Alianza para El Progreso
Alianza para El Progreso
Alianza para El Progreso
(1º parte).
Las clases 10 y 11, si bien tendrán una extensión bastante amplia en cuanto a
material, revisten una época en la que las políticas de control y dominación por
parte del imperialismo norteamericano para frenar el avance del comunismo estarán
a la orden del día. Durante el desarrollo de ambas clases analizaremos en primer
lugar el significado de la Alianza para el Progreso. Esta clase es escrita por Horacio
López quién realizó un exhaustivo trabajo de investigación utilizando gran cantidad
de documentos, es por ello que decidimos incorporarlos dentro de la clase para que
no se pierda su riqueza. Esta clase no contará con bibliografía adjunta.
La segunda parte del tema, estará a cargo de Alejandro Pisnoy, en esta clase
vamos a insertarnos en los que fue la aplicación de los distintos métodos terroristas
por parte de Estados Unidos en el continente bajo la máscara de las dictaduras
militares. Esta política tuvo un impacto muy fuerte en la sociedad, y ello no estará
ajeno al análisis, como tampoco lo estarán las guerrillas campesinas y urbanas que
surgieron es esa época por la influencia de la Revolución Cubana entre otros temas.
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progresista – para no ocuparnos de los directamente izquierdistas era visto como
agente de la Unión Soviética y destinado a ser eliminado.
Todo el andamiaje institucional panamericano, reemplazado ya el viejo
panamericanismo por la OEA y reuniones de ministros, cancilleres y presidentes,
elaborando nuevas disposiciones legales doctrinarias y tomando medidas
expeditivas, fue virando hacia la aplicación, por parte de los Estados Unidos, de
planes a mediano y largo plazo para el desarrollo del capitalismo, para su propia
expansión y fortalecimiento, encubiertos como asistencias y luchas contra el
subdesarrollo y la pobreza, en paralelo a acciones militares que garantizaran la
gobernabilidad del sistema y la represión de la subversión.
La Alianza para el Progreso fue una de esas planificaciones que, como su
nombre lo indica, tras la fachada de ayudar a los países latinoamericanos y
caribeños a salir de la postración y encaminarse hacia el progreso sostenido,
encubría las maniobras que debían garantizar al gran capital norteamericano su
realización en esos mercados para asegurar las mejores ganancias posibles.
Comencemos por ver cómo se fueron construyendo los andamiajes que llevaron a
crear las condiciones para la aplicación de esas políticas.
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convocada por el presidente norteamericano Roosevelt en el complejo turístico de
Bretón Woods. El objetivo de dicho encuentro era crear un nuevo orden económico
internacional... (Estados Unidos), como la mayor potencia aliada, logró hacer
prevalecer su posición de fuerza, imponiendo además el dólar americano como la
moneda de referencia del nuevo sistema monetario. Se creó entonces el Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento o BIRF (origen del BM), para apoyar la
reconstrucción en Europa; y un Fondo, el FMI, para regular y supervisar el sistema
monetario internacional.” (Susana Murillo: 2006, p. 24).
Todos estos instrumentos sirvieron para profundizar la dependencia en
América Latina, fundamentalmente a través del fenomenal crecimiento de la deuda
externa y la imposición de políticas elaboradas por fuera de nuestros países.
Además de las herramientas institucionales aparecían las medidas “duras” de
contención del comunismo en el marco de la guerra fría. La llamada “Doctrina
Truman” se basó en los fundamentos que Harry Truman expuso ante el Congreso de
EUA en 1947: “Creo que la política de los Estados Unidos –dijo debe ser apoyar a
los pueblos libres que están resistiendo intentos de agresión de minorías armadas o
presión exterior”. Si bien la coyuntura que motivaba estas definiciones pasaba por la
crisis en la guerra civil griega, en la que los ingleses no podían continuar apoyando
al gobierno griego contra las guerrillas comunistas, era toda una definición de
aplicación general, mediante la cual se sustentarían políticas de agresión cubiertas o
encubiertas en todo el continente americano.
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despertó en numerosos delegados presentes, demostró que vino a ser un
instrumento más de los mecanismos de dominación imperialista.
El 30 de abril de 1948, 21 naciones del hemisferio adoptaron la Carta de la
Organización de Estados Americanos (OEA). Desde entonces la organización se fue
expandiendo para incluir a las naciones del Caribe y también a Canadá. El hasta
entonces director general de la llamada Unión Panamericana, Alberto Lleras
Camargo, se convirtió en el primer secretario general de la OEA.
Esta Conferencia estableció en su Resolución XXXIV que la Junta
Interamericana de Defensa “continuará actuando como Órgano de Preparación para
la legítima defensa colectiva contra la agresión, hasta que los gobiernos americanos
por mayoría de dos terceras partes, resuelvan dar por terminadas sus labores”.
Conviene ubicar que las potenciales agresiones no se pensaban originadas en el
nazi fascismo – derrotado ya , sino en el nuevo enemigo del mundo de post guerra:
el comunismo internacional.
Entre toda la institucionalidad de la OEA, EE.UU. logró el viejo anhelo de
concretar un instrumento jurídico que pudiera trascender las fronteras nacionales
de cada país miembro: El Comité Jurídico Interamericano que “tiene como finalidad
servir de cuerpo consultivo de la Organización en asuntos jurídicos; promover el
desarrollo progresivo y la codificación del derecho internacional, y estudiar los
problemas jurídicos referentes a la integración de los países en desarrollo del
Continente y la posibilidad de uniformar sus legislaciones en cuanto parezca
conveniente”.
Escribe Ramírez Novoa: “las delegaciones indoamericanas aun las
representantes de las dictaduras, tuvieron un amargo despertar cuando se trató el
problema económico. Los Estados Unidos que habían llevado tras sí a Latinoamérica y
el Caribe con vanas promesas, en vista de las exigencias de ayuda económica,
cambiaron de tono y por boca del secretario de Estado general Marshall, el mismo del
pregonado ‘Plan Marshall’ que llevó a Europa miles de millones de dólares... dijo en
plena Conferencia:... ‘Nuestros compromisos como Estado, superan ya casi la
capacidad de producción del país, y nos van a permitir que entre una Europa en
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agonía y una América simplemente en la pobreza, demos prioridad en primer término
a la Europa en agonía y auxiliemos precariamente, si es posible, a esa América en la
pobreza.’” ( Ramírez Novoa: 1955, p. 19). Rapto de sinceridad que mostraba la
prioridad político estratégica del momento.
Ramírez Novoa cita a dos publicistas norteamericanos, Paul Horn y Humbert
Bice, quienes en su obra “Latin American Trade and Economics” escriben: “La
Segunda Guerra Mundial hace que las Repúblicas Latinoamericanas, al igual que el
resto del mundo, dependan críticamente de los Estados Unidos para sus
importaciones. Alrededor de 5/8 de sus importaciones totales, proceden de los
Estados Unidos en 1946 y trece de las repúblicas compraron desde un 62 a un 94
por ciento de sus importaciones en este país”. Y más adelante señalan: “Dos
competidores de antaño, Alemania y el Japón, han quedado prácticamente
eliminados para el presente y futuro inmediatos. Gran Bretaña, el único competidor
que nos queda, no reta nuestro dominio comercial.” (Ibidem).
Ya Estados Unidos tenía la tranquilidad del dominador a ultranza, que podía
disponer a su antojo de las relaciones con el resto de América. Con la creación de la
OEA los Estados Unidos poseyeron un instrumento más a favor de sus propios
intereses, convirtiéndose en el protagonista preponderante de la organización, lo
que se vio reflejado en 1962 cuando logra hacer aprobar la expulsión de Cuba del
seno de la organización.
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deberes y derechos de los estados en caso de luchas civiles, intervención del
comunismo internacional en las repúblicas americanas.”
La obsesión de los norteamericanos era el peligro comunista que veían en el
gobierno popular de Jacobo Arbenz en Guatemala. Arbenz había hecho aprobar en
1952 una Reforma Agraria que había afectado parte de las propiedades de la United
Fruit Company (UFCO). Esta era la mayor empresa, pues mantenía bajo su control
dos tercios de la producción de banano, el transporte por barco y vías férreas, y los
tres puertos del país. (Luis Fernando Ayerbe: 2001, p. 114 ).
“Entre los objetivos explicitados por el programa de gobierno de Arbenz, se destacaba
la ‘independencia económica de la nación, la transformación del país en una nación
capitalista y la elevación del nivel de vida del pueblo.’” (Idem, p. 116).
Un informe de Inteligencia del Departamento de Estado de los EE.UU. de
marzo de 1953, señalaba: “”Existe una fuerte posibilidad de que una aceleración
demasiado rápida del programa agrario, juntamente con la creciente fuerza e
influencia comunista, pueda llevar a una violencia difícil de ser contenida por la
Administración Arbenz” (Idem, p. 118).
En marzo de 1954, en la X Conferencia Panamericana, la delegación de los
Estados Unidos presidida por Foster Dulles, propone una resolución que declara
que “la dominación o control de las instituciones de cualquier Estado americano por
parte del movimiento comunista internacional... constituiría una amenaza para el
hemisferio entero y requería una acción apropiada de acuerdo con los tratados
existentes”. Ayerbe reproduce parte de la respuesta de Guillermo Toriello, valiente
patriota americanista y ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala 1,
denunciando el carácter intervencionista de la propuesta de Dulles: “La delegación de
Guatemala se opondrá categóricamente a toda resolución o declaración que, con el
pretexto del comunismo, conculque los principios fundamentales de la democracia,
postule la violación de los derechos del hombre o vulnere el principio de no
intervención con la tendencia a convertir el panamericanismo en un instrumento para
1
Nota del autor: Guillermo Toriello Garrido fue, posteriormente, fundador del TANA (Tribunal Antiimperialista de Nuestra
América), organización precursora de la actual AUNA (Asociación para la unidad de nuestra América).
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mantener a los pueblos de la América Latina en condiciones semi coloniales en
beneficio de poderosos intereses de los monopolios extranjeros”. Sin embargo –sigue
Ayerbe, la resolución es aprobada por amplia mayoría, con la abstención de México y
de Argentina y el voto contrario de Guatemala.” (Idem, p. 121).
Así se crearon las condiciones para que tres meses después, Arbenz fuera
derrocado por una fuerza mercenaria que entró en Guatemala desde Honduras, con
el apoyo de los bombarderos yanquis que tiraban bombas sobre el territorio. Se
mostraba así la cara más perversa del panamericanismo.
Este objetivo de la intervención fue la obsesión de los Estados Unidos, por lo
cual los problemas económicos fueron postergados para una futura conferencia de
Ministros de Hacienda. El descaro de la delegación norteamericana era tal, que una
vez lograda la aprobación de la declaración que necesitaban, la delegación se retiró
de la Conferencia, dejando al resto sesionando. Se pudo entonces aprobar una
resolución sobre el Derecho de Asilo, consagrándolo como institución del derecho
Internacional, para lo cual fue necesaria la no participación de EUA. Se cumplía la
advertencia de Toriello sobre el panamericanismo como instrumento de dominación
en beneficio de los intereses monopólicos extranjeros.
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Encabezaba su propuesta lamentándose por lo ocurrido al vicepresidente
Nixon: “Quiero transmitir a Vuestra Excelencia, de parte del pueblo brasileño y de la
mía, la expresión de mis sentimientos de solidaridad y estima, cuya afirmación es
necesaria en vista de la agresión y vejaciones sufridas por el vicepresidente Nixon
durante su reciente visita a los países de la América Latina. Se espera que la memoria
poco grata de las vicisitudes experimentadas por el vicepresidente Nixon será
contrarrestada por el resultado de verdaderos esfuerzos que tiendan a la creación de
algo más profundo y durable en la defensa y preservación de nuestro destino común.”
(William J. Kemnitzer. “México en la Alianza para el Progreso”. Universidad de
Stanford, en http://codex.colmex.mx8991/exlibris/aleph/a18_1).
Respondió Eisenhower: “Creo que describió Usted con gran exactitud tanto la
situación existente como la realidad de una acción correctiva. Me complace que haya
tomado la iniciativa en este asunto”. (Kemnitzer, Ob. cit.). La propuesta fue
favorablemente acogida por el gobierno del país del norte, y frente al enviado de
Eisenhower, el Secretario de Estado John Foster Dulles, Kubitschek propuso crear
la que llamó “Operación Panamericana”, con los contenidos que ya había
presentado. Esto fue en agosto de 1958.
“Esta visita, y la propuesta del Presidente Kubischek, condujo a que, rápidamente, se
citara a una cumbre de ministros de relaciones exteriores en Washington, reunión que
dio lugar a la creación del llamado 'Comité de los 21'. Esa cumbre estuvo presidida
por el ex presidente de Colombia Alfonso López Pumarejo. Como resultado de ella se
crearon cuatro grupos de trabajo: uno para redactar los estatutos iniciales del Banco
Interamericano de Desarrollo; otro para estudiar el problema de los precios de los
productos básicos exportados por América Latina; un tercero, para explorar las
posibilidades de avanzar hacia la organización de mercados regionales, que promovió
la creación del Mercado Común Centroamericano y de la Asociación Latinoamericana
de Libre Comercio; y el cuarto para analizar el tema de la cooperación técnica”. (Carlos
Caballero Argáez, Ensayo, 2011, p. 3 en www.ceecolombia.org).
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En 1959 surge entonces el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como
una palanca financiera funcional al panamericanismo. En la página web del Banco
se lee: “Iniciativa largamente esperada por los países latinoamericanos, el Banco
Interamericano de Desarrollo se creó en 1959 como una institución de desarrollo
con mandatos y herramientas novedosos para la época... Sus programas de
préstamos y de cooperación técnica para proyectos de desarrollo económico y social
fueron más allá del mero financiamiento, como era la costumbre entonces.
“Los programas e instrumentos del BID fueron tan efectivos que la institución se
convirtió en modelo para la creación de todas las otras instituciones multilaterales de
desarrollo a nivel regional y subregional. En la actualidad, el BID es el mayor de
todos los bancos regionales de desarrollo del mundo y constituye la principal fuente
de financiamiento multilateral para los proyectos de desarrollo económico, social e
institucional, y los de comercio e integración regional, en América Latina y el Caribe.”
(BID, Portada. “Acerca del Banco Interamericano de Desarrollo” en
www.iadb.org/aboutus/index.cfm?language=Spanish)
Los objetivos enunciados parecen loables, pero en el fondo, a través de ellos se
condicionan las políticas internas de los gobiernos, se pierden cuotas de soberanía y
se somete el desarrollo a las pautas fijadas por el gran capital dominante. Esta
institución contribuyó con sus políticas a la mayor dependencia de los países de
América, a través del mecanismo del endeudamiento externo. La sede de la entidad
se encuentra en Washington y Estados Unidos es el mayor contribuyente a los
fondos del BID, por lo que no es difícil concluir quién es el país con más peso e
influencia en dicho Banco.
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En 1960, por el Tratado de Montevideo, surge la otra propuesta del Comité de
los 21: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la que genera
grandes expectativas en cuanto al intercambio comercial y el aumento de las
producciones latinoamericanas, aunque no supuso una unión aduanera, como era
el viejo objetivo del panamericanismo. Esta Asociación no obtiene grandes
resultados. En 1980 se daría por concluida esta experiencia, y se crea la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI).
El acta de Bogotá
Pero volviendo a ese año 1960, el Comité de los 21, conocido también como
“Comisión para el Estudio y la Formulación de Nuevas Medidas para la Cooperación
Económica” se reunió por última vez en septiembre en la ciudad de Bogotá. Allí se
firmó la que se llamó el Acta de Bogotá, antecedente inmediato de la Alianza para el
Progreso. En palabras de Lleras Camargo, “este documento 'fue el primero en
proclamar la necesidad de reformas estructurales sobre todo en el sistema tributario,
en la tenencia y el uso de la tierra, y en la educación – de tal manera que fuera
posible llevar a cabo un gran esfuerzo dirigido a dotar a la población de América
Latina con vivienda, educación, empleo y salud, a través de una masiva movilización
de recursos domésticos y de un contingente considerable de ayuda externa'”. (Carlos
Caballero Argáez, Ob. cit., p. 7).
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servicios comunales. Varios ítems. (…) C. Medidas para el mejoramiento de los
sistemas educativos y de los servicios de capacitación. Varios ítems. (…) D. Medidas
para el mejoramiento de la salud pública. Varios ítems. (…) E. Medidas para la
movilización de recursos nacionales. Varios ítems. (…)
II. Creación de un Fondo Especial de Desarrollo Social.
Varios ítems. (…)
III. Medidas para el desarrollo económico.
Varios ítems. (…)
IV. Cooperación Multilateral para el Progreso Social y Económico.
La Comisión Especial (…) recomienda: 1. Que el Consejo Interamericano Económico y
Social se encargue de organizar reuniones consultivas anuales para examinar los
progresos sociales y económicos de los países miembros (…) 2. Que el Consejo de la
OEA convoque para que se celebre dentro de sesenta días de esta fecha, una reunión
especial de representantes gubernamentales de alto nivel con el fin de determinar los
medios de fortalecer y mejorar la capacidad del Consejo Interamericano Económico y
Social para prestar asistencia eficaz a los Gobiernos …
Varios ítems (…).
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ya por una deuda externa que comienza a ser un condicionante permanente, la
instalación de la revolución cubana se convierte en un alerta rojo tanto para el
poder en Estados Unidos, como para los gobiernos y fuerzas armadas serviles en el
resto del continente.
“... la América Latina de los años sesenta es un continente en fermentación. En efecto,
el modelo de desarrollo implementado a partir de los años 30 empieza a revelarse
insuficiente y a mostrar sus límites. El endeudamiento externo creciente, la pobreza, el
estancamiento son sólo algunos de los males que van a empezar a ser caracterizados
como 'subdesarrollo` y las tensiones generadas a partir de los cada vez mayores
desequilibrios económicos van a convertirse en desafíos políticos de envergadura.”
(María Elena Besso Pianetto. “Una 'doble estratégia' en versiosnes diversas. La
Doctrina de la Seguridad Nacional en Brasil, Chile y Perú”. Artículo en el@tina,
Vol. 4, núm. 16, Buenos Aires, julio – septiembre de 2006; pág. 39).
Esos desafíos políticos de envergadura tienen que dar respuestas a los
desequilibrios económicos planteados pero también a los inquietantes
posicionamientos y exigencias de las masas populares organizadas y a la
radicalización ideológica característica de la época. Las promesas electorales de
Kennedy sobre el apoyo que brindaría a las fuerzas democráticas y su oposición a
las dictaduras, junto con lograr fondos para desarrollar las economías
latinoamericanas, crearon grandes expectativas en los gobiernos y las fuerzas vivas
del continente. Por otro lado, el problema del castrismo – comunismo debía
encararse, según las ideas de Kennedy, fortaleciendo a la OEA y logrando mayores
compromisos por parte de los gobiernos. Esta concepción preanunciaba la exclusión
de Cuba de la familia americana, lo que se produciría recién en enero de 1962 en la
reunión de consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA.
Kennedy es elegido el 18 de noviembre de 1960. Su discurso de posesión es
anticipatorio de lo que vendrá con su administración. Leemos a María Elena Besso
Pianetto: “Recuperando la antorcha de 'la primera revolución', la de la libertad y los
derechos, caracteriza el momento presente y se dirige sucesivamente a diversos
interlocutores: en primer lugar a los 'viejos aliados', a quienes garantiza lealtad; luego
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a los 'nuevos estados que ahora acogemos con beneplácito en las filas de los libres', a
quienes asegura la '(…) determinación de no permitir que una forma de dominación
colonial desaparezca meramente para ser reemplazada por una tiranía harto más
férrea'”. (María Elena Besso Pianetto, Ob. cit., p. 39).
“Hasta ese punto las referencias al campo ideológico rival son veladas. Pero al
dirigirse al mundo de los pobres el discurso se clarifica y transparenta:
'A los pueblos de las chozas y aldeas de media parte del globo que luchan por romper
las cadenas de la miseria de sus masas, les prometemos nuestros mejores esfuerzos
para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, por el periodo que sea preciso, no porque
quizás lo hagan los comunistas, no porque busquemos sus votos, sino porque es
justo”. (Ibidem).
“Finalmente – continúa Besso Pianetto – en el párrafo destinado a los países
americanos, explicita la doble dimensión de la política a desplegar. Si por un lado ' a
nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una
promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante
una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos
libres a despojarse de las cadenas de la pobreza, por otro, (…) esta pacífica revolución
de esperanza no puede convertirse en la presa de las potencias hostiles. Sepan todos
nuestros vecinos que nos sumaremos a ellos para oponernos a la agresión o la
subversión en cualquier parte de las Américas. Y sepa cualquier otra potencia que
este hemisferio se propone seguir siendo el amo de su propia casa'”. (Ibidem).
La zanahoria para los aliados y la amenaza del garrote para los que se
desviaran. “Ayudarlos a ayudarse a sí mismos” antes que los que ayuden sean los
comunistas. Cuba vuelve a estar en primer plano sobre el tapete. Inmediatamente el
director y vice director de la CIA, Allen Dulles y Richard Bisell respectivamente, se
reúnen con el nuevo presidente y le imponen prácticamente, como un hecho
consumado, los planes de invasión a la isla que ya venían desde la administración
Eisenhower.
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Al margen del problema “Cuba”, Kennedy buscó desarrollar acciones hacia
América Latina y el Caribe, siendo consciente de que una cosa estaba vinculada a la
otra; o sea que no se podía pensar en soluciones drásticas hacia Cuba si no se
contaba con la aprobación de los países amigos del área, y para ello era vital contar
con planes de desarrollo. Con tal fin armó un Grupo de Trabajo para que
presentara propuestas que entusiasmaran a los latinoamericanos y los llevara a
fortalecer su alianza con los EE.UU.
Integraron ese Grupo, entre otros, economistas que habían participado del
armado del Plan Marshall y habían experimentado el entusiasmo que generaban los
préstamos e inversiones en los que necesitaban ayuda. En febrero de 1961 ya
estaban presentados los informes de dicho Grupo. Entre las conclusiones surgía la
necesidad de deslindar el desarrollo social de América Latina, al que había que
atender, de la política soviética, a la que había que impedir que se ampliara.
Para prevenir la “revolución social latinoamericana”, habría que formular “una
filosofía democrática positiva que respaldara a los amplios movimientos
progresistas democráticos, empeñados en la conquista de un gobierno
representativo”. Además, que actuara como complemento de una reforma social y
económica, incluida una reforma agraria que ayudara a conjurar “el peligro de
rebelión armada y la guerra de guerrillas en el Caribe y en los países andinos”
(Arthur Schlesinger Jr., 1979, pp. 154 – 169 en Luis Suárez Salazar, 2006, p. 231)
“En marzo de 1961 es entregado a Kennedy un memorando firmado por Raúl Prebish,
por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), por José Mora, por la OEA, y
por Felipe Herrera, por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que contenía las
ideas de los sectores empresariales y círculos intelectuales latinoamericanos
influyentes en relación con los problemas y salidas más adecuados para la región. En
esa ocasión, Kennedy presenta un programa de diez puntos que sintetizan los
objetivos de la Alianza para el Progreso”. (L. F. Ayerbe, 2001; pág. 127).
Las dos caras de la misma moneda: “De esta manera, mientras el 13 de marzo
de 1961 se lanzaba la Alianza para el Progreso, en el mismo año, en la Escuela de las
Américas, se ponía en marcha el primer curso de lucha contrainsurgente. Y es que
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ambos brazos de la política norteamericana para América Latina no aparecían a los
ojos de sus mentores como contradictorios sino, más bien, como complementarios”
(Besso Pianetto, Ob. cit., p. 44).
Playa Girón
A comienzos de 1960 se profundizan las actitudes agresivas de EE.UU. hacia
la revolución cubana. Ya desde la administración de Eisenhower en dicho año,
existía un plan de la CIA dirigido a derrocar a Fidel Castro. Dicho plan se basaba en
crear un fuerza invasora compuesta por cubanos anticastristas, quienes, una vez
plantados en territorio cubano, debían insurreccionar al pueblo para derrocar al
“dictador”.
Había comenzado ya a llegar petróleo soviético, que las refinerías extranjeras
que operaban en la isla se negaron a procesar, lo que motiva la enérgica respuesta
del gobierno revolucionario que fue expropiar esas compañías. El conflicto entre la
revolución y el imperialismo adquiere una dimensión caliente. Durante el mes de
julio se desatan varios acontecimientos importantes: el día 6 el presidente
Eisenhower anula las compras de azúcar, pero pocos días después se anuncia que
la URSS comprará ese cupo. La relación Cuba – URSS se hace cada vez más
intolerable para el imperialismo, sobre todo a partir del acuerdo por el que los
soviéticos le proveerán armas a Cuba.
Ante el cúmulo de agresiones yanquis se replica con esenciales medidas: “La
dura respuesta cubana llegó finalmente el 6 de agosto en un acto público en presencia
de centenares de latinoamericanos, entre ellos el ex presidente de Guatemala Jacobo
Arbenz: la nacionalización de todas las grandes emepresas industriales y agrarias
norteamericanas – fábricas, minas, compañías de teléfonos, electricidad, ferrocarriles
y otras muchas entidades , complementada el 17 de septiembre con la confiscación
de todos sus bancos”. (Sergio Guerra Vilaboy y Alejo Maldonado Gallardo, 2005; pág.
116).
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La CIA se involucra directamente en el entrenamiento y asistencia de
armamento a los exiliados cubanos que habían huido de la isla. Simultáneamente,
dentro de Cuba, los sectores contrarrevolucionarios desatan una serie de sabotajes,
entre ellos varios a la industria azucarera y otros sectores de la economía. Estados
Unidos termina rompiendo relaciones diplomáticas en enero de 1961, encargando el
seguimiento de sus asuntos en la isla a Suiza. Tres meses después ya se produce la
invasión directa, una vez que Kennedy da la orden de que el plan se ejecutara.
Comienza con bombardeos, por parte de aviones provenientes de Centroamérica,
piloteados por exiliados cubanos, a las localidades de Santiago de Cuba, San
Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, dejando algunos muertos y decenas de
heridos.
Queda definida la etapa que se viene “con la proclamación por el comandante
Fidel Castro, en vísperas del ataque a Playa Girón, del carácter socialista de la
Revolución. Al despedir el duelo a las víctimas del bombardeo aéreo, el 16 de abril de
1961, el líder cubano declaró emocionado: 'Lo que no pueden perdonarnos los
imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es
la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el
espíritu revolucionario del pueblo cubano. ¡Eso es lo que no pueden perdonarnos, que
estemos aquí en sus narices! ¡Y que hayamos hecho una Revolución Socialista en las
propias narices de los Estados Unidos!'” (Guerra Vilaboy y Maldonado Gallardo, Ob.
cit., pág. 127).
Luego comienza la invasión de la fuerza militar de cubanos
contrarrevolucionarios y ex militares batistianos, organizada y entrenada por la CIA
en Guatemala y Nicaragua, la que desembarca en Playa Larga y Playa Girón en la
bahía de Cochinos. Son 1.500 exiliados cubanos organizados en una fuerza militar
que llevaba el nombre de “Brigada 2506”.
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venían ex militares conocedores, recibieron un apoyo extraordinario del gobierno
norteamericano, el lugar del desembarco fue bien seleccionado y casualmente no
estaba suficientemente protegido, recibieron un fuerte apoyo de la aviación,
combatieron y como si fuera poco, tuvieron a sus favor el factor sorpresa. Lo único que
nunca tuvieron a su favor fue el factor ético – moral y el estímulo de combatir por una
causa justa. Amen del posible idealismo de algunos, venían a recuperar sus
propiedades y privilegios, bajo la bandera del proyecto anexionista de siempre”
(Esteban Morales Domínguez. “¿Crisis de los misiles o crisis de octubre?”. Artículo
en CESEU, p. 43).
La invasión mercenaria es derrotada en setenta y dos horas el 19 de abril, por
las milicias revolucionarias y el Ejército Rebelde, complementadas por la eficaz
artillería de la isla que impidió un necesario apoyo naval a los invasores. Al cabo de
casi dos años, Cuba negoció los 1.189 prisioneros tomados en la invasión fracasada,
a cambio de 53 millones de dólares realizados en medicina y comida.
El carácter socialista de la revolución queda así instalado y aceptado por todos
los cubanos. La ilusión de la revolución pacífica y democrática impulsada por
Kennedy y sus aliados en la región ( los gobiernos de Venezuela y Costa Rica
principalmente ), se esfumó rápidamente, ante el avance de las luchas obreras y
populares en Latinoamérica y el Caribe, y el fenómeno del surgimiento de las
guerrillas en Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Colombia y Perú. La situación
política y social se complicó, además, con golpes de Estado, mayor represión a la
población y más intenso involucramiento de los Estados Unidos en la política
interna de los países del continente.
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Congresos la suspensión de las garantías como medio de enfrentar a la subversión
interna y externa. En el interior acusa 'al partido comunista y a sus aliados' y en el
exterior al gobierno de la República Dominicana. Afirma que Venezuela, en contraste
con Cuba, se encuentra 'francamente junto al mundo occidental'. Ante la
convención de industriales subraya que su propósito es 'garantizar la seguridad a
los inversionistas privados ya que, como Kennedy, piensa que 'para garantizar los
intereses de los pocos ricos es necesario atender las necesidades de los muchos
pobres'.
En la madrugada del 25 un movimiento militar derroca a la Junta que
gobierna El Salvador desde el 26 de octubre de 1960, fecha en que fue destituido el
presidente José María Lemus. La nueva Junta, que se autodenomina 'Directorio
Cívico Militar' y está integrada por tres coroneles y tres civiles, emite un mensaje
con 'las razones del movimiento', iniciado, dice, contra 'una situación de
incertidumbre que parecía prolongarse indefinidamente'; destaca que el gobierno
derrocado 'tenía un tinte comunista' y que espera mejorar, en adelante, las
relaciones con Estados Unidos. Decreta la ley marcial ( que se extiende hasta el 31 )
y comienza una etapa de represión cuyo saldo es de varios muertos y heridos.
El 31 de enero Janio Quadros asume la presidencia de Brasil. Kubitschek, que
alega haber 'despertado al gigante' le entrega la banda verde amarilla en la
ceremonia que tiene lugar en el palacio presidencial de mármol y vidrio que da
frente a la plaza de 'Los Tres Poderes', en el corazón de Brasilia, ciudad todavía
construida a medias en plena selva.
Con el estímulo de Cuba el continente busca las vías para renovar su
esperanza. En Argentina ( el 6 de febrero ) se elige a un senador por Buenos Aires.
El peronismo, proscripto vuelca sus votos y protesta contra el 'plan de austeridad'
de Frondizi, consagrando la victoria del socialista Alfredo Palacios. Los observadores
advierten: el triunfo de Palacios se forjó en su 'oposición al Plan Conintes, su
solidaridad con Cuba, su lucha desde la izquierda contra el gobierno'.
La revolución cubana, que ha galvanizado la protesta es, además, centro de
ataques. Pero, a pesar de ello, y de la explotación y de los silencios impuestos por
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las fuerzas represivas, en las masas del continente parece nacer una esperanza
cierta. Fidel Castro anuncia: 'una revolución simultánea' en varios países
latinoamericanos dará por resultado la creación 'de una sola nación grande, libre,
independiente'. Kennedy replica: Castro aumenta 'su control de hierro sobre la
nación'. Estados Unidos presiente que puede estar 'a un minuto de la medianoche'
y prepara la respuesta: los Cuerpos de Paz y la Alianza para el Progreso serán dos
medidas esenciales para el nuevo camino.
Cada día registra las alternativas del enfrentamiento: el 3 de febrero Castro
reorganiza el poder judicial, acusa a varios juristas de tener 'ideas
contrarrevolucionarias' y de 'conducta inmoral'; el 4 Dorticós afirma que el gobierno
norteamericano destruye las esperanzas de reconciliación: Kennedy ha anunciado
un programa de ayuda a los refugiados cubanos en Miami.
El 5 el 'Miami Herald' estima en dos a cuatro mil las fuerzas anticastristas que
luchan en el Escambray. El 8 Kennedy da a entender que su país estudia la
posibilidad de solicitar la acción hemisférica frente a Cuba.
Fidel replica: Cuba irá a las naciones Unidas a declarar que 'si los Estados
Unidos se creen en el derecho de fomentar la contrarrevolución en Cuba, y la
reacción en América Latina, Cuba se siente con derecho a acicatear la revolución'.
Guatemala solicita que se apresuren consultas en relación a un bloqueo que
enfrente 'los planes fratricidas de Cuba contra el hemisferio'. Castro envía un
memorandum a los países americanos en el que afirma que las revoluciones no se
exportan. Anuncia a la vez el fin de las soperaciones en el Escambray. Pero la nota
advierte, además, sobre la 'exportación de la contrarrevolución' y afirma que el
gobierno norteamericano ha urdido y está llevando a cabo un nuevo plan de
agresión contra Cuba, violando las cartas de la OEA y de las Naciones Unidas y
poniendo en riesgo la paz mundial.
Grandes titulares de los diarios de La Habana anuncian (el 3 de marzo) que
una invasión a Cuba se organiza desde bases establecidas en Costa Rica. Hay,
asimismo, reuniones de grupos anticastristas en Estados Unidos, tendientes a
formar un gobierno en el exilio que presidiría Manuel A. de Varona.
19
El 13 de marzo desde una nave no identificada se abre fuego contra la
refinería de la ex Texaco, en Santiago de Cuba, registrándose un muerto y varios
heridos. Según fuentes cubanas (que Estados Unidos desmiente) la nave se refugió
en la base de Guantánamo.” (“Transformaciones en la historia presente” nº 4, pág.
14).
20
pueblos de América, las necesidades fundamentales de techo, trabajo y tierra, salud
y escuelas. Primero: Propongo que las Repúblicas Americanas inicien un vasto y
nuevo plan de diez años para las Américas, un plan destinado a transformar la
década de 1960 en una década de progreso democrático. Y si tenemos buen éxito, si
nuestro esfuerzo es suficientemente audaz y decidido, el fin de la década marcará el
comienzo de una nueva era en la experiencia americana. Subirá el nivel de vida de
cada familia de América; todos tendrán acceso a una educación básica; del hambre
no quedará recuerdo; …cada república americana será dueña de su propia revolución
de esperanza y progreso. De este modo, si los países de América Latina están
dispuestos a cumplir su papel, como estoy seguro de que lo están, los Estados Unidos,
creo yo, contribuirán a su vez a proporcionar recursos de alcance y magnitud
suficientes para hacer que este atrevido programa de desarrollo tenga buen éxito, de
la misma manera en que contribuimos a proporcionar los recursos adecuados para
ayudar a reconstruir las economías de la Europa occidental.
En segundo lugar, en breve, solicitaré una reunión ministerial del Consejo
Interamericano Económico y Social, reunión en la que podamos dar comienzo a la
urgente obra de planeamiento que habrá de ser la médula de la Alianza para el
Progreso.
Tercero: Acabo de firmar una solicitud al Congreso para que apruebe una asignación
de 500 millones de dólares como primer paso encaminado a cumplir con el Acta de
Bogotá. Esta es la primera medida interamericana de largo alcance para tratar de
eliminar las barreras sociales que obstruyen el progreso económico.
Cuarto: …La fragmentación de las economías latinoamericanas constituye un serio
obstáculo para el desarrollo industrial. Ciertos proyectos, como el de establecer un
mercado común centroamericano y zonas de libre comercio en América Latina,
facilitarían el desarrollo.
Noveno: Reafirmamos nuestro compromiso de acudir en ayuda de cualquier nación
americana cuya independencia se vea en peligro.
21
Nuestra Alianza para el Progreso es una alianza de gobiernos libres y debe esforzarse
por eliminar la tiranía de un hemisferio en que no tiene derecho a estar. Por lo tanto,
expresamos nuestra especial amistad hacia los pueblos de Cuba y República
Dominicana, y la esperanza de que ellos pronto se reintegrarán a la sociedad de los
hombres libres, uniéndose a nosotros en nuestro esfuerzo común.” (Ob. Cit.:
www.memoriachilena.cl).
Kennedy planteaba una propuesta de reforma social ambiciosa para, junto a
medidas que apuntalaban elecciones libres donde fuese necesario y represión militar
y policial contra las luchas de los movimientos de masas urbanos y campesinos y
las guerrillas, donde aparecían, impedir que más países se sumaran a eventuales
experiencias de gobiernos marxistas, que de darse se convertirían en cabezas de
playa del poder soviético. Esto presupuso expansión de los gastos militares y
reestructuración de las Fuerzas Armadas. Dentro de la política de defensa adquirió
más preponderancia el despliegue de los servicios de inteligencia y el adiestramiento
de los militares dedicados a la lucha antisubversiva.
“Entre 1949 y 1970, 54.720 oficiales y suboficiales latinoamericanos pasarán por los
programas de ayuda militar situados en los Estados Unidos y en la zona del Canal de
Panamá. Según las palabras del entonces secretario de Defensa Robert McNamara:
“Probablemente, la mayor retribución que nos da nuestra inversión en asistencia
militar provenga del entrenamiento de oficiales clave escogidos en nuestras escuelas
militares y centros de entrenamiento en los Estados Unidos y ultramar. Estos
estudiantes son elegidos por sus países para que sean instructores cuando regresen a
sus patrias. Son los futuros líderes (…) No necesito extenderme acerca del valor de
tener en posiciones de liderazgo hombres con un conocimiento de primera mano sobre
cómo los norteamericanos hacen las cosas y cómo piensan. No tiene precio para
nosotros hacer de esos hombres nuestros amigos”. ( Selser y Días, 1975; pág 60 en
Ayerbe, Ob. Cit.; pág. 135).
Pero además de estas consideraciones de tipo ideológicas políticas, se daban
en Estados Unidos excepcionales condiciones de expansión, que convertían al país
22
del norte en un reservorio de mercancías y capitales ávidos de ser realizadas. “El
período en que los Estados Unidos son presididos por las administraciones
demócratas de Kennedy y Johnson corresponde a una fase de crecimiento económico
y prosperidad. El producto nacional bruto se expande de 502,6 mil millones de
dólares en 1960 a 870 mil millones en 1968.” (V. Trías, 1977. vol. 3, pág.12 en L. F.
Ayerbe, Ob. Cit.; pág. 125).
23
Fidel Castro declara: “La Alianza para el Progreso es un fraude”, “limosna para
mendigos”. En un discurso de tres horas advierte severamente que responderá “con
la misma moneda” a cualquier medida que el hemisferio tome contra el gobierno
cubano. Finalmente describe a Kennedy como “un millonario preso de los
monopolios” y define a la Alianza como “una histórica tomadura de pelo”
(Transformaciones en la historia presente nº 4; pág. 15).
La Doctora en Ciencia Política, Silvina María Romano, en su fundamentado
trabajo “Alianza para el Progreso cincuenta años después: la política exterior de
Obama en acción”, escribe sobre los “Objetivos extraoficiales de la Alianza para el
Progreso y de la asistencia para el desarrollo (lo que menos se conoce de la Alianza):
En la introducción – señala – se advertía que las decisiones y acciones del gobierno
estadounidense en el marco de la Alianza coinciden más con los comunicados al
interior del gobierno estadounidense, que con las promesas y objetivos expresados
en público. De acuerdo con los archivos desclasificados del Departamento de
Estado, los objetivos de la Alianza eran:
'Lograr que los países latinoamericanos accedan a gobiernos democráticos y
representativos apoyados por economías viables capaces de participar en la
comunidad mundial posicionándose del lado de las democracias occidentales en el
marco de la guerra fría; saatisfacer las necesidades de justicia y bienestar de los
pueblos; concientizar a los pueblos y gobiernos acerca de la amenaza comunista
especialmente ejemplificada en Cuba, y asegurar la capacidad y habilidad de
Estados Unidos para vencerla.'
A fin de lograr estas metas se proponía: atacar las causas de descontento
social asistiendo a aquellos países que se esfuerzan por lograr el progreso económico
y social; fortificar la voluntad y capacidad de los gobiernos – focalizando en la
seguridad interna – para vencer las fuerzas aliadas o auspiciadas por el comunismo
internacional o por el régimen de Fidel Castro.” (“Alianza para el Progreso:
Cincuenta años después” en Revista Espacio Crítico Nº 15. Julio – diciembre de
2011, p. 111).
24
Declaración a los pueblos de América
Punta del Este, Uruguay, 17 de agosto de 1961.
Finalmente, como era presumible, se aprueba el documento que da vida a la Alianza
para el Progreso. Comienza señalando:
“Reunidos en Punta del Este, inspirados en los principios consagrados en la Carta de
la Organización de los Estados Americanos, en la Operación Panamericana y el Acta
de Bogotá, los representantes de las repúblicas americanas acuerdan entre sí
constituir la Alianza para el Progreso: un vasto esfuerzo para procurar una vida mejor
a todos los habitantes del continente.”
El documento, además de la Declaración a los Pueblos de América que
explicita los compromisos a que se someten los países signatarios, consta de la
llamada Carta de Punta del Este. Establecimiento de la Alianza para el Progreso
dentro del marco de la Operación Panamericana, la que contiene un Preámbulo, un
Título Primero: Objetivos de la Alianza para el Progreso; un Título Segundo:
Desarrollo Económico y Social, que contiene cinco capítulos y un Apéndice; Título
Tercero: Integración Económica de la América Latina; Título Cuarto: Productos
Básicos de Exportación, con dos capítulos finales.
Entre los compromisos para los próximos años, en la primera página, figuran
para los países de América Latina perfeccionar y fortalecer las instituciones
democráticas, acelerar el desarrollo económico y social, y luego explicita programas
de gobierno concretos a ejecutar.
“Los Estados Unidos, por su parte, se comprometen a ofrecer su cooperación
financiera y técnica para alcanzar los fines de la Alianza para el Progreso. A tal
efecto, proporcionarán la mayor parte del financiamiento de por lo menos veinte mil
millones de dólares, principalmente fondos públicos, que la América Latina requiere
de todas las fuentes externas, durante la próxima década, para completar sus propios
esfuerzos.
En los doce meses contados a partir del 13 de marzo de 1961, fecha de la primera
declaración de la Alianza para el Progreso, los Estados Unidos proveerán fondos
25
públicos por más de mil millones de dólares, para contribuir de inmediato al progreso
económico y social de la América Latina.
Los Estados Unidos tienen la intención de que los préstamos para el desarrollo sean a
largo plazo y, cuando fuere apropiado, se extiendan hasta cincuenta años, a interés
en general muy bajo o sin interés, de acuerdo con los casos.” ( Ernesto Che Guevara:
2003, p. 209).
26
Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de reforma
agraria integral.
Transformar las estructuras e injustos sistemas de tenencia y explotación de la
tierra.
Sustituir el régimen del latifundio y minifundio por un sistema justo de propiedad.
Suministrar crédito adecuado y asistencia técnica y promover el comercio y
distribución de los productos.
Conseguir que la tierra sea para el hombre que la trabaja base de su estabilidad
económica, fundamento de su progresivo bienestar y garantía de su libertad y
dignidad.
3. METAS PARA MEJORAR LA VIVIENDA
Aumentar la construcción de viviendas económicas para familias de pocos ingresos,
con el fin de disminuir el déficit actual de alojamientos.
Reemplazar las viviendas inadecuadas o deficientes.
Dotar de los servicios públicos necesarios a los centros de población urbanos y
rurales.
4. METAS DEL PLAN DECENAL DE EDUCACIÓN
Eliminar el analfabetismo de los adultos.
Asegurar un mínimo de seis años de educación primaria, gratuita y obligatoria, a
todo niño en edad escolar.
Modernizar y ampliar los medios para la enseñanza secundaria, vocacional, técnica
y superior.
Fomentar la enseñanza de las ciencias y de la investigación científica y tecnológica.
Desarrollar las bibliotecas públicas y escolares.
Establecer sistemas de becas y otras formas de asistencia social y económica al
estudiante.
Intensificar el intercambio entre los países de estudiantes, maestros, profesores y
otros especialistas.
27
Desarrollar y fortalecer centros nacionales y regionales para el perfeccionamiento y
formación de maestros y profesores.
5. METAS DEL PLAN DECENAL DE SALUD PÚBLICA
Aumentar en un mínimo de cinco años la esperanza de vida al nacer.
Reducir la mortalidad de los menores de cinco años de edad a la mitad de las tasas
actuales.
Proporcionar sistemas de abastecimiento de agua potable y de alcantarillado por lo
menos al 70 por ciento de la población urbana y al 50 por ciento de la rural.
Terminar la erradicación del paludismo y la viruela en el Continente e intensificar el
control de otras enfermedades infecciosas.
Mejorar sustancialmente la alimentación y la nutrición de los grupos más
vulnerables de la población.
Procurar que se atienda cada vez mejor al mayor número de enfermos.
Perfeccionar la organización y administración de los servicios nacionales y locales de
salud.
Dar gran importancia a la formación de profesionales y auxiliares dedicados a la
prevención y curación de las enfermedades.
6. METAS Y MEDIDAS REGIONALES E INTERNACIONALES
Extender el comercio latinoamericano.
Ampliar los actuales mercados internacionales de productos básicos de exportación.
Suprimir impuestos y reducir precios internos excesivos que desalientan el consumo
de productos básicos importados.
Facilitar la integración económica de la América Latina por medio de la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (Mercado Común) y el Tratado General de
Integración Económica Centroamericana.
Adoptar las medidas que tiendan a eliminar las restricciones indebidas que traban
el ingreso de los productos primarios (café, carnes, lana, minerales, etc.) a los
mercados internacionales.
Mejorar los planes y mecanismos internacionales de estabilización.
28
Promover la adopción de un Convenio Mundial del Café, con la mayor participación
posible de países productores y consumidores.
7. CÓMO FUNCIONA LA ALIANZA
La Alianza para el Progreso une el esfuerzo de los gobiernos, los pueblos y los
organismos internacionales del Hemisferio Occidental en un plan de acción común.
Los organismos internacionales son la Organización de los Estados Americanos (OEA),
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica de las naciones
Unidas para la América Latina (CEPAL).
La OEA, por medio de su Consejo Interamericano Económico y Social, desempeña un
papel fundamental en la ejecución del plan. Un grupo de nueve expertos se encarga
de analizar los planes de desarrollo económico y social a largo plazo, presentados por
los gobiernos latinoamericanos, que constituyen el mecanismo esencial de la Alianza.
El BID administra los fondos destinados a financiar estos planes. La CEPAL y la OEA
proporcionan muchos de los técnicos indispensables para colaborar en los planes.
Pero la labor de los organismos internacionales y de los expertos ha de completarse
con el esfuerzo en cada país para llevar a la práctica los planes nacionales, esfuerzo
en beneficio del pueblo y que sólo puede ser eficaz si el pueblo le presta una
colaboración activa y entusiasta.” (“Alianza para el Progreso. El nuevo mundo será
un mundo mejor” (Folleto). OEA. 1961, p. 2).
Argentina: Posición del presidente Frondizi. Su entrevista con el Ernesto
Guevara
Arturo Frondizi había asumido la presidencia de la Nación el 1º de mayo de
1958, puesto que había ganado en las elecciones gracias al apoyo de Perón, puesto
que el propio peronismo estaba proscripto. Frondizi adoptó parámetros
desarrollistas, propugnados por la CEPAL. La aplicación de su política económica
trajo dificultades serias, lo que le restó el apoyo de la derecha y del partido militar,
los que lo acusaban de encabezar un gobierno peronista y comunista.
La ambigûedad de Frondizi y una parte de su perdición consistió en que, por
un lado coincidía con los grandes postulados de Kennedy, acogiendo favorablemente
29
a la Alianza para el Progreso, y por el otro, asumía una postura de no intromisión en
los asuntos internos de Cuba, al punto que el 5 de marzo de 1961, apenas nacida la
propuesta de la Alianza para el Progreso, ofreció sus buenos oficios para terciar
entre Washington y Cuba. La invasión a la isla, producida poco más de un mes
después, abortó completamente este ofrecimiento. De todas maneras hay que decir
que posiciones flexibles como esa también existían en las políticas de Brasil, Bolivia,
Chile, México, como más adelante quedó confirmado en la votación que separó a
Cuba de la OEA.
En el mes de agosto de 1961, mientras se desarrolla la reunión de Punta del
Este, Frondizi envía en forma secreta un delegado personal para gestionar la visita
del Che Guevara a Buenos Aires, el que además le sugiere al ministro de Industrias
de Cuba la posibilidad de reunirse con Janio Quadros, cuestión de la que se
ocuparía otro delegado secreto.
El interés de Frondizi en el encuentro era, paradojalmente, fortalecer su
relación con los Estados Unidos, terciando en las relaciones entre la potencia del
norte y Cuba, y convenciendo al Che de la necesidad de no realizar acciones fuera de
Cuba que irritasen a Kennedy. Guevara no rechaza, en nombre de Cuba, ninguna
posibilidad de diálogo, manifestando que Cuba tiene interés en seguir en el sistema
interamericano. Quedaron en seguir manteniendo contactos, en principio a través
de un delegado de Frondizi con la Embajada cubana en Buenos Aires.
La entrevista, cuando se conoció, enfureció a los sectores retrógados de las
Fuerzas Armadas Este hecho se sumó a otros que lo venían jaqueando, lo que hizo
que Frondizi fuera derrocado por un golpe de Estado el 29 de marzo de 1962, siendo
confinado en la isla Martín García.
30
diplomáticas con Cuba y la URSS. Asume la conducción de un país con una crisis
profunda, con un gran descontento popular.
Sobre la entrevista, señala la Dra. Ma. Del Carmen Ariet García lo siguiente: “Las
valoraciones expresadas por Che con posterioridad, no dejan lugar a dudas: 'Hubo
otros países que claramente establecieron las características importantes que tenía
para Latinoamérica la necesidad de la unión... De ellos, naturalmente, el campeón fue
Brasil, cuya decidida actuación impidió que se tomara otro tipo de acuerdos que
podrían haber sido lesivos para la Delegación Cubana..., la actitud de apoyo del
Brasil, que es un país de enorme importancia, y la de varios otros países
latinoamericanos, que se opusieron terminantemente a que existiera ninguna
relación entre esta Conferencia y alguna otra, parecen haber liquidado los planes de
los Estados Unidos en el momento actual...' Esas valoraciones por sí mismas,
expresan con entera claridad las relaciones existentes entre los dos países, por lo que
la concertación del encuentro entre Quadros y Che al regreso de la Conferencia y en
tránsito por Brasil no deján lugar a dudas. Fue una conversación muy breve, pero de
enorme significado al ser condecorado Che con la máxima distinción que otorga el
país amigo, la Orden Cruzeiro Do Sul.” (Dra. Ma. Del Carmen Ariet García. “La
Revolución Cubana y las relaciones hacia América Latina: entrevistas con los
presidentes Arturo Frondizi y Janio Quadros”. Artículo, en Ernesto Che Guevara,
Ob. Cit., pág. 136).
Es natural concluir que la valoración que le da el Che a la entrevista esté
sobredimensionada por el hecho de haber sido condecorado con la máxima
distinción que otorga Brasil; pero de allí a pensar, como afirma el Che, que debido a
la actitud de Brasil y otros países latinoamericanos, parecieran haber sido
liquidados los planes de Estados Unidos en el momento actual, hay una gran
distancia. Pareciera un rasgo de ingenuidad, cuestión rara en el dirigente
revolucionario, teniendo en cuenta su personalidad y experiencia. Esa ilusión fue
desmoronada meses después cuando los cancilleres se juntan para separar a Cuba
del sistema interamericano.
31
Para el presidente Quadros las consecuencias de esta entrevista se hicieron
sentir más rápido que las que derivaran en el derrocamiento de Frondizi, ya que diez
días después de la entrevista, es obligado a renunciar.
Paralelamente a estos acontecimientos el Presidente de los Estados Unidos
crea en marzo de 1961 el llamado Cuerpo de Paz, el que es refrendado por el
Congreso en septiembre de dicho año. El Cuerpo de Paz, conformado con
voluntarios, tendrá como objetivos promover la paz y la amistad, trabajando con
gobiernos, escuelas, empresas, organizaciones agrícolas, etc. de diferentes países,
ayudando a resolver las necesidades de los ciudadanos de un determinado sector o
lugar. Este Cuerpo de Paz, que funcionó activamente hasta los años '80, y que hoy
parece querer ser reactivado por la administración Obama, dejó como balance
muchos claroscuros, ya que, además de las actitudes serviciales de sus integrantes,
subyacen dudas en cuanto a otros objetivos inconfesables que habrían cumplido,
como recolectores de información sensible para el mejor manejo yanqui en cuanto a
su política antisubversiva.
32
enero: “Estamos frente a un verdadero problema jurídico. Aparentemente no hay
manera de expulsar a Cuba de la OEA, a menos que se convoque a otra reunión
para modificar la Carta” ( Esteban Morales Domínguez, Ob. cit., p. 57 ). Rapto de
sinceridad del senador que no condecía con el pragmatismo feroz del gobierno al que
el senador representaba.
El Secretario General de la Organización de Estados Americanos, José Mora
Otero, en su informe a la asamblea expresa: “(...) La reunión que hoy congrega a los
Cancilleres de América tiene tópicos específicos en su programa de trabajo. Al
considerar las amenazas a la paz y a la independencia política de los Estados
Americanos provocada por la intervención de potencias extracontinentales deberá
señalar los diversos tipos de amenazas a la paz, o actos que, en caso de producirse,
pueden provocar la aplicación de medidas para el mantenimiento de la paz y la
seguridad con arreglo a la Carta de la Organización de Estados Americanos y al
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La reunión de Punta del Este podrá
determinar las medidas que convenga tomar frente a tales hechos o situaciones. Así lo
expresó el Consejo de la Organización en su resolución del 4 de diciembre de 1961.
Tales tipos o categorías de amenaza a la paz o de actos o situaciones, pueden ser
muy diversos. La acción de la subversión como acto de agresión política es uno de
ellos: igualmente, la actividad de agentes o de entidades que contribuyen a la acción
subversiva; el sabotaje y el espionaje del mismo modo calificados”
(“Transformaciones de la historia presente” nº 7: 1974: p. 2).
Un discurso bien propio de la tónica de la Guerra Fría de entonces, el del
Secretario de la OEA, para conformar y tranquilizar a sus mandantes
norteamericanos. En el mismo tono o más duro le siguieron otros oradores.
Finalmente no hubo necesidad de convocar una nueva reunión para modificar la
Carta de la OEA, tal como “delirara” para sus colegas el bonachón senador
Hickeenlooper, ya que las resoluciones que se adoptaron “excluían” a Cuba de la
comunidad de naciones americanas, sin entrar en mayores preciosismos jurídicos.
Con los votos de catorce países a favor, uno en contra ( Cuba ) y seis abstenciones
33
( Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México ), se aprobó las siguientes
resoluciones:
1. Que la adhesión de cualquier miembro de la Organización de los Estados
Americanos al marxismoleninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y el
alineamiento de tal Gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y
solidaridad del hemisferio.
2. Que el actual Gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un
Gobierno marxistaleninista es incompatible con los principios y propósitos del
Sistema Interamericano.
3. Que esta incompatibilidad excluye al actual Gobierno de Cuba de su participación
en el Sistema Interamericano.
4. Que el Consejo de la Organización de los Estados Americanos y los otros órganos y
organismos del Sistema Interamericano adopten sin demora las providencias
necesarias para cumplir esta Resolución.” (“Circuito Sur”. La Historia de Cuba en
www.aguadadepasajeros.bravepages.com/cubahistoria/cuba)
Así se cumplimentó con los objetivos estadounidenses, que contemplaba aislar
a Cuba de sus hermanos latinoamericanos y caribeños, avanzar en la creación de
un bloque militar hemisférico bajo el paraguas del TIAR, tratado invocado por José
Mora Otero y otros, y crear las condiciones para reforzar el bloqueo comercial,
novedosa iniciativa que sumaba más leña a la hoguera de la confrontación Este
Oeste.
El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba
había comenzado en octubre de 1960 como reacción a las expropiaciones en la isla
por parte del instalado gobierno revolucionario. Pocos días después de la reunión de
Cancilleres de enero de 1962 en Punta del Este, EE.UU. profundizó el bloqueo
mediante Proclama Presidencia 3447, hasta llegar a ser prácticamente total.
La crisis de los misiles
La llamada crisis de los misiles, en octubre de 1962, fue tal vez el incidente
más delicado por el que atravesaron las relaciones entre Cuba y EE.UU., en ese
34
periodo intenso de la llamada Guerra Fría. Aviones espías U2 norteamericanos
fotografiaron la construcción de rampas lanza misiles y presencia de numerosa
tropa soviética en la isla. A partir de allí la situación se puso al rojo vivo,
involucrando a la URSS como tercer actor, dado que la potencia comunista había
sido la suministradora de ese material y fuerzas militares hacia la revolución.
El gobierno de Fidel Castro había aceptado el ofrecimiento del premier ruso
Khrushchev dado los antecedentes de serias provocaciones que se venían
soportando en el periodo 1959 – 1961, como ser dar refugio, por parte de EE.UU., a
esbirros y criminales de guerra que huyeran de Cuba cuando triunfara la
revolución; el reconocimiento y la asistencia a quintacolumnistas que al principio
formaran parte del gobierno y luego se erigieran como referentes de organizaciones
contrarrevolucionarias, como Manuel Díaz Lanz, Manuel Artime, Tony Varona, Miró
Cardona, etc. ( Esteban Morales Domínguez; Ob. cit., p. 43 ); el trabajo permanente
de la CIA de reclutamiento de contrarrevolucionarios; las acciones de sabotaje,
planes de asesinatos de líderes cubanos, infiltraciones, junto a agresiones
económicas y ni hablar de lo de Playa Girón ( Bahía de los Cochinos ).
Precisamente la idea, en la Dirección de la Revolución, de que Kennedy no
abandonaría sus planes de invasión a Cuba, aunque hubiera fracasado ya una vez,
motivó a aceptar la propuesta soviética de la instalación de cohetes en la isla, como
un elemento fundamentalmente disuasivo. Así fue que se firmó un Convenio de
Ayuda Mutua y de Asistencia Militar entre Khrushchev y la Dirección cubana. Los
cohetes se concebían como un elemento defensivo para Cuba, pero al mismo tiempo
venía a cambiar la correlación de fuerzas entre las dos potencias nucleares,
equilibrando un poco las cargas.
Por el lado norteamericano, y en particular de Kennedy, Cuba seguía siendo
un problema fundamental que le producía una clara vulnerabilidad. “Cuba fue el
'talón de Aquiles' de la administración Kennedy – relata Graham T. Allison,
especialista en el tema de la crisis de los misiles . La vulnerabilidad en cuestión tiene
tres causas relacionadas entre sí. Primero, la operación de Bahía de los Cochinos
(Cuba I) … despertó las dudas internas más serias sobre el discernimiento
35
presidencial, sobre la capacidad de sus consejeros y sobre la cualidad de sus
consejos. Segundo, Cuba I había enseñado al público algunas lecciones
desafortunadas: que Cuba constituía un serio peligro para la seguridad
estadounidense; que las demandas de derribar al comunismo de Castro tenían
alguna legitimidad; que la política estadounidense podía llegar a alimentar los
apetitos de los halcones. Tercero, la fracasada invasión hacía aparecer a Kennedy
como un ser indeciso... El fracasado intento los exponía a fuertes presiones que
podrían empujarlos, la próxima vez, a reaccionar de manera desmesurada.” (Graham
T. Allison. 1988, p. 266).
Cuando la presencia de los misiles se hizo inocultable – los aviones espías
yanquis ya tenían todo el territorio cubano relevado – y ante la tremenda presión del
gobierno de los Estados Unidos hacia la URSS, que incluía la verificación de los
barcos soviéticos que llegaban rumbo a Cuba, Khrushchev no tuvo más remedio que
negociar con Kennedy la retirada de los mismos. Le envía una carta el 26 de
octubre, comunicándole su disposición de retirar de Cuba todas las armas que los
Estados Unidos considerasen como “ofensivas”. El gran error del premier soviético
fue comunicar a Kennedy que las negociaciones que iniciaba las hacía de común
acuerdo con el gobierno cubano, lo cual no era cierto. Además comprometió la
seguridad nacional de Cuba, al aceptar la promesa de su enemigo de que no iba a
invadir la isla, lo que no representaba ninguna seriedad para los cubanos,
acostumbrados a las agresiones permanentes de su vecino del norte, más allá de la
crisis de los armamentos en sí.
Otro error de Khrushchev, según Morales Domínguez, fue “negociar la retirada
de los cohetes de Cuba por los de Turquía. Lo cual no tenía relación alguna con la
situación e inmiscuía a Cuba dentro de un proceso ajeno y fuera de su alcance.
Además de no haber informado a Cuba de este epaso. Conviritiéndola además en
una moneda de cambio.” ( Estebaan Morales Domínguez; Ob. cit., p. 62 ).
El mundo entero respiró aliviado al disiparse la que fuera, hasta el momento,
la crisis política más importante durante la Guerra Fría, entre los dos sistemas en
pugna, que arrastraba la posibilidad del uso de armas nucleares.
36
Venezuela: El discípulo Rómulo Betancourt
Cuando las provocaciones yanquis fueron insoportables para la mayor de las
Antillas, en enero de 1961, Fidel Castro había tomado una medida de defensa de la
dignidad revolucionaria, acotando el foco conspirativo del imperialismo en la propia
La Habana: Limitó a once integrantes el personal diplomático norteamericano
autorizado a permanecer en la Embajada. Para Estados Unidos y sus amigos en los
gobiernos latinoamericanos, especialmente los venezolano y colombiano, esta
disposición fue como una cachetada en la cara. Al día siguiente de esto Eisenhower
asesorado por sus consejeros especiales tomó la decisión de romper las relaciones
diplomáticas con Cuba. Esta resolución arrastraba a los países latinoamericanos a
definirse en una posición concreta, abandonando las ambigüedades; sobre todo
Estados Unidos esperó una rápida respuesta solidaria de Colombia y Venezuela.
“Allen Dulles, gran amigo de Betancourt, el presidente venezolano, le había hecho
saber a través de José Figueres, que el apoyo que Estados Unidos le había dado para
que accediera al poder, no era en absoluto gratuito, y que se debía actuar de una
manera contundente en contra de la injerencia cubana en el continente. Que había
llegado la hora de definirse, porque en su propio medio, la escalada subversiva
estaba poniendo en serio aprieto a su propio gobierno, y que una posición vacilante y
ambigua no contribuiría para nada con la estabilidad política de la región”. (José Sant
Roz: 2009, p. 551).
Betancourt termina rompiendo él también relaciones con Cuba, pretextando
las medidas “represivas” que se tomaban contra los “opositores”, en verdad
criminales contrarrevolucionarios. Ya la posición pro norteamericana de Betancourt
no ofrecía ningún flanco. En plena “crisis de los misiles” las Fuerzas Armadas
venezolanas, por orden suya, actuaban subordinadas al Comando Sur, con sede en
Panamá. Las naves de guerra venezolanas participaban, junto a las de Estados
Unidos y Argentina, en la denominada Operación “Task Force 137” destinada al
bloqueo a la isla y el abordaje a los buques soviéticos que llegaran, bajo la consigna
37
“Desarmar, no hundir”. Betancourt fue quien propuso utilizar a la OEA para acabar
con los relacionamientos del continente con Cuba.
38
Desde el punto de vista político, en 1962 “llegó a la presidencia el dirigente del
Partido Conservador Guillermo León Valencia Muñoz. Como parte de la Alianza para
el Progreso, el mandatario puso a Colombia bajo las instrucciones de las entidades
financieras internacionales, en especial el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional. Los indicadores económicos y las entidades prestamistas decían que
el país iba bien, pero la cruda realidad decía lo contrario a las mayorías nacionales.
Aquellos que la miseria iba expulsando del campo se sumaban a los ya desplazados
por la violencia partidista, aumentándose el desorganizado crecimiento de las
ciudades. Colombia se convertía, en un abrir y cerrar de ojos, en un país de urbes
hacinadas, repleta de barrios donde la pobreza era reina.
Valencia Muñoz metió a Colombia, definitivamente, bajo el paraguas contrainsurgente
al entregar a las Fuerzas Armadas los problemas de ‘orden público’, que incluía las
huelgas sindicales, estudiantiles y protestas sociales, en general”. (Hernando Calvo
Ospina: 2007, p. 91).
Se organizó una acción militar de envergadura contra los que la propaganda
oficial llamaba los bandoleros de las “repúblicas independientes”, bajo el nombre de
“Operación Marquetalia”. Luego, en 1962, los militares en operaciones fueron
reemplazados por Acciones Cívico Militares, parte del Plan LASO. Dos años más
tarde miles de soldados colombianos, con apoyo de artillería y aviación, y asesorados
por los boinas verdes, atacaron esas “repúblicas independientes”. El objetivo:
eliminar a un grupo de menos de un centenar de campesinos y campesinas dirigido
por Manuel Marulanda Vélez.
Semejante desproporcionada agresión, sólo conseguía que históricamente
surgiera un personaje legendario, “Tiro Fijo”, y las FARC – EP ( Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo ), para iniciar un período de lucha
armada que aún hoy está vigente.
El fracaso de la Alianza
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“Las previsiones del Che, analizadas más arriba, fueron rápidamente confirmadas.
Ante las propias debilidades estructurales del proyecto, ante las resistencias de las
plutocracias latinoamericanas y caribeñas, así como de los sectores más reaccionarios
y conservadores del establishment estadounidense, la Alianza para el Progreso
fracasó. La llamada 'revolución pacífica y democrática' prometida por John F.
Kennedy y por sus principales aliados en la región (los gobiernos 'socialdemócratas'
de Venezuela y Costa Rica) terminó en un nuevo baño de sangre”. (Luis Suárez
Salazar: 2006, pág. 235).
Las luchas populares y de masas en América Latina y el Caribe venían
aumentando en forma significativa. Por otra parte surgían organizaciones político –
militares al calor de la revolución cubana, en países como Venezuela, Nicaragua,
Guatemala, Colombia, Perú, lo que se convertía en intolerable para Estados Unidos
y sus aliados en los países del continente, por lo que los golpes de Estado se
convirtieron en salidas de emergencia para coartar el aumento de la subversión y de
las ideas radicalizadas, especialmente marxistas. Junto con ello, el país del norte
incrementó sus intervenciones directas e indirectas al interior de los países
latinoamericanos y caribeños.
A partir de 1962 hay un claro avance del militarismo en la región: Arturo
Frondizi en la Argentina y Juan Bosch en República Dominicana son derrocados por
fuerzas militares ese año; al año siguiente Idígoras Fuentes en Guatemala y Villeda
Morales en Honduras corren igual suerte, mientras que Duvalier se autoproclama
presidente vitalico en Haití; siguen en la trágica lista Joâo Goulart en Brasil y Paz
Estenssoro en Bolivia en 1964; Illía en Argentina en 1966 y Belaúnde Terry en Perú
en 1968 ( Ayerbe, Ob. Cit.; pág. 137).
Era más confiable apoyar regímenes militares fuertes, que controlaran con
firmeza a la población y combatieran a las fuerzas guerrilleras y subversivas, que
sinuosos gobiernos socialdemócratas, casi siempre condescendientes o débiles por
el funcionamiento democrático de las instituciones con el marxismo. El ascenso de
Johnson, en 1963, fortalecerá aún más la política de priorizar la ayuda y asistencia
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militar por sobre la que definía la Alianza para el Progreso, la que tomará, cada vez
más un sentido retórico.
¿Qué quedó del entusiasmo que floreciera en Punta del Este, cuando
orgánicamente nació la Alianza para el Progreso, en 1963? Eduardo Galeano
clarifica con su aguda observación: “Ninguno de los objetivos de la Carta de Punta
del Este se ha cumplido hasta la fecha, ni está en vías de ejecución al influjo de la
Alianza. América Latina sigue tan sumergida en el subdesarrollo como hace un par de
años. Es decir, está todavía peor, puesto que en este periodo ha crecido, al ritmo
acelerado de costumbre, la población. Cada vez somos más; son más, cada vez los
problemas a resolver. Grandes manchas de hambre siguen cubriendo el mapa de
América al sur del río Bravo, donde dos de cada tres personas no comen lo suficiente,
hay 70 millones de analfabetos y la riqueza se concentra tanto como se extiende la
pobreza”. (Eduardo Galeano, “La Alianza para el Progreso naufraga sin pena ni
gloria”, Artículo, en Monthly Review, Nº 4, 1963; pág. 20).
Las cifras que termina aportando la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), en su reunión de mayo de 1963 en Mar del Plata, y que aparecen
publicadas en el opúsculo titulado “El financiamiento externo en el desarrollo
económico de América Latina”, son contundentes en cuanto a mostrar la magnitud
de los flujos de capitales tanto de EE.UU. Hacia América Latina como a la inversa:
“En el período 1951 – 61, la corriente neta de capital norteamericano que se volvó en
América Latina a través de inversiones privadas directas, sumó 5.510 millones de
dólares. En el mismo período, las transferencias por concepto de dividendos y
beneficios de las inversiones privadas directas, desde América Latina a Estados
Unidos, sumaron 9.500 millones de dólares.” (CEPAL, 1963; pág 217). Esos cuatro
mil millones de diferencia a favor de los Estados Unidos muestran a las claras lo
engañoso de la política que se impulsó con la Alianza para el Progreso.
Se veía a todas luces que el fracaso de la Alianza para el Progreso era algo ya
inocultable. No fue un fracaso debido a la ineficacia de las gestiones desplegadas,
sino a los verdaderos objetivos ocultos detrás de dicha medida que, como
mostramos más arriba, priorizaban las realizaciones comerciales de los EE.UU. por
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sobre un verdadero intercambio justo y equitativo con los países latinoamericanos y
caribeños, pretendiendo, al mismo tiempo, frenar el desarrollo de propuestas
integrales radicalizadas. Intercambio que debería haberse pensado como
herramienta de ayuda al desarrollo de dichos países, tal cual se proclamara con
bombos y platillos en el discurso en el que el presidente Kennedy preanunciara la
creación de la Alianza y se escribiera entusiastamente en los documentos firmados
en Punta del Este.
El Secretario de Estado para los Asuntos Interamericanos confesaba: “Hemos
(el gobierno norteamericano) evitado realizar una gran celebración del aniversario de
la Carta de Punta del Este, porque las estadísticas no dan fundamentos para la
celebración. No obstante, las cifras para 1964 son buenas y las perspectivas para
l965 son igual de buenas o mejores. Pero lo más importante es que la Alianza para el
Progreso necesita un impulso psicológico y la impronta personal del presidente.
Hemos sido acusados erróneamente de haber relegado los aspectos sociales de la
Alianza para el Progreso. Algunos latinos aseguran que la Alianza murió con
Kennedy; otros, plantean que fue oscurecida con nuestra política hacia la República
Dominicana.” (Silvina María Romano, Ob. cit., p. 116).
Años después, en mayo de 1969, en el documento llamado “Consenso de Viña
del Mar” originado en la reunión de países latinoamericanos en la localidad de la que
el documento lleva el nombre, Chile, en referencia a la “asistencia para el
desarrollo”, queda plasmada en forma contundente la posición de los países del
área, según rescata la Dra. Romano: “Es creencia generalizada que nuestro
continente está recibiendo una ayuda real en materia financiera. Las cifras
demuestran lo contrario. Podemos afirmar que América Latina está contribuyendo a
financiar el desarrollo de Estados Unidos de América y de otras naciones industriales.
Las inversiones privadas han significado y significan para América latina que los
montos que se retiran de nuestro continente son varias veces superiores a los que se
invierten. Nuestro capital potencial se empobrece. Los beneficios del capital invertido
crecen y se multiplican enormemente, pero no en nuestros países sino en el extranjero.
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En una palabra, tenemos conciencia de que es más lo que América Latina da que lo
que América Latina recibe. Sobre estas realidades no puede basarse la solidaridad, ni
siquiera de una cooperación estable o positiva” (Silvina María Romano, Ibidem.)
Quedaba pues claramente expuesta, y sin tapujos, la conclusión colectiva
sobre los resultados de la aplicación de los postulados de la Alianza, mostrando con
contundencia el desequilibrio entre los montos de capital que salían de América
Latina y los que entraban para invertir, con un marcado peso de los montos que
salían ante los que entraban. Se caían las máscaras de los técnicos y políticos que
en Estados Unidos habían pergeñado este engendro, así como las de los sumisos de
siempre dentro de nuestros países.
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avanzado económicamente a uno de los ritmos más bajos de este siglo... no hemos
recibido un aporte de capitales. Hemos experimentado una salida neta de fondos por
más de mil millones de dólares en estos cinco años, sin contar las pérdidas por
términos de intercambio. Cabe preguntarse; ¿dónde reside la ayuda, la cooperación
por la que estamos pagando precios tan altos e hipotecando además nuestro futuro y
nuestra soberanía?”. (Salvador Allende. “Crítica a la Alianza para el Progreso”.
Discurso en www.salvadorallende.cl/Documentos/195069/19501969.html).
Unanimidad por donde se busquen opiniones sobre el resultado de la Alianza para el
Progreso. Fracaso de la misma y fracaso de las rimbombantes metas de la
administración Kennedy.
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