizo, escribió una carta
con los demás capitulares, como particulares, y no forma de cabildo, y en lo que
en ella escribió se ratifica, y á ella se remite y lo firmó de su nombre - DoN PEDRO
BusTo DE MENDOZA - Ante mí - Barto/omé Berna/es, Escribano público.

Don Juan de Corral, Alférez real, dijo: que estando juntos cuatro capitulares
y el Maestro de Campo Don Antonio Cavero de Ulloa escribieron una carta á Su
Exa. Y en lo ue en ella se escribió se afirma y remite á la dicha carta y, lo firmó . -
DoN JUAN DE CORRAL Y SALAZAR - Ante mí. Bartolomé Berna/es, Escribano
público.

El Comisario Gonzalo Pantoja de Heredia, Vicario, Juez eclesiástico de esta


ciudad y sus provincias dijo: que los inconvinientes de la petición que presentó el
procurador, los halla muy suficientes por los daños que puede causar á todos los
vecinos de esta ciudad y la de Moyobamba, y que ésto es muy notorio, porque
cuando se hizo merced de esta jornada, al Gobernador Alvaro Enríquez del Cas-
tillo, asistió en la ciudad de los Reyes, y como procurador de esta ciudad, contra-
dijo la dicha jornada, y dando memorial y hablando al Señor Marqués de Montes
Claros, Virrey que fué destos reynos, dijo el poco útil de la dicha jornada y que á
las cédulas que tenía de Su Magestad tan apretadas para que se hiciese esta jor-
nada desengañaría con hacerle merced de la dicha jornada al dicho Alvaro Enri-
quez, como lo hizo, y se bailó por verdad el mal efecto de dicha jornada, pues
habiendo entrado á ella no se hizo cosa de provecho y la dejó; y en el intervalo
que hubo de esta jornada, hubo en esta ciudad y la de Moyobamba muchas

107
disenciones, porque nadie tenía su casa segura, assí en su hacienda, vida y ser-
vicio y en perjuicio notable de los indios de paz que entraron á la jornada; y caso
que sea del servicio de Dios y de Su Magestad esta jornada se podía hacer por
Caxamarca, Quilla y Ollay, sin tocar en esta dicha ciudad y, la de Moyobamba,
con que se excusaba los agravios que en la petición se refieren. Y esto que dice lo
ha experimentado como procurador que fué de esta dicha ciudad, y las contra-
dicciones que hizo en favor de ella, que en aquel tiempo que estaba mejor esta
ciudad convenía y hoy se ve claro que para el sustento no se alcanza, cuantimás
para proveer á tanta gente como ha menester la dicha jornada, con que es muy
posible la ruina de ella y entre tanta gente principal y de obligaciones, con muge-
res é hijos; y esto dió por su respuesta y lo firmó - GONZALO PANTOJA DE HERE·
DIA - Ante mí - Bartolomé Berna/es. Escribano público.

El bachiller Juan Marcos de León, Cura rector de esta ciudad, dijo: que el
hacerse la jornada es muy justa, santa y buena; servicio de las dos divinas y hu-
manas magestades, en que se reduzcan los infieles á la santa fé cathólica, y que
en lo demás, no puede prevenir los futuros contingentes, pero que le parece se
podía hacer por otra parte, por evitar los inconvenientes que podrán de ellos re-
sultar, y esto dijo y lo firmó - EL BACHILLER JUAN MARCOS DE LEÓN. -Ante mí.
- Bartolomé Berna/es, Escribano público.

El bachiller Juan Arias de Araujo, Cura rector de esta ciudad, dijo: que en
esta razón tiene escrito á Su Magestad y á su Real Consejo y se remite á lo que
tiene escrito; y lo firmó. - EL BACHILLER JUAN ARIAS DE ARAUJO - Ante mí. -
Bartolomé Berna/es, Escribano público.

El licenciado Lázaro de Oviedo, Cura y vicario de la doctrina de Liata, dijo:


que de hacerse la jornada, será gran servicio á Dios y á Su Magestad, por la
conversión de aquellas almas y que el inconviniente de entrar por esta ciudad se
echa de ver por el Gobernador Alvaro Enríquez, pues dos veces estuvo esta dicha
ciudad á riesgo de perderse por los alborotos y ocasiones de los soldados, y esta
entrada le parece es más cómoda hacerla por Caxamarquilla, donde hay gente y
bastimentos; y lo firmó.- LÁZARO DE Ov1Eoo - Ante mí. - Bartolomé Berna/es.
Escribano público.

108
El bachiller Femando Celis de Saldaña, Cura y vicario de la doctrina de
Caymebamba, dijo: que en conformidad de lo que los capitulares de esta ciudad
escribieron á Su Magestad, tiene oido y da por justa, santa y buena esta jornada
y á ello se remite; y lo firmó de su nombre.- EL BACHILLER FERNANDO CEus DE
SALDAIQA - Ante mí - Bartolomé Berna/es, Escribano público.

El bachiller Juan de Santisteban, Cura beneficiado de la doctrina de Coro-


bamba, dijo que las alegaciones dadas por el procurador de esta ciudad, las tiene
por evidentes é infalibles y que no solamente no aprovechará la dicha entrada por
esta ciudad á la Magestad Divina, pero tampoco á la magestad humana, y ésto se
prueba fácilmente con el poco efecto que ha asistido en otras ocasiones las entra-
das que se han hecho, demás que no se ha de aventurar lo cierto por lo dudoso, y
será bien que se haga la entrada, si es que se ha de hacer, por Caxamarquilla,
que, como cura que fué de dicho pueblo, testifica son grandes comodidades que
hay para hacer la dicha entrada por el dicho pueblo y no por esta ciudad, supues-
to que desde Caxamarca, de donde es corregidor el Maestro de Campo Don Mar-
tín de la Riva, y hasta la entrada de los montes del dicho Caxamarquilla, cuando
mucho hay ocho días, y los más de ellos todos de su jurisdición, y tierra toda rica
y abastecida de comidas; y no por esta ciudad, donde en un mes ó mes y medio,
no pueden estar en la entrada de los montes, donde es lo cierto que vendrá á total
destrución en esta ciudad, por su pobreza y miseria, principalmente de que se ve
por experiencia infalible que si se levanta gente en cualquiera parte, para Chiie,
en cuatro días, aunque sea tierra rica la parte donde se levante la gente, no pue-
den atrás ni adelante los vecinos de ella, por los sucidios que causan la dicha
gente, cuanto y más trescientos hombres que hayan de entrar por esta ciudad, tan
pobre y tan arruinada que harán un debasto y ruina que jamás se puede soldar.
Y este es su parecer y lo firmó. - EL BACHILLER JUAN DE SANTISTEBAN - Ante mí
- Bartolomé Berna/es, Escribano público.

El licenciado Marcos Romero, presbistero, dijo: que la jornada que se pre-


tente hacer es santa y buena por ser del servicio de Dios y de Su Magestad, pero
que no conviene se haga por esta ciudad por estar tan mísera y pobre sino por la
provincia de Caxamarquilla que está más cerca á los indios de guerra y ser tierra
más rica y abastecida, por ser los inconvinientes de la entrada por esta ciudad

109
los soldados grandes por sus exhorbitancia, como se vido en las entradas del
Gobernador Alvaro Enriquez, que demás de no tener efecto causaron grandísimos
daños y á riesgo de perderse esta ciudad. Y es su parecer, y lo firmo. - Marcos
Romero. - Ante mí - Barto/omé Berna/es, Escribano público.

El Sargento Mayor Gines Tercero de Albis, vecino de esta ciudad, dice: que
si Su Magestad hace merced al Maestro de Campo D. Martín de la Riva Herrera
de la jornada que pretende, con el corregimiento de esta ciudad y la de Moyo-
bamba, poniendo por cabeza de su gobierno esta dicha ciudad, será total ruina de
ambas dichas ciudades por las razones siguientes:

Lo primero, que concediéndole la jornada con el corregimiento, es visto que


desta dicha ciudad ha de querer los mantenimientos necesarios, dejándolos sin
ellos á los vecinos que jamás les sobra de lo que cojen al cabo del año cosa algu-
na, antes cuando los años no son fértiles les falta con muy poca saca que se hace
para la ciudad de Moyobamba y este es un inconviniente donde Su Magestad -
Dios le guarde - y su Real Consejo deben reparar.

Lo segundo, es visto que sin mucha cantidad de indios no puede hacer la di-
cha jornada, porque cada soldado español tiene necesidad de dos, por lo menos,
para que le carguen su ropa y lo que le dieren de reción cada día y los capitanes
y oficiales han menester más y para los bastimentos y municiones han menester
suma de indios; porque veinte leguas de Moyobamba solamente pueden entrar
cabalgadures, y esto con mucho riesgo y trabajo, y de allí para delante lo han de
cargar los indios que entrare el dicho Gobernador, y esto es visto se han de sacar
de esta provincia y de la de Moyobamba, con que quedarán las ciudades con-
sumidas y acabadas por la poca gente indiana que hoy tienen y los vecinos
feudatarios quedarán sin rentas, y los particulares sin tener quien les cultive sus
chácaras y haciendas, que hoy son tan tenues que apenas se pueden sustentar.

Lo otro, que se ha visto por experiencia, y yo lo he visto por visto de ojos que
el capitán Juan de Vargas Machuca, siendo corregidor de estas dos ciudades, entró
con licencia del Gobierno con cantidad de españoles e indios á hacer esta jorna-
da, y entró la tierra adentro, donde se le dieron de paz el gobernador y indios, y
viendo que los españoles querían poblar se retiraron y no pudieron reducillos por
no tener poblaciones, porque cada uno vive donde tienen sus chácaras á grandes
trechos, gente desnuda y pobre que no tienen ni aspiran á más que comer y beber,

11 O
y así no es de ningún interés ni provecho á Su Magestad; y cuando se juntan á sus
borracheras es con trompetas y atambores, y visto el dicho capitán el poco fruto
que hacía se salió sin obrar nada, y al gobernador indio que bautizaron parecién-
doles que seria permanente su buen intento, quedaron idólatras como lo están hoy
los que viven.

Lo otro, después de desbaratada esta jornada, el capitán Álvaro Enriquez del


Castillo pretendió hacerla con licencia del Gobierno y entró en esta ciudad ochen-
ta ó noventa hombres que la pusieron en arma muchas veces, y en dos ó tres oca-
siones estuvo para perderse, y fuera cierto si el corregidor que á la sazón era no
anduviera tan valiente procurando la quietud de los vecinos, y esto lo vide vista
de ojos; y dando noticia el corregidor al Gobierno del peligro en que estaba la ciu-
dad mandó cesase la jornada y se deshizo, tirando cada soldado por su parte; y
los vecinos por verse fuera de peligro los aviaban y les daban cada uno lo que
podían. Después de esto el dicho capitán Alvaro Enriquez fué a España y Su
Magestad le concedió otra vez la jornada y entró con cuarenta ó cincuenta hom-
bres, y entró la tierra adentro y con algunos vecinos de Moyobamba como perso-
nas que conocían la tierra, y no obraron nada por ser tan enferma y tan sin bas-
timentos que como los indios solo siembran para solo su sustento y bebida, los
que salieron de paz le duraron poco, porque viendo que les pedían comida se
retiraron y los españoles, considerando el poco fruto que esperaba se desavinie-
ron y se fueron saliendo á su gobernador que también salió viendo que sus solda-
dos se dejaban y en esta salida quedaron algunos soldados enfermos que después
salieron con notables trabajos, que si no los socorrieran los vecinos de Moyo-
bamba perecieran. Esto lo oyó platicar en Moyobamba, donde ha estado algunos
días.

Lo otro, los padres de la Compañía asistieron en la provincia de las Tabalo-


sos, que es la más cercana á la ciudad de Moyobamba, más de seis años y jamás
quisieron bautizar indio ninguno, porque echaban de ver no habían de permanecer
en la fee católica al cabo de este tiempo se salieron sin obrar cosa del servicio de
Dios ni de Su Magestad por la poca fee que esta gente tuvieran; y ansimismo en-
traron religiosos de San Francisco que llaman los Operotas y Cocamas (así) en
este mesmo tiempo y tampoco hicieron nada, porque cayeron enfermos, por serlo
la tierra y de grandes montañas que se van al cielo, según las relaciones que me
han hecho, á la dificultad que se ofrece cuando caen enfermos los españoles y han
de cargarlos los indios y se ven y desean, que la Magestad Divina y humana no
pueden ser servidas, sino antes perder lo cierto, y que está ganado de tantos años,
por lo dudoso, y lo que han informado al Real Gobierno de lo contrario ha sido

11 1
porque tiene sus haciendas en la jurisdicción de Caxamarca y otras dependencias,
particularmente D. Antonio Cavero de Ulloa que era corregidor a la sazón que lo
dio, por tener su encomienda y hacienda en su jurisdicción en Caxamarca. no
atendiendo á la obligación que tenía de amparar esta república, haciendo relación
conviniente y juntar cabildo abierto, para que cada uno diese su parecer, antes lo
hizo al contrario y sin comunicarlo á los vecinos dieron algunos pareceres al
contrario, particularmente los capítulares; y ésto es cierto y público.

Lo otro, que son conocidos los daños que resultan de alojarse soldados en
ciudades y pueblos pequeños, donde los vasallos de Su Magestad y vecinos hon-
rados están indefensos y necesitan de corregidor que los ampare; y siéndolo, co-
mo pretende, el dicho corregidor de Caxamarca desta ciudad y sus provincias, no
tendrán á quien ocurrir por remedio y vendrá esta ciudad á ser subjeta á un caba-
llero particular y siendo vasallos de señorío los que son pressentes y de Su Mages-
tad que cierto solo ha de mirar á sus intereses y comodidades particulares, aunque
los pobres padezcan. Y esto dijo y lo firmo de su nombre.- J1Nts TERCERO DE
ALBIS . - Ante mí. - Bartolomé Berna/es, Escribano público.

D. Francisco de Santillán, Teniente general de esta ciudad por Su Magestad,


dijo: que la jornada que se pretende hacer no pone duda en que será del servicio
de Dios y de Su Magestad por el interés de convertirse los infieles y reducirse á la
fee católica, más, que habiéndose de hacer por esta ciudad y la de Moyobamba.
le parece haberse haber de seguirse notables inconvinientes respeto de ello de
grandes malos caminos, pocos bastimentos y falta de gente, que si Su Magestad -
que Dios guarde - se sirve de que así se haga, siente que será acertado que se haga
dicha entrada por la provincia de Caxamarquilla, que como quien ha administrado
en ella en esta ciudad y sus provincias justicia, lo consta de lo útil que tendrá la
dicha entrada por la dicha provincia por la cercanía que tiene á los indios de gue-
rra y á la que hay al corregimiento de Caxamarca, cuyo corregidor pretende la
dicha entrada, con que se sustentarán los daños y menoscabos que se le seguirán
á esta pobre república y á los miserables indios, habiendo tan pocos como hay y
tan faltos de bastimentos. Y esto dijo, y lo firmó de su nombre - D. FRANc1sco
DE SANTILLÁN.- Ante mí.- Bartolomé Berna/es, Escribano público.

AUTO- En la ciudad de los Chachapoyas del Pirú, á veinte y dos del mes de
septiembre de mili y seiscientos y cuarenta y ocho años, en conformidad del auto
proveído en razón de la entrada, de que se hizo cabildo abierto y habiéndolo

112
suspendido solamente con los votos que deste libro consta, por no estar juntos los
más de los vecinos, tratándose de enviar al Exmo. Sr. Virrey destos reynos todos
estos papeles, juntos los vecinos me pidieron que en conformidad de la por mi
proveido les leyera los dichos autos y les recibiera los suyos por vía de defensa
en servicio de Su Magestad, para que sea su real persona bien informada, junta-
mente con el Señor Virrey destos reynos y viendo ser justo su pedido, mandé
abrir el dicho libro de cabildo y en él fice este auto para que los dichos vecinos
puedan representar Jo que sienten en orden á la dicha entrada, á su Rey y señor
natural y á su lugarteniente y capitán general en estos reynos; y assí ordeno y
mando que juntamente con los dichos autos reciban los de los presentes vecinos
y se remitan en la forma que está mandado. Y assí lo proveyó, mandó y firmó .-
DoN JUAN TRIUNFO DE ZozAYA .- Ante mí, Sancho García Durán, Escribano
público y cabildo.

En cuya conformidad, estando juntos en el oficio del presente escribano Don


Juan de Orduña Pinedo, Don Diego de Bergaray Muñatones, vecinos feudatarios
de esta dicha ciudad. Don Pedro Gonzalez de Mendoza, capitán Toribio Sánchez
Altamirano, Don Antonio Manuel de Mendoza Zapata, Don Pedro de Orduña
Salazar, Gerónimo Ordóñez de Pineda, Don Rodrigo de Torres, Alonzo Ordóñez,
Luis Ordóñez, Mateo Ramírez, Miguel de Velazco, Mateo de Aguilar Inostrossa,
Juan de Villacorta, Diego de Mendoza, Andrés de Torres, Pedro de Villanueva,
Andrés Suárez Altamirano, Gabriel Falcón y Yañez, el alférez Antonio de la Gue-
rra, Alonzo de Soliz, Francisco López de Linares, Bias de Vera, y habiéndoseles
leído el auto y votos y demás escritos hechos en esta razón, dijeron: que como
vasallos leales á Su Magestad, siempre estaban con sus vidas y haciendas á la
obediencia de su real mandato, pero que por entender que siempre quiere ser bien
informado en el negocio presente y entrada, han representado parte de los in-
convenientes que en otras ocasiones se han experimentado en permisos que ha
habido para hacerse esta entrada, con que de presente, por estar estenuada la
provincia, pobres sus moradores y los indios han ido á mucho menos, militan y
temen muchos mayores inconvinientes y por no alargar con sus informes y
conservar todo lo más que pueden decir los hechos por el Vicario de esta ciudad
y el Sargento mayor Jinés Tercero de Alvis y Don Juan Tafur de Córdova, se
referían á ellos, y se ratificaban y pedían y suplicaban al Excmo. Señor Conde de
Salvatierra, Virey destos reynos, que en conformidad de sus votos, informe á Su
Magestad de los inconvinientes en ellos expresados; y lo firmaron de sus nom-
bres DoN JUAN DE ORDU¡1:¡A PJNEDO - DoN DIEGO DE BERGARAY Mu¡l:¡ATONES -
DON PEDRO GONZÁLEZ DE MENDOZA CJSNEROS - DON PEDRO DE ORDU¡l:¡A
SALAZAR - TORIBIO SANCHEZ ALTAMIRANO - DON MANUEL DE MENDOZA ZABALA

1 13
- GERÓNIMO OROOÑEZ DE PINEDA - DON RODRIGO DE TORRES Y SALAZ.AR -
BLAS DE VERA - Luis ORDóÑES MEGO, protector de los naturales - ALoNzo
ORDOÑES MEGO - MIGUEL DE VEL.UCO - GABRIEL FALCÓN YMilEZ - MATEO
DE AGUILAR INOSTROSA - FRANCISCO LóPEZ DE LINARES - JUAN DE VILLACORTA
- DIEGO DE MENDOZA - MATEO RAMIREZ - ALONSO DE Souz - PEDRO D[
V1LLANUEVA - ANDRts JuAREZ ALTAMIRANO - Ante mí - Sancho García Durán.
escribano público y cabildo.

Los beneficiados Cristóbal Vázquez Quijada, Cura y vicario de Santo Tomás


de Quillay, y Alonzo Ortiz de Olivares, Cura de Yambrasbamba. dijeron. hablan-
do en esta materia que se sigue: que como la Divina Magestad se sirve que sus
fieles le pidan la exaltación de su santa fe cathólica en la conversión de los infie-
les, por ser como es de las obras de caridad la más perfecta, assí se debe Su Ma-
gestad el Rey Don Phelipe nuestro señor alegrar de que haya quien con celo de
servir en este empleo, quiera ganar almas para el cielo y aumentar reynos para su
Corona real, pues á lo uno y á lo otro, se estiende semejante cuidado, como al
presente se ve en la fervorosa pretensión del Maestro de Campo Don Martín de la
Riva, Corregidor de la villa de Caxarnarca, para la conquista de los indios infieles
Tabalosos y Motilones, á que se extiende su demanda, la cual es muy justa y dig-
na de que Su Magestad se lo conceda, como también que á los vecinos y mora-
dores de esta ciudad de los Chachapoyas, que con renombre y dictado de muy
noble y muy leal se corona por título y merced del Emperador nuestro señor, se
les conceda que el dicho Gobernador Don Martín de la Riva, en caso que lo sea,
no entre por esta ciudad, que es rodeo escusado de más de cien leguas, teniendo
como tiene en el paraje donde está mejor disposición, facilidad y cercanía. assí
para los bastimentos, por ser la tierra rica y abundosa. como por la poca aspereza
y fragocidad de los caminos que han de llevar y ser tan harta la distancia que
desde el dicho corregimiento de Caxamarca se puede entrar á la provincia é in-
dios de guerra caminando en orden de milicia en solos seis días caminan doce por
el pueblo de Condurmarca, que es del corregimiento de Caxamarquilla, que son
indios libres de mita y servicio personal, que podrán servir de guías, entrándolos
á tierra donde luego podrán poblar, por ser la gente de aquellas fronteras hijos de
cathólicos, bautizados, que frecuentaron la religión cristiana por muchos años; y
apretados de la cudicia y rigor con que cierto corregidor los trataba, levantaron la
cervis y se rebelaron, y como es público y notorio estos indios salen de ordinario
al trato de comprar, que tienen asentados con los de paz y se comunican con los
españoles y entran á las iglesias con reverencia, y muestran apetecer la doctrina

114
cristiana por la noticia que tienen de su verdad y méritos; y en esta confonnidad,
que es la cierta y verdadera, podrán entrar con desembarazo de montañas y ríos,
que son muchos los que hay, encaminándose por esta ciudad y la de Moyobam-
ba, por ser como es, tierra muy baja y de honduras y por esta causa enfenna y
de muchas ciénegas, causas que con pequeña consideración que se ponga, se
hallarán que son de su naturaleza odiosas y dificiles en gran manera; y aunque la
experiencia les ha demostrado á los que por esta parte han entrado, el desengaño
viene á ser tarde y á tiempo que no lo pueden, y ésto hémoslo visto en nuestros
tiempos, porque los gobernadores que con este título han entrado por esta ciudad
y la de Moyobamba, se han vuelto gastados y destrozados, sin haber dado princi-
pio á lo esencial de su empresa, porque demás de lo dicho el principal intento de
los gobernadores y soldados que han entrado por esta ciudad y la de Moyobam-
ba, ha sido hacer ruido y estruendo tal que se ha sonado en todo el reyno, y osten-
tación de sus galas con fin de enamorar, y como la libertad de los soldados de mi-
licia sea mayor en este reyno, es mucho de temer que darán ocasión para que
estas dos ciudades se pierdan y asolen defendiendo cada cual sus mujeres, hijas y
familia; y para que este daño se excuse y se haga la obra que se pretende hacer
brevemente y con facilidad, ambos hennanos sacerdotes é hijos de esta ciudad
hicieron este infonne para que llegue á noticia de Su Magestad, y provea lo que
más fuere servido y en esta conformidad lo firmaron - CRISTÓBAL V ÁZQUEL
QuuADA - ALONZ.0 OR-rlz. DE OuvAREZ. - Ante mí - Sancho García Durán,
Escribano público y cabildo.

Don Juan Tafur de Córdova, vecino feudatario de esta ciudad de Chachapo-


yas, dice que si Su Magestad hiciese merced al Maestre de Campo Don Martín
de la Riva y Herrera, Caballero del hábito de Santiago y Corregidor que al pre-
sente es de la villa de Caxamarca y su provincia, de la jornada que pretende de la
provincia de los Tabalosos y demás provincias, sería la destrucción desta dicha
ciudad y de la de Moyobamba, por las razones siguientes:

Lo primero, que si Su Magestad, Dios le guarde, hiciese la dicha merced con


el corregimiento desta dicha ciudad y su jurisdición y la de Moyobamba, que está
incluso en él, será en gran perjuicio de los vecinos de ambas dichas ciudades, por-
que por sus condiciones es visto han de recibir muchos agravios sin tener remedio
de podellos remediar, por estar la ciudad de los Reyes distante dessa ciento y
ochenta leguas y los vecinos tan pobres que no ternán posible para defenderse ni
ocurrir al remedio, con que cuanto hiciera será en daño de los vasallos de Su
Magestad, vecinos de las dichas dos ciudades.

115
Lo segundo, es visto que metiendo milicia en esta ciudad en cantidad de cien
hombres, y cuando no fuesen más de cincuenta, serán los agraviados que hicieren
conocidos como lo tenemos por experiencia, porque habiendo metido el capitán
Álvaro Enriquez en esta dicha ciudad ochenta 6 noventa hombres para hacer esta
dicha jornada, se vido esta dicha ciudad en dos ó tres ocasiones para perderse,
con las armas en la mano, por cuya causa el señor Virrey, que a la sazón era el
Marqués de Montes Claros, mandó y despachó comisiones para que los corregi-
dores destas provincias fuesen comisarios en sus corregimientos cuando la gente
de milicia pasasen por sus corregimientos, y siendo yo corregidor en el partido de
Paellas pasó para la ciudad de Moyobamba y se me invió dicha comisión, de la
cual hago demostración para que conste, y fueron tantos los excesos que esta
ciudad hicieron la gente de milicia, que mandó el dicho Señor Virrey que no se hi-
ciese la dicha jornada, con que los soldados salieron de aquí, cada uno por donde
le pareció, y á muchos de ellos los llevaron los vecinos por verse libres de las mo-
lestias que recibían con que la dicha jornada cesó por entonces y el dicho capitán
'Álvaro Enriquez se fué á España, y Su Magestad se la di6 nuevamente y entró en
esta ciudad cuarenta ó cincuenta hombres, con que entró á la de Moyobamba y
de allí á los indios infieles, donde le salieron de paz algunos indios que á poco
tiempo se le retiraron sin podellos reducir, por ser gente que no tienen población
y solo habitan donde hacen sus chácaras, distantes unos de otros, y solo se juntan
á sus borracheras con alambores y sus trompetas, y cuando quieren ir á pelear
con otras naciones; y esto lo he oído platicar á personas que han entrado la tierra
adentro y que es tierra de montaña y enferma por cuya causa viendo el poco fruto
que se había de hacer se fueron saliendo los soldados, y el dicho gobernador
Álvaro Enriquez, sin hacer ni obrar cossa alguna.

Lo otro, los padres de la Compañía entraron después de lo referido á los in-


dios Tabalosos, donde estuvieron seis ó siete años procurando, como lo acostum-
bran, reducirá nuestra santa fe cathólica á estos infieles, y al cabo de dicho tiempo
se salieron sin obrar cossa alguna por ser gente que no tienen cabeza que los
gobierne.

Y ansimismo otros religiosos del orden de San Francisco entraron á la pro-


vincia de los Cocamas, de donde salieron enfermos sin poder obrar nada, y lo
estuvieron en esta ciudad mucho tiempo.

Lo otro, que esta ciudad tiene tan pocos bastimentos, que apenas se sustentan
los vecinos con lo que se coje cada año de trigo y maíz. Si para esta entrada se
sacara, como es fuerza, cantidad de trigo, quedaría esta dicha ciudad muy nece-

116
sitada de bastimentos, para el sustento de los vecinos á que se debe atender con
acuerdo, porque no sería justo que esta ciudad quedare sin remedio, porque aun-
que se quiera traer de otras partes, la pobreza de los vecinos es tanta que no lo
podrán hacer.

Lo otro, que esta jornada es fuerza se haga llevando muchos indios para que
sirvan a los soldados y carguen todos los bastimentos y municiones, porque hasta
veinte leguas poco más o menos, pueden entrar cabalgaduras de la ciudad de Mo-
yobamba y después ha de ir todo en hombros de indios, que es una dificultad
muy grande, y si sacasen algunos desta provincia, sería notable falta la que harán,
de más de que si fuese cantidad como es fuerza, los vecinos feudatarios quedarían
sin rentas, y los derechos que pertenecen á Su Magestad los tendrá, y no sola-
mente es este daño, sino también quedarían los vecinos de esta ciudad sin tener
con quien cultivar las cortas chácaras que hay en ella, pues hoy apenas se pueden
cultivar por la poca gente é indios que hay.

Por todo lo cual si se le hiciese merced al dicho Maestro de Campo de esta


jornada con el corregimiento y haciendo cabeza de gobernación á esta dicha ciu-
dad, sería muy grande inconveniente para los vecinos, porque los agravios que
recibiesen serán irremediables, y siendo otra persona corregidor, habrá lugar de
remediar los exesos que se hicieren, con que los vecinos tentrán recurso de quien
ampararse. Y lo firmé en Chachapoyas, á diez días del mes de septiembre de mili
y seiscientos y cuarenta y ocho años.- DoN JUAN T AFUR DE CóRDOVA - Ante mí
- Sancho García Durán, Escribano público y cabildo.

El capitán Femando Orejón Escandón Corregidor que ha sido de las provin-


cias de Luya y Chillaos, cercana á esta ciudad, dice: que ha tratado y conferido en
muchas ocasiones las conveniencias que pueden haber para la entrada á la con-
quista de los indios infieles por ser jornada en que ocupó muchos años, con gasto
de su hacienda, el Gobernador Álvaro Enriquez del Castillo, padre de doña Cata-
lina Enríquez, su mujer del dicho capitán Femando Orejón Escandón, y con la
afición que ha tenido á la dicha jornada, por ser cossa en que tanto gustó el dicho
su suegro, ha hecho muchas diligencias y sabido que l.a primera vez que vino este
dicho gobernador a esta ciudad, con cantidad de ochenta ó noventa hombres, no
pudo pasar de aquí por los muchos inconvenientes que hubo, assí por la falta de
bastimento, como de bestias é indios amigos, pues sin ellos es imposible ir á la
dicha jornada, y esta ciudad es muy falta de bastimentos, que al cabo del año

1I 7
jamás sobra y muchas veces falta y no hay con qué sustentarse ni qué enviar á la
de Moyobamba, que se lleva de aquí, por no haber allá trigo ninguno y para lle-
var la harina, se tardan en el viaje un mes y más, y por ser de los más malos ca-
minos del reino de pantanos y ríos con montañas y cuestas altas, que se mueren
muchas bestias; y cuando se facilitasen esos inconvenientes, no pueden pasar de
la dicha ciudad bestias y es forzoso haber de cargar los bastimentos y annas con
indios, que para cada español son menester dos ó tres indios, entrando muy aden-
tro y faltando el sustento, no hay de donde bastecerse, porque los indios primeros
estarán sesenta ú ochenta leguas de Moyobamba y no tienen poblaciones sino es-
casas, apartadas en sus chácaras, en partes escondidas y de montañas que muchas
veces, no se pueden dar con ellas, por no tener caminos y ser todo montaña, con
cerrías muy altas (así); y hallando el dicho Gobernador tan grandes estorbos y que
los vecinos de esta ciudad ocurrieron al Gobierno por medio de los alborotos que
causaban los soldados y se suspendió la jornada, habiendo estado todos en anna
y dos ó tres veces para perderse la ciudad, y después fué á España el dicho Go-
bernador y truxo nuevas órdenes para entrar, y la puso en ejecución con cantidad
de cincuenta hombres, y habiendo entrado más de ochenta leguas la tierra aden-
tro, dónde viendo el poco fruto que se esperaba y que iban enfermando, se fueron
saliendo los soldados y después el dicho Gobernador, que á no haberle ayudado
los vecinos de Moyobamba para el pasaje de ríos y enseñar la tierra fuera, impo-
sible haber salido con vida, como salió, quedando desengañado de que era jornada
de poca ó ninguna importancia, porque cuando se cojan algunos indios, son sin
caudillo que los gobierne y luego se huyen por los ríos, en canoas, á parte donde
no se pueden cojer. De manera que si el Maestro de Campo Don Martín de la Ri-
va y Herrera, Corregidor de Caxamarca, viniesse á esta jornada es cierto que ha-
llará los mesmos inconvenientes; y solo sirviera de inquietar esta ciudad, de ve-
cinos pobres y quietos y los más nobles del reino desde sus primeros conquista-
dores, demás de que siendo cabeza de gobierno esta ciudad, era hacer vasallos de
señorío los que son vasallos leales de Su Magestad y exentos de sujeción, sin que
tengan recurso ni alivio en los exesos que hicieren los soldados que, como cosas
de ruego, han de querer escusarse de toda sujeción y dotrina militar, y para evitar
tantos daños y entran luego, haciendo conquista de importancia y á que se haya
de hacer, es de parecer sea por el pueblo de Condurmarca de la provincia de Ca-
xamarquilla, que desde Hamachuco y Caxabamba no hay diez y seis leguas y de
Condurcarca á los indios rebeldes Xivitos y Cholones habrá tres dlas de camino,
que habrá cincuenta años se alzaron, que al presente salen algunos de paz al di-
cho pueblo de Condurmarca, provincia de Collay y Caxamarquilla, que los ha
visto el dicho capitán Femando Orejón y Escandón, y habrá seis años entraron por
allí padres de la Compañía y bautizaron algunos y hay noticia que más adentro
hay mucha gente y se comunica por los ríos á donde se puede salir á dar ayuda

118
de la ciudad de Moyobamba. Y para la entrada hay mucha comodidad, por estar
cerca de la provincia de Caxamarca para despachar bastimentos y algunos de Ca-
xamarquilla con los indios de ambas provincias, que pueden ayudar á cargar los
bastimentos, ahorrándose con eso muchas leguas y entrada, luego haciendo fruto
con la conquista y dentrar por esta ciudad, se pueden recrecer muchos daños que
no se podrán remediar, de más del poco ó ninguno efecto de la jornada como si
llega á efeto se vera por expiriencia; y assí lo significa en este cabildo, para que
conste á Su Magestad y su Real Consejo de Indias y no dé lugar tan grandes
daños, que demás dellos, se tiene por cierto, es el intento el efecto de la jornada
como en el interés de la prorrogación del oficio de Corregidor de Caxamarca y
tirar y hacer señor de título con las capitulaciones tan en su favor que ha hecho,
que han de resultar en daño general destas provincias; y para que se vea el acierto
que habrán en entrar por el pueblo de Condurmarca, no es necesario saber más de
que por allí entró el inga, que dicen haberse retirado al Dorado y hay muchas
señales de ello, camino real con calzada ancha, por donde entró con gran noticia
de muchos indios y naciones diferentes, que al dicho capitán Femando Orejón
Escandón como persona experta en entradas de montaña, y que ha sido capitán de
infantería en ellas, lo ha experimentado, visto y computado y si se entra por Mo-
yobamba, será la total perdición de estas dos ciudades, sin que se saque fruto de
la jornada, por ser indios que comunmente los llaman rabones, por su pobreza,
poca pulicía y no tener modo de vivir, sino que se sustentan de hurtar unos á otros
lo que tiene, mudándose á menudo de unas ranchirias en otras por la comodidad
que tienen de ríos, que en queriéndose ausentar y esconder se pueden ir de noche
río abajo y en canoa y barcas cuarenta y cincuenta leguas, sin que los puedan
seguir, ni hay apresto de ellos y se meten en ensenadas y barrancos grandes que
hay, donde no se saben de ellos en muchos años, aún los que están enseñados á
seguirlos, cuantimás los soldados nuevos que no saben el modo con se camina
por montañas y ríos en que cada día se ven á peligro de muerte, y muchas veces
sin esperanza de volver á salir; y no expresa otras muchas razones por evitar pro-
lijidad. Y esto dijo ser lo que sentía en esta razón para el descargo de su concien-
cia y lo juró a Dios y lo firmó.- FERNANDO OuJóN EscANDÓN - Ante mí - San-
cho García Durán. Escribano público y Cabildo.

El Corregidor de la ciudad de los Chachapoyas, informa á V. Exa. cómo el


procurador de la ciudad presentó petición contradiciendo la entrada á los indios
de guerra, que pretende Don Martín de la Riva Herrera, Corregidor de Caxamar-

1 C)
ca, en cuando á hacerse por esta ciudad y la de Moyobamba y el que sea junta-
mente corregidor del distrito y partido de ambas ciudades, y porque los incon-
venientes que en tiempo del Señor Marqués de Montes Claros. Vurey que fué de
estos reynos, en esta estrada por Álvaro Enriquez fueron tan grandes que pedían
remedio, se ocurrió á ellos como consta del testimonio incluso por el Real Gobier-
no y aunque á instancia del dicho Don Martín de la Riva se ha dado parecer é
infonne por los capitulares de este Cabildo, no fué en fonna de ciudad ni juntos
por motivos ni autoridad ligítima, sino subrectificamente como del propio tenor
y orden del infonne consta y parecen ó por testimonio que está en los autos, ade-
más que en el libro de este Cabildo, no se haya tal infonne como debiera y por
convenir el que siempre sea Su Magestad bien informada y sus vasayos oídos á
los clamores de los de esta provincia, me pareció conveniente proveer la dicha
petición que en cabildo abierto y en concurso del estado eclesiástico y de todos
los vecinos de buena nota se leyeran y dieran sus votos, según sentían convenía
al servicio de las dos magestades, Divina y humana, bien y útil de estas repúblicas,
y que de sus votos se sacaren dos traslados uno para presentar por vía de informe
á Su Magestad en su Consejo Real de Indias, y otro para remitirá Su Exa., en que
fueran infonnes míos, por lo cual con este van dicha petición y votos, y como el
que tiene la cosa presente, dijo: que el hacer la dicha entrada, que de ser sea y
redunde en servicio de Dios y de Su Magestad, pero el que sea por esta ciudad y
la de Moyobamba es de estos incovenientes:

Lo primero, que la pobreza de la tierra es grande en la falta de mantenimien-


tos, por no haber más servicio para el avío de las sementeras y ganados, que los
indios que por mandado del Real Gobierno, se reparten á los vecinos cada mes..
que llaman provisión de la plaza, con los cuales apenas alcanzan cada uno en su
familia á sembrar lo necesario para sus familias y sustentos, pues ¿qué será con
los derramamientos de los soldados? y si esto no hiciere mucha fuerza por con-
jeturarse el poco tiempo que han de estar en esta ciudad, conocida la tierra y la
situación la tendrá, porque en caso que sea así y bajen á la ciudad de Moyobamba
es tierra montuosa, donde por su mala tierra no se da trigo, ni se siembra que de
lo poco que se coje es que se sustenta aquella población: con que no tiene salida
este inconveniente.

Lo segundo, los pocos indios de esta provincia que habiendo de ir á servir


para el efecto de la entrada, como parece forzoso, aunque sea por tiempo limitado,
que no lo tiene, no es posible que equivalga en estipendio que se les dé para pagar
sus tributos y su cotidiano sustento, con que no haciendo balance á ésto, quedarán
defraudados los derechos reales, los pueblos sin indios, y con la mutación de

120
temples se extinguirán y estando detenidos en ésto quedará la provincia y sus
moradores sin indios de mita ni quien cultive la tierra.

Lo otro, que la ciudad de Moyobamba es quien sustenta todas estas provin-


cias y sirve á Su Magestad con el trato de las lonas, que son para el avío de la real
armada del mar del Sur y de todos los barcos de ella, y por los inconvenientes que
tiene la dicha entrada por ella, la tiene contradicha por la falta de mantenimientos
y de que si cuatro indios que trabajan en tejer las dichas lonas, como más cercanos
entran en tan dilatada tierra, se perderá el contrato por ser muy corta la población
y no haber vecino que tenga caudal, y posible para comprar un esclavo y que esta
provincia sea tan pobre, sirva de agumento el que tiene negocio de tanta importan-
cia y interés á la hacienda real, el consumo del papel sellado en esta pobre ciu-
dad, y en la ciudad de Moyobamba no se usa dél, siendo motivos al Real Gobier-
no deste reyno para tolerarlo, la pobreza notoria y ser los vecinos gente noble,
entre los cuales gente forastera, es fuerza haya inquietudes y más si lo sienten sin
patrocinio que es el oficio buen corregidor debe tener para con los subditos, lo
cual se controvertirá habiendo de ser el corregidor y el Maestro de Campo y cabo
de la entrada una propia persona, en que aunque concurran las partes, que son
notorias al mundo en Don Martín de la Riva, no es fácil de entender que á todos
los consigo los podrá reducir á una razón y á un buen gobierno, y aunque esto se
espere de él, el desconsuelo de estas pobres ciudades de presente es grande. Yo
cumplo con mi obligación en expresar los que alcanzo: más dilatadamente lo ha-
cen el Vicario y el Sargento Mayor Xinés Tercero, por sus votos como vecinos,
personas de crédito y buena nota: V. Exa. determinará lo que más convenga.

Chachapoyas, diez y ocho de septiembre de mili y seiscientos y cuarenta y


ocho años - DoN JUAN TRIUNFO DE ZoZAYA - Ante mí - Sancho García Durán,
Escribano público y Cabildo.

Según consta de los autos originales de donde se sacó este traslado, que que-
dan en mi poder, á que me refiero, va cierto y verdadero y para que de ello conste,
de mandamiento de los señores Justicia y Regimiento, yo Luís García Samamez,
escribano público del Cabildo y número de esta ciudad de los Chachapoyas y sus
provincias por Su Magestad, dí el presente en ella, en veinte días del mes de abril
de mili y seiscientos y cincuenta y tres años, y doy fé que hasta hoy día de la fecha
no se ha publicado el papel sellado.

121
Y en fé de ello, lo firmo y signo de mi signo.

En testimonio de verdad

Hay un signo

Luis GARCIA SAMAMES

[RABN 1899: II (111), 81-103]

(17) Dictamen del Fiscal sobre la petición del Cabildo de las ciudades de Cba-
chapoyas y Moyobamba favorable a Don Martín de la Riva Herrera. 20 de
marzo de 1653.

El Fiscal ha visto lo pedido por la Justicia y Regimiento de la ciudad de Cba-


chapoyas y Moyobamba y real cédula presentada y dice: que lo que halla es que
la relación que se hizo á Su Magestad se opone al parecer á la petición que está
en estos autos mandados juntará fojas (2) pues, el Cabildo y Regimiento de la
dicha ciudad de Chachapoyas, dice en ella cuán necesaria es la entrada, por las
razones allí expresadas; y decir que Moyobamba es circunvecina á los indios Ta-
balosos, que se han de reducir y ser muy cercanos y que es utilidad de los vecinos
el que se haga la entrada, se supone que se debe hacer según lo capitulado, lo que
no han ignorado, y assí V. Exa. podrá mandar que se ejecute la real cédula man-
dada despachar para la reducción, para que con efecto, luego y sin dilación se
haga, pues de otra manera es dilatarse el tiempo de dicha entrada y consecuente-
mente el que esté el Maese de Campo Don Martín de la Riva Herrera, más tiempo
en el oficio del que quiere Su Magestad, pues no le corre el dicho oficio hasta que
se le entreguen los despachos, y más cuando se puede caucionar los inconvenien-
tes que se refieren por los suplicantes, con mandarse que no molesten ni agravien
los indios, poniéndose para ello el remedio que á V. Exa. pareciere.

En 21 de Marzo de 1653.

DON PEDRO V ÁZQUEZ DE VELAZCO.

[RABN 1899: 11 (111), 78-79]

122
SEGUNDA PARTE

Memoriales e Informes
sobre los sucesos y logros de las
conquistas emprendidas por
Don Martín de la Riva Herrera
en los ríos Huallaga,
Santiago, Tigre, Pastaza y alto Marañón.
(1653-1657)

( 18) Traslado del auto de consulta y acuerdo con los capitulares de Moyobamba
y prácticos de las Provincias de los Tabalosos. Chachapoyas, 20 de no-
viembre de 16S3.

En la ciudad de Moyobamba en veinte y seis días del mes de setiembre de


mili y seiscientos y sinquenta y tres años Don Martín de la Riba Herrera Cavalle-
ro del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de las Provincias de Ca-
xamarca, Govemador y Capitan General Perpetuo de la ciudad de Chachapoyas
y Moyobamba y Provincias de los Tabalosos, Motilones, Geveros, Omaguas y
demas sircunbezinas al rio Marañon por Su Magestad digo que por cuanto azer

123
que se contaron veinte y cinco días del presente mes llegué a esta ciudad y oy á
presentado mis títulos ante el cavildo de ella y se los e echo notorios para que a
todos conste lo que vengo pactado y capitulado con Su Magestad en orden a la
pasificasion y reducion a Nuestra Santa Fee Catolica de los yndios ynfieles que
asisten en las dichas Provincias de los Motilones, Tabalosos y las demas com-
prehendidas en mis titulos. Y para elegir mejor resolucion en lo que se a de obrar
e benido de Caxamarca a esta ciudad a reconocer las entradas mejores a las di-
chas provincias para prevenirme de los nesesario, y el verano que viene entrar
con la gente y demas pertrechos nesesarios para lo qual y para consultarlo con
los capitulares y demás personas praticas y de mas experiencia de las dichas
provincias, y con el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Vicario General de estas
provincias y Capellan Mayor nombrado para ellas, hize que se juntasen en las
casas de cavildo que son donde vino. Y abiendo consultado con los susodichos
mi yntento y preguntadoles su sentir a cada uno de por si pareció a todos que
atento a estar los yndios de la Provincia de los Tabalosos segun an entendido con
deseos de ser christianos. Y estan los mas lexos poco mas de viente leguas de esta
ciudad que yo el dicho Govemador despache personas praticas de la dicha provin-
cia a traer ante mi los casiques y capitanexos que asisten en ella que tienen por
cierto vendran a la obediencia. Y mas si despaché a Cristobal Ponce de Pinedo,
vesino de esta ciudad que tiene amistad con ellos y suele entrar en la dicha provin-
cia a rescatar pongos a trueque de herramientas sin que le bagan daño ninguno de
mas que en la dicha provincia ay muchos yndios bautizados que se an juydo de
esta ciudad y los otros que se bautizaron en tiempo que entró el Capitan Juan de
Bargas Machuca que abra quarenta años poco mas o menos. Y que viniendo los
dichos casiques daran noticia de su tierra y de las demas sircunbezinas a ella. Y
aviendo yo el dicho Gobernador oydo los pareceres conformandome en parte con
ellos me pareció que atento a que tengo de detenerme aqui esperando las per.;o-
nas que ubiere de enviar y la respuesta de una carta que oy e despachado a la
Provincia de los Geveros al Padre Lucas de la Cueba que asiste en ella por mi-
cionero en que le pido noticias de las provincias que ay de yndios ynfieles que sin
duda la tendra a caussa de estar en ellas a mas tiempo de doze años = Determiné
de entrar en persona a las Provincias de los Tabalosos aora, con alguna escolta
de soldados en compañia de el dicho Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Vicario
General y Capellan Mayor de la dicha conquista, para mas bien ynformanne de
lo que son y poder agasaxar a todos los yndios reconociendo sus yntentos y dan-
doles a entender el mio, que es el que se redusgan al conosimiento de la Santa
Fee Catolica bautizandose y siendo christianos y a Su Magestad por rey y señor
natural. Y los dichos capellanes y capitulares y de mas personas se confonnaron
con mi parecer teniendose por mas combeniente y mejor. Y lo firmaron junta-

124
mente conmigo el dicho Govemador Don Martín de la Riva Herrera, el Bachiller
Femando Zelis de Saldaña = Domingo Lopez de Alvarado = Juan Lopez de Bardales
= Diego de Castillo Rengifo = Alonso de Castillo Rengifo = Francisco Ruiz
Bonifacio.

Autos para que todos manifiesten las armas que tubieren y parescan los que
quicieren entrar a los Tabalosos

En la ciudad de Moyobamba en veinte y seis dias del mes de setiembre de


mil y seiscientos y sinquenta y tres años Don Martín de la Riva Herrera Cavallero
del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de la Villa de Caxamarca y
sus provincias, Govemardor y Capitan General Perpetuo de las ciudades de Cha-
chapoyas y Moyobamba y Provincias de los Motilones, Tabalosos, Omaguas,
Geberos y de las demas sircumbezinas al Marañon por Su Magestad digo que
tengo determinado con consulta y acuerdo de los vezinos capitulares de esta ciu-
dad y praticos de la Provincia de los Tabalosos entrar en ella dentro de seis días a
reconoserlas y la gente que le asiste para mas bien poder tomar resolucion en la
entrada que con el favor de Dios y la Birgen del Rosario se a de azer el berano
que viene a las demas provincias de yndios ynfieles para reduzirlos al conosimien-
to de la Santa Fee Catolica y porque e venido de la Provincia de Caxamarca sin
prevencion de annas y municiones no juzgando entrar aora en dichas provincias
mando que todos los vesinos estantes y avitantes en esta ciudad manifiesten ante
mi qualesquier annas de escopetas o arcabuzes que tubieren y la polvora y plomo
con que se hallaren para aderesar las que no se tubieren buenas y disponerlas
para la dicha entrada que luego que aya buelto de la dicha provincia se las hare
entregar y la que faltare la pagare por su justo balor pena el que no lo hiciere de
sinquenta pessos, para la fabrica de la carsel de esta ciudad. Y las annas que
parecieren perdidas y aplicadas para esta facsion y asimismo las personas que
quisieren acompañanne en la dicha entrada vengan a manifestarse dentro de
segundo día para que se les de lo nesesario y gozen de las preheminencias que se
les conseden. Y este auto se apregonara en la pla~a publica de esta ciudad para
que venga a noticia de todos. Y autuó por mi y ante mi por de escrivano publico y
real Don Martín de la Riva. =

Publicassion.-

En dicho día, mes y año se apregonó este auto en la plaza publica con son de
caxas siendo testigos Diego de Moya. Diego de Paxares y Cristobal Pinedo pre-
sentes= Don Martín de la Riva.-

125
Manifestasion de soldados y annas.-

En veinte y siete días del mes de setiembre de mil y seiscientos y sinquenta y


tres años en cumplimiento del auto de arriba ante mi el Governador Don Martin
de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago = el Capitan Juan Lopez de
Bardales Capitan de Ynfanteria de esta ciudad manifestó un arcabuz con sus fras.
cos y una libra de polvora y dos de balas y ofreció yr a la Provincia de los Tabalo-
sos conmigo el dicho Governador.-
el Capitan Domingo Lopez manifesto una escopeta y una garavina y seis li-
bras de polvora.-
el Capitan Francisco Ruiz manifesto dos arcabuzes y una libra de polvora.-
Diego de Castillo un arcabuz.-
Alonso de Castillo un arcabuz, libra y media de polvora y ofrecio yr a esta
jornada.-
Alonso Guerra Calderon un arcabuz, una libra de polvora y se ofrecio a yr a
la dicha jornada.-
Pedro de Vasques un arcabuz, media libra de polvora, doze balas y ofrecio yr
a dicha jornada.-
Don Felix Pinedo un arcabuz, una libra de polvora y seofrecioa yr.-
Lorenzo Camacho un arcabuz, media libra de polvora y veinte y sinco balas y
se ofrecio de yr.-
Juan Romero un arcabuz, media libra de polvora y se ofrecio a yr.-
Juan de Arebalo un arcabuz, media libra de polvora, doze balas y se ofrecio
a yr.-
Cristobal Pinedo una libra de polvora, doze balas y se ofrecio a yr.-
Diego Vardales un arcabuz y ofrecio de yr.-
Francisco Alvarado un arcabuz, veinte balas, media libra de polvora y se
ofrecio a yr.-
Juan Lopez de Viena un arcabuz, media libra de polvora.-
Antonio Vasques un arcabuz y diez y seis balas y una libra de polvora y se
ofrecio yr.-
Miguel de Guevara un arcabuz y una libra de polvora y ofrecio yr.-
Francisco Peres un arcabuz, media libra de polvora y sinquenta balas.-
Loren~o Rodrigues un arcabuz y media libra de polvora.-
Loren~o de Morales se ofrecio a yr.-
Miguel Ramirez se ofrecio a yr.-
- Juan Rastroxo se ofrecio a yr.-
el Sargento Pedro Dias Magallanes se ofrecio a yr.-
- Ambrosio Ramires se ofrecio a yr.-

126
- Bias Peres se ofrecio a yr.-
- Juan Garcia de Torres el m~o se ofrecio a yr.-
- Juan Garcia su padre se ofrecio a yr.-
- Y para que conste han de su boluntad lo firmaron conmigo el dicho Govema-
dor = Don Martín de la Riva = Juan Lopes de Vardales = Pedro Vasques de Cay-
ceda = Juan García de Torres= Francisco de Alvarado = Pedro Días Magallanes =
Cristobal Pinedo = Don Felix Pinedo = Alonso Rengifo = Alonso Guevara de
Desa = Juan de Arebalo = Antonio Vasques Lo:zano = Diego de Bardales = Gaspar
Guerra = Geronimo Guerra Calderon = Cristobal Martín Sanchez = Bias Peres =
Joseph de Guevara = Ambrosio de Alcantara = Loren~ Camacho.=

Auto para que se aderesen las annas.-

En este dicho día, mes y afio yo el dicho Governador mandé que atento a
que todas las mas de las armas estan dafiadas y no son de provecho se lleven a
casa de Juan Polo serragero y se le notifique que las aderece de suerte que sean
de provecho que se le pagara su travaxo segun mereciere y no lebante la mano
de aderesarlas pena que sera castigado asi lo provey mandé y firmé = Don Martín
de la Riba.-

Notificacion

En cumplimiento del auto de arriba se llevaron diez y seis arcabuzes a ade-


resar a casa del dicho Juan Polo y las aderesó y se le pagó su travaxo siendo
testigos Diego de Moya y Diego Sanches Paxares. Don Martín de la Riva.-

Auto para que Cristobal Pinedo vaya a la Provincia de los Tabalosos a


ofrecerles la amistad.-

En la ciudad de Moyobamba a primero de otubre de mil y seiscientos y sin-


quenta y tres años Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de San-
tiago, Corregidor y Justicia Mayor de las Provincias de Caxamarca, Govemador
y Capitan General Perpetuo de las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba y
Provincias de los Motilones, Tabalosos y las demas sircunbezinas al rio Marañon,
por Su Magestad digo que por cuanto yo tengo de salir dentro de seis días para
la Provincia de los Tabalosos con treinta soldados para reconoserla y los yndios
que la asisten y porque no se huyan ni alboroten combiene embiar delante per-
sona que les de a entender como no boy a hazcrles daño ninguno sino antes a ser
su amigo y a regalarlos. Y pedirles sean christianos llevando como llevo sacer-

127
dote que los dotrine y porque en Cristobal Pinedo concurren todas las buenas
partes nesesarias y tiene amistad con los casiques le nombro para que baya de-
lante de mi con Francisco Siuca (?) que save su lengua para que sirva de ynter-
prete y agasajandolos el dicho Cristobal de Pinedo les dara a entender mi yntento.
Y que no tengan temor ninguno sino antes esten muy contentos y que les llevo
hachas, machetes, cuchillos para darles y que les lea una carta ¿qué les escrivo
y se la de a entender con el lengua para que mas bien se satisfagan. Y si puede
saque al camino algunos casiques antes que yo llegue para que con el agasaxo
que yo les hiciere se contenten y aquieten los demas yndios. Y se le dara por es-
crito al dicho Cristobal de Pinedo el orden que a de guardar asi lo provey, mandé
y firmé siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Don Pedro de
Añasco y Diego Paxares autuando por mi y ante mi Don Martín de la Riva = el
Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco Alvarado = Diego
Sanchez Paxares de Tapia.=

Salida de Cristobal Pinedo.-

En la ciudad de Moyobamba a dos de otubre de mil y seiscientos y sinquenta


y tres años en cumplimiento de el auto de arriba salio de esta ciudad Cristobal
de Pinedo y Miguel Ramires y Fransisco Siuca ynterprete para dar a entender a
los yndios de la Provincia de los Tabalosos lo contenido en el dicho auto y guar-
dar la orden que yo el dicho Govemador Don Martín de la Riva les a dado y para
que conste lo firmó el dicho Cristobal de Pinedo conmigo el dicho Govemador
Don Martín de la Riva = Cristobal Pinedo.=

Salida de Moyobamba con toda la gente para la Provincia de los Tabalosos.-

En la ciudad de Moyobamba en siete días del mes de otubre de mil y seis-


cientos y sinquenta y tres años al romper del día se mando tocar el clarín para
que la gente se rrecogiese y se comensase a marchar para la Provincia de los
Tabalosos y a las ocho del dia se salio de esta ciudad con las armas y bastimentos
nesesarios y salieron en tropa conmigo el Govemador Don Martín de la Riva las
personas siguientes.-
el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Capellan Mayor de la conquista y
Vicario General y Cura de ella.-
el Licenciado Don Pedro de Añasco Alvarado que se ofrecio de su boluntad
a yr.-
el Capitan Juan Lopes de Vardales.-
el ayudante Diego Sanches Paxares.-

128
el Sargento Pedro Días Magallanes.-
Diego de Moya.-
Andres Calderon.-
Bartolome Alvarado.-
Alonso del Castillo.-
Alonso Guerra Calderon.-
Geronimo Guerra.-
Pedro Vasques.-
Don Felix Pinedo.-
Loren~o Camacho.-
Juan Romero de la Vega.-
Juan de Arebalo.-
Diego Vardales.-
Fransisco de Alvarado.-
Antonio Vasques.-
Joseph de Guevara = Juan García de Torres
Fransisco Peres Mexia = Loren~o de Morales
Bias Ramires = Juan Rastroxo
Ambrosio Ramires = Cristobal Martin
Juan García de Torres, el m~o = Gaspar Guerra
Y este día a las tres de la tarde nos acuartelamos en el aciento de gera (?) tres
leguas de esta ciudad. Y se repartieron las escuadras y se passo muestra de las
armas y balas y para que conste lo firmé yo el dicho Govemador siendo testigos
el Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Pedro de Añasco y Diego Sanches Pa-
xares = Don Martin de la Riva = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don
Pedro de Añasco = Diego Sanches Paxares de Tapia.=

Llegada al Potrero y despacho de Don Felix a los Tabalosos.-

En el puesto y citio que llaman del Potrero a la vista de las Provincias de los
Tabalosos en dies días del mes de otubre de este dicho mes y año aviendo yo el
dicho Govemador Don Martín de la Riva llegado a la una del dicho día al dicho
puesto del Potrero con toda la gente y vagaxe y no teniendo noticias de Cristobal
de Pinedo ni Miguel Ramires y Fransisco Siuca ynterprete que avía embiado de-
lante con orden que saliesen a rezevirme con la resulta de lo que avía sucedido en
la dicha Provincia de los Tabalosos con los yndios de ella al dicho paraxo del di-
cho Potrero a la ora que llegué despaché a Don Felix Pinedo con cuatro soldados
para que fuese en demanda del dicho Cristobal de Pinedo y los demas y supiese

129
lo que avia de nuevo y la yntencion de los yndios. Y bolviesen a encontramos en
el rio de la Sal que esta tres leguas del dicho Potrero. Y salieron a la mesma ora a
la ejecución de lo contenido y para que conste lo firmé con el dicho Don Felix
Pinedo = Don Martin de la Riba = Don Felix Pinedo.=

Buelta de Miguel Ramires con recaudo de Pinedo.-

En onze días del mes de otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años
yo el dicho Govemador Don Martín de la Riva aviendo dexado algunas cabalga-
duras que llevava para el abio de la gente en el parage del Potrero yendo marchan-
do a pie una legua antes de llegar al rio de la Sal con toda la tropa encontramos a
Miguel Ramires que era la persona que avía ydo en compañia de Cristobal de
Pinedo a llevar el recaudo mio a los yndios de la Provincia de los Tabalosos. El
qual dixo que le ymbiava el dicho Cristobal de Pinedo para danne abiso que
aviendo juntado a los casiques = Ojanasta = y Mahuama = con veinte y dos yn-
dios les avía dado a entender mi carta y como yba a ser su amigo y a que fuesen
christianos. Y que ellos los avian rezevido bien y salían a rezevinne al camino y
que viniendo en compañia del dicho Cristobal de Pinedo y Miguel Ramires avian
topado dos yndios de la Parcialidad de los Suchiches = y les avian dicho a los
dichos casiques Mahuama y Ojanasta como ybamos los españoles a hazerles da-
f'lo y llevarlos amarrados a Moyobamba y con lo qua! se avian alborotado todos y
se avían buelto y dichole al dicho Pinedo me dijese nos bolviésemos, porque si
no nos abian de flechar y que el dicho Cristobal de Pinedo abia buelto a sus po-
blaciones con el dicho Don Felix y los demas que yo avía despachado desde el
Potrero a hazer diligencias por si podían desengañarlos y traer algunos con lo qual
fuimos marchando en orden y con prevencion asta el rio de la Sal adonde nos
acuartelamos y estubimos toda la noche en centinela temiendo alguna guasabara
y para que conste lo firmé en dicho paraxe del rio. Y no firmó el dicho Miguel
Ramires por no saver, firmaron por testigos que lo fueron el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña y Don Pedro de Añasco y Andres Calderon = Don Martin de la
Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco= Andres
Días Calderon.=

Consecussion del viage asta los Tabalosos y obediencia de Ojanasta y despa-


cho para Mahuama.-

En doze dias del dicho mes y año yo el dicho Govemador Don Martin de la
Riva a las siete de la mañana despues de aberse dicho missa a la orilla del rio de
la Sal comense a marchar en orden asia la poblacion de los yndios Tabalosos por

130
una cuesta muy áspera de montaña. Y abiendo marchado dos leguas tope a Cris-
tobal de Pinedo que es la persona que avia emviado desde Moyobamba a los
yndios Tabalosos a darles a entender mi yntento el qual dicho Cristobal de Pine-
do venia con otros soldados que avia embiado desde el Potrero y traya consigo
cuatro yndios de los Tabalosos, que dixo avia recogido en la montaña que esta-
van escondidos y venian muy espantados y temerosos. Y abiendo llegado adonde
yo estava los agasaxe y abrase y di a entender no tubiesen temor porque no les
yba a hazer daño ninguno. Y les di cuchillos con lo qual los dichos yndios se ale-
graron y dieron a entender estaban contentos. Y fueron en mi compañia mar-
chando asta llegar a las primeras casas de la poblacion y no avia en ella nadie
porque los yndios se avian entrado en la montaña. Y nos acuartelamos en una
cassa grande de un yndio principal llamado - Juacapa donde avian muchas cabe-
sas de yndios de la Provincia de los Amasifuynes, que son con quienes tienen
guerras. Y bolviendo a agasaxar a los dichos cuatro yndios y dandoles de comer
muy bien les dixe fuesen a llamar al casique Ojanasta que estava en un alto a
nuestra vista con otros yndios. Y le dixese como no benia a hazerle daño ninguno
sino a ser su amigo y le emvié regalo de pan y comida en señal de amistad. Y
fueron los dichos yndios. Y le llamaron y dentro de dos oras bolvieron y dixeron
que ya benia el Ojanasta, pero que dezia le emviasen el yndio ynterprete que
aviamos llevado porque queria hablar con él primero. Y abiendole enviado vino
adonde yo el dicho Govemador estaba vestido a su husansa y llegó con grandes
rendimientos y temores y yo le abrasé y agasaxé mucho dandole cuchillos, ha-
chas, machetes y a otros yndios que venian con él. Y se les dio de comer con lo
qua) perdio el temor y él y los demas me abrasaron muchas vezes diciendo que
eran amigos y que querian ser christianos y reduzirse a un pueblo donde yo les
señalase y hazer yglecia. Y diciendoles como el Bachiller Femando Zelis de Sal-
daña y Don Pedro de Añasco eran sacerdotes fueron con mucha humildad a be-
sarles las manos como si fueran muy catolicos que a todos causaba admiracion.
Y diciendoles el dicho Bachiller los misterios de nuestra Santa Fee Catolica y lo
que avian de creer y tener lo abrasavan con mucha fee al pareser y le pedian se
quedase con ellos. Y luego yo le dixe juntase la gente y fuese a llamar al casique
Mahuama que estava quatro leguas de alli pasado un rio y se ofrecio yr a buscar-
le y juntar toda su gente. Y yo el dicho Govemador se lo agradeci mucho y nom-
bré a Cristobal Pinedo para que fuese con el dicho Ojanasta a buscar al casique
Mahuama los quales salieron dicho dia. Y para que todo conste lo firmé con el
dicho Cristobal de Pinedo y Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Don Pedro de
Añasco = Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don
Pedro de Añasco= Cristobal Pinedo.-

131
Obediencia dada por el casique Mahuama y sus sugetos.-

En el citio y Provincia de los Tabalosos en diez y seis dias del mes de otubre
de mil y seiscientos y sinquenta y tres años aviendo venido ante mi la mayor par-
te de los yndios sugetos al casique Ojanasta a dar la obediencia y pedir querían
ser christianos y manifestavan mucho gusto de que yo el dicho Govemador fuese
a su provincia con sacerdote que les enseñase la dotrina christiana llegó a medio
día el dicho casique Ojanasta con Cristobal Pinedo y los demas soldados que se
despacharon a buscar el casique Mahuama al qual trageron con veinte y dos yo-
dios los mas casiques y capitanexos pero en parte sugetos al dicho Mabuama. Y
abiendo llegado adonde yo estava me fueron abrasando todos y yo les fui abra-
zando mucho y les hize dar de comer y machetes y cuchillos a todos que es genero
que estiman mucho. Y abiendose sosegado y mostrado contento de conosenne les
di a entender como venia a ser su amigo y Govemador por orden del Rey nuestro
señor y a que fuesen christianos pues tambien les estava. Y el dicho Bahiller Fer-
nando Zelis de Saldaña por ynterpretacion del lengua que llevabarnos les hizo
una platica y dio a entender los misterios de la Santissima Trinidad y lo que era. Y
luego a una boz digeron que ellos querían ser christianos de muy buena gana y
conoser a Dios para no morirse como sus parientes y compañeros. Y besaron la
mano del dicho Bachiller diciendo se quedase con ellos. Y el dicho casique Ma-
lmama traxo consigo su muger y diciendole yo que quería pasar a su pueblo dixo
que de muy buena gana me llevara pero que yba el rio muy cresido y no avia
canoas ni balsas en que pasar y los que a vian pasado abra sido con mucho tra-
vaxo y los mas a nado y otros ensima de dos palos con mucho riesgo. Y tambien
me lo digeron los soldados que envie. Y el dicho Mahuama dixo que para el ve-
rano que viene temá echas canoas y valsas para passar y que me esperará con los
caminos abiertos y aderesados. Y diciendole yo que juntase toda la gente a un
pueblo dixo que lo haría como yo lo ordenase y que de ocho años a esta parte se
avia muerto toda la mas de la gente de unas virguelas que ubo en aquella provin-
cia y con las guerras que tienen con los yndios Amasifuines avían faltado muchos
pero que con todos los yndios de la lan~a que ay yra acompañandome a las Pro-
vincias de los Coscobosocas con quienes son amigos y a otras poblaciones gran-
des que ay de la otra parte del rio de Guanuco siete días de camino de la Provincia
de los Tabalosos que no sabe la gente ni costelacion de ellas por no aberse atrevido
a entrar aviendo visto las grandes poblaciones. Y lo memo dixo el cacique Ojanas-
ta para el verano que viene que es cuando les dixe entraría. Y que bolviendo yo
yran descubriendo mucha poblaciones. Y el dicho Bachiller Femando Zelis de
Saldaña fue haciendo padron de la gente que avia de la una parte y otra del rio
por sus parcialidades y se hallaron quatrocientas y treinta y dos personas como

132
consta de dicho Padron y parese quedarian mas de otras ducientas personas que
no hubo razon de ellas por no acordarse los casiques, el cual dicho Padron se
mando poner en estos autos. Y aviendo visto la dificultad que avia en pasar a la
otra vanda señalé citio adonde poblase el casique Mahuama que es ,e n el aciento
de los Lamas que se vía de donde estabamos y pareció a todos ser el citio muy
bueno y de buen temperamento y tierra fertil y de sabanas para criarse todo ge-
nero de ganados y darse todos frutos y se puso por nombre San Joseph de los
Lamas. Y aunque no estan en forma de pueblo todos los yndios de esta provincia
sino por ser parcialidades una y dos leguas unas casas de otras quedaron de redu-
cirse al pueblo y politica en forma y se nombro por Cura para que los dotrine a
Don Pedro de Añasco que se ofrecio a ello por no poder asistir para el dicho
Bachiller Femando Zelis de Saldaña y quedaron los dichos yndios muy gustosos
y de hazer yglecia dentro de tres meses y chacras y cassas en el dicho parage. Y
para que conste lo firmé con los dichos Bachiller Femando Zelis de Saldaña y
Don Pedro de Añasco y Christoval de Pinedo y Capitan Juan Lopes de Bardales.
Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de
Añasco= Juan Lopes de Bardales = Cristobal Pinedo.=

Bajada y elecsion del Pueblo de Nuestra Señora del Rosario.-

En el citio de los Tabalosos en diez y siete dias del mes de otubre de mil y
seiscientos y sinqlllenta y tres años yo el Govemador Don Martín de la Riva con
toda la gente y yndios de la Provincia de los Tabalosos baxé a este parage que
desde aora para gloria y honrra de Dios nuestro señor pongo por nombre la Vir-
gen del Rosario y esta una legua de la montaña donde el casique Ojanasta tenía
sus cassas. Y por parecer a todos buen citio de buena agua y de sabana y capaz
para todo genero de sementeras y cria de ganados dixe al dicho Ojanasta poblase
alli y redugese toda su gente y hiciese chacras, el qua! dixo que lo baria de muy
buena gana porque avia muchos dias lo deseavan y lo mesmo dixeron los demas
yndios por quales que estavan presentes manifestando mucho gusto de que yo les
señalase aquel citio. Y para que conste lo firmé y se halló alli el dicho casique
Mahuama con su gente siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, el
ayudante Diego Sanches Paxares y Diego de Moya = Don Martin de la Riba = el
Bachiller Fernando Zelis de Saldaña = Diego Sanches Paxares de Tapia = Diego
de Moya.=

Posecion tomada de los Tabalosos.-

y despues de lo susodicho en el dicho citio de Nuestra Señora del Rosario


estando toda la gente junta y el Bachiller Fernando Zelis de Saldaña y el Licen-

133
ciado Don Pedro de Añasco, llegaron todos los dichos yndios y casiques a darme
la obediencia diciendome reconosian por su Govemador y Capitan General, y a
Su Magestad que Dios guarde por su Rey y Señor natural cuyos basallos eran y
se confesaban por tales. Y yo el dicho Govemador los tomé por las manos y dixe
tomava posecion en nombre de Su Magestad de la dicha Provincia de los Taba-
losos y citio y pueblo de la Virgen del Rosario y de el de San Joseph de los Lamas
para que la obediencia a Su Magestad se estienda a mayores reynos y señoríos en
cuyo nombre recevia y recivo la benia que me hazen los dichos yndios. Y me
pasee por todo aquel parage diciendo posecion tres vezes la qua) dixe que tomava
y aprehendia en nombre de Su Magestad la qual acetando en quanto puedo y de
derecho devo dixe a todos los sircunsantes fuesen testigos de ello. Y para que
conste lo firme con todos que lo fueron y firmaron el Bachiller Femando Zelis de
Saldaña y Don Pedro de Añasco, el Capitan Juan Lopes de Bardales y el Ayudan-
te Diego Sanches Paxares = Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis
de Saldaña = Don Pedro de Añasco = Juan Lopez de Bardales = Diego Sancbes
Paxares.=

Nombramiento de alcaldes y govemadores.-

En el dicho dia, mes y año dicho yo el dicho Govemador Don Martin de la


Riva nombré por Alcalde y Govemador de la parte del rio asia Moyobamba a
Don Juan Ojanasta y le entregué en nombre de Su Magestad la bara y todos los
yndios de su parcialidad le dieron la obediencia en mi presencia = Y asimismo
nombre por Alcalde y Govemador de la otra parte del rio de los Lamas donde se
fundó el pueblo de San Joseph a Don Martin Mahuarna. Y le entregue la bara y
le dieron asimismo la obediencia todos los yndios que se hallaron presentes de la
dicha vanda. Y para que conste lo firmé siendo testigos el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña, Don Pedro de Añasco y el Capitan Juan Lopes de Bardales =
Don Martin de la Riva = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de
Añasco= Juan Lopes de Bardales.=

Dotrina que se les hizo a los yndios.-

En el dicho citio del Rosario dicho dia, mes y año yo el dicho Govemador
aviendo tanteado el terruño del dicho puesto traze el dicho pueblo y señale adon-
de se avia de hazer pla~a y yglesia, casas de cavildo y solares a los yndios que se
hallaron presentes. Y se puso una cruz en el parage adonde se avia de hazer la
yglecia y el Bachiller Fernando Zelis de Saldaña, Cura y Vicario y Capellan de
las dichas provincias hizo juntar toda la gente y arrodillarse delante de la cruz. Y

134
comenzó a darles a entender por ynterpretacion de Fransisco Siuca ynterprete el
misterio de la Santissima Trinidad y de como avía Dios y aunque eran tres perso-
nas distintas no eran mas que un solo Dios. Y que de estas tres personas el hixo
avía encarnado en las entrañas de la Virgen Santissima y se avía echo hombre
para redimimos. Y que por aber muerto, no en quanto Dios sino en quanto hom-
bre, en la cruz por nosotros tambien la adoravamos. Y en orden a esto y a lo bien
que les estava el ser christianos les dixo todo lo que combino y los dichos yndios
lo ab~avan con demostraciones de espíritu que causava mocion a lo que viamos
con los afectos que alabavan y amavan a Dios los que pocos dias antes no le
conosian. Y luego les hizo persignar y en la lengua general les hizo resar las
cuatro oraciones y en compañia del Licenciado Don Pedro de Añasco se les dixo
la Salve y Letanías a lo qual asistieron los dichos yndios Y el dicho Bachiller
acavando lo referido dixo le fuesen testigos como en cuanto podia y abia lugar
tomaba posecion de aquel Curato y por no poder asistir en el y ser presíso salir
en mi compañia a reconocer las entradas a las Provincias de los Givitos quedo
nombrado por Cura y Vicario el Licenciado Don Pedro de Añasco que se ofrecio
a ello lo qual se les dio a entender a los dichos yndios. Y como quedava por su
Cura para dotrinarlos y ellos quedaron muy contentos y le besaron la mano y le
pidieron bolviese luego de Moyobamba para hazerles yglecias. Y el dicho Don
Pedro les ofrecio bolver muy presto y asistirles desde Navidad en adelante. Y
para que todo conste lo firmé con los dichos Capellanes y Capitan Juan Lopes de
Bardales presentes = Don Martin de la Riva = el Bachiller Femando Zelis de
Saldaña = Don Pedro de Añasco= Juan Lopes de Bardales.=

Nombramiento de Teniente de los Tabalosos.-

En el dicho citio, dia, mes y año yo el dicho Govemador don Martin de la


Riva nombré por mi Lugarteniente y para que en mi auciencia administre justicia
en la dicha Provincia de los Tabalosos a Cristobal de Pinedo y para que baya
fomentando y cuydando de que los yndios hagan sus chacras y yglecia en los
citios que les tengo señalados con toda brevedad y asista al Licenciado Don Pe-
dro de Añasco, Cura nombrado de la dicha provincia, y asimesmo con otros es-
pañoles que quedan en su compañia que son Juan de Arebalo, Miguel Ramires,
Loreneo de Morales y Alonso Guerra vesino feudatario de la ciudad de Moyo-
bamba. Y en presencia de todos los yndios le entregue la bara y se les dio a enten-
der como le dexava en mi lugar. Y los dichos yndios le obedecieron y dixeron se
olgaban porque el dicho Cristoval de Pinedo era su amigo el qual acetó el dicho
nombramiento y hizo el juramento ordinario de hazer bien y fielmente su oficio y
con él todo cuydado en la fabrica de la yglecia y demas cosas que se le encarga-

135
ron y especialmente en que los yndios acudan a la dotrina. Y lo finnó conmigo el
dicho Govemador siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña. Don
Pedro de Añasco y Diego de Moya = Don Martin de la Riba = el Bachiller Fer-
nando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco AJvarado = Diego de Moya.=

Buelta de los Tabalosos a Moyobamba.-

En el citio de Nuestra Señora de los Tabalosos en diez y ocho dias del mes de
otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años yo el Govemador Don Martin
de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, viendo que las aguas entra-
van con gran rigor y no sesava de llober por lo cual los rios que aviamos de passar
cogian mucha agua y los soldados temian la estada en aquella provincia por lo
dicho detenniné con consulta y acuerdo de todos y del Bachiller Femando Zelis
de Saldaña salir para la ciudad de Moyobamba asta el verano que viene que
bolveremos a entrar con el favor de Dios y pasar a la Provincia de los Coscobo-
soas previniendome de todo lo nesesario. Y que en el ynterin que bolviese quede
el dicho Don Pedro de Añasco dotrinando y reduciendo a los dichos yndios y
Cristoval de Pinedo con las demas personas arriba referidas para yr haciendo las
yglecias y poblaciones los quales dixeron bolverian luego que llegasen a Moyo-
bamba adonde les era presiso yr a prevenirse de bastimentos y otras cosas nese-
sarias. Y los casiques Ojanasta y Mahuama con sus mugeres y otros ocho yndios
principales dijeron que querian yr conmigo a la ciudad de Moyobamba acompa-
ñandome y yo se lo agradeci y aceté la oferta que hacian con lo qual salimos oy
dicho dia marchando para la dicha ciudad. Y para que todo conste lo firmamos
los dichos Capellanes y Cristoval de Pinedo, y el Capitan Juan Lopez de Barda-
les, y el Ayudante Diego Sanches Paxares conmigo el dicho Govemador = Don
Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añas-
co = Juan Lopes de Bardales = Diego Sanches Paxares de Tapia = Cristoval
Pinedo.=

Entrada en Moyobamba.-

En veinte y uno de otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años entra-


mos en esta ciudad yo el Govemador Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero
del Orden de Santiago, con la Gente que saqué de ella y los casiques y principales
de la Provincia de los Tabalosos. Y el casique Ojanasta dixo que quería le bauti-
zasen un niño y una niña hixos suyos. Y por ser de poca hedad el Bachiller Fer-
nando Zelis de Saldaña dijo los bautizaría y para que conste lo finné = Don Martín
de la Riba.=

136
Niños bautizados.-

En la ciudad de Moyobamba en veinte y quatro de otubre de mili y seiscien-


tos y sinquenta y tres años se bautizaron y se les puso olio y chrisma a dos hixos
del casique Don Juan Ojanasta el uno de hedad de quatro años poco mas o menos
y se le puso por nombre Martín. Y yo el dicho Govemador fui su padrino. Y a la
niña de hedad de año y medio se le puso por nombre Maria y fue su padrino el
Capitan Domingo Lopez y los bautizó el Bachiller Femando Zelis de Saldaña
que lo finnó el dicho Govemador = Don Martin de la Riva = el Bachiller Feman-
do Zelis de Saldaña.=

Despacho de los yndios Tabalosos que vinieron a esta ciudad.-

En el dicho dia, mes y año dicho yo el Governador Don Martin de la Riva,


Cavallero del orden de Santiago, hize sacar vestidos para todos los diez yndios y
las mugeres de los casiques que binieron en mi compañia y los vesti a todos con
vestidos echos a uso del Yoga. Y les di cantidad de gallinas y gallos para que lle-
vasen a su provincia para criar. Y asimismo ganado de ~erdas hembras y algunos
machos para que fuesen haciendo cria de ellos con lo qual se bolvieron a su pro-
vincia yendo muy agradecidos y contentos diciendo que no abian de tratar este
ymbiemo de otra cossa que de hazer las yglecias y cassas en los parages que les
señalé que son el de San Joseph de los Lamas y la Virgen del Rosario de los
Tabalosos. Y pidieron al dicho Licenciado Don Pedro de Añasco y Cristoval de
Pinedo se fuesen luego a su provincia que ellos tendrían el camino abierto los
quales les digeron en mi presencia yrian tras de ellos y que dexavan de yr por
estar previniendose de algunas cosas nesesarias. Y para que todo conste lo finné
con los dichos Don Pedro de Añasco y Cristoval Pinedo y Bachiller Fernando
Zelis de Saldaña. Y todos estos autos ban ante mi por no aber escrivano publico ni
real. Y asimismo en papel ordinario por no aber llegado ni correr el sellado en este
Corregimiento por su pobreza = Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco = Cristoval de Pinedo.=

Padron general de los yndios Tabalosos.-

Padron general fecho de los yndios, yndias, muchachos y muchachas de los


Tabalosos, Lamas, Suchiches y Guahenes y Angahuallos fecho por el Bachiller
Femando Zelis de Saldaña Cura veneficiado de la dotrina de Leymebamba, Vicario
y Juez eclesiastico de la villa de Caxamarca y sus provincias y de las ciudades de
Chachapoyas, Moyobamba y su jurisdicion, Capellan Mayor y Cura y Vicario

137
General de toda la conquista de las Provincias de los Tabalosos, Motilones,
Omaguas y demas sircumbezinas a ella por su señoria Dean y cavildo en sede
vacante de la ciudad de Truxillo del Peru.=

Parcialidad de los Tabalosos.-

Don Juan Oxanasta, casique y govemador con su muger Ana Supuama,


tiene un hixo llamado Martin y la hixa llamada Maria con mas dos chi-
nas llamadas Zayta y Yscaui 6

Sugetos a este casique

Pablo Chitacas y su muger llamada Achasquin, tiene un hixo nombrado


Chaguchia y una hixa llamada Cusapi 4
Tussa Yocasi, y su muger Choha, no tiene hixos 2
Sinipua con dos mugeres llamadas la una Suagamay, la otra Sumamuy
tiene dos hixas llamadas Sabula y Titu y un hixo nombrado Teyno 6
Angote, yndio soltero 1
Tumbasi, yndio soltero 1
Juan Tussaguasi y su muger Choxani, tiene un hixo llamado Otopo - y
una hixa nombrada Juxanase 4
Chunchiba y su muger Sachu, tiene una hixa llamada Pualapi 3
Unguaya y su muger Susuanama, tiene dos hixos, el uno sin nombre y
el otro llamado <;:abuya 4
Ylusi y su muger Langavya, no tiene hixos 2
Suababa, soltero 1
Chifandama, soltero 1
Suamuscasi, soltero 1
Chinamote, principal con dos mugeres llamadas la una Ynagui y la otra
Guaca, tiene un hixo llamado Tuco y una hixa sin nombre 5.
Juan Angapa y su muger Suyngaua, tiene un hixo sin nombre 3
Matheo Suacunsa y su muger Juana, tiene un hixo que se nombra Asna 3
Juacapa con tres mugeres llamadas la una Asuama, y las dos Mansollo
y Esquimpel, tiene una hixa llamada Ysopa 5
Joachani, principal con dos mugeres llamadas Pizeno, (y) Chotebo, tiene
un hijo llamado Apana 4
Pajajarna con dos mugeres llamadas Pinasi y Numanama, tiene dos hi-
xas llamadas Joabataz y Sicanti 5
Pascanansi con una muger llamada Chanama y un hixo llamado Chauchi 1

138
Panaton, yndio soltero 1
Joacalas con su muger llamada Anase, tiene un hixo llamado Guin-
chalao 3.
Tuciana con su muger llamada Tamia, tiene quatro hixos que son los
siguientes 2
Tupubna, hixo del dicho, con su muger Guasisa, tiene un hixo que no
tiene nombre 3.
Sanabi, yndio soltero hixo del dicho 1
Sipani, hixo del dicho, con su muger llamada Uchanama, tiene un hixo
y una hixa que no tienen nombre 4
Chatasama, yndio soltero hixo del dicho 1
Guasisa, hixa del dicho, soltera 1
Chasnamote con su muger llamada Maxomax 2
Juachilisca, hixo de Chasnamote, con su rouger Ypuanasi, tiene un hixo
y una hixa que no se le a puesto el nombre 4
Guasiarna, yndio soltero 1
Angahuallo, yndio soltero 1
Zambullís con su muger Espinango, tiene dos hixos que no se les save
el nombre 4
Abisama y su muger Samini, tiene dos hixos de lanza que son los si-
guientes 2
Sanabi, soltero 1
Sinpansi y su muger llamada Vehanarni, tiene un hixo y una hixa que
no se les sabe el nombre y este yndio es hixo de Abisarna 4
Paschananti y su muger Chanamo, tiene dos hixos, el uno llamado
Sanguyche - y el otro Chinchu 4
Pachcananti y su muger Ysopa, no tiene hixos 2
Uchapasa y su muger Tosi, tiene un hixo llamado Chobi 3.
Puanachi y su muger Picino, tiene dos hijos, el uno sin nombre y el
otro llamado Lahuya 4
Chinamia y su muger Silbana tiene un hixo llamado Senco 3.

Parcialidad de los Lamas. Provincia de los Tabalosos


que estan de la otra parte del rio.-

Majuama, casique y govemador, tiene tres mugeres llamadas Chana-


mo, <;elanamo (y) Suchianas, tiene un hixo que se nombra Joachina

Yndios sugetos a este casique.-

139
Alonso Juachispa con dos mugeres llamadas Bachibuba (y) Chehanas,
tiene dos hixos llamados Unguaya y el otro Angaguachi 5
Ypapina con dos mugeres llamadas Puchanama y Pachanama (sic) 2
Tahachina, tiene dos mugeres llamadas Chansi y la otra Guichipa,
tiene un hixa sin nombre 4
Ypuanama y su muger Cacho. tiene un hixo llamado Chunchala 3
Mapuesa, soltero l
Ampiche, soltero l
Unyage y su muger Chamanas, tiene un hixo llamado Malano 3

Parcialidad de los yndios Suchiches y Guahenes.


Provincia de los Tabalosos.-

Tanojoa, casique principal, tiene tres mugeres llamadas Pachanama,


Chamasa, Samatas, tiene un hixo llamado Chusasama 5
Sancaleipa (Sancauipa?) y su muger Punasi, no tiene hixos 2
Lusingao y su muger Uchanasi 2
Suamantabi, soltero l
Chitaspi con dos mugeres llamadas Chuysisa y Sinamansa, tiene un
hixo llamado Ujayba
Juaño y su muger Choanama, tiene dos hixos llamados Chacharna y
Ujuanama 4
Puelmesta y su muger llamada Majuaysa ...,
Chunchibaysue, dos mugeres llamadas Jubianama y Punasi, tiene un
hixo llamado Tunasi y otro tambien llamado Juatima
Ojanase y su muger Cuxanase, tiene un hixo llamado Assuaguasi y una
china nombrada Atianasi 4
Suasananti y su muger Apuanasi, tiene un hijo llamado Majuachi 3
Chujuanasi y su muger Numanasi, tiene un hixo llamado Canama y una
china llamada Paxanase
Mayayuchi con dos mugeres y una china llamadas Jasisa, Chipuen y
Suanama, y un hixo sin nombre 5
Gua~apay, su muger Uguasi, no tiene hixos 2
Sinti con dos mugeres llamadas Panaysa y Bubianasi - tiene dos hixos,
el uno ya grande de lanza y el otro pequeño que no se les supo los
nombres 5
Chinamote y sus dos mugeres llamadas Yaepasi y Baxisa 3
Chegosage y sus dos mugeres llamadas Tuanasi y Paxama, tiene dos
hixos llamados Puysama y Atixa .5

140
Macaepana y sus dos mugeres llamadas Ypuanama y Achanasi, tiene
dos hixos llamados Tanapsuma y Chasinama S.
Juantas y su muger Suenamesa 2
Ylinchuja, soltero 1
Juascaba y su muger Untuanamusa, no tiene hixos 2
Yumucsama, soltero, tiene una hixa llamada Cache y una madre lla-
mada Choache 1
Pasasama y su muger Chahanama, tiene dos hixos llamados Juacapa y
Tu~ 4
Guanasama y sus dos mugeres llamadas Suanisa, y mas Suanama,
tiene un hixo nombrado Chahachama 4
Ubichama y su muger Apuanasi, tiene tres hixos llamados el uno Ca-
ballero - y el otro Yamas - y el otro Tocalachi S.
Sañunaui, soltero 1
Satalaya, soltero 1
Chopamuescha, soltero l
Macaepana con tres mugeres llamadas Sosesa, Sumamasi, y Muna,
tiene dos hixos llamados Ybahen (y) Guasamana y una hixa llamada 1
Uchachama y su muger Yumasa 2
Joatasapay, su muger llamada Solli 2
Joasicao y su muger Choanama, no tiene hixos 2
Majuamat y su muger Chahanisa, tiene dos hixos llamados Machue-
sa (y) Pasuamage ~
Tuanama y su muger llamada Ambase 2
Milhuanama y su muger llamada Chanama 2
Pusicano, soltero 1
Juachispa con dos mugeres llamadas Bacbobepa (y) Chahamasi, tiene
dos hixos llamados Unguaya, Yangabachi S.
Tasachiba y su muger Jambasi 2
Suynche y su muger Susuanama 2
Tusachama y su muger llamada Aylloma 2
Tasasama y su muger Callamu 2
Suacamasi y su muger llamada Huaxamisa 2
Ojanasta, soltero 1
Jatixo, soltero 1
Uichianama, soltero 1
<;imapuy y su muger Supamaya 2
Tusianama con su muger llamada Puelanase, tiene un hixo nombrado
Panisa 3.

141
Usiama y su muger Chehana, no tiene hixos 2
Machoatina y su muger llamada Chuchana 2
Juata y su muger Pinachi 2
Suntani y su muger Assuamisa, tiene un hixo llamado Chalipa 3
Pasuma, soltero l
Fransisco Angaguallo y su muger Cunchiba digo Usianasi, tiene dos
hixos llamados el uno Cunchiba - y el otro Junibasa
Mateo Subicama, soltero
Pedro Chupamuesha y su muger Supamuya, tiene un hixo llamado An-
cbaechu 3
Sulincho con sus dos mugeres llamadas Chanasi y Susuana 3
Tasachigua y su muger Ambasi, no tiene hixos 2
Juancamis y su muger Pajuamasi, no tiene hixos 2
Chapullima, soltero l
Sebastian Chunchiba, principal, con dos mugeres llamadas Chamu-
ssa y la otra Machuanasi, tiene un hixo llamado Casima y una hixa
llamada Upiche s
Chapisamana y su muger Millhuanasi, tiene un hixo llamado Ypagema 3
Ypajane y su muger Sipues ..'
Majuamat y su muger Tunasi con dos hixos llamados Tuanachi y
Suatima
Upachima con tres mugeres llamadas Ujarama, Puchuanasi y Suana-
rna, tiene un hixo nombrado Lusinga ~
Chuanama y su muger Majuanase 2
Tusianama, soltero 1
Sasirna con dos mugeres llamadas Tujanasi y Ypanasi, tiene un hixo
llamado Pasi 4
Tajanama y su muger Suasasisa, no tiene hixos 2
Ynasama, soltero l
Tasachiba y su muger Chachiso 2
Sabachi, soltero, tiene un hixo llamado Bachus 2
Umapus y su muger Chanama, tiene un hixo llamada Chatima 3
Tenachoa, principal, y su muger Pisesa, tiene una hixa llamada Cho-
besa y otra Pachama 4
Cullisita, soltero, tiene una madre llamada Tumanasi 2
Angaguati, soltero l
Ancarabaya, soltero l
Chupuanasi, soltero
Jayma y su muger Jubianasi ,•l
142
Suatima y su muger Ypaxasi 2
Juanangapa y su muger Ychaque (?) 2
Ucbama, soltero l
Chanama y su muger YWlianasi 2
Cu~eba y su muger Suasisa 2
Cunucbi y su muger Apanase, tiene una hixa llamada Chusma 3.
Puachama, soltero l
Cipuala y su muger Chinamus 2
Achoasama y su muger Chunase, tiene un hixo llamado Tusana 3.
Pachusuni con tres mugeres llamadas Chanama, Suanasi y Chuanamuy,
tiene tres hotos nombrados Tusanema, Añapa y Pasuama 1
Chamabi y su muger Uchuanisa, tiene un hixo llamado Ypuaema 3.
Guanasama y su muger Usianisa, tiene un hixo llamado Guasapa 3.
Muscasi y su muger Panasi 2
Juantusi, soltero l
Chatasama y su muger Cunamuysa, tiene una madre llamada Ychaasi 3.
Yjuanana, soltero l
Masiaasi, soltero l
Suysanampi y su muger Callguaguasi, tiene tres hixos llamados Pua-
nabi, Pujanaua, Yjuama 5.
Uchanirna y su muger Tisarna 2
Chahi y su muger Juananbusa, tiene dos hixos llamados Chamucho y
Sincupo 5.
Chimitus y su muger Chifiana 2
Suchiche con tres mugeres llamadas Ystamuesa, Ypuahama y Sanamus,
tiene dos hixos llamados Cuysama y Tahanama 6
Machuanima y su muger Chuysa 2
Ajua y su muger Suanase, tiene un hixo llamado Cbuanamo 3.
Juancalapue y Machuanima (Macbuasima?) su muger 2
Abisama y su muger Chunamuysa 2
Ajuanama con dos mugeres llamadas Ychanasi, y Ysaana, tiene un
hixo llamado Ojanase ~
Chucbuma y sus dos mugeres llamadas Guansisa y Ybanasi, tiene dos
hotos llamados Chahachama y Chupamuesa 5.
Tujacbarna y su muger llamada Callguama 2
Maguachi, soltero, con su madre llamada Suanama 2

Los quales dichos yndios e yndias, muchachas y muchachos contenidos en


este Padron son todos de la Provincia de los Tabalosos asistentes de la una parte y

143
otra del rio grande que baxa de la ciudad de Moyobamba los quales fui asentando
segun y de la manera que los dichos casiques Don Juan Oxanasta y Majuama los
fueron nombrando por no aberse hallado a todos presentes salbo otros muchos
yndios e yndias de cuyos nombres no pudieron acordarse por ser gente yncapaz
y de poca razon. Y para que conste lo finné de mi nombre en el a~iento y pueblo
de los Tabalosos en diez y seis dias del mes de otubre de mil y seiscientos y
sinquenta y tres años = el Bachiller Femando Celis de Saldaña.=

Nombramiento y titulo de Cura.-

El Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Cura beneficiado de la dotrina de


Leymebamba, Vicario y Juez eclesiastico de la villa de Caxamarca, ciudades de
Chachapoyas y Moyobamba (y) su jurisdi~ion, y Provincial y Cura y Vicario
General de toda la conquista de las Provincias de los Tabalosos, Geveros, Moti-
lones y demas sircumbezinas del rio Marañon, por titulo de su señoria Dean y
cavildo en sede bacante de la ciudad de Truxillo en que se le da plena facultad
para que pueda hazer todo aquello que comvenga y fuera nesesario para el buen
efecto de tan santa obra. Y en su conformidad abiendo llegado a esta ciudad de
Moyobamba en compañia del Señor General Don Martín de la Riva Herrera,
Cavallero del Orden de Santiago, Govemador y Capitan General de esta dicha
ciudad y de la de Chachapoyas y conquista de las Provincias dichas de yndios
ynfieles, Corregidor y Justicia Mayor Perpetuo de las dichas ciudades, y Corregi-
dor y Justicia Mayor de la dicha villa de Caxamarca y sus provincias, por Su
Magestad de buelta de la Provincia de los Tabalosos adonde fui como Capellan
Mayor de su señoria y Cura y Vicario, y en ella hallado toda la gente domestica y
deseosa de rezevir el santo bautizmo reduciendose al gremio de la yglecia y aJ
servicio de Su Magestad asi los que estan de esta banda del rio grande que baxa
de las Provincias de Guanuco (co)mo de la otra que lo manifestaron con acsiones
y demostraciones de christianos llevados del agasaxo y buen tratamiento que les
hizo el dicho Señor Govemador abrazando lo que se les dezia y predicava pi-
diendo encarecidamente no les dexase y que querian ser ynstruydos en nuestra
Santa Fee Catolica como lo hize los dias que estube en los dos pueblos que se
fundaron en la una banda y otra del dicho rio por ynterpretacion de Fransisco
Siuca yndio experto en su lengua. Y no pudiendo quedarme entre ellos por las
yncomodidades que pasan y ser fue~a bolverme en compañia del dicho Señor
Govemador que ba a reconoser otras entradas para efecto de la dicha conquista
husando de la facultad que tengo en el dicho titulo porque no queden los dichos
yndios sin persona que les dotrine teniendo satisfacion de la del Licenciado Don
Pedro de Añasco Alvarado por su virtud, abilidad y suficiencia y tener alguna

144
noticia de la lengua de los dichos yndios lo nombro por Cura cuadjutor mio en
ellas y Vicario, Juez eclesiastico de los dichos pueblos y Provincias de los Taba-
losos y demas que se fueren fundando y conquistasen para que como tal Cura les
pueda dotrinar y enseñar a los yndios de los dichos pueblos y provincias los
misterios de nuestra Santa Fe Catolica explicandoles el de la Santisima Trinidad
y encamacion del hervo y estando capazes y bien ynstruydos los bautize y
administre los santos sacramentos = penitencia y matrimonio. Y por la ocupacion
y travaxo le a señalado el dicho Señor Govemador ducientos pessos de a ocho
reales en cada un año de sínodo y salario que le dara de su hacienda por que acu-
da al dicho ministerio de dotrinar los dichos yndios y haga todo aquello que
combenga para su buen efecto como tal Cura y Vicario en mi au~iencia y mandó
a todas y qualesquiera personas que ocurrieren en los dichos pueblos y conquista
le ayan y tengan por tal Cura y Vicario de ella y no se pongan yrnpedimento al-
guno en el huso y ejer~i~io de tal Cura y Vicario por ser cosa que tanto ymporta
al servi~io de Dios nuestro señor y de Su Magestad y bien de aquellas almas
antes le den todo el favor y ayuda nesesaria guardandole todas las gracias y pree-
minencias que por razon del dicho oficio se le deven guardar. Y mandó al
Licenciado Juan Lopez de Sanabria, Vicario de esta ciudad, no se entremeta en
las caussas del dicho Licenciado Don Pedro de Añasco Alvarado ni le ponga ni
consienta poner yrnpedimiento alguno en las cossas que nesecitare hazer en esta
ciudad y fuera de ella en orden a la buena educasion y enseñan~a de los dichos
yndios ynfieles, sus mugeres y familias que a de poder sacar de donde quiera que
estubieren reduciendolos a los dichos pueblos segun y como combenga. Y aun-
que asista en esta ciudad algun tiempo o se entienda estar ynivido de la jurisdi-
cion del dicho Vicario de ella el qual en todo lo que fuere nesesario le de al dicho
Don Pedro de Añasco Alvarado todo el favor y ayuda que pidiere sin limita~ion
alguna y lo cumplan unos y otras en virtud de santa obediencia y so pena de ex-
comunion mayor y de cien pessos de a ocho reales aplicados conforme al nuebo
borden de Su Magestad y demas penas que pusiere el dicho Vicario Don Pedro
de Añasco Alvarado en que desde luego les doy por yncursos y condenados lo
contrario haciendo y para ello pueda nombrar notario y mandó al presente saque
un tanto autorizado en manera que haga fee de este titulo para que se ponga con
los autos y se de cuenta de todo lo que se a obrado a su señoría Dean y cavildo y
Señor Provisor y Vicario General de este obispado como se me ordena en el di-
cho titulo que es fecho en la ciudad de Moyobamba en veinte y seis días del mes
de otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años = el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña = Por mandado del Cura y Vicario General de esta conquista =
Diego de Moya, notario publico.=

145
Señalamiento de sinodo.-

En la ciudad de Moyobamba en veinte y seis dias de el mes de otubre de mil


y seiscientos y sinquenta y tres años Don Martin de la Riva Herrera, Cavallero
del Orden de Santiago, Govemador y Capitan General de esta dicha ciudad y la
de Chachapoyas, y conquista de las provincias de los yndios ynfieles. Corregidor
y Justicia Mayor Perpetuo en ellas, y Corregidor y Justicia Mayor de la villa de
Caxamarca y sus provincias por Su Magestad digo. Que por quanto el Licenciado
Don Pedro de Añasco Alvarado queda encargado de asistir en la Provincia de los
Tabalosos adotrinar y administrar los santos sacramentos a los yndios que asisten
en los dichos pueblos que dexé fundados, nombrados Nuestra Señora del Rosa-
rio de los Tabalosos y San Joseph de los Lamas para lo qual se le a dado titulo de
Cura cuadjutor por el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Vicario General de
estas provincias, por facultad que se le a dado por su señoria Dean y cavildo de la
ciudad de Truxillo en sede vacante = Y por la ocupacion y travaxo que a de tener
el dicho Licenciado Don Pedro de Añasco Alvarado en la dotrina y enseñanza y
reducion de los dichos yndios le señalo ducientos pessos de a ocho reales en cada
un año por razon de sinodo los quales tengo de pagarle de mi hacienda de seis en
seis meses. Y para que conste lo firmé siendo testigos el Bachiller Fernando Zelis
de Saldaña, el Ayudante Diego Sanches Paxares y Diego de Moya presentes =
Don Martin de la Riba Herrera = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña - Diego
Sanches Paxares de Tapia= Diego de Moya.=

Segun mas largamente parece de los autos originales de donde se sacó este
traslado que quedan en poder del Señor General Don Martin de la Riba Herrera.
Cavallero del Orden de Santiago, Govemador y Capitan General de estas p~
vin~ias, a que me refiero ba cierto y berdadero. Y para que de ello conste de su
mandamiento yo Luis Garcia Samames, escrivano publico del Cavildo y numero
de esta ciudad de los Chachapoyas y sus provincias por Su Magestad di el pre-
sente en ella en veinte dias del mes de nobiembre de mil y seiscientos y sinquenta
y tres años y doy y fee que asta oy dia de la fecha no se a publicado en estas
provincias el papel sellado por cuya caussa se despacha en papel ordinario.

Muy en fee de ello lo firme y fije mi signo en testimonio.

Nos los escrivanos que aqui firmamos damos fee y verdadero testimonio a
los que el presente vieren de como Luis Garcia Samames Escrivano Publico y de
Cavildo de la ciudad de los Chachapoyas es tal Escrivano Publico y a los autos y
escripturas que ante el pasan se dan entera fee y credito. Y para que conste lo

146
firmamos de nuestros nombres en la villa de Caxamarca la grande del Pero en
doce días del mes de Henero de mili y seiscientos y cinquenta y quatro años.

En testimonio de verdad.

[AGI : Lima 57) (inédito)

( 19) Carta de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitándole se le agregue


el corregimiento de Cajamarquilla. Chachapoyas, 7 de noviembre de 1653.

«En ocho de Agosto deste Año se me entregaron por el Virrey deste Reyno
los títulos y demas despachos en conformidad de lo que V.M. hordenó en cedula
de Beinte y ocho de septiembre del Año passado de cinquenta y dos, para hazer
la conquista y pacificacion de los Yndios Ynfieles que asisten en la Provincia de
los Motilones, Tabalosos, Casasblancas. Y otras circumbecinas al Rio Marañon.
Y luego que se me entregaron los dichos despachos procuré juntar alguna gente
y Entré en trece de octubre en la Provincia de los Tabalosos, que esta ciento y
quarenta leguas de la Ciudad de Truxillo, que es donde se hordenó dicho Virrey
fuese por los despachos.- Es la dicha Provincia de los Tabalosos la Primera de
Yndios Ynfieles y los mas velicosos que ay en ellas. Y aunque les ymbie delante
otros Y odios amigos Ynteligentes en su lengua para que les diese a entender co-
mo no yba a hazerles daño ninguno sino a ser su Amigo y Rogarle se Redujesen
al conocimiento de nuestra Sancta fee Catholica y Vasallage de V. M. No quisieron
oyr a los Lenguas sino antes se alborotaron y dispusieron el ympedirme la entra-
da y siempre reusé el balerme de las Armas, Haziendoles en su Y dioma muchos
exsortos.- Y a los Yndios que cojia desmandados los agazajava y Regalava y les
dava larga, para que diesen noticia a los demas, y este medio fue efficaz para
que los demas me oyessen y admitiessen la Paz que en nombre de V.M. les ofre-
cía con lo qua) Y con algunos Regalos que les hize, en breve espacio mostraron
contento de verme. Y haziendoles algunas Platicas los Sacerdotes que llevaba
conmigo y en particular el Bachiller Femando Celis de Saldaña Vicario General
de las Provincias dandoles a entender el mysterio de la Sanctissima Trinidad,
Parece que Dios ynspiro en sus corazones de suerte que con demostraciones
ferborosas pedían el Sancto Bauptismo diciendo querían servir y conocer al Dios
que les dezian.- Y luego se ofrecieron a poblar en los parajes que yo les señalase,
por quanto ellos no estavan en forma de Republica sino en casas Grandes una
Legua desbiadas unas de otras donde viben por parcialidades.- Señaleles dos pa-

147
rajes cerca de sus poblaciones adonde se redujessen y les dispuse la forma de la
Poblacion y luego se comenzaron a hazer las Yglessias. Y puse por nombres a
los dos pueblos San Joseph y la Virgen del Rosario, Y en nombre de V.M. tomé
Possecion de la dicha Provincia y pueblos y (?) la Obediencia que dieron los
Yndios.- Nombreles cura con estipendio a mi costa que los fuese Doctrinando
Ynstruyendo en la fee. Para que estandolo se Baupticen y dexé Guamicion de
soldados para la seguridad.- Y por ser el Rigor del Ymbiemo, y estorbarme el
tiempo y los Rios a pasar adelante, a otras Provincias Gruessas que confinan con
esta me sali a esta ciudad de Chachapoyas a prebenirme de mas Gente para en-
trar con el favor de Dios el verano que biene a pacificar otras.- Sirbeme Señor
de Algun estorbo, para el progreso el Corregimiento de Caxamarquilla, que esta
circumbecino al de Caxamarca y Chachapoyas de que V.M. me ha hecho merced
porque estan vezinas al dicho Corregimiento muchas Provincias de Yndios Yn-
fieles, Y no se puede entrar en ellas sino por el dicho Corregimiento y las Justicias
que ay en él no tan solamente ayudaran sino antes embarazaran conque no se
podrá conseguir la Pacificacion de aquellas Provincias.- Es el dicho Corregimien-
to de Caxamarquilla el mas tenuo de este Reyno, Y en parte sujeto al de Chacba-
poyas, Y tan vecino, que llega su jurisdición a los muros de la Ciudad.- Suplico
a V.M. me haga merced del en la conformidad que el de Chacbapoyas para que
con mas facilidad se Haga la dicha Pacificacion que espero en Dios Nuestro Se-
ñor a de ser muy de su Gloria, y del servicio de V.M. A quien remito Testimonio de
lo obrado Y en todo procurare cumplir con mis obligaciones Y con las que herede
de mi Padre y antepassados, pues continuaron hasta morir el servicio de V.M.
cuya Catholica y Real Persona Guarde Dios para amparo de la Christiandad con
aumento de otros Reynos.-

[AGI: Lima 57) (inédito)

(20) Carta del Bachiller Femando Celis de Saldaña, Capellán Mayor de la


expedición a los Tabalosos, a S.M. apoyando a Don Martín de la Riva
Herrera. Chachapoyas, 3 de noviembre de 1653.

«Deseando estava occasion en que poder emplearme en servicio de V.M. a


Ymitacion de mis pasados que a su cos1a y sangre lo hizieron en la Pacificazion
de estos Reynos quando ocupando actualmente el officio de Vissitador General
del Obispado de Truxillo tube noticia que el Govemador Don Martin de la Riba
Herrera tratava de entrar a las Provincias de los Tabalosos y Motilones y otras de
Yndios Ynfieles con orden de V.M. a pacificarlos y reducirlos a nuestra sancta

148
fee Catolica, Y al punto dejando el progreso de dicha Vissita conociendo quan
del servicio de Dios N.S. y de V.R.M. era la faccion que yntentase el dicho D.
Martin de la Riba renuncié tarnbien un Beneficio curado de Yndios que tenia
por yr como Capellan mayor en su compañia a negocio tan ymportante a la ma-
yor Gloria de N.S. y servicio de V.M. y el Cauvildo de la ciudad de Truxillo
atendiendo ser justo mi pedimiento me despachó licencia para el efecto dandome
titulo de cura y Vicario General de toda la conquista siendolo yo actualmente de
los Corregimientos de Caxamarca y Ciudad de Chachapoyas con plena facultad
para que en todos los casos que se ofrescan obre conforme pudiere el dicho Ca-
vildo.-

Y luego que por el Virrey de este Reyno se le entregaron los despachos


combenientes a dicha Pacificacion al dicho D. Martin de la Riba en cumplimien-
to de lo ordenado por V.M. salio para la Provincia de los Tabalosos que es la
Primera de Yndios ynfieles y sin embargo de que son los mas belicosos y Gue-
rreros que ay en todas las demas mediante la maña, Buen celo y disposicion del
dicho D. Martin se reduxeron a ser cristianos Rindiendo Basallaxe a V.M. como
a su Rey y Sr. sin que peligrasse vida ni costar sangre por aver puesto todo cuy-
dado en atraerlos con caricias dádibas y agazaxos que el dicho D. Martin les hizo
si bien ellos a los principios le ocasionaron a valerse de las Armas. en fin Sr. fue
la Mag. Divina servido de que en breve tiempo se combirtiesen mas de quinien-
tos Y ndios pidiendo ser cristianos. con gran fervorosidad mediante lo dicho y
platicas que les hize en orden a lo mucho que granjeavan y quan bien les estava
ser cristianos, y parece que todo lo dispuso millagrossarnente N.S. a medida de
mis deseos pues los que pocos dias antes no le conocian. Oy (a él sean dadas las
gracias) le alaban de todo corazon: Muebeme señor dar este aviso a V.M. e ba-
zerle sabedor que lo que tiene entre manos el dicho Don Martin a de ser (Dios
mediante) una de las mayores empresas que se ayan hecho en servicio de V.M. en
este Reyno assi por la honrra y Gloria que Resulta a Dios Nuestro Señor de la
combersion de tantas Almas como ay en aquellas Provincias, que careciendo de
la luz Evangelica dexan de aprovecharse de los meritos de Cristo Nuestro Señor,
como para la amplitud de la Monarquia y aumento del Real Patronazgo por ser
las dichas Provincias muy Pinguas de todos generos. Y perssona ninguna pudiera
V.M. aber electo para esta empresa tan grande mas apropossito que al dicho Don
Martin de la Riba por ser muy capaz y celosso de la honrra de Dios y de todas
experiencias y el Primero que se expone a los trabajos a cuya ymitación todos los
abrasan con notable amor y conste mismo que dexó fundados puso cura que los
Doctrinase y enseñase pagandole el estipendio de sus propios bienes por lo qual
merece que V.M siendo servido le baga todas honrras continuandole las que has-

149
ta oy le a hecho que yo hasta dexar la vida no faltaré en servir a V.M. en esta
occassion como leal vassallo suyo acudiendo a obra tan sancta y pia mediante la
qua! espero mucho premio de Dios Nuestro Señor y de V.M. cuya Catholica y
Real perssona Guarde para amparo de toda la cristiandad con aumento de otros
mayores Reynos.-

[AGI : Lima 57] (inédito)

(21) Carta de Fr. Gonzalo de Herrera, Provincial de los Franciscanos, a S.M.


apoyando la solicitud de Don Martín de la Riva Herrera para que se le
agregue el Corregimiento de Caxarnarquilla. Cajarnarca, 14 de enero de
1654.

«Señor

A los dies y nuebe de Junio del año pasado de mil y seiscientos y sinquenta y
tres me honrró esta Provincia de los Doze Apostoles de Lima de mi Padre San
Francisco eligiendome por su Provincial, Y por esta obligacion, y por la que me
corre de Vassallo fiel de V.M. me ha parecido darle quenta del cuydado que mi
religion ha tenido en solicitar la reduccion y convercion de los Ynfieles al
conosimiento de Dios, y al aumento de la Monarquía de V.M. Y assi digo Señor,
que de veynte años a esta parte han estado ocupados en missiones dies, y do:ze
religiosos de esta Provincia continuamente por la parte de la Ciudad de Guanuco
en las provincias de los Y nfieles, que se nombran Panataguas, Paiansos, Carapa-
chos, Ataguaguas, Tinganeses, Callicecas, y otras que se van siguiendo en infini-
dad de gente, que ay por aquellas tierras, segun las noticias que dan los Yndios
mas sircumvecinos, que se an ydo convirtiendo. Y hasta oy se a hecho muy co-
pioso fruto, assi en gloria de Dios, como en servicio de V.M. pues pasan de veynte
mil los baptisados. Y en siete Pueblos que estan reducidos, y fundados succesi-
bamente por los religiosos de mi orden, y al presente empadronados de dies a onse
mil Yndios, Y aunque en este reduccion han muerto algunos religiosos a manos
de los Ynfieles al entrar en sus tierras, no por eso han desmayado los demas, sino
que con buen espíritu han proseguido y prosiguen con sancto celo en obra tan al
servicio de Dios y de V.M. pasando muchas necesidades de hambre y desnudes,
sin mas socorro que el de algunas limosnas, que piden otros religiosos entre los
fieles por afuera para su sustento. Y por las noticias que tengo, de que por la otra
parte de la cordillera es sin numero la gente de Ynfieles, que se va continuando

150
basta la Margarita. Y por saber, que el General Don Martin de la Riba Herrera,
Cavallero del havito de Santiago con orden de V.M. haze entrada por Chachapoi-
yas para la conquista de estos Ynfieles, di principio a mi Visita, por los Conven-
tos, y Doctrinas de esta Provincia de Caxamarca, inmediata a Cbachapoias, para
ymfonnanne del designio y rumbo que llebaba, y segun los ynfonnes de todos
los religiosos, y de los hombres mas practicos de la tierra, y por las relaciones
autenticas que he visto de la primera entrada, que ha hecho el dicho General Don
Martín de la Riba, y el buen sucesso, y asierto que ha tenido en las Provincias de
los Tabalosos, Motilones, y opirotas, y de las noticias que estos dan de los otros
circumbezinos, espero señor, que en breve tiempo ha de gosar V.M. mas dilata-
dos Reynos, y con mas numero de Bassallos que se contienen oy en su corona
porque es otro nuebo mundo el que queda por conquistar, según las noticias que
dan los de la tierra adentro. Y juzgo que esto ha de tener effecto, pues ha dis-
puesto Dios, que V.M. aya hecho eleccion para esta entrada del dicho General
Don Martín de la Riba, persona, en quien concurren todas las partes y prendas
oecessarias de noblessa, prudencia, experiencias en la guerra, edad y agilidad
para el trabaxo, afabilidad y agasajo con los soldados, siendo el primero en las
dificultades, y peligros. Y sobretodo zelo cristiano del servicio de Dios, y de V.M.
como lo ha manifestado en los effectos desta primer entrada, procurando con da-
divas y con suavidad, sin estrepito de guerras, y sin efusion de sangre, reducir a
los Ynfieles al conocimiento verdadero de Dios, y a la obediencia de V.M. y
conosese por la experiencia, ser este el medio mas prudencial, y seguro, pues
siendo los Yndios Tabalosos, y opirotas los mas velicosos que se han conosido
entre ellos y a quienes los demas reconosen ventajas en el esfuerzo y valor; los
ha reducido con facilidad el dicho General Don Martín de la Riba Herrera. Y
les a hecho fundar dos Poblaciones en que estan ellos muy contentos, por el buen
tratamiento que les haze, Y por el cuydado que tiene en hazerlos catequisar, y
baptizar, con cuyo exemplar espero en la magestad divina, que el verano que viene
ha de hazer una faccion grande, porque solo con la noticia del buen tratamiento
que les hazen se han de yr reduciendo a millares aquellos barbaros. Yo escribí
desde aquí al dicho General Don Martín de la Riba me avisase si por aquella
parte avía camino, y comunicacion con los Yndios Panataguas, Paiansos y
Carapachos que estan por la parte de la Ciudad de Guanuco, donde asisten los
Religiosos de mi orden en su convercion de quienes tengo infonnes en que me
dizen. que aquellos Y odios Panataguas, y Paiansos se comunican con estos otros
Opirotas, y Tabalosos, por el Rio avajo, que es caudaloso, Y que tambien ay ca-
mino por tierra y es assi, por que uno de los religiosos dichos, entró por el corre-
gimiento de Caxamarquilla que esta serca de Chachapoias, y en nuebe días, que
caminó por tierra, llegó hasta donde estaban los religiosos sus hennanos, en las
Poblaciones de los Panataguas, y Payansos, y les dio noticia que toda aquella

151
tierra estaba llena de Ynfieles, y que si hallase que esto era verdad seria muy
asertado, que el verano que viene entrase allanando y reduciendo toda aquella
tierra hasta llegar a encontrarse con mis religiosos, a quienes yo daria orden, que
se empeñasen a entrar la tierra adentro, todo lo que pudiesen, hasta llegar a
encontrarse con el dicho General Don Martín de la Riba, el qual me responde
aora que las mismas noticias que yo le doy en mi carta le dan alla los Yndios mas
expertos de aquella tierra, pero que todos combienen en que mejor, mas brebe, y
mas segura, la entrada para esta faccion por el corregimiento de Caxamarquilla,
por donde entró el dicho religioso de mi orden. Y assi le buelbo a escrivir aora
suplique a V.M . se sirba de agregarle al corregimiento de Chachapoias el de
Caxamarquilla, que es inmediato al otro, para que con mas mano comodidad, y
autoridad, pueda hazer por allí esta entrada y Yo de mi parte, y de la de mi reli-
gion supplico a V.M. se sirva de hazer mersed al dicho General Don Martín de la
Riba Herrera agregandole el corregimie~to de Caxamarquilla al de Chachapoias,
que lo que me muebe a esta supplica señor, es la mayor gloria de Dios en la re-
duccion de tantas almas, como espero se han de reducir por esta parte, el mayor
servicio de V.M. pues haziendose la entrada en la forma dicha, se continuará la
reduccion de los Ynfieles, sin temor de que quedando algunas Provincias en me-
dio por reducir, puedan estas inquietar, y pertubar a las reducidas, y de esta suer-
te se va allanando y asegurando mejor toda la Tierra. Y tambien me muebe señor
el lustre y honrra de mis religiosos, pues assi podran mejor cumplir con su Insti-
tuto de la convercion de las almas, y con la obligacion del servicio de V.M. dila-
tando su monarquía, a la sombra del General Don Martín de la Riba, a quien iran
siguiendo todo lo que se dilatare, y Yo me aseguro, que concideradas estas razo-
nes, y la importancia de una accion tan grande como esta, se ha de servir V.M.
para el effecto de hazer esta i mayores honrras al General Don Martín de la Riba
Herrera y en el a mi religion seraphica que por tantos títulos, y respectos, debe
estar siempre a los pies de V.M. cuya catolica y Real persona guarde Dios, para
amparo de la cristiandad con aumentos de otros Reynos.-

[AGI: Lima 57] (inédito)

(22) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú informe sobre la utilidad de la
conquista de los Motilones emprendida por Don Martín de la Riva He-
rrera. San Lorenzo, 26 de octubre de 1654.

ELREv .- Mi Virrey, Presidente y Oydores en mi Audiencia Real de la


Ciudad de los Reyes en las Provincias del Perú, Don Martín de la Riva Herrera.

152
Corregidor de Caxamarca, en carta de 7 de Noviembre del año pasado de 1653,
me da quenta como en 8 de Agosto de el, le entregasteis vos el Virrey los des-
pachos para la conquista y pacificacion de los yndios ynfieles de la Provincia de
los Motilones, Tavalossos, Casas blancas y otras circunvecinas al Rio Marañon,
en conformidad de lo que tengo resuelto y que en 13 de Octubre entro en la de
los Tavalosos, (que eran los yndios mas belicosos), embiando adelante otros amigos
inteligentes en su lengua, para que les diesen a entender como no yba hacerles
daño, ante a rrogarles se rredujesen al conocimiento de Nuestra Santa Fee Catho-
lica y a mi obediencia, los quales no les admitieron y dispusieron el ympedirle la
entrada y que rehuso siempre el valerse de las armas, haciendoles en su ydioma
exortos, agasajando y regalando a los que cogia desmandados con que fue medio
eficaz este para que admitiesen la paz mostrando contento de verle y que con las
platicas que les hacían los ministros que llevavan pedían el santo Baptismo y se
ofrecieron a poblar con que les señalo parajes para ello y les dispuso la forma,
haciendose las Iglesias y poniendo por nombres a los dos pueblos, San Joseph y
la Virgen del Rosario, y que tomo posesion en mi nombre de la dicha provincia,
recibiendo la obediencia que dieron los Indios dejandoles cura con estipendio a
su costa, para que los fuese ynstruyendo en la fee y tambien guamicion de solda-
dos para la seguridad, retirandose a la ciudad de Chachapoyas a prevenirse de
mas gente, para entrar el verano siguiente a pacificar otras provincias y remite
testimonio de lo que avia obrado. Suplicame que por ser el Corregimiento de Ca-
xamarquilla de algun estorvo para este progreso por estar vezinas muchas provin-
cias de Yndios Ynfieles adonde no se puede entrar por otra parte, fuese servido de
hacerle merced del dicho Correximiento, en la conformidad que tiene el de
Chachapoyas, para que con mas facilidad se haga la dicha pacificacion, y
habiendose visto por los de mi Consejo de las Indias y lo que vos el Virrey es-
cribisteis en carta de 28 de julio y 12 de Diciembre del año pasado de 1653,
remitiendo las fianzas que dio el dicho Don Martín de la Riva Herrera, para
seguridad de la entrada que ofrecio hacer con otras cartas y papeles tocantes a la
materia y lo que sobre todo dijo y pidio mi fiscal en el dicho mi Consejo antes de
tomar ninguna resolucion en lo que de nuevo pide Don Martin de la Riva He-
rrera, se desea saber la combeniencia que se seguira cerca de la agregacion que
propone del Corregimiento de Caxamarquilla y que utilidad se ha descubierto y se
va descubriendo desta conquista, que poblaciones se han adquirido, que frutos
produce la tierra y que minas hay en ella: así mismo ynformareis de los medios
mas seguros que puede aver para conservar lo que se huviere conquistado y si la
entrada en aquella tierra y su reduccion es la que esta parte refiere, y si ha sido
por medios pacíficos o a fuerza de armas; refiriendolo todo muy por menor y
con relacion distinta: de modo que se pueda saber el curso y modo que se ha

153
guardado en esta que llaman conquista y lo que le falta para peñeccionarla.. todo
con vuestro parecer; os mando me envieis relacion muy particular y distinta de lo
referido para que se tenga noticia en el dicho mi consejo y se pueda tomar la
resolucion que mas convenga.

Fecha en San Lorenzo a veinte y seis de Octubre de mili y seiscientos y


cinquenta y quatro.- YO EL REY.

[RABN 1900: 111 (IV), 32-33]

(23) Traslado de una certificación que dieron el Licenciado Don Salvador


Velasques y otros dos sacerdotes, de los que había obrado el Gobernador
Don Marin de la Riva Herrera en la reducción y conquista de indios de que
se ha encargado. Real de los Tabalosos, 18 de noviembre de 1654.

EL LICENCIADO Don Salvador Velasquez de Medrano, Vicario, Juez ecle-


siastico de la conquista que tiene a su cargo el general Don Martin de la Riba
Herrera, Cavallero del borden de Santiago. El Licenciado Don Pedro de Añasco
Albarado, Comissario de la Santa Cruzada y el Licenciado Estevan Bravo y
Mend~a, Presbiteros; certificamos en la manera que podemos y debemos que
havemos entrado en compañia del dicho general Don Martin de la Riva He11e1a,
Cavallero del orden de Santiago a la pacificacion y reduccion a nuestra santa fee
catholica de los indios infieles que asisten en la provincia de los Tabalosos, Mo-
tilones, Juanuncos, Coscabosoas y Fuynes y no los dichos Licenciado Don Sal-
vador Velazques de Medrano y el Licenciado Esteban Bravo y Mend~a. entra-
mos por la provincia de Caxamarquilla en la de los Xivitos y Cholones, con el di-
cho general y dos compañias de infantería y asistimos a la pacificacion y reduc-
cion de todas las provincias dichas, adonde se hallo cantidad de indios y bajando
en embarcaciones que el dicho general hizo por el rio de los Xivitos, y entrando
por el que viene de Guanuco, topamos en la provincia de los Coscabosoas una
compañia de soldados que por orden del dicho general babia salido de la ciudad
de Moyobamba de que era capitan Alonso Guerra y el dicho Licenciado Don
Pedro iba con él, y aviendonos juntado se trato de la pacificacion de aquella pro-
vincia de los Coscabosoas y Payanan~os y sin embargo de estar los indios albo-
rotados y retirados en yslas del dicho nio de Guanuco por haberlos inquietado un
cacique de los Tabalosos, llamado Ojanasta, y persuadido a que se resistiessen
no diesen entrada a los españoles, pero no obstante lo dicho fueron tales los me--

154
dios de que se balio el dicho general con dadivas y agasajos que sin aprovecharse
de las armas se reduxeron los dichos indios y dieron la paz y obediencia a Su
Magestad, con que nosotros tubimos lugar de darles a entender los misterios de
nuestra santa fee catholica y predicandoles el santo Evangelio, cuya palabra ad-
mitieron con demostraciones de gran ferbosidad, y al dicho general le bimos to-
mar posesion en nombre de Su Magestad de las dichas Provincias que quedaron
muy sujetas y obedientes y salen a la provincia de los Tabalosos muchos indios
dellas y dicen se quieren poblar en la dicha provincia y haviendo dejado reduci-
dos los indios de dichas provincias de Xivitos, Cholones, Coscabosoas, Juanun-
cos, Fuynes y Payanan~os y presso el cacique Ojanasta que los avia alborotado,
fuimos por el dicho Trio abajo hasta el puerto de los Tabalosos, adonde saltamos
en tierra y el dicho general dio orden al capitan Don Joan Muñoz de Piedrola y al
capitan Alonso Guerra para que con sus compañías corriesen las provincias de
los Motilones y Tabalosos y fuesen reduciendo todos los indios que aliasen y
nosotros nos quedarnos con los dichos capitanes por haber caido enfermos los
dos, y por esta causa no quedo el uno en los Coscabosoas y dada la dicha orden
salio por el dicho Trio de Guanuco abajo el dicho general con su Maestro de Cam-
po Don Agustin de Cassas y una compañia de infantería a reconocer las provin-
cias de los Barbudos, Cocamas y Aguanos y verse con los padres de la combañia
que asisten por missioneros en la provincia de los Jeberos y aunque se ofrecieron
dificultades para poder bajar por el dicho Trio a caussa de ser muy rapido y de
muchos saltos y de conocido riesgo todavia el dicho general atropello por todo y
salio en prosecucion de su viaje y el dia que se aparto de nosotros supimos se le
abian sosobrado dos embarcaciones en los raudales y que estubieron todos en
mucho riesgo, aunque fue Dios servido, no peligrarse nadie y al fin de cinquenta
días bolvio a este paraje de los Tabalosos, adonde nos allo con la jente de las
dichas dos compañías que estaban esperandole y con harto cuidado por no haver
sabido los sucesos que avía tenido en el viaje y aviendo llegado al Real, nos dixo
el dicho general y los demas soldados havian llegado en las provincias de los Bar-
budos y Cocamas y Aguanos y entrado en ellas y llevado en su compañia desde
los Jeberos al Padre Lucas de la Cueba de la Compañia de Jesus, Rector de las
Misiones del Marañon y que todos los Indios avían dado la paz y obediencia a su
Magestad y con las dadivas que les avia hecho havian quedado muy contentos y
los caciques avían dado sus hijos para mayor seguridad para que aprendiesen la
lengua y los dejava en los Jeberes con el dicho Padre Lucas de la Cueba y en
muchas leguas que avernos andado con el dicho general le avernos visto ser el
primero que se esponia a qualquier trabajo y riesgo para alentar a los demas solda-
dos andando a pie y descalzo y cargando en sus hombros a los enfermos y hacien-

155
do grande estimacion de los sacerdotes y cuando se ofrecía doctrinar los indios
ynfieles nos los juntava y asistía con mucha devocion con ellos, dando todo buen
exemplo y poniendo especial cuidado en que se les doctrinasse mediante el qual
y el que nosotros havemos puesto estan hoy, gracias a nuestro Señor, los de las
provincias de los Tavalosos y Motilones tan instruidos en la fee como pudieran
los yndios de las provincias de Caxamarca y estan en esta de los Tabalosos y
Motilones dos yglesias muy capaces con sus patronas de culto, ornamentos y
campanas adonde asisten todos los indios dos veces cada día a oír el santo evan-
gelio que les predicamos y havemos bauti~ado muchos indios mayores, estando
articulo mortis y a muchos niños que han muerto con el santo bautismo, de que
nos hallamos muy gloriosos, por la que tendra su Divina Magestad, faltandole al
demonio la cosecha de tantas almas como se le quitan por medio de la diligencia
y cuidado que en ello pone el dicho general Don Martín de la Riva, en quien
havemos reconocido todo, buen celo valor y disposicion, sin reparar en incomo-
didades, rriesgos, ni gastos, mediante lo qual nos prometemos extender la luz
evangelica y dar pasto espiritual a mucha inmensidad de almas que carecen de el
y oy por el rrigor del imbiemo estamos en compañía del dicho general en este
fuerte que ha hecho en esta provincia, doctrinando los indios de ella y esperando
al Bachiller Femando Celis de Saldaña, Vicario General de la tierra, el qual quedo
enfermo en el camino y se halla en la ciudad de Chachapoyas, y fiamos en Dios
Nuestro Señor, obrar mucho en su servicio, y en el del Rey Nuestro Señor, el
verano que viene con el abrigo y amparo del dicho general Don Martin de la Riva
a cuyo pedimiento dimos la presente, fecha en este Real de los Tabalosos en diez
y ocho de Noviembre de mili seiscientos y cinquenta y quatro y juramos in verbo
sacerdotis, ser lo contenido en este escrito, cierto y verdadero y lo firmamos de
nuestros nombres.

Don Salvador Vasquez de Maldonado.

Don Pedro de Añasco A/varado.

Eestevan Mendora del Aguila.

[RABN 1900: 111 (IV), 98-100]

(24) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitando ampliación


de su título. 1654.

156
El General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del orden de Santiago,
por la persona que tiene su poder dice: que á siete de agosto del año pasado de
cincuenta y tres le entregaron los oficiales reales de la ciudad de Trujillo, por
orden de V.E., los títulos y demás recaudos de S. M. para hacer la conquista,
pacificación y redución á nuestra santa fe católica de los indios infieles que asis-
ten en las provincias de los Motilones, Tabalosos, Pabalosos y otras vecinas al río
Marañón. Y luego que le fueron entregados dichos despachos puso en ejecución
sus obligaciones en orden á la dicha pacificación, entrando por el mes de septiem-
bre del año pasado en la provincia de Tabalosos y reduciendo los indios, que te-
nía fundados dos pueblos y haciendo iglesias, con sacerdote que la doctrinase. Y
así.mismo hizo en el pueblo mayor un fuerte para la seguridad de la gente, á donde
tiene la necesaria para la dicha seguridad y conservación, y hoy los indios están
Jo más instruidos en la fe, mediante el cuidado del Licenciado Don Pedro de
Añasco, que es el sacerdote que les dejó para su enseñanza; y aunque unos caci-
ques que había en esta provincia después de apaciguada, llevados del mal natural
y de ardid del demonio, por quitársele la cosecha de tantas almas, trataron de
alborotar los indios pegando fuego á las iglesias, estando el dicho General en la
provincia de Cajamarca alistando nueva gente. Y sabiéndolo por el mes de abril
deste año, vino á la lijera al castigo y quietud de dicha provincia y cogió uno de
los principales agresores y lo ahorcó para escarmiento de los demás y el otro no
pudo cojer por entonces por ser indio demasiado decaviloso y haberse retirado á
otra provincia que llaman Coscabosuas y Pabalosos, que es también de indios
infieles; y habiendo dejado apaciguada y quieta dicha provincia como la primera
vez, con más guarnición, volvió á la dicha provincia de Cajarnarca y ciudad de
Chachapoyas, á donde tenía arboladas banderas para conducir gente para la di-
cha facción, y asimismo para prevenirse de algunos pertrechos necesarios y bas-
timentos. Y por el mes de julio salió de Cajamarca con dos compañías de infante-
ría, tres sacerdotes, ciento y cincuenta indios libres de las provincias de Chacha-
poyas, Cajamarca y Cajamarquilla, todas pagadas y con las armas necesarias, y
dos esmeriles; entró por el paraje de Cundunnarca á la provincia de los Jivitos,
Porontos y Cholones, que son las primeras de infieles que hay desde Cajamarca.
Y habiendo hecho juntar todos los indios que en estas tres provincias hay y están
muy vecinas unas de otras se dieron de paz, dando la obediencia á S.M. en cuyo
real nombre tomó posesión y nombró alcaldes y demás oficiales y fundó tres
pueblos. Dióseles á entender el efecto á que iba, que era que fuesen christianos
y reconociesen vasallaje al Rey nuestro señor; y prometieron con muestras de
gran voluntad el serlo. En estas provincias estuvieron habrá . . . . . . . . . años el P.

157
Gregorio Femández de la Compañía de Jesús y otros religiosos sus compañeros y
al fin de cuatro años de asistencia entre los dichos indios, los atemorizaron á
dichos religiosos con amenazas de muerte si no los dejaban, con lo cual llenos de
temor se salieron ha más de diez y seis años; y habiendo dejado estos indios apa-
ciguados y reducidos, hizo embarcaciones en un río que pasa por la dicha pro-
vincia de los Jibitos y entra en el que viene de Huánuco, por haber tenido noti-
cias que á orilla de dicho río de Huánuco hacia abajo, había muchos indios y era
tierra apacible de muchos llanos y á los .. .. . días de navegación encontró con la
provincia de los Juanuncos y con el cacique que la gobernaba; y con agasajos y
dádivas que los hizo se juntaron de paz y viendo que había poca jente preguntó si
había más y le respondieron que por haberse muerto de doce años á esta parte
toda la más de una peste de viruelas y perecido en guerras que tienen con otras
provincias. Y aunque corrió toda ésta no pudo descubrir más que sitios á donde
había habido mucha gente y no se habitaba había mucho tiempo; y teniendo jun-
tos los pocos indios que había con su cacique se les hicieron las pláticas que á los
demás y prometieron ser cristianos; y habiéndoseles dado á entender lo que era
daban muestras de pesar por no haber sabido antes. Tomó posesión del pueblo
en nombre de S.M. y le puso por nombre Santiago y nombró alcalde dejándole
hachas y machetes á todos para hacer sus chácaras y el cacique le dió noticia
cómo á un día de navegación, río abajo, estaba otra provincia que llaman Payan-
cos, y fué en compañía del ejército á enseñar la dicha provincia; y los indios de
ella se huyeron á unas islas que hace el dicho río, á donde recojió á su cacique y
algunos indios, á los cuales se agasajó mucho y se les repartieron hachas y ma-
chetes y otras cosas que ellos estiman y se les dijo avisasen á los demás para que
salieran, que no se les iba á hacer daño ninguno sino á ser sus amigos y darles á
entender lo que ganaban siendo christianos y conociendo á Dios que los crió, y
estando debajo del dominio y vasallaje de S. M. Y en orden á esto se les hicieron
las pláticas convenientes, con lo cual volvió el dicho cacique y trajo alguna canti-
dad de indios y dijo que no había más por haberse muerto de la peste general de
viruelas más de diez mili, y aunque aquí se enviaron por diferentes partes
corredurías de gente, no se pudo hallar más indios: hiciéronse las diligencias que
con los demás, quedaron muy contentos con la claridad que se les dió á entender
los misterios de la fe. Tomó posesión del puesto y nombró alcaldes y vinieron con
el dicho general los caciques río abajo basta llegar á otra provincia que llaman
Coscabusuas, y antiguamente se llamaban Pabalosos, y está desviada tres leguas
de la orilla del río; y aunque los indios al principio se ausentaron, después fueron
pareciendo buscándolos por la montaña. Y habiendo cojido á su cacique en el rio
que pasaron de una parte á otra en unas canoas con otros indios, le regaló mucho
dicho General, agasajándolo como lo había hecho á los demás, mediante lo cual

158
salieron todos y le hicieron relación que en aquella provincia había muerto gran
número de gente con la peste de viruelas que había durado dos años continuos. En
este paraje hay grandes sábanas muy llanas y dilatadas y es donde estuvo fundada
la ciudad de Santa Cruz de Sopasua, según tradiciones. Descubriéronse sitios de
grandes poblaciones que había habido antiguamente y tres días de camino más
adelante, entrando por la montaña, encontró con otra provincia llamada Fisines,
donde se halló poca gente de indios que la recibieron muy bien y quedaron de paz
y le dieron noticia de que la otra parte del río de Huánuco, á mano derecha, estaba
la provincia de los Arnasifiones, con quienes éstos tenían guerra, y el rio arriba,
veinte días de camino, estaba la provincia de Aspajos ó Payanzos, cerca de donde
asisten los padres de San Francisco en su conversión, que están por la parte de
Huánuco. Y aunque dicho General determinó subir á comunicarse con dichos
padres que le diesen noticias de las provincias de infieles que hay por convertir y
conquistar en aquellas partes, y de todo lo que puede importar el servicio de am-
bas magestades para ejecutarlo y está esperando su respuesta para con ello tomar
resolución de lo que se debe hacer. También despachó á la provincia de los Ama-
sifuinos y Rumiaucas al Maese de campo Don Agustín de Casas para que las
reconozca, conquiste y reduzga, dando noticia de lo que fuere obrando. Y en el
dicho paraje de Pabalosos encontró con el capitán Alonso Guerra que por su or-
den había salido con su compañía de la ciudad de Moyobamba, el cual en nueve
días que babia caminado por tierra, al cabo de ellos entre unas quebradas prendió
al cacique de los Tabalosos, que había sido cómplice y principal motor de la que-
ma de las iglesias y retirado en dicho paraje estaba induciendo á los indios fuines
y pabalosos para que resistiesen á los españoles; y con esta presa se redujeron los
demás indios, dando la obediencia á S.M. Y habiendo despachado á dicho Maese
de Campo, marchó por tierra con las compañías de los capitanes Juan de Piedrola
y Alonso Guerra á correr las provincias de los Motilones, y hallando en ella poca
gente dejó en el fuerte que hizo en los Tabalosos los soldados necesarios para su
resguardo y para correr provincias circunvecinas.

Y el dicho General pasó á las del los Opirotes y Cocamas y á las de los Bar-
bados, que están muy distantes destas de los Motilones. Y porque en más de cien-
to y cincuenta leguas que ha corrido en que están las provincias referidas no han
parecido en ellas más que hasta tres mili y quinientas personas, siendo así que fue-
ron muy numerosas de gente como se ha reconocido por las poblaciones antiguas
y por las relaciones que han hecho los mismos indios; y consta también por autos
jurídicos que se hicieron en tiempo de Juan de Vargas Machuca, Corregidor que
fué de la ciudad de Chachapoyas, el año de doce, por orden que tuvo del Señor
Marqués de Montes Claros para hacer entrada á estas provincias, ha determinado

159
correr más abajo en prosecución de su conquista por el río que llaman Marañón.
y que está más poblado de gente y le ha de ser forzoso pasar el dicho General por
provincias cuya conquista y pacificación se encargó el año de diez y ocho por el
Señor Príncipe de Esquilache. Virrey que fué de estos reynos, al General Don
Diego Vaca de Vega, las cuales están hoy por conquistar. Y porque en ningún
tiempo haya dudas ni diferencias ni adiciones en lo que conquistare y pacificare
el dicho General Don Martín de la Riva, sin embargo de haber muerto el dicho
General Don Diego Vaca y Don Pedro Vaca, su hijo, que le sucedió en el gobier-
no, y estar hoy vaco por haber acabado y fenecido la merced en las dichas dos
vidas y no haberse hecho de nuevo en otra persona alguna; por tanto:

Suplica á V. E. se sirva de declarar que el dicho General Don Martín de la


Riva pueda entrar y entre en todas y c11alesquier provincias de infieles que hallare
por conquistar y pacificar, para que agora ni en ningún tiempo no se le impida ni
haya embarazo en facción tan del servicio de ambas magestades y que tan á su
ciudado costos y riesgos está obrando. Que en hacerlo así V.E. recibirá merced de
su grandeza.

Otro sí. Dice: que por hacer mayor servicio á Dios Nuestro Señor y á S.M.
aumentándole su Real Patrimonio, ofrece conquistar y pacificar á su costa y
riesgo las provincias de los Jivaros, Mainas, Cocarnas y demás naciones de indios
adyacentos á ellas, tan ricas de oro como es notorio en este reyno, reduciéndolos
á la obediencia de S. M. y conocimiento de nuestra santa fe cathólica; y aunque
estas dichas provincias están comprendidas en los términos que se le señalan en
sus títulos por estar debajo de los grados de la Equinocial, sin embargo lo estaban
también en el gobierno del dicho Don Diego Vaca hasta ducientas leguas por el
aire en contorno, cuyo distrito viene á caer en medio de la conquista y gobierno
del dicho General Don Martín de la Riva y no puede pasar más adelante de donde
hoy se halla sin pasar forzosamente por las dichas provincias comprendidas en el
gobierno del dicho Don Diego Vaca y conquistarlas primero para poder pasar
adelante, para cuyo efecto pide la dicha declaración, en que no halla ni puede
haber obstáculo ni dificultad, puesto que el dicho Don Diego Vaca y su hijo Don
Pedro Vaca, que le sucedió en el gobierno, son muertos, á cuya causa está vaca
dicha merced que se hizo por dos vidas solamente; demás de que en treinta y seis
años que há que se les encargó esta conquista, no han obrado ni pacificado en ella
siquiera una provincia de las contenidas en su gobierno. Lo uno por no haberse
obligado á entrar en ellas más que con treinta hombres; y lo otro por ser los indios
muchos y más guerreros é intrépidos que los demás de otras provincias y que
saben más ardides de guerra, como lo experimentaron los soldados que envió el

160
dicho General Don Diego Vaca, que no pasando de treinta en dos otras entradas
que intentaron hacer les mataron los indios la mayor parte y los pocos que que-
daron se retiraron á la ciudad de Borja que habían fundado en la frontera; y en la
última entrada que hicieron mataron al Maese de Campo Antonio Carreño y los
más soldados que le acompañaban por haber ido con tan poca prevención y gente;
por manera que nunca hicieron facción alguna que fuese de importancia.

Y el dicho General Don Martín de la Riva se baila hoy cerca de dichas pro-
vincias con tres compañías de soldados, como está dicho, con prevención de armas
y municiones suficientes, mediante lo cual, y el favor Divino, se promete conseguir
muy breve esta conquista, sirviéndose V. E. de declarar en conformidad de lo
referido, que la debe hacer y haga el dicho General Don Martín de la Riva, por ser
muertos dichos Don Diego Vaca y Don Pedro Vaca su hijo; mandando á todas las
justicias no le pongan estorbo ni embarazo, antes le den el favor, ayuda y basti-
mento que pidiere, pagando el dicho General lo que debiere pagar por ellos; pues
de la pacificación destas provincias por ser las más ricas del Perú, según opiniones
generales y relaciones comunes, se puede prometer tanto útil en servicio de ambas
magestades, aumento del Real Patrimonio, bien general y particular de todos. Y
en declararlo asi V. E. le hará la merced que espera recebir de la poderosa mano de
príncipe tan atento al servicio de ambas magestades.

Otro sí, Dice: que por gobierno el Señor Príncipe de Esquilache, Virrey que
fué destos reynos, en nombre de S. M. y en virtud de sus poderes, hizo merced al
dicho Don Diego Vaca del título de Gobernador y Capitán General de las ciudades,
villas y provincias que conquistase y poblase para que lo obtuviese y gozase por
dos vidas, la suya y la de un sucesor que nombrare, teniendo la justicia civil y
criminal, y usando del dicho cargo con todos los casos y cosas á él anejas y con-
cernientes, sólo por haberse oblygado á hacer la dicha entrada y conquista con
sesenta hombres para fundar la primera ciudad y con treinta más después para
hacer la dicha entrada y fundar otra ciudad. Y el dicho General Don Martín de la
Riva se halla hoy con tres compañías de soldados que llegan hasta ciento y cua-
renta y con otro mucho número de indios de los reducidos y conquistados, todos
con armas, municiones y peltrechos de guerra necesarios y suficientes para paci-
ficar y conquistar dichas provincias y hacer muchas más poblaciones. Y está dis-
puesto y se obliga á levantar nuevas compañías de soldados todas las que fueren
necesarias á su costa, para el efecto.

Suplico á V. E. se sirva de hacerle merced del título de Gobernador de todas


las ciudades, villas y provincias que conquistare y poblare, en la misma conformi-

161
dad y con las mismas calidades que se dió al dicho Don Diego Vaca de Vega,
mandando que el título que se le dió al susodicho se inserte en el que V. E. le
hiciere merced en nombre de S.M. y en virtud de sus reales poderes para que con
este favor se facilite mejor la dicha conquista y él y sus soldados prosigan en ella
con mayores esfuerzos. Que en hacerlo así V. E. recibirá merced, como lo espera
de su grandeza.

DON BARTOLOMt DE HAZAliiA.

Vistos estos autos en el Acuerdo de Justicia de 26 de noviembre de 654 años


por voto consultivo, pareció se dé vista de él al Señor Fiscal de S. M.

Hay una rúbrica.

ExcMo. St~oR:

El Fiscal ha visto este memorial, carta y ejemplar que presenta el suplicante.


y dice: que sobre lo que refiere dicho memorial ha habido en la provincia de Qui-
to litigio y autos en su Real Audiencia; pero que como siempre lo principal á que
se debe atender es el servicio de ambas magestades, y lo es esta conquista y su
aceleración para la conversión de tantos infieles y propagación de la Corona Real,
podrá V. E., siendo servido, declarar que el suplicante prosiga sin embarazo en su
conquista para que en ningún tiempo se le pueda poner y se consiga el fin que
tanto se desea. Y en cuanto al título que refiere del ...... ejemplar V. E. en justicia
que pide proveerá lo que más convenga. Lima, diciembre 3 de 1654.

EL DOCTOR DON J UAN V ALDtS V LLANO.

[Maúrtua 1907: 111, 79-87)

(25) Acuerdo de la Audiencia de Lima concediendo autorización a Don Martín


de la Riva Herrera para extender su conquista a Maynas. Los Reyes, 3 de
diciembre de 1654.

En la ciudad de los Reyes, en tres días del mes de diciembre de mil y seiscientos
y cincuenta y cuatro años, estando en Acuerdo Real de Justicia el Excmo. Señor
Conde de Salvatierra, Virrey destos reynos, y los señores Doctores Don Andrés

162
de Villela, Don García Francisco Carrillo y Aldrete, Don Sebastián de Alarcón,
Don Pedro Meneses Domonte y Robledo, Don Bernardo de lturrizarra y Don
Antonio Fernández de Heredia, Presidente y Oidores de esta Real Audiencia.-
presente el Señor Licenciado Don Juan de Valdés y Llanos, Fiscal de lo civil des-
ta Real Audiencia, se vió el memorial presentado por parte del General Don Mar-
tín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, en razón de la conquista,
pacificación y redución a nuestra santa fe católica de los indios infieles que asis-
ten en las provincias nombradas de los Motilones y otras que confinan hasta el
río Marañón, que se refieren y especifican sus nombres en el dicho memorial que
S. E. remitió al dicho Real Acuerdo por voto consultivo; en cuanto al otro sí el
dicho memorial en que el suplicante dice que por hacer mayor servicio á Dios
Nuestro Señor y á S. M. aumentándole su Real Patrimonio, ofrece conquistar y
pacificará su costa y riesgo las provincias de los indios rebeldes nombrados Jíba-
ros, Maynas, Cocamas y demás naciones de indios adyacentes á ellas, que son
muy ricas de minerales de oro y que aunque están comprendidas en los términos
que se les señalan en los títulos de su conquista, sin embargo, por estar debajo de
los grados de la Equinocial en que se comprende el gobierno por merced hecha á
Don Diego Vaca y su subcesor y no poder proseguir el suplicante en la conquista
referida sin licencia del Gobierno destos reynos sin dejar de pasar por el sitio del
dicho gobierno y merced hecha al dicho Don Diego Vaca y para que no se le pon-
ga el impedimento en ello por las causas y razones alegadas y especificadas que
en el otro sí del dicho memorial se declaran. Habiendo conferido la materia en el
dicho Real Acuerdo, pareció que S. E., siendo servido, pueda mandar que atento á
la respuesta dada por el Señor Fiscal de S.M., se le conceda la licenia que pide á
el General Don Martín de la Riba y Agüero para la dicha conquista y que se le
despache título de Gobernador de todos los pueblos, villas y ciudades que con-
quistare y poblare en la mesma conformidad y con las mesmas calidades que se
dió al General Don Diego Vaca de Vega, cuyo título se inserte en la provisión que
se despachare en la forma que lo pide, conque no entre en las partes y lugares que
tuvieren reducidos los religiosos de San Francisco. Y S. E. se conformó con el
dicho parecer y mandó que para ello se lo despachen los recaudos necesarios y
lo señaló juntamente con los dichos señores.

Hay siete rúbricas.

DoN PEDRO DE Q uEZADA.

[Maúrtua 1907: 111, 89-90]

163
(26) Carta de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. infonnándole del éxito de
su entrada a los Motilones y su inminente partida a la conquista de los
Maynas y Jíbaros. Cajamarca, 12 de mayo de 1655.

POR Nov1EMBRE del año pasado di avisso a Vuestra Magestad de lo que asta
allí avia obrado en execcucion de la pacificacion y reduccion a nuestra Sancta
Fee Catholica de los Indios Infieles que asisten en las provincias vecinas a el R.io
Marañon, cumpliendo con vuestras Reales ordenes y como avia pacificado las
provincias de los Tavalosos, fundado pueblos, yglesias y los yndios dado la paz y
obediencia a Vuestra Magestad en cuyo Real nombre aprehendi posesion de di-
chas provincias y abiendo benido a esta de Caxamarca a yrnbemar y conducir
mas gente para el progreso de dicha pacificacion, sali por el mes de Junio del año
passado de cinquenta y quatro y entre en las provincias de los Xivitos, Cholones.
Juanuncos, Coscabosoas, Payanancos, Barbudos, Cocamas, Aguanos, Otanoviz y
Motilones con tan buena dicha que todos los yndios destas dichas provincias, sin
aprovecharme de las annas dieron la p,az y obediencia a Vuestra Magestad, pro-
metiendo con todo fervor ser christianos, aviendoles dado a entender los sacerdo-
tes que llevaba conmigo los misterios de nuestra Santa Fee y en la provincia de los
Motilones, hize un fuerte para la seguridad de la gente, adonde pusse dos piezas
de artillería y la guamizion necesaria de soldados. Todas estas provincias estan
cerca del Rio Marañon y en islas que haze, y proseguí por dicho rio abajo mas de
doscientas y cinquenta leguas en embarcaciones que para ello hize y por entrar el
ybiemo con mucho rigor, bolvi a salir a la Provincia de los Tabalosos y de alli a
essa de Caxamarca, para hacer mas levas de jente, a caussa de haberse muerto
mucha de la que avía llevado por tanta diferencia de temples.

Y por haber muerto el General Don Pedro Baca a quien Nuestra Magestad
avia hecho merced del Goviemo de las provincias de Jivaros y Mainas que estan
pobladas de yndios ynfieles, me le agrego Vuestro Virrey, assi por no aver obrado
cossa alguna en la dicha provincia de los Jíbaros, el dicho Don Pedro Baca, ni su
padre, en treinta años que lo tubieron a su cargo, como por estar estas provincias
comprehendidas en los límites que Vuestra Magestad fue servido de hazerme
merced de señalar.

Ha ocho meses que se me agregaron estas provincias y es la de los Jibaros la


de mas consequencia que se conoce en este Reyno, por la noticia que se tiene de

164
haver muchos minerales de oro y aunque se ha intentado su pacificacion por
diferentes personas y por el dicho General Don Pedro Baca, no se ha podido aun
conseguir por ser los yndios belicosos y no llevar las prevenciones necesarias
con las que oy yo me allo, assi de gente, como todos los demas peltrechos y salgo
a su reducion dentro de veinte dias y fio en Dios Nuestro Señor que ande dar la
ovediencia a Vuestra Magestad dentro de un año y rreducirse al gremio de nues-
tra Santa Madre Iglesia.

De todo lo aqui contenido remito testimonio a Vuestro Real Consejo de las


Indias, y aunque los gastos y empeños que tengo hechos, son muchos me allo muy
glorioso por ber que tantos barbaros que antes no conocian a la Magestad Divina,
oy le adoran y veneran como a su Dios y Señor, en cuya doctrina y educacion an
trabajado mucho los sazerdotes que se an ofrecido a yr en mi compañia, y
especialmente el Bachiller Don Fernando Celis de Saldana que exerce oficio de
Vicario general, persona de todas artes, letras y virtud y merezedor de las honrras
que fuere servido de hazerle Vuestra Magestad, cuya Catholica Real persona guar-
de Nuestro Señor, para amparo de la christiandad con aumento de otros reynos.

Caxamarca y Mayo 12 de 1655 años.

Don Martín de la Riva Herrera (Con su rúbrica).

[RABN, 1899: 111 (IV), 35-36]

(27) Testimonio de lo que ha obrado el Gobernador Don Martín de la Riva He-


rrera en la reducción de diferentes provincias de indios. Cajamarca, 5 de
julio de 1655.

Yo Juan de Zespedes Prieto, escrivano publico desta villa de Caxamarca la


grande destas Provincias y las de Guamachuco y Guambos, por su Magestad;
certifico y doy fee y verdadero testimonio, a los que el presente vieren de como
el Señor General Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santia-
go, Corregidor y Justicia Mayor dessas dichas provincias de Caxamarca y ciudad
de Chachapoyas y Moyobamba, Governadr y Capitan General perpetuo de las
provincias de la conquista de Indios ynfieles que ay desde la demarcacion de la
Ciudad de Leon de Guanuco a la Margarita cincumbecinas al rrio Marañon, escri-
vio ante mi tres quademos intitulados: jornada primera, segunda y tercera, fechas

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por el General Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago y
Corregidor y Justicia mayor de la provincia de Caxamarca y ciudades de Cha-
chapoyas y Moyobamba, Govemador y Capitan General perpetuo de las provin-
cias de la conquista de yndios infieles que ay desde Guanuco a la Margarita. cir-
cunbecinas al rrio Marañon. Por Su Magestad a las provincias de los yndios Taba-
losos, Lanzas, Givitos, Porontos, Cholones, Juanuncos, Payanan~. Cosocobosoas.
Fuemes, Barbudos, Aguanos y Otanavis, que a aprendido posesion dellas, en nom-
bre de Su Magestad para que de los dichos quademos le de y saque testimonio
en relacion de lo que contienen en sustancia ellos el qua! se le doy en la forma y
manera siguiente:

LO QUE CONTIENE EL CUADERNO DE LA PRIMERA JORNADA

Parece que el dicho Señor General, aviendo llegado a la ciudad de Moyobam-


ba, a veynte y cinco días del mes de Septiembre de mili y seiscientos y cinquenta
y tres años, en veinte y seis del dicho mes y año y presentado sus títulos ante el
Cavildo de la dicha ciudad y hecholos notorios para que a todos constase de lo
que tenía pactado y capitulado con Su Magestad, en orden a la pacificacion y
reducion a Nuestra Santa Fe Catholica de los yndios ynfieles que asisten en las
provincias de los Motilones, Tabalosos y las demas comprehendidas en sus títulos.
el qua! para elegir mejor resolucion en lo que havia de obrar en las dichas entra-
das de los dichos yndios ynfieles y para reconocer y prevenir las mejores de las
dichas entradas y de lo necesario para el verano siguiente para entrar con la gente
y demas peltrechos necesarios para lo qua! hi~o con los capitulares y demas per-
sonas practicas y de mas experiencia de las dichas provincias y con el Bachiller
Femando Celis de Saldaña, Vicario General dellas y Capellan Mayor para ellas,
haciendolos juntar en las casas de Cavildo que heran donde vivía el dicho Gene-
ral, y que aviendo consultado su yntento con los susodichos y preguntandoles a
cada uno de por si su sentir y que parecio a todos que por quanto los yndios segun
se avía entendido, estavan con deseos de ser christianos y estar lo mas lejos dellos
poco mas de veinte leguas de la dicha ciudad, que el dícho govemador despachase
personas practicas de la dicha provincia a traer ante su Señoría los caciques y
Capitanejos que residían en ella por tener por cierto los de la junta que benian los
dichos yndios a la obediencia y mas si se despachara a Christoval de Pinedo,
vecino de la dicha ciudad que tenia amistad con ellos y que solía entrar a la dicha
provincia a rescatar pongos a trueque de herramientas sin que le hiciesen daño
ninguno demas de que en la dicha provincia avía muchos yndios bapti1,ados que
se avían ydo de la dicha ciudad y otros que se bauti~aron en tiempo que hi~

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entrada el Capitan Juan de Vargas Machuca, que abría quarenta años poco mas o
menos y que biniendo los dichos caciques, darían noticias de su tierra y de las
demas circumbecinas a ellas y que aviendo oydo el dicho governador los pareceres
de los referidos, conformandose en parte con ellos, le parecio que atento a que se
avia de tener en la dicha ciudad esperando las personas que huviese de enviar, y
la rrespuesta de una carta que aquel dia havia despachado a la provincia de los
Jeberos, al Padre Lucas de la Cueba que asistía en ella, de la Compañia de Jesus
por misionero, en que le pedia noticias de las provincias que babia de yndios
ynfieles que sin duda le daría por estar en ellas el dicho Padre mas tiempo de doce
años, el dicho govemador determino de entrar en persona a las dichas provincias
de los Tavalosos con alguna escolta de Soldados, llevando en su compañia al
Bachiller Femando Celis de Saldaña, Vicario general y Capellan Mayor de la
dicha conquista, para mas bien ynformarse de los dichos yndios y agasajarlos re-
conociendo sus yntentos, y darles a entender el suyo que hera, de que se reducie-
ssen en el conocimiento de la Santa Fee Catholica, bapti~andose y siendo christia-
nos y a Su Magestad que reconociesen por su Rey y señor natural y que los di-
chos Capellan Capitulares y demas personas se conformaron con su parecer, the-
niendole por mas combiniente y mejor, y lo firmaron juntamente con el dicho go-
vemador con la firme del qua! esta la del Bachiller Femando Celis de Saldaña

Diego de Castro Rengifo


Francisco Ruiz Bonifaz
Domingo Lopez de Alvarado
Juan Lopez de Bardales y
Alonso del Castillo Rengifo.

Y en el dicho día veinte y seis de Septiembre del dicho año, en la dicha


ciudad de Moyobamba, el dicho General proveyo auto de que atento a que avia
determinado con su consulta y acuerdo de los vezinos capitulares de la dicha ciu-
dad y practicos de la provincia de los Tavalosos entrar en ella dentro de seis dias
a reconocerlas y la gente que le asistia para mas bien poder tomar resolucion en
la entrada que con el favor de Dios y la Virgen del Rosario avia de hacer el vera-
no siguiente a las demas provincias de yndios ynfieles para reducirlos al recono-
cimiento de la Santa Fee Catholica y porque no avia llevado prebencion de armas
y municiones, juzgando no entrar por entonces en dichas provincias, ordeno y
mando que todos los vezinos estantes y habitantes en la dicha ciudad manifesta-
sen ante el dicho Govemador qualesquiera armas o arcabucez que tubiesen y la
polvora y plomo con que se aliasen para adere~ar las que no estubiesen buenas y
disponerlas para la dicha entrada y que luego que fuesen buelto de ella las aria

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entregar y la que faltase la pagaria por su justo balor, pena al que no lo hiciese de
cinquenta pesos para la fabrica de la carcel de la dicha ciudad y las armas que no
manifestasen perdidas y aplicadas para aquella faccion y que las personas que le
quisiesen acompañar en la dicha entrada, biniesen dentro de segundo dia a
manifestar para que se les diese lo necesario y go~asen de las pereheminencias
que les concedia y que el auto se apregonara en la pla~a publica de la dicha ciudad,
para que biniese a noticia de todos, el qual autuo ante si por defecto de escrivano
publico o Real.

Este dia mes y año dichos, se apregono el auto de suso en la pla~a publica de
la dicha ciudad con son de caxas, siendo testigos Diego de Moya, Diego de Paja-
rés y Christoval de Pinedo.

En veintisiete días del mes de Septiembre del dicho año ante el dicho General.
en cumplimiento del dicho auto; el capitan Joao Lopez de Vardales, capitan de
ynfantería de la dicha ciudad, manifesto un arcabuz y una libra de polvora y dos
de balas y ofrecio de yr a la jornada de los Tabalosos con el dicho Govemador.

El capitan Domingo Lopez manifesto una escopeta y una garabina y seis


libras de pólvora.
El capitan Francisco Ruiz, manifesto dos arcabucez, una libra de polvora.
Diego del Castillo un arcabuz.
Alonso del Castillo un arcabuz, libra y media de polvora y se ofrecio de yr a
la dicha jornada.
Alonso Guerra Calderon, un arcabuz, una libra de polvora y se ofrecio a yr a
la dicha jornada.
Pedro Vasquez, un arcabuz, media libra de polvora doce balas y se ofrecio a
yr a la dicha jornada.
Don Eeliz Pinedo, un arcabuz, una libra de polvora y se ofrecio a yr.
Lorenzo Carnacho, un arcabuz, media libra de polvora y veinte y cinco balas
y se ofre.cio de yr.
Joan Romero, un arcabuz, media libra de polvora y se ofrecio a yr.
Joan de Arebalo, un arcabuz, media libra de polvora, doce balas y se ofrecio
a yr.
Cristoval Pinedo, una libra de polvora, doce balas y se ofrecio a yr.
Diego Vardalés, un arcabuz y ofrecio yr.
Francisco Alvarado, un arcabuz, veinte balas, media libra de polvora y se
ofrecio a yr.
Juan Lopez de Viena, un arcabuz y media libra de polvora.

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Antonio Vasquez, un arcabuz, diez y seis balas, una libra de polvora y se
ofrecio a yr.
Miguel de Guevara, un arcabuz y una libra de polvora y ofrecio a yr.
Francisco Perez, un arcabuz, media libra de polvora y cinquenta balas.
Lorenzo Rodríguez, un arcabuz y media libra de polvora.
Lorenzo de Morales se ofrecio a yr.
Miguel Ramirez, lo mismo.
Juan Rastrojo, se ofrecio a yr.
El sarjento Pedro Diaz Magallanes, se ofrecio a yr.
Christoval Martin se ofrecio a yr.
Joan Garcia el m~o y Joan Garcia, su padre, lo mismo.

Todos los quales con el dicho Govemador firmaron de sus nombres.

El dicho día mes y año dichos, el dicho Govemador ordeno: de que atento
que todas las mas de las armas estaban dañadas y no de provecho para su manejo,
se llevasen a casa de Joan Polo, cerrajero, al qua! se lo notificasse, de suerte que
sirviessen las aderesasse, en la faccion al qual se le pagaría su trabajo, segun
meresiesse y no levantasse la mano en su adere~o. pena de que seria castigado y
lo firmó el dicho Govemador y parece se llevaron diez y seis arcabuces a casa del
dicho Joan Polo, el qua! los adere~o y que se le pago su trabajo y testificacion
dello lo firmo el dicho govemador en la ciudad a primero de Octubre del dicho
año.

El dicho general proveyo auto para que Christoval de Pinedo fuese a la pro-
vincia de los Tavalosos a ofrecerles su amistad y que les diese a entender, como
no yba a hacerles daño ninguno, sino antes a ser su amigo y a regalarles y pedirles
sean christianos y que el dicho Christoval die Pinedo les manifestasse su yntento y
que no tubiessen temor ninguno sino antes estubiessen muy contentos y que les
diesse a entender de como les lleva hachas, machetes y cuchillos para repartir
entre ellos y que les lea una carta que les escrivio el dicho general y se la de a en-
tender con el lengua, para que mas bien se satisfagan los dichos yndios y se pudie-
re ser, saque a el camino algunos caciques antes que el dicho general llegasse a la
dicha provincia para que con el agasajo que les hiziese se contenten y aquieten los
demas yndios y que al dicho Christoval de Pinedo, se le daria el orden que auia de
guardar por escripto; y el auto que proveyo sobre lo rreferido Jo firmo siendo
testigos: el Bachiller Femando Celis de Sal.daña, Don Pedro de Añasco Alvarado
y Diego Sánchez Pajarés de Tapia.

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A dos de Octubre del dicho año en cumplimiento del auto de arriba. salieron
de la ciudad Christoval de Pinedo, y Miguel Ramirez y Francisco Sinca, ynterpre-
te, para dar a entender a los yndios de la provincia de los Tabalosos el orden de
dicho govemador.

En siete días del mes de Octubre del dicho año, al romper el día el dicho Ge-
neral mando tocar el clarin para que la gente alistada se recojiese y se comen~ase
a marchar para la dicha provincia de los Tavalosos y que a las ocho del dia se salio
de la dicha ciudad de Moyobamba, con las armas y bastimentos necesarios en
tropa, llevando en su compañía el Bachiller Femando Celis de Saldaña Capeltan
mayor de la conquista y Vicario General y cura della, el Licenciado Don Pedro
Añasco Alvarado que se ofrecio de su voluntad a yr, el capitan Joan Lopez de
Bardales, el ayudante Diego Sanchez Pajarez, el Sarjento Pedro Dias Magallanes,
Diego de Moya, Andres Calderon, Bartolome Alvarado, Alonso del Castillo,
Alonso Guerra Calderon, Geronimo Guerra, Pedro Vasquez, Don Feliz Pinedo,
Lorenzo Camacho, Joan Romero de la Vega, Joan de Arevalo, Diego Vardales,
Francisco Albarado, Antonio Vasquez, Joseph de Guerra, Joan Garcia de Torres,
Francisco Perez Mejía, Loren~o de Morales, Bias Ramirez, Cristoval Martin, Joan
García de Torres, el mo~o Gaspar Guerra.

Y este dia a las tres de la tarde, el dicho general con la dicha gente se aquartelo
en el asiento de Yera, tres leguas de la dicha ciudad, la qua( repartio en esquadras
y passo muestra de las armas y balas y por diligencia lo puso por auto y lo finno,
siendo testigos el Bachiller Femando Celis de Saldaña, Don Pedro de Añasco y
Diego Sanchez Pajarez de Tapia, que asi mismo finnaron de sus nombres con el
dicho Govemador.

En diez de Octubre del dicho año, llego el dicho govemador al puerto y sitio
que llaman del Potrero, que esta a la vista de las provincias de los Tabalosos con
toda la gente y bagaje, y por no haber tenido noticia de Christoval de Pinedo,
Miguel Ramirez y Francisco Siuca, ynterprete, que avia ymbiado adelante, con
orden de que les saliesen a rrecivir, con la resulta de lo que avía sucedido con los
yndios de la dicha provincia de los Tabalosos, luego a la ora que llego, despacho
a Don Felix Pinedo con quatro soldados para que fuese en demanda del dicho
Christoval de Pinedo y los demas y supiese lo que avia de nuebo y la yntencion
de los yndios y bolviesse a encontrarle a el rrio de la sal, que esta tres leguas de
dicho Potrero; el qua! salio con los dichos soldados a la mesma ora que se le
ordeno.

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En once dias de dicho mes de Octubre, antes de llegar al Rio de la Sal, el
dicho general encontro a Miguel Ramirez persona que avia ydo en compañia de
Chistoval de Pinedo a la provincia de los Tavalosos, el qual dixo al dicho general
que le ymbiaba el dicho Christoval de Pinedo para darle avisso, de que abiendo
juntado a los Caciques Ojanasta y Majuama con veynte y dos yndios les avía da-
do a entender su carta y como yba a ser su amigo y a que fuesen christianos y que
ellos lo avían recibido bien y salián a recivirle al camino y que biniendo en compa-
ñia del dicho Christoval de Pinedo y Miguel Ramirez avian encontrado dos yndios
de la parcialidad de los Suchiches y les avian dicho, los quales, a los dichos Caci-
ques, que los españoles yban a hazerles daño y a llevarlos amarrados a Moyobam-
ba: con lo qual se avian alborotado todos y bueltos diciendole al dicho Christoval
de Pinedo, que dijeren al dicho General que se bolviesse con su jente, por que de
no hacerlo, los avían de flechar a todos; y que el dicho Christoval de Pinedo, abia
buelto a sus poblaciones con el dicho Don Feliz y los demas soldados por si podian
desengañarlos y traer algunos dellos, con lo qual el dicho general fue marchando
en orden y con prebencion hasta el Rio de la Sal, donde se aquartelo con su jente
y estubo toda la noche en centinela, recelando alguna cometida de los dichos
yndios.

En doce dias del dicho mes y año, el dicho general a las siete oras de la ma-
ñana comen~o a marchar despues de averse dicho misa a la orilla del dicho Rio de
la Sal, para la poblacion de los Yndios Tavalosos, por una cuesta muy aspera de
montaña, y aviendo caminado dos leguas, encontro a Christoval de Pinedo, con
otros soldados de los que avia ymbiado desde el Potrero, el qua) traía consigo
quatro yndios de los Tavalosos que avia cojido en la montaña estando escondidos
y que venían los dichos yndios muy espantados, y llegados a la presencia del
dicho general, el qual los agasajo, abra~andolos y dandoles a entender no tubies-
sen temor porque no les yba a hacer daño alguno, y les dio cuchillos con que los
dichos yndios se alegraron y dieron a entender estavan contentos y fueron en
compañia del dicho general marchando basta llegar a las primeras casas de la po-
blacion, las quales aliaron bacías, por averse retirado los yndios a la montaña y el
dicho general se aquartelo con su jente en una casa grande de un yndio principal
llamado Juacapa, donde avia muchas cavezas de yndios de la provincia de los
Amassi Fuynes que son con quienes tienen guerra los tabalosos y el dicho general
bolviendo a acariciar a los dichos quatro yndios y dandoles de comer muy bien,
les dixo: fuesen a llamar al Cacique Ojanasta que estava en un alto a vista del Real
de los españoles con otros yndios y que le dijesen de parte del dicho General, co-
mo no yba hacerle daño, sino a ser su amigo ymbiandole regalo de pan y comida
en señal de amistad y que fueron los dichos yndios y dentro de dos oras que

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bolvieron, diciendo que ya benia Ojanasta, pero que decia le ymbiasen al yndio
ynterprete que avia llevado el dicho general porque queria hablar con el primero
y el dicho general aviendole ymbiado al dicho ynterprete, bino el dicho Ojanasta
adonde el estaba, bestido a su usan~a y que llego a la presencia de dicho general
con grandes rendimientos y temores, al qual el dicho general agasajo, dandole
cuchillos, achas y machetes y a otros yndios que con el benian, a todos se les dio
de comer, con lo qua! el dicho Ojanasta despidio el rrecelo del temor que tenia el
qual y los demas yndios que con el yban abra~aron muchas veces al dicho general,
diciendo de que eran sus amigos y que querian ser christianos y rreducirse a un
pueblo donde el dicho general les señalase y hacer Iglesia y el dicho general les
dixo: como el Bachiller Femando Celis de Saldaña y Don Pedro Añasco eran sa-
cerdotes, o quales fueron con mucha humildad a besarles las manos, como si
fuesen muy catholicos, que a todos causo admiracion y el dicho Bachiller dando-
les a entender los misterios de Nuestra Sancta Fee Catholica y lo que avian de
tener y creer, lo abrazaban al parecer con mucha Fee y que le pedian al dicho
Bachiller se quedasse con ellos, despues de lo qual el dicho general dixo al dicho
Ojanasta, juntasse la gente y fuesse a llamar al cacique Majuarna, que estava
quatro leguas de allí, pasado un Rio y que se ofrecio de yr a buscarle y juntar to-
da su jente y que el dicho Govemador se lo agradecio mucho y nombro a Christo-
val Pinedo para que fuese con el dicho Ojanasta en busca del dicho cacique
Majuarna los quales salieron el dicho dia para lo rreferido.

En diez y seis de dicho mes de Octubre del dicho año parecieron ante el di-
cho general la mayor parte de los yndios sujetos al Cacique Ojanasta a darle la
obediencia y a ofrecerle querian ser christianos, dando a entender de que tenian
mucho gusto de que el dicho govemador fuesse a su provincia con sacerdotes que
les enseñase la Doctrina Christiana y que el dicho día como a horas de medio día
llegaron el dicho cacique Ojanasta, Christoval de Pinedo y los <lemas soldados
que con el fueron con el cacique Majuama con veinte y dos yndios, los mas caci-
ques y capitanejos, sujetos al dicho Majuama, el qua! con los dichos yndios lle-
gando adonde estava el dicho govemador la abra~aron, y el dicho general les
agasajo mucho y les hi~o dar de comer y les dio a todos, machetes y cuchillos y
aviendole sosegado les dio a entender como yba a ser su amigo y por Govemador
por orden del Rey Nuestro Señor y a que fuessen christianos y el dicho Bachiller
Femando Celis de Saldaña, por ynterpretacion del yndio de lengua que llevaban,
les hi~o una platica dandoles a entender los misterios de la Santísima Trinidad y
lo que beran; los quales a una bos dijeron que querian ser christanos de muy bue-
na gana y conocer a dios para no morir como sus pasados y que besaron la mano
al dicho Bachiller y diciendole se quedasse con ellos; y el dicho cacique Majua-

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ma avia llevado a su mujer consigo y el dicho general al qual diciendole que
queria pasar a su pueblo le dixo que de muy buena gana le llevara pero que yba el
Rio muy crecido y no avia canoas ni balsas en que passarle y los que lo avian
pasado, lo avian hecho con mucho travajo, los mas a nado y otros encima de dos
palos, con mucho riesgo de su vida y el dicho Majuama dixo al dicho general que
para el berano siguiente tendría hechas canoas y balsas para pasarle y que le
esperaría con los caminos abiertos y ade~ados y el dicho general diciendole que
juntasse toda la jente a un pueblo, le rrespondio, que lo aria como lo ordenava y
que de ocho años a esta parte, se avia muerto toda la mas de la jente de unas
virbuelas que hubo en aquella provincia y con las guerras que tienen con los yn-
dios de la provincia de los Arnasi Fuines, avian faltado muchos dellos, pero que
con todos los yndios de lan~a que ay yrian acompañado al dicho Govemador a las
provincias de los Coscabosoas con quienes eran amigos y a otras poblaciones
que dijeron avian en la otra parte del rio de Guanuco, siete dias de camino de
aquella provincia. que no sabían de la jente, por no averse atrevido a entrar en
ellas, aunque bieron las poblaciones y que el berano siguiente bolviendo el dicho
general yrian descubriendo muchas poblaciones.

Y el dicho Bachiller Femando Celis de Saldaña, fue haciendo padron de la


jente que avia de la una y otra parte del Rio por sus parcialidades y se hallaron
quatrocientas y treinta y dos personas, como consta del padron y se entiende
quedaría mas de otras doscientas personas que no hubo ~on dellas y el dicho
padron se puso en estos autos y el dicho general viendo la dificultad que avia en
passar a la otra banda, señalo sitio a donde poblasse el Cacique Majuama que es
el asiento de los Lamas que se rreconocia de adonde estaban que a todos parecio
ser el dicho sitio muy bueno y de buen temperamento, de tierras fértiles y de sa-
banas acomodadas para criar de todo género de ganados y darse todos frutos al
qua) se pusso por nombre San Joseph de los Lamas y que aunque no estan en
forma de pueblo, todos los yndios de aquellas provincias, sino por sus parcialida-
des a una y dos leguas unas casas de otras, quedaron de reducirse los dichos yn-
dios a policia de pueblo y se nombro por cura para que los doctrine a Don Pedro
de Añasco que se ofrecio a ello por no poder asistir por ahora el dicho Bachiller
Fernando Celis de Saldaña y quedaron los dichos yndios muy gustosos y de hacer
yglesia dentro de tres meses, chácaras y casas en el dicho paraje y para que todo
lo referido constasse lo firmo el dicho govemador, con el Bachiller Femando Ce-
lis de Saldaña, Don Pedro de Añasco y Joan Lopez de Bardales.

En diez y siete de dicho mes y año, el dicho general con toda la gente y yn-
dios de la Provincia de los Tabalosos bajo el paraje que para honrra y gloria de

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Dios Nuestro Señor le pusso por nombre la Virgen del Rosario, que esta una le-
gua de la montaña, de donde el Cacique Ojanasta tenia sus cassas, por parecer a
todos buen sitio de buena agua y de sabana capaz para todo genero de sementeras
y cria de ganados, y ordenó el dicho general, dicho Ojanasta poblasse alli y reduje-
sse toda su jente y hiziese chacaras, el qual quedo que lo baria de muy buena gana
porque avia muchos días que lo deseavan, manifestando mucho gusto de que el
dicho general le señalasse aquel sitio donde asi mesmo se allo el dicho cacique
Majuama con su gente.

Despues de lo susodicho, en el dicho sitio de Nuestra Señora del Rosario.


estando toda la jente junta y el Bachiller Femando Celis de Saldaña y el Licen-
ciado Don Pedro de Añasco llegaron todos los dichos yndios y caciques al dicho
general y darle la obediencia, diciendo le reconocían por su governador y Capitan
general y a Su Majestad, que Dios guade, por su Rey y Señor natural, cuyos va-
sallos heran y se confesaban por tales y que el dicho govemador los tomo de las
manos y dijo tomaba posesion en nombre de Su Magestad, de la dicha provincia
de los Tavalosos, sitio y pueblo de la Virgen del Rosario y del de San Joseph de
los Lamas para que la obediencia a Su Magestad se extienda a mayores reynos
y señoríos en cuyo nombre recevia y recivio la venia y obediencia que le hacían
los dichos indios y el dicho general se paseo por todo aquel paraje, disciendo: po-
secion, posecion, posecion, la qual dixo que tomaba y aprehendía en nombre de
Su Magestad, aceptando en quanto podia y de derecho podia y dixo a todos los
circunstantes le fuesen testigos dello y para que constasse lo finno con el Bachi-
ller Femando Celis de Saldaña Don Pedro de Añasco, el Capitan Joan Lopez de
Bardales y el ayudante Diego Sanchez Pajares de Tapia.

Y en el dicho dia el dicho general nombro por Alcalde y Govemador de la


parte del Rio a Moyobamba a Don Juan Ojanasta y le entrego en nombre de Su
Magestad la vara de la Real justicia y todos los yndios de su parcialidad le dieron
la obediencia en su presencia y asi mesmo nombro para alcalde y govemador de
la parte del Rio de los Lamas, donde se fundo el pueblo de San Josepb, a Don
Martin Majuama y le entrego la vara y le dieron todos los yndios que se hallaron
presentes, de la dicha banda, la obediencia.

Este dicho día, el dicho govemador abiendo tanteado el terreno del dicho
puesto, trazo el dicho pueblo y adonde se avia de hacer la pla~a y la yglesia., casas
de cavildo y solares a los yndios que se hallaron presentes y puso una cruz en el
paraje donde se avia de hacer la Iglesia y el dicho Bachiller Femando Celis de
Saldaña, Cura y Vicario y Capellan de las dichas provincias, hi~o juntar toda la

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jente y a que se arrodillase delante de la cruz y comen.;o a darles a entender, por
ynterpretacion de Francisco Sinca, interprete, el misterio de la Santísima Trini-
dad.

En el dicho sitio el dicho dia, mes y año, el dicho Govemador nombro por su
lugar teniente y para que en su ausencia administrasse justicia en la dicha provin-
cia de los Tavalosos a Christoval de Pinedo y para que fuese cuydando de que los
yndios hagan sus chacaras y yglesia en los sitios que les tenía señalados con toda
brevedad y que asistiesse al Licenciado Don Pedro de Añasco, cura nombrado de
la dicha provincia, con otros quatro españoles que quedaron en su compañia y en
presencia de todos los yndios, le entrego la vara, a los quales se les dio a entender,
como el dicho Govemador le dejaba en su lugar.

En diez y ocho dias del dicho mes y año el dicho Govemador biendo que las
aguas entraban con gran rigor sin cesar de Uover y que los rios que avian de pasar
cojian mucha agua, y que los soldados temian la estada en aquella provincia, con
acuerdo y consulta de todos y del Bachiller Femando Celis de Saldaña, detennino
de salir a la ciudad de Moyobamba hasta el verano siguiente, para volver a entrar
con el favor de Dios, con lo qua) partio de la dicha provincia, para la dicha ciudad
de Moyobarnba en la qua) entro de buelta en veinte y uno de Octubre del dicho
año, con la jente y caciques de la dicha provincia de los Tavalosos y que el caci-
que Ojanasta dixo que queria le bauti.;acen, un niño y una niña hijos suyos de
poca hedad.

En veinte y quatro del dicho mes y año, se bauti9aron los dos niños de suso
referidos y se les puso olio y chrisma, el uno de hedad de quatro años, poco mas o
menos, y que se le puso por nombre Martin, que el dicho govemador fue su pa-
drino, y a la niña Maria y que fue su padrino el Capitan Domingo Lopez y que los
bautico el dicho Bachiller Femando Celis de Saldaña.

En el dicho día, el dicho general hi90 sacar vestidos para diez yndios y las
mujeres de los caciques, que avian venido en su compañia, y los vistio a todos al
uso del ynga y demas dello les dio cantidad de gallinas con gallos y ganados de
cerda, machos y hembras, para que fuesen haciendo cria, con lo qua) se fueron
para su provmcta.

Este día el dicho general, proveyo auto y mando que para seguridad del cura
atento a ser los indios infieles, Christoval de Pinedo para seguridad de su persona
le asistiese con doce soldados de escolta.

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En la dicha ciudad el dicho día, mes y año dichos el dicho general, por auto
que proveyo. dixo: que por quanto tenia de entrar el verano siguiente a proseguir
en la pacificacion de los yndios de las provincias que tenia capitulado con su
Magestad, que Dios guarde y que hera necesario conducir jente, vituallas y otros
peltrechos, lo qual no avia en la dicha ciudad con que le hera preciso salir de la
ciudad de Chachapoyas y provincia de Caxamarca, a prebenirlo y que el dia
siguiente veynte y cinco del dicho mes avia de disponer de su biaje, por lo qual
mando al Capitan Alonso Guerra Calderon, en confonnidad del orden y titulo que
le tenia dado, sin que se perdiese tiempo por la dicha su ausencia en la dicha
ciudad y sus terminos fuese conduciendo la jente que se quisiesse alistar para
aquella facción. ofreciendo a los soldados que se alistasen las pagas que su Ma-
gestad da a los que le sirven en sus exercitos, dandoles a entender las prehemi-
nencias y prebilegios que Su Magestad concede a los que lo sirvieron en la dicha
conquista y pacificacion y que el dicho Capitan Domingo Lopez de Alvarado, su
lugar theniente en la dicha ciudad tubiesse particular cuydado de darle avisso del
que tubiesse de lo que se fuesse obrando en la provincia de los Tabalosos. despa-
chandole propio con los avisos y que asi mesmo fuesse ymbiando a la jente que
alli estava las bastimentos y todo lo demas que pidiesen poniendo en su execucion
particular cuydado.

Este día el dicho general notifico lo contenido en el dicho auto a los dichos
Capitanes Domingo Lopez y Alonso Guerra Calderon en sus personas, despues de
lo qual esta en el dicho quademo el nombramiento de cura que hi~o el Bachiller
Femando Celis de Saldaña en su lugar al Licenciado Don Pedro de Añasco y el
padron y numeracion que hi~o de los yndios de las provincias de los Tavalosos y
al final del dicho quademo, esta una certificacion firmada y signada de Luis Gar-
cia Samanes, escrivano publico y Cavildo de la ciudad de Chachapoias en ella en
veinte y cinco de Noviembre de mill y seiscientos y cinquenta y tres años, de co-
mo hasta aquel dia no se avia publicado en la dicha ciudad ni sus provincias el
papel sellado.

LO QUE SE REFIERE
EN EL SEGUNDO QUADERNO DE LA SEGUNDA JORNADA

Consta de que el dicho General en veinte y siete días del mes de Abril de
seiscientos y cinquenta y cuatro en esta villa de Caxamarca por auto que proveyo.
Dixo que por quanto este dia como a las cinco de la tarde recivio una carta miciva
del Capitan Domingo Lopez de Alvarado su lugar teniente de la dicha ciudad de

176
Moyobamba en que le dava avisso que los yndios de las provincias de los Tabalo-
sos se avian rebelado y quemado las yglesias sin saberse la caussa y para obviar
mayores daños, estaba resuelto de yr personalmente a la lijera para la dicha pro-
vincia a castigar los que fueron culpados y a bolver apaciguar los dichos yndios,
para cuyo efecto era necesario llevar armas y municiones e yr marchando de dia
y de noche sin parar hasta la dicha ciudad de Moyobamba, para que con brevedad
que el caso requería se acudiesse al rreparo del daño que amena1yava, para que
desde la dicha ciudad de Moyobamba, hacer las prevenciones que pareciessen
combenir para entrar en la dicha provincia, y que el Alferez Francisco de Sayago
de la Compañia del Capitan Don Juan Muñoz de Piedrola para la jornada que se
avía de hacer a la pacificacion de dichos yndios ynfieles juntamente con otros
doce soldados de la dicha compañia se aprestasen luego y que avian de salir el dia
siguiente y puso la dicha carta que caveza del dicho auto.

Este dia notifico el auto del dicho General Pedro de Saldaña, Pinedo, escriva-
no de su Magestad al Alferez francisco Sayago en su persona. En veinte y ocho
del dicho mes de Abril del dicho año el dicho general salio desta villa de Caxamar-
ca como a las cinco oraz de la mañana, poco mas o menos, para la ciudad de
Moyobamba, llevando en su compañia al Alferez Francisco de Sayago y el ayu-
dante Joseph Sanchez de Sala1yar y otros soldados de la Compañia que estava
conduciendo el Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola, segun la fee que de su sali-
da dio Pedro de Saldaña Pinedo escrivano de su Magestad y publico.

A doce dias del mes de Mayo del dicho año, parece llego el dicho general a la
dicha ciudad de Moyobamba y por aver sabido del rebelion y levantamiento de
los dichos yndios y quemas que causaron de las yglesias y porque se avia savido
que estavan combocados con los de las provincias Coscobasoas y por recelarse
de que podian benir sobre aquella ciudad y para atajar el dicho rebelion y leban-
tamiento, se resolbio a proseguir la marcha de su biaje a la provincia de los Tava-
losos para reducir los rebelados y castigar a los principales motores buscandolos
asta allarlos, y que avia de proseguir en su viaje el dia siguiente trece del dicho
mes y ordeno que todos los soldados alistados, como los vezinos que no tuviesen
ympedimiento saliesen en su compañia que todas las vezes que fuesse necesario
darles municiones de mas de las que llevaban y que ninguno se escusasse con
apercivimiento que se procedería contra los ynobedientes y para la seguridad y
guardia de aquella ciudad mando se quedasse en ella con la jente necessaria el
Capitan Domingo Lopez de Albarado para que con todo cuydado mirase por ella
y que el auto proveydo por el dicho general se publicase en la pla1ya publica de la
dicha ciudad lo qual se hi1yo en el dicho dia por voz de Mateo Mulato.

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En trece del dicho mes y año, el dicho general salio de la dicha ciudad de
Moyobamba, para las provincias de los Tavalosos a reducir y apaciguarla., llevando
en su compañia cinquenta soldados con todas las armas y municiones bastantes.

A diez y siete del dicho mes y año, llego el dicho general al pueblo de la Vrr-
gen del Rosario con toda la gente que saco de la dicha de Moyobamba, al qua!
dicho pueblo le hallo quemado y sin que en el hubiese persona alguna y asento por
entonces el rreal en el dicho pueblo para recorrer donde se entendiese aver yn-
dios retirados.

El dicho dia el dicho General, mando que luego saliessen del dicho pueblo las
tropas que tenia señaladas para recorrer los parajes y puestos donde se presumia
estarían retirados los dichos yndios rebelados. Que al sitio de Cica fuese Cristoval
de Pinedo, con veinte soldados y otros tantos yndios amigos y los yndios que alia-
se en el, reduciesse con buenas ra~ones y por los medios mas suaves que pudie-
sse, los quales llevasse ante el dicho general, asegurandoles de que usaria con
ellos de benignidad y clemencia, tal que pidiessen perdon y prometiessen enmien-
da en lo que adelante y aquellos de quien no tuviese entera satisfacción de que
buenamente no yrian con la dicha tropa los prendiese y presos y a buen recaudo
los llevasse y que en la yda y buelta tubiesse todo cuydado, cautelando de las em-
boscadas y que no se baliesen de las armas, si la necessidad no les obligasse y que
la dicha tropa bolviese al dicho rreal dentro de tres dias y si pasase adelante,
siguiendo algunos rastros se le diese aviso dello al dicho general y que el Capitan
Alonso Guerra, con otra tropa saliesse al puesto de Chasnamos y hiciese la mes-
ma diligencia guardando la orden referida y la gente que quedaba en el rreal es-
tuviese con centinelas dobladas a cargo del Capitan Diego del Castillo Rengifo,
por quanto el dicho general personalmente yba con tropa acia el rio de los Lamas
a correr aquella montaña y que todo lo qua! se puso luego a la ora en execucian.
y abiendo salido el dicho general a la parte referida y recorrido toda la montaña
que ay a la orilla del rrio de los Lamas, y no hallo jente ninguna sino todos los
caminos y sendas con oyos donde avia muchas puyas y lan~as y cubiertos por
arriba con hojas para que no se pudiosen reconocer que a no yr con todo cuydado
se hubiera lastimado mucha jente, con lo qual bolvio la dicha tropa al rreal.

En diez y nuebe del dicho mes de Mayo el capitan Alonso Guerra bolvio al
rreal y dixo: que avia corrido todo el puesto de Chasuamos adonde estavan todas
las casas despobladas, sin gente en todo dicho pueblo y que solo avia aliado rastros
que iban acia el puesto de Cica y que no aver ydo con mucho cuydado hubiera
perecido alguna jente en los oyos que tenían por los caminos con puyas, y que
solo un yndio amigo se avía lastimado en un pie.

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En veinte y un dias del dicho mes de Mayo, llego al dicho rreal Christoval de
Pinedo con la tropa que avia llevado en su compañia con veinte y quatro personas
que traya presas por no haber podido cojer mas, y por estar los caminos y sendas
ynfestadas y averse lastimado mucha jente de la que llevo en los oyos que avía
en los caminos y sendas llenos de puyas lan~as tapados de ojas y que preguntan-
do a la jente que asi prendio por el Ojanasta, le dijeron que avia sido el primero
de los que huyeron a las montañas y asi mesmo avia entendido de los prisioneros
que muchos yndios de los revelados se avian retirado asia la provincia de los
Coscabosoas.

En el dicho dia el general hi~o parecer ante si al cacique Unguaya con la


demas jente que Christoval de Pinedo trujo del paraje de Cica y preguntados por
ynterpretacion de Francisco Sinca, que por que caussa avian quemado la yglesia
y huydose de aquel pueblo, los quales por lengua del dicho ynterprete, respondie-
ron que el cacique Ojanasta les avia dado a entender que los españoles querian
matarlos a todos y quitarles sus mugeres y que las yglesias las hacían para cojer-
los a todos dentro y que disciendoles estas y otras ra~ones los avía persuadido a
que se huyesen del dicho pueblo y estubiessen retirados asta que viniesen allí los
yndios de los Coscabosoas en su defensa contra los españoles y que el dicho Oja-
nasta estava con ellos en las casserias de Cica y que cuando llegaron a ella los
españoles, al primer ruido se metio con los demas yndios en las montañas de
miedo de los españoles y que aunque estavao por alli, que no seria posible cojerlos,
por que antes de llegar a las montañas como dos leguas reconocían los caminos y
estavan a la mira de los que los buscaban, los cuales estavan pesarosos de haver
hecho las quemas, desde luego que las hicieron y que si les perdonava el dicho
general bolberian todos al dicho pueblo con lo qua) el dicho general mando al
dicho ynterprete, que dixese al dicho cacique Unguaya, que dejando allí a su mu-
ger y hijos fuese a llamar a todos los yndios que estavan retirados y huydos y los
persuadiesse a que se bolviessen al dicho pueblo, asegurandoles que no les aria
mal ninguno y que se les perdonaría lo pasado, con que en lo de adelante se en-
mendasen y que así mesmo buscasse al cacique Ojanasta y tambien le persuadie-
se lo mesmo asegurandole perdon y que el dicho cacique Unguaya por la dicha
ynterpretacion prometio de hacerlo assi y dejando a su muger, e hijos, con otros
tres yndios salio de dicho rreal al efecto de lo rreferido prometiendo bolverse
dentro de quatro días.

Y en veinte y quatro dias del dicho mes de mayo, el dicho Cacique Unguaya,
bolvio al rreal y dixo por ynterpretacioo de Francisco Sinca, ynterprete, que no
avia podido ver al dicho Cacique Ojanasta, por averse retirado a la provincia de

179
los Cascabosoas y que avía dicho que yba a pedir a los yndios de aquella provin-
cia, le ayudassen contra los españoles, y que el dicho Cacique Unguaya b'ujo en
su compañía cinquenta personas que por la dicha ynterpretacion dixeron lo mes-
mo y que el dicho Cacique y todos juntos se disculparon diciendo que ellos no
tenían culpa en la dicha guerra por que el dicho Ojanasta los avia yncitado a todos
y por que mostravan estar medrosos, el dicho general les dio a entender por la
dicha ynterpretacion que los perdonaria, con cargo de su enmienda y reedificacion
de sus casas y que trujesen a sus parientes y a los demas que faltavan y los agasa-
jo, los quales respondieron por la dicha ynterpretacion que la harian assi y que si
el dicho Ojanasta bolviese a inquietarlos pelearian con él.

En veinte y cinco dias del dicho mes y año, auiendo llegado al dicho rreal la
mayor parte de la gente de aquel pueblo de la Virgen del Rosario, pidieron al di-
cho general por ynterpretacion de Francisco Sinca, perdon de haverse huydo y
lebantado y disculpandose de que no tenian culpa en la quema de las yglesias y
prometiendo la enmienda a los quales se les dio a entender por la dicha ynterpre-
tacion la gravedad de su delito y que solo por aquella vez perdonava y que otra
vez serian gravemente castigados. Y en el dicho dia el dicho general despues de
aver obrado lo rreferido del dicho pueblo de Nuestra Señora del Rosario, se fue al
pueblo de los Lamas donde esta va la mayor fuer~a de la jente de la dicha provin-
cia de los Tavalosos en prosecucion de la pacificacion, reducion y castigo de los
delinquentes, dejando guarnicion de jente en el dicho pueblo de Nuestra Señora
del Rosario, a cargo del capitan Diego del Castillo y el horden de dicho general se
pregono en el dicho rreal.

En el dicho dia llego al dicho pueblo de los Lamas en prosecucion de la


reducion de los dichos yndios y bio que la yglesia y casa del cura de dicho pueblo
estaban quemadas y allo en él al cacique Majuama que lo es del dicho pueblo, con
toda la jente de su parcialidad, el qual se fue al dicho governador con grandes
demostraciones de temor y sin que se le preguntasse cosa ninguna por lengua de
Francisco Sinca dixo: que él no tenia culpa en la quema, por que al tiempo de ella
estaba en su chácara y que la quemaron los yndios de la parcialidad de los Suchi-
chis y que para la dicha quema binieron los yndios de la dicha parcialidad, y que
a él le avían robado todo lo que tenía en su cassa y que a tener tanta fue~a, como
la de la dicha parcialidad de los dichos yndios Suchichis, les huviera hecho gue-
rra para castigarlos, y preguntandole el dicho general, por la dicha ynterpreta-
cion, que adonde estavan los dichos yndios Suchichis, le respondio dos o tres
leguas de allí adonde solían bivir antiguamente a los quales los avia ynquietado el
cacique Ojanasta y que a él tambien le avia ablado para que quemase la dicha

180
yglesia y hiciesen guerra a los españoles todos juntos, pero que él no avía querido
venir en ello y que así fue a hablar con los yndios Suchichis, pero que no pudo
reducir a su debocion a todos, sino algunos y que los que quemaron la dicha
yglesia heran dos yndios, el uno llamado Chupanaes y el otro Estachino y que él
yria con la jente que ymbiase el dicho govemador a llamar a los dichos yndios
Suchichis o ymbiaria al cacique Lamu~a a quien ellos temían mucho y que tenia
por sin duda que bendrian todos, por que estavan con miedo por hallarse cercados
de la jente que llevava el dicho govemador y que tenia por acertado no se ymbia-
sen soldados ni mas persona que al dicho cacique Lamu~a por que no se escon-
diesen y que un cacique llamado Tanasua era su amigo y que bendrian luego que
le llamase, y que el dicho general se conformo con el ra~onamiento del dicho
Majuama, al qua) le mando fuera a llamar a los caciques de los dichos yndios
Suchichis y que les persuadiesen que biniesen luego, sin ningun temor y que se
apasiguassen y bolviessen a redificar sus casas y la yglesia que quemaron, que
haciendolo assi, desde luego, les prometía perdon y que si no benian los avía de
buscar hasta hallarlos, para castigarlos y que el dicho cacique Lamu~a salio al
dicho efecto.

En veinte y ocho días del mes de mayo del dicho año, el dicho Cacique Lamu-
~a bolvio de los Suchiches con quatro caci,ques de los dichos Suchichis, ante el
dicho general, llamados el uno Tamasoa, otro Ajuama, otro Cbunchibay y otro
llamado tambien Chunchiba, los quales por el dicho ynterprete dixeron: que el ca-
cique Ojanasta les avia hablado y persuadido, diciendoles no consintiesen a los
españoles en su tierra, porque los querían matar a todos y llevarles sus mujeres, y
la yglesia la hacian para cojerlos dentro della; pero que sin embargo de sus per-
suaciones ellos no avian querido hacer lo que les dixo y que se balio de yndios
parques y que ellos procurarían traer los delinquentes ante el dicho general, con
engaños, y que el principal era un yndio llamado lstachina y otro llamado Chupa-
nas, y fueron repreguntados, por la dicha ynterpretacion, que por que si no tenian
culpa, se avian retirado a la montaña y respondieron de que de miedo de que el
dicho general los castigasse a todos y tambien por lo que les había dicho Ojanasta;
pero que pues avian conseguido perdon, querían rredificar la yglesia desde luego
y que procurarían reducir toda la jente que andava fugitiva por el monte, con lo
qual el dicho general, mando a los dichos Caciques que se bolviessen a traer toda
la gente retirada para que fuesen poblando el dicho pueblo.

En diez y nueve del dicho mes de mayo, bolvieron los dichos dos Caciques,
los quales trujeron ante el dicho general, mucha cantidad de yndios sin armas,
todos los quales avian traydo presentes de frutas y otras comidas y que los dichos

181
Caciques por la ynterpretacion dixeron que no avian podido aliar mas jente de la
que trayan que eran la mayor parte de sus parcialidades y que faltavan pocos
yndios y que ellos se habian retirado a los Otanavis y estando todos juntos en dos
hileras, el dicho general llamo al cacique Majuarna, con el cacique Tonasua. por
la dicha interpretacion les pregunto que si estavan alli los dos indios que deciao
avian pegado fuego a la yglesia, y por la dicha ynterpretacion dixeron que si y los
señalaron con los dedos a los quales hi~o prender el dicho general y que los
amarrasen y que visto lo susodicho los demas yndios se alborotaron y aceleraron
de manera que fue necesario que el dicho general se batiese de todas diligencias
para aquietarlos, diciendoles que pues todos decian que solo aquellos dos tenian
la culpa en la dicha quema y ellos no heran complices en ella, se asegurasen que
no se les baria daño ninguno pero que si sucedia que otra vez quemassen una
chacara siquiera los avian de castigar a todos, con que se aseguraron y aquietaron
prometiendo la enmienda.

En veinte y nuebe días del dicho mes de mayo del dicho año, el dicho general
para mejor berificacion de los culpados en la quema de la Iglesia de dicho pueblo,
por averlos culpado generalmente todos los yndios a dos yndios llamados, el uno
lstachina y el otro Chupanassi, que son los dos rreferidos en el auto antecedente,
que señalaron los Caciques Majuama y Tanasua a los quales el dicho general
hi~o parecer ante si, y estando por ynterpretacion del dicho Francisco Sinca sin
forma de juramento, por no ser christianos, se les apercivio que dijessen la ver-
dad, y fueron preguntados: que por qué causa y ra~on avian quemado la dicha
Iglesia, a lo qual respondio el dicho lstachina que el de su voluntad lo avia que-
mado la dicha Iglesia por averselo mandado el cacique Ojanasta y Chupanaci
dixo: que el no la avia quemado y que solo avia venido al dicho pueblo con el
dicho Istachina, pero que se avia quedado en una casa junto a la dicha Iglesia y
siendoles preguntado que si les ayudo alguna otra persona o si lo mando otro que
el cacique Ojanasta, respondieron que no y que el dicho cacique Ojanasta les avia
dado dos hachas por que quemasen la dicha yglesia, diciendoles que los españoles
la avian echo para meter en ella todos los yndios de aquella provincia y matarlos
y quitarles sus mugeres, y que respondiendole ellos que yrian los españoles y los
castigarian les avía rrespondido el dicho Ojanasta, que ya tenia combocados a los
yndios de los Coscabosoas para que les ayudassen a defenderse y matar los dic-
hos españoles y que aunque se les hicieron otras mas preguntas no rrespondieron
otra cosa, sino decir que los haorcassen, pues ellos tenian la culpa por aver quema-
do la dicha yglesia.

En el dicho pueblo de Lamas en el dicho día mes y año dichos, el dicho


general a viendo visto la confession echa por los dos yndios Istacbina y Chupanassi

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y la culpa que por ella y las diligencias fechas cerca de la quema de la yglesia del
dicho pueblo, resultava contra los susodichos, los quales estavan convictos y con-
fesos y para que a ellos sirviese de castigo y a otros de exemplo fuessen aorcados
en una orca de tres palos, asta que naturalmente muriessen, cuya condenacion
por ynterpretacion del dicho Francisco Sinca se le notifico a los dichos dos yndios
y en el dicho día por el dicho general se le hi~o exortacion al Licenciado Don Pe-
dro Añasco, cura de los dichos yndios, de que atento a que estavan condenados a
muerte, y la sentencia contra ellos dada se avía de executar en ellos ymbiolable-
mente el día siguiente que se contarian treinta del dicho mes y que heran yndios
jentiles, se les diessen a entender los misterios de nuestra Sancta Fee Catholica,
procurando su salvacion para que no se perdiesen aquellas almas que tanto avían
costado a Nuestro Señor.

Y el dicho día se le hi~o saver la dicha exortacion al Licenciado Don Pedro


de Añasco Cura y Vicario de los dichos pueblos.

Y en treinta del dicho mes se executo la sentencia de muerte en lstachina,


hasta que al parecer murio naturalmente, aviendole bautizado el dicho Licencia-
do Don Pedro de Añasco su cura, poco antes que le echaran de la escalera por
aver pedido con gran fervor el santo baustismo, siendo assi que no se avía podido
rreducir a que lo rreciviese y que quiriendose executar la dicha sentencia de muer-
te en el dicho Cbupanassi, el qual estando encima de la escalera para arrojarlo de
ella, pidieron al dicho General, todos los caciques e yndios que alli estavan con
muchas sumissiones le perdonasse y le otorgase la vida y el dicho general se la
otorgo a su instancia, por no ser tan culpado como el otro.

En treinta y un días del dicho mes y año, el dicho general mando que en el
dicho sitio de los Lamas se hiziesse un fuerte rreal de empali~das con maderas
gru~ y quatro redutos y un fosso destacadas y que fuese el dicho fuerte capaz
para alojarse en el doscientos hombres conque los soldados que avian de quedar
en el dicho pueblo de guarnicion con el cura que avia de doctrinar los dichos yn-
dios, no tubiessen riesgo ninguno y que todos los soldados sin reservarse ninguno,
fuesen a cortar maderas, trayendolas al dicho pueblo, a la pla~a del que es, donde
se avia de hacer y acabar y quedar guarnecido antes que saliese de el dicho go-
vemador, lo qua) se publico en el dicho dia.

Y en siete días del mes de Junio de mili y seiscientos y cinquenta y quatro


años el dicho general dio fee de averse acabado el dicho fuerte. Y en ocho del

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dicho mes, el dicho general nombro por cavo del dicho fuerte a Cristoval de Pine-
do, para que en el asistiese con los soldados y jente que le tenia señalado.

El dicho dia se los notifico el dicho auto con lo demas contenido en el dicho
nombramiento.

En nuebe del dicho mes y año salio el dicho general del pueblo de San Joseph
de los Lamas y llego al pueblo de Nuestra Señora del Rosario en el dicho dia, y
en el dicho pueblo hii;:o junta de los oficiales y soldados que se aliaron en el dicho
pueblo y en su compañia y estando juntos, les propuso como el principal motor y
agresor en la quema de las yglesias avia sido el Cacique Ojanasta, el qual no avía
sido posible prenderlo por averse retirado, por lo qua! se podían temer muchos
daños de el y especialmente el que diese asalto a la ciudad de Moyobamba com-
bocando a los yndios de los Coscabosoas. Y asi mesmo a los Juanuncos y Fuines
y que hera necesario atajar sus intentos y cavilaciones, y aviendose conferido esta
materia se acordo de que quedando como quedavan guarnecidos los fuertes de los
dichos pueblos, el dicho general saliese a la provincia de Caxamarca, a traer la
gente que se estava conduciendo en ella para que entrando gente por aquella parte
y la mayor fueri;:a por la de Condomarca, de manera que el dicho Ojanasta se
aliase rodeado por todas partes y cojido y preso.

El dicho dia salio del dicho pueblo de Nuestra Señora del Rosario, el dicho
General para la provincia de Caxamarca por la jente que en ella se avia conducido.

LO QUE SE CONTIENE
EN EL QUADERNO TERCERO DE LA TERCERA JORNADA

El dicho general en la Villa de Caxamarca en veinte y dos dias del mes de


Julio del dicho año de mili y seiscientos y cinquenta y quatro por auto que pro-
veyo dixo: que en conformidad de lo que tenia capitulado con su Magestad, tenia
conducidas compañías de soldados, asi en la dicha Villa como en la provincia de
Guamachuco y prebenidas armas, bastimentos, municiones y todo lo demas
necesario para la conquista y que para ella y su prosecucion della el dia siguiente
martes veinte y uno del dicho mes, avia de salir de la dicha villa, por lo qual
mando que todos los Capitanes oficiales y demas soldados que estavan alistados
para la dicha conquista y estavan en esta dicha villa, se presentassen ante el dicho
general con todas sus armas y insignias el dicho dia, como a las diez del dia, con
toda la prebencion necesaria para marchar e yr en prosecucion de la dicha jor-

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nada, lo qua! cumpliesen, so pena de que serian castigados segun las leyes de
milicia.

Y en el dicho dia en la pla4ra publica de esta dicha villa se apregono el auto y


orden del dicho Govemador.

En veinte y un días del dicho mes y año, estando toda la jente, conducida en
el cuerpo de guardia, como a las ocho del dia poco mas o menos, el dicho general
mando que todos fuessen en su compañia a oyr misa y rrogassen a Dios el buen
sucesso de la jornada, y el dicho dia salio desta dicha villa, marchando con toda la
dicha jente, diciendo que yba hacia el puesto de Condonnarca, embiando ordenes
al Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, que con la compañia que avia con-
ducido le siguiesse para entrar en las provincias de los Porontas, Jivitos y Cholo-
nes.

Y estando en el puesto y sitio de la capellanía que esta enfrente del pueblo de


Condonnarca, aviendo llegado a el el Maestro de Campo Don Agustin de Casas
y Albear con su compañia, en tres dias del mes de Agosto del dicho año, el dicho
general mando que la jente saliese marchando en orden para entrar en la mon-
taña, porque despues del dia siguiente empe4rarian a pasar puna, donde ay mon-
tañas y que seria possible hubiesse en ellas algunos yndios ynfieles emboscados
y para que no los cojiessen desprebenidos fuera marchando en orden con sus
armas, yendo en la banguardia la compañia que entraba de guardia y cuerdas
encendidas desde la primera ylera y en la retaguardia la compañia que salia, asi
mesmo con cuerdas encendidas la ylera ultima y otra ylera de las del vatallon y
todos los yndios cargueros y los demas fuesen en el dicho batallon y a tres qua-
dras delante de la tropa dos soldados con dos yndios rastreros y algunos perros
vigilando lo que pudiese aver por delante y en sintiendo qualquiera rumor de em-
boscada o de yndios enemigos, disparassen para avisar a los de atras y se retirasen
a incorporar en el batallon.

En diez dias del dicho mes y afio, el dicho general aviendo llegado con los
soldados de su cargo al puesto de Cillangat (?) allo en el en una rranzada sesenta
indios ynfieles que le salieron a recebir con gran griteria y demostraciones de paz
y llegandose el dicho general para ellos, los quales se binieron para el poniendo
las manos y arrodillandose y dijeron que heran de la provincia de Xivitos, Poron-
tos y Cholones y que avian tenido noticia de como el dicho general yba a su tierra
por aversela dado Don Francisco Mollicen quando el dicho general le ymvio con
orden para que les dijese que no se alborotasen, que no les yba hacer daño, sino a

185
ser su amigo y que con aquel seguro salían a conocerle y traerle camarico de yu-
cas y otras frutas de su tierra y que el dicho general los agasajo diciendoles a lo
que iba y que solo deseava que fuesen christianos y que ellos le respondieron que
lo deseavan mucho serlo y que benian a enseñarle el camino de su tiena y a llevarle
algunas cargas, y que el dicho general les dio algunas herramientas y otros dijes.

En quinze días del dicho mes y año, el dicho general con su campo llego al
pueblo de Porontos, donde allo como veinte casas con cantidad de yndios con sus
familias, los quales le aguardaron en la pla~a de dicho pueblo haciendo mucha
fiesta con sus botutos, a su usan~a y le llevaron a una cassa grande que dixeron
tenían dispuesta para el alojamiento del dicho general y su jente y aviendo para-
do en la dicha cassa, hi~o que se juntassen todos los indios, los quales llegaron
dandole la obediencia y paz al dicho general en nombre de Su Magestad. el qual
les dio a entender que no yba a hacerl-es daño ninguno, sino a ser su amigo y que
fuessen christianos y conociessen por Rey y Señor natural a Pbelipe el grande.
por cuya borden yva y todos juntos le respondieron que querían ser cbristianos y
bauti~arse y que reconocerían por su Rey y Señor a Su Magestad, a quien desde
luego rendían vassallaje, y no faltarían a la fe.e que se devia tener, por lo qual por
aver llegado toda la gente cansada por aver caminado doce días a pie, por caminos
asperos, el dicho general ordeno que los dichos yndios se retirassen a sus casas
para que la gente descansasse.

En quince del dicho mes y año el dicho general por bando que publico ordeno
que ningun soldado fuesse osado de alargarsse de la vista del cuerpo de guardia,
ni que entrasse en casa de ningun yndio, ni les quitassen cosa alguna aunque fue-
sen por via de rescate y otros apercivímientos.

En diez y seis del dicho mes y año en el dicho pueblo, el dicho general man-
do juntar todos los indios infieles y que el Licenciado Don Pedro Salvador
Velazquez de Medrano, Vicario general de aquella entrada y el Bachiller Esteban
Bravo del Aguila, les diesen a entender los misterios de la fee y lo que ganaran
siendo christianos y que los yndios se juntassen en una pla~oleta, adonde se les
avía señalado para que hiziessen la Iglesia y por ynterpretacion de Don Francisco
Mollicen, inteligente en su lengua materna los dichos sacerdotes les dieron a
entender, todo lo que convenía y ellos haviendolo oydo con demostraciones de
voluntad, pedían ser bauti~ados, porque deseaban go~ del bien que los dichos
sacerdotes le dieron a entender tenían mediante el ser cbristianos y bauti~ados,
los quales aunque con gran fervorosidad pedían el santo bautismo no se les dio
hasta estar mas instruidos en la fee. Solo a uno que salio mas de veinte leguas a

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encontrarlos al camino rogando que le bauti1rassen y por conocer en él verdade-
ros deseos y saver las oraciones en la lengua general del ynga y en su materna y
ser el Cacique principal de aquel pueblo, se bautiso con toda solemnidad y se le
puso olio y chrisma y por nombre Martin y que él se llamaba de antes Sauca, y
tambien se bautiso á una yndia que dixo ser su mujer, la qual pidio el santo bautis-
mo y se le puso por nombre Mariana.

Ert diez y siete del dicho mes y año, el dicho general aviendo visto quan
reducidos estavan los yndios de aquella provincia, tomo posesion de ella en nom-
bre de Su Magestad y puso por nombre al pueblo San Antonio de Porontos y los
caciques estando sentados llegaron y dieron con toda la demas gente la paz y
obediencia a Su Magestad y al dicho general en su nombre rindiendole vasallaje,
y el dicho general se paseo por la plasa diciendo: posesion, posesion, posesion y
pidio a todos los circunstantes le fuesen testigos de que le aprehendia en nombre
de Su Magestad, para que sus reynos y señorios se estendieran a mas y hizo poner
rollo en la plaza y nombro alcaldes y demas oficiales.

En diez y nueve dias del dicho mes y año, el dicho general en el dicho pueblo
de San Antonio de Porontos, hi1ro juntar toda la gente del dicho pueblo y estando
juntos, les dixo: como avía de passar a la provincia de los Xivitos y que hiciesen
su Yglesia y re(j'.assen todos los dias para aprender las oraciones, las quales les
enseñarla un fiscal que allí quedava, ynteligente en su lengua, christiano, que se
llamava Miguel Achus, natural del pueblo de Caxamarquilla y el dicho general les
dio a todos herramientas de hachas, machetes y cuchillos y a las yndias bayetas
para llicllas y asi mesmo les dexo hachas y otras herramientas entregandolas a los
alcaldes y oficiales de cavildo, para que sirviesen a toda la comunidad para hazer
la Yglesia y chácaras, con lo qual los dichos yndios quedaron muy contentos y
que salieron en compañia dal dicho general guiandole a la provincia de Xivitos,
los caciques vestidos en havitos de españoles.

En veinte y un dias del dicho mes y año el dicho general con su campo entro
en la provincia de los Xivitos y algunas quadras antes de llegar a la poblacion le
salieron algunos yndios sin armas al camino con señales de paz y entrando con
ellos a la primera poblacion allo que avia en ella mas de sesenta casas grandes, y
que en la pla1ra de dicha poblacion estaban cantidad de yndios y chusma con sus
tamboriles y botutos cantando a su usan1ra y luego que llego el dicho general
adonde ellos estavan le binieron a besar la mano con mucho rendimiento, dicien-
do: que querian ser sus amigos y que tenian noticias los querria mucho y le guia-
ron a una cassa que le tenían dispuesta para su alojamiento en que le tenian co-

187
mida de yucas y otras cosas y le dijeron que aquello le clavan en señal de paz y
que se holgava mucho de lo que les decian sus amigos los yndios Porontos de lo
que les avia regalado y el dicho general les hii;o una platica diciendoles que no
tubiesen miedo, por que no les yba a hacer daño ninguno sino a regalarlos y ser
su amigo y dandoles a entender lo que ganarian en ser christianos y que el dicho
general no quería de ellos ni su Magestad. quien le ynviaba, mas interez que
reducirlos y los dichos yndios le respondieron que ellos querían ser christianos y
reconocer á Su Magestad por su Rey y Señor natural y como a tal le rendirían
vasallaje y que en su tierra avian estado Padres de la Compañía de Jesus avía diez
y seis años, poco mas o menos y que asistieron los dichos Padres de la dicha
Compañia entre ellos mas tiempo de tres años enseñandoles la Doctrina Christia-
na y que los dichos Padres se avian salido porque unos caciques viejos que go-
vemavan a los dichos yndios los avian amenazado, que los avian de matar, sino
salian de su tierra los dichos Padres y que los yndios Caciques heran ya muertos y
al que mas culpa tubo y yusto que los dichos Padres saliesen de la dicha tierra
dentro de dos años, se lo avia un tigre comido, y el dicho general pregunto a los
dichos yndios si por allí avia otras naciones fuera de la provincia de los Cbolones
los quales dixeron ymbiarian a llamar a los dichos Cholones asegurandoles el
buen pasaje que el dicho general hacia a todos y que un Cacique yria por ellos a
traerlos.

En veinte y tres dias del dicho mes de Agosto llegaron a la presencia del di-
cho general a la casa adonde estava alojado, los yndios Cholones con sus caci-
ques y Capitanes con mucha boceria y señales de rregocijo a su usan~a. trayen-
dole muchos camaricos de yucas y otras frutas de la montaña y por la noticia que
avian tenido del buen pasaje que el dicho general avia hecho a los yndios Xivitos
y Porontos yban con todo gusto a ver a sus amigos y darse de paz, estando a la
obediencia de lo que les ordenase y que se holgavan de que se hubiesse ydo a su
tierra, que ellos o la mayor parte dell.os heran christianos, por que el Bachiller
Diego Nuñez Thenorio, avia entrado a su provincia con algunos españoles, avia
mas de veinte y cinco años, poco mas o menos y que avia bautii;ado a todos los
que avia aliado y despues que los bauti~o se avia salido sin bolver mas y ellos no
savian otra cosa sino que les avia echado agua y dicholes que quedaban christia-
nos y que deseavan que se les diesse a entender lo que hera y lo que avian de
guardar; y el dicho general ordeno se juntassen todos los Xivitos y Cholones y
que los sacerdotes les diesen a entender los misterios de nuestra sancta fee catho-
lica con lo demas que les ymportasse y estando todos juntos se lo dieron a enten-
der, haciendoles grandes platicas por ynterpretacion de Don Francisco Mollicen
y otro yndio entendido en su lengua en cuya platica se estuvieron los sacerdotes

188
A-

mas de quatro horas y los dichos yndios los oian con mucha atencion diciendo,
que se holgavan de oyr lo que se les decia por que hasta entonces estavan ajenos
de lo que contenia nuestra santa fee, y el dicho general encargo a los dichos
sacerdotes que todos los dias continuassen con la misma platica y rogassen a
Nuestro Señor les pussiese en los co~ones como mas ymportasse para mayor
gloria suya.

En veinte y quatro del dicho mes y año, el dicho general aviendo visto la paz
y obediencia que los yndios Xivitos y Cholones le aviao dado a su Magestad y al
dicho general en su Real nombre, señalo sitio donde fundasen la Yglesia y en el
dicho sitio se dixo una misa cantada con solemnidad en acimiento de gracias, y
tomo en nombre de Su Magestad posesion de la dicha provincia y puso por nom-
bre al pueblo la Limpia Concepcion de Xivitos y estando sentado el dicho general,
los caciques le besaron la mano y dieron la obediencia y el dicho general puso
royo en la plaza publica del dicho pueblo.

Este dia dio posesion de Cura al Li,c enciado Don Salvador Velasquez de
Medrano en nombre del Bachiller Femando Celis de Saldaña como coadjutor
suyo.

Y en veinte y cinco dias del dicho mes, el dicho general repartio entre los yn-
dios Xivitos y Cholones, cantidad de achas, machetes, cuchillos, bayetas, casca-
beles, chaquiras y otros dijes y a los caciques principales vestidos y a las yndias
bayeta para llicllas y les dio a entender a los dichos yndios de como avia de pasar
adelante, y algunos dellos prometieron de yr en su compañia, con lo qua! con su
campo partio del dicho pueblo.

En treinta y un días del dicho mes, el dicho general llego al rio de los Xivitos
con su exercito y pregunto a los caciques practicos le dixesen por la parte que se
podía passar el dicho rio y porque hubo diferentes pareceres en la pasadla del
dicho rio, se acordo de que en balsas por él fuesen al rio que baja de Guanuco.

En cinco dias del mes de Septiembre del dicho año, estando el dicho general
con su exercito aciendo las embarcaciones para yr por el dicho rio abajo, binieron
adonde el dicho general estava, los yndios que avia despachado a los Juanuncos
y con ellos vinieron ocho yndios de los dichos Juanuncos con su Capitan Guata-
~ apa desnudos y embijaguados y emplumados sin armas y llegando adonde estava
el dicho general le hicieron grande benia abra1¡:andole, el qua! los recibio con
mucho agasajo, aciendoles dar de comer y les dijo que no tubiesen temor, por que

189
yba a ser su amigo y no hacerles daño ninguno y el dicho general, les pregunto
que por que ocasion avian dejado a su pueblo y retiradosse a la ysla y que el dicho
Capitan Guata1rapa le dijo que un ynd io de la provincia de los Tabalosos llamado
Ojanasta, andava por su provincia y de los Cescabosoas y Fuines ynsistiendoles
para que hiciessen guerra a los españoles y no consintiessen entrasen en sus tie-
rras porque los avían de matar y quitarles sus hijos y mugeres y que de temor se
avian retirado a la dicha ysla y que nunca avía visto españoles y con lo que les
avian dicho los yndios Xivitos, se avian sosegado y que benia a saber lo que le
querían y que el dicho general fuesse a su ysla, que todos le esperaban de paz y
arian lo que les ordenasse y el dicho general les pregunto si hera la navegacion
segura por aquel rio abajo, el qual le dijo que no sino de mucho riesgo y que el
lo avía andado muchas bezes en balsas y a no saber nadar se hubiera aogado por
los grandes saltos que tiene el dicho rio y que aunque el dicho general fuese por
el, el no avia de yr, sino por tierra, y aunque la relacion del dicho Guata~pa, dio
cuydado, todavía se determino el dicho governador de executar el yntento que
tenían acordado, en cuya ocasion el dicho general estava lastimado de un pie, de
una picadura que le dio una sabandija venenosa, estando contando palos para las
embarcaciones, el qual redujo al dicho Guata1rapa, a que fuese al dia siguiente por
el dicho rio.

En veinte y seis embarcaciones que tenia prevenidas y el dicho Guata~apa se


ofrecio yr delante y el dicho general biendole con tan buena voluntad, le dio un
vestido y herramientas para el y los de:mas que con el binieron, y dos de los dichos
yndios embiaron a su pueblo a dar avisso de que no se alborotassen y saliesen
todos de paz sin armas a recibirlos en canoas.

En siete de Septiembre del dicho año, el dicho general navegando por el rio
abajo de los Xivitos, con veinte y seis embarcaciones en que yban doscientas
personas españolas y yndios amigos, bastimentos y peltrechos de guerra, en dia y
medio de navegacion por el, reconocieron a las dies oras del dia un salto muy
grande en medio del dicho rrio y aunque mas arriba encontraron otros que los
pudieron passar aunque con riesgo y hiendo que en aquel no se podían arriesgar.
determino el dicho general llegar a tierra y que las cargas se llevasen en hombros.
por ella hasta pasar el dicho salto, como se hitro, y hecharon las dichas
embarcaciones por el dicho salto, sueltas, adonde parecieron algunas y en la otra
banda se rrecojieron las que no se sosobraron en las quales se bolvieron a embar-
car y despues de aver navegado como doce leguas entraron en el rrio que baja de
Guanuco muy caudaloso, y tres leguas, poco mas o menos, mas abajo yendo por
el dicho rrio llegaron a una ysla donde avia cantidad de jente y algunas cassas

190
nuebas, y antes de llegarse a ellas salieron ocho canoas con yndios y dixeron que
heran los Juanuncos sujetos a Gua~pa y que salian a dar la paz y obediencia y
desembarcandose el dicho general en la dicha ysla se aposento en una casa dis-
puesta que le tenian para su alojamiento, con mucho camarico de yuca, maiz y
pescado y estando toda la gente junta, el dicho general les dixo a lo que yba y que
no tuviessen temor por que bera su amigo y que el yndio Ojanasta les avia enga-
ñado porque andava huyendo de su provincia por ser delincuente y aver quemado
unas yglesias y no auia de parar hasta cojerlo y que no avia de ser amigo de los
que le amparasen y los dichos yndios le dieron noticia estava dos dias de camino
el rrio abajo inquietando los yndios de aquella provincia, con lo qual el dicho
general los cito para otro dia por la mañana y en ocho dias del dicho mes el dicho
general, estando la gente que avia en ella y estando todos juntos les dio a entender
por ynterpretacion de Don Francisco Mollicen y un yndio de los Xivitos que en-
tendia su lengua, a lo que yba, para que fuesen christianos y conociesen y sirvie-
sen a Dios y por los sacerdotes se les hi~o platica en orden a lo rreferido, y los
dichos yndios comen~aron a alborotarse algo, sin querer oyr lo que se les decia en
orden a la fee, repugnando de que los españoles estubiesen entre ellos, con lo qua)
por los medios mas eficaces que se allaron para su reduccion se uso de ellos, en
que se gasto hasta la seis de la tarde, que Dios Nuestro Señor obro en los sacerdo-
tes de que ablandaran los cora~ones de aquellos barbaros para que abra~acen lo
que se les decia con que despues de muy largas platicas, dixeron todos que que-
rian ser christianos y conocer a Dios y al passo que al principio estuvieron
repugnando se mostraron despues fervorosos y el dicho general los regalo con
vestidos y herramientas y les dijo que fuesen a su pueblo donde tenían sus casas y
familia y ellos asegurados dixeron que otro dia se bolverian y que en el dicho su
pueblo esperarian al dicho general.

En diez dias del dicho mes y año llego el dicho general al puerto de la provin-
cia de los Payanan~os con su exercito y allo en el dicho puerto como sesenta
yndios de la dicha provincia que le estavan esperando con el Cacique de los
Juanuncos llamado Gua~apa a quien el dicho general avia ymbiado adelante
para que a los yndios de la dicha provincia les dijesse su yntento y aviendo saltado
el dicho general en tierra con toda su jente en orden llegaron los dichos sesenta
yndios aciendo grandes venias y humillaciones a abra~arle, el qual los agasajo
mucho y dijo que no tuviesen temor alguno por que no yba a hacerles daño, sino a
ser su amigo y los dichos yndios le respondieron que no se hubieran huido si un
yndio de los Tavalosos llamado Ojanasta no los hubiera atemori~ado, pero que
ellos procurarian juntar a todos para dar la paz y obediencia y a viendo caminado
menos de una quadra del dicho puerto detras de una ceja de montaña, entraron

191
en un pueblo recien fundado adonde avia ochenta cassas nuebas y en ellas no
parecio gente ninguna y preguntando el dicho general por ella y por el cacique
respondio un yndio muy dispuesto llamado Javispua que hera cacique y capitan
de aquel pueblo y que la jente se avia retirado a las islas del rrio de temor de los
españoles, que el aria diligencia por juntarlos todos, y aliaron cerca de las cassas
escondidas mucha cantidad de flechas, lanyas y rodeles y preguntando al dicho
Cacique, que para que tenian tanta cantidad de armas ocultas, dixo que para pe-
lear con otros yndios que heran sus enemigos, aunque otro yndio dixo sin que el
Cacique lo entendiese que avian estado detenninados, por lo que Ojanasta les
avia dicho a ympedir la entrada a los españoles a su tierra y que para ellos tenían
aquellas annas prebenidas, y que aviendo savido que el dicho general llevava
mucha fuerza y por lo que les avia dicho Gautayapa, no se atrevieron a esperar
y se avían retirado a las islas adonde tenían muchas chacaras y comidas y el dicho
general bolbio a asegurarles eligiendo quantos medios posibles se le ofrecieron,
con que salieron de temor los dichos, yndios y el dicho general les pregunto que
adonde estaba el Cacique Ojanasta, los quales le rrespondieron que se avia reti-
rado a las provincias de los Coscabosoas y Tavalosos, adonde estava yncitando
a los yndios para que se resistiesen, y distava de alli tres dias de camino, y pre-
guntandoles el dicho general asi mismo si avian tenido noticia de que biniessen
algunos españoles, respondieron que avían entendido de que de la provincia de
los Tavalosos uenian españoles acia los Coscabosoas, y rrepreguntandoles, si avia
algun yndio que fuera a encontrarlos y llevarles una carta y todos se rrecusaron
de temor, asta que el dicho general les dixo que no le tubiesen, que con una cruz
que llevasen y a una vista les enseñasen a los españoles, no les harian daño, con
lo qual se arrimaron dos y dijeron que ellos yrian, y el dicho general escrivio al
Capitan Alonso Guerra que por su orden avia de salir de Moiobamba a encon-
trarle en la provincia de los Coscabosoas y que el tiempo señalado se ajustaba, el
dicho general le escrivio con los dichos dos yndios la orden que avía de guardar
y poniendoles cruces a los dichos dos yndios para que se conociessen de que
heran amigos, los despacho y encargo al Cacique del dicho pueblo, para que fue-
sse a llamar la jente que estava huida para que otro día bolbiesse con ella.

En el puesto de los Payananyos en once días del dicho mes de Septiembre, el


dicho general por la noticia que tenia de que el Cacique Ojanasta andava en aque-
lla provincia y en la de los pabalosos y Coscobosoas alborotando la jente dellas
para que hiciesen resistencia a los españoles ordeno al Maestro de Campo Don
Agustin de Casas Albear con su compañia fuese a la provincia de los C o ~
soas a prender al dicho Ojanasta para que con sus cabilaciones no impidiese la di-
reccion de la conquista.

192
Este dia a la ora que se le ordeno salio el Maestro de Campo Don Agustin de
Casas Albear con su compañia.

Este dia bolvio el Cacique Yavispua al pueblo con ciento y sesenta personas
y dixo que las demas jente benia atras, a los quales el dicho general con rayones
los tomo asegurar y los cito para el dia siguiente para que estando juntos les
diesse a entender su intento.

En doce dias del dicho mes y año, llego al rreal donde estava el dicho general
el Licenciado Don Pedro de Añasco cura de la provincia de los Tavalosos y dixo
al dicho general que avia llegado al puerto de los Coscabosoas con el Capitan
Alonso Guerra y su compañia y que a la entrada de la dicha provincia havian
descubierto al Cacique Ojanasta en un alto con cantidad de yndios, de adonde le
dio grande algazara y que por estar el cerro tan alto y agrio, no avia sido posible
cojerle y que el dicho Capitan Alonso Guerra, avia recebido la carta que le avia
ymbiado el dicho general y le rrespondio a ella dandole cuenta de lo que avia
sucedido y que a un tiempo avian llegado al puerto el Maestro de Campo Don
Agustin de Casas y el Capitan Alonso Guerra al dicho General dandole quenta de
lo que le avia sucedido desde que salio de Moyobamba con su compañia.

Este dia mes y año dichos, estando todos los yndios ynfieles de la provincia
de los Payananyos se dixo misa cantada y por el dicho general y los sacerdotes
que con él yban se les hiyo ra1ronamiento y ellos dijeron que querian ser christianos
y dieron la obediencia al dicho general en nombre de su Magestad; el qua) les
repartio herramientas y bayetas y machetes a los dichos yndios y ellos lo estimaron
mucho, por carecer de este jenero.

En trece del dicho mes y año, tomo posesion el dicho general en nombre de su
Magestad de la dicha provincia y ese dia se la dio del curato a Don Salvador
Marques de Medrano cura y vicario Coadjutor del Bachiller Femando Celis de
Saldaña.

En trece del dicho mes y año, el dicho general dejando al Capitan Don Joan
Muñoz de Piedrola con su compañia en la provincia de los Payanan1ros bolvio por
tierra a la provincia de los Juanuncos.

Este dia tomo posesion della, y asi mesmo se la dio al cura de la dicha provincia.

Este dia se despidio de los Juanuncos y bolvio a los Payanam;os.

193
En diez y seis de dicho mes de Septiembre, el dicho general aviendo llegado
del pueblo de Santiago de los Juanuncos al de San Nicolas de Payanan~. allo en
él al Maestro de Campo Don Agustin de Casas, y determino de passar adelante
con su Real, habiendo hecho primero nombramiento de alcalde y demas oficiales
del cavildo en el dicho pueblo.

En veinte del dicho mes, el dicho general aviendo llegado al puerto del rrio de
los Coscabosoas, allo a la orilla del dicho rrio, alojada la compañia de Moyobam-
ba que le estava aguardando al dicho general y dieron noticia que de tres leguas
de alli em~avan las caserias de los yndios de aquella provincia que estavan
distantes unas de otras, y que el cacique della se llamaba Anchafó a quien avia
cojido el Maestro de Campo Don Agustín de Casas, yendo huyendo en una canoa
por andar alborotados, por lo qua! le avía dicho el cacique Ojanasta y que el di-
cho Maestro de Campo avia agasajado al dicho cacique y dichole fuesse a buscar
los demas yndios y con ellos que esperase al dicho general en su casa.

En veinte y un dias del dicho mes y año llego adonde estava el dicho general
el cacique Anchafó, con treinta o quarenta yndios aciendo al dicho general mu-
chas sumisiones y diciendo que querian ser christianos y que el cacique Ojanasta
les avía engañado, diciendoles que los españoles hera mala gente y los habian de
matar y que de miedo se avian retirado y que ya estavan desengañados y sabian
el buen tratamiento que a todos hacian, y el dicho general los agasajo mucho y
les dixo que fuesen a su pueblo en el qua! juntasen toda la gente al qual iria al
dicho general dentro de tres dias y que le dejasen algunos yndios para que guiasen
y ayudasen a buscar el sitio donde estubo fundada la ciudad de Santa Cruz de
Saposoa.

En el dicho mes y año dichos, el dicho general salto desde el rreal con algu-
nas esquadras de jente a recorrer las sabanas grandes que ay en aquel paraje y
buscar el sitio adonde avía sido fundada la dicha ciudad de Santa Cruz de Sopo-
soa y andando por la dicha sabana, solo allo señales de aver avido grandes pobla-
ciones de yndios y muchas plantas de arboles de algodon, sin que pudiesen aliar
rastro de poblacion y vio el paraje donde avian muerto muchos yndios en una
refriega que los yndios de aquella provincia tubieron con los de las provincias de
los Opirotas y en las dichas savanas, no se reconocio aver poblacion alguna sino
de las que antiguamente avía havido.

En veinte y dos del dicho mes y año, el dicho general desde el puerto de los
pabalosos ymbio a Don Francisco Mollicen con cartas para los Padres de San

194
Francisco a la provincia de los Panataguas con algunos indios de guia de los Pa-
yanansos para que los dichos padres le diesen noticia de los indios infieles que
asisten por aquellas provincias ofreciendose el dicho general de ir a la parte que
le avisassen importaria para mayor servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Ma-
gestad porque no quedasen enemigos a los españoles.

Este dia salio el dicho Don Francisco Mollicen con quatro canoas en la
execucion de lo que se ordeno.

En veinte y tres dias del dicho mes y año, el dicho general salio con su gente
y llego al puerto de los Cascabosoas, que antiguamente se llamaban pabalosos y
antes de llegar a las primeras caserías le salieron cantidad de yndios sin armas con
mucha humildad diciéndole que heran sus amigos y lo avian de ser siempre y
aviendo entrado en el dicho pueblo le tenían prevenida casa de alojamiento al
dicho general y en ella mucha comida de maiz, yucas y otras frutas que dixeron le
tenian de camarico, el qua! les dio a entenderá lo que yba segun lo avia hecho con
los dernas yndios de otras provincias y los cito para que otro dia todos juntos
bolviessen a aquella casa y en el dicho paraje.

En veinte y quatro del dicho mes, el dicho general abiendo juntado todos los
yndios ynfieles que pudieron ser havidos, despues de aver dicho misa el Comisa-
rio Don Pedro de Añasco, les hi~o una grande platica en orden a que fuessen
christianos y ellos le respondieron que querian serlo de muy buena gana y que lo
deseavan desde que estava entre ellos un yndio llamado Bartolome, el qua) les
avia dicho lo que se ganaba en serlo, y el dicho general los rregalo con herramien-
tas y vestidos a los caciques, y preguntándoles el dicho general, si por alli avia
unos indios infieles, respondieron que por tierra no avia mas yndios que los Ta-
valosos y los Fuynes que estavan día y medio de camino muy aspero de allí y que
estos Fuynes, estubieron con las armas para defenderse y amparar al cacique
Ojanasta, pero que despues que le prendieron los españoles avian conocido el
engaño que les hi~o Ojanasta.

En veinte y cinco del dicho mes, el dicho general tomo posesion en nombre
de su Magestad de dicha provincia y la dio de cura al Licenciado Don Salvador
Velasquez de Medrano, Coadjutor del Bachiller Femando Celis de Saldaña.

En veinte y siete dias del mes de Septiembre, llego al Real del dicho general,
la esquadra de soldados que avia despachado al pueblo de los Fuynes, trayendo
treinta yndios del dicho pueblo y a su cacique, llamado Juamuys, los quales lle-

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garon a la presencia del dicho general sin armas y con mucho regocijo y heran
yndios muy dispuestos y arrogantes y ablaba la lengua de los Juanuncos y el di-
cho General los agasajo y dadoles a entender a lo que iba los quales le respondie-
ron muy contentos de que se olgavan de conocer españoles y que el Cacique de
los Tavalosos, Ojanasta, los avía inquietado y el licenciado Don Pedro de Añasco,
les dio a entender los misterios de nuestra Santa Fee y ellos lo oyeron con mucha
atencion y dixeron irían de ordinario a los Tavalosos que estava cinco días de ca-
mino de su pueblo para que el dicho Don Pedro de Añasco les enseñase la Doc-
trina Christiana y los hiciese christianos, y que tambien procurarían reducir a los
demas yndios de su pueblo a que fuesen a poblar a los Lamas adonde avía de
asistir el dicho sacerdote, el dicho general los rregalo como a los demas yndios.

En el dicho dia el dicho general, encargo al dicho Comisario Don Pedro de


Añasco, hiciesse padron de toda la jente que avía en la provincia de los Cosca-
bosoas.

En veinte y ocho del dicho mes, el dicho general se despidio de los yndios de
aquella provincia y por no parecerle el sitio de aquella poblacion a proposito para
fundar, no le señalo sitio para la Y glessia, hasta que buscasse otro mejor paraje
para poblar y les dejo un yndio fiscal, christiano, inteligente en su lengua para
que les enseñasse la Doctrina Christiana y les dijesse saliesen a verle a la provin-
cia de los Tavalosos.

En treinta del dicho mes, el dicho general aviendo llegado al puerto de los
Amassi y Fuynes y Tabalosos, ymbio orden al Capitan Alonso Guerra que estava
en el pueblo de los Lamas, provincia de los Tavalosos, reduciendo al dicho pue-
blo la jente desparramada de aquella provincia y de la de los Motilones para que
fuesen adonde el dicho general estava a darle quenta de lo que avía obrado y que
llevasse al cacique Ojanasta, a quien tenia presso y otras ordenes para el Maestro
de Campo Don Agustín de Casas y Capitan Don Joan de Piedraola.

En primero de Octubre de mill y seiscientos y cinquenta y quatro años, el Ca-


pitan Alonso Guerra Calderon, vino adonde estava el dicho general, trayendo aJ
Cacique Ojanasta, preso, y el dicho general le mando doblar las prisiones y guarda
al dicho Cacique Ojanasta y el dicho general se informo de los yndios ynfieles
practicos de las provincias de los Amassi, Fuynes y Rumiavoas lo que distaban de
aquel paraje y la jente que tenían por quanto Don Agustín de Casas estava para
ir a ellas y los dichos yndios respondieron, que todos los años acostumbraban a ir
uno o dos vecez a las dichos provincias a guerrear con los yndios de ellas, porque

196
heran sus enemigos y que en discurso de veinte años avian muerto la mayor can-
tidad a lan~adas. y quitado las cav~as, las quales tenian por trofeos en sus casas
y que de dos años a esta parte, aunque han ydo diferentes vezes a las dichas
provincias, no han aliado persona ninguna, sino a tres yndios metidos en una
cueva: los quales les avian dicho, que los demas se avian huydo, mas de veinte
dias de camino, a una provincia de yndios Chiquitos y que sus cassas estaban
despobladas y las chácaras perdidas.

En dos del dicho mes de Octubre, el dicho general ordeno se juntassen con el
todos los oficiales de aquel exercito y practic,os de aquellas provincias de ynfieles,
para que se confiriesse lo que mas importasse al servicio de ambas magestades,
diciendo cada uno aquello que le pareciesse mas combiniente y estando todos
juntos en el quartel del dicho general, parecio y se acordo que el Maestro de Cam-
po Don Agustín de Cassa no fuesse a las provincias de los Hamassi y Fuynes y
Rumiaucas, atento al ynforme que avian hecho los yndios practicos, de que las
dichas provincias estavan despobladas y que se despachassen a ella doce de los
dichos yndios, a reconocerlas y con ra~on y relacion de lo que hubiese bolviesen
a la provincia de los Lamas y que los Capitanes Don Joan Muñoz de Piedrola y
Alonso Guerra Calderon se desembarcassen y fuessen a la provincia de los La-
mas y dejando en el fuerte de San Joseph los enfermos con alguna municion y los
dos pedreros de bronce, saliesen recorriendo toda la provincia de los Motilones y
Tavalosos, y fuesen reduciendo toda la gente que faltasse a los pueblos del Ro-
sario y San Joseph de los Lamas, lo qua! hiciessen ussando de todo agasajo y que
la jente que se aliase desembar~ada, se ocupasen a hazer chacarias de todas las
semillas de la tierra y que bolviendo los yndios Motilones que yban a rreconocer
las provincias de Amassi y Fuynes y Rumiaucas, trayendo noticia de que ay can-
tidad de yndios, baya a reconocerlas el Capitan Alonso Guerra con su compañia y
si pudiese por buenos modos agasajos y regalos, traer ante el dicho general a los
caciques, lo haga y que atento a que el dicho general tenia determinado de bajar a
la provincia de los Jeberos a verse con los Padres de la Compañia de Jesus, vaya
en su compañia al dicho Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, con su com-
pañia y algunos ramos de las otras por quant.o seria possible pasassen por provin-
cias gruessas de ynfieles y ordeno el dicho general que aquel dia se embarcassen
y que el dicho Maestro de Campo señalasse la jente que hubiesse de ir en su com-
pañia.

Este dia como a las tres de la tarde, salio el dicho general a la Cocama y los
capitanes Don Juan de Piedrola y Alonso Guerra con sus compañias a la execu-
cion de lo que se le babia ordenado.

197
En nueve de Octubre del dicho año, llego el dicho general al pueblo de Co-
cama, despues de seis días de navegacion rio abajo, aviendo passado por saltos y
raudales peligrosos, sin aver perecido ninguna persona y desembarcando en la
orilla del rio, se opusieron mas de doscientos yndios, con lan~as rodelas y flechas
y el dicho general poniendo su jente en orden, llego a los dichos yndios y les dijo
como hera amigo, los quales luego q;ue le oyeron largaron las armas y dixeron,
que heran christianos y que las asistía. un Padre de la Compañia de Jesus llamado
Raymundo de Santa Cruz, el qual avia salido por el rrio abajo en canoas a ~
nocer el rrio de Napo por donde se va a Quito y el dicho general preguntandoles si
avía por alli otros padres de la Compañia de Jesus, le dijeron al dicho general que
en la provincia de los Jeberos y Opirotes asistía el Padre Lucas de la Cueba y que
yendo quatro días de camino por tierra, llega.ria el dicho general adonde estava el
dicho Padre y el dicho general dejando alli algunos soldados con los enfermos que
llevava, salio por tierra en demanda del dicho Padre Lucas de la Cueva. llevando
en su compañia doce yndios de aquel pueblo.

En diez y siete del dicho mes y año, llego el dicho general al pueblo de los
Jeberos, donde allo al Padre Lucas de la Cueba, religioso de la Compañia de
Jesus, rrector de las misiones del rio Marañon, el qua! hi~o grandes demostracio-
nes de contento de aver visto al dicho general y que el avía mas de diez y seis años
que estava en aquella provincia de Jeberos, donde tenia reducidas muchas almas
y que se abia visto en grandes rriesgos, cercado de cantidad de yndios y de aque-
llos mesmos que tenia reducidos por abersele levantado dos bezes y que si hubie-
ra tenido españoles que le hiciesen escolta hubiera reducido muchos mas y aun-
que la pacificacion de aquellas provincias y de los Maynas y doscientas leguas en
contorno se avía cometido a Don Diego Baca, no avía podido hacer nada. des-
pues que fundo a San Francisco de Borja, ni Don Diego Baca. su hijo y que en-
treambos avían muerto con lo qua! avía quedado baco aquel Gobierno; el dicho
general pregunto al dicho Padre, que provincia avía por alli cerca de ynfieles, el
qual le dixo que las mas vecinas heran la de Barbudos y Aguanos, dos naciones
belicosas y que el dicho general avia passado por frente del puerto de los Barl>u-
dos y que por el rrio abajo veinte leguas de la Cocama, se juntaba con el dicho
rrio de Guanuco, el que biene de Borja y Santiago y que tenia noticias de que por
todo el rrio avia muchas naciones y la gran provincia de Omagua y que tambieo
cerca estaba la provincia de los Jíbaros y que el dicho Padre tenia por sin duda si
el dicho general yba a ella apaciguaria en poco tiempo, sin embargo de aver en-
trado diferentes personas a su pacificacion, y el dicho general dixo al dicho Padre,
que si le parecía podía yr de alli a algunas provincias circunvecinas, el dicho Pa-
dre le dixo al dicho general que sin embargo de ser la Provincia de los Barbudos

198
y Aguanos tan timidos avia entendido se darian de paz y que era sin duda de que
tenian noticias de que el dicho general y su jente benian allanando quantas pro-
vincias avia cerca del rrio, y diciendole el dicho general que se detenninava a yr,
con la gente con que se allava alli y con la que avia dejado en Cocama el dicho
Padre se ofrecio de yr en su compañia, y proponiendole al dicho general que tam-
bien quería bajar asta la gran Omagua, le rrespondio el dicho Padre, que aunque
en doce dias de navegacion desde la Cocama, llegaría alla por el rrio abajo, pero
que le faltaban lenguas y que el dicho general se avía de ver muy confuso y que
el Padre Raymundo de Santa Cruz la sabia por aber ablado con algunos yndios
que la savian, el qual avia de bolver del Rio de Napo dentro de poco tiempo, que
con el se podía tomar resolucion y en el ynterin que fuessen a las dichas provin-
cia de los Barbudos y Aguanos, para cuya jornada saco el dicho general sesenta
yodios Jeberos con sus !ancas y flechas, señalando el dicho Padre Lucas las perso-
nas mas combinientes y asentaron que avian de salir de alli a dos dias que se con-
tarían diez y nuebe del dicho mes y ordeno al Maestro de Campo Don Agustin de
Casas, el dicho general que fuesse con doce canoas y alguna gente por el estero
que ba a entrar de aquel pueblo en el río de Guanuco, llevando bastimentos y
esperasse en la Cocama al dicho general y Padre para yr desde alli al pueblo de
Parina Pura, que tenia el dicho Padre medio reducida la jente del y por no tener
escolta, que le perdían el rrespeto, y que el dicho general los reprendiesse y ate-
moricasse para que no tubiessen abilantes con el dicho Padre, y desde alli yrian
en canoas por un braco de agua que ba a salir a la Cocama adonde se juntarían con
los demas Indios.

En veinte y dos dias del dicho mes de Octubre, llego el dicho general con el
dicho Padre Lucas de la Cueba, el pueblo de Parina Pura y le salieron a recibir
cantidad de yndios y entrando en la cassa que tenia el padre al dicho general y a el
los dejaron solos los yndios de dicho pueblo, sin hacer caso dellos, por lo qua!
hico dicho general se juntassen todos los yndios y les riño porque no asistian al
dicho Padre y le tenían todo rrespeto y por ser los dichos yndios ya christianos,
hico el dicho general demostraciones de querer azotar a lo caciques para que se
escarmentassen, temiessen y tubiesen entendido de que si faltaban a la obedien-
cia havia de ver aquien los castigasse y rogando por ellos el dicho Padre, el dicho
general los dejo y luego bieron que los dichos yndios andubieron muy diligentes y
que previnieron ocho canoas.

En veinte y quatro del dicho mes, abiendose juntado en el puerto de Cocama


los dichos, general, padre Lucas de la Cueba y Maestro de Campo Don Agustín de
Cassas y soldados, ynforrnandosse adonde caian los Barbudos se encaminaron
para estas dos provincias.

199
En veinte y seis dias del dicho mes y año, llegaron al puesto de los Aguanos,
y no aliaron en él yndios ningunos, porque tenian tres leguas del dicho pueno sus
poblaciones, y el dicho general ordeno que toda la jente estubiesse prebenida con
las armas en las manos, teniendo los arcabuces cargados con bala y cuerdas en-
cendidas, cautelando las traiciones de los dichos yndios y los yndios amigos estu-
biessen con sus lan1¡:as y flechas en ala a la orilla de la ceja del monte.

En veinte y siete del dicho mes de Octubre del dicho año, como a las diez del
dia los centinelas que estavan de posta algo desbiados del rreal abissaron que por
la montaña venia mucho ruido de gente, con mucha boceria, por lo qual el dicho
general, puso la jente en orden hecha en batallon quadrado y los yndios amigos
con sus lan1¡:as y flechas en itera guam.eciendo un costado y a la misma hora lle-
garon cien yndios pocos mas de la dicha provincia de Aguanos con lan(i:as y dar-
dos y entraron dando grande algazara con demostraciones de querer embestir y
el dicho general avia dado orden que todos estubiessen con las cuerdas caladas y
bala en boca, pero que ninguno disparase asta que hiciera seña con una garavina
que tenia el dicho general en las manos y yendo, llegando y queriendose meter
los dichos yndios Aguanos entre la gente del dicho general, el qual les dio a enten-
der por señas que si largaban los dardos avia de matarlos a todos, aciendose de
ennojada con lo qual largaron las armas y dixeron que benian de paz y a ser ami-
gos y que aquella algazara que davan se usaba entre ellos y quando tenían mayor
regocijo y llegaron a abra1¡:ar al dicho general, el qual les agasajo mucho y regalo
y luego le dijeron que le querian llevar a sus primeras poblaciones y aquella ora
se pussieron en camino y marchando en orden y llegaron a las cinco de la tarde a
un paraje adonde abria hasta diez y seis cassas grandes llenas de gente sin poder
caber en ellas y al dicho general le tenían una desocupada para su alojamiento
adonde se acuertelo con toda su gente y el dia siguiente.

En veynte y ocho del dicho mes, el dicho general hi1¡:o juntar todos los indios
infieles que pudieron ser avidos de aquella provincia, y estando juntos mas de
quinientas personas les pregunto si avia mas jente en ellas y le dijeron que avia
mucho mas y que yban biniendo poco a poco, porque estaban las casas muy
desbiadas unas de otras y de quatro a cinco leguas de distancie y otras de dos y
tres dias de camino y repreguntandoles que porque estaban tan divididos, le dije-
ron que por las guerras que tenian con otras provincias,como heran las de los
barbudos y otros yndios que estaban catorce dias de camino por tierra que segun
significaron eran enanos y sin embargo muy balientes, como lo heran tambien los
de aquella provincia, muy dispuestos y blancos casi como españoles y estando

200
todos juntos el dicho general les dio a entender a lo que iba y que fuessen chris-
tianos y el dicho Padre Lucas de la Cueba, les dio a entender por interpretacion
de quatro yndios que yban de unos a otros aclarando lo que decia el dicho Padre
y cada uno de estos quatro iban diciendo en diferentes lenguas asta el ultimo que
hablaba la de los dichos Aguanos, los misterios de la Santisima Trinidad y des-
pues de aver oydo con atencion respondieron que querian ser cbristianos de muy
buena gana y ser amigos de los españoles y que desde luego davan la paz, y
obediencia a su Magestad, rindiendose a su vasallaje, y el Cacique llamado Ca-
llusepa, dixo que daba la mesma obediencia por los demas yndios de toda aquella
provincia, que el los iria hablando y harian lo que el les dixese porque le obede-
cían y estavan cansados de guerrear con los enemigos y avian tenido noticia co-
mo el dicho general yba por el rrio abajo apaciguando todas las naciones de indios
que allava y que rrepartia entre ellas herrarn.ientas y que ellos deseavan que llega-
ssen tambien alli y el dicho general les pregunto, por quantos pueblos avia en
aquella provincia, dixeron que nueve llamados Patillacan -Y el Cacique diez
Otopello- Y otro pueblo que se estava dos dias de camino de alli, se llamava Ma-
yana y que el Cacique se llamava Caulla matillo-otros dos dias de camino llamado
Guaypa y al Cacique se llamava Luco Cecille-otro dia de camino llamado Soto-
pelo y el Cacique Cuilasepa-otro otros tres dias de camino nombrado Maulo Ce-
palo y el Cacique Charremarquelo y un dia de camino otro nombrado Isiechepalo
y al Cacique Joachimitile. -Y preguntandoles que jente tenian los dichos pueblos
rrespondio el Cacique que heran caserias a modo de aquella en que estava el
rreal y el dicho general proponiendoles que queria yr a todos los pueblos, le
respondieron que avia de pasar mucho travajo y los yndios se avian de huir los
mas, y hacer emboscadas que el los reduciria a todos excusando los peligros de
dicho general y su jente, con lo qua) el dicho general y Padre Lucas de la Cueba,
parecio de que no pasassen adelante, y el dicho general les dio muchas achas y
todo jenero de erramientas que los dichos yndios las estimaron mucho porque no
tenian ningunas sino de piedra y hacian extremos de alegria con lo que se les dio,
y el dicho general tambien les dio otras para que llevasen a los otros y el dicho
general tambien les dio otras para que llevasen a los otros Caciques en señal de
paz, el qual para que quedase atentado dio el Cacique un hijo suyo y otro yndio
por via de reenes para que el Reverendo Padre Lucas de la Cueba los tubiesse y
enseñassen la Doctrina Christiana y les dejaron otros dos yndios christianos de
la provincia de los Jeberos, para que les enseñasse a r~ar y aprendiese bien su
lengua.

En veinte y nuebe dias del dicho mes y año, el dicho general tomo posesion
en nombre de Su Magestad de la provincia de los Aguanos.

201
Este dia el dicho general se despidio de los yndios de aquella provincia y
encargo al Cacique Cullosipa para que fuesse redusiendo su jente a sitios combi-
nienses prometiendoles de que mediante Dios bolveria a ella.

En dos días del mes de Noviembre del dicho año, yendo el dicho general por
el rrio arriba le salio una manga de yndios muy corpulentos y blancos con grandes
barbas y binieran con lanzas y rodelas muy grandes para el dicho general, el qua1
los espero puesta la jente en orden y los dichos yndios davan muy grande alg~-
ra y llegando cerca del dicho general el qual los espero puesta la jente en orden
hicieron señales de paz y llego el Capitan dellos con mucha satisfaccion y sumision
al dicho general y largando las lanzas y rodelas hizieron lo mesmo lo demas, los
quales les dixeron que heran de la provi.ncia de los'Mayorunas a quien¡los españoles
los llaman Barbudos que avían tenido noticia que el dicho general imdava por el
dicho rrio sin hazer daño a nadie, regalando a todos por lo qua! ellos avían salido
de paz a conocerle y ver españoles con barbas como ellos y que alli estavan para
hacer lo que el dicho general les mandasse, que ya no querian guerrear; el dicho
general los agasajo con muchas caricias y les pregunto que adonde tenian su pue-
blo. Dixeron que ellos eran solos de una parcialidad y que por aber reñido con su
Cacique principal llamado Yebona se avían rretirado ocho dias de camino acia
abajo y que no hera mas de los que alli yban y que tres dias yendo por el rrio
arriba, encontrarla el puerto donde desembarcando en el y caminando otros tres
dias por tierra llegarla el dicho general a la poblacion donde esta el dicho Jabona
y que ellos tambien se avian de bolver dentro de pocos dias, y el dicho general
diciendoles como yba a verse con su Cacique principal y a ser su amigo de todos,
y a darles a entender lo que hera el ser christianos, los quales dixeron que se oiga-
van mucho y que ellos serian de muy buena gana christianos y el Cacique
Macunaguari que los guiaba dixo al Padre Lucas de la Cueba que le llevasen un
hijo suyo de hedad de catorce años y le enseñasse la lengua general y ~ar para
que el muchacho les pudiese enseñar despues y que ellos irían a verle a la Coca-
ma o Jeberos, y el dicho general les dixo se fuessen a juntar con los demas y los
regalo y se despidieron dellos.

En seis del dicho mes y año, el dicho general llego al puerto de los Barbudos
con su jente y saltando en tierra no vio gente ninguna y en unas rancherias estavan
colgadas muchas rodelas y lan4ras y pareciendole al dicho general de que tardava
el yndio que avía despachado desde la provincia de los Aguanos a aquella de los
Barbudos, para que saliesen de paz y recelando de que le hubiessen muerto y ellos
estubiessen de emboscada en aquellos montes y que por los continuos aguaceros
que no cessaban de llover y por anochecer, el dicho general para estar con mas

202
seguridad y pasar aquella noche se rretiro a una isla que esta en medio de aquel
rrio para esperar en ella la venida del yndio Raymandi y disponer lo que combi-
niesse.

En siete dias del dicho mes como a las nueve del dia, estando el dicho general
acuartelado en la dicha ysla se oyo por la montaña cerca del puerto, grande alga-
.;ara de yndios y descubrieron en el puerto del dicho rrio una grande manga de-
llos que venian desnudos con lan~as y rodelas y reconocieron entre ellos al yndio
Raymundo, el qua! hi~ señas para que el dicho general se embarcase para el
puerto, el qua! se embarco llevando su jente bien prevenida y llegando al dicho
puerto aliaron cien indios y mas con lan~as y rodelas y se llegaron a ab~arle, di-
ciendo que hera hermano suyo por que tenia barbas como ellos, los quales las
traen asta el pecho y dixeron al dicho general que benian de muy buena gana a
conocerle y ser su amigo y que antes que llegasse el yndio Reymundo savian que
el dicho general andava por aquel rrio y le avían visto cuando bajo a la Cocama y
que avían estado con cuydado por si llegava a aquellas partes a guerrear por que
entonces no avían savido quien heran y juzgaban serían yndios enemigos suyos,
pero que despues habían savido de como no hacia daño, sino que regalava a to-
dos, y que ellos no savian tener miedo porque tenian buenas como Viracochas y
que serian tan balientes como los españoles por que nunca huyan de sus enemi-
gos, pero que estarían a todo quanto les mandasse el dicho general y serian sus
amigos, por que ya estavan cansados de guerrear y que aunque no les hubiesse
ymbiado al indio Raymundo ya ellos querian salir a buscarle a qualquiera parte
que le allassen, y el dicho general les agradecio mucho y se oigo mucho de ver
gente tan vi~arra y blanca y que se diferencia poco de los españoles y que heran
muchos dellos rubios y calvos, y preguntándoles si avía mucha gente en sus pue-
blos y si estavan lejos del puerto dixo el cacique Jobona que habria poco menos
gente que los Aguanos y que del puerto a su pueblo abria tres dias de camino dos
por cienegas muy grandes y que las cassas estavan muy desviadas unas de otras y
que en veinte dias no se podían ver todas, y el dicho general diciendoles que
querian ir a su pueblo le dijeron se olgavan dello, pero que avia de tardar mucho
tiempo por las grandes cienegas que se avian de passar y temian de que alguna
jente se avía de esconder de temor de dar alguna gua~abara y lo mismo dixo el
dicho yndio Raymundo y certifico de que el dicho yndio Jobona hera cacique de
aquella provincia a quien todos le obedecían y que el los reduciria a los que el
dicho general dejasse de ver en aquella ocasion executando todo lo que le dejasse
ordenado y el dicho padre Lucas de la Cueba y otras personas se conformaron con
lo que decia el dicho cacique y el dicho general viendo la asperesa que decían del
camino y que no cesava de llover y el rrio venia creciendo para que no le ympi-

203
diesse la buelta de la provincia de los Tavalosos y que no podia ymbernar en
aquellas provincias por la falta de bastimentos que ay en ellas, el dicho general
dio a entender a aquellos indios el fin que llevava y que el padre Lucas de la
Cueba les diesse a entender el Santo Evangelio y la yntencion de Su Magestad
los quales respondieron querian ser christianos de muy buena gana y guardarian
lo que se les mandasse y desde luego rendían la paz y obediencia a Su Magestad
y para mayor seguridad ofrecio el dicho cacique Jobona, un hijo suyo en reenes el
qua) se entrego al dicho padre Lucas de la Cueba para que le enseñasse la lengua
general y Doctrina christiana y en lugar del dicho muchacho se le dio al dicho
cacique otro christiana de la provincia de Jeberos para que aprendiese su lengua
y los enseñase a resar y quedaron de salir al pueblo de Jeberos de ordinario a ver
al dicho Padre por cuya mano el dicho general les repartio a todos errarnientas que
las estimaron mucho por no tenerlas sino de piedra y no averlas visto jamas.

El dicho dia, el dicho general tomo posesion en nombre de Su Magestad, de


la dicha provincia de los Barbudos, a los quales no les señalo sitio para su pobla-
cion ni iglesia, hasta reconocer el que pueda ser en aquella parte a proposito.

En ocho del dicho mes y año, el dicho general se despidio de los dichos in-
dios barbudos y queriendo subir por el dicho rio a desembarcarse al puerto de los
Tavalosos, no parecio se podia conseguir la dicha navegacion por el dicho rio
arriba, por las grandes avenidas que llevava y empalisadas peligrosas por lo cual
y por decir los yndios baqueanos de los Jeberos y Cocamas, que quatro leguas
mas abajo de aquel puerto de los Barbudos entrava un rrio que benia de acia la
provincia de los Otanavis que hera de indios infieles y que en tres días se podia
llegar a la provincia de los Motilones y Lamas con lo qual el dicho general se
embarco con toda su jente para la dicha provincia de los Otanavis y por que el
padre Lucas de la Cueba se hallaba cansado y con poca salud, se volvio al pueblo
de los Jeberos de adonde salio con el dicho general con su gente, el qual le encargo
el buen tratamiento, criansa y educacion de los indios que le entregaron de las
provincias de los Aguanos y Barbudos.

En doce del dicho mes y año, llego el dicho general con su jente al pueblo de
los Otanavis y faltando agua por aquel rrio para navegar las embarcaciones de-
jando ellas embaradas, fue marchando con su jente por un camino muy poco usa-
do, despues de haber encaminado un quarto de legua, dio en una chacara adonde
avia dos indios y una india, a los quates la agasajo, porque no se huyesen por el
miedo que tenia de ber españoles y les pidio que le llevassen a su pueblo y le
respondieron, que en aquella provincia avían quedado pocos indios por aberse

204
muerto mucha gente y que los que avian no avian huyr del dicho general porque
ya tenían noticia de como andava por aquellas partes, y muchos indios de aquella
provincia havian ido a la provincia de los Lamas y avian estado con los españoles
que asistían en ella y se olgaron de conocer al dicho general, el qual aviendo ca-
minado pocas quadras con los dichos tres yndios, entro en una poblacion donde
avia treinta cassas y luego que vieron al dicho general, salieron a abrasarle di-
ciendo que heran sus amigos y avian estado en los Tavalosos y Lamas y que los
capitanes del dicho general los avian agasajado mucho y que en acabando las
chacaras que tenían sembradas, yrian a bivir al pueblo de San Josep de los Lamas
por estar con los españoles y ser christianos como los Tavalosos y que querian yr
con el dicho general llevandole al govemador cargas y enseñarle el camino y el
dicho general los agasajo y les dio herramientas y salio del dicho pueblo con los
caciques de él para el pueblo de los Lamas.

En quince del dicho mes y año, llego el dicho general con su gente al pueblo
de San Joseph de los Lamas, donde allo a los capitanes Don Juan Muñoz de
Piedrola, y Alonso Guerra Calderon, con lajente de su compañia que el dicho ge-
neral les avia dejado en el puerto de los Tavalosos y los tres sacerdotes y otras
dos compañias de yndios y que se avian fabricado en el dicho pueblo nuevamente
ciento ochenta cassas despues que salio el dicho general de él, por el mes de Mayo
del dicho año y que la yglesia estava acabada con campana, la qua! se llenava de
jente de los yndios de aquella provincia y los sacerdotes, Licenciado Don Salva-
dor Velasquez de Medrano, Comissario Don Pedro Añasco de Albarado y el Ba-
chiller Estevan Bravo del Aguila, le dijeron qu estaban muy contentos por ver tan
reducidos a los yndios de las provincias de los Motilones y Lamas en aquel pue-
blo y que en tocando la campana acudian todos a la Doctrina como si hubiera
muchos años que estavan reducidos y que los muchachos savian las quatro ora-
ciones en la lengua general y que habían bauti~do algunos yndios niños estando
para morirse y otros yndios que avian muerto, aviendo recebido el bautismo de
que hallaban muy gloriosas y asi mismo le dijeron los dichos Capitanes Don Joan
Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, que en conformidad de la orden que les
avia dejado avian corrido toda la provincia de los Motilones que algunos indios
de ella llamaban Suchichis y que toda la gente que avian aliado la avian reducido
a aquel pueblo por que todos yban a el con facilidad por ser de buen temple y
paraje y que en la provincia de los Tavalosos, toda la gente della estava reducida
en el pueblo de Nuestra Señora del Rosario y que toda ella acudia a la Iglesia y a
la doctrina y que los indios de ambos pueblos avian hecho muchas chacarerias y
que los indios Fuines y de los Coscobosoas y Juanuncos muchos dias esperando
al dicho general y biendo que tardava se avia buelto y que avian dicho que ben-

205
dría a poblar aquel pueblo, por que el padre le enseñase la doctrina christiana y
estar con los españoles y que havian dicho mucho mal del cacique Ojanasta por
aberlos alborotado y que sentian todos los de aquella provincia de que no le hu-
biesen ahorcado, por que sin embargo de berle presso le temían y que los dichos
capitanes avían estado con todo cuydado por que no se les huyese con lo qual el
dicho general ordeno se ajustasse la caussa de su delito para hacer justicia.

En el pueblo de San Joseph de los Lamas en diez y siete de Noviembre del


dicho año, el dicho general proveyo auto para que se reciviesse ynforme de lo que
se avía obrado en la conquista y pacificacion de los yndios ynfieles y los que
dellos se avían reducido y jente que avía metido en las dichas provincias y el
sueldo que les avia pagado a todos y a los yndios amigos y las posesiones de las
provincias que avía aprehendido en nombre de su Majestad y el agasajo y dadi-
vas que hil;o a los dichos yndios ynfieles para atraerlos a que fuessen cbristianos
y a que estubiesen de paz y se tubiesen por basallos de Su Magestad y en el es-
tado en que estavan los pueblos de San Joseph y Nuestra Señora del Rosario y de
la suerte que se estavan domesticos los yndios y se doctrinaren y las fortificacio-
nes que tenían fechas, y exorto al Licenciado Don Salvador Velasquez de Me-
drano, cura y Vicario de aquella conquista y al Comisario Don Pedro de Añasco y
el Bachiller Estevan Mend~a del Aguila, clerigos, presbíteros, certificassen to-
do lo que avian visto y fecha la dicha informacion con las dichas certificaciones
se pusiesen los demas autos en cuyo quaderno esta la certificacion que dio al
dicho general el padre Lucas de la Cueba, religioso, profeso, de la Compañia de
Jesus, rector actual de las misiones del Marañon que contiene lo siguiente que en
nuebe dias del mes de Octubre de mili y seiscientos y cinquenta y quatro años
llego el dicho general a la reducion de la provincia de los Jeberos que es adonde
avía catorce años que govemaba el Maestro de Campo Don Agustín de Cassas
Albear que lo hera del exercito del dicho general, el qual avia dicho que avian
salido de la provincia de los Coscabo:soas y Pabalosos por el rrio de Guanuco
abajo, en embarcaciones que él hi1¡:o y desembarco en el puerto de Cocama, cien
leguas a su entender distante de la dicha provincia de Coscabosoas y que aviendo
llegado a la dicha reducion de Jeberos por aver tenido noticias que el dicho padre
se allava capaz della en orden a las provincias de yndios ynfieles que ay vecinas
al rio Marañon, que carecen de la luz evangelica, y que el dicho general le bi1¡:o
cierto exorto dandole a entender su ida para que le diesse noticiado las que tenia
para obrar mas bien y con mas acierto en el servicio de ambas magestades y que
el dicho Padre reconociendo el buen celo de dicho general, le dio las noticias con
que se hallava, satisfaciendole a las preguntas que en el dicho exorto le hi~o y que
aviendole reconocido el desseo que tenia de ir a ber las naciones de Aguanos y

206
Barbudos, que siempre avian sido tenidas por las mas valientes y belicosas y de
terror de toda la conquista, que le pidio al dicho Padre le acompañasse a ellas, y
así lo hico, donde aviendo llegado y aliado mucha cantidad de yndios que el di-
cho general se balio de todos los medios mas urgentes para apaciguarlos, sin
embargo de su pertinaz soberbia y que aunque siempre parecio imposible el
atraerlos para que se le pudiesse predicar el. santo evangelio, se consiguio despues
de Dios Nuestro Señor por medio del dicho general, y que por mano del dicho
Padre se les repartió varios dones principalmente erramientas que es de lo que
unicamente necesitan y singularmente apetecen, con lo que quedaron muy gus-
tosos y dieron para el seguro de la perserverancia en la paz y profession de nues-
tra Santa fee catholica, por via de reenes sus hijos primogenitos los caciques, y
que a ellos se les dieron y dejaron otros hijos de su reduccion para que fuessen
aprendiendo la lengua materna dellos y enseñasen a r~ar y los dichos hijos que
los dichos caciques dieron el dicho general los entrego al dicho Padre para que
los llevasse a su reduccion y que asi mismo les enseñasse la lengua general del
yoga y los doctrinasse y que los dichos caciques quedaron de salir de ordinario
al pueblo de Jeberos a ver a sus hijos en el ynter que se les pone sacerdote y que
el dicho general les hico grandes ra~namientos exortandolos a la perseberancia
en la paz y a que biviesen ajustados y juntos con orden y policia, a que levantas-
sen yglesias, a que acudiessen a la Doctrina, a que reberenciassen los sacerdotes,
a que obedeciessen sus caciques y alcaldes que nombro el dicho general, ense-
ñandoles dichas cosas no solo con las platicas y raconamientos sino con buenos
exemplos, tratando la dignidad sacerdotal con singular respeto y reberencia,
sumision y obsequio cargandole sobre sus propios hombros en un guando o amaa-
ca por hallarse fatigado el dicho Padre en el camino a caussa de averse enferma-
do y que otras veces el dicho general yba adelante limpiando con el machete los
palos y ramas que embaracavan las veredas; acciones todas de grande exemplo y
edificacion, con que juzgo el dicho padre sin duda tubieron mucho que apreciar
y apreender aquellos barbaros que son muchos y en suma cantidad y que aviendo
concluido con dichas acciones el dicho general y berse atajado de los rraudales
del rrio por comencar el ybiemo con mucho rigor dixo se yba a passar la ym-
bernada a la provincia de los Tabalosos y que a su pedimiento dio aquella cer-
tificacion y todo lo que en ella contiene, juro in verbo sacerdotis ser assi, y la
firmo en el puerto de los Barbudos en cinco dias del mes de Noviembre de mill y
seiscientos y cinquenta y quatro años.

En el dicho quademo assi mismo esta otra certificacion del Licenciado Don
Pedro de Añasco Albarado, Comissario de la Santa Cruzada de la ciudad de
Moyobamba y su jurisdiccion, cura y Vicario de los Tabalosos, de como el año

207
passado de cinquenta y tres, por el mes de Octubre entro en la provincia de los
Tavalosos en compañia del dicho general Don Martín de la Riva Herrera. el qual
avia hido con cantidad de soldados a fa pacificacion y reducion a nuestra santa
Fee catholica de los yndios ynfieles que habitan en la Provincia de los Tabalosos
y que habiendo entrado en ella sin embargo de aver los dichos yndios yntentado
el rresistirse baliendose de las annas, fueron tales los medios de que se balio el
dicho general que con agasajos y dadivas los redujo y apaciguo, de suerte que
todos dieron la paz y obediencia al dicho general en nombre de Su Magestad. el
qual les hi~o algunas platicas en orden a que fuessen christianos y conociessen
a Dios que los avía criado los quales dijeron que querían serlo de buena gana y
que sentían antes de no saber lo que hera y que el dicho general pidio al Bachiller
Femando Celis de Saldaña, Vicario general deste Obispado y el dicho Don Pedro
que les predicassen y advirtiessen a los dichos yndios lo que les combenia para
su salvacion y que ellos dieron a entender diferentes vezes los misterios de la fee
y las quatro oraciones y que el dicho general por darles buen exemplo era el
primero que se arrodillaba quando se asia la doctrina y que habiendo salido el
dicho general por el rigor del ybiemo a la provincia de Caxamarca. quedo el dicho
Licenciado en la Provincia de los Tabalosos con algunos soldados que le dio de
escolta para doctrinar los yndios y hacer dos yglesias en dos pueblos que dejo
fundados, Nuestra Señora del Rosa.río y San Joseph adonde avia asistido
doctrinando los dichos yndios todos los dias dos vezes hasta principios de Abril
del año cinquenta y quatro, que por ha.verle sobrevenido una enfermedad y estar
cerca la ciudad de Moyobamba, salio a ella por la Semana Sancta, en compañia
de los soldados que estaban en su compañia a curarse y dentro de pocos días
ymbio a su fiscal para que ro~assen algunos pedazos malos que avia en el camino
y que abiendo llegado el dicho fiscal allo las yglesias quemadas y supo como la
gente se avía lebantado y que rebolvio con estas noticias a la dicha ciudad y que
se le dio avisso dello al dicho general, el qual fue a la ligera en menos de veinte
dias desde que se le dio el dicho avisso con aber cien leguas de la dicha ciudad
hasta Caxamarca y que llevo gente para entrar en la dicha provincia de los Ta-
valosos al castigo y pacificacion, como lo hizo con efecto y aunque allo a todos
yndios lebantados y quemadas las yglesias por averlos ynquietado los caciques
de los mas belicosos y por natural de los quales se disculparon los demas yndios
diciendo que ellos les avían dado a entender que las yglesias se avían hecho para
encerrarlos a todos dentro y matarlos y que assi se lebantassen y las quemassen y
los que no quissiesen seguirles los avían de matar, baliendose de los yndios de las
provincias de los Coscabosoas; y que el dicho general aviendose benignamente
con ellos les admitio en disculpa, y despues de aver passado muchos trabajos y
rriesgos por haverse metido los yndios a las dichas montañas y tener los caminos

208
--

y sendas por donde se les avia de entrar infestados con grandes oyos simulados y
dendro lanzas y puas que a no yr con mucho cuydado hubiera perecido mucha
gente y que con los trabajos y rriesgos rreferidos que los rredujo a la obediencia
de su Magestad y que el cacique Ojanasta principal motor no avia podido ser
havido y que el dicho general passo por execucion a bolver a rredificar las ygle-
sias y hizo un fuerte en el pueblo de San Joseph, donde tenia guarni.cion de sol-
dados con artillería y demas peltrechos y que abiendo fecho lo que ba referido y
hiendo que no se podia cojer por aquella parte al dicho cacique Ojanasta por
averse rretirado a la Provincia de los Coscabosoas, adonde estaba combocando
los yndios della para ponerse en defensa y rrebolver para dar sobre los yndios
que se avian vuelto a rreducir y alargarse hasta la ciudad de Moyobamba, el di-
cho general detennino de bolver a conducir gente a la villa de Caxamarca y que
el dicho Licenciado quedasse con cantidad de soldados y señalo tiempo para que
el capitan Alonso saliesse de la dicha provincia de los Tavalosos con su compa-
ñia hacia la de los Coscabosoas con el dicho Licenciado y que el diicho general
entrasse por la provincia de los Jivitos, para coger al dicho Cacique Ojanasta en
medio y donde se avian de juntar como se juntaron y que con el dicho general
yban los caciques de las provincias de los Jivitos, Cholones, Juanuncos y
Payananzos, todos contentos por aver conocido españoles y experimentado en
ellos, muchos agasajos y dadivas que les dieron refiere la dicha certificacion las
demas diligencias que hi~o el dicho general con los dichos yndios y la prision
del dicho Ojanasta y que abiendo navegado por el rio de Huanuco hasta el puerto
de los Tavalosos adonde se desembarco parte de la gente con los Capitanes Don
Juan Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, entrambos con sus compañías para
recorrer las provincias de los motilones y yr reduciendo la jente della como lo
bizieron a los, pueblos fundados porque bivian muy divididos y que el dicho ge-
neral se fue por el rio abajo con otra compañia y su Maestro de Campo Don
Agustin de Cassas a rreconocer las provincias de los Barbudos, Cocamas y Agua-
nos y comunicarsse con los padres de la compañia que asisten por misioneros en
la provincia de los Jeberos y que aunque hubo muchos pareceres de hombres
practicos que no se arrojase el dicho general río abajo por los conocidos peligros
de aogarse en los grandes raudales del dicho rio que nadie se avia atrevido na-
vegar y tambien los yndios Barbudos y Aguanos avía noticias de que heran muy
belicosos y que nadie se avia atrevido a entrar en sus provincias y que aunque
el general Don Diego Baca, se avia hallado con mucha cantidad de soldados en
el arsenal de los Aguanos a vista dellos no se avia osado a desembarcar y que sin
embargo de las contradicciones el dicho general se arrojo al dicho rrio y que
tubieron noticia de que el primer día de la navegacion del dicho general se le
avian rebolcado dos embarcaciones sin que nadie pareciese y que el dicho gene-

209
ral al fin de cinquenta dias bolvio al Real a la Provincia de los Tabalosos y que
bolvio por el rio de los Otanavis y que en todas ocasiones y leguas que avia an-
dado con el dicho general le avia visto ser de los primeros a qualquiera travajo
por alentar a los soldados, andando siempre a pie y descal~. sin cama, aciendo
mucha estimacion de los sacerdotes los quales tenían muy grande a su i.mitacion
de todos los yndios ynfieles y demas gente y que avia bautiiyado cantidad de yn-
dios, estando ya para morirse, y que aunque los demas pedian el Santo Bautismo,
no les avia administrado asta que estubiessen mas ynstruidos en la fee, excepto
algunos niños de poca hedad, y a las espaldas de la dicha certificacion, esta otra
del Capitan Domingo Lopez de Albarado, Theniente general y Justicia Mayor de
la ciudad de Moyobamba y su partido, de como el Licenciado Don Pedro AñaSN>
Alvarado es vecino de la dicha ciudad y Comisario de la Santa Cru~ada en ella y
su Provincia y Cura y Vicario y Juez Eclesiastico en las provincias de los Taba-
losos y pueblos de San Joseph de los ILamas y Nuestra Señora del Rosario en la
dicha provincia y assi lo certifico y firmo con tres testigos actuando ante si.

Y en el dicho quademo esta otra certificacion de los Licenciados Don Sal-


vador Velasquez de Medrano, Vicario, Juez Eclesiastico de la conquista del di-
cho general y de Don Pedro de Añasco Albarado y el Licenciado Estevan Bravo
y Mendo1ya de como avían entrado en compañia del dicho general a la pacifi-
cacion y rreduccion a nuestra Santa Fee Catholica de los yndios ynfieles que
asisten en las provincias de los Tabalosos y Fuynes y los dichos Don Salvador
Velasquez de Medrano y Esteban Bravo y Mend~ que entraron por la provin-
cia de Caxamarquilla en la de los Porontos, Xivitos y Cbolones con el dicho general
y dos compañías de ynfanteria, y que asistieron a la reduccion y pacificacion de
todas las provincias dichas, donde se aliaron cantidad de yndios y que bajando en
embarcaciones que el dicho general hi~o por el rrio de los Xivitos y entrando por
el que viene de Guanuco que entraron en la provincia de los Coscabosoas, una
compañia de soldados que por orden del dicho general avia salido de la ciudad de
Moyobamba al cargo del Capitan Alonso Guerra Calderon y que el dicho Don
Pedro yba con ella y que aviendose juntado se trato de la pacificacion de aquella
provincia de los Coscabosoas, sin embargo de estar los yndios alborotados y
rretirados en islas del dicho rrio de Guanuco por averlos inquietado un Cacique
de los Tabalosos llamado Ojanasta y persuadidoles a que se resistiessen y a que
no diessen entrada a los españoles, pero que no obstante lo dicho fueron tales los
medios de que se balio el dicho general con dadivas y agasajos sin aprovecharse
de las armas, redujo los dichos yndios, dando la paz y obediencia a Su Magestad,
con que los dichos sacerdotes tubieron lugar de darles a entender los misterios de
nuestra Santa Fee, y predicarles el santo evangelio, cuya palabra admitieron los

210
dichos yndios con demostraciones de gran fervor y que al dicho general le vieron
tomar posesion en nombre de Su Magestad de las dichas provincias, las quales
quedaron muy sujetas y obedientes y que salen a la provincia de los Tabalosos
muchos yndios dellas, la quales decian que querian poblar en la dicha provincia
y que el dicho general aviendo dejado reducidos los yndios Xivitos, Cholones,
Coscaboseas, Juanuncos, Payanan~s y Fu.ynes y preso al Cacique Ojanasta que
los avia alborotado, fue el dicho general por el dicho rrio abajo hasta el puerto de
los Tavalosos, adonde salto en tierra y dio orden al Capitan Don Juan Muñoz de
Piedrola y al Capitan Alonso Guerra para que con sus compañias corriesen las
provincias de los Motilones y Tabalosos y fuesen rreduciendo todos los yndios
que aliasen y que los dichos Padres quedaron con los dichos Capitanes por aver
caido los dos enfermos, por cuya causa no quedo el uno en los Cosco~oas y el
dicho general aviendo dado la dicha orden salio por el dicho rrio de Guanueo
abajo con su Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y una compañia de yn-
fanteria a reconocer las provincias de los Barbudos, Cocamas y Aguanos y verse
con los Padres de la Compañia, que asisten en misiones en las provincias de los
Jeberos y que aunque se ofrecieron dificultades en la bajada de dicho general por
el dicho rrio a caussa de ser muy rapido y de muchos saltos y de conocido riesgo
y que el dicho general sin embargo de todo ello salio en prosecucion de su viaje y
el dia que partio se supo se le avian ~brado dos embarcaciones en los raudales
y estubieron todos en mucho riesgo y que fue, Dios servido, de que no peligrasse
ninguno y que al fin de cinquenta dias bolvio al paraje de los Tabalosos donde los
allo a todos que estaban esperandole, con harto cuydado por no aver savido de los
sucesos que avia tenido en el viaje y aviendo llegado al Real el dicho general y los
demas soldados que con el avian ydo y les avian contado lo que les avia sucedido
en los Barbudos y Aguanos dando los dichos yndios la paz y obediencia a su
Magestad y que al dicho general le avían visto ver el primero que se oponia a
qualquier trabajo y riesgo por alentar a los demas soldados andando a pie y des-
calzo y cargando en sus hombros a los enfermos y aciendo grande estimacion de
los sacerdotes y quando se ofrecia doctrinar los yndios ynfieles, los juntava a los
dichos Sacerdotes y asistia con mucha devocion con ellos dando todo buen exem-
plo y poniendo especial cuydado en que se les doctrinasse mediante lo qual y el
que los dichos sacerdotes avian puesto, estavan asta entonces, gracias a Nuestro
Señor los de las provincias de Tavalosos y Motilones tan instruidos en la fee,
como pudieran los yndios de las provincias de Caxamarca y que estan en las de
los Tavalosos y Motilones, dos Iglesias muy capaces con sus Patronos de Culto,
ornamentos y campanas, adonde asisten todos los yndios dos veces cada dia a oir
el santo Evangelio que les predican y que avian bauti~ado muchos yndios ma-
yores, estando articulo mortis y a muchos niños que an muerto con el Santo

211
baustismo, porque se allavan muy gloriosos, por la que tendra su Divina Ma-
gestad faltandole al demonio la cosecha de tantas almas como se le quitan por
medio de la diligencia y cuydado que en ella pone el dicho general en quien avian
reconocido todo buen celo, balor y disposición, sin rreparar en incomodidades,
riesgos ni gastos mediante lo cual se prometian estender la luz evangelica y dar
pasto espiritual a mucha inmensidad de almas que crecen y que por el rigor del
invierno esta van en aquel fuerte que avia hecho el dicho general en la provincia de
los Tavalosos, doctrinando los yndios della y esperando al Bachiller Femando
Celis de Saldaña, Vicario general de la Sierra, el qual avia quedado enfermo en el
camino y que se hallaba en la ciudad de Chachapoyas y que fiaban en Dios Nues-
tro Señor, obrar mucho en su servicio y en el del Rey Nuestro Señor, el verano
siguiente con el abrigo y amparo del dicho general a cuyo pedimento, dieron la
dicha certiticacion, su fecha en el Real de los Tavalosos.

En diez y ocho de Noviembre de mil y seiscientos y cinquenta y quatro años,


la qual juraron yn verbo sacerdotis ser cierta y verdadera y la finnaron de sus
nombres y a las espaldas de la dicha certificacion, esta otra del Capitan Domingo
Lopez de Alvarado fecha ante tres testigos, de como los sacerdotes de la certi-
ticacion antecedente son los contenidos en ella y que estubieron y asistieron al
dicho general en la conquista y pacificacion de los yndios que en ella hacen
mencion.

En diez y ocho dias del mes de Noviembre del dicho año de mili y seiscientos
y cinquenta y quatro, el dicho general en el pueblo de San Joseph de los Lamas en
cumplimiento del auto por su Señoria proveydo, en diez y siete del dicho mes y
año hizo parecer ante si, al Maestro de Campo Don Agustin de Cassas Albear,
Maestro de Campo de la Conquista del dicho general, del qual aviendo recevido
juramento por Dios Nuestro Señor, y por una señal de Cruz en debida fonna de
derecho y siendo preguntado por el tenor del auto del dicho general, dixo que avia
entrado con el dicho general a la conquista y paciticacion de los yndios de gue-
rra, aviendo conducido Compañia de soldados arbolando bandera para ello en la
provincia de Guamachuco, dando a todos los soldados annas y adiestrandolos
para el manejo dellas y que así mismo condujo otra compañia de yndios libres
voluntarios y que a la ynfanteria pago •conforme a ordenanzas por las provincias
de los Xivitos y Cholones y passaron a las de los Juanuncos, Payanan1,os, Cosca-
bosoas y que los dichos yndios con los Fuynes, que bio que dieron la obediencia
los dichos yndios al dicho general en nombre de su Magestad y que aviendo pa-
ssado el dicho general al puerto de los Tabalosos, con su exercito dejando en su
provincia los Capitanes Don Joan Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, con orden

212
de que redujesen los yndios de aquella provincia que estavan esparramados a los
pueblos de Nuestra Señora del Rosario y San Joseph de los Lamas, que passo el
dicho general llevando a el en su compañia por el rio abajo de Guanuco, con mu-
cho riesgo suyo y de la gente que llevava en su compañia, por los bajios y rauda-
les del dicho rio, y que llego al puerto de Cocama, donde le salieron cantidad de
yndios con lanzas y rodetes dando muestras de paz y amistad por aver estado en-
tre ellos los Padres de la Compañia y que de alli paso el dicho general al pueblo
de los Jeberos caminando cinco dias por tierra con el lodo a la rodilla por ser el
camino muy pantanoso y que en el dicho pueblo hallaron al Padre Lucas de Ja
Cueba de la Compañia de Jesus que estava doctrinando aquellos yndios, y que el
dicho Padre dio muchas noticias al dicho general para el acierto de la conquista
y en particular de las provincias de Aguanos y Barbudos, adonde fue el dicho
general llevando en su compañia al dicho padre y que entraron, lo primero en la
provincia de Aguanos donde aliaron mucha cantidad de yndios que le recivieron
con lan~as y rodelas haciendo demostraciones de querer embestir a los españo-
les, pero que fueron tales las demostraciones que con ellos se hicieron en señal de
paz que luego largaron las armas y que se llegaron dando la paz y obediencia con
todo rendimiento y para mas fijeza que dieron los Caciques sus hijos por via de
reenes y que el dicho general les dejo otros yndios christianos para que les enseña-
sen a re<rar y que a los dichos hijos de los Caciques Jos entrego al dicho Padre
Lucas de la Cueba para que tambien los doctrinasse y que el dicho general en
nombre de Su Magestad aprehendio posecion de la die.ha provincia de Aguanos y
que de alli pasaron a la provincia de los Barbudos, adonde se hicieron los mes-
~ diligencias y que aquellas dos provincias son las de mas nombre que se cono-
cen de yndios belicosos en todo el río, y quedaron muy gustosos los unos y los
otros y que saldrian muy de hordinario a ver al dicho padre Lucas de la Cueba el
qual. de aquella provincia se babia buelto al pueblo de los Jeveros llevandose
consigo los hijos de los Caciques Aguanos y Barbudos y que el dicho general por
las grandes crecientes del dicho río cojiendo otro bra<ro de rrio por donde nave-
garon cinco días y al fin dellos dieron con la provincia de los Otanavis, adonde
aliaron como cinquenta yndios de lanza que dieron la paz y de allí pasaron al
pueblo de San Joseph de los Lamas adonde estava el Real de dicho general y que
el dicho Maestro de Campo bio al dicho general, dar muchas dadivas y regalos de
herramientas y otras cossas a todos los yndios de guerra por donde paso y apaci-
guo y que en aquel campo del dicho general aviendo passado muestra avia cien
soldados españoles y mas de ciento y sesenta indios.

Este dia el dicho general en el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas,
hi~o parecer ante si a Christoval Pineda Theniente de la provincia de los Taba-

213
losos, el qual aviendo jurado y prometido dezir verdad y siempre preguntando,
por el tenor del auto del dicho general, depuso que por el mes de Octubre del año
pasado de mili y seiscientos y cinquenta y tres, aviendo ido el dicho general a la
ciudad de Moyobamba y hechos notorios los títulos que tenia de Su Magestad al
cavildo de aquella ciudad determino de entrar a la pacificacion de los yndios
Tavalosos de aquella provincia y él por aver entrado en ellas diferentes vezes de
paz a rescates y tener amistad con algunos caciques que el dicho general le babia
ymbiado delante para que les ablasse dandoles a entender que no iba a hacerles
daño alguno y que el dicho general le avia dado una instruccion de lo que avia de
executar y decirles que con lo qual fue a la dicha provincia y ablo a los caciques y
que teniendolos reducidos para que saliesen a dar la paz los ynquietaron otros
yndios, de suerte que no quisieron, antes respondieron que avían de impedir la en-
trada a los españoles a fuer~ de annas y que biendo su rrespuesta. bolvio al dar
aviso al dicho general, a qua! avia encontrado en el camino que yba marchando
con todo orden y vigilancia y que habiendo llegado a las primeras poblaciones
asento el Real, y se cojieron algunos yndios Tavalosos a quienes el dicho general
los avia agasajado y embiado con recaudo al cacique Ojanasta. que estaba rreti-
rado en un alto con su jente, para que le dijera, que bajase, porque no se le avia de
hacer daño ninguno, y vio que el dicho general le ymbio algunos regalos en señal
de amistad, con lo qual y biendo la fuerza que el dicho general llevaba, bajo dando
la paz con mucho rendimiento, y que tambien vio que el cacique Majuama que lo
hera de aquel pueblo, también se avia rendido, con lo qua! todos los yndios de
aquellas provincias avian dado la paz, a los quales el dicho general les avia dado
achas, machetes, cuchillos y vestidos y que bio como por entonces el dicho gene-
ral avia tomado posesion de aquellas provincias en nombre de su Magestad y
nombrado alcalde y demas oficiales, y que a los yndios se les dio a entender los
misterios de Nuestra Santa Fee por el Bachiller Femando Celis de Saldaña y el
Licenciado Don Pedro de Añasco, presbíteros y que se les señalo sitios para yg)e-
sias en aquel pueblo y en el de la Virgen del Rosario de los Tabalosos y que que-
do el Licenciado Don Pedro de Añasco por cura para que los doctrinasse y él con
otros soldados de escolta y con orden. de ir acabando las yglesias como refiere
quedaron, y que fue executando en todo la orden que el dicho general le avia
dejado y que aviendo enfermado el dicho Don Pedro de Añasco para curarle salie-
ron a la ciudad de Moyobamba, por temer que en el camino no le hiziesen al dicho
padre algun daño y que estando para bolver a la dicha provincia tubieron avisso
de como los yndios de aquellas provincias avian quemado las yglesias y que al
dicho general se le dio avisso dello, el qual en pocos días desde la villa de Caxa-
marca avia ydo a la ciudad de Moyobamba con algunos soldados y municiones y
que otro día con los dichos soldados que llevaba y vecinos de aquella ciudad entro

214
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el dicho general en aquellas provincias y que aliaron las yglesias quemadas y los
yndios huidos a la montaña y que el dicho general avia ymbiado diferentes tropas
a recorrer las montañas y a traer los yndios y que él avia ido por cavo y que me-
diante el cuidado del dicho general y travajo que en ello pusso se bolvio a rredu-
cir toda la jente como estava de antes y que se reedificaron las yglesias, y que
ahorco un yndio que se averiguo ser culpado y que al cacique Ojanasta no se pudo
cojer por entonces y que en la dicha ocasion para la seguridad de la jente que
quedava de guamicion se hi~o un fuerte en aquel pueblo de maderas gruesas con
sus reductos y fosso destacado, y que a él nombro dicho general por cabo, y que-
do en 'el de guarnicion con doce soldados y que el dicho Don Pedro de Añasco
con mucho cuidado continuava la doctrina con los dichos yndios y que por ha-
berse retirado a los Coscabosoas el cacique Ojanasta y tenerle averiguado el dicho
general que avia sido el principal motor de las quemas y levantamientos, deter-
mino el dicho general que el Capitan Alonso Guerra entrasse por el mes de Junio
en la dicha provincia de los Coscabosoas y que el dicho general entraria con la
jente que se conducía en Caxamarca por la parte de Condamarca y que se junta-
ssen con la dicha provincia de los Coscabosoas y que seria presso el dicho Oja-
nasta y que él y el Capitan Alonso Guerra le prendieron y le entregaron preso al
dicho general el qual avía conquistado por las partes que passo a los Xivitos,
Cholones, Porontos, Juanuncos, Payanan~as, Coscabosoas y Fuynes, dando la
obediencia a su Magestad y que dejando a los Capitanes Don Juan Muñoz de
Piedrola y Alonso Guerra en la provincia de los Tavalosos para que redujcssc la
jente que estava esperramada, que el dicho general passo el rrio abajo a la pro-
vincia de los Barbudos y Aguanos y vio como los caciques y yndios de las dichas
provincias dieron la obediencia a su Magestad y en señal de la firmeza della a sus
hijos en reenes, para que el Padre Lucas de la Cueba los doctrinasse y que a ellos
se les dejaron otros yndios de los pueblos de Cocama y Jeberos para que les en-
señassen a ~ar y aprendiessen su lengua y que vio al dicho general repartir a los
dichos yndios y a los de aquella provincia de los Tavalosos y Coscabosoas, achas,
machetes y cuchillos y que vio que aviendose pasado muestra que avia en el cam-
po del dicho general cien españoles soldados y mas de ciento y sesenta yndios.

En el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas en diez y nueve días del mes
de Noviembre del dicho año, el dicho general hi~o parecer ante su señoría al
Capitan Alonso Guerra, del qual aviendo recibido juramento y siendo preguntado,
por el tenor del auto del dicho general, dixo: que por el mes de Octubre del año
passado que entro en la provincia de los Tavalosos, en compañia del dicho gene-
ral a la pacificacion de los indios, los quales sin embargo de aver intentado im-
pedir la entrada, el dicho general la consiguio mediante los medios suaves que

215
eligio y buen tratamiento que hi90 a los caciques y mas indios con que ellos die-
ron la paz y obediencia al dicho general en nombre de su Magestad y que
prometieron ser christianos y que para que les enseñassen la doctrina y fuesen
instruidos en la fee se le dejo a Don Pedro de Añasco por cura con escolta de
soldados y vio como el dicho general aprehendio posesion de las dichas provin-
cias en nombre de su Magestad y que nombro Alcaldes y demas Oficiales y que
por entrar el invierno, salio por la provincia de Caxamarca a conducir gente y
prevenir algunas cosas necesarias y que a él dio titulo de Capitan el dicho general
y que abiendo salido a la ciudad de Moyobamba Don Pedro de Añasco a curarse
y en su compañia Christoval de Pineda y los demas soldados con animo de bol-
verse luego y que en el interin los indios de la provincia de los Tavalosos y
Motilones se avian rrebelado quemando las iglesias que avía fundado el dicho
general el qual teniendo noticia dello, se fue a la lijera a la ciudad de Moyo-
bamba, con algun tro90 de gente y que con la gente de aquella ciudad y la que
llevava entro en la dicha provincia de los Tavalosos, donde aliaron las iglesias
quemadas y los indios rretirados a las montañas que con el buen modo de dili-
gencias del dicho general se redujeron a los indios de dichas provincias a las
poblaciones que les estavan señalados y que el dicho general, luego que allego al
pueblo del Rosario rreconocio el daño que avian hecho los dichos indios y que el
cacique Ojanasta hera promotor de aquella rebelion y que invio a el a diferentes
partes, con un tr~o de su compañia a inquirir indios y que vio que los indios
tenían todos los caminos y sendas infestadas con puas y lan~as y que fue milagro
no haver perecido mucha gente y que assi mesmo vio que el dicho general hi(i:O
ahorcar a un indio que se averiguo aber pegado fuego a la iglesia de aquel pueblo,
y que en él hi90 un fuerte real el dicho general para la seguridad del cura y los
soldados que dejo de guarnicion y que se bolvieron a reedificar las iglesias como
estavan de antes y que el cacique Ojanasta se avía retirado a la provincia de los
Coscabosoas, que ordeno el dicho general que Christoval de Pinedo con doce
soldados y cantidad de indios amigos quedassen en el dicho fuerte y Don Pedro
de Añasco doctrinando la gente y 'el que fuese a la ciudad de Moyobamba a
conducir mas jente para entrar por el mes de Julio por aquella provincia a la de
los Coscabosoas y que el dicho general entraría con las compañias que se con-
ducían en la provincia de Caxarnarca y Guamachuco por la parte de Condormar-
ca y cojiesse en medio al dicho Cacique Ojanasta y que avia tenido orden del
dicho general para que saliesse marchando, por que el dicho general estaría allí
para el tiempo rreferido y que supo en la ciudad de Moyobamba de unos indios
infieles que salieron de paz a ella, de como el dicho cacique Ojanasta eslava en la
dicha provincia de los Coscabosoas y Fuines, conbocando jente para quemar la
dicha ciudad de Moyobamba, el qual imbio a decir a los vezinos de la dicha ciu-

216
-
dad que si salian a buscarle avia de benir por otro lado a quemarla, con lo cual se
avia puesto mucho cuydado en su defensa y que él salio con su compañia en
execucion de lo que dicho general le avia ordenado y que a los principios del mes
de Septiembre, llego al dicho puerto y que supo de unos indios infieles, como el
dicho general estava en la provincia de los Payanan~os y que le avisso de su
llegada y que otro dia llego al dicho puerto el Maestro de Campo Don Agustín de
las Cassas con su compañia y dijo: donde dexaba al dicho general y que llevava
orden suya para prender a Ojanasta que decian estava en aquella provincia a quien
él avía vtsto en un cerro grande con cantidad de indios y que le avía dado algazara
y que no le avia podido cojer y que fue en compañia del dicho Maestro de Campo
siguiendo las noticias que del dicho Ojanasta tenían y por que en dos dias no
avian podido darle alcance y que el dicho Maesse de Campo ordeno a él le fuesse
siguiendo con su compañia y que él se vol vio adonde estava el dicho general y que
otro dia prendio al dicho Ojanasta cerca del pueblo de los Fuines y que lueg.o dio
avisso de su prission al dicho general, y que el con el presso avia buelto a aquel
pueblo y que al cabo de algunos dias se juntaron y que el dicho general dio orden
a el y al Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola, reconociessen todas aquellas
provincias de los Tavalosos, Lamas y Motilones y que recojiesen la gente des-
parramada que estava por aquellos montes, y que el dicho general avia salido rrio
abajo para Cocama, Jeberos, Barbudos y Aguanos con la compañia del dicho
Maestro de Campo y que él y dicho Don Joan Muñoz de Piedrola, fomentaron el
que se hiciessen mas ciento y ochenta cassas en los dichos pueblos de San Joseph
de los Lamas y Nuestra Señora del Rosario, durante cinquenta dias de la ausencia
del dicho general, el qual a su buelta hi~o justicia del cacique Ojanasta hacien-
dolo aorcar y que el dicho cacique Ojanasta estando en la escalera de la horca,
dixo en altas voces a todos los indios infieles que le perdonassen y no creyesen
nada de lo que les había dicho contra los españoles, porque hera mentira, y que
fuesen todos buenos christianos y que las dos iglesias de aquellos dos pueblos
estavan con ornamentos que los yndios acudían con mucho cuidado a la doctrina
y que muchos dellos savian las quatro oraciones y que mostravan aver mucho
tiempo que se doctrinavan y que segun las muestras que se avían passado avia
cien sold!ados españoles con veinte y cinco que él tenia en su compañia y mas de
ciento y sesenta indios amigos y que savian estavan pagados por seis meses y
mas, que el fuerte de aquel pueblo estava con todos los peltrechos y dos pie~as
medianas de bronce y que en muchas leguas vio al dicho general andar a pie y
descal~o. por no ser los caminos para cabalgaduras y que el primero que se ex-
ponía a los riesgos bera el dicho general, el qual avia dado cantidad de ganado
bacuno y de zerda y aves a los indios y caciques de la dicha provincia y que assi
mesmo avia visto dar al dicho general a todos los indios por donde a passado,

217
muchas herramientas, vestidos y otras cosas con lo qual estavan todos muy
contentos y que iban muy de hordinario a aquel pueblo los indios de los
Coscabosoas, Payanan1ros y Fuines y que han aprendiendo algunas oraciones.

En el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas a veynte y cinco dias del mes
de Noviembre del dicho año el dicho general dixo: que por quanto al cargar el
rrigor del ybiemo, no se podia proseguir en la dicha pacificacion asta el verano
siguiente, por lo qual detenninava salir a ymbemar a la provincia de Caxamarca y
ciudad de Chachapoyas, con alguna parte de jente, por no ser capaz aquella
provincia para sustentarlos y asi mesmo para conducir mas jente y despachar
capitanes a hacer lebas en las ciudades de Truxillo y Saña por la prosecucion de
la dicha pacificacion en entrando el Verano, y para que aquellas provincias que
estavan reducidas con su ausencia no se alterassen y los sacerdotes que quedaran
en ellas estuviesen con toda seguridad, nombro al Capitan Alonso Guerra por
castellano del fuerte de los Lamas para que con los soldados de su compañia y
ramos de la del Maestro de Campo don Agustin de Cassas y Capitan Don Joan
Muñoz de Piedrola, guardando en todo la ynsttuccion que le tenia dada cerca de
la reduccion que avia de hacer a aquella provincia de los yndios de la de los
Coscabosoas y encargo a Don Pedro de Añasco la continuacion y el cuydado en
doctrinar los yndios de aquellas provincias; en la villa de Caxamarca a tres dias
del mes de Mar1ro de mili y seiscientos y cinquenta y cinco años, el dicho general
por auto que proveyo, ante Pedro de Saldaña, escribano de Su Magestad, dixo,
que por quanto su Señoria en conform:idad del que tenia capitulado y pactado con
su Magestad, cerca de la dicha conquista y que aviendo conducido compañias de
soldados, armas, municiones, bastimentos y todo lo demas necesario para la di-
cha conquista. entro el año proximo passado, por el puerto y paraje de Condomarca
a las provincias de Porontos, Jivitos, Cholones, Juanuncos, Payanan1ros, Cosca-
bosoas, Barbudos, Aguanos, Otanavis, Tabalosos y Motilones, que heran yndios
ynfieles a los guates reduje al conocimiento de nuestra Santa Fee catholica. des-
pues de aver dado la paz y obediencia a su Magestad, conociendo vasallaje y el
dicho Señor general en su nombre en las quales avia aprendido posesion y nom-
brado oficiales de cabildo y sitios para Iglesias y que hicieron algunas y en la.s
partes donde no se pudo dejar sacerdote por caussa que de quatro que llevava se
quedo muy enfermo en esta Villa el Bachiller Femando Celis de Saldaña. Vicario
general y en la provincia de Jivitos enfermo el Licenciado Estevan Mend~ del
Aguila, dexo entre los yndios personas que les fuesen enseñando la doctrina
christiana ynsttuyendoles en las cosas de nuestra sancta fee catholica en el yn-
terin que haya comodidad para ponerles sacerdotes; de todo lo qual avia de dar
avisso y ymbiar testimonio al Real Gobierno de lo que asta ahora tiene obrado

218
en la dicha conquista y pacificacion, en conformidad de lo que tiene capitulado
con su Magestad, y que atento a estar como estavan en esta dicha villa, el ayu-
dante Joseph Sanchez de Sala~ar que lo bera del tercio del Maestro de Campo
Don Agustin de Cassas y los alferezes Don Gabriel Setien Rubalcava y Don Pe-
dro de la Serna y el Sarjento Joan Carrasco que fueron en compañia de su Señoria
a la dicha jornada y binieron con su licencia a esta dicha villa, por tanto mando
que con los susodichos se hiciesse ynfonnacion de lo contenido en este auto,
declarando lo que an visto y de la suerte que se avia obrado para atraer a los
yndios ynfieles al conocimiento de nuestra Santa Fee catholica, la jente que entro
para la dicha pacificacion, vitualas y peltrechos y de la suerte que estan redu-
cidos y doctrinados los yndios de las provincias de los Tavalosos y Motilones, la
calidad de la fortificacion que alli tiene hecha y todo lo que avia obrado y ga-
nados que avia dado de todos jeneros de las provincias de los Motilones repar-
tiendo a todos los caciques y principales, bacas, puercos y gallinas para que ha-
yan haciendo crias y assi mesmo de como ay vecinos españoles con sus mujeres
y familias avecindados en la dicha provincia de los Motilones, y de como dejo en
aquel fuerte cantidad de soldados y al Capitan Alonso Guerra por cabo, con or-
den de que fuesse reduciendo a poblado los yndios de los Coscabosoas y Paya-
n~os y quedo en su Compañia Don Pedro de Añasco, para que doctrinasse a
los yndios de aquella provincia y que asi mesmo de como en la ciudad de Cha-
chapoyas se esta haciendo leba de soldados y en esta dicha villa y prebiniendo
otras cossas necesarias para la dicha pacificacion y especialmente para la de la
prqvincia de los Jivaros, en virtud de la orden que tiene del Real Goviemo deste
Reyno, la qua) dicha ynformacion se hici.esse ante Matheo Bravo de Laguna,
comisario de la caballeria y Justicia Mayor de este correjimiento, a quien cometio
la recepcion y juramento de los dichos testigos y que fecha la dicha ynformacion
se pussiesse con los demas autos, y otra que hi~o ante su Señoria, por no aver
escrivano en el pueblo de San Joseph de los Lamas, para que de todos los dichos
autos se sacasse testimonio autorizado en publica forma y manera que hiciesse fee
y se remitiessen al Real Gobierno.

En esta Villa de Caxamarca a quatro, cinco y seis dias del mes de M~o de
mili y seiscientos y cinquenta y quatro años, Mateo Bravo de Laguna Comisario
de la caballeria y justicia mayor, por Su Magestad por las ausencias del dicho
general, bi~o parecer ante si al ayudante Joseph Sanchez de Salazar, Alferez
Don Gabriel de Setien Rubalcava y Don Pedro de la Serna y Sarjento Joan Ca-
rrasco Berero, en virtud del auto proveido por dicho general, de los quales y de
cada uno de ellos, aviendose recebido juramento en forma de derecho por ante
Pedro de Saldaña, escrivano de Su Magestad y publico, los quales, depusieron

219
en sustancia lo siguiente: que los dichos ayudantes Joseph Sanchez de Salaz.ar
y los dichos alferez avían ido en compañia del dicho general usando sus oficios
y el dicho sarjento que avía entrado, usando el oficio de Cabo de Escuadra y que
en la provincia de los Tabalosos, le hi1ro merced del oficio de Sargento y que por
el mes de Abrill del año passado de mi.11 y seiscientos y cinquenta y quatro, que
el dicho ayudante habia ydo en compañia de dicho general, desde esta Villa con
otros soldados, armas y municiones, a.l castigo de los yndios Tavalosos, rebe-
lados a reducirlos y que vio ocultamente que el dicho general camino de noche
y de dia, que en nueve dias de como salieron desta dicha villa, llegaron a la ciu-
dad de Moyobamba aviendo caminado lo mas del camino a pie, por ser el dicho
camino de los mas malos que ay en es.te reyno y desde la dicha ciudad con al-
gunos soldados de los de la compañia del Capitan Alonso Guerra, juntamente
con los que llevo de esta villa, caminando como caminaron sin cesar de día y de
noche, que llegaron en tres días a la provincia de los Tavalosos donde vieron las
iglesias quemadas y los pueblos despoblados, sin ninguna gente, porque todos
los yndios de los dichos pueblos estavan rretirados y metidos en las montañas y
que mediante las diligencias que el dicho govemador hizo despachando tropas y
saliendo personalmente a buscar los dj.chos yndios en breve tiempo dieron con
algunos de quienes se cojieron noticias para poder aliar los demas con que se
prosiguio en buscarlos y los aliaron con mucho travajo por estar como estavan
retirados en montañas muy asperas y por tener como tenían los caminos sem-
brados de puyas, lan1ras de Chonta, puestas en oyos muy grandes que tenían
hechos, cubiertos de hojas y que los dichos yndios bolvieron a reducirse a sus
pueblos y que siendo preguntados los dichos yndios por el dicho general, que por
que caussa avían quemado las dichas iglesias y retiradose a las montañas dejando
sus pueblos despoblados, y que todos culparon al Cacique Ojanasta, diciendo
que él los había alterado, y ocasionado a ello, persuadiendoles que querriassen
las dichas iglesias y pueblos amenasandoles, que si no lo hacian les avía de haz.er
guerra y traer otros yndios, para ello de otras provincias y que el dicho peneral
aviendolos aquietado y apaciguado los dichos yndios, los dejo reedificando las
iglesias y cassas de sus pueblos y que no fue possible cojer por entonces al Ca-
cique Ojanasta, por averse retirado a las provincias de los Cascabosoas y que el
dicho general hizo justicia de un yndio complice en la quema de las dichas igle-
sias, el qua! avia dejado jente de guarnicion en el fuerte, que este testigo vido
hacer en esta jornada en el pueblo de San Joseph de los Lamas, en que el dicho
general travajo personalmente, trayendo los materiales a sus hombros juntamen-
te con el dicho ayudante y los demas soldados, el qua! salio para la ciudad de
Chachapoyas, para bolver a la prosecucion de la dicha conquista con toda la
jente que en la dicha ciudad y en esta provincia se avía conducido por su orden y

220
que aviendo llegado a esta dicha villa, en ella previno todo lo que le parecio
necessario para la dicha jornada, y los tres de los dichos testigos dicen, que por
el mes de Julio del año proximo passado vieron que salio el dicho general desta
villa con toda la jente de la compañia del Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola,
marchando y los dichos ayudantes Joseph Sanchez y Alferez Don Pedro de la
Serna en su compañia y que assi mesmo llevo dos compañías de soldados yndios
para entrar y hacer la dicha jornada y conquista por el puerto y paraje de Con-
dormarca, termino del Corregimiento de Caxamarquilla y que abiendo llegado al
puerto que llaman de la Capellanía, que esta como dos leguas del dicho paraje de
Condormarca y juntandose en el con la compañia que condujo el Maestro de
Campo Don Agustin de Cassas Albear en la provincia de Guamachuco, de cuya
compañia es alferez el dicho Don Gabriel y soldades y jente que trajo el Capitan
Don Andres de Guevara, y vieron los dicho,s testigos que el dicho general mando
passar muestra, y aviendose echo, se aliaron setenta y cinco soldados españoles
y ciento y sesenta yndios, libres todos, con annas y que assi mesmo vieron que
el dicho general llevaba dos piezas medianas de bronze y mucha cantidad de
achas, machetes, cuchillos y ropas, para repartir a los yndios ynfieles y asi mes-
mo mucha cantidad de alpargatas y mas de ciento y veinte mulas cargadas con
bastimentos, y desde el dicho paraje camino el dicho general con su jente en ellas
hasta el puesto de Cillangat, quatro dias de camino y por ser muy aspero y no
usado, se despeñaron mas de treinta de ellas y desde el dicho puesto de Cillangat
se fue marchando a pie y cargando las vituallas con yndios amigos y que assi
mesmo vieron que yban con el dicho general tres sacerdotes clerigos presbiteros
sin el Bachiller Femando Celis de Saldaña Vicario general de la dicha conquista,
que por estar muy enfermo se avia quedado en esta dicha villa de Caxamarca y
oficiales de herreros, carpinteros, zapateros, sastres, barberos, cirujanos y otros
oficios, con todos los quales el dicho general fue a pie marchando y llegaron al
pueblo de Poronto donde todos los yndios de él se dieron de paz, a los quales
vieron estos testigos que el dicho govemador les repartio herramientas y vestidos
y que del dicho pueblo tomo posesion el dicho general en nombre de su Mages-
tad, al qual le pusso por nombre San Antonio y que nombro Alcaldes y oficiales
y señalo sitio para que hiciesen iglesia y que por haver comodidad de dejarles
sacerdote que los doctrinase, se le dejo una persona para el efecto y haviendo
salido el dicho govemador del dicho pueblo con toda su jente, prosiguiendo su
viaje, los yndios del dicho pueblo salieron acompañando al dicho general y que
llegaron en su compañia al pueblo de Xivitos, ayudando como ayudaron a llevar
las vituallas con mucho amor y voluntad, por el agasajo que vieron que el dicho
governador les hacia y dadivas que les dio de machetes y otras cossas y que lo
mesmo hi1ro en el dicho pueblo de Xivitos, donde tambien vieron que los yndios

221
de el se dieron de paz y en él se hici.eron las mesmas diligencias que en el de
Poronto, y se le pusso por nombre la Concepcion, y que en el dicho pueblo en-
fenno el dicho ayudante y el primero que le cargo por el camino a sus hombros
para proseguir con la dicha jornada, fue el dicho gobernador, y a su imitacion lo
hizo el Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y luego prosiguieron los de-
mas soldados, lo qual hizo el dicho governador con mucho amor y animo y es-
fuerzo a los que se fatigaban y cansavan en el camino y ayudava a aliviarles el es-
torvo de sus annas, y que mientras estuvieron en el dicho pueblo de los Xivitos
vieron tambien que los indios del pueblo y provincia de los Cholones vinieron al
dicho pueblo de los Xivitos, y que en él se dieron de paz al dicho govemador,
trayendole camaricos y que el dicho general les correspondia con dadivas y re-
galos que les hi~o de que bieron manifestavan quedar muy contentos y tambien
nombro alcaldes y oficiales y les dejo persona que los industriasse y enseñasse
en las cosas de nuestra santa fee catholica, y que el dicho general en prosecucion
de su jornada vieron que llego con toda su gente al rio de los Xivitos y en él de-
tennino el dicho governador de hacer embarcaciones para navegar por el dicho
rio todos los indios Porontos, Xivitos, Cholones y otros practicos que alli se alia-
ron presentes dificultaron muchísimo el poderse navegar, por ser assi que decian,
que ellos nunca avian navegado, ni se atrevían a ello, por causa de los grandes
saltos y raudales que avian reconocido en él y que no obstante las dichas difi-
cultades el dicho general se resolvio a que se avia de navegar por él, diciendo que
todos tuviessen muy buen animo y esperan~a en Dios, que los avia de sacar de
cualquiera riesgo, pues se ocupavan en servicio suyo y que mando hacer, como
se hicieron veinte y ocho embarcaciones para cuyo efecto el primero que se ex-
pusso al travajo personalmente fue el dicho governador cargando, como cargaba
a sus hombros los palos de balsas, y estando entendiendose en hacer las dichas
embarcaciones, llego al dicho rio el cacique de los yndios Juanuncos llamado
Guatazapa, a quien el dicho governador babia ymbiado a llamar con indios de los
Xivitos ymbiandole con ellos algunos regalos, el qual dicho cacique dixo que
venia de muy buena gana a ver al dicho governador, aunque de antes estava te-
meroso por lo que le avia dicho el Cacique de los Tavalosos llamado Ojanasta,
procurando ynquietarle para que no recibiese a los españoles y que antes les hi-
ciesse guerra y que por lo que le habian dicho sus amigos los Xivitos ascgu-
randole de los buenos tratamientos que les acia el dicho general y toda su gente
avia ido adonde el dicho general estava, el qual se embarco con el dicho general
en el dicho paraje y fue navegando en las dichas embarcaciones passando como
passaron muchas yncomodidades, travajos y riesgos por los grandes rraudales
del rio: y saltos que en él allavan, llegaron a desembarcar en una ysla. donde
estavan algunos yndios de los Juanuncos y de alli el dicho govemador con su
exercito y algunos de los dichos indios, passo al pueblo de los dichos Juanuncos

222
y los indios de él tambien se dieron de paz y con ellos se hizieron las mesmas
diligencias y al dicho pueblo se le pusso por nombre Santiago, aprehendiendo
posesion de él, y que de alli passo el dicho general al pueblo de los Payaoan~os
donde tambien aprehendio posesion en nombre de Su Magestad, al qual le pusso
por nombre San Nicolas y que avia nombrado alcaldes y otros oficiales y que
hi~ el dicho general que los sacerdotes le hiciessen platicas, dandoles a entender
los misterios de nuestra Santa fee catholica y los dichos yndios por el ynterprete
que les hablaba, prometieron de ser christianos y dieron noticia los dichos yndios
de que el dicho Cacique Ojanasta. andava en aquellas provincias, inquietandolos
a todos y persuadiendoles a que tomassen armas contra todos y los matassen, y
vieron que el dicho general despacho al Ma,estro de Campo don Agustin de Ca-
ssas con un ramo de infanteria a que buscasse al dicho cacique y lo prendiesse, el
qual aviendo vuelto adonde estaba el dic~o govemador, en presencia de estos
testigos, dixo el dicho Maestro de Campo, que aviendo buscado al dicho Ojanasta
en todas las partes donde le avian dado noticia y le podria hallar, no le avian
podido descubrir y que andando en su busca avía encontrado al capitan Alonso
Guerra y que estando en su compañia, se les avía dado noticia de como el dicho
cacique Ojanasta andava por aquella provincia de los Coscabosoas, convocando
la jente della para que se pussiera en arma contra el dicho govemador y su jente
y que el dicho Maestro de Campo avia ido en su busca del dicho cacique Ojanas-
ta con su compañia y parte de la del dicho capitan Alonso Guerra, que aviendo
caminado dos dias en su alcance, avia sabido de unos yndios Coscabosoas, como
todos los yndios que avia combocado, le avian dejado por aver savido que los
Juanuncos y Payanan~os se avian dado de paz mediante los buenos tratamientos
y regalos que les avia hecho el dicho govemador, por cuya caussa se avia retirado
el dicho cacique acia los Fuynes chiquitos, porque el dicho Maestro de Campo
bolvia a dar avisso y que el dicho capitan Alonso Guerra quedava buscando al
dicho Cacique para prenderle, y que luego otro dia llego avisso al dicho govema-
dor de como ya estava presso el dicho Cacique y que el dicho capitan lo llevaba al
pueblo de los Lamas, con cuyo avisso el dicho govemador con toda su jente fue
al pueblo de los Coscabosoas, donde tambien los yndios de él se dieron de paz
y que con ellos se hizieron las mesmas diligencias que con los otros y que al di-
cho pueblo se le pusso por nombre San Matheo y que estando en él el dicho
governador, vinieron a dar la obediencia los yndios de los Fuynes chiquitos, los
quales fueron agasajados y regalados del dicho general y que prometieron de ser
christianos y que desde el dicho pueblo de Coscabosoas bolvieron a navegar rio
abajo que es el de Guanuco hasta el puerto de los Lamas, donde se desembar-
caron todos, y desde dicho puerto, ymbio el dicho govemador a llamar a dicho
capitan Alonso Guerra al pueblo de los Lamas, el qual vino al dicho puerto tra-
yendo al dicho cacique Ojanasta aprisionado y tambien bieron estos testigos que

223
el dicho governador tuvo dispuesto de ymbiar a las provincias de los Amassi y
Fuynes y Rumiauca al dicho Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y que se
averiguo no aver quedado yndios en ellas, con lo qual el dicho govemador dio
orden a los capitanes Don Joan de Piedrola y Alonso Guerra, fuessen a las pro-
vincias de los Tavalosos y Motilones con orden de que fuessen rreduciendo todos
los yndios que allassen por las montañas a los pueblos de San Joseph de los La-
mas y la Virgen del Rosario de los Taivalosos por aver fundado el dicho govema-
dor los dichos dos pueblos en medio de las dichas dos provincias, porque los
yndios antes de averse fundado vivian muy divididos unos de otros teniendo sus
cassas apartadas en distancia de una o dos leguas unas de otras y que los dichos
Joseph Sanchez de Sala<;:ar y alferez Don Pedro de la Serna, fueron en compañia
de los dichos capitanes y que el dicho alferez Don Gabriel Setien Rubalcava.
avia quedado enfermo en la dicha provincia y que bieron que el dicho govema-
dor, despues que dio la dicho orden a los dichos capitanes desde el dicho puerto
de los Lamas, se fue por el rio abajo en embarcaciones con el dicho Maestro de
Campo Don Agustin de Cassas Albear y la jente de su compañia y algunos yndios
amigos y el sargento Joan Carrasco y estando para embarcarsse los yndios prac-
ticos de dicho rrio, pussieron muchas dificultades sobre su navegacion, diciendo
tener el dicho rrio muchos raudales, saltos muy peligrosos y que el dicho general
venciendo todas las dificultades que se propusieron se embarco con la jente
rreferida.

Y el dicho sargento Joan Carrasco Berero, como quien fue por el dicho rrio
abajo con el dicho general, refiere en su declaración de que llegaron a la provin-
cia de la Cocama y al pueblo de los Jeberos y que en él hallaron al Padre Lucas de
la Cueva, religioso de la Compañia de Jesus y que el dicho governador llevan-
dole en su compañia, fue a las provincias de los Barbudos y Aguanos y que los
apaciguo hasta dejarlos de paz, sin e·mbargo de ser los yndios de las dichas na-
ciones, los mas belicosos que se conocen y que apaciguando los dichos yndios,
se bolvio a la provincia de los Otanavis por otro bra~o del rrio, a los quales tam-
bien los apaciguo y los dejo de paz y desde la dicha provincia salio al pueblo de
los Lamas, donde allo a los dichos quatro testigos, que en el dicho pueblo de los
Lamas se hallaron cien soldados españoles sin los que estavan de guamicion en
el fuerte de los Lamas y que el dicho general habiendo ajustado la caussa del
dicho Cacique Ojanasta, por ser el principal motor de las quemas y lebantamien-
tos de los Tavalosos y Motilones mando hazer justicia de él y que quando llego de
vuelta el dicho general al dicho pueblo passaron cinquenta y tres días y que los
dichos capitanes en conformidad de lo que les avía ordenado el dicho general
tenian reducidos a los dos pueblos todos los yndios de aquellas dos provincias y
que los dichos yndios iban doctrinados con mucha puntualidad a las dichas ygle-

224
sias de los dichos pueblos de la Virgen del Rosario y San Joseph de los Lamas
y que el cura de los dichos pueblos les enseñava y educava con mucho cuidado
y que en las dichas yglesias avia todos los ornamentos necesarios, para la ad-
ministracion del culto divino y que en la dichas provincias vieron estos testigos
que se avian metido ganados mayores y menores y gallinas a costa del dicho
govemador y que se les repartio a los caciques y principales para que fuessen
aciendo cria y que asi mesmo saben y vieron que ay algunos españoles avecin-
dados con sus mugeres y familias en el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas
y que en él se avian hecho mas de doscientas y ochenta casas y que el dicho
govemador en el fuerte del dicho pueblo dejo jente de guamicion con armas y
muchas municiones y dos piezas de bronce y por cabo del dicho fuerte al dicho
capitan Alonso Guerra y en todas la ocasiones que se ofrecieron, vieron estos
testigos que el primero que se expuso al rriesgo y travajo fue el dicho governa-
dor, trabajando personalmente y caminando mucho numero de leguas a pie y
muchas vezes descali;o y pasando las mismas incomodidades que otro cualquiera
soldado y dejando guarnecido el dicho fuerte, que salio el dicho general para la
ciudad de Chachapoyas y esta dicha villa a conducir mas gente para la prosecu-
cion de la dicha pacificacion y conquista y expecialmente para la de los Jíbaros
y que estos testigos salieron con su licencia con otros soldados y que estan ocu-
pando sus oficios y que asi mesmo saven que por orden del dicho general, se esta
conduciendo gente en la dicha ciudad de Chachapoyas y en la de Trujillo y en
esta dicha villa y que estan arboladas banderas para el dicho afecto y an oydo
dezir al dicho governador que a de salir desta dicha villa para la dicha faccion, al
principio del verano y que solo lo detenia el ymbierno, por no ser a proposito
para entrar en la montaña; y los dichos Joseph Sanchez de Salai;ar, Alferez Don
Gabriel Setien y Don Pedro de la Serna, cerca de lo que el dicho general obro en
la provincia de los Aguanos, Barbudos y Otanavis dicen de oydos a los que fue-
ron con el dicho general a la faccion y al fin del dicho quaderno esta un recibo
otorg~do por Joan de Malaga residente en esta dicha villa por ante Pedro de Sal-
daña, escrivano de su Magestad y publico, de que en doce dias del mes de Abrill
de mil y seiscientos y cincuenta y cinco años, recivio del dicho general tres
testimonios: el primero con sesenta y ocho foxas, otro en veinte y otro en quince
foxas, otros autos en quatro foxas para los llevar y entregar en la ciudad de Tru-
xillo, destos reynos del Piru, al muy Reverendo Padre Fray Goni;alo de Herrera,
Ministro Provincial del orden del Señor San Francisco desta provincia de los
doce apostoles, para que su Paternidad, muy Reverenda los llevasse y entregasse
en el Real Gobierno adonde se remiten y parece por los dichos quadernos que
todos los autos que estan en ellos que el dicho general los actuo ante si a falta de
escrivano publico o rreal que los hii;o y fulmino con yntervencion de tres testigos.

225
Segun que todo lo antedicho, mas largamente consta y parece de los dichos
tres quademos, que el dicho general exivio, a los quales en todo me rrefiero. los
quales bolvio el dicho general a llevar a su poder y para que de ello conste de su
mandamiento y pedimiento doy el presente en la villa de Caxamarca la Grande del
Peru, en cinco dias del mes de Jullio de mili y seyscientos y cinquenta y cinco
años, y en fee de ello, fice mi signo y no lleve derechos.

En testimonio de verdad.

Joan de Cespedes Prieto, escrivano publico.

(Con su signo y rúbrica).

[RABN 1900: 111 (IV). 37-95]

Carta a S.M. del Deán y Cabildo de la ciudad de Trujillo sobre las conquis-
tas realizadas por Don Martín de la Riva Herrera y sobre la nueva conquista de
los Jíbaros que se propone. Trujillo, 3 de junio de 1655.

ÜeEDECIENDO este Cabildo Eclesiastico de la ciudad de Truxillo en el Piru,


las Reales ordenes de Vuestra Magestad, dio quenta el año passado de cinquenta
y quatro, de como Don Martín de la Riva y Herrera, Vuestro General, nombrado
para la nueba conquista y pacificacion de los indios Tavalosos y Lamas. avia
hecho entrada en estas provincias con tan buen acierto, que quedaron reducidos
al gremio de Nuestra Santa Iglesia en dos pueblos fundados con Iglesia y zacer-
dote, que les administre los santos sacramentos quedando logrado en esta parte
el catholico zelo de Vuestra Magestad.

Lo que de nuebo se ofrece añadir en esta ocasion, es que hi~o Vuestro Gene-
ral segunda entrada por el mes de Junio del dicho año con soldados y sacerdotes
de este obispado, que escriven a este cavildo como entro en las provincias de
Xivitos, Cholones, Juanuncos, Tabalosos, Coscabosoas, Motilones, Aguanos.,
Barbudos y Cocamas, con tan buena dicha que sin necesidad de aprovecharse
de las armas, se redujeron todos los indios de las dichas provincias a nuestro
gremio y basallaje de Vuestra Magestad, mediante los agasajos, dadivas y bue-

226
nos tratamientos, que les hacia el general y aprehendio posesion en nombre de
Vuestra Magestad en todas las provincias; y nombro oficiales dejando personas
que fuesen cathequisandolos y enseñandole:s la Doctrina Christiana, y assi mes-
mo dicen los dichos sacerdotes aver mas de seys mili indios que oy estan ala-
bando a Dios Nuestro Señor quando avia tan poco tiempo no le conocían y que
dicho general ponia gran cuydado en el tratamiento de los indios y demas gente,
siendo el primero que se exponía a los travajos y riesgos, y hiiro embarcaciones
en que fue mas de doscientos leguas por el rio Marañon abajo reconociendo las
dichas provincias y se puede fiar del celo, valor y cuydado del dicho general,
grandes progresos en servicio de ambas magestades y aunque por diferentes
personas se a yntentado esta pacificacion no se a visto aver obrado cossa nin-
guna en ella, oy se estan aciendo mas levas de gente para entrar este verano a la
reduccion de la provincia de los Xivaros que segun las tradicion general es la
mas rica de mineral de oro que ay en este Reyno y sin embargo de aver entrado
otras personas a la reduccion de dicha provincia y no aver sacado otra cosa que
perdida de gente nos prometemos la ha de pacificar el dicho general por las
esperiencias que se tienen de su gobierno y celo del servicio de ambas Mages-
tades.

La Divina guarde la Real y Catholica persona de Vuestra Magestad en ma-


yor aumento de Reynos y como estos suyos an menester.

Truxillo y Junio 3 de 1655.

Doctor Don Sancho Pardo de Cardenas

licenciado Marias de Caravantes

Don Hemando Valcarar

Doctor Don Antonio de Silva

Don Francisco <;apata

Doctor Gabriel de la Chica Cevallos

Ante mi.-Alonso Davila.

(Todos con sus rúbricas)

[RABN 1900: 111 (IV), 103- 104)

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(29) Extracto para el Consejo de Indias sobre la solicitud de Don Martín de la
Riva Herrera para que se le conceda que la cabeza de su Gobernación sea
la ciudad de Chachapoyas y Caxamarquilla y sobre la nueva conquista que
se propone de los Maynas, Cocamas y Jíbaros. 5 de marzo de 1657.

EL MAESTRO DE CAMPO Don Martin de la Riva Herrera, Cavallero de la


Orden de Santiago, Correxidor de Caxamarca, á cuyo cargo está la reduccion,
pacificacion y conquista de las provincias de los Tavalosos, Motilones y otros.

Dice, que su cumplimiento de las ordenes de Vuestra Magestad y de lo que


tiene ofrecido ha ydo entrando en muchas provincias de ynfieles y corrido mas de
doscientas cinquenta leguas por el rrio Marañon, con tan buena suerte y felicidad
que ha permitido Nuestro Señor, se den de paz los yndios sin necesidad de valer-
se de las armas, sino en muy pocas ocasiones y ha conseguido llegará la provincia
de los yndios barbudos que son los mas dociles que se conocen y no tienen de
yndios mas que el nombre, porque son blancos como españoles y como tiene
dado quenta á Vuestra Magestad, dejó gente de guamicion en la provincia de los
Motilones, donde hi~o un castillo, poniendo dos piezas de artillería, fundó un
pueblo con yglesia, y lo mismo tiene hecho en la Provincia de los Tavalosos,
estando tan domesticos y reducidos hoy estos yndios, como si huviera muchos
años huvieran tenido conocimiento de Nuestra Santa Fee, y por entrar la fu~
del ynviemo y estar los rios con muchas crecientes, le fue preciso salir desde la
provincia de los barbudos hasta el verano, dexando la guamicion combiniente en
las partes que parecio necesario: de suerte que hasta el mes de junio del año pa-
sado de 655 ha conseguido el pacificar las provincias de los Givitos, Cholones,
Juamincos, Payanan~os, Pavalosos, Motilones, Tavalosos, Fuynes, Aguanos,
Cocamas y Barbudos, sin que en el distrito de mas de doscientos cinquenta le-
guas, haya avido yndio que no se aya reducido a Nuestra Santa Fee y obediencia
de Vuestra Magestad, en cuyo nombre a tomado posesion, a dejado ordenes para
que se bayan poblando en forma y que todo se reduzga a buena policia y enseñan-
~ª de los yndios, obrando en todo con el zelo y amor que piden sus obligaciones.
que reconociendolo asi la Audiencia de Lima con su acuerdo le encargo el VIJTC)'
Conde de Salvatierra la pacificacion que se avia dado al General Don Diego
Vaca, de las Provincias de Maynas, Cocamas y Jibaros, que esta tiene el nombre
de mas riqueza de aquel reyno y aunque se a yntentado pacificar por diferentes
personas, no lo han podido conseguir y espera que con la gente que queda

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prebiniendo ha de tener en esta reducion la misma felicidad que en las demas
que ha pacificado y aunque de todo lo obrado ha remitido diferentes papeles y
relaciones a Vuestra Magestad debiendo recetarse no hayan llegado al Consejo a
parecido representar á Vuestra Magestad, todo lo que a obrado y espera contin~
para merecer mas y por que su deseo no es otro que conseguir en su tiempo y por
su propia persona la conquista mas gloriosa que se puede ofrecer en las Provin-
cias del Peru- y que la merced que Vuestra. Magestad tiene hecha de aquel oficio
a Don Salvador Solano, puede embara~arle el progreso de todo, lo representa
por el mayor servicio de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Magestad, para que
reconociendo la importancia de que se continuen hasta el fin estas reduciones de
Provincias tan dilatadas y ricas, provea y mande lo que mas fuere de su Real
servicio y que siempre conste como por su parte ha cwnplido assi con aver dado
quenta del estado de esas reduciones y de la combeniencia que se seguira el que
se prosigan, aviendo llegado al tennino que ba rreferido y con tanta felicidad
como constara de los autos y por que en cualquiera resulucion que Vuestra Ma-
gestad mandare tomar, combiene se declare que la cabe~a de gobemacion de las
Provincias que ha rreducido y de las que conquistare ha de ser Chachapoyas, por
no estar con toda claridad en los despachos que se dieron para esta pacificacion.

Suplica a Vuestra Magestad mande declarar que la dicha cabe~a de Gover-


nacion a de ser la ciudad de Chachapoyas y Caxamarquilla, por estar estos dos
pueblos en las bocas de las montañas y fuera de grande ynconveniente no es-
tuviesen unidos y que se gobernasen por diferentes personas y por que entre las
que le an asistido mucho, en la dicha pacificacion y reduzion y doctrina de los
yndios an sido el Bachiller Don Salvador Velasques de Medrano y el Licenciado
Don Pedro de Añasco Alvarado, seria combeniente para que se alienten que Vues-
tra Magestad les mande dar las gracias dandose por servido de sus personas
recomendadolas al Virrey del Peru y Obispo de Truxillo, para que otros a su ymi-
tacion agan lo mismo y se alienten a cumplir en servicio de Vuestra Magestad,
que mandara en todo lo que mas convenga.

(Al dorso de este documento se lee:)

Las consultas se llevan por Secretaria.


En el Consejo a 5 de Mar~o de 1657.
Contados los papeles que ay de la materia lo vea el señor Fiscal.
Traense los papeles tocantes a esto.

El fiscal dice que sin embargo de lo que esta parte rrefiere se deve cumplir
lo rresuelto por el consejo en catorce de Enero de mili seyscientos y cinqueota

229
y seys de que se despacho zedula en 10 de Febrero del mismo año, mayormente
que quando el despacho llegue se abra ya dado fin a la nueva conquista que
Don Martin de la Riva rrefiere en su carta, pues dice que dentro de veinte dias
salia a ella, y que antes de un año tendria hecha la reducion, y se le podra encar-
gar al Virrey que si fueren ciertas las que en estos autos se rrefieren ponga es-
pecial cuydado en su conservacion y en que no falte la enseñam;a a los yndios
rreducidos.

Y en quanto a lo que pide que se declare que sea caveza de aquellas rre-
ducciones la ciudad de Chachapoyas y Caxamarquilla se podra pedir ynfonne
al Virrey y para lo que dice de que deben ser premiados los ministros eclesias-
ticos que le asistieron podra llevar a la Camara.

Y tambien pide se escriva al Virrey aga que este Govemador envie rrelacion
de lo que vbiere obrado desde mayo del año seyscientos cinquenta y cinco a esta
parte en las rreduciones que dice en su carta, salia a hazer en las Provincias de
Jibaros y Maynas.-Madrid y Abril 12 de 657.

En el Consejo a 14 de Abril de 1657.

Traygalo el relator.

Toca al licenciado Don Leonardo del Valle por dependencia.

[RABN 1900: 111 (IV). 30-32]

(30) Carta de Don Bartolomé de Hazaña Palacios, en nombre del General


Don Martín de la Riva Herrera, presentando testimonio y certificación de
toda la prevención de pólvora, armas, municiones y demás pertrechos
dispuestos por dicho General para su entrada a las provincias de los May-
nas, Jeberos y Jíbaros. Lima, 22 de octubre de 1655.

El capitán Don Bartolomé de Hazaña Palacios, del hábito de Santiago, en


nombre del General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del dicho habito.
Corregidor y Justicia Mayor de la provincia de Caxarnarca, Gobernador y Ca-

230
pitan General perpetuo de la conquista y reduccion de las provincias -de los
Motilones, Tabalosos, Omagos y demás indios infieles del río Marañón por Su
Magestad, dice: que en conformidad de su obligación de dar cuenta á V. Exa.
del estado que tiene la dicha conquista y lo que se ha obrado en ella. cada año,
presenta este testimonio por donde conocerá V. Exa. cuan cuidadosa y dili-
gentemente y con cuan lucidos frutos asiste á ella, sin reparo á la costa de su
hacienda, que es tan considerable, en la condución de la gente de milicia y paga
de las armas y pertrechos y gastos forzosos, valiéndose para las entradas, en
diferentes y distintas partes, de personas y soldados de toda satisfacción, tenien-
do en todas la prevención de pólvora, armas, municiones y demás pertrechos
necesarios para facilitar la dicha conquista, mejorando cada año los brillantes
efectos que se pretenden, assí en servicio de Dios, con la conversión de dichos
infieles, como en el de Su Magestad, poblando dichas provincias, de que consta
por la certificación del veedor y contador de ella, y para que de todo sea V. Exa.
servido, y el dicho general satisfaga á su obligación y continúe la en que se halla
del servicio de Su Magestad, con el acierto que procura, con tanto celo, fee y
puntualidad.

A V . Exa. pide y suplica ha por presentado el dicho testimonio y certifica-


ción, y deste memorial y lo á él proveído, se le dé testimonio para en guarda de
su derecho, en que recibirá merced y justicia que pide, etc.

Lima, 22 de octubre de 1655.

Al Señor Fiscal, y con su respuesta se lleve al Acuerdo de Justicia.

Hay una rúbrica.

ÜREJÓN

ExcMo. SEÑOR:

El Fiscal ha visto este memorial y testimonio que con él se presenta, y dice:


que siendo V. Exa. servido podrá mandar se le dé al suplicante el testimonio que
pide, para aquellos efectos que hubiesen lugar en derecho.

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Lima, noviembre 10 de 1655.

D0:11 JllAN DE V ALDES Y LLANOS

Júntese los autos y tráiganse.

Hay cuatro rúbricas.

Nicolás Pardo y Carvajal, Contador y Veedor de la conquista, pacificación y


reducción de los indios infieles de las provincias de los Motilones, Tabalosos,
Omagos y las demas de indios infieles del río Marañón, por nombramiento del
General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del orden de Santiago, Corre-
gidor y Justicia Mayor de estas provincias de Caxamarca y ciudades de Chacha-
poyas y Moyobamba, Gobernador y Capitán General perpetuo de la dicha con-
quista y sus provincias por el Rey nuestro señor, certifico: que por los libros y
demás papeles de la veeduría que están á mi cargo, consta y parece que el dicho
Gobernador Don Martín de la Riva ha conducido las compañías de soldados, ar-
mas, municiones, pertrechos y bastimentos que abajo irán declarados, para efecto
de hacer la entrada á la conquista y pacificación de las provincias de los Mainas
Jeveros y Jivaros, para donde ha de salir á veinte de este presente mes y año y
parece que en esta villa de Caxamarca ha conducido una compañía de soldados.
y otra en la ciudad de Truxillo hasta número de sesenta hombres, alistados á
sueldo, de que son capitanes Valentín de Vargas y Mateo de Soto, que llevan en
su compañía sin los capellanes y otras personas que van con el dicho general; y
los dichos soldados van pagados seis pagos adelantados , sin los socorros que se
les ha dado, á razón de dos reales cada día, desde el día que asentaron plaza has-
ta el día que salen marchando para las dichas provincias.

Y también ha inviado orden a la ciudad de Chachapoyas á el Maestre de


Campo Don Agustín de Casas Albear, para que á veinte deste mes de junio con la
gente de guerra y otros pertrechos y lbastimentos que era la dicha ciudad están
conducidos, salgan de la dicha ciudad para el embarcadero que está junto á la
ciudad de Jaén, orillas del río Marañón, donde ha de estar a los primeros de julio
aguardando para juntarse con el dicho general y demás gente que lleva en su
compañía, y el dicho Maestre de Campo avisa lleva en su compañía treinta y
cinco personas, con plazas y sueldos y tambien de la cantidad de armas y
bastimentos que ha de llevar y han de embarcarse en dicho puerto de Jaén, para
las provincias de Mainas y Jivaros.

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Y assimesmo el dicho general le remitió orden á Don Martín Bravo Solda-
do, que estaba de guarnición en el fuerte de los Lamas, para que fuese por el río
de Huánuco a la ciudad de Borja y llevase á ella diez soldados con sus armas, de
los que estaban de guarnición en el dicho fuerte, y dos pedreros de bronce y
algunos mosquetes y aguardase en la dicha ciudad de Borja hasta que llegase el
dicho general, para entrar con dichos peltrechos y gente á las dichas provincias
de Mainas y Jivaros.

Y tambien ha escrito el dicho general á la ciudad de Borja á algunos vecinos


de ella, pidiéndoles embarcaciones para bajar á las dichas provincias y ha in-
viado órdenes para que allí se conduzca y aliste alguna gente de guerra.

Y assimesmo parece despachó título de capitán de infantería á Jacinto Váz.-


quez, vecino de la ciudad de Cuenca, para que en ella condujese una compañía
de soldados y cantidad de bastimentos peltrechos para la dicha conquista, por
ser la más circunvecina á dichas provincias de Jivaros, señalándole el tiempo
para cuando de estar prevenido con la dicha gente y bastimentos y peltrecbos.

Y parece que en esta villa y sus provincias, se han conducido las armas, pel-
trechos y municiones y bastimentos que abajo irán declarados, en la manera
siguiente:

Cuatro quintales de pólvora indios


lten, tres quintales de cuerda lten, una fragua con todas sus he-
lten, cuatro quintales de plomo rramientas y yunque
lten, mili y quinientas balas lten, cuatro quintales de fierro
lten, ochenta hierros de lanza lten, cuatro barretas
lten, doscientos y cincuenta ma- lten, dos campanas de metal me-
chetes comunes dianas
lten, veinte y cinco azuelas lten, dos homamentos enteros con
Iten, veinte y cinco espadines he- todo el recaudo para decir mi-
chizos ssa y crismeros
lten, doscientas hachas Iten, trescientos pares de alparga-
lten, mili y doscientos cuchillos de tas
todos géneros para dar á los Iten, cincuenta escaupiles
indios con los machetes Iten, seiscientas varas de panetes
lten, doscientos pesos que se han y bayetas para el vistuario de
comprado de chaquiras, casca- los soldados y demás gente
beles y trompas para dar á los lten, cien pares de zapatos

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BASTIMENTOS

Cien quintales de bizcocho Iten, seis botijuelas de aceite


Iten, ochenta quintales de carne de lten, diez arrobas de conserva para
camero y tocino los enfermos
Iten, trescientos quesos Iten, trescientos pesos de medi-
Iten, veinte botijas de vino cmas
Iten, diez botijuelas de aguardiente

Todo lo cual ha comprado y conducido el dicho general para efecto de hacer


la dicha entrada y conquista á las provincias de los Jivaros y Mainas; demas de lo
que consta por los libros de la dicha veeduria haber conducido el año de cincuen-
ta y cuatro para la entrada y conquista que hizo por el mes de julio del dicho año
de cincuenta y cuatro á las provincias de los Motilones y Tabalosos y otras cir-
cunvecinas dellas, donde asiste el capitan Alonso Guerra con una compañia de
infantería questa de guarnición en el fuerte que se hizo en el pueblo de los Lamas,
al cual dicho capitán se le han inviado órdenes para que vaya haciendo poblar los
indios, y fabricar las cosas con orden, en los pueblos señalados; y que tenga cui-
dado en asistir á los sacerdotes, y que los indios le dotrinen con todo cuidado; y
que si pudiesse, con buenos modos, hacer que los indios Coscabosos se pueblen
en sitios convinientes, cerca de los Lamas, los que por estar muy distantes y el
mal paraje situados y muy desviados unos de otros.

Assimismo ha enviado orden al dicho Alonzo Guerra.................................


tros géneros de ganados que el dicho general le ha remitido á las dichas provin-
cias, para el dicho efecto, y lo que más le encarga al dicho capitán en la dicha
orden é instancias, es el agasajo y buen. tratamiento con todos los indios reducidos.

Y assimismo certifico como en ve·intiún días del mes de julio del año passado
de seiscientos y cincuenta y cuatro, que salió el dicho general para las provincias
de los Tabalosos, Pabalosos y Omagos y otras, dí certificación, con razón de
todas las armas, peltrechos y bastimentos y soldados de guerra que llevó en su
compañía el dicho general, para remitirla al Real Gobierno, segun que todo lo su-
sodicho consta y parece por los libros y demás papeles de la veeduria que están
á mi cargo, á que me refiero: y para que conste donde convenga, de mandamien-
to del dicho general, dí la presente en la ciudad de Caxarnarca la grande del Perú,
á veinte de junio de mili y seiscientos y cincuenta y cinco años.

N1coLAs PARDO v CARBAJAL

234
-- ""'

Los escribanos que aquí ftnnamos y signamos, certificamos y damos fee,


que Nicolás Pardo y Carbajal, de quien vá ftnnada esta certificación, es tal
veedor y contador nombrado por el general Don Martín de la Riva Herrera, del
Orden de Santiago, como se nombra, y como tal usa y ejerce el dicho oficio y
cargo de veedor, contador de la conquista que refiere, y tiene á su cargo los li-
bros de que hace mención y para que dello conste dimos el presente, en la villa
de Caxarnarca á vienticuatro días del mes de septiembre de mili y seiscientos y
cincuenta y cinco años.

En testimonio de verdad

Hay un signo

PEDRO PRIETO

En testimonio de verdad

Hay un signo

PEDRO DE SALDAÑA P1NEDO


Escribano de Su Magestad

En testimonio de verdad

Hay un signo

GERÓNIMO DE H1NOJOSA
Escribano de Su Magestad

(RABN 1899: II (III), 110-115)

(31) Itinerario de la entrada del General Don Martín de la Riva Herrera a la


provincia de Maynas. s/f

Salio con su ejército de Cajamarca con rumbo al Puerto de Jaen sobre el


Marañon, en Julio de 1655.-Se embarco alli y navego tres días hasta el rio que
baja de los Jivaros cerca de San Francisco de Borja y tomo posesion de ese go-
bierno conforme con sus titulos.-Subio por el dicho rio de Jivaros hasta la ciudad

235
de Santiago.-Siguió navegando rio arriba y diez y siete días despues de salir de
Santiago, desembarcaron en el punto llamado Jurinca donde se fortifico.- Salio
de alli y a los tres dias llego a la poblacion un dia de Capurango.-Algunos dias
despues continuo subiendo el rio has.ta el punto que fue antigua ciudad de Lo-
groño y hasta los linderos de la provincia de Cuenca. Esa ciudad se encontraba
en la c.onfluencia de los rios Cuenca (Paute) y Zamora.-De aJli regreso portie-
rra. Despues de treinta y seis dias de penosa marcha llego al real.- Allí fundo dos
poblaciones que llamo: San Francisco Javier y San Martin. Habiendose suble-
vado y huido los indios salio a perseguirlos hacia Gimbaca o Ajimbaca adonde
llegaron a los cuatro dias de donde regresaron al real despues de pacificar a los
indios.-Regreso con todo el ejercito y a los cuatro dias de navegacion llego a la
ciudad de Borja.-En esta ciudad se embarco nuevamente y bajo el Marañon,
hasta el Pastaza, el que subieron durante quince dias hasta la Provincia de
Ruamaynas- Alli formo su real y despacho a su ayudante Bemardino de Monzon,
rio arriba para que no lo reconociera hasta sus cabeceras hasta el Bombonaza
y llegase a la Provincia de los Coronados, fronteras a la Provincia de Quito. El
General, por su parte salio a recorrer la Provincia de los Ruamaynas y Conchas.
Se dirigio a una quebranda y rio a tres leguas del Pastaza y que va a desembocar
en el rio Tigre. Despues de reducir aquellas tribus navego nueve dias el rio Tigre
llego a la Provincia de los Avitoas a los que sometio, lo mismo que a los Atrios
y Coronatoas, tomando posesion en nombre del Rey de todos aquellos territo-
rios. Despues de mas de dos meses de viajes regreso al real.

Por su parte el Ayudante Bernardino de Monzon babia pacificado la tribu


de los Coronados o lpapichas de cuya provincia tomo posesion en nombre del
General.

Con la gente de las diversas tribus sometidas, fundo sobre el Pastazo a


medio dia de navegacion del Marañon, la ciudad de Santander de la Nueva
Montaña, el dia del Aposto! Santiago del año 1656, siendo nombrado Cura el
Padre Francisco de Fuigueroa de la Compañia de Jesus. En los alrrededores
fundo cuatro pueblos de indios a los que llamo San Miguel, San Pedro, San Pablo.
San Juan Bautista y al que formo con los indios Coronados lo llamo Jesus en la
boca del rio Bombonaza.

Luego se dirigio a la pacificacion de los indios llamados Chamicures, Jibitos


y Miliquinas, vecinos de los Aguanos, lo que consiguio.

Subiendo en seguida el rio de Huanuco, visito a los indios Barbudos, redu-


cidos en la segunda entrada, paso a las provincias de los Tavalosos y Motilones.

236
En esta fundo otra ciudad, que llamo Triunfo de la Santa Cruz, dejando por Cura
a Don Pedro de Añasco. De alli paso a Cajamarca.

De la Relacion jurada de Don Salvador Velazquez de Medrano, Capellan


Mayor y Vicario General de la Conquista.)

Primera poblacion fundada por el General Don Martin de la Riva Herrera,


fue San Jose de los Lamas el 16 de Octubre de 1653.-Fue su primer Cura Don
Pedro de Añasco.-Esta población se formo con los indios Tabalosos que obede-
cian al Cacique Majuama.

La segunda poblacion fundada fue la Virgen del Rosario, el dia 17 de Octu-


bre de 1553. Fue formada por la gente del Cacique Ojanasta, a quien el General
de la Riva Herrera, nombro Alcalde y Govemador de la parte del río a Moyo-
bamba.- Del río a la parte de los Lamas, y de la poblacion de San lose de los
Lamas, nombro Gobernador al Cacique Don Martín Majuama.

En la fecha anterior, el general Riva Herrera, nombro su Lugar teniente y


Justicia de la Provincia de los Tavalosos a Christoval de Pinedo.

La tercera fue San Antonio de Porontos, fundada el 17 de Agosto de 1654.

La cuarta fue la Limpia Concepcion de Jivitos, fundada en 24 de Agosto de


1654. Fue su primer cura el Licenciado Don Salvador Velasquez de Medrano.

El 13 de Setiembre de 1654 el general de la Riva Herrera tomo posesioo de


la provincia de los Payananzos y nombro cura a Don Salvador Velasquez.-Dan-
dole al pueblo el nombre de San Nicolas de los Payananzos.

La sesta poblacioo fue Santiago de los Juanuncos fundada el 13 de Setiem-


bre de 1654.

En 29 de Octubre de 1654, tomo posesion del territorio de los indios Agua-


nos.

En 7 de Setiembre de 1654, tomo posesion del territorio de los indios


Mayorunas ó Barbudos.

237
Provincias o tribus reducidas por el general de la Riva Herrera en sus dos
primeras entradas (años 1653 y 1654): Tabalosos, Lamas, Xivitos, Cholones, Jua-
nunco, Coscabosoas, Motilones, Aguanos, Barbudos ó Mayorunas y Cocamas.

Avanzo mas de doscientas leguas a lo largo del río Marañon.

En la tercera entrada agrego las tribus de los Miliquines, Jibitos, Rua-May-


nas, Conchas, Abitoas, Coronatoas, Atios y Coronados. (Circunvecinas a los rios
Pastaza y Tigre.)

El martes 25 de Julio de 1656 fundo sobre el rio Pastaza, a medio dia de


camino del Marañon, la ciudad que llamo Santander de la Nueva Montaña, bajo
el patronato del Aposto! Santiago.

[RABN 1900: 111 (IV), 123-125]

(32) Traslado de los autos fechos por el General Don Martín de la Riva Herre-
ra en razón de la fundación y población de la ciudad de Santander de la
Nueva Montaña. Santander de la Nueva Montaña, 4 de setiembre de 1656.

En el sitio y Real de Pastaza de la Provincia de Ruamaynas, circunvecíno al


Rio Marañon, en diez y ocho dias del mes de Jullio de mili y seyscientos y cin-
quenta y seis años, el General Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del
orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de las Provincias de Caxamarca,
ciudades de Chachapoyas y Moyobamba, Govemador y Capitan General perpe-
tuo, para las conquistas, pacificaciones y poblaciones de las provincias de los
Motilones, Maynas, Xivaros y Cocamas y todas sus adyacentes del gran rio
Marañon asta las costas del Brasil con todos los grados de la equinoxial, por Su
Magestad dando principio a la que con el favor Divino ha de hacer en este dicho
asiento y Real, dixo: que aviendo ydo personalmente con todo su exercito a rre-
conocer las provincias de Ruamaynas y Conchas y las de los Coronados y Avi-
toas, por este dicho rrio de Pastaza y el del Tigre, circunvecinas al rrio Marañon.
donde estan pobladas las dichas provincias, echo tres trozos del dicho su exer-
cito, entro a ellas aviendo rrequerido a los Caciques y naturales diesen la paz y
obediencia a Su Magestad, con los mejores y suaves medios que pudo, ynvian-
doles a unos y dandoles a otros de los dichos Caciques, muchos pressentes de
herramientas y rropa, vinieron en la dicha paz y dieron la obediencia a Su Ma-
gestad que Dios guarde, diez y ocho caciques que hubo y se hallaron en las dicha

238
-

provincias de Ruamaynas y Conchas y en la de los Avitoas y Coronados, veinte y


siete que por todos son, quarenta y cinco los quales estaban poblados en las ori-
llas de estos rios por encima deste rreal con todos sus subjetos y familias, con
grande muchedumbre de gente y aviendo dado la dicha paz y obediencia, viendo
el buen tratamiento y agasajo del dicho general quedaron de poblarse junto a este
Real donde viendo el grande numero de gente que ay en las dichas provincias y
en otras circunvecinas de que se tiene noticia, como son las de los Gaes y Savires,
echo computo y consideracion se podra sustentar una ciudad muy abundante con
la gente que ay en las Provincias rreferidas y en las Aguanos y Barbudos que
estan del otro lado del rrio Marañon pobladas en el rrio de Guanuco cerca del
dicho rrio Marañon y circunvecinas a este dicho rrio de Pastassa pretende po-
blarla y para que se vea y aga la dicha poblacion y fundacion con la autoridad y
consideracion que el casso pide, mando se ponga un tanto del titulo que tiene de
su Magestad, para que confonne a el se haga la dicha poblacion y se den sitios
solares y tierras a los conquistadores y pobladores en la conformidad que Su
Magestad manda y asi lo proveyo, mando y firmo Don Martín de la Riva, ante
mi, Joan Mathias de Mestanfa, escrivano de Su Magestad.

AUTO
EN EL dicho sitio y Real en diez y ocho días del mes de Julio de mill seys-
cientos y cinquenta y seis años, el dicho Señor General su continuacion de la
dicha poblacion dijo: que para saver el sitio mas conveniente y acomodado para
ella conviene se haga junta de todas las personas asistentes en este dicho asiento
y rreal, para que entre todos se trate y confiera la parte mas acomodada para
poblar la ciudad que se ha de fundar y que sea sin perjuicio de los yndios para lo
qua! mando se pregone este auto, para que benga a noticia de todos y que se
junten el viernes, que se contaran veinte de dicho mes, en el quartel donde vive,
el qual señalo por auditorio, y asi lo proveyo y mando, Don Martín de la Riva,
ante mi, Joan Mathias de Mestanza, escrivano de Su Magestad.

PREGON

EN EL dicho dia mes y año dichos, por voz de Joan Jacinto, mulato que hi~o
oficio de pregonero, se pregono el auto de arriba, siendo presentes por testigos,
el proveedor Diego Arias de la Cal~ada, el Sarjento Mayor Francisco Nuñez de
Silva y Diego de Moya de que doy fee-Joan Mathias de Mestan~a, escrivano
de Su Magestad.

239
AUTO

EN EL DICHO RREAL, en veinte dias del mes de Jullio de mill y seiscientos y


cinquenta y seis años en confonnidad del auto de arriba, se ajuntaron en el quar-
tel del dicho Señor General para lo expresado en dicho auto, el muy Reverendo
Padre Francisco de Figueroa de la Compañia de Jesus, Cura y Vicario de la ciu-
dad de Borja que vino en combañia del dicho Señor General, por capellan del
exercito y el licenciado Don Salvador Velasquez de Medrano Capellan Mayor
del dicho exercito y todos los demas oficiales y soldados que se aliaron en este
rreal y habiendolas propuesto y dicho el yntento que tiene dicho general con el
favor Divino y en virtud de los poderes y comision qu tiene de su Magestad, ha
de fundar una ciudad y que áa de ser en la parte mas comoda y conveniente que
se hallare, para lo a de ver el sitio, por los mas baqueanos y experimentados en
la tierra, sin embargo de aver despachado desde los pueblos y rrancherias de los
Ruamaynas al efecto dicho en compañia del dicho padre al sarjento mayor
Francisco Muñoz de Silva y el alferez Don Francisco de Velasco Madrigal, el
Sarjento Diego Benites, el Sarjento Francisco del Pesso, cabos de esquadra
Francisco Sanchez y otros soldados y habiendo visto lo propuesto por dicho Se-
ñor General, fueron de parecer todos los que aqui se aliaron presentes fundasse
la dicha ciudad en este mismo sitio, atento a que aviendo toda la tierra mas de
sesenta leguas en contorno, no avian aliado otro sitio mejor para fundar la dicha
ciudad, y el util de ella, por quanto estava en medio de las provincias de Rua-
maynas y Conchas y Avitoas y Coronados, Gaes y Savires, Jeveros, Aguanos y
Barbudos y otras circunvecinas y assi mismo por tener aqui cerca, muchas que-
bradas y lagunas abundantes de marisco, para el sustento de la vida humana.
demas de ser el tennino deste dicho sitio el mejor que se a aliado como dicho es,
assi por esta causa, como por que se podran descubrir minerales ricos de oro en
el rio de Morona circunvecino a este de Pastassa y en muchas quebradas que
entran a este, del que se tiene noticia y sera su Magestad servido della por los
quintos que se aumentaran a su rreal corona todo lo qual dixeron de experiencia
por averlo visto, y no sentir otra cossa dicho Padre y el proveedor Diego Arias
de la Calzada, el dicho Sargento Mayor Francisco Nuñez de Silva y Ayudante
Bemardino de Monzon, el dicho alferez Don Francisco de Velasco y los Sarjen-
tos Domingo de Santa Cruz, Diego Benites y Francisco del Pesso, cabos de es-
cuadra, Mathias Truxillo y Francisco Sanchez Nieto y todos los demas soldados
que se aliaron presentes, por quienes y por si lo juraron y finnaron los sobredi-
chos, ante el dicho Señor General, de que yo el presente escrivano doy fee.

Otro si.-dijeron que las caveceras deste rrio sale a la provincia de Quito.
por donde se podra abrir camino para trajin y comercio de la ciudad que aqui se

240
fundara con la dicha provincia de Quito, lo qual sera muy util y diferentes
consequencias.

Don Martín de la Riva, Don Salvador Velasquez de Medrano, Francisco de


Figueroa, Francisco Nuñez de Silva, Diego Arias de la Cal1rada, Bemardino
Monson, Matias Truxillo, Diego Benites, Domingo de Sanchez Nieto, Francisco
del Pesso, Don Francisco de Velasco.

Ante mi-Joan Matias de Mestan<;a, escrivano de su Magestad.

AUTO, el día que se planto el rollo.

EN EL NOMBRE de Dios amen, en quien debemos adorar y creer todos los


cristianos para que mediante esta fee y creenzia y su divina misericordia, me-
rezcamos alcanzar buen fin y suceso en lo que se pretende y todo sea a onrra y
gloria suya y bien y aumento de nuestra Santa fee catholica, con cuya fee y ayu-
da, estando en el sitio y rreal de Pastassa, medio día de camino del rrio Marañon,
hoy martes veynte y cinco de Jullio de mili y seiscientos y cinquenta y seys años,
el General Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del horden de Santiago,
Govemador y Capitan General de las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba
y provincias de los Motilones, Tavalosos, Omaguas, Maynas, Jivaros, Cocamas
y todas las demas provincias de yndios ynfieles que hay de los Tavalosos a las
costas del Brasil cincunvecinas al gran río Marañon con los grados de la equino-
xial por su Magestad.

Fecho mando como tomo por abogado al glorioso apostol Santiago a quien
elige por patron cuya fiesta celebra hoy dicho día usando de los poderes, títulos
y comisiones que tiene de su Magestad Phelipe el Grande a quien Dios guarde y
prospere con aumento de otros reynos y señoríos, que estan por caveza destos
auttos y por ante mi el presente escrivano, trayendo consigo todas las personas
que se hallaron en la junta que se hi1ro para hacer esta poblacion, asi como en
ellas se contiene, y estando juntos con la solemnidad que en tal caso se requiere,
dijo: que en conformidad de lo que asi se ha. acordado en nombre de su Magestad
y en virtud de la dicha comission, puebla, funda y establece, en el dicho sitio y
lugar rreferido la dicha ciudad, y le pone por nombre Santander de la Nueva
Montaña, para que de esta manera se llame e intitule de hoy en adelante, la qual
dicha poblacion y fundacion dijo que acia con cargo y aditamiento de rre.edifi-
carla y poblarla en otra parte si conviniere o estuviere mas aproposito y fuere del

241
Real servicio y para que cada uno de los dichos conquistadores, pobladores y
fundadores desta dicha ciudad sepan y conozcan del sitio y lugar en que an de
fundar las casas de su morada, les dan un trazo y modelo y les señalara en el
asiento en que cada uno ha de edificar y sobre todo ello ordenara y proveera lo
que convenga y señala por terminos y jurisdiccion que desta dicha ciudad ha de
tener las provincias de Ruamaynas, Sapas, Coronados, Abitoas, Atios, Aguanos,
Barbudos y Xeveros y en virtud del dicho en su titulo y comision libre y exenta
a la dicha ciudad de la jurisdiccion de las ciudades de Borja, Macas y Moyo-
bamba, comarcanos a ella para que sobre ella, sus distritos y jurisdiccion, no
tengan ni puedan tener mas jurisdiccion alguna las justicias de las dichas ciu-
dades ni otra persona alguna y solo las sujeta y someto a la Real Audiencia de
los Reyes y a los señores Virreyes destos Reynos y a los Govemadores y a sus
lugares thenientes que la dicha ciudad tiene y tuviere para que como tal ciudad
poblada y fundada, en nombre y tuviere para que como tal ciudad poblada y
fundada, en nombre del Rey Nuestro Señor, la defiendan y amparon en todo y
por todo, y porque en el dicho sitio se señale el mejor lugar y mas conveniente
por plaza, el dicho Govemador y Capitan General mando poner y pusso en me-
dio della el rollo y se puso; de que yo el escrivano presente doy fe, porque en
mi presencia se puso y fijo el dicho rollo, que es un madero gruesso, el qual
dicho general mando sirva de horca y cuchillo, donde dijo han de ser puestos y
castigados los delinquentes, de sus delitos, conforme a las leyes reales, el qua)
pusso con protestacion de mudarlo a otra parte, si conviniere al servicio de Su
Magestad y en el ínterin mando que ninguna perssona sea ossada a le quitar de
la parte y lugar donde esta puesto, pena de la vida, y perdimiento de bienes para
la cámara de su Magestad y prosiguiendo en la solemnidad de la dicha pobla-
cion, el dicho general despues de haber fijado el dicho rollo en señal de nueva
fundacion y poblacion, estando en la dicha pla~a, dijo: que en nombre de su
Magestad y en virtud de la dicha su comision ha poblado la dicha ciudad de
Santander de la Nueva Montaña y puesto horca y cuchillo en ella, que si avia
alguna persona que se lo contradijese, que estava presto de poner su vida en
defensa y amparo de la dicha ciudad en nombre de Su Magestad como su leal
vasallo, y para ello puso su mano a su espada y con ella fuera de la vaina rreytcro
lo susodicho tres veces, a lo qual todos los que estaban presentes, respondieron
que como leales vasallos de Su Magestad, arian lo mismo, todas las veces que se
ofreciere en su rreal nombre y el dicho Govemador y Capitan General con la
dicha espada desnuda en señal de posesion actual y rreal dio tres golpes en el
dicho rrollo diciendo que tomaba y aprehendia la dicha posesion en nombre de
Su Magestad y por ella en todos los terminos y jurisdiccion señalados y de como
passo lo susodicho y tomaba posesion quieta y pacificamente sin contradiccion

242
alguna y me lo pidio por testimonio a mi el presente escrivano, de todo lo qual
doy fee y verdadero testimonio passo lo susodicho y lo firmo el dicho general y
fueron testigos a lo que dicho es, el muy Reverendo Padre Francisco de Figueroa
de la Compañia de Jesus, el Licenciado Don Salvador Velasquez de Medrano,
el Sarjento Mayor Francisco Nuñez de Silva, el Capitan Diego Arias de la Cal-
1rada.-Don Martin de la Riva.

Ante mi-Joan Mathias de Mestanza , escrivano de Su Magestad.

AUTO

EL GENERAL DoN MARTIN DE LA R1vA HERRERA, Cavallero del horden de


Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de las Provincias de Caxamarca, Ciuda-
des de Chachapoyas y Moyobamba, Govemador y Capitan General perpetuo,
de las conquistas, pacificaciones y poblaciones de las provincias de Motilones,
Tavalosos, Omaguas Maynas, Jivaros, Cocamas y de todas las demas provincias
de indios infieles que hay, desde los Tavalosos a las costas del Brasil, circunve-
cinas al gran rio Marañon, con los grados de su equinoxial por su Magestad.

Dijo: que por quanto tiene fundado en este sitio la ciudad de Santander de la
Nueva Montaña, en conformidad de las ordenes y poderes, que su Magestad,
que Dios guarde, le tiene dados y para poblarla de vecinos que le amparen,
sustenten y defiendan- Mando que todas y qualesquier personas que quisieren
avecindarse en esta dicha ciudad, parezcan dentro de dos dias, que en nombre
de su Magestad les repartira solares para vivienda, tierras para sementeras y assi
mismo cada uno presentara rrecaudos y certificaciones de los servicios que
hubieren hecho a su Magestad, y en especial en estas conquistas y pacificacion
para que conforme a los meritos de cada uno, sean rremediados con las enco-
miendas de los indios que tengo pacíficos y situados para esta ciudad, y sin em-
bargo de averse publicado otro auto deste tenor en diferentes partes, aun antes
de poblar para que nadie alegue ignorancia ni ajuste quexa, de que no es pre-
miado, se mando por segundo apercevimiento se publique assi en la pla1ra desta
ciudad, y que yo el presente escrivano de fee de la publicacion y assi lo proveyo,
mando y firmo, en esta Ciudad de Santander de la Nueva Montaña en veinte y
nueve dias del mes de Julio de mili y seyscientos y cinquenta y seys años- Don
Martin de la Riva, ante mi- Joan Mathias de Mestanza, escrivano de su Mages-
tad.

243
PUBLICACION

EN ELdicho dia, yo, el presente escrivano, hize notorio de este auto en la


plaza desta dicha ciudad, por voz de Joan Jacinto, pregonero, estando toda la
demas gente junta de que doy fee, siendo testigos el Capitan Diego Arias de la
Cabiada, el Sarjento Andres Ortiz, presentes.-Joan Mathias de Mestanza. escrivano
de su Magestad.

AUTO

EN LA CIUDAD de Santander de la Nueva Montaña, en treinta y un dias del


mes de Jullio de mili y seyscientos y cinquenta y scys años, en conformidad del
auto desta otra parte, proveydo por el dicho Señor General, parescieron ante su
Señoria, con memoriales en que dicen, se quieren avecindar en esta dicha Ciu-
dad y pidiendo Solares para sus viviendas y tierras para sementeras y yndios
para cultivarlas, rrepresentando cada uno sus servicios, las personas siguientes:

El sargento mayor Francisco Nuñez de Silva, casado.


El Capitan Diego Arias de la Calzada, casado.
El Alferez Domingo de Santa Cruz, casado.
El Sargento Andres Ortiz, casado.
El Alferez Pablo de La Paz, casado.
Francisco Cambrano, casado.
Francisco de Añasco, casado.
Juan Polo de la Aguila, casado.
Juan de la Viña, casado.
Pedro de Tovar, casado.
Cristoval de Mend~a, casado.
Juan Andres de Saldaña, casado.
Francisco Sanchez Nieto, casado.
El Sargento Francisco del Pozo, casado.
Francisco Silvera y Acuña, casado.
Pedro Dias de Orellana, casado.
Joan Nieto Purísima, casado.
Manuel de Soria, casado.
Manuel Montero, en nombre de Lorenzo de Guaseo, su padre, casado.
El Capitan Don Diego de Armas de Tenorio, casado y por estar ausente.
Bemardino de Monzon en su nombre.

244
Jacinto Macedo, casado.
El Alferez Francisco Velazco Madrigal, casado.
Geronimo de Silva, casado.

SOLTEROS:

El Ayudante Alonso Sanchez Bruido, con familias.


El Sargento Antonio Machuca.
Francisco Mathias Truxillo.
Benito Xil.
Agustin de Tapia Mercado.
Gregorio Pina.
El Sargento Diego Benitez.
Juan Maldonado.
Estevan de Tapia Sambrano.

Y todos los susodichos aviendo presentado sus memoriales, parecieron ante


el dicho general y prometieron y juraron de avecindarse en esta dlicha ciudad y
traer a ella, desde luego, los que son casados, sus mujeres y familias y defender
y amparar en todo tiempo esta ciudad y azer buen tratamiento a los yndios,
guardando las ordenes e instrucciones y ordenanzas que dejo su Señoria, a lo
cual se obligaron de guardar y cumplir todo lo contenido debajo de las penas
que se les impusieren y lo firmaron los que supieron y lo juraron en forma de
derecho - Don Martin de la Riva - Francisco Nuñez de Silva - Diego Arias de la
Calzada - Bemardino Monzon - Andres Ortiz de Sifuentes - Domingo de Santa
Cruz - Juan Polo del Aguila - Pablo de la Paz - Francisco Mathias Truxillo -
Francisco de Tapia Sambrano - Alonso Sanchez Nieto - Jacinto Macedo - Cris-
toval de Mend~a - Agustin de Tapia y Mercado - Pedro Dias de Orellano - Este-
ban de Tapia Zambrano - Francisco de Añasco - Manuel Montero - Pedro de
Tovar - Don Francisco de Velazco - Francisco de Silvera.

Ante mi- Joan Mathias de Mestan<;a, escrivano de S.M.

AUTO DE CAVILDO

EN LA CIUDAD de Santander de la Nueva Montaña, en primero dia del mes de


Agosto de mill y seyscientos y cinquenta y seis años, el General Don Martin de la
Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de

245
las Provincias de Caxamarca, ciudades de Chachapoyas y Moyobamba. Gover-
nador y Capitan General perpetuo de las provincias de Motilones, Tavalosos,
Pabalosos, Casas blancas, Omaguas, Maynas, Jivaros y todas las demas de indios
infieles que ay desde los Tavalosos a las costas del Brasil con los grados de la
equinoxial por Su Magestad.

Dijo que para el buen gobierno desta dicha ciudad y rrepublica y adminis-
tracion de la rreal justicia, conviene proveer los oficios de Alcaldes ordinarios de
la Santa Hermandad y los demas del Cavildo para que la aya como en las demas
ciudades destos rreynos y con las preheminencias, libertades que tienen los tales
oficiales y ministros, por lo qual, en consideración que tiene poblada la dicha ciu-
dad con la solemnidad que se rrequiere y con numero de vecinos en nombre de Su
Magestad y en virtud de la facultad que por sus reales cedulas le tiene dada, elegía
y eligio y nombro para los dichos oficios en las personas siguientes:

Primeramente a Pablo de La Paz y a Don Francisco de Velasco Madrigal,


por alcaldes hordinarios de la dicha ciudad con voz y voto en el Cavildo.

Alferez Real a Francisco Mathias de Truxillo.


Alguacil Mayor a Andres Ortiz.
Alcalde de la Hermandad, a Geronimo Silva.
Depositario General, el Alferez Domingo de Santa Cruz.
Iten nombro por rregidores al ayudante Bemardino Monzon y al ayudante
Alonso Sanchez Nieto y al alferez Juan Polo y a Francisco Zambrano.
lten por procurador general al Capitan Diego Arias de la Calzada.

Los quales dichos oficios dixo que nombraba y proveía en los suso nombra-
dos, atendiendo a que son tales personas y de las calidades que Su Magestad
manda y para los usar y exercer, les dava y dio poder cumplido y la jurisdiccion
perteneciente a los dichos oficios como lo tienen los demas oficiales de Cavildo
deste rreyno y mando se guarde la forma que observa el de la ciudad de los Reyes
y g~avan de las preheminencias, libertades, prerogativas que deben g ~ por
ra~on de nuevos fundadores y pobladores desta dicha ciudad y usar los primeros
oficios della y a los dichos alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad, les dio
la jurisdiccion civil y criminal para que executen la justicia de Su Magestad, y
oigan y libren sus sentencias, en las causas de que deben conocer, como lo azen
los demas alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad destos rreynos y mando
a los vecinos moradores desta dicha ciudad, que a los nombrados en los dichos
oficios los ayan y tengan por tales ministros de justicia de Su Magestad y o~

246
dezcan, honrren y acaten a los quales el bien y aumento de la Republica. perpe-
tuidad y amparo della, de sus vezinos y moradores y los nombra para que usen
los dichos oficios, asta el dia de año nuevo que viene de cinquenta y siete y desde
el dicho dia en adelante, para los demas años venideros en su cavildo y ayunta-
miento elijan y provean los dichos oficios como se acostumbra, y se guardara la
dicha forma en el interin que su Señoría provee otra cosa, conforme reconociere
conviene, y los dichos nombrados parezcan y agan el juramento y aceptacion con
la solemnidad que en tal caso se requiere que usaran bien y fielmente sus oficios
y para las elecciones de los años venideros, rreservo en si la confirmacion de los
dichos oficios o en su Lugartheniente y asi lo proveyo, mando y firmo.-Don
Martin de la Riva.

Ante mi - Joan Matias de Mestanra, escrivano de S. M .

ACEPTACION Y JURAMENTO.

EN LA CIUDAD de Santander de la Nueva Montaña, en el dicho dia mes y


año dichos, ante el dicho general parecieron presentes: Pablo de la Paz, Fran-
cisco Truxillo, Andres Ortiz, Geronimo de Silva, Domingo de Santa Cruz, el
ayudante Bemardino de Monzon, el ayudante Alonso Sanchez Nieto, el alferez
Juan Polo del Aguila, Francisco Zambrano, el capitan Diego de la Aguila de la
Calzada y todos los susodichos aceptaron los dichos oficios y juraron por Dios
y una señal de cruz, en forma de derecho, so cargo del qual cada uno por el oficio
que les toca, prometieron de usarle bien y fielmente y que miraron por el au-
mento y bien desta ciudad y vecinos della y guardaran el secreto de cabildo, en
los casos que deben guardar, y en todo cumpliran con la obligacion que les toca,
demas de lo qual los dichos Alcaldes ordinarios y de la Santa Hennandad, guar-
daran y haran a las partes justicia con toda igualdad, cumpliendo las leyes rreales
establecidas por derecho, con lo qual el dicho Señor General los admitio al uso
de los dichos oficios y entrego las varas de Alcaldes hordinarios y de la Santa
Hermandad y Alguacil Mayor, y por ausencia de Don Francisco Velasco, dio la
de Alcalde en su lugar a Mathias Truxillo, alferez rreal y lo firmaron con el dicho
Señor General Don Martín de la Riva.- Pablo de la Paz, Francisco Mathias Tru-
xillo, Andres Ortiz de Sifuentes, Geronimo de Silva, Domingo de Santa Cruz,
Bemardino Monzon, Alonso Sanchez Nieto, Joan Polo del Aguila, Francisco de
Tapia Cambrano, Diego Arias de la Calzada.

Ante mi - Juan Matias de Mestanza, escrivano de S. M.

247
CAVILDO

EN LA CIUDAD DE Santander de la Nueva Montaña, en primer día del mes


de agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis años, estando en Cavildo y
Ayuntamiento, como lo tienen de uso y costumbre en las demas ciudades destos
rreynos, conviene a saber el dicho Señor General, Pablo de la Paz y Matias Tru-
xillo en quien se deposito la vara, como alferez rreal, por ausencia de Don Fran-
cisco de Velasco, Alcaldes hordinarios, el Sarjento Amires Oniz alguacil mayor,
Geronimo de Silva alcalde de la Santa Hermandad, Domingo de Santa Cruz
depositario general, los ayudantes Bernardino Monzon y Alonso Sanchez y el
alferez Joan Polo del Aguila y Francisco de Tapia <;ambrano Regidores. con
asistencia del Capitan Diego Arias de la Calzada, procurador general desta dicha
ciudad y en presencia de mi, el escrivano, estando assi juntos en su cavildo, el
dicho Señor General se presento en el, con los títulos que tiene de tal Govemador
y Capitan General de las dichas provincias y ciudades que en ella fundare, que
esta puesto por cavei;a de la fundaci.on de la dichas ciudad, el qua! se teyo y
presento en este cavildo y fecho mando su Señoria del dicho Señor Govemador
y Capitan General, la posecion de tal en esta dicha ciudad, que así tiene poblada
y fundada en nombre de su Magestad, para que este Cavildo en cumplimiento del
dicho titulo le rreciva al uso y exercicio de tal Govemador.

Y visto por este Cavildo el dicho titulo, dijo: que su Señoria del dicho Señor
General aga la solemnidad del juramento que se requiere y de las fian~as que por
el el dicho titulo se ordenan, que esta.o prestos de lo cumplir y rrecevir al dicho
Señor Governador al exercicio del dicho oficio, y su Señoria cumpliendo con su
obligacion en este cavildo, juro por Dios Nuestro Señor y a la Cruz que tiene en
los pechos, en forma de derecho de usar el dicho officio de Governador y Capitan
General, bien y fielmente como debe y es obligado, por rra~on del dicho oficio y
lo firmo de su nombre con este Cavildo.- Don Martin de la Riva - Francisco
Mathias Truxillo.- Pablo de la Paz.- Andrés Ortiz de Sifuentes.- Geronimo de
Silva.- Domingo de Santa Cruz.- Bernardino Monzon.- Alonso Sánchez Nieto.-
Juan Polo de Aguila.- Francisco de Tapia Zambrano.- Diego Arias de la Calzada.

Ante mi.- Joan Marias de Mestanza, Escrivano de Su Magestad.

FIANZA

Y DESPUES DE lo susodicho, luego yncontinente en el dicho cavildo, Su Se-


ñoría el Señor Governador y Capitan General, hoy dicho dia, en cumplimiento de

248
lo que por su titulo se le ordena y manda, en rra~on de que de fian~as de dar
rresidencia y pagar lo juzgado y sentenciado en ella, dio por sus fiadores y
principales pagadores, al Sargento Mayor Francisco Nuñez de Silva y al capitan
Diego Arias de la Calzada, vecinos desta ciudad los quales estando presentes
dixeron, que salian y salieron y se constituyeron por tales fiadores y principales
pagadores del dicho Señor General, y ambos a dos juntamente de mancomun y a
voz de uno y cada uno por el todo rrenunciando, como expresamente renunciaron
las leyes de duobus rex debendi y el autentico presente codice de fide jusoribus y
las demas leyes que hablan en favor de la mancomunidad como en ella se contiene
y se obligaron en tal manera que el dicho Señor General dará residencia cada y
quando que el Rey nuestro señor se la mandare dar de todo el tiempo que usare el
dicho oficio de tal Governador y Capitán General y pagara lo juzgado y senten-
ciado en ella donde no como tales sus fiadores y principales pagadores, haciendo
como hicieron deuda suya propia y sin que contra el dicho principal sea necesa-
rio hacer escursion, cuyo beneficio así mesmo rrenunciaron, darán la dicha
rresideocia por el dicho Señor General todos los pesos en que fuere juzgado y
sentenciado para lo qual debajo de la dicha mancomunidad obligaron sus perso-
nas y bienes habidos y por haber y dieron poder cumplido a los jueces y justicias
de Su Magestad de qualesquier partes, fuero y jurisdiccion que sean a cuyo fuero
se sometieron con las dichas sus personas y bienes rrenunciando el suyo propio y
la ley sit combenerit de Juridicione omnium judiciun, para que por todo rrigor y
via executiva les compelan y apremien, al cumplimiento de lo que dicho es, como
por sentencia de juez competente contra ellos dada, consentida y no apelada, pa-
sada en cosa juzgada, sobre lo qual renunciaron todas las leyes pregmaticas y
pribilegios que son en su favor. En testimonio de lo qual lo otorgaron y firmaron
de sus nombres, siendo presentes por testigos el Sargento Joseph Nieto de la To-
rre, Pedro de Medina y los otorgantes; que yo el escrivano doy fee que conozco
lo firmaron como dicho es en este libro del Cavildo.-Francisco Nuñez de Silva.-
Diego Arias de la Calzada.

Ante mi.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de Su Magestad.

RECEVIMIENTO

Y VISTO por este Cavildo, el juramento hecho por el dicho Señor General y
fianzas dadas dixeron: que avían y tenían a su Señoría por tal Govemador y Ca-
pitan General desta dicha ciudad y lo rreconocian y rrecivieron al dicho oficio y
cargo, uso y exercicio de el conforme el dicho titulo y lo firmaron oy dicho día

249
primero de Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis años.- Francisco
Mathias Truxillo, Pablo de la Paz, Geronímo de Silva, Andres Ortiz, Domingo
de Santa Cruz, Alonss Sanchez Nieto, Bernardino Monzon, Francisco de
Tapia Zambrano, Juan Polo de la Aguila. Diego Arias de Calzada.- Ante mi-
Juan Marias de Mestanza, escribano de S. M.

Concuerda con los autos originales, de donde se saco este traslado, que que-
do por libro de Cavildo desta Ciudad, por Caveza della el titulo: Testimonio del
Señor General Don Martín de la Riva Herrera, que por no ser necesario no se
saco en este testimonio a que me refiero y ba cierto y verdadero y para que dello
conste, de mandamiento del dicho Señor General hice sacar y saque, con el cual
se corrigio y concerto: en cuya virtud yo Juan Matias de Mestanza, escrivano de
Su Magestad y destas conquistas, di el presente en esta ciudad de Santander de
la Nueva Montaña, junto al gran rio Marañon, en tres dias del mes de Agosto de
mili y seiscientos y cincuenta y seis años. Testigos a lo ver corregir y concertar el
Capitan Diego Arias de la Cabada, el Sarjento Joseh Nieto y Diego de Moya
presentes.

Y certifico y doy fee que hasta oy día tres de Agosto deste presente año, no
corre el papel sellado, a cuya causa se despacha en estas provincias en papel
ordinario.

Y en fee de ello lo firme y fice un signo en testimonio de verdad. Juan Ma-


fias de Mestanza, escribano de Su Magestad.

TESTIMONIO

Yo JUAN MATHIAS DE MESTANZA, escrivano del Rey nuestro señor en estos


Reynos y Señoríos y de las conquistas que el dicho General Don Martin de la
Riva Herrera, Cavallero del orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de
las Provincias de Caxamarca, Ciudades de Chachapoyas y Moyobamba,
Govemador y Capitan General perpetuo de las dichas conquistas de Motilones,
Tavalosos, Pavalosos, Omaguas, Barbudos, Maynas, Jivaros, y de todos los de-
mas que va haciendo por Su Magestad.-Certifico y doy fee, a los que el presente
vieren, como en esta ciudad de Santander de la Nueva Montaña, que tienen fun-
dada y poblada su merced del dicho Señor Govemador, ha rrepartido solares.
para casas de bibiendas a treinta y cinco personas y los veinte y seis dellos que

250
dixeron ser casados que an pedido dichos solares y tierras para avecindarse en
dicha ciudad y estan oy en ella fabricando sus casas, ecepto dos que estan ausen-
tes que son Don Francisco de Velasco, el qual ha escrito a dicho Señor General,
estara aqui dentro de quatro dias, como consta de su carta misiva y el Capitan
Don Diego de Armas, que en su nombre hace vecindad por él, el ayudante ·
Bemardino Monzon, con obligacion que hicieron los dichos casados de traer sus
mugeres y familia, dentro de un breve termino.

Y assi mismo certifico y doy fee como en dicha ciudad hay iglesia nueva-
mente hecha con dos campanas y ornamentos, casullas, caliz, ara y lo mas nece-
sario para decir misa, y en el altar de dicha iglesia esta una imagen en un lienc;:o
pintada de. Nuestra Señora y San Josseph adonde se dicen misas por el Padre
Francisco 4e Figueroa de la Compañia de Jesus y el Licenciado Don Salvador
Velasquez de Medrano y parece segun he oydo comunicar queda en esta dicha
Ciudad pot- Cura y que administre los santos sacramentos a los vezinos della di-
cho Padre,IFrancisco de Figueroa y hoy actualmente esta dicho Señor General
disponiendo el poblar los yndios que ha rre-ducido a Nuestra Santa fee Catholica
a los rrededoros desta dicha Ciudad y para que dello conste de pedimiento y
mandamiento del dicho Señor General di el presente en dicha ciudad a tres de
Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis años, y en fe dello lo firme y signe
en testimonio de verdad.-Juan Mathias de Mestanza, escrivano de su Magestad.

Concuerda con el testimonio original, que para efecto de sacar este traslado,
exhivió ante mí, y fecho volvió a llevar á su poder la parte del dicho Señor Ge-
neral Don Martin de la Riva Herrera, Cavallero del orden de Santiago, Corre-
gidor y Justicia Mayor desta Provincia de Caxamarca, Governador y Capitan
General de la Conquista expresada en su comision, con que se corrigió y con-
certó, á que me rrefiero y para que dello conste, de su pedimento doy el presente
en la villa de Caxamarca á quatro dias del mes de Septiembre de mili y seiscien-
tos y cincuenta y seys años; siendo testigos á lo ver sacar, corregir y concertar.-
Antonio Quiros y Bartolome Therron, presentes y en fee de ello lo signe y firme.

En testimonio de verdad.

Pedro de Sa/daña Pineda escribano de Su Magestad y Público.

(Con su signo y rúbrica).

[RABN 1900: 111 (IV), 108-122)

251
(33) Auto en donde consta la determinación del Gral. Martín de la Riva Herrera
de fundar una ciudad en la provincia de los Motilones. Lamas, 7 de octubre
de 1656.

PoeLACtóN DE Los LAMAS.- En el fuerte real de los Lamas, provincia de los


Motilones, en siete días del mes de otubre de mili y seiscientos y cincuenta y seis
años, Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del orden de Santiago, Corregidor
y Justicia Mayor de las provincias de Cajamarca, Gobernador y Capitán General
perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San Francisco de Borja
y Santander de la Nueva Montaña y de la provincia de los Motilones, Omaguas.
Casasblancas, Jíbaros, Maynas y todas las demás de indios infieles del gran río
Marañón y sus confines hasta las costas del Brasil con los grados de la Equino-
cial por S. M. dijo: Que dando principio á la población que con el favor divino
ha de hacer en esta dicha provincia de los Motilones, teniendo como tiene redu-
cidos y poblados los indios de la dicha provincia de los Motilones, Pabalosos,
Payanzos, Fuines, Cascabosos, á quienes antiguamente llamaban Pabalosos, y en
dichas provincias se han aliado veinte caciques señores de indios, los cuales tie-
nen mucho número de gente, y han dado la paz y obediencia á S. M. -que Dios
guarde- rindiéndole vasallaje, como más largamente consta por los autos que los
años pasados de cincuenta y cuatro hizo en esta razón, y hoy se les está dando
dotrina y saben los más las cuales oraciones en la lengua general del inga, y están
en los misterios de nuestra santa fe católica. Y por parecer conveniente así para la
estabilidad de los dichos indios como por ser estas provincias de Motilones, La-
mas y Tabalosos, de mejor sitio y temple se han poblado en ellas los indios de las
dichas provincias de Paransos y Coscabosoas; y viendo el número de gente que
en estas dichas provincias y otras circunvecinas de que se tiene noticia, como son
los Amasefuines y Rumiaucas, hecho cómputo y considerándose puede sustentar
una ciudad con la gente que hay en las provincias referidas, pretende poblar y
fundarla; y para que se vea y haga la dicha fundación con la autoridad y con-
sideración que el caso pide mandó se ponga en auto del título que tiene de S. M.
para que conforme á él se haga la dicha población y se dén sitios, solares y tierras
á los pobladores y conquistadores en la forma que se manda. Así lo proveyó.
mandó y firmó.- DoN MARTIN DE LA R1eA.- Ante mi.- Juan Matias de
Mestranza, Escribano de S. M.

[Maúrtua 1907: III, 116-117)

252
(34) Auto de la fundación de la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los
Motilones. Lamas, 9 de octubre de 1656.

AuTo.- En el dicho fuerte y real, en nueve días del mes de otubre de mil y
seiscientos y cincuenta y seis años, el dicho Señor General en continuación de la
dicha población, dijo: que para saber el sitio más conveniente, se haga junta de
todas las personas asistentes en este dicho asiento y real, para que entre todos se
trate y confiera la parte más acomodada para poblar la ciudad que ha de fundar y
que sea sin perjuicio de los indios, para lo cual mandó se apregone este auto para
que venga á noticia de todos, y que se junten hoy lunes dicho día en el cuartel de
su merced, que señaló por auditorio. Así lo proveyó, mandó y firmó.- DoN
MAR11N DE LA R1eA.- Ante mi.- MATtAs DE MEsTANZA, Escribano de S. M.

PRt:GóN.- En el dicho fuerte y real, dicho día, mes y año dichos; por voz de
Juan Jac:into, mulato que hizo oficio de pregonero, se publicó el auto de arriba,
siendo testigos el capitán Alonso Guerra de Sessa, Xpóbal Pinedo y Juan García,
presentes.- Juan Mafias de Mestanza, Escribano de S. M.

JUNTA.- En el dicho fuerte y real de los Lamas, en nueve días del mes de
otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años, en conformidad del auto de
arriba, se juntaron en el cuartel del dicho Señor General para lo expresado en
dicho auto, el licenciado Don Salvador Velásquez de Medrano, Cura y Vicario
general de la conquista, y el licenciado Don Pedro de Añasco, Cura y Vicario
destas provincias y Comisario de la Santa Cruzada de la ciudad de Moyobamba
y el Capitán Alonso Guerra Calderón, el .alférez Juan de Arévalo, Xpóbal de Pi-
nedo, Don Alejo Zapata, Francisco Pérez Mejía, Juan García, Gerónimo Guerra,
el alférez Joseph Nieto de la Torre, Bias Pérez y otras personas que se hallaron
en este real y habiéndoseles propuesto dicho intento que tiene dicho Señor Ge-
neral, con el favor de Dios y en virtud de los poderes y comisiones que tiene de
S.M. -que Dios guarde- ha de fundar una ciudad y que ha de ser en la parte más
cómoda y conveniente que se hallase y sin perjuicio de los indios.

Y habiendo visto los susodichos lo propuesto por el dicho Señor General,


fueron de parecer unánimes y conformes, que se fundase la dicha ciudad en este
sitio, atento á que habían visto toda la tierra muchas leguas en contorno y no
habían visto otro mejor para fundar ni de tantas conveniencias y utilidad, por
cuanto el sitio es de buen temple, sano, de buenas aguas y sábanas en que se
puede criar mucha cantidad de ganados de todos géneros, como no sea ovejuno;

253
y las tierras buenas y fértiles para sementeras y se podrán, con el tiempo, descu-
brir minerales de oro y plata de que se tiene largas noticias y será S. M . servido
por lo que podía pertenecerle de sus reales quintos. Y asimismo dijeron ser muy
conveniente la dicha población en este dicho sitio á donde está el fuerte, asi para
que sirva de plaza de armas, por estar en medio de las provincias y pueblos re-
feridos. porque con eso siempre los indios estarán seguros de inquietudes y las
rebeliones que continuamente suele haber, y podrán ser dotrinados con más
comodidad y seguridad de los sacerdotes. Y asimismo está este dicho sitio cerca
de otras provincias de infieles, que será fácil su redución deste dicho paraje; y
está en medio de las ciudades de Moyobamba y Santander de la Nueva Montaña,
y dándose la mano y ayudar las unas á las otras, se podrá con el tiempo, obrar
mucho en servicio de las dos Magestades -Divina y humana.- Todo lo cual dije-
ron ser lo que les parece ser más conveniente por haber visto, como dicho tienen,
muchas leguas en contorno y no haber otro sitio tan bueno. Y así lo juraron en
forma de derecho y lo firmaron en presencia de su merced del Señor General, que
asimismo firmó .

Otro sí, Dijeron: no ser la dicha población de perjuicio alguno á los indios
por cuanto están poblados por sí los Lamas y Motilones en el pueblo de San
Joseph y los Tabalosos en el de la Virgen del Rosario, y los Payananzos y Paba-
losos en el de San Pedro y lso Fuines se están disponiendo poblarse con otro
pueblo aparte llamado Santiago; y aunque estos dichos pueblos están á los alre-
dedores deste dicho paraje, hay tierras suficientes para todo sin que pueda fal-
tarles muchas más de las que necesitan aunque hubiera mayor cantidad de ello.
Y así lo sienten, juraron y firmaron.- DoN MARTfN DE LA RlBA.- DoN SALVADOR
VELÁZQUEZ DE MEDRANO.- DON PEDRO DE A~ASCO ALVARADO.- ALONSO
GUERRA DE SESSA .- JUAN DE ARÉVALO.- XPóBAL PJNEDO.- GERÓNIMO GUERRA
CALDERÓN.- FRANCISCO PtREZ MEJfA .- DON ALEJO ZAPATA RIVA DE NEJRA.-
JoSEPH N1ETO DE LA TORRE.- PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.- BLAS PtREZ DE
TELLO.- Ante mí.- Juan Marias de Mestanza, Escribano de S. M.

PoBLAClóN.- En el nombre de Dios, amén, en quien debemos adorar y creer


todos los xpianos para que mediante es ta fe y creencia y su Divina misericordia.
merezcamos alcanzar buen fin y suceso en la que se pretende, y todo sea á honra
y gloria suya y bien y aumento de nuestra santa fe católica. con cuyo favor y
ayuda, estando en el fuerte y real de los Lamas, provincia de los Motilones, hoy
martes diez días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años, el
General Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, Corre-
gidor y Justicia mayor de las provincias de Cajamarca, Gobernador y Capitán

254
General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San Francisco
de Borja y Santander de la Nueva Montaña y de las provincias de los Motilones,
Tabalosos, Omaguas, Casasblancas, Jibaros, Maynas y de todas las demás
provincias de indios infieles que hay desde los Tabalosos hasta las costas del
Brasil, circunvecinas al gran río Marañón, con los grados de la Equinocial por
S.M., eligiendo como eligió por abogada á la Virgen Santísima de la Concepción
y nombrado por patrona al Triunfo de la Santa Cruz + usando de los poderes,
título y comisión que tiene de S. M. Felipe el Grande - á quien Dios guarde- y
prospere con aumento de otros reynos y señoríos, el cual dicho título está por
cabeza destos autos, y por ante mí el presente escribano, trayendo consigo todas
las personas que se hallaron en la junta que se hizo para hacer esta población; y
estando todos juntos con la solenidad que en tal caso se requiere, dijo: que en
conformidad de lo que se ha acordado, en nombre de S.M., y en virtud de la dicha
comisión, puebla, funda y establece en el dicho sitio referido, la dicha ciudad que
pone por nombre El Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones, para que desta
manera se llame é intitule de hoy en adelante. La cual dicha población y funda-
ción, dijo hacía con cargo y aditamento de redificarla y poblarla en otra parte si
conviniere y fuere del real servicio; y para que cada uno de los pobladores y
fundadores desta dicha ciudad sepa y conozca el sitio y lugar en que han de fun-
dar las casas de su morada, les dará traza y modelo y les señalará en ello solar y
asiento en que cada uno ha de fabricar, y sobre todo ello ordenará y proveerá lo
que más convenga. Y señalaba por términos y jurisdicción que esta dicha ciudad
ha de tener las provincias referidas en estos autos y á la de los Amasifuines y las
á ella.....y ausentes y por la parte de Moyobamba hasta el sitio que llaman la
Calavera, y por la parte del Nordeste hasta el río de Paranapura y por el rio de
Guánuco (Huallaga) hasta la provincia de los Barbudos.

Y en virtud del dicho su título y comisión, libra y excenta á esta dicha ciudad
de la jurisdicción de las ciudades de Moyobamba y Santander de la Nueva Mon-
taña, comarcan.as á ella, para que sobre su distrito y jurisdición no tenga facultad
ni jurisdicción alguna las justicias de las dichas ciudades ni otra persona alguna,
y sólo la sujeta y somete á la Real Audiencia de los Reyes y á los señores Virreyes
deste reyno y á los gobernadores y sus lugares tenientes que la dicha ciudad tiene
ó tuviere, para que como tal ciudad fundada y poblada en nombre del Rey nuestro
señor, la defiendan y amparen en todo y por todo. Y porque en el dicho sitio seña-
ló el mejor lugar y más conveniente por plaza. el dicho Señor Gobernador mandó
poner y puso el rrollo en medio de ella; y se puso, de que yo el presente escribano
doy fe, que es un madero grueso; el cual dicho Señor General mandó sirva de
horca y cuchillo, á donde dijo han de ser puestos y castigados los delincuentes de

255
sus delitos, confonne á las leyes reales. El cual mandó que ninguna persona sea
osada á le quitar de la parte y lugar donde está puesto, pena de la vida y perdimien-
tos de bienes, aplicados para la cámara de S. M.

Y prosiguiendo en la solenidad de la dicha población, dicho Señor General


después de haber ftjado el dicho rollo en señal de nueva fundación y población,
estando en la dicha plaza, dijo: que en nombre de S. M. y en virtud de la dicha su
comisión, ha fundado la dicha ciudad del Triunfo de la Santa Cruz ,i. de los
Motilones y puesto horca y cuchillo en ella, y si habia alguna persona que se lo
contradijese.que estaba presto de poner su vida en la defensa y amparo della en
nombre de S. M. como su leal vasallo y para ello puso mano á su espada y con ella
fuera de la vaina reiteró lo susodicho tres veces; á lo cual todos los que estaban
presentes respondieron que como leat.es vasallos de S. M. harían lo mesmo todas
las veces que se ofreciere en su real nombre. Y el dicho Señor General con la
dicha espada desnuda en señal de posesión y por posesión autual y real, dió tres
golpes en el dicho rollo, diciendo que tomaba y aprehendía la dicha posesión en
nombre de S.M. y por ella en todos los ténninos y jurisdición señalados. Y de todo
lo susodicho y como aprehendía la dicha posesión en presencia de muchas perso-
nas y caciques destas provincias, quieta y pacíficamente, sin contradicion alguna,
lo pidió por testimonio á mí el presente escribano. De todo lo cual doy fe y venia-
dero testimonio; y lo finnó dicho Señor General, que fueron testigos Don Salvador
Velásquez de Medrano, el capitán Alonso Guerra y el alférez Joseph Nieto y otras
personas que se hallaban presentes.- DoN MARTiN DIE LA RIBA.- Ante mi.- Juan
Matías de Mestanza, Escribano de S. M.

AuTo.-Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago,


Corregidor y Justicia Mayor de las provincias de Cajamarca, Gobernador y Capi-
tán General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, Sao Francis-
co de Borja, Santander de la Nueva Montaña y de las provincias de los Motilones.
Tabalosos, Omaguas, Maynas, Jíbaros, Cocamas y de todas las demás provincias
de indios infieles que hay de los Tabalosos hasta las costas del Brasil, circunveci-
nas al gran río Marañón, con los grados de la Equinocial por S. M., dijo: que por
cuanto tiene fundado en este sitio la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los
Motilones en confonnidad de las órdenes y poderes que S. M.-que Dios guarde--
le tiene dados, y para poblarla de ved nos que la amparen, sustenten y defiendan,
mandó que todos y cualesquier; personas que quisieren avecindarse en esta dicha
ciudad parezcan, en nombre de S. M. les repartirá solares para viviendas. tierras
para sementeras y asimismo cada uno presente recaudo y certificaciones de los
servicios que hubiere hecho á S. M. y en especial en estas conquistas y poblacio-

256
nes, para que conforme á los méritos de cada uno, sean remunerados con las
encomiendas de los indios que tengo pacíficos y situados para esta ciudad. Y para
que nadie alegue ignorancia ni justa queja de que no es premiado, mandó se pu-
blique este auto en la plaza desta ciudad y que yo el presente Escribano doy fe de
su publicación. Así lo proveyó, mandó y firmó en esta dicha ciudad del Triunfo
de la Santísima Cruz de los Motilones, en diez días del mes de octubre de mil y
seiscientos y cincuenta y seis años.- DoN MARTiN DE LA RIBA.- Ante mí Juan
Marías de Mestanza, Escribano de S.M.

PREGÓN.- En el dicho día, mes y año dichos, yo el presente Escribano, hice


publicar este auto por voz del dicho pregonero en la plaza desta dicha ciudad, de
que doy fe; y en fe dello lo firmé, siendo testigos el licenciado Don Salvador
Velásquez de Medrano, el alférez Joseph Nieto de la Torre y Christóbal Pincdo,
presentes.- Juan Matías de Mestanza, Escribano de S. M.

CASADOS.- Capitán Alonso Guerra de Sessa, casado- Juan García de Torres,


casado - Christóbal Pinedo, casado - Don Pedro de Larreátegui, casado - Francis-
co Pérez Mejía, casado - Lorenzo de Morales, casado - Juan de García Torres, el
Mozo, casado - Bias Ramírez, casado - Juan de Roxas, casado - Domingo de
Salas, casado - Miguel Ramirez, casado - Francisco Sánchez Nieto, casado -
Matías de los Reyes, casado - Capitán Domingo López, casado - Juan Romero
de la Vega, casado - Bartolomé de Rojas, casado.

SoLTERos.- El alférez Juan de Arévalo, Pedro López, con familia - Antonio


Gómcz de Roxas - Christóbal Guerra - Gerónimo Guerra Calderón - Antonio
Berna! de Pineda - Don Pedro de Bergaray - Alonso Arias de los Ríos.

Y todos los susodichos, habiendo presentado sus memoriales, parecieron


ante el dicho Señor General y de mí el presente Escribano, y prometieron y ju-
raron de vecindarse en esta dicha ciudad y traer á ella, desde luego, los que son
casados á sus mujeres y familias y defender y amparar en todo tiempo esta dicha
ciudad y hacer buen tratamiento á los indios, guardando las ordenanzas reales y
las demás que hiciere su señoría. A lo cual se obligaron de guardar y cumplir todo
lo contenido debajo de las penas que se les impusiere y las demás que están pues-
tas por derecho. Y lo firmaron los que supieron y lo juraron en forma de derecho,
é yo el presente Escribano doy fe.- DoN MARTIN DE LA R1BA.- ALONSO GuERRA
DE SESSA.- GERÓNIMO GUERRA CALDERÓN.- JUAN DE AR.tVALO.- CHRISTÓBAL
PINEDO.- FRANCISCO PtREZ MEJIA.- DON PEDRO LARREÁTEGUI GAVIDIA.-JUAN
GARCIA DE TORRES.- CHRISTÓBAL GUERRA CALDERÓN.- DON ALEJOS ZAPATA

257
RIVA DE NEJRA.- JUAN DE ROXAS.- FRANCISCO SANCHEZ NIETO.- DOMINGO
FLORES.- BLAS PtREZ TELLO.- JUAN GARCjA DE TORRES.- ANTONIO GóMt:Z.-
Ante mí.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de S.M.

NoMBRAMIENTO DE CABILDO.- En la ciudad del Triunfo de la Santísima


Cruz + de los Motilones, en diez días del mes de otubre de mil y seiscientos y
cincuenta y seis años. Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de
Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de las provincias de Cajamarca, Gobernador
y Capitán General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San
Francisco de Borja y Santander de la Nueva Montaña y de las provincias de los
Motilones, Tabalosos, Pabalosos, Casasblancas, Jíbaros, Mainas y de todas las
demás de indios infieles del gran río Marañón y sus confines hasta las costas del
Brasil con los grados de la Equinocial por S. M., dijo: que para el buen gobierno
de esta dicha ciudad y república y administración de la Real Justicia, conviene
proveer los oficios y alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad y de los demás
de Cabildo para que le haya como en las demás ciudades destos reyoos y con las
preeminencias, libertades que tienen los tales oficiales y ministros, por lo cual en
consideración de que tiene poblada la dicha ciudad con la solenidad que se re-
quiere y con número de vecinos, en nombre de S. M., y en virtud de la facultad
que por sus reales cédulas le tiene dadas, elejía y elijió los dichos oficios en las
personas siguientes:

Primeramente, á Gerónimo Guerra y á Francisco Pérez Mejía por alcaldes


ordinarios con voz y voto en cabildo.

Alguacil mayor á Xpóbal de Pinedo.

Alcalde de la Santa Hermandad Don Alejo Zapata con voz y voto en cabildo.

lten. Nombró por regidores al alférez Juan de Arévalo, el cual usará el oficio
de alférez real, y á Don Pedro de Larreátegui, y á Juan García de Torres, asimismo
por regidor y procurador desta dicha ciudad, y á Pedro López Alvarado, asimes-
mo por regidor.

Los cuales dichos oficios dijo que nombraba y proveía en los suso nombra-
dos, atendiendo á que son tales personas y de las calidades que S. M. manda; y
para los usar y ejercer les daba y dió poder cumplido y la jurisdición penenecien-
te á los dichos oficiales, como la tienen los demás oficiales de cabildo deste reyoo.
Y mandó se guarde la forma que observa el de la ciudad de los Reyes, y gozará de

258
las preeminencias, libertades y prerrogativas que deben gozar por razón de ser
nuevos fundadores y pobladores desta dicha ciudad y usar los primeros oficios
della. Y á los dichos alcaldes ordinarios y de Santa Hennandad les dió la jurisdi-
ción civil y criminal para que ejecuten la justicia de S. M. y oigan y libren sus sen-
tencias en las causas civiles que deban conocer, como lo hacen los demás alcaldes
ordinarios y de la Santa Hermandad destos reynos. Y mandó á los vecinos y mo-
radores desta dicha ciudad que á los nombrados en los dichos oficios, los hayan y
tengan por tales ministros de justicia de S. M. y obedezcan y honren y acaten; á
los cuales encargó el bien y aumento de la república; perpetuidad y amparo della
y de sus vecinos y moradores; y los nombró para que usen dichos oficios. Y por
cuanto estamos cerca de año nuevo, los usarán todo el año que viene de cincuen-
ta y siete hasta el venidero de cincuenta y ocho; y de allí en adelante para los de-
más años venideros, en su cabildo y ayuntamiento eligirán y proveerán los dichos
oficios, como se acostumbra, y guardarán La dicha forma en el ínterin que su se-
ñoría provee otra cosa, conforme reconociere conviene; y los dichos nombrados
parezcan y hagan el juramento y aceptación con la solenidad que en tal caso se
requiere, que usarán bien y fielmente sus oficios. Y para las elecciones de los años
venideros, reservó en sí la confirmación de los dichos oficios ó en su lugarte-
niente. Asi los proveyó, mandó ó firmó.- DoN MARTIN DE LA RIBA.- Ante mí.-
JUAN MATIAs DE MESTANZA, Escribano de S. M.

AcEPTAClóN Y JURAMENTO.- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz .z. de


los Motilones, en el dicho día, mes y año dichos, ante el dicho Señor General y en
presencia de mí el presente Escribano, parecieron presentes Francisco Pérez Me-
jía, Gerónimo Guerra, Christóbal Pinedo, Don Alejo Zapata, el alférez Juan de
Arévalo, Don Pedro de Larreátegui, Juan García de Torres y Pedro López de
Alvarado y todos los susodichos aceptaron los dichos oficios y juraron por Dios y
una señal de cruz t en forma de derecho, so cargo del cual, cada uno por el oficio
que le toca, prometieron de usar bien y fielmente, y que mirarán por el aumento y
bien desta ciudad y vecinos della y guardarán el secreto de cabildo en los casos
que debía guardar; y en todo cumplirán con la obligación que les toca, demás de
lo cual los dichos alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad guardarán y harán
á las partes justicia con toda igualdad, cumpliendo las leyes reales establecidas
por derecho. Con lo cual dicho Señor General los admitió al uso de los dichos
oficios y entrególes la vara de alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad y al-
guaci I mayor; y lo firmaron con el dicho Señor General.- DoN MARTIN DE LA
RIBA.- GERÓNIMO GUERRA CALDERÓN.- FRANCISCO PtREZ MEJIA.- DON ALEJO
ZAPATA RJVA DE NEIRA.- XPóBAL DE PINEDO.- DON PEDRO DE LARREÁTEGUI.-
JUAN DE ARtVALO.- JUAN GARCIA DE TORRES.- PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.-
Ante mí.- Juan Matias de Mestanza. Escribano de S. M.

59
REcEBIMIENTO DE JUSTICIA.- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los
Motilones, en diez días del mes de octubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis
años, estando en cabildo y ayuntamiento, como lo tienen en uso en las demás
ciudades destos reynos, conviene á saber: el dicho Señor General, Gerónimo Gue-
rra Calderón, Francisco Pérez Mejía alcaldes ordinarios, el ayudante Xpóbal de
Pinedo, alguacil mayor, Don Alejo Zapata alcalde de la Santa Hennandad, el al-
férez Juan de Arévalo regidor y alférez real, Don Pedro de Larreátegui, Juan Gar-
cía de Torres, regidor y procurador general y Pedro López de Alvarado, regidor,
y por presencia de mi el presente Escribano, estando así juntos en su cabildo, el
dicho Señor General se presentó en él con los títulos que tiene de tal Gobernador
y Capitán General de las dichas ciudades y provincias que en ellas fundare, que
está puesto por cabeza de la fundación desta dicha ciudad, el cual se leyó y pre-
sentó en este Cabildo tomando S. S. del dicho Señor Gobernador y Capitán Gene-
ral la posesión de tal en esta ciudad que así tiene poblada y ftmdada en nombre
de S. M., para que este Cabildo, en cumplimiento del dicho titulo le reciba al uso
y ejercicio de tal Gobernador. Y visto por este Cabildo este título, dijeron: que S.
S. del dicho Señor General haga la solenidad del juramento que se requiere y dé
las fianzas que por el dicho título se ordena que están prestos de los cumplir y
recebir al dicho Señor Gobernador al ejercicio del dicho oficio. Y S. S., cumplien-
do con su obligación en este Cabildo, juró por Dios Nuestro Señor y á la cruz que
tiene en los pechos, en fonna de derecho, usar el dicho oficio de Gobernador y
Capitán General bien y fielmente, como debe y es obligado por razón del dicho
oficio; y lo finnó de su nombre en este Cabildo.- DoN MARTIN DE LA RIBA.-
GERóNIMO GUERRA CALDERÓN.- FRANCISCO PÉREZ MEJiA.- JUAN DE ARtvALO.-
CHRISTÓBAL DE PINEDO.- DON PEDRO DE LARREATEGUI.- DON ALEJO ZAPATA
RIBA DE NEIRA.- JUAN GARCIA DE TORRES.- PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.-Ante
mí.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de S. M.

Y después de lo susodicho, luego, incontinenti el dicho Cabildo S. S. del


Señor Gobernador y Capitán General, hoy dicho día, en cumplimiento de lo que
por su título se le ordena y manda en razón de que dé fianzas de dar residencia y
pagar lojuigado y sentenciado en ella, dió por sus fiadores y principales paga-
dores al capitán Alonso Guerra de Sessa y el ayudante Xpóbal de Pinedo, vecino
desta dicha ciudad; los cuales estando presentes dijeron: que salían y salieron y
se constituyeron por tales fiadores y principales pagadores del dicho Señor Ge-
neral, y ambos á dos juntamente de mancomún y á voz del uno y cada uno por sí
y por el todo, renunciando como expresamente renunciaron las leyes de dudbus
re.x y el auténtico presente cóbdice de fide yusoribus y las demás leyes que ha-
blan en favor de la mancomunidad, como en ellas se contiene; y se obligaron en

260
tal manera que el dicho Señor General dará residencia cada y cuando que el Rey
nuestro señor se la mandare dar todo el tiempo que usare el dicho oficio de tal
Gobernador y Capitán General, y para lo juzgado y sentenciado en ella; donde
no, como tales sus fiadores y principales pagadores, haciendo, como hicieron, de
deuda ajena suya propia y sin que contra el dicho principal sea necesario hacer
exsención; cuyo beneficio, asimismo, renunciaron, darán la dicha residencia por
el dicho Señor General y pagarán todos los pesos en que fuere juzgado y
sentenciado.

Para lo cual, debajo de la dicha mancomunidad, obligaron sus personas y


bienes habidos y por haber y dieron poder cumplido á los jueces y justicias de
S. M. de cualquier parte, fuero y jurisdicción que fueren, á cuyo fuero se some-
tieron con las dichas sus personas y bienes, renunciando el suyo propio y la ley
sir combenerir de jurisdirione omniun judicum, para que por todo rigor y vía
más ejecutiva, le compelan y apremien al cumplimiento de lo que dicho es, como
por sentencia contra ellos dada, consentida y no apelada, pasada en cosa juzgada;
sobre lo cual renunciaron todas las leyes, premáticas y privilegios que son en su
favor, con testimonio de lo cual la otorgaron y firmaron de sus nombres y los
dichos otorgantes, que yo el presente Escribano doy fe conozco; siendo testigos
el alférez Joseph Nieto de la Torre, Juan García de Torres y Pedro López de Al-
varado.-ALoNso GUERRA DE SESSA.- XPóBAL DE PINEDO.-Ante mí: Juan Marias
de Mesranza, Escribano de S.M.

Y visto por el dicho Cabildo el juramento hecho por el dicho Señor General
y fianza dada; dijeron: que habían y tenían á S. S. por tal Gobernador y Capitán
General desta ciudad y le recibían y recibieron al dicho oficio y cargo, uso y ejer-
cicio dél, conforme al dicho título, y lo firmaron hoy dicho día diez de otubre de
seiscientos y cincuenta y seis años.- GERÓNlMO GUERRA CALDERÓN.- FRANCISCO
PtREZ MEJtA.- CHRISTÓBAL DE PINEDO.- DON ALEJOS ZAPATA RIVA DE NEIRA.-
JUAN DE AREVÁLO.- DoN PEDRO DE LARREATEGUI.- JUAN GARCiA DE TORRES.-
PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.- Ante mí: Juan Marias de Mestanza, Escribano
de S.M.

AuTo.- Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago,


Corregidor y Justicia mayor de las provincias de Cajamarca, Gobernador y Capitán
General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San Francisco
de Borja, Santander de la Nueva Montaña y del Triunfo de la Santa Cruz llt de los
Motilones y de la provincia de los Coscabosoas, Tabalosos, Cocamas, Casasblan-
cas, Jíbaros, Maynas y de todas las demás de indios infieles del gran río Marañón

261
y sus confines hasta las costas del Brasil con los grados de la Equinocial por S.
M.,mandó se les notifique á todos los vecinos desta ciudad que dentro de seis
meses, que se contarán desde el día de la fecha déste, traigan á esta dicha ciudad
los que fueren casados á sus mujeres y familias y tengan hechas y fabricadas ~
casas en la fonna que les ha señalado y dado la traza, de suerte que no tuerzan las
calles sino que queden derechas por los cordeles que se han echado; y lo mesmo
harán los solteros, pena de que no haciéndolo así y pasado el término, declarará
por ninguna la merced que se les ha hecho en nombre de S. M.-que Dios guarde.-
y asimismo temán cada uno de los dichos vecinos diez vacas de vientre, cuatro
yeguas, seis puercas parideras, doce gallinas y un gallo. Y atento á que en esta
tierra no se hacen las labranzas con bueyes no se les obliga á tenerlos, ni ganado
ovejuno por no ser los pastos apropósito para ello; y tener los géneros arriba re-
feridos dentro de seis meses pena de duscientos pesos aplicados para la fábrica de
la iglesia mayor desta ciudad. Y así lo proveyó, mandó y finnó en esta dicha
ciudad del Triunfo de la Santa Cruz + de los Motilones, en once días del mes de
otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años.- DoN MARTIN DE LA RIBA .-
Por mandado del Señor General.- Juan Marias de Mesranza, Escribano de S. M.

N OTIFICAClóN.- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz + de los Motilo-


nes, en once días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años,
yo el presente Escribano leí é notifiqué el auto de atrás contenido á todos los
vecinos desta ciudad, que para el efecto estuvieron juntos, de que doy fe, siendo
testigos el sargento Joseph Nieto, Diego de Moya y Francisco Sánchez Nieto.-
Juan Marías de Mestanza, Escribano de S. M.

RECIBIMIENTO.- En la ciudad del Triunfo de la Cruz + de los Motilones, en


catorce días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años. el
capitán Alonso Guerra de Sessa, otorgó haber recibido para la guarda y defensa
de esta ciudad, veinte annas de fuego, diez y seis arcabuces y cuatro mosquetas,
cantidad de pólvora, cuerda y balas y plomo, las cuales parecieron ser suficientes
por tener los más vecinos della armas; y se obligó de tenerlas de manifiesto para
las ocasiones y entradas á nuevos descubrimientos que se ofrecieren y hacer al
annero que queda en esta dicha ciudad las tenga limpias y bien aderezadas; y
siempre que por el Señor General se le pidiere satisfación de lo dicho lo dará. Y
lo firmó, siendo testigos Francisco Pérez Mejía, el alférez Juan de Arévalo y Pe-
dro López.- ALONSO GUERRA DE SESSA.- Ante mi: Juan Mafias de Mestanza,
Escribano de S. M.

262
Y así mismo otorgó el dicho capitán Alonso Guerra haber recebido doce
escaupiles, y lo finnó el dicho día, mes y año y testigos.- ALoNso GUERRA DE
SESSA.- Ante mí: Juan Matias de Mestanza.

NoMBRAMIENTO DE CuRA.- El General Don Martín de la Riba Herrera,


Caballero del orden de Santiago, Corregidor de las provincias de Cajamarca,
Gobernador y Capitán General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas,
Moyobamba, San Francisco de Borja, Santander de la Nueva Montaña y Triunfo
de la Santa Cruz + de los Motilones y de todas las demás provincias de indios
infieles del gran río Marañón y sus confines hasta las costas del Brasil, con los
grados de la Equinocial, por S. M., dijo: que por cuanto en virtud de los poderes
y comisiones que tiene de S. M.-que Dios guarde- ha fundado y poblado esta
ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones con número de vecinos que
parece temá hasta ciento y veinte y dos y los más de dichos vecinos les han en-
comendado los indios de las provincias de Tabalosos, Motilones, Pabalosos, Pa-
nanzos, los cuales dichos indios están poblados en cuatro pueblos cerca y en los
alrededores de la dicha ciudad, á donde están dotrinados por el Comisario Don
Pedro de Añasco; y porque convienen haya en ella cura que administre los santos
sacramentos á los españoles, atento á que el dicho licenciado Don Pedro de Añas-
co tiene facultad de los señores de la sede vacante de Trujillo para administrarlos
en todas estas provincias nuevamente convertidas y en las que se fueren convir-
tiendo, en la forma que puede y debe, nombraba y nombró al dicho licenciado
Don Pedro de Añasco por cura de la dicha ciudad, y pide y suplica á los señores
Deán y Cabildo en sede vacante de la dicha ciudad de Trujillo, le den la facultad
necesaria atendiendo á las partes, méritos y suficiencia del susodicho, por cuanto
conviene á su asistencia en dicha ciudad por diferentes consecuencias y para el
progreso en consecución de la pacificación en que está S. S. entendiendo; y el
dicho Seiíor General se obligó á pagar el estipendio que S. M. da por las ciudades
nuevamente conquistadas y por la de Borja, de sus propios bienes, interin que se
elije forma de donde se ha de satisfacer, y asimismo á dar campanas y todos los
ornamentos necesarios á la iglesia, como hoy los tiene. Y este dicho nombramien-
to se hará saber al dicho Comisario Don Pedro de Añasco; y estando presente,
dijo: que lo aceptaba y que asistirá en la dicha ciudad á la administración de los
Santos Sacramentos como tal cura, y dará recibo de los ornamentos y demás
adornos como hay en la iglesia desta ciudad, y lo firmó en ella con el dicho Seiíor
General, en diez y seis días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y
seis años.- DoN MART1N DE LA RIBA.- DoN PEDRO DE A~Asco ALVARADO.- Ante
mí; Juan Matías de Mestanza, Escribano de S. M.

263
RECIBO DEL CURA .- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz ,¡, de los
Motilones, en diez y seis días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y
seis años, el licenciado Don Pedro de Añasco otorgó haber recibido del Señor
General Don Martín de la Riba para la iglesia desta dicha ciudad dos campanas y
los ornamentos necesarios para decir misa y cuatro paños hechos y dibujados en
la ciudad de Moyobamba para la capilla mayor, y diferentes imágines de bulto; y
para que conste lo firmo.- DoN PEDRO DE AJÍiAsco ALVARADO.- Ante mí: Juan
Marias de Mestanza, escribano de S. M.

ORDENAN ZAS .- El General Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del


orden de Santiago, Corregidor y Justicia mayor de las provincias de Cajamarca.
Gobernador y Capitán general perpetuo de las ciudades de Chachapoyas,
Moyobamba, San Francisco de Borja, Santander de la Nueva Montaña y de la del
Triunfo de la Santa Cruz ,¡, de los Motilones y de todas las provincias de los
Tabalosos, Lamas, Cascabosoas, Fuimes, Omaguas, Casasblancas, Jíbaros y de
todos los demás indios infieles del gran río Marañón y sus confines hasta las
costas del Brasil, con los grados de la Equinocial por S. M., mando que el Te-
niente General y demás justicias de esta dicha ciudad guarden y hagan guardar
las ordenanzas é instrucciones siguientes:

Primeramente, mando y ordeno que los encomenderos á quienes se les ha


repartido indios de estas provincias nuevamente reducidas y de las que le van
reduciendo, tengan especial cuidado de que se dotrinen y eduquen en los miste-
rios de nuestra santa fe, y que vivan con toda policía, vistiéndose como los demás
indios <leste reyno, con calzón y camiseta y las indias con 1/ic/las, anacos, y con
toda claridad los irán industriando para que usen el dicho vestuario sin obligarlos
á más, les darán herramientas para hacer sus chácaras de algodón y comidas que
por cuanto los dichos indios amigos son del ocio, les obligarán á que hagan lo
necesario con sobras de comidas.

lten. Mando que los indios de la provincia de Amasifuines y Rumiaucas, los


cuales se han de poblar destaparte del río de Huanuco, en la parte que pareciere
más conveniente, y por ser la tierra en que están muy estéril y áspera y ser el
temple de la dicha banda del río uno con el que hay en sus pueblos: mando que de
ninguna manera las personas que fueren á su redución los saquen de la en que
están, ni los encomenderos, hasta que se hayan hecho bastante número de cbá-
caras en la parte donde se hubiere de poblar, y asimesmo algunas casas aunque
los indios insten á que desde luego quieren salir, excepto algunos para rozar las
chácaras, teniendo ellos mucha voluntad.

264
lten. Ouleno que de ninguna manera se entre á la dicha provincia ni á otras
sin especial orden mía ó de mis tenientes, y cuando se entrare, si yo no fuere en
persona, se guardará la forma que se dispone por las reales ordenanzas fechas en
el Bosque de Segovia, las cuales mando que pongan un tanto con éstas y estén
cosidas en el libro de Cabildo de esta ciudad.

Iten. Mando que los encomenderos no den trabajo alguno á los indios que
les he encomendado ni les pidan cosa alguna, sino aquello en que fueren tasados
á su tiempo.

Iten. Ordeno que ningún encomendero impida al cura á que saque algunos
cholos de las encomiendas para enseñarlos á ayudar á misa y que entiendan de
canto, como no pasen de cuatro.

Iten. Mando que en todo se ajusten, así los encomenderos como los demás
vecinos á las reales ordenanzas, sin ir ni contravenir á ellas, pena de perder las
encomiendas y de que serán castigados con todo rigor.

Y todo lo susodicho guardarán, cumplirán debajo de la dicha pena. Fecha


en la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz 114 de los Motilones, en diez y seis días
del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años.- DoN MARTiN DE
LA RIBA .- Por mandado del Señor General.- Juan Marias de Mestanza, Escri-
bano de S.M.

ARANCEL.- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz 114 de los Motilones, en


diez y seis días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años, el
General Don Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, Co-
rregidor y Justicia mayor de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San
Francisco de Borja, Santander de la Nueva Montaña y la del Triunfo de la Santa
Cruz de los Motilones y de todas las provincias de Tabalosos, Lamas, Cosca-
bosoas, Fuines, Omaguas, Casasblancas, Jíbaros y de todos los demás indios in-
fieles del gran río Marañón y sus confines hasta las costas del Brasil con los
grados de la Equinocial por S. M.; mandó que el Teniente General y demás Jus-
ticias desta dicha ciudad guarden y hagan guardar este arancel y ordenanzas
siguientes:

Primera. Se pagará por una gallina madre, dos reales.


Una polla, un real.
Un pollo, medio real.

265
Una fanega de maíz, un patacón.
Un cesto de yuca que tenga una vara y de ancho al respecto, un real.
Tres racimos de plátanos, un real.
Un almud de frisoles, dos reales.
Un cuy grande, un real.
Doce huevos, un real.
Una arroba de pescado, un patacón.
Una carga de barbasco que tenga de ruedo cuatro palmos, tres reales.
Una arroba de sal, tres reales.
Un tercio de yerba de gramalote ó panga que tenga de ruedo diez palmos.
medio real.
Por alquiler de un caballo desde esta ciudad á Moyobarnba, diez reales.
A un indio si va con cartas solas suelto, seis reales.
Y si lleva carga de cuarenta libras, ocho reales. Y de aquí al pueblo del Rosario.
dos reales; y del pueblo del Rosario á Moyobarnba y alquiler de un caballo.
dos reales.
Un indio suelto, cuatro reales. y con carga, seis reales.

El cual dicho arancel se guardará y cumplirá en todo y por todo, según y de la


manera que en él se contiene. Y así lo mandó y firmó.- DoN MARTIN DE LA RtBA .-
Ante mi.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de S. M.

[Maúrtua 1907: 111. 134-153]

(35) Copia de una carta del Cabildo de la ciudad de Borja a S.M. sobre las
conquistas del General Don Martín de la Riva Herrera. San Francisco de
Borja, 13 de agosto de 1656.

EL CABILDO, Justiciay Corregimiento de la ciudad de San Francisco de Bor•


ja, dice, que el año pasado de cinquenta y cinco manifesto a Vuestra Magestad,
lo gustoso que se hallava y todo este Gobierno de los Maynas por tener en el
Gobernador de tantos meritos y tan celoso del servicio de Dios nuestro Señor y
de Vuestra Magestad, como el General Don Martín de la Riba Herrera, Cavallero
del horden de Santiago, y rindio las gracias con el obsequio debido a Vuestra
Magestad por haberle nombrado.

266
Siempre, Señor, nos prometimos del valor y prudencia del dicho general avia
de tener los subcesos que vemos en la conquista y pacificacion que Vuestra Ma-
jestad, le tiene encargado, pues estubo en la provincia de los Jibaros pasando in-
numerables trabajos por las asperezas de la tierra y rreveldia de los indios, los
quales apaciguo por tres veces, valiendose de los medios mas suaves y eficaces
que pudo aver, y aunque en diferentes ocasiones se le dieron para arcabucear y
degollar los mas dellos, no lo hizo, observando las ordenes de Vuestra Magestad,
y habiendo rreconocido el poco fruto que alli sacaba, asi del servicio de Dios
Nuestro Señor como de Vuestra Magestad, por la esterilidad de la tierra y mal
natural de los indios, detennino dexarlos poblados en dos pueblos y entrar en
otras provincias gruesas de infieles como son las de los Ruamaynas, Conchas,
Avitoas, Coronados, que estan a las vertientes del gran rrio Marañon y tubo tan
buena fortuna que sin derramarse sangre pacifico todos los indios dellos y dieron
la paz y obediencia a Vuestra Magestad, rindiendo vasallaje en que hay mucho
número de almas que estaban careciendo de la luz evangelica y hoy se les esta
dando a entender que los Padres de la Santa Compañia de Jesus y los esta actual-
mente poblando en pueblos acomodados para que con mas comodidad obren los
Ministros Evangelicos y assi mismo tiene en medio de estas rreducciones poblada
y fundada una ciudad y puestole por nombre Santander de la Nueva Montaña, con
cantidad de vecinos, criado Alcaldes y todos los demas oficiales de Cavildo y
nombrado Sacerdotes con estipendio a su costa, para que les administre los Santos
Sacramentos, para lo qual tiene iglesia con campanas y todos los demas ornamentos
necesarios, y en el mejor paraje que pudo hallarse en mas de doscientas leguas,
assi por su fertilidad, como por tenerse noticias ciertas hay cerca minerales rricos
de oro en que esperamos ha de tener grande aumento el rreal patrimonio y por
otras consecuencias para la prosecucion de la pacificacion en que esta y solo el
valor de tal general pudiera aver obrado tanto, pasando innumerables trabajos,
hambres y enfennedades graves que a tenido de que a estado en diferentes veces a
las ultimas de la vida y oy se halla casi tullido de los brazos y piernas y todo no le
a obligado en un año a salir a poblado para curarse, anteponiendo el servicio de
Dios Nuestro Señor y de Vuestra Magestad a su vida. Todos los mas deste Cavildo
por servir a Vuestra Magestad avernos asistido al dicho General Don Martin de la
Riva y parecenos aliamos obligados a dar noticia dello a Vuestra Magestad, supli-
candole con toda humildad honre y haga merced al susodicho y juramos a Dios y
a esta Cruz, que lo aquí decimos es cierto y que no nos mueve otra cosa para
pedirlo que la obligacion que tenemos por estar en la frontera de las provincias de
guerra de dar este aviso a Vuestra Magestad, cuya Catholica y Real persona, guar-
da Dios Nuestro Señor como la christiandad ha menester.

267
Fecha en San Francisco de Borja en trece dias del mes de Agosto de mili y
seiscientos y cinquenta y seis años.

Diego Arias de la Calzada.- Mathias de Rioxa.- Pablo de la Pa<;.- Bernardi-


no Monzon .- Andres Ortiz de Cifuentes.

Y o JUAN MATIAs DE MESTANCA, escrivano del Rey Nuestro Señor en estos


rreynos y señoríos, certifico y doy fee a los que el presente vieren, como por el
libro de Cabildo de la ciudad de Borja a fojas trescientos quarenta y cinco, consta
salieron nombrados este año de mili y seiscientos y cinquenta y seis, por Alcalde
hordinario el Capitan Matias de Arias y por Alguacil Mayor Pablo de la Paz y por
Alcalde de la Hermandad Bernardino de Monzon y por Regidor Andres Ortiz de
Cifuentes, cuyas parecen ser las firmas de la vuelta y a foxas trescientas y quaren-
ta y seis del dicho libro esta un título de Theniente General dado al Capitan Diego
Arias de la Calzada, por el General Don Martín de la Riva Herrera de Teniente
General de la ciudad de Borja y lo esta exerciendo, de quien assi mismo es la fir.
ma primera desta otra parte y he oido a los susodichos que estan los demas capi-
tulares ausentes; y a pedimento de los contenidos en esta otra parte di la presente
en la ciudad de Santander de la Nueva Montaña en doce días del mes de Agosto
de mill y seiscientos y cinquenta y seis años. Y assi mesmo doy fee, que en esta
dicha ciudad no corre el papel sellado por no haberse publicado a cuya causa se
despacho en el ordinario y en fee dello lo firme y signe testimonio de verdad.

loan Matias de Mestanza, escrivano de Su Magestad.

Concuerda con el original que para efecto de sacar este traslado exivio ante
mi y fecho bolvio a llevar a su poder la parte del General Don Martín de la Riva
Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor deste
Correximiento de Caxamarca, Govemador y Capitan General perpetuo de la Con-
quista expresada en su comision, con que se corrigió y concertó y va de cierto y
verdadero a que me rrefiero y para que dello conste, de su pedimento doy el pre-
sente en la villa de Caxamarca á quatro dias del mes de Septiembre de mili y
seiscientos y cincuenta y seys años. Siendo testigos Don: Antonio de Quiros y
Bartolome Therron, presentes y en fee de ello lo sigue firme .

En testimonio de verdad.

268
Pedro de Sa/daña Pinedo escribano de Su Magestad y Público.

(Con su signo y rúbrica.)

[RABN 1900: II (IV), 150-152)

(36) Certificación del P. Francisco de Figueroa de la Compañía de Jesús, Cura y


Vicario de San Francisco de Borja, sobre la conquista de los Jíbaros
emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Santander de la Nueva
Montaña, 13 de agosto de 1656.

EL PADRE FRANCISCO DE F1cuEROA de la Compañía de Jesus, Cura y Vicario


de San Francisco de Borja, jurisdiccion del Gran Pará, por el Ilustrísimo Señor
Doctor Don Alonso de la Peña Obispo de Quito.

Certifico y doy fee, que a los fines de julio de mm y seiscientos y cinquenta y


cinco, entro el Señor General Don Martin de la Riba Herrera en la ciudad de San
Francisco de Borja, con cantidad de soldados y le rrecivio la dicha ciudad como a
su Govemador y Capitan General, estando yo presente y supe traia los soldados
pagados, ganandole sueldo y que babia dejado la mayor parte de sus compañias
fuera del Pongo, alojados en las juntas del rrio de Santiago y aviendo consultado
qual hera la faccion que mas instava y seria de mas importancia emprender pri-
mero, assí por lo que infonnaron, como por lo que se savia de la provincia de los
Jíbaros y fama de sus riquezas y por los daños que han hecho en las minas de Can-
gara, jurisdiccion de la ciudad de Santiago, matando indios mineros y españoles y
en fa de Macas y tarnbien en entradas que han hecho españoles varias veces, y
ultimamente habían muerto al Maestro de Campo Antonio Carreño en la ultima
que hi~o, con estos informes a los quatro dias despues de su llegada volvio a salir
por el mismo Pongo, angostura del rrio Marañon para proseguir su viaje a las
provincias de los Jivaros en orden a su pacificacion, llevando por Capellanes al
Licenciado Don Salvador Velasquez de Medrana y al muy Reverendo Padre Fray
Bartolome del Castillo y Velasco, del orden de predicadores y supe llevava con-
ducidas quatro compañias de ynfanteria, que hacían asta cien soldados con me-
dicos y otros oficiales, sastres, ~apateros, carpinteros y herreros y cantidad de ar-
mas, municiones, herramientas, ropa y bastimentos destos generos vi en la dicha
ciudad, dos pedreros y otras armas, y los bastimentos que de ella y la provincia y
Maynas se condujeron de maiz y otros generos, los quales con otros que traian de

269
fuera, vi llevar varias veces para socorro del exercito de que acian cada mes poco
mas o menos un viaje de tres o quatro canoas asta tomar puerto en Suririsa. den-
tro de la provincia de Jibaros, en que gasto casi un mes por las crecientes furiosas
del rio que hicieron peligrosa la navegacion. Pasaron algunos riesgos, dos canoas
se sosobraron, con perdida de municiones, armas, erramientas de fragua y otras
cossas de rregalos y de valor en que se vio su Señoría en grande riesgo de bolear-
se con la canoa en que yba; fortaleciosse el dicho puerto de Suririsa, fundando
bien su rreal para correr la tierra desde él.

Otro si a nueve de Septiembre del dicho año vi pasar al padre Raymundo de


Santa Cruz de la Compañia de Jesus, Vice-Rector de estas Misiones, con canti-
dad de indios amigos, de las reducciones de Jeveros, Santa Maria de Guallaga y
del Loreto de Paraoapura, llamados por su Señoria para la guerra, fuera de los
Maynas que ya tenia en el Real.

Otro si, por cartas del dicho Padre Vice-Rector, que asistio a Su Señoria
tambien por Capellan del ejercito y de otras personas y rrelaciones que clavan los
que venian a Borja del dicho Real, supe como hacian muchas corredurias, rrepi-
tiendosse casi sin parar unas tras otras, corriendo toda la tierra y a las mas yba su
Señoría en persona y a pie como los demas, acompañado siempre de uno de los
Capellanes que tenia, viendo varias rancherias de los Jíbaros en que tantearon
toda la tierra, se ynformaron de las parcialidades que avia y de la gente que tenia
toda la Provincia del puerto donde estuvo Logroño y de los minerales y quebra-
das en que sacavan oro antiguamente antes que se al~aran, aciendo pruebas con
mineros diestros en ellas y lo que pudieron descubrir fue que en toda la Provincia
de Jíbaros avria lo mas trescientas lan~as divididas en ranchos que estavan en
cerros altos y quebradas muy distantes unas de otras; la tierra estéril, muy as-
perisima, de collados altos, cuchillas y peñascos y del oro no aliaron sino muy
poco de que oy decir, al Capellan Mayor Don Salvador Velasquez de Medrano,
que de varias pruebas y diligencias habia sacado basta dos tomines.

Otro si, supe por la aspereza de la tierra, se quebrantaba mucho la gente de


soldados e indios amigos y que pasaron grandes peligros de tierra, agua y em-
boscadas que disponían los Jíbaros artificiosamente en los caminos y cuchillas y
barrancas del rrio, con piedras grandes para arrojarlas y despeñarlas al passar los
españoles en cassi todas las maloras que hicieron, en especial en el viaje que por
el rrio hi~o su Señoría a las juntas del rrio que dicen ser de Zamora, donde entien-
den estuvo Logroño, en que por particular provindencia divina se escaparon de
la celada y piedras que tenian prevenidas en una barranca y passo peligrosisimo

270
del rrio que al dia se descubrio y una noche tenebrosa corriendo un fuerte hu-
racan y aguacero, estando alojados a las orillas del rio a la falda de un cerro
innopidamente se despeño el cerro cubriendo el sitio donde estaban con agua,
barro y peñascos y por buena dicha se escapo su Señoria sobre una peña y el
Padre Vice-Rector sobre otra y assi los demas, saliendo algunos de dentro del
barro y agua perecieron algunos y se perdieron varias armas y otras cosas; en
dicha navegacion passaron grandes peligros en los malos pasos, rraudales y rre-
molinos que tiene frecuentes, y en uno de ellos por no podersse passar bararon
las canoas por altos y bajos, diligencias que hacia su Señoria porque no quedase
nada que hacer en orden a conseguir el fin de sus empeños y supe que era su
Señoria el primero en emprender y empeñarse a los peligros y emboscadas por
registrar y asegurarse el passo para el resto de sus esquadras, y que hubo ocasion
en que fue menester que el Padre, Oficiales y soldados le detuviesen casi por
fu~a y con rrequerimientos para que no se empeñasse por una cuchilla donde
tenian los Jivaros una gruessa emboscada y cantidad de piedras grandes, en que
corria manifiesto peligro la vida de su Señoria y supe que en los viajes que hacia
por tierra enfermo varias veces, y de una fue necesario traerlo al Real cargado en
guando.

Otro si, supe que andaba vigilante, en que no se matasse ni derramasse san-
gre de Jivaros si no es que la defensa propia lo pidiese y que aviendo hecho al-
gunas presas de ellos por su medio con ynterpretes, embiando buenos rrecaudos
a los Caciques y demas gente salieron y los tubo de paz por tres veces con agasa-
jos y dadivas de vestidos, avalorios, hachas, cuchillos y otras herramientas que
son las preceas que mas estiman y es comun voz que quedaron los Jivaros
abastecidos y rricos de herramientas que su Señoria les dio, con que acudian de
varias parcialidades a verle de paz al Real y a poblarse. No obstante este agasajo
y buen tratamiento, bolvieron siempre a retirarse o rrebelarse y la ultima vez de-
bajo de la amistad, mataron quatro yndios amigos Cocamas.

Otro si, supe que tratando su Señoría de bolver otra vez a las juntas del rrio
de Zamora y otras partes; viendo el dicho Padre Vice-Rector y oficiales del exer-
cito que era en vano tal viaje, porque no se esperaba hacer en él mas de lo que se
babia hecho y visto, y que la jente se cansaba debalde y perdia tiempo, pues no
esperaban fruto alguno, ni seguridad en la paz de los Jivacos, aunque la diesen
muchas veces, por haber conocido de su natural ser traydores y que se flan de la
as~a de sus tierras para escapar y ocultarse en qualquier traicion que inten-
ten, sin que ningun español los pueda seguir en sus cerros y profundas quebradas,
con que ni aun para doctrinarse se veia dispusision porque no se podria mantener

271
sacerdote con seguridad y que eran mejores para enemigos que para amigos, con
tras ra~ones fuertes, hicieron varios exhortos y rrequerimientos a su Señoria, los
quales he visto y leydo en que pedían alcasse el Real y convirtiesse las almas en
otra parte donde esperasse y cojiesse mas fruto del servicio de Dios, y del Rey
Nuestro Señor, con que por constarle lo que rrepresentavan, se vio obligarlo, de-
jando de paz muchos Jivaros, con ordenes de que prosiguiessen con la amistad y
poblaciones que se avían comen~ado y se bajo con sus compañías a la ciudad de
San Francisco de Borja, donde aviendo consultado a quales provincias entrarian
le dieron por parecer que a la de los rrios de Pasta~a y del Tigre que desaguan en
el gran Para o Marañon y son las primeras y mas cercanas a los Mainas y Jeveros.
donde acabaria de rreducir a los Ruamaynas y Conchas y descubriria de nuevo a
los Andoas, Janones, Gayes, Quitos y otras; avia yo venido con una esquadra de
soldados de Borja, poco antes que se detenninassen a levantar el rreal de Jivaros
a ver los Ruamaynas y Yapas que se iban poblando en este rio de Pasta~a y tuve
avisso de su señoria como venia y habiendo ymbiado de su parte a llamar los Ca-
ciques, me baje por el rrio y le encontre cerca de la boca que subía con el dicho
Capellan mayor y con buena parte de sus compañías, bastimentos, armas y
municiones, y di rra~on a su Señoria de lo que avia visto y como la mayor parte
de los caciques y parcialidades de los Ruamaynas y Conchas no avían salido a
poblarse sino que se estaban en sus rretiros y de la noticia que davan de los Avi-
toas, Azoros e lquitos del rrio del Tigre; a peticion de su señoria, bolvi asistien-
dole por capellan y llegando a las rancherias que tenían en este rio los dichos
Ruamaynas y Conchas en quatro puestos, les dio algunas achas y otras cosas y
trata de que llamasen a los Caciques que faltavan, ofreciendoles, buen tratamien-
to, a cuyo llamamiento an ido saliendo muchos y le dijo por si y por mano de los
sacerdotes los intentos con que venia, que era para que se poblassen se doctri-
nassen y viviessen en paz y en la obediencia de Su Magestad y otras rrazones de
buen christiano dandoles algunas erramientas y dadivas con que esta toda la
provincia dispuesta a poblarse donde su Señoria les a ordenado y aviendose in-
formado mas por extenso de la disposicion y parajes de dichas provincias ene-
migas, despacho una esquadra por este rrio de Pastassa arriba para ver si podían
descubrir a los Andoas y Xanones de que avia noticia y lenguas, para que de su
parte ablasen a los Coronados; su Señoria paso el rrio del Tigre ba.rando canoas a
una quebrada que desagua en él, y corriendo por muchas rrancherías de los
Roamaynas y Conchas donde salieron muchos de nuevo a verle, prosiguio su
viaje por el mismo rrio del Tigre arriba a descubrir los Abitoas y Azoros, y abien-
do echo pressa de algunos, los despacho a que dijessen a sus parientes los buenos
intentos con que iba, dandoles algunas erramientas. Supe que por este medio ~
dos los Abitoas, Azoros y sus parcialidades salían y le esperaban de paz, y la

272
rrecivio dicho Señor General de veinte y siete caciques, dejando en estas Provin-
cias sujetas al vasallaje de su Magestad, con que se determino pasar a otra pro-
vincia de que alli tubo noticia de gente que llaman Chaviris y yendo en su des-
cubrimiento sobrevino una enfermedad de calenturas que le dio a todo el rreal,
sin que apenas quedase español ni judio en pie que pudiese socorrer a los enfer-
mos y su señoria y el Capellan Mayor tambien informaron y se extendio el mal a
los naturales de la tierra, con que dejando los descubrimientos que pretendio ha-
cer de otras provincias por no perecer por la falta de comodidad y rregalo, se de-
terminaron a embarcarse todos, y echarse el rrio abajo, al amor del agua a buscar
algun rremedio; a pocos dias mejoraron algunas bogas, con que bogando un dia
y descansando otros, pudieron subir por la misma quebrada de los Roamaynas
por donde bajaron y tomando algun rrefresco de platanos verdes y otras cossas
que les dieron, salieron al Real; a los 'dos meses despues que lo pasaron en el
Real vi la multitud de enfermos que aMan salido, de los quales despacho su Se-
ñoria mas de veinte a la ciudad de Borja y a Jeveros para que se curassen y rre-
fonnassen por no ser a proposito para enfermos los bastimentos que tenían de
cecina, quezos, biscoche y maiz. Su Señoría salio muy enfermo y debilitado y esta
asta agora padeciendo de calenturas y sudores estropeado de las piernas, que
apenas se puede tener en pie, ocasionandose sus achaques de lo que personal-
mente a travajado y andado en canoas y por tierra padeciendo incomodidades,
hambres, mojaduras, soles y otras inclemencias.

Otro si, vi a los Coronados que salieron de paz y a la obediencia de su Ma-


gestad, por los rrecados que su Señoria y yo les enviamos y vinieron a ver a su
Señoría al Real, ofreciendose a ser christianos y a hacer lo que les mandasen y
les dio algunos bestidos y herramientas, despachandolos gustosos con orden de
que buscassen y convidasen a otros de su nacion o amigos suyos y se poblasen
en la boca de Bobonoso (Bobonaza) quebradas de este rrio, dando al pueblo el
titulo de Jesus de los Coronados y nombrado al mas capaz por Alcalde hasta que
les ordene otra cosa y descubran comunicacion con Quito por las noticias que
dieren y tambien para los Quijos y ciudad de Archidona.

Otro si, a fundado su Señoría, una ciudad con titulo de Santander de la Nue-
va Montaña con vecinos que hoy llegan a treinta y nueve, los mas casados, y la
fundo estando yo presente, con las ceremonias que estan dispuestas a veinte y
cinco de Julio de este presente año, día del glorioso aposto! Santiago, dandosele
por patron y nombro alcaldes, rregidores, capitan y demas oficiales de rrepublica
y milicia y esta en el mejor sitio que se ha podido hallar en mas de cien leguas
hacia avajo y arriba destos rrios en tierras altas y fertiles, fronteras de una gran

273
laguna, que llaman los naturales Remachuma, y tiene otras en su contorno, con
muchas quebradas donde tendran provision de pescado, tortugas y ca~a para su
sustento y cae el dicho sitio en medio de las provincias que se an pacificado de
Roamaynas, Conchas y Coronados, de la banda de arriba, y de la de abajo de
Aguanos y Barbudos fuera de otras gruesas que estan por pacificar y tiene la
comunicacion con la ciudad de San Francisco de Borja, provincia de Maynas,
Santiago y Jaen por el rrio Marañon y con las provincias de Jeveros, Guallagas,
Cocamas, Lamas y Moyobamba por el río de Guanuco, y se espera la tendra bue-
na y de mejores consequencias con el Reyno de Quito por este de Pastassa, de
que como tengo dicho hay buenas noticias y se trata de descubrir el camino y ha
dispuesto su Señoria, quatro buenos pueblos de los Roamaynas y Conchas con
títulos de San Miguel, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo cercanos a la
dicha nueva ciudad teniendo la mira siempre en que se pueden doctrinar con
comodidad en que esta actualmente obrando, ayudando a los yndios y españoles
con erramientas, para que agan sus desmontes y chacras; estan en el sitio de la
ciudad levantadas algunas casas de vecinos, fraguas e yglesias con campanas y
ornamentos necesarios para celebrar que a dado su Señoría y se va tratando de
edificarlas mejor con las que rrestan rrepartidas por quadras y solares y me ha
pedido su Señoría cuyde con lo espiritual de la doctrina haciendo oficio de cura
con los españoles e yndios por ser sus yntentos que la compañia se encargue de
todo y lo cultive, como lo hace en las demas partes destas misiones que estan de
paz, señalandome por agora de su casa y hacienda el estipendio que se da a otras
ciudades nuevas. Y yo he admitido el cargo valiendome en mis ausencias del
curato de Borjas y Maynas de sacerdote de la misma compañia, porque se acuda
al fomento de esta nueva ciudad y provincias pacificadas y porque juzgo es la
frontera que hoy hay de mas importancia para dilatacion del Santa Evangelio y
de la corona rreal en este gran Marañon y por que tenemos conocido que el dicho
Señor General tiene buen celo y procura por todos los medios que se ofrecen y
son posibles que se apacigüen las muchas provincias de gentiles que hay por es-
tos rrios, y son demasiadamente barbaras, brutales y se reduzcan a policia, al
conocimiento de Dios y del Santo Evangelio aciendo buena escolta para el yn-
tento a los sacerdotes de quienes se vale de ordinario para proponer a los yndios
la paz y cristiandad que de ellos pretende, y en este viaje se an buati1,ado cantidad
de niños y de adultos necesitados por enfermedad por mi mano y del dicho cape-
llan mayor el qua! e bisto andar con solicitud, fervoroso celo y caridad aun es-
tando enfermo, yndustriando y disponiendo a los yndios gentiles para que se
rreduzcan a la paz y obediencia de su Magestad, trabajando y andando a pie por
tierras lejos, por cathequi1,ar y bauti~ar moribundos y estaran muchas de las
provincias rreferidas gozando de Dios que murieron con el Santo Bautismo.

274
Otro si, esta su Señoria al presente aviendose para entrar a los Aguanos, por
la necesidad que le a rrepresentado el Padre Vice-Rector Raymundo de Santa
Cruz, de dicha jornada, en orden a rreprimir y a apaciguar algunas parcialidades
que no an querido salir de paz y an hecho daños y muerto algunos de los que la
dieron de la paz y an hecho daños y muerto algunos de los que la dieron de la
mesma nacion que huyendo del enemigo andan descarriados y padeciendo mu-
cho fuera de sus tierras en el rrio y pueblo de Santa Maria de Guallaga.

Otro si, he savido que ha gastado su Señoria gran suma de hacienda y dinero
en pagas de soldados e yndios, avios, armas, peltrechos, bastimentos y otras co-
sas tocantes a sus jornadas de los quales generos he visto muchos varias veces
conducidos para el ejercito y viages, y he savido ha tenido gruesas perdidas en
los acarreos a los caminos en varios desastres y trastornadas de canoas, en que
perdio muchas annas y de los generos que traia en especial en la de una canoa que
zozobro y dicen comunmente valia lo anegado mas de tres mili patacones, en que
tambien supe avia perdido varios papeles y escriptos de importancia, confio en
Dios resultaran de todos mayores aumentos del servicio de ambas Magestades,
y se lograran los buenos intentos de la conversion de este dilatado gentilismo,
del Señor General Don Martin de la Riva Herrera a cuya peticion di la presente
actuado por mi y ante mi por falta de notario en la dicha ciudad de Santander de la
Nueva Montaña a trece de Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis.

Y en testimonio de verdad lo firme y pedi a Juan Mathias de Mestanza es-


crivano de su Magestad de testimonio como lo firme.

Francisco Figueroa.

Y o JUAN MATHIAS DE MESTAN«;A escribano del Rey Nuestro Señor, certifico


y doy fee a los que el presente vieren,como la finna donde dice: Francisco de
Figueroa, es suya y la escrivio en mi presencia, y me pidio lo pusiesse por testi-
monio y ansi mesmo todas las personas que he visto en estas provincias le tienen
y respetan por tal Cura y Vicario como dice la cabe~a desta certificacion y para
que conste de pedimento del dicho padre di la presente en la ciudad de Santander
de la Nueva Montaña en doze dias del mes de Agosto de mili y seiscientos y
cinquenta y seis años y lo firme.

Juan Mathias de Mestan<;a, escrivano de Su Magestad.

275
Concuerda con su original que para el efecto de sacar este traslado exivio
ante mi y fecho bolvio a llevar a su poder la parte del general Don Martín de la
Riba Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de
este Corregimiento de Caxamarca, Governador y Capitan General perpetuo de la
conquista expresada en su comision, y se corrigio y concerto y va cierto y ver-
dadero a que me refiero, y para que dello conste de su pedimento doy el presente
en la villa de Caxarnarca del Peru a quatro dias del mes de Septiembre de mill y
seiscientos y cinquenta y seis años siendo testigos a lo ver, sacar y corregir e con-
certar, Don Antonio de Quiros y Bartolome Teran presentes y en fe dello signe y
firme.

En testimonio de verdad.

Pedro de Saldaña Pinedo, escrivano de Su Magestad.

(Con su rúbrica y signo)

[RABN 1900: 111 (IV), 142-149]

(37) Certificación del P. Raymundo de Santa Cruz de la Compañía de Jesús,


Vice rector de las misiones del Marañón, sobre la conquista de los Jíbaros
emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Río Huallaga, 15 de
setiembre de 1656.

El P. Raymundo de Santa Cruz de la Compañía de Jesús, Vice rector de las


misiones del Marañón y Gran Pará, certifico en la manera que puedo y debo: que
llegando en los principios de septiembre de mil y seiscientos y éincuenta y cinco
á la ciudad de San Francisco de Borja con cantidad de indios reducidos de nues-
tras reducciones de la Concepción de Jeberos, Santa María de Guallaga, Loreto
de Paranapura por orden del General Don Martín de la Riba Herrera para las
pacificaciones que pretendía de los indios infieles deste Gobierno, supe había
llegado á dicha ciudad á treinta de julio del mismo año, con algunos soldados. de-
jando los demás alojados poco antes de la entrada á ella en el pueblo que llaman
Juntas de Santiago; y que siendo recebido de la ciudad como su Gobernador y
Capitán General y deste Gobierno, se informó de sus vecinos y los de la ciudad
de Santiago de las Montañas seria gran servicio á ambas Magestades pusiese la
mira en conquistar los Jíbaros, representando y alegando ser indios alzados, re-

276
--

beldes por más de setenta años y tener mucha cantidad de gente junto con la fama
y tradición en todo el reino de muchas riquezas. Lo cual todo fuera de haberlo
así oído á las mesmas personas que infonnaron al dicho General Don Martín de
la Riba Herrera, he visto informaciones auténticas en que lo certifican y exhortos
en que le piden dicha conquista, por los muchos daños que los Jíbaros hacen en
las ciudades y pueblos cincunvecinos, en especial en el cerro de minas de Cangaza,
fuera de los daños que han hecho en los que por varios tiempos los han entrado á
apaciguar, y últimamente con haber muerto dos años antes al Maese de Campo
Antonio Carreño. Movido de todo esto determinó el dicho General emprender
los Jíbaros, marchando con los cuatro compañias de españoles que llevaba en
orden á su conquista, venciendo valerosamente los malos pasos del rio, insupe-
rables en la ocasión por las extraordinarias crecientes que sobrevinieron; con que
tardaron muchos días.

Otros si: Digo: entró dicho General á esa provincia de Aguanos en persona y
con buenos y suaves medios y muchas dádivas fué atrayendo de paz las par-
cialidades que inquietaban la provincia amistándolos con los ofendidos.

Otro si: He sabido y es público y notorio, ha de tres años á esta parte, paci-
ficado, fuera de las naciones referidas, los Jibaros, Cholones, Payananzos, La-
mas, Tabalosos y Suchiches, y que en términos destas naciones tienen varios
pueblos y en San Joseph de los Lamas y el Rosario un sacerdote que los dotrina
y soldados para su escolta; los cuales, y el dicho sacerdote, sustenta á su costa.

Por lo cual y lo que en esta gobernación ha obrado, gastado, tolerado y su-


frido con manifiesto valor, entereza y cristiandad y con grande edificación, reve-
renciando á los sacerdotes que consigo ha tenido se le debe al dicho General Don
Martín de la Riba Herrera agradecer su trabajo, premiando lo que ha obrado;
oposiciones de pestes, malos temporales, pérdidas de hacienda, enfermedades de
muerte; de cuyo valor, experiencias, celo, é inclinación á pacificar y conquistar
gentiles, esperamos grandes progresos en estas misiones y conquista del servicio
de ambas Magestades. Así lo siento y como verdad lo firmo lo en éste contenido:
y de pedimiento de dicho General dí esta certificación. Y juro in verbo sacerdotis
ser cierto lo en ella contenido. Fecha en el rio de Guallaga, términos de la ciu-
dad de Santander de la Nueva Montaña, en quince dias del mes de septiembre
de mil y seiscientos y cincuenta y seis años.- RAYMUNDO DE SANTA CRUZ.

Yo, Juan Matías de Mestanza, Escribano de S.M., doy fe á los que el pre-
sente vieren que la firma de arriba en que dice Raymundo de Santa Cruz es del
contenido y se lo vi escribir con su mano derecha. Y me pidió el dicho P. Ray-

277
mundo de Santa Cruz, Vicerector de las misiones de la provincia del Marañón
hasta el Gran Pará, religioso de la santa Compañia de Jesús, que lo pusiese por
testimonio; el cual doy en este rio de Guallaga, término de la ciudad de Santander
de la Nueva Montaña, en quince días del mes de septiembre de mil y seiscientos
y cincuenta y seis años. Y en fe dello lo firmé y signé.- En testimonio de verdad.-
Juan Marias de Mestanza.

Concuerda con la certificación original que para efecto de sacarla la exhibió


y volvió á su poder el Señor General Don Martín de la Riba Herrera, Caballero
del orden Santiago, Gobernador y Capitán General perpetuo de las ciudades de
Chachapoyas y desta de Moyobamba y otras y de todas sus provincias por S. M .,
á que me refiero. Y para que dello conste, de mandamiento del dicho Señor Ge-
neral, hice sacar y saqué este testimonio, en la ciudad de Moyobamba en veinte y
un días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años, siendo
testigos á lo ver corregir y concertar el capitán Domingo López de Alvarado,
Pedro Vásquez Caicedo y el capitán Alonso Guerra. Y certifico y doy fe que has-
ta hoy día de la data deste testimonio no se ha publicado el papel sellado, á cuya
causa se despacha en el ordinario.

Y en fe dello lo firmé y signé.

En testimonio de verdad.

Hay un signo.

Juan Matias de Mestanza,


Escribano de S.M.

[Maúrtua 1907: 111, 178- 181]

(38) Carta a S.M. del Cabildo de Moyobamba sobre las conquistas del General
Don Martín de la Riva Herrera. Moyobamba, 26 de octubre de 1656.

sE~OR

EL CABILDO, Justicia y rregimiento desta Ciudad de Santiago de los Valles


de Moyobamba, dice: que de tres años a esta parte a ydo dando en cada uno.
noticias a Vuestra Magestad de lo que va obrando el General Don Martín de la

278
- --

Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, en la pacificacion rreduccion a


nuestra Santa fe Católica de los yndios de las Provincias que Vuestra Magestad le
ha encargado, y como esta dicha ciudad esta en la frontera de la entrada a la de
los ynfieles vemos todo lo qual (con tantas ventajas) va obrando en el servicio de
Dios y de Vuestra Magestad, sacando tanto fruto de sus innumerables trabajos
quitando al dominio el dominio de tantas almas, agregandolas a nuestra Santa
Madre Iglesia. Tenemos dado aviso Vuestra Magestad, por el año de cinquenta y
quatro, como estaban a su obediencia los yndios de las Provincias de Porontos,
Xivitos, Cholones, Fuynes, Coscabosoas, Payanan~s. Tavalosos, Lamas, Motilo-
nes, A.g uanos y Barbudos y de como el dicho general iba disponiendo en poblarlos.
en pueblos acomodados, adonde pudiesen ser doctrinados con comodidad, y hoy
lo ha hecho y estan los Motilones, Tavalosos, Payanan~os, Pavalosos, Coscabosoas,
Fuynes y Lamas en quatro pueblos donde se les esta dando el pasto espiritual, por
los sacerdotes que tiene puestos y en especial por el Comisario Don Pedro de
Añasco Alvarado, quien los tiene tan educados e industriados en nuestra Santa.
Fee, como si tubieran muchos años de Doctrina y no les hazen ventaja los demas
yndios de este Reyno del Piru.

Los de las Provincias de Xivitos, Porontos y Cholones, se han poblado hacia


la parte de Caxamarquilla que por estar distantes desta d udad no sabemos el esta-
do que tienen.

Salio el dicho general de las Provincias rreferidas el dicho año pasado de cin-
quenta y quatro, dejando en el füerte que tiene hecho en San Joseph de los Lamas,
(que esta en medio de las Provincias), guarnicion de soldados para la seguridad y
fue a la pacificacion de otras, (que estan muy distantes) por el rio Marañon y sa-
bemos dejo pacificadas y rreducidas a la obediencia y vasalleje de Vuestra Mages-
tad las de los Coronados, Abitoas, Coronatoas, Atios, Conchas, Ruamaynas y
Chamicuro, en que tenemos noticias hay mucho suma de gente dispuesto el po-
blarlas en cinco pueblos y señalado sacerdotes para que los doctrinen y fundo y
poblo una ciudad en medip de dichas provincias que estan cerca del rio Marañon,
y le puso por nombre Santander de la Nueva Montaña y abiendola dejado poblada
y con bastante guamicion, bolbio a los Aguanos, a quienes tenian oprimidos y
babian muerto muchos indios los de las Provincias de Chamicuros, Miliquinas y
Xibitos, y tubo tan buena fortuna que aunque quisieron las provincias rrebeldes
impedirles la entrada, los rredujo a la obediencia de Vuestra Magestad por los
medios mas suaves que pudo, y los amisto con los Aguanos; de adonde bolbio
muy enfermo y estropeado de las piernas, a las provincias de los Motilones,
Tavalosos y Lamas arriba rreferidas; que todos estan cerca de esta ciudad.

279
Y habiendo considerado la cantidad de gente que esta poblada, y que se podia
sustentar una ciudad muy bien y ser el sitio de los Motilones muy aproposito para
ello, de buen temple y estelaje, y estar en medio de las dichas provincias, determino
el poblarla y fundarla como con efecto lo hizo y crio Cabildo, Alcaldes y demas
oficiales y tiene la dicha ciudad bastante numero de vecinos, en quienes por ser
benemeritos, encomendo los indios de las dichas provincias de Motilones, Taba-
losos, Pabalosos, Payanan~os, Lamas y Fuynes, las quales dichas provincias asigno
a la dicha ciudad a quien puso por nombre el Triunfo de la Santa Cruz, y ha sido
dicha fundacion de mucha importancia y consequencia. asi para la seguridad y
estabilidad de las dichas provincias, como porque se reduciran y pacificaran des-
de ella con mas facilidad otras muchas provincias que estan reconocidas por el
dicho general, y se asegura esta ciudad de los recelos que continuamente tenia de
los asaltos de los indios infieles, y se podra andar con seguridad el camino para la
ciudad de Chachapoyas por el pueblo de Posic, que ha muchos años no se conti-
nua de temor de los indios Tabalosos a cuya causa estaba impedido el comercio
della, por la aspereza de los caminos que hoy se usan para salir de ella a otras
ciudades y asi mismo tenemos por cierto se descubriran muchos minerales de oro
y plata en las provincias nuevamente pacificadas de que tenemos largas noticias
por las que nos dieron los antiguos.

Y sabiendo el dicho general que los indios de las provincias de Chayabitos.


sin embargo que dieron la paz y obediencia al adelantado Joan de Salinas, ha mas
tiempo de ochenta años en nombre de Vuestra Magestad, no habiendo sido rredu-
cidos a pueblos ni tampoco catequi~ados, bapti~ados, ni doctrinados, sino siempre
vivido en su gentilismo, ha hecho todas diligencias para rreducirlos y poblarlos
adonde esten a la obediencia de Vuestra Magestad, y sean doctrinados, por lo qua)
ha sacado los caciques y les ha señalado sitio cerca desta ciudad para que se pue-
blen y estan tratando de ello y abriendo chacaras para sembrar y nos prometemos
del valor, prudencia y disposicion del dicho general ha de adelantar mucho y
estender el Santo Evangelio, con los sacerdotes que trae, por que no le embara~
trabajos, rriesgos, ni enfermedades, porque todo y su vida la antepone al servicio
de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Magestad y son tantos los que sabemos ha
padecido andando a pie muchas leguas descal~o pasando muchos hombres y vien-
dose talvez atajado de infieles que con dificultad pueden especificarse y solo con
los auxilios divinos pudiera rresistir tantas calamidades.

Llego a esta ciudad el veinte deste mes, tan postrado y estropeado que casi no
le conociamos, sin poder tenerse en pies y actualmente esta padeciendo grandes
dolores, allandose imposibilitado de valerse de las piernas.

280
Muy dignos son los trabajos que padece y ha padecido en la execucion de lo
que tiene obrado, de lo que Nuestro Señor tanta gloria tendra y Vuestra de Magestad
por haberle encargado a quien tan bien sabe executar sus ordenes.

De qualquiera merced y onrra que fuere servido Vuestra Magestad hacerle,


cuya catholica y Real persona guarde Nuestro Señor como la cbristiandad ha me-
nester; y juramos a Dios y a esta cruz ~ que es cierto todo lo referido y que no nos
mueve mas interes que la obligacion que tenemos a dar este avisso a Vuestra Ma-
gestad por ser esta ciudad frontera y hallarse libre de las imbaciones que padecia.

Fecho en la ciudad de Moyobamba en veinte y seis de octubre de mil y


seiscientos y cincuenta y seis años.

Domingo Lopez de A/varado


Pedro Vasquez de Caicedo Juan de Saavedra
Antonio de Arebalos

(Todos con sus rúbricas)

Yo JUAN MATtAs DE MESTANC::A , escribano de su Magestad, certifico y doy


y verdadero testimonio, a los que el presente vieren, como Domingo Lopez de
Alvarado es Teniente general desta ciudad de Moyobamba, Joan de Saavedra,
Pedro Vasquez de Caicedo y Antonio de Arebalo, rregidores, cuyas son las firmas
de este informe y asi mesmo certifico, que no hay al presente en esta ciudad mas
oficiales de cabildo, mas de los rreferidos y a pedimento de los susodichos, di el
presente en esta ciudad de Moyobamba en veinte y seis días del mes de Octubre
de mil! y seiscientos y cinquenta y seis años y certifico que asta oy dia de la data
deste informe no se ha publicado el papel sellado a cuya causa se despacha en ella
en el papel ordinario.

Y en fee dello lo signe y firme .

En testimonio de verdad.

loan Marias de Mestanza, escrivano de Su Magestad.

(Con su signo y rúbrica)

[RABN 1900: 111 (IV), 153- 156]

281
(39) Certificación del Cabildo de Chachapoyas sobre la conquista de los Jíba-
ros emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Chachapoyas. 12 de
noviembre de 1656.

SEÑOR :

El Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de Chachapoyas, dice: que


cumpliendo con la obligacion que tiene ha dado noticia á V. M. todos los años de
lo que ha obrado el General Don Martín de la Riba Herrera en la pacificación y
reducción á nuestra santa fe católica de los indios infieles de las provincias de los
Motilones, Tabalosos, Pabalosoás, Gibitos, Fuines, Cholones, Payananzos. Bar-
budos, Aguanos, Meliquines, Chamicuros, Ruamaynas, Abitoas, Soronatoas y
Coronados, los cuales tiene hoy pacificos y han dado la paz y obediencia á V. M.
todos los indios de dichas provincias mediante el celo, cuidado y inunmerables
trabajos que ha padecido el dicho General, anteponiéndolos todos y su vida al
servicio de Dios Nuestro Señor y de V. M.; y los tiene poblados y reducidos en
diferentes pueblos, á donde se les está dando doctrina por los sacerdotes que ha
llevado consigo. Y los más de los dichos indios, habemos entendido, se bailan
muy capaces en los misterios de nuestra santa fe católica. Y asismismo ha fundado
y poblado dos ciudades en medio de las dichas provincias, llamadas Santander
de la Nueva Montaña y el Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones, con canti-
dad de vecinos: y parece, Señor, imposible que en tan corto tiempo -como tres
años- haya obrado tanto y calado más de ochocientas leguas, entrando en tan
diversas naciones, estendiendo la luz evangélica y dando pasto espiritual á tanto
número de infieles que carecían dél, los cuales están alabando al Señor y muchas
almas que por medio de este caballero están gozando de su divina gloria, rogán-
dole por V. M. que ha sido el Señor principal instrumento, eligiendo tal sujeto
que tan bien ha sabido ejecutar sus órdenes. Todo lo contenido sabemos por
relaciones ciertas y por la que dan algunos vecinos de esta ciudad que han
acompañado á dicho General, el cual salió á ella que está á la boca de la provincia
de infieles tan estropeado y enfermo, que casi le desconocimos; y antes había-
mos sabido padecía graves dolores causados de andar á pie y por el agua tanto
número de leguas. Y aunque en esta dicha ciudad solicitó curarse para proseguir
con tan loable empresa, no ha sido posible conseguirlo por falta de medicinas.
Fiamos en Nuestro Señor le ha de dar salud para que extienda más el Santa
Evangelio, como nos prometemos de su valor y celo en servicio de V. M., á quien
suplicamos con la humildad y obsequio debido, honre y haga merced á quien
tanta gloria le ha ganado con Dios Nuestro Señor. Y así lo certificamos; y siendo
necesario lo jurarnos á Dios y á una señal de cruz, según forma de derecho, por

282
ser la verdad y que no nos mueve más pasión ni interés que juzgar servimos en
dar estas noticias a V. M., cuya Católica y Real persona guarde Dios con aumen-
to de otros reinos &ª - Chachapoyas, 12 de noviembre de 1656 años.

DoN AANDRts DE GuEVARA BAZAN.


DoN JUAN DE 0RDUfiA PtNEDO.

MATEO DE CAZAÑA.

FRANCISCO TERCERO DE ALBIS.

Yo Luis García de Samamés, Escribano público, del Cabildo y número de


esta ciudad de los Chachapoyas del Pirú, por S. M. certifico y doy fe y verdadero
testimonio á los señores que el presente vieren, de cómo el capitán Don Andrés de
Guevara Bazán, de quien va firmado el informe desta otra parte, es Teniente Gene-
ral desta dicha ciudad y como tal administra justicia en ella; y Don Juan de Ordu-
ña Pinedo es Alguacil mayor y Regidor; Matheo de Cabañas, Alcalde provincial
de la Santa Hermandad, y Don Francisco Tercero de Albis, Fiel ejecutor y todos
tres regidores perpetuos, y como tales, estando en su Cabildo y Ayuntamiento so-
bre informe que se debía hacer á S. M. -que Dios guarde- de lo que tiene obrado
en la conquista y pacificación de su cargo el Gobernador Don Martín de la Riba
Herrera, Caballero del orden de Santiago, de los indios infieles de las provincias
de los Tabalosos, Motilones, Barbudos, Aguanos y otras, se resolvieron hacer el
de esta otra parte y firmaron en él sus nombres por ante mí el Secretario del Ca-
bildo. Y para que dello conste, de mandamiento de los Señores de dicho Cabildo,
di el presente en esta dicha ciudad de los Chachapoyas, en doce días del mes de
noviembre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años. Y doy fe que hasta hoy
día de la fecha no se ha publicado el papel sellado en ella y sus provincias, á cuya
causa se despacha en este ordinario.

Y en fe dello lo firmé y signé.

En testimonio de verdad.

Signo del Escribano.

Luis Garcia Samamés.


Escribano público y de Cabildo.

[Maúrtua 1907: 111, 187-189]

283
(40) Certificación de Don Salvador Velasques de Medrano, Capellán Mayor,
Cura y Vicario general de la conquista que a su cargo tiene el General Don
Martín de la Riva Herrera, que refiere todo lo hecho en ella. Cajamarca, 22
de enero de 1657.

CERTIFICACIÓN

DoN SALVADOR Velasquez de Medrano, Clerigo, Presbítero, Capellan Ma-


yor, Cura y Vicario General de la Conquista y pacificacion que a su cargo tiene el
General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del Horden de Santiago etc.
Certifico en la manera que puedo y devo, que habra cerca de tres años, que por
orden de su Señoria, Dean y Cabildo en Sede vacante de la ciudad de Truxillo del
Peru, be assistido al dicho General en la pacificacion y rreduccion a Nuestra San-
ta fee catholica de los yndios que asisten en las provincias de Jivaros, Cholones,
Porontos, Coscabosoas, Juanuncos, Payanan-;os, Motilones, Tavalosos, Lamas,
Barbudos, Aguanos, Miliquinos, Xivitos, Chamicoros, Xivaros, Ruamaynas,
Conchas, Abitoas, Acoronatoas, Atios y Coronados- y por haber dado otra
certificacion en diez y ocho de Noviembre de mili y siscientos y cinquenta y
quatro en el sitio de los Tavalosos, juntamente con los Licenciados Don Pedro
de Añasco y Esteban del Aguila y Mendoza, Capellanes del Exercito del dicho
general de los sucedido hasta el dia de la data, en la rreduccion de algunas de las
provincias rreferidas que se avían pacificado asta entonces, a la qual me rremito
y no se expresa en la presente lo en ella contenido y para que conste de pedi-
miento de dicho General que despues se a obrado en las pacificaciones, tan del
servicio de ambas Magestades, parece que por el dicho mes de Noviembre del
dicho año, por auer entrado el rrigor del ybiemo, y no dar lugar las aguas a la
prosecucion de la pacificacion, salio el dicho General a esta provincia de Caxa-
marca dejando en el fuerte de los Lamas cantidad de soldados para la seguridad
de lo que tenia paficado y de los sacerdotes que quedavan doctrinando los indios
y yo en su compañia.

Y luego que llego a esta dicha provincia de Caxamarca trato de nuevas


prevenciones para refonnar de gente su exercito y despacho a la ciudad de Tru-
xillo a conducir una compañia de infanteria y en esta dicha villa otra y dio orden
al Maestro de Campo Don Agustín de Cassas Albear, que en la ciudad de los
Chachapoyas, refor-;asse la suya alistando los soldados que quisiesen asentar pi~
y en estas prebenciones gasto todo el ynbiemo hasta principios del mes de Jullio
del año passado de mili y seiscientos y cinquenta y cinco que dio orden en que

284
fuesen marchando tropas las dichas compañías al puerto de Jaen, que es el rio
Marañon, llevando muchas cargas de bastirnentos, municiones y otros pertrechos
necesarios para la prosecucion de la dicha pacificacion y en el dicho puerto nos
embarcamos en diferentes embarcaciones y fuimos navegando por el rrio abajo
tres días hasta llegar a las juntas del que viene de las provincias de los Xivaros,
cerca de la ciudad de San Francisco de Borja y el dicho General dio orden estu-
biese la gente situada en las dichas juntas en el entretanto que bajava su Señoria a
la dicha ciudad de Borja y yo fui en su compañia, pues luego que llego a ella tomo
posesion de aquel Gobierno en virtud de los títulos que para ello llevava, y otro
dia hi~o cabildo abierto y junta de las personas mas practicas de las provincias de
ynfieles, y propusso que su animo era de acertar en el servicio de ambas Magesta-
des y entrar a la pacificacion de las que mas importassen a él, por lo qual cada
uno dixese lo que sentía y adonde se dirigiria, que fuesse mas conveniente para la
execucion de su desseo, en cumplimiento de lo que su Magestad, que dios guarde,
le tenia ordenado, y todos le rrespondieron que sentían que a ninguna parte pudie-
ran entrar que fuese tan al servicio de Dios Nuestro Señor y de su Magestad, como
a la Provincia de los Jivaros, dando diferentes ra~ones de combeniencias y vien-
do el dicho General yndisisso si iria a la dicha Provincia de los Xivaros o a la de
los Omaguas, le pidio el Cabildo de la Ciudad por peticion, fuesse a la de los Xi-
varos con lo qual mando hechar bando que toda la gente se embarcasse siguiendole
por el rrio de los Xivaros arriba, para donde salio al tercero dia y dentro de pocos
llego a la ciudad de Santiago, donde avía algunos practicos de dicha provincia de
Xivaros, de los que a ella habían entrado dos años avía, en ocasion que los indios
mataron al Maestro de Campo Antonio Carreño y informandose de ellos le anima-
ron rrepresentandole conveniencia en servicio de ambas Magestades y que demas
de ellas, las tenia aquella ciudad y la de Borja asegurandose de los riesgos en que
estaban de la imbocacion que hacian y las mayores que podían hacer los dichos
Xivaros sobre lo qual se hi~o cierta informacion y en la dicha ciudad condujo otra
compañia de infaoteria de que era capitan Alonso de Borxa, al segundo dia fuimos
y prosiguiendo nuestro viaje para la dicha provincia de los Xivaros y por ser el
rrio muy rapido y de grandes raudales tardamos en llegar diez y siete dias y se
bolearon algunas canoas en que iban municiones y cantidad de bastimentos, que
todo hubiera mucha falta, a no aver dejado el dicho general prevencion de mas
cantidad en el dicho puerto de Xaen, y habiendo reconocido estar en la dicha
provincia dimos fondo en un paraxe que llaman Juririca en medio della y luego el
dicho general mando saltar toda la gente a tierra y fortificarse de estacadas y
trincheras, para seguridad de la gente y dexando alli cantidad della con los
peltrechos y municiones, salio con otra mitad para reconocer la parcialidad que
llaman de Capuzango adonde avían muerto los indios al dicho Maestro de Campo

285
Antonio Carreño y a tres dias de camino que fue marchando entro en la poblacion
sin ser sentido, hasta que llego cerca de una cassa adonde coxio tres personas.
porque aunque estaban otras muchas alli, se huyeron sin poderseles dar alcance y
a los que coxio los agasajo mucho asegurandoles que no iba a hacerles daño al-
guno sino a ser amigo dellos y aquella noche largo una muger que avia coido a la
qual por los ynterpretes que llevaba se le dio a entender el intento del dicho ge-
neral para que le manifestasse a los yndios de aquella provincia que no tubiesen
temor, que iba a ser su amigo y a regalarlos y pedirles fuesen cristianos, pues tan
bien les estaba y le dio algunas herramientas para que en su nombre diesse a los
Caciques en señal de amistad y aviendo quedado la dicha yndia de bolver al dia
siguiente, la hi\:O largar tan instruida como se debia y quando otro dia la espera-
ban bieron cantidad de yndios sobre los cerros hablando con los prisioneros y
diciendo el dicho general bajassen que no se les haria daño, sino antes los regala-
rla, respondieron con mucho orgullo que no querian mas amistad ni regalos que
nuestras cabezas y pelear y llegando acia ellos el dicho general con su gente y
proponiendoles la amistad, estando cerca se huyan y anduvo en muchos dias sin
bolver al real siguiendolos, sin poder rreducirlos y determinando volverse al rreal
para rreformarse de bastimentos.

Y estando haciendo unas balsas para baxar por el rrio le hicieron los yndios
una emboscada que a no estar el dicho general con toda prevencion y tenersela
cautelada como soldado, hubiera hecho notable daño en nuestra gente segun el
ímpetu y furia con que barbaramente embistieron y aunque pudo el dicho general
matarlos se abstuvo dando algunas rra\:ones para rreprimir los soldados,
rrepresentando las ordenes de Su Magestad y pasando la gua-;abara, abiendolos
seguido para amedrentarlos se bolvio al rreal con los prisioneros, desde donde
hacia diferentes corredurias hasta que llego el Padre Vicerrector Raymundo de
Santa Cruz de la Compañía de Jesus, uno de los rreligiosos de las Misiones del
rrio Marañon, con cantidad de indios Jeberos y Cocamas, que con orden del di-
cho general se conducieron para la dicha pacificacion, y con sacerdotes que esta-
ban en el dicho rreal, se determino largar uno de los indios prisioneros, que decia
ser cacique llamado Anango, con horden que les dijese a los suyos y demas in-
dios de aquella provincia, los yntentos con que había ido y que saliessen a ser
nuestros amigos por el bien que dello se les seguía y en orden a esto, les hicimos
al dicho indio las platicas combenientes y se le dieron muchas herramientas y
otros rregalos, quedo de bolver dentro de tres días, como lo hil;o trayendo consigo
algunos Caciques, los quales dijeron que querian ser amigos y conocer a los es-
pañoles y el,dicho general les hizo muchos agasajos acometiendolos con grande
amor y caridad y los vistio de nuevo, dandoles muchos rregalos y ofreciendoles

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otros y buen passage como fuesen amigos y les dijo bolviesen a traer la demas
gente y sus mugeres para amistarse con todos y viendose tan agasajados, bolvie-
ron a executar lo que se les babia ordenado, pues luego dentro de cinco días fue-
ron saliendo los Caciques de todas las parcialidades, muy contentos, dando la paz
y obediencia al dicho general el qual la rrecibio en nombre de Su Magestad y
prosiguio con los agasajos que avia hecho a los demas rregalandolos mucho con
vestidos y herramientas y dijes para sus mujeres y hijos y por mas de diez o doce
días no cesaban de venir al rreal codiciossos de las dadivas que el dicho general
le hacia y a este tiempo, quando parecía que estavan muy domesticas se rretiraron
sin bolver al rreal, luego se conocio su malicia y que avia sido la paz que avían
dado cautelosas y el dicho general determino yr subiendo por el dicho rrio hasta
llegar donde estuvo fundada la ciudad de Logroño y ponerse en el fin de la pro-
vincia por la parte de Cuenca, para bolver por tierra corriendola toda sin que le
quedasse cossa alguna que no viese, como con efecto lo hi~o. venciendo gran-
disimas dificultades que se ofrecían assi, por ser el rrio de grandes rraudales y
pasos peligrosos por lo qual no se avia navegado jamas de allí para arriba y los
indios tenian prevenciones en las peñas a orillas de él para echar a pique las canoas
y aunque todo se le rrepresento no basto para disuadirle, llego con las canoas
hasta las juntas de los ríos de Cuenca y Camora, donde estubo fundada la ciudad
de Logroño, que los Xíbaros en su idioma llaman Yambinama y en el discurso de
la navegacion, le tubieron diferentes emboscadas en los passos peligrosos y pa-
rece cossa milagrossa, segun la cautela con que las avian hecho que no hubiese
peligrado la armada; mostro dicho general muy bien las experiencias militares y
su gran valor en el modo como se las deshi~o.

Y habiendo llegado al puesto rreferido salto en tierra y ymbio las canoas al


rreal y reconociendo estar en lo ultimo de la provincia a la vista de las sierras de
Cuenca, bolvio corriendo toda la tierra y poblaciones de los indios, con notable
rriesgo, assi por ser la tierra, la mas aspera y fragosa que se puede ponderar, como
por las continuas emboscadas que le hacían los indios y en muchos dias de ca-
mino no pudo coxer ninguno, por que los gua~abaras las daban en partes donde
tenían tan segura la rretirada, que no era possible hacer pressa en ellos antes que
determino de su parte hacer otras en que personalmente se hallaba mediante lo
qual bino a coger algunos y entre otros a un cacique de los mas principales y
valientes de toda aquella provincia llamado Sacu~a. a quien respetaban todos,
este tal no avia salido a dar la paz en la ocasion rreferida, por decir, que estando
para salir habían publicado unos indios biexos, que los españoles los querían ver
juntos, para matarlos a todos y que por esta rra~on se avían rretirado los demas y
el no avia salido; hi~ole el dicho general muchos agasajos y lo aseguro de todos
los rrecelos que tenia y biendose el cacique obligado.

287
Dixo que hiciesse alto en aquel paraxe su Señoría, que él si le largaban llama-
ría a los demas y saldrían de paz y que no se meneasen de alli por que todos los
caminos estaban infestados con hojas y muchas puas dentro, adonde perecerían
los nuestros, si no llevaramos quien nos guiase; largolo el dicho general bien ins-
truido en que avía de decir a los demas, quedandose a la sazon con otras seis per-
sonas, bolvio al segundo día el dicho cacique Sacm;:a, con muchos indios de paz y
dixo avía imbiado rrecaudo a otros, para que nos esperassen en el camino y que
nos bolviesemos al rreal, que él iría guiando y la gente yria saliendo al camino y la
que faltasse tendría al rreal, con lo qua! mando el dicho general marchar acia él,
yendo con toda prevención como quien se allava en tierra de enemigos tan caute-
losos. Fueron saliendo muchos yndios como avía dicho el dicho cacique y al fin
de treinta y seis dias llego al dicho rreal bien destro~ado del largo camino que avía
andado descalzo, con mas de sesenta o setenta yndios Xivaros, que venían acom-
pañandole de paz, luego que llego vistio a los mas y repitio nuevos agasajos con
muchos rregalos de herramientas preseas que ellos mas estiman y fueron dentro
de pocos días saliendo todos los mas indios, dando la paz segunda vez, y estando
bien beneficiados y contentos, el dicho general les propusso se poblassen cerca,
donde estava situado el rreal, por ser el mejor paraxe y de mas combeniencia de
toda la provincia y los indios vinieron en ello y les señalo dos sitios por pueblos,
a la vista del dicho rreal y les puso por nombre al uno San Francisco Xavier y al
otro San Martín, adonde los indios yban haciendo sus casas y cantidad de cha-
cras, para lo qual se les daba muchas erramientas y todo lo demas necesario y al-
gun bastimento por que lo avía de las chacras y sementeras que el dicho general
mando hacer cerca del dicho rreal, luego que llego a situarse.

Estuvieron en esta paz aciendo sus chacras los yndios muchos días, entrando
y saliendo en el rreal, como amigos haciendo muchas demostraciones de tales, y
yo con los demás sacerdotes instruyendolos en nuestra sancta fee, enseñandoles
la Doctrina Cristiana, para lo qual y para decir missa se avía hecho una yglesia,
muy capaz, con campana y todos los ornamentos y aderessos necessarios, si bien
no podía mas reducir a los dichos yndios, porque no querían hacer casso, ni apren-
der lo que se les decía en orden a su salvacion y misterios de Nuestra Sancta fee
catbolica, que nos causaba gran desconsuelo y estando en esta amistad, teníamos
los sacerdotes unos muchachos a quienes enseñabarnos la lengua general y se nos
huyeron una noche y el día siguiente no parecio indio ninguno en las nuevas po-
blaciones, dio cuidado este retiro y al segundo dia se rreconocio faltaban quatro
indios amigos Cocamas, con que el dicho general se determino salir, como lo
hi~o. con una esquadra de soldados, acia sus poblaciones antiguas a buscarlos y
saver la caussa del rretiro y a menos de media legua del rreal, vio señales de aver

288
avido emboscadas y aucas y se reconocio las tenian hechas para degollar alguna
gente si salia del rreal, con satisfaccion de la amistad y marchando poco mas
adelante, hallo en el camino los cuerpos de los quatro indios que faltaban los que
les estaban sin cabezas ni canillas, dio avisso al rreal de lo que pasaba y ymbio
orden que se doblasse la guardia y saliesse su Maestro de Campo por el rrio arriba
con otro tr~o de gente y se fuesse a juntar con su Señoría en el puerto de Capizango,
para bolver a correr la provincia y castigar los delinquentes. Salio el dicho Maes-
tro de Campo en execucion de lo que se le ordenaba y a los tres dias nos juntamos
en el sitio señalado y aliarnos al dicho general con algunos yndios que había coxi-
do de los quales supo como toda la provincia estaba alterada, y quienes avían si-
do los motores y como estaban rretirados en la parcialidad de Yimbaca, que es la
mas aspera de la tierra y en ella tenían echas grandes prevenciones de emboscadas,
por si íbamos en su alcance. Mando luego el dicho general, fuesemos marchando
acia alla, yendo su señoría en la vanguardia llevando por guia los indios que avia
coxido y al cacique Sacu~a. que no nos dexo; íbamos pasando por sus poblaciones
y aliamos todas las cassas quemadas y a los quatro días de camino por unas ques-
tas agrias, llegarnos a la dicha parcialidad de Yimbaca y en la primera cassa que
era la del Cacique Manongori agresor se aliaron las cave~as de los quatro indios
amigos, y se coxio un indio que estaba por espía. Este tal nos dio noticia como
andava por allí la gente dividida en diferentes emboscadas, y el dicho general di-
vidio la nuestra y comenzo a seguirlos, topando continuas emboscadas las quales
todas iba cautelandolas con ardides y las chacras que babia y eran de los delin-
quentes hacia talar, y viendo los indios que no habían cooperado en la traicion por
el aprieto en que los ponían nuestra gente se detenninaron a salir de paz, diciendo
no havian tenido culpa, declarando los que la tenían que eran los que andaban
bandari~ando las emboscadas y en una mato nuestra gente al que mas se señalaba
y el dicho General mando colgar la cabeza de un palo.

Y habiendo talado las chacras y que no avia que comer y se bia que muchos
caciques y indios habían salido, determino volver al rreal, assí por lo rreferido
como por estar toda la gente rrendida y estropeada siguiendo a los delinquentes
mas de quince dias y el dicho general deste yntolerable trabajo caydo enfermo,
con recias calenturas.

Y trayendo muchos indios amigos y Caciques principales, llegamos al rreal y


su señoría tan postrado, con el rrigor de la enfennedad, que se entendio no biviria
veinte y quatro oras, aviendo estado dos días sin comer bocado, andando quatro a
pie, desde el paraxe en que cayo enfermo, por cerros y rrios, quiso Dios que dentro
de ocho días se rreconocio alguna mejoría aunque estropeado de las piernas y

289
ymbio diferentes rrecaudos a las parcialidades para que saliessen ofreciendo per-
don a todos, solo a dos se le negava. Iban algunos indios y bolvian los menos con
rrecaudos falsos y nos lo decían los que asistían en el rreal, que era la mayor parte
de los Caciques principales y viendo el dicho general la rrebeldia de los dichos
indios, determino tercera vez bolver a rrecorrer toda la provincia que tiene mas de
sesenta leguas, sin embargo de hallarse enfermo y poco convaleciente tullido de
una pierna y de mas de doscientas personas que avía en el rreal no se allavan
cinquenta que pudieran tenerse en pie por estar todos enfermos y estropeados.

Y habiendo entendido en el rreal esta determinacion se sintio mucho y una


noche se huyeron algunos soldados y cantidad de indios, negandose a trabajos tan
intolerables como se padecían en las corredurias.

Hizo el dicho general juntar todos los oficiales del exercito y sacerdotes y les
propuso su determinacion y que cada uno dixese lo que sentia, para el mejor acierto
en servicio de ambas Magestades y que en su poca salud no hiciessen rreparos,
que Dios se la daria, que él tenia animo para vencer todo trabajo.

Respondieron todos unanimes y conformes, que el acierto mejor y mas conve-


niente, seria levantar el rreal y salir de aquella provincia pues no se esperaba della
fruto ninguno por haberse rreconocido el mal natural de los indios que heran malos
para enemigos y mucho peores para amigos y ajustandolo con los exemplares
presentes, pues la tierra hera de las mas esteriles que se podia allar, segun se babia
averiguado y esperimentado con averla visto cateado sus quebradas y riberas del
rrio, y lavaderos antiguos, con que bastaba para desengañar al rreyno de una opinion
tan fantastica como corria de sus riquezas que nunca se allo cossa que importasse
un tomín, y que se podía ir a otra Provincia donde se sacasse mas frutos, con las
prevenciones y gente que allí se malograba y en esto nos cerramos todos, dando
otras ra1rones concluyentes y sin embargo el dicho General, hecho bando que toda
la gente se previniese para ir el dia siguiente marchando hacia Logroño; sintiolo
todo el exercito mucho, rreconociendo no eran de provecho diligencias mas de w
hechas, que fueron todas quantas hubo que hacer, sin que faltasse ninguna, por lo
qual yo y los demas sacerdotes nos hallamos obligados a hacerle un exhorto
alegando lo referido y otras causas y rra1rones tocantes a la materia el qual me
remito y tambien los oficiales de las milicias, haciendole diferentes propuestas
con que le persuadimos a que levantasse el rreal, dexando como dexo, los indios
que alli estaban pacíficos en los pueblos de San Francisco Xavier y San Martín.
pues entre ellos estaban los mas caciques de la provincia y el valiente Sacu~ que
nunca nos dejo a quienes dio mucho bastimento y entrego una gran cbacara abierta

290
con mucha cantidad de fruta y maiz y un platanal que los nuestros avian sembrado
y assi mismo mas de treinta casas en el real y una yglesia muy capaz, y les dixo: se
estuviesen alli quietos y pacificos sin recelo alguno que su Señoria se volvera a
verlos y que procurasen atraer a los demas y nombro alcaldes los quales quedaron
de cumplir lo que se les ordenava.

Y hecho lo mencionado mando que toda la gente se embarcasse para ir a la


pacificacion de otras provincias y saliendo del dicho rreal en un passo de muchos
rraudales que llaman de Majarico, se volcaron dos embarcaciones de las de mas
importancia y en la una que era la de mas porte yba mucha cantidad de municio-
nes, armas, bastimentos, herramientas y la rropa del dicho general y papeles de
importancia, lo qual se perdio todo que importaba mucha suma de ducados.

Y a los quatro dias navegando por el rrio abajo llego a la ciudad de Borxa que
esta situado en el paso junto al pongo para otras provincias. Alli salto en tierra y
mando que se juntassen todos los vecinos capitulares y practicos de las provin-
cias de Marañon y rrios de Pastassa y Tigre y los sacerdotes y oficiales de guerra,
para tratar y conferir y determinar la parte mas conveniente adonde se pudiese ir a
pacificar, que hubiese mas gente y fuese mas util para la gloria de Dios Nuestro
Señor y servicio de Su Magestad y hi~o se leyesen las cedulas y titulos que tenia
de su Real persona, para el efecto de la dicha pacificacion y todos combinieron
seria de mucha importancia ir a pacificar las provincias de Ruamaynas, Conchas,
Coronados y otras que estan cerca del rrio de Pastassa que entra y desagua en el
Marañon, representando combeniencias como constara de lo que en esta ~on se
firmo y viendo el dicho General el parecer rreferido y que le sobraba gente, dio
orden a su Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, viniese a la provincia de los
Motilones con un tr~o de gente y rredujese los indios que faltavan de las provin-
cias circunvecinas y assistiese a todo lo necesario como en efecto lo despacho y el
dicho general se embarco con el resto de la gente por el Marañon abajo, hasta en-
contrar con las juntas de Pastassa, fuimos subiendo por él quince días, hasta llegar
a las provincias de Ruamaynas en compañia del Padre Francisco de Figueroa de la
Compañia de Jesus, y habiendo llegado a la dicha provincia hallamos tres pueblos
muy pequeños y muy distantes que el mayor no tenia ocho cassas en que avía al-
gunos indios, los quales agasajo y rregalo el dicho general mucho y dieron la paz
y obediencia a su Magestad y preguntandoles por la demas gente de aquella
provincia dijeron estava rretirada tres o quatro días de camino la tierra adentro a
orillas de una quebrada que desemboca en el rio de Tigre y que algunos no querian
salir a dar la paz y el dicho general les yrnbio rrecaudos ofreciendoles la amistad
y buen pasaje si salian y los regalaria con herramientas y otras cosas de estima y
que no se iba hacerles daño alguno, sino a ser sus amigos y pedirles fuessen
christianos por lo bien que les eslava y con estos rrecaudos y algunos rregalos
que se les ymbiaron. fueron saliendo algunos dando la dicha paz, y dixeron que
otros Caciques tenian mucha gente no querian salir, que estavan rreveldes y
orgullosos en defenderse, con que el dicho general determino dejar en uno de los
pueblos orillas del dicho rrio de Pastassa formado el rreal con la fuerza necesaria
y un trozo de gente, a cargo del Sargento Mayor Francisco Nuñez de Silva y con
el dicho Padre Francisco de Figueroa, con horden que fuesen abriendo Chacras y
sembrando de maiz, yucas, frejoles. platanos y otras legumbres, para que no
faltassen bastimentos.-Y despacho al ayudante Bemardino de Mon~on con otra
tropa por el dicho rrio arriba para que fuesse a reconocer todas las provincias que
se avecinan con el dicho rrio y sus cabeceras hasta Bobona~a y assi mismo lle-
gase a las provincias de los Coronados que estan fronteras a la provincia de Quito,
y dio por escrito el borden que avía de guardar, encargandole mucho el agasajo
con los yndios que topasse y dado estas hordenes, salio su Señoria a correr la
dicha provincia de Ruamaynas y Conchas que estaban avecindadas en la dicha
quebrada y rrio, que desemboca en el del Tigre y sus caveceras distaban cerca de
tres leguas del dicho rrio de Pasta~a y por no poderse correr las dichas provincias
por tierra, hizo barar las dichas canoas, llevandolas arrastrando con grandissimo
trabajo hasta dar en la dicha quebrada.

Y solo la disposicion y valor del dicho General pudiera vencer tantas difi-
cultades como para esto se ofrecieron y aviendolas barado entro con ellas como
he dicho en el rrio y quebrada de Ruamaynas y fue rreconociendo todas las po-
blaciones que tenían grandes, haciendose amigo con los Caciques principales.
rrecibiendo la paz dellos.

Y habiendo rreconocido los yndios el agasajo, fueron saliendo sin tratar de


resistir la entrada siendo assi que antes de llegar el dicho general estaban deter-
minados a no darse.

Y por estar vecina a la dicha provincia de los Conchas, les imbio rrecaudos en
los Ruamaynas, que ya avían tenido noticias de lo bien que se aliaban con la paz
de los españoles y por la que adquirieron de los rrecaudos ymbiados salieron assi
mesmo todos los dichos Conchas, dando la paz con sus vecinos los Ruamaynas
mostrando mucho gusto.

Y proponiendoseles por el dicho general y por mí, fuessen christianos. dan-


doles a entender lo que granjeaban y los misterios de Nuestra Santa Fee Catho-

292
lica, a pocas platicas que les hice por haber buenos interpretes, dixeron que que-
rían serlo y conocer a Dios y servirle y que querían morir con el agua del Santo
baustismo, el qua! me pedian y negandosele yo hasta que llegasse la sa~•on de
estar catequizados e instruidos rrogaron y pidieron les bapti~asse sus hijos, como
lo hice a mucho numero que constara por el padron que entregue al dicho Padre
Francisco de Figueroa entre los quales y muchos adultos murieron de que fio en
su Divina Magestad, consiguieron dichoso fin .

Y hecho lo rreferido se informo el dicho General, que naciones avia cerca,


para yr a pacificarlas y rrespondieron los dichos indios Ruamaynas y Conchas
que diez de navegacion por aquel rrio o del Tigre, estavan mas naciones que les
hacian mucho daño con la guerra y asaltos que les clavan y que habia poco tiem-
po que les avian hecho una entrada y les mataron mucha gente y comidosela y
algunos Uoravan y hicieron demostraciones de sentimiento de las muertes de sus
padres, hixos y mugeres que se llamaban avitoas, coronados y atios.

Y preguntandoles el dicho general, si querian algunos guiandole, rrespon-


dieron que todos irían a la vengan~a. El dicho general les dixo que les estaria
mejor amistasse con ellos y que todos fuesemos amigos y los rredujo a ello; con
que fue navegando en demanda de las dichas naciones, llevando consigo mas de
ochenta ¡ndios de los dichos Conchas y Ruamaynas y al fin de nueve días llega-
mos a la dicha Provincia de Avitoas y en el rrio se cojio una canoa y dos indios
della porque aunque llevaba otros la dicha canoa, se arrojaron al rrio y no se pudo
coger mas; estaban muy temerosos juzgando les aviamos de quitar las cavezas y
comernos los cestillos que ellos usan, mostroles su Señoria mucho agrado y
agassajo,. cossa que ellos estrañaban mucho, y preguntandoles, por la gente que
avía en aquellas provincias, dixeron que avia y que ya todos estaban en armas
contra nosotros, y saldrian a pelear al rrio y aunque parecieron despues otras ca-
noas que venian a rreconocernos, no se les pudo dar ca~a. por traerlas ellos muy
bien equipadas.

Y llegando a algunas casas las aliamos despobladas y preguntando la causa


decían los prisioneros se avian rretirado, para juntarse todos mas arriba; deter-
mino el dicho general largar uno de ellos y fuesse a dar noticia a los demas, ynstru-
yendole en lo que avia de decir en orden a la paz que se pretendia y les ymbiaron
algunos rregalos y herramientas y al segundo día bolvio con tres yndios de paz y
dixo que avía ablado a muchos y ymbiado rrecaudos a otros para que biniessen
a vemos y que algunos vendrían y otros no querían sino pelear y este mesmo dia

293
fueron saliendo otros con los quales se usso de los agassajas y caricias ordinarias,
y decían como mas arriba de la cassa de un cacique llamado Taraguaz estava mu-
cha gente rretirada esperando porque decían querían saver como peleabamos,
porque causaba en ellos grande admiracion nuestro traje y personas, y despues de
varios rrecaudos y diligencias que hi1ro el dicho general, determino yr subiendo
hasta la casa del dicho Cacique, y una noche entre las once y las doce della. salto
en tierra con todo secreto y cerco la cassa en la qual avia mucha gente y sin ser
sentidos asta aver hecho el dicho cerco y tenerlos asegurados no se les dio asalto,
y luego mando a los ynterpretes les dijessen, se estuviessen quedos por que si no
los avian de quemar en la cassa, con que todos los yndios que estavan en ella y el
casique se rindieron y entregaron sus lan1ras y rodelas, macanas y otras annas que
ellos hussan, y el dicho general entro en la dicha cassa abra1rando al dicho cacique,
que parecio hera el de mas autoridad, que tenia toda la provincia, el qual dixo que
quería ser amigo y sacaría toda su gente de paz, como en efecto lo hizo, precedien-
do varias ceremonias de amistad de su barbara usanza y algunos que no querían
salir se les ynviava rrecaudos y se buscavan en lo que el dicho general trabajo per-
sonalmente mucho, y teniendo noticia que alli cerca en otro bra1ro del rrio avia
otra nacion que llamaban Attios despacho una esquadra de soldados a ella y por
cabo al alferez Don Francisco Ortiz y con los rrecaudos que se les embiaron por
parte del dicho Cacique Taraigua a quien tenian algun rrespeto se dieron de paz y
lo mismo hicieron los A1roronatoas que todos estan vezinos unos de otros, se allo
y vio salir veinte y seis Caciques, que rrindieron vasallaje al Rey Nuestro Señor.
dando la paz y obediencia en su Real nombre al dicho general y aviendo prece-
dido lo especificado y tomando posesion de las dichas provincias y amistandolos
con los Conchas y Ruamaynas, con quienes tenian crudas guerras se les propusso
fuessen christianos, y en borden a esto les hice las platicas que convenia para la
consecucion de tan loable empresa, respondieron (habiendose hecho capaces de
lo que les dixe) que querian serlos y vivir en nuestra Santa Ley, y por ser la tierra
inhabitable de mucha calor y mosquitos se les pregunto si querían salir a poblarse
cerca del rrio de Pasta1ra, a lo qual dixeron saldrían a ver los sitios en estando
buenos porque los mas de los yndios de la dicha provincia estaban enfermos y
apestados del contagio que generalmente corria en la montaña de viruelas y garro-
tillo y con esta noticia el dicho general dispusso correr las caserias en sus pobla-
ciones, para que los que estaban en peligro muriesen con el agua del Santo
Bautismo, y bailando como hallamos gran cantidad de enfermos, niños y adultos,
los bautice disponiendoles en lo necesario para su salvacion y murieron mucbisi-
mos con esta buena dicha y asi mismo, ynstandoles el dicho general a que saliessen
a poblarsse en el dicho rrio de Pastassa, dixeron que si fuese mejor paraxe que en
el que estaban se poblarían y viendo el dicho general que por entonces no babia

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mas que hacer en dichas provincias y que nuestra gente estaba herida de la peste
y las comidas se acababan, salio de las dichas provincias dexando entablada la
comunicacion con toda paz, quiso pasar a la de los Iquitos, Chavires y Atumares a
los tres dias que salio de los dichos Avitoas cayo toda la gente tan enferma sin que
hubiera persona que quedasse en pie, ni yndio ni español de mas de ciento y
ochenta que ybamos, no es ponderable las aflicciones en que nos hallamos y su
Señoría y yo estabamos peor que todos, con recias calenturas que no nos dexavan
y todos sin esperanzas de escapar con la vida, assi por el rrigor de la enfermedad
como por aver faltado el bastimento, y no tener por entonces otra que un poco de
maiz en grano y este apolillado, sin carne ni genero de vianda, por haverse perdi-
do una canoa en que se llevava lo necesario y asi mismo porque no podiamos ir
atras ni adelante, por no aver quien pudiesse bogar, allandonos en el rrio en unas
montañas desiertas y aunque quisiera decir lo que en esta ocasion de tanto aflicto
y lo que obro el dicho general animando la gente y cuydando de todos, no es po-
sible que la ponderacion llegue a los efectos, pues hallandose como tengo dicho,
peor que el mas enfermo, olvidandose de si, ponia todo el cuydado en animar los
bogas y los soldados, hablandoles como un aposto(, y aunque yo y algunas per-
sonas le diximos se adelantasse en la mejor y mas ligera canoa, por que el no
pereciesse con los demas, hi1ro gran demostracion de enfado y dixo que el ultimo
que avia de salir avia de ser el, rrepitiendozelo a los soldados una y muchas veces,
y solo la gran misericordia de Dios y la disposicion y valor de su Señoría, pudo
avernos sacado, (despues de dos meses y mas que nos ocupamos en el viaxe) a la
provincia de Ruamaynas, al fin de diez y siete dias de navegacion, con embarazos
de la enfermedad rreferida, sin comer mas que maiz apolillado y ese si por dicha
se hallaba alguno de los nuestros con fuerza para molerlo y cocerlo.

Llegamos al rreal que el dicho general, babia dexado en la dicha provincia a


cargo del dicho Sarjento Mayor Francisco Nuñez de Silva tan debilitados y decai-
dos, que ya no avia hombre que pudiesse tenerse en pie, por la mucha flaqueza;
que parecia estabamos todos para expirar, y siempre el dicho general con su acos-
tumbrado balor. Hallando el Real abastecido de bastimentos dio orden se templasen
los soldados en comer, por la flaqueza y poco calor de los estomagos, no basto pa-
ra que todos bolviesen a empeorar, a causa de hallarse sin calor para el cocimiento.

Hallose en el dicho Real al ayudante Bemardino de Monson, con la esquadra


de soldados que avía ydo a rreconocer el dicho rrio de Pasta~a y sus caveceras y
dixo como no avia bailado mas poblaciones que la de los Coronados, que por otro
nombre llaman lpapichas a quienes avía pacificado y recivido la paz de ellos, en
virtud de la orden que se le avía dado y tomo posesion de la dicha provincia, en

295
nombre del dicho general a quien vinieron a ver y dar la obediencia los Caciques
e yndios de la dicha provincia de los Coronados y su Señoría recibio la paz de
ellos y les ofrecio todo buen passage rregalandolos como lo avía echo en otras
provincias con otros y aviendoseles propuesto que fuessen christianos, rres-
pondieron que querían serlo, que lo deseaban y el dicho general les dixo, que se
estubiessen adonde se avían allado, que alli se doctrinarían, por el Padre Fran-
cisco de Figueroa, que quedo de hacerlo en el ynterin que hubiesse oportunidad
de sacerdotes y nombro el dicho General Alcaldes y demas oficiales.

Y viendo su Senoria que los mas de los soldados estaban caydos con recias
calenturas sin que hubiesse en el rreal doce personas en pie, dio orden para que
bajasen los mas a curarse a las ciudades de Borja, Moyobamba y provincia de
Jebe ros y aunque su Señoría estaba muy enfermo de calentura continuas y estro-
peado de las piernas, sin poderse tener en pie, sino arrimado a una persona, se
quedo con alguna gente y los sacerdotes, sin querer bajar a curarse por mas que
le insistíamos representandole el rriesgo en que estava y siempre respondía. que
avía de dejar primero asegurado lo que havia pacificado con tanto travajo y enta-
blada la ley evangelica y doctrina en los yndios.

Y habiendo rreconocido combenia fundar por aquellos paraxes una-ciudad,


para lo qual avía mucha cantidad de indios en las dichas provincias de Avitoas.
Acoronatoas, Atios, Coronados, Ruamaynas, Conchas y otras circunvecinas, y así
mismo, los de la otra banda del rrio Guanuco que por allí llaman de Guayaga.

Dio orden se buscasse paraxe aproposito, para la fundacion de la dicha ciu-


dad y se allo un sitio de todas combeniencias a orillas del dicho rrio de Pastaza.
medio dia de navegacion el rrio arriba, digo abajo, acia el Marañon y habiendo
consultado con todos la dicha fundacion, parecio ser de muchas consequencias,
asi para la seguridad de lo que se había pacificado por estar casi en medio y hacer
frontera a muchas naciones que con facilidad desde alli se pueden pacificar y
proseguir a la reduccion de otras provincias, con lo qual la fundo en el dicho
paraxe, ajustandose en la forma que Su Magestad dispone por sus reales orde-
nancas, intitulandose Santander de la Nueva Montaña dandole por su patron y
abogado a Santiago Apostol y por averla fundado en su mesmo dia, a los veinte
y cinco de Julio del año passado de mili y seiscientos y cinquenta y seis, como
constara por los escritos que en esta rai;on se hicieron a que me remito, y que-
daron en la dicha ciudad quarenta y seis vezinos y los mas cassados, con enco-
miendas y el Padre Francisco de Figueroa por Cura y encargado de doctrinar los
indios con otros compañeros que dixo estava eperando, el dicho general le
señalo estipendio y se obligo a pagarle de su hacienda, y assi mismo dejo una

296
--

Iglesia con campanas y todos los demas ornamentos y aderezos necesarios, y


cantidad de armas y municiones para lo que pudiesse ofrecerse y dos piezas pe-
queñas de bronze, crio Alcaldes, rregidores y todos los demas oficiales de Cabildo,
segun la facultad que Su Magestad le da y dispuso poblar en forma a los indios en
quatro pueblos a una y dos leguas en los contornos de la dicha ciudad y les puso
por nombre San Miguel, San Pedro, San Pablo, San Juan Baustista y al de los
Coronados el nombre de Jesus.

Y teniendo obrado todo lo rreferido, tubo noticias que unas naciones llama-
das Chamicures, Jibitos y Miliquinas, hacían cruda guerra a los yndios Aguanos
y les avian quemado sus cassas y muerto mucha gente y echadoles de sus tierras;
dispuso el dicho general ir a la pacificacion de los indios rreferidos y aunque en
este tiempo estava su Señoria tan postrado que no era posible tenerse en pie. sin
embargo fue a las dichas provincias y baliendose de los medios mas eficaces que
pudieran pensarse y de su mucho valor apaciguo y rredujo los yndios dellas, de
suerte que dieron la paz y obediencia al dicho general y la recibio en nombre de
Su Magestad y los rregalo y amisto con los Aguanos, haciendolos restituir lo que
les avian quitado y haciendoles las platicas combenientes en orden a que fuessen
cristianos y prometiendo serlo y el Padre Raymundo de Santa Cruz, Visse Rector
de aquellas misiones que a la sa~on concurrio conmigo y se encargo de doctrinar-
los, dejandolos el dicho general en esta paz, vino subiendo por el rio de Guanuco
a rreconocer los indios de la provincia de los Barbudos, por ver si proseguian
haciendo la poblacion donde se les babia ordenado el año antes, como con efecto
llego donde ellos estavan y bido que iban obrando y executando lo que se les
babia ordenado aunque del todo no avian acavado a salir los demas por estar
enfermos, del contagio general que entre ellos y las demas provincias se esparcio
de virhuelas y dixeron que no faltarian en hacer lo que se les mandava- Y de alli
bino a las provincias de los Motilones y Tavalosos adonde aviendo rreconocido
ser el paraxe aproposito y de muchas y buenas combeniencias, determino fundar
una ciudad en la dicha provincia de los Motilones, habiendo echo computo y
consideraciones de los indios que avia en ella y sus provincias y en los Coscabo-
soas, Payanan~os y Fuines, los quales asigno a la dicha ciudad, que con efecto
fundo con todos los requisitos que se disponen y con veinte y cinco vecinos los
mas casados con familias. Hizo Iglesia capaz y todos los ornamentos y adornos
necesarios y quedo por cura el licenciado Don Pedro de Añasco, a quien señalo
estipendio y se le esta pagando mas a de tres años de sus bienes del dicho general
y en la dicha ciudad tiene hecho un fuerte, adonde dejo gente y cantidad de armas
y municiones y en los alrededores quatro pueblos de indios, llamados, San Jo-
seph de los Lamas, San Pedro de los Coscabosoas y Payanan~os, Santiago de los
Fuines y el Rosario de los Tavalosos adonde ay mucha cantidad de indios y por

297
estar cerca de la ciudad intitulada el Triunfo de la Santa Cruz; los esta doctrinan-
do el dicho Licenciado Don Pedro de Añasco, el qua! los tiene tan instruidos que
parece a muchos que estan conquistados y doctrinados, pues se hallan oy todos
tan capaces para recibir el Santo baptismo y todos los demas sacramentos, pues yo
habiendome enterado de sus capacidades, satisfaciendome de estar tan bien
catequizados, administre el Santo sacramento del baptismo y el del matrimonio en
los dichos quatro pueblos, a mas de ochocientas almas, para gloria y onrra de
Nuestro Señor.

Y abiendo el dicho general obrado todo lo rreferido le cargaron mas sus


achaques y ademas de las calenturas un corrimiento en una pierna de la qua! se
aliaba totalmente baldado, sin poderse menear, sino por manos ajenas, determino
a persuacion mía y de muchas personas salir a curarse a esta villa, y yo assi mis-
mo en su compañia, por hallarme tambien muy enfermo mas de nueve meses, sin
verme libre de las calenturas que actualmente padezco de ellas.

Constandome que el dicho general a tenido considerables perdidas de mu-


cha hacienda en embarcaciones que se an perdido en las corrientes de los rrios y
aunque quisiera especificarlas y los grandes travajos y riesgos que a padecido,
no me es posible.- Le he visto en quatro ocasiones sin esperanza de la vida con
enfermedades graves y parece que milagrosamente, Dios Nuestro Señor, le ha
librado de ellas y de los rriesgos en que se ha bisto, asi con los indios como con
1r~obras en el rrio, y siempre era el primero que se arrojava a qualquier rriesgo
y se ponía a todo travajo, andando mucho numero de leguas a pie por tierra des-
cal1ro de pie y pierna y navegando por diferentes rrios mas de ochocientas leguas
y apaciguando y rreduciendo a nuestra Santa Fee Catholica los indios que allava
de lo qua! tendra Dios Nuestro Señor mucha gloria, por haber quitado al demo-
nio el dominio que tenia sobre tantas almas, que oy estan alabando a su creador
mucho numero dellas, quando ha pocos años no le conocían y estan g ~ l e
mediante avcr muerto con el agua del Santo Bautismo y muchos adultos con se-
ñales de penitencia y me prometo se ha de estender mucho el Santo evangelio,
mediante el celo que tengo reconocido en el dicho general y juro yo verbo sacer-
dotis que todo lo rrefiero muchas acciones del dicho general, dignas de notorie-
dad y de todo premio y para que conste di la presente en esta Villa de Caxamarca
la Grande del Peru en veinte y dos días del mes de Enero de mili y seiscientos y
cinquenta y siete años.

Don Salvador Velásquez de Medrano.

(Con su rúbrica)

298
Yo PEDRO DE SALDAllilA PINEDO, escribano del Rey Nuestro Señor, que
despacho el oficio publico y de cabildo desta Villa de Caxamarca y su Correxi-
miento por ausencia de Joseph Luis de Arana, escrivano y propietario: Certifico
y doy fee conozco a Don Salvador Velasquez de Medrano, Clerigo Presbítero,
el qual firmo la firma de arriba en mi presencia y tiene títulos de Capellan Mayor
y de Cura y de Vicario general de la conquista de indios infieles que esta cargo
del general Don Martín de la Riba Herrera Cavallero del borden de Santiago Co-
rregidor y Justicia Mayor de estas Provincias de Caxamarca, el qual despues de
aver firmado, la dicha firma, certifico ante mí y de los testigos ynfra--escriptos
que todo lo contenido en esta certificacion escrita en diez fojas, que la primera es
de papel sellado de a seis rreales, es cierto y verdadero, y que a todo se allo pre-
sente, y me pidio le diesse por testimonio lo rreferido y que rubricasse con mi
rrubrica acostumbrada todas las foxas desta dicha certificacion y para que dello
conste de su pedimento, doy el presente en la Villa de Caxamarca del Perú en
veinte y dos dias del mes de henero de mili y seiscientos y cinquenta y siete años,
siendo testigos: Pedro de Lafuente, Juan de Vierga y Don Ignacio de Valdez,
presentes y en fe dello lo signe y firme y rubrique las nueve foxas antecedentes
con mi rubrica acostumbrada.

En testimonio de verdad.

Pedro de Saldaña Pinedo, escrivano de Su Magestad.

(Con su signo y rúbrica)

[RABN 1900: 111 (IV), 126- 141]

299
TERCERA PARTE

Papeles relativos
a las disputas que se generaron
a raíz de las entradas realizadas por
Don Martín de la Riva Herrera a las
Provincias de Maynas y Jíbaros
(1655-1665)

(41) Solicitud de Don Martín de la Riva Herrera para que se agregue Maynas al
territorio de su conquista y se le conceda el título de Gobernador de dicha
Provincia. Motilones, 29 de setiembre de 1656.

ExcMo. SEÑOR:

Por el memorial que remito con ésta se servirá V. E., de ver todo lo sucedido
en la entrada que he hecho este verano y el antecedente en la conquista y
pacificación de los indios infieles, en que he procurado, sin excusar trabajo, peli-
gros ni gastos el mayor servicio de las dos magestades y el desempeño de mi
obligación, y quisiera en tiempo de V. E. haber reducido un mundo entero á la
sujeción y obediencia de S. M. para que se luciesen mejor mis acciones en el
discurso de su gobierno y los acreditase con su autoridad y nobleza.

301
Hoy me hallo cercano á las provincias de los Jívaros, Mainas, Cocamas y
otras naciones de los indios adyacentes á ellas, cuya conquista se dió en tiempo
del Señor Príncipe de Esquilache al General Don Diego Vaca de Vega, por dos
vidas que fenecieron en él y en un hijo suyo, don Pedro Vaca, por ser ambos ya
muertos. Y aunque estas provincias referidas están comprendidas en los términos
que me fueron señalados en mis títulos por estar debajo de los grados de la Equi-
nocial por la duda que se puede ofrecer en cualquier tiempo, por haberse com-
prendido también dichas provincias en el gobierno del dicho Don Diego Vaca y de
su hijo, ya difuntos, me ha parecido por obviar inconvenientes en adelante; su-
plicará V. E. se sirva declarar que dichas provincias de Jívaros, Maynas, Cocamas
y demás naciones de indios adyacentes á ellas, se comprendan en los términos de
mi conquista; y todas las demás naciones que estuvieren sin conquistar me per-
tenece la conquista de ellas, y que en su pacificación y redución no se me ponga
estorbo ni embarazo por ningún interior de V. E. atento á lo referido y ser muerto
dicho Don Diego Vaca de Vega y Don Pedro Vaca, su hijo, pues de la pacificación
de estas provincias, por ser las más ricas del Perú y las más numerosas de gente,
según opiniones generales, se puede seguir tan útil y aumento al Real Patrimonio.
Y ofrezco conquistarlas á mi costa y riesgo, consiguiendo lo que otros no han po-
dido por no haberse hallado con la prevención de gente, armas y municiones que
yo tengo dispuestas, conque ha podido caminar la tierra adentro más de ciento y
cuarenta leguas; habiendo reducido todo lo contenido en ellas sin resistencia ni
pérdida de soldado alguno.

Y asi suplico á V. E. me haga singular favor y merced de declararlo como en


dicho memorial lo pido, añadiendo á mis títulos y gobierno el mesmo que tenían
el dicho Don Diego Vaca y su hijo, para poder con más comodidad y disposición
conseguir mejor los buenos efectos de mi conquista, como lo espero del celo que
V. E. tiene del servicio de las dos magestades y de su generosidad y nobleza.
Guarde Nuestro Señor á V. E. muchos años con las felicidades que en su casa
desea.- De los Motilones, y septiembre 29 de 1656 años.

EXCMO. SE~OR

B. L. M. de V. E.
su criado

DON MARTIN DE LA RIBA

[Maúrtua 1907: 111, 87-89]

302
(42) Memorial del Gobernador de San Francisco de Borja, Don Juan Mauricio
Vaca de Eban, pidiendo se niegue a Don Martín de la Riva Herrera la
pacificación de Maynas. Lima, 17 de julio de 1655.

EXCMO. SEAOR:

Diego Rodríguez de Guzmán, en nombre del Maestro de Campo Don Juan


Mauricio Vaca de Eban, vecino de la ciudad de Loxa, hijo legítimo y el mayor del
General Don Diego Vaca de Vega, Gobernador y Capitán General de los indios
Jívaros, Maynas y Cocamas en el río Marañón y las demás provincias compren-
didas en la capitulación que hizo con S. M., dice: que por muerte de Don Pedro
Vaca de la Cadena, hermano del suplicante, que había subcedido en la dicha
conquista confonne á la dicha capitulación, quedó vaca, por lo cual ocurrió ante
el Señor Conde de Salvatierra, Virrey que fué deste reyno, y pidió que en remu-
neración de los grandes y señalados servicios que el dicho su padre y hermano
hicieron á S. M. en diferentes partes deste reyno y, señaladamente en la dicha
conquista, reduciendo á nuestra santa fe católica la provincia de los Maynas, que
tiene más de quince mili indios, donde poblaron la ciudad de San Francisco de
Borja, que hoy es del lustre y grandeza que se reconoce, le hiciese merced de la
dicha conquista de los Jívaros y gobierno de Maynas, pues demás de los dichos
servicios concurren en él otras muchas partes que le hacían digno y merecedor de
la dicha merced, como constaba de los papeles y recaudos que presentó, y en
especial de la cédula real de que ahora hace presentación; y no tuvo efecto por
haberse interpuesto el General Don Gonzalo Rodríguez de Monroy, Caballero
del orden de Alcántara y Corregidor de la ciudad de Quito á la mesma pretensión,
sobre que hubo litigio. Y habiendo remitido este negocio el dicho Señor Conde
de Salvatierra al Real Acuerdo de Justicia por voto consultivo, se vieron en él
todos los papeles tocantes á la materia y la pretensión del Corregidor de la ciu-
dad de Jaén de Bracamoros á la dicha conquista, donde se determinó que la Real
Audiencia de la dicha ciudad de Quito informase lo que tenía por más conve-
niente, y lo hizo; cuyo informe está con los autos, por el cual consta las con-
viniencias que resultará de la causa pública de que al suplicante se le haga
merced del gobierno de los Maynas y la conquista de los Jivaros al dicho
General Don Gonzalo Rodríguez de Monroy, Corregidor que fué de la dicha ciu-
dad de Quito, así por ser las personas más apropósito para ello como para estar
convenidos en esta forma. Mediante lo cual.

303
A V. E., pide y suplica se sirva de hacerle merced al dicho su parte del go-
bierno de dicha provincia de Maynas, en conformidad del informe de la dicha
Real Audiencia y de lo demás que en orden á lo mesmo tienen hecho los Señores
Obispo, Cabildos y Prelados de la dicha ciudad de Quito, que están en dichos
autos; que en ello recibirá merced.

Otro si. Que su parte ha tenido noticia que estando pendientes estos autos en
el dicho Real Acuerdo de Justicia del Gobernador Don Martín de la Riba y Agüe-
ro, del hábito de Santiago, Corregidor de la villa de Cajamarca, pidió al dicho
Señor Conde de Salvatierra se le hiciese merced de la dicha conquista de los
Jívaros y Maynas, suponiendo que por esta parte era la mejor y más fácil entrada
para la conquista de los Motilones, Tabalosos y Casasblancas, que capituló con
S. M. para cuyas expensas se le hizo merced del dicho corregimiento de Cajamarca.
Y porque el dicho pedimiento fué con relación menos ajustada, en la forma que
más haya lugar á derecho, contradice la pretensión del dicho Gobernador, para
cuya mejor justificación reproduce lo alegado por el Cabildo, Justicia y Regimiento
de la dicha ciudad de San Francisco de Borja.

A V. E. pide y suplica que mediante esta contradición y lo alegado por el


dicho Cabildo, deniegue al dicho Gobernador lo que pretende; y caso que lo haya
conseguido, mande se recoja por la causas y razones referidas, despachando el
recaudo que más convenga para que no use por lo menos hasta que haya
determinación deste Real Acuerdo de Justicia, donde V. E. la tiene remitida, ect.ª

D1EGO RooRIGUEZ DE GuzMÁN.

Lima, 17 de julio de 1655.

Júntese este memorial con los papeles que hubiere tocantes á la materia y
llévense al Real Acuerdo de Justicia.

Hay una rúbrica.

Troncoso.

[Maúrtua 1907: 111, 94-96]

304
(43) Memorial del Cabildo de San Francisco de Borja a S. M. oponiéndose a
que se amplíe el distrito de Don Martín de la Riva Herrera, por estar reducidos
los indios Maynas. s/f

EXCMO. SEÑOR:

El Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad de San Francisco de Borja, en


la provincia de los Maynas, juridición de la Real Audiencia de Quito, por la per-
sona que tiene su poder, dice: que ha tenido noticia de que el Gobernador Don
Martin de la Riba y Agüero, Corregidor y Justicia mayor de la villa de Cajamarca,
en tiempo del Señor Conde de Salvatierra, antecesor de V. E., ocurrió á este Go-
bierno y pidió se le hiciese merced de la conquista de los indios Jívaros, Maynas
y Cocamas, que estaba vaco por muerte de Don Pedro de la Cadena, Gobernador
y Capitán General de dichas provincias, suponiendo con relación menos bien
ajustada que respecto de tener á su cargo por especiales capitulaciones que hizo
con S. M. y para cuyas expensas se le había hecho merced del dicho corregimien-
to, la conquista y pacificación de los Motilones, Tabalosos y Casasblancas, ne-
cesitaba de dicha conquista de Jívaros, Maynas y Cocamas por ser por esta parte
más fácil y mejor la entrada para la dicha conquista. Y reconociendo el dicho Ca-
bildo los grandes inconvenientes que pudieran resultar en deservicio de ambas
Magestades -divina y humana- se halla obligado á representarlos á V. E. para que
atendiéndoseles con el cuidado y celo que acostumbra, deniegue al dicho Gober-
nador lo que pretende, y caso que lo haya conseguido, se sirva de mandarle sobre-
seer y que no prosiga; despachando para ello el recaudo que más convenga por los
fundamentos siguientes:

El primero, porque carece de relación verdadera de ser el dicho Gobernador


que por las dichas provincias de Maynas, Jívaros y Cocamas es más fácil y mejor
la entrada para su conquista de los Motilones, Tabalosos y Casasblancas, porque
la más apropósito y mejor entrada para éstos es por la ciudad de Moyobamba,
adelante de la de Chachapoyas, de la otra banda del río Marañón, como lo represen-
tó y reconoció el dicho Gobernador cuando pidió se le hiciese merced, como con
efecto se le hizo, del dicho corregimiento de Chachapoyas. Demás de que la dis-
tancia es tan grande que pasa de trescientas leguas, y de tan malos caminos, que
hace casi imposible el fin de su pretensión, si ya no es que fuese con otro pretexto.

Lo otro y más principal que se debe advertir, es que la dicha provincia de


Maynas, inclusa en la pretensión del dicho Gobernador de que es cabeza la dicha

305
ciudad de San Francisco de Borja, tiene hoy reducidos y poblados más de quince
mil indios con sus casas y familias, que se conservan en paz con las caricias y
buen tratamiento que el dicho Cabildo y los vecinos y moradores de dicha ciudad
les hacen, procurando con todo desvelo y cuidado no sean maltratados ni moles-
tados en cosa alguna que les pueda ser de disgusto, atendiendo sólo á que se
asiente de raíz nuestra santa fe católica para que á su imitación se vayan redu-
ciendo las demás provincias comarcanas que quizá están á la mira de ver el pa-
saje y tratamiento que á éstos se les hace para venir á dar la obediencia ó afirmarse
más en su resistencia. Y si al dicho Gobernador se le concede lo que pretende,
precisamente se ha de alterar y perturbar esta paz por los alborotos, ruidos y
escándalos que atraen los soldados y gente de milicia que ha de llevar consigo de
necesidad para la conquista de los Jívaros, sujetando á los miserables indios á
muchos agravios, molestias y vejaciones y otros inconvenientes, de que puede
resultar el que se despueble la dicha provincia y muchos dellos se retiren la tierra
adentro, volviéndose á su antigua idolatría; caso digno de todo reparo para que se
procure evitar.

Lo otro, porque habiendo autos pendientes en este Gobierno sobre la preten-


sión de la dicha conquista de Jívaros y gobierno de Maynas entre el General Don
Gonzalo Rodríguez de Monroy, Caballero del orden de Alcántara y Corregidor de
la dicha ciudad de Quito, y Don Juan Mauricio de la Cadena y que el dicho Señor
Conde de Salvatierra había remitido este negocio por voto consultivo al Real
Acuerdo de Justicia; donde se había detenninado que para mejor proveer infor-
mase la Real Audiencia de Quito; antes de haberlo hecho no parece posible que si
se hubiera advertido en ello, se le hubiera hecho la dicha merced al dicho
Gobernador, y si se le hizo sería por no haber hecho mención en su relación de
dichos autos y estado que tenían; causa bastante para que por sí sola sin el con-
curso de tantos como quedan ponderados, V. E. le deniegue la dicha merced. Y
caso que está hecha la mande recojer, para cuya mayor justificación es de ad-
vertir que ya la dicha Real Audiencia de Quito tiene informado sobre este ne-
gocio con el celo y rectitud que acostumbra, como también lo han hecho los
Prelados, Cabildos y demás dignidades de la dicha ciudad; que todos convienen
en que la conquista de los Jívaros se dé al dicho General Don Gonzalo Rodóguez
de Monroy y el gobierno de dicha provincia de Maynas al dicho Don Juan Mau-
ricio, por ser la persona más apropósito para él, así por haber.. ...... en él los ser-
vicios de dicho General Don Pedro de la Cadena, su padre, como por su capa-
cidad, proceder y demás partes que le hacen amable. En cuya consideracion.

306
A V. E. pide y suplica se sirva de que para mayor justificación de lo que
refiere este memorial, se junte con los autos que refiere tocantes á esta materia, y
atendiendo á ellos deniegue al dicho Gobernador Don Martín de la Riba y Agüero
la merced que pretende; y caso que esté hecha la mande recojer para que no use
della, despachándole recaudo necesario y concediendo al dicho Don Juan Mau-
ricio el gobierno de la dicha provincia de Maynas, que en ello recebirá merced,
con justicia &.ª

DON XPóBAL DE IDROBO.

[Maúrtua 1907: 111, 91-93]

(44) Requerimiento del Gobernador de San Francisco de Borja, Don Juan


Mauricio Vaca de Eban, a los Padres Lucas de la Cueva y Francisco de
Figueroa. San Francisco de Borja, 29 de noviembre de 1657.

En la ciudad de San Francisco de Borja, en veinte y nueve días del mes de


noviembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete años, yo, Don Juan Mauricio
Vaca de Eban, Gobernador y Capitán General desta dicha ciudad y de las provin-
cias de Maynas, Jeberos, Cocamas, Aguanos, Barbudos, Ruamaynas, Conchas y
demás pertenecientes á la jurisdición de mi gobierno, requerí y exhorté á los RR.
PP. Lucas de la Cueva y Vicario Francisco de Figueroa de la Compañía de Jesús,
me diesen y mandase dar dicho P. Rector la certificación que tengo pedida de lo
que dichos padres y los vecinos de esta ciudad habían obrado por orden del
Gobernador Don Pedro Vaca de la Cadena, Gobernador y Capitán General que
fué de esta gobernación, en la reducción y pacificación de las provincias de
Ruamaynas, Conchas y Coronados, y de nuevo les exhorto y requiero me la den
así dicho P. Rector, como superior destas misiones, como dicho P. Vicario como
tal, con distinción y claridad del estado en que halló el General Don Martín de la
Riba Herrera, cuando fué al río de Pastaza, la reducción, misión y pacificación de
dichas provincias de Ruamaynas y Conchas; y si es verdad que mucho antes que
pretendiese dicho General la licencia que se le concedió por el gobierno para
pasar por ésta á conquistar lo que no estuviese, lo estaban dichas provincias y
habían dado la obediencia á S. M.; y si estaban poblándose y haciendo sus casas
y sementeras en el sitio y lugar que les habían señalado los capitanes que la aca-
baban de pacificar, que lo fueron Don Diego de Armas Tenorio y Don Juan de
Santaella, nombrados y con título para ello del Gobernador don Pedro Vaca; y si
es así que mediante dicha paz y pacificación fué el dicho P. Vicario á proseguir

307
con las misiones en dichas provincias donde le halló dicho General Don Martín
de la Riba cuando fué á ellas y si había estado en administrar los santos sacra-
mentos en las capillas ó iglesias que dichos indios tenían hechas.

Y asimismo si antecedió y antecedieron otras entradas, y lo principal que


hizo muchos años antes el P. Rector Lucas de la Cueva en compañía del capitán
don Diego de Armas, siendo esta causa de que á la última referida fecha, por di-
cho Capitán Don Diego y Juan de Santaella, se acabaron de conquistar y pacificar.
Y asimismo me den certificación sus paternidades de lo que dicho General Don
Martín de la Riba obró en los Abitoas y el tiempo que gastó en su entrada y si hoy
se sabe dellos, si viven ó están muertos, y si se podrá ir á esta provincia sin mucha
prevensión para la defensa; y que se me dé dicha certificación de cómo las
provincias de Aguanos y Barbudos estaban, asimismo, pacificas y acudían al pue-
blo de Santa María de Guallaga en los Cocamas por la cercanía que tienen unos
con otros, acudiendo á los llamamientos; y si es así que por orden del teniente
desta dicha ciudad fué á ellas muchos años ha el cacique de dichos Cocamas y
los atrajo y fué parte para su reducción; mediante la cual y la industria y agasajo
de los padres Rector Lucas de la Cueva y P. Raymundo de Santa Cruz, se tomó la
obediencia en nombre de S. M. por la justicia de esta dicha ciudad, y tambien si
cuando se le requirió por dichos padres que fuese dicho General á los Aguanos
á confederar á los caciques que estaban encontrados, fue en orden de tenerle por
Gobernador de esta ciudad de Borja, de cuya jurisdición eran dichas provincias.
y no por conquistador; y qué obró y en qué estado están al presente, como asi-
mismo cuando fué á Ruamaynas y si es verdad que de los Coronados no hay más
que doce ó trece. Y mando que dichas certificaciones se junten con los autos. Y así
lo proveí, mandé y firmé, autuando ante mi á falta de Escribano público ni reaJ.-
DoN JUAN MAuR1c10 VACA DE EBAN.

RESPUESTA .- Al exhorto y requerimiento que se me hace vuelvo á repetir


que el P. Vicario Francisco de Figueroa, como quien tuvo las cosas presentes,
diga acerca de lo que se le requiere y exhorta, refiriéndome yo á lo que tengo
informado á S. E. en Lima, y muy particularmente al informe y papeles que por
orden del Señor Presidente de Quito hice en aquella ciudad estando de camino
para estas santas misiones en respuesta de una copia de carta escrita á S. E. por
el General Don Martín de la Riba Herrera, donde pone lo que dice haber obrado
en este gentilismo. Y así lo firmé en esta ciudad de San Francisco de Borja, en
treinta de noviembre de mil y seiscientos y treinta y seite años.- LucAs DE LA
C UE VA .

[Maúrtua 1907: 111. 195-197]

308
(45) Infonne del P. Lucas de la Cueva de la Compañía de Jesús al Virrey sobre
los excesos cometidos por Don Martín de la Riva Herrera en su entrada a
los Jíbaros. San Francisco de Borja, 30 de noviembre de 1657.

EXCMO. SE!ÍIOR:

Aunque con penosa navegación á causa de haberse ahogado un compañero


clérigo epistolario que traía á estas santas misiones y de haberme sacado un cai-
mán de la canoa en que iba á un principal cacique y comídoselo, de veinte y siete
llagas que me hicieron los muchos mosquitos deste río, habiendo estado agoni-
zando en lo profundo dél junto con el clérigo, que pereció por haberse volcado la
embarcación en que veníamos; llegué, en fin, al término tan deseado de este mi
querido gentilismo y santas misiones, donde entendi resollar, tentar gran alivio y
gozar de las negociaciones, todas tan favorables, que V. E. me concedió para es-
tas misiones. No me sucede así, Excmo. Señor, porque las averías, calamidades,
exidios y ruinas en que hallo este gentilismo y nueva christiandad, ocasionado
todo por la mala conquista que el Señor, por sus justos juicios y pecados nues-
tros, ha permitido en estas partes tan caídas y acabadas que apenas les ha que-
dado figura, habiendo destruido solo un año de dicha conquista, lo que con tantos
trabajos los religiosos habíamos hecho en veinte, me tiene en sumo dolor y con-
goja. El Señor, por quien es nos haya misericordia y mejore el estado de las
cosas, guardando á V. E. por cuyo medio y mano lo esperamos, poniéndola con
eficacia en remover tal conquista y conquistadores destas partes tan agravadas y
destruidas della y dellos, proficua solamente para arruinar lo conquistado é im-
posibilitar lo por conquistar, como en otros escritos tengo informado á V. E. En
este,. Excmo. Señor, no tengo para que cansar y repetir, sino rectificanne, como
lo hago, ya las cosas presentes, como informé dellas, teniéndolas en esa Corte
ausentes por las relaciones que se me enviaban, que he hallado ser muy ciertas, y
aun no haber alcanzado en el dicho á lo que se ve en el hecho.

Sólo apunto acerca de una fundación que pretende el corregidor de Cajamar-


ca dar á entender ha hecho con título de Santander no haber en ella obrado otra
cosa que destruir y arruinar la de San Francisco de Borja, colonia. castillo y casa
fuerte con cuya sombra hemos obrado é íbamos obrando con prosperidad en es-
tas santas misiones; habiendo corrido amparadas con dicha sombra más de du-
cientas leguas en este gentilismo; hoy ha quedado fa tal colonia y ciudad tan
arruinada con el despojo de sus pocos vecinos y milicia, que se ha visto obligado
el religioso cura coadjutor, que lo es en mi lugar, á consumir el santísimo sacra-

309
mento, viéndose sólo sin más compañía que la de un hombre viejo, y por serlo
mucho, imposibilitado, temiendo una sacrílega invasión, así de los cimarrones
maynas, que viendo el desamparo de las cosas las han entrado, como de otros
bárbaros, de quienes, en otras ocasiones, han sido asaltados. En los autos, cer-
tificaciones y otros escritos que pueden parecer por allá en apoyo de dicha fun-
dación y de las demás cosas obradas por dicho corregidor, recelo sumamente no
padezcan los achaques de otros informes, autos, certificaciones y escritos que
se presentaron en esa Corte cuando me hallé en ella, á que hube de ocurrir des-
haciendo las sombras, declarando la falsedad, de lo mucho supuesto que en ellos
vi. Pido á Y. E. esté en este punto para que suspenda el crédito hasta constarle de
las cosas por ajustada averiguación.

Oblígame también la lista tan copiosa de naciones pacificadas que vi en la


copia de una carta á V. E.por dicho corregidor, sobre que me ordenó informase
el Señor Presidente de Quito á declarar la verdad. Esta es que á dicho corregidor
no le permitió Dios que nación ninguna de cuantas hay en este Gobierno, y dice
en su lista pacificó, la pacificase, redujese ni por su medio se doctrinase. Esto es
tan constante que sería afirmar lo contrario la temeridad de quien negase al Sol
su luz, y sólo puede dar atrevimiento á la dicha temeridad el considerar éste otro
mundo donde no se puede entrar á hacer la averiguación cierta contra lo que se
actúa sin verdad: que lo sea el no haber hecho nada consta claro del que los
religiosos de la Compañía que aquí halló dicho corregidor están en los mesmos
puestos, número que estaba antes que entrase tal conquistador sin que con tal
entrada se haya aumentado ni puesto ni sacerdote que cure dél. Y en fin, no hubo
aquí otro obrar por el conquistador sino dar por obra propia lo que de carrera
iba viendo obrado por otros sin dejar nada por sí hecho. Corrobora más esta ver-
dad que el obrar en estas conquistas es el reducir y doctrinar, lo cual se hace
mediante los religiosos; por esto así ofreció de suyo y le admitieron y obligaron
á la oferta de que precisamente metiese cuatro religiosos, por lo menos, á su cos-
ta, tratándolos con toda reverencia, &.

Ni se hallará desde que comenzó dicha conquista haber entrado ni con uno
tan solo, ni tenerlo hoy en las partes que ha andado, en que ha estado y que dice
ha pacificado; argumento que sólo él convence ser nada lo obrado y nada cum-
plida de lo por él pactado. Los religiosos de la Compañia hallábanse en posesión
de los puestos en que estaban años habla, sin trabazón ni dependencia de dicho
conquistador, á costa y expensas de la Religión, sin que por este camino pueda
introducirse á alegar hizo algo mediante tales religiosos; puesto que, como tengo
dicho, estaban en los puestos que los halló antes de haber entrado en ellos, sin

310
añadirseles otra cosa sino un nombramiento de cura y capellán para la fundación
que pretende y llama Santander, hecha en la reducción y doctrina en que dicho
padre estaba entendiendo antes que el conquistador entrase ni la conociese.
Fundación que puede repetir en las demás :reducciones que en estas partes te-
nemos y doctrinamos los religiosos; porque con tomar á los vecinos de Borja é
ir por todas plantando palos, que en estas partes sirven de rollos, y acuchillán-
dolos, apemdar el nombre del Rey con otras ceremonias destos casos, podría
decir había fundado muchas ciudades; pues no á más costa que la dicha pretende
haber fundado la que llama Santander con tan lastimoso despojo de los vecinos y
milicia desta de Borja.

Por último, como lo más importante y que más insta, propongo á V. E. que
dicho Corregidor y General Don Martín de la Riba dice repetidamente en sus
escritos ha de venir á este gobierno á hacer disponer etc. Los inconvenientes de
esto, Excmo. Señor, son gravísimos en partes tan remotas, indefensas y destrui-
das del recurso á los tribunales y justicia; aquí no ha de haber otro sino la fuerza
y violencia, remitiendo el derecho á las armas, guerra y bandos. La gravedad
deste inconveniente ella misma se está clamando. Temblamos en imaginar esto
todos; á cuya causa me veo obligado á pedir y suplicar con todo corazón á V. E.,
como lo hago, en nombre de la Religión y de todos los religiosos en particular
que aquí estamos, impida con toda eficacia tal intento, prohibiendo con toda
fuerza tal venida con pretexto ninguno; pues si tiene algo que alegar puede ha-
cerlo en esa Corte ante V. E., á quien vuelvo á suplicar, en nombre y reverencia de
Nuestro Señor Jesuchristo, ataje tan graves inconveniencias.

Nuevas de cuidado han corrido en este gentilismo: son, Excmo. Señor, haber
muerto á unos religiosos del Señor San Francisco y á no sé qué soldados unos
bárbaros que confinan con los Cocamas nuestros, pacificados y reducidos en el
rio de Ucayali, uno de los más caudalosos que desaguan en este Marañón, á
quien llaman por hacia sus cabeceras Jarama y Apurimac. Para que prosiguie-
sen con la doctrina de dichos Cocamas envié pocas semanas ha dos religiosos de
los que traje en esta ocasión de Quito: corren hoy gran riesgo, así por estar solos y
distantes, como por el alteración que causan tales sucesos, y más, cuando se in-
tenta el castigo. A esta causa pido á V. E. que si llegase á tiempo que no se haya
y se hubiere de cometer, lo haga V. E. con adictamentos de que no se llegue á di-
cha reducción de Cocamas, por el riesgo que amenaza á estos religiosos tal en-
trada con la alteración y arma en que se ponen estos bárbaros, indignados por
las vejaciones que de los soldados reciben. También advierto, Excmo. Señor, se
ha de entender que tales sucesos y matanzas son muchas veces más defensa

3 11
natural por los agravios que de los soldados reciben que delitos que contra ellos
cometen; inconveniente que siempre he hallado en la entrada de religiosos
acompañados de tales; porque el bárbaro no distingue los intentos tan distintos y
distantes de unos y otros, conque los igualan en sus homicidios. Piden tales ac-
ciones y castigos personas de experiencia, y así pido á V. E. encargue la cosa á
los de por acá á quien la tenga con práctica destos castigos.

Con ésta remito á V. E. un escrito que juzgo de mucha importancia así para
la entera noticia de lo que hay acerca de conquista en el Perú como para que la
tenga del modo conque se ha obrado en ésta por entender puede servir de lo que
en él digo, enseñando en la práctica de tantos años de experiencia, servicio á nues-
tro Gran Dios y Señor, me atrevo á pedir á V. E. se lo haga leer en algunos ratos
para que con el celo de tan católico pecho procure la ejecución de su asurnpto.
que es la conquista espiritual y reducción á nuestra santa fe deste tao estendido
gentilismo, redimido con tan preciosa sangre y acerbísima pasión de Nuestro
Señor Jesu Christo, que guarde y dirija á V. E. para tan gran bien destos reynos,
principalmente destas misiones que por los efectos hemos reconocido, ha toma-
do á su protección y amparo. Del rio Marañón y ciudad de San Francisco de
Borja, 30 de noviembre de 1657.

LucAS DE LA CuEVA

Vista al Fiscal.

Lima, 17 de abril de 1658.

Rúbrica del Virrey.

[Maúrtua 1907: 111, 190-194)

(46) Certificación del P. Francisco de Figueroa de la Compañía de Jesús sobre


los puntos del requerimiento y exhorto del General Don Juan Mauricio
Vaca de Eban. San Francisco de Borja, 17 de diciembre de 1657.

El Padre Francisco de Figueroa, profeso de la Compañía de Jesús, Comisario


del Santo Oficio de la Inquisición y Cruzada, Cura coadjutor y Vicario desta ciu-
dad de San Francisco de Borja, cabeza de gobernación, de Santander de la Nueva

312
Montaña y jurisdicción del Gran Pará por el Ilmo. Señor Doctor Alonso de la
Peña, Obispo de Quito, etc. A lo que se me pide, requiere y ordena certifique en
los puntos del requerimiento y exhorto del General Don Mauricio Vaca hecho á
nueve días del mes de noviembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete, digo:
que tengo dadas dos certificaciones de mi letra á petición del General Don Mar-
tín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago: la una en la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña, á tantos de agosto del año pasado de seiscientos
y cincuenta y seis: y la otra en el rio de Guánuco, que por estas partes llaman
Gual/aga, á seis de septiembre del mesmo año, y ambas contenían casi una mes-
ma cosa de la que hacía en favor de dicho General Don Martín de la Riba, de lo
que vi, cómo pasaba y era, y de lo que oí, como lo decían y publicaban; en las cua-
les dije mucho de lo que se me pide en dichos puntos. Y por no faltar á mi oficio
ni al derecho que cada cual alega, certifico y doy fe en las materias y requerimien-
to y exhorto referido lo siguiente:

A lo que se me requiere diga del estado en que estaban las provincias de


Ruarnaynas y Conchas (que por otro nombre llaman Capas) antes que dicho Gene-
ral Don Martín de la Riba entrase á estas provincias y gobiernos de Maynas, digo:
que estando yo en esta ciudad de San Francisco de Borja haciendo oficio de cura,
á los principios del año de cincuenta y cuatro, mucho antes que á dicho General se
le concediese la licencia para pasar por este gobierno, salió de ella el capitan Juan
de Santaella con comisión y título que supe tenía del General Don Pedro Vaca y
en su compañía el capitán Don Diego de Armas, alférez Pedro Bustamente y otros
vecinos de esta ciudad y tres ó cuatro de la de Santiago. por todos hasta veinte y
dos soldados é indios amigos de esta provincia de Maynas y de la de Jeberos; é
instrucciones que me pidieron de lo que debían hacer. Y habiendo entrado á di-
chas provincias con lenguas me escribieron al salir de ellas los dichos capitanes y
otros dándome relación del buen suceso que habían tenido en haber dado la paz
al Rey Nuestro Señor por buenos medios, ambas provincias de Ruamaynas y
Conchas, que la habían recebido con muchas salvas y ceremonias acostumbradas
de parte de S. M. y para darla habían salido muchos indios y caciques de varias
partes y parcialidades muy retiradas, con muestras de toda amistad, á su modo, y
se había efectuado el negocio por semana Santa y pascua de Resurrección del
dicho año de cincuenta y cuatro, por haberlos cojido ese tiempo en dicha ocupa-
ción. Lo cual todo referían después los soldados y algunas lenguas que les dieron
los caciques (á quienes catequicé para que se christianasen) cuando llegaron á
esta ciudad y á esta santa iglesia, dando gracias á Dios del buen suceso. Y supe de
dichos capitanes que les habían prometido iría sacerdote á doctrinarlo y que les
señalaron el puesto donde se habían de poblar á orillas del rio de Pastaza, que baja

313
de Latacunga y Ambato, por ser las tierras de dichas naciones muy retiradas y
vivir repartidas en muy distantes ladroneras y de grande dificultad para dicho fin
de doctrina y su comunicación. Y en dicha paz, y amistad supe perseveraron y
estuvieron hasta agora sin que se haya entendido otra cosa. porque se comuni-
caban con la provincia de Jeberos bajando Ruamaynas á ella y de la Jeberos iban
á Ruamaynas; y desta de Maynas fueron á verlos varias personas y lenguas en
diferentes ocasiones con recaudos míos y de la justicia, dándoles la causa porque
no iba yo á verlo, que era estar la tierra ocupada atendiendo á la jornada de Jíba-
ros y otros estorbos que por entonces había. Y volviendo las dichas lenguas, re-
ferían haber corrido sus tierras, visto y comunicado en amistad gran número de
caciques, aun á los que por distantes no habían salido á ver á los españoles, y tra-
taban de salir á poblarse habiéndome informado dellos cómo se iban poblando en
Pastaza en el lugar señalado en cumplimiento de la palabra dicha que les dieron
los españoles y yo les había ofrecido mediante las lenguas que iban á sus tierras.
Salí desta ciudad á verlos á los principios de enero de cincuenta y seis en com-
pañía de una escuadra de soldados que iba á buscar maynas cimarrones á dicho
río de Pastaza; y habiendo llegado á sus rancherías, hallé se iban poblando en
cuatro puestos con casas y chacras que tenían hechas y que faltaba la mayor par-
te para poblarse, donde por haberles avisado como iba á verlos, iban saliendo
otros muchos de sus retiros á verme y en unas medio iglesias ó casas que por
dicho de las lenguas tenían hechas para decir misa y doctrinarlos lo hice, pro-
poniéndoles en pláticas con intérpretes los misterios de nuestra santa fe y del
santo bautismo; á que todos mostraban gusto de recibirla y de bautizarse: conque
les dije comenzásemos por sus hijos inocentes, á los cuales bauticé en buenas
tropas, así de los que estaban ya poblados, como de los que venían de la tierra
adentro los cuales traían y mujeres; y también catequicé y bauticé muchos adul-
tos moribundos de un género de peste de que peligraban, y admitían ser christia-
nos.

En este estado estaban las dichas provincias de Ruamaynas y Conchas y en


este ejercicio me ocupaba cuando el General don Martín de la Riba (habiendo
levantado por no ser posible reducirlos, el real de Jíbaros) fué á dichas provin-
cias y en fe de que era Gobernador deste gobierno le propuse lo que digo en las
certificaciones referidas, donde también dije lo tocante á Abitoas y Coronados,
que conforme al borrador conque quedé son sus capitulos del tenor siguiente:

"Habiendo yo venido con una escuadra de soldados de Borja poco antes que
se determinasen á levantar el real de Jíbaros á ver los Ruamaynas y Capas que se
iban poblando en el río de Pastaza, tuve aviso de S.S. cómo venian y habiendo

314
enviado de parte á llamar los caciques para que se esperasen me bajé por el río y
le encontré cerca de la boca, que subía con el dicho capellán mayor y con buena
parte de sus compañías, bastimentos, armas y municiones y dí razón á S. S. de lo
que había visto y de cómo la mayor parte de los caciques y parcialidades de los
Ruamaynas y Conchas no habían salido, sino que se estaban en sus retiros y de la
noticia que daban de los Abitoas, Azoros é lquitos del río del Tigre. A petición de
S. S. asistiéndole por capellán y llegando á volví las rancherías que tenían en el
río los Ruamaynas y Conchas en cuatro puestos, les dió algunas hachas y otras
cosas, trató de que llamasen á los caciques que faltaban , ofreciéndoles buen
tratamiento, á cuyo llamamiento han ido saliendo muchos y les dijo por sí y por
mano de los sacerdotes los intentos con que venía que era para que se poblasen,
se doctrinasen y viviesen en paz y en la obediencia de S. M. y otras razones de
buen christiano dándoles algunas herramientas y dádivas y está toda la provincia
dispuesta á poblarse donde S. S. les ha ordenado. Y habiéndose informado más
por extenso de dichas provincias enemigas, despachó una escuadra por el río de
Pastaza arriba para ver si podían descubrir á los Andoas y Xanones, de que había
noticia, y lenguas para que de su parte y de la mía hablansen á los Coronados, S.
S. pasó al río del Tigre barando canoas á una quebrada que desagua en él y co-
rriendo por muchas rancherías de los Ruamaynas y Conchas, donde salieron de
nuevo muchos á verle, prosiguiendo su viaje por el mismo río del Tigre arriba á
descubrir á los Abitoas y Azoros; y supe que habiendo hecho presa de algunos los
despachó á que dijesen á sus parientes los buenos intentos conque iba, dándoles
algunas herramientas. Supe que por este medio todos los Abitoas, Azoros y sus
parcialidades salían y le esperaban de paz; y la recibió dicho General de veinte y
siete caciques dejando estas provincias sujetas al vasallaje de S.M.: conque se de-
terminó pasar á otra provincia de que allí tuvo noticia, de gente que llaman Cha-
viris, y yendo en su descubrimiento sobrevino una enfermedad de calenturas que
derribó á todo el real, sin que apenas dejase español ni indio en pie que pudiese
socorrer á los enfermos y S. S. y el capellán mayor también enfermaron; y se
extendió el mal á los naturales de la tierra, conque dejando los descubrimientos
de otras provincias que pretendía hacer por no perecer con la falta de comodidad
y regalo, se detenninaron á embarcarse todos y echarse río abajo al amor del
agua á buscar algún remedio. A pocos días mejoraron algunos bogas, conque
bogando un día y descansando otros, pudieron subir por la mesma quebrada de
los Ruamaynas por donde bajaron y tomando algún refresco de plátanos verdes
y otras cosas que les dieron, salieron al real por el mesmo varadero á los dos me-
ses después que lo pasaron. En el real vi la multitud de enfermos que habían
salI.d o, &.•"

315
Hasta aquí dichas certificaciones en lo tocante á la provincia de Abitoas y
Azoros que no se habían descubierto ni visto; y en lo tocante á los Ruamaynas
y Conchas que estaban de paz en la manera dicha y les faltaba el acabarse de
reducirá pueblos, saliendo al río de Pastaza y al presente se van reduciendo don-
de de nuevo les ordenó dicho General Don Martín de la Riba se poblasen, más
abajo de donde se iban poblando.

El capítulo tocante á los Coronados. dice: "Otro sí. Vi á los Coronados que
salieron de paz y á la obediencia de S. M. por los recados que S. S. y yo les
enviamos y vinieron á ver á S. S. al real ofreciéndose á ser christianos y hacer lo
que se les mandase, y les dió algunos vestidos y herramientas, despachándolos
gustosos con orden de que buscasen y convidasen á otros de su nación ó amigos
suyos y se poblasen en la boca de Bombonaza, quebrada de dicho río, dando aJ
pueblo título de Jesús de los Coronados, nombrando al más capaz por alcalde
hasta que les ordene otra cosa y descubran comunicación con Quito, por las no-
ticias que dieron y también para los Quijos y ciudad de Archidona." Hasta aquí
dicho capítulo de las certificaciones.

En lo que se me requiere certifique de los Abitoas, de lo que obró y que


tiempo gastó dicho General Don Martín de la Riba en su entrada, y si sé si viven
ó están muertos, y si se podrá ir á esta provincia sin mucha prevención para la
defensa, digo: que lo que obró ya lo tengo dicho como me lo referían cuando
salieron de dicha provincia al real de Pastaza, donde yo había quedado el tiempo
que gastó en dicha entrada de ida y vuelta, que fueron dos meses cabales. De
éstos estuvieron (segun me refirieron) veinte ó veinte y dos días en una de sus
rancherías con el real, de donde se hacían las corredurías; después acá, no se
sabe de ellos porque no ha habido comodidad de irles á ver ni de tener noticia
por otra vía de sus tierras. No se puede ni debe ir á verlos sin mucha prevención
para la defensa y seguridad, porque de las primeras vistas, siendo de poco tiem-
po, no nos podemos asegurar de gente tan bárbara y de tanta multitud de cabezas
y caciques como son las naciones de estos ríos, principalmente estando aparta-
dos y no saber de freno como lo están los Abitoas y sus parcialidades de Atuis y
Azoros ó Azoronatoas; y no se sabe si quedaron hostigados de los daños que
necesariamente les ocasiona una armada y de la peste que padecieron y suelen
atribuir á que se la han dajado los españoles.

lten. A lo que se me pide del número de los Coronados, digo: que de las
lenguas supe no había más que de doce á quince indios que andaban huyendo
de españoles é indios enemigos que los habían consumido, mudando habitacio-

316
nes, y no sabían si había otros de su nación fuera de los Oaquis -que los españo-
les llaman Oas- y es una parcialidad que estaba distante mucho la tierra adentro
y habían salido de paz y estaban poblados cerca de Napo y de Archidona, juris-
dición de Quijos.

lten. A lo que se me pregunta y requiere certifique de lo que los padres y


vecinos de esta ciudad de Borja habían obrado en la pacificación de las provin-
cia,; de Ruamaynas y Conchas y Coronados por orden de Don Pedro Vaca, Go-
bernador y Capitán General que fué desta gobernación, digo: que he odio referir
en esta ciudad muchas veces, y también á los mismo lenguas, una entrada que
hizo el capitán Diego del Peso á los dichos Coronados mucho antes que yo vi-
niese á estas misiones, de donde sacó los lenguas referidos que al presente sir-
vieron á sacar de paz los pocos que han quedado y tengo dicho. Asimismo he
oido referir muchas veces, la entrada, sucesos, emboscadas y guazavaras que tu-
vo el Maestro de campo Don Alonso de Borja cuando entró á la provincia de
Ruamaynas; de otra que hizo á dicha provincia el capitán Diego de Armas en
compañía del P. Rector Lucas de la Cueva: de lo que padeciern y sucesos de ella
hallé relación y carta que leí del dicho padre en Loxa, cuando agora cuasi quince
días venía á estas santas misiones con el P. Gaspar de Cujía, al presente Provin-
cial, que había salido de ellas á pedir sujetos y otros negocios. De dicha relación
supe habían sacado las lenguas, que llegando á este gobierno y misiones las vi á
cargo de los padres de la Compañia y de otras personas y son las que han servido
para la total pacificación de dichas provincias de Ruamaynas y Conchas que se
consiguió en la entrada referida del capitán Juan de Santaella y hoy están ocu-
pados en industriar sus parientes á que se pueblen, doctrinen y demás cosas que
les ordenan la justicia y padres. Estas tres facciones referidas fueron en tiempo
del General Don Pedro Vaca.

A lo que se me requiere certifique de cómo las provincias de Aguanos y


Barbudos estaban, asimesmo pacificas, digo: que lo estaban de cuatro años á esta
parte por solicitud de los padres Lucas de la Cueva y Raymundo de Santa Cruz,
por medio de dádivas y de indios amigos, y para apaciguar á los Aguanos tenía
licencia que be visto escrita del teniente de este gobierno, viviendo el General
Don Pedro Vaca, el cacique de Guallaga Don Phelipe Manico Cocama. En con-
fonnidad de dicha paz se comunicaban, iban y venían al pueblo de Santa Maria
de Guallaga ambas naciones; y del dicho pueblo iban á las dichas provincias; y
también se comunicaban con la de Jeberos. Supe todo por cartas de los padres
de dichas reducciones y por otras vías; y yo los vi en ambas naciones en la de
Santa María de Guallaga. Por exhorto de dicho padre Rector bajaron desta ciu-

317
dad á recebir la paz y obediencia de S. M., por parte de este gobierno, de ambas
provincias y la recibio el capitán Don Diego de Armas á los principios del año de
cincuenta y cinco, por comisión que llevaba, estando yo presente, que fui en su
compañia en orden á llamar á los caciques de dichas provincias. Y porque algu-
nos caciques de la de Aguanos de la tierra adentro hacían graves daños á los
amigos y pacíficos de la misma nación y andaban en matanzas unos con otros se
requirió al General Don Martín de la Riba para que sosegase dichas enemistades
y sacase de paz á los contrarios, á que acudió en persona y los hizo llamar; y supe
que salieron algunos dellos y los careó con los amigos, exhortándolos á la paz y
ordenándoles se poblasen en buenos puestos; y luego se salió por el riesgo de
comunicarse las viruelas que corrían y por evitar otros inconvenientes y prosi-
guió su viaje á los Lamas.

Este requirimiento se le hizo en orden de tenerle por Gobernador de este


gobierno de Maynas, en cuya jurisdicción caen dichas provincias de Aguanos y
Barbudos. Y atendiendo al presente el P. Raymundo de Santa Cruz á las pobla-
ciones de ambas, por estar cercanas á la de Santa Maria de Guallaga, donde re-
side, hace relación por carta de la de los Aguanos, habiendo ido á verlas, y dice
que no cesan en dichas contiendas y matanzas de las parcialidades, ya de unas ya
de otras; y que por esta causa halló poco hecho en los puestos señalados para
pueblos, dando por excusa de no haberlo hecho los caciques, los temores de sus
contrarios, que poco antes habian herido á uno de ellos y a otro le acometido.
muerto gente y cautivado. El P., entre otras diligencias que hace para sosegarlos,
envió recaudos á los Chamicuros, parcialidad de los mesmos Aguanos, que nun-
ca habían salido á ver á los españoles ni al P.: respondieron bien, porque dos
caciques que lo son de esa parcialidad, enviaron al hijo del uno de ellos y á otros
indios de sus confidentes diciéndole tendrían gusto de que fuese á sus tierras y
excusándose de que no venían á verle por tener el un cacique un pie hinchado;
conque espera conseguirse la paz y quietud de dichas parcialidades y de las de-
más; y les dejó hechas iglesias en los dos puestos señalados para pueblos, donde
dice van ya haciendo casas y comidas, y les bautizó los niños que salían de nuevo
y algunos adultos moribundos.

Esto siendo de los puntos del requirimiento y cerficación que se me pide y


manda dar. Dada en San Francisco de Borja, en diez y siete de diciembre de mil y
seiscientos y cincuenta y siete años.

FRANCISCO DE FIGUEROA .

Va por duplicado.

318
Don Diego de Armas Tenorio, Teniente General de Gobernador y Capitán
General desta ciudad de San Francisco de Borja y los términos de su gobierno,
certifico y bago fe: que la firma de la certificación antecedente es del P. Francis-
co de Figueroa, Cura y Vicario desta dicha ciudad, y que me consta que dió dicha
certificación. Y por ser así verdad lo firmé de mi nombre, autuando ante mí por
falta de Escribano real ni público.

DON DIEGO DE ARMAS TENORIO.

[Maúrtua 1907: III, 225-233]

(47) Información sobre los trabajos de Don Diego Vaca de Vega y Don Martín
de la Riva Herrera en la provincia de Maynas y circundantes hecha a pe-
dido de Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador de San Francisco
de Borja. San Francisco de Borja, diciembre de 1657.

PETICIÓN.- Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador y Capitán Ge-


neral de esta ciudad de San Francisco de Borja y provincia de los Maynas y de
las de Jeberos, Cocamas, Paranapuras, Cbayavitas, Muniches, Aguanos, Barbu-
dos, Ruamaynas, Conchas y demás pertenecientes á este gobierno y donde los
padres de la Compañía de Jesús tienen sus misiones, digo: que conviene hacer
información con testigos de satisfacción practicos y especialmente de la jurisdi-
ción que pertenece y ha pertenecido á este dicho gobierno, y lo que estaba pací-
fico y reducido en él, y donde los padres de la Compañía de Jesús han estado y
están haciendo y entendiendo en sus santas misiones y lo que obró en ellas el
General Don Martín de la Riba Herrera cuando entró á estas dichas provincias
con pretesto y licencia de pasar por lo conquistado á conquistar lo que no lo
estuviese y está por conquistar el río Marañón abajo; para lo cual á V. md. su-
plico mande hacer dicha información, llamando para ello los testigos más
fidedignos, prácticos y experimentados y que se examinen al tenor del interro-
gatorio que presento. Y habida dicha información, se me haga dar los tantos y
traslados que fuesen necesarios y otros testimonios del libro de Cabildo de esta
ciudad para que S. E. del Señor Virrey sea informado del estado que ha tenido y
tiene este gobierno y sus provincias. Pido justicia, etc.- DoN JUAN MAuR1c10
VACA DE EBAN.

319
PROVEIMIENTO. - Y vista por mi dicho Alcalde la petición contenida, mando
se haga la infonnación que pide. Y así lo mandé y finné, autuando ante mí por
falta de Escribano real ni público.- MATIAs DE R1oxA .

INTERROGATORIO.- Los testigos se examinan por las preguntas siguientes:

1.- Primeramente. Si saben, vieron y han oído decir que Don Diego Vaca de
Vega, Gobernador y Capitán General desta ciudad de San Francisco de Borja, en
la provincia de Maynas y todas las demás provincias, ríos y naciones contenidas
en su gobierno, entró con más de setenta hombres, y con ellos y otros muchos
más que entraron de las ciudades de Santiago de las Montañas y Santa María de
Nieva, á su persuasión se fundó esta dicha ciudad y se apaciguaron las provin-
cias de Maynas y Jeberos; y si cuando el dicho Gobernador murió estaba esta
dicha ciudad con mucho lustre de personas de calidad y de autoridad avecinda-
dos en ella y que entendían en la continuación destas conquistas.

2.- lten. Si saben y han entendido que el dicho Gobernador y Capitán Gene-
ral Don Diego Vaca gastó más de cuarenta mil pesos de su hacienda con los sol-
dados que entró á estas conquistas; peltrechos, annas, pérdidas que tuvo, así en
este río Marañón como en el de Numbalá; y que pasó muchos trabajos y peligros
con evidente riesgo de la vida, y que estuvo ya casi ahogado en este dicho río
Marañón. donde se hundió y trastornó la canoa en que iba pasando por el estrecho
del Pongo; donde perdió cuanto tenía y quedó desnudo.

3.- lten. Si saben que el dicho Gobernador para cumplir con lo que habia
prometido de entrar otros treinta hombres que pudiesen fundar otra ciudad. los
envió y remitió desde la ciudad de Piura, y que entraron á esta dicha ciudad. y
que por haberse alterado algunos indios se ocuparon en su reducción, habiendo
cumplido el dicho Gobernador en traerlos (que fué á lo que se obligó), que los
metió el capitán Alonso de Benavides.

4.- Iten. Si saben que habiendo sucedido en este gobierno el General Don
Pedro Vaca de la Cadena al dicho General Don Diego Vaca, su padre, vino á estas
provincias y trajo á los religiosos de la Compañía de Jesús por haberlas dejado
los de San Agustín y de la Merced, que entraron á los principios, y los clerigos
que eran curas; y que hallando rebelados los indios Maynas que habían muerto
algunos españoles, asistió á su castigo y pacificación y adelantó este dicho go-
bierno con otras provincias que mediante su diligencia y santa ocupación de los
religiosos de la Compañía de Jesús que trajo consigo, se redujeron y están redu-

320
cidas y pacíficas mucho tiempo ha; y que vino, como dicho es, con mucho gasto
de su hacienda y perdió cuanto traía en este río Marañón, quedando sólo con el
vestido de camino que tenía puesto.

5.- Iten. Si saben que al tiempo y cuando el General Don Martín de la Riba
Herrera pretendió la licencia para entrar á conquistar lo que no lo estuviese en
este río Marañón, lo estaban ya no sólo esta provincia de Maynas, la de Jíbaros y
Coca.mas, con todas las que les pertenecen, que lo estaban desde los principios,
sino también las de Ruamaynas, Conchas, Aguanos y Barbudos y las que les
pertenecen, que siendo unas divide en otros nombres, como son Gua/lagos,
Paranapuras, Muniches, Ucayales, Chayacutas y otros nombres en todas ellas.

6.- Iten. Si saben que al tiempo y cuando entró el dicho Don Martín de la
Riba Herrera, como dicho es, estaba la provincia de Ruamaynas y la de los Con-
chas pacíficas y entendiendo en su reducción y poblándose en el sitio que les
señalaron los capitanes Don Diego de Armas Tenorio y Juan de Santaella, que
entraron á dichas provincias por orden y comisión que tenía el dicho General
Don Pedro Vaca, y acabaron de apaciguar y radicar la obediencia á S. M., como
consta de los libros del Cabildo de esta dicha ciudad.

7.- lten. Si saben que el P. Vicario Francisco de Figueroa estaba adminis-


trando los sacramentos á los dichos indios Ruamaynas y Conchas en sus pobla-
ciones cuando fué al río de Pastaza el dicho General Don Martín á intentar la
fundación de Santander, que mandó se fundase y nombró en dicho paraje con los
indios referidos y los encomendó con otras provincias, asimismo pacificas.

8.- lten. Si saben que para que se acabasen de pacificar las dichas provincias
de Rua.rnaynas y Conchas entraron primero á ellas el capitán Diego del Peso y su
alférez Bartolomé González de la Torre; las corrió todas con veinte y cinco espa-
ñoles y gran número de indios amigos, á quienes las dichas provincias dieron
varias acometidas y guazavaras. Y asimismo en otra ocasión entró á ellas con el
mismo número de españoles é indios el Maestro de Campo Don Alonso de Borja
siendo Teniente General, y como gente belicosa y valiente, no obstante de que
se les propusieron medios de paz, les dieron las mismas acometidas y guazava-
ras. Y tercera vez, en otra ocasión, entró con mayor resguardo el capitán Don
Diego de Armas Tenorio, Teniente General de esta gobernación, y lo fué esta
ocasión en compañía del P. Lucas de la Cueva, que entendía en su santa misión,
y pasaron mucho trabajo é incomodidades, procurando por todos medios su
pacificación y reducción: y sacaron algunas lenguas mediantes las cuales, en-

321
trando cuarta vez, el dicho capitán Don Diego de Armas Tenorio y capitán Juan
de Santaella acabaron de pacificar dichas provincias y dieron la obediencia á S.
M. y ejecutaron los que se les mandó en que se poblasen y redujesen á puesto
señalado del río de Pastaza é hiciesen sus sementeras, como las hicieron, y lla-
maron á los dichos padres de la Compañía de Jesús para su enseñanza y admi-
nistración de santos sacramentos; enviando los caciques principales sus hijos á
dichos religiosos. Y actualmente, desde entonces, está y ha estado en esta ense-
ñanza Don Miguel Curaquilla, yendo desta ciudad á dichas provincias y volvien-
do á ellas; en cuya consecuencia y para la dicha administración de los santos
sacramentos, fue el dicho padre Vicario Francisco de Figueroa y los halló en el
puesto que se les había señalado, con ranchería y ramadas hechas ó capillas para
que bautizase y dijera misa, como lo hizo el dicho padre, adonde los caciques é
indios más retirados acudían á su llamado, y actualmente estaba en esta ocupa-
ción cuando salió de esta ciudad para dicho lugar y provincias el General Don
Martín de la Riba Herrera.

9.- Iten. Digan si es así que el dicho General Don Martín de la Riba les pro-
puso á los vecinos desta ciudad y preguntó cuál sería el puesto más á propósito
para fundar una ciudad y le dijeron que fuese á estas provincias; y fué por haber
entendido que dicho General tenía facultad para poderlo hacer en lo conquistado
por otro y juzgar por la equivocación de los nombres de provincias que absolu-
tamente se le había hecho merced del gobierno de dicha ciudad y dichas pro-
vincias que pertenecían á él; y no como ahora parece que sólo tuvo licencia para
poder pasar por ellas á conquistar lo que no está conquistado este río Marañón
abajo, donde no están entendiendo en sus misiones los padres de San Francisco
por haber muerto el General Don Pedro Vaca de la Cadena y vacado este gobier-
no. Y en esta fe, como dicho es, le dieron este parecer; y por no haberse reparado
en las particularidades de su título que sólo fue de extensión en sus conquistas,
como consta por él, y licencia para poder pasar por este gobierno al dicho efecto
de conquistar lo no conquistado; mediante lo cual en el nuevo título y merced
que se le despachó se declaró no deber pagar media anata por ser solamente
extensión y declaración de lo que podia conquistar en la primera a merced que se
había hecho de las conquistas que estaban á su cargo, independientes de este
gobierno, pues siendo merced nueva y de distinto gobierno era fuerza pagase la
media anata, como lo manda S. M. inescusablemente.

10.- Digan si cuando fué el dicho General Don Martín de la Riba á la pro-
vincia de Aguanos á procurar se amistasen los caciques de ella que estaban
enemistados, y en partícular Securo con Tibilo, asimesmo fué y entró requerido

322
por los padres de la Compañía de Jesús como á tal Gobernador que juzgaron
ser, como dicho es, por merced nueva por la vacante dicha para que los amigase;
y cuando fué no hizo otra cosa más que la referida de llamarlos y amistarlos y
volverse á salir.

11.- Digan si saben que estando el dicho General en le provincia de Lamas y


antes que vacase este gobierno, se entró y bajó á la provincia de Jeberos á verse
con el P. Rector Lucas de la Cueva que asiste allí en el pueblo de la Concepción
á comunicarle y tener noticias destas provincias; y juntamente con el dicho padre
fue á la de Aguanos por verlos solamente y no á conquistarlos por no tener ne-
cesidad y estar en otra jurisdicción; y yendo con esta amistad y sólo á fin de to-
mar noticias de otras naciones intentó tomar posesión de ésta y hacerla de su
gobierno; la cual posesión le contradijo dicho P. Rector, así por estar ya amigos y
que acudian al pueblo de Santa Maria de Cocamas por su vecindad, así dichos
Aguanos como Barbudos, y á las otras partes donde están dichos padres misio-
neros como por ser perteneciente al gobierno del General Don Pedro Vaca de la
Cadena, por cuyo orden se habían pacificado dichas provincias, inviando para
ello al Maestro de Campo Don Alonso de Borja, su Teniente General, al cacique
de Santa Maria de Cocamas, como consta de su comisión, para que les persua-
diese y amistase, como lo hizo; y pudo entrar el P. Raymundo de Santa Cruz y
demás padres á entender en su reducción y doctrina.

12.- Iten, Digan si dicho General Don Martín conquistó ni pacificó ninguna
de todas las provincias referidas porque lo estaban ya y sólo anduvo entrando y
saliendo en algunas como Gobernador que se nombraba de este gobierno, como
dicho es.

13.- Digan si sólo á una provincia que intentó conquistar y pacificar, que es
la de Abitoas, si lo consiguió y se sabe si están muertos ó vivos con la parte en
que quedaron, y si se podrá volver á dicha provincia sin prevención de annas y
soldados para la seguridad.

14.- Iten. Digan si la ciudad que nombró Santander en el río de Pastaza es en


tierra de los Maynas, provincia donde está fundada esta ciudad de San Francisco
de Borja.

15.- Oigan, asimismo, sí los vecinos desta dicha ciudad de San Francisco de
Borja son los mismos que quieren serlo en la Puebla de los Angeles, Encama-
ción de Ruamaynas y Resurrección de Conchas y si ha quedado algún soldado

323
de los que trajo el dicho General Don Martín á éstas montañas, sino solamente
Juan de la Viña; el cual por haberse casado en esta dicha ciudad de San Francisco
de Borja con hija de encomenderos de ella, se ha quedado y solos tres ó cuatro
que entienden en dicha fundación, que son de la ciudad de Santiago de las Mon-
tañas, fronteriza á esta de Borja, han asistido mucho tiempo en esta dicha ciudad
y sido de su milicia, acudiendo á las facciones que se han hecho en estas pro-
vincias, ó ya pagados por los encomenderos ó por servir á S. M. acudiendo á las
órdenes del General Don Pedro Vaca y de sus tenientes y capitanes: y si los de-
más vecinos encomenderos de esta dicha ciudad de Borja, y los que no son en-
comenderos, son hijos, hermanos y parientes de los que lo son nacidos y asis-
tentes en esta dicha ciudad y que hacían y han hecho vecindad en ausencia de los
dichos encomenderos, y que han sido administradores de sus haciendas é in-
dustriales en las encomiendas y dicha milicia y seguridad desta dicha ciudad y
sus provmctas.

16.- Iten. Digan si por razón de intentar esta fundación estuvo esta dicha
ciudad de San Francisco de Borja despoblada y con necesidad y aprieto en que se
vió el padre Ignacio Francisco Navarro de consumir el Santísimo Sacramento,
como lo hizo, receloso no hiciesen los indios algún insulto sacrílego; como lo
testifica el dicho padre por haber quedado con sólo un viejo inepto y quedar esta
dicha ciudad de Borja por la fundación de la de Santander despoblada de sus
vecinos y encomenderos, por la mayor comodidad de nuevas encomiendas,
enflaquecida su milicia, deshecha su fortaleza; siendo la siguridad y casa fuerte á
cuya sombra están todas las provincias sujetas y seguras las misiones.

17 .- Iten. Digan si han quedado en los Coronados más que doce ó trece in-
dios por haberlos consumido otras naciones infieles enemigas y si éstos han an-
dado huyendo de los españoles hasta que viendo ya reducidas las provincias de
Ruamaynas y Conchas, sus convecinas, y á persuación de Antonio Coronado que
ha muchos años se sacó para lengua y es fiscal de la doctrina de los indios May-
nas en esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, han salido de paz y acuden á
los llamamientos que se les hacen; y que asimismo fué con el dicho Antonio Juan
Coronado Ipapicha - que estos son sus nombres - á la dicha persuación, y que
dicho a ambos á dos, Juan y Antonio, son indios desta dicha nación, sacados des-
de su niñez, cristianos, ladinos en la lengua española y la del inga, casados, con
mujeres é hijos, todos cristianos y nacidos en esta dicha ciudad y tan capaces que
el dicho Antonio es el fiscal general de toda la doctrina de los indios de esta dicha
ciudad.

324
18.- lten. Digan, asimismo, si el dicho General Don Martín de la Riba He-
rrera, para la pacificación y castigo que intentó hacer, y no consiguió, en los Jí-
baros, provincia muy distante y en territorio diferente, llevó y sacó más de dos-
cientos indios Maynas, Jeberos y Cocamas de lanza, amigos, cristianos y enco-
mendados, y que los que no lo están ha sido por merced particular y aplicados á
otros efectos; naciones que supuso estaban por conquistar en su pedimiento de
merced, estándolo, como dicho es, desde los principios de la fundación de esta
dicha ciudad de San Francisco de Borja., que habrá treinta y siete años, poco más
ó menos, que lo están los dichos Maynas y Jeberos, y los Cocamas ha más de
veinte años; y si los halló el dicho General aptos y dispuestos para que pudiesen
servir de bogas, soldados y alivio de los españoles en la dicha entrada de los
Jíbaros, provincia que ni está ni se contiene en las de este río Marañón, ni están
debajo de los grados de la Equinoccial que dice el dicho General, donde dichos
indios llevaron el mayor trabajo y padecieron muchas incomodidades, siendo
esto causa para que muchos de los que quedaron en esta dicha ciudad y sus
provincias se huyesen y fuesen al monte como lo hicieron los Maynas y los Uca-
yales de la Gran Cocama, recelando y temiendo otras semejantes sacas y vio-
lencias y que por ellas los vecinos de esta dicha ciudad han pasado muchas
necesidades y falta de sustento.

19.- Iten. Digan si ha más de veinte años que el General Don Pedro Vaca
trajo como dicho es á los padres de la Compañía de Jesús á esta dicha ciudad y
á las provincias referidas y entrando en compañía de los capitanes y soldados,
caciques é indios amigos dedicados para este efecto de soldados, librándoles de
tributo para ello á las provincias siguientes: á la Gran Cocama, Santa María de
los Angeles de Ucayale, Santa María de Guallaga, Pueblo de los Angeles y En-
carnación de Ruamaynas y Resurrección de Conchas, Nuestra Señora de Loreto
de Paranapura, San Ignacio de los Barbudos, San Francisco Xavier de los Agua-
nos y á la Gran Omagua. trabajando continuamente desde que entraron en estas
misiones como lo están haciendo actualmente repartidos siete sacerdotes en las
diferentes provincias é iglesias y reduciones como son el padre Rector Lucas de
la Cueva en la Concepción de Jeberos; el padre Francisco de Figueroa en esta
dicha ciudad como Cura y Vicario de ella en compañía del padre Francisco Ig-
nacio Navarro; que ha estado hasta ahora en esta provincia de Maynas y fué á la
de Ruamaynas y Conchas, donde está el padre Lucas Majano que ha de venir en
lugar del dicho padre Francisco Ignacio Navarro; el padre Raymundo de Santa
Cruz en Santa María de Guallaga; el padre Luis Vicente de Centellas en Nuestra
Señora de Loreto de Paranapura; el padre Tomás Majano en Nuestra Señora de
los Angeles de Ucayale de la Gran Cocama.

325
20.- Y que asimismo entienden en otras diferentes misiones de otras muchas
provincias distintas de las referidas.

21.- Digan, asimismo, y repitan otra vez si el dicho General Don Martín de la
Riba Herrera hizo cosa en todas estas provincias referidas más que, como dicho
es, entrar y salir de ellas como Gobernador y Capitán General que se introdujo ser
deste dicho gobierno, que había vacado por muerte del General Don Pedro Vaca
de la Cadena, y si fué posible que en seis ó siete meses solo que anduvo lo más de
este gobierno pudo ni fué pusible reducir, conquistar ni pacificar ninguna provin-
cia, cuando la más fácil y de menos resistencia ha costado muchos años de trabajo,
industria, diligencia, dádivas, agasajos y persuaciones de los religiosos y asisten-
cia de los capitanes y soldados desta dicha ciudad de San Francisco de Borja
prácticos y experimentados en estas dichas provincias y que están acostumbra-
dos á pasar las incomodidades que se pasan y han pasado en estas dichas reduc-
ciones, estando seis y cuatro meses por muchas veces al sol y al agua y con ella en
los pantanos las más veces, acomodándose á las comidas de montaña y frutas
silvestres, conque se ha conseguido el efecto de que estén reducidas las que lo
están y han dado la paz y obediencia á S. M. las que no están acabadas de reducir
por la distancia y retiro de algunos indios, siendo de una misma provincia se ha
visto que un indio solo está retirado y apartado de otras naciones más de dos
leguas con sólo su familia; y otras muchas leguas más, asi por ser éste su natural
como por las discordias que comunmente tienen unos caciques con otros y los
mismos indios por quitarse las mujeres y las comidas y aun los amigos por la
misma razón y las herramientas.

22.- Digan, por último, si es de creer y entender que dicho General Don
Martín de la Riba solicitó el entrar á este gobierno y si pretendió valerse de los
vecinos de esta ciudad é indios amigos y de ella y de las provincias contenidas en
este gobierno para con más facilidad cumplir con lo pactado en sus capitulacio-
nes y gozar de la merced que mediante lo dicho se le había hecho por S. M., pues
se ve en el efecto, pues porque se le pasaba el término intentó la fundación de la
ciudad de Santander en el río de Pastaza, tierras de los Maynas y jurisdicción no
sólo deste dicho gobierno sino desta dicha ciudad de Borja, por ser, como dicho
es, tierras de Maynas y su principal río y con indios y provincias conquistadas y
pacíficas muchos años ha por el General Don Pedro Vaca de la Cadena, sus te-
nientes, capitanes y vecinos de esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, como
se refiere en las preguntas antecedentes. Y digan si todo lo referido en estas di-
chas preguntas es así verdad, público y notorio.- DoN JUAN MAURICIO VACA DE
EBAN.

326
E yo el dicho Alcalde ordinario, hube por presentado este dicho interroga-
torio y mando como tengo mandado, que al tenor dél se egsaminen los testigos.
Así lo proveí, mandé y firmé, autuando ante mí por falta de Escribano público ni
real.- MATIAS Dt: R1oxA .

TESTIGO.- En la ciudad de San Francisco de Borja, en cuatro dias del mes de


diciembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete años, para la información que
pide se haga Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador y Capitán General de
esta noble ciudad de San Francisco de Borja y su gobernación, pareció ante mí,
capitán Matías de Rioxa, Alcalde ordinario de esta dicha ciudad, el Maestro de
Campo Don Alonso de Borja Gallegos, vecino encomendero en ella, del cual re-
cibí juramento por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz que hizo con la mano
derecha conforme á derecho, so cargo del cual prometió decir verdad de lo que
supiere y le fuere preguntado y en su cumplimiento, dijo: sí juro y amén. Y sién-
dole preguntado por las preguntas siguientes:

1.- A la primera pregunta, dijo: que lo sabe como en ella se contiene por
haber sido uno de los primeros que se avecindaron en esta dicha ciudad, donde
fué, en esos tiempos, Teniente General en vida del dicho General Don Diego
Vaca.habiéndolo sido antes el General Don Pedro Vaca y el capitán Luis de Armas
Betancur; vió y supo ser asi como la pregunta lo dice. Y esto responde.

2.- A la segunda pregunta, dijo: que lo que sabe es que el gasto no pudo dejar
de ser excesivo por el mucho tiempo que sustentó á los soldados que alistó en la
ciudad de Loja y por el avío, peltrechos de guerra y gastos de camino, manteni-
mientos y haberlos sustentado en esta dicha ciudad y provincias mucho tiempo; y
que ha oído decir que montarían los gastos y pérdidas lo que contiene la pregun-
ta; y que sabe y vió que se había trastornado en el estrecho del pongo, adonde
perdió cuanto tenía y estuvo á riesgo de su vida: escapó milagrosamente por ha-
ber acudido á tiempo y con grande peligro el capitán Diego del Peso en una ca-
noa; y fué el postrero que salió del agua el dicho Don Diego Vaca y con necesi-
dad de que todos lo socorriesen: y lo hizo este testigo con alguna ropa blanca. Y
esto responde.

3.-A la tercera pregunta, dijo: que vió entrar al capitán Alonso de Benavides
con soldados, que no se acuerda del número, pero que fué por el efecto dicho; y
que sabe que fué á costa de dicho General el traerlos; el cual le dijo á este testigo
en la ciudad de Loja babia despachádolos con el dicho capitán Alonso de Bena-
vides y dádole para el avío setecientos patacones. Y esto responde.

327
4.- A la cuarta pregunta, dijo que sabe y vió que el General Don Pedro Vaca
entró, habiendo sucedido al dicho su padre en este gobierno á esta dicha ciudad
y sus provincias, y que halló actualmente estaban los vecinos desta ciudad en-
tendiendo en la reducción de los indios Maynas y en su castigo y que el dicho
General asistió hasta que se pacificaron y fueron castigados por las muertes que
habían hecho de españoles é indios en su alzamiento general; y trajo en su com-
pañía á los padres de la Compañía de Jesús que se hallaron en dicha reducción y
que el dicho General asistió, como dicho es, hasta que se acabaron de apaciguar
y adelantó este gobierno con entradas de nuevas provincias. Y sabe, asimismo, y
ha oído decir, perdió cuanto traía en este río Marañón en la ocasión en el paraje
de Mirana. Y esto responde.

5.- De la quinta pregunta. dijo: que sabe cuando entró á este gobierno el
General Don Martín de la Riba Herrera, estaban de paz y conquistadas las pro-
vincias referidas en la quinta pregunta. Y esto responde.

6.- De la sexta pregunta, dijo: que sabe porque ha visto ir y venir á esta
ciudad de la provincia de Ruamaynas y Conchas varios indios y ser público y
notorio lo que la pregunta dice antes que entrara dicho General. Y esto responde.

7.- De la séptima pregunta dijo este testigo: que en la ocasión que en la


pregunta dice se halló en esta ciudad y que bajó con dicho General Don Martín
á dichas provincias; y que sabe que el P. Francisco de Figueroa estaba doctri-
nando los Ruamaynas y Conchas que estaban poblándose á las vegas de Pastaza
cuando fué á ellas el General Don Martín de la Riba Herrera, porque viniendo de
fuera de esta ciudad no halló al dicho Padre, y preguntando por él le dijeron es-
taba doctrinando los Ruamaynas y Conchas que estaban de paz y pacíficos. Y esto
responde.

8.- De la octaba pregunta, dijo: que lo que sabe es que siendo este testigo
Teniente General de esta dicha ciudad y su gobernación por el General Don Pe-
dro Vaca de la Cadena, que había treinta años, poco más o menos, dió comisión al
capitán Diego del Peso para que fuese á correr el río de Pastaza, que era donde
asistían los Maynas cimarrones, y que los recogiese y viese las provincias de que
los Maynas daban noticia, como eran los Coronados, y por otro nombre Papi-
chas, Ruamaynas y Conchas Peso trajo en esa ocasión á esta ciudad mucha gente
mayna y lenguas papichas ó coronados y ruamaynas, habiendo descubierto
Ruamaynas y Conchas y corrido todas gastando más de diez meses en esta fac-
ción, pasando muchos trabajos é incomodidades, guazavaras y asaltos; con cuya

328
noticia volvió á ir en otra ocasión este testigo como tal Teniente General con
veinticuatro soldados y cien indios amigos, y se ocupó seis meses en dicha en-
trada de dichas provincias, pasando muchas incomodidades y trabajos de lodos,
lagunas y achuales, sufriendo muchas guazavaras y acometidas que daban como
indios vafüentes y guerreros, que rechazados se reprimieron, y no pudo conseguir
su pacificación por su rebeldía y falta de lenguas, que con llevar algunas no es-
taban bien industriadas por nuevas. Y asimismo sabe que entró tercera vez el
capitán Don Diego de Armas Tenorio con todo resguardo de armas, siendo Te-
niente General de esta gobernación el dicho capitán Don Diego, en compañía del
P. Lucas de la Cueva; y que es cierto pasarían las incomodidades que pasó este
testigo procurando su reducción por todos medios; y sacaron lenguas, mediante
las cuales entrando cuarta vez el dicho capitán Don Diego de Armas Tenorio y el
capitán Juan de Santaella Collado, acabaron de conquistar y pacificar dichas
provincias de Ruamaynas y Conchas y dieron la obediencia á S. M. Y ha sabido
que donde le mandaron á los caciques se poblasen se estaban poblando y allí
los halló el P. Francisco de Figueroa á los caciques más cercanos obrando; y que
con esta ocasión y administración de sacramentos estaba el dicho padre cuando
entró el dicho General Don Martín de la Riba á ellas, como tiene dicho en otra
pregunta. Y esto supo porque así lo oyó decir; y esto es público y notorio. Y esto
responde.

9.- De la novena pregunta, dijo este testigo: que la pregunta es como en ella
se contiene, porque es así que mediante halber escrito el dicho General Don Mar-
tín al Cabildo y vecinos de esta dicha ciudad se le había hecho la merced del
gobierno de esta dicha ciudad y sus provincias, por vacante dél por muerte del
General Don Pedro Vaca de la Cadena. Por esta razón y por la equivocación de
los nombres de las provincias ya conquistadas y otras razones equivocas, juzgó
ser así como decía; y ahora parece que sólo se le hizo merced de poder pasar á
conquistar las provincias que están este río Marañón abajo, donde no han entrado
los padres de la Compañía. Y así en esta fe se le dió el dicho parecer de que fun-
dase la ciudad y que fuese á las provincias de Ruamaynas y Conchas, donde es-
taba el P. Francisco de Figueroa doctrinando; y que si advirtiera que no era tal
Gobernador no le diera tal parecer, sino la indilgara á lo no conquistar. Y esto
responde.

l 0.- A la décima pregunta, dijo: que no sabe á qué fué ni adónde, y que
juzgó que como Gobernador desta dicha ciudad, que juzgaron lo era, como tiene
dicho en la pregunta antecedente, andaba disponiendo las cosas de este gobier-
no. Y esto responde.

329
11.- De la oncena pregunta, dijo: que lo sabe; que al tiempo que la pregunta
dice fué público y notorio que llegó el dicho General Don Martín de la Riba á
Jeberos, adonde estaba el P. Rector Lucas de la Cueva; y que también fué públi-
co y notorio que el dicho General quiso tomar posesión de la provincia de Agua-
nos y que se la contradijo dicho P. Rector por decir no lo debía hacer en juris-
dicción agena, como lo era la de Aguanos y Barbudos. Y muchos años antes este
dicho testigo, como Teniente General que fué de este gobierno, dió comisión á
Don Phelipe Manico, cacique de Santa María de Cocama, para que entrase á di-
cha provincia y los amigase y persuadiese. como lo hizo; mediante lo cual y la
buena diligencia que tuvo el dicho cacique con dádivas y agasajos. habiendo en-
trado antes el capitán Juan Martínez; con que pudieron los religiosos de la Com-
pañía de Jesús entrar á catequizarlos. Y esto responde.

12.- De la duodécima pregunta, dijo: que no sabe que provincia haya con-
quistado el dicho General Don Martín de la Riba en este gobierno. Y esto responde.

13.- De las trece preguntas, dijo: que no sabe lo qué se obró en la dicha pro-
vincia de Abitoas, ni si están vivos ó muertos; y que tampoco sabe que se puede ir
á ella sin escolta de soldados é indios amigos. Y esto responde.

14.- De las catorce preguntas, dijo: que sabe que la ciudad que nombró San-
tander en el paraje que está, es término y jurisdicción de la ciudad de San Fran-
cisco de Borja y su principal río de los Maynas. Y esto responde.

15.- De las quince preguntas, dijo: que de los soldados que trajo el dicho
General Don Martín de la Riba no hay más de un soldado allá, llamado Juan de la
Viña, casado con hija de encomendero de esta dicha ciudad de Borja; y que los
vecinos que hoy asisten en Santander, son vecinos y encomenderos de esta dicha
ciudad de Borja; y que los que no son encomenderos son hijos y hermanos de
encomenderos de esta dicha ciudad; y que tres ó cuatro soldados son de la provin-
cia de Santiago, que en las ocasiones que se han ofrecido aquí de milicia han
asistido y acuden á todo lo que toca al servicio de S. M. Y esto responde.

16.- De las diez y seis preguntas, dijo: que no se halló en la ocasión, pero
que es cierto que quedó esta dicha ciudad sin gente ni fuerza. Y esto responde.

17.- De las diez y siete preguntas, dijo: que ha oído decir que de la provincia
de los Coronados, y por otro nombre Papichas, no han quedado más que diez ó
doce indios ladinos, y que el uno es fiscal de la doctrina. Son de la dicha nación y

330
éstos fueron enviados del P. Francisco de Figueroa y General Don Martín á sacar
sus parientes y los trajeron adonde estaba dicho padre, que en la sazón estaba en
la provincia de Ruamaynas. Y esto responde.

18.- De las diez y ocho preguntas, dijo: que sabe y vió que el dicho General
Don Martín de la Riba llevó y sacó más de doscientos indios, poco más ó menos,
de Maynas, Cocamas y Jeberos, indios conquistados; y los dichos maynas en-
comendados, como la pregunta dice; los cuales sirvieron en dicha entrada de Jí-
baros, tierra muy distante y diferente y en otra jurisdicción, de bogas y soldados,
pasando muchas incomodidades de hambres y trabajos; y que en las huidas no
sabe nada. Y esto responde.

19.- De las diez y nueve preguntas, dijo: que sabe que ha veinte años, poco
más ó menos, que entraron dichos padres de la Compañía con el General Don
Pedro Vaca de la Cadena y que se han ocupado en las misiones, como dice la pre-
gunta. Y esto responde.

20.- De las veinte preguntas, dijo: que dice lo que dicho tiene en las demás y
que siempre entendió que iba á las dichas provincias pacíficas como Gobernador
de esta dicha ciudad y de ellas. Y esto responde.

21.- De las veinte y una preguntas, dijo: que como dicho tiene no sabe qué
provincia haya conquistado; y que para conquistar cualquiera, cuesta mucho tra-
bajo, dilación y diligencia, como han costado las que lo están hoy de asistencia y
peligros y que no se consigue tan fácilmente una pacificación. Y esto responde.

22.- De las veinte y dos y última preguntas, dijo; que no sabe con qué motivo
entró á este gobierno el dicho General Don Martín de la Riba. Y esto responde.

Y que esto es lo que sabe so cargo del juramento que fecho tiene y la verdad
en que se afirmó y retificó siéndole leído este su dicho. De las generales dijo que
no le tocan y que es de edad de setenta y tres años, poco más ó menos; y lo firmó
de un nombre conmigo el dicho Alcalde, que autúo ante mí á falta de Escribano
público ni real.- MATIAS DE R1oxA. - DoN ALONSO DE BoRJA.

TESTIGO. En la ciudad de San Francisco de Borja, en cinco días del mes de


diciembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete años, para la dicha información
yo el dicho Alcalde ordinario recebí juramento en forma de derecho del capitán
Don Diego Armas Tenorio, Teniente General de Gobernador y Capitán General

331
de esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, y todas las provincias de este
gobierno, el cual juró por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz que hizo con
su mano derecha, so cargo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y le
fuere preguntado por las preguntas del interrogatorio, dijo:

1.- De la primera pregunta: que lo sabe; que en la ocasión que cuando en-
traron los primeros conquistadores quedó de poca edad en la ciudad de Santa
María de Níeva, cercana á ésta; y luego dentro de tres meses, poco más ó menos,
vino á esta dicha ciudad con el capitán Luis de Armas Betancur, su padre, que fué
uno de los conquistadores, por haber ido por él y por su casa, mujer é hijos y ha-
lló que se estaba fundando esta dicha ciudad y que eran muchos los españoles
que estaban entendiendo en estas conquistas y fundación de dicha ciudad; y fué
público y notorio que de las ciudades de Loja y Jaén entraron más de setenta
hombres, sin otros muchos de las de Santiago y Nieva. Y que vió, asimesmo, que
bajó gruesa annada á la Gran Cocama, y que le oyó decir á su padre que habían
bajado asimesmo gruesa armada, y se hallaron setenta hombres en la boca del
río de Guallaga con el dicho General Don Diego Vaca en la dicha ocasión, y que
habían quedado muchos en esta ciudad, donde quedó por cabo de ellos el capitán
Lope de la Cadena Carabajal. Y vió, asimesmo, que cuando murió el dicho Don
Diego Vaca, estaba esta dicha ciudad de San Francisco de Borja con muchos ve-
cinos de autoridad y calidad muy lucida y que estaban entendiendo en la conti-
nuación de estas conquistas. Y esto responde.

2.- De la segunda pregunta, dijo: que ha oído decir, y es público, que fué mu-
cho lo que gastó dicho General en lo que la pregunta dice; y que supo el riesgo en
que estuvo, habiéndose hundido en el paso que llaman hoy del Gobernador en el
estrecho del Pongo, en el río Marañón; y que también fué público haber perdido
cuanto tenía y que salió desnudo. Y esto respondie.

3.- De la tercera pregunta, dijo: que vió entrará esta ciudad al capitán Alon-
so de Benavides para el efecto dicho en la pregunta y que no se consiguió por
haberse rebelado algunos pueblos de Maynas y haber muerto á Juan Palomino, á
Miguel de Fuentes y entender en el castigo y reducción de ellos. Y esto responde.

4.- De la cuarta pregunta, dijo: que la sabe como en ella se contiene porque
vió y topó al dicho General Don Pedro Vaca en la boca del pongo, saliendo, que
venía con sólo el vestido de camino, y los padres de la Compañía de Jesús; los
cuales le refirieron la pérdida que había tenido; y lo demás que dice la dicha pre-
gunta lo sabe por haber asistido este testigo en todo, acudiendo personalmente á

332
dichas reducciones y adelantamientos de provincias, siendo este testigo cabo de
una de las compañías que tomaron posesión de los que fueron Guallagas y Co-
camillas. En todo lo cual y para estos efectos asistió en esta provincia y ciudad de
Borja el dicho General Don Pedro Vaca, el cual salió desta dicha ciudad dejándo-
las quietas y habiendo castigado á los delincuentes del alzamiento general. Y esto
responde.

5.- De la quinta pregunta, dice: que es verdad que cuando al General Don
Martín de la Riba se le concedió la licencia que se refiere, según la fecha de ella,
estaban conquistadas no sólo las provincias de Maynas, Jeberos, Guallagas y Co-
carnillas, sino también los Ruamaynas y Conchas; y estas dos últimas se estaban
poblando por orden deste testigo y del capitán Juan de Santaella Collado en el
puesto y lugar que se les señaló en las vegas del río de Pastaza cuando los acaba-
ron de pacificar, y dieron la obediencia á S. M., como consta por las provisiones
que están en el libro de Cabildo. Y asimismo sabe y vió estaban las provincias de
Aguanos y Barbudos pacíficas, los caciques más cercanos, y que había entrado á
verlos el padre Raymundo de Santa Cruz, de la Compañía de Jesús, á las prime-
ras casas y ellos venían á verle al pueblo de Santa María de Cocama varias veces
y al P. Rector Lucas de la Cueva á la Concepción de Jeberos; y que en esta fe fué
este dicho testigo y tomó posesión de dichas provincias en nombre de S. M. y
deste gobierno, con comisión de la justicia desta dicha ciudad de Borja como su
capitán de infantería y de todas estas conquistas. Y esto responde.

6.- De la sexta pregunta, dice lo que dicho tiene en la antecedente; que es así
que estaban ya conquistados, pacíficos y poblándose, como dicho tiene. Y esto
responde.

7.- De la séptima pregunta, dijo: que es verdad que cuando fué el dicho Ge-
neral Don Martín de la Riba al río de Pastaza, estaba el P. Vicario Francisco de
Figueroa doctrinando y bautizando dichos Ruamaynas y Conchas en el sitio que
se les había señalado en las vegas del dicho río de Pastaza, donde se iban poblan-
do, como dicho tiene. Y que sabe que el dicho General Don Martín de la Riba en-
comendó, así estas provincias como otras pacíficas; antes de su entrada en las
personas que mandó fundasen la ciudad que llaman Santander, en el dicho río de
Pastaza. Y esto responde.

8.- De la octava pregunta, dijo: que sabe que para haberse de conseguir lo
dicho y que se acabasen de pacificar estas provincias de Ruamaynas y Conchas
entró primero á ellas el capitán Diego del Peso; estando en la de los Coronados

333
dicho capitán y teniendo noticia de las referidas despachó á su alférez Bartolomé
González de la Torre con un trozo de españoles é indios amigos á que reconociera
dichas provincias y si pudiese las amistase, lo cual no se consiguió por la resisten-
cia que tuvieron los indios y guazavaras que les dieron; y sacaron algunas lenguas
con mucho trabajo y riesgo de la vida. Y que sabe que segunda vez entró asimismo
el Maestre de Campo Don Alonso de Borja Gallegos, que en la sazón era Tenien-
te General de esta dicha ciudad: fué con buen número de españoles é indios ami-
gos á intentar su reducción y pacificación, y como gente belicosa y valerosa se le
resistieron dándole varias guazavaras y asaltos; conque vista su obstinación dicho
Maestro de Campo se retiró. Y que, asimismo, tercera vez entró este testigo siendo
Teniente General de esta gobernación llevando veinte y cuatro soldados y ciento y
cincuenta indios amigos Maynas, Jeberos y Cocamas y el P. Lucas de la Cueva al
presente Rector de estas misiones, que fué á entender en su santa misión, y pro-
curaron por varios medios reducillos y pacificallos y no se consiguió por su mu-
cha obstinación y falta de lenguas por haberse muerto las que sacaron los prime-
ros; y en esta ocasión sacaron, asimesmo por medio de las cuales entrando cuarta
vez este dicho testigo con el capitán Juan de Santaella con veinte soldados y cien
indios amigos, se consiguió lo que tiene referido en las preguntas antecedentes y
se acabaron de pacificar por febrero de cincuenta y cuatro; y en la ocasión el ca-
cique principal envió á su hijo para que los Padres le enseñasen y documentasen
por lo que dijeron los dichos capitanes, quedando con ellos de enviarles padres
religiosos que los doctrinasen. Y estando para ir á este efecto el P. Francisco de
Figueroa se tuvo aviso venía á este gobierno el dicho General Don Martín de la
Riba y se embarazó por entonces el viaje de dicho padre, inviándoles aviso de
que iría en otra ocasión -como lo hizo- estando el dicho Don Martín en los Jíba-
ros. Y esto responde.

9.- De la novena pregunta, dijo: que el parecer que dieron el Cabildo y ve-
cinos de esta dicha ciudad al dicho General Don Martín para la población que
intentaba de Santander, fué por haber dicho era Gobernador desta ciudad y sus
provincias por haber vacado por muerte del General Don Pedro Vaca y este Ca-
bildo haberlo entendido así por la equivocación de los nombres de las provincias;
y no como ahora parece que sólo tuvo licencia para poder pasar á conquistar las
que no estaban en este río Marañón abajo; y así que como tal Gobernador que
juzgaron era y no los obligasen á pasaré ir muy distante y llevarse los indios ami-
gos maynas,jeberos y cocamas como fueron á los Jíbaros de donde volvieron des-
trozados, le indilgaron á que hiciese la dicha fundación en el rio de Pastaza, don-
de se estaban poblando, como dicho tiene, los Ruamaynas y Conchas ya pacífi-
cos. Y asimesmo se le dió por parecer que desde esas dichas provincias podrá ir

334
á pacificar la provincia de Abitoas y otras de que teníamos noticias en el río del
Tigre y que en ellas podia ocupar la gente que tenía de sus compañías; juzgando
siempre, como dicho tiene, que era Gobernador de lo conquistado y pacífico de
este gobierno y que á ello tenía facultad para obrar y disponer á su adbitrio, se le
dió dicho parecer y ahora parece sólo tuvo la licencia referida y título de Gober-
nador de lo que conquistase y no de lo conquistado, como lo estaban las dichas
provincias de Ruamaynas y Conchas, aunque fuese dentro de las ducientas le-
guas que dice en su pedimento dicho General Don Martín de la Riba. Y esto res-
ponde.

10.- De la décima pregunta, dijo: que oyó decir públicamente que entró á la
provincia de Aguanos el dicho General á amistar los caciques que estaban dis-
cordes y que llegó á dos poblaciones y mandó se amigasen, juntando para ello á
dichos caciques. Y hecho lo referido se volvió á salir sin hacer otra cosa más que
mandar á sus capitanes que entrasen después á los Chamicuros, parcialidad de la
misma nación; lo cual no se ha efectuado. Y así estas facciones y las demás que
hizo en las provincias pacíficas y amigas, las obraba no como conquistador de
ellas, sino como Gobernador que se nombraba de esta dicha ciudad y su gober-
nación. Y esto responde.

11 .- De la undécima pregunta. dijo: que fué público y notorio que bajó dicho
General Don Martín de la Riba de la provincia de Lamas á la de Jeberos antes
que supiese había vacado este gobierno por muerte del General Don Pedro Vaca,
á verse con el P. Rector Lucas de la Cueva, quien le dijo á este testigo, demás de
haberlo oído de otras personas, porque fué público, que con dicho P. Rector fué
á ver á los Aguanos y llegaron á las primeras casas y llamadas de dicho padre in-
tentó tomar posesión el dicho General y se lo contradijo dicho padre por haber
sido jurisdicción de este gobie rno; y que asimesmo salían al pueblo de Santa Ma-
ría de Cocamas los caciques de Barbudos. Y en la amistad de dichos Aguanos en
su principio intervino el capitán Juan Martínez de Saavedra con escolta; y des-
pués el cacique Don Felipe Manico, que fué con lenguas que sacó dicho capitán,
ambos inviados por los Tenientes Generales desta ciudad y su gobernación; así
por esto como por ser dichas provincias de la jurisdicción de este dicho gobierno,
hizo la dicha contradicción dicho padre, de que se disgustó dicho General y se
volvió á la provincia de Lamas. Todo lo cual supo porque lo oyó en esta dicha ciu-
dad. como porque luego, inmediatamente, como capitán de estas conquistas y
orden de la justicia mayor de esta ciudad, fué á dichas provincias y tomó pose-
sión de ellas en nombre de S. M. y de esta gobernación y dieron la obediencia los
caciques que salieron de dichos Aguanos y Barbudos. que fueron siete, dando

335
por razón que no venían todos por la peste de virgüelas en que estaban; y en esta
ocasión le dijo dicho padre Rector lo que le había pasado con el dicho General. Y
esto responde.

12.- De las doce preguntas, dice lo que dicho tiene, y que no sabe qué pro-
vincia conquistase dicho General; y que las que anduvo, que estaban pacíficas y
que á ellas entraba como Gobernador que decía lo era; y que en éstas no sabe qué
pudo conquistar, y que esto ha oído decir. Y esto responde.

13.- De las trece preguntas, dijo: que supo que el General Don Martín había
entrado á Abitoas y de vuelta le escribió el susodicho á esta ciudad á este testigo
dejaba muchos caciques de la provincia de Abitoas de paz, pero desde que salió
dicho General no se sabe si están de paz ó de guerra, ó viven o mueren de la peste
que dijeron quedaban, según lo oyó decir á los soldados que allá fueron, y que es
cierto que no se podrá ir á dicha provincia sin escolta de soldados. Y esto res-
ponde.

14.- De las catorce preguntas, dice: que es como la pregunta se contiene y


que ese río de Pastaza es el principal de la tierra de los Maynas. Y esto responde.

15.- De las quince preguntas, dijo: que es verdad que los que estaban enten-
diendo y están hoy en dicho río entendiendo en la dicha fundación de Santander
son y han sido los más. vecinos y encomenderos de esta dicha ciudad de Borja, y
hijos, hennanos sobrinos y parientes de dichos encomenderos que han sido asis-
tentes en esta dicha ciudad y de su milicia; que lo sabe que de la gente que trajo
de afuera el dicho General Don Martín de la Riba, al presente no está en dicha
fundación más de un soldado llamado Juan de la Viña, el cual está casado con
hija de encomenderos de esta dicha ciudad. Y asimesmo, sabe que están tres ó
cuatro soldados de la ciudad de Santiago; los cuales, asimesmo, sabe que han acu-
dido á las facciones y entradas que se han hecho en esta ciudad y su gobierno eo
servicio de S. M. acudiendo á las órdenes del General Don Pedro Vaca, de sus te-
nientes y capitanes. Y esto responde.

16.- De las diez y seis preguntas, dice: que en la ocasión que la pregunta dice
en que dicho padre se vió obligado á consumir el santísimo sacramento por el de-
samparo desta dicha ciudad, causado por la falta de sus vecinos y asistentes que
estaban entendiendo los más de la fundación de Santander. Y habiendo entendido
este dicho testigo la cosa vino de su encomienda y con sólo cuatro ó cinco hom-
bres que pudo juntar aquí se puso con ellos á guardar esta dicha ciudad velando

336
dos noches, y las más poniendo indios amigos por centinelas cuidadosos no hi-
ciesen los cimarrones algún delito sacrílego, quemando la iglesia y las viviendas
de las casas por el desemparo en que estaban todas por la ocasión dicha de nueva
fundación, y no haber más que otras cuatro personas en sus encomiendas tra-
tando de su sustento, y en ellos con el mismo cuidado y se vió, como dicho es, este
testigo, á tomar y guardar las noches referidas la una parte de la ciudad y la otra el
alcalde ordinario, á quien se le ordenó como Teniente General hasta que después
de algunos días vinieron algunos de los que estaban en Santander y se aseguró
esta dicha ciudad. Y esto responde.

17 .- De las diez y siete preguntas dijo: que lo que sabe es por haberlo oído
decir, y ser público y notorio que los dichos indios Coronados no han quedado
más que doce ó trece porque se han consumido por haberlos destruido otras pro-
vincias circunvecinas; y que éstos salieron de paz mediante las lenguas que fue-
ron de esta ciudad, que son Antonio y Juan, indios ladinos, que ha muchos años
están en esta dicha ciudad; y que á éstos los despachó el General Don Martín y el
P. Francisco de Figueroa, á quien bajaron á la provincia de Ruamaynas á ver
estando dicho General en Abitoas. Y esto responde.

18.- De las diez y ocho preguntas, dijo: que sabe que el dicho General Don
Martín de la Riba cuando entró á la provincia de Jíbaros llevó ducientos indios
amigos, poco más ó menos, de las provincias de Maynas, Jeberos y Cocamas, que
supuso dicho General en su pedimiento de nueva merced estaban por conquistar,
estando conquistados, pacíficos y christianos y encomendados los Maynas, y los
Jeberos y Cocamas aplicados á soldados para las conquistas, y los halló aptos
para que pudieran servir de bogas y soldados en dicha facción; y que sabe pasa-
ron muchos trabajos é incomodidades por haber salido á diferentes provincias y
tierras distintas de las de dichos indios por ser dobladas. Y esto responde.

19.- De las diez y nueve preguntas, dijo: que es verdad que habrá veinte
años, pocos más ó menos, que el General Don Pedro Vaca de la Cadena, cuando
volvió á entrar al castigo del alzamiento general de indios Maynas, trajo consigo
á los padres de la Compañía de Jesús á esta dicha ciudad de San Francisco de
Borja y provincias de esta gobernación; y que desde entonces hasta hoy han es-
tado ocupados en sus santas misiones, entrando en compañía de los capitanes y
soldados, caciques é indios amigos dedicados para este efecto, librándolos de
mita y tributo por esta razón. Y han entrado, primeramente el P. Provincial Gas-
par de Cujia con este testigo que fué como Teniente General llevando veinte y
cuatro soldados españoles y doscientos indios amigos; y entraron á los tres pue-

337
blos que tenía la Gran Cocama de Ucayale y los apaciguó y tomó posesión en
nombre de S. M., á quien dieron la obediencia, donde dicho P. Provincial en-
tendió en su misión bautizando algunas criaturas. Y después, para que dichos
padres continuasen en dicha misión, volvió este dicho testigo á dichos pueblos
con otros veinte y dos soldados y buen número de indios amigos porque no est-
aban seguros con la primera entrada y no acudían á los llamamientos de la jus-
ticia y padres; con que se acabaron de quietar y pacificar y entró á ellos el P.
Vice-provincial Bartolomé Pérez, Rector que era en la ocasión de estas misiones
á continuar su conversión y hoy está en su continuación el P. Tomás Majano en el
pueblo de Santa María de los Angeles de la Gran Cocama de Ucayale, donde se
han reducido todos tres pueblos. y que están y han estado muchos años dichos
padres en Santa María de Cocamillas de Guallaga Concepción de Jeberos, Nues-
tra Señora de Loreto de Paranapura, donde acuden en este último Chayabitas y
Muniches; y al pueblo de Santa María de Guallaga de Cocamillas, Aguanos y Bar-
budos y á la Concepción de Jeberos los Cutinanas y Narigones. Y entienden en la
doctrina y enseñanza en Jeberos el P. Lucas de la Cueva y en Santa María de Co-
camillas el P. Raymundo de Santa Cruz, y en la de Loreto de Paranapura el P.
Luis Vicente de Centellas. Y que asimismo entraron á la provincia de la Gran
Omagua por orden de este dicho testigo, siendo Teniente General el capitán Don
Alonso de Borja, con buena escolta de españoles y ciento y cincuenta indios ami-
gos y los padres Gaspar de Cújía, Provincial, y Andrés de Artieda y se tomó po-
sesión de dicha provincia en nombre de S. M. Y asimismo entró el P. Rector Lu-
cas de la Cueva con este dicho testigo en la ocasión que dicho tiene á la provincia
de Ruamaynas y Conchas; y después de pacificar han entrado y estado los padres
Francisco de Figueroa y Lucas Majano y ahora últimamente fué á ellas el P.
Francisco Ignacio Navarro. Y esto responde.

20.- De las veinte preguntas dijo: que ha oído decir lo que dicho tiene en la
pregunta antecedente y que sabe que los dichos padres tienen lenguas de otras
naciones diferentes. Y esto responde.

21 .- De las veinte y una preguntas dijo: que no sabe que haya hecho más
facción el dicho general que, como dicho tiene, más de los Abitoas y que en las
demás provincias deste gobierno entró y salió como Gobernador que decía era
deste dicho gobierno; y que haya por muy cosa dificultosa que en tan poco tiem-
po como dice la pregunta y sin lenguas, se pudiese reducir ní pacificar ninguna..
porque es cierto se pasan las incomodidades y trabajos que la pregunta dice por
haberlos experimentado. Y esto responde.

338
22.- A la última pregunta dijo: que dice lo que dicho tiene en las preguntas
antecedentes á ésta y que no sabe con qué motivo solicitó entrar á estas provin-
cias y gobierno. Y esto responde.

Y que todo lo que tiene declarado es público y notorio, pública voz y fama .
Siéndole leído este su dicho se afirmó y ratificó su cargo del juramento que fecho
tiene. De las generales, dice que no le tocan y que es de edad de cuarenta y tres
años, poco más ó menos, y lo firmó conmigo el dicho Alcalde, que autúo ante mí
á falta de Escribano público ni real.- MATIAS DE RloxA .- DoN DIEGO DE ARMAS
TENORIO.

Yo el capitán Matías de Rioxa, Alcalde ordinario desta ciudad de San Fran-


cisco de Borja y su jurisdicción por S. M., hice sacar este traslado de su original;
y ya cierto, corregido y concertado, de que hago fe, autuando ante mí á falta de
Escribano público ni real; y asimismo que en esta dicha ciudad se autúa en papel
sin resello. Y lo firmé y va por duplicado dicho traslado.

MATIAS DE RtOXA .

Nos el Cabildo, Justicia y Regimiento de esta ciudad de San Francisco de


Borja, certificamos y damos fe que el capitán Matías de Rioxa, de quien va
autorizado este traslado, es tal Alcalde ordinario de esta dicha ciudad y á sus
autos, testimonios y escritos se da entera fe y crédito. Para que dello conste lo
firmamos de nuestros nombres, autuando ante nos á falta de Escribano público
ni real.

DON DIEGO DE ARMAS TENORIO.

DON ALONSO DE BORJA.

DIEGO ARIAS DE LA CALZADA.

ANDRÉS ÜRTIZ DE SIFUE!IITES.

DON FRANCISCO DE VELASCO MADRIGAL.

[Maúrtua 1907: TII, 197-224]

339
(48) Solicitud de Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador de San Fran-
cisco de Borja, para que se le de testimonio de los libros del Cabildo sobre
las posesiones que se tomaron de las provincias de Aguanos, Barbudos,
Ruarnaynas y Conchas antes de la entrada efectuada por Don Martín de la
Riva Herrera. San Francisco de Borja, 24 de diciembre de 1657.

En la ciudad de San Francisco de Borja en veinte y cuatro días del mes de


diciembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete años la presentó ante al Ca-
bildo, Justicia y Regimiento, la presentó el contenido.

Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador y Capitán General desta di-
cha ciudad de San Francisco de Borja en la provincia de los Maynas y de las de
Jeberos, Cocamas, Cutinanas, Paranapuras, Chayavitas, Aguanos, Barbudos,
Ruamaynas, Conchas, Omaguas y demás contenidas en el término de mi jurisdic-
ción, digo: que á mi derecho conviene que se me mande dar testimonio autoriza-
do en manera que haga fe de las posesiones que constan por el libro de Cabildo
que se tomaron de las provincias de Aguanos y Barbudos y los de Ruamaynas y
Conchas, y de lo que parece en dicho libro de Cabildo y consta en dichas pose-
siones y cómo por orden y comisión que para ello tenía el capitán Juan de San-
taella del General Don Pedro Vaca de la Cadena, mi hermano, Gobernador destas
provincias, procedió en dichas posesiones y como tengo dicho parece por ellos.

A V. S. pido y suplico se sirva de mandar se me dé dicho testimonio original


y los tantos que me convengan; y asimismo de cómo todas las posesiones
antecedentes se han tomado siempre de todas las provincias que se refieren en
esta petición por las justicias desta dicha ciudad y por capitanes y oficiales de su
milicia y por el General Don Pedro Vaca de la Cadena y órdenes suyas. Pido
justicia etc.

DoN J UAN MAURICIO VACA DE ERAN.

Y vista esta petición por este Cabildo, conviene á saber: el capitán Don
Diego de Armas Tenorio, Teniente de Gobernador y Capitán General, los capita-
nes Matías de Rioxa, Alcalde ordinario, y Diego Arias de la Calzada, asimismo
Alcalde ordinario, el Maestro de Campo Don Alonso de Borja, el sargento Andrés
Ortiz de Sifuentes, el alférez Don Francisco de Velasco, regidores, mandamos
que se le dé el testimonio que pide. Y así lo proveímos, mandamos y firmamos,
autuando ante nos por falta de Escribano real y público.

340
DON DIEGO DE ARMAS TENORJO.

MATlAS DE RIOXA.

DIEGO ARIAS DE LA CALZADA.

ANDRES ÜRTIZ DE SIFUENTES.

DoN ALONSO DE BoRJA.

DON FRANCISCO DE VELASCO MADRIGAL.

[Maúrtua 1907: 111, 234-235]

(49) Certificación del Cabildo de San Francisco de Borja sobre lo referido en la


solicitud de Don Juan Mauricio Vaca de Eban. San Francisco de Borja, 21
de diciembre de 1657.

Nos los del dicho Cabildo certificamos y hacemos fe en conformidad del


auto de arriba: que por los libros del dicho nuestro Cabildo, desde fojas doscien-
tas y sesenta y seis á la de doscientas y ochenta y dos, parece y consta que el año
de seiscientos y cincuenta y cuatro, por el mes de marzo, el capitán Juan de San-
taella Collado, con comisión que parece tenía del General Don Pedro Vaca de la
Cadena y título de capitán de infantería del dicho General y con orden de la jus-
ticia desta dicha ciudad, entró con su compañía á las provincias de Ruamaynas y
Conchas, donde tomó posesión quieta y pacíficamente della en veinte y dos caci-
ques y muchos indios sus sujetos, donde el dicho capitán en compañía del capi-
tán Don Diego de Armas Tenorio, Alcalde ordinario que era á la sazón de esta
dicha ciudad, hizo todos los requerimientos y diligencias necesarias en seme-
jantes actos y como parece por las informaciones de dichas pacificaciones que
están inclusas en las hojas referidas del dicho nuestro libro; y se les ordenó á
dichos caciques é indios se poblasen y redujesen en el río de Pastaza, como consta
por dichas posesiones y demás recaudos á que nos referimos. Y asimismo certi-
ficamos que desde fojas doscientas ochenta y siete hasta la de noventa de dicho
libro, consta que el dicho capitán Don Diego de Armas Tenorio, en nombre de S.
M. y por comisión de la justicia de esta dicha ciudad de San Francisco de Borja
y por su gobernación, tomó y aprehendió posesión de las provincias de Cutina-
nos, Aguanos y Barbudos en nueve caciques y en muchos indios sus sujetos de

341
las dichas provincias, con todos los requisitos necesarios en dichas posesiones, y
obediencia á S. M. Y para que dello conste lo finnamos de nuestros nombres,
autuando ante nos por falta de Escribano público ni real; en papel sin resello por
no haberse remitido ni publicado en éstas provincias. Que es fecha la dicha ciu-
dad de San Francisco de Borja, en veinte y cuatro días del mes de diciembre de
mil y siscientos y cincuenta y siete años.

DoN DIEGO DE ARMAS TENORIO,

MATÍAS DE RIOXA.

DIEGO ARIAS DE LA CALZADA,

DON ALONSO DE BORJA.

ANDRtS ORTIZ DE SIFUENTES.

DoN FRANC1sco DE VELASco MADRIGAL.

[Maúrtua 1907: 111, 235-236)

(50) Carta de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitándole se le remu-


nere por los trabajos y fatigas que ha pasado en su conquista de los Moti-
lones. Cajamarca, 21 de abril de 1657.

SEÑOR:

T oDos Los AÑOS e dado noticias á Vuestra Magestad de lo que e obrado en


la reducción y pacificacion de las provincias de indios infieles que por Vuestra
Magestad se me cometio y en tres años y ocho meses que ha se me entregaron por
vuestro Virrey de este Reyno, los títulos y ordenes para hacer dicha pacificacion,
e puesto a la obediencia de Nuestra Santa Madre Iglesia y de Vuestra Majestad
las provincias de los Motilones, Tavalosos, Pabalosos, Xivitos, Cholones, Payanan-
~os, Barbudos, Aguanos, Miliquines, Tibilos, Ruamaynas, Conchas, Abitoas, Coro-
natoas, Atios y Coronados.

342
En las cuales dichas Provincias ay mucho número de yndios que hoy estan
alabando a Dios Nuestro Señor y los mas instruidos en nuestra Santa fee, para
lo qual y para que sean bien doctrinados y se les de pasto espiritual, tengo
nombrados sacerdotes que lo estan haciendo con todo cuidado y en particular
le an tenido grande en la reduccion el Bachiller Femando Celis de Saldaña y
Don Salvador Velasquez de Medrano y Don Pedro de Añasco, clerigos de toda
virtud, letras y buenas partes y assi mesmo otros Padres de la Compañia de Jesus,
que se han encargado de la Doctrina de las Provincias que caen cerca del rio de
Pastaza que entra en el Marañon y yo les pago de mi casa estipendio.

En medio de estas Provincias e fundado y poblado dos ciudades en los me-


jores parajes quesean aliado para la seguridad y perpetuidad de lo pacifico, y en
los vecinos pobladores he encomendado los yndios que he reducido para que con
mas facilidad en la policía, ajustandome en todo a las Reales Ordenan~as fechas
en el Bosque de Segovia.

De todo lo rreferido, he rremitido testimonios autenticos a Vuestro Real Con-


sejo de Indias.

En la execucion de esta pacificacion, he padecido los mayores travajos y


rriesgos que se pueden ponderar, por ser la tierra aspera de montañas y los rios
por partes rapidos hasta entrar en la canal del gran Marañon, a cuyas orillas estan
las mas de las provincias rreferidas y en embarcaciones que ~~obran en el dicho
rio perdi cassi todo mi caudal y escape en camissa milagrosamente, por lo qua! y
por los gastos tan grandes que he tenido en la paga de los soldados, armas y otros
pertrechos necesarios, e quedado muy pobre por aver gastado quanto tenía y he-
rede de mis padres en estas facciones y todo lo doy por muy bien empelado y me
hallo muy glorioso por aver reducido tanto numero de almas al gremio de Nuestra
Santa Madre Iglesia, sacandolas del cautiberio del Demonio y poniendolas a la
obediencia, vasallaje de Vuestra Magestad de cuya Real mano me prometo la
remuneracion que he deseado merecer y asi mesmo que le an estendido la luz
evangelica, pues me he alargado con ellos mas de quinientas leguas, sin que para
su prosecución nos embara~ase riesgos, travajos y dificultades grandes que se
ofrecían, por que todo lo facilitava nuestro Señor, y el buen celo que llevavamos
de empleamos en faccion tan de su gloria y servicio de Vuestra Magestad, cuya
Catolica y Real persona, guarde Dios, con aumento de otros Reynos como la
christiandad ha menester.

343
Caxamarca la Grande, 21 de Abril de 1657.

Don Martín de la Riva Herrera.


(Con su rúbrica).

(AL DORSO DE ESTE DOCUMENTO SE LEE)

En el Consejo a 5 de junio de 1658.

Juntese todo lo que hay sobre la materia y vealo el Señor Fiscal.

Traese.

El Fiscal con vista de esta carta, testimonios y demas papeles que con ella
remite, reserva el responder a ella, para quando vengan los informes del Virrey de
el Pirú y de la Audiencia, y entonces se junten con estos papeles y un tanto del
asiento que hizo con su Majestad Don Martín de la Riva Herrera.

Madrid i Junio 26 de 658.

En el Consejo a 8 de Julio de 1658

Traygalo el Relator.

Toca a Don Leonardo del Valle por dependencia.

Las consultas tocantes a esta materia se llevan por Secretaria.

[RABN 1900: 111 (IV), 105-107]

344
(51) Memorial de Don Martin de la Riva Herrera a S.M. refiriendo los resulta-
dos obtenidos en sus expediciones y pidiendo se declare haber cumplido
con las obligaciones asumidas por las capitulaciones acordadas para di-
chas conquistas. 1657.

EXCMO. SE~OR!

Miguel de Medina, en nombre de Don Martin de la Riva Herrera, Caballero


del orden de Santiago, Gobernador y Capitán General de la nueva conquista.
población y descubrimiento de las provincias de los Maynas, Tabalosos, Jíbaros y
las demás de indios infieles del gran río Marañón y sus confines, digo: que habien-
do ofrecido á S. M. con el celo del aumento de su Real Corona y bien de las almas
de los indios infieles, el hacer la conquista de dichas provincias, en conformidad
de su ofrecimiento de fojas 6, cuya resolución se remitió por S. M. al Señor Mar-
qués de Mancera, siendo Virrey deste reyno, por la cédula real de fojas 6, que con
consulta del Real Acuerdo y la remisión que en él por voto consultivo al Señor
Doctor Don Andrés de Villela. Caballero del orden de Santiago, Oidor más anti-
guo, para que ajustase las capitulaciones y forma de dicha conquista con mi parte.
como lo hizo así por las que puso en el memorial que dió á S. M., como por las
nuevas condiciones que á f. 25 pactó con mi parte: que vistas por S. E. con voto
consultivo del dicho Real Acuerdo, las admitió y resolvió á infor....... S. M. sobre
el ofrecimiento de mi parte con dichas condiciones, de que resultó aprobarlas
como las aprobó, admitiendo el dicho ofrecimiento y concediendo por cuatro años
más e·I oficio de correjidor de Cajamarca al dicho mi parte, conque diese fianza
de tretinta mil ducados en caso que no cumpliese lo pactado, como refiere la cé-
dula real de f. 47 que se mandó guardar y cumplir por el auto de f. 58, en que se
previno corriese el término de los cuatro años desde que los oficiales reales de
Trujillo le entregasen á mi parte los títulos con que comenzaron á correr, desde 13
de agosto del año de 653 y se cumplen por 13 de agosto deste. Y porque el deseo
y afecto con que mi parte ha procurado satisfacer á las obligaciones de su calidad
y sangre y á las esperanzas que siempre reconoció en S. M. y en este Real Acuer-
do y Señor Virrey, de que habrá de cumplir con lucidos efectos lo que habría ofre-
cido, le han puesto y pusieron en la precisa obligación de su cumplimiento sin
reparos á la salud ni á la vida,. que en tantas y tan peligrosas conquistas de bár-
baras naciones se vió perdido en los ríos y caminos nunca usados de nadie y tan
á costa de su hacienda; procurando con ella vencer los imposibles que ofrecían el
tiempo y las ocasiones, cuando pudiera ser bastante escusa para estar fuera de la
obligación lo cautelado en la condición octava, que previene el caso de enferme-

345
dad para librarle de la pena y dar bien cualquiera adverso ó pérdida de gente en el
dicho mi parte que padeció tantas y tan graves enfermedades, que cualquiera pu-
diera ser justo impedimento á otro con tantas cosas infelices de motines de pue-
blos ya reducidos, cuando fué estudio y principal fin que gobernase la prudencia
y suavidad y no el rigor; sin acobardarle tanta gente muerta á mano de la incle-
mencia del tiempo y á los filos de la asperidad de los caminos y rigor de los rios.
Nada le impidió para perseverar con constancia y firmeza heredada de sus ante-
pasados en el servicio de S. M. para dejar de continuar acción tan importante para
él y tan útil á la christiandad y tan propia de la obligación que contrajo con su
ofrecimiento, cuyo cumplimiento tan costoso para su salud como para su hacien-
da y medro de su casa, aunque le tiene sumamente pobre, como se reconocerá por
los autos, se halla bastantemente glorioso con dejar á sus descendientes una me-
moria tan considerable y singular como la desta conquista, de que espera el pre-
mio y satisfacción que S. M. sabe dará los vasallos que le sirven en acciones de
tanto lucimiento para su Real Corona.

Y porque á su derecho y al de sus fiadores y su presunción conviene verificar


cuán exactamente ha cumplido lo que ofreció y pactó con S. M. para que se de-
clare estar libre de la obligación y S. M. le honre y premie como espera de su gran-
deza, discurriendo por dichas condiciones se hallarán todas las que se admitieron
-que fueron diez- plenísimamente cumplidas en los tiempos, en la forma y en el
modo que cada una de por sí contiene.

En cuanto á la primera de f. 25, de dar las dichas fianzas de los treinta mil
ducados, en los mismo autos consta estar cumplida, no sólo en los treinta mil que
mandó S.M. que diese de fianzas, como consta á f. 65.

La segunda, en que se obliga á comenzar á poner en ejecución la disposición


de dicha entrada dentro de dos meses después de dadas las dichas fianz.as, previ-
niendo para la entrada todo lo necesario de annas, pólvora, balas, mulas, caballos,
cuchillos, hachas y otros pertrechos y municiones que se obligó á conducir á la
villa de Caxamarca para que al fin del año todo estuviese junto, se hallaba bas-
tantemente cumplido, si se atiende á la certificación de f. 99, en que consta de la
que da el contador veedor de la conquista cómo tuvo prevenidos todos los dichos
peltrechos, en tanta abundancia como refiere la dicha certificación para salir con
ella y con la gente de las compañías que hiciese á la dicha conquista; y que tenía
hechas dos, una en Caxamarca y otra en Truxillo disponiendo otras en Chacha-
poyas, comprando todos los dichos peltrechos y bastimentos á su costa, de tal
suerte que pudo salir y salió á la dicha conquista por julio del año 654, antes de

346
cumplirse el primer año, entrando en la provincia de los Tabalosos, Pabalosos y
Omagos. Con que se halla la dicha condición en todo verificada con tanto aumento
en su obligación y copia en los géneros de ella, que manifiestan bien su gran gasto
y la puntualidad con que sin dilación ni espera al tiempo ni respeto á la costa. co-
menzó á cumplir lo que le tocaba, de que dió cuenta al Gobierno por su escrito de
f. 91.

La tercera de las dichas condiciones, fué que había de proseguir conducien-


do la gente por su persona ó sus oficiales en las provincias capituladas por el
Gobernador Alvaro Enriquez del Castillo y que las pagas de capitanes, soldados
y otros oficiales habían de ser á su costa. Esta dicha condición también se halla
verificada con la dicha certificación de f. 99 y por los demás testimonios presen-
tados por mi parte desde f. 8 en adelante; pues desde 26 de septiembre del año 53
comenzó á tratar de la dicha conquista y entrada para ejecutar/a en el verano
siguiente, confiriéndolo con los soldados que tenía y disponiendo lo necesario
para dicha conquista y haciendo leva en la ciudad de Moyobamba, donde se
alistaron los soldados que consta á f 9 y 11; teniendo dos compañías de setenta
soldados, de que eran capitanes Valentín de Vargas y Mateo de Soto, sin la gente
que en Chachapoyas había conducido el Maestro de Campo Don Agustín de Ca-
sas Alvear, y sin la que estaba haciendo y tenía Don Martín Bravo en el fuerte de
los Lamas y la que tenía el capitán Alonso Guerra en el dicho fuerte. Con que
cumplió la dicha prevención en las dichas prevenciones de milicia de que dió
cuenta al Gobierno por el memorial de f. 99.

En la cuarta condición, se obliga á que el número de los soldados no ha de


bajar de ciento y que al fin del segundo año de los cuatro, que se le cumplió por 13
de agosto de 55, se han de juntar y conducir en tropas acomodadas, desde Caja-
marca á Chachapoyas, con todos pertrechos, municiones y bastimentos necesa-
rios, que al mismo tiempo se han de haber dispuesto y con obligación de remitir
testimonio de lo hecho en esta razón. Y esta dicha condición está bastantemente
cumplida, porque no sólo tuvo los cien soldados de su obligación sino muchos
más de que consta de las listas que están en los autos desde f. 8 que se remitieron
en orden á manifestar cómo se cumplió con dicha condición. Y así se hallará que
desde septiembre de 53 estuvieron juntos los bastimentos y pertrechos y que sa-
lió con treinta soldados de Moyobamba para la provincia de Tabalosos á recono-
cerla; y esto fué por otubre de 53, llevando todos los mantenimientos y pertrechos
y marcharon á pie en tierra tan pantanosa y áspera y en que fueron de los dichos
indios tan mal admitidos y amenazados, valiéndose de la maña, industria y suavi-
dad para la redución dellos á la santa fe católica. Y después de muchas diligencias,

347
trabajos y hambres, pudo conseguir la fundación del pueblo de la Virgen del
Rosario; de suerte que en sólo tres meses conquistó estos indios,fundó pueblos,
tomó posesión dél en nombre de S. M., levantó iglesia y nombró cura al bachiller
Femando de Saldaña y repartió casas de Cabildo y solares, y nombró alcaldes
ordinarios, que es mucho de ponderar, pues se estendió su deseo y obró más allá
de su obligación; y lo que al fin de los cuatro años debió tener hecho, ó por lo me-
nos intentado, á los principios del primero lo ejecutó su puntualidad, previniendo
la fábrica de las iglesias y dejando personas para ellas y ya baptizados muchos
indios, y personas en resguardo del peligro que podría tener el dicho cura entre los
dichos indios. Y en 24 de otubre del año de 53 después de este hecho, salió á Cha-
chapoyas á conducir más gente y vituallas, así en ella como en Caxamarca por
tenerlos allí prevenidos para disponer la conquista del verano, dejando al capitán
Alonso Guerra Calderón para conducir más gente, ofreciendo á los soldados la
mesma paga que S. M. da en sus ejércitos; de suerte que dejó el dicho pueblo con
mucha copia de indios é indias, muchachos y muchachas, que todos eran de los
Tabalosos de la una y otra parte del río grande; que todos se instruyeron en la fe
dando al cura de sínodo ducientos pesos de su hacienda. Y por haber entendido
para abril del año de 654 que los dichos indios Tabalosos habían faltado á la
obediencia dada á S. M. en el dicho pueblo del Rosario, fué el dicho mi parte á él
y hallando ausentes todos los indios les hizo buscar y los redujo con suavidad á
los más, y redificar las iglesias que habían quemado. Y fué al pueblo de las Lamas
donde tuvo noticia estaba gran cantidad de los dichos indios Tabalosos y la ma-
yor fuerza dellos y habiendo dejado el real con gente de guarnición para seguri-
dad del dicho pueblo del Rosario y para redificar la iglesia fué al dicho pueblo de
que consta á f. 35 del segundo; y habiendo hecho exactas diligencias en él para la
dicha reducción y examinando testigos contra los culpados en el dicho levanta-
miento, redujo al cacique principal con mucha copia de gente que le volvieron á
dar la obediencia con todo rendimiento, á quien admitió con toda suavidad; y por
mezclar con ella algún rigor y ejemplo con los indios, condenó á muerte á dos de
ellos, y en pública horca precediendo las diligencias de christiano y pidiendo en
ella el santo bautismo que antes no habían querido recibir, los perdonó, porque las
instancias de los curacas y caciques principales instaron en el perdón; el uno llama-
do lchupo Anassi ahorcando al otro llamado Estachuna por ser el principal culpado
y no haber querido admitir la santa fe; con que los dichos indios quedaron quietos
y pacíficos, viendo á un tiempo mezclada la clemencia y la justicia para asegurar
mejor esta quietud tan conveniente y reconocer que en el dicho pueblo de las
Lamas había cantidad de gente de los Sustichiches, Ancaballes y Lamas y haber
otras provincias cincunvecinas de indios de guerra. Para sujetarlos dejó hecho un
fuerte real de empalizadas con maderas gruesas y cuatro redutos y un foso de

348
estacadas, capaz para alojar doscientos hombres, y dejó en él al cura para do-
trinar los indios. El cual dicho fuerte hicieron los soldados y asistiendo con su
persona al cortar en la montaña las maderas, dejando de guarda una escuadra: y
acabado el fuerte dejó por cabo á Xpóbal de Pineda con soldados suficientes para
su defensa y con orden que los indios fuesen fundando y levantando casas y ha-
ciendo chácaras para su sustento, ordenando que siempre hubiese escolta y cen-
tinela, y cuando el cura saliese á algunas confesiones llevase la guarda necesaria,
y que de noche se regresen todos los soldados al fuerte. Y trató de aprehender al
principal agresor en la quema de las iglesias que era el cacique Chanasta que po-
día si no se prendiese causar tantos daños. Y así fué á la provincia de Caxamarca
el dicho General para traer la gente que se estaba conduciendo para traerla por el
dicho pueblo del Rosario y por otra parte la mayor fuerza por la de Condesmarca
para que el dicho cacique quedase cercado y pudiese ser preso; y mandó al capi-
tán Alonso Guerra Calderón que con la compañía que estaba conduciendo en Mo-
yobamba entrase por la parte de los Coscabosoas y el dicho General con sus com-
pañías que tenía en Caxamarca entrase por la de Condesmarca, no sólo á la dicha
provincia, sino á la redución de los indios infieles de las provincias de los Gibitos,
Cholones y Porontos y todas las demás hasta las Coscaboscas, donde se hablan de
juntar todas las compañías con la del dicho capitán Alonso Guerra. Con que se re-
conoce no sólo el cumplimiento de la dicha condición cuarta en el número de los
soldados y disposición que se obligó á tener para las entradas y conquista el año
segundo, sino cuán adelantadamente las comenzó á ejecutar con tan lucidos efec-
tos como los que se han ponderado tan útiles al servicio de Dios y de S. M., como
se reconoce en lo referido y tan costoso en cada acción como manifiesta lo casi
imposible de cada una y así dió cuenta en el Gobierno presentando los dichos tes-
timonios que corren desde f. 8 hasta f. 44.

La quinta condición se redujo á obligarse que desde el principio del tercero


año, que se había de contar..... había de empezar á marchar con la gente de Mo-
yo bamba á donde había de estar conduciendo lo dispuesto y prevenido para dicha
entrada, de suerte que en dicho año la hubiese de hacer con efecto y enviar tes-
timonio al Gobierno de que quedaba la tierra adentro y provincia en que se halla-
ba y estado de las cosas. Esta condición se cumplió anticipadamente por mi parte,
pues sin esperar á su ....... que no las permitía su celo y afecto se ha reconocido en
la quinta condición el cumplimiento de ella con reducción y población de dichas
provincias de Tabalosos y Lamas; y continuando la dicha entrada y conquista en
21 de julio del año de 54 anticipadamente, consta á f 46 que salió de Caxamarr:a
al pueblo de Condesmarr:a para entrar en las provincias de los Porontos, Gibi-
tos y Cholones y fué marchando en tropa, publicando bando y orden para lo que

349
habían de guardar los soldados no sólo en el marchar sino en el modo de proce-
der, sin daño ni agravio de nadie, llevando consigo cura y sacerdotes para la en-
señanza de la santa fe; y con otras compañías que se agregaron al pueblo ó sitio
que llaman Sillangare en l ." de agosto del año de 54 y trató de su reducción. Y
también llegó a la provincia de Porontos, dejando ya reducidas las de Sil/an-
gare; y también redujo los de Porontos á la santa fe, y todos pidieron con grande
fervor el santo bautismo. Y estando instruidos en la dotrina christiana se bautiza-
ron muchos por el cura Don Salvador Velázquez de Medrano y bachiller Esteban
Bravo del Aguila. Con que el dicho General tomó posesión de aquellas provin-
cias en nombre de S. M. y fundó pueblo á quien llamo San Antonio de Porontos,
y todos los indios dieron la obediencia; y nombró alcalde y mandó hacer iglesias;
y dispuso pasar á la provincia de los Gibitos y entró... .. agosto de 54 y halló mu-
cha población de casas grandes y muchos indios y á todos los procuró reducir
con suavidad y regalos; y luego manifestaron sus deseos de ser xpianos y que
reconocían á S. M. por su rey; y que había 16 años que lo habían deseado porque
unos padres de la Compañía de Jesús les habían enseñado la dotrina y se habían
ido huyendo de unos caciques viejos que los gobernaban entonces...... habían
amenaza lo que los habían matar no...... y dieron noticia de la provincia de los
Cholones. Y en esta conformidad con muchos regocijos y fiestas tomó posesión
el dicho General de la dicha provincia y de la de los Cholones, y el cura la tomó
cantando una misa en acción de gracias, poniendo por nombre al pueblo la lim-
pia Concepción de Gibitos; nombrando alcaldes y regidores, repartiendo como
los demás conquistadores, hachas, machetes, cuchillos, cascabeles, chaquiras y
otras cosas de su gusto para atraerles más fácilmente á la dicha redución. Lo cuaJ
les repartió el dicho General y dejó dispuesto hacer la iglesia y quien les enseña-
se la santa fe. Y arriesgándose á todos los peligros trató de ir á la provincia de
los Huanucos por un río caudaloso para el cual dispuso balsas, sin embargo de
tener noticia que los dichos indios estaban para defenderse é impedir la entrada
en su tierra. Y después de larga deliberación y conferencia sobre el modo de
vadear el río, por ser ya imposible caminar á pie cinco días que había de camino
por tierra por estar ya rendidos de lo que se había caminado y estar muchos en-
fermos é imposibilitados, se resolvió hacer embarcaciones, como se hicieron,
llevando una balsa tijera por delante para reconocer los dichos indios y dispues-
tas otras prevenciones. Y sin embargo de muchas dificultades y riesgos del dicho
río que ponían dos indios, el dicho General con dádivas que les hizo de herra-
mientas, se embarcó con la demás gente y á 12 leguas en una isla se reconoció
cantidad de indias con casas nuevas, y salieron ocho canoas con indios y orden
de su cacique para dar la obediencia á S. M. y manifestar la voluntad de ser
xpianos, y que había alborotádolos ...... cacique Chanasta. Conque pasó el dicho

350
General á la provincia de los Payanansos, cuyo cacique con sesenta indios dió
la obediencia, porque la demás gente la tenía inquieta y alborotada el dicho ca-
cique Cbanasta. Conque dispuesto, enviaron al Maestro de Campo Don Agustín
de Casas á prenderle ó matarle; y salió á este efecto con su compañía. Y prosiguió
el dicho General en la dicha entrada reduciendo otras ciento y setenta personas
de la dicha provincia y se celebró missa y se puso por nombre San Nicolás de
To/entino, dando la obediencia á S. M. todos y dejándoles nombrandos alcaldes
y regidores. Y luego prosiguió en la dicha provincia de Huanucos, que redujo y
tomó posesión della nombrado al pueblo Santiago de Buenavista. Conque en 16
de septiembre del año de 54 prosiguió á la provincia de Cascaboas, por otro
nombre Pabalosos; donde con su acostumbrado celo, suavidad y agasajo redujo
cantidad de indios y toda la dicha provincia al Santo Evangelio y á la obediencia
de S. M., con los cuales usó del continuo modo con que los regalaba, dándoles
con todo amor machetes, chaquiras y otros géneros de su gusto y agrado y tomó
posesión de la dicha provincia poniéndole por nombre San Mateo; nombró
justicias, dándoles también cura para el pasto espiritual á que se inclinaron con
todo amor y por otra parte ............ tiempo dispuesto la conquista de los Fuines
por medio de especial gente que envió pagada y conducida para el efecto; los
cuales trajeron su cacique llamado............. joaniis con más de cuarenta de indios
sin armas y voluntarios, reducidos á la santa fe que abrazaron con todo afecto,
aunque por la aspereza del temple y sitio no se les señaló iglesia hasta disponer
la redución ó otra mejor disponiendo los dichos indios para que fuesen á la pro-
vincia de los Tabalosos y Lamas, para estando en ellas hacer la fundación que
conviniese.

Conque salió para la provincia de los Amasifuines y Taba/osos y Rumianeas


llevando consigo toda la gente de milicias que tenía para juntarse con el capitán
Alonso Gue"a que traía preso al dicho cacique Cbanasta, para que con su com-
pañía y la de Don Juan Muñoz de Piedrola, fuesen luego marchando á reconocer
la provincia de los Motilones, Taba/osos y Suchiches; y por otra parte, el dicho
General bajó con treinta soldados á las provincias de Cocamas y Jivaros y á
comunicar con los padres de la Compañía de Jesús que estaban allí por misio-
neros muchos años había, cercados de indios infieles, los que podría reducir el
dicho General y la que había cerca del río Marañón para el mejor acuerdo de la
conquista. Y antes de salir á lo referido el dicho capitán Alonso Guerra en el dicho
paraje trujo preso al dicho cacique Cbanasta con otros indios infieles, y siendo
informado dellos de la distancia que babia á los Amasifuines y Rumiaucas y sien-
do sabedor de que eran indios belicosos y soberbios en sumo grado y que ya no
había gente, suspendió la dicha entrada por parecer no había de ser de utilidad

351
alguna con parecer de la gente de guerra y cura y indios pláticos. Y de conformi-
dad de todo se envió gente que reconociese las dichas provincias y estado dellas,
y por ser necesario y conveniente el ir á la Cocama y provincia de los Jíbaros y
ser tan peligroso el encuentro de los indios barbudos y agua ........ si se fuese por
tierra, por estar estos poblados en las orillas del río y ser muchos, altivos y gue-
rreros, aunque todos dificultaron la navegación del río por decir que nadie se tenía
noticia lo había navegado, se resolvió que el dicho General fuese por tierra y la
demás gente en embarcaciones por el río que estaba distante cien leguas de la
dicha provincia, en lo cual no consintió el dicho General; antes para alentar á to-
dos, venciendo los temores de tan conocido riesgo, se embarcó con la gente que
pudo á buscar la dicha provincia, llevando consigo dos compañías de infantería y
otras dos de indios amigos y salió á los 9 de octubre del año de 54; y después de
seis días de navegación peligrosísima, donde zozobraron algunas embarcaciones,
reconoció desembarcándose en la orilla del río más de doscientos indios con lan-
zas, rodelas y flechas; y menospreciando los recelos deste riesgo, con el aliento
propio de su sangre, dispuso su gente previniéndola para cualquier suceso; con-
que se llegó á dichos indios mostrándose amigo y de paz, cuyo agasajo movió de
tal suerte á todos que rindieron las armas, publicando que eran xpianos por me-
dio del padre Raimundo de Santa Cruz de la Compañía de Jesús, que les había
asistido, aunque no estaba presente. Conque pasó al pueblo de los Jíbaros (sic)
donde halló al P. Lucas de la Cueva de la Compañía de Jesús, con quien tuvo
larga sesión, dándole cuenta el dicho padre del estado de aquella conquista y
cómo había quedado sin esperanzas de conseguirse por haberse cometido á Don
Diego Vaca que no había podido ejecutarla él ni su hijo y habían muerto pobres.
conque había quedado vaco aquel gobierno; y estando enterado de las provincias
que estaban por conquistar y que las más fieras é indómitas eran las de los Bar-
budos y Aguanos, resolvió acometer esta acción sin acobardarle ni el número de
gente ni el gasto ni el peligro de la navegación dilatada de 12 días por el río;
conque sacando sesenta indios, como sacó de los Jíbaros (sic) con lanzas y fle-
chas, y enviando al Maestro de Campo con doce canoas y alguna gente por el es-
tero, entraron en el río de Huánuco (Huallaga) llevando bastante bastimentos y la
compañía del dicho padre Lucas de la Cueva; se fueron á juntar á la Cocama pa-
ra la dicha empresa con el dicho Maestro de Campo y demás indios; y llegando
al pueblo de Parinapura pasaron al puerto de Cocama con todos los ·que allí esta-
ban juntos, y prosiguió el intento de la entrada en los Barbudos y Aguanos, á cuyo
puerto llegó y previno y ordenó la gente, sin atender el riesgo grande que se
representaba por los indios amigos que llevaba en su compañía y el que le pro-
puso el dicho padre Lucas de la Cueva de haber llegado á aquel mesmo puerto y
sitio el General Don Diego Vaca con más de sesenta españoles y trescientos in-

352
dios de lanza y no haberse atrevido á pasar adelante, antes haberse vuelto á los
Maynas. Y siendo avisado de que bajaba de la montaña gran número de gente
con gran ruido y vocería, dispuso la suya en orden militar y entraron más de cien
indios de la dicha provincia de Aguanas con sus lanzas y dardos y grande alga-
zara y demostraciones de acometer á sus personas. El dicho General les dió á
entender que si llegaban les había de matar, prevención que tuvo hecho acuerdo
no era para ningún soldado disparase sin orden, por ser su principal fin ajustado
al de S. M. no ofender sin conocido riesgo y usar de todos medios suaves para la
reducción: conque se consiguió la destos indios, que luego rindieron las armas y
dieron la obediencia; y reconocidos del agasajo que les hizo, voluntariamente
ofrecieron al dicho General llevarle á sus primeras poblaciones, donde fué con
los susodichos marchando en orden á un paraje donde fué con los susodichos
marchando en orden á un paraje donde había quince 6 diez y seis casas grandes
llenas de gente, y en el dicho sitio se acuarteló con toda la suya el dicho General;
y el siguiente día se juntaron más de quinientos indios y diciendo quedaban mu-
chos más sin venir por la distancia de sus casas que estaban apartadas por largos
trechos por la guerra continua que tenían con los Jíbaros. Y habiéndoles dado á
entender el fin de esta redución y conquista, dieron la obediencia á S. M., y el
dicho General tomó la posesión de la dicha provincia. Conque pasó á la de los
Barbudos en compañía de toda la gente y religiosos, dejándoles prevenido que
fuesen al puerto y les avisarían para que bajasen á buscar en los Jíbaros sitio
bueno para iglesia; y embarcando toda la gente prosiguió su viaje, llegando fren-
te del pueblo de Cocama en 2 de noviembre del dicho año de 54, donde salió una
manga de indios corpulentos y blancos, viniéndose á nuestro ejército con lanzas
y rodelas muy grandes, y hicieron señal de paz y dijeron ser de la provincia de los
Mayurunas, á quien por otro nombre llaman Barbudos, y que con noticia de la
conquista en que estaba entendiendo venían á dar la obediencia á S. M . y ser
xpianos, y harían que los demás de su provincia lo fuesen.

Conque prosiguió en buscar los indios Barbudos, los cuales llegaron á la


isla donde estaba acuartelado el ejército y entre ellos el indio Raimundo que había
lraÍdo los dichos indios á ofre.cerse de paz, como lo hicieron más de ciento que
venían con él, conque...... la obediencia á S. M. y toda satisfacción de querer ser
xpianos con señales muy seguras de su estabilidad, reservando el señalarles sitio
para pueblo é iglesia como conviniese. Dispuso su viaje á la provincia de los
Otanabis por el río con toda la gente, y habiendo llegado á ella y marchando por
tierra por un camino áspero y no usado y á pie, sólo se hallaron dos indios y una
india que dijeron haberse muerto la más gente; y á pocas cuadras salieron los
demás que se ofrecieron ser xpianos y dar la obediencia á S. M. y reducirse al

353
pueblo de los Lamas, para donde luego dispuso su viaje al pueblo de San Joseph
que fundó en la dicha provincia, donde habiendo llegado, hallando más de ciento
y treinta casas hechas y llenas de indios con sus familias y la iglesia acabada con
campanas y sus ornamentos y con tres curas; y la dicha iglesia llena de gente y
todos industriados en la doctrina y enseñanza católica; y que allí se habían redu-
cido los indios de la provincia de los Motilones por el buen temple y pasaje; y
que también se han agregado los Taba/osos al pueblo del Rosario y la provincia
de los Fuines, Coscabosoas y Juánuses, que todos esperaban al dicho General
para que dispusiese su población, viendo temerosos á todos y que se recelaban
del cacique Chanasta aunque estaba preso. Procedió el dicho General á averi-
guar su delito y porque lo ha hecho con tanta fineza en la dicha conquista consta-
se no sólo por los dichos autos sino por información hecha hasta entonces, se hizo
copiosa con todos los curas, religiosos de la compañía y con notificaciones suyas
del afecto, celo y cuidado conque siendo el primero al riesgo y al trabajo.... pues-
to en ejecución el ofrecimiento que hizo: los cuales declararon desde f. 74 hasta
111 con toda especialidad, así en las especiales acciones de la dicha conquista,
entrada de provincias, gastos de peltrechos y bastimentos, como en el número de
compañías y soldados, sueldos que se les pagaron y curas y sacerdotes que siem-
pre asistieron con especial estipendio, porque no quedase en duda el más lucido
y estimable afecto que en la ocasión y el tiempo procuró con sus acciones, celo y
vijilancia manifestar el dicho General en servicio de Dios y de S. M.: conque no
sólo se halla cumplida la dicha condición quinta en el tiempo y en la forma, sino
aventajadamente anticipada su ejecución como se reconoce por lo referido.

Estas son las capitulaciones que miraron á la forma de la conquista y modo de


la reducion de los indios y obligaciones que debió cumplir mi parte, porque las
demás no conducen al caso y todas las que restan se hallan epilogadas y cumpli-
das exactamente en ellas.respecto de que la sexta, que miró por la suavidad y
amor conque debían ser tratados los indios y atraídos sin rigor ni fuerza á nuestra
santa ley, valiéndose de religiosos que había de llevar mi parte á este efecto á su
costa y minsión, está verificado que no sólo llevó consigo los clérigos que dejó
por curas pagándoles sus sínodos de su hacienda sino llevando religiosos de la
Compañía de Jesús y otros, conque se consiguió con tan conocida utilidad la
reducción y bien de las almas.

Y porque en la dicha capitulación fué tambien calidad el obligarse á fundar


el tercero año la primera ciudad y fortificarla de empalizada y faxinas bastantes
á la seguridad del ejército, se hallará por lo que tengo alegado y recaudos que
presento y por los que tengo presentados, que en el segundo año tuvo fundadas

354
dos ciudades -la de Santander y la del Triunfo de la Santísima Cruz- y en cada
una puestos fuertes, como en otros pueblos particulares; los puso con toda arte de
milicia empalizados, faxinas sufientes á defensa y perpetuidad, como se obligó.

También se halla que en la séptima capitulación la puso en ejecución en este


cuarto año, en el cual se dejó á su arbitrio lo que se hubiese de obrar, pues consta
que con todo efecto, gasto y desvelo, prosiguiendo en la conquista con mucha
utilidad de S. M. y riesgos notorios de su vida y hacienda, que se reconocen por
las dichas informaciones y autos.

La octava capitulación, reducida á las escusas justas de que se previno para


no incurrir en culpa por los sucesos del tiempo, enfermedades ó pérdidas de gente,
es la que más lustre da á su nobleza y calidad y a la generosidad de su ánimo
conque obró, pues siendo como fueron tan continuas y graves las enfermedades
que padeció como constará de las informaciones sobre esto hechas y teniendo
tanta pérdida de gente que murió á las inclemencias del tiempo y enfermedades,
pudiendo serle excusa legítima para la prosecución de la dicha conquista; antes
menospreciando la mesma vida tuvo por mejor perderla en prosecución de su
glorioso intento y servicio de S. M. que faltar á conseguir el fin deseado, conque
crece el mérito de sus acciones.

De que se sigue no haber incurrido en la nota de la novena capitulación ni


pena della pues no hay ni puede haber escrúpulo de des,c uido, negligencia, mali-
cia, omisión ó falta de caudal que se le pueda oponer fué causa de no conseguir
obra tan grande, pues todo lo excluye lo hecho y obrado con tanta actividad, fir-
meza,. continuación, valor, costo y riesgo, sin que ni la envidia ni emulación, pue-
dan argüir culpa de las prevenidas en dicha capitulación, de que tanta puntualidad
ha hecho sabidor al Gobierno en todas las ocasiones, procediendo con xpiandad y
acierto, como lo testifican las certificaciones de oficios diadas y informes hechos á
S. M. y á V. E. por el Cabildo de la ciudad de San Francisco de Borja, y el de la
ciudad de Santiago de Moyobamba, y el de la ciudad de lo Chachapoyas y el de
los padres Francisco de Figueroa y Raimundo de Santa Cruz de la Compañía de
Jesús, y del licenciado Don Pedro de Añasco Alvarado, Cura y Vicario de la dicha
ciudad de Moyobamba; que todos concluyen refiriendo por menor las acciones
dignas de premio tan llenas de valor y aliento, como colmadas de prudencia, sua-
vidad, celo del servicio de Dios, xpiandad y ajustamiento conque procedió y está
procediendo el dicho General en la dicha conquista, que pareció tan imposible
y peligrosa, que nunca se vió conseguida, aunque de tantas personas de impor-

355
tancia comenzada, para que reconocido todo por V. E. y la suma utilidad que á la
xpiandad y al servicio de Dios y aumento de los reynos y señoríos de S. M. se ha
seguido de conquista tan considerable, obrada por el dicho GeneraJ con tanta cos-
ta de su hacienda, llevado de la nobleza de su sangre y de sus muchas obligacio-
nes y afectos del servicio de Dios y de S. M., en que ha sido sólo su interés la
gloria de haber conseguido tan ardua empresa y tan imposible conquista con fru-
tos tan estimables para el servicio de Dios y de S. M. en tantas almas reducidas á
su santa ley y tantos pueblos y ciudades sujetos al imperio de S. M., con tantos
súbditos que estaban agenos de su obediencia, con poblaciones tan copiosas es-
tablecidas sin costa alguna de su Real Hacienda, con tantas esperanzas de aumen-
to y seguridades de perpetuidad, sin haber costado una gota de sangre, en guerra
ni á indio infiel ni á soldado de los que fueron á la dicha conquista, siendo las
armas conque se han reducido las poderosas de la mano de Dios y los alientos
animosos que dió al dicho General y á los de su milicia para vencer y sujetar tan
bárbaras naciones, amor, dádivas y acciones dispuestas á la mayor conveniencia
de los dichos indios, que es una de las mayores grandezas desta conquista; á cuyas
capitulaciones ha satisfecho con el ajustamiento que se reconoce por los autos,
esperando el premio de parte de S.M., no sólo en el cumplimiento de lo capitulado,
sino en las ventajas con que sabe honrar semejantes acciones.

A V. E. pido y suplico declare haber cumplido el dicho mi parte con las obli-
gaciones de sus capitulaciones puestas para la dicha conquista, dándole por libre
á él y sus fiadores de la que otorgaron para la seguridad del dicho cumplimiento,
dando cuenta á S. M. de todo para que sepa el afecto y celo conque el dicho Gene-
ral le ha servido en materia tan considerable, pues es justicia que pido. &.•

MIGUEL DE MEDINA.

DON NICOLÁS FLORES.

[Maúrtua 1907: III, 99-116]

(52) Carta de la Real Audiencia a S.M. sobre el informe que éste ha solicitado
referente al estado que tiene la conquista y pacificación de los Motilones
emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Lima, 30 de agosto de
1658.

356
MANDA VUESTRA MAGESTAD a esta Real Audiencia. en Cedula de 18 de
Febrero de 656, que infonne el estado que tiene la conquista y pacificacion que
Don Martin de la Riva Herrera, de el orden de Santiago, ha tratado de hazer de
los indios infieles de la Provincia de los Motilones y otras circunvezinas al rio
Marañon, que utilidad va siguiendo de ella, que indios se han rreducido, que
poblaciones ha adquirido, los frutos que produce la tierra y lo demas que en dicha
cedula se previene.

Y porque para cumplirla con la claridad y distincion que la materia requiere


y Vuestra Magestad manda, es necesario verla y reconocerla por los autos ins-
trumentos y recaudos que ha presentado, muy pocos días ha en este Real acuerdo
el dicho Don Martin y otras diligencias judiciales que en orden de su mejor ave-
riguacion se estan sustanciando, remite esta Audiencia para la primera y mas bre-
ve ocasion, por no ser posible en la brevedad desta, cumplir y executar lo que
Vuestra Magestad manda, como la christiandad ha menester- Lima y Agosto 30
de 658.- Conde de A/va - Don Garcia Carrillo y Aldrete - Don Joseph Alvarez -
licenciado Don Antonio de Heredia - Don Bernardo de lturriza"a - (Todos con
sus rúbricas.)

AL RESPALDO DE ESTE DOCUMENTO SE LEE:

En el Concejo á 28 de Febrero de 1660.


Con lo que hay resuelto lo vea el señor Fiscal.
Las cartas y papeles que hay sobre esta conquista, estan en poder del Relator
Don Leonardo del Valle.

El fiscal dice: que los papeles que ay en el Consejo sobre esta conquista es-
tan en poder del Relator Paniagua.
Pide que esta carta se junte con ellos, para que ande debaxo de la misma
cuerda y a su tiempo se vea todo junto.
Madrid y Junio 4 de 1660 y se le traigan para pedirlo que convenga.

En el Consejo a 22 de Junio de 1660.


Llevese esta carta al Relator como lo pide el Señor Fiscal.

(Hay una rúbrica.)

[RABN 1900: 111 (IV), 157-158]

357
(53) Auto de la Audiencia de Lima sobre la conquista hecha por Don Martín de
la Riva Herrera de las provincias entre Huánuco, el Brasil y el río Mara-
ñón. Los Reyes, 9 de diciembre de 1658.

En la ciudad de los Reyes, en nueve días del mes de diciembre de mil y


seiscíentos y cincuenta y ocho años, estando en Acuerdo Real de Justicia el
Excmo. Señor Conde de Alba de Aliste y Villaflor, Virrey de estos reynos, y los
Señores doctores Don García Francisco Carrillo y Alderete, Don Sebastián de
Alarcón, Don Antonio Fernández de Heredia y Don Bemardino de Figueroa y de
la Cerda, Presidente y Oidores de esta Real Audiencia, á que se halló presente el
Señor Doctor Don Tomás Berjón y Caviedes, Fiscal de S. M. de lo civil della, se
vieron los autos fechos por parte del General Don Martín de la Riba Herrera, del
orden de Santiago, corregidor que fué de la villa de Cajamarca, en razón de la
conquista de los indios infieles de las provincias que hay desde la ciudad de
Guánuco hasta la Margarita y rio Marañon, según refiere en sus escritos; de que
se dió vista al Señor Fiscal y á que respondió, cuya detenninación remitió S. E.
al dicho Real Acuerdo de Justicia como está mandado. Pareció á los dichos Se-
ñores que S. E. podrá reservar á la definitiva la separación de las conquistas que
pide el dicho General Don Martín de la Riba Herrera, y mandar se lleven los
autos para el artículo que hubiese lugar en derecho. Y S. E. se confonnó con este
parecer y lo señaló juntamente con dichos señores.

Hay cuatro rúbricas.

DON PEDRO DE QUEZADA .

[Maúrtua 1907: 111, 237]

(54) Auto de la Audiencia de Lima para que Don Martín de la Riva Herrera
ex iba ciertos documentos de su conquista. Los Reyes, 12 de diciembre de
1658.

En la ciudad de los Reyes, en doce días del mes de diciembre de mil y seis-
cientos y cincuenta y ocho años, estando en Acuerdo Real de Justicia el Excmo.
Señor Conde de Alba de Aliste y Villáflor, Virrey destos Reynos, y los señores

358
doctores Don García Carrillo, Don Sebastián de Alarcón, Don Antonio Femán-
dez de Heredia y Don Bemardino de Figueroa y de la Cerda, á que se halló pre-
sente el Señor Doctor Don Tomás Berjón de Caviedes Fiscal de S. M. de lo civil
della: se vió el memorial nuevamente presentado por el dicho Señor Fiscal por
incidencia de la causa y autos fechos por el General Don Martín de la Riba He-
rrera, del orden de Santiago, Correjidor que fué de la villa de Cajamarca, en ra-
zón de la conquista de los indios infieles de las provincias que hay desde la ciu-
dad de Guánuco hasta la Margarita y río Marañón, en razón de la súplica que
hace el Señor Fiscal para que el dicho General Don Martín de la Riba Herrera
exhiba las listas de los soldados que condujo para dicha conquista y la verifica-
ción de las pagas que les hizo á dichos soldados y demás personas que acudieron
á dicho ministerio; los libros donde sentó la razón, la persona á cuyo cargo estuvo
los gastos de peltrechos y demás cosas necesarias para dicha conquista; qué
doctrineros nombró y se han presentado por el patronazgo real en los lugares que
llama conquistados; qué cabildos compuestos de regidores y otros ministros hay
en dichas ciudades y con qué instrumentos dieron cuenta en el Gobierno de estos
reynos para la confirmación y qué forma tienen de reducción los indios conquis-
tados y si los doctrinan en la santa fe católica perseverando en la obediencia de
vasallos de S. M. Y que certifique Juan Martín de Liseras, Escribano de la guerra,
qué memoriales han presentado los soldados que tuvieron plaza en dicha con-
quista y han puesto demandas al General sobre lo uno y lo otro. Pareció á los di-
chos Señores que S. E. podrá mandar que el dicho General Don Martín de la Riba
Herrera, dentro del tercero día, exhiba las listas, libros, y demás que pide el dicho
Fiscal, según y como queda referido en este auto; y que el dicho Juan Martín de
Liseras, Escribano de la guerra, dé dicha certificación de dichos memoriales co-
mo queda expresado. Y S. E. se conformó con este parecer y lo señaló juntamen-
te con dichos señores; y fecho lo susodicho se dé vista al Señor Fiscal.

Hay cinco rúbricas.

DON PEDRO DE QUEZADA.

[Maúrtua 1907: 111, 237-239]

(55) Comunicación de Don Pedro de A.11asco, Cura y Vicario de la ciudad del


Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones, sobre el estado de la conquista
de dicha provincia. Santa Cruz de los Motilones, 7 de marzo de 1659.

359
Cinco años ha que asisto en estas provincias de Motilones, Tabalosos, Cas-
cabosoas y otras que ha pacificado el General Don Martin de la Riba, en cuya
compañia entré con otros tres sacerdotes y hoy estoy en esta ciudad del Triunfo
de la Santa Cruz de los Motilones por cura y vicario della y de los indios que
asisten y están reducidos en los pueblos de Nuestra Señora del Rosario, San Pedro,
San Joseph, San Bartolomé de Amasifuines, San Martín y otros con nombramien-
to y títulos del Cabildo en sede vacante de la ciudad de Trujillo, confirmado por
el Señor Obispo que hoy es: y todo el tiempo de los cinco años me he ocupado en
estas reducciones sin salir dellas, doctrinando á los indios, instruyéndolos en los
misterios de nuestra santa fe, y hoy lo están tanto como otros cualesquiera de este
reyno. Por lo cual están todos bautizados y yo muy glorioso de haberlo operado en
la salvación de mucho número de almas de los que han muerto con el agua del
santo bautismo; y para mi éste es el mayor interés por lo servido que se dará la
Magestad Divina de mi trabajo. Y aunque el dicho General me paga sínodo de su
hacienda, éste le expendo en comprar algunas cosas de que necesitan estos
miserables indios.

He sabido que á V. E. le han informado que yo los he dejado y desamparado,


cosa que he sentido sumamente, cuando para mí no hay más gloria que asistirles
y llevar adelante mi intento y extender el santo Evangelio por otras provincias
que carecen de su luz; como lo hice el año pasado de 1658 en la provincia de los
Amasifuines con la gente que dejó el General Don Martín de la Riba en esta ciu-
dad. Y en la dicha provincia hallamos mucha cantidad de gente que hoy está á la
obediencia de S. M. y de nuestra Santa Madre Iglesia, adonde be hecho una igle-
sia, les asisto de ordinario como á todos los demás de mi cargo y hallo toda ayuda
en la justicia que tiene puesta el dicho General en esta ciudad y en los vecinos
della, sin que hayan descaecido por la ausencia de su Gobernador, quien desde
allí les envía orden para que me asistan á todo lo que tocare á la conversión por
lo cual no tan solamente no ha ido á menos lo que él pacificó, sino antes en au-
mento.

Háme parecido dar á V. E. estas noticias cumpliendo con mi obligación y


también se las he dado á S. M. y lo continuaré en cuanto se ofreciere, rogando á
Dios guarde á V. E. Desta ciudad de la Santa Cruz de los Motilones, 7 de marzo de
1659 años.

B. l. m. de V. E.
DoN PEDRO DE AliiAsco ALVARADO.

[Maúrtua 1907: 111, 239-240]

360
(56) Auto de la Audiencia de Lima relativo a la conquista hecha por Don Mar-
tín de la Riva Herrera del territorio entre Huánuco, el Brasil y el Marañón.
Los Reyes, 24 de julio de 1659.

En la ciudad de los Reyes, en veinte é cuatro días del mes de julio de mil y
seiscientos y cincuenta y nueve años, estando en Acuerdo Real de Justicia el
Excmo. Señor Conde de Alba de Aliste y Villaflor, Virrey destos Reynos y pro-
vincias del Perú, y los señores doctores Don Andrés de Villela, Don García
Francisco Carrillo y Alderete, Don Antonio Femández de Heredia y Don Ber-
nardino de Figueroa y de la Cerda, Presidente y Oidores de esta Real Audiencia,
á que se halló presente el Señor Doctor Don Tomás Berjón y Caviedes, Fiscal de
S. M. de lo civil della; se vió la causa y autos fechos por parte del General Don
Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, Corregidor que fué
de la provincia de Cajamarca, en razón de la conquista de indios infieles de las
provincias que hay desde la ciudad de León de Huánuco hasta la Margarita y río
Marañón, en que se comprenden las de los Motilones, Tabalosos, Mariñas, Jíba-
ros y demás que refiere en su memorial que tiene presentado, desde la foja pri-
mera hasta el folio once del cuarto cuaderno de dicha causa y súplica que por él
hace en que se declare haber cumplido con las obligaciones de las capitulaciones
puestas para dicha conquista, dando por libre al suplicante y sus fiadores de la
que otorgaron para la seguridad del cumplimiento de ellas, y que se dé cuenta á
S. M. de todo para que conste del efecto y celo con que el dicho General Don
Martín de la Riba Herrera le ha servido en materia tan considerable, según re-
fiere. De todo lo cual fecho y actuado en dicha materia se ha dado vista á dicho
Señor Fiscal de S. M., á que tiene respondido; y la determinación dello remitido
por S. E. al dicho Real Acuerdo de Justicia por voto consultivo. Atento á que el
dicho General Don Martín de la Riba Herrera en el dicho su memorial, que queda
citado, refiere el ofrecimiento que hizo á S. M. con celo del aumento de su Real
Corona y bien de las almas de los indios infieles, el hacer dicha conquista, como
parece á la foja sexta del primer cuaderno, que está inserta en la Real Cédula de
S. M. despachada en dicha sazón al Señor Marqués de Mancera, Virrey que fué
destos reynos, á que dió determinación por consulta de Real Acuerdo. Y que
asimesmo el dicho General en dicho su memorial dice el buen efecto de la resul-
ta de dicha conquista por haber fundado dos ciudades, la una á título y nombre
de Santander y la otra del Triunfo de la Santa Cruz, y fortificándolas y puesto
curas doctrinantes, pagándoles el sínodo y estipendio de su mesma hacienda, que
están administrando los Santos Sacramentos á los indios reducidos á nuestra san-
ta fe católica y todos los demás pueblos que dice ha reducido á ella, sujetos á

361
dichas ciudades. Respecto de la gravedad de la materia pareció á los dichos se-
ñores que S. E. nombre persona de toda satisfacción, la que fuere servida y
eligiere, para que vaya y reconozca por vista de ojos lo obrado por el dicho Ge-
neral Don Martín de la Riba Herrera en dicha conquista, confonne á las instruc-
ciones que le fueren dadas, y lo ponga todo con claridad y distinción por dili-
gencia auténtica, ante Escribano que dello dé fe; y fecho lo traiga y presente para
que visto lo uno y lo otro, se dé la detenninación que convenga en razón de la
súplica que hace por el dicho su memorial el dicho General Don Martín de la
Riba Herrera, lo cual sea á costa del susodicho; y que se despachen los recaudos
necesarios para ello. Y S. E. se conformó con este parecer y lo señaló, juntamente
con dichos señores.

Hay seis níbricas.

DoN PEDRO DE QuEZADA.

En la ciudad de los Reyes, en veinte y nueve de julio de mil y seiscientos y


cincuenta y nueve años, yo, el presente Secretario de Cámara. notifiqué el auto
antecedente al Señor Doctor Don Tomás Berjón y Caviedes, Fiscal de S.M.de
esta Real Audiencia; de que doy fe.

DON PEDRO DE QUEZADA.

En el dicho día veinte y nueve de julio de mil y seiscientosy cincuenta y


nueve años, yo, el presente Secretario de Cámara, notifiqué, asimismo, el dicho
auto á Miguel de Medina, procurador, en nombre de su parte; de que doy fe.

DON PEDRO DE QUEZADA.

[Maúrtua 1907: III, 242-244]

(57) Autos hechos y actuados de la vista de ojos que hizo Don Luis de Torres
Altamirano, por comisión del Real Acuerdo, en razón de la conquista de
los indios que hizo el General de la Riva Herrera de la provincia de indios
Jíbaros, Motilones, Tabalosos y otros nombres. 1663 (extractos)

362
Obedecimiento, aceptazion y juramento.-

En la Villa de Caxamarca en veinte y cinco dias del mes de Agosto de mill y


seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo Don Luis de Torres Alta-
mirano aviendo visto la Real Prsovission desta otra parte= Dixo que la obedecía y
la obedeció con el respecto devido y tomandola en sus manos la besso y pusso
sobre la cave~a como carta y provission de su Rey y señor natural a quien Dios
guarde con acrecentamiento de mayores Reynos y señoríos y en su cumplimiento
acepto la comission que por ella se le da para ir a hacer la vista de ojos y demas
diligencias que por dicha Real provission se manda y juro por Dios nuestro señor
y a una señal de cruz que hi~o segun fonna de derecho de ussar bien y fielmente
de la dicha comission sin daño ni fraude de las partes. Si assi lo hiciere Dios le
ayude y si no se lo demande. Dixo si juro y amen y lo finno=

Nombramiento de escrivano.-

En la Villa de Caxamarca en veinte y cinco dias del mes de Agosto de mili y


seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo Don Luis de Torres Alta-
mirano Juez Comissario por Su Magestad para la vista de ojos y demas diligencias
que se an de hacer en razon de la conquista de los indios infieles que dice aver
hecho Don Martin de la Riva Herrera Cavallero del orden de Santiago= Dixo que
por quanto para este efecto salio de la ciudad de Los Reyes y en prosecucion de
su viaje llego a esta dicha villa a los siete del corriente donde hasta aora a estado
esperando a Bartolome de Aguilar escrivano Real que esta nombrado para esta
cornission y no a benido y porque el tiempo esta muy adelante por las muchas
aguas que podran benir y ser los caminos rigurossos de rios y montañas y que si
aora con el berano no se hace la entrada no daran lugar a ello las aguas hasta el
año que biene y para que no aya dilacion en cossa tan del servicio de Su Mages-
tad que Dios guarde= Nombro por escrivano desta comission a Simon Suarez de
Corral escrivano Real por ser perssona de las partes y calidades necessarias para
este efecto y que por orden de Su Merced vino para ello desde la ciudad de Tru-
xillo y le señalo el mesmo salario que por la de la Real provission esta señalado
con mas los derechos de lo escrito confonne al arancel Real y mando lo acepte y
jure juntamente con el alguacil que esta nombrado y assi lo proveyo mando y
firmo=

Auto.-

En la ciudad de Chachapoyas, en catorce dias del mes de septiembre de


mili y seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo Don Luis de Torres

363
Altamirano Luez comissario por su magestad para la bista de ojos y demas dili-
gencias que sean de hacer sobre la conquista de los yndios ynfieles de las provin-
cias de los Motilones Tavalosos y demás, que rrefiere, la real provicion de la rreal
audiencia de la ciudad de los reyes= Dijo que para la prosecucion de ellac; y hacer
en esta ciudad algunas cosas tocantes al efecto de su comicion es necesario que se
haga saver la dicha rreal provicion al teniente General de Correjidor desta dicha
ciudad y así mando, que el presente escrivano, se la lleve y haga saver, para que la
obedesca, guarde y cumpla y aga guardar y cumplir, como en ella se contiene y así
lo proveyo y firmo=

Fee de salida.-

Yo Simon Suarez de Corral escrivano de su magestad y de la Comission que


lleva el Maestro de Campo Don Luis de Torres Altamirano para la vista de ojos y
demas diligencias en razon de la conquista de los yndios infieles de las provincias
de los Tavalosos Motilones y otras= Certifico y doy fee que oy que se quentao
veinte y siete días del mes de septiembre de mili y seiscientos y sessenta y tres
años salio desta ciudad de los Chachapoyas del Piru para la de Moyobamba el
dicho Juez Comissario conmigo el dicho escrivano y el alguacil mayor desta comi-
ssion a la continuacion della puestos todos en mulas de cavalleria siendo testigos
el Capitan Femando de Castro Sotomayor, Don Francisco de Arbildo, Antonio
Sigler de Estrada y otras perssonas y para que conste di la pressente en la ciudad
de Chachapoyas en el dicho dia mes y año dicho=

Auto para notificar a algunos encomenderos de los Lamas.-

En la ciudad de Moyobamba Corregimiento de la de Chachapoyas del Peru


en trece días del mes de octubre de mili y seiscientos y sessenta y tres años el
Maestro de Campo Don Luis de Torres Altamirano Juez Comissario por Su
Magestad para la vista de ojos y demas diligencias tocantes a la conquista de los
yndios infieles de las provincias de los Motilones Tabalosos y otras hecha por el
general Don Martín de la R.iva Herrera Cavallero del orden de Santiago= Dijo que
en prosecucion de su viaje para las dichas provincias llego a esta dicha ciudad a
los diez del corriente de donde a de salir el Lunes que biene que se contaran quin-
ce deste dicho mes y se le a dado noticia que algunos vecinos encomenderos de
los Lamas an benido a esta ciudad y para que se hallen en la ciudad que esta fun.
dada por el dicho general a las diligencias y aberiguaciones que se pueden ofre-
cer- Mando se les notifique dentro de ocho días primeros siguientes que corran y
se quenten de la notificacion deste auto parescan en aquella ciudad y sus provin-

364
cias ante su merced sin escussa alguna y lo cumplan assi so pena de ducientos
pessos para la Camara de Su Magestad y gastos de estrados de la Real Audiencia
de los Reyes por mitad y de perdida de las encomiendas que assi tuvieren y assi
lo proveyo y firmo=

Notificazion.-

En la ciudad de Moyobamba en quince de otubre de mili y seiscientos y


sessenta y tres años yo el escrivano notifique al auto de susso al alferez Andres
Guerra y a Geronimo Guerra Calderon hermanos vecinos feudatarios que dijeron
ser de la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz en la provincia de los Motilones en
sus perssonas que lo oyeron doy fee dello=

Otra.-

Y luego incontinenti yo el dicho escrivano notifique el dicho auto a Iban Gar-


cia de Torres vezino feudatario de la ciudad del Triunfo de la Santta Cruz en su
perssona que lo oyo y dello doy fee=

Auto.-

En la ciudad de Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones en beinte dias del


mes de octubre de mili y seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo
Don Luis de Torres Altamirano Juez Comissario por su Magestad para la vista de
ojos y demas diligencias sobre la conquista y reducion de indios ynfieles que dise
aver hecho el General Don Martín de la Riva Cavallero del horden de Santiago=
dixo que por quanto a llegado a esta dicha ciudad a hacer la dilixencia contenida
en su comission y para dar principio a ellas mando que el presente escrivano haga
saver la dicha comision al sarxento mayor Domingo Lopez de Alvarado Thenien-
te de govemador y capitan General desta dicha ciudad y sus provincias y Justisia
mayor de ellas para que la obedesca y de cumplimiento a la Real Provicion y co-
mision que le sera leida e yntimada y así lo proveyo y firmo=

Obedecimiento.-

En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones en beinte días del
mes de octubre de mili seiscientos y sesenta y tres años yo el escrivano leí e hise
saver la Real Provision y comision desta otra parte al Sarxento mayor Domingo
Lopez de Albarado Theniente de govemador y capitan General desta dicha ciu-

365
dad y sus provincias y Justisia Mayor en ellas y aviendola visto oydo y entendi-
do= dixo que las obedecia y obedecio con el respecto devido y tomandola en sus
manos la veso y puso sobre su cavesa como carta y provicion de su Rei y señor
natural que dios Guarde con acresentamiento de mayores Reynos y señoríos y en
su cumplimiento mando que el Maestro de Campo Don Luis de Torres Altarnirano
huse de la dicha comision que esta presto a darle el favor y ayuda que fuere ne-
cesario y le pidiere y esto dicho por su respuesta y lo firmo . Y asimismo mando
que la dicha comision se asiente en el libro de cavildo para que en todo tiempo
conste a todo lo qua! fueron testigos Juan Romero de la Vega, el ayudante Cris-
tobal Pinedo alcaldes hordinarios desta dicha ciudad y Geronimo Guerra Calde-
ron presentes= de que doy fee=

Auto para que se abra el pliego serrado.-

En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones en beinte días del
mes de octubre de mili y seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo
Don Luis de Torres Altamirano juez comissario por Su Magestad para la vista de
ojos y demas dilixencias tocantes a las conquistas de yndios ynfieles de esta
Provincia= dixo que por quanto el Secretario Don Pedro de Quesada Maraver
que lo es de la Real Audiencia de la Ciudad de los Reyes le entrego un Pliego se-
rrado y sellado de las ynstruciones y demas despachos para hacer la dicha vista de
ojos con horden que no se abriese hasta el paraxe donde se avia de hacer las di-
chas dilixencias y porque en esta dicha ciudad a de dar principio dellas mando que
el dicho Pliego se abra para ber los dichos recaudos, el qual es del tamaño de una
quartilla de papel y de un dedo de alto con su sobreescripto y en presencia de mi
el escrivano y testigos se abrio y en el se hallaron los despachos siguientes= Unas
ynstruciones que parecen estar firmadas del Señor Doctor Don Nicolas Polanco
de Santillana del consexo de su magestad y su fiscal de lo sibil de la dicha Real
Audiencia las quales quedaron en poder de su merced el dicho Juez comissario=
Un traslado del titulo que se le despacho a el capitan Albaro Enriquez del Castillo
en que estan las capitulaciones fechas para la conquista= Otro traslado del me-
morial que presento el General Don Martin de la Riva en el Real consexo de
yndias= Otro de las capitulaciones fechas por el susodicho= Tres ynterrogatorios
los dos Pressentados Por Parte del Real fisco y el otro por la del dicho General=
y aviendola visto y que todos estan refrendados del dicho Secretario Don Pedro
de Quesada mando que se pongan con estos autos y los ynterrogatorios en las
ynfonnaciones que se ubiere de hacer y assi lo proveyo y firmo siendo testigos
Mateo de los Reyes= Antonio Sigler Estrada= y Joseph de Arellano=

(AL: LEA - 11 :34] (inédito)

366
(58) Minuta de Real Cédula dirigida al Fiscal de la Audiencia de Lima para que
concluya con toda brevedad el pleito que se sigue contra Don Martín de
la Riva Herrera sobre el cumplimiento de las capitulaciones acordadas
para la pacificación y reducción de los indios Motilones. Madrid, 6 de
agosto de 1664.

M, F1scAL de lo civil de mi Audiencia Real de la ciudad de los Reyes en las


Provincias del Peru. El Doctor Don Nicolas Polanco de Santillana, Oydor della,
estando sirviendo esa Pla~a en carta de 31 de Julio del año pasado de 1663, me
dio quenta del estado en que quedava el pleito que seguia contra Don Martín de
la Riva Herrera, sobre el cumplimiento de las condiciones con que ofrecio hacer
la pacificacion y reduccion de los indios que llaman Motilones o pagar sino lo hi-
ciesse treinta mili ducados, y con esta ocasion rrefiere las contradicciones que
avia hecho para que no se prosiguiessen otras reducciones que diferentes perso-
nas pretendian hacer por los ynconvenientes que dellas resultaban, y juntamente
pondera los que se esperimentava, de que se hordenassen tantos mesti~os, y
aviendose visto por los de mi Consejo de las Indias con lo que cerca dello dixo y
pidio mi fiscal en el a parecido ordenaros y mandaros continucs el dicho pleito,
hasta que se concluya, procurando sea con toda brevedad y en estando lo rremi-
tireis los autos al dicho mi Consejo, y lo que mira a las otras reducciones y el pun-
to de que no se ordenen los mestizos, lo propondreis a mi Virrey de esas provincias
a quien lo rremito para que aviendoos oydo sobre ello, provea lo que convenga,
como se lo envio a mandar, por cedula mía de la fecha desta.

De Madrid a 6 de Agosto de 1664.

YO EL REY

Por mandado del Rey nuestro Señor.- Don Juan del Solar.- Señalada del
Consejo.

[RABN 1900: 111 (IV), 159)

367
(59) Petición de Don Martín de la Rjva Herrera a S.M. para que el Consejo de
Indias se pronuncie sobre el pleito que se le sigue. 1665.

EL MAESTRO DE CAMPO Don Martin de la Riva Herrera, Cavallero del Or-


den de Santiago.- Dize: que estando sirviendo el Correximiento de Caxamarca,
se le encargo la conquista de algunos pueblos de los confines de aquella provin-
cia y se le dieron los despachos necesarios con diferentes calidades como se ha
dado a otros conquistadores y hecho él obligacion de cumplir lo capitulado como
lo hizo y habiendo despachado Juez el Virrey Conde de Santisteban dara que
fuese a hacer la vista de ojos de dicha conquista trujo todos los autos a la Au-
diencia de Lima donde estan detenidos mucho tiempo ha y sin verse, aunque lo
ha solicitado de que se le sigue mucho perjuicio.

Suplica a Vuestra Magestad, mande despacharle su Real Cedula para que el


Virrey remita los dichos autos al Consejo en el estado que estubieren, para que
en él se vea como ha cumplido con su obligacion y se le hagan las mercedes
contenidas en su asiento que en ello lo recibira de Vuestra Magestad.

Va dentro de la copia de la cedula que ultimamente se despacho para que el


Fiscal de la Audiencia de Lima cuydasse de que se feneciesse este pleyto y
remitiesse los autos al Consejo.

Consejo de 20 de Octubre de 1665.- Juntesse a lo que hay tocante a esta


materia y vealo el señor Fiscal.

(Hay una rubrica)

El Fiscal dice que no hay motivo alguno para que este pleyto se retenga en
el Consejo y no pueda aver respuesta hasta los primeros galeones, de la cedula
que se remitio al Fiscal de Lima para que se feneciese.

Madrid. Noviembre 2.

368
Consejo a 28 de Noviembre de 1665.- Escribasele al Virrey incerta la cedula
que se despacho al Fiscal, ordenandole que se concluya esta causa luego, po-
niendola de sentencia y la envie al Consejo como esta mandado.

(Hay una rubrica)

[RABN 1900: 111 (IV), 160-161]

369
APENDICE I

Juicio del historiador jesuíta P. Francisco de Figueroa


sobre lo obrado por el General Don Martín de la Riva Herrera
en la Gobernación de Maynas, extraído de su
Informe de las misiones en el Marañón,
Gran Pará o río de las Amazonas, ( 1661 ).

De las causas por qué no han obrado más los Padres en estas misiones.

La tercera (causa) es de saber que por los años de 1654 llegó nueba á este
Goviemo, avia muerto en Quito el General D. Pedro Baca de la Cadena, Govema-
dor de Maynas, Xibaros, Xeberos, Cocamas y otras naciones adiacentes, noticia
para todo él de grande tristeza y sentimiento, y que les puso en muy tierno llanto
por aver perdido no tanto Govemador, como Padre, que lo fué muy amoroso de
su Goviemo. Desta ocasion la tomó el General D. Martín de la Riva y Herrera,
Caballero del Orden de Santiago, Corregidor de Caxamarca, para pretenderlo en
la Corte de Lima, juzgando le estaba muy á cuento para conseguir la conquista y
pacificacion de todo este gran río Marañon, segun tenia pactado con Su Mages-
tad. Consiguiolo en la mesma manera y forma que lo avian tenido sus antece-

371
ssores, de todo aquello que ellos no avian pacificado. Con que vino, y tomando
possession, comem¡:ó á obrar por los Xibaros, no con los sucessos que esperaba,
por averse reconocido su poca sustancia, y que eran aparentes, fantásticas y so-
ñadas las noticias de gran tesoro y mucha gente que en ellos avía, pues en uno y
otro vieron y tocaron la gran mengua, y lo nada que en ellos abia. Pero dos años
despues se desbaneció este negocio, mediante la diligencia y calor que en él puso
el P. Lúcas de la Cueva, imformando á D. Juan Mauricio Vaca de Evan, en que
vino su Excelencia, como en todo lo demas que le propuso dicho Padre, ven-
ciendo en éste aún más graves dificultades por la grande, poderosa y porfiada
competencia, no sólo del que lo posseia, sino de otros que alegaban accion y lo
pretendian. Con que despachó título de Govemador y Capitan General á dicho
D. Juan Mauricio, no sólo de lo que avían sido los señores su Padre D. Diego
Baca y su hermano D. Pedro Vaca, sino de todas las partes, rios y naciones donde
los Padres de la Compañía hacian sus missiones y conversiones, y aun se ade-
lantó el decreto adonde las tienen y hacen los religiosos del Sr. San Francisco.
que caen hácia Guanuco y cogen los Panataguas, Payansos y otras naciones que
confinan con las nuestras. Entró este caballero, tomó possession y ba prosiguien-
do con la mesma buena aceptacion que los señores su padre y hermano, y espe-
ramos llebará hasta el fin sus desseos, que son muy del aumento de la conversion
desta Gentilidad. Es mucho lo que estas missiones y goviemo padeció los dos
años que anduvo por él la conquista de Xíbaros, entrada á los Avitoas del rio del
Tigre, vecina á los Roamaynas, varios viages á éstos, tantos despachos y nabe-
gaciones al Puerto de Xaen, al de Moyobamba por el de la Sal; á los Tabalosos ó
Lamas, por el rio de Guanuco, sementeras, abíos y matalotages para dichas jor-
nadas y la pension intolerable en las sacas de gente para ellas, y más intolerables
y continuas para la fundacion de ciudad con nombre de Santander, que se pre-
tendió y comen~ó á fundar en el rio de Pastaza, cargando todo este pesso sobre
estas missiones y goviemo, ocasionando muertes, fugas y otras pérdidas, faltas
de dotrina por estar todo en continuo movimiento, y retirados muchos, huyendo
de tal a~ote, para ellos desusado por no averlo nunca experimentado, hechando
el colmo á tantos travajos, la última calamidad que dellos y sus viages se originó,
que fué una peste deshecha de virhuelas y sarampion que trujeron de las partes
de afuera los que á ellas iban con tantos despachos. Esto barrió y llevó á barrisco
las partes donde emprendió, que á otras no llegó por averse los indios retirado.
Con que quedaron este goviemo y missiones aniquiladas, no sólo en la mortan-
dad de tanta gente, sino en las crias y en todo lo demas, por venir el contagio
acompañado de otras plagas y calamidades: murciélagos, tábanos, ratones y otras.
Y en fin, aunque la conquista de Xibaros cessó por averse hallado su engaño en

372
cinco meses de assistencia en ellos y exquísitas diligencias en descubrir su tesoro
y gente, en que perdieron la vida varios soldados é indios con emfermedades y
emboscadas. Y aviéndose desvanecido la fundacion de dicha Santander y mudá-
dose Govemador, con todo esso los daños fueron de tal calidad y la caida tan
grande, que no ha lebantado ni lebantará cabe~a este Goviemo en muchos años,
ni se ha podido entablar en estas missiones ni llebar adelante lo que conbenia.
Esperan~as buenas ay con las diligencias que se ponen. Y confiamos en Dios que
rebibirá con el camino y comunicacion de los Baños ó trabessía, si se abre, que
entonces se tomarán otros medios convenientes para que no descaezca más y se
aumente mucho, como se dessea y procura.

[Figueroa 1986: 244-245]

373
APENDICE 11

Juicio del historiador jesuita P. Juan de Velasco


sobre la tentativa del General Don Martín de la Riva Herrera
por conquistar la provincia de los Jíbaros, extraído de su
Historia del Reino de Quito en la América Meridional,
(1788).

Tentativas por conquistar a los Xibaros en los posteriores tiempos

1.- Se hacen diversas tentativas, por reducir a los Xíbaros, dilatados en éstas,
y otras provincias. Los Xíbaros descendientes de aquellos rebeldes que destroza-
ron tantas provincias, y se burlaron de todas las providencias tomadas contra ellos,
aunque mezclados con la sangre española de las mujeres de logroño, no son ya ni
tan valerosos, y atrevidos, ni tan diestros en el manejo de las armas. Han mudado
en poco sus máximas antiguas, y han heredado la fiereza, y obstinada rebeldía.
con que se han vuelto inconquistables, frustrando todas las diligencias practicadas
en los posteriores tiempos. Ellos como tan numerosos, ocupan inmensos países,
los más ricos en minerales de oro, desde los confines de Macas, hasta las misio-

374
nes del Marañón por más de 100 leguas de norte a sur. No en todos los destruidos
gobiernos, ni en todos sus propios países del Morona y del Paute tienen estables
rancherías, mas todos están sujetos a sus correrías, y hostilidades, siendo el per-
petuo terror de los tristes residuos de esas provincias.

2.- Jª tentativa de un Gobernador de Caxamarca, de infeliz conducta. Entre


las muchas tentativas para conquistarlos, no ya por Macas, ni por Cuenca, sino
por las misiones del Marañón, la Iª fue de don Martín de la Riba y Agüero. Era
hombre de infeliz cabeza, al cual sólo por hijo de buenos padres, que habían he-
cho servicios a la corona, le dio el Virrey de Lima, el pequeño gobierno de Caxa-
marca en el Perú. Deseoso de hacer fortuna, pero mucho más de adquirir gl-oria,
pretendió con el señor don Luis Henriquez de Guzmán, Conde de Alba* y Aliste,
17° Virrey del Perú, la conquista de algunas naciones y especialmente la de los
Xíbaros, sin pedir más para esta empresa, que 100 soldados de tropa arreglada, y
otros 100 indianos de guerra de las misiones del Marañón.

3.- Proveyole el Virrey cuanto pedía, y sin más annamento que los 100 sol-
dados, se enderezó, el año de 16S4, a las pequeñas tribus de Taba/osos, Lamistas,
Motilones, y Calzas Blancas, del mismo Perú, que eran de poquísima gente, muy
pobres, pacíficas, y humildes, las cuales fueron reconocidas, y tratadas por los
primeros ,conquistadores. Se le rindieron luego estas miserables gentes, sin el me-
nor trabajo, ni costo. Fundó con ellas, el mismo año, un pequeño pueblo, a que
agregó cuatro familias de blancos, y mestizos, y le dio el titulo pomposo de la
ciudad de Santa Cruz de Motilones y Lamas. Escribió luego a la ciudad de lima,
lleno de vanidad, y de gloria, dando aviso de cómo había fundado una gran ciu-
dad, después de haber conquistado hasta el mar del norte. Hicieron irrisión de él
todas las gentes, y mucho más sus 100 soldados, porque no sabía hacia donde
estaba el mar del norte, ni cuanto dilataba el río Guallaga, de donde no hablan
salido.

4.- Cómo dispusiese su empresa. y cómo la perdió. Teniendo ya la escala


segura de su ciudad, bajó con sus 100 hombres, por el mismo río Gual/aga, a las
misiones del Marañón, metiendo **mil ruidos. Pidió no solamente los 100 in-
dianos de guerra, sino también los bastimentos necesarios para su tropa, y eC que
un misionero jesuita lo acompañase a su empresa contra los Xíbaros. Diole el

• Ac. "de Liste".


•• Ac. "mucho ruido".

375
superior los mejores indianos, lo proveyó de un todo, y le dio por compañero al
venerable padre Raymundo de Santa Cruz, aquel insigne varón ilustre, cuya
admirable vida dio a luz el padre Casani.

5.- Sin más armamento que éste, entró a los primeros países ocupados por los
Xíbaros, y comenzó desde luego a buscarlos como a fieras, con los fusiles en las
manos. Ninguno consiguieron ver en muchos días mas los soldados iban cayendo
muertos con los tiros de las ocultas emboscadas que habían hecho los muy pocos
Xibaros que vivian por aquella parte. Díjole el padre Santa Cruz, que con su con-
ducta jamás conseguiria otra cosa, que perecer con toda su poca gente, y que el
mejor modo era convidarlos con amistad, y paz, sin ruido de armas, y con la oferta
de hacerles beneficios.

6.- Tentativas contra los Xibaros. Quiso Ribas hacer prueba de este medio. y
poniéndolo en planta, por medio de los indianos de las misiones, surtió tan buen
efecto, que salieron luego aquellos a establecer la prometida paz. Fueron recibi-
dos con agrado, y regalados con algunos donecillos, más luego se perdió todo, por
la impertinencia de los soldados. Comenzaron éstos a molestar a los Xibaros, in-
quiriendo cómo, y dónde estaban aquellas poderosas minas de oro, que habían
destruido sus antepasados. Entraron luego en malicia de que los buscaban para
hacerlos trabajar en ellas. Desaparecieron al punto, y comenzaron a caer los im-
prudentes soldados con los ocultos tiros de manera que tuvo a bien Ribas de dar
por concluida su conquista, y volvió precipitadamente, lleno de gloria por haber
dilatado sus empresas hasta los mares de Persia.

7.- 2ª tentativa del padre lucero, misionero del Marañón. La 2ª tentativa la


hizo con su maduro acuerdo, y prudencia el ilustre padre Juan Lorenzo Lucero, el
año de 1682. Era el mayor hombre que vio el reyno en *ese siglo, y era a la sazón
superior de las misiones. Entre su muchas, y grandes empresas, tuvieron lugar
los Xíbaros. Viendo muy dificil su conquista por armas, y no siéndole accequible
el tenerlas, quiso valerse del arte, y de la industria, sin omitir por eso la precau-
ción que podría tomarse para alguna seguridad.

8.- Disposición de su empresa, con esperanza para lo futuro . Se encaminó,


con 400 indianos escogidos, por la boca del río Santiago, llamado más arriba
Paute. Eligió sitio acomodado, en el primer país, hasta donde podían los Xibaros

• Ac. "este".

376
extenderse: dispuso sementeras, y la fundación de un pueblo, con las necesarias
habitaciones para la gente. Pactó con el Gobernador de Maynas el que se trans-
firiesen de asiento algunas familias españolas de Borja, e hizo que pasasen a vi-
vir con ellas diversas familias indianas de las misiones, para que siendo los
fundadores de esta nueva población, y manteniéndose unos sobre las annas, y
otros en el cultivo de las tierras, sirviesen con su permanente asistencia a los
progresos de su meditada conquista.

9.- Uno de los fines de su proyecto, era el ir agregando a la misma pobla-


ción. los que se fueses reduciendo de la nación rebelde, para que tratados con
amor, y con regalo, depusiesen el odio contra la nación española, y para que
instruidos en la religión ayudasen ellos mismos a facilitar la conquista de los
otros. Fundado de este modo el real de la espiritual conquista, el cual por su
naturaleza necesitaba de mucho tiempo, para obtener el intento, se llamó, por
razón del sitio en que estaba, el pueblos de los Naranjos.

[Velasco 1979: III, 315-17]

377
APENDICE 111

Juicio del historiador jesuita P. José Chantre y Herrera


sobre la conquista de los Jíbaros emprendida por el General
Don Martín de la Riva Herrera, extraído de su
Historia de las misiones de la Compañia de Jesús
en el Marañón español, 1637-1767, (1901).

Entra el P. Raimundo con el General D. Martin de la Riva é la conquista


de los Givaros, y de lo que padeció en esta empresa

Apenas había llegado el P. Santa Cruz con sus indios á los pueblos y con sus
compañeros á Borja, cuando se le ofreció hacer otro viaje, en que no tuvo poco
que ofrecer á nuestro Señor, no sólo por los trabajos y penalidades y peligros en
que se halló, sino aun mucho más por la errada conducta del comandante de la
expedición y por la imprudencia de los soldados.

D. Martín de la Riva, gobernador de Caxamarca, tenía en mira la conquista


de los Gívaros, cuyas tierras, como hemos dicho más de una vez, se tenían co-
múnmente por muy ricas y abundantes de muchas minas. Había juntado cien

378
_ __,

soldados españoles, que no era poco número en aquellas circunstancias, y se


lisonjeaba que con ellos, logrando algunos indios montañeses de la misión de
Mainas, llegaría á sujetará los Gívaros, por valientes que fuesen y por orgullosos
que se hallasen á causa de la superioridad que habían tenido con los españoles en
algunos encuentros. Parecía que el negocio podía tener muy buenas consecuen-
cias, porque la sujeción de los Gívaros, enemigos capitales de los nuestros, re-
dundaría en servicio de ambas Majestades divina y humana. Por esta causa el
gobernador de Borja, si bien conocía no tocar á D. Martín aquellas conquista, le
concedió el socorro de indios que le pedía, encargando al P. Lucas de la Cueva
que señalase un padre misionero que, con algunos indios de los más animosos,
acompañase al general en la empresa.

Viendo el P. Cueva que se podía sacar mucho fruto espiritual de la expedi-


ción, puso luego los ojos en el P. Raimundo, cuyo celo y valor era tan conocido
de todos. Encargóle el cuidado de escoger y juntar los indios que pedía D. Martín
y de llevarlos á la provincia de los Gívaros. Admitió la orden Santa Cruz como
venida del cielo, en la misma fonna con que recibía siempre las órdenes de la
santa obediencia, y escogió de las naciones Cocama y Xeveros como cien indios
que le parecieron más á propósito y de mayor coraje. Dispuso embarcaciones
con que, subiendo desde Guallaga por el Marañón, llegó á las juntas del río
Santiago, y navegando por él contra la corriente, dentro de pocos días dió vista á
la provincia de los Gívaros, en donde ya los españoles tenían asentado su real. Al
descubrir éstos la flotilla del padre con sus indios guerreros, hicieron la salva por
orden del general y dispararon toda la arcabucería. Desembarcó Santa Cruz con
su gente y fué recibido con singulares muestras de regocijo. Bien les pagó el mi-
sionero el agasajo, porque fué el consuelo de todos en sus males, la alegría en sus
tristezas y el desahogo en las penalidades. Procuró desde luego la reforma inte-
rior y exterior de los soldados; hacíales frecuentes pláticas, así comunes como
particulares, confonne al genio de cada uno, componía las diferencias y reprimía
las libertades. Y como no pueden faltar discordias entre personas que sólo aspi-
ran á su particular interés en l.as determinaciones que toman, bien necesitó Santa
Cruz de su celo y constancia y de aquella admirable condescendencia con que
ganaba los corazones que trataba, para mantener la unión y concordia entre tan-
tas voluntades.

Muchos meses estuvo el P. Santa Cruz en estas tierras con grande deseo de la
conquista de los Gívaros, y en ella padeció innumerables trabajos. Porque siendo
continuas las aguas y asperísima la tierra andaba siempre á pie. expuesto á las
incle:menecias del cielo, día y noche, por montes y cerros en busca de gentiles,

379
entre continuos peligros de dar en las emboscadas que hacían, y en que cogieron
algunos de los soldados, á quienes quitaban luego la vida los Gívaros. Entre estos
desdichados cayeron también cuatro indios de Santa Cruz, muertos á lanzadas
como los demás, cuyo infortunio causó gran dolor y quebranto en quien tan de
veras los amaba como si fuera su mismo padre. Pero su mayor pena en todo este
tiempo era ver la errada conducta del general en la pacificación de los Gívaros, á
quienes pensaba sujetar con las armas, con sólo el estruendo de los arcabuces,
cuando no hacían tiro en los gentiles que andaban dispersos y bien encubiertos, ó
guardados por la calidad del terreno, que tenían más conocido que los españoles;
de manera que sólo lograban los nuestros espontanear la caza, y si entraban al-
gunas partidas en lo interior del bosque, volvían atrás sin fruto alguno antes con
daño de los que daban en las trampas ó caían en las emboscadas de los Barbudos
(sic).

Considerando el P. Santa Cruz el modo poco acertado del general en orden á


la pacificación de la provincia y que la experiencia de tantos días no era bastante
á desengañarle, se resolvió á hablarle en esta manera. «Muchos días ha, Sr. D.
Martín, que estamos en estas tierras sin ver fruto alguno y sin experimentar ven-
tajas en nuestra conquista, antes bien estamos todos expuestos al rigor del ham-
bre, de la necesidad y desamparo. Por no hablar ahora de los que han sido muer-
tos á lanzadas de los gentiles, y de los temporales contrarios á que vivimos todos
sujetos sin poder valemos en tantas aguas, la conducta del ejército en sujetar por
medio de las armas á los indios Gívaros no me parece acertada. Porque ya tienen
desterradas aquellas aprensiones con que en otro tiempo imaginaban ser rayos
del cielo los golpes de los arcabuces, y ser monstruos de la tierra los hombres
montados á caballo; el trato y comercio de estos indios rebeldes con los españo-
les les ha hecho abrir los ojos y les tiene desengañados. Saben pelear sin miedo;
son hábiles y discretos en emboscadas propias de su genio traidor, tienen en su
modo de pelear muchas ventajas; porque viéndose inferiores, acuden á la fuga y
sin gasto ninguno mudan á su placer las rancherías, metiéndose por lo más in-
terior de los montes y cansando en valde nuestra gente, que va ya faltando sin
haber conseguido en tanto tiempo las ventajas que se figuraba. Mi dictamen es
que el corto ejército se acuartele, y que no haga movimiento de hostilidades ter-
cio alguno, sino que se mantenga todo unido en la defensa. No es posible ya
conquistar hombres para el rey, sino ganando almas para el cielo. El único medio
de atraer á los Gívaros es publicarles la paz, mostrarles cariño, halagarlos y aca-
riciarlos. Por medio de algún indio se les puede hacer saber que no hemos venido
á estas tierras sino es para hacerles todo el bien que podamos, para que conozcan
á Dios y aprendan á ser cristianos. Que no les pedimos cosa alguna, que nada les

380
queremos quitar, antes bien, que traemos mucho que darles y que repartir á sus
niños y mujeres. Sólo de esta manera se puede vencer su obstinación y atraer su
esquivez bárbara». Así discurría el experimentado misionero.

Pero no se acomodaban á esta suavidad y mansedumbre el general y los


soldados, á quienes parecía que sólo el temor de las armas podía sujetar una gen-
te revelada que no daba lugar á razones ni á propuestas. Pensaban que, ocupados
los montes, ellos mismos ó se ausentarían de la provincia dejando libres las tie-
rras, ó vendrían de suyo á dar la obediencia á su majestad pidiendo las paces con
los españoles. Siguiendo este dictamen, ocupaban puestos, disponían salidas y
trabajaban en vano, sin que los malos sucesos acabaran de convencerlos de su
desacertada conducta. El pobre misionero, no pudiendo apearlos de aquel obs-
tinado error, padecía más que todos, tolerando con paciencia y mansedumbre
aquella diversidad de estilo y de dictámenes, padeciendo no menos en su espíritu
por la inutilidad de sus esfuerzos, que en el cuerpo mismo, por la debilidad y los
achaques. Crecieron éstos con las muchas correrías en que no podía desamparar
á los soldados, y por las frecuentes centinelas que se vió precisado á hacer por las
noches en el campo.

En una de éstas fué tan grande la tempestad de agua, que derribó un gran
pedazo de un cerro; y represada el agua llegó á fonnar tal turbión, que arrastran-
do piedras y lodo, por poco no llevó consigo á muchos soldados. Tocóle a Santa
Cruz muy buena parte en el peligro, porque quedó de él todo mojado y sin tener
más ropa de mudar que la que traía puesta: lo llevaba en paciencia con su cara de
risa acostumbrada, hasta que el mismo general le dió prestado para su abrigo uno
de sus vestidos. En otra ocasión, habiendo de pasar con los soldados por una
estrechura entre dos cerros, advirtió el padre con su pronto ingenio ( si no fué por
inspiración divina), que ninguno pasase, porque allí podría haber grave peligro.
Obedecieron todos, y el suceso mostró que tenían los enemigos en lo más alto de
uno de los cerros una emboscada con mucha cantidad de peñascos y piedras, para
ir despidiendo á los nuestros aquel refresco cuando fuesen pasando por aquel
lugar tan estrecho.

Como nada se adelantaba con los medios de que usaba el general don Mar-
tín, hacía el P. Raimundo sus diligencias secretas para atraer algunos Gívaros con
los medios de suavidad y blandura. Logró finalmente, verse con ciertos indios
que vinieron á buscarle, y hablándoles con mucho cariño y blandura, les dijo los
buenos intentos con que venia á sus tierras, y se esforzó á quitarles los grandes
temores y miedos que tenían generalmente á los españoles. Viendo el general es-

381
te buen principio, les trató también benignamente, y aun les dió algunas hachas y
herramientas siguiendo. aunque tarde, los dictámenes del mejor soldado de su
empresa. Con los donecillos que llevaban los indios, y con la benignidad y aga-
sajo paternal que contaban del misionero, se ablandaron algo los caciques de los
Gívaros; y no tratando por entonces de hacer algún daño á los españoles. salieron
de sus montañas y acudieron al general y al padre dando á entender que querían
reducirse y fundar un pueblo en aquel territorio, con tal que se les diesen los ins-
trumentos necesarios para trabajar las tierras y un padre misionero que les diri-
giese y enseñase la doctrina cristiana.

Grande fué la consolación de Santa Cruz al oir esta resolución de los Gíva-
ros por la gran puerta que se le abría á su fervor, para evangeli7M la paz entre
aquellos gentiles. Instaba al general para que se pusiese luego por obra lo que
prometían los gentiles, añadiendo que él mismo se quedaría con ellos, él los cui-
daría y ayudaría en la formación del lugar para el cual tenía ya demarcados bue-
nos sitios. Pero D. Martín, que parecía tener otros intentos, como se descubrió
con el tiempo, iba dando largas sin acomodarse á las instancias del misionero, el
cual no perdió las esperanzas de poblará los Gívaros, hasta que la codicia (bestia
insaciable) que por querer tragar sin descanso, se ahoga en sus mismas ansias,
todo lo precipitó en un momento. Sucedió que algunos cabos y soldados españo-
les dejasen caer como al descuido delante de los Gívaros algunas proposiciones
sobre las minas de oro y plata de sus tierras; y estas palabras fueron bastantes
para que entendiesen los gentiles que el fin de los españoles en todos sus mane-
jos era la codicia y que se enderezaba su mira á hacerlos esclavos para trabajar
en las minas que con ansia buscaban. Esta imaginación, que á los principios pare-
cía sospecha, á poco tiempo pasó á certidumbre, y labró en aquella gente ociosa,
vagabunda y enemiga de todo trabajo, la desesperación y el despecho. Despidié-
ronse un día con las armas en la mano, hiciéronse al monte y se retiraron á sus
cerros y montañas, sin dejarse ver en adelante sino es en emboscada en que ha-
cían el daño que podían.

Mucho sintió este lance tan mal logrado el P. Raimundo, porque si bien el
general y soldados perdieron con él la esperanza de los tesoros de oro y plata, el
celoso misionero perdió la esperanza del tesoro de muchas almas que ya tenía
entre las manos, mucho más preciosas que todas las riquezas del mundo. Viendo
ya frustrados sus intentos y que era imposible conseguir la pacificación de los
indios Gívaros, determinó retirarse á sus misiones, habiendo dado muchas mues-
tras de su celo y padecido seis meses de continuos trabajos, riesgos y peligros de
la vida. Llegó en poco tiempo al sitio en donde se hallaba el superior de las mi-

382
siones, que oyendo de boca de Santa Cruz cuanto había sucedido en la larga
expedición, quedó altamente lastimado de la inconsiderada precipitación de los
soldados, en las preguntas importunas de oro y plata, y más viendo que babia
llegado la cosa á tales términos, que ya se daban á partido los bárbaros antes de
ser vencidos.

El general de la empresa, D. Martín de la Riva, se retiró con poca gloria á su


gobierno de Caxamarca, gastados muchos pesos y padecidos grandes trabajos sin
haber conseguido oro ni plata, ni haber pacificado á los Givaros, antes bien,
quedando éstos con más enemiga contra el nombre español, y más arraigados en
la persuasión de que no pretendían entrar los blancos á sus tierras si no es llevados
de la codicia de sus tesoros y riquezas. No quiso Dios dar á este caballero las tie-
rras de los Gívaros, cuya conquista procuraba, porque no pertenecía á su gobier-
no de Caxamarca, sino al de Quijos, en cuyo perjuicio se había hecho la entrada,
como se declaró en adelante. Ni le salió mejor otra empresa que capituló sobre la
conquista de los indios Motilones, Tabalosos y Calzas Blancas. Y no contento ni
desengañado de ver siempre inútiles sus esfuerzos, quiso también meterse en la
conquista de los Mainas en perjuicio del gobernador de Borja. Mas no tuvieron
efecto sus pretensiones ni fué admitido al gobierno de esta ciudad, aunque pro-
curó por todos los medios, como veremos, ser elegido entre otros competidores.

Viaje del superior de las misiones á la ciudad de Lima á negocios


del bien de la misión

El ruido de las armas y los ecos de su estruendo que desde la provincia de los
Gívaros, poco distante de Borja, habían llegado á esta ciudad, tenían no poco
alborotados á sus ciudadanos viendo que se trataba de guerra con sus vecinos.
Puestos en armas los borjeños, se temían otros muchos desórdenes, particular-
mente hallándose sin cabeza la ciudad, por haber muerto su gobernador D. Pedro
de Vaca, que con su juicio, valor y prudencia la mantenía en paz, refrenando la
codicia de unos y poniendo modo á la ambición de otros. Viendo el P. Lucas de
la Cueva tanto desorden y alboroto, se determinó pasar por sí mismo á la ciudad
de Lima y procurar algún remedio para la paz y quietud de los habitadores de
Borja. El viaje era largo y penoso, pero lo tomaba de buena gana entendiendo
bien que de la elección de un sujeto, á propósito para el gobierno de la ciudad,
dependía en un todo la paz y concordia de los vecinos, y. por consiguiente, el
adelantamiento de las misiones; y temía mucho no fuese señalado para este em-
pleo, quien, en su modo de pensar, sirviese más á fomentar la división de los

383
vecinos y á cortar los progresos de la misión, que á concordar los ánimos y á
propagar el Evangelio por los medios suaves con que se iba extendiendo por el
Marañón.

Dejando por superior de la misión al P. Francisco de Figueroa, y repartidos


los pueblos entre los otros misioneros, salió el P. Lucas el año de 1656 para Lima
con las dificultades acostumbradas de aquellos caminos, ríos y montañas. Su sa-
lida fué navegando muchas leguas contra las corrientes de un río que descarga en
el Marañón. Y aunque no le nombran en particular las relaciones de los misione-
ros, tengo por cierto que fuese el río Guallaga, por donde les constaba muy bien á
los padres, que había bajado en otro tiempo desde Lima D. Pedro de Orsúa á su
conquista desgraciada. Siguió el P. Cuevas este río hasta avecindarse hasta Gua-
nuco, y volviendo desde este sitio los indios de la misión con la canoa, caminó
por tierra con cuatro Mainas hasta Lima, y después de muchos trabajos dió fin á
su largo viaje, que fué como de 300 leguas, entrando bueno y sano con sus com-
pañeros en aquella capital; fué recibido en el colegio de sus hermanos con gran-
de agasajo y con singulares muestras de veneración, mirándole todos como á un
apóstol que por diez y ocho años continuos había trabajado con tanto tesón en la
extensión de la fe por las montañas escondidas del Marañón. El P. Lucas, bien
hallado en los desprecios y olvido de todos, recibía estas demostraciones con un
encogimiento propio de su humildad y sólo atendía á disponer sus cosas en el
colegio, de manera que viviese en él oculto en cuanto pudiese y ejerciendo los
ministerios propios de la Compañía mientras durase la estancia en aquella ciu-
dad. Escogió confesionario en la iglesia en donde estaba constantemente basta
medio día. Después celebraba su misa con gran devoción y no se negó jamás á las
personas que como á varón tan experimentado le buscaban para el bien de sus
almas.

Dispuestas así las cosas interiores de casa para cumplir con las obligaciones
de religioso, tomó las medidas que le parecieron convenientes para tratar sus ne-
gocios con el señor virrey y satisfacer á su empleo de superior de las misiones.
Era á la sazón virrey de Lima el conde de Alba de Liste, el cual se hallaba dudoso
sobre la elección de varias personas calificadas que pretendían el gobierno de
Borja. Era el primer pretendiente el general D. Gonzalo Rodríguez de Monroy,
del orden de Alcántara, que tenía á su favor una real cédula en que se ordenaba al
marqués de Macera (sic: Mancera) en el tiempo de su virreinato que oyese á D.
Gonzalo sobre la conquista de los Gívaros y Mainas, si es que ésta le pertenecía
como gobernador de los Quijos. El segundo pretendiente era D. Martín de la Ri-
va, de quien hablamos largamente en el capítulo pasado. Este alegaba que ha-

384
biendo él capitulado la conquista de algunas naciones que confinaban con el
Marañón, y estando interpuestas las naciones de Cocamas y Mainas, entre las que
pertenecían á su conquista, parecía tocarle a él el gobierno de Borja, en fuerza de
su misma capitulación. Apretaba más la pretensión, añadiendo no haber cum-
plido con las promesas hechas sobre la pacificación de Mainas y demás naciones
don Diego de Vaca, primer gobernador de Borja, ni su hijo y sucesor D. Pedro de
Vaca. Todo lo cual pintaba á su modo, exagerando la grande facilidad que habla
en conquistar todas aquellas provincias que eran paso unas á otras, y en que se
podía labrar en gran servicio de su majestad las ricas minas de oro que constaba
hallarse en algunas de aquellas naciones. El tercer pretendiente era D. Juan Mau-
ricio Vaca, como heredero de los méritos de su padre, el general D. Diego de
Vaca, y como hermano de D. Pedro Vaca, que tuvo el gobierno en segunda vista,
los cuales habían gobernado las naciones de Mainas, Cocamas, Xeveros y otras
muchas ya pacificadas, más con amor de padres y protectores de aquellas gentes,
que como señores atentos á utilizarse de los sudores y trabajos de los indios.

El P. Lucas de la Cueva, llevándolo todo bien previsto y considerado, des-


pués de haber encomendado á Dios nuestro Señor de veras un negocio de que
estaba pendiente el buen progreso de la conquista evangélica, fué á visitar al señor
virrey y á darle cuenta de los pasos y motivos de su viaje.

Mucho se alegró el virrey de una visita que le pareció muy oportuna para salir
de las dudas en que se hallaba sobre el gobierno de Borja. Movido á veneración y
respeto de ver una persona dedicada por tantos años al bien espiritual de los gen-
tiles con tantos afanes y trabajos, le detuvo por largo tiempo en esta primera vi-
sita, y se informó muy á fondo de todo el ser y estado de las misiones de Mainas,
de su extensión, de la calidad de las provincias y de la manera de gobierno de los
dos Vacas, D. Diego y D. Pedro. A todo respondió el misionero con la mayor
puntualidad y con la verdad más exacta, como quien había visto con sus mismos
ojos cuanto se había ejecutado en Mainas en los dos primeros gobiernos de los
Vacas. Satisfecho el señor virrey de las respuestas claras y fundadas del P. Lucas,
le mandó, por último, que dispusiese un informe por escrito y se lo llevase, porque
quería por él resolver el litigio que estaba pendiente sobre el gobierno de la ciudad
de Borja.

Hízolo el P. Lucas en poco tiempo y se lo entregó prontamente al virrey, á


quien desde entonces no volvió á visitar, si bien el conde de Alba de Liste le bus-
có algunas veces, hallándole siempre retirado en su aposento y entregado á los
ejercicios de oración y lección de la Sagrada Escritura y otros dos 'libros devotos

385
que tenía solamente consigo. Todos estaban admirados de ver al P. Lucas tan
entregado al confesionario y metido en su aposento de manera que parecía estar
olvidado del motivo principal de su venida; pero el siervo de Dios no creía deber
hacer otra cosa que encomendar á Dios el negocio que le parecía ser de mayor
gloria de Dios, después de haber expuesto simplemente en su infonne las razones
que tenía. Su resumen, como consta de los autos que se fonnaron, es de esta ma-
nera:

«Despues de lo cual el P. Lucas de la Cueva, de la Compañía de Jesús, cura y


vicario de dicha ciudad de San Francisco de Borja y rector de la misión del Ma-
rañón, me representó lo mucho que el dicho general D. Diego de Vaca había
obrado en la conquista y gobierno de los Mainas que se le había encargado, los
riesgos en que había puesto su persona, gastos y pérdida de hacienda que en ello
había tenido, y cómo el dicho gobernador D. Pedro Vaca de la Cadena, su hijo,
había proseguido en el dicho gobierno y pacificación con mucho adelantamiento
y propagación de la cristiandad en gran servicio de ambas Majestades, e infor-
mándome lo bien y desinteresadamente que había gobernado aquella provincia
y el buen tratamiento y agasajo que había hecho á los naturales de ellas, alivián-
dolos de muchas cargas y vejaciones, porque generalmente había sido aclamado
de ellos y tenido más en lugar de padre que de gobernador, suplicándome fuese
servido de premiar los dichos servicios, haciendo merced de aquel gobierno al
dicho D. Juan Mauricio Vaca de Vega, de quien se podría esperar tendría el mis-
mo gobierno desinteresado que tuvo el dicho general D. Pedro de Vaca, su her-
mano, como se podría colegir, pues hacía dejación y no trataba de la parte de más
expectativa que tenía el dicho gobierno, que era la tierra de los Gívaros, y sólo
pretendía y quería aquella en que no podía tener otro interés más que el servicio
de Dios y de su majestad, lo cual como testigo de vista en diez y ocho años que
asistía á la reducción de dichos indios, y, como su párroco, juzgaba era lo más
conveniente y necesario para su estabilidad, progreso y aumento».

El infonne del P. Cueva pasó por orden del virrey á los señores fiscales de la
real audiencia y al protector general de los naturales. Este, desde luego, como
amante del bien común de los indios, se acomodó á los sentimientos copiados en
el informe del misionero y juzgó dignos del gobierno los méritos de D. Juan
Mauricio, en cuya elección no hallaba incoveniente alguno, antes bien mucha
conveniencia y utilidad para los indios. No fué de este parecer uno de los señores
fiscales, que respondió ser necesario citar al general D. Martín de la Riva, por
hallarse, á lo que él decía, en posesión de lo que pretendía el dicho Juan Mauricio
de Vaca. A esta respuesta, que tiraba á dar largas al negocio, se añadió por parte

386
de D. Martín un memorial sangriento en que se pedía que ante todas cosas fuese
declarado por no parte en el litigio ó petición al P. Lucas de la Cueva, pues en
realidad no lo era ni lo podía ser, no le tocando esto ni como cura ó párroco de las
provincias que no estaban todavía conquistadas, ni como á párroco de los veci-
nos de Borja, de quien no tenía poder alguno.

Sin embargo de la excepción del fiscal, se le dió traslado al P. Lucas de lo


que se le oponía, y se le trató como á parte, y mandó que respondiese. El P. lo
hizo de esta manera: «El intento que yo he tenido en mi informe no ha sido otro
que el informar extrajudicialmente lo que siento en la materia, y no para que se
forme litigio, pues en este caso de ninguna suerte me introdujera á hacer informe.
Confieso ingenuamente no tener engaño en el negocio, ni deseo alguno de mos-
trarme parte de él, pero no podía dejar de afirmar, con la verdad que profesaba,
que lo era todo lo que en el dicho informe refería, y lo que convenía á la conser-
vación y estabilidad de la fe en aquellos indios, por las experiencias que tenía
adquiridas en los muchos años que me he ocupado en su conversión, y ser muy
posible que por otro cualquier accidente se volviesen á su gentilidad». Fuera de
esto, suplicó el P. Lucas al señor virrey que fuese servido de mandar no corriese
el decreto en que se le daba traslado por no ser parte ni pretender serlo.

Finalmente, después de varios debates, obtuvo sentencia favorable, en juicio


contradictorio, D. Juan Mauricio de Vaca, s~endo referido como parte, entre los
demás, el P. Lucas de la Cueva, por más que lo rehusaba, se le adjudicó á dicho
caballero el gobierno de la ciudad de Borja, demostrando pertenecer á su juris-
dicción los Mainas, Cocamas y demás naciones en que asistían los misioneros
de la Compañía.

La cláusula que expresa el título concedido, se formó en estos términos: «A


vos el dicho maestre de campo, D. Juan Mauricio Vaca de Vega, en nombre de
su magestad, y en virtud de los poderes y comisiones que de su persona real ten-
go, os nombro, elijo y proveo por gobernador y capitán general de la dicha ciu-
dad de San Francisco de Borja que tuvo, gobernó y pacificó el dicho general D.
Diego Vaca de Vega, vuestro padre, y de todas las demás provincias. ríos y nacio-
nes donde los religiosos de la Compañía de Jesús estuvieren haciendo sus misio-
nes, para que como tal, teniendo la justicia civil y criminal uséis y ejerzáis, los
dichos oficios».

Así consiguió por sus méritos, dados bien á conocer, y por la fundada espe-
ranza de su paternal gobierno, la capitanía general de Mainas de sus antepasados,

387
D. Juan Mauricio de Vaca, constando de las alegaciones lo mucho que se había
conquistado en las provincias del Marañón, no tanto con annas cuanto con el
agrado, ayudados los gobernadores del celo de los misioneros, que hallaron su
quietud y la de los pueblos con el nuevo gobernador, que como por herencia se
portó siempre como padre con los nuevos cristianos. Y parece que quiso el cielo
premiará este caballero por su gran piedad y desinterés; porque renunciando des-
pués el gobierno en su sobrino D. Jerónimo de Vaca, fué confirmada por seis años
la renuncia de su real majestad, y en el año de 1683 se concedió a dicho D. Jeró-
nimo la perpetuidad del gobierno por todos los días de su vida á causa de los bue-
nos informes que constaron de su persona.

[Chantre y Herrera 1901: 176-185}

388
APENDICE IV

Juicio del historiador jesuita P. José Jouanen


sobre la conquista de los Jíbaros emprendida por el
General Don Martín de la Riva Herrera, extraído de su
Historia de la Compañía de Jesús en la antigua
Provincia de Quito, 1570-1774, (1941).

Expedición de D. Martín de la Riva Herrera contra los Jíbaros

1.- Por la muerte de D. Pedro Vaca de la Cadena quedaba vacante la Gober-


nación de la provincia de Mainas, y entre otros pretendientes se presentó el Ma-
estre de Campo, D. Martín de la Riva Herrera, caballero del Hábito de Santiago y
actualmente Gobernador de Chacbapoyas para «hacer entrada y conquista en las
provincias que confinan con el río Marañón». Las razones que daba para apoyar
su demanda eran, «por estar pobladas de gran suma de indios y por carecer éstos
de doctrina, estando en la ley de su gentilidad, y ser las tierras muy fértiles y abun-
dantes de bastimentos y de mucho oro y plata». A estas razones, parte falsas, parte
verdaderas, añade el Sr. Cura y Vicario de Chachapoyas otras más falsas todavía
en su informe para apoyar las pretensiones de D. Martín, diciendo «es conve-

389
niente que se le pennita a este señor la entrada y conquista que pretende, por re-
ducirse a nuestra santa fe tanto número de infieles como hay en esas provincias.
Muchos de ellos están bautizados por haber comenzado a quererlos reducir los
Padres de la Compañía de Jesús, pues es cierto que en la provincia de los Tabalosos
y otras circunvecinas bautizaron a más de cuatro mil almas, las cuales, por estar
dichos Padres indefensos, se les volvieron a levantar. Y es grande lástima, Señor,
que estando estas almas bautizadas y habiendo comenzado a tener noticia de nues-
tra santa fe, se pierdan y no estén agregadas al gremio de la santa Madre Iglesia.
Tengo también noticias que las dichas provincias son ricas de oro y plata y abun-
dantes de todo género de bastimentos»

Otras tantas patrañas, cuantos asertos, porque ni los Padres de la Compañía


habían ejercitado su ministerio entre los Tabalosos, ni había habido ningún levan-
tamiento de indios por faltar un Gobernador que defendiese a los misioneros con
las armas, ni quedaban en ninguna parte cuatro mil indios ya cristianos enteramen-
te abandonados y expuestos a perderse. Sin embargo, en fuerza de este informe, el
rey pennitió la entrada y conquista de los indios del Marañón a D. Martín de la
Riva Herrera por cédula de 17 de Abril de 1650, imponiéndole varias condiciones,
entre las cuales una era que al tercer año desde la fecha debía emprender la expe-
dición con efecto y llevar por lo menos cien soldados españoles a su sueldo. El
Virrey de Lima dió su licencia el 13 de Febrero de 1651, a pesar de que otros dos
caballeros se oponían a D. Martín de la Riva Herrera. No se puede dudar de la
buena fe y rectas intenciones de D. Martín, como buen cristiano que era, y muy
amante de los indios, cuyo bienestar procuraba con sinceridad. Pero el deseo de
medrar le precipitó en una empresa descabellada.

D. Martín hizo sus preparativos, y con cien soldados españoles salió de Mo-
yobamba y en el mes de Octubre de 1654 llegó a la primera reducción de la Mi-
sión, o sea a uno de los tres pueblos de Mayorunas que el P. Raimundo de Santa
Cruz tenia fonnados en los bosques del Guallaga. Como muchos eran cristianos
o catecúmenos, recibieron a D. Martín con afecto y respeto y le encaminaron al
pueblo de la Concepción de Jeveros donde se hallaba el P. Lucas de la Cueva. Ahí
D. Martín de la Riva Herrera exigió cincuenta indios Jeveros para que le acom-
pañasen en sus expediciones militares. Del mismo modo fué sacando indios de los
demás pueblos por donde pasaba, de Santa María de Guallaga y de los Aguanos,
dirigiéndose con todos ellos a las tierras de los Jívaros, objetivo de su expedición.

D. Martín reunió todas sus tropas en el Santiago a principios de Julio de


1655, y subiendo por este río por espacio de unos veinte días, estableció su cam-

390
pamento general en Suririsa, para emprender desde este punto en varias direccio-
nes sus correrías a las tierras de los Jívaros y convidarlos con la paz y amistad con
los españoles. En la primera de estas incursiones llegó a una ranchería de Jívaros
donde pudo cautivar a tres personas, dos hombres y una mujer, todos los demás
huyeron. Agasajó D. Martín cuanto le fué posible a los tres prisioneros, asegurán-
doles que no había venido para causarles ningún dafio, sino a ser su amigo y pro-
curarles el mayor bien que le fuese posible. Dejó libre a la mujer, haciéndole mu-
chos regalos y encargándole que fuese a llamar a los suyos con la promesa de que
no se les haría daño ninguno. Cumplió la mujer con el encargo, y la respuesta fué
ver al día siguiente sobre un montecito cercano al campamento a una multitud de
Jivaros que a voces procuraban hablar con los dos prisioneros que estaban en el
campamento. D. Martín los convidó a que bajasen y viniesen adonde él e!.taba,
que serian bien tratados y se les harían muchos regalos.

Contestaron que no querían más paces que pelear con él, ni otros regalos que
las cabezas de todos los españoles. Esto sólo podía bastar a D. Martín para desen-
gañarle y hacerle comprender que todos sus esfuerzos eran vanos, pero quiso se-
guir en su empresa de pacificar a los Jívaros. Se hicieron muchas entradas sin otro
fruto que el mucho cansancio y la muerte de varios soldados y de no pocos indios
en las emboscadas en que los hacían caer los enemigos. En una de esas entradas
se logró coger a un cacique principal de cierta parcialidad. Este, viéndose prisio-
nero, prometió todo cuanto le pidieron.

Aseguró que haría las paces con los españoles, y aun más, que haría una po-
blación en el lugar que le señalasen con toda su gente. Bajo su palabra, D. Martín
le dejó libre, le hizo muchos regalos y le encargó que volviese con su gente.

Cumplió el cacique con su promesa y vino con unos setenta Jívaros y dió
principio a la nueva población, preparando las sementeras. Se estuvo así él y los
suyos unos quince días, recibiendo muchos regalos, hasta que una noche desapa-
recieron todos y mataron a cuatro indios Cocamas que encontraron a alguna dis-
tancia del campamento llevándose las cabezas y además los huesos más grandes
de las víctimas para hacer sus lanzas. Con esta traición comprendió D. Martín que
era inútil convidarlos con la paz y amistad y se preparó para castigarlos como
merecían. Habiéndole llegado por Setiembre un buen refuerzo que consistía en
cien indios Jeveros y Cocamas, que le traía el P. Raimundo de Santa Cruz, actual
Vice-superior de las Misiones, en ausencia del P. Lucas de la Cueva que había ido
a Lima, resolvió D. Martín emprender una vigorosa campaña contra los Jívaros
rebeldes. Se puso en seguimiento de los traidores y llegó a su pueblo, donde

391
encontró las cuatro cabezas de los indios que poco antes habían matado, pero
todos los moradores habían huido. Los quiso perseguir, pero ahí fué lo dificulto-
so de la jornada. Los Jívaros no se dejaban alcanzar. Según su costumbre, nunca
presentaban la batalla, huían siempre que pudiera haber para ellos algún peligro,
talando los campos, destruyendo las sementeras y quemando las casas, de mane-
ra que el enemigo no pudiese encontrar ni víveres, ni socorro de ninguna clase.
Su única manera de pelear era armar emboscadas, en que eran diestrisimos y en
las que a mansalva podían matar a sus contrarios y hostilizarlos con incesantes
escaramuzas hasta rendirlos de puro cansancio. Así aconteció con el ejército de
D. Martin. Al cabo de un par de meses de semejante guerrear, había perdido no
pocos soldados, entre otros cuatro de los indios que el P. Santa Cruz había traído
consigo, y tuvo que volver con la gente que le quedaba al campamento.

2.- Llegó el ejército en tal estado de desmoralización, que según un testigo


de vista, el capellán del ejército, D. Salvador Velásquez de Medrano, «de más de
doscientas personas que había en el Real, no se hallaban cincuenta que se pudie-
sen tener en pie por estar todos enfermos y estropeados», y el mismo general D.
Martín «estaba tan postrado con el rigor de la enfermedad, que se entendió no
viviría veinticuatro horas, habiendo estado dos días sin comer bocado, andando
cuatro días a pie desde el paraje en que cayó enfermo por cerros y ríos».

A pesar del estado desastroso de su ejército y del suyo propio, D. Martín


apenas algo restablecido, quiso llevar adelante la pacificación de los Jívaros, pero,
añade el mismo capellán. «Habiéndose entendido en el Real esta determinación,
se sintió mucho, y una noche se huyeron muchos soldados y cantidad de indios,
negándose a trabajos tan intolerables como padecían en las corredurías». Entre
los indios que huyeron, se hallaban todos los que había traído el P. Santa Cruz
consigo. Con esta deserción de sus soldados y de los indios, D. Martín no tuvo
más remedio que desistir de la empresa, por lo que juntó a todos sus oficiales, a
sus dos capellanes y al P. Santa Cruz, pidiéndoles que con toda libertad le diesen
su parecer sobre lo que debía hacerse en vista de las presentes circunstancias.
«Respondieron todos unánimes y conformes que el acierto mejor y más conve-
niente seria levantar el Real y salir de aquella provincia, pues no se esperaba de
ella fruto ninguno por haberse reconocido el mal natural de los indios, pues eran
malos para enemigos y mucho peores para amigos... La tierra era de las más esté-
riles que se podía hallar, según se había averiguado y experimentado con haberla
visto, cateado sus quebradas y riberas del río y lavaderos antiguos, con que bas-
taba para desengañar al Reino de una opinión tan fantástica como corría de sus
riquezas, pues nunca se halló cosa que importase un tomín».

392
Añadieron que se podía ir a otras provincias donde se sacasen más frutos con
las prevenciones y gente que allí se malograba... Sin embargo, el dicho general
echó bando que toda la gente se previniese para ir el dia siguiente marchando
hacia Logroño. Sintiólo mucho todo el ejército ... por lo cual el P. Santa Cruz y los
dos capellanes juzgaron que debían hacer un exhorto alegando lo referido y otras
razones y esto en nombre del rey.

La milicia presentó también su exhorto, y el P. Santa Cruz de suyo de consu-


no con los dos capellanes que eran D. Salvador Velásquez de Medrano y Fr. Barto-
lomé del Castillo y Velasco O.P. Repite en él las razones que hay para abandonar
la empresa, «cuya consecución, dice, en el estado presente tiene tanto de dificul-
tosa como de imposible... Por todo lo cual en consideración de lo referido y por
razón de mi oficio, exhorto y requiero una y muchas veces a Vuestra Señoría de
parte de Su Majestad (hablando con debido respeto) y de la mía suplico a Vuestra
Señoría, reponga la ejecución del auto proveído [de marchar a Logroño], y de no
hacerlo, protesto de todos los daños e inconvenientes que de lo contrario pueden
resultar abreviando salir de este puesto, así por lo referido como por estar ya en
los principios del invierno, en que estos ríos son intransitables y peligrosos, y que
cualquiera otra diligencia sería vana. Todo lo cual es así verdad notoria, según mi
leal saber y entender, y lo juro en forma in verbo sacerdotis. Y se me dé testimo-
nio de este mi exhorto y requerimiento con lo a él proveído para resguardo de mi
derecho y de mi Sagrada Religión, y que en todo tiempo conste, y lo finno en 26
de Enero de 1656 años».

Muy duro y penoso era para D. Martín de la Riva Herrera abandonar una
expedición en la que había puesto toda su esperanza para el remedio de su for-
tuna muy menoscabada por los muchos gastos que había tenido que hacer. Pero
en vista de que no se encontraba el oro tan deseado y buscado, razón por la cual
algunos de sus soldados le habían abandonado ya y los demás se disponían a ha-
cer lo mismo, y por el requerimiento que el P. Santa Cruz le había hecho en nom-
bre del rey, mal de su grado, tuvo que resolverse a salir de la provincia de los
Jivaros. Ordenó la retirada y llegó a Borja a principios de Febrero de 1656. En
esta ciudad procuró infonnarse si había algunas naciones de infieles en las ribe-
ras del Marañón que pudiese conquistar para el rey, y supo que las había en los
afluentes y cabeceras del río Tigre. Enderezó su marcha al pueblo que los Roa-
mainas y Zapas estaban formando a orillas del Pastaza, y de ahí pasó a otras na-
ciones que los misioneros todavía no hablan visitado. Los trabajos que tuvo que
sufrir fueron increíbles, porque él con todos sus soldados cayeron enfermos de
calenturas, por lo que le fué forzoso emprender el viaje de regreso sin haber

393
conseguido provecho ninguno en los dos meses que duró la expedición. «No es
ponderable, escribe el capellán del ejército, las aflicciones en que nos hallamos,
y su Señoría y yo estábamos peor que todos, con recias calenturas que no nos
dejaban, y todos sin esperanzas de escapar con vida, así por el rigor de la enfer-
medad como por haber faltado el bastimiento y no tener por entonces otro que un
poco de maíz en grano, y ese apolillado... y eso, si por dicha se hallaba alguno con
fuerzas para molerlo y cocerlo... Llegamos al Real tan debilitados y descaecidos,
que ya no había hombre que pudiese tenerse en pie por la mucha flaqueza, que
parecía estábamos todos para espirar»

Estos repetidos fracasos no fueron parte para hacer desistir a D. Martín de la


Riva Herrera de sus proyectos de conquista. Para poder seguir en el Gobierno que
el Virrey le había concedido, era preciso que fundase una ciudad, que fuese la
cabeza de este mismo Gobierno, y escogió para este efecto un sitio que le pareció
adecuado en la orilla del Pastaza, a alguna distancia de su entrada en el Marañón,
cerca de la laguna de Rimacbuma. Como era necesario tener habitantes para la
nueva ciudad, los sacó de la ciudad de Borja en número de cuarenta familias y
también de la de Santiago de las Montañas, y para que estos habitantes tuviesen
indios a su servicio, obligó a los Roamainas, que poco tiempo antes habían salido
de sus bosques para formar la nueva población de los Santos Angeles Custodios,
a que bajasen a la nueva ciudad y los entregó en encomiendas a los nuevos po-
bladores, cosa que los indios aborrecían sobremanera. Fundó la nueva ciudad
con el nombre de Santander de la Nueva Montaña, el 25 de Julio de 1657, dán-
dole por Patrono al apóstol Santiago, y nombró alcaldes, regidores, teniente y
los demás oficiales de costumbre. Dispuso asimismo que se formasen cuatro pue-
blos de Roamainas y Zapas al servicio de los encomenderos con los nombres de
San Miguel, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo.

Los daños causados a las Misiones por las expediciones de D. Martín de la


Riva Herrera fueron inmensos. Alborotáronse los indios al ver que los Roamainas
apenas salidos de sus tierras para juntarse en un nuevo pueblo, habían sido en-
tregados al duro cautiverio de los encomenderos. Algunas parcialidades de los
Roamainas y Zapas, que estaban ya dispuestos para pasar al nuevo pueblo de los
Santos Angeles Custodios, se escondieron en el fondo de sus selvas para no co-
rrer la suerte de sus parientes y amigos.

El P. Lucas de la Cueva en su informe al Virrey, pedía que fuese nombrado


Gobernador D. Juan Mauricio Vaca de Eban en lugar de D. Martín de la Riva
Herrera, «para alivio, estabilidad y sosíego de aquellas reducciones y naciones

394
inquietas y alteradas y en un pie para hacer fuga, como lo han comenzado a ejer-
citar atemorizados con los nuevos conquistadores y trabajos a que los han suje-
tado».

El P. Francisco de Figueroa, hablando en particular de la reducción de Santa


Maria de Guallaga, dice que los indios Mainas y Jeveros que con los Cocamillas
fueron huyendo en gran número del campamento de D. Martín, arrastraron de su
pueblo a otros muchos y se fugaron a la Gran Cocama, donde con su mal ejemplo
fueron de mucho estorbo para la conversión de aquellos gentiles. Y el P. Ignacio
Navarro, cura de Borja, se expresa en estos términos: «Borja es inhabitable y sin
doctrina evangélica por estar los más de los vecinos en la nueva ciudad de San-
tander y los pocos que han quedado viven de ordinario en sus estancias, con que
están también sin doctrina los indios habitantes de estas provincias ... Vine a que-
dar solo con mi compañero religioso y un vecino viejo impedido... Ha habido
días y tiempos en que me he visto obligado a conswnir el Santísimo entre otras
causas, por haberse atrevido a entrar a robar indios cimarrones».

Bien entendió el P. Lucas de la Cueva que no se lograría atajar tamaños ma-


les sino acudiendo al Virrey para recabar de él la revocación del permiso de
conquista concedido a D. Martín. Con la bendición y licencia de sus Superiores,
no vaciló en ir personalmente a Lima para conseguirla.

Llegó a la ciudad de los Virreyes, a fines del año de 1656, tras un viaje cuyas
penalidades fácilmente se dejan adivinar. Gracias a Dios, el Virrey Conde de Al-
ba de Liste, le recibió con la mayor deferencia y se hizo cargo de la situación.
Concedió, desde luego, la revocación de toda facultad de hacer conquistas en el
Marañón, tanto para D. Martín de la Riva Herrera como para cualquier otro que
la tuviera.

Aprovechando la buena disposición del Virrey el P. Cueva negoció con buen


éxito algunos otros favores importantes, entre otros, el que la pensión de 625
pesos concedida a los misioneros, no se pagase en Loja sino que fuese trasladada
a las Cajas Reales de Quito. Ya se entiende cuánto facilitó esta medida el proveer
oportunamente a nuestros operarios del Marañón de las cosas necesarias que no
se podían adquirir sino en Quito.
.....
Tenninados sus negocios en Lima, el P. Lucas de la Cueva no volvió por el
mismo camino, sino que por diversos asuntos de la Misión, especialmente para
colocar en las Cajas Reales de Quito los 625 pesos que le había dado el Virrey

395
como sínodo para los misioneros, se dirigió a Quito donde también pudo colocar
a interés para los gastos de la Misión otras sumas que le habían dado de limosna
otras personas particulares.
. ....
Arreglados felizmente todos los asuntos, el P. Lucas de la Cueva emprendió
su viaje de regreso a la Misión por Baeza y Archidona, para de ahí embarcarse en
el Napo y subir por el Marañón hasta Borja, siguiendo el mismo derrotero que
había tenido el P. Santa Cruz en su viaje a Quito en 1645.

Habiendo llegado, por fin, a Borja, el primer cuidado del P. Lucas fué escri-
bir al Sr. Virrey para darle cuenta de su viaje y agradecerle todos sus favores ...
Lamentábase luego de no haber podido encontrar el descanso que esperaba des-
pués de tan largo viaje de más de dos años, «porque las averías, calamidades,
excidios y ruinas, que hallo en este gentilismo y nueva cristiandad, ocasionado to-
do por la mala conquista que el Señor por sus justos juicios y pecados nuestros, ha
permitido en estas partes, que están tan caídas y acabadas que apenas les ha que-
dado figura, habiendo destruído solo un año de dicha conquista, lo que con tanto
trabajo los religiosos habíamos hecho en veinte».

Le ruega después que si su Excelencia dispusiese alguna expedición contra


los indios, por ejemplo contra los Jívaros, que esta expedición no llegue hasta los
Cocamas, porque no peligre la vida de dos Religiosos que están en esas regiones,
«porque estos bárbaros, dice, se alarman, indignados por las vejaciones que de los
soldados reciben. También advierto se ha de entender que tales sucesos y matan-
zas son muchas veces más defensa natural por los agravios que de los soldados
reciben, que delitos que contra ellos cometen. Inconveniente es este que siempre
he hallado en la entrada de religiosos acompañados de soldados, porque el bár-
baro no distingue los intentos tan distintos de unos y otros, con que los igualan en
sus homicidios».

El Virrey, conformándose a lo que le indicó el P. Lucas de la Cueva, nombró


Gobernador de Mainas al Sr. D. Juan Mauricio Vaca de Eban, el cual deshizo la
ciudad de Santander y ordenó que los indios Roarnainas, que habían sido entre-
gados a encomenderos, fuesen devueltos a sus diversos pueblos.

[Jouanen 1941 : 1, 417-26]

396
ÍNDICE BOTÁNICO

Barbasco: 266. Plátanos: 266, 292.

Frijoles: 266, 292. Trigo: 116, 120.

Legumbres: 292. Yerba de gramalote: 266.


Yuca: 195,266,292.
Maíz: 116, 195, 266, 291, 292.

ÍNDICE ÉTNICO

Abitoas: 238, 293, 314, 315. Coronatoas: 238.


Aguanos: 166, 201, 202, 203, 209, 236, Coscabosoas: 179, 205,211,223,234.
237, 237, 297. Cosocobosoas: 166.
Amasifuines: 132.
Andoas: 315. Fuemes: 166.
Angahuallos: 137. Fuincs: 205, 21 1.
Atios: 238, 293. Fuynes: 195.
Azoros: 315. Fuynes (ver Fuines)

Baqueanos: 204. Givitos: 166, 236, 238.


Barbudos o Mayoranas: 166, 204, 209, Guahenes: 137.
236, 237, 250, 353.
Iguazavaras: 334.
Caciques: 188. Jeberos: 199,286, 325,334, 390,391,395.
Calz.as Blancas: 375, 383. Jibitos (ver Givitos)
Carapachos: 151. Jivaros: 250,271,276,277,285,288,303,
Casasblancas: 54, 304. 303,305, 314,325,374,375,378,379,
Chamicuros: 335. 380,381,382,383, 389,391,392,396.
Chaviris: 3 J 5. Juanuncos: 166,189,211,222.
Chiquitos: J 97.
Cbolones: 118, 166, 188, 189,211, 222. Lamas: 137, 226, 375.
Cocamas: 163, 271, 286, 303, 305, 325, Lanzas: 166.
334, 396.
Cocamas: 97, 99, 101,163, 311 , 391. Maynas: 163,250, 303, 304, 305, 320. 325,
Cocamillas: 395. 334, 337, 395.
Conchas: 238, 293, 315, 334. Miliquinas: 236, 238.
Coronados o lpapicbas: 236, 238, 293, 314, Motilones: 54, 60, 61, 62, 95, 197, 250,
315, 316,337. 304, 367, 375, 383.

397
Omaguas: 250. Suchiches: 13 7, 180, 18 l.
Opirotas: 151.
Otanavis: 166. Tabalosos ó Piratas: 54, 95, 97, 99, 101.
122,130,131,137,151,166,17 1,191.
Paiansos: 151. 195,214,222,226,237,237,250.304.
Panataguas: 151. 348, 375, 383.
Panatahuas (ver Panataguas) Tavalozos (ver Tabalosos)
Pavalosos: 250.
Payanancas: 166, 195, 211. Xanones: 315.
Porontos: 166, 188, 222. Xivitos: 118,188,189,190,191,211,222.

Ruamaynas:238,293.315,334,393, 394, Zapas: 393, 394.


396.

ÍNDICE GEOGRÁFICO

Abitoas (provincia): 242, 272, 282, 284. Archidona: 317,396.


308,315,316,330,335,336,337,342. Attios (provincia): 236, 242, 284. 296, 316.
Acoranatoas (provincia): 284, 296. 342.
Aguanos (provincia): 155, 164, 199, 200, Atumares (provincia): 295.
204,206,209,211,213,215,217,218, Austria: 92.
225,226,228,238,239,240,242, 274, Avitoas (provincia): 236, 239, 240, 267.
277,279,282,283,284,307,308,317, 272, 293, 295, 296.
318,319,321,322,323.330,333,335, Azoros (parcialidad): 272. 315. 316.
340,341,342,352,353.
Baeza: 396.
Algarves: 92.
Barbudos (puerto): 207.
Algecira: 92.
Barbudos o Mayorunas (provincia): 155.
Alto Marañón (río): 123. 164,198, 199,204,207,209.211,213,
Amasefuines (provincia): 252, 255, 264, 215,217,218,225,226,228,238,239.
351. 240,242,255,274,279,282, 283,284.
Amassi (provincia): 171, 173. 196, 197, 297,307,308,317,318,319,321 , 323,
224. 330,333. 340,341,342,352.353.
Ambato: 314. Barcelona: 92.
América Meridional: 374. Bombonaza (río): 236, 292.
Ancaballes (pueblo): 348. Borgoña: 92.
Andoas (provincia): 272. Borja (ciudad): 198, 232, 236, 242, 273.
Apsburg: 92. 285,296,308,311,314.317,333.336.
Apurimac: 311. 377,378,379,383.384, 385,387,393.
Aragón: 91 . 394, 396.

398
Brasil: 238, 241, 243, 246, 252. 255, 256, 156,157,165,166,176,212,218,220,
262, 263, 265, 358, 361. 225,228,229,230,232,238,241,243,
Bravante: 92. 246,250,252,255,256,258,261,263,
264,265,278, 280,282, 283, 284,305,
Cajamarca: (ver Caxamarca). 346,347,348,355,363,364,389.
Cajamarquilla: 57, 105. Chamicuros (provincia): 279, 282, 284.
Calavera (sitio): 255. Chasnamos (puesto): 178.
Calemar: 99. Chaviris (provincia): 273, 295.
Canarias (islas): 92. Chayabitos (provincia): 280, 319, 340.
Cangara o Cangaza (minas): 269, 277. Chile: 69, 75,. 81, 84, 109.
Capiz.ango (puerto): 289. Chillaos: 57, 117.
Capurango: 236. Cholones (provincia): 99, 155, 157, 164,
Caracas: 55. 185,209,210, 212,215,218,222,226,
Casas Blancas (provincia): 62, 63, 147, 228,238, 279,282,284, 342,. 342, 349,
153,246,252,255,258,261,264, 265, 350.
305. Cica (puerto): 178, 179.
Cascabosos: (ver Pabalosos). Cillangat (puerto): 185, 221.
Castilla: 91. Cocama (pueno): 206.
Caxabamba: 99, 118. Cocamas (provincia): 155, 164, 198, 199,
Caxamarca (provincia): 53, 54, 59,63, 68, 209,211,217, 225,226, 228,238,241,
70, 71, 72, 73, 76, 80, 82., 83, 85, 86, 243,256,261,274,302,305,307,319,
87, 88, 89, 90, 92, 94, 95, 97, 99, 1O1, 321,337,340,351 , 353,387.
104,105,108,109,112,114,115,118, Cocamillas (provincia): 333.
119,123,124,125,127,137, 144,1 47, Collay: 118.
148,149,150,151,153, 156,164,165, Concepción de Jeberos: 276, 323, 325, 333,
166,176,177,184,208,209,211,214, 338, 390.
215,216,218,219,221 , 226,228,232, Conchas (provincia): 236, 238, 239, 240,
235,237,243, 246,250,251,252, 256, 267,272, 284,291,292,296, 307,313,
258,261,263,264,268, 276,284, 298, 314,315,317,319,321,324,325,329,
299,305,342,344,346,347,348,349, 333,335,338,340, 341,342.
358, 359,361,363,368, 375,378,383 . Condesmarca (pueblo): 349.
Caxamarquilla (pueblo): 108, !09, 112, Condomarca (puesto): 184, 185, 21 S, 216,
ll4, 118, 119, 120, 147, 148, 10, 151, 221.
152, 153, 157, 187, 210,221,228, 229, Condurcarca: 118.
230, 251, 279. Condurmarca: 99, 100, 114, 118, 119.
Caymebamba: 109. Córcega: 91.
Cerdeña: 91. Córdova: 91.
Chachapoyas: 54, SS, 57, 59, 62, 63, 69, Corobamba: 109.
71, 73, 76, 81, 82, 83, 85, 88, 97, 98, Coronados (provincia) 236, 239, 240, 242,
99, 101, 103, 105, 106, 112, 114, 115, 267,274,282,284,291 , 292, 295,296.
117,119.121, 122,123,125, 127,137. 307, 317, 324, 330, 333, 342.
144,146,147,148,149, 151 , 152,153, Coronatoas (provincia): 236, 342.

399
Coscabosoas o Coscabusuas (provincia): Guanuco (ciudad): 150, 151 , 166.
154, 155, 157, 164,173, 179, 184, 190, Guánuco (ciudad): 358, 359.
192,196,206,208,209,210,211,212, Guanuco (Huallaga o Guallaga) (río): 123,
215,216,218,219,220, 223,226,238. 132, 154, 173, 198, 199, 206, 233, 239,
252,261,264, 265, 279,284,297,349, 255,264,274,276,277,278, 296, 297,
351, 354, 360. 313, 332,352, 372,375,379,384.
Coscobasbas o Cascabosoas (provincia): Guanuco (provincia): 144, 189, 190.
62.
Coscobasoas: 177. Hamachuco: 118.
Coto Conga (provincia): 62. Huallaga (río): (ver Guanuco).
Cuenca (ciudad): 233, 236. Huanuco (provincia): 158, 209, 350, 351.
Cuenca (Paute) (río): 236, 287. 358.
Cuenca: 375. Huanuco (territorio): 361.
Cundumarca del Collay: 97.
Cundunnarca: 157. lpapichas (poblado): 295.
Cutinanas (provincia): 340, 341. lquitos (provincia): 295, 315.

Jaén (ciudad): 232.


Encamación de Ruarnaynas: 323.
Jaén (provincia): 274.
España: 111 , 116, 118.
Jaén (puerto): 285.
Jarama: 311 .
Flandes: 92.
Jeberos (provincia): 155, 167, 204, 206,
Fuynes o Fuines (provincia): 154, 155, 184,
209,211 , 217,230,232,240,274,296,
190,195, 196,197, 210, 215,217,218,
307,314,319,320,333,335, 340.
224, 228,252,254, 264,265, 279, 280,
Jeberos(pueblo): 204,207,213.225, 270,
282, 297, 354.
273.
Gaes (provincia): 239, 240. Jerusalén: 91 .
Galicia: 91. Jíbaros o Jivaros (provincia): 160, 164.
Geberos (provincia): 123, 125, 144. 198. 198,219,227, 228,230,232,233,234,
Gebi: 63 . 238,241 , 243, 246, 252,255,256, 258,
Gibitos: (ver Jivitos). 261 , 264, 265,269,270,284,285, 301,
Gibraltar: 92. 302, 305,321 , 323,337,345,351 , 352,
Gimbaca o Cimbaca: 236. 361 , 362,379, 383,393.
Gran Cocama (provincia): 325, 338. Jivitos o Jibitos (provincia): 157, 158. 185.
Gran Omagua: 325. 209, 218.228,282,349,350.
Gran Pará o río de las Amazonas: 276. 278. Juamincos (provincia): 228.
313,371. Juanuncos (provincia): 154, 155, 158, 164.
Granada: 9 l. 184, 193,209, 212,215, 218, 226,238.
Guallaga (río): (ver Guanuco). 284.
Guallagas (provincia): 274, 321, 333. Juanuses (provincia): 354.
Guamachuco: 165, 184.212, 216,221. Juntas de Santiago (pueblo): 276.
Guarnbos: 165. Jurinca: 236.

400
Lamas (parcialidad): 133. 243,246,252,255,256,258,261,269,
Lamas (provincia): 204, 20S, 217, 238, 274,301 , 302, 303,305,306,307,313,
264,265,274,279,280,284,323,335, 314,318,319,320,321,35,332,337,
349, 351. 340,345,371,377,379,384,387,389,
Lamas (pueblo): 180, 182, 183, 196, 20S, 38S, 386.
223,225,234,237,252,253,254,348, Mayurunas (provincia): 353.
354, 364. Meliquines (provincia): 282.
Latacunga: 314. Milán: 92.
León de Guanuco: 165. Miliquines (provincia): 279, 284. 342.
León de Huánuco: 361. Molina: 92.
Lima: 54, 71, 72, 77, 147, 150, 162, 231, Morona (rio): 240, 375.
303,308 312,358,361,367, 368,371, Motilones (provincia): 53, 78, 123, 124,
375, 383, 384, 390, 391, 395. 125,127,137,138,144,147, 14:8, 151,
Limpia Concepción de Xibitos (pueblo): 153, 154, 155,156,164,196,204,211,
189, 237, 350. 216,217,218,219,226,228,231,232,
Logroño del Oro (ciudad): 270, 287, 290, 234,236,238,241,243,246,252,254,
374, 393. 255,256,258,263,279, 280.282,283,
Loja: 303, 327, 332. 284,291,297,301,302,305,34:2,351,
Loreto de Paranapura: 270, 276. 354,357,360,361,362,364.
Los Reyes: 358, 361, 362, 363, 366, 367. Moyobamba: 56, 62, 63, 73, 82, 83, 98,
Loxa: (ver Loja). 99, 101, 102, 104, 105, !07, 108, 1IO,
Luya: 57, 117. 111,112,115,116,117, 118,119,120,
121,122, 123,125, 127,130, 131,134,
Macas (ciudad): 242, 374, 375. 135, 136, 137, 144, 145, 146, 165, 166,
Madrid: 64, 67, 80, 87, 91, 94, 98, 230, 167,170,171,1 75,177,178,184,192,
344, 357, 367, 368. 193,207,208, 209,210,214,216,220,
Mallorca: 91. 232,237,238,241,242,243,246,250,
Marañón (provincia): 278, 388. 252,254,255,256,258,261,263,264,
Marañón (río): 54, 55, 56, 57, 62, 68, 95, 265,266,274,278,279,281,296,305,
99, 125. 127, 144, 163, 164, 166, 198, 347,349, 35S, 364, 365,390.
206,227,228,231,232,236,238,239, Municbes (parcialidad): 321.
241,243,250,255,258,261,263,264, Muniches (provincia): 319.
265,267,269,273,274,276, 279,285, Murcia: 91.
291,296,305,311,312,319,320,321,
322,325,329,332,334,343,345,351, Napo (río): 198,199,317,396.
357,358,359,361,371,375,378,379, Naranjos (pueblo): 377.
384,385,389,390,394,395,396. Navarra: 91.
Margarita (isla): 55, 62, ISI , 165, 166,358, Nuestra Señora de Loreto de Paranapura:
361. 325.
Mariñas (ciudad): 361. Nuestra Señora del Rosario de los Tabalo-
Maynas o Mainas (provincia): 162, 164, sos: 133, 136, 146, 180, 184,205,206.
198, 228, 230, 232, 233, 234, 238, 241, 208,210,213,217,360.

401
Numbalá: 320. Puebla de los Angeles y Encamación de
Ruamaynas y Resurrección de Con-
Oaquis (nación): 317. chas: 323, 325.
Ollay: 108. Puymal: 99.
Omaguas (provincia): 123, 125, 138, 198,
199,231 , 232, 241,243,246, 252, 255, Quilla: 108.
256, 264, 265, 285,340, 347. Quito: 57, 162, 198, 236, 240, 241, 269,
Opicota (provincia): 62. 292,305,306,308,310, 311,313,371.
Opirotas: 151, 194, 198. 374, 389, 395, 396.
Otanovis o Otanabis (provincia): 164, 204,
213,218, 224, 353. Resurrección de Conchas: 323.
Rirnachuma (laguna): 274, 394.
Pabalosos (provincia): 158, 228, 246, 252, Rosario (pueblo): 216,266,297,348, 349
254,258,263, 279, 280,282,342,347, 354.
351. Ruamaynas (parcialidades): 315.
Pananzos (provincia): 263. Ruamaynas(rio, quebrada):292, 295,314.
Panataguas (provincia): 195. Ruamaynas o Roamaynas (provincia): 236,
Paranapura (provincia): 319, 321 , 340. 238,239, 240,242,267,272,282, 284,
Paranapura (río): 255. 29) , 292, 296,307,3)3,3)7, 319, 324,
Paransos (provincia): 252. 325, 329, 331 , 333, 335,337,338, 340,
Parina Pura (pueblo): 199. 341, 342.
Pastaza (río): 123, 236,238, 239,240, 241 , Rumianeas (provincia): 351.
272, 274, 291,292, 294,295,296, 307, Rumiaucas (provincia): 224, 252, 264, 351 .
3) 3, 314,315, 316, 321,322, 323,326, Rumiavoas (provincia): 196.
333,334,336, 393, 394.
Patanan~os(provincia): 154, 155,164,191, Sacu~a (provincia): 287.
192, 193, 209,212, 215,217,218,219, Sal(río): 130, 171.
223, 228, 237, 254, 279,280, 282,284, Salinas (provincia): 62.
297,341 , 342, 343, 351,372. San Antonio de Porontos (pueblo): 187,
Paute: 375. 221, 237, 350.
Pavalosos: (ver Pabalosos). San Bartolomé de Amasifuenes (pueblo):
Payanzos (provincias): 158, 252. 360.
Perú: 66, 70, 89, 97, 98, 147, 152, 225, San Francisco de Borja: 235, 252, 255, 256,
226, 229,279, 284, 302, 312,361,364, 258,261 , 263, 264, 265, 266,268,269,
375. 270,272,274, 276, 285, 303,305,306,
Pirú: (ver Perú). 307, 308, 309,312, 313, 318,319,320,
Piura (ciudad): 320. 323, 324, 325,326,327, 330, 331,332,
Porontos (provincia): 157. 185, 186, 21 O. 337, 339, 340,341,342,355,386,387.
215,218, 221,222, 279, 284, 349,350. San Francisco de Javier de los Aguanos:
Portugal: 91. 236, 288, 290, 325.
Possi: 63. San Ignacio de los Barbudos (provincia):
Potrero: 129, 130. 170. 171. 325.

402
San Jerónimo de Chinchón: 99. Santiago de los Valles de Moyabamba
San Joseph de Lamas: 133, 134, 137, 146, (ciudad): 278, 355.
18, 173,205, 206, 208,210, 212, 213, Santo Tomás de Quillay: m 14.
215,217,218,219,220,224,225, 237, Santos Angeles Custodios (pueblo): 394.
254,277, 279,297,354,360. Saña (ciudad): 218.
San Juan Bautista (pueblo): 236,274.297, Segovia: 85.
394. Sevilla: 91, 94.
San Lorenzo (pueblo): 152, 154. Sicilias: 91.
Sillangare (pueblo): 350.
San Martín (pueblo): 236, 290, 360.
Sopas (provincia): 242.
San Mateo (provincia): 351 .
Soronatoas (provincia): 282.
San Miguel (pueblo): 236, 274, 297, 394.
Suchiches (parcialidad): 130, 351 .
San Nicolás de Payananzos (pueblo): 194, Suririsa (pueblo): 270.
237. Sustichiches (pueblo): 348.
San Nicolás de Tolentino (provincia): 351.
San Pablo (pueblo): 236, 274, 297, 394. Tabalosos (pueblo): 144.
San Pedro (pueblo): 236, 254, 274, 297, Tabalosos o Tavalosos (provincia): 53, 56,
360,394. 62, 63, 111, 123, 124, 125, 126, 127,
Santa Cruz de los Motilones (ciudad): 360. 129, 130,132, 133,143, 144,145,146,
375. 147,148,149,15 1,153,154,1 55, 156,
SantaCruzdeSaposoa(ciudad): 159,194. 157, 167, 168, 169, 170, 173, 174, 175,
Santa María de Guallaga (provincia): 275, 176, 177, 178, 190,192, 193,196,204,
276, 317, 318,, 325, 338, 390, 395. 205, 206, 207, 208, 209, 210,211 , 212,
Santa María de la Nieva: 320, 332. 213, 214, 215,216,217,218,219,220.
Santa María de los Angeles del Ucayali 226, 228, 231 , 232, 234, 236, 237, 238,
(provincia): 325, 338. 241,243,246, 252, 254, 255, 256, 258,
Santa María del Huallaga de Cocamas: 270, 261,263,264,265, 279, 280,282, 283,
308,323, 330, 333, 335. 284, 297, 305,342, 345, 347, 348, 349.
Santander de la Nueva Montaña: 236, 238, 351 , 354,360, 361,362, 364, 390.
Tarama: 64.
243,244, 245,248,250,252, 254, 255,
Tibilos (provincia): 342.
256,258,261,263, 264, 265, 267, 268,
Tigre (río): 123, 236, 238. 272. 291. 292.
269,275,277,278,279,282,311,312,
293,315, 335,372, 393.
312,323,324,336, 355, 361 , 372,373, Tirol: 92.
394. Toledo: 91, 92.
Santiago (poblado): 198, 235. 265, 274, Triunfo de la Santa Cruz de Motilones: 23 7.
330. 253, 255,256, 257, 258,259, 260, 261 .
Santiago (río): 123, 269, 376, 379. 262, 263, 264, 265, 280, 282, 298,355,
Santiago de Buenavista (pueblo): 351. 359,360,361,365,366.
Santiago de las Montañas (ciudad): 276, Trujillo (ciudad): 157, 21 8,225, 360, 363.
320, 324, 394. Truxillo (ciudad): 79. 90, 96. 138, 144,
Santiago de los Juanuncos (pueblo): 194, 146,147, 148, l49,225, 226.227, 229.
237. 232, 263,284.345,346.

403
Ucayali (río): 311. Xucos: 99.

Valencia: 91. Yambrasbamba: 114.


Virgen del Rosario de Tabalosos: 133, 137, Yimbaca (prarcialidad): 289.
148,178,180,214,224, 225,254,348.
Zamora (río): 236, 270, 271.
Xanones (provincia): 272. Zaragoza: 60, 76.
Xivitos(provincia): 99,155,164,185,187,
190,210,212,215,221,222,226,238,
279, 284, 342.

ÍNDICE ONOMÁSTICO

Abisama: 139, 143. Ampiche: 140.


Achanasi: 141. Anase: 139.
Achasquin: 138. Ancarabaya: 142.
Achoasama: 143. Anchaechu: 142.
Achus, Miguel: 187. A.nchafó (cacique): 194.
Aguila de la Calzada, Diego de la: 247. Angaguachi: 140.
Aguila y Mendoza, Esteban del: 284. Angaguallo, Francisco: 142.
Aguilar Hinostroza, Mateo de: 113, 114. Angaguati: 142.
Aguirre, Lope de: 55, 62. Angahuallo: 139.
Angapa, Juan: 138.
Ajua: 143.
Angote: 138.
Ajuama (cacique): 181.
Angulo, F. de: 95.
Ajuanama: 143.
Añasco Al varado, Pedro de: 128, 130, 131,
Alarcón, Sebastián de: 72, 76, 95, 163, 358.
133, 134, 135, 136, 137, 144, 145, 146,
Alba de Liste (Virrey Conde de): 358,361,
154, 156, I 57, 169, 170, 172, 173, 174,
384, 385, 395. 175, 176, 183, 193, I 95, I 96, 205, 206,
Albis, Freo. Tercero de: 64, 1O1, 102, 11 O, 207,210,214,215,216,218,219,229,
112, 283. 237,244,253,254,263,264,279,284,
Alcántara, Ambrosio de: 127. 297,298,343,355,359,360.
Alvarado, Banolomé: 129, 170. Añasco, Francisco de: 245.
Alvarado, Francisco: 126, 127, 129, 168, Apana: 138.
170. Apanase: 143.
Alvarez, Joseph: 357. Apuanasi: 140, 141.
Alvis, Jinés Tercero de: 113. Arana, Joseph Luis de: 299.
Arnango: 286. Arbildo, Freo de: 364.
Ambase: 141. Arébalo, Juan de: 126, 127, 129, 135, 168,
Ambasi: 142. 170,253,254,257,259,260,261,262.

404
Arellano, Joseph de: 366. Borja Gallegos, Alonso de (maestro de
Arévalo, Antonio de: 281 . campo): ll7, 121,327,334,339.
Arias de Araujo, Juan: 108. Borja, Alonso de: 317,321, 323, 331, 338,
Arias de la Cal~ada. Diego: 239, 240, 241, 340, 341, 342.
243,244,245,246, 247,248,249,250, Borxa, Alonso de: 285.
268,339,340,341,342. Bravo de Laguna, Matheo: 219.
Arias de los Ríos, Alonso: 257. Bravo del Aguila, Esteban: 186, 350.
Arias, Matias de: 268. Bravo y Mend~a. Esteban: 154, 205, 21 O.
Armas Betancur, Luis de: 327, 332. Bravo, Martín: 347.
Armas de Tenorio, Diego de: 244,251, 307,
Bubianasi: 140.
308,313,3 17,318,319,321,322,329,
Bustamante, Pedro: 313.
331, 339, 340, 341, 342.
Busto de Mendoza, Pedro: 64, 107.
Arriola Peña Rieta, Juan de: 101. 103.
Artieda, Andrés de: 338.
Asna: 138. Caballero: 141.
Assuaguasi: 140. Cabañas, Matheo de: 283.
Assuamisa: 142. Cabero de Ulloa, Antonio: 64.
Asuama: 138. Cabuya: 138.
Atianasi: 140. Cache: 141.
Atixa: 140. Cacho: 140.
Auca (cacique): 187. Cadena, Juan Mauricio de la: 306.
Aylloma: 141. Cadena, Pedro de la: 305, 306.
Calatayud, Antonio de: 72, 76, 95.
Baca, Diego: (ver Vaca, Diego). Calderón, Andrés: 129, 130, 170.
Baca, Pedro: (ver Vaca, Pedro). Callamu: 14 l.
Bachibuba: 140. Callejas, Sebastián de: 70.
Bachobepa: 141. Callguaguasi: 143.
Bachus: 142. Callguama: 143.
Bardales, Diego de: 127. Callusepa (cacique): 201, 202.
Bargas Machuca, Juan de: (ver Vargas
Camacho, Lorenzo: 126, 127, 129, 168,
Machuca).
170.
Bartolomé (indio): 195.
Camargo, Gerónimo de: 94.
Baxisa: 140.
Benavides, Alonso de: 320, 327, 332. Cambrano, Francisco: 244.
Benites, Diego: 240, 241 , 245. Canama: 140.
Benturiel: 71. Capata, Francisco: 227.
Bergaray Muñatones, Diego de: 113. Caravantes, Matias de: 227.
Bergaray, Pedro de: 257. Cárdenas Arbieto, Pedro de: 79.
Berjón y Caviedes, Tomás: 358, 359, 36 1, Carrasco Berero, Juan: 219, 224.
362. Carrasquilla Diego: 76.
Bemal de Pineda, Antonio: 257. Carreño, Antonio: 161,269,277,285,286.
Bemales, Bartolomé: 106, 107, 108, 109, Carrillo y Aldrete, García Francisco: 72,
llO, 112. 73, 95, 163, 357, 358, 359, 361.

405
Casas Albear, Agustín de: 155, 159, 185, Chanama: 143.
192,193, 194,196,197,199,206,209, Chanamo: 139.
211 , 212,217,218, 219,221,222,223, Chanasi: 142.
224,232,284,291,347,351. Chanasta (cacique): 349, 350, 351, 354.
Casima: 142. Chansi: 140.
Castillo Rengifo, Alonso de: 125, 126, 129, Chantre y Herrera, José: 378, 388.
167, 168, 170. Chapisamana: 142.
Castillo Rengifo, Diego de: 125, 126, 168, Chapullima: 142.
l 78, l 80. Charremarquelo (cacique): 201.
Castillo y Velasco, Bartolomé del: 269. Chasinama: 141.
393. Chasnamote: 139.
Castillo, Conde de: 94. Chatasama (indio soltero): 139.
Castro Rengifo, Diego de: 167. Chatasama: 143.
Castro Sotomayor, Femando de: 364. Chatima: 142.
Catalayú, Antonio de: (ver Calatayud, An- Chaucbi: 138.
tonio). Chegosage: 140.
Caulla Matillo (cacique): 201. Chehana: 142.
Cavero de Ulloa, Antonio: 104, 107, 112. Chehanas: 140.
Cazaña, Mateo de: 283. Chica Cevallos, Gabriel de la: 227.
Celis de Saldaña, Femando: !09, 124, 125, Chifandama: 138.
128,130, 131,132,133, 134,135,136, Chifiana: 143.
137,144,145,146,147,148,156,165, Chimitus: 143.
166,167,169, 170, 172,173,174, 175, Chinarnia: 139.
176,189,193,195,208,212, 214,218, Chinamote: 138, 140.
221,343. Chinamus: 143.
Centellas, Luis Vicente de: 325. 338. Chinchu: 139.
Céspedes Prieto, Joan de: 226. Chipuen: 140.
Chachama: 140. Chitacas, Pablo: 138.
Chachiso: 142. Chitapsi: 140.
Chaguchia: 138. Choache: 141.
Chahachama (hijo): 143. Choanama (mujer de Joasicao): 141.
Chahachama: 141. Choanama (mujer de Juaño): 140.
Chaharnasi: 141. Chobi: 139.
Chahanama: 141. Choha: 138.
Chahanisa: 141. Chobesa: 142.
Chahi: 143. Chopamuescha: 141.
Chalipa: 142. Chotebo: 138.
Charnanas: 140. Choxani: 138.
Chamasa: 140. Chuanama: 142.
Chamucho: 143. Chuanamo: 143.
Chamussa: 142. Chuchana: 142.
Chanama: 138, 141, 142. Chuchuma: 143 .

406
Chujuanasi: 140. Davila, Alonso: 227.
Chunamuysa: 143. Descobar, Juan Bautista: (ver Escobar).
Chunase: 143. Días Calderon, Andres: 130.
Chunchala: 140. Días de Orellana, Pedro: 244, 245.
Chunchiba (cacique): 138. Días Magallanes, Pedro: 126, 127, 129,
Chunchiba, Sebastian: 142. 169, 170.
Chunchibay (cacique): 181.
Chunchibaysue: 140. Enríquez Catalina: 117.
Chunchiva: 138. Enriquez del Castillo, Alvaro: 54, 55, 59.
Chupamuesa: 143. 61, 62, 68, 70, 73, 76, 80, 83, 86, 100,
Chupamuesba, Pedro: 142. 107. 11 o, 111 , 116, 117, 120, 366.
Chupanas (indio): 181. Escobar, Juan Bautista de: 99, 100, 103.
Chupanassi: 182, 183. Espinango: 139.
Chupuanasi: 142. Espinoza, Joseph de: 102.
Chusasama: 140. Esquilache, Principe de: 55, 76, 161.
Chusma: 143. Esquimpel: 138.
Cbuysa: 143. Estachino (indio): 181,348.
Chuysisa: 140.
Cimapuy: 141. Falcón y Yánez, Gabriel: (ver Falcón Ya-
ñez).
Cipuala: 143.
Falcón Yánez, Gabriel: 102, 113, 114.
Coronado lpapicha, Antonio Juan: 324.
Femández de Heredia, Antonio: 163, 358,
Corral y Salazar, Juan de: 107.
359, 361.
Cuellar, Mr. de: 97.
Femández, Gregorio: 158.
Cueva, Lucas de la (padre): 124, 155, 167,
Figueroa: 236, 240, 241, 243, 251, 269,
198, 199,201,202,203,204, 206,2 13,
275, 291,292,293,296,307, 308,312.
215, 224,307,308,309,312,313,321,
318,319,321,322,325,328,329,331,
323,325,329,330,333,334,335,338, 333,334,338,355,371,384,395.
352, 372,379,383,384,385, 386,387, Flores, Domingo: 258.
390,391,394,395,396. Flores, Francisco: 96.
Cuguaceba: 143. Flores, Nicolás: 356.
Cuilasepa (cacique): 201 . Fuentes, Miguel de: 332.
Cujía, Gaspar de: 317, 337, 338.
Cullisita: 142. García de Medrano: 94.
Cullosipa (cacique): 202. García de Torres, Iban: 365.
Cunamuysa: 143. GarcíadeTorres,Juan: 127,129, 170,253,
Cuncbiba: 142. 257, 258, 261.
Cunuchi: 143. García Durán, Sancho: 64, 113, 117, 119.
Curaquilla, Miguel: 322. García Samamés, Luis: 102, 103, 121, 122,
Cusapi: 138. 146, 176, 283.
Cuxanase: 140. García Torres, Juan de (el mozo): 129,257,
Cuysama: 143. 259,260.

407
García, Juan: 127, 169. Hidrovo, Xpóbal de: 307.
Gómez de Roxas, Antonio: 257,258. Hinojosa, Jerónimo de: 235.
Gonzales de Mendoza, Pedro: 113. Horduña Pinedo, Joan de: l02.
González de la Torre, Bartolomé: 321 ,334. Huaxamisa: 141.
González Romo, Pablo: 103.
Guaca: 138. lchupo, Anassi (cacique): 348.
Guayapay: 140. lstachina: 181, 182, 183.
Guansisa: 143. lturizarra, Bernardo de: 163, 357.
Guasamana: 141.
Guaseo, Lorenzo de: 244. Jambasi: 141.
Guasiama: 139. Jasisa: 140.
Guasisa: 139. Jatixo: 141.
Guatayapa o Guatazapa (capitán): 189, Jayma: 142.
190, 191,192,222. Joacalas: 139.
Guerra Calderón, Alonso: 126, 127, 129, Joachani: 138.
135, 168, 176,178, 193, 196, 197,205, Joachimitile (cacique): 201.
209,210,211,212,215,218,219,220,
Joachina: 139.
223,224,225, 234,253,254,256,278,
Joasicao: 141.
347,348,349,351.
Joatasapay: 141.
Guerra Calderón, Jerónimo: 127,257,259,
Jobona (cacique): 203.
260, 261, 365, 366.
Jouanen: 389, 396.
Guerra de Sessa, Alonso: 23,254,257, 260,
Juacapa: 131, 138, 141, 171.
261, 262, 263.
Juachilisca: 139.
Guerra, Alonso: 154, 159, 178, 192.
Guerra, Antonio de la: 113. Juachispa, Alonso: 140, 141.
Guerra, Cristóbal: 257. Juachispa: 141.
Guerra, Gaspar: 127, 170. Juarnuys (cacique): 195.
Guerra, Jerónimo: 129, 253. Juana: 138.
Guevara Bazán, Andrés de: 283, 365. Juananbusa: 143.
Guevara de Desa, Alonso: 127. Juanangapa: 143.
Guevara, Andrés de: 221. Juancalapue: 143.
Guevara, Joseph de: 127, 129, 170. Juancarnis: 142.
Guevara, Miguel de: 126, 169. Juantas: 141.
Guichipa: 140. Juaño: 140.
Guinchalao: 139. Juascaba: 141.
Juata: 142.
Hazaña, Bartolomé de: 96, 97, 162, 230. Juatima: 140.
Henriquez de el Castillo, Alvaro: (ver En- Jubianama: 140.
riquez del Castillo). Jubianasi: 142.
Henriquez de Guzmán, Luis: 375 .
Heredia, Antonio de: 357. Lahuya: 139.
Herrera, Gonzalo de: 150, 225. Lamuya (cacique): 181.

408
Larreátegui, Pedro de: 257,258,259, 260, Manico Cocama, Phelipe (cacique): 317,
261. 330, 335.
León, Juan Marcos de: 108. Manongori (cacique): 289.
León, Pedro de: 87. Mansilla, Gerónimo de: 76.
Lope de la Cadena Carbajal: 332. Mansollo: 138.
López de Alvarado, Domingo: 125, 167, Mapuesa: 140.
168, 176,177,257,278,281,365. Maria: 137, 138.
López de Alvarado, Pedro: 254, 257, 258, Mariana (india): 187.
259, 260, 261, 262. Marques de Medrano, Salvador: 193.
López de Bardales, Juan: 125, 126. 127, Martín (cacique) 187.
128,133, 134,135,136,167,170.173, Martín Sanchez, Cristóbal: 127, 169. 170.
174. Martín: 138.
López de Linares, Francisco: 113. Martínez Camacho, Juan: 102, 330.
López de Sanabria, Juan: 145. Martínez de Saavedra, Juan: 335.
López de Viena, Juan: 126, 168. Masiaasi: 143.
L6pez, Domingo: 126, 137. Matta, Isabel de la: 90.
Lorenzo Lucero, Juan: 376. Maúrtua, Víctor M. : 162. 163, 308, 312,
Lusinga: 142. 319, 356, 358.
Lusingao: 140. Maxomax: 139.
Mayayuchi: 140.
Macaepana: 141. Medina, Miguel de: 79, 356, 362.
Macapana: 141. Medina, Pedro de: 249.
Macedo, Jacinto: 245. Mendo~a del Aguila, Estevan: 156, 206,
Machoatina: 142. 218.
Macbuanasi: 142. Mendoza Zapata, Manuel de: 11 3.
Machuanima: 143. Mendoza, Cristóbal de: 244, 245.
Machuca, Antonio: 245. Mendoza, Diego de: 113.
Machuesa: 141. Meneses Domonte y Robledo, Pedro: 71.
Macunaguari (cacique): 202. 72, 95, 163.
Majano, Lucas: 325. Mestan~a. Juan Mathias: 239, 241, 243,
Majano, Tomás: 325, 338. 244,245,247,249,250,251,252,253,
Majuachi: 140. 254,257,258,259,261,262,263,264,
Majuama (cacique): 130, 132, 133, 134, 265,266, 268,275,277, 278,281.
136,139,144,171,172, 173,174,180, Miehuanasi: 142.
181,182,214, 237, Milhuanama: 141.
Majuamat: 141 , 142. Mollicen, Francisco: 185, 186, 188, 191,
Majuanase: 142. 194, 195.
Majuaysa: 140. Mons6n, Gaspar de: 97.
Malaga, Juan de: 225. Montero, Manuel: 244, 245.
Maldonado, Juan: 245. Montes Claros, Marquez: 107, 116, 120,
Mancera, Marqués de: 60, 77, 82. 159.

409
Monzon, Bemardino de: 236, 240, 241, Orsúa, Pedro de: 384.
244,245,246,247,248,250,268,292, Ortiz de Olivares, Alonso: 114, 115.
295 Ortiz de Sifuentes, Andrés: 244, 245, 246,
Morales, Lorenzo de: 126, 129, 135, 169, 247,248,250,268,339,340,341,342.
170, 257. Ortiz, Francisco: 294.
Moya, Diego de: 125, 127, 129, 133, 145, Otopo: 138.
146, 170, 239, 250, 262. Oviedo, Lázaro de: 108.
Mulato Mateo: 177. Oxanasta Juan (cacique): 138, 144.
Muna: 141.
Muños de Silva, Francisco: 240. Pachama: 142.
Muñoz de Piedrota, Joan: 177, 193, 197, Pachanama: 140.
205,209,211,212,215,217,218,221, Pachcananti: 139.
223, 351. Pachusuni: 143.
Pajajama: 138.
Navarro, Francisco: 324, 325, 338. Pajuamasi: 142.
Navarro, Ignacio: 395. Palomino, Juan: 332.
Nieto de la Torre, Joseph: 249, 253, 254, Panaton: 139.
256, 257, 261, 262. Panaysa: 140.
Nieto Purísima, Joan: 244, 250. Paniagua: 357.
Numanama: 138. Panisa: 141.
Numanasi: 140. Pantoja de Heredia, Gonzalo: 106, 107,
Núñez de Santiago, Miguel: l03. 108.
Nuñez de Silva, Francisco: 239, 240, 241, Pardo de CárdenM, Sancho: 227.
243,244, 245,249, 292,295. Pardo y Carvajal, Nicolás: 232, 234. 235.
Nooez Tenorio, Diego: 188. Parra, Diego Esteban de la: 97.
Pasasama: 141.
Ojanase: 140. Paschananti:139.
Ojanasta, Juan (cacique): 130, 131, 132, Pasi: 142.
133,134,136, 137, 141,154,155,171 , Pasuamage: 141.
172,174, 179, 180, 181, 182,184,190, Pasuma: 142.
191,192, 194,195,196,206,209, 211, Paulapi: 138.
214, 125,216, 217,220,222, 223,224, Paxama: 140.
237. Paxanase: 140.
Omonte, Melchor de: 95. Paxares, Diego de: (ver Sanchez Pajares).
Ordóñez Alonso: 113, 114. Paz, Pablo de la: 244, 245, 247, 248, 250,
Ordóñez de Pineda, Jerónimo: 113, 114. 268.
Ordóñez Mego, Alonso: 113, 114. Peña, Alonso de la: 269,313.
Ordoñez Mego, Luis: 113, 114. Peres Mexia, Francisco: 129, 170. 254,
Orduña Pinedo, Juan de: 1O1, 113, 283. 257, 258, 259, 260, 261, 262.
Orduña Salazar, Pedro de: 113. Peres, Bias: 127, 253.
OrejónEscandón,Femando: 117,118,119, Pérez de Tel10, Bias: 254, 258.
231. Pérez, Bartolomé: 338.

410
Pérez, Francisco: 126, 129, 169, 253. Raimundo (indio): 203, 353.
Peso, Diego del: 317, 327, 328, 333. Ramírez, Ambrosio: 126.
Pesso, Francisco de: 240, 241. Ramírez, Bias: 170, 257.
Phelipe: 91. Rarnírez, Mateo: 113.
Picino: 139. Rarnírez, Miguel: 126, 128, 130, 135, 169,
Piedrola, Juan de: 159, 196, 197,224. 170,171,257.
Pinachi: 142. Rastrojo, Juan: 126, 169.
Pinasi: 138. Rengifo, Alonso: 127.
Pinedo, Cristóbal de: 125, 126, 127, 128, Reyes, Martín de los: 257.
130,131,132,133,135,136,137, 166, Reyes, Mateo de los: 366.
168, 169, 170. 171,213,216,237,257, Riba Herrera: (ver Riva Herrera).
261, 366. Rioxa, Matías de: 268, 320,327, 331 , 339,
Pinedo, Felix: 126, 127, 129, 130, 168, 340, 341, 342.
169, 170, 172, 175, 178, 179, 184 Riva Agüero: (ver Riva Herrera).
Pinedo, Xpobal de: 253, 254, 258, 259, Riva Güero: (ver Riva Herrera).
260, 261, 349. Riva Herrera, Martín de la: 13, 14, 15, 16,
17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26,
Piña, Gregorio: 245.
27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36,
Pisesa: 142.
37,39,44,46,47,48,49,53,54,57,
Pizeno: 138.
60, 61 , 62, 63, 64, 67, 68, 70, 71, 72,
Polanco de Santillana, Nicolás: 366, 367.
75, 76, 77, 78, 80, 82, 83, 84, 85, 86,
Polo de la Aguila, Juan: 244, 245, 246, 248,
87, 88, 89, 90, 91, 95, 96, 97, 98, 99,
250.
100, IOI, 104,109, IIO, 114,115,118,
Polo Joan: 127, 169.
119. 120,121,122,123,125,126,127,
Ponce de Pinedo Cristóbal: 124. 128,129,130, 131133, 134,135, 136.
Pozo, Francisco del: 244. 137,144,146,147,148, 149,150, 151,
Prieto, Pedro: 235. 152, 153,154,156,157,160,161, 162,
Puachama: 143. 163,164,165,166,208, 226,228,230,
Puanabi: 143. 232,235,237,238,239, 241,243,245,
Puanachi: 139. 247,248,250,251,252, 253, 254, 256,
Puchanama: 140. 257,258,259,260,261,262,263,265,
Puchuanasi: 142. 266,267,268,269,275,276,277,278,
Puelanase: 141. 279282,283, 284,301,303,304, 305,
Puelmesta: 140. 307, 308,309,311,313,314,316, 318,
Pujanaua: 143. 319,321 , 322,324,325, 326, 328, 329,
Punasi: 140. 330,331,333, 334,335,336, 337, 340,
Pusicano: 141. 342, 344,345,356,357,358,359,360,
Puysama: 140. 361,363, 364.365,367,368.371,374.
375, 376,378,379,380, 381,382, 383,
Quezada, Pedro de: 163, 358, 359, 362. 384,386,387,389,390,391,392, 393,
366. 394, 395.
Quiros, Antonio de: 251. 268, 276. Riva y Agüero: (ver Riva Herrera).

411
Riva y Herrera: (ver Riva Herrera). Sánchez Nieto, Domingo: 241 .
Riva, Antonio de la: 94. Sánchez Nieto, Francisco: 240, 257, 258,
Rodríguez de Guzmán, Diego: 303, 304. 262.
Rodríguez de Monroy, Gonzalo: 303, 306, Sánchez Pajares de Tapia, Diego: 125, 127,
384. 128,133,136, 146,168, 169,170,174.
Rodríguez, Loren~o: 126, 169. Sánchez Paxares, Diego: (ver Sanchez Pa-
Rojas, Bartolomé de: 257. jares).
Romero de la Vega, Juan: 129, 170, 257, Sánchez, Francisco: 240.
366. Sánchez, Joseph: 221.
Romero, Joan: 126, 168. Sanguyche: 139.
Romero, Marcos: 109, 110. Santa Cruz, Domingo de: 240, 244, 245,
Roxas, Juan de: 257, 258. 246, 247, 250.
Ruiz Bonifacio, Francisco: 125, 167, 168. SantaCruz,Raymundo: 198, 199,270,275,
Ruiz Bonifaz, Francisco: (ver Ruiz 277,278,286,297,308,317, 318, 323,
Bonifacio). 325,333, 338, 352,355,376,378, 379,
Ruiz de Arellano, Domingo: 64, 65. 380,381 , 382, 383,390,391,392, 393,
Ruiz de Benluriel, Diego: 77. 396.
Ruiz, Francisco: 126. Santaella. Juan de: 307, 308, 313,317, 321,
322,329,333,334, 340,341.
Saavedra, Juan de: 281 . Santillán, Francisco de: 112.
Sabachi: 142. Santisteban, Juan de: 109.
Sabula: 138. Santos, Joseph de los: 103.
Sacuca (cacique) 288, 289. Sañunaui: 141.
Sáenz Navarro, Juan Baptista: 87, 89, 94, Sarmiento Francisco: 76.
98. Sasima: 142.
Salas, Domingo de: 257. Satalaya: 141.
Saldaña, Femando de: 348. Sauca (cacique): 187.
Saldaña, Juan Andrés de: 244. Sayago, Francisco de: 177.
Salinas, Joan de: 280. Securo (cacique): 322.
Salvatierra, Conde de: 80, 97, 101. 113, Senco: 139.
162, 228, 303, 304, 305,306. Serna, Pedro de la: 219,221 , 224, 225 .
Samatas: 140. Setien Rubalcava, Gabriel: 219, 225.
Samini: 139. Sigler de Estrada, Antonio: 364.
San Francisco (padre): 150. Silbana: 139.
Sanabi: 139. Silva, Antonio de: 227.
Sanamus: 143. Silva, Gerónimo de: 245, 246, 247, 248,
Sancaleipa: 140. 250.
Sánchez Altamirano, Toribio: 113. Silvera y Acuña, Francisco: 244, 245.
Sánchez Bruido, Alonso: 245, 248. Sinamansa: 140.
Sánchez de Salazar, Joseph: 177, 219,220, Sinca Francisco: (ver Siuca).
224, 225. Sincupo: 143.
Sánchez Nieto, Alonso: 245, 247, 250. Sinipua: 138.

412
Sinpansi: 139. Suntani: 142.
Sinti: 140. Supamaya: 141.
Sipani: 139. Supamuya: 142.
Sipues: 142. Supuama, Ana: 138.
Siuca Francisco: 128, 135, 144, 170, 175, Susuana: 142.
179, 180, 182, 183. Susuanama: 138, 141.
Sobarsso, Francisco de: 101. Suynche: 141.
Solano de Herrera, Joan: 101. Suyngaua: 138.
Solano, Salvador: 78, 79, 80, 88, 89, 90, Suysanampi: 143.
92, 94, 95, 96, 229.
Solar, Juan de: 367. Tafur de Córdova, Juan: 113, 115, 117.
Solarssa, Lorenzo de: 1O1. Tafur de Córdova, León: 103, 106.
Soliz, Alonso de: 113. Tahachina: 140.
Solli: 141. Tahanama (hijo): 143.
Solorzo, Francisco de: 102. Tajanama: 142.
Soria, Manuel de: 244. Tamasoa (cacique): 181.
Sosesa: 141. Tamayo, Antonio de: 103.
Soto, Mateo de: 232, 347. Tamia: 139.
Sozaya, Juan Triunfo de: 103. Tanapsuma: 141.
Suababa: 138. Tanasua (cacique): 181, 182.
Suacamasi: 141. Tanojoa: 140.
Suacunsa, Matheo: 138. Tapia Mercado, Agustín de: 245.
Suagamay: 138. Tapia Sambrano, Estevan de: 245, 248.
Suarnantabi: 140. Tapia Sambrano, Francisco de: 250.
Suamuscasi: 138. Taraguaz (cacique): 294.
Suanama: 140. Tasachiba: 141 , 142.
Suanama: 142, 143. Tasachigua: 142.
Suanase: 143. Tasasama: 141.
Suarez Altamirano, Andrés: 113. Tenachoa: 142.
Suarez de Corral, Simon: 363. Teran, Bartolomé: 276.
Suasananti: 140. Teyno: 138.
Suasasisa: 142. Therron, Bartolomé: 251, 268.
Suasisa: 143. Tibilo (cacique): 322.
Suatima (hija): 142. Tisama: 143.
Suatima: 143. Titu: 138.
Subicama Mateo: 142. Tocalachi: 141.
Suchiana: 139. Torres Altamirano, Luis de: 362, 363, 364,
Suchiche: 143. 36, 366.
Sucreamasi: 141. Torres, Rodrigo de: 113, 114.
Suenamesa: 141. Tosí: 139.
Sulincho: 142. Tovar, Pedro de: 244, 245.
Sumamuy: 138. Triunfo de Sozaya, Juan: 121 .

413
Troncosso: 91, 304. Vaca de Eban, Juan Mauricio: 303, 307,
Trujillo, Freo Mathias: 240, 241, 245, 246, 308,312,313,319,326,327,340,341,
247, 248, 250. 372, 394, 396.
Tuanachi: 142. Vaca de la Cadena, Pedro: 307, 322, 323,
Tuanama: 141. 326,328,329, 331,337,340,341.
Tucas: 141. Vaca de Vega, Diego: 160, 161 , 162, 163,
Tuciana: 139. 198,209,228,302, 303,319,320, 327,
Tuco: 138. 332, 352, 372, 385, 386, 387.
Tujachama: 143. Vaca de Vega, Jerónimo: 388.
Tujanasi: 142. Vaca, Juan Mauricio: 385, 386, 387, 388.
Tumanasi: 142. Vaca, Pedro(hijo): 160,161 , 164,165,302,
Tumbasi: 138. 303, 313, 317, 320,321 , 324,325,327,
Tunasi: 140. 328,332,333,334,335,336,371,383,
Tunasi: 142. 385,386,389,392,393.
Tupulma: 139. Valcai;ar, Hernando: 227.
Tusachama: 141. Valdés y Llanos, Juan de: 162, 163, 232.
Tusana: 143. Valdez, Ignacio de: 299.
Tusianarna (soltero): 142. Valle, Leonardo del: 230, 344.
Tusianama: 141. Vardales, Diego: 126, 129, 168, 170.
Tussa Yocasi: 138. Vargas Machuca, Juan de: 55, 11 O, 124,
Tussaguasi, Juan: 138. 159, 167.
Vargas, Valentín de: 232, 347.
Ubichama: 141. Vasques Lozano, Antonio: 126, 127, 129.
Uchachama: 141 . 169, 170.
Uchama: 143. Vasquez de Caicedo, Pedro: 127, 278, 281 .
Uchanama: 139. Vasquez de Maldonado, Salvador: 156.
Uchanasi: 140. Vásquez Quijada, Cristóbal (cura): 114,
Uchanima: 143. 115.
Uchapasa: 139. Vásquez, Pedro: 95, 126, 129, 168.
Uguasi: 140. Vazquez de Velazco, Pedro: 80, 122.
Uichianama: 141. Vázquez, Jacinto: 233.
Ujarama: 142. Vehanami: 139.
Ujayba: 140. Velasco Madrigal, Francisco de: 240, 241,
Uj uanama: 140. 245,246, 247,248, 240,251 , 339, 341,
Umapus: 142. 342.
Unguaya: 138, 140, 141, 179, 180. Velasco, Juan de: 374.
Untuanamusa: 141. Velásquez de Medrano, Pedro Salvador:
Unyage: 140. 154, 186, 189, 195, 205, 206, 21 o, 229,
Upachima: 142. 237,240,241,243,251,253,254,256,
Upiche: 142. 257, 269,270,284,298,299,343,350.
Usiama: 142. Velazco, Miguel de: 113, 114.
Usianasi (cunchiba): 142. Vera, Bias de: 113, 114.

4 14
Vierga, Juan de: 299. Ypagema: 142.
Villacona, Juan de: 113. Ypajane: 142.
Villanueva, Pedro de: 113. Ypanasi: 142.
Villela, Andrés de: 72, 76, 77, 163, 345, Ypapina: 140.
361. Ypaxasi: 143.
Viña, Juan de la: 244, 324, 330, 336. Ypuahama: 143.
Ypuanama: 140, 141.
Xil, Benito: 245. Ypuanasi: 139.
Xinés, Tercero: 121. Ysaana: 143.
Yscaui: 138.
Yaepasi: 140. Ysopa: 138, 139.
Yaguachi: 143. Ystamuesa: 143.
Yamas: 141. Yumasa: 141.
Yangabachi: 141. Yumucsama: 141 .
Yavispua (cac ique): 193. Yunianasi: 143.
Ybahen: 141.
Ybanasi: 143. Zambrano, Francisco: 246.
Ychaasi: 143. Zambullis: 139.
Ychanasi: 143. Zapata Riva de Neira, Alejos: 253, 254,
Ychaque: 143. 257,258, 259,260, 261.
Yebona (cacique): 202. Zayta: 138.
Yjuama: 143. Zelis de Saldaña, Femando: (ver Celis de
Yjuanana: 143. Saldaña, Femando).
Ylinchuja: 141. Zéspedes Prieto, Juan de: 165.
Ylusi: 138. Zozaya, Juan Triunfo de : 106, 107,
Ynagui: 138. 113,121.
Ynasama: 142.

ÍNDICE ZOOLÓGICO

Caballo: 266. Pescado: 266.


Cuy: 266. Puercas: 262.
Puercos: 219.
Gallinas: 175, 219, 265.
Gallos: 175, 262. Vacas: 219, 262.
Ganado ovejuno: 262.
Ganados de cerda: 175. Yeguas: 262.
Ganados: 120, 174.

415
iNDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

PRIMERA PARTE
Papeles correspondientes a los trámites efectuados por Don Martín
de la Riva Herrera para obtener Licencia del Rey para llevar a cabo la
conquista de la Provincia de los Tabalosos y Motilones (1646- 1653). . 53

SEGUNDA PARTE
Memoriales e Informes sobre los sucesos y logros de las conquistas
emprendidas por Don Martín de la Riva Herrera en los ríos Huallaga,
Santiago, Tigre, Pastaza y alto Marañón. (1653-1657)... . . . . . . . . . . . . . 123

TERCERA PARTE
Papeles relativos a las disputas que se generaron a raíz de las entradas
realizadas por Don Martín de la Riva Herrera a las provincias de Maynas
y Jíbaros ( 1655-1665) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301

APENDICE I
Juicio del historiador jesuita P. Francisco de Figueroa sobre lo obrado por
el General Don Martín de la Riva Herrera en la Gobernación de Maynas,
extraído de su lnfonne de las Misiones en el Marañón, Gran Pará o río de
las Amazonas, ( 1661 ). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 371

417
APENDICE 11
Juicio del historiador jesuita P. Juan de Velasco sobre la tentativa del Ge-
neral Don Martín de la Riva Herrera por conquistar la provincia de los
Jíbaros, extraído de su Historia del Reino de Quito en la América
Meridional, (1788). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 374

APENDICE III
Juicio del historiador jesuíta P. José Chantre y Herrera sobre la conquista
de los Jíbaros emprendida por el General Don Martín de la Riva Herrera,
extraído de su Historia de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Ma-
rañón español, 1637-1767, (1901). . .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. ....... 378

APENDICE IV
Juicio del historiador jesuíta P. José Jouanen sobre la conquista de los
Jíbaros emprendida por el General Don Martín de la Riva Herrera, extraído
de su Historia de la Compañía de Jesús en la Antigua Provincia de Quito,
1570-1774, (1941)........ . ... . ... .. ............ . .. ... . ....... 389

iNDICES TEMÁTICOS

Botánico ..... .. .................................................................................................... . 397


Etnico .............. .................................................................. ..:......... ................... . 397
Geográfico ......... ............................................................. ... .... ..... ..................... . 398
Onomástico .. ..... .................................................... ........ .............. .... ........ ....... .. 404
Zoológico ........................................... ................... ......................... .................. . 415

418
LA PRESENTE EDICIÓN
LA CONQUISTAD[ LOS MOTILONES, TABALOSOS.
MAYNAS V J1BAROS
SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE
PRINTCOM COMUNICACIONES S.A.
EL 20 DE MARZO DEL 2004

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