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Issn:: Geofísica Internacional 0016-7169 Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geofísica

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Geofísica internacional

ISSN: 0016-7169
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Geofísica

Canet, Carles; Franco, Sara I.; Morelos-Rodríguez,


Lucero; Rajabi, Abdorahman; Núñez-Useche, Fernando
Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo
Geofísica internacional, vol. 60, núm. 3, 2021, Julio-Septiembre, pp. 258-279
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geofísica

DOI: https://doi.org/10.22201/igeof.00167169p.2021.60.3.2130

Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56871790005

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abierto
Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279. C. Canet, et al.

_______________________________________________________________________________Artículo original
https://doi.org/10.22201/igeof.00167169p.2021.60.3.2130

APUNTE GEOLÓGICO Y REVISIÓN HISTÓRICA DE LA ZONA GEOTÉRMICA DE PATHÉ,


HIDALGO

Carles Canet1,2, Sara I. Franco2, Lucero Morelos-Rodríguez3, Abdorahman Rajabi4, Fernando Núñez-Useche3

Recibido: 5 de marzo, 2021; aceptado: 4 de abril, 2021; publicado en línea: 1 de julio, 2021.

RESUMEN
La zona geotérmica de Pathé, en el sector central de la Faja Volcánica Transmexicana, ha atraído
la atención de exploradores y científicos desde finales del siglo XVIII. El ingeniero de minas
alemán Joseph Burkart (1798-1870), contemporáneo de Alexander von Humboldt (1769-1859),
elaboró en 1836 una descripción geológica de campo por la cual esta zona geotérmica puede
considerarse la primera en México en haber sido investigada bajo los paradigmas de la ciencia
moderna. A inicios del siglo XX la zona fue estudiada por el ingeniero José Guadalupe Aguilera
Serrano (1857-1941), quien en 1907 describió las rocas eruptivas y sus productos de alteración.
Su interés eran los yacimientos de caolín de Yexthó, situados a un km de las manifestaciones
termales. A mediados del siglo XX la zona ya se prospectaba como fuente de energía geotérmica,
lo que culminó en la primera planta geotermoeléctrica del continente americano, en operación
entre 1959 y 1972 con una capacidad instalada de 3.5 MW.
Las manifestaciones termales de Pathé se ubican en la intersección de dos sistemas regionales de
fallas normales, con rumbos N-S y E-W, y están encajonadas en una unidad volcánica (toba y
lava) de composición básica a intermedia y edad Mioceno superior. Las alteraciones
hidrotermales superficiales son conspicuas y su distribución está igualmente controlada por fallas
pertenecientes a ambos sistemas. Asociada a las fallas N-S ocurre la asociación de alteración
calcita-yeso, que involucra fluidos oxidados y alcalinos ricos en sulfato. Por otro lado, ligados a
las fallas E-W ―más tardías― se hallan los depósitos de caolín, producto de una alteración
argílica avanzada, característica de zonas de condensación de vapor. Las condiciones del fluido
indicadas por esta alteración son un pH muy ácido (2–3) y temperaturas cercanas a los 100 °C.
Por su clara asociación con las fallas, así como por la ausencia de vulcanismo reciente
(Cuaternario) cercano, Pathé se considera como un sistema geotérmico convectivo controlado
por fallas. La sucesión de eventos de alteración sugiere que la actividad hidrotermal inició antes
del Plioceno.
PALABRASCLAVE: Joseph Burkart; José Guadalupe Aguilera Serrano; Faja Volcánica
Transmexicana; alteración hidrotermal; caolín; fallas normales.
*Autor de correspondencia: ccanet@atmosfera.unam.mx

1Centrode Ciencias de la Atmósfera, UNAM 3Instituto


de Geología, UNAM
Ciudad Universitaria, Coyoacán 04510 Ciudad Universitaria, Coyoacán 04510
Ciudad de México, México Ciudad de México, México

2Instituto
de Geofísica, UNAM 4School
of Geology, College of Science
Ciudad Universitaria, Coyoacán 04510 University of Tehran, Tehran, Irán
Ciudad de México, México
C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

ABSTRACT
The Pathé geothermal zone, in the central portion of the Trans-Mexican Volcanic Belt,
attracted a variety of scientists and explorers since late 18 th century. Joseph Burkart (1798-
1870), a German mining engineer and a contemporary of Alexander von Humboldt (1769-
1859), provided in 1836 a geological description of the zone because of which Pathé was
the first geothermal system to be studied in Mexico under modern science principles. At
the beginning of the 20th century, this zone was investigated by the Mexican geologist José
Guadalupe Aguilera Serrano (1857-1941), who described in 1907 the local volcanic rocks
and their alteration. His main interest were the kaolin deposits of Yexthó, located one km
to the west of the geothermal manifestations. By the middle of the century, the area was
already explored for geothermal energy, which resulted in the first geothermal power plant
in all America, operating between 1959 and 1972 with a nominal capacity of 3.5 MW.
The thermal manifestations of Pathé are located at the junction of two regional normal
fault systems, striking N-S and E-W, and are hosted by a volcanic unit (tuff and lava) of
basic to intermediate composition and Upper Miocene age. Surficial hydrothermal
alteration is conspicuous and largely controlled by faults of these two systems. Associated
with the N-S faults is a calcite-gypsum alteration assemblage, indicating oxidized, alkaline
sulfate-rich hydrothermal fluids. On the other hand, linked to the later E-W faults are the
kaolin deposits; they are the product of an advanced argillic alteration that is characteristic
of a steam-heated environment and indicates acidic conditions (pH: 2 to 3) and
temperatures around 100 °C. Because of its unambiguous relation to faults and the absence
of recent (Quaternary) volcanism, Pathé is likely to be a fault-controlled geothermal system
(non-magmatic, extensional domain type). The successive alteration events suggest that the
hydrothermal activity is long-lived and dates back to before the Pliocene.
KEY WORDS: Joseph Burkart; José Guadalupe Aguilera Serrano; Trans-Mexican Volcanic Belt;
hydrothermal alteration; kaolin; normal faults.

INTRODUCCIÓN
Por sus manifestaciones termales superficiales, antaño espectaculares, la zona geotérmica
de Pathé (ZGP), en el límite noroccidental del estado de Hidalgo (colindante con
Querétaro) (Fig. 1), atrajo desde finales del siglo XVIII la atención de exploradores y
científicos. Pocos años después de las primeras relaciones documentales, las cuales
aparecen en textos de carácter oficial y geográfico (Gómez Canedo, 1976; Ward, 1981),
Burkart publicó en 1836 la primera descripción geológica de la zona, brindando detalles de
la litología e incluso mediciones de la temperatura atmosférica y de las aguas termales. Por
estos primigenios escritos de carácter técnico, Pathé se cuenta entre las primeras zonas
geotérmicas de México en ser estudiada bajo los paradigmas de la ciencia moderna (cf.
Morelos Rodríguez, 2012).

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Figura 1. Mapas de ubicación de la zona geotérmica de Pathé, en la región limítrofe entre los estados de Hidalgo
(municipio: Tecozautla) y Querétaro (municipios: Ezequiel Montes y Tequisquiapan). (A) Hipsometría (en m sobre
el nivel del mar); (B) principales fallas y ubicación de topónimos citados en este trabajo. El recuadro corresponde
al mapa geológico detallado de la zona geotérmica de Pathé, mostrado en la figura 5. La nomenclatura de las
estructuras geológicas está basada en Carrillo Martínez (1998 y 2000), SGM (2007) e Hiriart Le Bert (2011). FVTM,
Faja Volcánica Transmexicana.

A finales del siglo XIX e inicios del XX, en el marco de un proceso de institucionalización de la
geología en México que buscaba documentar de manera sistemática y exhaustiva el territorio
nacional desde un punto de vista geológico ―con particular atención puesta en los recursos
minerales—, se reavivó el interés por la ZGP, lo que condujo a nuevas investigaciones,
enfocadas, en este caso, a los yacimientos de caolín de Yexthó (Figs. 1 y 2B), los cuales están
espacial y genéticamente relacionados con los fenómenos hidrotermales del lugar (Aguilera,
1907).
Otra marca singular que ostenta la ZGP es haber tenido la primera planta geotermoeléctrica del
continente americano, en operación entre 1959 y 1972 con una capacidad instalada de 3.5 MW
(Hiriart Le Bert, 2011). Años después de su cierre, a partir de 1985, la zona se convirtió en un
balneario de aguas termales, de nombre «Balneario El Géiser», desarrollado bajo un modelo de
gestión comunitaria (Toscana Aparicio, 2017). El nombre se debe a que del antiguo pozo

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productivo (‘Pathé 1’) emana una columna de vapor que frecuentemente es visible desde
varios kilómetros de distancia (Fig. 2A). Este pozo y el edificio de la central eléctrica, además
de algunas máquinas muy deterioradas, son los únicos testimonios que aún se conservan de
la antigua planta, dentro de lo que hoy es un enorme complejo turístico que incluye un hotel
con 650 habitaciones (Toscana Aparicio, 2017) (Fig. 3). El generador, que había sido
adquirido el año 1958 en Larderello ―la planta geotérmica más antigua del mundo, ubicada
en la Toscana, Italia― se exhibe actualmente como una pieza de museo en el campo
geotérmico de Los Azufres, Michoacán (Nieva et al., 2013). En cuanto a las manifestaciones
naturales descritas por los primeros geólogos que estudiaron la zona, no queda ningún
vestigio de ellas.

Figura 2. Vistas panorámicas de la zona geotérmica de Pathé. (A) Columna de vapor emanando del antiguo
pozo geotérmico de Pathé, hoy día incluido en el complejo turístico-balneológico conocido como «Balneario
El Géiser» (vista hacia el este); el relieve tabular que se observa hacia el fondo corresponde a lavas basálticas
de la Unidad volcánica inferior (Mioceno superior). (B) Antiguas minas de caolín de la Hacienda de Yexthó
(vista hacia el sur).

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Figura 3. Vistas hacia el oeste sobre el «Balneario El Géiser», complejo turístico desarrollado a partir de 1985 en lo
que fuera la planta geotermoeléctrica de Pathé —la primera del continente americano (operativa entre 1959 y
1972)—. El complejo se ubica en un surco tectónico de aproximadamente medio km de ancho y dirección N-S,
producido por la Falla de Pathé, a la cual se asocia el graben de San Francisco (Carrillo Martínez, 1998), en su
intersección con la Falla Moctezuma (SGM, 2007), de dirección WSW-ENE y asociada al semigraben de Aljibes
(Suter et al., 1995). En segundo plano, al centro de la fotografía, se observa en tonos amarillentos el escarpe de la
Falla de Pathé.

Entre las más de 1380 manifestaciones geotérmicas inventariadas por la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) a lo largo y ancho del territorio mexicano (cf. Ordaz Méndez et al., 2011),
Pathé se incluye en el conjunto del ~20% de ellas con características de sistemas de media o alta
entalpía (González-Ruiz et al., 2015), cuyas temperaturas de reservorio (con base en
geotermómetros) superan los 150 °C (Ordaz Méndez op.cit.). No obstante, no hay evidencia de
que el sistema hidrotermal esté conectado con vulcanismo cuaternario (Hiriart Le Bert, 2011),
antes bien se trataría un sistema gobernado por fallas normales activas (Nichols, 1970; Suter et
al., 1995; Carrillo Martínez, 1998).
A pesar de su relevancia histórica, singularidad geológica e interés económico ―nutrido por sus
recursos geotérmicos y minerales (no metálicos) y, además, por su actual aprovechamiento como
balneario y por su potencial geoturístico―, son muy escasos los estudios publicados en las
últimas décadas sobre la ZGP, destacando los que se enfocan específicamente a la geología
estructural (Suter et al., 1995; Carrillo Martínez, 1998 y 2000).
La presente contribución ofrece una revisión histórica de las investigaciones y exploraciones
realizadas en la ZGP. Partiendo de ello, presenta un estudio original, de carácter cartográfico y
descriptivo, acerca de la geología superficial de dicha zona (con énfasis en las alteraciones
hidrotermales y su relación con las fallas), el cual pretende servir como marco actualizado de la
geología del área.
Con este ensayo, los autores humildemente queremos homenajear al Ing. José Guadalupe
Aguilera Serrano (1857-1941) y celebrar su contribución a la geología mexicana, exponiendo la
vigencia de su estudio (Aguilera, 1907), publicado hace más de un siglo.

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REVISIÓN HISTÓRICA
1. CONTEXTO: EL SURGIMIENTO E INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA GEOLOGÍA EN MÉXICO
Antonio del Castillo (1820-1895), José Guadalupe Aguilera Serrano (1857-1941) y Ezequiel
Ordóñez (1867-1951) fueron figuras sobresalientes y muy influyentes dentro de una generación
de geólogos pioneros que, en la segunda mitad del siglo XIX, logró un hito sin precedentes en
México: la fundación de la primera institución que se dedicaría exclusivamente al estudio
geológico del territorio nacional. Así, en 1888, se creó por decreto presidencial el Instituto Geológico
Nacional (IGN) (también conocido como Instituto Geológico de México), que debía documentar
y estudiar los rasgos y fenómenos geológicos del territorio nacional bajo un triple enfoque
científico-técnico-industrial. Entre sus cometidos se mencionaban: cartografiar desde el punto
de vista geológico el territorio; caracterizar los tipos de suelos, rocas, minerales y materiales; así
como el acopio, colecta, clasificación, conservación y exhibición de muestras de fósiles, rocas,
minerales y tierras en el Museo Geológico Paleontológico de la Nación que debía desarrollar
(Morelos Rodríguez y Moncada Maya, 2015).
En vísperas de recibir a la comunidad geológica internacional en el marco del Décimo Congreso
Geológico Internacional, a celebrarse en 1906 en el país, los integrantes del IGN se constituyeron
en una corporación científica que fue nombrada Sociedad Geológica Mexicana (SGM). El acto
fundacional se celebró el 6 de diciembre de 1904, y se estableció el objetivo sustancial de «cultivar
y propagar el estudio de la Geología y ciencias anexas, contribuir al adelanto de la Geología en
general, y dar a conocer el suelo de México, tanto en sí mismo, como en sus relaciones con la
minería, la agricultura y otras artes industriales» (SGM, 1904). Para asegurar la difusión de los
estudios geológicos realizados por los socios, la SGM contó con el Boletín de la Sociedad
Geológica Mexicana, instrumento de comunicación que se ha venido publicando desde 1905,
siendo una de las revistas científicas más antiguas actualmente activas en México.
Entre 1904 y 1906, la SGM acometió resueltamente la exploración del territorio nacional,
mediante al menos 31 excursiones por todo el país, lo que abonó para la primera versión de la
Carta Geológica de América del Norte (a escala 1:5,000,000), resultado de la colaboración de los
servicios geológicos de México, Estados Unidos y Canadá (USGS, 1911).
A comienzos del siglo XIX, el estado de Hidalgo había sido objeto de estudios geológicos y
mineros particularmente detallados, debido a su profusa riqueza argentífera (Suter, 2016); ese
interés resurgió hacia finales del mismo siglo e inicios del XX (cf. Aguilera, 1905). Es de
suponerse que, durante alguno de los recorridos del IGN por dicho estado, haya nacido en el
ingeniero José Guadalupe Aguilera el interés por explorar la zona, entonces remota, de los
confines con el estado de Querétaro. En ese contexto, se publicó el artículo «Los kaolines [sic]
de la Hacienda de Yexthó» (Aguilera, 1907), en el que se ofrecen detalladas y valiosas
descripciones geológicas de la zona objeto del presente estudio.

2. CRONOLOGÍA DE EXPLORACIONES Y ESTUDIOS EN LA ZONA GEOTÉRMICA DE PATHÉ


La primera visita documentada a la ZGP tuvo lugar en 1791, cuando un grupo de naturalistas
de la Comisión Científica Novohispana, liderados por Antonio Pineda y Ramírez, realizó una
expedición al Real de Minas de Zimapán (Suter, 2016). Desde este importante distrito minero
se dirigieron a Tecozautla donde examinaron las manifestaciones (‘baños’) termales de Pathé

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(Engstrand, 1981; González Claverán, 1988). De esos tiempos existe una primera referencia
documental de la zona (escrita entre 1787 y 1792), correspondiente al borrador de un diario
de un viaje de inspección a las «milicias de la Sierra Gorda», rescatado por Gómez Canedo
(1976):

Andadas cuatro leguas de camino áspero y pedregoso, se encuentra la ranchería nombrada Patehé,
tomando esta denominación, que en otomí significa agua caliente, de los hervideros de agua asufrosa
que se hallan en la orilla del rio de San Juan, que atraviesa el camino. A distancia de otra legua se
pasa el Arroyo de San Francisco, que sólo corre en tiempo de aguas, nase en los montes de Xilotepeqe
y va a unirse con el Rio de Cimapán; y caminadas otras dos leguas se llega a Tecosautla, pueblo de
suma fertilidad, cituado en una loma de tepetate. Su terreno es arenisco y tiene mucha agua; las
calles son angostas, casi todas formadas de árboles, pero bien rectas y dispuestas con simetría. No
pudo averiguarse en que tiempo se formó este pueblo, pero la iglesia y sus adornos manifiestan ser de
mucha antigüedad. A 3 leguas desta población informan los vecinos hallarse las aguas thermales de
Taxidío cuyos baños son muy ponderados por la bella temperatura de sus aguas, y por los
innumerables enfermos que ocurren.

Una vez que México obtuvo su independencia política de España, las autoridades del nuevo
régimen abrieron las fronteras y los mercados para que inversionistas de otras naciones llegaran
a la novel nación. En este escenario, diversos viajeros ―con intereses también diversos— se
aprestaron para visitar el país, como es el caso de Henry George Ward (1797-1860), diplomático
e historiador británico encargado de los negocios de su país en México durante el periodo de
1825 a 1827, quien dedicó algunas páginas de su libro Mexico in 1827 para describir el terreno de
Tecozautla y las aguas termales de Pathé (Ward, 1981, 507):

Para ir de México hasta el Doctor existen dos rutas, una por San Juan del Río y Cadereita, y la
otra, un camino de herradura, señalado en mi mapa de rutas según las indicaciones que me dio uno
de los agentes de la Catorce Company.
El distrito montañoso comienza al atravesar el río Tula, un poco hacia el sur de Tepetitlán (a catorce
leguas de Huehuetoca), desde donde se extiende una sucesión de cerros empinados y áridos hasta la
villa indígena de Tecosautla, situada en un valle bien regado y con abundancia de fértiles huertas.
Después de Tecosautla el camino cruza el río Pate, en cuya vecindad hay manantiales de aguas
minerales que despiden un denso vapor sulfuroso, y desde allí corre hasta el pie de una sombría
montaña llamada Sombrerete, en la que se encuentra el rancho de Olveira. El rancho está a nueve
leguas de Tecosautla y a cuatro del Doctor, lugar al que sin embargo es imposible llegar en un solo
día.

Desde el punto de vista geotérmico, fue el ingeniero de minas alemán Joseph Burkart
(1798-1870), graduado de la Academia de Minas de Freiberg, Sajonia (actual Alemania) y
contemporáneo de Alexander von Humboldt (1769-1859), quien realizó unas de las
primeras descripciones de la zona comprendida entre Tecozautla y Zimapán. Este experto
minero residió en México entre 1825 y 1834, trabajando en empresas mineras de capital
alemán e inglés en los distritos mineros de Tlalpujahua, en Michoacán, y Veta Grande, en
Zacatecas. Como resultado de su estancia redactó el libro Aufenthalt und Reisen in Mexico in
den Jahren 1825 bis 1834, publicado en 1836 y nunca traducido al español. En la primavera
de 1828 visitó varios distritos mineros después de dejar la empresa minera en Tlalpujahua

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y antes de empezar su nuevo empleo en Veta Grande, Zacatecas. Desde la capital, quería
visitar Zimapán y sus alrededores, para después dirigirse a Guanajuato, luego pasar a
Zacatecas y finalmente ir a Durango, vía Mazapil, Catorce, Ramos y San Luis Potosí. Sin
embargo, en aquella ocasión no le fue posible consumar su viaje hasta Durango, pero por
otro lado se le facilitó conocer otras áreas que no tenía planeado visitar (Burkart, 1836).
Así es como Joseph Burkart acabó realizando un reconocimiento geológico del terreno
donde se asentaba la Hacienda de Pathé y una descripción de sus manifestaciones termales.
Dada la relevancia de sus observaciones vertidas en su libro, en 1875, el naturalista
mexicano Gumersindo Mendoza (1829-1886), miembro de la Sociedad Mexicana de
Historia Natural, se dio a la tarea de traducir una sección de la obra del alemán que tituló
«Notas sobre las fuentes termales de Pathé» para la publicación minera mexicana El
Propagador Industrial (Mendoza, 1875):

Desde lo alto de la ribera izquierda del río Moctezuma, hacia el Oeste, el terreno es plano, y solo
interrumpido por colinas de poca altura. Rumbo a Tecozautla, el terreno desciende, al grado de que
esta población solo queda a 5,564 pies sobre el nivel del mar, pero ahí, rumbo a Cadereyta, vuelve
el terreno a elevarse. El calcáreo moderno (¿del Jura?) y que yo observé en Huehuetoca y en el Valle
de Tula, aquí, entre el río Moctezuma y Tecozautla, lo cubre una roca traquítica que aparece en
muchos puntos. El terreno se compone, unas veces de un calcáreo amarillo gris, de poca densidad, de
una textura desigual y sin fósiles; otras veces se compone de un conglomerado que encierra fragmentos
traquíticos y doleríticos, unidos por un cemento calcáreo, terroso y raras veces denso.
Al Oriente de Tecozautla, el terreno contiene algunas capas delgadas de una arenisca fina y
desmoronadiza, manifestando claramente una estratificación horizontal. El pórfido, que en una
masa feldspática, encierra cristales de feldspato vidrioso, surge en muchos puntos entre este calcáreo.
Al Oriente [sic] de Tecozautla hay una masa feldspática color rojo de carne; los espacios avejigados
están cubiertos de hialita, y en la masa total se hallan fragmentos grandes de un feldspato vítreo
ligeramente colorido.
De Tecozautla parte un camino, en una dirección Noroeste, (como a una y media leguas) cuyo piso
es de la misma roca calcárea, hasta las inmediaciones de las fuentes termales de Pathé.

Sobre las manifestaciones termales de Pathé, vocablo hñähñu (otomí) que significa agua caliente
—o termal—, Joseph Burkart se explayó en valiosas descripciones geológicas-mineralógicas
(Mendoza, 1875):

El arroyo que viene de San Juan del Río, del lado Suroeste, y dirigiéndose al Noroeste, se ha cavado
un lecho algo profundo, será apenas de unas 150 a 200 varas, en un pórfido alterado.
El pórfido es de un gris oscuro y encierra cristales de feldspato hojoso, núcleos y cordones o cintitas
de granate pardo.
Las fuentes termales de Pathé (agua caliente en otomí) brotan del pórfido y al través del mencionado
conglomerado. Estas aguas están brotando con gran ruido y cuando se tapan las aberturas naturales
de donde están saliendo, con una piedra, entonces el agua sale haciendo borbollones. Las aberturas
son de alguna consideración, puesto que algunas de ellas tienen de uno a dos pies de diámetro. El
agua que está brotando de ellas es considerable.
Los vapores de esta agua se elevan en la atmósfera, y son visibles a gran distancia, especialmente por
la mañana y por la tarde. El agua que está brotando allí es extraordinariamente transparente y de

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una alta temperatura, próximamente de 96º centígrados, mientras que la temperatura del aire era
al tiempo de la observación de 23º. A las nueve de la mañana la columna barométrica era de 24,908
pulgadas inglesas.
En el valle, conté 9 diversos manantiales, poco distantes entre sí: 7 a la derecha y 2 a la izquierda.
Todos ellos brotan en una línea de Oriente a Poniente, y se dirigen paralelamente a la línea principal
de los volcanes de México. Sobre las rocas que cubren estas aguas, van dejando un residuo de sulfato
de fierro.
Subiendo un poco más hacia el valle adyacente de Pathé, el pórfido ya descrito, se cambia por
una capa de un espesor de 6 a 12 pulgadas de una pizarra blanca, espática, en la cual se
encuentra la calcedonia lechosa […] El pórfido es colorido, poco más que el anterior, y a
veces es de un gris rojizo, y se hiende en las tablas delgadas y paralelas a la estratificación.
En esas capas pórfidos-espáticas apizarradas, suele atravesar el azufre nativo, que en otro
tiempo fue explotado. La mina estaba abandonada, el camino intransitable y por esta razón
no pude adquirir más datos sobre ella.

Una extensa área situada al norte de la ZGP, correspondiente a sector central del estado de
Querétaro, fue investigada a mucho detalle por el Ing. Mariano Bárcena (1842-1899), quien se
desempeñó como «director sustituto de la práctica de Mineralogía y Geología de los alumnos de
la Escuela de Ingenieros». De dicha expedición, realizada en el año 1872, publicó un extenso
informe (Bárcena, 1873), en el que se mencionan las aguas termales, así como los depósitos de
alteración de la ZGP:

Además de las rocas eruptivas mencionadas, tuvimos ocasión de observar otras del mismo origen (p.
215), como son la perlita y la piedra pez. En el camino de Tequisquiapam a San Juan del Río se
ven grandes bancos de la primera, provista de numerosas y pequeñas concreciones de la misma
sustancia. En esta formación existen algunos manantiales termales muy alcalinos, cuya temperatura
média es de 31°C.

Tres décadas más tarde, la ZGP atrajo la atención del ingeniero José Guadalupe Aguilera
(Fig. 4), quien describió tanto las rocas eruptivas como sus productos de alteración. Su
mayor interés, sin embargo, no fueron las aguas termales sino los yacimientos de caolín de
Yexthó, situados a un kilómetro al suroeste de las manifestaciones de Pathé. Aguilera
analizó la potencialidad y estado de explotación de las minas de caolín, con base en
descripciones detalladas y en su relación con las rocas volcánicas de la región y con los
manantiales termales. Entre sus conclusiones, el autor menciona que los numerosos
manantiales de la localidad debían su temperatura a los «macizos volcánicos, relativamente
recientes, que se encuentran en su periodo de enfriamiento», asignando la actividad
volcánica al Plioceno (Aguilera, 1907).

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Figura 4. Retrato del ingeniero José Guadalupe Aguilera Serrano (1857-1941), quien fuera director del Instituto
Geológico de México, además de fundador y primer presidente de la Sociedad Geológica Mexicana, ca. 1906. Archivo
Histórico del Instituto de Geología, UNAM.
Además de describir la estructura y composición mineralógica de las vetas de caolín, Aguilera
(1907) se refirió a las minas a cielo abierto, enumerándolas (Mothó, Santa Rosa, El Có y La
Salitrera) y calificando los trabajos mineros de «muy superficiales y desordenados», pero
asegurando la existencia de reservas de caolín suficientes para sostener su explotación por varios
años. Para principios de los años 1950 estos criaderos estaban casi agotados (Instituto Nacional
para la Investigación de Recursos Minerales, 1952).
Aguilera (1907) destacó la aplicación que se le podía dar al caolín para la fabricación de porcelana, con
base en los análisis realizados en el Laboratorio Químico del IGN para conocer las concentraciones de
los elementos mayores «cal, potasa, sosa, fierro, magnesia» que intervenían en sus propiedades mecánicas
y su coloración. A partir de sus observaciones de campo y resultados de laboratorio, Aguilera (1907)
auguró el éxito en la explotación del caolín dada la cercanía de la localidad a Ciudad de México y a las vías
de ferrocarril que acortaban distancias. Para esa fecha eran de sobra conocidas las diversas aplicaciones
del caolín para producir objetos de uso doméstico y ornato, loza, ladrillos y tejas. Existían fábricas de loza
en Salamanca, Guanajuato, la de Niño Perdido en Ciudad de México, y en Chignahuapan, Puebla
(Arriaga, 1873). En su disertación, Aguilera (1907) describió el mineral no metálico:

De colores blanco y rosado el más puro, y amarillento el de menor calidad. El kaolín de mejor
calidad viene en pequeñas bolsas dentro de las zonas de kaolín y se distingue del menos puro además
de su color, que hemos dicho que es blanco rosado, por ser más blando y ligeramente untuoso,
caracteres que facilitan su separación o pepena en la mina a los trabajadores.

Por su relevancia y calidad, el estudio realizado por Aguilera (1907) fue transcrito por el ingeniero
Jenaro González Reyna en su libro «Riqueza Minera y Yacimientos Minerales de México»,
publicado en 1944 por el Banco de México y reeditado en 1956 como parte de los trabajos del
XX Congreso Geológico Internacional celebrado en México.

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Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279.

DESCRIPCIÓN GENERAL DEL ÁREA DE ESTUDIO


La ZGP se localiza en el límite entre los estados de Hidalgo y Querétaro (centro de México), en
el trecho limítrofe interestatal que sigue el cauce del Río San Juan, el cual es un tributario de la
cuenca del Pánuco que aguas abajo de esta zona toma el nombre de Río Moctezuma (Fig. 1).
Tanto las manifestaciones termales (antiguo pozo geotérmico y actual balneario) como las
alteraciones hidrotermales de mayor extensión (incluyendo los depósitos de caolín) se hallan en
el lado hidalguense (sur) de la frontera interestatal, dentro del municipio de Tecozautla.

1. CONTEXTO GEOLÓGICO REGIONAL


Geológicamente la ZGP se encuentra en el sector central de la Faja Volcánica Transmexicana.
A nivel regional se distingue una secuencia volcánica continental de más de 1000 m de espesor,
de edad Mioceno y Plioceno, que cubre discordantemente un basamento sedimentario marino
del Cretácico (SGM, 2007). Este último no está expuesto en la ZGP; los afloramientos más
cercanos se encuentran aproximadamente a 15 km hacia el N y el E, y corresponden a las
formaciones El Doctor (carbonatos de plataforma) y Soyatal (lutitas y margas) (Wilson et al.,
1955; Carrillo Martínez, 2000).
La cubierta volcánica consiste esencialmente en tobas y lavas de composición riolítica, andesítica y
basáltica (Nichols, 1970), y presenta una configuración en bloques limitados por fallas normales
escalonadas que controlan los grandes rasgos del relieve. Las fallas se agrupan en dos sistemas: E-W y
N-S (Carrillo Martínez, 1998 y 2000); al primero se asocia el semigraben de Aljibes (Suter et al., 1995) y
al segundo el graben de San Francisco (Carrillo Martínez op.cit.) ―o de Pathé (Hiriart Le Bert, 2011).
Para identificar los enjambres de fallas y lineamientos predominantes en la región, se han
procesado para el presente estudio varias imágenes satelitales Landsat 8 y QuickBird mediante
el software ENVI 5.3. Los lineamientos se han extraído con un filtro de dirección y se han revisado
usando imágenes sombreadas; finalmente, se han cotejado uno por uno con los rasgos
geomorfológicos y la geología superficial, usando diferentes capas en un sistema de información
geográfica ArcGis. El mapa así generado (Fig. 1B) muestra el control estructural del cauce del
Río San Juan, el cual sigue el trazado de la Falla Moctezuma; se observa asimismo que la ZGP
se ubica en la intersección de los dos sistemas de fallas predominantes (E-W y N-S).

2. SISTEMA GEOTÉRMICO
Las temperaturas del reservorio geotérmico en el antiguo pozo productor de vapor ‘Pathé 1’
(coordenadas: 20°34’40.2”N, 99°41’34.4”W) fueron calculadas en 191 °C y en 221 °C con el
geotermómetro de cationes Na/K y el de gases H2/Ar, respectivamente (Hiriart Le Bert, 2011).
Las temperaturas medidas directamente en varios pozos exploratorios perforados en la zona por
la CFE rondaron los 150 °C a 300 m de profundidad (Hiriart Le Bert, 2011).
Del pozo ‘Pathé 1’ fluye todavía hoy agua del tipo sódico-clorurado a 95 °C, mientras que en las
manifestaciones naturales adyacentes a la ZGP el agua es sódica-bicarbonatada y las temperaturas no
superan los 40 °C (Hiriart Le Bert, 2011); como ejemplo de estas últimas están los manantiales de
Taxidhó (topónimo hñähñu que significa ‘piedra blanca’), situados 4.5 km hacia el NE de la zona de
estudio (coordenadas: 20°36’7.2”N, 99°39’15.7”W), sobre el trazado de la Falla Moctezuma (‘Falla E’
en Carrillo Martínez, 1998), al fondo del cañón por el que discurre el Río San Juan (Fig. 1).

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C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

En la ZGP son conspicuas las alteraciones hidrotermales superficiales, desarrolladas a lo largo de fallas
(Carrillo Martínez, 1998 y 2000), especialmente en las intersecciones de fallas (Fig. 5). Incluyen los
depósitos de caolín de Yexthó, objeto de investigación de Aguilera (1907).
De acuerdo con Hiriart Le Bert (2011), el potencial del sistema geotérmico es de 33 MW (desviación
estándar = 17 MW), estimado con el método volumétrico-Montecarlo, o de hasta 49 MW con el
método de descompresión gradual.

Figura 5. Mapa geológico detallado de la zona geotérmica de Pathé (fuente: elaboración propia, a partir de
levantamientos de campo apoyados por imágenes satelitales), que incluye la distribución de las alteraciones
hidrotermales y sus minerales más característicos, así como la ubicación de las manifestaciones termales (actual
«Balneario El Géiser») y de los depósitos de caolín (antiguas minas de Yexthó).
8A y 8B: ubicaciones de las fallas mostradas en la Fig. 8.
Yex-11, Yex-15, Yex-16 y Yex-17: ubicaciones de las muestras analizadas (resultados en Tabla 1 y Fig. 7).

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Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279.

ESTUDIO GEOLÓGICO LOCAL


A pesar del modesto rango hipsométrico, con cotas entre 1645 y 1760 m s.n.m. (en el lecho del
Río San Juan y en las mesetas más elevadas, respectivamente; Fig. 1A), la orografía que enmarca
la ZGP es intrincada, caracterizándose por un relieve montuoso de naturaleza volcánica disecado
por barrancas (Fig. 2A), cuyo trazado está controlado por los sistemas de fallas que concurren
en el área (cf. Carrillo Martínez, 1998). Las fallas, además de modelar el patrón de la red de drenaje
hídrico (Fig. 1), tienen como expresión morfológica común los escarpes ―originales o derivados
(afectados por la erosión)―, con desniveles de hasta 30 m (Fig. 3); este valor en la vertical
coincide con el desplazamiento medido por Carrillo Martínez (1998) en muchas de las fallas de
la zona, aunque para algunas del sistema N-S reporta saltos de hasta 70 m.

1. UNIDADES LITOLÓGICAS Y ESTRUCTURALES


Con la excepción de los depósitos del Cuaternario ―que ocupan el lecho y las orillas del Río San
Juan (terrazas aluviales), los terrenos llanos (glacis y depósito de fondo de valle) y el pie de las
laderas (coluvión y depósitos de remoción de masa)―, todas las rocas que afloran en la ZGP
pertenecen a unidades volcánicas del Neógeno (Figs. 5 y 6). Para una mayor certeza en la
clasificación de dichas unidades, se ha realizado el análisis químico de cuatro muestras de roca
por medio del método de espectroscopia de emisión óptica por plasma de acoplamiento
inductivo (ICP-OES, por su sigla en inglés) en el laboratorio ActLabs, Ancaster, Canadá. Los
resultados se presentan en la Tabla 1 y se proyectan en el diagrama de clasificación química de
rocas mostrado en la figura 7.
Tabla 1. Composición química (análisis de roca total por ICP-OES) de muestras representativas de las unidades
volcánicas de la zona geotérmica de Pathé (clasificación y descripción de las muestras en Fig. 7).
SiO2
Fe2O3( Mn TiO
#muestra (% en Al2O3 MgO CaO Na2O K2O P2O5 LOI* total
T) O 2
peso)
1 Yex-11 80.97 6.66 1.35 0.01 0.50 1.02 0.12 4.78 0.24 0.12 4.02 99.80
2 Yex-15 52.73 17.65 7.91 0.13 4.57 8.83 3.21 1.00 1.20 0.23 3.38 100.80
3 Yex-16 50.99 17.67 9.84 0.15 3.58 8.49 3.75 0.62 2.05 0.41 3.12 100.70

4 Yex-17 60.20 14.41 5.29 0.09 2.03 2.98 3.51 3.21 0.75 0.22 7.81 100.50

# Ba
(ppm) Sr Y Sc Zr Be V
1 518 160 22 5 196 3 11

2 285 485 21 26 161 1 171

3 438 591 33 24 296 1 174

4 476 536 29 11 303 2 52


*LOI = pérdida por ignición (por su sigla en inglés)
Coordenadas: #1: 20°34'01.1"N / 99°41'43.3"W; #2: 20°34'03.5"N / 99°42'04.8"W; #3: 20°34'28.1"N /
99°42'47.0"W; #4: 20°34'21.4"N / 99°42'45.4"W

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C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

En la ZGP se distinguen dos unidades volcánicas, que en el presente trabajo denominaremos (a)
Unidad volcánica inferior, de composición básica, y (b) Unidad volcánica superior, de
composición intermedia a ácida (Figs. 6 y 7). Cabe mencionar que las perforaciones realizadas
con fines exploratorios (hasta una profundad de 1286 m) revelaron una sucesión riolítica de
lavas, tobas y brechas (Carrillo-Martínez, 2000), la cual no aflora en la ZGP por estar cubierta
por la Unidad volcánica inferior.
La Unidad volcánica inferior es la que ocupa una mayor extensión de la ZGP y su espesor
expuesto es de hasta 70 m. Se corresponde con la ‘unidad basáltica’ a la que Nichols (1970)
atribuyó una edad Mioceno superior; de acuerdo con Suter et al. (1995), esta unidad equivaldría
al Grupo San Juan (definido por Wilson et al., 1955). Hacia la base, la Unidad volcánica inferior
presenta depósitos piroclásticos (tefra) no consolidados, de tamaños ceniza y lapilli
predominantes, con bloques dispersos de hasta 40 cm de diámetro. Estos depósitos, que se
corresponden con la ‘toba basáltica’ definida por Nichols (1970), tienen un espesor máximo de
~25 m, muestran laminación, y presentan ―a escala de afloramiento― cambios bruscos de
coloración, de amarillo a rojizo (Fig. 6A). Por encima de ellos yace un paquete de lavas de hasta
50 m de espesor. Las lavas comúnmente se encuentran brechificadas a la base, pero su modo de
ocurrencia más característico es como lavas lajeadas, aspecto que ya había sido percibido por
Joseph Burkart y descrito como ‘apizarrado’ (en: Mendoza, 1875). Las lavas con esta fisilidad
característica presentan en muestra de mano una coloración gris y fenocristales de hasta 2 mm
de plagioclasa y piroxeno (Fig. 6B). Químicamente son andesitas basálitcas (Fig. 7). Hacia el
techo de la unidad, las lavas son diferentes en cuanto a textura y composición: son más obscuras
y marcadamente vesiculares (Fig. 6C), con una composición química distintiva de los basaltos
(Fig. 7).

Figura 6. Fotografías de campo de las unidades volcánicas de la zona geotérmica de Pathé. Unidad volcánica inferior
(Mioceno superior): (A) Depósitos piroclásticos (‘toba basáltica’; Nichols, 1970), con lapilli predominante y bloques
dispersos; (B) andesita basáltica sin alteración de la unidad volcánica inferior, con peculiar fisilidad que le confiere
un aspecto lajeado característico; y (C) basalto vesicular. Unidad volcánica superior (Plioceno): (D) Toba pumítica;
y (E) toba Don Guiñó, culminando la secuencia volcánica. (F) Riolita (‘intrusión subvolcánica félsica’; Suter et al.,
1995), con porosidad secundaria (fantasmas) debida a la disolución cuasi total de los fenocristales.

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Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279.

Figura 7. Clasificación química de muestras representativas de las unidades volcánicas de la zona geotérmica de Pathé
(análisis y coordenadas disponibles en la Tabla 1), mediante diagrama TAS (del inglés ‘total-alkali silica’; Le Bas, 1986): (a)
Basalto: lava vesicular de la Unidad volcánica inferior, Mioceno superior (muestra ‘Yex-16’ en Tabla 1); (b) Andesita
basáltica: lava lajeada de la Unidad volcánica inferior, Mioceno superior (muestra ‘Yex-15’ en Tabla 1); (c) Andesita
(traquiandesita): toba Don Guiñó de la Unidad volcánica superior, Plioceno (muestra ‘Yex-17’ en Tabla 1); (d) Riolita alta
en sílice de la ‘intrusión subvolcánica félsica’ (Suter et al., 1995) (muestra ‘Yex-11’ en Tabla 1).

Figura 8. Fallas en la zona geotérmica de Pathé: (A) Brecha tectónica en una falla de dirección E-W que corta a las
lavas (andesita basáltica) de la Unidad volcánica inferior (Mioceno superior) (coordenadas: 20°34’20.2”N,
99°42’22.1”W); (B) falla E-W que pone en contacto los depósitos piroclásticos (izquierda) con las lavas de
composición andesítica-basáltica que los sobreyacen (derecha), ambos de la Unidad volcánica inferior (Mioceno
superior) (coordenadas: 20°34’27.5”N, 99°42’15.7”W). La ubicación de ambas fotos se muestra en la Fig. 5.

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C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

La Unidad volcánica superior, de composición más silícica, aflora únicamente en algunas zonas
elevadas de la ZGP, con espesores no mayores a 30 m (Fig. 6E). Consiste en una sucesión de
dos unidades de edad Plioceno; de base a techo: (i) ‘toba pumítica’, depositada en un ambiente
lacustre (Nichols ,1970) y que se correlaciona, según Carrillo-Martínez (2000), con la Formación
Tarango (Segerstrom, 1962), y (ii) ‘Toba Don Guyño’ (Segerstrom, 1962) ―o Don Guiño―, de
naturaleza félsica, atribuida a una erupción de la Caldera de Huichapan (Ferriz y Mahood, 1986;
Aguirre-Díaz y López-Martínez, 2009).
La toba basal (pumítica) forma una capa que yace sobre la Unidad volcánica inferior, y consiste
en fragmentos angulares de pómez, con buena clasificación (diámetro de partículas entre 3 y 10
mm), en una matriz limosa de coloración rojiza, no superior al 30% modal (Fig. 6D). Dicho
depósito no está consolidado y ha sido objeto de explotación intermitente en unos bancos de
material situados 500 m al oeste de las minas de caolín (Fig. 5), donde tiene un espesor no mayor
a 5 m. Esta capa presenta granoclasificación positiva e incrementa hacia el techo su proporción
de matriz limosa. De esta manera, da lugar gradualmente a una capa de limo y arena, con bloques
basálticos dispersos hacia la base y una marcada laminación en sus partes media y superior.
Contiene restos fosilizados de plantas (posiblemente tallos y raíces) y algunos horizontes con
laminaciones onduladas que podrían corresponder a sismitas.
Sobreyaciendo los depósitos vulcanosedimentarios antes descritos y, por lo tanto, culminando
las unidades volcánicas de la ZGP, se encuentra la toba Don Guiño (Fig. 6E). En esta zona,
dicha toba aparece únicamente en afloramientos relictos, de escasa extensión y con un espesor
no mayor a 4 m, representando un emplazamiento muy distal respecto a la Caldera de Huichapan
de la que se originó, donde alcanza espesores de más de 100 m y tiene importancia económica
como roca dimensionable (SGM, 2012). A diferencia de las capas vulcanosedimentarias, la toba
Don Guiño está consolidada y presenta mala clasificación granulométrica, con clastos de hasta
5 cm entre los que se halla obsidiana. El resultado de un análisis químico en roca total indica que
su composición es entre andesítica y traquiandesítica (Fig. 7).
Inmediatamente al sur de las manifestaciones termales, se encuentra un afloramiento de ~0.2
km2 de rocas de composición silícica, a modo de meseta (~1700-1715 m s.n.m.) (Figs. 5 y 6F),
que corresponde a la unidad mencionada en Suter et al. (1995) como ‘intrusión subvolcánica
félsica’. Las rocas que la componen presentan un aspecto en afloramiento y muestra de mano
marcadamente distinto al de las de las unidades volcánicas antes descritas. De gran dureza y
coloración clara (blanco, beige y rosado), son masivas y microcristalinas, enteramente silícicas de
acuerdo a su apariencia macroscópica (no se observa ninguna fase mineral aparte de la matriz
cuarzosa), y tienen porosidad macroscópica posiblemente secundaria (Fig. 6F). Localmente
presentan pseudoestratificación, aunque mucho más burda que el lajeado de las lavas de la unidad
volcánica inferior. Químicamente es extremadamente rica en sílice (80.97 % en peso; Tabla 1),
composición que es compatible con la de una riolita alta en sílice (Fig. 7); esta composición
aunada a las relaciones de corte con el resto de unidades nos sugiere una afinidad genética y
cronológica con la Unidad volcánica superior, aunque no podemos descartar que sea el producto
de una silicificación hidrotermal.
Desde un punto de vista morfoestructural, la ZGP está conformada como un arreglo de bloques
de la Unidad volcánica inferior basculados entre 10° y 30° hacia el S y el W, limitados por fallas
con direcciones predominantes E-W, N-S y NW-SE (Figs. 5 y 8). Las tobas basales de la Unidad
volcánica superior yacen en inconformidad sobre la Unidad volcánica inferior, con las capas en

273
Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279.

disposición horizontal o cuasi horizontal (Fig. 6E). Únicamente las fallas del sistema E-W
parecen afectar a la Unidad volcánica superior (incluido el cuerpo subvolcánico félsico; Fig. 5).

2. ALTERACIÓN HIDROTERMAL
La ZGP desarrolla una notoria alteración hidrotermal superficial, aunque en afloramientos
discontinuos, los cuales en conjunto suman una extensión de ~0.5 km² (Figs. 5 y 9). Esta
alteración fue estudiada por Aguilera (1907), quien describió en detalle su composición mineral,
texturas y modo de ocurrencia. La interpretación de esta información de campo le permitió
formar una hipótesis del origen hidrotermal de la alteración ―incluido el caolín―, atribuyendo
su génesis a la circulación de ‘agua caliente’ a través de fracturas y zona porosas de las rocas.

Figura 9. Fotografías de campo de los productos de la alteración hidrotermal en la zona geotérmica de Pathé: (A)
Caolín de las antiguas minas de Yexthó, formado por la alteración pervasiva de los depósitos piroclásticos de la
Unidad volcánica inferior (Mioceno superior); (B) Alteración selectiva en stockwork de vetillas de yeso de lavas de la
Unidad volcánica inferior (Mioceno superior); (C) espécimen de yeso fibroso de origen hidrotermal recolectado en
el trazado de la Falla de Pathé (N-S), en las inmediaciones de las manifestaciones geotérmicas; (D) veta de calcita
«hojosa» en una brecha del techo de los depósitos piroclásticos de la Unidad volcánica inferior (Mioceno superior).

De acuerdo con su geometría y distribución en la superficie, la alteración en la ZGP está


controlada por fallas (Fig. 5), y se desarrolla predominantemente a expensas de los depósitos
piroclásticos de la Unidad volcánica inferior y, más escasamente, en las lavas de la misma unidad.
Los depósitos de caolín de Yexthó (Figs. 2B y 9A), de al menos 10 m de espesor, se hallan sobre
el trazado de fallas E-W (Fig. 5). Desarrollan una textura masiva y criptocristalina, producto de
una alteración pervasiva de las cenizas volcánicas (Fig. 9A), aunque localmente preservan texturas
relictas de la tefra. Asociado al caolín, en cantidades subordinadas, hay ópalo de aspecto lechoso
y textura botroidal. En su parte superior, el depósito de caolín termina de manera abrupta, dando
lugar a las lavas andesítico-basálticas. El espectro de reflexión en el infrarrojo de onda corta (λ:
1300‒2500 nm) del caolín de Yexthó, obtenido con un equipo LabSpec Pro Spectrophotometer

274
C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

(Analytical Spec-tral Devices, Inc.) en el Instituto de Geofísica de la UNAM, muestra


únicamente ―y muy claramente― los rasgos de absorción característicos de la caolinita,
Al2Si2O5(OH)4 (USGS Spectroscopy Lab de Clark et al., 2007), revelando la gran pureza del
depósito (Fig. 10).

Figura 10. Espectro de reflectancia en el infrarrojo de onda corta (λ: 1300‒2500 nm), representativo de los depósitos
de caolín de Yexthó (coordenadas: 20°34’13.7”N, 99°42’08.9”W). Los rasgos de absorción revelan que la muestra
analizada está compuesta por caolinita Al2Si2O5(OH)4 de gran pureza. Las bandas de absorción usadas para la
identificación mineral (barras verticales) se obtuvieron de Spectral International Inc. (1994).
Por otro lado, la alteración asociada a las fallas N-S es muy distinta en composición y modo de
ocurrencia: los minerales predominantes son la calcita y el yeso, emplazados en vetillas de algunos mm
hasta 25 cm de espesor. Las vetas están encajonadas en la Unidad volcánica inferior, tanto en los
depósitos piroclásticos como en las lavas, y su orientación predominante es N-S (Fig. 11). Localmente
forman stockworks (Fig. 9B) y pueden presentar brechamiento hidráulico. La calcita desarrolla una
textura hojosa, con cristales tabulares de hasta 1 cm (Fig. 9D), mientras que el yeso se presenta en
agregados de cristales de hábito fibroso, de hasta 5 cm de longitud (Fig. 9C).

Figura 11. Diagrama de rosa de los vientos (n = 24 mediciones) que muestra las orientaciones predominantes de
vetillas de calcita de la zona geotérmica de Pathé.

275
Geofísica Internacional (2021) 60-3: 258-279.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
1. RELEVANCIA HISTÓRICA Y PATRIMONIAL
Durante los siglos XVIII y XIX la ZGP recibió la visita de distinguidos exploradores y
científicos, cuyo objetivo era recorrer el territorio mexicano y describir sus recursos naturales.
Sin embargo, esas visitas de hecho tenían como destino el Real de Minas de Zimapán,
renombrado por su extraordinaria riqueza argentífera desde el periodo colonial temprano (Suter,
2016). Pero la cercanía de éste (situado ~35 km hacia el NE) a la ZGP, aunada a la fama que por
aquel entonces tenían las manifestaciones termales de Pathé, debió persuadir a los exploradores
a acercarse hasta dicha zona, en ese entonces remota.
Entrando al siglo XIX, la ZGP se convirtió en objeto de interés por sí misma, primero por sus
recursos minerales (Aguilera, 1907) y, a mediados de siglo, como fuente de energía (cf. Hiriart Le
Bert, 2011). Si bien la producción eléctrica fue baja (3.5 MW de capacidad instalada) y duró
apenas 13 años (1959‒1972), Pathé fue la primera planta geotermoeléctrica del continente
americano, y forjó capacidades técnicas que le permitieron a México desarrollar otros campos
más productivos y alcanzar en 2016 la cuarta posición a nivel mundial en capacidad
geotermoeléctrica instalada (CeMIEGeo, 2020). Además, dada la necesidad de una transición
energética global hacia las fuentes renovables como una medida urgente para afrontar el desafío
mundial del cambio climático (e.g. Solheim et al., 2018), resulta inverosímil que la ZGP caiga en
el olvido.
Al margen de cualquier consideración acerca de su memorable pasado histórico, su singular
contexto geológico y la estética particular de su entorno natural, existe desde 1985 un complejo
turístico en la ZGP, el cual es considerado por Toscana Aparicio (2017) como un éxito en
términos del desarrollo económico de las comunidades. Sin embargo, las instalaciones no
cuentan con ningún elemento de interpretación geoturística (i.e. paneles informativos sobre la
energía geotérmica o sobre el valor histórico y geológico del sitio) que sensibilice e informe al
visitante o que promueva la educación. El estudio y eventual restauración de los testimonios que
aún quedan de la antigua planta eléctrica deberían hacerse siguiendo los preceptos de la
arqueología industrial, en aras de garantizar su conservación para las futuras generaciones. De la
misma manera, deberían preservarse los afloramientos rocosos que en el pasado encajonaron las
manifestaciones termales.

2. CONDICIONANTES GEOLÓGICOS Y MODELO DEL SISTEMA HIDROTERMAL


Las manifestaciones termales de la ZGP se ubican en una zona de intersección de dos sistemas
regionales de fallas, con direcciones N-S y E-W; asimismo, la distribución de las alteraciones está
controlada por fallas pertenecientes a dichos sistemas (Fig. 5). Esta característica, junto con la
ausencia de vulcanismo reciente (Cuaternario) cerca del área de estudio, permite interpretar la
ZGP como un sistema geotérmico convectivo controlado por fallas (‘non-magmatic, extensional
domain type’ según la clasificación de Moeck, 2014). Dentro de esta tipología se incluyen
numerosos ejemplos de la Faja Volcánica Transmexicana (e.g. Cruz Pérez et al., 2018; Canet et al.,
2019; Pérez-Martínez et al., 2020). En este tipo de sistemas geotérmicos la energía es transportada
hacia la superficie mediante fluidos que ascienden a través de fallas normales, en ausencia de una
fuente magmática de calor; el desplazamiento vertical relativo provocado por las fallas es lo que
ocasiona que las alteraciones queden expuestas (e.g. Faulds y Hinz, 2009).

276
C. Canet et al., Apunte geológico y revisión histórica de la zona geotérmica de Pathé, Hidalgo

En la ZGP, las fallas del sistema N-S afectan exclusivamente a la Unidad volcánica inferior, del
Mioceno Superior (Nichols, 1970), la cual se presenta segmentada en bloques basculados. Por
otro lado la Unidad volcánica superior, del Plioceno (Nichols, 1970), aparece afectada
únicamente por las fallas del sistema E-W, lo cual se percibe a nivel regional, ya que localmente
las tobas que la componen se disponen horizontalmente y sin evidencia de deformación (Fig. 5).
Podemos considerar, por lo tanto, que las fallas N-S son en términos generales más antiguas que
las E-W. Asociada a las fallas N-S ocurre la asociación de alteración calcita-yeso, que involucra
fluidos ricos en sulfato, oxidados y alcalinos. Para establecer el origen del azufre sería necesario
conocer su composición isotópica en el yeso; en tanto no se cuenta con dicha información no
se puede descartar una posible removilización hidrotermal desde series evaporíticas del
basamento Mesozoico.
La formación de caolinita, claramente ligada a las fallas E-W ―y por lo tanto más tardía―, es
índice de una alteración argílica avanzada (e.g. Thompson y Thompson, 1996). Este tipo de
alteración es característico de zonas de condensación de vapor en sistemas geotérmicos (e.g.
González-Partida et al., 2005), de tal modo que ocurre por encima del nivel freático debido a la
disolución y oxidación del H2S, el cual condensa como resultado de la interacción entre el vapor
y el acuífero; las condiciones del fluido son un pH muy ácido (2–3) y temperaturas cercanas a
los 100 °C (Thompson y Thompson, 1996).
La sucesión de los eventos de alteración, asignables a sendos sistemas de fallas, sugiere que la
actividad de la ZGP inició desde antes del Plioceno, tratándose, por lo tanto, de una actividad
hidrotermal longeva.

AGRADECIMIENTOS
Nuestro mayor reconocimiento y gratitud a las personas e instituciones mexicanas cuya labor
pionera sentó las bases de las investigaciones geológicas actuales, en particular aquellas cuyos
trabajos son citados en este artículo. Agradecemos a Xavier M. Canet Franco y a Meritxell Canet
Franco por su apoyo incondicional durante el trabajo de campo. Igualmente expresamos nuestro
agradecimiento a Michael Vázquez Gómez y Augusto A. Rodríguez Díaz por los análisis
mediante espectroscopia de reflexión de las alteraciones hidrotermales, a Iván Gustavo Vallejo
Castillo por el modelo digital de elevaciones, al profesor Gregorio Jaén Gaspar por la revisión y
traducción de los topónimos de origen hñähñú, al M. en C. Miguel Á. Cruz Pérez por las
discusiones en campo, y al Lic. Saúl Armendáriz Sánchez por el apoyo documental. Este trabajo
se ha beneficiado de las valiosas revisiones realizadas por el Dr. Max Suter, el Dr. Arturo Iglesias
y un revisor anónimo, así como del apoyo editorial del Dr. Servando De la Cruz-Reyna y de la
Mtra. Andrea Rostan Robledo.

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