Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

El Recurso Del Metodo 2da Parte

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Universidad de Valparaíso – Facultad de Humanidades.

Carrera de Sociología.
Cátedra: Historia social y política de América Latina.
Docente: Jaime Massardo.
Ayudante de cátedra: Belén Valdés.
Alumnos: Natalia Apablaza Imbarack, Nicolás Azócar González,
Sebastián Gacitúa López, Pedro Lagos Lagos.

EL INTERVENCIONISMO ESTADOUNIDENSE EN AMÉRICA LATINA.

El Recurso del Método en primera instancia es una obra que


introduce una realidad propia y característica de América Latina. La
dominación de las grandes potencias mundiales en el transcurso de su
historia, especialmente Estados Unidos de Norteamérica en el último
periodo del siglo XX. El contexto socio-político del continente, antes de
la hegemonía Estadounidense, era de carácter monárquico, herencia de
la dominación española, lo cual fue propicio para desarrollar las
anheladas pretensiones egoístas y expansionistas del modelo económico
de esta potencia mundial; pues el mantenimiento de un “orden global y
regional”, era la clave para el desarrollo de los países del tercer mundo
como lo eran, y de hecho lo son, los países latinoamericanos.

Asimismo, Estados Unidos no permitiría en ningún caso que el


“germen socialista” se expandiera dentro de su círculo de influencia e
interfiriera con sus intereses económicos y expansionistas, lo que se
reproduciría a lo largo de toda América Latina. En palabras del mismo
dictador de la novela: “¡Ay, niños, niños, niños! Si implementan el
Socialismo acá, a las cuarenta y ocho horas tendrían ustedes a lo
marines norteamericanos en Puerto Araguato.”1. El caso más

1
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, pp. 240.
emblemático que pudo poner en jaque este planteamiento en la zona,
fue indudablemente el caso cubano, que tuvo que pagar un alto precio
por mantener su convicción de vida socio-política: le recayó al país el
bloqueo económico, impuesto por la nación imperial, sólo por el hecho
de creer e implementar la ideología socialista.

El Comunismo se centra en proteger los intereses de los más


desvalidos; el proletariado. Es por esto que rechazan esta ideología,
pues es inaceptable que el pueblo ejerza poder sobre su propia
subsistencia, para eso está el Burgués. Como se señala en la cita del
manifiesto en la obra: “Los comunistas apoyan todo movimiento
revolucionario, dirigido contra el orden social y político existente…”2 El
proyectar Estados Unidos su política en América Latina, tiene como
fundamento primero, manejar la “amenaza comunista”.

Por otro lado, en el libro de Carpentier, se describe la figura de un


líder carismático, personificado en un dictador del continente
latinoamericano, construido a base de las características propias de
estas figuras en la región. El tirano implantaba un modelo que no
permitía la participación ciudadana, como de costumbre actúan los
dictadores, sin intención alguna de crear consensos para la toma de
decisiones, provocando el entorpecimiento del desarrollo pacífico de la
vida de los ciudadanos y habitantes. No permitía la formación de
partidos de oposición, dictaba leyes a su antojo y promovía la
persecución contra quienes estaban en desacuerdo con su mandato y
convicción ideológica. A raíz de estos acontecimientos, se comenzó a
formar un clima de tensión dentro de la propia población, varios
opositores al gobierno iniciaron diversas manifestaciones y promovieron
las elecciones libres, hastiados de apreciar el gobierno autoproclamado
del dictador.

2
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, Pp. 224.
En esta parte aparece la figura del monstruo del Norte, quien no
dudó en proteger y llevar a cabo sus intereses en la zona, interfiriendo el
cause normal de la situación, en la que empezaba a esbozarse una crisis
al interior del país. Impuso una nueva concepción en la dirección de los
acontecimientos locales, pasando por sobre la autonomía que tienen las
naciones en la toma de decisiones con respecto a su territorio. Durante
el siglo XX, hasta nuestros días esta potencia mundial sigue
manipulando los intereses que cada nación posee, sin importar la
soberanía y legalidad. Dichas acciones atentan contra los tratados
internacionales, cuyos expresan que ningún país puede intervenir en los
asuntos internos de otro. Este tipo de atropellos, Estados Unidos, los
realiza sin mayores problemas, ya que esta potencia es hegemónica en
los aspectos económicos mundiales, por tanto, no se atreven a
intervenir por miedo a que ésta deje de invertir en los países y en
consecuencia, la economía se debilite hasta el punto del colapso.

Estamos inmersos en una sociedad demasiado dependiente de las


decisiones que se manejan desde el exterior. Muchas naciones después
de la segunda guerra mundial se convirtieron totalmente dependientes
de los “servicios” estadounidense, debido a que preferían tener el
respaldo de este “gran monstro”, pues estaban conscientes de la
hegemonía de éste; optaban por el respaldo de aquel que jamás le ha
interesado el bienestar de sus países vecinos.

Estados Unidos, comenzó a manipular la información de la


situación de los países latinoamericanos, si bien en la prensa
estadounidense se describían hechos reales sobre América Latina dentro
de este lapso caótico, la utilizó para el bien propio y como medio para
lograr las anheladas aspiraciones expansionistas. “… El especialista de
asuntos latinoamericanos del New-York Times hacía un impecable
análisis de nuestra bancarrota, hablaba de represiones políticas y de
torturas, aclaraba el misterio de ciertas desapariciones, denunciaba
asesinatos que aún se desconocían aquí –en Latinoamérica–…“3 Es así
como, la imagen del Primer Mandatario, del dictador latinoamericano, se
deterioraba cada vez más, al igual que su cuerpo envejecido e inservible
a los ojos estadounidenses. Cuando la situación del país donde tal
ejercía poder, se tornó en desconcierto total, los monstruos
norteamericanos tomaron las riendas y controlaron el desorden,
mientras el dictador escapaba junto a sus más cercanos de las garras
estadounidenses de la muerte. El dictador se siente engañado, burlado,
timado: “Yo que siempre me llevé bien con ustedes –le dice a un yanqui
guardián de su vida– ¡con tantos favores que me deben!”4 Sucede que
Estados Unidos no ha permitido en toda la historia política reciente de
América Latina, que ésta resuelva sus conflictos internos de manera
independiente.

La doctrina del imperio estadounidense, descansa en la


transformación del mundo con los valores de Estados Unidos y
establecer la “paz americana”, aprovechándose de las incomparables
ventajas de su poderío político, económico y militar. Estados Unidos en
la actualidad es el país más influyente en el mundo desde el
desvanecimiento del Imperio Romano. “Los gringos son los romanos de
América. Y contra Roma no se puede”5. La hegemonía global de Estados
Unidos, comprende todos los aspectos: políticos, militares, económicos,
culturales y judiciales. Políticamente, el monstruoso imperio
norteamericano interviene en los asuntos internos de los países
latinoamericanos, imponiendo su sistema político, su ideología, sus
valores; económicamente, ambiciona dirigiendo el orden económico
internacional por medio del FMI, BM, ALCA y otras instituciones6;
militarmente, apela a sus ventajas, amenazando y atacando a los países
3
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, Pp. 117
4
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, Pp. 282.
5
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, Pp. 240.
6
Shicheng, Xi, III Conferencia Latinoamericana y caribeña de Ciencias Sociales: Nueva
hegemonía mundial. Alternativas de cambio y movimientos sociales, Pp. 3 En:
http://ilas.cass.cn/manager/jeditor/UploadFile/200915145654351.pdf
que esta potencia mundial considera como desafiantes y riesgosos. Pero
no es más que una muestra de su armamento, para expresar que “el
monstruo es imponente, poderoso y puede llegar a destruir una nación
si la considera enemiga”. La presencia del imperio del norte en la región,
como hemos visto, se manifestó de diversas maneras, pero una de sus
formas, una de las más prominentes y determinantes, fue la Escuela de
las Américas, hoy “Instituto del Hemisferio Occidental para la
Cooperación de Seguridad”, nido de militares golpistas, terroristas y
genocidas; violadores de derechos humanos, corruptos y depredadores,
dignos discípulos de Tío Sam que cometieron todo tipo de crímenes
contra la humanidad, la naturaleza y el continente. Algunos nombres
reconocidos que pasaron por sus aulas son Manuel Contreras, ex
director de la “desaparecida” DINA, Vladimiro Montesinos, director del
servicio de inteligencia peruano durante el gobierno de Fujimori o
Romeo Vázquez, militar hondureño partícipe del golpe al presidente
hondureño Zelaya. Nacida para combatir el surgimiento de ideologías de
izquierda bajo la premisa de la “Seguridad Nacional”, promovía en sus
alumnos el “sueño americano”, el peligro de las ideologías de izquierda,
el uso de la tortura como método justificado para mantener la
estabilidad del país, la construcción de confianzas en E.E.U.U, en suma:
la destrucción y total desarticulación de todo “desorden” que vaya en
contra del modelo capitalista, ya sean iniciativas ciudadanas como
sindicatos, movilizaciones, resistencias, o bien gobiernos “democráticos”
con fuertes principios anti-imperialistas. Era un proceso de lavado de
cerebro paulatino, pero intenso, produciendo agentes con una
mentalidad propia de soldado norteamericano, moldeado y manipulado
para ser una herramienta al servicio del capitalismo y las ambiciones del
gobierno del norte. En palabras del General retirado y ex Comandante
en Jefe del Ejército del Sur, Paul Gorman “…es cien veces más fácil
entenderse con un oficial que ha ido a la Escuela de las Américas, que
con alguien que no ha ido, (porque) los graduados entienden a los
estadounidenses. Ellos comprenden que si les decimos que algo les va a
pasar, les pasa”.7 Esta frase es categórica al ejemplificar el objetivo
claro y preciso que se buscaba con la susodicha intervención,
estructurar las mentes de los ejércitos de la región para una “mejor
cooperación” entre las fuerzas armadas del norte y el sur. La
intervención es un proceso que se ha vivido desde los albores de las
repúblicas de América, su intensificación es obvia a medida que los
Estados Unidos8 obtenían poder y hegemonía a nivel mundial, y tal y
como se muestra en la obra de Carpentier, prestan su apoyo a los
gobiernos que promuevan sus doctrinas y aseguran “estabilidad” para
expandir su influencia, dando garantías de fraternidad y apoyo
“incondicional” mientras se cumplan los mínimos requerimientos que la
bestia gringa necesita. Pero, al igual que el sistema que defiende a
sangre y fuego, que se adapta a toda situación, cuando estos gobiernos
empiezan a decaer por el desgaste que los autoritarismos extremos
producen, no dudan ni dos segundos en cambiar de bando y apoyan a
quien cuente con el momentáneo furor del pueblo, tal y como le pasó a
nuestro encantador afrancesado tirano que despierta un día sin trono ni
reina ni nadie que le comprenda: “Lo que quieren esos, los de la Banca y
el Comercio, y también el señor aquí presente, es que te vayas al
carajo; que ya basta; que ya son veinte años jodiendo la paciencia; ya
no te quieren, ya no te quiere nadie…”. A nuestro protagonista le falló su
maquiavélico y cotidiano cálculo, pues no supo ver que para el monstruo
del norte no era más que una marioneta, un autómata que estaba en
constante observación, siempre atentos a que no se cometieran errores,
para estar solucionándolos antes de que acontecieran, preparados ante
cualquier situación. Nuestro protagonista, al que le encantaba retozar en
su hamaca, decidió echarse a dormir, aunque a favor de la presencia
Norteamericana hasta cierto punto, sobre una hamaca hecha de fibras

7
Lesley, Gill, Escuela de las Américas, Santiago de Chile, Lom, 2005, pp.87
8
Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno, pp. 269.
estadounidenses, firmes mientras no haya movimientos bruscos, pero
que ante un mal movimiento, se romperían sin más.

El diablo norteamericano, conocido y por conocer, cumple su rol


con majestuosidad; interviniendo, usando y desechando cada nación
que le parezca conveniente, a través de su forma patentada de operar;
expansionista, egoísta, inmoral, sucia y corrupta. Por su parte, Alejo
Carpentier más que retratar la realidad del continente latinoamericano,
nos enfrenta a ella; nos instala frente a una realidad incómoda, oculta
muchas veces, que nos lleva hacia una reflexión profunda y sincera con
respecto a nuestra autonomía; a nuestra libertad y nuestra propia
identidad como pueblo Latinoamericano. En definitiva, la realidad
Latinoamericana, es la que está presente a lo largo del texto, sobre todo
en los últimos tres capítulos. La intervención Norteamericana, su
imperialismo, su dominio sobre la región, es la caracterización más
profunda de esta realidad. Si bien el autor nos presenta el texto como
un relato ficticio, este tiene realmente tiene nula cuota de fantasía por lo
que nos lleva a concluir profundamente que Nunca hay que descansar
sobre un colchón de gringos porque está hecho de clavos.

BIBLIOGRAFÍA

• Carpentier, Alejo, El recurso del método, Siglo veintiuno

• Lesley, Gill, Escuela de las Américas, Santiago de Chile, Lom, 2005.

• Shicheng, Xi, III Conferencia Latinoamericana y caribeña de


Ciencias Sociales: Nueva hegemonía mundial. Alternativas de
cambio y movimientos sociales, En:
http://ilas.cass.cn/manager/jeditor/UploadFile/200915145654351.p
df

También podría gustarte