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Demanda Por Daños Dpto

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PROCEDIMIENTO : SUMARIO

MATERIA : RESPONSABILIDAD INMOBILIARIA


DEMANDANTE (1) : BORIS PAREDES BUSTOS
RUT : 10.030.263-2
DEMANDANTE (2) : MARCO CANALES TAPIA

RUT : 16.264.925-6

DEMANDANTE (3) : VERÓNICA HERNÁNDEZ TORRES


RUT : 10.124.978-6
DEMANDANTE (4) : ANDREA REYES HERNÁNDEZ
RUT : 14.465.025-5
ABOGADA PATROCINANTE Y
APODERADA : VIVIANA PAREDES MARTÍNEZ
RUT : 18.569.280-9
APODERADO : HERNÁN GÓMEZ YURI
RUT : 19.124.468-0
DEMANDADO : BASCO INMOBILIARIA LIMITADA
RUT : 76.818.760-6
REPRESENTANTE LEGAL : CARLOS BASCOU BENTJERODT
RUT : 8.530.949-8

EN LO PRINICIPAL: INTERPONE DEMANDA DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS


POR RESPONSABILIDAD INMOBILIARIA. PRIMER OTROSÍ: ACOMPAÑA
DOCUMENTOS. SEGUNDO OTROSÍ: ACOMPAÑA MANDATO JUDICIAL. TERCER
OTROSÍ: TÉNGASE PRESENTE. CUARTO OTROSÍ: PATROCINIO Y PODER.

S. J. L. EN LO CIVIL DE SANTIAGO

VIVIANA PAREDES MARTÍNEZ, abogada, cédula nacional 18.569.280-9, en


representación – según se acreditará – de doña Andrea Reyes Hernández enfermera
matrona, cédula nacional de identidad 14.465.025-5 y de don Marco Canales Tapia,
ingeniero, cédula nacional de identidad 16.264.925-6; don BORIS PAREDES BUSTOS,
abogado cédula nacional de identidad 10.030.263-2 y; doña VERÓNICA HERNÁNDEZ
TORRES, profesora, cédula nacional de identidad 10.124.978-6 todos domiciliados, sólo
para estos efectos, en Doctor Sótero del Río N° 326, oficina 707, comuna y ciudad de
Santiago, a S.S., con respeto, decimos:

Interponemos demanda contra BASCO INMOBILIARIA LIMITADA, empresa del


rubro de su denominación, RUT 76.818.760-6, representada legalmente por don CARLOS
BASCOU BENTJERODT, ignoro profesión u oficio, cédula nacional de identidad 8.530.949-
8 – o por quien haga las veces de representante legal al momento de la notificación de la
presente demanda – ambos domiciliados en Av. Príncipe de Gales N°5921 Oficina 904,
comuna de La Reina, en virtud de los defectos de construcción que presentan los
departamentos y los espacios comunes del Edificio Alonso de Ercilla II lo que ha ocasionado
innumerables perjuicios, según se expondrá.

Fundamos la pretensión en los antecedentes y argumentos de hecho y de derecho


que paso a exponer:

I. ACLARACIÓN PRELIMINAR

La demanda será redactada en tercera persona a pesar de que dos de los


demandantes la interponen por sí mismos, todo para una mejor comprensión del tribunal.

II. ANTECEDENTES

La demandada es una inmobiliaria y constructora, por lo tanto, se dedica a la


construcción de propiedades que luego son puestas en venta. Entre sus proyectos se halla
el edificio que motiva la presente acción.

Según el certificado de recepción definitiva de obras de edificación emitido por la


Ilustre Municipalidad de La Florida, con fecha 21 de noviembre de 2018 se aprobó la
solicitud N° 201818039 y, en consecuencia, se resolvió otorgar certificado de recepción
definitiva del edificio Comunidad Edificio Alonso de Ercilla II, ubicado en Alonso de Ercilla
N°8624, comuna de La Florida.

En el mismo certificado consta que corresponde a una propiedad nueva, cuyo


propietario es la demandada, Basco Inmobiliaria Ltda., siendo este el primer propietario del
edificio que, posteriormente, vendió sus instalaciones a cada propietario de cada
departamento.

La Comunidad consta de 39 departamentos, 26 bodegas y 47 estacionamientos. Se


trata de un edificio de cuatro pisos, que comprende áreas verdes, conserjería, piscina en la
azotea, gimnasio, bodegas en el subterráneo, así como estacionamientos en el subterráneo y
el primer piso, entre otras instalaciones.

Los departamentos fueron adquiridos por los propietarios durante el año 2019 y,
desde aquel momento, se han presentado múltiples fallas derivadas de problemas en la
construcción. Así, los demandantes han sufrido daños y molestias de diversa magnitud en
cada uno de sus departamentos, tales como filtraciones de agua, malos olores, problemas en
el piso, entre otros. Al mismo tiempo, las áreas comunes exhiben problemas análogos, a raíz
de los defectos que se explicitarán más adelante en este escrito.

En virtud de todas estas fallas en la construcción la demandada ha debido acudir, en


reiteradas oportunidades a reparar las instalaciones, sin embargo, estas reparaciones no solo
han resultado insuficientes, sino que incluso han ocasionado que los problemas se agraven,
provocando que los departamentos y las áreas comunes queden en peor estado.

Las conversaciones con la contraria han sido contantes, siendo las últimas en el mes
de agosto de este año. Se hace presente que las lluvias del mes de julio han dejado a los
departamentos en un estado deplorable, así, los comparecientes, quienes ya tenían que
soportar humedad en sus viviendas, han debido soportar que ahora se hayan mojado por
las lluvias pasadas.

III. LOS HECHOS


- Boris Paredes Bustos.

Según consta en el certificado de dominio vigente emitido por el Conservador de


Bienes Raíces, con fecha 13 de marzo del año 2019 el compareciente adquirió la propiedad
del departamento 205 del segundo piso del Edificio Alonso de Ercilla Plaza II y, también,
los derechos sobre los espacios comunes de la comunidad. La compraventa fue efectuada
con la demandada y el valor pagado por la propiedad fue el 3180,64 UF.

El demandante comenzó a habitar el departamento 205, junto a su suegra la señora


Edelmira, a principios del año 2019. Tan pronto comenzó a hacer uso del inmueble, comenzó
a observar diversas fallas y, desde aquel momento, debió lidiar con problemas que fueron
aumentando conforme pasaba el tiempo.

En primer lugar, el departamento comenzó a expeler un olor putrefacto del baño,


parecido al de las alcantarillas. Esta situación fue comunicada al personal de la demandada
y, luego de casi un año, don Cristian Estay (personal de Basco) se comprometió a instalar
un extractor de aire como paliativo de la situación, pero a la fecha, la instalación no se ha
realizado y el olor permanece, aunque no de manera constante, con una frecuencia
suficientemente alta como para hacer desagradable e incómodo el habitar el lugar.

En segundo lugar, había enchufes inútiles, es decir, que sólo tenían la apariencia de
ser tales, pero luego de conversar esta situación, fueron reparados por la constructora.

Vinculado con el problema de instalación eléctrico se generaba una circunstancia de


mayor gravedad en la ducha, ya que durante meses, mientras se duchaba le dio la corriente
en distintas oportunidades. Según se especulaba, se trataba de un problema con el sistema
de termo utilizado para calentar el agua, que si bien fue reparado, permanece con una
conexión precaria y mal terminada, en tanto que no se encuentra conectado directamente a
la electricidad.

El piso, por otra parte, se encuentra descuadrado, por lo que los muebles se han
desplazado y exhiben un desnivel que ha provocado diversos inconvenientes: algunos
artefactos que se han caído con diversa fortuna, rompiéndose y quedando inutilizados en
algunos casos. Las cerámicas, tal vez por el mismo problema del suelo, se hallan en mal
estado.
Todos estos problemas también se han traducido en el sufrimiento de accidentes. Por
ejemplo, en octubre del 2020, la suegra del demandante se encontraba en la cocina y, al
hallarse en el espacio que existe entre la encimera y la campana de la cocina, una tabla mal
puesta se desprendió del mueble y golpeó fuertemente sus manos, provocándole un fuerte
dolor y que le impidió cocinar. Por lo demás, debido a esta situación, se descubrió que la
encimera estaba mal instalada por lo que, nuevamente, la empresa debió enviar a alguien
para repararla.

Por otra parte, el ventanal y las ventanas, se encuentran descuadrados, por lo que
durante los inviernos se siente un intenso frío, a causa del viento que ingresa por los
recovecos de la instalación.

Finalmente, cabe agregar que los problemas relativos a la habitación de los espacios
del edificio no se agotan al interior del departamento, dado que tampoco se ha logrado hacer
uso áreas comunes que también presentan diversos defectos que impiden su utilización.

Como se desprende del relato, la inmobiliaria ha realizado diversas reparaciones en


el departamento, sin embargo, estas han sido claramente insuficientes y los problemas
persisten. Por lo demás, en cada reparación que hacen, los maestros dejan el inmueble
completamente sucio lo que conlleva a que se deba limpiar de forma exhaustiva lo que
supone asumir una carga que en principio no correspondería a los propietarios de la
comunidad.

La precariedad del departamento es gigantesca, no sirve para vivir bien ni tampoco


para arrendar.

- Marco Canales Tapia

Primeramente, se debe señalar que el compareciente poseyó durante años la calidad


de administrador del edificio y previo a esto había sido designado como presidente del
comité de administración. Dejó de ser administrador desde el mes de marzo de 2022,
aproximadamente.

Según consta en el certificado de dominio vigente emitido por el Conservador de


Bienes Raíces, con fecha 09 de mayo del año 2019 el compareciente adquirió la propiedad
del departamento 406 del cuarto piso y del estacionamiento 29, ambos del Edificio Alonso
de Ercilla Plaza II y, también, los derechos sobre los espacios comunes de la comunidad. La
compraventa fue efectuada con la demandada y el valor pagado por ambos bienes fue de
3549,8400 UF.

Al poco tiempo de recibir el departamento comenzó a notar distintos desperfectos


en su departamento: el piso del departamento (exceptuando el de los baños) se encontraba
irregular y descuadrado; las ventanas, el ventanal y la puerta de la cocina que da hacia el
balcón, también se encuentran descuadrados, lo que genera el ingreso de corrientes de aire;
los muebles del baño y el sello de la tina se comenzaron a descascarar, quizás producto de
la importante humedad; existen filtraciones en cielo del balcón; las cerámicas de la cocina
están sopladas; las habitaciones tienen el cielo trazado; los vidrios del balcón se encuentran
rayados; la puerta de acceso, por mucho tiempo no tuvo sellante se silicona; el cielo de
living comedor se encuentra irregular.

Posteriormente, los problemas se acrecentaron y se comenzó a filtrar el agua de la


piscina, pues, como se mencionó, su departamento queda justo debajo de esta instalación;
una noche comenzó a filtrarse tanta agua por el closet de su habitación que dejó una serie
de prendas mojadas; por estas mismas filtraciones se llueve el foco del pasillo, lo que
ocasiona un potencial riesgo; producto de las mismas filtraciones existe una humedad
constante lo que genera olores nauseabundos como a agua estancada, la humedad aumenta
en el invierno y en días nublados.

Se le informó en innumerables ocasiones a la demandada de los problemas que


presentaba el inmueble, mediante correos electrónicos se suscitaron discusiones por los
problemas presentados y, si bien, la constructora ha ido a efectuar reparaciones a su
propiedad éstas siempre han sido insuficientes y las fallas que presenta el inmueble se han
mantenido y, algunas, empeorando.

Cuando el compareciente asumió el rol de administrador de la comunidad


comenzaron a suscitarse nuevos problemas entre la contraria y el compareciente, toda vez
que no solo existían fallas en el departamento, sino que también en las áreas comunes. Por
razones inexplicables y que escapan de toda lógica, con fecha 30 de octubre de 2020 (seis
meses después de que se tomara el cargo de administrador), personal de la demandada
solicitó un informe equifax DICOM con los datos de don Marco Canales, el demandante
jamás otorgó su autorización para que solicitaran esta información la cual es de carácter
privado. Al preguntarle a la contraria porqué habían realizado esta acción señalaron que
correspondía a un procedimiento de rutina, que lo hacían con todos los administradores de
los edificios, sin embargo, esto escapa a la lógica, pues, si hubiese sido así habrían obtenido
esta información en el momento en que se asume el cargo y no meses después. En fin, sea
cual haya sido su excusa y/o motivo esta situación está lejos de corresponder.

Posteriormente, don Patrik Mihalicka (personal de la contraria) envió una circular a


todos los copropietarios en la cual se desprestigiaba al compareciente, dañando su honra,
suponemos que la finalidad era que la comunidad lo relevara de su puesto de
administrador. Creemos que la fuerte apatía que siente la contraria por el compareciente se
debe solamente a que se le exigía constantemente que repararan de un modo correcto y
eficaz todas las instalaciones, tanto de la comunidad, como de los departamentos, es así que
estos actos fueron hechos sólo por las peticiones que, por derecho, corresponden.

Finalmente, se hace presente que las rejillas que daban al desagüe, en el sector del
estacionamiento, se encontraban sueltas por lo que se dañó su vehículo. Mediante
conversaciones telefónicas, el Gerente General Sr. Patrick Mihalicka le informó que se harían
cargo de la reparación del vehículo, e incluso le solicitó 2 presupuestos de reparación, los
cuales se le hicieron llegar a través de WhatsApp, pero, posteriormente, se retractaron. Por
esta razón, el demandante tuvo que vender su vehículo a un valor bastante inferior al precio
de mercado.

- Verónica Hernández Torres.

Según consta en el certificado de dominio vigente emitido por el Conservador de


Bienes Raíces, con fecha 29 de mayo del año 2019 la compareciente adquirió la propiedad
del departamento 408 del cuarto piso, del estacionamiento 46 y de la bodega 18; todos del
Edificio Alonso de Ercilla Plaza II y, también, los derechos sobre los espacios comunes de la
comunidad. La compraventa fue efectuada con la demandada y el valor pagado por ambos
bienes fue de 3770 UF.
La compareciente comenzó a habitar la propiedad en abril del año 2019 y, al poco
tiempo, se percató de que existía una serie de fallas en su departamento, bodega y
estacionamiento.

Para empezar, el dormitorio principal, que cuenta con una terraza, posee un ventanal
que se encuentra descuadrado, lo que impide que cierre adecuadamente y quede hermético,
entrando fuertes corrientes de aire.

Al igual que en el departamento anterior, el piso se encuentra mal instalado, dado


que está levantado en la entrada principal y se encuentra roto, mientras que, en la entrada
de la cocina y en el dormitorio pequeño, también se encuentra levantado.

El espejo del baño de visitas presentaba un desperfecto en la parte inferior, por lo


que solicitó que se lo fuesen a cambiar, cuando lo quitaron se encontraron con que detrás
del vidrio no había baldosas, de modo que el espejo cumplía la función de “tapar” una pared
con un embaldosado incompleto. Así las cosas, se solicitó que se colocaran las baldosas
faltantes y se cambiara el espejo; ante lo cual, las baldosas fueron puestas pero nunca se
instaló el espejo cuyo desperfecto motivó la reparación en primer lugar, de modo que hasta
el día de hoy continúan sin él. En el baño principal se presenta una situación análoga: no
hay baldosas tras el vidrio y el espejo presenta desperfectos en la parte inferior. Por lo
demás, las instalaciones de los baños son de una calidad inferior a la que se esperaría de un
departamento nuevo.

Las paredes del departamento también presentan desperfectos, dado que la pintura
se descascara sólo con colgar objetos livianos, como, por ejemplo, colgar paños de cocina,
las paredes no tienen anclaje. El cielo del departamento es raso y también se descascara.

En el área de la cocina, la campana se encuentra suelta con un riesgo inminente de


caer sobre la encimera. El lavaplatos no está sellado con silicona lo que ha derivado en
filtraciones mojando los enceres.

Dado que el departamento se encuentra cerca de la piscina el cielo de la terraza ha


sufrido a la fecha tres filtraciones. Por su parte, la bodega se ha inundado dos veces por
aguas de lluvia, producto de lo cual varias pertenencias se arruinaron ya que se llenaron de
hongos por lo que tuvo que botarlas. El piso de la bodega quedó blanco y se salió el
impermeabilizante que lo recubría.

Al igual que el compareciente anterior, doña Verónica ha solicitado en diversas


ocasiones que se le reparen los daños que presentan sus bienes y, si bien, algunas veces lo
han hecho, el resultado no ha sido óptimo. Por lo demás, en otras ocasiones se ha hecho caso
omiso a sus requerimientos.

- Andrea Reyes Hernández.

Según consta en el certificado de dominio vigente emitido por el Conservador de


Bienes Raíces, con fecha 21 de agosto del año 2019 la compareciente adquirió la propiedad
del departamento 206, del segundo piso, del estacionamiento 47 y de la bodega 19, todos los
bienes del Edificio Alonso de Ercilla Plaza II, así como los derechos sobre los espacios
comunes de la comunidad. La compraventa fue efectuada con la demandada y el valor
pagado por ambos bienes fue de 3589,40 UF.

La compareciente comenzó a habitar la propiedad en septiembre del año 2019 y,


conforme pasó el tiempo, se percató que existían una serie de fallas tanto en su
departamento como bodega.

Al igual que en los casos anteriormente descritos, el departamento cuenta con piso
flotante mal instalado, dado que se encuentra levantado, tanto en los dormitorios, el pastillo,
como los espacios comunes. De ahí que la demandada debiera concurrir a cambiarlo en tres
ocasiones sin lograr arreglar el problema de manera óptima. En el caso del piso de la cocina,
aun cuando no es del mismo material, también se encuentra levantado. En la entrada
principal el piso se encuentra levantado y además roto.

El baño principal presenta problemas en las cerámicas ya que están solapadas, tanto
las de las paredes como las del piso; existen filtraciones en el borde del mueble del vanitorio
y, desde que se recibió el departamento, las tapas del baño se encuentran en mal estado. Por
su parte, el baño de visitas presenta problemas similares en relación con las cerámicas
solapadas y, según lo mencionado, la tapa del baño en mal estado.
La pintura del departamento se descascara con facilidad, no sólo al colgar cosas
(como un cuadro pequeño), sino también al pegar adhesivos (como huinchas “masking
tape”). La pintura de la cocina tiene las mismas fallas y ni siquiera se pueden colgar paños
de cocina. El cielo es raso y las paredes no tienen anclaje, por lo demás, las terminaciones
que separan el cielo del piso son deficientes.

La cocina, además de tener el piso levantado, cerámicas descuadradas y problemas


con la pintura, tiene el lavaplatos mal instalado, sin silicona, por lo que el agua se filtra al
interior del mueble que lo sostiene. La campana de la cocina se encuentra suelta y, en una
de las situaciones más graves, se desprendió cayendo sobre sus manos, golpeando a
continuación la encimera eléctrica de cerámica.

En lo que concierne a la terraza, las cerámicas también se encuentran solapadas, los


ventanales se encontraban mal instalados y descuadrados lo que ocasionaba que entrara un
gran frío en el invierno. Como la demandada jamás arregló este desperfecto (y en
consideración a la mucho que le afectaba) tuvo que cerrar con ventanales la terraza.

La puerta del dormitorio principal no es hermética ya que se encuentra descuadrada


y las tuberías para la televisión por cable se encuentran tapadas.

Otro gran problema que presenta el departamento son las conexiones eléctricas. En
la habitación secundaria hay problemas en el soporte eléctrico, lo que ha ocasionado que se
quemen distintos equipos electrónicos, entre estos se encuentran: un computador, una
consola de Nintendo y dos celulares. A pesar de que la compareciente avisó de esta situación
a la contraria y pidió que le pagaran los productos, ésta no lo ha hecho. En dos
oportunidades el termo hizo cortocircuito (salía humo y había olor a quemado) se llamó a
la inmobiliaria quienes realizaron una reparación superficial y riesgosa, conectando el termo
directamente a al automático de la electricidad.

El problema eléctrico es de tal magnitud que no se pueden enchufar dos


electrodomésticos al unísono (por ejemplo, no se puede conectar el secador de pelo junto a
la estufa eléctrica), lo que origina un gran problema en los días fríos.

Finalmente, la bodega se inundó dos veces por aguas lluvias, toda vez que tiene un
mal sistema de cierre. En las dos ocasiones se tuvo que sacar todo de la bodega, se
estropearon distintas cosas: un órgano musical, dos notebooks, carteras, botas y zapatos,
además artículos de valor sentimental; los artículos eléctricos se echaron a perder, mientras
que las otras cosas se llenaron de hongos por lo que hubo que botarlas.

El piso de la bodega perdió la pintura impermeable quedando blanco y nunca fue


reparado. Con el fin de ordenar y botar cosas, tanto la compareciente como su pareja
perdieron dos días de trabajo.

IV. DAÑO PRODUCIDO

El daño producido comprende aristas de daño patrimonial y extrapatrimonial. El


primero corresponde únicamente a daño emergente, el cual se calcula en el valor de las
reparaciones que cada demandante deberá realizar en sus espacios, el monto de la
reparación de cada departamento se encuentra detallado y los desperfectos fueron
constatados por un contratista quien realizó las estimaciones de los arreglos. Ahora bien, sin
perjuicio de lo anterior, existe una alta probabilidad de que existan desperfectos que no sean
conocidos y que queden al descubierto por el perito tasador que esta parte solicitará en la
etapa procesal correspondiente.

Según las estimaciones del contratista, los trabajos tardarían dos meses, plazo en el
cual los comparecientes deberán vivir en otro lugar para lo cual debe alquilar un
departamento por este tiempo. El valor que se calculó por concepto de arriendo es el mismo
para cada demandante, pues todos tienen departamentos de características similares (dos
habitaciones y dos baños).

Se calcula que el arriendo de un departamento por dos meses alcanza $1.800.000, este
monto se calculó al promediar valores de departamentos de la página web “Airbnb”. Todos
los departamentos fueron cotizados en la comuna de La Florida y cuentan con características
similares a los de su actual vivienda. Se hace presente que la cotización se realizó entre las
fechas del 05 de septiembre al 05 de noviembre, ambas del 2022, por buena fe esta parte
escogió esas fechas, ya que haberlo hecho en temporada de verano habría subido mucho los
costos, asimismo, y amparándonos en el principio de la buena fe no se cotizó hoteles ya que
el valor sería bastante superior. Se hace presente, además, que esta página contiene
departamentos que pueden ser arrendados por un tiempo breve, no como en los arriendos
comunes que, por lo general, tienen duración de un año. Sin perjuicio de todo lo anterior, si
pensáramos en un arriendo común habría que pagar los dos meses de renta más un mes de
garantía, lo que genera un gasto bastante similar al ya señalado.

Ahora, antes de especificar el daño específico de cada uno de los comparecientes se


hará mención al espectro general, puesto que hay características comunes en todos los
departamentos. En este sentido, se debe hacer hincapié en que todos los departamentos eran
inmuebles nuevos y, por tanto, cuando se realizaron los cálculos para determinar el daño
emergente sufrido, no se calculó según la reparación, sino que el cálculo fue por el cambio,
así, por ejemplo, el contratista no calculó cuánto costaba la reparación del piso flotante que
presentaba imperfecciones, sino que el cambio total del mismo, toda vez que los
departamentos eran nuevos y, por tanto, los propietarios tienen el legítimo derecho de los
inmuebles por adherencia de cada departamento sean nuevos y no reparados.

El daño emergente será detallado para cada uno de los demandantes más adelante,
sin embargo, a cada monto se le sumará $1.800.000 correspondiente a la renta que deberán
pagar durante los dos meses que duren las reparaciones.

En relación al daño moral, éste puede presumirse, toda vez que las personas que
ahora ejercen su pretensión se han visto fuertemente perjudicadas al tener que vivir en
condiciones que no iban acorde a las expectativas que tenían al momento de comprar
departamentos nuevos, los que prometían ser de un alto estándar de calidad. Así, los
comparecientes han tenido que soportar todo tipo de incomodidades derivados de los
defectos en la construcción, asimismo, el hecho de que la contraria no se haga responsable
de las reparaciones que por derecho corresponden es lo que hizo menester el tener que llegar
a estas instancias para exigir sus derechos; las reparaciones ineficientes hicieron que los
demandantes perdieran tiempo y algunas posesiones.

Sin perjuicio de los desperfectos en cada departamento, existe un problema general


que son los daños en la comunidad, estos daños han ocasionado problemas directos a cada
uno de los demandantes al no poder ocupar los espacios comunes como la piscina y el
quincho, los cuales desde el año 2019 no se pueden utilizar por estar con constantes
problemas, además, como se mencionó en los antecedentes, la contraria ha realizado
constante reparaciones (reparaciones que han conseguido resultados peores a los
primitivos), así, los demandantes se encuentran viviendo en medio de construcciones,
personas externas que, por lo demás, dejan sus implementos en áreas comunes y sin ningún
tipo de precaución, por ejemplo, dejan implementos en la azotea a centímetros de la
terminación con un peligro de caída inminente.

La calidad de vida de los demandantes se ha visto mermada de manera significativa,


tal afirmación no requiere mayor argumentación a los relatos ya expuestos. Es común el
sentimiento de vergüenza que tienen los demandantes al no querer invitar a terceros a sus
domicilios, al entender que no existen las comodidades básicas.

El daño moral demandado por cada uno de los demandantes alcanza $80.000.000,
este monto engloba los múltiples malestares que han sufrido durante más de dos años,
malestares que son consecuencia inmediata y directa de las deficiencias en la construcción
del edificio y que se detallarán en lo sucesivo.

Finalmente, se hace presente que la contraria ha realizado distintos trabajos y


reparaciones, pero, tal como se ha mencionado, el resultado siempre es peor, por esas
consideraciones los propietarios se encuentran molestos y reclaman que hacen un mal
trabajo, por lo que exigen que cambien el personal, que arregle alguna empresa externa u
otra solución, sin embargo, la demandada se victimiza diciendo que “no la dejan entrar a
hacer las reparaciones”, culpabilizando a los propietarios por los desperfectos actuales.

- Boris Paredes Bustos

Daño emergente

Como se mencionó, el daño emergente se sustenta en la reparación del departamento


sumado al arriendo de otro inmueble durante los meses que duren las reparaciones. Así, la
reparación fue calculada en $15.000.000, monto que incluye materiales a utilizar, mano de
obra y retiro de escombros.

Los problemas son múltiples, dentro de los más evidente y que fueron constatados
como tales por el contratista son:
- Cambio de cielo de todo el departamento
- Cambio puertas todos los closets, además de las corredoras
- Cambio salida extractores de los baños.
- Cambio de todo el piso.
- Cambio de ventanales termopaneles
- Pintura en todo el departamento.

Sin perjuicio de lo anterior, hay desperfectos cuya causa no se encuentra claramente


establecida como, por ejemplo, se deben revisar exhaustivamente los ductos de ventilación,
en razón de que desprenden un mal olor que pasa a todo el departamento y, en principio,
da la impresión de que estuviesen conectados o cercanos al ducto del alcantarillado.

Además, se debe revisar el sistema eléctrico, pues si bien es cierto que al ducharse
ya no le da la corriente, el arreglo que se hizo no es el óptimo.

Daño moral

El departamento del demandado ha presentado desperfectos que han repercutido


fuertemente sobre su vida y la de su núcleo familiar. En primer lugar, los malos olores que
colman cada rincón del inmueble en ciertas ocasiones constituyen un desincentivo relevante
para invitar amigos y familiares, como podría hacerlo cualquier persona en circunstancias
normales.

Por otro lado, y mucho más importante, son las dificultades producidas por los
desperfectos eléctricos. En efecto, según se relataba, al demandante le dio la corriente en
más de una oportunidad mientras se duchaba, por lo que optaron por realizar esta actividad
en la casa de un familiar que vive en las cercanías hasta que lograron obtener algún tipo de
arreglo por parte de la empresa.

Estos antecedentes dan cuenta de que el demandante y su núcleo familiar no han


logrado llevar una vida acorde con lo que se espera al adquirir un inmueble, lo que se
traduce en un daño moral provocado por los diversos desperfectos en la construcción.
Toda esta situación ha generado un estrés significativo e innumerables malos ratos,
no sólo al compareciente, sino que a todo su grupo familiar.

- Marco Canales Tapia

Daño emergente

• Reparación departamento

Parte del monto por concepto de daño emergente se calculó en $20.000.000, monto
que corresponde a los materiales que se deben utilizar, la mano de obra que incluye el retiro
de escombros. El contratista realizó las siguientes observaciones concernientes a las
reparaciones necesarias:

1. Cambio total de cielo en todo el departamento.


2. Cambio total de piso flotante.
3. Cambio obligatorio de encimera sector cocina y cambio de piezas de cocina en mal
estado por humedad, material hinchado por lo mismo (puertas y frentes)
4. Cambio de cerámica en cocina.
5. Cambio de ventanales completamente descuadrados.
6. Sector baño: cambio total de mueble de baño y cambio total de la cerámica.
7. Cambio de vidrio en balcón terraza.

• Otros perjuicios materiales

Como se mencionó en los hechos, el demandante era dueño de un vehículo marca


BMW, el cual resultó dañado producto de una rejilla mal instalada en el estacionamiento.
Se realizaron dos presupuestos para la reparación, los cuales se le enviaron a personal de la
inmobiliaria. El primer presupuesto fue por un total de $1.835.919 e incluía las siguientes
reparaciones: pintura funda parachoques, remaches plásticos, desmontar y montar,
protector inferior de motor y funda parachoques. El segundo presupuesto fue por un total
de $1.270.139.
Tal como se mencionó, la contraria no se hizo responsable de los gastos, por lo que
el demandante tuvo que vender su vehículo $7.000.000 más barato que el precio de mercado,
reportando una utilidad inferior.

Daño moral

• Daño por el malvivir en el inmueble

Primeramente, debemos tener presente que existe un daño moral presumible al


haber tenido que vivir durante años en un departamento con importantes fallas, lo que ha
ocasionado que sus pertenencias se mojen, haber tenido que soportar fuertes corrientes de
aire y, en definitiva, todo lo relatado en el apartado de los hechos de este compareciente,
por lo demás, la negativa de la contraria a hacerse cargo de las reparaciones ha ocasionado
que el compareciente pase malos ratos y enormes molestias. Por el estado en que se
encuentra su departamento el compareciente ha limitado las invitaciones a amigos y
familiares a su vivienda, al sentir una importante vergüenza por las condiciones en que el
inmueble se encuentra.

Sin perjuicio de lo anterior, tuvo que soportar que le diera la corriente en la ducha
durante tres meses, situación que no sólo produce incomodidad, sino también dolor y
miedo, al no tener certeza de que pueda electrocutarse al algún momento.

• Daño producto de la deshonra.

Sin perjuicio de lo anterior, este compareciente ha sido vulnerado por la contraria


cuando ésta investigó sus datos financieros y publicó una carta en la comunidad con el único
fin de desprestigiarlo. Lo anterior constituye una vulneración a los derechos fundamentales,
específicamente el establecido en el artículo 19 N° 4 de la Constitución Política de la
República ah haber vulnerado su honra y vida privada. Estas actitudes, suponemos, fueron
porque el compareciente, en su calidad de administrador del edificio y de propietario de su
departamento, reclamó lo que por derecho le correspondía, cuestión que desagradó a la
contraria e intentó hacer lo posible para que don Marco Canales perdiera credibilidad en
sus alegaciones y fuese destituido de su puesto, asimismo, creemos que existió una especie
de intimidación para que cesaran sus reclamos.

En relación al punto anterior, debemos hacer presente el artículo 2331 del Código
Civil, el cual excluye la reparación del daño moral cuando el fundamento de éste son las
deshonras. Sin perjuicio de ello, debemos hacer presente que esta norma ha sido objeto de
múltiples críticas y el Tribunal Constitucional en reiterados fallos ha establecido que esta
norma no tendría aplicación puesto que la indemnización por daño moral sería la idónea
para la reparación de las imputaciones al honor, ya que el perjuicio que le genera a la
víctima, por lo general, será extrapatrimonial.

Reforzando lo anterior, podemos citar una reciente sentencia de fecha 15 de diciembre


de 2020, rol 8753-2020. En su considerando cuarto señala las numerosas sentencias en que se
ha declarado inconstitucional este artículo, a saber:

CUARTO: En sede de inaplicabilidad, este Tribunal ha dictado numerosas sentencias respecto


del artículo 2331 del Código Civil. Entre otras, las STC Rol N° 943 (10.06.2008); STC Rol N° 1185
(16.04.2010); STC Rol N° 1419 (23.09.2010); STC Rol N° 1463 (23.09.2010); STC Rol N° 1679
(15.03.2011); STC Rol N° 1741 (15.03.2011); STC Rol N° 1798(29.03.2011); STC Rol N° 2085
(07.06.2012); STC Rol N° 2071 (19.06.2012); STC Rol N° 2255 (29.01.2013); STC Rol N° 2410
(29.08.2013); STC Rol 2422 (24.10.2013); STC Rol N° 2747 (25.08.2015), STC Rol N° 2801
(25.08.2015), STC Rol N° 2860 (26.01.2016) y STC Rol N° 5278 (04.06.2019).

En las mismas, este Tribunal ha declarado inaplicable, ya total, ya parcialmente, el precepto ahora
impugnado;”

En los siguientes considerandos se pronuncia sobre el fondo de la norma y, finalmente,


esta es declarada inconstitucional, las argumentaciones son las siguientes:

SÉPTIMO: También en las sentencias roles N°s 943-08 y 1.185-09, esta Magistratura
reflexionó sobre la naturaleza del derecho a la honra, contemplado en el Nº 4° del artículo 19 de la
Carta Fundamental, concluyendo que el derecho a la honra, cuyo respeto y protección la Constitución
asegura a todas las personas, alude a la “reputación”, al “prestigio” o el “buen nombre” de todas las
personas, como ordinariamente se entienden estos términos, más que al sentimiento íntimo del propio
valer o a la dignidad especial o gloria alcanzada por algunos. Por su naturaleza es, así, un derecho
que emana directamente de la dignidad con que nace la persona humana; un derecho personalísimo
que forma parte del acervo moral o espiritual de todo hombre y mujer, y que no puede ser negado o
desconocido por tratarse de un derecho esencial propio de la naturaleza humana.

En suma, se concluyó que se trata de un derecho de carácter personalísimo que es expresión


de la dignidad humana consagrada en el artículo 1º de la Constitución, que se vincula, también, con
el derecho a la integridad psíquica de la persona, asegurado por el Nº 1° de su artículo 19, pues las
consecuencias de su desconocimiento, atropello o violación, si bien pueden significar, en ocasiones,
una pérdida o menoscabo de carácter patrimonial más o menos concreto (si se pone en duda o
desconoce la honradez de un comerciante o de un banquero, por ejemplo), la generalidad de las veces
acarrea más que nada una mortificación de carácter psíquico, un dolor espiritual, un menoscabo moral
carente de significación económica mensurable objetivamente, que, en concepto del que lo padece, no
podría ser reemplazado o compensado con una suma de dinero, tratándose, en definitiva, de un bien
espiritual, no obstante tener en ocasiones también un valor económico;

OCTAVO: En definitiva, el artículo 2331 del Código Civil restringe la tutela civil por
responsabilidad en la lesión deliberada o negligente del derecho a la honra de otro, dando lugar a
indemnización únicamente por aquellos daños que pueda probarse que produjeron un
empobrecimiento patrimonial de la víctima y prohibiendo la indemnización pecuniaria del daño
exclusivamente moral ocasionado por imputaciones injuriosas contra el honor o el crédito de una
persona, aun cuando dicho daño estuviere, a juicio del juez de la causa, suficientemente probado; (…)

DÉCIMO PRIMERO: El contenido del artículo 19 de la Carta Fundamental,


conjuntamente con sus artículos 1º, 4º y 5º, inciso segundo, configuran principios y valores básicos
de fuerza obligatoria que impregnan toda la Constitución de una finalidad humanista que se irradia
en la primacía que asignan sus disposiciones a la persona humana, su dignidad y libertad natural; y
al respeto, promoción y protección de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana,
que se imponen como limitación del ejercicio de la soberanía y como deber de los órganos del Estado;

DÉCIMO SEGUNDO: Estos principios y valores no configuran meras declaraciones


programáticas sino que constituyen mandatos expresos para gobernantes y gobernados, debiendo
tenerse presente que el inciso segundo del artículo 6º de la Constitución precisa que los preceptos de
ésta obligan no sólo a los titulares o integrantes de los órganos del Estado sino a toda persona,
institución o grupo;

DÉCIMO TERCERO: Corolario de lo anterior es que deben desecharse las interpretaciones


constitucionales que resulten contradictorias con estos principios y valores rectores, lo que lleva a
concluir que, frente a las interpretaciones posibles del alcance de la protección constitucional de un
derecho fundamental, deba excluirse la que admita al legislador regular su ejercicio hasta extremos
que, en la práctica, imposibilitan la plenitud de su vigencia efectiva o comprimen su contenido a
términos inconciliables con su fisonomía. Como lo dispone el artículo 19, Nº 26°, de la Constitución,
el legislador debe respetar siempre la esencia del derecho que se trata de regular, complementar o
limitar, como también evitar la imposición de condiciones, tributos o requisitos que impidan su libre
ejercicio;

DÉCIMO CUARTO: El derecho a la honra, por su esencia espiritual y moral como


emanación de la dignidad de la persona humana, carente de materialidad, no posee en sí mismo valor
económico o patrimonial, por lo que el resultado dañino de los atentados en su contra se traducirá,
ordinariamente, en sufrimientos o mortificaciones de igual carácter, esto es, en daño moral, aunque
eventualmente, en ciertos casos, pueda adquirir alguna significación económica susceptible de ser
calificada de daño patrimonial;

DÉCIMO QUINTO: Reiterando lo señalado por este Tribunal Constitucional en la


sentencia Rol N° 1.185-09, “el efecto natural de la aplicación del artículo 2331 del Código Civil es,
precisamente, privar a los atentados contra el derecho a la honra que no constituyan delitos específicos
que se persigan criminalmente, de la protección de la ley, pues, mientras las lesiones a otros derechos
igualmente no constitutivas de delitos dan lugar a indemnización por todos los daños patrimoniales
y morales causados, de acuerdo a la regla general del artículo 2329 del Código Civil, las imputaciones
injuriosas contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho a la indemnización del daño
moral, que es naturalmente el que producen esta clase de atentados y, ordinariamente, el único”.

En suma, el artículo 2331 no debe tener aplicación en autos, toda vez que es una norma
excepcional respecto a la normativa que regula la materia de autos, por lo que debe preferirse
esta última sobre la primera. Asimismo, es una norma que transgrede los derechos
consagrados en nuestra Constitución y, por tanto, procede la indemnización moral.

Por estas consideraciones y los perjuicios causados se avalúa el daño moral producto
del desprestigio en $10.000.000.

• Daño por enfermedad


Finalmente, se debe hacer presente un último daño que corresponde a que producto de
todos los problemas que ha debido soportar, el compareciente desarrolló enfermedades
psicológicas que derivaron en sintomatologías físicas.

Según el certificado emitido por la psiquiatra doña Andrea Polanco, el compareciente


desarrolló trastorno de estrés agudo y una psoriasis nerviosa, dichas patologías fueron
diagnosticadas el año 2020; la psiquiatra estima que la causa de los padecimientos se debe
exclusivamente a todos los actuares de la contraria, por lo demás, los síntomas continúan hasta
el día de hoy.

Este estrés ha ocasionado cambios en el comportamiento del compareciente, con


respecto a sus cercanos: amigos y familiares, tomando una actitud más cabizbaja y menos
sociable en comparación al comportamiento que tenía anteriormente, por lo demás, la psoriasis
le ha ocasionado un perjuicio estético, por la aparición de llagas en distintas partes del cuerpo,
lo que le genera vergüenza, estas llagas no han desaparecido y, en periodos, se han
acrecentado, producto del estrés que le genera el vivir en una vivienda con características
deficientes y, además, por los problemas que ha tenido con el personal de la contraria.

Por lo anterior, se estima el daño moral producto de su enfermedad en $40.000.000.

Respecto a todos los ítem, el daño moral se calcula en $130.000.000.

- Verónica Hernández

Daño emergente:

En este caso el daño emergente comprende la reparación del departamento, arriendo


de un inmueble por dos meses y arreglos y reparaciones en la bodega. Así, las reparaciones
del inmueble y de la bodega se calculan en $17.000.000, monto que incluye materiales a
utilizar, mano de obra y retiro de escombros.

Los problemas son múltiples, dentro de los más evidente y que fueron constatados
como tales por el contratista son:

Departamento:
- Cambios cerámica del baño principal y cambio de planchas de volcanitas.
- Cambio total de piso flotante.
- Cambio de todo el cielo del departamento.
- Pintura todo el departamento.
- Cambiar ventanales termopanel
- Cambio de puertas de closet y corredoras.

Bodega.
- Cambio de puerta y reparación de los marcos.
- Reparación de todos los muros interiores.
- Reparación cielo.
- Reparación del suelo
- Pintura general.

Otras pérdidas
Para culminar con el daño emergente, debemos tener presente que a la demandante
se le ha inundado la bodega en dos ocasiones, inundaciones que hizo que se perdieran
distintas pertenencias que se avalúan en $1.500.000.

Daño moral

Verónica ha sufrido en términos análogos a los otros demandantes, sin embargo, ella
además ha debido lidiar con la indolencia y la falta de respuestas por parte de la inmobiliaria
de manera particular. En efecto, además de la decepción que significó solicitar la reparación
de un espejo para darse cuenta de que el embaldosado ni siquiera había sido completado, a
la fecha se ha encontrado con una absoluta falta de respuesta para volver a instalar este
elemento en la pared de su baño.

Lo anterior da cuenta de un punto relevante a efectos de apreciar el daño moral que


se alega, esto es, que las reparaciones realizadas por la empresa, en una lógica de goteo a
medida en que aparecen nuevas y más graves fallas, no atiende a un interés honesto por
hacerse cargo del inmueble defectuoso que construyeron, sino únicamente a parchar los
problemas más evidentes. Por supuesto que se podrían identificar otros ejemplos de esta
práctica, como lo es la presencia de materiales de trabajo abandonados a su suerte por parte
del personal enviado por la inmobiliaria, obstaculizando los propios espacios que debían
reparar, pero volviendo a la situación de Verónica, resulta imprescindible considerar que
ella se ha visto especialmente afectada por la pasividad de Basco.

- Andrea Reyes Hernández

Reparación departamento

En este caso el daño emergente comprende la reparación del departamento, arriendo


de un inmueble por dos meses y arreglos y reparaciones en la bodega. Así, las reparaciones
del inmueble y de la bodega se calculan en $12.000.000, monto que incluye materiales a
utilizar, mano de obra y retiro de escombros.

Los problemas son múltiples, dentro de los más evidente y que fueron constatados
como tales por el contratista son:

- Cambio de cielo de todo el departamento.


- Cambio puertas todos los closet, además de las corredoras.
- Cambio salida extractores de los baños.
- Cambio de una plancha de la pared del dormitorio principal.
- Cambio de todo el piso.
- Cambio de ventanales termopaneles.

Las fallas señaladas anteriormente sólo son las más visibles, sin embargo, es
menester revisar exhaustivamente, sobre todo en lo concerniente a desperfectos eléctricos,
pues, como ya se mencionó, ya se le han quemado aparatos electrónicos tales como celulares
y computadores. Este problema debe ser subsanado por el riesgo que presenta la
electricidad.

Bodega
- Cambio de puerta y reparación de los marcos.
- Reparación de todos los muros interiores
- Reparación cielo.
- Reparación del suelo.
- Pintura general.

Otros daños:

Como se señaló anteriormente en los hechos, la bodega de la demandante se inundó


en dos oportunidades, por lo que perdió distintas pertenencias de valor. Además de ello,
producto del mal estado eléctrico, perdió dos celulares, un juego Nintendo y un
computador. Todos los artículos anteriores son avaluados en $3.000.000.

Daño moral
Como se desprende del relato de la compareciente, su departamento ha presentado
diversos desperfectos eléctricos, que no sólo repercuten en una serie de pérdidas materiales,
sino en la imposibilidad de llevar una vida tranquila. En efecto, la cantidad de aparatos
quemados no permite confiar en las instalaciones básicas necesarias para llevar una vida
con normalidad, como lo haría cualquier persona en condiciones normales. Más aún, existe
el temor fundado de que en cualquier momento un aparato quemado pueda producir un
incendio y una tragedia mayor, lo que por supuesto implica un daño de orden emocional y
psicológico.

En el caso de Andrea, además de los daños descritos, se halla la consideración de


que ha debido cargar con la angustia de ver a su hijo enfermar constantemente a raíz de la
humedad y el frío, que dificultan mucho la vida durante los inviernos. A lo anterior, se suma
la frustración de ver coartada su capacidad para ofrecer un ambiente lúdico y estimulante a
su hijo en razón del mal estado de las áreas comunes, que impiden el esparcimiento, y los
desperfectos eléctricos que se ha traducido en la consola de Nintendo que se echó aperder
y el miedo a adquirir una nueva frente a la alta posibilidad de que este hecho vuelva a
ocurrir. Sobre el punto debe considerarse que no se está alegando el daño moral que estas
situaciones provocan en el menor, que por supuesto existe, sino aquel que debe sufrir
Andrea como madre preocupada de su bienestar.
V. EL DERECHO

Sobre el estatuto aplicable

La presente acción se rige por el estatuto de responsabilidad contemplado en la Ley


General de Urbanismo y Construcción, en la que se establece un régimen de responsabilidad
paralelo al recogido por el Código Civil, con la finalidad de facilitar el accionar de las
víctimas de construcciones defectuosas, según dan cuenta las propias modificaciones de las
que ha sido objeto durante su vigencia el Decreto Supremo 458 de 1975, del Ministerio de
Vivienda y Urbanismo.

En este sentido, el artículo 18 del cuerpo normativo mencionado, contempla la


responsabilidad objetiva de la constructora o el empresario inmobiliario que manda a
construir para vender, al establecer que:

El propietario primer vendedor de una construcción será responsable por


todos los daños y perjuicios que provengan de fallas o defectos en ella,
sea durante su ejecución o después de terminada, sin perjuicio de su
derecho a repetir en contra de quienes sean responsables de las fallas o
defectos de construcción que hayan dado origen a los daños y perjuicios.
En el caso de que la construcción no sea transferida, esta responsabilidad
recaerá en el propietario del inmueble respecto de terceros que sufran
daños o perjuicios como consecuencia de las fallas o defectos de aquélla.
(Énfasis agregado)

Al tiempo que artículo 1.1.2 de la Ordenanza General de Urbanismo y


Construcciones, define el propietario primer vendedor como el “titular del dominio del
inmueble en que se ejecutó una obra y que realiza, a cualquier título, después de su
recepción definitiva, la primera enajenación de la totalidad o de cada una de las unidades
vendibles”. Así las cosas, de la interpretación conjunta de estas disposiciones, y más allá del
esquema de solidaridad pasiva que recogen los incisos subsecuentes, resulta que el régimen
de responsabilidad contemplado en esta norma se presenta como idóneo para efectos de
incoar la presente acción en contra de Inmobiliaria Basco.
Por otro lado, profundizando en los alcances de la regulación aplicable, cabe
enfatizar que los daños indemnizables en virtud del estatuto que se invoca, incluyen tanto
el daño emergente y el daño moral, por cuanto la literalidad del inciso transcrito muestra la
amplitud con la que fue pensada por parte del legislador, al referirse a la responsabilidad
que emana de “todos los daños y perjuicios que provengan de fallas o defectos en ella”, sin
especificar restricciones. Este punto, por lo demás, ha sido confirmado por la práctica
jurisprudencial nacional1.

Finalmente, una característica sobresaliente del régimen de responsabilidad de la


Ley General de Urbanismo y Construcción, es aquella que se refiere a la responsabilidad
objetiva o, más precisamente, estricta, en tanto que el factor de imputación no se halla en la
culpa subjetiva2. En consecuencia, en lo que sigue se buscará dar cuenta del modo en que la
pretensión que se hace valer satisface todos y cada uno de los requisitos para que la acción
en cuestión sea acogida, omitiendo referencia a la pregunta por la culpa o dolo, en tanto
irrelevante para estos efectos. En palabras del profesor Carlos Pizarro Wilson:

Tanto en la hipótesis del artículo 2003 Nº 3 como en aquella del artículo


18 LGUC. no se exige un reproche subjetivo al constructor ni a ninguno
de los partícipes de la cadena de construcción, siendo en ese sentido
improcedente de calificar la responsabilidad de estos sujetos por culpa o
negligencia. No hay necesidad de comparar su actuar con un modelo
determinado por una lex artis, sino que se exige un resultado: una obra
exenta de vicios, defectos o fallas. Por lo mismo, la ley exige al
constructor una obligación de resultado, la obra exenta de vicios, fallas y
defectos. Si nos encontramos frente a una obligación de resultado de
naturaleza legal, ninguno de los deudores podrá exonerarse indicando
que hizo lo que debía hacer, pues les está vedada la prueba liberatoria
por diligencia o ausencia de culpa.3 (Énfasis agregado)

1 Corte Suprema, Gustavo Rementeria Rojas y Otros con Terranorte S.A, No. 5905/2007 (Enero de 2009).
2 Hernán Corral Talciani, “Responsabilidad civil en la construcción de viviendas: Reflexiones sobre los regímenes
legales aplicables a los daños provocados por el terremoto del 27 de febrero de 2010”, Revista chilena de derecho 37, no
3 (diciembre de 2010): 460, https://doi.org/10.4067/S0718-34372010000300003.
3 Carlos Pizarro Wilson, “Daños en la construcción, fuerza mayor y terremotos”, Revista de derecho (Valparaíso), no 34

(2010): 167, https://doi.org/10.4067/S0718-68512010000100004.


Sobre los requisitos de procedencia de la presente acción

a. La acción no se encuentra prescrita

Dado que la presente acción invoca el régimen de la Ley General de Urbanismo y


Construcción, ello supone asumir los plazos de prescripción que este contempla, al señalar
en su artículo 18 que:

Las acciones para hacer efectivas las responsabilidades a que se refiere


este artículo prescribirán en los plazos que se señalan a continuación:

1. En el plazo de diez años, en el caso de fallas o defectos que afecten a la


estructura soportante del inmueble.

2. En el plazo de cinco años, cuando se trate de fallas o defectos de los


elementos constructivos o de las instalaciones.

3. En el plazo de tres años, si hubiesen fallas o defectos que afecten a


elementos de terminaciones o de acabado de las obras.

En los casos de fallas o defectos no incorporados expresamente en los


numerales anteriores o que no sean asimilables o equivalentes a los
mencionados en éstos, las acciones prescribirán en el plazo de cinco años.

Los plazos de prescripción se contarán desde la fecha de la recepción


definitiva de la obra por parte de la Dirección de Obras Municipales, con
excepción del señalado en el número 3, que se contará a partir de la fecha
de la inscripción del inmueble a nombre del comprador en el Conservador
de Bienes Raíces respectivo.(Énfasis agregado)

Según consta en el documento que se acompaña en el otrosí, la “Recepción definitiva


de obras de edificación”, por parte de la Dirección de Obras Municipales de la
Municipalidad de La Florida, se aprueba con fecha 21 de noviembre del 2018, por su parte,
también se acompañan los certificados de dominio vigente que acreditan la fecha en que
cada departamento fue inscrito a nombre de cada demandante. Ahora bien, sin perjuicio
de ello, se debe hacer presente que el plazo de prescripción no puede contabilizarse desde
estos momentos, pues se encuentra interrumpido naturalmente, pues la contraria ha
estado realizando constantes reparaciones en la comunidad, tal y como se probará en la
etapa procesal correspondiente.

El artículo 2518 del Código Civil, establece que la prescripción se interrumpe


naturalmente cuando el deudor reconoce expresa o tácitamente la obligación, cuestión que
ha sucedido en estos autos, a modo ejemplar, este año se han realizado reparaciones (todas
las cuales han tenido resultados peores) y las últimas conversaciones han sido estas últimas
semanas, todo esto será debidamente acreditado.

Nuestra Excelentísima Corte Suprema se ha pronunciado sobre esta interrupción de


forma específica, así encontramos en fallo ROL 2024-2015, el cual dispone en su
considerando quinto:

“[…] De los antecedentes […] surgen elementos con los caracteres de


gravedad y suficiencia que permiten establecer fundadamente que el edificio
[…] presentó problemas y defectos en su fachada, desde el año 2006, respecto
de los cuales las demandadas tuvieron conocimiento, haciéndose cargo de
su costo y/o reparación, dentro del término de cinco años, contados desde
la recepción de la obra, lo que supone un reconocimiento de la obligación
que les asistía respecto de los daños que afectaron a la construcción. […]

De este modo, la conducta y actos tanto de la Inmobiliaria […] como de la


Constructora […] constituyen hechos de interrupción natural de la
prescripción, pues importan el reconocimiento que tal construcción fue
afectada por daños que a ellas correspondía corregir.” (énfasis agregado).

b. Fallas o defectos de la construcción

Si bien las disposiciones que se invocan no exigen culpa, son claras en señalar que,
aquello que da origen a la responsabilidad del artículo 18 de la Ley General de Urbanismo
y Construcción, son “todos los daños y perjuicios que provengan de fallas o defectos” de la
construcción, abarcando los que se produzcan “durante su ejecución o después de
terminada”. De estos daños ya se ha dado cuenta en el relato de los demandantes. Por lo
demás, en la etapa probatoria correspondiente se acreditará la existencia de estos defectos
mediante actividad pericial.

Esa prueba –de naturaleza técnica–, que exigen ambos preceptos, deja en
condiciones al adquirente de reclamar la reparación en naturaleza o por
equivalencia y cualquier otro perjuicio que pueda derivarse.4

Así las cosas, las cosas, por ahora basta tener presente el relato de los demandantes.

c. Daños y perjuicios

En cuanto a los daños provocados, basta con estarse a los hechos relatados y a los
antecedentes que se acompañarán en la oportunidad procesal correspondiente para
acreditarlos, sin embargo, vale la pena detenernos en ciertos puntos de derecho que serán
relevantes para su apreciación conforme a las reglas respectivas.

En cuanto al daño moral, respecto del cual no cabe duda de que resulta indemnizable
en el régimen que se invoca, nuestra jurisprudencia ha señalado que:

hechos tales como inundaciones constantes, provocadas por filtraciones


de agua, presencia de humedad en toda la vivienda y destrozos en los
cielos y pisos, entre otros, cuya reparación no impidió que las fallas
detectadas en la construcción del inmueble volvieran a ocasionar los
mismos daños, son circunstancias fácticas que, prolongadas en el
tiempo, permiten presumir una alteración y aflicción importante, en
especial, porque dicen relación con un lugar destinado a la vivienda,
funcionalidad que se verá necesariamente mermada por los hechos
acreditados, poniendo en riesgo incluso la salud de sus habitantes.5
(Énfasis agregado).

En este sentido, no cabe duda de que los daños que se mencionan en el apartado
relativo a las circunstancias fácticas que fundan la acción, son tales, y se han prolongado

4 Pizarro Wilson, 167.


5 Corte Suprema, Zambrano con Inmobiliaria Geosal S.A, No. 40777-2017 (7 de noviembre de 2019). Considerando
6to.
tanto en el tiempo, que han puesto en riesgo la salud de los habitantes, en términos tales que
se acreditará en la etapa correspondiente que dicho riesgo se ha concretado, manifestándose
en distintas afecciones médicas, tanto físicas como psicológicas, por parte de los
demandantes. Evidentemente los gastos en que las personas han debido incurrir a causa de
sus aflicciones constituyen daños de naturaleza patrimonial, sin embargo, la salud puede
ser entendida como un bien jurídico extra patrimonial y, en consecuencia, su indemnización
habría de ser ponderada en el marco del daño moral, en términos análogos al dolor y el
sufrimiento ocasionado por las malas condiciones de vida que provocaron las fallas en la
construcción que se acusan.

De esta suerte, la actividad probatoria orientada a demostrar la magnitud de las


fallas y el modo grave en que estas afectan los hogares de los demandantes habría de
conducir también a la conclusión de que existe un daño moral indemnizable. Así, nuestra
Excelentísima Corte Suprema se ha pronunciado acerca del modo en que el daño moral se
aprecia de manera indirecta y de la importancia que las presunciones judiciales adquieren
a este propósito, afirmando que:

Ocurre, sin embargo, que por la naturaleza del daño moral, que significa
una afectación en la esfera extra patrimonial de la víctima, el tribunal ha
de establecer su procedencia a través de una prueba indirecta, en la
medida que se trata de apreciar el dolor, aflicción o perturbación que el
o los hechos le han ocasionado y la forma en que le han impactado.

Y agrega que:

La manifestación de los daños antes descritos y acreditados en el juicio,


que afectaron ostensiblemente la habitabilidad del inmueble, por un
período prolongado de tiempo, y demandaron, además, reiterados
esfuerzos para lograr su solución, no pueden sino haber interferido en
la tranquilidad y normal desenvolvimiento de la vida diaria de sus
habitantes, en términos de hacer presumible una aflicción o
perturbación, que va más allá de una mera molestia o contrariedad por
una situación desagradable o puntual que, en general, debiera ser
soportada por quien la padece, y resulta tener una entidad suficiente para
generar la obligación de la demandada de reparar el daño ocasionado en
esa esfera de la personalidad de los sujetos que demandan.6 (Énfasis
agregado).

El punto relevante, en este sentido, se halla en que los defectos que se acusan
presentan la magnitud suficiente como para presumir razonablemente que la prueba
rendida para acreditarlos cumple a su turno la función de demostrar las dificultades,
sufrimientos, dolores y perturbaciones que relatan los demandantes, y que constituyen el
daño moral cuya indemnización se requiere. De esta suerte, si bien existen dificultades para
dar cuenta de los estados psicológicos de las personas, resulta posible presumir que se
producen daños graves, de naturaleza extra patrimonial, en las circunstancias materiales
que se constatan. Estos daños constituyen las consecuencias negativas que sufriría cualquier
persona puesta en el lugar de los demandantes, en tanto se vería imposibilitada de desplegar
una vida con normalidad a causa de las diversas fallas del edificio y la mala calidad de lo
construido.

d. Causalidad

Finalmente, corresponde dar cuenta del vínculo causal existente entre los daños cuya
reparación se demanda, toda vez que acreditadas las fallas y defectos de la construcción, así
como los daños cuya reparación se alega, la única excusa posible para la demandada
consiste en sostener que los primeros no tienen origen en los segundos. Como ha sostenido
nuestra excelentísima Corte Suprema:

la ley establece que de dicha responsabilidad no puede excusarse, salvo


que acreditare que los daños no tienen su origen en fallas o defectos en la
construcción, motivo por el cual variados autores la han considerado
como una responsabilidad estricta calificada, ello sin perjuicio de la acción
de reembolso en contra de quien originó el daño, según corresponda.7

Con todo, como se dará cuenta a continuación, dicha excusa no resulta aplicable en
la presente acción, por cuanto existe claridad en lo que respecta al vínculo causal, tanto en

6Corte Suprema. Considerandos 5to y 6to.


7Corte Suprema, Comunidad Edificio Estocolmo con Sociedad Inmobiliaria Los Ceibos Tres SA-Sociedad Infante
Vial Ihnen Arquitectos Ltda- G.alo Santolaya Ingenieros Consultores SA- Benavente Cresta Pablo, No. 47579/2016
(Abril de 2017).
su dimensión normativa como fáctica. Estas dimensiones son claramente explicadas por el
tratado del profesor Barros en los siguientes términos:

Tradicionalmente, se ha sostenido por la doctrina y jurisprudencia que la


causalidad exige que entre el hecho y el daño exista una relación necesaria
y directa. Si bien estas expresiones resultan imprecisas e incompletas para
resolver los casos más complejos, tienen la virtud de destacar esas dos
caras de la causalidad: el aspecto natural que se expresa en una relación
empírica de causa a efecto entre el hecho y el daño; y el aspecto
normativo, que se expresa en la exigencia de que exista una relación de
suficiente proximidad entre ambos, de modo que los efectos dañinos
consecuentes del hecho del demandado sólo son atribuidos a ese hecho en
la medida que exista entre ambos una relación sustancial y no meramente
accidental.8 (Énfasis agregado).

Tratándose de una pluralidad de daños que se alegan, no cabe duda de que todos de
ellos constituyen una consecuencia empírica natural de las fallas en las construcciones, en
el sentido de que estos defectos aparecen como un eslabón constitutivo al interior de la
cadena de hechos que desemboca en los sufrimientos que se alegan, tanto a nivel
patrimonial como extra patrimonial. En lo que respecta a los primeros, el vínculo resulta
más bien trivial, por cuanto los defectos en las construcciones han requerido una serie de
desembolsos pecuniarios que no habrían sido necesarios si el edificio cumpliera con las
exigencias de calidad. En cuanto a los segundos, la relación sigue siendo suficientemente
clara, dado que las afectaciones de salud provocadas por el frío y la humedad, o los malos
olores que impiden desarrollar una vida con normalidad, así el deterioro estético de los
espacios en los que los habitantes deben pasar la mayor parte de su tiempo, son todos
consecuencia de los defectos de construcción.

Por otro lado, el elemento normativo de la causalidad suele estar asociado a la idea
de que los daños que se imputan causalmente deben ser directos. Este carácter directo, sin
embargo, resulta en cierta medida problemático porque constituye una valoración de los

8 Enrique Barros Bourie, Tratado de la responsabilidad extracontractual (Editorial Jurídica de Chile, 2009), 373.
hechos naturales y no una mera constatación respecto de lo que tiene lugar en el mundo. A
partir de lo anterior, la teoría más aceptada para determinar el carácter directo de este daño
se asocia con la “causa adecuada”

Según la formulación más tradicional de la doctrina de la causa adecuada,


la imputación de daños consecuentes sólo se justifica si desde la
perspectiva de un observador experimentado, que mira
retrospectivamente la cadena causal, tales daños no resultan
inverosímiles. La adecuación se muestra en que el hecho culpable es
apropiado, bajo un curso ordinario y no extravagante de los
acontecimientos, para producir las consecuencias dañosas.9 (Énfasis
agregado).

Así las cosas, formulamos la pregunta de si concurre algún elemento que pudiera
tornar inverosímiles los daños que se describen, en tanto consecuencias de las fallas en la
construcción que se observan, y la respuesta es un no rotundo. La circunstancia de que los
daños sean tantos y que repercutan en tantas personas, se explica precisamente en la
gravedad de los defectos y, en caso alguno, dice relación con elementos externos que
pudieran interrumpir la cadena de causalidad. En el curso ordinario de las cosas, cualquier
observador experimentado podría comprender que los daños, patrimoniales y extra
patrimoniales, se explican por las fallas del edificio, desde los desniveles en el piso, hasta la
ventilación defectuosa, pasando por los espacios que se llueven y la humedad, que repercute
en un malvivir y la afectación de la salud de los demandantes.

En suma, y a modo de resumen, los daños que experimentó cada compareciente son:

Daño emergente Daño moral Total


Boris Paredes $15.000.000 (reparación $80.000.000
departamento) $96.800.000
$1.800.000 (arriendo dos
meses)

9 Barros Bourie, 396.


Marco Canales $20.000.000 (reparación $80.000.000 $158.800.000
departamento) $10.000.000
$1.800.000 (arriendo dos (desprestigio)
meses) $40.000.000
$7.000.000 (pérdida (enfermedad)
utilidad venta vehículo)
Verónica Hernández $17.000.000 (reparación $80.000.000
departamento y bodega)
$1.800.000 (arriendo dos
meses) $100.600.000

$1.800.000 (bienes
destruidos)
Andrea Reyes $12.000.000 (reparación $80.000.000
departamento y bodega)
$1.800.000 (arriendo dos
meses) $96.800.000

$3.000.000 (bienes
destruidos)

POR TANTO, y en virtud de los argumentos, normas legales citadas y demás pertinentes,

SOLICITAMOS A S.S.: Tener por interpuesta la demanda de indemnización de perjuicios


por responsabilidad inmobiliaria, en juicio sumario, contra BASCO INMOBILIARIA
LIMITADA, representada por don CARLOS BASCOU BENTJERODT, ambos ya
individualizados, admitirla a tramitación y, en definitiva, condenar a la demandada a pagar
las siguientes indemnizaciones:

1. $96.800.000 a don Boris Paredes Bustos, que comprende: $80.000.000 por daño moral
y $16.800.000 por daño emergente;
2. $158.800.000 a don Marco Canales Tapia, que comprende: $130.000.000 por daño
moral y $28.800.000 por daño emergente;
3. $100.600.000 a doña Verónica Hernández Torres, que comprende: $80.000.000 por
daño moral y $20.600.000 por daño emergente; y
4. $96.800.000 a doña Andrea Reyes Hernández, que comprende: $80.000.000 por daño
moral y $16.800.000 por daño emergente.

En subsidio de los montos anteriores, los montos que S.S. estime conforme a principios de
justicia y equidad, todo con intereses, reajustes y costas.

PRIMER OTROSÍ: Sírvase S.S. tener por acompañados los siguientes documentos, con
citación:

1. Certificado de dominio vigente departamento 205 ubicado en calle Alonso de Ercilla


N° 8624, comuna de La Florida.
2. Certificado de dominio vigente departamento 406 ubicado en calle Alonso de Ercilla
N° 8624, comuna de La Florida.
3. Certificado de dominio vigente departamento 206 ubicado en calle Alonso de Ercilla
N° 8624, comuna de La Florida.
4. Certificado de dominio vigente departamento 207 ubicado en calle Alonso de Ercilla
N° 8624, comuna de La Florida.

SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase S.S. tener por acompañado, con citación:

1. Mandato judicial suscrito mediante escritura pública por doña Andrea Reyes
Hernández, con fecha 01 de octubre del año 2021 en la Notaría Luis Alberto
Maldonado Concha, anotado bajo el repertorio 1990-2021.
2. Mandato judicial suscrito mediante escritura pública por don Marco Canales Tapia,
con fecha 07 de marzo de 2022, en la Notaría Jorge Andres Ossa Cuevas, anotado
bajo el repertorio 7652 - 2022.-
TERCER OTROSÍ: Sírvase S.S. tener presente que los comparecientes Boris Paredes Bustos
y Verónica Hernández Torres designamos patrocinante y conferimos poder a la abogada
habilitada para el ejercicio de la profesión doña VIVIANA PAREDES MARTÍNEZ, cédula
de identidad 18.569.280-9, correo electrónico vivianaparedesmartinez@gmail.com
asimismo, conferimos poder al abogado habilitado para el ejercicio de la profesión don
HERNÁN GÓMEZ YURI, cédula de identidad 19.124.468-0, correo electrónico
hgomezyuri@gmail.com, ambos domiciliados en Doctor Sótero del Río 326, oficina 707,
comuna de Santiago.

Los comparecientes podrán actuar de forma conjunta o separada, indistintamente, en la


tramitación de los presentes autos y se les confieren todas las facultades del artículo 7 del
Código de Procedimiento Civil, tanto del inciso primero como segundo.

CUARTO OTROSÍ: Sírvase S.S. tener presente que, yo, Viviana Paredes Martínez, en mi
calidad de abogada habilitada asumo el patrocinio de esta causa y retengo el poder que me
ha conferido doña Andrea Reyes Hernández y don Marco Canales Tapia, según consta en
los mandatos judiciales acompañados en el segundo otrosí de este escrito. Asimismo, dicha
escritura otorga poder al abogado Hernán Gómez Yuri, ya individualizado, para que actúe
conjunta o separada, indistintamente, con esta patrocinante en la tramitación de los
presentes autos.

BORIS Firmado Viviana Firmado


digitalmente por digitalmente por
WILFREDO BORIS WILFREDO Alejandra Viviana Alejandra
PAREDES PAREDES BUSTOS
Fecha: 2022.08.04
Paredes Paredes Martínez
Fecha: 2022.08.04
BUSTOS 17:01:10 -04'00' Martínez 17:02:00 -04'00'

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