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Marco Del Chagas

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MARCO TEÓRICO

CHAGAS

La enfermedad de Chagas es una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida por vectores y
causada por el protozoario Trypanosoma cruzi, con una firme vinculación con aspectos
socioeconómico-culturales deficitarios, considerándosela una enfermedad desatendida. Es una
patología endémica en 21 países de las Américas, aunque las migraciones de personas infectadas
pueden llevarla a países no endémicos de América y el Mundo.

Causas

La causa de la enfermedad de Chagas es el parásito Trypanosoma cruzi, que se transmite a los


seres humanos mediante la picadura del insecto conocido como insecto triatomino. Estos insectos
se pueden infectar con el parásito cuando succionan sangre de un animal infectado.

Los insectos triatominos viven principalmente en chozas de barro, paja o adobe, América del Sur y
América Central. Se ocultan en grietas en las paredes o en el techo durante el día y salen por la
noche, generalmente para alimentarse de las personas que están durmiendo.

Los insectos infectados defecan después de alimentarse y dejan parásitos de T. cruzi en la piel. Los
parásitos pueden ingresar al cuerpo a través de los ojos, la boca, un corte o una raspadura, o la
herida de la picadura del insecto.

Rascarse o frotarse la zona de la picadura ayuda a que los parásitos ingresen al cuerpo. Una vez
que ingresan al organismo, los parásitos se multiplican y se propagan.

También puedes infectarte en los siguientes casos:

Comer alimentos sin cocinar contaminados con heces de insectos infectados con el parásito

Nacer de una persona infectada con el parásito

Recibir una transfusión de sangre o un trasplante de órgano de una persona infectada con el
parásito

Estar expuesto accidentalmente al parásito mientras trabajas en un laboratorio

Estar en un bosque en el que haya animales salvajes infectados, como mapaches y comadrejas

Transmisión

En América Latina, el parásito T. cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces o la
orina infectadas de triatominos que se alimentan de sangre. Por lo general, esos insectos viven en
las grietas y los huecos de paredes y tejados de casas y estructuras exteriores, como gallineros,
corrales y almacenes, en zonas rurales y suburbanas. Normalmente permanecen ocultos durante el
día y entran en actividad por la noche para alimentarse de la sangre de mamíferos, entre ellos los
humanos. En general, pican en zonas expuestas de la piel, como la cara, y defecan/orinan cerca de
la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona que ha sufrido la picadura
se frota instintivamente, haciendo que las heces o la orina entren en contacto con la picadura, los
ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta.
El parásito T. cruzi también puede transmitirse:

consumiendo alimentos contaminados por el parásito a través del contacto, por ejemplo, con
heces u orina de triatómicos o marsupiales infectados. Este tipo de transmisión suele provocar
brotes con una morbilidad más grave y una mayor mortalidad;

por la transmisión de la madre infectada a su hijo durante el embarazo o el parto;

por transfusiones de sangre o productos sanguíneos de donantes infectados;

por el trasplante de órganos provenientes de una persona infectada, y

por accidentes de laboratorio.

Síntomas

La enfermedad de Chagas puede ser una enfermedad breve y repentina (aguda) o puede
convertirse en un trastorno duradero (crónico). Los síntomas pueden oscilar entre leves y graves,
aunque muchas personas no presentan síntomas hasta que llegan a la etapa crónica.

Fase aguda

En la fase aguda de la enfermedad de Chagas, que dura semanas o meses, generalmente, no se


presentan síntomas. En los casos en los que el paciente experimenta síntomas, estos suelen ser
leves. Algunos de ellos son los siguientes:

Hinchazón en el sitio de la infección

Fiebre

Fatiga

Erupción

Dolores del cuerpo

Hinchazón de los párpados

Dolor de cabeza

Pérdida del apetito

Náuseas, diarrea o vómitos

Ganglios inflamados

Agrandamiento del hígado o del bazo

Los signos y síntomas que se manifiestan durante la fase aguda, normalmente, desaparecen solos.
En algunos casos, si la infección no se trata, la enfermedad de Chagas avanzará a la fase crónica.

Fase crónica
Los signos y síntomas de la fase crónica de la enfermedad de Chagas pueden presentarse de 10 a
20 años después de la infección inicial, o pueden no manifestarse nunca. En casos graves, los
signos y síntomas de la enfermedad de Chagas pueden comprender lo siguiente:

Latidos irregulares del corazón

Insuficiencia cardíaca

Paro cardíaco repentino

Dificultad para tragar debido al agrandamiento del esófago

Dolor estomacal o estreñimiento debido al agrandamiento del colon.

Tratamiento

La enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol o con nifurtimox, que matan al parásito.
Ambos medicamentos son plenamente eficaces para curar la enfermedad si se administran al
comienzo de la infección en la etapa aguda, comprendidos los casos de transmisión congénita. Sin
embargo, su eficacia disminuye con el tiempo, y las reacciones adversas son más frecuentes en
edades avanzadas. El tratamiento con esos medicamentos también está indicado en caso de
reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y en los pacientes al principio de
la fase crónica, incluidas niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo) para evitar
la transmisión congénita.

Se debe ofrecer tratamiento a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan
síntomas, dado que el tratamiento antiparasitario también puede evitar o frenar la progresión de
la enfermedad. En otros casos, los posibles beneficios de la medicación a la hora de prevenir o
retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse contra la duración prolongada del
tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que se presentan hasta en un
40% de los pacientes tratados). El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a las
embarazadas ni a las personas con insuficiencia renal o hepática. El nifurtimox también está
contraindicado en personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos. Además,
puede ser necesario administrar un tratamiento específico para las manifestaciones cardíacas,
digestivas o neurológicas.

Complicaciones

Si la enfermedad de Chagas progresa a la fase persistente (crónica), pueden producirse


complicaciones digestivas o cardíacas graves. Estas pueden incluir lo siguiente:

Insuficiencia cardíaca. La insuficiencia cardíaca se produce cuando el corazón se vuelve tan débil o
rígido que no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Agrandamiento del esófago (mega esófago). Esta enfermedad poco frecuente se debe al
ensanchamiento anormal (dilatación) del esófago. Esto puede generar dificultad para tragar y
digerir.

Agrandamiento del colon (megacolon). El megacolon se produce cuando el colon se dilata más de
lo normal, lo que causa dolor de estómago, hinchazón y mucho estreñimiento.
Control y prevención

A causa del gran número de animales silvestres que sirven de reservorio al parásito T. cruzi en las
Américas, la infección no puede erradicarse. En vez de ello, los objetivos de control consisten en
eliminar la transmisión y lograr que la población infectada y enferma tenga acceso temprano a la
atención de salud.

No hay vacuna contra la enfermedad de Chagas. El parásito T. cruzi puede infectar a muchas
especies de triatominos, la mayoría de los cuales se encuentran en la Región de las Américas. El
control de vectores ha sido el método más eficaz de prevención en esta región. El cribado de la
sangre es necesario para prevenir la infección por transfusiones sanguíneas y trasplante de
órganos y para mejorar la detección y los cuidados a la población afectada en todo el mundo.

Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control:

Rociamiento de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual;

Mejora de las viviendas y su limpieza para prevenir la infestación por el vector;

Medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros, buenas prácticas higiénicas en


la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de los alimentos;

Desarrollo de actividades de información, educación y comunicación contextualizadas para los


diferentes actores y escenarios sobre las medidas preventivas y los instrumentos de vigilancia;

Cribado de la sangre donada;

Pruebas de cribado en órganos, tejidos o células donados y en los receptores de estos;

Acceso al diagnóstico y el tratamiento para las personas en las que esté indicado o recomendado el
tratamiento antiparasitario, especialmente los niños y las mujeres en edad fecunda antes del
embarazo, y

Cribado de los recién nacidos y otros hijos de madres infectadas que no hayan recibido antes
tratamiento antiparasitario para diagnosticarlos y tratarlos precozmente.

Se ha calculado que el costo de atender médicamente a pacientes con manifestaciones cardíacas,


digestivas, neurológicas o combinadas crónicas de la enfermedad es más de un 80% superior al de
fumigar con insecticida residual para controlar los vectores y prevenir la infección.

El primer nivel de atención (atención primaria de salud), con los distintos profesionales de la salud
que lo componen, y en interacción con otros niveles de salud, desempeña un papel clave en la
mejora de los indicadores actuales de detección, tratamiento, seguimiento y notificación.

Evaluar los medios de diagnóstico disponibles (incluidas las pruebas serológicas o de


quimioluminiscencia rápidas, las pruebas de biología molecular) y los algoritmos más eficaces en
relación con los costos, por territorio, es fundamental para mejorar la detección de casos.

Promover los estudios biomédicos, psicosociales y ambientales acerca de los determinantes y los
factores de riesgo de la enfermedad de Chagas es esencial para proponer enfoques
multidimensionales más efectivos en materia de prevención y control de la enfermedad.
Los sistemas nacionales de información orientados a la vigilancia del número de casos agudos y
crónicos y las vías de transmisión activa desempeñan un papel clave. Hasta la fecha, 6 de los 44
países con casos de la enfermedad han implementado estos sistemas

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