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EN MIRAS HACIA UNA ALFABETIZACION TRASCENDENTAL

RESUMEN
Enseñar a leer y escribir en la actualidad exige una preparación elemental de los
docentes, el compromiso y la responsabilidad de emplear prácticas pedagógicas que
trasciendan más allá de las aulas facilitando en los alumnos el interés por aprender,
de responder a sus necesidades y de lograr aprendizajes que los lleven a
comprender, a interpretar, criticar, proponer y valorar el mundo en el que viven.

PONENCIA: UN GRANITO DE ARENA MÁS, PARA ADENTRARNOS EN EL


MARAVILLOSO MUNDO DE LA ALFABETIZACIÒN INICIAL.

NOMBRE: RAÚL ARANDA FONSECA.

PROCEDENCIA: ALVARO OBREGON, MEXICO DISTRITO FEDERAL.

CORREO ELECTRONICO: ROL7976@HOTMAIL.COM

LUGAR DE TRABAJO: ESCUELA PRIMARIA ZAMBIA, MZ H-24 COL. LOMAS DE


PLATEROS S/N, DEL. ALVARO OBREGON MEXICO D.F.

FORMACION: LICENCIADO EN EDUCACION PRIMARIA EGRESADO DE LA


ESCUELA NORMAL DE SINALOA. GENERACION 2003.

MEXICO D.F. AGOSTO DEL 2009


UN GRANITO DE ARENA MÁS, PARA ADENTRARNOS EN EL MARAVILLOSO
MUNDO DE LA ALFABETIZACIÒN INICIAL.
Asumir la práctica docente en una sociedad como en la que hoy nos encontramos,
nos lleva a hacer una revisión y análisis sobre las formas en las cuales estamos
generando los conocimientos, las competencias y demás habilidades en nuestros
alumnos y alumnas con el fin de hacer una evaluación para continuar, modificar,
corregir y valorar el papel que hemos venido desempeñando. Considero necesario
que en las aulas se deben buscar estrategias de aprendizaje que lleven a los
alumnos a aprender de manera significativa, es decir que lo que aprenda lo aplique
en su vida, que se estimule por asistir a la escuela, que las actividades que realice
las haga con gusto y logre paulatinamente ser una persona autónoma.
Soy Profesor de Educación Primaria, egresado de la Escuela Normal de Sinaloa en
la generación 2003, cuento con cinco años en el servicio docente, por cuestiones
personales y laborales emigré hacia el Distrito Federal en la búsqueda de nuevas
oportunidades de trabajo que me ayudaran a ejercer la profesión que con tanto
anhelo estudie. Incluir actividades que propicien el gusto por la lectura y la escritura
en mis alumnos ha sido una tarea muy importante para mí. He atendido en repetidas
ocasiones a los primeros grados del nivel primaria y es gratificante observar cuando
en los pequeños se refleja la ansiedad, el deseo y el placer por leer uno de los libros
de la biblioteca del salón o simplemente escuchar al profesor hacer lecturas en voz
alta. Enseñar a leer y escribir es una de las tareas más gratificantes que dignifica el
papel del docente, en cuestiones de escritura he seguido la propuesta del Programa
Nacional de Lectura y Escritura. Uso del nombre propio para reconocer el empleo de
nuevas palabras ¿Con qué letra inicia? ¿Con cuál termina? ¿Cuáles nombres
empiezan como el tuyo? ¿Cuántas letras tiene?, etc. Juegos como el crucigrama, el
ahorcado, la ruleta de palabras, producción de diferentes tipos de textos con un
efecto significativo, el diario del grupo y personal, alfabeto móvil, etc., son algunos de
los medios en lo que me he valido para facilitar estos aprendizajes.
Me encuentro laborando en dos escuelas de la Delegación Álvaro Obregón de la
Ciudad de México, atendí en el ciclo escolar 2008-2009 a primero y segundo grados.
Lugares urbanos con una gran población escolar, muchos medios de comunicación y
de transporte, pero donde aun encontramos padres de familia que no saben leer, ni
escribir.
Al inicio del curso me sentía algo inquieto, en la primera junta los padres me
observaban con desconfianza, recelo, algunos hasta mostraban apatía, al
considerarme un profesor joven imaginaban que “No la iba a hacer” aun cuando ya
son cinco los años que llevo en la escuela, muchos no me conocen y hasta llegué a
sentir un nerviosismo en mi interior, miré a los niños que serían mis alumnos, todos
se veían como ratoncitos exageradamente pequeños, sentí dudar, deseos de
echarme para atrás, de cambiarme a otro grado. Pero en ese momento recordé los
años en los que ya había experimentado trabajar con primero y los recuerdos y
caritas emocionadas de mis otros niños me hicieron seguir al pie del cañón. Les
explique a los padres sobre la forma en que trabajaría y les pedí su apoyo para que
junto conmigo guiáramos a los pequeños en su proceso alfabetizador. Explique el
trabajo con el diario personal y lo provechoso que resulta trabajar con él. Durante el
ciclo compartí grado con dos profesoras más, yo me hice cargo del grupo 1° C, es
desesperante ver como mis compañeras de grado adoptan una forma de trabajo
basada en el reconociendo de letras aisladas, sin ninguna relación con imágenes o
textos completos y que, el copiado del pizarrón y reproducción de planas de silabas
eran el acontecer diario en sus salones de clases por considerar esta forma una de
las herramientas más fáciles para alfabetizar. Fueron muchas situaciones en las que
promoví el uso de materiales, estrategias, actividades, experiencias con ellas que
fueron en vano, talvez los años en el servicio, la preparación que tuvieron o la
comodidad pesaban más que las ideas “innovadoras” que quise compartir. Aun es
mayor el desconsuelo cuando se observa que algunos padres de familia reconocen y
valoran más el trabajo del maestro que por tradición es el elegido para atender el
primer grado y donde los cuadernos de sus pequeños aparecen repletos de las
famosas y populares planas y que su practica semanal se fundamenta en que los
niños vayan conociendo una letra, para avanzar hacia las demás. En mi experiencia
cuando los padres observan que en mi labor hay resultados, que el trabajo se
observa y se distingue, que a los niños les agrada ir a la escuela, que cuando llegas
a faltar, al siguiente día los alumnos te reclaman, ya no les queda otra que apoyar
cada vez que lo requieras, de retomar las ideas y actividades que les propones e
incluso asistir a los salones a compartir alguna estrategia de lectura con sus
pequeños.
Atendí a 23 alumnos de primer grado, este ciclo la mayoría de ellos con pocos
avances en el lenguaje escrito y hablando de lectura apenas se animaban a observar
las imágenes del libro de español lecturas del primer grado. Y mientras otros
docentes utilizan dos o más meses en realizar ejercicios transitorios de maduración,
caligrafía, coordinación etc. (Rellenar con confeti algunos contornos de las letras,
planas y planas de trazos circulares, alargados u ovalados, repeticiones inoperantes
de las vocales, uso de bolitas de papel para el relleno de dibujos) actividades que tal
vez se podrían realizar en casa pero que tampoco recomiendo y que distan mucho
de lo que nos plantean los enfoques actuales del español, en mi práctica opté por
alfabetizar el aula poniendo los nombres a algunos objetos que conforman el salón
como; la ventana, puerta, pared, techo, pizarrón, entre otros, además coloque el
abecedario imagen-texto que si bien es algo ya tradicional me apoyo para que los
niños contaran con un mayor repertorio de palabras para leer. El complementar la
biblioteca de aula que nos brinda la SEP con sus Libros del Rincón y algunos títulos
que adquirimos de la colección infantil de la editorial Fondo de Cultura Económica,
periódicos, revistas y otros materiales apoyaron a que los niños contaran con mayor
repertorio de fuentes escritas que aprovecharían para aprender. Convencer a los
padres de familia para que sus hijos llevaran un diario personal donde plasmaran sus
sentimientos, emociones, experiencias y demás vivencias que tenían en la casa o en
la escuela resultó una tarea difícil pero que al final logré, explicar algunas etapas o
procesos en los que se iría desarrollando este diario facilitó que me apoyaran en su
elaboración y fue un material donde se pueden observar notoriamente los avances
que se iban alcanzando en el proceso hacia la consolidación de escrituras
convencionales.
El diario personal se realiza en un cuaderno de hojas blancas y se forra con alguna
portada al gusto del alumno. Este se fue elaborando en diferentes etapas; en la
primera el alumno le dicta a un adulto las vivencias mas importantes que le
sucedieron en la casa o en su escuela, el familiar escribe lo que le dictan y el
pequeño realiza los dibujos para acompañar el texto. Posteriormente el niño escribía
libremente lo que él quería y el padre traducía debajo de cada renglón para comparar
las escrituras. Después padre y alumno comparten las escrituras en la etapa “Me
ayudas a escribir” allí el niño escribe algunas palabras en pequeñas tarjetitas
intercaladas en el texto y de ser necesario se realiza la traducción debajo de cada
palabra. En la última etapa el alumno escribe de manera autónoma su diario y solo
se realizan las correcciones que se consideren pertinentes. Esta actividad refleja los
avances que los alumnos van obteniendo en el proceso de alfabetización, sus
producciones cada vez van siendo mas convencionales y se acompañan siempre
con dibujos alusivos al tema del que hablan. Es una labor ardua, cansada, sin
embargo se debe convencer y motivar a los papás sobre el apoyo que le deben
brindar a sus pequeños, motivarlos para que realicen sus diarios. No todos los
alumnos llegan a realizarlo, durante el proceso hay quienes dejan la actividad, otros
simplemente se limitan a repetir en cada hoja las mismas actividades, cayendo en la
rutina diaria, pero también, hay aquellos que adquieren un gran cariño a sus escritos
y eso lo reflejan en la elaboración de su diario y con el apoyo fundamental de sus
padres. Ya realizado el diario se debe compartir en los salones, platicarles a los
compañeros sobre lo que hacen en casa, sus miedos, sus emociones, cosas
agradables o situaciones tristes que algunas veces tratamos de apoyar.
A mis compañeros de escuela les he orientado en las juntas de consejo técnico,
logramos la adquisición de la colección infantil de los libros del Fondo de Cultura
Económica y se han hecho demostraciones en tendederos literarios donde los
alumnos conocen, tocan, leen, exponen sobre su libro favorito. Algunos docentes me
piden que les apoye con estrategias y actividades o que les guíe durante su paso por
los primeros grados, otros simplemente me tachan como aquel que por ser tan joven
quiere destacar y que su negativa ante las nuevas propuestas de trabajo siempre
está presente. Pero me siento satisfecho cuando logras sembrar en algunos
profesores esos deseos de renovarse, de transformar su práctica, de escuchar y
aceptar tus propuestas y compartir las propias. Es allí cuando la función de la
escuela y el papel del docente entran en vigor.
Incitar a los niños a la lectura no es tarea difícil, a ellos les emociona tener contacto
con los libros, olerlos, ver sus colores, se dan cuenta que muchas de las historias
que ellos viven están plasmadas en esos textos, lecturas en voz alta, les fascinan y
descubrir que pueden leerlas cuantas veces quieran les motiva a adentrarse en ese
mundo de conocimientos. Es necesario que los libros estén al alcance de los
pequeños, ponerlos en portalibros, canastas, tendidos en lazos o mecates,
establecer horarios de lectura, que lean cuando dispongan de tiempos y que puedan
llevarlos a casa cuando lo soliciten sin que haya necesidad a elaborar resúmenes y
controles de lectura que en nada motivan el gusto por leer. Como recuerdo las caras
felices cuando les presentaba los libros del changuito Willy, de la puerquita Olivia, la
peor señora del mundo, la abuela tejedora, Elmer, Ramona la mona, ¿Qué crees?, y
caritas de asco cuando se les leyó el famoso libro apestoso y muchos más . Con
ellos se complemento la biblioteca del salón en conjunto con los libros de RILEC.
Es importante mencionar que cuando finalizó el ciclo escolar a la mayoría de mis
alumnos se les facilita la comprensión de lo que leen y escriben, argumentan sus
respuestas, preguntan a más no poder, exponen claramente sus ideas, no le temen a
la escritura, se pelean por tomar un libro y devorarlo, a veces quieren intercambiar la
función del maestro y ser ellos quienes participen como tal, entonces ante el cambio
de roles yo permanezco como espectador y me integro a los equipos de trabajo
mientras alguno de ellos dirige la clase. También es necesario contar que no todos
los alumnos lograron consolidar la escritura de la manera convencional, son cuatro
los alumnos que aun no se apropian del proceso sin embargo muestran avances
significativos que pueden responder positivamente para este ciclo que nos espera.
Por tal razón me voy a segundo con ellos no los dejo, culminaré el ciclo buscando
facilitar aun más todas aquellas estrategias que nos ayudaran a aprender. El taller de
escritores nos espera, bien recibido será. No hay porque alarmarse, pero sí actuar,
todos los niños son diferentes en cuanto a sus habilidades y capacidades, la
diversidad intercultural se hace presente en mi salón de clases, porque bien es
sabido que el Distrito Federal adopta a todo aquel que, buscando nuevas alternativas
de vida, emerge desde los rincones más infinitos de nuestro gran México.
Profr. Raúl Aranda Fonseca

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