Facultad de Filología Departamento de Filología Española II (Literatura Española)
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FACULTAD DE FILOLOGÍA
Departamento de Filología Española II (Literatura Española)
TESIS DOCTORAL
PRESENTADA POR
Director
J. Ignacio Díez Fernández .
Madrid, 2019
TESIS DOCTORAL
EL PREMIO DE NARRATIVA ERÓTICA “LA SONRISA VERTICAL”:
HISTORIA, CRÍTICA Y CONTEXTO
Madrid, 2016
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PREMIOS DE NARRATIVA ERÓTICA “LA SONRISA VERTICAL”:
HISTORIA, CRÍTICA Y CONTEXTO
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DEDICATORIAS
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Viuamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut nequis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.
Catulo, Carmen V
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Luis Cernuda, No decía palabras
7
8
AGRADECIMIENTOS
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continúa presente en nuestra literatura más actual, sólo hay que pararse a
disfrutar de él.
En cuanto al valor estético que aportan los documentos
fotográficos, no puedo dejar de ensalzar la entusiasta visión y el sutil
trabajo de mi gran amigo, Javier Álvarez Sánchez, fotógrafo, letrado y
libre pensador.
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LISTA DE ABREVIATURAS
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12
INDICE DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN……………………………………………..19
1. LA LITERATURA ERÓTICA……………………...29
13
2.2. La Colección de narrativa erótica: “La Sonrisa Vertical”;
Luis García Berlanga………………………………………………103
2.2.1. Listado de publicaciones eróticas en “La Sonrisa
Vertical”……………………………………………………………...111
3. OBRAS GALARDONADAS………………………..153
14
3.1.9. Denzil Romero por La esposa del Dr. Thorne
(1988)……...........................................................................................211
3.1.10. Almudena Grandes por Las edades de Lulú (1989)….217
3.1.11. José Luis Muñoz por Pubis de vello rojo (1990)……..229
3.1.12. Ana Rossetti por Alevosías (1991)…………………...235
3.1.13. José María Álvarez por La esclava instruida (1992)…247
3.1.14. Dante Bertini por El hombre de sus sueños (1993)…..253
3.1.15. Irene González Frei por Tu nombre escrito en el agua
(1995)………………………………………………………………...259
3.1.16. José Carlos Somoza por Silencio de Blanca (1996)….265
3.1.17. Abel Pohulanik por La cinta de Escher (1997)……...273
3.1.18. Pedro de Silva por Kurt (1998).....................................281
3.1.19. Luis Antonio de Villena por El mal mundo (1999)…..287
3.1.20. Mayra Montero por Púrpura profundo (2000)……….293
3.1.21. Andreu Martín por Espera, ponte así (2001)…………297
3.1.22. José Luis Rodríguez del Corral por Llámalo deseo
(2003)...................................................................................................303
15
4.2. Contexto sociológico……………………………………..323
4.2.1. La subcultura del sexo………………………………….323
4.2.2. La igualdad sexual………………………...…………....333
4.2.3. LGTB…………………………………………………..339
4.2.4. La familia………………………………………………347
16
7. ANEXOS……………………………………………..461
8. BIBLIOGRAFÍA……………………………………515
17
18
INTRODUCCIÓN
19
retrograda moral conservadora, me dieron la valentía que necesitaba, y
me dejé seducir por la literatura erótica femenina escrita en español y
publicada por Tusquets.
Dieciocho años después, el devenir de la vida me hizo plantearme
la necesidad de renovar lo aprendido tras la carrera y los dieciséis años
ejerciendo como profesora de Lengua y Literatura Castellana en
Secundaria y Bachillerato. Mi sorpresa fue que no tenía que renovar, ni
refrescar lo aprendido, sino aprender de nuevo todo aquello que se había
descubierto y reformulado desde que acabé los estudios. Así que,
cuando retomé las clases en la Universidad Complutense para cursar el
“Máster en Literatura Española” (curso 2010-2011: Primera
Promoción), comprobé que la Literatura era nueva, dinámica, e
insondable, desde los métodos de estudio hasta los conceptos y
procedimientos. La Literatura era otra, pero mis intereses seguían
latentes, la curiosidad por el erotismo literario invernaba en el recoveco
más oculto de mi mente y despertó en cuanto reapareció ante mí Lulú, la
protagonista de la ya citada novela de Almudena Grandes y, atraída por
el arquetipo de la mujer protagonista, profundicé en la sensual Rosalía,
voluptuosa protagonista de la novela de Galdós La de Bringas. La
historia de amor se consolidó durante la investigación del Trabajo de
Fin de Máster (TFM), que enfoqué hacia el erotismo femenino. En
dicho estudio pretendí otorgar el merecido reconocimiento al papel de la
mujer escritora en la literatura erótica española. Para poder profundizar
en esta ambiciosa idea general tuve que delimitar las obras estudiadas a
un momento histórico determinado, los primeros años de la Democracia
española y a una editorial literaria, Tusquets, concretamente a su
Colección “La Sonrisa Vertical”. Las dificultades históricas y culturales
que han padecido las mujeres para incorporarse al mundo literario y ser
reconocidas como profesionales en dicho campo laboral, se han visto
incrementadas en el caso de las féminas que descubrieron en el sexo un
tema literario y una actitud proclama de liberación personal. No será
hasta el siglo XX cuando las mujeres despunten en la literatura erótica,
concretamente, en España, en dos momentos histórico-culturales
propicios, una primera etapa, es la de descubrimiento, la época de las
escritoras arriesgadas y valientes, que durante el primer tercio de siglo
20
se acercaron al erotismo literario, a la literatura sicalíptica; y, una
segunda, tras la Dictadura Franquista - la etapa de la Transición y de los
primeros años de la Democracia-, período histórico en el que centré mi
estudio, con la revisión de las obras: Ligeros libertinajes sabáticos
(1986) de Mercedes Abad, Las edades de Lulú (1989) de Almudena
Grandes y Alevosías (1991) de Ana Rossetti; todas ellas autoras
españolas galardonadas con el Premio “La Sonrisa Vertical”. A través
de ellas se atestigua que la atmósfera de libertad, la incipiente pero
sólida formación de las mujeres, la asimilación del feminismo y el auge
editorial, favorecerán la consolidación de la literatura erótica femenina
en los primeros años de la Democracia.
Tras la defensa de mi TFM y los alentadores comentarios que
suscitó mi estudio, me planteé la posibilidad de realizar el doctorado, de
hecho sentí la necesidad de continuar con mi formación, de renovar mis
conocimientos y de valorar los interesantes trabajos de investigación
que enmarcan la nueva óptica de la literatura en la actualidad. La
temática estaba predeterminada, el erotismo literario, pero debía de
ponerle límites y encauzar mi tesis en unos parámetros concretos y
determinantes. En octubre de 2011 comencé mi investigación de la
mano del Catedrático de Literatura Española en la Universidad
Complutense de Madrid, D. José Ignacio Díez Fernández, experto, entre
otros conocimientos, en literatura erótica y en el mercado editorial. Era
perfecto, la armónica simbiosis que necesitaba, dos de sus líneas
investigadoras determinarían el campo de mi estudio, la literatura
erótica y la editorial Tusquets. La tesis general: los porqués de la
creación y la clausura de los Premios “La Sonrisa Vertical” concedidos
por Tusquets Editores, condicionó la ampliación del estudio a una
individual valoración del corpus premiado así como de la concreta
situación histórico-política, social y cultural en la que fueron
publicados.
La editorial Tusquets renovó el panorama literario de las letras
españolas durante el periodo de la Transición a partir de, no sólo, la
publicación de textos eróticos en su Colección “La Sonrisa Vertical”,
sino también, por la atrevida creación de unos premios literarios que
21
reconocerían el trabajo de escritores atraídos por el tema del erotismo.
Los Premios Literarios “La Sonrisa Vertical” han sido una clara muestra
de la repercusión del erotismo en la vida de los españoles, y cómo éste
se ha desarrollado paralelamente a los acontecimientos políticos y
culturales vividos por España tras la muerte de Franco hasta la clausura
de dichos galardones en 2004. El interés que despierta el tema del
erotismo tras la etapa dictatorial y cómo esta temática ha ido
incorporando el sexo a la trama literaria ponen de manifiesto el esfuerzo
de los escritores y el trabajo de los editores para que la literatura erótica
sea una tendencia más y no una tendencia soterrada y desprestigiada
como lo había sido en épocas anteriores.
La investigación a cerca de la historia del Premio -orígenes,
desarrollo y clausura- pretende demostrar la evolución en el tratamiento
del tema del erotismo a lo largo de los veintiséis años de trayectoria y, a
su vez, intentaré revisar las referencias históricas, culturales y sociales
que se muestran en los relatos premiados y que les vinculan a una
estética ajustada a su tiempo y a la evolución de éste en las historias
narradas y en la forma de incorporar el género erótico a la novela total, a
la verdaderamente realista, la prosa posmodernista. Dichos relatos,
recogidos en un total de veintidós obras, exponen muy distintos matices
del erotismo como tema y muy variados tratamientos del mismo que
pueden abarcar, entre otros, la más burda parodia, el conflicto
emocional y psicótico, el relato onírico y surrealista o, la más bella
historia de amor. La complejidad de la propuesta deriva de la
multiplicidad de aspectos extra-literarios y sociológicos que
condicionan la creación de la obra, desde la pretensión del autor, sus
intereses, su formación, su sexo, su condición social,…y, como no,
hasta la intrincada organización que se esconde tras la concesión de los
Premios en los que influyen múltiples variables vinculadas a la
personalidad del jurado, la situación político-social, a las tendencias
culturales e, incluso, a los intereses comerciales. Con el objetivo de no
perderme en vaguedades que me apartasen de mi tesis central -justificar
los porqués de la creación y de la clausura del Premio “La Sonrisa
Vertical”- establecí una estructurada presentación que segmenta el
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trabajo en seis apartados temáticos, un apartado de anexos y para
finalizar un repertorio bibliográfico.
La estructura jerarquizada del trabajo presenta un planteamiento
que comienza con una pretendida concienciación al lector de la
presencia del erotismo en la literatura, la insustancial problemática
ocasionada ante la catalogación de la misma como erótica o
pornográfica y la demostración de que ha existido literatura erótica a lo
largo de la historia de la literatura; desde sus más divinos orígenes-
como por ejemplo El Cantar de los Cantares- hasta nuestra actualidad
más farragosa - 50 sombras de Grey-. La justificación de la aparición
del erotismo en la literatura a lo largo de la historia artística se ha
delimitado (en algunos de los casos nos hemos referido a obras con
pasajes de un alto contenido erótico, sin ser explícitamente del género
estudiado) a un mero catálogo en el que se recogen algunas de las obras
esenciales de la literatura erótica foránea y nacional, pues, los estudios
de los que he seleccionado la información, ya constituyen, como La
historia de la literatura erótica de Alexandrian, para ilustrar las
referencias extranjeras, y, como la Antología de la literatura erótica, El
juego del viento y la luna, de Gregorio Morales, para la erótica
española, entre otros de los que mencionaré, completos y complejos
manuales del erotismo literario. Considero necesario insistir en que este
primer apartado es una breve presentación que justifica la existencia de
la literatura erótica y nos ayuda a recuperar con una perspectiva clara y
sucinta los autores y obras eróticas más significativas de la historia
literaria. En este primer capítulo se ha ido concretando el objeto de
estudio desde las generalidades literarias a las particularidades de la
erótica española del siglo XX y en concreto a las publicaciones que
desde la tímida Democracia realizó Tusquets.
En el segundo apartado del trabajo, tras el recorrido introductor,
comprobé la necesidad de ajustar y centrar mi estudio a la literatura
española, a una etapa histórica concreta: los años de la Transición
política, la instauración de la Democracia y la consolidación de la
misma. Años que fueron decisivos para la maduración de este género
literario y en los que no hubiera sido posible el reconocido prestigio sin
23
el esfuerzo de la editorial Tusquets, más concretamente de su directora
Beatriz de Moura y de Luis García Berlanga, director de la Colección
“La Sonrisa Vertical” (sección especializada en erotismo dentro de la
citada editorial). La editorial Tusquets pretendió conceder la
importancia perdida a la literatura erótica fundando, en 1978, los
Premios “La Sonrisa Vertical”, galardones que recibieron el
reconocimiento de críticos, autores y lectores. La historia de los
Premios, sus orígenes, sus éxitos, las convocatorias desiertas, su
clausura, la labor profesional de la editora B. de Moura y del director L.
García Berlanga, así como el trabajo editorial de Tusquets y el listado de
obras publicadas en la Colección “La Sonrisa Vertical” hasta 2014, se
recogen en este segundo capítulo. En este mismo, he descrito de forma
somera y precisa los rasgos físicos de cada una de las publicaciones,
estudiando cada libro como objeto o producto de mercado. Cada una de
las publicaciones conlleva una descripción física de los aspectos
vinculados al paratexto, o estudio estético-formal de los Premios de la
Colección.
El acercamiento a los autores y a las obras premiadas, será el
cuerpo central de la investigación. En él se dilucida el interés de las
historias para los jurados encargados de otorgar los Premios y para el
público que se atreve a dejarse seducir por las variadas y asombrosas
tramas de la literatura erótica contemporánea escrita en castellano -salvo
dos obras presentadas en catalán (Deu pometes té el pomer de 1980 y El
vaixell de les vagines voraginoses de 1987)-, publicadas por la Editorial
Tusquets entre los años 1979 y 2004. La extensión, así como la
profundidad en el estudio de cada publicación responde a intereses
concretos. En el caso de las obras de Susana Constante y José Luis
Rodríguez del Corral, su brevedad se debe a que ambas lecturas se
estudian en profundidad en las conclusiones de la investigación, el
capítulo número seis. La mayor extensión de las obras antológicas
deriva de su propia estructura, cada cuento ha de ser tratado y
comentado de forma individual, por lo que Diez manzanitas tiene el
manzano, Ligeros libertinajes sabáticos, El bajel de las vaginas
voraginosas, Alevosías y El mal mundo, cuentan con una extensión
mayor que las novelas. El amplio comentario sobre la obra de Grandes
24
se justifica por el interés que ha despertado no sólo en mí, sino también,
en los numerosos estudiosos y miles de lectores que se han acercado a
ella, llegándola a catalogar como best-seller erótico.
Las veintidós obras premiadas, a lo largo de los veintiséis años de
existencia del Premio, han recibido, según su interés, un exhaustivo
estudio, no sólo, individualizado, sino también, comparativo en cuanto a
las repercusiones históricas, culturales y sociológicas que ponen de
manifiesto y que en numerosas obras se critican y se desmitifican; para
ello he tenido que ayudarme del conocimiento que nos pueden
proporcionar disciplinas afines a la literatura como la historia,
sociología, antropología, psicología, psiquiatría, crítica literaria y, teoría
de mercado.
En el apartado referido a las etapas históricas por las que discurren
las publicaciones de Tusquets, se establecen las concomitancias entre las
obras estudiadas y las referencias políticas que de ellas se desprenden
(la Transición y la Democracia) y las referencias sociales, como la
subcultura del sexo, la deseada igualdad sexual, el superviviente
machismo y el cuestionado feminismo, así como los nuevos conceptos
de familia y la ruptura de la catalogación del individuo por su sexo
biológico y no por su género.
El marco histórico de los premios determina la asimilación de la
estética narrativa posmodernista y su adaptación al erotismo literario.
Ésta ha de propiciar la creación de unos aspectos formales vinculantes a
las nuevas tendencias estéticas de la literatura como constaté al estudiar
los aspectos formales de las mismas en el quinto apartado del trabajo.
Los rasgos metaliterarios que se incorporan a la trama, la interdisciplina
cultural y la necesidad de un lector activo, caracterizan a nuestros
Premios como narrativa posmodernista contemporánea. La
consolidación de estas novelas como prosa posmodernista deriva de la
perfecta adaptación de una estética a un contenido temático complejo,
yendo más allá del erotismo estimulante y húmedo. Sus contenidos
abarcan desde la muestra de los sentimientos más íntimos y tiernos,
unión carnal en perfecta sintonía amatoria, hasta las más curiosas
25
inclinaciones o parafilias que pueden extremarse hasta convertirse en
delito.
En la última parte del estudio, presento las conclusiones de la
investigación a partir de una valoración comparativa respecto a la
evolución del erotismo, entre la primera y la última obra premiada por
Tusquets, La educación sentimental de la señorita Sonia y Llámalo
deseo, respectivamente. En este apartado se me plantearon numerosas
dudas acerca de la vigencia de la literatura erótica en el momento de la
clausura de los Premios y del repunte que ha recuperado en la
actualidad, diez años después. La realidad parece ser que la literatura
erótica de calidad (como para ser premiada por una entidad de
prestigio), como género literario específico y reconocible, en España ha
sufrido una crisis divulgativa, pero ha tenido una exitosa vida, admirada
y respetada por los lectores y sabiamente galardonada por unos Premios
literarios sustentados gracias al saber hacer de Beatriz de Moura y de
Luis García Berlanga. Se pueden justificar las conclusiones que ponen
de manifiesto la asimilación del erotismo en la cotidianeidad de la vida
de las personas y por lo tanto en la propia literatura. La novela total, la
posmodernista, incorpora el erotismo como un rasgo totalizador de la
experiencia individual del personaje. He aquí el motivo por lo que es
difícil, actualmente, catalogar una novela erótica como sólo eso, rijosa,
como un género acotado. Haciéndome eco de las palabras de García de
Enterría, reconoceré la necesidad de revisar estas literaturas que él
denomina “marginadas”, y que en nuestro caso se circunscriben al
ámbito del erotismo, y, reivindicar su incorporación y estudio en el
conjunto de géneros y estéticas aceptadas por la crítica general, pues:
A medida que pasa el tiempo y los estudios se hacen más profundos y
extensos, y también más literarios y menos sociológicos, aparece con
claridad la necesidad de encontrar otro nombre menos injusto y que
indique, al menos, la razón de la preocupación que lleva a los
investigadores a estudiar esta literatura. […] Esas obras literarias que
han sido colocadas al margen de la Literatura, pero siguen ahí, a pesar de
que han sido olvidadas, cuando no despreciadas, por aquellos que
deciden quiénes- qué autores- y cuáles- qué obras- pueden y deben atraer
26
la atención de críticos, estudiantes y lectores. (García de Enterría, 1983:
7-11)
27
extraídas de fuentes secundarias como: estudios generales, seminarios,
congresos, artículos, manuales teóricos,… y, en último lugar, he
recopilado aquellas fuentes de difícil catalogación por su autoría, por el
soporte utilizado o por el formato audiovisual empleado.
Ahora, con cierta perspectiva, me asomo fascinada a la inmensidad
que se ha abierto ante mí. Si, en un primer momento, hace más de cuatro
años, mi pretensión era ir delimitando poco a poco mi estudio para
abordar una tesis cerrada, la historia de unos Premios Literarios,
compruebo que en el camino he ido abriendo muchos senderos, nuevas
vías de investigación, que lamentablemente he tenido que acotar en este
trabajo (no desestimo la idea de seguir buceando en las húmedas y
misteriosas profundidades del erotismo literario). Las posibilidades de
estudio que ofrece la literatura erótica son numerosísimas, al igual que
la nómina de escritores seducidos por esta estética, y, considero, que
necesarias y enriquecedoras. Hemos de sacar de la marginalidad los
compartimentos estancos que se han ido creando a lo largo de la
Historia de la Literatura.
28
1.- LA LITERATURA ERÓTICA EN ESPAÑA
29
sugiere una lectura vinculada a lo mítico, lo esencial, lo primigenio, lo
cósmico, lo bello y lo creativo; no ha de resultar extraño que el iniciado
en este rito de la lectura erótica disfrute de la sensibilidad mítica que
proporciona el erotismo.
El erotismo literario, la literatura erótica, es un género literario
de reciente aceptación, que no de reciente creación, por eso
determinaremos en primer lugar el concepto de erotismo, tarea que no es
nada fácil y menos aún cuando la unimos al término literatura,
considerando esta última como creación artística del hombre, acto de
componer a través del lenguaje una obra de arte, una expresión de
belleza plástica de contenido ficcional-verosímil, capaz de remover la
mente y las pasiones de los lectores. Desde un punto de vista lingüístico
el término erotismo se define en el Diccionario de la RAE como: “1.
Amor sensual.//2. Carácter de lo que excita el amor sensual.//3.
Exaltación del amor físico en el arte” (DRAE, 2001). Sin embargo, a
pesar de esta aparentemente clara definición, existen verdaderos
problemas a la hora de concretar lo que es el género de la literatura
erótica, y, no sólo, por lo delicado del concepto o aceptación del término
erótico- en contraposición a pornográfico- sino también, porque el
esfuerzo por intentar determinar qué obra pertenece o no a esta
denominación es bastante arduo. Para Gaspar Garrote Bernal (2012) el
dualismo entre erotismo y pornografía es un tópico ya cansino que sólo
oculta los todavía existentes prejuicios entre parte de la crítica y de los
lectores; la oposición no existe, sólo se debe a una matización
extraliteraria. Por lo tanto, se considerará una novela erótica aquella que
utilice un lenguaje sexual, aquella que aborde el tema del erotismo…
¿de qué manera?, ¿qué límite determina la frontera que parece ser
infranqueable entre lo eróticamente literario, la anécdota erótica o
sugerencia sexual y lo pornográfico o basura enfermiza? La posible
distinción del tratamiento del sexo en la literatura ha dificultado su
publicación y su llegada al lector, la buena literatura erótica queda
desvaída entre la novela rosa con fragmentos subidos de tono, que
desvirtúa el erotismo verosímil, y la ficción pornográfica que envilece el
más íntimo placer humano, el sexo. El término pornografía es un
vocablo compuesto por las voces “porno” y “grafía” que,
30
etimológicamente, define a toda aquella forma de escritura relativa a las
prostitutas y a la prostitución. Así, la primera acepción del término que
recoge el Diccionario de la RAE (2001) habla de: “1. carácter obsceno
de obras literarias o artísticas// 2. obra literaria o artística de este
carácter// y 3.tratado acerca de la prostitución”. La incorporación de la
palabra “pornografía” data del siglo XIX y como matizan Díez
Fernández y Cortijo Ocaña (2010:1), la oposición entre lo erótico y lo
pornográfico tan sólo separa lo honesto de lo deshonesto y: “señala a la
base relativista sobre la que se levanta, pues lo honesto y lo deshonesto
varían en función de las épocas, los territorios, las culturas, los temas, el
formato y, un muy largo etcétera.”
El erotismo, por lo tanto, no es pornografía, siempre que lo
consideremos un enriquecimiento estético del acto sexual, sexo y placer
incluidos, dotado de una estética y calidad artística. Para Pedro López
Martínez es:
Aconsejable admitir bajo la etiqueta “erótica” toda novela planeada y
redactada, editada y publicitada, y tal vez demandada, con el propósito
no exclusivo, pero sin duda determinante, de revolucionar y excitar los
instintos sexuales – generalmente en reposo durante el proceso de la
lectura- de cualquier lector o lectora psicosomáticamente facultados o
propensos, y ello sin otra arma inductora que el lenguaje y el maravilloso
mundo que habilita, sea mediante la representación de contenidos de
naturaleza erótica universal o sea por la sabia intercesión de una
voluntad verbal articulada, ahora sí con ese objetivo. (López Martínez,
2009: 45)
31
Luego, sonriendo para sí, cerró el puño y lo miró mucho rato […] Lo
hizo. Nunca hubiera creído que fuera posible, que un cuerpo tan pequeño
pudiera albergar una maza semejante, pero lo hizo, su antebrazo
desapareció casi por completo dentro del menudo atleta, que chillaba y
se retorcía, incapaz de levantarse bajo la presión del pie que ahora ya le
aplastaba la nuca, lo hizo y no contento con eso, comenzó a mover el
brazo dentro de su envoltorio, recibiendo con una sonrisa los alaridos de
dolor que arrancaba en cada recorrido. (Grandes, 1989: 260-261)
32
por cuanto nadie consigue explicar la diferencia. Y con razón: no existe
ninguna diferencia. La pornografía es la descripción pura y simple de los
placeres carnales; el erotismo es la misma descripción revalorizada, en
función de una idea del amor o de la vida social. Todo aquello que es
erótico es necesariamente pornográfico, por añadidura. Es mucho más
importante distinguir entre lo erótico y lo obsceno. En este caso se
considera que el erotismo es todo aquello que vuelve la carne deseable,
la muestra en su esplendor o florecimiento, inspira una impresión de
salud, de belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad
devalúa la carne, que así se asocia con la suciedad, las imperfecciones,
los chistes escatológicos, las palabras sucias. (Alexandrian, 1990: 7-8)
33
naturalización del sexo, podemos catalogarla como pornográfica con
total naturalidad como ella misma corrobora en las siguientes palabras:
Porno, porno, porque la Sonrisa vertical lo es. Pero estos libros están
bien escritos y son fuente de conocimiento. Los lectores varones son
muy pudorosos; en cambio las mujeres suelen acercarse con alguna
compañera, tan campantes, y leen en voz alta allí mismo fragmentos
subidos de tono con una desvergüenza tan saludable que da gusto. (Ruiz,
2012)
34
desinteresada de amor en el que confluyen cuerpo y alma. (Mateo, 2002:
188-189)
35
hecho, los datos más antiguos se remontan al Antiguo Egipto, al
Papiro de Turín, fechado en la época ramésida (siglos XIII y XII a.C.) y
donde se detallan con ilustraciones las variantes del acto amatorio. El
texto bíblico del Antiguo Testamento, “El Cantar de los cantares” o
“Cantar de Salomón”, escrito en torno al siglo VII a.C., puede ser
considerado como un pasaje erótico de carácter alegórico, en el que dos
enamorados se rememoran a sí mismos dando a la imaginación el poder
erótico de recrear el amor deseado. Las referencias explicitas de carácter
sexual en el sagrado texto de La Biblia quedan patentes también en los
episodios de Sodoma y Gomorra, de Lot seducido por sus propias hijas
y de Tamar, la astuta, que queda en cinta de su suegro ante el onanismo
de su esposo Onán.
Los primeros escritos de literatura erótica se remontan a la
Antigua Grecia, en torno al año 400 a. C., cuando el dramaturgo
Aristófanes escribió la obra de teatro Lisístrata. Hacia el siglo II a. C. se
atribuye a Luciano la escritura del libro pornográfico más antiguo, Los
diálogos de las cortesanas (a Luciano se debe la difusión del término
lesbianismo para definir la homosexualidad femenina). La poeta griega
Safo de Lesbos (650/610-580 a. C.) representa, por un lado, a la mujer
artista que cantaba al amor y, por otro, a la primera escritora que
defiende el lesbianismo como un plano más del amor desde su propia
concepción de homosexual.
La Antigua Roma también es rica cultivando este género literario;
cabe destacar El arte de amar, de Ovidio (siglo I a. C.), y las novelas: El
Satiricón, de Petronio (siglo I d. C.) y El asno de oro, de Apuleyo (siglo
II d. C.).
Como ya hemos anticipado, la literatura erótica antigua tiene, en
sus orígenes más remotos, una clara intención educativa y la conforman
principalmente manuales de posturas sexuales, que tratan el sexo
heterosexual, el homosexual y el sexo oral. En la Antigua China,
alrededor del año 200 a.C., circularon diversos manuales didácticos
sobre la práctica sexual. En el siglo IV, apareció en la India el
Kamasutra, famoso manual de sexualidad, escrito por Mal-la Naga
Vatsiaiana que recoge un compendio de técnicas y consejos en las artes
36
amatorias. Del siglo IX data la obra Las mil y una noches procedente de
Oriente Medio, en la que se suceden los sensuales y voluptuosos relatos
de Sherezade.
La Edad Media fue una época difícil para el excitante género del
erotismo y la sexualidad en general, en el siglo XII surge el ideal del
Amor Cortés, basado en un amor servicial y desinteresado, en él se
idealiza a la mujer amada y el amado sufre por amor. Para Efigenio
Amezúa el Amor Cortés supone una revolución que traspasa las
fronteras de la literatura y se asienta en una nueva consideración social,
pues “ha sido el empuje más poderoso hacia la heterosexualidad, la
situación de la mujer, su respeto y su valor”(Amezúa, 1974: 80), pone
así en estima lo que la religión cristiana se había empeñado en
considerar indecoroso y despreciable. Algunas obras englobadas dentro
de este estilo que ponen de manifiesto una delicada y decorosa relación
amorosa son: Lancelot de Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda de
Gottfried Von Strassburg, y La Divina Comedia de Dante Alighieri. Del
medievo también cabe destacar, como contrapartida al idealismo citado,
las composiciones de los Goliardos, grupo de clérigos y estudiantes
aficionados a la literatura, que recogían en sus escritos una crítica a la
Iglesia y a los poderes políticos y, por otro lado, elogiaban el ocio: el
vino, el juego, las mujeres y el sexo.
La literatura erótica cobró cierta importancia en Italia con la
llegada del Renacimiento. Momento en el que Giovanni Boccaccio
escribe el Decamerón (1353), obra que recoge los cien relatos, de
variada intensidad amorosa, que un grupo de jóvenes (siete mujeres y
tres hombres) se cuentan unos a otros a lo largo de los diez días que
dura su encierro en una villa a las afueras de la ciudad sitiada por la
epidemia. Otra obra italiana importante del siglo XV fue Las Facecias
de Gian Francesco Poggio Bracciolini, una colección de historias breves
entorno a la lujuria. Pietro Aretino y Agostino Carracci (basándose en
las imágenes de Marcantonio Raimondi de 1524) produjeron I Modi en
1527, un poemario ilustrado con 16 posturas sexuales, fue la primera
obra impresa y publicada en la que se combinaban textos e imágenes
eróticos.
37
En Inglaterra, los Cuentos de Canterbury (1387) de Geoffrey
Chaucer son una versión de las historias del Decamerón, un conjunto de
narraciones con las que alivian su viaje un grupo de peregrinos que
caminan hacia Canterbury.
Durante el siglo XVI, la literatura francesa nos ofrece obras
maestras del género. Destacaremos los cinco libros de Gargantúa y
Pantagruel (1532-1564), escritos por François Rabelais, relatos que
parodian los excesos del amor sensual y el libertinaje y los Sonetos para
Helena, de 1574, donde Pierre de Ronsard trata el tema del amor
prohibido entre un hombre de avanzada edad y una joven doncella.
Inspirada en el Decamerón de Boccaccio, Margarita de Navarra, esposa
del rey Enrique IV, escribió el Heptamerón (1558), una colección de 72
historias cortas, contadas en siete días por un aristocrático coro de
damas y caballeros que han quedado aislados en una abadía de Los
Pirineos. Los temas son el amor, la lujuria, la infidelidad y otras
materias románticas y sexuales. El Heptamerón constituye uno de los
pocos ejemplos de literatura erótica escrito por una mujer hasta la Edad
Contemporánea.
En el siglo XVII, comenzaron a circular numerosos ejemplos de
literatura pornográfica o erótica, muchos fueron impresos en
Ámsterdam y de allí, ilegalmente pasaban al resto de Europa. En
Francia, se populariza la novela de Pierre de Brantôme, Vida de las
mujeres galantes que, a pesar de comenzarse a escribir en 1584, fue
publicada póstumamente entre 1665-1666. Brantôme presenta unos
personajes inmorales y promiscuos, describe escenas de amor lésbico,
cunnilingus e incluso rasgos de sadomasoquismo.
Durante la Ilustración, muchos de los librepensadores franceses
empezaron a explotar la pornografía como medio de crítica y sátira
social. La pornografía libertina era propaganda subversiva en contra de
la Iglesia Católica, la clase política y la institución monárquica. Así,
obras como Memoirs of a Woman of Pleasure (Fanny Hill) escrita en
1748 por John Cleland, o Justine o los infortunios de la virtud escrita
por el Marqués de Sade en 1787, satirizan las convenciones literarias y
las costumbres del siglo XVIII. El erotismo también se funde con la
38
filosofía, en la obra Teresa, filósofa del Marqués d'Argens; con la
literatura de divertimento orgiástico en Las Afroditas de Andréa de
Nerciat; y con el fetichismo y las desviaciones sexuales en Anti-Justine
(1793), de Nicolás Edme Restif de la Bretonne. Pierre Ambroise
Choderlos de Laclos, escribió la sensual obra epistolar Las amistades
peligrosas (1782) considerada como una de las novelas más conocidas
en el mundo y obra maestra de la literatura galante del siglo XVIII.
El Marqués de Sade, ilustrado libertino, opuesto a toda ley y
norma moral religiosa o social, ha sido uno de los escritores de novela
erótica más importantes e influyentes del género hasta la actualidad. De
hecho su concepto del sexo como acto violento y perverso en obras
como Los 120 días de Sodoma de 1785 y, la ya citada Justine o los
infortunios de la virtud de 1787, justifica que la violencia exacerbada en
las relaciones sexuales, y el disfrute de la misma, el sadismo, lleve su
apellido.
El Romanticismo de comienzos del siglo XIX recrea una
literatura que idealiza el dolor, el sufrimiento y el amor; de manera que
el erotismo no está permitido sino soterrado tras una historia trágica de
pasión, celos y amores imposibles. Aparecerá así un nuevo subgénero,
la novela rosa, obras muy bien acogidas por las jóvenes y que
propiciaron a las mujeres el gozo de la lectura; avanzado el siglo, se
consideraron malas influencias para las ávidas lectoras, a las que se
suponía de mente frágil e imaginativa. Aún así, las mujeres se irán
incorporando, no sólo, al mundo de la lectura, sino también, al de la
creación literaria a lo largo del s. XIX, un claro ejemplo es Céleste
Mogador, La condesa de Chabrillan, que publicó sus memorias, Adioses
al mundo en 1854; la travestida Marie-Amelié Chartroule escandalizó
con la novela Madame Ducroisy; a finales de siglo, mencionaremos a la
marquesa de Mannoury d´Ectot, considerada como la primera escritora
de literatura erótica original con Las memorias secretas de un sastre de
damas (1880).
La puritana Época Victoriana, en el Reino Unido, se caracteriza
por el acalorado interés de los textos eróticos hacia una, ya clásica,
relación sexual, la que se establece entre maestro y sirviente. A finales
39
de siglo, el erotismo de Teleny o El reverso de la medalla (1893) de
Oscar Wilde nos desvela sus inclinaciones sexuales, desarrollando así el
tema homosexual como actitud erótica. Pero la literatura erótica más
destacable, por novedosa y agresiva, en el siglo XIX, se debe al autor
austriaco Leopold von Sacher-Masoch que se hizo un hueco en la
historia de la sexología y, no sólo, de la literatura, con su obra La Venus
de las pieles (1870), en ella se encuentran las bases del masoquismo,
término, que al igual que el sadismo procede de Sade, debe al apellido
de Masoch, tal denominación. Pierre Louÿs, en Francia, publica Las
canciones de Bilitis en 1884, icono del lesbianismo, y la novela, de
1896, Afrodita.
Henry Spencer Sabe, bibliófilo inglés del siglo XIX, destacado
por recoger bajo el seudónimo de “Pisanus Fraxi” tres extensos
catálogos de literatura erótica, nos corrobora, no sólo, el interés que
despertaba la literatura erótica, sino también, lo numerosa que ésta era.
Las bibliografías son: Index Librorum Prohibitorum (1877), Centuria
Librorum Asconditorum (1879) y Catena Librorum Tacendorum (1885).
Al aproximarnos al siglo XX observamos como la narrativa
cobra mayor desarrollo en el panorama de las letras universales, de
hecho, el género narrativo en prosa recoge con mayor precisión la
minuciosa descripción que requiere la erótica y es por este motivo y
porque nuestro estudio se centra en los Premios de narrativa erótica “La
Sonrisa Vertical”, que en estas últimas décadas, nos acerquemos más a
las publicaciones en prosa. A comienzos del siglo XX, se publicó una
novela erótica de gran importancia en Alemania, Josephine
Mutzenbacher (1906), en ella, Félix Salten, que curiosamente es el autor
del clásico infantil Bambi (1923), compila las memorias de una vieja
prostituta con inclinaciones pedófilas. En Francia, destacan Las once
mil vergas (1906-1907), del vanguardista francés Guillaume
Apollinaire; El coño de Irene de Louis Aragon (1928); y Georges
Bataille con La historia del ojo (1928), publicada bajo el pseudónimo:
Lord Auch, se acerca a las relaciones sexuales entre dos adolescentes
exhibicionistas. Siguiendo la tendencia decimonónica del erotismo
inglés, D.H. Lawrence publica El amante de Lady Chatterley (1928), en
40
la que el sexo rompe la barrera imaginaria entre las clases sociales, así,
una dama, ante la imposibilidad sexual de su marido, herido en la
Primera Guerra Mundial, mantiene relaciones adulteras con un sirviente.
En este primer tercio del siglo XX, asistimos a la época del
florecimiento del feminismo y las libertades sexuales como demostraron
las autoras que flanquearon las fronteras del siglo exhibiendo en sus
obras su atracción por la erótica, de entre ellas destacan: Rachilde,
seudónimo de Marguerite Eymery, con las escandalosas novelas Señor
Venus (1889), La animal (1893), Los antinaturales (1897) y La hora
sexual (1898) entre otras; Natalie Clifford Barney, artista singular de
personalidad liberal, que escribió, una interesante compilación de
retratos en Aventuras del espíritu (1929) y la novela El que es legión, o
la vida después de la muerte de A.D., de 1930; la “poeta lésbica” Renée
Vivien describe sus amores con la autora antes citada, Natalie Clifford
Barney, en la novela Una mujer se me manifestó. Madame Colette,
artista multidisciplinar cuyo mayor éxito literario fue la novela de 1944,
Gigi, previamente y con talento despuntó en el panorama del erotismo
literario con Claudine (1900-1904), Querido (1920) y Esos placeres de
1932; Lucie Delaure-Mardrus, “La Princesa Amande”, con: La
encarnizada (1910), El ángel y los perversos (1930), Una mujer madura
y el amor (1935). En estos comienzos de siglo, con la ebullición cultural
y artística que reina en Europa, no podemos dejar de mencionar la
maestría de Renée Dunan, la primera escritora que publicó una novela
pornográfica y teorizó sobre el sexo en Los caprichos del sexo,
publicada en 1928.
En el segundo tercio del siglo destaca otro autor, el controvertido
neoyorquino Henry Miller, admirador de las prostitutas, y del arte de la
pornografía, con sus obras Trópico de Cáncer (1934), Trópico de
Capricornio (1938) y la “Trilogía de la Crucifixión” con: Sexus (1949),
Plexus (1953) y Nexus (1960). Otro norteamericano, de origen ruso,
Vladimir Nabokov, será principalmente conocido por su novela Lolita
(1955), una obra que trata el espinoso tema de la relación entre una
joven menor de edad y un hombre maduro, enmarcada en una cultura
liberal y a la vez estrechamente reprimida como es la americana. El
41
título del libro, Lolita, se considera en la actualidad un término
metonímico ligado a la pedofilia. En la cercana Francia, la literatura
erótica era un argumento filosófico, pues la temática recurrente de lo
erótico había traspasado la literatura y se había catalogado como actitud
metafísica; aún así, en las décadas posteriores a la “Belle Époque”, la
literatura erótica tuvo muchas restricciones e incluso llegó a publicarse
de forma clandestina. De entre estos autores mencionaremos al
admirado por Almudena Grandes, Boris Vian con Escupiré sobre
vuestra tumba (1946), publicada bajo el seudónimo de Vernon Sullivan.
En 1974, José Piere, publica ¿Qué es Téresè? Es los castaños en flor,
que nos relata la historia de una ninfómana, iniciada en el sexo por su
padre. El británico, J. G. Ballard, publica en 1973 Crash, obra que ralla
la obscenidad al plasmar las relaciones fetichistas con los automóviles y
la velocidad. Echando una mirada a oriente, reconocemos al Nóbel
japonés Yasunari Kawata con su relato La casa de las bellas
durmientes, publicada en 1961. Este título es un referente para algunos
de nuestros autores reconocidos por el Premio La Sonrisa Vertical como
José Mª Álvarez y José Luis Rodríguez del Corral, así como una
inspiración para, el también Nóbel, Gabriel García Márquez en
Memoria de mis putas tristes (2004).
En la segunda mitad de siglo, una vez asimilado el movimiento
feminista y la liberación sexual, destacan un grupo de escritoras
controvertidas que se decantan por la literatura erótica como:
Dominique Aury, escritora francesa cuyo nombre real era Anne
Desclos, publicó en 1954 Historia de O bajo el seudónimo de Pauline
Réage, una novela centrada en las prácticas sexuales del BDSM, siglas
que denominan al conjunto de experiencias como el Bondage (ataduras),
la Disciplina y la Dominación, la Sumisión y el Sadismo y el
Masoquismo; Emmanuelle Arsan, seudónimo de Marayat Rollet-
Andriane, autora de la exitosa Emmanuelle (1959); la ambigua y
sugerente Anaïs Nin, amante de Miller, con su visión vanguardista de la
sexualidad, fue una de las primeras representantes de reconocido
prestigio en el panorama de la literatura erótica femenina con sus
memorias de carácter autobiográfico, denominadas genéricamente
Diarios (1931-1974); Joyce Manssour y sus relatos recogidos en
42
Historias nocivas (1973); Monique Watteau, con su novela, entre otras,
La cólera vegetal de 1953; Nelly Kaplan, alias “Belen”, La geometría
en los espasmos (1959), La reina de los aquelarres (1962) y Las
memorias de una lectora de sábanas de 1974; y la militante feminista
Monique Wittig, con El cuerpo lésbico de 1973 y Erica Jong, autora
de Miedo a volar de 1973. Cintia Moscovich, autora brasileña, publica
en 1998, la novela Dos iguales.
En cuanto a la literatura erótica de temática homosexual
masculina, recogemos aquí sus máximos exponentes como André
Guide con Corydon (1911), Jenet Cocteau con su confesión anónima El
libro Blanco (1928), el profesor Marcel Jouhandeau con Apuntes de don
Juan (1946) y Tiresias (1954) y Jean Genet con las provocativas y
escandalosas novelas: Santa María de las Flores (1944), El milagro de
la rosa (1946), Pompas fúnebres (1947) y Querelle de Brest (1947).
Merece especial atención la literatura japonesa con el autor Yukio
Mishima y sus Confesiones de una máscara, novela autobiográfica
publicada en 1949. El novelista norteamericano, drogadicto,
homosexual e ideólogo de la “Generación Beat”, William Burroughs,
autor de obras tan originales como la trilogía The soft machine y Los
niños salvajes de 1969 y Queer de 1985. Otros títulos interesantes son
de, los también estadounidenses, David Leavitt Mientras Inglaterra
duerme de 1993, Harold Broker con su novela de temática clásica, una
relación maestro-discípulo, Amistad profana, de 1994 y Dennis Cooper
con Chaperos escrita entre 1994 y 2002. Como curiosidad, por tratarse
de una relación gay escrita por una mujer, citaremos a la autora inglesa
Mary Renault que, especializada en la fascinante figura de Alejandro
Magno, publica en 1972, la segunda novela de su trilogía sobre dicho
personaje denominada El muchacho persa, en la que describe los
amores entre Alejandro y Bagoas.
En la prosa Hispanoamericana, el sexo es una constante, de hecho,
desde las novelas realistas de principio de siglo, de temática
regionalista, ya observamos fragmentos de elevada tensión erótica, que
serán más patentes en la Nueva Novela a partir de los años sesenta. De
entre las características del Boom de la narrativa Hispanoamericana
43
destaca el tema del erotismo, para estos autores el sexo es parte del ser
humano, cumple con una función totalizadora del ser, y se entiende
como vehículo comunicativo, las relaciones amorosas se consideran un
acto comunicativo total. En Argentina cuentan con un título clásico de
Manuel Puig, El beso de la mujer araña publicada en 1976 y en México
El vampiro de la colonia Roma de Luis Zapata. De entre los numerosos
y destacados autores de la exitosa Nueva Novela Hispanoamericana,
podemos mencionar como destacado exponente del género erótico en
prosa al peruano Mario Vargas Llosa, con las novelas eróticas, Elogio
de la Madrastra (1988), Los cuadernos de don Rigoberto (1997) y
Travesuras de la niña mala (2006) y, como aglutinador del sexo a la
trama literaria, al colombiano Gabriel García Márquez con Memoria de
mis putas tristes del 2004. No podemos olvidar el Capítulo 68 de la
novela Rayuela, y a su magistral autor, el argentino Julio Cortázar,
creador de un lenguaje propio del erotismo, una lengua inventada, el
glíglico, que no necesita traducción ya que el sexo posee un lenguaje
propio que todos reconocemos:
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían
en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada
vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado
quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo
poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando,
reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina
al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo
era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los
hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios.
Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los
extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa
convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio,
los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé!
¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar,
perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo
se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas,
en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las
gunfias. (Cortazar, 1993: 395)
44
La novela erótica de principios del siglo XXI, supone un
despertar en el mundo editorial, además, cobran cierta relevancia las
obras escritas por féminas. Durante la primera década del siglo destacan
la controvertida novela Cien Cepilladas antes de Dormir o los cien
golpes (2003), de Melissa Panarello; y, las tres novelas de la escritora y
sexóloga francesa Valérie Tasso: Diario de una ninfómana (2003), El
otro lado del sexo (2006) y Antimanual de sexo (2008). En la segunda
década del s. XXI, ha ocurrido todo un fenómeno editorial y socio-
cultural, en más de treinta millones de hogares ha ocupado el puesto de
libro de cabecera en las mesillas femeninas la trilogía erótica de la
británica P.L. James, con las apasionadas vivencias de Grey y su joven
amante Anastasia, recogidas en 50 sombras de Grey, 50 sombras más
oscuras y 50 sombras liberadas. Parece que la estructura tripartita de
este culebrón es una constante en otras sagas como la de Megan
Maxwell con los títulos: Pídeme lo que quieras, Pídeme lo que quieras:
Ahora y siempre y Pídeme lo que quieras o déjame; como la de Sylvia
Day y su trilogía “Crossfire”: Cautivada por ti, Atada a ti y Reflejada en
ti; o como la de Eve Berlin: El límite del placer (2012), El límite del
deseo (2013) y El límite de la tentación (2013). Para poner un final a la
fecunda lista de autoras en los últimos años, mencionaremos a la sueca
Erika Lust, reconocida directora de cine porno para mujeres que publicó
en 2013 su primera novela erótica La canción de Nora.
Otra característica de la novela de las últimas décadas es el
cambio de soporte, las editoriales delimitan las publicaciones de
literatura erótica a relatos con tintes románticos, a novelas rosa tipo
Victoria Holt, pero con unas escenas un poco más picantes, sexo
tolerable para la mentalidad de nuestros días “políticamente correctos”.
Debido a estos determinismos y a las escasas editoriales especializadas,
el erotismo literario explícito ha buscado otros caminos y ha encontrado
en internet una alternativa para poder llegar a los lectores interesados, a
través de Ediciones On Line y de Blogs especializados en materia rijosa:
“el cibersexo insertó un erotismo cómodo, barato, multiforme, y con un
marco de privacidad inimaginable hasta entonces” (Anexo IV). En las
45
últimas décadas, la cultura urbana-alternativa de temática erótica ha
encontrado en el subgénero del cómic y de la animación un soporte muy
versátil y atractivo, llegando a un público más joven y variopinto. Esta
tendencia se engloba bajo el nombre de Anime-Hentai, y en ella
podemos encontrar diversas temáticas, la más explícita es el Lemon;
otras versan sobre sexo homosexual entre mujeres, Yuri, entre hombres,
Yaoi; y otras exhiben sexo entre niños o pederastia, Loli o Shota. La
expansión de estos subgéneros ratifica el poder de la imagen en el
mundo de las nuevas tecnologías y en la forma de percibir los estímulos
por parte de las nuevas generaciones:
Buena parte de la fuerza motivadora del erotismo descansa en la imagen, en su
innato poder de sugestión, muy por encima del resto de los sentidos. Puesto que
vivimos en una cultura basada en el poder de la imagen, es evidente que la
literatura ha perdido mucho terreno. No obstante, la fotografía erótica (muchas
veces acompañada de magníficos textos) cubre desde hace mucho tiempo buena
parte de esa ausencia, a lo que deberíamos agregar una larga lista de excelentes
creadores de comics de temática erótica, así como pintores, ilustradores y
dibujantes. En todos ellos nunca falta un texto que los fundamenta, ya sea
literario o ensayístico; en muchos de ellos, además, se rescatan de forma
fragmentaria los mejores ejemplos de la literatura erótica. Dos ejemplos al hilo:
Eros el precioso libro de fotografías y textos recopilados por Linda Ferrer y
Jane Lahr (Evergreen/Taschen, 1997) y el fabuloso catálogo de la Exposición
“Jardín de Eros” que se realizó en Barcelona (Palau de la Virreina, 1999).
(Anexo IV)
46
las lectoras quieran devorar estos géneros narrativos, ¿es nuestra vida
sexual tan aburrida que hayamos podido descubrir nuevas sensaciones
lúbricas en las páginas de un libro? El auge editorial y el aumento de
ventas en los últimos años pone de manifiesto que, hasta ahora, el
erotismo literario no ha sido considerado como algo normal para las
lectoras, pero ¿estamos hablando de literatura erótica de verdad o de un
sucedáneo almibarado de sexo-amoroso?, o, tal vez en un mundo
globalizado donde el erotismo también ha sufrido esa cotidianeidad, las
lectoras buscan el sexo en un lugar más intimo, mas personal como es
en la lectura de un libro para sentirse de verdad liberadas.
47
48
1.2. La literatura erótica en España
1
José Antonio Cerezo, “Impresos eróticos españoles en prensas clandestinas (1880-
1936)” (Entrada 63, del catálogo: Publicada en Londres en 1870 Travesuras del amor.
Galería del deleite. Colección de todo loa mas sabroso y lechoso que se ha escrito
sobre el coño e islas indecentes. Recopilada por un aficionado Seguido de una
aventura singular. Recuerdos de mi juventud. Imprenta y Jodeografía de L.
Westhengartz, 1876, 62 pp., 17 cm.) en Adrienne L. Martín y J. Ignacio Díez (Ed.),
Venus Venerada II, (2007), Madrid, Editorial Complutense, pp.: 153.
49
sexual…o como queramos eufemizarlo, todos ellos como temas
vinculantes a la trama del libro. Según Guereña (2000: 195-200), la
publicación de obras eróticas en España resulta poco productiva si la
comparamos con la nutrida manifestación de que disfrutan las letras
francesas, considerados los pioneros en el deleite sexual literario.
Algunas de las causas que, en cierto modo, justifican la menos
especialización en literatura rijosa en España, pueden deberse a la
presión que ejercía hasta principios del siglo XIX la Inquisición y a la
prohibitiva censura de las leyes penales, así como la ideología inherente
a un país tradicional y conservador como el nuestro donde el gusto por
el erotismo literario se ha mostrado en las letras preferentemente de
forma implícita, tendencia que ha dificultado la catalogación de obras
eróticas escritas en España. Lo que no podemos aceptar es la conclusión
a la que llegó Alexandrian en su Historia de la literatura erótica, ésta es
que no existe en España literatura erótica, que no es significativa:
España, que no se atrevió con la censura de la Inquisición, se especializó
en literatura sentimental y caballeresca. El “infierno” de la biblioteca de
Don Antonio de Villalonga en Palma de Mallorca […] contenía ciento
setenta y tres libros eróticos, de los cuales solo tres eran españoles […]
Una obra del erotismo español publicada en Madrid en 1983 se limita a
citar obras platónicas o satíricas […] Las primeras obras pornográficas
españolas, como Travesuras del amor (1870), fueron publicadas en
Londres durante el siglo XIX. (Alexandrian: 8)
50
proponemos, sin dejar de señalar que ésta se propone como un breve
recorrido por la historia de la literatura erótica española, que indica de
forma somera la trayectoria de nuestras letras en la erótica. El amplio
abanico que despliega nuestra literatura erótica muestra el interés que
despierta la literatura galante, que no sólo queda patente por las
constantes publicaciones de los géneros de lectura (ocio artístico), sino
también por la constante sucesión de congresos, publicaciones críticas
(reseñas, artículos, tesis,…) y catálogos que centran su campo de
estudio en el erotismo literario. José Antonio Cerezo y Víctor Infantes,
entre otros investigadores del panorama español de la literatura erótica,
han facilitado la tarea a los estudiosos, que, curiosos, se acerquen al
género literario del erotismo. Actualmente sus compendios de
referencias literarias son un auténtico tesoro a modo de las eruditas
enciclopedias áureas, como bien señala Martin Schatzmann:
A finales del siglo XX ha sido sobre todo José Antonio Cerezo quien
se ha dedicado a elaborar una bibliografía de la erótica española:
— José Antonio Cerezo: «Una aproximación a las bibliografías de
erótica en España: “El infierno Villalonga”», Montilla. Historia, arte,
literatura. Homenaje a Manuel Ruiz Luque. (Montilla: Ayuntamiento,
1988), pp. 77-96.
— José Antonio Cerezo: «Bibliografía de bibliografías eróticas»,
Anuario de Filología Española, 3.
— José Antonio Cerezo: Bibliotheca Erotica sive Apparatus ad
catalogum librorum eroticorum (ad usum privatum tantum) (Madrid: El
museo Universal, 1993).
También Víctor Infantes ha contribuido con sus exposiciones en
congresos a construir una estructura bibliográfica para la investigación
en el campo de la literatura y de la literatura crítica:
— Víctor Infantes: «Por los senderos de Venus. Cuentos y recuentos del
erotismo literario español», Eros Literaris-Actas del Coloquio celebrado
en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense en diciembre
de 1988. (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 1989), pp. 19-
30.
51
— Víctor Infantes: «Primer registro hispano de parodias eróticas:
“Tanteos para una crónica gozosa de la virilidad literaria”», Antonio
Cruz Casado (Ed.). El cortejo de Afrodita. Analecta Malacitana-anejo de
la revista de la sección de filología de la facultad de filosofía y letras, nº
11. (Málaga: 1997), pp. 69-888. (Schatzmann, 2003: 283-284)
52
1.2.1. Literatura erótica española en la Edad Media
53
una mujer de alta posición, varias serranas, etc. Según Mª de los Reyes
Nieto Pérez (Nieto, 2002: 69-91) el Arcipreste actúa como un precursor
de Don Juan, al disfrutar más del juego de la seducción y conquista que
del resultado carnal: “en las aventuras amorosas que el arcipreste recorre
en su caminar erótico […] lo característico de todas ellas es no ir
directamente al grano, sino justamente todo lo contrario, la delectación
en los prolegómenos” (Nieto: 72). La rijosidad en el libro se manifiesta
en el prólogo de forma contradictoria, pues en ella se recogen dos
intenciones para justificar su escritura, se nos presenta un texto cuya
finalidad es enseñar al enamorado a amar y a quién, dando una serie de
consejos y, a la vez, es una crítica al loco amor que hace perder el seso y
la cordura. Independientemente de sus intenciones, es evidente que El
Libro de Buen Amor contiene una evidente carga sexual y, lo que es más
curioso, supuestamente, contuviese un fuerte contenido erótico, como se
desprende de las siguientes palabras de Daniel Eisenberg:
Es el ejemplo más antiguo que conozco de censura en las letras
castellanas. Como algunos de Uds. saben, las hojas que contenían el
encuentro sexual con Doña Endrina fueron arrancadas hace muchos
años, y—revelando el expolio de un moderno—de más de un
manuscrito. También, y es otra vez un caso único en las letras
castellanas, hay episodios enteros perdidos, cantares amorosos, cazurros
y de burlas aludidos en el texto que tenemos pero que no figuran en
ninguno de los manuscritos existentes. No es imposible que la censura
fuera un factor en su desaparición también. (Eisenberg, 1996: 51)
54
En 1490, cerrando la Edad Media, etapa en la que queda de largo
constatada la presencia del erotismo en la literatura, sobresale la prosa
rijosa de Joanot Martorell y sus explícitos comentarios sexuales en su
novela de caballerías, Tirante el Blanco, en ella, el sexo, es un tema
central de la trama y, como tal, influye y determina parte de las
actuaciones de los protagonistas. En esta escena tan provocadora,
Estefanía actúa como las manos de Tirante:
__
¡O Tirante, señor! ¿Dónde estás tú agora, que no eres aquí cerca para
que pudiesses ver y tocar la cosa que más amas en aqueste mundo? Mira,
señor Tirante, cata aquí los cabellos de la señora Princesa; yo los beso en
tu nombre, que eres el mejor de los cavalleros del mundo. Cata aquí los
ojos y la boca: yo lo[s] beso por ti. Cata aquí sus cristalinas tetas, que
tengo cada una en su mano; mira cómo son chiquitas, duras, blancas y
lisas. Cata aquí su vientre y los muslos y el lugar secreto. (Martorell,
2006: 624)
55
56
1.2.2. La rijosidad en El Renacimiento y Barroco
57
aparentemente moral pero éticamente corrupta, así también se observa
en la novela dialogada La lozana andaluza (1528) de Francisco
Delicado, en la que se describe con todo lujo de detalles el mundo de la
prostitución en la Roma renacentista, y en la que destaca la vitalidad y el
realismo lingüístico.
AUCTOR: Allí junto moraba un herrero, el cual se levantó a media
noche y no les dejaba dormir. Y él se levantó a ver si era de día y,
tornándose a la cama, la despertó, y dijo ella:
LOZANA: ¿De dó venís?, que no's sentí levantar.
RAMPÍN: Fui allí fuera, que estos vecinos hacen de la noche día. Están
las cabrillas sobre este horno, que es la punta de la media noche, y no
nos dejan dormir.
LOZANA: ¿Y en cueros salistes? Frío venís.
RAMPÍN: Vos me escalentaréis.
LOZANA: Sí haré, mas no d'esa manera. ¡No más, que estoy harta, y me
gastaréis la cena!
RAMPÍN: Tarde acordastes, que dentro yaz que no rabea. Harta me
decís que estáis, y parece que comenzáis agora. Cansada creería yo más
presto, que no harta.
LOZANA: Pues ¿quién se harta que no deje un rincón para lo que
viniere? ¡Por mi vida, que tan bien batís vos el hierro como aquel
herrero! ¡A tiempo y fuerte, que es acero! Mi vida, ya no más, que basta
hasta otro día, que yo no puedo mantener la tela, y lo demás sería gastar
lo bueno. (Delicado, 1998: 106)
58
Giannelli (2012:87) al pertenecer a “una sociedad dominada por una
moral patológicamente sexofóbica y controlada por la censura”.
Del siglo XVII data el personaje del Don Juan, (El burlador de
Sevilla, 1630, de Tirso de Molina), un seductor osado que nunca
encuentra satisfacción plena en sus conquistas, razón por la cual se
embarca una y otra vez en la tarea de seducir y burlar a las mujeres sin
llegar nunca a amar a ninguna de ellas. Las burla y huye. La figura del
Don Juan se ha convertido en un mito literario, ha traspasado las
fronteras culturales y patrias, y aún tiene vigencia en la actualidad. Con
un lenguaje simbólico, Tirso de Molina nos muestra la sensualidad del
encuentro entre Don Juan y Tisbea:
TISBEA: Parecéis caballo griego
que el mar a mis pies desagua,
pues venís formado de agua
y estáis preñado de fuego.
Y si mojado abrasáis,
estando enjuto, ¿qué haréis?
Mucho fuego prometéis,
¡plega a Dios que no mintáis!
D. JUAN: A Dios, zagala, pluguiera
que en el agua me anegara
para que cuerdo acabara
y loco en vos no muriera;
que el mar pudiera anegarme
entre sus olas de plata
que sus límites desata,
mas no pudiera abrasarme.(Molina, 2003: 202-203)
59
María de Zayas Sotomayor, novelista española del Siglo de Oro,
escribió Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español (1637),
Novelas y saraos (1647) y Parte segunda del Sarao y entretenimientos
honestos (1649), reeditados como Desengaños amorosos. Lo más
interesante de estos relatos es la desenvoltura con que se comportan los
personajes femeninos en el aspecto sexual y amatorio, además, claro
está, que sea una mujer la autora.
60
1.2.3. El erotismo ilustrado en el s. XVIII
61
Su hijo, Leandro Fernández de Moratín, publicó de forma anónima
y con falsa edición, Fábulas futrosóficas, Fábulas o La filosofía de
Venus en fábulas, en Londres [Burdeos], en dos volúmenes (1821-
1824). En estos versos del Poema “El desafío del Carajo y el Chocho”,
perteneciente a la Fábula XXXVIII, se observa jocoso juego lingüístico
de carácter erótico:
Provocó un gran carajo a desafío
a cierto chocho, ya medio pasado,
sobre el mérito suyo y poderío;
aunque estoy —dijo el chocho— en tal estado
que a los sesenta abriles ya se avanza,
vamos a ver quien tiene más pujanza.
(Infantes, Cátedra y Cuenca, 1984: 31-33)
62
no creo que es así como se llama
mi diversión, sino la…
(Samaniego, 2009: 108)
63
64
1.2.4. Eros-Tánatos-Natura en el s. XIX
65
1991: 254-255), título de un álbum de láminas de sátira pornográfica,
donde se caricaturiza y ridiculiza a personajes públicos del reinado de
Isabel II. Las acuarelas van acompañas de agudos textos de tono
irreverente y jocoso. Están firmadas con el pseudónimo SEM y son
atribuidas a los hermanos Bécquer (Gustavo y Valeriano) y al pintor
Francisco Ortego. Fueron publicadas por primera vez en 1991. Aquí
incorporamos la fotografía de una de las pinturas que ilustran el libro:
Fotografía nº 1: “Carlos Marfori de pié atendido por Isabel II, quien a su vez recibe
las gracias de su confesor. Otra escena representa a sor Patrocinio que está siendo
masturbada por Luis González Bravo, primer ministro.”
66
sociedad, como la aguerrida Neleta de Cañas y Barro (1902), del año
anterior destacamos Sónnica, historia de una cortesana. En el
fragmento que insertamos a continuación se observa cómo el esposo
de Sónnica le reprocha su vida pasada y le cuestiona si: “¿no estaba
cansada de su vida, de verse deseada como un objeto de gran precio y
despreciada al mismo tiempo por gentes groseras que se creían
señores de su persona con sólo presentar su oro?” (Blasco, 1998: 88)
El también escritor naturalista, Eduardo López Bago (1855 -
1931), centra su obra en la explotación sexual femenina, en obras
como: Los amores, 1877, La soltera, 1886, La mujer honrada, 1886.
Carne de nobles, 1887 y La señora de López, 1888.
A finales del siglo XIX y comienzos de XX se editan interesantes
catálogos de obras eróticas, clandestinas, inusuales, como el
Cancionero de obras de burlas, provocantes a risa (1872) de Eduardo
Lustoñó, la compilación anónima Cancionero moderno de obras
alegres (1875- 1895?) y el Cancionero de amor y risa de Joaquín
López Barbadillo, publicado en 1917. La aparición de estas
bibliotecas presupone el interés no sólo bibliográfico de los editores,
sino también, el reconocimiento literario de una época a este género
literario. En estas últimas décadas de XIX, también debemos
mencionar la figura de Amancio Peratoner y sus trabajos como
compilador, sus catálogos han sido revisados por Díez Fernández; y
en ellos podemos descubrir:
Desde el muy madrugador Museo epigramático o colección de los más
festivos epigramas (1864), hasta Venus picaresca. Nuevo ramillete de
poesías festivas dedicadas a la juguetona musa de nuestros vates
(1881, que anota, como reclamo, que “no va comprendida
composición alguna de las que figuran en Venus retozona”). Entre
ambos aparecen Venus retozona (1872), las Flores varias del Parnaso
(1876) y los Juguetes y travesuras de ingenio de D. Francisco de
Quevedo Villegas (1876). (Díez Fernández, 210: 309)
67
68
1.3. La narrativa erótica española en el siglo XX
69
Bradomín. La estética modernista, como la de Valle, se nutre del
erotismo, y éste, como afirma Litvak:
Es uno de los Leitmotifs de su plástica y su literatura.
Indudablemente, una de las bisagras que articulan la problemática
finisecular es su manera peculiar de enfrentarse y de expresar el eros
[…] (y) estas preocupaciones se desarrollan en el marco de un sistema
burgués sexualmente represivo, caracterizado por su hipocresía y su
doble escala de valores. (Litvak: 2)
70
a que las pautas de comportamiento sexual de los españoles sean
similares a las del resto de los ciudadanos europeos. (Retana, 2004:
16-17)
71
manifestaba hacia ellos la sociedad del momento, ni por sus
publicaciones asequibles a través de las entregas periodísticas, sino
también, al trabajo editorial, anteriormente citado, que llevó a cabo
López Barbadillo entre 1914 y 1924, tiempo en el que publicó o
reeditó a los más destacados autores de literatura erótica de Europa,
como atestigua López Martínez (2009: 27). Refiriéndose a los años de
la dictadura de Primo de Rivera, José Mª López Ruiz afirma que
existen dos tipos de publicaciones de tema licencioso, las populares,
de amplia difusión en prensa y las dirigidas a un público más
exclusivo, en formato libro; unas y otras gozaron de éxito, pero fueron
tratadas de forma distinta por la censura, cuyo propósito era velar por
el pueblo: “Paternalistas con los más débiles, los padrastros-dictadores
siempre se creyeron en la obligación moral de proteger las almas de
sus más humildes súbditos.” (López Ruiz, 2001: 173)
Algunos de los cultivadores más sobresalientes del género
narrativo de temática erótica fueron Felipe Trigo y Eduardo Zamacois.
Felipe Trigo (1864-1916) obtuvo en 1901 un éxito arrollador con su
primera novela, Las ingenuas, con ella ganó mucho dinero y prestigio;
no sólo adquirió fama literaria sino también personal, fue considerado
un gran señor, con aires de donjuán. Trigo criticaba en estas novelas la
hipocresía y los prejuicios de la sociedad española en lo relativo a la
ética sexual, se revela en contra de la doble moral y muestra el mundo
del sexo con cierto tono sórdido y cruento y una prosa elegante y
precisa. Otras obras con gran acogida del público fueron: La bruta
(1904), Sor Demonio (1909), Cuentos ingenuos (1909) y Así paga el
diablo (1911) En todas ellas, Trigo pretende plasmar cómo: “la
plenitud erótica aúna la omnipotente fuerza de la naturaleza y las
aspiraciones místicas del espíritu.” (Litvak, 1979: 4)
El novelista español nacido en Cuba Eduardo Zamacois (1873-
1971), abandonó sus estudios universitarios para dedicarse al
periodismo, dirigió las revistas: El Cuento Semanal y Los
Contemporáneos, colaboró con el semanario Germinal , El Gato
Negro y ¡Ahí Va! y fundó y dirigió Vida Galante, publicaciones de
gran importancia en la divulgación de textos eróticos. Sus primeras
72
obras literarias fueron de temática sexual, aunque de estilo realista y
naturalista, siguiendo la tendencia española de la época. Incesto,
(1900) El seductor (1902) Memorias de una cortesana (1904), son
algunas de sus obras de temática erótica. Actualmente, La Fundación
Banco Santander ha recuperado y publicado algunas de sus obras
junto a su correspondencia y, José Ignacio Cordero publicó su Tesis
Doctoral: La obra literaria de Eduardo Zamacois (Cordero, 2007).
Para Alberto Gordo, Zamacois puede ser considerado como el último
componente de la Generación del 98, un gran articulista y pionero de
la novela corta de quiosco.” (Gordo, 2014)
No pocos fueron los seguidores de la estela erótica en la novela
de principios de siglo, aunque también es verdad que la calidad
literaria es inferior que la de los maestros ya citados, Trigo y
Zamacois. En la primera mitad del s. XX se catalogan, como ya
hemos mencionado, más de doscientas colecciones de novelas de esta
temática, muchas de ellas recopiladas en Bibliografía e historia de las
colecciones literarias en España (1907-1957) por Alberto Sánchez
Álvarez-Insúa (Sánchez, 1996). En ellas se recogen más de cincuenta
mil relatos, algunos de ellos “se mantienen dentro de los límites de
corrección literaria y formal […] y otros casos extremos de auténticos
contenidos pornográficos” (Retana: 17-18)2. Gonzalo Santonja
recopila un número considerable de novelistas sicalípticos en el
artículo ya mencionado, “En torno a la novela erótica española de
comienzos de siglo” (Santonja, 1986: 165-173), de los que atestigua
que el éxito comercial de sus obras no está estrechamente vinculado a
su calidad artística. De entre los autores compilados, merecen ser
mencionados: Joaquín Belda, autor de La farándula (1910), La piara
(1911), El pícaro oficio (1912), La Coquito (1915); José Mª Carretero
publicó bajo el seudónimo “El Caballero Audaz”: La bien pagada
(1920), La sin ventura (1921), Una cualquiera, (1923); y otros como
Álvaro Retana, Carne de tablado (1918) y El crepúsculo de las diosas
(1919), El octavo pecado capital (1920) y Raquel, ingenua y libertina
(1923); Antonio de Hoyos y Vinent, con los relatos cortos: Los
2
La cursiva es mía.
73
cascabeles de Madame Locura, El señor cadáver y la señorita
vampiro, Las ciudades malditas, El maleficio de la noche y El destino,
entre otras; Pedro Mata, también publicó relatos breves en El cuento
semanal, Los contemporáneos, El libro popular, La novela de bolsillo,
etc.; Alberto Insúa La mujer fácil (1909), Las neuróticas (1911) y El
demonio de la voluptuosidad (1911); y Rafael López de Haro, con
Dominadoras de 1914. Del famoso, envidiado, encarcelado y
atractivo autor, Álvaro Retana, recogemos un fragmento de su relato
El príncipe que quiso ser princesa, fechado en 1920:
No aguardó a más el príncipe, y acercándose diestramente a Rosa de
plata, abrió en ella lo que tenía que abrir, rompió lo que tenía que
romper, y destapó todo cuanto estaba sellado. Y se endulzaron con
aquello hasta el límite de la dulzura, experimentando tal sensación de
voluptuosidad, que en su abandono estuvieron a punto de ser
arrastrados por las olas. (Retana, 2004: 160)
74
Fotografía nº 2: Las colecciones sicalípticas
75
estaba relegado al mundo de la prostitución y por lo tanto al ocio
masculino; la mujer, la esposa, no desea, no siente, su función en el
terreno de la sexualidad, se limita a la maternidad. Las precarias y
retrogradas experiencias amorosas vividas en tiempos de Posguerra en
España fueron documentadas y criticadas por Carmen Martín Gaite en
su ensayo sobre las relaciones amorosas durante la Posguerra
Española:
El terror a ponerse en evidencia se aliaba con la noción del pecado.
Aparte de eso, existía la convicción, respaldada por la sabiduría
popular, de que el hombre acababa despreciando a la mujer que se
rendía a sus insistentes requerimientos de intimidad. “El que en la
calle besa, en la calle la deja”, rezaba un refrán que estaba en boca de
todas las madres. Hace poco me contaron el caso de un chico andaluz
bastante tímido con las mujeres, que se echó por fin novia. Cuando al
cabo de dos años un amigo suyo (el mismo que me ha narrado la
anécdota) volvió a encontrárselo y le preguntó que qué tal le iba el
noviazgo, el interesado bajó la cabeza y declaró que se había visto
obligado a romper con aquella chica.”¿Por qué?”, le preguntó el otro
intrigado. “Pues ya ves, porque le toqué una teta y se dejó”, fue la
respuesta.
En general se consideraba que un novio que no sabía respetar a su
novia, no estaba realmente enamorado de ella. (Martín Gaite, 1988:
204)
76
inédita. El trabajo de Tusquets Editores facilitó que el panorama
literario se erotizase y que apareciesen nuevas colecciones eróticas en
otras publicaciones:
Como ediciones Polen, Akal, Martínez Roca, ediciones B, Robin
Book, FAPA Ediciones, Temas de Hoy o Círculo de lectores, con
sucesivas colecciones y variados enfoques donde el erotismo es sólo el
eje de trabajos periodísticos más próximos a la difusión […], o bien
donde admite los anónimos y pseudónimos, extractos de clásicos,
antologías de relatos, títulos de actualidad e historias de serie B. Estas
empresas han corrido diversa suerte en su afán de ganarse un público
estable, pero hay que reconocer que entre todas ellas han contribuido a
normalizar el espacio editorial del género en un periodo proclive, sin
frenos administrativos ni procesos morales como los de antaño. Sus
nombres son ya en sí mismos, aval y promesa de una temática
nítidamente acotada: “Afrodita”, “Isleño”, “El jardín de las delicias”,
“Relatos ardientes”, “El sexo sentido” o “La fuente de jade”. (López
Martínez: 30)
77
1999. Lo más reconfortante del trabajo de estas editoriales que se
dedican a la publicación de literatura erótica, es la posibilidad que han
proporcionado a autores jóvenes o menos conocidos de publicar y
encontrar un espacio para sus obras. Los dos casos más destacados de
comienzos exitosos que ha dado lugar a una reconocida trayectoria
posterior, han sido los de Almudena Grandes y Eduardo Mendicutti,
ambos se dieron a conocer a través de una incursión en el apasionante
mundo del erotismo, sus obras fueron Las edades de Lulú y Siete
contra Georgia, respectivamente.
Otros autores que han publicado en el sello editorial de
Tusquets han tenido un éxito relativo según su calidad narrativa.
Desde su creación hasta final de siglo aparecen los nombres de: Josep
Lluis Seguí, Diario de burdel, semifinalista en 1979, y en 1993 con La
amante fea; Leopoldo Azancot, periodista y crítico colaborador del
periódico ABC y El País, que ha publicado en Tusquets: Los amores
prohibidos (1980) y Tribulaciones eróticas e Iniciación carnal de
Salomón, el Magnífico (1992); Vicente Muñoz Puelles ha publicado
tres novelas: Amor Burgués finalista en 1979, Anacaona, Premio en
1981 y La curvatura del empeine en 1996; José Mª Álvarez consiguió
el Premio de “La Sonrisa Vertical” con su segunda novela en 1992 La
esclava instruida, la primera publicada en el sello de Tusquets fue La
caza del zorro (1990); Rafael Arjona saca a la luz en 1985 El
matarife; en 1986, Manuel Hidalgo ve impresa su novela El pecador
impecable; Antonio Altarriba con Cuerpos entretejidos será el
finalista del Premio “La Sonrisa Vertical” (1996); finaliza la lista del
siglo una publicación antológica Cuentos eróticos de Navidad, en la
que se recogen cuentos de varios autores en lengua castellana, de entre
ellos mencionaremos a Mercedes Abad, José Mª Álvarez, Eduardo
Mendicutti y Luis Antonio de Villena.
La nómina de la colección erótica de Tusquets se nutre como ya
hemos revisado de numerosos autores que investigan la temática
sexual y la influencia de ésta en la sociedad de España, pero la
temática erótica en el último tercio del siglo XX se extendió en el
ámbito editorial llegando a publicarse obras eróticas -en ocasiones se
trataba de novelas en las que el erotismo, la sensualidad adquiría un
78
papel determinante, sin considerarse por ello específicamente eróticas-
en editoriales no especializadas como Planeta y Plaza y Janés, entre
otras. La incursión de Planeta en el erotismo literario comenzó con la
concesión en 1978 del Premio Planeta a la novela de Juan Marsé, La
muchacha de las bragas de oro; señalaremos otra obra, La pasión
Turca (1993), en la que Antonio Gala nos regala la historia de un
amor apasionado entre un ama de casa española de clase bien y un
arrogante y atractivo turco, relación que se desarrolla en el sensual y
exuberante entorno de la ciudad de Estambul. En Plaza y Janés, José
Luis Sampedro, publica en el año 2000 la novela El amante lesbiano
que intenta romper con la tradicional relación sexual machista de
sumisión femenina al poder del falo y a la vez establecer el sexo como
un placer intelectual y no sólo genital.
Especial atención nos merece Francisco Umbral, autor en el que
se observa cómo el tema del sexo es la musa más influyente en su
creatividad literaria. Según José Domingo: “De nuestros jóvenes
novelistas del momento, quizá sea él quien con más justicia merece el
calificativo de erótico, aunque su obra soslaya toda confusión posible
entre erotismo y pornografía” (Domingo, 1973: 162). Sus obras más
explícitamente eróticas son Tratado de perversiones (1977), Los
amantes diurnos (1979), La bestia rosa (1981), Fábula del falo
(1985), Memorias eróticas (1992) y Madrid 650 (1995), catalogadas
como tal en el artículo “Un jardín de coños” (Blanco, 2012: 571-603)
He aquí un fragmento de su ensayo Fábula del falo:
Lo único que no se ha dicho de la homosexualidad, quizá, es que el
hombre disfruta oralmente del falo de otro hombre porque no tiene a
su alcance el propio.
Es uno de los privilegios de que el homo erectus perdió con su
verticalidad: la flexibilidad suficiente para llegar con la boca a su falo,
para conocer el sabor de su falo, que conocen otros hombres o
mujeres, pero no él. La homosexualidad, en este sentido, tiene mucho
de autosexualidad: se verifica un falo extraño porque no se puede
verificar el propio. (Umbral, 1985: 31-32)
79
Fotografía nº 3: Umbral y compañía
80
1.3.2. Erótica femenina en el siglo XX
81
sociedad a romper el esquema preestablecido de la literata tradicional
y marcan un camino, salvando innumerables escollos, a la escritora del
futuro. (Ena, 1998:7-10)
82
novela Zezé (1909) se atreve a presentar a una protagonista femenina
que se inicia en el sexo con otra joven adolescente:
De pronto, una boca caliente se posó sobre la mía y una mano ciñó mi
espalda; un estremecimiento corrió por todo mi cuerpo. Creía soñar
despierta, y mantuve los ojos cerrados para no interrumpir aquella
sensación tan agradable; luego el soplo suave de un aliento me acarició
la cara…, abrí los ojos dulcemente, y vi a Leonor.
— ¡Ah! ¿Eres tú? —le dije, tendiéndole los brazos.
— Sí. Hazme un lugarcito.
La obedecí y se acostó conmigo.
Quedamos un momento en silencio, intranquilas porque la compañera
de la izquierda se había vuelto y los muelles de la cama sonaron
bruscamente.
Nos abrazamos embriagadas en el perfume de nuestros cuerpos, y el
fuego interior que nos abrasaba degeneró en un espasmo voluptuoso.
— Dime que me quieres —me decía Leonor, exaltada.
— Sí, mucho, mucho —le contestaba y sus labios ardientes, como una
llama, me quemaban al resbalar en una lluvia de besos. Mis miembros
se estiraban en suprema convulsión. Perdí las fuerzas…, me sentí
morir… (Vicente, 2005: 29-30)
83
La periodista, escritora, activista “feminista” y mujer liberada,
Carmen Burgos, su pseudónimo fue “Colombine”, escribió la novela
erótica La que quiso ser maja, reeditada por la Editorial Renacimiento
en el año 2000, preparando así el terreno a las autoras posteriores. Por
otro lado, no quiero olvidar señalar el fenómeno de la Novela Rosa, en
la que destacan autoras como: Concha Linares-Becerra, que publicó
Por qué me casé con él en 1933, más tarde, en el año 1936, Carmen de
Icaza publicó Cristina Guzmán, profesora de idiomas y en 1936 vio la
luz la primera novela de Luisa Mª Linares, En poder de Barba Azul.
Estas novelistas manifiestan en sus obras un suave tono erótico,
marcadamente sensual, pero, la temática sexual explícita, como
evidencia la obra de Vicente, no se reproducirá en nuestra novela
femenina hasta la década de los setenta. Durante la Dictadura
Franquista, el amor y las relaciones sentimentales de las Novelas
Rosa, sustituyen la sexualidad por la sensualidad y por los dulces
placeres del amor comprometido y matrimonial. Corín Tellado,
seudónimo de María del Socorro Tellado López, que publicó su
primera Novela Rosa en 1946 y, hasta 2009, año de su fallecimiento,
llegó a publicar cuatro mil títulos, nos sorprende publicando, durante
la Transición, concretamente entre los años 1978 y 1979, veintiséis
novelas eróticas, bajo los seudónimos de “Ada Miller Leswy” y “Ada
Miller”; Prefiero el sexo, es uno de los títulos de Corín Tellado
publicado en la colección especial “Venus” de la Editorial Bruguera.
Esta etapa de transición política tuvo su equivalente identificador en la
literatura, pues la inestabilidad, la imprecisión, la búsqueda, el miedo,
la ansiada libertad…, definieron las letras del momento, además, si
estos rasgos se estudian en el marco de la literatura femenina, se
incrementan. Aún así, la producción literaria de las escritoras de la
Transición comparte, en cierta medida, el tono y el referente, como
asevera Pilar Nieva de la Paz:
Existe una serie de rasgos morfológicos que permiten singularizar la
producción narrativa de las escritoras españolas en este periodo
concreto. Los temas, con frecuencia vinculados a la problemática
84
sociocultural femenina, una reiterada opción por la voz narrativa en
primera persona, un interés especial por el cultivo de la memoria y la
recuperación testimonial de la experiencia vivida. (Nieva, 2004: 40)
3
Los rasgos literarios que definen la novela escrita por mujeres, que no femenina,
también podemos encontrarlos, entre otros, en los estudios de Patricia Venti: “El
cuerpo vertido en palabras: La mujer y el lenguaje escrito”, publicado en El erotismo
en la narrativa española e hispanoamericana actual. VII Simposio Internacional
sobre Narrativa Hispánica Contemporánea. Fundación Luis Goytisolo, El Puerto de
Santa María, Cádiz, 2000, p. 25-29; en el artículo de Elizabeth J. Ordóñez:
85
Otras autoras más próximas por las fechas de sus publicaciones
a las escritoras que aquí estudiaremos, Almudena Grandes, Mercedes
Abad, Anna Rossetti, Mayra Montero, Susana Constante e Irene
González Frei, son, entre otras, Carme Riera con Palabra de mujer
(1980), Marta Portal y Un espacio erótico (1982), del mismo año
Aracoeli de Elsa Morante, Anna Arumí i Bracons con La niña rusa
(1986), de ese mismo año data la novela de María Jaén, Amorrada al
piló, e Isabel Franc con Entre todas las mujeres de 1992, de la que
seleccionamos el siguiente sacrílego fragmento:
Ya en situación, coloqué el cirio entre mis piernas, me subí con
disimulo los faldones y el mandil, separé el calzón y lo introduje en el
húmedo agujero que se abría bajo mis bragas […] mantuve el cirio
agarrado con las manos […] así podía desplazarlo arriba y abajo,
deslizándolo con suavidad por la gelatina que brotaba a raudales de mi
tierna oquedad. Y empecé a cabalgar con lentitud, casi sin moverme.
(Franc, 1992: 85)
86
1.4. La actualidad de la literatura erótica en España
87
Otras colecciones de dicha temática, ya mencionadas son Melusina,
Terciopelo y Círculo Rojo, entre otras.
En los primeros años del siglo XXI, la literatura erótica
masculina puede ser representada por la obras: Todas putas (2004) y
Putas es poco (2007) de Hernán Migota, El clítoris de Camilla (2005)
de Diego Medrano y las publicadas por el premiado Pedro Antonio
Curto: Los viajes de Eros (2006), Los amantes del hotel Triana
(2009), y Decir deseo, III Premio Incontinentes de novela erótica
2014. La erótica de la primera década de este siglo, no ha destacado
por ser el trampolín literario de obras escritas por mujeres, hecho que
puede deberse la plena inclusión de la mujer y del tema erótico-sexual
en la literatura más convencional, causas que pueden haber apartado a
las féminas de la dedicación más marginal a la novela erótica. Aún
así, podemos mencionar a Lola Beccaria con Una mujer desnuda
(2005), a Mar Carrión, autora de Trampas de seda (2012) y, a la
prolífica escritora Noelia Amarillo, que, en cinco años (2011-2015) ha
publicado quince títulos de este género; ha ganado numerosos
certámenes literarios de entre los que destacamos el Premio “Colmillo
se Oro” de la Editorial Terciopelo con Quédate a mi lado en
2011, otros de sus títulos son: Ardiente verano, Falsas apariencias, El
origen del deseo y La sombra de tu memoria.
Como hemos podido constatar, la literatura libidinosa es un
género instalado en el marco de la escritura actual. Superada ya la
primera década del siglo XXI, la lectura de estas obras sigue siendo de
gran interés para los lectores, bien por su capacidad de provocar
sensaciones y formar o deformar actitudes, bien porque son obras
artísticas de calidad. En cuanto a su calidad, parte de la crítica observa
cómo cierta literatura erótica, y sobre todo la novela, se reduce a un
argumento flojo, al uso de un lenguaje soez y a la repetición de
descripciones posturales, desviaciones sexuales, actitudes humillantes,
enfermedades mentales…, que alejan a la obra de la creación artística.
Para Rosa Pereda, el escritor de novela erótica ha de trabajar con la
situación, pues “es lo que carga eróticamente los discursos. Ese juego
de hechos, de complicidades, de extrañezas y de presencias que vuelve
88
la narración de la relación sexual una historia excitante, individual e
irrepetible” (Pereda, 2007: 289).
En España se ha incrementado la creación de editoriales con un
espíritu novedoso que concibe la publicación desde los nuevos
soportes como la autoedición, el formato e-book o las publicaciones
on-line. Según Noelia Amarillo:
El mundo editorial en España (y me atrevo a decir en el mundo
entero) ha cambiado muchísimo. Antes necesitabas una editorial para
darte a conocer, para publicar tu libro… o eso, o arriesgar tu dinero y
currar como una loca para autopublicarte un libro. Ahora ya no es
necesario hacer una gran inversión económica para darte a conocer.
Existen un montón de plataformas desde las que publicar y darte a
conocer (Amazon, Wattap, foros, blogs). Todo es más sencillo, pero
no menos trabajoso. Pero, si le pones muchas ganas y te esfuerzas
mucho, puedes salir adelante poco a poco. (Anexo VI)
89
Fotografía nº 4: Sexo lúbrico
90
2. “LA SONRISA VERTICAL”
91
hacer con ellos), demócrata, antinacionalista y antipopulista,
preocupada por el futuro de la humanidad que observa con tristeza,
mientras sigue trabajando en el Fondo Antonio López Lamadrid.
Su vida laboral se ha desarrollado en la ciudad de Barcelona,
sus comienzos, de 1961 a 1964, ya se vinculan al mundo del libro,
traducía manuales técnicos para la Editorial de Gustavo Gili y por las
tardes colaboraba con el poeta Miquel Bauça en la confección de la
Enciclopedia Literaria de Salvat. Posteriormente, tras ser despedida,
trabajó para la Editorial Lumen, junto a Esther Tusquets hasta 1968,
año en el que decide poner en pié Tusquets Editores, después de ser
despedida por su cuñada.
Beatriz de Moura funda en 1968 esta editorial literaria junto al
arquitecto Óscar Tusquets, su entonces marido y hermano de su
anterior compañera de trabajo, la novelista Esther Tusquets. La
Editorial comenzó con una producción casera, siendo los primeros
textos publicados unas reflexiones sobre la obra de Bertolucci
aparecidos en la colección “Cuadernos Ínfimos” y Residua de Samuel
Beckett publicado en la colección “Cuadernos Marginales”. A partir
de estas dos colecciones iniciales, conocidas como “Colección de
plata” y “Colección de Oro”, respectivamente, Beatriz de Moura ha
desarrollado un proyecto editorial que abarca distintos y variados
campos del conocimiento. En 1970 participa en la creación de
“Distribuciones Enlace”, un proyecto empresarial y cultural que
pretendía desarrollar la literatura escrita en catalán, así como su
edición, distribución y venta, junto a Tusquets, forman parte de este
grupo: Barral Editores, Edicions 62, Laia, Cuadernos para el Diálogo,
Fontanella, Edhasa, Anagrama y Lumen.
En 1973, Beatriz de Moura encargó a Carlos Semprún la
colección “Acracia” (textos del pensamiento anarquista y libertario),
por la que surgieron serios conflictos con la censura, de hecho les
prohibieron la publicación de La escuela moderna de Francesc Ferrer i
Guardia y les censuraron unos 25 títulos que debieron ser maquillados
para poder salir a la luz. Estos, a su vez fueron revisados, retocados y
reeditados en la década posterior, una vez desaparecida la censura:
92
La nueva Ley de Prensa e Imprenta llegó en 1966, y aunque distaba
mucho de la libertad de prensa total, parecía un respiro para muchas
editoriales. Sin embargo, pronto mostró su verdadero engaño, pues la
posibilidad de consulta previa se convirtió en una autoacusación. Así
lo vieron numerosas editoriales que optaron por sacar libros a la luz
sin consulta y arriesgándose al embargo de la edición. (González,
2008: 162)
93
A continuación ofrecemos un listado de las Colecciones de
Tusquets Editores5, los contenidos a los que están dedicadas y el
número de títulos publicados, en total el número supera los 2.300
títulos (catálogo 2014):
Andanzas, narrativa, 845 títulos
Ensayo, pensamiento y temas de actualidad, 93 títulos
La Sonrisa Vertical, narrativa erótica, 146 títulos
Marginales, estudios literarios varios y poesía, 287 títulos
Metatemas, libros científicos, 131 títulos
Metabreves, breviarios científicos, 1 título
Tiempo de memoria, historia, biografías y memorias, 104
L´ull de Vidre, narrativa en catalán, 54 títulos
Fábula, libros de bolsillo, 370 títulos
Maxi, libros de bolsillo, 43 títulos
Serie Wallander/ La Butxaca, bolsillo en catalán, 10
Los 5 sentidos, gastronomía, viajes y ocio, 46 títulos
Cuadernos Ínfimos, ensayo, 134 títulos
Esenciales, colecciones de autor, 8 títulos
Fuera de Colección, varios ilustrados, 15 títulos
Infantil Valentina, 4 títulos (castellano/catalán)
5
La selección se ha realizado a partir del catálogo publicado por la misma editorial:
Lista de precios 2014, Barcelona, Tusquets Editores, Comercial Planeta. En la
página web de la Editorial Tusquets se podía encontrar la trayectoria editorial de la
empresa y las colecciones de la misma hasta finales de 2015
<http://www.tusquetseditores.com/colecciones> En el momento de revisar estas
líneas (marzo 2016) podemos comprobar la desaparición de Tusquets como ente
empresarial independiente y se nos redirige al Grupo Planeta
<http://www.planetadelibros.com/editorial/tusquets-editores/59>
94
Infantil Simón, 6 títulos (castellano/catalán)
Juvenil, Una serie de catastróficas desdichas, 2 títulos
Kriterios, política, economía y sociedad, 19 títulos
Libros de Arte, ilustrados, tapa dura, 3 títulos
95
Mendicutti, Jorge Semprún, Pío Baroja, Luis García Montero, Javier
Cercas y Fernando Aramburu.
Es la carrera en el campo editorial de Beatriz de Moura
vastísima, como lo es su formación y energía vital. Su pasión, tesón,
inquietud intelectual, arrojo y gusto estético han hecho de ella y de su
empresa, que, como ya hemos mencionado, codirigió junto a Antonio
López Lamadrid desde 1977 a 2009, una referencia en el mundo
editorial. A pesar de que todos sus esfuerzos se han dirigido a la labor
editorial, contamos con una breve muestra de su valía como escritora
que podemos constatar tras la lectura de su novela, Suma, publicada
en 1974 en la Colección “Palabra Menor” de la editorial Lumen y del
cuento “Quince de agosto”, recogido en las antologías Doce relatos de
mujeres y Diez relatos de la mar. Su perfecto conocimiento del
francés y su admiración por Milan Kundera le llevó a traducir al
castellano alguna de sus obras: Los testamentos traicionados, La
lentitud, La identidad y La ignorancia.
En el discurso titulado “Cómo se hace una editorial” 6 que leyó
en El Escorial, señala los requisitos indispensables para dedicarse a
este oficio:
6
Discurso de Beatriz de Moura leído en julio de 2003 en el Curso de Verano de la
Universidad Complutense en El Escorial, dirigido por Jesús García Sánchez y Luis
García Montero. “Cómo se hace una editorial” (2004): en Letras Libres.
<http://letraslibres.com/revista/conviio/como-se-hace-una-editorial> (Consultado:
27-01-2011).
96
- Carecer de prejuicios: un libro gusta o no gusta, cualquiera que
sea su género literario, de dondequiera que provenga (culturas,
países o lenguas), quienquiera que lo haya escrito (mujer u
hombre, negro, blanco, rojo o amarillo, hetero u homosexual,
narciso, sado o masoquista o las tres cosas, creyente o ateo, de
derecha o de izquierda, etc.).
- Ser paciente, muy, pero que muy paciente —y muy, pero que
muy tenaz, más terco que una mula empecinada—.
97
- Desprenderse del propio "ego", cueste lo que cueste. (Los
únicos en una editorial que por lo visto pueden permitirse el lujo
de exhibirlo son los escritores.)
98
- Creu de Sant Jordi, otorgado por la Generalitat de Cataluña en
2006.
- Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2009.
- Premio Leyenda otorgado por el Gremio de Libreros de
Madrid en 2014
99
las editoriales, aquí y en el extranjero, más equilibradas que conozco o
he conocido en treinta y dos años. Publicando tan sólo unas 65
novedades anuales, hemos creado un espléndido fondo editorial de
narrativa española y extranjera, poesía, ciencia, historia, ensayo,
etcétera. Y también casi cada año tenemos tres o cuatro títulos en
novedades que se convierten en bestsellers literarios 7.
7
En el Catálogo del año 2007 de Tusquets Editores se recogen las impresiones de
López Lamadrid durante el evento que festejaba la ocasión. La documentación “on-
line” de la editorial la encontramos en <http://www.tusquetseditores.com/historico>.
(03-11-2010)
100
Editores. La crisis en el sector del libro se debe, según la propia de
Moura a la crisis intelectual o cultural de nuestra sociedad:
Bajaron las ventas de manera irracional. Esta bajada no se
corresponde con la crisis, sino que responde a la irrupción de aparatos
de lectura que cuestan tanto dinero que la gente no tiene la posibilidad
de adquirir los libros que hacen las editoriales. En este fenómeno
incide un hecho grave que padecemos todos: la gente dice
abiertamente que no tiene tiempo para leer porque ese tiempo lo
emplea ahora en distraerse con los juegos que han sustituido a la
lectura. (Cruz, 2014)
8
En el momento de escribir estas líneas, Beatriz de Moura se encuentra inserta en
una ardua labor de catalogación creando el Fondo Antonio López Lamadrid, aun así
ha respondido amablemente a la solicitud de información que se le solicitó el día 16
de septiembre de 2015 vía e-mail (bmg@tusquetsmoura.com).
101
2. aportar elementos para un debate vivo, activo, polémico, en el
terreno de la cultura y de las ideas, mediante textos refractarios a las
graníticas ideologías vigentes en la época; y
3. publicar la narrativa de autores noveles españoles e
hispanoamericanos. (García, 2002)
102
2.2. La Colección de narrativa erótica: “La Sonrisa
Vertical”; Luis García Berlanga
103
alrededor de mí se apoderó de mi vida de modo casi histérico. (Franco,
2010:122-123)
104
de publicar en español, por primera vez, a George Bataille, de
convertir en escritora famosa a Almudena Grandes y de inspirar a
Mario Vargas Llosa una espléndida novela dedicada a mí solo.
(Franco: 184-185)
105
Archidona, escrito por Camilo José Cela, no identificaba al autor en la
portada, creando así expectación sobre la autoría, a ésta que se unía su
curiosa estructura epistolar. El segundo título de la colección,
Memorias de una cantante alemana de Wilhelmine Schröeder-
Devrient, fue denunciada por una acusación particular que condenó a
la editorial a retirar la edición, cosa que los responsables de Tusquets
no realizaron, la obra se publicó y el caso no se enjuició, ya era 1978.
Tras una carrera llena de obstáculos en los primeros años, por lo
novedoso de la propuesta editorial y, por, en algunos casos, la baja
calidad de las obras contemporáneas de tema erótico presentadas, la
Colección “La Sonrisa Vertical” se consolidó en el panorama literario
de finales del siglo XX y, aún en día, continúa con sus publicaciones
de textos originales y reediciones de clásicos de la literatura erótica.
Desde su creación en 1977, al año 2014 se han editado 146 títulos, de
entre los que hay novelas, relatos breves y antologías. Los textos se
publican en lengua castellana, si han sido escritos en lenguas
extranjeras son traducidos o se revisan sus traducciones, e incluso en
algunos casos se han editado por primera vez en castellano. La
vitalidad y reconocimiento de la lengua y literatura catalana ha
permitido que un número reducido de obras se hayan publicado en
catalán (nº 48: La nina russa de Anna Arumí i Bracons).
Las intenciones editoriales de Berlanga y de Moura pretendían
ofrecer al lector un género que había sido denostado durante el
Régimen Franquista y reprobado como material pornográfico fuera de
las líneas o cánones de la supuesta literatura correcta. La literatura
erótica, como ya sabemos, ha debido enfrentarse a lo largo de la
historia al rechazo y a la marginación. No obstante, el avance de las
investigaciones psicológicas, el desarrollo científico y la aceptación
por parte de la cultura y de la sociedad de que el hombre es, entre
otros muchos atributos, un ser sexual, y que el erotismo es
consustancial a la naturaleza humana, ha facilitado que el erotismo
sea, no sólo temática literaria, sino también, material creativo en sí
mismo. La aparición de editoriales con colecciones eróticas ha
facilitado que el inicial espíritu rebelde de la Transición haya
106
potenciado esta tendencia en la actualidad y la haya concedido el
respeto y prestigio que merece. Según López Martínez:
La Sonrisa Vertical se impuso desde un principio como una bofetada
genial a las viejas estructuras heredadas de la censura franquista, por
entonces ya casi inoperantes, y más adelante se asentó en la
normalidad política y en el nuevo orden sin mayores sobresaltos.
(López Martínez: 27)
107
Es lamentable que uno, al presentar una colección libre, sienta aún el
hormigueo de lo prohibido; es descorazonador que todavía los amigos
nos guiñen el ojo ante al anuncio de libros sobre algo tan sencillo
como es el placer.
Pero, aun con este trauma de lo clandestino, vamos a intentar que los
libros estén ahí, al alcance de vuestro regocijo, y deseamos que esta
batalla, desigual porque nuestros ojos están cegados todavía por tantos
años de mazmorra moral, sea en definitiva más ventana que contienda
y hasta puerta que abrir para el ingreso en una sociedad más generosa.
Queremos dar aire que respirar, porque el deseo es salud, y sobre todo
queremos recuperar el culto a la erección, al hedonismo, a las fértiles
cosechas que una buena y gozosa literatura puede ofrecernos. Y, a
través de nuestros libros, a través de nuestra y vuestra sonrisa vertical,
constatar que el escribir sobre lo biológicamente apetecible es algo
inmanente a todos los tiempos, a todas las geografías, a todos los
hombres.
108
Lo que leíamos era el retrato – parcial por supuesto, pero muy locuaz-
de unas personas intoxicadas por una profunda, casi enfermiza,
inhibición. A quien no puede ni nombrar lo más elemental del acto
sexual, lo más natural de la especie animal a la que pertenecemos y
gracias a la cual nos reproducimos, no se le puede exigir que exprese
aquello que precisamente nos diferencia de los animales, aquello que
moviliza nuestra vida interior: el erotismo. (Moura: 149)
109
110
2.2.1. Listado de publicaciones eróticas en “La Sonrisa
Vertical”
111
Nº Título Autor
Wilhelmine Schröeder-
2 Memorias de una cantante alemana
Devrient
5 Grushenka Anónimo
112
10 Historia del ojo Georges Bataille
André Pieyre de
12 El inglés descrito en un castillo cerrado
Mandiargues
113
20 Los amores prohibidos Leopoldo Azancot
114
29 Fritzcollage Pedro Sampere
115
40 El mal de muerte Marguerite Duras
116
51 Retorno a Roissy Pauline Réage
117
Pierre Choderlos de
62 Las amistades peligrosas
Laclos
118
73 Historia de R Gaia Servadio
119
84 El hombre de sus sueños Dante Bertini
120
95 La solución salina Marco Vassi
121
106 Kurt Kurt K.
122
117 Fanny Hill John Cleland
123
128 Diosa Juan Abreu
124
139 Elogio de la azotania Jacques Serguine
Louis-François-Armand,
145 Vida de un perfecto seductor
Vignerot du Plessis
125
126
2. 3. Los Premios de narrativa erótica:” La Sonrisa Vertical”
127
vox populi que algunos premios son valorados por un jurado
mediatizado por las propias editoriales, con esto no queremos asegurar
que sea una actuación frecuente. Ateniéndonos a las palabras de Luis
Antonio de Villena en la entrevista que nos concedió, deja clara su
opinión respecto a los premios y para justificarlo expone su
experiencia con Tusquets:
En muchos premios literarios se presentan autores nuevos y si los
libros no son muy llamativos o no van a vender mucho el editor pierde
y éste, para evitarlo suele pedírselo a un autor que ya es conocido y
con éxito, le sugiere que si ese premio le tienta y si tiene algún libro
que tenga que ver con el motivo del premio, lo presente. En mi caso el
Premio LSV, fue así y para mí fue un honor, pero en ese momento era
más un aliciente económico porque además el año que me lo dieron a
mí, subieron la cuantía monetaria. El premio LSV no era un premio
muy alto, de hecho podemos considerar que era un poco pobre, pero
como ya le he comentado el año que me lo concedieron a mí se
duplicó su cuantía, adquiriendo así más consistencia. El proceso fue el
siguiente, yo tenía dos novelas cortas que quería publicar unidas pues
estaban relacionadas con formas del amor masculino, desde lo
masculino, y hablé con el editor, ya fallecido, de Tusquets, Tony
López Lamadrid, para publicar el libro. Le comenté si le interesaba, y
él me dijo que sí; tras leerlo me comentó que como era un tema muy
erótico quedaría muy bien en el PSV, y me dijo: “si te parece bien lo
presento al premio”; a lo que asentí y así hicimos, ambos nos
beneficiamos de ello. (Anexo V)
128
editores, público y crítica. Además, en el caso de “La Sonrisa
Vertical”, como atestigua Pohulanik en la entrevista que nos concedió:
Creo que hay dos aspectos relevantes. El primero es que se trata de un
premio gestado en Barcelona, que estaba a la vanguardia de la cultura
contestataria española; y además al calor de algunos integrantes de la
célebre gauche divine, para la que es de suponer que la representación
literaria y plástica del erotismo fue una manera más de romper con la
moralina reinante. El hecho de su misma extracción alto-burguesa les
proveía de la necesaria aura de intocables; posiblemente en otros
lugares de la España de entonces el proyecto habría tenido más
resistencias. El segundo aspecto es que, desde sus inicios, la cabeza
visible de LSV fue don Luis Berlanga, quien ya llevaba tiempo
fustigando al establishment, y la editorial contó atinadamente con esa
fama, pero además (y principalmente) por el hecho de que fue un
profundo y erudito conocedor del erotismo en todas sus
manifestaciones. (Anexo IV)
129
García Berlanga, apoyó el género por su interés temático, pero no
renunció a buscar y premiar la calidad en los manuscritos que llegaban
a la editorial. La calidad de la narrativa erótica es respaldada por el
exhaustivo y minucioso trabajo de los miembros del jurado. Bertini
nos ofrece su punto de vista, a partir de su experiencia personal,
respecto a la creación de los Premios:
130
Tenemos deseos de trascender a través de un texto nuestro, y además
ganar dinero. Y luego, en el caso de La Sonrisa Vertical (LSV), es
un honor, especialmente por la jerarquía de la editorial que lo
patrocinaba, las personalidades que integraron el jurado y el
prestigio del premio a nivel nacional e internacional. (Anexo IV)
131
3º.- El jurado estará compuesto por Luis G. Berlanga, director de la
Colección “La Sonrisa Vertical”, así como (en las últimas ediciones)
Almudena Grandes, Juan Marsé, Eduardo Mendicutti, Rafael Conte y
Beatriz de Moura en representación de Tusquets Editores.
4º.- Los originales deberán presentarse obligatoriamente bajo
seudónimo, acompañados de un sobre cerrado o plica en cuyo exterior
constará el título de la obra y el seudónimo del autor; en su interior
figurará el título definitivo de la obra (si se hubiese empleado uno no
definitivo), así como el nombre y apellidos, el domicilio y otras señas
del autor (o de quien lo represente), y deberán enviarse a Tusquets
Editores, S.A. (Apartado de Correos, 149.08940, Cornellá. Barcelona).
El autor se compromete, en caso de que su obra resulte premiada, a
mantener el anonimato hasta el momento de la publicación de la
misma. En dicha fecha, el autor se compromete igualmente a revelar
su identidad.
5º.- Las obras presentadas deberán ir acompañadas de una carta en la
que el autor declare que la obra es inédita, que no ha sido presentada a
otro premio o concurso del que aún no se haya producido el fallo, y
que los derechos de la obra no han sido cedidos anteriormente.
6º.- El Premio consistirá en una estatuilla en bronce de Joaquim
Camps.
7º.- El Premio se fallará a finales de enero o principios de febrero del
año en que se concederá el galardón. La obra ganadora será publicada
en el mes de marzo o abril del mismo año. Coincidiendo con dicha
publicación, tendrá lugar su presentación oficial, y sólo entonces se
dará a conocer la identidad del autor.
8º.- El autor de la obra premiada recibirá la cantidad de ____ € en
concepto de anticipo a cuenta de los derechos de autor del 10 por
ciento del precio de venta al público de las ediciones de Tusquets
Editores, y de los derechos que devenguen las cesiones a un club del
libro o las traducciones a otros idiomas.
9º.- El premio podrá ser declarado desierto. Tusquets Editores se
reserva, durante los tres meses posteriores al fallo del premio, el
132
derecho de opción para la posible publicación de las obras no
premiadas.
10º.- El autor de la obra premiada aceptará el contrato tipo de edición,
y el de representación para la venta de derechos subsidiarios,
normalmente establecidos por Tusquets Editores, con el anticipo
citado en la base octava. A los concursantes que lo soliciten se les
enviará una copia del contrato tipo de edición y de representación.
11º.- Tusquets Editores hace constar que no devolverá ningún
ejemplar de los manuscritos presentados a concurso, a no ser que el
autor interesado en recuperarlos los recoja personalmente (o envíe a
alguien de su confianza) a la siguiente dirección: Carretera del Prat, 39
- Parcela 45 - Nave 5 - Polígono Industrial Almeda, 08940, Cornellá.
Barcelona. Queda sobreentendido que el autor posee un ejemplar
idéntico al original entregado, por lo que la editorial queda exenta de
toda responsabilidad en el supuesto de pérdida o destrucción por la
causa que fuere.
12º.- La participación en este premio implica la aceptación de todas
las bases por parte de los concursantes.9
9
Véase referencia nº 4, nota a pie de página 91: datos aportados por Delia Louzán
sobre las bases del Premio “LSV”.
133
2.- La mayoría de las obras premiadas en “La Sonrisa Vertical” han
recibido, salvo en contadas ocasiones, escasa atención por parte de la
Crítica, atención que actualmente ésta les dedicaría de haber sido
publicadas en colecciones no especializadas.10
10
Véase referencia nº 4 nota a pie de página 91: datos aportados por Delia Louzán
sobre los motivos de la clausura del Premio “LSV”.
134
sido editada en distintas Colecciones de la Editorial: “La Sonrisa
Vertical”, Caminata (versión en catalán), Fábula, Maxi y Ebook.
En las ediciones V, XVI, XXIV y XXVI, cuyas publicaciones
saldrían de imprenta en los años 1983, 1994, 2002 y 2004
respectivamente, los Premios LSV quedaron desiertos. Los motivos
que propiciaron este vacío se deben a los explicados en las bases del
concurso, esto es, que no se adscriben a los cánones de la literatura
erótica, bien porque sólo ofrecen suaves retazos de erotismo,
pudiéndose publicar en cualquier colección sin la denominación de
erótica; o, por el contrario, caen en la pornografía dando como
resultado textos de baja calidad literaria, sin un mínimo de estilo
lingüístico-formal. En las ediciones en las que el Premio ha quedado
desierto, la editorial ha hecho público un comunicado en el que se
justifica esa decisión tomada por los miembros del jurado. Un número
considerable de manuscritos depositados en la sede contenían
sugerentes situaciones eróticas pero su elaboración literaria era
insuficiente, no lograban la tensión erótica necesaria entre el estímulo
(eficacia erótica) y la técnica (calidad literaria). Por el contrario, los
textos literariamente armados, con un valor literario destacado, solían
supeditar la estética a la escena erótica. Ateniéndonos a los citados
motivos, quedan justificadas las decisiones del jurado, además de
demostrar la responsabilidad del mismo con la editorial y en especial
con los lectores. Beatriz de Moura, como directora de la editorial
Tusquets, y Luis García Berlanga como director de la Colección y de
los Premios LSV, demuestran su gran profesionalidad, anteponiendo
la calidad del Premio a las necesidades editoriales, publicitarias o
económicas. Las palabras de Abel Pohulanik recogen y refuerzan las
ideas planteadas aquí:
135
trayectoria de 16 años. No obstante, a pesar de haber encontrado
algunos manuscritos interesantes, la mayoría del jurado ha considerado
que ninguno reúne las condiciones que exige el género que caracteriza
La Sonrisa Vertical”
136
2.3.1. Aspectos formales de publicación
137
La cubierta es de tapa blanda plastificada de color rosa, en
encuadernación rústica. Según Cirlot, el color rosa tiene un
simbolismo muy específico: “color de la carne y de la sensualidad, o
los afectos […] los gnósticos, desarrollando la idea de que el rosa es el
color de la carnación, lo consideraron un símbolo de la resurrección”
(Cirlot, 2006: 141-143). Podemos considerar que el color rosa encaja a
la perfección con el mensaje erótico de la Colección, al referirse a la
carne, a la sensibilidad voluptuosa de la sensualidad y del placer de la
vista y el tacto; por otro lado, en cuanto a identificarse con el color de
la resurrección, enlaza con la dualidad de amor-tánatos, morir de amor
para resucitar a través de él, resurgiendo de entre las cenizas ardorosas
de la plenitud carnal.
El color rosa, no es un color puro, se crea a partir de la unión
armónica de dos colores opuestos y psicológicamente contrarios, el
rojo y el blanco, de esta unión percibimos características intermedias
como: instinto-pasión controlado y sexo sensualizado. Otro rasgo, ya
tópico social y cultural del rosa en la sociedad occidental, es la
vinculación a lo femenino, Rosa es un nombre femenino y el de una
flor a la que se presupone símbolo del amor y del erotismo (“la rosa de
tu vientre”). También se utiliza para identificar actividades, tendencias
y cualidades femeninas (sensibilidad, dulzura, amabilidad), literarias
(novela rosa o sentimental), periodísticas (prensa rosa o del corazón),
cinéfilas (cine rosa o femenino), infantiles (distinción de los colores,
el rosa: niña y el azul: niño), homofóbicas (identificación con la
homosexualidad, con el cáncer), etc. Y por último mencionaremos el
valor espiritual del color rosado, vinculado al amor absoluto, a la
capacidad de entrega y a la armonía, así como a los sueños, a la
imaginación y a los deseos. Concluiremos afirmando la adecuación
del color a la temática e intención de LSV, es un color carnal que nos
lleva a lo inmaterial y eterno.
La cubierta frontal ofrece un diseño general establecido que se
organiza de la siguiente manera:
- Nombre del autor, en color blanco.
138
- Título de la obra en mayor formato que el nombre del escritor
y en negrita, mantiene el color blanco del nombre del autor.
- Imagen, salvo en las primeras publicaciones, donde la cubierta
frontal está decorada por una imagen delineada en negro, más o menos
sugerente vinculada a la trama del libro, en el resto de títulos se recoge
una obra de arte o un fragmento cuyo título y autor aparece en la
solapa trasera.
- Número de la convocatoria del Premio LSV, en color negro.
- Silueta perforada de una cerradura a través de la cual se
vislumbran unos labios en posición vertical, estampados en blanco y
negro.
139
Seguidamente pasamos a describir las características de cada
título:
La Educación sentimental de la Señorita Sonia (1979): título,
autor, silueta de la cerradura de una llave perforada, y abajo, en
vertical el nombre de los Premios.
Diez manzanitas tiene el manzano (1980): dibujo en el margen
superior de una rama florida de un manzano, título, pseudónimo
colectivo, silueta de la cerradura de una llave perforada y año de
concesión del Premio, en vertical.
Anacaona (1981): Título, autor, dibujo a barboncillo extraído
del libro de Washington Irving, Vida y viajes de Cristóbal Colón,
silueta de la cerradura de una llave perforada y, abajo, en vertical la
edición de la concesión del Premio.
Fritzcollage (1982): título, autor, silueta de la cerradura de una
llave perforada, en vertical, la edición de la concesión del Premio y
abajo el dibujo en blanco y negro de una mujer desnuda tumbada.
Tres días, tres noches (1984): nombre autor, título, fotografía de
unas caderas masculinas vestidas con un pantalón vaquero, en la zona
genital aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y
abajo, en vertical, la edición de la concesión del Premio.
Las cartas de Saguia-el-Hanra (1985): nombre autor, título,
ilustración de un fragmento de Mate Motel Resting, óleo de Singer
Sargent, 1980, sobre la imagen aparece la silueta de la cerradura de
una llave perforada y abajo, en vertical, la edición de la concesión del
Premio.
Ligeros libertinajes sabáticos (1986): título, autora, al lado en
vertical, la edición de la concesión del Premio y en la parte de abajo a
la derecha una ilustración en blanco y negro de Álvaro Ardévol.
El bajel de las vaginas voraginosas (1987): título, autor, la
edición de la concesión del Premio, en horizontal, aparece la silueta de
la cerradura de una llave perforada y abajo una ilustración en blanco y
negro de Montesol.
140
La esposa del Dr. Thorne (1988): autor, título, silueta de la
cerradura de una llave perforada, en vertical, la edición de la
concesión del Premio, situada entre las dos mujeres de la ilustración,
fragmento Retrato de Gabrielle d´Estrées [y una de sus hermanas]
(siglo XVI). Anónimo, óleo sobre madera, 0´96x1, 25 m. Museo del
Louvre, París.
Las edades de Lulú (1989): autor, título, fotografía en blanco y
negro de Irina Ionesco en Cent onze photographies érotiques,
colección Images Obliques, Édicions Borderie, París, 1980, en la parte
baja de la fotografía aparece la silueta de la cerradura de una llave
perforada y debajo de ésta la edición de la concesión del Premio.
Pubis de vello rojo (1990): nombre autor, título, ilustración
Mujer sentada (1917), dibujo en color de Egon Schiele, en la zona
genital aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y
abajo, en horizontal, la edición de la concesión del Premio.
Alevosías (1991): nombre autor, título, ilustración detalle de
Venus á sa toilette (retrato de Agnès Sorel), anónimo de la escuela de
Fontainebleau, Museo del Louvre, París, en la parte baja de la imagen
aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y abajo, en
horizontal, la edición de la concesión del Premio.
La esclava instruida (1992): nombre autor, título, ilustración
Seductive Kiss de Dragon´s Word Ltd., Surrey, Gran Bretaña, 1984,
en su colección Paper Tiger, entre los pechos de la joven aparece la
silueta de la cerradura de una llave perforada y abajo, en horizontal, la
edición de la concesión del Premio.
El hombre de sus sueños (1993): nombre autor, título,
ilustración detalle de Adán y Eva (1932) de Tamara de Lempicka, óleo
sobre tela, 118x74cm, Museo Petit Palais, Ginebra, entre los pechos
de la joven aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y
abajo, en horizontal, la edición de la concesión del Premio.
Tu nombre escrito en el agua (1995): nombre autor, título,
ilustración Due donne davanti a uno specchio (1943), de Morris
Hirshfield, óleo sobre tela, 133x152 cm., Peggy Guggenheim
141
Collection, The Solomon R. Guggenheim Foundation, Venecia, en
medio de dos jóvenes desnudas aparece la silueta de la cerradura de
una llave perforada y abajo, en vertical, la edición de la concesión del
Premio.
Silencio de Blanca (1996) nombre autor, título, ilustración
detalle de Light Iris (1924), de Georgia O´Keeffe, óleo sobre tela,
101´6x76´2 cm., Museo de Bellas Artes de Virginia, bajo la imagen
aparece un triángulo invertido con la sonrisa de una niña en vertical,
también en la misma dirección se encuentra el nombre de la colección.
La Cinta de Escher (1997) nombre autor, título, ilustración de
Abandono (1964), de Paul Delvaux, óleo sobre tela, 140x160 cm, Paul
Delvaux Foundation, Bélgica, en la zona genital de la mujer tendida
en el suelo aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y
abajo, en vertical, la edición de la concesión del Premio.
Kurt (1998) nombre autor (pseudónimo), título, Edición e
introducción de Pedro de Silva, ilustración Portait de la femme de
l´artiste tapant à la machine (1957), de Pierre Klossowski, lápiz sobre
papel, 100x62 cm, colección de J.-P. Jungo, Morges, Francia, a un
lado del pecho femenino aparece la silueta de la cerradura de una llave
perforada y abajo, en vertical, la edición de la concesión del Premio.
El mal mundo (1999): nombre autor, título, ilustración de Mel
Odom, 25x20 cm, 1999, sobre el pecho de uno de los jóvenes aparece
la silueta de la cerradura de una llave perforada y abajo, en vertical, la
edición de la concesión del Premio.
Púrpura profundo (2000): nombre autor, título, ilustración Love
of music (1985), de M.C. Zacharow, 2000, sobre los genitales del
violonchelo-mujer aparece la silueta de la cerradura de una llave
perforada y abajo, en vertical, la edición de la concesión del Premio.
Espera, ponte así (2001): nombre autor, título, ilustración
fotografía de G. June, sobre la zona genital de la mujer en vaqueros
aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y abajo, en
vertical, la edición de la concesión del Premio.
142
Llámalo deseo (2003): nombre autor, título, ilustración detalle
de una ilustración de Hideo Yamashita, 2003, sobre el vientre de la
mujer aparece la silueta de la cerradura de una llave perforada y abajo,
en vertical, la edición de la concesión del Premio.
143
Solapas: en ellas se ofrece unas pinceladas acerca de la vida del
autor y un resumen del argumento de la obra. No en todas, pero en
algunas se mencionan los nombres del jurado. Como ya hemos
mencionado, en la solapa trasera, al final de la misma, se recoge la
referencia artística de la imagen de la portada, título, autor, medidas y
museo o galería de arte en la que la podemos contemplar.
Medidas Teniendo en cuenta que las convocatorias han sido
veintiséis pero los Premios entregados disminuyen a veintidós, a la
hora de enumerar, nos referiremos a este segundo recuento. Los
diecinueve primeros Premios mantuvieron el mismo formato: 19´5
cms. de alto por 12´5 cms de ancho. Los últimos premios (nº 112, nº
116 y nº 121) aumentaron el formato, de alto miden 21 cms y de
ancho 14 cms. En cuanto a su extensión en número de páginas, los
Premios oscilan de entre las ciento cuarenta y cuatro páginas de
Ligeros Libertinajes Sabáticos a las doscientas noventa y seis de Tu
nombre escrito en el agua, el resto de ejemplares rondan un número
en torno a las doscientas páginas.
Algunos de nuestros Premios han sido publicados en soporte
digital, ebooks, como Ligeros libertinajes sabáticos de Mercedes
Abad, Las edades de Lulú de Almudena Grandes, Espera ponte así de
Andreu Martín, Púrpura profundo de Mayra Montero y Llámalo
deseo de Rodríguez del Corral. Y, cómo no, algunos de los títulos
finalistas como Siete contra Georgia de Eduardo Mendicutti y La
última noche que pasé contigo de Mayra Montero.
Como acabamos de comprobar, la publicación de los Premios en
tan variados como novedosos soportes pone de manifiesto la amplia
aceptación de los mismos por el gran público y, estrechamente
vinculado a esto, la gran cobertura que la misma editorial ofrece a los
mismos, que no sería posible si no redundara económicamente en la
inversión que esto supone. Para acabar este apartado dedicado a los
aspectos más extraliterarios de los Premios LSV, debemos hacer una
referencia obligada a las traducciones, ya que numerosas obras de las
premiadas han sido traducidas a otros idiomas haciendo que se
reconozca el género erótico español fuera de nuestras fronteras.
144
Recogemos a continuación una relación de los países en los que han
sido publicadas algunas de nuestras obras:
La educación sentimental de la señorita Sonia: Alemania
Diez manzanitas tiene el manzano: Brasil, Francia y Portugal
Tres días/Tres noches: Brasil
Ligeros libertinajes sabáticos: Alemania, Italia y Holanda
El bajel de las vaginas voraginosas: Canadá
Las edades de Lulú: Alemania, Francia, Italia, Brasil, Holanda,
Portugal, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Noruega, Japón, Suecia,
Bulgaria, Inglaterra, USA, Servia, Hungría, República Checa,
Eslovaquia y Polonia
Pubis de vello rojo: Bulgaria
Alevosías: Francia, Brasil, Bulgaria y Alemania
La esclava instruida: Alemania, Portugal y Bulgaria
Tu nombre escrito en el agua: Italia, USA, Holanda y Francia
La Cinta de Escher: Francia
Púrpura profundo: Francia
145
146
2.3.2. Títulos premiados y finalistas publicados
Títulos premiados:
147
VIII Premio: Ligeros libertinajes sabáticos, de Mercedes
1986-
Abad (Barcelona) , nº 47
148
1994- El premio fue declarado desierto
149
2002- El premio fue declarado desierto
150
Títulos finalistas publicados:
151
Me gustan sus cuernos, de Antonio Elio Brailovsky
1995-
(Argentina), nº 92
152
3. OBRAS GALARDONADAS
153
valorado el trabajo de ambos escritores, su interés como primera y
última obra galardonada y su repercusión en la historia, no sólo de los
“Premios de Tusquets”, sino también, de la historia más reciente de
nuestra literatura erótica, en el periodo de 1979 a 2003.
Otro rasgo que caracteriza a este apartado es la mayor extensión
de los comentarios respecto a las obras de las tres autoras españolas
premiadas por Tusquets: Mercedes Abad con Ligeros libertinajes
sabáticos, Almudena Grandes con Las edades de Lulú y Ana Rossetti
con Alevosías. El motivo de haber profundizado más exhaustivamente
en las obras de nuestras autoras, se debe al interés que despierta en mí
la literatura escrita por mujeres y cómo, el tema del sexo, es tratado
con un estilo propio y muy personal por cada una de ellas.
154
Fotografía nº 13: Cubierta frontal, La educación sentimental de la señorita Sonia
155
156
3.1.1. Susana Constante por La Educación sentimental de la Señorita
Sonia (1979)
157
158
Fotografía nº 14: Cubierta frontal, Diez manzanitas tiene el manzano
159
160
3.1.2. Ofèlia Dracs por Diez manzanitas tiene el manzano
(1980)
161
La perra
En este primer relato se nos muestra una escena de tendencia
pornográfica, el trabajo de una prostituta. En un largo monólogo hace
alarde de sus atractivos para conseguir la empatía de un cliente. La
joven utiliza un lenguaje soez para provocar una respuesta afirmativa
en su cliente, el uso del lenguaje zafio y grosero es un recurrente que
proporciona un sentimiento de rechazo-curiosidad que ensalza la
tensión sexual: “Mira me estás poniendo a parir de cachonda que
estoy. Me parece que he manchado el asiento, de tanto flujo que me
chorrea del chocho” (Ofèlia Dracs, 1980: 14).
La prostituta utiliza también como atractivo la estética de la
colegiala jovencita, disfrazada de Lolita pretende seducir al hombre
que se deja engatusar por la idea de la pedofilia, fornicar con una
menor vestida de uniforme que parece inocente e indefensa: “¿Te
gustan mis calcetines? ¿Te gusta que lleve falda plisada? ¿Qué edad
me hechas?” (Ofèlia Dracs: 14).
Lo más impactante, el giro inesperado de la historia se
manifiesta en la condición física de la joven, es inválida.
Chop-suey
La clave del relato es el humor, la crítica mordaz a un hombre
machista y retrógrado que enamorado de su dulce y casta novia, Rita,
no renuncia al deseo sexual por su compañera de trabajo, la
voluptuosa Mariana, con la que vive una situación un tanto
escatológica, tras un breve encuentro entre las máquinas de la
empresa. Su semen se derrama por descuido a la cuba de la Leche-cao,
un nuevo ingrediente en esa remesa. La ignorancia y el
conservadurismo están reflejados en el protagonista que alaba de su
prometida que es: “dulce como la miel, como a mi me gustan. Y muy
decente, que es como han de ser las mozas casaderas” (Ofèlia Dracs:
24). Lo irónico del noviazgo es que Rita desea entregar su cuerpo a su
162
novio pero este la protege del dañino sexo antes del matrimonio,
concediéndola sólo caricias y besos. Ante su negativa la joven
encuentra placer en la masturbación con una flauta dulce o con una
botella de Leche-cao, empresa en la que trabaja nuestro retrógrado
protagonista:
¡Marrana! Se la había envainado agujero dentro y por la parte del
gollete, ¡vaciando a fuerza de sacudidas el tibio jugo del Leche-cao en
el agujero de la alegría! ¡Marrana, marrana traidora!
¡Y ahora todo aquello de virgen al matrimonio a tomar por el culo!
¡Las primicias para Leche-cao! Como siempre, me jodió la empresa.
[…]La ilusión de mi vida, llevar al altar una moza virgen, a la mierda.
(Ofèlia Dracs: 43)
Teresita-que-hacía-funcionar-la-vietnamita
El relato es el monólogo entrecortado de una joven que está
teniendo una experiencia sexual con un perro, Bobi, y, a la vez, nos
narra sus peripecias como joven alocada y vinculada al mundo de la
libertad mal gestionada, aptitud propia de la época de la transición.
Tanto los profesores como los políticos se nos muestran liberados
sexualmente y con tendencias adulteras y pedófilas. La crítica en la
voz de esta joven desestabiliza la modernidad que confunde la libertad
con el libertinaje.
163
Los pantalones
El efecto de la presión que ejercen unos pantalones,
intercambiados en el sastre por una talla menor, desencadena un
torrente de erotismo en el propietario. El fetichismo hacia una prenda
ajustada revitaliza su impulso sexual y eleva la autoestima fálica de
nuestro protagonista. La admiración por su propio pene se incrementa
con los nuevos pantalones que le hacen tocarse más a menudo el pene:
“siempre me ha gustado tocármela, asegurarme de que está en su sitio,
a punto de servir. O para agradecerle los servicios prestados” (Ofèlia
Dracs: 67) y provocar una reacción eréctil que no puede satisfacer en
casa, ya que su esposa está menstruando:
Sin contar el hambre que he pasado que he pasado toda la semana con
la mierda de la regla: es una mujer tan escrupulosa que no me permite
mojar el churro ni por delante ni por detrás, como si hubiese veda
mientras le dura la cosecha roja. (Ofèlia Dracs: 68)
Afrodisíaca bandera
La página desplegable del Play-boy sirve de acicate sexual para
el protagonista de esta historia. Sus fantasías sexuales le llevan a
recrear una violación a la modelo de la revista mientras la habla de sus
experiencias con la ninfómana de la Adela y la golfa de la Engracia:
“sus coños son inmensos, sobre todo el de la Engracia; palacios con
calefacción central, manantiales vitales, laberintos del olvido, ríos de
carcajadas […] coños cósmicos capaces de autodigerirse.” (Ofèlia
Dracs: 98)
164
Se describe una curiosa parafilia del gusto de los protagonistas:
Hubo una temporada en que adquirí la costumbre de soplarle el ano a
la Engracia […]Una especie de boca-a-culo […] a ella le encantaba
[…] Después, la hembra soltaba unas solemnes ventosidades que al
principio fueron groseras, tal como salían, pero que con el tiempo
alcanzaron aspectos para-artísticos. (Ofèlia Dracs: 100)
165
Mosén Tomé siempre nos dice lo mismo, ¿no?, que si nos tocamos
con mala intención…todos los mosenes dicen lo mismo a los niños,
pero mientras tanto nos toca la pilila, y como él no lo hace con mala
intención no es pecado, ¿no? Mosén Agripino también lo hacía
siempre. (Ofèlia Dracs: 121)
El matasuegras
El pobre Félix no consigue una erección plena en sus encuentros
sexuales. Logra sus éxitos viriles utilizando los utensilios domésticos
y los pequeños electrodomésticos caseros. La situación se agrava
cuando Félix se entrega al autocastigo y comienza a infligirse dolor en
su miembro viril, su masoquismo es extremo, enfermizo:
Cuando […] el tostador ya estaba caliente introdujo el miembro […]
se alargó se dilató hasta que chocó con la resistencia incandescente. El
pobre Félix soltó un grito escalofriante y con la morcilla medio
socarrada se alivió el dolor sumergiéndola inmediatamente en un plato
de alubias. (Ofèlia Dracs: 137)
Crepuscular
El título hace referencia a la etapa vital del protagonista de la
historia. Un hombre maduro, a dos pasos de la jubilación, se enamora
perdidamente de una niña con la que coincide habitualmente en el
autobús. Su enamoramiento es una obsesión enfermiza donde se
observa la decadencia y degradación de un hombre, que sueña por
proteger y defender a la joven. Sus encuentros casuales se convierten
166
en asiduos, llevándole a idear una trama de conquista que pasa por
alquilar un piso, un nidito de amor. Este se convertirá en un santuario
dedicado a la niña, a Ana. Cuando logra engatusarla la lleva a
escondidas al piso donde la obliga a desnudarse y a posar para
realizarle fotos, pero ante el terror de la chiquilla la deja marchar; está
acabado, ha tocado fondo. La pedofilia queda definida según los más
íntimos deseos de nuestro protagonista:
Y seguirás creciendo, empezarán a hinchársete los pechos y la pelusa
del vientre se te espesará, Ana, […] y te irás haciendo una mujer y
perderás la gracia que ahora tienes […] y te vendrá la regla, te
maquillarás, tal vez, e iras perdiendo todo lo que ahora tienes el halo
de belleza gratuita y perfecta que te rodea. (Ofèlia Dracs: 164-165)
167
relato se describe una relación sexual en la que Eulalia está con la
menstruación:
Cuando la saqué de la raja de la Eulalia la tenía de color rosa, y un
moquito de sangre me chorreaba por la punta del capullo. Y va Pepe y
dice: “¿a qué sabe la mestru?”. Y el muy mariconazo se pone a chupar
del cipote. (Ofèlia Dracs: 191)
168
Fotografía nº 15: Cubierta frontal, Anacaona
169
170
3.1.3. Vicente Muñoz Puelles por Anacaona (1982)
171
planos narrativos, uno es la historia del narrador-protagonista,
profesor de matemáticas; otro corresponde a la trama de la novela que
dicho protagonista está escribiendo, se identifica por el uso del género
epistolar, contiene lo que parecen datos autobiográficos, en ella se
narra el evidente incesto entre dos hermanos y el travestismo del
narrador-protagonista tras la muerte de su hermano y; el tercer plano
narrativo lo ocupa el relato de la atractiva y enigmática Anacaona
“bondadosa cacique de los indios de Juaraná, en La Española”
(Muñoz Puelles, 1981: 14), tesis doctoral que está completando la
hermana.
La complejidad estructural y narrativa alcanza mayores
dimensiones al intercalar anécdotas históricas, curiosidades culturales,
explicaciones mitológicas, relatos bíblicos…, un compendio de
saberes marginales que enriquecen la lectura. De los mitos clásicos
más bellos, fascinantes, y a la vez, crueles que se relacionan con el
placer erótico y la diferente percepción del orgasmo en hombres y
mujeres, destaca la leyenda de Tiresias, único individuo que disfrutó
de los placeres sexuales siendo hombre y siendo mujer. A él recurren
Zeus y Hera en una de sus múltiples peleas, en este caso para aclarar
cuál de los dos sexos disfruta más en el acto sexual:
El anciano relata su propia verdad: siendo mujer había conocido actos
de amor más placenteros. En agradecimiento a esa respuesta, Zeus le
concede la facultad de leer el porvenir. Tan pronto recibe el
formidable don, Tiresias se aterra ante la inminencia de la desdicha:
alentado por su augusta dueña, el pavo real salta sobre él y a picotazos
le arranca los ojos, que incorpora al adorno de sus plumas. (Muñoz
Puelles: 85)
172
Fotografía nº 16: Cubierta frontal, Fritzcollage
173
174
3.1.4. Pedro Sempere por Fritzcollage (1982)
175
Paulov: “Empezó a someterme a un tratamiento de shock, encaminado
a crearme un programa muy específico de reflejos condicionados”
(Sempere, 1982: 40). Para que Fritz aprendiese qué actuación se le
requería en los distintos encuentros sexuales que mantuviese en el
burdel, su ama le condicionó a reconocer un código cromático
lumínico en el que cada color a modo de palabra tuviese un sentido
para el pobre animal, así: “El azul, cunilingus. El naranja, urolagnia
[…] El rosa, sodomía […] El turquesa, sadomasoquismo” (Sempere:
40). La inteligencia de Fritz no solo es capaz de ejecutar las órdenes
lumínicas, sino también de elaborar dos teorías psicológicas sobre su
propia condición vital, por un lado logra perfeccionar el sexo tántrico:
“ Tenía que conseguir el orgasmo, los miles de orgasmos, de mis
tránsfugas parejas y, al mismo tiempo, controlar el mío, evitarlo entre
hormigueos de un dolor seco” (Sempere: 73) y, por otro, construye en
su mente la imagen de la mujer perfecta seleccionando los atributos
más hermosos de las distintas clientes que han pasado por su
habitación ( Baton Rouge, Monnalise, Gelsomine, Gigi Denenes y
Blanche Dubois, Haydée, Lola Transilvania y Elsa Cadillac, Grandeur
Nature, Prudente Ermitage, Esmeralda,…), ejerciendo así la función
de creador a imagen y semejanza del Doctor Frankenstein: “De la
diabólica-angélica Terréese elegí las columnas de sus muslos, para dar
sujeción al barro imaginario que estaba moldeando, poco a poco, y
que tenía la seguridad de que llegaría a ser perfecto.” (Sempere: 99)
El clímax de la novela es apoteósico, nuestro héroe consigue
regresar, cual Ulises, a su casa, no sin antes vengarse de su carcelera,
a la que viola hasta la expiración: “Proseguí mi perforación
enloquecida, como cumpliendo un sino de libertad, y seccioné, de un
tajo, su órbita infinita y la lancé a un orgasmo mortal del que no
regresaría nunca.” (Sempere: 171-172)
176
Fotografía nº 17: Cubierta frontal, Tres días/Tres noches
177
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3.1.5. Pablo Casado por Tres días, tres noches (1984)
179
Dos de Mayo de Madrid, invitándole a subir al apartamento que
comparte con unos colegas que se han bajado al moro sin avisarla. La
invitación surge de la curiosidad que siente hacia ese joven, un
habitual de la zona que pasa droga, y los intensos deseos sexuales que
siente. En ese primer encuentro, tras conseguir un segundo orgasmo:
“A diferencia de las mujeres, estoy imposibilitada para la corrida
múltiple y, por segunda vez. Me viene cuando el declina las
embestidas” (Casado: 34), se plantean la posibilidad de irse juntos de
viaje a Marruecos a comprar droga.
El viaje ocupará la segunda parte de la narración y la acción se
trasladará de Madrid a Andalucía. Rosa y Yaki comienzan su viaje en
autostop, experiencia nueva para Rosa de la que no saldrá muy bien
parada, proseguirán en autobús pero, antes de finalizarlo en barco,
rumbo a África, será agredida sexualmente en Sevilla, en un Renault
12:
Estoy viendo su pene de frente, apuntando en mi dirección…Tengo
que tragármelo hasta el fondo: un placer, por la bestialidad, que me
produce nauseas […] El sabor salado de su semen se confunde con mi
saliva amarga. Muerdo con todas las fuerzas que me quedan. Su puño
se estrella en mi espalda, el golpe es seco y muy doloroso. (Casado:
70-71)
180
El relato acaba con el capítulo “Estos son los mejores momentos
de este último verano”, en el que las jóvenes - Rosa, Miren, Arantxa,
María Jesús y Olga -, disfrutan de unos días de absoluta libertad, en el
que el alcohol, las drogas, el nudismo y el amor libre, son los
principios del disfrute:
En la manta hay varios esparcidos. Nos pasan uno, y ellas toman otro
para fumárselo dentro de la tienda.
Acabamos el segundo. Nos arrejuntamos cuando arrecia el viento. Los
besos se escapan sueltos, indiscriminados. Detrás, corren la cremallera
de la tienda. Pienso en la fumada: “Hasta hartarnos, también de
alcohol”… “Acabar en estas condiciones, ingeridos todos los
estimulantes. Las seis yaciendo en la misma tienda” La noche me
embriaga. (Casado: 156)
181
182
Fotografía nº 18: Cubierta frontal, Las cartas de Saguia-el-Hamra. Tánger
183
184
3.1.6. Vicente García Cervera por Las cartas de Saguia-el-
Hanra. Tánger (1985)
185
femeninos: Antonia, Vicky, Paqui, Luisa,…También resulta curioso
que no se refieran a su pene como tal, sino que le llamen “clítoris” o
“coño”: “Mi clítoris se hundió entre sus nalgas” (García Cervera,
1985: 41). Se consideran mujeres, se refieren a ellas mismas como
tales pero, no se travisten.
Nuestro protagonista, un hombre maduro, sexagenario, con
una elevada posición social y con pocos escrúpulos, narra sus azarosos
amores en primera persona. El relato de sus aventuras es ofrecido a un
público, y a él se dirige en alguna ocasión, haciéndonos así, a
nosotros, los lectores, partícipes de las hazañas narradas.
Los amores del protagonista se centran en los vínculos sexuales
que mantuvo con Vicky y con Chema. Vicky “era dulce, y discreta, y
se dejaba hacer […] yo hice la Vicky que necesitaba […] no me
importaba compartirla con otras, porque siempre era yo quien se la
tiraba” (García Cervera: 13). Chema: “era macizo, y tan robusto que
sus piernas me amorataban al ponerse encima […] era una salvaje,
cuya fuerza y brutalidad te estremecían a veces” (García Cervera: 13-
14). Sus dos amantes presentan dos tipos de relaciones homosexuales,
con Vicky observamos una relación de amor, en la que se establece
una unión placentera entre iguales, es un homosexual por naturaleza,
mientras que Chema representa al homosexual que se deja comprar, es
un gigoló de hombres, que mantiene una relación con el protagonista
sólo por interés, porque sus relaciones le reportan beneficios
materiales.
La relación con Vicky duró cinco años, su amor se rompe
cuando Vicky se marcha a hacer el servicio militar a África, lugar del
que no regresó. Esos años resultaron ser muy placenteros y felices. Su
pérdida sumió a nuestro protagonista en una gran pena, e incluso
depresión, de la cual no logró salir hasta que, veinte años después de
perderla, conoció a Chema, su nuevo amante. Las aventuras de este
médico especializado en enfermedades venéreas no se quedan en estos
noviazgos citados, van más allá, conocerá la degradación de los bajos
fondos -el cruel mundo de los proxenetas, chaperos, prostitutas, etc.,-
de manos de un íntimo amigo, Antonia. Antonia es un homosexual,
186
casado y con un hijo, que oculta sus inclinaciones manteniendo una
familia tradicional cara a la sociedad, es una maricona de tapadillo:
Antonia temía más a la lengua de su mujer que a todas juntas. Y si un
día fue sorprendida llevándose a la boca la pilila del hijo por puro
juego, tanto se lo restregó Conchita por las narices tratándola de
mariconaza que, cuando descubrió los tortilleos de su costilla y que
meaba donde los hombres subiéndose la bragueta como uno más, se
veía ya tan escasa de fuerzas para responderle que siguió dejándose
llamar marica por la bruja con la que se casó y que esta le acusará de
querer tirarse al hijo porque todo quedaría en casa. (García Cervera:
81)
187
188
Fotografía nº 19: Cubierta frontal, Ligeros libertinajes sabáticos
189
190
3.1.7. Mercedes Abad por Ligeros libertinajes sabáticos (1986)
191
erotómano mancillador, al que disfruta del placer carnal a partir de
ocasionar el mal en el otro, de dominar la otredad subyugada. La
dedicatoria es parte del humor de los relatos de Mercedes Abad, matiz
esencial de su escritura.
192
criados, Serafín y Crispín, y la relación de estos con su ama. El último
amante de Pámfila, Bocasto, (de nuevo el simbolismo de los nombres)
mantiene ardiente el deseo de la Duquesa, pues ha conseguido evitar
la monotonía, situación a la que llegan todas las relaciones amorosas y
causa de la muerte del placer. Los intentos por conseguir besar la casta
boca de su amado y los conflictos con la servidumbre precipitan a
Pámfila a la muerte, vestida de virgen vestal envuelta en una sábana
blanca, la muerte le sorprende bajo su túnica-sudario: “Bocasto se
aproximó un poco para contemplar de más cerca la sorpresa y
descubre embelesado que, en los labios de la vulva, vulva ducal y de
pedigrí, vulva de diosa, Pánfila luce un adorno singular: un escorpión”
(Abad: 36).
193
atracción por las personas obesas. El humor negro de nuevo: “¡No la
culpen de mi muerte, no la culpen, yo sabía lo que hacía, yo lo quise,
yo muero en trance, en estado de gracia, gozando como nunca lo
hice!” (Abad: 56).
Pincho moruno
Tan sugerente título nos invita a imaginar, y he lo ahí, la unión
de sexo y comida de nuevo. Los sentidos son los protagonistas de esta
sugerente y suculenta historia sexual que se consolida con un exótico
y extravagante matrimonio. El arranque del relato recuerda a Drácula,
la llegada de la narradora a un castillo para tramitar su venta y el
carruaje que va a recogerla a la estación de ferrocarril. Una vez allí,
su propietario ejerce sobre ella una atracción inexplicable, su
presencia, sus ojos le hacen perder el control, le hipnotizan. Se
establece entre ellos una relación vampírica en la que no se chupa
sangre sino que se come fruta. El olor de la fruta madura es una
referencia sexual, al igual que algunas frutas, como los higos que
saborea sensual y lujuriosamente Sir Adolph. Aparece de nuevo en
este relato de Abad la reiterada correlación sensitiva entre olfato y
gusto, ambos mostrados como sentidos inherentes al erotismo. La
excitación de Sir Adolph, propietario del castillo tiene connotaciones
orgiásticas donde se mezcla comida, bebida, sexo y ritual. Se
distinguen en el relato las técnicas sexuales de la felatio, la
masturbación y el cunnilingus, todos ellos descritos con un lenguaje
delicado que alcanza en ocasiones un lirismo poético: “me estremecí
mientras su mirada acariciaba mis labios” (Abad: 59), “la humedad de
la atmósfera fue ensalivando suavemente mi piel” (Abad: 67), “sentí
cómo su mirada se deslizaba por mi nuca, mi cuello y mis hombros;
me volví hacia él para dejarme devorar por sus ojos, brillantes,
húmedos y lascivos” (Abad: 68).
194
Ligeros libertinajes sabáticos
Este relato da nombre al título de la antología, tal vez lo que
pretende la autora es que estas lecturas sean eso, un libertinaje para el
lector, un entretenimiento que se puede disfrutar en compañía, o no;
no olvidemos las referencias placenteras en soledad descritas en
relatos anteriores. En una entrevista que le hizo Nancy Vosburg
(1993: 323-324), Mercedes Abad reconoce que el título es un guiño
literario que hace a E. Ionesco en este relato, y en su honor podemos
reconocer también el absurdo y lo ilógico de algunas situaciones. El
título dirige la mirada hacia lo positivo, lo divertido y ocioso del sexo,
aunque en cinco de las historias narradas en la totalidad del libro
estemos hablando de la estrecha relación entre el sexo y la muerte.
Las reuniones erótico-festivas descritas en la literatura galante
de los siglos XVII y XVIII son el referente de este relato. Los señores
Johnson ofrecían unas “deliciosas fiestas” (expresión repetida a lo
largo de todo el relato) todos los sábados a un grupo de amigos, la
libertad sexual de las mismas acrecentaba la amistad y el amor
conyugal de los invitados. Cada personaje es el icono de una
inclinación o filia sexual; el señor Smith disfrutaba mirando el pecho
que le mostraba la señora Ferguson, ésta impulsada por la culpa
besaba con arrebato a su esposo, la señora Robertson realizaba un
cunnilingus a la señora Smith debajo de la mesa, el señor Robertson
exhibía su miembro y jugaba con él al billar, al contemplarlo y
compararlo con el suyo el señor Adams lloraba y la señora Adams
practicaba la zoofilia con el canario de la viuda Peterson , el señor de
la casa, Johnson, era impotente y “ Los hijos de la señora Johnson sólo
eran incestuosos por parte de madre” (Abad: 80). Las relaciones
eróticas más estimulantes de la orgía son las que no se ven, las
gozadas por los personajes aludidos, los hijos de la señora Jonson. Los
jóvenes no podían asistir a la fiesta pero organizaban la suya propia,
una orgía incestuosa disfrutada en las habitaciones de arriba, allí:
“jadeaban y gemían… los señores sólo toleraban lo que ocurría entre
los hijos de los señores Johnson los sábados por la
noche…Afortunadamente los hijos de los señores Johnson eran
195
varones, y… no tenían que pensar en el problema de los
anticonceptivos” (Abad: 75-76). Otra vez, el humor.
196
Abad abandona la ironía y el humor para imbuirnos en un espacio
asfixiante, utiliza la tensión dramática del encierro del personaje para
hacernos partícipes de él. La paranoia que se va desarrollando en la
mente del protagonista parte de una narración en primera persona, son
los pensamientos delirantes de un psicótico que mantiene una relación
sadomasoquista con “su puta”. El erotismo se nos revela como
destrucción del yo y del otro, la eliminación de la otredad; el hombre
enloquecido por un amor destructivo y violento acaba matando a la
mujer para evitar que le vuelva a abandonar. El narrador representa la
personalidad de un sádico que practica la asfixiofilia (atracción por
estrangular, asfixiar o ahogar a la pareja durante el acto sexual, con su
consentimiento y sin llegar a matarla) pero que no logra controlar y su
enajenación mental le impide dejar de apretar. La crudeza de la
historia traspasa al lenguaje, salpicándolo de insultos, juegos
lingüísticos interesantes “vergansiosa” (Abad: 102-105) y simbolismo
icónico de los redondeles y las cruces. Los círculos redondean el día
del calendario en el que están juntos y las cruces tachan los días de
ausencia: “serás mía en un círculo, amor de pecera” (Abad: 98). El
círculo final que hace el enamorado alrededor del cuello de la mujer
marcará el principio del fin de las cruces en el calendario ¿Todo forma
parte de un delirio?
Juego de niños
El fetichismo reaparece en este relato, pero en este caso unido al
arte, a la catarsis artística, al placer que inspira la admiración de un
cuadro en el protagonista, excitación visual de un cuadro de tema
erótico (pictofilia): “De nada ha servido los esfuerzos por vencer la
morbosa fascinación que ejerce la tela sobre mí; completamente ajeno
a mi angustia, el falo se me endurece y abulta bajo los pantalones”
(Abad: 111). La obsesión es tal que le lleva a robar el cuadro en casa
de un particular, en su enajenación comprueba que lo que le parecía
imposible hacer, robar, en el fondo es “un juego de niños”. El cuadro
deseado, su objeto fetiche, plasma una imagen sexual agresiva en la
que la muerte y el sexo van de nuevo de la mano; parece que esta
197
imagen le atormenta y le obliga a llevar a cabo actos en contra de su
supuesta moral, como son: robar, violar e incluso matar, además,
matar de la misma manera sádica que describe la obra de arte,
aplastando con los pies desnudos el sexo de Bruno. La noche, la
atmósfera de misterio, la ensoñación de las visiones, la catarsis
artístico-sexual, la cama…nos inducen a pensar en los desvaríos de un
obseso, posiblemente visiones oníricas, juegos del subconsciente.
Canapé frío
Este relato se condensa considerablemente respecto a los
anteriores, la claustrofobia del protagonista se refleja en la atmósfera
opresiva e irrespirable que se describe. Nuestro protagonista es un
actor de poca valía que relata la vida miserable y los idealizados
sueños que ha experimentado durante los últimos cinco meses de
calor. El sueño narrado es de tono erótico, en él una atractiva mujer
vestida de rojo, relacionada con el verano, el calor y el infierno, le
excita, “mi polla ardía en el interior de la mujer y, una vez
carbonizada, se desprendía limpiamente del resto de mi cuerpo”
(Abad: 127). El sueño tiene un claro simbolismo que identifica a la
mujer con el ardor sexual y a éste con el infierno, con el mal. El relato
nos va desvelando que el receptor es la amada, una mujer muerta, una
estatua pétrea y glaciar, con la que sólo puede relacionarse cuando es
invierno y hace frío; se la compara con el frío mármol, con una losa
helada e inmóvil a la que adora: “sabes que eres mi muerta favorita,
mi más venerado cadáver” (Abad: 129). El amante abandona todo por
volver a encontrarse con la amada muerta (necrofilia) y Mercedes
Abad recupera la ironía sarcástica mediante las palabras finales del
hombre: “[…] nada pueda apartarme de ti. Además he hojeado el
guión y creo que mi personaje era demasiado retorcido, excesivamente
perverso. Dudo que yo lograra dar el tipo” (Abad: 129).
198
Ese autismo tuyo tan peligroso
El relato final es un guiño de la autora, una disertación personal
sobre la sociedad, la cultura y la imaginación. Mercedes Abad juega
con la ambigüedad a la hora de distinguir en un relato al escritor y al
narrador. En este esperpéntico relato, Mercedes Abad juega con la
contraposición entre la realidad y la fantasía, entre la vida y la
literatura, ironiza sobre su último trabajo, el que estamos leyendo,
obra en el que se ha entregado a la escritura de relatos eróticos en
cuerpo y alma. El humor, que ha sido una constante en la mayoría de
sus historias anteriores, vuelve en ésta cargado de un tono ácido al
admitir, mediante el recurso de la metaliteratura, que, ella misma, al
escribir esta antología erótica, se ha convertido en una autista
peligrosa sólo obsesionada con el sexo:
Lo atestiguan mis pobres manos, tan temblorosas como los de una
anciana afectada por la enfermedad de Parkinson, agarrotada y rígida,
incapaz ya de ahondar en la técnica del sucedáneo y del
autoabastecimiento. (Abad: 138)
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Fotografía nº 20: Cubierta frontal, El bajel de las vaginas voraginosas
201
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3.1.8. Josep Bras por El bajel de las vaginas voraginosas (1987)
203
La caja B
Mary P.D., perfecta esposa de Henry, se siente sola, su marido
trabaja todo el día fuera de casa y, ella, para distraerse, mantiene
esporádicos encuentros sexuales con distintos hombres de la zona que
trabajan a domicilio. Para evitar ser descubierta por su esposo, Mary
compra los preservativos y los esconde en distintos escondrijos de la
casa, llamados Cajas B. El relato finaliza cuando Henry descubre que
“algo” de color amarillento le impide ver la televisión y decide llamar
al técnico, uno de los amantes habituales de su esposa.
El desatascador
Este cuento está dedicado a la escritora Mercedes Abad, anterior
ganadora del Premio “La Sonrisa Vertical”. De nuevo el humor es el
204
tono que crea la ambientación en la historia. La protagonista es Esther,
personaje ya aparecido en el relato anterior y, el narrador es el loro de
la misma, llamado Capone. Esther es una mujer independiente que
vive sola y alejada de relaciones sociales, de hecho es virgen a sus casi
cuarenta años. El narrador nos va describiendo cómo desde hace cinco
años, el tiempo que lleva viviendo con Esther, se ha ido enamorando
de ella. Su platónica relación se complica el día que ella llega con un
hombre a casa, Búster, y él es atónito espectador de lo que allí ocurre:
-Ponte a cuatro patas, como una perra- le ordenó a Esther.
Parecía una perra. Incluso cuando él la sodomizó brutalmente, empezó
a gemir […] Veloz como un rayo, la mano derecha de Esther aferró
aquel tronco acústico y lo condujo hacia su vulva, macerada por los
flujos que manaban sin interrupción.
-¡Desvírgame, toro! […] Métemela, por favor. Desvírgame,
desvírgame, desvírgame [...] ¡Venga, atraviésame el coño de una puta
vez con esa polla que tienes! (Bras: 105-106)
Cuento egótico
De nuevo reaparece un personaje ya citado, Margaret, la amiga
de Ágatha. En este episodio, la ambientación victoriana de un
psiquiátrico tétrico en el que está ingresada la viuda, Margaret será
guiada por el edificio y acompañada por el supuesto Dr. Hildebrand,
que en verdad es Besarión, un criado. En una sala de proyecciones tras
comprobar la grave enfermedad mental de su amiga, que padece una
205
grave ninfomanía, sufrirá el ataque sexual de un hombre-lobo, el
verdadero doctor. Antes de su marcha, el doctor se asegura de que
Margaret regrese al hospital como paciente, rompiéndola el coche y
creándole un trastorno sexual tras la violación.
206
es un escritor malhumorado e insolente que sale al paso de las
absurdas preguntas de los críticos con un humor irónico e incluso
hiriente. En la charla sale a colación su pasado, cuando ayudaba en la
frutería de Xaitania, descubrimos así, que Loreto es Richard y en su
creatividad artística sigue estando la ensoñación de Ágata, que se le
presenta en la rueda de prensa y le excita de tal manera -“aquella
hembra desnuda, escultural, fuera de serie, que se masturbaba
descaradamente a espaldas de la multitud” (Bras: 147) - que ha de
salir al baño a masturbarse: “Loreto había empezado a castigar con la
mano -arriba-abajo, arriba-abajo- al cilindro torturador.” (Bras: 175)
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Fotografía nº 21. Cubierta frontal, La esposa del Dr. Thorne
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3.1.9. Denzil Romero por La esposa del Dr. Thorne (1988)
211
medio de su mano derecha, una mano estupenda” (Romero: 66). Pero
sus experiencias lésbicas no le satisfacen plenamente:
Quería más. Quería un hombre […] Fue así como se entregó al fraile
Bernardo Castillejo de Mejorada y Anzur; el más bizarro,
instrumentado, buscón, putero y blasfemo fornicador de la frailería
quiteña […] Cuando Manuela no quedaba satisfecha, el fraile
proponíale la ayuda de otros fornidos hermanos de su cofradía .
(Romero: 37-39)
212
Manuela de Júpiter, Rosita de Metis, de Temis, de Mnemosina, de
Leto, de Eurínome, de Remeter, de Dione, De Algina, de Electra, de
Europa, de Io, de Laodameia, de Leda, de Maida, de Niobe, de Poluto,
de Sémele, de Taigete. (Romero: 126)
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Fotografía nº 22: Cubierta frontal, La edades de Lulú
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216
3.1.10. Almudena Grandes por Las edades de Lulú (1989)
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1990; Malena es un nombre de tango (1996) y Los aires difíciles
(2006), ambas dirigidas por Gerardo Herrero; Atlas de geografía
humana (2007), de Azucena Rodríguez y Castillos de cartón (2009),
dirigida por Salvador García Ruiz. Su cuento “El vocabulario de los
balcones” ha inspirado la película de Juan Vicente Córdoba Aunque tú
no lo sepas (2000).
Antes de Introducirnos en la apasionante vida de Lulú,
recordaremos unas palabras de Mercedes Carballo-Abengózar que
intentan definir la esencia de las novelas de Grandes:
Están llenas de deseo, un deseo que es en sí ilimitado, tan ilimitado
como el placer que produce la lectura de sus novelas a los diferentes
lectores que las leemos, cuando encontramos en ellas temas tan
diferentes y a la vez tan recurrentes. Las novelas de Almudena
Grandes están llenas de pasión, una pasión contra la que no se puede
luchar, que no se elige, sino que se tiene o la tienen siempre cierto tipo
de caracteres. La pasión es amor, el amor es deseo, el deseo produce
hambre y la literatura es una manera de expresarlo todo y a su vez una
forma de pasión, deseo, amor y hambre. (Carballo-Abengózar, 2003:
13)
218
Parece que Lulú ofrecía un erotismo de calidad y muy original al estar
escrito desde el punto de vista de una mujer. Además de esta
intencionalidad y el efectivo lenguaje a su servicio, la obra es una
novela bien trabada y con una organización temporal cuidada que no
conviene en absoluto despreciar. El eje organizador de la novela es la
coordenada temporal que, con sus saltos entre el hoy y el ayer, dirige
los cambios temáticos y da sentido a toda la organización capitular
(Redondo, 2009: 245)
219
La novela de Grandes nos narra el doble camino de aprendizaje
de Lulú. A partir de dos tiempos narrativos el yo-narrador nos ofrece
el relato de su vida partiendo del momento actual de la protagonista,
una mujer madura separada y con serios problemas con el alcohol, con
el sexo y con su propia identidad. En el desarrollo de este plano
narrativo la protagonista nos intercala, a modo de flash-back, la
historia paralela de su infancia, adolescencia y juventud. Lulú es una
víctima de su niñez, se nos muestra como una niña que pierde el amor
de su madre a los cinco años, cuando ésta estima que ya es una niña
independiente, y no la necesita. Su curiosa personalidad difiere de la
educación recibida y de lo que se espera de ella, ya desde muy joven
posee un cuerpo erógeno que demuestra una gran sensibilidad ante los
estímulos sensitivos como el olor y el tacto. A los quince años
consigue realizar un sueño, ser capaz de atraer sexualmente a Pablo,
amigo de su hermano y del que está secretamente enamorada desde
que era una niña, así Lulú:
Recobra su niñez en los brazos de Pablo. Con él se siente protegida y
amada […] Lulú deja de sufrir por el desamor de su madre cuando se
somete a las prácticas masoquistas de Pablo y del desamor de Pablo,
cuando se somete a las que busca después de dejarlo.(Carballo-
Abengózar: 16)
220
- Pero… ¿por qué? No lo entiendo.-
- Porque eres muy morena, demasiado peluda para tener quince años.
No tienes coño de niña. Y a mi me gustan las niñas con coño de niña,
sobre todo cuando las voy a echar a perder. No te pongas nerviosa y
déjame. Al fin y al cabo esto no es más deshonroso que calzarse una
flauta escolar, dulce, o como se llame.. (Grandes: 72)
221
estrenarte…La verdad es que no hay nada en este mundo que me guste
más… […]
- Eres un hijo de puta, un hijo de puta…
Luego ya no pude hablar. El dolor me dejó muda, ciega, inmóvil, me
paralizó por completo. Jamás en mi vida había experimentado un
tormento semejante. (Grandes: 180)
222
hermano, Marcelo. La excitación se vuelve insostenible y Lulú se
entrega por completo, no puede evitarlo, además confía en su esposo
al que supone y siente, porque le oye, controlando todo:
- ¿Pero cómo puedes ser tan puta, querida?- La risa latía bajo las
palabras de Pablo-. Si ni siquiera sabes quién es. ¿O ya te lo
imaginas?- […]- Ay, Lulú, Lulú… ¡Qué vergüenza! Tener que
contemplar una escena como ésta de la propia esposa de uno, es
demasiado fuerte para un hombre de bien… (Grandes: 238)
223
Ya entonces había comenzado a cuestionar la calidad de las lecciones
teóricas […] y me atormentaba la sospecha de que el amor y el sexo
no podían coexistir como dos cosas completamente distintas, me
convencí a mí misma de que el amor tenía que ser otra cosa […]
Nunca había amado a nadie más y eso me asustaba […]Su seguridad
me abrumaba. Entonces me convencí de que mientras siguiera a su
lado nunca crecería […] sería una niña eternamente […] La
autocompasión es una droga dura. Por eso me marché. (Grandes: 247-
249)
224
humillación total se llevará a cabo cuando al acabar de explorar el
oscuro mundo del sexo, se introduce en el peligroso terreno del
sadomasoquismo y la prostitución, los límites de la trasgresión. Para
Rosa Pereda:
El juego sexual, cubiertas las fases del placer y la contemplación, de la
aceptación multisexual, de la penetración multiplicada, la orgía y la
investigación de juguetes y orificios, pasa a ser dominación y
ritualización del dolor, y el paso del placer al poder surge casi sol.
(Pereda: 289)
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Fotografía nº 23: Cubierta frontal, Pubis de vello rojo
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3.1.11. José Luis Muñoz por Pubis de vello rojo (1990)
229
Díaz de fragmentos en cursiva que desarrollan a modo de flash-back
su vida pasada y cómo esta le ha llevado a la degradante y paranoica
situación en la que se encuentra, nos trasmiten un ambiente intrincado
y opresivo.
Sofía, una joven y bella lesbiana que vive con Blanca, una mujer
divorciada con un hijo y un amante masculino con el que la engaña,
trabaja de noche como prostituta: “follar me da dinero rápidamente, y
eso es lo que busco” (Muñoz, 1990: 233). Durante la noche descrita,
Sofía, después de despedirse de su pareja, Blanca, acude a las citas
que le arregla Madame Rosa. Una a una va resistiéndose a que su
cuerpo solo sea una mercancía y opta por negarse a ser una esclava
sexual. No acepta el sadismo de su primer cliente que desea quemarle
los senos y ante la agresión le golpea con un atizador hasta matarle:
Sofía duda. No es la primera vez. Pero nunca antes ha permitido que
le quemen los senos. Le horroriza la idea. Las nalgas sí, las nalgas se
las han azotado, en sus nalgas se han apagado cigarrillos encendidos y
las han atravesado con agujas al rojo vivo, pero los senos no, los senos
sólo se los han golpeado, pellizcado, mordido, pero quemado nunca.
Se tumba en la cama mientras el anfitrión, precedido por la punta del
cigarro incandescente, va hacia ella, excitado, el pene pugnando por
abrir el batín y rociarla de esperma mientras le chamusquee los
pezones […] Chilla de dolor al primer contacto, cuando el anfitrión
trata de apoyar suavemente la punta del habano contra su aureola
izquierda, y le golpea por instinto. (Muñoz: 54-55)
230
provocando su alarido sordo, […] escupiendo sangre por la boca y por
el culo” (Muñoz: 153-154); el cuarto asesinato de Sofía no tiene mejor
final, al recibir una agresión sexual por parte de un violador negro,
esta realiza un cambio de roles: “de atacante sexual ha pasado a ser un
sumiso siervo erótico” (Muñoz: 193) y Sofía viola a su violador,
provocando en el una serie continuada de orgasmos que le conducen a
la muerte.
La complicada noche que ha vivido la joven pelirroja tendrá dos
momentos narrativos aún más críticos, uno será al volver a casa y
encontrarse a Blanca con un hombre en la cama y, la otra, el encuentro
con Roberto que le conducirá a la muerte.
Roberto sufre una grave enfermedad psíquica que le hace oír
voces, es esquizofrénico, y la trama de su historia se complica con los
recuerdos en cursiva que acompañan a sus divagaciones, la destructiva
relación triangular entre él, Paco y Ada, su traicionera y adúltera novia
de bella cabellera roja. En su juventud como ideólogo revolucionario
contacta con gente que le utiliza y le manipula haciéndole perder la
autoestima y el control sobre sus actos. En la noche barcelonesa
deambula en busca de distracción, se encuentra con un vagabunda con
la que mantiene un encuentro sexual:
La verga entra y sale limpiamente entre los glúteos de aquella mujer
casi desconocida mientras sus manos sujetan sus pechos caídos
evitando el doloroso bamboleo de cada nueva embestida. Siente su
olor fuerte y penetrante, y comprueba que, superado el asco inicial, ese
aroma a ostras frescas que rezuman sus entrañas incluso le excita.
(Muñoz: 120)
231
dolor, de la vida, y su manifestación más gozosa, a la muerte”
(Muñoz: 221).
Las dos historias se unen al final de la trama, configurando un
clímax destructivo en el que Roberto encuentra a Sofía, se conocen, e
incluso llegan a entenderse, hasta que las voces de su cabeza le hacen
pensar en Ada y su traición. El fin es inevitable, la mujer de la
cabellera roja ha de morir, así redimirá sus actos.
232
Fotografía nº 24: Cubierta frontal: Alevosías
233
234
3.1.12. Ana Rossetti por Alevosías (1991)
235
los relatos una crítica a las tradiciones religiosas, educativas y
políticas que han deconstruido, en vez de recomponer y reafirmar, al
ser humano como un individuo pensante, sensible y sobre todo libre.
Eva Legido Quigley afirma que en los relatos de Rossetti hay una
lógica engañosa:
Las situaciones sexuales y amorosas se ven irremisiblemente abocadas
a la ruina. De una manera singularmente aciaga, esta obra refleja lo
más siniestro en el campo de las relaciones amorosas de las dos épocas
de la España contemporánea. Así, se muestran los terribles efectos de
la represión sexual típica del régimen nacional-catolicista, pero
también las consecuencias funestas de la liberación sexual de la época
posterior de la democracia. (Legido: 204-205)
236
Del diablo y sus hazañas
El viaje en tren con el que comienza el relato simboliza el
propio viaje iniciático del joven protagonista, en el que descubre sus
deseos erógenos más íntimos y sus inclinaciones sexuales. Buby, un
adolescente muy precoz, siente gran curiosidad por el sexo, por lo
oculto, por lo innombrable, por lo pecaminoso. La ignorancia junto a
la férrea educación católica, basada en el pecado y el castigo,
mortifican las primeras manifestaciones eróticas del joven cuerpo de
Buby. Éste cree que el demonio posee su cuerpo cada vez que siente
un deseo sexual y para expulsarlo ha de eyacular: “el demonio se
disfrazó de mosca, de sapo, de culebra y se apoderó de todos los
escondites de mi cuerpo […] me puse de pie sobre la almohada, me
arrimé a la cabecera y obligué al demonio a zambullirse en la pila de
agua bendita…Tía Alicia vio como se ahogó, en forma de lombrices,
en la concha dorada de la pila” (Rossetti, 1991: 12). La descripción de
la primera masturbación muestra el absoluto desconocimiento del sexo
y provoca en el adolescente miedo y confusión al creerse dominado
por el demonio. El pecado de la lujuria es un falso mal que ha
pervertido los deseos más primitivos y a la vez placenteros del
hombre. Buby, en su narración en primera persona, nos muestra cómo
sus creencias religiosas reprimen sus primeros escarceos sexuales y le
pueden incluso a conducir a practicar la homosexualidad como
primera experiencia sexual con otra persona:
Con la tela, a listas brillantes, del pantalón de Fred, el demonio había
levantado su tienda de campaña…Yo tenía que salvar a Fred. Así es
que me acerqué y me arrodillé y metí la mano por la bragueta de su
pijama…Entonces me encaré con el demonio y le dije: “Ahora verás”.
Y me metí la cola en la boca para chupar hasta vaciársela, como se
chupa el veneno de una herida. (Rossetti: 31-32)
237
infantil que utiliza la narración en primera persona del protagonista
Buby. El niño utiliza términos como. “cola”; el “culo de delante”, para
referirse a los pechos de su tía, a los que también denomina “budines
de gelatina”, “medusas gigantes” y “globos llenos de agua”; el semen
son “lombrices” e incluso el mismo “demonio” y llama al pezón
“dátil” y “botón de caramelo.”
238
al extremo-. Queda abierta la interpretación de su acto, se desvirga por
vergüenza o porque renuncia al contacto sexual con otro. Acabaré
mencionando los consejos de la tata de Eva: “Ay, niña, que se te va a
ir la juventud sin probar la gloria bendita […] Qué lástima irse al otro
mundo sin conocer la gracia de Dios. (Rossetti: 39-40)
Siempre malquerida
La historia nos muestra los sentimientos de una mujer infeliz en
su matrimonio; ésta nos desvela sus aventuras adúlteras en las que
busca satisfacción sexual y provocación, desea que su esposo se
entere y reaccione. La imposibilidad de disfrutar de un sexo
placentero dentro del matrimonio parece justificar sus infidelidades y
la tramitación de una demanda de divorcio alegando desgaste y hastío.
A los dos meses de matrimonio el sexo les destruyó. Ella era
demasiado ardiente y él un retraído con eyaculación precoz, nunca
funcionó. El concepto ideal de Marta sobre el amor y el sexo le
estigmatiza la vida, nunca podrá ser feliz si sigue creyendo en un amor
utópico, idealizado y condimentado con sexo. Ella busca la pasión
fuera de casa e, influida por los tópicos y la cultura popular que
encuentra en el cine y en la literatura, busca una relación como la
descrita en la película Nueve semanas y media. Conoce a Marcelo, un
cuarentón atractivo y con clase que le promete hacer cumplir sus
sueños, todo parece ideal el primer día. Cuando al segundo aparece la
vulgar realidad de la menstruación de Marta, el elegante caballero la
abandona con una nota “Adiós muñeca” y entonces “las nueve
semanas y media apenas sobrepasaron nueve horas y tres cuartos”
(Rossetti: 82). La ironía y el humor de hacer de lo cotidiano una ofensa,
como la menstruación, o un acto de extremada elegancia, como
“Terminó con el bidé. Se secó con esmero y, al sacudir el agua que
permanecía polarizada temblándole, adiamantándole el oscuro cono
del pubis, el vello se le ensortijó como el astracán” (Rossetti: 79), dan
al relato viveza y cruel realismo.
239
La cara oculta del amor
Esta es la historia de una venganza. En ella se nos narra la
despiadada crueldad de un enamorado al ver a la mujer amada en
manos de otro. Los enfermizos celos de Enrique le sirven de excusa
para propiciarle el más irónico castigo, a pesar de que en el proceso de
venganza la que sufre físicamente las consecuencias es María, la novia
de Marcos. En el relato se percibe una crítica a las relaciones
enfermizas; los celos y las psicosis no pueden ser formantes de una
relación amorosa, son destructivos y sólo acarrean un desequilibrio
personal y una búsqueda de satisfacción en las desviaciones sexuales;
en el caso del relato conduce a Marcos al sadismo y la violación.
María es agredida sexualmente, en la descripción de la violación se
percibe una gran carga de rechazo, no sólo por el acto en sí y la paliza
previa que conlleva, sino porque el agresor de la joven es su propia
pareja:
Luego, Marcos le desgarró el panty, le arrancó las bragas mientras una
rígida y flagrante barra de acero prorrumpía del pantalón, arremetía
contra María y se hundía en ella. María recibió una embestida
durísima taladrándole las entrañas, quemándole las ingles como
espesas lágrimas de cirio, y gritó. Gritó como un animal despavorido
que siente que la tierra se agrieta bajo él. (Rossetti: 92)
240
La cara oculta del amor presenta un tipo de narración compleja que
incluye voces diversas, puntos de vista diferentes y una tendencia a la
sucesión de cuadros sin orden cronológico. En este aparente caos el
contestador es el nexo, el hilo conductor entre las distintas escenas. Es
el objeto clave que encierra una revelación, el portador del misterio
que la narración va descubriendo. La disposición fragmentada del
relato, con sus textos superpuestos, cobra su sentido en el ámbito
tecnológico actual, pues refleja la simultaneidad, la interdependencia
de espacios, tiempos y personajes diversos. (Azcúe, 1999: 202)
241
labios, cual si quisiera cauterizarlas, enjugó sus heridas.” (Rossetti: 26)
En el pecado está la penitencia y en este caso el delito, delito de
corrupción que entre el hermano Duncan y el confesor han imbuido en
el alma de Angélico. La atrocidad del pecado, el descubrimiento del
mal y la despiadada dirección espiritual que recibe el joven, le
conducen a cegarse con el fuego de los cirios y acabar así con el
origen del pecado, la vista, a través de la cual el hombre descubre su
camino hacia la perdición. Porque como afirma Mª Antonia Mestre
Morales:
El leitmotiv temático es […] la vista como sentido por el que penetra
el deseo, idea que se inscribe dentro de la tradición neoplatónica que
llega hasta el amor cortés, arrastrando toda una literatura sobre el
poder de la mirada y sus efectos sobre el enamorado. De corte
cristiano es la teoría de la vista como antesala de perdición,
perspectiva que explica que el personaje central se recoja tras el
“blindaje” de sus párpados y se precipite, sin dudarlo, hacia su ya
mencionado fin. (Mestre, 1999: 138-139)
La castigadora
La venganza vuelve a ser el leitmotiv de este relato y la ironía
es, en su desarrollo, el juego de la burla: “la burladora, burlada”
Independientemente de la trama lo más interesante del relato es la
narración, escrita en tercera persona por un narrador omnisciente y
salpicada por fragmentos de monólogo interior de la protagonista.
Estos breves discursos se diferencian en el texto, porque están escritos
en mayúsculas y en su lectura vemos cómo los pensamientos de Lola
van surgiendo a borbotones, casi sin ser pensados y originados por la
venganza de una mujer que ha sufrido el rechazo del hombre al que
desea. Lola hace una reflexión muy tópica y dolorida del porqué del
rechazo de un hombre casado:
TODOS LOS CASADOS SON IGUALES. Lola estaba harta de que
quisieran meterse en su cama con el argumento. NO HAY NADA YA
ENTRE MI MUJER Y YO, o que dieran marcha atrás porque NO
242
PUEDO HACERLE ESTO A MI MUJER. Cuando se está muy liado
se utiliza el primer modelo y cuando se está asustado, el segundo.
AMBAS SON MENTIRA. (Rossetti: 147)
La vengadora
La historia de Txomin queda abierta en el anterior relato, ¿Qué
pasa con su matrimonio? Maribel es una mujer insatisfecha, su marido
la engaña y su autoestima está debilitada, todos los trucos de belleza y
de reafirmación personal no sirven de nada, cuando compruebas que
en la maleta de tu marido hay unas bragas desconocidas y en el
reportaje de fotos que ha realizado han aparecido unas fotos de una
señorita en una situación comprometida. El desengaño de la esposa
desestabiliza su sensatez y en vez de comunicarse con su esposo y
contarle lo que ha encontrado, se encierra en si misma y empieza a
trabajar su despiadado intelecto de mujer ultrajada; su imaginación se
desboca:
Sentía una morbosa y pertinaz curiosidad por la joven remediadora. Y
envidia. Pero, sobretodo, sentía envidia de él. Porque, mientras el se
divertía con niñatas que podían, holgadamente, ser hijas suyas, ella
243
únicamente tendría oportunidad de competir en el comercio en calidad
de saldo, dijeran lo que dijesen sobre la igualdad. (Rossetti: 169)
La presa
La venganza es un juego peligroso pero para Maribel además es
un placer. Su esposo, al parecer inocente del delito de adulterio
imputado, es una doble víctima, primero de su compañera de trabajo,
Lola, a la que rechaza y, en segundo lugar, de su esposa, Maribel, a la
que engaña. El título de La presa es muy significativo, pues, aunque
está en singular y parece referirse al hombre, en el fondo, los tres
protagonistas de estos tres últimos relatos, son presas de sus propios
actos o pensamientos. En La presa Maribel desarrolla el plan de
venganza comenzado en el relato anterior. Desde el hotel donde se han
hecho las fotos de la jovencita con el pijama de su marido, ella,
haciéndose pasar por la amante, manda a casa cartas de amor dirigidas
a Txomin. El marido está perplejo, no recuerda a esa chica, ni cuando
la fotografió, ni cómo le pudo dar sus señas. Las cartas de Maribel se
suceden durante tres meses, en su escritura desarrolla una fantasía
deliciosa y sensual en la que da rienda suelta a sus deseos más
profundos e insatisfechos. Al no poder soportarlo más, él intenta
descubrir quién es la joven, pero es imposible, en realidad no existe,
es una fantasía creada a partir de los enfermizos celos de su mujer,
ayudados por los de su compañera de trabajo, Lola, que es la que
comienza con toda esta intriga amorosa. La locura se ha apoderado de
ellos, la desconfianza, la falta de comunicación, las mentiras y la
crueldad destruyen sus vidas. Maribel además encarna la perfidia más
abyecta, durante tres meses ha sido capaz de atormentar a su esposo, -
pues la venganza se sirve fría- y rematarle, diciéndole que la joven ha
ido a casa para verle y entregarle una carta. En ella, estarán los
resultados de una prueba médica en la que se analizan: “ciertas
particularidades contaminadoras de la sangre” (Rossetti: 199). La
acción final forma parte de la ensoñación o el desvarío de la
malcasada: ¿qué es verdad?, ¿qué es mentira?, ¿quién es quién?...
244
Fotografía nº 25: Cubierta frontal: La esclava instruida
245
246
3.1.13. José María Álvarez por La esclava instruida (1992)
247
inoportuno. La transmisión de ese refinamiento de clase se traduce en
la tesis ulterior de una historia que, pretenciosa de por sí, no consigue
comunicar importantes novedades en materia de erotismo. (López
Martínez, 1992: 57)
248
Fuimos juntos a una lectura que dio en una Caja de Ahorros mi amigo
el poeta José María Álvarez […] Como sus poemas te gustan tanto -
cuantas veces me has hecho leértelos- me ha dejado un Museo de Cera
con una bella dedicatoria, para que te lo regalase en su nombre.
(Álvarez: 171)
249
Aquella primera vez fue tan hermoso…Palpamos el esplendor. Pero
no era solamente la excelencia de un polvo, sino la sensación de que
estábamos hechos-como se dice- el uno para el otro. La magia de
aquella tarde no nos ha abandonado en los casi cuatro años que hemos
estado juntos. Cada polvo ha tenido la misma intensidad, la misma
locura. (Álvarez: 28)
250
Fotografía nº 26: Cubierta frontal, El hombre de sus sueños
251
252
3.1.14. Dante Bertini por El hombre de sus sueños (1993)
253
descubrimos un secreto familiar que ella misma sufre y le condiciona
a la hora de enfrentarse a la vida y a los hombres, hablamos del
recuerdo reprimido en su mente sobre los abusos sexuales que sufrió
por parte de su tío Abel. Como consecuencia de su retrograda
educación y de los abusos recibidos, nos encontramos ante una mujer
imposibilitada para relacionarse con naturalidad con los hombres,
recrea encuentros sexuales con distintos personajes en sus sueños, o
en sus evocaciones oníricas. Ella reconoce sus conflictos mentales:
Dentro de mí hay un combate fragoroso entre mi sensualidad y las
convenciones. No puedo aceptar este abuso infame, esta violación de
todos mis derechos, aunque mi sexualidad, complacida en burlarse de
mis principios, demuestre físicamente su estrecha complicidad con el
invasor. (Bertini: 113)
254
De cara a la pared y de rodillas, me estiro hasta el lavabo, tratando de
alcanzar un tubo sin usar de pasta dentífrica. Lo logro y, al hacerlo,
caigo al suelo con las piernas abiertas.
Cuando el hombre de allí fuera, mi vecino, entre gritos de cerda, puta,
guarra, estertores y movimientos convulsos, eyacula con espesos
borbotones sobre la cara de su esposa, retiro de mi vagina lacerada el
improvisado pene.
Mi mano está mojada, llena de sangre. (Bertini: 96)
255
Según Bertini, nuestra protagonista no está enferma sino que no
ha sabido gestionar su liberación personal y su realización como mujer
liberada, situación a la que se tuvieron que enfrentar las mujeres de los
noventa:
Nunca lo pensé como un descenso a la locura, sí como una liberación
de sus deseos que rompe todos los esquemas sociales y enfrenta a la
protagonista a un mundo otro en el que, abandonando el papel de
víctima pasiva, deberá hacerse cargo hasta las últimas consecuencias
de sus decisiones. (Anexo II)
256
Fotografía nº 27: Cubierta frontal, Tu nombre escrito en el agua
257
258
3.1.15. Irene González Frei por Tu nombre escrito en el agua
(1995)
259
Tu nombre escrito en el agua sorprende por la magnífica intuición de
las posibilidades retroalimentarias del propio texto, no sólo porque
frases y párrafos completos de las págs. 14-21 se recogen íntegros en
las págs. 280-281, sino, sobre todo, porque tal efecto se traduce en un
giro determinante para la interpretación del conflicto y para la
ubicación de la tragedia, ya que gracias a ese desenlace se corrigen las
expectativas eróticas del inicio (trío sadomasoquista, dos mujeres y un
hombre) y se resuelve la trama sin fisuras, devolviéndole a la historia
su sentido trágico y su vigoroso aliento pasional. (López Martínez: 55)
260
introducirme el tubo por el coño. El dolor fue demoledor […] El tubo
me estaba atravesando […] Santiago lo golpeó en el extremo con la
palma de la mano, para enterrármelo por completo […] Yo me
desvanecí. Recobré el conocimiento con la vagina y las piernas
anegadas en un lago de sangre que teñía las sábanas de rojo y
encharcaba el colchón. Santiago lloraba desatinadamente sobre su
propio vómito. (González Frei: 96-98)
261
reflejo, como doble identidad, el agua es el espejo donde se observa
Narciso. La problemática de la dualidad y de la otredad del individuo,
son recurrentes en la historia de Marina y Sofía. Ambas juegan con su
semejanza física para provocar incertidumbre en los demás y
desarrollar seguridad en ellas mismas. Su relación se basa en la
otredad del yo o el yoísmo del otro.
262
Fotografía nº 28: Cubierta frontal, Silencio de Blanca
263
264
3.1.16. José Carlos Somoza por Silencio de Blanca (1996)
265
de la música ("blanca" es, como se sabe, una específica nota musical
de duración determinada). Por lo tanto, el "Silencio de Blanca", que es
también una expresión típica de la notación musical, es asimismo la
conducta de este misterioso personaje. (Anexo III)
266
En realidad sólo buscamos el placer y la belleza […] un encuentro
breve y limitado con lo eterno. (Somoza: 80)
267
Soy un pervertido -le dije sin esfuerzo- Un pervertido absoluto […]
Estás tan hermosa así…Tan hermosa…Pero no voy a tocarte, sólo
deseo verte. No te tocaré nunca: te descubriré como ahora. O tú lo
harás, de igual manera quehacer con los zapatos y las gafas. Pero la
decisión es tuya.
Decírselo todo me excitó más que su propia desnudez. (Somoza: 111-
112)
268
Tras perder las clases de Elisa y las citas-consultas con
Verónica solo le queda la esperanza de que su hermano Lázaro-Blanca
le perdone y puedan reanudar sus silenciosas citas, recuperar el
silencio de Blanca, la mediocridad de sus curiosas vidas.
269
270
Fotografía nº29. Cubierta frontal, La Cinta de Escher
271
272
3.1.17. 1997 Abel Pohulanik por La Cinta de Escher (1997)
273
Ha publicado dos relatos “Monólogo de la gringa” y “El oficio
de la tía Victoria” y ha sido reconocido en dos ocasiones por el
Premio Nadal en las pre-selecciones de las obras candidatas, sus
novelas inéditas Concierto de espera y Cristalitos en degradé. Otros
de sus escritos son la novela inédita La consagración del Nuevo
Mundo y la antología de cuentos Las hadas verdes, de 1993.
Podríamos catalogar este complejo relato dentro del género
policiaco con un trasfondo erótico, o como una novela de género
erótico narrada bajo la estética propia de la novela negra, en palabras
de Maria José Jiménez Tomé: “es un thriller erótico. El suspense y el
erotismo están imbricados perfectamente en una sólida estructura
narrativa” (Jiménez: 4). Independientemente de cómo la podamos
denominar, lo que está claro es que se trata de una de las mejores
obras de la colección. Según Pohulanik, su proyecto inicial era muy
simple:
Quería escribir un thriller sobre las andanzas de un gigoló envuelto en
algún asunto escabroso (inicialmente no tuve claro cuál sería el
mismo) Puesto que para aspirar al premio debía describir
minuciosamente sus encuentros sexuales, tuve claro que, en el caso de
no lograr el galardón (o bien que la editorial no quisiera publicarlo),
me quedase el recurso de despojar el texto de esas escenas eróticas (o
al menos quitarles el detallismo), de modo que me quedase una novela
igualmente atractiva. En síntesis, mi opción fue la de escribir una
novela con una intriga muy marcada y con un cierto número de
episodios eróticos apetecibles para todos los gustos. (Anexo IV)
274
Abel Pohulanik que crea un universo ficticio jugando con personajes
reales como la figura enigmática de Escher y su sorprendente obra, de
hecho el interés que despierta en él este autor propició, según sus
propias palabras:
El chispazo -que verdaderamente tuvo todo el carácter de una
inspiración que me absorbió por completo- vino durante una visita a
una espléndida exposición sobre el artista que se presentó en Madrid, y
que por cierto está incluida como episodio en la novela. Esa tarde
regresé al hotel “en estado de gracia”, como suele decirse. Lo tenía
todo en la cabeza y en una hora de entusiasmada escritura tuve
perfilado el argumento básico de La Cinta… Lo siguiente fue
sumergirme de lleno en la obra de Escher, y mientras más la estudiaba,
mejor se iban encajando en ella las peripecias de los personajes. Los
juegos de espejos, las simetrías, los mundos infinitos, las
metamorfosis, las geometrías imposibles… muchos de los temas
presentes en la obra de este autor me brindaron motivos más que
suficientes para encontrarles un reflejo, una resonancia, en la trama de
la novela, al punto de situar parte de su historia real dentro de la
misma ficción. (Anexo IV)
275
tripartita, dividida en tres giros geográficos relacionados con una
imagen de Escher que representa a un entramado de anillos, el primer
giro es Barcelona-Madrid, el segundo, Madrid-Valencia y el tercero:
Barcelona-Venecia. El fuego se presenta como un símbolo que puede
provocar el caos o sublimar un acto que da paso a una historia de amor
purificada por el ígneo elemento.
El narrador-protagonista, un joven gigoló, nos refiere su
aventura amorosa con Carelia, una joven que paga sus servicios y de
la que poco a poco se ha enamorado. La trama arranca con la supuesta
muerte de Carelia tras un encuentro con el protagonista y, a partir de
aquí, arranca el nudo de la historia, la búsqueda de su asesino. Ante el
miedo de ser inculpado en el crimen, pide ayuda a su amiga La
Pepete, un travesti que, enigmáticamente, resultará implicado en el
caso. El intento de demostrar quién la ha matado o de saber si está
viva o no, le llevará a conocer a su familia y los problemas de
identidad de los miembros de la misma y su relación con las obras de
Escher. La historia va enredándose a la vez que vamos descubriendo
las oscuras personalidades y los problemas psicológicos de los nietos
de la familia Mendes de la Encina, José Luis, Carla y Annelise, cuyas
identidades se ocultan bajo los falsos nombres de La Petete, Carelia y
Araceli respectivamente. Según Mª José Jiménez Tomé, el personaje
de Annelise-Araceli es:
Una mujer profesionalmente frustrada y derrotada en el terreno
amoroso (y) encarnará el lado cruel -sádico- de la historia. Será la
artífice de la puesta en marcha de un juego con el deseo expreso de
satisfacer sus deseos de venganza […] Araceli manifiesta una
sensibilidad que se complace más en el ejercicio de la fuerza que con
el placer, y para saborear si calculada compensación, el ingrediente
apropiado será aliñarla con la ausencia de piedad. (Jiménez: 5-6)
276
de intimidad femenina, en su juventud, al alejarse de la familia,
adquirirá la identidad de un travesti:
Así, maquillada como una Barbie, con los pómulos hinchados de
silicona y el cuerpo inconcebiblemente obeso, volví a preguntarme
dónde había ido a parar aquel jovencito andrógino que alguna vez
llegué a desear.” (Pohulanik: 1997: 163)
277
278
Fotografía nº 30: Cubierta frontal, Kurt
279
280
3.1.18. Pedro de Silva por Kurt (1998)
281
sacar una enseñanza, una moraleja. A lo largo de las reflexiones Kurt
nos idealiza a las mujeres de su vida en un “Ella” abstracto que
pretende ser el arquetipo de la figura femenina total. Las relaciones
sexuales se consideran como el máximo exponente del placer, del
bien. El pretendido intento de Kurt de idealizar el sexo y a través de él
a la mujer, queda desvaído con ciertos comentarios o actitudes
machistas: “Kurt piensa que una mujer ha perdido irremisiblemente su
atractivo cuando relaja el resorte de cierre de sus piernas” (Silva,
1998: 25), o “Kurt piensa que en uno de los fondos de cualquier mujer
vive una prostituta, en el ala contraria de la virgen que también vive
en ella” (Silva: 151). Para nuestro protagonista, la mujer actual, a
pesar de creer haber conseguido la ansiada libertad sexual, no lo ha
sabido digerir y poner en práctica:
Ella dice practicar la libertad sexual, y entonces ella le replica que para
abrirse del todo al transito precisa de un tiempo de conocimiento. Kurt
se maravilla de la astucia con que renace en una mujer de hoy la mujer
de siempre. (Silva: 189)
282
existencia de la mujer, ella es el principio y el fin, es el bien y el mal,
el placer y el abatimiento:
La historia del amor occidental es la de un sentimiento cantado por
quienes iban tras una idea pura, sin llegar a sentir con el cuerpo […] El
otro amor fue siempre por debajo, reptando como serpiente, maldito,
perseguido (pero perseguido en ella, en la mujer, no en el hombre).
(Silva: 207-208)
283
284
Fotografía nº 31: Cubierta frontal, El mal mundo
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286
3.1.19. Luis Antonio de Villena por El mal mundo (1999)
287
amistad. El erotismo no puede ser la negación de una caricia. (Villena,
1999: 171)
Bendita pureza
El primer relato nos acerca a los primeros escarceos amorosos
de dos jóvenes compañeros de colegio. El narrador, Tomás, desde su
presente actual - arquitecto cincuentón, casado y con dos hijos- nos
relata la historia de su primer amor, la pasión del amor juvenil que
despertó en él, Fernando. Año 1965, dieciséis años, jóvenes con
inquietudes sexuales reprimidas por la época dictatorial, estudiando en
colegios masculinos, acaban por idolatrar a un compañero y acaban
acercando sus sentimientos. La relación de amor-pasión entre estos
jóvenes no se nos plantea como homosexualidad si no como un
despertar al sexo con independencia del género porque: “Las chicas,
entonces, podían dejarse besar y hasta sobar […] estábamos colmados
de interdicciones y de difuso miedo” (Villena: 45).
Tomás pasa muchas horas en casa de Fernando y en una noche
de estudio…: “Nos besábamos las bocas y los sexos, y los pezones,
que dolían de gozo, e, inesperadamente, supimos situarnos de modo
tal que los dos podíamos chuparlas a la vez, sin saber qué hacíamos”
(Villena: 39). La relación va consolidándose, en secreto, durante el
curso mientras, en público, actúan como buenos amigos. En verano,
Fernando invita a Tomás a su casa en la sierra de Madrid y una noche
de campamento sus encuentros amorosos se consuman con la
penetración, la dicha y entrega total:
Quería saberlo dentro de mi culo con una voracidad que no tenía
palabras[…]Y un dolor desesperado que me retorcía, al tiempo que,
instantes después, sus palabras amorosas y negras me llenaban de
ternura y calor, y el daño- sin desaparecer- era el júbilo exacto del
misterio de la carne…Se corrió en mi espalda, y yo sobre el saco.
(Villena: 71)
288
A la vuelta del verano todo acaba de una manera natural, sin
dudas ni enfrentamientos, acatan lo que la sociedad impone sin
plantearse si quiera no hacerlo. Para Tomás: “La pasión amorosa
absoluta no es familiar, ni continuista, ni hogareña, ni puede- jamás-
tener futuro. Nadie lo resistiría” (Villena: 91).
El mal mundo
De este segundo cuento toma Villena el título de su libro
haciendo referencia con él al mundo del sexo, del placer, un reino, un
mal lugar, un mal país para abandonarse, para ser feliz. El narrador-
personaje secundario de la trama- lo define como:
El mal mundo que yo he paseado, donde Claudio Prego, el pintor, y
los muchachos que se aman y se venden y las chicas de corazón hereje
y los borrachos de idioma azul y torpe, todos ellos encontraron-y
encontrarán- el arte. (Villena: 167-168)
289
ansia feroz muchas veces, sin preguntar, el cubano de los ojos azules
chilló con un placer tan absoluto y brutal, sodomizado con deseo y
ansia de ferocidad, que Afonso quedo extrañado y maravillado de ese
placer […] Vladimir, apretado e sexo sobre la sábana, hozando y
fulgente, se había corrido tres veces casi seguidas. (Villena: 120-122)
290
Fotografía nº 32: Cubierta frontal, Púrpura profundo
291
292
3.1.20. Mayra Montero, por Púrpura profundo (2000)
293
hacen ver la vida desde otro punto de vista. Por un lado, sin dudar de
su hombría, de su heterosexualidad, se enamora apasionadamente de
un hombre y juntos descubren que el amor y el sexo no tienen límites.
Su deseo no tiene género:
La clave estaba allí: en no dejarse doblegar, en no ceder ni arrepentirse
[…] Me ofrecí con hombría […] Yo me entregué primero. Me volví de
espaldas y comprendí que el verdadero arrojo estaba allí. Sentí orgullo
[…] y me senté más fiero, más capaz de querer, más invencible para
con las mujeres. (Montero, 2000: 43)
294
Fotografia nº 33: Cubierta frontal, Espera, ponte así
295
296
3.1.21. Andreu Martín por Espera, ponte así (2001)
297
el coito en la cama con su esposa, como si por hacerlo en otro lugar u
otra postura no fuese adulterio:
Deseé, que nuestras relaciones se limitarían a aquellas aberraciones
cinematográficas. La penetración y el orgasmo compartido en la cama
serían privativos de mi legítima esposa (una forma de fidelidad) y con
Laura me limitaría a la masturbación manual y clandestina. (Martín,
2001: 60-61)
298
machismo innato y cultural que le hace distinguir entre un matrimonio
estable cara a la galería y un mundo adúltero en el que cabe todo tipo
de perversiones. La humillación que él sufre ante las órdenes de la
actriz y las sucesivas negativas a repetir sus aventuras sexuales le hace
buscar la venganza infringiendo dolor, primero busca placer
sadomasoquista en un burdel y posteriormente lo extrema con su
propia esposa, a la que propone un trío con una mujer y
posteriormente las abandona entregándoselas a dos hombres. Las
jugarretas del destino, le llevan a caer en las redes de la Sra. Linde y
de su amante mulato que le sodomiza en un momento de descuido,
justamente a él que es tan hombre.
Y noto una descarga ardiente en mis entrañas, la droga más terrible
que jamás probé, descarga que me pasa a la sangre, que me encabrita
el corazón y me incendia el rostro, y hace que se me salten las
lágrimas al mismo tiempo que mi propia descarga inunda a la mujer
deseada, nunca tan odiada, nunca tan odiosa, juego de placeres y
degradación. (Martín: 153)
299
300
Fotografía nº 34: Cubierta frontal, Llámalo deseo
301
302
3.1.22. José Luis Rodríguez del Corral por Llámalo deseo
(2003)
303
304
4. CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL DE LOS PREMIOS “LA
SONRISA VERTICAL”
4.1.1. La Transición
Cuando Luis García Berlanga gesta en su mente la creación de
unos Premios literarios de carácter erótico, tendrá que esperar a que la
situación política del país fuese propicia, como ya hemos adelantado
en apartados anteriores. La muerte del dictador Francisco Franco el 20
de noviembre de 1975 y la posterior proclamación, dos días después,
del Rey Juan Carlos I, favorecieron, junto a los esfuerzos de los
posteriores gobiernos provisionales de Carlos Arias Navarro y Adolfo
Suárez, la pronta asimilación de la llegada de una nueva etapa, no solo
política, sino también social y cultural. En 1976, Suárez presentará el
Proyecto de Ley para la Reforma Política, documento clave para
favorecer la transición hacia un nuevo momento histórico, la
democracia, determinado por un sistema parlamentario y
constituyente, el principio de la soberanía popular.
En 1977 se convocan Elecciones Generales, que dan la victoria
a UCD (Unión del Centro Democrático), siglas del partido centrista de
Adolfo Suárez y, se firman los Pactos de la Moncloa, un adelanto de
lo que posteriormente será nuestra Carta Magna, promulgada el 6 de
diciembre de 1978, con una aceptación social destacable, un total del
87´8 % de votos a favor. El mundo cultural, como podremos apreciar
habrá de asumir en un breve espacio de tiempo toda una nueva
realidad social e ideológica. La Constitución de 1978 reconoce en el
Título I: “De los derechos y deberes fundamentales” (C.E., BOE nº
311, 1978: 29.313), los principios básicos de una sociedad demócrata.
La asimilación de estos principios, ideas por las que se había luchado
durante los últimos años del franquismo, se incorporarán tanto al
305
ideario popular como al intelectual. Los derechos que más habrán de
influir en la creación y posterior consolidación de nuestra colección
erótica y sus consabidos premios serán: el derecho a la libertad
individual; se adelanta la mayoría de edad a los 18 años; la igualdad
ante la ley, sin distinción por nacimiento, sexo, raza, religión, opinión
o libertad ideológica, religiosa y de culto; derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar, y la propia imagen; libertad a entrar y
salir del país; se protegen los derechos de pensamiento y creación
artística, libertad de cátedra y, derecho a la educación, entre otros.
Será en estos años en los que el ideólogo Berlanga y la
pragmática Moura den vida a la Colección de Narrativa Erótica “La
Sonrisa Vertical”, concretamente en 1977 con la publicación de La
insólita y gloriosa hazaña del Cipote de Archidona del célebre Camilo
José Cela. Un año más tarde, inaugurarán el Premio “La Sonrisa
Vertical” (denominado en su origen Premio “López Barbadillo”),
cuyo primer galardón fue concedido en 1979 a Susana Constante por
su novela La educación sentimental de la señorita Sonia. Según Luis
Antonio de Villena: “En la Transición, poder hablar del erotismo era
una conquista de las libertades, era una conquista de los nuevos
tiempos, era algo importante” (Anexo V).
En este clima de incertidumbre política e inestabilidad social,
la cultura y en nuestro caso, la literatura, se enriquece nutriéndose del
alimento esencial de toda creación artística, la libertad. Los enormes
deseos de conocer en profundidad las estéticas europeas y americanas
que habían llegado a España a cuenta gotas y hasta en ocasiones, de
forma ilegal, junto a la necesidad de expresar sin restricciones los
sentimientos más íntimos de nuestros autores liberando la creatividad
y la experimentación, fomentarán la literatura y beneficiarán el mundo
editorial. En cuanto a la aparición y auge del erotismo y en concreto
de la literatura erótica en España, José Carlos Somoza plantea
razonables incertidumbres en su trayectoria:
En España la literatura de sello erótico fue mal entendida. Tuvo su
propio "boom" en los primeros años de postfranquismo, pero fue una
fama efímera y engañosa, ya que estaba basada en el principio de
306
afirmar: "¡Ahora también podemos leer eso en España!" Imagino a
todos los españoles que hacían colas en los cines de Perpiñán para
ver "El último tango en París" comprando libros de La Sonrisa
Vertical y disfrutando solo con el hecho de adquirirlos en su país. Si,
además, la colección venía avalada por un maestro como Berlanga,
ya famoso como gourmet del erotismo, pues mejor.” (Anexo III)
307
por último, Fritzcollage de Pedro Sempere. En estos primeros años del
Premio ya se pone de manifiesto la intención de la editorial, dar
cabida a la literatura erótica de calidad, superando los prejuicios
vinculados al sexo, a la lengua, a la experimentación estructural y
narrativa y, por supuesto, superando los remilgos atávicos del sexo
heredados de la mojigatería del Régimen. La novedad que suponen
estos premios no se deberá solo a la temática de las obras, hay algo
más rompedor, una pretensión de posible obligada modernidad, que
iremos descifrando en cada título citado.
El primer Premio LSV es concedido a una mujer, como ya
hemos mencionado, lo que puede ser considerado como un giro de
tuerca que avala el proceso de renovación de esta nueva época.
¿Pretendía impactar el jurado con la concesión de un premio de estas
características a una fémina?, ¿sabían que bajo el seudónimo se
ocultaba una mujer?, ¿podía tratarse de una estrategia de mercado? La
complejidad a la hora de responder a estas cuestionas pasa por la
aceptación de las normas del certamen y la imposibilidad de valorar la
obra en relación con las demás presentadas al Premio, a las que no nos
es posible acceder. Una vez dada por justa la valoración de la obra,
según el grupo de intelectuales integrantes en el primer jurado, hemos
de destacar el interés social que pudo despertar en el momento de su
concesión y posterior publicación. No podemos olvidar que el
Régimen Franquista del que España acababa de salir era de un
marcado carácter autoritario, con una ideología conservadora y
fervientemente religiosa, en la que el erotismo, el sexo, eran un tabú y
su difusión cultural una ilegalidad al perder su sentido: ser el principio
y fin del matrimonio católico que opta por la procreación como base
ideológica de su unión.
Diez manzanitas tiene el manzano, es una colección de cuentos
escrita en catalán, un rasgo que determina las directrices del Premio,
el haberse escrito en otra lengua distinta a la “oficial”, y haber sido
galardonada, pone de manifiesto las inquietudes lingüísticas del jurado
y el desarrollo intelectual de los escritores catalanes. En septiembre de
1978 el Gobierno restableció la Generalitat y en la Constitución,
308
firmada posteriormente, se representa a España como un Estado
formado por nacionalidades y regiones, respetando la libre
constitución de comunidades autónomas. A finales de 1979 se aprueba
el Estatuto Autonómico de Cataluña que, junto a la cooficialidad
concedida al catalán como lengua autonómica, facilitarán el desarrollo
cultural de una tradición artística que había sufrido, junto con las ya
también consideradas cooficiales, el gallego y el eusquera, una dura
represión a nivel social, cultural e incluso patrimonial. La posibilidad
de despertar a la creación literaria escribiendo en la lengua que
expresa tus sentimientos más íntimos enriquece el acto creativo y
facilita la pluralidad artística que hace de nuestro país un bello
ejemplo de polifonía lingüística.
Vicente Muñoz Puelles conseguirá el III Premio con una
novela que refleja el tiempo en el que se escribe, se trata de una
novela histórica centrada en un personaje de una antigua leyenda
hispanoamericana. Su trasfondo temático va más allá, simboliza la
unión de las dos culturas, otra vez lo multicultural, el reconocimiento
de la apertura de España al mundo y el gran vínculo establecido con
Hispanoamérica. La complejidad narrativa que ya hemos comentado
en el estudio de la obra nos sitúa en la realidad histórica del momento,
una sociedad en continuo cambio que busca cómo incorporar la
ansiada libertad en una rancia tradición cultural. Un maduro profesor
con ideales liberales esboza la compleja situación política de España
durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista y cómo ésta
ha marcado las vidas de los españoles en los que se instauró el
sentimiento del miedo; la crítica está servida:
Pero un hombre, entre los veinticuatro millones que pueblan España,
dijo un día: El Estado soy yo, yo asumo todos los poderes, yo
gobierno desde ahora y todo el que se oponga a mis designios y a
mis actos será considerado rebelde. (Muñoz Puelles: 42)
Y me acordé también de cuando fuiste a recogerme al colegio y me
pediste que mirara las fotografías enmarcadas de José Antonio y
Franco, que presidían , a izquierda y derecha del crucifijo, una de las
paredes del vestíbulo…¿Sabes por qué están ahí?...Luego, mientras
309
paseábamos por la alameda espantando avispas, me hablaste de la
guerra civil. “aún tenemos miedo”, me dijiste. No podía creer que tú,
casi un adulto ya, sintieras miedo por algo ocurrido andes de que
nacieses. Los papás, vencidos. Me costaba creerlo, identificarme con
la derrota, aceptar el triunfo del mal. (Muñoz Puelles: 134)
310
4.1.2. La Democracia
311
Tres días / Tres noches de Pablo Casado, presentada al
concurso en 1983, recibirá el galardón al año siguiente, tras la
valoración por parte del jurado de las obras presentadas. Se trata por
lo tanto de la primera novela de la democracia y asume el liderazgo
con gran coherencia, es un referente perfecto de la juventud del
momento, de sus preocupaciones, de su actitud ante la vida y de su, en
algunos casos, mal asumida libertad. En esta “road-movie”,
encontramos rasgos identificadores con la “movida madrileña”y en
general con las trasformaciones sociales y culturales que se irán
afianzando durante la década de los ochenta. El mundo de las drogas
(“bajarse al moro”), del amor libre, de la ambigüedad sexual, del
nudismo, de la igualdad sexual, del feminismo…, son algunos de los
temas que configuran la historia vivida por la joven Rosa en su viaje
iniciático a la vida.
En esta década ochentera descubrimos algunos premios como
el de Casado y el de Grandes que presentan rasgos vinculantes a la
“movida”, entendida ésta como un fenómeno sociocultural que nació
como movimiento underground y acabó siendo un brazo armado del
poder político socialista y un producto de marketing. José Manuel
Lechado en su reconocido ensayo La movida. Una crónica de los 80,
hace una semblanza del significado de esta nueva etapa:
La Movida fue un reflejo en la juventud urbana del deseo
generalizado de libertad, […] lo que quería la gente era divertirse, y
hacerlo a tope. Puede que la Movida sea una época de pasotismo,
pero no se pasa de todo.
Por eso se refleja en cualquier cosa: son ganas de experimentar, de
conocer, de romper los moldes y superar barreras. Hay un intenso
componente de juerga más o menos desenfrenada, pero también de
creación y aprendizaje […] Se llevó a los extremos el lema clásico
de Sexo, drogas y rock and roll. (Algaba, 2005: 15)
312
tabú tanto en la vida cotidiana como en la cultura. La idea de la
igualdad entre hombres y mujeres, la práctica del amor libre, la
consideración del sexo como una forma más de pasarlo bien,
olvidándose de la represión anterior, rechazan la ideología y la
militancia política – “en la década de los ochenta se pasa por el tamiz
el pasado, y la movida madrileña se nutre del olvido” (Algaba: 16) -,
exaltan del hedonismo juvenil, gustan de la música, la moda y la
noche, aparece públicamente la homosexualidad, el travestismo y la
transexualidad, la estética sadomasoquista y la superación del
denostado “destape”. Para Iris Zabala: “La movida fue a su vez un
contagio, una enfermedad, un sarampión, que el optimismo
democrático y el destape extendieron por los cuatro costados de la
sociedad española” (Zabala, 2004: 271). La aparición de estos temas
en las obras que venimos comentando es síntoma de la frescura de las
mismas, en ellas los autores identifican su momento vital con el
tiempo de la historia narrada. En los relatos de Vicente García
Cervera, Mercedes Abad, Almudena Grandes, Dante Bertini, Irene
González Frei y Luis Antonio de Villena se vislumbran rasgos
culturales y sociales que marcan la evolución de nuestra sociedad en
esos campos, pero a la vez realizan una crítica social que evidencia
que a pesar de la transformación que se ha llevado a cabo en España
en el último tercio del siglo XX, aún queda, en el nuevo estado de
bienestar y la sociedad consumista, un poso de conservadurismo
casposo que no llega a aceptar ni a respetar la intimidad del otro y, lo
que es aún más trágico, observamos cómo la educación recibida, las
costumbres y las tradiciones siguen coartando la libertad personal y
delimitan la búsqueda de la felicidad.
A lo largo de ésta década, la Democracia se consolida
ofreciendo a los ciudadanos la ansiada “sociedad de bienestar”;
mientras que, en el aspecto cultural, bullicioso y populista, les
conduce a descubrir “el prestigio de la cultura a través de las vistosas
y masivas celebraciones organizadas por las instituciones públicas”
(Alonso S.: 47). Surge a su vez una nueva generación de escritores
jóvenes que:
313
Comienza a publicar inmersa en estas condiciones sociopolíticas y de
movilización obrera y estudiantil contra la dictadura […] en
consecuencia, los novelistas de los ochenta intensifican la tendencia
realista, que en ocasiones puede llegar a la visión crítica y social.
(Alonso S.: 48)
314
Las edades de Lulú relata la muerte de la movida madrileña y por eso
tiene el tono de advertencia frente al exceso, la frivolidad y la máxima
de la transgresión por la transgresión en las prácticas sexuales. Pero
aunque la novela responde a un sentido de denuncia, lo hace a través
de una descripción detallada de la erótica thanática. (Legido, 2007:
196-197)
315
ideario: “Llevaba, por los pasillos del metro, una pistola con una sola
bala y vigilaba para que nadie importunara a Ada y a Paco mientras
pintaban con spray: DICTADURA ASESINA Y ANARQUÍA O
MUERTE” (Muñoz: 164). Muñoz, plasma con cierto tópico
estereotipado el aspecto físico de estos jóvenes- en la persona de
Roberto-, que luchan por un ideario político libertario:
Tiene diecinueve años y en teoría es estudiante. Es estudiante porque
ha pagado una matrícula, mentira, la han pagado sus padres, a veces se
pierde en alguna clase, lo más normal es que frecuente el concurrido
bar de la universidad regentado por Pepe, se tome una cerveza con el
“Cazalla” y participe activamente, eso sí, en todas las algaradas que se
formen. Antes que estudiantes son revolucionarios. Lo dicen sus
melenas largas, su barba de días, los tabardos de marinero con que se
visten, que constituyen su uniforme. Y entre batalla y batalla campal
contra los grises pueden darse el gusto del reposo del guerrero.
(Muñoz: 182)
316
en concreto la gestión de Felipe González al frente de la presidencia
del país, propician el desarrollo cultural e intelectual, facilitando su
apertura a toda una sociedad ávida de conocimientos e inquietudes
artísticas:
Una histeria de libertad generalizada súbitamente toma el campo de lo
social. Todo se puede decir, todo se puede ver…el desnudo, el ligue, el
magreo público, los discursos y prácticas del erotismo dejan de ser un
conglomerado de prejuicios: los anticonceptivos, la discriminación
jurídica y laboral (al menos en teoría), la discriminación sexual, los
derechos gay. El matrimonio ya no es elección forzada, y las parejas
de hecho y las relaciones sexuales abiertas hablan de un derecho a
gobernar autónomamente la propia vida, un derecho a construir la
propia diferencia. España se moderniza; ahora es posible salir del
armario no sólo en carnaval. La mujer es comparsa, y entra en un
circuito de desgarre, de decir el goce en público. (Zabala, 2004: 277)
317
Esta nueva realidad, plena de libertad y derechos individuales, se
refleja en la compleja personalidad de la protagonista de Bertini quien
nos hace replantearnos hasta qué punto, el ideal marcado a las mujeres
de los noventa: cultas, trabajadoras, independientes, bellas y liberadas,
es un beneficio o se convierte en un lastre difícil de trasladar a la
burda realidad vital:
No es nada fácil ser una mujer independiente.
Tienes que mantener siempre un aspecto impecable y a la moda,
evitando caer en la mediocridad o en la extravagancia; cuidar tus
palabras casi como tu piel y soportar la soledad a la que todo eso,
inevitablemente, te condena. (Bertini: 23-24)
318
El gobierno de Aznar […] ha consistido en dos etapas: una primera en
que Aznar tantea para reforzar su españolismo y centralismo, y en la
segunda- tras el ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York
en 2001- se transforma en Hyde, se le percibe como un arrogante
valentón que con el apoyo de George Bush, impone su propia
interpretación de la Constitución, y su peregrina idea de lo que
entiende por democracia: nada. (Zabala, 2004: 265)
319
componente que desde nuestro punto de vista las hace únicas que es el
deleite sexual provocado a través de la lectura. La perfección narrativa
y el cuidado estético ha alcanzado de tal manera a estas obras que
podemos justificar e incluso demostrar esta idea integradora, e incluso
contamos con las palabras del propio Abel Pohulanik
desenmascarando su trabajo:
En resumen, tenía muchas ganas de crear un texto potente tanto en la
trama como en la vertiente erótica, aunque tuve muy claro que la
primera iba a primar sobre la segunda. Mi proyecto global fue muy
simple: quería escribir un thriller sobre las andanzas de un gigoló
envuelto en algún asunto escabroso (inicialmente no tuve claro cuál
sería el mismo). Puesto que para aspirar al premio debía describir
minuciosamente sus encuentros sexuales, tuve claro que, en el caso de
no lograr el galardón (o bien que la editorial no quisiera publicarlo),
me quedase el recurso de despojar el texto de esas escenas eróticas (o
al menos quitarles el detallismo), de modo que me quedase una novela
igualmente atractiva. En síntesis, mi opción fue la de escribir una
novela con una intriga muy marcada y con un cierto número de
episodios eróticos apetecibles para todos los gustos. (Anexo IV)
Se trata de novelas únicas sí, pero puede parecer que los lectores
han perdido el interés exclusivista del sexo literario; la globalización,
término que también ha influido en la cultura, ha favorecido como ya
hemos atestiguado con anterioridad, el sobreabastecimiento de
soportes específicos en temática erótica, que nos ha conducido a la
saturación, al agotamiento y decadencia. Pero, por otro lado, las
rosadas tendencias que con gran éxito comercial han copado el
mercado editorial en la segunda década del siglo XXI, nos reafirman
la necesidad del erotismo en una trama argumental que busca atrapar
la atención del lector. Podemos suponer, al hacer este análisis, que los
últimos Premios de Tusquets son el reflejo de la perfecta evolución
del tema sexual en la obra literaria, son obras que han superado el
trasfondo pornográfico y pueden funcionar en un mercado editorial sin
320
etiquetas. De hecho, a partir de la década de los noventa y la frágil
estabilidad económica, el mundo editorial prospera y:
Convierte a la novela en un objeto industrial de consumo dispuesto a
mantener su presencia pública sólo en el caso de ser rentable. La
consecuencia es, salvo las excepciones de rigor, una mayor
consolidación de la novela normalizada, comercial y políticamente
correcta en sus planteamientos ideológicos y en sus estructuras.
(Alonso S.: 50)
321
322
4.2. Contexto sociológico.
323
- Bueno, vamos a subir.
- ¿A subir?-le dije yo-. ¿Quieres decir por esa escalera?
- Claro-me contestó-. ¿A qué crees que hemos venido?
- Yo no sé a qué habrás venido tú- le dije, soltando la mano que me
empujaba-, pero si crees que voy a perder la salud por verle a esa tía
el coño, te equivocas.
-Qué coño, ni qué niño muerto-me dijo ella-. Lo que vamos a ver es
un plátano que dice cómeme […]
Que fuese capaz de llevarse a la boca un clítoris encharcado me hizo
sentir tal asco que repliqué:
- ¿Cómo eres capaz de meterte en la boca un plátano así? […]
Lo único que veía ante mí era un portal más negro que la muerte y
un chocho que, además de meado como los demás, sería un depósito
de microorganismos. (García Cervera: 109-112)
324
La figura de la prostituta es tratada con cierta cercanía, es una
protagonista esencial en numerosos de nuestros relatos, destaca Sofía,
la asesina pelirroja de Pubis de vello rojo, que ante la necesidad de
conseguir dinero opta por utilizar su bello cuerpo como mercancía y,
así, de forma rápida, adquirirlo, a pesar de ser lesbiana y odiar a los
hombres. Sofía guarda un fuerte resentimiento hacia los hombres y ese
sentimiento la lleva a asesinar a sus clientes habituales a los que odia
por sus actos degradantes y agresivos hacia las mujeres que pagan y
por ello se creen con plenos derechos sobre su vida y alma. Otra
prostituta que aparece en escena, Paqui, es descrita por su asesino con
una gran ternura:
Paqui tiene una cavidad sexual pequeña, lo que denota que no es muy
vieja en el oficio, y huellas de algunos pinchazos en los muslos, lo que
explica la razón última de su actividad. Paqui tiene los senos grandes y
maleables, de una textura suave, y se excita, pero de verdad, no
profesionalmente, cuando se los acaricia. Es de aquellas mujeres que
tienen senos hipersensibles, que son capaces de alcanzar sucesivos
orgasmos con sólo presionar sus pezones un buen rato. Paqui tiene
unos labios suaves y bonitos y un culo limpio. Es una lástima que
Paqui haga la calle. (Muñoz: 201)
325
un amoral, que en mi oficio hay una mezcla de necesidad y ganas”
(Pohulanik: 77), pero en una de esas citas conocerá a la mujer de su
vida, hecho que le hará replantearse la misma tras sobrevivir a una
serie de vicisitudes relacionadas con la presunta muerte de su clienta.
En el siguiente fragmento nos describe cómo se siente al ser tratado
como una mercancía que se compra con dinero:
El sobre con el dinero estaba en el lugar de siempre, en una esquina de
la repisa de la entrada. No supe jamás en que momento lo dejaba, pero
aparecía, puntualmente, cuando me disponía a salir. Nunca antes.
“Recoge eso…”, me dijo la primera vez, señalándolo con el mentón.
No tuvo que repetir su gesto de desprecio: el dinero siempre estaba
allí, en su diminuto sobre blanco. (Pohulanik: 14)
326
Las salas X han ido desapareciendo poco a poco de nuestras
ciudades (en Madrid, la última sala dedicada a estas proyecciones, se
cerró en el 2014), debido a la irrupción de los sex-shop, los paraísos
terrenales para los amantes del sexo, lugares donde se pueden adquirir
una gran variedad de productos vinculados al mundo erótico, y que se
encuentran al alcance de la mano y el bolsillo de cualquiera.
327
humorística del sexo. La novela de Rodríguez del Corral, Llámalo
deseo, inicia una de las tramas de su novela en un sex-shop:
Fue entonces cuando vi a Claudia por primera vez. No era la única
ocasión en la que había visto entrar a mujeres en el sex-shop, pero eran
más bien muchachas acompañando a sus novios o grupitos de amigas
que iban a reírse. Nunca a una mujer sola de más de treinta años, bien
vestida, atractiva incluso. (Rodríguez: 46)
328
manzano; el gusto de Héctor por las revistas especializadas en
“bondage” en la novela Llámalo deseo; la mención de la revista
Interviú en La esclava instruida, para la que el protagonista ha sido
solicitado con el propósito de que escriba un relato erótico para su
publicación en la misma; e incluso la descripción de una sesión de
fotos para una revista especializada en la que interviene el
protagonista de La Cinta de Escher, son ejemplos de la importancia
del papel “couché” en el erotismo. El vibrador eléctrico de Lulú,
comprado en Nueva York por Pablo; el falo de marfil con el que Sofía
consuela a uno de sus clientes y el consolador de caucho que se ata a
la cintura y que utilizan Sofía y Blanca en la novela de José Luis
Muñoz; el vulgar e hiriente tubo de pasta dentífrica de la obsesiva
protagonista de El hombre de tus sueños; y el bíblico dildo que
reproduce el pene de Salomón mandado modelar en bronce por
Balquis en la novela Anacaona; son algunos ejemplos de juguetes
eróticos de nuestras lecturas premiadas.
Retomando la imagen del sexo en sórdidos burdeles; o como
acto ocasional y sin protección; o como algo sucio e incluso
antihigiénico, desde un punto de vista meramente físico, no podemos
dejar de mencionar una consecuencia real y, en ocasiones, aterradora
de la práctica del mismo como son las enfermedades de transmisión
sexual: gonorrea, clamidia, sífilis, afta, hepatitis B, VPH (virus del
papiloma humano) y SIDA (síndrome de inmunodeficiencia
adquirida), entre otras.
Algunas de las historias vividas por nuestros personajes les
acercan peligrosamente a la cruda realidad de estas afecciones por su
estrecha vinculación con el sexo y les hacen partícipes de los riesgos
que corren al vivir al límite. En la novela de García Cervera se nos
muestran la desagradables enfermedades venéreas que trata desde su
consultorio el médico protagonista: “Nunca os he dicho del horror que
me producía enfrentarme a un pene roído de pústulas […] glandes
deformes, bálanos con llagas, prepucios con herpes y escrotos
mordidos por la sífilis” (García Cervera: 65-66), en especial se hace
329
referencia a la sífilis, una enfermedad bacteriana traída del Nuevo
Mundo por los españoles y que aún hoy en día puede llegar a ser letal:
La sífilis venérea comienza como una úlcera indolora (llamada
chancro) en los genitales, seguida a los tres o seis meses de síntomas
más generales, como fiebre. Si no se trata, puede ocasionar daño en el
cerebro, en el corazón y en los grandes vasos sanguíneos. (Potts y
Short, 2001: 274)
330
mal, todo el mundo habla del mal, todos los periódicos hablan del mal.
(Muñoz: 200)
331
332
4.2.2. La igualdad sexual
333
Fotografía nº 37: Ahora mando yo
334
envidia, el odio y la injusticia sexual que sufren las mujeres harán que
la esposa, cuarentona, cornuda y premenopáusica, trace un pérfido
plan de venganza. De hecho, el feminismo que se impuso con el
desarrollo de la sociedad democrática: “tiene su envés. ¿Qué
mayéutica ayudó a enterrar verdades ocultas? ¿No esconde el
feminismo de estado una mayor exigencia de sacrificios en las
mujeres de la clase trabajadora? Es claro una pregunta insoslayable”
(Zabala, 2004: 262).
La independencia femenina en el campo profesional y el
derecho de la mujer a vivir como individuo, sin aferrarse a una
estructura marital conservadora, lamentablemente le puede acarrear
duras críticas de su entorno más cercano e incluso de otras féminas,
como leemos en la novela de Bertini publicada en 1993:
¿Cómo una señora de su casa, ordenada y juiciosa, puede ser amiga de
una mujer sin ataduras, siempre dispuesta a arrebatar lo que no tiene a
su vecina más cercana?[...] Se nos hace imposible charlar con un
hombre casado[…] seremos lapidadas con los murmullos y miradas de
todas las defensoras fervorosas de la monogamia sin deslices y, si no
desistimos en el presumible empeño de arrebatar del seno del hogar -
usando antiguas artimañas de cortesana- al hombre inocente, acabarán
con nosotras[…] Tienen de su lado no sólo la fuerza, sino también la
verdad que les confiere ser multitud, y nosotras, marginales,
minoritarias, no podemos unirnos, por desconfianza y por principios.
(Bertini: 24-25)
335
ordenes de inmediato. Por eso la obedecí sin rechistar. Me había
dominado” (Martín: 70); reacciona ejerciendo como macho alfa en
otros encuentros sexuales: “prefiero su humildad porque propicia la
humillación. No debo permitir que disfrute de ningún placer conmigo.
Yo soy el amo, yo soy quien manda aquí. Yo debo disfrutar y ella no.”
(Martín: 119)
En la última novela, Llámalo deseo la mujer alcanza la libertad e
igualdad sexual plena, llegando incluso a superar el feminismo, al
darse cuenta de que el hombre siente un miedo atávico hacia el poder
femenino y por eso las supedita a él, una vez conocido este secreto, la
mujer solo ha de disfrutar:
Era él, ellos quienes tenían miedo. Un temor ancestral a la
mujer, de ahí esa obsesión por las ataduras, por tenerlas
dominadas, sujetas. En el juego o mecanismo del sexo, los
hombres ruegan o exigen y las mujeres niegan. Atadas,
incapaces de ejercer su propia voluntad, nada pueden negar,
tienen que consentirlo todo. ¡Qué sensación de voluptuosidad y
de poder! (Rodríguez: 45)
336
Nunca hasta nuestros días tuvieron las mujeres más facilidades para
publicar, muchas más que los hombres en igualdad de condiciones, y
nunca tuvieron los hombres mejores condiciones de edición que
cuando han escrito sobre y para las mujeres. La explicación comercial
es obvia: la gran mayoría de los compradores de libros y, es de
suponer, de los lectores son mujeres. (Alonso, S.:24)
337
¿por qué no quisieron colaborar en la antología de cuentos? Y
¿hubiesen conseguido el Premio si ellas hubiesen participado?
Otro caso curioso, por su reticencia a darse a conocer, es el de
Irene González Frei, de hecho, incluso los datos que conocemos sobre
ella nos hacen dudar de su identidad. Los motivos de su deseado
anonimato podrían deberse al miedo a la fama, al reconocimiento, a la
pérdida de la intimidad, al encasillamiento literario, a los prejuicios
sociales,…Lo que parece trasmitir es que no quiere ser identificada
con un Premio sobre erotismo, o al menos por ahora.
338
4.2.3. LGTB
339
Durante el mandato presidencial de José Luis Rodríguez Zapatero,
Secretario General del PSOE, España aprobó la “Ley del Matrimonio
Homosexual” (Ley Ord., 13/2005: 23.632- 23634) en el año 2005,
situándose así, a la cabeza de los países europeos en cuestión de
avances sociales. En 2007, se regula la rectificación en el registro de
la mención relativa al sexo de las personas y, dependiendo de unos
requisitos, se admite a trámite que un individuo pueda adecuar su
nombre a su identidad de género (Ley Ord., 3/2007:11.251-11.253).
340
nuestra sociedad. Sin intentar profundizar en cada uno de los distintos
aspectos de la homosexualidad plasmados en los Premios de Tusquets,
sí podemos señalar algunas peculiaridades del mundo LGTB tratado
en ellos. Como contrapunto a la homosexualidad encontramos algunos
relatos que nos muestran ésta como acto sexual en el que no interviene
el género, hablamos de encuentros sexuales tan sensuales y
apasionados en los que los protagonistas de los mismos no se han
planteado ser en verdad gays o lesbianas. El crítico de música que
escribe sus memorias amorosas tras su jubilación en Púrpura
profundo, explica que su amistad con el violinista, Verret, traspasa las
fronteras de género, ninguno de ellos es gay pero se desean:
¿Qué pensamientos, qué nostalgias, que bandidas penumbras tienen
que desatarse para que dos hombres que nunca antes desearon a otros
hombres se reconozcan de pronto, en su piel y en su instinto, y se
lanzan uno en brazos del otro, como criaturas sin memoria, como
salvajes sin ningún pudor? (Montero: 37)
341
jovencito como José Luis, ni correrse con una mamada de quien
aprendió conmigo a ganarse la vida como la Petete. (Pohulanik: 41)
342
afirmas, el tema parece estar marginado, en las segundas ocupa
estanterías enteras, incluyendo las mesas de novedades. El erotismo
sigue allí muy presente en textos de última hornada, además de en
excelentes ensayos, lujosos volúmenes de los mejores fotógrafos,
pintores e ilustradores; cómics de brillante factura, vídeos, películas,
pósters y todo tipo de merchandising. Y por si fuera poco, el erotismo
LGTB mantiene una fuerte industria que abarca desde la ropa interior
hasta esa gama inabarcable de productos que puedes encontrar en
cualquier sex-shop bien surtido. Quien pretenda vaticinar el declive de
la industria erótica no tiene más que darse una vuelta por estos sitios y
algunas librerías especializadas para darse cuenta del error. (Anexo
IV)
343
Fotografía nº 40: Delirium
344
Las relaciones lésbicas, a pesar de haberse mantenido siempre
con mayor discreción que las establecidas entre hombres, se
encuentran muy presentes en los Premios de Tusquets: las jóvenes
mulas del moro, Rosa y Miren; la ninfómana, Manuela Sáenz, iniciada
en el sexo por su tía sor Juana Librada de la Santa Cruz,
posteriormente perfeccionado por sus amores sáficos junto a su amiga
Rosita Campuzano y sus travestidos juegos; la prostituta asesina,
Blanca y su amante Sofía; las primas Carla y Annelise; entre otras.
Abel Pohulanik hace una aguda reflexión sobre la actitud de las
lesbianas:
“Son muy solidarias” […] y supongo que lo son porque no hay otra
manera de resistir ante la incomprensión de muchos y el machismo de
la mayoría. Una mujer puede llegar a entender a un gay, siempre que
no se meta con su marido. Y si a muchos hombres se les acaba la
tolerancia cuando una mujer les roba el puesto, me imagino lo que
deben de decir cuando esa mujer es lesbiana. (Pohulanik: 146)
345
ayudándoles en momentos difíciles de su relación. Como ya hemos
comentado, Grandes cometió el error, según la propia escritora, de
tratar a Ely en masculino, quince años después de su publicación y
ante la posibilidad de revisar la obra, la autora gestionó el tema del
travestismo desde la naturalidad que requiere: “no podía evitar pensar
en ella en femenino” (Grandes: 93). En esta novela se recoge la
descripción de los travestis que se dedican al mundo de la prostitución
en las calles:
Estaban allí, semiescondidas en los portales, emperifolladas y
tambaleantes sobre sus sandalias de tacones puntiagudos, embutidas
en minifalda de cuero algunas, otras en pantalones muy ceñidos de tela
brillante, o feroz, toda una manada de leopardos sintéticos sobre sus
mentirosos vientres lisos, los escotes magnánimos, las tetas perfectas,
perfectas, envidiables, labios rojísimos, pestañas postizas empastadas
de rimel de colores y peinados infantiles. (Grandes: 92)
346
4.2.4. La familia
347
sociedad española como tradición popular a pesar de sufrir las
consecuencias derivadas de las nuevas leyes sociales y la evolución de
las mentalidades, unidas a los problemas ya existentes que
menoscababan la confianza marital como el adulterio. Para López
Martínez, los avances en el concepto clásico de familia, han
desplazado el retrógrado organigrama patriarcal:
En cuanto al matrimonio cristiano, que prevalece como modelo de
convivencia heterosexual basado en la unidad de la familia, también ha
sufrido el descrédito paulatino de nuestra época, ya que al control de la
natalidad o a las leyes del divorcio hay que sumar otros progresos
sociales, sobre todo en los ámbitos femenino y de relación
homosexual- el matrimonio civil de dos hombres o de dos mujeres, en
ocasiones con ocasión de adoptar niños, se impone[…]- dificultan el
cumplimiento de un programa pensado por los hombres y para los
hombres. (López Martínez: 144)
348
disfruta con Lulú, le confiesa que la quiere y le propone el
matrimonio, Lulú, obnubilada ante tal petición, había deseado casarse
con él desde niña, contesta con un sencillo “sí”. Como alternativa a la
tradición del poder patriarcal, destacamos la sorprendente propuesta
marital llevada a cabo por Sofía que, a pesar de que pensaba que: “una
boda era a mis ojos un compromiso riguroso, que debía celebrarse
sólo en virtud de un amor profundo” (González Frei: 44), no duda en
llamar desde una farmacia a Santiago y:
-Oye, mira -le interrumpí-, tengo que hablarte.
-Pues habla, te escucho.
-Bueno, el caso es que quiero casarme contigo.
-¡Gracias!- dijo él, un tanto perplejo-. Pero ¿por qué no nos vemos
para discutirlo?
-Ahora mismo.
-Ahora no puedo. (González Frei: 72)
349
sabido aceptarse y respetarse, aún a sabiendas de los posibles
escarceos amorosos fuera del hogar, como es el caso del amante
maduro de La esclava instruida o del crítico musical en Púrpura
Profundo: “Mi mujer estaba acostumbrada a casi todo: pelos rubios en
la bragueta, manchas de maquillaje en los calzoncillos, historias
chapuceras, de todo punto intragables” (Montero: 159). Incluso
tenemos el ejemplo del marido adultero, en Espera ponte así, que,
ante una aventura de su mujer, reacciona de forma desaforada al
considerar el desliz femenino más grave que masculino. En esta
novela, Andreu Martín condena en labios de su protagonista el
matrimonio y considera que los hijos son intentos fallidos para salvar
una relación con problemas:
-Hace mucho tiempo que no te quiero- digo, mientras noto cómo se
aleja definitivamente-, pero esto se está volviendo insoportable. No sé
cuándo dejé de quererte. Supongo que antes de que naciera nuestro
primer hijo. Discutíamos, ¿recuerdas? Debían ser los últimos coletazos
del amor. Un día me escupiste a la cara y yo te solté una bofetada.
Supongo que entonces tendríamos que habernos separado para que
acabara la cosa en paz. Pero nos dijeron que los niños unen mucho y
caímos en la trampa. Nada hay que desuna tanto como los hijos […]
Los hijos no salvan los matrimonios. Acaban con ellos, para crear un
nuevo núcleo social […] Creo que ha llegado el momento de
formalizar esa separación. (Martín: 45-46)
350
Hemos mencionado con anterioridad el recurrente tema del
adulterio, de hecho, es una constante en las historias de nuestros
premios, en los que parece inexistente el erotismo sin el atractivo del
pecado, “es gracias al matrimonio que el erotismo puede alimentar sus
fantasías de infidelidad y adulterio, así como el presagio de los celos”
(López Martínez: 146). La educación recibida vuelve a planear sobre el
tema del interés hacia lo prohibido, no sólo en las parejas formalizadas
legalmente, sino también en los noviazgos. En la novela de José Luis
Muñoz, el psicópata asesino, Roberto, sufre gravemente al ver cómo,
Ada, novia de Paco, le utiliza a él para proporcionarle la excitación de
la que disfruta el exhibicionista:
-Otro día- le promete al hombre masturbado […]- te dejaré que entres
en el Paraíso, si mi novio te lo consiente.
Desde entonces el Patito Feo había soñado con aquella penetración
prometida, y por ello había sido el bufón excitado de sus juegos
amorosos. Hasta que le llegó el momento.
-Ven- le dijo un día Ada, borracha de sexo, tras desacoplarse de su
amante. Y él entró en ella, y la amó en silencio, hundiéndose en la
vorágine de sus muslos mientras el otro, pálido y crispado, salía de la
habitación, se vestía y bajaba a la calle para no oírlos. (Muñoz: 33)
351
José María Álvarez justifica el adulterio como la perfecta unión
entre dos seres que se aman en secreto, ese misterio, esa incertidumbre
es la que mantiene la llama del deseo siempre viva. En su novela, un
hombre maduro mantiene una relación adultera con una jovencita, hija
de unos amigos, durante cuatro años, a lo largo de los cuales educa a
la joven y reprocha a la cultura occidental su inmovilismo ante las
uniones amorosas, para él lo más deseable sería poder vivir en
armonía con su esposa y su amante:
Verdaderamente, de no haber vivido en una sociedad tan conformada
por la mediocridad, qué vida extraordinaria y absolutamente dichosa
podríamos haber llevado […] Al veros allí, a las dos, tan hermosas y
tan adorables, pensé en qué gran error de nuestras costumbres-[…]-
que no pudiésemos estar juntos los tres. Vivir los tres, juntos. […]
Pero en fin, mi amor. No sé si tú hubieras entrado en ese juego de
príncipes. Yo sí, desde luego. Pero Beatriz, por descontado, no lo
hubiera aceptado jamás. (Álvarez: 175-176)
352
de los celos por la traición de su marido, les conducirá a ambos a la
desesperación y locura.
En torno al concepto familia planea un tema muy desagradable a
modo de ave rapaz que intenta aprovecharse de los más vulnerables
para satisfacer sus instintos más primarios, hablamos del incesto. En
algunas de nuestras lecturas hemos constatado cómo la familia puede
ser un entorno donde encontrar sexo y cómo, esto, ha podido influir en
el desarrollo de la persona que sufre la agresión. Por naturaleza los
animales tienden a establecer un vínculo sexual con individuos que no
sean de su propia familia, y como atestiguan Malcom Potts y Roger
Short (114-117), tendemos a evitar emparejarnos con personas que
mantienen un fuerte vínculo con nosotros, así, constatan que el
contacto físico estrecho es la base de la protección contra el incesto. A
pesar de esta generalidad, el incesto es un mal que deteriora las
relaciones familiares pudiendo provocar alteraciones psíquicas en la
madurez.
La experimentada Lulú, que ya de niña se acercó cautelosamente
al sexo a través de su hermano mayor, sufrirá gravemente, ya en su
madurez, al ser penetrada por su hermano Marcelo en un juego erótico
organizado por su esposo, Pablo. No pudiendo soportar esta agresión a
sus sentimientos más íntimos sobre el concepto de familia, Lulú da la
espalda a todo su entorno, y su sentimiento de rechazo le impulsa a
separarse del inductor del cruel juego, de su marido. Lulú, una mujer
abierta al gran abanico de posibilidades que ofrece el sexo, jamás
habría tolerado conscientemente el juego: “El incesto no había entrado
nunca en mis planes, desde luego, y nunca pensé que Marcelo pudiera
reaccionar de una manera tan natural después de una cosa así”
(Grandes: 247).
En La esposa del Dr. Thorne el incesto se plasma desde el punto
de vista de la comicidad. Manuelita, como ya hemos comentado
descubre el sexo de manos de su tía que, literalmente, con sus dedos la
desflora y, comparte con su amante Rosita una noche lujuriosa junto a
su hermano, José María: “-¡Quieta, quieta, hermanita! ¡Tortas,
conmigo, no! ¡No quiero torteras! ¡Las quiero mías, solamente mías!
353
¡Échense las dos en la cama y yo me encargaré de ustedes!” (Romero:
156)
Las relaciones incestuosas más interesantes de las obras
galardonadas por Tusquets son las vividas por los hermanos
protagonistas de Silencio de Blanca, Lázaro y Héctor. Desde su
infancia, tras la muerte de sus padres, Héctor conduce a su hermano
pequeño a la androginia, transformando al joven en una delicada y
etérea amante, Blanca, de la que disfruta en silencio, sin reproches y
sin considerar el rechazo que se produce en Lázaro:
-No sé si seguir con esto- murmuró. […]
-A veces pienso que el precio que debemos pagar por esta felicidad es
demasiado alto- dijo.
-Es cierto- admití.
-¿Crees que vale la pena?- preguntó dócil.
-Vístete, por favor- desvié la vista hasta situarla justo en el teclado.
-Mírame- me retó. Sólo soy tu hermano.
-Vístete.
Se alejó dignamente de mí, en un silencio poderoso: tanto que pensé
en un grito. […] “No soy una muñeca a la que vistes como te da la
gana”, oí que decía desde lejos. (Somoza: 192-193)
354
5. VALORACIÓN ESTÉTICA Y FORMAL: LA CREACIÓN
DE UNA ATMÓSFERA ERÓTICA
355
también hemos podido contrastar en los Premios de Tusquets, son: la
metaficción, la intertextualidad y la necesidad de un lector activo.
En rasgos generales nuestras obras se caracterizan por marcar un
ritmo dinámico en su lectura –descripciones fluidas y abundantes
diálogos-; se desarrollan en espacios urbanos, preferiblemente en
grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o incluso
las foráneas París, Quito, Roma, Estambul y Denver; narran historias
cotidianas vividas por personajes creíbles –profesores, periodistas,
músicos, dependientas, sacerdotes, médicos, escritores, artistas, amas
de casa, prostitutas, gigolós- con las divertidas excepciones de Capote,
un loro y Fritz, un perro; son trasgresoras en cuanto al tema, el sexo; y
subjetivas en el plano narrativo, ya que tienden a crear confusión entre
quién es el autor y quién el narrador, éste se autoconstruye,
desapareciendo el narrador omnisciente y dando paso al
perspectivismo y al punto de vista múltiple. Partiendo del principio de
ficcionalidad de la novela, tanto la historia como el narrador son
creación del autor y a éste otorga unas características y limitaciones,
para que cuente, desde su propia perspectiva y a partir de la
información de la que disponga, la historia que ha de relatar. El
narrador en primera persona es muy recurrente en los Premios LSV,
ya que a través de él se establece una clara intención de crear
complicidad con el lector, pues éste percibe al narrador y a la propia
historia más cercana, emotiva y convincente. El narrador-personaje-
protagonista recrea un tipo de discurso que caracteriza a las novelas de
tinte confesional y en la novela posmoderna se identifica con la
utilización de, entre otras, las técnicas del monólogo interior, de la
disertación, de la evocación, de la regresión, del estilo indirecto libre,
y, se transcribe en nuestras obras bajo la estética de memorias, diarios,
o epístolas. Al tratarse de narrativa erótica la identidad del yo-narrador
estimula subjetivamente al lector al hacerle partícipe directamente de
la escena sexual mediante la suplantación de identidades, el yo que
narra es el yo que lee y, por lo mismo, el que participa del mismo
placer libidinoso que se describe. Como muestra de lo que acabamos
de mencionar podemos sacar a colación algunas de las novelas que
356
utilizan esta estética del yo bajo diferentes perspectivas o
planteamientos narrativos.
El estilo epistolar lo observamos en el relato recopilado por
Ofelia Dracs “Eros, acimut tres”. En él, el pequeño Pascualón, nos
manifiesta su amor por la Sra. Engracia y describe el acoso sexual al
que le someten los religiosos del centro. También a modo de
correspondencia contamos con Las cartas de Saguia El–Hamra,
Tánger, cuyo protagonista, un médico gay, nos relata sus aventuras
eróticas tras la pérdida de Vicky, el gran amor de su vida.
A modo de memorias podemos mencionar las eruditas líneas
que el protagonista de José Mª Álvarez le escribe a su joven amada,
Alejandra, mientras espera su regreso. El protagonista de Mayra
Montero, el periodista y crítico musical, Agustín Cabán, decide, tras
su jubilación, escribir sus memorias, y, estás, sus aventuras amorosas,
son las que nos ofrece para ir saboreándolas, como así lo hace su
amigo, Sebastián, y con el que compartimos de una lectura sincrónica.
Para poner fin a esta breve muestra de obras que han recurrido al
discurso del yo, mencionaremos a Kurt, compuesta por un número de
cien reflexiones o disertaciones pseudo-filosóficas, sobre el amor, el
sexo, la mujer ideal, los celos, los hijos, las filias, las fobias, etcétera.
Revisaremos, ahora, los rasgos de la novela posmodernista más
relevantes en nuestras narraciones como son: la metaficción, la
intertextualidad y la reinterpretación de la narración.
357
358
5.1.1 La metaficción-metaliteratura- metanarratividad
359
¿Es el autor al mismo tiempo un personaje? Todo autor lo es; cuando
de alguien se puede decir que es “autor”, ya que es un personaje, algo
más que una persona, un perfil que se despega de su cara y empieza a
gozar de vida propia […]
La vocación de todo autor es reproducirse. Es más, si es autor es,
precisamente, porque se reproduce; antes de lograrlo no lo es. De ahí
que el nacimiento del personaje-autor y de los personajes del autor
tengan lugar al mismo tiempo. Cuanto más le crecen al autor sus
personajes, en consistencia y en atención de la gente, más personaje se
hace él, más se va despegando de su cara el perfil. (Silva: 12-13)
360
Irene González Frei también sucumbe ante la posibilidad del
juego metaliterario, automencionando un poemario El jardín de las
caricias del que es autora.
Los tres planos narrativos de Anacaona complican la
determinación de la existencia de una autoría narrativa única.
Destacada en cursiva, aparece la historia de amor, narrada por el
propio protagonista, el profesor de matemáticas, con su vecina Vera.
Sin indicadores tipográficos, encontramos curiosas historias erótico-
amorosas de la antigüedad: relatos bíblicos, mitológicos, legendarios,
precolombinos, africanos, orientales,… que van configurando una
colección de relatos encontrados por la supuesta protagonista de la
novela que está escribiendo nuestro profesor, recreando el tercer plano
narrativo. La novela que está escribiendo nuestro protagonista central
es de género epistolar, se basa en una serie de cartas que una joven
envía a su hermano y en las que describe sus traumas infantiles y sus
problemas sexuales y de identidad, tras los cuales parece ocultarse un
problema no asimilado de transexualidad:
Le conté que la historia trataba esencialmente de un hombre que
inventaba una hermana que se refugiaba en un apartamento de una cala
perdida y le escribía desde allí, y luego el componente femenino
ganaba terreno y se travestizaba, y ya no sabía quién era, si la hermana
que le escribía cartas o el hermano que se inventaba una hermana que
le escribía, pero ya no pedía ser el hermano porque éste se había
ahogado en el mar, así que seguramente era ella y por eso no recibía
las cartas. (Kurt: 145)
361
verdadero protagonismo, tipográficamente se destaca por el uso de la
cursiva. Él mismo, Héctor, justifica así el acto creativo de su obra:
Escribo sobre la época en que Chopin conoció a George Sand, uno de
los periodos vitales más intensos: preparé dos borradores con sucesos
biográficos, pero los he desechado. Al final le otorgué supremacía a la
pura invención, porque todo lo que se narra sobre él es muy inferior a
la ambigua y hermosa respuesta de su música.
Es preferible mentir, por lo tanto. He aquí el resultado:
“¿Qué opinaría el maestro al verla por primera vez? (Se discute
cuándo fue.) Ella solía vestir ropas de hombre y fumaba
cigarrillos…” (Somoza: 45)
362
- La primera pregunta es: ¿a quién crees que va dirigido el sentido
tantálico que transpiran tus personajes? Y por otra parte, ¿aceptas
que es un error que el planeta se llame Smith? A mí me gustaría más
Ruimaareb, ¡Ruimaareb! […]
- La primera respuesta es…-dijo-. Tomen nota… “no tengo ni puta
idea de qué cojones quiere decir “sentido tantálico””. La segunda
respuesta es “no” sencillamente. (Bras: 171-172)
363
sexuales de o entre los protagonistas de la obra original, y en la que
normalmente estos argumentos no se tratan. La tendencia “slash”,
sexo homosexual masculino, es la utilizada por Mercedes Abad en su
relato: “Dos socios inolvidables o El erotismo de la lógica”, en él,
Watson, deseoso de sexo, se dirige a casa con la intención de iniciar a
Holmes:
Watson no intentó siquiera detener su imaginación; corrió en pos de
aquel miembro magnífico hasta ceñirlo con sus labios; lo sintió crecer
bajo la sabia presión de su boca; mordisqueó el suave prepucio y lo
rebañó a lengüetazos. (Abad: 87)
364
Según lo dicho, no ha de extrañarnos que ocho de nuestros
veintidós autores, un 36% de la muestra, hayan elegido la temática
erótica para aventurarse en el mundo literario. Es innegable la
atracción atávica que ejerce el sexo en la actividad creativa, las ocho
novelas premiadas no reflejan una visión unívoca del sexo, de hecho
nos encontramos con obras muy distintas entre sí, con una temática y
un estilo muy diferente. Aún así, podemos distinguir la personalidad
iniciática de las protagonistas de Constante, Sonia, y de Grandes,
Lulú, ambas son mujeres que encuentran en el sexo el sentido de su
vida. En Sonia significa egoísmo y en Lulú, degradación. Ambas
sentirán una catarsis en la que el erotismo supondrá una resurrección
plenaria que les conducirá a una nueva vida. Son mujeres que utilizan
el erotismo como vehículo para recorrer el sinuoso camino de su vida
y en su trayecto encuentran obstáculos que les harán variar su actitud
ante el sexo.
Pasamos a enumerar a los autores nóveles de literatura erótica
que han sido premiados por Tusquets: Susana Constante, Vicente
Muñoz Puelles, Pedro Sempere, Almudena Grandes, Irene González
Frei, José Carlos Somoza y José Luis Rodríguez del Corral. Algunos
de estos autores han utilizado el sexo como medio para ser mediáticos
tras conseguir el galardón y lanzarse posteriormente a la literatura no
erótica sin volver a tocar el género - de hecho, hay autores que han
renegado de que su éxito estuviese ligado al erotismo- o, por el
contrario, se convierten en autores expertos en la materia,
enriqueciendo el panorama literario de nuestra literatura erótica.
Respecto a lo que acabamos de comentar debemos destacar cuatro
nombres de los recién citados; por un lado mencionaremos a Vicente
Muñoz Puelles, a Dante Bertini, y a Mayra Montero, autores que se
iniciaron en el mundo literario de la mano del erotismo y atraídos por
su magnetismo tiene publicadas más de una obra erótica, al menos en
la Editorial Tusquets. Vicente Muñoz Puelles: Amor Burgués (1982) y
La curvatura del empeine (1996), Dante Bertini: Salvajes Mimosas
(1994) y Mayra Montero: La última noche que pasé contigo (1991).
365
En una distinta situación se encuentra Almudena Grandes, que
ante el desbordante éxito de su Lulú, consideró necesario apartarse de
la senda de la novela erótica y buscar su camino como escritora de la
novela totalizadora, en la que el sexo forma parte del guión de la vida
de todo personaje, el sexo es un aspecto más de la complejidad del ser
humano, sin mostrarse como hilo conductor de la trama. En el
“Prólogo: Quince años después”, escrito por Grandes al cumplirse ese
tiempo de la primera edición de Las edades de Lulú, confiesa que no
se arrepiente de haberla escrito, de hecho confiesa que le “sigue
inspirando una inmensa gratitud” (Grandes: 15) y le posibilitó acceder
a la vida de escritora que deseaba vivir, pero asume que su
desbordante éxito supuso un reto difícil de superar para una escritora
novel.
366
5.1.2. La intertextualidad- interdisciplineidad
367
tratarse, por norma general, de plasmar momentos íntimos, en el
lenguaje todo vale, cada relación, cada situación, cada tipo de
personaje requiere un registro determinado y adecuado al mismo. El
drogata que se baja al moro con Rosa en Tres días/Tres noches,
representa un personaje que se caracteriza por su lenguaje jergal y no
sólo por su forma de actuar y de vivir. Al igual que el Richard, frutero
de Xaitania, de Bras: “¡Será aguafiestas la tía! No es que valga un
real, la profedegebé esta, pero un servidor ya la tenía bien trabajada, a
punto de caramelo, coño, y va la puta gata de los cojones y se pone a
maullar” (Bras: 73). Otro registro que podríamos destacar es el
infantil, caracterizado por un léxico metafórico y lleno de sutilezas
utilizado por Pascualón en el cuento “Eros acimut, tres”.
Por otro lado, el insinuante título de la colección de cuentos de
Ana Rossetti, Alevosías, marca desde el comienzo la poética del
mismo. El preciosismo lingüístico, la riqueza léxica y la bella
plasticidad de las descripciones, nos conforman un compendio de
relatos dotados de un gran lirismo, rasgo muy personal de la escritora
que conjuga la, en ocasiones, agresividad y dureza de la historia, con
el esteticismo más delicado. Rossetti siente un gran respeto hacia las
palabras y cuida cada una de ellas en sus escritos para ofrecernos una
prosa elegante y sensual, como ella misma reconoce en una entrevista
concedida en la primavera de 2009:
Desde que era pequeña me gustaban las palabras para jugar, hasta
poco a poco darme cuenta que las palabras podían ser peligrosas.
Porque la palabra te puede insultar, te puede destruir, las palabras te
pueden condenar a muerte, con la palabra te pueden hacer la persona
más infeliz del mundo, la palabra es grande. Tiene mucho poder, pero
claro, poderes en ambas direcciones. Entonces, hay una
responsabilidad que se tiene al manejarlas. (McCoy, 2009: 415)
368
y provocador, no olvidemos que el sexo es un instinto primario y por
lo tanto nos convierte en primitivos, en básicos. En algunas páginas de
nuestras obras premiadas hemos encontrado la más estrecha
vinculación entre el lenguaje y el sexo, como en la conversación entre
Lulú y Pablo:
- Nunca me he acostado con ningún tío, antes…
No vamos a acostarnos en ninguna parte, boba, por lo menos de
momento. Vamos a follar, solamente. (Grandes: 69)
369
Apollinaire Kostrowitzky, que elevó
al cubo-dadá la razón y sinrazón
de los libros de Caballerías del Amor. (Sempere: 9)
370
Quevedo: “A un hombre llamado Diego, que casaron con una mala
mujer llamada Juana” (Romero: 61)
En algunos de nuestros Premios, los escritores se permiten la
licencia de hacer crítica literaria, bien de forma directa, alabando o
criticando las obras de ciertos autores de renombre, o bien realizando
una disertación filológica sobre la valía de la propia literatura y de sus
lectores. En cuanto al primer apartado, referiremos la exaltación de
algunos autores mencionados en varias de nuestras obras como
Bataille, Faulkner, Borges y Yasunari Kawabata, entre otros. De este
último es interesante destacar la mención a su novela La casa de las
bellas durmientes que aparece mencionada en La esclava instruida y
en Llámalo deseo. Mientras que el protagonista de Álvarez deshecha
la comparación de las jóvenes adormiladas, amantes de Eguchi, con su
amada Alejandra, Rodríguez del Corral, se refiere a la obra como una
recomendación de lectura que le han hecho a Belén, una de sus
narradoras-protagonistas – yendo más allá del juego metaliterario-:
Todo Aquello me recordaba una novela de la que había oído hablar
pero que nunca tuve la oportunidad de leer: El burdel de las bellas
durmientes, de un autor japonés del que no sabía ni el nombre.
Tampoco recuerdo quién me contó que en el burdel de esa novela se
ofrecían muchachas anestesiadas a ancianos que las preferían así
porque se avergonzaban de su decrepitud. (Rodríguez: 101)
371
- ¿La novela? ¿Desde cuándo te has interesado en lo que yo escribo?
Te dediqué un libro y ni te dignaste a mirarlo. De putas, es una novela
de putas que transcurre en el Barrio Chino […] Una novela realista
[…]
- No vende. La gente está harta de que le hablen de mierda. La gente,
lo que quiere, papaíto, es que les expliques un cuento de hadas con
princesas y todo eso, románticas historias de amor con adinerados
personajes, como en las revistas del corazón. (Muñoz: 172-173)
372
El Arte de forma general es un referente en muchas de nuestras
obras; concretamente, la pintura es el género más mencionado, de
hecho no podemos dejar de recordar que uno de los Premios LSV
lleva en su título el nombre de un pintor, Maurits Cornelis Escher, es
La Cinta de Escher y en sus páginas conocemos, no sólo, la vida del
pintor, sino también, su influencia en otros autores, como la propia
protagonista, Carelia Mendes o Araceli Mesquita, y el interés que
despertó en España su exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid,
como el mismo autor, Abel Pohulanik desvela en la entrevista que nos
ha concedido y ha sido recogida en los apendices de nuestro estudio.
En el cuento de Villena, El mal mundo, la historia gira también
alrededor de un pintor, Claudio Prego y sirve como excusa su interés
sexual en Vladimir para contarnos la sorprendente historia de amor
entre los jóvenes Afonso y Vladimir.
Fritz, creador de la mujer perfecta, en el capítulo once de su
odisea (Sempere: 115-128), reconoce en los pechos de Grandeur
Nature, prometida del Comodoro, rasgos de perfección artística
comparables a los pechos de la praxitélica Afrodita de Cnido, los
pechos en mármol esculpidos por Gianbologne y Goujon, de Cánovas
y Dannecker, de Pajou y Falconet, los pechos tallados por Rodin, los
de las mujeres pintadas por Rubens, Durero, Labisse, Guido Reni,…
De la página ciento dieciséis a la ciento veinticuatro de La
esclava instruida recibimos una clase de pintura de la mano de José
Mª Álvarez. Partiendo de la visita que realiza Alejandra al palacete de
Frik, el narrador-amante nos regala una disertación sobre Velázquez,
en la que nos señala las confluencias con: Rafael, Berruguete, Huguet,
el Greco, Tiziano, Rembrandt, Goya, Lorenzo di Credi, Vermer y Van
Eyck. Además de enumerar las más admirables colecciones de arte de
los más prestigiosos museos y galerías de todo el mundo.
Dos de nuestras novelas, Silencio de Blanca y Púrpura profundo
están directamente vinculadas al campo de la música, sus
protagonistas se dedican a la misma. En el caso de Silencio de Blanca,
Héctor, el protagonista, es músico, compositor, interprete, profesor de
piano y estudioso de la vida y obra de Chopin, sobre el que está
373
escribiendo una biografía. En la novela de Montero, su protagonista,
Agustín Cabán, se dedica, tras su jubilación, a escribir sus memorias
erótico-musicales relacionadas con los distintos músicos a los que ha
entrevistado a lo largo de su trayectoria profesional.
La música deja de ser protagonista como lo es en las dos novelas
antes citadas para convertirse en cita, referencia o juego, como ocurre
con la relación que se establece entre la música popular y los relatos
de “Ofèlia Dracs”. Cada uno de ellos, diez en total, va introducido de
mayor a menor por una estrofa de la canción infantil catalana, Deu
pometes té el pomer, he aquí el estribillo:
Deu pometes té el pomer,
de deu, una, de deu, una,
deu pometes té el pomer,
de deu, uma, va caient.
(Ofèlia Dracs: 9)
374
sonrisa melancólica, las cassettes, los walk-man y los cascos, todo un
distintivo de la época:
La rubia lleva unos cascos colgados al cuello […] Una música tenue,
indescifrable, llega de los cascos. Ella parece entender mi atenta
mirada: quita la clavija, y la música sale del aparato para las tres. Es
Stevie Wonder…Como su apellido indica: maravilloso […] Se quita
los cascos, que mete al fondo del capazo. Saca el cassette y lo mete en
el vientre, apretado con el pantalón. (Casado: 113)
375
auditorios, fechas y lugares de las grabaciones más destacables.
Estamos ante un eruditismo musical que tiene una doble función, da
sentido a la trama, la formación de Alejandra, y, a la vez, nos está, a
los lectores, instruyendo también:
-Escucha esto- te dije. La Callas cantaba “Da molto é che mi
amante?”-, Escúchalos. Escúchalos. – Y entonces empezó ese dúo
embriagador, imperecedero, que emocionaba hasta los huesos de
nuestras almas: “Un di, felice, eterea…” Ese “Amor ch´è palpito/
Dell´ universo intero, / Misterioso, altero, / Croce e delicia al cor”.
Nos besamos. Un beso largo. (Álvarez: 153)
376
Lulú, su amiga Chelo y el matrimonio de Llámalo deseo
también disfrutan viendo películas porno. En el caso de Lulú, será
Chelo quien le proporcione la ocasión de ver este tipo de películas,
concretamente la relacionadas con el sadomasoquismo, ya que ella,
Chelo, tiene inclinaciones masoquistas. De hecho, la novela comienza
con la descripción de una película porno BDSM. Grandes utiliza todo
el primer capítulo para meternos en la piel de Lulú, mientras observa
con curiosa y libidinosa atención la película: “Los acontecimientos de
la pantalla me devolvieron a la realidad […] mi cuerpo ardía. Un
denso hilo de baba transparente me colgaba del labio inferior”
(Grandes: 38). El marido de Claudia, Luis, gusta de las películas
porno, cosa que sorprende a su esposa cuando se entera de ello, pero
que a lo largo de la historia constatamos que será este descubrimiento
el resorte que ayudará a la pareja a encontrar en el sexo la
comunicación que antes les faltaba. Ver películas porno en casa les
abre un nuevo mundo lleno de posibilidades eróticas en el que las
parafilias son compartidas y entendidas por ambos.
Desde aquel día, había ido a alquilar videos todos los domingos. Al
principio ella no veía las películas […] Después empezó a ver las
cintas con él, o más bien acompañarlo, porque se ponía entre sus
piernas y le chupaba la polla sin ningún recato […] y siempre le decía
lo mismo, mirándolo desde abajo, acariciándole los huevos: “Hazme
eso a mí. Házmelo a mí” (Rodríguez: 78)
377
la escritura con la cámara de la misma altura que Virgilio, Shakespeare
o Tácito habían consagrado en un libro. Sus filmes, como las obras de
Montaigne, son imperecederos: su belleza y el alcance de su
meditación no han sido igualados, y obras como El intendente Sansho-
que muchas pienso si no será la mejor película que he visto- adorna ya
el mundo y nuestra vida con la misma maravillosa perfección que
King Lear, el tercer movimiento del Trío nº 6 para piano, violín y
violoncello de Beethoven, las telas de Rembrandt, Roma o la vida de
William Beckford. (Álvarez: 157)
378
estética erótica, en la actitud ante las relaciones amorosas, en la
comprensión de ciertos comportamientos psicológicos, e incluso en
nuestra concepción del mundo. Se trata, por lo tanto, de un sustrato
cultural que encontramos en algunas de las obras premiadas por LSV,
bien para realizar una comparación entre las actitudes de nuestros
protagonistas y las de personajes de la mitología clásica, bien para
recrear escenas o justificar parafilias o comportamientos psicológicos.
Uno de los relatos más pseudo-científicos de la tradición
mitológica tiene como protagonista a Tiresias, único individuo que ha
disfrutado sexualmente como hombre y como mujer al ser castigado
por Eros, que, tras matar a una serpiente hembra, le transformó en
mujer, castigo que se prolongó durante veinte años. Muñoz Puelles
relata la historia de Tiresias y de cómo éste fue llamado ante Zeus y
Hera para resolver una duda, quién disfruta más con el sexo, el
hombre o la mujer: “Acordaron, para zanjar la disputa, consultar a la
única persona que había experimentado ambos sexos […] El anciano
relata su propia verdad: siendo mujer había conocido actos de amor
más placenteros” (Muñoz: 85). En la novela de Rodríguez del Corral
también se hace una referencia a adivino ciego: “Quise ser como
Tiresias y medir el placer y la furia de ambos sexos en la balanza de
mi propio corazón” (Rodríguez: 17).
Las amantes Manuelita Sáenz y Rosita Campuzano, recrean en
sus secretos encuentros escenas que representan los amores más
apasionados de los mitos clásicos y para ello no dudan en disfrazarse:
Manuela de Júpiter. Rosita de Metis, de Temis, Mnemosine, de Leto,
de Eurínome, de Demeter, de Dione, de Algina, de Electra, de Europa,
de Io, de Laodameia, de Leda, de Maida, de Niobe, de Plouto, de
Sémele, de Taigete. (Romero: 126)
379
compañía aérea TWA para que devuelva a Alejandra, a modo de los
heroicos poemas homéricos:
Que la poderosa diosa de Chipre
Y los hermanos de Helena, lucientes astros,
y el padre de los vientos te guíen,
y sople el Yápige favorable,
oh avión que me debes a Alejandra, a ti confiada. (Álvarez: 15)
380
Fotografía nº 41: Ponte peluca
381
382
5.1.3. Lector activo- reinterpretación
El lector que opta por leer una obra erótica tiene unas
expectativas que, tal vez, no posea otro lector que no sea el
determinante de un género literario. La expectativas deben ser
satisfechas por estas obras, de hecho no estaríamos comentando las
narraciones premiadas por Tusquets, si éstas no cumpliesen con el
objetivo de complacer a un público determinado, pauta esencial
establecida en las bases reguladoras del galardón erótico. Cuando
383
hablamos de un público determinado corremos el riesgo de delimitar
la lectura de nuestras obras a un grupo de lectores muy concreto, el
lector de literatura erótica, un número que puede verse aumentado, en
nuestro caso, al tratarse de unos reconocidos premios otorgados por
una prestigiosa editorial, como lo es Tusquets. Este dato, el ser
Premios, ha podido ampliar el número de lectores de las mismas,
puede haber facilitado el conocimiento a través de ellos de la
existencia de la Colección erótica de Tusquets, con las casi ciento
cincuenta obras publicadas en 2015, e incluso ha podido hacer llegar
alguna obra a un número de ventas interesante como ocurrió con Las
edades de Lulú de Grandes. Se podría considerar a Tusquets y en
concreto a Berlanga y Moura como unos osados al pretender, y en
muchos casos conseguir, hacer llegar el erotismo al gran público.
La evolución del lector de novela erótica ha ido pareja de la
evolución del erotismo en la literatura. Si ésta, la buena literatura
erótica, ha ido incorporándose al panorama literario como un elemento
más dentro de la trama de la historia narrada, el lector ha ido
ampliando sus expectativas lectoras. Si por el contrario, el lector de
estas obras no ha sabido apreciar la progresión del sexo como esencia
innata del hombre y por ello formante de un todo más complejo,
buscará otras lecturas, otros soportes como internet para adquirir el
sexo fácil sin una base estética. Una de las técnicas que han utilizado
nuestros autores para hacernos sentir el sexo como un componente
más de nuestra vida ha sido la incorporación del humor en la trama
narrada. La utilización de la ironía para plasmar el sexo como algo
cómico y así hacerlo real es un elemento determinante de la
complejidad del ser humano. El erotismo que se siente en estos
escritos parte de la posibilidad real de ser ciertos, y la risa les
humaniza, confiere en ellos una veracidad que complace al lector, no
olvidemos que los estímulos que provocan el deseo sexual y la risa
son placeres harto satisfactorios.
Un ejemplo claro que ratifica lo satisfactorio de la risa lo
encontramos en los cuentos de Mercedes Abad. En ellos se compincha
con los lectores y les hace formar parte de ese juego de realidades
384
veladas entre lo ficcional y lo verosímil. Las distintas situaciones que
describen sus relatos nos van insinuando el rico, irónico y humorístico
erotismo de la autora. El humor negro es la clave de “Malos tiempos
para el absurdo o Las delicias de Onán”, en él los lectores asistimos
asombrados a la redacción de un irónico suceso periodístico y judicial
que, a sabiendas de falsear la verdad, culpabiliza del asesinato de
Dolores de la Borbolla, ejecutado por un tapón de champán, a un
amante desdichado.
La mayoría de las personas que aseguran tener una dosis suficiente de
sentido común –sin mencionar siquiera una cuestión tan necesaria en
estos casos como el sentido del humor- no se preguntaron cómo puede
razonablemente alojarse un tapón de champagne en una cavidad
vaginal. Estaban convencidos de que se trataba de un claro caso de
asesinato. Tras violación, naturalmente. Y todo dentro de los
imprevisibles cauces de la lógica. Pero la vida no tuvo el buen gusto
de detenerse ante semejante hipertrofia de consideraciones lógicas.
(Abad: 11-12)
385
rodeados de misterio, ambientes sofisticados, refinados, eclesiásticos,
fantásticos, vulgares, marginales, en los que conviven personajes
fracasados, confusos, enfermos, depravados, asesinos, ególatras,
eruditos, machistas, feministas, gays, alienígenas y, animales, entre
otros. Esta amplia variedad de rasgos enriquece la estética erótica
demostrando que no sólo se reduce a una enumeración y descripción
de escenas rijosas que satisfagan su instinto concupiscente, sino que
éstas formen parte de un acto creativo de mayor envergadura dando
lugar a la narrativa erótica de calidad.
En relación a lo que acabamos de mencionar surge la cuestión
sobre la mayor o menor extensión de los relatos y de la intención e
interés ante unos u otros, tanto por parte de los escritores como de los
lectores. El número de obras premiadas por Tusquets a lo largo de los
veintiséis años de vida, suman un total de veintidós trabajos
galardonados, de entre ellos, contabilizando un 23% del total de la
muestra, se han presentado cinco obras compilatorias en las que se
recogen relatos de extensión variable, compilaciones de cuentos de
temática erótica. Los títulos son Diez manzanitas tiene el manzano,
del colectivo “Ofelia Dracs”, Ligeros libertinajes sabáticos de
Mercedes Abad, El bajel de las vaginas voraginosas de Joseph Bras,
Alevosías de Ana Rossetti y El mal mundo de Luis Antonio de
Villena.
La brevedad del relato se adapta muy bien a la exhibición de un
encuentro sexual; se organiza en torno a un breve planteamiento en
que se nos presentan los personajes que van a formar parte de la
escena erótica, un desarrollo que se identifica con el transcurrir de los
prolegómenos, momento climático cúspide de la máxima excitación y,
por último, un desenlace brusco en el que los personajes culminan la
relación y, tal y como se les presenta, sin gran profundidad
psicológica, desaparecen de la escena. Si el lector busca en estos
textos la excitación y el mero placer sexual físico, la estructura del
cuento se lo concede sin gran esfuerzo, no habrá de leer un número
indeterminado de páginas, que se le presentarán como infinitas, para
encontrar una descripción sexual, si sólo busca eso, satisfacción
386
lúbrica. Si, por el contrario, el lector, -como recalca Berlanga en los
supuestos requeridos para galardonar un libro presentado a estos
Premios-, busca deleitarse con una lectura de temática erótica, ha de
ser porque el argumento está insertado en la narración de una historia
bien contada, vivido por unos personajes trabajados en profundidad y
una trama que incluya la escena erótica como necesaria, intrínseca al
momento narrativo y, no, como cuña forzada que desvirtúe el porqué
de esa actuación. Mientras que en un relato las escenas eróticas se
condensan, de hecho, en algunos cuentos se limitan a un solo
encuentro, en las novelas podemos recrearnos con un número de
escenas mucho más numeroso y en las que el sexo y la actitud de los
protagonistas ante él es un rasgo que va configurando y a la vez
desvelando la personalidad y el subconsciente de nuestros
protagonistas. El lector puede involucrarse más en la trama y llegar a
comprender mejor las acciones de un personaje, aunque en la
cotidianeidad del lector, sus actuaciones no se compartan o entiendan.
Las cinco obras de cuentos poseen rasgos muy dispares, a pesar
de que utilicen el mismo formato del relato breve. En primer lugar nos
encontramos con Diez manzanitas tiene el manzano, única obra que
recopila cuentos de diferentes autores y, por ello, se distinguen
estéticas variadas, temáticas alternativas y tonos muy personales, que
rozan el nacionalismo lingüístico y social. La gran peculiaridad de
esta antología, publicada en 1980, es que fue escrita en catalán y nos
acerca a un movimiento cultural muy activo en la Cataluña de la
Transición, donde el grupo de autores reunidos bajo el pseudónimo de
“Ofèlia Dracs” pretenden renovar el ambiente cultural del momento y
a la vez reivindicar una lengua, el catalán, que había sido duramente
censurada durante la dictadura franquista, al igual que las demás
lenguas de España a excepción del castellano. La decisión de
presentar esta obra en catalán, al igual que el hecho de premiarla, son
actos que ponen de manifiesto la renovación de la situación política
del momento, no podemos olvidar que el Rey Juan Carlos I en 1975
declara como lenguas oficiales el catalán, el gallego y el vasco; y, en
1978 se establecen las bases de los Estatutos de Autonomía de las
Comunidades Autonómicas. En el quinto cuento de la antología,
387
titulado “Afrodisíaca Bandera” aparece un alegato nacionalista en el
que se ensalza a la Señera: “Cuatro franjas rojas sobre fondo amarillo
componían la arrugada bandera que pretendía adornar la gran pared
frontal; la combinación de colores más perfecta y afrodisíaca” (Ofèlia
Dracs: 99).
Siete años después de publicarse la antología de “Ofèlia Dracs”,
es premiada una segunda recopilación de cuentos presentada a
concurso en catalán y publicada en la lengua autonómica, El bajel de
las vaginas voraginosas de Joseph Bras. Es evidente que el
movimiento cultural catalán está vivo y repercute en su
reconocimiento literario, ya consolidado en 1987. El rasgo unitario de
esta obra, como ya hemos comentado en el apartado dedicado al
estudio individual de los Premios, es el espacio, todas las historias
narradas transcurren en un lugar común, una ciudad inventada llamada
Xaitania. Los personajes se entrecruzan y van sucediéndose distintas
situaciones de los mismos a lo largo de las historias contadas, como es
el caso de la viuda alegre, Ágata y el escritor, Loreto Barreneche, que
era en su juventud el frutero de Xaitania y amante de Ágata.
El entrecruzamiento de personajes en distintos relatos es
también una constante en la colección de Ana Rossetti, sus tres
últimos relatos, “La castigadora”, “La vengadora” y “La presa”
comparten las vicisitudes de unos protagonistas en un proceso de
absoluta degradación moral y física, como ya hemos indicado en el
capítulo referido a los premios. La mención de Rossetti nos hace
retomar otro rasgo que vincula esta antología con otra de las cinco
premiadas, ésta es, la de Mercedes Abad. Las dos autoras son las
representantes femeninas de dos de las antologías, y por lo mismo, en
cuanto a estadística, es más significativo el número de mujeres como
cuentistas que como novelistas, un 40% frente a, poco más, de un
20%. La lectura del dato puede ser poco relevante en nuestro estudio
pero sugiere que la brevedad narrativa es desarrollada con mayor
minuciosidad por las escritoras, pueden encontrarse más cómodas
ajustando la eroticidad a la brevedad aunque pueda parecer una
contradicción desde un punto de vista de la puesta en escena erótica
388
donde la mujer requiere de unos prolegómenos más dilatados (siempre
ateniéndonos al tópico social establecido). A pesar de lo que pueda
desvelar el dato, no podemos olvidar que la novela de mayor
extensión de las premiadas, Tu nombre escrito en el agua, ha sido
firmada por el pseudónimo femenino de Irene González Frei. Nos
quedamos como idea de que las autoras eróticas han ido
evolucionando y perfeccionándose, pasando de sentirse cómoda en el
relato breve, a ser capaz de dominar la extensión de la prosa erótica en
una novela de mayor extensión y complejidad.
En cuanto al número de relatos recogidos en cada compilación,
no hay una norma fija, contamos con una antología de diez relatos,
como bien dice su nombre: Diez manzanitas tiene el manzano de
“Ofèlia Dracs”, junto a otra que se simplifica al número de dos, siendo
estos cuentos los de mayor extensión: “Bendita pureza” y “El mal
mundo”, escritos por Luis Antonio de Villena en la antología que lleva
por nombre el título del segundo cuento. Villena presenta en ellos una
sucinta muestra de literatura erótica homosexual, a pesar de que en
ambos relatos insiste en la idea de la asexualidad del erotismo.
Defiende el supuesto de que los encuentros sexuales entre dos
hombres no implican que estos sean gays, bien pueden ser el primer
contacto con el sexo, o bien plasmarse como una simple y bella
historia de amor basada en el compañerismo y la amistad. En el
primer cuento se nos presenta la historia de amor entre dos jóvenes
adolescentes oprimidos por el puritanismo del régimen franquista que,
con la natural curiosidad hacia el sexo, llegan a compartir sus primeras
experiencias juntos. En el segundo, dos putos comparten cama en la
intimidad de su hogar sin considerarse por ello homosexuales. Los dos
cuentos de Villena se caracterizan, no sólo por el tema de las
relaciones masculinas, sino también por la visión que se ofrece de este
mundo en una etapa política en la que se desprecia e incluso se
condena la “desviación sexual” tratándola como enfermedad o
depravación.
De las cinco colecciones de cuentos, dos de ellas están escritas
por mujeres, Mercedes Abad y Ana Rossetti que representan el 33%
389
de la muestra. En sus relatos descubrimos el dinamismo narrativo, el
humor, la elegante prosa y la fuerza de sus personajes femeninos. El
peso de la escritora de cuentos es mayor que el de las novelistas que
representa el 25% de las novelas premiadas. La conclusión a la que
podemos llegar es que las mujeres escritoras se sienten más cómodas
en la brevedad del relato que en la extensión de la novela, dato que
sólo adquiere validez en cuanto al género del erotismo, pero aún así,
se trata de un dato a tener en cuenta puesto que partimos de que su
valoración literaria es objetiva, no se deja llevar por el género, en la
medida en que estas obras han sido elegidas a partir de un
pseudónimo, no del sexo del autor.
Los cinco libros de relatos premiados por Tusquets representan
un porcentaje menor de la cuarta parte de las obras galardonadas, dato
que se puede extrapolar a la literatura en general donde el montante de
novelas representa el mayor grueso de las publicaciones. El escritor de
prosa posmoderna se siente más cómodo en el formato de novela, en
ella encuentra un enfoque extenso para plasmar las vicisitudes de sus
protagonistas y, en concreto, en nuestro caso, observamos cómo la
novela se apodera como formato en los últimos años de las
convocatorias de los Premios. En los diez primeros años de su
existencia se premian tres colecciones, mientras que de 1988 al 2003
se conceden doce premios a novelas y dos a las colecciones de relatos,
las de Rossetti y de Villena.
La adecuación del tema erótico a la estética de la novela ha sido
una de las causas de que se haya diluido como género narrativo en sí,
dando paso a formar parte de un concepto más complejo y amplio de
novela. El autor no necesita especializar su historia en un género
concreto, el erotismo, en nuestro caso, es un tema más que perfila la
creación de unos protagonistas más redondos, verídicos y totales. De
hecho, algunas de las novelas que alcanzaron el reconocimiento de
Tusquets rompen con los clichés básicos de la literatura erótica.
390
5.2. Aspectos vinculantes al contenido
391
la expresión “morir de amor” observaremos cómo ambos confluyen en
ella creando el delicioso aunque reiterado tópico literario.
La oposición entre eros y tánatos se diluye en un acto sexual en
el que uno de los participantes identifica el placer con la muerte,
concretamente asesinando a la persona con la que está practicando
sexo. En algunas de nuestras novelas hemos podido asistir atónitos a
este encuentro macabro en el que eros, la vida, sucumbe ante tánatos,
la muerte. El origen de esta agresividad surge de un deseo de
venganza provocado por distintos motivos según la trama de la
historia narrada, como iremos comprobando a continuación en las
citas seleccionadas.
El protagonista del cuento “Matasuegras”, tras intentar
infringirse dolor castigando a su propio pene, prepara cuidadosamente
su suicidio ingiriendo pastillas y esperando complaciente que el
impulso sexual surja durante los prolegómenos de su muerte:
Félix tomó una determinación: Como era evidente que no servía para
hombre, que tampoco podía utilizar su falta de virilidad para someterse
a una disciplina monacal, ni tenía, por otra parte, vocación de travesti,
haría lo que un hombre puede hacer: ¡suicidarse! (Ofèlia Dracs: 139)
392
ojos se habían congelado en una mueca letal y blanca. […] La lancé a
un orgasmo mortal del que no regresaría nunca .. (Sempere: 171-172)
393
dispara, la pistola eyacula en sus entrañas su chorro de fuego y por un
momento la habitación huele a carne quemada mientras toda ella se
frunce, sacudida como por un terremoto, y no acierta ni a morderle la
mano que ahoga su gemido de dolor. (Muñoz: 239-240)
394
instinto asesino, sustituirá el pene por un cuchillo utilizándolo en una
sangrienta y mortal penetración.
Si revisamos el dualismo eros-tánatos desde una perspectiva
más positiva y vital, podemos rescatar de la tradición clásica, como ya
hemos adelantado, el tópico del “morir de amor”, bella expresión que
sublima el estado amoroso y hace sentir al enamorado la
incuestionable necesidad de vivir si no alcanza el amor de su amada.
Si trasladamos ese “morir de amor” a la literatura erótica desvelamos
la existencia de un tercer componente, el sexo que al confluir en un
orgasmo provoca un sentimiento de éxtasis, transmutación y plenitud.
El placer alcanzado por nuestros protagonistas y descrito en algunas
de las páginas premiadas es tan inmenso que les hace desear morir, o
que no les importe que esto suceda, ya que han sucumbido ante él, les
ha vencido y tras ese intenso y absoluto placer, la muerte no es un
obstáculo para la felicidad, sino tal vez el camino para hacerla
perdurar. Denzil Romero describe el placer orgásmico con la muerte,
de la intensidad más placentera, a la muerte calma: “Y luego…, luego,
el orgasmo, como un pistoletazo violento, como la muerte provocada
por un somnífero leve, por un veneno imperceptible, como si dejase
de respirar a propia voluntad” (Romero: 92).
La descripción de la plétora sexual se recoge en la exaltación del
placer que realiza el protagonista de La esclava instruida, donde
enfrenta la perfección y la destrucción como antítesis vinculante al
sexo:
Éramos magníficos. La consagración sin titubeos del deseo, del placer,
del encantamiento, de esa fascinación que era, como dijo Bataille,
aprobación de la vida hasta la muerte. Ese brindis al Arte. Pasión
desordenada, abisal, fulgurante, sagrada. Tú eras la cima de la
voluptuosidad para mí, y reina de ese territorio sagrado, dispensabas la
felicidad o la desesperación, el placer o la muerte. (Álvarez: 177-178)
395
puede conducir la muerte: “Me abrumó en ese momento la dicha de
haber recuperado la pasión, que no es otra cosa que la sensación de
nacer y morir en un segundo, y renacer sabiendo que ya nada te podrá
matar” (Montero: 72).
La exaltación del placer sexual provoca una catarsis gozosa en
Héctor, protagonista de Llámalo deseo, que tras eyacular no es capaz
de reprimir una lágrima ante tal cúmulo de sensaciones: Se corre sin la
furia agónica de otras veces, con más dulzura, con más lentitud, se
siente morir, disolverse. Cuando recupera el resuello, se le escapa una
lágrima” (Rodríguez: 31).
Para finalizar el comentario sobre la vida y la muerte referido al
erotismo literario, mencionaremos la capacidad de Mercedes Abad de
mostrar una visión atávica del hombre, la vida y la muerte, una
dualidad unitaria que implica cierto enfoque existencial: la relación
entre tánatos y eros. De hecho en su ensayo, “Intransiciones eróticas
españolas: lo irracional en el discurso sexual, de la dictadura a la
posmodernidad”, Eva Legido Quigley recoge esta idea:
Varios de los protagonistas de Abad sufren algún tipo de delirio de
grandeza, como el anhelo de hacer algo grandioso o la necesidad de
cumplir una misión trascendente que los cure de su insatisfacción con
la vida y los saque de su rutina diaria. (Legido, 2007: 206)
396
5.2.2. La otredad y el espejo.
397
Esta estética de la otredad desarrolla los planteamientos de […] la
extrañeza, la extravagancia y el capricho, […] supone una crítica del
canon clasicista de belleza, una ampliación cualitativa de la temática
artística. […] Lo feo […] es incorporado al texto literario como un
material cultural más y alcanza de esta manera valor estético.
(Saldaña: 238)
Para Amezúa, el objeto del amor es el otro por el otro, “el otro,
como polo de la relación, constituye el centro de interés absoluto […]
y en contra de su Eros, del deseo, se instaura la gratuidad.” (Amezúa,
1974: 57). La relación amorosa entendida como plenitud sexual se
contempla como una esencia del alma que percibimos en la entrega al
otro.
En no pocos de nuestros Premios podemos constatar la
influencia del sentimiento de la otredad en la concepción de los
personajes y en cómo estos interactúan con los otros dependiendo de
398
la asimilación de su yo respecto al conocimiento y aceptación del otro.
Por el contrario, no debemos dejar de recordar la reiterada imagen del
personaje que desea ser otro. El rechazo de algunos de nuestros
protagonistas por ser ellos mismos les hace querer ser más jóvenes
como el médico de Tánger o la misma Lulú; les hace querer parecer e
inluso en algún caso pertenecer al otro género, usando la ropa y el
maquillaje como aliados, como Manuelita Sáenz, la amante de
Bolívar, Ely, la amiga de Lulú, Lázaro, el andrógino hermano de
Héctor, la Pepete, conocido en su infancia como José Luis o,
Vladimir, el amante heterosexual de Afonso. Como casos extremos
que van más allá del deseo de parecer otra persona, contamos con
otros personajes que suplantan su identidad, que se despojan de su yo
para revestir su alma con otros ropajes con los que se sienten más
cómodos y con los que se protegen de la realidad que les ha tocado
vivir y no les satisface, hablamos de los casos descritos en los tres
últimos cuentos de Ana Rossetti, en los que una esposa engañada se
hace pasar por una amante que le escribe cartas de amor que le
conducen a la locura; y en las novelas de González Frei y de Abel
Pohulanik. En Tu nombre escrito en el agua, las protagonistas
femeninas, Marina y Sofía se parecen tanto que cuando se ven por
primera vez no dan crédito a lo que ven frente a ellas, otro yo
reflejado a modo de espejo. Este parecido físico, potenciado por Sofía,
le ayudará a tomar la decisión de optar por otra vida y otra identidad
tras la agresión que sufren ambas a manos de su esposo y la
consiguiente muerte de su amada Marina. Sofía se convierte en
Marina, en la muerte las dos han logrado ser una.
En La Cinta de Escher, tres de los protagonistas de la familia
Mendes, los hermanos José Luis y Carla y su prima Annelise, cambian
de identidad rompiendo con su vida pasada y sus nombres, José Luis
abandonará su hogar y se hará llamar la Pepete, ganándose la vida
como travesti-chapero; Carla se hará llamar Carelia y su prima
Annelise será conocida como Araceli Mesquita, una artista fracasada.
La intervención del protagonista-gigoló, dará un giro a sus vidas,
logrará poner a todos en su sitio y devolver a su amada, Carelia, su
verdadera identidad.
399
Según lo que acabamos de referir, son, en mayor medida, las
protagonistas femeninas de nuestras obras las que sienten ese impulso
de autoconocimiento y deseo de ser, bien ellas mismas, con los
problemas que ello las acarrea, o bien ser en otra:
Un número considerable de personajes de la ficción posmodernista
española en los que se materializa el binarismo conflictivo entre yo y
otro son mujeres. No es éste un fenómeno sorprendente. Con mayor
intensidad que en el modelo cultural occidental en general, el español
ha conferido a la mujer una posición de manifiesta subordinación al
sistema del otro. (Navajas: 21)
400
implicación sexual investigando la posibilidad de su compatibilidad
con la perseveración de la identidad personal. (Navajas: 24)
401
Parece interesante rescatar algún pasaje de entre nuestros
Premios en los que se haga referencia al espejo y éste pueda ofrecer
una lectura simbólica. En la novela de José Luis Muñoz, nuestro
protagonista, parece reproducir una escena de Taxi Driver (Scorsese,
1976), aquella en la que Robert de Niro simula una actitud despótica
ante el espejo, de su reflejo, el protagonista de Pubis de vello rojo,
extrae la fuerza que necesita, el valor para recobrar su autoestima y ser
capaz de matar:
Se levanta y tose, mientras recorre a grandes zancadas la habitación.
-Valiente puta. Valiente cabronazo. ¿Por qué no veinte millones? Los
dos fuera, ¡bang bang!, y yo todo el dinero. ¡Bang bang!
Esgrime su pistola […]
Se enfrenta a su imagen en el espejo. Bang bang. (Muñoz: 188)
402
que la Sra. Linde disfruta mientras se observa en un espejo del que
recibe una imagen de ella misma acariciándose. El espejo es un objeto
fetichista que la joven actriz sitúa estratégicamente para recibir su
imagen arrebatada, embriagada de placer durante un encuentro sexual.
403
404
5.2.3. Parafilias
405
anterioridad de Pedro López Martínez, el término parafilia sexual, o
como él la denomina “afinidad sexual específica” elude a:
Cualquier modalidad de contacto o actitud extraordinaria en los
ámbitos individualizados de lo erógeno, esto es, a cualquier práctica
que se distancie del canon moral en lo que se refiere al desarrollo
íntimo de la sexualidad, o incluso que sea sancionable en los tribunales
de justicia o susceptible de examen clínico. (López Martínez: 151)
406
En la novela de Rodríguez del Corral, Llámalo deseo, se observa
el alto grado de comprensión por parte de la pareja, su mujer, respecto
a las parafilias de su esposo, comprender los problemas de las
personas que te aman ayuda a que las relaciones sean más placenteras
y reales:
Yo sabía que sus fantasmas, por terribles que parecieran, no eran sino
manifestaciones de su extremo pudor. No soñaba con humilladas
esclavas que le sirvieran de rodillas, delirios de grandeza sexual de
tantos pobres hombres. Su malbaratado instinto le conducía a anhelos
que lindaban la necrofilia. Un mecanismo de defensa, un sueño que se
había convertido en pesadilla de la que quería despertar. Lo acallé a
besos. (Rodríguez: 123)
407
Acomoclitismo
Las personas que poseen esta parafilia se excitan al ver a su
pareja con los genitales depilados, en cierta medida hay un
componente de pedofilia pues su visión puede recordar a los genitales
infantiles. Hemos encontrado esta variación sexual en la novela de
Grandes; Pablo gusta de los coños afeitados, le excita la visión infantil
de los labios depilados, de hecho, en el primer encuentro sexual con
Lulú, será él quien se lo afeite:
Te voy a afeitar el coño […] Te lo voy a afeitar y te vas a dejar. Lo
único que tienes que hacer es estarte quieta. No te va a doler […] No
tienes coño de niña. Y a mi me gustan las niñas con coño de niña […]
Noté el contacto de la hoja, fría, y sus dedos, estirándome la piel.
(Grandes: 72-73)
Al protagonista de El hombre de sus sueños tampoco le gusta
lamer el pubis de su amante y sentir, al hacerlo, “besar a un hombre
con bigotes” (Bertini: 69) y ante el comentario ella le espeta:
-Si lo quieres sin pelos, tendrás que ocuparte de hacerlo.
Cuando termina me acerca un espejo de mano.
-Mírate - me dice-. Has vuelto a la infancia. […]
- Ahora ven, mocosa. Pónmelo en la boca. (Bertini: 70)
408
Fui estirando los negros y enmarañados rizos, cortándolos con cuidado
con las tijeras, cada vez más corto, reduciendo así su salvajismo
natural, domesticándolo […] Cuando terminé, pasé la mano por mi
sometido monte de Venus, ahora tan inocente y placentero.
(Rodríguez: 144)
Agonofilia
Posible variante del sadomasoquismo pero con una agresividad
más concreta y puntual. Esta parafilia surge de la atracción sexual
desvelada tras mantener una pelea física con la pareja. En La esclava
instruida se nos describe una escena agonofílica en la que Alejandra
decide abandonar a su amante, este reacciona violentamente, y le
arremete, entonces: “Algo mágico, brutal, turbador. Tus ojos brillaron
con algo que ya no era miedo, sino desafío, deseo” (Álvarez: 113).Y
tras una pelea, gritos e insultos: “Fue un polvo bestial, asolador, pero
espléndido. Nos quedamos extenuados como si hubiésemos jodido
cuatro veces seguidas” (Álvarez: 115).
409
El grado máximo de dolor-placer lo sienten los sadomasoquistas
que se estimulan al encontrar una pareja que satisfaga sus dolientes
necesidades, en esta relación uno de los participantes siente placer en
inflingir dolor y el otro lo siente al recibirlo. El masoquismo es una
parafilia que alberga en individuos que sienten placer sexual al ser
humillado, torturado, abusado o sintiendo dolor físico o moral y el
sadismo lo experimenta aquel individuo que disfruta inflingiendo
dolor en otros.
En la lectura de nuestros Premios hemos encontrado numerosas
referencias al sadismo y al masoquismo, parece una filia muy
recurrente, pero ninguna tan cruenta como la extrema relación que se
establece en el matrimonio de Tu nombre escrito en el agua. Lo que
puede parecer en un principio una relación sadomasoquista en la que
el marido disfruta agrediendo a su esposa y, a la vez, que ésta le
provoque a él dolor físico, pasa a describirse como una relación
atormentada en la que ninguno es feliz. Las escenas más violentas,
crueles e incluso más desagradables, por lo vejatorio e inhumano, son
las recogidas en esta novela de Irene González Frei. Hacemos
referencia en primer lugar, ateniéndonos a la estructura circular de la
novela, a la brutal paliza y violación que Santiago propina a Sofía y a
Marina, que tendrá un funesto desenlace, la muerte de una de ellas y,
por otro lado, la fatal agresión que éste descarga sobre su mujer
embarazada que le hará abortar, perderá el bebé. Lo que en un
principio, la violencia, había formado parte de su relación amorosa, se
convierte para Sofía en una situación insostenible, que la llevará a huir
lejos de su sadomasoquista marido:
En el golpe, mis propios dientes me cortaron el labio inferior y percibí
el gusto apesadumbrado y obsceno de la sangre […] le hundí más las
uñas, en la espalda y en los hombros, hasta herirle. Besé su sangre con
mi boca sangrienta y él me besó la cara, me la lamió para tragarse las
rociaduras de su propio semen […] La espalda de Santiago tenía la
carne al rojo por culpa de mis arañazos. Pero me obligaba a mantener
las uñas largas, porque ese suplicio le hacía gozar más. Por mi parte,
debía llevar gafas de sol a fin de ocultar los hematomas, las
410
magulladuras que presentaba mi cara […]Al cabo, santiago se avino a
pegarme sólo sobre el cuerpo. (González Frei: 86-89)
411
Fotografía nº 42: Sadomasoquismo
Amaurofilia
Curiosa e interesante filia en la que el individuo se excita
practicando sexo con personas invidentes o con personas con los ojos
vendados. Recordemos la mencionada imagen de Cupido-Eros, un
querubín con los ojos vendados que reparte amor entre los mortales.
412
La idea de la ceguera en el otro nos permite que este tenga o deba
agudizar al extremo los otros sentidos, experimentar sensaciones
plenas que no se pueden ver. En el erotismo, la vista juega un papel
importante pero el tacto, el olfato, el gusto y el oído nos despiertan
unas sensaciones más instintivas, juegan un papel más primario que
conjuga a la perfección con el deseo erótico. En nuestras novelas
aparece dicha parafilia concretamente en dos obras, Las edades de
Lulú y Silencio de Blanca, en ambos casos hablamos de personas no
invidentes, sino con los ojos vendados o sin gafas. La escena en la que
Lulú mantiene una relación con dos hombres a la vez, su esposo y su
hermano, se puede llevar a cabo porque ella lleva los ojos tapados, la
venda aviva el deseo y, a la vez, posibilita el incesto, el
desconocimiento, la ignorancia nos conducen a situaciones de las que
luego nos podemos arrepentir, como es el caso de la protagonista de
Grandes.
En Silencio de Blanca, Héctor conduce a las mujeres de su
reducido espacio amoroso a la ceguera voluntaria, la evidencia la
obtenemos del título del quinto capítulo de la novela “Ritual de la
ceguera”. En el caso de su joven alumna de piano, Elisa, la obliga,
según él, para adquirir mayor seguridad y destreza al tocar, a
desprenderse de las gafas y cerrar los ojos. Con Verónica, su amante y
psicóloga, lleva a cabo un juego en el que le venda los ojos y
experimenta con ella la manera de despertarle sensaciones táctiles
(cucharas) y gustativas (mermelada). Su travestido hermano, Lázaro,
es literalmente abandonado en la calle con una venda tras las gafas
oscuras y con un bastón de ciego, verle así, perdido e indefenso le
estimula sobre manera. Para Héctor:
No ver es demasiado. Las tinieblas y los sueños se parecen algo:
ambos provocan visiones intensas […] la oscuridad es el deseo, y es
arriesgado abandonarse a ella, liberar el instinto como un aliento de
niebla. (Somoza: 102)
413
Bondage
Es una práctica sexual que consiste en que uno de los
participantes permanece atado, se puede considerar como un mero
juego con consentimiento, o bien como parte de la parafernalia del
sadomasoquismo, formando parte de las siglas BDSM (bondage,
dominación, sadismo, masoquismo). El segundo cliente de Sofía en la
noche narrada por José Luis Muñoz, posee claras tendencias
masoquistas y al contratarla exige de ella que se porte como su
castigadora:
- Átame. Has de atarme. Con fuerza. Ten.
[…] Saca una colección de antiguos grilletes de anticuario que desliza
en sus manos mientras él se tiende, desnudo en la cama, abriendo las
piernas y brazos, y de su cuerpo famélico sobresale el sexo erguido
como una lanza. (Muñoz: 69-71)
414
perpetrar su sádica actuación: humillarlas, insultarlas, golpearlas,
violarlas, sodomizarlas, llegando como ya hemos referido con
anterioridad a matar a Marina, introduciendo un cuchillo a modo de
falo en la violación.
Coprofilia
Atracción por ver defecar, ingerir heces o untarse con ellas. No
es una parafilia que se repita en nuestros Premios pero si
consideramos oportuno mencionarla pues sus protagonistas, Sofía y
Marina justifican su realización como un acto total de amor en la
novela Tu nombre escrito en el agua:
-Cágame- le dije-. Dame tu mierda. Lo quiero todo de ti.
Su rostro se contrajo por el esfuerzo y entonces lo percibí; primero la
punta tibia, que me estremeció tan pronto como entró en contacto con
mi cuerpo, después el susurro tenue del recto que yo tantas veces había
besado, y la caída lenta, la parábola paulatina de sus heces alrededor
de mi ombligo, yo le acaricié las nalgas mientras ella lo hacía, me lo
daba todo, no guardaba nada para sí, compartíamos hasta los
deshechos de nuestros cuerpos, y lo toqué, palpe la consistencia de lo
que me había regalado el amor infinito de Marina, ese amor que va
más allá de la costumbre, del asco y del mismo amor.
Aquella noche yo comí sus excrementos y ella los míos. (González
Frei: 223)
415
Cronofilia
Es una parafilia en la que la edad de uno de los participantes en
el acto sexual está desequilibrada con respecto a la edad del otro.
Existen diferentes tipos como la gerontofilia (atracción de una persona
joven por otra de edad avanzada), paidofilia, pedofilia o infantofilia
(atracción sexual de un adulto por niños), efebofilia o hebefilia
(atracción sexual por los adolescentes) y teleiofilia (atracción de un
niño por una persona adulta, relacionado con los síndromes de Edipo y
de Electra). La filia más recurrente de las arriba citadas en los Premios
de Tusquets son la pedofilia y la hebefilia y, más concretamente el
protagonista de la misma es la figura masculina pues son en su
mayoría hombres maduros los que estimulan sus placeres sexuales con
niñas o adolescentes.
En el noveno cuento de Ofelia Dracs, titulado “Eros, acimut
tres”, el joven protagonista nos desvela cómo él y sus compañeros
sufren las agresiones sexuales de los religiosos de su escuela:
Porque, claro, cuando nos vamos a confesar, mosén Tomé siempre nos
dice lo mismo, ¿no?, que si nos tocamos con mala intención, y que si
la pureza, claro, todos los mosenes siempre dicen lo mismo a los
niños, pero mientras tanto nos toca la pilila, y como él no lo hace con
mala intención no es pecado, ¿no? Mosén Agripino también lo hacía
siempre, pero ese, como ya era viejo y tenía las manos huesudas y
nerviosas, te hacía daño, y a mí una vez llegó a hacerme sangre y todo.
Pero él me dijo que aquello no era grave, que quería decir que ya me
hacía un hombre, y dentro del mismo confesionario me puso un poco
de saliva, y después se me curó. Me acuerdo porque al acabar, le tuve
que decir que se limpiase, que se le había quedado una gotita de sangre
en la punta de la nariz. Porque mientras me curaba con la saliva
jugueteaba diciendo que la punta de su nariz estaba tan colorada como
mi pilila, y con la lengua me hacía cosquillas en las bolas. (Ofèlia
Dracs: 121-123)
416
La relación amorosa entre Lulú y Pablo comienza con un acto
pedófilo, él, profesor universitario con veintisiete años, descubre el
sexo a Lulú, una jovencita de quince, virgen y locamente enamorada
de él desde niña y “mientras disfruta de su papel de concienzudo
pervertidor de menores satisfecho de sí mismo” (Grandes: 64), llama
por teléfono al hermano de ésta para excusar su ausencia en casa y
mentirle diciendo: “Los tíos no se acuestan con niñas pequeñas, sólo
en las novelas” (Grandes: 66)
Se asemeja la relación entre Lulú, adolescente, y Pablo, con la
que se desarrolla entre Alejandra y su amante. La jovencísima
Alejandra se enamorará de un amigo de sus padres y con él
descubrirá, no sólo, el sexo, sino la vida en su total plenitud. En las
memorias que vamos leyendo, escritas por el protagonista, un escritor
maduro con cierta repercusión mediática y cultural, se nos describe el
encuentro de éste con una joven prostituta de entre doce o trece años
en un prostíbulo de El Cairo:
Era muy hermosa. Delgada […] Sus muslos eran
desproporcionadamente gruesos para ese cuerpo; pero el culo, ah,
redondo, justo, denso e infantil. Ah, esos culos de niñas donde se oye a
Coleman Hawkins en The Sheik of Arabi. (Álvarez: 39-40)
417
Como último ejemplo de pederastia citaré la ingenua relación
que se establece entre el protagonista de Silencio de Blanca, Héctor y
Elisa, su alumna de piano de tan sólo catorce años. Durante las clases
la relación va adquiriendo tintes eróticos a medida que Héctor impone
su poder como maestro y adulto sobre la niña, obligándole a ir
despojándose de su atuendo. Cuando ella no puede más, se siente
amenazada, Héctor la dejará marchar y asume su culpa: “-Soy un
pervertido- le dije sin esfuerzo-. Un pervertido absoluto.” (Somoza:
111)
418
el placer a través de la vista, sentido desarrollado en el erotismo pero
no prioritario ni esencial; otros como el tacto, que consideramos
indispensable, el olfato, el gusto e incluso el oído, complementan la
excitación sexual y la potencian. Recordemos que la sexualidad es un
rasgo que nos identifica con los instintos más básicos, con lo primitivo
y básico de nuestra especie animal y sólo mediante el sutil erotismo
hemos adquirido la sobrevalorada “civilización”.
El ejemplo más tradicional de exhibicionismo, hombre que
disfruta amedrentando a unas jovencitas mostrando su pene, lo
encontramos en Anacaona:
Recuerdo vivamente un día de playa con unas amigas, a los doce años.
Quise orinar y me oculté tras una duna herbosa; al salir, un hombre me
descubrió y salió al paso.
-¿No te gustaría hacerme una mamada?- me preguntó con voz
aguardentosa-. ¿Has visto esto?
Extrajo el pene- fue la primera vez que vislumbré un pene erecto- y lo
blandió como una porra mientras yo le esquivaba corriendo y me
reunía con mis compañeras. No se acercó; le bastaba disfrutar de
nuestra sorpresa. Se masturbó a distancia, pero el horror me impidió
contemplarle. No pude entender de qué se reían mis amigas; a mí me
asqueaba. (Muñoz Puelles: 100-101)
419
En La Cinta de Escher, las primas, Araceli y Carelia participan
en un juego erótico en el que interviene un tercero, el gigoló
protagonista de la novela, entre ellos se establece una confusa relación
en la que Araceli se acuesta con él semi-inconsciente mientras que
Carelia les observa escondida y paga los servicios.
En nuestra cultura occidental, donde la práctica del deporte y el
culto al cuerpo ha ido fomentándose, no es extraño descubrir que los
gimnasios puedan cumplir una función erótica vinculada al exhibirse
sin ser delito y al mirar sin ser condenado, nos referimos al, llamado
por Luis Antonio de Villena, “clima de spoliarium” que define en el
relato “Bendita pureza” como: “atracciones desbordadas en lugares
donde se había practicado el deporte, y los atletas se vestían y
desvestían”(Villena: 57). En estos lugares se desarrolla “un erotismo
más soterrado, disimulando el culto al cuerpo […] hombres y mujeres
se aman a sí mismos, desvergonzados y satisfechos ante su imagen,
admiran sin tapujos el cuerpo de los demás” (Pohulanik: 150).
Parece interesante hacer una reflexión en cuanto al deleite que
supone observar a otros practicar sexo; nosotros, ávidos lectores de
literatura erótica, y a quienes van dirigidas estas obras, somos
espectadores concupiscentes de las fantasías sexuales que leemos y
participamos “activamente” en la recreación de las mismas en nuestra
imaginación, somos voyeurs legitimizados por el arte.
Fetichismo
La excitación se encuentra en objetos a los que se le da un valor
erótico que no poseen, como que pertenezcan a la persona deseada, o
que guarden una semejanza con el propio acto sexual, bien sea un
objeto de aspecto fálico, o bien, posea una textura o apariencia
vaginal.
420
Un fetichismo muy recurrente es el retifismo que da nombre a
la erotización de los zapatos de tacón. El propio Luis García Berlanga,
director de los Premios LSV, se declaraba fascinado por los tacones
altos:
Era un niño que esperaba debajo de las mesas camillas, oculto, la
aparición de unas piernas de mujer, enfundadas en medias de seda,
brillantes y negras, y con zapatos de tacón […] Cuando alguna de
ellas, de mis amadas, aparecía calzando otros zapatos o mostrando al
bajar de su Singer nuevo sus medias, yo podía flotar toda la jornada o
dibujarlas en mis cuadernos escolares. Me encantaba prolongar al
máximo mi morbosa excitación. (Franco: 119)
421
Fotografía nº 44: Con tacones y a lo loco
422
Mi hasta entonces virginal ojo de cíclope […] había sido finalmente
enhebrado por la fina flauta, cuya flexible madera y suave barniz no
facilitaban la penetración ni aliviaban los dolores del brutal
enculamiento. (Sempere: 145)
423
En otros dos de los relatos de Abad, “Una mujer sorprendente,
Relato gastronómico” y en “Pincho moruno”, se describen sendas
escenas eróticas cuyo componente básico es la comida:
Sir Adolph tomó entonces un puñado de higos y me pidió que los
engarzara en su verga; me ensalivé la mano y masturbé aquel miembro
magnífico, duro y reluciente de deseo mientras encajaba el higo en su
prepucio y lo teñía de pulpa rojiza […] Cuando el miembro empezó a
temblar visiblemente, Sir Adolph se sentó encima del ataúd y,
ayudándome a incorporarme […] Me colocó encima de su pubis e
introdujo la punta de su falo en mi vulva […] Yo disfrutaba
contemplando la suave penetración de aquella polla enorme,
disfrazada de árbol frutal. (Abad: 69-70)
424
una leche exquisita. Tomaste entonces la torrija y te la comiste.
(Álvarez: 155)
Flatofilia
Atracción por el olor de los gases intestinales propios o de la
pareja. Se trata de una filia que podemos encontrar con exclusividad
en una de nuestras novelas, concretamente en La esposa del Dr.
Thorne. En ella, además de hacer referencia al anecdotario histórico
de la vida del emperador romano Teodosio, se comenta el curioso
capricho del General La Mar que sentía un verdadero placer al olfatear
los gases de su amante Rosita y, para lograr preservarlos en el tiempo
y conseguir placer en la distancia, los envasaba en un tarro de cristal:
Se contaba por todo Lima que, como hacíale Justiniano a su esposa
Teodosia, recogía las ventosidades que Rosita expelía en pomos de
crisolita para masturbarse posteriormente con el miasmático encanto
de los efluvios y, no conforme con ello, dárselos a oler, además, a sus
amigos. (Romero: 171)
Ginemimetofilia
Esta parafilia la sienten aquellas personas que se sienten atraídas
por los travestis o por hombres que se visten o comportan como si
fueran mujeres. Es una variación sexual que aparece con bastante
425
frecuencia en nuestros Premios, de hecho, Ely, amiga de Pablo y Lulú,
ha ocupado algunas líneas de nuestro comentario de la obra de
Grandes. Santiago, el coprotagonista de Tu nombre escrito en el agua,
siente un curioso interés por los travestis y, aunque por convicciones
sociales no quiere reconocerlo, su problema de agresividad sexual
hacia su esposa, radica en no aceptar dicha inclinación. También
hemos hablado con anterioridad de la filia de Héctor, el músico que
busca la relación amorosa perfecta basada en el silencio y la pone en
marcha con su joven hermano Lázaro al que viste como una jovencita
y obliga a actuar y a mostrarse en público como tal. Igual nos ha
ocurrido al describir el tipo de relación que establecen Vladimir y
Afonso en el relato “El mal mundo” de Luis Antonio de Villena,
donde Vladimir requiere de Afonso que se travestice y se comporte
como una mujer, lo que equivale para él como una verdadera prueba
de amor.
426
¿Y la tarde del hielo? ¿la recuerdas? Un día me dijiste que habías visto
una película - Nueve semanas y media - y que te había puesto muy
cachonda la escena en la que el chico acaricia a Kim Bassinger con los
cubitos de hielo.
- Me mojo de pensarlo- dijiste.
- ¿Quieres que lo hagamos?- te dije yo.
- ¿Sí, sí, si…!- exclamaste ansiosa.
- Ven- te dije. Y te acosté junto a mí.
- Quiero que se te ponga enorme- me dijiste, y tu mano me apretó la
polla a través del pantalón. Y me la mordiste. Sentí tus dientes prensar
la franela.
- Espera- te dije- . Espera.
- Te dejé en la cama y traje unos cubitos de hielo.
- Voy a hacer igual que en la película. (Álvarez: 108)
427
Hematofilia o Menstruofilia
Las personas que sienten la hematofilia son aquellas que se
excitan al ver, tocar o beber sangre, lo que recrea una estética
vampírica de dominio y dependencia. La variante de la menstuofilia o
xenofilia está vinculada al mundo de lo escatológico, su disfrute es a
través de ver, tocar o beber la sangre menstrual o practicar el coito
durante los días del menstruo.
En el cuento número diez de la colección Diez manzanitas tiene
el manzano durante una intensa noche loca de sexo y drogas:
La otra, por no ser menos, se agacha, tira del hilito del tampax y lo
deja encima de un cenicero […] Cuando la saqué de la raja de la
Eulalia la tenía de color rosa, y un moquito de sangre me chorreaba
por la punta del capullo. Y va Pepe y dice: “¿A qué sabe la menstru?”.
Y el muy mariconazo se pone a chupar del cipote. (Ofèlia Dracs: 191)
428
En la reflexión número veintisiete, “Intrusismo profesional”, de
Kurt K., se nos describe esta parafilia como un acto cotidiano en su
relación:
A ambos les gustaba hacer el amor en días de menstruación. Al
principio esta experiencia tenía la excitación de la conquista de un
nuevo territorio de intimidad, un universo de olores, fluidos, manchas
y utensilios que la mujer resguarda con celo excrementicio. Luego fue
un ceremonial lleno de complicidades, inmiscuido en el encuentro
amoroso: rito de lavado, precauciones para no manchar las sábanas,
impureza de la sangre en los genitales de él, pañuelos de papel
empapando cada poco la efusión, con clínica minuciosidad, como de
doctor que trata una herida y la limpia. (Kurt: 71)
Hipnofilia
Excitación producida al contemplar personas dormidas como la
que siente el gigoló de La Cinta de Escher cuando se acuesta con
Carelia, de hecho sus deseos de que permanezca quieta, medio
dormida y callada le juegan una mala pasada pues cree ser el causante
de su muerte al obligarle a tomar pastillas relajantes: “para lograr
aquella pasividad que me volvía loco […] Estaba como dormida
cuando llegué, pero respiraba. No, no pensé que fueran tantas”
(Pohulanik: 29).
La inseguridad producida al ser un tanto excéntrico, un
“friki”alejado de las pautas sociales establecidas, junto a sus más
íntimos deseos de comportarse como un hombre, conducen a Héctor a
sentir placer con mujeres dormidas o que imitan dicho estado, como
tendrá que fingir Belén para poder conseguir de él la deseada
excitación: “Héctor sería más osado si me fingía dormida […] Me
encontraba completamente abandonada y no participaba más que con
enajenados suspiros de satisfacción” (Rodríguez: 90).
429
Morfofilia
Consiste en obtener el placer con personas que cumplen unos
requisitos físicos determinados, como el color del pelo, el exotismo de
la piel, ojos de un determinado tono, etc. En nuestros Premios destaca
una morfofilia muy concreta, la que siente Roberto por las mujeres
de roja cabellera. Éste, obsesionado por su amor de juventud, la fatal,
bella y pelirroja Ada, se fijará en la coprotagonista de la novela
policíaca de José Luis Muñoz, Pubis de vello rojo, Sofía, a la que
seducirá y posteriormente asesinará. El color rojo conlleva un
simbolismo trágico que tiñe de violencia, venganza y muerte la trama
novelística.
Nosolagnia
Esta parafilia la sienten personas que se excitan al saber que su
pareja sufre una enfermedad terminal. No es una filia recurrente en
nuestras obras, de hecho tan sólo hemos encontrado el caso en la
novela de González Frei y su utilización está justificada más allá de lo
que se puede considerar excitación sexual. Sofía, una vez recuperada
de la agresión sufrida por su esposo, adquiere la identidad de Marina,
su amante asesinada y para reencontrarse con ella en el otro mundo,
donde serán de nuevo felices, opta por un cruel suicidio, infectarse
con el virus del SIDA. Para ello se acuesta con su amigo Baxi, un
travesti con la enfermedad desarrollada, como ya comentamos con
anterioridad, cuarto capítulo del estudio, al referirnos a las
enfermedades de transmisión sexual, y en concreto al VIH.
Olfatofilia u olfactofilia
Atracción por el olor de la pareja, especialmente de las zonas
erógenas. En el cuento “Chop suey”, el propio protagonista nos
describe su parafilia olfativa:
430
Desde niño he sentido una especial predilección por los sobacos; y
especialmente por los sobacos sudados. Y Mariana sudaba de los
sobacos como no os podéis imaginar […] empapándole la tela de los
sobacos. Nadie habría sido capaz de resistirlo. (Ofèlia Dracs: 24-25)
Somnofilia
Es la atracción por acariciar y realizar sexo oral a una persona
dormida con la intención de despertarla. Esta filia aparece en la novela
de González Frei, en ella se nos describe una escena en la que Sofía
intenta sorprender así a su marido pero en el fondo la sorprendida será
ella cuando descubre los restos de carmín en el pene de su esposo:
“Decidí despertar a Santiago chupándosela. Cuando me incliné sobre
él, vi restos de lápiz de labios” (González Frei: 148).
431
Triolismo
También llamado candalagnia o candaulismo o ménage à trois.
Denominan a la excitación producida al ver a tu pareja copulando con
otra persona. En estos casos uno de los miembros de la pareja suele
hacer la sugerencia y el otro ha de dar su consentimiento, como así
ocurre en algunas de las escenas descritas en nuestras narraciones. Los
tríos que hemos recopilado tras la lectura de los Premios LSV, se
recrean entre distintos personajes: dos hombres y una mujer (Las
edades de Lulú, Púrpura profundo), dos mujeres y un hombre (La
esclava instruida, Espera ponte así, Llámalo deseo), tres hombres
(Las edades de Lulú), tres mujeres (Tres días/Tres Noches), prostituta
y dos clientes (Pubis de vello rojo), y por último un hombre, una
mujer y un travesti (Las edades de Lulú). Con anterioridad ya hemos
citado el incestuoso trío de Lulú, su esposo Pablo y su hermano
Marcelo. Pasaremos a citar algunos de las escenas más interesantes,
como las que se describen en las novelas de Álvarez, Martín y
Rodríguez del Corral.
Alejandra, la joven amante de La esclava instruida, sabiendo los
gustos de su maduro enamorado decide regalarle un trío junto a una de
sus amigas, Natalia:
Te arrodillaste ante ella, abriste sus muslos y chupaste con avidez
aquel coño montaraz y fogueado […] mientras seguías besando y
mordisqueando a Natalia, yo te penetré por detrás […] Cuando
imaginaste que tu amiga estaba a punto, te echaste a un lado, tomaste
mi verga y la llevaste con seguridad hacia ella, y se la metiste […] Tú
te apartaste y empezaste a acariciarte suavemente mientras
contemplabas con una sonrisa indescifrable mi polvo con Natalia.
(Álvarez: 133)
432
“maricón; y el otro, el que le prepara su amante, la actriz que
interpreta a la Sra. Lindes, en este caso, el trío, será con un hombre, un
mulato sin que él se dé cuenta: “A traición, aprovechando mi postura
desprevenida e ingenua, siento la irrupción, sin prolegómenos, lenta
pero imparable, me siento lleno, hinchado, dolorido de cuerpo y alma,
luminoso de vergüenza” (Martín: 152).
La protagonistas femeninas de Llámalo deseo, Claudia y Belén,
acceden al ménage a troi con Luis, esposo de la primera. De hecho es
ésta, Claudia quien busca a Belén y le propone compartir una velada
erótica con ella y su esposo, desea hacerle un regalo. Como ya
comentamos en la reseña de esta novela, los esfuerzos de Claudia para
salvar su matrimonio dan sus frutos y en esta ocasión encuentra en
Belen a una excitante colaboradora.
Para terminar con esta parafilia comentaremos alguna referencia
en la que el trío se amplía en cuanto a número de participantes, dando
lugar a una orgía. La práctica de la sexualidad en grupo se reconoce
desde la antigüedad, se trataba de ritos habituales en las llamadas
ceremonias de iniciación o de fecundidad; incluso para griegos y
romanos formaban parte de sus actos sociales. Según Bataille:
La orgía es el signo de un perfecto trastocamiento mediante la
inversión de ese orden impuesto, por lo que no se debe extrañar que el
erotismo orgiástico represente en su esencia un exceso muy peligroso,
capaz, por sí sólo de desequilibrar todo un orden y toda una
concepción de la vida y del mundo. (Bataille: 162-163)
433
Urofilia, urolagnia u ondinismo
Filia en la que el individuo siente atracción por ver orinar o
ingerir orina. La bella imagen de Zeus fecundando a Dánae
metamorfoseado en lluvia de oro ha dado lugar a la expresión popular
de “lluvia dorada” que da nombre a esta parafilia. De entre nuestras
lecturas podemos destacar la aparición de la urofilia en las obras:
Fritzcollage, La esposa del Dr. Thorne (cuya cita ya hemos
comentado al comienzo de este apartado destinado a las variaciones
atípicas de la sexualidad), El hombre de sus sueños, El mal mundo y
Púrpura profundo. Pasamos a plasmarlo mediante las siguientes citas
correlativas a las obras mencionadas:
Fritzcollage:
Elsa Cadillac Seminole se subió el rojo de su amplia falda, levantó la
pierna izquierda y […] comenzó a orinar sobre nosotros dos,
ruidosamente, con un caudal tan intenso, rápido, claro limpio inodoro.
Orinaba con marmórea elegancia de estatua, con un cristalino sonido
de manantial y una naturalidad que extrovertía su cuna aristocrática.
(Sempere: 112)
El mal mundo:
-Me voy a mear.
Y él me susurró:
434
-Méate en mi polla. Ahora nos meamos juntos.
Y casi erectos- mientras la micción fluía, casi con dolor, y nos
empapaba de gusto. (Villena: 72)
Púrpura profundo:
-¡Oríname, pronto!
[…]
-Oríname imbécil.
[…]
-En mi boca- murmuró Manuela-, orina en mi boca.
[…]
¿No sabes orinar, hijo de puta?
Empecé a hacerlo, me orinaba de miedo y de coraje. Primero salió un
hilillo vacilante, y luego un chorro en condiciones, todo el orín del
mundo le dirigí a su boca, perra violinista mal nacida. Ella tragaba,
pero algo de líquido se le metió por la nariz y le corrió por las
comisuras. No puedo recordar un minuto de mi vida que haya sido
más sucio e insondable. (Montero: 114-115)
Zoofilia o bestialismo
Es la parafilia en la que el individuo siente atracción por los
animales, llegando incluso a utilizarlos en el acto sexual. En nuestros
relatos los autores recurren a ella en distintas variantes: avisodomía,
cinefilia o canofilia y formicofilia.
Destacable es la novela de Pedro Sempere, Fritzcollage, en la
que el protagonista es un pastor alemán (canofilia o cinefilia) que nos
relata su odisea personal, desde que se escapa de casa hasta que
vuelve a ella después de sufrir abusos en un burdel de París donde
servía de atracción sexual a un público muy excéntrico. Es un caso
435
muy curioso ya que el abuso se describe desde el punto de vista del
pobre perro que es obligado a prestar sus servicios tras ser secuestrado
y adiestrado mediante un complejo sistema lumínico. Fritz padecerá
un gran sufrimiento practicando las parafilias de sus clientes en las
que el es parte activa en la producción de placer pero no le está
permitido sentirlo. En uno de sus encuentros con unos clientes,
Esmeralda y el mandarín, compartirá protagonismo sexual con otros
animales, pues esta pareja practica sus experiencias sexuales con el
can y con otros animalitos como sanguijuelas, sapos, limacos,
caracoles y babosas (formicofilia).
La perrita del cuento “Una perrita caniche” de “Ofèlia Dracs”,
sufre los abusos de su dueño, el marqués: “cogió a la perrita por las
dos patas traseras y la penetró violentamente hasta que el terrible
aullido del animalito se fundió con un jadeo moribundo” (Ofèlia
Dracs: 115).
La avisodomía consiste en utilizar aves en la consecutio del
placer sexual, como bien lo saben la señora Peterson y la señora
Adams: “Todos los invitados oían un trino procedente del interior de
la señora Adams […] se sacaba un canario del interior de su vulva, lo
entregaba a su propietaria y corría arrepentida” (Abad: 80). En el
cuento “El desatascador” de Joseph Bras, el narrador protagonista del
relato es un loro, llamado Capone, que nos cuenta sus infortunios
como enamorado de su dueña, la virginal Esther. El cuento es un
guiño al anteriormente citado de Mercedes Abad, “Ligeros libertinajes
sabáticos” y, a ella va dedicado. Capone oyendo las súplicas de Esther
“Desvírgame, desvírgame, desvírgame...” (Bras: 106) y comprobar
que su amante ha abandonado la casa sin consolarla decide realizar él
la misión y se lanza sobre ella:
Entré por la empapada brecha de Esther […] arrancando a golpe de
pico, sobre la marcha, el repliegue membranoso que obturaba el
orificio. Y deslizándome acto seguido por en medio de aquellas
paredes carnívoras que me chupaban como sanguijuelas. (Bras: 107-
108)
436
Por último mencionaremos la formicofilia, una filia
especializada en el uso de animales de pequeñas dimensiones para
alcanzar la excitación sexual. Contamos con varios ejemplos, como el
del murciélago de Clarissa en Púrpura profundo:
De repente lo vi planear […] aterrizó en uno de los muslos de Clarissa
[…] el bicho se arrastró, trepó por su torso y se acercó a su pecho. Los
pezones de Clarissa eran redondos y duros, diminutos como frijoles.
Cumba puso su boquita allí y Clarissa sonrió como una madre
comprensiva. (Montero: 149) (Galactofilia)
437
438
Fotografía nº 46: Árbol de las parestesias
439
440
6. CONCLUSIONES: PRINCIPIO Y FIN DE LOS
PREMIOS “LA SONRISA VERTICAL”
441
viaje iniciático y un pulso sin tregua a los pudores del lector, un
periplo abonado de sorpresas, recodos peligrosos y muchas veces sin
retorno. (López Martínez: 56)
442
explaya en descripciones del acto sexual, sino más bien enfoca la
experiencia interior. Las autoras perciben la manipulación del factor
sexual como una de las causas primarias de la subyugación de la mujer, e
investigan su comportamiento, los mitos existentes y las posibles
soluciones. (Ciplijauskaite, 1988: 166)
443
sexismo con una naturalidad asumida y no adoptada, con la madurez
ideológica de igualdad, respeto y tolerancia; ideas establecidas,
supuestamente, por nuestra sociedad democrática actual, aunque no
siempre sean compartidas y menos aún valoradas en su justo valor.
Llámalo deseo plasma el proceso de madurez sexual de la joven
protagonista, Belén, y de sus coadyuvantes, personajes que enriquecen
su visión sobre el sexo y a la vez participan no solo de la evolución
erótica de Belén, sino también de la adecuación personal y social de
unas filias sexuales determinadas. Partiendo de unas protagonistas
femeninas, Sonia y Belén, La educación sentimental de la señorita
Sonia y Llámalo deseo establecen un círculo de personajes muy
reducido entre los que se establecen las distintas relaciones eróticas
que les conducen a interactuar, buscando, en el fondo, lo mismo: el
amor en el sexo. Sí, en ambas novelas las protagonistas utilizan el
erotismo, el sexo, como un camino en su búsqueda vital, y creen que
mediante este lograrán dar sentido a sus vidas. Quieren encontrar lo
que más desean, que en el fondo no es más que a ellas mismas. Son
personajes que se realizan como personas adultas, mujeres que
alcanzan su plenitud a través de las experiencias sexuales. El sexo es
presentado tanto por Constante como por Rodríguez del Corral como
método de aprendizaje, como si este fuera una asignatura más que el
individuo debe cursar en la vida, para conseguir tener una formación
completa y alcanzar, de esta manera, la madurez física y psíquica
necesaria para seguir viviendo.
Los veinticinco años que separan la publicación de ambas
novelas determinan cómo ha habido una perfecta adecuación del tema
erótico a la novela de corte convencional: mientras que en La
educación sentimental de la señorita Sonia se nos presentaba una
historia imprecisa en cuanto a la temporalidad del relato, jugando con
la idealización de una época histórica pasada, en Llámalo deseo nos
introducimos en la urbe, en las calles de nuestra propia ciudad: “El
puente de Triana parecía una Feria y nos desviamos para adentrarnos
en el oscuro y silencioso Paseo de la O” (Rodríguez: 122), en los
polideportivos, en las tiendas de moda, en los parques, en los sex-
444
shop. La idealización del erotismo se transforma en una realidad
cotidiana y cercana.
La contemporaneidad de esta novela nos acerca al curioso
mundo de los sex-shop: “era una frontera del anonimato. Los que
entraban allí lo hacían sin nombre, a hurtadillas, puerta de acceso a un
reino sumergido, oculto, poblado de descabelladas fantasías…”
(Rodríguez: 34). De entre las distintas mercancías que allí se exponen,
las variadas carátulas de las películas sirven a Rodríguez del Corral
para enumerar las filias más solicitadas por el público adepto a los
“tugurios del placer”: cintas de temática gay, lesbianas, travestis,
bestialismo o zoofilia, lluvia dorada, coprofilia, luchadoras de barro,
sadomasoquismo, sexo con embarazadas (maieusiofilia) y un largo
etcétera. El interés de Belén por las personas que acuden al sex-shop y
el gusto por las películas sadomasoquistas de Luis, el marido
discapacitado de Claudia, establecerán las dos líneas de acción de los
protagonistas, que se unirán dando lugar a un “ménage à trois”.
Las relaciones a tres bandas aparecen en las dos novelas, pero
con un importante cambio. Mientras que en La educación sentimental
de la señorita Sonia los componentes del trío eran dos hombres, el
capitán y el lacayo, junto a una mujer, Sonia; en Llámalo deseo los
protagonistas son dos mujeres, Belén y Claudia, junto a un hombre, el
marido de esta última, Luis. ¿Podemos entrever en las agrupaciones de
personajes los deseos ocultos de los escritores? ¿Por qué una novelista
presenta un trío formado por una mujer y dos hombres, y un escritor lo
conforma con un solo hombre y dos mujeres?
Susana Constante reafirma el poder sexual de Sonia a través del
citado “ménage à trois”. La joven ávida de placer recurre a sus dos
amantes, el capitán Alexei y el esclavo Nicolás, “tres cuerpos sin
precisa y definitiva identidad” (Constante: 73). En Alexei encuentra la
fuerza, la pasión viril, y de su esclavo obtiene la sumisión, la extrema
dulzura del masoquista. De esta relación tripartita, Sonia y el capitán
obtienen tan solo placer físico, alivian su sed de sexo tras el rechazo
que acaban de sufrir, pues Alexei ha sido rechazado por la condesa, y
Sonia por el hijo de esta, el joven Sebastián. Nicolás, por el contrario,
445
obtiene el conocimiento, la verdad y, a través de ellos, la renuncia a la
inocencia:
Yo, se dijo, soy el único que ha elegido. Yo sé de ellos todo lo
necesario, mientras que ellos nada conocen. […] Nicolás gozó por un
momento con la idea de su superioridad (o lo que él consideraba tal)
sin comprender que, si bien el pensamiento es, en cierta forma,
todopoderoso, lleva en sí la imperiosa necesidad de una renuncia.
(Constante: 74)
446
Hijo -articuló con claridad-, ¿me darás el gusto de confiarte a Sonia?
Ella te ama, lo cual -agregó suspirando- te hará bien. Pondrá las cosas
en su lugar, ¿comprendes? [...] Cultiva el trato con las señoras. Todo
eso no puede conducirte más que a tu bien. (Constante: 92)
447
catalogar como un tratamiento médico: ella quiere curar al joven
abstraído del mundo y atraído por las mujeres atadas o dormidas.
Belén descubrirá en la casa de Héctor que éste siente las mismas
inclinaciones que su padre y que también oculta su atracción por el
BDSM:
Un día, tendría yo unos doce años, antes de que mi padre se fuera de
casa, encontré en su biblioteca, disimulada en la carpeta donde
guardaba sus dibujos, una revista de mujeres atadas. Aquello me hizo
gracia, me pareció un juego ridículamente infantil, el modo en que los
hombres finalmente acaban jugando a las muñecas, pero me dio un
indicio de los profundos y pueriles misterios que guardaban los
adultos. (Rodríguez: 43-44)
448
experto y no de Belén, que sólo busca en él superar sus propios
miedos y salir de la relación como triunfadora, sin pensar en el
sufrimiento que puede ocasionar en el pusilánime joven:
Quería aprender y Héctor era una oportunidad, la posibilidad de una
lección en el libro de las enseñanzas de la vida, apenas entreabierto.
No le tenía miedo, me inspiraba compasión, la ternura que puede
sentirse por un monstruo desvalido. (Rodríguez: 45)
449
pueden permitir al individuo tener una vida íntima muy especial y
enriquecedora, incluso desviada, sin que esta le ocasione ningún
problema de aceptación social, pues “debes obedecer para sobrevivir
[…] y desobedecer para vivir, esto es, para buscar tu placer”
(Constante: 92). Esta idea se retoma en Llámalo deseo, donde los
personajes masculinos, Héctor, Luis y el padre de Belén, tienen ciertas
filias y desviaciones sexuales que desean ocultar, al no considerarlas
aceptadas o respetadas por la sociedad. Héctor “Ha limpiado la casa y
retirado el panel con sus bellas anestesiadas, procurando ocultar las
huellas de sus sucias manías. Le avergüenza que ella, tan natural,
descubra sus torcidos secretos” (Rodríguez: 86). El horrible accidente
que sufrió Luis redujo su matrimonio a una ordenada y estable
relación de puertas hacia fuera, pero con un gran deterioro en su vida
íntima, problema que se soluciona gracias al amor incondicional que
Claudia siente hacia su marido y el descubrimiento que hace del sexo
como potencia liberadora:
Tuvo que suceder todo aquello para que se enterara, y desde luego una
relación así era lo último que se habría esperado. Y no era compasión,
no lo hacía por él, ya no, lo hacía por ella misma. Participaba en sus
fantasías con furor de conversa. Como si compartir sus obscenos
secretos hubiera eliminado las restricciones que le impedían entregarse
por completo al placer. Claudia procuró agarrarse a lo que encontró
que pudiera mantener su vida en común, pero en el procesó descubrió
una parte de sí misma, tapada bajo el manto de las convenciones, que
la hacía disfrutar como nunca había disfrutado. (Rodríguez: 95-96)
450
rechazo: “En cuanto a los hombres, sé sobre ellos más de lo que
conviene a mi tranquilidad de espíritu, lo cual me parece suficiente”
(Constante: 128).
El bagaje cultural de ambos novelistas se aprecia a lo largo de
los relatos en forma de citas, alusiones culturales e incluso
expresiones en otras lenguas. Es curioso y reseñable que sea la
antigüedad clásica, la cultura greco-latina, es decir, la mitología y el
latín, las referencias culturales e idiomáticas utilizadas por nuestros
dos autores. En la obra de Constante, la necesidad de comunicación
entre Sonia y Sebastián les lleva a utilizar la lengua latina para
comprenderse. Una lengua muerta es, en este caso, capaz de dar vida a
una relación sexual con un alto grado de agresividad y otorgar
claridad a los difusos futuros de los dos personajes. La utilización del
latín por parte de Constante podría considerarse como un gesto de
forzada erudición, pero su uso queda en cierta medida justificado por
el hecho de que Sebastián, el joven abate, es un estudioso de esta
lengua, no solo por su amor a los clásicos: “Buenas tardes, abate.
Tienes ánimo para leer en latín, según veo - dijo Sonia, dejándose caer
en el diván y extendiendo su pequeña mano sobre el comienzo del
libro IV de La Eneida” (Constante: 80). También la doctrina cristiana,
sus textos y tradiciones justifican, en la ambigüedad temporal en la
que se sitúa la historia del relato, el dominio del latín por parte de
Sebastián. Sonia se verá forzada a recuperar sus conocimientos de la
lengua latina si quiere conquistar al joven, suave ironía que convierte
la conversación en un acto escandaloso, o incluso blasfemo, por usar
la lengua de la Iglesia para atraer sexualmente a un devoto feligrés que
guarda celoso su virginidad para entregársela a Dios: “- Ars longa,
vita breve - procurando, aún entonces, conducirlo a la idea de su
cuerpo que, palpitante y delicioso, ardía ante la afortunada conjunción
de la intimidad, la primavera y Sebastián” (Constante: 81).
En Llámalo deseo se utilizan de forma reiterativa las referencias
mitológicas. Rodríguez del Corral muestra su erudición al adaptar las
situaciones actuales a los mitos clásicos: “Modesta Ítaca, para tan
exaltada Odisea” (Rodríguez: 16).La psicología antropológica de la
451
mitología es utilizada de forma metafórica por el autor, que nos revive
los mitos a través de las distintas vicisitudes de sus personajes. Ya
hemos reproducido el fragmento en el que Belén se identifica con el
adivino ciego Tiresias, capaz de constatar, sentir y medir, en sí mismo,
el placer sexual del hombre y de la mujer; en otros casos se
mencionan animales fabulosos como las sirenas y las arpías: “El
entrenamiento de aquella sirena del bondage”; “Ha jugado con él,
cruel como una arpía” (Rodríguez: 21 y 141); los atributos y
cualidades de las divinidades olímpicas como Diana, cuando Belén se
identifica con una diosa salvaje, despiadada y misándrica: “Podría
perseguirnos en los bosques como Diana cazadora, abatiros con mis
flechas envenenadas con sarcasmos, castraros atados como potros con
las afiladas tijeras de mi inflexible lógica” (Rodríguez: 15);
enseñanzas morales como las del mito de Ícaro y Dédalo, donde Belén
se nos presenta como Dédalo, ingenioso artífice, creador de las alas
con las que escaparon él y su hijo del Laberinto de Creta y que
también - como Dédalo a su díscolo hijo Ícaro - habrá de enseñar a
usar: “A Héctor no lo veía como un igual, me consideraba superior a
él en todos los aspectos. Quizás por eso no me importaba prestarle
unas alas de cera y echarlo a volar” (Rodríguez: 66); y el mito de
Penélope, la resignada y fiel esposa de Odiseo, que teje y desteje el
sudario del rey Laertes, mientras espera el regreso de su esposo:
Gruesos hilos de agua trenzan y destrenzan en los cristales el cabello
de la lluvia. La imaginación también teje sus hilos en un manto de
fantasías que destejen las manos de Penélope del sueño, azul como las
aguas del río del olvido. (Rodríguez: 49)
452
acto sexual y, en otros casos, el amor, son un dulce morir, un sueño
eterno del que no deseamos despertar.
Las referencias artísticas y culturales se suceden a lo largo de las
dos novelas. Así, las menciones de escritores y obras. En La
educación sentimental de la señorita Sonia, Maeterlinck y su Tratado
sobre las abejas -“Si el señor Maeterlinck hubiera tenido ocasión de
pasearse por el parque y observar las evoluciones de los habitantes de
la casa, se hubiera creído en una colmena”- (Constante: 52), La
Eneida de Virgilio, Horacio…; en Llámalo deseo, por ejemplo,
Margueritte Duras, El burdel de las bellas durmientes, de Yasunari
Kawabata, el verso “un par de garras deslizándose por el fondo de
mares silenciosos” (Rodríguez: 172), de la Canción de amor de J.
Alfred Prufrock, de T. S. Eliot, entre otras.
En Llámalo deseo observamos un guiño a la cultura pop, pues se
mencionan los retratos de nadadores de David Hockney, los comics de
superheroínas (Super Woman, Sheena, Mujer Pantera, Supergirl,
Sonja y Vampirella), la publicidad y el mundo de la moda; en La
educación de la señorita Sonia aparece, difuminado en esa atmósfera
de incertidumbre espacio-temporal, el tema tan actual del culto al
cuerpo, del miedo a envejecer y de la necesidad de la cosmética para
contrarrestar los efectos de la edad: “La condesa preparó
maquinalmente las cremas y perfumes con los que se preparaba para
dormir. - Soy una vieja - monologó, mirándose en el espejo -, una
estúpida, inhábil, terrible anciana” (Constante: 92-93).
Susana Constante manifiesta una crítica evidente al matrimonio,
a la vez que un guiño a la mujer liberada, representada por Luisa: “la
condesa se había casado joven y, lo que es aún más atinado, había
enviudado joven […]. Era un ejemplo de buena suerte” (Constante:
42). En esta cita se evidencia cómo la mujer, obligada por las
circunstancias socio-históricas a casarse, solo puede salir beneficiada
del matrimonio si su esposo muere pronto, concediéndola así la
libertad, de la cual carece siendo soltera o casada. La tan apreciada
libertad lleva a la condesa a renunciar a la madura relación amorosa
que le propone el capitán Alexei, fiel admirador de la noble y con la
453
que desea comprometerse. Ante sus reiteradas propuestas amorosas,
ella siempre se niega; de hecho, la última, una petición de matrimonio,
es rechazada por carta, y en su respuesta ofrece la condesa una visión
muy pesimista del amor:
Haga usted de cuenta que he dejado de existir, querido, y ponga su
buena voluntad en otra parte. Ya tiene usted edad más que suficiente
para casarse, en eso lleva razón. Debería hacerlo. Sé que se espera de
usted que haga una elección cualquiera. La hija del general R. me
parece apropiada. Me han dicho que lo ama, o cree amarlo, lo que es
casi lo mismo a los efectos prácticos. (Constante: 128)
454
El papel de la familia durante la infancia y la adolescencia de
Sonia y Belén podrían tener cierta relevancia en la etapa de formación
de sus personalidades. Ambas tienen un padre con inclinaciones
sexuales especiales; mientras que el de Belén se deleita en la
contemplación de revistas ilustradas con mujeres atadas, lo que a ella
le resulta una actitud infantil, el progenitor de Sonia va más allá:
“había un padre diurno y había - sobre todo - un padre nocturno […].
El nocturno, en cambio, la visitaba en su cuarto - sigiloso y vacilante,
y su rostro imploraba, parecía a un tiempo pedir, y disculparse por
pedir” (Constante: 40). Haciendo un análisis más profundo desde el
punto de vista de la psicología de la protagonista, podría ser la
relación con su padre la causante de la aparente frivolidad de la joven
y sus problemas para buscar algo más que sexo en una relación
amorosa:
Sonia, dolorosamente impresionada, y también orgullosa de poseer -
ser la dueña - de algo digno de estima y sufrimiento, estaba dispuesta a
conceder lo que fuera para recuperar, al día siguiente, su papel de
espectadora de esa autoridad avasallante llamada Padre, Señor y Amo
nuestro. (Constante: 40)
455
su madre tampoco es feliz con la hija que tiene y quiere de ella más,
más de lo que ella misma es; sus otros potenciales, como su
inteligencia y su deportividad, no son, para ella, admirables:
Siempre se lamentaba de lo mucho que me parecía a mi padre. La
asombraba mi capacidad para el estudio, creo que la desconcertaba que
sacara notas tan extraordinarias y hubiera preferido que fueran buenas,
pero no tanto. Con mucho hubiera preferido una muñequita que un
coquito en casa. Pero lo que realmente la ponía fuera de juego, lo que
la sumía en el estupor era mi dedicación al deporte. (Rodríguez: 25)
456
arribado la literatura erótica actual. Ésta ha sufrido una decadencia
que ha puesto en riesgo su esencia y la ha llevado a convertirse en un
producto de mercado con claras intenciones lucrativas, perdiendo su
espontaneidad, habilidad artística e inspiración.
Berlanga, experto conocedor de la literatura y estética erótica,
evita la decadencia artística de su legado, situación a la que hemos
visto llegar a la actual supuesta “novela erótica comercial”, dando por
clausurados los Premios en 2004. Los motivos que esgrimió para dar
por terminada la interesante y fructífera concesión de premios ya nos
son conocidos y, han sido argumentados y justificados a lo largo de
este estudio, aún así cabe retomar las palabras literales:
1) La expresión literaria del erotismo ha ido gradualmente
asimilándose a la narrativa general y se ha integrado, de un modo
natural, en colecciones literarias no acotadas específicamente al género
erótico.
2) La mayoría de las obras premiadas en “La Sonrisa Vertical” han
recibido, salvo en contadas ocasiones, escasa atención por parte de la
Crítica, atención que actualmente ésta les dedicaría de haber sido
publicadas en colecciones no especializadas. (Más información en ref.
nº 4, cita a pie de pág. 91)
457
de nuestra condición biológica: el sexo es necesario, saludable y
placentero y, debido a esto, ha perdido el atractivo de lo prohibido.
Según Noelia Amarillo, exitosa escritora de romances eróticos:
En cualquier libro, del género que sea, hay erotismo. Más o menos
imaginativo, más o memos distendido, con más o menos páginas, pero
lo hay. Y de repente el erotismo, deja de ser un género en sí mismo
para convertirse en un aderezo más para todos los géneros… y claro,
ese “aislacionismo erótico” que hacía tan interesante a “La Sonrisa
Vertical” ahora aparece en todos los libros publicados… ya no es
misterioso ni prohibido, si no casual, normal y esperado. (Anexo VI)
458
mientras que Rodríguez del Corral parece haber concedido a su relato
un título al azar, más abstracto y genérico, por ejemplo…: Llámalo
deseo. ¿Podemos sentir que en la última novela galardonada con “La
Sonrisa Vertical” es menos importante el erotismo que la historia
contada? A partir de estas premisas y de las ya alegadas por García
Berlanga en la clausura de los premios se justifica el final, al menos
por el momento, de la concesión de los mismos tras veintiséis años de
reconocimiento a la literatura erótica española contemporánea. El final
de estos galardones puede significar el principio de una nueva actitud
hacia el erotismo, reacción positiva, siempre y cuando tengamos
presente que, para ser felices, debemos conocer la clave para que una
relación tenga éxito: “dos personas con la misma temperatura no se
dan ni frío ni calor.” (Rodríguez: 102)
El fin o punto y a parte de los Premios se comunica tras la
edición de 2004, año que queda desierto, de entre las obras
presentadas no se encuentra ninguna con el nivel adecuado a las
exigencias del jurado, será por tanto considerada como última obra
premiada en la Historia de los Premios, la que venimos revisando
hasta ahora en nuestra conclusión, Llámalo deseo. Rodríguez del
Corral consigue, como antes lo hicieran Almudena Grandes, José
María Álvarez, Irene González Frei, José Carlos Somoza y Abel
Pohulanik, entre otros, recrear una novela plena, dotada de una
estructura narrativa compleja, unos personajes que desnudan no sólo
sus cuerpos sino también su personalidad y, todo ello, con una entrega
exquisita, un estilo cuidado, adaptando a la perfección las escenas
dialogadas con el lirismo de la narración y, por último, mencionar la
acertada revisión erótica de distintas parafilias sexuales que se
incorporan a la trama del relato con gran destreza, sin parecer en
ningún momento una lista revisionista de tendencias sexuales.
Llámalo deseo es el perfecto broche de oro que ornamenta la
conclusión de los Premios “La Sonrisa Vertical”.
459
460
7. ANEXOS
461
ganadora. El dato requiere de aclaración pues se cita como año en el
que se inauguran estos premios el 1978, mientras aquí podremos
constatar que es en 1979 cuando la primera galardonada, Susana
Constante, consigue el reconocimiento. Seguidamente aparecen las
obras y autores galardonados, estas con el título definitivo, algunas de
ellas se presentaron al certamen con un título diferente como por
ejemplo la novela de Rodríguez del Corral: Hombres y mujeres somos,
hermanas mías, retitulada como Llámalo deseo.
La tercera casilla corresponde al concepto de pseudónimos, en
este caso debemos diferenciar los tres resultados. En el caso de Ofelia
Dràcs, éste se esconde un grupo de autores reconocidos, en el caso de
Kurt K., descubrimos al escurridizo Pedro de Silva que, a pesar que
querer pasar desapercibido, no lo consiguió y, por último, la anónima
Irene González Frei, que ha preferido mantener la duda sobre su
autoría, con la intención de mantenerse alejada del ente público. En
cuanto a las fechas de nacimiento y muerte, datos consecutivos,
observamos como el mayor de los autores es Vicente García Cervera
(1934) y el menor Joseph Bras (1962), éste, además, es junto a
Mercedes Abad, los autores más jóvenes galardonados, tan sólo
contaban con veinticinco años al conseguir el Premio LSV.
El sexo de los autores premiados es un tema interesante y ya
revisado en el estudio en páginas anteriores, sólo reiterar el bajo
número de autoras ganadoras, tan sólo seis de los veintidós
reconocimientos: Susana Constante, Mercedes Abad, Almudena
Grandes, Ana Rossetti, Irene González Frei y, Mayra Montero. En
cuanto a la nacionalidad los resultados son los esperados, quince
nombres españoles (contando a Ofèlia Dràcs como un solo miembro),
siete hispanoamericanos. También resulta curioso como dato el que
algunos de nuestros autores hayan sido reconocidos como tal con su
primera obra y que esta sea de género erótico. No podemos dejar de
mencionar el interés que debía despertar el erotismo en los autores
noveles que, como Almudena Grandes, entre otros, lo utilizan como
medio para entrar en el complejo y apasionante mundo de la literatura.
De hecho, algunos de los premiados han dedicado parte de su
462
trayectoria literaria a la estética del erotismo, como Vicente Muñoz
Puelles, Mercedes Abad, Ana Rossetti, José Mª Álvarez, Dante
Bertini, Luis Antonio de Villena y Mayra Montero.
Los datos sobre las obras y autores premiados se han ampliado
con la incorporación de los finalistas de cada una de las convocatorias,
en algunas más de uno, en otras ninguno e incluso, como curiosidad,
en la concesión del Premio LSV nº XVI, convocatoria que quedó
desierta, se dio a conocer la existencia de finalistas como es el caso de
Dante Bertini, que como el mismo nos cuenta en la entrevista que
mantuvimos con él, quedó sorprendido por tal decisión.
463
464
Año Título Autor Pseudónimo Edad Sexo Nacionalidad Novel Mas Finalista
incursiones
1983 DESIERTO
466
(1950) Cádiz * Montero
467
(1945) Gijón
2002 DESIERTO
2004 DESIERTO
468
7.2. Entrevistas
a) Premios literarios:
470
b) Literatura erótica
c) Preguntas particulares
471
472
7.2.1. ANEXO II: Entrevista a DANTE BERTINI
R:
Me cuesta generalizar porque no soy un escritor de carrera que espera
con ilusión y ansiedad un reconocimiento de su obra. Para mí el
premio significó un momento muy especial de mi vida, un momento
de crecimiento, cambio y plenitud, de gran felicidad. Quizás haya sido
un idilio pasajero, pero sin ninguna duda inolvidable.
En realidad El hombre de sus sueños no es mi primera novela. El año
anterior, 1992, con mi auténtica primera novela, Salvajes mimosas,
había quedado primer finalista del mismo Premio de Tusquets. Ahora,
viéndolo con la distancia que nos otorgan las dos décadas pasadas,
podría asegurar que este hecho sin gran difusión, menos importante a
nivel público, fue un inmenso e inesperado regalo de la vida. Como
nunca me consideré un escritor profesional –soy dibujante desde la
infancia y siempre me he ganado la vida dibujando o diseñando en
distintos campos de esta profesión- sentí como un inesperado desafío
ese segundo puesto y me propuse alcanzar el primero.
En ambas ocasiones presenté los libros bajo seudónimo, diferentes por
supuesto. Importaba poco la primera vez dado que hasta ese momento
nadie me conocía; algo más la segunda porque no quería influir de
ninguna manera en el jurado ni en la editorial, que ya había contratado
Salvajes mimosas para una edición futura sin fecha prevista.
Beatriz de Moura, Berlanga y Almudena Grandes habían coincidido
en decirme:
“Eres escritor, no lo dudes. Ahora tienes que decidir si realmente
quieres serlo”.
Decidí oír las críticas y consejos de un jurado tan cualificado como el
de la “Sonrisa Vertical”. Que mi primer libro mostraba los excesos
habituales de una primera novela era evidente, sobre todo porque no
había escrito mucho más que cartas informativas de mis andanzas
europeas a los amigos y familiares lejanos y algún poema
irrecuperable de amor adolescente.
473
También me explicaron que en Salvajes mimosas las relaciones
homosexuales masculinas tenían demasiado peso, que la emblemática
“Sonrisa Vertical” refería sobre todo al sexo femenino y que premiar a
un libro de temática básicamente gay no encajaba demasiado bien con
el espíritu de la Colección. Todo esto yo no lo había tenido en cuenta
al escribirla, sobre todo porque Salvajes mimosas nació de un sueño y
casi como un divertimento en un momento algo angustioso de
mudanzas y paro laboral.
Jamás pensé que a alguien se le podría ocurrir publicarla.
R:
Susana Constante, compatriota a la que nunca conocí y que era como
yo una exiliada político-social, inauguró un premio literario que no
existía en España.
No fue por casualidad. Según contaban en la editorial -creada y
dirigida por Beatriz de Moura, una mujer nacida en Brasil y de
educación liberal- cuando Berlanga les propuso el proyecto decidieron
llevarlo adelante porque supusieron que los escritores españoles,
después de tantos años de prohibiciones y censuras, tendrían
escondidas en sus cajones una inmensa cantidad de literatura erótica.
Según pudieron comprobar poco después no era así.
Por el contrario existía notable curiosidad entre los posibles
consumidores, ya que la transición y el destape llegaron al mismo
tiempo y en los kioscos de revista, junto a los distintos semanarios
políticos y a las infaltables revistas del corazón, ganaban cada vez más
espacio las publicaciones “sexis” y otras más abiertamente
pornográficas.
474
en 2004 su clausura, no así la colección de literatura erótica que
continúa hoy vigente. El argumento más revelador remitía a dudosa
calidad de las obras presentadas. ¿Qué cree que necesita una obra
erótica para ser reconocida por la crítica y los lectores? ¿Estaría
justificada en la actualidad la reapertura de los Premios? ¿Qué papel
juega la literatura erótica en el actual mundo editorial?
R:
El año siguiente a que yo fuera premiado por El hombre de sus
sueños, el premio se declaró desierto “por la baja calidad de las obras
presentadas”.
En Tusquets decían que me había tocado gozar de un doble reinado y
era verdad. Durante dos años tuve una amplia y extendida difusión en
los medios, a pesar de que a algunos de ellos los inquietaba tanto mi
presencia como el erotismo en cualquiera de sus vertientes. Invitado a
la Feria del Libro de Bruselas, no recuerdo si en el año 1993 o en el
1994, la directora de la escuela nacional de traductores se negó a
traducir mi libro porque lo consideró pornográfico.
Tampoco olvido que un presentador televisivo, poco antes de la
entrevista y fuera de cámara, me preguntó: “¿Por qué lo castigas tanto
al pobre tipo si se sabe que las mujeres son todas unas hijas de puta?”
Al menos en lo más evidente, los tiempos han cambiado. 20 años
después, en la muy publicitada y vendida Millennium de Stieg Larsson
hay una venganza femenina que parece calcada de la mía. Que yo
sepa, a nadie se le ocurrió decir algo parecido a lo que me dijo aquel
periodista de televisión fuera de cámaras.
Reconozco que en mis libros hay escenas muy explícitas, que se
supone traspasan los límites permitidos del erotismo para caer en lo
que suele llamarse pornografía.
No hay ninguna casualidad en esto. Dije alguna vez, y el entrañable
Berlanga lo recogió a su manera en algunas entrevistas, que el
erotismo era el sexo que se desarrollaba entre sábanas caras y en
camas de lujo, mientras que la pornografía sucedía en espacios menos
idílicos, más cotidianos y domésticos.
También, ante mis inevitables dudas, me aferré a una frase de Julio
Cortázar en la que hacía referencia a ciertas formas rebuscadas, cursis,
475
del lenguaje “medio pelo” argentino. Decía que no había “malas
palabras”, que todas nombraban alguna cosa que merecía ser
nombrada.
Cualquier obra actual, sea o no literaria, necesita sobre todo una gran
difusión. Cuanto más inversión publicitaria menos posibilidad de
fracaso. Y la literatura depende de una industria que como todas
necesita del éxito económico.
No sé si tendría sentido resucitar el Premio. Ahora el erotismo aparece
con mayor o menor desparpajo por todas partes y es casi imposible
obviar su presencia, aunque sería interesante que en medio de tanta
sangre derramada se dedicara un espacio a la sensualidad.
R:
Las sombras de Grey son publicitadas como una cumbre de la
literatura erótica. Creo que esto no es cierto, sin embargo hoy mismo
ninguna editorial marginaría o se negaría a contar en su catálogo con
un best-seller semejante, un libro que compran y del que hablan hasta
aquellos que no acostumbran a leer jamás.
En los años más gloriosos de la Sonrisa Vertical se sabía que sus
libros se consumían exclusivamente en la intimidad y muchos
confesaban que esto era así porque el color rosa tan característico de
sus portadas los avergonzaba, descubría públicamente su afección al
erotismo.
476
R:
Jamás me propuse hacer novela de género. Me senté a escribir porque
siempre, de una forma más o menos inconsciente, había deseado
hacerlo.
De esa audacia momentánea surgieron estas dos novelas en las que fui
descubriendo mi interés por la sexualidad, no sólo física, de la que ya
tenía conciencia, sino también por lo que ella tiene como materia
especulativa de inagotables posibilidades.
Con bastante asombro, aunque sin ningún temor, a medida que el
texto y los personajes se dejaban ver, se mostraban ante mí, su
supuesto creador, como en “realidad” eran, yo me iba descubriendo
como narrador. Mi trabajo fue permitirles crecer, dramatizarse,
posibilitar los encuentros, sin ponerle frenos a lo que sentía era su
natural desarrollo. Lo demás fue pura literatura... o al menos intentó
serlo. Nunca pretendí convertirme en un escritor de novelas eróticas.
El rótulo llegó desde afuera sin que nadie pidiera permiso para
adjudicármelo, y yo, que no tenía otras obras que sostuvieran una
definición distinta, me quedé con él sin protestar demasiado.
Gran parte de mis apariciones públicas no tuvieron como eje central el
erotismo.
Fui jurado de premios de cine comercial y nacionales de ilustración,
diserté como poeta y emigrado, concurrí a mesas redondas que
hablaban de psicoanálisis, discriminación y política. A medida que
pasa el tiempo voy tomando conciencia de que para mí era, más que
necesario, inevitable escribir lo que escribí.
Tal vez porque gracias a esa dura disciplina de apariencia inocente
pude desvelar algunas incógnitas sobre mi vida pasada, desarrollar con
más inteligencia la vida que me quedaba por vivir.
477
R:
No creo que en esencia nada haya cambiado demasiado. Hay más
tolerancia para que lo considerado marginal gane un espacio dentro de
la normalidad, pero me pregunto si esta pretendida apertura no
depende demasiado de las modas, el consumo, los intereses
económicos.
Como alguien dijo alguna vez refiriéndose a la nouvelle vague
francesa, “todas las olas son nuevas”. Y llegan unas tras otras,
podríamos agregar. Todas son nuevas, sí, aunque nunca resulten
demasiado diferentes a las anteriores.
También hay tsunamis que lo trastocan todo, pero para nuestra suerte
son poco habituales.
R:
Nunca lo pensé como un descenso a la locura, sí como una liberación
de sus deseos que rompe todos los esquemas sociales y enfrenta a la
protagonista a un mundo otro en el que, abandonado el papel de
víctima pasiva, deberá hacerse cargo hasta las últimas consecuencias
de sus decisiones.
478
7.2.2. ANEXO III: Entrevista a JOSÉ CARLOS SOMOZA
R:
Un poco de todo, pero también depende del momento profesional en
el que venga. Para autores que comienzan, es una puerta abierta hacia
el público que siempre es importante. Yo siempre los he visto como
oportunidades de acceder a un mayor número de lectores.
R:
En España la literatura de sello erótico fue mal entendida. Tuvo su
propio "boom" en los primeros años de postfranquismo, pero fue una
fama efímera y engañosa, ya que estaba basada en el principio de
afirmar: "¡Ahora también podemos leer eso en España!" Imagino a
todos los españoles que hacían colas en los cines de Perpiñán para ver
"El último tango en París" comprando libros de La Sonrisa Vertical y
disfrutando solo con el hecho de adquirirlos en su país. Si, además, la
colección venía avalada por un maestro como Berlanga, ya famoso
como gourmet del erotismo, pues mejor. Supongo que el no va más
fue concedérselo a una autora, debido al plus de morbo que sin duda
tenía entre nuestros lectores (sigue teniéndolo en cierto modo) que una
mujer escribiera sobre tal tema. Por supuesto, todo eso se desinfló
pasados los años y quedó como lo que realmente ha sido: una
literatura minoritaria para los aficionados al laberinto de la sexualidad.
En Francia, por ejemplo, esa minoría sigue manteniendo tales
colecciones. En España, por lo visto, éramos demasiado pocos.
479
3. Berlanga, director de los Premios concedidos por Tusquets, decidió
en 2004 su clausura, no así la colección de literatura erótica que
continúa hoy vigente. El argumento más revelador remitía a dudosa
calidad de las obras presentadas. ¿Qué cree que necesita una obra
erótica para ser reconocida por la crítica y los lectores? ¿Estaría
justificada en la actualidad la reapertura de los Premios?
R:
Ese argumento de "dudosa calidad" es, naturalmente, una excusa. Si
tuviéramos que clausurar cada premio literario que se otorga en este
país por la "dudosa calidad de las obras presentadas", probablemente
nos quedaríamos sin premios. Lo cierto es que, como he dicho, el
erotismo como sello no vendía en nuestro país. Curiosamente, sigue
vendiendo, y mucho, en cuanto le colocamos el disfraz de literatura
general.
R:
El tema erótico es uno de los temas clave de la literatura desde sus
inicios. Esto es así debido a que la conducta erótica es una de las más
complejas y elaboradas de los seres humanos, y, como tal, y bajo la
máscara de literatura amorosa o perversa, posee muchas posibilidades
literarias. Como digo, en España solo necesitaba despojarla del sello
de "erótico" para ser vendible. En el fondo, a la mayoría de los
lectores (incluso a los lectores de George Martin) les interesa el
erotismo y lo leen con fruición, siempre y cuando piensen que están
leyendo una novela de cualquier otra temática. Es decir: a diferencia
del género negro, que vende ya solo como género porque el sello es
ventajoso, el género erótico solo vende si viene disfrazado... y no en
pocas ocasiones viene disfrazado de género negro.
480
5. Literatura erótica rompe los moldes de la privacidad, es un
escaparate de filias, fobias, deseos marginales,… ¿Somos los lectores
de este género literario unos “sórdidos” voyeurs? ¿Qué papel juega
la literatura erótica en la era del ciber-sexo?
R:
Ser voyeur no tiene nada de sórdido, y en general ninguna parafilia es
sórdida ni "anormal" per se, ya que de ningún modo pueden
confundirse con las conductas delictivas ocasionadas por hacer daño a
otros, que pueden a veces derivarse de ejercer dichas parafilias de
manera deshonesta. Lo interesante y desafiante de la conducta erótica
es que supera cualquier clase de barrera o juicio moral. Y, además, es
generalizada. Se margina a quienes la exhiben de puertas para afuera,
tan solo. Pero de puertas para adentro, en nuestra intimidad, todos
tenemos una muy compleja red de conductas eróticas, las
manifestemos o no. Hoy día, la relación virtual ha provocado que esto
se haga bien patente. Lo que antes no se realizaba por temor a esa
"marginación" se hace cada vez más en el inmenso teatro de lo virtual.
Y no es difícil pronosticar que ese será el futuro de la relación erótica
verdaderamente libre.
R:
Como ya he dicho, el público quiere consumir literatura erótica sin
sentir que busca precisamente eso. Al menos, así ocurre en España.
Ignoro si ese fenómeno puede extenderse a otros países.
481
7. Héctor, Lázaro-Blanca, Verónica y Elisa son nombres con un claro
valor simbólico ¿cómo han influido en la personalidad de los
personajes, o han sido así nombrados por los rasgos de sus
conductas?
R:
En muchas de mis novelas los nombres son simbólicos. Clara
en Clara y la penumbra, o Diana Blanco, el cebo de El cebo, por
ejemplo, poseen una resonancia simbólica evidente. En el caso
de Silencio de Blanca, título que por cierto considero, sin ninguna
modestia, como el mejor que he puesto a una novela, es un símbolo
doble: su "blancura" viene también acompañada del silencio y de la
música ("blanca" es, como se sabe, una específica nota musical de
duración determinada). Por lo tanto, el "Silencio de Blanca", que es
también una expresión típica de la notación musical, es asimismo la
conducta de este misterioso personaje.
R:
Soy un melómano obsesivo, y gran parte de las ideas que se me
ocurren cristalizan en mi oído a través de una música sugerente.
Chopin era el músico apropiado para escribir Silencio de Blanca,
aunque no puedo decir por qué. Solo pido que se escuche su primer
Nocturno, y quizá se obtenga la respuesta.
482
R:
Héctor no está loco, tan solo es un artista. Los artistas se cansan
pronto de vivir entre la mediocridad, pero la necesitan, porque creo
que el sentido de rebelión (fundamental en todo artista y toda obra de
arte) florece mejor en el caldo de cultivo de lo mediocre. De modo que
el único límite que Héctor traspasa es el límite de lo mediocre.
R:
Son ideas fundamentales para el erotismo. Y ello debido a lo que antes
mencionaba como conductas "de puertas adentro". Estamos
enseñados, entrenados, para frustrar nuestras elaboradas conductas
eróticas una y otra vez, mostrando solo aquellas aprobadas por la
sociedad. A ello se une que, como tales conductas personales y
elaboradas, muy pocas veces se manifiestan junto a otros, que quizá
no las compartan. Por lo tanto, la así llamada "vida sexual" se
convierte en algo puramente instintivo, repetitivo, sin más alicientes
que el impulso efímero. El erotismo en sus múltiples vertientes indaga
en la profundidad y complejidad de tales conductas, y es lógico que
todo aquello que nos recuerde que somos otros dentro de nosotros
(espejos, búsquedas de nuestro yo real, nuestra identidad) sean temas
clave en la literatura erótica.
483
484
7.2.3. ANEXO IV: Entrevista a ABEL POHULANIK
R:
Para mí, todo eso. Pero en primer lugar, no creo en la inocencia ni en
las excusas de quienes afirman que se presentan a un premio por amor
a la literatura. Lo hacemos porque queremos abrirnos paso en un
mundo tan difícil como el editorial, porque nos atrae la dotación
económica y porque creemos que nuestro trabajo puede gustar y nos
haremos famosos y queridos. Tenemos deseos de trascender a través
de un texto nuestro, y además ganar dinero. Y luego, en el caso de La
Sonrisa Vertical (LSV), es un honor, especialmente por la jerarquía de
la editorial que lo patrocinaba, las personalidades que integraron el
jurado y el prestigio del premio a nivel nacional e internacional.
En cuanto a la responsabilidad es un tema que tiene algunas
ambigüedades y que, según el caso, puede convertirse en una carga.
Un premio de esta jerarquía te pone un verdadero listón al que
intentarás superar. Pero como todo premio también tiene su lado
subjetivo (el del jurado) que nunca será el mismo que el de otras
editoriales -o el de la propia auspiciante del premio- cuando se trata de
seleccionar un título para sus otras colecciones. Sirve, sí, de carta de
presentación, pero no es que te abra puertas de par en par. Somos
muchos (me incluyo en el lote) los que no fuimos mucho más lejos
que ese premio, a pesar de haber hecho otras publicaciones.
Un premio es un momento de absoluta dicha. Lo disfruté muchísimo y
durante bastante tiempo. Vale la pena recordarlo así, porque
justamente la felicidad no consta en un currículum sino en tu historia
íntima.
485
R:
La respuesta es esa: fue un acto más de la gente que hizo esa
Transición. Pero además creo que hay dos aspectos relevantes. El
primero es que se trata de un premio gestado en Barcelona, que estaba
a la vanguardia de la cultura contestataria española; y además al calor
de algunos integrantes de la célebre gauche divine, para la que es de
suponer que la representación literaria y plástica del erotismo fue una
manera más de romper con la moralina reinante. El hecho de su
misma extracción alto-burguesa les proveía del necesario aura de
intocables; posiblemente en otros lugares de la España de entonces el
proyecto habría tenido más resistencias. El segundo aspecto es que,
desde sus inicios, la cabeza visible de LSV fue don Luis Berlanga,
quien ya llevaba tiempo fustigando al establishment, y la editorial
contó atinadamente con esa fama, pero además (y principalmente) por
el hecho de que fue un profundo y erudito conocedor del erotismo en
todas sus manifestaciones.
Por si fuera poco, al premiar a una mujer, el previsible “escándalo” de
los moralistas iba a ser mayor, y por ende a correr paralelo al
entusiasmo de los lectores. En todas las épocas, un hombre pudo
exhibir sus erotomanías con mucha más libertad que una mujer. Y en
este caso fue una escritora de Argentina, un país que ya llevaba
tiempo tolerando que el erotismo se infiltrase en la literatura.
R:
Mucho antes de 2004, la misma Beatriz de Moura comentó que Luis
Berlanga era LSV y viceversa, y que mientras él estuviese al frente de
la colección (y del premio) no se plantearían cancelarlos. En ese
486
momento era presumible que, en el caso de que Berlanga no estuviese,
podría ocurrir tal extremo, de modo que personalmente no me extrañó
que finalmente eso ocurriera. Yo mismo estuve entre los finalistas de
una de las convocatorias en que el premio se declaró desierto por los
motivos que mencionas. Aún conservo el fallo (reproduzco su parte
final):
“A ningún jurado -y menos a ninguna editorial- le complace
declarar desierto un premio que ha ido afianzando su prestigio
en una ya larga trayectoria de 16 años. No obstante, a pesar de
haber encontrado algunos manuscritos interesantes, la mayoría
del jurado ha considerado que ninguno reúne las condiciones
que exige el género que caracteriza La Sonrisa Vertical”
487
que no encuentro resumen más escueto ni adecuado. Diría, además,
que puesto que el erotismo es cultural, el imaginario en este sentido
depende justamente de los lineamientos culturales de cada época, por
lo que en los últimos tiempos hemos asistido a una progresiva
aceleración en cuanto a los modelos y las formas que dibujan nuestros
objetos de deseo. Por ello, salvo contadas excepciones, es muy difícil
que actualmente sean los lectores quienes decidan el éxito de una
novela; escasea la crítica independiente y son las grandes firmas
editoriales las que deciden en última instancia qué es lo que
“necesitan” los lectores, y no lo contrario.
No obstante (y por suerte) la narrativa erótica no deja de ser un
género, con sus propias leyes y adictos, por lo que es previsible que de
vez en cuando alguna joya se escape de las férreas leyes del mercado
y cobre vuelo propio.
Finalmente, salvo su innegable olfato editorial, ignoro las estrategias
empresariales de Tusquets, de modo que me resulta imposible
justificar (o no) la reapertura del Premio LSV, más aún cuando a pesar
de mantener su línea editorial, pertenece ahora a la órbita de Planeta.
Personalmente me encantaría, aunque sea por aquilatar por dónde
circulan en este momento los lúbricos fantasmas del erotismo.
R:
Es una buena pregunta porque abarca el proceso creativo personal, por
una parte, y la pretensión de gustar a los lectores, por la otra. Te voy a
responder exclusivamente desde mi punto de vista personal; los
hechizos y atracciones del hecho literario en general y del erótico en
particular son temas que corresponden a los estudiosos del tema. En
mi caso, la inclinación por la narrativa erótica tuvo un origen más bien
extraño y acaso divertido. Uno de los varios trabajos por los que
488
deambulé recién llegado a España fue como “negrito” para una
editorial porno especializada en sadomasoquismo. En ese entonces se
vendía bien y pagaban muy bien, de modo que me lancé alegremente a
escribir novelitas de noventa folios, cuentos y textos para cómics,
siempre de la misma temática y ateniéndome rigurosamente a los
argumentos que me facilitaba la empresa. Supongo que el “hechizo”
comenzó allí, entre la coerción de un texto por encargo y el creciente
deseo de escribirlos de forma más libre y refinada; en otras palabras,
pasar de la pornografía al erotismo. El siguiente trabajo fue de
camarero y cocinero, durante seis años. Fue una época intensa y plena
de experiencias, y de allí nació mi primera novela erótica que aunaba
(nada menos) gastronomía, erotismo, humor, música… y algo de
suspense. Una verdadera ensaladilla. No me fue mal, ya que resulté
finalista del XV Premio LSV (con La musa ardiente, 1993); al año
siguiente ocurrió lo mismo con La voz cantante (fue el XVI, que se
declaró desierto). Con semejante gusanillo, esperé un par de años y
volvía a presentarme con La Cinta de Escher, que finalmente se hizo
con el XIX premio. Después de ello no volví a incursionar en la
narrativa erótica, aunque en 2005 publiqué la del año 93, muy
reformada y bajo el título de Encantada de no haberte cocinado (está
en Amazon).
Sobre la segunda parte de la pregunta: ¿qué deseo despertar en los
lectores? Tengo claro que en la época actual nadie saldrá transfigurado
tras la lectura de una novela erótica. Quizá, en el momento de su
edición, obras como las de D.H. Lawrence o Anaïs Nin pudieron
resultar revulsivas, pero en la que me ha tocado definitivamente no.
Como mucho, como dijo Beatriz de Moura, provocar“erecciones y
humedades”. De todos modos, está claro que escribí esos textos preso
de un fuerte impulso erótico y sensual; esas sensaciones y
descripciones debían resultarme atractivas en primer lugar a mí, como
primer lector de mi propia obra, y por esa vía gustar a sus receptores.
Una escritura tan cercana a mis emociones, a mis propios fantasmas,
desde luego no podía ser absolutamente objetiva o cerebral. Aún así,
la conciencia de que escribes para ser leído te obliga a la búsqueda de
recursos que “sintonicen” con las emociones y deseos del lector, y
además que despierten su curiosidad por la trama, que lo inciten a
489
seguir leyendo y a interesarse por los personajes, sin que sus
peripecias se limiten a una sucesión de encuentros sexuales y nada
más. Creo que es una de las tantas diferencias entre lo pornográfico y
lo erótico
Desconozco los motivos por los cuales la (buena) literatura erótica
está relegada a esos márgenes, ni siquiera si lo está. Tampoco tengo
información de las colecciones o sellos que cultivan este género. Mi
opinión personal es que buena parte de la fuerza motivadora del
erotismo descansa en la imagen, en su innato poder de sugestión, muy
por encima del resto de los sentidos. Puesto que vivimos en una
cultura basada en el poder de la imagen, es evidente que la literatura
ha perdido mucho terreno. No obstante, la fotografía erótica (muchas
veces acompañada de magníficos textos) cubre desde hace mucho
tiempo buena parte de esa ausencia, a lo que deberíamos agregar una
larga lista de excelentes creadores de cómics de temática erótica, así
como pintores, ilustradores y dibujantes. En todos ellos nunca falta un
texto que los fundamenta, ya sea literario o ensayístico; en muchos de
ellos, además, se rescatan de forma fragmentaria los mejores ejemplos
de la literatura erótica. Dos ejemplos al hilo: Eros el precioso libro de
fotografías y textos recopilados por Linda Ferrer y Jane Lahr
(Evergreen/Taschen, 1997) y el fabuloso catálogo de la Exposición
“Jardín de Eros” que se realizó en Barcelona (Palau de la Virreina,
1999).
R:
Un voyeur no tiene por qué ser sórdido. Es una filia, como tantas.
Cualquier novela más o menos intimista o romántica es una especie de
ventana por la que los lectores espiamos la vida, las pasiones y en
algunos casos hasta los deseos inconfesables de los personajes,
llegando incluso a conocer lo que él no sabe de sí mismo, en el caso
490
de la novela psicológica. Lo que hace la narrativa erótica es limitar el
campo de observación a los placeres del cuerpo, a las motivaciones y
preámbulos del acto sexual. Existen novelas donde lo erótico es
episódico, y otras donde lo erótico se adueña de la trama, la conduce.
Tanto el escritor como el lector eligen, respectivamente, qué desean
mostrar y qué desean “espiar”.
Y desde luego que ese deseo de “leer” lo erótico ha perdido terreno
frente a la posibilidad cercana e inmediata de “verlo” (e incluso
experimentarlo) a través del cibersexo. Lo erótico está cada vez más al
alcance de todos y en todas sus manifestaciones; me parece lógico que
esa realidad incuestionable reste atractivo a la literatura, a la palabra
que describe, para dárselo a la imagen, cuyo poderío es también
incuestionable. El cibersexo insertó un erotismo cómodo, barato,
multiforme, y con un marco de privacidad inimaginable hasta
entonces. A veces pensé lo mucho que ganarían las películas porno, e
incluso el cibersexo, si fueran acompañadas por un buen texto erótico,
pero eso es harina (o polvo) de otro costal.
R:
Como te respondí antes, esta novela fue mi tercer intento en el Premio
LSV, que además estuvo precedida por un período de
aproximadamente un año y medio de inmersión en la narrativa
dirigida a los amantes del porno sadomasoquista (además de mi
incursión en el mundo de la gastronomía). En resumen, tenía muchas
ganas de crear un texto potente tanto en la trama como en la vertiente
erótica, aunque tuve muy claro que la primera iba a primar sobre la
segunda. Mi proyecto global fue muy simple: quería escribir un
thriller sobre las andanzas de un gigoló envuelto en algún asunto
escabroso (inicialmente no tuve claro cuál sería el mismo). Puesto que
para aspirar al premio debía describir minuciosamente sus encuentros
491
sexuales, tuve claro que, en el caso de no lograr el galardón (o bien
que la editorial no quisiera publicarlo), me quedase el recurso de
despojar el texto de esas escenas eróticas (o al menos quitarles el
detallismo), de modo que me quedase una novela igualmente
atractiva. En síntesis, mi opción fue la de escribir una novela con una
intriga muy marcada y con un cierto número de episodios eróticos
apetecibles para todos los gustos. En este sentido, el gigoló me daba la
oportunidad de integrar escenas homo y heterosexuales.
El mundo de M.C. Escher me ha fascinado desde siempre, pero en los
primeros esbozos ni siquiera lo había tenido en cuenta. El chispazo -
que verdaderamente tuvo todo el carácter de una inspiración que me
absorbió por completo- vino durante una visita a una espléndida
exposición sobre el artista que se presentó en Madrid, y que por cierto
está incluida como episodio en la novela. Esa tarde regresé al hotel
“en estado de gracia”, como suele decirse. Lo tenía todo en la cabeza
y en una hora de entusiasmada escritura tuve perfilado el argumento
básico de La Cinta… Lo siguiente fue sumergirme de lleno en la obra
de Escher, y mientras más la estudiaba, mejor se iban encajando en
ella las peripecias de los personajes. Los juegos de espejos, las
simetrías, los mundos infinitos, las metamorfosis, las geometrías
imposibles… muchos de los temas presentes en la obra de este autor
me brindaron motivos más que suficientes para encontrarles un
reflejo, una resonancia, en la trama de la novela, al punto de situar
parte de su historia real dentro de la misma ficción. Fueron realmente
unos meses de trabajo intenso y feliz. “Pura alegría”, como define tan
bien mi admirado Antonio Muñoz Molina al acto de escribir.
R:
Los márgenes no sólo son cada vez más difusos sino que dependen
del momento y, especialmente, de los usuarios. Creo que actualmente
hay una enorme elasticidad en los límites entre la “mostración” pura y
dura del acto sexual y el regodeo en otros aspectos previos y
492
colaterales. La misma calificación es, para mí, algo que poco a poco
dejará de existir en las sociedades permeables al cambio, y seguirá
teniendo la misma carga de interdicción en las culturas más
enquistadas. Lo pornográfico ha ido perdiendo esa carga peyorativa
que le dábamos al término, en el que muchas veces se lo asociaba a lo
“obsceno”, es decir desagradable por lo ofensivo y escandaloso.
Es inocultable que tanto para los creadores como para los
degustadores, lo pornográfico tiene siempre su parte erótica, en tanto
que el erotismo puede llegar a prescindir de lo pornográfico, es decir
de la visión explícita de un acto sexual. Pero ambas son
manifestaciones de la cultura que revelan muchos de los aspectos que
la conforman: educación, arte, publicidad, mass-media, religión,
política, niveles sociales…
Personalmente estoy a favor de que las personas se desprendan de la
enorme carga de prejuicios que han impuesto las religiones sobre todo
lo que signifique el goce hedonista del cuerpo. La experiencia nos dice
que la interdicción es el principal motor del erotismo, pero también de
lo pornográfico. Mientras más seamos capaces de disfrutar de una
sexualidad feliz y sin censuras, más pronto desaparecerán las
distinciones entre uno y otro.
Desde esta perspectiva de normalización, sería lógico que en el futuro
lo narrativa erótica se haya diluido en la narrativa en general y que no
tenga que ser buscada en una estantería diferente. Resulta ilustrativo
(supongo que tú misma lo habrás comprobado) que en algunas
bibliotecas subsista esta separación, mientras que en otras
simplemente se incluye entre las obras de ficción. En el caso de los
libros de la colección LSV esto último es un hecho.
493
R:
Creo que existen personas y textos mucho más idóneos para contestar
a esta pregunta; incluso porque, como sabrás, el término queer tiene
su propio debate establecido.
Hablar de “inmersión” en el mundo LGTB sería muy pretencioso por
mi parte y el único trabajo de campo realmente intenso que hice para
la novela fue el relacionado con la obra de Escher. En cuanto a los
clichés de comportamiento, tuve la enorme satisfacción de recibir un
cariñoso mensaje del colectivo de transexuales de Barcelona en el que
me agradecían el respeto y la deferencia con los que había tratado el
tema. Para mí fue un auténtico premiazo!
Finalmente quisiera aportar algo más respecto del colectivo LGTB y
su relación con el mundo de la narrativa erótica. Existe una diferencia
abismal entre lo que puedes encontrar sobre el tema en una librería
convencional, incluso en las más grandes, y lo que hallarás en una
especializada en LGTB. Si aparentemente en la primera, como
afirmas, el tema parece estar marginado, en las segundas ocupa
estanterías enteras, incluyendo las mesas de novedades. El erotismo
sigue allí muy presente en textos de última hornada, además de en
excelentes ensayos, lujosos volúmenes de los mejores fotógrafos,
pintores e ilustradores; cómics de brillante factura, vídeos, películas,
pósters y todo tipo de merchandising. Y por si fuera poco, el erotismo
LGTB mantiene una fuerte industria que abarca desde la ropa interior
hasta esa gama inabarcable de productos que puedes encontrar en
cualquier sex-shop bien surtido. Quien pretenda vaticinar el declive de
la industria erótica no tiene más que darse una vuelta por estos sitios y
algunas librerías especializadas para darse cuenta del error.
494
R:
La elección del punto de vista del narrador/gigoló fue una de las cosas
que tuve claras desde el principio, ya que me permitió gestar escenas
eróticas para todos los gustos, algo que creo que fue una importante
baza para la decisión del jurado. Y además, por razones que te
explicaré enseguida, tuve la suerte de conocer a un par de trabajadores
reales de la prostitución masculina, quienes me aportaron una serie de
inestimables ideas. Como apunté antes, durante mi período de
“negrito” para una editorial sadomaso, uno de sus proyectos
inacabados fue la de poner en circulación algo parecido a las antiguas
fotonovelas, aunque basadas, claro está, en esa temática. Ignoro por
qué finalmente no lo concretaron, pero como “guionista” (es un decir)
estuve presente en el casting y en varias sesiones de fotografía en las
que hice amistad con los actores, cuatro de los cuales, dos chicas y dos
chicos, venían del mundo de las pasarelas y la publicidad, pero cuando
el trabajo escaseaba se dedicaban a la prostitución de alto standing.
Por supuesto eran gente extremadamente guapa y muy cuidada con la
que tuvimos largas charlas sin yo sospechar, en ese entonces, que
acabaría sirviéndome de sus opiniones, anécdotas y puntos de vista
para La Cinta de Escher. Comprenderás ahora que la sesión de fotos
del personaje que incluyo en la novela tiene mucho de real…
R:
Te agradezco enormemente esta apreciación. Somos lo que
escribimos, de modo que al hacerlo está en nosotros todo lo que
debemos al mundo del arte, que en mi caso no es poco ni suficiente.
Personalmente no puedo evitar que en un texto mío afloren, cuando el
tema lo permite, toda esa multiplicidad de referencias y
495
entrecruzamientos que me va dejando ese universo tan querido y en
perpetuo cambio.
Es algo que, como atinadamente me señalaron en su momento Beatriz
de Moura y Ana Esteban, la excelente editora y correctora del texto,
puede llegar a interferir cuando optas por una voz narradora en
primera persona. El innominado gigoló de La Cinta murmura su
visión de la historia con un lenguaje y una óptica que a primera vista
podrían ser impropias de un trabajador del sexo. Coincidimos en ello e
insertamos las correcciones que justificaran, de forma más explícita
que en el original, la presencia en el texto de todas esas referencias a
las artes que citas en tu pregunta. De todos modos, y al hilo de lo que
mencioné en la respuesta anterior, especialmente uno de mis
“modelos” para la construcción del personaje era un tipo tirando a
maduro de maneras exquisitas y de evidente cultura, al que tuve la
suerte, bastante tiempo después, de volver a encontrar y obsequiar un
ejemplar de mi novela. No supe más de él ni de si se vio reflejado en
esas páginas.
Siguiendo con tu pregunta, reitero que mi pretensión fue precisamente
la de lograr una trama sólida en donde las escenas eróticas no fueran
gratuitas ni interfirieran en ella sino todo lo contrario, que se
insertaran con normalidad y permitieran el avance de la intriga. Y
puesto que el erotismo es un hecho cultural, es lógico que en él
confluyan todo tipo de influjos artísticos, algo fácilmente
comprobable a lo largo de la Historia del Arte en general y del Arte
Erótico en particular. En el extremo opuesto, en el deseo de que en la
mostración explícita de la sexualidad no haya nada más que eso, es
donde sí podríamos situar a la pornografía, pero puesto que mi
pretensión era, precisamente, la de mantenerme en el terreno del
erotismo, resulta lógica esa interrelación de las artes a que haces
referencia.
496
7.2.4. ANEXO V: Entrevista a LUIS ANTONIO DE VILLENA
R:
Lo habitual seria decir que es un honor pero en realidad es un aliciente
literario porque en los premios, no todos, pero sí en la mayoría, el
editor busca al autor. El autor, en numerosos casos no se presenta sin
ser previamente alentado por el editor. Sería, por lo tanto, un poco
fatuo pensar que es un honor puesto que en realidad sabes que lo vas a
conseguir: el editor te ha pedido que te presentes. Eso ocurre por una
razón, en muchos premios literarios se presentan autores nuevos y si
los libros no son muy llamativos o no van a vender mucho el editor
pierde y éste, para evitarlo suele pedírselo a un autor que ya es
conocido y con éxito, le sugiere que si ese premio le tienta y si tiene
algún libro que tenga que ver con el motivo del premio, lo presente.
En mi caso el Premio LSV, fue así y para mí fue un honor, pero en ese
momento era más un aliciente económico porque además el año que
me lo dieron a mí, subieron la cuantía monetaria. El premio LSV no
era un premio muy alto, de hecho podemos considerar que era un poco
pobre, pero como ya le he comentado el año que me lo concedieron a
mí se duplicó su cuantía, adquiriendo así más consistencia. El proceso
fue el siguiente, yo tenia dos novelas cortas que quería publicar unidas
pues estaban relacionadas con formas del amor masculino, desde lo
masculino, y hablé con el editor, ya fallecido, de Tusquets, Tony
López Lamadrid, para publicar el libro. Le comenté si le interesaba, y
él me dijo que sí; tras leerlo me comentó que como era un tema muy
erótico quedaría muy bien en el PSV, y me dijo: “si te parece bien lo
presento al premio”; a lo que asentí y así hicimos, ambos nos
beneficiamos de ello.
497
un premio de literatura erótica en plena Transición? y ¿qué se
otorgará a una mujer?
R:
Que lo recibiese una mujer me parece normal. Al no haberlo leído no
puedo juzgar, mas supongo que el hecho de que fuera una mujer,
acentuaba la libertad erótica que en ese momento se buscaba.
Recuerdo que Jaime Gil de Biedma, uno de los jurados de los
Premios, me comentó que, en un principio, los premios LSV tuvieron
un sentido que luego perdieron; en la Transición se buscaba Libertad
con mayúscula y un premio erótico era muy importante. La libertad
sexual, la libertad de poder hablar de sexo sin cortapisas era muy
importante, y partiendo de estas ideas se creó la Colección LSV.
Posteriormente su continuidad no hizo falta porque cualquier
colección publicaba libros eróticos y se podían encontrar en otras
colecciones. La existencia de una colección únicamente erótica tenía
cada vez menos sentido y eso es lo que terminó con el Premio. En su
momento fue necesario pero dejó de serlo al incorporarse la literatura
erótica en otras colecciones.
R:
Hay muchos tipos de lectores. Dentro de los lectores de novela
erótica, hay algunos que van buscando el erotismo solamente, es decir,
y, por decirlo de una manera más explicita, que la lectura les ponga
calientes, que al leer esa literatura sientan el erotismo en sus propios
cuerpos, en sus nervios, en su propia sensibilidad. Hay otros lectores
que buscan, a pesar del tema erótico -que está ahí-, la bienhechura
literaria.
Yo siempre he buscado al escribir, escribir bien, con calidad, que
primase el estilo y la eficacia literaria, la buena literatura y luego, en
este caso en el que se trata de dos novelas eróticas, que en verdad
fueran eróticas, como creo que lo son.
498
4. En la actualidad, la literatura erótica, excepto la edulcorada o
también llamada erotismo para mamás, está relegada a unos cauces
editoriales marginales por la propia industria literaria, ¿a qué puede
deberse?, ¿es una cuestión económica, social, educativa,…?
R:
Como ya he comentado, en primer lugar, lo erótico pasó a ser un tema
de conquista, sobre todo en la Transición. El poder hablar del erotismo
era una conquista de las libertades, era una conquista de los nuevos
tiempos, era algo importante. Luego se pudo hablar de erotismo en
cualquier lugar, lo que acabó con las colecciones específicamente
eróticas pues se podía publicar erótico en cualquier colección. En la
actualidad, el público, la sociedad actual, es más represiva que la
sociedad de los años 80, o incluso 90. La sociedad está más reprimida,
y no es que las leyes sean mas represivas (se puede publicar un libro
erótico perfectamente) es que hay un público y un ambiente general en
el mundo occidental, que ha retrocedido bastante respecto al uso de las
libertades individuales. Ese retroceso ha hecho que el publico sea más
timorato a la hora de acercarse al erotismo -le asuste un poco el
erotismo- y, pueda pensar, que ciertas descripciones eróticas se
acercan al mal gusto. Curiosamente, cuestiones que estaban superadas
han vuelto y eso ha hecho que haya poca literatura erótica y que la que
hay llame menos la atención. Además del inconveniente de que ésta
no se encuentra en un único sitio, está dispersa en muchas colecciones
que pueden no tener literatura erótica específica. Es muy frecuente
que una novela sin ser erótica, tenga, páginas de un erotismo muy
subido, partes eróticas muy evidentes.
R:
Quizá los lectores que iban buscando en la literatura erótica solo sexo
y no buscaban literatura, se hayan ido retirando porque el sexo lo
499
pueden encontrar ahora e internet. A esto hay que añadir un problema
mayor y es que demás internet todavía no es un negocio editorial, es
todo lo contrario, la piratería en la red ha hecho mucho daño a la
literatura. En internet el sexo da mucho dinero, y eso hace que los que
vayan buscándolo acudan a la red, y si lo buscasen en la literatura ésta
debería de ser muy explícita, muy fuerte y, hoy, no existe esa
tendencia a escribir libros esencialmente eróticos, sino a incorporarlo
en 20 páginas de las 200 que puede tener una novela.
R:
Lo que está muy presente en mi obra es la sensualidad, más que el
sexo, salvo en El mal mundo, que se hizo con voluntad esencialmente
erótica y algunas otras cosas, que no superan el 20% de mi obra. En el
ensayo El libro de las perversiones intenté mostrar con cierta
normalidad las llamadas perversiones, llamadas ahora parafilias, y ver
hasta qué punto tienen una parte perfectamente asumible por una
sociedad libre y moderada. Sin embargo, sexo en mi obra hay en
cuanto a actos eróticos específicos, pero lo que más se encuentra es
mucha sensualidad, descripción de cuerpos desnudos, de su belleza,
dando prioridad al elemento sensual o sensitivo.
R:
Yo no he tenido influencias directas de la literatura erótica, sí he leído
literatura erótica, naturalmente y algunas como el Satiricón de
500
Petronio, que leí de joven, me influyó para hacer una novela que se
llama La nave de los Muchachos griegos que es un homenaje a
Petronio, en ella relato de forma muy personal la vida de Petronio. He
leído libros eróticos que no me han gustado mucho, por ejemplo el
Marqués de Sade, que a mí me pareció más un motivo de estudio que
un motivo de entretenimiento literario, considero que su excesivo
erotismo se hace muy denso. He leído también los libros de Herry
Miller, los leí con gusto, cuando era joven, hace ya muchos años, pero
no encontré excesivo placer en lo estrictamente sexual. Me gusta más
la sensualidad, la insinuación y la provocación que la explicitud, que
al final resulta un poco reiterativa, limitándose a cinco cosas, mientras
que el mundo de la sensualidad es mucho más rico en matices y ofrece
más posibilidades de hacer literatura.
R:
Este relato es un recuerdo colegial de mi propia experiencia, pero es
un recuerdo falso; es verdad en la medida de que parto de una amistad
con un compañero, pero yo luego me invento que pasan unas cosas en
un campamento en la montaña, que no ocurrieron nunca. Es decir, yo
parto de la base de un elemento real que era una amistad entre dos
chicos de bachillerato de entonces, y a partir de ahí hago una
invención de lo que hubiera pasado, lo que probablemente yo hubiera
querido que pasara, porque dada la circunstancia de la época no pasó,
inventándome el relato, pero no así el punto de partida.
501
R:
El cambio social ha sido muy grande. En la época franquista el poder
lo tenía, no ya el franquismo, como institución política, sino la iglesia
católica. La iglesia católica era muy cerrada, enormemente cerrada, yo
he estudiado en un colegio religioso y le puedo asegurar por mi
experiencia que el mundo católico era cerrado, anticuado, vetusto y
por eso cuando salías del colegio no querías saber nada de curas.
Supongo que a las chicas, -entonces los colegios eran separados-, les
ocurriría lo mismo con las monjas. Las chicas sufrían más represión
que los chicos, porque cualquier cosa que hicieran estaba mal visto. Si
una chica daba un beso a un chico y no llevaban saliendo al menos 15
días, esa chica era ya una “puta”. Naturalmente, cuando llega la
Transición, ellas, como todos los demás, emprendimos un camino a la
liberación y como era normal llegó la época del destape, las revistas
estaban llenas de desnudos, los había hasta en periódicos de fútbol.
Esas chicas formalitas que había entonces, podían ser el estereotipo de
“las señoritas”. Las señoritas debían tener un comportamiento
especial, educado, con un cierto tipo de vocabulario, con una actitud
determinada…Yo, ahora, suelo decir que las señoritas han
desaparecido, ya no hay señoritas, la mayoría de las chicas jóvenes no
se comportan así. Actualmente, las jóvenes copian el modo de actuar
de los chicos, es decir, curiosamente, en el momento que tanto se
habla del feminismo, las mujeres, las jóvenes, se han vuelto machistas,
es decir, copian los modelos de conducta de los hombres, de forma
que, las chicas y los chicos se parecen y, la gente de mi edad ya no
consideramos que sean señoritas, sino uno más. A ésta apreciación
hay que añadir que usan un tipo de vocabulario por el que no pueden
ser señoritas. Por ejemplo yo he oído a una chica mirando al chico que
le gustaba: “Está de bueno que te cagas”, y si una chica dice eso, es
que no es una señorita. El “modus vivendi” de una señorita no
prescribe ese tipo de frases o esa manera de hablar, ella tenía un modo
de hablar y de comportarse que las chicas actuales han dinamitado. Se
puede decir que en este momento no hay señoritas, no sé si es bueno o
malo, sé que las jóvenes se comportan como los chicos y eso les lleva
a no ser respetadas, pudiendo conducir a activar actitudes de rechazo.
Algo ha pasado en esta mezcla de papeles donde la mujer quiere tener
502
el mismo que el hombre, un papel copiado del hombre lo que hace que
éste la vea como otro hombre, sólo que con sexo diferente.
R:
El primer relato se podía entender más fácilmente, porque es algo que
ya había pasado y se conocía, amistades particulares entre alumnos en
colegios o en los internados. Hechos que eran algo corrientes, pero
tapados. Ahora bien, que la gente supiera las relaciones sexuales que
pudiera haber en un mundo tan cerrado como en el de la prostitución
masculina, eso lo sabía muy poca gente. Quizá el encanto de ese
relato, a parte de la sexualidad en sí, era narrar un mundo que para la
mayoría era muy desconocido. En todo el libro no hay nunca
homosexualidad, todos los protagonistas se consideran heterosexuales,
pero por unas circunstancias de la vida tienen relaciones
homosexuales, a pesar de ello, no se consideran gays. Eso es lo que le
daba a “El mal mundo” y al libro en conjunto, una sensación un poco
especial, que trataba de relaciones homosexuales entre hombres que
no se habían planteado la sexualidad homosexual.
R:
Si, evidentemente, es una forma de erotismo, es una forma de
acentuarlo cuando al travestirse y adoptar una actitud de mujer, hay un
ingrediente erótico más. El vestirse de mujer, sin ser un travesti, pede
redoblar el atractivo sexual que es de lo que se trata, excitar más.
503
504
7.2.5. ANEXO VI: Entrevista a NOELIA AMARILLO
R:
Que tenía razón. Hace un par de décadas el erotismo era casi
imposible de encontrar en cualquier novela que no fuera propiamente
erótica. Sí, los protagonistas de las novelas se daban besos, se iban a la
cama y por supuesto, follaban. Pero todo eso lo hacían en la
imaginación del lector, porque en la novela lo que sucedía era que se
metían en la cama y se acababa el capitulo. Por supuesto el siguiente
capítulo ya era “la mañana siguiente”. Rebuscando mucho se podían
encontrar novelas románticas con escenas un poco más subidas de
tono (no mucho más, no te vayas a pensar), pero no era algo habitual.
Y fuera de la novela romántica autores como Irving Wallace eran los
más atrevidos, y aún así sugerían más que narraban. Para leer erotismo
(ojo, solo erotismo, no romanticismo), solo podías acudir a la Sonrisa
Vertical. Y, de repente en los ochenta, llega un señor llamado Ken
Follet que escribe libros, ¡bestellers con miles de ventas mundiales!,
en los que la gente folla. Y nos cuenta como lo hacen, de hecho, hasta
lo describe. Gráficamente. Y todo el mundo se queda ojiplático.
Alguien ha tenido el atrevimiento de decir polla y joder en un libro, y
no ha pasado nada. Al contrario, ¡es genial! Y luego llega a nuestro
país El Clan del Oso Cavernario (Jean M. Auel), y ahí nos hacen los
ojos chiribitas porque es literatura seria, histórica, en la que se pasan
el día echando polvos… y con una imaginación brutal. El erotismo ya
no está escondido en las páginas de libros prohibidos, ¡qué va!, ahora
sale a la luz. Incluso lo podemos leer en libros de Stephen King. En
cualquier libro, del género que sea, hay erotismo. Más o menos
imaginativo, más o memos distendido, con más o menos páginas, pero
lo hay. Y de repente el erotismo, deja de ser un género en sí mismo
505
para convertirse en un aderezo más para todos los géneros… y claro,
ese “aislacionismo erótico” que hacía tan interesante a La Sonrisa
Vertical ahora aparece en todos los libros publicados… ya no es
misterioso ni prohibido, si no casual, normal y esperado.
R:
Erotismo - pornografía = ¿Qué tienen que ver las churras con las
merinas? Pues lo mismo tiene que ver el erotismo con la pornografía:
nada.
Novela erótica – novela rosa = la combinación perfecta, una novela en
la que priman los sentimientos no puede estar completa sin el
erotismo, que es al fin y al cabo la extrapolación de los sentimientos al
plano físico.
Sexo – Amor = Puede haber sexo sin amor, pero sin embargo no tengo
tan claro que pueda existir el amor sin sexo…
R:
El mundo editorial en España (y me atrevo a decir en el mundo
entero) ha cambiado muchísimo. Antes necesitabas una editorial para
darte a conocer, para publicar tu libro… o eso, o arriesgar tu dinero y
currar como una loca para autopublicarte un libro. Ahora ya no es
necesario hacer una gran inversión económica para darte a conocer.
Existen un montón de plataformas desde las que publicar y darte a
conocer (Amazon, Wattap, foros, blogs). Todo es más sencillo, pero
no menos trabajoso. Pero, si le pones muchas ganas y te esfuerzas
mucho, puedes salir adelante poco a poco.
506
4. Hablando de Internet, eres una autora muy prolífica, ¿15 títulos en
5 años?, eres mujer trabajadora, madre, esposa,...y además sacas
tiempo para llevar un blog y participar en foros, tertulias,
conferencias,... super-woman del siglo XXI ¿Cómo eres capaz?
R:
Todo se reduce a dos palabras: organización y ganas.
Tengo mis días super organizados en horarios para que me dé tiempo
a todo sin perder nada de lo que me gusta hacer. Y, sobre todo, tengo
muchas, muchas ganas de escribir, pues sin esas ganas, daría igual
cualquier organización.
R:
Odio los límites, y literatura de mujeres para mujeres me suena a
límite, y de los cutres. ¿De mujeres para mujeres? ¿Y dónde queda el
resto del mundo? Además, ¿por qué es para mujeres? ¿Qué hace que
un tipo de literatura sea para hombres o mujeres? ¿Y cuál sería la
literatura de hombres para hombres? No sé, veo el concepto de lo más
absurdo.
R:
Que es una de las mejores estrategias de marketing jamás creada.
Molesta a las mujeres, divierte a los hombres, despierta expectación y
todo el mundo, comprará el libro.
507
R:
Es sobre todo un reconocimiento a mi trabajo. Muchos de esos
premios son entregados por blogs y revistas del género, lo que los
hace más importantes para mí, pues significa que son los lectores
quienes me los dan, y eso es como decirme: “vamos Noe, sigue
esforzándote, nos encanta leerte”.
R:
No pretendo mostrar mi compromiso social con ninguno de mis libros,
eso es algo íntimo y personal que solo depende de cada cual.
Todos esos temas que has mencionado salen en mis libros porque
están ahí. Son problemas y circunstancias que se dan día a día en
nuestras vidas, y me niego a obviarlas o hacerlas desaparecer en mis
novelas. Me gusta la vida real, con sus luces y sus sombras, con sus
mil variantes y sus desafíos imposibles. Creo fervientemente que no se
puede mostrar la belleza del mundo sin mostrar a la vez la fealdad, es
la segunda la que hace hermosa a la primera.
R:
Creo que las editoriales sí publican literatura erótica, de hecho, ahora
es lo que vende. Dentro de unos años tal vez se publiqué con menos
abundancia que ahora, pero se seguirá publicando. Es un género que
508
gusta y que se vende bien. En cuanto a su futuro, no sé lo que ocurrirá,
lo siento, no soy pitonisa. Y en lo referente a las alternativas, siempre
las hay, solo hay que saber dónde buscarlas.
509
510
7.3. ANEXO VII: Corpus fotográfico
511
Patrocinio que está siendo masturbada por Luis González Bravo,
primer ministro”, pp. 254-255 (66)
Nº2: Las colecciones sicalípticas (75)
Nº3: Umbral y compañía (80)
Nº4: Sexo lúbrico (90)
Nº5: Medias de rejilla y ligueros (104)
Nº6: Al calor de los Premios “La Sonrisa Vertical” (136)
Nº7: Detalle faja del Premio “La Sonrisa Vertical” (137)
Nº8: Detalle de la cubierta frontal y trasera (139)
Nº9: Detalle trasera (143)
Nº10: Finalista La última noche que pasé contigo (152)
Nº11: Finalista Entre todas las mujeres (152)
Nº12: Tacita a tacita me premio (153)
Nº13: Fuente: Fotografía de elaboración propia a partir de la
cubierta frontal de la novela La educación sentimental de la
señorita Sonia (155)
Nº14: Diez manzanitas tiene el manzano (159)
Nº15: Anacaona (169)
Nº16: Fuente: Fotografía de elaboración propia a partir de la
cubierta frontal de la novela Fritzcollage (177)
Nº17: Tres días/Tres noches (183)
Nº18: Las cartas de Saguia-el-Hamra. Tánger (189)
Nº19: Ligeros libertinajes sabático (201)
Nª20: El bajel de las vaginas voraginosas (209)
Nº21: Esposa del Dr. Thorne (215)
Nº22: La edades de Lulú (227)
512
Nº23: Pubis del vello rojo (227)
Nº24: Alevosías (233)
Nº25: La esclava instruida (245)
Nº26: El hombre de sus sueños (251)
Nº27: Tu nombre escrito en el agua (257)
Nº28: Silencio de Blanca (263)
Nº29: La Cinta de Escher (271)
Nº30: Kurt (279)
Nº31: El mal mundo (285)
Nº32: Púrpura profundo (291)
Nº33: Espera ponte así (295)
Nº34: Llámalo deseo (301)
Nº35: Barrio Rojo (324)
Nº36: Sex Shop: EROTIC PALACE (327)
Nº37: Ahora mando yo (334)
Nº38: Soy como quiero ser (340)
Nº39: Transexual entrenando (342)
Nº40: Delirium (344)
Nº41: Ponte peluca (381)
Nº42: Escena sadomasoquista (412)
Nº43: Cronofilia exhibicionista en el balcón (418)
Nº44: Con tacones y a lo loco (422)
Nº45: Los pecados de la carne (424)
Nº46: El árbol de las parestesias (Fritzcollage) (439)
513
514
8.- BIBLIOGRAFÍA
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