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Es complejo definir este concepto debido a su complejidad, la opinión propia y otros factores. Se
propone una definición aproximada del Estado como una "institución de dominación política en una
sociedad territorialmente delimitada". Se menciona que el estado es una institución ya que perdura en
el tiempo y ejerce autoridad a través de medios como leyes, justicia, administración pública y fuerzas
armadas.
El estado utiliza como medio la dominación - la capacidad de imponer voluntad sobre otros - para
ejercer orden y autoridad en un territorio específico.
Este tipo de dominación se basa en el control de los medios de coacción física en un territorio
delimitado. El Estado ejerce autoridad y control sobre la sociedad, defiende el territorio y hace cumplir
las leyes, incluso recurriendo al uso de la fuerza física a través de fuerzas de seguridad como la Policía y
las Fuerzas Armadas.
Se destaca que el Estado es el único actor legalmente autorizado para utilizar la fuerza, lo que lleva al
concepto de "monopolio de la coacción física". Esta característica distintiva del Estado se limita al
territorio nacional. Fuera de ese territorio, el Estado no puede aplicar la fuerza para hacer cumplir sus
leyes debido a la presencia de otros Estados.
las categorías de dominación, control y orden implican relaciones entre individuos y grupos. El Estado
juega un papel en la configuración de estas relaciones sociales, pero a la vez, es el resultado de ellas. No
es un ente con voluntad propia, sino un conjunto de relaciones entre sujetos que interactúan dentro de
una sociedad y, a través de sus acciones, contribuyen a la formación del Estado.
El Estado es considerado como una relación social, ya que se origina de la interacción entre personas y
grupos. Dado que toda relación social es histórica y se desarrolla en momentos y lugares específicos, el
Estado también tiene una existencia histórica. En la Edad Media, el Estado tal como lo conocemos hoy
en día no existía en su forma actual. El Estado moderno, asociado al capitalismo, surgió junto con el
desarrollo del capitalismo.
Estado y capitalismo.
La Revolución Industrial en Europa marcó la transición del feudalismo al capitalismo a través de cambios
graduales que favorecieron la producción industrial y el comercio. El surgimiento del Estado moderno
fue parte de esta transición, vinculando el Estado y el capitalismo. La industrialización estructuró la
sociedad en torno a la propiedad privada, creando dos clases: capitalistas, dueños de medios de
producción, y trabajadores, quienes ofrecían su trabajo por salario. Esta división creó dominación
económica y el capitalismo generó desigualdad en la distribución de beneficios.
Además de su capacidad de coacción, la legitimidad es crucial para mantener el orden. Sin ella, las
medidas impuestas no serían sostenibles, ya que la sociedad se opondría. El Estado capitalista asegura la
propiedad privada, permitiendo la división entre capitalistas y trabajadores. Su subsistencia se basa en
esto, y para cumplir su papel, emplea mecanismos de legitimación. Opera en el ámbito ideológico,
transmitiendo valores de bien común o identidad nacional a través de educación y medios. También
interviene en lo material, con políticas públicas que buscan satisfacer necesidades y brindar equidad.
Estado y nación.
En la mayoría de los Estados actuales, se ejerce autoridad en territorios habitados por personas con una
identidad nacional compartida. Los términos Estado y nación a menudo se usan juntos. La nación se
refiere a una comunidad con idioma, cultura, historia y expectativas en común, así como a la
pertenencia a un territorio o entorno natural.
La nación busca unir a personas bajo un mismo Estado, creando una identidad colectiva que trasciende
diferencias individuales. Esto genera cohesión, imaginarios y lealtades compartidas que impulsan un
interés común. El Estado actúa en nombre de estos intereses nacionales a través de políticas.
Estado y mercado.
El Estado es dinámico y se adapta a medida que cambian los conflictos sociales y las demandas de la
sociedad.
La transformación de la organización política medieval, basada en la voluntad divina, fue impulsada por
el auge del comercio y la vida urbana, lo que fortaleció a la burguesía. Esto llevó a cuestionar el orden
feudal y sus jerarquías. La burguesía buscaba poder político y simbólico, lo que contribuyó al declive del
feudalismo y al surgimiento del capitalismo.
En esta época, surgieron diversas ideas de pensadores que establecieron los fundamentos del
pensamiento político moderno. Estas ideas proporcionaron nuevos cimientos para la organización de los
Estados y su relación con la sociedad e individuos. Estos principios contribuyeron a definir la forma y el
funcionamiento de los Estados en evolución.
El contractualismo
El contractualismo es una teoría política que sostiene que la sociedad y el poder político surgen a través
de contratos sociales. Filósofos como Hobbes, Locke y Rousseau propusieron enfoques distintos. Hobbes
argumentó que la gente cede derechos para formar un Estado absoluto que asegure la paz. Locke creía
en un gobierno limitado para proteger derechos individuales. Rousseau defendió una sociedad basada
en el bien común y la soberanía de la voluntad general a través de la democracia directa. Estas ideas
exploraron cómo los contratos sociales dieron forma a las relaciones entre individuos y el Estado.
El Marxismo
El marxismo, basado en las ideas de Karl Marx, sostiene que el Estado surge de las relaciones de
producción en una sociedad capitalista. A diferencia del contractualismo, el marxismo no ve al Estado
como producto de un contrato, sino como resultado del modo de producción. En el capitalismo, las
relaciones de propiedad y explotación definen las clases sociales y el Estado actúa para garantizar el
poder de la clase capitalista y la explotación de los trabajadores. Marx señaló que el capitalismo se basa
en la acumulación originaria, lograda a menudo mediante la violencia y la explotación. El Estado, lejos de
ser neutral, protege las relaciones desiguales y oculta los conflictos y la violencia inherentes al sistema.
El estado liberal
El estado de bienestar
El Estado de bienestar surgió como respuesta a los problemas causados por conflictos y crisis del
capitalismo, como las guerras mundiales y la depresión de 1930. Tras la Segunda Guerra Mundial, los
Estados comenzaron a intervenir más en la economía y en la sociedad para equilibrar las economías y
abordar los problemas sociales. Este modelo se caracterizó por una fuerte intervención estatal en la
economía, incluyendo subsidios a empresas privadas, inversiones en infraestructura y empresas
estatales. También se enfocó en establecer una red de servicios sociales universales, como salud,
educación, vivienda y seguridad social. Este enfoque en los derechos sociales ayudó a disminuir las
tensiones entre trabajadores y empresarios, y expandió la participación política de diversos sectores
sociales.
El estado neoliberal
El Estado neoliberal surgió como respuesta a críticas hacia el Estado de bienestar. Sectores ligados al
capital se oponían a la alta carga impositiva y alegaban ineficiencia en la burocracia estatal y
desincentivos al trabajo. A partir de los años 70, el Estado de bienestar enfrentó crisis fiscales debido a
gastos excesivos y dificultades para recaudar suficientes recursos. Esto llevó a un alto endeudamiento y
problemas de inflación. En respuesta, se promovieron reformas que dieron lugar al Estado neoliberal en
las décadas de 1980 y 1990.
El Estado neoliberal redujo la intervención estatal al mínimo, confiando en el mercado como regulador
social. Se privatizaron empresas estatales, se flexibilizaron condiciones laborales y se recortaron
derechos sociales asociados al trabajo. Esto condujo a altos niveles de desempleo y a la implementación
de políticas asistenciales. Sin embargo, generó sociedades desiguales, donde los sectores de ingresos
altos obtenían la mayor parte de la producción económica, la clase media empobrecía y los grupos de
bajos ingresos quedaban excluidos del trabajo y el consumo.