Formulacion de Objetivos
Formulacion de Objetivos
Formulacion de Objetivos
En general, cuando tenemos problemas para lograr nuestras metas nos hacemos las
siguientes preguntas:
Estas preguntas tienden a guiarnos a considerar a quién culpar, qué está mal y nos
separa de lograr la meta o el objetivo.
Ahora, considera las siguientes preguntas para lograr una correcta formulación de
objetivos:
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Fuente: https://lenguajedesordos.wordpress.com/2012/02/18/capacitacion-mediante-objetivos/
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consecuencias en tu vida y en tus relaciones si consiguieras tu objetivo. Considera
los sentimientos de duda que comiencen con un “sí, pero. ¿Qué consideraciones
representan estos sentimientos de duda? ¿Cómo podrías cambiar tus objetivos
para tenerlos en cuenta?
8. ¿Qué te detiene de LOGRAR EL OBJETIVO DESEADO, AHORA? Identifica las
creencias limitantes. Esta información tiene que estar basada en información y
descripta sensorialmente.
9. ¿Qué recursos tengo ya, para obtener mi objetivo? ¿Qué recursos necesitas con
el fin de lograr tu objetivo?
10. ¿Cómo puedo empezar a lograr mi objetivo y cómo puedo mantenerlo?
Luego de estas preguntas el paso más importante es ACTUAR. Toda jornada comienza
con el primer paso.
Nota la diferencia entre usar la primera serie de preguntas y la última serie. Considera
cómo hacen las diferentes preguntas para alterar cómo te sientes, cómo cambia la
dirección de tu mente hacia la solución del problema, y cómo te inspira.
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aquí y ahora, de que puedes realizar el objetivo que deseas? Cómo se demostraría que
has logrado (o estás logrando) tu objetivo cuando estás con tu jefe, tus hijos, en la oficina,
etc.
Uno de los aspectos más importantes en el logro de objetivos es colocar el centro del
control en la persona. Si una persona expresa: Quiero que mi jefe deje de ignorarme” su
objetivo estaría mal formulado (Es negativo y no depende de él).
Las preguntas que orientan hacia una correcta formulación son: A. ¿Qué estaría haciendo
tu jefe en lugar de ignorarte? (Así se le da una formulación positiva a este objetivo)
B. Ahora sería bueno tener una base sensorial: ¿Cuáles son, en tu mapa, los elementos
que te demostraría que tu jefe te presta atención? Algunas respuestas podrían ser: Me
preguntaría más sobre mi trabajo, me sonreiría al verme, se acercaría cuando estoy
preocupado, me invitaría más seguido a su oficina para debatir C. Este es el momento de
poner el control en manos de la persona: ¿Qué podrías hacer (o has hecho, o estás
haciendo) para conseguir que tu jefe te pregunte (te sonría, se acerque, te invite) más
seguido? ¿Qué te demostraría que tienes los recursos que necesitas para que tu jefe te
preste más atención?
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Muchas personas formulan sus objetivos de manera generalizada, pensando que ese
nuevo comportamiento va a ser adecuado en todas partes, todo momento y todas las
circunstancias. Cuando, en realidad, el comportamiento actual también es adecuado en
algunas circunstancias. Veamos el ejemplo: “Quiero ser más asertiva con mis
subordinados cuando no son competentes” Se le puede preguntar: ¿Hay algún caso en
que sus subordinados no son competentes y usted no desea se asertiva? De esta manera
el objetivo se especifica y se despoja de cuantificadores universales. La meta de la
Formulación de objetivos no es definir conductas o reemplazar un comportamiento por
otro, sino darle a la persona más opciones válidas y valiosas.
Los objetivos son la expresión tangible de los valores. Como tal, son una fuente de
motivación. Pueden estimular poderosos procesos de auto estimulación, que movilizan los
recursos conscientes, y también los inconscientes.
A pesar de que es un punto partida, el problema con esta estrategia es que no responde
la pregunta “¿Qué es lo que quieres?”. Es una declaración de lo que la persona NO
quiere. Y de esa manera, no es un objetivo en absoluto. De hecho, las formulaciones
negativas hacen foco en el estado-problema, más que en el estado-deseado.
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Una segunda estrategia, es definir el objetivo como el estado POLARMENTE OPUESTO
al estado-problema. En el ejemplo del miedo a hablar en público, la persona podría decir:
Quiero sentirme confiada cuando hable frente a un grupo. Esta estrategia ayuda a la
persona a enfocar en otro lado que no sea la situación problemática. Pero, también puede
crear polaridades internas y conflictos. Porque determina una constante referencia y
comparación con el estado-problema. En palabras de Albert Einstein “No puedes
solucionar un problema con el mismo nivel de pensamiento que creó ese problema”. Una
polaridad es definida como el mismo nivel de pensamiento, pero opuesta.
Un tercer proceso para establecer objetivos es usar una referencia o modelo externo para
definir el estado deseado. En el desarrollo y planeamiento organizacional es conocido
como benchmarking (evaluación comparativa). En el ejemplo de hablar en público, la
persona podría establecer: Quiero hablar frente a un grupo como lo haría Martín Luther
King. Esta estrategia es más ventajosa que la simple negación y que la polarización.
Provee una referencia concreta para comparar y ayuda a dirigir la atención lejos del
estado-problema. Pero, también lleva a las personas a tener expectativas inapropiadas o
crear incongruencias que provienen de la imitación. Esto puede traer sensación de
fracaso. También hay un peligro ecológico, al tratar de aplicar una conducta, que es
apropiada en un contexto, a otro contexto en el que esa misma conducta no encaje.
Otra estrategia para definir objetivos implica el uso de reglas y principios para definir la
estructura del estado-deseado. Respecto al hablar en público, podría llevar a este
razonamiento: Quisiera tener todas las cualidades de maestría para hablar frente a un
grupo y éstas son: flexibilidad, congruencia, integridad, etc. Este es esencialmente, una
aproximación deductiva. Involucra la manifestación de principios abstractos más que
situaciones concretas. Mientras que intenta abrir la puerta a mayor flexibilidad de
expresión y acción, al estar sostenido por teorías, va a estar condicionado por gran
cantidad de generalizaciones, omisiones y distorsiones.
Llegamos a una estrategia final para establecer objetivos, y es actuar “como si” hubiera
realmente alcanzado el estado deseado. Es más difícil definir un objetivo mientras uno
está aún asociado con el estado-problema. De hecho, esto es frecuentemente parte del
problema. Cuando uno está estancado en un estado-problema es mucho más difícil ser
creativo y pensar alternativas. Con la estrategia del “como si” uno se desprende del
estado-problema y se mueve en el tiempo hacia el estado-deseado imaginando cómo
sería si uno ya hubiera alcanzado el estado-deseado. En el ejemplo de hablar en público,
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diría: Si hubiera alcanzado mi estado deseado yo hablaría en forma armoniosa y creativa
ahora mismo
Las diferentes estrategias para definir objetivos tienen sus ventajas y sus dificultades o
desafíos. De hecho, en algunos casos es mejor usarlas todas como parte del proceso de
definir objetivos. Tomadas en forma conjunta constituyen una secuencia poderosa para
explorar y construir objetivos factibles de realizar, desde un buen número de perspectivas.
Para explorar cada una de ella intente el siguiente ejercicio con un problema que te esté
preocupando: Identificar el estado-problema ¿Cuál es estado-problema que deseas
modificar?
Una vez que has definido tu objetivo es importante chequearlo para estar seguro de que
es realista, motivante y realizable
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Por ejemplo, No es lo mismo decir “¿cómo te sentirías si lo lograras?”, que decir “¿cómo
te sentirás una vez que lo hayas hecho?”.