Lopez Jordán
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DEL NORDESTE
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FOLIA HISTORICA DEL NORDESTE
EQUIPO EDITORIAL
La revista Folia Histórica del Nordeste se encuentra en los siguientes índices y catálogos internacionales:
Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas. Catálogo Latindex. Latbook. UNIRED. Handbook of Latin
American Studies, Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). Online Catalogs of Library of
Congress, University of California, University of Texas, University of Florida, University of Berkeley, University of
Pittsburgh.
24
FOLIA HISTORICA
DEL NORDESTE
ISSN 0325-8238
Resistencia, Chaco - Diciembre 2015
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS
INSTITUTO DE HISTORIA - FACULTAD DE HUMANIDADES
CONICET - UNNE
FOLIA HISTORICA
DEL NORDESTE
24
ÍNDICE
NOTA EDITORIAL
Nota editorial 5
ARTÍCULOS
Mónica Alabart
Gauchos, Montoneras y Caudillos: una interpretación a través de la
historieta El Chumbiao, de Fermín Chávez y Juan Arancio 9
Mariana A. Pérez
Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la
subordinación y la autonomía (1862-1867) 33
Liliana M. Brezzo
Introducción93
DOCUMENTOS Y NOTAS
Susana O. Bandieri
La Patagonia en clave regional: un camino posible para una
historiografía renovada 179
Sandra Fernández
La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina 187
BIBLIOGRAFÍA
María L. Buompadre
Bibliografía referida al Nordeste 2014 – 2015 203
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
NOTA EDITORIAL
Equipo editorial
5
Artículos
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 9-32
Mónica Alabart*
Resumen
El Chumbiao es una historieta cuyo guión fue escrito por el historiador Fermín Chávez con dibujos
de Juan Arancio, que apareció en Clarín en enero de 1967 y narra las aventuras de Gerónimo Romero, un
gaucho matrero jordanista. Este artículo analiza cómo en el marco de un registro no académico como el de
la tira El Chumbiao que ficcionaliza un momento de la historia argentina del siglo XIX, paradójicamente
los autores construyen una representación de la participación de los sectores populares, los gauchos, que
integraban las montoneras federales, superadora de las miradas clásicas del propio revisionismo y se
emparenta con perspectivas actuales que los consideran actores políticos.
Abstract
El Chumbiao is a comic strip whose screenplay was written by the historian Fermín Chávez
with drawings of Juan Arancio. This comic strip appeared in Clarín on January 1967, and it narrated the
adventures of Geronimo Romero, a gaucho matrero jordanista. Hence, El Chumbiao fictionalizes one point
in the history of the nineteenth century in Argentina. This article analyzes how, under a non-academic record
as the comic strip El Chumbiao, the authors paradoxically construct a representation of the participation of
the popular sectors, the gauchos, who formed the federal montoneras, that overcomes the classic views of
the revisionism itself, and is related to current perspectives that consider them as political actors.
9
ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
1. Introducción
“A fines de 1870, fuerzas de López Jordán comandadas por un
gaucho a quien le decían “El Chumbiao” cercaron la ciudad de
Paraná. Una noche aprovechando un descuido de la guarnición,
los montoneros lograron atravesar las defensas y dieron,
a caballo, toda la vuelta de la plaza central, golpeándose la
boca y burlándose. Luego, entre pifias y silbidos, se fueron. La
guerra no era para ellos la ejecución coherente de un plan sino
un juego de hombría”. (Borges, 2011: 428)
Contaba Jorge Luis Borges que esta anécdota pertenecía a la tradición oral
de su casa.1 En su relato, el escritor recuperaba el hecho histórico introduciendo una
manera de ver lo que representaba la guerra para los gauchos, para las montoneras
que integraban los ejércitos federales, así en su mirada: “la guerra no era para ellos la
ejecución coherente de un plan sino un juego de hombría”. Las masas de jinetes nómades
no encaraban la guerra con un propósito sino como un juego de masculinidad, coraje,
ostentación, no sabían obrar de otro modo, no sabían qué hacer frente a la ciudad.2
Sobre este suceso singular se conservan documentos históricos y el historiador
Fermín Chávez pudo reconstruir otra versión de cómo habían sido los hechos. Sin
embargo, nos interesaba comenzar con esa imagen literaria, ya que además de referirse
específicamente al tal “Chumbiao” y a la trascendencia de sus “hazañas” que llegaron a
través de la tradición oral, expresa una representación sobre el gaucho y las montoneras
del siglo XIX que coincide con la tradición interpretativa que la historiografía conformó
a partir de la mirada de las elites decimonónicas liberales. En esa interpretación,
“montonera” designaba una forma inorgánica de acción armada de los sectores
populares rurales que brindaban su apoyo a algún caudillo, un jefe local o regional que
se caracterizaba por un ejercicio “bárbaro” de la autoridad. Los montoneros mantenían
lazos de obediencia y lealtad con sus caudillos, y el fervor y el entusiasmo con que
luchaban eran considerados producto de atavismos sociales, de la adhesión ciega al líder
o como resultado de la manipulación de éste sobre la base de relaciones paternalistas
(Fradkin, 2006).
Gauchos, montoneras y caudillos fueron resignificados por la historiografía
revisionista en su desafío por construir una visión de la historia que impugnara la
interpretación heredada de la tradición liberal. En su perspectiva resultó clave la ruptura
con la identificación entre barbarie y caudillismo y la reivindicación de los caudillos del
interior y las luchas de las montoneras federales de la segunda mitad de siglo XIX como
exponentes de un proyecto nacional popular frustrado. Sin embargo, en su mirada no
1
Su abuelo, el coronel Francisco Borges participó en la represión de la rebelión jordanista y estuvo en
la defensa de la ciudad de Paraná ocupada por las fuerzas nacionales en 1870. En el texto “Historias
de Jinetes” el gaucho “El Chumbiao” fue recuperado por el escritor junto a una lista de otros gauchos
literarios más famosos como Fierro, Cruz, el gaucho de El Payador y Don Segundo Sombra (Borges,
2011: 428-429).
2
Sandra Contreras realiza un interesante análisis de este poco conocido texto de Borges (Contreras, 2008).
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3
Halperín Donghi menciona que la primera obra representativa del revisionismo La Argentina y el
imperialismo británico, de Julio y Rodolfo Irazusta, publicada en 1934, era parte de una severa condena
a la firma del pacto Roca-Runciman que había constituido a la Argentina en un dominio británico y
buscaba las raíces de esa abominación en el pasado nacional, para encontrarla en la presencia de una
oligarquía, que exceptuando el período de Rosas, dominó la vida del país durante un siglo. El eje pasaba
por la condena al imperialismo y no consagraba a la figura de Rosas, ni a su régimen ningún examen
detenido (Halperín Donghi, 2005: 23-24). También se refiere al mismo tema (Buchbinder,1998: 46).
11
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Obras como Juan Manuel de Rosas. Su vida, su drama, su tiempo (1930) de Carlos Ibarguren; Ensayo
sobre Rosas (1936), de Julio Irazusta; Vida de Don Juan Manuel de Rosas (1940), de Manuel Gálvez;
son parte de esta producción historiográfica. Si bien cabe mencionar que había muchas diferencias
entre las miradas que los propios revisionistas brindaban sobre Rosas, lo que llevó a Ramón Doll en un
artículo publicado en la revista del propio instituto a hablar de un “rosismo de derecha” y un “rosismo
de izquierda”, estas diferencias estaban vinculadas con la utilización política de sus planteos (Cataruzza,
2003: 153-155).
5
Hay muy pocos trabajos sobre los caudillos de la primera mitad del siglo XIX aunque el instituto realizaba
homenajes que recordaban anualmente a Manuel Dorrego y a Facundo Quiroga.
6
Particularmente la obra global de este primer revisionismo de Ernesto Palacio, La historia falsificada
(1939) y los textos de Ricardo Font Ezcurra (1940) y de Julio Irazusta (1946).
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defección de la causa federal, fueron los jefes populares como el Chacho y López Jordán
quienes siguieron defendiéndola (Chávez, 1967).
Más allá de los diferentes momentos e interpretaciones al interior de la
corriente, nos interesa destacar que si bien el revisionismo recuperaba a los caudillos
acentuando su rol de líderes y representantes de las clases populares, o como defensores
de los intereses nacionales frente al imperialismo, sus trabajos se centraron en ellos,
limitándose a celebrar el apoyo popular y la participación del pueblo en las montoneras
sin generar estudios historiográficos sobre las clases que estos líderes representaban.
Por consiguiente, resulta interesante analizar la mirada de Fermín Chávez sobre
la participación popular a partir de la historieta El Chumbiao, basada en un personaje
subalterno como el capitán Gerónimo Romero, ya que desde un registro no académico,
desde una reconstrucción ficcional, en la que como decía el autor “no pesan los límites
de la historiografía”9 propone una interpretación de la acción de los gauchos y las
montoneras que no abordó en sus estudios históricos.
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La situación fue que después de dar unas vueltas a la plaza, gritando vivas a la
patria y a su jefe, los jordanistas se retiraron sin encontrar resistencia; el propio Romero,
le escribía a López Jordán desde Tres Sauces:
15
ARTÍCULOS
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a una operación organizada siguiendo órdenes impartidas por López Jordán, y la decisión
de no pelear dentro de la ciudad respondió a la incapacidad de respuesta de la infantería
y a la estrategia del propio Romero de “evitar ofender” a los pobladores, probablemente
en una búsqueda de legitimar sus acciones y conseguir adhesiones para la “causa”.
Este suceso tuvo su trascendencia y la fama de Romero fue creciendo. En
septiembre de 1870, el periódico jordanista La Nueva Era ofrecía a sus lectores una
fotografía del capitán Romero y un anuncio expresaba: “¡Retratos! Se hacen en la
fotografía francesa-inglesa. De todos los tamaños y los gustos. En la misma casa se
vende el retrato del comandante Romero y muchos otros”.17 Fermín Chávez encontró la
fotografía; la misma estuvo en manos de Jorge Luis Borges quien la había recibido del
coronel Francisco Borges.18
ante la negativa, el 23 de abril lanzó su proclama, la guerra había sido traída por los “eternos enemigos”,
“nuestra guerra no es sino en sostén de la autonomía de Entre Ríos” (Chávez, 1957: 204-22).
17
La Nueva Era, Gualeguay, septiembre, 1870 (Chávez, 1967a: 5).
18
Chávez contó que la fotografía estaba en poder de Amaro Villanueva, que antes había estado en manos de
Carlos Mastronardi y de Jorge Luis Borges por legado de su abuelo, la misma tenía al pie un autógrafo del
coronel Francisco Borges. El diario publicó la fotografía en una nota que escribió Fermín Chávez dando a
conocer a los lectores el comienzo de la publicación de la historieta “El Chumbiao” (Chávez, 1967a: 5).
19
En los primeros años del daguerrotipo el negocio de la fotografía fue monopolizado por los
17
ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
retratistas, hasta 1860 y aún en los siguientes el elevado precio que debía pagarse, hizo que la
fotografía fuera un lujo para las clases acomodadas. De acuerdo con Andrea Cuarterolo, las
fotografías, como otros documentos son un producto de la sociedad que las crea. Jacques Le
Goff propone hablar de documentos como monumentos. En ese sentido deben verse los retratos,
como una construcción a través de los cuales las elites decimonónicas buscaron imponer una
determinada imagen sobre sí mismas. Nos interesa pensar en la aplicación de ese análisis para
el retrato fotográfico de un “héroe” popular como Romero (Cuarterolo, 2006).
20
La fotografía del Chumbiao está tomada en el exterior aunque no impacta un paisaje rural ya que se
pueden ver los adoquines. Como en esa época la inmovilidad y los largos tiempos de exposición eran una
necesidad técnica, habitualmente la pose era acordada con el fotógrafo. En la escena sobresalen Romero
y su caballo, éste además de un bien muy preciado, tenía una importancia simbólica para los entrerrianos
que eran famosos por sus fuerzas de caballería.
21
En los meses de julio, agosto y septiembre de 1870, los jordanistas tenían el control gran parte de Entre
Ríos, estaban bajo su poder los departamentos de Villaguay, Federación, Diamante, Nogoyá, Gualeguay
y Victoria. Contaban con cuatro periódicos que cumplían con las funciones de propaganda y de difundir
noticias: El independiente, que redactaba Antonio Descalzo de Uruguay, El Avisador de Gualeguaychú,
El Obrero Nacional de Nogoyá, redactado por el padre José M. Zattoni y luego Francisco Fernández, y La
Nueva Era redactado por Segundo Gianello, de Gualeguay, la ciudad del Chumbiao (Chávez, 1957:236).
22
La libertad, Concordia, septiembre, 1871 citado en Chávez (1967a:5).
23
Señalamos que entre los gauchos El Chumbiao y el Martín Fierro encontramos más diferencias que
similitudes, análisis que excede la propuesta de este trabajo. La frase de referencia en: Chávez (1967a:5).
18
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Si bien el guión está pensado desde ese punto de partida ficcional, el infortunio
de un hombre destinado a huir, la historieta es un medio a través del cual los autores
cuentan su interpretación de la resistencia de la última montonera federal en los
primeros años de 1870. La trama se desarrolla entre la derrota de Ñaembé en 1871 y
termina antes del segundo levantamiento jordanista en 1873. El 26 de enero de 1871
las fuerzas nacionales conducidas por el entonces joven teniente coronel Julio A.
Roca derrotaron a los 7000 hombres que integraban la montonera federal dirigida por
el caudillo entrerriano. A partir de ese momento, el general Ricardo López Jordán se
refugió en Santa Ana do Livramento en Brasil; varios dirigentes federales tuvieron que
exiliarse en Brasil, Uruguay o en otras provincias argentinas como Santa Fe; los restos
de sus fuerzas se desbandaron y algunos de sus hombres cayeron presos. La provincia de
Entre Ríos, intervenida por el gobierno nacional desde el asesinato de Urquiza, continuó
militarizada, con autoridades provinciales impuestas y una población descontenta. En
ese contexto histórico se mueve el héroe de la historieta.
19
ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
el diario convocó a Fermín Chávez como guionista y a Juan Arancio como dibujante
para realizar la tira. En ese momento, Chávez tenía una trayectoria como historiador
identificado con la corriente revisionista nacionalista y había trabajado como redactor
en el diario desde 1960.25 Arancio era conocido en el medio por sus trabajos para las
editoriales Hora Cero, Frontera y Columba, a la vez que por su dominio de temas de tipo
histórico y gauchesco.26
“El Chumbiao” se publicó diariamente desde enero de 1967 hasta agosto de
1969 en la contratapa del diario.27 Era la única historieta nacional en una página cubierta
por tiras importadas.28 Ante el boom del género en los años anteriores y el éxito que en
ese momento tenían algunas tiras gauchescas que se editaban en otros diarios, resulta
comprensible que Clarín decidiera comenzar a publicar una tira con esta temática.29
Raúl Roux Ramauge El tigre de los llanos y Martín Fierro, en 1939 La Razón publicaba Cirilo, el audaz,
con guión y dibujos de Enrique Rapela , en 1951 comenzó a publicar Cabo Savino, de Carlos Casalla
y Julio Álvarez Cao y en 1954 Lindor Covas, el Cimarrón de Walter Ciocca , en 1957 en La Prensa
aparecía El Huinca y en 1964 Fabián Leyes ambas de Enrique Rapela, por mencionar algunas. Cabe
señalar que la Segunda Guerra Mundial provocó una crisis en la importación de las tiras lo que alentó
la producción nacional y fue durante la década de 1950 cuando el género gauchesco hizo su eclosión
(Levin, 2015:75-76).
25
Militante peronista, trabajó en la Secretaría de Salud Pública de la Nación y luego en la Dirección
General de Cultura bajo la dirección de Castiñeira de Dios durante el gobierno de Perón y en los años de
la Resistencia Peronista integró el Comando Táctico creado por el líder del movimiento. Junto a Héctor
Tristán y otros compañeros de “Línea dura” editó “De Frente”, un boletín que transmitía las directivas
de Perón desde el exilio, y exhortaba a los peronistas a votar en blanco en las elecciones constituyentes
de 1957. Para la década del sesenta ya había publicado Civilización y Barbarie (1956) Vida y muerte de
López Jordán (1957) José Hernández, periodista, político y poeta, (1959) Alberdi y el Mitrismo (1961)
entre otros.
26
Nacido en Santa Fe, autodidacta, sus primeras creaciones fueron los personajes “Terry Dick” (luego
convertido en Santos Bravo) y “El Gaucho Saverio”. A nivel nacional comenzó a trabajar en los años
1950 colaborando como dibujante en la editorial Hora Cero. En 1960 tomó a su cargo la serie “Patria
Vieja” que aparecía en Hora Cero Extra y otras de similar temática que se publicaron en Frontera
Extra, como “Invasiones”, un conjunto de cinco episodios recreando las Invasiones Inglesas. En esta
misma etapa en Editorial Frontera publicó su personaje “Santos Bravo” con guiones de Oesterheld, En
1961 ilustró una adaptación del “Martín Fierro”. Casi simultáneamente con sus trabajos para Frontera
colaboró con Editorial Columba donde su dominio del tema lo hizo imprescindible en todas aquellas
adaptaciones de tipo histórico y gauchesco. Al margen de esos numerosos trabajos Arancio volvió a
publicar con guiones propios “Santos Bravo” (Fantasía, 1966) y realizó en D’Artagnan: Pehuén Curá”,
creada por Julio Álvarez Cao. Años después con sus propios guiones Arancio publicó El Chumbiao en
la revista El Tony. http://allerastur.lacoctelera.net/post/2008/12/01/gauchos-genero-gauchesco-ya-quien-
cuente.
27
Salió por primera vez el lunes 2 de enero de 1967 y se terminó de editar el día sábado 30 de agosto de
1969. No se publicaba los domingos y nunca se realizó una reedición completa. Fue difícil su búsqueda
ya que en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional falta la última página de los ejemplares de Clarín de
esos años, y en la del Congreso los diarios están microfilmados y se pierde la riqueza de ver directamente
las viñetas en papel. Agradezco a Agustín Maurín, director del archivo de Clarin y al personal del archivo
por la amabilidad y la asistencia que me brindaron para relevar la tira.
28
El Chumbiao compartía la contratapa de Clarín, con Mutt y Jeff de Fisher; Vida de Hogar de Swan,
Daniel, el travieso, de Hank Ketcham y Los Picapiedras de Hanna Barbera todas tiras norteamericanas.
29
En ese momento el vespertino La Razón ya llevaba trece años editando Lindor Covas, el Cimarrón
de Walter Ciocca con un éxito tan notable entre sus lectores que lo habían convertido en “una marca
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identificatoria del diario”, según Sasturain (1995:243) y ya habían por su contratapa Hormiga Negra y el
primer Cabo Savino.
30
Refiriéndose a la historieta gauchesca por ejemplo Juan Sasturain afirma que: “Rapela, Roume, Casalla y
sus correspondientes guionistas están más cerca de Hernández y del comandante Prado en su veracidad
reconstructiva…” (1995: 60). También menciona a la historieta “Nahuel Barros” como de Roume-
Oesterheld.
31
Desde los pintores viajeros del siglo XIX como el francés Raymond Quinsac Monvoisin, el bávaro
Johann Moritz Rugendas, el brasileño de origen francés Juan León Pallière y los argentinos Carlos
Morel, Prilidiano Pueyrredón y Carlos Clérici, el ilustrador de La Vuelta de Martín Fierro (1889), una
larga tradición fue retomada por los dibujantes de historietas gauchescas como Juan Arancio, Enrique
Rapela y Walter Ciocca. Representaciones del gaucho en el arte rioplatense del siglo XIX en Malosetti
Costa: 2001.
32
Desde Cirilo, el audaz (1939) ambientada en la época de Rosas, El Huinca (1957) y Fabián Leyes (1964)
de Enrique Rapela, pasando por Lindor Covas, el Cimarrón de Walter Ciocca o Cabo Savino, (1951) de
Carlos Casalla y Julio Álvarez Cao, las más populares historietas gauchescas desarrollaban su acción
en el “desierto” pampeano. Una visión de la pampa fuertemente ideologizada que se reproduce en las
historietas como ese ámbito hostil, habitado por salvajes que se extiende más allá de la frontera. Sobre
esa construcción en las imágenes (Malosetti Costa y Penhos, 1991).
21
ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
por las autoridades.33 Hay una lograda recreación del paisaje, los ranchos, la vestimenta,
los uniformes, las armas, las carretas, los caballos, como así también, de las costumbres
y muchos rasgos del vocabulario presentes en la literatura gauchesca de Hernández.34
Figura 3. Montecito de Talas y Ñandubay refugio de matreros del litoral. Chávez y Arancio
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ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
Banda Oriental y que está por pasar un tren que lleva armas para “los nacionales” que
temen un alzamiento de Simón Luengo en Córdoba. Los montoneros deciden asaltar el
tren, atrapan unas vacas cimarronas y las atraviesan sobre las vías lo que posibilita que
se detenga y así logran quedarse con el cargamento de armas que llevan a la estancia.
Allí, el Chumbiao se reúne con Saá y éste le entrega una carta para López Jordán que se
encuentra exiliado en Santa Ana do Livramento.39
Tiempo después, luego de su encuentro con Jordán, Chumbiao intenta volver a
Entre Ríos desde Uruguay con otra montonera, está vez formada por un pequeño grupo
de gauchos blancos orientales del bando de Timoteo Aparicio y algunos desterrados
entrerrianos. En la ciudad de Salto se entera de que están presos Francisco Fernández,
Calandria y el padre Ordóñez, decide armar un plan para liberarlos.40 Acampan en las
afueras de la ciudad y con la ayuda de una lavandera que era mujer de uno de los matreros
consiguen unos uniformes de las fuerzas del gobierno para asaltar a la comandancia.
Usan los uniformes, toman por sorpresa a los guardias y liberan a los prisioneros: “Fue
grande la alegría de los tres presos políticos”.41
Luego los montoneros se dirigen a Paysandú y desde allí, después de un Junta
de guerra en la casa Robustiano Vera reunidos con otros jefes federales exiliados,
Chumbiao y su montonera parten hacia Entre Ríos; el plan es “pasar con un grupo de
gente armada y empezar a trabajar la provincia desde el centro... Fernández quedará
en el Tala, el padre irá a Gualeguay y Vera a Nogoyá”.42 Al día siguiente embarcan en
unos lanchones rumbo a Entre Ríos pero al llegar a la costa los estaba esperando una
partida de nacionales. Uno de los gauchos matreros había hablado de más en la pulpería.
Después de una escaramuza, ante el empuje de los jordanistas, los nacionales, que no
esperaban a tantos hombres bien armados, se retiran. Los montoneros curan a los heridos
y se dirigen hacia el palmar para refugiarse y hacer campamento. Allí, Chumbiao ordena
castigar duramente al gaucho culpable de lo ocurrido - el que había hablado de más en
la pulpería- y carnean una vaca para celebrar el entrevero.43
Más allá de la situación ficcional que representan estos episodios, nos interesan
como ejemplos de una manera de describir las lógicas de acción, el funcionamiento y
las motivaciones de la montonera. En coincidencia con análisis de casos históricos,44 la
acción de la montonera no aparece aquí como una reacción “espontánea” de parte de
grupos rurales sin conciencia que carecen de objetivos políticos o son manipulados por
39
Esta acción se desarrolla entre el lunes 17 de julio y el miércoles 16 de agosto de 1967, “El Chumbiao”,
Clarín, 17-7 a 16-8, 1967.
40
Chávez va introduciendo personajes históricos que participan en la trama de ficción desde Ricardo López
Jordán, José Hernández, Juan Saá, hasta Francisco Fernández, Ordóñez y el famoso matrero Servando
Cardoso, más conocido como Calandria con quien comparte las acciones en este episodio.
41
El episodio se desarrolla en “El Chumbiao”, Clarín, desde el viernes 5 de enero al jueves 25 de enero,
1968.
42
“El Chumbiao”, Clarín, 15-2-1968.
43
El episodio se desarrolla entre el 22 de febrero y el 6 de marzo de 1967, “El Chumbiao”, Clarín, 22-2 al
6-3-1967.
44
La misma acción de Romero frente a la toma de la ciudad de Paraná que analizamos en el apartado
anterior o las montoneras riojanas de la década de 1860 estudiadas por Ariel De la Fuente. (2007).
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sus caudillos como sostuvo durante largo tiempo la historiografía.45 Por el contrario, en
las situaciones referidas, los gauchos representados en la tira definieron objetivos y los
modos de alcanzarlos en forma autónoma o como parte de un plan elaborado por los
jefes federales y algo que resulta interesante señalar, superaron los intereses inmediatos
ya que esas operaciones estaban vinculadas con un objetivo de mayor alcance uniendo
a los paisanos en la lucha por la misma causa.
Las acciones de las montoneras que se describen están ligadas a objetivos
políticos; algunos más inmediatos como la toma de armas o la liberación de los presos
políticos, y otras vinculadas a un plan de más largo alcance para preparar la provincia
para la segunda rebelión jordanista. En ese aspecto hay una clara distinción entre esas
acciones y las que cometen los bandidos o salteadores con los que se cruza el Chumbiao
en algunas ocasiones. Las bandas de salteadores incurren en delitos -roban, matan,
secuestran mujeres- sin otra finalidad que el pillaje.46
Con respecto al funcionamiento interior de la montonera, Chumbiao es el
líder, toma las decisiones, da las órdenes, muestra una organización jerárquica que
es respetada. En el episodio que narramos del castigo al gaucho que “habló de más”
bebiendo en la pulpería, Chumbiao le consulta al padre Ordóñez su opinión cuando llegan
al campamento y decide que lo retoben por traición. “En la guerra no se puede andar
con blanduras, así que no le tengan lástima a ese cristo” dice Francisco Fernández.47 El
Chumbiao, el cura Ordónez y Fernández son los jefes y deciden el castigo, acatado por
los gauchos y que se justifica en la situación de guerra.
De esta manera, la estructura jerárquica, el cargo de capitán, la forma en que
marcha la columna del Chumbiao, (figura 4) remiten a una organización miliciana en la
caracterización de la montonera, a través de la cual los autores se aproximan a una imagen
que concuerda con estudios recientes. Definir objetivos y los modos de alcanzarlos,
decidir quién era el jefe de una movilización eran aspectos claves de la organización de
una rebelión que estaba basada en una organización jerárquica que implicaba diferentes
responsabilidades. La organización de las montoneras era similar a la de las milicias
provinciales: “De allí que algunos gauchos interpretaran su participación en las mismas
como una experiencia militar” (De la Fuente, 1998: 276).
45
Especialmente en la historiografía producida en los países anglosajones con posterioridad a la década
de 1960 el “caudillismo” fue tratado como una clase de clientelismo. Esa asociación fue central en la
obra de John Lynch (1993). Un análisis del contraste entre la visión “clásica” del caudillismo y la visión
clientelar del caudillismo en Goldman y Salvatore, 1998.
46
Hay varios episodios en que el Chumbiao se encuentra con bandidos, en una ocasión los asaltan los
hermanos Piri, unos bandoleros que junto a otros gauchos se dedican al pillaje y lo quieren degollar a él
y al Chimango porque no tienen nada (El Chumbiao, Clarín, 7-3, 1969).
47
“El Chumbiao”, Clarín, 4 de marzo de 1968.
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ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
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El episodio en el que llegan a la estancia de Don José López y el encuentro con la famosa curandera Doña
Martiniana, se desarrolla en “El Chumbiao”, Clarín, 14-6 al 21-6 -1968.
49
Una carta de Juan Saá al Doctor Carlos María Querencio da cuenta de un acuerdo hecho entre ambos
para que el primero dirigiera una revolución en las provincias del interior en apoyo a la de Entre Ríos.
Pero mientras Querencio buscaba fondos para remitirle a Saá que necesitaba comprar armas, el ejército
jordanista fue completamente derrotado en la batalla de Don Gonzalo y esa articulación nunca se produjo.
Carta de Juan Saá a Carlos María Querencio, San Felipe, 16 de noviembre, 1873, Archivo del Dr. Carlos
Ma. Querencio, publicada en Chávez: 1966: 60-62.
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narramos cuando Chumbiao se encuentra con los hombres de Saá podemos ver: por
un lado, la decisión autónoma de los montoneros de asaltar el tren que lleva las armas
para los nacionales, y por otro, la identificación de los gauchos con una lucha que va
más allá de sus objetivos inmediatos y se vincula a una causa política: la defensa del
federalismo. En la tira, los gauchos participan en las montoneras porque comparten la
identidad política federal. La motivación central que los lleva a integrar las montoneras
es la adhesión a la causa federal y al partido. “Si no fuera por el partido no me meto en
esta milonga” dice Chumbiao cuando lleva las cartas de Saá para López Jordán.50 Los
gauchos chilenos acompañan a Saá51 y los orientales a Chumbiao cuando vuelve a Entre
Ríos desde Uruguay. Están unidos por una causa que trasciende la realidad provincial
y se articula con otras luchas y otros líderes de proyección nacional e incluso más allá
de las fronteras:
50
“El Chumbiao”, Clarín, 25-8- 1967.
51
En la referida carta a Carlos Querencio, Juan Saá le expresaba: “Para moverme de aquí lo are con una
fuerza de trecientos hombres, entre argentinos y chilenos, digo trecien (sic) para abrirme paso al centro
de las probincias qe. será el teatro de mis operaciones, y si pudiese contar con más recursos qe. los qe. Le
pido me sería más fácil llevar mas jente”. Carta de Juan Saá a Carlos María Querencio, San Felipe, 16 de
noviembre, 1873, Archivo del Dr. Carlos Ma. Querencio (Chávez, 1966: 61).
52
“El Chumbiao”, Clarín, 17-7-1968.
53
Así por ejemplo, en su libro sobre el caudillo entrerriano, afirma que ante la intervención federal a la
provincia: “López Jordán no titubea más. Sabe que la autonomía entrerriana va a ser violentamente
avasallada por los salvajes y sabe que el pueblo lo respalda con cuerpo y alma. Por eso, sin poder
esperar más, el 23 de abril contesta al Liberalismo con un grito de guerra que se expande por los rústicos
rancheríos provinciales” y lanza su proclama (Chávez , 1957:220). En Civilización y Barbarie, expresa
que los caudillos “patentizan la superioridad de los valores morales frente a la civilización de la levita”
en su conducta “resaltan virtudes de solidaridad social, fidelidad al pueblo y una rectitud política
incomparable” (Chávez, 1956:16).
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ARTÍCULOS
Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
humanizados: Saá viste ropas de paisano y está escondiéndose de los nacionales; López
Jordán en el exilio juega al billar con José Hernández. Son los jefes, ellos planean la
rebelión, sus órdenes son acatadas y sus consignas son señales de identificación pero no
están lejos de sus seguidores. “El partido se ha descangallado, pero el general Jordán
volverá porque es taita…” piensa el Chumbiao.54 El caudillo no va a dejar solos a sus
seguidores como un padre no deja solo a sus hijos, de esta manera, Chávez alude a la
relación paternalista que los une. Una relación que implica respeto, protección, lealtad
y afecto. Cuando López Jordán y el Chumbiao se despiden el texto de la viñeta expresa:
“el caudillo federal se alejaba, cavilando sobre sus próximos pasos… y sobre los seres
queridos que esperaban allá en su tierra…” mientras el Chumbiao lo observa y piensa:
“en una de esas… a lo mejor es la última vez que lo veo al general”.55
Además del claro liderazgo de López Jordán al que se espera para encabezar
el levantamiento y de los jefes federales superiores, en la historieta también aparecen
caudillos intermedios que también tienen capacidad personal para movilizar a los
gauchos. En una pulpería de Rosario del Tala a la que llega el Chumbiao con sus
hombres, se desarrolla el siguiente diálogo:
Nos interesa este pasaje por varios motivos, por un lado muestra la circulación
de las noticias a través de la lectura en voz alta del periódico y la importancia de las
pulperías como espacios de sociabilidad en la campaña, algo que está representado a lo
largo de toda la historieta,57 por otro, la decisión autónoma de los paisanos para sumarse
a la rebelión y la forma de hacerlo, alistándose con un jefe intermedio como el mayor
Saturnino Mendieta, un jordanista reconocido del departamento de Rosario del Tala
con el que Chumbiao va a entrevistarse para coordinar las operaciones. De esta manera,
es posible advertir otra razón que llevaba a los gauchos a unirse a las montoneras:
la adhesión a los caudillos, en este caso a López Jordán y también a los caudillos
intermedios que lo acompañan. Esta motivación está vinculada con la adhesión política
54
“El Chumbiao”, Clarín, 7 -3-1967.
55
“El Chumbiao”, Clarín, 4-10-1967.
56
“El Chumbiao”, Clarín, 23-4-1968.
57
En las pulperías leen los periódicos, se arman payadas y se cantan poemas, formas de expresión de una
cultura oral. Chávez crea un episodio donde el propio Hernández canta algunos versos del Martín Fierro
con el que los gauchos se sienten identificados (El Chumbiao, Clarin, 11-10-1967). La transmisión oral
del poema en la campaña no se hizo solo a través de la lectura en voz alta sino también por medio
del canto, se trata de un fenómeno plenamente documentado en los almacenes y pulperías se reunía el
gauchaje a la espera de que alguien leyera el folleto o para escuchar a algún memorioso que hubiera
aprendido pasajes enteros, así pronto apareció el recitador cantor profesional que recorría lugares de
reunión para declamar el poema acompañándose con su guitarra (Lois, 2003).
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partidaria que ya hemos señalado, los gauchos jordanistas de la tira vivan al general
López Jordán junto al lema partidario: ¡“Viva la soberanía de la provincia!”.58
Por último, en el diálogo al que hicimos referencia, Maragata le aclaraba a
Secundino que todos peleaban por lo mismo: “pa que los criollos no siamos carne de
cogote”. Chávez retoma a Hernández y remite con esa cita casi textual a la situación
social que afecta por igual a los pobladores rurales pobres que se hacen matreros: “y
si ansí las cosas andan porque quieren los que mandan, aguantemos los azotes”.59 Los
“criollos” comparten una identidad, una situación de “clase” que los une como actores
políticos en la lucha contra las injusticias sociales y contra la arbitrariedad de las
autoridades, más allá de las fronteras y los caudillos que los representan.
La historieta termina antes de que se produzca la segunda rebelión jordanista
de 1873, en la penúltima viñeta se ve la imagen de López Jordán y de Chumbiao y el
siguiente texto: “La imagen de López Jordán lo asaltó, por un momento, con fuerza y
sentimiento…Y pensó Barajo, no hay más remedio que seguir peliando…”.60 Un final
abierto para continuar la lucha y las aventuras del montonero jordanista.
58
El lema surge de la proclama que López Jordán dirigió al pueblo entrerriano ante la intervención federal
y la llegada del ejército nacional: “Entrerrianos: Os acabo de dar libertad y derecho. Nuestros eternos
enemigos no lo quieren reconocer, trayéndonos la guerra, y aquí me tenéis con la lanza en la mano para
defenderlos. Si queréís ser libres venid a acompañarme, donde ya dos mil leales entrerrianos me rodean
dispuestos a morir antes que dejarse ultrajar. Nuestra guerra no es sino en sostén de la autonomía de Entre
Ríos…”. Proclama de López Jordán, 23 de abril de 1870 (Chávez, 1957: 220).
59
Esta expresión está tomada del canto XII del Martín Fierro de José Hernández en el que Cruz narra sus
desventuras y las injusticias hasta hacerse matrero: “Lo miran al pobre gaucho, como carne de cogote:
lo tratan al estricote, y si ansí las cosas andan porque quieren los que mandan, aguantemos los azotes”
(Hernández, 2008: 76).
60
“El Chumbiao”, Clarín, 30 de agosto, 1969.
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Alabart. Gauchos, Montoneras y Caudillos: una Interpretación a través de la historieta el chumbiao, de Fermín...
Algunas conclusiones
En las Jornadas de Homenaje a Felipe Varela que se realizaron en 1967, Ortega
Peña y Duhalde presentaron una ponencia sobre La metodología histórica y el estudio
de las luchas civiles del período de la organización nacional (Ortega Peña y Duhalde,
1967) en la que, entre otras cuestiones, plantearon una crítica a Fermín Chávez por
su excesivo apego a la figura de los caudillos que convertía sus trabajos en biografías
eruditas sólo centradas en la vida personal de los mismos, sin la presencia de las masas
que eran la fuente de su poder (Stortini, 2004: 93).
Significativamente en ese mismo año Clarín comenzó a publicar la historieta.
Sabemos que Chávez tenía evidencias sobre la existencia de Gerónimo Romero desde
su investigación sobre López Jordán en la década del ‘50. Interesado por el personaje
y con un conocimiento exhaustivo del período, fue el lenguaje de la historieta el que
le permitió trascender los límites que le imponía la disciplina histórica y enfocar su
mirada sobre las clases populares, particularmente, los gauchos que integraron la última
montonera federal en el contexto de las rebeliones jordanistas. A través del recurso
de ficción construyeron una narrativa dibujada junto a Arancio, en la que al mismo
tiempo que dotaron al relato de una reconstrucción más viva del pasado, plantearon
una representación de los gauchos, su relación con los caudillos y la montonera que
complejizó la mirada de los trabajos historiográficos producidos por los revisionistas y
que tal como analizamos se emparenta en varios aspectos con estudios recientes sobre
la problemática.
En síntesis, para Chávez, los gauchos matreros no eran criminales, ni personas
marginales de la campaña, sino trabajadores rurales, peones, desertores, perseguidos
políticos, que se transformaron en matreros como un acto político de rebelión contra la
autoridad y la montonera fue una de las formas que tomaron las luchas partidarias y una
de las maneras en que los gauchos participaron de la política. Las movilizaciones que
encabezaron las montoneras no fueron estallidos espontáneos de violencia rural, sino
que funcionaban organizadamente, con jerarquías, se definían objetivos y se trazaban
planes de acción para conseguirlos. Asimismo, en cuanto a las motivaciones que tenían
los gauchos para participar en ellas, hemos señalado que la causa fundamental era
la identidad política, aunque se plantean tres dimensiones: la identidad partidaria, la
relación con el caudillo fundada en la identificación cultural, personal y partidaria con
el líder y la pertenencia de clase.
Así, el lenguaje de la historieta resultó un medio de expresión que le permitió
proponer una reconstrucción imaginativa acerca de cómo pudo haber sido la vida de
aquellos gauchos matreros y gracias a la mayor libertad para enfocar e ilustrar los
sucesos, transmitir una conexión con la experiencia vital de sus protagonistas que, al
mismo tiempo que habilitó la comunicación con un público masivo de lectores, ofreció
una representación de la historia popular no abordada en los estudios académicos por
los historiadores revisionistas.
Por último, hicimos foco en el tratamiento de los gauchos, montoneras y
caudillos porque nos interesaba analizar su representación en esa reconstrucción del
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pasado del siglo XIX que propone la historieta, pero “El Chumbiao” también admite
una lectura desde su presente.
En la agitada vida política de los años sesenta los revisionistas buscaron en
el pasado una fuente de legitimación que diera sentido al compromiso intelectual y
a la militancia política. Chávez no estuvo ajeno a esa búsqueda. Gerónimo Romero,
alias “El Chumbiao”, desertor, bandido, salteador como lo calificaban “los prosélitos
de Sarmiento”, fue rescatado de las sombras y convertido en el personaje más valiente,
leal, recto: un héroe de historieta, y con él, los gauchos y la montonera, se invertía
aquella vieja dicotomía donde lo bárbaro había resultado paradójicamente lo propio y lo
civilizado, lo ajeno (Chávez, 1974).
Referencias Bibliográficas
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entrevista realizada por Jorge B. Rivera, Revista Crisis, mayo, Disponible: http://
www.elhistoriador.com.ar/articulos/general/historia_real.php
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ARTÍCULOS
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 33-56
Mariana A. Pérez**
Resumen
Este artículo indaga sobre la dinámica política en Entre Ríos durante la década de 1860 a través del
estudio de la prensa federal y sus vínculos con los poderes políticos entrerrianos. Se analiza el discurso de
dos periódicos de la ciudad de Gualeguaychú, “El Pueblo Entrerriano” y “El Porvenir” (de gran influencia
en la arena política provincial) y la correspondencia de los redactores con Urquiza y otros actores políticos
provinciales. En tanto que voceros del federalismo entrerriano, ambos periódicos recibían subsidios y
apoyo por parte del gobierno provincial y de Urquiza. Sin embargo, sus discursos no seguían siempre los
lineamientos políticos de este, lo cual constituye un síntoma de la crisis del partido federal y del papel de
Urquiza como líder indiscutido del federalismo.
Abstract
This paper inquires into the political dynamics in Entre Ríos in the 1860’s through the study of
the federal press and its connections with provincial political powers. It analyzes the discourse of two
newspapers of the city of Gualeguaychú, “El Pueblo Entrerriano” and “El Porvenir” (with great influence
on the provincial political arena), and the correspondence the writers held with Urquiza and other provincial
political players. Insofar as they were spokesmen of federalism in Entre Ríos, both newspapers received
grants and support from the provincial government and Urquiza. Yet, their discourse did not always follow
Urquiza’s political guidelines, which appears as a symptom of the federal party crisis and Urquiza’s role as
the undisputed leader of federalism.
* Una versión anterior de este trabajo fue presentada en el XXXIV Encuentro de Geohistoria Regional
en Resistencia. Agradezco los comentarios de María Gabriela Quiñonez, de Inés Rojkind y de los
evaluadores de este artículo.
** UNGS-CONICET-Instituto Ravignani. maperez@ungs.edu.ar
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ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 35-56
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Como se analiza más adelante, no se trata de candidaturas “opositoras”, puesto que no objetaban
públicamente el liderazgo de Urquiza, pero competían con los candidatos elegidos por éste (es decir, la
lista “oficial”).
35
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
2005; Eujanián, 1999; Halperín Donghi, 1985; Lettieri, 1999; Palti, 2007; Sábato, 1998,
Wasserman, 2009). Desde diferentes perspectivas, estos trabajos señalan cómo, tras
la caída de Rosas en 1852, la prensa se volvió un actor insoslayable en la dinámica
política. Desde los periódicos se orquestaban campañas, se hacían circular rumores, se
articulaban redes de poder.
Si bien la mayoría de las investigaciones versan sobre el caso porteño, en los
últimos años se ha comenzado a indagar sobre los distintos espacios provinciales. Hoy
se sabe que en los años posteriores a Caseros, la emergencia de una variada prensa
fuertemente articulada a las disputas por el poder y el desarrollo del debate público,
fueron fenómenos característicos de la política en las provincias del interior al igual
que en la ciudad de Buenos Aires, aunque todavía resta mucho por explorar (Bonaudo,
2005; Cucchi, 2014; Cucchi y Navajas, 2009; García Garino, 2012; Megías, 1998;
Navajas, 2009; Vagliente, 2000). En Entre Ríos, la historiografía sobre la prensa se ha
centrado en una descripción de sus principales publicaciones (fechas aproximadas de
edición, nombre y trayectoria de los redactores y dueños de imprentas) sin ahondar en
un análisis de su rol en la vida política provincial ni detenerse en un estudio sistemático
de los discursos que desde la prensa alimentaban el debate público (Borques, 1919;
Vázquez, 1970).3
Hacia 1862 la prensa en Entre Ríos ya llevaba diez años de profusa actividad,
desde que la caída del régimen de Rosas y el fin del unanimismo habían permitido la
expresión pública de las opiniones políticas y el consecuente aumento de la cantidad de
publicaciones periódicas. Pero a partir de ese año, el número de periódicos publicados
en la provincia creció. Se estima que durante la etapa de la Confederación Argentina
se habían editado veintidós periódicos, mientras que en los años siguientes a Pavón y
hasta 1870, este número ascendió, (al menos, a treinta y cinco publicaciones.4 Con la
excepción de los periódicos El Alba y El Cóndor, de carácter literario, y de El Boletín
Comercial que informaba sobre el estado de los negocios en la provincia y el país (los
tres editados en la ciudad de Gualeguaychú), el resto de las publicaciones era político
partidaria. Algunos periódicos alcanzaron pocos números y fueron cerrados tras escasas
semanas de existencia, pero la mayoría consiguió editarse por períodos que superaron el
año, logrando continuidad en sus prédicas políticas.5
Esta prensa también era más variada en cuanto a sus filiaciones políticas que en
la década anterior. Si bien antes se habían editado periódicos opositores que respondían
a los intereses porteños, en esta etapa no sólo se editaron periódicos de tendencia
3
Una excepción a esta última cuestión es el reciente estudio de María Victoria Baratta sobre el discurso de
algunos periódicos de Entre Ríos y Corrientes en torno a la guerra del Paraguay (Baratta, 2013).
4
Cantidad solo superada en Buenos Aires y, para el caso de las provincias del interior, en Santa Fe (aunque
dado el incipiente desarrollo de la historiografía sobre la prensa en el interior del país, esta afirmación
debería ser confirmada por nuevas investigaciones).
5
Por ejemplo, “La Chicharra” y “El Grillo” existieron durante unas pocas semanas en Victoria, hasta que
el jefe político presionó para su cierre dado que -a su juicio- se trataba de “periodiquitos que perjudicaban
a la unión” (Archivo General de la Nación [AGN], Fondo Urquiza [FU], 1749, S. Ezpeleta a J. J.
Urquiza, noviembre de 1866). El Eco de la Juventud en Gualeguaychú alcanzó apenas dos números y
aparentemente fue cerrado por falta de fondos.
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abiertamente unitaria, sino que empezaron a surgir otros que, aún dentro del campo
federal, esbozaban críticas a las políticas de Urquiza.6 Por lo tanto, la vitalidad de la
prensa puede ser interpretada como uno de los síntomas de la grave crisis que atravesaba
el federalismo en la década de 1860: dado que la prensa era uno de los campos en
donde se desarrollaba la disputa política, la emergencia de numerosos periódicos es
expresión de la profundización de la misma. Por otro lado, puesto que el partido federal
estaba perdiendo poder frente al partido liberal, era necesario multiplicar las voces en
la prensa que defendieran los principios federales y el papel de Urquiza como líder del
federalismo y referente en la política nacional. Por tal motivo, en los años posteriores
a Pavón, en la provincia y fuera de ella, surgieron numerosos periódicos que apoyaban
abiertamente a Urquiza. Muchos por iniciativa de éste (sobre todo los que se crearon en
Buenos Aires luego de 1866 para sostener su candidatura a presidente) pero en Entre
Ríos la mayoría surgió a partir de iniciativas de figuras no directamente vinculadas con
Urquiza, que vieron en la fundación de un periódico la posibilidad de “hacer propaganda
de sus ideas”7, de incidir en la política local y también, pero en menor medida, encontrar
un medio de vida. Aunque formalmente independientes, todos dependían en mayor o
menor grado de las ayudas (que podían materializarse a través de subsidios regulares
o esporádicos para pagar los gastos de la imprenta o en la suscripción generosa de
ejemplares) que Urquiza, otros dirigentes del federalismo o el gobierno podía brindarles.8
Por último, el crecimiento de la prensa periódica y de la diversidad de voces
fue posible, sin duda, gracias a la adhesión por parte de Urquiza y de los principales
dirigentes federales a una ideología liberal republicana que consideraba que el respeto
a la “libertad de opinión” estaba en los pilares básicos del nuevo orden político nacido
en 1852, que ellos habían construido y representaban: en los panegíricos dedicados a
Urquiza (que la prensa federal solía publicar) su defensa de la libertad de imprenta era
una de las virtudes más destacadas.
Como se señaló, la prensa era uno de los espacios por donde trascurría la
disputa política. Desde allí los editores hacían propaganda de sus ideas y también
refutaban los argumentos y posicionamientos de sus oponentes; por lo tanto, la polémica
estructuraba el grueso del discurso periodístico. En gran medida se escribía contra las
notas o editoriales de otros periódicos, se trataba, sobre todo de impugnar lo publicado
por los enemigos partidarios. La práctica era concebida como una verdadera guerra
de palabras y de esta forma el léxico guerrero era frecuente para referirse al accionar
periodístico: los editores eran “soldados” al servicio del federalismo, era preciso “hacer
la guerra” a la prensa “licenciosa” de Buenos Aires, los periódicos unitarios “hacían
6
El ejemplo más conocido y extremo de esta última tendencia fue El litoral dirigido por Evaristo Carriego,
el que a partir de 1863 se dedicó a hostigar primero al gobierno de Mitre y luego al de Urquiza, hasta que
fue clausurado en 1865 por iniciativa de las autoridades de Paraná (AGN, FU, 1736, Domingo Comas a
J. J. Urquiza, 20/06/1865). Entre los periódicos unitarios se destacó La Democracia editado en la ciudad
de Gualeguaychú entre 1863 y 1867. Sobre este último ver a Pérez, 2015.
7
Según expresión de Olegario Andrade. (AGN, FU, 1846, Andrade a S/D, S/F.).
8
Los ejemplos en la correspondencia en los Fondos Urquiza y Victorica son muy abundantes. La ayuda
formal o informal a los periódicos “amigos” era una práctica corriente. Aunque no siempre resultaba
suficiente.
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ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
fuego” sobre los entrerrianos, etc. Asimismo, los periódicos denominados “amigos”
eran constantemente citados para afirmar las ideas defendidas (y es muy probable
que argumentos casi idénticos que se reproducían en varios periódicos en simultáneo,
tuviesen poco de espontaneo y que fueran el fruto de arreglos previos sobre la estrategia
a seguir ante algún desafío político concreto).
Este trabajo se propone indagar sobre las relaciones entre la prensa entrerriana
y la política provincial en la década de 1860 a través del estudio de dos periódicos
de tendencia federal editados en la ciudad de Gualeguaychú: El Pueblo Entrerriano
(publicado entre 1862 y 1867) y El Porvenir (entre 1864 y 1867).
Gualeguaychú está ubicada en la ribera oeste del río Uruguay, en el sur de la
provincia de Entre Ríos. Desde 1860 era cabeza del departamento del mismo nombre,
uno de los más habitados y ricos de la provincia. Hacia 1869 tenía cerca de diez mil
habitantes, lo cual la constituía en la segunda ciudad entrerriana en cantidad de población,
luego de Paraná. Su puerto tenía una gran actividad comercial y era asiento de agentes
consulares. Al igual que en otras ciudades del litoral, Gualeguaychú estaba atravesando
un proceso de modernización, visible en la construcción de un teatro, la existencia de
cafés y hoteles, la creación de espacios para la sociabilidad exclusiva de la elite (clubes
de “recreo” y, hacia fines de la década, un “hipódromo”), sociedades de socorros mutuos
y una “junta de fomento”. Entre 1862 y 1870, se editaron en la ciudad nueve periódicos
(no sólo políticos, sino también dos literarios y uno comercial), lo cual es muestra de
las aspiraciones modernizantes del grupo de notables locales, en una época en la que la
prensa era concebida como un instrumento central para alcanzar el progreso. Asimismo,
la ciudad mantenía fuertes vínculos económicos, culturales y políticos con Montevideo
y Buenos Aires y cerca de la mitad de su población había nacido en Europa. Entre éstos
se destacaban los franceses e italianos, que participaban activamente en la política local.
Otro rasgo particular de Gualeguaychú era que allí residía un grupo muy dinámico de
liberales partidarios de Mitre, los cuales editaron entre 1862 y 1867 un periódico de
amplia circulación, La Democracia, que mantenía fuertes polémicas con sus rivales: El
Pueblo Entrerriano y El Porvenir (Pérez, 2015).
Estos dos últimos tuvieron una destacada influencia en la política provincial y en
varias coyunturas dominaron el discurso de la prensa federal, sobre todo, por la prédica
de dos de sus más destacados redactores, Francisco F. Fernández y Olegario Andrade.
Aunque no eran periódicos oficiales, contaron con el apoyo y la simpatía de Urquiza.
Como prensa federal, su principal objetivo era defender la doctrina del federalismo,
los intereses de Entre Ríos y al general Urquiza de sus “enemigos”. Sin embargo,
mantuvieron una relativa autonomía discursiva y no siempre siguieron los lineamientos
políticos del caudillo. En las siguientes páginas se analizarán los principales tópicos de
su discurso periodístico y se prestará especial atención a los vínculos de los editores con
los poderes políticos locales. Por tal motivo, también se estudiará la correspondencia
privada entre editores y entre otros actores relevantes de la provincia que aporta valiosos
datos sobre la política y la prensa durante este período.
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ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
Concepción del Uruguay. Además de sus escritos en la prensa, era dramaturgo y poeta.
Sus obras teatrales, de contenido político, fueron expuestas en distintos teatros de la
provincia con gran afluencia de público. Mantenía un vínculo cercano con Urquiza y
éste confiaba en sus capacidades políticas: en 1865, luego del desbande de Basualdo,
fue uno de los emisarios que el general envió a la costa del Paraná para intervenir
políticamente a favor de la restitución de su autoridad.9
De la trayectoria de Eugenio Gómez conocemos menos. Sabemos que antes de
editar El Pueblo Entrerriano había sido Juez de Paz de Gualeguaychú. Sus vínculos
con notables de la localidad (con el jefe político, con el comandante de milicias, con
diputados provinciales) son evidentes y también con los hermanos Victorica10, pero
a juzgar por el tono y el contenido de la correspondencia mantenida con Urquiza, la
relación con éste parece haber sido menos estrecha y más distante. Marcos Emilio
Funes, por su parte, se había desempeñado como secretario privado de Juan Saa en
San Juan y había participado en la batalla de Pavón. No conocemos cuáles fueron sus
actividades en Entre Ríos durante esta época además de su actuación como periodista,
ni tenemos indicios de que haya mantenido relación directa con Urquiza.
El Pueblo Entrerriano aparecía tres veces por semana y la suscripción mensual
era de 12 reales. Se editaba en cuatro páginas siguiendo un esquema de presentación de
los artículos que -con pocas modificaciones- continuó hasta la clausura del periódico
en febrero de 1867. En la portada habitualmente se publicaban noticias del exterior
o “noticias generales” sobre la situación política nacional y regional, generalmente
tomadas de periódicos de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba o Montevideo. La editorial
y otras notas de opinión sobre política nacional o provincial, aparecían en las páginas
centrales. Al final, se publicaba la sección “Hechos locales”, un compilado de pequeños
sueltos sobre acontecimientos de Gualeguaychú y hechos curiosos de otros lugares.
Este apartado tenía el fin evidente de informar al lector sobre cuestiones relacionadas
con el discurrir cotidiano de la ciudad (quién ha llegado de viaje, cuando se organizará
un baile en la Sociedad de Recreo, que las autoridades han dispuesto la matanza de
perros callejeros, etc.) y también de distenderlo. Por eso incluía también chistes, relatos
breves de ficción y versos -dirigidos explícitamente al público femenino-. Por último, la
contratapa estaba reservada a los avisos comerciales y de la jefatura política.
El momento en el que se creó el periódico era particularmente álgido y difícil
para los federales. Hacía apenas tres meses que la batalla de Pavón había permitido
la consolidación de la hegemonía de Buenos Aires y del partido liberal en gran parte
del interior de la República. La perspectiva de una invasión a la provincia por parte
de Buenos Aires para terminar de disciplinar a los oponentes políticos parecía cierta y
cercana para vastos sectores de la sociedad entrerriana. En ese contexto, en el que era
necesario defender al federalismo y a la provincia frente a los unitarios y a los intereses
9
AGN, FU, 1736, Francisco F. Fernández a Urquiza, 21/7/ 1865. Hacia 1867 las relaciones entre Urquiza
y Fernández se deterioraron. En 1870, Fernández sería un activo participante en la rebelión de López
Jordán.
10
Véase la correspondencia entre Gómez y Julio Victorica con motivo de las elecciones presidenciales de
1868.
40
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Pero el rol que debía adoptar El Pueblo Entrerriano iba más allá de la refutación
de las ideas de la prensa porteña. Si bien Urquiza había firmado la paz con Buenos Aires,
esta era concebida como provisoria por gran parte de los federales. En el horizonte
político de principios de 1862 era imaginable (y también deseable para sectores del
federalismo) que el líder se rebelase contra las imposiciones de Buenos Aires: por eso,
la prensa de Entre Ríos (y como parte de ella, El Pueblo Entrerriano) debía contribuir
a legitimar la causa federal y la defensa de la autonomía de la provincia para cuando el
general Urquiza cambiase su política frente al partido liberal liderado por Mitre. Así se
lo explicaba Andrade a Urquiza en febrero de 1862:
41
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
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campaña tergiversadas por terceras personas. AGN, FU, 1708, M. Navarro a J. J. Urquiza 3/7/1862.
16
“Los claros se llenan El Porvenir, 18/7/1866. De manera similar, El Eco de Entre Ríos reconocía
abiertamente sus vínculos con la prédica de El Pueblo Entrerriano y El Porvenir. En su primer número
podemos leer: “ Estamos seguros que nuestra voz pasará desapercibida, porque ante los robustos acentos
de “El Porvenir” y del “Pueblo Entrerriano”, poco vale una voz desautorizada y sin eco como la nuestra;
pero hemos de aplicar todas nuestras fuerzas, hemos de contribuir con todo el vigor de nuestra pobre
inteligencia”, El Eco de Entre Ríos, 6/7/1866.
43
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
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Puesto que el gobierno liderado por Mitre era tiránico y tenía como fin la
concentración del poder, uno de sus objetivos era el cercenamiento de las autonomías
provinciales. Así, se manifestaba una y otra vez que una de las principales tareas que
debían afrontar los federales de Entre Ríos era conservar la autonomía de la provincia
crecientemente amenazada.
Diversas coyunturas daban pie para la sospecha de las malas intenciones del
presidente Mitre: cuando se nombraba a funcionarios nacionales que no eran oriundos
de Entre Ríos o simpatizaban abiertamente con el partido liberal, cuando se negociaba
el reparto de las rentas nacionales, cuando el gobierno nacional solicitaba caballadas
para abastecer el ejército, cuando se movilizaban las guardias nacionales, etc. Pero, con
mucha frecuencia, lo que podría ser interpretado como un recorte de la autonomía, era
presentado a los lectores como el primer paso hacia la disolución de Entre Ríos, puesto
que los unitarios de Buenos Aires tenían como fin no sólo eliminar las autonomías
provinciales, sino también al federalismo.
Por lo tanto, las acciones del gobierno nacional eran presentadas como gestos
que anticipaban la segura ocupación de la provincia y la destrucción del pueblo libre
de Entre Ríos, condenado por el “pecado” de querer defender su autonomía y su
identidad federal. En tono ciertamente apocalíptico, se anunciaba el pronto inicio de
las hostilidades bélicas (anticipado por la hostilidad siempre presente de la prensa de
Buenos Aires y firmemente combatida por los federales entrerrianos) y la ocupación de
Entre Ríos por parte del ejército nacional.
Si bien la denuncia de la inminente invasión a la provincia, presente en 1862,
continuó en el discurso de ambos periódicos hasta el momento de su clausura en 1867,
es ampliamente conocido que esta amenaza no se concretó. Posiblemente, una vez
superados los críticos meses posteriores a la batalla de Pavón, la invasión a la provincia
nunca haya sido considerada como una opción política viable por Mitre y los principales
líderes del partido liberal, ni tampoco creída como posible por Urquiza y el círculo
más cercano de aliados. Hasta qué punto los autores de las notas periodísticas estaban
convencidos, no lo podemos saber. Es probable que estas afirmaciones fuesen más bien
fruto de la propia dinámica del discurso periodístico, que tendía por su propia naturaleza
a la exageración para abonar y acentuar la polémica -su eje articulador- . Práctica que
era denunciada como perniciosa por los contemporáneos, pero también alimentada, en
19
“La opinión de Entre Ríos”, El Porvenir, 18/7/1866. Los ejemplos de denuncia contra el gobierno de
Mitre son numerosísimos.
45
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
tanto que los periódicos eran utilizados como un instrumento de propaganda por todos
los actores políticos de la época.
Sin embargo, es interesante señalar que la construcción discursiva de esta
amenaza habilitaba la enunciación de una “retórica de la resistencia” que justificaba una
posible rebelión contra los poderes nacionales del pueblo de la provincia de Entre Ríos.
Como se señaló más arriba, el preparar la opinión pública entrerriana a favor de una
posible rebelión liderada por Urquiza, era uno de los objetivos que perseguía Andrade
en 1862 cuando planificaba la publicación de El Pueblo Entrerriano. Los argumentos
que legitimaban una posible rebelión contra los poderes nacionales apelaban al derecho
de los pueblos (las provincias) de resistirse mediante las armas a la tiranía: dado que
el gobierno de Mitre era despótico, su poder ilegítimo y su accionar ponía en riesgo la
existencia de los “pueblos libres” (es decir, las provincias) los levantamientos armados
contra ese no eran ilegales, sino totalmente legítimos.20
En paralelo a la impugnación de las políticas del partido liberal, se exaltaba la
figura de Urquiza. La defensa de lo que se podría denominar la “imagen” del caudillo
era una de las grandes preocupaciones de los federales entrerrianos. La prensa unitaria
solía atacar la figura de Urquiza ( a grandes rasgos lo describía como un déspota,
representante de la barbarie de los caudillos y heredero de Rosas) y la alarma cundía
ante cada nuevo folleto o libro que sus opositores publicaban para desprestigiarlo. Los
“escritores públicos” del partido y/o al servicio de Urquiza estaban atentos a dichos
ataques y respondían con notas de elogio hacia el líder y de vituperio hacia quienes lo
criticaban. A mediados de 1866, el inicio de la campaña presidencial sumó otro motivo a
la necesidad de enaltecimiento de Urquiza. En un registro apologético, era representado
como el héroe indiscutido del triunfo de la libertad contra la “tiranía” de Rosas, como el
artífice de la organización nacional y de la Constitución, como el forjador del progreso
en la provincia y la Nación. Y como “padre de los entrerrianos” era el único capaz de
defender a la provincia y a su pueblo de las amenazas que la asechaban.
20
Las notas en las que se desarrolla este argumento son numerosas, pero más frecuentes en el marco de
los levantamientos federales del interior. Este tipo de argumento se corresponde a un ideario político
extensamente aceptado en la época y con una larga tradición en los pueblos rioplatenses. Sobre este tema,
ver, por ejemplo a Cansanello, 2003; Macías, 2003; Sábato, 2008.
21
Por ejemplo, con marcada ironía (pero posiblemente con razón) en febrero de 1863 afirmaba: “podemos
46
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asegurar que es tanta la popularidad del “Pueblo” que si el General Urquiza suspende la subvención que
pasa, el “Pueblo” no vive ni quince días”(“Claridad colega”, La Democracia, 8/2/1863).
22
AGN, FU, 7392, O. Andrade a J. J. Urquiza, 19/2/1863; Beatriz Bosch, 1984: 256-257. Por su parte,
Gómez parece haber subsistido gracias a los trabajos de la imprenta de la cual era dueño, llevando una
vida muy modesta.
23
“Crónica Parlamentaria”, El Uruguay, 21/1/1864; “Punto final”, El Uruguay, 6/2/1864.
24
Aparentemente, quien habría intervenido a su favor fue el General Basavilvaso. AGN, FU, 1724, O.
Andrade a J. J. Urquiza, 10/3/1864.
47
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
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31
Lamentablemente, no encontramos en los archivos las ediciones correspondientes a la segunda mitad
del año 1864 hasta noviembre de 1865. De todas formas, si las polémicas hubiesen tenido lugar,
consideramos que no deben haber sido demasiado violentas ni deben haber puesto al descubierto las
tensiones y rivalidades que efectivamente se estaban gestando al interior del partido, puesto que no
hallamos referencias a las mismas en la correspondencia ni en otros periódicos de la provincia.
32
Del mismo modo, El Uruguay, el periódico oficial, publicaba notas de reprobación cuando otros
periódicos federales de la provincia se enfrascaban en polémicas o ventilaban rencillas personales que
atañían a actores locales.
Asimismo, esta preocupación por la manifestación de disidencias puede enmarcarse dentro del ideario
liberal decimonónico que sostenía a la uniformidad de opinión como un valor altamente deseable y al
cual debían tender las sociedades (Aljovín de Lozada y Loayza Pérez, 2014; Cucchi y Navajas, 2012;
Souto, 2014).
33
“Protestamos ante la ley y las autoridades”, El Pueblo Entrerriano, 15/11/1866.
49
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Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
34
AGN, FU, 1698, O. Andrade a J. J. Urquiza, 16/12/1861.
35
Los hermanos Victorica (asociados al ala más conciliadora con el gobierno nacional) miraban con
preocupación estas prácticas y la condenaban desde su periódico, El Uruguay.
50
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36
AGN, FU, 1734, O. Andrade a J. J. Urquiza, 25/4/1865.
37
El Paraná y El Republicano, que militaban en contra de la guerra, también moderaron su discurso.
38
“Paréntesis”, El Porvenir. Reproducido en La Tribuna, 7/5/1865.
39
AGN, FU, 1739, J.M. Domínguez a J. J. Urquiza, 17/11/1865.
51
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
Este “abuso” eran las notas que condenaban con vehemencia la Triple Alianza y
la política de Mitre. El hijo de Urquiza, Justo Carmelo se encargó de escribirle a Andrade
(es probable que otros también lo hayan hecho) para recomendarle que en su periódico
se escribiese “en el sentido de la unión y subordinación del pueblo Entrerriano”. Días
después, Andrade publicó artículos que -a juzgar por la opinión de Justo Carmelo-
tendían a apaciguar los ánimos. Esto no evitó que meses más tarde, a medida que se
lograba controlar la situación política de la provincia y se hacía evidente que Urquiza
no participaría en la guerra, la condena sin matices a la guerra volviese a dominar las
ediciones de El Porvenir (y también las de El Pueblo Entrerriano) hasta su clausura por
el gobierno nacional en febrero de 1867.
El sostenimiento de este discurso (que tampoco abandonaba su apoyo a las
montoneras del interior y que tenía características abiertamente insurrectas) junto
a la defensa de Urquiza como jefe del federalismo y gran político nacional, llevaba
a marcadas ambigüedades, salvadas a través de recursos retóricos que pretendían
exculpar al líder de sus prácticas contrarias a los intereses del federalismo. A partir de
1866 cada vez es más frecuente encontrar a Urquiza descrito como “sufriente”: luego
de Pavón su defensa de la paz en la República lo había llevado a pactar con el partido
liberal (y desatender los llamados de parte de los caudillos del interior que se habían
rebelado contra el orden impuesto por Mitre). Su honor inquebrantable era el que lo
había conducido a sostener políticas que contradecían los intereses federales. Al igual
que Sísifo, llevaba sobre sus hombros el peso de una situación política insoportable a la
que por los compromisos contraídos no podía ponerle fin.40
La contradicción era pública, demasiado evidente y era gustosamente
aprovechada por La Democracia para cuestionar tanto a El Porvenir y a El Pueblo
Entrerriano como al accionar del propio Urquiza:
40
Estos conceptos sobre Urquiza están presentes en numerosos artículos. La comparación con Sísifo en “El
Trabajo de Sísifo”, El Porvenir, 14/1/1867.
41
“¿Qué quieren?”, La Democracia, 8/8/1866.
42
Por ejemplo, AGN, FU, 1713, J.J. Urquiza a O. Andrade, 21/12/1862; AU, 1738, J. J. Urquiza a J.A.
Broches, 6/9/1865; AGN, Fondo Victorica [FV], J.J. Urquiza a B. Victorica, 2/9/1863.
52
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Sin embargo, más allá de los consejos, poco hacía para evitar esas prácticas. Por
ejemplo, frente a los reclamos que Benjamín Victorica le hiciera a mediados de 1863
sobre el accionar dañino de ese tipo de discurso de la prensa federal de la provincia,
alegaba su imposibilidad de controlar las opiniones publicadas: “mi influencia no llega
a toda la prensa, ni mi voz puede muchas veces hacerse oír a tiempo para prevenir las
explosiones (...) de la opinión”43. A pesar de estos argumentos, los hermanos Victorica
sospechaban que Urquiza consentía la publicación de artículos “muy virulentos” de
Francisco F. Fernández que “no convenían”.44
Es más, Urquiza difundía especialmente los periódicos dentro del círculo de
aliados. En su correspondencia se aprecia con claridad esta práctica (y también la de
“hacer circular” los periódicos por parte de quienes militaban a favor del partido). Por
ejemplo, en 1862 Víctor Silvero le informaba a Urquiza desde Corrientes: “He tenido
el honor de recibir la suya (...) y a ella adjuntos los cuatro números de “El Pueblo
Entrerriano” que se dignó a remitirme y a los que les he dado buena y conveniente
circulación”45. En enero de 1867 Manuel Lucero le indicaba desde Córdoba que hacía
lo mismo con El Porvenir: “Estoy recibiendo El Porvenir de Andrade y circulándolo
con provecho”46.
Días más tarde de esta última carta, el gobierno nacional ordenó la clausura
de ambos periódicos (junto con El Paraná y El Eco de Entre Ríos) por tomar “una
dirección incompatible con el orden nacional” y por sostener “la rebelión contra las
instituciones nacionales y contra los poderes públicos creados de ellas”.47 El gobierno
provincial acató las órdenes y procedió a la clausura. Urquiza acordó con la necesidad
de respetar la medida. Tal como le manifestó al gobernador Domínguez, el gobierno
provincial tenía el deber de evitar que “ningún periódico en la provincia cualesquiera
que sea su título, escriba con el desenfreno que se ha hecho”48. Sin embargo, apenas
unas semanas más tarde prestó ayuda financiera y apoyo político para la publicación de
La Regeneración, periódico que reemplazó a El Porvenir y que continuó sin matices
con el mismo discurso que su predecesor.49
Estas, tal vez aparentes, contradicciones no son sencillas de interpretar. Es
probable que una clave explicativa se halle en las particularidades de la década de 1860,
en la cual las lógicas partidarias estaban atravesando por un proceso de cambio tendiente
a erosionar las tradicionales identidades políticas.50 Esto creaba desfasajes evidentes al
interior del partido federal, en donde Urquiza y su círculo cercano de aliados apostaban a
43
AGN, FV, J.J. Urquiza a B. Victorica, 2/9/1863.
44
AGN, F V, 3136, J. Victorica a B. Victorica, 4/10/1863.
45
AGN, FU, 1702. V. Silvero a J. J. Urquiza, 5/02/1862. A juzgar por la gran cantidad de referencias en las
cartas a este tipo de prácticas, es claro que debe haber sido muy común y casi cotidiana.
46
AGN, FU, 1751, M. Lucero a J. J. Urquiza, 8/1/1867.
47
Circular del Ministerio del Interior al Gobierno de Entre Ríos, 27 de enero de 1867. Citado en Borques,
1919: 229.
48
AGN, FU, 1751, J. J. Urquiza a J.M. Domínguez, 31/1/1867.
49
A El Pueblo Entrerriano le sucedió El País. En este caso, el nuevo periódico adoptó un tono más
moderado.
50
Sobre la cuestión de las transformaciones en las identidades y prácticas partidarias a nivel nacional ver a
Míguez, 2013.
53
ARTÍCULOS
Pérez. Poder político provincial y prensa federal en Entre Ríos: entre la subordinación y la autonomía (1862-1867)
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 57-90
Resumen
En este artículo se estudia la organización y funcionamiento del sistema portuario de la provincia
de Corrientes desde 1816 hasta 1855. Se examina el establecimiento de los puertos como parte del proceso
de formación territorial y crecimiento económico del distrito. Se describe la legislación que regulaba la
actividad de estos centros y su equipamiento. En base a los registros para la percepción de los impuestos
aduaneros se efectúa un cálculo cuantitativo de la participación de cada uno de los puertos habilitados en el
comercio de exportación e importación de la provincia.
Abstract
This article analyzes the organization and operation of the port system in the province of Corrientes
from 1816 to 1855. The foundation of ports is examined as part of the process of territorial formation
and economic growth of the district. This paper also deals with the legislation regulating their activities
and their equipment. Based on records for the collection of customs duties, a quantitative estimate of the
participation of each of the authorized trade export and import ports of the province is made.
*
Instituto de Investigaciones Geohistóricas- UNNE-CONICET. schaller53@gmail.com
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
Introducción
A partir de las últimas décadas del período colonial la región rioplatense
experimentó un acelerado crecimiento económico debido a la expansión del comercio
de productos pecuarios con los mercados de ultramar. La vinculación con el exterior,
como es sabido, se acentuó a partir de la declaración de la independencia y de la apertura
comercial que fue consecuencia de la misma. Este proceso general de crecimiento ligado
con el comercio afectó, en distinto grado, a las diversas comarcas de la región. De esta
forma, también la economía de la jurisdicción de la ciudad de Corrientes, convertida en
provincia autónoma en 1814, progresó de acuerdo con el desarrollo del intercambio. Se
produjo un avance temprano en la etapa colonial pero desde la década de 1830 el distrito
comenzó a quedar rezagado en relación con sus vecinos del Litoral, particularmente
Entre Ríos, debido a las limitaciones ecológicas de la provincia para la actividad
ganadera. (Wentzel, 1988; Rosal y Schmit, 1994). Por otra parte el papel dinámico del
comercio estuvo fuertemente condicionado por los conflictos de intereses derivados
principalmente de la fuerte dependencia de las zonas interiores con respecto del puerto
de Buenos Aires (Whigham, 2009). Hay que señalar que el desarrollo comercial y
productivo desde mediados del siglo XVIII involucró también un proceso de expansión
territorial con la incorporación de nuevas tierras para las estancias (Maeder, 1981). El
crecimiento de la jurisdicción, que se prolongó hasta fines del siglo XIX, constituyó uno
de los rasgos centrales de la evolución de Corrientes en este período con significativas
consecuencias desde el punto de vista económico, social e institucional. Una de ellas
fue la formación de la provincia autónoma. En este aspecto, se ha destacado el papel
del centro urbano cabecera, la ciudad de Corrientes, en la conformación de la nueva
entidad política. Por su situación favorable en la ruta fluvial del río Paraná concentró
la actividad comercial y política de una jurisdicción en constante crecimiento. Fue
la cabecera mercantil a través de la cual se movilizaban las producciones de la zona
rural mediante una red de intercambios y de financiamiento controlado por la élite
urbana (Chiaramonte, 1991). Sin embargo, desde épocas tempranas, con la rápida
ampliación del territorio el control de la ciudad de Corrientes sobre las zonas rurales
tendió a debilitarse. Surgieron nuevos centros, como Goya y Curuzú Cuatiá, con cierta
autonomía. Se fue configurando así una diferenciación regional entre una zona de
antiguo poblamiento, de economía diversificada, y las áreas de ocupación más reciente,
con especialización ganadera. Las derivaciones de estas diferencias en la vida político-
institucional de la provincia durante el siglo XIX han sido estudiadas (Gómez, 1928;
Buchbinder, 2004), así como sus efectos demográficos (Maeder, 1969). Sin embargo,
poco se ha tratado sobre la evolución productiva y mercantil de las regiones en esa
etapa. Para abordar este aspecto el presente trabajo examina la evolución del valor
y composición del comercio en los puertos habilitados para el tráfico exterior de la
provincia de Corrientes sobre los ríos Paraná y Uruguay. La actividad de estos centros
refleja en gran medida la evolución económica de su área de influencia lo que permite
apreciar la diversidad de producciones y los diferentes ritmos de crecimiento regional.1
1
Diversos estudios (Chiaramonte, 1991; Rivera, 1981; Whigham, 2009) aportan valiosa información
cuantitativa sobre el comercio de exportación de la ciudad de Corrientes, no contamos con datos similares
58
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
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sobre las otras localidades que servían sobre todo a las zonas ganaderas.
2
En el Archivo General de la Provincia de Corrientes las guías se hallan agrupadas en dos series
documentales. Los Comprobantes de Libros de Caja reúnen las guías de la aduana de la ciudad de
Corrientes. Las que corresponden a las receptorías que funcionaron en otras localidades se encuentran en
los Expedientes Administrativos. Comprobantes libros de Caja: legajos nº 1 (1815-1818), 2 (1819-1820),
3 (1821), 4 (1822), 5-6 (1823), 7-8 (1824-1825), 9 (1826), 10-12 (1827-1828), 13-16 (1829), 17-18
(1830), 19 (1831), 20-21 (1832), 22-23 (1833), 24-28 (1834-1835)),29-31 (1836) 32-33 (1837), 34-35
(1838), 36-37 (1839), 38-39 (1840), 40-43 (1841-1842), 44-48 (1843), 47 (1844), 49-51 (1845), 52-53
(1846), 54-56 (1847). 57-60 (1849), 58-61 (1848), 62-63 (1850), 64-65 (1851), 66-68 (1852)), 69-70
(1853), 71-72 (1854), 73 (1855).
Expedientes Administrativos: legajo nº 1 (1810-1812), 2 (1813-1816), 3 (1817), 4 (1818-1819), 5 (1820),
6 (1821), 7-8 (1822), 9-10 (1823), 11-12 (1824), 13-14 (1825), 15-18 (1826), 19-22 (1827), 23-25 (1828-
1829), 26-29 (1830), 30-32 (1831), 33-35 (1832), 36-38 (1833), 39-42 (1834), 43-47 (1835), 48-49
(1836), 50-53 (1837), 54-57 (1838), 58 (1839), 59-60 (1840), 61-65 (1841), 66 (1842), 67-69 (1843),
70-73 (1844), 74-78 (1845), 79-85 (1846), 86-90 (1847), 90-94 (1848), 95-101 (1849), 102-105 (1850),
106-109 (1851), 110-113 (1852), 114-116 (1853), 117 (1854).
59
ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
(cueros, suelas, maderas, tabaco y animales en pie) quedaron sujetos a impuestos fijos.
Las guías del período 1822-1836 prácticamente no ofrecen referencias sobre el valor
de esos productos. Para la etapa posterior, los datos son más completos aunque todavía
subsisten vacíos en la información.3
Debido a estas lagunas sólo es posible efectuar una estimación aproximada del
valor de los frutos no aforados. Para establecerlo, en este trabajo se considera que el
impuesto específico representaba 1/8 (12,5%) del valor de esos bienes. Esta proporción
se ha establecido en relación con los precios de algunos artículos, en especial cueros
y animales en pie, que aparecen en los inventarios y algunas transacciones al por
mayor del gobierno. Los derechos fijos de aquellos bienes que tenían algún proceso de
elaboración, como los cueros curtidos, representarían el 6,25% o un 1/16 del valor. La
utilización de estos valores de referencia, por supuesto, constituye sólo un instrumento
alternativo de análisis ante la falta de datos sobre los precios reales. Debe señalarse
finalmente que los valores están expresados en pesos plata de ocho reales.4
3
En 1837 se establecieron impuestos proporcionales para el tabaco y las maderas. Durante la década
de 1840 los cueros, suelas y animales en pie del Paraguay que se exportaban por Corrientes abonaban
un derecho de tránsito proporcional. También se cuenta con listas de precios de frutos en la ciudad
de Corrientes, que se publicaron en los meses de abril y mayo de 1848 en el periódico Corrientes
Confederada. Hay una lista similar para el año 1855 editada en El Comercio. Existen cálculos de la
Colecturía de la provincia sobre el valor de las exportaciones e importaciones de 1825 hasta 1843. La
serie completa ha sido analizada por José Carlos Chiaramonte. Estos montos, sin embargo, son globales
y no permiten analizar la composición del comercio exterior ni la participación de los diferentes puertos
en el mismo. Cfr. Chiaramonte, 1991.
4
Los valores estimados para los principales productos son los siguientes: cueros vacunos, 18 reales; cueros
de bagual y de becerro, 4 reales; suelas, $5; caballos: $2, mulas: $4; vacunos, $3; tabaco, $4 la arroba;
cigarros $8 la arroba. Cortes de madera por vara: vigas, $1, trozo, $2; tirantes: 4 reales; tirantillos: 1 real.
Cortes de madera por unidad: maza, $3, rayos, $1.
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
el curso principal del río se extiende una ancha faja deprimida por donde se desplazan
numerosos cursos secundarios. Las localidades se asentaron espontáneamente en los
puntos donde las lomadas se acercan al cauce principal. Goya constituía el punto de
contacto más directo de las tierras situadas en el centro y del sur de la jurisdicción. Su
posición estratégica compensaba ampliamente las dificultades del sitio y la convirtió
en poco tiempo en la cabecera mercantil de la nueva frontera ganadera. Esquina, por su
parte, ocupaba una posición menos favorable ya que era el centro de intercambio de una
zona aislada en el extremo suroeste. El Cabildo de la ciudad de Corrientes reclamó en
repetidas oportunidades la clausura de estos puertos porque alegaba que el comercio sin
control promovía el robo de hacienda y el faenamiento clandestino. Los intentos fueron
infructuosos y finalmente las autoridades del Virreinato habilitaron los puertos con la
instalación una receptoría en Goya (1802) y otra en Esquina (1803).
Durante la primera década del período independiente el régimen de los puertos
fluviales se vio condicionado por la fragmentación territorial del Virreinato del Río
de la Plata y los conflictos regionales. Como parte de este proceso en junio de 1814
la élite local proclamó la autonomía de Corrientes y se constituyó en provincia. En
consecuencia, la administración de los puertos y la recaudación de los recursos en
las receptorías, que antes dependían de Buenos Aires, quedaron bajo el control de las
autoridades de la jurisdicción. Los primeros reglamentos que regularon el comercio
exterior, (9 de septiembre de 1815, 1º de diciembre de 1822, 26 de enero de 1825),
mantuvieron como centros habilitados sobre el río Paraná a los puertos de Corrientes,
Goya y Esquina.5
La nueva provincia se recuperó rápidamente de los desórdenes de la etapa
inicial del período independiente. Durante la primera mitad del siglo XIX la población
correntina creció de manera sostenida, salvo durante la etapa de luchas de la década de
1840. De esta forma, hacia 1857, la población del distrito era de poco más de 85.000
habitantes (Maeder, 1969). En la década de 1820 se reanudó el avance territorial y la
formación de nuevas poblaciones. Un paso importante consistió en asegurar el dominio
correntino sobre la costa del Paraná amenazada por los ataques de los indios del Chaco.
Como parte de esta política Pedro Ferré (1824-1828) fundó las localidades de Bella
Vista (1825) y Empedrado (1826). La primera de ellas, por ley del 17 de junio, fue
habilitada como puerto para el comercio.6 Con este centro, situado sobre una barranca
elevada de la costa, los departamentos interiores del noroeste podían contar con un
nuevo punto para el tráfico fluvial. Años más tarde, por la ley de aduanas del 26 de
5
El texto del Reglamento de 1815 se reproduce en Hernán Gómez, El general Artigas y los hombres
Corrientes, 1929, pp. 84-85. El arancel de 1822 en Archivo General de la Provincia de Corrientes,
Documentación histórica. Años 1821 y 1822, Corrientes, 1928, p. 281; El Reglamento de 1825 en el
Registro Oficial de la Provincia de Corrientes (en adelante RO), tomo I, 1821-1825, Corrientes, 1929,
pp. 347-363.
6
RO, tomo I, 1821-1825, p. 375. De acuerdo con la Constitución correntina de 1824, la habilitación de
puertos al comercio exterior se efectuaba por medio de una ley del Congreso provincial.
62
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 63-90
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
mercantil apreciable. La localidad de Paso de los Libres se fundó por ley del 9 de
septiembre de 1843 en el denominado Rincón de San Jorge. En la ley de creación se
habilitó este punto para el comercio y se ordenó la instalación de la correspondiente
receptoría. Al año siguiente, en la orilla vecina se fundó la población brasileña de
Uruguayana.11 El otro centro sobre la costa del Uruguay surgió en la frontera nordeste
de la provincia en las cercanías del destruido pueblo misionero de Santo Tomé, frente
a localidad brasileña de San Borja. Sobre el dominio del área existía una disputa
jurisdiccional con el Paraguay que, en los años 1832 y 1834 llevó a un enfrentamiento
entre ambos Estados. Al disminuir las tensiones comenzó a organizarse en ese punto
un incipiente centro urbano. La firma de un tratado de límites con el Paraguay en 1841
arregló, al menos provisoriamente, la cuestión jurisdiccional y reconoció el dominio
de Corrientes sobre este sector. A partir de julio de 1842 comenzó a funcionar una
receptoría en Santo Tomé. Durante algunos años la actividad comercial fue muy intensa
pero en 1849 el pueblo fue destruido al reanudarse la ocupación paraguaya (Centeno,
1980: 132-133; Palma, 1969).
La organización constitucional del país produjo un cambio fundamental en el
manejo de los puertos. El Acuerdo de San Nicolás (mayo de 1852) creó una autoridad
nacional provisoria y otorgó a la misma las rentas de las aduanas exteriores del país. Los
principales puertos fluviales, entre ellos los de Corrientes, fueron abiertos al comercio de
ultramar y la administración de los mismos debía quedar a cargo de la nueva autoridad
nacional. Esta medida preliminar fue consagrada en forma definitiva por la Constitución
Nacional (mayo de 1853) y debía ejecutarse a partir la instalación del gobierno presidido
por Justo José de Urquiza (marzo de 1854). En la práctica el traspaso se demoró debido
a las dificultades que se presentaron para organizar el sistema rentístico de la Nación.
De esta forma la provincia conservó, con limitaciones, la administración de los puertos
de su jurisdicción hasta mediados de 1855.
11
RO, tomo V, 1842-1846, pp. 353-355. Entre 1848 y 1864 Paso de los Libres fue denominada Restauración.
64
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
El monopolio del comercio exterior por parte del puerto de Buenos Aires fue
uno de los motivos del enfrentamiento armado de la provincia contra Rosas durante la
década de 1840. En este período crítico Corrientes afianzó los vínculos con los estados
vecinos. El paso más importante en este aspecto fueron los tratados celebrados con el
Paraguay el 31 de julio de 1841. En ellos se establecía “la amistad y recíproca libertad
de comercio entre los súbditos de ambos gobiernos”. Se determinaba como puntos
de intercambio para el tráfico fluvial las ciudades de Corrientes y Pilar. Además se
arreglaba provisoriamente el conflicto sobre la posesión de las tierras de las antiguas
Misiones con lo cual la provincia podía acceder a la tradicional ruta comercial entre la
localidad paraguaya de Itapúa (Encarnación desde 1842) y la brasileña de San Borja.
Los acuerdos se mantuvieron hasta 1849 y en ese lapso la provincia cumplió el papel
de intermediaria mercantil del Paraguay con el exterior por lo que los frutos de este país
constituyeron un importante componente de las remesas correntinas (Scavone Yegros,
1995; Whigham, 2009; 112-113).
Hasta 1838 los únicos puertos de la provincia plenamente autorizados para el
tráfico fluvial se ubicaron sobre el Paraná. El Reglamento General del 26 de enero de
1825 designaba a las localidades de Corrientes, Goya y Esquina para la importación
de bienes y la exportación de frutos locales. El puerto de Bella Vista, habilitado en
junio de ese año operó con restricciones hasta que la ley del 20 de septiembre de 1831
permitió que funcionara en las mismas condiciones que los otros puertos.16 En lo que
respecta al tráfico sobre la costa del Uruguay, como se ha dicho, inicialmente la aduana
se estableció en Curuzú Cuatiá, en el interior de la provincia. Entre esta localidad y
los pasos habilitados sobre el río (Itaqui y Santa Ana) existía una vasta zona poco
poblada muy difícil de controlar. Por ese motivo en esos puntos sólo estaba autorizada
la importación de los frutos de producción propia de los estados limítrofes, es decir,
de yerba brasileña. Esta limitación quedó expresamente establecida en la ley del 13 de
mayo de 1831. Los efectos de ultramar sólo podían ingresar por los puertos del Paraná.
En la práctica, algunas modestas partidas se introdujeron desde el nordeste de Entre
Ríos, especialmente tras la fundación de Concordia (1832).17 Las restricciones sobre el
comercio en la costa del Uruguay se dejaron de lado a fines de la década de 1830 debido
las dificultades por las que atravesaba el tráfico por el Paraná. Por la ley del 20 de junio
política propia e independiente, en virtud de la que puede por sí resolver cuanto le concierna”, RO, tomo
IV, 1830-1841, Corrientes, 1928, pp. 359-360.
16
Bella Vista en un principio sólo estuvo autorizado para exportar frutos locales. El decreto del 18 de junio
de 1826 permitió la importación de efectos pero sólo de aquellos que, a juicio de las autoridades, fueran
de “fácil reconocimiento”. Como medida de fomento, por ley de 22 de octubre de 1825, las salidas de
productos agrícolas y maderas quedaban libres del pago de derechos por cuatro años. RO, tomo I, 1821-
1825, p. 405; RO, tomo II, 1826-1830, pp. 44-45; RO, tomo III, 1831-1837, pp. 86.
17
El gobernador Pedro Ferré en un oficio al Congreso provincial (15 de mayo de 1831) destacaba que
la apertura del Paso de Santa Ana “no tenía otra tendencia que la de facilitar el comercio que pudieran
prometer los frutos producidos por los Estados Brasileño y Oriental [y] de ningún modo debe entenderse
para que por aquella vía se importen mercaderías que no sean legítimamente producidas por los Estados
referidos, pues para los procedentes de las Provincias de la Unión y otros Países, tiene Corrientes sus
respectivos puertos habilitados” AGPC, Copiadores Notas del Ministerio de Gobierno (CNMG), tomo
III, Comunicaciones al congreso provincial.; RO, tomo III, 1831-1837, p. 25.
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de 1838 se autorizó a importar por los pasos de Higos y de Santa Ana “los efectos sea
cual sea su procedencia, así como para exportar los frutos de la provincia”. A partir de
ese momento los puntos habilitados sobre el Uruguay quedaron en iguales condiciones
que los puertos del Paraná.18
Además de canalizar el comercio local los puertos funcionaban también como
centros de depósito de mercaderías que ingresaban al territorio provincial pero estaban
destinadas a otras jurisdicciones. El puerto de la ciudad de Corrientes, en particular,
sirvió como escala intermedia en el comercio del Paraguay. De acuerdo con el reglamento
de 1825 los bienes en tránsito estaban sujetos a un impuesto del 2% de su valor y
podían almacenarse hasta noventa días. La disposición general sobre los depósitos fue
suspendida por ley del 16 de febrero de 1827 “en calidad de por ahora” pero no fue
restablecida hasta el 23 de noviembre de 1841 mediante una resolución similar dictada
para facilitar el comercio con el Paraguay.19 Aunque de mucho menor volumen, también
se desarrollaba un comercio de tránsito con el Brasil. Por decreto de 17 de septiembre de
1828 este intercambio se centralizó en el puerto de Esquina. Posteriormente mediante
el decreto del 20 de junio de 1840 el punto de trasbordo se trasladó a la localidad de
Goya. En el sector oriental de la provincia la receptoría de Curuzú Cuatiá controló la
ruta desde el nordeste entrerriano. A partir de 1844 esta vigilancia se estableció en Paso
de Los Libres.20
Equipamiento y administración
El Paraná constituía la ruta principal del comercio exterior para la provincia de
Corrientes. Este río ancho y caudaloso, sin saltos ni rápidos en el extenso tramo que se
extiende desde Apipé hasta su desembocadura, era la vía de comunicación más rápida y
económica para el acceso hacia las otras poblaciones del Litoral, especialmente Buenos
Aires. No obstante, la navegación presentaba dificultades por los continuos cambios en
el cauce principal y la presencia de raigones y bancos de arena. Asimismo la costa en su
curso medio e inferior no se presta para la formación de puertos (Kroeber, 1967).
En el tramo de la orilla izquierda que pertenecía a la jurisdicción de la provincia
el sitio más adecuado para la actividad portuaria es el de la ciudad de Corrientes. Se
trata de un lugar elevado con acceso directo al curso principal del río. Las características
siete puntas rocosas, que sobresalen de la costa y que dieron lugar al nombre del paraje,
formaban puertos naturales aptos para desembarco y abrigo de los buques. El naturalista
Alcides D’Orbigny, quien visitó la provincia entre 1827 y 1828, destacaba que “El
lado que da sobre el río es… el más pintoresco de la ciudad porque una multitud de
ensenadas arenosas, formadas por las puntas de roca, ofrece, en todas partes pequeños
puertos en su mayoría llenos de barcos” (D’Orbigny, 1955; 399-400). En un informe
18
RO, tomo IV, 1838-1841, pp. 61-62
19
Posteriormente, la ley del 12 de enero de 1842 amplió el plazo de los depósitos a seis meses en vista de
la incertidumbre que afectaba la navegación de los ríos.RO, tomo II, 1826-1830, p. 108; RO, tomo IV,
1838-1841, pp. 360-361; RO, tomo V, 1842-1846, p. 5
20
RO, tomo II, 1826-1830; RO, tomo IV, 1838-1841, p. 263.
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
de 1853 se afirmaba que la capital contaba con diez fondeaderos naturales “en los
cuales pueden cargar y descargar con planchada y bastante comodidad buques de hasta
200 toneladas”.21 De las siete puntas, la más sobresaliente es la que se denomina San
Sebastián, y desde allí se podía observar el movimiento en las ensenadas vecinas. La
rada al Este del promontorio constituía el puerto principal donde descargaban los barcos
más grandes, era, señalaba D’Orbigny, el centro del movimiento comercial, “es allí
donde se aglomeran los marineros; es allí donde se amontonan las pilas de maderas y
planchas, listas para enviarse a las provincias vecinas. Este lugar es, por así decirlo, una
parte diferente de la ciudad” (D’ Orbigny, 1955; 400). Para un mejor control, en enero
de 1825 el gobierno estableció allí la descarga obligatoria de los buques. Años más tarde
(24 de febrero de 1842), se habilitó otro punto situado un poco más al este, en el paraje
La Rosada.22
A lo largo del año podían acceder al puerto de Corrientes todo tipo de
embarcaciones utilizadas en la navegación fluvial. En los períodos de creciente
(principalmente de enero a marzo) también estaban en condiciones de llegar sin grandes
dificultades buques de mayor calado propios de la navegación de ultramar. Como lo
señalaba Martín de Moussy, con esta ventaja la ciudad era “la más comerciante de la
provincia” (Moussy, 1860, 135).23
Pese a las condiciones favorables el acceso a los desembarcaderos naturales
de la ciudad no siempre era sencillo por la configuración de la costa y las corrientes
caprichosas del río que dificultaban las maniobras de los buques de vela. En los
períodos de calma, para sortear las salientes, debía recurrirse al expediente de atar cabos
en piedras o árboles de la costa. En estas operaciones las embarcaciones podían ser
21
Razón que se da al Ministerio de Hacienda Nacional con arreglo a la nota del 21 de noviembre del
Corriente Año, AGPC, EA, leg. 117. El informe es del 16 de diciembre. Las puntas rocosas que encerraban
los puertos naturales eran de este a oeste: Aldana, Yatictá, Batería, San Sebastián, Tacurú, Tacuara y
Arazatí.
22
Comunicación del gobernador al Colector General (18 de enero de 1825): “la poca delicadeza
y exactitud de los introductores en la satisfacción de los derechos… reclaman con imperio
un orden que haga desaparecer la quiebra que amenaza el Estado. Bajo este principio, ha
resuelto que todo buque que en adelante llegue a estos Puertos con cargamento y procedente
de cualesquiera destino que sea, aporte en la Banda Oriental de la Punta San Sebastián frente
a la aduana donde deben en adelante practicarse las cargas y descargas de todo buque…
permitiendo que los que hayan concluido el desalije y requisa, se conduzcan a la rada o Puerto
que más le acomode”. AGPC, CNMG, tomo I.
23
Martin de Moussy señala que los grandes vapores de guerra y corbetas de la flota anglo-francesa que
remontaron el Paraná con el convoy de buques mercantes que se dirigían a Corrientes en 1846 debieron
elegir los meses de enero y febrero para esa expedición. José Carlos Chiaramonte ha examinado el
porte de los buques que arribaban al puerto de Corrientes en base al impuesto de las patentes. El monto
de este derecho se fijaba de acuerdo con una escala de tonelaje. Como ejemplo señala que en 1831 se
pagaron 160 patentes. Del total, 13 patentes se otorgaron por buques de 86 toneladas o más. Asimismo
de la comparación entre la cantidad de naves registradas y el monto de lo recaudado entre 1827 y 1840
concluye que a partir de la década de 1830 se aprecia un aumento de tonelaje medio de las embarcaciones.
Chiaramonte, 1991; 78-81.
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arrastradas rio abajo o encallar.24 Las autoridades provinciales realizaron algunas obras
para mejorar las condiciones de funcionamiento en el puerto principal. Así, durante el
segundo gobierno de Pedro Ferré (1830-1833), con el fin despejar el área de descarga, se
dispuso la expropiación de las casas particulares ubicadas en la costa hasta una cuadra
al este de la aduana (ley del 19 de julio de 1832).25 Por su parte, el gobernador Joaquín
Madariaga a fines de 1846 propuso un plan tareas que incluía el establecimiento de
boyas, la construcción de dos muelles y de un dique “impidiendo los perjuicios que
las corrientes causaban” así como la formación de un paseo de alamedas “que servirá
de adorno y de desahogo a la población”. De este proyecto general sólo se concretó la
realización de un muelle de piedra. La construcción, aunque modesta, constituía una
obra excepcional para la época en la zona del Litoral.26
Entre la ciudad de Corrientes y la desembocadura del río Santa Lucía la
costa del Paraná presenta alternativamente zonas de terrenos elevados y áreas bajas y
pantanosas. En los puntos más sobresalientes se ubicaron las poblaciones de Empedrado
y Bella Vista. Esta última se hallaba situada sobre una barranca arenosa que se elevaba
unos treinta metros de la costa. No había inconvenientes para el acceso de los buques
pero no era sencillo superar la altura para transportar los productos. En el informe ya
mencionado de 1853 se indicaba que “lo que necesita [la localidad] es una bajada amplia
y cómoda, y es de precisión hacer una obra sólida que no esté sujeta a la destrucción que
continuamente causan las lluvias”.27
En el sector de la costa comprendido entre el río Santa Lucía y el Guayquiraró
las condiciones son mucho menos favorables para la actividad portuaria. La costa es
generalmente baja e inundable. Como los terrenos más favorables para las poblaciones
se hallan alejados del cauce principal los puertos se ubicaron a orillas de canales
secundarios. El puerto de Goya se formó sobre el riacho del mismo nombre, definido
entre la costa y una extensa isla. Por su parte, el puerto de Esquina se comunicaba con el
curso principal por los brazos del delta que forma el río Corrientes en su desembocadura
con el Paraná. Las desfavorables condiciones del sitio creaban serias dificultades para
el acceso de las embarcaciones. En este aspecto un problema grave se planteó en Goya
a partir de la década de 1840 por la obstrucción paulatina de la boca norte del riacho
debido a la acumulación de sedimentos. El obstáculo limitaba el ingreso directo al puerto
de los buques de mayor calado como las goletas y bergantines y a veces interrumpía
la navegación por completo. Se señalaba en el informe de 1853 que “El Puerto de la
ciudad de Goya es malísimo cuando está el Paraná bajo… y solamente es accesible
24
Un testimonio sobre un accidente de este tipo se encuentra en la demanda de Domingo Latorre y Eugenio
Barrios contra Antonio Pinedo, maestre y sobrecargo de la Balandra Liguria, AGPC, Judiciales, tomo
232, f. 180-187. Un suceso similar se describe en la obra de Mackinnon, 1957, pp. 116-118.
25
RO, tomo III, 1831-1837, p. 98.
26
Mensajes del gobernador Joaquín Madariaga, 21 de octubre de 1846 y 6 de mayo de 1847; AGPC,
Libro de Actas de la Cámara de Diputados, tomo I. En la edición del 22 de junio de 1855 del diario
El Comercio, se indica “hemos visto que la muralla de ésta principia a desmoronarse; ahora que su
compostura es fácil y de poco costo llamamos la atención de quien corresponde”.
27
Razón que se da al Ministerio… AGPC, EA, leg. 117.
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34
Razón que se da al Ministerio… AGPC, EA, leg. 117; “Las casas de Aduana y Resguardo que se han
edificado en Bella Vista, como uno de los puertos habilitados de la provincia, a más de corresponder
cumplidamente a los objetos de su destino, sirven de ornato al pueblo”, Mensaje de Pedro Ferré (8
de noviembre de 1833), RO, tomo III, 1831-1837, p. 205. Todavía en 1830 el edificio de la aduana de
Goya se ubicaba en una casa alquilada. En su mensaje del 6 de diciembre de 1836, el gobernador Rafael
Atienza afirmaba que “el plan de edificar gradualmente en la campaña, casas de seguridad, cuarteles
y otras piezas para oficinas, ha producido los mejores resultados… En la villa de Goya un edificio de
material cocido que comprende hasta el número de ocho piezas… está a punto de construirse” RO, tomo
III, 1831-1837, p. 372.
35
En el período de 1805-1809 el valor promedio de las importaciones por el puerto de Corrientes fue de
alrededor de 33.000 pesos, mientras que el de las exportaciones fue de 83.000 pesos. Debe destacarse que
hubo fuertes variaciones anuales. AGPC, EA, leg. 1.
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1.200.000
1.000.000
800.000 Importaciones
Pesos
600.000 Exportaciones
400.000
200.000
0
02 06 10 1814 1818 1822 1826 1830 1834 1838 1842 1846 1850 1854
18 18 18
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
esa etapa, salvo breves momentos, se interrumpió la vinculación con Buenos Aires. El
tráfico se orientó hacia Montevideo, pero el acceso a esta plaza por el Paraná estaba
sujeto a fuertes riesgos por la acción de los buques de la Confederación. En algunos
momentos la vía fluvial quedó clausurada por completo para el comercio correntino.
Para superar estas dificultades se incrementó el intercambio con Paraguay y Brasil y se
buscaron canales alternativos por el río Uruguay. La prolongación del estado de guerra
durante casi diez años produjo la caída de la actividad agrícola y forestal agravada
por la apertura del comercio con el Paraguay que representó el ingreso masivo de
frutos que competían con la producción local. Asimismo las incursiones de las fuerzas
enemigas que saqueaban los recursos del terreno perjudicaron especialmente a las áreas
ganaderas del sur. La evolución de las exportaciones, condicionada por las luchas, tuvo
grandes fluctuaciones pero, en conjunto, las remesas sufrieron una fuerte reducción. Las
importaciones experimentaron menos alteraciones y aún tendieron hacia el crecimiento.
Esto se debió a la anulación de las medidas proteccionistas, a la fuerte demanda de
bienes para el sostenimiento de la lucha y a la entrada forzosa de cargamentos de buques
enemigos.
La etapa más crítica para el comercio por el Paraná concluyó con el arribo
de una flota anglo-francesa a la capital correntina en febrero de 1846. La llegada del
convoy levantó el bloqueo rosista y fue el primer paso hacia una reanudación del tráfico
regular. A fines de 1847 el restablecimiento de la paz interna y de la vinculación con
Buenos Aires crearon las condiciones para la recuperación económica. La misma, sin
embargo, avanzó lentamente. Crecieron de manera sostenida las exportaciones pero este
incremento se vio contrarrestado por una baja de los precios locales y la crisis definitiva
de la producción de cueros curtidos y de tabaco. Por su parte, las importaciones tampoco
aumentaron porque el gobierno restableció las medidas proteccionistas entre 1848 y
1851. Una clara tendencia hacia el crecimiento se definió recién en los primeros años
de la década de 1850, particularmente tras la caída de Rosas. Esta nueva coyuntura
favorable era impulsada por la supresión a las restricciones del comercio y una fuerte
recuperación de los precios de los frutos exportables.
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 75-90
Cuadro nº 1. Participación de los puertos en valor total de las exportaciones (% del total)
Cuadro nº 2. Participación de los puertos en el valor total de las importaciones (% del total)
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
El otro puerto de la zona noroeste, Bella Vista, era el punto de contacto con el
exterior del área agrícola y ganadera que comprendía el departamento de ese nombre y
una amplia franja donde se levantaban las localidades de Saladas, Mburucuyá, Caá Catí
y San Roque (De Moussy, 1860;137-138).
En lo que se refiere a las exportaciones, al finalizar la etapa colonial el puerto de
Corrientes canalizaba alrededor del 60% del valor total de las remesas. Esta proporción
se redujo durante la fase inicial del período independiente por el fuerte crecimiento
de las salidas de cueros por Goya y Esquina. Restablecido el orden interno y el tráfico
regular, durante la década de 1820 y hasta mediados de la siguiente se acentuó el
predominio del puerto de la capital por el crecimiento de la producción agrícola y
artesanal del noroeste y la crisis de la zona ganadera del sur. En este lapso, como se ha
visto, se habilitó el puerto de Bella Vista que se afianzó rápidamente como centro de
exportación. Durante la crisis bélica que se abrió a fines de la década de 1830 cayeron
las exportaciones agrícolas y forestales y se estancaron las ganaderas. Asimismo gran
parte del intercambio se canalizó por los puertos de la zona del Uruguay. El valor total
de las remesas en el puerto de Corrientes durante el lapso 1836-1840 disminuyó en
un 40% en relación con el del lustro anterior, mientras que en Bella Vista la reducción
fue casi del 70%. En el quinquenio siguiente el monto de las exportaciones fue similar
pero aproximadamente el 27% estaba integrado por productos del Paraguay. De esta
forma, la participación de los puertos del noroeste en el comercio de exportación se
redujo. Con la finalización de la lucha contra Rosas volvió a crecer el aporte de la
zona. Luego de la supresión del bloqueo durante los años 1846 y 1847 tuvo lugar un
76
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 77-90
37
Durante los años 1844 y 1845 el bloqueo del Paraná produjo una caída de las importaciones regulares,
pero hubo un ingreso extraordinario de efectos por el puerto de Corrientes como resultado de la captura
(octubre de 1844) de una flota de buques mercantes que, con bandera de Buenos Aires, se dirigía hacia el
Paraguay. Gran parte del cargamento fue embargado y utilizado para las necesidades del ejército.
38
El área de influencia comprendía unos 36.000 Km2 y a mediados del siglo XIX reunía el 35% de la
población (1857) y el 60% de las existencias ganaderas (1854). En 1857 Goya contaba con unos 1.800
habitantes y Esquina con alrededor de 400.
39
En una nota publicada en el diario El Comercio (26 de agosto de 1855) se señalaba que “La Corriente
Comercial que mantenía el movimiento mercantil en esta parte de la costa del Paraná, ha emigrado a la
del Uruguay adonde van a proveerse los Departamentos de Restauración [Paso de los Libres], Curuzú
Cuatiá y Mercedes que antes lo hacían en este punto. Queda pues hoy este mercado concentrado a llenar
las necesidades del Departamento”. Asimismo, un cronista de La Opinión ante la visible prosperidad
de Bella Vista pronosticaba (7 de junio de 1857) que la plaza estaba llamada a “un inmenso desarrollo”
y a “atraer con el tiempo todas las transacciones comerciales que hasta hoy han hecho esos diversos
departamentos [San Roque, Saladas y Caá Cati] con la ciudad de Goya, que por causa de la dificultad de
sus comunicaciones con el Paraná pierde cada día su importancia”.
77
ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
una rinconada delimitada por el Paraná al oeste, el Guayquiraró al sur y al este una zona
deprimida e inundable que la separaba de las lomadas de la región del Paiubre.
A fines de la etapa colonial ambos centros participaban con aproximadamente el
40% del valor de las remesas. Iniciado el movimiento independiente las exportaciones
provinciales tendieron a desplazarse hacia estos puertos. Así en el lapso de 1816 a 1820
las salidas por Goya fueron levemente superiores a las de Corrientes. Pero, como se ha
dicho, el crecimiento tenía un corto alcance pues se sustentaba en una destrucción de
la riqueza pecuaria. La crisis ganadera se hizo sentir en el decenio de 1820 y produjo
una fuerte caída de la región del sur. En valores absolutos las salidas por el puerto de
Goya fueron menores en el quinquenio 1821-1825 que en el lustro anterior. Recién en
la segunda mitad de la década de 1830 las exportaciones por Goya experimentaron un
crecimiento sostenido, y en 1837 alcanzaron el valor más alto de la década. En lo que
respecta a Esquina, pese a su reducida participación en el conjunto, se debe destacar
el dinamismo comercial de la plaza en ese lapso. De esta forma en el quinquenio de
1836-1840 la participación de la región del sur en el total provincial llegó nuevamente
a cerca del 40%. Sin embargo durante el conflicto contra Rosas la inseguridad y las
incursiones enemigas pronto frenaron la recuperación que se insinuaba. Las invasiones
produjeron el abandono de Esquina que cesó de funcionar en 1840. Así en el quinquenio
de 1841-1845 el valor total de las remesas de la región constituyó menos del 20% de
total provincial.
En lo que respecta a las importaciones, aunque el volumen de las mismas en
Goya siempre fue muy inferior al de Corrientes, también resultó menos afectado por
las políticas comerciales que se aplicaron en el período. Durante la década de 1820
la liberación mercantil se hizo sentir en forma limitada y tardía, mientras que en el
decenio de 1830, el valor de las introducciones por esta plaza no cesó de crecer pese
a las medidas proteccionistas. En la década siguiente las importaciones se paralizaron
como resultado de la crisis bélica.
Restablecida la paz, la actividad de los puertos del sur experimentó sólo una
moderada recuperación. Esquina reanudó sus operaciones y también creció el intercambio
por el puerto de Goya. Sin embargo, a principios de la década de 1850 el valor de las
exportaciones en ambos centros todavía no alcanzaba los montos de los mejores años del
decenio de 1830. Como se ha dicho, en el caso de Goya, su actividad tuvo dificultades
por el cierre del canal de acceso al puerto y la competencia de Concordia.
Hasta el inicio de la lucha contra Rosas el comercio de los puntos habilitados
en la zona del Uruguay representó poco dentro del conjunto y experimentó variaciones
motivadas por los conflictos fronterizos. En los años de mayor actividad (1829 y 1835)
el monto de las exportaciones por Curuzú Cuatiá alcanzó a cerca del 5% del total
provincial, en tanto que durante 1826-1828 no hubo remesas debido a la guerra con el
Brasil. Hay que tener en cuenta, no obstante, que el comercio registrado era solo una
parte del total debido al activo contrabando que existía en esa zona poco poblada y difícil
de controlar. La salida irregular de hacienda, sobre todo de caballos, fue, al parecer,
bastante considerable.40 En la década de 1840 creció la importancia del Uruguay como
40
El gobierno provincial en la década de 1830 dictó numerosas disposiciones para reprimir el comercio
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 79-90
vía alternativa por las dificultades del comercio por el río Paraná. La reorientación del
tráfico se hizo sentir sobre todo en las exportaciones. En conjunto, el valor de las remesas
por las localidades de la costa del Uruguay durante la primera mitad de la década de
1840 alcanzó al 29% del total provincial y alrededor del 11% el de las importaciones.41
A fines de ese decenio y principios del siguiente se produjo una caída temporal por la
reapertura del Paraná y los conflictos con los estados vecinos. Santo Tomé fue destruido
por las fuerzas paraguayas en1849 y la ruptura de la Confederación con el Brasil, en
1850, interrumpió momentáneamente la actividad de Paso de los Libres. Una vez que
se estabilizó la situación política el comercio se reanudó con fuerza. Curuzú Cuatiá se
vinculó estrechamente con Concordia hacia donde se exportaban frutos pecuarios y
animales en pie a cambio de efectos de ultramar. El valor medio de las exportaciones
anuales por Curuzú Cuatiá entre 1852 y 1855 duplicaba el de los mejores años de
la década de 1830. Por su parte, el tráfico de Paso de los Libres con Brasil alcanzó
montos similares a los de la etapa del período bélico, cuando era una de las pocas vías
de intercambio de la provincia. De todas formas a mediados de la década de 1850 la
magnitud del comercio por los puntos habilitados en la zona del Uruguay estaba todavía
lejos de los valores de la zona del Paraná. En el quinquenio de 1851-1855 los puertos
del este de la provincia participaban con un 10% del valor total de las exportaciones y
un 4% del de las importaciones.
El comercio de frutos
De manera similar a las otras zonas del Litoral el comercio de Corrientes se
fundaba en la exportación de cueros y otros frutos ganaderos pero, a diferencia de
aquéllas, contaba con una mayor variedad de producciones regionales.
ilegal debido a que se repetía “con escándalo, el sórdido manejo de los contrabandos”. RO, tomo III,
pp.343-345. El área comprendida entre el Miriñay y el Aguapey, con una superficie de unos 30.000 km2,
reunía a mediados del siglo XIX el 6,7% de la población y el 3% de los vacunos.
41
Estos porcentajes corresponden al agregado del quinquenio pero hay que tener en cuenta que hubo
fuertes variaciones anuales. En 1844 y 1845, la participación en las exportaciones de los puertos del
este provincial fue del 90% y del 76% respectivamente. Paso de los Libres y Santo Tomé fueron las
localidades más activas del comercio exterior correntino durante esos años.
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
Cuadro nº 5. Composición de las exportaciones del puerto de la ciudad de Corrientes (% del total)
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 81-90
42
El Comercio, 6 de mayo y 16 de agosto de 1855.
81
ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 83-90
Cuadro nº 8. Composición de las exportaciones por el puerto de Bella Vista (% del total)
con el solo artículo de maderas; sesenta buques con más de once mil seiscientos tirantes (o
setenta mil varas) y además se han conducido a esta capital como cien mil varas en más
diez y seis mil quinientas piezas, calcúlese al módico precio de 12 reales y asciende a más
de doscientos cincuenta mil pesos patacones de los cuales una buena porción circula en ese
Departamento, producido por el solo esfuerzo de una sexta parte de sus habitantes, porque
los hombres restantes aptos para el trabajo están contraídos al pastoreo, agricultura y otros
ramos de industria”. El Comercio 10 de septiembre de 1854. En otro artículo (7 de noviembre
de 1854) se destacaba que el gobierno realizaba erogaciones “regalando o gratificando a los
indios del Chaco para que no degüellen a nuestros trabajadores de maderas”.
44
Tabaco paraguayo exportado por el puerto de Corrientes, 1841-1845: 15.811 arrobas (45,6% del total de
las remesas del puerto); 1846-1850: 95.928 arrobas (91,3%); 1851-1855: 20.043 arrobas (89,4%).
83
ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
Hasta fines de la década de 1840, normalmente cerca del 80% del valor de las
exportaciones por Bella Vista estaba integrado por cueros vacunos y otros subproductos
ganaderos. Entre 1833 y 1837 funcionó un saladero en las cercanías de la localidad.45
Pese a este predominio de los frutos ganaderos el desenvolvimiento de la localidad estuvo
siempre ligado a la actividad agrícola. El gobierno de la provincia había establecido
este centro para agrupar a los pobladores dispersos de la campaña y con ese fin había
realizado un reparto de tierras de labranza en forma gratuita.46 Desde sus comienzos
el cultivo del naranjo prosperó en la zona. Asimismo, como en los otros distritos de la
provincia, se difundió el tabaco durante las décadas de 1820 y 1830. Superada la crisis
de la guerra contra Rosas la zona de influencia de Bella Vista gozó de una etapa de
crecimiento agrícola excepcional. Se convirtió en un área productora de naranjas y otros
cítricos que compitió con la tradicional en torno a la ciudad de Corrientes. También se
destacó el avance de la siembra comercial del maíz. Los progresos de la agricultura
fueron también acompañados por un crecimiento destacable en la explotación forestal.
Cuadro nº 10. Puerto de Goya. Composición de las exportaciones. (% del valor total)
45
AGPC, EA, leg. 36. Autorización a Tomás Isasi para la libre introducción de sal para su establecimiento
(3 de agosto de 1833).
46
RO, tomo I, 1821-1825, p. 382.
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 85-90
Cuadro nº 11. Principales productos exportados por el puerto de Goya (Cantidad y % del total provincial)
Como cabecera mercantil de la zona ganadera del sur, las exportaciones por el
puerto de Goya tenían un neto predominio de frutos pecuarios. Hasta fines de la década
de 1830 fue la plaza de donde se extraía la mayor cantidad de cueros vacunos y equinos
por año. Esta preeminencia desapareció en el decenio de 1840, dado que las remesas por
el puerto de la capital y otras plazas tendieron a crecer mientras que las de Goya, salvo
algunos años excepcionales, se mantuvieron estancadas. En relación con el comercio
de otros subproductos ganaderos, el aporte de Goya fue siempre considerable. Como en
otras zonas, un crecimiento importante se produjo desde principios de la década de 1830
por la recuperación ganadera y la instalación, en 1834, de un establecimiento destinado
a la elaboración de carne salada, grasa, sebo y otros frutos pecuarios. La actividad de la
empresa se concentró en la elaboración de grasa, aceite de potro y tocino. La grasería
continuó operando hasta 1843, reanudó sus tareas en 1848 y todavía se mantenía activa
a mediados de la década de 1850.47
Asimismo, por el puerto de Goya se exportaban cantidades variables de frutos
agrícolas, maderas y pieles de animales silvestres. Aún cuando la actividad agrícola no
estaba muy desarrollada en el sur ganadero, en torno a Goya y otras poblaciones existían
zonas más o menos extensas destinadas al cultivo. Las remesas de tabaco constituyeron
un aporte apreciable en el total provincial durante las décadas de 1820 y 1830. Esta
contribución se amplió aún más durante los primeros años del decenio de 1850, dado
que la producción de tabaco de la zona de Goya tendió a crecer, si bien moderadamente,
mientras que la del noroeste sufría una fuerte reducción. En el quinquenio de 1851-1855
por Goya se extrajo cerca del 27% del volumen de tabaco exportado por la provincia. Hay
que tener en cuenta, sin embargo, que en el total provincial cerca del 58% correspondía
a partidas de tabaco paraguayo que se reenviaban por el puerto de Corrientes. Si se
tiene en cuenta sólo las remesas del tabaco de la provincia, las exportaciones por Goya
47
Leyes del 31 de octubre de 1834 y 27 de enero de 1835 sobre el fomento de Saladeros, RO, tomo III,
1831-1837, p 230 y 268; decreto del 2 de julio de 1848 sobre el funcionamiento de graserías, RO, tomo
VI, 1847-1852, p. 108; Mackinnon, 1957; 154-159. También dentro del comercio de frutos pecuarios por
el puerto de Goya hay que destacar la exportación de quesos que constituía una peculiaridad de la zona.
La elaboración tenía una larga tradición pero la venta a otros distritos recién se afianzó a principios de la
década de 1830. A mediados del siglo XIX se exportaban anualmente alrededor de 34.000 unidades.
85
ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
alcanzaban a cerca del 63% del total. Esto indicaba que la zona de cultivo de tabaco más
importante se había desplazado del noroeste hacia el sudoeste de la provincia.
Cuadro nº 12. Puerto de Esquina. Composición de las exportaciones. (% del valor total)
48
Entre 1826 y 1835 se exportaron por el puerto alrededor de 88.000 pieles que representaron
cerca del 13% de total provincial.
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 87-90
Cuadro nº 14. Puertos de la zona del Uruguay. Composición de las exportaciones (% del valor total)
Cuadro nº 15. Principales exportaciones por los puertos de la zona del Uruguay
(Cantidad y % del total provincial)
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
Con la fundación de Santo Tomé y Paso de los Libres la provincia pudo acceder
a los circuitos de la yerba en la zona del Alto Uruguay. (Poenitz, 1981; 28-32; Schmit,
2004, 139-149). El tráfico de esta región, en gran medida clandestino, tenía como
centros de exportación a Encarnación (Itapúa hasta 1842), San Borja e Itaquí, y como
plazas de depósito y distribución hacia los mercados del sur, a Concordia y Salto. Entre
1842 y 1846 Santo Tomé constituyó un centro muy activo como el punto de tránsito de
la yerba y el tabaco paraguayos en la ruta de Encarnación a San Borja. Por el puerto de
Paso de los Libres se reexportaba yerba proveniente del Brasil o de las altas Misiones.
Sin embargo, el volumen de las remesas era reducido ya que la localidad era un lugar de
paso para el tráfico hacia Concordia.
Conclusiones
Durante la primera mitad del siglo XIX el río Paraná fue la principal vía del
comercio exterior de la provincia de Corrientes. Esta ruta fluvial, pese a sus limitaciones,
constituía para las condiciones de la época un medio rápido y económico que vinculaba
el área más densamente poblada y productiva de la provincia con los centros del sur en
especial con Buenos Aires, principal destino de los frutos locales y centro proveedor de
manufacturas y de crédito.
A lo largo de esta etapa la región noroeste concentró la actividad productiva y
comercial de la provincia. El valor del tráfico del puerto de Corrientes, la ciudad cabecera,
fue superior al de todos los otros centros habilitados en conjunto. El predominio se debía
en gran medida a sus excelentes condiciones naturales para el acceso de los buques de
la navegación fluvial y aún los de ultramar. Esta ventaja lo convertía en el mejor punto
de contacto con otras regiones y compensaba en gran parte el relativo aislamiento de la
ciudad con respecto al resto de la jurisdicción. Asimismo, por su situación estratégica
en la boca del río Paraguay, en las particulares condiciones políticas de la época, durante
algunos períodos logró canalizar gran parte del comercio exterior de esa república.
Por el volumen de su actividad comercial, el puerto de Goya seguía en
importancia al de Corrientes. Era la cabecera mercantil de una vasta zona ganadera
del centro y del sur de la provincia por lo que concentraba un alto porcentaje de sus
exportaciones pecuarias. No obstante, su crecimiento estuvo siempre condicionado por
las dificultades de acceso al puerto y las sucesivas crisis bélicas por las que atravesó la
provincia que tuvieron por escenario principal la zona ganadera del sur. En particular,
el largo conflicto contra Rosas tuvo efectos destructivos y frenó el crecimiento de la
actividad pecuaria que se venía manifestando en la década de 1830.
De las otras localidades habilitadas sobre el Paraná, el puerto de Bella Vista
fue el de mayor desarrollo comercial. Surgió como centro alternativo para las zonas
que venían todas a cruzar el Uruguay por este puerto que…da vado en muchas ocasiones… Esto atraía
a su mercado a un número considerable de compradores y peonadas introduciendo crecidísimas sumas
de metálico…” se destacaba, no obstante que “La extracción de ganado para el Imperio ha cesado casi
desde que el cólera afligió esta parte del Imperio ante cuyo flagelo, los saladeros han tenido que cerrar
sus puertas…”.
88
del noroeste de la provincia. Su desenvolvimiento se vio favorecido por su excelente
ubicación y el crecimiento productivo en su área de influencia. Por su parte, la
localidad de Esquina constituía el punto de contacto con el exterior de un área ganadera
relativamente aislada del extremo suroeste de la provincia. En 1840 fue destruida por
fuerzas invasoras y no logró recuperar su actividad hasta los primeros años de la década
de 1850.
Durante la primera mitad del siglo XIX el sector de la provincia sobre la vertiente
del Alto Uruguay constituía todavía una vasta frontera débilmente ocupada y con escaso
control estatal. Los saltos rocosos al norte de Concordia que limitaban la navegación
hacia los centros del sur contribuían al aislamiento de la zona. La actividad mercantil
se centraba en el intercambio fronterizo con los distritos vecinos, principalmente con el
Brasil y el nordeste entrerriano. El volumen de este comercio era reducido dentro del
total de la provincia aún si tiene en cuenta el activo contrabando en el área. Sólo durante
la primera mitad de la década de 1840 la participación del intercambio por el río Uruguay
creció de manera significativa a raíz del bloqueo del Paraná. Una vez que se regularizó
la navegación por esa vía fluvial el tráfico en el sector oriental ocupó nuevamente un
papel secundario. A mediados del siglo XIX los centros de mayor actividad en el área
fueron la localidad de Curuzú Cuatiá vinculada con el nordeste de Entre Ríos y Paso de
los Libres para el intercambio con el Brasil.
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ARTÍCULOS
Schaller. Los puertos de la provincia de Corrientes. Organización, equipamiento y actividad comercial (1816-1855)
90
Dossier
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 93-98
Liliana M. Brezzo*
En el año 2014 se cumplieron 150 años del inicio de la guerra del Paraguay o
guerra de la Triple Alianza (1864-1870), la primera guerra de masas en Sudamérica, que
sigue siendo única por su duración, por su cantidad de víctimas y por las derivaciones
políticas, sociales y culturales.
Durante su desarrollo y en su inmediata finalización se dieron a conocer
textos que recogían experiencias personales de la guerra, como los de los ingleses
Jorge Thompson y Jorge Federico Mastermann, el del diplomático norteamericano
Martín Mac Mahon o el del general uruguayo León Palleja, entre otros que podrían
mencionarse. Luego, desde los primeros años del siglo veinte aparecieron esforzadas
crónicas en las que se procuraba enumerar y detallar todas y cada una de las acciones
militares de la guerra –aunque desde muy distintas perspectivas intelectuales- como las
de Juan Beverina, en Argentina, las de Juan E. O’Leary, en Paraguay y los textos de Luis
Alberto de Herrera, en Uruguay.
En los primeros compases del siglo veintiuno contamos con un nuevo repertorio
metodológico y conceptual que puede ser aplicado a investigaciones sobre ese conflicto
para generar otro tipo de conocimientos. Quizás lo primero que hay que resaltar es
que en el presente existe acuerdo en considerarlo como el resultado del proceso de
formación de los Estados nacionales en el Plata. Y que, el caso del Paraguay, fue la
prueba más difícil que debió soportar para el sostenimiento de su independencia. En
efecto, la conflagración destruyó las bases que le permitían mantener una política
comercial autónoma, y debilitó casi hasta la inanición la soberanía estatal. Los intereses
contrapuestos de los aliados –Brasil, Argentina y Uruguay - permitieron que el Paraguay
subsistiese, luego de 1870, como Estado independiente, pero no demostraron mucha
generosidad para que el país derrotado pudiera levantarse de su postración. Ni subsidios
financieros, ni apertura comercial, sino más bien la imposición de una enorme deuda
de guerra, que medio siglo después nadie pensaba que pudiese ser cancelada por el
Paraguay alguna vez (Scavone Yegros; Brezzo, 2010).
*
Doctora en Historia, CONICET-IDEHESI-IH y PUCA. lilianabrezzo@conicet.gov.ar
93
DOSSIER
Brezzo. 150 años de la guerra del Paraguay: nuevos enfoques teóricos y perspectivas historiográficas.
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 95-98
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DOSSIER
Brezzo. 150 años de la guerra del Paraguay: nuevos enfoques teóricos y perspectivas historiográficas.
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 97-98
de mercado, por lo que las ganancias de cada venta eran altísimas. La guerra incitó,
entonces, dos movimientos inversos y simultáneos, de pauperización y de promoción
social.
Los efectos de una guerra, de esta guerra, no se agotan en esta descripción, pero
pueden guiar la reflexión sobre los cambios sociales que concernieron a los individuos,
y sobre los referidos a las estructuras sociales, quizás más discretos pero más profundos.
Como epifenómeno, la confrontación bélica actuó sobre el ritmo de transformaciones ya
comenzadas; de hecho, aceleró la adopción de los principios liberales compartidos por
los estados de la región desde mediados de siglo. La Constitución de 1870, inspirada
en la de la República Argentina -algunos de sus artículos textualmente copiados-,
representó una reacción contra el régimen imperante en el país desde 1811 y buscó
implantar en el Paraguay el sistema democrático liberal en boga en las constituciones
escritas en otros países americanos.
La guerra del Paraguay ha merecido, asimismo, importantes investigaciones
situadas en el campo de la historia cultural. Uno puede desplazarse en muchas
direcciones luego de esta afirmación porque la expresión de historia de la guerra como
historia cultural sugiere una oposición al menos al principio en el sentido de cultura
como esfuerzo creador puesto que la guerra es lo opuesto. Sabemos sin embargo, que
guerra y cultura en todas sus numerosas formas se unen de muchas maneras: el estudio
de algún aspecto de la guerra puede servir como medio para aprender algo sobre su
contexto, más allá de lo estrictamente militar; es también evidente que la historia de la
guerra puede interpretarse desde perspectivas culturales, sea desde las de alta cultura
(teorías sobre la guerra) o desde el punto de vista de la cultura popular, como por ejemplo
el testimonio de las canciones de soldados.. En el caso de la guerra del Paraguay, su
desarrollo produjo una importante literatura militante protagonizada por escritores como
los argentinos Juan Bautista Alberdi, Carlos Guido y Spano y Olegario Víctor Andrade
quienes cerraron filas a favor de la causa paraguaya en una abierta crítica al mitrismo y,
en términos más generales, al liberalismo. Existió también una importante producción
de propaganda como resultado del esfuerzo que desplegaron los cuatro países actores
a través de sus agentes en el Viejo Continente para la captación de opiniones. y de la
que protagonizaron polemistas europeos como Eliseo Reclus -cuyos artículos fueron
publicados en La Revue des Deux Mondes-, los trabajos de Claude La Poëpe /Charles
Expilly, Theodore Mannequinn y Thomas Hutchintson, a favor de la causa paraguaya y
los escritos pro-alianza, a cargo de John Le Long y Theodore Fix. Del lado paraguayo,
el componente ideológico de la guerra tuvo instrumentos de control muy importantes,
lo que originó una literatura sustancial como los periódicos Cabichui, El Centinela,
Estrella y Cacique Lambaré (este último íntegramente en lengua guaraní), redactados en
su mayoría en el frente de guerra; también han podido rastrearse otros escritos, resultado
de estrategias menos convencionales como el teatro, La divertida historia de la Triple
Alianza. Comedia muy trágica para llorar, de autor Anónimo, en la que se hace hablar a
los principales protagonistas de la contienda, en tono irónico y satírico, con el objeto de
demostrar el sin sentido de la guerra. Asimismo las pastorales y sermones provenientes
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Brezzo. 150 años de la guerra del Paraguay: nuevos enfoques teóricos y perspectivas historiográficas.
del clero paraguayo, en cuanto director de las conciencias del pueblo, tienen especial
valor. El estudio de una parte de esta literatura -queda por delante bastantes materias
para elucidar- difundida al mismo tiempo que el desarrollo del conflicto ha permitido
ratificar una vez más algo que resulta obvio pero que no siempre es tenido en cuenta en
este tipo de análisis: la guerra ayuda a perpetuar la imagen del vecino mediante el dibujo
estereotipado de los contendientes, que distorsiona la realidad, siendo elaborada desde
las instancias del poder político o religioso para servir de propaganda a la resistencia y
que se repite por doquier.
Asimismo, las representaciones de la guerra, tanto de las reproducciones
fotográficas, pictóricas o bien de las más actuales, como los audiovisuales, tienen, en
la nueva historia cultural, un rico campo de estudio y de reflexión en torno al rol y a
circulación de las imágenes sobre ese conflicto.
De este modo, los trabajos reunidos en este dossier son, pues, representativos de
las nuevas tendencias intelectuales aplicadas al estudio de la guerra y pretenden, desde
una mirada poliédrica, robustecer el intercambio entre investigaciones en progreso y
contribuir a un estado actual del conocimiento.
Referencias bibliográficas
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FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 99-112
Resumen
En el marco de la guerra de la Triple Alianza (1865-1870) y durante los meses de la ocupación y
retirada paraguaya a la provincia de Corrientes, se produjeron importantes daños sobre la población civil. Si
bien en todos los Departamentos correntinos ocupados se produjeron daños y perjuicios a la población civil,
en algunos fue más intenso que en otros, el caso del poblado de Bella Vista adquirió dimensiones extremas.
Al abandonar el ejército paraguayo el territorio correntino se iniciaron numerosos reclamos
referentes a daños sufridos. La mayoría de ellos sólo tuvieron resonancia en la competencia administrativa,
pero algunos pocos, llegaron a la esfera de la conflictividad judicial, y en ocasiones, los casos más relevantes,
alcanzaron el tratamiento por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Las sentencias dictadas por este
Alto Tribunal de Justicia argentino dan muestra de los criterios que tuvo este poder del estado respecto a
casos directamente relacionados a las secuelas sufridas por la población civil.
Abstract
In the context of the War of the Triple Alliance (1865-1870) and during the months
of Paraguayan occupation and retreat in the province of Corrientes there were significant damage
on civilians, some stronger than others, as the case of the town of Bella Vista which acquired extreme
dimensions.
Once the Paraguayan army left the correntinian territory, numerous claims regarding suffered damages
were made. Most of them had only resonance on the administrative competence, but few reached the area
of judicial conflict, and sometimes, the most relevant cases were treated by the High Court of Justice of the
Nation. The judgments of the argentinian High Court are an evidence of the criteria used by this power of
the state regarding cases directly related to the consequences suffered by the civilian population.
*
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional del Nordeste.
dramirezbraschi@yahoo.com.ar
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provincias quedó reducida al ámbito de las rígidas influencias políticas (Levaggi, 1981:
294-295).
La Confederación Argentina intentó sin éxito implementar la organización
judicial tal como lo establece la Constitución Nacional de 1853. Una vez electo su
presidente, Justo José de Urquiza, impulsó los mecanismos legales para la organización
del Poder Judicial. Por decreto del 26 de agosto de 1854, se designó a los miembros de
la Corte Suprema de Justicia, pero su conformación fracasó porque los designados no
todos residían en Paraná (Levaggi, 1997: 16-17).
Otra cuestión suscitada durante el período presidencial de Urquiza fue referente
al proyecto de ley de organización de la justicia federal, en cuyo tratamiento se
manifestaron voces a favor y en contra. Varios oradores de prestigio fundamentaron
el proyecto, apoyando la formación de un cuerpo judicial federal. Por ejemplo, el
diputado Martín Zapata sostuvo la urgencia de tener una justicia federal, cuyo objeto
sería que las leyes fundamentales de la Confederación no quedasen en la interpretación
de los tribunales de provincia. Se le quería dar título unificador, otorgándole a la Corte
Suprema el papel de último intérprete para el control de legalidad (Zavalía, 1920: 47).
Contrario a esta posición se manifestó el diputado Vicente G. Quesada, quien observaba
no ser necesaria la conformación de un poder judicial federal ya que consideraba que
de ser así éste tendría un carácter central y unitario, lo que desnaturalizaría el principio
federal (Pérez Guilhou, 1982: 158-159).
El perfeccionamiento organizativo se logrará recién en la presidencia de
Bartolomé Mitre, cuando se instale la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
organizándose la justicia federal y poniéndose en efectivo funcionamiento todos los
estamentos jurisdiccionales. Este mecanismo se instrumentará a través de una serie de
leyes, como la Nº 27 sancionada el 13 de octubre de 1862, que organizó la Corte Suprema
y los juzgados federales en las provincias, denominados también juzgados de sección.
La Corte Suprema quedó conformada por cinco ministros y un procurador general.
Al año siguiente, el Congreso Nacional aprobará las leyes 48, 49 y 50, estableciendo
jurisdicción, competencia de los delitos federales, como así también los procedimientos
que debían seguir los magistrados.1
Esta primera etapa ha sido compleja para los juzgados federales, ya que existía
escasez de letrados y hombres formados en derecho, agravaba el problema la superposición
que aquellos pocos tenían entre sus funciones judiciales y los cargos políticos que
ostentaban (Zimmermann, 2007: 275-276). Pero este inconveniente se multiplicaba en
las provincias donde había mayores dificultades para contar con abogados. Entre estas
últimas estaba Corrientes, donde se designaban generalmente jueces legos; en 1862 se
confeccionó una serie de formularios que servirían de norma y guía en el procedimiento
judicial provincial, sobre todo en las diligencias que debían realizar los jueces de campaña
ante los magistrados superiores (Ramírez Braschi, 2008: 49).
1
Registro Nacional de la República Argentina. 1863. Tomo Segundo. Buenos Aires: Imprenta del
“Comercio del Plata”, pp. 43, 51, 64, 73, 95 y 191.
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Ramírez Braschi. Interpretación jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina referente...
2
Archivo General de la Provincia de Corrientes. Copiador Nota Ministerio de Gobierno, Legajo 23, Libro
Copiador de Notas a jueces de Paz, 1864-1866, Fs. 183.
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tres años después fue designado por el gobierno de la provincia como proveedor general
de las fuerzas comandadas por el coronel Raymundo J. Reguera.10
Respecto a otros comercios del poblado, los paraguayos buscaron información
precisa de la ubicación de los depósitos y de las mercancías que tenía cada uno de los
propietarios con el objetivo de descubrir todo establecimiento oculto. Los comerciantes
fueron interrogados para que manifestaran el lugar y las mercancías que existían en el
pueblo. Esa información, obtenida coercitivamente, era acercada al general Resquín.11
Las acciones fueron realizadas por las tropas invasoras que, en ocasiones,
actuaron en complicidad con grupos locales, que tuvieron como cabecillas a referentes
de la localidad, como lo fueron José F. Cáceres y Ramón Sangrá. Dada esta situación, el
jefe político Francisco Ferreyra manifestó, en carta al gobernador Lagraña, lo siguiente:
“Una medida de urgente necesidad: la de nombrar una comisión de personas idóneas
que se ocupen, desde luego, del examen de la conducta de muchas personas que han
sido el flagelo del pueblo; de los que han servido de guías a los invasores, de los que han
acaudillado gavillas de ladrones; y de los que han sido desertores del ejército”.12
La propiedad del Estado también fue destruida y saqueada. Vecinos intentaron
proteger algunos bienes públicos, como el caso de Dolores Molina, vecina del pueblo,
quien entregó a la jefatura política 35 sellos de un real y 6 de diez pesos, pertenecientes
al erario provincial, diciendo que los referidos sellos fueron recogidos durante la
ocupación.13 El templo local también fue dañado y se apropiaron del hierro que estaba
destinado a la nueva capilla,14 e incluso sustrajeron la corona de plata y la vestimenta
de la Imagen de la Virgen que la presidia (Whigham, 2010: 427). Muchas de las cosas
robadas fueron enviadas al mariscal Francisco Solano López como regalo; incluso un
piano saqueado a Félix Delfino fue obsequiado a Elisa Lynch, primera dama en ese
entonces del gobierno paraguayo (Thompson, 1910: 90). El diario Nación Argentina
referenció, en varias ocasiones, el estado del poblado de Bella Vista y el accionar
paraguayo.15
Al producirse el retiro definitivo de los paraguayos de la ciudad, se llevaron
todos los elementos que le eran posibles, destruyendo los que quedaban.16 El desbande
de ganado causó confusión entre los vecinos ya que todos los animales fueron
incautados. Pero sucedió que entre los vacunos dispersos algunos de estos vecinos se
apropiaron de los animales sueltos que aparecían en sus campos y los marcaban para
sí. En esta cuestión tuvo que intervenir el juzgado de paz local.17 En otros casos, los
animales fueran capturados por las autoridades locales y se procedió, desde el gobierno,
a poner en marcha un mecanismo de devolución a los legítimos propietarios, los que
10
AGPC. CNMG, Legajo 24, 1859-1869, F. 251.
11
Archivo Nacional de Asunción. NE, 1696, interrogatorios a Pedro Morego, Pelegrín Denegri, Esteban
Libieri y Cayetano Trabuco.
12
AGPC. C. O., T. 211, Fs. 4 y 5.
13
AGPC. C. O., T. 211, Fs.171 vuelta.
14
AGPC. C. O., T. 211, F. 4 y 5.
15
Diario Nación Argentina, Buenos Aires, 18 de Agosto de 1865.
16
AGPC. C. O., T. 210, Fs. 248, Carta del Juez de Paz de Bella Vista al gobernador Manuel Ignacio
Lagraña, del 11 de octubre de 1865.
17
AGPC. C. O., T. 211, Fs.148.
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debían probar sus pertenencias a través de las respectivas marcas de ganado.18 Luego de
recuperada la ciudad por las tropas aliadas, prosiguió la inseguridad de la propiedad, ya
que algunos oficiales argentinos tomaban ganado sin el procedimiento establecido para
la compra e indemnización fijada por el Estado argentino lo cual produjo perjuicios en
el vecindario. Esto generó los reclamos reiterados del jefe político de Bella Vista.19
También, oportunamente, la Junta Gubernativa dispuso que se aprovisionasen
de telas u objetos necesarios para el vestuario destinados a batallones correntinos, por
lo que se ordenó se tomen las mercaderías de los comercios de Bella Vista y Goya,
a cuenta del Gobierno; se emitieron documentos que acreditaban la deuda que sería
abonada por la tesorería de la provincia,20 pago que no se concretó.
Félix Delfino, durante la ocupación de tropas paraguayas al poblado de Bella
Vista, sufrió saqueos de su casa de negocios y, posteriormente, numerosas personas de
aquel vecindario se apoderaron parcialmente de los objetos robados. Según denuncia
Delfino, el ciudadano inglés Enrique Hall, tenía en su poder una cantidad importante de
cueros vacunos que existían en los almacenes de su propiedad, cuya restitución negaba
con el pretexto de que se los había comprado a un general paraguayo.21
Delfino inició la demanda contra Enrique Hall alegando que no podía tener
derechos sobre los cueros de su propiedad, por lo que entabla una acción reivindicatoria.
Más de mil cueros vacunos fueron depositados en los galpones de Hall, situados frente a
los almacenes de Delfino, ya que ambas propiedades se encontraban en la misma calle.
Hall argumentó que él era súbdito de una nación neutral en la guerra, por lo que desde
su punto de vista el tener en propiedad los cueros de Delfino no podía considerarse
usurpación, ya que la compra de los cueros al general paraguayo fue legítima y de buena
fe. Hall señalaba en su defensa que de acuerdo al derecho de gentes, los bienes que un
beligerante ha aprehendido sobre su enemigo, los hace suyos por derecho de guerra,
transformándose en propietario, por lo que la transferencia de los cueros -por parte de
los paraguayos- al británico era legal en base al hecho de existir una antigua deuda a
favor de éste. La causa recibió el aporte de pruebas de ambas partes consistentes en
absolución de posiciones y testimoniales. A través de los testimonios se acreditaron
que los cueros en cuestión fueron sustraídos de los almacenes de Delfino por tropas
paraguayas y que después de 15 días fueron entregados a Hall.
El juez de sección en Corrientes Vicente Saravia, en primera instancia,
fundamentó su sentencia en las leyes 29 y 30 del título 2do, partida 3ra, haciendo lugar
a lo reclamado por Delfino, desestimando los argumentos de Hall, entendiendo que las
reglas del derecho de gentes, relativa a presas durante la guerra, no podían ser aplicadas
en este caso, porque el pueblo de Bella Vista no fue tomado por asalto o a viva fuerza por
los invasores paraguayos, único caso que el derecho permitiría aquel accionar. Saravia
consideró que Bella Vista, totalmente indefensa, fue tomada por una serie de asaltos de
18
AGPC. CNMG, Libro de Notas a Jueces de Paz. 1864-1866, L. 23, Fs. 216.
19
AGPC. C. O., T. 211, Fs.173.
20
AGPC, CNMG, Legajo 21, 1860-1869. Libro de Comunicaciones, Fs. 153.
21
Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con la relación de sus respectivas causas publicación
hecha por el Dr. D. José M. Guastavino, Secretario del Tribunal. 1867. Tomo tercero. Buenos Aires:
Imprenta de Pablo E. Coni. 444 -458. Causa CLXXVII: Félix Delfino contra Enrique Hall, sobre
reivindicación.
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fuerzas aisladas y no después de un choque frontal entre ejércitos, por lo que consideró
que el apresar en tierra los bienes de particulares de un Estado enemigo, como sucedió
en este pueblo, no constituirían buena presa. El magistrado basó también su decisión en
que la adquisición de estos cueros por parte de Hall no podía revestir eficacia, ya que
se realizaron en el lugar mismo donde se hizo la captura, otra condición necesaria para
calificar lo incautado como buena presa. Saravia ordenó a Hall devolver la totalidad de
los cueros adquiridos a las tropas paraguayas, siendo a costo de Delfino el traslado de
los mismos. Ambas partes apelarán este fallo.
La causa recaerá en la Corte Suprema de Justicia. Esta confirmó el fallo de
primera instancia en lo referente a la propiedad de Delfino sobre los cueros, con el
agregado del siguiente fundamento: Que Hall no ha podido lícitamente comprar a las
tropas paraguayas los cueros vacunos de propiedad de Delfino, ya que los cueros fueron
la consecuencia de saqueos, y que no era válido ser transportados a lugar seguro, con el
fin de darles carácter definitivo a su posesión. La Corte condenó al demandado a pagar
todas las costas del juicio y a indemnizar a Delfino por la desmejora en el valor que
pudiesen haber sufrido los cueros vacunos. También dejó constancia del accionar de
Hall, que otorgó custodia a los productos frutos del saqueo y los preservó de un mayor
deterioro e incluso de la destrucción total, lo que resultó beneficioso para Delfino.
Delfino también accionó contra el súbdito español Ramón Ferrando.22 Este caso
se produjo en circunstancias similares a las de Hall pero, por sus características, se
promovió bajo la tipificación de presa bélica. Félix Delfino reclamó por 812 cueros
de su propiedad que fueron sustraídos por las tropas paraguayas en la ocupación del
poblado de Bella Vista en el mes de agosto de 1865, y que se encontraban en poder de
Ferrando. El español argumentó que el derecho de guerra hacía que un beligerante tome
los bienes de su enemigo porque es legítimo; la propiedad seguiría inmediatamente a la
posesión.
En la absolución de posiciones, Ferrando reconoció que compró cueros a las
tropas paraguayas y a vecinos que recibieron los bienes que los invasores saquearon,
a un precio de cuatro reales bolivianos cada uno, teniendo pleno conocimiento que los
800 a 1.000 cueros comprados fueron sustraídos de la casa y barraca de Delfino. De
las testimoniales surgieron que los cueros eran de la propiedad de Delfino y que ésta
había sido saqueada y vaciada. Como prueba documental se agregaron al proceso cinco
instrumentos que fueron relevantes. En ellos se detalló el pago de 60 onzas de oro por
parte de Ferrando y Juan Gibelino por 960 cueros vacunos al ejército paraguayo.23
22
Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con la relación de sus respectivas causas, publicación
hecha por el Dr. D. José M. Guastavino, Secretario del Tribunal, 1869. Tomo Cuarto. Buenos Aires:
Imprenta de Pablo E. Coni. 50- 67. Causa CXCVII: Félix Delfino contra Ramón Ferrando, sobre presa
bélica.
23
Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con la relación de sus respectivas causas, publicación
hecha por el Dr. D. José M. Guastavino, Secretario del Tribunal, 1869. Tomo Cuarto. Buenos Aires:
Imprenta de Pablo E. Coni. 50- 67. Causa CXCVII: Félix Delfino contra Ramón Ferrando, sobre presa
bélica. Recibo de compra otorgado por el teniente comisionado Alberto Morelly en Bella Vista, el 16 de
septiembre de 1865. 53.
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AGPC, E. J., Legajo 18, Capital, año 1867.
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punitiva no fue por orden judicial sino por decreto del gobernador Lagraña, de fecha
31 de octubre de 1865, que autorizaba al jefe político de Bella Vista a vender dichos
bienes en pública subasta.27 Este procedimiento político-administrativo se aproximaba
más a una confiscación de bienes que a un procedimiento de embargo ordenado por
las vías correspondientes del derecho.28 A raíz de aquella medida, los hijos de Cáceres
(aún menores de edad) cayeron en una situación de miseria económica, al extremo de
quedar la familia con dificultades alimentarias para sobrevivir.29 La situación se revirtió
cuando en 1866 el gobernador Evaristo López dejó sin efecto la orden de Lagraña, por
considerar que fue dispuesta ilegalmente, sin juicio previo, ni ejecutada por autoridad
competente.30
Prosiguiendo con el proceso judicial, trabada la litis, Vaccaro trató de demostrar
que Sangrá no había cometido delito de traición a la patria, manifestando que éste no
había tomado las armas contra la República ni se había unido al enemigo para prestar
ayuda, tal como exigía la ley penal del momento. Además, su condición de súbdito
español hacía que no encuadre aquel delito, y que el cargo de jefe político había sido
aceptado a instancias de los vecinos de Bella Vista. Vaccaro alegaba que Sangrá jamás
podría ser tildado de traidor sin antes ser sometido a juicio.
El procurador fiscal Zavalía, del juzgado de sección, sostuvo que la confiscación
de bienes estaba prohibida por la Constitución Nacional y no era aplicable ni aun a
supuestos traidores a la patria, quienes estaban sujetos a indemnización por daños y
perjuicios a la Nación, a la Provincia y a los particulares. Zavalía indicó también que
el juez de sección en Buenos Aires no tenía ninguna competencia en asuntos referidos
a traición a la patria, ni a actos criminales cometidos en el territorio de la provincia de
Corrientes, siendo sólo el juez de esta provincia el único con facultades para intervenir.
La sentencia en primera instancia estableció remitir las actuaciones al juzgado federal
de Corrientes ya que la causa era de su entera competencia. Vaccaro apeló el fallo.
Entonces la Corte Suprema de Justicia intervino, previa vista al Procurador General,
quien manifestó y agregó un nuevo elemento interpretativo: el decreto sobre incautación
de bienes había sido expedido por la provincia de Corrientes quince días después de
instalada la demanda. Pero aun concediéndole fuerza retroactiva, el apoderado sólo
podía trabar un embargo al cargamento, y no apoderarse de él para después venderlo.
Además, la Corte consideró que la jurisdicción debía caer en el juez de sección de
27
Registro Oficial de la Provincia de Corrientes. 1877. Años 1865-1866. Corrientes: Imprenta de “La
Verdad”, 56.
28
Además de las confiscaciones a los bienes de Sinforoso Cáceres, se procedió -de la misma manera-
con los bienes de Víctor Silvero, en su establecimiento rural situado en el Departamento Santo Tomé,
procediéndose al arreo de sus animales para provista de las tropas aliadas (ver: AGPC, CNMG, Libro
Notas a Jueces de Paz, 1864-1869, F.209). Respecto al establecimiento rural afectado, varios años
después de la guerra se planteó un litigio en la Justicia federal (ver escritos presentados por el “Fisco ante
la Excma. Cámara Federal de Paraná. Juicio de Reivindicación del campo denominado “San Mateo”,
seguido por Don Antonio I. Ruiz contra Don Víctor Silvero – hoy Alfredo Fornus”. (1928). Corrientes:
Imprenta del Estado.
29
AGPC, E. A., L. 145, enero-diciembre 1866.
30
ROPC. 1877. Años 1865-1866. Corrientes: Imprenta de “La Verdad”, 138.
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Conclusión
Para la República Argentina las repercusiones iníciales de la guerra con el
Paraguay impactaron con mayor intensidad en la sociedad correntina. Fue en su suelo
donde se asentaron los invasores.
Después de la ocupación inicial de las fuerzas paraguayas en territorio argentino
-desde abril a octubre de 1865-, las consecuencias de la guerra recaerán en el aspecto
militar y económico, y esos reclamos se proyectarán ante los órganos de administración
de justicia.
El reclamo de los vecinos por daños y perjuicios como consecuencia de los
saqueos se presentará ante la justicia nacional buscando indemnización y reivindicación.
En algunos casos excepcionales, el reclamo se canalizará por la justicia provincial, tal el
caso que hemos hallado de la demanda contra José Francisco Cáceres.
A pesar de la magnitud de la contienda, los planteamientos ante el poder judicial
fueron escasos en número, mínimos se diría en relación a los hechos ocurridos. Pero
aquellos pocos planteados y resueltos formalmente, adquirirán importante dimensión
que permitirá observar el criterio y coherencia de la administración de justicia para
resolverlos en el fuero civil.
La ocupación paraguaya del departamento Bella Vista produjo importantes
daños en los bienes en la población civil. Alcanzaron la jurisdicción de la Corte Suprema
de Justicia algunos pocos reclamos, sobre todos aquellos que implicaban intereses
comerciales. En los casos tomados como referencia en esta oportunidad se manifiesta
claramente la garantía jurídica que manifestó el alto tribunal.
110
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Fuentes
Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con la relación de sus respectivas
causas publicación hecha por el Dr. D. José M. Guastavino, Secretario del
Tribunal, 1867. Tomo tercero. Buenos Aires: Imprenta de Pablo E. Coni. Causa
CLXXVII: Félix Delfino contra Enrique Hall, sobre reivindicación.
Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con la relación de sus respectivas
causas, publicación hecha por el Dr. D. José M. Guastavino, Secretario del
Tribunal, 1869. Tomo Cuarto. Buenos Aires: Imprenta de Pablo E. Coni. Causa
CXCVII: Félix Delfino contra Ramón Ferrando, sobre presa bélica.
Fisco ante la Excma. Cámara Federal de Paraná. Juicio de Reivindicación del campo
denominado “San Mateo”, seguido por Don Antonio I. Ruiz contra Don Víctor
Silvero – hoy Alfredo Fornus”. (1928). Corrientes: Imprenta del Estado.
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Resumen
Este artículo estudia la forma de registro de la Reivindicación de la figura del mariscal Francisco
Solano López como Héroe a través de una producción bibliográfica. Este nuevo enfoque triunfaba contra
la hegemónica idea de que él era un tirano y por cuya voluntad el Paraguay ingresó a la Guerra de la Triple
Alianza. En el trabajo se analiza el discurso y el tipo de documentos que componen el Álbum Apoteosis,
en el cual se registra la culminación del traslado de los restos mortales de López desde el campo de Cerro
Corá hasta el –recién inaugurado- Panteón Nacional de los Héroes. Para el desarrollo del trabajo se ha
hecho un análisis de dicho Álbum que hoy en día constituye una verdadera rareza bibliográfica pues quedan
muy pocos ejemplares. Además se ha completado la investigación con la revisión de documentos oficiales
y testimonios de testigos. Este artículo contribuye a analizar uno de los principales registros emitidos por
el gobierno del coronel Rafael Franco en su faceta reivindicatoria de la figura de Francisco Solano López.
< Héroes > < Reivindicación> < Lopizmo> < Nacionalismo> < Paraguay>
Abstract
This article examines how was recorded the figure of marshal Francisco Solano Lopez claimed
as National Hero through a specific bibliographic production. This new approach triumphed against the
hegemonic idea that he was a tyrant by whose will the Paraguay entered at the Triple Alliance War. This
work analyses speeches and documents making up the Apotheosis Album. This album recorded the transfer
of Lopez’ remains from the Cerro Cora field to the National Pantheon of the Heroes. This work analyses
that album which is a true rarity material with very few copies remaining. The investigation also considers
official documents and testimonies of witnesses. This paper contributes to analyze one of the major records
issued by the government of colonel Rafael Franco in his claim of the figure of Francisco Solano Lopez.
*
Universidad Nacional de Asunción y CONACYT, caballerocamposherib@gmail.com
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Caballero Campos. Entre el recuerdo y la reivindicación: Apoteosis, el Álbum conmemorativo de la inauguración...
Introducción
El recientemente fallecido historiador francés, Jacques Le Goff afirma que la
memoria colectiva es “…un instrumento y una mira de poder” (Le Goff, 1991: 181);
en ese sentido este artículo se centra en el cierre de un ciclo para algunos o el inicio de
otro, en el proceso de la memoria sobre la figura histórica del mariscal Francisco Solano
López (1827-1870).
Juan Stefanich fue uno de los principales impulsores de la consagración como
héroe de la figura de Francisco Solano López por parte del gobierno del coronel Rafael
Franco (1936-1937); dicha reivindicación constituyó el fin de la polémica que habían
animado en 1902 por un lado, Cecilio Báez y por el otro, Juan E. O’Leary sobre la
heroicidad de Francisco Solano López. Al respecto de dicha polémica, la historiadora
Liliana Brezzo considera que la misma fue una “controversia historiográfica inigualada”
y que las “consecuencias han sido tan rotundas que llegan hasta el presente” (Brezzo,
2009).
En 1936 con la introducción de los restos de Francisco Solano López al entonces
recientemente inaugurado Panteón de los Héroes, se realizó su apoteosis. Apoteosis
es una palabra griega que significa contarse entre los dioses, divinizar, deificar; apo:
idea de intensidad, theo: Dios, osis: formación, impulsión. En el diccionario se define a
apoteosis como una ceremonia que hacían los antiguos para colocar en el número de los
dioses o héroes a los emperadores, emperatrices u otros mortales. Según el Diccionario
de la Real Academia Española, la palabra apoteosis deriva del latín apotheōsis, y este a
su vez del gr. ἀποθέωσις, deificación. Su primera significación es la de ensalzamiento de
una persona con grandes honores o alabanzas;tiene en total cuatro acepciones.1
La tarea emprendida por los partidarios de la reivindicación de la figura heroica
de Francisco Solano López fue ardua pero constante, a lo largo de más de treinta
años. En primer término, el centro estudiantil logró erigir un monumento a los Héroes
de la Guerra, siendo una forma de instalar que todos los que pelearon dicha guerra
eran héroes (Caballero Campos, 2012), y posteriormente se generó una discusión en
el propio congreso paraguayo sobre la anulación de los decretos de proscripción que
fueron dictados en 1869 (Archivo del Liberalismo, 1988), para lograr en 1931 que el
1 de marzo sea declarado feriado como Día de los Defensores de la Patria2 (Caballero
Campos, 2013).
Pero el paso más decidido fue el que dieron los integrantes del gabinete
revolucionario constituido en febrero de 1936. Pocos días después del triunfo de dicho
movimiento en una alocución radial el Presidente de la República, coronel Rafael
Franco afirmó que:
1
Las otras acepciones son 2. f. Escena espectacular con que concluyen algunas funciones teatrales,
normalmente de géneros ligeros.3. f. Manifestación de gran entusiasmo en algún momento de una
celebración o acto colectivo.4. f. En el mundo clásico, concesión de la dignidad de dioses a los héroes.
2
El 1 de marzo de 1870 se libró la batalla de Cerro Corá, la última de la guerra contra la triple Alianza
(Brasil, Argentina y Uruguay), en la cual fueron destruidos los restos del último ejército paraguayo y fue
muerto el mariscal Francisco Solano López.
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3
La Compañía Editora Nacional fue fundada y dirigida por Leopoldo Ramos Giménez, y la misma fue
sustituida por la Compañía Editorial Paraguaya, fundada en 1940.
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paraguayo Francisco Solano López, queda fuera de la ley y para siempre arrojado del
suelo paraguayo como asesino de su patria y enemigo del género humano.
En el manifiesto al pueblo paraguayo dictado por el mencionado gobierno
provisorio, en fecha 10 de septiembre de 1869, se afirmaba entre otras cuestiones que:
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y como telón de fondo, toda la guerra. Según la historiadora argentina Liliana Brezzo,
el discurso de O’Leary se movía entre dos coordenadas “la conversión de las derrotas
en glorias nacionales y la idealización del pasado para superar un presente adverso”;
al lograr superar a su contrincante en la polémica, logró realizar indudablemente “la
apoteosis del vencido, una representación en la que la realidad e invención quedaban tan
magistralmente imbricadas” (Brezzo, 2011: 54-55).
A partir del triunfo de O’Leary en esta polémica, su figura fue in crescendo
entre la juventud que lo veía no sólo como un paladín de la reivindicación sino de la
propia nación paraguaya. O´Leary utilizó todas las herramientas a su alcance para lograr
su objetivo: la prensa, la cátedra4, las conferencias y las publicaciones bibliográficas. El
discurso histórico de O’Leary “…irá desenvolviéndose en los años siguientes […] por
la acción político cultural de O’Leary en el contexto de los gobiernos liberales, más en
oposición al liberalismo” (Brezzo, 2011: 103).
Tal fue la impronta de O’Leary que años después el entonces joven Juan
Stefanich, dirigente del centro estudiantil –en el cual se encontraban agremiados los
estudiantes del Colegio Nacional de Asunción– recordaba sobre el mariscal Francisco
Solano López “…este nombre inspira horror y aversión a muchas personas. También
nosotros aprendimos a odiarle desde niños” (Stefanich, 1920: 162).
Fueron durante este período que se fueron organizando distintos núcleos
nacionalistas, inspirados por O’Leary; integrados en su mayoría por jóvenes que
pertenecían a los dos partidos tradicionales o incluso no tenían ninguna adscripción
política.
El primer desafío fue el de erigir un monumento a los héroes de la guerra
por diversos motivos. La idea tardó en ser concretada; durante más de una década
se hicieron trámites, se recolectaron contribuciones en todos los pueblos para dicho
monumento, finalmente inaugurado el 1 de marzo de 1922 (Caballero Campos, 2012).
La inauguración realizada el 1 de marzo y no el 25 de noviembre –Día de la Constitución
Liberal– fue un tácito triunfo de los reivindicadores de la figura de Solano López. Dos
años antes, una numerosa manifestación recordó el cincuentenario de la batalla de Cerro
Corá. El orador principal fue el joven dirigente nacionalista, Juan Natalicio González.
En 1926 se dio el siguiente hito en la campaña reivindicatoria, cuando tres
diputados propusieron derogar el decreto del 17 de agosto de 1869 así como la ley del 7
de agosto de 1871, por considerar que esta era el resultado de un gobierno espurio, pues
“el gobierno provisorio de 1869-1870 creado por la Triple Alianza, tenía que obedecer
en consecuencia a los mandatos que emanaban de ella” (Archivo del Liberalismo, 1988:
11).
En 1931, en la nueva ley de feriados, los lopistas lograron el establecimiento
del 1 de marzo como feriado con la advocación de Día de los Defensores de la Patria,
4
En 1900, Juan E O’Leary fue designado como profesor de historia americana y nacional en el Colegio
Nacional de Asunción (Brezzo, 2011: 35).
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lo cual era un reconocimiento al rol que también tuvo Solano López, desde la óptica
reivindicativa nacionalista.
Al año siguiente, en 1932 estalló la Guerra del Chaco contra Bolivia, la que
duraría hasta 1935. Durante los años de la guerra, O’Leary fue invitado a dar conferencias
en las diversas poblaciones del Paraguay con el objetivo de infundir el patriotismo a
la población recordando las glorias nacionales de la pasada guerra. En ese marco el
nacionalismo logró el medio de comunicación necesario para extenderse en cada rincón
del Paraguay.
Ocho meses después de concluir la Guerra del Chaco, se produjo un movimiento
revolucionario que depuso al presidente Eusebio Ayala (1932-1936) y al régimen liberal
que imperaba en el país; las fuerzas aglutinadas en el movimiento de febrero tenían
por denominador común su antiliberalismo y su nacionalismo. Es así que desde 1936
se produce el inicio del momento Consagratorio que provisoriamente colocamos su
duración hasta 1989. El gobierno febrerista encabezado por Rafael Franco (1936-1937),
según Erasmo González, tomó como “bandera el nacionalismo, se escucharon discursos
contra los que atentaron contra lo paraguayo, por ello fue necesaria la creación de una
nueva historia para descubrir que las figuras del pasado fueron héroes de la patria”
(González, 2011: 123-124). Con el traslado de las cenizas de Francisco Solano López
al entonces recientemente inaugurado panteón nacional de los héroes junto a los restos
del soldado desconocido del Chaco, se logró su apoteosis como veremos más adelante.
Es indudable que “desde el Centenario y hasta mediados del siglo XX, el nacionalismo
impregnó toda la explicación sobre el pasado paraguayo” (Brezzo, 2010: 234) y por
lo tanto el nacionalismo logró establecerse como “el substrato del imaginario nacional
sobre el cual se cristalizaron las identidades colectivas, desde la izquierda comunista
hasta los nacionalistas fascistas del partido Colorado” (Capdevila, 2010: 120).
El gobierno del general Higinio Morínigo (1940-1948) afirmaba que él mismo
estaba conduciendo la Revolución Nacionalista o en algunos otros documentos que era
la Revolución Paraguaya la que estaba conduciendo su gobierno (Gómez Florentín,
2011). Los años siguientes fueron de acrecentamiento de la reivindicación de la figura
de Francisco Solano López como héroe máximo de la nacionalidad. Se realizó como
un culto cívico ineludible durante el largo régimen dictatorial del general Alfredo
Stroessner (1954-1989), quien incluso por un decreto del 16 de septiembre de 1964
dispuso que el Día del Ejército Paraguayo sea recordado cada 24 de julio, en homenaje
al natalicio de Francisco Solano López.
Según la investigadora Gaya Makaran “el stronismo se formó de los elementos ya
presentes, pero dispersos en el imaginario nacionalista paraguayo, permeó a la sociedad
entera al grado que ésta asumió la propaganda oficial, como creencias íntimas. Los
largos años del nacionalismo autoritario, plasmados en la educación y las ceremonias
públicas, afectaron la conciencia crítica de la sociedad y generalizaron como “natural”
el modo oficialista y colorado de ser y pensarse como paraguayo” (Makaran, 2014: 97).
El sociólogo Roberto Céspedes Ruffinelli al estudiar la iconografía en los
billetes emitidos durante el régimen stronista afirma que de los mismos se pueden
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El comienzo de la consagración
El 17 de febrero de 1936 un grupo de oficiales acantonados en el cuartel
de Campo Grande, ubicado a 9 kilómetros del centro de la capital paraguaya, se
movilizaron para derrocar al gobierno del liberal Eusebio Ayala (1932-1936). Según
Javier Mendiguren “la insurrección armada, iniciada por los veteranos de la Guerra
del Chaco, conjuntamente con la oficialidad joven del ejército, sumados a los grupos
civiles, casi todos ellos universitarios, estudiantes e intelectuales, era la consecuencia
lógica de descontentos y rebeldías generalizados que dejaba como saldo la contienda
bélica con Bolivia, recientemente finalizada” (Mendiguren -Sorázabal, 2001: 11).
En el decreto plesbicitario del ejército libertador –como se autodenominaron los
revolucionarios– se puede observar ya el carácter nacionalista y reivindicatorio cuando
se dirigían “¡PARAGUAYOS! ¡PUEBLO ILUSTRE DE ANTEQUERA, RODRÍGUEZ
DE FRANCIA Y DE LOS LÓPEZ!”; en el discurso explicaban los motivos de la acción
que habían llevado adelante y los motivos de la destitución del presidente de la república
Eusebio Ayala, en líneas generales el mencionado documento “carecía totalmente de
bases programáticas que animen el movimiento” (Arce Farina, 2013: 39).
El coronel Rafael Franco, quien se encontraba exiliado en la ciudad de Buenos
Aires desde fines de enero de 1936, arribó al país el 20 de febrero para asumir la
presidencia de la república en carácter provisional. Al llegar al país formuló declaraciones
sobre las bases que sostendrían su gobierno y afirmó que “La obra renovadora de la
revolución se asienta sobre el respeto de los valores auténticos de nuestra Nación” y
para que no quede duda aclaró “Nacionalistas en el más alto y en el más amplio de los
sentidos, todas las virtudes de nuestro pueblo, su genio, su espíritu y sus vocaciones
fundamentales encontrarán en nuestra propia acción el ambiente propicio que necesitan
y la bandera nacional no será arriada en ningún lugar” (Arce Farina, 2013: 41).
El 1 de marzo de 1936, se organizó un acto público para honrar a los héroes de
la guerra contra la Triple Alianza, y en particular al mariscal Francisco Solano López;
por primera vez, afirmaba el presidente Rafael Franco, se daba la oportunidad de honrar
a “la figura histórica más alta y más completa que ha producido la Nación Paraguaya
y es nuestro deber honrar su memoria esclarecida tanto como seguir su ejemplo” (El
Diario, 1936), por lo que se había dictado un decreto-ley que declaraba nulo el decreto
del 17 de agosto de 1869 y las demás medidas legales vinculadas al mismo. En la
segunda parte del Decreto se disponía que se erigiría en la colina más alta de la capital
paraguaya un monumento para honrar la memoria “del ilustre gobernante que cayó en
defensa de su Patria” (El Diario, 1936).
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El álbum Apoteosis
En este apartado analizaremos el testimonio bibliográfico del proceso de
reivindicación, búsqueda de los restos y finalmente la consagración de Francisco Solano
López como la figura más encumbrada de la Historia Paraguaya. Dicho testimonio
bibliográfico lo constituye el Álbum Apoteosis, que fue editado y dirigido por Leopoldo
Ramos Giménez, quien a la sazón dirigía la Compañía Editora Nacional.
La propuesta original de Ramos Giménez al gobierno paraguayo fue que a
cambio de una ayuda de 350.000 pesos, la editorial entregaría cien ejemplares a la
Comisión Nacional de Inauguración del Panteón Nacional de los Héroes (Registro
Oficial, 1936).
Por el Decreto ley número 5505, del 8 de octubre de 1936, se autorizó la edición
del álbum Apoteosis, para lo cual se aceptó en el Consejo de Ministros la segunda
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propuesta presentada por la casa editorial que consistía en el aporte de 87.500 pesos por
parte del gobierno a cambio de 25 ejemplares que serían entregados a la comisión antes
mencionada.
El artículo 1 del citado decreto afirmaba “Autorízase la edición del Álbum
“Apoteosis” propuesta por la Compañía Editora Nacional, en conmemoración de la
inauguración del Panteón Nacional y del depósito en el mismo de los restos del Mariscal
Presidente de la República, don Francisco Solano López y del soldado Paraguayo caído
en el Chaco en la pasada guerra” (Registro Oficial, 1936, 1557).
El artículo 3° establecía las características generales del Álbum, que debía ser
de una dimensión de 0.57 mts x 0,37 mts, encuadernada en tela, impreso en papel de
lujo y con inscripciones en letras doradas (Registro Oficial, 1936, 1557).
El responsable de la edición fue Leopoldo Ramos Giménez, quien entonces se
encontraba fungiendo de Secretario de la Delegación Paraguaya ante la Conferencia de
Paz con Bolivia en la ciudad de Buenos Aires (Registro Oficial, 1936).
Leopoldo Ramos Giménez nació en Villarrica el 14 de octubre de 1891 y falleció
en Asunción el 5 de enero de 1988. Ramos Giménez fue un precoz poeta y periodista,
pues “comenzó a escribir en los periódicos de su ciudad natal. Después en 1914 envió
algunas colaboraciones para Crónica” (Centurión, 1951,55). Pero no sólo se destacó
como poeta, sino que también fue “orador de ademanes rotundos y espléndido verbo
tribunicio”. Entre sus obras se encuentran Piras Sagradas, 1917; Eros, 1918; Alas y
Sombras, 1920; Cantos del Solar Heroico, 1920; entre otras. Creó y dirigió la Compañía
Editora Nacional a la que siguió la Compañía Editorial Paraguaya (Centurión, 1951,58).
En su juventud fue un ferviente defensor de las causas obreras y por lo tanto
adscribió al anarquismo, sin dejar de militar en las filas de la Asociación Nacional
Republicana, Partido Colorado – uno de los partidos tradicionales–; ferviente
nacionalista y lopista era un “apasionado de nuestra historia, no se detenía a medir la
talla intelectual o la figuración política de algún eventual contendor, para esgrimir su
pluma en justificación de nuestra historia. Así en defensa del mariscal López por la
prensa de Río de Janeiro y Sao Paulo, o en defensa de los derechos del Paraguay sobre
el Chaco mediante una ponderada cartografía con sus explicaciones correspondientes”
(Benítez, 1986,319).
En una entrevista realizada por el historiador paraguayo Alfredo Seiferheld,
Leopoldo Ramos Giménez respondía a la pregunta: ¿Ud. fue lopista siempre? “Desde
chico, mi padre, imagínese, se indignaba tanto por la campaña legionaria que había
después de la guerra que, naturalmente, ante la indignación de él, yo me sentía más
indignado todavía como joven” (ABC Color, 1985).
Durante el régimen de Alfredo Stroessner ocupó por muchos años la función de
subsecretario de informaciones y cultura de la Presidencia de la República.
Leopoldo Ramos Giménez fue el propulsor de la realización de dicho álbum
con el fin de registrar la consagración de Solano López y el final de su reivindicación
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frente a su proscripción decretada al final de la Guerra contra la Triple Alianza por sus
rivales políticos.
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paraguayo– que estaba dedicado al político uruguayo Luis Alberto de Herrera, titulado
Solano López.
Luego el compilador procede a transcribir los discursos dados en el acto
inaugural del Panteón siendo el primero el de Stefanich, quien hizo uso de la palabra
en nombre del gobierno. Luego sigue el artículo del intendente municipal de Asunción,
don Felipe Molas López. A continuación se encuentra una poesía de Marcelino Machuca
Martínez, que se titula la Vuelta del Mariscal, para continuar con un artículo publicado
en la prensa por Juan E. O’Leary, quien es titulado profesor de patriotismo, una poesía
de Jorge Báez titulada El Panteón Nacional.
Se incluyó también una carta de Solano López a su hijo Emiliano fechada en el
campamento de Azcurra el 22 de junio de 1869. También incluyó unos versos de Ortiz
Guerrero, quien no sólo era compueblano de Ramos Giménez sino que incluso fue su
compañero de escuela en Villarrica. Luego se incluye la intimación que le hicieron los
aliados a Francisco Solano López en diciembre de1868 y la respuesta que él mismo les
dio rechazando rendirse.
Finaliza el álbum con una serie de extractos de versiones sobre su muerte,
acompañada en un recuadro de la poesía de Francisco Ortiz Méndez, la resolución del
Congreso de Colombia y unas consideraciones breves de Guido Spano sobre López.
En la última página se coloca un extracto de la obra de O’Leary sobre la mediación
paraguaya encabezada por Solano López en el proceso de unificación de la República
Argentina en 1859, y en el espacio inferior derecho en un apartado la poesía Cerro Corá
de Félix Fernández.
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concluye con la transcripción del decreto del 1 de marzo de 1936, por el cual “quedan
cancelados para siempre de los archivos nacionales, reputándoselos como no existentes,
todos los decretos-libelos dictados contra el Mariscal Presidente de la República, don
Francisco Solano López por los primeros gobiernos establecidos en la república a raíz
de la conclusión de la guerra de 1865” (Ramos Giménez, 1936).
La segunda parte es la acumulación tanto de textos de carácter histórico como
poético que fueron producidos durante el período reivindicatorio, siendo el primero de
ellos el de Manuel Domínguez, destacado jurista e intelectual paraguayo que integró la
Generación del 900, y uno de los principales impulsores del nacionalismo paraguayo
en el siglo XX. Este segundo apartado es completado con un artículo del propio
canciller Juan Stefanich y de Natalicio González, uno de los principales referentes
del nacionalismo en el siglo XX en Paraguay. En este sentido cabe señalar que no es
accidental que el artículo más extenso haya sido de Natalicio González, quien al igual
que Ramos Giménez había nacido en Villarrica y militaba en el Partido Colorado (ABC
Color, 1985).
La tercera y última etapa del álbum se hace referencia a la consagración, los
textos buscan registrar tanto el acto realizado el 12 de octubre cuando se inauguró el
Panteón Nacional y se introdujeron los restos de Solano López y del soldado desconocido
del Chaco, mediante la inclusión de los discursos oficiales, así como los versos de poetas
contemporáneos que manifestaban su sentimiento ante dicho acto, intercalando los
mismos con documentos históricos resultado en dos ocasiones de la pluma de Solano
López, y dejando en claro los testimonios sobre su muerte, siendo dos de dichos textos
extractos de la obra de Juan E. O’Leary, a quien se refieren en el álbum como nuestro
profesor de patriotismo y en otro apartado como el apóstol de la nacionalidad (Ramos
Giménez, 1936).
Otro aspecto destacable de la obra es la calidad gráfica de las imágenes que
componen el álbum, en el cual como es lógico predominan varias imágenes de Solano
López ya sean reproducciones de pinturas, grabados o daguerrotipos y fotografías del
mismo. Complementadas con registros gráficos de la expedición que fue en busca de sus
restos o de la capilla ardiente en el Palacio de López el 11 de octubre de 1936.
Consideraciones finales
El Álbum Apoteosis tiene un particular interés no sólo por ser una rareza
bibliográfica, sino porque es el testimonio bibliográfico y documental que registra de
una manera unificada el proceso de reivindicación y consagración de Solano López,
como principal referente del Panteón Cívico de los paraguayos durante todo lo que resta
del siglo XX, e incluso hasta la actualidad.
Es el documento que registra ese momento final en que concluye la reivindicación
de la heroicidad de Solano López que comenzó en la famosa polémica de 1902 y que a su
vez compila documentos y fotografías del inicio de la etapa consagratoria de Francisco
Solano López como la figura histórica más alta y más completa de la nación paraguaya.
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Decoud: discursos históricos en el Paraguay posbélico”. En: Liliana Brezzo
y Ma. Gabriela Micheletti (Comp.), Actas de la IV Jornada de avances de
investigación en Historia Argentina: fuentes, métodos y problemas, Rosario,
Pontificia Universidad Católica de Argentina - Instituto de Estudios Históricos,
Económicos, Sociales e Internacionales (IDEHESI-CONICET).
Stefanich, J.1920. Alberdi, La Argentina y El Paraguay. Asunción.
Stefanich, J. 1929. Nacionalismo, Asunción.
Stefanich, J. 1945. La Restauración Histórica del Paraguay, Buenos Aires, Editorial El Mundo
Nuevo.
127
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 129-148
The war at school. Textbooks and school celebrations in Paraguay in the late
nineteenth and early twentieth century
Ignacio Telesca*
Resumen
El presente texto** intenta comprender de qué manera la escuela primaria reflejaba la memoria
sobre la guerra que se venía construyendo en el Paraguay de fines de siglo XIX. Los documentos analizados
fueron los textos escolares utilizados así como las celebraciones escolares. Estas últimas, al igual que los
relatos de los docentes, mediadas por las Revistas Escolares oficiales. Se concluye que no existió una
uniformidad en la manera de abordar el tema de la guerra y que ya a principios del siglo XX se levantaron
voces preocupadas por la dirección “patriotera” que iban adquiriendo las celebraciones de las fiestas patrias.
< Paraguay> <Educación > <Guerra de la Triple Alianza > <Textos escolares > <Celebraciones escolares>
Abstract
This paper aims to understand how primary school reflected the memory of the war that had been
built in the turn of the nineteenth century in Paraguay. The documents analyzed were textbooks and school
celebrations. The latter, like the narrations of the teachers, were mediated by official school journals. It
is concluded that there was no uniformity on the approach to the theme of war and already in the early
twentieth century concerned voices arose about the “patriotera” direction that patriotic celebrations of
national holidays were gaining.
<Paraguay > <Education > <Triple Alliance War > <School texts > <School Celebrations>
*
Universidad Nacional de Formosa. CONICET. itelesca@hotmail.com
**
Quiero agradecer al personal de la Biblioteca Nacional en Paraguay todo el apoyo brindado.
129
DOSSIER
Telesca. La guerra en la escuela. Textos de lectura y celebraciones escolares en el Paraguay de fines del XIX...
1
Estanislao Zeballos, político e intelectual argentino nacido en Rosario en 1854, conoció el Paraguay
siendo adolescente, en 1869, y quedó tan impresionado por lo que experimentó que decidió “conocer
sus causas, averiguar sus resultados y ponderar sus responsabilidades para los dos pueblos” (citado por
Brezzo, 2009-2010: 218).
2
En 1888 el senador Juan G. González propuso convertir a Humaitá en santuario nacional “de esta manera
las futuras generaciones de jóvenes verán que sus padres defendieron su territorio palmo a palmo; desde
Itapirú hasta Cerro Corá debe llenarse de monumentos que recuerden el heroísmo del pueblo paraguayo”
(citado por Warren, 2010: 190-191).
130
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“Pero viene por fin la historia (bien triste por cierto) del
Paraguay, la de aquella penosa agonía de cinco años, que ha
sepultado en el olvido a nuestros padres, parientes y amigos;
en que muchas madres arrastrasen la más negra desesperación
por nuestros desiertos; pero no hablemos más de aquel pasado
tan triste porque tal vez emocionados vuestros corazones con
el mío, no cumplamos debidamente nuestro deber” (Revista
Escolar, N° 14-15, 1902: 177).
131
DOSSIER
Telesca. La guerra en la escuela. Textos de lectura y celebraciones escolares en el Paraguay de fines del XIX...
I
Apenas concluida la guerra, las mismas autoridades comenzaron a ‘escribir la
historia’ a través de las leyes y los decretos. El 20 de julio de 1871 se aprueba una ley
que recupera un decreto del Triunvirato del 17 de agosto de 1869, por la cual se declara
fuera de la ley al “desnaturalizado paraguayo Francisco Solano López… y para siempre
arrojado del suelo paraguayo como asesino de su patria y enemigo del género humano”
(Registro Oficial, 1887: 221).4
Si bien un decreto de este tenor tenía cierto sentido en 1869 cuando el mariscal
López estaba aún vivo, en pos de deslegitimar todo posible acto suyo de gobierno; ya
en 1871, muerto López, se descubre una intención extra, que intenta deslegitimar una
posible imagen heroica de López y su modelo de estado.5
No se descarta además la mano de las fuerzas de ocupación en este tipo de acto,
como en el decreto del 24 de mayo de 1870 en que se declaraba al 25 de mayo (feriado
argentino) como feriado en la República del Paraguay; acto reparador, según el decreto,
de “falta tan grave y criminal” (Registro Oficial, 1887a: 83; cfr. Caballero Campos,
2013).
Al mismo tiempo, las imágenes que se proyectaban en ciertos textos escolares
del Río de la Plata no eran las más halagüeñas para el Paraguay, mucho menos para
Francisco Solano López.
La intelectual y pedagoga argentina Juana Manso (1819-1875), en su Compendio
de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata desde su descubrimiento
hasta el año 1874, no dudaba en afirmar que “la Confederación nunca debió reconocer
4
El 15 de agosto de 1869 asumió el gobierno del Paraguay un Triunvirato con el apoyo de las fuerzas
aliadas. En esos momentos se puede afirmar que existían dos gobiernos ya que Francisco Solano López
continuaba siendo presidente del Paraguay aunque su autoridad se extendía sólo a las fuerzas que lo
acompañaban. El Triunvirato continuó hasta el 15 de agosto de 1870 en que se iniciaron las sesiones de
la Convención Constituyente (López había sido muerto el 1 de marzo de 1870).
5
Entre los considerando de la Ley de 1871 se insistía “Que la presencia de Francisco Solano López en el
suelo paraguayo es un sangriento sarcasmo a la civilización y patriotismo de los paraguayos” (Registro
Oficial, 1887: 221).
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II
Si bien desde la nueva Constitución jurada en 1870 se estipulaba que la
educación primaria sería “obligatoria y de atención preferente del gobierno”, no será
hasta 1881 que se escriba el primer Reglamento General para las Escuelas Públicas.
En dicho año, el Estado creó nueve escuelas de primera clase, diez de segunda
y cuarenta y cuatro de tercera clase, estableciendo la ubicación de cada una de ellas
y la dotación mensual que le correspondía, 50, 20 y 15 pesos fuerte respectivamente
(Registro Oficial, 1887b: 794-796).8
6
Confrontar el trabajo de Sansón Corbo, 2011 para una reflexión en profundidad sobre la visión rioplatense
de la historia del Paraguay.
7
Para un análisis de estos estereotipos en la región ver Capdevila, 2007.
8
En donde se instalen las escuelas de primera y segunda clase, las Juntas Administrativas debían aportar
la misma suma.
133
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Todo este material fue adquirido en la casa Estrada de Buenos Aires y formaban
parte también del Catálogo de las obras de texto aprobadas por el Consejo Nacional de
Educación argentino, entre el que también estaba el Compendio de Historia de Juana
Manso que citábamos al inicio (Cfr. El Monitor, n° 170, 1889).
El Consejo, al recibir el material de Buenos Aires, comenzó a repartirlos tanto
en la Capital como en la campaña. No se especifica el criterio, pero en la Capital, por
ejemplo, se reparten 70 ejemplares de cada uno de los tres Lector Americano y 40
ejemplares del libro de Terán y Gamba cuando en dicho distrito existían 13 escuelas
públicas con 36 maestros y 1.263 alumnos (La Escuela Moderna, 109-112).
Es la primera vez que una publicación oficial, de las que hemos revisado,
menciona un texto publicado en Paraguay, el Compendio de Geografía e Historia del
Paraguay por Leopoldo Gómez de Terán y Próspero Pereira Gamba, publicado por
primera vez en 1879 por la Imprenta de La Reforma.13
Gómez de Terán, ingeniero napolitano, y Pereira Gamba, abogado colombiano,
ambos residentes en Paraguay en esos años, redactaron esta obra pensando en Colegio
Nacional en Asunción que se había creado en 1877. De hecho, el texto no se adecua a
un alumno de escuela primaria.
Aunque no se especifica, se puede intuir que la distribución de este texto estaba
destinada a los docentes y no a los alumnos, y seguramente habrá influido que el mismo
Gómez de Terán se desempeñaba como Director de Escuelas Municipales de Asunción.
La obra fue sometida al estudio de los entendidos, y el mismo José Falcón14 dio
su veredicto positivo aclarando que “aun cuando se pudiera considerar su deficiencia
como compendio, las nociones que contienen son verdaderas, según el estudio que
tengo hecho y los conocimiento que me han proporcionado los varios documentos del
archivo nacional” (Terán y Gamba, 1879: 4).
Es importante señalar que a pesar de los textos escolares que circulaban por la
región, y que los autores ciertamente conocerían, no adoptaron una actitud recriminatoria
contra Francisco Solano López quien veía, según Terán y Gamba, “en el mantenimiento
de la independencia del Estado Oriental una garantía para la seguridad y prosperidad
del Paraguay” (Terán y Gamba, 1879: 160). Luego realizaban un somero racconto de
las batallas más importantes destacando sí la figura heroica de Bernardino Caballero,
quien era, en momentos de la redacción del libro, el hombre fuerte del Paraguay (Terán
y Gamba, 1879: 165).15
Existen diversas ediciones por país. Para un estudio de Abelardo Núñez, ver Ceballos, 2008.
13
El texto será conocido como “el Terán y Gamba”, así como se expresa en La escuela moderna.
14
José Falcón, fue el organizador del Archivo Nacional previo a la Guerra y tras ella fue el primer director
del mismo Archivo, además ocupó diversos puestos administrativos de importancia. Cfr. Falcón, J. 2006.
Escritos Históricos, Asunción: Servilibro. La edición y los estudios preliminares corresponden a Thomas
Whigham y a Ricardo Scavone Yegros.
15
Bernardino Caballero, nacido en 1839, llegó a General durante la Guerra contra la Triple Alianza y
acompaño a Francisco Solano López hasta las últimas batallas. Tomado prisionero fue conducido a
Río de Janeiro. Regreso en 1872 y comenzó a ocupar puestos en el Poder Ejecutivo hasta que llegó
a la presidencia, primero provisional en 1880 y luego constitucional de 1882 a 1886. Fue uno de los
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Telesca. La guerra en la escuela. Textos de lectura y celebraciones escolares en el Paraguay de fines del XIX...
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Esta cita nos pone sobre alerta que la narración histórica del pasado reciente
estaba siendo cuestionada en ciertos ámbitos. Fidel Maíz era al mismo tiempo una
figura de gran importancia tanto en los círculos intelectuales del Paraguay como por su
participación durante la guerra como capellán de López y responsable de las acusaciones
religiosas contra el obispo Palacios.
Sin embargo, el Consejo Superior de Educación, como ya vimos, en 1889 seguía
distribuyendo masivamente la obra de Terán y Gamba y ninguna otra de publicación
nacional.20
En la década del 90 se experimentarán cambios en el ambiente intelectual
paraguayo, de la mano de la fundación de la Universidad Nacional de Asunción a fines
de 1889. Los primeros abogados en graduarse, entre los que estaba Cecilio Báez (1862-
1941), lo hicieron en 1893. Esta nueva época intelectual se ve reflejada con la creación,
en 1895, del Instituto Paraguayo, y la publicación de su Revista del Instituto al año
siguiente.
Entre los discursos de apertura de dicho Instituto encontramos el de Cecilio
Báez quien recuerda que “El Paraguay ha atravesado una época de oscurantismo y
esterilidad. El buitre de la tiranía batió sobre él sus alas y el espíritu plegó las suyas,
como atacado de mortal deliquio” (Revista del Instituto, 1: 10).
En los siguientes cuatro números publicará la Revista las “Cartas polémicas”
entre Juan Carlos Gómez y Bartolomé Mitre que habían aparecido en La Tribuna de
Buenos Aires en 1869, y que pertenecían al archivo de Enrique Solano López, hijo del
Mariscal.21 El número 6, de marzo de 1897, está dedicado exclusivamente a brindar
diferentes informes sobre lo acontecido el primero de marzo de 1870, incluido un mapa
de Cerro Corá. Resulta llamativo que desde el segundo número de la Revista el tema de
la guerra estuvo presente entrega tras entrega por más de un año.
Figura importante durante estos años será Enrique Solano López Lynch, quien
se desempeñó como Superintendente de Escuelas desde 1894 hasta 1898. Vimos que
aportaba documentación para ser publicada, y además durante su gestión se publicó el
libro de Manuel de Mendoza, El Lector Paraguayo.22
Ésta ya era una obra destinada a la escuela primaria con sesenta lecturas
de las cuales treinta y cinco son de carácter histórico y catorce de ellas se refieren
20
De la primera edición de la obra de Fidel Maíz de 1887 se compraron 1000 ejemplares por el Ministerio
de Instrucción Pública, sin embargo no parece que hayan sido repartidos, de acuerdo al informe de 1889.
21
Enrique Solano López, hijo del Mariscal, había regresado al Paraguay en 1888 (Warren, 2101: 187-193).
22
Vimos ya que en la década anterior se habían comprado los tres tomos de El Lector Americano de
Abelardo Núñez. Manuel de Mendoza era de origen español, se desempañaba como Inspector de Escuela
desde 1889 y siguió ligado a la docencia por las siguientes décadas.
137
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Telesca. La guerra en la escuela. Textos de lectura y celebraciones escolares en el Paraguay de fines del XIX...
23
Garay nació en Asunción en 1873, fue alumno del Colegio Nacional y en 1893 ingresó en la Universidad
Nacional, en la facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Tras una carrera intensa, egresa con el título de
doctor a principios de 1896.
24
Formaba parte del proyecto editorial asunceno de Agustín Uribe. La primera obra de la colección
Biblioteca Paraguaya fue la Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata por Félix de Azara,
en dos tomos.
25
La toma del buque brasileño Marques de Olinda, el 12 de noviembre de 1864, cuando remontaba el río
Paraguay es considerada como el desencadenante de la guerra.
138
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28
En lo que se refiere a libros de historia nacional desde la obra de Garay en 1897 no se publicarán más,
sino sólo libros de lecto-escritura como El Nene Paraguayo de Manuel Chaves siguiendo el modelo de
la obra El Nene de Andrés Ferreyra (1865-1928), sin abordar en las lecturas temas relacionados con la
historia. La obra del pedagogo argentino publicada por primera vez en 1895 (y con sucesivas ediciones
hasta 1959) proponía un sistema gradual de enseñanza de la lecto-escritura.
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Se puede percibir que ya para estos años la obra de Terán y Gamba estaba
siendo cuestionada en cierto ambiente escolar. De hecho, en la Revista Escolar que era
el órgano del Consejo Nacional de Educación, de abril de 1901, Carlos Lelio hace una
crítica muy acabada de la historia de Terán y Gamba. Entre otros puntos critica el dejar
relegada a la figura del Dr. Francia y el no tomar en consideración ni siquiera los héroes
de la guerra. Su conclusión es que
Sin embargo, a pesar del estudio que podamos realizar alrededor de los textos
escolares debemos analizar la llegada de los mismos a los alumnos y de cómo los
maestros, cuando estos textos no llegaban, intermediaban entre los textos y los escolares.
Del mismo maestro de San Bernardino, César Martín, podemos ver qué uso se hacía
también de dichos textos en el aula misma:
Este testimonio sumado a muchos otros proveniente del interior del Paraguay
deja constancia que más que por uso de los textos escolares por parte de los alumnos, la
141
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El aula era el ámbito de acción de los docentes y los contenidos que enseñaban
no siempre iban de la mano con las indicaciones del ministerio. Por otro lado, la mayoría
de los educadores en esto años no habían sido formados en las escuelas normales y sus
influencias no se dejan sentir en todos los rincones de la patria.30
Según David Velázquez (2015) hacia 1900 la mayoría del personal docente que
enseñaba en las escuelas del Paraguay no había pasado por las Escuelas Normales.
Su formación autodidáctica venía acompañada de los textos escolares recibidos desde
Asunción y de las diversas Revistas Escolares. Es muy difícil por lo tanto trazar una línea
ideológica teniendo en cuenta que en los primeros años posbélicos muchos también eran
extranjeros.
El 24 de diciembre de 1900, la directora de la escuela graduada de Villa Rica,
Lorenza T. de Vico le escribe al presidente Emilio Aceval sobre su actividad en la escuela:
“Aunque muy humilde, mi contingente en la gran obra regeneradora, estoy dispuesta
hasta el sacrificio si fuera necesario, consagrar todos mis esfuerzos para contribuir a
la realización de los grandes ideales en pro de esta patria tan digna por su heroísmo y
cruentos sacrificios.” (Revista Escolar, 1900: 170-171)
Cuando se revisan las revistas escolares de la época donde se registran
discursos, ponencias o incluso las celebraciones festivas,31 la idea de patria, del pueblo
heroico, de figuras como el General Díaz aparecen constantemente. Como en el resto
de la sociedad, la memoria sobre la guerra tampoco era unánime y se percibe un ligero
cambio en las publicaciones con el correr de los años hacia una reivindicación mayor
de tal acontecimiento.
Esta falta de unanimidad memorial queda reflejada en las celebraciones del 25
de noviembre en 1889 en las escuelas asuncenas.
Por un lado, Ángel Vázquez, Preceptor de la escuela de niños de la Catedral,
tras una semblanza de los héroes de la independencia (sin mencionar, sin embargo,
al figura del Dr. Francia) se refería a la guerra y expresaba que “no quiero tratar de
enternecer a mis conciudadanos, haciéndole recordar la luctuosa y desastrosa época de
30
El dilema entre los valores cívicos o militares como definidores de espíritu patriótico se puede ver
reflejado también en la poesía de Ramón Melgar, “El educacionista y el soldado” aparecida en el número
3 de la Revista Escolar, en enero de 1901 (174-175). Melgar era argentino y la poesía pensada en
términos generales y no referentes al Paraguay; sin embargo, que la Revista lo haya incluido nos señala
la necesidad que tenía el órgano educativo nacional de hacer hincapié en los valores cívicos.
31
Las fiestas patrias celebradas en esos años eran el 14 de mayo, independencia, y el 25 de noviembre, jura
de la Constitución.
143
DOSSIER
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nuestros mayores, recuerdo que bien van borrándose de nuestra memoria en presencia
de esta nueva época…” (La Escuela Moderna, N° 10, 1889: 188).
Por otro lado, también se reproducen en dicha publicación discursos de los
alumnos como el de Irene Degásperi quien, delante del Presidente Patricio Escobar
(general del Mariscal López durante la guerra), sostenía “que 19 años hace que eminentes
patriotas paraguayos juraron nuestra Constitución, sostener nuestra libertad y nuestros
derechos o regar con su noble sangre el sagrado suelo de nuestra patria…” (La Escuela
Moderna, 1889: 190).
Una década y media más tarde, esta misma falta de unanimidad se refleja en los
discursos para las celebraciones de mayo de 1903. La Revista de Instrucción Primaria
dedica su número de mayo de dicho año a compartir con sus lectores, que eran otros
maestros (se hacían 600 ejemplares), los programas de las diversas celebraciones tanto
en la capital como en el interior. Respecto a la guerra y al patriotismo los discursos van
de una crítica a la tiranía y a la guerra como el de Jorge Trigo, en Luque, hasta el de
Eladio Argüello, en Asunción, donde reclamaba que “A la patria se la debe amar sin
reserva, sin reparos ni atenuaciones como se ama a la madre que nos ha brindado con
la rica leche de su pecho: por ella se debe amar cuanto ella ame, y aborrecer cuanto
aborrezca ella. El hombre verdaderamente patriota debe contener… hasta la voz de
su conciencia… ¡El honor de la bandera, la salud de la patria lo piden, lo reclaman, lo
exigen todo!” (Revistas de Instrucción Primaria, 1903: 152-153).32
Entrados ya en la primera década del siglo XX y tras haberse desarrollado el
célebre debate entre Cecilio Báez y Juan E. O’Leary, las fiestas patrias se van convirtiendo
en actos que escapan al control de las autoridades educativas. Juan Ramón Dalhquist,33
Inspector General de Escuelas presenta al Director General de Escuelas su memoria
anual el 31 de enero de 1908 en la que, entre otros ítems, aborda las celebraciones de
las fiestas patrias y afirma:
Reconoce el Inspector General lo eficaz de las fiestas para generar cariño en los
estudiantes hacia la nacionalidad y los símbolos patrios, pero se queja de “la excesiva
32
Estas ideas ya las expresaba el mismo Fidel Maíz en su Geografía. Allí expresaba que “Las cicatrices
de una madre deben cubrirse con respeto y veneración, y por pobre y humillada que haya sido, no se
la puede dejar de amar, mucho menos se la puede cambiar por otra, aun cuando ésta sea opulenta y
coronada” (Maíz, 1890: VIII).
33
Juan Ramón Dalhquist, nació en Argentina en 1884, hijo de madre paraguaya se radicó en Paraguay
desde pequeño. Maestro normal especializado luego en la Escuela Normal de Paraná.
144
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III
Si las alarmas que el Inspector Dalhquist levantaba en 1908 eran ciertas, y los
hechos posteriores nos mostrarán de qué manera lo eran,34 nos queda concluir que en
esas décadas el Consejo Nacional de Educación no logró, si ese era su objetivo, unir la
idea de amor a la patria a un imaginario cívico.
Si como señala Liliana Brezzo la memoria sobre la guerra no era unánime,
tampoco lo era a nivel educativo y esto se aprecia con claridad analizando las revistas
escolares de la época, como bien indica Liliana Brezzo, “el pasado no era el mismo
para todos” (Brezzo, 2001: 167). En el aula y en los discursos de las fiestas escolares, y
siempre estos mediados por las revistas, nos indican que no había una postura decidida
de cómo abordar el tópico de la pasada guerra, de cómo relacionar la educación primaria
con la construcción de una ciudadanía no marcada por un nacionalismo guerrero.
Para inicios del siglo XX esto queda más en evidencia reflejando las disputas
que transcurren más allá de los centros escolares. Lo que la sociedad no había aún
resuelto, la escuela tampoco pudo lograrlo.
Referencias bibliográficas
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Barrios), Asunción.
El Didascólogo. 1900. Órgano quincenal de Educación (director, Héctor L. Barrios),
Asunción, 1900.
Revista Escolar. 1900-1902. Órgano del Consejo Nacional de Educación, Asunción.
Revista de Instrucción Primaria. 1902-1909. Órgano del Consejo Nacional de
Educación, Asunción.
Manuales
Alliot, E. 1884. Elementos de Historia y Geografía. Asunción: La Democracia
Garay, B. 1896. Compendio Elemental de Historia del Paraguay. Madrid: Uribe
Garay, B. 1897. Breve Resumen de la Historia del Paraguay. Madrid: Uribe,
34
Para un análisis del ‘despertar’ nacionalista ver los textos de Brezzo, 2010 y Rivarola, 1993.
35
La fecha de culminación responde al último número existente en la Biblioteca Nacional, Paraguay.
145
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Telesca. La guerra en la escuela. Textos de lectura y celebraciones escolares en el Paraguay de fines del XIX...
Textos citados
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Asunción: Distribuidora Quevedo.
Brezzo, L. 2001. “El Paraguay y la Argentina en los textos escolares: una perspectiva
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Brezzo, L. 2008. “En el mundo de Ariadna y Penélope: hilos, tejidos y urdimbre del
nacimiento de la historia en el Paraguay”. En: Báez, Cecilio y Juan E. O’Leary.
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63.
Brezzo, L. 2009-2010. “La Guerra de la Triple Alianza en la primera persona de los
vencidos: el hallazgo y la incorporación de la Sección Estanislao S. Zeballos del
Ministerio de Defensa del Paraguay”. Anuario, 22, pp. 217-235.
Brezzo, L. 2010. “Paraguay: reconstrucción, poder político y revoluciones, 1870-1920”,
Telesca I. (coord.) Historia del Paraguay, Asunción: Taurus, pp. 199-225.
Brezzo, L. (Ed.). 2015. La Guerra del Paraguay en primera persona. Testimonios
inéditos. Fondo Estanislao Zeballos. Asunción: Tiempo de Historia.
Caballero Campos, H. 2013. “Fiesta y nación en Paraguay. Las celebraciones de la
independencia durante el siglo XIX”. Folia Histórica del Nordeste, N° 21, pp.
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Capdevila, L. 2007. Une guerre totale. Paraguay, 1864-1870. Essai d’histoire du temps
présent, Rennes: Presses Universitaires de Rennes (hay traducción castellana,
2010, Asunción-Buenos Aires: CEADUC-SB).
Ceballos, A. 2008. “Las empresas editoriales de José Abelardo Núñez en Alemania,
1881-1905”. Historia, Vol. 41, N° 1, pp. 43-62.
Chaves, M. W. 1901. Informe a la Dirección S. de Escuelas. Asunción: La Tribuna
Decretos sobre reorganización de las escuelas públicas y reglamentación de las mismas
(1882). Asunción: Imprenta La Democracia.
Domínguez, M. 1897. “Segunda Conferencia”, Revista del Instituto, N° 10, pp. 217-270.
Gómez Florentín, C. 2013. Los veteranos. Asunción: El Lector.
Lelio, C. 1901. “Ojeada retrospectiva”. Revista Escolar, N° 4, pp. 201-203.
146
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 147-148
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BATISTA PEREIRA
UM NACIONALISTA LIBERAL DA VELHA REPÚBLICA BRASILEIRA
Batista Pereira
a liberal nationalist from brazilian old republic
Resumen
Este artículo tiene como objetivo buscar el sentido de la producción intelectual de Antonio Batista
Pereira, un pensador con ricas memorias para la historia brasileña, pero que aún es bastante desconocido en
su propio país. Pereira fue un intelectual liberal y nacionalista de la vieja república, muy cercano al poder
político nacional, y que editó un conjunto variado e importante de textos, relacionados a cuestiones de
nuestra identidad y su vínculo con el Río de la Plata.
Abstract
This paper aims to search for the meaning of the intellectual production of Antonio Batista Pereira,
a thinker with rich memories for the Brazilian history, buy largely ignored, even within the country. He
was a liberal and nationalist intellectual of the old Republic, always very close to national political power.
Nevertheless, Batista Pereira edited a varied and important collection of texts that were ordered around
issues about our identity and its bond with Rio de la Plata.
*
Universidad Estadual de Maringá – UEM.
149
DOSSIER
Viel Moreira. Batista Pereira. Um nacionalista liberal da velha república brasileira
Antonio Batista Pereira (1880-1960), até para um leitor brasileiro mais atento,
soa como um nome muito pouco conhecido. Mas Batista Pereira foi uma figura que
sempre esteve ao lado das esferas mais amplas do poder político durante a República
Velha (1889-1930), em grande medida dada sua proximidade com o conhecido estadista
e jurista Rui Barbosa, seu sogro. Sua trajetória intelectual se situou, em grande medida,
junto a categoria de letrados que atuaram em um período permeado de significativas
rupturas políticas no Brasil, como as revoltas militares da década de 1920, a revolução
de 1930, a rebelião paulista de 1932, o levante comunista de 1935 e a implantação do
Estado Novo, em 1937. Assim, estamos falando de um homem que nasceu ainda no
Império, e que teve a vida adulta produtiva majoritariamente desdobrando-se ao longo
da República Velha e nos primeiros anos da era Vargas.1
Batista Pereira fez parte de uma geração que, dadas ás consequências advindas
da primeira guerra mundial, viveu o choque do colapso dos valores e instituições da
civilização ocidental liberal, mas que para muitos de seus contemporâneos no Brasil foi,
a partir de então, um posicionar-se diante das novas opções políticas e seus extremos,
tanto à esquerda como à direita.2 A opção de Batista Pereira foi a menos perceptível e
ruidosa: a da sobrevivência dos valores e instituições liberais vivenciadas pela sociedade
brasileira. E dentro dos cânones do liberalismo, seus ensaios nacionalistas trilharam
caminhos próprios. Ensaios que apareceram em vários volumes da Coleção Brasiliana
já na década de 1930, e isto por si só tem um significado. Mas o isolamento em que viveu
Batista Pereira nas últimas décadas de sua vida cortou a ligação com uma nova geração
de intelectuais, surgidos no pós-segunda guerra mundial, e isso em parte explica o seu
anonimato. A busca do sentido de sua produção intelectual é o objetivo deste trabalho.3
Natural do Rio Grande do Sul mudou-se jovem para São Paulo, devido ao
trabalho de seu pai. Sua atuação como juiz e jornalista, o aproximou de importantes
figuras da administração pública de São Paulo, como o futuro presidente Rodrigues
Alves (1902-1906), que se tornou seu protetor. Com as credenciais que tinha e o pedido
do presidente, Batista Pereira ingressou no corpo diplomático, sendo designado pelo
Barão do Rio Branco para fazer parte da delegação junto à Segunda Conferência
Internacional de Paz em 1907, na cidade de Haia. Quando de sua ida para a Europa, já
contava com vinte e oito anos, tendo aí conhecido a Rui Barbosa, chefe da delegação
brasileira. A partir deste momento, a vida de Batista Pereira passou a estar para sempre
1
Para uma visão mais ampla sobre a produção cultural do Brasil a época, ver: Micelli, S. 2001. “Intelectuais
e classe dirigente no Brasil (1920-1945)”. In: Intelectuais à brasileira. São Paulo: Companhia das Letras.
Gomes, Â. de C. 1999. História e historiadores. A política cultural do Estado Novo. 2.ed. Rio de Janeiro:
FGV.
2
Uma análise interessante sobre este debate para a intelectualidade brasileira, ver em: Bueno, L. 1930.
Uma história do romance de 30. São Paulo: Edusp.
3
A parte mais significativa do pensamento de Batista Pereira foi publicada na prestigiosa coleção Brasiliana,
nos primeiros anos da nova República. Em 1925, depois da falência da Editora Monteiro Lobato e Cia.,
era criado uma nova firma. Nascia a Companhia Editora Nacional. Em 1931, no mesmo ano da criação do
novo Ministério da Educação e Saúde, a Companhia Editora Nacional lançava a “Biblioteca Pedagógica
Brasileira”. Era toda uma aposta da editora no mercado da educação superior. A Biblioteca subdividiu-se
em várias séries, sendo a mais importante a “Brasiliana”. Esta série foi iniciada em 1931, com “Figuras
do Império e outros ensaios”, de Batista Pereira.
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151
DOSSIER
Viel Moreira. Batista Pereira. Um nacionalista liberal da velha república brasileira
“Pelo Brasil Maior” (vol. 21, 1934). Também apareceram pela Brasiliana, três volumes
de ensaios: “Figuras do Império e outros ensaios” (vol. 1, 1931), “Vultos e episódios do
Brasil” (vol. 6, 1932) e “Diretrizes de Rui Barbosa” (vol. 7, 1932). Em 1932 também
sai o romance “A ilusão russa”. E em 1933 “O Brasil e o anti-semitismo”. E entre 1934
e 1935 refundou a “Revista Brasileira”. Tudo isto se deu em uma etapa de profundas
transformações no país, e que no plano cultural, se expressou na expansão da rede de
instituições culturais públicas, bem como em um surto editorial.
Batista Pereira, entretanto, ainda fazia parte de uma intelectualidade de uma
etapa anterior, cuja atuação originou-se grandemente a partir da importância da rede de
relações sociais tecidas. E com a fé ainda inabalável nos valores e instituições liberais
vivenciadas pela sociedade brasileira. A expressão disto está em sua produção, bem
como em sua filiação intelectual, da qual teve dois mestres anteriores a Rui Barbosa:
Eduardo Prado7 e Capistrano de Abreu.8
Além de seus mestres, Batista Pereira teve um grande admirador, o inglês e
prêmio Nobel de literatura Rudyard Kipling. Quando da passagem pelo Rio de Janeiro
da família Kipling, em 1927, Batista Pereira serviu de anfitrião, visto ter sido o tradutor
de algumas de suas obras no Brasil.9 Para Batista Pereira, Kipling era o maior escritor
vivo, e um microcosmo da Inglaterra, país mãe de todos os parlamentos liberais, de
onde emanava a luz menos imperfeita da justiça dos homens.
No ano seguinte a estada de Kipling, Batista Pereira fez uma conferência na
Faculdade de Belo Horizonte, intitulada “Civilização contra a Barbárie”. O ano foi
bastante emblemático na história do pensamento brasileiro. A República, em muitas
publicações de 1928, inclusive neste ensaio de Batista Pereira, aparecia sendo reavaliada
em seus próprios pressupostos.10 A conferência teve como tema central o nacionalismo
Pereira o organizador da mesma. E, em 1929, Batista Pereira prefaciava a segunda edição das “Cartas de
Inglaterra”, de Rui Barbosa, bem como publicava ‘Rui Barbosa. Catálogo das suas obras’.
7
Batista Pereira, atuando no jornalismo no início de sua vida adulta, teve uma convivência com Eduardo
Prado (1860-1901). Para Eduardo Prado, os acontecimentos que seguiram a queda da monarquia em
1889, com a censura à imprensa, a supressão das discordâncias e a violência do regime republicano,
consolidam uma visão de um Império liberal, frente a uma República que se mostrava reacionária. Como
um monarquista que havia sentido a sobrevivência da República depender da extensão de seus laços com
os EUA, aproveitou a oportunidade para publicar, em 1893, “A ilusão americana”. O livro, um clássico
que antecede questões postas por Rodó em “Ariel” (1900), é um ataque à república brasileira, criticando
a relação imperialista dos EUA para com a América Latina – a edição foi apreendida pelo governo
brasileiro, levando-o ao exílio. Ver: Prado, E. 1958. A ilusão americana. 4.ed. São Paulo: Brasiliense.
Mas o significado mais profundo que ficou para Batista Pereira do pensamento de Eduardo Prado, não foi
o seu viés político, e sim o da afirmação de um nacionalismo cultural, bem como o resgate do idealismo,
num momento em que se vivia a hegemonia do pensamento positivista no Brasil. Para isto ver: Pereira,
A. B. 1902. Eduardo Prado. O escritor, o homem. São Paulo: Escola Saleziana.
8
Capistrano de Abreu (1853-1927) foi contemporâneo e amigo de Eduardo Prado, e construiu uma
narrativa historiográfica utilizando a crítica das fontes – inédito entre os historiadores nacionais de sua
época.
9
As experiências da convivência com o casal e suas observações sobre o pensamento de Kipling foram
transcritos em um ensaio, redigido ainda em 1927. Para uma leitura de ‘Rudyard Kipling e o Rio de
Janeiro’, ver: Pereira, A. B. 1931. Figuras do Império e outros ensaios. 2.ed. São Paulo: Companhia
Editora Nacional. Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, v.1.
10
Ao longo do ano de 1928 foi produzida uma série de radiografias sobre o Brasil. As mais significativas
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foram Macunaíma, de Mário de Andrade; Martim Cererê, de Cassiano Ricardo e Retratos do Brasil, de
Paulo Prado (1869-1943), sobrinho de Eduardo Prado. Para uma leitura sobre a história do pensamento
brasileiro na época, ver: Martins, W. 1996. História da Inteligência Brasileira. 2.ed. São Paulo: T.A.
Queiroz Ed. Vol. VI. 1915-1933. O ensaio de Batista Pereira ‘Civilização contra Barbárie’ foi publicado
em: Pereira, A. B. 1934. Pelo Brasil Maior. São Paulo: Companhia Editora Nacional. Biblioteca
Pedagógica Brasileira Brasiliana, v. 21.
11
No Rio da Prata, uma das maneiras de pensar o nacionalismo foi a que nas primeiras décadas do
século XX encarou a revisão histórica um grupo de intelectuais. O que os aproximou foi um discurso
com característica comuns sobre o passado colonial e nacional, que veio a colocá-los em confronto
com tradições historiográficas oficiais, isto é, liberais. Toda esta produção historiográfica não passou
desapercebida no Brasil, principalmente quando a temática centrava-se nos acontecimentos relativos
a revisão sobre a história da Guerra da Tríplice Aliança. Assim, intelectuais como o paraguaio Juan
O’Leary (1879-1969), o mexicano Carlos Pereyra (1871-1942), o uruguaio Luis A. de Herrera (1873-
1959) ou o argentino Manuel Gálvez (1882-1962) tiveram sua produção conhecida no Brasil. Para uma
leitura sobre o revisionismo histórico platino, ver: Moreira, L. F. V. 2007. “Os intelectuais brasileiros
e o revisionismo histórico platino”. In: Moreira, L. F. V. (coord.). Instituições, fronteiras e política na
História Sul-Americana. Curitiba: Juruá.
153
DOSSIER
Viel Moreira. Batista Pereira. Um nacionalista liberal da velha república brasileira
Paraguai. Com seu trabalho, esperava uma reversão desse quadro, que considerava ser
uma ilusão de perspectiva, como tantas outras “ilusões americanas”.12
Alguns meses depois, ainda no ano de 1928, fazia outra conferência, intitulada
“O Brasil e a Raça”, na Faculdade de Direito de São Paulo.13 Falando aos estudantes
da faculdade, procurava transmitir uma lição de energia e patriotismo. O que faltaria
ao Brasil seria um Espírito Nacional, o que fora conseguido pela Argentina, e que
se traduziria em uma palavra – “argentinidad”. Assim, para Batista Pereira, seria
impossível na Argentina professores que praticassem a detração da Pátria, e militares
que fornecessem argumentos a possíveis reivindicações. A crítica voltava a se destinar
em grande medida contra os militares positivistas, mas também a todo o processo de
politização que seguia envolvendo o exército brasileiro, iniciado com o movimento
tenentista nessa mesma década. Um exército que para ele deveria estar disciplinarmente
alheio á vida política.
Mas a crítica de Batista Pereira ia além, envolvendo o próprio ensino da história.
Um ensino onde professores de História do Brasil não estudavam o conflito com o
Paraguai; no qual escolas seguiam adotando compêndios escolares onde continuava se
responsabilizando o Imperador pela guerra, ou mesmo omitindo o nome de Rui Barbosa
entre os fundadores da República. Para o país acreditar em si mesmo, desenvolver o
orgulho nacional, isto aconteceria apenas com o fortalecimento da cidadania. A história,
desta forma, desempenharia um papel fundamental no desenvolvimento da nação.
E nisso julgava a própria importância de seu trabalho, ao ajudar a denunciar o que
considerava serem calúnias históricas.
O ensaio dava continuidade a um pensamente que, dentro dos cânones do
liberalismo, permanentemente retomava como central as temáticas de um nacionalismo
cultural. Em meados da década de 1920, para muitos intelectuais como Batista
Pereira, a raça já não tinha conotações biológicas, e sim culturais/espirituais, sendo o
mexicano José Vasconcelos, com sua raça cósmica, um de seus grandes referentes.
Batista Pereira em “O Brasil e a Raça”, acalentava a idéia de que nossa nação estava
construindo nos trópicos uma civilização original e vitoriosa, refutando as teorias de
Buckle, Gobineau e Lapouge, autores que considerava desconhecerem que o progresso
do espírito havia eliminado o fator racial. Assim, Batista Pereira afirmava com orgulho
ufanista que éramos um país mestiço e nisso estava a nossa superioridade, com seu
consequente progresso.14
12
A resposta e reação no Brasil a essa produção revisionista, não foi feita apenas por Batista Pereira. Outros
intelectuais, também considerados nacionalistas, o fizeram: Lindolfo Collor (1890-1942), com a obra “No
Centenário de Solano López”, de 1926; Luis da Câmara Cascudo (1898-1986), com “López do Paraguai”
(1927); o Gral. Mario Barreto, com “A campanha lopezguaya” (1928) e Gustavo Barroso (1888-1959),
com “Brazil em face do Prata” (1930). Intelectuais que na década de 1930 seguiram caminhos políticos
distintos. Alguns permaneceram em suas análises dentro dos cânones do liberalismo, como o caso de
Lindolfo Collor e Batista Pereira. Outros, como Câmara Cascudo e Gustavo Barroso, passaram a flertar
com um pensamento de extrema direita.
13
Editado pela casa Rossetti de São Paulo nesse mesmo ano, o ensaio ‘O Brasil e a Raça’ voltou a ser
publicado em: Pereira, A. B. 1934. Pelo Brasil Maior. São Paulo: Companhia Editora Nacional Biblioteca
Pedagógica Brasileira Brasiliana, v.21.
14
A valorização da mestiçagem no pensamento brasileiro aparece pioneiramente em Eduardo Prado. No
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percurso assinalado que leva a Batista Pereira, cabe menção ainda a Manuel Bomfim (1868-1932), com
seu livro “América Latina: males de origem”, de 1905. Bomfim, autor que também passou um pouco
desapercebido, comparado a outros ensaístas de seu tempo, observou os equívocos das teorias racistas,
chamando a atenção da significação das condições reais da vida para o desenvolvimento do caráter
nacional. A originalidade de seu pensamento foi deslocar uma interpretação que se encontrava no campo
biológico, para o econômico-social. Ver: Bomfim, M. 1993. América Latina: males de origem. 4.ed. Rio
de Janeiro: Topbooks.
15
O ensaio foi escrita em outubro de 1930. Ver: Pereira, A. B. 1934. Pelo Brasil Maior. São Paulo:
Companhia Editora Nacional. Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, V.21.
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DOSSIER
Viel Moreira. Batista Pereira. Um nacionalista liberal da velha república brasileira
um movimento patriótico.16 O artigo havia sido trazido por Ruy Batista Pereira, que
seria um admirador deste grupo político de direita, e do próprio fascismo.
A revista que havia publicado na íntegra no ano anterior o ensaio de Batista
Pereira “O Brasil e o anti-semitismo”, um libelo no enfrentamento ao totalitarismo
de direita, agora publicava o pensamento de Miguel Reali, intelectual de destaque
do partido Integralista, que flertava com o nazi-fascismo. Independente da redação
se eximir da responsabilidade pelo conteúdo dos artigos publicados, em nome da
pluralidade de pensamento, acolhendo assim em suas páginas o que considerava as mais
diversas manifestações do pensamento social e político moderno, os acontecimentos
tiveram repercussões internas dentro da revista, com Samuel Wainer demitindo-se.17
Alguns meses depois, sem anunciar problemas de nenhuma natureza, a revista deixava
de circular, sendo seu último número, o de novembro de 1935.
O encerramento da revista representou, também, o fim de uma maior visibilidade
e trânsito de Batista Pereira junto às elites culturais do país. Iniciava-se a partir daquela
data, a última fase de sua vida, que representou o seu desaparecimento intelectual.
Então com cinqüenta e cinco anos, Antonio Batista Pereira passou a se envolver com a
arqueologia brasileira, sem nada publicar sobre o assunto. Um fim melancólico para um
pensador produtivo e com ricas memórias para a história brasileira. Um intelectual liberal
e nacionalista da velha república, mas que editou um conjunto variado e importante de
textos, e que se ordenaram em torno de questões sobre a nossa identidade e seu vínculo
com o Rio da Prata. A historiografia brasileira, ao facilmente arrolar e amplamente
divulgar a obra dos chamados grandes intérpretes do país, como Capistrano de Abreu,
Gilberto Freyre, Sergio Buarque de Holanda, Caio Prado Jr, e outros “iluminados”,
simplifica e conduz o debate segundo algumas premissas que se querem ver como
absolutas para o pensamento brasileiro. Batista Pereira, e muitos outros, tem um papel a
ser resgatado, em obras tão pouco lidas quanto estudadas, e muitas vezes ditas e vistas
como “menores”. Eis o significado deste trabalho.
16
Antes de iniciar o artigo, porém, a redação da revista fazia a seguinte observação: “Com este trabalho,
a ‘Revista Brasileira’ inicia uma série de artigos sobre o Integralismo, que é o mais belo, patriótico e
irresistível movimento de opinião já processado em nossa Pátria. Miguel Reale é o homem indicado
para dar a conhecer aos brasileiros as bases da doutrina Integralista, pois ocupa no partido a destacada
posição de Secretário Nacional de Doutrina. Nos próximos números publicaremos, do mesmo autor,
novos trabalhos sobre a grande cruzada de salvação nacional empreendida pelos legionários do sigma”.
Na seqüência, vinha uma nota de roda-pé enunciativa: “Os artigos publicados com assinatura não são de
responsabilidade da redação. Revista Brasileira como uma síntese do momento contemporâneo, acolhe
em suas páginas as mais diversas manifestações do pensamento social-político moderno, sem que isto
implique no entanto com seu próprio ponto de vista.” Ver: Revista Brasileira. 1935. Rio de Janeiro, mar.,
n.7, p.27.
17
Em suas memórias, Samuel Wainer confirmava como motivo de sua saída o artigo de Miguel Reale.
Ver: Wainer, S. 1989. Memórias de um repórter. Rio de Janeiro: Record, pp. 47. Ruy Batista Pereira,
no entanto, continuou colaborando com a revista. Em artigo de maio de 1935, “As asas italianas”, ele
concluía, a partir da análise histórica, que a ascensão de Mussolini fora definitiva para o avanço do país
na área da aviação. Ver: Revista Brasileira, Rio de Janeiro, mai. 1935, n. 8.
158
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 159-160
Referencias bibliográficas
Albuquerque, M. M. de. 1984. Pequena História da Formação Social Brasileira. 3.ed.
Rio de Janeiro: Graal.
Bomfim, M. 1993. América Latina: males de origem. 4.ed. Rio de Janeiro: Topbooks.
Bueno, L. 1930. Uma história do romance de 30. São Paulo: Edusp.
Fausto, B. 2006. História do Brasil. 12.ed. São Paulo: Edusp.
Gomes, Â. de C. 1999. História e historiadores. A política cultural do Estado Novo.
2.ed. Rio de Janeiro: FGV.
Junior, A. M. e Maranhão, R. 1981. Brasil História. Texto e consulta. 2.ed. São Paulo:
Brasiliense. Vol. 3. República Velha.
Martins, W. 1996. História da Inteligência Brasileira. 2.ed. São Paulo: T.A. Queiroz Ed.
Vol. VI. 1915-1933.
Micelli, S. 2001. “Intelectuais e classe dirigente no Brasil (1920-1945)”. In: Intelectuais
à brasileira. São Paulo: Companhia das Letras.
Lacombe, A. J. 1960. Batista Pereira. In: Digesto Econômico, Rio de Janeiro, a.17,
n.156, nov. -dez. pp.78-83.
Moreira, L. F. V. 2007. “Os intelectuais brasileiros e o revisionismo histórico platino”.
In: Moreira, L. F. V. (coord.). Instituições, fronteiras e política na História Sul-
Americana. Curitiba: Juruá.
Pereira, A. B. 1931. Figuras do Império e outros ensaios. 2.ed. São Paulo: Companhia
Editora Nacional. Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, v.1.
Pereira, A. B. 1933. O Brasil e o anti-semitismo. Rio de Janeiro: Guanabara. Separata
das publicações da Casa de Rui Barbosa – Conferências II – Rio de Janeiro:
Imprensa Nacional, 1945.
Pereira, A. B. 1932. A Ilusão Russa. São Paulo: Companhia Editora Nacional.
Pereira, A. B. 1932. Diretrizes de Ruy Barbosa. Segundo textos escolhidos, anotados
e prefaciados por Batista Pereira. São Paulo: Companhia Editora Nacional.
Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, V.7.
Pereira, A. B. 1934. Pelo Brasil Maior. São Paulo: Companhia Editora Nacional.
Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, V. 21.
Pereira, A. B. 1938. Vultos e episódios do Brasil. 2.ed. São Paulo: Companhia Editora
Nacional. (Biblioteca Pedagógica Brasileira Brasiliana, V.6. 1ª ed.,1932.
Pereira, A. B. 1938. “Brasil e Estados Unidos”. In: Vultos e episódios do Brasil. 2.ed.
São Paulo: Companhia Editora Nacional, 1938. Biblioteca Pedagógica Brasileira
Brasiliana, V. 6. A primeira edição é de 1932.
Prado, E. 1958. A ilusão americana. 4.ed. São Paulo: Brasiliens.
Revista Brasileira. 1935. Rio de Janeiro, mai. 1935, n. 8.
Revista Brasileira. 1935. Rio de Janeiro, mar., n.7.
Wainer, Samuel. 1989. Memórias de um repórter. Rio de Janeiro: Record.
159
Notas y
Documentos
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 163-166
*
Directora de la Especialización en Historia Regional de la Facultad de Humanidades – UNNE, Prof.
Titular por concurso en la cátedra Historia Argentina Contemporánea de la misma Facultad e Investigadora
Adjunta de Conicet en el IIGHI (Conicet- UNNE)
163
NOTAS Y DOCUMENTOS
Solís Carnicer. La Historia Regional en la Argentina. Sus aportes y desafíos para el futuro.
164
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 165-166
del estado nacional. Luego avanza específicamente sobre la historia regional, sus
características y prácticas en América latina y Argentina y los aportes de la misma en
los últimos años. Finalmente, dedica un espacio a la reflexión sobre la relación entre la
historia regional y la educación, en el que señala el cada vez mayor interés por incluir
en la escuela la enseñanza de la historia regional y los problemas y desafíos que ello
planteó al sistema educativo argentino.
En “La Patagonia en clave regional: un camino posible para una historiografía
renovada”, Susana Bandieri se concentra fundamentalmente en la forma en la que
fue concebida tradicionalmente la historia argentina y el modo en que ésta abordó a
las regiones, fundamentalmente la Patagonia. Señala los problemas de periodización
que se plantean en la historia argentina tradicional que no tuvo en cuenta los procesos
diferenciados en cada una de las regiones. A partir de la historia de la Patagonia
plantea las posibilidades que la historia regional ofrece para enriquecer y renovar la
historiografía argentina sobre todo aquella “demasiado generalizante y encerrada en los
límites territoriales del Estado- Nación”.
Por último, Sandra Fernández, en su artículo “La perspectiva regional/local en la
historiografía social argentina” analiza críticamente su desarrollo en las últimas décadas
deteniéndose especialmente en aquellos hitos que hicieron posible su consolidación y
proyección. Reflexiona acerca de las influencias recibidas desde diferentes latitudes y
tradiciones y se cuestiona acerca de sus limitaciones y posibilidades. En este agudo
examen identifica aquellos ejes que distinguen a este tipo de estudios: sus estrechos
vínculos con la historia social y la relevancia de la dimensión contextual como principio
de organización de la investigación.
Los tres artículos –desde sus propias perspectivas y propósitos- muestran con
claridad el importante recorrido que ha realizado la historia regional en la historiografía
argentina así como también señalan aspectos por mejorar y caminos que todavía quedan
por transitar hacia el futuro. Las tres autoras coinciden en que la reflexión teórico-
metodológica por parte de quienes trabajan en ella resulta fundamental si lo que se
busca es hacer una historia más rica y más compleja. Este dossier fue pensado en esa
dirección, pretende ser un aporte para seguir analizando y discutiendo sobre esta forma
de hacer historia que todavía tiene mucho por ofrecer y no es un hecho casual incluirlo
en Folia Histórica del Nordeste, una de las revistas con mayor tradición en este campo
en el país.
165
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 167-178
HISTORIA Y REGIÓN:
LA HISTORIA REGIONAL DE CARA AL SIGLO XXI
Resumen
El artículo se inicia con algunas consideraciones conceptuales sobre región, regionalización y
regionalismo y puntualiza algunos aspectos a considerar cuando estudiamos su construcción. Se realiza un
repaso por el proceso de regionalización en la Argentina y más específicamente el caso del Nordeste. Este
contexto permite explicar la situación actual de la historia regional a nivel latinoamericano y argentino, con
las importantes innovaciones introducidas en las últimas décadas. Finalmente, una breve referencia a la
relación de esta nueva historia con su enseñanza.
Abstract
The article begins with some conceptual considerations on region, regionalization and regionalism
and points out some issues to consider at the study of their construction. A review of the regionalization
process in Argentina and more specifically the case of the Northeast is performed. This context helps
to explain the current situation of the regional Latin American and Argentine history, with important
innovations in recent decades. Finally, a brief reference to the relationship of this new history with teaching.
*
Dra. en Historia. Facultad de Humanidades. UNNE. mariasilvia@gmx.net
167
NOTAS Y DOCUMENTOS
Leoni. Historia y Región: la Historia Regional de cara al siglo XXI.
168
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 169-178
169
NOTAS Y DOCUMENTOS
Leoni. Historia y Región: la Historia Regional de cara al siglo XXI.
también crean las disparidades regionales, en el sentido de que existen regiones centrales
y regiones marginales o periféricas.
Distintas perspectivas historiográficas han buscado en la geografía claves para
interpretar los conflictos no resueltos del proceso social argentino; claves como el
despoblamiento y las distancias, el antagonismo litoral-interior o provincias-Nación.
En la Argentina encontramos una potente matriz espacial en las explicaciones sobre
la sociedad y la cultura nacionales; Adrian Gorelik (2001) observa que en esta matriz
el mapa representa al cuerpo de la nación y se afirma que el hombre y la cultura son
telúricos. Desde el siglo XIX, se advierte una larga tradición dentro del ensayismo que
reconoce la clave de los males del país en el territorio y que equipara la palabra desierto
con la ausencia de naturaleza, de pasado y de cultura.
Las diferencias regionales son tópicos frecuentes en los estudios sociales, pues
existe consenso en torno a una visión sobre el territorio que pondera su diversidad en
términos de oferta ambiental mientras observa negativamente sus disparidades internas
en términos socio-económicos y poblacionales. Siguiendo nuevamente a Benedetti,
diremos que, promediando el siglo XX, las políticas territoriales que buscaban solucionar
los problemas de escaso crecimiento y desequilibrios sociales internos, apelaron a las
teorías regionales que, a pesar de su exiguo éxito, dejaron en el mapa argentino algunas
huellas.
Las regionalizaciones, señala Silvia Quintero (2002), podrían leerse en
relación con dos horizontes problemáticos. Por un lado, con la necesidad de contar
con instrumentos dotados de cierto consenso científico, para clasificar las riquezas y
potencialidades de las distintas localizaciones del territorio nacional, con vistas a
profundizar el proceso de inserción de la economía local en el espacio mundial. Por otro
lado, como estrategias de integración y jerarquización de los sectores sociales que las
regiones albergan o simbolizan.
Por su parte, los regionalismos en la Argentina no adquirieron el carácter de
movimientos separatistas ni independentistas, ni cobraron gran protagonismo, siendo
las identidades provinciales los más poderosos movilizadores de solidaridades que
entraron en conflicto sistemáticamente con la territorialidad del estado nacional.
Algunos provincialismos son muy marcados, como el caso correntino, lo cual incidiría
negativamente en la construcción de una región como la nordestina. Chiaramonte
(2008) señala como en el siglo XIX se había constituido una provincia-región en torno
a la ciudad de Corrientes.
Por otro lado, en el pensamiento geográfico argentino se encuentran relatos
regionales que arrancan en el pasado remoto, creando una ilusión de continuidad y
permanencia, más allá de los procesos sociales de cambio; a ello colabora que en la
toponimia regional hay nombres que tienen un origen prehispánico, como Chaco. Esta
gran persistencia alimenta interpretaciones de larga duración, donde el surgimiento de
las regiones muchas veces se rastrea, inclusive, hasta el neolítico (Benedetti, 2009).
La denominación Nordeste, en cambio, no es un término con raigambre histórica.
El hoy llamado Nordeste argentino (provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y
170
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
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La historia regional
El problema regional ha sido un tema recurrente en la historiografía
latinoamericana. Una de las preocupaciones centrales ha sido cómo abordar el problema
de la unidad nacional ante el fenómeno del regionalismo. El discurso integrador sobre
la nación encubrió el problema regional. Paralelamente a los principios de la identidad
nacional forjada por los liberales desde el siglo XIX, surgió una especie de “centralismo
historiográfico” que negó lo heterogéneo y diverso, ocultó las diferencias espaciales
existentes en el nivel local y regional, para crear y justificar la creación de las historias
nacionales, como síntesis de las nacientes identidades nacionales latinoamericanas
(Hurtado, 2010).
Las periodizaciones tradicionales se establecieron en los siglos XIX y XX
siguiendo los modelos teóricos europeos, a partir de la dimensión del universo de
análisis y la concepción dominante respecto al objeto de la historia. Ellas tomaron al
marco nacional como el límite natural para el objeto de estudio del historiador, con
un enfoque predominantemente político-institucional. Estas concepciones son las que
se utilizaron para la periodización en la historiografía argentina; posteriormente, con
la incorporación de los análisis económicos, se operó una nueva periodización, pero
siempre siguiendo la tendencia a la homogeneización del espacio nacional.
Por su parte, en los estudios históricos regionales, tradicionalmente la región ha
constituido un recorte espacial preexistente al inicio de la investigación. Han concebido
a la región como región histórica, un constructo cultural resultante de un proceso
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En América Latina, de particular interés resultan los trabajos realizados por Alexander
Betancourt que realiza estudios comparativos de regiones de México y Colombia.
La Historia Regional cuenta con antecedentes destacados en la experiencia
de tendencias como la geohistoria, cuya obra paradigmática es El Mediterráneo de F.
Braudel (1949), que propone una globalización regional.
En el caso latinoamericano, señala C. Aguirre Rojas (2003), a partir del exceso
permanente de espacio que constituye una realidad de larga duración de la civilización
latinoamericana, el hombre sólo ha podido afirmar su presencia orgánica y sistemática
dentro de estos territorios de una manera desigual e irregular, dejando muchas regiones
y espacios locales casi aislados o muy débilmente integrados a las dinámicas generales
y luego nacionales de las más grandes concentraciones urbanas de población.
Esto explicaría el desarrollo de una potente historiografía regional
latinoamericana, en las últimas tres décadas, que sorprende por la profundidad de
sus enfoques y por la riqueza de sus resultados, lo mismo que por la variedad de los
instrumentos y de los modos de aproximación analíticos y técnicos que ha sido capaz
de desarrollar e inclusive de inventar. Este constituiría el aporte más importante de la
historiografía de América Latina a los estudios históricos contemporáneos.
México encabezó el auge y la renovación historiográfica regional y local,
seguido por Brasil, Venezuela, Argentina, Perú, Chile, Colombia, Bolivia, Costa Rica
y Cuba.
La reflexión epistemológica y metodológica en el campo de los estudios históricos
regionales se ha impuesto desde mediados de los noventa, lo que, según Aguirre Rojas,
ha abierto grandes perspectivas para la investigación en el continente latinoamericano.
Bajo la influencia de las corrientes historiográficas mundiales, los estudios regionales
no se agotan en un modelo único, sino que hay una flexibilización de los modelos.
Esta preocupación teórica se manifiesta en nuestro país en diversas compilaciones de
trabajos que reflexionan sobre variadas aristas de este campo disciplinar.
Este desarrollo se ha visto favorecido también con el mejoramiento de las
condiciones de los archivos y repositorios documentales o bibliográficos, las políticas
estatales de descentralización de la educación superior, el intercambio académico entre
los historiadores y científicos sociales en congresos y reuniones internacionales y los
proyectos colectivos de investigación multidisciplinaria.
A la renovación de los estudios regionales han contribuido diferentes disciplinas
sociales, entre las que encontramos la economía, la demografía y la sociología, primero y
más recientemente a la antropología, la teoría literaria, los estudios culturales, las ciencias
políticas. Se abandonaron los relatos políticos fácticos, considerados importantes para
la construcción de la nación, para abocarse primero a los estudios económicos y sociales
apoyados en diferentes teorías sociales y económicas, que obligaron a definir espacios
inteligibles para el análisis, que excedían lo local y no se correspondían con los espacios
delimitados por soberanías nacionales, jurisdicciones provinciales y regiones históricas.
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Leoni. Historia y Región: la Historia Regional de cara al siglo XXI.
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 175-178
Referencias bibliograficas
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contemporánea: 1870-¿2025? Puntos de partida para su reconstrucción”. Historia
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de 2006.
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Leoni. Historia y Región: la Historia Regional de cara al siglo XXI.
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DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 177-178
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histórica y subjetiva. Hacia un modelo conceptual/relacional de historia regional
en América Latina”. En: Geopolítica(s), vol. 1, Nº. 1, pp.157-172.
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Susana O. Bandieri**
Resumen
Este texto pretende sintetizar los aportes que desde la investigación histórica regional se han
realizado acerca de la Patagonia en los últimos años, permitiendo revisar antiguos mitos de la historiografía
nacional acerca de la región y aportando miradas más complejas y diversificadas, tanto las referidas al
mundo indígena y a su funcionamiento, como a la supervivencia de los antiguos circuitos mercantiles con
el área del Pacífico y a los diversos poblamientos que caracterizaron su ocupación. Asimismo, se mostrarán
las formas particularmente tardías de penetración estatal en diversas cuestiones que demoraron la sostenida
intención política de “argentinizar” el territorio.
Abstract
This paper aims to synthesize the contributions that regional historical research has made about
Patagonia in recent years. Ancient myths of national historiography about the region are revised and more
complex and diversified looks are provided, both referring to the indigenous world and its operation, and the
survival of ancient commercial circuits with the Pacific area and the various settlements that characterized
its occupation. Besides, particularly late forms of state penetration will be displayed in various issues that
delayed the sustained political will to “Argentinize” the territory.
*
Este texto reproduce la conferencia de la autora dictada en el marco de la Especialización en Historia
Regional, UNNE, Resistencia, noviembre de 2013.
**
Dra. en Historia, Investigadora Principal, CONICET, Universidad Nacional del Comahue, Responsable
del Nodo Comahue de la Unidad Ejecutora en Red ISHIR-CONICET susana.bandieri@gmail.com
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NOTAS Y DOCUMENTOS
Bandieri. La Patagonia en clave regional: un camino posible para una historiografía renovada.
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“…sobre esta tierra pesa la maldición de la esterilidad” (Darwin, 1839: 91).
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Dumraut (1992). En estos casos, los límites políticos provinciales aparecían también
como límites de la construcción historiográfica regional. Tema complejo si se tiene
en cuenta que los mismos se correspondieron, en el caso de los antiguos territorios
nacionales patagónicos, con accidentes geográficos como ríos y cordilleras o con líneas
convencionales como paralelos y meridianos, más que con un conocimiento efectivo y
real de la región que se pretendía recortar. Este encuadre, si bien útil para tratamientos
político-institucionales, se mostraba sin duda poco apto para la comprensión de los
fenómenos económicos, sociales y culturales que siempre exceden los espacios
jurisdiccionales y administrativos.
Por otra parte, hace poco más de veinte años que la historia indígena comenzó a ser
motivo de preocupación entre los historiadores. Las primeras obras de Mandrini (1986;
1992) y Varela y Bizet (1993), entre otros, a los cuales se agregarían luego muchísimos
trabajos producidos sobre y desde la Patagonia misma, comenzaron a romper con la
fragmentación epistemológica que hizo de la Arqueología, la Antropología y la Historia
campos disciplinares autónomos e independientes. Otras producciones referidas a la
etapa post-conquista se agregaron a éstas y la historiografía patagónica se renovó y
complejizó en los últimos años.
Varios son los mitos de la historia patagónica que, a mi juicio, se corrigieron con
estas nuevas investigaciones. Un primer punto se relaciona con la presunta existencia de
una “frontera interna” que, cual límite físico, separaba al mundo indígena del hispano-
criollo. Hoy son muchísimas las producciones que revisan exhaustivamente esta idea,
mostrando que no solo el conflicto sino que también, y particularmente, el intercambio
de bienes y personas, eran características propias de ese espacio fronterizo; en tanto se
revela una organización político-económica de las sociedades indígenas mucho más
compleja que la simple caracterización de grupos nómades dedicados exclusivamente
al saqueo, la caza y la recolección.
Un segundo mito se vincula con la idea de que el límite entre los Estados
nacionales argentino y chileno, constituido por la cordillera de los Andes, funcionó
como tal para las sociedades involucradas antes y, sobre todo, después, de la conquista
por las armas de los espacios indígenas. Hoy sabemos que las relaciones de todo tipo
entre las áreas andinas de la Patagonia argentina y el sur chileno fueron comunes desde
tiempos muy remotos y perduraron luego de 1880, con similares características y viejos
y nuevos actores -vinculados ahora a las formas capitalistas de producción- hasta
avanzado el siglo XX.
Una Patagonia poblada exclusivamente desde el Atlántico es otra de las creencias
generalizadas que quienes hacemos historia regional hemos revisado. Si bien es cierto
que los territorios con puertos sobre el océano Atlántico incorporaron rápidamente
la producción ovina de la meseta patagónica a una economía agroexportadora en
expansión, no lo es menos que las áreas andinas siguieron manteniendo los antiguos
intercambios económicos y sociales con los mercados trasandinos, a quienes proveían
de carne vacuna y otros subproductos para la fabricación de suelas, tasajo, velas y jabón,
que Chile utilizaba para su consumo interno o para su exportación a otras repúblicas
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Bandieri. La Patagonia en clave regional: un camino posible para una historiografía renovada.
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Mandrini, R. 1992. “Indios y fronteras en el área pampeana (siglos XVI-XIX). Balances
y perspectivas”. En: Anuario IEHS, Tandil, UNCPBA, nº 7.
4
En este sentido, seguimos a Jean Chesneaux, cuando presenta la teoría de la frontera-zona como área
de aproximación y contactos económicos, sociales y culturales, en oposición a la frontera-línea, forma
tradicional de tratar la frontera, o sea, como límite que demarca un territorio y divide poblaciones (1972:
180-191).
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Sandra Fernández**
Resumen
El artículo pretende delinear un recorrido para abordar la historia regional/local argentina de los
últimos años, deteniéndose especialmente en alguno de los hitos que hicieron posible su consolidación y
proyección historiográfica. De este modo, se concentra en presentar de manera sucinta un balance de sus
líneas de desarrollo, las influencias y aportes más destacadas, así como alguno de los debates y producciones
realizadas desde el campo que impactaron en el derrotero de la historia regional y local argentina.
Abstract
The article seeks to outline a route in order to address the regional/local Argentine history over the
last years, with special attention on the milestones that made possible its consolidation and historiographic
projection. Hence, the article focuses on briefly presenting a balance of its lines of development, its most
prominent influences and contributions, as well as some of the debates and productions carried out in this
field of study which had an impact in the course of the regional and local history of Argentina.
*
Este artículo representa un balance de la conferencia “La perspectiva regional/local en la historiografía
social argentina” realizada el 2/10/15 en la sede del Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI),
CONICET/UNNE en el marco de la presentación de la Especialización en Historia Regional, Secretaría
de Investigación y Posgrado, Facultad de Humanidades- UNNE.
**
CONICET/UNR.
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Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
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Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
3
Partiendo de que la microhistoria es incapaz de generalizar a partir de conocimiento producido en
investigaciones realizadas a nivel local, Lepetit propone replantear el problema de la generalización a
partir de la noción de escala. Tomada de la cartografía, esta noción se aplica a la historia para definir
el conocimiento como un “modelo reducido” de la realidad. Esta visión propone la construcción de lo
general desde lo particular, resituando entonces al individuo en el contexto, y dentro de la sociedad. Con
lo cual también es posible ver lo macro en lo micro, desde y dentro de lo micro mismo, reubicando el
caso en la norma y la norma actuando dentro del caso, etc. (Aguirre Rojas, 2004).
4
Es una tarea que nos supera listar la impresionante bibliografía ligada a la microhistoria, sólo como
recurso de síntesis pueden citarse dos textos que condensan muy bien las líneas de la corriente, Revel
(2015) y Serna y Pons (2000), así como otros tres textos germinales de tal perspectiva historiográfica:
Grendi (1996), Levi (1993), Ginzburg y Poni (1991).
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el annalismo había tenido sobre ella, sino que se permitió de manera más libre dialogar
con tradiciones consolidadas, como el marxismo británico, y otras en pleno proceso de
eclosión, como la voluble microhistoria italiana. Así el impacto de la historiografía local
española sobre el ya significativo recorrido de la historia regional/local argentina, se
manifestó de forma evidente durante los años noventa. Las posibilidades de intercambio
académico de forma frecuente y fluida, hizo que el diálogo no sólo fuera a partir de
lecturas bibliográficas, sino de un franco proceso de conocimiento mutuo a partir de
eventos, programas, proyectos, etc. Los presupuestos vertidos por Casanova, Terradas,
Serna y Pons, sintetizan los lineamientos generales de la historia local española, que
más tributaron al espacio académico vernáculo. Todos ellos interpelan la idea del estado
Nacional como objeto exclusivo del análisis histórico, pero lo más importante es que
sugieren variables metodológicas de cambio para encarar los estudios regionales y locales
no como referentes anecdóticos de un pasado más remoto o más cercano, ni tampoco
como resultado de aproximaciones parciales, sino a partir de análisis exhaustivos de
casos, capaces de otorgar representatividad para comprender horizontes mayores.
La disyuntiva de la historiografía española en este sentido es que la aproximación
regional/local no confirma procesos generales como reflejo de lo macro, sino a partir
de la interpretación de lo específico, poniendo en cuestión las afirmaciones producidas
desde la historia nacional. Si Casanova (1999) hace énfasis en la tensión metodológica
alrededor de la generalización, y en la cuestión de la historia nacional como fórmula
preponderante; Terradas (2001) por su parte pone el acento en la comprensión desde lo
local y lo regional de lo que sucede en un nivel mayor, “a través de una sociedad, un
país, una cultura, un mundo…”. Serna y Pons (2007), quizás oficiando casi como una
síntesis al proponer una mirada más teórico-metodológica al asunto, señalan con mucha
claridad que lo local y lo regional, en tanto categorías socialmente espacializadas, tienen
importancia comprensiva, paradójicamente a partir de la conciencia de su artificialidad,
y por lo tanto el peso de los conceptos se encuentra no sólo en un espacio físico, sino
en el diseño de un tipo de investigación específica (historia regional y local). La meta,
entonces, de toda investigación regional/local, para estos autores, no ha de ser sólo
analizar la localidad, la comarca, la región, sino sobre todo estudiar determinados
problemas en esos espacios, con un lenguaje y una perspectiva tales que la transposición
del objeto implique una verdadera traducción, la superación del ámbito identitario.
En todas estas interpretaciones subyace una fuerte concepción de que para la
Historia el contexto es sustancial; parte inherente de la disciplina, ajusta los niveles de
observación en un plano epistemológico. Justamente la idea de contexto tan desarrollada
en los estudios culturales británicos, fue uno de los elementos claves en la difusión e
impacto de los resultados de la historiografía marxista en el medio europeo. Resume
la tensión entre lo particular y lo general, pero por sobre todo toma materialidad en el
juicio interpretativo sobre una cadena de eventos recortados sobre la diversidad, unidos
en una coherencia fenomenológica mayor.
Estas influencias de índole fundamentalmente teóricas y metodológicas, si bien
tuvieron una importante acogida en el medio local, impactaron sobre un campo que
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Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
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mixturada con las sólidas bases de la investigación de matriz colonial que tanto se
había consolidado en nuestro medio. Así caminando a la par, los impulsos analíticos y
generalizadores de los primeros años 1970s. tomaron varios de los supuestos generados
diez o quince años antes para incorporar de manera creciente las hipótesis y líneas
argumentales de este señero historiador.
Sin embargo, la dictadura, brutal en tantas formas y maneras, también lo fue
para la producción científica, en especial dentro de las ciencias sociales. El movimiento
y dinamismo de las investigaciones históricas, ya jakeadas en 1966, se detuvieron
abruptamente, colapsados ante el quiebre social impuesto a comienzos de 1976.
Tibiamente reaparecieron hacia 1982, luego del shock impuesto al régimen por la guerra
de Malvinas, y producto de los cambios que se estaban desarrollando dentro de una
sociedad oprimida, ávida de transformaciones. El reverdecimiento de foros de difusión
y debate en distintos lugares del país, actuaron no sólo como palestras de divulgación
y circulación de ideas y producciones sino también como ámbitos privilegiados de una
sociabilidad quebrada años atrás.
Ahora bien si los trabajos de Assadourian representan una especie de génesis de
la historia regional y local argentina, es en los años de la recuperación democrática en
donde estos estudios se disparan en el horizonte de la investigación histórica. Reavivar
el mejor impulso historiográfico, sofocado por la dictadura, hizo que las unidades
académicas y los organismos de investigación retomaran la posta del camino truncado.
El restablecimiento del gobierno democrático permitió volver a ocupar espacios
universitarios, la normalización de organismos de investigación y, sobre todo, hizo
posible activar la investigación y la docencia académica, rescatando a colegas de exilios
internos y externos, y permitiendo la rehabilitación del gesto historiográfico abierto
en décadas anteriores. Más aún, a mediados de los años 1980s. se instalaron nuevas
aproximaciones a problemas que habían quedado planteados pero no examinados y, por
lo tanto, menos aún resueltos.
Tributarios de los trabajos de Assadourian fueron retomados por estos años
los temas clásicos de la historia colonial, pero en especial los estudios alrededor de la
función de Argentina en la división internacional del trabajo, e inmediatamente acerca
de la formación del mercado interno; mercado interno que, como lo han demostrado las
sucesivas e intensivas investigaciones, en la segunda mitad del siglo XIX distaba mucho
de percibirse como nacional.
En este escenario reaparece la región como categoría susceptible de
explicar procesos velados y vedados a análisis generales, marcando continuidades y
diferencias; pero en especial cuestionando las bases sobre las que la generalización
historiográfica se había construido. Si antes habían sido los circuitos mercantiles
coloniales los protagonistas, ahora lo eran los estudios sobre la conformación de la
clase dominante argentina. Las investigaciones realizadas desde distintos ámbitos
académicos demostraron la ineficacia de exámenes exclusivamente centrados en la idea
de “lo nacional”. Concentradas en los estudios de otros espacios sociales argentinos
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Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
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Arbitraria por cierto, es cualquier enumeración de la producción escrita desarrollada por estos largos
años. Simplemente podemos decir que núcleos de investigación localizados en Tucumán, Rosario,
Neuquén, Córdoba, Tandil, Luján, Santa Fe, Salta, Jujuy, Resistencia, Mendoza, Río Cuarto entre otros
destinaron sus esfuerzos a propender un conocimiento más exhaustivo y contextual de la historia argentina
contemporánea, haciendo especial referencia a la perspectiva regional/local de estas investigaciones.
Tales investigaciones llevadas adelante en centros de investigación, unidades académicas, grupos y
proyectos, en el marco de las universidades nacionales y CONICET, propició una divulgación.
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NOTAS Y DOCUMENTOS
Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
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Una condensación de las líneas fundamentales desplegadas por Susana Bandieri, pueden consultarse en
sendos artículos de la autora de 2001 y 2007.
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para la transformación de base interpretativa de los fenómenos históricos tal como los
conocíamos hasta entonces.
Ya en el siglo XXI, la historia regional/local se debate en la integración de sus
tres variables más prolíficas en la producción argentina. La perspectiva del análisis de “lo
cercano” con fuerte impulso antropológico, la recuperación del trazo assadouriano para
explorar objetos de estudios plausibles para definir la región, y el redimensionamiento de
las escalas de análisis. Estos tres ejes han sido y son caminos azarosos pero importantes
para consolidar un corpus historiográfico que devela los ingentes esfuerzos desde
nuestro campo para nutrir de más y mejores estudios a la Historia.
El anclaje exacerbado sobre la base territorial de la conceptualización de la
región y de lo local, así como la imposición abrumadora dentro de los estudios históricos
de la definición de estas categorías simplemente sobre la base de la exposición y
el recorte de los objetos de estudio, han empañado el sustrato más interesante de la
faceta renovadora de la historia social contemporánea, relegando o bien retardando la
posibilidad de poder iniciar estudios comparativos de largo aliento que sienten las bases
de un trabajo más delicado y profundo dentro de la investigación histórica nacional. La
consecución de esa obra no es sólo un ejercicio de síntesis, sino también una prueba
tanto de la incorporación de la vasta producción realizada desde los distintos enfoques
provistos –los estudios regionales y locales– como de un esfuerzo de interpretación más
abrumador y excitante que la simple y mecánica prolongación de resultados acotados a
realidades ligadas al espacio bonaerense hacia el escenario nacional.
La exploración de los alcances de los estudios regionales, en especial sus
preocupaciones teórico metodológicas han decantado en una atractiva producción,
mucha de ella ligada a eventos académicos preocupados por esta línea. Mesas en las
Jornadas Interescuelas, Encuentros dedicados específicamente a la temática, y obras
colectivas que se han convertido en referencia para el tratamiento de la problemática
en nuestra historiografía, han diseñado un estado del arte fundamental alrededor de
las cuestiones regionales y locales. Así a la preocupación teórico-metodológica se le
suma la incorporación de nuevos objetos de análisis, el tratamiento también novedoso
de corpus documentales, y la proliferación de resultados que permiten por el momento
complejizar la mirada sobre la trama histórica argentina, augurando la posibilidad de
síntesis en el corto y mediano plazo.
En este camino la producción académica propuesta desde la historia regional/
local es el sustrato más importante en la historiografía argentina hoy para poder llevar
adelante una aproximación a importantes análisis comparativos para la interpretación
de nuestro pasado nacional.
Ahora bien qué significaría entonces hacer historia regional/local hoy en
Argentina. Susana Bandieri en 1996 decía en un artículo precursor de este tipo de
debates que el piso para pensar esta modalidad historiográfica era que fuera capaz de
relacionar a los individuos y los grupos con las estructuras y los procesos sociales, y
que sin apartarse de la teoría y el análisis contextual se desligara de la historia nacional
como marco omnipresente de referencia.
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Fernández. La perspectiva regional/local en la Historiografía Social Argentina.
Es evidente que con este gran punto de referencia los estudios regionales y
locales sólo pueden ser comprendidos en un marco historiográfico recostado en la
historia social, en sus transformaciones e hitos; por lo que la disminución de la escala
de observación no significa renunciar a los grandes temas sino a una atenta delimitación
de fuentes, técnicas y método.
La insistencia sobre el contexto, que los estudios regionales y locales tienen,
resulta fundamental para la Historia Social, porque se sitúa en las antípodas de la
contemplación aislada del fragmento. De este modo los contextos y experiencias de
los actores sólo pueden colocarse como eje de la reflexión a partir de localizar nuestras
pretensiones explicativas, privilegiando la dimensión contextual como principio
organizador de la investigación, y aquí la apelación a lo regional/local implica toda
una declaración de principios, tanto teórica como metodológica, pues la reducción de
escala no refiere meramente a un ajuste para ver lo que en un nivel macro no puede
observarse, sino a un intento por revelar lo particular dentro de grandes procesos y
fenómenos, que tiene interés en sí mismo, más allá de que pueda o no llegar a expresar
tendencias generales. Así un abordaje natural de la matriz analítica, o como diría Grendi
microanalítica, la historia regional/local se detiene en la recuperación de la experiencia
de los sujetos, y por ello se convierte sugestivamente en una forma y una praxis
potencialmente apta para abordar el estudio de movimientos sociales e identidades.
Justamente, el sustento de la Historia se basa en la consideración de las relaciones
interpersonales como sujeto histórico, y tal elección implica precisamente una decidida
opción de escala. El resultado de esta correlación es que tales relaciones sociales están
siempre estrechamente ligadas al espacio, al lugar, al territorio, esto es, a referentes
tomados en alta consideración en la perspectiva regional/local.
Pasados ya casi cincuenta años de los trabajos pioneros de Assadourian,
la historia regional y local, ha demostrado en su trayectoria que recupera su gesto
historiográfico, concebido a partir de la claridad teórica y la praxis historiográfica, y
lo traduce en el campo, para las nuevas generaciones de historiadores e historiadoras
sociales argentinos, abriendo las puertas a un balance necesario, y a la proyección de
un trabajo tanto de síntesis como de nuevas exploraciones, temáticas y teóricas. Buen
pronóstico para capitalizar treinta años de producción académica en el campo de los
estudios regionales y locales.
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NOTAS Y DOCUMENTOS
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tual de los angaité a partir de la colonización del Chaco (1880)», J. Soc. am., 2011,
97 (2), 319-342, ISSN 0037-9174.
184. VISOCKAS, Alexandre, véase asiento n° 132.
185. WAISMAN, Leonardo, «‘Música del barroco misional’: ¿un concepto o un es-
logan?», en WILDE, Guillermo (comp.), Saberes de la conversión: jesuitas, indí-
genas e imperios coloniales en las fronteras de la cristiandad, Buenos Aires, SB,
2011, p. 333-344, (Paradigma indicial; historia, 20), ISBN 978-987-1256-93-8.
186. WALDER PINTOS, Valeria, véase asiento n° 168.
187. WILDE, Guillermo, «Religião, poder e cultura nas missões: imposições e apro-
priações», en RODRIGUES, Luiz Fernando Medeiros; HARRES, Marluza Mar-
ques (orgs.), A experiência missioneira: território, cultura e identidade, São Leo-
poldo, Casa Leiria, 2012, p. 137-155, ISBN 978-85-61598-36-5.
188. - - - -, véase asiento n° 171.
189. ZALAZAR, Raquel, véase asiento n° 137.
190. ZANINI, Maria Catarina Chitolina, véase asiento n° 180.
191. ZANARDINI, José, «¿Sí o no a la escuela indígena?», Supl. antropol., 2014, 49
(1), 157-253, ISSN 0378-9896.
192. ZIMMERMAN, Tânia Regina; VIANA, Ana Evanir Alves, «Apontamentos so-
bre gênero e violência contra mulheres indígenas Kaiowa e Guarani em Amambai,
MS (2007-2014)», Tellus, 2014, 14 (27), 117-128, ISSN 1519-9452.
193. ZUBEN, Claudio José von, véase asiento n° 132.
216
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 217-218
217
Reseñas
Bibliográficas
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 221-226
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
221
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
222
FOLIA HISTORICA Nº 24, Resistencia, Chaco, Diciembre 2015
DEL NORDESTE IIGHI - IH- CONICET/UNNE - pp. 223-226
del documento con el que se trabajó. Cabe destacar, como premisa importante, que a lo
largo del estudio preliminar se presenta reproducciones gráficas del manuscrito original
lo que permite visualizar de una manera más concreta la ornamentación “simple”
manifiesta que presenta el libro.
En el siguiente parágrafo los autores se dedican a exponer las características de
la escritura y las abreviaturas que presenta el texto. Este trabajo, de índole paleográfico,
ya que refiere a la caligrafía y a otras características particulares de la escritura del
escribiente, destaca, especialmente, que se utilizó la letra bastarda, que evolucionó de la
humanística cursiva ingresada en España desde mediados del siglo XVI y que alcanzó
hasta el XVII. Esta adopción, según nos explican los autores, se debió a la sencillez y
facilidad del trazado de la letra procesal lo que se vinculó estrechamente a la necesidad
del ámbito universitario de agilizar la práctica de la lectura, que propicia una rápida
comprensión e intelección de los textos abordados.
Asimismo, la obra presenta las particularidades de las abreviaturas que presenta
el Tratado de Física, tema arduo y complejo que, la formación profesional y los años de
experiencia en la materia por parte de alguno de sus autores, les permite exponer con
profundidad, claridad y solvencia. No obstante, según refieren en este último parágrafo,
no es complejo el sistema de abreviación empleado por el copista, especialmente si se
lo compara con otros manuscritos utilizados en la Universidad de Córdoba en aquella
época. Limitado a su conocimientos iniciales del latín y las particularidades de la ciencia
física, el copista utiliza tres tipos de abreviaturas: los signos abreviativos (elemento
gráfico que abrevia y puede ser de valor general o determinado, al igual que ser un
signo especial), las abreviaturas por suspensión (supresión de elementos finales de una
palabra) o apócope y abreviatura por contracción o síncopa (las cuales conservan la o
las primeras letras y la o las finales). Sin embargo, según nos informan los autores, las
abreviaturas utilizadas por el copista no son uniformes ni en su uso ni valor.
Por último, cabe señalar que se presentan, por una parte, un estudio sobre estilo
de latín utilizado en el manuscrito y en su vinculación con el de la época en el ámbito
científico y universitario, y por otra, unas palabras finales en donde se expone que el
libro manuscrito como producto de la Universidad de Córdoba. Al finalizar el estudio
preliminar, se presenta un breve listado bibliográfico que permite conocer autores
destacados que abordaron la temática que los autores plantearon.
La segunda parte, la transcripción paleográfica, constituye el núcleo principal
de la obra. En primer lugar, se expone la transcripción completa en latín, idioma original
del documento, y en segundo, la traducción al castellano de la misma, desarrollando
previamente los criterios de traducción, los cuales tuvieron como premisas respetar el
lenguaje de la época, especialmente la terminología científica, y respetar las disposiciones
de escritura del documento, es decir, uso de las mayúsculas y signos de puntuación.
Previo a la transcripción del documento en latín, se expone cuáles fueron
los criterios de transcripción que se emplearon, los cuales son aquellos fijados por la
Comisión Internacional de Diplomática en 1984, producto del consenso internacional,
enriquecidas, no obstante, con algunas particularidades extraídas de las Normas para la
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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
*
IIGHI-UNNE/CONICET, fearpozzaglio@yahoo.com.ar
224
FOLIA HISTORICA
DEL NORDESTE
Folia Histórica del Nordeste, es una publicación periódica del Instituto de Investiga-
ciones Geohistóricas (Conicet-UNNE) y del Instituto de Historia, Facultad de Humanidades
(UNNE), destinada a difundir trabajos de investigación en disciplinas humanas y sociales rela-
cionados con el Nordeste de Argentina en sentido amplio, entendiéndose como tal, la totalidad
de la región del Gran Chaco, el litoral argentino, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil. La revista
convoca a presentar contribuciones originales para su publicación. Se realizan dos convocatorias
al año: en Marzo y en Septiembre.
1. Las contribuciones que se envíen podrán ser dossiers, artículos científicos, reseñas bibliográ-
ficas o notas criticas/análisis de documentos inéditos. Serán sometidas al dictamen de espe-
cialistas en el tema.
2. Deberá remitirse el trabajo completo por correo electrónico, en una copia en archivo word
y otra copia en archivo pdf con firma escaneada de al menos uno de los autores, a modo de
aceptación de presentación del trabajo a FH. En el caso de la presentación de un dossier, se
regirá por las normas establecidas en el “formulario de propuesta de dossier”.
3. La extensión de los artículos científicos no deberá superar las 25 páginas, tamaño A4, inclui-
dos gráficos, cuadros, figuras y referencias bibliográficas, con interlineado 1,5; letra Times
New Roman, cuerpo 11, márgenes de 2,5 cm en todos sus lados, en Word. Utilizar el formato
automático de Word para sangrías en primera línea (1,25) y sin separación de párrafos. Se
solicita no utilizar viñetas, interlineados especiales o detalles poco usuales que dificulten el
manejo de edición.
4. La primera hoja del trabajo debe incluir:
Título del trabajo en español, en letras mayúsculas y negritas.
Título de trabajo en inglés en letras minúsculas e itálicas.
Nombre de autores debidamente desarrollados (Primer nombre, inicial segundo nom-
bre, apellido, en ese orden), sobre margen derecho.
Títulos profesionales, cargos que ocupa actualmente y pertenencia institucional
Domicilio, teléfono y dirección electrónica.
5. La primer página debe incluir también resumen en español y abstract en inglés, de alrededor
de 10 líneas cada uno y no más de cuatro palabras claves, en ambos idiomas, cada una ence-
rrada por los signos de menor que (<) y mayor que (>). Ejemplo: <Palabra calve 1> <Palabra
clave 2>. Deberá especificar el problema estudiado, las fuentes y las contribuciones que rea-
liza. Estarán escritos a interlineado simple y en letra cuerpo 9.
6. La extensión máxima para la sección notas y documentos será de 10 páginas y para reseñas
bibliográficas de 3 páginas.
227
7. Las citas bibliográficas en el texto irán entre paréntesis (Apellido, año). Las citas textuales de-
berán ir, en todos los casos, en letra regular y entre comillas. Cuando superen las cinco líneas
de extensión, se colocarán fuera del párrafo, centradas y con sangría derecha e izquierda de 2
cm. Las citas de los documentos de archivo se presentarán como nota a pie de página.
8. Los cuadros, gráficos, figuras, mapas, etc. deberán ser en blanco y negro, indicándose con
claridad su posición en el texto. Se presentarán en hojas aparte, uno por hoja, e incluirán:
numeración arábiga, cuadros y figuras numeradas correlativamente en series independientes;
título correspondiente, notas para aclarar siglas y abreviaturas y fuente. Los mapas, gráficos y
fotografías llevarán la denominación común de figuras. Tanto los mapas como las fotografías
deberán enviarse en alta resolución (no podrá ser inferior a 200 dpi, siendo la de 300 a 400
dpi, la más adecuada) en formato TIFF o JPG. Para unificar los criterios de publicación los
cuadros y/o figuras serán rediseñados, por lo que deberán enviarse, cuando corresponda, las
tablas con los parámetros cuantitativos utilizados en formato Microsoft EXCEL. Si se utiliza
una figura ya publicada, debe mencionarse la fuente original y contar con la autorización del
propietario de los derechos autorales para reproducir el material. El permiso es necesario ex-
cepto en el caso de documentos de dominio público.
9. Las notas deben ser colocadas a pie de página, en letra Times New Roman cuerpo 9, con el
sistema de numeración y ordenamiento automático del procesador de texto.
10. Las referencias bibliográficas se presentarán siguiendo el sistema apellido-nombre-año utili-
zando sangría francesa de 1 cm. Deben ir al final del texto, ordenadas alfabéticamente, según
ejemplos siguientes:
Libro:
Areces, Nidia. 2007. Estado y frontera en el Paraguay. Concepción durante el gobierno del
Dr. Francia, Asunción, Centro de Estudios antropológicos de la Universidad Católi-
ca, Biblioteca de Estudios Paraguayos, Vol. 68.
Capítulo de Libro:
Schaller, Enrique. 2012. “Las finanzas públicas de la provincia de Corrientes durante la
segunda mitad del siglo XIX”. En: María Silvia Leoni y María del Mar Solís Carnicer
(comp.) La política en los espacios subnacionales. Provincias y territorios en el
nordeste argentino (1880-1955), Prohistoria Ediciones, pp 79-103.
Artículo:
Giordano, Mariana. 2011. “Instituciones, investigadores y comunidades chaqueñas”.
En: Folia Histórica del Nordeste, Nº 20, Resistencia, Instituto de Investigaciones
Geohistóricas- Conicet, Instituto de Historia- UNNE. pp 73–92.
Actas de Congreso:
Findling, Liliana, Andrea Federico y Carolina Peterlini. 2003. “Prevención en salud
reproductiva, prácticas y programas en la ciudad de Buenos Aires”. En: VI Jornadas
Argentinas de Estudios de Población. AEPA, Universidad Nacional del Comahue,
Noviembre 14-16, 2001; Neuquén, Argentina. pp. 271-275.
228
Artículo de revista en formato electrónico:
Farberman, Judith. «Entre intermediarios fronterizos y guardianes del Chaco: la larga
historia de los mataraes santiagueños (siglos XVI a XIX)», Nuevo Mundo Mundos
Nuevos [En línea], Debates, Puesto en línea el 30 mayo 2011, consultado el 20
de septiembre 2013. URL: http://nuevomundo.revues.org/61448; DOI: 10.4000/
nuevomundo.61448
Todo dossier propuesto puede incluir artículos que se refieran al Nordeste de Argentina
en sentido amplio, entendiéndose como tal, la totalidad de la región del Gran Chaco, el litoral
argentino, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil. Aunque también pueden referirse a otros espacios
regionales, pero que estén guiados por la voluntad de realizar análisis comparativos con el
Nordeste.
Cada dossier estará integrado por un mínimo de cuatro y un máximo de seis artículos
el cual será presentado a la revista Folia Histórica del Nordeste por uno o dos coordinadores y
debe estar constituido por:
EVALUACIÓN
Los artículos publicados en Folia Histórica del Nordeste son evaluados previamente
por los miembros del Comité Académico y luego por evaluadores externos. Los cuales pueden
llegar a fijar una serie de requerimientos formales y de contenido para la posterior aceptación y
publicación de los artículos originales.
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Instituto de Investigaciones Geohistóricas
Instituto de Historia - Facultad de Humanidades
CONICET - UNNE
Impresión: diciembre 2015
Dirección General de Impresiones del IIGHI
© Copyright
Los textos publicados son propiedad intelectual de sus
autores y de la revista, y pueden ser utilizados por ambos,
citando siempre la publicación original.
No se permite la copia o reproducción del artículo publicado,
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