Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

La Piel

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

LA PIEL

Para poder entender cómo funcionan los cosméticos, es necesario entender cómo
funciona nuestra piel.
Su principal función es proteger nuestro organismo del entorno que nos rodea, como por
ejemplo las radiaciones UV, capaces de dañar nuestro ADN.
Funciona también como sistema de comunicación con el entorno y es uno de los
principales órganos sensoriales, contiene terminaciones nerviosas que actúan como receptores
de tacto, presión, dolor y temperatura.
Para que lo entendamos, la piel es nuestro control de aduana, es la primera barrera a la
que se enfrentan los microorganismos. Dicha barrera tiene un sistema de reconocimiento ante
determinados microorganismos, encargada de producir agentes antiinfecciosos como péptidos
antimicrobianos o las citoquinas.
La estructura del estrato córneo, el pH ácido del mismo y el correcto equilibrio de la
fase grasa son clave a la hora de proteger nuestra piel frente a infecciones. Las pieles con
dermatitis atópica son un ejemplo de una deficiente producción de lípidos epidérmicos, lo que
genera un ambiente propicio para la proliferación de infecciones.
Otra de las funciones de la piel es regular la pérdida de agua. Nuestra piel puede
contener hasta un 30% del agua que tiene el cuerpo. El manto hidrolipídico, la capa más
exterior, está diseñada para retener el agua que necesitan nuestras células. Pensemos que la piel
pierde agua diariamente, especialmente cuando hace calor o hacemos deporte.
Actúa también como una reserva energética de grasa. Y es la responsable de sintetizar la
vitamina D cuando la exponemos a la luz solar.
Pero no solo eso, a lo largo de la historia se le ha dado un papel psicosocial haciendo
que su aspecto cobre gran importancia.

CONÓCELA MEJOR
Grosor de la piel:

El grosor varía a lo largo del cuerpo, de la raza, de la edad y del género (la piel
masculina es más gruesa). Por lo general la piel más fina se encuentra en los párpados (1mm),
en cambio en las palmas de las manos y de los pies es más gruesa (2-3 mm).

Estructura:
La piel está formada por tres capas:

 Epidermis. Donde actúan todos los cosméticos. Es la más externa, está formada por
capas de células. La más profunda es la basal, donde nacen los queratinocitos. Los
queratinocitos van madurando a medida que ascienden capas hacia el exterior y los
eliminamos por la capa más alta, la capa córnea, como escamas de células muertas
(las famosas células muertas que tanto nos recomiendan exfoliar), y son
reemplazados por los nuevos que nacen en la capa basal. Este recorrido suele durar
de dos semanas a un mes aproximadamente.
En la epidermis también se encuentran los melanocitos y las células de Langerhans
(que nos defienden).
Atravesar la capa córnea no es fácil. En las fórmulas cosméticas necesitan añadir
solventes, alcoholes y glicoles para conseguirlo y potenciar la efectividad.

 Dermis. Está debajo de la epidermis. En ella se encuentra lo que llamamos tejido


conjuntivo junto con vasos sanguíneos y linfáticos, terminaciones nerviosas,
glándulas sudoríparas y sebáceas y folículos pilosos.

 Hipodermis. Es la capa más profunda, donde se encuentra fundamentalmente la


grasa, la odiada celulitis.

Para que entendáis mejor cómo la cosmética puede penetrar la epidermis usaremos un
símil. Imaginad que la capa córnea, la primera capa de la epidermis, es una pared de ladrillos.
Los ladrillos son queratinocitos ya en las últimas, son células muertas que están unidas por un
cemento intracelular que son los lípidos intracelulares (ceramidas, colesterol, ácidos grasos y
colesterol sulfato). Pues los solventes, glicoles y alcoholes, van a interactuar con el cemento
para ablandarlo temporalmente, y así los ingredientes de las fórmulas puedan penetrar mejor.
Es decir, aplicaremos el producto, el cemento se deshará un poco, absorberemos todo el
producto y luego nuestra piel volverá a su estado inicial. Es por esto que es mejor aplicar los
sérums antioxidantes por la noche donde estamos más a salvo de la polución.
Y como todo, es una cuestión de dosis, ya que, por ejemplo, algunos alcoholes pueden
irritar la piel. Por lo que todo depende del conjunto de la fórmula.
Ordenados de más a menos solvente: METILPROPANOL, PROPILENGLICOL,
BUTILENGLICOL, PROPANEDIOL, ETILENGLICOL Y GLICERINA.

El Metilpropanol sería el más solvente. Vehiculiza mejor, hidrata menos e irrita más.

El propanediol hidrata muy bien la piel, vehiculiza y no irrita.

El propilenglicol puede irritar un poco, las pieles muy sensibles pueden usarlo, pero
mejor en fórmulas hidratantes que en sérums.

La glicerina sería el que menos vehiculiza, no irrita nada, pero sí hidrata.

Pero esto es como todo, tenemos que usar el sentido común. Así que lo ideal es no usar
a diario un sérum con alcohol y metilpropanol, porque podría llegar a sensibilizar la piel
alterando la barrera y deshidratándola. Al usarlo eventualmente y combinado con otros
productos conseguirás vehiculizar otros ingredientes y mejorarás la hidratación y la función
barrera de la piel.
Así que, en cosmética, debemos centrarnos en la epidermis, y, más concretamente, en el
estrato córneo y en el manto hidrolipídico, que es donde tienen un efecto real los cosméticos que
aplicamos en nuestra piel.
Manto hidrolipídico:
La superficie de la piel no se encuentra en contacto directo con el exterior, sino
recubierta por una mezcla compleja llamada “manto hidrolipídico”. Hidro-agua, lípido-grasa.
Está constituido por:
 Células que se van descamando llamados corneocitos que están llenos de queratina.
 Film hidrolipídico, mezcla de sudor, sebo y algunas células muertas.
o El sudor compuesto por la secreción sudoral donde se encuentran diluidas

sustancias minerales y sustancias orgánicas (urea, láctico…). Estas sustancias


son las responsables de la acidez del manto hidrolipídico, cuyo pH se
encuentra entre 5 y 6.
o El sebo es secretado por las glándulas sebáceas y se constituye por lípidos y

restos celulares.

Funciones del manto hidrolipídico:


 Función protectora, bloqueando la entrada de sustancias externas y rayos solares,
evitando la pérdida descontrolada del agua.
 Control del pH cutáneo por su poder tapón, protege la piel de las agresiones
ácidas y alcalinas.

Sin esa protección natural es cuando empiezan los problemas de sensibilidad. Si la


proporción de sebo es escasa, será una piel seca. Por el contrario, si hay un exceso de sebo en la
mezcla, esa piel será grasa. El equilibrio da una piel normal. Como la piel la forman un montón
de células, habrá zonas en las que funcionen más y en otras que no lleguen a cumplir su misión:
pieles mixtas, zonas deshidratadas, etc.
La diferencia de utilizar un jabón cualquiera, agresivo para la piel, o uno especial para
el rostro está ahí: el cuidado del equilibrio de ese manto. Si el jabón es muy fuerte, se lleva por
delante todo el manto hidrolipídico y debe volver a formarse de nuevo. Mientras, la piel está sin
escudo natural. La calidad de nuestra piel dependerá de la buena salud de ese manto protector
natural.

Por ejemplo, cuando el pH de la piel se altera y aumenta considerablemente se producen


pruritos, dermatitis, y esta se vuelve más propensa a infectarse o dañarse. El pH mantiene las
bacterias a raya.

Es importante tener en cuenta que el pH no es el mismo en toda la piel.


El pH ideal en los cosméticos tiene que rondar los valores de entre 5 y 7. Hay que evitar
los productos muy ácidos/básicos.
Sin embargo, existen algunos compuestos que necesitan un pH determinado para
funcionar. Algunos tensioactivos, por ejemplo, precisan un pH más básico/alcalino, en cambio
los peelings químicos necesitan un pH ácido. Hay, también, limpiadoras faciales, como las que
se utilizan para los puntos negros, que llevan ácido salicílico y presentan valores de pH de 3, las
que no llevan ácidos son más básicas/alcalinas.
Las cremas que contienen AHA (alfa hidroxiácidos) y BHA (beta hidroxiácidos), ácidos
como el salicílico o el glicólico, deben de tener un pH bastante ácido porque cuanto mayor es el
pH del producto menor es el porcentaje de ácido que actúa sobre la piel. Es lo que se conoce
como porcentaje activo o en este caso ácido libre. ´Libre´ implica que es el que está disponible
para actuar en tu piel, el que reaccionará con ella y la exfoliará. Un término muy usado en
detergentes, lejías y similares: “ahora con un 10% más de materia activa”.
En resumen: el pH afecta a la efectividad de un producto con ácidos, porque puede
modificar el porcentaje de ácido que es absorbido por esta. Por supuesto, la concentración, la
frecuencia de aplicaciones, el tiempo que permanezcan en la piel o el estado de la barrera
epidérmica, entre otros, también afectarán a la profundidad alcanzada por el peeling, pero en
general, la profundidad de acción aumenta con el porcentaje de ácido presente (concentración) y
con la disminución del pH.
Hay factores que pueden modificar el pH: la edad (a partir de los 60 aumenta), el sudor,
la deshidratación de la piel, los ingredientes irritantes o las limpiadoras faciales.
Lo mejor que podemos hacer es usar siempre limpiadoras con un pH similar al de la
piel, ligeramente ácido para evitar irritaciones, descamaciones y otras alteraciones. Después
aplicarnos productos oleosos, emolientes, que aporten lípidos y así se forme una capa que evite
la evaporación del agua para que la piel no se deshidrate. Así ayudaremos a mantener el pH
ácido de la piel y la función barrera.

Microbioma cutáneo
El microbioma es extremadamente importante para la salud de la piel.
¿Qué es el microbioma cutáneo?
El microbioma es un ecosistema formado por innumerables clases de microorganismos
(bacterias, hongos, virus y parásitos), que conviven en la superficie de la piel formando parte de
la llamada "barrera cutánea”. Es único para cada persona, muy parecido al ADN. Este conjunto
de microorganismos se denomina microbiota.
¿Qué función tiene el microbioma cutáneo?
Ayuda a reforzar la función barrera de la piel contra patógenos externos además de
jugar un papel importante en la protección medioambiental y en las funciones inmunológicas.
¿Qué hace único a mi microbioma?
Nuestra microbiota se forma desde el nacimiento, al entrar en contacto con la flora
vaginal, en un parto por vía baja, o con la flora del vientre, en caso de cesárea. Esta microbiota
va evolucionando progresivamente y varía según la edad, el sexo, los factores genéticos, los
factores psicoquímicos (humedad, pH, temperatura, contenido lipídico de la piel), el entorno
(clima, localización geográfica), el estilo de vida (higiene, productos cosméticos, condiciones
socioeconómicas, etc.), el estado del sistema inmune, la existencia de enfermedades, la toma de
medicamentos, etc. Incluso es distinto en una misma persona, según el lugar (cara, axilas,
espalda, etc.). Su desequilibrio está relacionado con enfermedades dermatológicas, como el
acné, la psoriasis o la dermatitis atópica. Comprender la importancia de la microbiota cutánea
en los mecanismos que originan algunas enfermedades de la piel permitirá mejorarla.
Es por eso que en pieles con dermatitis atópica predomina el staphylococcus aureus.
En pieles con acné el protagonista es el staphylococcus. Y en las pieles rosáceas
encontramos el bacilus olenonius y el ácaro folliculorum. Aunque estos microbios no suelen ser
el detonante de las patologías, desde luego juegan un papel muy importante.
¿Qué podemos hacer para cuidar nuestro microbioma cutáneo?
Es muy sencillo. Debemos tener una rutina. Una limpieza regular con productos
adaptados a las necesidades de nuestra piel, una adecuada hidratación y protegerla de los
rayos UV.
Luego ya viene el marketing. Vivimos en una era en la que “todo vale”, donde nos
intentan vender cualquier producto constantemente.
El problema es que muchos de esos productos son admitidos legalmente, pero no
porque funcionen sino por su inocuidad. Es decir, que no nos hacen ni bien ni mal, en resumen,
que no nos hacen nada.
Un ejemplo de ello son los probióticos.
“Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades
adecuadas, confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que lo recibe” (OMS).
Si utilizamos el sentido común te das cuenta, rápidamente, que eso que nos intentan
vender no son probióticos sino algo parecido. Porque, ¿cómo van a introducir una bacteria viva
en un producto con conservantes que dura meses? Eso es imposible. Los conservantes matan
cualquier bacteria en menos de 5 minutos, sean buenas o malas. Por eso es importante
incorporar en las fórmulas la cantidad de conservante justa para que los hongos y las levaduras
no crezcan, pero que permita vivir a las bacterias buenas, que son necesarias para tener la piel
sana.
Así que eso que ellos llaman probióticos es realmente extractos y fermentos, derivados
de probióticos, es decir, que no hay nada vivo en ellos que pueda tener algún efecto en nuestra
microbiota.
El día que se consigan comercializar probióticos para la cosmética daremos un paso
muy beneficioso para la salud de nuestra piel.

También podría gustarte