Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

ORGULLO E2 (Spanish)

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 635

A MODO DE INTRODUCCIÓN

CONTRASTES PRINCIPALES ENTRE


LOS SUBTIPOS DEL E2:
CONSERVACIÓN, SEXUAL Y SOCIAL

Aquella que goza de sí... irradia su autocomplacencia de tal forma que


es instantáneamente compartida por quienes le rodean, sin que necesi-
te hacer explícita su calidad a través de rendimientos o actos virtuosos.
Tan convencida está de sus méritos que no siente que tenga que con-
vencer a otros, ni siquiera a sí misma.
CLAUDIO NARANJO"

El mendigo disfrazado de rey

En general, el eneatipo 2 cree que vivir con alta intensidad emo-


cional y provocar emociones es lo que más cuenta en la vida. Por
eso manipula las relaciones. Es, de hecho, un carácter subrepticia-
mente autoritario, pues quiere sentirse por encima de los demás
suscitando la admiración y un especial respeto que alimenten su
orgullo.
En efecto cree que ese orgullo suyo es su fuerza cuando, de
hecho, es su modalidad neurótica y destructiva. El Dos falsifica su

1. C, Naranjo, El eneagrama de la sociedad, La Llave, Barcelona, 2005.

2.1
Psicología de los eneatipos

oso y Capaz de darse p por com-


autopercepción: se siente un ser amor
, cuan do en real idad e s un ser nec esitado de amor (un mendi-
pleto sen-
disf raza do de rey), que rech aza su necesitad, la cual le haría
go to proyecta
tirse demasiado frágil y expuest o al aban
dono. Por tan
esa necesidad en los demás.
Y la ajena la captura en la red
La suya la disfraza de generosidad.
la u tiliza para alimentar el or-
de su disponibilidad, que es real pero
gullo y la autoimagen idealizada.
llosas, entusiastas, curio-
Define a todas las personas E2 ser orgu
ingeniosas, libertinas,
sas, apasiona das, frívolas, autoindulgen. tes,
as, aduladoras,a invasi-
superficiales, alegres, manipuladoras, intens
E
vas, optimistas, déspotas, ingenu
| as, exageradas y un t an
gonzadas. Es como si algo dionisiaco permaneciera en Ai de e
imperecedera y el amor fuera el motor del mundo. Son As grandes
hedonistas del eneagrama, junto con los golosos. Ahora bien, el del
Dos es un hedonismo muy primario, que tiene que ver con el placer
sensorial e inmediato de ser complacido y amado.
Al igual que un niño, está en íntimo contacto con el amor, pero
también con el capricho y la tiranía. Escuchar a Mozart, del subtipo
Dos conservación, nos da la posibilidad de sentir la vida como la
siente un Ez. Hay color, armonía, calor, juego, alegría, goce, una
especie de comunión con lo divino; y también tragedia, caos, triste-
za y un profundo dolor, encubierto hábilmente tras una sonrisa his-
térica, como la del protagonista de la película Amadeus.
La persona de este carácter conoció el amor, fue vista y amada.
Llegó como un soplo de aire fresco a su casa, pero aprendió demasia-
do pronto que ese amor tenía un precio. En su caso, ser utilizada
como objeto, apoyo emocional o mercancía entre sus padres, lo que
dio origen a un sentimiento de humillación y al desarrollo del orgu-
llo como pasión.
Resulta paradójico que, en realidad, estos niños eternos no tu-
vieron infancia, Fue el precio que pagaron para seguir reci
biendo el
amor admirativo de sus padres y mantener su lugar
de poder: un

22
Contrastes principales entre los subtipos
del E2

trono asfixiante que le permitía ser visto pero dejaba poco espacio
para ser simplemente un niño.
Y > pa su Engl Un a incesante de reconquistar aquel sitio
de privilegio que sólo los niños pueden tener. Un ansia de recuperar
aquella mirada amorosa de aprobación y reconocimiento que le
hacía sentirse digno de ser amado. Volver, a fin de cuentas, al paraí-
so perdido.
Y en ese afán, ha aprendido cómo brillar y el arte de la ma-
nipulación, y sabe alternar las dulces palabras con un veneno más o
menos sutil, según el subtipo. Su desarrollada empatía es la brújula
que le indica qué necesitan los demás. Y, como un encantador de
serpientes, encandilará a su amante de turno o a la persona que le in-
teresa, embadurnándole de halagos y favores, hasta que el otro acabe
pensando que es un privilegio tenerle en su vida. De esa devoción
que consigue despertar en el otro es de lo que se alimenta el Dos.
Comencemos a diferenciar los tres subtipos con este testi-
monio:

Mi manera de ser es el resultado de haberme hecho adulto demasiado


pronto por no poder permitirme ser niño. Pensaba que «haciéndome
mayor» sería más querido por mis padres, que me alababan por mi
responsabilidad. Así pues, no me permitía vivir los rasgos que asociaba
a la infancia (dicen que son del E2 conservación): la dependencia, la
irresponsabilidad, ser caprichoso, incluso la ternura. Son parte de mi
sombra. Me los negué hasta que he chocado con ellos en el proceso
terapéutico.
Aunque creo ser del subtipo sexual, el social es lo que llega después.
Los aspectos sociales prevalecieron en mí en la primera parte de la ado-
lescencia, cuando lo que más me interesaba era el poder; siempre fui
líder o jefe de algo. En la pandilla del barrio, en la banda del colegio,
en la patrulla de los boy scouts... me gustaba mandar.
Y así fue hasta el despertar del instinto sexual. Entonces dejé de
interesarme tanto por la ambición, aunque no del todo, y me puse a
soñar con amores románticos y a buscar a la mujer ideal.
Luis HERNÁNDEZ

23
Psicología de los eneatipos

Una precoz res ponsabilizac


ión, como se acaba de describir
pueede ser fundame ntal para
la formación de este carácter
>

. Su fanta-
S
la de grandiosidad le permite vali
e s

d ar la idea de que es especial por


. .

lo que da y nO por quién es. Desd


e esa atalaya evita contactar con el
entimiento de insuficiencia que tiene
S . .
.

desde niño y con su urgencia


. .
9

de ser protegido y guiado.

Conservación: La elegida de papá o de mamá. Privilegio

Si el emperador me quiere, que me pague,


pues sólo el honor de estar con él no me alcanza,
W.. A. Mozart

El Ez conservación ha sido el capricho de mamá o de papá, la niña


eterna que sigue buscando el favor de los mayores. Así como el em-
perador (E2 social) es el más intelectual, y el rey (E2 sexual), el más
emocional, el príncipe es el más activo (y dependiente) de los tres.
Se vale de su fragilidad y «atolondramiento» para conseguir favori-
tismos. Es egoísta, caprichoso, tierno y juguetón. A diferencia de los
otros dos subtipos, manipula desde una posición más infantil, de
modo parecido a como lo haría un niño.
El Dos conservacional parece tener derecho. Puede actuar como
si fuera superior a los demás y esperar un trato preferente, llegando a
ser descarado en su expectativa de ser mimado y tener una rabieta si
no logra lo que quiere. Su lógica es: «Yo doy y hago mucho por los
demás; por eso merezco un trato especial». Como si, inconsciente-
mente, contabilizara a tanto la hora lo mucho que se ha sacrificado
por el otro. Puede parecer que va de diva.
Cuando está por el otro, es el subtipo más propenso a agotarse,
sin tener en cuenta las propias necesidades. No descansa lo suficien-
te ni se dedica tiempo. Le encanta recibir en casa y cocinar, pero ta)
vez no se permite disfrutar de las cenas y fiestas que ofrece. Dese:

24
Contrastes principales entre los subtipos del E2

inconscientemente que le satisfagan sus necesidades, pero pocas


veces es capaz de pedir ayuda con franqueza, sino que espera que el
otro le adivine. Tiende, en fin, a sentirse un mártir y a pensar que el
otro está en deuda por los servicios prestados.
Orgulloso de sus sacrificios, su lema es «tengo derecho» (a que
se los compensen). Llega a esta conclusión, de pequeño: «Yo soy lo
más importante». Y desde entonces se centra en satisfacer sus deseos;
pone ahí todo su afán. Es el más avaro con sus cosas y el que se
muestra más egoísta de los tres subtipos.
La exigencia de recompensas por los muchos sacrificios coexiste
con excesos de comida y de fármacos para inhibir la agresividad. La
negación de los problemas se alterna con quejas: va del «no necesito
ayuda» al «nadie se preocupa por mí». Suele recurrir a la manipula-
ción emocional, culpando al otro para lograr la satisfacción de sus
necesidades. (Y cuando se atreve a expresarlas, rara vez toma los re-
cursos que se le ofrecen.)
En su expresión menos sana, los Doses conservacionales presen-
tan una gran negligencia con su físico. Son comunes los desórdenes
alimenticios, síndromes psicosomáticos y trastornos hipocondria-
cos. En cualquier caso, la represión de las necesidades emocionales o
de los sentimientos agresivos les puede acarrear serios problemas de
salud.
En realidad, los Ez en general se cuidan poco, ya que su gran-
diosa autoimagen les hace sentirse invulnerables.

25
Psicología de los eneatipos

Social: La elegida por los dio


ses. Ambición

Mantengo largas conversaciones conmigo mismo,


y soy tan inteligente que a veces no entiendo
ni una palabra de lo que digo,
Oscar WILDE

Los Doses sociales se hacen notar por su ambición de estar en el co-


razón de todos y ser públicamente reconocidos como personas de
referencia. Buscan la atención de forma directa y confunden ser te-
nidos en consideración con ser amados. Pueden actuar de manera
provocadora o antipática para no ser ignorados. O casarse con per-
sonas influyentes y concentrar sus energías en las metas de la pareja,
educando a los hijos para triunfar en este mundo. Madres modelo y
esposas competentes son frecuentes en este carácter cercano al Ez y
al Er.

Lo peor en este mundo no es estar en boca de los demás, sino no estar


en boca de nadie. Que hablen de uno es espantoso. Que no hablen, es
peor.
Oscar WILDE

El instinto social del E2 se expresa en el lema «soy amigo de


todos». Hay un potente deseo ser valorado por todas las personas de
su esfera social. Disfrutan presentando gente y organizando reunio-
nes en casa. Son muy eficientes haciéndose necesarios y expertos en
crear redes; hoy se les podría llamar influencers. Los demás se sor-
prenden de cómo tratan a casi todo el mundo, desde el personal de
limpieza al directivo que no conocen de nada, con una cercana fa-
miliaridad que les hace confiables. Otro lema aplicable a este subti-
po es «la información es poder», y lo hacen suyo desde niños.
Disfrutan poniéndose en el centro de atención en el ámbito so-
cial, y tienen una gran necesidad de ser recordados, temiendo pasar

26
Contrastes principales entre
los subtipos del E2

desapercibidos o sentirse excluidos. Se hacen íntimos d


e personas
0
valor adas en
, el grupo, hasta
a sermsn su a Poyo indis
indi pensable. Si se sient
al en
inseguros de su poder de fascinación social, cultivan nueva
s aptitu
d es. Trata jos; espirespitual
e. n de imprp esionar dando consejos; iri es, financie-
ros, médicos... O con alusiones a personas impor
tantes como si las
conocieran en la intimidad. Esto les pone en aprietos, porque
, el
deseo dede q que se sepa
pa que son amigos de vips puede llevarles a ser in-
discretos y a revelar confidencias.
Los Doses sociales más atrapados en su estructura de carácter
pueden frustrar a los suyos por dispersos, con esa amplia gama de
contactos y sin prestar de verdad atención a nadie. Son paternalistas
y les gusta hacer favores, pero dejándole muy claro al otro todo lo
que han hecho por él. «¿Qué harías tú sin mí?». Es el clásico cómpli-
ce que encubre las fechorías de un tipo importante para que se sienta
en deuda.

Sexual: La elegida del hombre o de la mujer. Seducción

En Madrid jamás llegué a pisar la calle, porque cada vez que aparecía
en la puerta del Ritz, una legión de caballeros arrojaba sus capas al
suelo para que caminara sobre ellas, poniendo ante mí una alfombra
que no tenía fin.
Mara HARI

El E2 Sexual se mueve entre la seducción y la agresividad, y combina


fascinación y sensualidad. Es el más explícito, espontáneo y salvaje de
los tres subtipos. Así como el Dos social seduce desde lo intelectual, y
el conservación, desde la ternura, el sexual lo hace desde lo carnal. Es
invasivo y si quiere algo, lo toma, igual que el E4 sexual o el E8.
Claramente pone su empatía al servicio de la seducción más que
por un verdadero interés hacia el otro. Sabe tejer telarañas de las que
es difícil escapar porque se apasiona cuando está en la conquista. Es

27
* >L0L0g14 de los eneatipos

Una* persona que se sa


be e special y quiere ser inolvidable; su úni
anhelo es volver a ser adorada.
ca
Su interés básico es hallar la unión romántica, la fusión, y con.
funde ser deseado, donde es un maestro estratega, con
ser querido y
valorado. Puede ser un padre pródigo e indulgente, o un amante
apasionado y atento, o ambos.
Si encuentra resistencia presiona y provoca, para desarmar las
objeciones. También puede acusar de manera furiosa, acercándose
al ES. Tras sus arranques de ira subyace el melancólico deseo de una
total y envolvente conexión con el otro, aspiración cercana al Ex.

Algunas confusiones habituales

El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros


mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de
NOSOLTOS.
JANE AUSTEN,
Orgullo y prejuicio

El E2 social se puede confundir con el E3 social y, aunque sutiles,


hay diferencias determinantes. La imagen del “Tres es más camaleó-
nica; en cambio, el Dos finge que se adapta, como un medio para
lograr sus objetivos. El E3 es más fino y sofisticado, y el E2, más lla-
mativo, con un estilo más personal, que puede resultar un tanto
excéntrico.
El Tres controla más sus emociones, sobre todo en público,
porque le da más importancia a que resulte dañada su imagen. El
Dos, en cambio, en su engrandecimiento no ve las consecuencias
de su vehemencia y condescendencia. Si hay un conflicto, el E3
mantendrá las formas para no perder su imagen. La persona E2,
más contrafóbica, se apasiona creyendo que podrá convencer al
otro e ignora las señales que indican que corre peligro de ser
excluida.

28
Contrastes principales entre los subtipos del E2

Ambos son competitivos. El Tres busca el reconocimiento de que


es bueno y compite para que se le valore por ello. El Dos «sabe» que es
el mejor y quiere que se le otorgue el lugar que le corresponde. El Ez
experimenta ansiedad y dudas por miedo a no triunfar. El Ez, sin em-
bargo, tiene confianza en que lo va a lograr: Su idea loca es que no
necesita competir, cuando lleva rivalizando toda la vida, con padre,
madre o hermanos, aunque fuera desde un sitio de superioridad.

Diferencias físicas

En su estructura corporal, se observa en el Dos una combinación de


carácter oral y rígido, con algún componente masoquista depen-
diendo del subtipo. Los ojos son grandes y expresivos y gesticulan al
hablar.
En general, la imagen del orgullo viene representada por una
expresión facial suave y blanda, y una barbilla elevada que denota
superioridad y altivez. Los hombros, igualmente subidos, buscan


ganar altura. Salvo en el subtipo conservacional, que a menudo los
presenta hacia delante, como cerrando el pecho, debido a sus im-
portantes defensas orales. De hecho, es el que más se parece al carác-
ter envidioso, y es, dentro de los orgullosos, el que más conciencia
tiene de carencia y necesidad.
Los E2 sociales son los más estáticos y rígidos, en su sentido de
importancia. Los hombres son grandes físicamente y las mujeres tie-
nen una presencia que hace que se las perciba más grandes de lo que
son; su tono de voz es firme y un poco grave.
Las Ez sexuales son más expresivas y sonrientes; Su Cuerpo es
serpenteante y todo se mueve en ellas.
En cuanto a la Ez conservación. tiene un cuerpo más redon-
deado que recuerda, junto a sus facciones, al de una niña; su tono
ES más tranquilo e infantil que en la sexual, más acelerada y chis-
POrroteante.
A

29
Psicología de los eneatipos

El miedo que esconde


la pasión

En el Ez conservación el orgullo no es tan visible com


o en el resto de
subtipos, escondido como está por una imagen infantil. Tiene mie-
do a ser adulto.
El orgulloso pertenece a la tríada de la imagen (E2, E3 y Ex),
por lo que el miedo primigenio, antes incluso que a no ser digno de
ser amado, es a no ser visto. Desaparecer de la vista del otro, sea
princesa, reina o emperatriz, significa la muerte. Como en un músi-
co o un actor, para el E2 sin tú no hay yo. Al mismo tiempo, su tarea
pendiente es ver al otro, al que sólo tiene en cuenta en relación a sí
mismo.
El miedo del Ez conservación es llegar al desvalimiento y no
poder sostenerse en sus necesidades básicas por sí mismo. Así que se
ancla en su parte más infantil, buscando la dependencia y autoriza-
ción de alguien que le ampare.
El E2 sexual teme quedarse solo, por lo que se apasiona dando.
Como la protagonista de Cómo ser una madre judía, delirante metá-
fora de su afán de entregarse a los hijos, pero también de cómo crear
arraigados sentimientos de deuda y culpa.
El subtipo social necesita, para sentirse seguro, ser la persona de
referencia de su entorno, para lo cual renuncia a sus emociones y se
entrega a su propia ambición o a una causa.

Tres madres están hablando:


—Mi hijo me adora —dice una E4—. Me acaba de regalar un
billete para un crucero por Alaska.
—Pues a mí me idolatra —replica una Ez—. Me regaló la se-
mana pasada un apartamento en Miami para que pase todo el año
bajo el sol.

2. Dan Greenburg, Cómo/


ser una madre judía:
. ,
un fascinante
5
manual de entr e-
namiento, Sociedad de Cultura Valle-Inclán, La Coruña, 2005.

30
Contrastes principales entre los subtipos
del E2

—Pues eso no es nada —zanja la E2—. El


mío va tres veces a la
semana a terapia y paga cien euros la sesión. Y ¿de quién habla todo
el tiempo? ¡De mí!
Para evitar su miedo latente, la E2 conservación desconecta de
su sexualidad y representar así el papel de niña. La E2 sexual, de su
intelecto, para responder a modelos patriarcales de conquista. Y la
Ez social, de la emoción, para no despistarse del objeto ambiciona-
do, no sentir el agotamiento ni pensar en la autoexigencia a la que se
somete.

El faro es el amor...

Cada carácter le da un sentido y valor a la vida. En el caso de las per-


sonas E2 ese faro y, a la vez, motor es el amor. Enamoradas de la
imagen fantástica que han creado de sí mismas, no es de extrañar
que se ofrezcan como una inagotable fuente de placer, bienestar o
protección... incluso a quien no les interesa. Su objetivo es «recupe-
rar» lo que vivieron como amor incondicional en la infancia. Los
tres subtipos buscan un contacto amoroso intenso e inagotable que
llene el vacío enmascarado tras un egocentrismo infantil del que no
terminan de desapegarse.
La persona E2 conservación lo vive en relaciones donde se sien-
te mimada y protegida. La Ez social, cuando la reconocen por su
valía, sobre todo quien ella considera una autoridad. Y la Ez sexual
se va al erotismo, pero siempre para alimentar el orgullo de ser de-
seada no con un amor cualquiera, sino excepcional, único, eterno,
que pueda llenar el vacío existencial.
Se dice que el Dos no puede amar porque sólo se ama a sí
mismo. La verdad es que únicamente se reconoce digno de amor
cuando da, cuando hace, cuando ayuda. No sabe amarse por quien
ES, y busca en la mirada del otro el saberse amable. Alberga la idea
irraci tonal de que si; le necesita
: n, le amarán. Por eso, aunq
ue vaya

31
Psicología de los eneatipos

isfrazado de rey, no es más que un mendigo, UN hambriento de


mor, capaz de cualquier cosa, incluida la manipulación, la autoex-
dotación o la crueldad, si es preciso, para obtenerlo.
La princesa, enamorada de su imagen infantil, gue pretende
el afecto de su protector de turno. La reina va más allá; enanorida
del amor, pretende la devoción de sus amantes y amigos mas cer-
canos. | |
Y la autoproclamada emperatriz ansía el amor de su imperio. La
herma-
Dos social no encontró su lugar en la familia respecto a los
nos. De ahí su necesidad de agradar a todo el mundo. Es como si en
otros «sistemas» buscara ese sitio que no logró encontrar en el suyo
propio; gustando a toda la audiencia.

Nos hemos sentido huérfanos de padres y hermanos y anhelamos esa


red emocional continuamente. Cuantos más, mejor...
MÓNICA ÁNGULO

De los tres amores,? todos los subtipos comparten un amor


compasivo y erótico. Se diferencian en que el Ez conservación
tiene un componente más compasivo, como una madre; el Ez se-
xual, más erótico, como un hijo; y el E2 social, como el padre, más
admirativo.
El orgulloso establece relaciones desiguales de poder. El Ez se-
xual es el activo, el que propone, el masculino. Hay en el E2 conser-
vación una conducta más pasivo-femenina. Adopta una posición
«down», sin proponer tanto, esperando a que le digan cómo hacer
las cosas.
Ofrece ternura, alegría, inocencia, la aventura que sólo un niño
fresco y ocurrente puede ofrecer. El Ez sexual ofrece pasión, fuego €
intensidad, como lo hace un adolescente. Y el Ez social, más cerca

3. Véase C. Naranjo, Ensayos sobre psicología de los eneatipos, Ediciones La


Llave, Barcelona, 2017.

32
Contrastes Principa
les entre los subtip
os del E2

| Ez puede ser «anhelo


midad». Es, de todo el eneagrama, el inti-
auténtico dependiente de la
intimidad con los demás. Física ye moci
onal. Si el Dos social desea
ser amigo de todos, el Dos sexual dese
a ser el mejor amigo de una
persona. Se concentra en poca ge nte, y le encanta con
siderarse el
amigo número uno de sus amigos, su
más íntimo confidente. Le
fascina pasar momentos de tú a tú, contándose secretos, hablar de
la relación y sentirse informado sobre los temas preferidos
del
Otro.

e el navío, la seducción

Seducimos, valiéndonos de mentiras,


y pretendemos ser amados por nosotros mismos.
PAUL GERALDY

La seducción es algo natural para todos los orgullosos. Lo hacen sin


apenas poner conciencia en ello, sin medida ni el menor escrúpulo,
y sin responsabilizarse de las consecuencias que pueda provocar. Los
tres subtipos desprecian, en lo más íntimo, a las personas que ceden
a su seducción. De hecho, disfrutan manipulando y humillando a
sus «pretendientes».
Se asocia la palabra seductor al Dos en general, pero se aplica
sobre todo al Ez sexual. Los nueve tipos saben seducir, cada uno a su
manera, pero el Ez sexual seduce prestando muchísima atención al
otro, siempre disponible a escuchar sus problemas. Una marcada
disponibilidad al sexo puede formar también parte del cuadro.
Centra su pasión en el acto de conquistar y en el propio erotis-
mo. Si de repente le asalta la duda sobre su capacidad de fascina-
ción, la persona de este subtipo empieza a asediar al otro, invadida

33
Psicología de los eneatipos

o acep ta un «no» por


por el miedo a no ser deseada. Difícilmente
respuesta. ;
u círculo de amista-
Si a los Doses sociales les gusta nas lapso
. . r S

Ez sexual prefiere tener 20 s ami gos sólo para ella,


des, la persona al otro si
la E
damente celosa y pos esiva: Vi gi
llegando a ser extrema A :
era de su
tiene miedo a perderlo de vista o tenerlo fu
y es Incap az de ac ep ta r una mala reac-
controla compulsivame nte, e
0, trampa s O atorm nt ar al objeto de su obse-
ción, llegando a tender
sión romántica. , d
on cada parte
Si el Ez sexual atrae con toda su energia sexual, c p
una cl qdo
de su persona, el Ez conservación seduce con
a e a A pe
cia, con su ingenuidad, con su ignoranci
o, que de E rta
des no proteger a alguien tan tierno y desampara
elegir y
el instinto maternal y el paterno. Se da menos permiso para
se ve envuelto en relaciones carentes de amor erótico.
La Ez conservación emplea la seducción para conseguir el pri-
vilegio. Por supuesto, quiere ser deseada, pero de una forma «dife-
rente». No se vende como un objeto erótico sino como una píldora
rejuvenecedora, que promete: «Conmigo nunca te aburrirás». A
cambio, recibe a perpetuidad el título de «princesa de la casa» o «el
ojito derecho de mamá».
El Ez social es activo en la conquista, pero menos apasionado
que el sexual, pues su propósito no es tanto ser deseado sino obte-
ner poder a través de su relación amorosa.
Su seducción va dirigida al grupo, cuando lo que
realmente ne-
cesita es intimidad, y desde lo intelectual, intentando reproducir
el
lugar de poder que obtuvo siendo niñ
o. Para ello ofrece protección,
contactos, consejos... . adoptando
una actitud de superioridad.

Recuerdo cuando em
P ezaba la gestalt y el SAT y me hablaban de mi
seducción. Yo no la vela
por ningún sitio; no entendía qué veían
dem ás. Con el tiemp los
seducir: siempre hay O y mayor conciencia veo claramente mi forma de
Una parte muy femenina en juego
y, sobre todo,

34
Contrastes Principale
s entre los subtipos
del E2

el cuidar, ayudar, asesorar y salvar a] otro. Es un busca


: ñ
saria y valorada como alguien realmente especial Ser muy nece-

Mónica ÁNGULO

De modo que los Conservación seducen para recibir


. % ) los Sexua-
les para compartir y los Sociales para dar.

Carencia y sobreabundancia

El Dos está entre los caracteres más narcisistas. Con sus fantasías de
gran importancia personal, se ha ido construyendo un concepto de
sí mismo como persona especial, que esconde, en realidad, una total
falta de confianza en la propia valía. La autoimagen excesivamente
inflada tapa otra desvalorizada que, si aflora, provoca una vergiienza
insoportable que le puede llevar a la desesperación.
El Ez no muestra sus carencias. Eso supondría aparecer vulne-
rable, es decir, débil, defectuoso, inservible, a los ojos de los demás:
una vía directa al rechazo y el abandono. Para camuflar su humani-
dad, se presenta ante el mundo altivo y con un brillo especial. Como
un hábil actor, recurre al mecanismo de la represión, con el que ca-
mufla cualquier necesidad o emoción que le haga conectar con la
sensación interna de fraude y de carencia.
Los tres subtipos reprimen, sobre todo, la envidia. El que con-
tacta más con ella es el Ez conservación. Para ocultarla, el Dos se
vuelve envidiable y parece ofrecer una generosidad envuelta de opti-
mismo, sin pedir explícitamente nada a cambio. Así, su orgullo se
nutre de un sentido de superioridad (sería mejor llamarlo de ¿nvul-
nerabilidad) que no le consiente expresar sus debilidades sino indi-
rectamente, a través de la manipulación, los caprichos, un desprecio
disfrazado o una rabia hostil.
La generosidad del eneatipo Ez es poco auténtica, pues más que
donar lo que hace es halagar para encantar. Depende mucho de la

0)
Psicología de los eneatipos

a que suscita, volviéndose muy a lo que da y des.


que de bueno recibe. En consecuencia, es poco Propen.-
so al agradecimiento.
Los E2 sexuales y sociales se muestran tan
plenos y afortunados
que parecen inmunes incluso ante la enfermeda
d o la muerte. Dice
Karen Horney,* hablando del orgullo neurótico:

Evitan cualquier pensamiento que pueda dañar su orgullo. El ejemplo


más significativo es evitar pensar en la muerte, porque la idea de enve-
jecer o morir como cualquier otro mortal les resulta insoportable. E]
Dorian Grey de Oscar Wilde [un E2 social] es una presentación artís-
tica del orgullo de la eterna juventud.

«Me sorprendí mucho cuando me di cuenta de que estaba ha-


ciéndome mayor; alguien como yo no debería tener fecha de caduci-
dad», apostilla una mujer de este subtipo, Ana Baza.
El Dos conservación, en cambio, necesita que vengan a verle,
que le mimen; hay un miedo a quedarse solo en su enfermedad.
Contacta más con la carencia que los otros subtipos. Este adulto que
sale al mundo como un niño se siente menos capaz, más inseguro, se
desvaloriza con más facilidad y se muestra más necesitado. Expresa
más abiertamente su necesidad, permitiéndose reclamar y protestar
más que el Dos sexual y el social, más abnegados y resistentes.
Cuando recibe algo, lo primero que le viene al E2 conservación
es que es inmerecido. Comparte también con el Ea la insaciabilidad:
detrás de un capricho viene otro, y otro...; como si hubiera un mon-
tón de deseos pendientes esperando la ocasión para ser satisfechos. Y
lo que no tiene y lo que no sabe puede mostrarlo como algo «gracio-
so»: «Pues yo no sé nada». «No tengo ni idea... ni me interesa».
Los orgullosos se sienten un peldaño más arriba de los demás,
convencidos de ser importantes para el otro; y ellos, a la vez,

4. K. Horney, Neurosis y madurez, Psique, Buenos Aires, 1986.

36
Contrastes Principale
s entre los subtipos
del E2

autosuficientes. Los Sexuales son los


so breabundantes por
cia. A ellos no les falta de nada; es más, tienen excelen-
todo lo que el otro
necesita, como la mamma de gr andes tetas re
pletas de leche para
alimentarnos a todo s y tenernos atrapados. ¿Cóm
o podría una
pa lena, maravillosa y especial necesitar algo o a alguien?
Seduce quien tiene, no quien necesita, y no se va a permitir mos-
trar una grieta en esa imagen de sobreabundancia tan bien en-
samblada.
El orgulloso sexual busca ser alguien a través de la vida amorosa.
Mitiga su angustia siendo irremplazable. Su sentimiento de impor-
tancia se alimenta del placer que da. El conquistador y la femme fa-
tale son los personajes de una pasión de conquista que va más allá de
enamorar o enamorarse; lo que le excita es ser indispensable para el
objeto de deseo. |
El E2 sexual cubre muy bien sus miserias con la seducción. In-
telectualmente, para adaptarse a lo que el otro desea se puede intere-
sar por algo, pero siempre de manera superficial. Despierta muchas
envidias pues parece conseguir todo lo que se propone. A. Pero tam-
bién fracasa. Ahora, eso queda encubierto con su fantasía o su ato-
londramiento, de modo que los demás sólo pueden ver la parte lu-
minosa de la fachada.
El E2 social, en fin, es el subtipo que menos contacto establece
con la carencia. Se anestesia volcándose en la acción. Como los Sie-
tes, tiene una densa agenda llena de actividades, que le hace pu
imprescindible. Al igual que los otros subtipos, se refugia en la e
tasía; en su caso, elaborando planes, coordinando proyectos o ha-
ciendo contactos.
Le gusta sentirse el director de un circo de perl q
social, que haya problemas que resolver le da un senti E su Y 0
le permite desconectar de sus necesidades. El enloqueci O an
que se somete mantiene controlada la sensación de ser ns iciente
y, si por alguna razón enferma o sufre un fracaso, seencierra En cs
hasta que pasa el temporal sin que apenas nadie sepa su situación.

1
Psicología de los eneatipos

Profunda autodevaluación

Las estrategias autoafirmativas de este eneatipo son defensas com.


pensatorias de una autoimagen en lo profundo fuertemente dañada,
La aparente grandiosidad del Ez está corroída en la base, por conti.
nuos sentimientos de humillación, inferioridad, culpa, inadecua-
ción y falta de autenticidad. '
El Dos alberga la íntima convicción de una radical falta de
valor, y eso es lo que desencadena el impulso compensatorio del or-
gullo, que inhibe la envidia. A fin de mantener en pie el frágil anda-
miaje del orgullo, debe actuar para recibir continuas gratificaciones,
El subtipo sexual las encuentra, principalmente, en las relaciones
sentimentales. El social obtiene sus triunfos en otros ámbitos.
He aquí un testimonio:

Tuve un sueño muy vívido: Estaba en los urinarios del colegio, yo era
un niño loco que corría y corría sin poder parar de llorar y de mover-
me. Estaba lleno de rabia, odio, y un sentimiento de profunda humi-
llación invadía mi cuerpo. Lo sentía como un dolor insoportable que
me impulsaba a moverme descontroladamente, buscando una salida a
ninguna parte. Clamaba venganza y mi ser adulto no encontraba la
manera de consolarlo.
Queda reflejado en este sueño el abuso y la consiguiente depresión
infantil no diagnosticada que había sufrido en el colegio a edad tem-
prana: me hacían comer mi propio vómito delante de los demás com-
pañeros. Se repitió durante años y llegó a despojarme del sentimiento
básico de valor. Creó un agujero en mí mismo que sólo pude compen-
sar buscando el reconocimiento en el éxito deportivo y en la búsqueda
de un amor ideal que compensara el vacío. Pude sacar mucha de la ra-
bia a través del cansancio y de la lucha, que se convirtieron en los mu-
chos éxitos cosechados.
Fue en la adolescencia cuando experimenté una situación paradó-
Jica que no pude entender hasta años después, en el contexto de mi
proceso terapéutico. Conseguí una meta deportiva que ansiaba desde
hacía años: un campeonato y un récord nacional. Y ese mismo día que
tendría que haber sido un momento muy especial de celebración Y

38
Contrastes principales entre los subtipos del E2

alegría se convirtió en un pozo insondable de tristeza y decepción. Pos-


reriormente me percaté de que la decepción principal fue que
mi situa-
ción emocional no había cambiado. No me sentía más querido, aun-
que sí felicitado; no me sentía más válido aunque sí más famoso. Las
expectativas inconscientes depositadas eran que mi mundo de insegu-
ridad, inferioridad y de falta de estima se habría acabado y no fue así.
Toni AGUILAR

Fantasía. Mejor soñar

Donde mejor navega el Ez es en la ensoñación. La fantasía es la es-


trategia que usan los tres subtipos como refugio ante el dolor y la
frustración. Desde pequeño ha necesitado escapar de un desordena-
do mundo emocional que nadie le ayudaba a estructurar ni a dar
salida. Ha aprendido a crear una realidad a su medida, más apeteci-
ble que la que hay al salir por la puerta o incluso en su propia casa,
desarrollando una gran habilidad para desconectar. Colorear cual-
quier fracaso o pérdida como algo sin importancia acaba en depre-
siones más o menos encubiertas.
La princesa imagina que todo el reino se ha dado cuenta de lo
única y maravillosa que es, en un cuento de hadas donde todos sus
deseos son cumplidos. La reina sueña que es la sublime amante,
madre, hija y compañera, a la que adoran incondicionalmente. Y la
emperatriz se deleita sabiéndose magnánima e imaginando grandes
obras que serán aplaudidas por su creatividad.

Emocionalización. «Siento, luego existo»

La emocionalización, como lo contrario de la intelectualización, es


o a los orgullosos. Se «emboban» creyendo que sólo si sientes
sn Intensidad es auténtico. Como «la vida es emoción», les gusta
inyectar emoción en todo. Sustituyen la palabra «pensar» por «sentir»

39
Psicología de los eneatipos

como si eso lo hiciera más real (lo que uno piensa se puede rebatir; lo
que siente, no).
Sólo la emoción cuenta, pues. Menos la culpa. Que apenas la
experimentan. En todo caso, una vergiienza narcisista de: «Cómo
alguien como yo ha podido...».
Pero los tres subtipos niegan lo que sienten, culpan a los demás
de su malestar y se esconden cuando s e sienten vulnerables. Con el
E2 conservación no es fácil saber lo que le pasa porque pa en la
superficie de su mundo emocional, en una constante negación del
dolor y la agresión. Es el más llorón, pero se da menos permiso de
mostrar su enfado y, cuando sale, es en forma de quejas, irritabilidad
y rabietas. Aunque es muy susceptible, le cuesta conectar con las
agresiones externas; reacciona tarde. 2 as
Sexuales y sociales sí tienen un contacto más directo con la
rabia, pudiendo escenificar situaciones tragicómicas desproporcio-
nadas y cien por cien manipulativas.

Yo lo llamo el «vodevil». La vida es un teatro, un juego donde apenas


hay límites y donde las emociones, si no son intensas y dramatizadas,
no parecen auténticas; simplemente, no son. Este derroche de energía
y deshonestidad desgasta la relación con el otro.
ANA Baza

El Dos sexual es el más teatral e intenso. Se permite enojarse y


reacciona con rapidez a la agresión externa. El Dos social es más rígi-
do y tieso. Guarda más las formas que el sexual, sobre todo en públi-
co, y cuando al fin estalla lo hace desde una posición de poder que le
asegura el éxito. Puede mostrarse entonces irónico, cruel o despiada-
do, consigo mismo y con el otro.

Siento que tengo grandes defensas masoquistas. Trago y aguanto con-


tándome cosas para no sentir lo que me es doloroso y me cuesta afron-
tar; hasta que al final conecto con esa rabia y exploto y desde ahí es
desproporcionada y desmedida. Tanto, que puedo ser muy hiriente y
no veo para nada al otro.

40
Contrastes Principale
s entre los subtipos del
E2

manera... y entr :
A sufrir por la imagen
rencia con el E8 es justo esa, que él no s que proyecto.1 - (La(La gran dife-
ls
a A € arrepie
interno contra sí mismo). pente ni siente ese juicio
Pe Dissi rien do Pr mi Í pareja, después,
cut de tragar mucho, le he cortado
a cabeza desmedidamente hasta hacerle llora
r por tanto como le he
herido. ¡Y yo, ni verlo! Al llorar él, sí entraba en eso de... ss «Uf, UE, igual s e
me ha ido...». La bronca era la de una madre que le repr
lo que no ha hecho bien. ende al niño
MÓNICA ANGULO

El Ez social es el más intelectual de los orgullosos. Para salir al


mundo y triunfar, para ser un líder, necesita usar la mente, a fin de
organizar, crear estrategias y tomar decisiones, dejando de lado las
tibiezas emocionales. Inhibe más sus emociones, pues, que el resto
de subtipos.
El E2 sexual es el subtipo más claramente antintelectual. En su
vida no hay hueco para el raciocinio. Prescinde de lo intelectual; llega
incluso a despreciarlo, ya que su sentir es lo más importante. Huye
por tanto de los razonamientos y de la lógica común. Es el más impul-
sivo, provocador y salvaje. Necesita sentirse libre, no soporta los lími-
tes y ama la transgresión. En esto, como en la búsqueda de intensidad,
está muy cerca del E8, llegando a ser destructivo o autodestructivo.
El E2 conservación puede ser más intelectual que el sexual si
piensa que eso le va a propiciar mimos y atenciones o garantizar la
protección de algún ser querido. También en su afán de parecer in-
dependiente necesita nutrir su intelecto. Pero no llega a los niveles
del E2 social.

De la dependencia...

Todos los Doses son emocionalmente dependientes, aunque cada


uno con su propio camuflaje. La persona E2 conservación es la más
.»p ,
e .

dependiente, aunque ella crea que no y muestre al mundo una

41
Psicología de los eneatipos

pen ee de autosuficiente. Muchas se alejan


de su familia con la idea
€ que la distancia disminuya la dependencia,
pero no suele funcio.
nar. De hecho, no sabe mantener relaciones sin
caer en la dependen-
cla y por eso le cuesta tanto formar su propia fami
lia y comprome.-
terse. Esto la diferencia de sexuales y sociales, que
tienen menos
miedo a emparejarse y desemparejarse.
Con la Ez sexual es diferente. Vive cada romance como si fuera
el único y definitivo. De todos modos, si de algo depende es del
amor y de sentirse amada.
Las sociales, por su parte, son intolerantes a cualquier limira-
ción, prop
propia o ajena,
jena, yy actúan desde la contradependencia, en tanto
que el amor no les interesa demasiado.

... A la responsabilidad...

A ninguno de los tres subtipos le atraen las cosas ordinarias ni la ru-


tina, y las responsabilidades cotidianas le resultan muy aburridas.
Cada uno a su manera busca que la vida tenga un tono más intenso,
luminoso y peculiar.
El E2 conservación, por su apego a lo infantil, es el menos res-
ponsable de los tres. Ha sido bastante protegido de pequeño. Cuan-
do le piden algo, tiende a pensar: «No puedo», «no sé cómo hacer-
lo», «estoy muy ocupado» o «estoy agotado». Desborda, en cambio,
de energía para cosas placenteras.
El Ez sexual, por el contrario, con su sobreabundancia, vende
mejor su capacidad de responsabilizarse, y muestra más disposición
a cuidar y sacrificarse por los demás.
Por su afán de poder y de manejar grupos, el Ez social es el más
responsable y trabajador, y asume altas responsabilidades en los di-
versos ámbitos de su vida. Para eso necesita ser extremadamente exi-
gente, rígido y controlador.

42
Contrastes Principale
s entre los subtipos del
E2

MÓNICA ANGULO

yla libertad

Otro rasgo que define al orgulloso, carente de límites y dado a los


excesos, es su gusto por la libertad. Lo que de verdad anhela es ser
complacido. Es decir, hacer lo que quiere, cuando quiere, con quien
quiere y como quiere. A eso, le llama libertad.
El Dos de conservación es capaz de renunciar a la libertad a
cambio de afecto y protección. El Dos social la compra siendo al-
guien importante y gracias al estatus que va adquiriendo; aunque es
dependiente de su imagen grupal. Los que reivindican su libertad y
la usan de un modo más intenso, provocador y rebelde son los Doses
sexuales.

Permisividad

Los tres subtipos son de carácter rígido y, en su polaridad, permisi-


vos y autoindulgentes con sus fallos u olvidos. El Ez social se mues-
tra condescendiente con los errores ajenos, pero sólo como una es-
trategia manipulativa. Y consigo mismo, puede pasar de una alta
exigencia a la absoluta falta de conciencia de su responsabilidad.

Puedo pasar del exceso de carga laboral y estrés a un claro: «Paro y no


hago ni el huevo»... porque lo necesito. Todo muy polarizado. Aun-
que hay más claramente dificultad en parar.
MÓNICA ANGULO

43
Psicología de los eneatipos

El Ez conservación es muy flexible en su cotidianidad. No le da


importancia adónde deja los trapos en la cocina y acepta cuando al.
guien se los cambia de lugar, pues valora mucho la libertad de los
otros. Intenta que los demás hagan lo que quiere con su seducción
infantil, dulzura y docilidad, pero necesita asegurarse de tener apro-
bación; es decir, que lo que él quiere es también lo que lo otro quie-
re, y se queda muy frustrado si este le pone una mala cara. N
El E2 sexual es el más permisivo, pero también el que más rápi-
do puede pasar a la exigencia y a la demanda de grandes sacrificios
para que el otro le demuestre su incondicionalidad.

Hacer para Ser

Los tres subtipos se caracterizan por ser dinámicos. El conservacio-


nal es el que más se centra en hacer por el otro, despreocupándo-
se de su autocuidado. También es el que menos focaliza su activi-
dad. Puede saber adónde le gustaría llegar pero se entretiene por el
camino.
Los sexuales son los más emocionales entre los emocionales y,
aunque se muestran eléctricos, se mueven sólo cuando hay un obje-
tivo claro a la vista, pues la intensa emocionalidad con que todo lo
impregnan les agota. En el trabajo hacen como que hacen, pero se
centran en lo que les gusta, se pierden en los detalles y la apariencia
vale más que el contenido.
El Ez social es el más disciplinado pero, a veces, inconstante.
Utiliza la mente para detectar oportunidades y pasa velozmente a
concretar. Lástima que no pueda hacer todo aquello con lo que se
compromete.
Cada uno de los subtipos se enreda en un nivel distinto de ac-
ción, al cual ha de estar atento. El E2 conservación, que es el más tí-
mido, tiene que estar seguro de que obtendrá un lugar de privilegio-
Si no, le invade la parálisis, a la espera de que le den una orden 0

44
Contrastes principales entre los subt
ipos del E2

permiso. El impetuoso E2 sexual actúa sin sopesar las conse


cuen-
cias, ni para sí mismo ni para los demás.
Y el Social planifica, en su fantasía grandilocuente, más de lo
que puede llevar a cabo.

Continuamente me he pillado comprometiéndome en encuentros,


proyectos, actividades que luego no he cumplido. Eso me ha generado
devoluciones de amistades dolorosas. Desde la impulsividad, el entu-
siasmo y el creerme que puedo con todo, me equivoco y el precio que
pago es alto.
MÓNICA ANGULO

Ambición

La persona E2 conservación busca el poder a través del otro, es decir,


emplea sus esfuerzos en conquistar a la figura de poder, más que en
querer llegar al poder por sí misma. Eso la diferencia de la E2 social,
más fría, más fuerte.
El Dos conservación ante todo prefiere asegurarse una vida có-
moda y placentera y evita los esfuerzos que supondría tener mucho
poder o ser muy importante. Sin embargo, la ambición permanece,
y toma la forma de exigencia, sobre todo con los demás. Su proceso
debe ser siempre ascendente, y si no, dejará que la fantasía le haga
pensar que sí.

Maternidad

La E2 sexual es la más maternal. Suele estar metida en relaciones de


mucha locura, permisividad e impulso, más concentrada en sus con-
quistas que en los hijos, pero despliega generosidad.
La Ez conservación es más una madre que juega. Puede vivirse
como su amiga y costarle mucho vivirse como una madre adulta. Da

45
Psicología de los eneatipos

mucho pero espera aún más (reconocimiento y amor). Se angustia


de cómo al crecer de sus hijos va perdiendo importancia.
La Ez social da la apariencia de ser más grande, más madura.
Mantiene una imagen de todopoderosa frente a sus AJOS para que
más contun-
dependan de ella y necesiten su presencia de manera
dente. Es una madre que luce, que se «da al mundo».
LIBRO PRIMERO

ENEATIPO 2 CONSERVACIÓN

Coordinación y redacción
Cati Preciado

Colaboradores
Verónica Antón, Anabel De Pablo Manzano, Ana Escoda,
Giulia Gentile, Marina Gutiérrez Requena, Hanna Husseini de
Oliveira, Frida Islas Suárez, Vanesa Luna, Erika Marchetti,
Fernando Ramos, Tania Rojo, Roxana Rosas Guerra
y Tatiana Teixera de Oliveira

Traducción
Lucía Martínez Espinoza, Gabriela Tlaija Ramos,
Alberto Langone, David Barba y Nora Griffith
LA PASIÓN EN LA ESFERA DEL INSTINTO:
COMO ACTUA EL ORGULLO EN LO
CONSERVACIONAL

Por Carr PRECIADO

La pasión del orgullo parece obvia cuando se concibe una persona


que se siente sobrada de recursos propios, que no necesita de los de-
más y que está para ofrecer todo lo que tiene. Pero en la esfera del
instinto de la conservación, estos rasgos aparecen incluso contrarios
a lo que se conoce como orgullo y soberbia.
El Dr. Claudio Naranjo ha mencionado repetidas veces que en
los tres subtipos de cada carácter existe uno que parece contrario,
Un «contratipo» donde las conductas, sentimientos, creencias y ac-
titudes parecen la antítesis de la pasión de ese eneatipo. Sin embar-
go, en la base hallamos lo fundamental del carácter: la pasión de
sentirse pleno y superior, el no mostrar la carencia ni expresarla.
El Ez conservación siente que existir es suficiente para tener
derecho a recibir afecto; que no tiene que hacer nada para recibir
cuidado y amor. Subyace la creencia de que no puede estar solo, que
necesita de otro en el cual proyectará su orgullo y su valor.
El orgullo en el Ez conservación no es siempre obvio a los ojos
de los demás. Puede incluso confundirse con otros eneatipos que

49
Psicología de los eneatipos

más «necesitados» O más dilig entes.


Dependiendo de su
parecen
stru yendo sus estrategias rela-
edad, estilo familiar y cultura, irá con
lar ios. Y pa ran o tener que definirse
¡ ales para conservar sus privileg
cion
edi d
alidal: ad fren te al mun do, mante ndrá una posi-
y mostrar su indi vidu
ción poco arriesgada.
persona que logra d esd e pe qu eñ a el protagonismo entre
Es una
sus seres queridos, haciendo vínc ulos afe
ctivos volviéndose indis-
lidad. De este modo no tiene
pensable al ofrecer alegría, cariño y vita
| n-
una | permanente depe
que hacerse cargo de sí misma: Se garantiza
dencia de los demás, que le asegura tener cub
iertas las necesidades
o
básicas vinculadas a la supervivencia.
«adivinada e in-
El acallar las necesidades propias y esperar ser
tuida» se convierte en una demanda que nunca se satisfará. Esa pos-
tura, sin embargo, le reporta «privilegios» compensatorios a la falta
de contacto con sus necesidades: maquillar sus carencias y no tomar
la responsabilidad de su vida.
El Ez conservación parece estar satisfaciendo todos sus gustos,
siempre ingeniándoselas para que no le falte de nada: quien le pro-
vea, quien le cuide, quien le defienda, quien conteste por él, quien
resuelva sus problemas chicos y grandes. Sin embargo, al profundi-
zar se descubre una existencia muy pobre en identidad y capacidad
para decidir por sí solo, que se refleja en el miedo, consciente o in-
consciente, a vivir sin recursos.
Sus estrategias para relacionarse, generalmente inconscientes,
sólo sirven al amo de turno, que puede ser su padre, su madre,
su
pareja, sus amigos o sus hijos. Todas sirven a la pasión del E2 con-
servación, que es conservarse, no quedarse solo, no volver a sufrir
la
herida infantil de sentir soledad, rechazo y desamor; aunque
no
tenga conciencia de ese miedo.
A simple vista no son obvias la carencia y la falta de autonomía

rizo
, alguien a quien parece no faltarle nada, y que, sólo con una
mira-

Jo hay tejida una red de actos que apuntan

50
a a 5 , A
ER ¿ AENA
OM Om6 a as CU
adINA Alab HUA
¡

¿un control muy fuerte sobre quien la


e St proveyendo añ de
PAra QUe UNICA le( Vava a falt
x A
Ca ri to al cuidados, Tras una
A Mx

ar ni
t do Mec

faacha-
cha.
da de espontaneidad, el estuerzo inconselente d Y Mantenerse irresis-
¿ble pues ¿quién no va a atender a una per Sota tan
erna que ofrece
amor y cutroga incondicional
Su orxullo es saber cuidar su pequeño coto de poder, de afecto
deinúimidad, y saber evitar los conflictos v el rechazo,
Una mujer evoca la confusión inicial a la hora reconocer su
encalipo:

Comencé en el Proto" situáindome en el Dos; también a sugerencia de


mi terapeuta, Vero no me identificaba con su poderío y manipulación,
Me resultaban prepotentes y chulos, cualidades que nunca resaltan en
mi carácter, bastante represivo, por cierto, Yo era suave, no identifica-
ba el orzullo soberbio en mí,
Y miró a mí alrededor y me tui con los Ez, de carácter más suave y
tranquilo, Cuando rechacé el papel y boli que me ofrecían para PP
bir lo sobresaliente de los rasgos de ese carácter me vi perdida, pero era
mejor estar tranquila que alterada con aquellas duras y relucientes or-
gullosas. Me resulta más kicil situarme en la comodidad y el buen
sitio,
Me cuesta abrir los ojos cuando se trata de mirar adentro, Tengo
que esforzarme y aun así dura poco; la fuerza de la costumbre me em-
puja a andar por la superficie, movida y divertida,
AÁNABEL DE PanLO

El testimonio termina expresando su «andar por la superficie,


movida y divertida». El E2 conservación privilegia el placer, el no
molestarse, Las dificultades de la vida le ponen irritable y aquí es
donde se hace más evidente el orgullo, Es como el niño que berrea
cuando no recibe la atención de la madre, como si expresara:
“¿Quién osa desatenderme a mí, que soy tan indispensable?».
e


«ProtEncat
opt8 la 7 delos
de los es el nomb re corto que se daba al Taller de Introducción a la Psico-
Enea+;ipos, hacie: ndo referencia¡ al Protoanáliilisi
sis de Óscar Ichazo, (

51
Psicología de los eneatipos

h Hay un Constante mantener la comodidad y la seguridad. Los


Ímites, las reglas y las obligaciones los rechaza. No abiertamente y
tampoco siempre; puede hacerse el obediente o estar de acuerdo,
sIEmpre que haya recompensa: el privilegio de lograr lo que tiene
entre ceja y ceja. (Aun así, siempre le costará cumplir lo prometido.)
Lo ilustra este relato:

A los nueve años, empecé a tener serios problemas de relación en el


colegio y me costaba levantarme por las mañanas. Al despertarme esta-
ba ya anhelando que llegara la noche para volverme a meterme en la
cama, en mi nido. ]
Ir al colegio era enfrentarme a la realidad. El grupo tenía sus nor-
mas; había gente que las seguía a rajatabla y otros que las rechazaban
por sistema. Había una líder; un montón de niñas la seguían sin cues-
tionar nada. Yo estaba en contra de la líder pero no tenía ejército ni
valor para enfrentarme abiertamente.
Podía convencer a otras chicas, pero no al grupo entero; estaba
confusa acerca de mi ubicación en él: a veces me acercaba mucho a
unas y después me alejaba y me acercaba a otras muy distintas.
Solía meterme dentro de la cama y cubrirme la cabeza para desli-
zarme hasta los pies de la cama encogida, como un caracol dentro de
su concha. Era una sensación de seguridad; ahí nadie podía herirme,
nadie podía verme. Ese placer duraba apenas unos segundos; me falta-
ba oxígeno y debía salir a respirar. Entonces sentía frustración; era
como si mi deseo nunca pudiera satisfacerse.
Hacía los once o doce años el instinto sexual comenzó a despertar-
se, pero con mucha represión. Seguía vistiendo como una niña, estaba
muy poco desarrollada y por tanto no podía pretender conquistar se-
xualmente a nadie. Buscaba formas de compartir esa energía con mis
amigas más cercanas, pero me daba miedo, y comencé a probar la mas-
turbación como una forma de canalizarla. También tenía la danza ya
través de ella podía descargar esa tensión.
Me sentía internamente muy frágil tanto para el sexo como para
las relaciones sociales. Para mí era más fácil seguir siendo una niña,
pues así podía obtener lo que deseaba pero advirtiendo a los demás que
debían tratarme con cuidado. Desde el lugar de niña podía acceder al
sexo pero de una forma más tranquila y controlada. Como niña siem-

$2
La pasión en la esfera del insrini

re encontraba padres y madres que calan en mí seducción y me ap


, ar farm í , aa E 1 " ASA

yaban, Desde ese lugar también podía acceder al poder, grrando de


6us privilegios sn compromiso ní responsabilidad, 7

AMA VEO

Esta falta de compromiso y responsabilidad son síntomas de la


dificultad de asumir la vida completa como tal, Señales del miedo a]
conflicto recurrente en la vida de alguien que no ha podido admitir
sus limitaciones y capacidades, La conservación se manifiesta, como
en este testimonio, «quedándose en el nido», Como un polluelo que
no quiere correr cl riesgo de empezar a volar y le pía a la madre para
seguir alimentándose y recibiendo calor, Claro que, en el mundo de
las aves, un polluclo que no se vale por sí mismo termina muriendo
porque se aparta del ciclo natural de la vida,
La conservación también aparece en el Dos como una fijación
por evitar el rechazo. Ni siquiera lo llega a notar, por 5u mecanís-
mo de defensa, que es la negación. Este pánico al rechazo lo encu-
bre con la compensación de fingir que no es tan importante cl
otro, Al que sí necesita. Pero reconocer la necesidad amenaza todo
su andamiaje.
En su evitación del rechazo, la persona evita verse a sí misma y
cómo son sus relaciones; evita poner en cuestión la creencia de que
no será expulsada del nido, del grupo, de la relación; evita indagar,
cn fin, cuáles son sus verdaderas motivaciones y miedos,
Un testimonio sobre ese rechazo tan temido:

El orgullo era una manera de huir del rechazo, sustituyendo a una per-
sona por otra, un sentimiento por otro... A los diez años, vino a mi
festa de cumpleaños un chico que les gustaba a todas las del colegio.
Yo me veía sin opciones porque no me sentía guapa, pero como ren-
ri E a dar ninguna gloria, cuando llegó corrí tras Él para
- Cuanto más le iba detrás, más huía. Todo parecía un jue-
p E > NO mene gustaba
O per $ darme cuenta de que la conquista
bar iba por mal
íno,

53
Psicología de los encatipos

, Creí que me daría satisfacción el haberlo intentado, No fue 7]


'ero encontré una forma de evitar la frustración: me convencí de que
sí no lo conquísté fue porque lo había intentado de forma incorrecra,
Me escondí de lo que sentía; no era a mí a la que él rechazaba. Al fina]
de la fiesta, en los bailes románticos, estuvo con otra y eso no me gus.
tÓ, pero yo también estuve con otro. Fingía que este era el que me
gustaba, Mostraba a los demás que yo tenía pareja. Aunque también
recuerdo el repelús que me daba aquel chico que estaba conmigo,
ANÓNIMO

Esta misma mujer nos explica cómo ha evolucionado en ella


este evitar el rechazo:

Con los años es un poco más sutil, como si me dedicara a prepararme


concienzudamente para ganar un concurso y al mismo tiempo adopta-
ra una actitud de autosaboraje porque no creo que pueda.
Me invade además un sentimiento de falsedad, de que no es com-
pletamente real la intención de lograr lo que pretendo, a modo de pro-
tección para reducir el impacto en caso de no lograr el objetivo. Como
si «hacerlo» fuese más importante que «lograr el objetivo». Si el resulta-
do es un fracaso, después de todo no fue tan malo porque me obtuve
placer al hacerlo.
¿Y cómo me infantilizo siendo adulta? Cuando tengo que pedirle
algo a alguien que me cuesta, me quedo en blanco, toda mi asertividad
me abandona, y siento que sólo por pedir ya podría rechazarme. En-
tonces ya voy y pregunto desconectada de mi necesidad, insensible,
creyendo que así será menor el impacto si recibo un rechazo. Mi dis-
curso llega entonces vacío. Con algunas personas, ese discurso sin ple-
níitud de expresión me deja en la rabieta, porque no recibo la atención
que me haga sentir digna.
ANÓNIMO

Este no enfrentarse a las frustraciones que conlleva ser un


adulto que debe aprender a vivir con sus propios recursos se con-
solida en la adolescencia y, en la fase adulta, se vuelve una forma
de vida, un estilo de interpretar la realidad y de sintonizar con los

54
Psicología de los eneatipos

'JuBhO Pero espera aún más (reconocimiento y amor). Se angu


stia
de cómo al Crecer de sus hijos va perdiendo importancia.
La Ez social da la apariencia de ser más grande, más madura,
Mantiene una imagen de todopoderosa
frente a sus hijos para que
dependan de ella y necesiten su presencia de manera más contun-
dente. Es una madre que luce, que se «da al mundo».
Contrastes Principales entre los subt
ipos del E2

permiso. El impetuoso E2 sexual actúa sin sopesar las consecuen-


cias, ni para sí mismo ni para los demás.
Y el Social planifica, en su fantasía grandilocuente, más de lo
que puede llevar a cabo.

Continuamente me he pillado comprometiéndome en encuentros,


proyectos, actividades que luego no he cumplido. Eso me ha generado
devoluciones de amistades dolorosas. Desde la impulsividad, el entu-
siasmo y el creerme que puedo con todo, me equivoco y el precio que
pago es alto.
MóniICA ANGULO

Ambición

La persona E2 conservación busca el poder a través del otro, es decir,


emplea sus esfuerzos en conquistar a la figura de poder, más que en
querer llegar al poder por sí misma. Eso la diferencia de la E2 social,
más fría, más fuerte.
El Dos conservación ante todo prefiere asegurarse una vida có-
moda y placentera y evita los esfuerzos que supondría tener mucho
poder o ser muy importante. Sin embargo, la ambición permanece,
y toma la forma de exigencia, sobre todo con los demás. Su proceso
debe ser siempre ascendente, y si no, dejará que la fantasía le haga
pensar que sí.

Maternidad

La Ez sexual es la más maternal. Suele estar metida en relaciones de


mucha locura, permisividad e impulso, más concentrada en sus con-
quistas que en los hijos, pero despliega generosidad.
La E2 conservación es más una madre que juega. Puede vivirse
como su amiga y costarle mucho vivirse como una madre adulta. Da

45
Psicología de los eneatipos

El Ez conservación es muy flexible en su cotidianidad. No le da


importancia adónde deja los trapos en la cocina y acepta cuando al-
guien se los cambia de lugar, pues valora mucho la libertad de los
otros. Intenta que los demás hagan lo que qui ere con su seducción
infantil, dulzura y docilidad, pero necesita asegurarse de tener apro-
bación; es decir, que lo que él quiere es también lo qu e lo otro quie-
cara.
re, y se queda muy frustrado si este le pone una mala
El E2 sexual es el más permisivo, pero también el que más rápi-
., Z Lo.

do puede pasar a la exigen cia y a la demanda de grandes sacrificios


para que el otro le demuestre s u incondicionalidad.

Hacer para Ser

Los tres subtipos se caracterizan por ser dinámicos. El conservacio-


nal es el que más se centra en hacer por el otro, despreocupándo-
se de su autocuidado. También es el que menos focaliza su activi-
dad. Puede saber adónde le gustaría llegar pero se entretiene por el
camino.
Los sexuales son los más emocionales entre los emocionales y,
aunque se muestran eléctricos, se mueven sólo cuando hay un obje-
tivo claro a la vista, pues la intensa emocionalidad con que todo lo
impregnan les agota. En el trabajo hacen como que hacen, pero se
centran en lo que les gusta, se pierden en los detalles y la apariencia
vale más que el contenido.
El Ez social es el más disciplinado pero, a veces, inconstante.
Utiliza la mente para detectar oportunidades y pasa velozmente a
concretar. Lástima que no pueda hacer todo aquello con lo que se
compromete.
Cada uno de los subtipos se enreda en un nivel distinto de ac-
ción, al cual ha de estar atento. El E> conservación, que es el más tí-
mido, tiene que estar seguro de que obtendrá un lugar de privilegio.
Si no, le invade la parálisis, a la espera de que le den una orden 0

44
Contrastes Princi
pales entre los su
btipos del E2

sólo le dañaba a mi ex parej


mi hijo, por el modelo d

mamá.

MÓNICA ANGULO

y la libertad

Otro rasgo que define al orgulloso, carente de límites y dado a los


excesos, es su gusto por la libertad. Lo que de verdad anhela es ser
complacido. Es decir, hacer lo que quiere, cuando quiere, con quien
quiere y como quiere. A eso, le llama libertad.
El Dos de conservación es capaz de renunciar a la libertad a
cambio de afecto y protección. El Dos social la compra siendo al-
guien importante y gracias al estatus que va adquiriendo; aunque es
dependiente de su imagen grupal. Los que reivindican su libertad y
la usan de un modo más intenso, provocador y rebelde son los Doses
sexuales.

Permisividad

Los tres subtipos son de carácter rígido y, en su polaridad, permisi-


vos y autoindulgentes con sus fallos u olvidos. El Ez social se mues-
tra condescendiente con los errores ajenos, pero sólo como una es-
trategia manipulativa. Y consigo mismo, puede pasar de una alta
exigencia a la absoluta falta de conciencia de su responsabilidad.

y no
Puedo pasar del exceso de carga laboral y estrés a un claro: «Paro
hago ni el huevo»... porque lo necesito. Todo muy polarizado. Aun-
que hay más claramente dificultad en parar.
MÓNICA ÁNGULO

43
Psicología de los eneatipos

imagen de autosuficiente. Muchas se alejan de su familia con la idea


de que la distancia disminuya la dependencia, pero no suele funcio.
nar. De hecho, no sabe mantener relaciones sin caer en la dependen.
cia y por eso le cuesta tanto formar su propia familia y COMprome-
terse. Esto la diferencia de sexuales y sociales, que tienen menos
miedo a emparejarse y desemparejarse.
Con la Ez sexual es diferente. Vive cada romance como sl fuera
el único y definitivo. De todos modos, si de algo depende es del
amor y de sentirse amada.
Las sociales, por su parte, son intolerantes a cualquier limita-
ción, propia o ajena, y actúan desde la contradependencia, en tanto
que el amor no les interesa demasiado.

... 4 la responsabilidad...

A ninguno de los tres subtipos le atraen las cosas ordinarias ni la ru-


tina, y las responsabilidades cotidianas le resultan muy aburridas.
Cada uno a su manera busca que la vida tenga un tono más intenso,
luminoso y peculiar.
El E2 conservación, por su apego a lo infantil, es el menos res-
ponsable de los tres. Ha sido bastante protegido de pequeño. Cuan-
do le piden algo, tiende a pensar: «No puedo», «no sé cómo hacer-
lo», «estoy muy ocupado» o «estoy agotado». Desborda, en cambio,
de energía para cosas placenteras.
El E2 sexual, por el contrario, con su sobreabundancia, vende
mejor su capacidad de responsabilizarse, y muestra más disposición
a cuidar y sacrificarse por los demás.
Por su afán de poder y de manejar grupos, el E2 social es el más
responsable y trabajador, y asume altas responsabilidades en los di-
versos ámbitos de su vida. Para eso necesita ser extremadamente exi-
gente, rígido y controlador.

42
Contrastes Principale
s entre los subtipos
del E2

manero Y Carro a sufrir


rencia con el E8 es justo esa,porquela élimagen que proyecto, (La gran dife-
no s
i m ¡ se

Discutiendo con mi pareja, después de tragar


mucho, le he cortado
la cabeza desmedidamente hasta hacerle llor
$ , ar por tan to como le he
herido. ¡Y yo, ni verlo! Al llorar él, sí entraba en eso de..
. «U£, igual se
me ha ido...». La bronca era la de una madre que le reprende
al niño
lo que no ha hecho bien.
MÓNICA ANGULO

El E2 social es el más intelectual de los orgullosos. Para salir al


mundo y triunfar, para ser un líder, necesita usar la mente, a fin de
organizar, crear estrategias y tomar decisiones, dejando de lado las
tibiezas emocionales. Inhibe más sus emociones, pues, que el resto
de subtipos.
El Ez sexual es el subtipo más claramente antintelectual. En su
vida no hay hueco para el raciocinio. Prescinde de lo intelectual; llega
incluso a despreciarlo, ya que su sentir es lo más importante. Huye
por tanto de los razonamientos y de la lógica común. Es el más impul-
sivo, provocador y salvaje. Necesita sentirse libre, no soporta los lími-
tes y ama la transgresión. En esto, como en la búsqueda de intensidad,
está muy cerca del E8, llegando a ser destructivo o autodestructivo.
El E2 conservación puede ser más intelectual que el sexual si
piensa que eso le va a propiciar mimos y atenciones o garantizar la
protección de algún ser querido. También en su afán de parecer in-
dependiente necesita nutrir su intelecto. Pero no llega a los niveles
del E2 social.

De la dependencia...

Todos los Doses son emocionalmente dependientes, aunque cada


Uno con su propio camuflaje. La persona E2 conservación es la más
aj ,

dependiente, aunque ella crea que no y muestre al mundo una

41
Psicología de los eneatipos

como si eso lo hiciera más real (lo que uno piensa se puede rebatir; lo
que siente, no).
Sólo la emoción cuenta, pues. Menos la culpa. Que apenas la
experimentan. En todo caso, una vergiienza narcisista de: «Cómo
alguien como yo ha podido...».
Pero los tres subtipos niegan lo que sienten, culpan a los demás
de su malestar y se esconden cuando se sienten vulnerables. Con el
E2 conservación no es fácil saber lo que le pasa porque pte en la
superficie de su mundo emocional, en una constante negación del
dolor y la agresión. Es el más llorón, pero se da fenos pepnisa de
mostrar su enfado y, cuando sale, es en forma de quejas, irritabilidad
y rabietas. Aunque es muy susceptible, le cuesta conectar con las
agresiones externas; reacciona tarde.
Sexuales y sociales sí tienen un contacto más directo con la
rabia, pudiendo escenificar situaciones tragicómicas desproporcio-
nadas y cien por cien manipulativas.

Yo lo llamo el «vodevil». La vida es un teatro, un juego donde apenas


hay límites y donde las emociones, si no son intensas y dramatizadas,
no parecen auténticas; simplemente, no son. Este derroche de energía
y deshonestidad desgasta la relación con el otro.
ANA BAza

El Dos sexual es el más teatral e intenso. Se permite enojarse y


reacciona con rapidez a la agresión externa. El Dos social es más rígi-
do y tieso. Guarda más las formas que el sexual, sobre todo en públi-
co, y cuando al fin estalla lo hace desde una posición de poder que le
asegura el éxito. Puede mostrarse entonces irónico, cruel o despiada-
do, consigo mismo y con el otro.

Siento que tengo grandes defensas masoquistas. “Trago y aguanto con-


tándome cosas para no sentir lo que me es doloroso y me cuesta afron-
tar; hasta que al final conecto con esa rabia y exploto y desde ahí es
desproporcionada y desmedida. Tanto, que puedo ser muy hiriente y
no veo para nada al otro.

40
Contrastes principales entre los subtipos del E2

alegría se convirtió en un pozo insondable de tristeza y decepción.


Pos-
reriormente me percaté de que la decepción principal fue que
mi situa-
ción emocional no había cambiado. No me sentía más querido, aun-
que sí felicitado; no me sentía más válido aunque sí más famoso. Las
expect
p ativas inconscientes depositadas eran que mi mundo de insegu-
ridad, inferioridad y de falta de estima se habría acabado y no fue así.
Toni AGUILAR

Fantasía. Mejor soñar

Donde mejor navega el E2 es en la ensoñación. La fantasía es la es-


trategia que usan los tres subtipos como refugio ante el dolor y la
frustración. Desde pequeño ha necesitado escapar de un desordena-
do mundo emocional que nadie le ayudaba a estructurar ni a dar
salida. Ha aprendido a crear una realidad a su medida, más apeteci-
ble que la que hay al salir por la puerta o incluso en su propia casa,
desarrollando una gran habilidad para desconectar. Colorear cual-
quier fracaso o pérdida como algo sin importancia acaba en depre-
siones más o menos encubiertas.
La princesa imagina que todo el reino se ha dado cuenta de lo
única y maravillosa que es, en un cuento de hadas donde todos sus
deseos son cumplidos. La reina sueña que es la sublime amante,
madre, hija y compañera, a la que adoran incondicionalmente. Y la
emperatriz se deleita sabiéndose magnánima e imaginando grandes
obras que serán aplaudidas por su creatividad.

Emocionalización. «Siento, luego existo»

La emocionalización, como lo contrario de la intelectuali


zación, es
a a los orgullosos. Se «emboban» creyendo que sólo si sientes
gon intensidad es auténtico. Como «la vida es
emoción», les gusta
Inyectar emoción en todo. S ustituyen la palabra «pensar» por «sentir»

39
La pasión en la esfera del instin
to

sentimientos ajenos para que se acomoden a la simpatía, al cariño


]
al q ternura.
Aunque parece que el E2 conservación se cuida, necesitan
al-
vien qué cuide as ellos, que provea eso que, en su comodidad, no
puede lograr por sí mismo. Ser cuidado, ser protegido, se convierte
en una pasión de la que terminan esclavo.
La persona Dos conservación debe mantener su estatus de inca-
paz, desvalida y tierna. Protege sus miedos porque sin ellos tendría
que afrontar cómo se ha atrofiado para evitar el desarrollo. El E>
vive anhelando a la libertad, y el de conservación, con la fantasía de
que cuando tenga autonomía económica y física será libre, libre de
las exigencias de los demás. Pero hacerse cargo de sí mismo, tomar
decisiones y afrontar la soledad lo rebasa; y si no aprende a tocar sus
necesidades y a conocerse, se llena de miedo, que tapa con rabia des-
medida contra los demás por no entenderlo y cuidarlo.
Para no darse de bruces con la cruda realidad, inicia un proceso
de idealización de sí mismo y de los demás, que también le evita
crecer. Idealiza para depender y quedarse por debajo. Cultiva la in-
ferioridad no opinando, no proponiendo, y al otro lo mantiene
grande, adulto y capaz. Pero se trata de una admiración falsa, que
sólo sirve a su propósito de que alguien cargue con su peso, de man-
tener una vida sin peso, easy going, que no suponga dificultades
incómodas.
El Dos conservación se especializa en aprender qué es lo que
prefiere el adulto que está en su compañía. Por eso pregunta: «¿Así
voy bien? ¿Te gusta?». Es complaciente y parece muy flexible, pero
no es más que un tinglado para mantenerse en una relación donde se
acopla al otro, hasta el punto de que a veces se confunde con un
Nueve, Pero su actitud de complacencia infantil para no apechar
con los riesgos, para no hacerse responsable de las consecuencias,
acabará volviéndose un reclamo más tarde.
El Ez conservación acabará culpando al otro de sus malas deci-
slones: ¿Cómo es que a él, que tenía las mejores intenciones y todo el

55
Psicología de los encaripos

amor para el otro, no le valoran el esfuerzo? Utiliza entonces su ig.


norancia e inexperiencia, que funcionan cOmO pre pno de de-
fensa, poniéndose muy emocional y evitando contactar
con la re.
lexión y la autocrítica, "lareritica:osra
Haste último aspecto, la gran dificultad de acepta! A Ñ A cseá
muy presente en este carácter, Sencillamente no la nó ñ E. y
aún menos la autocrítica, que amenaza toda la Imagen oe pa a de
sí mismo y de sus relaciones. Se siente tan pa Al o
erce que es y respecto a lo que significan los demás pia él que los
defectos son una amenaza para la estabilidad de la relación consigo
mismo y con el otro, bend
Una parte del proceso de madurar consiste en tr reconociendo y
aceptando los aciertos y fallos propios. Cuando le señalas un fallo a
una persona de este carácter se siente herida en su autoimagen. Por
eso mismo intenta mantener velados los defectos del otro, mientras
sea proveedor de cariño y ella se sienta con recursos para dar y tomar,
Ln las relaciones íntimas, cuando se sienta señalada a su juicio injus-
tamente, puede arremeter sin piedad, llegando a ser muy cruel con
las palabras,
La incapacidad de autocrítica refleja esa carencia de yo que se
revela también en la falta de límites, en la frecuencia con que deja
que le maltraten, sometan y exploten. Ante la humillación o el re-
chazo recibidos de quien depende, se percibe sin recursos, pues el
riesgo de perder al otro inhibe la rabia, y acaba manteniendo la rela-
ción a toda costa, manipulando tanto su sentir como el del otro,
justificando su posición de poca autoridad y su incapacidad de ser él
mismo,

EL EZ conservación que no se vive desvalido ni frágil e t

¿L orgullo en el instinto de conservación se muestra, a veces, en pet-

onas capaces de mayor independencia y autonomía económica y


$6
La pasión en la esfera
del instinto

profesional, Sin embargo, su dependencia emocional


muestra que
prevalece la dificultad para saber qué necesitan, asumirse y ho
cruise una vida adulta. A cualquiera —por falta de madurez o de
diferenciación— pueda costarle saber cuáles son sus necesidades,
pero el Dos conservación se presenta inicialmente como alguien sin
mayores carencias O incapacidades, y luego, en sus relaciones más
significativas, va desvelando poco a poco ese estilo de apoyarse en el
Ortro.

Algunos E2 conservación pueden vivir solos, mantener un esti-


lo de vida independiente y asumir responsabilidades varias. No
todos se sienten identificados con la imagen de la mujercita aniñada
o el niño eterno, pero sí con el proceso interno de la personalidad
que se encuentra sin capacidad de sostener los embates de la vida
adulta.
No es posible pues basarse en las conductas externas para enca-
jar en el subtipo. Los rasgos yacen en la vida interior, en cómo ha
construido su existencia, su narrativa, sus afectos. Y lo fundamental
es la incapacidad de renunciar a ese estatus de importancia, de privi-
legio, de hacer lo que le «dé la gana» que, traducido, es una compen-
sación a no tener el amor.
El viejo spot televisivo de un fármaco para el resfriado arranca-
ba con una madre en cama, sin poder levantarse a cuidar de su hiji-
to. El pequeño se acerca, ataviado con su fonendoscopio de juguete,
su bata blanca y un par de galletas como si fueran medicinas. «7ó-
mate dos de estas, mami, y me llamas por la mañana», le «receta», cari-
ñoso. La madre, enternecida, abraza al pequeño y se apresura a cu-
rarse el resfriado para cuidar de él. Así es el Dos conservación, como
ese niño cuidando de su ser querido, por miedo a quedarse solo,
desamparado, sin nadie que cuide de él. Ofrece su ayuda a la madre
O al padre para que siga a su lado dándole su cariño y protección.
Muchos E2 conservación se hacen cargo de su familia, de su
Pareja, de sus hijos, y no se les percibe la fragilidad ni la incapacidad
a si :
'mple vista. Muestran que pueden responder, hacerse Cargo; ] por

57
Psicología de los eneatipos

la configuración de las relaciones en su historia de vida. Sin embar.


go, internamente, la propia voz no logra escucharse contundente; y
en la relación con los demás tampoco se manifiesta, no está presen.
te. Las motivaciones para esta falta de presencia existencial son my.
chas, y a veces la voz se hace escuchar ante el conflicto, que Surge
como resultado del hartazgo, la irritabilidad, las expresiones de jp.
gratitud por parte del otro, y en forma de rabia ante la insatisfacción
de sus necesidades.
La formación de la personalidad es el resultado de una cons-
trucción colectiva: de la familia y de la sociedad. No «sale» un Ez
conservación en una familia por generación espontánea. Para que
un hijo se quede infantil hacen falta unos padres que cultiven eso, en
una familia, en una pareja, que carezca de alegría, de ternura. El Dos
de conservación es alguien que aprende pronto a afianzar su cariño
infantil en una relación donde el padre o la madre se han identifica-
do con esa parte suya adorable, tierna, idealizada.
Las relaciones del E2 conservación se basan en evitar lo duro, lo
incómodo, la frustración, lo crudo, lo difícil y la soledad que siempre
se experimentan en la vida. La persona tiende a mantenerse alejada
de todo lo que le resulte desagradable, y para eso sirve la pasión orgu-
llosa, que la mantiene ajena e ignorante de lo que no le convenga.
El trabajo con la pasión es un camino arduo que pide perseve-
rancia. La persona de este carácter no tiene la disciplina como uno
de sus fuertes, y eso le dificulta emprender el viaje heroico de ser ella
misma. Así que el reto de transformarse para Ser dependerá de la
crisis que atraviese. Tendrá que ser un estímulo suficiente para des-
pertar el hambre de convertirse en un ser humano que desea abrazar
su dignidad.

58

También podría gustarte