Tema 3 Ed - Infantil C.Valenciana
Tema 3 Ed - Infantil C.Valenciana
Tema 3 Ed - Infantil C.Valenciana
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.
EL DESARROLLO AFECTIVO EN LOS NIÑOS
Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS.
APORTACIONES DE DISTINTOS AUTORES.
LA CONQUISTA DE LA AUTONOMÍA.
DIRECTRICES PARA UNA CORRECTA
INTERVENCIÓN EDUCATIVA.
1
Copyright © el pupitre de Pilu. Todos los derechos reservados
A continuación, pasaré a exponer el guion del tema que he escogido y que, posteriormente,
desarrollaré de forma organizada.
1. Introducción.
2. El Desarrollo de la Personalidad.
2.1. Concepto de personalidad.
2.2. Factores que influyen en el desarrollo de la personalidad.
2.3. El desarrollo de la personalidad.
5. Conquista de la Autonomía.
6. Directrices para una correcta Intervención Educativa
7. La Afectividad en el currículo de la Educación Infantil.
8. Síntesis.
9. Epílogo.
- Legislación.
- Bibliografía.
- Webgrafía.
- Conclusión.
1. Introducción.
La Educación Infantil constituye una etapa educativa con identidad propia y su finalidad es
la de contribuir al desarrollo físico, afectivo, social, cognitivo y artístico del alumnado, así
como la educación en valores cívicos para la convivencia.
A lo largo del presente tema trataremos la relevancia que adquiere el desarrollo afectivo
para el desarrollo de la personalidad, la conquista de su propia autonomía y las directrices
básicas que como docentes hemos de tener en cuenta para llevar a cabo una adecuada
intervención educativa.
Debemos tener en cuenta que el niño/a constituye una unidad integrada en la que
interactúan de forma coordinada tres dimensiones principales: biológica, psicológica y
socio- afectiva, de modo que, de la conjunción e interacción entre estos tres aspectos, junto
a la relación con el entorno, se derivará la personalidad del individuo.
- La familia, constituye durante los primeros años de vida el primer y único agente
socializador para el niño/a. En su seno se establecen las primeras interacciones y se
adquieren aprendizajes sociales básicos: adquisición del sistema de valores, normas de
conducta, sistema de hábitos, etcétera. Sentándose las bases de una personalidad
incipiente en el niño/a.
- Y finalmente, destacamos los hábitos sociales que podemos definir como formas usuales
de pensar, sentir y actuar que se adquieren por aprendizaje en contacto con el entorno,
es por ello por lo que poseen un valor significativo en la configuración de la personalidad,
ya que estos dependen de la cultura a la que se pertenezca pues el niño/a aprende a
comportarse conforme a las expectativas de la sociedad a la que pertenece.
Durante los primeros momentos de la vida del niño/a, la madre o persona que atiende sus
cuidados se convierte en un elemento decisivo del desarrollo social ya que posibilita las
primeras interacciones del niño/a con el entorno que le rodea.
Conocer qué es lo esperable en el desarrollo de un niño hasta los tres años es fundamental.
Nos permite acompañarlo, observarlo, respetando el tiempo individual que cada uno
necesita para crecer. Pero también permite adquirir criterios de alarma cuando el desarrollo
queda obstaculizado.
● 4-5 meses: aparece la rabia y el disgusto, respondiendo cada vez más a las caras y a la
voz. A partir de las diez semanas son capaces de distinguir las caras de alegría, tristeza
y enfado, e imitarlas.
Dado que el niño de esta edad ya es capaz de retener en la memoria objetos y personas,
se alegrará al ver «caras» conocidas, y, de forma complementaria, sentirá miedo ante la
presencia de adultos extraños. Con todo ello, el miedo y ansiedad que manifiestan ante
la separación temporal, generalmente de la madre o adulto con quien haya establecido
un vínculo afectivo básico, es uno de los principales problemas emocionales que los
niños y niñas afrontan cuando tienen entre siete y diez meses, edad en que aparece la
ansiedad de separación.
● 8 meses aproximadamente, inician acciones que les han sido prohibidas jugando "a ver
qué reacción provocan".
● Al año, capta la información que le ofrece el adulto, si debe aproximarse ante un extraño,
o no. Ante un objeto que llame su atención mirará a la persona que le cuida como si
buscara orientación: una expresión temerosa por parte del adulto o una falta de
expresividad inhibe su exploración. Las expresiones emocionales de un adulto regulan
la conducta exploratoria y social del bebé.
Sus emociones irán cambiando y se irán diversificando, así como la expresión de éstas
sobre el cuerpo (a través del tono muscular y de la tensión). El lenguaje del cuerpo será,
pues, su primer lenguaje. Las necesidades no sólo biológicas, sino también y
principalmente a las psíquicas, las afectivas deberán ser atendidas, sin adelantar ni
retrasar demasiado su satisfacción, cuidando a la vez la relación afectiva con el niño
(acariciándole, hablándole...).
● De los 2 a los 3 años, los niños/as ya pueden predecir las reacciones de los demás en
virtud de su capacidad para imaginar.
Desde los 0 a los 3 años se desarrolla “el apego” el cual por su importancia se abordará
de forma detallada a continuación.
3.1.1. El Apego.
Es la relación afectiva que establece el niño/a con una persona privilegiada de su entorno.
Es fundamental en los dos primeros años de vida y se caracteriza por determinadas
conductas (aproximación física, seguimiento, miradas, etc.), representaciones mentales y
sentimientos.
- Apego seguro: Se trata de niños/as con una relación de apego ajustada, que les aporta
confianza. Su adaptación al centro escolar es buena
- Apego inseguro con evitación: Cuando la figura de apego desaparece, el niño/a, no
muestra conductas desajustadas, pero la relación con los iguales y los educadores es
distante y desconfiada, siendo peor su adaptación al colegio.
- Apego inseguro con ambivalencia: La figura de apego no es considerada por el niño/a
como base de seguridad, su interés por explorar el entorno es mínima, se muestran
inquietos durante la separación y sus relaciones resultan conflictivas. Su adaptación al
b) Formación del apego. El psicoanalista inglés, John Bowlby, estructuró este desarrollo
en 4 etapas:
a) El autoconcepto. Percepción que el individuo tiene de sí mismo como un ser físico, social
y espiritual (García y Musitu, 1999). Principales características del autoconcepto en estas
edades:
El mayor dominio del lenguaje que tienen los niños de entre 3 y 4 años de edad influye
enormemente en el desarrollo emocional. Los niños/as ya son capaces de expresar
sentimientos a través del lenguaje. Otra emoción que cobra importancia entre los 3 y los 5
años de edad es el miedo. En estas edades es frecuente que aparezca el miedo a la
oscuridad o a seres imaginarios (como los monstruos). Esto se relaciona con el desarrollo
del pensamiento en esta etapa, que permite a los niños/as imaginar, anticipar peligros, etc.
Desde los primeros meses, los niños/as comienzan a manifestar modelos emocionales
diferenciados.
- La emoción es una agitación del estado de ánimo con concomitancias somáticas fuertes
(te pones rojo, por ejemplo). Es involuntario y transitorio.
Entre la vida emocional y de sentimiento no hay límite, pero sí es importante destacar que
en los tres primeros años de vida prevalece la emoción, y en etapas posteriores es cada
vez más rico el sentimiento.
No deberíamos finalizar el desarrollo afectivo sin analizar los principales conflictos que
pueden darse en este ámbito cuyo conocimiento es importante para nuestra labor como
docentes. Entre ellos podríamos citar:
- El miedo: Es un proceso psicológico normal ante una persona o situación que el niño/a
percibe como amenazante. Se da fundamentalmente entre los dos y los seis años, Se
desvanece con el desarrollo. Los agentes generadores de los miedos pueden ser: ruidos,
oscuridad, luces intensas, etcétera.
Puede aparecer acompañada por síntomas como trastornos en el sueño, en las comidas,
enuresis (incontinencia urinaria), onicofagia (comerse las uñas), tartamudeo, etcétera.
- Los celos: Son una respuesta a la pérdida de afecto real, supuesta o inminente. Da origen
a una actitud de resentimiento ante otras personas, y se derivan a la ira. Traen consigo
un descenso de la propia estimación.
- Las rabietas: son reacciones a las frustraciones, los niños/as responden con estados de
mal humor y con estallidos de cólera irrefrenables. Es común en todos los infantes de
dos a tres años.
Todos los datos expuestos son importantes para el docente, que debe conocer el proceso
de desarrollo del discente para poder intervenir de la manera más adecuada que le
favorezca en su desarrollo, Una forma de trabajar todos estos rasgos emocionales es a
través de la educación emocional: usar cuentos, juegos, carteles relacionados con las
emociones y la necesidad de nombrar cómo se sienten en cada momento.
Podemos destacar, entre otros, cuatro conocidos autores cuyas aportaciones han supuesto
un gran avance con respecto al estudio de la personalidad.
Etapa oral (hasta los 18 meses) La libido se localiza en actividades orales. Interpreta partes
del mundo exterior a través de la succión, que es su forma de conocer lo que le rodea.
Etapa anal (18 meses a 3 años) La libido se localiza en actividades anales (expulsión-
retención). Se va configurando el yo y el negativismo es la afirmación de sí mismo. Empieza
a establecer el súper-yo por acción de las ordenes, mandatos y prohibiciones que le vienen
desde el exterior.
Etapa fálica (3 años a los 6 años) La libido se localiza en los órganos genitales, descubren
las diferencias sexuales y aparecen los complejos de Edipo y Electra.
Identifica cada etapa por la clase de crisis psicosocial que pueda producirse y que capacita
al individuo para superar esa crisis y afrontar los problemas de la etapa siguiente. Las fases
de desarrollo de la etapa infantil son:
Edad del juego. (desde los 3 a los 6 años) Iniciativa frente a sentimiento de culpabilidad. La
relación es con padres y hermanos, y sus experiencias, decisiones y elecciones: hacer.
Tienen gran curiosidad. Es un periodo de anticipación de roles.
Las teorías cognitivas en lugar de considerar las emociones como fuerzas centrales del
desarrollo, las consideran como derivadas de propio proceso cognitivo. De este modo las
emociones juegan un papel decisivo en interacción con otros sistemas: sensorial,
perceptivo, cognitivo, etcétera.
Dicha interacción va evolucionando a medida que el ser humano se desarrolla, así durante
los primeros meses de vida, es el sistema sensorial y las necesidades fisiológicas lo que
predomina, cobrando, progresivamente, mayor relevancia el interés por el entorno físico y
social. Piaget define a los niños como exploradores activos que están continuamente
construyendo esquemas para representar lo que saben y modificándolos en función de las
nuevas experiencias a través de procesos de acomodación y asimilación.
El concepto de uno mismo se forma en gran parte por la interiorización de las valoraciones
positivas o negativas que proceden de las interacciones sociales con sus iguales, con las
familias y docentes. Se van configurando así la autoestima y la propia identidad, que
posibilitan el logro de la autonomía. Así podemos definir la autonomía como la capacidad
para actuar con independencia de los demás, por ello a medida que el niño/a va creciendo
como persona va siendo más autónomo/a. La conquista de la autonomía se relaciona con:
● La posibilidad de diversificar los contextos en los que el niño/a se relaciona con los
demás, enfrentándose a numerosas situaciones en las que tendrá que resolver
diversidad de conflictos que en gran parte se relacionan con la defensa de su propia
autonomía.
La escuela es un contexto excelente para que el niño consiga una correcta autonomía, y
aunque en un principio el niño depende mucho de los adultos, estos deben poner en marcha
estrategias de actuación para que estos lleguen a conseguir una correcta y temprana
autonomía. Tal y cómo se marca en el artículo 15 del D. 100/2022 del 29 de Julio La tutora
o el tutor tiene que diseñar espacios y contextos significativos, ricos en oportunidades y de
relaciones, que potencien la autonomía.
La autonomía está relacionada con la adquisición de los primeros hábitos, estos últimos
nos dan marcos de referencia, pautas de actuación estable ante situaciones diversas y
diferentes. Los hábitos que más inciden en la consecución de una progresiva autonomía,
son:
8. Síntesis
La autonomía es una cualidad imprescindible para el desarrollo humano, y por ello debemos
fomentarla desde una edad temprana, teniendo en cuenta las características y cualidades
de cada niño/a. Así existen diversas formas de fomentar la autonomía desde edades muy
tempranas, como puede ser inculcándoles hábitos y costumbres a través de rutinas
cotidianas, creando de este modo un adecuado autoconcepto y una autoestima positiva.
El juego será una herramienta que les permitirá conseguir una mayor autonomía en
Concluir que como docentes para no solo debemos conocer la teoría, sino también
basarnos en nuestras experiencia y hacer uso de mucho cariño y paciencia para lograr el
desarrollo de una adecuada personalidad en nuestros alumnos, con un desarrollo afectivo
adecuado y una autonomía que les permita resolver cualquier situación a la que se puedan
enfrentar.
8. Epílogo
Legislación
Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006,
de 3 de mayo, de Educación. (LOMLOE)
-https://www.guiainfantil.com/educacion/autonomia/
https://psicologiaymente.com/desarrollo/desarrollo-personalidad-infancia
https://apsis.es/la-formacion-de-la-personalidad-y-la-autoestima-en-la-infancia/
https://www.juegoideas.com/2020/03/05/13-juegos-desarrollo-emocional-ninos/
http://www.clubpequeslectores.com/2015/06/trabajando-las-emociones-recursos-
educativos.html
http://www.elpupitredepilu.com
http://preparadoresdeoposicionesmaestros.com
http://www.ceice.gva.es/es/web/ordenacion-academica/infantil/curriculo-2o-ciclo
Conclusión