Quien Es El Otro ?
Quien Es El Otro ?
Quien Es El Otro ?
Con el propósito de definir lo que es el “otro”, resulta esencial señalar que no es posible formular tal
definición, sin antes precisar al otro como mi igual desde mi condición de ser humano. Sobre esa base,
intentaré dar una aproximación a dicha definición de que es ser un ser humano, para luego abordar al
otro y su significancia desde una perspectiva personal.
Existen múltiples definiciones de que es un ser humano, pero este ensayo tiene el propósito de ofrecer
una mirada personal, por lo que daré una aproximación de mi visión.
Un ser humano es una criatura distinta a los demás seres vivos por su distintiva característica de ser un
ser racional y espiritual. Un ser espiritual en cuanto busca la realización personal con el propósito de
encontrar la felicidad. Dicha felicidad es un propósito infinito ya que las personas somos perfectibles,
pero no perfectas. Es así como, los propósitos son infinitos en cuando los seres humanos somos
infinitos, lo cual reflejamos en la insaciable búsqueda de satisfacer nuestra realización personal, En tal
sentido entonces, la búsqueda de la felicidad se va transformando, cambiando o mutando según las
propias experiencias y etapas de la vida. Nuestra condición de seres libres de conciencia nos permite
optar por los caminos a esa realización personal. Es aquí que los seres humanos que vivimos en
sociedad deberíamos plantearmos, en consecuencia, como esa libertad se interrelaciona con las
libertades de otros seres humanos, es decir, con quienes compartimos un espacio común, desde la
relación de pareja, la familia, el trabajo, la comunidad, el país y hasta con el mundo en que vivimos.
Por consiguiente, el otro que por su naturaleza de condición humana es mi igual y diferente por su
pensar y actuar, también está en la búsqueda de su propia felicidad. Por una parte, las vivencias,
entorno social y edad condicionan las conductas de las personas y por ende, reconocer al otro en su
individualidad, me condiciona y obliga irrefutablemente a ver al otro con la empatía que quisiera me
vean a mí, ya que en esta individualidad está reflejada la libertad que nos es inherente para encontrar
el camino al propio desarrollo personal. Sin embargo, esa libertad o libre albedrio no puede y no debe
entenderse como el voluntarismo de actuar individualmente y gobernado por mis propios intereses,
atropellando la libertad y dignidad de los otros. Vivir en sociedad nos obliga entonces a educar
nuestras libertades para lograr el bien común. En este orden de ideas, el factor edad toma a mi juicio
una gran relevancia, la educación en el manejo de la libertad desde la temprana edad es el factor
principal para la mejor e ideal convivencia humana.
Cuando observo al otro entonces, veo un ser individual, único e irrepetible, digno por su condición
humana. Una persona que como yo, vive en sociedad con los derechos y deberes. Libre en cuanto a su
opción de pensar y actuar conforme a su propia conciencia moral, en consecuencia, convivimos con los
otros conscientes de que en esa libertad somos diferentes. Dado este último hecho, es que la sociedad
en su conjunto debe establecer, controlar y ejecutar leyes que permitan la sana convivencia en torno al
bien común. Todos tenemos derecho a exigir el respeto por nuestra dignidad humana y la de los otros.
Cuando la sociedad permite el atropello de algún derecho fundamental de una sola persona, entonces
todos somos y podemos ser potenciales victimas de dichos atropellos. Por tanto, el otro es un ser
individual con quien comparto un espacio común y concluyo con una definición de Santo Tomas de
Aquino que representa la acepción más acertada a la significancia del ser humano para mí:
“El hombre es el ser superior y más digno, por estar dotado de racionalidad y libertad, pero también
es autoperfectible para obrar de manera virtuosa y escoger libremente su meta en la vida, sin
importar su edad o condición física: la felicidad”.