.ESTADO - UNITARIO - Y - AUTONOMIA Analisis para Constitucion de 2008
.ESTADO - UNITARIO - Y - AUTONOMIA Analisis para Constitucion de 2008
.ESTADO - UNITARIO - Y - AUTONOMIA Analisis para Constitucion de 2008
Por otro lado, la legitimidad del Estado depende de la capacidad del sistema político
institucional para absorber o canalizar demandas sociales. Cuanto mayor es la capacidad
de este sistema para incluir demandas sociales, mayor es su poder para generar
identificaciones ideológicas y políticas de aquellos sujetos sociales que las formulan. El
sistema político es tanto más legítimo y estable cuanto mas inclusivo es el mismo. La
frontera simbólicoimaginaria del sistema político está formada por aquellos sectores
sociales cuyas demandas no encuentran respuesta en el mismo. Este es el borde a partir
del cual se forman los excluidos, la oposición antisistema.
De acuerdo con esto, la actual crisis institucional del Estado ecuatoriano puede ser
entendida como una consecuencia de la escasa apertura relativa del sistema político a
las demandas sociales, lo que se ha traducido en la formación de movimientos sociales
antisistema; de todo tipo, de derecha y de izquierda. El regionalismo y la demanda de
descentralización es uno de esos movimientos sociales y políticos, particularmente
importante por la fuerza política que tiene Guayaquil y la región de la cual forma parte.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mencionada demanda no es exclusiva de
Guayaquil y de la provincia del Guayas, sino que la misma también está presente en
Manabí y en cantones y provincias de la sierra, en los cuales la población indígena
conjuga sus demandas étnicas con la demanda de descentralización. La
descentralización es una demanda transversal.
Por otro lado, también debe tenerse en cuenta como antecedente y contexto del proyecto
de constitución, el hecho de que la Asamblea Constituyente que lo elaboró así como el
actual gobierno ecuatoriano son el resultado de un amplio y profundo movimiento
democrático ciudadano, de oposición a las elites políticas y económicas que dirigieron
el Estado ecuatoriano durante los últimos 26 años, aproximadamente. La demanda
política que articuló este movimiento es la demanda de una democracia participativa,
que establezca los mecanismos institucionales necesarios para que la ciudadanía pueda
controlar a sus representantes.
Estos son los primeros elementos de juicio mínimos necesarios para analizar el texto del
proyecto de constitución elaborado en Montecristi. A continuación resumimos las
disposiciones más importantes del mismo con respecto a la formación de regiones y
gobiernos autónomos.
1
Remito a la Constitución Española y a los Estatutos de Autonomía de Cataluña, el País Vasco y
Valencia y a la Constitución Federal de la Confederación Suiza.
2
Proyecto de la Nueva Constitución, Título V, en www.asambleaconstituyente.gov.ec
adecuadamente representada en los diferentes niveles de gobierno político. La población
rural también tiene representantes en el consejo provincial, que serán elegidos entre los
presidentes de las juntas parroquiales.
Por otro lado, el proyecto establece las decisivas competencias de los gobiernos
regionales. Se reconoce a los gobiernos autónomos 9 competencias exclusivas:
planificar el desarrollo regional, gestionar el ordenamiento de las cuencas hidrográficas,
planificar y controlar el tránsito, el transporte y el sistema vial en la región; determinar
la política de investigación e innovación del conocimiento; fomentar las actividades
productivas regionales y la seguridad alimentaria en la región y gestionar la cooperación
internacional para el cumplimiento de sus competencias.
Las competencias de los gobiernos autónomos son obligatorias y progresivas, para las
provincias que decidan constituirse en regiones autónomas. El texto del proyecto
también habla de competencia concur rente entre las regiones autónomas y el Estado
central, pero no la define.
Una vez resumido el articulado que nos interesa, podemos preguntarnos si el proyecto
crea instituciones políticas que democratizan el Estado ecuatoriano, y si la formación de
regiones y gobiernos autónomos, tal como está planteada en el proyecto, cumple con la
demanda de descentralización del Estado. Es necesario preguntarse si el texto en
cuestión puede generar las identificaciones necesarias para legitimar y estabilizar a
mediano plazo las nuevas instituciones políticas que pretende crear.
A continuación haremos dos tipos de observaciones: por una parte, nos referiremos a
las instituciones políticas de gobierno regional descentralizado; por otra parte, haremos
observaciones al concepto de región y a aquellas disposiciones del proyecto de
constitución que, indirecta o implícitamente, tienen relación con los conceptos de región
y de desarrollo. Como veremos, esta segunda categoría de observaciones está
fuertemente relacionada no solo con las instituciones políticas que pretende crear el
proyecto sino al mismo tiempo con las competencias que el proyecto les reconoce a los
gobiernos y regiones autónomas.
Desde este punto de vista, se puede decir que el proyecto de constitución no crea todas
las instituciones políticas de un gobierno autónomo. En el texto no se establece un
parlamento regional ni un poder judicial de la región. Las facultades legislativas se
ejercen desde el gobierno regional, con lo cual no hay, a nivel regional, separación entre
el poder legislativo y ejecutivo. Por supuesto, no hay elección de miembros del poder
legislativo regional, puesto que este no existe.
Por lo tanto, las instituciones del poder político regional son limitadas, a pesar de que el
texto del proyecto dice que los gobiernos autónomos gozarán de autonomía política.
La democracia política con división de poderes queda así limitada al Estado nacional.
En los estados autonómicos esto no es así4. Estos se caracterizan por tener dos niveles
diferentes de gobierno político: el estado central y los gobiernos autónomos de las
3
Ibíd., Capítulo Cuarto, Sección Segunda.
4
Mario Caciagli, Regiones en Europa, Tirand Lo Blanch, Valencia, 2006.
regiones, los cuales cuentan con un sistema propio de instituciones políticas
democráticas con división de poderes, cuyos representantes son de elección popular. 5.
Por otra parte, el proyecto de constitución limita también las competencias de los
gobiernos autónomos descentralizados de las regiones. Esto ocurre especialmente
porque el mencionado proyecto no diferencia entre competencias exclusivas,
competencias compartidas y competencias ejecutivas. El texto en mención habla de
competencia concurrente, pero no se la define. En los estados federales y en España, los
gobiernos autonómicos no solo tienen competencias exclusivas, sino también
competencias compartidas con el estado central. Esto significa que en esos estados las
regiones y los gobiernos autónomos tienen un abanico mucho más amplio de
competencias, que determina un nivel mucho mas profundo de descentralización del
poder político y de la administración del Estado.
La consecuencia es que las regiones y los gobier nos autonómicos no tienen ninguna
participación en áreas que son decisivas par a el desar r ollo político, cultural y
económico social de la r egión.
5
Eliseo Ajá, El Estado Autonómico, Alianza Editorial, Madrid, 1999.
6
No pueden ser r adicalmente eliminadas por que esto equivaldr ía a eliminar la difer encia entr e los
dos niveles de dirección política, nacional y regional.
7
Ver Ley Orgánica 6/2006 de 19 de Julio, de reforma del Estatuto Autonómico de Cataluña.
El proyecto de Montecristi señala que cada región autónoma tendrá su propio estatuto,
pero si el proyecto es aprobado en referéndum, las competencias que se podrán
establecer en el Estatuto solo podrán ser especificaciones de aquellas que ya estableció
la Asamblea Constituyente. De esta manera, el proyecto ya establece los límites dentro
de los cuales puede crearse el Estatuto de la región autonómica.
Muchos de los estados federales son estados plurinacionales. Los ejemplos de Suiza y
España son muy claros al respecto. Son estados en los cuales conviven pueblos que
poseen una cultura e instituciones propias por medio de las cuales regulan su vida. En el
caso del Ecuador ocurre lo mismo. La década pasada la irrupción del movimiento
indígena en el escenario político nacional como una fuerza decisiva, acabó con la idea
de un Estado y una cultura nacional homogénea. La constitución vigente y el proyecto
de Montecristi lo reconocen: el Estado ecuatoriano es un estado multicultural y
plurinacional. Mas aún, el proyecto de Montecristi dice expresamente que las regiones y
gobiernos autónomos se establecen como una forma de preservar la cultura y los
derechos de los grupos étnicos. Pero el texto en cuestión oscila entre la afirmación de la
diversidad cultural y nacional y la afirmación del Estado unitario.
Por una parte, al sistema político regional le falta la institución política – el parlamento
regional – que canalice las demandas sociales. La falta de una instancia legislativa
independiente en la región va acompañada de las limitadas competencias del gobierno
regional. La consecuencia es que este último difícilmente puede atender y procesar
demandas sociales dentro del territorio de manera adecuada, pues no se ha creado el
sistema institucional necesario para tal cosa. Dadas las limitadas competencias del
gobierno regional, difícilmente se puede decir que el mismo puede dirigir el desarrollo
de la región.
Ahora bien, en el caso ecuatoriano, la economía de las futuras regiones será sobretodo
una economía rur al. Esto obedece al hecho de que la economía rural y el sector
primario son muy importantes en la economía nacional. La agricultura ampliada del
Ecuador representa, aproximadamente, el 30% del PIB. Las regiones son sistemas
económicos formados por medio de cadenas productivas que las atraviesan y que
desembocan en los principales centros urbanos de la región – las principales ciudades –
que son los mercados principales. Las ciudades son en el Ecuador centros comerciales y
centros políticos administrativos. En el Ecuador no hay ciudades industriales
propiamente dichas, aunque Cuenca y Ambato tengan un desarrollo industrial
comparativamente más alto que otras. Esto significa que las principales ciudades del
país deben ser vistas como parte de sistemas económicos regionales.
Pero, además, significa que una estrategia de desarrollo regional – y nacional – debe
darle prioridad al sector agropecuario y rural y a la minería, porque la competitividad de
la economía nacional y regional depende de este sector. En el sector rural se producen
los bienes de consumo y los insumos industriales que se venden o se exportan por los
mercados de las principales ciudades de las diferentes provincias que se integrarán en
regiones. Por lo tanto, la estrategia de desarrollo regional requiere de un enfoque de
cadenas productivas y debe atender la economía rural como una prioridad, porque en
este sector radican las mayores oportunidades de las regiones y del país.
Pero esto también es válido para el sistema político y administrativo regional. Las
instituciones políticas de desarrollo regional y local – los consejos cantonales,
provinciales y regionales – necesitan formas de representación política y competencias
adecuadas para que el sector rural pueda expresarse políticamente y, de esta manera,
construir una política regional centrada en el mismo. Como ya lo dijimos, si no se
adecua la estructura política a lo que realmente es la composición de la economía
ecuatoriana, seguiremos teniendo un estado que representa sobretodo a la población
urbana. El proyecto de constitución da un paso importante en esta dirección – al
reconocer mayor representatividad al sector rural en los niveles cantonales, provinciales
y regionales – pero se queda corto en la determinación de las competencias.
La constitución política de 1998 vigente, es un texto que, junto con las leyes de régimen
provincial y municipal, tienen un clar o sesgo urbano. El municipio ecuatoriano es
actualmente una institución diseñada para atender las demandas de la población urbana,
no de la población rural. Esto es así, a pesar de que la inmensa mayoría de los
cantones del Ecuador son cantones rurales. Los municipios realizan inver siones en
infraestructura urbana, pero la mayoría de la población del cantón está asentada
en el ár ea rural y es población pobre. La conclusión es que el municipio no apoya
al sector mas pobre que es, además, el que encier ra posibilidades competitivas.
Basta consultar la información del SIISE y del MAGAP sobre educación y salud,
servicio de energía eléctrica, educación agropecuaria, telefonía, asistencia técnica,
sistemas de crédito, sistemas de riego y drenaje, asistencia técnica, etc. para comprobar
8
Las principales cadenas productivas de la región son banano, cacao, café arroz, maíz, soja, pescado,
camarón, azúcar. Ver, Rafael Guerrero, Guayaquil y la Región, Guayaquil, 2008, de próxima publicación
con CAAP, Quito.
que los servicios del Estado están claramente sesgados hacia los centros urbanos.
El Estado ecuatoriano es un estado urbano.
La conclusión que hay que extraer es que el Estado ecuatoriano no cuenta con
estructuras políticas y administrativas adecuadas para impulsar el desarrollo de la
economía agropecuaria y rural de las regiones y del país. Pero el proyecto de
constitución elaborado en Montecristi tampoco propone cambios en las competencias de
la junta parroquial, del municipio y del consejo provincial para volverlos funcionales al
desarrollo del sector rural de la economía ecuatoriana y de las regiones.
Algo similar se debe decir de las juntas parroquiales. Estas son instituciones políticas
muy importantes, que despertaron grandes expectativas en la población rural, pero sus
competencias no están adecuadamente determinadas. Las juntas parroquiales podrían
tener competencias estrictamente políticas, ligadas a formas de consulta y participación
ciudadanas a nivel de parroquia, pero esto no está determinado en el proyecto. Además,
para que tengan independencia de los municipios y consejos provinciales deben estar
adecuadamente financiadas.
Lo anterior nos permite hacer algunas observaciones mas sobre las competencias de los
gobiernos regionales descentralizados. El desarrollo regional tiene como una de sus
condiciones necesarias el hecho de que el gobierno regional impulse y oriente la
economía de la región. Decididamente, el consejo regional necesita competencias
compartidas en áreas como creación de infraestructura productiva, educación, salud,
agricultura, pesca, industria, comercio, creación y generación de instituciones
financieras como cooperativas de ahorro y crédito; capacidad para desarrollar un
sistema regional de investigación, producción y transferencia de tecnología, apoyo al
desarrollo de la industria turística y comercio exterior. Deben existir competencias
exclusivas en campos como la inscripción y regulación de organizaciones sociales, que
son necesariamente parte del soporte que necesita el gobierno regional y el proyecto de
desarrollo regional.
9
Vicente Albornoz, Gobierno Central, Autonomías y Finanzas Provinciales, CORDES, Quito, 2000.
Si el gobierno regional no tiene estas competencias, carece de los instrumentos
necesarios para dirigir la región. Las competencias que le reconoce el proyecto de
Montecristi son necesarias pero insuficientes. La planificación del desarrollo es
insuficiente si no se cuenta con las herramientas necesarias para ejecutarlo.
Conclusiones.
10
Se entiende por estado unitario un tipo de estado que solo posee un nivel gobierno político, el gobierno
central con división de poderes y elección popular de los representantes del poder legislativo y ejecutivo.
Eliseo Ajá, El Estado Autonómico, Alianza Madrid, 1999.
Esto últimos tipos de estado se forman allí donde existen diferencias étnicas y
regionales importantes. El conflicto regional en el Ecuador atraviesa la historia política
nacional. Construir un estado es producir una universalidad en la cual se puedan
identificar las particularidades. Pero esta universalidad solo puede ser el producto de la
articulación de la diversidad.