La Conquista de Los Motilones, Tabalosos, Maynas y Jíbaros - Martín de La Riva Herrera Fernando Santos-Granero
La Conquista de Los Motilones, Tabalosos, Maynas y Jíbaros - Martín de La Riva Herrera Fernando Santos-Granero
La Conquista de Los Motilones, Tabalosos, Maynas y Jíbaros - Martín de La Riva Herrera Fernando Santos-Granero
LA CONQUISTA DE LOS
MOmONES, TABALOSOS, MAYNAS Y JÍBAROS
sto es historia
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MONUMENTA AMAZÓNICA
A. Conquistadores
B. Misioneros
C. Agentes Gubernamentales
D. Científicos y Viajeros
E. Extractores
F. Testimonios Indígenas
De las obras seleccionadas, unas están inéditas, otras agotadas o muy
escasas, y otras, finalmente, en idioma extranjero, de allí que sean de difícil
acceso tanto a los estudiosos como al público interesado. Las obras se publi-
carán en castellano, salvo el caso de las que se encuentran en ponugués que se
editarán en este idioma.
Monumenta Amazónica tiene como objetivos:
Reunir en una sola colección lo más significativo de las fuentes hislóricas
de la Amazonía, poniendo a disposición de especialistas, universitarios y
público en general obras que documentan los diferentes momentos y
procesos por los que ha pasado la región.
TÍTIJWS PUBLICADOS
Serie B-4 MARONI, P. Pablo, S.J . NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO Rfo
MARAÑÓN.
• La presente edición conmemorativa se publicó con ocasión del comienzo del proyecto
MONUMENTA AMAZÓNICA el 22 de mayo de 1984.
WILKENS DE MATIOS, Joao. DICCIONARIO TOPOGRAPHICO DO DEPAR-
TAMENTO DE WRETO, NA REPUBLICA DO PERÚ.
COMITÉ CIENTÍFICO DE MONUMENTA AMAZÓNICA
JOAQUÍN GARCÍA SÁNCHEZ, agustino. Director del Proyecto. Director del CET A
()quitos).
HANS van den BERG, historiador agustino. Centro de Estudios Aymaras (Co-
chabamba).
LA CONQUISTA
DELOS
MOTILONES,
TABALOSOS, /
MAYNAS Y JIBAROS
Compilación, edición crítica e
introducción de: Femando Santos Granero
ffl
Esta obra ha sido realizada con el apoyo de la
EMPRESA DE GENERACIÓN ELÉCTRICA DE LIMA (EDEGEL)
@
EDEGEL
CARÁTULA
Maximino Cerezo Barredo
DIAGRAMACIÓN
Alva lsem Catalao
CORRECCIÓN e ÍNDICES
Alejandra Schindler Catalao
® CETA, 2003
Purumayo 355, Apdo. 145 - Telef. : (5165) 241487 - Fax: (5165) 233190
e-mail: cetaiq@wayna.rcp.ne1.pe
!quilos - PERÚ
ISBN 84-89295-05-0
9972-9410-7-8
13
CARÁCTER DE LAS FUENTES \' PRECISIONES METODOLÓGICAS
14
nor-oriental (1653-57); y 3. la documentación en que sus detractores cuestionan
el proceder y la legitimidad de sus conquistas (1655-65). La documentación de
la segunda sección es la más abundante y la de mayor valor etnográfico; sin
embargo, es la información contenida en los documentos de la primera y tercera
secciones la que permite comprender de modo integral el proceso históri.co en el
que se inscribe la actividad conquistadora de Riva Herrera. Aunque farragosa,
dicha información permite identificar los conflictos de intereses entre los diversos
actores del drama colonial de la Amazonia en el siglo XVII: la Corona, las altas
autoridades virreinales, los conquistadores, las autoridades locales (corregidores,
gobernadores y cabildos), los misioneros y los pueblos indígenas de la región.
15
3. Expediente sobre la petición presentada por Don Julio Baca de Eban ante el
Capitán Matías de la Rioja, Alcalde Ordinario, para que se informe sobre los
acontecimientos suscitados en San Francisco de Borja antes de que entrara
en él Don Martín de la Riva Herrera. San Francisco de Borja, Diciembre 3 de
1657; 121 ff. útiles sueltas; [BNL: B 226]
En este mismo legajo, que contiene documentos que corren hasta 1673, debe
constar sin duda alguna la sentencia final del Fiscal Real confirmando o negando
el que Riva Herrera haya cumplido con las capitulaciones pactadas con el Rey
antes de dar inicio a sus conquistas. Dada la amplitud del presente volumen he-
mos optado por dejar para un segundo volumen sobre Don Martín de la Riva
Herrera la exploración y publicación de estos documentos del Archivo de Lími-
tes. Sin embargo, en este volumen presentamos algunos extractos de este exten-
so documento, los cuales prueban que las conquistas emprendidas por Riiva He-
rrera fueron consi~eradas en su tiempo de tanta importancia que generaron una
16
controversia que duró por lo menos 16 años desde que pisó la selva por última
vez.
3. Varias piezas de los autos fechos y actuados por el Gral. Martín de la Riba
Herrera sobre la conquista de los Motilones (1646-1655); en Juicio de Li-
mites entre el Perú y Bolivia -Contestación al alegato de Bolivia- Prueba
peruana presentada al gobierno de la República Argentina; Tomo 111;
Víctor M. Maúrtua (comp.); Buenos Aires 1907.
17
cuyos originales no se encuentran en d legajo. Esto ha significado en muchos
casos trastocar el orden de la documentación tal como aparecía en los legajos
originales y tal como fue publicada a la vuelta del siglo. Aún cuando este proce-
dimiento no es ortodoxo, lo hemos adoptado por cuanto facilita la lectura para
los no especialistas. Por lo demás, cada uno de los documentos que reproduci-
mos va acompañado de su respectiva referencia, permitiendo a los especialistas
consultar las fuentes originales en caso de considerarlo necesario.
18
que lo distinguió de otros conquistadores del siglo XVII, tal como es el caso del
aventurero Don Pedro Bohórquez (Santos Granero 1986). Sin embargo, esta mis-
ma condición y cualidades le valdrían que sus detractores emitiesen juicios como
el del historiador jesuita Juan de Velasco: "Era hombre de infeliz cabeza, al cual
solo por hijo de buenos padres, que habían hecho servicios a la corona, le dio el
Virrey de Lima, el pequeño gobierno de Caxamarca en el Pení" (1979 [ 1788]:
III, 315).
19
virreinato del Perú desde 1648 hasta 1655- , pero con una mayor dosis de auda-
cia que el segundo, poesto que a poco de haber asumido su gobierno dio licencia
1
de conquista a los dos últimos grandes conquistadores del siglo XVII: Don Mar-
tín de la Riva Herrera y Don Pedro Bohórquez. Ambos, sin embargo, habrían de
darle grandes dolores de cabeza: el primero por sus desmedidas ambiciones per- 1
sonale·s, que le ganaron la cerrada oposición de los misioneros jesuitas de la pro- \
vincia de Maynas, y el segundo por sus desmanes y desacatos, por sus conflictos
con los misioneros franciscanos y dominicos de la conversión del Cerro de la Sal, 1
y por su autoproclamación como Inca entre los Chiriguanos del Alto Perú.
Mediante Real Cédula de 1652 (Doc. Nº 11) el Rey Felipe IV aprobó esta
nueva condición; sin embargo, y partiendo de la base que originalmente la prórro-
ga debía vencer en 1653, el Rey ya había elegido con anterioridad sucesor para
el cargo de corregidor de Cajamarca que ocupaba Riva Herrera. Dicho sucesor,
Don Salvador Solano, protestó esta nueva prórroga que le impedía acceder al
cargo en la fecha prevista (Doc. Nº 12).. La protesta de Solano ocasionó nuevas
demoras, pero las influencias de Riva Herrera y el interés que su proyecto sus-
citó en el Rey lograron vencer este obstáculo. En abril de 1653 la Audiencia de
Lima dictó sentencia a favor de Don Martín y ordenó se le despachasen de in-
mediato los recaudos necesarios para realizar su entrada a la selva (Doc. Nº 14).
Con esto el conquistador terminó recibiendo un trato excepcional, en la medida
que la Corona lo confirmó en su cargo de corregidor de Cajamarca por trece años
consecutivos.
El segundo escollo que debió remover Don Martín para lograr sus propósi-
tos estaba relacionado con otra de las condiciones que figuraban en las capitula-
20
-
ciones pactadas con la Corona: la de que se le agregase al de Cajamarca el
corregimiento de Chachapoyas y Moyobamba por constituir este la entrada más
directa a la provincia de los Motilones (Doc. Nº 6). En 1647, cuando recién
comenzaba sus gestiones ante la Corona, Don Martín ya había recibido el apoyo
del Cabildo de Chachapoyas para realizar su entrada (Doc. Nº 4 ). Esto contribu-
yó a que el Fiscal y el Rey aceptasen esta condición (Doc. No. 7 y 11 ). Sin em-
bargo, hacia 1650 los cabildantes de Chachapoyas (en la sierra) y Moyobamba
(en la selva alta), dando un giro espectacular, solicitaron al Rey se le denegase a
Riva Herrera el permiso para realizar su entrada por dichas ciudades y no se le
otorgase el oficio de corregidor de las mismas. Como consecuencia, el Rey or-
denó al Conde de Salvatierra que escuchase las razones expuestas por los cabil-
dos respectivos (Doc. Nº 15), las mismas que le fueron presentadas in extenso
en 1653 (Doc. Nº 16). Las objeciones de los cabildantes se basan en dos argumen-
tos centrales: el primero, que las ciudades de Chachapoyas y Moyobamba son
pequeñas y pobres en indios tributarios y que las demandas de una expedición de
la envergadura de la de Riva Herrera perturbarían el orden y la economía local;
el segundo, que al nombrar a Riva Herrera como corregidor de dichas ciudades,
en el caso de que este cometiese excesos, sus habitantes no tendrían a quien re-
currir por ser el conquistador juez y parte simultáneamente.
La primera entrada
21
una duración de apenas dos semanas. Motilones y Tabalosos son gentilicios que
aparecen en las fuentes a veces como sinónimos y otras como parcialidades di-
ferenciadas de una misma unidad étnica. Ambos nombres se usaban indistinta-
mente para designar a un conjunto de cinco parcialidades que, en los padrones
que mandó a levantar Riva Herrera, aparecen registradas como: Tabalosos, La-
mas, Suchiches, Guahenes y Angahuallos (Doc. Nº l 8)(2l. En otro documento
(Nº 27), se distingue entre la provincia de Tabalosos, y la de Motilones, incluyen-
do esta última a los Suchiches y Lamas . En este esquema dual es dificil definir
con exactitud cuál era la posición de las parcialidades de Guahenes y Angahuallos.
2. En su artículo sobre la conquista de los Motilones en los siglos XVII y XVIII, Fran~oise
Scazzocchio (1981; 104) afinna que el nombre de Ancohuallo - nombre del jefe Chanca vencido
por los Eneas y que supuestamente se refugió en la zona de Lamas- no aparece relacionado con el
sitio de Lamas en las crónicas tempranas sobre esta región. A pesar de que el registro de la par-
cialidad de Angahuallos en este documento no necesariamente invalida las conclusiones a las que
arriba esta autora, sí introduce un nuevo elemen10 a considerar en la discusión acerca de un pro-
bable origen andino de los actuales Quechuas Lamistas.
22
MAPAI
Rutas de conquista y fundaciones realizadas por
D. Martín de la Riva Herrera, 1653-57
h~
.I
•
' • II
' . .,
C4ja,na,ca ••
• Cladade■ espalolas
-·-· RutH de conqaltta
• Fu■dacloaes de Rlba Herrera
l. Ntra. Sra. del Rosario de los Tabalosos (1653)
2. San Joseph de Lamas ( 1653) ■ Mltlonn Jesuitas
3. San Antonio de Porontos ( 1654) A. Concepción de Jeberos (1638)
4. Limpia Concepción de Xibitos (1654) B. Ntra. Sra. de Loreto de Paranapura ( 1651)
S. Santiago de los Juanuncos ( 1654) C. Sta. Maria del Huallaga de Cocamas <1652)
6 . San Nicolás de Payananzos (1654) D. San Francisco Javier de los Aguanos (1653)
7. Santander de la Nueva Montaña (1656) E. Los Angeles de Roamainas (1654)
23
refleja en los padrones que mandara a levantar Riva Herrera. Los mismos dan
un total de 423 personas para las cinco parcialidades. cifra extraordinariamente
baja aún para los stándares de las poblaciones indígenas. Los datos de este pa-
drón indican que la epidemia causó estragos fundamentalmente en la población
infantil. Así, el promedio de familia es de 3.6 miembros por unidad familiar,
mientras que el promedio de hijos sobrevivientes bajo tutela de la unidad familiar
es de 0 .96, es decir, menos de un hijo por familia.
La segunda entrada
24
Conseguido esto, y cuando Don Martín ya se disponía a organizar su segun-
da entrada, tuvo noticia que los indios Motilones y Tabalosos que dejara reduci-
dos se habían levantado bajo el mando del cacique Ojanasta y habían quemado
los pueblos por él fundados. Como consecuencia, Riva Herrera partió inmediata-
mente hacia Moyobamba al mando de una compañía de soldados, llegando a la
zona el 12 de mayo de 1654. Allí persiguió a los rebeldes, capturando a Unguaya,
un cacique menor de la parcialidad de Ojanasta, y a Majuama, cacique principal
de la parcialidad de los Lamas. Ambos negaron su participación en los hechos,
echando la culpa del levantamiento al cacique Ojanasta -por entonces refugiado
en tierras de sus aliados los Coscobosoas-, y a los miembros de la parcialidad de
los Suchiches. Don Martín atacó a estos últimos, capturando a cuatro de sus caci-
ques, quienes a su vez culparon a dos seguidores de Ojanasta como los principa-
les instigadores de la rebelión. Riva Herrera mandó a ahorcar a uno de ellos y
para demostrar su magnanimidad perdonó al otro. Asimismo ordenó a los indios
construir un fuerte en el asiento de San Joseph de Lamas -en donde dejó a una
pequeña guarnición-, y que se redujesen nuevamente en los pueblos destruidos.
Tras haber puesto orden en la provincia, Riva Herrera partió hacia Cajamarca el
9 de junio tras sólo 29 días de estadía en la zona (Doc. Nº 24 y 27).
La tercera entrada
Habiendo sido informado que Ojanasta estaba instigando a los indios Cos-
cobosoas, Juanuncos y Fuines para que le impidiesen el paso a los españoles (ver
Mapa 11), Riva Herrera organizó su tercera entrada dividiendo sus fuerzas en dos
para poder capturar al cacique rebelde en una maniobra de pinza: una parte de sus
fuerzas entró por Moyobamba, dirigiéndose río abajo por el Mayo, mientras que
la otra, compuesta por dos compañías de soldados españoles y 150 indígenas
serranos bajo su mando, entró el 3 de agosto de 1654 por el antiguo camino de
Condormarca en el corregimiento de Cajamarquilla. Esta tercera jornada tuvo
una duración de cuatro meses. Durante ese período Riva Herrera redujo, a paso
de conquista, a los Porontos, Cholones y Jibitos, tres grupos vecinos dei piede-
monte andino que parecen haber hablado una misma lengua, y que habiendo sido
reducidos tiempo atrás, se habían rebelado y expulsado a los españoles. Entre
ellos Don Martín fundó dos pueblos: San Antonio de Porontos y la Limpia Con-
cepción de Jibitos (ver Mapa 1).
25
MAPA2
Etnias contactadas por D. Martin de la Riva Herrera
durante sus cuatro expediciones, 1653-57
CajtJmlJl'CO
26
Santiago de los Juanuncos y San Nicolás de Payananzos. Continuando su viaje
río abajo, llegó hasta la desembocadura del río Sapo, territorio de los Coscobo-
soas, también conocidos como Pavalosos. En esta zona le tomó obediencia al
cacique Anchafó y ordenó se levantasen padrones de toda la provincia, los cuales
desafortunadamente no han podido ser hallados. Continuando río abajo, llegó
hasta la desembocadura del río Mayo, en donde fue informado que las fuerzas
que enviara desde Moyobamba habían logrado capturar a Ojanasta. Mandó
entonc•es reconocer las provincias de los Amassi, Fuines y Rumiaucas, ubicadas
entre los ríos Sapo y Mayo, y ordenó que todos los Motilones y Tabalosos fuesen
reducidos en los dos pueblos que fundara en su primera entrada.
Hasta ese momento Riva Herrera se había limitado a recorrer provincias que,
aunque conocidas desde tiempo atrás y en algunos casos reducidas por largos
períodos, se encontraban a la fecha libres de la dominación colonial y reticentes
a ser dominadas nuevamente. Su presencia en la zona estaba, por lo tanto, justi-
ficada. Más aún, habiendo obtenido la obediencia de tres conjuntos étnicos -el
de los Motilones y Tabalosos, de los Porontos, Cholones y Jibitos, y el de los
Amassi, Fuines y Juanuncos-, además del sometimiento de las naciones de los
Payananzos y Coscobosoas, su labor, de acuerdo a lo capitulado con la Corona,
estaba más que cumplida. Sin embargo, y contra todo lo esperado, Riva Herrera
decidió continuar su viaje río abajo para entrevistarse en la misión de Jeberos
con el P. Lucas de la Cueva, a la sazón rector de las misiones jesuitas de la Go-
bernación de Maynas. La razón explícita para esta visita era la de informarse
personalmente sobre la existencia de otras naciones indígenas aún no sometidas;
la razón no explícita, como veremos, parece haber sido la de conseguir que se
extendiesen los títulos de su conquista hasta abarcar la región del alto Marañón,
y en particular la provincia de los Jíbaros (los antepasados de los actuales Achuar,
Aguaruna y Huambisa), perdida a fines del siglo XVI y famosa en la memoria
popular de la época por la riqueza de sus lavaderos de oro.
27
donde el mismo padre fundara una misión en 1653 bajo el nombre de San Fran•
cisco Javier de los Aguanos (Velasco 1979: 111, 394 ), le tomó obediencia al caci-
que Callusepa. Tomó también posesión de los Barbudos y de los Cocama, entre
quienes el P. Santa Cruz había fundado una misión dos años antes con el nombre
de Santa María del Huallaga de Cocamas (Velasco 1979: 111, 394). Tras estas
acciones, Riva Herrera llegó a la desembocadura del río Cainarachi, donde se
despidió del P. de la Cueva. Surcando por este río, llegó a tierras de los Otanavis,
parcialidad de los Muniches (Velasco 1979: III, 465), a quienes sometió hacién-
doles prometer que irían a poblarse al pueblo de los Lamas.
Una vez llegado a San Joseph de Lamas, Don Martín encontró el pueblo
reconstruído. Según su testimonio, el pueblo contaba por ese entonces con 180
casas, una iglesia con campanas, imágenes y ornamentos, y un fuerte con dos
cañones pedreros de bronce. En San Joseph se habían reducido todos los de la
provincia de Motilones (Suchiches y Lamas), mientras que en la Virgen del Ro-
sario estaban reducidos todos los de la provincia de Tabalosos. Además los indios
Fuines, Juanuncos y Coscobosoas habían prometido reducirse en San Joseph al
año siguiente. Antes de salir de la zona, y para escanniento de los indios reduci-
dos, Riva Herrera mandó a ahorcar a Ojanasta, líder de la rebelión de 1654.
La cuarta entrada
Con este acto concluyeron las actividades de Don Martín en el valle del
medio y bajo Huallaga, abriéndose una nueva etapa de papeleos burocráticos
para que se le ampliasen sus títulos y se le agregase a la Gobernación de Motilo-
nes y Tabalosos -que por derecho de conquista le correspondía-, la de Maynas -
que por ese tiempo había vacado (Doc. Nº 24). Los argumentos que esgrime a
fines de 1654 para obtener esta gracia son tres: 1. el primero, que los territorios
de la Gobernación de Maynas, que se le otorgara al Gral. Don Diego Vaca de
Vega en 1618, estaban comprendidos ' "en los términos que se le señalan en sus
títulos por estar debajo de los grados de la Equinocial"; 2. el segundo, que en 36
años que dicho general y su hijo, Pedro Vaca, tuvieron a cargo la Gobernación
de Maynas, "no han obrado ni pacificado en ella siquiera una provincia de las
contenidas en su gobierno"; y 3. que habiendo sido otorgada dicha gobernación
por dos vidas y habiendo muerto Don Diego y su hijo, la misma quedaba vaca,
no existiendo mayor impedimento para que se le agregase a sus títulos (Doc. Nº
24).
28
Estos argumentos, como veremos, no eran del todo verdaderos; pero Don
Martín, apoyado en sus recientes logros en el valle del Huallaga y esgrimiendo la
atractiva posibilidad de conquistar las provincias de los Jíbaros, Maynas y Coca-
mas "tan ricas de oro como es notorio en este reyno", logró convencer a la Real
Audiencia de Lima. A fines de 1654 ésta le otorgó licencia para extender su con-
quista a Maynas, con la sola salvedad de que no podría entrar en aquellos lugares
ya reducidos por los franciscanos (Doc. Nº 25). Con ello se ignoraba el hecho de
que los jesuitas venían desarrollando en Maynas una activa - aunque desigual en
cuanto a logros- , labor misionera en esta zona desde por lo menos 1638 (Figue-
roa 1986: 157). Esta omisión (¿calculada?) constituyó la piedra angular sobre la
que se fue gestando el conflicto entre Riva Herrera y los jesuítas, y que a la postre
hizo que éste cayese en desgracia ante las autoridades virreinales.
Riva Herrera recorrió el extenso territorio Jíbaro con el fin de capturar a los
indígenas, pero éstos se escondían, lo emboscaban y no se rendían. Mientras
tanto las enfermedades iban consumiendo a sus tropas. En enero de 1656, de 200
personas entre españoles e indios que había en el campamento central, sólo 50
estaban en condiciones de pelear. Los soldados comenzaron a amotinarse y gran
parte de los indios que trajera el P. Santa Cruz huyeron, refugiándose entre los
29
Cocama del Ucayali (Figueroa 1986: 224). Riva Herrera insistia en continuar la
persecución, pero los misioneros que lo acompañaban lo exhortaron en nombre
del Rey a abandonar la empresa y regresar a Borja.
Riva Herrera había acordado en sus capitulaciones con la Corona fundar dos
ciudades en los territorios que conquistase. Como el tiempo de su licencia expira-
ba, el conquistador se dispuso a fundar una ciudad a orillas del Pastaza, contando
para ello con los indios reducidos entre los Roamaynas y Zapas de los afluentes
del Pastaza, los Avitoas, Azoros y Atios del Tigre, los Coronados del Bobonaza,
y los Jeberos, Aguanos y Mayorunas del bajo Huallaga. La ciudad se fundó el 25
de julio de 1656, en un punto a medio día río arriba de la desembocadura del
Pastaza en el Marañón, bajo el nombre de Santander de la Nueva Montaña (Doc.
Nº 32). Su jurisdicción abarcaría las provincias de los indios mencionados, que-
dando exenta de las jurisdicciones de las ciudades, más o menos cercanas, de
Borja, Macas y Moyobamba. La justificación para la fundación de Santander se
basaba en su ubicación estratégica por estar al centro de una multitud de pueblos
indígenas no conquistados y por encontrarse sobre un río que comunicaba
directamente con la provincia de Quito. En la nueva ciudad se asentaron 35 ve-
cinos españoles, 26 de los cuales casados, a quienes se repartió solares y enco-
30
miendas entre los indios Roamaynas y Zapas, los cuales hablan sido reducidos en
cuatro pequeftos pueblos cercanos a la nueva ciudad. Se construyeron casas, una
fragua y una iglesia con campanas, ornamentos, cálices y pinturas, la cual. quedó
a cargo del P. Figueroa (Doc. Nº 36).
31
Vaca de Eban, descendiente de Diego Vaca de Vega. conquistador y primer go-
bernador de la provincia de Maynas.
Como dijéramos, en julio de 1655, Don Juan Mauricio Vaca de Eban comen-
zó a mover sus influencias para impedir que se confirmase a Riva Herrera en el
cargo de Gobernador de Maynas; pero apenas un mes más tarde éste ya se en-
contraba en San Francisco de Borja, capital de la Gobernación de Mayn;as, alis-
tándose para entrar a la conquista de la provincia de los Jíbaros. Esta expedición
fue un fracaso, pero la emprendida en los rios Tigre y Pastaza tuvo mayor éxito y
al final de la misma. a mediados de 1656, Riva Herrera consiguió calificaciones
favorables a su persona de pane del Cabi Ido de Borja y de los misioneros jesuitas
PP. Francisco de Figueroa y Raymundo de Santa Cruz (Doc. Nº 35, 36 y 37). Un
año más tarde estas mismas personas habrían de volverse sobre lo declarado y a
requerimiento de Vaca de Eban (Doc. Nº 44 y 47), habrían de ofrecer informes
negativos sobre Riva Herrera (Doc. Nº 43 y 46). ¿Cómo explicar este súbito cam-
bio de posición?
Una posible explicación es que, requeridos por el mismo Riva Herrera para
informar sobre los logros de sus conquistas, el Cabildo y los jesuitas no tuvieron
el valor para presentar un primer informe negativo. Una explicación alternativa
es que con lo obrado por Riva Herrera todas estas personas se beneficiaban de
una u otra manera y que sólo presiones posteriores les hicieron cambiar de opi-
nión. Los cabildantes de Borja se beneficiaron con la fundación de la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña; la mayor parte de los vecinos de la nueva ciu-
dad eran encomenderos de Borja que vieron incrementadas sus encomiendas con
los indios que Riva Herrera les entregó de entre los que se redujeron en el Pas-
32
~---~,,,,,,,,,,,.
taza. Esto, sin duda, debe haber sido apreciado por los vecinos de Borja, ya que
debido a las epidemias, fugas y represión a los rebeldes sus encomiendas origina-
les de indios Maynas se habían visto fuertemente disminuidas. Así, al tiempo de
su fundación, en 1619, existían en Borja 700 indios tributarios; en 1636, poco
antes de que se establecieran en la zona los jesuitas, sólo quedaban 400 tributa-
rios (Figueroa 1986: l 60). No es de extrañar, entonces, que los habitantes de
Borja saludasen con beneplácito la iniciativa de Riva Herrera.
Por lo que sabemos del P. Figueroa, es dificil creer que el beneficio material
que recibiera del Don Martín de la Riva Herrera fuera motivo suficiente para
brindarle su apoyo. Nos inclinamos a creer que el entusiasmo de Figueroa por la
empresa de Riva HeJTera radica en el hecho de que éste creía honestamente:
"que el dicho Señor General tiene buen celo y procura por todos los
medios que se ofrecen y son posibles que se apacigüen las muchas
provincias de gentiles que hay por estos rrios, y son demasiadamente
barbaras, brutales y se reduzcan a policía, al conocimiento de Dios y
del Santo Evangelio aciendo buena escolta para el yntento a los
sacerdotes de quienes se vale de ordinario para proponer a los yn-
dios la paz y cristiandad que de ellos pretende" (Doc. Nº 36; énfasis
del autor).
33
Lo que Figueroa parece apreciar de Riva Herrera es el apoyo militar que éste
le brinda a los misioneros en sus actividades evangélicas, y que debido a la muerte
del gobernador de Borja éstos ya no estaban recibiendo. Como veremos, en este
punto, que es crítico para entender el conflicto entre Riva Herrera y los jesuítas,
el P. Lucas de la Cueva -rector de las misiones de Maynas- tenía una posición
radicalmente diferente.
34
En los documentos posteriores se hizo mucho hincapié en que la terquedad
de Riva Herrera por permanecer en territorio Jíbaro hasta lograr su sujeción se
debió a su esperanza de encontrar los ricos placeres auríferos explotados en tiem-
pos del conquistador Salinas de Loyola y perdidos durante la gran rebelión Jí-
bara de 1579-99. También se hizo hincapié en que la terquedad del General sólo
pudo ser vencida gracias al exhorto del jesuíta Santa Cruz y de los clérigos que
con él iban. Sin embargo, según el P. Figueroa, fue el mismo P. Santa Cruz -vice-
rector de las misiones de Maynas- quien le solicitó a Riva Herrera, luego de la
fundación de Santander, que se dirigiese a la provincia de los Aguanos, en el bajo
Huallaga, "en orden a rreprimir y a apa.c iguar algunas parcialidades que no an
querido salir de paz y an hecho daños y muerto a algunos de los que la dieron de
la mesma nación..." (Doc. Nº 36). Esta actitud, que contradice el espíritu de su
supuesto exhorto a Riva Herrera, se explicaría por el hecho de que fue en esta
provincia donde el P. Santa Cruz puso su mayor celo evangelizador.
Mientras que los PP. Figueroa y Santa Cruz mantuvieron una posición
ambivalente frente a Riva Herrera y a sus acciones militares, su superior, el P.
Lucas de la Cueva, percibió inmediatamente el peligro que representaba para la
continuidad de las misiones y la preeminencia de los jesuítas la presencia del
conquistador en los territorios de conversión. Riva Herrera podía, gracias a sus
tropas, intimidar a los indígenas; pero és1a era un arma de doble filo .
35
en Maynas. Lamentablemente no contamos con el informe que de la Cueva ele-
vó en 1656 al nuevo virrey Conde de Alba de Liste; pero algunos extractos de
los autos que se formaron, reproducidos por Chantre y Herrera, nos dan a conocer
su posición respecto del gobierno de Maynas (ver Apéndice 111).
36
después, el 20 de octubre de 1656, el virrey nombraba gobernador de Maynas a
Don Juan Mauricio Vaca de Eban (ibídem). Chantre y Herrera reproduce la cláu-
sula del documento en que se le concede dicho titulo:
Estos fueron los primeros dos triunfos -de carácter político-, que obtuvieron
los jesuitas como resultado de la controversia que suscitó la expedición de Riva
Herrera: ser reconocidos a la misma altura que los franciscanos que venían tra-
bajando en la selva centro-peruana desde muchos años atrás, y amarrar el destino
de la Gobernación de Maynas a su propio accionar. De ahí en adelante, cualquie-
ra que detentase el oficio de gobernador de Maynas estarla obligado a prestar su
total apoyo a los misioneros jesuitas, ya que toda conquista realizada por éstos
significaría la automática ampliación de sus títulos.
37
denes. En las páginas subsiguientes se presentarán los hitos más importantes de
este proceso histórico por el cual la tesis de la conquista evangélica se impuso a
la de conquista militar como modalidlad preferida para la incorporación de los
pueblos índígenas amazónicos a la sociedad virreinal.
38
Sin embargo, la misma no se impuso sino hasta la segunda mitad del siglo XVII,
gracias a los conflictos entre el Capitán Pedro Bohórquez y los dominicos y
franciscanos de la conversión del Cerro de la Sal (Santos Granero 1986), y aque-
llos entre el General Martín de la Riva Herrera y los jesuitas de Maynas.
39
cer desde Europa, en donde sus tropas luchaban en varios frentes en Flandes,
Francia y Alemania. Las arcas reales requerían del oro proveniente de las Indias
si es que la Corona quería mantener su supremacía en Europa; pero para ello
debía imponer su orden en el reino del Perú. Esto sólo podía lograrse apelando al
sentimiento de lealtad a la monarquía de los conquistadores y estableciendo un
juego de tira y afloje entre los intereses reales y aquellos de los conquistadores.
Si la Corona no podía imponer su dominio por la fuerza de las armas, debía
hacerlo por la persuasión de la diplomacia.
Junto con esta bula se expidió otra -la E:limiae Devotionis de la misma fe-
cha- en la cual el Papa reconoce las tierras encontradas por Colón en favor de
España y concede a los Reyes Católicos las mismas gracias y privilegios que en
años anteriores le fueron otorgados a fa Corona de Portugal en su conquista de
las Indias Orientales. Entre dichos privilegios se contaba el de no poder erigir
40
obispado, ni iglesia, ni convento en el Nuevo Mundo sin la previa aprobación y
licencia de los reyes de España. Con estas dos bulas la Corona española obtuvo
el apoyo oficial de la Iglesia a su pretensión sobre las tierras americanas. Por su
lado, la Iglesia Romana -que iba perdiendo sustento en Europa debido al cre-
ciente peso de los movimentos reformistas- veía en el Nuevo Mundo un campo
de infinitas posibilidades para la extensión de la fé católica.
Las primeras órdenes en fundar conventos en Lima y Quito fueron las de los
dominicos, franciscanos, mercedarios y agustinos. Más tarde se uniría a ellas la
Compañía de Jesús. La fundación de conventos, la creación de nuevas parro-
quias y doctrinas, y la erección de nuevas diócesis contribuyó a acelerar la
evangelización de la costa y sierra. A fines del primer tercio del siglo XVIII la
mayor parte de los pobladores de estas regiones ya había sido convertida - por lo
41
menos nominalmente- al cristianismo. La región amazónica también fue objeto
de interés por parte de la Iglesia. A partir de 1550 el Obispado de Quito se ocupó
de nombrar curas párrocos para las poblaciones recientemente fundadas en las
Gobernaciones de Macas, Bracamoros y Yahuarzongo. Hacia 1560 existía una
comunidad de dominicos que atendían las necesidades espirituales de los pobla-
dores indígenas y españoles de la antigua ciudad de Zamora. Juan Salinas de Lo-
yola llevó consigo a varios religiosos en su conquista de los Bracamoros ( 1557),
y sabemos que al menos dos de sus fundaciones - Santa María de Nieva y Lo-
groño del Oro- contaron con curas doctrineros. Pero aún cuando las figuras del
conquistador y del misionero frecuentemente se entremezclaban - por cuanto ha-
bía una suerte de coincidencia de objetivos cuya máxima expresión era el Dere-
cho de Patronato de la Corona- la relación entre ambas no dejó de generar
conflictos.
Los abusos cometidos por los conquistadores en las islas del Caribe, así co-
mo en América Central, se comenzaron a reproducir en el reino del Perú. No sólo
se trataba de los estragos de la guerra de conquista, sino de los graves efectos que
tuvieron las instituciones impuestas por los españoles en la capacidad de repro-
ducción social de los pueblos indígenas. Los repartimientos de indios, las enco-
miendas, las duras condiciones del se,rvicio personal y las excesivas demandas
del tributo tenían consecuencias mortales para la población indígena, cuyo nú-
mero se reducía cada vez más. Muy pronto se dejaron sentir voces de protesta
sobre las injusticias cometidas por los conquistadores. Dichas protestas fueron
unas veces públicas y otras a modo de consejo a las autoridades reales. Unas pro-
vinieron de laicos, pero la mayor parte fueron expresadas por hombres de la
Iglesia. Fr. Bartolomé de las Casas, desde la isla de Santo Domingo, fue uno de
los acérrimos defensores de los derechos indígenas. Sus ataques se centraron tan
pronto en el sistema de encomiendas, como en la esclavitud de los indígenas, o la
usurpación de la legítima soberanía de los señores naturales.
La prédica de de las Casas tenía especial vigencia para el reino del Perú,
recientemente conquistado y que comenzaba a colonizarse. Las guerras civiles
entre almagristas y pizarristas habían traído a la superficie los abusos que se co-
metían en la adjudicación de encomiendas y la opresión a la que se sometía a la
población indígena. El excesivo poder de los conquistadores del Perú y las in-
justicias cometidas contra los indígenas eran motivo de alarma para la Corona
42
española. Vale recordar que sólo recientemente los pequeños reinos y señoríos
de España se habían unificado bajo una sola Corona tras la reconquista de
Andalucía de manos de los moros. Tras haber derrotado el poder feudal de los
señores locales, unificado España, y centralizado el poder político en man,os de
la monarquía, los reyes de España no podían permitir la reinstauración de un
sistema feudal en sus dominios de ultramar, el cual amenazaría todo lo hasta
entonces conseguido.
En 1539 Fr. Bartolomé de las Casas viajaba a España a exponer al Rey sus
puntos de vista acerca de la situación de los Indios. Allí publicaría su Brevfsima
relación de la destrucción de las Indias, en donde ataca vehementemente al
sistema de encomiendas. Sus maniobras diplomáticas, la pasión puesta en la de-
fensa de los derechos indígenas, y el horror de los hechos enumerados en su obra
parecen haber tenido un fuerte impacto en la percepción de Carlos V sobre la
realidad de sus posesiones indianas. La encomienda aparecía como la matriz so-
bre la cual los conquistadores podían reproducir el poder feudal y la institución
a través de la cual se oprimía y destruía a los indígenas. Para contrarrestar esta
doble amenaza Carlos V promulgó las Nuevas Leyes u Ordenanzas de 1542. Las
mismas abogaban por el buen trato de los indígenas, la supresión del servicio
personal y la disminución de la tasa de los tributos - a cual no podría superar la
existente en tiempos de los Incas. Se estipulaba además que sólo la Corona po-
día hacer encomiendas de indios, que las encomiendas que estuviesen en manos
de las autoridades coloniales revirtiesen a la Corona, y que se revocasen las en-
comiendas de los conquistadores rebeldes, criminales o que hubiesen dado malos
tratos a los indígenas.
43
para ser sustituidas por las reducciones, pueblos de indios y comunidades indí-
genas.
44
selva se concatenaron para provocar una modificación de las disposiciones so-
bre nuevos descubrimientos.
Un primer síntoma de los cambios por venir fueron las dos Cédulas Reales
expedidas por Carlos V en 1550. En ellas se ordenaba la suspensión hasta nuevo
aviso de todas las conquistas o descubrimientos que ya se hubieren comenzado o
estuvieren por comenzar ya con licencia real o con permiso del virrey. Desde
esta fecha y hasta 1556, en que Felipe II le mandó al virrey Marqués de Cañete
una instrucción sobre el Orden que se ha de tener en los nuevos descubr.i mien-
tos y poblaciones por tierra, no se realizarían nuevas entradas a la selva. El
ideal lascasiano de conquista pacifica inspiró esta instrucción en la que se orde-
naba:
"Proveereis que los que ansi poblaren (nuevas tierras) procuren paz
y amistad con los indios, que en aquella tierra moraren, haciéndoles
buenas obras, procurando que de su voluntad habiten en pueblos
cerca de ellos, defendiéndolos y ayudándolos a defenderse de los
que quisieren hacer algun daño, reduciéndolos a buena policía,
procurando de apartarlos de los vicios y pecados y malos usos; y
procurando por medio de religiosos y otras buenas personas, de
reducirlos y convertirlos a nuestra santa Fe Católica y religión
cristiana voluntariamente" (Cuesta 1984: T.1; énfasis del autor)
45
En 1572. en carta al Rey. el virrey Toledo enumera las razones de los conti-
nuos fracasos de las expediciones militares y recomienda que se prohiban de la
fecha en adelante. Toledo era un gran estadista y un buen administrador, y su
principal interés radicaba en organizar el virreinato del Perú, consolidar el poder
de la Corona en el mismo. y hacerlo rentable. La ampliación de las fronteras del
virreinato debería hacerse por medios pacíficos. de modo de acabar con el poder
de los caudillos militares y los abusos de los soldados mercenarios. Similar posi-
ción era la del Fiscal del Consejo de Indias más de 70 años después, quien re-
comendaba "que no estaban los tiempos para nuebas conquistas, sino para con-
servar en paz lo que se posee'' (Doc. No. 5). En respuesta a las recomendaciones
de Toledo, Felipe II expidió en 1573 las Ordenanzas sobre nuevos descubri-
mientos y poblaciones. En ellas se establecia la entrada pacífica como el medio
más eficaz para la conversión de los indígenas y la colonización de nuevos
territorios. El énfasis estaba puesto en la tarea evangelizadora y los misioneros
aparecen como los agentes más idóneos para incorporar las nuevas poblaciones
al dominio de la Corona.
46
do ya en 1556 Felipe II establecía que los nuevos convertidos "sean libres de
tributos por diez años", y que dicha disposición fuera ratificada en 1607 por Fe-
lipe 111, la Corona esperaba que eventualmente los indígenas amazónicos se
convirtieran en fieles súbditos y buenos tributarios. Los ideales espirituales las-
casianos se vieron así modificados al ser confrontados con las muy pragmáticas
necesidades de la Corona.
EPÍLOGO
Esta situación se arrastró por varios meses, incluso a pesar de las demandas
del Rey para que se le informase a la brevedad sobre el estado en que habían
quedado las conquistas emprendidas por Riva Herrera (Doc. Nº 52 y 53). A fines
de 1658 se le exigió a Riva Herrera que presentase nuevos informes (Doc. Nº
54). Uno de los que exhibió fue el de Don Pedro de Añasco, Cura y Vicario Ge-
neral de la ciudad del Triunfo de los Motilones (Doc. Nº 55); pero la Audiencia
de Lima siguió reticente a emitir sentencia sobre el caso y a mediados de 1659
recomendaba "se nombre persona de toda satisfacción ... para que vaya y reco-
nozca por vista de ojos lo obrado por dicho General" (Doc. Nº 56).
Esta vista de ojos, que finalmente le fuera encargada a Don Luis de Torres
Altamirano, no se habría de realizar, sin embargo, sino hasta mediados de 1663,
siete años después que Riva Herrera pisara la selva por última vez (Doc. Nº 57).
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Desafortunadamente, al momento de realizar esta investigación no pudimos te-
ner acceso a este documento -que tal vez, por su extensión, de lugar a la publica-
ción de un segundo volumen sobre las conquistas de Riva Herrera. Por esta razón
desconocemos las recomendaciones del Juez Comisario Torres AJtamirano; pe-
ro gracias a una petición de Don Martín dirigida al Rey para que su Consejo de
Indias se pronunciase sobre el pleito que se le seguía (Doc. Nº 59), sabemos que
en 1665 el juicio seguía pendiente. A pesar de que ésto le impedía a Riva Herre-
ra gozar de las prerrogativas y mercedes que le hubieran correspondido de haber
obtenido una resolución favorable, no por ello había dejado de gozar totalmente
del favor de las autoridades virreinales. Así, en los despachos que el virrey Con-
de de Santisteban remitiera al Rey durante su gobierno, figura uno del 15 de ju-
lio de 1660 en que se lo nombra a Riva Herrera corregidor del Cuzco, y otro del
1 de marzo de 1662 en que se lo ratifica en el cargo como corregidor interino
(BAE: Tomo CLXXXIII, Vol. IV, 149. 162).
El corregimiento del Cuzco era uno de los más ricos y codiciados del virrei-
nato y el que se nombrara a Riva Herrera para dicho oficio no puede ser inter-
preta.do más que como una gran distinción. El "hombre de infeliz cabeza, al cual
sólo por hijo de buenos padres.. . le dio el Virrey de Lima, el pequeño gobierno de
Caxamarca" - tal como lo describe Velasco-, si bien no consiguió cubrirse de
tanta gloria como los conquistadores de la primera horneada, llegó a ocupar una
de las dignidades más altas del Perú; y aunque no nos consta es probable que
gracias a ello haya podido rehacer la fortuna que gastara en sus conquistas
selváticas.
Don Juan Mauricio Vaca de Eban obtuvo, tal como deseaba, la Gobernación
de Maynas. Una de sus primeras acciones fue la de desmontar la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña - fund!ada por el General Riva Herrera- , y orde-
nar que los indígenas Roamaynas que habían sido encomendados a sus vecinos
fueran restituídos a los pueblos donde habían sido reducidos (Jouanen 1941 : l.
426). En 1674, según Cuesta (1988 : IV, 227), o 1683, según Chantre y Herrera
(1901: 185), tras un gobierno tranquilo y caracterizado por el mantenimiento de
buenas relaciones con los misioneros jesuítas, Don Juan Mauricio murió, suce-
diéndole en el cargo su sobrino, Don Jerónimo Vaca de Vega.
48
letargo y nunca lograron convertirse en las grandes ciudades soñadas por Riva
Herrera. Según el historiador jesuita Juan de Velasco, a fines del siglo XVIII la
población del Partido de Lamas, constituido por estos dos pueblos más los de
San Miguel y Cumbaza, ascendía "a 2,250 personas en todos cuatro, que son
pocos blancos, mestizos y las reliquias de las seis tribus indianas arriba dichas"
( 1979: III, 457). Las 'tribus' a que se refiere Ve lasco son los Lamas, Motilones,
Amasifuines, Cascaosoas, Suchichis y Tabalosos. Diezmados por las epidemias,
cristianizados y reemplazada su lengua por el quechua o 'lengua general'. estas
parcialidades y pueblos desestructurados se convirtieron, tal como lo demuestra
el estudio de Franiyoise Scazzocchio ( 1981 ), en el sustrato humano sobre el que
se formó la unidad étnica actualmente conocida bajo el nombre de Quechuas
Lamistas.
49
BIBLIOGRAFfA
CUESTA (SI), J.M. 1984-88. Jaén de Bracamoros. Lima: Librería Studium. (4 to-
mos).
FIGUEROA (SI), F. de. 1986 [1661]. /nforme de las Misiones en el Marañón, Gran
Pará o Río de las Amazonas; en F. de Figueroa, C. de Acuña y otros, lnfor-
,nes de Jesuitas en el Amazonas (1660-1684) . lquitos: IIAP/CETA.
Monumenta Amazónica 8-1.
51
1986. "Bohórquez y la conquista espúrea del Cerro de la Sal: tres versiones
y una historia"; en Amazonía Peruana, Vol. VII, Nº 13; Lima: CAAAP.
VELASCO (SI), J. 1979 [ 1788]. Histo•ria del Reino de Quito en la América Me-
ridional; ((Historia Moderna» Tomo 111. Edit. Casa de la Cultura Ecuatoriana,
Quito, 1979.
52
PRIMERA PARTE
Don Martín de la Riva Herrera a quien V.M. a sido servido de nombrar por
Corregidor de Caxamarca. Suplica a V.M . le haga merced de mandar se le de
licencia para ir a servir el dicho oficio y que pueda llevar tres criados para su
servicio y assimismo las cedulas ordinarias que se acostumbran dar que en ello la
..
rre~1v1ra.
53
(2) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitando se le de licen-
cia para hacer una entrada a las provincias de los indios Motilones, Tavalozos.
Cassasblancas y otros que estan a las vertientes del río Marañón. Lima. 3 de
abril de 1648.
ExcMo. SEÑOR:
54
V.E. la materia, fonna de su ofrecimiento, calidades, convenientes y utilidades
que de dicha reducción y pacificación pueden resultar y que reconocida la posi-
bilidad que el suplicante tiene para hacerla, y las causas y razones porque no la
han conseguido los que antes la han tenido a su cargo y cuales cosas de las que
tienen pedidas y suplicadas se le pondrán conceder en caso que se tenga por
conveniente admitir su ofrecimiento; y que hechas estas especulaciones informe
V. E. sobre todo lo que se ofreciere para la resolución que sobre ello se hubiere de
tomar, en cuya conformidad y para el mejor espediente que materia tan grave
requiere ha bajado personalmente a esta corte, y para dar principio a su intento y
que se cumpla lo ordenado y mandado por dicha real cédula y facilitar la más
clara inteligencia del caso, expresará en éste los fundamentos que tiene para dicha
entrada, calidades y cantidad con que se dispone a hacerla; gastos que se requie-
ren, comodidades de que se necesita y mercedes que suplicase le concedan; y así
mismo dará la razón que Su Magestad pide, por qué no se ha conseguido la dicha
entrada por los que antes la han intentado en la forma siguiente:
Volvió la segunda por el año de 619 y 20 á levantar gente en tiempo del señor
Príncipe de Esquilache y metió en la dicha ciudad más de cien soldados, en cuatro
compañías, con sus capitanes, sargento mayor, maese de campo general y demás
oficiales; pero la necesidad y pobreza de dicho Gobernador fué tan grande como
notoria y tal que no solamente le faltó para las armas y demás pertrechos, azadones,
55
hachas, machetes, cuchillos y los demás instrumentos inescusables para la tala y
desmontes de los caminos y socorros ordinarios de los soldados, sino que ni aún
para sí tuvo y necessito de que ellos lo socorriesen. Con que por la dicha falta se
le huyeron y quedaron casi la mitad y haibiendo entrado por Moyobamba con el
resto llegaron á la primera provincia, que es de los Tavalosos, donde le salieron á
recibir más de trescientos indios con sus caciques, cargados de muchos regalos y
frutas de la tierra, entregándosele de paz, sirviéndoles y ayudándoles con mucha
voluntad, amor y confederación y no fuera muy dificil el irse conservando si el
. que se 1es h.izo fu. era ta.1que se 1.es obl".1gara a perseverar; pero tuvo mas
agasaJo ·
rigor del necesario de que resultó la prisión de un cacique, algunas discordias
entre los capitanes y con la sobra de necesidad hubo mucha falta de respeto que
intentó de remediar con rigor, prendiendo y castigando, de que resultó menos
conformidad y dividirse las voluntades; con que habiendo entrado las aguas por
hallarse ya sin los naturales que se habían retirado les fué preciso salir a invernar
a Moyobamba desamparando lo adquirido. Lo cual fué causa de que también se
desluciese este principio y totalmente se deshizo la tropa que había quedado por
no tener el socorro necesario y sobre que estriba el nervio principal de cualquiera
acción. Y, finalmente, el dicho Gobernador murió en demanda de su pretensión,
siendo de más edad de 70 años. Estas fueron las causas porque se dejó de conse-
guir la empresa.
Las utilidades que de ella se siguen son las mayores considerables que se
pueden considerar, y la más principal la de la reducción a nuestra santa fé cathó-
lica de tan infinito número de almas que según las relaciones antiguas y modernas,
en solo la población de las Casasblancas, que está orilla del dicho río Marañón,
hay noticia cierta de que se camina un día sin salir de poblado y que en ellas solas,
se dice, hay más indios que en todo el Pirú.
56
-- . -
Es también utilidad muy considerable y bien común del reyno el aumento del
Patrimonio Real con tan ricas y abundantes provincias y el mayor que tendrán,
no solo las provincias de Chachapoyas y Cajamarquilla. Luya y Chillaos y otras
circunvecinas que se hallan por falta de comercio y contratación tan pobres que
totalmente se van despoblando y apenas hay persona de importancia que apetez-
ca su corregimiento, y con la dicha entrada es cosa cierta que todos cobrarán
muchos alientos y volverán á su primera estimación y con muy gran crecimiento
por el trato y contrato que de la correspondencia se sigue. Con que de lo más solo
y olvidado vendrá á ser lo mejor y más apetecido, por ser notorio que no solo son
las dichas provincias ricas y abundantes de frutos de la tierra. muchos ganados,
algodón y otros géneros de mucho precio, sino que tienen muchos cerros de oro
y grandes minerales de plata de que hay muy grandes noticias, á cuya fama se
conduce con mayor facilidad siempre la gente necesaria para dicha entrada.
Estas solo refiere el suplicante por no dilatarse en cosas menores siendo todas
muy importantísimas para el aumento y conservación de estos reynos, como V. E.
se puede informar siendo servido.
La más principal que se requiere para acción tan grande del servicio de Dios
y de Su Magestad, es la virtud de la nobleza que se origina de la sangre, de la cual
y del valor de los antecesores, hechos memorables y calificados servicios a! Rey
Nuestro Señor procede la satisfacción y confianza que se puede tener de los acier-
tos, con que el suplicante se halla necesitado de referir algunos de los más presen-
tes sin ocurrir á la antigüedad del origen y nobleza de su casa en las montañas de
Brugos, donde nació.
57
ando también el suplicante hirido de otro, con tan aventajado esfueno que salió
victorioso bebiendo al espirar en los últimos alientos de su padre su mismo valor
para continuar á su imitación el Real servicio, y saber vivir y morir en el de Dios
y de Su Magestad, como lo ha hecho por más de quince años en la annada del
mar Océano, carrera de las Indias, sitio y .... de Salsas y otras partes, subiendo por
sus servicios desde cabo de escuadra de guzmanes, a las plaza de alférez, capitán
de mar y guerra y puesto en que se halla dando siempre muy buena cuenta de
todo lo que se le ha encargado, en mar y tierra, y muy continuas muestras de su
valor; por que ha merecido el hábito de Santiago de que Su Magestad que Dios
guarde, le hizo merced y aunque pudiera hacer más generosa ostentación de los
servicios de sus abuelos progenitores de su casa lo omite por notorio.
Y siendo la edad una de las partes más esenciales que se requieren para ex-
penerse á trabajos y facciones semejantes, durante la cuál su madurez, prudencia
y experiencia se tienen por más seguros los aciertos del suplicante, consta ser la
mejor que se puede considerar para los buenos efectos, por no pasar de treinta y
cinco años, y haberlos gastado casi todos desde muy mancebo en servicio de Su
Magestad, y hallarse con las experiencias y dotrinas militares necesarias para
saber obedecer, de que se sigue sabrá también ordenar, obrar y mandar lo más
conveniente al servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad.
Hállase, demás de lo dicho, para hacer la dicha entrada con sesenta mil pesos
de á ocho reales, caudal bastante a toda buena disposición para el efecto, pagas y
socorros de soldados con que le sera muy fácil la conducción de 150 ó 200, que á
lo más pueden ser necesarios, sin que se necesite de hacer agravios a los vecinos,
y se podrán comprar todas las armas, pertrechos y municiones de guerra, azado-
nes, hachas, machetes y cuchillos para los desmontes, compra de bastimentos y
pagas de bagajes; escusando de valerse el quitarlos á nadie, con que fácilmente se
hará dueño de las voluntades no solo de los soldados sino también de los indios,
que se atraen mejor con dádivas, halagos y caricias que con rigor, para lo cuál y
la buena enseñanza y dotrina de nuestra santa fé católica podrá llevar todos los
religiosos necesarios con la decencia y estimación que se requiere para su mayor
veneración y crédito; y siendo así que de sus méritos y servicios pudiera confiar
alcanzar otras mercedes de Su Magestad, y que lo singular de la acción con se-
mejante puesto, calidad y cantidad habrá muy pocos que á ella se indinen, por
ser más común apetecer lo más seguro y necios trabajoso, no es dudable que
della misma se manifiesta el particular celo que le mueve, que es del servicio de
Dios y de Su Magestad, y digno que no se desprecie en cosa tan importante; pues
cuando habiéndola conseguido y para su efecto gozase las honras y mercedes con
58
que Su Magestad acostumbra á hacer á los que le sirven con tan grandes aumen-
tos en sus reynos, ninguna dellas, por grande que sea, se tendrá por exceso en lo
generoso de su Real grandeza, pues todas las granjea el vasallo que expone la vida
y la hacienda en su Real servicio, como lo tiene ofrecido el suplicante.
Las mercedes que tiene suplicadas a Su Magestad para en caso que su ofre-
cimiento merezca ser admitido, son las que se concedieron al Gobernador Alvaro
Henriquez del Castillo, persona que mediante su mucha necesidad y pobreza,
aunque de notoria calidad y en tan diferente edad ni arriesgó á perder ni tuvo
caudal que gastar, puesto que dejar ni otro que adquirir, con que aunque el celo
fué uno mesmo, son las disposiciones muy desiguales, pues importará poco la
fuerza del mayor aliento si faltase la plata para conseguir el efecto sin la cual no
59
se espera ningún buen acierto y menos en materia que tanto necesita della- y las
demás que contiene el memorial presentado á Su Magestad.
(3) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú que oiga a Don Martín de la Riva
Herrera e informe sobre su propuesta de conquistar el territorio de Motilo-
nes. Zaragoza, 14 de octubre de 1646.
EL REY
60
- -
YO EL REY.
Por mandado del Rey Nuestro Señor
Al Virey del Perú que oiga á Don Martín de la Riva Güero sobre el ofreci-
miento que hace de hacer cierta pacificación de indios y que invie relación de lo
que cerca dello se ofrece.
61
(4) Carta del Cabildo de Chachapoyas a S.M. apoyando la expedición de Don
Martín de la Riva Herrera a los Motilones. Chachapoyas, 29 de diciembre de
1647.
SEÑOR:
62
gimiento, algunos indios de paz á rescatar algunas cosas, como son hachas y
cuchillos y traen muchos dijes de oro, sin que dello hagan estimación por decir
hay mucho de aquel género en sus tierras. - Y los vecinos de la ciudad de Mo-
yobamba por estar muy cerca y circunvecina de la provincia de los Tabalosos
necesitan de estar siempre con las armas en las manos timiéndose que los dichos
indios no entren a cautivarlos y saquear la dicha ciudad y pueblos cincunvecinos,
como lo hicieron en otra ocasión á los pueblos de Possi y Gebi - que están junto
a la dicha ciudad. - Y habra tiempo de diez años entraron algunos padres de la
Compañía en dicha provincia de los Tabalosos á reducir los indios della y bautizar-
los y predicarles el Santo Evangelio; y en discurso de cuatro años que allí estuvie-
ron fundaron iglesias y bautizaron más de cuatro mili almas y por estar indefensos
los dichos padres se les volvieron á levantar los dichos indios y ellos se volvieron
temiendo no los degollassen y también creo que los dichos padres han dado cuenta
á V. M. significándole el servicio que se hará á entrambas Magestades en hacer
esta pacificación - Y esperamos que haciéndola ha de volver esta ciudad y la de
Moyobamba al ser que tuvieron en sus principios, porque los vecinos dellas nos
animaremos á imitar á nuestros antepasados en ayudar con nuestras personas á
dicha conquista. - La persona del dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva
Herrera nos parece muy á propóssito y que no hay otra que más bien pueda
conseguir ésto por ser soldado de muchas partes y entender las cosas de la mili-
cia, y estar en el corregimiente de Caxamarca circunvecino a éste y cerca de los
principios de la entrada; y estando algún tiempo en el dicho corregimiento podrá
con muchas conveniencias prevenirse en él de todo lo necessario. Y el susodicho
es soldado de mucho gobierno y tiene caudal suficiente para gastar en esta entra-
da que passa de sesenta mill ducados, los cuales y todo lo demás que tuviere, se-
gún habemos entendido, está dispuesto á gastar en dicha fación y en servicio de
V. M. que á conseguirlo será uno de los grandes que puede hacer un vasallo, y por
el buen nombre de dicho Don Martín y agasajo que tiene con todos le seguirá
mucha gente, con la que intenta, dándole V. M. licencia, llegar con mucha breve-
dad al parage de las Cassas Blancas, que es una población muy grande y de mu-
cho número de indios; y del sujeto del dicho Maestro de Campo Don Martín de
la Riva se puede prometer para grandes empresas en servicio de V. M.
63
29 de diciembre de 1647. Y juramos á Dios Nuestro Señor y á esta señal de la t
que no nos mueve más interés que el que se hará a su santo servicio y a.l de V.M.
Mateo de Cabañas
(5) Memorial del Capitán Domingo Ruiz de Arellano al Rey solicitando le de li-
cencia para reducir los indios infieles de las provincias que confinan con la
de Panatahuas y resolución negativa del Consejo por ser esta conquista la
misma que pretende Don Martín de la Riva Herrera. Madrid, 4 de abril de
1647.
64
persona, porque aunque es verdad que todos los dichos Yndios dan buenas es-
peranzas de abra~ar la Dotrina Cristiana no se atreven los sacerdotes ni Religio-
sos a entrar y pasar adelante con tan buena obra asi por su gran pobr~a e inco-
modidad y falta de bastimentos, como por ser estos barbaros incapaces y tener el
Demonio tanto dominio sobre ellos persuadiendoles a que no consientan ni se
arrimen a la Ley de Dios; y por servir a su divina Magestad y aumentar la real
Hazienda quiere a su costa y minsion hazer la dicha entrada y conquista, llevando
sacerdotes y soldados, dandoles lo necesario de Armas (y) bastimentos; Y reducir
a los dichos Yndios a puestos y paraxes acomodados que puedan tener sus gran-
jerias y comodidades para servir a V. Magestad sustento de sus personas y que
puedan ser enseñados con todo amor y caridad procurando atraerlos al servicio
de V. Magestad sin molestarlos, antes agasaxandoles, y demas de esto fundar dos
o tres ciudades con los vecinos casados que manda V. Magestad por sus reales
cedulas en las partes que pareciere mas conveniente para resguardo y conserba-
cion de lo que asi fuere conquistando con todas las cosas necesarias para su de-
fensa ; Y se obliga por tiempo de 20 años a dar las ciudades pobladas y reducir al
servicio de V. Magestad la mayor parte de dichas Provincias. Todo lo qual pro-
mete hacer y emp~ar luego que V. Magestad fuere servido de darle dicha licen-
cia con las calidades y condiciones que pide en el papel que con este Memorial
presenta y no de otra manera.
Suplica a V. Magestad sea servido de darle la dicha licencia para hacer esta
entrada y pacificacion de dichas Provincias con las calidades y condiciones que
pide que en ello reciviria merced.
- Ytem se le a de dar la facultad para que pueda encomendar los Yndios que
conquistare en las personas que fueren en su compañia a las dichas conquistas.
65
- Ytem se le a de dar la facultad en el titulo que se le diere de Govemador y
Capitan General para que pueda en nombre de Su Magestad hacer y conducir
gente en todas las Provincias y Corregimientos del Reyno del Peru embiando
personas o por sin, sin que nadie se lo impida.
- Ytem que pobladas las ciudades y villas que pudiere de los quintos y dere-
chos que a Su Magestad se le dieren pueda llevar tres mil pesos de buen oro, o
plata ensayados de salario en cada un año por el tiempo de las tres vidas.
- Ytem se le a de conceder que los Yndios de las dichas conquistas que enco-
mendare en los conquistadores no se puedan en ningun tiempo encomendar en
otras personas fuera de ellos y en sus hijos y descendientes despues de quatro vi-
das se le an de conceder perpetuas con cargo de la quarta parte para Su Magestad.
- Ytem se le a de dar mano y pennision para que pueda servirse de los Yndios
Panataguas ya Cbristianos y que no estan encomendados ni sujetos ai ninguna
Jurisdiccion por ser nuevamente descubiertos, y necesitarse de ellos para la en-
trada y Conquista de las demas Provincias porque le pueden servir de interpretes
y guias.
- Ytem que pueda conducir Yndios dondequiera que los hallare como no
sean de cedula de obligacion pagandoles su trabaxo.
66
- Ytem que pueda repartir tierras, solares, cavallerias conforme a las ordenan-
zas de muevas conquistas a los conquistadores y lo mismo para si y sus herederos.
- Ytem que a españoles y Yndios que entraren en la dicha conquista se les aya
de conceder los fueros y exempciones que se acostumbran y conceden a nuevas
conquistas.
Respuesta de la Secretaría.-
En la Secretaría no se halla cossa que toque a esta reducion y porque se en-
tiende que se comprende en la que quiere hazer Don Martín de la Riba Herrera
se trae la consulta y decreto inclusos - volbieron al legaxo del año de 1646.
67
Resolución del Consejo
En 4 de abril de 1647 - que se aga como lo dize el Señor Fiscal.-
(6) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S .M. expresando las mercedes
y titulo que demanda y las obligaciones a las que se compromete para la con-
quista de los Motilones, Tabalosos, Cassasblancas, Omagos y demás. 1648.
ExcMo. SEÑOR:
68
dicha conquista sin que V. M. tenga gasto ninguno ni le haga merced de las ayu-
das de costo que se han dado á otros conquistadores y se dieron á quien tuvo esta
conquista á su cargo; por ser su intento gastar su hacienda en hacer este servicio a
Dios Nuestro Señor y á Su Magestad, que hará, siendo servido, de hacerle mer-
ced de la entrada de dichas provincias despachándole los títulos y demás recaudos
en la forma siguiente:
1.- Lo primero que se le de prorrogación del oficio que tiene por cuatro años por
la gran comodidad que tendrá para el buen efecto de la entrada en razón al
socorro y buen avío por estar veinte leguas de la primera provincia-
2.- Que V. M. le hará merced del título de Gobernador y Capitán General per-
petuo de las provincias que conquistare y que no asistiendo en ellas después
de ganadas, pueda nombrar justicias; y por estar la ciudad de Chachapoyas al
principio de dicha entrada le nombre por cabeza de dicha gobemación-
3.- Que en poblando uno ó dos lugares se le haga, desde luego, merced de título
de uno de ellos con los fueros de Castilla-
4.- Que pueda encomendar por tres vidas los indios que conquistare en las per-
sonas que hicieron la dicha conquista, prefiriendo á los primeros conquista-
dores-
5.- Que en todas las provincias que nuevamente se conquistaren no paguen en
ellas, por tiempo de ochenta años, alcabalas-
6.- Que pueda nombrar todos los oficiales necesarios, según y como los nombra
el Gobernador de Chile; y pueda despachar capitanes por las ciudades y lu-
gares de aquel reyno para levantar la gente; y que la que se alistare ninguna
justicia conozca de sus causas, si no es el Gobemador-
7.- Que en todas las partes donde se hubiere comodidad para hacer pólvora, sa-
car plomo, y prevenir otros materiales, lo pueda hacer sin que nadie se lo
impida, antes las justicias le ayuden á ello-
8.- Que los pueblos que poblare les pueda poner el nombr~ que quisiere; y si
conviniere mudarlos de una á otra parte lo pueda hacer, y nombrar solares y
tierras á todos los que fueran á vivir á ellas-
9.- Que por su falta y muerte pueda nombrar para que gobierne dicha conquista
á la persona más conveniente para ello hasta que V. Magestad sea servido
dello-
10.- Que se le guarden todas las honras, privilegios y demás fueros que se han
guardado y guardan á los demás conquistadores y gobernadores que han sido
y son-
11 .- Que pueda obligar á todas la personas prácticas que asisten en la entrada de
dichas provincias á que vayan á hacer notorias las noticias si no es que ten-
gan impedimento legitimo para ello.
69
Suplica á V. Magestad que atendiendo á sus buenos deseos y al gran servicio
que se hará á ambas Magestades, le haga merced de despachar los títulos en la
forma dicha para dar principio á fación tan grande, sin que se entienda el que go-
ce de ninguna merced hasta haber hecho principio de lo que promete, siguiéndo-
se á cada cossa que ofrece hacer después de consignado el premio que por ella
pide para que no queden sin él sus hechos ni lo consiga si no lo cumpliere.
SEBASTIÁN DE CALLEJAS.
(7) Dictamen del Fiscal favorable a la conquista de los Motilones en las condi-
ciones propuestas por Don Martín de la Riva Herrera en su Memorial. Lima,
16 de abril de 1648.
ExcMo. SEÑOR:
E l Fiscal dice: que ha visto estos autos y que la pacificaci6o y conquista a que
se ofrece el Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del
hábito de Santiago y Corregidor que al presente es de la villa de Caxamarca, es de
la importancia que se reconoce, assí por las reales cédulas y provissiones del Go-
bierno, despachadas en favor del gobernador Don Alvaro Enriquez del Castillo,
como por las noticias ciertas que se tienen en todo este reyno del Pirú y provin-
cias circunvecinas á la tierra donde se ha de hacer la entrada; y que el efectuarse
será de gran servicio á Dios Nuestro Señor por la conversión á nuestra sancta fee
catól.ica de tanto número de indios como habitan aquella tierra, que están por bap-
tizar, y viven todavía en los ritos de su gentilidad y barbarismo, y por la mucha
utilidad que se le puede seguirá la Real Hacienda de la abundancia de los frutos y
minerales de oro y plata, de que entiende está llena; y que en consideración desto
y de que en el dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva Herrera c-0ncurren
los requisitos de edad, calidad, y cantidad, que se requieren y son necesarios para
tan importante impressa, y que por sus muchos servicios y las obligaciones de su
sangre y experiencias que se tienen de sus loables y acertados procedimientos en
todo lo que ha tenido y tiene á su cargo y la buena cuenta que ha dado dello; y en
70
consideración assimesmo, de que se deja entender, que el celo que le mueve á
imprender negocio tan arduo es solo el del servicio de entrambas Magestades y la
perpetuidad de su fama y buen nombre, cossa tan permitida en impressas y actio-
nes tan loables y heroicas, y que esto le ha de dar aliento á la última consumación
y perfección dellas, y que se echa de ver que si éste no fuera su celo y fin prin-
cipal con el caudal que se halla pudiera gozar comodidades de diferente género y
descanso. Y en consideración también de que ha mostrado la experiencia, y la
razón lo dicta, de que la caussa porque no llegan á efecto semejantes entradas y
conquistas son las competencias que tienen los conquistadores con los corre_gido-
res y jueces ordinarios cercanos á las entradas, y la falta de mano y poder de que
necesitan para ocurrir á lo necessario y prevenir lo conveniente, y que por ningún
camino mejor y más acenado se podrán soldar estos defectos que haciéndole
merced al dicho Don Martín de la prorrogación que pide el oficio de corregidor
de Caxamarca que tiene; pues, demás de los ejemplares que ha habido de haberse
prorrogado este oficio á otros antecesores suyos, en ninguno han concurrido más
partes que en él, para que se le haga esta merced y que de hacérsela, assimesmo,
del corregimiento de Chachapoyas, no se puede seguir inconviniente alguno por
haber venido á tan gran diminución y quiebra este oficio, que hay muy pocos
beneméritos que lo apetezcan y que siempre se han de alentar y animar con pre-
mios a las personas que intentan hechos tan heroicos y dignos de alabanza como
éste.
D. PEDRO DE MENESES
Júntese con todos los papeles tocantes á esta materia y llévense al Real Acuerdo
de Justicia, por voto consultivo.
BENTURIEL
71
En la ciudad de los Reyes, á veinte y siete días del mes de abril de mili y
seiscientos y cuarenta y ocho años, estando en acuerdo de justicia los señores
Presidente y Oidores desta Real Audiencia, en que se halló Su Exa. y los señores
D. Andrés de Villela, D. Antonio de Calatayud, D. García Carrillo D. Sebastián
de Alarcón y D. Pedro de Meneses, Oidores. se vió este memorial de D. Martín
de la Riva Herrera y los demás autos de la materia que su Exa. mandó traer por
auto consultivo; y para resolver lo que más convenga pareció que el Sr. D. An-
drés de Villela, en su casa, oiga al dicho D. Martín y confiera las dificultades que
se han ofre.cido y á lo que se allanó, y con lo que de la conferencia y vista resultare
se traiga; y lo señalaron. Hay cinco rúbricas.
(8) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera añadiendo algunos capítulos que
no expresó en el Memorial que dio a S.M. en razón de la conquista que pro-
pone de los Motilones. 1648.
72
junto y prevenido todo al fin del dicho año, que es el menos tiempo que en ello se
puede gastar; y para que al Gobierno le conste desde luego lo que se fuere hacien-
do, remitiré al fin del dicho año relación jurada de todo ello.
3.- El segundo lo he de quedará que he de proseguir conduciendo la gente
por mi persona ó capitanes y oficiales que para ello nombrare en las provincias ca-
pituladas con el Gobernador Alvaro Enriquez; y las pagas de dichos capitanes,
oficiales y soldados las he de gozar de los privilegios, excensiónes que los demás
soldados pagados que sirven en los presidios, campos y ejércitos de Su Magestad
con excención de todas las justicias ordinarias, excepto en los cassos de resisten-
cia ó desacato contra ellas, porque en lo demás lo han de estar al dicho Goberna-
dor y capitanes, que en el traerlos ajustados, corregidos y socorridos con lo nece-
sario me obligo á proceder con la atención debida á mis obligaciones, de suerte
que en nada se exceda de lo justo. Y en esta condición no se ha de alterar en cossa
alguna por ser tan necessaria que sin ella no se podrá conseguir dicha conquista.
4.- Y me he de obligará que el número de soldados que assí he de conducir,
ha de ser de uso y por lo menos no han de bajar de ciento, los cuales á fin deste
segundo año, se han de juntar y conducir en tropas acomodadas desde la dicha
Villa de Caxamarca á la ciudad de Chachapoyas, con todos los pertrechos, muni-
ciones y bastimentos necesarios que al mesmo tiempo se han de haber ido dispo-
niendo, el cual terminó, si se atiende á las comodidades necessarias para su buen
despacho y avio, es el más breve que se puede considerar y gastar en dichos efec-
tos; y también he de quedar obligado á remitir certificación del estado en que que-
da y relación jurada ó fee de escribano para que dello conste en d Gobierno.
5.- El año tercero he de ser obligado á que desde principio d.él, en adelante,
se ha de empezar á marchar con la gente desde la dicha ciudad á la de Moyo-
bamba, donde se ha de haber ido conduciendo todo lo dispuesto y prevenido para
dicha entranda, de suerte que en ella tengo de hacer con efecto y enviar luego
testimonio y relación jurada al Gobierno, de cómo quedó la tierra dentro, provin-
cia en que me hallo y estado de las cosas para que conste del cumplimiento de mi
obligación.
6.- Y porque la dicha entrada y reducción de los indios ha de ser atrayéndo-
los con amor, halagos y caricias, dádivas y regalos para que vengan á la buena
doctrina, enseñanza y conocimiento de nuestra Santa Ley y no con rigor ni fuerza
de armas, porque éstas solo han de ser defensivas, he de tener obligación de lle-
var conmigo para el dicho efecto, por lo menos, cuatro religiosos de la orden que
yo eligiere según la inclinación que hallare se ha reconocido más dispuesta en los
naturales, los cuales llevaré también á mi costa y minción, c-0n la reverencia y
estimación que se debe y requiere para semejante acción; y quiriendo y teniendo
licencia otras personas eclesiásticas de sus prelados y siendo conviniente los lle-
73
vare, asimesmo, y dentro del mesmo año me he de obligará fundar la primera ciu-
dad, que será en la parte, sitio y lugar que me pareciere más apropósito, assi para
su perpetuidad como para el buen sucesso de dicha entrada; la cual precisamente
he de fortificar de faginas y defenzas bastantes á la seguridad del ejército.
7.- Y por que los futuros sucessos no se pueden también prevenir ni dispo-
ner en tierras inoctas, remito lo que se hubiere de obrar en el año cuarto á lo que
fuere manifestando el tiempo y las ocassiones, cuya acierto se ha de fiar de mis
obligaciones y deseos en el aumento del servicio de Dios Nuestro Señor y, de Su
Magestad, pues como tan interessado en los riesgos de la vida, honra y hecienda
se debe entender acudiré á tiempo con el desvelo que debe un buen gobernador.
8.- Y si al fin de los dichos cuatro años, 6 antes por cualquier sucesso, ha-
biendo hasta allí cumplido exactamente con todo lo prometido, me sobreviniere
enfermedad tan grave, muerte, casso adverso, pérdida de gente ú otra imposibi-
lidad que totalmente me impide la prosecución de la dicha entrada, y por este
respecto le dejare de hacer y conseguir el efecto della y se verificara ligitima-
mente no haber en ello fingimiento, dolo, engaño ni malicia, luego que a ello
conste con recaudos legítimos, se ha de entender que mis fiadores ni yo queda-
mos ni habemos destar obligados á la paga de las dichas fianzas, pues ninguno
puede asegurar los cassos fortuitos que no podrán suceder sin la mayor pérdida
de la vida, hacienda y honra.
9.- Y si por otra cualquiera caussa que no sea de las referidas sino de des-
cuido, negligencia, omisión, malicia 6, falta de caudal se dejare de hacer y con-
senguir, en tal casso he de poder ser, y mi fiadores, compelidos á la dicha paga,
solo con que no conste por los dichos recaudos haber yo remitido al Gobierno
las relaciones, c.ertificaciones y testimonios referidos en los dichos tiempos, por-
que la falta dellos ha de ser la calidad con que se han de poder executar las
obligaciones, lo cual se ha de entender cumplido los dichos cuatro años y no an-
tes ni de otra manera.
10.- Y porque en muchos y diversos cassos tiene mostrada la experiencia
que de los buenos procedimientos, rectitud, limpieza, christiandad y celo de justi-
cia se sigue el haber ordinariamente muchos discontentos, respecto de no conse-
guir todo lo que desean y pretenden, los cuales sin esención de conciencia, calidad
ni respecto de persona, convertidos en declarados y capitales enemigos, se oponen
á la virtud y buenos procedimientos del más recto ministro y buscando calumnias,
fingiendo culpas y delitos no imaginados, y formando lastimosas quejas y terribles
agravios encubren con maña y sagacidad el ánimo dañado que llevan de venganza,
y por sus personas, y lo más ordinario por otras que pagan, suponen y disponen,
denuncian y capitulan de los ministros y superiores de quien pretenden venganza
en los consejos, gobiernos y audiencias, donde con el acostumbrado celo de justi-
cia y alguna información que traen prevenida con testigos falsos, sumariamente
74
se despachan jueces contra las tales personas, cuyo daño es tan irreparable, que
primero que llegue el desengaño y se manifieste la verdad, se ha corrido por todos
los términos é instancias del derecho, en que se incluyen cuantos graves incovi-
nientes acarrean pleitos de tal calidad seguidos hasta el fin y se halla la hac:ienda
perdida y la ocasión, pasa, y, lo que es más, dándose por libre el calumniado, y
condenando á el capitulante, al tiempo de buscarle seguras se desvanecen, sin que
haya de quien poder tomar satisfación. Para obviar tan perniciosos incovenientes
se ha de servir Su Magestad pues de mi persona se tia el Gobierno, de que á titulo
de ninguno de los cassos referidos se pueda recibir contra mi delación alguna por
vía de capitulos ni en otra forma, y en casso que lo que se me opusiese fuese de
tal calidad que pareciese conviniente recibirlos, ó se han de mandar afianzar por
lo menos con 50 mili pesos de fianzas legas, llanas y seguras y abonadas para la
calumnia, daños que della se puede recrecer á la dicha entrada, y mi hacienda, y
pues con menos no se puede cautelar ni resguardar, y cualquiera embarazo puede
ser caussa para destruir la acción en que va á decir mucho más sin el que se sigue
de perderla; 6 se me ha de mandar dar traslado para que pueda satisfacer acerca
de lo que se me opusiere. Y en esto, como cossa de tanta gravedad é importancia,
no se ha de alterar en manera alguna.
11.- También, respecto de no haberlo expresado en el memorial que á Su
Magestad pressenté tan formalmente, se ha de entender que si por cualesquier
casso, voluntariamente ó de necesidad, en algún tiempo, después destaren poseción
del gobi,e rno, viniere á esta ciudad ha de ser con titulo de señoría y se me ha de
tratar assi por lo señores de la Real Audiencia como á tal gobernador, y se m,e han
de guardar en todo las preheminencias que á los demás gobernadores que han
hecho semejantes descubrimientos y conquistas en servicio de Su Magestad, y
como á el de Ch:ile; pues dello no se sigue inconviniente alguno y es tan necessaria
la autoridad y estimación para dicho gobierno. A todo lo demás que vuestra mer-
ced hallare ser necessaria mi respuesta ó que dé la razón que se me pidierere lo
haré con deseo de acertar á servir á Dios Nuestro Señor y á Su Magestad.
(9) Dictamen del Fiscal favorable a la conquista de los Motilones en las condi-
ciones propuestas por Don Martín de la R:iva Herrera en su nuevo Mem.orial.
Los Reyes, 12 de mayo de 1648.
75
En la ciudad de los Reyes, á doce días del mes de mayo de mili y seiscientos
y cuarenta y ocho años, estando en Acuerdo Real de Justos señores Presidente y
Oidores de esta Audiencia, en que se hallaron los señores D. Andrés de Villelta,
D. Antonio de Catalayú, D. García Carrillo, D. Sebastián de Alarcón, D . Diego
Carrasquilla, D. Francisco Sarmiento y D. Gerónimo de Mansilla, Oidores: presen-
te el Sr. D. Pedro de Meneses Oidor, assimesmo, que ha hecho oficio de Fiscal en
esta caussa, se vió un memorial dado a Su Exa. por el Maese de Campo D. Martín
de la Riva Herrera, Caballero del hábito de Santiago, Corregidor de la provincia
de Caxamarca, en siete de abril deste año, juntamente con una cédula de Su Ma-
gestad que con él pressentó, su fecha en Zaragoza á catorce de octubre de mil y
seis cientos y cuarenta y seis años, en que manda que su Exa. oiga al dicho D.
Martín de la Riva en razón del ofrecimiento que tiene hecho ante Su Magestad de
conquistar, reducir y pacificar á nuestra sancta fe.e los indios infieles de las pro-
vincias de los Motilones, Tabalosos, Pabalosos, Cassas blancas, Omagos y las
demás provincias que se encargaron al Gobernador D. Alvaro Enriquez del Cas-
tillo~ con que Su Magestad se sirva de prorrogarle el dicho oficio de Corregidor
de Caxamarca por otros cuatro años más y hacerle otras mercedes contenidas en
un memorial que dió en el Real Consejo, cuya copia se remitió á Su Exa. para
dicho efe.cto. Y asimesmo se vió un testimonio del título que el Sr. Príncipe de Es-
quilache dió al Gobernador Alvaro Enriquez del Castillo para hacer la mesma
entrada, en once días del mes de setiembre del año passado de mili y seiscientos y
diez y ocho años, donde están insertas las capitulaciones y condiciones con que
se obligó á hacer dicha entrada y las mercedes que se le habían de hacer; los pa-
receres y informes que hacen a su Exa. personas graves de authoridad que resi-
den en la provincia de Chachapoyas de las conveniencias que resulten al servicio
de ambas Magestades y utilidad pública, de que se haga dicha entrada por el dicho
D. Martín de la Riva Herrera, y lo que sobre todo dijo y respondió el Sr. Fiscal de
su Magestad, que todo junto mandó traer Su Exa. á este Real Acuerdo por voto
consultivo. Y habiéndose visto en el de veinte y siete de abril deste año ocurieron
algunas dificultades cerca del ajustamiento de las condiciones, y especialmente
en la seguridad y caución que había de dar el dicho D. Martín de la Riva Herrera
para el cumplimiento de lo capitulado por él y á lo que se obligaba, pues aunque
de su calidad y obligaciones se puede tener por cierto cumplirá con puntualidad
lo que asentare, con todo, no fuera justo que habiendo de gozar la prorrogación de
su oficio dejasse de asegurar la cantidad equivalente á esta merced en caso que no
cumpliesse el gravamen y servicio porque se le hace; y pareció que el Sr. D. An-
drés de Villela Oidor mas antiguo de esta Real Audiencia; oyesse en su cassa, en
dicha razón, al dicho Don Martín de la Riva Herrera y confiriese y asentasse con
él las dificultades que se habían ofrecido para que con la resulta se resolviese esta
76
consulta que hace Su Exa. Y habiendo el dicho Sr. D. Andrés de Villela hablado al
dicho D. Martín y oídole en la materia lo que se le ofreció, redujo á un papel la
disposición y forma de su obligación y la seguridad que ha de dar, y juntamente
añidió en él algunos capítulos que no expressó en el memorial que dió á Su Ma-
gestad en esta razón. Y habiéndose visto este dicho papel en este Real Acuerdo y
conferido, pareció á los dichos señores que atento á la persona del dicho Maesse
de Campo D. Martín de la Riva Herrera, por su calidad, caudal y disposición muy
á propósito para la facción, entrada y conquista que emprende y élla muy del ser-
vicio de Dios Nuestro Señor y de Su Magestad, puede informar Su Exa. se sirva
de hacerle merced al dicho D. Martín de concederle la dicha entrada y conq¡uista,
con los asientos y capítulos contenidos en el memorial que por su parte se dio en
el Consejo, cuya copia se remitió á Su Ex:a., y con los gravamenes y condiciones
contenidas en el dicho papel que dió el dicho D. Martín al dicho Sr. D. Andrés;
menos el capitulo penúltimo del que habla en razón de que no se haya de admitir
delación ni capítulos contra él, por la satisfación de su persona, y que en casso que
se admitiesen afianzarse el delator la calumnia en cantidad de cincuenta mm pe-
sos; el cual capitulo y condición, como exhorbitante y de no buena consecuencia,
no debe admitirse ni ponerse en páltica. Reservando siempre al arbitrio del Real
Acuerdo, cuando llegue el casso, la cantidad y calidad de las fianzas que haya de
dar el capitulante ó delator, y lo señalaron.
EL MARQUES DE MANCERA
Por mandado de S. E.
77
( 1O) Memorial de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. solicitando que la
prorroga de cuatro años de su cargo como corregidor de Cajamarca corra a
partir del momento en que se le entreguen los despachos que S.M. ordena
para que pueda hacer la entrada a Motilones. 1653.
Otros si, Que de orden de V. Exa. se despachó juez á dicha provincia para
que hiciese que el suplicante, diesse las fianzas que se le mandaron dar y que de
no hacerlo le secrestase los bienes y trajesse preso á esta corte, y actualmente
está atendiendo en ello el dicho juez; y pues ya ha cesado su comisión con la
declaración de Su Magestad, y nueva prorrogación de dichos cuatro años.
Otro sí, Dice: que como es notorio se le despachó título á D. Salvador So-
lano del dicho oficio y en virtud del se le entregaron los despachos, y fue recibido
78
en la ciudad de Truxillo, y dió las fianzas para entrar á ejercerle luego que llegase
el casso, y porque se eviten litigios, pues la misma cédula expressa que hasta que
se acabe el tiempo de la dicha nueva prorrogación no debe usar de su título el
dicho D. Salvador.
Suplica á V. Exa. mande que así se declare en los despachos que se dieren al
suplicante, en que recibira merced, etc.
Otro si, Dice: que en la dicha cédula se le da facultad para dar las fianzas en
la dicha provincia y porque quiere cumplir con esta obligación para comenzar
luego á poner en ejecución la dicha entrada.
Suplica á V. Exa. se sirva de señalar persona en la dicha villa ante quien las
pueda dar; pues en ella hay escribanos y personas de toda satisfacción, en que
recibirá merced, con justicia que pide, etc.
MIGUEL DE MEDINA
Júntese este memorial y cédula real que presenta con todos los autos de la
materia y, assimismo, el que hoy día de la fecha presento Don Salvador Solano,
y dándose de todo vista al Señor Fiscal, se lleve al Real Acuerdo de Justicia, por
voto consutivo.
79
manda. Y en consecuencia de lo referido mandara V. Exa. assi mismo, que se
despache provissión para que el juez que está en Caxamarca cesse en su comi-
ssión, y á Don Salvador Solano, se le haga notoria la real cédula, para que no use
de los despachos que se le han dado en 17 de marzo de 1653.
( 11) Cédulas Reales autorizando a Don Martín de la Riva Herrera para hacer la
conquista del territorio de Motilones. Madrid, 17 de abril de 1650 y 23 de
setiembre de 1652.
EL REY
80
aquellas provincias de infieles y ser assistido de lo necesario para ella, por estar
veinte leguas, poco más ó menos, de la primera provincia.
Que en poblando uno ó dos lugares, le hago desde luego merced del título de
uno dellos;
Que pueda encomendar por tres vidas los indios que pacificare á las perso-
nas que hicieren la dicha jornada, prefiriendo á los primeros conquistadores;
Que pueda nombrar todos los oficiales necessarios, según y como los nombra
el gobernador de Chile, y despachar capitanes á las ciudades y lugares dessas pro-
vincias á levantar gente para esta fación, sin que ningunas justicias lo impidan, y
que la que quissiere ir, se pueda alistar en las banderas ya alistadas; y que de sus
causas conozca el Gobernador y él solo sea juez dellas.
Que en todas las partes donde hubiere comodidad para hacer polvora y sacar
plomo, lo pueda hacer, sin que nadie se lo impida, antes le den las justicias todo el
favor y ayuda que para ésto hubiere menester.
Que á los pueblos que poblare les pueda poner el nombre que quisiere, y si
conviniera mudarlos de una parte á otra, lo pueda hacer y señalar solares y tierras
á los que fueren a vivir en ellos;
81
Que pueda obligar á que vayan todas las personas pláticas aquellas provin-
cias que assisten en Chachapoyas y Moyobamba, no teniendo impedimiento
legítimo; suplicándome que atendiendo á su buen desseo y á la importancia de
aquella redución, fuesse servido de hacerle merced de mandarle desp-a char los
títulos necesarios en la conformidad que queda referido, para que pueda hacer la
entrada y conseguir el gran servicio que en esto hará á Dios Nuestro Señor y á mi
Corona. Y habiéndose visto por los de mi Consejo de las Indias tuve por bien de
mandar al Marqués de Mancera, vuestro antecesor en essos cargos, por cédula
mía de catorce de septiembre del año passado de seiscientos y cuarenta y seis, que
para tomar resolución en razón desto, con el acierto que la materia requiere, oye-
se al dicho don Martín de la Riva Herrera y reconociesse la posibilidad que tenía
para hacer esta redución y la conveniencia que della podía resultar, y avisasse de
todo. En cuya conformidad escribió, en carta de primero de junio del año de
seiscientos y cuarenta y ocho, que habiendo dado vista al Fiscal de mi Audiencia
ReaE de essa ciudad de los Reyes de la cópia del memorial referido que se le
remitió, y del que presentó ante él dicho Don Martín de la Riva, con lo que res-
pondió, le pareció por la gravedad de la materia, consultarla en el acuerdo de la
Aud:iencia y habiéndose cometido al oidor más antiguo della, confiriese sobre las
dificultades que se ofrecieren, y especialmente de la seguridad que el dicho Don
Martín había de dar para cumplir lo ¡prometido, presentó nuevo memorial aña-
diendo algunas calidades, que son las que se siguen:
82
provincias capituladas con el Gobernador Álvaro Enríquez, y la paga de los dichos
capitanes, oficiales y soldados, las ha de hacer á su costa; y ha de quedar assen-
tado que los unos y los otros han de gozar de los privilegios y excempciones que
los demás soldados pagados, que sirven en mis pressidios, campos y ejércitos, con
excepción de todas las justicias ordinarias, excepto en las cossas de resistencia ó
desacato contra éllas, porque en lo demás lo han de estar al dicho Gobernador y
capitanes;
Que el año tercero ha de ser obligado á que desde principio dél en adelante, se
ha de empezar á marchar con la gente, desde la dicha ciudad á la de Moyobamba,
donde se ha de haber ido conduciendo todo lo dispuesto y prevenido para esta
entrada,. de suerte que en el dicho tercer año, la ha de hacer con efecto; y enviar
luego testimonio y relación jurada á ese Gobierno, de cómo queda la tierra aden-
tro, la provincia en que se halla y estado de las cossas para que conste del cum-
plimiento de su obligación. Y porque la dicha entrada y reducción de los indios ha
de ser a.trayéndolos con amor, halagos, caricias y dádivas, para que vengan á la
buena doctrina, enseñanza y conocimiento de nuestra Santa Ley y no con rigor y
fuerza de armas, porque éstas solo han de ser defensivas, ha de tener obligación el
dicho Don Martín de la Riva, de llevar consigo para el dicho efecto, por lo menos
cuatro religiosos de la orden que eligiere, según la inclinación que hallare se ha
reconocido más dispuesta en los naturales, los cuales ha de llevar también á su
costa y minssión, con la reverencia y estimación que se debe y requiere para
semejante acción, y que viendo y teniendo licencia otras personas eclesiásticas
de sus prelados, y siendo conveniente, las llevara assimismo. Dentro del dicho
tercer año, se ha de obligar á fundar la primera ciudad, que será en la parte, sitio
y lugar que le pareciere más apropósito, assí para su perpetuidad, como para el
buen sucesso de aquella entrada, la cual precisamente ha de fortificar de empali-
zadas y faxinas bastantes á la seguridad del ejército, y porque los futuros sucesos
83
no se puedan también prevenir ni disponer en tierras inoctas, remite los que se
hubiere de obrar en el año cuarto, á lo que fuere manifestando el tiempo y las
acciones, cuyo acierto se ha de fiar de sus obligaciones y deseo en el aumento y
del servicio de Dios Nuestro Señor y mío; pues como tan interesados en los ries-
gos de la vida, honra y hacienda, se ha de entender acudirá á todo con el desvelo
que debe un buen gobernador. Y si al fin de los dichos cuatro años, ó antes por
cualquier sucesso, habiendo hasta allí cumplido exactamente con todo lo pro-
metido, le sobreviniere enfermedad tan grave muerte, caso adverso, pérdida de
gente ú otra imposibilidad que totalmente le impida la prosecución de la dicha
entrada, y por este respecto, se dejare de hacer y conseguir el efecto della. y se
verificare ligítimamente no haber en ello fingimiento, dolo, engaño ni malicia,
luego que dello conste con recaudos legítimos, se ha de entender que sus fiadores
ni él no quedan ni han de estar obligados á la paga de las dichas fianzas, pues
ninguno puede asegurar los casos fortuitos que no podrán suceder sin la mayor
pérdiída de la vida, hacienda y honra, y si por otra cualquier caussa que no sea de
las referidas sino de descuido, negligencia, omissión, malicia ó falta de caudal se
dejare de hacer y conseguir, en tal casso han de poder ser el y sus fiadores com-
pelidos á la dicha paga, solo que conste por los dichos recaudos haber remitido
á esse Gobierno las relaciones, certificaciones y testimonios referidos, en los di-
chos tiempos, porque a falta dellos ha de ser la calidad conque se ha de poder
excusar la obligación que hicieren. Lo cual se ha de entender cumplidos los di-
chos cuatro años, y no antes ni de otra manera;
Que por ninguno de los cassos que se declaran en el dicho memorial se pue-
da recibir contra el dicho D. Martín de la Riva delación alguna por vía de capí-
tulos ni en otra forma y en casso que lo que se le opussiere de tal calidad que
pereciere conveniente recibirlas, sea mandando dar fianzas de cincuenta mili pe-
sos para la calumnia y daños que della se pueden recrecer a la dicha entrada y
hacienda del dicho Don Martín.
84
posición muy á propósito para la dicha fación; y ella muy del servicio de Dios
Nuestro Señor y mío, podría hacerle merced de concederle la dicha entrada con
los assientos y capítulos aquí contenidos. excepto el que habla en razón de que
no se haya de admitir delación ni capítulos contra el dicho Don Martín, y que en
casso que se hiciere, afianzase el delator la calumnia en cantidad de los diichos
cincuenta mili pesos, por ser exhorbitante y de mala consecuencia. reservando
ésto al arbitrio de la dicha mi Audiencia; con que se conformó el dicho mi Virrey,
pero con calidad que en lo tocante á la condición que trata de hacer lev,as de
gente, baya de ocurrir á esse Gobierno, para que dé las órdenes que convengan y
no pued!a hacerlo en otra fonna. Y habiéndose visto todo lo referido por ),os de
mi Consejo de las Indias con lo que sobre ello dijo y pidió mi Fiscal en él, y los
pareceres que en razón desto se pidieron á personas pláticas y noticiossas de las
provincias que se tratan de reducir, y consultándome, he tenido por bien de apro-
bar, como por lo presente apruebo, lo ajustado con el dicho D. Martín de la Riva
Herrera, en la forma y con las calidades y limitaciones que pareció al dicho mi
Virrey y Audiencia, según y en la forma que queda referido. Conque en la entrada
de las dichas provincias no se embarace el dicho D. Martín de la Riva Herrera
con otras conquistas que confinan con elJas pues las que ha reducir son bien di-
latadas y en que tienen harto que hacer, y que las fianzas que ofrecía dar de veinte
mili pesos para seguridad de que cumplirá con lo ajustado, en conformidad de lo
dispuesto por cédula del Sr. Rey D. Phelipe segundo, que santa gloria haya,
despachada en el Bosque de Segovia en trece de julio del año de mili y quini.entos
y setenta y tres, y las demás que tratan de semejantes descubrimientos y pobla-
ciones, sean de treinta mili ducados y á satisfacción de los oficiales de mi Real
Hacienda de essa ciudad, advirtiendo que los fiadores que diere desta cantidad no
han de ser súbditos del dicho corregimiento de Caxamarca, ni de la ciudad de
Chachapoyas, y que se han de obligar á que si passados los dichos cuatro añ.os no
hubiere cumplido el dicho Don Martín con lo que á esto toca pagará los dichos
treinta mili ducados en mi caja Real de essa ciudad de los Reyes, sino es que haya
tenido impedimento tan legítimo para no haber hecho la dicha pacificación y po-
blado ciudad. lugares, iglesias y demás cossas que se entienden en la dicha cédula
del Bosque de Segovia, que vos y essa Audiencia le aprobéis y tengaís por tal
para dejar de pagar las dichos treinta mili ducados; y en este casso os mando me
deis cuenta del impedimento que hubiere tenido y de la caussa porque le apro-
baredes por legítimo, para que, con noticia dello, resuelva lo que convenga. Y ha-
biendo cumplido el dicho D. Martín de la Riva Herrera con dar las dichas fianzas
en la forma referida. le hago merced de prorrogarle el dicho corregimiento de la
villa de Caxamarca por otros cuatro años más, que han de correr y contarsse des-
de el día que se hubieren cumplido y cumplieren los cinco por que le proveí, en el
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del cual ha de gozar, sin que para ello necesite de otro despacho ni orden mía,
más que esta mi cédula, y se le ha de acudir durante los dichos cuatro años, con el
salario que hasta aquí ha gozado, sin que en ello la pongáis vos ni essa mi Au-
diencia ni demás jueces, ni justicias d!e essas provincias impedimento alguno y
ansimesmo os mando que en conformidad de lo ajustado con el dicho D. Martín
de la Riva Herrera y limitaciones expressadas en esta mi cédula, le déis y bagais
dar todos los despachos que según lo contenido en ella le tocaren, y el favor,
ayuda y assistencia que hubiere menester para hacer la reducción de las dichas
provincias de los Motilones, Tabalosos, y Cassas blancas, Omagos y los demás de
cuya converción se encargó el dicho Alvaro Enriquez del Castillo, advirtiendo no
se entrometa ni embarace con otras que confinen con ellas, y que en primer lugar
debe procurar que la conversión de aquellos indios se haga por la predicación del
Evangeliio, como tan repetidamente está encargada por cédulas m.ias y de los
señores Reyes mis progenitores pues mi voluntad y intención siempre es que en
estas pacificaciones se obre por medios suaves, y los que aconseja la Iglesia,
tratándolos y atrayéndolos con agasajo, doctrina y buena enseñanza, en que voz
habéis de poner muy particular cuidado, sobre que os encargo la conciencia y que
estéis muy á la mira para no permitir que aquellos naturales sean maltratados.
sino que ellos mismos reconozcan que el fin solo se encamina al bien de sus
almas, y á que gocen del fruto espiritual de la Iglesia, en que me tendré de vos por
muy bien servido. Y ansimismo es declaración que si otras perssonas !hubieran
dado principio por otros lados á la dicha pacificación, no ha de poder el dicho D.
Martín de la Riva embarazarles el progreso della ni entrometerse en la tierra y
sitios que ellos hubieren comenzado á reducir y poblar, conteniéndose en los li-
mites de lo que no estuviere pacificado por otro sin permitirle vos, ni essa Audien-
cia, ni demás justicias exceda dello. Y cumpliendo el dicho Don Martín con todo
lo que le toca según lo ajustado y aprobado, mando que por mi parte se le den los
despachos que fueren necesarios para que tengan efecto la mercedes, excencio-
nes, previlegios y demás honras que le concedo, sin que en ello, ni en cossa alguna,
ni parte dello le pongáis vos ni la dicha mi Audiencia, ni demás jueces, ni justicias
de essas provincias impedimento, dificultad, ni embargo alguno; porque mi vo-
luntad es que no faltando él con lo que está obligado se le cumpla puntualmente
todo lo aprobado, con que antes que empieze á gozar de la prorrogación que le
concedo del dicho oficio de corregidor de Caxamarca por cuatro años más, haya
de pagar la media annata que debiere conforme á reglas deste derecho y á lo que
nuevamente tengo ordenado sobre su administración y cobranza, y sin haberlo
hecho no se le acudira con el salario del dicho oficio. Y assimesmo la ha de pagar
de las mercedes, títulos y honores y prehenrninencias que se le conceden por ra-
zón desta pacificación; y en haber satisfecho la media annata que de cada una
86
destas cossas se declarare deber, no se le han de dar los despachos dellas ni las
ha de poder gozar, para cuya seguridad prevendréis lo que convenga con inter-
vención de los oficiales de mi Real Hacienda de essa ciudad á los cuales mando
pongan particular cuidado en la cobranza y remissión de las dichas medias anatas,
guardando en ello lo dispuesto por el dicho arancel y cédula que nuevamente se
ha desp,acbado; y de la presente tomaran la razón mis contadores de cuentas que
residen en el dicho mi Consejo de las Indias y Pedro de León, mi secretario y
contador de la razón de mi Hacienda á cuyo cargo está la de la dicha media an-
nata, y los dichos mis oficiales de essa ciudad. Fecha en Madrid, á diez y siete de
abril de mili y seiscientos y cincuenta años.
YO EL REY
87
essa Audiencia, por voto consultivo, pareció que se le diesen los títulos para la
dicha entrada y los de corregidor de Caxamarca y Chachapoyas, en la forma y con
las calidades que por la dicha mi cédula se mandaba, y que en cuanto á la declaración
que pedía de cuándo había de empezar á correr la dicha prorrogación. ocurriese
ante mí por tocanne el hacerla, y que sin embargo de, haber suplicado desta
resolución y representado no hallaba fianzas en dicha fonna porque los fiadores
que tenía dispuestos se habían retirado de hacer la fianza, por parecerles dificil y
casi imposible la empressa no siendo útil y efectivo el tiempo de la prorrogación
del oficio, se confirmó el dicho primer decreto cerrando la puerta á la declaración
y frustándole los intentos y dispossisiones que había comenzado á hacer, en que
tenía gastados más de doce mili pesos, como constaba del testimonio que se pre-
sentaba, suplicándoseme que assí por ésto como por la importancia de la dicha en-
trada y reducion, y á que no había estado por él el no haberla comenzado y pro-
seguido, y que por su parte había dispuesto y prevenido todo lo necessario para
ella, fuese servido declarar deber empezar á correr los cuatro años de la prorroga-
ción del dicho oficio de corregidor, desde que se le entreguen los últimos títulos y
despachos y pudiere dar principio á la dicha entrada; y que ansimismo para evitar
dudas y que mejor se consiga el efecto, pues no se oponía á lo principal de lo capi-
tulado, le concediesse también que los fiadores puedan ser vecinos de la villa de
Caxamarca con las otras calidades que nuevamente pedía. Y habiéndose visto por
los de mi Consejo de las Indias y los demás papeles tocantes á la materia, y lo que
sobre todo dijo y pidió mi Fiscal en él y consultádoseme, he tenido por bien de de-
clarar (como por la presente declaro) que sin embargo de la merced que tengo he-
cha á D. Salvador Solano de futura sucessión del dicho oficio de corregidor de
Caxamarca, para después de los cuatro años de la prorrogación referida, basta
ahora no han corido los dichas cuatro años della concedidos al dicho D. Martín de
la Riva Herrera para hacer la entrada y redución referida, respecto de no haberse
verificado por no haber llegado el despacho della á tiempo y haber reconocido
que de ser útil el de los cuatro años, pues conforme á lo ajustado y capitulado, ha
de ejecutar en ellos lo que se contiene en la cédula arriba incorporada. Y anssi os
mando que luego como recibáis ésta, déis al dicho D. Martín de la Riva Hererra
los despachos necessarios para hacer la dicha entrada, declarando en ellos que los
dichos cuatro años de la prorrogación del oficio de corregidor de Caxamarca han
de comenzar á correr y contarse desde el día que los entregáredes, lo cual ha de
ser luego como recibáis esta mi cédula, sin consentir que con ningún pretexto se
dilate su entrega á él 6 á persona que tenga poder suyo para recibirlos: y si estu-
viesse en su corregimiento se los enviareis y tomaréis recibo de la entrega para
que conste del día fijo desde cuando hayan de correr los dichos cuatro años, para
que pueda ir cumpliendo en cada uno dellos con lo que está obligado por la capi-
88
tulación hecha y ajustada, haciéndoselo intimar assí al dicho Don Martín, el cual
ha de cwnplir, como es mi voluntad que cumpla, con dar las fianzas que está orde-
nado por la cédula referida en la dicha villa de Caxamarca, declarando los fiadores
las otorguen de su libre voluntad y sin apremio ni inducimiento; y con esta expre-
sión haréis que se reciban luego, procurando sean personas legas, llanas y abona-
das, y habiéndose hecho se executará todo lo contenido en la dicha mi cédula
arriba inserta, sin dar lugar á que se contravenga á ello en manera alguna poniendo
particular cuidado en que el dicho D. Martín de la Riva cumpla con lo que le toca
precissa y puntualmente, por lo que conviene se consiga la dicha redución. Y
mando que en passando los dichos cuatro años desta prorrogación quier haya
cumplido o no el dicho Don Martín con élla, entre el dicho D. Salvador Solano, en
la possesión del dicho corregimiento de Caxamarca, como lo haréis executar, sin
que en ello haya más dilación; y de lo que en todo se hiciere me dareis cuenta en
el dicho mi Consejo, refiriendo muy en particular lo que el dicho Don Martín
fuere obrando, con relación muy por menor de las conveniencias ó daños que re-
sultaren en el progreso desta redución. Fecha en Madrid á veinte y tres de setiem-
bre de mill y seiscientos y cincuenta y dos años.
YO EL REY
Al Virrey del Perú avissándole que Su Magestad ha declarado que los cuatro
años porque se prorrogó á D. Martín de la Riva Herrera el corregimiento de Caxa-
marca, para hacer cierta entrada y redución de indios, han de comenzar á correr
desde el día que el entregare los despachos para ella.
( 12) Carta de Don Salvador Solano, sucesor nombrado de don Martín de la Ri-
va Herrera en el Corregimiento de Cajamarca, a S. M. para que no se le
conceda al dicho Don Martín la prorroga de cuatro años en dicho cargo que
ha solicitado. Los Reyes, l de marzo de 1653.
89
ExMo. StÑoR :
D. Salvador Solano quien Su Magestad, que Dios guarde, hizo merced del
oficio de corregidor de Caxamarca, Dice: Que ha llegado á su noticia y de quien
tiene su poder, que por parte de D. Martín de la Riva, del Orden de Santiago
corregidor que ha sido de dicha provincia, se ha ganado cédula de Su Magestad
en que se supone le prorroga el ejercicio del dicho oficio por cuatro años más del
tiempo que le ha tenido, como parecerá por dicha real cédula cuyo cumplimiento
en la mejor y más bastante que se pueda contradice el suplicante, por cuanto la
merced que se le hizo del dicho oficio fué por contrato y causa honorosa de dote,
mediante el cuál tuvo efecto el matrimonio que contrajo con Doña Isabel de la
Matta, criada de la cámara de la Reina nuestra señora; lo cual, no es visto haber
querido alterar ni perjudicar, pues fuera faltar á la observancia e igualdad que se
requiere en los contratos, principalmente no interviniendo mal de causa pública,
que es sólo el caso en que se permite y aun entonces ha de ser dando satisfacción
condigna, porque los reyes y príncipes soberanos quieren sujetarse á las leyes y
que sus causas se juzguen por ellas para que sus vasallos puedan seguir la fee
común, pues de otro modo no hubiera quien contratara con Su Magestad.
90
ante los oficiales reales de aquella Real Caja; con que la materia está vulnerada.
Y por este título también debía cesar el cumplimiento de dicha nueva cédula co-
mo ganada con relación no cierta, pues se calló el dicho contrato honoroso la
causa dél, el estado de la que se llama conquista y el que tenía el caso por los au-
tos del Real Acuerdo.
Por todo lo cual y demás que en su favor hace, suplica á V. Exa. sea servido
de mandar denegar el cumplimiento de dicha real cédula, y que la persona que la
tuviere la exhiba y presente orijinalmente, para que informado á Su Magestad de
la verdad como V. Exa. la sabe, mande lo que más fuere de su Real servicio y en
el entretanto el suplicante sea admitido al uso y ejercicio del dicho oficio, en que
recibirá merced, como lo espera de la justificación de V. Exa. (*)
Júntese este memorial y recados que presenta con los autos de la materia, y
el que presentó hoy día de la fecha D. Martín de la Riva Herrera, y dándose vista
al Sr. Fiscal se lleve todo al Real Acuerdo de Justicia, por voto consultivo.
TRONCOSSO
( 13) Cédula Real ordenando se tome residencia a Don Martín de la Riva He-
rrera, corregidor de Cajamarca, para determinar si se le ha de prorrogar su
cargo por cuatro años. Madrid, 15 de abril de 1652.
91
Córcega. de Murcia, de Jaén, de los Algarves. de Algecira, de Gibraltar, de las
islas de Canarias de las Indias Orientales y Occidentales, islas y tierrafinne del
Mar Océano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Bravante y Milán,
Conde de Apsburg, de Flandes, Tiro!, y Barcelona, Señor de Vizcaya y de Moli-
na, etc.
92
averiguaciones sobre ello, ni volvérolos á remitir, haciendo citar para ello, en for-
ma, á los tales residenciados para todas instancias, apercibiéndoles que invien
sus procuradores suficientes, con sus poderes bastantes, bien instruidos é infor-
mados, en seguimiento de los tales cargos y capítulos que assí remitiéredes, para
ante los del dicho mi Consejo; y si no lo hicieren se notificarán los autos y senten-
cias que en ellos se dieren y pronunciaren en los estrados de él; y les parara tanto
perjuicio como si en sus personas se hiciessen y notificassen. Y se os apercibe
que si assí no lo hiciéredes y ampliáredes, ó algún cargo ó capítulo remitiéredes
contra los susodichos, se proveerá contra vos lo que convenga; y si algunos fueren
muertos, haréis dar traslado de sus cargos á sus herederos de ressidencia, y sus-
tanciaréis con ellos la causa como lo debiérades hacer siendo vivos; y assimismo
averiguaréis y sabréis, si los susodichos han entendido y tratado como debían y
eran obligados á las cosas del servicio de Dios y mias, especialmente en la con-
versión y buen tratamiento de los naturales y bien común de aquella tierra, para
que yo sea avissado de las cosas de ella y las penas en que han sido condenados
cualesquier consejos y personas particulares, pertenecientes á mi Cámara y Fis-
co, las haréis ejecutar y que se dén y entreguen á los oficiales de mi Real Hacien-
da de la dicha provincia, ó á quien su poder hubiere y se les haga cargo dello. Y
passado el dicho término de los dichos sesenta días, que se os dá para tomar la
dicha ressidencia, la inviaréis originalmente, quedando allá un traslado de todo,
como se acostumbra, á mi Consejo Real de las Indias y no á otra audiencia ni
tribunal alguno, cerrada y sellada, con relación particular, firmada de vuestro
nombre y signada del escribano ante quien passare, en que se diga y declare qué
cargos son los que hay y viene en ella y contra qué persona, y los testigos que
depusieren, y á cuántas hojas y número está cada cossa, para que cuando se haya
de ver en el dicho mi Consejo, haya toda claridad y se pueda entender bien y
brevemente para administrar y guardar mejor justicia á las partes á quien tocare,
y de haberlo hecho assí, me inviaréis testimonio al dicho mi Consejo, con aper-
cibimiento que no lo cumpliendo seréis castigado con todo rigor, sin embargo de
cualesquier leyes, cédulas y ordenanzas que en contrario de lo susodicho haya;
que en cuanto á ello, las revoco y doy por ningunas y de ningún valor y efecto
quedando en su fuerza y vigor para lo de adelante. Y os mando que los pleitos de
demandas públicas que ante vos se pusieren durante el término de la dicha ressi-
dencia, por cualesquier personas, contra los susodichos, los fenescáis, senten-
ciéis y determineís dentro de sesenta días de como ante vos se pusieren, sin dar
lugar á que en la conclusión y determinación haya más dilación, porque ansí
conviene á mi servicio. Y mando á todos los susodichos que den y hagan ante vos
la dicha residencia y estén presentes durante el término della, y so las penas con-
tenidas en las dichas leyes y que ellos y otros cualesquier personas de quien
entendiéredes ser informado y saber en verdad, cerca de lo susodicho, vengan y
93
parezcan ante vos, juren y digan sus dichos y deposiciones, á los plazos y so las
penas que les pusiéredes, en que los doy por condenados lo contrario haciendo;
y acabada de tomar la dicha ressidencia, cobraréis y haréis se cobren de los re-
sidenciados y personas que en ella pusieren capítulos, querellas y demandas los
maravedís que viéredes pueden montar los derechos de todo para el relator y
escribano de cámara del dicho mi Consejo, á cuatro maravedis por hoja, de cada
parte á quien tocare para cada uno que estén escriptas conforme á el arancel, con
más lo que fuere necesario para el flete y averías y seguro de ello, que repartiréis
respecto de la culpa de cada uno; y processado á que hubiere dado causa lo re-
mitiréis, registrado, por cuenta aparte y relación de dónde procede á la Cassa de
la Contratación de las Indias de la ciudad de Sevilla, dirigido á mi Presidente y
jueces oficiales de ella. con orden para que luego lo den y entreguen al Thesorero
General del dicho mi Consejo, ó á quien su poder hubiere, para que sé destribuya
en lo referido, que para todo ello os doy poder y comissión en forma, cuan bas-
tante de derecho se requiere.
YO EL REY
Yo, Juan Baptista Sáenz Navarrete, Secretario del Rey nuestro señor, la hice
escribir por su mandado.
EL CONDE DE CASTILLO
94
Registrada
DON F. DE ANGULO
( 14) Resolución del Real Acuerdo en favor de Don Martin de la Riva Herrera
para que se prorrogue su cargo como corregidor de Cajamarca por cuatro
años. Los Reyes, 21 de abril de 1653.
En la ciudad de los Reyes, en veinte y cuatro días del mes de abril de mill y
seiscientos y cincuenta y tres años. - Estando en acuerdo de Justicia Su Exa. y los
señores Don Antonio de Calalayú, don García Carrillo, don Sebastián de Alarcón,
Don Pedro de Meneses, Don Melchor de Omonte, Presidente y oidores de esta
Real Audiencia, y el Señor Don Pedro Vázquez, oidor más moderno que hace
oficio de fiscal - Se vió el memorial y cédula presentada en el Gobierno por el
Maestre de Campo Don Martín de la Riva Herrera, Caballero de la Orden de
Santiago, Corregidor, y Justicia Mayor de la villa de Caxamarca, de veinte y tres
de setiembre del año pasado de seiscientos y cincuenta y dos, en que Su Mages-
tad declara deberle correr los cuatro años de la prorrogación del oficio de corre-
gidor de la dicha villa, para la conquista y entrada que tiene ofrecida hacer á los
indios Motilones, Tabalosos y entrada que tiene ofrecida hacer á los indios Mo-
tilones, Tabalosos y otros que están en las vertientes del río Marañón, desde el
día que constare, por testimonio auténtico, haberle entregado la dicha cédula al
dicho Maestre de Campo Don Martín, con los demás despachos necesarios para
la dicha entrada, y que cumpla con las fianzas que le están mandadas dar, dán-
dolas en la dicha villa de Caxamarca.
95
Fiscal de Su Magestad y todos los demás papeles desta materia, que juntos man-
dó traer Su Exa. á este Real Acuerdo, por voto consultivo.
Y visto por los dichos señores, pareció que Su Exa. podrá mandar guardar y
cumplir la dicha cédula de veinte y tres de septiembre de cincuenta y dos, presen-
tada por el dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva, y en conformidad
mandar se despachen los recaudos necesarios para la dicha entrada, con provi-
sión cometida á los jueces oficiales reales de la ciudad de Truxillo, para que los
entreguen al dicho Maestro de Campo Don Martín de la Riva, y para que los
susodichos reciban luego las fianzas que Su Magestad manda por la dicha cédu-
la, á su cuenta y riesgo; y que de haber cumplido y ejecutado lo uno y lo otro,
envíen luego testimonio al Gobierno; y assimismo pareció que Su Exa. podrá
mandar provisión como lo pide el Señor Fiscal á Su Magestad, para que el juez
que está en la dicha villa de Caxamarca cesse en su comisión, y para que se le
haga notoria la dicha cédula al dicho Don Salvador Solano, para que no usse de
los despachos que tiene para subceder al dicho Don Martín en el dicho oficio de
Caxamarca, hasta que se cumplan los dichos cuatro años de prorrogación. Y Su
Exa. se conformó con el dicho parecer y lo rubricó juntamente con los dichos
señores.
D. FRANCISCO FLORES
96
del Real Acuerdo, de la foja antes desta, al capitán Bartolomé de Hazaña, que lo
leyó todo, y dijo: que está presto de cumplir lo que se le manda por el dicho
decreto, de que doy fee. Testigo. Don Diego Esteban de la Parra y Gaspar de
Monsón.
Mr. de Cuellar
( 15) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú que oiga a las ciudades de Cha-
cbapoyas y Moyobamba y provea si la entrada de Don Martín de la Riva
Herrera a los Motilones debe o no realizarse por dichas ciudades. Madrid,
27 de setiembre de 165 l.
EL REY
97
es ser la tierra tan áspera y montuosa, que la conducción de las armas, bastimen-
tos y bagaje necesario ha de ir forzosamente en hombros de indios, por no poder
traginarle en cabalgaduras, con que los pocos naturales que han quedado minis-
terosos para cultivar las sementeras y acudir al servicio forsoso de los españoles
que allí residen, faltarán y será causa precissa para despoblarse y perderse aque-
lla tierra, como estos y otros muchos y mayores inconvenientes, constaba de los
papeles que se presentaban. Y habiéndose visto por los del dicho mi Consejo de
las Indias, he tenido por bien de ordenar y mandaros, (como lo hago) que en ra-
zón de lo referido, oigáis á las dichas ciudades de Chachapoyas y Moyobamba, y
con atención á lo que alegan y piden proveáis lo que os pareciere conviniente, y
en el interln que los detennináis, no se inovará en la entrada de Don Martín de la
Riva Herrera, por las dichas ciudades, confonne á lo resuelto, avisando al dicho
mi Consejo lo que sobre ello proveyéredes, para que lo tenga entendido. Fecha en
Madrid, á veinte y siete de septiembre de mili y seiscientos y cincuenta y un años.
YO EL REY.
98
Juan Bautista Descobar, en nombre de las ciudades de Chachapoyas y
Moyobamba, en los autos con el Maestre de Campo Don Martín de la Riva He-
rrera, del hábito de Santiago, Corregidor de la provincia y villa de Caxamarca,
sobre que no haga la entrada que tiene capitulada por las dichas ciudades digo:
Que Su Magestad, que Dios guarde, fue servido de mandarles despachar su real
cédula de 21 de septiembre de 651 que tienen presentada, para que V. Exa. se sir-
va oir en justicia á las dichas ciudades y que no se inove en la dicha entrada hasta
que se detennine por donde ha de ser, y que se le dé aviso de lo que sobre éllo se
proveyere, y para que con toda atención se vea lo que conviniere, los fundamen-
tos que las dichas ciudades tienen que representar á V. Exa. son los siguientes,
esto es afumándosse en la contradición que en la dicha razón tienen hecha, y ha-
ciéndola, en casso necessario de nuevo, como la hago, en debida forma:
El primero: que habiendo como hay camino y parte más á propósito para
hacer la entrada que se pretende á los indios infieles Tabalosos, Cocamas y otros
nombres, como es por el pueblo de Condunnarca, no hay razón para que se haga
por las dichas ciudades, el cual dicho pueblo cae tres leguas del río Marañón,
hasta donde llega la jurisdicción de la dicha villa de Caxamarca; y ésto se prueba,
evidentemente, lo uno porque no está más que treinta leguas la tierra adentro de
los dichos indios infieles, por camino abierto y trillado, sin riesgo de ríos, panta-
nos, montañas y otras incomodidades; y lo otro, porque se puede ir y caminar á
caballo y está desde la dicha villa allí todo poblado, pues en dos días ó tres se
llega por Caxabamba y Guamachuco al pueblo de Calemar y de allí en medio día
al referido de Condurmarca, desde donde se empieza luego á entrar en tierra de
montaña á los pueblos de Xucos, Puymal, Cholones, Xivitos, San Gerónimo de
Chinchón y otros nombres, que antiguamente fueron poblados y por donde hay
muchos indios bautizados y gentiles de paz que podrán ayudar y servir á los sol-
dados, demás de ser por allí la tierra más abastecida de vituallas, ganado y cabal-
gaduras, que hay en cantidad por la cercanía de dicha provincia de Caxamarca. Y
por el contrario, si se hiciere por las dichas ciudades, porque no solo no distan de
los dichos indios treinta leguas, sino más de ciento del camino más espesso y
cerrado que se conoce, pues con muy grande dificultad se puede caminar á pie,
respecto de que las montañas son muy espessas y altas y la tierra muy pantano-
ssa. que es fuerza entrar á pie y en hombros de indios los mantenimientos y de-
más bagajes, por estar todo despoblado y estar lloviendo de noche y de día in-
cessantemente, de que resulta ser tierra muy enferma y sin ningún alivio para la
vida humana; y lo más principal y concluyente porque no se debe hacer la dicha
QQ
entrada por las dichas ciudades, es la inquietud y alboroto que causan los solda-
dos forasteros, que con pretexto de la dicha entrada no solo van con buen fin.
sino que quieren ultrajar y supeditar á los vecinos honrados que están en ellas de
muchos años á esta parte, guardándolas y manteniéndolas con notable desvelo,
como leales y fieles vasallos de Su Magestad, á que se añade que repúblicas cortas
y tan pobre y necessitada la tierra, que con pocos desmanes destos se pueden
acabar de arruinar y destruir, y no se debe arriesgar lo cierto por lo dudosso, pues
en otras ocassiones que ha mostrado la experiencia, en tiempo del capitán Juan de
Vargas Machuca y el Gobernador Álvaro Enríquez del Castillo, que hicieron tres
entradas, estuvieron puestas en armas y á pique de perderse estas ciudades y al
cabo salieron perdidos y derrotados, sin poder conseguir fruto alguno por la po-
breza y fragocidad de la tierra, y quedaron muchos soldados muertos, y otros
enfermos sin tener á quien volver los ojos, y es en tanta manera los disturbios que
en semejantes ocassiones suceden, que no hay cassa, mujer cassada ni doncella
que esté segura; y faltándoles á los vecinos el recurso de corregidor que los de-
fienda y vuelva por ellos, será acabarlos de aniquilar, porque el dicho Don Mar-
tín de la Riva, ya se deja entender que ha de querer más á sus soldados, que los
traé á puras persuaciones y ruegos, que al vecino más estirado de las dichas
ciudades; y el haber capitulado que todo el tiempo que durare la entrada ha de
gobernar la tierra, ya se ve fué con este fin, en que son gravemente perjudicadas
las dichas ciudades y los indios naturales dellas, que recibirán infinitos agravios
quitándoles sus pobres comidas, tratándolos mal y sirviéndose dellos, con que no
podrán acudir á sustentar sus mujeres ni hijos, si pagar las tassas ni demás tri-
butos, y con el temor que justamente tienen, se ausentarán y desampararán la
tierra, de suerte que faltando ellos, no es posible que tampoco se puedan sustentar
los españoles. De todo lo cual se infiere que es más conveniente, que casso que
se haya de hacer la dicha entrada, sea por el dicho punto de Condurmarca y no
por ninguna de las dichas ciudades, por el perjuicio grande que se les sigue, como
más latamente lo refiere el testimonio del cabildo abierto, informe y demás autos
que en está razón se hicieron, que es el que pressento con el juramento necessa-
rio, que pido se lean con ésta, con que se ocurrirá á todo.
00
Lima, 10 de junio de 1653.
Llévese al Real Acuerdo de Justicia, donde están mandados remitir los autos
desta materia, por voto consultivo.
1O1
treinta leguas de esta ciudad á la de Moyobamba de caminos ásperos de monta-
ñas, ríos y lodazales que es forzoso pasarse á pie y llevar los bastimentos, armas
y ropas de los soldados y demás gente en hombros de indios; y de la dicha ciudad
de Moyobamba para los indios infieles muchas leguas más de caminos peores y
no usados, y para ello es necesario ocupar muchos, con que es cierto se quedarán
sus pueblos sin ningunos y despoblados, con que se acabarán de asolar y consumir
estas ciudades perdidas sin ninguna jente para las mitas y servicios de las semen-
teras y beneficio de haciendas con que se sustentan, mayormente sacándose los
bastimentos de ella de harinas y otros forzosos por no haberles en otra parte cer-
cana de suerte que no les quedará con que sustentarse, y otros muchos daños que
se expresan y se refieren en los pareceres que los vecinos y capitulares de este
Cabildo y sacerdotes dieron en el cabildo abierto que se hizo por el año passado
de seiscientos y cuarenta y ocho, cuyo testimonio se remitió al Gobierno y otro al
pressente para que expressando las dichas causas y otras legítimas, presenten el
dicho testimonio, juntamente con la cédula real de Su Magestad (que Dios guar-
de) se sirvió de remitir en favor des tas dos ciudades para que de su conformidad
su Exa. les oiga de justicia, en cuya razón puedan presentar y presenten el dicho
testimonio, cédula real, memoriales, pedimentos, requerimientos haciendo jura-
mentos, citaciones, informaciones, contradiciones, abonando, tachando y contra-
diciendo; recusando jueces, abogados y otros ministros, y haciendo todos los
demás autos y diligencias que judicial ó extrajudicialmente convengan, hasta que
con efecto se haya conseguido la dicha contradición de la entrada y gobierno
desta ciudad; concluyendo y oyendo sobre esse casso sentencia 6 sentencias y
otros cualesquier decretos y autos definitivos, consintiendo los que fueren en fa-
vor y de los de contrario apelar y suplicar, seguir el apelación allí y donde más
convenga, que para todo lo que dicho es y lo de ello dependiente les da y otorga
este poder sin limitación alguna, aunque sea para cassos que en él no vayan es-
pressados, aprobando, como por la pressente aprobaron, todo lo que en esta ra-
zón se hubiere pressentado, pedido y alegado en nombre de esta ciudad por
cualesquier personas para que valga, como si para ello hubiesen tenido este po-
der. Y á su firmeza obligaron sus personas y bienes habidos y por haber, y con
facultad de que lo puedan sostituir en las personas que les pareciere, revocando
unos y nombrando otros, y les relevar, y á los sostitutos; y otorgaron poder en
forma y lo firmaron de sus nombres los dichos señores de este Cabildo á quienes
yó, el presente escribano público doy fee conozco, siendo testigos el capitán
Grabiel Falcón Yañez, Joseph de Espinoza y Juan Martínez Camacho, vecinos
desta dicha ciudad, DoN FRANCISCO DE SoLoRso - DoN JoAN DE HoRoulilA
P1NEDO - DoN FRANCISCO TERCERO DE ALBIS - Ante mí - luis García Samamés.
102
-- - -
Hay un signo:
Hay un signo.
JUAN DE ARRIOLA
ANTONIO DE T AMAYO
103
V. Magestad y digo: que á los veinte y dos de enero deste año presenté petición
ante el Maestro de Campo Don Antonio Cavero de Ulloa, su antecesor, contradi-
ciendo la entrada á los indios infieles que pretende el Maestro de Campo Don
Martín de la Riva Herrera, Corregidor de Caxamarca, por esta ciudad y la de Mo-
yobamba y por ser ésto negocio tan grave y que dél se han de seguir y originar
grandes desservicios é inconvenientes contra las dos Magestades, Divina y huma-
na, á que se debe ocurrir en tiempo. con que por este escrito vuelvo á reproducir
y expresar los inconvinientes que tiene dicha entrada, cumpliendo con la obliga-
ción de mi oficio, para que con maduro acuerdo se representen á Su Magestad en
su Real Consejo de Indias y á su virrey lugartenniente en estas partes y provincias
del Perú.
104
derramamientos de gente forastera y muchedumbre, ha de causar en partes tan
remotas aflicción y hambre, demás de los ruidos, escándalos y pendencias, como
se tiene esperiencia, suele causar la desorden de muchos mozos que por ella se
arrojan á cosas no permitidas, y en estos casos no tienen los pobres particulares
recurso á su corregidor, por haber de serlo el que pretende la dicha entrada de esta
ciudad también, lo cual es de gravísimo inconveniente, y que se debe hacer todo
reparo en ellos. Y es cierto que el avío de cabalgaduras, en caminos tan ásperos e
intransitables, es más dañino el menoscabo que tienen las cabalgaduras por las
que se quedan en ellos que muy grande intereses que por sus fletes podían esperar
y detener dichas mulas y recuas, se perdera totalmente el comercio que sustenta
esta ciudad y la de Moyobamba, por ser todo de acarreo, como es notorio.
Lo otro, que es desconocido al ser más daño de los intereses y Hacienda Real
de Su Magestad el hacer la dicha entrada, aunque en ella se esperara agregar
muchos indios por su reducción á la Corona y descubrirse algunos minerales, lo
cual, de ser así, se tuvieran noticias muy grandes, que no hay, por lo contiguo y
cercano que es cierto deste corregimiento; las cuales no hay y es escrito el incon-
veniente referido, pues de tres gobiernos de tanta importancia; como son el Caxa-
marca, Caxamarquilla y este de Chachapoyas, quiere una persona sola gobernar-
los y tenerlos; que de cualquier detrimento, que por omisión ó exeso que redun-
de, ha de ser de mayor detrimento, que no la esperanza remota que se espera, y se
conoce ésto, porque no hace al propósito, ni para la condución de gente ni avío el
serlo, antes bien, daño que se puede temer y esperar, por lo general, de haber de
dejar personas en dichos corregimientos á su arbitrio en su lugar; siendo assí que
para tales puestos, se ha mirado y se mira que sean de las partes necesarias y
nombradas con la prudencia y madurez que se acostumbra, y más en partes tan
penosas y adonde las conveniencias de los particulares suelen aventajarse á los
méritos, y de ser persona menos idónea la que quedare en este y en los otros
corregimientos, pueden tener justamente los vasayos de Su Magestad daños en
sus cassas, familias y haciendas. Por todo lo cual y lo demás que dejo de expresar,
que se deja entender en este escrito, en nombre de esta ciudad, requiero a Vuestra
Magestad una, y dos y tres veces, y los demás que de derecho fueren necesarias,
que por ser este negocio tan grave, mande juntar los capitulares y todos los veci-
nos de esta ciudad, de buena nota, y en cabildo abierto, mande leer este escrito y
recibirles sus pareceres, y lo que de ello resultare hacer que esta ciudad dé sus
poderes á un agente del Consejo Real de Indias, para que en su nombre repre-
sente á Su Magestad en el dicho Consejo, éstos y otros inconvenientes que tiene
hacer dicha entrada, para que informado de la verdad, provea y mande lo que
05
conviniere á su gran servicio y Corona; que de hacerlo vuestra merced assí, cum-
plirá con su obligación y hará como es justicia que pido, y en lo necessario, etc.
106
los que hobieren votado y les pueda servir de título para sus asientos ó noticia de
sus partes; y que recojidos los dichos votos en este libro de cabildo, puesta por
cabeza la dicha petición, se saquen dos tantos: uno para remitir al Consejo de Su
Magestad Real de Indias y otro al Sr. Virrey de estos reynos, á quien el dicho
Corregidor informará conforme entiende conviene al real servicio. Y assí lo pro-
veyó, mandó y firmó- DON JUAN TRIUNFO DE ZoZAYA -Ante mí - Bartolomé
Berna/es, Escribano público.
Don Pedro Busto de Mendoza, Alguacil mayor de esta ciudad, dijo: que
habiéndose bailado en otro cabildo, que en esta razón se hizo, escribió una carta
con los demás capitulares, como particulares, y no forma de cabildo, y en lo que
en ella escribió se ratifica, y á ella se remite y lo firmó de su nombre - DoN PEDRO
BusTo DE MENDOZA - Ante mí - Barto/omé Berna/es, Escribano público.
Don Juan de Corral, Alférez real, dijo: que estando juntos cuatro capitulares
y el Maestro de Campo Don Antonio Cavero de Ulloa escribieron una carta á Su
Exa. Y en lo ue en ella se escribió se afirma y remite á la dicha carta y, lo firmó . -
DoN JUAN DE CORRAL Y SALAZAR - Ante mí. Bartolomé Berna/es, Escribano
público.
107
disenciones, porque nadie tenía su casa segura, assí en su hacienda, vida y ser-
vicio y en perjuicio notable de los indios de paz que entraron á la jornada; y caso
que sea del servicio de Dios y de Su Magestad esta jornada se podía hacer por
Caxamarca, Quilla y Ollay, sin tocar en esta dicha ciudad y, la de Moyobamba,
con que se excusaba los agravios que en la petición se refieren. Y esto que dice lo
ha experimentado como procurador que fué de esta dicha ciudad, y las contra-
dicciones que hizo en favor de ella, que en aquel tiempo que estaba mejor esta
ciudad convenía y hoy se ve claro que para el sustento no se alcanza, cuantimás
para proveer á tanta gente como ha menester la dicha jornada, con que es muy
posible la ruina de ella y entre tanta gente principal y de obligaciones, con muge-
res é hijos; y esto dió por su respuesta y lo firmó - GONZALO PANTOJA DE HERE·
DIA - Ante mí - Bartolomé Berna/es. Escribano público.
El bachiller Juan Marcos de León, Cura rector de esta ciudad, dijo: que el
hacerse la jornada es muy justa, santa y buena; servicio de las dos divinas y hu-
manas magestades, en que se reduzcan los infieles á la santa fé cathólica, y que
en lo demás, no puede prevenir los futuros contingentes, pero que le parece se
podía hacer por otra parte, por evitar los inconvenientes que podrán de ellos re-
sultar, y esto dijo y lo firmó - EL BACHILLER JUAN MARCOS DE LEÓN. -Ante mí.
- Bartolomé Berna/es, Escribano público.
El bachiller Juan Arias de Araujo, Cura rector de esta ciudad, dijo: que en
esta razón tiene escrito á Su Magestad y á su Real Consejo y se remite á lo que
tiene escrito; y lo firmó. - EL BACHILLER JUAN ARIAS DE ARAUJO - Ante mí. -
Bartolomé Berna/es, Escribano público.
108
El bachiller Femando Celis de Saldaña, Cura y vicario de la doctrina de
Caymebamba, dijo: que en conformidad de lo que los capitulares de esta ciudad
escribieron á Su Magestad, tiene oido y da por justa, santa y buena esta jornada
y á ello se remite; y lo firmó de su nombre.- EL BACHILLER FERNANDO CEus DE
SALDAIQA - Ante mí - Bartolomé Berna/es, Escribano público.
109
los soldados grandes por sus exhorbitancia, como se vido en las entradas del
Gobernador Alvaro Enriquez, que demás de no tener efecto causaron grandísimos
daños y á riesgo de perderse esta ciudad. Y es su parecer, y lo firmo. - Marcos
Romero. - Ante mí - Barto/omé Berna/es, Escribano público.
El Sargento Mayor Gines Tercero de Albis, vecino de esta ciudad, dice: que
si Su Magestad hace merced al Maestro de Campo D. Martín de la Riva Herrera
de la jornada que pretende, con el corregimiento de esta ciudad y la de Moyo-
bamba, poniendo por cabeza de su gobierno esta dicha ciudad, será total ruina de
ambas dichas ciudades por las razones siguientes:
Lo segundo, es visto que sin mucha cantidad de indios no puede hacer la di-
cha jornada, porque cada soldado español tiene necesidad de dos, por lo menos,
para que le carguen su ropa y lo que le dieren de reción cada día y los capitanes
y oficiales han menester más y para los bastimentos y municiones han menester
suma de indios; porque veinte leguas de Moyobamba solamente pueden entrar
cabalgadures, y esto con mucho riesgo y trabajo, y de allí para delante lo han de
cargar los indios que entrare el dicho Gobernador, y esto es visto se han de sacar
de esta provincia y de la de Moyobamba, con que quedarán las ciudades con-
sumidas y acabadas por la poca gente indiana que hoy tienen y los vecinos
feudatarios quedarán sin rentas, y los particulares sin tener quien les cultive sus
chácaras y haciendas, que hoy son tan tenues que apenas se pueden sustentar.
Lo otro, que se ha visto por experiencia, y yo lo he visto por visto de ojos que
el capitán Juan de Vargas Machuca, siendo corregidor de estas dos ciudades, entró
con licencia del Gobierno con cantidad de españoles e indios á hacer esta jorna-
da, y entró la tierra adentro, donde se le dieron de paz el gobernador y indios, y
viendo que los españoles querían poblar se retiraron y no pudieron reducillos por
no tener poblaciones, porque cada uno vive donde tienen sus chácaras á grandes
trechos, gente desnuda y pobre que no tienen ni aspiran á más que comer y beber,
11 O
y así no es de ningún interés ni provecho á Su Magestad; y cuando se juntan á sus
borracheras es con trompetas y atambores, y visto el dicho capitán el poco fruto
que hacía se salió sin obrar nada, y al gobernador indio que bautizaron parecién-
doles que seria permanente su buen intento, quedaron idólatras como lo están hoy
los que viven.
11 1
porque tiene sus haciendas en la jurisdicción de Caxamarca y otras dependencias,
particularmente D. Antonio Cavero de Ulloa que era corregidor a la sazón que lo
dio, por tener su encomienda y hacienda en su jurisdicción en Caxamarca. no
atendiendo á la obligación que tenía de amparar esta república, haciendo relación
conviniente y juntar cabildo abierto, para que cada uno diese su parecer, antes lo
hizo al contrario y sin comunicarlo á los vecinos dieron algunos pareceres al
contrario, particularmente los capítulares; y ésto es cierto y público.
Lo otro, que son conocidos los daños que resultan de alojarse soldados en
ciudades y pueblos pequeños, donde los vasallos de Su Magestad y vecinos hon-
rados están indefensos y necesitan de corregidor que los ampare; y siéndolo, co-
mo pretende, el dicho corregidor de Caxamarca desta ciudad y sus provincias, no
tendrán á quien ocurrir por remedio y vendrá esta ciudad á ser subjeta á un caba-
llero particular y siendo vasallos de señorío los que son pressentes y de Su Mages-
tad que cierto solo ha de mirar á sus intereses y comodidades particulares, aunque
los pobres padezcan. Y esto dijo y lo firmo de su nombre.- J1Nts TERCERO DE
ALBIS . - Ante mí. - Bartolomé Berna/es, Escribano público.
AUTO- En la ciudad de los Chachapoyas del Pirú, á veinte y dos del mes de
septiembre de mili y seiscientos y cuarenta y ocho años, en conformidad del auto
proveído en razón de la entrada, de que se hizo cabildo abierto y habiéndolo
112
suspendido solamente con los votos que deste libro consta, por no estar juntos los
más de los vecinos, tratándose de enviar al Exmo. Sr. Virrey destos reynos todos
estos papeles, juntos los vecinos me pidieron que en conformidad de la por mi
proveido les leyera los dichos autos y les recibiera los suyos por vía de defensa
en servicio de Su Magestad, para que sea su real persona bien informada, junta-
mente con el Señor Virrey destos reynos y viendo ser justo su pedido, mandé
abrir el dicho libro de cabildo y en él fice este auto para que los dichos vecinos
puedan representar Jo que sienten en orden á la dicha entrada, á su Rey y señor
natural y á su lugarteniente y capitán general en estos reynos; y assí ordeno y
mando que juntamente con los dichos autos reciban los de los presentes vecinos
y se remitan en la forma que está mandado. Y assí lo proveyó, mandó y firmó .-
DoN JUAN TRIUNFO DE ZozAYA .- Ante mí, Sancho García Durán, Escribano
público y cabildo.
1 13
- GERÓNIMO OROOÑEZ DE PINEDA - DON RODRIGO DE TORRES Y SALAZ.AR -
BLAS DE VERA - Luis ORDóÑES MEGO, protector de los naturales - ALoNzo
ORDOÑES MEGO - MIGUEL DE VEL.UCO - GABRIEL FALCÓN YMilEZ - MATEO
DE AGUILAR INOSTROSA - FRANCISCO LóPEZ DE LINARES - JUAN DE VILLACORTA
- DIEGO DE MENDOZA - MATEO RAMIREZ - ALONSO DE Souz - PEDRO D[
V1LLANUEVA - ANDRts JuAREZ ALTAMIRANO - Ante mí - Sancho García Durán.
escribano público y cabildo.
114
cristiana por la noticia que tienen de su verdad y méritos; y en esta confonnidad,
que es la cierta y verdadera, podrán entrar con desembarazo de montañas y ríos,
que son muchos los que hay, encaminándose por esta ciudad y la de Moyobam-
ba, por ser como es, tierra muy baja y de honduras y por esta causa enfenna y
de muchas ciénegas, causas que con pequeña consideración que se ponga, se
hallarán que son de su naturaleza odiosas y dificiles en gran manera; y aunque la
experiencia les ha demostrado á los que por esta parte han entrado, el desengaño
viene á ser tarde y á tiempo que no lo pueden, y ésto hémoslo visto en nuestros
tiempos, porque los gobernadores que con este título han entrado por esta ciudad
y la de Moyobamba, se han vuelto gastados y destrozados, sin haber dado princi-
pio á lo esencial de su empresa, porque demás de lo dicho el principal intento de
los gobernadores y soldados que han entrado por esta ciudad y la de Moyobam-
ba, ha sido hacer ruido y estruendo tal que se ha sonado en todo el reyno, y osten-
tación de sus galas con fin de enamorar, y como la libertad de los soldados de mi-
licia sea mayor en este reyno, es mucho de temer que darán ocasión para que
estas dos ciudades se pierdan y asolen defendiendo cada cual sus mujeres, hijas y
familia; y para que este daño se excuse y se haga la obra que se pretende hacer
brevemente y con facilidad, ambos hennanos sacerdotes é hijos de esta ciudad
hicieron este infonne para que llegue á noticia de Su Magestad, y provea lo que
más fuere servido y en esta conformidad lo firmaron - CRISTÓBAL V ÁZQUEL
QuuADA - ALONZ.0 OR-rlz. DE OuvAREZ. - Ante mí - Sancho García Durán,
Escribano público y cabildo.
115
Lo segundo, es visto que metiendo milicia en esta ciudad en cantidad de cien
hombres, y cuando no fuesen más de cincuenta, serán los agraviados que hicieren
conocidos como lo tenemos por experiencia, porque habiendo metido el capitán
Álvaro Enriquez en esta dicha ciudad ochenta 6 noventa hombres para hacer esta
dicha jornada, se vido esta dicha ciudad en dos ó tres ocasiones para perderse,
con las armas en la mano, por cuya causa el señor Virrey, que a la sazón era el
Marqués de Montes Claros, mandó y despachó comisiones para que los corregi-
dores destas provincias fuesen comisarios en sus corregimientos cuando la gente
de milicia pasasen por sus corregimientos, y siendo yo corregidor en el partido de
Paellas pasó para la ciudad de Moyobamba y se me invió dicha comisión, de la
cual hago demostración para que conste, y fueron tantos los excesos que esta
ciudad hicieron la gente de milicia, que mandó el dicho Señor Virrey que no se hi-
ciese la dicha jornada, con que los soldados salieron de aquí, cada uno por donde
le pareció, y á muchos de ellos los llevaron los vecinos por verse libres de las mo-
lestias que recibían con que la dicha jornada cesó por entonces y el dicho capitán
'Álvaro Enriquez se fué á España, y Su Magestad se la di6 nuevamente y entró en
esta ciudad cuarenta ó cincuenta hombres, con que entró á la de Moyobamba y
de allí á los indios infieles, donde le salieron de paz algunos indios que á poco
tiempo se le retiraron sin podellos reducir, por ser gente que no tienen población
y solo habitan donde hacen sus chácaras, distantes unos de otros, y solo se juntan
á sus borracheras con alambores y sus trompetas, y cuando quieren ir á pelear
con otras naciones; y esto lo he oído platicar á personas que han entrado la tierra
adentro y que es tierra de montaña y enferma por cuya causa viendo el poco fruto
que se había de hacer se fueron saliendo los soldados, y el dicho gobernador
Álvaro Enriquez, sin hacer ni obrar cossa alguna.
Lo otro, que esta ciudad tiene tan pocos bastimentos, que apenas se sustentan
los vecinos con lo que se coje cada año de trigo y maíz. Si para esta entrada se
sacara, como es fuerza, cantidad de trigo, quedaría esta dicha ciudad muy nece-
116
sitada de bastimentos, para el sustento de los vecinos á que se debe atender con
acuerdo, porque no sería justo que esta ciudad quedare sin remedio, porque aun-
que se quiera traer de otras partes, la pobreza de los vecinos es tanta que no lo
podrán hacer.
Lo otro, que esta jornada es fuerza se haga llevando muchos indios para que
sirvan a los soldados y carguen todos los bastimentos y municiones, porque hasta
veinte leguas poco más o menos, pueden entrar cabalgaduras de la ciudad de Mo-
yobamba y después ha de ir todo en hombros de indios, que es una dificultad
muy grande, y si sacasen algunos desta provincia, sería notable falta la que harán,
de más de que si fuese cantidad como es fuerza, los vecinos feudatarios quedarían
sin rentas, y los derechos que pertenecen á Su Magestad los tendrá, y no sola-
mente es este daño, sino también quedarían los vecinos de esta ciudad sin tener
con quien cultivar las cortas chácaras que hay en ella, pues hoy apenas se pueden
cultivar por la poca gente é indios que hay.
1I 7
jamás sobra y muchas veces falta y no hay con qué sustentarse ni qué enviar á la
de Moyobamba, que se lleva de aquí, por no haber allá trigo ninguno y para lle-
var la harina, se tardan en el viaje un mes y más, y por ser de los más malos ca-
minos del reino de pantanos y ríos con montañas y cuestas altas, que se mueren
muchas bestias; y cuando se facilitasen esos inconvenientes, no pueden pasar de
la dicha ciudad bestias y es forzoso haber de cargar los bastimentos y annas con
indios, que para cada español son menester dos ó tres indios, entrando muy aden-
tro y faltando el sustento, no hay de donde bastecerse, porque los indios primeros
estarán sesenta ú ochenta leguas de Moyobamba y no tienen poblaciones sino es-
casas, apartadas en sus chácaras, en partes escondidas y de montañas que muchas
veces, no se pueden dar con ellas, por no tener caminos y ser todo montaña, con
cerrías muy altas (así); y hallando el dicho Gobernador tan grandes estorbos y que
los vecinos de esta ciudad ocurrieron al Gobierno por medio de los alborotos que
causaban los soldados y se suspendió la jornada, habiendo estado todos en anna
y dos ó tres veces para perderse la ciudad, y después fué á España el dicho Go-
bernador y truxo nuevas órdenes para entrar, y la puso en ejecución con cantidad
de cincuenta hombres, y habiendo entrado más de ochenta leguas la tierra aden-
tro, dónde viendo el poco fruto que se esperaba y que iban enfermando, se fueron
saliendo los soldados y después el dicho Gobernador, que á no haberle ayudado
los vecinos de Moyobamba para el pasaje de ríos y enseñar la tierra fuera, impo-
sible haber salido con vida, como salió, quedando desengañado de que era jornada
de poca ó ninguna importancia, porque cuando se cojan algunos indios, son sin
caudillo que los gobierne y luego se huyen por los ríos, en canoas, á parte donde
no se pueden cojer. De manera que si el Maestro de Campo Don Martín de la Ri-
va y Herrera, Corregidor de Caxamarca, viniesse á esta jornada es cierto que ha-
llará los mesmos inconvenientes; y solo sirviera de inquietar esta ciudad, de ve-
cinos pobres y quietos y los más nobles del reino desde sus primeros conquista-
dores, demás de que siendo cabeza de gobierno esta ciudad, era hacer vasallos de
señorío los que son vasallos leales de Su Magestad y exentos de sujeción, sin que
tengan recurso ni alivio en los exesos que hicieren los soldados que, como cosas
de ruego, han de querer escusarse de toda sujeción y dotrina militar, y para evitar
tantos daños y entran luego, haciendo conquista de importancia y á que se haya
de hacer, es de parecer sea por el pueblo de Condurmarca de la provincia de Ca-
xamarquilla, que desde Hamachuco y Caxabamba no hay diez y seis leguas y de
Condurcarca á los indios rebeldes Xivitos y Cholones habrá tres dlas de camino,
que habrá cincuenta años se alzaron, que al presente salen algunos de paz al di-
cho pueblo de Condurmarca, provincia de Collay y Caxamarquilla, que los ha
visto el dicho capitán Femando Orejón y Escandón, y habrá seis años entraron por
allí padres de la Compañía y bautizaron algunos y hay noticia que más adentro
hay mucha gente y se comunica por los ríos á donde se puede salir á dar ayuda
118
de la ciudad de Moyobamba. Y para la entrada hay mucha comodidad, por estar
cerca de la provincia de Caxamarca para despachar bastimentos y algunos de Ca-
xamarquilla con los indios de ambas provincias, que pueden ayudar á cargar los
bastimentos, ahorrándose con eso muchas leguas y entrada, luego haciendo fruto
con la conquista y dentrar por esta ciudad, se pueden recrecer muchos daños que
no se podrán remediar, de más del poco ó ninguno efecto de la jornada como si
llega á efeto se vera por expiriencia; y assí lo significa en este cabildo, para que
conste á Su Magestad y su Real Consejo de Indias y no dé lugar tan grandes
daños, que demás dellos, se tiene por cierto, es el intento el efecto de la jornada
como en el interés de la prorrogación del oficio de Corregidor de Caxamarca y
tirar y hacer señor de título con las capitulaciones tan en su favor que ha hecho,
que han de resultar en daño general destas provincias; y para que se vea el acierto
que habrán en entrar por el pueblo de Condurmarca, no es necesario saber más de
que por allí entró el inga, que dicen haberse retirado al Dorado y hay muchas
señales de ello, camino real con calzada ancha, por donde entró con gran noticia
de muchos indios y naciones diferentes, que al dicho capitán Femando Orejón
Escandón como persona experta en entradas de montaña, y que ha sido capitán de
infantería en ellas, lo ha experimentado, visto y computado y si se entra por Mo-
yobamba, será la total perdición de estas dos ciudades, sin que se saque fruto de
la jornada, por ser indios que comunmente los llaman rabones, por su pobreza,
poca pulicía y no tener modo de vivir, sino que se sustentan de hurtar unos á otros
lo que tiene, mudándose á menudo de unas ranchirias en otras por la comodidad
que tienen de ríos, que en queriéndose ausentar y esconder se pueden ir de noche
río abajo y en canoa y barcas cuarenta y cincuenta leguas, sin que los puedan
seguir, ni hay apresto de ellos y se meten en ensenadas y barrancos grandes que
hay, donde no se saben de ellos en muchos años, aún los que están enseñados á
seguirlos, cuantimás los soldados nuevos que no saben el modo con se camina
por montañas y ríos en que cada día se ven á peligro de muerte, y muchas veces
sin esperanza de volver á salir; y no expresa otras muchas razones por evitar pro-
lijidad. Y esto dijo ser lo que sentía en esta razón para el descargo de su concien-
cia y lo juró a Dios y lo firmó.- FERNANDO OuJóN EscANDÓN - Ante mí - San-
cho García Durán. Escribano público y Cabildo.
1 C)
ca, en cuando á hacerse por esta ciudad y la de Moyobamba y el que sea junta-
mente corregidor del distrito y partido de ambas ciudades, y porque los incon-
venientes que en tiempo del Señor Marqués de Montes Claros. Vurey que fué de
estos reynos, en esta estrada por Álvaro Enriquez fueron tan grandes que pedían
remedio, se ocurrió á ellos como consta del testimonio incluso por el Real Gobier-
no y aunque á instancia del dicho Don Martín de la Riva se ha dado parecer é
infonne por los capitulares de este Cabildo, no fué en fonna de ciudad ni juntos
por motivos ni autoridad ligítima, sino subrectificamente como del propio tenor
y orden del infonne consta y parecen ó por testimonio que está en los autos, ade-
más que en el libro de este Cabildo, no se haya tal infonne como debiera y por
convenir el que siempre sea Su Magestad bien informada y sus vasayos oídos á
los clamores de los de esta provincia, me pareció conveniente proveer la dicha
petición que en cabildo abierto y en concurso del estado eclesiástico y de todos
los vecinos de buena nota se leyeran y dieran sus votos, según sentían convenía
al servicio de las dos magestades, Divina y humana, bien y útil de estas repúblicas,
y que de sus votos se sacaren dos traslados uno para presentar por vía de informe
á Su Magestad en su Consejo Real de Indias, y otro para remitirá Su Exa., en que
fueran infonnes míos, por lo cual con este van dicha petición y votos, y como el
que tiene la cosa presente, dijo: que el hacer la dicha entrada, que de ser sea y
redunde en servicio de Dios y de Su Magestad, pero el que sea por esta ciudad y
la de Moyobamba es de estos incovenientes:
120
temples se extinguirán y estando detenidos en ésto quedará la provincia y sus
moradores sin indios de mita ni quien cultive la tierra.
Según consta de los autos originales de donde se sacó este traslado, que que-
dan en mi poder, á que me refiero, va cierto y verdadero y para que de ello conste,
de mandamiento de los señores Justicia y Regimiento, yo Luís García Samamez,
escribano público del Cabildo y número de esta ciudad de los Chachapoyas y sus
provincias por Su Magestad, dí el presente en ella, en veinte días del mes de abril
de mili y seiscientos y cincuenta y tres años, y doy fé que hasta hoy día de la fecha
no se ha publicado el papel sellado.
121
Y en fé de ello, lo firmo y signo de mi signo.
En testimonio de verdad
Hay un signo
(17) Dictamen del Fiscal sobre la petición del Cabildo de las ciudades de Cba-
chapoyas y Moyobamba favorable a Don Martín de la Riva Herrera. 20 de
marzo de 1653.
En 21 de Marzo de 1653.
122
SEGUNDA PARTE
Memoriales e Informes
sobre los sucesos y logros de las
conquistas emprendidas por
Don Martín de la Riva Herrera
en los ríos Huallaga,
Santiago, Tigre, Pastaza y alto Marañón.
(1653-1657)
( 18) Traslado del auto de consulta y acuerdo con los capitulares de Moyobamba
y prácticos de las Provincias de los Tabalosos. Chachapoyas, 20 de no-
viembre de 16S3.
123
que se contaron veinte y cinco días del presente mes llegué a esta ciudad y oy á
presentado mis títulos ante el cavildo de ella y se los e echo notorios para que a
todos conste lo que vengo pactado y capitulado con Su Magestad en orden a la
pasificasion y reducion a Nuestra Santa Fee Catolica de los yndios ynfieles que
asisten en las dichas Provincias de los Motilones, Tabalosos y las demas com-
prehendidas en mis titulos. Y para elegir mejor resolucion en lo que se a de obrar
e benido de Caxamarca a esta ciudad a reconocer las entradas mejores a las di-
chas provincias para prevenirme de los nesesario, y el verano que viene entrar
con la gente y demas pertrechos nesesarios para lo qual y para consultarlo con
los capitulares y demás personas praticas y de mas experiencia de las dichas
provincias, y con el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Vicario General de estas
provincias y Capellan Mayor nombrado para ellas, hize que se juntasen en las
casas de cavildo que son donde vino. Y abiendo consultado con los susodichos
mi yntento y preguntadoles su sentir a cada uno de por si pareció a todos que
atento a estar los yndios de la Provincia de los Tabalosos segun an entendido con
deseos de ser christianos. Y estan los mas lexos poco mas de viente leguas de esta
ciudad que yo el dicho Govemador despache personas praticas de la dicha provin-
cia a traer ante mi los casiques y capitanexos que asisten en ella que tienen por
cierto vendran a la obediencia. Y mas si despaché a Cristobal Ponce de Pinedo,
vesino de esta ciudad que tiene amistad con ellos y suele entrar en la dicha provin-
cia a rescatar pongos a trueque de herramientas sin que le bagan daño ninguno de
mas que en la dicha provincia ay muchos yndios bautizados que se an juydo de
esta ciudad y los otros que se bautizaron en tiempo que entró el Capitan Juan de
Bargas Machuca que abra quarenta años poco mas o menos. Y que viniendo los
dichos casiques daran noticia de su tierra y de las demas sircunbezinas a ella. Y
aviendo yo el dicho Gobernador oydo los pareceres conformandome en parte con
ellos me pareció que atento a que tengo de detenerme aqui esperando las per.;o-
nas que ubiere de enviar y la respuesta de una carta que oy e despachado a la
Provincia de los Geveros al Padre Lucas de la Cueba que asiste en ella por mi-
cionero en que le pido noticias de las provincias que ay de yndios ynfieles que sin
duda la tendra a caussa de estar en ellas a mas tiempo de doze años = Determiné
de entrar en persona a las Provincias de los Tabalosos aora, con alguna escolta
de soldados en compañia de el dicho Bachiller Femando Zelis de Saldaña, Vicario
General y Capellan Mayor de la dicha conquista, para mas bien ynformanne de
lo que son y poder agasaxar a todos los yndios reconociendo sus yntentos y dan-
doles a entender el mio, que es el que se redusgan al conosimiento de la Santa
Fee Catolica bautizandose y siendo christianos y a Su Magestad por rey y señor
natural. Y los dichos capellanes y capitulares y de mas personas se confonnaron
con mi parecer teniendose por mas combeniente y mejor. Y lo firmaron junta-
124
mente conmigo el dicho Govemador Don Martín de la Riva Herrera, el Bachiller
Femando Zelis de Saldaña = Domingo Lopez de Alvarado = Juan Lopez de Bardales
= Diego de Castillo Rengifo = Alonso de Castillo Rengifo = Francisco Ruiz
Bonifacio.
Autos para que todos manifiesten las armas que tubieren y parescan los que
quicieren entrar a los Tabalosos
Publicassion.-
En dicho día, mes y año se apregonó este auto en la plaza publica con son de
caxas siendo testigos Diego de Moya. Diego de Paxares y Cristobal Pinedo pre-
sentes= Don Martín de la Riva.-
125
Manifestasion de soldados y annas.-
126
- Bias Peres se ofrecio a yr.-
- Juan Garcia de Torres el m~o se ofrecio a yr.-
- Juan Garcia su padre se ofrecio a yr.-
- Y para que conste han de su boluntad lo firmaron conmigo el dicho Govema-
dor = Don Martín de la Riva = Juan Lopes de Vardales = Pedro Vasques de Cay-
ceda = Juan García de Torres= Francisco de Alvarado = Pedro Días Magallanes =
Cristobal Pinedo = Don Felix Pinedo = Alonso Rengifo = Alonso Guevara de
Desa = Juan de Arebalo = Antonio Vasques Lo:zano = Diego de Bardales = Gaspar
Guerra = Geronimo Guerra Calderon = Cristobal Martín Sanchez = Bias Peres =
Joseph de Guevara = Ambrosio de Alcantara = Loren~ Camacho.=
En este dicho día, mes y afio yo el dicho Governador mandé que atento a
que todas las mas de las armas estan dafiadas y no son de provecho se lleven a
casa de Juan Polo serragero y se le notifique que las aderece de suerte que sean
de provecho que se le pagara su travaxo segun mereciere y no lebante la mano
de aderesarlas pena que sera castigado asi lo provey mandé y firmé = Don Martín
de la Riba.-
Notificacion
127
dote que los dotrine y porque en Cristobal Pinedo concurren todas las buenas
partes nesesarias y tiene amistad con los casiques le nombro para que baya de-
lante de mi con Francisco Siuca (?) que save su lengua para que sirva de ynter-
prete y agasajandolos el dicho Cristobal de Pinedo les dara a entender mi yntento.
Y que no tengan temor ninguno sino antes esten muy contentos y que les llevo
hachas, machetes, cuchillos para darles y que les lea una carta ¿qué les escrivo
y se la de a entender con el lengua para que mas bien se satisfagan. Y si puede
saque al camino algunos casiques antes que yo llegue para que con el agasaxo
que yo les hiciere se contenten y aquieten los demas yndios. Y se le dara por es-
crito al dicho Cristobal de Pinedo el orden que a de guardar asi lo provey, mandé
y firmé siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Don Pedro de
Añasco y Diego Paxares autuando por mi y ante mi Don Martín de la Riva = el
Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco Alvarado = Diego
Sanchez Paxares de Tapia.=
128
el Sargento Pedro Días Magallanes.-
Diego de Moya.-
Andres Calderon.-
Bartolome Alvarado.-
Alonso del Castillo.-
Alonso Guerra Calderon.-
Geronimo Guerra.-
Pedro Vasques.-
Don Felix Pinedo.-
Loren~o Camacho.-
Juan Romero de la Vega.-
Juan de Arebalo.-
Diego Vardales.-
Fransisco de Alvarado.-
Antonio Vasques.-
Joseph de Guevara = Juan García de Torres
Fransisco Peres Mexia = Loren~o de Morales
Bias Ramires = Juan Rastroxo
Ambrosio Ramires = Cristobal Martin
Juan García de Torres, el m~o = Gaspar Guerra
Y este día a las tres de la tarde nos acuartelamos en el aciento de gera (?) tres
leguas de esta ciudad. Y se repartieron las escuadras y se passo muestra de las
armas y balas y para que conste lo firmé yo el dicho Govemador siendo testigos
el Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Pedro de Añasco y Diego Sanches Pa-
xares = Don Martin de la Riva = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don
Pedro de Añasco = Diego Sanches Paxares de Tapia.=
En el puesto y citio que llaman del Potrero a la vista de las Provincias de los
Tabalosos en dies días del mes de otubre de este dicho mes y año aviendo yo el
dicho Govemador Don Martín de la Riva llegado a la una del dicho día al dicho
puesto del Potrero con toda la gente y vagaxe y no teniendo noticias de Cristobal
de Pinedo ni Miguel Ramires y Fransisco Siuca ynterprete que avía embiado de-
lante con orden que saliesen a rezevirme con la resulta de lo que avía sucedido en
la dicha Provincia de los Tabalosos con los yndios de ella al dicho paraxo del di-
cho Potrero a la ora que llegué despaché a Don Felix Pinedo con cuatro soldados
para que fuese en demanda del dicho Cristobal de Pinedo y los demas y supiese
129
lo que avia de nuevo y la yntencion de los yndios. Y bolviesen a encontramos en
el rio de la Sal que esta tres leguas del dicho Potrero. Y salieron a la mesma ora a
la ejecución de lo contenido y para que conste lo firmé con el dicho Don Felix
Pinedo = Don Martin de la Riba = Don Felix Pinedo.=
En onze días del mes de otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años
yo el dicho Govemador Don Martín de la Riva aviendo dexado algunas cabalga-
duras que llevava para el abio de la gente en el parage del Potrero yendo marchan-
do a pie una legua antes de llegar al rio de la Sal con toda la tropa encontramos a
Miguel Ramires que era la persona que avía ydo en compañia de Cristobal de
Pinedo a llevar el recaudo mio a los yndios de la Provincia de los Tabalosos. El
qual dixo que le ymbiava el dicho Cristobal de Pinedo para danne abiso que
aviendo juntado a los casiques = Ojanasta = y Mahuama = con veinte y dos yn-
dios les avía dado a entender mi carta y como yba a ser su amigo y a que fuesen
christianos. Y que ellos los avian rezevido bien y salían a rezevinne al camino y
que viniendo en compañia del dicho Cristobal de Pinedo y Miguel Ramires avian
topado dos yndios de la Parcialidad de los Suchiches = y les avian dicho a los
dichos casiques Mahuama y Ojanasta como ybamos los españoles a hazerles da-
f'lo y llevarlos amarrados a Moyobamba y con lo qua! se avian alborotado todos y
se avían buelto y dichole al dicho Pinedo me dijese nos bolviésemos, porque si
no nos abian de flechar y que el dicho Cristobal de Pinedo abia buelto a sus po-
blaciones con el dicho Don Felix y los demas que yo avía despachado desde el
Potrero a hazer diligencias por si podían desengañarlos y traer algunos con lo qual
fuimos marchando en orden y con prevencion asta el rio de la Sal adonde nos
acuartelamos y estubimos toda la noche en centinela temiendo alguna guasabara
y para que conste lo firmé en dicho paraxe del rio. Y no firmó el dicho Miguel
Ramires por no saver, firmaron por testigos que lo fueron el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña y Don Pedro de Añasco y Andres Calderon = Don Martin de la
Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco= Andres
Días Calderon.=
En doze dias del dicho mes y año yo el dicho Govemador Don Martin de la
Riva a las siete de la mañana despues de aberse dicho missa a la orilla del rio de
la Sal comense a marchar en orden asia la poblacion de los yndios Tabalosos por
130
una cuesta muy áspera de montaña. Y abiendo marchado dos leguas tope a Cris-
tobal de Pinedo que es la persona que avia emviado desde Moyobamba a los
yndios Tabalosos a darles a entender mi yntento el qual dicho Cristobal de Pine-
do venia con otros soldados que avia embiado desde el Potrero y traya consigo
cuatro yndios de los Tabalosos, que dixo avia recogido en la montaña que esta-
van escondidos y venian muy espantados y temerosos. Y abiendo llegado adonde
yo estava los agasaxe y abrase y di a entender no tubiesen temor porque no les
yba a hazer daño ninguno. Y les di cuchillos con lo qual los dichos yndios se ale-
graron y dieron a entender estaban contentos. Y fueron en mi compañia mar-
chando asta llegar a las primeras casas de la poblacion y no avia en ella nadie
porque los yndios se avian entrado en la montaña. Y nos acuartelamos en una
cassa grande de un yndio principal llamado - Juacapa donde avian muchas cabe-
sas de yndios de la Provincia de los Amasifuynes, que son con quienes tienen
guerras. Y bolviendo a agasaxar a los dichos cuatro yndios y dandoles de comer
muy bien les dixe fuesen a llamar al casique Ojanasta que estava en un alto a
nuestra vista con otros yndios. Y le dixese como no benia a hazerle daño ninguno
sino a ser su amigo y le emvié regalo de pan y comida en señal de amistad. Y
fueron los dichos yndios. Y le llamaron y dentro de dos oras bolvieron y dixeron
que ya benia el Ojanasta, pero que dezia le emviasen el yndio ynterprete que
aviamos llevado porque queria hablar con él primero. Y abiendole enviado vino
adonde yo el dicho Govemador estaba vestido a su husansa y llegó con grandes
rendimientos y temores y yo le abrasé y agasaxé mucho dandole cuchillos, ha-
chas, machetes y a otros yndios que venian con él. Y se les dio de comer con lo
qua) perdio el temor y él y los demas me abrasaron muchas vezes diciendo que
eran amigos y que querian ser christianos y reduzirse a un pueblo donde yo les
señalase y hazer yglecia. Y diciendoles como el Bachiller Femando Zelis de Sal-
daña y Don Pedro de Añasco eran sacerdotes fueron con mucha humildad a be-
sarles las manos como si fueran muy catolicos que a todos causaba admiracion.
Y diciendoles el dicho Bachiller los misterios de nuestra Santa Fee Catolica y lo
que avian de creer y tener lo abrasavan con mucha fee al pareser y le pedian se
quedase con ellos. Y luego yo le dixe juntase la gente y fuese a llamar al casique
Mahuama que estava quatro leguas de alli pasado un rio y se ofrecio yr a buscar-
le y juntar toda su gente. Y yo el dicho Govemador se lo agradeci mucho y nom-
bré a Cristobal Pinedo para que fuese con el dicho Ojanasta a buscar al casique
Mahuama los quales salieron dicho dia. Y para que todo conste lo firmé con el
dicho Cristobal de Pinedo y Bachiller Femando Zelis de Saldaña y Don Pedro de
Añasco = Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don
Pedro de Añasco= Cristobal Pinedo.-
131
Obediencia dada por el casique Mahuama y sus sugetos.-
En el citio y Provincia de los Tabalosos en diez y seis dias del mes de otubre
de mil y seiscientos y sinquenta y tres años aviendo venido ante mi la mayor par-
te de los yndios sugetos al casique Ojanasta a dar la obediencia y pedir querían
ser christianos y manifestavan mucho gusto de que yo el dicho Govemador fuese
a su provincia con sacerdote que les enseñase la dotrina christiana llegó a medio
día el dicho casique Ojanasta con Cristobal Pinedo y los demas soldados que se
despacharon a buscar el casique Mahuama al qual trageron con veinte y dos yo-
dios los mas casiques y capitanexos pero en parte sugetos al dicho Mabuama. Y
abiendo llegado adonde yo estava me fueron abrasando todos y yo les fui abra-
zando mucho y les hize dar de comer y machetes y cuchillos a todos que es genero
que estiman mucho. Y abiendose sosegado y mostrado contento de conosenne les
di a entender como venia a ser su amigo y Govemador por orden del Rey nuestro
señor y a que fuesen christianos pues tambien les estava. Y el dicho Bahiller Fer-
nando Zelis de Saldaña por ynterpretacion del lengua que llevabarnos les hizo
una platica y dio a entender los misterios de la Santissima Trinidad y lo que era. Y
luego a una boz digeron que ellos querían ser christianos de muy buena gana y
conoser a Dios para no morirse como sus parientes y compañeros. Y besaron la
mano del dicho Bachiller diciendo se quedase con ellos. Y el dicho casique Ma-
lmama traxo consigo su muger y diciendole yo que quería pasar a su pueblo dixo
que de muy buena gana me llevara pero que yba el rio muy cresido y no avia
canoas ni balsas en que pasar y los que a vian pasado abra sido con mucho tra-
vaxo y los mas a nado y otros ensima de dos palos con mucho riesgo. Y tambien
me lo digeron los soldados que envie. Y el dicho Mahuama dixo que para el ve-
rano que viene temá echas canoas y valsas para passar y que me esperará con los
caminos abiertos y aderesados. Y diciendole yo que juntase toda la gente a un
pueblo dixo que lo haría como yo lo ordenase y que de ocho años a esta parte se
avia muerto toda la mas de la gente de unas virguelas que ubo en aquella provin-
cia y con las guerras que tienen con los yndios Amasifuines avían faltado muchos
pero que con todos los yndios de la lan~a que ay yra acompañandome a las Pro-
vincias de los Coscobosocas con quienes son amigos y a otras poblaciones gran-
des que ay de la otra parte del rio de Guanuco siete días de camino de la Provincia
de los Tabalosos que no sabe la gente ni costelacion de ellas por no aberse atrevido
a entrar aviendo visto las grandes poblaciones. Y lo memo dixo el cacique Ojanas-
ta para el verano que viene que es cuando les dixe entraría. Y que bolviendo yo
yran descubriendo mucha poblaciones. Y el dicho Bachiller Femando Zelis de
Saldaña fue haciendo padron de la gente que avia de la una parte y otra del rio
por sus parcialidades y se hallaron quatrocientas y treinta y dos personas como
132
consta de dicho Padron y parese quedarian mas de otras ducientas personas que
no hubo razon de ellas por no acordarse los casiques, el cual dicho Padron se
mando poner en estos autos. Y aviendo visto la dificultad que avia en pasar a la
otra vanda señalé citio adonde poblase el casique Mahuama que es ,e n el aciento
de los Lamas que se vía de donde estabamos y pareció a todos ser el citio muy
bueno y de buen temperamento y tierra fertil y de sabanas para criarse todo ge-
nero de ganados y darse todos frutos y se puso por nombre San Joseph de los
Lamas. Y aunque no estan en forma de pueblo todos los yndios de esta provincia
sino por ser parcialidades una y dos leguas unas casas de otras quedaron de redu-
cirse al pueblo y politica en forma y se nombro por Cura para que los dotrine a
Don Pedro de Añasco que se ofrecio a ello por no poder asistir para el dicho
Bachiller Femando Zelis de Saldaña y quedaron los dichos yndios muy gustosos
y de hazer yglecia dentro de tres meses y chacras y cassas en el dicho parage. Y
para que conste lo firmé con los dichos Bachiller Femando Zelis de Saldaña y
Don Pedro de Añasco y Christoval de Pinedo y Capitan Juan Lopes de Bardales.
Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de
Añasco= Juan Lopes de Bardales = Cristobal Pinedo.=
En el citio de los Tabalosos en diez y siete dias del mes de otubre de mil y
seiscientos y sinqlllenta y tres años yo el Govemador Don Martín de la Riva con
toda la gente y yndios de la Provincia de los Tabalosos baxé a este parage que
desde aora para gloria y honrra de Dios nuestro señor pongo por nombre la Vir-
gen del Rosario y esta una legua de la montaña donde el casique Ojanasta tenía
sus cassas. Y por parecer a todos buen citio de buena agua y de sabana y capaz
para todo genero de sementeras y cria de ganados dixe al dicho Ojanasta poblase
alli y redugese toda su gente y hiciese chacras, el qua! dixo que lo baria de muy
buena gana porque avia muchos dias lo deseavan y lo mesmo dixeron los demas
yndios por quales que estavan presentes manifestando mucho gusto de que yo les
señalase aquel citio. Y para que conste lo firmé y se halló alli el dicho casique
Mahuama con su gente siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña, el
ayudante Diego Sanches Paxares y Diego de Moya = Don Martin de la Riba = el
Bachiller Fernando Zelis de Saldaña = Diego Sanches Paxares de Tapia = Diego
de Moya.=
133
ciado Don Pedro de Añasco, llegaron todos los dichos yndios y casiques a darme
la obediencia diciendome reconosian por su Govemador y Capitan General, y a
Su Magestad que Dios guarde por su Rey y Señor natural cuyos basallos eran y
se confesaban por tales. Y yo el dicho Govemador los tomé por las manos y dixe
tomava posecion en nombre de Su Magestad de la dicha Provincia de los Taba-
losos y citio y pueblo de la Virgen del Rosario y de el de San Joseph de los Lamas
para que la obediencia a Su Magestad se estienda a mayores reynos y señoríos en
cuyo nombre recevia y recivo la benia que me hazen los dichos yndios. Y me
pasee por todo aquel parage diciendo posecion tres vezes la qua) dixe que tomava
y aprehendia en nombre de Su Magestad la qual acetando en quanto puedo y de
derecho devo dixe a todos los sircunsantes fuesen testigos de ello. Y para que
conste lo firme con todos que lo fueron y firmaron el Bachiller Femando Zelis de
Saldaña y Don Pedro de Añasco, el Capitan Juan Lopes de Bardales y el Ayudan-
te Diego Sanches Paxares = Don Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis
de Saldaña = Don Pedro de Añasco = Juan Lopez de Bardales = Diego Sancbes
Paxares.=
En el dicho citio del Rosario dicho dia, mes y año yo el dicho Govemador
aviendo tanteado el terruño del dicho puesto traze el dicho pueblo y señale adon-
de se avia de hazer pla~a y yglesia, casas de cavildo y solares a los yndios que se
hallaron presentes. Y se puso una cruz en el parage adonde se avia de hazer la
yglecia y el Bachiller Fernando Zelis de Saldaña, Cura y Vicario y Capellan de
las dichas provincias hizo juntar toda la gente y arrodillarse delante de la cruz. Y
134
comenzó a darles a entender por ynterpretacion de Fransisco Siuca ynterprete el
misterio de la Santissima Trinidad y de como avía Dios y aunque eran tres perso-
nas distintas no eran mas que un solo Dios. Y que de estas tres personas el hixo
avía encarnado en las entrañas de la Virgen Santissima y se avía echo hombre
para redimimos. Y que por aber muerto, no en quanto Dios sino en quanto hom-
bre, en la cruz por nosotros tambien la adoravamos. Y en orden a esto y a lo bien
que les estava el ser christianos les dixo todo lo que combino y los dichos yndios
lo ab~avan con demostraciones de espíritu que causava mocion a lo que viamos
con los afectos que alabavan y amavan a Dios los que pocos dias antes no le
conosian. Y luego les hizo persignar y en la lengua general les hizo resar las
cuatro oraciones y en compañia del Licenciado Don Pedro de Añasco se les dixo
la Salve y Letanías a lo qual asistieron los dichos yndios Y el dicho Bachiller
acavando lo referido dixo le fuesen testigos como en cuanto podia y abia lugar
tomaba posecion de aquel Curato y por no poder asistir en el y ser presíso salir
en mi compañia a reconocer las entradas a las Provincias de los Givitos quedo
nombrado por Cura y Vicario el Licenciado Don Pedro de Añasco que se ofrecio
a ello lo qual se les dio a entender a los dichos yndios. Y como quedava por su
Cura para dotrinarlos y ellos quedaron muy contentos y le besaron la mano y le
pidieron bolviese luego de Moyobamba para hazerles yglecias. Y el dicho Don
Pedro les ofrecio bolver muy presto y asistirles desde Navidad en adelante. Y
para que todo conste lo firmé con los dichos Capellanes y Capitan Juan Lopes de
Bardales presentes = Don Martin de la Riva = el Bachiller Femando Zelis de
Saldaña = Don Pedro de Añasco= Juan Lopes de Bardales.=
135
ron y especialmente en que los yndios acudan a la dotrina. Y lo finnó conmigo el
dicho Govemador siendo testigos el Bachiller Femando Zelis de Saldaña. Don
Pedro de Añasco y Diego de Moya = Don Martin de la Riba = el Bachiller Fer-
nando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añasco AJvarado = Diego de Moya.=
En el citio de Nuestra Señora de los Tabalosos en diez y ocho dias del mes de
otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años yo el Govemador Don Martin
de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, viendo que las aguas entra-
van con gran rigor y no sesava de llober por lo cual los rios que aviamos de passar
cogian mucha agua y los soldados temian la estada en aquella provincia por lo
dicho detenniné con consulta y acuerdo de todos y del Bachiller Femando Zelis
de Saldaña salir para la ciudad de Moyobamba asta el verano que viene que
bolveremos a entrar con el favor de Dios y pasar a la Provincia de los Coscobo-
soas previniendome de todo lo nesesario. Y que en el ynterin que bolviese quede
el dicho Don Pedro de Añasco dotrinando y reduciendo a los dichos yndios y
Cristoval de Pinedo con las demas personas arriba referidas para yr haciendo las
yglecias y poblaciones los quales dixeron bolverian luego que llegasen a Moyo-
bamba adonde les era presiso yr a prevenirse de bastimentos y otras cosas nese-
sarias. Y los casiques Ojanasta y Mahuama con sus mugeres y otros ocho yndios
principales dijeron que querian yr conmigo a la ciudad de Moyobamba acompa-
ñandome y yo se lo agradeci y aceté la oferta que hacian con lo qual salimos oy
dicho dia marchando para la dicha ciudad. Y para que todo conste lo firmamos
los dichos Capellanes y Cristoval de Pinedo, y el Capitan Juan Lopez de Barda-
les, y el Ayudante Diego Sanches Paxares conmigo el dicho Govemador = Don
Martin de la Riba = el Bachiller Femando Zelis de Saldaña = Don Pedro de Añas-
co = Juan Lopes de Bardales = Diego Sanches Paxares de Tapia = Cristoval
Pinedo.=
Entrada en Moyobamba.-
136
Niños bautizados.-
137
General de toda la conquista de las Provincias de los Tabalosos, Motilones,
Omaguas y demas sircumbezinas a ella por su señoria Dean y cavildo en sede
vacante de la ciudad de Truxillo del Peru.=
138
Panaton, yndio soltero 1
Joacalas con su muger llamada Anase, tiene un hixo llamado Guin-
chalao 3.
Tuciana con su muger llamada Tamia, tiene quatro hixos que son los
siguientes 2
Tupubna, hixo del dicho, con su muger Guasisa, tiene un hixo que no
tiene nombre 3.
Sanabi, yndio soltero hixo del dicho 1
Sipani, hixo del dicho, con su muger llamada Uchanama, tiene un hixo
y una hixa que no tienen nombre 4
Chatasama, yndio soltero hixo del dicho 1
Guasisa, hixa del dicho, soltera 1
Chasnamote con su muger llamada Maxomax 2
Juachilisca, hixo de Chasnamote, con su rouger Ypuanasi, tiene un hixo
y una hixa que no se le a puesto el nombre 4
Guasiarna, yndio soltero 1
Angahuallo, yndio soltero 1
Zambullís con su muger Espinango, tiene dos hixos que no se les save
el nombre 4
Abisama y su muger Samini, tiene dos hixos de lanza que son los si-
guientes 2
Sanabi, soltero 1
Sinpansi y su muger llamada Vehanarni, tiene un hixo y una hixa que
no se les sabe el nombre y este yndio es hixo de Abisarna 4
Paschananti y su muger Chanamo, tiene dos hixos, el uno llamado
Sanguyche - y el otro Chinchu 4
Pachcananti y su muger Ysopa, no tiene hixos 2
Uchapasa y su muger Tosi, tiene un hixo llamado Chobi 3.
Puanachi y su muger Picino, tiene dos hijos, el uno sin nombre y el
otro llamado Lahuya 4
Chinamia y su muger Silbana tiene un hixo llamado Senco 3.
139
Alonso Juachispa con dos mugeres llamadas Bachibuba (y) Chehanas,
tiene dos hixos llamados Unguaya y el otro Angaguachi 5
Ypapina con dos mugeres llamadas Puchanama y Pachanama (sic) 2
Tahachina, tiene dos mugeres llamadas Chansi y la otra Guichipa,
tiene un hixa sin nombre 4
Ypuanama y su muger Cacho. tiene un hixo llamado Chunchala 3
Mapuesa, soltero l
Ampiche, soltero l
Unyage y su muger Chamanas, tiene un hixo llamado Malano 3
140
Macaepana y sus dos mugeres llamadas Ypuanama y Achanasi, tiene
dos hixos llamados Tanapsuma y Chasinama S.
Juantas y su muger Suenamesa 2
Ylinchuja, soltero 1
Juascaba y su muger Untuanamusa, no tiene hixos 2
Yumucsama, soltero, tiene una hixa llamada Cache y una madre lla-
mada Choache 1
Pasasama y su muger Chahanama, tiene dos hixos llamados Juacapa y
Tu~ 4
Guanasama y sus dos mugeres llamadas Suanisa, y mas Suanama,
tiene un hixo nombrado Chahachama 4
Ubichama y su muger Apuanasi, tiene tres hixos llamados el uno Ca-
ballero - y el otro Yamas - y el otro Tocalachi S.
Sañunaui, soltero 1
Satalaya, soltero 1
Chopamuescha, soltero l
Macaepana con tres mugeres llamadas Sosesa, Sumamasi, y Muna,
tiene dos hixos llamados Ybahen (y) Guasamana y una hixa llamada 1
Uchachama y su muger Yumasa 2
Joatasapay, su muger llamada Solli 2
Joasicao y su muger Choanama, no tiene hixos 2
Majuamat y su muger Chahanisa, tiene dos hixos llamados Machue-
sa (y) Pasuamage ~
Tuanama y su muger llamada Ambase 2
Milhuanama y su muger llamada Chanama 2
Pusicano, soltero 1
Juachispa con dos mugeres llamadas Bacbobepa (y) Chahamasi, tiene
dos hixos llamados Unguaya, Yangabachi S.
Tasachiba y su muger Jambasi 2
Suynche y su muger Susuanama 2
Tusachama y su muger llamada Aylloma 2
Tasasama y su muger Callamu 2
Suacamasi y su muger llamada Huaxamisa 2
Ojanasta, soltero 1
Jatixo, soltero 1
Uichianama, soltero 1
<;imapuy y su muger Supamaya 2
Tusianama con su muger llamada Puelanase, tiene un hixo nombrado
Panisa 3.
141
Usiama y su muger Chehana, no tiene hixos 2
Machoatina y su muger llamada Chuchana 2
Juata y su muger Pinachi 2
Suntani y su muger Assuamisa, tiene un hixo llamado Chalipa 3
Pasuma, soltero l
Fransisco Angaguallo y su muger Cunchiba digo Usianasi, tiene dos
hixos llamados el uno Cunchiba - y el otro Junibasa
Mateo Subicama, soltero
Pedro Chupamuesha y su muger Supamuya, tiene un hixo llamado An-
cbaechu 3
Sulincho con sus dos mugeres llamadas Chanasi y Susuana 3
Tasachigua y su muger Ambasi, no tiene hixos 2
Juancamis y su muger Pajuamasi, no tiene hixos 2
Chapullima, soltero l
Sebastian Chunchiba, principal, con dos mugeres llamadas Chamu-
ssa y la otra Machuanasi, tiene un hixo llamado Casima y una hixa
llamada Upiche s
Chapisamana y su muger Millhuanasi, tiene un hixo llamado Ypagema 3
Ypajane y su muger Sipues ..'
Majuamat y su muger Tunasi con dos hixos llamados Tuanachi y
Suatima
Upachima con tres mugeres llamadas Ujarama, Puchuanasi y Suana-
rna, tiene un hixo nombrado Lusinga ~
Chuanama y su muger Majuanase 2
Tusianama, soltero 1
Sasirna con dos mugeres llamadas Tujanasi y Ypanasi, tiene un hixo
llamado Pasi 4
Tajanama y su muger Suasasisa, no tiene hixos 2
Ynasama, soltero l
Tasachiba y su muger Chachiso 2
Sabachi, soltero, tiene un hixo llamado Bachus 2
Umapus y su muger Chanama, tiene un hixo llamada Chatima 3
Tenachoa, principal, y su muger Pisesa, tiene una hixa llamada Cho-
besa y otra Pachama 4
Cullisita, soltero, tiene una madre llamada Tumanasi 2
Angaguati, soltero l
Ancarabaya, soltero l
Chupuanasi, soltero
Jayma y su muger Jubianasi ,•l
142
Suatima y su muger Ypaxasi 2
Juanangapa y su muger Ychaque (?) 2
Ucbama, soltero l
Chanama y su muger YWlianasi 2
Cu~eba y su muger Suasisa 2
Cunucbi y su muger Apanase, tiene una hixa llamada Chusma 3.
Puachama, soltero l
Cipuala y su muger Chinamus 2
Achoasama y su muger Chunase, tiene un hixo llamado Tusana 3.
Pachusuni con tres mugeres llamadas Chanama, Suanasi y Chuanamuy,
tiene tres hotos nombrados Tusanema, Añapa y Pasuama 1
Chamabi y su muger Uchuanisa, tiene un hixo llamado Ypuaema 3.
Guanasama y su muger Usianisa, tiene un hixo llamado Guasapa 3.
Muscasi y su muger Panasi 2
Juantusi, soltero l
Chatasama y su muger Cunamuysa, tiene una madre llamada Ychaasi 3.
Yjuanana, soltero l
Masiaasi, soltero l
Suysanampi y su muger Callguaguasi, tiene tres hixos llamados Pua-
nabi, Pujanaua, Yjuama 5.
Uchanirna y su muger Tisarna 2
Chahi y su muger Juananbusa, tiene dos hixos llamados Chamucho y
Sincupo 5.
Chimitus y su muger Chifiana 2
Suchiche con tres mugeres llamadas Ystamuesa, Ypuahama y Sanamus,
tiene dos hixos llamados Cuysama y Tahanama 6
Machuanima y su muger Chuysa 2
Ajua y su muger Suanase, tiene un hixo llamado Cbuanamo 3.
Juancalapue y Machuanima (Macbuasima?) su muger 2
Abisama y su muger Chunamuysa 2
Ajuanama con dos mugeres llamadas Ychanasi, y Ysaana, tiene un
hixo llamado Ojanase ~
Chucbuma y sus dos mugeres llamadas Guansisa y Ybanasi, tiene dos
hotos llamados Chahachama y Chupamuesa 5.
Tujacbarna y su muger llamada Callguama 2
Maguachi, soltero, con su madre llamada Suanama 2
143
otra del rio grande que baxa de la ciudad de Moyobamba los quales fui asentando
segun y de la manera que los dichos casiques Don Juan Oxanasta y Majuama los
fueron nombrando por no aberse hallado a todos presentes salbo otros muchos
yndios e yndias de cuyos nombres no pudieron acordarse por ser gente yncapaz
y de poca razon. Y para que conste lo finné de mi nombre en el a~iento y pueblo
de los Tabalosos en diez y seis dias del mes de otubre de mil y seiscientos y
sinquenta y tres años = el Bachiller Femando Celis de Saldaña.=
144
noticia de la lengua de los dichos yndios lo nombro por Cura cuadjutor mio en
ellas y Vicario, Juez eclesiastico de los dichos pueblos y Provincias de los Taba-
losos y demas que se fueren fundando y conquistasen para que como tal Cura les
pueda dotrinar y enseñar a los yndios de los dichos pueblos y provincias los
misterios de nuestra Santa Fe Catolica explicandoles el de la Santisima Trinidad
y encamacion del hervo y estando capazes y bien ynstruydos los bautize y
administre los santos sacramentos = penitencia y matrimonio. Y por la ocupacion
y travaxo le a señalado el dicho Señor Govemador ducientos pessos de a ocho
reales en cada un año de sínodo y salario que le dara de su hacienda por que acu-
da al dicho ministerio de dotrinar los dichos yndios y haga todo aquello que
combenga para su buen efecto como tal Cura y Vicario en mi au~iencia y mandó
a todas y qualesquiera personas que ocurrieren en los dichos pueblos y conquista
le ayan y tengan por tal Cura y Vicario de ella y no se pongan yrnpedimento al-
guno en el huso y ejer~i~io de tal Cura y Vicario por ser cosa que tanto ymporta
al servi~io de Dios nuestro señor y de Su Magestad y bien de aquellas almas
antes le den todo el favor y ayuda nesesaria guardandole todas las gracias y pree-
minencias que por razon del dicho oficio se le deven guardar. Y mandó al
Licenciado Juan Lopez de Sanabria, Vicario de esta ciudad, no se entremeta en
las caussas del dicho Licenciado Don Pedro de Añasco Alvarado ni le ponga ni
consienta poner yrnpedimiento alguno en las cossas que nesecitare hazer en esta
ciudad y fuera de ella en orden a la buena educasion y enseñan~a de los dichos
yndios ynfieles, sus mugeres y familias que a de poder sacar de donde quiera que
estubieren reduciendolos a los dichos pueblos segun y como combenga. Y aun-
que asista en esta ciudad algun tiempo o se entienda estar ynivido de la jurisdi-
cion del dicho Vicario de ella el qual en todo lo que fuere nesesario le de al dicho
Don Pedro de Añasco Alvarado todo el favor y ayuda que pidiere sin limita~ion
alguna y lo cumplan unos y otras en virtud de santa obediencia y so pena de ex-
comunion mayor y de cien pessos de a ocho reales aplicados conforme al nuebo
borden de Su Magestad y demas penas que pusiere el dicho Vicario Don Pedro
de Añasco Alvarado en que desde luego les doy por yncursos y condenados lo
contrario haciendo y para ello pueda nombrar notario y mandó al presente saque
un tanto autorizado en manera que haga fee de este titulo para que se ponga con
los autos y se de cuenta de todo lo que se a obrado a su señoría Dean y cavildo y
Señor Provisor y Vicario General de este obispado como se me ordena en el di-
cho titulo que es fecho en la ciudad de Moyobamba en veinte y seis días del mes
de otubre de mil y seiscientos y sinquenta y tres años = el Bachiller Femando
Zelis de Saldaña = Por mandado del Cura y Vicario General de esta conquista =
Diego de Moya, notario publico.=
145
Señalamiento de sinodo.-
Segun mas largamente parece de los autos originales de donde se sacó este
traslado que quedan en poder del Señor General Don Martin de la Riba Herrera.
Cavallero del Orden de Santiago, Govemador y Capitan General de estas p~
vin~ias, a que me refiero ba cierto y berdadero. Y para que de ello conste de su
mandamiento yo Luis Garcia Samames, escrivano publico del Cavildo y numero
de esta ciudad de los Chachapoyas y sus provincias por Su Magestad di el pre-
sente en ella en veinte dias del mes de nobiembre de mil y seiscientos y sinquenta
y tres años y doy y fee que asta oy dia de la fecha no se a publicado en estas
provincias el papel sellado por cuya caussa se despacha en papel ordinario.
Nos los escrivanos que aqui firmamos damos fee y verdadero testimonio a
los que el presente vieren de como Luis Garcia Samames Escrivano Publico y de
Cavildo de la ciudad de los Chachapoyas es tal Escrivano Publico y a los autos y
escripturas que ante el pasan se dan entera fee y credito. Y para que conste lo
146
firmamos de nuestros nombres en la villa de Caxamarca la grande del Pero en
doce días del mes de Henero de mili y seiscientos y cinquenta y quatro años.
En testimonio de verdad.
«En ocho de Agosto deste Año se me entregaron por el Virrey deste Reyno
los títulos y demas despachos en conformidad de lo que V.M. hordenó en cedula
de Beinte y ocho de septiembre del Año passado de cinquenta y dos, para hazer
la conquista y pacificacion de los Yndios Ynfieles que asisten en la Provincia de
los Motilones, Tabalosos, Casasblancas. Y otras circumbecinas al Rio Marañon.
Y luego que se me entregaron los dichos despachos procuré juntar alguna gente
y Entré en trece de octubre en la Provincia de los Tabalosos, que esta ciento y
quarenta leguas de la Ciudad de Truxillo, que es donde se hordenó dicho Virrey
fuese por los despachos.- Es la dicha Provincia de los Tabalosos la Primera de
Yndios Ynfieles y los mas velicosos que ay en ellas. Y aunque les ymbie delante
otros Y odios amigos Ynteligentes en su lengua para que les diese a entender co-
mo no yba a hazerles daño ninguno sino a ser su Amigo y Rogarle se Redujesen
al conocimiento de nuestra Sancta fee Catholica y Vasallage de V. M. No quisieron
oyr a los Lenguas sino antes se alborotaron y dispusieron el ympedirme la entra-
da y siempre reusé el balerme de las Armas, Haziendoles en su Y dioma muchos
exsortos.- Y a los Yndios que cojia desmandados los agazajava y Regalava y les
dava larga, para que diesen noticia a los demas, y este medio fue efficaz para
que los demas me oyessen y admitiessen la Paz que en nombre de V.M. les ofre-
cía con lo qua) Y con algunos Regalos que les hize, en breve espacio mostraron
contento de verme. Y haziendoles algunas Platicas los Sacerdotes que llevaba
conmigo y en particular el Bachiller Femando Celis de Saldaña Vicario General
de las Provincias dandoles a entender el mysterio de la Sanctissima Trinidad,
Parece que Dios ynspiro en sus corazones de suerte que con demostraciones
ferborosas pedían el Sancto Bauptismo diciendo querían servir y conocer al Dios
que les dezian.- Y luego se ofrecieron a poblar en los parajes que yo les señalase,
por quanto ellos no estavan en forma de Republica sino en casas Grandes una
Legua desbiadas unas de otras donde viben por parcialidades.- Señaleles dos pa-
147
rajes cerca de sus poblaciones adonde se redujessen y les dispuse la forma de la
Poblacion y luego se comenzaron a hazer las Yglessias. Y puse por nombres a
los dos pueblos San Joseph y la Virgen del Rosario, Y en nombre de V.M. tomé
Possecion de la dicha Provincia y pueblos y (?) la Obediencia que dieron los
Yndios.- Nombreles cura con estipendio a mi costa que los fuese Doctrinando
Ynstruyendo en la fee. Para que estandolo se Baupticen y dexé Guamicion de
soldados para la seguridad.- Y por ser el Rigor del Ymbiemo, y estorbarme el
tiempo y los Rios a pasar adelante, a otras Provincias Gruessas que confinan con
esta me sali a esta ciudad de Chachapoyas a prebenirme de mas Gente para en-
trar con el favor de Dios el verano que biene a pacificar otras.- Sirbeme Señor
de Algun estorbo, para el progreso el Corregimiento de Caxamarquilla, que esta
circumbecino al de Caxamarca y Chachapoyas de que V.M. me ha hecho merced
porque estan vezinas al dicho Corregimiento muchas Provincias de Yndios Yn-
fieles, Y no se puede entrar en ellas sino por el dicho Corregimiento y las Justicias
que ay en él no tan solamente ayudaran sino antes embarazaran conque no se
podrá conseguir la Pacificacion de aquellas Provincias.- Es el dicho Corregimien-
to de Caxamarquilla el mas tenuo de este Reyno, Y en parte sujeto al de Chacba-
poyas, Y tan vecino, que llega su jurisdición a los muros de la Ciudad.- Suplico
a V.M. me haga merced del en la conformidad que el de Chacbapoyas para que
con mas facilidad se Haga la dicha Pacificacion que espero en Dios Nuestro Se-
ñor a de ser muy de su Gloria, y del servicio de V.M. A quien remito Testimonio de
lo obrado Y en todo procurare cumplir con mis obligaciones Y con las que herede
de mi Padre y antepassados, pues continuaron hasta morir el servicio de V.M.
cuya Catholica y Real Persona Guarde Dios para amparo de la Christiandad con
aumento de otros Reynos.-
148
fee Catolica, Y al punto dejando el progreso de dicha Vissita conociendo quan
del servicio de Dios N.S. y de V.R.M. era la faccion que yntentase el dicho D.
Martin de la Riba renuncié tarnbien un Beneficio curado de Yndios que tenia
por yr como Capellan mayor en su compañia a negocio tan ymportante a la ma-
yor Gloria de N.S. y servicio de V.M. y el Cauvildo de la ciudad de Truxillo
atendiendo ser justo mi pedimiento me despachó licencia para el efecto dandome
titulo de cura y Vicario General de toda la conquista siendolo yo actualmente de
los Corregimientos de Caxamarca y Ciudad de Chachapoyas con plena facultad
para que en todos los casos que se ofrescan obre conforme pudiere el dicho Ca-
vildo.-
149
ta oy le a hecho que yo hasta dexar la vida no faltaré en servir a V.M. en esta
occassion como leal vassallo suyo acudiendo a obra tan sancta y pia mediante la
qua! espero mucho premio de Dios Nuestro Señor y de V.M. cuya Catholica y
Real perssona Guarde para amparo de toda la cristiandad con aumento de otros
mayores Reynos.-
«Señor
A los dies y nuebe de Junio del año pasado de mil y seiscientos y sinquenta y
tres me honrró esta Provincia de los Doze Apostoles de Lima de mi Padre San
Francisco eligiendome por su Provincial, Y por esta obligacion, y por la que me
corre de Vassallo fiel de V.M. me ha parecido darle quenta del cuydado que mi
religion ha tenido en solicitar la reduccion y convercion de los Ynfieles al
conosimiento de Dios, y al aumento de la Monarquía de V.M. Y assi digo Señor,
que de veynte años a esta parte han estado ocupados en missiones dies, y do:ze
religiosos de esta Provincia continuamente por la parte de la Ciudad de Guanuco
en las provincias de los Y nfieles, que se nombran Panataguas, Paiansos, Carapa-
chos, Ataguaguas, Tinganeses, Callicecas, y otras que se van siguiendo en infini-
dad de gente, que ay por aquellas tierras, segun las noticias que dan los Yndios
mas sircumvecinos, que se an ydo convirtiendo. Y hasta oy se a hecho muy co-
pioso fruto, assi en gloria de Dios, como en servicio de V.M. pues pasan de veynte
mil los baptisados. Y en siete Pueblos que estan reducidos, y fundados succesi-
bamente por los religiosos de mi orden, y al presente empadronados de dies a onse
mil Yndios, Y aunque en este reduccion han muerto algunos religiosos a manos
de los Ynfieles al entrar en sus tierras, no por eso han desmayado los demas, sino
que con buen espíritu han proseguido y prosiguen con sancto celo en obra tan al
servicio de Dios y de V.M. pasando muchas necesidades de hambre y desnudes,
sin mas socorro que el de algunas limosnas, que piden otros religiosos entre los
fieles por afuera para su sustento. Y por las noticias que tengo, de que por la otra
parte de la cordillera es sin numero la gente de Ynfieles, que se va continuando
150
basta la Margarita. Y por saber, que el General Don Martin de la Riba Herrera,
Cavallero del havito de Santiago con orden de V.M. haze entrada por Chachapoi-
yas para la conquista de estos Ynfieles, di principio a mi Visita, por los Conven-
tos, y Doctrinas de esta Provincia de Caxamarca, inmediata a Cbachapoias, para
ymfonnanne del designio y rumbo que llebaba, y segun los ynfonnes de todos
los religiosos, y de los hombres mas practicos de la tierra, y por las relaciones
autenticas que he visto de la primera entrada, que ha hecho el dicho General Don
Martín de la Riba, y el buen sucesso, y asierto que ha tenido en las Provincias de
los Tabalosos, Motilones, y opirotas, y de las noticias que estos dan de los otros
circumbezinos, espero señor, que en breve tiempo ha de gosar V.M. mas dilata-
dos Reynos, y con mas numero de Bassallos que se contienen oy en su corona
porque es otro nuebo mundo el que queda por conquistar, según las noticias que
dan los de la tierra adentro. Y juzgo que esto ha de tener effecto, pues ha dis-
puesto Dios, que V.M. aya hecho eleccion para esta entrada del dicho General
Don Martín de la Riba, persona, en quien concurren todas las partes y prendas
oecessarias de noblessa, prudencia, experiencias en la guerra, edad y agilidad
para el trabaxo, afabilidad y agasajo con los soldados, siendo el primero en las
dificultades, y peligros. Y sobretodo zelo cristiano del servicio de Dios, y de V.M.
como lo ha manifestado en los effectos desta primer entrada, procurando con da-
divas y con suavidad, sin estrepito de guerras, y sin efusion de sangre, reducir a
los Ynfieles al conocimiento verdadero de Dios, y a la obediencia de V.M. y
conosese por la experiencia, ser este el medio mas prudencial, y seguro, pues
siendo los Yndios Tabalosos, y opirotas los mas velicosos que se han conosido
entre ellos y a quienes los demas reconosen ventajas en el esfuerzo y valor; los
ha reducido con facilidad el dicho General Don Martín de la Riba Herrera. Y
les a hecho fundar dos Poblaciones en que estan ellos muy contentos, por el buen
tratamiento que les haze, Y por el cuydado que tiene en hazerlos catequisar, y
baptizar, con cuyo exemplar espero en la magestad divina, que el verano que viene
ha de hazer una faccion grande, porque solo con la noticia del buen tratamiento
que les hazen se han de yr reduciendo a millares aquellos barbaros. Yo escribí
desde aquí al dicho General Don Martín de la Riba me avisase si por aquella
parte avía camino, y comunicacion con los Yndios Panataguas, Paiansos y
Carapachos que estan por la parte de la Ciudad de Guanuco, donde asisten los
Religiosos de mi orden en su convercion de quienes tengo infonnes en que me
dizen. que aquellos Y odios Panataguas, y Paiansos se comunican con estos otros
Opirotas, y Tabalosos, por el Rio avajo, que es caudaloso, Y que tambien ay ca-
mino por tierra y es assi, por que uno de los religiosos dichos, entró por el corre-
gimiento de Caxamarquilla que esta serca de Chachapoias, y en nuebe días, que
caminó por tierra, llegó hasta donde estaban los religiosos sus hennanos, en las
Poblaciones de los Panataguas, y Payansos, y les dio noticia que toda aquella
151
tierra estaba llena de Ynfieles, y que si hallase que esto era verdad seria muy
asertado, que el verano que viene entrase allanando y reduciendo toda aquella
tierra hasta llegar a encontrarse con mis religiosos, a quienes yo daria orden, que
se empeñasen a entrar la tierra adentro, todo lo que pudiesen, hasta llegar a
encontrarse con el dicho General Don Martín de la Riba, el qual me responde
aora que las mismas noticias que yo le doy en mi carta le dan alla los Yndios mas
expertos de aquella tierra, pero que todos combienen en que mejor, mas brebe, y
mas segura, la entrada para esta faccion por el corregimiento de Caxamarquilla,
por donde entró el dicho religioso de mi orden. Y assi le buelbo a escrivir aora
suplique a V.M . se sirba de agregarle al corregimiento de Chachapoias el de
Caxamarquilla, que es inmediato al otro, para que con mas mano comodidad, y
autoridad, pueda hazer por allí esta entrada y Yo de mi parte, y de la de mi reli-
gion supplico a V.M. se sirva de hazer mersed al dicho General Don Martín de la
Riba Herrera agregandole el corregimie~to de Caxamarquilla al de Chachapoias,
que lo que me muebe a esta supplica señor, es la mayor gloria de Dios en la re-
duccion de tantas almas, como espero se han de reducir por esta parte, el mayor
servicio de V.M. pues haziendose la entrada en la forma dicha, se continuará la
reduccion de los Ynfieles, sin temor de que quedando algunas Provincias en me-
dio por reducir, puedan estas inquietar, y pertubar a las reducidas, y de esta suer-
te se va allanando y asegurando mejor toda la Tierra. Y tambien me muebe señor
el lustre y honrra de mis religiosos, pues assi podran mejor cumplir con su Insti-
tuto de la convercion de las almas, y con la obligacion del servicio de V.M. dila-
tando su monarquía, a la sombra del General Don Martín de la Riba, a quien iran
siguiendo todo lo que se dilatare, y Yo me aseguro, que concideradas estas razo-
nes, y la importancia de una accion tan grande como esta, se ha de servir V.M.
para el effecto de hazer esta i mayores honrras al General Don Martín de la Riba
Herrera y en el a mi religion seraphica que por tantos títulos, y respectos, debe
estar siempre a los pies de V.M. cuya catolica y Real persona guarde Dios, para
amparo de la cristiandad con aumentos de otros Reynos.-
(22) Cédula Real ordenando al Virrey del Perú informe sobre la utilidad de la
conquista de los Motilones emprendida por Don Martín de la Riva He-
rrera. San Lorenzo, 26 de octubre de 1654.
152
Corregidor de Caxamarca, en carta de 7 de Noviembre del año pasado de 1653,
me da quenta como en 8 de Agosto de el, le entregasteis vos el Virrey los des-
pachos para la conquista y pacificacion de los yndios ynfieles de la Provincia de
los Motilones, Tavalossos, Casas blancas y otras circunvecinas al Rio Marañon,
en conformidad de lo que tengo resuelto y que en 13 de Octubre entro en la de
los Tavalosos, (que eran los yndios mas belicosos), embiando adelante otros amigos
inteligentes en su lengua, para que les diesen a entender como no yba hacerles
daño, ante a rrogarles se rredujesen al conocimiento de Nuestra Santa Fee Catho-
lica y a mi obediencia, los quales no les admitieron y dispusieron el ympedirle la
entrada y que rehuso siempre el valerse de las armas, haciendoles en su ydioma
exortos, agasajando y regalando a los que cogia desmandados con que fue medio
eficaz este para que admitiesen la paz mostrando contento de verle y que con las
platicas que les hacían los ministros que llevavan pedían el santo Baptismo y se
ofrecieron a poblar con que les señalo parajes para ello y les dispuso la forma,
haciendose las Iglesias y poniendo por nombres a los dos pueblos, San Joseph y
la Virgen del Rosario, y que tomo posesion en mi nombre de la dicha provincia,
recibiendo la obediencia que dieron los Indios dejandoles cura con estipendio a
su costa, para que los fuese ynstruyendo en la fee y tambien guamicion de solda-
dos para la seguridad, retirandose a la ciudad de Chachapoyas a prevenirse de
mas gente, para entrar el verano siguiente a pacificar otras provincias y remite
testimonio de lo que avia obrado. Suplicame que por ser el Corregimiento de Ca-
xamarquilla de algun estorvo para este progreso por estar vezinas muchas provin-
cias de Yndios Ynfieles adonde no se puede entrar por otra parte, fuese servido de
hacerle merced del dicho Correximiento, en la conformidad que tiene el de
Chachapoyas, para que con mas facilidad se haga la dicha pacificacion, y
habiendose visto por los de mi Consejo de las Indias y lo que vos el Virrey es-
cribisteis en carta de 28 de julio y 12 de Diciembre del año pasado de 1653,
remitiendo las fianzas que dio el dicho Don Martín de la Riva Herrera, para
seguridad de la entrada que ofrecio hacer con otras cartas y papeles tocantes a la
materia y lo que sobre todo dijo y pidio mi fiscal en el dicho mi Consejo antes de
tomar ninguna resolucion en lo que de nuevo pide Don Martin de la Riva He-
rrera, se desea saber la combeniencia que se seguira cerca de la agregacion que
propone del Corregimiento de Caxamarquilla y que utilidad se ha descubierto y se
va descubriendo desta conquista, que poblaciones se han adquirido, que frutos
produce la tierra y que minas hay en ella: así mismo ynformareis de los medios
mas seguros que puede aver para conservar lo que se huviere conquistado y si la
entrada en aquella tierra y su reduccion es la que esta parte refiere, y si ha sido
por medios pacíficos o a fuerza de armas; refiriendolo todo muy por menor y
con relacion distinta: de modo que se pueda saber el curso y modo que se ha
153
guardado en esta que llaman conquista y lo que le falta para peñeccionarla.. todo
con vuestro parecer; os mando me envieis relacion muy particular y distinta de lo
referido para que se tenga noticia en el dicho mi consejo y se pueda tomar la
resolucion que mas convenga.
154
dios de que se balio el dicho general con dadivas y agasajos que sin aprovecharse
de las armas se reduxeron los dichos indios y dieron la paz y obediencia a Su
Magestad, con que nosotros tubimos lugar de darles a entender los misterios de
nuestra santa fee catholica y predicandoles el santo Evangelio, cuya palabra ad-
mitieron con demostraciones de gran ferbosidad, y al dicho general le bimos to-
mar posesion en nombre de Su Magestad de las dichas Provincias que quedaron
muy sujetas y obedientes y salen a la provincia de los Tabalosos muchos indios
dellas y dicen se quieren poblar en la dicha provincia y haviendo dejado reduci-
dos los indios de dichas provincias de Xivitos, Cholones, Coscabosoas, Juanun-
cos, Fuynes y Payanan~os y presso el cacique Ojanasta que los avia alborotado,
fuimos por el dicho Trio abajo hasta el puerto de los Tabalosos, adonde saltamos
en tierra y el dicho general dio orden al capitan Don Joan Muñoz de Piedrola y al
capitan Alonso Guerra para que con sus compañías corriesen las provincias de
los Motilones y Tabalosos y fuesen reduciendo todos los indios que aliasen y
nosotros nos quedarnos con los dichos capitanes por haber caido enfermos los
dos, y por esta causa no quedo el uno en los Coscabosoas y dada la dicha orden
salio por el dicho Trio de Guanuco abajo el dicho general con su Maestro de Cam-
po Don Agustin de Cassas y una compañia de infantería a reconocer las provin-
cias de los Barbudos, Cocamas y Aguanos y verse con los padres de la combañia
que asisten por missioneros en la provincia de los Jeberos y aunque se ofrecieron
dificultades para poder bajar por el dicho Trio a caussa de ser muy rapido y de
muchos saltos y de conocido riesgo todavia el dicho general atropello por todo y
salio en prosecucion de su viaje y el dia que se aparto de nosotros supimos se le
abian sosobrado dos embarcaciones en los raudales y que estubieron todos en
mucho riesgo, aunque fue Dios servido, no peligrarse nadie y al fin de cinquenta
días bolvio a este paraje de los Tabalosos, adonde nos allo con la jente de las
dichas dos compañías que estaban esperandole y con harto cuidado por no haver
sabido los sucesos que avía tenido en el viaje y aviendo llegado al Real, nos dixo
el dicho general y los demas soldados havian llegado en las provincias de los Bar-
budos y Cocamas y Aguanos y entrado en ellas y llevado en su compañia desde
los Jeberos al Padre Lucas de la Cueba de la Compañia de Jesus, Rector de las
Misiones del Marañon y que todos los Indios avían dado la paz y obediencia a su
Magestad y con las dadivas que les avia hecho havian quedado muy contentos y
los caciques avían dado sus hijos para mayor seguridad para que aprendiesen la
lengua y los dejava en los Jeberes con el dicho Padre Lucas de la Cueba y en
muchas leguas que avernos andado con el dicho general le avernos visto ser el
primero que se esponia a qualquier trabajo y riesgo para alentar a los demas solda-
dos andando a pie y descalzo y cargando en sus hombros a los enfermos y hacien-
155
do grande estimacion de los sacerdotes y cuando se ofrecía doctrinar los indios
ynfieles nos los juntava y asistía con mucha devocion con ellos, dando todo buen
exemplo y poniendo especial cuidado en que se les doctrinasse mediante el qual
y el que nosotros havemos puesto estan hoy, gracias a nuestro Señor, los de las
provincias de los Tavalosos y Motilones tan instruidos en la fee como pudieran
los yndios de las provincias de Caxamarca y estan en esta de los Tabalosos y
Motilones dos yglesias muy capaces con sus patronas de culto, ornamentos y
campanas adonde asisten todos los indios dos veces cada día a oír el santo evan-
gelio que les predicamos y havemos bauti~ado muchos indios mayores, estando
articulo mortis y a muchos niños que han muerto con el santo bautismo, de que
nos hallamos muy gloriosos, por la que tendra su Divina Magestad, faltandole al
demonio la cosecha de tantas almas como se le quitan por medio de la diligencia
y cuidado que en ello pone el dicho general Don Martín de la Riva, en quien
havemos reconocido todo, buen celo valor y disposicion, sin reparar en incomo-
didades, rriesgos, ni gastos, mediante lo qual nos prometemos extender la luz
evangelica y dar pasto espiritual a mucha inmensidad de almas que carecen de el
y oy por el rrigor del imbiemo estamos en compañía del dicho general en este
fuerte que ha hecho en esta provincia, doctrinando los indios de ella y esperando
al Bachiller Femando Celis de Saldaña, Vicario General de la tierra, el qual quedo
enfermo en el camino y se halla en la ciudad de Chachapoyas, y fiamos en Dios
Nuestro Señor, obrar mucho en su servicio, y en el del Rey Nuestro Señor, el
verano que viene con el abrigo y amparo del dicho general Don Martin de la Riva
a cuyo pedimiento dimos la presente, fecha en este Real de los Tabalosos en diez
y ocho de Noviembre de mili seiscientos y cinquenta y quatro y juramos in verbo
sacerdotis, ser lo contenido en este escrito, cierto y verdadero y lo firmamos de
nuestros nombres.
156
El General Don Martín de la Riva Herrera, Caballero del orden de Santiago,
por la persona que tiene su poder dice: que á siete de agosto del año pasado de
cincuenta y tres le entregaron los oficiales reales de la ciudad de Trujillo, por
orden de V.E., los títulos y demás recaudos de S. M. para hacer la conquista,
pacificación y redución á nuestra santa fe católica de los indios infieles que asis-
ten en las provincias de los Motilones, Tabalosos, Pabalosos y otras vecinas al río
Marañón. Y luego que le fueron entregados dichos despachos puso en ejecución
sus obligaciones en orden á la dicha pacificación, entrando por el mes de septiem-
bre del año pasado en la provincia de Tabalosos y reduciendo los indios, que te-
nía fundados dos pueblos y haciendo iglesias, con sacerdote que la doctrinase. Y
así.mismo hizo en el pueblo mayor un fuerte para la seguridad de la gente, á donde
tiene la necesaria para la dicha seguridad y conservación, y hoy los indios están
Jo más instruidos en la fe, mediante el cuidado del Licenciado Don Pedro de
Añasco, que es el sacerdote que les dejó para su enseñanza; y aunque unos caci-
ques que había en esta provincia después de apaciguada, llevados del mal natural
y de ardid del demonio, por quitársele la cosecha de tantas almas, trataron de
alborotar los indios pegando fuego á las iglesias, estando el dicho General en la
provincia de Cajamarca alistando nueva gente. Y sabiéndolo por el mes de abril
deste año, vino á la lijera al castigo y quietud de dicha provincia y cogió uno de
los principales agresores y lo ahorcó para escarmiento de los demás y el otro no
pudo cojer por entonces por ser indio demasiado decaviloso y haberse retirado á
otra provincia que llaman Coscabosuas y Pabalosos, que es también de indios
infieles; y habiendo dejado apaciguada y quieta dicha provincia como la primera
vez, con más guarnición, volvió á la dicha provincia de Cajarnarca y ciudad de
Chachapoyas, á donde tenía arboladas banderas para conducir gente para la di-
cha facción, y asimismo para prevenirse de algunos pertrechos necesarios y bas-
timentos. Y por el mes de julio salió de Cajamarca con dos compañías de infante-
ría, tres sacerdotes, ciento y cincuenta indios libres de las provincias de Chacha-
poyas, Cajamarca y Cajamarquilla, todas pagadas y con las armas necesarias, y
dos esmeriles; entró por el paraje de Cundunnarca á la provincia de los Jivitos,
Porontos y Cholones, que son las primeras de infieles que hay desde Cajamarca.
Y habiendo hecho juntar todos los indios que en estas tres provincias hay y están
muy vecinas unas de otras se dieron de paz, dando la obediencia á S.M. en cuyo
real nombre tomó posesión y nombró alcaldes y demás oficiales y fundó tres
pueblos. Dióseles á entender el efecto á que iba, que era que fuesen christianos
y reconociesen vasallaje al Rey nuestro señor; y prometieron con muestras de
gran voluntad el serlo. En estas provincias estuvieron habrá . . . . . . . . . años el P.
157
Gregorio Femández de la Compañía de Jesús y otros religiosos sus compañeros y
al fin de cuatro años de asistencia entre los dichos indios, los atemorizaron á
dichos religiosos con amenazas de muerte si no los dejaban, con lo cual llenos de
temor se salieron ha más de diez y seis años; y habiendo dejado estos indios apa-
ciguados y reducidos, hizo embarcaciones en un río que pasa por la dicha pro-
vincia de los Jibitos y entra en el que viene de Huánuco, por haber tenido noti-
cias que á orilla de dicho río de Huánuco hacia abajo, había muchos indios y era
tierra apacible de muchos llanos y á los .. .. . días de navegación encontró con la
provincia de los Juanuncos y con el cacique que la gobernaba; y con agasajos y
dádivas que los hizo se juntaron de paz y viendo que había poca jente preguntó si
había más y le respondieron que por haberse muerto de doce años á esta parte
toda la más de una peste de viruelas y perecido en guerras que tienen con otras
provincias. Y aunque corrió toda ésta no pudo descubrir más que sitios á donde
había habido mucha gente y no se habitaba había mucho tiempo; y teniendo jun-
tos los pocos indios que había con su cacique se les hicieron las pláticas que á los
demás y prometieron ser cristianos; y habiéndoseles dado á entender lo que era
daban muestras de pesar por no haber sabido antes. Tomó posesión del pueblo
en nombre de S.M. y le puso por nombre Santiago y nombró alcalde dejándole
hachas y machetes á todos para hacer sus chácaras y el cacique le dió noticia
cómo á un día de navegación, río abajo, estaba otra provincia que llaman Payan-
cos, y fué en compañía del ejército á enseñar la dicha provincia; y los indios de
ella se huyeron á unas islas que hace el dicho río, á donde recojió á su cacique y
algunos indios, á los cuales se agasajó mucho y se les repartieron hachas y ma-
chetes y otras cosas que ellos estiman y se les dijo avisasen á los demás para que
salieran, que no se les iba á hacer daño ninguno sino á ser sus amigos y darles á
entender lo que ganaban siendo christianos y conociendo á Dios que los crió, y
estando debajo del dominio y vasallaje de S. M. Y en orden á esto se les hicieron
las pláticas convenientes, con lo cual volvió el dicho cacique y trajo alguna canti-
dad de indios y dijo que no había más por haberse muerto de la peste general de
viruelas más de diez mili, y aunque aquí se enviaron por diferentes partes
corredurías de gente, no se pudo hallar más indios: hiciéronse las diligencias que
con los demás, quedaron muy contentos con la claridad que se les dió á entender
los misterios de la fe. Tomó posesión del puesto y nombró alcaldes y vinieron con
el dicho general los caciques río abajo basta llegar á otra provincia que llaman
Coscabusuas, y antiguamente se llamaban Pabalosos, y está desviada tres leguas
de la orilla del río; y aunque los indios al principio se ausentaron, después fueron
pareciendo buscándolos por la montaña. Y habiendo cojido á su cacique en el rio
que pasaron de una parte á otra en unas canoas con otros indios, le regaló mucho
dicho General, agasajándolo como lo había hecho á los demás, mediante lo cual
158
salieron todos y le hicieron relación que en aquella provincia había muerto gran
número de gente con la peste de viruelas que había durado dos años continuos. En
este paraje hay grandes sábanas muy llanas y dilatadas y es donde estuvo fundada
la ciudad de Santa Cruz de Sopasua, según tradiciones. Descubriéronse sitios de
grandes poblaciones que había habido antiguamente y tres días de camino más
adelante, entrando por la montaña, encontró con otra provincia llamada Fisines,
donde se halló poca gente de indios que la recibieron muy bien y quedaron de paz
y le dieron noticia de que la otra parte del río de Huánuco, á mano derecha, estaba
la provincia de los Arnasifiones, con quienes éstos tenían guerra, y el rio arriba,
veinte días de camino, estaba la provincia de Aspajos ó Payanzos, cerca de donde
asisten los padres de San Francisco en su conversión, que están por la parte de
Huánuco. Y aunque dicho General determinó subir á comunicarse con dichos
padres que le diesen noticias de las provincias de infieles que hay por convertir y
conquistar en aquellas partes, y de todo lo que puede importar el servicio de am-
bas magestades para ejecutarlo y está esperando su respuesta para con ello tomar
resolución de lo que se debe hacer. También despachó á la provincia de los Ama-
sifuinos y Rumiaucas al Maese de campo Don Agustín de Casas para que las
reconozca, conquiste y reduzga, dando noticia de lo que fuere obrando. Y en el
dicho paraje de Pabalosos encontró con el capitán Alonso Guerra que por su or-
den había salido con su compañía de la ciudad de Moyobamba, el cual en nueve
días que babia caminado por tierra, al cabo de ellos entre unas quebradas prendió
al cacique de los Tabalosos, que había sido cómplice y principal motor de la que-
ma de las iglesias y retirado en dicho paraje estaba induciendo á los indios fuines
y pabalosos para que resistiesen á los españoles; y con esta presa se redujeron los
demás indios, dando la obediencia á S.M. Y habiendo despachado á dicho Maese
de Campo, marchó por tierra con las compañías de los capitanes Juan de Piedrola
y Alonso Guerra á correr las provincias de los Motilones, y hallando en ella poca
gente dejó en el fuerte que hizo en los Tabalosos los soldados necesarios para su
resguardo y para correr provincias circunvecinas.
Y el dicho General pasó á las del los Opirotes y Cocamas y á las de los Bar-
bados, que están muy distantes destas de los Motilones. Y porque en más de cien-
to y cincuenta leguas que ha corrido en que están las provincias referidas no han
parecido en ellas más que hasta tres mili y quinientas personas, siendo así que fue-
ron muy numerosas de gente como se ha reconocido por las poblaciones antiguas
y por las relaciones que han hecho los mismos indios; y consta también por autos
jurídicos que se hicieron en tiempo de Juan de Vargas Machuca, Corregidor que
fué de la ciudad de Chachapoyas, el año de doce, por orden que tuvo del Señor
Marqués de Montes Claros para hacer entrada á estas provincias, ha determinado
159
correr más abajo en prosecución de su conquista por el río que llaman Marañón.
y que está más poblado de gente y le ha de ser forzoso pasar el dicho General por
provincias cuya conquista y pacificación se encargó el año de diez y ocho por el
Señor Príncipe de Esquilache. Virrey que fué de estos reynos, al General Don
Diego Vaca de Vega, las cuales están hoy por conquistar. Y porque en ningún
tiempo haya dudas ni diferencias ni adiciones en lo que conquistare y pacificare
el dicho General Don Martín de la Riva, sin embargo de haber muerto el dicho
General Don Diego Vaca y Don Pedro Vaca, su hijo, que le sucedió en el gobier-
no, y estar hoy vaco por haber acabado y fenecido la merced en las dichas dos
vidas y no haberse hecho de nuevo en otra persona alguna; por tanto:
Otro sí. Dice: que por hacer mayor servicio á Dios Nuestro Señor y á S.M.
aumentándole su Real Patrimonio, ofrece conquistar y pacificar á su costa y
riesgo las provincias de los Jivaros, Mainas, Cocarnas y demás naciones de indios
adyacentos á ellas, tan ricas de oro como es notorio en este reyno, reduciéndolos
á la obediencia de S. M. y conocimiento de nuestra santa fe cathólica; y aunque
estas dichas provincias están comprendidas en los términos que se le señalan en
sus títulos por estar debajo de los grados de la Equinocial, sin embargo lo estaban
también en el gobierno del dicho Don Diego Vaca hasta ducientas leguas por el
aire en contorno, cuyo distrito viene á caer en medio de la conquista y gobierno
del dicho General Don Martín de la Riva y no puede pasar más adelante de donde
hoy se halla sin pasar forzosamente por las dichas provincias comprendidas en el
gobierno del dicho Don Diego Vaca y conquistarlas primero para poder pasar
adelante, para cuyo efecto pide la dicha declaración, en que no halla ni puede
haber obstáculo ni dificultad, puesto que el dicho Don Diego Vaca y su hijo Don
Pedro Vaca, que le sucedió en el gobierno, son muertos, á cuya causa está vaca
dicha merced que se hizo por dos vidas solamente; demás de que en treinta y seis
años que há que se les encargó esta conquista, no han obrado ni pacificado en ella
siquiera una provincia de las contenidas en su gobierno. Lo uno por no haberse
obligado á entrar en ellas más que con treinta hombres; y lo otro por ser los indios
muchos y más guerreros é intrépidos que los demás de otras provincias y que
saben más ardides de guerra, como lo experimentaron los soldados que envió el
160
dicho General Don Diego Vaca, que no pasando de treinta en dos otras entradas
que intentaron hacer les mataron los indios la mayor parte y los pocos que que-
daron se retiraron á la ciudad de Borja que habían fundado en la frontera; y en la
última entrada que hicieron mataron al Maese de Campo Antonio Carreño y los
más soldados que le acompañaban por haber ido con tan poca prevención y gente;
por manera que nunca hicieron facción alguna que fuese de importancia.
Y el dicho General Don Martín de la Riva se baila hoy cerca de dichas pro-
vincias con tres compañías de soldados, como está dicho, con prevención de armas
y municiones suficientes, mediante lo cual, y el favor Divino, se promete conseguir
muy breve esta conquista, sirviéndose V. E. de declarar en conformidad de lo
referido, que la debe hacer y haga el dicho General Don Martín de la Riva, por ser
muertos dichos Don Diego Vaca y Don Pedro Vaca su hijo; mandando á todas las
justicias no le pongan estorbo ni embarazo, antes le den el favor, ayuda y basti-
mento que pidiere, pagando el dicho General lo que debiere pagar por ellos; pues
de la pacificación destas provincias por ser las más ricas del Perú, según opiniones
generales y relaciones comunes, se puede prometer tanto útil en servicio de ambas
magestades, aumento del Real Patrimonio, bien general y particular de todos. Y
en declararlo asi V. E. le hará la merced que espera recebir de la poderosa mano de
príncipe tan atento al servicio de ambas magestades.
Otro sí, Dice: que por gobierno el Señor Príncipe de Esquilache, Virrey que
fué destos reynos, en nombre de S. M. y en virtud de sus poderes, hizo merced al
dicho Don Diego Vaca del título de Gobernador y Capitán General de las ciudades,
villas y provincias que conquistase y poblase para que lo obtuviese y gozase por
dos vidas, la suya y la de un sucesor que nombrare, teniendo la justicia civil y
criminal, y usando del dicho cargo con todos los casos y cosas á él anejas y con-
cernientes, sólo por haberse oblygado á hacer la dicha entrada y conquista con
sesenta hombres para fundar la primera ciudad y con treinta más después para
hacer la dicha entrada y fundar otra ciudad. Y el dicho General Don Martín de la
Riva se halla hoy con tres compañías de soldados que llegan hasta ciento y cua-
renta y con otro mucho número de indios de los reducidos y conquistados, todos
con armas, municiones y peltrechos de guerra necesarios y suficientes para paci-
ficar y conquistar dichas provincias y hacer muchas más poblaciones. Y está dis-
puesto y se obliga á levantar nuevas compañías de soldados todas las que fueren
necesarias á su costa, para el efecto.
161
dad y con las mismas calidades que se dió al dicho Don Diego Vaca de Vega,
mandando que el título que se le dió al susodicho se inserte en el que V. E. le
hiciere merced en nombre de S.M. y en virtud de sus reales poderes para que con
este favor se facilite mejor la dicha conquista y él y sus soldados prosigan en ella
con mayores esfuerzos. Que en hacerlo así V. E. recibirá merced, como lo espera
de su grandeza.
ExcMo. St~oR:
En la ciudad de los Reyes, en tres días del mes de diciembre de mil y seiscientos
y cincuenta y cuatro años, estando en Acuerdo Real de Justicia el Excmo. Señor
Conde de Salvatierra, Virrey destos reynos, y los señores Doctores Don Andrés
162
de Villela, Don García Francisco Carrillo y Aldrete, Don Sebastián de Alarcón,
Don Pedro Meneses Domonte y Robledo, Don Bernardo de lturrizarra y Don
Antonio Fernández de Heredia, Presidente y Oidores de esta Real Audiencia.-
presente el Señor Licenciado Don Juan de Valdés y Llanos, Fiscal de lo civil des-
ta Real Audiencia, se vió el memorial presentado por parte del General Don Mar-
tín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, en razón de la conquista,
pacificación y redución a nuestra santa fe católica de los indios infieles que asis-
ten en las provincias nombradas de los Motilones y otras que confinan hasta el
río Marañón, que se refieren y especifican sus nombres en el dicho memorial que
S. E. remitió al dicho Real Acuerdo por voto consultivo; en cuanto al otro sí el
dicho memorial en que el suplicante dice que por hacer mayor servicio á Dios
Nuestro Señor y á S. M. aumentándole su Real Patrimonio, ofrece conquistar y
pacificará su costa y riesgo las provincias de los indios rebeldes nombrados Jíba-
ros, Maynas, Cocamas y demás naciones de indios adyacentes á ellas, que son
muy ricas de minerales de oro y que aunque están comprendidas en los términos
que se les señalan en los títulos de su conquista, sin embargo, por estar debajo de
los grados de la Equinocial en que se comprende el gobierno por merced hecha á
Don Diego Vaca y su subcesor y no poder proseguir el suplicante en la conquista
referida sin licencia del Gobierno destos reynos sin dejar de pasar por el sitio del
dicho gobierno y merced hecha al dicho Don Diego Vaca y para que no se le pon-
ga el impedimento en ello por las causas y razones alegadas y especificadas que
en el otro sí del dicho memorial se declaran. Habiendo conferido la materia en el
dicho Real Acuerdo, pareció que S. E., siendo servido, pueda mandar que atento á
la respuesta dada por el Señor Fiscal de S.M., se le conceda la licenia que pide á
el General Don Martín de la Riba y Agüero para la dicha conquista y que se le
despache título de Gobernador de todos los pueblos, villas y ciudades que con-
quistare y poblare en la mesma conformidad y con las mesmas calidades que se
dió al General Don Diego Vaca de Vega, cuyo título se inserte en la provisión que
se despachare en la forma que lo pide, conque no entre en las partes y lugares que
tuvieren reducidos los religiosos de San Francisco. Y S. E. se conformó con el
dicho parecer y mandó que para ello se lo despachen los recaudos necesarios y
lo señaló juntamente con los dichos señores.
163
(26) Carta de Don Martín de la Riva Herrera a S.M. infonnándole del éxito de
su entrada a los Motilones y su inminente partida a la conquista de los
Maynas y Jíbaros. Cajamarca, 12 de mayo de 1655.
POR Nov1EMBRE del año pasado di avisso a Vuestra Magestad de lo que asta
allí avia obrado en execcucion de la pacificacion y reduccion a nuestra Sancta
Fee Catholica de los Indios Infieles que asisten en las provincias vecinas a el R.io
Marañon, cumpliendo con vuestras Reales ordenes y como avia pacificado las
provincias de los Tavalosos, fundado pueblos, yglesias y los yndios dado la paz y
obediencia a Vuestra Magestad en cuyo Real nombre aprehendi posesion de di-
chas provincias y abiendo benido a esta de Caxamarca a yrnbemar y conducir
mas gente para el progreso de dicha pacificacion, sali por el mes de Junio del año
passado de cinquenta y quatro y entre en las provincias de los Xivitos, Cholones.
Juanuncos, Coscabosoas, Payanancos, Barbudos, Cocamas, Aguanos, Otanoviz y
Motilones con tan buena dicha que todos los yndios destas dichas provincias, sin
aprovecharme de las annas dieron la p,az y obediencia a Vuestra Magestad, pro-
metiendo con todo fervor ser christianos, aviendoles dado a entender los sacerdo-
tes que llevaba conmigo los misterios de nuestra Santa Fee y en la provincia de los
Motilones, hize un fuerte para la seguridad de la gente, adonde pusse dos piezas
de artillería y la guamizion necesaria de soldados. Todas estas provincias estan
cerca del Rio Marañon y en islas que haze, y proseguí por dicho rio abajo mas de
doscientas y cinquenta leguas en embarcaciones que para ello hize y por entrar el
ybiemo con mucho rigor, bolvi a salir a la Provincia de los Tabalosos y de alli a
essa de Caxamarca, para hacer mas levas de jente, a caussa de haberse muerto
mucha de la que avía llevado por tanta diferencia de temples.
Y por haber muerto el General Don Pedro Baca a quien Nuestra Magestad
avia hecho merced del Goviemo de las provincias de Jivaros y Mainas que estan
pobladas de yndios ynfieles, me le agrego Vuestro Virrey, assi por no aver obrado
cossa alguna en la dicha provincia de los Jíbaros, el dicho Don Pedro Baca, ni su
padre, en treinta años que lo tubieron a su cargo, como por estar estas provincias
comprehendidas en los límites que Vuestra Magestad fue servido de hazerme
merced de señalar.
164
haver muchos minerales de oro y aunque se ha intentado su pacificacion por
diferentes personas y por el dicho General Don Pedro Baca, no se ha podido aun
conseguir por ser los yndios belicosos y no llevar las prevenciones necesarias
con las que oy yo me allo, assi de gente, como todos los demas peltrechos y salgo
a su reducion dentro de veinte dias y fio en Dios Nuestro Señor que ande dar la
ovediencia a Vuestra Magestad dentro de un año y rreducirse al gremio de nues-
tra Santa Madre Iglesia.
165
por el General Don Martín de la Riva Herrera, Cavallero del Orden de Santiago y
Corregidor y Justicia mayor de la provincia de Caxamarca y ciudades de Cha-
chapoyas y Moyobamba, Govemador y Capitan General perpetuo de las provin-
cias de la conquista de yndios infieles que ay desde Guanuco a la Margarita. cir-
cunbecinas al rrio Marañon. Por Su Magestad a las provincias de los yndios Taba-
losos, Lanzas, Givitos, Porontos, Cholones, Juanuncos, Payanan~. Cosocobosoas.
Fuemes, Barbudos, Aguanos y Otanavis, que a aprendido posesion dellas, en nom-
bre de Su Magestad para que de los dichos quademos le de y saque testimonio
en relacion de lo que contienen en sustancia ellos el qua! se le doy en la forma y
manera siguiente:
166
entrada el Capitan Juan de Vargas Machuca, que abría quarenta años poco mas o
menos y que biniendo los dichos caciques, darían noticias de su tierra y de las
demas circumbecinas a ellas y que aviendo oydo el dicho governador los pareceres
de los referidos, conformandose en parte con ellos, le parecio que atento a que se
avia de tener en la dicha ciudad esperando las personas que huviese de enviar, y
la rrespuesta de una carta que aquel dia havia despachado a la provincia de los
Jeberos, al Padre Lucas de la Cueba que asistía en ella, de la Compañia de Jesus
por misionero, en que le pedia noticias de las provincias que babia de yndios
ynfieles que sin duda le daría por estar en ellas el dicho Padre mas tiempo de doce
años, el dicho govemador determino de entrar en persona a las dichas provincias
de los Tavalosos con alguna escolta de Soldados, llevando en su compañia al
Bachiller Femando Celis de Saldaña, Vicario general y Capellan Mayor de la
dicha conquista, para mas bien ynformarse de los dichos yndios y agasajarlos re-
conociendo sus yntentos, y darles a entender el suyo que hera, de que se reducie-
ssen en el conocimiento de la Santa Fee Catholica, bapti~andose y siendo christia-
nos y a Su Magestad que reconociesen por su Rey y señor natural y que los di-
chos Capellan Capitulares y demas personas se conformaron con su parecer, the-
niendole por mas combiniente y mejor, y lo firmaron juntamente con el dicho go-
vemador con la firme del qua! esta la del Bachiller Femando Celis de Saldaña
167
entregar y la que faltase la pagaria por su justo balor, pena al que no lo hiciese de
cinquenta pesos para la fabrica de la carcel de la dicha ciudad y las armas que no
manifestasen perdidas y aplicadas para aquella faccion y que las personas que le
quisiesen acompañar en la dicha entrada, biniesen dentro de segundo dia a
manifestar para que se les diese lo necesario y go~asen de las pereheminencias
que les concedia y que el auto se apregonara en la pla~a publica de la dicha ciudad,
para que biniese a noticia de todos, el qual autuo ante si por defecto de escrivano
publico o Real.
Este dia mes y año dichos, se apregono el auto de suso en la pla~a publica de
la dicha ciudad con son de caxas, siendo testigos Diego de Moya, Diego de Paja-
rés y Christoval de Pinedo.
En veintisiete días del mes de Septiembre del dicho año ante el dicho General.
en cumplimiento del dicho auto; el capitan Joao Lopez de Vardales, capitan de
ynfantería de la dicha ciudad, manifesto un arcabuz y una libra de polvora y dos
de balas y ofrecio de yr a la jornada de los Tabalosos con el dicho Govemador.
168
Antonio Vasquez, un arcabuz, diez y seis balas, una libra de polvora y se
ofrecio a yr.
Miguel de Guevara, un arcabuz y una libra de polvora y ofrecio a yr.
Francisco Perez, un arcabuz, media libra de polvora y cinquenta balas.
Lorenzo Rodríguez, un arcabuz y media libra de polvora.
Lorenzo de Morales se ofrecio a yr.
Miguel Ramirez, lo mismo.
Juan Rastrojo, se ofrecio a yr.
El sarjento Pedro Diaz Magallanes, se ofrecio a yr.
Christoval Martin se ofrecio a yr.
Joan Garcia el m~o y Joan Garcia, su padre, lo mismo.
El dicho día mes y año dichos, el dicho Govemador ordeno: de que atento
que todas las mas de las armas estaban dañadas y no de provecho para su manejo,
se llevasen a casa de Joan Polo, cerrajero, al qua! se lo notificasse, de suerte que
sirviessen las aderesasse, en la faccion al qual se le pagaría su trabajo, segun
meresiesse y no levantasse la mano en su adere~o. pena de que seria castigado y
lo firmó el dicho Govemador y parece se llevaron diez y seis arcabuces a casa del
dicho Joan Polo, el qua! los adere~o y que se le pago su trabajo y testificacion
dello lo firmo el dicho govemador en la ciudad a primero de Octubre del dicho
año.
El dicho general proveyo auto para que Christoval de Pinedo fuese a la pro-
vincia de los Tavalosos a ofrecerles su amistad y que les diese a entender, como
no yba a hacerles daño ninguno, sino antes a ser su amigo y a regalarles y pedirles
sean christianos y que el dicho Christoval die Pinedo les manifestasse su yntento y
que no tubiessen temor ninguno sino antes estubiessen muy contentos y que les
diesse a entender de como les lleva hachas, machetes y cuchillos para repartir
entre ellos y que les lea una carta que les escrivio el dicho general y se la de a en-
tender con el lengua, para que mas bien se satisfagan los dichos yndios y se pudie-
re ser, saque a el camino algunos caciques antes que el dicho general llegasse a la
dicha provincia para que con el agasajo que les hiziese se contenten y aquieten los
demas yndios y que al dicho Christoval de Pinedo, se le daria el orden que auia de
guardar por escripto; y el auto que proveyo sobre lo rreferido Jo firmo siendo
testigos: el Bachiller Femando Celis de Sal.daña, Don Pedro de Añasco Alvarado
y Diego Sánchez Pajarés de Tapia.
169
A dos de Octubre del dicho año en cumplimiento del auto de arriba. salieron
de la ciudad Christoval de Pinedo, y Miguel Ramirez y Francisco Sinca, ynterpre-
te, para dar a entender a los yndios de la provincia de los Tabalosos el orden de
dicho govemador.
En siete días del mes de Octubre del dicho año, al romper el día el dicho Ge-
neral mando tocar el clarin para que la gente alistada se recojiese y se comen~ase
a marchar para la dicha provincia de los Tavalosos y que a las ocho del dia se salio
de la dicha ciudad de Moyobamba, con las armas y bastimentos necesarios en
tropa, llevando en su compañía el Bachiller Femando Celis de Saldaña Capeltan
mayor de la conquista y Vicario General y cura della, el Licenciado Don Pedro
Añasco Alvarado que se ofrecio de su voluntad a yr, el capitan Joan Lopez de
Bardales, el ayudante Diego Sanchez Pajarez, el Sarjento Pedro Dias Magallanes,
Diego de Moya, Andres Calderon, Bartolome Alvarado, Alonso del Castillo,
Alonso Guerra Calderon, Geronimo Guerra, Pedro Vasquez, Don Feliz Pinedo,
Lorenzo Camacho, Joan Romero de la Vega, Joan de Arevalo, Diego Vardales,
Francisco Albarado, Antonio Vasquez, Joseph de Guerra, Joan Garcia de Torres,
Francisco Perez Mejía, Loren~o de Morales, Bias Ramirez, Cristoval Martin, Joan
García de Torres, el mo~o Gaspar Guerra.
Y este dia a las tres de la tarde, el dicho general con la dicha gente se aquartelo
en el asiento de Yera, tres leguas de la dicha ciudad, la qua( repartio en esquadras
y passo muestra de las armas y balas y por diligencia lo puso por auto y lo finno,
siendo testigos el Bachiller Femando Celis de Saldaña, Don Pedro de Añasco y
Diego Sanchez Pajarez de Tapia, que asi mismo finnaron de sus nombres con el
dicho Govemador.
En diez de Octubre del dicho año, llego el dicho govemador al puerto y sitio
que llaman del Potrero, que esta a la vista de las provincias de los Tabalosos con
toda la gente y bagaje, y por no haber tenido noticia de Christoval de Pinedo,
Miguel Ramirez y Francisco Siuca, ynterprete, que avia ymbiado adelante, con
orden de que les saliesen a rrecivir, con la resulta de lo que avía sucedido con los
yndios de la dicha provincia de los Tabalosos, luego a la ora que llego, despacho
a Don Felix Pinedo con quatro soldados para que fuese en demanda del dicho
Christoval de Pinedo y los demas y supiese lo que avia de nuebo y la yntencion
de los yndios y bolviesse a encontrarle a el rrio de la sal, que esta tres leguas de
dicho Potrero; el qua! salio con los dichos soldados a la mesma ora que se le
ordeno.
170
En once dias de dicho mes de Octubre, antes de llegar al Rio de la Sal, el
dicho general encontro a Miguel Ramirez persona que avia ydo en compañia de
Chistoval de Pinedo a la provincia de los Tavalosos, el qual dixo al dicho general
que le ymbiaba el dicho Christoval de Pinedo para darle avisso, de que abiendo
juntado a los Caciques Ojanasta y Majuama con veynte y dos yndios les avía da-
do a entender su carta y como yba a ser su amigo y a que fuesen christianos y que
ellos lo avían recibido bien y salián a recivirle al camino y que biniendo en compa-
ñia del dicho Christoval de Pinedo y Miguel Ramirez avian encontrado dos yndios
de la parcialidad de los Suchiches y les avian dicho, los quales, a los dichos Caci-
ques, que los españoles yban a hazerles daño y a llevarlos amarrados a Moyobam-
ba: con lo qual se avian alborotado todos y bueltos diciendole al dicho Christoval
de Pinedo, que dijeren al dicho General que se bolviesse con su jente, por que de
no hacerlo, los avían de flechar a todos; y que el dicho Christoval de Pinedo, abia
buelto a sus poblaciones con el dicho Don Feliz y los demas soldados por si podian
desengañarlos y traer algunos dellos, con lo qual el dicho general fue marchando
en orden y con prebencion hasta el Rio de la Sal, donde se aquartelo con su jente
y estubo toda la noche en centinela, recelando alguna cometida de los dichos
yndios.
En doce dias del dicho mes y año, el dicho general a las siete oras de la ma-
ñana comen~o a marchar despues de averse dicho misa a la orilla del dicho Rio de
la Sal, para la poblacion de los Yndios Tavalosos, por una cuesta muy aspera de
montaña, y aviendo caminado dos leguas, encontro a Christoval de Pinedo, con
otros soldados de los que avia ymbiado desde el Potrero, el qua) traía consigo
quatro yndios de los Tavalosos que avia cojido en la montaña estando escondidos
y que venían los dichos yndios muy espantados, y llegados a la presencia del
dicho general, el qual los agasajo, abra~andolos y dandoles a entender no tubies-
sen temor porque no les yba a hacer daño alguno, y les dio cuchillos con que los
dichos yndios se alegraron y dieron a entender estavan contentos y fueron en
compañia del dicho general marchando basta llegar a las primeras casas de la po-
blacion, las quales aliaron bacías, por averse retirado los yndios a la montaña y el
dicho general se aquartelo con su jente en una casa grande de un yndio principal
llamado Juacapa, donde avia muchas cavezas de yndios de la provincia de los
Amassi Fuynes que son con quienes tienen guerra los tabalosos y el dicho general
bolviendo a acariciar a los dichos quatro yndios y dandoles de comer muy bien,
les dixo: fuesen a llamar al Cacique Ojanasta que estava en un alto a vista del Real
de los españoles con otros yndios y que le dijesen de parte del dicho General, co-
mo no yba hacerle daño, sino a ser su amigo ymbiandole regalo de pan y comida
en señal de amistad y que fueron los dichos yndios y dentro de dos oras que
171
bolvieron, diciendo que ya benia Ojanasta, pero que decia le ymbiasen al yndio
ynterprete que avia llevado el dicho general porque queria hablar con el primero
y el dicho general aviendole ymbiado al dicho ynterprete, bino el dicho Ojanasta
adonde el estaba, bestido a su usan~a y que llego a la presencia de dicho general
con grandes rendimientos y temores, al qual el dicho general agasajo, dandole
cuchillos, achas y machetes y a otros yndios que con el benian, a todos se les dio
de comer, con lo qua! el dicho Ojanasta despidio el rrecelo del temor que tenia el
qual y los demas yndios que con el yban abra~aron muchas veces al dicho general,
diciendo de que eran sus amigos y que querian ser christianos y rreducirse a un
pueblo donde el dicho general les señalase y hacer Iglesia y el dicho general les
dixo: como el Bachiller Femando Celis de Saldaña y Don Pedro Añasco eran sa-
cerdotes, o quales fueron con mucha humildad a besarles las manos, como si
fuesen muy catholicos, que a todos causo admiracion y el dicho Bachiller dando-
les a entender los misterios de Nuestra Sancta Fee Catholica y lo que avian de
tener y creer, lo abrazaban al parecer con mucha Fee y que le pedian al dicho
Bachiller se quedasse con ellos, despues de lo qual el dicho general dixo al dicho
Ojanasta, juntasse la gente y fuesse a llamar al cacique Majuarna, que estava
quatro leguas de allí, pasado un Rio y que se ofrecio de yr a buscarle y juntar to-
da su jente y que el dicho Govemador se lo agradecio mucho y nombro a Christo-
val Pinedo para que fuese con el dicho Ojanasta en busca del dicho cacique
Majuarna los quales salieron el dicho dia para lo rreferido.
En diez y seis de dicho mes de Octubre del dicho año parecieron ante el di-
cho general la mayor parte de los yndios sujetos al Cacique Ojanasta a darle la
obediencia y a ofrecerle querian ser christianos, dando a entender de que tenian
mucho gusto de que el dicho govemador fuesse a su provincia con sacerdotes que
les enseñase la Doctrina Christiana y que el dicho día como a horas de medio día
llegaron el dicho cacique Ojanasta, Christoval de Pinedo y los <lemas soldados
que con el fueron con el cacique Majuama con veinte y dos yndios, los mas caci-
ques y capitanejos, sujetos al dicho Majuama, el qua! con los dichos yndios lle-
gando adonde estava el dicho govemador la abra~aron, y el dicho general les
agasajo mucho y les hi~o dar de comer y les dio a todos, machetes y cuchillos y
aviendole sosegado les dio a entender como yba a ser su amigo y por Govemador
por orden del Rey Nuestro Señor y a que fuessen christianos y el dicho Bachiller
Femando Celis de Saldaña, por ynterpretacion del yndio de lengua que llevaban,
les hi~o una platica dandoles a entender los misterios de la Santísima Trinidad y
lo que beran; los quales a una bos dijeron que querian ser christanos de muy bue-
na gana y conocer a dios para no morir como sus pasados y que besaron la mano
al dicho Bachiller y diciendole se quedasse con ellos; y el dicho cacique Majua-
172
ma avia llevado a su mujer consigo y el dicho general al qual diciendole que
queria pasar a su pueblo le dixo que de muy buena gana le llevara pero que yba el
Rio muy crecido y no avia canoas ni balsas en que passarle y los que lo avian
pasado, lo avian hecho con mucho travajo, los mas a nado y otros encima de dos
palos, con mucho riesgo de su vida y el dicho Majuama dixo al dicho general que
para el berano siguiente tendría hechas canoas y balsas para pasarle y que le
esperaría con los caminos abiertos y ade~ados y el dicho general diciendole que
juntasse toda la jente a un pueblo, le rrespondio, que lo aria como lo ordenava y
que de ocho años a esta parte, se avia muerto toda la mas de la jente de unas
virbuelas que hubo en aquella provincia y con las guerras que tienen con los yn-
dios de la provincia de los Arnasi Fuines, avian faltado muchos dellos, pero que
con todos los yndios de lan~a que ay yrian acompañado al dicho Govemador a las
provincias de los Coscabosoas con quienes eran amigos y a otras poblaciones
que dijeron avian en la otra parte del rio de Guanuco, siete dias de camino de
aquella provincia. que no sabían de la jente, por no averse atrevido a entrar en
ellas, aunque bieron las poblaciones y que el berano siguiente bolviendo el dicho
general yrian descubriendo muchas poblaciones.
En diez y siete de dicho mes y año, el dicho general con toda la gente y yn-
dios de la Provincia de los Tabalosos bajo el paraje que para honrra y gloria de
173
Dios Nuestro Señor le pusso por nombre la Virgen del Rosario, que esta una le-
gua de la montaña, de donde el Cacique Ojanasta tenia sus cassas, por parecer a
todos buen sitio de buena agua y de sabana capaz para todo genero de sementeras
y cria de ganados, y ordenó el dicho general, dicho Ojanasta poblasse alli y reduje-
sse toda su jente y hiziese chacaras, el qual quedo que lo baria de muy buena gana
porque avia muchos días que lo deseavan, manifestando mucho gusto de que el
dicho general le señalasse aquel sitio donde asi mesmo se allo el dicho cacique
Majuama con su gente.
Este dicho día, el dicho govemador abiendo tanteado el terreno del dicho
puesto, trazo el dicho pueblo y adonde se avia de hacer la pla~a y la yglesia., casas
de cavildo y solares a los yndios que se hallaron presentes y puso una cruz en el
paraje donde se avia de hacer la Iglesia y el dicho Bachiller Femando Celis de
Saldaña, Cura y Vicario y Capellan de las dichas provincias, hi~o juntar toda la
174
jente y a que se arrodillase delante de la cruz y comen.;o a darles a entender, por
ynterpretacion de Francisco Sinca, interprete, el misterio de la Santísima Trini-
dad.
En el dicho sitio el dicho dia, mes y año, el dicho Govemador nombro por su
lugar teniente y para que en su ausencia administrasse justicia en la dicha provin-
cia de los Tavalosos a Christoval de Pinedo y para que fuese cuydando de que los
yndios hagan sus chacaras y yglesia en los sitios que les tenía señalados con toda
brevedad y que asistiesse al Licenciado Don Pedro de Añasco, cura nombrado de
la dicha provincia, con otros quatro españoles que quedaron en su compañia y en
presencia de todos los yndios, le entrego la vara, a los quales se les dio a entender,
como el dicho Govemador le dejaba en su lugar.
En diez y ocho dias del dicho mes y año el dicho Govemador biendo que las
aguas entraban con gran rigor sin cesar de Uover y que los rios que avian de pasar
cojian mucha agua, y que los soldados temian la estada en aquella provincia, con
acuerdo y consulta de todos y del Bachiller Femando Celis de Saldaña, detennino
de salir a la ciudad de Moyobamba hasta el verano siguiente, para volver a entrar
con el favor de Dios, con lo qua) partio de la dicha provincia, para la dicha ciudad
de Moyobarnba en la qua) entro de buelta en veinte y uno de Octubre del dicho
año, con la jente y caciques de la dicha provincia de los Tavalosos y que el caci-
que Ojanasta dixo que queria le bauti.;acen, un niño y una niña hijos suyos de
poca hedad.
En veinte y quatro del dicho mes y año, se bauti9aron los dos niños de suso
referidos y se les puso olio y chrisma, el uno de hedad de quatro años, poco mas o
menos, y que se le puso por nombre Martin, que el dicho govemador fue su pa-
drino, y a la niña Maria y que fue su padrino el Capitan Domingo Lopez y que los
bautico el dicho Bachiller Femando Celis de Saldaña.
En el dicho día, el dicho general hi90 sacar vestidos para diez yndios y las
mujeres de los caciques, que avian venido en su compañia, y los vistio a todos al
uso del ynga y demas dello les dio cantidad de gallinas con gallos y ganados de
cerda, machos y hembras, para que fuesen haciendo cria, con lo qua) se fueron
para su provmcta.
Este día el dicho general, proveyo auto y mando que para seguridad del cura
atento a ser los indios infieles, Christoval de Pinedo para seguridad de su persona
le asistiese con doce soldados de escolta.
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En la dicha ciudad el dicho día, mes y año dichos el dicho general, por auto
que proveyo. dixo: que por quanto tenia de entrar el verano siguiente a proseguir
en la pacificacion de los yndios de las provincias que tenia capitulado con su
Magestad, que Dios guarde y que hera necesario conducir jente, vituallas y otros
peltrechos, lo qual no avia en la dicha ciudad con que le hera preciso salir de la
ciudad de Chachapoyas y provincia de Caxamarca, a prebenirlo y que el dia
siguiente veynte y cinco del dicho mes avia de disponer de su biaje, por lo qual
mando al Capitan Alonso Guerra Calderon, en confonnidad del orden y titulo que
le tenia dado, sin que se perdiese tiempo por la dicha su ausencia en la dicha
ciudad y sus terminos fuese conduciendo la jente que se quisiesse alistar para
aquella facción. ofreciendo a los soldados que se alistasen las pagas que su Ma-
gestad da a los que le sirven en sus exercitos, dandoles a entender las prehemi-
nencias y prebilegios que Su Magestad concede a los que lo sirvieron en la dicha
conquista y pacificacion y que el dicho Capitan Domingo Lopez de Alvarado, su
lugar theniente en la dicha ciudad tubiesse particular cuydado de darle avisso del
que tubiesse de lo que se fuesse obrando en la provincia de los Tabalosos. despa-
chandole propio con los avisos y que asi mesmo fuesse ymbiando a la jente que
alli estava las bastimentos y todo lo demas que pidiesen poniendo en su execucion
particular cuydado.
Este día el dicho general notifico lo contenido en el dicho auto a los dichos
Capitanes Domingo Lopez y Alonso Guerra Calderon en sus personas, despues de
lo qual esta en el dicho quademo el nombramiento de cura que hi~o el Bachiller
Femando Celis de Saldaña en su lugar al Licenciado Don Pedro de Añasco y el
padron y numeracion que hi~o de los yndios de las provincias de los Tavalosos y
al final del dicho quademo, esta una certificacion firmada y signada de Luis Gar-
cia Samanes, escrivano publico y Cavildo de la ciudad de Chachapoias en ella en
veinte y cinco de Noviembre de mill y seiscientos y cinquenta y tres años, de co-
mo hasta aquel dia no se avia publicado en la dicha ciudad ni sus provincias el
papel sellado.
LO QUE SE REFIERE
EN EL SEGUNDO QUADERNO DE LA SEGUNDA JORNADA
Consta de que el dicho General en veinte y siete días del mes de Abril de
seiscientos y cinquenta y cuatro en esta villa de Caxamarca por auto que proveyo.
Dixo que por quanto este dia como a las cinco de la tarde recivio una carta miciva
del Capitan Domingo Lopez de Alvarado su lugar teniente de la dicha ciudad de
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Moyobamba en que le dava avisso que los yndios de las provincias de los Tabalo-
sos se avian rebelado y quemado las yglesias sin saberse la caussa y para obviar
mayores daños, estaba resuelto de yr personalmente a la lijera para la dicha pro-
vincia a castigar los que fueron culpados y a bolver apaciguar los dichos yndios,
para cuyo efecto era necesario llevar armas y municiones e yr marchando de dia
y de noche sin parar hasta la dicha ciudad de Moyobamba, para que con brevedad
que el caso requería se acudiesse al rreparo del daño que amena1yava, para que
desde la dicha ciudad de Moyobamba, hacer las prevenciones que pareciessen
combenir para entrar en la dicha provincia, y que el Alferez Francisco de Sayago
de la Compañia del Capitan Don Juan Muñoz de Piedrola para la jornada que se
avía de hacer a la pacificacion de dichos yndios ynfieles juntamente con otros
doce soldados de la dicha compañia se aprestasen luego y que avian de salir el dia
siguiente y puso la dicha carta que caveza del dicho auto.
Este dia notifico el auto del dicho General Pedro de Saldaña, Pinedo, escriva-
no de su Magestad al Alferez francisco Sayago en su persona. En veinte y ocho
del dicho mes de Abril del dicho año el dicho general salio desta villa de Caxamar-
ca como a las cinco oraz de la mañana, poco mas o menos, para la ciudad de
Moyobamba, llevando en su compañia al Alferez Francisco de Sayago y el ayu-
dante Joseph Sanchez de Sala1yar y otros soldados de la Compañia que estava
conduciendo el Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola, segun la fee que de su sali-
da dio Pedro de Saldaña Pinedo escrivano de su Magestad y publico.
A doce dias del mes de Mayo del dicho año, parece llego el dicho general a la
dicha ciudad de Moyobamba y por aver sabido del rebelion y levantamiento de
los dichos yndios y quemas que causaron de las yglesias y porque se avia savido
que estavan combocados con los de las provincias Coscobasoas y por recelarse
de que podian benir sobre aquella ciudad y para atajar el dicho rebelion y leban-
tamiento, se resolbio a proseguir la marcha de su biaje a la provincia de los Tava-
losos para reducir los rebelados y castigar a los principales motores buscandolos
asta allarlos, y que avia de proseguir en su viaje el dia siguiente trece del dicho
mes y ordeno que todos los soldados alistados, como los vezinos que no tuviesen
ympedimiento saliesen en su compañia que todas las vezes que fuesse necesario
darles municiones de mas de las que llevaban y que ninguno se escusasse con
apercivimiento que se procedería contra los ynobedientes y para la seguridad y
guardia de aquella ciudad mando se quedasse en ella con la jente necessaria el
Capitan Domingo Lopez de Albarado para que con todo cuydado mirase por ella
y que el auto proveydo por el dicho general se publicase en la pla1ya publica de la
dicha ciudad lo qual se hi1yo en el dicho dia por voz de Mateo Mulato.
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En trece del dicho mes y año, el dicho general salio de la dicha ciudad de
Moyobamba, para las provincias de los Tavalosos a reducir y apaciguarla., llevando
en su compañia cinquenta soldados con todas las armas y municiones bastantes.
A diez y siete del dicho mes y año, llego el dicho general al pueblo de la Vrr-
gen del Rosario con toda la gente que saco de la dicha de Moyobamba, al qua!
dicho pueblo le hallo quemado y sin que en el hubiese persona alguna y asento por
entonces el rreal en el dicho pueblo para recorrer donde se entendiese aver yn-
dios retirados.
El dicho dia el dicho General, mando que luego saliessen del dicho pueblo las
tropas que tenia señaladas para recorrer los parajes y puestos donde se presumia
estarían retirados los dichos yndios rebelados. Que al sitio de Cica fuese Cristoval
de Pinedo, con veinte soldados y otros tantos yndios amigos y los yndios que alia-
se en el, reduciesse con buenas ra~ones y por los medios mas suaves que pudie-
sse, los quales llevasse ante el dicho general, asegurandoles de que usaria con
ellos de benignidad y clemencia, tal que pidiessen perdon y prometiessen enmien-
da en lo que adelante y aquellos de quien no tuviese entera satisfacción de que
buenamente no yrian con la dicha tropa los prendiese y presos y a buen recaudo
los llevasse y que en la yda y buelta tubiesse todo cuydado, cautelando de las em-
boscadas y que no se baliesen de las armas, si la necessidad no les obligasse y que
la dicha tropa bolviese al dicho rreal dentro de tres dias y si pasase adelante,
siguiendo algunos rastros se le diese aviso dello al dicho general y que el Capitan
Alonso Guerra, con otra tropa saliesse al puesto de Chasnamos y hiciese la mes-
ma diligencia guardando la orden referida y la gente que quedaba en el rreal es-
tuviese con centinelas dobladas a cargo del Capitan Diego del Castillo Rengifo,
por quanto el dicho general personalmente yba con tropa acia el rio de los Lamas
a correr aquella montaña y que todo lo qua! se puso luego a la ora en execucian.
y abiendo salido el dicho general a la parte referida y recorrido toda la montaña
que ay a la orilla del rrio de los Lamas, y no hallo jente ninguna sino todos los
caminos y sendas con oyos donde avia muchas puyas y lan~as y cubiertos por
arriba con hojas para que no se pudiosen reconocer que a no yr con todo cuydado
se hubiera lastimado mucha jente, con lo qual bolvio la dicha tropa al rreal.
En diez y nuebe del dicho mes de Mayo el capitan Alonso Guerra bolvio al
rreal y dixo: que avia corrido todo el puesto de Chasuamos adonde estavan todas
las casas despobladas, sin gente en todo dicho pueblo y que solo avia aliado rastros
que iban acia el puesto de Cica y que no aver ydo con mucho cuydado hubiera
perecido alguna jente en los oyos que tenían por los caminos con puyas, y que
solo un yndio amigo se avía lastimado en un pie.
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En veinte y un dias del dicho mes de Mayo, llego al dicho rreal Christoval de
Pinedo con la tropa que avia llevado en su compañia con veinte y quatro personas
que traya presas por no haber podido cojer mas, y por estar los caminos y sendas
ynfestadas y averse lastimado mucha jente de la que llevo en los oyos que avía
en los caminos y sendas llenos de puyas lan~as tapados de ojas y que preguntan-
do a la jente que asi prendio por el Ojanasta, le dijeron que avia sido el primero
de los que huyeron a las montañas y asi mesmo avia entendido de los prisioneros
que muchos yndios de los revelados se avian retirado asia la provincia de los
Coscabosoas.
Y en veinte y quatro dias del dicho mes de mayo, el dicho Cacique Unguaya,
bolvio al rreal y dixo por ynterpretacioo de Francisco Sinca, ynterprete, que no
avia podido ver al dicho Cacique Ojanasta, por averse retirado a la provincia de
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los Cascabosoas y que avía dicho que yba a pedir a los yndios de aquella provin-
cia, le ayudassen contra los españoles, y que el dicho Cacique Unguaya b'ujo en
su compañía cinquenta personas que por la dicha ynterpretacion dixeron lo mes-
mo y que el dicho Cacique y todos juntos se disculparon diciendo que ellos no
tenían culpa en la dicha guerra por que el dicho Ojanasta los avia yncitado a todos
y por que mostravan estar medrosos, el dicho general les dio a entender por la
dicha ynterpretacion que los perdonaria, con cargo de su enmienda y reedificacion
de sus casas y que trujesen a sus parientes y a los demas que faltavan y los agasa-
jo, los quales respondieron por la dicha ynterpretacion que la harian assi y que si
el dicho Ojanasta bolviese a inquietarlos pelearian con él.
En veinte y cinco dias del dicho mes y año, auiendo llegado al dicho rreal la
mayor parte de la gente de aquel pueblo de la Virgen del Rosario, pidieron al di-
cho general por ynterpretacion de Francisco Sinca, perdon de haverse huydo y
lebantado y disculpandose de que no tenian culpa en la quema de las yglesias y
prometiendo la enmienda a los quales se les dio a entender por la dicha ynterpre-
tacion la gravedad de su delito y que solo por aquella vez perdonava y que otra
vez serian gravemente castigados. Y en el dicho dia el dicho general despues de
aver obrado lo rreferido del dicho pueblo de Nuestra Señora del Rosario, se fue al
pueblo de los Lamas donde esta va la mayor fuer~a de la jente de la dicha provin-
cia de los Tavalosos en prosecucion de la pacificacion, reducion y castigo de los
delinquentes, dejando guarnicion de jente en el dicho pueblo de Nuestra Señora
del Rosario, a cargo del capitan Diego del Castillo y el horden de dicho general se
pregono en el dicho rreal.
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yglesia y hiciesen guerra a los españoles todos juntos, pero que él no avía querido
venir en ello y que así fue a hablar con los yndios Suchichis, pero que no pudo
reducir a su debocion a todos, sino algunos y que los que quemaron la dicha
yglesia heran dos yndios, el uno llamado Chupanaes y el otro Estachino y que él
yria con la jente que ymbiase el dicho govemador a llamar a los dichos yndios
Suchichis o ymbiaria al cacique Lamu~a a quien ellos temían mucho y que tenia
por sin duda que bendrian todos, por que estavan con miedo por hallarse cercados
de la jente que llevava el dicho govemador y que tenia por acertado no se ymbia-
sen soldados ni mas persona que al dicho cacique Lamu~a por que no se escon-
diesen y que un cacique llamado Tanasua era su amigo y que bendrian luego que
le llamase, y que el dicho general se conformo con el ra~onamiento del dicho
Majuama, al qua) le mando fuera a llamar a los caciques de los dichos yndios
Suchichis y que les persuadiesen que biniesen luego, sin ningun temor y que se
apasiguassen y bolviessen a redificar sus casas y la yglesia que quemaron, que
haciendolo assi, desde luego, les prometía perdon y que si no benian los avía de
buscar hasta hallarlos, para castigarlos y que el dicho cacique Lamu~a salio al
dicho efecto.
En veinte y ocho días del mes de mayo del dicho año, el dicho Cacique Lamu-
~a bolvio de los Suchiches con quatro caci,ques de los dichos Suchichis, ante el
dicho general, llamados el uno Tamasoa, otro Ajuama, otro Cbunchibay y otro
llamado tambien Chunchiba, los quales por el dicho ynterprete dixeron: que el ca-
cique Ojanasta les avia hablado y persuadido, diciendoles no consintiesen a los
españoles en su tierra, porque los querían matar a todos y llevarles sus mujeres, y
la yglesia la hacian para cojerlos dentro della; pero que sin embargo de sus per-
suaciones ellos no avian querido hacer lo que les dixo y que se balio de yndios
parques y que ellos procurarían traer los delinquentes ante el dicho general, con
engaños, y que el principal era un yndio llamado lstachina y otro llamado Chupa-
nas, y fueron repreguntados, por la dicha ynterpretacion, que por que si no tenian
culpa, se avian retirado a la montaña y respondieron de que de miedo de que el
dicho general los castigasse a todos y tambien por lo que les había dicho Ojanasta;
pero que pues avian conseguido perdon, querían rredificar la yglesia desde luego
y que procurarían reducir toda la jente que andava fugitiva por el monte, con lo
qual el dicho general, mando a los dichos Caciques que se bolviessen a traer toda
la gente retirada para que fuesen poblando el dicho pueblo.
En diez y nueve del dicho mes de mayo, bolvieron los dichos dos Caciques,
los quales trujeron ante el dicho general, mucha cantidad de yndios sin armas,
todos los quales avian traydo presentes de frutas y otras comidas y que los dichos
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Caciques por la ynterpretacion dixeron que no avian podido aliar mas jente de la
que trayan que eran la mayor parte de sus parcialidades y que faltavan pocos
yndios y que ellos se habian retirado a los Otanavis y estando todos juntos en dos
hileras, el dicho general llamo al cacique Majuarna, con el cacique Tonasua. por
la dicha interpretacion les pregunto que si estavan alli los dos indios que deciao
avian pegado fuego a la yglesia, y por la dicha ynterpretacion dixeron que si y los
señalaron con los dedos a los quales hi~o prender el dicho general y que los
amarrasen y que visto lo susodicho los demas yndios se alborotaron y aceleraron
de manera que fue necesario que el dicho general se batiese de todas diligencias
para aquietarlos, diciendoles que pues todos decian que solo aquellos dos tenian
la culpa en la dicha quema y ellos no heran complices en ella, se asegurasen que
no se les baria daño ninguno pero que si sucedia que otra vez quemassen una
chacara siquiera los avian de castigar a todos, con que se aseguraron y aquietaron
prometiendo la enmienda.
En veinte y nuebe días del dicho mes de mayo del dicho año, el dicho general
para mejor berificacion de los culpados en la quema de la Iglesia de dicho pueblo,
por averlos culpado generalmente todos los yndios a dos yndios llamados, el uno
lstachina y el otro Chupanassi, que son los dos rreferidos en el auto antecedente,
que señalaron los Caciques Majuama y Tanasua a los quales el dicho general
hi~o parecer ante si, y estando por ynterpretacion del dicho Francisco Sinca sin
forma de juramento, por no ser christianos, se les apercivio que dijessen la ver-
dad, y fueron preguntados: que por qué causa y ra~on avian quemado la dicha
Iglesia, a lo qual respondio el dicho lstachina que el de su voluntad lo avia que-
mado la dicha Iglesia por averselo mandado el cacique Ojanasta y Chupanaci
dixo: que el no la avia quemado y que solo avia venido al dicho pueblo con el
dicho Istachina, pero que se avia quedado en una casa junto a la dicha Iglesia y
siendoles preguntado que si les ayudo alguna otra persona o si lo mando otro que
el cacique Ojanasta, respondieron que no y que el dicho cacique Ojanasta les avia
dado dos hachas por que quemasen la dicha yglesia, diciendoles que los españoles
la avian echo para meter en ella todos los yndios de aquella provincia y matarlos
y quitarles sus mugeres, y que respondiendole ellos que yrian los españoles y los
castigarian les avía rrespondido el dicho Ojanasta, que ya tenia combocados a los
yndios de los Coscabosoas para que les ayudassen a defenderse y matar los dic-
hos españoles y que aunque se les hicieron otras mas preguntas no rrespondieron
otra cosa, sino decir que los haorcassen, pues ellos tenian la culpa por aver quema-
do la dicha yglesia.
182
y la culpa que por ella y las diligencias fechas cerca de la quema de la yglesia del
dicho pueblo, resultava contra los susodichos, los quales estavan convictos y con-
fesos y para que a ellos sirviese de castigo y a otros de exemplo fuessen aorcados
en una orca de tres palos, asta que naturalmente muriessen, cuya condenacion
por ynterpretacion del dicho Francisco Sinca se le notifico a los dichos dos yndios
y en el dicho día por el dicho general se le hi~o exortacion al Licenciado Don Pe-
dro Añasco, cura de los dichos yndios, de que atento a que estavan condenados a
muerte, y la sentencia contra ellos dada se avía de executar en ellos ymbiolable-
mente el día siguiente que se contarian treinta del dicho mes y que heran yndios
jentiles, se les diessen a entender los misterios de nuestra Sancta Fee Catholica,
procurando su salvacion para que no se perdiesen aquellas almas que tanto avían
costado a Nuestro Señor.
En treinta y un días del dicho mes y año, el dicho general mando que en el
dicho sitio de los Lamas se hiziesse un fuerte rreal de empali~das con maderas
gru~ y quatro redutos y un fosso destacadas y que fuese el dicho fuerte capaz
para alojarse en el doscientos hombres conque los soldados que avian de quedar
en el dicho pueblo de guarnicion con el cura que avia de doctrinar los dichos yn-
dios, no tubiessen riesgo ninguno y que todos los soldados sin reservarse ninguno,
fuesen a cortar maderas, trayendolas al dicho pueblo, a la pla~a del que es, donde
se avia de hacer y acabar y quedar guarnecido antes que saliese de el dicho go-
vemador, lo qua) se publico en el dicho dia.
183
dicho mes, el dicho general nombro por cavo del dicho fuerte a Cristoval de Pine-
do, para que en el asistiese con los soldados y jente que le tenia señalado.
El dicho dia se los notifico el dicho auto con lo demas contenido en el dicho
nombramiento.
En nuebe del dicho mes y año salio el dicho general del pueblo de San Joseph
de los Lamas y llego al pueblo de Nuestra Señora del Rosario en el dicho dia, y
en el dicho pueblo hii;:o junta de los oficiales y soldados que se aliaron en el dicho
pueblo y en su compañia y estando juntos, les propuso como el principal motor y
agresor en la quema de las yglesias avia sido el Cacique Ojanasta, el qual no avía
sido posible prenderlo por averse retirado, por lo qua! se podían temer muchos
daños de el y especialmente el que diese asalto a la ciudad de Moyobamba com-
bocando a los yndios de los Coscabosoas. Y asi mesmo a los Juanuncos y Fuines
y que hera necesario atajar sus intentos y cavilaciones, y aviendose conferido esta
materia se acordo de que quedando como quedavan guarnecidos los fuertes de los
dichos pueblos, el dicho general saliese a la provincia de Caxamarca, a traer la
gente que se estava conduciendo en ella para que entrando gente por aquella parte
y la mayor fueri;:a por la de Condomarca, de manera que el dicho Ojanasta se
aliase rodeado por todas partes y cojido y preso.
El dicho dia salio del dicho pueblo de Nuestra Señora del Rosario, el dicho
General para la provincia de Caxamarca por la jente que en ella se avia conducido.
LO QUE SE CONTIENE
EN EL QUADERNO TERCERO DE LA TERCERA JORNADA
184
nada, lo qua! cumpliesen, so pena de que serian castigados segun las leyes de
milicia.
En veinte y un días del dicho mes y año, estando toda la jente, conducida en
el cuerpo de guardia, como a las ocho del dia poco mas o menos, el dicho general
mando que todos fuessen en su compañia a oyr misa y rrogassen a Dios el buen
sucesso de la jornada, y el dicho dia salio desta dicha villa, marchando con toda la
dicha jente, diciendo que yba hacia el puesto de Condonnarca, embiando ordenes
al Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, que con la compañia que avia con-
ducido le siguiesse para entrar en las provincias de los Porontas, Jivitos y Cholo-
nes.
En diez dias del dicho mes y afio, el dicho general aviendo llegado con los
soldados de su cargo al puesto de Cillangat (?) allo en el en una rranzada sesenta
indios ynfieles que le salieron a recebir con gran griteria y demostraciones de paz
y llegandose el dicho general para ellos, los quales se binieron para el poniendo
las manos y arrodillandose y dijeron que heran de la provincia de Xivitos, Poron-
tos y Cholones y que avian tenido noticia de como el dicho general yba a su tierra
por aversela dado Don Francisco Mollicen quando el dicho general le ymvio con
orden para que les dijese que no se alborotasen, que no les yba hacer daño, sino a
185
ser su amigo y que con aquel seguro salían a conocerle y traerle camarico de yu-
cas y otras frutas de su tierra y que el dicho general los agasajo diciendoles a lo
que iba y que solo deseava que fuesen christianos y que ellos le respondieron que
lo deseavan mucho serlo y que benian a enseñarle el camino de su tiena y a llevarle
algunas cargas, y que el dicho general les dio algunas herramientas y otros dijes.
En quinze días del dicho mes y año, el dicho general con su campo llego al
pueblo de Porontos, donde allo como veinte casas con cantidad de yndios con sus
familias, los quales le aguardaron en la pla~a de dicho pueblo haciendo mucha
fiesta con sus botutos, a su usan~a y le llevaron a una cassa grande que dixeron
tenían dispuesta para el alojamiento del dicho general y su jente y aviendo para-
do en la dicha cassa, hi~o que se juntassen todos los indios, los quales llegaron
dandole la obediencia y paz al dicho general en nombre de Su Magestad. el qual
les dio a entender que no yba a hacerl-es daño ninguno, sino a ser su amigo y que
fuessen christianos y conociessen por Rey y Señor natural a Pbelipe el grande.
por cuya borden yva y todos juntos le respondieron que querían ser cbristianos y
bauti~arse y que reconocerían por su Rey y Señor a Su Magestad, a quien desde
luego rendían vassallaje, y no faltarían a la fe.e que se devia tener, por lo qual por
aver llegado toda la gente cansada por aver caminado doce días a pie, por caminos
asperos, el dicho general ordeno que los dichos yndios se retirassen a sus casas
para que la gente descansasse.
En quince del dicho mes y año el dicho general por bando que publico ordeno
que ningun soldado fuesse osado de alargarsse de la vista del cuerpo de guardia,
ni que entrasse en casa de ningun yndio, ni les quitassen cosa alguna aunque fue-
sen por via de rescate y otros apercivímientos.
En diez y seis del dicho mes y año en el dicho pueblo, el dicho general man-
do juntar todos los indios infieles y que el Licenciado Don Pedro Salvador
Velazquez de Medrano, Vicario general de aquella entrada y el Bachiller Esteban
Bravo del Aguila, les diesen a entender los misterios de la fee y lo que ganaran
siendo christianos y que los yndios se juntassen en una pla~oleta, adonde se les
avía señalado para que hiziessen la Iglesia y por ynterpretacion de Don Francisco
Mollicen, inteligente en su lengua materna los dichos sacerdotes les dieron a
entender, todo lo que convenía y ellos haviendolo oydo con demostraciones de
voluntad, pedían ser bauti~ados, porque deseaban go~ del bien que los dichos
sacerdotes le dieron a entender tenían mediante el ser cbristianos y bauti~ados,
los quales aunque con gran fervorosidad pedían el santo bautismo no se les dio
hasta estar mas instruidos en la fee. Solo a uno que salio mas de veinte leguas a
186
encontrarlos al camino rogando que le bauti1rassen y por conocer en él verdade-
ros deseos y saver las oraciones en la lengua general del ynga y en su materna y
ser el Cacique principal de aquel pueblo, se bautiso con toda solemnidad y se le
puso olio y chrisma y por nombre Martin y que él se llamaba de antes Sauca, y
tambien se bautiso á una yndia que dixo ser su mujer, la qual pidio el santo bautis-
mo y se le puso por nombre Mariana.
Ert diez y siete del dicho mes y año, el dicho general aviendo visto quan
reducidos estavan los yndios de aquella provincia, tomo posesion de ella en nom-
bre de Su Magestad y puso por nombre al pueblo San Antonio de Porontos y los
caciques estando sentados llegaron y dieron con toda la demas gente la paz y
obediencia a Su Magestad y al dicho general en su nombre rindiendole vasallaje,
y el dicho general se paseo por la plasa diciendo: posesion, posesion, posesion y
pidio a todos los circunstantes le fuesen testigos de que le aprehendia en nombre
de Su Magestad, para que sus reynos y señorios se estendieran a mas y hizo poner
rollo en la plaza y nombro alcaldes y demas oficiales.
En diez y nueve dias del dicho mes y año, el dicho general en el dicho pueblo
de San Antonio de Porontos, hi1ro juntar toda la gente del dicho pueblo y estando
juntos, les dixo: como avía de passar a la provincia de los Xivitos y que hiciesen
su Yglesia y re(j'.assen todos los dias para aprender las oraciones, las quales les
enseñarla un fiscal que allí quedava, ynteligente en su lengua, christiano, que se
llamava Miguel Achus, natural del pueblo de Caxamarquilla y el dicho general les
dio a todos herramientas de hachas, machetes y cuchillos y a las yndias bayetas
para llicllas y asi mesmo les dexo hachas y otras herramientas entregandolas a los
alcaldes y oficiales de cavildo, para que sirviesen a toda la comunidad para hazer
la Yglesia y chácaras, con lo qual los dichos yndios quedaron muy contentos y
que salieron en compañia dal dicho general guiandole a la provincia de Xivitos,
los caciques vestidos en havitos de españoles.
En veinte y un dias del dicho mes y año el dicho general con su campo entro
en la provincia de los Xivitos y algunas quadras antes de llegar a la poblacion le
salieron algunos yndios sin armas al camino con señales de paz y entrando con
ellos a la primera poblacion allo que avia en ella mas de sesenta casas grandes, y
que en la pla1ra de dicha poblacion estaban cantidad de yndios y chusma con sus
tamboriles y botutos cantando a su usan1ra y luego que llego el dicho general
adonde ellos estavan le binieron a besar la mano con mucho rendimiento, dicien-
do: que querian ser sus amigos y que tenian noticias los querria mucho y le guia-
ron a una cassa que le tenían dispuesta para su alojamiento en que le tenian co-
187
mida de yucas y otras cosas y le dijeron que aquello le clavan en señal de paz y
que se holgava mucho de lo que les decian sus amigos los yndios Porontos de lo
que les avia regalado y el dicho general les hii;o una platica diciendoles que no
tubiesen miedo, por que no les yba a hacer daño ninguno sino a regalarlos y ser
su amigo y dandoles a entender lo que ganarian en ser christianos y que el dicho
general no quería de ellos ni su Magestad. quien le ynviaba, mas interez que
reducirlos y los dichos yndios le respondieron que ellos querían ser christianos y
reconocer á Su Magestad por su Rey y Señor natural y como a tal le rendirían
vasallaje y que en su tierra avian estado Padres de la Compañía de Jesus avía diez
y seis años, poco mas o menos y que asistieron los dichos Padres de la dicha
Compañia entre ellos mas tiempo de tres años enseñandoles la Doctrina Christia-
na y que los dichos Padres se avian salido porque unos caciques viejos que go-
vemavan a los dichos yndios los avian amenazado, que los avian de matar, sino
salian de su tierra los dichos Padres y que los yndios Caciques heran ya muertos y
al que mas culpa tubo y yusto que los dichos Padres saliesen de la dicha tierra
dentro de dos años, se lo avia un tigre comido, y el dicho general pregunto a los
dichos yndios si por allí avia otras naciones fuera de la provincia de los Cbolones
los quales dixeron ymbiarian a llamar a los dichos Cholones asegurandoles el
buen pasaje que el dicho general hacia a todos y que un Cacique yria por ellos a
traerlos.
En veinte y tres dias del dicho mes de Agosto llegaron a la presencia del di-
cho general a la casa adonde estava alojado, los yndios Cholones con sus caci-
ques y Capitanes con mucha boceria y señales de rregocijo a su usan~a. trayen-
dole muchos camaricos de yucas y otras frutas de la montaña y por la noticia que
avian tenido del buen pasaje que el dicho general avia hecho a los yndios Xivitos
y Porontos yban con todo gusto a ver a sus amigos y darse de paz, estando a la
obediencia de lo que les ordenase y que se holgavan de que se hubiesse ydo a su
tierra, que ellos o la mayor parte dell.os heran christianos, por que el Bachiller
Diego Nuñez Thenorio, avia entrado a su provincia con algunos españoles, avia
mas de veinte y cinco años, poco mas o menos y que avia bautii;ado a todos los
que avia aliado y despues que los bauti~o se avia salido sin bolver mas y ellos no
savian otra cosa sino que les avia echado agua y dicholes que quedaban christia-
nos y que deseavan que se les diesse a entender lo que hera y lo que avian de
guardar; y el dicho general ordeno se juntassen todos los Xivitos y Cholones y
que los sacerdotes les diesen a entender los misterios de nuestra sancta fee catho-
lica con lo demas que les ymportasse y estando todos juntos se lo dieron a enten-
der, haciendoles grandes platicas por ynterpretacion de Don Francisco Mollicen
y otro yndio entendido en su lengua en cuya platica se estuvieron los sacerdotes
188
A-
mas de quatro horas y los dichos yndios los oian con mucha atencion diciendo,
que se holgavan de oyr lo que se les decia por que hasta entonces estavan ajenos
de lo que contenia nuestra santa fee, y el dicho general encargo a los dichos
sacerdotes que todos los dias continuassen con la misma platica y rogassen a
Nuestro Señor les pussiese en los co~ones como mas ymportasse para mayor
gloria suya.
En veinte y quatro del dicho mes y año, el dicho general aviendo visto la paz
y obediencia que los yndios Xivitos y Cholones le aviao dado a su Magestad y al
dicho general en su Real nombre, señalo sitio donde fundasen la Yglesia y en el
dicho sitio se dixo una misa cantada con solemnidad en acimiento de gracias, y
tomo en nombre de Su Magestad posesion de la dicha provincia y puso por nom-
bre al pueblo la Limpia Concepcion de Xivitos y estando sentado el dicho general,
los caciques le besaron la mano y dieron la obediencia y el dicho general puso
royo en la plaza publica del dicho pueblo.
Este dia dio posesion de Cura al Li,c enciado Don Salvador Velasquez de
Medrano en nombre del Bachiller Femando Celis de Saldaña como coadjutor
suyo.
Y en veinte y cinco dias del dicho mes, el dicho general repartio entre los yn-
dios Xivitos y Cholones, cantidad de achas, machetes, cuchillos, bayetas, casca-
beles, chaquiras y otros dijes y a los caciques principales vestidos y a las yndias
bayeta para llicllas y les dio a entender a los dichos yndios de como avia de pasar
adelante, y algunos dellos prometieron de yr en su compañia, con lo qua! con su
campo partio del dicho pueblo.
En treinta y un días del dicho mes, el dicho general llego al rio de los Xivitos
con su exercito y pregunto a los caciques practicos le dixesen por la parte que se
podía passar el dicho rio y porque hubo diferentes pareceres en la pasadla del
dicho rio, se acordo de que en balsas por él fuesen al rio que baja de Guanuco.
En cinco dias del mes de Septiembre del dicho año, estando el dicho general
con su exercito aciendo las embarcaciones para yr por el dicho rio abajo, binieron
adonde el dicho general estava, los yndios que avia despachado a los Juanuncos
y con ellos vinieron ocho yndios de los dichos Juanuncos con su Capitan Guata-
~ apa desnudos y embijaguados y emplumados sin armas y llegando adonde estava
el dicho general le hicieron grande benia abra1¡:andole, el qua! los recibio con
mucho agasajo, aciendoles dar de comer y les dijo que no tubiesen temor, por que
189
yba a ser su amigo y no hacerles daño ninguno y el dicho general, les pregunto
que por que ocasion avian dejado a su pueblo y retiradosse a la ysla y que el dicho
Capitan Guata1rapa le dijo que un ynd io de la provincia de los Tabalosos llamado
Ojanasta, andava por su provincia y de los Cescabosoas y Fuines ynsistiendoles
para que hiciessen guerra a los españoles y no consintiessen entrasen en sus tie-
rras porque los avían de matar y quitarles sus hijos y mugeres y que de temor se
avian retirado a la dicha ysla y que nunca avía visto españoles y con lo que les
avian dicho los yndios Xivitos, se avian sosegado y que benia a saber lo que le
querían y que el dicho general fuesse a su ysla, que todos le esperaban de paz y
arian lo que les ordenasse y el dicho general les pregunto si hera la navegacion
segura por aquel rio abajo, el qual le dijo que no sino de mucho riesgo y que el
lo avía andado muchas bezes en balsas y a no saber nadar se hubiera aogado por
los grandes saltos que tiene el dicho rio y que aunque el dicho general fuese por
el, el no avia de yr, sino por tierra, y aunque la relacion del dicho Guata~pa, dio
cuydado, todavía se determino el dicho governador de executar el yntento que
tenían acordado, en cuya ocasion el dicho general estava lastimado de un pie, de
una picadura que le dio una sabandija venenosa, estando contando palos para las
embarcaciones, el qual redujo al dicho Guata1rapa, a que fuese al dia siguiente por
el dicho rio.
En siete de Septiembre del dicho año, el dicho general navegando por el rio
abajo de los Xivitos, con veinte y seis embarcaciones en que yban doscientas
personas españolas y yndios amigos, bastimentos y peltrechos de guerra, en dia y
medio de navegacion por el, reconocieron a las dies oras del dia un salto muy
grande en medio del dicho rrio y aunque mas arriba encontraron otros que los
pudieron passar aunque con riesgo y hiendo que en aquel no se podían arriesgar.
determino el dicho general llegar a tierra y que las cargas se llevasen en hombros.
por ella hasta pasar el dicho salto, como se hitro, y hecharon las dichas
embarcaciones por el dicho salto, sueltas, adonde parecieron algunas y en la otra
banda se rrecojieron las que no se sosobraron en las quales se bolvieron a embar-
car y despues de aver navegado como doce leguas entraron en el rrio que baja de
Guanuco muy caudaloso, y tres leguas, poco mas o menos, mas abajo yendo por
el dicho rrio llegaron a una ysla donde avia cantidad de jente y algunas cassas
190
nuebas, y antes de llegarse a ellas salieron ocho canoas con yndios y dixeron que
heran los Juanuncos sujetos a Gua~pa y que salian a dar la paz y obediencia y
desembarcandose el dicho general en la dicha ysla se aposento en una casa dis-
puesta que le tenian para su alojamiento, con mucho camarico de yuca, maiz y
pescado y estando toda la gente junta, el dicho general les dixo a lo que yba y que
no tuviessen temor por que bera su amigo y que el yndio Ojanasta les avia enga-
ñado porque andava huyendo de su provincia por ser delincuente y aver quemado
unas yglesias y no auia de parar hasta cojerlo y que no avia de ser amigo de los
que le amparasen y los dichos yndios le dieron noticia estava dos dias de camino
el rrio abajo inquietando los yndios de aquella provincia, con lo qual el dicho
general los cito para otro dia por la mañana y en ocho dias del dicho mes el dicho
general, estando la gente que avia en ella y estando todos juntos les dio a entender
por ynterpretacion de Don Francisco Mollicen y un yndio de los Xivitos que en-
tendia su lengua, a lo que yba, para que fuesen christianos y conociesen y sirvie-
sen a Dios y por los sacerdotes se les hi~o platica en orden a lo rreferido, y los
dichos yndios comen~aron a alborotarse algo, sin querer oyr lo que se les decia en
orden a la fee, repugnando de que los españoles estubiesen entre ellos, con lo qua)
por los medios mas eficaces que se allaron para su reduccion se uso de ellos, en
que se gasto hasta la seis de la tarde, que Dios Nuestro Señor obro en los sacerdo-
tes de que ablandaran los cora~ones de aquellos barbaros para que abra~acen lo
que se les decia con que despues de muy largas platicas, dixeron todos que que-
rian ser christianos y conocer a Dios y al passo que al principio estuvieron
repugnando se mostraron despues fervorosos y el dicho general los regalo con
vestidos y herramientas y les dijo que fuesen a su pueblo donde tenían sus casas y
familia y ellos asegurados dixeron que otro dia se bolverian y que en el dicho su
pueblo esperarian al dicho general.
En diez dias del dicho mes y año llego el dicho general al puerto de la provin-
cia de los Payanan~os con su exercito y allo en el dicho puerto como sesenta
yndios de la dicha provincia que le estavan esperando con el Cacique de los
Juanuncos llamado Gua~apa a quien el dicho general avia ymbiado adelante
para que a los yndios de la dicha provincia les dijesse su yntento y aviendo saltado
el dicho general en tierra con toda su jente en orden llegaron los dichos sesenta
yndios aciendo grandes venias y humillaciones a abra~arle, el qual los agasajo
mucho y dijo que no tuviesen temor alguno por que no yba a hacerles daño, sino a
ser su amigo y los dichos yndios le respondieron que no se hubieran huido si un
yndio de los Tavalosos llamado Ojanasta no los hubiera atemori~ado, pero que
ellos procurarian juntar a todos para dar la paz y obediencia y a viendo caminado
menos de una quadra del dicho puerto detras de una ceja de montaña, entraron
191
en un pueblo recien fundado adonde avia ochenta cassas nuebas y en ellas no
parecio gente ninguna y preguntando el dicho general por ella y por el cacique
respondio un yndio muy dispuesto llamado Javispua que hera cacique y capitan
de aquel pueblo y que la jente se avia retirado a las islas del rrio de temor de los
españoles, que el aria diligencia por juntarlos todos, y aliaron cerca de las cassas
escondidas mucha cantidad de flechas, lanyas y rodeles y preguntando al dicho
Cacique, que para que tenian tanta cantidad de armas ocultas, dixo que para pe-
lear con otros yndios que heran sus enemigos, aunque otro yndio dixo sin que el
Cacique lo entendiese que avian estado detenninados, por lo que Ojanasta les
avia dicho a ympedir la entrada a los españoles a su tierra y que para ellos tenían
aquellas annas prebenidas, y que aviendo savido que el dicho general llevava
mucha fuerza y por lo que les avia dicho Gautayapa, no se atrevieron a esperar
y se avían retirado a las islas adonde tenían muchas chacaras y comidas y el dicho
general bolbio a asegurarles eligiendo quantos medios posibles se le ofrecieron,
con que salieron de temor los dichos, yndios y el dicho general les pregunto que
adonde estaba el Cacique Ojanasta, los quales le rrespondieron que se avia reti-
rado a las provincias de los Coscabosoas y Tavalosos, adonde estava yncitando
a los yndios para que se resistiesen, y distava de alli tres dias de camino, y pre-
guntandoles el dicho general asi mismo si avian tenido noticia de que biniessen
algunos españoles, respondieron que avían entendido de que de la provincia de
los Tavalosos uenian españoles acia los Coscabosoas, y rrepreguntandoles, si avia
algun yndio que fuera a encontrarlos y llevarles una carta y todos se rrecusaron
de temor, asta que el dicho general les dixo que no le tubiesen, que con una cruz
que llevasen y a una vista les enseñasen a los españoles, no les harian daño, con
lo qual se arrimaron dos y dijeron que ellos yrian, y el dicho general escrivio al
Capitan Alonso Guerra que por su orden avia de salir de Moiobamba a encon-
trarle en la provincia de los Coscabosoas y que el tiempo señalado se ajustaba, el
dicho general le escrivio con los dichos dos yndios la orden que avía de guardar
y poniendoles cruces a los dichos dos yndios para que se conociessen de que
heran amigos, los despacho y encargo al Cacique del dicho pueblo, para que fue-
sse a llamar la jente que estava huida para que otro día bolbiesse con ella.
192
Este dia a la ora que se le ordeno salio el Maestro de Campo Don Agustin de
Casas Albear con su compañia.
Este dia bolvio el Cacique Yavispua al pueblo con ciento y sesenta personas
y dixo que las demas jente benia atras, a los quales el dicho general con rayones
los tomo asegurar y los cito para el dia siguiente para que estando juntos les
diesse a entender su intento.
En doce dias del dicho mes y año, llego al rreal donde estava el dicho general
el Licenciado Don Pedro de Añasco cura de la provincia de los Tavalosos y dixo
al dicho general que avia llegado al puerto de los Coscabosoas con el Capitan
Alonso Guerra y su compañia y que a la entrada de la dicha provincia havian
descubierto al Cacique Ojanasta en un alto con cantidad de yndios, de adonde le
dio grande algazara y que por estar el cerro tan alto y agrio, no avia sido posible
cojerle y que el dicho Capitan Alonso Guerra, avia recebido la carta que le avia
ymbiado el dicho general y le rrespondio a ella dandole cuenta de lo que avia
sucedido y que a un tiempo avian llegado al puerto el Maestro de Campo Don
Agustin de Casas y el Capitan Alonso Guerra al dicho General dandole quenta de
lo que le avia sucedido desde que salio de Moyobamba con su compañia.
Este dia mes y año dichos, estando todos los yndios ynfieles de la provincia
de los Payananyos se dixo misa cantada y por el dicho general y los sacerdotes
que con él yban se les hiyo ra1ronamiento y ellos dijeron que querian ser christianos
y dieron la obediencia al dicho general en nombre de su Magestad; el qua) les
repartio herramientas y bayetas y machetes a los dichos yndios y ellos lo estimaron
mucho, por carecer de este jenero.
En trece del dicho mes y año, tomo posesion el dicho general en nombre de su
Magestad de la dicha provincia y ese dia se la dio del curato a Don Salvador
Marques de Medrano cura y vicario Coadjutor del Bachiller Femando Celis de
Saldaña.
En trece del dicho mes y año, el dicho general dejando al Capitan Don Joan
Muñoz de Piedrola con su compañia en la provincia de los Payanan1ros bolvio por
tierra a la provincia de los Juanuncos.
Este dia tomo posesion della, y asi mesmo se la dio al cura de la dicha provincia.
193
En diez y seis de dicho mes de Septiembre, el dicho general aviendo llegado
del pueblo de Santiago de los Juanuncos al de San Nicolas de Payanan~. allo en
él al Maestro de Campo Don Agustin de Casas, y determino de passar adelante
con su Real, habiendo hecho primero nombramiento de alcalde y demas oficiales
del cavildo en el dicho pueblo.
En veinte del dicho mes, el dicho general aviendo llegado al puerto del rrio de
los Coscabosoas, allo a la orilla del dicho rrio, alojada la compañia de Moyobam-
ba que le estava aguardando al dicho general y dieron noticia que de tres leguas
de alli em~avan las caserias de los yndios de aquella provincia que estavan
distantes unas de otras, y que el cacique della se llamaba Anchafó a quien avia
cojido el Maestro de Campo Don Agustín de Casas, yendo huyendo en una canoa
por andar alborotados, por lo qua! le avía dicho el cacique Ojanasta y que el di-
cho Maestro de Campo avia agasajado al dicho cacique y dichole fuesse a buscar
los demas yndios y con ellos que esperase al dicho general en su casa.
En veinte y un dias del dicho mes y año llego adonde estava el dicho general
el cacique Anchafó, con treinta o quarenta yndios aciendo al dicho general mu-
chas sumisiones y diciendo que querian ser christianos y que el cacique Ojanasta
les avía engañado, diciendoles que los españoles hera mala gente y los habian de
matar y que de miedo se avian retirado y que ya estavan desengañados y sabian
el buen tratamiento que a todos hacian, y el dicho general los agasajo mucho y
les dixo que fuesen a su pueblo en el qua! juntasen toda la gente al qual iria al
dicho general dentro de tres dias y que le dejasen algunos yndios para que guiasen
y ayudasen a buscar el sitio donde estubo fundada la ciudad de Santa Cruz de
Saposoa.
En el dicho mes y año dichos, el dicho general salto desde el rreal con algu-
nas esquadras de jente a recorrer las sabanas grandes que ay en aquel paraje y
buscar el sitio adonde avía sido fundada la dicha ciudad de Santa Cruz de Sopo-
soa y andando por la dicha sabana, solo allo señales de aver avido grandes pobla-
ciones de yndios y muchas plantas de arboles de algodon, sin que pudiesen aliar
rastro de poblacion y vio el paraje donde avian muerto muchos yndios en una
refriega que los yndios de aquella provincia tubieron con los de las provincias de
los Opirotas y en las dichas savanas, no se reconocio aver poblacion alguna sino
de las que antiguamente avía havido.
En veinte y dos del dicho mes y año, el dicho general desde el puerto de los
pabalosos ymbio a Don Francisco Mollicen con cartas para los Padres de San
194
Francisco a la provincia de los Panataguas con algunos indios de guia de los Pa-
yanansos para que los dichos padres le diesen noticia de los indios infieles que
asisten por aquellas provincias ofreciendose el dicho general de ir a la parte que
le avisassen importaria para mayor servicio de Dios Nuestro Señor y de Su Ma-
gestad porque no quedasen enemigos a los españoles.
Este dia salio el dicho Don Francisco Mollicen con quatro canoas en la
execucion de lo que se ordeno.
En veinte y tres dias del dicho mes y año, el dicho general salio con su gente
y llego al puerto de los Cascabosoas, que antiguamente se llamaban pabalosos y
antes de llegar a las primeras caserías le salieron cantidad de yndios sin armas con
mucha humildad diciéndole que heran sus amigos y lo avian de ser siempre y
aviendo entrado en el dicho pueblo le tenían prevenida casa de alojamiento al
dicho general y en ella mucha comida de maiz, yucas y otras frutas que dixeron le
tenian de camarico, el qua! les dio a entenderá lo que yba segun lo avia hecho con
los dernas yndios de otras provincias y los cito para que otro dia todos juntos
bolviessen a aquella casa y en el dicho paraje.
En veinte y quatro del dicho mes, el dicho general abiendo juntado todos los
yndios ynfieles que pudieron ser havidos, despues de aver dicho misa el Comisa-
rio Don Pedro de Añasco, les hi~o una grande platica en orden a que fuessen
christianos y ellos le respondieron que querian serlo de muy buena gana y que lo
deseavan desde que estava entre ellos un yndio llamado Bartolome, el qua) les
avia dicho lo que se ganaba en serlo, y el dicho general los rregalo con herramien-
tas y vestidos a los caciques, y preguntándoles el dicho general, si por alli avia
unos indios infieles, respondieron que por tierra no avia mas yndios que los Ta-
valosos y los Fuynes que estavan día y medio de camino muy aspero de allí y que
estos Fuynes, estubieron con las armas para defenderse y amparar al cacique
Ojanasta, pero que despues que le prendieron los españoles avian conocido el
engaño que les hi~o Ojanasta.
En veinte y cinco del dicho mes, el dicho general tomo posesion en nombre
de su Magestad de dicha provincia y la dio de cura al Licenciado Don Salvador
Velasquez de Medrano, Coadjutor del Bachiller Femando Celis de Saldaña.
En veinte y siete dias del mes de Septiembre, llego al Real del dicho general,
la esquadra de soldados que avia despachado al pueblo de los Fuynes, trayendo
treinta yndios del dicho pueblo y a su cacique, llamado Juamuys, los quales lle-
195
garon a la presencia del dicho general sin armas y con mucho regocijo y heran
yndios muy dispuestos y arrogantes y ablaba la lengua de los Juanuncos y el di-
cho General los agasajo y dadoles a entender a lo que iba los quales le respondie-
ron muy contentos de que se olgavan de conocer españoles y que el Cacique de
los Tavalosos, Ojanasta, los avía inquietado y el licenciado Don Pedro de Añasco,
les dio a entender los misterios de nuestra Santa Fee y ellos lo oyeron con mucha
atencion y dixeron irían de ordinario a los Tavalosos que estava cinco días de ca-
mino de su pueblo para que el dicho Don Pedro de Añasco les enseñase la Doc-
trina Christiana y los hiciese christianos, y que tambien procurarían reducir a los
demas yndios de su pueblo a que fuesen a poblar a los Lamas adonde avía de
asistir el dicho sacerdote, el dicho general los rregalo como a los demas yndios.
En veinte y ocho del dicho mes, el dicho general se despidio de los yndios de
aquella provincia y por no parecerle el sitio de aquella poblacion a proposito para
fundar, no le señalo sitio para la Y glessia, hasta que buscasse otro mejor paraje
para poblar y les dejo un yndio fiscal, christiano, inteligente en su lengua para
que les enseñasse la Doctrina Christiana y les dijesse saliesen a verle a la provin-
cia de los Tavalosos.
En treinta del dicho mes, el dicho general aviendo llegado al puerto de los
Amassi y Fuynes y Tabalosos, ymbio orden al Capitan Alonso Guerra que estava
en el pueblo de los Lamas, provincia de los Tavalosos, reduciendo al dicho pue-
blo la jente desparramada de aquella provincia y de la de los Motilones para que
fuesen adonde el dicho general estava a darle quenta de lo que avía obrado y que
llevasse al cacique Ojanasta, a quien tenia presso y otras ordenes para el Maestro
de Campo Don Agustín de Casas y Capitan Don Joan de Piedraola.
196
heran sus enemigos y que en discurso de veinte años avian muerto la mayor can-
tidad a lan~adas. y quitado las cav~as, las quales tenian por trofeos en sus casas
y que de dos años a esta parte, aunque han ydo diferentes vezes a las dichas
provincias, no han aliado persona ninguna, sino a tres yndios metidos en una
cueva: los quales les avian dicho, que los demas se avian huydo, mas de veinte
dias de camino, a una provincia de yndios Chiquitos y que sus cassas estaban
despobladas y las chácaras perdidas.
En dos del dicho mes de Octubre, el dicho general ordeno se juntassen con el
todos los oficiales de aquel exercito y practic,os de aquellas provincias de ynfieles,
para que se confiriesse lo que mas importasse al servicio de ambas magestades,
diciendo cada uno aquello que le pareciesse mas combiniente y estando todos
juntos en el quartel del dicho general, parecio y se acordo que el Maestro de Cam-
po Don Agustín de Cassa no fuesse a las provincias de los Hamassi y Fuynes y
Rumiaucas, atento al ynforme que avian hecho los yndios practicos, de que las
dichas provincias estavan despobladas y que se despachassen a ella doce de los
dichos yndios, a reconocerlas y con ra~on y relacion de lo que hubiese bolviesen
a la provincia de los Lamas y que los Capitanes Don Joan Muñoz de Piedrola y
Alonso Guerra Calderon se desembarcassen y fuessen a la provincia de los La-
mas y dejando en el fuerte de San Joseph los enfermos con alguna municion y los
dos pedreros de bronce, saliesen recorriendo toda la provincia de los Motilones y
Tavalosos, y fuesen reduciendo toda la gente que faltasse a los pueblos del Ro-
sario y San Joseph de los Lamas, lo qua! hiciessen ussando de todo agasajo y que
la jente que se aliase desembar~ada, se ocupasen a hazer chacarias de todas las
semillas de la tierra y que bolviendo los yndios Motilones que yban a rreconocer
las provincias de Amassi y Fuynes y Rumiaucas, trayendo noticia de que ay can-
tidad de yndios, baya a reconocerlas el Capitan Alonso Guerra con su compañia y
si pudiese por buenos modos agasajos y regalos, traer ante el dicho general a los
caciques, lo haga y que atento a que el dicho general tenia determinado de bajar a
la provincia de los Jeberos a verse con los Padres de la Compañia de Jesus, vaya
en su compañia al dicho Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, con su com-
pañia y algunos ramos de las otras por quant.o seria possible pasassen por provin-
cias gruessas de ynfieles y ordeno el dicho general que aquel dia se embarcassen
y que el dicho Maestro de Campo señalasse la jente que hubiesse de ir en su com-
pañia.
Este dia como a las tres de la tarde, salio el dicho general a la Cocama y los
capitanes Don Juan de Piedrola y Alonso Guerra con sus compañias a la execu-
cion de lo que se le babia ordenado.
197
En nueve de Octubre del dicho año, llego el dicho general al pueblo de Co-
cama, despues de seis días de navegacion rio abajo, aviendo passado por saltos y
raudales peligrosos, sin aver perecido ninguna persona y desembarcando en la
orilla del rio, se opusieron mas de doscientos yndios, con lan~as rodelas y flechas
y el dicho general poniendo su jente en orden, llego a los dichos yndios y les dijo
como hera amigo, los quales luego q;ue le oyeron largaron las armas y dixeron,
que heran christianos y que las asistía. un Padre de la Compañia de Jesus llamado
Raymundo de Santa Cruz, el qual avia salido por el rrio abajo en canoas a ~
nocer el rrio de Napo por donde se va a Quito y el dicho general preguntandoles si
avía por alli otros padres de la Compañia de Jesus, le dijeron al dicho general que
en la provincia de los Jeberos y Opirotes asistía el Padre Lucas de la Cueba y que
yendo quatro días de camino por tierra, llega.ria el dicho general adonde estava el
dicho Padre y el dicho general dejando alli algunos soldados con los enfermos que
llevava, salio por tierra en demanda del dicho Padre Lucas de la Cueva. llevando
en su compañia doce yndios de aquel pueblo.
En diez y siete del dicho mes y año, llego el dicho general al pueblo de los
Jeberos, donde allo al Padre Lucas de la Cueba, religioso de la Compañia de
Jesus, rrector de las misiones del rio Marañon, el qua! hi~o grandes demostracio-
nes de contento de aver visto al dicho general y que el avía mas de diez y seis años
que estava en aquella provincia de Jeberos, donde tenia reducidas muchas almas
y que se abia visto en grandes rriesgos, cercado de cantidad de yndios y de aque-
llos mesmos que tenia reducidos por abersele levantado dos bezes y que si hubie-
ra tenido españoles que le hiciesen escolta hubiera reducido muchos mas y aun-
que la pacificacion de aquellas provincias y de los Maynas y doscientas leguas en
contorno se avía cometido a Don Diego Baca, no avía podido hacer nada. des-
pues que fundo a San Francisco de Borja, ni Don Diego Baca. su hijo y que en-
treambos avían muerto con lo qua! avía quedado baco aquel Gobierno; el dicho
general pregunto al dicho Padre, que provincia avía por alli cerca de ynfieles, el
qual le dixo que las mas vecinas heran la de Barbudos y Aguanos, dos naciones
belicosas y que el dicho general avia passado por frente del puerto de los Barl>u-
dos y que por el rrio abajo veinte leguas de la Cocama, se juntaba con el dicho
rrio de Guanuco, el que biene de Borja y Santiago y que tenia noticias de que por
todo el rrio avia muchas naciones y la gran provincia de Omagua y que tambieo
cerca estaba la provincia de los Jíbaros y que el dicho Padre tenia por sin duda si
el dicho general yba a ella apaciguaria en poco tiempo, sin embargo de aver en-
trado diferentes personas a su pacificacion, y el dicho general dixo al dicho Padre,
que si le parecía podía yr de alli a algunas provincias circunvecinas, el dicho Pa-
dre le dixo al dicho general que sin embargo de ser la Provincia de los Barbudos
198
y Aguanos tan timidos avia entendido se darian de paz y que era sin duda de que
tenian noticias de que el dicho general y su jente benian allanando quantas pro-
vincias avia cerca del rrio, y diciendole el dicho general que se detenninava a yr,
con la gente con que se allava alli y con la que avia dejado en Cocama el dicho
Padre se ofrecio de yr en su compañia, y proponiendole al dicho general que tam-
bien quería bajar asta la gran Omagua, le rrespondio el dicho Padre, que aunque
en doce dias de navegacion desde la Cocama, llegaría alla por el rrio abajo, pero
que le faltaban lenguas y que el dicho general se avía de ver muy confuso y que
el Padre Raymundo de Santa Cruz la sabia por aber ablado con algunos yndios
que la savian, el qual avia de bolver del Rio de Napo dentro de poco tiempo, que
con el se podía tomar resolucion y en el ynterin que fuessen a las dichas provin-
cia de los Barbudos y Aguanos, para cuya jornada saco el dicho general sesenta
yodios Jeberos con sus !ancas y flechas, señalando el dicho Padre Lucas las perso-
nas mas combinientes y asentaron que avian de salir de alli a dos dias que se con-
tarían diez y nuebe del dicho mes y ordeno al Maestro de Campo Don Agustin de
Casas, el dicho general que fuesse con doce canoas y alguna gente por el estero
que ba a entrar de aquel pueblo en el río de Guanuco, llevando bastimentos y
esperasse en la Cocama al dicho general y Padre para yr desde alli al pueblo de
Parina Pura, que tenia el dicho Padre medio reducida la jente del y por no tener
escolta, que le perdían el rrespeto, y que el dicho general los reprendiesse y ate-
moricasse para que no tubiessen abilantes con el dicho Padre, y desde alli yrian
en canoas por un braco de agua que ba a salir a la Cocama adonde se juntarían con
los demas Indios.
En veinte y dos dias del dicho mes de Octubre, llego el dicho general con el
dicho Padre Lucas de la Cueba, el pueblo de Parina Pura y le salieron a recibir
cantidad de yndios y entrando en la cassa que tenia el padre al dicho general y a el
los dejaron solos los yndios de dicho pueblo, sin hacer caso dellos, por lo qua!
hico dicho general se juntassen todos los yndios y les riño porque no asistian al
dicho Padre y le tenían todo rrespeto y por ser los dichos yndios ya christianos,
hico el dicho general demostraciones de querer azotar a lo caciques para que se
escarmentassen, temiessen y tubiesen entendido de que si faltaban a la obedien-
cia havia de ver aquien los castigasse y rogando por ellos el dicho Padre, el dicho
general los dejo y luego bieron que los dichos yndios andubieron muy diligentes y
que previnieron ocho canoas.
199
En veinte y seis dias del dicho mes y año, llegaron al puesto de los Aguanos,
y no aliaron en él yndios ningunos, porque tenian tres leguas del dicho pueno sus
poblaciones, y el dicho general ordeno que toda la jente estubiesse prebenida con
las armas en las manos, teniendo los arcabuces cargados con bala y cuerdas en-
cendidas, cautelando las traiciones de los dichos yndios y los yndios amigos estu-
biessen con sus lan1¡:as y flechas en ala a la orilla de la ceja del monte.
En veinte y siete del dicho mes de Octubre del dicho año, como a las diez del
dia los centinelas que estavan de posta algo desbiados del rreal abissaron que por
la montaña venia mucho ruido de gente, con mucha boceria, por lo qual el dicho
general, puso la jente en orden hecha en batallon quadrado y los yndios amigos
con sus lan1¡:as y flechas en itera guam.eciendo un costado y a la misma hora lle-
garon cien yndios pocos mas de la dicha provincia de Aguanos con lan(i:as y dar-
dos y entraron dando grande algazara con demostraciones de querer embestir y
el dicho general avia dado orden que todos estubiessen con las cuerdas caladas y
bala en boca, pero que ninguno disparase asta que hiciera seña con una garavina
que tenia el dicho general en las manos y yendo, llegando y queriendose meter
los dichos yndios Aguanos entre la gente del dicho general, el qual les dio a enten-
der por señas que si largaban los dardos avia de matarlos a todos, aciendose de
ennojada con lo qual largaron las armas y dixeron que benian de paz y a ser ami-
gos y que aquella algazara que davan se usaba entre ellos y quando tenían mayor
regocijo y llegaron a abra1¡:ar al dicho general, el qual les agasajo mucho y regalo
y luego le dijeron que le querian llevar a sus primeras poblaciones y aquella ora
se pussieron en camino y marchando en orden y llegaron a las cinco de la tarde a
un paraje adonde abria hasta diez y seis cassas grandes llenas de gente sin poder
caber en ellas y al dicho general le tenían una desocupada para su alojamiento
adonde se acuertelo con toda su gente y el dia siguiente.
En veynte y ocho del dicho mes, el dicho general hi1¡:o juntar todos los indios
infieles que pudieron ser avidos de aquella provincia, y estando juntos mas de
quinientas personas les pregunto si avia mas jente en ellas y le dijeron que avia
mucho mas y que yban biniendo poco a poco, porque estaban las casas muy
desbiadas unas de otras y de quatro a cinco leguas de distancie y otras de dos y
tres dias de camino y repreguntandoles que porque estaban tan divididos, le dije-
ron que por las guerras que tenian con otras provincias,como heran las de los
barbudos y otros yndios que estaban catorce dias de camino por tierra que segun
significaron eran enanos y sin embargo muy balientes, como lo heran tambien los
de aquella provincia, muy dispuestos y blancos casi como españoles y estando
200
todos juntos el dicho general les dio a entender a lo que iba y que fuessen chris-
tianos y el dicho Padre Lucas de la Cueba, les dio a entender por interpretacion
de quatro yndios que yban de unos a otros aclarando lo que decia el dicho Padre
y cada uno de estos quatro iban diciendo en diferentes lenguas asta el ultimo que
hablaba la de los dichos Aguanos, los misterios de la Santisima Trinidad y des-
pues de aver oydo con atencion respondieron que querian ser cbristianos de muy
buena gana y ser amigos de los españoles y que desde luego davan la paz, y
obediencia a su Magestad, rindiendose a su vasallaje, y el Cacique llamado Ca-
llusepa, dixo que daba la mesma obediencia por los demas yndios de toda aquella
provincia, que el los iria hablando y harian lo que el les dixese porque le obede-
cían y estavan cansados de guerrear con los enemigos y avian tenido noticia co-
mo el dicho general yba por el rrio abajo apaciguando todas las naciones de indios
que allava y que rrepartia entre ellas herrarn.ientas y que ellos deseavan que llega-
ssen tambien alli y el dicho general les pregunto, por quantos pueblos avia en
aquella provincia, dixeron que nueve llamados Patillacan -Y el Cacique diez
Otopello- Y otro pueblo que se estava dos dias de camino de alli, se llamava Ma-
yana y que el Cacique se llamava Caulla matillo-otros dos dias de camino llamado
Guaypa y al Cacique se llamava Luco Cecille-otro dia de camino llamado Soto-
pelo y el Cacique Cuilasepa-otro otros tres dias de camino nombrado Maulo Ce-
palo y el Cacique Charremarquelo y un dia de camino otro nombrado Isiechepalo
y al Cacique Joachimitile. -Y preguntandoles que jente tenian los dichos pueblos
rrespondio el Cacique que heran caserias a modo de aquella en que estava el
rreal y el dicho general proponiendoles que queria yr a todos los pueblos, le
respondieron que avia de pasar mucho travajo y los yndios se avian de huir los
mas, y hacer emboscadas que el los reduciria a todos excusando los peligros de
dicho general y su jente, con lo qua) el dicho general y Padre Lucas de la Cueba,
parecio de que no pasassen adelante, y el dicho general les dio muchas achas y
todo jenero de erramientas que los dichos yndios las estimaron mucho porque no
tenian ningunas sino de piedra y hacian extremos de alegria con lo que se les dio,
y el dicho general tambien les dio otras para que llevasen a los otros y el dicho
general tambien les dio otras para que llevasen a los otros Caciques en señal de
paz, el qual para que quedase atentado dio el Cacique un hijo suyo y otro yndio
por via de reenes para que el Reverendo Padre Lucas de la Cueba los tubiesse y
enseñassen la Doctrina Christiana y les dejaron otros dos yndios christianos de
la provincia de los Jeberos, para que les enseñasse a r~ar y aprendiese bien su
lengua.
En veinte y nuebe dias del dicho mes y año, el dicho general tomo posesion
en nombre de Su Magestad de la provincia de los Aguanos.
201
Este dia el dicho general se despidio de los yndios de aquella provincia y
encargo al Cacique Cullosipa para que fuesse redusiendo su jente a sitios combi-
nienses prometiendoles de que mediante Dios bolveria a ella.
En dos días del mes de Noviembre del dicho año, yendo el dicho general por
el rrio arriba le salio una manga de yndios muy corpulentos y blancos con grandes
barbas y binieran con lanzas y rodelas muy grandes para el dicho general, el qua1
los espero puesta la jente en orden y los dichos yndios davan muy grande alg~-
ra y llegando cerca del dicho general el qual los espero puesta la jente en orden
hicieron señales de paz y llego el Capitan dellos con mucha satisfaccion y sumision
al dicho general y largando las lanzas y rodelas hizieron lo mesmo lo demas, los
quales les dixeron que heran de la provi.ncia de los'Mayorunas a quien¡los españoles
los llaman Barbudos que avían tenido noticia que el dicho general imdava por el
dicho rrio sin hazer daño a nadie, regalando a todos por lo qua! ellos avían salido
de paz a conocerle y ver españoles con barbas como ellos y que alli estavan para
hacer lo que el dicho general les mandasse, que ya no querian guerrear; el dicho
general los agasajo con muchas caricias y les pregunto que adonde tenian su pue-
blo. Dixeron que ellos eran solos de una parcialidad y que por aber reñido con su
Cacique principal llamado Yebona se avían rretirado ocho dias de camino acia
abajo y que no hera mas de los que alli yban y que tres dias yendo por el rrio
arriba, encontrarla el puerto donde desembarcando en el y caminando otros tres
dias por tierra llegarla el dicho general a la poblacion donde esta el dicho Jabona
y que ellos tambien se avian de bolver dentro de pocos dias, y el dicho general
diciendoles como yba a verse con su Cacique principal y a ser su amigo de todos,
y a darles a entender lo que hera el ser christianos, los quales dixeron que se oiga-
van mucho y que ellos serian de muy buena gana christianos y el Cacique
Macunaguari que los guiaba dixo al Padre Lucas de la Cueba que le llevasen un
hijo suyo de hedad de catorce años y le enseñasse la lengua general y ~ar para
que el muchacho les pudiese enseñar despues y que ellos irían a verle a la Coca-
ma o Jeberos, y el dicho general les dixo se fuessen a juntar con los demas y los
regalo y se despidieron dellos.
En seis del dicho mes y año, el dicho general llego al puerto de los Barbudos
con su jente y saltando en tierra no vio gente ninguna y en unas rancherias estavan
colgadas muchas rodelas y lan4ras y pareciendole al dicho general de que tardava
el yndio que avía despachado desde la provincia de los Aguanos a aquella de los
Barbudos, para que saliesen de paz y recelando de que le hubiessen muerto y ellos
estubiessen de emboscada en aquellos montes y que por los continuos aguaceros
que no cessaban de llover y por anochecer, el dicho general para estar con mas
202
seguridad y pasar aquella noche se rretiro a una isla que esta en medio de aquel
rrio para esperar en ella la venida del yndio Raymandi y disponer lo que combi-
niesse.
En siete dias del dicho mes como a las nueve del dia, estando el dicho general
acuartelado en la dicha ysla se oyo por la montaña cerca del puerto, grande alga-
.;ara de yndios y descubrieron en el puerto del dicho rrio una grande manga de-
llos que venian desnudos con lan~as y rodelas y reconocieron entre ellos al yndio
Raymundo, el qua! hi~ señas para que el dicho general se embarcase para el
puerto, el qua! se embarco llevando su jente bien prevenida y llegando al dicho
puerto aliaron cien indios y mas con lan~as y rodelas y se llegaron a ab~arle, di-
ciendo que hera hermano suyo por que tenia barbas como ellos, los quales las
traen asta el pecho y dixeron al dicho general que benian de muy buena gana a
conocerle y ser su amigo y que antes que llegasse el yndio Reymundo savian que
el dicho general andava por aquel rrio y le avían visto cuando bajo a la Cocama y
que avían estado con cuydado por si llegava a aquellas partes a guerrear por que
entonces no avían savido quien heran y juzgaban serían yndios enemigos suyos,
pero que despues habían savido de como no hacia daño, sino que regalava a to-
dos, y que ellos no savian tener miedo porque tenian buenas como Viracochas y
que serian tan balientes como los españoles por que nunca huyan de sus enemi-
gos, pero que estarían a todo quanto les mandasse el dicho general y serian sus
amigos, por que ya estavan cansados de guerrear y que aunque no les hubiesse
ymbiado al indio Raymundo ya ellos querian salir a buscarle a qualquiera parte
que le allassen, y el dicho general les agradecio mucho y se oigo mucho de ver
gente tan vi~arra y blanca y que se diferencia poco de los españoles y que heran
muchos dellos rubios y calvos, y preguntándoles si avía mucha gente en sus pue-
blos y si estavan lejos del puerto dixo el cacique Jobona que habria poco menos
gente que los Aguanos y que del puerto a su pueblo abria tres dias de camino dos
por cienegas muy grandes y que las cassas estavan muy desviadas unas de otras y
que en veinte dias no se podían ver todas, y el dicho general diciendoles que
querian ir a su pueblo le dijeron se olgavan dello, pero que avia de tardar mucho
tiempo por las grandes cienegas que se avian de passar y temian de que alguna
jente se avía de esconder de temor de dar alguna gua~abara y lo mismo dixo el
dicho yndio Raymundo y certifico de que el dicho yndio Jobona hera cacique de
aquella provincia a quien todos le obedecían y que el los reduciria a los que el
dicho general dejasse de ver en aquella ocasion executando todo lo que le dejasse
ordenado y el dicho padre Lucas de la Cueba y otras personas se conformaron con
lo que decia el dicho cacique y el dicho general viendo la asperesa que decían del
camino y que no cesava de llover y el rrio venia creciendo para que no le ympi-
203
diesse la buelta de la provincia de los Tavalosos y que no podia ymbernar en
aquellas provincias por la falta de bastimentos que ay en ellas, el dicho general
dio a entender a aquellos indios el fin que llevava y que el padre Lucas de la
Cueba les diesse a entender el Santo Evangelio y la yntencion de Su Magestad
los quales respondieron querian ser christianos de muy buena gana y guardarian
lo que se les mandasse y desde luego rendían la paz y obediencia a Su Magestad
y para mayor seguridad ofrecio el dicho cacique Jobona, un hijo suyo en reenes el
qua) se entrego al dicho padre Lucas de la Cueba para que le enseñasse la lengua
general y Doctrina christiana y en lugar del dicho muchacho se le dio al dicho
cacique otro christiana de la provincia de Jeberos para que aprendiese su lengua
y los enseñase a resar y quedaron de salir al pueblo de Jeberos de ordinario a ver
al dicho Padre por cuya mano el dicho general les repartio a todos errarnientas que
las estimaron mucho por no tenerlas sino de piedra y no averlas visto jamas.
En ocho del dicho mes y año, el dicho general se despidio de los dichos in-
dios barbudos y queriendo subir por el dicho rio a desembarcarse al puerto de los
Tavalosos, no parecio se podia conseguir la dicha navegacion por el dicho rio
arriba, por las grandes avenidas que llevava y empalisadas peligrosas por lo cual
y por decir los yndios baqueanos de los Jeberos y Cocamas, que quatro leguas
mas abajo de aquel puerto de los Barbudos entrava un rrio que benia de acia la
provincia de los Otanavis que hera de indios infieles y que en tres días se podia
llegar a la provincia de los Motilones y Lamas con lo qual el dicho general se
embarco con toda su jente para la dicha provincia de los Otanavis y por que el
padre Lucas de la Cueba se hallaba cansado y con poca salud, se volvio al pueblo
de los Jeberos de adonde salio con el dicho general con su gente, el qual le encargo
el buen tratamiento, criansa y educacion de los indios que le entregaron de las
provincias de los Aguanos y Barbudos.
En doce del dicho mes y año, llego el dicho general con su jente al pueblo de
los Otanavis y faltando agua por aquel rrio para navegar las embarcaciones de-
jando ellas embaradas, fue marchando con su jente por un camino muy poco usa-
do, despues de haber encaminado un quarto de legua, dio en una chacara adonde
avia dos indios y una india, a los quates la agasajo, porque no se huyesen por el
miedo que tenia de ber españoles y les pidio que le llevassen a su pueblo y le
respondieron, que en aquella provincia avían quedado pocos indios por aberse
204
muerto mucha gente y que los que avian no avian huyr del dicho general porque
ya tenían noticia de como andava por aquellas partes, y muchos indios de aquella
provincia havian ido a la provincia de los Lamas y avian estado con los españoles
que asistían en ella y se olgaron de conocer al dicho general, el qual aviendo ca-
minado pocas quadras con los dichos tres yndios, entro en una poblacion donde
avia treinta cassas y luego que vieron al dicho general, salieron a abrasarle di-
ciendo que heran sus amigos y avian estado en los Tavalosos y Lamas y que los
capitanes del dicho general los avian agasajado mucho y que en acabando las
chacaras que tenían sembradas, yrian a bivir al pueblo de San Josep de los Lamas
por estar con los españoles y ser christianos como los Tavalosos y que querian yr
con el dicho general llevandole al govemador cargas y enseñarle el camino y el
dicho general los agasajo y les dio herramientas y salio del dicho pueblo con los
caciques de él para el pueblo de los Lamas.
En quince del dicho mes y año, llego el dicho general con su gente al pueblo
de San Joseph de los Lamas, donde allo a los capitanes Don Juan Muñoz de
Piedrola, y Alonso Guerra Calderon, con lajente de su compañia que el dicho ge-
neral les avia dejado en el puerto de los Tavalosos y los tres sacerdotes y otras
dos compañias de yndios y que se avian fabricado en el dicho pueblo nuevamente
ciento ochenta cassas despues que salio el dicho general de él, por el mes de Mayo
del dicho año y que la yglesia estava acabada con campana, la qua! se llenava de
jente de los yndios de aquella provincia y los sacerdotes, Licenciado Don Salva-
dor Velasquez de Medrano, Comissario Don Pedro Añasco de Albarado y el Ba-
chiller Estevan Bravo del Aguila, le dijeron qu estaban muy contentos por ver tan
reducidos a los yndios de las provincias de los Motilones y Lamas en aquel pue-
blo y que en tocando la campana acudian todos a la Doctrina como si hubiera
muchos años que estavan reducidos y que los muchachos savian las quatro ora-
ciones en la lengua general y que habían bauti~do algunos yndios niños estando
para morirse y otros yndios que avian muerto, aviendo recebido el bautismo de
que hallaban muy gloriosas y asi mismo le dijeron los dichos Capitanes Don Joan
Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, que en conformidad de la orden que les
avia dejado avian corrido toda la provincia de los Motilones que algunos indios
de ella llamaban Suchichis y que toda la gente que avian aliado la avian reducido
a aquel pueblo por que todos yban a el con facilidad por ser de buen temple y
paraje y que en la provincia de los Tavalosos, toda la gente della estava reducida
en el pueblo de Nuestra Señora del Rosario y que toda ella acudia a la Iglesia y a
la doctrina y que los indios de ambos pueblos avian hecho muchas chacarerias y
que los indios Fuines y de los Coscobosoas y Juanuncos muchos dias esperando
al dicho general y biendo que tardava se avia buelto y que avian dicho que ben-
205
dría a poblar aquel pueblo, por que el padre le enseñase la doctrina christiana y
estar con los españoles y que havian dicho mucho mal del cacique Ojanasta por
aberlos alborotado y que sentian todos los de aquella provincia de que no le hu-
biesen ahorcado, por que sin embargo de berle presso le temían y que los dichos
capitanes avían estado con todo cuydado por que no se les huyese con lo qual el
dicho general ordeno se ajustasse la caussa de su delito para hacer justicia.
206
Barbudos, que siempre avian sido tenidas por las mas valientes y belicosas y de
terror de toda la conquista, que le pidio al dicho Padre le acompañasse a ellas, y
así lo hico, donde aviendo llegado y aliado mucha cantidad de yndios que el di-
cho general se balio de todos los medios mas urgentes para apaciguarlos, sin
embargo de su pertinaz soberbia y que aunque siempre parecio imposible el
atraerlos para que se le pudiesse predicar el. santo evangelio, se consiguio despues
de Dios Nuestro Señor por medio del dicho general, y que por mano del dicho
Padre se les repartió varios dones principalmente erramientas que es de lo que
unicamente necesitan y singularmente apetecen, con lo que quedaron muy gus-
tosos y dieron para el seguro de la perserverancia en la paz y profession de nues-
tra Santa fee catholica, por via de reenes sus hijos primogenitos los caciques, y
que a ellos se les dieron y dejaron otros hijos de su reduccion para que fuessen
aprendiendo la lengua materna dellos y enseñasen a r~ar y los dichos hijos que
los dichos caciques dieron el dicho general los entrego al dicho Padre para que
los llevasse a su reduccion y que asi mismo les enseñasse la lengua general del
yoga y los doctrinasse y que los dichos caciques quedaron de salir de ordinario
al pueblo de Jeberos a ver a sus hijos en el ynter que se les pone sacerdote y que
el dicho general les hico grandes ra~namientos exortandolos a la perseberancia
en la paz y a que biviesen ajustados y juntos con orden y policia, a que levantas-
sen yglesias, a que acudiessen a la Doctrina, a que reberenciassen los sacerdotes,
a que obedeciessen sus caciques y alcaldes que nombro el dicho general, ense-
ñandoles dichas cosas no solo con las platicas y raconamientos sino con buenos
exemplos, tratando la dignidad sacerdotal con singular respeto y reberencia,
sumision y obsequio cargandole sobre sus propios hombros en un guando o amaa-
ca por hallarse fatigado el dicho Padre en el camino a caussa de averse enferma-
do y que otras veces el dicho general yba adelante limpiando con el machete los
palos y ramas que embaracavan las veredas; acciones todas de grande exemplo y
edificacion, con que juzgo el dicho padre sin duda tubieron mucho que apreciar
y apreender aquellos barbaros que son muchos y en suma cantidad y que aviendo
concluido con dichas acciones el dicho general y berse atajado de los rraudales
del rrio por comencar el ybiemo con mucho rigor dixo se yba a passar la ym-
bernada a la provincia de los Tabalosos y que a su pedimiento dio aquella cer-
tificacion y todo lo que en ella contiene, juro in verbo sacerdotis ser assi, y la
firmo en el puerto de los Barbudos en cinco dias del mes de Noviembre de mill y
seiscientos y cinquenta y quatro años.
En el dicho quademo assi mismo esta otra certificacion del Licenciado Don
Pedro de Añasco Albarado, Comissario de la Santa Cruzada de la ciudad de
Moyobamba y su jurisdiccion, cura y Vicario de los Tabalosos, de como el año
207
passado de cinquenta y tres, por el mes de Octubre entro en la provincia de los
Tavalosos en compañia del dicho general Don Martín de la Riva Herrera. el qual
avia hido con cantidad de soldados a fa pacificacion y reducion a nuestra santa
Fee catholica de los yndios ynfieles que habitan en la Provincia de los Tabalosos
y que habiendo entrado en ella sin embargo de aver los dichos yndios yntentado
el rresistirse baliendose de las annas, fueron tales los medios de que se balio el
dicho general que con agasajos y dadivas los redujo y apaciguo, de suerte que
todos dieron la paz y obediencia al dicho general en nombre de Su Magestad. el
qual les hi~o algunas platicas en orden a que fuessen christianos y conociessen
a Dios que los avía criado los quales dijeron que querían serlo de buena gana y
que sentían antes de no saber lo que hera y que el dicho general pidio al Bachiller
Femando Celis de Saldaña, Vicario general deste Obispado y el dicho Don Pedro
que les predicassen y advirtiessen a los dichos yndios lo que les combenia para
su salvacion y que ellos dieron a entender diferentes vezes los misterios de la fee
y las quatro oraciones y que el dicho general por darles buen exemplo era el
primero que se arrodillaba quando se asia la doctrina y que habiendo salido el
dicho general por el rigor del ybiemo a la provincia de Caxamarca. quedo el dicho
Licenciado en la Provincia de los Tabalosos con algunos soldados que le dio de
escolta para doctrinar los yndios y hacer dos yglesias en dos pueblos que dejo
fundados, Nuestra Señora del Rosa.río y San Joseph adonde avia asistido
doctrinando los dichos yndios todos los dias dos vezes hasta principios de Abril
del año cinquenta y quatro, que por ha.verle sobrevenido una enfermedad y estar
cerca la ciudad de Moyobamba, salio a ella por la Semana Sancta, en compañia
de los soldados que estaban en su compañia a curarse y dentro de pocos días
ymbio a su fiscal para que ro~assen algunos pedazos malos que avia en el camino
y que abiendo llegado el dicho fiscal allo las yglesias quemadas y supo como la
gente se avía lebantado y que rebolvio con estas noticias a la dicha ciudad y que
se le dio avisso dello al dicho general, el qual fue a la ligera en menos de veinte
dias desde que se le dio el dicho avisso con aber cien leguas de la dicha ciudad
hasta Caxamarca y que llevo gente para entrar en la dicha provincia de los Ta-
valosos al castigo y pacificacion, como lo hizo con efecto y aunque allo a todos
yndios lebantados y quemadas las yglesias por averlos ynquietado los caciques
de los mas belicosos y por natural de los quales se disculparon los demas yndios
diciendo que ellos les avían dado a entender que las yglesias se avían hecho para
encerrarlos a todos dentro y matarlos y que assi se lebantassen y las quemassen y
los que no quissiesen seguirles los avían de matar, baliendose de los yndios de las
provincias de los Coscabosoas; y que el dicho general aviendose benignamente
con ellos les admitio en disculpa, y despues de aver passado muchos trabajos y
rriesgos por haverse metido los yndios a las dichas montañas y tener los caminos
208
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y sendas por donde se les avia de entrar infestados con grandes oyos simulados y
dendro lanzas y puas que a no yr con mucho cuydado hubiera perecido mucha
gente y que con los trabajos y rriesgos rreferidos que los rredujo a la obediencia
de su Magestad y que el cacique Ojanasta principal motor no avia podido ser
havido y que el dicho general passo por execucion a bolver a rredificar las ygle-
sias y hizo un fuerte en el pueblo de San Joseph, donde tenia guarni.cion de sol-
dados con artillería y demas peltrechos y que abiendo fecho lo que ba referido y
hiendo que no se podia cojer por aquella parte al dicho cacique Ojanasta por
averse rretirado a la Provincia de los Coscabosoas, adonde estaba combocando
los yndios della para ponerse en defensa y rrebolver para dar sobre los yndios
que se avian vuelto a rreducir y alargarse hasta la ciudad de Moyobamba, el di-
cho general detennino de bolver a conducir gente a la villa de Caxamarca y que
el dicho Licenciado quedasse con cantidad de soldados y señalo tiempo para que
el capitan Alonso saliesse de la dicha provincia de los Tavalosos con su compa-
ñia hacia la de los Coscabosoas con el dicho Licenciado y que el diicho general
entrasse por la provincia de los Jivitos, para coger al dicho Cacique Ojanasta en
medio y donde se avian de juntar como se juntaron y que con el dicho general
yban los caciques de las provincias de los Jivitos, Cholones, Juanuncos y
Payananzos, todos contentos por aver conocido españoles y experimentado en
ellos, muchos agasajos y dadivas que les dieron refiere la dicha certificacion las
demas diligencias que hi~o el dicho general con los dichos yndios y la prision
del dicho Ojanasta y que abiendo navegado por el rio de Huanuco hasta el puerto
de los Tavalosos adonde se desembarco parte de la gente con los Capitanes Don
Juan Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, entrambos con sus compañías para
recorrer las provincias de los motilones y yr reduciendo la jente della como lo
bizieron a los, pueblos fundados porque bivian muy divididos y que el dicho ge-
neral se fue por el rio abajo con otra compañia y su Maestro de Campo Don
Agustin de Cassas a rreconocer las provincias de los Barbudos, Cocamas y Agua-
nos y comunicarsse con los padres de la compañia que asisten por misioneros en
la provincia de los Jeberos y que aunque hubo muchos pareceres de hombres
practicos que no se arrojase el dicho general río abajo por los conocidos peligros
de aogarse en los grandes raudales del dicho rio que nadie se avia atrevido na-
vegar y tambien los yndios Barbudos y Aguanos avía noticias de que heran muy
belicosos y que nadie se avia atrevido a entrar en sus provincias y que aunque
el general Don Diego Baca, se avia hallado con mucha cantidad de soldados en
el arsenal de los Aguanos a vista dellos no se avia osado a desembarcar y que sin
embargo de las contradicciones el dicho general se arrojo al dicho rrio y que
tubieron noticia de que el primer día de la navegacion del dicho general se le
avian rebolcado dos embarcaciones sin que nadie pareciese y que el dicho gene-
209
ral al fin de cinquenta dias bolvio al Real a la Provincia de los Tabalosos y que
bolvio por el rio de los Otanavis y que en todas ocasiones y leguas que avia an-
dado con el dicho general le avia visto ser de los primeros a qualquiera travajo
por alentar a los soldados, andando siempre a pie y descal~. sin cama, aciendo
mucha estimacion de los sacerdotes los quales tenían muy grande a su i.mitacion
de todos los yndios ynfieles y demas gente y que avia bautiiyado cantidad de yn-
dios, estando ya para morirse, y que aunque los demas pedian el Santo Bautismo,
no les avia administrado asta que estubiessen mas ynstruidos en la fee, excepto
algunos niños de poca hedad, y a las espaldas de la dicha certificacion, esta otra
del Capitan Domingo Lopez de Albarado, Theniente general y Justicia Mayor de
la ciudad de Moyobamba y su partido, de como el Licenciado Don Pedro AñaSN>
Alvarado es vecino de la dicha ciudad y Comisario de la Santa Cru~ada en ella y
su Provincia y Cura y Vicario y Juez Eclesiastico en las provincias de los Taba-
losos y pueblos de San Joseph de los ILamas y Nuestra Señora del Rosario en la
dicha provincia y assi lo certifico y firmo con tres testigos actuando ante si.
210
dichos yndios con demostraciones de gran fervor y que al dicho general le vieron
tomar posesion en nombre de Su Magestad de las dichas provincias, las quales
quedaron muy sujetas y obedientes y que salen a la provincia de los Tabalosos
muchos yndios dellas, la quales decian que querian poblar en la dicha provincia
y que el dicho general aviendo dejado reducidos los yndios Xivitos, Cholones,
Coscaboseas, Juanuncos, Payanan~s y Fu.ynes y preso al Cacique Ojanasta que
los avia alborotado, fue el dicho general por el dicho rrio abajo hasta el puerto de
los Tavalosos, adonde salto en tierra y dio orden al Capitan Don Juan Muñoz de
Piedrola y al Capitan Alonso Guerra para que con sus compañias corriesen las
provincias de los Motilones y Tabalosos y fuesen rreduciendo todos los yndios
que aliasen y que los dichos Padres quedaron con los dichos Capitanes por aver
caido los dos enfermos, por cuya causa no quedo el uno en los Cosco~oas y el
dicho general aviendo dado la dicha orden salio por el dicho rrio de Guanueo
abajo con su Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y una compañia de yn-
fanteria a reconocer las provincias de los Barbudos, Cocamas y Aguanos y verse
con los Padres de la Compañia, que asisten en misiones en las provincias de los
Jeberos y que aunque se ofrecieron dificultades en la bajada de dicho general por
el dicho rrio a caussa de ser muy rapido y de muchos saltos y de conocido riesgo
y que el dicho general sin embargo de todo ello salio en prosecucion de su viaje y
el dia que partio se supo se le avian ~brado dos embarcaciones en los raudales
y estubieron todos en mucho riesgo y que fue, Dios servido, de que no peligrasse
ninguno y que al fin de cinquenta dias bolvio al paraje de los Tabalosos donde los
allo a todos que estaban esperandole, con harto cuydado por no aver savido de los
sucesos que avia tenido en el viaje y aviendo llegado al Real el dicho general y los
demas soldados que con el avian ydo y les avian contado lo que les avia sucedido
en los Barbudos y Aguanos dando los dichos yndios la paz y obediencia a su
Magestad y que al dicho general le avían visto ver el primero que se oponia a
qualquier trabajo y riesgo por alentar a los demas soldados andando a pie y des-
calzo y cargando en sus hombros a los enfermos y aciendo grande estimacion de
los sacerdotes y quando se ofrecia doctrinar los yndios ynfieles, los juntava a los
dichos Sacerdotes y asistia con mucha devocion con ellos dando todo buen exem-
plo y poniendo especial cuydado en que se les doctrinasse mediante lo qual y el
que los dichos sacerdotes avian puesto, estavan asta entonces, gracias a Nuestro
Señor los de las provincias de Tavalosos y Motilones tan instruidos en la fee,
como pudieran los yndios de las provincias de Caxamarca y que estan en las de
los Tavalosos y Motilones, dos Iglesias muy capaces con sus Patronos de Culto,
ornamentos y campanas, adonde asisten todos los yndios dos veces cada dia a oir
el santo Evangelio que les predican y que avian bauti~ado muchos yndios ma-
yores, estando articulo mortis y a muchos niños que an muerto con el Santo
211
baustismo, porque se allavan muy gloriosos, por la que tendra su Divina Ma-
gestad faltandole al demonio la cosecha de tantas almas como se le quitan por
medio de la diligencia y cuydado que en ella pone el dicho general en quien avian
reconocido todo buen celo, balor y disposición, sin rreparar en incomodidades,
riesgos ni gastos mediante lo cual se prometian estender la luz evangelica y dar
pasto espiritual a mucha inmensidad de almas que crecen y que por el rigor del
invierno esta van en aquel fuerte que avia hecho el dicho general en la provincia de
los Tavalosos, doctrinando los yndios della y esperando al Bachiller Femando
Celis de Saldaña, Vicario general de la Sierra, el qual avia quedado enfermo en el
camino y que se hallaba en la ciudad de Chachapoyas y que fiaban en Dios Nues-
tro Señor, obrar mucho en su servicio y en el del Rey Nuestro Señor, el verano
siguiente con el abrigo y amparo del dicho general a cuyo pedimento, dieron la
dicha certiticacion, su fecha en el Real de los Tavalosos.
En diez y ocho dias del mes de Noviembre del dicho año de mili y seiscientos
y cinquenta y quatro, el dicho general en el pueblo de San Joseph de los Lamas en
cumplimiento del auto por su Señoria proveydo, en diez y siete del dicho mes y
año hizo parecer ante si, al Maestro de Campo Don Agustin de Cassas Albear,
Maestro de Campo de la Conquista del dicho general, del qual aviendo recevido
juramento por Dios Nuestro Señor, y por una señal de Cruz en debida fonna de
derecho y siendo preguntado por el tenor del auto del dicho general, dixo que avia
entrado con el dicho general a la conquista y paciticacion de los yndios de gue-
rra, aviendo conducido Compañia de soldados arbolando bandera para ello en la
provincia de Guamachuco, dando a todos los soldados annas y adiestrandolos
para el manejo dellas y que así mismo condujo otra compañia de yndios libres
voluntarios y que a la ynfanteria pago •conforme a ordenanzas por las provincias
de los Xivitos y Cholones y passaron a las de los Juanuncos, Payanan1,os, Cosca-
bosoas y que los dichos yndios con los Fuynes, que bio que dieron la obediencia
los dichos yndios al dicho general en nombre de su Magestad y que aviendo pa-
ssado el dicho general al puerto de los Tabalosos, con su exercito dejando en su
provincia los Capitanes Don Joan Muñoz de Piedrola y Alonso Guerra, con orden
212
de que redujesen los yndios de aquella provincia que estavan esparramados a los
pueblos de Nuestra Señora del Rosario y San Joseph de los Lamas, que passo el
dicho general llevando a el en su compañia por el rio abajo de Guanuco, con mu-
cho riesgo suyo y de la gente que llevava en su compañia, por los bajios y rauda-
les del dicho rio, y que llego al puerto de Cocama, donde le salieron cantidad de
yndios con lanzas y rodetes dando muestras de paz y amistad por aver estado en-
tre ellos los Padres de la Compañia y que de alli paso el dicho general al pueblo
de los Jeberos caminando cinco dias por tierra con el lodo a la rodilla por ser el
camino muy pantanoso y que en el dicho pueblo hallaron al Padre Lucas de Ja
Cueba de la Compañia de Jesus que estava doctrinando aquellos yndios, y que el
dicho Padre dio muchas noticias al dicho general para el acierto de la conquista
y en particular de las provincias de Aguanos y Barbudos, adonde fue el dicho
general llevando en su compañia al dicho padre y que entraron, lo primero en la
provincia de Aguanos donde aliaron mucha cantidad de yndios que le recivieron
con lan~as y rodelas haciendo demostraciones de querer embestir a los españo-
les, pero que fueron tales las demostraciones que con ellos se hicieron en señal de
paz que luego largaron las armas y que se llegaron dando la paz y obediencia con
todo rendimiento y para mas fijeza que dieron los Caciques sus hijos por via de
reenes y que el dicho general les dejo otros yndios christianos para que les enseña-
sen a re<rar y que a los dichos hijos de los Caciques Jos entrego al dicho Padre
Lucas de la Cueba para que tambien los doctrinasse y que el dicho general en
nombre de Su Magestad aprehendio posecion de la die.ha provincia de Aguanos y
que de alli pasaron a la provincia de los Barbudos, adonde se hicieron los mes-
~ diligencias y que aquellas dos provincias son las de mas nombre que se cono-
cen de yndios belicosos en todo el río, y quedaron muy gustosos los unos y los
otros y que saldrian muy de hordinario a ver al dicho padre Lucas de la Cueba el
qual. de aquella provincia se babia buelto al pueblo de los Jeveros llevandose
consigo los hijos de los Caciques Aguanos y Barbudos y que el dicho general por
las grandes crecientes del dicho río cojiendo otro bra<ro de rrio por donde nave-
garon cinco días y al fin dellos dieron con la provincia de los Otanavis, adonde
aliaron como cinquenta yndios de lanza que dieron la paz y de allí pasaron al
pueblo de San Joseph de los Lamas adonde estava el Real de dicho general y que
el dicho Maestro de Campo bio al dicho general, dar muchas dadivas y regalos de
herramientas y otras cossas a todos los yndios de guerra por donde paso y apaci-
guo y que en aquel campo del dicho general aviendo passado muestra avia cien
soldados españoles y mas de ciento y sesenta indios.
Este dia el dicho general en el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas,
hi~o parecer ante si a Christoval Pineda Theniente de la provincia de los Taba-
213
losos, el qual aviendo jurado y prometido dezir verdad y siempre preguntando,
por el tenor del auto del dicho general, depuso que por el mes de Octubre del año
pasado de mili y seiscientos y cinquenta y tres, aviendo ido el dicho general a la
ciudad de Moyobamba y hechos notorios los títulos que tenia de Su Magestad al
cavildo de aquella ciudad determino de entrar a la pacificacion de los yndios
Tavalosos de aquella provincia y él por aver entrado en ellas diferentes vezes de
paz a rescates y tener amistad con algunos caciques que el dicho general le babia
ymbiado delante para que les ablasse dandoles a entender que no iba a hacerles
daño alguno y que el dicho general le avia dado una instruccion de lo que avia de
executar y decirles que con lo qual fue a la dicha provincia y ablo a los caciques y
que teniendolos reducidos para que saliesen a dar la paz los ynquietaron otros
yndios, de suerte que no quisieron, antes respondieron que avían de impedir la en-
trada a los españoles a fuer~ de annas y que biendo su rrespuesta. bolvio al dar
aviso al dicho general, a qua! avia encontrado en el camino que yba marchando
con todo orden y vigilancia y que habiendo llegado a las primeras poblaciones
asento el Real, y se cojieron algunos yndios Tavalosos a quienes el dicho general
los avia agasajado y embiado con recaudo al cacique Ojanasta. que estaba rreti-
rado en un alto con su jente, para que le dijera, que bajase, porque no se le avia de
hacer daño ninguno, y vio que el dicho general le ymbio algunos regalos en señal
de amistad, con lo qual y biendo la fuerza que el dicho general llevaba, bajo dando
la paz con mucho rendimiento, y que tambien vio que el cacique Majuama que lo
hera de aquel pueblo, también se avia rendido, con lo qua! todos los yndios de
aquellas provincias avian dado la paz, a los quales el dicho general les avia dado
achas, machetes, cuchillos y vestidos y que bio como por entonces el dicho gene-
ral avia tomado posesion de aquellas provincias en nombre de su Magestad y
nombrado alcalde y demas oficiales, y que a los yndios se les dio a entender los
misterios de Nuestra Santa Fee por el Bachiller Femando Celis de Saldaña y el
Licenciado Don Pedro de Añasco, presbíteros y que se les señalo sitios para yg)e-
sias en aquel pueblo y en el de la Virgen del Rosario de los Tabalosos y que que-
do el Licenciado Don Pedro de Añasco por cura para que los doctrinasse y él con
otros soldados de escolta y con orden. de ir acabando las yglesias como refiere
quedaron, y que fue executando en todo la orden que el dicho general le avia
dejado y que aviendo enfermado el dicho Don Pedro de Añasco para curarle salie-
ron a la ciudad de Moyobamba, por temer que en el camino no le hiziesen al dicho
padre algun daño y que estando para bolver a la dicha provincia tubieron avisso
de como los yndios de aquellas provincias avian quemado las yglesias y que al
dicho general se le dio avisso dello, el qual en pocos días desde la villa de Caxa-
marca avia ydo a la ciudad de Moyobamba con algunos soldados y municiones y
que otro día con los dichos soldados que llevaba y vecinos de aquella ciudad entro
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el dicho general en aquellas provincias y que aliaron las yglesias quemadas y los
yndios huidos a la montaña y que el dicho general avia ymbiado diferentes tropas
a recorrer las montañas y a traer los yndios y que él avia ido por cavo y que me-
diante el cuidado del dicho general y travajo que en ello pusso se bolvio a rredu-
cir toda la jente como estava de antes y que se reedificaron las yglesias, y que
ahorco un yndio que se averiguo ser culpado y que al cacique Ojanasta no se pudo
cojer por entonces y que en la dicha ocasion para la seguridad de la jente que
quedava de guamicion se hi~o un fuerte en aquel pueblo de maderas gruesas con
sus reductos y fosso destacado, y que a él nombro dicho general por cabo, y que-
do en 'el de guarnicion con doce soldados y que el dicho Don Pedro de Añasco
con mucho cuidado continuava la doctrina con los dichos yndios y que por ha-
berse retirado a los Coscabosoas el cacique Ojanasta y tenerle averiguado el dicho
general que avia sido el principal motor de las quemas y levantamientos, deter-
mino el dicho general que el Capitan Alonso Guerra entrasse por el mes de Junio
en la dicha provincia de los Coscabosoas y que el dicho general entraria con la
jente que se conducía en Caxamarca por la parte de Condamarca y que se junta-
ssen con la dicha provincia de los Coscabosoas y que seria presso el dicho Oja-
nasta y que él y el Capitan Alonso Guerra le prendieron y le entregaron preso al
dicho general el qual avía conquistado por las partes que passo a los Xivitos,
Cholones, Porontos, Juanuncos, Payanan~as, Coscabosoas y Fuynes, dando la
obediencia a su Magestad y que dejando a los Capitanes Don Juan Muñoz de
Piedrola y Alonso Guerra en la provincia de los Tavalosos para que redujcssc la
jente que estava esperramada, que el dicho general passo el rrio abajo a la pro-
vincia de los Barbudos y Aguanos y vio como los caciques y yndios de las dichas
provincias dieron la obediencia a su Magestad y en señal de la firmeza della a sus
hijos en reenes, para que el Padre Lucas de la Cueba los doctrinasse y que a ellos
se les dejaron otros yndios de los pueblos de Cocama y Jeberos para que les en-
señassen a ~ar y aprendiessen su lengua y que vio al dicho general repartir a los
dichos yndios y a los de aquella provincia de los Tavalosos y Coscabosoas, achas,
machetes y cuchillos y que vio que aviendose pasado muestra que avia en el cam-
po del dicho general cien españoles soldados y mas de ciento y sesenta yndios.
En el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas en diez y nueve días del mes
de Noviembre del dicho año, el dicho general hi~o parecer ante su señoría al
Capitan Alonso Guerra, del qual aviendo recibido juramento y siendo preguntado,
por el tenor del auto del dicho general, dixo: que por el mes de Octubre del año
passado que entro en la provincia de los Tavalosos, en compañia del dicho gene-
ral a la pacificacion de los indios, los quales sin embargo de aver intentado im-
pedir la entrada, el dicho general la consiguio mediante los medios suaves que
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eligio y buen tratamiento que hi90 a los caciques y mas indios con que ellos die-
ron la paz y obediencia al dicho general en nombre de su Magestad y que
prometieron ser christianos y que para que les enseñassen la doctrina y fuesen
instruidos en la fee se le dejo a Don Pedro de Añasco por cura con escolta de
soldados y vio como el dicho general aprehendio posesion de las dichas provin-
cias en nombre de su Magestad y que nombro Alcaldes y demas Oficiales y que
por entrar el invierno, salio por la provincia de Caxamarca a conducir gente y
prevenir algunas cosas necesarias y que a él dio titulo de Capitan el dicho general
y que abiendo salido a la ciudad de Moyobamba Don Pedro de Añasco a curarse
y en su compañia Christoval de Pineda y los demas soldados con animo de bol-
verse luego y que en el interin los indios de la provincia de los Tavalosos y
Motilones se avian rrebelado quemando las iglesias que avía fundado el dicho
general el qual teniendo noticia dello, se fue a la lijera a la ciudad de Moyo-
bamba, con algun tro90 de gente y que con la gente de aquella ciudad y la que
llevava entro en la dicha provincia de los Tavalosos, donde aliaron las iglesias
quemadas y los indios rretirados a las montañas que con el buen modo de dili-
gencias del dicho general se redujeron a los indios de dichas provincias a las
poblaciones que les estavan señalados y que el dicho general, luego que allego al
pueblo del Rosario rreconocio el daño que avian hecho los dichos indios y que el
cacique Ojanasta hera promotor de aquella rebelion y que invio a el a diferentes
partes, con un tr~o de su compañia a inquirir indios y que vio que los indios
tenían todos los caminos y sendas infestadas con puas y lan~as y que fue milagro
no haver perecido mucha gente y que assi mesmo vio que el dicho general hi(i:O
ahorcar a un indio que se averiguo aber pegado fuego a la iglesia de aquel pueblo,
y que en él hi90 un fuerte real el dicho general para la seguridad del cura y los
soldados que dejo de guarnicion y que se bolvieron a reedificar las iglesias como
estavan de antes y que el cacique Ojanasta se avía retirado a la provincia de los
Coscabosoas, que ordeno el dicho general que Christoval de Pinedo con doce
soldados y cantidad de indios amigos quedassen en el dicho fuerte y Don Pedro
de Añasco doctrinando la gente y 'el que fuese a la ciudad de Moyobamba a
conducir mas jente para entrar por el mes de Julio por aquella provincia a la de
los Coscabosoas y que el dicho general entraría con las compañias que se con-
ducían en la provincia de Caxarnarca y Guamachuco por la parte de Condormar-
ca y cojiesse en medio al dicho Cacique Ojanasta y que avia tenido orden del
dicho general para que saliesse marchando, por que el dicho general estaría allí
para el tiempo rreferido y que supo en la ciudad de Moyobamba de unos indios
infieles que salieron de paz a ella, de como el dicho cacique Ojanasta eslava en la
dicha provincia de los Coscabosoas y Fuines, conbocando jente para quemar la
dicha ciudad de Moyobamba, el qual imbio a decir a los vezinos de la dicha ciu-
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dad que si salian a buscarle avia de benir por otro lado a quemarla, con lo cual se
avia puesto mucho cuydado en su defensa y que él salio con su compañia en
execucion de lo que dicho general le avia ordenado y que a los principios del mes
de Septiembre, llego al dicho puerto y que supo de unos indios infieles, como el
dicho general estava en la provincia de los Payanan~os y que le avisso de su
llegada y que otro dia llego al dicho puerto el Maestro de Campo Don Agustín de
las Cassas con su compañia y dijo: donde dexaba al dicho general y que llevava
orden suya para prender a Ojanasta que decian estava en aquella provincia a quien
él avía vtsto en un cerro grande con cantidad de indios y que le avía dado algazara
y que no le avia podido cojer y que fue en compañia del dicho Maestro de Campo
siguiendo las noticias que del dicho Ojanasta tenían y por que en dos dias no
avian podido darle alcance y que el dicho Maesse de Campo ordeno a él le fuesse
siguiendo con su compañia y que él se vol vio adonde estava el dicho general y que
otro dia prendio al dicho Ojanasta cerca del pueblo de los Fuines y que lueg.o dio
avisso de su prission al dicho general, y que el con el presso avia buelto a aquel
pueblo y que al cabo de algunos dias se juntaron y que el dicho general dio orden
a el y al Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola, reconociessen todas aquellas
provincias de los Tavalosos, Lamas y Motilones y que recojiesen la gente des-
parramada que estava por aquellos montes, y que el dicho general avia salido rrio
abajo para Cocama, Jeberos, Barbudos y Aguanos con la compañia del dicho
Maestro de Campo y que él y dicho Don Joan Muñoz de Piedrola, fomentaron el
que se hiciessen mas ciento y ochenta cassas en los dichos pueblos de San Joseph
de los Lamas y Nuestra Señora del Rosario, durante cinquenta dias de la ausencia
del dicho general, el qual a su buelta hi~o justicia del cacique Ojanasta hacien-
dolo aorcar y que el dicho cacique Ojanasta estando en la escalera de la horca,
dixo en altas voces a todos los indios infieles que le perdonassen y no creyesen
nada de lo que les había dicho contra los españoles, porque hera mentira, y que
fuesen todos buenos christianos y que las dos iglesias de aquellos dos pueblos
estavan con ornamentos que los yndios acudían con mucho cuidado a la doctrina
y que muchos dellos savian las quatro oraciones y que mostravan aver mucho
tiempo que se doctrinavan y que segun las muestras que se avían passado avia
cien sold!ados españoles con veinte y cinco que él tenia en su compañia y mas de
ciento y sesenta indios amigos y que savian estavan pagados por seis meses y
mas, que el fuerte de aquel pueblo estava con todos los peltrechos y dos pie~as
medianas de bronce y que en muchas leguas vio al dicho general andar a pie y
descal~o. por no ser los caminos para cabalgaduras y que el primero que se ex-
ponía a los riesgos bera el dicho general, el qual avia dado cantidad de ganado
bacuno y de zerda y aves a los indios y caciques de la dicha provincia y que assi
mesmo avia visto dar al dicho general a todos los indios por donde a passado,
217
muchas herramientas, vestidos y otras cosas con lo qual estavan todos muy
contentos y que iban muy de hordinario a aquel pueblo los indios de los
Coscabosoas, Payanan1ros y Fuines y que han aprendiendo algunas oraciones.
En el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas a veynte y cinco dias del mes
de Noviembre del dicho año el dicho general dixo: que por quanto al cargar el
rrigor del ybiemo, no se podia proseguir en la dicha pacificacion asta el verano
siguiente, por lo qual detenninava salir a ymbemar a la provincia de Caxamarca y
ciudad de Chachapoyas, con alguna parte de jente, por no ser capaz aquella
provincia para sustentarlos y asi mesmo para conducir mas jente y despachar
capitanes a hacer lebas en las ciudades de Truxillo y Saña por la prosecucion de
la dicha pacificacion en entrando el Verano, y para que aquellas provincias que
estavan reducidas con su ausencia no se alterassen y los sacerdotes que quedaran
en ellas estuviesen con toda seguridad, nombro al Capitan Alonso Guerra por
castellano del fuerte de los Lamas para que con los soldados de su compañia y
ramos de la del Maestro de Campo don Agustin de Cassas y Capitan Don Joan
Muñoz de Piedrola, guardando en todo la ynsttuccion que le tenia dada cerca de
la reduccion que avia de hacer a aquella provincia de los yndios de la de los
Coscabosoas y encargo a Don Pedro de Añasco la continuacion y el cuydado en
doctrinar los yndios de aquellas provincias; en la villa de Caxamarca a tres dias
del mes de Mar1ro de mili y seiscientos y cinquenta y cinco años, el dicho general
por auto que proveyo, ante Pedro de Saldaña, escribano de Su Magestad, dixo,
que por quanto su Señoria en conform:idad del que tenia capitulado y pactado con
su Magestad, cerca de la dicha conquista y que aviendo conducido compañias de
soldados, armas, municiones, bastimentos y todo lo demas necesario para la di-
cha conquista. entro el año proximo passado, por el puerto y paraje de Condomarca
a las provincias de Porontos, Jivitos, Cholones, Juanuncos, Payanan1ros, Cosca-
bosoas, Barbudos, Aguanos, Otanavis, Tabalosos y Motilones, que heran yndios
ynfieles a los guates reduje al conocimiento de nuestra Santa Fee catholica. des-
pues de aver dado la paz y obediencia a su Magestad, conociendo vasallaje y el
dicho Señor general en su nombre en las quales avia aprendido posesion y nom-
brado oficiales de cabildo y sitios para Iglesias y que hicieron algunas y en la.s
partes donde no se pudo dejar sacerdote por caussa que de quatro que llevava se
quedo muy enfermo en esta Villa el Bachiller Femando Celis de Saldaña. Vicario
general y en la provincia de Jivitos enfermo el Licenciado Estevan Mend~ del
Aguila, dexo entre los yndios personas que les fuesen enseñando la doctrina
christiana ynsttuyendoles en las cosas de nuestra sancta fee catholica en el yn-
terin que haya comodidad para ponerles sacerdotes; de todo lo qual avia de dar
avisso y ymbiar testimonio al Real Gobierno de lo que asta ahora tiene obrado
218
en la dicha conquista y pacificacion, en conformidad de lo que tiene capitulado
con su Magestad, y que atento a estar como estavan en esta dicha villa, el ayu-
dante Joseph Sanchez de Sala~ar que lo bera del tercio del Maestro de Campo
Don Agustin de Cassas y los alferezes Don Gabriel Setien Rubalcava y Don Pe-
dro de la Serna y el Sarjento Joan Carrasco que fueron en compañia de su Señoria
a la dicha jornada y binieron con su licencia a esta dicha villa, por tanto mando
que con los susodichos se hiciesse ynfonnacion de lo contenido en este auto,
declarando lo que an visto y de la suerte que se avia obrado para atraer a los
yndios ynfieles al conocimiento de nuestra Santa Fee catholica, la jente que entro
para la dicha pacificacion, vitualas y peltrechos y de la suerte que estan redu-
cidos y doctrinados los yndios de las provincias de los Tavalosos y Motilones, la
calidad de la fortificacion que alli tiene hecha y todo lo que avia obrado y ga-
nados que avia dado de todos jeneros de las provincias de los Motilones repar-
tiendo a todos los caciques y principales, bacas, puercos y gallinas para que ha-
yan haciendo crias y assi mesmo de como ay vecinos españoles con sus mujeres
y familias avecindados en la dicha provincia de los Motilones, y de como dejo en
aquel fuerte cantidad de soldados y al Capitan Alonso Guerra por cabo, con or-
den de que fuesse reduciendo a poblado los yndios de los Coscabosoas y Paya-
n~os y quedo en su Compañia Don Pedro de Añasco, para que doctrinasse a
los yndios de aquella provincia y que asi mesmo de como en la ciudad de Cha-
chapoyas se esta haciendo leba de soldados y en esta dicha villa y prebiniendo
otras cossas necesarias para la dicha pacificacion y especialmente para la de la
prqvincia de los Jivaros, en virtud de la orden que tiene del Real Goviemo deste
Reyno, la qua) dicha ynformacion se hici.esse ante Matheo Bravo de Laguna,
comisario de la caballeria y Justicia Mayor de este correjimiento, a quien cometio
la recepcion y juramento de los dichos testigos y que fecha la dicha ynformacion
se pussiesse con los demas autos, y otra que hi~o ante su Señoria, por no aver
escrivano en el pueblo de San Joseph de los Lamas, para que de todos los dichos
autos se sacasse testimonio autorizado en publica forma y manera que hiciesse fee
y se remitiessen al Real Gobierno.
En esta Villa de Caxamarca a quatro, cinco y seis dias del mes de M~o de
mili y seiscientos y cinquenta y quatro años, Mateo Bravo de Laguna Comisario
de la caballeria y justicia mayor, por Su Magestad por las ausencias del dicho
general, bi~o parecer ante si al ayudante Joseph Sanchez de Salazar, Alferez
Don Gabriel de Setien Rubalcava y Don Pedro de la Serna y Sarjento Joan Ca-
rrasco Berero, en virtud del auto proveido por dicho general, de los quales y de
cada uno de ellos, aviendose recebido juramento en forma de derecho por ante
Pedro de Saldaña, escrivano de Su Magestad y publico, los quales, depusieron
219
en sustancia lo siguiente: que los dichos ayudantes Joseph Sanchez de Salaz.ar
y los dichos alferez avían ido en compañia del dicho general usando sus oficios
y el dicho sarjento que avía entrado, usando el oficio de Cabo de Escuadra y que
en la provincia de los Tabalosos, le hi1ro merced del oficio de Sargento y que por
el mes de Abrill del año passado de mi.11 y seiscientos y cinquenta y quatro, que
el dicho ayudante habia ydo en compañia de dicho general, desde esta Villa con
otros soldados, armas y municiones, a.l castigo de los yndios Tavalosos, rebe-
lados a reducirlos y que vio ocultamente que el dicho general camino de noche
y de dia, que en nueve dias de como salieron desta dicha villa, llegaron a la ciu-
dad de Moyobamba aviendo caminado lo mas del camino a pie, por ser el dicho
camino de los mas malos que ay en es.te reyno y desde la dicha ciudad con al-
gunos soldados de los de la compañia del Capitan Alonso Guerra, juntamente
con los que llevo de esta villa, caminando como caminaron sin cesar de día y de
noche, que llegaron en tres días a la provincia de los Tavalosos donde vieron las
iglesias quemadas y los pueblos despoblados, sin ninguna gente, porque todos
los yndios de los dichos pueblos estavan rretirados y metidos en las montañas y
que mediante las diligencias que el dicho govemador hizo despachando tropas y
saliendo personalmente a buscar los dj.chos yndios en breve tiempo dieron con
algunos de quienes se cojieron noticias para poder aliar los demas con que se
prosiguio en buscarlos y los aliaron con mucho travajo por estar como estavan
retirados en montañas muy asperas y por tener como tenían los caminos sem-
brados de puyas, lan1ras de Chonta, puestas en oyos muy grandes que tenían
hechos, cubiertos de hojas y que los dichos yndios bolvieron a reducirse a sus
pueblos y que siendo preguntados los dichos yndios por el dicho general, que por
que caussa avían quemado las dichas iglesias y retiradose a las montañas dejando
sus pueblos despoblados, y que todos culparon al Cacique Ojanasta, diciendo
que él los había alterado, y ocasionado a ello, persuadiendoles que querriassen
las dichas iglesias y pueblos amenasandoles, que si no lo hacian les avía de haz.er
guerra y traer otros yndios, para ello de otras provincias y que el dicho peneral
aviendolos aquietado y apaciguado los dichos yndios, los dejo reedificando las
iglesias y cassas de sus pueblos y que no fue possible cojer por entonces al Ca-
cique Ojanasta, por averse retirado a las provincias de los Cascabosoas y que el
dicho general hizo justicia de un yndio complice en la quema de las dichas igle-
sias, el qua! avia dejado jente de guarnicion en el fuerte, que este testigo vido
hacer en esta jornada en el pueblo de San Joseph de los Lamas, en que el dicho
general travajo personalmente, trayendo los materiales a sus hombros juntamen-
te con el dicho ayudante y los demas soldados, el qua! salio para la ciudad de
Chachapoyas, para bolver a la prosecucion de la dicha conquista con toda la
jente que en la dicha ciudad y en esta provincia se avía conducido por su orden y
220
que aviendo llegado a esta dicha villa, en ella previno todo lo que le parecio
necessario para la dicha jornada, y los tres de los dichos testigos dicen, que por
el mes de Julio del año proximo passado vieron que salio el dicho general desta
villa con toda la jente de la compañia del Capitan Don Joan Muñoz de Piedrola,
marchando y los dichos ayudantes Joseph Sanchez y Alferez Don Pedro de la
Serna en su compañia y que assi mesmo llevo dos compañías de soldados yndios
para entrar y hacer la dicha jornada y conquista por el puerto y paraje de Con-
dormarca, termino del Corregimiento de Caxamarquilla y que abiendo llegado al
puerto que llaman de la Capellanía, que esta como dos leguas del dicho paraje de
Condormarca y juntandose en el con la compañia que condujo el Maestro de
Campo Don Agustin de Cassas Albear en la provincia de Guamachuco, de cuya
compañia es alferez el dicho Don Gabriel y soldades y jente que trajo el Capitan
Don Andres de Guevara, y vieron los dicho,s testigos que el dicho general mando
passar muestra, y aviendose echo, se aliaron setenta y cinco soldados españoles
y ciento y sesenta yndios, libres todos, con annas y que assi mesmo vieron que
el dicho general llevaba dos piezas medianas de bronze y mucha cantidad de
achas, machetes, cuchillos y ropas, para repartir a los yndios ynfieles y asi mes-
mo mucha cantidad de alpargatas y mas de ciento y veinte mulas cargadas con
bastimentos, y desde el dicho paraje camino el dicho general con su jente en ellas
hasta el puesto de Cillangat, quatro dias de camino y por ser muy aspero y no
usado, se despeñaron mas de treinta de ellas y desde el dicho puesto de Cillangat
se fue marchando a pie y cargando las vituallas con yndios amigos y que assi
mesmo vieron que yban con el dicho general tres sacerdotes clerigos presbiteros
sin el Bachiller Femando Celis de Saldaña Vicario general de la dicha conquista,
que por estar muy enfermo se avia quedado en esta dicha villa de Caxamarca y
oficiales de herreros, carpinteros, zapateros, sastres, barberos, cirujanos y otros
oficios, con todos los quales el dicho general fue a pie marchando y llegaron al
pueblo de Poronto donde todos los yndios de él se dieron de paz, a los quales
vieron estos testigos que el dicho govemador les repartio herramientas y vestidos
y que del dicho pueblo tomo posesion el dicho general en nombre de su Mages-
tad, al qual le pusso por nombre San Antonio y que nombro Alcaldes y oficiales
y señalo sitio para que hiciesen iglesia y que por haver comodidad de dejarles
sacerdote que los doctrinase, se le dejo una persona para el efecto y haviendo
salido el dicho govemador del dicho pueblo con toda su jente, prosiguiendo su
viaje, los yndios del dicho pueblo salieron acompañando al dicho general y que
llegaron en su compañia al pueblo de Xivitos, ayudando como ayudaron a llevar
las vituallas con mucho amor y voluntad, por el agasajo que vieron que el dicho
governador les hacia y dadivas que les dio de machetes y otras cossas y que lo
mesmo hi1ro en el dicho pueblo de Xivitos, donde tambien vieron que los yndios
221
de el se dieron de paz y en él se hici.eron las mesmas diligencias que en el de
Poronto, y se le pusso por nombre la Concepcion, y que en el dicho pueblo en-
fenno el dicho ayudante y el primero que le cargo por el camino a sus hombros
para proseguir con la dicha jornada, fue el dicho gobernador, y a su imitacion lo
hizo el Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y luego prosiguieron los de-
mas soldados, lo qual hizo el dicho governador con mucho amor y animo y es-
fuerzo a los que se fatigaban y cansavan en el camino y ayudava a aliviarles el es-
torvo de sus annas, y que mientras estuvieron en el dicho pueblo de los Xivitos
vieron tambien que los indios del pueblo y provincia de los Cholones vinieron al
dicho pueblo de los Xivitos, y que en él se dieron de paz al dicho govemador,
trayendole camaricos y que el dicho general les correspondia con dadivas y re-
galos que les hi~o de que bieron manifestavan quedar muy contentos y tambien
nombro alcaldes y oficiales y les dejo persona que los industriasse y enseñasse
en las cosas de nuestra santa fee catholica, y que el dicho general en prosecucion
de su jornada vieron que llego con toda su gente al rio de los Xivitos y en él de-
tennino el dicho governador de hacer embarcaciones para navegar por el dicho
rio todos los indios Porontos, Xivitos, Cholones y otros practicos que alli se alia-
ron presentes dificultaron muchísimo el poderse navegar, por ser assi que decian,
que ellos nunca avian navegado, ni se atrevían a ello, por causa de los grandes
saltos y raudales que avian reconocido en él y que no obstante las dichas difi-
cultades el dicho general se resolvio a que se avia de navegar por él, diciendo que
todos tuviessen muy buen animo y esperan~a en Dios, que los avia de sacar de
cualquiera riesgo, pues se ocupavan en servicio suyo y que mando hacer, como
se hicieron veinte y ocho embarcaciones para cuyo efecto el primero que se ex-
pusso al travajo personalmente fue el dicho governador cargando, como cargaba
a sus hombros los palos de balsas, y estando entendiendose en hacer las dichas
embarcaciones, llego al dicho rio el cacique de los yndios Juanuncos llamado
Guatazapa, a quien el dicho governador babia ymbiado a llamar con indios de los
Xivitos ymbiandole con ellos algunos regalos, el qual dicho cacique dixo que
venia de muy buena gana a ver al dicho governador, aunque de antes estava te-
meroso por lo que le avia dicho el Cacique de los Tavalosos llamado Ojanasta,
procurando ynquietarle para que no recibiese a los españoles y que antes les hi-
ciesse guerra y que por lo que le habian dicho sus amigos los Xivitos ascgu-
randole de los buenos tratamientos que les acia el dicho general y toda su gente
avia ido adonde el dicho general estava, el qual se embarco con el dicho general
en el dicho paraje y fue navegando en las dichas embarcaciones passando como
passaron muchas yncomodidades, travajos y riesgos por los grandes rraudales
del rio: y saltos que en él allavan, llegaron a desembarcar en una ysla. donde
estavan algunos yndios de los Juanuncos y de alli el dicho govemador con su
exercito y algunos de los dichos indios, passo al pueblo de los dichos Juanuncos
222
y los indios de él tambien se dieron de paz y con ellos se hizieron las mesmas
diligencias y al dicho pueblo se le pusso por nombre Santiago, aprehendiendo
posesion de él, y que de alli passo el dicho general al pueblo de los Payaoan~os
donde tambien aprehendio posesion en nombre de Su Magestad, al qual le pusso
por nombre San Nicolas y que avia nombrado alcaldes y otros oficiales y que
hi~ el dicho general que los sacerdotes le hiciessen platicas, dandoles a entender
los misterios de nuestra Santa fee catholica y los dichos yndios por el ynterprete
que les hablaba, prometieron de ser christianos y dieron noticia los dichos yndios
de que el dicho Cacique Ojanasta. andava en aquellas provincias, inquietandolos
a todos y persuadiendoles a que tomassen armas contra todos y los matassen, y
vieron que el dicho general despacho al Ma,estro de Campo don Agustin de Ca-
ssas con un ramo de infanteria a que buscasse al dicho cacique y lo prendiesse, el
qual aviendo vuelto adonde estaba el dic~o govemador, en presencia de estos
testigos, dixo el dicho Maestro de Campo, que aviendo buscado al dicho Ojanasta
en todas las partes donde le avian dado noticia y le podria hallar, no le avian
podido descubrir y que andando en su busca avía encontrado al capitan Alonso
Guerra y que estando en su compañia, se les avía dado noticia de como el dicho
cacique Ojanasta andava por aquella provincia de los Coscabosoas, convocando
la jente della para que se pussiera en arma contra el dicho govemador y su jente
y que el dicho Maestro de Campo avia ido en su busca del dicho cacique Ojanas-
ta con su compañia y parte de la del dicho capitan Alonso Guerra, que aviendo
caminado dos dias en su alcance, avia sabido de unos yndios Coscabosoas, como
todos los yndios que avia combocado, le avian dejado por aver savido que los
Juanuncos y Payanan~os se avian dado de paz mediante los buenos tratamientos
y regalos que les avia hecho el dicho govemador, por cuya caussa se avia retirado
el dicho cacique acia los Fuynes chiquitos, porque el dicho Maestro de Campo
bolvia a dar avisso y que el dicho capitan Alonso Guerra quedava buscando al
dicho Cacique para prenderle, y que luego otro dia llego avisso al dicho govema-
dor de como ya estava presso el dicho Cacique y que el dicho capitan lo llevaba al
pueblo de los Lamas, con cuyo avisso el dicho govemador con toda su jente fue
al pueblo de los Coscabosoas, donde tambien los yndios de él se dieron de paz
y que con ellos se hizieron las mesmas diligencias que con los otros y que al di-
cho pueblo se le pusso por nombre San Matheo y que estando en él el dicho
governador, vinieron a dar la obediencia los yndios de los Fuynes chiquitos, los
quales fueron agasajados y regalados del dicho general y que prometieron de ser
christianos y que desde el dicho pueblo de Coscabosoas bolvieron a navegar rio
abajo que es el de Guanuco hasta el puerto de los Lamas, donde se desembar-
caron todos, y desde dicho puerto, ymbio el dicho govemador a llamar a dicho
capitan Alonso Guerra al pueblo de los Lamas, el qual vino al dicho puerto tra-
yendo al dicho cacique Ojanasta aprisionado y tambien bieron estos testigos que
223
el dicho governador tuvo dispuesto de ymbiar a las provincias de los Amassi y
Fuynes y Rumiauca al dicho Maestro de Campo Don Agustin de Cassas y que se
averiguo no aver quedado yndios en ellas, con lo qual el dicho govemador dio
orden a los capitanes Don Joan de Piedrola y Alonso Guerra, fuessen a las pro-
vincias de los Tavalosos y Motilones con orden de que fuessen rreduciendo todos
los yndios que allassen por las montañas a los pueblos de San Joseph de los La-
mas y la Virgen del Rosario de los Taivalosos por aver fundado el dicho govema-
dor los dichos dos pueblos en medio de las dichas dos provincias, porque los
yndios antes de averse fundado vivian muy divididos unos de otros teniendo sus
cassas apartadas en distancia de una o dos leguas unas de otras y que los dichos
Joseph Sanchez de Sala<;:ar y alferez Don Pedro de la Serna, fueron en compañia
de los dichos capitanes y que el dicho alferez Don Gabriel Setien Rubalcava.
avia quedado enfermo en la dicha provincia y que bieron que el dicho govema-
dor, despues que dio la dicho orden a los dichos capitanes desde el dicho puerto
de los Lamas, se fue por el rio abajo en embarcaciones con el dicho Maestro de
Campo Don Agustin de Cassas Albear y la jente de su compañia y algunos yndios
amigos y el sargento Joan Carrasco y estando para embarcarsse los yndios prac-
ticos de dicho rrio, pussieron muchas dificultades sobre su navegacion, diciendo
tener el dicho rrio muchos raudales, saltos muy peligrosos y que el dicho general
venciendo todas las dificultades que se propusieron se embarco con la jente
rreferida.
Y el dicho sargento Joan Carrasco Berero, como quien fue por el dicho rrio
abajo con el dicho general, refiere en su declaración de que llegaron a la provin-
cia de la Cocama y al pueblo de los Jeberos y que en él hallaron al Padre Lucas de
la Cueva, religioso de la Compañia de Jesus y que el dicho governador llevan-
dole en su compañia, fue a las provincias de los Barbudos y Aguanos y que los
apaciguo hasta dejarlos de paz, sin e·mbargo de ser los yndios de las dichas na-
ciones, los mas belicosos que se conocen y que apaciguando los dichos yndios,
se bolvio a la provincia de los Otanavis por otro bra~o del rrio, a los quales tam-
bien los apaciguo y los dejo de paz y desde la dicha provincia salio al pueblo de
los Lamas, donde allo a los dichos quatro testigos, que en el dicho pueblo de los
Lamas se hallaron cien soldados españoles sin los que estavan de guamicion en
el fuerte de los Lamas y que el dicho general habiendo ajustado la caussa del
dicho Cacique Ojanasta, por ser el principal motor de las quemas y lebantamien-
tos de los Tavalosos y Motilones mando hazer justicia de él y que quando llego de
vuelta el dicho general al dicho pueblo passaron cinquenta y tres días y que los
dichos capitanes en conformidad de lo que les avía ordenado el dicho general
tenian reducidos a los dos pueblos todos los yndios de aquellas dos provincias y
que los dichos yndios iban doctrinados con mucha puntualidad a las dichas ygle-
224
sias de los dichos pueblos de la Virgen del Rosario y San Joseph de los Lamas
y que el cura de los dichos pueblos les enseñava y educava con mucho cuidado
y que en las dichas yglesias avia todos los ornamentos necesarios, para la ad-
ministracion del culto divino y que en la dichas provincias vieron estos testigos
que se avian metido ganados mayores y menores y gallinas a costa del dicho
govemador y que se les repartio a los caciques y principales para que fuessen
aciendo cria y que asi mesmo saben y vieron que ay algunos españoles avecin-
dados con sus mugeres y familias en el dicho pueblo de San Joseph de los Lamas
y que en él se avian hecho mas de doscientas y ochenta casas y que el dicho
govemador en el fuerte del dicho pueblo dejo jente de guamicion con armas y
muchas municiones y dos piezas de bronce y por cabo del dicho fuerte al dicho
capitan Alonso Guerra y en todas la ocasiones que se ofrecieron, vieron estos
testigos que el primero que se expuso al rriesgo y travajo fue el dicho governa-
dor, trabajando personalmente y caminando mucho numero de leguas a pie y
muchas vezes descali;o y pasando las mismas incomodidades que otro cualquiera
soldado y dejando guarnecido el dicho fuerte, que salio el dicho general para la
ciudad de Chachapoyas y esta dicha villa a conducir mas gente para la prosecu-
cion de la dicha pacificacion y conquista y expecialmente para la de los Jíbaros
y que estos testigos salieron con su licencia con otros soldados y que estan ocu-
pando sus oficios y que asi mesmo saven que por orden del dicho general, se esta
conduciendo gente en la dicha ciudad de Chachapoyas y en la de Trujillo y en
esta dicha villa y que estan arboladas banderas para el dicho afecto y an oydo
dezir al dicho governador que a de salir desta dicha villa para la dicha faccion, al
principio del verano y que solo lo detenia el ymbierno, por no ser a proposito
para entrar en la montaña; y los dichos Joseph Sanchez de Salai;ar, Alferez Don
Gabriel Setien y Don Pedro de la Serna, cerca de lo que el dicho general obro en
la provincia de los Aguanos, Barbudos y Otanavis dicen de oydos a los que fue-
ron con el dicho general a la faccion y al fin del dicho quaderno esta un recibo
otorg~do por Joan de Malaga residente en esta dicha villa por ante Pedro de Sal-
daña, escrivano de su Magestad y publico, de que en doce dias del mes de Abrill
de mil y seiscientos y cincuenta y cinco años, recivio del dicho general tres
testimonios: el primero con sesenta y ocho foxas, otro en veinte y otro en quince
foxas, otros autos en quatro foxas para los llevar y entregar en la ciudad de Tru-
xillo, destos reynos del Piru, al muy Reverendo Padre Fray Goni;alo de Herrera,
Ministro Provincial del orden del Señor San Francisco desta provincia de los
doce apostoles, para que su Paternidad, muy Reverenda los llevasse y entregasse
en el Real Gobierno adonde se remiten y parece por los dichos quadernos que
todos los autos que estan en ellos que el dicho general los actuo ante si a falta de
escrivano publico o rreal que los hii;o y fulmino con yntervencion de tres testigos.
225
Segun que todo lo antedicho, mas largamente consta y parece de los dichos
tres quademos, que el dicho general exivio, a los quales en todo me rrefiero. los
quales bolvio el dicho general a llevar a su poder y para que de ello conste de su
mandamiento y pedimiento doy el presente en la villa de Caxamarca la Grande del
Peru, en cinco dias del mes de Jullio de mili y seyscientos y cinquenta y cinco
años, y en fee de ello, fice mi signo y no lleve derechos.
En testimonio de verdad.
Carta a S.M. del Deán y Cabildo de la ciudad de Trujillo sobre las conquis-
tas realizadas por Don Martín de la Riva Herrera y sobre la nueva conquista de
los Jíbaros que se propone. Trujillo, 3 de junio de 1655.
Lo que de nuebo se ofrece añadir en esta ocasion, es que hi~o Vuestro Gene-
ral segunda entrada por el mes de Junio del dicho año con soldados y sacerdotes
de este obispado, que escriven a este cavildo como entro en las provincias de
Xivitos, Cholones, Juanuncos, Tabalosos, Coscabosoas, Motilones, Aguanos.,
Barbudos y Cocamas, con tan buena dicha que sin necesidad de aprovecharse
de las armas, se redujeron todos los indios de las dichas provincias a nuestro
gremio y basallaje de Vuestra Magestad, mediante los agasajos, dadivas y bue-
226
nos tratamientos, que les hacia el general y aprehendio posesion en nombre de
Vuestra Magestad en todas las provincias; y nombro oficiales dejando personas
que fuesen cathequisandolos y enseñandole:s la Doctrina Christiana, y assi mes-
mo dicen los dichos sacerdotes aver mas de seys mili indios que oy estan ala-
bando a Dios Nuestro Señor quando avia tan poco tiempo no le conocían y que
dicho general ponia gran cuydado en el tratamiento de los indios y demas gente,
siendo el primero que se exponía a los travajos y riesgos, y hiiro embarcaciones
en que fue mas de doscientos leguas por el rio Marañon abajo reconociendo las
dichas provincias y se puede fiar del celo, valor y cuydado del dicho general,
grandes progresos en servicio de ambas magestades y aunque por diferentes
personas se a yntentado esta pacificacion no se a visto aver obrado cossa nin-
guna en ella, oy se estan aciendo mas levas de gente para entrar este verano a la
reduccion de la provincia de los Xivaros que segun las tradicion general es la
mas rica de mineral de oro que ay en este Reyno y sin embargo de aver entrado
otras personas a la reduccion de dicha provincia y no aver sacado otra cosa que
perdida de gente nos prometemos la ha de pacificar el dicho general por las
esperiencias que se tienen de su gobierno y celo del servicio de ambas Mages-
tades.
227
(29) Extracto para el Consejo de Indias sobre la solicitud de Don Martín de la
Riva Herrera para que se le conceda que la cabeza de su Gobernación sea
la ciudad de Chachapoyas y Caxamarquilla y sobre la nueva conquista que
se propone de los Maynas, Cocamas y Jíbaros. 5 de marzo de 1657.
228
prebiniendo ha de tener en esta reducion la misma felicidad que en las demas
que ha pacificado y aunque de todo lo obrado ha remitido diferentes papeles y
relaciones a Vuestra Magestad debiendo recetarse no hayan llegado al Consejo a
parecido representar á Vuestra Magestad, todo lo que a obrado y espera contin~
para merecer mas y por que su deseo no es otro que conseguir en su tiempo y por
su propia persona la conquista mas gloriosa que se puede ofrecer en las Provin-
cias del Peru- y que la merced que Vuestra. Magestad tiene hecha de aquel oficio
a Don Salvador Solano, puede embara~arle el progreso de todo, lo representa
por el mayor servicio de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Magestad, para que
reconociendo la importancia de que se continuen hasta el fin estas reduciones de
Provincias tan dilatadas y ricas, provea y mande lo que mas fuere de su Real
servicio y que siempre conste como por su parte ha cwnplido assi con aver dado
quenta del estado de esas reduciones y de la combeniencia que se seguira el que
se prosigan, aviendo llegado al tennino que ba rreferido y con tanta felicidad
como constara de los autos y por que en cualquiera resulucion que Vuestra Ma-
gestad mandare tomar, combiene se declare que la cabe~a de gobemacion de las
Provincias que ha rreducido y de las que conquistare ha de ser Chachapoyas, por
no estar con toda claridad en los despachos que se dieron para esta pacificacion.
El fiscal dice que sin embargo de lo que esta parte rrefiere se deve cumplir
lo rresuelto por el consejo en catorce de Enero de mili seyscientos y cinqueota
229
y seys de que se despacho zedula en 10 de Febrero del mismo año, mayormente
que quando el despacho llegue se abra ya dado fin a la nueva conquista que
Don Martin de la Riva rrefiere en su carta, pues dice que dentro de veinte dias
salia a ella, y que antes de un año tendria hecha la reducion, y se le podra encar-
gar al Virrey que si fueren ciertas las que en estos autos se rrefieren ponga es-
pecial cuydado en su conservacion y en que no falte la enseñam;a a los yndios
rreducidos.
Y en quanto a lo que pide que se declare que sea caveza de aquellas rre-
ducciones la ciudad de Chachapoyas y Caxamarquilla se podra pedir ynfonne
al Virrey y para lo que dice de que deben ser premiados los ministros eclesias-
ticos que le asistieron podra llevar a la Camara.
Y tambien pide se escriva al Virrey aga que este Govemador envie rrelacion
de lo que vbiere obrado desde mayo del año seyscientos cinquenta y cinco a esta
parte en las rreduciones que dice en su carta, salia a hazer en las Provincias de
Jibaros y Maynas.-Madrid y Abril 12 de 657.
Traygalo el relator.
230
pitan General perpetuo de la conquista y reduccion de las provincias -de los
Motilones, Tabalosos, Omagos y demás indios infieles del río Marañón por Su
Magestad, dice: que en conformidad de su obligación de dar cuenta á V. Exa.
del estado que tiene la dicha conquista y lo que se ha obrado en ella. cada año,
presenta este testimonio por donde conocerá V. Exa. cuan cuidadosa y dili-
gentemente y con cuan lucidos frutos asiste á ella, sin reparo á la costa de su
hacienda, que es tan considerable, en la condución de la gente de milicia y paga
de las armas y pertrechos y gastos forzosos, valiéndose para las entradas, en
diferentes y distintas partes, de personas y soldados de toda satisfacción, tenien-
do en todas la prevención de pólvora, armas, municiones y demás pertrechos
necesarios para facilitar la dicha conquista, mejorando cada año los brillantes
efectos que se pretenden, assí en servicio de Dios, con la conversión de dichos
infieles, como en el de Su Magestad, poblando dichas provincias, de que consta
por la certificación del veedor y contador de ella, y para que de todo sea V. Exa.
servido, y el dicho general satisfaga á su obligación y continúe la en que se halla
del servicio de Su Magestad, con el acierto que procura, con tanto celo, fee y
puntualidad.
ÜREJÓN
ExcMo. SEÑOR:
231
Lima, noviembre 10 de 1655.
232
Y assimesmo el dicho general le remitió orden á Don Martín Bravo Solda-
do, que estaba de guarnición en el fuerte de los Lamas, para que fuese por el río
de Huánuco a la ciudad de Borja y llevase á ella diez soldados con sus armas, de
los que estaban de guarnición en el dicho fuerte, y dos pedreros de bronce y
algunos mosquetes y aguardase en la dicha ciudad de Borja hasta que llegase el
dicho general, para entrar con dichos peltrechos y gente á las dichas provincias
de Mainas y Jivaros.
Y parece que en esta villa y sus provincias, se han conducido las armas, pel-
trechos y municiones y bastimentos que abajo irán declarados, en la manera
siguiente:
233
BASTIMENTOS
Y assimismo certifico como en ve·intiún días del mes de julio del año passado
de seiscientos y cincuenta y cuatro, que salió el dicho general para las provincias
de los Tabalosos, Pabalosos y Omagos y otras, dí certificación, con razón de
todas las armas, peltrechos y bastimentos y soldados de guerra que llevó en su
compañía el dicho general, para remitirla al Real Gobierno, segun que todo lo su-
sodicho consta y parece por los libros y demás papeles de la veeduria que están
á mi cargo, á que me refiero: y para que conste donde convenga, de mandamien-
to del dicho general, dí la presente en la ciudad de Caxarnarca la grande del Perú,
á veinte de junio de mili y seiscientos y cincuenta y cinco años.
234
-- ""'
En testimonio de verdad
Hay un signo
PEDRO PRIETO
En testimonio de verdad
Hay un signo
En testimonio de verdad
Hay un signo
GERÓNIMO DE H1NOJOSA
Escribano de Su Magestad
235
de Santiago.-Siguió navegando rio arriba y diez y siete días despues de salir de
Santiago, desembarcaron en el punto llamado Jurinca donde se fortifico.- Salio
de alli y a los tres dias llego a la poblacion un dia de Capurango.-Algunos dias
despues continuo subiendo el rio has.ta el punto que fue antigua ciudad de Lo-
groño y hasta los linderos de la provincia de Cuenca. Esa ciudad se encontraba
en la c.onfluencia de los rios Cuenca (Paute) y Zamora.-De aJli regreso portie-
rra. Despues de treinta y seis dias de penosa marcha llego al real.- Allí fundo dos
poblaciones que llamo: San Francisco Javier y San Martin. Habiendose suble-
vado y huido los indios salio a perseguirlos hacia Gimbaca o Ajimbaca adonde
llegaron a los cuatro dias de donde regresaron al real despues de pacificar a los
indios.-Regreso con todo el ejercito y a los cuatro dias de navegacion llego a la
ciudad de Borja.-En esta ciudad se embarco nuevamente y bajo el Marañon,
hasta el Pastaza, el que subieron durante quince dias hasta la Provincia de
Ruamaynas- Alli formo su real y despacho a su ayudante Bemardino de Monzon,
rio arriba para que no lo reconociera hasta sus cabeceras hasta el Bombonaza
y llegase a la Provincia de los Coronados, fronteras a la Provincia de Quito. El
General, por su parte salio a recorrer la Provincia de los Ruamaynas y Conchas.
Se dirigio a una quebranda y rio a tres leguas del Pastaza y que va a desembocar
en el rio Tigre. Despues de reducir aquellas tribus navego nueve dias el rio Tigre
llego a la Provincia de los Avitoas a los que sometio, lo mismo que a los Atrios
y Coronatoas, tomando posesion en nombre del Rey de todos aquellos territo-
rios. Despues de mas de dos meses de viajes regreso al real.
236
En esta fundo otra ciudad, que llamo Triunfo de la Santa Cruz, dejando por Cura
a Don Pedro de Añasco. De alli paso a Cajamarca.
237
Provincias o tribus reducidas por el general de la Riva Herrera en sus dos
primeras entradas (años 1653 y 1654): Tabalosos, Lamas, Xivitos, Cholones, Jua-
nunco, Coscabosoas, Motilones, Aguanos, Barbudos ó Mayorunas y Cocamas.
(32) Traslado de los autos fechos por el General Don Martín de la Riva Herre-
ra en razón de la fundación y población de la ciudad de Santander de la
Nueva Montaña. Santander de la Nueva Montaña, 4 de setiembre de 1656.
238
-
AUTO
EN EL dicho sitio y Real en diez y ocho días del mes de Julio de mill seys-
cientos y cinquenta y seis años, el dicho Señor General su continuacion de la
dicha poblacion dijo: que para saver el sitio mas conveniente y acomodado para
ella conviene se haga junta de todas las personas asistentes en este dicho asiento
y rreal, para que entre todos se trate y confiera la parte mas acomodada para
poblar la ciudad que se ha de fundar y que sea sin perjuicio de los yndios para lo
qua! mando se pregone este auto, para que benga a noticia de todos y que se
junten el viernes, que se contaran veinte de dicho mes, en el quartel donde vive,
el qual señalo por auditorio, y asi lo proveyo y mando, Don Martín de la Riva,
ante mi, Joan Mathias de Mestanza, escrivano de Su Magestad.
PREGON
EN EL dicho dia mes y año dichos, por voz de Joan Jacinto, mulato que hi~o
oficio de pregonero, se pregono el auto de arriba, siendo presentes por testigos,
el proveedor Diego Arias de la Cal~ada, el Sarjento Mayor Francisco Nuñez de
Silva y Diego de Moya de que doy fee-Joan Mathias de Mestan~a, escrivano
de Su Magestad.
239
AUTO
Otro si.-dijeron que las caveceras deste rrio sale a la provincia de Quito.
por donde se podra abrir camino para trajin y comercio de la ciudad que aqui se
240
fundara con la dicha provincia de Quito, lo qual sera muy util y diferentes
consequencias.
Fecho mando como tomo por abogado al glorioso apostol Santiago a quien
elige por patron cuya fiesta celebra hoy dicho día usando de los poderes, títulos
y comisiones que tiene de su Magestad Phelipe el Grande a quien Dios guarde y
prospere con aumento de otros reynos y señoríos, que estan por caveza destos
auttos y por ante mi el presente escrivano, trayendo consigo todas las personas
que se hallaron en la junta que se hi1ro para hacer esta poblacion, asi como en
ellas se contiene, y estando juntos con la solemnidad que en tal caso se requiere,
dijo: que en conformidad de lo que asi se ha. acordado en nombre de su Magestad
y en virtud de la dicha comission, puebla, funda y establece, en el dicho sitio y
lugar rreferido la dicha ciudad, y le pone por nombre Santander de la Nueva
Montaña, para que de esta manera se llame e intitule de hoy en adelante, la qual
dicha poblacion y fundacion dijo que acia con cargo y aditamiento de rre.edifi-
carla y poblarla en otra parte si conviniere o estuviere mas aproposito y fuere del
241
Real servicio y para que cada uno de los dichos conquistadores, pobladores y
fundadores desta dicha ciudad sepan y conozcan del sitio y lugar en que an de
fundar las casas de su morada, les dan un trazo y modelo y les señalara en el
asiento en que cada uno ha de edificar y sobre todo ello ordenara y proveera lo
que convenga y señala por terminos y jurisdiccion que desta dicha ciudad ha de
tener las provincias de Ruamaynas, Sapas, Coronados, Abitoas, Atios, Aguanos,
Barbudos y Xeveros y en virtud del dicho en su titulo y comision libre y exenta
a la dicha ciudad de la jurisdiccion de las ciudades de Borja, Macas y Moyo-
bamba, comarcanos a ella para que sobre ella, sus distritos y jurisdiccion, no
tengan ni puedan tener mas jurisdiccion alguna las justicias de las dichas ciu-
dades ni otra persona alguna y solo las sujeta y someto a la Real Audiencia de
los Reyes y a los señores Virreyes destos Reynos y a los Govemadores y a sus
lugares thenientes que la dicha ciudad tiene y tuviere para que como tal ciudad
poblada y fundada, en nombre y tuviere para que como tal ciudad poblada y
fundada, en nombre del Rey Nuestro Señor, la defiendan y amparon en todo y
por todo, y porque en el dicho sitio se señale el mejor lugar y mas conveniente
por plaza, el dicho Govemador y Capitan General mando poner y pusso en me-
dio della el rollo y se puso; de que yo el escrivano presente doy fe, porque en
mi presencia se puso y fijo el dicho rollo, que es un madero gruesso, el qual
dicho general mando sirva de horca y cuchillo, donde dijo han de ser puestos y
castigados los delinquentes, de sus delitos, conforme a las leyes reales, el qua)
pusso con protestacion de mudarlo a otra parte, si conviniere al servicio de Su
Magestad y en el ínterin mando que ninguna perssona sea ossada a le quitar de
la parte y lugar donde esta puesto, pena de la vida, y perdimiento de bienes para
la cámara de su Magestad y prosiguiendo en la solemnidad de la dicha pobla-
cion, el dicho general despues de haber fijado el dicho rollo en señal de nueva
fundacion y poblacion, estando en la dicha pla~a, dijo: que en nombre de su
Magestad y en virtud de la dicha su comision ha poblado la dicha ciudad de
Santander de la Nueva Montaña y puesto horca y cuchillo en ella, que si avia
alguna persona que se lo contradijese, que estava presto de poner su vida en
defensa y amparo de la dicha ciudad en nombre de Su Magestad como su leal
vasallo, y para ello puso su mano a su espada y con ella fuera de la vaina rreytcro
lo susodicho tres veces, a lo qual todos los que estaban presentes, respondieron
que como leales vasallos de Su Magestad, arian lo mismo, todas las veces que se
ofreciere en su rreal nombre y el dicho Govemador y Capitan General con la
dicha espada desnuda en señal de posesion actual y rreal dio tres golpes en el
dicho rrollo diciendo que tomaba y aprehendia la dicha posesion en nombre de
Su Magestad y por ella en todos los terminos y jurisdiccion señalados y de como
passo lo susodicho y tomaba posesion quieta y pacificamente sin contradiccion
242
alguna y me lo pidio por testimonio a mi el presente escrivano, de todo lo qual
doy fee y verdadero testimonio passo lo susodicho y lo firmo el dicho general y
fueron testigos a lo que dicho es, el muy Reverendo Padre Francisco de Figueroa
de la Compañia de Jesus, el Licenciado Don Salvador Velasquez de Medrano,
el Sarjento Mayor Francisco Nuñez de Silva, el Capitan Diego Arias de la Cal-
1rada.-Don Martin de la Riva.
AUTO
Dijo: que por quanto tiene fundado en este sitio la ciudad de Santander de la
Nueva Montaña, en conformidad de las ordenes y poderes, que su Magestad,
que Dios guarde, le tiene dados y para poblarla de vecinos que le amparen,
sustenten y defiendan- Mando que todas y qualesquier personas que quisieren
avecindarse en esta dicha ciudad, parezcan dentro de dos dias, que en nombre
de su Magestad les repartira solares para vivienda, tierras para sementeras y assi
mismo cada uno presentara rrecaudos y certificaciones de los servicios que
hubieren hecho a su Magestad, y en especial en estas conquistas y pacificacion
para que conforme a los meritos de cada uno, sean rremediados con las enco-
miendas de los indios que tengo pacíficos y situados para esta ciudad, y sin em-
bargo de averse publicado otro auto deste tenor en diferentes partes, aun antes
de poblar para que nadie alegue ignorancia ni ajuste quexa, de que no es pre-
miado, se mando por segundo apercevimiento se publique assi en la pla1ra desta
ciudad, y que yo el presente escrivano de fee de la publicacion y assi lo proveyo,
mando y firmo, en esta Ciudad de Santander de la Nueva Montaña en veinte y
nueve dias del mes de Julio de mili y seyscientos y cinquenta y seys años- Don
Martin de la Riva, ante mi- Joan Mathias de Mestanza, escrivano de su Mages-
tad.
243
PUBLICACION
AUTO
244
Jacinto Macedo, casado.
El Alferez Francisco Velazco Madrigal, casado.
Geronimo de Silva, casado.
SOLTEROS:
AUTO DE CAVILDO
245
las Provincias de Caxamarca, ciudades de Chachapoyas y Moyobamba. Gover-
nador y Capitan General perpetuo de las provincias de Motilones, Tavalosos,
Pabalosos, Casas blancas, Omaguas, Maynas, Jivaros y todas las demas de indios
infieles que ay desde los Tavalosos a las costas del Brasil con los grados de la
equinoxial por Su Magestad.
Dijo que para el buen gobierno desta dicha ciudad y rrepublica y adminis-
tracion de la rreal justicia, conviene proveer los oficios de Alcaldes ordinarios de
la Santa Hermandad y los demas del Cavildo para que la aya como en las demas
ciudades destos rreynos y con las preheminencias, libertades que tienen los tales
oficiales y ministros, por lo qual, en consideración que tiene poblada la dicha ciu-
dad con la solemnidad que se rrequiere y con numero de vecinos en nombre de Su
Magestad y en virtud de la facultad que por sus reales cedulas le tiene dada, elegía
y eligio y nombro para los dichos oficios en las personas siguientes:
Los quales dichos oficios dixo que nombraba y proveía en los suso nombra-
dos, atendiendo a que son tales personas y de las calidades que Su Magestad
manda y para los usar y exercer, les dava y dio poder cumplido y la jurisdiccion
perteneciente a los dichos oficios como lo tienen los demas oficiales de Cavildo
deste rreyno y mando se guarde la forma que observa el de la ciudad de los Reyes
y g~avan de las preheminencias, libertades, prerogativas que deben g ~ por
ra~on de nuevos fundadores y pobladores desta dicha ciudad y usar los primeros
oficios della y a los dichos alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad, les dio
la jurisdiccion civil y criminal para que executen la justicia de Su Magestad, y
oigan y libren sus sentencias, en las causas de que deben conocer, como lo azen
los demas alcaldes ordinarios y de la Santa Hermandad destos rreynos y mando
a los vecinos moradores desta dicha ciudad, que a los nombrados en los dichos
oficios los ayan y tengan por tales ministros de justicia de Su Magestad y o~
246
dezcan, honrren y acaten a los quales el bien y aumento de la Republica. perpe-
tuidad y amparo della, de sus vezinos y moradores y los nombra para que usen
los dichos oficios, asta el dia de año nuevo que viene de cinquenta y siete y desde
el dicho dia en adelante, para los demas años venideros en su cavildo y ayunta-
miento elijan y provean los dichos oficios como se acostumbra, y se guardara la
dicha forma en el interin que su Señoría provee otra cosa, conforme reconociere
conviene, y los dichos nombrados parezcan y agan el juramento y aceptacion con
la solemnidad que en tal caso se requiere que usaran bien y fielmente sus oficios
y para las elecciones de los años venideros, rreservo en si la confirmacion de los
dichos oficios o en su Lugartheniente y asi lo proveyo, mando y firmo.-Don
Martin de la Riva.
ACEPTACION Y JURAMENTO.
247
CAVILDO
Y visto por este Cavildo el dicho titulo, dijo: que su Señoria del dicho Señor
General aga la solemnidad del juramento que se requiere y de las fian~as que por
el el dicho titulo se ordenan, que esta.o prestos de lo cumplir y rrecevir al dicho
Señor Governador al exercicio del dicho oficio, y su Señoria cumpliendo con su
obligacion en este cavildo, juro por Dios Nuestro Señor y a la Cruz que tiene en
los pechos, en forma de derecho de usar el dicho officio de Governador y Capitan
General, bien y fielmente como debe y es obligado, por rra~on del dicho oficio y
lo firmo de su nombre con este Cavildo.- Don Martin de la Riva - Francisco
Mathias Truxillo.- Pablo de la Paz.- Andrés Ortiz de Sifuentes.- Geronimo de
Silva.- Domingo de Santa Cruz.- Bernardino Monzon.- Alonso Sánchez Nieto.-
Juan Polo de Aguila.- Francisco de Tapia Zambrano.- Diego Arias de la Calzada.
FIANZA
248
lo que por su titulo se le ordena y manda, en rra~on de que de fian~as de dar
rresidencia y pagar lo juzgado y sentenciado en ella, dio por sus fiadores y
principales pagadores, al Sargento Mayor Francisco Nuñez de Silva y al capitan
Diego Arias de la Calzada, vecinos desta ciudad los quales estando presentes
dixeron, que salian y salieron y se constituyeron por tales fiadores y principales
pagadores del dicho Señor General, y ambos a dos juntamente de mancomun y a
voz de uno y cada uno por el todo rrenunciando, como expresamente renunciaron
las leyes de duobus rex debendi y el autentico presente codice de fide jusoribus y
las demas leyes que hablan en favor de la mancomunidad como en ella se contiene
y se obligaron en tal manera que el dicho Señor General dará residencia cada y
quando que el Rey nuestro señor se la mandare dar de todo el tiempo que usare el
dicho oficio de tal Governador y Capitán General y pagara lo juzgado y senten-
ciado en ella donde no como tales sus fiadores y principales pagadores, haciendo
como hicieron deuda suya propia y sin que contra el dicho principal sea necesa-
rio hacer escursion, cuyo beneficio así mesmo rrenunciaron, darán la dicha
rresideocia por el dicho Señor General todos los pesos en que fuere juzgado y
sentenciado para lo qual debajo de la dicha mancomunidad obligaron sus perso-
nas y bienes habidos y por haber y dieron poder cumplido a los jueces y justicias
de Su Magestad de qualesquier partes, fuero y jurisdiccion que sean a cuyo fuero
se sometieron con las dichas sus personas y bienes rrenunciando el suyo propio y
la ley sit combenerit de Juridicione omnium judiciun, para que por todo rrigor y
via executiva les compelan y apremien, al cumplimiento de lo que dicho es, como
por sentencia de juez competente contra ellos dada, consentida y no apelada, pa-
sada en cosa juzgada, sobre lo qual renunciaron todas las leyes pregmaticas y
pribilegios que son en su favor. En testimonio de lo qual lo otorgaron y firmaron
de sus nombres, siendo presentes por testigos el Sargento Joseph Nieto de la To-
rre, Pedro de Medina y los otorgantes; que yo el escrivano doy fee que conozco
lo firmaron como dicho es en este libro del Cavildo.-Francisco Nuñez de Silva.-
Diego Arias de la Calzada.
RECEVIMIENTO
Y VISTO por este Cavildo, el juramento hecho por el dicho Señor General y
fianzas dadas dixeron: que avían y tenían a su Señoría por tal Govemador y Ca-
pitan General desta dicha ciudad y lo rreconocian y rrecivieron al dicho oficio y
cargo, uso y exercicio de el conforme el dicho titulo y lo firmaron oy dicho día
249
primero de Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis años.- Francisco
Mathias Truxillo, Pablo de la Paz, Geronímo de Silva, Andres Ortiz, Domingo
de Santa Cruz, Alonss Sanchez Nieto, Bernardino Monzon, Francisco de
Tapia Zambrano, Juan Polo de la Aguila. Diego Arias de Calzada.- Ante mi-
Juan Marias de Mestanza, escribano de S. M.
Concuerda con los autos originales, de donde se saco este traslado, que que-
do por libro de Cavildo desta Ciudad, por Caveza della el titulo: Testimonio del
Señor General Don Martín de la Riva Herrera, que por no ser necesario no se
saco en este testimonio a que me refiero y ba cierto y verdadero y para que dello
conste, de mandamiento del dicho Señor General hice sacar y saque, con el cual
se corrigio y concerto: en cuya virtud yo Juan Matias de Mestanza, escrivano de
Su Magestad y destas conquistas, di el presente en esta ciudad de Santander de
la Nueva Montaña, junto al gran rio Marañon, en tres dias del mes de Agosto de
mili y seiscientos y cincuenta y seis años. Testigos a lo ver corregir y concertar el
Capitan Diego Arias de la Cabada, el Sarjento Joseh Nieto y Diego de Moya
presentes.
Y certifico y doy fee que hasta oy día tres de Agosto deste presente año, no
corre el papel sellado, a cuya causa se despacha en estas provincias en papel
ordinario.
TESTIMONIO
250
dixeron ser casados que an pedido dichos solares y tierras para avecindarse en
dicha ciudad y estan oy en ella fabricando sus casas, ecepto dos que estan ausen-
tes que son Don Francisco de Velasco, el qual ha escrito a dicho Señor General,
estara aqui dentro de quatro dias, como consta de su carta misiva y el Capitan
Don Diego de Armas, que en su nombre hace vecindad por él, el ayudante ·
Bemardino Monzon, con obligacion que hicieron los dichos casados de traer sus
mugeres y familia, dentro de un breve termino.
Y assi mismo certifico y doy fee como en dicha ciudad hay iglesia nueva-
mente hecha con dos campanas y ornamentos, casullas, caliz, ara y lo mas nece-
sario para decir misa, y en el altar de dicha iglesia esta una imagen en un lienc;:o
pintada de. Nuestra Señora y San Josseph adonde se dicen misas por el Padre
Francisco 4e Figueroa de la Compañia de Jesus y el Licenciado Don Salvador
Velasquez de Medrano y parece segun he oydo comunicar queda en esta dicha
Ciudad pot- Cura y que administre los santos sacramentos a los vezinos della di-
cho Padre,IFrancisco de Figueroa y hoy actualmente esta dicho Señor General
disponiendo el poblar los yndios que ha rre-ducido a Nuestra Santa fee Catholica
a los rrededoros desta dicha Ciudad y para que dello conste de pedimiento y
mandamiento del dicho Señor General di el presente en dicha ciudad a tres de
Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis años, y en fe dello lo firme y signe
en testimonio de verdad.-Juan Mathias de Mestanza, escrivano de su Magestad.
Concuerda con el testimonio original, que para efecto de sacar este traslado,
exhivió ante mí, y fecho volvió a llevar á su poder la parte del dicho Señor Ge-
neral Don Martin de la Riva Herrera, Cavallero del orden de Santiago, Corre-
gidor y Justicia Mayor desta Provincia de Caxamarca, Governador y Capitan
General de la Conquista expresada en su comision, con que se corrigió y con-
certó, á que me rrefiero y para que dello conste, de su pedimento doy el presente
en la villa de Caxamarca á quatro dias del mes de Septiembre de mili y seiscien-
tos y cincuenta y seys años; siendo testigos á lo ver sacar, corregir y concertar.-
Antonio Quiros y Bartolome Therron, presentes y en fee de ello lo signe y firme.
En testimonio de verdad.
251
(33) Auto en donde consta la determinación del Gral. Martín de la Riva Herrera
de fundar una ciudad en la provincia de los Motilones. Lamas, 7 de octubre
de 1656.
252
(34) Auto de la fundación de la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los
Motilones. Lamas, 9 de octubre de 1656.
AuTo.- En el dicho fuerte y real, en nueve días del mes de otubre de mil y
seiscientos y cincuenta y seis años, el dicho Señor General en continuación de la
dicha población, dijo: que para saber el sitio más conveniente, se haga junta de
todas las personas asistentes en este dicho asiento y real, para que entre todos se
trate y confiera la parte más acomodada para poblar la ciudad que ha de fundar y
que sea sin perjuicio de los indios, para lo cual mandó se apregone este auto para
que venga á noticia de todos, y que se junten hoy lunes dicho día en el cuartel de
su merced, que señaló por auditorio. Así lo proveyó, mandó y firmó.- DoN
MAR11N DE LA R1eA.- Ante mi.- MATtAs DE MEsTANZA, Escribano de S. M.
PRt:GóN.- En el dicho fuerte y real, dicho día, mes y año dichos; por voz de
Juan Jac:into, mulato que hizo oficio de pregonero, se publicó el auto de arriba,
siendo testigos el capitán Alonso Guerra de Sessa, Xpóbal Pinedo y Juan García,
presentes.- Juan Mafias de Mestanza, Escribano de S. M.
JUNTA.- En el dicho fuerte y real de los Lamas, en nueve días del mes de
otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años, en conformidad del auto de
arriba, se juntaron en el cuartel del dicho Señor General para lo expresado en
dicho auto, el licenciado Don Salvador Velásquez de Medrano, Cura y Vicario
general de la conquista, y el licenciado Don Pedro de Añasco, Cura y Vicario
destas provincias y Comisario de la Santa Cruzada de la ciudad de Moyobamba
y el Capitán Alonso Guerra Calderón, el .alférez Juan de Arévalo, Xpóbal de Pi-
nedo, Don Alejo Zapata, Francisco Pérez Mejía, Juan García, Gerónimo Guerra,
el alférez Joseph Nieto de la Torre, Bias Pérez y otras personas que se hallaron
en este real y habiéndoseles propuesto dicho intento que tiene dicho Señor Ge-
neral, con el favor de Dios y en virtud de los poderes y comisiones que tiene de
S.M. -que Dios guarde- ha de fundar una ciudad y que ha de ser en la parte más
cómoda y conveniente que se hallase y sin perjuicio de los indios.
253
y las tierras buenas y fértiles para sementeras y se podrán, con el tiempo, descu-
brir minerales de oro y plata de que se tiene largas noticias y será S. M . servido
por lo que podía pertenecerle de sus reales quintos. Y asimismo dijeron ser muy
conveniente la dicha población en este dicho sitio á donde está el fuerte, asi para
que sirva de plaza de armas, por estar en medio de las provincias y pueblos re-
feridos. porque con eso siempre los indios estarán seguros de inquietudes y las
rebeliones que continuamente suele haber, y podrán ser dotrinados con más
comodidad y seguridad de los sacerdotes. Y asimismo está este dicho sitio cerca
de otras provincias de infieles, que será fácil su redución deste dicho paraje; y
está en medio de las ciudades de Moyobamba y Santander de la Nueva Montaña,
y dándose la mano y ayudar las unas á las otras, se podrá con el tiempo, obrar
mucho en servicio de las dos Magestades -Divina y humana.- Todo lo cual dije-
ron ser lo que les parece ser más conveniente por haber visto, como dicho tienen,
muchas leguas en contorno y no haber otro sitio tan bueno. Y así lo juraron en
forma de derecho y lo firmaron en presencia de su merced del Señor General, que
asimismo firmó .
Otro sí, Dijeron: no ser la dicha población de perjuicio alguno á los indios
por cuanto están poblados por sí los Lamas y Motilones en el pueblo de San
Joseph y los Tabalosos en el de la Virgen del Rosario, y los Payananzos y Paba-
losos en el de San Pedro y lso Fuines se están disponiendo poblarse con otro
pueblo aparte llamado Santiago; y aunque estos dichos pueblos están á los alre-
dedores deste dicho paraje, hay tierras suficientes para todo sin que pueda fal-
tarles muchas más de las que necesitan aunque hubiera mayor cantidad de ello.
Y así lo sienten, juraron y firmaron.- DoN MARTfN DE LA RlBA.- DoN SALVADOR
VELÁZQUEZ DE MEDRANO.- DON PEDRO DE A~ASCO ALVARADO.- ALONSO
GUERRA DE SESSA .- JUAN DE ARÉVALO.- XPóBAL PJNEDO.- GERÓNIMO GUERRA
CALDERÓN.- FRANCISCO PtREZ MEJfA .- DON ALEJO ZAPATA RIVA DE NEJRA.-
JoSEPH N1ETO DE LA TORRE.- PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.- BLAS PtREZ DE
TELLO.- Ante mí.- Juan Marias de Mestanza, Escribano de S. M.
254
General perpetuo de las ciudades de Chachapoyas, Moyobamba, San Francisco
de Borja y Santander de la Nueva Montaña y de las provincias de los Motilones,
Tabalosos, Omaguas, Casasblancas, Jibaros, Maynas y de todas las demás
provincias de indios infieles que hay desde los Tabalosos hasta las costas del
Brasil, circunvecinas al gran río Marañón, con los grados de la Equinocial por
S.M., eligiendo como eligió por abogada á la Virgen Santísima de la Concepción
y nombrado por patrona al Triunfo de la Santa Cruz + usando de los poderes,
título y comisión que tiene de S. M. Felipe el Grande - á quien Dios guarde- y
prospere con aumento de otros reynos y señoríos, el cual dicho título está por
cabeza destos autos, y por ante mí el presente escribano, trayendo consigo todas
las personas que se hallaron en la junta que se hizo para hacer esta población; y
estando todos juntos con la solenidad que en tal caso se requiere, dijo: que en
conformidad de lo que se ha acordado, en nombre de S.M., y en virtud de la dicha
comisión, puebla, funda y establece en el dicho sitio referido, la dicha ciudad que
pone por nombre El Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones, para que desta
manera se llame é intitule de hoy en adelante. La cual dicha población y funda-
ción, dijo hacía con cargo y aditamento de redificarla y poblarla en otra parte si
conviniere y fuere del real servicio; y para que cada uno de los pobladores y
fundadores desta dicha ciudad sepa y conozca el sitio y lugar en que han de fun-
dar las casas de su morada, les dará traza y modelo y les señalará en ello solar y
asiento en que cada uno ha de fabricar, y sobre todo ello ordenará y proveerá lo
que más convenga. Y señalaba por términos y jurisdicción que esta dicha ciudad
ha de tener las provincias referidas en estos autos y á la de los Amasifuines y las
á ella.....y ausentes y por la parte de Moyobamba hasta el sitio que llaman la
Calavera, y por la parte del Nordeste hasta el río de Paranapura y por el rio de
Guánuco (Huallaga) hasta la provincia de los Barbudos.
Y en virtud del dicho su título y comisión, libra y excenta á esta dicha ciudad
de la jurisdicción de las ciudades de Moyobamba y Santander de la Nueva Mon-
taña, comarcan.as á ella, para que sobre su distrito y jurisdición no tenga facultad
ni jurisdicción alguna las justicias de las dichas ciudades ni otra persona alguna,
y sólo la sujeta y somete á la Real Audiencia de los Reyes y á los señores Virreyes
deste reyno y á los gobernadores y sus lugares tenientes que la dicha ciudad tiene
ó tuviere, para que como tal ciudad fundada y poblada en nombre del Rey nuestro
señor, la defiendan y amparen en todo y por todo. Y porque en el dicho sitio seña-
ló el mejor lugar y más conveniente por plaza. el dicho Señor Gobernador mandó
poner y puso el rrollo en medio de ella; y se puso, de que yo el presente escribano
doy fe, que es un madero grueso; el cual dicho Señor General mandó sirva de
horca y cuchillo, á donde dijo han de ser puestos y castigados los delincuentes de
255
sus delitos, confonne á las leyes reales. El cual mandó que ninguna persona sea
osada á le quitar de la parte y lugar donde está puesto, pena de la vida y perdimien-
tos de bienes, aplicados para la cámara de S. M.
256
nes, para que conforme á los méritos de cada uno, sean remunerados con las
encomiendas de los indios que tengo pacíficos y situados para esta ciudad. Y para
que nadie alegue ignorancia ni justa queja de que no es premiado, mandó se pu-
blique este auto en la plaza desta ciudad y que yo el presente Escribano doy fe de
su publicación. Así lo proveyó, mandó y firmó en esta dicha ciudad del Triunfo
de la Santísima Cruz de los Motilones, en diez días del mes de octubre de mil y
seiscientos y cincuenta y seis años.- DoN MARTiN DE LA RIBA.- Ante mí Juan
Marías de Mestanza, Escribano de S.M.
257
RIVA DE NEJRA.- JUAN DE ROXAS.- FRANCISCO SANCHEZ NIETO.- DOMINGO
FLORES.- BLAS PtREZ TELLO.- JUAN GARCjA DE TORRES.- ANTONIO GóMt:Z.-
Ante mí.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de S.M.
Alcalde de la Santa Hermandad Don Alejo Zapata con voz y voto en cabildo.
lten. Nombró por regidores al alférez Juan de Arévalo, el cual usará el oficio
de alférez real, y á Don Pedro de Larreátegui, y á Juan García de Torres, asimismo
por regidor y procurador desta dicha ciudad, y á Pedro López Alvarado, asimes-
mo por regidor.
Los cuales dichos oficios dijo que nombraba y proveía en los suso nombra-
dos, atendiendo á que son tales personas y de las calidades que S. M. manda; y
para los usar y ejercer les daba y dió poder cumplido y la jurisdición penenecien-
te á los dichos oficiales, como la tienen los demás oficiales de cabildo deste reyoo.
Y mandó se guarde la forma que observa el de la ciudad de los Reyes, y gozará de
258
las preeminencias, libertades y prerrogativas que deben gozar por razón de ser
nuevos fundadores y pobladores desta dicha ciudad y usar los primeros oficios
della. Y á los dichos alcaldes ordinarios y de Santa Hennandad les dió la jurisdi-
ción civil y criminal para que ejecuten la justicia de S. M. y oigan y libren sus sen-
tencias en las causas civiles que deban conocer, como lo hacen los demás alcaldes
ordinarios y de la Santa Hermandad destos reynos. Y mandó á los vecinos y mo-
radores desta dicha ciudad que á los nombrados en los dichos oficios, los hayan y
tengan por tales ministros de justicia de S. M. y obedezcan y honren y acaten; á
los cuales encargó el bien y aumento de la república; perpetuidad y amparo della
y de sus vecinos y moradores; y los nombró para que usen dichos oficios. Y por
cuanto estamos cerca de año nuevo, los usarán todo el año que viene de cincuen-
ta y siete hasta el venidero de cincuenta y ocho; y de allí en adelante para los de-
más años venideros, en su cabildo y ayuntamiento eligirán y proveerán los dichos
oficios, como se acostumbra, y guardarán La dicha forma en el ínterin que su se-
ñoría provee otra cosa, conforme reconociere conviene; y los dichos nombrados
parezcan y hagan el juramento y aceptación con la solenidad que en tal caso se
requiere, que usarán bien y fielmente sus oficios. Y para las elecciones de los años
venideros, reservó en sí la confirmación de los dichos oficios ó en su lugarte-
niente. Asi los proveyó, mandó ó firmó.- DoN MARTIN DE LA RIBA.- Ante mí.-
JUAN MATIAs DE MESTANZA, Escribano de S. M.
59
REcEBIMIENTO DE JUSTICIA.- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los
Motilones, en diez días del mes de octubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis
años, estando en cabildo y ayuntamiento, como lo tienen en uso en las demás
ciudades destos reynos, conviene á saber: el dicho Señor General, Gerónimo Gue-
rra Calderón, Francisco Pérez Mejía alcaldes ordinarios, el ayudante Xpóbal de
Pinedo, alguacil mayor, Don Alejo Zapata alcalde de la Santa Hennandad, el al-
férez Juan de Arévalo regidor y alférez real, Don Pedro de Larreátegui, Juan Gar-
cía de Torres, regidor y procurador general y Pedro López de Alvarado, regidor,
y por presencia de mi el presente Escribano, estando así juntos en su cabildo, el
dicho Señor General se presentó en él con los títulos que tiene de tal Gobernador
y Capitán General de las dichas ciudades y provincias que en ellas fundare, que
está puesto por cabeza de la fundación desta dicha ciudad, el cual se leyó y pre-
sentó en este Cabildo tomando S. S. del dicho Señor Gobernador y Capitán Gene-
ral la posesión de tal en esta ciudad que así tiene poblada y ftmdada en nombre
de S. M., para que este Cabildo, en cumplimiento del dicho titulo le reciba al uso
y ejercicio de tal Gobernador. Y visto por este Cabildo este título, dijeron: que S.
S. del dicho Señor General haga la solenidad del juramento que se requiere y dé
las fianzas que por el dicho título se ordena que están prestos de los cumplir y
recebir al dicho Señor Gobernador al ejercicio del dicho oficio. Y S. S., cumplien-
do con su obligación en este Cabildo, juró por Dios Nuestro Señor y á la cruz que
tiene en los pechos, en fonna de derecho, usar el dicho oficio de Gobernador y
Capitán General bien y fielmente, como debe y es obligado por razón del dicho
oficio; y lo finnó de su nombre en este Cabildo.- DoN MARTIN DE LA RIBA.-
GERóNIMO GUERRA CALDERÓN.- FRANCISCO PÉREZ MEJiA.- JUAN DE ARtvALO.-
CHRISTÓBAL DE PINEDO.- DON PEDRO DE LARREATEGUI.- DON ALEJO ZAPATA
RIBA DE NEIRA.- JUAN GARCIA DE TORRES.- PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.-Ante
mí.- Juan Matias de Mestanza, Escribano de S. M.
260
tal manera que el dicho Señor General dará residencia cada y cuando que el Rey
nuestro señor se la mandare dar todo el tiempo que usare el dicho oficio de tal
Gobernador y Capitán General, y para lo juzgado y sentenciado en ella; donde
no, como tales sus fiadores y principales pagadores, haciendo, como hicieron, de
deuda ajena suya propia y sin que contra el dicho principal sea necesario hacer
exsención; cuyo beneficio, asimismo, renunciaron, darán la dicha residencia por
el dicho Señor General y pagarán todos los pesos en que fuere juzgado y
sentenciado.
Y visto por el dicho Cabildo el juramento hecho por el dicho Señor General
y fianza dada; dijeron: que habían y tenían á S. S. por tal Gobernador y Capitán
General desta ciudad y le recibían y recibieron al dicho oficio y cargo, uso y ejer-
cicio dél, conforme al dicho título, y lo firmaron hoy dicho día diez de otubre de
seiscientos y cincuenta y seis años.- GERÓNlMO GUERRA CALDERÓN.- FRANCISCO
PtREZ MEJtA.- CHRISTÓBAL DE PINEDO.- DON ALEJOS ZAPATA RIVA DE NEIRA.-
JUAN DE AREVÁLO.- DoN PEDRO DE LARREATEGUI.- JUAN GARCiA DE TORRES.-
PEDRO LóPEZ DE ALVARADO.- Ante mí: Juan Marias de Mestanza, Escribano
de S.M.
261
y sus confines hasta las costas del Brasil con los grados de la Equinocial por S.
M.,mandó se les notifique á todos los vecinos desta ciudad que dentro de seis
meses, que se contarán desde el día de la fecha déste, traigan á esta dicha ciudad
los que fueren casados á sus mujeres y familias y tengan hechas y fabricadas ~
casas en la fonna que les ha señalado y dado la traza, de suerte que no tuerzan las
calles sino que queden derechas por los cordeles que se han echado; y lo mesmo
harán los solteros, pena de que no haciéndolo así y pasado el término, declarará
por ninguna la merced que se les ha hecho en nombre de S. M.-que Dios guarde.-
y asimismo temán cada uno de los dichos vecinos diez vacas de vientre, cuatro
yeguas, seis puercas parideras, doce gallinas y un gallo. Y atento á que en esta
tierra no se hacen las labranzas con bueyes no se les obliga á tenerlos, ni ganado
ovejuno por no ser los pastos apropósito para ello; y tener los géneros arriba re-
feridos dentro de seis meses pena de duscientos pesos aplicados para la fábrica de
la iglesia mayor desta ciudad. Y así lo proveyó, mandó y finnó en esta dicha
ciudad del Triunfo de la Santa Cruz + de los Motilones, en once días del mes de
otubre de mil y seiscientos y cincuenta y seis años.- DoN MARTIN DE LA RIBA .-
Por mandado del Señor General.- Juan Marias de Mesranza, Escribano de S. M.
262
Y así mismo otorgó el dicho capitán Alonso Guerra haber recebido doce
escaupiles, y lo finnó el dicho día, mes y año y testigos.- ALoNso GUERRA DE
SESSA.- Ante mí: Juan Matias de Mestanza.
263
RECIBO DEL CURA .- En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz ,¡, de los
Motilones, en diez y seis días del mes de otubre de mil y seiscientos y cincuenta y
seis años, el licenciado Don Pedro de Añasco otorgó haber recibido del Señor
General Don Martín de la Riba para la iglesia desta dicha ciudad dos campanas y
los ornamentos necesarios para decir misa y cuatro paños hechos y dibujados en
la ciudad de Moyobamba para la capilla mayor, y diferentes imágines de bulto; y
para que conste lo firmo.- DoN PEDRO DE AJÍiAsco ALVARADO.- Ante mí: Juan
Marias de Mestanza, escribano de S. M.
264
lten. Ouleno que de ninguna manera se entre á la dicha provincia ni á otras
sin especial orden mía ó de mis tenientes, y cuando se entrare, si yo no fuere en
persona, se guardará la forma que se dispone por las reales ordenanzas fechas en
el Bosque de Segovia, las cuales mando que pongan un tanto con éstas y estén
cosidas en el libro de Cabildo de esta ciudad.
Iten. Mando que los encomenderos no den trabajo alguno á los indios que
les he encomendado ni les pidan cosa alguna, sino aquello en que fueren tasados
á su tiempo.
Iten. Ordeno que ningún encomendero impida al cura á que saque algunos
cholos de las encomiendas para enseñarlos á ayudar á misa y que entiendan de
canto, como no pasen de cuatro.
Iten. Mando que en todo se ajusten, así los encomenderos como los demás
vecinos á las reales ordenanzas, sin ir ni contravenir á ellas, pena de perder las
encomiendas y de que serán castigados con todo rigor.
265
Una fanega de maíz, un patacón.
Un cesto de yuca que tenga una vara y de ancho al respecto, un real.
Tres racimos de plátanos, un real.
Un almud de frisoles, dos reales.
Un cuy grande, un real.
Doce huevos, un real.
Una arroba de pescado, un patacón.
Una carga de barbasco que tenga de ruedo cuatro palmos, tres reales.
Una arroba de sal, tres reales.
Un tercio de yerba de gramalote ó panga que tenga de ruedo diez palmos.
medio real.
Por alquiler de un caballo desde esta ciudad á Moyobarnba, diez reales.
A un indio si va con cartas solas suelto, seis reales.
Y si lleva carga de cuarenta libras, ocho reales. Y de aquí al pueblo del Rosario.
dos reales; y del pueblo del Rosario á Moyobarnba y alquiler de un caballo.
dos reales.
Un indio suelto, cuatro reales. y con carga, seis reales.
(35) Copia de una carta del Cabildo de la ciudad de Borja a S.M. sobre las
conquistas del General Don Martín de la Riva Herrera. San Francisco de
Borja, 13 de agosto de 1656.
266
Siempre, Señor, nos prometimos del valor y prudencia del dicho general avia
de tener los subcesos que vemos en la conquista y pacificacion que Vuestra Ma-
jestad, le tiene encargado, pues estubo en la provincia de los Jibaros pasando in-
numerables trabajos por las asperezas de la tierra y rreveldia de los indios, los
quales apaciguo por tres veces, valiendose de los medios mas suaves y eficaces
que pudo aver, y aunque en diferentes ocasiones se le dieron para arcabucear y
degollar los mas dellos, no lo hizo, observando las ordenes de Vuestra Magestad,
y habiendo rreconocido el poco fruto que alli sacaba, asi del servicio de Dios
Nuestro Señor como de Vuestra Magestad, por la esterilidad de la tierra y mal
natural de los indios, detennino dexarlos poblados en dos pueblos y entrar en
otras provincias gruesas de infieles como son las de los Ruamaynas, Conchas,
Avitoas, Coronados, que estan a las vertientes del gran rrio Marañon y tubo tan
buena fortuna que sin derramarse sangre pacifico todos los indios dellos y dieron
la paz y obediencia a Vuestra Magestad, rindiendo vasallaje en que hay mucho
número de almas que estaban careciendo de la luz evangelica y hoy se les esta
dando a entender que los Padres de la Santa Compañia de Jesus y los esta actual-
mente poblando en pueblos acomodados para que con mas comodidad obren los
Ministros Evangelicos y assi mismo tiene en medio de estas rreducciones poblada
y fundada una ciudad y puestole por nombre Santander de la Nueva Montaña, con
cantidad de vecinos, criado Alcaldes y todos los demas oficiales de Cavildo y
nombrado Sacerdotes con estipendio a su costa, para que les administre los Santos
Sacramentos, para lo qual tiene iglesia con campanas y todos los demas ornamentos
necesarios, y en el mejor paraje que pudo hallarse en mas de doscientas leguas,
assi por su fertilidad, como por tenerse noticias ciertas hay cerca minerales rricos
de oro en que esperamos ha de tener grande aumento el rreal patrimonio y por
otras consecuencias para la prosecucion de la pacificacion en que esta y solo el
valor de tal general pudiera aver obrado tanto, pasando innumerables trabajos,
hambres y enfennedades graves que a tenido de que a estado en diferentes veces a
las ultimas de la vida y oy se halla casi tullido de los brazos y piernas y todo no le
a obligado en un año a salir a poblado para curarse, anteponiendo el servicio de
Dios Nuestro Señor y de Vuestra Magestad a su vida. Todos los mas deste Cavildo
por servir a Vuestra Magestad avernos asistido al dicho General Don Martin de la
Riva y parecenos aliamos obligados a dar noticia dello a Vuestra Magestad, supli-
candole con toda humildad honre y haga merced al susodicho y juramos a Dios y
a esta Cruz, que lo aquí decimos es cierto y que no nos mueve otra cosa para
pedirlo que la obligacion que tenemos por estar en la frontera de las provincias de
guerra de dar este aviso a Vuestra Magestad, cuya Catholica y Real persona, guar-
da Dios Nuestro Señor como la christiandad ha menester.
267
Fecha en San Francisco de Borja en trece dias del mes de Agosto de mili y
seiscientos y cinquenta y seis años.
Concuerda con el original que para efecto de sacar este traslado exivio ante
mi y fecho bolvio a llevar a su poder la parte del General Don Martín de la Riva
Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor deste
Correximiento de Caxamarca, Govemador y Capitan General perpetuo de la Con-
quista expresada en su comision, con que se corrigió y concertó y va de cierto y
verdadero a que me rrefiero y para que dello conste, de su pedimento doy el pre-
sente en la villa de Caxamarca á quatro dias del mes de Septiembre de mili y
seiscientos y cincuenta y seys años. Siendo testigos Don: Antonio de Quiros y
Bartolome Therron, presentes y en fee de ello lo sigue firme .
En testimonio de verdad.
268
Pedro de Sa/daña Pinedo escribano de Su Magestad y Público.
269
fuera, vi llevar varias veces para socorro del exercito de que acian cada mes poco
mas o menos un viaje de tres o quatro canoas asta tomar puerto en Suririsa. den-
tro de la provincia de Jibaros, en que gasto casi un mes por las crecientes furiosas
del rio que hicieron peligrosa la navegacion. Pasaron algunos riesgos, dos canoas
se sosobraron, con perdida de municiones, armas, erramientas de fragua y otras
cossas de rregalos y de valor en que se vio su Señoría en grande riesgo de bolear-
se con la canoa en que yba; fortaleciosse el dicho puerto de Suririsa, fundando
bien su rreal para correr la tierra desde él.
Otro si, por cartas del dicho Padre Vice-Rector, que asistio a Su Señoria
tambien por Capellan del ejercito y de otras personas y rrelaciones que clavan los
que venian a Borja del dicho Real, supe como hacian muchas corredurias, rrepi-
tiendosse casi sin parar unas tras otras, corriendo toda la tierra y a las mas yba su
Señoría en persona y a pie como los demas, acompañado siempre de uno de los
Capellanes que tenia, viendo varias rancherias de los Jíbaros en que tantearon
toda la tierra, se ynformaron de las parcialidades que avia y de la gente que tenia
toda la Provincia del puerto donde estuvo Logroño y de los minerales y quebra-
das en que sacavan oro antiguamente antes que se al~aran, aciendo pruebas con
mineros diestros en ellas y lo que pudieron descubrir fue que en toda la Provincia
de Jíbaros avria lo mas trescientas lan~as divididas en ranchos que estavan en
cerros altos y quebradas muy distantes unas de otras; la tierra estéril, muy as-
perisima, de collados altos, cuchillas y peñascos y del oro no aliaron sino muy
poco de que oy decir, al Capellan Mayor Don Salvador Velasquez de Medrano,
que de varias pruebas y diligencias habia sacado basta dos tomines.
270
del rrio que al dia se descubrio y una noche tenebrosa corriendo un fuerte hu-
racan y aguacero, estando alojados a las orillas del rio a la falda de un cerro
innopidamente se despeño el cerro cubriendo el sitio donde estaban con agua,
barro y peñascos y por buena dicha se escapo su Señoria sobre una peña y el
Padre Vice-Rector sobre otra y assi los demas, saliendo algunos de dentro del
barro y agua perecieron algunos y se perdieron varias armas y otras cosas; en
dicha navegacion passaron grandes peligros en los malos pasos, rraudales y rre-
molinos que tiene frecuentes, y en uno de ellos por no podersse passar bararon
las canoas por altos y bajos, diligencias que hacia su Señoria porque no quedase
nada que hacer en orden a conseguir el fin de sus empeños y supe que era su
Señoria el primero en emprender y empeñarse a los peligros y emboscadas por
registrar y asegurarse el passo para el resto de sus esquadras, y que hubo ocasion
en que fue menester que el Padre, Oficiales y soldados le detuviesen casi por
fu~a y con rrequerimientos para que no se empeñasse por una cuchilla donde
tenian los Jivaros una gruessa emboscada y cantidad de piedras grandes, en que
corria manifiesto peligro la vida de su Señoria y supe que en los viajes que hacia
por tierra enfermo varias veces, y de una fue necesario traerlo al Real cargado en
guando.
Otro si, supe que andaba vigilante, en que no se matasse ni derramasse san-
gre de Jivaros si no es que la defensa propia lo pidiese y que aviendo hecho al-
gunas presas de ellos por su medio con ynterpretes, embiando buenos rrecaudos
a los Caciques y demas gente salieron y los tubo de paz por tres veces con agasa-
jos y dadivas de vestidos, avalorios, hachas, cuchillos y otras herramientas que
son las preceas que mas estiman y es comun voz que quedaron los Jivaros
abastecidos y rricos de herramientas que su Señoria les dio, con que acudian de
varias parcialidades a verle de paz al Real y a poblarse. No obstante este agasajo
y buen tratamiento, bolvieron siempre a retirarse o rrebelarse y la ultima vez de-
bajo de la amistad, mataron quatro yndios amigos Cocamas.
Otro si, supe que tratando su Señoría de bolver otra vez a las juntas del rrio
de Zamora y otras partes; viendo el dicho Padre Vice-Rector y oficiales del exer-
cito que era en vano tal viaje, porque no se esperaba hacer en él mas de lo que se
babia hecho y visto, y que la jente se cansaba debalde y perdia tiempo, pues no
esperaban fruto alguno, ni seguridad en la paz de los Jivacos, aunque la diesen
muchas veces, por haber conocido de su natural ser traydores y que se flan de la
as~a de sus tierras para escapar y ocultarse en qualquier traicion que inten-
ten, sin que ningun español los pueda seguir en sus cerros y profundas quebradas,
con que ni aun para doctrinarse se veia dispusision porque no se podria mantener
271
sacerdote con seguridad y que eran mejores para enemigos que para amigos, con
tras ra~ones fuertes, hicieron varios exhortos y rrequerimientos a su Señoria, los
quales he visto y leydo en que pedían alcasse el Real y convirtiesse las almas en
otra parte donde esperasse y cojiesse mas fruto del servicio de Dios, y del Rey
Nuestro Señor, con que por constarle lo que rrepresentavan, se vio obligarlo, de-
jando de paz muchos Jivaros, con ordenes de que prosiguiessen con la amistad y
poblaciones que se avían comen~ado y se bajo con sus compañías a la ciudad de
San Francisco de Borja, donde aviendo consultado a quales provincias entrarian
le dieron por parecer que a la de los rrios de Pasta~a y del Tigre que desaguan en
el gran Para o Marañon y son las primeras y mas cercanas a los Mainas y Jeveros.
donde acabaria de rreducir a los Ruamaynas y Conchas y descubriria de nuevo a
los Andoas, Janones, Gayes, Quitos y otras; avia yo venido con una esquadra de
soldados de Borja, poco antes que se detenninassen a levantar el rreal de Jivaros
a ver los Ruamaynas y Yapas que se iban poblando en este rio de Pasta~a y tuve
avisso de su señoria como venia y habiendo ymbiado de su parte a llamar los Ca-
ciques, me baje por el rrio y le encontre cerca de la boca que subía con el dicho
Capellan mayor y con buena parte de sus compañías, bastimentos, armas y
municiones, y di rra~on a su Señoria de lo que avia visto y como la mayor parte
de los caciques y parcialidades de los Ruamaynas y Conchas no avían salido a
poblarse sino que se estaban en sus rretiros y de la noticia que davan de los Avi-
toas, Azoros e lquitos del rrio del Tigre; a peticion de su señoria, bolvi asistien-
dole por capellan y llegando a las rancherias que tenían en este rio los dichos
Ruamaynas y Conchas en quatro puestos, les dio algunas achas y otras cosas y
trata de que llamasen a los Caciques que faltavan, ofreciendoles, buen tratamien-
to, a cuyo llamamiento an ido saliendo muchos y le dijo por si y por mano de los
sacerdotes los intentos con que venia, que era para que se poblassen se doctri-
nassen y viviessen en paz y en la obediencia de Su Magestad y otras rrazones de
buen christiano dandoles algunas erramientas y dadivas con que esta toda la
provincia dispuesta a poblarse donde su Señoria les a ordenado y aviendose in-
formado mas por extenso de la disposicion y parajes de dichas provincias ene-
migas, despacho una esquadra por este rrio de Pastassa arriba para ver si podían
descubrir a los Andoas y Xanones de que avia noticia y lenguas, para que de su
parte ablasen a los Coronados; su Señoria paso el rrio del Tigre ba.rando canoas a
una quebrada que desagua en él, y corriendo por muchas rrancherías de los
Roamaynas y Conchas donde salieron muchos de nuevo a verle, prosiguio su
viaje por el mismo rrio del Tigre arriba a descubrir los Abitoas y Azoros, y abien-
do echo pressa de algunos, los despacho a que dijessen a sus parientes los buenos
intentos con que iba, dandoles algunas erramientas. Supe que por este medio ~
dos los Abitoas, Azoros y sus parcialidades salían y le esperaban de paz, y la
272
rrecivio dicho Señor General de veinte y siete caciques, dejando en estas Provin-
cias sujetas al vasallaje de su Magestad, con que se determino pasar a otra pro-
vincia de que alli tubo noticia de gente que llaman Chaviris y yendo en su des-
cubrimiento sobrevino una enfermedad de calenturas que le dio a todo el rreal,
sin que apenas quedase español ni judio en pie que pudiese socorrer a los enfer-
mos y su señoria y el Capellan Mayor tambien informaron y se extendio el mal a
los naturales de la tierra, con que dejando los descubrimientos que pretendio ha-
cer de otras provincias por no perecer por la falta de comodidad y rregalo, se de-
terminaron a embarcarse todos, y echarse el rrio abajo, al amor del agua a buscar
algun rremedio; a pocos dias mejoraron algunas bogas, con que bogando un dia
y descansando otros, pudieron subir por la misma quebrada de los Roamaynas
por donde bajaron y tomando algun rrefresco de platanos verdes y otras cossas
que les dieron, salieron al Real; a los 'dos meses despues que lo pasaron en el
Real vi la multitud de enfermos que aMan salido, de los quales despacho su Se-
ñoria mas de veinte a la ciudad de Borja y a Jeveros para que se curassen y rre-
fonnassen por no ser a proposito para enfermos los bastimentos que tenían de
cecina, quezos, biscoche y maiz. Su Señoría salio muy enfermo y debilitado y esta
asta agora padeciendo de calenturas y sudores estropeado de las piernas, que
apenas se puede tener en pie, ocasionandose sus achaques de lo que personal-
mente a travajado y andado en canoas y por tierra padeciendo incomodidades,
hambres, mojaduras, soles y otras inclemencias.
Otro si, a fundado su Señoría, una ciudad con titulo de Santander de la Nue-
va Montaña con vecinos que hoy llegan a treinta y nueve, los mas casados, y la
fundo estando yo presente, con las ceremonias que estan dispuestas a veinte y
cinco de Julio de este presente año, día del glorioso aposto! Santiago, dandosele
por patron y nombro alcaldes, rregidores, capitan y demas oficiales de rrepublica
y milicia y esta en el mejor sitio que se ha podido hallar en mas de cien leguas
hacia avajo y arriba destos rrios en tierras altas y fertiles, fronteras de una gran
273
laguna, que llaman los naturales Remachuma, y tiene otras en su contorno, con
muchas quebradas donde tendran provision de pescado, tortugas y ca~a para su
sustento y cae el dicho sitio en medio de las provincias que se an pacificado de
Roamaynas, Conchas y Coronados, de la banda de arriba, y de la de abajo de
Aguanos y Barbudos fuera de otras gruesas que estan por pacificar y tiene la
comunicacion con la ciudad de San Francisco de Borja, provincia de Maynas,
Santiago y Jaen por el rrio Marañon y con las provincias de Jeveros, Guallagas,
Cocamas, Lamas y Moyobamba por el río de Guanuco, y se espera la tendra bue-
na y de mejores consequencias con el Reyno de Quito por este de Pastassa, de
que como tengo dicho hay buenas noticias y se trata de descubrir el camino y ha
dispuesto su Señoria, quatro buenos pueblos de los Roamaynas y Conchas con
títulos de San Miguel, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo cercanos a la
dicha nueva ciudad teniendo la mira siempre en que se pueden doctrinar con
comodidad en que esta actualmente obrando, ayudando a los yndios y españoles
con erramientas, para que agan sus desmontes y chacras; estan en el sitio de la
ciudad levantadas algunas casas de vecinos, fraguas e yglesias con campanas y
ornamentos necesarios para celebrar que a dado su Señoría y se va tratando de
edificarlas mejor con las que rrestan rrepartidas por quadras y solares y me ha
pedido su Señoría cuyde con lo espiritual de la doctrina haciendo oficio de cura
con los españoles e yndios por ser sus yntentos que la compañia se encargue de
todo y lo cultive, como lo hace en las demas partes destas misiones que estan de
paz, señalandome por agora de su casa y hacienda el estipendio que se da a otras
ciudades nuevas. Y yo he admitido el cargo valiendome en mis ausencias del
curato de Borjas y Maynas de sacerdote de la misma compañia, porque se acuda
al fomento de esta nueva ciudad y provincias pacificadas y porque juzgo es la
frontera que hoy hay de mas importancia para dilatacion del Santa Evangelio y
de la corona rreal en este gran Marañon y por que tenemos conocido que el dicho
Señor General tiene buen celo y procura por todos los medios que se ofrecen y
son posibles que se apacigüen las muchas provincias de gentiles que hay por es-
tos rrios, y son demasiadamente barbaras, brutales y se reduzcan a policia, al
conocimiento de Dios y del Santo Evangelio aciendo buena escolta para el yn-
tento a los sacerdotes de quienes se vale de ordinario para proponer a los yndios
la paz y cristiandad que de ellos pretende, y en este viaje se an buati1,ado cantidad
de niños y de adultos necesitados por enfermedad por mi mano y del dicho cape-
llan mayor el qua! e bisto andar con solicitud, fervoroso celo y caridad aun es-
tando enfermo, yndustriando y disponiendo a los yndios gentiles para que se
rreduzcan a la paz y obediencia de su Magestad, trabajando y andando a pie por
tierras lejos, por cathequi1,ar y bauti~ar moribundos y estaran muchas de las
provincias rreferidas gozando de Dios que murieron con el Santo Bautismo.
274
Otro si, esta su Señoria al presente aviendose para entrar a los Aguanos, por
la necesidad que le a rrepresentado el Padre Vice-Rector Raymundo de Santa
Cruz, de dicha jornada, en orden a rreprimir y a apaciguar algunas parcialidades
que no an querido salir de paz y an hecho daños y muerto algunos de los que la
dieron de la paz y an hecho daños y muerto algunos de los que la dieron de la
mesma nacion que huyendo del enemigo andan descarriados y padeciendo mu-
cho fuera de sus tierras en el rrio y pueblo de Santa Maria de Guallaga.
Otro si, he savido que ha gastado su Señoria gran suma de hacienda y dinero
en pagas de soldados e yndios, avios, armas, peltrechos, bastimentos y otras co-
sas tocantes a sus jornadas de los quales generos he visto muchos varias veces
conducidos para el ejercito y viages, y he savido ha tenido gruesas perdidas en
los acarreos a los caminos en varios desastres y trastornadas de canoas, en que
perdio muchas annas y de los generos que traia en especial en la de una canoa que
zozobro y dicen comunmente valia lo anegado mas de tres mili patacones, en que
tambien supe avia perdido varios papeles y escriptos de importancia, confio en
Dios resultaran de todos mayores aumentos del servicio de ambas Magestades,
y se lograran los buenos intentos de la conversion de este dilatado gentilismo,
del Señor General Don Martin de la Riva Herrera a cuya peticion di la presente
actuado por mi y ante mi por falta de notario en la dicha ciudad de Santander de la
Nueva Montaña a trece de Agosto de mili y seiscientos y cinquenta y seis.
Francisco Figueroa.
275
Concuerda con su original que para el efecto de sacar este traslado exivio
ante mi y fecho bolvio a llevar a su poder la parte del general Don Martín de la
Riba Herrera, Cavallero del Orden de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de
este Corregimiento de Caxamarca, Governador y Capitan General perpetuo de la
conquista expresada en su comision, y se corrigio y concerto y va cierto y ver-
dadero a que me refiero, y para que dello conste de su pedimento doy el presente
en la villa de Caxarnarca del Peru a quatro dias del mes de Septiembre de mill y
seiscientos y cinquenta y seis años siendo testigos a lo ver, sacar y corregir e con-
certar, Don Antonio de Quiros y Bartolome Teran presentes y en fe dello signe y
firme.
En testimonio de verdad.
276
--
beldes por más de setenta años y tener mucha cantidad de gente junto con la fama
y tradición en todo el reino de muchas riquezas. Lo cual todo fuera de haberlo
así oído á las mesmas personas que infonnaron al dicho General Don Martín de
la Riba Herrera, he visto informaciones auténticas en que lo certifican y exhortos
en que le piden dicha conquista, por los muchos daños que los Jíbaros hacen en
las ciudades y pueblos cincunvecinos, en especial en el cerro de minas de Cangaza,
fuera de los daños que han hecho en los que por varios tiempos los han entrado á
apaciguar, y últimamente con haber muerto dos años antes al Maese de Campo
Antonio Carreño. Movido de todo esto determinó el dicho General emprender
los Jíbaros, marchando con los cuatro compañias de españoles que llevaba en
orden á su conquista, venciendo valerosamente los malos pasos del rio, insupe-
rables en la ocasión por las extraordinarias crecientes que sobrevinieron; con que
tardaron muchos días.
Otros si: Digo: entró dicho General á esa provincia de Aguanos en persona y
con buenos y suaves medios y muchas dádivas fué atrayendo de paz las par-
cialidades que inquietaban la provincia amistándolos con los ofendidos.
Otro si: He sabido y es público y notorio, ha de tres años á esta parte, paci-
ficado, fuera de las naciones referidas, los Jibaros, Cholones, Payananzos, La-
mas, Tabalosos y Suchiches, y que en términos destas naciones tienen varios
pueblos y en San Joseph de los Lamas y el Rosario un sacerdote que los dotrina
y soldados para su escolta; los cuales, y el dicho sacerdote, sustenta á su costa.
Yo, Juan Matías de Mestanza, Escribano de S.M., doy fe á los que el pre-
sente vieren que la firma de arriba en que dice Raymundo de Santa Cruz es del
contenido y se lo vi escribir con su mano derecha. Y me pidió el dicho P. Ray-
277
mundo de Santa Cruz, Vicerector de las misiones de la provincia del Marañón
hasta el Gran Pará, religioso de la santa Compañia de Jesús, que lo pusiese por
testimonio; el cual doy en este rio de Guallaga, término de la ciudad de Santander
de la Nueva Montaña, en quince días del mes de septiembre de mil y seiscientos
y cincuenta y seis años. Y en fe dello lo firmé y signé.- En testimonio de verdad.-
Juan Marias de Mestanza.
En testimonio de verdad.
Hay un signo.
(38) Carta a S.M. del Cabildo de Moyobamba sobre las conquistas del General
Don Martín de la Riva Herrera. Moyobamba, 26 de octubre de 1656.
sE~OR
278
- --
Salio el dicho general de las Provincias rreferidas el dicho año pasado de cin-
quenta y quatro, dejando en el füerte que tiene hecho en San Joseph de los Lamas,
(que esta en medio de las Provincias), guarnicion de soldados para la seguridad y
fue a la pacificacion de otras, (que estan muy distantes) por el rio Marañon y sa-
bemos dejo pacificadas y rreducidas a la obediencia y vasalleje de Vuestra Mages-
tad las de los Coronados, Abitoas, Coronatoas, Atios, Conchas, Ruamaynas y
Chamicuro, en que tenemos noticias hay mucho suma de gente dispuesto el po-
blarlas en cinco pueblos y señalado sacerdotes para que los doctrinen y fundo y
poblo una ciudad en medip de dichas provincias que estan cerca del rio Marañon,
y le puso por nombre Santander de la Nueva Montaña y abiendola dejado poblada
y con bastante guamicion, bolbio a los Aguanos, a quienes tenian oprimidos y
babian muerto muchos indios los de las Provincias de Chamicuros, Miliquinas y
Xibitos, y tubo tan buena fortuna que aunque quisieron las provincias rrebeldes
impedirles la entrada, los rredujo a la obediencia de Vuestra Magestad por los
medios mas suaves que pudo, y los amisto con los Aguanos; de adonde bolbio
muy enfermo y estropeado de las piernas, a las provincias de los Motilones,
Tavalosos y Lamas arriba rreferidas; que todos estan cerca de esta ciudad.
279
Y habiendo considerado la cantidad de gente que esta poblada, y que se podia
sustentar una ciudad muy bien y ser el sitio de los Motilones muy aproposito para
ello, de buen temple y estelaje, y estar en medio de las dichas provincias, determino
el poblarla y fundarla como con efecto lo hizo y crio Cabildo, Alcaldes y demas
oficiales y tiene la dicha ciudad bastante numero de vecinos, en quienes por ser
benemeritos, encomendo los indios de las dichas provincias de Motilones, Taba-
losos, Pabalosos, Payanan~os, Lamas y Fuynes, las quales dichas provincias asigno
a la dicha ciudad a quien puso por nombre el Triunfo de la Santa Cruz, y ha sido
dicha fundacion de mucha importancia y consequencia. asi para la seguridad y
estabilidad de las dichas provincias, como porque se reduciran y pacificaran des-
de ella con mas facilidad otras muchas provincias que estan reconocidas por el
dicho general, y se asegura esta ciudad de los recelos que continuamente tenia de
los asaltos de los indios infieles, y se podra andar con seguridad el camino para la
ciudad de Chachapoyas por el pueblo de Posic, que ha muchos años no se conti-
nua de temor de los indios Tabalosos a cuya causa estaba impedido el comercio
della, por la aspereza de los caminos que hoy se usan para salir de ella a otras
ciudades y asi mismo tenemos por cierto se descubriran muchos minerales de oro
y plata en las provincias nuevamente pacificadas de que tenemos largas noticias
por las que nos dieron los antiguos.
Llego a esta ciudad el veinte deste mes, tan postrado y estropeado que casi no
le conociamos, sin poder tenerse en pies y actualmente esta padeciendo grandes
dolores, allandose imposibilitado de valerse de las piernas.
280
Muy dignos son los trabajos que padece y ha padecido en la execucion de lo
que tiene obrado, de lo que Nuestro Señor tanta gloria tendra y Vuestra de Magestad
por haberle encargado a quien tan bien sabe executar sus ordenes.
En testimonio de verdad.
281
(39) Certificación del Cabildo de Chachapoyas sobre la conquista de los Jíba-
ros emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Chachapoyas. 12 de
noviembre de 1656.
SEÑOR :
282
ser la verdad y que no nos mueve más pasión ni interés que juzgar servimos en
dar estas noticias a V. M., cuya Católica y Real persona guarde Dios con aumen-
to de otros reinos &ª - Chachapoyas, 12 de noviembre de 1656 años.
MATEO DE CAZAÑA.
En testimonio de verdad.
283
(40) Certificación de Don Salvador Velasques de Medrano, Capellán Mayor,
Cura y Vicario general de la conquista que a su cargo tiene el General Don
Martín de la Riva Herrera, que refiere todo lo hecho en ella. Cajamarca, 22
de enero de 1657.
CERTIFICACIÓN
284
fuesen marchando tropas las dichas compañías al puerto de Jaen, que es el rio
Marañon, llevando muchas cargas de bastirnentos, municiones y otros pertrechos
necesarios para la prosecucion de la dicha pacificacion y en el dicho puerto nos
embarcamos en diferentes embarcaciones y fuimos navegando por el rrio abajo
tres días hasta llegar a las juntas del que viene de las provincias de los Xivaros,
cerca de la ciudad de San Francisco de Borja y el dicho General dio orden estu-
biese la gente situada en las dichas juntas en el entretanto que bajava su Señoria a
la dicha ciudad de Borja y yo fui en su compañia, pues luego que llego a ella tomo
posesion de aquel Gobierno en virtud de los títulos que para ello llevava, y otro
dia hi~o cabildo abierto y junta de las personas mas practicas de las provincias de
ynfieles, y propusso que su animo era de acertar en el servicio de ambas Magesta-
des y entrar a la pacificacion de las que mas importassen a él, por lo qual cada
uno dixese lo que sentía y adonde se dirigiria, que fuesse mas conveniente para la
execucion de su desseo, en cumplimiento de lo que su Magestad, que dios guarde,
le tenia ordenado, y todos le rrespondieron que sentían que a ninguna parte pudie-
ran entrar que fuese tan al servicio de Dios Nuestro Señor y de su Magestad, como
a la Provincia de los Jivaros, dando diferentes ra~ones de combeniencias y vien-
do el dicho General yndisisso si iria a la dicha Provincia de los Xivaros o a la de
los Omaguas, le pidio el Cabildo de la Ciudad por peticion, fuesse a la de los Xi-
varos con lo qual mando hechar bando que toda la gente se embarcasse siguiendole
por el rrio de los Xivaros arriba, para donde salio al tercero dia y dentro de pocos
llego a la ciudad de Santiago, donde avía algunos practicos de dicha provincia de
Xivaros, de los que a ella habían entrado dos años avía, en ocasion que los indios
mataron al Maestro de Campo Antonio Carreño y informandose de ellos le anima-
ron rrepresentandole conveniencia en servicio de ambas Magestades y que demas
de ellas, las tenia aquella ciudad y la de Borja asegurandose de los riesgos en que
estaban de la imbocacion que hacian y las mayores que podían hacer los dichos
Xivaros sobre lo qual se hi~o cierta informacion y en la dicha ciudad condujo otra
compañia de infaoteria de que era capitan Alonso de Borxa, al segundo dia fuimos
y prosiguiendo nuestro viaje para la dicha provincia de los Xivaros y por ser el
rrio muy rapido y de grandes raudales tardamos en llegar diez y siete dias y se
bolearon algunas canoas en que iban municiones y cantidad de bastimentos, que
todo hubiera mucha falta, a no aver dejado el dicho general prevencion de mas
cantidad en el dicho puerto de Xaen, y habiendo reconocido estar en la dicha
provincia dimos fondo en un paraxe que llaman Juririca en medio della y luego el
dicho general mando saltar toda la gente a tierra y fortificarse de estacadas y
trincheras, para seguridad de la gente y dexando alli cantidad della con los
peltrechos y municiones, salio con otra mitad para reconocer la parcialidad que
llaman de Capuzango adonde avían muerto los indios al dicho Maestro de Campo
285
Antonio Carreño y a tres dias de camino que fue marchando entro en la poblacion
sin ser sentido, hasta que llego cerca de una cassa adonde coxio tres personas.
porque aunque estaban otras muchas alli, se huyeron sin poderseles dar alcance y
a los que coxio los agasajo mucho asegurandoles que no iba a hacerles daño al-
guno sino a ser amigo dellos y aquella noche largo una muger que avia coido a la
qual por los ynterpretes que llevaba se le dio a entender el intento del dicho ge-
neral para que le manifestasse a los yndios de aquella provincia que no tubiesen
temor, que iba a ser su amigo y a regalarlos y pedirles fuesen cristianos, pues tan
bien les estaba y le dio algunas herramientas para que en su nombre diesse a los
Caciques en señal de amistad y aviendo quedado la dicha yndia de bolver al dia
siguiente, la hi\:O largar tan instruida como se debia y quando otro dia la espera-
ban bieron cantidad de yndios sobre los cerros hablando con los prisioneros y
diciendo el dicho general bajassen que no se les haria daño, sino antes los regala-
rla, respondieron con mucho orgullo que no querian mas amistad ni regalos que
nuestras cabezas y pelear y llegando acia ellos el dicho general con su gente y
proponiendoles la amistad, estando cerca se huyan y anduvo en muchos dias sin
bolver al real siguiendolos, sin poder rreducirlos y determinando volverse al rreal
para rreformarse de bastimentos.
Y estando haciendo unas balsas para baxar por el rrio le hicieron los yndios
una emboscada que a no estar el dicho general con toda prevencion y tenersela
cautelada como soldado, hubiera hecho notable daño en nuestra gente segun el
ímpetu y furia con que barbaramente embistieron y aunque pudo el dicho general
matarlos se abstuvo dando algunas rra\:ones para rreprimir los soldados,
rrepresentando las ordenes de Su Magestad y pasando la gua-;abara, abiendolos
seguido para amedrentarlos se bolvio al rreal con los prisioneros, desde donde
hacia diferentes corredurias hasta que llego el Padre Vicerrector Raymundo de
Santa Cruz de la Compañía de Jesus, uno de los rreligiosos de las Misiones del
rrio Marañon, con cantidad de indios Jeberos y Cocamas, que con orden del di-
cho general se conducieron para la dicha pacificacion, y con sacerdotes que esta-
ban en el dicho rreal, se determino largar uno de los indios prisioneros, que decia
ser cacique llamado Anango, con horden que les dijese a los suyos y demas in-
dios de aquella provincia, los yntentos con que había ido y que saliessen a ser
nuestros amigos por el bien que dello se les seguía y en orden a esto, les hicimos
al dicho indio las platicas combenientes y se le dieron muchas herramientas y
otros rregalos, quedo de bolver dentro de tres días, como lo hil;o trayendo consigo
algunos Caciques, los quales dijeron que querian ser amigos y conocer a los es-
pañoles y el,dicho general les hizo muchos agasajos acometiendolos con grande
amor y caridad y los vistio de nuevo, dandoles muchos rregalos y ofreciendoles
286
- ---
otros y buen passage como fuesen amigos y les dijo bolviesen a traer la demas
gente y sus mugeres para amistarse con todos y viendose tan agasajados, bolvie-
ron a executar lo que se les babia ordenado, pues luego dentro de cinco días fue-
ron saliendo los Caciques de todas las parcialidades, muy contentos, dando la paz
y obediencia al dicho general el qual la rrecibio en nombre de Su Magestad y
prosiguio con los agasajos que avia hecho a los demas rregalandolos mucho con
vestidos y herramientas y dijes para sus mujeres y hijos y por mas de diez o doce
días no cesaban de venir al rreal codiciossos de las dadivas que el dicho general
le hacia y a este tiempo, quando parecía que estavan muy domesticas se rretiraron
sin bolver al rreal, luego se conocio su malicia y que avia sido la paz que avían
dado cautelosas y el dicho general determino yr subiendo por el dicho rrio hasta
llegar donde estuvo fundada la ciudad de Logroño y ponerse en el fin de la pro-
vincia por la parte de Cuenca, para bolver por tierra corriendola toda sin que le
quedasse cossa alguna que no viese, como con efecto lo hi~o. venciendo gran-
disimas dificultades que se ofrecían assi, por ser el rrio de grandes rraudales y
pasos peligrosos por lo qual no se avia navegado jamas de allí para arriba y los
indios tenian prevenciones en las peñas a orillas de él para echar a pique las canoas
y aunque todo se le rrepresento no basto para disuadirle, llego con las canoas
hasta las juntas de los ríos de Cuenca y Camora, donde estubo fundada la ciudad
de Logroño, que los Xíbaros en su idioma llaman Yambinama y en el discurso de
la navegacion, le tubieron diferentes emboscadas en los passos peligrosos y pa-
rece cossa milagrossa, segun la cautela con que las avian hecho que no hubiese
peligrado la armada; mostro dicho general muy bien las experiencias militares y
su gran valor en el modo como se las deshi~o.
287
Dixo que hiciesse alto en aquel paraxe su Señoría, que él si le largaban llama-
ría a los demas y saldrían de paz y que no se meneasen de alli por que todos los
caminos estaban infestados con hojas y muchas puas dentro, adonde perecerían
los nuestros, si no llevaramos quien nos guiase; largolo el dicho general bien ins-
truido en que avía de decir a los demas, quedandose a la sazon con otras seis per-
sonas, bolvio al segundo día el dicho cacique Sacm;:a, con muchos indios de paz y
dixo avía imbiado rrecaudo a otros, para que nos esperassen en el camino y que
nos bolviesemos al rreal, que él iría guiando y la gente yria saliendo al camino y la
que faltasse tendría al rreal, con lo qua! mando el dicho general marchar acia él,
yendo con toda prevención como quien se allava en tierra de enemigos tan caute-
losos. Fueron saliendo muchos yndios como avía dicho el dicho cacique y al fin
de treinta y seis dias llego al dicho rreal bien destro~ado del largo camino que avía
andado descalzo, con mas de sesenta o setenta yndios Xivaros, que venían acom-
pañandole de paz, luego que llego vistio a los mas y repitio nuevos agasajos con
muchos rregalos de herramientas preseas que ellos mas estiman y fueron dentro
de pocos días saliendo todos los mas indios, dando la paz segunda vez, y estando
bien beneficiados y contentos, el dicho general les propusso se poblassen cerca,
donde estava situado el rreal, por ser el mejor paraxe y de mas combeniencia de
toda la provincia y los indios vinieron en ello y les señalo dos sitios por pueblos,
a la vista del dicho rreal y les puso por nombre al uno San Francisco Xavier y al
otro San Martín, adonde los indios yban haciendo sus casas y cantidad de cha-
cras, para lo qual se les daba muchas erramientas y todo lo demas necesario y al-
gun bastimento por que lo avía de las chacras y sementeras que el dicho general
mando hacer cerca del dicho rreal, luego que llego a situarse.
Estuvieron en esta paz aciendo sus chacras los yndios muchos días, entrando
y saliendo en el rreal, como amigos haciendo muchas demostraciones de tales, y
yo con los demás sacerdotes instruyendolos en nuestra sancta fee, enseñandoles
la Doctrina Cristiana, para lo qual y para decir missa se avía hecho una yglesia,
muy capaz, con campana y todos los ornamentos y aderessos necessarios, si bien
no podía mas reducir a los dichos yndios, porque no querían hacer casso, ni apren-
der lo que se les decía en orden a su salvacion y misterios de Nuestra Sancta fee
catbolica, que nos causaba gran desconsuelo y estando en esta amistad, teníamos
los sacerdotes unos muchachos a quienes enseñabarnos la lengua general y se nos
huyeron una noche y el día siguiente no parecio indio ninguno en las nuevas po-
blaciones, dio cuidado este retiro y al segundo dia se rreconocio faltaban quatro
indios amigos Cocamas, con que el dicho general se determino salir, como lo
hi~o. con una esquadra de soldados, acia sus poblaciones antiguas a buscarlos y
saver la caussa del rretiro y a menos de media legua del rreal, vio señales de aver
288
avido emboscadas y aucas y se reconocio las tenian hechas para degollar alguna
gente si salia del rreal, con satisfaccion de la amistad y marchando poco mas
adelante, hallo en el camino los cuerpos de los quatro indios que faltaban los que
les estaban sin cabezas ni canillas, dio avisso al rreal de lo que pasaba y ymbio
orden que se doblasse la guardia y saliesse su Maestro de Campo por el rrio arriba
con otro tr~o de gente y se fuesse a juntar con su Señoría en el puerto de Capizango,
para bolver a correr la provincia y castigar los delinquentes. Salio el dicho Maes-
tro de Campo en execucion de lo que se le ordenaba y a los tres dias nos juntamos
en el sitio señalado y aliarnos al dicho general con algunos yndios que había coxi-
do de los quales supo como toda la provincia estaba alterada, y quienes avían si-
do los motores y como estaban rretirados en la parcialidad de Yimbaca, que es la
mas aspera de la tierra y en ella tenían echas grandes prevenciones de emboscadas,
por si íbamos en su alcance. Mando luego el dicho general, fuesemos marchando
acia alla, yendo su señoría en la vanguardia llevando por guia los indios que avia
coxido y al cacique Sacu~a. que no nos dexo; íbamos pasando por sus poblaciones
y aliamos todas las cassas quemadas y a los quatro días de camino por unas ques-
tas agrias, llegarnos a la dicha parcialidad de Yimbaca y en la primera cassa que
era la del Cacique Manongori agresor se aliaron las cave~as de los quatro indios
amigos, y se coxio un indio que estaba por espía. Este tal nos dio noticia como
andava por allí la gente dividida en diferentes emboscadas, y el dicho general di-
vidio la nuestra y comenzo a seguirlos, topando continuas emboscadas las quales
todas iba cautelandolas con ardides y las chacras que babia y eran de los delin-
quentes hacia talar, y viendo los indios que no habían cooperado en la traicion por
el aprieto en que los ponían nuestra gente se detenninaron a salir de paz, diciendo
no havian tenido culpa, declarando los que la tenían que eran los que andaban
bandari~ando las emboscadas y en una mato nuestra gente al que mas se señalaba
y el dicho General mando colgar la cabeza de un palo.
Y habiendo talado las chacras y que no avia que comer y se bia que muchos
caciques y indios habían salido, determino volver al rreal, assí por lo rreferido
como por estar toda la gente rrendida y estropeada siguiendo a los delinquentes
mas de quince dias y el dicho general deste yntolerable trabajo caydo enfermo,
con recias calenturas.
289
ymbio diferentes rrecaudos a las parcialidades para que saliessen ofreciendo per-
don a todos, solo a dos se le negava. Iban algunos indios y bolvian los menos con
rrecaudos falsos y nos lo decían los que asistían en el rreal, que era la mayor parte
de los Caciques principales y viendo el dicho general la rrebeldia de los dichos
indios, determino tercera vez bolver a rrecorrer toda la provincia que tiene mas de
sesenta leguas, sin embargo de hallarse enfermo y poco convaleciente tullido de
una pierna y de mas de doscientas personas que avía en el rreal no se allavan
cinquenta que pudieran tenerse en pie por estar todos enfermos y estropeados.
Hizo el dicho general juntar todos los oficiales del exercito y sacerdotes y les
propuso su determinacion y que cada uno dixese lo que sentia, para el mejor acierto
en servicio de ambas Magestades y que en su poca salud no hiciessen rreparos,
que Dios se la daria, que él tenia animo para vencer todo trabajo.
290
con mucha cantidad de fruta y maiz y un platanal que los nuestros avian sembrado
y assi mismo mas de treinta casas en el real y una yglesia muy capaz, y les dixo: se
estuviesen alli quietos y pacificos sin recelo alguno que su Señoria se volvera a
verlos y que procurasen atraer a los demas y nombro alcaldes los quales quedaron
de cumplir lo que se les ordenava.
Y a los quatro dias navegando por el rrio abajo llego a la ciudad de Borxa que
esta situado en el paso junto al pongo para otras provincias. Alli salto en tierra y
mando que se juntassen todos los vecinos capitulares y practicos de las provin-
cias de Marañon y rrios de Pastassa y Tigre y los sacerdotes y oficiales de guerra,
para tratar y conferir y determinar la parte mas conveniente adonde se pudiese ir a
pacificar, que hubiese mas gente y fuese mas util para la gloria de Dios Nuestro
Señor y servicio de Su Magestad y hi~o se leyesen las cedulas y titulos que tenia
de su Real persona, para el efecto de la dicha pacificacion y todos combinieron
seria de mucha importancia ir a pacificar las provincias de Ruamaynas, Conchas,
Coronados y otras que estan cerca del rrio de Pastassa que entra y desagua en el
Marañon, representando combeniencias como constara de lo que en esta ~on se
firmo y viendo el dicho General el parecer rreferido y que le sobraba gente, dio
orden a su Maestro de Campo Don Agustin de Cassas, viniese a la provincia de los
Motilones con un tr~o de gente y rredujese los indios que faltavan de las provin-
cias circunvecinas y assistiese a todo lo necesario como en efecto lo despacho y el
dicho general se embarco con el resto de la gente por el Marañon abajo, hasta en-
contrar con las juntas de Pastassa, fuimos subiendo por él quince días, hasta llegar
a las provincias de Ruamaynas en compañia del Padre Francisco de Figueroa de la
Compañia de Jesus, y habiendo llegado a la dicha provincia hallamos tres pueblos
muy pequeños y muy distantes que el mayor no tenia ocho cassas en que avía al-
gunos indios, los quales agasajo y rregalo el dicho general mucho y dieron la paz
y obediencia a su Magestad y preguntandoles por la demas gente de aquella
provincia dijeron estava rretirada tres o quatro días de camino la tierra adentro a
orillas de una quebrada que desemboca en el rio de Tigre y que algunos no querian
salir a dar la paz y el dicho general les yrnbio rrecaudos ofreciendoles la amistad
y buen pasaje si salian y los regalaria con herramientas y otras cosas de estima y
que no se iba hacerles daño alguno, sino a ser sus amigos y pedirles fuessen
christianos por lo bien que les eslava y con estos rrecaudos y algunos rregalos
que se les ymbiaron. fueron saliendo algunos dando la dicha paz, y dixeron que
otros Caciques tenian mucha gente no querian salir, que estavan rreveldes y
orgullosos en defenderse, con que el dicho general determino dejar en uno de los
pueblos orillas del dicho rrio de Pastassa formado el rreal con la fuerza necesaria
y un trozo de gente, a cargo del Sargento Mayor Francisco Nuñez de Silva y con
el dicho Padre Francisco de Figueroa, con horden que fuesen abriendo Chacras y
sembrando de maiz, yucas, frejoles. platanos y otras legumbres, para que no
faltassen bastimentos.-Y despacho al ayudante Bemardino de Mon~on con otra
tropa por el dicho rrio arriba para que fuesse a reconocer todas las provincias que
se avecinan con el dicho rrio y sus cabeceras hasta Bobona~a y assi mismo lle-
gase a las provincias de los Coronados que estan fronteras a la provincia de Quito,
y dio por escrito el borden que avía de guardar, encargandole mucho el agasajo
con los yndios que topasse y dado estas hordenes, salio su Señoria a correr la
dicha provincia de Ruamaynas y Conchas que estaban avecindadas en la dicha
quebrada y rrio, que desemboca en el del Tigre y sus caveceras distaban cerca de
tres leguas del dicho rrio de Pasta~a y por no poderse correr las dichas provincias
por tierra, hizo barar las dichas canoas, llevandolas arrastrando con grandissimo
trabajo hasta dar en la dicha quebrada.
Y solo la disposicion y valor del dicho General pudiera vencer tantas difi-
cultades como para esto se ofrecieron y aviendolas barado entro con ellas como
he dicho en el rrio y quebrada de Ruamaynas y fue rreconociendo todas las po-
blaciones que tenían grandes, haciendose amigo con los Caciques principales.
rrecibiendo la paz dellos.
Y por estar vecina a la dicha provincia de los Conchas, les imbio rrecaudos en
los Ruamaynas, que ya avían tenido noticias de lo bien que se aliaban con la paz
de los españoles y por la que adquirieron de los rrecaudos ymbiados salieron assi
mesmo todos los dichos Conchas, dando la paz con sus vecinos los Ruamaynas
mostrando mucho gusto.
292
lica, a pocas platicas que les hice por haber buenos interpretes, dixeron que que-
rían serlo y conocer a Dios y servirle y que querían morir con el agua del Santo
baustismo, el qua! me pedian y negandosele yo hasta que llegasse la sa~•on de
estar catequizados e instruidos rrogaron y pidieron les bapti~asse sus hijos, como
lo hice a mucho numero que constara por el padron que entregue al dicho Padre
Francisco de Figueroa entre los quales y muchos adultos murieron de que fio en
su Divina Magestad, consiguieron dichoso fin .
293
fueron saliendo otros con los quales se usso de los agassajas y caricias ordinarias,
y decían como mas arriba de la cassa de un cacique llamado Taraguaz estava mu-
cha gente rretirada esperando porque decían querían saver como peleabamos,
porque causaba en ellos grande admiracion nuestro traje y personas, y despues de
varios rrecaudos y diligencias que hi1ro el dicho general, determino yr subiendo
hasta la casa del dicho Cacique, y una noche entre las once y las doce della. salto
en tierra con todo secreto y cerco la cassa en la qual avia mucha gente y sin ser
sentidos asta aver hecho el dicho cerco y tenerlos asegurados no se les dio asalto,
y luego mando a los ynterpretes les dijessen, se estuviessen quedos por que si no
los avian de quemar en la cassa, con que todos los yndios que estavan en ella y el
casique se rindieron y entregaron sus lan1ras y rodelas, macanas y otras annas que
ellos hussan, y el dicho general entro en la dicha cassa abra1rando al dicho cacique,
que parecio hera el de mas autoridad, que tenia toda la provincia, el qual dixo que
quería ser amigo y sacaría toda su gente de paz, como en efecto lo hizo, precedien-
do varias ceremonias de amistad de su barbara usanza y algunos que no querían
salir se les ynviava rrecaudos y se buscavan en lo que el dicho general trabajo per-
sonalmente mucho, y teniendo noticia que alli cerca en otro bra1ro del rrio avia
otra nacion que llamaban Attios despacho una esquadra de soldados a ella y por
cabo al alferez Don Francisco Ortiz y con los rrecaudos que se les embiaron por
parte del dicho Cacique Taraigua a quien tenian algun rrespeto se dieron de paz y
lo mismo hicieron los A1roronatoas que todos estan vezinos unos de otros, se allo
y vio salir veinte y seis Caciques, que rrindieron vasallaje al Rey Nuestro Señor.
dando la paz y obediencia en su Real nombre al dicho general y aviendo prece-
dido lo especificado y tomando posesion de las dichas provincias y amistandolos
con los Conchas y Ruamaynas, con quienes tenian crudas guerras se les propusso
fuessen christianos, y en borden a esto les hice las platicas que convenia para la
consecucion de tan loable empresa, respondieron (habiendose hecho capaces de
lo que les dixe) que querian serlos y vivir en nuestra Santa Ley, y por ser la tierra
inhabitable de mucha calor y mosquitos se les pregunto si querían salir a poblarse
cerca del rrio de Pasta1ra, a lo qual dixeron saldrían a ver los sitios en estando
buenos porque los mas de los yndios de la dicha provincia estaban enfermos y
apestados del contagio que generalmente corria en la montaña de viruelas y garro-
tillo y con esta noticia el dicho general dispusso correr las caserias en sus pobla-
ciones, para que los que estaban en peligro muriesen con el agua del Santo
Bautismo, y bailando como hallamos gran cantidad de enfermos, niños y adultos,
los bautice disponiendoles en lo necesario para su salvacion y murieron mucbisi-
mos con esta buena dicha y asi mismo, ynstandoles el dicho general a que saliessen
a poblarsse en el dicho rrio de Pastassa, dixeron que si fuese mejor paraxe que en
el que estaban se poblarían y viendo el dicho general que por entonces no babia
294
mas que hacer en dichas provincias y que nuestra gente estaba herida de la peste
y las comidas se acababan, salio de las dichas provincias dexando entablada la
comunicacion con toda paz, quiso pasar a la de los Iquitos, Chavires y Atumares a
los tres dias que salio de los dichos Avitoas cayo toda la gente tan enferma sin que
hubiera persona que quedasse en pie, ni yndio ni español de mas de ciento y
ochenta que ybamos, no es ponderable las aflicciones en que nos hallamos y su
Señoría y yo estabamos peor que todos, con recias calenturas que no nos dexavan
y todos sin esperanzas de escapar con la vida, assi por el rrigor de la enfermedad
como por aver faltado el bastimento, y no tener por entonces otra que un poco de
maiz en grano y este apolillado, sin carne ni genero de vianda, por haverse perdi-
do una canoa en que se llevava lo necesario y asi mismo porque no podiamos ir
atras ni adelante, por no aver quien pudiesse bogar, allandonos en el rrio en unas
montañas desiertas y aunque quisiera decir lo que en esta ocasion de tanto aflicto
y lo que obro el dicho general animando la gente y cuydando de todos, no es po-
sible que la ponderacion llegue a los efectos, pues hallandose como tengo dicho,
peor que el mas enfermo, olvidandose de si, ponia todo el cuydado en animar los
bogas y los soldados, hablandoles como un aposto(, y aunque yo y algunas per-
sonas le diximos se adelantasse en la mejor y mas ligera canoa, por que el no
pereciesse con los demas, hi1ro gran demostracion de enfado y dixo que el ultimo
que avia de salir avia de ser el, rrepitiendozelo a los soldados una y muchas veces,
y solo la gran misericordia de Dios y la disposicion y valor de su Señoría, pudo
avernos sacado, (despues de dos meses y mas que nos ocupamos en el viaxe) a la
provincia de Ruamaynas, al fin de diez y siete dias de navegacion, con embarazos
de la enfermedad rreferida, sin comer mas que maiz apolillado y ese si por dicha
se hallaba alguno de los nuestros con fuerza para molerlo y cocerlo.
295
nombre del dicho general a quien vinieron a ver y dar la obediencia los Caciques
e yndios de la dicha provincia de los Coronados y su Señoría recibio la paz de
ellos y les ofrecio todo buen passage rregalandolos como lo avía echo en otras
provincias con otros y aviendoseles propuesto que fuessen christianos, rres-
pondieron que querían serlo, que lo deseaban y el dicho general les dixo, que se
estubiessen adonde se avían allado, que alli se doctrinarían, por el Padre Fran-
cisco de Figueroa, que quedo de hacerlo en el ynterin que hubiesse oportunidad
de sacerdotes y nombro el dicho General Alcaldes y demas oficiales.
Y viendo su Senoria que los mas de los soldados estaban caydos con recias
calenturas sin que hubiesse en el rreal doce personas en pie, dio orden para que
bajasen los mas a curarse a las ciudades de Borja, Moyobamba y provincia de
Jebe ros y aunque su Señoría estaba muy enfermo de calentura continuas y estro-
peado de las piernas, sin poderse tener en pie, sino arrimado a una persona, se
quedo con alguna gente y los sacerdotes, sin querer bajar a curarse por mas que
le insistíamos representandole el rriesgo en que estava y siempre respondía. que
avía de dejar primero asegurado lo que havia pacificado con tanto travajo y enta-
blada la ley evangelica y doctrina en los yndios.
296
--
Y teniendo obrado todo lo rreferido, tubo noticias que unas naciones llama-
das Chamicures, Jibitos y Miliquinas, hacían cruda guerra a los yndios Aguanos
y les avian quemado sus cassas y muerto mucha gente y echadoles de sus tierras;
dispuso el dicho general ir a la pacificacion de los indios rreferidos y aunque en
este tiempo estava su Señoria tan postrado que no era posible tenerse en pie. sin
embargo fue a las dichas provincias y baliendose de los medios mas eficaces que
pudieran pensarse y de su mucho valor apaciguo y rredujo los yndios dellas, de
suerte que dieron la paz y obediencia al dicho general y la recibio en nombre de
Su Magestad y los rregalo y amisto con los Aguanos, haciendolos restituir lo que
les avian quitado y haciendoles las platicas combenientes en orden a que fuessen
cristianos y prometiendo serlo y el Padre Raymundo de Santa Cruz, Visse Rector
de aquellas misiones que a la sa~on concurrio conmigo y se encargo de doctrinar-
los, dejandolos el dicho general en esta paz, vino subiendo por el rio de Guanuco
a rreconocer los indios de la provincia de los Barbudos, por ver si proseguian
haciendo la poblacion donde se les babia ordenado el año antes, como con efecto
llego donde ellos estavan y bido que iban obrando y executando lo que se les
babia ordenado aunque del todo no avian acavado a salir los demas por estar
enfermos, del contagio general que entre ellos y las demas provincias se esparcio
de virhuelas y dixeron que no faltarian en hacer lo que se les mandava- Y de alli
bino a las provincias de los Motilones y Tavalosos adonde aviendo rreconocido
ser el paraxe aproposito y de muchas y buenas combeniencias, determino fundar
una ciudad en la dicha provincia de los Motilones, habiendo echo computo y
consideraciones de los indios que avia en ella y sus provincias y en los Coscabo-
soas, Payanan~os y Fuines, los quales asigno a la dicha ciudad, que con efecto
fundo con todos los requisitos que se disponen y con veinte y cinco vecinos los
mas casados con familias. Hizo Iglesia capaz y todos los ornamentos y adornos
necesarios y quedo por cura el licenciado Don Pedro de Añasco, a quien señalo
estipendio y se le esta pagando mas a de tres años de sus bienes del dicho general
y en la dicha ciudad tiene hecho un fuerte, adonde dejo gente y cantidad de armas
y municiones y en los alrededores quatro pueblos de indios, llamados, San Jo-
seph de los Lamas, San Pedro de los Coscabosoas y Payanan~os, Santiago de los
Fuines y el Rosario de los Tavalosos adonde ay mucha cantidad de indios y por
297
estar cerca de la ciudad intitulada el Triunfo de la Santa Cruz; los esta doctrinan-
do el dicho Licenciado Don Pedro de Añasco, el qua! los tiene tan instruidos que
parece a muchos que estan conquistados y doctrinados, pues se hallan oy todos
tan capaces para recibir el Santo baptismo y todos los demas sacramentos, pues yo
habiendome enterado de sus capacidades, satisfaciendome de estar tan bien
catequizados, administre el Santo sacramento del baptismo y el del matrimonio en
los dichos quatro pueblos, a mas de ochocientas almas, para gloria y onrra de
Nuestro Señor.
(Con su rúbrica)
298
Yo PEDRO DE SALDAllilA PINEDO, escribano del Rey Nuestro Señor, que
despacho el oficio publico y de cabildo desta Villa de Caxamarca y su Correxi-
miento por ausencia de Joseph Luis de Arana, escrivano y propietario: Certifico
y doy fee conozco a Don Salvador Velasquez de Medrano, Clerigo Presbítero,
el qual firmo la firma de arriba en mi presencia y tiene títulos de Capellan Mayor
y de Cura y de Vicario general de la conquista de indios infieles que esta cargo
del general Don Martín de la Riba Herrera Cavallero del borden de Santiago Co-
rregidor y Justicia Mayor de estas Provincias de Caxamarca, el qual despues de
aver firmado, la dicha firma, certifico ante mí y de los testigos ynfra--escriptos
que todo lo contenido en esta certificacion escrita en diez fojas, que la primera es
de papel sellado de a seis rreales, es cierto y verdadero, y que a todo se allo pre-
sente, y me pidio le diesse por testimonio lo rreferido y que rubricasse con mi
rrubrica acostumbrada todas las foxas desta dicha certificacion y para que dello
conste de su pedimento, doy el presente en la Villa de Caxamarca del Perú en
veinte y dos dias del mes de henero de mili y seiscientos y cinquenta y siete años,
siendo testigos: Pedro de Lafuente, Juan de Vierga y Don Ignacio de Valdez,
presentes y en fe dello lo signe y firme y rubrique las nueve foxas antecedentes
con mi rubrica acostumbrada.
En testimonio de verdad.
299
TERCERA PARTE
Papeles relativos
a las disputas que se generaron
a raíz de las entradas realizadas por
Don Martín de la Riva Herrera a las
Provincias de Maynas y Jíbaros
(1655-1665)
(41) Solicitud de Don Martín de la Riva Herrera para que se agregue Maynas al
territorio de su conquista y se le conceda el título de Gobernador de dicha
Provincia. Motilones, 29 de setiembre de 1656.
ExcMo. SEÑOR:
Por el memorial que remito con ésta se servirá V. E., de ver todo lo sucedido
en la entrada que he hecho este verano y el antecedente en la conquista y
pacificación de los indios infieles, en que he procurado, sin excusar trabajo, peli-
gros ni gastos el mayor servicio de las dos magestades y el desempeño de mi
obligación, y quisiera en tiempo de V. E. haber reducido un mundo entero á la
sujeción y obediencia de S. M. para que se luciesen mejor mis acciones en el
discurso de su gobierno y los acreditase con su autoridad y nobleza.
301
Hoy me hallo cercano á las provincias de los Jívaros, Mainas, Cocamas y
otras naciones de los indios adyacentes á ellas, cuya conquista se dió en tiempo
del Señor Príncipe de Esquilache al General Don Diego Vaca de Vega, por dos
vidas que fenecieron en él y en un hijo suyo, don Pedro Vaca, por ser ambos ya
muertos. Y aunque estas provincias referidas están comprendidas en los términos
que me fueron señalados en mis títulos por estar debajo de los grados de la Equi-
nocial por la duda que se puede ofrecer en cualquier tiempo, por haberse com-
prendido también dichas provincias en el gobierno del dicho Don Diego Vaca y de
su hijo, ya difuntos, me ha parecido por obviar inconvenientes en adelante; su-
plicará V. E. se sirva declarar que dichas provincias de Jívaros, Maynas, Cocamas
y demás naciones de indios adyacentes á ellas, se comprendan en los términos de
mi conquista; y todas las demás naciones que estuvieren sin conquistar me per-
tenece la conquista de ellas, y que en su pacificación y redución no se me ponga
estorbo ni embarazo por ningún interior de V. E. atento á lo referido y ser muerto
dicho Don Diego Vaca de Vega y Don Pedro Vaca, su hijo, pues de la pacificación
de estas provincias, por ser las más ricas del Perú y las más numerosas de gente,
según opiniones generales, se puede seguir tan útil y aumento al Real Patrimonio.
Y ofrezco conquistarlas á mi costa y riesgo, consiguiendo lo que otros no han po-
dido por no haberse hallado con la prevención de gente, armas y municiones que
yo tengo dispuestas, conque ha podido caminar la tierra adentro más de ciento y
cuarenta leguas; habiendo reducido todo lo contenido en ellas sin resistencia ni
pérdida de soldado alguno.
EXCMO. SE~OR
B. L. M. de V. E.
su criado
302
(42) Memorial del Gobernador de San Francisco de Borja, Don Juan Mauricio
Vaca de Eban, pidiendo se niegue a Don Martín de la Riva Herrera la
pacificación de Maynas. Lima, 17 de julio de 1655.
EXCMO. SEAOR:
303
A V. E., pide y suplica se sirva de hacerle merced al dicho su parte del go-
bierno de dicha provincia de Maynas, en conformidad del informe de la dicha
Real Audiencia y de lo demás que en orden á lo mesmo tienen hecho los Señores
Obispo, Cabildos y Prelados de la dicha ciudad de Quito, que están en dichos
autos; que en ello recibirá merced.
Otro si. Que su parte ha tenido noticia que estando pendientes estos autos en
el dicho Real Acuerdo de Justicia del Gobernador Don Martín de la Riba y Agüe-
ro, del hábito de Santiago, Corregidor de la villa de Cajamarca, pidió al dicho
Señor Conde de Salvatierra se le hiciese merced de la dicha conquista de los
Jívaros y Maynas, suponiendo que por esta parte era la mejor y más fácil entrada
para la conquista de los Motilones, Tabalosos y Casasblancas, que capituló con
S. M. para cuyas expensas se le hizo merced del dicho corregimiento de Cajamarca.
Y porque el dicho pedimiento fué con relación menos ajustada, en la forma que
más haya lugar á derecho, contradice la pretensión del dicho Gobernador, para
cuya mejor justificación reproduce lo alegado por el Cabildo, Justicia y Regimiento
de la dicha ciudad de San Francisco de Borja.
Júntese este memorial con los papeles que hubiere tocantes á la materia y
llévense al Real Acuerdo de Justicia.
Troncoso.
304
(43) Memorial del Cabildo de San Francisco de Borja a S. M. oponiéndose a
que se amplíe el distrito de Don Martín de la Riva Herrera, por estar reducidos
los indios Maynas. s/f
EXCMO. SEÑOR:
305
ciudad de San Francisco de Borja, tiene hoy reducidos y poblados más de quince
mil indios con sus casas y familias, que se conservan en paz con las caricias y
buen tratamiento que el dicho Cabildo y los vecinos y moradores de dicha ciudad
les hacen, procurando con todo desvelo y cuidado no sean maltratados ni moles-
tados en cosa alguna que les pueda ser de disgusto, atendiendo sólo á que se
asiente de raíz nuestra santa fe católica para que á su imitación se vayan redu-
ciendo las demás provincias comarcanas que quizá están á la mira de ver el pa-
saje y tratamiento que á éstos se les hace para venir á dar la obediencia ó afirmarse
más en su resistencia. Y si al dicho Gobernador se le concede lo que pretende,
precisamente se ha de alterar y perturbar esta paz por los alborotos, ruidos y
escándalos que atraen los soldados y gente de milicia que ha de llevar consigo de
necesidad para la conquista de los Jívaros, sujetando á los miserables indios á
muchos agravios, molestias y vejaciones y otros inconvenientes, de que puede
resultar el que se despueble la dicha provincia y muchos dellos se retiren la tierra
adentro, volviéndose á su antigua idolatría; caso digno de todo reparo para que se
procure evitar.
306
A V. E. pide y suplica se sirva de que para mayor justificación de lo que
refiere este memorial, se junte con los autos que refiere tocantes á esta materia, y
atendiendo á ellos deniegue al dicho Gobernador Don Martín de la Riba y Agüero
la merced que pretende; y caso que esté hecha la mande recojer para que no use
della, despachándole recaudo necesario y concediendo al dicho Don Juan Mau-
ricio el gobierno de la dicha provincia de Maynas, que en ello recebirá merced,
con justicia &.ª
307
con las misiones en dichas provincias donde le halló dicho General Don Martín
de la Riba cuando fué á ellas y si había estado en administrar los santos sacra-
mentos en las capillas ó iglesias que dichos indios tenían hechas.
308
(45) Infonne del P. Lucas de la Cueva de la Compañía de Jesús al Virrey sobre
los excesos cometidos por Don Martín de la Riva Herrera en su entrada a
los Jíbaros. San Francisco de Borja, 30 de noviembre de 1657.
EXCMO. SE!ÍIOR:
309
mento, viéndose sólo sin más compañía que la de un hombre viejo, y por serlo
mucho, imposibilitado, temiendo una sacrílega invasión, así de los cimarrones
maynas, que viendo el desamparo de las cosas las han entrado, como de otros
bárbaros, de quienes, en otras ocasiones, han sido asaltados. En los autos, cer-
tificaciones y otros escritos que pueden parecer por allá en apoyo de dicha fun-
dación y de las demás cosas obradas por dicho corregidor, recelo sumamente no
padezcan los achaques de otros informes, autos, certificaciones y escritos que
se presentaron en esa Corte cuando me hallé en ella, á que hube de ocurrir des-
haciendo las sombras, declarando la falsedad, de lo mucho supuesto que en ellos
vi. Pido á Y. E. esté en este punto para que suspenda el crédito hasta constarle de
las cosas por ajustada averiguación.
Ni se hallará desde que comenzó dicha conquista haber entrado ni con uno
tan solo, ni tenerlo hoy en las partes que ha andado, en que ha estado y que dice
ha pacificado; argumento que sólo él convence ser nada lo obrado y nada cum-
plida de lo por él pactado. Los religiosos de la Compañia hallábanse en posesión
de los puestos en que estaban años habla, sin trabazón ni dependencia de dicho
conquistador, á costa y expensas de la Religión, sin que por este camino pueda
introducirse á alegar hizo algo mediante tales religiosos; puesto que, como tengo
dicho, estaban en los puestos que los halló antes de haber entrado en ellos, sin
310
añadirseles otra cosa sino un nombramiento de cura y capellán para la fundación
que pretende y llama Santander, hecha en la reducción y doctrina en que dicho
padre estaba entendiendo antes que el conquistador entrase ni la conociese.
Fundación que puede repetir en las demás :reducciones que en estas partes te-
nemos y doctrinamos los religiosos; porque con tomar á los vecinos de Borja é
ir por todas plantando palos, que en estas partes sirven de rollos, y acuchillán-
dolos, apemdar el nombre del Rey con otras ceremonias destos casos, podría
decir había fundado muchas ciudades; pues no á más costa que la dicha pretende
haber fundado la que llama Santander con tan lastimoso despojo de los vecinos y
milicia desta de Borja.
Por último, como lo más importante y que más insta, propongo á V. E. que
dicho Corregidor y General Don Martín de la Riba dice repetidamente en sus
escritos ha de venir á este gobierno á hacer disponer etc. Los inconvenientes de
esto, Excmo. Señor, son gravísimos en partes tan remotas, indefensas y destrui-
das del recurso á los tribunales y justicia; aquí no ha de haber otro sino la fuerza
y violencia, remitiendo el derecho á las armas, guerra y bandos. La gravedad
deste inconveniente ella misma se está clamando. Temblamos en imaginar esto
todos; á cuya causa me veo obligado á pedir y suplicar con todo corazón á V. E.,
como lo hago, en nombre de la Religión y de todos los religiosos en particular
que aquí estamos, impida con toda eficacia tal intento, prohibiendo con toda
fuerza tal venida con pretexto ninguno; pues si tiene algo que alegar puede ha-
cerlo en esa Corte ante V. E., á quien vuelvo á suplicar, en nombre y reverencia de
Nuestro Señor Jesuchristo, ataje tan graves inconveniencias.
Nuevas de cuidado han corrido en este gentilismo: son, Excmo. Señor, haber
muerto á unos religiosos del Señor San Francisco y á no sé qué soldados unos
bárbaros que confinan con los Cocamas nuestros, pacificados y reducidos en el
rio de Ucayali, uno de los más caudalosos que desaguan en este Marañón, á
quien llaman por hacia sus cabeceras Jarama y Apurimac. Para que prosiguie-
sen con la doctrina de dichos Cocamas envié pocas semanas ha dos religiosos de
los que traje en esta ocasión de Quito: corren hoy gran riesgo, así por estar solos y
distantes, como por el alteración que causan tales sucesos, y más, cuando se in-
tenta el castigo. A esta causa pido á V. E. que si llegase á tiempo que no se haya
y se hubiere de cometer, lo haga V. E. con adictamentos de que no se llegue á di-
cha reducción de Cocamas, por el riesgo que amenaza á estos religiosos tal en-
trada con la alteración y arma en que se ponen estos bárbaros, indignados por
las vejaciones que de los soldados reciben. También advierto, Excmo. Señor, se
ha de entender que tales sucesos y matanzas son muchas veces más defensa
3 11
natural por los agravios que de los soldados reciben que delitos que contra ellos
cometen; inconveniente que siempre he hallado en la entrada de religiosos
acompañados de tales; porque el bárbaro no distingue los intentos tan distintos y
distantes de unos y otros, conque los igualan en sus homicidios. Piden tales ac-
ciones y castigos personas de experiencia, y así pido á V. E. encargue la cosa á
los de por acá á quien la tenga con práctica destos castigos.
Con ésta remito á V. E. un escrito que juzgo de mucha importancia así para
la entera noticia de lo que hay acerca de conquista en el Perú como para que la
tenga del modo conque se ha obrado en ésta por entender puede servir de lo que
en él digo, enseñando en la práctica de tantos años de experiencia, servicio á nues-
tro Gran Dios y Señor, me atrevo á pedir á V. E. se lo haga leer en algunos ratos
para que con el celo de tan católico pecho procure la ejecución de su asurnpto.
que es la conquista espiritual y reducción á nuestra santa fe deste tao estendido
gentilismo, redimido con tan preciosa sangre y acerbísima pasión de Nuestro
Señor Jesu Christo, que guarde y dirija á V. E. para tan gran bien destos reynos,
principalmente destas misiones que por los efectos hemos reconocido, ha toma-
do á su protección y amparo. Del rio Marañón y ciudad de San Francisco de
Borja, 30 de noviembre de 1657.
LucAS DE LA CuEVA
Vista al Fiscal.
312
Montaña y jurisdicción del Gran Pará por el Ilmo. Señor Doctor Alonso de la
Peña, Obispo de Quito, etc. A lo que se me pide, requiere y ordena certifique en
los puntos del requerimiento y exhorto del General Don Mauricio Vaca hecho á
nueve días del mes de noviembre de mil y seiscientos y cincuenta y siete, digo:
que tengo dadas dos certificaciones de mi letra á petición del General Don Mar-
tín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago: la una en la ciudad de
Santander de la Nueva Montaña, á tantos de agosto del año pasado de seiscientos
y cincuenta y seis: y la otra en el rio de Guánuco, que por estas partes llaman
Gual/aga, á seis de septiembre del mesmo año, y ambas contenían casi una mes-
ma cosa de la que hacía en favor de dicho General Don Martín de la Riba, de lo
que vi, cómo pasaba y era, y de lo que oí, como lo decían y publicaban; en las cua-
les dije mucho de lo que se me pide en dichos puntos. Y por no faltar á mi oficio
ni al derecho que cada cual alega, certifico y doy fe en las materias y requerimien-
to y exhorto referido lo siguiente:
313
de Latacunga y Ambato, por ser las tierras de dichas naciones muy retiradas y
vivir repartidas en muy distantes ladroneras y de grande dificultad para dicho fin
de doctrina y su comunicación. Y en dicha paz, y amistad supe perseveraron y
estuvieron hasta agora sin que se haya entendido otra cosa. porque se comuni-
caban con la provincia de Jeberos bajando Ruamaynas á ella y de la Jeberos iban
á Ruamaynas; y desta de Maynas fueron á verlos varias personas y lenguas en
diferentes ocasiones con recaudos míos y de la justicia, dándoles la causa porque
no iba yo á verlo, que era estar la tierra ocupada atendiendo á la jornada de Jíba-
ros y otros estorbos que por entonces había. Y volviendo las dichas lenguas, re-
ferían haber corrido sus tierras, visto y comunicado en amistad gran número de
caciques, aun á los que por distantes no habían salido á ver á los españoles, y tra-
taban de salir á poblarse habiéndome informado dellos cómo se iban poblando en
Pastaza en el lugar señalado en cumplimiento de la palabra dicha que les dieron
los españoles y yo les había ofrecido mediante las lenguas que iban á sus tierras.
Salí desta ciudad á verlos á los principios de enero de cincuenta y seis en com-
pañía de una escuadra de soldados que iba á buscar maynas cimarrones á dicho
río de Pastaza; y habiendo llegado á sus rancherías, hallé se iban poblando en
cuatro puestos con casas y chacras que tenían hechas y que faltaba la mayor par-
te para poblarse, donde por haberles avisado como iba á verlos, iban saliendo
otros muchos de sus retiros á verme y en unas medio iglesias ó casas que por
dicho de las lenguas tenían hechas para decir misa y doctrinarlos lo hice, pro-
poniéndoles en pláticas con intérpretes los misterios de nuestra santa fe y del
santo bautismo; á que todos mostraban gusto de recibirla y de bautizarse: conque
les dije comenzásemos por sus hijos inocentes, á los cuales bauticé en buenas
tropas, así de los que estaban ya poblados, como de los que venían de la tierra
adentro los cuales traían y mujeres; y también catequicé y bauticé muchos adul-
tos moribundos de un género de peste de que peligraban, y admitían ser christia-
nos.
"Habiendo yo venido con una escuadra de soldados de Borja poco antes que
se determinasen á levantar el real de Jíbaros á ver los Ruamaynas y Capas que se
iban poblando en el río de Pastaza, tuve aviso de S.S. cómo venian y habiendo
314
enviado de parte á llamar los caciques para que se esperasen me bajé por el río y
le encontré cerca de la boca, que subía con el dicho capellán mayor y con buena
parte de sus compañías, bastimentos, armas y municiones y dí razón á S. S. de lo
que había visto y de cómo la mayor parte de los caciques y parcialidades de los
Ruamaynas y Conchas no habían salido, sino que se estaban en sus retiros y de la
noticia que daban de los Abitoas, Azoros é lquitos del río del Tigre. A petición de
S. S. asistiéndole por capellán y llegando á volví las rancherías que tenían en el
río los Ruamaynas y Conchas en cuatro puestos, les dió algunas hachas y otras
cosas, trató de que llamasen á los caciques que faltaban , ofreciéndoles buen
tratamiento, á cuyo llamamiento han ido saliendo muchos y les dijo por sí y por
mano de los sacerdotes los intentos con que venía que era para que se poblasen,
se doctrinasen y viviesen en paz y en la obediencia de S. M. y otras razones de
buen christiano dándoles algunas herramientas y dádivas y está toda la provincia
dispuesta á poblarse donde S. S. les ha ordenado. Y habiéndose informado más
por extenso de dichas provincias enemigas, despachó una escuadra por el río de
Pastaza arriba para ver si podían descubrir á los Andoas y Xanones, de que había
noticia, y lenguas para que de su parte y de la mía hablansen á los Coronados, S.
S. pasó al río del Tigre barando canoas á una quebrada que desagua en él y co-
rriendo por muchas rancherías de los Ruamaynas y Conchas, donde salieron de
nuevo muchos á verle, prosiguiendo su viaje por el mismo río del Tigre arriba á
descubrir á los Abitoas y Azoros; y supe que habiendo hecho presa de algunos los
despachó á que dijesen á sus parientes los buenos intentos conque iba, dándoles
algunas herramientas. Supe que por este medio todos los Abitoas, Azoros y sus
parcialidades salían y le esperaban de paz; y la recibió dicho General de veinte y
siete caciques dejando estas provincias sujetas al vasallaje de S.M.: conque se de-
terminó pasar á otra provincia de que allí tuvo noticia, de gente que llaman Cha-
viris, y yendo en su descubrimiento sobrevino una enfermedad de calenturas que
derribó á todo el real, sin que apenas dejase español ni indio en pie que pudiese
socorrer á los enfermos y S. S. y el capellán mayor también enfermaron; y se
extendió el mal á los naturales de la tierra, conque dejando los descubrimientos
de otras provincias que pretendía hacer por no perecer con la falta de comodidad
y regalo, se detenninaron á embarcarse todos y echarse río abajo al amor del
agua á buscar algún remedio. A pocos días mejoraron algunos bogas, conque
bogando un día y descansando otros, pudieron subir por la mesma quebrada de
los Ruamaynas por donde bajaron y tomando algún refresco de plátanos verdes
y otras cosas que les dieron, salieron al real por el mesmo varadero á los dos me-
ses después que lo pasaron. En el real vi la multitud de enfermos que habían
salI.d o, &.•"
315
Hasta aquí dichas certificaciones en lo tocante á la provincia de Abitoas y
Azoros que no se habían descubierto ni visto; y en lo tocante á los Ruamaynas
y Conchas que estaban de paz en la manera dicha y les faltaba el acabarse de
reducirá pueblos, saliendo al río de Pastaza y al presente se van reduciendo don-
de de nuevo les ordenó dicho General Don Martín de la Riba se poblasen, más
abajo de donde se iban poblando.
El capítulo tocante á los Coronados. dice: "Otro sí. Vi á los Coronados que
salieron de paz y á la obediencia de S. M. por los recados que S. S. y yo les
enviamos y vinieron á ver á S. S. al real ofreciéndose á ser christianos y hacer lo
que se les mandase, y les dió algunos vestidos y herramientas, despachándolos
gustosos con orden de que buscasen y convidasen á otros de su nación ó amigos
suyos y se poblasen en la boca de Bombonaza, quebrada de dicho río, dando aJ
pueblo título de Jesús de los Coronados, nombrando al más capaz por alcalde
hasta que les ordene otra cosa y descubran comunicación con Quito, por las no-
ticias que dieron y también para los Quijos y ciudad de Archidona." Hasta aquí
dicho capítulo de las certificaciones.
lten. A lo que se me pide del número de los Coronados, digo: que de las
lenguas supe no había más que de doce á quince indios que andaban huyendo
de españoles é indios enemigos que los habían consumido, mudando habitacio-
316
nes, y no sabían si había otros de su nación fuera de los Oaquis -que los españo-
les llaman Oas- y es una parcialidad que estaba distante mucho la tierra adentro
y habían salido de paz y estaban poblados cerca de Napo y de Archidona, juris-
dición de Quijos.
317
dad á recebir la paz y obediencia de S. M., por parte de este gobierno, de ambas
provincias y la recibio el capitán Don Diego de Armas á los principios del año de
cincuenta y cinco, por comisión que llevaba, estando yo presente, que fui en su
compañia en orden á llamar á los caciques de dichas provincias. Y porque algu-
nos caciques de la de Aguanos de la tierra adentro hacían graves daños á los
amigos y pacíficos de la misma nación y andaban en matanzas unos con otros se
requirió al General Don Martín de la Riba para que sosegase dichas enemistades
y sacase de paz á los contrarios, á que acudió en persona y los hizo llamar; y supe
que salieron algunos dellos y los careó con los amigos, exhortándolos á la paz y
ordenándoles se poblasen en buenos puestos; y luego se salió por el riesgo de
comunicarse las viruelas que corrían y por evitar otros inconvenientes y prosi-
guió su viaje á los Lamas.
FRANCISCO DE FIGUEROA .
Va por duplicado.
318
Don Diego de Armas Tenorio, Teniente General de Gobernador y Capitán
General desta ciudad de San Francisco de Borja y los términos de su gobierno,
certifico y bago fe: que la firma de la certificación antecedente es del P. Francis-
co de Figueroa, Cura y Vicario desta dicha ciudad, y que me consta que dió dicha
certificación. Y por ser así verdad lo firmé de mi nombre, autuando ante mí por
falta de Escribano real ni público.
(47) Información sobre los trabajos de Don Diego Vaca de Vega y Don Martín
de la Riva Herrera en la provincia de Maynas y circundantes hecha a pe-
dido de Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador de San Francisco
de Borja. San Francisco de Borja, diciembre de 1657.
319
PROVEIMIENTO. - Y vista por mi dicho Alcalde la petición contenida, mando
se haga la infonnación que pide. Y así lo mandé y finné, autuando ante mí por
falta de Escribano real ni público.- MATIAs DE R1oxA .
1.- Primeramente. Si saben, vieron y han oído decir que Don Diego Vaca de
Vega, Gobernador y Capitán General desta ciudad de San Francisco de Borja, en
la provincia de Maynas y todas las demás provincias, ríos y naciones contenidas
en su gobierno, entró con más de setenta hombres, y con ellos y otros muchos
más que entraron de las ciudades de Santiago de las Montañas y Santa María de
Nieva, á su persuasión se fundó esta dicha ciudad y se apaciguaron las provin-
cias de Maynas y Jeberos; y si cuando el dicho Gobernador murió estaba esta
dicha ciudad con mucho lustre de personas de calidad y de autoridad avecinda-
dos en ella y que entendían en la continuación destas conquistas.
2.- lten. Si saben y han entendido que el dicho Gobernador y Capitán Gene-
ral Don Diego Vaca gastó más de cuarenta mil pesos de su hacienda con los sol-
dados que entró á estas conquistas; peltrechos, annas, pérdidas que tuvo, así en
este río Marañón como en el de Numbalá; y que pasó muchos trabajos y peligros
con evidente riesgo de la vida, y que estuvo ya casi ahogado en este dicho río
Marañón. donde se hundió y trastornó la canoa en que iba pasando por el estrecho
del Pongo; donde perdió cuanto tenía y quedó desnudo.
3.- lten. Si saben que el dicho Gobernador para cumplir con lo que habia
prometido de entrar otros treinta hombres que pudiesen fundar otra ciudad. los
envió y remitió desde la ciudad de Piura, y que entraron á esta dicha ciudad. y
que por haberse alterado algunos indios se ocuparon en su reducción, habiendo
cumplido el dicho Gobernador en traerlos (que fué á lo que se obligó), que los
metió el capitán Alonso de Benavides.
4.- Iten. Si saben que habiendo sucedido en este gobierno el General Don
Pedro Vaca de la Cadena al dicho General Don Diego Vaca, su padre, vino á estas
provincias y trajo á los religiosos de la Compañía de Jesús por haberlas dejado
los de San Agustín y de la Merced, que entraron á los principios, y los clerigos
que eran curas; y que hallando rebelados los indios Maynas que habían muerto
algunos españoles, asistió á su castigo y pacificación y adelantó este dicho go-
bierno con otras provincias que mediante su diligencia y santa ocupación de los
religiosos de la Compañía de Jesús que trajo consigo, se redujeron y están redu-
320
cidas y pacíficas mucho tiempo ha; y que vino, como dicho es, con mucho gasto
de su hacienda y perdió cuanto traía en este río Marañón, quedando sólo con el
vestido de camino que tenía puesto.
5.- Iten. Si saben que al tiempo y cuando el General Don Martín de la Riba
Herrera pretendió la licencia para entrar á conquistar lo que no lo estuviese en
este río Marañón, lo estaban ya no sólo esta provincia de Maynas, la de Jíbaros y
Coca.mas, con todas las que les pertenecen, que lo estaban desde los principios,
sino también las de Ruamaynas, Conchas, Aguanos y Barbudos y las que les
pertenecen, que siendo unas divide en otros nombres, como son Gua/lagos,
Paranapuras, Muniches, Ucayales, Chayacutas y otros nombres en todas ellas.
6.- Iten. Si saben que al tiempo y cuando entró el dicho Don Martín de la
Riba Herrera, como dicho es, estaba la provincia de Ruamaynas y la de los Con-
chas pacíficas y entendiendo en su reducción y poblándose en el sitio que les
señalaron los capitanes Don Diego de Armas Tenorio y Juan de Santaella, que
entraron á dichas provincias por orden y comisión que tenía el dicho General
Don Pedro Vaca, y acabaron de apaciguar y radicar la obediencia á S. M., como
consta de los libros del Cabildo de esta dicha ciudad.
8.- lten. Si saben que para que se acabasen de pacificar las dichas provincias
de Rua.rnaynas y Conchas entraron primero á ellas el capitán Diego del Peso y su
alférez Bartolomé González de la Torre; las corrió todas con veinte y cinco espa-
ñoles y gran número de indios amigos, á quienes las dichas provincias dieron
varias acometidas y guazavaras. Y asimismo en otra ocasión entró á ellas con el
mismo número de españoles é indios el Maestro de Campo Don Alonso de Borja
siendo Teniente General, y como gente belicosa y valiente, no obstante de que
se les propusieron medios de paz, les dieron las mismas acometidas y guazava-
ras. Y tercera vez, en otra ocasión, entró con mayor resguardo el capitán Don
Diego de Armas Tenorio, Teniente General de esta gobernación, y lo fué esta
ocasión en compañía del P. Lucas de la Cueva, que entendía en su santa misión,
y pasaron mucho trabajo é incomodidades, procurando por todos medios su
pacificación y reducción: y sacaron algunas lenguas mediantes las cuales, en-
321
trando cuarta vez, el dicho capitán Don Diego de Armas Tenorio y capitán Juan
de Santaella acabaron de pacificar dichas provincias y dieron la obediencia á S.
M. y ejecutaron los que se les mandó en que se poblasen y redujesen á puesto
señalado del río de Pastaza é hiciesen sus sementeras, como las hicieron, y lla-
maron á los dichos padres de la Compañía de Jesús para su enseñanza y admi-
nistración de santos sacramentos; enviando los caciques principales sus hijos á
dichos religiosos. Y actualmente, desde entonces, está y ha estado en esta ense-
ñanza Don Miguel Curaquilla, yendo desta ciudad á dichas provincias y volvien-
do á ellas; en cuya consecuencia y para la dicha administración de los santos
sacramentos, fue el dicho padre Vicario Francisco de Figueroa y los halló en el
puesto que se les había señalado, con ranchería y ramadas hechas ó capillas para
que bautizase y dijera misa, como lo hizo el dicho padre, adonde los caciques é
indios más retirados acudían á su llamado, y actualmente estaba en esta ocupa-
ción cuando salió de esta ciudad para dicho lugar y provincias el General Don
Martín de la Riba Herrera.
9.- Iten. Digan si es así que el dicho General Don Martín de la Riba les pro-
puso á los vecinos desta ciudad y preguntó cuál sería el puesto más á propósito
para fundar una ciudad y le dijeron que fuese á estas provincias; y fué por haber
entendido que dicho General tenía facultad para poderlo hacer en lo conquistado
por otro y juzgar por la equivocación de los nombres de provincias que absolu-
tamente se le había hecho merced del gobierno de dicha ciudad y dichas pro-
vincias que pertenecían á él; y no como ahora parece que sólo tuvo licencia para
poder pasar por ellas á conquistar lo que no está conquistado este río Marañón
abajo, donde no están entendiendo en sus misiones los padres de San Francisco
por haber muerto el General Don Pedro Vaca de la Cadena y vacado este gobier-
no. Y en esta fe, como dicho es, le dieron este parecer; y por no haberse reparado
en las particularidades de su título que sólo fue de extensión en sus conquistas,
como consta por él, y licencia para poder pasar por este gobierno al dicho efecto
de conquistar lo no conquistado; mediante lo cual en el nuevo título y merced
que se le despachó se declaró no deber pagar media anata por ser solamente
extensión y declaración de lo que podia conquistar en la primera a merced que se
había hecho de las conquistas que estaban á su cargo, independientes de este
gobierno, pues siendo merced nueva y de distinto gobierno era fuerza pagase la
media anata, como lo manda S. M. inescusablemente.
10.- Digan si cuando fué el dicho General Don Martín de la Riba á la pro-
vincia de Aguanos á procurar se amistasen los caciques de ella que estaban
enemistados, y en partícular Securo con Tibilo, asimesmo fué y entró requerido
322
por los padres de la Compañía de Jesús como á tal Gobernador que juzgaron
ser, como dicho es, por merced nueva por la vacante dicha para que los amigase;
y cuando fué no hizo otra cosa más que la referida de llamarlos y amistarlos y
volverse á salir.
12.- Iten, Digan si dicho General Don Martín conquistó ni pacificó ninguna
de todas las provincias referidas porque lo estaban ya y sólo anduvo entrando y
saliendo en algunas como Gobernador que se nombraba de este gobierno, como
dicho es.
13.- Digan si sólo á una provincia que intentó conquistar y pacificar, que es
la de Abitoas, si lo consiguió y se sabe si están muertos ó vivos con la parte en
que quedaron, y si se podrá volver á dicha provincia sin prevención de annas y
soldados para la seguridad.
15.- Oigan, asimismo, sí los vecinos desta dicha ciudad de San Francisco de
Borja son los mismos que quieren serlo en la Puebla de los Angeles, Encama-
ción de Ruamaynas y Resurrección de Conchas y si ha quedado algún soldado
323
de los que trajo el dicho General Don Martín á éstas montañas, sino solamente
Juan de la Viña; el cual por haberse casado en esta dicha ciudad de San Francisco
de Borja con hija de encomenderos de ella, se ha quedado y solos tres ó cuatro
que entienden en dicha fundación, que son de la ciudad de Santiago de las Mon-
tañas, fronteriza á esta de Borja, han asistido mucho tiempo en esta dicha ciudad
y sido de su milicia, acudiendo á las facciones que se han hecho en estas pro-
vincias, ó ya pagados por los encomenderos ó por servir á S. M. acudiendo á las
órdenes del General Don Pedro Vaca y de sus tenientes y capitanes: y si los de-
más vecinos encomenderos de esta dicha ciudad de Borja, y los que no son en-
comenderos, son hijos, hermanos y parientes de los que lo son nacidos y asis-
tentes en esta dicha ciudad y que hacían y han hecho vecindad en ausencia de los
dichos encomenderos, y que han sido administradores de sus haciendas é in-
dustriales en las encomiendas y dicha milicia y seguridad desta dicha ciudad y
sus provmctas.
16.- Iten. Digan si por razón de intentar esta fundación estuvo esta dicha
ciudad de San Francisco de Borja despoblada y con necesidad y aprieto en que se
vió el padre Ignacio Francisco Navarro de consumir el Santísimo Sacramento,
como lo hizo, receloso no hiciesen los indios algún insulto sacrílego; como lo
testifica el dicho padre por haber quedado con sólo un viejo inepto y quedar esta
dicha ciudad de Borja por la fundación de la de Santander despoblada de sus
vecinos y encomenderos, por la mayor comodidad de nuevas encomiendas,
enflaquecida su milicia, deshecha su fortaleza; siendo la siguridad y casa fuerte á
cuya sombra están todas las provincias sujetas y seguras las misiones.
17 .- Iten. Digan si han quedado en los Coronados más que doce ó trece in-
dios por haberlos consumido otras naciones infieles enemigas y si éstos han an-
dado huyendo de los españoles hasta que viendo ya reducidas las provincias de
Ruamaynas y Conchas, sus convecinas, y á persuación de Antonio Coronado que
ha muchos años se sacó para lengua y es fiscal de la doctrina de los indios May-
nas en esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, han salido de paz y acuden á
los llamamientos que se les hacen; y que asimismo fué con el dicho Antonio Juan
Coronado Ipapicha - que estos son sus nombres - á la dicha persuación, y que
dicho a ambos á dos, Juan y Antonio, son indios desta dicha nación, sacados des-
de su niñez, cristianos, ladinos en la lengua española y la del inga, casados, con
mujeres é hijos, todos cristianos y nacidos en esta dicha ciudad y tan capaces que
el dicho Antonio es el fiscal general de toda la doctrina de los indios de esta dicha
ciudad.
324
18.- lten. Digan, asimismo, si el dicho General Don Martín de la Riba He-
rrera, para la pacificación y castigo que intentó hacer, y no consiguió, en los Jí-
baros, provincia muy distante y en territorio diferente, llevó y sacó más de dos-
cientos indios Maynas, Jeberos y Cocamas de lanza, amigos, cristianos y enco-
mendados, y que los que no lo están ha sido por merced particular y aplicados á
otros efectos; naciones que supuso estaban por conquistar en su pedimiento de
merced, estándolo, como dicho es, desde los principios de la fundación de esta
dicha ciudad de San Francisco de Borja., que habrá treinta y siete años, poco más
ó menos, que lo están los dichos Maynas y Jeberos, y los Cocamas ha más de
veinte años; y si los halló el dicho General aptos y dispuestos para que pudiesen
servir de bogas, soldados y alivio de los españoles en la dicha entrada de los
Jíbaros, provincia que ni está ni se contiene en las de este río Marañón, ni están
debajo de los grados de la Equinoccial que dice el dicho General, donde dichos
indios llevaron el mayor trabajo y padecieron muchas incomodidades, siendo
esto causa para que muchos de los que quedaron en esta dicha ciudad y sus
provincias se huyesen y fuesen al monte como lo hicieron los Maynas y los Uca-
yales de la Gran Cocama, recelando y temiendo otras semejantes sacas y vio-
lencias y que por ellas los vecinos de esta dicha ciudad han pasado muchas
necesidades y falta de sustento.
19.- Iten. Digan si ha más de veinte años que el General Don Pedro Vaca
trajo como dicho es á los padres de la Compañía de Jesús á esta dicha ciudad y
á las provincias referidas y entrando en compañía de los capitanes y soldados,
caciques é indios amigos dedicados para este efecto de soldados, librándoles de
tributo para ello á las provincias siguientes: á la Gran Cocama, Santa María de
los Angeles de Ucayale, Santa María de Guallaga, Pueblo de los Angeles y En-
carnación de Ruamaynas y Resurrección de Conchas, Nuestra Señora de Loreto
de Paranapura, San Ignacio de los Barbudos, San Francisco Xavier de los Agua-
nos y á la Gran Omagua. trabajando continuamente desde que entraron en estas
misiones como lo están haciendo actualmente repartidos siete sacerdotes en las
diferentes provincias é iglesias y reduciones como son el padre Rector Lucas de
la Cueva en la Concepción de Jeberos; el padre Francisco de Figueroa en esta
dicha ciudad como Cura y Vicario de ella en compañía del padre Francisco Ig-
nacio Navarro; que ha estado hasta ahora en esta provincia de Maynas y fué á la
de Ruamaynas y Conchas, donde está el padre Lucas Majano que ha de venir en
lugar del dicho padre Francisco Ignacio Navarro; el padre Raymundo de Santa
Cruz en Santa María de Guallaga; el padre Luis Vicente de Centellas en Nuestra
Señora de Loreto de Paranapura; el padre Tomás Majano en Nuestra Señora de
los Angeles de Ucayale de la Gran Cocama.
325
20.- Y que asimismo entienden en otras diferentes misiones de otras muchas
provincias distintas de las referidas.
21.- Digan, asimismo, y repitan otra vez si el dicho General Don Martín de la
Riba Herrera hizo cosa en todas estas provincias referidas más que, como dicho
es, entrar y salir de ellas como Gobernador y Capitán General que se introdujo ser
deste dicho gobierno, que había vacado por muerte del General Don Pedro Vaca
de la Cadena, y si fué posible que en seis ó siete meses solo que anduvo lo más de
este gobierno pudo ni fué pusible reducir, conquistar ni pacificar ninguna provin-
cia, cuando la más fácil y de menos resistencia ha costado muchos años de trabajo,
industria, diligencia, dádivas, agasajos y persuaciones de los religiosos y asisten-
cia de los capitanes y soldados desta dicha ciudad de San Francisco de Borja
prácticos y experimentados en estas dichas provincias y que están acostumbra-
dos á pasar las incomodidades que se pasan y han pasado en estas dichas reduc-
ciones, estando seis y cuatro meses por muchas veces al sol y al agua y con ella en
los pantanos las más veces, acomodándose á las comidas de montaña y frutas
silvestres, conque se ha conseguido el efecto de que estén reducidas las que lo
están y han dado la paz y obediencia á S. M. las que no están acabadas de reducir
por la distancia y retiro de algunos indios, siendo de una misma provincia se ha
visto que un indio solo está retirado y apartado de otras naciones más de dos
leguas con sólo su familia; y otras muchas leguas más, asi por ser éste su natural
como por las discordias que comunmente tienen unos caciques con otros y los
mismos indios por quitarse las mujeres y las comidas y aun los amigos por la
misma razón y las herramientas.
22.- Digan, por último, si es de creer y entender que dicho General Don
Martín de la Riba solicitó el entrar á este gobierno y si pretendió valerse de los
vecinos de esta ciudad é indios amigos y de ella y de las provincias contenidas en
este gobierno para con más facilidad cumplir con lo pactado en sus capitulacio-
nes y gozar de la merced que mediante lo dicho se le había hecho por S. M., pues
se ve en el efecto, pues porque se le pasaba el término intentó la fundación de la
ciudad de Santander en el río de Pastaza, tierras de los Maynas y jurisdicción no
sólo deste dicho gobierno sino desta dicha ciudad de Borja, por ser, como dicho
es, tierras de Maynas y su principal río y con indios y provincias conquistadas y
pacíficas muchos años ha por el General Don Pedro Vaca de la Cadena, sus te-
nientes, capitanes y vecinos de esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, como
se refiere en las preguntas antecedentes. Y digan si todo lo referido en estas di-
chas preguntas es así verdad, público y notorio.- DoN JUAN MAURICIO VACA DE
EBAN.
326
E yo el dicho Alcalde ordinario, hube por presentado este dicho interroga-
torio y mando como tengo mandado, que al tenor dél se egsaminen los testigos.
Así lo proveí, mandé y firmé, autuando ante mí por falta de Escribano público ni
real.- MATIAS Dt: R1oxA .
1.- A la primera pregunta, dijo: que lo sabe como en ella se contiene por
haber sido uno de los primeros que se avecindaron en esta dicha ciudad, donde
fué, en esos tiempos, Teniente General en vida del dicho General Don Diego
Vaca.habiéndolo sido antes el General Don Pedro Vaca y el capitán Luis de Armas
Betancur; vió y supo ser asi como la pregunta lo dice. Y esto responde.
2.- A la segunda pregunta, dijo: que lo que sabe es que el gasto no pudo dejar
de ser excesivo por el mucho tiempo que sustentó á los soldados que alistó en la
ciudad de Loja y por el avío, peltrechos de guerra y gastos de camino, manteni-
mientos y haberlos sustentado en esta dicha ciudad y provincias mucho tiempo; y
que ha oído decir que montarían los gastos y pérdidas lo que contiene la pregun-
ta; y que sabe y vió que se había trastornado en el estrecho del pongo, adonde
perdió cuanto tenía y estuvo á riesgo de su vida: escapó milagrosamente por ha-
ber acudido á tiempo y con grande peligro el capitán Diego del Peso en una ca-
noa; y fué el postrero que salió del agua el dicho Don Diego Vaca y con necesi-
dad de que todos lo socorriesen: y lo hizo este testigo con alguna ropa blanca. Y
esto responde.
3.-A la tercera pregunta, dijo: que vió entrar al capitán Alonso de Benavides
con soldados, que no se acuerda del número, pero que fué por el efecto dicho; y
que sabe que fué á costa de dicho General el traerlos; el cual le dijo á este testigo
en la ciudad de Loja babia despachádolos con el dicho capitán Alonso de Bena-
vides y dádole para el avío setecientos patacones. Y esto responde.
327
4.- A la cuarta pregunta, dijo que sabe y vió que el General Don Pedro Vaca
entró, habiendo sucedido al dicho su padre en este gobierno á esta dicha ciudad
y sus provincias, y que halló actualmente estaban los vecinos desta ciudad en-
tendiendo en la reducción de los indios Maynas y en su castigo y que el dicho
General asistió hasta que se pacificaron y fueron castigados por las muertes que
habían hecho de españoles é indios en su alzamiento general; y trajo en su com-
pañía á los padres de la Compañía de Jesús que se hallaron en dicha reducción y
que el dicho General asistió, como dicho es, hasta que se acabaron de apaciguar
y adelantó este gobierno con entradas de nuevas provincias. Y sabe, asimismo, y
ha oído decir, perdió cuanto traía en este río Marañón en la ocasión en el paraje
de Mirana. Y esto responde.
5.- De la quinta pregunta. dijo: que sabe cuando entró á este gobierno el
General Don Martín de la Riba Herrera, estaban de paz y conquistadas las pro-
vincias referidas en la quinta pregunta. Y esto responde.
6.- De la sexta pregunta, dijo: que sabe porque ha visto ir y venir á esta
ciudad de la provincia de Ruamaynas y Conchas varios indios y ser público y
notorio lo que la pregunta dice antes que entrara dicho General. Y esto responde.
8.- De la octaba pregunta, dijo: que lo que sabe es que siendo este testigo
Teniente General de esta dicha ciudad y su gobernación por el General Don Pe-
dro Vaca de la Cadena, que había treinta años, poco más o menos, dió comisión al
capitán Diego del Peso para que fuese á correr el río de Pastaza, que era donde
asistían los Maynas cimarrones, y que los recogiese y viese las provincias de que
los Maynas daban noticia, como eran los Coronados, y por otro nombre Papi-
chas, Ruamaynas y Conchas Peso trajo en esa ocasión á esta ciudad mucha gente
mayna y lenguas papichas ó coronados y ruamaynas, habiendo descubierto
Ruamaynas y Conchas y corrido todas gastando más de diez meses en esta fac-
ción, pasando muchos trabajos é incomodidades, guazavaras y asaltos; con cuya
328
noticia volvió á ir en otra ocasión este testigo como tal Teniente General con
veinticuatro soldados y cien indios amigos, y se ocupó seis meses en dicha en-
trada de dichas provincias, pasando muchas incomodidades y trabajos de lodos,
lagunas y achuales, sufriendo muchas guazavaras y acometidas que daban como
indios vafüentes y guerreros, que rechazados se reprimieron, y no pudo conseguir
su pacificación por su rebeldía y falta de lenguas, que con llevar algunas no es-
taban bien industriadas por nuevas. Y asimismo sabe que entró tercera vez el
capitán Don Diego de Armas Tenorio con todo resguardo de armas, siendo Te-
niente General de esta gobernación el dicho capitán Don Diego, en compañía del
P. Lucas de la Cueva; y que es cierto pasarían las incomodidades que pasó este
testigo procurando su reducción por todos medios; y sacaron lenguas, mediante
las cuales entrando cuarta vez el dicho capitán Don Diego de Armas Tenorio y el
capitán Juan de Santaella Collado, acabaron de conquistar y pacificar dichas
provincias de Ruamaynas y Conchas y dieron la obediencia á S. M. Y ha sabido
que donde le mandaron á los caciques se poblasen se estaban poblando y allí
los halló el P. Francisco de Figueroa á los caciques más cercanos obrando; y que
con esta ocasión y administración de sacramentos estaba el dicho padre cuando
entró el dicho General Don Martín de la Riba á ellas, como tiene dicho en otra
pregunta. Y esto supo porque así lo oyó decir; y esto es público y notorio. Y esto
responde.
9.- De la novena pregunta, dijo este testigo: que la pregunta es como en ella
se contiene, porque es así que mediante halber escrito el dicho General Don Mar-
tín al Cabildo y vecinos de esta dicha ciudad se le había hecho la merced del
gobierno de esta dicha ciudad y sus provincias, por vacante dél por muerte del
General Don Pedro Vaca de la Cadena. Por esta razón y por la equivocación de
los nombres de las provincias ya conquistadas y otras razones equivocas, juzgó
ser así como decía; y ahora parece que sólo se le hizo merced de poder pasar á
conquistar las provincias que están este río Marañón abajo, donde no han entrado
los padres de la Compañía. Y así en esta fe se le dió el dicho parecer de que fun-
dase la ciudad y que fuese á las provincias de Ruamaynas y Conchas, donde es-
taba el P. Francisco de Figueroa doctrinando; y que si advirtiera que no era tal
Gobernador no le diera tal parecer, sino la indilgara á lo no conquistar. Y esto
responde.
l 0.- A la décima pregunta, dijo: que no sabe á qué fué ni adónde, y que
juzgó que como Gobernador desta dicha ciudad, que juzgaron lo era, como tiene
dicho en la pregunta antecedente, andaba disponiendo las cosas de este gobier-
no. Y esto responde.
329
11.- De la oncena pregunta, dijo: que lo sabe; que al tiempo que la pregunta
dice fué público y notorio que llegó el dicho General Don Martín de la Riba á
Jeberos, adonde estaba el P. Rector Lucas de la Cueva; y que también fué públi-
co y notorio que el dicho General quiso tomar posesión de la provincia de Agua-
nos y que se la contradijo dicho P. Rector por decir no lo debía hacer en juris-
dicción agena, como lo era la de Aguanos y Barbudos. Y muchos años antes este
dicho testigo, como Teniente General que fué de este gobierno, dió comisión á
Don Phelipe Manico, cacique de Santa María de Cocama, para que entrase á di-
cha provincia y los amigase y persuadiese. como lo hizo; mediante lo cual y la
buena diligencia que tuvo el dicho cacique con dádivas y agasajos. habiendo en-
trado antes el capitán Juan Martínez; con que pudieron los religiosos de la Com-
pañía de Jesús entrar á catequizarlos. Y esto responde.
12.- De la duodécima pregunta, dijo: que no sabe que provincia haya con-
quistado el dicho General Don Martín de la Riba en este gobierno. Y esto responde.
13.- De las trece preguntas, dijo: que no sabe lo qué se obró en la dicha pro-
vincia de Abitoas, ni si están vivos ó muertos; y que tampoco sabe que se puede ir
á ella sin escolta de soldados é indios amigos. Y esto responde.
14.- De las catorce preguntas, dijo: que sabe que la ciudad que nombró San-
tander en el paraje que está, es término y jurisdicción de la ciudad de San Fran-
cisco de Borja y su principal río de los Maynas. Y esto responde.
15.- De las quince preguntas, dijo: que de los soldados que trajo el dicho
General Don Martín de la Riba no hay más de un soldado allá, llamado Juan de la
Viña, casado con hija de encomendero de esta dicha ciudad de Borja; y que los
vecinos que hoy asisten en Santander, son vecinos y encomenderos de esta dicha
ciudad de Borja; y que los que no son encomenderos son hijos y hermanos de
encomenderos de esta dicha ciudad; y que tres ó cuatro soldados son de la provin-
cia de Santiago, que en las ocasiones que se han ofrecido aquí de milicia han
asistido y acuden á todo lo que toca al servicio de S. M. Y esto responde.
16.- De las diez y seis preguntas, dijo: que no se halló en la ocasión, pero
que es cierto que quedó esta dicha ciudad sin gente ni fuerza. Y esto responde.
17.- De las diez y siete preguntas, dijo: que ha oído decir que de la provincia
de los Coronados, y por otro nombre Papichas, no han quedado más que diez ó
doce indios ladinos, y que el uno es fiscal de la doctrina. Son de la dicha nación y
330
éstos fueron enviados del P. Francisco de Figueroa y General Don Martín á sacar
sus parientes y los trajeron adonde estaba dicho padre, que en la sazón estaba en
la provincia de Ruamaynas. Y esto responde.
18.- De las diez y ocho preguntas, dijo: que sabe y vió que el dicho General
Don Martín de la Riba llevó y sacó más de doscientos indios, poco más ó menos,
de Maynas, Cocamas y Jeberos, indios conquistados; y los dichos maynas en-
comendados, como la pregunta dice; los cuales sirvieron en dicha entrada de Jí-
baros, tierra muy distante y diferente y en otra jurisdicción, de bogas y soldados,
pasando muchas incomodidades de hambres y trabajos; y que en las huidas no
sabe nada. Y esto responde.
19.- De las diez y nueve preguntas, dijo: que sabe que ha veinte años, poco
más ó menos, que entraron dichos padres de la Compañía con el General Don
Pedro Vaca de la Cadena y que se han ocupado en las misiones, como dice la pre-
gunta. Y esto responde.
20.- De las veinte preguntas, dijo: que dice lo que dicho tiene en las demás y
que siempre entendió que iba á las dichas provincias pacíficas como Gobernador
de esta dicha ciudad y de ellas. Y esto responde.
21.- De las veinte y una preguntas, dijo: que como dicho tiene no sabe qué
provincia haya conquistado; y que para conquistar cualquiera, cuesta mucho tra-
bajo, dilación y diligencia, como han costado las que lo están hoy de asistencia y
peligros y que no se consigue tan fácilmente una pacificación. Y esto responde.
22.- De las veinte y dos y última preguntas, dijo; que no sabe con qué motivo
entró á este gobierno el dicho General Don Martín de la Riba. Y esto responde.
Y que esto es lo que sabe so cargo del juramento que fecho tiene y la verdad
en que se afirmó y retificó siéndole leído este su dicho. De las generales dijo que
no le tocan y que es de edad de setenta y tres años, poco más ó menos; y lo firmó
de un nombre conmigo el dicho Alcalde, que autúo ante mí á falta de Escribano
público ni real.- MATIAS DE R1oxA. - DoN ALONSO DE BoRJA.
331
de esta dicha ciudad de San Francisco de Borja, y todas las provincias de este
gobierno, el cual juró por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz que hizo con
su mano derecha, so cargo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y le
fuere preguntado por las preguntas del interrogatorio, dijo:
1.- De la primera pregunta: que lo sabe; que en la ocasión que cuando en-
traron los primeros conquistadores quedó de poca edad en la ciudad de Santa
María de Níeva, cercana á ésta; y luego dentro de tres meses, poco más ó menos,
vino á esta dicha ciudad con el capitán Luis de Armas Betancur, su padre, que fué
uno de los conquistadores, por haber ido por él y por su casa, mujer é hijos y ha-
lló que se estaba fundando esta dicha ciudad y que eran muchos los españoles
que estaban entendiendo en estas conquistas y fundación de dicha ciudad; y fué
público y notorio que de las ciudades de Loja y Jaén entraron más de setenta
hombres, sin otros muchos de las de Santiago y Nieva. Y que vió, asimesmo, que
bajó gruesa annada á la Gran Cocama, y que le oyó decir á su padre que habían
bajado asimesmo gruesa armada, y se hallaron setenta hombres en la boca del
río de Guallaga con el dicho General Don Diego Vaca en la dicha ocasión, y que
habían quedado muchos en esta ciudad, donde quedó por cabo de ellos el capitán
Lope de la Cadena Carabajal. Y vió, asimesmo, que cuando murió el dicho Don
Diego Vaca, estaba esta dicha ciudad de San Francisco de Borja con muchos ve-
cinos de autoridad y calidad muy lucida y que estaban entendiendo en la conti-
nuación de estas conquistas. Y esto responde.
2.- De la segunda pregunta, dijo: que ha oído decir, y es público, que fué mu-
cho lo que gastó dicho General en lo que la pregunta dice; y que supo el riesgo en
que estuvo, habiéndose hundido en el paso que llaman hoy del Gobernador en el
estrecho del Pongo, en el río Marañón; y que también fué público haber perdido
cuanto tenía y que salió desnudo. Y esto respondie.
3.- De la tercera pregunta, dijo: que vió entrará esta ciudad al capitán Alon-
so de Benavides para el efecto dicho en la pregunta y que no se consiguió por
haberse rebelado algunos pueblos de Maynas y haber muerto á Juan Palomino, á
Miguel de Fuentes y entender en el castigo y reducción de ellos. Y esto responde.
4.- De la cuarta pregunta, dijo: que la sabe como en ella se contiene porque
vió y topó al dicho General Don Pedro Vaca en la boca del pongo, saliendo, que
venía con sólo el vestido de camino, y los padres de la Compañía de Jesús; los
cuales le refirieron la pérdida que había tenido; y lo demás que dice la dicha pre-
gunta lo sabe por haber asistido este testigo en todo, acudiendo personalmente á
332
dichas reducciones y adelantamientos de provincias, siendo este testigo cabo de
una de las compañías que tomaron posesión de los que fueron Guallagas y Co-
camillas. En todo lo cual y para estos efectos asistió en esta provincia y ciudad de
Borja el dicho General Don Pedro Vaca, el cual salió desta dicha ciudad dejándo-
las quietas y habiendo castigado á los delincuentes del alzamiento general. Y esto
responde.
5.- De la quinta pregunta, dice: que es verdad que cuando al General Don
Martín de la Riba se le concedió la licencia que se refiere, según la fecha de ella,
estaban conquistadas no sólo las provincias de Maynas, Jeberos, Guallagas y Co-
carnillas, sino también los Ruamaynas y Conchas; y estas dos últimas se estaban
poblando por orden deste testigo y del capitán Juan de Santaella Collado en el
puesto y lugar que se les señaló en las vegas del río de Pastaza cuando los acaba-
ron de pacificar, y dieron la obediencia á S. M., como consta por las provisiones
que están en el libro de Cabildo. Y asimismo sabe y vió estaban las provincias de
Aguanos y Barbudos pacíficas, los caciques más cercanos, y que había entrado á
verlos el padre Raymundo de Santa Cruz, de la Compañía de Jesús, á las prime-
ras casas y ellos venían á verle al pueblo de Santa María de Cocama varias veces
y al P. Rector Lucas de la Cueva á la Concepción de Jeberos; y que en esta fe fué
este dicho testigo y tomó posesión de dichas provincias en nombre de S. M. y
deste gobierno, con comisión de la justicia desta dicha ciudad de Borja como su
capitán de infantería y de todas estas conquistas. Y esto responde.
6.- De la sexta pregunta, dice lo que dicho tiene en la antecedente; que es así
que estaban ya conquistados, pacíficos y poblándose, como dicho tiene. Y esto
responde.
7.- De la séptima pregunta, dijo: que es verdad que cuando fué el dicho Ge-
neral Don Martín de la Riba al río de Pastaza, estaba el P. Vicario Francisco de
Figueroa doctrinando y bautizando dichos Ruamaynas y Conchas en el sitio que
se les había señalado en las vegas del dicho río de Pastaza, donde se iban poblan-
do, como dicho tiene. Y que sabe que el dicho General Don Martín de la Riba en-
comendó, así estas provincias como otras pacíficas; antes de su entrada en las
personas que mandó fundasen la ciudad que llaman Santander, en el dicho río de
Pastaza. Y esto responde.
8.- De la octava pregunta, dijo: que sabe que para haberse de conseguir lo
dicho y que se acabasen de pacificar estas provincias de Ruamaynas y Conchas
entró primero á ellas el capitán Diego del Peso; estando en la de los Coronados
333
dicho capitán y teniendo noticia de las referidas despachó á su alférez Bartolomé
González de la Torre con un trozo de españoles é indios amigos á que reconociera
dichas provincias y si pudiese las amistase, lo cual no se consiguió por la resisten-
cia que tuvieron los indios y guazavaras que les dieron; y sacaron algunas lenguas
con mucho trabajo y riesgo de la vida. Y que sabe que segunda vez entró asimismo
el Maestre de Campo Don Alonso de Borja Gallegos, que en la sazón era Tenien-
te General de esta dicha ciudad: fué con buen número de españoles é indios ami-
gos á intentar su reducción y pacificación, y como gente belicosa y valerosa se le
resistieron dándole varias guazavaras y asaltos; conque vista su obstinación dicho
Maestro de Campo se retiró. Y que, asimismo, tercera vez entró este testigo siendo
Teniente General de esta gobernación llevando veinte y cuatro soldados y ciento y
cincuenta indios amigos Maynas, Jeberos y Cocamas y el P. Lucas de la Cueva al
presente Rector de estas misiones, que fué á entender en su santa misión, y pro-
curaron por varios medios reducillos y pacificallos y no se consiguió por su mu-
cha obstinación y falta de lenguas por haberse muerto las que sacaron los prime-
ros; y en esta ocasión sacaron, asimesmo por medio de las cuales entrando cuarta
vez este dicho testigo con el capitán Juan de Santaella con veinte soldados y cien
indios amigos, se consiguió lo que tiene referido en las preguntas antecedentes y
se acabaron de pacificar por febrero de cincuenta y cuatro; y en la ocasión el ca-
cique principal envió á su hijo para que los Padres le enseñasen y documentasen
por lo que dijeron los dichos capitanes, quedando con ellos de enviarles padres
religiosos que los doctrinasen. Y estando para ir á este efecto el P. Francisco de
Figueroa se tuvo aviso venía á este gobierno el dicho General Don Martín de la
Riba y se embarazó por entonces el viaje de dicho padre, inviándoles aviso de
que iría en otra ocasión -como lo hizo- estando el dicho Don Martín en los Jíba-
ros. Y esto responde.
9.- De la novena pregunta, dijo: que el parecer que dieron el Cabildo y ve-
cinos de esta dicha ciudad al dicho General Don Martín para la población que
intentaba de Santander, fué por haber dicho era Gobernador desta ciudad y sus
provincias por haber vacado por muerte del General Don Pedro Vaca y este Ca-
bildo haberlo entendido así por la equivocación de los nombres de las provincias;
y no como ahora parece que sólo tuvo licencia para poder pasar á conquistar las
que no estaban en este río Marañón abajo; y así que como tal Gobernador que
juzgaron era y no los obligasen á pasaré ir muy distante y llevarse los indios ami-
gos maynas,jeberos y cocamas como fueron á los Jíbaros de donde volvieron des-
trozados, le indilgaron á que hiciese la dicha fundación en el rio de Pastaza, don-
de se estaban poblando, como dicho tiene, los Ruamaynas y Conchas ya pacífi-
cos. Y asimesmo se le dió por parecer que desde esas dichas provincias podrá ir
334
á pacificar la provincia de Abitoas y otras de que teníamos noticias en el río del
Tigre y que en ellas podia ocupar la gente que tenía de sus compañías; juzgando
siempre, como dicho tiene, que era Gobernador de lo conquistado y pacífico de
este gobierno y que á ello tenía facultad para obrar y disponer á su adbitrio, se le
dió dicho parecer y ahora parece sólo tuvo la licencia referida y título de Gober-
nador de lo que conquistase y no de lo conquistado, como lo estaban las dichas
provincias de Ruamaynas y Conchas, aunque fuese dentro de las ducientas le-
guas que dice en su pedimento dicho General Don Martín de la Riba. Y esto res-
ponde.
10.- De la décima pregunta, dijo: que oyó decir públicamente que entró á la
provincia de Aguanos el dicho General á amistar los caciques que estaban dis-
cordes y que llegó á dos poblaciones y mandó se amigasen, juntando para ello á
dichos caciques. Y hecho lo referido se volvió á salir sin hacer otra cosa más que
mandar á sus capitanes que entrasen después á los Chamicuros, parcialidad de la
misma nación; lo cual no se ha efectuado. Y así estas facciones y las demás que
hizo en las provincias pacíficas y amigas, las obraba no como conquistador de
ellas, sino como Gobernador que se nombraba de esta dicha ciudad y su gober-
nación. Y esto responde.
11 .- De la undécima pregunta. dijo: que fué público y notorio que bajó dicho
General Don Martín de la Riba de la provincia de Lamas á la de Jeberos antes
que supiese había vacado este gobierno por muerte del General Don Pedro Vaca,
á verse con el P. Rector Lucas de la Cueva, quien le dijo á este testigo, demás de
haberlo oído de otras personas, porque fué público, que con dicho P. Rector fué
á ver á los Aguanos y llegaron á las primeras casas y llamadas de dicho padre in-
tentó tomar posesión el dicho General y se lo contradijo dicho padre por haber
sido jurisdicción de este gobie rno; y que asimesmo salían al pueblo de Santa Ma-
ría de Cocamas los caciques de Barbudos. Y en la amistad de dichos Aguanos en
su principio intervino el capitán Juan Martínez de Saavedra con escolta; y des-
pués el cacique Don Felipe Manico, que fué con lenguas que sacó dicho capitán,
ambos inviados por los Tenientes Generales desta ciudad y su gobernación; así
por esto como por ser dichas provincias de la jurisdicción de este dicho gobierno,
hizo la dicha contradicción dicho padre, de que se disgustó dicho General y se
volvió á la provincia de Lamas. Todo lo cual supo porque lo oyó en esta dicha ciu-
dad. como porque luego, inmediatamente, como capitán de estas conquistas y
orden de la justicia mayor de esta ciudad, fué á dichas provincias y tomó pose-
sión de ellas en nombre de S. M. y de esta gobernación y dieron la obediencia los
caciques que salieron de dichos Aguanos y Barbudos. que fueron siete, dando
335
por razón que no venían todos por la peste de virgüelas en que estaban; y en esta
ocasión le dijo dicho padre Rector lo que le había pasado con el dicho General. Y
esto responde.
12.- De las doce preguntas, dice lo que dicho tiene, y que no sabe qué pro-
vincia conquistase dicho General; y que las que anduvo, que estaban pacíficas y
que á ellas entraba como Gobernador que decía lo era; y que en éstas no sabe qué
pudo conquistar, y que esto ha oído decir. Y esto responde.
13.- De las trece preguntas, dijo: que supo que el General Don Martín había
entrado á Abitoas y de vuelta le escribió el susodicho á esta ciudad á este testigo
dejaba muchos caciques de la provincia de Abitoas de paz, pero desde que salió
dicho General no se sabe si están de paz ó de guerra, ó viven o mueren de la peste
que dijeron quedaban, según lo oyó decir á los soldados que allá fueron, y que es
cierto que no se podrá ir á dicha provincia sin escolta de soldados. Y esto res-
ponde.
15.- De las quince preguntas, dijo: que es verdad que los que estaban enten-
diendo y están hoy en dicho río entendiendo en la dicha fundación de Santander
son y han sido los más. vecinos y encomenderos de esta dicha ciudad de Borja, y
hijos, hennanos sobrinos y parientes de dichos encomenderos que han sido asis-
tentes en esta dicha ciudad y de su milicia; que lo sabe que de la gente que trajo
de afuera el dicho General Don Martín de la Riba, al presente no está en dicha
fundación más de un soldado llamado Juan de la Viña, el cual está casado con
hija de encomenderos de esta dicha ciudad. Y asimesmo, sabe que están tres ó
cuatro soldados de la ciudad de Santiago; los cuales, asimesmo, sabe que han acu-
dido á las facciones y entradas que se han hecho en esta ciudad y su gobierno eo
servicio de S. M. acudiendo á las órdenes del General Don Pedro Vaca, de sus te-
nientes y capitanes. Y esto responde.
16.- De las diez y seis preguntas, dice: que en la ocasión que la pregunta dice
en que dicho padre se vió obligado á consumir el santísimo sacramento por el de-
samparo desta dicha ciudad, causado por la falta de sus vecinos y asistentes que
estaban entendiendo los más de la fundación de Santander. Y habiendo entendido
este dicho testigo la cosa vino de su encomienda y con sólo cuatro ó cinco hom-
bres que pudo juntar aquí se puso con ellos á guardar esta dicha ciudad velando
336
dos noches, y las más poniendo indios amigos por centinelas cuidadosos no hi-
ciesen los cimarrones algún delito sacrílego, quemando la iglesia y las viviendas
de las casas por el desemparo en que estaban todas por la ocasión dicha de nueva
fundación, y no haber más que otras cuatro personas en sus encomiendas tra-
tando de su sustento, y en ellos con el mismo cuidado y se vió, como dicho es, este
testigo, á tomar y guardar las noches referidas la una parte de la ciudad y la otra el
alcalde ordinario, á quien se le ordenó como Teniente General hasta que después
de algunos días vinieron algunos de los que estaban en Santander y se aseguró
esta dicha ciudad. Y esto responde.
17 .- De las diez y siete preguntas dijo: que lo que sabe es por haberlo oído
decir, y ser público y notorio que los dichos indios Coronados no han quedado
más que doce ó trece porque se han consumido por haberlos destruido otras pro-
vincias circunvecinas; y que éstos salieron de paz mediante las lenguas que fue-
ron de esta ciudad, que son Antonio y Juan, indios ladinos, que ha muchos años
están en esta dicha ciudad; y que á éstos los despachó el General Don Martín y el
P. Francisco de Figueroa, á quien bajaron á la provincia de Ruamaynas á ver
estando dicho General en Abitoas. Y esto responde.
18.- De las diez y ocho preguntas, dijo: que sabe que el dicho General Don
Martín de la Riba cuando entró á la provincia de Jíbaros llevó ducientos indios
amigos, poco más ó menos, de las provincias de Maynas, Jeberos y Cocamas, que
supuso dicho General en su pedimiento de nueva merced estaban por conquistar,
estando conquistados, pacíficos y christianos y encomendados los Maynas, y los
Jeberos y Cocamas aplicados á soldados para las conquistas, y los halló aptos
para que pudieran servir de bogas y soldados en dicha facción; y que sabe pasa-
ron muchos trabajos é incomodidades por haber salido á diferentes provincias y
tierras distintas de las de dichos indios por ser dobladas. Y esto responde.
19.- De las diez y nueve preguntas, dijo: que es verdad que habrá veinte
años, pocos más ó menos, que el General Don Pedro Vaca de la Cadena, cuando
volvió á entrar al castigo del alzamiento general de indios Maynas, trajo consigo
á los padres de la Compañía de Jesús á esta dicha ciudad de San Francisco de
Borja y provincias de esta gobernación; y que desde entonces hasta hoy han es-
tado ocupados en sus santas misiones, entrando en compañía de los capitanes y
soldados, caciques é indios amigos dedicados para este efecto, librándolos de
mita y tributo por esta razón. Y han entrado, primeramente el P. Provincial Gas-
par de Cujia con este testigo que fué como Teniente General llevando veinte y
cuatro soldados españoles y doscientos indios amigos; y entraron á los tres pue-
337
blos que tenía la Gran Cocama de Ucayale y los apaciguó y tomó posesión en
nombre de S. M., á quien dieron la obediencia, donde dicho P. Provincial en-
tendió en su misión bautizando algunas criaturas. Y después, para que dichos
padres continuasen en dicha misión, volvió este dicho testigo á dichos pueblos
con otros veinte y dos soldados y buen número de indios amigos porque no est-
aban seguros con la primera entrada y no acudían á los llamamientos de la jus-
ticia y padres; con que se acabaron de quietar y pacificar y entró á ellos el P.
Vice-provincial Bartolomé Pérez, Rector que era en la ocasión de estas misiones
á continuar su conversión y hoy está en su continuación el P. Tomás Majano en el
pueblo de Santa María de los Angeles de la Gran Cocama de Ucayale, donde se
han reducido todos tres pueblos. y que están y han estado muchos años dichos
padres en Santa María de Cocamillas de Guallaga Concepción de Jeberos, Nues-
tra Señora de Loreto de Paranapura, donde acuden en este último Chayabitas y
Muniches; y al pueblo de Santa María de Guallaga de Cocamillas, Aguanos y Bar-
budos y á la Concepción de Jeberos los Cutinanas y Narigones. Y entienden en la
doctrina y enseñanza en Jeberos el P. Lucas de la Cueva y en Santa María de Co-
camillas el P. Raymundo de Santa Cruz, y en la de Loreto de Paranapura el P.
Luis Vicente de Centellas. Y que asimismo entraron á la provincia de la Gran
Omagua por orden de este dicho testigo, siendo Teniente General el capitán Don
Alonso de Borja, con buena escolta de españoles y ciento y cincuenta indios ami-
gos y los padres Gaspar de Cújía, Provincial, y Andrés de Artieda y se tomó po-
sesión de dicha provincia en nombre de S. M. Y asimismo entró el P. Rector Lu-
cas de la Cueva con este dicho testigo en la ocasión que dicho tiene á la provincia
de Ruamaynas y Conchas; y después de pacificar han entrado y estado los padres
Francisco de Figueroa y Lucas Majano y ahora últimamente fué á ellas el P.
Francisco Ignacio Navarro. Y esto responde.
20.- De las veinte preguntas dijo: que ha oído decir lo que dicho tiene en la
pregunta antecedente y que sabe que los dichos padres tienen lenguas de otras
naciones diferentes. Y esto responde.
21 .- De las veinte y una preguntas dijo: que no sabe que haya hecho más
facción el dicho general que, como dicho tiene, más de los Abitoas y que en las
demás provincias deste gobierno entró y salió como Gobernador que decía era
deste dicho gobierno; y que haya por muy cosa dificultosa que en tan poco tiem-
po como dice la pregunta y sin lenguas, se pudiese reducir ní pacificar ninguna..
porque es cierto se pasan las incomodidades y trabajos que la pregunta dice por
haberlos experimentado. Y esto responde.
338
22.- A la última pregunta dijo: que dice lo que dicho tiene en las preguntas
antecedentes á ésta y que no sabe con qué motivo solicitó entrar á estas provin-
cias y gobierno. Y esto responde.
Y que todo lo que tiene declarado es público y notorio, pública voz y fama .
Siéndole leído este su dicho se afirmó y ratificó su cargo del juramento que fecho
tiene. De las generales, dice que no le tocan y que es de edad de cuarenta y tres
años, poco más ó menos, y lo firmó conmigo el dicho Alcalde, que autúo ante mí
á falta de Escribano público ni real.- MATIAS DE RloxA .- DoN DIEGO DE ARMAS
TENORIO.
MATIAS DE RtOXA .
339
(48) Solicitud de Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador de San Fran-
cisco de Borja, para que se le de testimonio de los libros del Cabildo sobre
las posesiones que se tomaron de las provincias de Aguanos, Barbudos,
Ruarnaynas y Conchas antes de la entrada efectuada por Don Martín de la
Riva Herrera. San Francisco de Borja, 24 de diciembre de 1657.
Don Juan Mauricio Vaca de Eban, Gobernador y Capitán General desta di-
cha ciudad de San Francisco de Borja en la provincia de los Maynas y de las de
Jeberos, Cocamas, Cutinanas, Paranapuras, Chayavitas, Aguanos, Barbudos,
Ruamaynas, Conchas, Omaguas y demás contenidas en el término de mi jurisdic-
ción, digo: que á mi derecho conviene que se me mande dar testimonio autoriza-
do en manera que haga fe de las posesiones que constan por el libro de Cabildo
que se tomaron de las provincias de Aguanos y Barbudos y los de Ruamaynas y
Conchas, y de lo que parece en dicho libro de Cabildo y consta en dichas pose-
siones y cómo por orden y comisión que para ello tenía el capitán Juan de San-
taella del General Don Pedro Vaca de la Cadena, mi hermano, Gobernador destas
provincias, procedió en dichas posesiones y como tengo dicho parece por ellos.
Y vista esta petición por este Cabildo, conviene á saber: el capitán Don
Diego de Armas Tenorio, Teniente de Gobernador y Capitán General, los capita-
nes Matías de Rioxa, Alcalde ordinario, y Diego Arias de la Calzada, asimismo
Alcalde ordinario, el Maestro de Campo Don Alonso de Borja, el sargento Andrés
Ortiz de Sifuentes, el alférez Don Francisco de Velasco, regidores, mandamos
que se le dé el testimonio que pide. Y así lo proveímos, mandamos y firmamos,
autuando ante nos por falta de Escribano real y público.
340
DON DIEGO DE ARMAS TENORJO.
MATlAS DE RIOXA.
341
las dichas provincias, con todos los requisitos necesarios en dichas posesiones, y
obediencia á S. M. Y para que dello conste lo finnamos de nuestros nombres,
autuando ante nos por falta de Escribano público ni real; en papel sin resello por
no haberse remitido ni publicado en éstas provincias. Que es fecha la dicha ciu-
dad de San Francisco de Borja, en veinte y cuatro días del mes de diciembre de
mil y siscientos y cincuenta y siete años.
MATÍAS DE RIOXA.
SEÑOR:
342
En las cuales dichas Provincias ay mucho número de yndios que hoy estan
alabando a Dios Nuestro Señor y los mas instruidos en nuestra Santa fee, para
lo qual y para que sean bien doctrinados y se les de pasto espiritual, tengo
nombrados sacerdotes que lo estan haciendo con todo cuidado y en particular
le an tenido grande en la reduccion el Bachiller Femando Celis de Saldaña y
Don Salvador Velasquez de Medrano y Don Pedro de Añasco, clerigos de toda
virtud, letras y buenas partes y assi mesmo otros Padres de la Compañia de Jesus,
que se han encargado de la Doctrina de las Provincias que caen cerca del rio de
Pastaza que entra en el Marañon y yo les pago de mi casa estipendio.
343
Caxamarca la Grande, 21 de Abril de 1657.
Traese.
El Fiscal con vista de esta carta, testimonios y demas papeles que con ella
remite, reserva el responder a ella, para quando vengan los informes del Virrey de
el Pirú y de la Audiencia, y entonces se junten con estos papeles y un tanto del
asiento que hizo con su Majestad Don Martín de la Riva Herrera.
Traygalo el Relator.
344
(51) Memorial de Don Martin de la Riva Herrera a S.M. refiriendo los resulta-
dos obtenidos en sus expediciones y pidiendo se declare haber cumplido
con las obligaciones asumidas por las capitulaciones acordadas para di-
chas conquistas. 1657.
EXCMO. SE~OR!
345
dad para librarle de la pena y dar bien cualquiera adverso ó pérdida de gente en el
dicho mi parte que padeció tantas y tan graves enfermedades, que cualquiera pu-
diera ser justo impedimento á otro con tantas cosas infelices de motines de pue-
blos ya reducidos, cuando fué estudio y principal fin que gobernase la prudencia
y suavidad y no el rigor; sin acobardarle tanta gente muerta á mano de la incle-
mencia del tiempo y á los filos de la asperidad de los caminos y rigor de los rios.
Nada le impidió para perseverar con constancia y firmeza heredada de sus ante-
pasados en el servicio de S. M. para dejar de continuar acción tan importante para
él y tan útil á la christiandad y tan propia de la obligación que contrajo con su
ofrecimiento, cuyo cumplimiento tan costoso para su salud como para su hacien-
da y medro de su casa, aunque le tiene sumamente pobre, como se reconocerá por
los autos, se halla bastantemente glorioso con dejar á sus descendientes una me-
moria tan considerable y singular como la desta conquista, de que espera el pre-
mio y satisfacción que S. M. sabe dará los vasallos que le sirven en acciones de
tanto lucimiento para su Real Corona.
En cuanto á la primera de f. 25, de dar las dichas fianzas de los treinta mil
ducados, en los mismo autos consta estar cumplida, no sólo en los treinta mil que
mandó S.M. que diese de fianzas, como consta á f. 65.
346
cumplirse el primer año, entrando en la provincia de los Tabalosos, Pabalosos y
Omagos. Con que se halla la dicha condición en todo verificada con tanto aumento
en su obligación y copia en los géneros de ella, que manifiestan bien su gran gasto
y la puntualidad con que sin dilación ni espera al tiempo ni respeto á la costa. co-
menzó á cumplir lo que le tocaba, de que dió cuenta al Gobierno por su escrito de
f. 91.
347
trabajos y hambres, pudo conseguir la fundación del pueblo de la Virgen del
Rosario; de suerte que en sólo tres meses conquistó estos indios,fundó pueblos,
tomó posesión dél en nombre de S. M., levantó iglesia y nombró cura al bachiller
Femando de Saldaña y repartió casas de Cabildo y solares, y nombró alcaldes
ordinarios, que es mucho de ponderar, pues se estendió su deseo y obró más allá
de su obligación; y lo que al fin de los cuatro años debió tener hecho, ó por lo me-
nos intentado, á los principios del primero lo ejecutó su puntualidad, previniendo
la fábrica de las iglesias y dejando personas para ellas y ya baptizados muchos
indios, y personas en resguardo del peligro que podría tener el dicho cura entre los
dichos indios. Y en 24 de otubre del año de 53 después de este hecho, salió á Cha-
chapoyas á conducir más gente y vituallas, así en ella como en Caxamarca por
tenerlos allí prevenidos para disponer la conquista del verano, dejando al capitán
Alonso Guerra Calderón para conducir más gente, ofreciendo á los soldados la
mesma paga que S. M. da en sus ejércitos; de suerte que dejó el dicho pueblo con
mucha copia de indios é indias, muchachos y muchachas, que todos eran de los
Tabalosos de la una y otra parte del río grande; que todos se instruyeron en la fe
dando al cura de sínodo ducientos pesos de su hacienda. Y por haber entendido
para abril del año de 654 que los dichos indios Tabalosos habían faltado á la
obediencia dada á S. M. en el dicho pueblo del Rosario, fué el dicho mi parte á él
y hallando ausentes todos los indios les hizo buscar y los redujo con suavidad á
los más, y redificar las iglesias que habían quemado. Y fué al pueblo de las Lamas
donde tuvo noticia estaba gran cantidad de los dichos indios Tabalosos y la ma-
yor fuerza dellos y habiendo dejado el real con gente de guarnición para seguri-
dad del dicho pueblo del Rosario y para redificar la iglesia fué al dicho pueblo de
que consta á f. 35 del segundo; y habiendo hecho exactas diligencias en él para la
dicha reducción y examinando testigos contra los culpados en el dicho levanta-
miento, redujo al cacique principal con mucha copia de gente que le volvieron á
dar la obediencia con todo rendimiento, á quien admitió con toda suavidad; y por
mezclar con ella algún rigor y ejemplo con los indios, condenó á muerte á dos de
ellos, y en pública horca precediendo las diligencias de christiano y pidiendo en
ella el santo bautismo que antes no habían querido recibir, los perdonó, porque las
instancias de los curacas y caciques principales instaron en el perdón; el uno llama-
do lchupo Anassi ahorcando al otro llamado Estachuna por ser el principal culpado
y no haber querido admitir la santa fe; con que los dichos indios quedaron quietos
y pacíficos, viendo á un tiempo mezclada la clemencia y la justicia para asegurar
mejor esta quietud tan conveniente y reconocer que en el dicho pueblo de las
Lamas había cantidad de gente de los Sustichiches, Ancaballes y Lamas y haber
otras provincias cincunvecinas de indios de guerra. Para sujetarlos dejó hecho un
fuerte real de empalizadas con maderas gruesas y cuatro redutos y un foso de
348
estacadas, capaz para alojar doscientos hombres, y dejó en él al cura para do-
trinar los indios. El cual dicho fuerte hicieron los soldados y asistiendo con su
persona al cortar en la montaña las maderas, dejando de guarda una escuadra: y
acabado el fuerte dejó por cabo á Xpóbal de Pineda con soldados suficientes para
su defensa y con orden que los indios fuesen fundando y levantando casas y ha-
ciendo chácaras para su sustento, ordenando que siempre hubiese escolta y cen-
tinela, y cuando el cura saliese á algunas confesiones llevase la guarda necesaria,
y que de noche se regresen todos los soldados al fuerte. Y trató de aprehender al
principal agresor en la quema de las iglesias que era el cacique Chanasta que po-
día si no se prendiese causar tantos daños. Y así fué á la provincia de Caxamarca
el dicho General para traer la gente que se estaba conduciendo para traerla por el
dicho pueblo del Rosario y por otra parte la mayor fuerza por la de Condesmarca
para que el dicho cacique quedase cercado y pudiese ser preso; y mandó al capi-
tán Alonso Guerra Calderón que con la compañía que estaba conduciendo en Mo-
yobamba entrase por la parte de los Coscabosoas y el dicho General con sus com-
pañías que tenía en Caxamarca entrase por la de Condesmarca, no sólo á la dicha
provincia, sino á la redución de los indios infieles de las provincias de los Gibitos,
Cholones y Porontos y todas las demás hasta las Coscaboscas, donde se hablan de
juntar todas las compañías con la del dicho capitán Alonso Guerra. Con que se re-
conoce no sólo el cumplimiento de la dicha condición cuarta en el número de los
soldados y disposición que se obligó á tener para las entradas y conquista el año
segundo, sino cuán adelantadamente las comenzó á ejecutar con tan lucidos efec-
tos como los que se han ponderado tan útiles al servicio de Dios y de S. M., como
se reconoce en lo referido y tan costoso en cada acción como manifiesta lo casi
imposible de cada una y así dió cuenta en el Gobierno presentando los dichos tes-
timonios que corren desde f. 8 hasta f. 44.
349
habían de guardar los soldados no sólo en el marchar sino en el modo de proce-
der, sin daño ni agravio de nadie, llevando consigo cura y sacerdotes para la en-
señanza de la santa fe; y con otras compañías que se agregaron al pueblo ó sitio
que llaman Sillangare en l ." de agosto del año de 54 y trató de su reducción. Y
también llegó a la provincia de Porontos, dejando ya reducidas las de Sil/an-
gare; y también redujo los de Porontos á la santa fe, y todos pidieron con grande
fervor el santo bautismo. Y estando instruidos en la dotrina christiana se bautiza-
ron muchos por el cura Don Salvador Velázquez de Medrano y bachiller Esteban
Bravo del Aguila. Con que el dicho General tomó posesión de aquellas provin-
cias en nombre de S. M. y fundó pueblo á quien llamo San Antonio de Porontos,
y todos los indios dieron la obediencia; y nombró alcalde y mandó hacer iglesias;
y dispuso pasar á la provincia de los Gibitos y entró... .. agosto de 54 y halló mu-
cha población de casas grandes y muchos indios y á todos los procuró reducir
con suavidad y regalos; y luego manifestaron sus deseos de ser xpianos y que
reconocían á S. M. por su rey; y que había 16 años que lo habían deseado porque
unos padres de la Compañía de Jesús les habían enseñado la dotrina y se habían
ido huyendo de unos caciques viejos que los gobernaban entonces...... habían
amenaza lo que los habían matar no...... y dieron noticia de la provincia de los
Cholones. Y en esta conformidad con muchos regocijos y fiestas tomó posesión
el dicho General de la dicha provincia y de la de los Cholones, y el cura la tomó
cantando una misa en acción de gracias, poniendo por nombre al pueblo la lim-
pia Concepción de Gibitos; nombrando alcaldes y regidores, repartiendo como
los demás conquistadores, hachas, machetes, cuchillos, cascabeles, chaquiras y
otras cosas de su gusto para atraerles más fácilmente á la dicha redución. Lo cuaJ
les repartió el dicho General y dejó dispuesto hacer la iglesia y quien les enseña-
se la santa fe. Y arriesgándose á todos los peligros trató de ir á la provincia de
los Huanucos por un río caudaloso para el cual dispuso balsas, sin embargo de
tener noticia que los dichos indios estaban para defenderse é impedir la entrada
en su tierra. Y después de larga deliberación y conferencia sobre el modo de
vadear el río, por ser ya imposible caminar á pie cinco días que había de camino
por tierra por estar ya rendidos de lo que se había caminado y estar muchos en-
fermos é imposibilitados, se resolvió hacer embarcaciones, como se hicieron,
llevando una balsa tijera por delante para reconocer los dichos indios y dispues-
tas otras prevenciones. Y sin embargo de muchas dificultades y riesgos del dicho
río que ponían dos indios, el dicho General con dádivas que les hizo de herra-
mientas, se embarcó con la demás gente y á 12 leguas en una isla se reconoció
cantidad de indias con casas nuevas, y salieron ocho canoas con indios y orden
de su cacique para dar la obediencia á S. M. y manifestar la voluntad de ser
xpianos, y que había alborotádolos ...... cacique Chanasta. Conque pasó el dicho
350
General á la provincia de los Payanansos, cuyo cacique con sesenta indios dió
la obediencia, porque la demás gente la tenía inquieta y alborotada el dicho ca-
cique Cbanasta. Conque dispuesto, enviaron al Maestro de Campo Don Agustín
de Casas á prenderle ó matarle; y salió á este efecto con su compañía. Y prosiguió
el dicho General en la dicha entrada reduciendo otras ciento y setenta personas
de la dicha provincia y se celebró missa y se puso por nombre San Nicolás de
To/entino, dando la obediencia á S. M. todos y dejándoles nombrandos alcaldes
y regidores. Y luego prosiguió en la dicha provincia de Huanucos, que redujo y
tomó posesión della nombrado al pueblo Santiago de Buenavista. Conque en 16
de septiembre del año de 54 prosiguió á la provincia de Cascaboas, por otro
nombre Pabalosos; donde con su acostumbrado celo, suavidad y agasajo redujo
cantidad de indios y toda la dicha provincia al Santo Evangelio y á la obediencia
de S. M., con los cuales usó del continuo modo con que los regalaba, dándoles
con todo amor machetes, chaquiras y otros géneros de su gusto y agrado y tomó
posesión de la dicha provincia poniéndole por nombre San Mateo; nombró
justicias, dándoles también cura para el pasto espiritual á que se inclinaron con
todo amor y por otra parte ............ tiempo dispuesto la conquista de los Fuines
por medio de especial gente que envió pagada y conducida para el efecto; los
cuales trajeron su cacique llamado............. joaniis con más de cuarenta de indios
sin armas y voluntarios, reducidos á la santa fe que abrazaron con todo afecto,
aunque por la aspereza del temple y sitio no se les señaló iglesia hasta disponer
la redución ó otra mejor disponiendo los dichos indios para que fuesen á la pro-
vincia de los Tabalosos y Lamas, para estando en ellas hacer la fundación que
conviniese.
351
alguna con parecer de la gente de guerra y cura y indios pláticos. Y de conformi-
dad de todo se envió gente que reconociese las dichas provincias y estado dellas,
y por ser necesario y conveniente el ir á la Cocama y provincia de los Jíbaros y
ser tan peligroso el encuentro de los indios barbudos y agua ........ si se fuese por
tierra, por estar estos poblados en las orillas del río y ser muchos, altivos y gue-
rreros, aunque todos dificultaron la navegación del río por decir que nadie se tenía
noticia lo había navegado, se resolvió que el dicho General fuese por tierra y la
demás gente en embarcaciones por el río que estaba distante cien leguas de la
dicha provincia, en lo cual no consintió el dicho General; antes para alentar á to-
dos, venciendo los temores de tan conocido riesgo, se embarcó con la gente que
pudo á buscar la dicha provincia, llevando consigo dos compañías de infantería y
otras dos de indios amigos y salió á los 9 de octubre del año de 54; y después de
seis días de navegación peligrosísima, donde zozobraron algunas embarcaciones,
reconoció desembarcándose en la orilla del río más de doscientos indios con lan-
zas, rodelas y flechas; y menospreciando los recelos deste riesgo, con el aliento
propio de su sangre, dispuso su gente previniéndola para cualquier suceso; con-
que se llegó á dichos indios mostrándose amigo y de paz, cuyo agasajo movió de
tal suerte á todos que rindieron las armas, publicando que eran xpianos por me-
dio del padre Raimundo de Santa Cruz de la Compañía de Jesús, que les había
asistido, aunque no estaba presente. Conque pasó al pueblo de los Jíbaros (sic)
donde halló al P. Lucas de la Cueva de la Compañía de Jesús, con quien tuvo
larga sesión, dándole cuenta el dicho padre del estado de aquella conquista y
cómo había quedado sin esperanzas de conseguirse por haberse cometido á Don
Diego Vaca que no había podido ejecutarla él ni su hijo y habían muerto pobres.
conque había quedado vaco aquel gobierno; y estando enterado de las provincias
que estaban por conquistar y que las más fieras é indómitas eran las de los Bar-
budos y Aguanos, resolvió acometer esta acción sin acobardarle ni el número de
gente ni el gasto ni el peligro de la navegación dilatada de 12 días por el río;
conque sacando sesenta indios, como sacó de los Jíbaros (sic) con lanzas y fle-
chas, y enviando al Maestro de Campo con doce canoas y alguna gente por el es-
tero, entraron en el río de Huánuco (Huallaga) llevando bastante bastimentos y la
compañía del dicho padre Lucas de la Cueva; se fueron á juntar á la Cocama pa-
ra la dicha empresa con el dicho Maestro de Campo y demás indios; y llegando
al pueblo de Parinapura pasaron al puerto de Cocama con todos los ·que allí esta-
ban juntos, y prosiguió el intento de la entrada en los Barbudos y Aguanos, á cuyo
puerto llegó y previno y ordenó la gente, sin atender el riesgo grande que se
representaba por los indios amigos que llevaba en su compañía y el que le pro-
puso el dicho padre Lucas de la Cueva de haber llegado á aquel mesmo puerto y
sitio el General Don Diego Vaca con más de sesenta españoles y trescientos in-
352
dios de lanza y no haberse atrevido á pasar adelante, antes haberse vuelto á los
Maynas. Y siendo avisado de que bajaba de la montaña gran número de gente
con gran ruido y vocería, dispuso la suya en orden militar y entraron más de cien
indios de la dicha provincia de Aguanas con sus lanzas y dardos y grande alga-
zara y demostraciones de acometer á sus personas. El dicho General les dió á
entender que si llegaban les había de matar, prevención que tuvo hecho acuerdo
no era para ningún soldado disparase sin orden, por ser su principal fin ajustado
al de S. M. no ofender sin conocido riesgo y usar de todos medios suaves para la
reducción: conque se consiguió la destos indios, que luego rindieron las armas y
dieron la obediencia; y reconocidos del agasajo que les hizo, voluntariamente
ofrecieron al dicho General llevarle á sus primeras poblaciones, donde fué con
los susodichos marchando en orden á un paraje donde fué con los susodichos
marchando en orden á un paraje donde había quince 6 diez y seis casas grandes
llenas de gente, y en el dicho sitio se acuarteló con toda la suya el dicho General;
y el siguiente día se juntaron más de quinientos indios y diciendo quedaban mu-
chos más sin venir por la distancia de sus casas que estaban apartadas por largos
trechos por la guerra continua que tenían con los Jíbaros. Y habiéndoles dado á
entender el fin de esta redución y conquista, dieron la obediencia á S. M., y el
dicho General tomó la posesión de la dicha provincia. Conque pasó á la de los
Barbudos en compañía de toda la gente y religiosos, dejándoles prevenido que
fuesen al puerto y les avisarían para que bajasen á buscar en los Jíbaros sitio
bueno para iglesia; y embarcando toda la gente prosiguió su viaje, llegando fren-
te del pueblo de Cocama en 2 de noviembre del dicho año de 54, donde salió una
manga de indios corpulentos y blancos, viniéndose á nuestro ejército con lanzas
y rodelas muy grandes, y hicieron señal de paz y dijeron ser de la provincia de los
Mayurunas, á quien por otro nombre llaman Barbudos, y que con noticia de la
conquista en que estaba entendiendo venían á dar la obediencia á S. M . y ser
xpianos, y harían que los demás de su provincia lo fuesen.
353
pueblo de los Lamas, para donde luego dispuso su viaje al pueblo de San Joseph
que fundó en la dicha provincia, donde habiendo llegado, hallando más de ciento
y treinta casas hechas y llenas de indios con sus familias y la iglesia acabada con
campanas y sus ornamentos y con tres curas; y la dicha iglesia llena de gente y
todos industriados en la doctrina y enseñanza católica; y que allí se habían redu-
cido los indios de la provincia de los Motilones por el buen temple y pasaje; y
que también se han agregado los Taba/osos al pueblo del Rosario y la provincia
de los Fuines, Coscabosoas y Juánuses, que todos esperaban al dicho General
para que dispusiese su población, viendo temerosos á todos y que se recelaban
del cacique Chanasta aunque estaba preso. Procedió el dicho General á averi-
guar su delito y porque lo ha hecho con tanta fineza en la dicha conquista consta-
se no sólo por los dichos autos sino por información hecha hasta entonces, se hizo
copiosa con todos los curas, religiosos de la compañía y con notificaciones suyas
del afecto, celo y cuidado conque siendo el primero al riesgo y al trabajo.... pues-
to en ejecución el ofrecimiento que hizo: los cuales declararon desde f. 74 hasta
111 con toda especialidad, así en las especiales acciones de la dicha conquista,
entrada de provincias, gastos de peltrechos y bastimentos, como en el número de
compañías y soldados, sueldos que se les pagaron y curas y sacerdotes que siem-
pre asistieron con especial estipendio, porque no quedase en duda el más lucido
y estimable afecto que en la ocasión y el tiempo procuró con sus acciones, celo y
vijilancia manifestar el dicho General en servicio de Dios y de S. M.: conque no
sólo se halla cumplida la dicha condición quinta en el tiempo y en la forma, sino
aventajadamente anticipada su ejecución como se reconoce por lo referido.
354
dos ciudades -la de Santander y la del Triunfo de la Santísima Cruz- y en cada
una puestos fuertes, como en otros pueblos particulares; los puso con toda arte de
milicia empalizados, faxinas sufientes á defensa y perpetuidad, como se obligó.
355
tancia comenzada, para que reconocido todo por V. E. y la suma utilidad que á la
xpiandad y al servicio de Dios y aumento de los reynos y señoríos de S. M. se ha
seguido de conquista tan considerable, obrada por el dicho GeneraJ con tanta cos-
ta de su hacienda, llevado de la nobleza de su sangre y de sus muchas obligacio-
nes y afectos del servicio de Dios y de S. M., en que ha sido sólo su interés la
gloria de haber conseguido tan ardua empresa y tan imposible conquista con fru-
tos tan estimables para el servicio de Dios y de S. M. en tantas almas reducidas á
su santa ley y tantos pueblos y ciudades sujetos al imperio de S. M., con tantos
súbditos que estaban agenos de su obediencia, con poblaciones tan copiosas es-
tablecidas sin costa alguna de su Real Hacienda, con tantas esperanzas de aumen-
to y seguridades de perpetuidad, sin haber costado una gota de sangre, en guerra
ni á indio infiel ni á soldado de los que fueron á la dicha conquista, siendo las
armas conque se han reducido las poderosas de la mano de Dios y los alientos
animosos que dió al dicho General y á los de su milicia para vencer y sujetar tan
bárbaras naciones, amor, dádivas y acciones dispuestas á la mayor conveniencia
de los dichos indios, que es una de las mayores grandezas desta conquista; á cuyas
capitulaciones ha satisfecho con el ajustamiento que se reconoce por los autos,
esperando el premio de parte de S.M., no sólo en el cumplimiento de lo capitulado,
sino en las ventajas con que sabe honrar semejantes acciones.
A V. E. pido y suplico declare haber cumplido el dicho mi parte con las obli-
gaciones de sus capitulaciones puestas para la dicha conquista, dándole por libre
á él y sus fiadores de la que otorgaron para la seguridad del dicho cumplimiento,
dando cuenta á S. M. de todo para que sepa el afecto y celo conque el dicho Gene-
ral le ha servido en materia tan considerable, pues es justicia que pido. &.•
MIGUEL DE MEDINA.
(52) Carta de la Real Audiencia a S.M. sobre el informe que éste ha solicitado
referente al estado que tiene la conquista y pacificación de los Motilones
emprendida por Don Martín de la Riva Herrera. Lima, 30 de agosto de
1658.
356
MANDA VUESTRA MAGESTAD a esta Real Audiencia. en Cedula de 18 de
Febrero de 656, que infonne el estado que tiene la conquista y pacificacion que
Don Martin de la Riva Herrera, de el orden de Santiago, ha tratado de hazer de
los indios infieles de la Provincia de los Motilones y otras circunvezinas al rio
Marañon, que utilidad va siguiendo de ella, que indios se han rreducido, que
poblaciones ha adquirido, los frutos que produce la tierra y lo demas que en dicha
cedula se previene.
El fiscal dice: que los papeles que ay en el Consejo sobre esta conquista es-
tan en poder del Relator Paniagua.
Pide que esta carta se junte con ellos, para que ande debaxo de la misma
cuerda y a su tiempo se vea todo junto.
Madrid y Junio 4 de 1660 y se le traigan para pedirlo que convenga.
357
(53) Auto de la Audiencia de Lima sobre la conquista hecha por Don Martín de
la Riva Herrera de las provincias entre Huánuco, el Brasil y el río Mara-
ñón. Los Reyes, 9 de diciembre de 1658.
(54) Auto de la Audiencia de Lima para que Don Martín de la Riva Herrera
ex iba ciertos documentos de su conquista. Los Reyes, 12 de diciembre de
1658.
En la ciudad de los Reyes, en doce días del mes de diciembre de mil y seis-
cientos y cincuenta y ocho años, estando en Acuerdo Real de Justicia el Excmo.
Señor Conde de Alba de Aliste y Villáflor, Virrey destos Reynos, y los señores
358
doctores Don García Carrillo, Don Sebastián de Alarcón, Don Antonio Femán-
dez de Heredia y Don Bemardino de Figueroa y de la Cerda, á que se halló pre-
sente el Señor Doctor Don Tomás Berjón de Caviedes Fiscal de S. M. de lo civil
della: se vió el memorial nuevamente presentado por el dicho Señor Fiscal por
incidencia de la causa y autos fechos por el General Don Martín de la Riba He-
rrera, del orden de Santiago, Correjidor que fué de la villa de Cajamarca, en ra-
zón de la conquista de los indios infieles de las provincias que hay desde la ciu-
dad de Guánuco hasta la Margarita y río Marañón, en razón de la súplica que
hace el Señor Fiscal para que el dicho General Don Martín de la Riba Herrera
exhiba las listas de los soldados que condujo para dicha conquista y la verifica-
ción de las pagas que les hizo á dichos soldados y demás personas que acudieron
á dicho ministerio; los libros donde sentó la razón, la persona á cuyo cargo estuvo
los gastos de peltrechos y demás cosas necesarias para dicha conquista; qué
doctrineros nombró y se han presentado por el patronazgo real en los lugares que
llama conquistados; qué cabildos compuestos de regidores y otros ministros hay
en dichas ciudades y con qué instrumentos dieron cuenta en el Gobierno de estos
reynos para la confirmación y qué forma tienen de reducción los indios conquis-
tados y si los doctrinan en la santa fe católica perseverando en la obediencia de
vasallos de S. M. Y que certifique Juan Martín de Liseras, Escribano de la guerra,
qué memoriales han presentado los soldados que tuvieron plaza en dicha con-
quista y han puesto demandas al General sobre lo uno y lo otro. Pareció á los di-
chos Señores que S. E. podrá mandar que el dicho General Don Martín de la Riba
Herrera, dentro del tercero día, exhiba las listas, libros, y demás que pide el dicho
Fiscal, según y como queda referido en este auto; y que el dicho Juan Martín de
Liseras, Escribano de la guerra, dé dicha certificación de dichos memoriales co-
mo queda expresado. Y S. E. se conformó con este parecer y lo señaló juntamen-
te con dichos señores; y fecho lo susodicho se dé vista al Señor Fiscal.
359
Cinco años ha que asisto en estas provincias de Motilones, Tabalosos, Cas-
cabosoas y otras que ha pacificado el General Don Martin de la Riba, en cuya
compañia entré con otros tres sacerdotes y hoy estoy en esta ciudad del Triunfo
de la Santa Cruz de los Motilones por cura y vicario della y de los indios que
asisten y están reducidos en los pueblos de Nuestra Señora del Rosario, San Pedro,
San Joseph, San Bartolomé de Amasifuines, San Martín y otros con nombramien-
to y títulos del Cabildo en sede vacante de la ciudad de Trujillo, confirmado por
el Señor Obispo que hoy es: y todo el tiempo de los cinco años me he ocupado en
estas reducciones sin salir dellas, doctrinando á los indios, instruyéndolos en los
misterios de nuestra santa fe, y hoy lo están tanto como otros cualesquiera de este
reyno. Por lo cual están todos bautizados y yo muy glorioso de haberlo operado en
la salvación de mucho número de almas de los que han muerto con el agua del
santo bautismo; y para mi éste es el mayor interés por lo servido que se dará la
Magestad Divina de mi trabajo. Y aunque el dicho General me paga sínodo de su
hacienda, éste le expendo en comprar algunas cosas de que necesitan estos
miserables indios.
B. l. m. de V. E.
DoN PEDRO DE AliiAsco ALVARADO.
360
(56) Auto de la Audiencia de Lima relativo a la conquista hecha por Don Mar-
tín de la Riva Herrera del territorio entre Huánuco, el Brasil y el Marañón.
Los Reyes, 24 de julio de 1659.
En la ciudad de los Reyes, en veinte é cuatro días del mes de julio de mil y
seiscientos y cincuenta y nueve años, estando en Acuerdo Real de Justicia el
Excmo. Señor Conde de Alba de Aliste y Villaflor, Virrey destos Reynos y pro-
vincias del Perú, y los señores doctores Don Andrés de Villela, Don García
Francisco Carrillo y Alderete, Don Antonio Femández de Heredia y Don Ber-
nardino de Figueroa y de la Cerda, Presidente y Oidores de esta Real Audiencia,
á que se halló presente el Señor Doctor Don Tomás Berjón y Caviedes, Fiscal de
S. M. de lo civil della; se vió la causa y autos fechos por parte del General Don
Martín de la Riba Herrera, Caballero del orden de Santiago, Corregidor que fué
de la provincia de Cajamarca, en razón de la conquista de indios infieles de las
provincias que hay desde la ciudad de León de Huánuco hasta la Margarita y río
Marañón, en que se comprenden las de los Motilones, Tabalosos, Mariñas, Jíba-
ros y demás que refiere en su memorial que tiene presentado, desde la foja pri-
mera hasta el folio once del cuarto cuaderno de dicha causa y súplica que por él
hace en que se declare haber cumplido con las obligaciones de las capitulaciones
puestas para dicha conquista, dando por libre al suplicante y sus fiadores de la
que otorgaron para la seguridad del cumplimiento de ellas, y que se dé cuenta á
S. M. de todo para que conste del efecto y celo con que el dicho General Don
Martín de la Riba Herrera le ha servido en materia tan considerable, según re-
fiere. De todo lo cual fecho y actuado en dicha materia se ha dado vista á dicho
Señor Fiscal de S. M., á que tiene respondido; y la determinación dello remitido
por S. E. al dicho Real Acuerdo de Justicia por voto consultivo. Atento á que el
dicho General Don Martín de la Riba Herrera en el dicho su memorial, que queda
citado, refiere el ofrecimiento que hizo á S. M. con celo del aumento de su Real
Corona y bien de las almas de los indios infieles, el hacer dicha conquista, como
parece á la foja sexta del primer cuaderno, que está inserta en la Real Cédula de
S. M. despachada en dicha sazón al Señor Marqués de Mancera, Virrey que fué
destos reynos, á que dió determinación por consulta de Real Acuerdo. Y que
asimesmo el dicho General en dicho su memorial dice el buen efecto de la resul-
ta de dicha conquista por haber fundado dos ciudades, la una á título y nombre
de Santander y la otra del Triunfo de la Santa Cruz, y fortificándolas y puesto
curas doctrinantes, pagándoles el sínodo y estipendio de su mesma hacienda, que
están administrando los Santos Sacramentos á los indios reducidos á nuestra san-
ta fe católica y todos los demás pueblos que dice ha reducido á ella, sujetos á
361
dichas ciudades. Respecto de la gravedad de la materia pareció á los dichos se-
ñores que S. E. nombre persona de toda satisfacción, la que fuere servida y
eligiere, para que vaya y reconozca por vista de ojos lo obrado por el dicho Ge-
neral Don Martín de la Riba Herrera en dicha conquista, confonne á las instruc-
ciones que le fueren dadas, y lo ponga todo con claridad y distinción por dili-
gencia auténtica, ante Escribano que dello dé fe; y fecho lo traiga y presente para
que visto lo uno y lo otro, se dé la detenninación que convenga en razón de la
súplica que hace por el dicho su memorial el dicho General Don Martín de la
Riba Herrera, lo cual sea á costa del susodicho; y que se despachen los recaudos
necesarios para ello. Y S. E. se conformó con este parecer y lo señaló, juntamente
con dichos señores.
(57) Autos hechos y actuados de la vista de ojos que hizo Don Luis de Torres
Altamirano, por comisión del Real Acuerdo, en razón de la conquista de
los indios que hizo el General de la Riva Herrera de la provincia de indios
Jíbaros, Motilones, Tabalosos y otros nombres. 1663 (extractos)
362
Obedecimiento, aceptazion y juramento.-
Nombramiento de escrivano.-
Auto.-
363
Altamirano Luez comissario por su magestad para la bista de ojos y demas dili-
gencias que sean de hacer sobre la conquista de los yndios ynfieles de las provin-
cias de los Motilones Tavalosos y demás, que rrefiere, la real provicion de la rreal
audiencia de la ciudad de los reyes= Dijo que para la prosecucion de ellac; y hacer
en esta ciudad algunas cosas tocantes al efecto de su comicion es necesario que se
haga saver la dicha rreal provicion al teniente General de Correjidor desta dicha
ciudad y así mando, que el presente escrivano, se la lleve y haga saver, para que la
obedesca, guarde y cumpla y aga guardar y cumplir, como en ella se contiene y así
lo proveyo y firmo=
Fee de salida.-
364
cias ante su merced sin escussa alguna y lo cumplan assi so pena de ducientos
pessos para la Camara de Su Magestad y gastos de estrados de la Real Audiencia
de los Reyes por mitad y de perdida de las encomiendas que assi tuvieren y assi
lo proveyo y firmo=
Notificazion.-
Otra.-
Auto.-
Obedecimiento.-
En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones en beinte días del
mes de octubre de mili seiscientos y sesenta y tres años yo el escrivano leí e hise
saver la Real Provision y comision desta otra parte al Sarxento mayor Domingo
Lopez de Albarado Theniente de govemador y capitan General desta dicha ciu-
365
dad y sus provincias y Justisia Mayor en ellas y aviendola visto oydo y entendi-
do= dixo que las obedecia y obedecio con el respecto devido y tomandola en sus
manos la veso y puso sobre su cavesa como carta y provicion de su Rei y señor
natural que dios Guarde con acresentamiento de mayores Reynos y señoríos y en
su cumplimiento mando que el Maestro de Campo Don Luis de Torres Altarnirano
huse de la dicha comision que esta presto a darle el favor y ayuda que fuere ne-
cesario y le pidiere y esto dicho por su respuesta y lo firmo . Y asimismo mando
que la dicha comision se asiente en el libro de cavildo para que en todo tiempo
conste a todo lo qua! fueron testigos Juan Romero de la Vega, el ayudante Cris-
tobal Pinedo alcaldes hordinarios desta dicha ciudad y Geronimo Guerra Calde-
ron presentes= de que doy fee=
En la ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones en beinte días del
mes de octubre de mili y seiscientos y sesenta y tres años el Maestro de Campo
Don Luis de Torres Altamirano juez comissario por Su Magestad para la vista de
ojos y demas dilixencias tocantes a las conquistas de yndios ynfieles de esta
Provincia= dixo que por quanto el Secretario Don Pedro de Quesada Maraver
que lo es de la Real Audiencia de la Ciudad de los Reyes le entrego un Pliego se-
rrado y sellado de las ynstruciones y demas despachos para hacer la dicha vista de
ojos con horden que no se abriese hasta el paraxe donde se avia de hacer las di-
chas dilixencias y porque en esta dicha ciudad a de dar principio dellas mando que
el dicho Pliego se abra para ber los dichos recaudos, el qual es del tamaño de una
quartilla de papel y de un dedo de alto con su sobreescripto y en presencia de mi
el escrivano y testigos se abrio y en el se hallaron los despachos siguientes= Unas
ynstruciones que parecen estar firmadas del Señor Doctor Don Nicolas Polanco
de Santillana del consexo de su magestad y su fiscal de lo sibil de la dicha Real
Audiencia las quales quedaron en poder de su merced el dicho Juez comissario=
Un traslado del titulo que se le despacho a el capitan Albaro Enriquez del Castillo
en que estan las capitulaciones fechas para la conquista= Otro traslado del me-
morial que presento el General Don Martin de la Riva en el Real consexo de
yndias= Otro de las capitulaciones fechas por el susodicho= Tres ynterrogatorios
los dos Pressentados Por Parte del Real fisco y el otro por la del dicho General=
y aviendola visto y que todos estan refrendados del dicho Secretario Don Pedro
de Quesada mando que se pongan con estos autos y los ynterrogatorios en las
ynfonnaciones que se ubiere de hacer y assi lo proveyo y firmo siendo testigos
Mateo de los Reyes= Antonio Sigler Estrada= y Joseph de Arellano=
366
(58) Minuta de Real Cédula dirigida al Fiscal de la Audiencia de Lima para que
concluya con toda brevedad el pleito que se sigue contra Don Martín de
la Riva Herrera sobre el cumplimiento de las capitulaciones acordadas
para la pacificación y reducción de los indios Motilones. Madrid, 6 de
agosto de 1664.
YO EL REY
Por mandado del Rey nuestro Señor.- Don Juan del Solar.- Señalada del
Consejo.
367
(59) Petición de Don Martín de la Rjva Herrera a S.M. para que el Consejo de
Indias se pronuncie sobre el pleito que se le sigue. 1665.
El Fiscal dice que no hay motivo alguno para que este pleyto se retenga en
el Consejo y no pueda aver respuesta hasta los primeros galeones, de la cedula
que se remitio al Fiscal de Lima para que se feneciese.
Madrid. Noviembre 2.
368
Consejo a 28 de Noviembre de 1665.- Escribasele al Virrey incerta la cedula
que se despacho al Fiscal, ordenandole que se concluya esta causa luego, po-
niendola de sentencia y la envie al Consejo como esta mandado.
369
APENDICE I
De las causas por qué no han obrado más los Padres en estas misiones.
La tercera (causa) es de saber que por los años de 1654 llegó nueba á este
Goviemo, avia muerto en Quito el General D. Pedro Baca de la Cadena, Govema-
dor de Maynas, Xibaros, Xeberos, Cocamas y otras naciones adiacentes, noticia
para todo él de grande tristeza y sentimiento, y que les puso en muy tierno llanto
por aver perdido no tanto Govemador, como Padre, que lo fué muy amoroso de
su Goviemo. Desta ocasion la tomó el General D. Martín de la Riva y Herrera,
Caballero del Orden de Santiago, Corregidor de Caxamarca, para pretenderlo en
la Corte de Lima, juzgando le estaba muy á cuento para conseguir la conquista y
pacificacion de todo este gran río Marañon, segun tenia pactado con Su Mages-
tad. Consiguiolo en la mesma manera y forma que lo avian tenido sus antece-
371
ssores, de todo aquello que ellos no avian pacificado. Con que vino, y tomando
possession, comem¡:ó á obrar por los Xibaros, no con los sucessos que esperaba,
por averse reconocido su poca sustancia, y que eran aparentes, fantásticas y so-
ñadas las noticias de gran tesoro y mucha gente que en ellos avía, pues en uno y
otro vieron y tocaron la gran mengua, y lo nada que en ellos abia. Pero dos años
despues se desbaneció este negocio, mediante la diligencia y calor que en él puso
el P. Lúcas de la Cueva, imformando á D. Juan Mauricio Vaca de Evan, en que
vino su Excelencia, como en todo lo demas que le propuso dicho Padre, ven-
ciendo en éste aún más graves dificultades por la grande, poderosa y porfiada
competencia, no sólo del que lo posseia, sino de otros que alegaban accion y lo
pretendian. Con que despachó título de Govemador y Capitan General á dicho
D. Juan Mauricio, no sólo de lo que avían sido los señores su Padre D. Diego
Baca y su hermano D. Pedro Vaca, sino de todas las partes, rios y naciones donde
los Padres de la Compañía hacian sus missiones y conversiones, y aun se ade-
lantó el decreto adonde las tienen y hacen los religiosos del Sr. San Francisco.
que caen hácia Guanuco y cogen los Panataguas, Payansos y otras naciones que
confinan con las nuestras. Entró este caballero, tomó possession y ba prosiguien-
do con la mesma buena aceptacion que los señores su padre y hermano, y espe-
ramos llebará hasta el fin sus desseos, que son muy del aumento de la conversion
desta Gentilidad. Es mucho lo que estas missiones y goviemo padeció los dos
años que anduvo por él la conquista de Xíbaros, entrada á los Avitoas del rio del
Tigre, vecina á los Roamaynas, varios viages á éstos, tantos despachos y nabe-
gaciones al Puerto de Xaen, al de Moyobamba por el de la Sal; á los Tabalosos ó
Lamas, por el rio de Guanuco, sementeras, abíos y matalotages para dichas jor-
nadas y la pension intolerable en las sacas de gente para ellas, y más intolerables
y continuas para la fundacion de ciudad con nombre de Santander, que se pre-
tendió y comen~ó á fundar en el rio de Pastaza, cargando todo este pesso sobre
estas missiones y goviemo, ocasionando muertes, fugas y otras pérdidas, faltas
de dotrina por estar todo en continuo movimiento, y retirados muchos, huyendo
de tal a~ote, para ellos desusado por no averlo nunca experimentado, hechando
el colmo á tantos travajos, la última calamidad que dellos y sus viages se originó,
que fué una peste deshecha de virhuelas y sarampion que trujeron de las partes
de afuera los que á ellas iban con tantos despachos. Esto barrió y llevó á barrisco
las partes donde emprendió, que á otras no llegó por averse los indios retirado.
Con que quedaron este goviemo y missiones aniquiladas, no sólo en la mortan-
dad de tanta gente, sino en las crias y en todo lo demas, por venir el contagio
acompañado de otras plagas y calamidades: murciélagos, tábanos, ratones y otras.
Y en fin, aunque la conquista de Xibaros cessó por averse hallado su engaño en
372
cinco meses de assistencia en ellos y exquísitas diligencias en descubrir su tesoro
y gente, en que perdieron la vida varios soldados é indios con emfermedades y
emboscadas. Y aviéndose desvanecido la fundacion de dicha Santander y mudá-
dose Govemador, con todo esso los daños fueron de tal calidad y la caida tan
grande, que no ha lebantado ni lebantará cabe~a este Goviemo en muchos años,
ni se ha podido entablar en estas missiones ni llebar adelante lo que conbenia.
Esperan~as buenas ay con las diligencias que se ponen. Y confiamos en Dios que
rebibirá con el camino y comunicacion de los Baños ó trabessía, si se abre, que
entonces se tomarán otros medios convenientes para que no descaezca más y se
aumente mucho, como se dessea y procura.
373
APENDICE 11
1.- Se hacen diversas tentativas, por reducir a los Xíbaros, dilatados en éstas,
y otras provincias. Los Xíbaros descendientes de aquellos rebeldes que destroza-
ron tantas provincias, y se burlaron de todas las providencias tomadas contra ellos,
aunque mezclados con la sangre española de las mujeres de logroño, no son ya ni
tan valerosos, y atrevidos, ni tan diestros en el manejo de las armas. Han mudado
en poco sus máximas antiguas, y han heredado la fiereza, y obstinada rebeldía.
con que se han vuelto inconquistables, frustrando todas las diligencias practicadas
en los posteriores tiempos. Ellos como tan numerosos, ocupan inmensos países,
los más ricos en minerales de oro, desde los confines de Macas, hasta las misio-
374
nes del Marañón por más de 100 leguas de norte a sur. No en todos los destruidos
gobiernos, ni en todos sus propios países del Morona y del Paute tienen estables
rancherías, mas todos están sujetos a sus correrías, y hostilidades, siendo el per-
petuo terror de los tristes residuos de esas provincias.
3.- Proveyole el Virrey cuanto pedía, y sin más annamento que los 100 sol-
dados, se enderezó, el año de 16S4, a las pequeñas tribus de Taba/osos, Lamistas,
Motilones, y Calzas Blancas, del mismo Perú, que eran de poquísima gente, muy
pobres, pacíficas, y humildes, las cuales fueron reconocidas, y tratadas por los
primeros ,conquistadores. Se le rindieron luego estas miserables gentes, sin el me-
nor trabajo, ni costo. Fundó con ellas, el mismo año, un pequeño pueblo, a que
agregó cuatro familias de blancos, y mestizos, y le dio el titulo pomposo de la
ciudad de Santa Cruz de Motilones y Lamas. Escribió luego a la ciudad de lima,
lleno de vanidad, y de gloria, dando aviso de cómo había fundado una gran ciu-
dad, después de haber conquistado hasta el mar del norte. Hicieron irrisión de él
todas las gentes, y mucho más sus 100 soldados, porque no sabía hacia donde
estaba el mar del norte, ni cuanto dilataba el río Guallaga, de donde no hablan
salido.
375
superior los mejores indianos, lo proveyó de un todo, y le dio por compañero al
venerable padre Raymundo de Santa Cruz, aquel insigne varón ilustre, cuya
admirable vida dio a luz el padre Casani.
5.- Sin más armamento que éste, entró a los primeros países ocupados por los
Xíbaros, y comenzó desde luego a buscarlos como a fieras, con los fusiles en las
manos. Ninguno consiguieron ver en muchos días mas los soldados iban cayendo
muertos con los tiros de las ocultas emboscadas que habían hecho los muy pocos
Xibaros que vivian por aquella parte. Díjole el padre Santa Cruz, que con su con-
ducta jamás conseguiria otra cosa, que perecer con toda su poca gente, y que el
mejor modo era convidarlos con amistad, y paz, sin ruido de armas, y con la oferta
de hacerles beneficios.
6.- Tentativas contra los Xibaros. Quiso Ribas hacer prueba de este medio. y
poniéndolo en planta, por medio de los indianos de las misiones, surtió tan buen
efecto, que salieron luego aquellos a establecer la prometida paz. Fueron recibi-
dos con agrado, y regalados con algunos donecillos, más luego se perdió todo, por
la impertinencia de los soldados. Comenzaron éstos a molestar a los Xibaros, in-
quiriendo cómo, y dónde estaban aquellas poderosas minas de oro, que habían
destruido sus antepasados. Entraron luego en malicia de que los buscaban para
hacerlos trabajar en ellas. Desaparecieron al punto, y comenzaron a caer los im-
prudentes soldados con los ocultos tiros de manera que tuvo a bien Ribas de dar
por concluida su conquista, y volvió precipitadamente, lleno de gloria por haber
dilatado sus empresas hasta los mares de Persia.
• Ac. "este".
376
extenderse: dispuso sementeras, y la fundación de un pueblo, con las necesarias
habitaciones para la gente. Pactó con el Gobernador de Maynas el que se trans-
firiesen de asiento algunas familias españolas de Borja, e hizo que pasasen a vi-
vir con ellas diversas familias indianas de las misiones, para que siendo los
fundadores de esta nueva población, y manteniéndose unos sobre las annas, y
otros en el cultivo de las tierras, sirviesen con su permanente asistencia a los
progresos de su meditada conquista.
377
APENDICE 111
Apenas había llegado el P. Santa Cruz con sus indios á los pueblos y con sus
compañeros á Borja, cuando se le ofreció hacer otro viaje, en que no tuvo poco
que ofrecer á nuestro Señor, no sólo por los trabajos y penalidades y peligros en
que se halló, sino aun mucho más por la errada conducta del comandante de la
expedición y por la imprudencia de los soldados.
378
_ __,
Muchos meses estuvo el P. Santa Cruz en estas tierras con grande deseo de la
conquista de los Gívaros, y en ella padeció innumerables trabajos. Porque siendo
continuas las aguas y asperísima la tierra andaba siempre á pie. expuesto á las
incle:menecias del cielo, día y noche, por montes y cerros en busca de gentiles,
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entre continuos peligros de dar en las emboscadas que hacían, y en que cogieron
algunos de los soldados, á quienes quitaban luego la vida los Gívaros. Entre estos
desdichados cayeron también cuatro indios de Santa Cruz, muertos á lanzadas
como los demás, cuyo infortunio causó gran dolor y quebranto en quien tan de
veras los amaba como si fuera su mismo padre. Pero su mayor pena en todo este
tiempo era ver la errada conducta del general en la pacificación de los Gívaros, á
quienes pensaba sujetar con las armas, con sólo el estruendo de los arcabuces,
cuando no hacían tiro en los gentiles que andaban dispersos y bien encubiertos, ó
guardados por la calidad del terreno, que tenían más conocido que los españoles;
de manera que sólo lograban los nuestros espontanear la caza, y si entraban al-
gunas partidas en lo interior del bosque, volvían atrás sin fruto alguno antes con
daño de los que daban en las trampas ó caían en las emboscadas de los Barbudos
(sic).
380
queremos quitar, antes bien, que traemos mucho que darles y que repartir á sus
niños y mujeres. Sólo de esta manera se puede vencer su obstinación y atraer su
esquivez bárbara». Así discurría el experimentado misionero.
En una de éstas fué tan grande la tempestad de agua, que derribó un gran
pedazo de un cerro; y represada el agua llegó á fonnar tal turbión, que arrastran-
do piedras y lodo, por poco no llevó consigo á muchos soldados. Tocóle a Santa
Cruz muy buena parte en el peligro, porque quedó de él todo mojado y sin tener
más ropa de mudar que la que traía puesta: lo llevaba en paciencia con su cara de
risa acostumbrada, hasta que el mismo general le dió prestado para su abrigo uno
de sus vestidos. En otra ocasión, habiendo de pasar con los soldados por una
estrechura entre dos cerros, advirtió el padre con su pronto ingenio ( si no fué por
inspiración divina), que ninguno pasase, porque allí podría haber grave peligro.
Obedecieron todos, y el suceso mostró que tenían los enemigos en lo más alto de
uno de los cerros una emboscada con mucha cantidad de peñascos y piedras, para
ir despidiendo á los nuestros aquel refresco cuando fuesen pasando por aquel
lugar tan estrecho.
Como nada se adelantaba con los medios de que usaba el general don Mar-
tín, hacía el P. Raimundo sus diligencias secretas para atraer algunos Gívaros con
los medios de suavidad y blandura. Logró finalmente, verse con ciertos indios
que vinieron á buscarle, y hablándoles con mucho cariño y blandura, les dijo los
buenos intentos con que venia á sus tierras, y se esforzó á quitarles los grandes
temores y miedos que tenían generalmente á los españoles. Viendo el general es-
381
te buen principio, les trató también benignamente, y aun les dió algunas hachas y
herramientas siguiendo. aunque tarde, los dictámenes del mejor soldado de su
empresa. Con los donecillos que llevaban los indios, y con la benignidad y aga-
sajo paternal que contaban del misionero, se ablandaron algo los caciques de los
Gívaros; y no tratando por entonces de hacer algún daño á los españoles. salieron
de sus montañas y acudieron al general y al padre dando á entender que querían
reducirse y fundar un pueblo en aquel territorio, con tal que se les diesen los ins-
trumentos necesarios para trabajar las tierras y un padre misionero que les diri-
giese y enseñase la doctrina cristiana.
Grande fué la consolación de Santa Cruz al oir esta resolución de los Gíva-
ros por la gran puerta que se le abría á su fervor, para evangeli7M la paz entre
aquellos gentiles. Instaba al general para que se pusiese luego por obra lo que
prometían los gentiles, añadiendo que él mismo se quedaría con ellos, él los cui-
daría y ayudaría en la formación del lugar para el cual tenía ya demarcados bue-
nos sitios. Pero D. Martín, que parecía tener otros intentos, como se descubrió
con el tiempo, iba dando largas sin acomodarse á las instancias del misionero, el
cual no perdió las esperanzas de poblará los Gívaros, hasta que la codicia (bestia
insaciable) que por querer tragar sin descanso, se ahoga en sus mismas ansias,
todo lo precipitó en un momento. Sucedió que algunos cabos y soldados españo-
les dejasen caer como al descuido delante de los Gívaros algunas proposiciones
sobre las minas de oro y plata de sus tierras; y estas palabras fueron bastantes
para que entendiesen los gentiles que el fin de los españoles en todos sus mane-
jos era la codicia y que se enderezaba su mira á hacerlos esclavos para trabajar
en las minas que con ansia buscaban. Esta imaginación, que á los principios pare-
cía sospecha, á poco tiempo pasó á certidumbre, y labró en aquella gente ociosa,
vagabunda y enemiga de todo trabajo, la desesperación y el despecho. Despidié-
ronse un día con las armas en la mano, hiciéronse al monte y se retiraron á sus
cerros y montañas, sin dejarse ver en adelante sino es en emboscada en que ha-
cían el daño que podían.
Mucho sintió este lance tan mal logrado el P. Raimundo, porque si bien el
general y soldados perdieron con él la esperanza de los tesoros de oro y plata, el
celoso misionero perdió la esperanza del tesoro de muchas almas que ya tenía
entre las manos, mucho más preciosas que todas las riquezas del mundo. Viendo
ya frustrados sus intentos y que era imposible conseguir la pacificación de los
indios Gívaros, determinó retirarse á sus misiones, habiendo dado muchas mues-
tras de su celo y padecido seis meses de continuos trabajos, riesgos y peligros de
la vida. Llegó en poco tiempo al sitio en donde se hallaba el superior de las mi-
382
siones, que oyendo de boca de Santa Cruz cuanto había sucedido en la larga
expedición, quedó altamente lastimado de la inconsiderada precipitación de los
soldados, en las preguntas importunas de oro y plata, y más viendo que babia
llegado la cosa á tales términos, que ya se daban á partido los bárbaros antes de
ser vencidos.
El ruido de las armas y los ecos de su estruendo que desde la provincia de los
Gívaros, poco distante de Borja, habían llegado á esta ciudad, tenían no poco
alborotados á sus ciudadanos viendo que se trataba de guerra con sus vecinos.
Puestos en armas los borjeños, se temían otros muchos desórdenes, particular-
mente hallándose sin cabeza la ciudad, por haber muerto su gobernador D. Pedro
de Vaca, que con su juicio, valor y prudencia la mantenía en paz, refrenando la
codicia de unos y poniendo modo á la ambición de otros. Viendo el P. Lucas de
la Cueva tanto desorden y alboroto, se determinó pasar por sí mismo á la ciudad
de Lima y procurar algún remedio para la paz y quietud de los habitadores de
Borja. El viaje era largo y penoso, pero lo tomaba de buena gana entendiendo
bien que de la elección de un sujeto, á propósito para el gobierno de la ciudad,
dependía en un todo la paz y concordia de los vecinos, y. por consiguiente, el
adelantamiento de las misiones; y temía mucho no fuese señalado para este em-
pleo, quien, en su modo de pensar, sirviese más á fomentar la división de los
383
vecinos y á cortar los progresos de la misión, que á concordar los ánimos y á
propagar el Evangelio por los medios suaves con que se iba extendiendo por el
Marañón.
Dispuestas así las cosas interiores de casa para cumplir con las obligaciones
de religioso, tomó las medidas que le parecieron convenientes para tratar sus ne-
gocios con el señor virrey y satisfacer á su empleo de superior de las misiones.
Era á la sazón virrey de Lima el conde de Alba de Liste, el cual se hallaba dudoso
sobre la elección de varias personas calificadas que pretendían el gobierno de
Borja. Era el primer pretendiente el general D. Gonzalo Rodríguez de Monroy,
del orden de Alcántara, que tenía á su favor una real cédula en que se ordenaba al
marqués de Macera (sic: Mancera) en el tiempo de su virreinato que oyese á D.
Gonzalo sobre la conquista de los Gívaros y Mainas, si es que ésta le pertenecía
como gobernador de los Quijos. El segundo pretendiente era D. Martín de la Ri-
va, de quien hablamos largamente en el capítulo pasado. Este alegaba que ha-
384
biendo él capitulado la conquista de algunas naciones que confinaban con el
Marañón, y estando interpuestas las naciones de Cocamas y Mainas, entre las que
pertenecían á su conquista, parecía tocarle a él el gobierno de Borja, en fuerza de
su misma capitulación. Apretaba más la pretensión, añadiendo no haber cum-
plido con las promesas hechas sobre la pacificación de Mainas y demás naciones
don Diego de Vaca, primer gobernador de Borja, ni su hijo y sucesor D. Pedro de
Vaca. Todo lo cual pintaba á su modo, exagerando la grande facilidad que habla
en conquistar todas aquellas provincias que eran paso unas á otras, y en que se
podía labrar en gran servicio de su majestad las ricas minas de oro que constaba
hallarse en algunas de aquellas naciones. El tercer pretendiente era D. Juan Mau-
ricio Vaca, como heredero de los méritos de su padre, el general D. Diego de
Vaca, y como hermano de D. Pedro Vaca, que tuvo el gobierno en segunda vista,
los cuales habían gobernado las naciones de Mainas, Cocamas, Xeveros y otras
muchas ya pacificadas, más con amor de padres y protectores de aquellas gentes,
que como señores atentos á utilizarse de los sudores y trabajos de los indios.
Mucho se alegró el virrey de una visita que le pareció muy oportuna para salir
de las dudas en que se hallaba sobre el gobierno de Borja. Movido á veneración y
respeto de ver una persona dedicada por tantos años al bien espiritual de los gen-
tiles con tantos afanes y trabajos, le detuvo por largo tiempo en esta primera vi-
sita, y se informó muy á fondo de todo el ser y estado de las misiones de Mainas,
de su extensión, de la calidad de las provincias y de la manera de gobierno de los
dos Vacas, D. Diego y D. Pedro. A todo respondió el misionero con la mayor
puntualidad y con la verdad más exacta, como quien había visto con sus mismos
ojos cuanto se había ejecutado en Mainas en los dos primeros gobiernos de los
Vacas. Satisfecho el señor virrey de las respuestas claras y fundadas del P. Lucas,
le mandó, por último, que dispusiese un informe por escrito y se lo llevase, porque
quería por él resolver el litigio que estaba pendiente sobre el gobierno de la ciudad
de Borja.
385
que tenía solamente consigo. Todos estaban admirados de ver al P. Lucas tan
entregado al confesionario y metido en su aposento de manera que parecía estar
olvidado del motivo principal de su venida; pero el siervo de Dios no creía deber
hacer otra cosa que encomendar á Dios el negocio que le parecía ser de mayor
gloria de Dios, después de haber expuesto simplemente en su infonne las razones
que tenía. Su resumen, como consta de los autos que se fonnaron, es de esta ma-
nera:
El infonne del P. Cueva pasó por orden del virrey á los señores fiscales de la
real audiencia y al protector general de los naturales. Este, desde luego, como
amante del bien común de los indios, se acomodó á los sentimientos copiados en
el informe del misionero y juzgó dignos del gobierno los méritos de D. Juan
Mauricio, en cuya elección no hallaba incoveniente alguno, antes bien mucha
conveniencia y utilidad para los indios. No fué de este parecer uno de los señores
fiscales, que respondió ser necesario citar al general D. Martín de la Riva, por
hallarse, á lo que él decía, en posesión de lo que pretendía el dicho Juan Mauricio
de Vaca. A esta respuesta, que tiraba á dar largas al negocio, se añadió por parte
386
de D. Martín un memorial sangriento en que se pedía que ante todas cosas fuese
declarado por no parte en el litigio ó petición al P. Lucas de la Cueva, pues en
realidad no lo era ni lo podía ser, no le tocando esto ni como cura ó párroco de las
provincias que no estaban todavía conquistadas, ni como á párroco de los veci-
nos de Borja, de quien no tenía poder alguno.
Así consiguió por sus méritos, dados bien á conocer, y por la fundada espe-
ranza de su paternal gobierno, la capitanía general de Mainas de sus antepasados,
387
D. Juan Mauricio de Vaca, constando de las alegaciones lo mucho que se había
conquistado en las provincias del Marañón, no tanto con annas cuanto con el
agrado, ayudados los gobernadores del celo de los misioneros, que hallaron su
quietud y la de los pueblos con el nuevo gobernador, que como por herencia se
portó siempre como padre con los nuevos cristianos. Y parece que quiso el cielo
premiará este caballero por su gran piedad y desinterés; porque renunciando des-
pués el gobierno en su sobrino D. Jerónimo de Vaca, fué confirmada por seis años
la renuncia de su real majestad, y en el año de 1683 se concedió a dicho D. Jeró-
nimo la perpetuidad del gobierno por todos los días de su vida á causa de los bue-
nos informes que constaron de su persona.
388
APENDICE IV
389
niente que se le pennita a este señor la entrada y conquista que pretende, por re-
ducirse a nuestra santa fe tanto número de infieles como hay en esas provincias.
Muchos de ellos están bautizados por haber comenzado a quererlos reducir los
Padres de la Compañía de Jesús, pues es cierto que en la provincia de los Tabalosos
y otras circunvecinas bautizaron a más de cuatro mil almas, las cuales, por estar
dichos Padres indefensos, se les volvieron a levantar. Y es grande lástima, Señor,
que estando estas almas bautizadas y habiendo comenzado a tener noticia de nues-
tra santa fe, se pierdan y no estén agregadas al gremio de la santa Madre Iglesia.
Tengo también noticias que las dichas provincias son ricas de oro y plata y abun-
dantes de todo género de bastimentos»
D. Martín hizo sus preparativos, y con cien soldados españoles salió de Mo-
yobamba y en el mes de Octubre de 1654 llegó a la primera reducción de la Mi-
sión, o sea a uno de los tres pueblos de Mayorunas que el P. Raimundo de Santa
Cruz tenia fonnados en los bosques del Guallaga. Como muchos eran cristianos
o catecúmenos, recibieron a D. Martín con afecto y respeto y le encaminaron al
pueblo de la Concepción de Jeveros donde se hallaba el P. Lucas de la Cueva. Ahí
D. Martín de la Riva Herrera exigió cincuenta indios Jeveros para que le acom-
pañasen en sus expediciones militares. Del mismo modo fué sacando indios de los
demás pueblos por donde pasaba, de Santa María de Guallaga y de los Aguanos,
dirigiéndose con todos ellos a las tierras de los Jívaros, objetivo de su expedición.
390
pamento general en Suririsa, para emprender desde este punto en varias direccio-
nes sus correrías a las tierras de los Jívaros y convidarlos con la paz y amistad con
los españoles. En la primera de estas incursiones llegó a una ranchería de Jívaros
donde pudo cautivar a tres personas, dos hombres y una mujer, todos los demás
huyeron. Agasajó D. Martín cuanto le fué posible a los tres prisioneros, asegurán-
doles que no había venido para causarles ningún dafio, sino a ser su amigo y pro-
curarles el mayor bien que le fuese posible. Dejó libre a la mujer, haciéndole mu-
chos regalos y encargándole que fuese a llamar a los suyos con la promesa de que
no se les haría daño ninguno. Cumplió la mujer con el encargo, y la respuesta fué
ver al día siguiente sobre un montecito cercano al campamento a una multitud de
Jivaros que a voces procuraban hablar con los dos prisioneros que estaban en el
campamento. D. Martín los convidó a que bajasen y viniesen adonde él e!.taba,
que serian bien tratados y se les harían muchos regalos.
Contestaron que no querían más paces que pelear con él, ni otros regalos que
las cabezas de todos los españoles. Esto sólo podía bastar a D. Martín para desen-
gañarle y hacerle comprender que todos sus esfuerzos eran vanos, pero quiso se-
guir en su empresa de pacificar a los Jívaros. Se hicieron muchas entradas sin otro
fruto que el mucho cansancio y la muerte de varios soldados y de no pocos indios
en las emboscadas en que los hacían caer los enemigos. En una de esas entradas
se logró coger a un cacique principal de cierta parcialidad. Este, viéndose prisio-
nero, prometió todo cuanto le pidieron.
Aseguró que haría las paces con los españoles, y aun más, que haría una po-
blación en el lugar que le señalasen con toda su gente. Bajo su palabra, D. Martín
le dejó libre, le hizo muchos regalos y le encargó que volviese con su gente.
Cumplió el cacique con su promesa y vino con unos setenta Jívaros y dió
principio a la nueva población, preparando las sementeras. Se estuvo así él y los
suyos unos quince días, recibiendo muchos regalos, hasta que una noche desapa-
recieron todos y mataron a cuatro indios Cocamas que encontraron a alguna dis-
tancia del campamento llevándose las cabezas y además los huesos más grandes
de las víctimas para hacer sus lanzas. Con esta traición comprendió D. Martín que
era inútil convidarlos con la paz y amistad y se preparó para castigarlos como
merecían. Habiéndole llegado por Setiembre un buen refuerzo que consistía en
cien indios Jeveros y Cocamas, que le traía el P. Raimundo de Santa Cruz, actual
Vice-superior de las Misiones, en ausencia del P. Lucas de la Cueva que había ido
a Lima, resolvió D. Martín emprender una vigorosa campaña contra los Jívaros
rebeldes. Se puso en seguimiento de los traidores y llegó a su pueblo, donde
391
encontró las cuatro cabezas de los indios que poco antes habían matado, pero
todos los moradores habían huido. Los quiso perseguir, pero ahí fué lo dificulto-
so de la jornada. Los Jívaros no se dejaban alcanzar. Según su costumbre, nunca
presentaban la batalla, huían siempre que pudiera haber para ellos algún peligro,
talando los campos, destruyendo las sementeras y quemando las casas, de mane-
ra que el enemigo no pudiese encontrar ni víveres, ni socorro de ninguna clase.
Su única manera de pelear era armar emboscadas, en que eran diestrisimos y en
las que a mansalva podían matar a sus contrarios y hostilizarlos con incesantes
escaramuzas hasta rendirlos de puro cansancio. Así aconteció con el ejército de
D. Martin. Al cabo de un par de meses de semejante guerrear, había perdido no
pocos soldados, entre otros cuatro de los indios que el P. Santa Cruz había traído
consigo, y tuvo que volver con la gente que le quedaba al campamento.
392
Añadieron que se podía ir a otras provincias donde se sacasen más frutos con
las prevenciones y gente que allí se malograba... Sin embargo, el dicho general
echó bando que toda la gente se previniese para ir el dia siguiente marchando
hacia Logroño. Sintiólo mucho todo el ejército ... por lo cual el P. Santa Cruz y los
dos capellanes juzgaron que debían hacer un exhorto alegando lo referido y otras
razones y esto en nombre del rey.
Muy duro y penoso era para D. Martín de la Riva Herrera abandonar una
expedición en la que había puesto toda su esperanza para el remedio de su for-
tuna muy menoscabada por los muchos gastos que había tenido que hacer. Pero
en vista de que no se encontraba el oro tan deseado y buscado, razón por la cual
algunos de sus soldados le habían abandonado ya y los demás se disponían a ha-
cer lo mismo, y por el requerimiento que el P. Santa Cruz le había hecho en nom-
bre del rey, mal de su grado, tuvo que resolverse a salir de la provincia de los
Jivaros. Ordenó la retirada y llegó a Borja a principios de Febrero de 1656. En
esta ciudad procuró infonnarse si había algunas naciones de infieles en las ribe-
ras del Marañón que pudiese conquistar para el rey, y supo que las había en los
afluentes y cabeceras del río Tigre. Enderezó su marcha al pueblo que los Roa-
mainas y Zapas estaban formando a orillas del Pastaza, y de ahí pasó a otras na-
ciones que los misioneros todavía no hablan visitado. Los trabajos que tuvo que
sufrir fueron increíbles, porque él con todos sus soldados cayeron enfermos de
calenturas, por lo que le fué forzoso emprender el viaje de regreso sin haber
393
conseguido provecho ninguno en los dos meses que duró la expedición. «No es
ponderable, escribe el capellán del ejército, las aflicciones en que nos hallamos,
y su Señoría y yo estábamos peor que todos, con recias calenturas que no nos
dejaban, y todos sin esperanzas de escapar con vida, así por el rigor de la enfer-
medad como por haber faltado el bastimiento y no tener por entonces otro que un
poco de maíz en grano, y ese apolillado... y eso, si por dicha se hallaba alguno con
fuerzas para molerlo y cocerlo... Llegamos al Real tan debilitados y descaecidos,
que ya no había hombre que pudiese tenerse en pie por la mucha flaqueza, que
parecía estábamos todos para espirar»
394
inquietas y alteradas y en un pie para hacer fuga, como lo han comenzado a ejer-
citar atemorizados con los nuevos conquistadores y trabajos a que los han suje-
tado».
Llegó a la ciudad de los Virreyes, a fines del año de 1656, tras un viaje cuyas
penalidades fácilmente se dejan adivinar. Gracias a Dios, el Virrey Conde de Al-
ba de Liste, le recibió con la mayor deferencia y se hizo cargo de la situación.
Concedió, desde luego, la revocación de toda facultad de hacer conquistas en el
Marañón, tanto para D. Martín de la Riva Herrera como para cualquier otro que
la tuviera.
395
como sínodo para los misioneros, se dirigió a Quito donde también pudo colocar
a interés para los gastos de la Misión otras sumas que le habían dado de limosna
otras personas particulares.
. ....
Arreglados felizmente todos los asuntos, el P. Lucas de la Cueva emprendió
su viaje de regreso a la Misión por Baeza y Archidona, para de ahí embarcarse en
el Napo y subir por el Marañón hasta Borja, siguiendo el mismo derrotero que
había tenido el P. Santa Cruz en su viaje a Quito en 1645.
Habiendo llegado, por fin, a Borja, el primer cuidado del P. Lucas fué escri-
bir al Sr. Virrey para darle cuenta de su viaje y agradecerle todos sus favores ...
Lamentábase luego de no haber podido encontrar el descanso que esperaba des-
pués de tan largo viaje de más de dos años, «porque las averías, calamidades,
excidios y ruinas, que hallo en este gentilismo y nueva cristiandad, ocasionado to-
do por la mala conquista que el Señor por sus justos juicios y pecados nuestros, ha
permitido en estas partes, que están tan caídas y acabadas que apenas les ha que-
dado figura, habiendo destruído solo un año de dicha conquista, lo que con tanto
trabajo los religiosos habíamos hecho en veinte».
396
ÍNDICE BOTÁNICO
ÍNDICE ÉTNICO
397
Omaguas: 250. Suchiches: 13 7, 180, 18 l.
Opirotas: 151.
Otanavis: 166. Tabalosos ó Piratas: 54, 95, 97, 99, 101.
122,130,131,137,151,166,17 1,191.
Paiansos: 151. 195,214,222,226,237,237,250.304.
Panataguas: 151. 348, 375, 383.
Panatahuas (ver Panataguas) Tavalozos (ver Tabalosos)
Pavalosos: 250.
Payanancas: 166, 195, 211. Xanones: 315.
Porontos: 166, 188, 222. Xivitos: 118,188,189,190,191,211,222.
ÍNDICE GEOGRÁFICO
398
Brasil: 238, 241, 243, 246, 252. 255, 256, 156,157,165,166,176,212,218,220,
262, 263, 265, 358, 361. 225,228,229,230,232,238,241,243,
Bravante: 92. 246,250,252,255,256,258,261,263,
264,265,278, 280,282, 283, 284,305,
Cajamarca: (ver Caxamarca). 346,347,348,355,363,364,389.
Cajamarquilla: 57, 105. Chamicuros (provincia): 279, 282, 284.
Calavera (sitio): 255. Chasnamos (puesto): 178.
Calemar: 99. Chaviris (provincia): 273, 295.
Canarias (islas): 92. Chayabitos (provincia): 280, 319, 340.
Cangara o Cangaza (minas): 269, 277. Chile: 69, 75,. 81, 84, 109.
Capiz.ango (puerto): 289. Chillaos: 57, 117.
Capurango: 236. Cholones (provincia): 99, 155, 157, 164,
Caracas: 55. 185,209,210, 212,215,218,222,226,
Casas Blancas (provincia): 62, 63, 147, 228,238, 279,282,284, 342,. 342, 349,
153,246,252,255,258,261,264, 265, 350.
305. Cica (puerto): 178, 179.
Cascabosos: (ver Pabalosos). Cillangat (puerto): 185, 221.
Castilla: 91. Cocama (pueno): 206.
Caxabamba: 99, 118. Cocamas (provincia): 155, 164, 198, 199,
Caxamarca (provincia): 53, 54, 59,63, 68, 209,211,217, 225,226, 228,238,241,
70, 71, 72, 73, 76, 80, 82., 83, 85, 86, 243,256,261,274,302,305,307,319,
87, 88, 89, 90, 92, 94, 95, 97, 99, 1O1, 321,337,340,351 , 353,387.
104,105,108,109,112,114,115,118, Cocamillas (provincia): 333.
119,123,124,125,127,137, 144,1 47, Collay: 118.
148,149,150,151,153, 156,164,165, Concepción de Jeberos: 276, 323, 325, 333,
166,176,177,184,208,209,211,214, 338, 390.
215,216,218,219,221 , 226,228,232, Conchas (provincia): 236, 238, 239, 240,
235,237,243, 246,250,251,252, 256, 267,272, 284,291,292,296, 307,313,
258,261,263,264,268, 276,284, 298, 314,315,317,319,321,324,325,329,
299,305,342,344,346,347,348,349, 333,335,338,340, 341,342.
358, 359,361,363,368, 375,378,383 . Condesmarca (pueblo): 349.
Caxamarquilla (pueblo): 108, !09, 112, Condomarca (puesto): 184, 185, 21 S, 216,
ll4, 118, 119, 120, 147, 148, 10, 151, 221.
152, 153, 157, 187, 210,221,228, 229, Condurcarca: 118.
230, 251, 279. Condurmarca: 99, 100, 114, 118, 119.
Caymebamba: 109. Córcega: 91.
Cerdeña: 91. Córdova: 91.
Chachapoyas: 54, SS, 57, 59, 62, 63, 69, Corobamba: 109.
71, 73, 76, 81, 82, 83, 85, 88, 97, 98, Coronados (provincia) 236, 239, 240, 242,
99, 101, 103, 105, 106, 112, 114, 115, 267,274,282,284,291 , 292, 295,296.
117,119.121, 122,123,125, 127,137. 307, 317, 324, 330, 333, 342.
144,146,147,148,149, 151 , 152,153, Coronatoas (provincia): 236, 342.
399
Coscabosoas o Coscabusuas (provincia): Guanuco (ciudad): 150, 151 , 166.
154, 155, 157, 164,173, 179, 184, 190, Guánuco (ciudad): 358, 359.
192,196,206,208,209,210,211,212, Guanuco (Huallaga o Guallaga) (río): 123,
215,216,218,219,220, 223,226,238. 132, 154, 173, 198, 199, 206, 233, 239,
252,261,264, 265, 279,284,297,349, 255,264,274,276,277,278, 296, 297,
351, 354, 360. 313, 332,352, 372,375,379,384.
Coscobasbas o Cascabosoas (provincia): Guanuco (provincia): 144, 189, 190.
62.
Coscobasoas: 177. Hamachuco: 118.
Coto Conga (provincia): 62. Huallaga (río): (ver Guanuco).
Cuenca (ciudad): 233, 236. Huanuco (provincia): 158, 209, 350, 351.
Cuenca (Paute) (río): 236, 287. 358.
Cuenca: 375. Huanuco (territorio): 361.
Cundumarca del Collay: 97.
Cundunnarca: 157. lpapichas (poblado): 295.
Cutinanas (provincia): 340, 341. lquitos (provincia): 295, 315.
400
Lamas (parcialidad): 133. 243,246,252,255,256,258,261,269,
Lamas (provincia): 204, 20S, 217, 238, 274,301 , 302, 303,305,306,307,313,
264,265,274,279,280,284,323,335, 314,318,319,320,321,35,332,337,
349, 351. 340,345,371,377,379,384,387,389,
Lamas (pueblo): 180, 182, 183, 196, 20S, 38S, 386.
223,225,234,237,252,253,254,348, Mayurunas (provincia): 353.
354, 364. Meliquines (provincia): 282.
Latacunga: 314. Milán: 92.
León de Guanuco: 165. Miliquines (provincia): 279, 284. 342.
León de Huánuco: 361. Molina: 92.
Lima: 54, 71, 72, 77, 147, 150, 162, 231, Morona (rio): 240, 375.
303,308 312,358,361,367, 368,371, Motilones (provincia): 53, 78, 123, 124,
375, 383, 384, 390, 391, 395. 125,127,137,138,144,147, 14:8, 151,
Limpia Concepción de Xibitos (pueblo): 153, 154, 155,156,164,196,204,211,
189, 237, 350. 216,217,218,219,226,228,231,232,
Logroño del Oro (ciudad): 270, 287, 290, 234,236,238,241,243,246,252,254,
374, 393. 255,256,258,263,279, 280.282,283,
Loja: 303, 327, 332. 284,291,297,301,302,305,34:2,351,
Loreto de Paranapura: 270, 276. 354,357,360,361,362,364.
Los Reyes: 358, 361, 362, 363, 366, 367. Moyobamba: 56, 62, 63, 73, 82, 83, 98,
Loxa: (ver Loja). 99, 101, 102, 104, 105, !07, 108, 1IO,
Luya: 57, 117. 111,112,115,116,117, 118,119,120,
121,122, 123,125, 127,130, 131,134,
Macas (ciudad): 242, 374, 375. 135, 136, 137, 144, 145, 146, 165, 166,
Madrid: 64, 67, 80, 87, 91, 94, 98, 230, 167,170,171,1 75,177,178,184,192,
344, 357, 367, 368. 193,207,208, 209,210,214,216,220,
Mallorca: 91. 232,237,238,241,242,243,246,250,
Marañón (provincia): 278, 388. 252,254,255,256,258,261,263,264,
Marañón (río): 54, 55, 56, 57, 62, 68, 95, 265,266,274,278,279,281,296,305,
99, 125. 127, 144, 163, 164, 166, 198, 347,349, 35S, 364, 365,390.
206,227,228,231,232,236,238,239, Municbes (parcialidad): 321.
241,243,250,255,258,261,263,264, Muniches (provincia): 319.
265,267,269,273,274,276, 279,285, Murcia: 91.
291,296,305,311,312,319,320,321,
322,325,329,332,334,343,345,351, Napo (río): 198,199,317,396.
357,358,359,361,371,375,378,379, Naranjos (pueblo): 377.
384,385,389,390,394,395,396. Navarra: 91.
Margarita (isla): 55, 62, ISI , 165, 166,358, Nuestra Señora de Loreto de Paranapura:
361. 325.
Mariñas (ciudad): 361. Nuestra Señora del Rosario de los Tabalo-
Maynas o Mainas (provincia): 162, 164, sos: 133, 136, 146, 180, 184,205,206.
198, 228, 230, 232, 233, 234, 238, 241, 208,210,213,217,360.
401
Numbalá: 320. Puebla de los Angeles y Encamación de
Ruamaynas y Resurrección de Con-
Oaquis (nación): 317. chas: 323, 325.
Ollay: 108. Puymal: 99.
Omaguas (provincia): 123, 125, 138, 198,
199,231 , 232, 241,243,246, 252, 255, Quilla: 108.
256, 264, 265, 285,340, 347. Quito: 57, 162, 198, 236, 240, 241, 269,
Opicota (provincia): 62. 292,305,306,308,310, 311,313,371.
Opirotas: 151, 194, 198. 374, 389, 395, 396.
Otanovis o Otanabis (provincia): 164, 204,
213,218, 224, 353. Resurrección de Conchas: 323.
Rirnachuma (laguna): 274, 394.
Pabalosos (provincia): 158, 228, 246, 252, Rosario (pueblo): 216,266,297,348, 349
254,258,263, 279, 280,282,342,347, 354.
351. Ruamaynas (parcialidades): 315.
Pananzos (provincia): 263. Ruamaynas(rio, quebrada):292, 295,314.
Panataguas (provincia): 195. Ruamaynas o Roamaynas (provincia): 236,
Paranapura (provincia): 319, 321 , 340. 238,239, 240,242,267,272,282, 284,
Paranapura (río): 255. 29) , 292, 296,307,3)3,3)7, 319, 324,
Paransos (provincia): 252. 325, 329, 331 , 333, 335,337,338, 340,
Parina Pura (pueblo): 199. 341, 342.
Pastaza (río): 123, 236,238, 239,240, 241 , Rumianeas (provincia): 351.
272, 274, 291,292, 294,295,296, 307, Rumiaucas (provincia): 224, 252, 264, 351 .
3) 3, 314,315, 316, 321,322, 323,326, Rumiavoas (provincia): 196.
333,334,336, 393, 394.
Patanan~os(provincia): 154, 155,164,191, Sacu~a (provincia): 287.
192, 193, 209,212, 215,217,218,219, Sal(río): 130, 171.
223, 228, 237, 254, 279,280, 282,284, Salinas (provincia): 62.
297,341 , 342, 343, 351,372. San Antonio de Porontos (pueblo): 187,
Paute: 375. 221, 237, 350.
Pavalosos: (ver Pabalosos). San Bartolomé de Amasifuenes (pueblo):
Payanzos (provincias): 158, 252. 360.
Perú: 66, 70, 89, 97, 98, 147, 152, 225, San Francisco de Borja: 235, 252, 255, 256,
226, 229,279, 284, 302, 312,361,364, 258,261 , 263, 264, 265, 266,268,269,
375. 270,272,274, 276, 285, 303,305,306,
Pirú: (ver Perú). 307, 308, 309,312, 313, 318,319,320,
Piura (ciudad): 320. 323, 324, 325,326,327, 330, 331,332,
Porontos (provincia): 157. 185, 186, 21 O. 337, 339, 340,341,342,355,386,387.
215,218, 221,222, 279, 284, 349,350. San Francisco de Javier de los Aguanos:
Portugal: 91. 236, 288, 290, 325.
Possi: 63. San Ignacio de los Barbudos (provincia):
Potrero: 129, 130. 170. 171. 325.
402
San Jerónimo de Chinchón: 99. Santiago de los Valles de Moyabamba
San Joseph de Lamas: 133, 134, 137, 146, (ciudad): 278, 355.
18, 173,205, 206, 208,210, 212, 213, Santo Tomás de Quillay: m 14.
215,217,218,219,220,224,225, 237, Santos Angeles Custodios (pueblo): 394.
254,277, 279,297,354,360. Saña (ciudad): 218.
San Juan Bautista (pueblo): 236,274.297, Segovia: 85.
394. Sevilla: 91, 94.
San Lorenzo (pueblo): 152, 154. Sicilias: 91.
Sillangare (pueblo): 350.
San Martín (pueblo): 236, 290, 360.
Sopas (provincia): 242.
San Mateo (provincia): 351 .
Soronatoas (provincia): 282.
San Miguel (pueblo): 236, 274, 297, 394.
Suchiches (parcialidad): 130, 351 .
San Nicolás de Payananzos (pueblo): 194, Suririsa (pueblo): 270.
237. Sustichiches (pueblo): 348.
San Nicolás de Tolentino (provincia): 351.
San Pablo (pueblo): 236, 274, 297, 394. Tabalosos (pueblo): 144.
San Pedro (pueblo): 236, 254, 274, 297, Tabalosos o Tavalosos (provincia): 53, 56,
360,394. 62, 63, 111, 123, 124, 125, 126, 127,
Santa Cruz de los Motilones (ciudad): 360. 129, 130,132, 133,143, 144,145,146,
375. 147,148,149,15 1,153,154,1 55, 156,
SantaCruzdeSaposoa(ciudad): 159,194. 157, 167, 168, 169, 170, 173, 174, 175,
Santa María de Guallaga (provincia): 275, 176, 177, 178, 190,192, 193,196,204,
276, 317, 318,, 325, 338, 390, 395. 205, 206, 207, 208, 209, 210,211 , 212,
Santa María de la Nieva: 320, 332. 213, 214, 215,216,217,218,219,220.
Santa María de los Angeles del Ucayali 226, 228, 231 , 232, 234, 236, 237, 238,
(provincia): 325, 338. 241,243,246, 252, 254, 255, 256, 258,
Santa María del Huallaga de Cocamas: 270, 261,263,264,265, 279, 280,282, 283,
308,323, 330, 333, 335. 284, 297, 305,342, 345, 347, 348, 349.
Santander de la Nueva Montaña: 236, 238, 351 , 354,360, 361,362, 364, 390.
Tarama: 64.
243,244, 245,248,250,252, 254, 255,
Tibilos (provincia): 342.
256,258,261,263, 264, 265, 267, 268,
Tigre (río): 123, 236, 238. 272. 291. 292.
269,275,277,278,279,282,311,312,
293,315, 335,372, 393.
312,323,324,336, 355, 361 , 372,373, Tirol: 92.
394. Toledo: 91, 92.
Santiago (poblado): 198, 235. 265, 274, Triunfo de la Santa Cruz de Motilones: 23 7.
330. 253, 255,256, 257, 258,259, 260, 261 .
Santiago (río): 123, 269, 376, 379. 262, 263, 264, 265, 280, 282, 298,355,
Santiago de Buenavista (pueblo): 351. 359,360,361,365,366.
Santiago de las Montañas (ciudad): 276, Trujillo (ciudad): 157, 21 8,225, 360, 363.
320, 324, 394. Truxillo (ciudad): 79. 90, 96. 138, 144,
Santiago de los Juanuncos (pueblo): 194, 146,147, 148, l49,225, 226.227, 229.
237. 232, 263,284.345,346.
403
Ucayali (río): 311. Xucos: 99.
ÍNDICE ONOMÁSTICO
404
Arellano, Joseph de: 366. Borja Gallegos, Alonso de (maestro de
Arévalo, Antonio de: 281 . campo): ll7, 121,327,334,339.
Arias de Araujo, Juan: 108. Borja, Alonso de: 317,321, 323, 331, 338,
Arias de la Cal~ada. Diego: 239, 240, 241, 340, 341, 342.
243,244,245,246, 247,248,249,250, Borxa, Alonso de: 285.
268,339,340,341,342. Bravo de Laguna, Matheo: 219.
Arias de los Ríos, Alonso: 257. Bravo del Aguila, Esteban: 186, 350.
Arias, Matias de: 268. Bravo y Mend~a. Esteban: 154, 205, 21 O.
Armas Betancur, Luis de: 327, 332. Bravo, Martín: 347.
Armas de Tenorio, Diego de: 244,251, 307,
Bubianasi: 140.
308,313,3 17,318,319,321,322,329,
Bustamante, Pedro: 313.
331, 339, 340, 341, 342.
Busto de Mendoza, Pedro: 64, 107.
Arriola Peña Rieta, Juan de: 101. 103.
Artieda, Andrés de: 338.
Asna: 138. Caballero: 141.
Assuaguasi: 140. Cabañas, Matheo de: 283.
Assuamisa: 142. Cabero de Ulloa, Antonio: 64.
Asuama: 138. Cabuya: 138.
Atianasi: 140. Cache: 141.
Atixa: 140. Cacho: 140.
Auca (cacique): 187. Cadena, Juan Mauricio de la: 306.
Aylloma: 141. Cadena, Pedro de la: 305, 306.
Calatayud, Antonio de: 72, 76, 95.
Baca, Diego: (ver Vaca, Diego). Calderón, Andrés: 129, 130, 170.
Baca, Pedro: (ver Vaca, Pedro). Callamu: 14 l.
Bachibuba: 140. Callejas, Sebastián de: 70.
Bachobepa: 141. Callguaguasi: 143.
Bachus: 142. Callguama: 143.
Bardales, Diego de: 127. Callusepa (cacique): 201, 202.
Bargas Machuca, Juan de: (ver Vargas
Camacho, Lorenzo: 126, 127, 129, 168,
Machuca).
170.
Bartolomé (indio): 195.
Camargo, Gerónimo de: 94.
Baxisa: 140.
Benavides, Alonso de: 320, 327, 332. Cambrano, Francisco: 244.
Benites, Diego: 240, 241 , 245. Canama: 140.
Benturiel: 71. Capata, Francisco: 227.
Bergaray Muñatones, Diego de: 113. Caravantes, Matias de: 227.
Bergaray, Pedro de: 257. Cárdenas Arbieto, Pedro de: 79.
Berjón y Caviedes, Tomás: 358, 359, 36 1, Carrasco Berero, Juan: 219, 224.
362. Carrasquilla Diego: 76.
Bemal de Pineda, Antonio: 257. Carreño, Antonio: 161,269,277,285,286.
Bemales, Bartolomé: 106, 107, 108, 109, Carrillo y Aldrete, García Francisco: 72,
llO, 112. 73, 95, 163, 357, 358, 359, 361.
405
Casas Albear, Agustín de: 155, 159, 185, Chanama: 143.
192,193, 194,196,197,199,206,209, Chanamo: 139.
211 , 212,217,218, 219,221,222,223, Chanasi: 142.
224,232,284,291,347,351. Chanasta (cacique): 349, 350, 351, 354.
Casima: 142. Chansi: 140.
Castillo Rengifo, Alonso de: 125, 126, 129, Chantre y Herrera, José: 378, 388.
167, 168, 170. Chapisamana: 142.
Castillo Rengifo, Diego de: 125, 126, 168, Chapullima: 142.
l 78, l 80. Charremarquelo (cacique): 201.
Castillo y Velasco, Bartolomé del: 269. Chasinama: 141.
393. Chasnamote: 139.
Castillo, Conde de: 94. Chatasama (indio soltero): 139.
Castro Rengifo, Diego de: 167. Chatasama: 143.
Castro Sotomayor, Femando de: 364. Chatima: 142.
Catalayú, Antonio de: (ver Calatayud, An- Chaucbi: 138.
tonio). Chegosage: 140.
Caulla Matillo (cacique): 201. Chehana: 142.
Cavero de Ulloa, Antonio: 104, 107, 112. Chehanas: 140.
Cazaña, Mateo de: 283. Chica Cevallos, Gabriel de la: 227.
Celis de Saldaña, Femando: !09, 124, 125, Chifandama: 138.
128,130, 131,132,133, 134,135,136, Chifiana: 143.
137,144,145,146,147,148,156,165, Chimitus: 143.
166,167,169, 170, 172,173,174, 175, Chinarnia: 139.
176,189,193,195,208,212, 214,218, Chinamote: 138, 140.
221,343. Chinamus: 143.
Centellas, Luis Vicente de: 325. 338. Chinchu: 139.
Céspedes Prieto, Joan de: 226. Chipuen: 140.
Chachama: 140. Chitacas, Pablo: 138.
Chachiso: 142. Chitapsi: 140.
Chaguchia: 138. Choache: 141.
Chahachama (hijo): 143. Choanama (mujer de Joasicao): 141.
Chahachama: 141. Choanama (mujer de Juaño): 140.
Chaharnasi: 141. Chobi: 139.
Chahanama: 141. Choha: 138.
Chahanisa: 141. Chobesa: 142.
Chahi: 143. Chopamuescha: 141.
Chalipa: 142. Chotebo: 138.
Charnanas: 140. Choxani: 138.
Chamasa: 140. Chuanama: 142.
Chamucho: 143. Chuanamo: 143.
Chamussa: 142. Chuchana: 142.
Chanama: 138, 141, 142. Chuchuma: 143 .
406
Chujuanasi: 140. Davila, Alonso: 227.
Chunamuysa: 143. Descobar, Juan Bautista: (ver Escobar).
Chunase: 143. Días Calderon, Andres: 130.
Chunchala: 140. Días de Orellana, Pedro: 244, 245.
Chunchiba (cacique): 138. Días Magallanes, Pedro: 126, 127, 129,
Chunchiba, Sebastian: 142. 169, 170.
Chunchibay (cacique): 181.
Chunchibaysue: 140. Enríquez Catalina: 117.
Chunchiva: 138. Enriquez del Castillo, Alvaro: 54, 55, 59.
Chupamuesa: 143. 61, 62, 68, 70, 73, 76, 80, 83, 86, 100,
Chupamuesba, Pedro: 142. 107. 11 o, 111 , 116, 117, 120, 366.
Chupanas (indio): 181. Escobar, Juan Bautista de: 99, 100, 103.
Chupanassi: 182, 183. Espinango: 139.
Chupuanasi: 142. Espinoza, Joseph de: 102.
Chusasama: 140. Esquilache, Principe de: 55, 76, 161.
Chusma: 143. Esquimpel: 138.
Cbuysa: 143. Estachino (indio): 181,348.
Chuysisa: 140.
Cimapuy: 141. Falcón y Yánez, Gabriel: (ver Falcón Ya-
ñez).
Cipuala: 143.
Falcón Yánez, Gabriel: 102, 113, 114.
Coronado lpapicha, Antonio Juan: 324.
Femández de Heredia, Antonio: 163, 358,
Corral y Salazar, Juan de: 107.
359, 361.
Cuellar, Mr. de: 97.
Femández, Gregorio: 158.
Cueva, Lucas de la (padre): 124, 155, 167,
Figueroa: 236, 240, 241, 243, 251, 269,
198, 199,201,202,203,204, 206,2 13,
275, 291,292,293,296,307, 308,312.
215, 224,307,308,309,312,313,321,
318,319,321,322,325,328,329,331,
323,325,329,330,333,334,335,338, 333,334,338,355,371,384,395.
352, 372,379,383,384,385, 386,387, Flores, Domingo: 258.
390,391,394,395,396. Flores, Francisco: 96.
Cuguaceba: 143. Flores, Nicolás: 356.
Cuilasepa (cacique): 201 . Fuentes, Miguel de: 332.
Cujía, Gaspar de: 317, 337, 338.
Cullisita: 142. García de Medrano: 94.
Cullosipa (cacique): 202. García de Torres, Iban: 365.
Cunamuysa: 143. GarcíadeTorres,Juan: 127,129, 170,253,
Cuncbiba: 142. 257, 258, 261.
Cunuchi: 143. García Durán, Sancho: 64, 113, 117, 119.
Curaquilla, Miguel: 322. García Samamés, Luis: 102, 103, 121, 122,
Cusapi: 138. 146, 176, 283.
Cuxanase: 140. García Torres, Juan de (el mozo): 129,257,
Cuysama: 143. 259,260.
407
García, Juan: 127, 169. Hidrovo, Xpóbal de: 307.
Gómez de Roxas, Antonio: 257,258. Hinojosa, Jerónimo de: 235.
Gonzales de Mendoza, Pedro: 113. Horduña Pinedo, Joan de: l02.
González de la Torre, Bartolomé: 321 ,334. Huaxamisa: 141.
González Romo, Pablo: 103.
Guaca: 138. lchupo, Anassi (cacique): 348.
Guayapay: 140. lstachina: 181, 182, 183.
Guansisa: 143. lturizarra, Bernardo de: 163, 357.
Guasamana: 141.
Guaseo, Lorenzo de: 244. Jambasi: 141.
Guasiama: 139. Jasisa: 140.
Guasisa: 139. Jatixo: 141.
Guatayapa o Guatazapa (capitán): 189, Jayma: 142.
190, 191,192,222. Joacalas: 139.
Guerra Calderón, Alonso: 126, 127, 129, Joachani: 138.
135, 168, 176,178, 193, 196, 197,205, Joachimitile (cacique): 201.
209,210,211,212,215,218,219,220,
Joachina: 139.
223,224,225, 234,253,254,256,278,
Joasicao: 141.
347,348,349,351.
Joatasapay: 141.
Guerra Calderón, Jerónimo: 127,257,259,
Jobona (cacique): 203.
260, 261, 365, 366.
Jouanen: 389, 396.
Guerra de Sessa, Alonso: 23,254,257, 260,
Juacapa: 131, 138, 141, 171.
261, 262, 263.
Juachilisca: 139.
Guerra, Alonso: 154, 159, 178, 192.
Guerra, Antonio de la: 113. Juachispa, Alonso: 140, 141.
Guerra, Cristóbal: 257. Juachispa: 141.
Guerra, Gaspar: 127, 170. Juarnuys (cacique): 195.
Guerra, Jerónimo: 129, 253. Juana: 138.
Guevara Bazán, Andrés de: 283, 365. Juananbusa: 143.
Guevara de Desa, Alonso: 127. Juanangapa: 143.
Guevara, Andrés de: 221. Juancalapue: 143.
Guevara, Joseph de: 127, 129, 170. Juancarnis: 142.
Guevara, Miguel de: 126, 169. Juantas: 141.
Guichipa: 140. Juaño: 140.
Guinchalao: 139. Juascaba: 141.
Juata: 142.
Hazaña, Bartolomé de: 96, 97, 162, 230. Juatima: 140.
Henriquez de el Castillo, Alvaro: (ver En- Jubianama: 140.
riquez del Castillo). Jubianasi: 142.
Henriquez de Guzmán, Luis: 375 .
Heredia, Antonio de: 357. Lahuya: 139.
Herrera, Gonzalo de: 150, 225. Lamuya (cacique): 181.
408
Larreátegui, Pedro de: 257,258,259, 260, Manico Cocama, Phelipe (cacique): 317,
261. 330, 335.
León, Juan Marcos de: 108. Manongori (cacique): 289.
León, Pedro de: 87. Mansilla, Gerónimo de: 76.
Lope de la Cadena Carbajal: 332. Mansollo: 138.
López de Alvarado, Domingo: 125, 167, Mapuesa: 140.
168, 176,177,257,278,281,365. Maria: 137, 138.
López de Alvarado, Pedro: 254, 257, 258, Mariana (india): 187.
259, 260, 261, 262. Marques de Medrano, Salvador: 193.
López de Bardales, Juan: 125, 126. 127, Martín (cacique) 187.
128,133, 134,135,136,167,170.173, Martín Sanchez, Cristóbal: 127, 169. 170.
174. Martín: 138.
López de Linares, Francisco: 113. Martínez Camacho, Juan: 102, 330.
López de Sanabria, Juan: 145. Martínez de Saavedra, Juan: 335.
López de Viena, Juan: 126, 168. Masiaasi: 143.
L6pez, Domingo: 126, 137. Matta, Isabel de la: 90.
Lorenzo Lucero, Juan: 376. Maúrtua, Víctor M. : 162. 163, 308, 312,
Lusinga: 142. 319, 356, 358.
Lusingao: 140. Maxomax: 139.
Mayayuchi: 140.
Macaepana: 141. Medina, Miguel de: 79, 356, 362.
Macapana: 141. Medina, Pedro de: 249.
Macedo, Jacinto: 245. Mendo~a del Aguila, Estevan: 156, 206,
Machoatina: 142. 218.
Macbuanasi: 142. Mendoza Zapata, Manuel de: 11 3.
Machuanima: 143. Mendoza, Cristóbal de: 244, 245.
Machuca, Antonio: 245. Mendoza, Diego de: 113.
Machuesa: 141. Meneses Domonte y Robledo, Pedro: 71.
Macunaguari (cacique): 202. 72, 95, 163.
Majano, Lucas: 325. Mestan~a. Juan Mathias: 239, 241, 243,
Majano, Tomás: 325, 338. 244,245,247,249,250,251,252,253,
Majuachi: 140. 254,257,258,259,261,262,263,264,
Majuama (cacique): 130, 132, 133, 134, 265,266, 268,275,277, 278,281.
136,139,144,171,172, 173,174,180, Miehuanasi: 142.
181,182,214, 237, Milhuanama: 141.
Majuamat: 141 , 142. Mollicen, Francisco: 185, 186, 188, 191,
Majuanase: 142. 194, 195.
Majuaysa: 140. Mons6n, Gaspar de: 97.
Malaga, Juan de: 225. Montero, Manuel: 244, 245.
Maldonado, Juan: 245. Montes Claros, Marquez: 107, 116, 120,
Mancera, Marqués de: 60, 77, 82. 159.
409
Monzon, Bemardino de: 236, 240, 241, Orsúa, Pedro de: 384.
244,245,246,247,248,250,268,292, Ortiz de Olivares, Alonso: 114, 115.
295 Ortiz de Sifuentes, Andrés: 244, 245, 246,
Morales, Lorenzo de: 126, 129, 135, 169, 247,248,250,268,339,340,341,342.
170, 257. Ortiz, Francisco: 294.
Moya, Diego de: 125, 127, 129, 133, 145, Otopo: 138.
146, 170, 239, 250, 262. Oviedo, Lázaro de: 108.
Mulato Mateo: 177. Oxanasta Juan (cacique): 138, 144.
Muna: 141.
Muños de Silva, Francisco: 240. Pachama: 142.
Muñoz de Piedrota, Joan: 177, 193, 197, Pachanama: 140.
205,209,211,212,215,217,218,221, Pachcananti: 139.
223, 351. Pachusuni: 143.
Pajajama: 138.
Navarro, Francisco: 324, 325, 338. Pajuamasi: 142.
Navarro, Ignacio: 395. Palomino, Juan: 332.
Nieto de la Torre, Joseph: 249, 253, 254, Panaton: 139.
256, 257, 261, 262. Panaysa: 140.
Nieto Purísima, Joan: 244, 250. Paniagua: 357.
Numanama: 138. Panisa: 141.
Numanasi: 140. Pantoja de Heredia, Gonzalo: 106, 107,
Núñez de Santiago, Miguel: l03. 108.
Nuñez de Silva, Francisco: 239, 240, 241, Pardo de CárdenM, Sancho: 227.
243,244, 245,249, 292,295. Pardo y Carvajal, Nicolás: 232, 234. 235.
Nooez Tenorio, Diego: 188. Parra, Diego Esteban de la: 97.
Pasasama: 141.
Ojanase: 140. Paschananti:139.
Ojanasta, Juan (cacique): 130, 131, 132, Pasi: 142.
133,134,136, 137, 141,154,155,171 , Pasuamage: 141.
172,174, 179, 180, 181, 182,184,190, Pasuma: 142.
191,192, 194,195,196,206,209, 211, Paulapi: 138.
214, 125,216, 217,220,222, 223,224, Paxama: 140.
237. Paxanase: 140.
Omonte, Melchor de: 95. Paxares, Diego de: (ver Sanchez Pajares).
Ordóñez Alonso: 113, 114. Paz, Pablo de la: 244, 245, 247, 248, 250,
Ordóñez de Pineda, Jerónimo: 113, 114. 268.
Ordóñez Mego, Alonso: 113, 114. Peña, Alonso de la: 269,313.
Ordoñez Mego, Luis: 113, 114. Peres Mexia, Francisco: 129, 170. 254,
Orduña Pinedo, Juan de: 1O1, 113, 283. 257, 258, 259, 260, 261, 262.
Orduña Salazar, Pedro de: 113. Peres, Bias: 127, 253.
OrejónEscandón,Femando: 117,118,119, Pérez de Tel10, Bias: 254, 258.
231. Pérez, Bartolomé: 338.
410
Pérez, Francisco: 126, 129, 169, 253. Raimundo (indio): 203, 353.
Peso, Diego del: 317, 327, 328, 333. Ramírez, Ambrosio: 126.
Pesso, Francisco de: 240, 241. Ramírez, Bias: 170, 257.
Phelipe: 91. Rarnírez, Mateo: 113.
Picino: 139. Rarnírez, Miguel: 126, 128, 130, 135, 169,
Piedrola, Juan de: 159, 196, 197,224. 170,171,257.
Pinachi: 142. Rastrojo, Juan: 126, 169.
Pinasi: 138. Rengifo, Alonso: 127.
Pinedo, Cristóbal de: 125, 126, 127, 128, Reyes, Martín de los: 257.
130,131,132,133,135,136,137, 166, Reyes, Mateo de los: 366.
168, 169, 170. 171,213,216,237,257, Riba Herrera: (ver Riva Herrera).
261, 366. Rioxa, Matías de: 268, 320,327, 331 , 339,
Pinedo, Felix: 126, 127, 129, 130, 168, 340, 341, 342.
169, 170, 172, 175, 178, 179, 184 Riva Agüero: (ver Riva Herrera).
Pinedo, Xpobal de: 253, 254, 258, 259, Riva Güero: (ver Riva Herrera).
260, 261, 349. Riva Herrera, Martín de la: 13, 14, 15, 16,
17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26,
Piña, Gregorio: 245.
27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36,
Pisesa: 142.
37,39,44,46,47,48,49,53,54,57,
Pizeno: 138.
60, 61 , 62, 63, 64, 67, 68, 70, 71, 72,
Polanco de Santillana, Nicolás: 366, 367.
75, 76, 77, 78, 80, 82, 83, 84, 85, 86,
Polo de la Aguila, Juan: 244, 245, 246, 248,
87, 88, 89, 90, 91, 95, 96, 97, 98, 99,
250.
100, IOI, 104,109, IIO, 114,115,118,
Polo Joan: 127, 169.
119. 120,121,122,123,125,126,127,
Ponce de Pinedo Cristóbal: 124. 128,129,130, 131133, 134,135, 136.
Pozo, Francisco del: 244. 137,144,146,147,148, 149,150, 151,
Prieto, Pedro: 235. 152, 153,154,156,157,160,161, 162,
Puachama: 143. 163,164,165,166,208, 226,228,230,
Puanabi: 143. 232,235,237,238,239, 241,243,245,
Puanachi: 139. 247,248,250,251,252, 253, 254, 256,
Puchanama: 140. 257,258,259,260,261,262,263,265,
Puchuanasi: 142. 266,267,268,269,275,276,277,278,
Puelanase: 141. 279282,283, 284,301,303,304, 305,
Puelmesta: 140. 307, 308,309,311,313,314,316, 318,
Pujanaua: 143. 319,321 , 322,324,325, 326, 328, 329,
Punasi: 140. 330,331,333, 334,335,336, 337, 340,
Pusicano: 141. 342, 344,345,356,357,358,359,360,
Puysama: 140. 361,363, 364.365,367,368.371,374.
375, 376,378,379,380, 381,382, 383,
Quezada, Pedro de: 163, 358, 359, 362. 384,386,387,389,390,391,392, 393,
366. 394, 395.
Quiros, Antonio de: 251. 268, 276. Riva y Agüero: (ver Riva Herrera).
411
Riva y Herrera: (ver Riva Herrera). Sánchez Nieto, Domingo: 241 .
Riva, Antonio de la: 94. Sánchez Nieto, Francisco: 240, 257, 258,
Rodríguez de Guzmán, Diego: 303, 304. 262.
Rodríguez de Monroy, Gonzalo: 303, 306, Sánchez Pajares de Tapia, Diego: 125, 127,
384. 128,133,136, 146,168, 169,170,174.
Rodríguez, Loren~o: 126, 169. Sánchez Paxares, Diego: (ver Sanchez Pa-
Rojas, Bartolomé de: 257. jares).
Romero de la Vega, Juan: 129, 170, 257, Sánchez, Francisco: 240.
366. Sánchez, Joseph: 221.
Romero, Joan: 126, 168. Sanguyche: 139.
Romero, Marcos: 109, 110. Santa Cruz, Domingo de: 240, 244, 245,
Roxas, Juan de: 257, 258. 246, 247, 250.
Ruiz Bonifacio, Francisco: 125, 167, 168. SantaCruz,Raymundo: 198, 199,270,275,
Ruiz Bonifaz, Francisco: (ver Ruiz 277,278,286,297,308,317, 318, 323,
Bonifacio). 325,333, 338, 352,355,376,378, 379,
Ruiz de Arellano, Domingo: 64, 65. 380,381 , 382, 383,390,391,392, 393,
Ruiz de Benluriel, Diego: 77. 396.
Ruiz, Francisco: 126. Santaella. Juan de: 307, 308, 313,317, 321,
322,329,333,334, 340,341.
Saavedra, Juan de: 281 . Santillán, Francisco de: 112.
Sabachi: 142. Santisteban, Juan de: 109.
Sabula: 138. Santos, Joseph de los: 103.
Sacuca (cacique) 288, 289. Sañunaui: 141.
Sáenz Navarro, Juan Baptista: 87, 89, 94, Sarmiento Francisco: 76.
98. Sasima: 142.
Salas, Domingo de: 257. Satalaya: 141.
Saldaña, Femando de: 348. Sauca (cacique): 187.
Saldaña, Juan Andrés de: 244. Sayago, Francisco de: 177.
Salinas, Joan de: 280. Securo (cacique): 322.
Salvatierra, Conde de: 80, 97, 101. 113, Senco: 139.
162, 228, 303, 304, 305,306. Serna, Pedro de la: 219,221 , 224, 225 .
Samatas: 140. Setien Rubalcava, Gabriel: 219, 225.
Samini: 139. Sigler de Estrada, Antonio: 364.
San Francisco (padre): 150. Silbana: 139.
Sanabi: 139. Silva, Antonio de: 227.
Sanamus: 143. Silva, Gerónimo de: 245, 246, 247, 248,
Sancaleipa: 140. 250.
Sánchez Altamirano, Toribio: 113. Silvera y Acuña, Francisco: 244, 245.
Sánchez Bruido, Alonso: 245, 248. Sinamansa: 140.
Sánchez de Salazar, Joseph: 177, 219,220, Sinca Francisco: (ver Siuca).
224, 225. Sincupo: 143.
Sánchez Nieto, Alonso: 245, 247, 250. Sinipua: 138.
412
Sinpansi: 139. Suntani: 142.
Sinti: 140. Supamaya: 141.
Sipani: 139. Supamuya: 142.
Sipues: 142. Supuama, Ana: 138.
Siuca Francisco: 128, 135, 144, 170, 175, Susuana: 142.
179, 180, 182, 183. Susuanama: 138, 141.
Sobarsso, Francisco de: 101. Suynche: 141.
Solano de Herrera, Joan: 101. Suyngaua: 138.
Solano, Salvador: 78, 79, 80, 88, 89, 90, Suysanampi: 143.
92, 94, 95, 96, 229.
Solar, Juan de: 367. Tafur de Córdova, Juan: 113, 115, 117.
Solarssa, Lorenzo de: 1O1. Tafur de Córdova, León: 103, 106.
Soliz, Alonso de: 113. Tahachina: 140.
Solli: 141. Tahanama (hijo): 143.
Solorzo, Francisco de: 102. Tajanama: 142.
Soria, Manuel de: 244. Tamasoa (cacique): 181.
Sosesa: 141. Tamayo, Antonio de: 103.
Soto, Mateo de: 232, 347. Tamia: 139.
Sozaya, Juan Triunfo de: 103. Tanapsuma: 141.
Suababa: 138. Tanasua (cacique): 181, 182.
Suacamasi: 141. Tanojoa: 140.
Suacunsa, Matheo: 138. Tapia Mercado, Agustín de: 245.
Suagamay: 138. Tapia Sambrano, Estevan de: 245, 248.
Suarnantabi: 140. Tapia Sambrano, Francisco de: 250.
Suamuscasi: 138. Taraguaz (cacique): 294.
Suanama: 140. Tasachiba: 141 , 142.
Suanama: 142, 143. Tasachigua: 142.
Suanase: 143. Tasasama: 141.
Suarez Altamirano, Andrés: 113. Tenachoa: 142.
Suarez de Corral, Simon: 363. Teran, Bartolomé: 276.
Suasananti: 140. Teyno: 138.
Suasasisa: 142. Therron, Bartolomé: 251, 268.
Suasisa: 143. Tibilo (cacique): 322.
Suatima (hija): 142. Tisama: 143.
Suatima: 143. Titu: 138.
Subicama Mateo: 142. Tocalachi: 141.
Suchiana: 139. Torres Altamirano, Luis de: 362, 363, 364,
Suchiche: 143. 36, 366.
Sucreamasi: 141. Torres, Rodrigo de: 113, 114.
Suenamesa: 141. Tosí: 139.
Sulincho: 142. Tovar, Pedro de: 244, 245.
Sumamuy: 138. Triunfo de Sozaya, Juan: 121 .
413
Troncosso: 91, 304. Vaca de Eban, Juan Mauricio: 303, 307,
Trujillo, Freo Mathias: 240, 241, 245, 246, 308,312,313,319,326,327,340,341,
247, 248, 250. 372, 394, 396.
Tuanachi: 142. Vaca de la Cadena, Pedro: 307, 322, 323,
Tuanama: 141. 326,328,329, 331,337,340,341.
Tucas: 141. Vaca de Vega, Diego: 160, 161 , 162, 163,
Tuciana: 139. 198,209,228,302, 303,319,320, 327,
Tuco: 138. 332, 352, 372, 385, 386, 387.
Tujachama: 143. Vaca de Vega, Jerónimo: 388.
Tujanasi: 142. Vaca, Juan Mauricio: 385, 386, 387, 388.
Tumanasi: 142. Vaca, Pedro(hijo): 160,161 , 164,165,302,
Tumbasi: 138. 303, 313, 317, 320,321 , 324,325,327,
Tunasi: 140. 328,332,333,334,335,336,371,383,
Tunasi: 142. 385,386,389,392,393.
Tupulma: 139. Valcai;ar, Hernando: 227.
Tusachama: 141. Valdés y Llanos, Juan de: 162, 163, 232.
Tusana: 143. Valdez, Ignacio de: 299.
Tusianarna (soltero): 142. Valle, Leonardo del: 230, 344.
Tusianama: 141. Vardales, Diego: 126, 129, 168, 170.
Tussa Yocasi: 138. Vargas Machuca, Juan de: 55, 11 O, 124,
Tussaguasi, Juan: 138. 159, 167.
Vargas, Valentín de: 232, 347.
Ubichama: 141. Vasques Lozano, Antonio: 126, 127, 129.
Uchachama: 141 . 169, 170.
Uchama: 143. Vasquez de Caicedo, Pedro: 127, 278, 281 .
Uchanama: 139. Vasquez de Maldonado, Salvador: 156.
Uchanasi: 140. Vásquez Quijada, Cristóbal (cura): 114,
Uchanima: 143. 115.
Uchapasa: 139. Vásquez, Pedro: 95, 126, 129, 168.
Uguasi: 140. Vazquez de Velazco, Pedro: 80, 122.
Uichianama: 141. Vázquez, Jacinto: 233.
Ujarama: 142. Vehanami: 139.
Ujayba: 140. Velasco Madrigal, Francisco de: 240, 241,
Uj uanama: 140. 245,246, 247,248, 240,251 , 339, 341,
Umapus: 142. 342.
Unguaya: 138, 140, 141, 179, 180. Velasco, Juan de: 374.
Untuanamusa: 141. Velásquez de Medrano, Pedro Salvador:
Unyage: 140. 154, 186, 189, 195, 205, 206, 21 o, 229,
Upachima: 142. 237,240,241,243,251,253,254,256,
Upiche: 142. 257, 269,270,284,298,299,343,350.
Usiama: 142. Velazco, Miguel de: 113, 114.
Usianasi (cunchiba): 142. Vera, Bias de: 113, 114.
4 14
Vierga, Juan de: 299. Ypagema: 142.
Villacona, Juan de: 113. Ypajane: 142.
Villanueva, Pedro de: 113. Ypanasi: 142.
Villela, Andrés de: 72, 76, 77, 163, 345, Ypapina: 140.
361. Ypaxasi: 143.
Viña, Juan de la: 244, 324, 330, 336. Ypuahama: 143.
Ypuanama: 140, 141.
Xil, Benito: 245. Ypuanasi: 139.
Xinés, Tercero: 121. Ysaana: 143.
Yscaui: 138.
Yaepasi: 140. Ysopa: 138, 139.
Yaguachi: 143. Ystamuesa: 143.
Yamas: 141. Yumasa: 141.
Yangabachi: 141. Yumucsama: 141 .
Yavispua (cac ique): 193. Yunianasi: 143.
Ybahen: 141.
Ybanasi: 143. Zambrano, Francisco: 246.
Ychaasi: 143. Zambullis: 139.
Ychanasi: 143. Zapata Riva de Neira, Alejos: 253, 254,
Ychaque: 143. 257,258, 259,260, 261.
Yebona (cacique): 202. Zayta: 138.
Yjuama: 143. Zelis de Saldaña, Femando: (ver Celis de
Yjuanana: 143. Saldaña, Femando).
Ylinchuja: 141. Zéspedes Prieto, Juan de: 165.
Ylusi: 138. Zozaya, Juan Triunfo de : 106, 107,
Ynagui: 138. 113,121.
Ynasama: 142.
ÍNDICE ZOOLÓGICO
415
iNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
PRIMERA PARTE
Papeles correspondientes a los trámites efectuados por Don Martín
de la Riva Herrera para obtener Licencia del Rey para llevar a cabo la
conquista de la Provincia de los Tabalosos y Motilones (1646- 1653). . 53
SEGUNDA PARTE
Memoriales e Informes sobre los sucesos y logros de las conquistas
emprendidas por Don Martín de la Riva Herrera en los ríos Huallaga,
Santiago, Tigre, Pastaza y alto Marañón. (1653-1657)... . . . . . . . . . . . . . 123
TERCERA PARTE
Papeles relativos a las disputas que se generaron a raíz de las entradas
realizadas por Don Martín de la Riva Herrera a las provincias de Maynas
y Jíbaros ( 1655-1665) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
APENDICE I
Juicio del historiador jesuita P. Francisco de Figueroa sobre lo obrado por
el General Don Martín de la Riva Herrera en la Gobernación de Maynas,
extraído de su lnfonne de las Misiones en el Marañón, Gran Pará o río de
las Amazonas, ( 1661 ). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 371
417
APENDICE 11
Juicio del historiador jesuita P. Juan de Velasco sobre la tentativa del Ge-
neral Don Martín de la Riva Herrera por conquistar la provincia de los
Jíbaros, extraído de su Historia del Reino de Quito en la América
Meridional, (1788). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 374
APENDICE III
Juicio del historiador jesuíta P. José Chantre y Herrera sobre la conquista
de los Jíbaros emprendida por el General Don Martín de la Riva Herrera,
extraído de su Historia de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Ma-
rañón español, 1637-1767, (1901). . .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. ....... 378
APENDICE IV
Juicio del historiador jesuíta P. José Jouanen sobre la conquista de los
Jíbaros emprendida por el General Don Martín de la Riva Herrera, extraído
de su Historia de la Compañía de Jesús en la Antigua Provincia de Quito,
1570-1774, (1941)........ . ... . ... .. ............ . .. ... . ....... 389
iNDICES TEMÁTICOS
418
LA PRESENTE EDICIÓN
LA CONQUISTAD[ LOS MOTILONES, TABALOSOS.
MAYNAS V J1BAROS
SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES DE
PRINTCOM COMUNICACIONES S.A.
EL 20 DE MARZO DEL 2004