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La Propiedad Privada en Proudhon y Marx

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UNIVERSIDAD DE CHILE

Facultad de Economía y Negocios


Economía Política
Primavera 2023

Mario A. Santibáñez M.

La propiedad privada en Proudhon y Marx

La cuestión de la propiedad sobre el suelo cobra una primera relevancia analítica


considerando el asentamiento de los grupos humanos nómadas. Este proceso marca la
dicotomía -histórica- entre las premisas de que la tierra pertenece a todos (y por lo mismo a
ninguno), o solo a algunos. Cuando se considera la propiedad sobre la tierra detentada por
un grupo de entre un colectivo humano, estamos ante el problema de la propiedad privada
de la tierra como factor primigenio de desigualdad debido a que esa prerrogativa da lugar a
diferencias económicas y sociales de conformidad con la condición de propietarios
agrarios, de unos, y de no propietarios, de los demás. Este problema cobra renovada
importancia a partir de la disolución del principado medieval como eje de la vida social y
política europea, no porque desaparecieran las diferencias sociales fundadas en la posesión
del suelo, sino porque la desigualdad inherente a la apropiación privada de la tierra va a
quedar subsumida a la cuestión, ahora central, de la desigualdad entre los hombres
originada en la propiedad privada sobre la forma incipiente de la riqueza: el capital.

En Proudhon es clara la distinción entre la propiedad privada como un derecho a la


posesión, consagrado en la Ley, y la propiedad como la resultante de la ocupación. De ahí
que plantee, en definitiva, que el principio de justicia distributiva sostén de la defensa de la
igualdad social en la Constitución republicana, equivale en la práctica a no garantizar a
nadie la propiedad como un derecho posesorio. De esta manera, eliminada la propiedad
privada en tanto imposición legal, sostiene, quedaría a la sociedad administrar la ocupación
de la tierra y el uso del capital, en atención al trabajo de todos y cada uno:

Al escribir estas páginas contra la propiedad, insto en favor de toda la


sociedad una acción petitoria y pruebo que los que hoy nada poseen son
propietarios por el mismo título que los que todo lo poseen, pero en vez de
pedir que la propiedad sea repartida entre todos, solicito que, coma medida
de orden público, sea abolida para todos. (1970, p.44).
Proudhon defiende la idea de que el producto social (bienes y servicios), se realiza por
intermedio de una igualación progresiva de los aportes de cada trabajador al mismo, y por
tanto, de los salarios que reciben en el entendido de que las distintas porciones del producto
social se obtienen mediante el esfuerzo de trabajadores que se asocian para transformar la
materia explotable: tierra y capital. De ahí que la propiedad privada sobre la tierra y el
capital, cuyo fundamento es el derecho de apropiación, al irrumpir o hacerse presente en
este contexto productivo tendencialmente igualitario, quiebra el equilibrio social. No
desconoce Proudhon las diferencias en capacidades entre los hombres, pero enfatiza que la
contribución definitiva de cada trabajador al producto social termina igualándose con la del
resto, justo en la medida del desarrollo productivo de la sociedad: “Siendo la suma de los
trabajos realizados para la sociedad tanto mayor cuanto más limitada esté la labor de cada
uno, síguese de ahí que la desigualdad natural se neutraliza a medida que la asociación se
extiende produciéndose socialmente una mayor cantidad de productos”. (Ibídem, P.106-
107). Se trata de una igualación social que no es incompatible ni con la dirección ni con la
operatividad de los procesos de producción, y que por tanto debe ser promovida por la
sociedad, designándose de entre los mismos trabajadores a quienes dirijan, enseñen y velen
por la integridad de los mismos en lo que equivaldría a una función pública proyectada
hacia el común de los trabajadores, es decir, hacia el conjunto de la población.

En un pasaje de sus escritos económico-filosóficos (hacia el final del título Renta de la


Tierra), Marx indica, es lo que se entiende, que la ruptura del monopolio sobre la tierra que
ejercía el gran propietario inglés pudo ser en principio conducido por una tendencia
originaria -igualadora- que permitiría a los campesinos, por intermedio de su trabajo
libremente decidido, la apropiación y disfrute libres de porciones del anterior latifundio. Sin
embargo, enfatiza, no es esto lo que ocurrió en Inglaterra: el proceso de división del
latifundio estuvo guiado por un impulso arrollador hacia su fraccionamiento que sustrajo
buena parte de la tierra a la clase propietaria (nobleza), mediante la disminución progresiva
de la renta, excluyó de toda posibilidad de apropiación de la tierra al campesinado (cercado
de las tierras comunales), mientras exprimió al arrendatario del campo a través de una
competencia feroz ocasionada por la confluencia en el mercado inglés de productos
agrícolas provenientes del extranjero. Para Marx, que este proceso ocurriera así y no de otra
forma, da la medida de la fuerza imparable del capitalismo emergente cuya consecuencia,
en el campo, sería la imposibilidad de que la mayor parte del campesinado, ya liberado de
la sujeción señorial, permaneciera allí so pena de enfrentar la miseria más atroz. Esta
transformación es denominada por Marx: “el movimiento de la propiedad privada” cuyo
resultado, más allá de la instalación de la industria como la expresión más representativa de
la vitalidad económica de una nación en detrimento de la gran propiedad territorial,
auténtica limitante de las energías nacionales tal como lo viera Adam Smith, vendría a ser
que la industria en su avance tanto en el campo como en la ciudad, daría lugar al
predominio de un nuevo tipo de propiedad privada, la propiedad privada sobre el capital
capaz de subsumir a su propio movimiento la propiedad privada del suelo, cuyo corolario
es la generalización del trabajo enajenado en la ciudad y en el campo. Para Marx el trabajo
enajenado, esto es, la separación entre las masas trabajadoras y el producto de su trabajo
que ocurre cuando ingentes cantidades de trabajadores no encuentran más opción que
emplearse a cambio de un salario, explica la propiedad privada sobre el capital en tanto y
en cuanto la extensión del trabajo enajenado se corresponde con aquel estadio evolutivo de
la propiedad privada en el que ésta se constituye en el factor dinámico causante de la
enajenación del trabajo. Se trata de una desigualdad social basal pues toda relación servil en
el mundo moderno constituiría, según Marx, un eco de la misma:

“Incluso la igualdad de salarios, como pide Proudhon, no hace más que


transformar la relación del trabajador actual con su trabajo, en la relación de
todos los hombres con el trabajo. La sociedad es comprendida entonces
como capitalismo abstracto. El salario es una consecuencia inmediata del
trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la causa inmediata de la
propiedad privada. Al desaparecer un término debe también, por esto,
desaparecer el otro”. (2001, Primer manuscrito).

La desigualdad social en Marx es una cuestión inherente a la propiedad privada del capital
desde el mismo momento en que éste configura los procesos de producción separando a los
productores inmediatos de los bienes y servicios que producen. Los bienes y servicios
producidos van a pertenecer al dueño del capital quien, en cuanto tal, organiza y supervisa
la buena marcha del proceso de producción y por ende de trabajo. No se trata de que el
propietario capitalista, por el riesgo que asume al adelantar dinero reciba una compensación
equivalente tras vender los bienes y servicios producidos tanto como los trabajadores son
recompensados en la medida del esfuerzo intelectual y físico realizado para producir esos
bienes. La cuestión es que, en definitiva, esta regularidad con que se dan las cosas en la
sociedad establece un abismo prácticamente infranqueable entre los productores directos de
bienes y servicios y los propietarios del capital (clases sociales). En Proudhon, bastaría con
eliminar la propiedad privada sobre el capital, como prerrogativa de ley, para superar sus
efectos tan nocivos para el equilibrio social, siempre contando con la presión en ese sentido
de la mayoría que trabaja. Para Marx, el núcleo del problema no está en la Ley vigente que
sanciona la propiedad privada sino en la enorme proyección social, en tantas escalas y
ambientes como sea dable imaginar, de esa peculiar manera de producir que separa al
trabajador del producto de su trabajo en el régimen social que admite la propiedad privada
sobre el capital (capitalismo).
Bibliografía

Marx, Karl. (2001). Manuscritos económicos y filosóficos. Biblioteca virtual Espartaco.


Proudhon, Pierre-Joseph. (1970), Qué es la propiedad. Proyección S.R.L.: Buenos Aires.

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