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Ya que la asesoría que presta la CDC para el Comité de Senadores del Partido Demócrata
Cristiano es de confianza y de que las obras a que pueda dar origen se producirán por
encargo de los Senadores para quedar a disposición de este Comité con vista al ejercicio de
su labor parlamentaria, el Centro de Estudios acepta que no le son aplicables las
disposiciones de la Ley 17.336 sobre propiedad intelectual.
Contenido del informe
CAPITULO SEGUNDO: Regulación Jurídica del Ciclo de Vida de los Residuos Sólidos
Domiciliarios.
I. Implicancias Constitucionales, Justicia Ambiental y la Planificación Territorial en la gestión
de los Residuos Sólidos Domiciliarios.
II. El rol de las Municipalidades en la Gestión Integral y Adecuada de los Residuos Sólidos
Domiciliarios.
Conclusión
Referencias
Introducción
Hoy en día se desarrollan más y nuevas actividades, el mercado cada vez aumenta la
variedad y cantidad de productos para ofrecer a sus consumidores, se crean nuevas
necesidades, e incluso, actualmente nuestra vida se encuentra subsumida en una vorágine
de consumo. Como toda actividad económica, la masificación en la producción ha
significado la creación de un nuevo problema medioambiental, manifestado en la
generación de residuos los cuales contaminan los diversos componentes de nuestro medio
ambiente, en especial los suelos, considerados en estos momentos un bien escaso.
Por ende, los diversos Estados se han visto enfrentados a la problemática sobre qué hacer y
en su caso cómo eliminar los residuos generados en su territorio, específicamente los
residuos sólidos producidos en los hogares, viviendas y lugares asimilables, denominados
residuos sólidos domiciliarios - o RSD -.
Para una comprensión adecuada del tema, antes que todo se realiza un análisis normativo
del concepto de residuo sólido, y las nuevas nociones que han surgido con ocasión de las
innovaciones tecnológicas, con el objetivo de exhibir una nueva concepción jurídica sobre
residuo y los desafíos futuros para nuestra legislación.
CAPÍTULO PRIMERO
Conceptos Esenciales acerca de un Adecuado Manejo de los
Residuos Sólidos Domiciliarios
Todo instrumento y acción sobre residuos debe obedecer a una gestión integral y adecuada
de residuos. Entendemos por gestión a: un conjunto de operaciones encaminadas a otorgar
a los residuos producidos en una zona geográfica determinada, el destino más adecuado
desde el punto de vista económico y ambiental, según sus características, volumen, origen,
costos de tratamiento, posibilidades de reutilización y comercialización, al interior de un
marco normativo . Esta gestión comprende las siguientes operaciones: la recogida, el
transporte, la valorización y la eliminación de los residuos, incluida la vigilancia de estas
operaciones, así como el mantenimiento posterior al cierre de los vertederos, incluidas las
actuaciones realizadas en calidad de negociante o agente .
La gestión debe caracterizarse por ser integral, es decir, desarrollar acciones que
comprenden cada una las etapas que integran el ciclo de vida de los residuos sólidos
domiciliarios, considerando sus interacciones y consecuencias.
Además la gestión debe ser adecuada; toda política debe ser eficiente desde un punto de
vista ambiental y económico, por ende las acciones contenidas en la gestión deben tener
como fundamento los principios del derecho ambiental, más, los elementos económicos de
tal forma que se consideren los costos y beneficios que impone la finalidad de protección
ambiental.
Para llevar a cabo la gestión de los residuos sólidos domiciliarios se requerirán de diversos
instrumentos de gestión ambiental entre los cuales se encuentran: las políticas; las normas
de Derecho administrativo ambiental; instrumentos económicos, (p. ej. subsidios, tarifas de
cobro e impuestos); y los planes de manejo de residuos.
i. Generación u origen.
iv. Tratamiento
v. Disposición final.
Cabe destacar que la finalidad de todo instrumento de gestión integral de residuos sólidos
es minimizar la cantidad de residuos generados, maximizar su recuperación, y por ende
reducir la cantidad a ser dispuestos en un relleno sanitario. Se habla de una estrategia
jerarquizada de manejo de los residuos sólidos en base a criterios ambientales.
Esta estrategia jerarquizada en el manejo de residuos consiste en:
iv. La última opción, siempre y cuando ninguna de las anteriores sea viable, debe ser la
eliminación, que generalmente se asocia con la operación de disposición final en un relleno
sanitario; no obstante, dado que los distintos métodos de tratamiento de residuos pueden
tener diferentes resultados sanitarios y ambientales, se puede alterar la jerarquía de
residuos si el concepto de ciclo de vida lo justifica .
En cuanto a los instrumentos de gestión ambiental y por ende sobre manejo de residuos,
destacamos las normas de Derecho administrativo ambiental, cuyo estudio se encuentra
condicionado por el conocimiento previo de una serie de conceptos provenientes de otras
ciencias o con un carácter eminentemente técnico, y que han sido recogidos por el Derecho
ambiental formulando una definición legal o aplicándolos directamente .
En la regulación jurídica de los residuos encontramos una serie de estos conceptos, tales
como, residuo, residuos sólidos, residuos sólidos domiciliarios, valorización, relleno
sanitario, entre otros, las que en su mayoría se contemplan en la Ley N° 20.920, que
establece un marco para la gestión de residuos, la responsabilidad extendida del productor y
fomento al reciclaje, cuyas definiciones se aplican dentro del marco específico que prescribe
la norma. A esto se suma, el art. 2 de la LBGMA que contiene un catálogo de definiciones
que se aplican, tal como lo dispone la misma ley, para todos los efectos legales; p. ej., los
conceptos de medio ambiente, medio ambiente libre de contaminación, conservación del
patrimonio ambiental, preservación de la naturaleza, desarrollo sustentable, entre otros.
Estos conceptos forman parte de la regulación jurídica de los residuos, - específicamente de
aquellos domiciliarios -, los cuales se deberán tener presentes para determinar el sentido y
alcancé de las normas que integren su regulación jurídica. Los conceptos bases cobran aún
más importancia, ya que el instrumento normativo por excelencia en el Derecho
administrativo ambiental - debido a su carácter eminentemente técnico - son los
reglamentos, y como tales, deberán sujetarse al bloque de legalidad, y en particular, a la Ley
de Bases Generales del Medio Ambiente (LBGMA) .
Los conceptos técnicos jurídicos, en cuanto preceptos legales que son, deben ser
interpretados y aplicados al caso concreto; por ende para poder comprender el alcance de
cada unos de estos términos, no sólo se deberá considerar el concepto normativo, sino que
también, las interpretaciones que realice la autoridad ambiental. Más aún, porque muchos
de ellos son conceptos jurídicos indeterminados o normas flexibles, por lo que una parte de
su contenido lo va a determinar el órgano competente que aplique la norma .
Además, se deben tener presentes las circulares o instructivos, los cuales serán claves para
conocer los criterios técnicos que esta aplicando la autoridad para evaluar y fiscalizar el
cumplimiento de la normativa técnica aplicable.
De acuerdo a lo anterior, para una correcta inteligencia sobre el concepto de residuos, hay
que tener presente tanto su aspecto objetivo como subjetivo, puesto que no basta que se
genere un desecho o substancia residual para que sea calificado como residuo, sino que
también hay que considerar la voluntad de su generador o poseedor para desprenderse de
ella y las circunstancias específicas que rodean el acto de desprendimiento o abandono.
Por último, se debe tener presente que el concepto de residuo se caracteriza por su
relatividad, es decir, el objeto que es inutilizable para una persona en un espacio y tiempo
determinado, no lo es necesariamente para otro sujeto en circunstancias distintas.
En este mismo sentido, una misma substancia residual a lo largo de su ciclo de vida puede
ser alternativamente cualificada de subproducto, materia prima secundaria o residuo según
sus posibilidades de ser nuevamente utilizada, lo cual dependerá de la innovación
tecnológica y la regulación vigente. P. ej., para una empresa un residuo a lo largo del tiempo
puede perder tal condición por la evolución de las tecnologías de tratamiento, como
también por razones económicas, ya que el aumento de los precios de las materias primas
puede producir que las materias secundarias signifiquen un menor costo y por ende sean
más competitivas.
Teniendo presente las ideas preliminares sobre residuos, podemos desprender uno de los
elementos esenciales para determinar la calidad de residuo en nuestro ordenamiento
jurídico, nos referimos a la acción de desechar. Al no existir un catálogo que ejemplifique las
operaciones que se comprenden dicho concepto, será difícil interpretar que se considerará
residuo. Existen diversas normativas actualmente vigentes que abordar la eliminación de
substancias en diversos sentidos.
Por ende, se abarcan todas aquellas acciones u operaciones realizadas por el gestor del
residuo, que no tengan por objeto recuperar uno o varios elementos de las substancias
residuales o su poder calorífico, como también, aquellas que no consistan en operaciones de
reutilización, tales como la disposición final.
Por lo tanto, a pesar de no existir uniformidad en las noción de la acción de desechar y en las
operaciones que esta comprende, al menos es claro que cuando el generador de un desecho
pretende o procede a eliminar, se refiere tanto a las acciones u operaciones de eliminación
propiamente tales, asociadas generalmente con la disposición final en un relleno sanitario.
Para una mayor comprensión del concepto de residuo en nuestro derecho, intentaremos
esbozar una clasificación con el fin de comprender los distintos criterios que utiliza nuestra
legislación al momento de definir los residuos y sus tipos:
En este sentido nuestro ordenamiento jurídico distingue entre residuos peligrosos y residuos
no peligrosos; estos últimos han sido regulados expresamente en el RESPEL, el cual ha
determinado las propiedades y valores que se requieren para que se califique como
peligroso - v. gr. toxicidad aguda, la inflamabilidad o reactividad -, es más, también contiene
un catalogo no taxativo de residuos peligrosos, sin perjuicio del derecho del generador de
probar su no peligrosidad.
En consecuencia, los demás residuos sólidos serán no peligrosos, lo cual importa, ya que la
normativa para la gestión de los residuos sólidos peligrosos es mucho más rigurosa e implica
un mayor costo económico para su generador. P. ej. se exige tratamiento previo de
determinados residuos, eliminación mediante instalaciones especialmente autorizadas para
ese efecto o la prohibición general de depositarlos en un relleno sanitario construido para la
disposición final de residuos sólidos domiciliarios .
Frente a esto, sólo nos encontramos con cuatro normas que hacen alusión al concepto de
RSD, pero con ocasión de la regulación de distintas materias, no obstante relacionadas entre
sí, ya que cada una de ellas se aplica en determinadas fases de gestión y etapas de su ciclo
de vida. Estas son:
• Por su parte, el art. 6 inc. final de la Ley N° 20.280 - la cual refunde y sistematiza el
Decreto Ley N° 3.063 sobre Rentas Municipales - para efectos de de regular el cobro por el
servicio municipal de extracción de residuos, señala: “se considerarán residuos sólidos
domiciliarios a las basuras de carácter doméstico generadas en viviendas y en toda otra
fuente cuyos residuos presenten composiciones similares a los de las viviendas.”.
El art. 4 del RELLS señala que los RSD son: “Residuos sólidos, basuras, desechos o
desperdicios generados en viviendas y en establecimientos tales como edificios
habitacionales, locales comerciales, locales de expendio de alimentos, hoteles,
establecimientos educacionales y cárceles.”. Este concepto es sólo para efectos de delimitar
el campo de aplicación del presente reglamento y el tipo de residuos que se dispondrán en
el relleno.
Podemos sintetizar la generación de los residuos sólidos en dos grandes grupos: viviendas o
lugar destinado a la habitación y locales comerciales o lugar donde se realiza una actividad
de carácter no industrial. A esto se suma el art. 57 del RELLS, a partir del cual podemos
concluir la exclusión expresa de todos los residuos sólidos generados en lugares donde se
realiza una obra de construcción, ya que la norma prohíbe expresamente la disposición de
residuos de demolición.
¿Y cuál es la razón detrás de la norma para agrupar a los residuos en base al elemento de
origen? En la siguiente tabla podemos observar la composición de los RSD generados en las
viviendas :
Papeles y Cartones
12,4
Textiles
2,0
Plásticos
9,4
Metales
2,3
Materia Orgánica
53,3
Otros
14,0
Por ende, a partir de esta muestra, podemos observar que los residuos generados en las
viviendas presentan una composición principalmente determinada por: un alto porcentaje
de materia orgánica o no revisten las características de los residuos peligrosos. Por lo tanto,
a partir del lugar de origen es posible establecer un patrón común sobre sus características
biológicas y químicas; es más, este patrón común de composición explica la inclusión de
lugares distintos a las viviendas, tales como locales comerciales, escuelas, cárceles u otros
lugares asimilables.
Si bien, es el lugar de origen un elemento para calificar un residuo sólido como domiciliario,
son sus características biológicas y químicas las cuales finalmente le otorgan el carácter de
domiciliario, más allá de su lugar de origen.
Sin embargo, esta es la regla general de composición, ya que hay una serie de otros
desechos originados en estos lugares que se disponen en relleno sanitarios, a pesar de
reunir las características de los residuos sólidos peligrosos.
Una de sus características más importantes es que son: residuos sólidos no peligrosos. Si
bien, el reglamento no lo señala expresamente, esto se desprende del análisis del concepto
de residuo sólido asimilable a los residuos sólidos domiciliarios, contenido en el RELLS y de
las disposiciones del RESPEL.
El art. 4 del RELLS señala que los residuos sólidos asimilables a los domiciliarios, deben ser
considerados como residuos no peligrosos de acuerdo a la regulación vigente, y además, ser
asimilables a los domiciliarios. Esto último implica, una exigencia de equivalencia y no de
igualdad entre ambos tipos de residuos, lo cual significa que si bien se permiten diferencias,
debe existir algún elemento o efecto en común que establezca el nexo entre ambos tipos,
como es su no peligrosidad.
A esto se suma, el art. 57 ubicado en el Titulo VII sobre “normas especiales” del RELLS, el
cual estableció expresamente la disposición en rellenos sanitarios de los “residuos sólidos
industriales de carácter no peligroso”. Los residuos industriales generados en procesos
industriales poseen características químicas o microbiológicas distintas a la composición
general de los residuos sólidos domiciliarios - v. gr. su alto compuesto de materia orgánica -.
Por ende, bajo norma expresa y excepcional, se permite la disposición de residuos sólidos
industriales, pero se exige como requisito: no ser peligroso. Por consiguiente frente a la
excepcionalidad de esta norma se reitera este requisito común a todo residuo sólido que
pretende ser dispuesto en un relleno sanitario.
En cuanto a los elementos del concepto normativo de RSD, a través de una debida
articulación de las normas contenidas en el RELLS, podemos desprender los requisitos
esenciales de todo residuo que pretende disponerse en un relleno sanitario, que son:
• Es un residuo sólido; esta idea se reafirma en el art. 57 letra a) del RELLS, que establece
la prohibición de disponer en los rellenos sanitarios los residuos que se encuentren en
estado líquido o presenten líquidos libres.
El RESPEL, señala en su art. 11 las características que debe reunir un residuo para que se
califique como peligroso, y en el art. 12 en adelante se refiere a su composición o valores .
Además el art. 18, 19 y 90 lista A, prescriben los residuos que se “presumen peligrosos” y
luego en el art. 90 lista B se establece un catálogo sobre aquellos que “no se considerarán
peligrosos” . Por ende, si realizamos una relación entre estas disposiciones podemos
concluir, como criterio base, que no serán peligrosos los residuos sólidos que no reúnan las
características prescritas y los mencionados en el art. 90 lista B .
Hay que tener presente que en el ámbito de calificación de los RSD, estas listas sólo tendrán
un rol ilustrativo o indiciario de peligrosidad.
Por otra parte, las listas contenidas en el RESPEL no son taxativas y sólo constituyen una
presunción legal de peligrosidad, por ende el generador del residuo tienen el derecho de
probar que tal residuo no reúne las características de peligroso, lo cual implica sustraerse
de su estatuto jurídico. En consecuencia, perfectamente se podrían calificar a los residuos
sólidos generados en establecimientos industriales como residuos sólidos asimilables a los
RSD.
Por esto entendemos, que no debe ser un riesgo en el cumplimiento de las exigencias
técnicas reguladas en el RELLS, de tal manera que cada una de las etapas o fases se
desarrollen cumpliendo la finalidad de la presente normativa, que es: “minimizar molestias y
riesgos para la salud y la seguridad de la población y daños para el medio ambiente” .
Hoy en día, la tecnología utilizada en los rellenos se ha desarrollado teniendo en cuenta los
impactos ambientales asociados, por lo que se han implementado una serie de exigencias
técnicas preventivas, de control y de reacción, para intentar minimizar los daños producidos
al medioambiente y a la salud de las personas que viven cerca de alguna de estas
instalaciones. Es más, las exigencias técnicas contenidas en el presente reglamento suponen
el cumplimiento de un estándar de protección ambiental contenido en la LBGMA.
• Por último, todo residuo que pretende ser dispuesto en un relleno sanitario debe
cumplir con un estándar de protección ambiental, a partir de la LBGMA y el RELLS
El art. 2 letra m) de la LBGMA define a “un medio ambiente libre contaminación” como:
aquél en el que los niveles de contaminación no deben representar ni siquiera un riesgo
para la salud, la calidad de vida de la población, la preservación de la naturaleza o la
conservación del patrimonio ambiental .
Hay que tener presente, que estamos frente a una definición legal con aplicación general o
tal como establece el legislador: “para todos los efectos legales”.
A partir de este concepto, se presentan diversos parámetros para calificar cuándo estamos
frente a un medio ambiente libre de contaminación. En primer lugar, la norma señala que
los niveles de contaminación no deben constituir ni siquiera un riesgo para la salud o la
calidad de vida . Por ende, se presenta la problemática de determinar si el legislador ha
optado por establecer diferentes niveles de protección, ya que una buena calidad de vida
supone unos máximos de contaminación bajos o valores muy estrictos, o por el contrario, la
mantención de la salud exige sólo unos niveles meramente aceptables; no obstante también
podría interpretarse como una reiteración innecesaria, toda vez que el término salud en una
concepción amplia incorpora la calidad de vida .
El art. 4 del RELLS señala que la finalidad de todo relleno sanitario es minimizar los riesgos
para la salud y el medio ambiente. En consecuencia es importante solucionar la
problemática planteada, ya que si finalmente se entiende que el concepto utilizado para
calificar a un medio ambiente incontaminado es la calidad de vida, los criterios normativos y
exigencias técnicas contenidas en el presente reglamento, deberán sujetarse e interpretarse
conforme a un parámetro muy estricto en virtud de la LBGMA. Se debe tener presente que
el derecho es a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, el cual se refiere a
desarrollarse en un entorno con condiciones de baja contaminación, por ende el desarrollo
o su vida en movimiento tendrá mejor calidad si se respetan unos niveles máximos de
contaminación del entorno .
Por lo tanto, en base al análisis normativo sobre los criterios generales que componen los
RSD, podemos reformular el concepto normativo y concluir que estos son: residuos sólidos
generados en viviendas, lugares destinado a la habitación, locales comerciales y sitios donde
se realiza una actividad no industrial, cuyas características físicas, químicas y bacteriológicas,
no constituyen residuos peligrosos y permiten un adecuada operación en cada una de las
etapas de su ciclo de vida, y en especial, en cada una las fases del relleno sanitario,
cumpliendo con la normativa vigente y el estándar de protección ambiental.
CAPITULO SEGUNDO
El rol de las Municipalidades en la Gestión de los Residuos Sólidos
Domiciliarios
La gestión de los RSD involucra no sólo el derecho a vivir en un medio ambiente libre de
contaminación - consagrado en el art. 19 N° 8 - sino que también afecta la tutela de otros
derechos como son el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona, - art.
19 N° 1-, y el derecho a la salud, - art. 19 N° 9 -; por ende, es importante delimitar el
contenido de cada uno de ellos para luego determinar su ámbito de operatividad. En este
sentido, el derecho a vivir en un medio ambiente incontaminado alude a cómo se debe vivir
esa “vida” y por ende establece ciertas cualidades que se agregan a esa condición de “vida”,
y específicamente al hábitat o entorno en el cual nos desarrollamos. Por ende, vivir en un
medio ambiente libre de contaminación, se refiere a una existencia humana en movimiento,
desplegando todas sus potencialidades en un hábitat o entorno con unas cualidades bien
definidas, es decir, libre de contaminación ; o en donde los grados de contaminación se
mantengan en un rango y por períodos que no degraden el ambiente del que forma parte la
vida y el desarrollo humano, ya que hoy es utópico pensar en la ausencia total de
contaminación, como asimismo, garantizando una naturaleza preservada y un respeto por el
equilibrio ecológico .
Por otra parte, el art. 2 letra m) de la LBGMA señala que se entenderá como medio
ambiente libre de contaminación, “aquél en que los contaminantes se encuentran en
concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la
salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza
o a la conservación del patrimonio ambiental”. Consideramos que la disposición precedente
citada debió referirse a niveles de contaminantes que afecten la calidad de vida de las
personas, ya que la protección a la vida y a la salud se
Por último, la cantidad de contaminantes que se requieren para afectar la calidad ambiental
de vida de las personas que es lo que protege el artículo 19 N° 8, exige una regla más
estricta que aquella que pueda afectar la salud de las personas asegurada por el art. 19 N° 9
la cual puede soportar mayores niveles de contaminación.
Frente a este panorama, se genera una oposición férrea a la localización de este tipo de
instalaciones, por parte de las personas que habitan o se desplazan por los alrededores del
lugar en que se pretende situar dicha instalación, cuyo fenómeno se conoce como NYMBY, -
“not in my back-yard” -. Si bien, ninguna persona desea soportar las externalidades
negativas que producen estas actividades, han sido las comunas o sectores de la región con
menor educación e ingreso, lo cual a su vez repercute directamente en la baja participación
de los vecinos en las instancias públicas para la toma de decisiones, en las cuales han
proliferado los vertederos ilegales y las instalaciones de manejo de residuos v. gr. los
rellenos sanitarios.
Uno de los instrumentos idóneos para solucionar los conflictos que genera el NYMBY, y por
ende, revertir la distribución inequitativa en la localización de instalaciones de manejo de
residuos, como de cualquier otra fuente de contaminación, es el ordenamiento territorial y
específicamente mediante la planificación de los usos del suelo. Esta planificación debe
representar una “planificación espacial integrada” , que promueva las sinergias entre las
políticas sectoriales a través de una estrategia territorial, cuyas bases sean la coordinación
entre los diversos actores involucrados en la planificación; la gestión del desarrollo de una
determinada zona, más que simplemente determinar cuáles son sus usos posibles; y la
posibilidad de hacerse cargo de los efectos contradictorios de las políticas sectoriales ; todo
ello considerando los diversos intereses públicos que convergen en esta materia, como la
salud, la seguridad, la conservación de los recursos naturales, la calidad ambiental, y la
equidad social.
Por su parte, nuestra planificación del uso del suelo es a través de los llamados instrumentos
de planificación territorial - en adelante IPT -, y más específicamente, a través de las
autorizaciones o permisos que se requieren para desarrollar determinadas actividades; estas
autorizaciones son por regla general competencia de la municipalidad y deben ser
otorgadas en conformidad con las reglas establecidas en los IPT .
Es más, debido a que esta ley reconoce, además de las competencias regulatorias sobre el
uso del suelo, una serie de competencias sectoriales respecto del uso de determinados
recursos, en aquellos casos donde no hay norma del uso del suelo se aplica la normativa
sectorial, y por otra parte, en aquellos casos donde hay normas de uso del suelo, se generan
una superposición de competencias y normativas aplicables respecto de un mismo suelo, y
finalmente, en varios casos las decisiones son adoptadas por la autoridad sectorial
respectiva sin tener presente la multiplicidad de usos que compiten dentro de una misma
zona; de ahí que se ha sostenido que el ordenamiento territorial nacional se ha visto
afectado por las “tensiones derivadas de la presión concurrente sobre un mismo territorio
de distintos usos y competencias de los órganos públicos” .
Frente a esta situación de injustita ambiental, los IPT debieran constituir un instrumento
idóneo para incidir en la calidad de vida de la población local y en el manejo del medio
ambiente de una zona, es más, sus disposiciones van a tener efecto directamente en el
crecimiento o desarrollo de un lugar y en el manejo de las infraestructuras. Por
consiguiente, si se incorporaran en su elaboración y aplicación los diversos elementos de la
justicia ambiental, permitiría, entre los distintos usos que se pueden dar a un espacio, se
elija aquel que permita un mejor aprovechamiento y distribución del mismo, teniendo en
cuenta sus condiciones ecológicas, sociales y económicas .
Por otra parte, en virtud del art. 10 letra h) de la LBGMA, los IPT deben ingresar al SEIA, sin
embargo se crítica esta evaluación, ya que no permite incluir ni considera realmente la
distribución de los impactos ambientales y sus costos entre los grupos sociales o dentro de
un territorio, además, no hace posible evaluar los efectos acumulativos de los proyectos
sometidos al mismo, lo que hace todavía más difícil la tarea de evitar, a través de este
sistema, los eventuales desequilibrios en los efectos distributivos de un proyecto de
inversión ; de ahí la importancia de la implementación de la evaluación ambiental
estratégica, ya que mediante este procedimiento se incorporarán a los IPT “las
consideraciones ambientales del desarrollo sustentable” , es más, el art. 7 bis inc. II de la
Ley N° 20.417, establece la obligación de someter a los IPT.
II. El rol de las Municipalidades en la Gestión Integral y Adecuada de los Residuos Sólidos
Domiciliarios.
Las Muncipalidades (MUN) son el órgano del Estado, que en virtud de una ley, tiene la
obligación de gestionar los residuos sólidos domiciliarios durante todo su ciclo de vida,
cumpliendo con la normativa vigente. Esta obligación de gestión se desprende de la ley
orgánica constitucional de municipalidades, (LOCM), la cual establece, entre otras materias,
las funciones y atribuciones de este órgano. Es más, se puede distinguir entre: funciones
privativas y funciones no privativas o coordinadas con otros órganos del estado. Dentro de
las funciones privativas, el art. 3 letra f) de la presente ley dispone: “el aseo y ornato de la
comuna”.
Si bien, la norma no precisa qué se entiende por aseo y ornato, esto se desprende de la
debida concordancia de las disposiciones contenidas en la presente ley, el Código Sanitario,
la ley N° 20.280 sobre rentas municipales, el reglamento sobre normas sanitarias mínimas
municipales y el reglamento que contiene las condiciones generales para la fijación de la
tarifa de aseo. En este sentido, a partir del art. 25 letras a, b) y c) de la LOCM, se desprende
que la función privativa de aseo y ornato comprende:
• El aseo de las vías públicas, parques, plazas, jardines y, en general, de los bienes
nacionales de uso público existentes en la comuna.
Por su parte el art. 11 letra a), b), c) y d) del Código Sanitario establece, sin perjuicio de la
competencia de la SEREMI de salud, que: la MUN deberán proveer a la limpieza de los sitios
públicos, para lo cual deben recolectar, transportar y eliminar por métodos
adecuados, - determinados por la autoridad sanitaria -, los residuos que se generen o
depositen en la vía urbana. A esto se suma, regular y controlar las condiciones de limpieza
exterior de las casas-habitación, fábricas, edificios públicos, cuarteles, conventos, teatros y
otros locales públicos y particulares.
El objeto de este servicio de extracción, tal como se señala en las normas ya citadas, son los
residuos sólidos domiciliarios y sus asimilables, por ende será vital determinar qué
comprenden los RSD para efectos del manejo de la MUN . De acuerdo a las normas
contenidas en el Reglamento sobre Normas Sanitarias Mínimas Municipales y en la Ley N°
20.280 sobre Rentas Municipales, se consideran en general como RSD las basuras de
carácter doméstico generadas en viviendas y en toda otra fuente cuyos residuos presenten
composiciones similares de las viviendas. Sin embargo, ninguna de las normas citadas hace
referencia a la composición y a las características físicas, químicas y bacteriológicas de estos
tipos de residuos. Por ende, frente a la necesidad de delimitar el objeto del servicio de
extracción y desarrollar una gestión integral y adecuada en cada una de las etapas del ciclo
de vida de los RSD y sus asimilables, se hace necesario complementarlo con los conceptos
normativos contenidos en el RELLS. De esta manera, la prestación del servicio de extracción
de las MUN se acota a los residuos sólidos no peligrosos.
Además, a partir de lo que se comprenda como RSD, la MUN determinará aquellos residuos
sólidos asimilables a los domiciliarios que serán objeto del servicio de extracción. No
obstante, esto es sin perjuicio de la facultad de las MUN de complementar estos conceptos,
en base a la potestad reglamentaria otorgada por su LOCM, v. gr. mediante prohibiciones
expresas sobre el manejo de determinados tipos de residuos por no reunir las características
de un RSD o un asimilable.
Por otra parte, a partir del Reglamento sobre Normas Sanitarias Mínimas Municipales, se
desprende un manejo no sólo de los RSD sino de cualquier tipo de “desperdicios sólidos,
provenientes de la economía humana, cuyo alejamiento de las poblaciones no está regulado
por leyes especiales.” (art. 26 numeral 2). Luego esta norma distingue a los residuos en base
a su origen, clasificándolos en: residuos domésticos, correspondientes a los RSD; los
residuos viales, industriales y hospitalarios.
Por ende, en base a este reglamento, la MUN está obligada a manejar y a gestionar todos
aquellos residuos sólidos generados en su comuna, cuya responsabilidad no esté atribuida
expresamente a su generador o productor, desvirtuando el objeto inicial del servicio de
extracción. No obstante, actualmente se han dictado reglamentos que regulan ciertos tipos
de residuos como: los residuos peligrosos (contenidos en el RESPEL) y los generados en los
establecimientos de salud (regulados en el REAS). Estas normas prescriben una obligación de
gestión de estos residuos para el titular de la actividad o establecimiento de salud que los
genera.
A pesar de la mencionada ley, aún en la práctica el manejo realizado por la MUN va mucho
más allá del servicio de extracción de residuos tarifado, ya que también abarca otros tipos
de residuos sólidos cuya composición, no es en todos lo casos asimilable a los RSD, como:
• Residuos sólidos peligrosos generados en los hogares, por ejemplo, pilas, envases de
spray, químicos de hogar, etc.
• Residuos sólidos generados en los establecimientos de salud que sean asimilables a los
residuos sólidos domiciliarios - regulado en el REAS y el RELLS - .
El art. 27 del REAS, señala que se podrán entregar a la gestión de la municipalidad, y por
ende ser objeto del servicio de extracción de residuos, a los residuos clasificados como
radiactivos, por tener una vida media de hasta 60 días, de acuerdo al art. 6 del presente
reglamento.
La gestión de los RSD, también implica el cumplimiento de una función en materia sanitaria,
en virtud del art. 4 letra b) de la LOCM que dispone, - entre las funciones no privativas o
coordinadas que comparte con otros órganos del Estado - : “el cumplimiento de funciones
relativas a la salud pública y la infraestructura sanitaria” . Esto se relaciona directamente con
los proyectos de construcción de rellenos sanitarios y la localización de cualquier otra
instalación que maneje residuos, ya que la MUN, durante la elaboración del plan regulador
comunal, está obligada a evaluar la suficiencia de las redes de saneamiento ambiental
existentes, con el fin de determinar la necesidad de nuevos proyectos.
La MUN deberá sujetarse a las demás disposiciones del Código Sanitario y a las diversas
disposiciones sanitarias que dicte el PDLR en virtud de su potestad reglamentaria, como
también, a las resoluciones que dicte la autoridad sanitaria (art. 12 del presente Código) .
Además el manejo de los residuos también involucra la protección del medio ambiente en el
territorio de la comuna. El art. 4 y 25 letra e) de la LOCM - referente a las funciones de la
unidad de medio ambiente, aseo y ornato -, contiene una norma de atribución de
competencia en materia medioambiental, pues se establece que le corresponderá, dentro
sus funciones no privativas: “aplicar las normas ambientales a ejecutarse en la comuna que
sean de su competencia”. A esto se suma, el art. 5 de la presente ley que señala: sin
perjuicio de las funciones y atribuciones de otros organismos públicos, las municipalidades
podrán colaborar en la fiscalización y en el cumplimiento de las disposiciones legales o
reglamentarias correspondientes a la protección del medio ambiente, dentro de los límites
comunales . También en directa relación se encuentra la educación y la cultura, esencial
para el cumplimiento de cualquier objetivo medioambiental [art. 4 letra a) de la LOCM].
Por ende, la MUN deberá realizar la gestión de los RSD y sus asimilables con el fin de
prevenir cualquier emergencia sanitaria o un daño para el medioambiente y de esta forma
alcanzar el bienestar general de los habitantes de la comuna .
Finalmente debemos reiterar que la MUN, en virtud de su LOCM, tiene una obligación legal
de gestión de los RSD y sus asimilables en el territorio de su comuna. Por ende, deberá
prestar el servicio de extracción de residuos, aún cuando el usuario no pague los derechos
de aseo. Es más, - tal como se ha señalado-, incluso deberá asumir la gestión de aquellos
residuos que no se encuentran comprendidos dentro del concepto de RSD o sus asimilables
con el fin de prevenir riesgos para la salud y el medio ambiente.
No obstante, esto es sin perjuicio, de la responsabilidad de su generador y por ende del
ulterior pago por la prestación de este servicio municipal.
El art. 5 letra c) de la LOCM, en concordancia con el art.12 inc. I, II, y III de esta ley, atribuyen
a la MUN una potestad reglamentaria, en virtud de la cual, podrá dictar normas con carácter
general y obligatorias sólo aplicables en el territorio de la comuna. Por ende la MUN podrá
dictar reglamentos para regular el manejo de los RSD, denominados “ordenanzas” . Es más,
el art. 25 letra f) de la presente ley establece dentro de sus atribuciones, la elaboración de
un “anteproyecto de ordenanza ambiental” con el fin de regular de forma integral y directa
la gestión ambiental de la comuna, vale decir, a aquellas actividades con un impacto
ambiental relevante.
En la práctica podemos observar que las MUN han regulado específicamente la gestión de
los RSD y sus asimilables mediante una ordenanza denominada comúnmente ordenanza de
aseo y ornato o han optado por regular sistemáticamente todas aquellas actividades
susceptibles de causar un impacto ambiental local en una sola ordenanza generalmente
nombrada como ordenanza ambiental municipal .
En este sentido, la ordenanza constituye una oportunidad para regular una gestión de
residuos en base a un estándar de calidad de vida y conservación del medio ambiente en el
cual se desarrollan los vecinos. Es más, frente a la inexistencia de una ley general de
residuos, las ordenanzas municipales se convierten en la principal fuente normativa de los
RSD y sus asimilables en la comuna. Además, su naturaleza local es vital para una gestión
integral y adecuada de los RSD, ya que recoge la realidad de cada comuna v. gr. nivel
socioeconómico y educacional de los habitantes, presupuesto municipal, planificación
territorial, entre otros.
Desde la década de los 80, las municipalidades principalmente han optado por licitar el
servicio de extracción de residuos, contratando a empresas privadas para la operación de las
etapas de recolección, transporte y la disposición final de los RSD. En este sentido el art. 8
inc. II y III de la LOCM señala que: “a fin de atender las necesidades de la comunidad local,
las municipalidades podrán celebrar contratos que impliquen la ejecución de acciones
determinadas”; por ende la MUN podrá celebrar un contrato de concesión de servicio
público, previa licitación (art. 8 inc. IV, V, VI de la LOCM, y el art. 9 de la LOCBGAE) .
Es importante controlar continuamente la calidad del servicio licitado ya que puede darse el
caso, en que la MUN pueda prestar el servicio de forma más eficiente tanto del punto de
vista económico y ambiental; es más existen casos en que se han realizado traspasos de
servicio privado a municipal v. gr. las comunas de Paillaco y Futrono en la X Región, se
asociaron para construir un relleno intercomunal.
Respecto a las asociaciones municipales, dos o más MUN, que pertenezcan o no a una
misma provincia o región, podrán constituir asociaciones municipales, para los efectos de
cumplir con sus fines propios y propender a la solución de problemas comunes u optimizar
el manejo de los recursos disponibles. Las asociaciones gozarán de personalidad jurídica de
derecho privado, de acuerdo con las reglas establecidas en los artículos 141 y Ss. de la
LOCM.
Por su parte, el art. 137 de la LOCM señala: las asociaciones podrán tener por objeto la
atención de servicios comunes, la ejecución de obras de desarrollo local, el fortalecimiento
de los instrumentos de gestión, la realización de programas vinculados a la protección del
medio ambiente o a la salud y la coordinación con instituciones nacionales e internacionales,
a fin de perfeccionar el régimen municipal, más, otros fines que les sean propios.
La actividad de disposición final en rellenos sanitarios implica una economía a gran escala,
por ende, la multiplicación de estas construcciones resulta ineficiente desde el punto de
vista económico. Esta razón se replica en las instalaciones de reutilización, plantas de
tratamiento o reciclaje, ya que el aumento de la cantidad de los residuos aumenta su
factibilidad económica. Es más, el éxito de estas vías alternativas a la eliminación,
prolongará la vida útil de los rellenos sanitarios.
Por otra parte, las asociaciones entre municipalidades, permiten una visión regional de
gestión de los RSD, y por ende realizar planes de gestión con el fin de disminuir la cantidad
de instalaciones y aumentar su eficiencia. Además posibilita recabar una información más
completa sobre los tipos de residuos que se generan en la zona para luego formular
acciones apropiadas.
• Cobro de una Tarifa por la Prestación del Servicio Domiciliario de Extracción de Basuras
El art. 5 letra e) de la LOCM dispone entre las atribuciones esenciales: “Establecer derechos
por los servicios que presten y por los permisos y concesiones que otorguen;”. En
concordancia con esta disposición, el art. 7 de la Ley N° 20.280 sobre Rentas Municipales, -
en adelante denominada como esta ley- señala: las municipalidades cobrarán una tarifa
anual por el servicio de extracción de residuos. Esta atribución legal esta regulada
directamente por dos normas, en primer lugar, la Ley N° 20.280 sobre Rentas Municipales, la
cual contiene los aspectos generales para la determinación de esta tarifa, tales como: su
objeto, la base de cálculo, vigencia y modificación de la tarifa, la posibilidad de establecer
tarifas diferenciadas y exenciones.
i. Esta tarifa es sólo para efectos del servicio de extracción de los RSD y sus asimilables
definidos en el art. 6 inc. final de esta ley como: “las basuras de carácter doméstico
generadas en viviendas y en toda otra fuente cuyos residuos presenten composiciones
similares a los de las viviendas.”.
Por otra parte, debemos reiterar que esta norma no hace referencia a la composición y a las
características físicas, químicas y bacteriológicas de estos tipos de residuos. Por ende, frente
a la necesidad de delimitar el objeto del servicio de extracción y desarrollar una gestión
integral y adecuada en cada una de las etapas del ciclo de vida de los RSD y sus asimilables,
se hace necesario complementarlo con los conceptos normativos contenidos en el RELLS .
Además, debemos considerar que una de las vías de eliminación de los RSD es su disposición
final, por ende debe existir una relación directa entre los residuos recolectados y
susceptibles de ser dispuestos en rellenos sanitarios.
ii. El hecho generador de esta obligación de carácter legal, es el volumen promedio diario
de residuos generados en una vivienda o unidad habitacional, local, oficina, kiosco o sitio
eriazo (art. 7 de esta ley).
iii. La presente ley regula una tarifa de carácter plana, es decir, un mismo valor aplicable a
todos los usuarios del servicio, e independiente de la cantidad de los residuos generados. Sin
embargo, también contempla la posibilidad de establecer tarifas especiales y diferenciadas
en base a la cantidad de residuos generados por usuario, tipos de residuos no contemplados
en el concepto de RSD y sus asimilables, la frecuencia de la extracción, las condiciones de
accesibilidad a la propiedad, entre otros (art. 6 y 8 de esta ley y el art. 14 del Reglamento
que Contiene las Condiciones Generales para la Fijación de la Tarifa de Aseo).
Otro problema, dice relación con el cobro de los derechos de aseo, ya que el pago se efectúa
mediante el pago del impuesto territorial o de las patentes comerciales, lo cual no genera un
vínculo entre la obligación de pago por el servicio y un costo asociado al mismo, más aún
cuando éste no sólo comprende la recolección, sino que también el transporte, un eventual
tratamiento y su disposición en rellenos sanitarios, bajo estándares ambientales. Por ende
los vecinos no tienen conciencia sobre los costos del servicio y las actividades que conlleva;
su conocimiento se limita generalmente sólo a la recolección de sus residuos.
Bajo el supuesto de tercerización de este servicio de extracción, los contratos de la MUN con
las empresas, son por lo general por suma alzada y no se condicen. p. ej., con los indicadores
de toneladas depositadas en un relleno sanitario. Esto provoca que no existan por parte de
la MUN y las empresas dedicadas a la gestión de RSD, incentivos para impulsar programas
orientados a reducir el volumen de residuos recolectados y dispuestos en rellenos sanitarios
.
Conclusión
Nuestro país requiere la ejecución de planes de gestión a nivel regional, cuyo primer
objetivo sea el cierre de los vertederos, la rehabilitación de estos sitios, la dotación de
infraestructura, más, la construcción de rellenos sanitarios intercomunales que respondan a
un economía a gran escala. No obstante, aún falta por avanzar, y uno de los desafíos es la
dictación de instrumentos normativos que profundicen los lineamientos establecidos en la
Ley sobre Responsabilidad Extendida del Productor, y que materialicen la estrategia
jerárquica sobre residuos sólidos, de tal manera que la disposición final en rellenos
sanitarios, como última vía, sea una realidad y no mera declaración de principios.
Este problema ambiental, tiene un aspecto económico y de mercado cuyo desarrollo forma
parte de su solución integral; de esta manera, las políticas y normas deben crear y fomentar
condiciones que permitan a sus productores, reintroducir gran parte de los residuos que
generan a su cadena de producción o utilizarlos como materia prima de reemplazo,
conformándose un mercado de oferta y demanda de materiales residuales. El hecho que los
RSD no sean residuos peligrosos, le otorga una mayor movilidad dentro del mercado, ya que
su regulación implica menores cargas económicas para su gestor.
Por otra parte, el hecho de que estos residuos sean, en un principio, bienes de consumo, y
por ende adquiridos en el mercado para satisfacer nuestras necesidades, se ha interpretado
tanto por sus productores y nosotros mismos, como una causal de exoneración de toda
responsabilidad en el manejo de los RSD. De ahí la importancia que tendrá la ley de
responsabilidad extendida del productor, considerando no sólo la adscripción del costo
económico de su gestión, sino que también, las obligaciones de manejar estos residuos bajo
niveles de protección ambiental, que debido a su alto costo no son implementados
debidamente por la municipalidades ni exigidos en las bases de licitación del servicio de
extracción de residuos. En este sentido, nuestro ordenamiento ambiental, no contempla
normas de emisión que fijen estándares de producción, lo cual es un factor esencial para
reducir el volumen o peligrosidad de los residuos a depositar en rellenos, o en su caso, para
aumentar los productos compuestos por materiales que puedan volver a utilizarse y de esta
forma potenciar las operaciones de minimización.
Referencias
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políticas públicas, en Cuadernos Económicos de ICE 71 (Madrid, 2006), pp. 71-92.
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Espinoza G., Guillermo et alii, Gestión Municipal: Políticas, planes y Programas Ambientales
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