Art Apl La Lengua Pescadora
Art Apl La Lengua Pescadora
Art Apl La Lengua Pescadora
2010 (83-128)
LA LENGUA PESCADORA
LA LANGUE PÊCHEUSE
Resumen:
El presente artículo versa sobre nuevos hallazgos con respecto a una entidad
idiomática que fue conocida, durante la época colonial, como lengua pescadora.
Nuevas noticias acerca de este extinto idioma nos permiten no solamente ampliar el
conocimiento que se tenía, sino que nos facultan para reinterpretar asunciones hechas
sin suficiente apoyo empírico. El trabajo se beneficia de la publicación de nuevos
documentos que, correctamente interpretados, proporcionan luces que iluminan el
panorama lingüístico de la costa norperuana. La exposición de los datos, además, está
acompañada de mapas que facilitan la comprensión del texto y hacen más agradable
su lectura.
Résumé:
Le présent article porte sur les nouvelles découvertes en ce qui concerne un organisme
idiomatique, connue pendant l’époque coloniale comme langue pêcheuse. Les
dernières nouvelles à propos de cette langue éteinte nous permettent non seulement
d’agrandir la connaissance qui existait, mais ils nous autorisent pour réinterpréter des
assomptions faites sans
83
JOSE ANTONIO SALAS GARCÍA
Abstract:
The following article turns on new findings regarding an idiomatic entity that was
known during the colonial period as pescadora language. Latest news about this
extinct language allow us not only to extend the knowledge that they had, but they let
us to reinterpret assumptions done without enough empirical support. The work
benefits from the publication of new documents that, correctly interpreted, provide
lights that illuminate the linguistic panorama of the northeren coast. The exhibition of
the information, moreover, is accompanied of maps that makes the comprehension of
the text easier and its reading more pleasant.
Palabras clave:
Lengua pescadora; idiomas de la costa norperuana; lingüística histórica.
Mots clés:
Langue pêcheuse; langues de la côte nord-péruvienne; linguistique historique.
Key words:
Pescadora Language; languages in northeren coast; historical linguistics.
0. Se conoce con el nombre de lengua pescadora a una entidad lingüística que se habría
hablado en la costa del Pacífico boreal peruano. De ella sólo se cuenta con las
menciones de su existencia en los documentos
Lo que se sabe acerca de la lengua pescadora está limitado por los Escasos
documentos que de ella hacen mención. No obstante lo cual,
1 La visita de 1605 corresponde a la cuarta visita pastoral del arzobispo Santo Toribio de
Mogrovejo y será comentada, recién, a propósito de la lengua pescadora.
2 Quien es nombrado en el estudio de Zevallos Quiñones (1996: 17). Esta fuente tampoco ha sido
comentada hasta ahora.
lenguas habladas en la extensa diócesis del arzobispado de Lima, que, a la sazón, era
mucho más amplia que la actual. El inconveniente del diario de Mogrovejo fue la
vaguedad e imprecisiones con las que se brinda la información, quedando, en más de
un caso, lagunas que han sido, frecuentemente, lamentadas. Otra deficiencia en esta
fuente radica en que la primera vez que se editó para su divulgación, sólo se publicó
una parte de las visitas que realizara el arzobispo limeño. Afortunadamente, se ha
reeditado en su integridad el diario de visitas de Mogrovejo, en donde se subsanan
algunos de los vacíos que dejó la parcial edición anterior. En efecto, la nueva edición
brinda información de la segunda, tercera y cuarta visita que realizara el primado de
la iglesia peruana. La edición completa del Libro de Visitas de Santo Toribio incluye
la cuarta visita pastoral, hecha a comienzos del siglo XVII, la cual trae noticias que no
han sido materia de análisis hasta hoy. Reservaremos estos nuevos datos para la
segunda parte de este artículo.
Finalmente, se señala al pueblo de San Juan de Illimo (Mogrovejo 2006: 40) como
localidad con la “lengua materna de los yungas”. En resumen, el Libro de visitas de
Mogrovejo da a conocer que de Huarmey hasta Illimo se habla una lengua que se
rotula como yunga, puntualizando que en Santiago y Magdalena de Cao se habla la
pescadora, así como en Eten. Se reserva, finalmente, a Lambayeque como pueblo de
lengua mochica.
Como se puede ver, la información tiene vacíos, que pueden, empero, ser
subsanados por otros documentos que son más precisos. De lo que podemos estar
seguros es del uso general que se le da al término yunga, que designaría a más de una
entidad lingüística. Lo que más llama nuestra atención es la asignación de la lengua
pescadora para el pueblo de Eten, que fue el último bastión de la lengua mochica hasta
su desaparición en la primera mitad del siglo XX. Rostworowski (1981: 99) interpreta
esto como síntoma de ser una lengua propia de personas dedicadas a la pesca. La
autora considera que la lengua pescadora habría servido como lingua franca,
facilitadora de la comunicación a lo largo del litoral, en tanto lengua técnica de un
grupo socioeconómico marginado por los agricultores. Esta postura asume la
especialización sociolingüística de un grupo como los pescadores que se habría valido
de una lengua técnica para su comunicación.
Sobre este mismo punto, Rabinowitz (1983: 257) establecía dos posibles
hipótesis: la primera es que la lengua pescadora se habría utilizado,
ininterrumpidamente, desde Virú por el sur, hasta Lambayeque por todas las villas de
pescadores. Rabinowitz aclara que esta hipótesis se formula con cargo a encontrar
nuevos documentos. La segunda hipótesis de Rabinowitz sería que los chimúes
habrían trasladado sus pescadores hacía el norte de Chicama para consolidar sus
territorios. La mención de
Uno de los cuales es el acta de matrimonio de los padres del gramático Fernando de la Carrera
(Arch. Parroq. Sagrario, lib. Bautismos N°1, f. 118). Curiosamente, los progenitores de este
gramático fueron casados por su abuelo, quien tras enviudar tomó los hábitos. Por ello es que
se le menciona como sacerdote de un pueblo de la costa norperuana. Asimismo, esta reedición
nos permite saber que Fernando de la Carrera nace recién en 1604 (Arch. Arzob. de Trujillo:
Leg. 10, cuad. 1), por lo que sería imposible que haya sido cura hacia 1597.
la lengua pescadora en Magdalena de Eten sería la única evidencia para esta segunda
hipótesis. Con respecto a la lengua pescadora en Magdalena de Eten, Cerrón-Palomino
(1995: 31) plantea que o bien puede tratarse de un error, o bien serían mitmas llevados
del sur. Torero (1986: 534), por su parte, llama la atención sobre la vaguedad de la
referencia del vocablo pescadora. Nosotros nos inclinamos por creer que el término
pescadora, en el caso de Magdalena de Eten, fue usado de manera informal y sin
ningún ánimo de ser exactos en la designación. Así, sería como también se usó a
propósito del pueblo de Magdalena de Cao, en el que se hablaban “las lenguas
pescadoras” y tal sería la manera como, en 1616, Alonso de Huerta ([1616] 1993: 17)
informa que en los valles de Trujillo se habla la lengua pescadora. De este mismo
modo, Bernabé Cobo ([1653] 1964b: 235) reconocía el alcance que tuvo esta entidad
lingüística cuando escribió que “la [lengua] de los indios de Trujillo corría muchas
leguas por la costa de la mar”.
“Corregimiento de Truxillo
en estos dos beneficios se habla la lengua de los valles que es la que llaman
quichua o mochica.
4 La "Razón de todos los beneficios”, donde se utilizó el mochica se encuentra en página sin
numerar, al inicio del Arte de la lengua yunga de 1644.
que para los pueblos de Huarmey, Santo Domingo de Xanca y Santiago de Guamba
no podríamos determinar cuál es la lengua yunga hablada en aquel tiempo, al menos
a partir del documento Ramos y del Arte de 1644.
Contando con los datos del itinerario de la segunda visita de Mogrovejo, del
documento Ramos y del Arte de 1644, tenemos suficiente información de fondo para
abordar el panorama lingüístico que planteara en la primera mitad del siglo XVII, el
agustino Antonio de la Calancha. Es a partir de la interpretación de este autor que se
fijan las posiciones de los estudios actuales, con relación a la lengua pescadora. Dos
son los temas cruciales abordados por De la Calancha, los cuales han estado sujetos a
interpretaciones y reinterpretaciones sucesivas. El primer gran tema es la delimitación
de las áreas estrictamente lingüísticas, con respecto a la hegemonía política de los
chimúes. Sobre este punto, además de Antonio de la Calancha, hemos hallado autores
que van de 1542 a 1793, los cuales dan distintas fronteras para los chimúes.
Reservaremos esto para la siguiente parte del artículo. La segunda cuestión de fondo
es la determinación de las lenguas en uso en la costa norperuana. Sobre este punto, las
opiniones divergen, según las elucidaciones que se presten a dos pasajes de la obra de
Antonio de la Calancha. Sin embargo, creemos que el panorama se clarifica si se tiene
en mente un tercer pasaje que no fue considerado, en su momento, ni por Rivet ni por
Rabinowitz. Así pues, el cronista De la Calancha proporciona la siguiente visión de la
realidad lingüística ([1639] 1977: 1235):
Ahora bien, cuando De la Calancha habla de estas lenguas como las más
comunes para el comercio y las contrataciones, entonces, echa por tierra que una de
estas lenguas pueda ser exclusiva de los pescadores. Encontramos confirmación de los
idiomas más comunes en el siguiente pasaje del cronista De la Calancha, en donde se
menciona al mochica y al quingnam ([1639] 1977: 1368):
Este pasaje ha recibido más de una interpretación. Rivet (1948: 10) planteó que
la pescadora es lo mismo que la quingnam y que la mochica. Rabinowitz (1983: 261)
va más allá, argumentando que la lengua pescadora no habría podido ser entendida
por los hablantes de mochica o quingnam que no fueran pescadores. Rabinowitz
especula que la lengua pescadora era una lengua diferente del quingnam y el mochica.
Esto también es fruto de una mala lectura de Antonio De la Calancha, quien, más bien,
identifica al quingnam con la pescadora, como una misma entidad. La distribución que
De la Calancha da para el quingnam cuadra muy bien con los datos que se tiene de la
lengua pescadora. Nuevamente, si el quingnam y la pescadora eran la misma entidad,
no tiene sentido que la pescadora haya sido una lengua exclusivamente de pescadores,
pues la sociedad Chimú era muy compleja. Con toda seguridad, se puede afirmar que
los pescadores la hablaron, pero definitivamente no es posible garantizar que
únicamente ellos la utilizaron. Máxime si se tiene en cuenta que el comercio y las
contrataciones se habrían realizado en esta lengua, pues ambas actividades trascienden
el ámbito de la pesca.
su parte, estima como dudosa la noticia del idioma quingnam. Para esta autora, habrían
existido dos lenguas: la yunga o mochica y la pescadora: Una, hablada por los
habitantes de los valles y la otra, por los pescadores de manera exclusiva. Estamos
convencidos de que la lengua pescadora, por haber sido empleada en una región
geográfica próxima al Pacífico, debió de ser hablada por los pescadores; aunque no
encontramos suficiente fundamento para considerar que, únicamente, las personas
dedicadas a la pesca hayan hablado dicho idioma.
“(...) todas las naciones nonbran a Dios con palabra, que significa lo mesmo
que Tetragrammaton, que en Quichva, i Aymara le llaman Guaca. Los
marítimos pescadores Vini, los lungas Mochicas dicen Alec, los Puquinas
Coac, nonbres de quatro letras, i eso significa Tetragrammaton en Griego,
que en Ebreo es Jeovath, i son quatro letras, lod, He, Vau, He. i los pütillos
sirven de vocales, i así entre ellos como entre éstos, quiere decir, el que causa
de todo.”
Todas las lenguas arriba citadas son lenguas generales. Por una simple
inferencia se puede determinar que los “marítimos pescadores” son los hablantes de la
lengua pescadora y, por el mismo proceso de inferencia, podemos establecer que si la
quingnam y la pescadora eran una misma lengua, entonces, tiene sentido que no se
mencione a la quingnam, ya que la pescadora ha sido aludida. De paso, hay que decir
que Vini sería una palabra propia de la lengua quingnam o pescadora, cuyos nombres
de aquí en más utilizaremos como designaciones de una misma entidad.
por esta causa se derivó llamarse todo el valle Sancta, y cuando se pobló la dicha villa por no
quitarle el nombre propio y darle el que le cuadrase la instituyó y pusieron la villa de la Sancta
María de la Pavilla.”
formula una hipótesis acerca del origen de tal nombre en tanto traducción de guaxme,
‘pescador’. Revisando el lexicón quechua de Domingo de Santo Tomás ([1560] 1951:
136), está precisamente la palabra guaxme con el significado de ‘pescador’. Del
mismo modo, nombra grupos humanos señalados por Guarnan Poma ([1615] 1993:
744 y 872) como Uachimi yunga y Latayunga Uachime en apoyo de su hipótesis,
vinculando a estos grupos con los designados como guachemines en la Crónica de los
Agustinos de Huamachuco.6 Conjeturamos que es acertado asignar como étimo de los
guachemines de la Crónica de los Agustinos de Huamachuco la palabra guaxme,
‘pescador’, aun cuando no necesariamente corresponda esto al origen del término
pescadora, como glotónimo. No olvidemos que el término guaxme aparece en
Domingo de Santo Tomás y es de origen quechua, hasta que se demuestre lo contrario.
6 He aquí los pasajes pertinentes de la Crónica de los Agustinos ([1560] 1992: 17-18): “(...)
Ataguju envió a el mundo desde el cielo a este Guamansuri; y éste vino a el mundo a la
provincia de Guamachuco, que allí se avía de comenҫar, y quando vino halló en él a unos
cristianos que en lengua de Guamachuco se llaman guachemines [...]. Tenían estos
guachemines una hermana que llamavan Captaguani, la qual tenían muy encerrada que no la
veya nadie, y un día fueron los hermanos fuera y entonces Guamansuri fue a ella y con halagos
y engaños la uvo y emprenó [...]. Este Catequil fue adonde murió su madre y resucitóla, y
entonces la madre dióle dos guaracas o hondas que su padre Guamansuri avía dexado para que
las diese a los que pariese, para que con aquellas avía de matar a los guachemines, y entonces
dize que el fuerte mancebo mató a los guachemines y a algunos que quedaron echólos de la
tierra; entonces subióse a el cielo, y díxole a Ataguju: “Ya la tierra está libre y los guachemines
muertos y echados de la tierra, agora le ruego se crien yndios que la habiten y labren". Ataguju
respondió que pues lo avía hecho tan fuertemente y avian muertos los guachemines, que fuese
a el cerro y puna quellos llaman que se llama Guacat, encima de Sancta, ques donde agora está
fundada la Villa de la Parrilla, entre Trujillo y Lima [...] y cabasen con taquillas o aҫadas de
plata y oro y de allí sacaría los yndios, y de ahí se multiplicarían (...)”
“Antes de la venida de los españoles a esta tierra estaba este valle y comarca
muy poblado de indios [...]; eran dos las naciones que lo habitaban, con
lenguas distintas, las cuales aún conservan hoy
los pocos que quedan de ambas. Los naturales de Caraguayllo y sus términos
eran de la una nación, cuya lengua corre desde allí adelanta por el
corregimiento de Chancay y banda del septentrión; y desde el mismo pueblo
de Caraguayllo hasta el de Pachacamac habitaba la otra nación.”
7 Antes que Torero, Rabinowitz (1983: 261) había elucubrado algunas características que podría
haber tenido la lengua pescadora, pero sin mayor apoyo empírico.
2. Nuevas informaciones
Con todo, la manera tajante como los morfemas -nique (en topónimos de
Lambayeque) y -namo (en antropónimos de Trujillo) separan las entidades lingüísticas
no permite apreciar el bilingüismo chimú en su real dimensión. Este análisis no solo
se resiente por falta de apoyo empírico, sino que tiene errores léxicos. Por nuestra
parte, más bien creemos que la desinencia -nique es la forma castellanizada del
morfema locativo -nic (Carrera 1644: 120), pues muchos topónimos acabados en tal
desinencia -nique carecen de un entorno fluvial que justifique el uso de tal terminación
con el significado de ‘río’, además es preciso apuntar que la forma -nique no
corresponde con la del término mochica nech ‘río’(Carrera 1644: 2).
Todas las fuentes tardías del siglo XVII, excluyen Trujillo como localidad de
habla mochica. Las fuentes del siglo XVI empero, nos hablan de bilingüismo, incluso
en el valle de Moche. Gonzalo Fernández de Oviedo (1855: 224-225) escribe:
“En otras ochenta ó noventa leguas que hay desde aqueste rio hasta la villa de
Truxillo hay otras lenguas que llaman mochicas, é las mugeres que visten
como las de Tumbez, é los indios camisetas é pánicos y en las cabeꞔas unas
madexas de lana hilada colorada é muy fina, una vuelta desde á la cabeꞔa y
echado su barbiquexo: é traen todos unas mantas por capas, porque tienen por
afrenta andar sin ellas, é los señores se sirven de mucho arte. Tienen sus pages
é sus offiꞔiales é coꞔineros, todos hombres, no mugeres: andan en hamacas:
si no es en la lengua, en todo lo demás, en trage, en serviꞔio, en sacrifiꞔios é
ꞔeremonias todos acuerdan en una cosa.”
Chimo”. Cabello Valboa ([1586] 1951: 329) también aporta un indicio del
bilingüismo en Trujillo. En los nombres de la segunda dinastía de gobernantes de
Lambayeque se puede constatar una pista más. Obsérvese, a tal efecto, el nombre del
primer gobernante de la segunda dinastía chimú de Lambayeque. Nos referimos a
Pong Massa, natural de Chimo. Este personaje impuesto por el Chimo Cápac en
Lambayeque tiene un nombre indudablemente mochica. La palabra pong en dicha
lengua significa ‘piedra’ (Carrera 1644: 144) y massa significa ‘guanábana’ o
‘chirimoya’ (Brüning [1905-1924] 2004: 32). El nombre Pong Massa significa, pues,
‘guanábana o chirimoya de piedra’. Se nos dice, además, de modo explícito que este
personaje era procedente del Chimo, esto es, del actual Trujillo. Por ese motivo, somos
de la opinión de que en Trujillo existía una situación de bilingüismo, conforme lo
demuestran los documentos que venimos presentando.
Gutiérrez traduce lo dicho por “Don pedro cacique deste balle y a don Myn. que ha
sido su governador y a don Gonzalo principal y don Felipe principal de guanchaco y
a don diego guarnan y don Hernando sepnamo e otros principales (...)”. Asimismo,
Gutiérrez hizo entender un mensaje del rey de España a los principales del valle de
Chimo: Francisco Chumbinamo, Diego López, Diego Guamán Cache, Francisco
Guamán Payco, don Hernando, don Felipe, don Juan, y don Diego, hijo bastardo de
Antonio Chayguaca. No sorprende que alguien de Huaura hablase la misma lengua de
los chimos, pues, según la Historia Anónima de 1604 publicada por Vargas Ugarte
(1936: 232), Chumun Caur, hijo de Minchan Ҫaman, era precisamente de dicho
pueblo. Nótese de paso que Cristóbal Gutiérrez traduce y trasmite mensajes para
algunos de los que fueron interpretados por los otros traductores, lo cual comprueba
que Chicama, Huanchaco, Chimo, Chao, Casma y Huaura poseían una lengua común.
La distribución de tal lengua se inscribe dentro de las fronteras del territorio bajo
control Chimú en el siglo XVI.
yunga ni serrana. No sabe el dicho cura la lengua yunga ni serrana en ninguna manera
para estos indios que es la que ellos saben” (Mogrovejo [1605] 2006: 431). En este
caso, la lengua serrana no puede ser otra que el quechua, mientras que la lengua yunga
sería la pescadora, pues el mochica no se habló en Ancash. En la segunda visita
pastoral, se leía que, en Quisquís, el cura “sabe la lengua que hablan los indios”,
aunque no se decía cuál era dicha lengua.
Ahora bien, un dato curioso es lo que se dice acerca del pueblo de Huarmey,
pues allí se afirmaba en 1593 que el cura “sabe la lengua general y los indios hablan
la yunga y entienden muy poco de la general”. Hacia 1605, la realidad que se describe
es muy diferente. “Sabe la lengua de los indios el cura. Sabe el dicho cura la lengua
general que es la que hablan estos indios” (Mogrovejo [1605] 2006: 424). La
interpretación que damos a esta información es que la evangelización en quechua
empezó a sustituir la lengua pescadora, la cual no era conocida por los sacerdotes de
Chao, Guañape, Santa, Nepeña, Casma, Quisquís, Llaután o San Francisco de Parquín.
Creemos que para los curas resultaba más práctico aprender solamente el quechua,
puesto que permitía con una misma lengua doctrinar en distintas zonas del virreinato,
en vez de aprender lenguas regionales que hubieran o bien limitado su ámbito de
acción, o bien supuesto un esfuerzo adicional en el aprendizaje. A fuerza de repetición,
los indios de Huarmey que entendían poco la lengua general en 1593, la hablaban en
1605, puesto que era la única que conocía su sacerdote. La obra evangelizadora hizo
retroceder la pescadora hasta su total desaparición.
Por lo que hace a De la Calancha, hay que considerar que este autor, al describir
la realidad de las conquistas de los chimos, se está refiriendo a hechos que acaecieron
en el siglo XVI y no en el XVII, que es el siglo en el que este cronista escribió su obra.
Así, cuando De la Calancha asevera que la lengua quingnam se habló hasta Lima, esto
se debe haber producido en el tiempo de mayor auge de la cultura Chimú y no en la
época que le tocó vivir. Por esta razón, el mismo De la Calancha dice que la lengua
quingnam es la que hablan en el momento en que él escribe (siglo XVII) en los “valles
de Trujillo”, esto es, no solamente en el valle de Moche, sino en la jurisdicción de
Trujillo que, a la sazón, no era la misma que el actual departamento de Trujillo; toda
vez que Trujillo correspondía a un obispado que iba de Colán a Santa. De ahí que se
haga referencia a los valles de Trujillo en plural.
Es preciso, pues, establecer cuáles fueron los valles de Trujillo a los que De la
Calancha hace alusión y, si es el caso, determinar que otros valles además de aquél
empleaban la lengua quingnam o pescadora. Por
el norte, este autor menciona que en los tiempos de Francisco Monroy, quien fue
sacerdote de 1553 a 1583, se habla en presente el muchic y el quingnam. Hasta finales
del siglo XVI se usó el quingnam o pescadora en Pacasmayo. El documento Ramos
de 1630 ya no menciona la zona de Pacasmayo más que como territorio mochica. Lo
propio hará Fernando de la Carrera. El mismo De la Calancha decía que Pacasmayo
usó el quingnam en los momentos de auge Chimú, es decir, como una segunda lengua
de relación. Es probable que para cuando De la Calancha escribiera, Pacasmayo,
solamente, contase con hablantes ancianos bilingües. Por ello, todas las palabras que
ofrece de esta zona son, en realidad, términos provenientes del mochica, que fue la
lengua que sobrevivió a la caída Chimú. A su turno, por la zona austral, la distribución
de la pescadora del documento Ramos se superpone con la de Mogrovejo, que incluso
la extiende en su cuarta visita pastoral por el sur de manera explícita, esto es,
mencionando a la lengua pescadora como tal hasta Nepeña y por medio de inferencias
que hemos hecho al interpretar el término “yunga” hasta Casma. Si consideramos lo
expresado por De la Calancha, los aportes del documento Ramos y de la edición
completa del Libro de visitas de Mogrovejo, la lengua pescadora se habría hablado en
el siglo XVII en Jequetepeque (en franco proceso de desaparición), Chicama, Moche,
Virú, Santa, Nepeña, Casma y, probablemente, Huarmey (también en trance de
consunción). El caso de Huarmey es emblemático. En 1593 se decía que sus indios
hablaban una lengua yunga y entendían poco de la general. En 1605 se aseveraba que
eran hablantes de la general. Aquí antes que una contradicción, vemos en este hecho
el germen de la desaparición de la lengua pescadora, por acción del avance del
adoctrinamiento en quechua por las costas del Pacífico. Es más, incluso el sacerdote
de Nepeña, más al norte de Huarmey, ya se vale hacia 1605 de la lengua general
quechua y del castellano, que, a la postre, será el único idioma que se utilizará en la
costa norperuana. Está documentado el desinterés por aprender la lengua pescadora.
Probablemente, la tardía creación del obispado de Trujillo hacia 1611 no consiguió
frenar la desidia que tenían los sacerdotes del obispado de Lima por el aprendizaje de
esta lengua. Con todo, el notario Andrés de Obregón en 1631 aún da fe de sacerdotes
examinados en lengua pescadora (Zevallos Quiñones 1996: 17).
Para Cabello Valboa ([1586] 1951: 317) “los Chimocapaz [...] tenían el
Ymperio, y Señorio en los llanos, y arenales de el Piru desde Guarmei hasta Tumbez.”
Garcilaso fija el límite meridional de los chimúes, cuando nos relata que Inca
Yupangui ([1609] 1960: 237):
“(...) caminó hasta el valle que llaman los indios Huaman, y los españoles la
Barranca, y de allí envió los recaudos acostumbrados de paz o de guerra a un
gran señor llamado Chimu, que era señor de los valles que hay pasada la
Barranca, hasta la ciudad que llaman Trujillo, que los más principales son
cinco, y han por nombre Parmunca, Huallmi, Santa, Huanapu y Chimu, que
es donde está ahora Trujillo, todos cinco hermosísimos valles, muy fértiles y
poblados de mucha gente, y el curaca principal se llamaba el poderoso Chimu,
del nombre de la provincia donde tenía su corte.”
“Este ameno Valle, nombrado CHIMU, fue Señorío de unos Regulos, que
todos se titularon CHIMUS, que en nuestro Idioma corresponde à Poderoso.
Corria esta dominacion desde los confines de la Provincia de Chancay, hasta
el Pueblo de Tumbez por el espacio de doscientas leguas (...)”8
De igual manera, Joseph Ignacio de Lequanda ([1793] 1965: 37) nos brinda un
límite meridional diferente al de los anteriores autores:
“Este Príncipe que era independiente y absoluto desde Supe hasta Tumbez,
en la distancia de mas de 200 leguas de la Costa, fué sojuzgado por el mayor
poder del General Inca Yupanqui, hijo primogénito del Emperador
Pachacutec, IX. de este Imperio, en la batalla que le presentó en el campo de
Parmunca, decidida en Santa. Se hiciéron á los márgenes de su caudaloso rio
las Capitulaciones, dexando á este Regulo pacífico en sus estados, sin
8 Los datos de Feyjóo fueron tomados del poema Lima Fundada o Conquista del Perú de 1732
escrito por Pedro de Peralta Barnuevo. En el canto segundo está la estrofa XXI que tiene la
siguiente nota al pie de página: “Pachacutec fué noveno Inca, hijo de Viracocha. Envió á su hijo
el principe Inca Yupanqui con su hermano Capac Yupanqui á sojuzgar al Chuquimancu que
dominaba desde Runahuaná hasta Chilca, en cuyos dos lugares solos habia sesenta mil vecinos.
Ressistióse este valeroso. Sitiáronlo, mudando tres veces el ejército y haciendo de los cuarteles
otro Cuzco. Rindiéronlo y ejecutaron lo mismo como Cuysimancu que reinaba desde allí en
otros cuatro valles en que se incluía el de Rímac o Lima, de donde pasaron á debelar al Gran
Chimú que imperaba desde Chancay hasta donde hoy está Trujillo. Pero todos obtuvieron de la
benignidad de Pachacutec quedar con sus estados debajo del reconocimiento á su poder. Los
historiadores citados.” Tales historiadores son Garcilaso, de Cieza y Gómara. De ellos sólo
Garcilaso habla del chimo. Si la fuente de Pedro de Peralta Barnuevo fue Garcilaso de la Vega,
entonces, la referencia a la provincia de Chancay, por parte de Feijoo, no coincide en tanto área
geopolítica con la de Paramonga que se halla en otra provincia. El origen del error debe dimanar
de Pedro de Peralta Barnuevo, de quien Feijoo tomó la información. Peralta debe haber tomado
la referencia de Chancay de Bernabé Cobo ([1639] 1964a: 301).
otra pensión ni omenage, que el de adorar por único Dios al sol, y repudiando
para ello sus Idolos patrios á quienes daban culto en sus suntuosos
adoratorios.”
es, antes de 1532, había dos naciones con lenguas diferentes y que aún quedaban pocos
en los tiempos que dicho sacerdote escribió su crónica. Sin embargo, Cobo jamás
menciona el quingnam, como se lo atribuye Rivet. Las dos naciones con lenguas
diferentes bien podrían ser variedades bastante diferenciadas de quechua. La cuarta
visita pastoral de Mogrovejo hace hablar a las zonas costeras de Lima en quechua.
Curiosamente, De la Calancha ([1639] 1974: 134) pone palabras quechuas en boca de
los habitantes nativos de Lima:
3. Conclusiones
Por lo que hace a los límites de la lengua pescadora o quingnam, hay que decir
que el establecimiento de los mismos, hasta ahora, se había dado en todos los casos
sobre la base de informaciones del siglo XVII, proporcionadas por el documento
Ramos, De la Calancha o De la Carrera. El panorama en el siglo XVI, sin embargo, es
diferente. Los datos onomásticos (topónimos y antropónimos) nos hablan de un
bilingüismo de Pacasmayo a Chicama en el siglo XVII, con tendencia a la desaparición
de la lengua pescadora de Pacasmayo. A su vez, la onomástica junto con las fuentes
de las crónicas tempranas nos hace pensar que este bilingüismo era aun más extendido,
llegando incluso hasta Trujillo en el siglo XVI. Ahora bien, una fuente de capital
importancia para determinar la realidad de la costa norperuana es la Crónica de
Ocxaguaman, la cual nos hace conocer que desde Huaura hasta Chicama existían
intérpretes que se entendían en la misma lengua, siendo este hecho compatible con el
área lingüística que habría ocupado la pescadora o quingnam en la primera mitad del
siglo XVI. El distinguir la información del siglo XVI de la del XVII pone de
manifiesto la diferencia de alcance del bilingüismo entre la pescadora o quingnam y
el mochica, llegando incluso hasta la zona de Trujillo, lo cual no podría ser conocido,
si únicamente nos valiésemos de la información del siglo XVII. Otra fuente importante
de conocimiento para la lengua pescadora se encuentra en el Libro de visitas del
arzobispo de Lima Toribio de Mogrovejo. En efecto, Mogrovejo ha sido una fuente
que no se había podido utilizar cabalmente, debido a los vacíos que dejara la edición
parcial de dicho manuscrito. La completa nueva edición subsana alguna de las lagunas
anteriores y obliga a reinterpretar los datos hasta hoy conocidos. Así, es necesario
acotar las informaciones para el siglo XVII, distinguiéndolas de las que se poseen para
el siglo XVI. Los datos de la cuarta visita de Mogrovejo a comienzos del XVII
muestran la lengua pescadora en una franca situación de retracción por la pérdida de
poder de los chimos hacia el norte en Pacasmayo y la acción de la obra evangelizadora
que avanzaba por el sur con la lengua quechua y el castellano. Los nuevos documentos
permiten un mayor conocimiento de la lengua pescadora más allá de Virú, que era la
anterior frontera de nuestro saber.
BIBLIOGRAFÍA
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Lima: Fondo Editorial de la PUCP.
Correspondencia:
José Antonio Salas García
Correo electrónico: jos778@hotmail.com