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Conquista de América - Ficha 3 - México

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La Conquista de México

En Cuba (…) los españoles recibieron ciertas noticias de los pueblos que habitaban el continente. Algunas
expediciones fracasaron, hasta que en 1519 Hernán Cortés zarpó, pero sin la autorización del gobernador Diego Velásquez.
Cortés llevaba 11 barcos algo viejos, 110 marineros y 508 soldados. Iban armados con espadas, ballestas, algunas armas de
fuego y caballos.
En la Isla de Cozumel se produjo el primer contacto con los indígenas y con Jerónimo de Aguilar, un náufrago
español que conocía la lengua maya y se sumó a la expedición. En la ciudad de Tabasco, Cortés recibió de regalo a Malinche
-luego bautizada doña Marina- una mujer de origen azteca que había sido vendida por su pueblo y, por lo tanto, conocía la
lengua maya y la nahua. Ambos sirvieron de intérpretes de Cortés, entre el nahua, la lengua hablada por los aztecas, el maya
y el castellano. En ocasiones, Cortés prometía paz a través de los intérpretes y en otras utilizaba el efecto sorpresa de los
animales y de las armas de fuego.
En marzo de 1519, (…) Cortés (…) fundó la ciudad de Veracruz, en nombre de la Corona. Cortés se preocupó por
enviar dos delegados a España para informar al rey Carlos I, justificando su expedición. Desde Veracruz se internaron en el
territorio mexicano rumbo a la capital, Tenochtitlán. Cortés hizo alianza con varias ciudades enemigas de los aztecas, como
Tlaxcala. Los tlaxcaltecas se convirtieron en los aliados más importantes para los españoles y les proporcionaron una fuerza
de 100 mil hombres. Con la ayuda de ellos, Cortés venció a la ciudad de Cholula, aliada de los aztecas.
En Tenochtitlán, mientras tanto, Moctezuma -el Huey Tlatoani- ya estaba enterado del desembarco de los españoles
a través de sus espías. Temía que los españoles fueran otro pueblo invasor -así como lo habían sido ellos- o que Cortés fuera
el dios Quetzalcóatl y le envío regalos especiales. Los objetos de oro que tenían por fin
desalentar a los invasores, cumplieron el efecto contrario. La preocupación de
Moctezuma creció al enterarse de la alianza de Cortés con los tlaxcaltecas.
La vista de Tenochtitlán dejó maravillados a los españoles. Mil personas
salieron a recibirlos e incluso el propio Moctezuma rodeado de 200 guerreros. Los
españoles fueron alojados con honores, pero -a los pocos días- apresaron al jefe azteca
en su propia ciudad.
Debemos comprender que, en este enfrentamiento entre españoles e indígenas,
cada uno de los grupos tenía un diferente concepto de la guerra. Para los aztecas el fin de la guerra era ritual, capturar
enemigos que serían sacrificados a sus dioses y pactar un tratado para determinar los impuestos. El objetivo de Cortés era
otro: derrotar al enemigo demostrando la superioridad no sólo de su ejército sino también de su cultura y su religión y, sobre
todo, obtener más territorios para el monarca español.
A los cinco meses de estar en la capital, Cortés se enteró de la llegada a Veracruz de una expedición enviada desde
Cuba a someterlo. Salió a su encuentro y logró dominarla. Mientras tanto, en
Tenochtitlán, quedaron algunos españoles al mando de Pedro de Alvarado. Durante
una festividad religiosa azteca, los españoles atacaron a los indígenas. Al regreso
de Cortés se desató la batalla en la que murió el propio Moctezuma. Los españoles
decidieron abandonar la ciudad aún a costa de la derrota. Fue el 30 de junio de
1520, el episodio denominado por los cronistas españoles como “la noche triste”.
Los españoles se refugiaron en la aliada Tlaxcala desde donde organizaron
el ataque final. Para ello, sitiaron Tenochtitlán en 1521 y cortaron el suministro
de agua potable. Otro aliado inesperado ayudó a Cortés; fue la primera epidemia
de viruela. Murieron de ella muchos indígenas y hasta el sucesor de Moctezuma. Fue entonces nombrado Cuactémoc, mejor
guerrero que los jefes anteriores, quien organizó la defensa de la ciudad. Cuando los aztecas aceptaron la capitulación, el 13
de agosto de 1521, habían muerto miles de ellos.
La reconstrucción de la ciudad de México –siguiendo los planes españoles- llevó tres años. Donde habían estado
los palacios de los aztecas se construyeron iglesias y residencias para los nuevos dominadores. En 1535 se creó el Virreinato
de Nueva España y había ya 800 frailes dispuestos a convertir a México en una región cristiana.

Extraído de Varios Autores: Pensar la Historia 2.

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