Canciones Trabalenguas Dichos Adivinanzas Cuentos Poemas
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1. SOLOLÁ
2. SANJUANERITA
SANJUANERITA PRECIOSA
LLENA MI BOCA DE MIEL
YA QUE A CAMBIO DE TUS LABIOS
DIOS TE PUSO UN CLAVEL
AY AY AY SANJUANERITA
SI ME LLEGAS A QUERER
VIVIREMOS EN TU PUEBLO
CUANDO SEAS MI MUJER.
SANJUANERITA PRECIOSA…
1. EL COSTUMBRO
El volcán enfadado.
Era una piedra muy hermosa, blanca y reluciente. Cuando amaneció
descubrió que estaba en un entorno oscuro, rodeado de grandes piedras
negras, pero no le importó demasiado.
Estaba feliz, dejándose acariciar por las olas del mar cuando escuchó a su
espalda:
- ¿Qué hace esa aquí?
La piedra blanca se volvió y vio allí una gran piedra negra que la miraba muy
enfadada.
- ¿Se puede saber qué haces en nuestra isla? Aquí no hay lugar para piedras
como tú. - Le espetó.
- ¿Acaso no lo ves? - Le dijo señalando a su alrededor.
Y observó como todas las demás piedras asentían y la miraban con cara de
pocos amigos.
- ¿Qué os molesta que esté aquí? - dijo, con valor, - No os he hecho mal a
ninguna.
- ¡No te queremos aquí! ¿Es que no lo entiendes? ¡Fuera! - gritaron,
amenazándola.
Cerca de allí el volcán de la isla, que estaba presenciando todo, bramó con
fuerza:
- ¡Yo soy vuestro padre! ¡Jamás os he enseñado eso!
- ¿Acaso pensáis que por ser de diferente color no siente como vosotras? -
continuó, enojado por la actitud de sus hijos.
- Entre vosotros hay piedras grandes, gordas, pequeñas, finas, con aristas y
redondas. ¿Por qué no puede haber piedras blancas?
Las piedras negras, pensativas, se fueron alejando por diferentes lugares de
la isla para reflexionar.
Esa misma tarde, el volcán echó por su cráter nuevas piedras, y las recién
nacidas, enseguida empezaron a jugar con la piedra blanca sin importarles su
color.
Al ver aquello, las piedras negras se dieron cuenta de que no habían visto en
su vida una blanca y, simplemente, la repudiaron por ser diferente a ellas.
Pesarosas por su actitud, se acercaron a pedirla perdón.
poemas
1. El gallo despertador, de Gloria Fuertes
Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo,
era su traje
de hermoso plumaje.
Kikirikí
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.
Kikirikí
Levántate labrador,
despierta con alegría,
que vienen el día.
Kikirikí
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el “cole”.
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.
2. Caricia, de Gabriela Mistral
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
3. Mariposa del aire, de Federico García Lorca
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!...
No te quieres parar,
pararte no quieres.