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TRO de Phillipson

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Capítulo V

El Test de relaciones objétales


de Herbert Phillipson
M aría L. S. de Ocam po y M aría E. G arcía Arzeno
El Test ríe relaciones objétales (T.R.O.) de Herbert Phillipson
data de 1955 y comenzó a difundirse en nuestro medio diez o doce
años después. Lo hemos incorporado a nuestra bateria de tests pues
consideramos que ofrece una serie de ventajas respecto de su ante­
cesor: el T.A.T. de H. Murray, Además de las que provienen del
material estímulo que ideó su autor, brinda la enorme ventaja de
una amplia y detallada fundamentación teórica basada en la teoría
de las relaciones objétales de M. Klein y Fairbairn.
En este capítulo trataremos de comunicar lo que hornos pen­
sado acerca de este instrumento proyectívo, tan rico para quienes
deseen investigar \á personalidad humana a la luz de la psicología
kleiniana. Lo que planteamos a continuación es nuestro aporte,
producto de un quehacer desarrollado tanto en la práctica privada
y hospitalaria como en la actividad docente.
Dentro de las técnicas proyectivas cabe ubicar al T.R.O. entre
las técnicas de estimulación visual y producción verbal.
Los tests proyectivos que se acercan más al T.R.O. por su valor
en el dianóstico clínico son el T.A.T. de H. Murray y el Rorschach.
Veamos las características comunes y diferenciales entre ellos.
1 . El T.A.T. es un test que sugiere mediante un alto grado
de dramatización lo que explora cada lámina. (Por ejemplo, la
lámina V muestra una mujer que sostiene la puerta con intención
de abrir o cerrar, pero esta acción está directamente inducida pnr

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el estímulo, así como también la acción de espiar o mirar o bus­
car algo*)
El Rorschach presenta manchas de absoluta neutralidad temá­
tica. En cualquier lámina pueden verse o no figuras haciendo algo,
que puede tener o no un tinte persecutorio. Lo que el paciente
depende de lo que él mismo proyecta.
El T.R.O. concilia ambas tendencias. (Por ejemplo la lámina
B3 (4) muestra una figura cortada en negro en primer plano a la
derecha que puede visualizarse como una persona espiando, mi­
rando, conversando, como expectador pasivo, o bien se la ve como
una sombra, una estatua o una cortina.)
2. El T.A.T. pone el énfasis en la secuencia temporal del dra­
ma: el antes, ahora y después de una manera que podríamos cali­
ficar de balanceada.
El Rorschach no pide una historia ni explora la historicidad
del perccpto del paciente. Está centrado en el aquí y ahora de la
percepción.
El T.R.O. explora la secuencia temporal del drama asociado a
la percepción, pero pone especial énfasis en el presente, acerca del
cual solicita al paciente que se explaye con más detalle.
3. El T.A.T. sugiere en alto grado el movimiento humano. (Por
ejemplo en la lámina es muy improbable que el paciente no vea al
hombre subiendo o bajando por la cuerda o descansando antes de
continuar. Cualquiera de estas variantes implica movimiento hu­
mano. )
El Rorschach presenta manchas que no sugieren explícita­
mente movimiento humano alguno, pero sí permiten proyectarlo.
Por la inestructuración de las láminas puede aparecer movimien­
to humano, animal o movimiento de entes inanimados. De ahí la
enorme importancia de la aparición de movimiento humano (M )
en este test a quien Rorschach asigna un especial valor diagnós­
tico y pronóstico.
El T.R.O. también concilia estas dos tendencias. En sus lámi­
nas no aparece claramente sugerido el movimiento humano, pero
puede ser proyectado. Esto depende del paciente ( no de la lámi­
na), quien puede ver figuras humanas estáticas o en movimiento
o animales estáticos o en movimiento (aunque es mucho menos
frecuente que en el Rorschach) o entes inanimados estáticos o en
movimiento.
4. En el T.A.T. el contenido humano está claramente presen­
U8
tado, al menos en las láminas de la primera serie. En cualquiera de
estas láminas es imposible no ver figuras humanas. Puede ser que
el paciente las distorsione, pero la identidad humana no puede
negarse y se impone al paciente por las características del estímu­
lo. Si la angustia que la lámina provoca es intensa, surgen blo­
queos o resistencia franca a hacer lo que el psicólogo solicita. Por
ello, la visualización de figuras humanas en el T.A.T. no consti­
tuye un índice de salud como ocurre en otros tests. Por lo contra­
rio, ver animales u objetos donde otros ven personas, constituye
un índice de seria patología.
El Rorschach tampoco sugiere directamente figuras humanas.
El paciente puede proyectarlas y si lo logra se toma como indica­
dor diagnóstico y pronóstico significativo, según sean las caracterís­
ticas que el paciente atribuye a las figuras que ve, el lugar donde
las localice, etc. (Por ejemplo en la lámina VII, llamada “de la
madre”, algunos ven: “dos mujeres bailando”, otros “perros y cone-
jitos”, otros “nubes de tormenta”, “trozos de piedra”, etc.)
E l T.R.O. presenta láminas en las que resulta muy fácil visua­
lizar figuras humanas (la C3 por ejemplo), otras en las que es pro­
bable que se visualicen, pero permiten variantes ( A l) y otras que,
finalmente, admiten la posibilidad de ver figuras humanas, anima­
les o entes inanimados con la misma facilidad. (Así ocurre con la
AG en la que algunos ven: “algunas personas en el cementerio”,
otros, “pingüinos en la nieve”, y otros, “es una tormenta de nieve
con mucho viento.” Es decir que este test permite distintos grados
de humanización y deshumanización de la proyección, de la misma
manera que el Rorschach.
5. El T.A.T. utiliza en la mayoría de las láminas un estímulo
francamente estructurado, facilitando así la descripción y la inte-
Iectualización como defensa. Algunas (la XVI, por ejemplo) deter­
minan que el psicólogo sea vivido como un agresor, que expone al
paciente a una situación altamente persecutoria dadas las carac­
terísticas de la lámina mostrada.
E l Rorschach utiliza un estímulo no estructurado pero sí fácil­
mente estructurable por la mayoría de los sujetos. Esto es lo que
determinó que el autor seleccionara esas diez manchas de entre
miles y que optara por hacerlas simétricas. Por lo tanto permite
que el paciente ponga en juego otras defensas, y sí aparecen las
mencionadas en el caso del T.A.T., la significatividad de las mis­
mas sería mucho mayor.

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En el T.R.O. el estímulo presenta un grado de estructuración
intermedio. Son láminas menos estructuradas que las del T.A.T.
y más que las del Rorschach. El test consta de tres series de dis­
tinto grado de estructuración, lo cual permite apreciar la reacción
del sujeto ante estos cambios, dentro del mismo test. La variable
que tiene especial importancia en este sentido es la de Contenido
de Realidad, que varía fundamentalmente de una serie a otra.
6 . Entre los tests comparados, el T.A.T. es el de menor satura'

ción proyectiva. Da lugar al uso frecuente de historias “clisés”.


Historias totalmente inusitadas suponen por lo tanto una gran
distorsión que lleva a presumir un alto grado de patología.
El Rorschch es el test que posee el mayor grado de saturación
proyectiva. Los bloqueos que suelen aparecer provienen del im~
pacto de las cualidades formales de las manchas (forma, claros'
curo, color, simetría, etc.). La acción del estímulo es disparadora
de cualquier contenido.
E l T.R.O. posee un alto grado de saturación proyectiva. Los
bloqueos son raros, dado que el paciente puede modificar el estí­
mulo con mayor libertad que en el T.A.T., sin cobrar conciencia
del grado de enfermedad que supone una distorsión seria. Pue­
den aparecer bloqueos u otros tipos de reacciones similares a los
shocks del Rorschach, por las características formales de las lá­
minas.
7. El T.A.T. es, predominantemente, un test de contenido.
Interesa más el drama que la percepción misma.
El Rorschach es un test de forma. Lo que determina la pro­
yección del paciente es el interjuego de factores formales. No se
habla aquí de texto y contexto. Las respuestas populares se esta­
blecen sobre la base de la mayoría estadística.
El T.R.O. es un test de contenido y de forma. En la interpre­
tación del material, Phillipson ha incluido distintos criterios dando
importancia a ambas variables.
8 . El T.A.T. es un test dramático. El Rorschach es un test di­

námico. El T.R.O. es dramático y dinámico a la vez.


9. El T.A.T. recoge la proyección a través de la fantasía pues­
ta en marcha por la consigna, que pide al sujeto que diga qué pasó
antes, qué está pasando y qué pasará después.
El Rorschach recoge la proyección a través de la percepción,
y por ello solicita al paciente que diga qué es lo que ve. Pueden

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surgir asociaciones libres con dramatizadones reales o fantaseadas,
pero se trata de fenómenos especiales.
El T.R.O. recoge la proyección a través de ambos comporta­
mientos. Es tan significativo lo que el paciente ve como el tipo
de historia que elabora al dar historicidad a la percepción y conec­
tar los distintos elementos percibidos.
10. En el T.A.T. la influencia cultural es importante porque en
todo el test el contenido de realidad está altamente estructurado
(incluso en las vestimentas de los personajes). La excepción a esto
es la primera lámina de la segunda serie. Es evidente que se trata
de un test del año 1930.
El Rorschach no acusa tan alto grado de influencia de lo cul­
tural, pero hay algunas respuestas que llegaron a ser populares
y que han estado determinadas por lo cultural, como por ejemplo
el ‘liongo atómico” que se suele ver en la lámina IX.
En el T.R.O. la incidencia cultural es escasa excepto en dos
láminas: la C3 y la C12. (E n la C3 es común que se vea un co­
medor en el que se desarrolla el clásico five o d o ck tea . En la
C12, en Inglaterra es común ver una casa de campo. En nuestro
medio, la imagen de lo que es una casa de campo es distinta, por lo
que aparece más frecuentemente la respuesta de *el departamento
de un bohemio, el atelier de un pintor, un departamento de un
ambiente, una casa humilde” . . . También podemos incluir la CG:
a veces el paciente elabora una historia sobre el acorazado Potem-
kin que es, en realidad, la temática en la que se basó el autor para
esta lámina.)
Las figuras htlmanas que presentan las láminas del T.R.O., a
diferencia de las del T.A.T., son sin rostro, sin sexo, sin edad, sin
movimientos, sin nexos, sin expresiones, sin tiempo, y se hallan en
un escenario con escaso contenido de realidad. Esto implica la
posibilidad de proyectar lo referente a la relación transferencial.
Emergen conflictos con distintas figuras parentales y fraternas, con
el grupo de pares, con situaciones actuales, pasadas y futuras, a
través de distintos tipos de fantasías: arcaicas (en la serie A ),
más evolucionadas (en la serie B ) y con más afectos (en la serie
C ), equivalentes a la textura (c), claroscuro (K ) y color (C ) del
Rorschach.
Los estímulos utilizados por el T.R.O. presentan, sobre los de!
T.A.T., las siguientes ventajas:

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1. Utiliza estímulos ambiguos: los personajes humanos, los
objetos y el clima emocional. El fondo no aparece como estímulo
primordial. En el T.A.T. el fondo se usa como estímulo y se lo
presenta con bastante detallismo y estructuración. (Por ejemplo
en las láminas 3, 8 y 15 hay objetos que sirven directamente como
estímulo.)
2. El manejo del espacio es distinto: en algunas láminas del
T.R.O. hay que llenarlo.
3. No introduce respuestas de movimiento humano ni de otro
tipo; si aparecen es por la necesidad del paciente de sobreimponer-
las (en especial movimiento humano c inanimado).
4. No hay rastros culturales.
5. El contenido agresivo es menor, y por lo tanto da lugar
a una mayor labilidad transferencial.
6 . Introduce la utilización de la textura, del color en dos mo­

dalidades (intrusiva y difusa) y de las gradaciones de! negro (blan­


co, gris y negro).
El T.R.O. amplía al Rorschach en tanto provee de figuras
humanas (no indiscriminadamente, sino de manera controlada)
para explorar las reacciones del paciente ante láminas de un solo
personaje, de dos, de tres y de grupo. Da oportunidad de evaluar
muchos de los criterios del Rorschach en el material perceptivo
que brinda y permite, además, la exploración de los contenidos
del drama que el paciente ha elaborado.
Respecto de lo primero podríamos hacer las siguientes com­
paraciones:

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Rorschach t .b .o .

Criterios de localización Se correspondería con una percep­


W( globales) ción completa de todas las figuras
humanas presentes en la lámina y
del contenido de realidad en sus dis­
tintos grados.

D ( respuestas ele detalle grande o Correspondería a respuestas en las


detalle usual) que el paciente percibe parte de esas
figuras humanas y /o del contenido
de realidad, coincidentes con lo que
la mayoría destaca dentro del con­
junto de cada lámina. Si el paciente
va “recortando” porciones de la lámi­
na y luego las incluye en una situa­
ción total, tendríamos una conducta
equivalente a la W aditiva del Rors­
chach.

Dd (pequeño detalle o detalle inu­ El T.R.O. no se presta para recoger


sual ) respuestas de pequeños detalles, pe­
ro pueden aparecer en las series B
y C especialmente. Cuando el pa­
ciente siente el impacto del estímulo
y utiliza los Dd de la lámina, es para
poner en marcha una conducta des­
criptiva que le sirva de defensa fren­
te al claroscuro o el color. Las lá­
minas C3 y C1 son las que mues­
tran esto con más frecuencia. En ge­
neral es patológico.

S (respuestas de espacio en blanco) El T.R.O. no se presta para apreciar


la reacción del paciente frente a los
espacios en blanco y para que les
dé un determinado significado. No
obstante, en algunas láminas, como
en la BG, en la que el contraste J e
blanco y negro es marcado, se re­
gistran algunas respuestas S, co^-u»
por ejemplo: "este es el andén de
una estación de tren" (franja blanca
oblicua). En BG y B3 se recogen a
veces críticas al sombreado por sus
aparentes incongruencias, conducta
comparable a la que en Rorschach
llamamos “crítica de objeto”’.
D ctcr mulantes

C y combinaciones (respuestas de Se correlaciona con ver e interpretar


color puro y combinado con elemen­ los colotes del T.R.O.
tos formales)

K y combinaciones (respuestas de Se correlaciona con ver e interpretar


claroscuro puro y combinado con ele­ el claroscuro.
mentos formales)

M y m ( movimiento humano e inani­ Pueden aparecer en el T.R.O., pero


m ado). el paciente debe imponerlas del mis­
mo modo que en el Rorschach y a di­
ferencia del T.A.T. Es más común M,
con menor frecuencia puede aparecer
nn en tanto que el movimiento animal
(F M ) es casi inusual. En la lámi­
na AC pueden aparecer respuestas
tales como: “pingüinos caminando”.

F, F + y F - Al igual que en el Rorschach y a di­


ferencia del T.A.T., el paciente debe
imponerlas. En sus descripciones (es­
pontáneas o solicitadas) de lo que
ve, puede apreciarse su nivel de pre­
cisión formal, “grossn modo”.

Contenido

H y Hd ( respuestas de contenido Se correlaciona con lo que en el


humano y de detalle humano) T.R.O. llamamos “Mundo humano”.

A y Ad (respuestas de contenido ani­ Es totalmente inusual que aparezcan


mal y de detalle animal) y, en general, suponen una conducta
perceptiva patológica.

Objetos Se relaciona con el “Contenido de


realidad” del T.R.O,

Paisajes ídem*

Fuego, sangre, etc. Se correlacionan ron el “Contexto de


realidad” del T.R.O. En la lámina C2
inglesa es frecuente la inclusión de
“sangre” por el rojo, estímulo que en
la versión argentina es marrón, por
lo cual se recogen más bien alusio­
nes a humo, suciedad, el celera.

124
Al igual que el Rorschach, el T.R.O. tiene una secuencia esta­
blecida por su autor para la presentación de las láminas. El orden
es arbitrario, pero las alteraciones de la secuencia, además de com­
plicar la tarea de interpretación del material, porque la producción
así obtenida no puede ya compararse con los “clisés", crea inter­
ferencias en la relación transferencial con el paciente quien, incons­
cientemente, percibe la ansiedad, contrariedad, temor, etc, que
el psicólogo trasmite de manera verbal o preverbal. Una vez esta­
blecidos los patrones interindividuales, o sea, una vez estandariza­
do el test, la secuencia debe ser respetada, para que el cotejo de
la producción del paciente con las del resto de la población sea
válida. Esto ocurre también con el C.A.T., no asi con el T.A.T.,
cuyo autor acepta la selección de láminas y la elección de la se­
cuencia de acuerdo con el criterio del psicológo en cada caso.
Otro elemento común entre el Rorschach y el T.R.O. es la
forma de registro del material y los pasos en la administración
del test. También Phillipson considera importante registrar toda
la producción verbal y preverbal del paciente, sus tiempos de
reacción en cada lámina, etc. Luego de la primera mostración de
las láminas procede, al igual que Rorschach, a efectuar un interro­
gatorio para completar, especificar o dilucidar lo que el paciente
ha dejado incompleto, ambiguo, confuso o contradictorio. Por últi­
mo, también Phillipson incluye un examen de límites, para casos
en los que el paciente no haya tomado en cuenta alguna de las
variables de los criterios de interpretación, o lo haya hecho pero
de una manera inusitada (por ejemplo: no ver seres humanos en al­
gunas láminas, no incluir para nada el color, bloqueo frente a de­
terminadas lámina*s que no cede en el interrogatorio, ausencia de
inclusión del pasado, presente y futuro, ausencia de conflicto o de
resoluciones del conflicto, etcétera).
En términos generales podemos decir que un Rorschach resul­
ta insustituible si se quiere un diagnóstico preciso de la estruc­
tura subyacente del caso con posibilidades de establecer un diag­
nóstico diferencial y de traducir estos conceptos a fórmulas y
números. Un Phillipson es imprescindible para explorar la diná­
mica del mundo interno del paciente, la naturaleza de sus relacio­
nes objétales inconscientes, la posibilidad de modificación de
vínculos patológicos, los distintos tipos y niveles de organización
de vínculos y sistemas defensivos ante diversas situaciones (tres
series con uno, dos, tres y varios personajes).
125
Phillipson incluyó, al igual que Murray, una lámina en blanco,
pero esta inclusión tiene características diferentes en el T.R.O.
Ocupa el último lugar en la secuencia y por esta razón explora las
fantasías de enfermedad y curación, los recursos con que cuenta
el paciente para fantasearlas y las posibilidades de llevar a cabo
lo que fantasea. Asimismo, junto con las otras, permite recoger
más material acerca de la relación transferencial. Murray la in­
cluyó por esta razón y por eso decidió colocarla en el medio de
la segunda serie. En cambio Phillipson la ubicó al final, para ex­
plorar cómo se despide del test y del psicólogo.
El T.A.T. y el T.R.O. tienen una consigna semejante, aunque
Phillipson enfatiza el presente, en tanto Murray otorga el mismo
valor a los tres componentes de la secuencia temporal. Phillipson
pide al paciente lo siguiente: KEn primer lugar deberá decir cómo
se imagina que surgió esta situación (esto lo puede hacer en una
o dos frases). Luego imagine qué es lo que está sucediendo en la
situación y cuéntemelo con más detalle. Por último imagine qué
sucederá luego o cómo termina (esta parte también la puede hacer
en una o dos frases)” Por su parte Murray solicita: “Le voy a
mostrar una serie de figuras. Usted tiene que hacerme un relato
sobre cada una de ellas. Tiene que decirme cuál es la situación que
muestra la lámina, qué sucesos la provocaron y cuál será el resul­
tado de la misma, describiendo los sentimientos y pensamientos
de los personajes. Me agradaría que inventara un argumento, no
una historia literaria muy cuidada. Deseo escribir lo que usted ex­
prese, en lo posible al pie de la letra. Por consiguiente le ruego que
no se apresure,”

Fundamentación teórica del test

Esta es una breve síntesis de lo que expone el autor del T.R.O. La


hipótesis básica es la siguiente: la persona percibe dinámicamente
el mundo que la rodea. Esta percepción es congruente con su for­
ma de conducirse en cualquier situación humana con la que se
enfrente. Por lo tanto, en cualquier tipo de interacción con su
medio (frente a un alamina de T.A.T., Rorschach o T.R.O.) refle­
jará también los procesos dinámicos a través de los cuales expresa
y regula las fuerzas conscientes e inconscientes que operan en su
interacción con la situación.
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H. Phillipson utilizó para fundamentar su test la teoría kleinia-
na y fairbaimiana de las relaciones objétales. La persona se con­
duce con otra según un largo aprendizaje producto de las relacio­
nes con sus objetos más tempranos (los padres), de los que depen­
dió para la gratificación de sus necesidades primarias. Existe un
alto grado de isomorfismo entre la forma como se llevan a cabo las
relaciones objétales en términos de personas y la forma como se
expresa la interacción con distintos elementos de su mundo (per­
cibir, aprender, trabajar, etc.). El modo de relacionarse con perso­
nas y cosas y la manera de percibir responden a un intento de con­
ciliar dos sistemas de objetos muy amplios y, en distintos grados,
superpuestos:
1) Formas inconscientes reprimidas de relacionarse que fue­
ron fantaseadas como maneras gratificantes o de ataque cuando el
individuo era frustrado más allá de su grado posible de tolerancia
en los primeros años. Estas relaciones inconscientes y conflictuales
permanecen continuamente activas y buscando resolverse en com­
portamientos irracionales o infantiles, incompatibles con las rela­
ciones sociales.
2 ) La experiencia de relaciones más conscientes acumuladas
después de un largo período durante el cual las repetidas pruebas
de su consistencia y validez tienen como resultado una consolida­
ción de los patrones de interacción y de los valores a ellos ligados.
Los intentos de conciliar ambos sistemas determinan el
comportamiento típico. Cuando las formas inconscientes de rela­
cionarse se satisfacen en el presente, se deteriora la calidad de la
relación: perderá flexibilidad, habrá menos intercambio (el dar y
tomar), se confundirá al otro con partes del propio self, emerge­
rá la percepción errónea, incompleta, periférica, se enfatizará el
odio y, al mismo tiempo, el miedo a las consecuencias. El producto
es algo más ilógico, mal balanceado, que requiere mucho esfuerzo
para mantener el equilibrio.
Los factores que determinan la medida en la cual las fuerzas
inconscientes actúan son:
a) En el individuo: presión y fuerza con las que sus relacio­
nes de objeto inconscientes dominantes buscan gratificación, en
equilibrio con la extensión y flexibilidad de las formas concreta­
mente fundamentadas de interacción con las personas, equilibrio
del cual el individuo dispondrá en una situación dada.
b ) En el marco ambiental : 1) La medida en la cual la sitúa-
127
ción total, incluyendo su historia, coincide en forma dinámica, eun
la situación de relación de objeto de una fantasía inconsciente, en
alguno o ambos de sus aspectos frustrantes o evocativos. La deri­
vación del paciente al psicólogo reactiva la situación cdípica;
2) coincidencia de situaciones estímulo con situaciones de relación
de objeto inconsciente; situaciones objetables de la lámina con
la relación transferencial; 3) presencia o ausencia de objetos del
medio físico (contenido de realidad) que pueden entrar en contra­
dicción o no con sus aspectos inconscientes, y 4) el clima emocio­
nal que provoca el T.R.O., surgido del uso del color, el claroscuro
v el gris difuminado, que determinan distintos sentimientos: afecto,
odio, protección, tensión, etcétera.
Por eso, el T.R.O. utiliza:
a) Situaciones de relaciones objétales de 1, 2, 3 y varios perso­
najes (grupo), como matrices en las que se realizaron los aprendi­
zajes de relaciones interpersonales y que son núcleo de relaciones
objétales en el presente.
b ) Monto variable de contenido de realidad a través de distin­
tos objetos del mundo físico.
c) Monto variable del clima emocional que evocan distintos
tipos y niveles de sentimiento. Esto permite explorar también el
clima emocional predominante en la relación tTansferencial.
D e s c r ip c ió n d e l m a t e r ia l

El test consta de trece láminas: tres series de cuatro láminas cada


una y una lámina en blanco. En cada serie hay una lámina con un
personaje, con dos, tres y finalmente con un grupo de personas de
cantidad no siempre determinada claramente (seis en BG y en AG
y un grupo impreciso en C G ). Cada serie se distingue de las de­
más por los diversos grados de estructuración del ambiente físico
y por el clima emocional que despierta, dadas sus distintas to­
nalidades (predominio del gris difundido en la serie A, del con­
traste de claroscuro en la B y del color en la C ). Estas láminas
operan como estímulos que tienden a evocar relaciones interper­
sonales altamente conflictivas, pero no las sugieren como ocurre
en el T.A.T,
Serie A: El mundo humano es vago, apenas delineado, el som­
breado es claro y el ambiente que muestra carece de detalles.
Podríamos comparar este serie con la lámina VII del Rorschach.
Explora las relaciones de objetos de dependencia muy temprana y
128
su relación con el contacto físico y sensitivo. Las láminas sugieren
poco y dejan mucho más librado a la imaginación del paciente.
Serie B: Presenta el contraste de blanco y negro y los matices
de gris. Los trazos son definidos. En su gran mayoría, los elemen­
tos de esta serie están perfectamente delineados, los objetos mues­
tran una estructura definida en lo referente al contenido de reali­
dad, lo cual determina que el paciente tenga poca libertad para
interpretar la lámina. El sombreado es muy semejante al negro-
gris de las láminas más oscuras del Rorschach, pero sin su profun­
didad ni difusión. Esta serie enfatiza el clima de amenaza y
frialdad.
Serie C: El mundo humano presentado en esta serie es más
realista, el ambiente, más rico en detalles y la presentación menos
definida que en la serie B, pero más que en la A. El color está utili­
zado con dos modalidades: intrusión (el globo rojo de C3) o difu-
minado para reducir el desafío emocional que implica su inclusión.
En general los colores de esta serie sugieren: calidez (rojo), frial­
dad (verdosos), temor o enojo (rojo), enfermedad (azul), daño
o animación (en nuestro medio la lámina C2 presenta una tonali­
dad marrón en lugar del rojo difuminado original, pudiendo sur­
gir entonces asociaciones con sentimientos frente a la suciedad).
El blanco de las láminas CG (que es más marcado en las láminas
inglesas que en las nuestras) aumenta la tensión y los sentimientos
agresivos que la lámina provoca entre el individuo y el grupo.

Análisis y descripción de cada lámina

JAmina Al (1)

Plantea una situación nueva. El paciente nos muestra cómo reac­


ciona al enfrentarla. Las perturbaciones que se infieren de la pro­
ducción ante esta primera lámina deben relacionarse justamente
con todo lo que moviliza la situación de test (si es el primero de
la batería) o, por lo menos, con el temor ante lo desconocido (la
primera lámina). En el 90 % de los casos se visualiza aquí una
figura masculina. Con menor frecuencia una segunda figura, que
puede verse como femenina, utilizando para localizarla los trazos
de gris oscuro de la zona inferior de la lámina. Esta lámina (v en
mayor medida la blanca, sin excluir las restantes) no dan elemen­

129
tos para explorar cómo vive el paciente la situación de examen
psicológico y cuál es el tipo de relación transferencial predomi-
nante que ha establecido con el psicólogo.
Su temática responde a este comienzo: "Si estoy solo frente a
algo nuevo que me pone ansioso y o . . . ”

Lámina A2 (2)

No se trata ya de una situación nueva porque es la segunda lá­


mina y pertenece a la misma serie A, manteniéndose el gris difu-
minado un poco más pronunciado que en la lámina Al. La novedad
de esta lámina radica en la presentación de dos personajes, os cVt ír,
de la pareja. Generalmente se ve la figura de la izquierda como
femenina y la de la derecha como masculina. Esta lámina estimula
la proyección de la imagen interna de una pareja (amorosa, frater­
nal, filial, amistosa, etc., siendo más frecuente la primera), unida
en un determinado vínculo (enamorados, charlando, discutiendo,
amándose, peleando, caminando, etc.). El leve sombreado que apa­
rece en el centro arriba estimula la proyección de un ambiente en
el que está colocada la pareja y puede servir también para la
elaboración de situaciones futuras (la pareja aparece haciendo pro­
yectos). El paciente puede tomar mayor o menor distancia frente a
la problemática que la lámina estimula. A veces se incluye, dicien­
do que uno de esos dos personajes es él, lo que supone una pérdida
de distancia con respecto al estímulo. Otras veces se excluye de la
pareja visualizada y nos relata la historia de una pareja distinta do
sí, ante la cual se siente como espectador. Si la distancia tomada
excesiva puede conducir a una historia escueta, nada significativa,
pobre. Si la distancia es más saludable, el paciente podrá elaborar
una historia rica, sin confundirse con uno de los personajes ni ale­
jarse demasiado de ellos, con lo cual la proyección funcionará más
libremente. Diremos entonces que se identifica con ambos persona­
jes, proyectando distintos aspectos de sí mismo.
La medida en que el paciente se incluye en la historia se pue­
de inferir claramente de sus verbalizaciones. Así, puede decirnos:
"éste soy yo con mi novia”, o bien "una pareja de enamorados que
está paseando”, o bien "acá veo una pareja; los veo caminando y me
parece que la mujer quiere acercarse cariñosamente al hombre”.
En este último ejemplo el paciente se incluye como un espectador
que relata lo que la pareja hace. Otra manera de incluirse sería a

130
nivel pcrceptual; en ese caso, el paciente ve una pareja y agrega
un tercer personaje, que por lo general es un niño, ubicado entre las
dos figuras, abajo. Veamos un ejemplo: “es una pareja, parece
haber un niño en el medio, puede ser el hijo’*. En una forma u otra
aparecen proyectados ciertos aspectos infantiles del paciente que
le impiden ver la pareja unida.
También es importante considerar el uso del contenido de rea­
lidad que el paciente hace en esta lámina, el contienente que bus­
ca para esa pareja: están dentro o fuera de qué, en un ambiente
con características realistas o fantasmáticas, etc., lo cual nos per­
mite inferir cómo se estructura y se incluye el paciente en el
espacio.

Lámina C3 (3)

Introduce varios elementos nuevos. En primer término, el color:


aparece el rojo intrusivo (globo rojo) y difuminado; en segundo
lugar aparecen tres figuras claramente diferenciadas; por último, el
contenido de realidad es más poblado y más preciso por primera
vez y señala una situación de adentro (interior de una biblioteca
o living-comedor).
Esta lámina moviliza aquellos elementos relacionados con el
conflicto edipico. Si la comparamos con otras láminas de tres perso­
najes (B3 y A3) podemos ver que el marco es más acogedor a causa
del contenido de realidad y de la calidez que sugiere el rojo difu-
minado. Por otra parte, moviliza afectivamente mucho más al pa­
ciente que las otras, por la presencia de color en general y por el
globo rojo en particular que opera como un verdadero desafío. Es
muy interesante comparar la historia anterior con ésta, sobre todo
cuando el paciente ha incluido el tercer personaje en la lámina de
dos. El rojo de esta lámina, comparado con el de la II del Rorschach,
resulta menos violento por ocupar un área menor y aparecer den­
tro de un contexto más amplio; sin embargo, esto no impide que se
utilicen criterios de interpretación aproximados. Los individuos
emocionalmente perturbados no incluirán el color, pero quizá su
forma de visualizar y el contenido de la historia, unidos a sus reac­
ciones verbales, nos informarán acerca de la manera como ha tra­
tado ese aspecto del estímulo: puede registrarse un tiempo de reac­
ción alargado o producirse una pausa prolongada más adelante.
Puede ser que el sujeto comience a verbalizar su sorpresa (“no me

131
imaginaba esto, ¿qué puede ser?) o su franco desagrado (“si no
fuera por este rojo yo diría q u e .. . "lo que no entiendo es para
qué está este rojo aquí
Esta xiltima conducta es similar a lo que en Rorschach se de­
nomina “crítica de objeto”. Algunos pacientes reparan más en el
contenido de realidad que en el contexto de realidad y exclaman:
“;Ésta es más fácil!” porque pueden apelar a defensas tales como
la descripción, con lo cual evitan encarar el contexto de realidad
o lo hacen sólo después de haberse tomado un tiempo más largo
para incorporarlo e incluirlo en la historia. Un individuo que in­
cluye sin trabas el color y lo hace exitosamente, que visualiza en
forma correcta los tres personajes, que incluye bien el contenido
de realidad y puede cumplir con los demás requisitos expl¡citados
en la consigna, es una persona que posee una buena adaptación de
sus afectos e impulsos al mundo externo e interno, que tiene un
adecuado grado de control racional sobre los mismos y que posee
una buena capacidad para elaborar la situación triangular. Puede
aparecer la oralidad como vínculo entre los personajes (“están co-
miento, tomando el té o café” , . . ) . El matiz afectivo del vínculo se
puede apreciar a través de otras aclaraciones que el paciente hace
( “discuten, son amigos, uno está enfermo, el doctor revisa, charlan
de negocios, los padres están retando al hijo, etcétera).

Lámina B3 (4)

Esta es la primera lámina de la serie B que mostramos al paciente.


El ambiente se toma menos acogedor: el blanco, gris y negro se
muestran con contornos nítidamente demarcados. Respecto de la
lámina anterior, el contenido de realidad disminuye notablemente
en cantidad y cambia en cuanto a calidad: se torna menos deta­
llado y más austero. Lo que se mantiene es la situación triangular
aunque con una variante: ahora aparece una pareja claramente uni­
da y una tercera persona alejada de la pareja. Este personaje puede
funcionar dentro de la historia como tercero excluido o incluido y
excluyente de alguno de los miembros de la pareja. Cuando la
ansiedad es muy elevada, algunos pacientes tienden a negar al ter­
cer personaje homologando esta lámina con otra ya conocida (A2)
y a elaborar la historia de una pareja. Entonces, lo que debería ser
un tercer personaje se trasforma en una cortina, una estatua, una
sombra, etc. Esta distorsión perceptual obedece a la necesidad

132
dr controlar la intensa ansiedad persecutoria que movilizaría la
inclusión, a nivel perceptual, del tercer persónate con caracterís-
ticas humanas (no meras estatuas y sombras). En otros casos, la
intolerancia a la situac ión de tercero excluido liace que el pac ren­
to vea tros personajes en la figura central, donde habitualmentc se
ven dos. Interpreta entonces una pequeña curva en el centro, no
como hombro de la mujer de la pareja, sino como cabeza de un
hijo (bebe en brazos o hijo ya mayor) ubicado entre mamá y papá.
De este modo, se refiera o no al personaje del primer plano como
alguien que también está presente (alguien que observa la escena,
por ejemplo), el paciente ha proyectado ciertos aspectos infantiles
en el personaje incluido entre la pareja, recurriendo a una adición
perceptual. El personaje ubicado en primer plano puede ser visua­
lizado como el hijo mayor que observa la escena. La inclusión
antes mencionada nos permite pensar que ese paciente aún utiliza
algunas conductas para sentirse “entre” papa y mamá reclamando
atención como cuando era bebé. El bebito aminoraría la culpa que
podría surgir en el paciente si adjudica a un hijo mayor la posibi­
lidad de interceptar las relaciones entre papá y mamá.
El impacto de esta primera lámina de la serie B en la secuen­
cia del test puede compararse con el impacto que produce la lámi­
na V del Rorschach por su saturación de negro. En general la res­
puesta ti el paciente nos indica su capacidad para enfrentar aspectos
sombríos, angustiantes o decepcionantes de la vida. El tipo de
vínculo que con frecuencia se proyecta en esta lámina es el de mi­
rar y ser mirado. También incluye la contraparte agresiva de
espiar y ser espiado, invadido o controlado a través de la mirada.
La envidia puede* aparecer en la mirada del que resulte terce ro
excluido. En algunos casos el paciente su identifica predominante­
mente con uno de los miembros de la pareja y proyecta en la ter­
cera figura aspectos superyoicoá. Por ejemplo, la pareja de novios
que se despiden y la madre de la muchacha espía, ejerciendo fun­
ciones censoras.

Lámina AG (5)

Es la tercera lámina de la serie A que mostramos al paciente. Esti­


mula angustia más atenuada y de tipo predominantemente de­
presivo. Explora la capacidad del paciente para tolerar el daño
infligido a los objetos queridos, aceptar la ansiedad depresiva y

133
elaborar pérdícln^. Nos indica además cómo siente esas pérdidas
y permití' expresar la posibilidad de rearmarse frente a los duelos
reales o fantaseados, incluyendo los microduelos de la vida coti­
diana. Si el paciente no puede sentir depresivamente la situación
que la lámina plantea, suelo surgir como defensa la ansiedad con­
fu sinnal o la idealización extrema, la cual, si no funciona, da paso
a la persecución extrema. Entonces las historias no se refieren a
situaciones do pérdida o entierros sino, por ejemplo, a espíritus
reunidos en el ciclo o figuras demoníacas y amenazantes. Conviene
analizar estas defensas dentro de una constelación en la que inter­
vienen la culpa depresiva y la persecutoria. Pueden aparecer blo­
queos cuando hay imposibilidad de elaborar esta situación de
perdida: en tal caso comparamos esta producción con la que se
obtenga en la lámina A3 (8 ), entre las que esperamos hallar una
relación de compl ementar iedad.

Lámina 131 (6)

El efecto del claroscuro de esta lámina es comparable con el de


la lámina 4 del T.R.O. y con la 4 y S del Rorschach. Esta única
figura también se visualiza generalmente como masculina. Algunos
pacientes incluyen una segunda figura que “está en la cama y no
se ve”. Es muy importante relacionar las dos láminas en que el pa­
ciente afrontó la situación de soledad y ver qué historia elaboró
antes y ahora. En este caso ya no se trata de la primera lámina y
por lo tanto la ansiedad y defensas que surjan son atribuibles a
componentes más estables de la personalidad. La recurrencia en la
inclusión de un segundo personaje indica, ahora más claramente,
su imposibilidad de estar a solas consigo mismo, por las connotacio­
nes persecutorias de su mundo interno, y busca un acompañante
de quien depender, a quien manejar, alimentar, someter, etc. En
general la producción ante esta lámina es un índice de cómo va
viviendo el test, y cuál es su grado de plasticidad.
Algunos pacientes elaboran una historia en torno de un per­
sonaje que encuentra la habitación desarreglada y la ordena antes
de salir. Esto podría ser índice de una situación de desorden inter­
no ante el cual el paciente recurre a defensas obsesivas, referidas
al orden. También puede darse a la inversa, es decir, historias en
las que todo está ordenado al comienzo pero acaba desordenado.
Esto es importante como dato pronóstico y como indicador acerca

134
(le la relación transferencia]. Esta lámina evidencia los conflic­
tos existentes con la propia identidad. La habitación se interpreta,
por ejemplo, como perteneciente a una casa de familia (de la pro­
pia familia o parientes del personaje central), pensión, hotel, hospi­
tal, etc. El personaje ha tenido acceso a ella porque es suya, la ha
alquilado, se la han prestado o va a visitar a otro que es el dueño
de la casa, etc. Es decir que el vínculo que el paciente establezca
entre el personaje y la habitación es un índice que permite explo­
rar cómo siente su propia identidad. El personaje puede ser visua­
lizado como subiendo o bajando la escalera. Esto, unido a las
características que le adjudique al interior de la habitación, nos
habla acerca de cómo fantasea su propio interior, en qué medida
se acerca (sube) para conocerse mejor y permite al psicólogo el
acceso, o se aparta (baja) del mismo e impide que el psicólogo
pueda penetrar. Esta actitud de acercarse o apartarse del interior
del cuarto representante del mundo interno puede cotejarse con la
manera como el paciente distribuye lo peligroso: el peligro está
adentro y el personaje entra; está afuera y sale; está adentro y
el personaje sale o está afuera y entra. Todo esto nos permite
elaborar un diagnóstico y pronóstico acerca de las posibilidades
ron que cuenta el paciente para tomar insighf de sus conflictos,
qué peligrosidad atribuye a éstos, qué defensas pone en marcha
ante la posibilidad de tomar insight y en qué medida permitirá
al futuro terapeuta un libre acceso a su mundo interior. La his­
toria que brinde el paciente en esta oportunidad sirve también
para explorar sus posibilidades de readaptación, por ejemplo, cuan­
do está por ser dado de alta luego de una internación. Si elabora
una historia en la* que el personaje sale y se maneja adecuada­
mente en lo que se propone hacer (va de compras, a trabajar, a
estudiar, a su casa, etc.) podemos suponer que está en condiciones
de afrontar la separación de la institución que hasta entonces cum­
plió las funciones de un continente protector, planificar la ma­
nera de emplear su tiempo, ganarse la vida o incluso reinte­
grarse a sus tareas habituales. Esta lámina posibilita además la
manifestación de aspectos exhibicionistas y voyeuristas. Por ejem­
plo: *una mujer distraída que se durmió con la puerta abierta y
un hombre que pasa, como para entrar a decirle que cierre o qui­
zás a atacarla” (respuesta de un adolescente a una psicóloga).
En general plantea una situación más cercana al Yo del
paciente a causa de lo cotidiano del contenido de realidad y por­
135
que plantea una situación en un adentro. Por eso resulta útil es
pecialmente en casos en que hay que diagnosticar las posibilida­
des de un paciente para adaptarse a condiciones de vida “normal”.
La cama de la lámina puede visualizarse como revuelta o
tendida y con algo sobre ella (una toalla, una prenda del que
está allí, etc.). Según como sea su inclusión puede servir para
proyectar fantasías eróticas, o de enfermedad, o sentimientos de
abatimiento y depresión ( “El hombre estuvo tirado en la ca­
ma” . . . ) . También sirve para proyectar algunas de las defensas
frente a estas fantasías y sus ansiedades concomitantes, tales como
las obsesivas (describir la cama minuciosamente enfatizando el
hecho de que está “hecha” y evitando toda alusión al desorden).
Cuando la represión de las fantasías y deseos sexuales es
muy severa, el paciente puede evitar cuidadosamente toda refe­
rencia a la cama. El cuadrado ubicado sobre la cómoda a veces
se interpreta como un espejo y otras como un cuadro, dando lugar
a la proyección, en el primer caso, de aspectos narcisistas del
paciente.

Lámina CG (7)

Esta lámina, al igual que la 5, plantea una situación grupal pero


con una temática distinta: grupo versus individuo con rasgos de
autoridad. En la lámina 5 hay seis figuras, y a pesar de que pueden
agruparse de acuerdo con su tamaño y ubicación según las nece­
sidades del paciente, la lámina en sí no estimula la movilización
del vínculo que ésta promueve. La distribución de las figuras en
el espacio y la presencia de colores y rayas horizontales a modo
de escalones hace que la lámina CG (7) sea muy últil para ex­
plorar la relación del paciente con la autoridad externa e interna
(esta producción se puede correlacionar con la de la lámina IV
del Rorschach). Este aspecto del vínculo se ve a través de la
posibilidad de discriminar aspectos estructurales internos (Ello,
Yo y Superyó) en pugna, negada explícita o implícitamente, con
posibilidades de conciliación o no, según las características psi­
cológicas del paciente. Por ejemplo, una historia en la que la
figura de arriba es "Un señor que baja las escaleras para escuchar
lo que le quieren decir los de abajo que son sus empleados..
nos habla de la proyección de aspectos superyoicos poco severos,
permisivos, permeables a las demandas del Ello. En este otro

136
caso, “Los de abajo quieren subir pero no se atreven. Quieren jc-
clamarle algo al que está arriba, pero no se animan. . nos in­
dica la presencia de una fuerte barrera represora poco permeable.
En cierta medida el paciente, en el momento de elaborar la
historia, está ejerciendo las funciones yoicas de balance entre esos
dos aspectos estructurales en pugna (Ello y Superyó), y la ma­
nera como resuelve el conflicto planteado en la historia nos mues­
tra qué es lo que finalmente triunfa en esa lucha interna. En
pacientes psicóticos la dosis de agresión que moviliza esta lámina
suele ser muy intensa y difícil de controlar con mecanismos de­
fensivos adecuados. A nivel perceptual esto se manifiesta mediante
severas distorsiones e historias en las que aparecen personajes
tremendamente crueles (“Están por ejecutar a alguien, lo han
condenado a la horca, el pueblo vocifera../*). En otros casos,
recurren a la deshumanización para controlar la agresión (“Es
una pared, abajo hay plantas. Por encima de la pared aparece
parte de una planta que está del otro lado y ha crecido hacia
aquí .. ” ). Esta misma paciente, una mujer de 25 años, respondió
en la lámina I del Rorschach: "Una pared (lo blanco) con revoque
que falta en algunas partes (lo gris); la pared está rota, se está
cayendo”.
Desde el punto de vista adaptativo, esta lámina estimula la
proyección de sentimientos agresivos competitivos que, en cierta
medida y dentro de un contexto sano, determinan la capacidad
de “empuje”, el nivel de aspiraciones y el deseo de progreso del
paciente. Por este motivo la historia que el paciente elabore es
muy útil para diagnosticar sus posibilidades de manifestar sus
capacidades potenciales ( laborales, educacionales, familiares, etc.).
Lo más común es la visualización de “un grupo que pide algo a
un señor que está arriba”. Si el personaje accede a esas deman­
das, podemos interpretarlo como un índice en favor de la posi­
bilidad de observar cambios. La dirección del cambio estará de­
terminada por la índole del reclamo que los de abajo hacen al de
arriba y lo que que implica que éste acceda. La respuesta del
personaje de arriba puede indicar un debilitamiento del Superyó,
un aumento de su severidad (desplazada por el Yo para ser sen­
tida como una demanda del Ello), o una auténtica manifestación
de permeabilidad y entendimiento por ambas partes. Cuando las
historias terminan con una negativa rotunda a las demandas ex­
presadas por los de abajo, podemos pensar que existe una rr«ís-
137
tcncia al cambio muy marcada y un deseo de mantener el statu
fjuo actual cuyo significado real dependerá de la naturaleza del
pedido y del alcance de la negativa del otro personaje.
Hay casos en los que se visualiza “una pileta de natación,
se ven las rayas de los andariveles y gente gritando en una orilla;
el nadador está comento una carrera” . . , o bien ‘las rayas pin­
tadas de una cancha de deportes donde se juega un campeonato,
la gente grita entusiasmada” . . . Los pacientes psicóticos muestran
serias distorsiones e incluyen elementos bizarros tanto en esta lá­
mina como en la AG (de acuerdo con las muestras realizadas),
por lo cual son claves para realizar un diagnóstico. Los pacientes
más adaptados, por su parte, utilizan esta lámina para expresar
mecanismos de reivindicación del Yo frente al Superyó.

Lámina A3 (8)

Nuevamente presentamos al paciente una lámina de la serie A,


vale decir, en gris claro y difuminado. Por primera vez le plan­
teamos la situación triangular a la luz de sus ansiedades más
tempranas o arcaicas. Al respecto dice Phillipson: “A media dis­
tancia, a la derecha, dos siluetas que casi se tocan; la de la iz­
quierda es ligeramente más alta o está un poco más adelantada
que la otra. Estas figuras se hallan rodeadas por un ligero som­
breado que se va oscureciendo apenas hacia el nivel de los pies.
A la izquierda de la lámina está la tercera figura, levemente des­
tacada del ligero sombreado. De derecha a izquierda en diagonal
el sombreado hace un efecto que a menudo se interpreta como
un camino o un arroyo que separa la pareja de la tercera figura.1
Cuando más adelante presenta datos normativos, nos dice que
dentro de una muestra de 50 personas todas ven tres personajes
(es decir que la omisión de uno o más de los personajes es alta­
mente significativa) y respecto de la identidad sexual de los mis­
mos la mayoría se inclina hacia la interpretación de “tres hombres”.
En nuestra muestra, el tema que aparece con más frecuencia
es el de la separación respecto de los padres. En esta lámina no
hay suficiente realidad que provea de un buen soporte para la
escena. El personaje que aparece separado de los otros dos es

1 Phillipson, H., Test d e relaciones objétales, Paidós, Bs. As., pp. 33 y 92,
imr>.

13S
interpretado frecuentemente como reprendido, postergado, igno-
íado, criticado, abandonado, etc. por los otros, sentidos como pa­
reja paterna y como autoridad. Esta lámina sirve también para
que el paciente logre resolver tic una u otra manera el conflicto
con la autoridad que no quedó resuelto en la lámina 7 (C G ).
También nos permite explorar el manejo de la culpa en el pa­
ciente (culpa por separarse de los padres, por ataques fantasea­
dos, etc.). Cuando la alusión a la pérdida de los padres (directa
o desplazada a otras personas) no aparece en la lámina 5, suele
aparecer aquí.

Lámina B2 (9)

En esta lámina hay una ausencia total del blanco. Muestra una
pareja en un ambiente exterior, que generalmente se interpreta
como una plaza. Puede movilizar historias de desprotección de la
pareja frente a circunstancias externas de peligro, privaciones, etc.,
o de exclusión respecto de todo confort, protección, resguardo,
amparo, etc. A veces esto se compensa con fantasías gratificantes
(historias de parejas que aún no se han casado y sueñan con
tener la casa propia y hacen planes para el futuro). En este
sentido la casa funciona como un tercero que rechaza, protege,
amenaza, incluye o excluye. Si es vivida como un interior peli­
groso, siniestro o en ruinas, la pareja puede aparecer huyendo
y buscando protección en el afuera. En c asos de pacientes “bor­
deóme” aparecen referencias a una casa que puede derrumbarse
en cualquier momento. Es interesante ver si el paciente ubica la
escena durante la* noche y la casa aparece iluminada, a oscuras
o si por lo contrario es de día. En algunos casos el claroscuro
intenso determina el uso de mecanismos defensivos maníacos que
operan a nivel perceptual o de la fantasía. Un ejemplo de lo pri­
mero: “árboles muy verdes, hay flores en la plaza, es una tarde
hermosa y en el cielo se ven los colores del atardecer'. Un ejem­
plo de lo segundo: “en la casa hay una fiesta. . o bien: “en la
plaza hay mucha gente y mucho bullicio, es un día de fiesta y toda
la gente ha salido” . . . La inclusión de colores supone un alto
grado de patología.

139
Lámina BQ (10)

Nuevamente aparece el blanco, gris y negro pero con una pro­


porción de blanco más destacada que en las demás. Esto hace
que algunos pacientes traten de interpretar con más detenimiento
las porciones blancas, sobre todo la franja oblicua que a veces
se ve como el andén de una estación, Las arcadas inducen histo­
rias en torno del tema de una visita a ruinas, museos, etc. Otros
optan por referirse a los elementos de utilería de una obra do
teatro representada o por representar. En general, estas son las
interpretaciones más frecuentes del contenido de realidad do esta
lámina.
Desde el punto de vista de la cantidad de personajes aparece
otra vez la referencia al grupo, un tanto similar al de la lámina
CG (7 ). Uno de los individuos aparece claramente diferenciado
respecto del resto, pero sin la connotación de autoridad que la
ubicación espacial induce a atribuirle en CG: en esta lámina la
figura separada está en el mismo nivel que las restantes, General-
mente las figuras se visualizan como masculinas (adultos o niños).
La lámina encara la situación de soledad frente al grupo, la ex­
clusión del grupo de pares. Explora sentimientos de aceptación,
rechazo, o indiferencia que el pariente proyecta en el grupo. El
personaje excluido puede interpretarse como aislado por castigo,
por propio deseo, por diferencias de status, por rechazo del grupo
hacia él o de él hacia el grupo, por no pertenecer al mismo y
no existir ningún nexo entre ellos, etc. Las historias giran en torno
de los siguientes temas: “Un profesor que lleva a sus alumnos
a visitar minas, el profesor es el que está al costado, so adelanta
para explicarles .. o b ie n . . . “el profesor es el más alto del ccu*
tro (de los cinco) y éste que está separado es un alumno que se
portó mal y el profesor lo castigó” . . . o “es un alumno que se ade­
lantó para ver mejor algo” . . . “es alguien que pasa por casuali­
dad” . . , “es gente que espera un tren, no tienen nada en común” . . ,
“son muchachos que estaban jugando, éste perdió (el que está
solo) y están diciendo qué prenda le van a poner”
Las historias recogidas en AG, BG y CG son un buen índice
para examinar las posibilidades de inclusión del paciente en una
terapia grupal. Asimismo, son importantes cuando el paciente debo
ingresar en otros tipos de grupos: escolares, profesionales, la­
borales, etc.

1-H)
Lám in a C 2 [11)

Se trata de una lámina de dos personajes que permite la omisión


de uno de ellos (el que está en la cama). La cama y el color
amarillo en sus barrotes (que a veces son vistos como velas), iiv
duce a pensar en situaciones de enfermedad, muerte, vejez. Tam­
bién puede aparecer el tema de una unión sexual. El recuadro
que aparece encima de la cómoda tiene una coloración rojiza en
la edición inglesa, que facilita temas de incendios, peleas, o he­
chos de sangre. En la edición argentina la coloración es marrón,
por lo cual se recogen más bien referencias a “humo que puede
venir de la cocina’’, suciedad y desprolijidad (contenidos ligados
a la analidad). Por lo general la figura que está en primer plano
es vista en actitud de entrar en la habitación o mirar hacia ella.
Frecuentemente se la visualiza como hombre, otras veces, como
una vieja. La otra figura rs vista en la cama de dos maneras:
los pliegues serían la cabeza y el cabello o bien los pies. Cuando
Jas ansiedades en torno de la pérdida de objeto son excesivas, apa-
recen fenómenos confusionales. El contenido de la historia indi­
cará si el duelo se refiere predominantemente al pasado del pa­
ciente (duelo por los objetos primarios) o más bien a situaciones
presentes y futuras, en el sentido de proyectos existenciales a lo*
que renuncia. Pueden apreciarse, asimismo, los sentimientos de
culpa, las posibilidades yoicas de reparación por el daño inferido
a los objetos amados o la deficiencia o incompletud de la elabo
ración de este proceso, con aparición de defensas maníacas.

íAmina C1 (12)0

Aparece el color en las dos formas señaladas en la lámina C3: el


color intrusivo aparece en el rojo de las rayas de lo que habitual-
mente se interpreta como repasador. El color difuminado se da
en tonalidades rojizas y marrones. El contenido de realidad suele
ser interpretado como el interior de una casa humilde, el atelier
de un bohemio o el departamento de un solo ambiente de una
persona o una familia modesta. Sólo esporádicamente hallamos la
interpretación de una casa do campo, que en la muestra de Phillip
son es muy frecuente. El contexto de realidad se siente como
acogedor, La pre se ncia ele elementos ele contenido de realidad
muy diversos hace que esta lámina sek presto para proyectar uu

141
siedades, as p ec t o s , t endenc ias, fantasí as, etc. , de diversa índole.
En primer plano, la me sa , la silla y los urcnsilius que hay sobre
la mesa permi ten e x t er na l i z a r lo re l ac i o n a do c o n la oralidad. El
repasador, la canill a y pileta que se vi suali zan c o mú n me n t e a la
der echa de la lámina, así c o m o tambi én Jo que sugiere una tapa
de inodoro a la izquierda y el tono marrón de esta zona, permiten
incluir o enf at i zar c o n t e n i d o s anales. Es raro que se interprete
algún el ement o del cont eni do de realidad en función de c o n t e n i ­
dos genital es, pero si las a ns iedades ligadas a estos c ont e ni dos
o cupan el primer plano, el paciente las s o br e i mpo ndr á i nt er pr e­
t ando c o m o c a m a alguna de las f or ma s re c t a ng u l a r e s que la l á ­
mina presenta. El c o l o r rojo puede mo v i l i z a r c o n n o t a c i o n e s a g r e ­
sivas o de cali dez. R e s p e c t o del cont eni do huma no la lámina pr e ­
senta una figura e s b oz a da detrás de la ventana. Se presta a ser
i nt er pr etada c o m o alguien de la c a s a , un c o n o c i d o que liega o
sale, un extraño que mer odea, un ladrón que quiere robar, etcétera.
L a rel ación del personaje c o n el ambiente (c a s a ha bi t a ci ón)
y el papel que d e sempe ña en la historia muestr an con clar idad lo
que ei p a c i e n t e su pon e que ha s u c e d i d o e n t r e él y el p s i c ó l o g o
a lo largo de la admi ni s t ra c i ón del test. Si el p s i c ó l o g o es alguien
sentido c o m o ali ado c o la b o ra d o r, alguien indiferente con quien
está por azar, un intruso que se mete en lo que no debe, se met e
dentro de él para hace r l e algo euyo e f e c t o puede a p a re c e r f a n­
t as ead o c o m o b e ne f i c i o s o o perjudicial. En e s qui z o i de s, con su
habitual v al or aci ón del mundo interno, son f r e cue nt e s las f an t a ­
sías de robo o de quedar vacío. Permi te a de má s regi strar c ó m o
se despide del p s i c ó l o g o y del test: la figura puede a p a r e c er c o ­
mo a l ej ánd os e porque no e nc o n t r ó a nadie (en c u y o c a s o p e n ­
s ar emos que no se sintió a c o m p a ñ a d o y c o mp r e n d i d o por el p s i ­
c ó l o g o ) , c o m o el dueño de c a s a que sale porque la soledad de
su c a s a lo angust ia ( c o m o al paciente lo angustia quedarse a solas
c o n s i g o m i s m o y con el p s i c ó l o g o que trata de p e ne t r a r en su
mundo interno), c o m o un a mi g o del dueño de c a s a que lo viene a
visitar (una e x p r e s i ó n del d e s e o de e s t a b l e c e r un huen v í nc ul o
con el p s i c ól ogo y de recibir a yuda) , e tcét era.

L á m i n a en bl anc o (13)

E s t a l á mi n a va p r e c e d i d a de una b r e v e c o n s i g n a i n t r o d u c t o r i a
c on el fin de i n f o r m a r al p a c i e n t e s o b r e la n u e v a s i t u a c i ó n : la
carencia de estimulación visual. De no mediar aclaración alguna,
se observan reacciones de sorpresa, desconcierto, temor de que
el psicólogo se haya equivocado de material, agresión, etc. Si, a
pesar de la aclaración del psicólogo, el paciente se bloquea y no
puede dar respuesta alguna, podemos pensar que la estimulación
visual fue utilizada hasta ahora como un punto de referencia in­
dispensable para movilizar la proyección y que* al carecer de
ella, el paciente se siente desprotegido y angustiado ante la pér­
dida de límites. En términos generales, los bloqueos son raros.
Esta lámina sirve para recoger una historia que funcione como
control de las anteriores, como exploración de la relación trans­
ferencia! establecida con el psicólogo y con el test. En ciertos
casos es la historia clave para formular el pronóstico, pues el
paciente elabora algo así como un proyecto existencia!.

Un método para el análiMs de las historias 2

Nos parece importante describir el método para el análisis de


las historias tal como el propio autor lo publicó en el artículo
antes citado. A partir de nuestro contacto con la publicación de
Phillipson, hemos trabajado con estos criterios de interpretación
porque nos parecen adecuados, en tanto se le da importancia a
lo perceptual y se fijan criterios para el estudio de la historia
dinámicos y acordes con los objetivos del test.
El método está en íntima relación con la fundamentación del
test en tanto presta atención a tres características esenciales en la
producción de lafi historias:

A. La percepción de la situación de la lámina.


B. La gente incluida en las historias y sus relaciones.
C. La historia como estructura y como realización (trabajo).

A. La p e r c e p c ió n de la s it u a c ió n de la l á m in a

Una distinción entre percepción cognitiva y apercepción de una


situación es, dinámicamente, una falsa dicotomía. Sin embargo,

? Extraído de Una breve introducción a la técnica de las relaciones objétalest


de H. Phillipson, traducido por Ricardo Sheffick para nuestra cátedra de
Técnicas Proyectivas de la U.N.B.A., Bs. As., 1968.

143
un intento do separar los dos procesos nos mostrará que la diná­
mica que determina la elección de detalles u otras propiedades
del estímulo, y su organización en el proceso perceptual, se reía-
ció na n con el significado que el sujeto da a la situación de R-O.

Percepción cognitiva:
I) Qué es lo que ve.
II) Cuáles son las principales omisiones (por ejemplo: fi­
guras humanas, detalles principales, uso de los determinantes del
clima emocional).
III) Qué está poco o muy enfatizado.
IV) Cuáles son las percepciones y elaboraciones poco usuales
(utilizando los datos normativos y el propio juicio, basado en la
experiencia, como patrón para evaluar la coincidencia de la per­
cepción con los detalles reales del estímulo).

Apercepción:
Nos interesan en este caso los significados que el sujeto da
a los elementos del estímulo que él seleccionó para construir su
figura.
I) En qué medida es usual o no (este juicio se hace sobre
la base de la información normativa y la propia experiencia, para
saber si el significado dado está dentro del espectro de interpre­
taciones que por lo habitual dan los sujetos, y si no lo está, cuánto
se desvía).
II) En caso de que la respuesta sea poco usual, qué dirección
adopta (por ejemplo: representa una negación del significado co­
múnmente adscrito; tal el caso de que la lámina AG se perciba
como la escena de un alegre picnic; representa alguna gratifica­
ción particular, compensación oral para balancear sentimientos
de pérdida; es porte del proceso de negación, etc.).
III) Qué posibilidad de reorganización y flexibilidad puede
lograr el sujeto al elaborar un significado para su historia.
IV) Qué se agrega a lo que hay en la lámina.

7? L a o e n t e i n c l u i d a e n i . a s h i s t o r i a s y sus r e : l a c i o n e s

La selección y evaluación de datos en este capítulo estarán ba­


sadas en gran parle sobre los principios del análisis de conteni­
dos desarrollados en la tradición del T.A.T. por Murrav, Wvatt,

1U
Henry y Bcllak. Nos interesan principalmente las formas en que
el sujeto se ve a sí mismo en sus relaciones con otros, en cada
una de las situaciones de R -0 presentadas. Diferentes facetas de
su experiencia de relaciones objétales se adjudicarán a los dis­
tintos personajes en la historia; así será posible observar sus iden­
tificaciones principales.
Las descripciones y juicios correspondientes a los siguientes
subtítulos derivarán estrechamente del análisis de las percepciones
según se detallará:
I) Qué clase de gente es vista, omitida, agregada.
II) En qué medida se los puede diferenciar claramente como
gente (grado de humanización).
III) En qué medida está descrita la interacción de los per­
sonajes; en qué forma interactúan (qué es lo que tratan de hacer,
evitar, hacerse uno a otro, en relación con las claves que da
la lámina).
IV) Cuál es el tema de R -0 inconsciente en la interacción;
a qué nivel del desarrollo de la personalidad.
V) Cuáles son las principales ansiedades relacionadas con
estas relaciones fantaseadas.
VI) Qué ansiedades se expresan, niegan, evitan o manejan.
V II) Cuáles son los principales medios de defensa utiliza­
dos para reconciliar las R -0 inconscientes con la realidad social
más consciente.

C. L a h isto ria com o e s tru c tu ra y com o re a liz a c ió n

Nos interesa aquí la producción de la historia como trabajo. Las


motivaciones para cumplir con las instrucciones dependen no sólo
de las relaciones sujeto-psicólogo, sino también de las oportuni­
dades creativas o defensivas inherentes a la situación de R-O de
la lámina con la que se enfrenta el sujeto.
I) ¿Llena los requisitos que establecen tres partes? (dónde
está Ja omisión, si aparece).
II) ¿Se presta a las partes una atención balanceada según las
instrucciones?
III) ¿Tiene la historia un conflicto? (pues cada lámina re­
presenta una situación conflictual de R-O implícita).
IV ) ¿Es lógica la construcción de la historia? Si no, en qué
forma y cuán ilógica es la secuencia; cuáles son los exactos pun­

145
tos de enganche (para la posible interacción), dónde bav 1 1 1 1
corte o una secuencia ilógica.
V) ¿Hay un intento de resolver problema o conflicto en la
historia?
V I) ¿Hay un intento de resolver problema o conflicto en la
a la acción de la historia? ¿Es el sentimiento apropiado a la his­
toria elegida por el sujeto?
V II) ¿Qué solución se logra: es positiva o negativa; esta ba­
sada en la realidad o es una solución totalmente fantaseada?
Este método de análisis incluye gran parte de la disciplina
esencial para la técnica. Nosotros pensamos que las idiosincrasias
perceptuales y la organización aperceptiva mostrarán un alto gra­
do de congruencia con las relaciones objétales descritas en la histo­
ria y que, a su vez, la organización y estructura de la historia lleva­
rán el sello de la clase y calidad de las relaciones logradas.
Es posible entonces analizar los datos del test de acuerdo
con los tres títulos vistos más arriba, para lograr coherencia in­
terna. Si el análisis sugiere, por ejemplo, que se ha logrado una
historia muy buena a pesar de una percepción de la situación in­
adecuada y poco exacta, o, en contraste, con personajes poco dife­
renciados y faltos de interacción, un reexamen de la fase tres del
análisis generalmente revelará imperfecciones que se pasaron por
alto en la historia como trabajo. Por otra parte, el hecho de que el
sujeto logró una historia tan convincente informa sobre sus capaci­
dades para disimular incertidumbrcs en sus relaciones interperso-
nales.
La construcción clcl test hace conveniente registrar por escrito
el análisis de los datos en una tabla de cuatro por tres, que re­
presente las situaciones de una, dos, tres personas y grupales en
las tres series A, B, C. Este método de tabulación posibilita el
rápido reconocimiento de las principales características do la per­
cepción, relaciones interpersonales, y estructura de la historia con
respecto a las situaciones de R -0 en la medida en que varían en
términos de realidad, contenido y clima emocional.
Un análisis de la secuencia es un paso esencial para lograr
una visión total de la personalidad y especialmente útil para
brindar información sobre las defensas del sujeto y su eficiencia.

146
Indicadores de buena adaptación en cada serie , en las tres series
\j en cada lamina

La inclusión de estos criterios responde a nuestra necesidad de


poner do manifiesto en un psicodiagnóstico tanto lo psicopatoló-
gico como lo adaptativo. Si bien en nuestro medio el énfasis recayó
sobre el primer aspecto, consideramos fundamental para cualquier
evaluación que incluya distintas estrategias terapéuticas, el cono­
cimiento de los recursos adaptativos del Yo.

I n d ic a d o r e s e n cada s e r ie

Serie A: Cuando en esta serie aparecen predominantemente an­


siedades do calidad depresivas, podemos pensar en mi índice
positivo de adaptación. La posibilidad de elaborar duelos no sólo
debe estar referida a la serie A sino también a una buena interac­
ción con la serie C.
La posibilidad de deprimirse coincide con una disminución
de la omnipotencia de las defensas (los mecanismos de control y
reparación omnipotente son sustituidos por los de control obsesivo
y reparación auténtica, poniéndose de manifiesto aspectos mas
integrados del Yo).
La lámina AG moviliza básicamente ansiedades depresivas
(se proyectan situaciones que tienen que ver con la muerte, por
ejemplo, escenas de cementerio). En ella se pueden apreciar dos
tipos de culpa: persecutoria y depresiva, siguiendo los criterios
de L. Grínberg. Hallar una calidad depresiva in- foto 1 1 0 es fácil;
puede haber cierta* calidad depresiva, puede aparecer culpa p e r ­
secutoria disociada y proyectada en uno de los personajes. De
tocios modos se lo debe diferenciar de un Yo comprometido en
una negación omnipotente que funciona a nivel de percepción, y
a nivel de la fantasía (tal el caso de las escenas luminosas, de fies­
ta, picnics, en que las defensas maníacas impiden un acerca mien­
to más real al estímulo).
Serie B: Moviliza los controles yoicos más maduros y es po­
sible que nos dé índices, en sujetos niuy perturbados, de aspectos
que todavía mantienen una cierta adaptación. La consideración
de esta serie es particularmente importante para el pronóstico.
Si la producción ante la serie A y la serie C muestra indicadores
de psicosis y en la serie B se mantiene, a pesar do lo restrictivo

147
o de lo empobrecido, un buen contacto con la realidad, podemos
suponer, dentro del pronóstico o cuando inferimos datos acerca de
la conducta manifiesta del paciente, que tiene todavía posibilida­
des de una mediana adaptación (realizar tareas domésticas o tra­
bajos que no movilicen nn monto de ansiedad intolerable)*
Si, por ejemplo, en la lámina B l, cuando el paciente se en­
frenta consigo mismo puede hacer una descripción adaptada a
la realidad, aun a costa de un empobrecimiento de la producción
y las características del estímulo no las vive como muy amena­
zantes, podemos esperar un mínimo de adaptación que se man­
tendrá en tanto los estímulos ambientales no lo sobreexijan.
El claroscuro de esta serie moviliza sentimientos de soledad
y frialdad expresados en un nivel de cierta madurez, de cierta
independencia del objeto, a diferencia de la serie A, en la que
prevalece la relación de dependencia del objeto. Si este vínculo
más maduro no es posible, se mantienen en la serie B las carac­
terísticas de dependencia de la serie A.
En cuanto a las defensas correspondientes a ansiedades per­
secutorias o depresivas, en la serie B adoptarían un carácter neu­
rótico, en tanto que en la A evidenciarían el grado de disociación
y los aspectos psicóticos de la personalidad.
Serie C: En la serie C aparece el color en forma intrusiva y
difusa. Estas dos modalidades del estímulo nos permiten ver cuál
es la calidad del vínculo emocidnal que establece el paciente con
sus objetos. Es importante destacar que la primera aparición del
color intensivo se da en la relación triangular (C 3). Al mismo
tiempo, en esta serie, tenemos elementos del estímulo que posi­
bilitan la aparición de mecanismos de control a través de un
rico y diferenciado contenido de realidad. Esta variable es muy
importante porque permite diferenciar los tipos de control cog-
nitivn fundamentales desde el punto de vista diagnóstico y pro­
nóstico, que van desde el control adaptativo hasta el control om­
nipotente. El adaptativo se infiere de una buena integración de
los elementos de la realidad con las emociones movilizadas por
el color, sobre todo el intrusivo. Negarlo, como en el caso de
descripciones sin vínculo, o que acentúan los mínimos detalles,
supone un control de tipo omnipotente que empobrece al Yo y
le impide sentir.

148
I ndicadores comunes a las tres seríes

V eam o s en primer término lo referente a la variable “percep­


ción” Consideraremos aquí las adiciones, omisiones y distorsio­
nes. Las adiciones se proponen incluir nuevos vínculos para que
la dependencia con un único objeto sea menor y le permita dis­
tribuir la intensa ansiedad que él moviliza. Esta distribución puede
ser una defensa muy útil para el Yo en lo que respecta a su
adaptación, dado que permite proyectar en distintos objetos los
vínculos y ansiedades que originariamente estaban dirigidos a un
objeto único. Las adiciones implicarían, desde este punto de vista,
la búsqueda de nuevos objetos. Lo importante es analizar qué
calidad tienen esos nuevos objetos: si son objetos buenos que re­
fuerzan el Yo y lo protegen, si la calidad persecutoria es tan gran­
de que añade nuevos objetos persecutorios, fallando el intento
que pudo haber sido adaptativo. La calidad y cantidad de las
adiciones puede constituirse en un elemento pronóstico de la con­
ducta manifiesta del paciente en cuanto al modo de relacionarse
con otras personas.
Las distorsiones, según su grado y calidad, suponen una
mayor desadaptación del Yo en su relación con la realidad. Es
importante evaluar si la distorsión se ha efectuado siguiendo la
línea de los rasgos esenciales del objeto, aunque algunos aspectos
se hayan anulado y otros se enfaticen, o si no se respeta en ab­
soluto la naturaleza del objeto y se lo trasforma en algo radical­
mente distinto. Ejemplo del primer caso sería percibir como "es­
tatua” o como "espíritu” lo que debería percibirse como una
persona. Ejemplo del segundo caso sería percibir plantas, piedras,
animales u objetos en lugar de personas, descartando por completo
la posibilidad de ser humanizados. Las distorsiones suponen un
distinto grado de patología, según la serie: las distorsiones en la
serie A no son tan significativas como las de la serie C, e incluso
dentro de ella revisten mayor importancia las que se hacen en
una lámina como la C3, con un contenido de realidad rico y
diferenciado.
Con respecto a la negación, puedo funcionar como recurso
adaptativo (protector contra estímulos cuya inclusión puede des­
encadenar graves perturbaciones) o como mecanismo encubridor
de una distorsión que sólo podría explicitarsc en el interrogatorio.
Desde el punto de vista aperceptivo, los ajustes al clisó indican

149
una mayor adaptación que incluye, en todo caso, la patología de
la sociedad ele la que extrajeron los clisés. Ajustarse al clisé
supone ajustarse a una norma, pero también puede implicar el
uso de un cierto pensamiento o forma de vincularse* con el mundo
rígida y estereotipada. El ajuste a la norma puede ser flexible y
permitir el reconocimiento de la individualidad o puede ser rígido
y convertirse en un modelo de la manera como piensa y siente
la mayoría (adaptación muy rígida a la patología social).
En cuanto a la variable “gente en la historia” veremos cada uno
de sus ítems. Respecto de “gente vista, omitida o agregada” cabe
interpretar el material aplicando las mismas consideraciones teó­
ricas expuestas en lo referente a “percepción”. Con respecto al
“grado de humanización” una buena adaptación incluirá que los
estímulos humanos sean vistos como personas. Las deshumaniza­
ciones que incluyen “siluetas”, “títeres”, “estatuas”, “fotografías”,
etc., están mostrando una necesidad de evitar identificaciones pro-
yectivas y contenidos muy persecutorios. El hecho de ver personas
no significa por sí mismo una buena identificación con el otro.
Un buen grado de humanización implica:
1) Riqueza en la descripción de los personajes.
2) Vínculos explicitados entre los personajes.
3) Vínculos que permitan la proyección de los aspectos
bisexuales de la personalidad. Por ejemplo hacer una identifica­
ción de mayor peso de la parte masculina activa, pero al mismo
tiempo vincularse con los aspectos maternos, creadores y ricos de
su propia parte femenina.
4) Inclusión de las identificaciones con distintos aspectos de
su propia evolución vital, es decir, infantiles, adolescentes, adultos,
así como también la capacidad de proyectarse en el futuro con
todo lo que implica la muerte como interrupción muy frustrante
o como trascendencia (ligada al sentimiento de realización). Esto
reviste especial importancia en el tratamiento de pacientes que
atraviesan por crisis evolutivas serias (menopausia, enfermedades
somáticas graves) y en tratamientos geriátricos. Las láminas AG
y C2 son las que brindan mejor información al respecto.
En cuanto al tipo de vínculo podemos discriminar los vínculos
personales y los establecidos con los elementos no-humanos de
la lámina. Acá aparecerían las relaciones de amor y odio con los
padres, los hermanos, la pareja, los amigos, etc. También puede

150
manifestarse en otras realizaciones vitales (por ejemplo el amor
al trabajo, a la profesión, al arte, a la naturaleza), como vínculos
amorosos o destructivos que se establecen con el mundo y que
tienen mucho que ver con la calidad de las relaciones objetal es
internas. La adaptación en un vínculo estaría centrada en una
buena discriminación. En el polo opuesto está la confusión, el tipo
de vínculo simbiótico o narcisista en los cuales los objetos son
exclusivamente partes del sujeto y no se los puede diferenciar
bien. Otra característica adaptativa de los vínculos es que se esta­
blezcan predominantemente con objetos totales, lo cual implica
ambivalencia, y por lo tanto emergencia del conflicto movilizado
por la lámina, el cual debe captarse y de alguna manera resol­
verse. Si la resolución se da en un nivel depresivo y genital esta­
ríamos frente a un nivel de adaptación óptimo. Es importante que
la vivencia del conflicto implique lucha por parte del Yo, la cual
debe tomarse como un indicador positivo para una futura labor
terapéutica. Lo contrario es el sometimiento pasivo del Yo a ele­
mentos amenazantes de sí, sentidos como propios o proyectados,
que paralizan y evitan luchar utilizando la capacidad del Yo de
percibir alarmas y defenderse. En una buena adaptación las ansie­
dades son predominantemente depresivas y no persecutorias o con-
fusionales (aunque las ansiedades con fusiónales son las que mu­
chas veces detectan la capacidad de lucha y el intento de salir de
una situación muy persecutoria).
Veamos ahora lo que esperamos encontrar como índice de
una buena adaptación referida a las defensas. En términos gene­
rales las defensas neuróticas deben prevalecer especialmente en las
series C y B, Concedemos especial importancia a la represión, que
funciona estableciendo un buen clivaje entre lo consciente y lo
inconsciente. Su inadecuado manejo implica una excesiva endeblez
o labilidad que llevaría a la invasión de los contenidos del proceso
primario. El control del sadismo es otro mecanismo defensivo que
se torna adaptativo si se lo incluye dentro de la constelación de­
presiva al servicio de la protección del objeto. El control omnipo­
tente estaría dentro de la defensa maníaca (controlar el objeto,
por ejemplo, a través de la identificación proyectiva). Un dis­
creto grado de idealización, en el sentido de ponderar las bondades
del objeto dador, es un indicador de buena adaptación; la idea­
lización extrema, en cambio, estaría mostrando una velación on la
que el objeto idealizado paraliza al Yo y lo mantiene en un vínculo

151
muy dependiente. Esta idealización suele fracasar por el incremen­
to de envidia que pone en marcha, y el fracaso trae aparejada la
emergencia de la persecución subyacente.
Con respecto al nivel de evolución en que se dan las relacio­
nes objétales, el T.R.O. provee de estimulaciones importantes en
todos los niveles. Un índice de buena adaptación sería la emer­
gencia de fantasías coherentes con el nivel de evolución psicosc-
xual que la lámina estimula. Al mismo tiempo, es importante que
las distintas fantasías converjan en un nivel de integración geni­
tal, por ejemplo láminas de pareja y de conflicto edípico.
Pasando ahora a la variable “la historia como trabajo”, espe­
ramos que se ajuste a la consigna, que sea coherente, lógica, que
incluya los tres tiempos con acentuación del presente, y trate de
resolver el conflicto específico que plantea cada lámina. Es im­
portante que no haya decentración del conflicto. Esto podría ocu­
rrir por ejemplo cuando la lámina plantea una situación grupal
y el paciente elabora el conflicto a nivel de la pareja.

I n d ic a d o r e s e n c a d a l á m i n a

Al. Es la primera lámina y enfrenta al paciente con su soledad


en una situación regresiva de dependencia. Nos podemos plan­
tear si a través de esta lámina es posible extraer elementos útiles
en la consideración de una posible relación terapéutica, dado que
lo enfrenta con la soledad, con situaciones regresivas, amenazantes,
etc. La situación de dependencia creada por el estímulo nos per­
mite explorar la relación transfercncial a través de las alusiones
que puedan aparecer en la inclusión de un segundo personaje.
También aparecen fantasías de enfermedad y curación. Es la pri­
mera lámina que lo enfrenta con la soledad, con su salud, con su
enfermedad, con sus aspectos adaptativos y patológicos, y a través
de la cual pueden explicitarse ciertos recursos de curación, de
eventual adaptación o de sometimiento a la situación con solidas
más o menos extremas. Hay historias en las que se ve claramente,
que la única salida en esc momento es el suicidio o el “acting"’
psicopático. A medida que progresa la administración del test y
elabora intensas ansiedades persecutorias ya no incluirá defensas
de este tipo. Aparecerán en la lámina en blanco, por ejemplo, fan­
tasías acerca de su futuro con un mejor grado de adaptación (pie
el de la lamina A l. Esto sería hasta cierto punto la situac ión
152
experimental de cómo se maneja un paciente en su viaje a la inte­
rioridad, mirando hacia adentro y al mismo tiempo en continua re­
lación con el afuera, qué es lo que ocurre a través de todo ese
viaje: si vislumbra la posibilidad de seguir adelante o de regre­
sar y quedar detenido, si se enriquece y se fortalece durante el
proceso o, por lo contrario, sus defensas van disminuyendo y apa­
rece mucho más débil que cuando empezó.

A2. Las historias de pareja que estimula la lámina pueden ana­


lizarse desde distintos ángulos, ya que no siempre aparece la
pareja de la historia como relación con un objeto externo. Este
sería un nivel de análisis, el otro es interpretar la pareja como pro­
yección de la propia relación interna bisexual, o una pareja más
primitiva en relación con el vínculo actual (por ejemplo, una pareja
matemo-filial con fantasías orales). Este tipo de vínculo puede
compararse con otras parejas que aparecen en el test en situaciones
de mayor realidad, como por ejemplo la B2. El índice de adapta­
ción ele un conflicto manifiesto tiene que ver con la modalidad en
que éste se presenta, dado que la explicitación no necesariamente
es un buen índice de adaptación. Según la modalidad en que apa­
rezca, la explicitación puede ser una negación maníaca de aquello
que subyace y que es evidentemente la verdadera patología. Por
ejemplo, la adición de un tercer personaje por intolerancia ante la
situación de pareja, un niño en el medio, un embarazo, un pro­
yecto de embarazo, pueden ser fantasías de reparación maníaca
de la pareja, que encubren un vínculo deteriorado, arruinado, esté­
ril, frustrante, etc/Suelc suceder que esta segunda lámina provo­
que una sensación de alivio para quienes están muy asustados
por la situación de soledad o de enfermedad y las fantasías inclui­
das que ha movilizado la Al. El hecho de tener un objeto acompa­
ñante dado por el estímulo (y no producto de una adición perso­
nal) tranquiliza. En esta lámina de pareja puede aparecer un víncu­
lo de tipo fóbico en el que la pareja sirve para negar, enmascarar
o evitar lo que apareció en la primera lámina.

A3. Esta lámina promueve vínculos que enfatizan la separación,


la despedida o la llegada, movilizando fantasías sádicas, cargadas
de muerte que no se expresaban tan claramente en otras láminas

153
triangulares; el componente amoroso esta menos acentuado. La
resolución del conflicto edípico tiene una mayor carga sádica por
las fantasías de muerte que moviliza específicamente esta serie A
y no por la presencia explícita de escenas de contenido sádico.
Evoca situaciones irreversibles C irreparables de separación: el hijo
que se aleja muy arrepentido pero que no vuelve más, que enfer­
ma a los padres, que los deja llorando para siempre. En la B3, poi
ejemplo, la situación está centrada en alguien que espía a una pa­
reja en actitud amorosa, las fantasías están puestas más en el terce­
ro excluido, frente a una pareja que se mantiene unida. En A3, en
cambio, puede aparecer el daño hecho a la pareja, cubriendo un
espectro que va desde una constelación de tipo esquizo-paranoide
a otra predominantemente depresiva. Si el paciente muestra mayor
carga de sadismo en esta lámina que en las situaciones triangula­
res de las otras dos series, tal conducta es considerada por nosotros
como un buen indicio.

AG. Moviliza predominantemente ansiedades depresivas que


pueden llevar a elaboraciones melancólicas o maníacas como antí­
podas. Es importante la aparición de la culpa y los afectos relacio­
nados con la depresión misma (la tristeza y el penar por el objeto
perdido). La contraposición de los dos grupos permite que en el
mismo Yo podamos ver los aspectos destruidos y los reparadores.
Hay una parte clcl Yo que pena por el objeto perdido (elaboración
típica del cementerio). Otra manera de enfrentarse con la lámina
sería ver un picnic, gente tomando sol, una fiesta, etc, (típica ela­
boración maníaca). Suelen movilizarse también defensas maníacas
vinculadas a una estructura más esquizoide, tal como ver un par­
que con estatuas, ejemplo que implica deshumanización y cosífica-
ción con "congelamiento” de los afectos. Otro tipo de elaboración
maníaca es aquella en la que predomina la idealización omnipo­
tente a través de personajes inmortales (dioses, ángeles) o que va
han superado la muerte física y renacen a otra vida, ahora eterna
(espíritus, ánimas, santos, etc,).
Otra constelación es aquella en la que predomina el sadismo
y la ansiedad y culpa persecutorias: escenas de juicios, inquisi­
ción, Ku-KIux Klan, condenas a muerte crueles, suplicios, etc. En
estas elaboraciones el Yo sucumbe frente a un Superyó muy c ruel,
y cabría caracterizarlas como paranoides y melancólicas.

154
Lo más adaptativo sería la posibilidad de percibir el conflicto
frente al duelo y utilizar defensas depresivas con disminución
del sadismo. Aun cuando en la historia se dé una elaboración
parcial, es importante que por lo menos una parte del Yo esté com-
prometida a travos de la inclusión de un personaje, por ejemplo,
que se hace cargo del llanto y de la pérdida a pesar de que otros
permanecen indiferentes.
A veces se capta el clima depresivo sin poder elaborarlo a nivel
de drama humano. Se lo desplaza a un paisaje helado, en donde no
hay dolor, porque sus habitantes (focas, pingüinos, etc.) viven
en ese ambiente y lo helado no les hace sufrir puesto que es su
habitat: negación maníaca de la capacidad de sufrir por las per-
elidas aunque adaptada a la realidad.
Las historias en torno de picnics o fiestas implican el predo*
minio de la elaboración maníaca con menor adaptación a la reali­
dad. Esta lámina sirve de jalón para compararla con los duelos
movilizados por las otras series, fundamentalmente por la lámina
C2, donde aparece la situación depresiva a nivel adulto, la pér­
dida de una parte del Yo o la pérdida de la pareja. El tratamiento
del color es muy semejante al de la serie A, y el color predomi­
nante es el azul. El tercer término de comparación seria la lámina
en blanco.
A través de este trabajo podríamos apreciar la capacidad de
reparación a distintos niveles: cómo elabora la pérdida del psicó­
logo a través de cuyo vínculo ha revivido sus pérdidas, y cuáles
son sus fantasías reparatorias explicitadas en los desenlaces. Com­
parar distintos niveles de elaboración de duelos es un punto clave
en el psicodiagnóstico: nos permite prever posibles resultados te­
rapéuticos, abandonos de tratamiento, o buenas adaptaciones a los
mismos, así como también cambios adaptativos sin recursos tera­
péuticos.
Hacerse cargo de la depresión que moviliza la lámina AG
supone la posibilidad de una cierta capacidad de elaboración de
la situación de duelo, que se expresa a través de la historia misma,
de su riqueza, del contenido de sus vínculos, de las defensas utili­
zadas y de la capacidad yoica de reparación. La pérdida y la
culpa por la muerte del objeto que aparece en la historia no deshace
ni castiga al Yo hasta el punto de paralizarlo e impedirle su funcio­
namiento. Debe detectarse además el tipo de ansiedad predomi­
nante (decimos predominante porque no necesariamente tiene que

155
aparecer ansiedad depresiva en bloque); puede coexistir con ansie­
dades confusionales que representen un pasaje hacia la repara­
ción o el fortalecimiento de la constelación esquizo-paranoide. Es­
tas vicisitudes se dan en la historia de esta lámina o en otras.

B l. Ante esta lámina el paciente se puede reconocer solo, en


un ambiente un tanto hostil, frío, desprovisto de calidez, pobre.
Le brindamos muy pocas posibilidades para defenderse de la sen­
sación de estar solo consigo, dado que los pocos objetos son senci­
llos y austeros como para no favorecer la permanencia en la propia
interioridad. La descripción no es una defensa exitosa el franco
desplazamiento de lo proyectado a un afuera es favorecido por el
estímulo. Hacerse cargo de lo que ocurre al volverse hacia aden­
tro tiene implicancias para un futuro terapéutico; por ejemplo: el
paciente puede verbalizar si es capaz de quedarse adentro y no
escapar. Hay muchos examinados que cuando llegan a esta lámi­
na fantasean estar en una pieza de hotel, en un cuarto de pensión,
en un lugar de corta permanencia, lo cual mostraría una incapaci­
dad de asumir la identidad en forma permanente y la sensación
de entrar en algo prestado, alquilado, ajeno. En ciertos casos se
menciona un cuarto de hospital o sanatorio, mostrando cómo “me­
terse dentro” tiene especialmente que ver con la enfermedad y la
búsqueda de un continente apropiado para curarse.
Otro ítem importante se refiere a la fantasía acerca de cómo
sale de allí (cumpliendo con la parte de la consigna que alude al
futuro): si sale con miedo, con ganas de volver, después de haber
sentido que ha realizado algo, que ha tomado contacto consigo
mismo, con real curiosidad, o si por lo contrario entra y sale rápi­
damente o entra sólo para dormir, evitando tomar contacto con
Ii» de adentro. Entrar implica también todas las fantasías de en­
cuentro con lo que tiene adentro (fantasías de desorden, de revol­
tijo, de robo, de descuido o, por lo contrario, de orden rígido).
Esta última posibilidad podría ser considerada una dificultad en el
futuro tratamiento, en cuanto implica romper el xtatu quo , cesa
que para el paciente puede significar el caos.
En cuanto a salir, que podría ser asimilado a la capacidad de
reorganización del Yo posterior a la regresión, puede aparecer en
esta lámina mediante: negación de lo ocurrido a través del sueño
(el protagonista se va a dormir y en cuanto se despierta se va para
el trabajo); proyección en rl afuera de lo que no se puede aceptar

156
adentro (situaciones peligrosas o siniestras en la calle); defensa
maníaca (en la casa del protagonista hay una fiesta familiar, sube
a cambiarse y se incorpora a la fiesta).

B 2 . E .slalámina plantea una situación ele pareja con ciertas ca­


racterísticas: el árbol, como contenido de realidad, es un ele­
mento vivido generalmente como protector, y a la casa se le adscri­
bí en importantes connotaciones. Esta es una lámina de pareja en
tanto son dos seres humanos bien discriminados; no obstante siem­
pre aparece un tercero que incluye y contiene o, por lo contrario,
twcluye y mantiene afuera (por ejemplo, la casa suele convertir­
se en un mal continente para la pareja, que no puede entrar en
olla). La casa puede así movilizar fantasías de ataque a la pareja
que, en la relación transferencial o en el vínculo terapeuta-pacien­
te, tienen importancia. El estímulo posibilita la proyección de fan­
tasías de futuro y unión (lo que se puede construir juntos) y,
por otro lado, fantasías de separación. Es importante ver, en una
siutación “de afuera”, cuál es el contenido que se le da al “adentro”
y cuál es el grado de disociación respecto del afuera o viceversa.
El “afuera” puede tener características idealizadas, de gran p r o ­
tección y apoyo, de gran ensoñación, sirviendo la casa como depo­
sitaría de todos los elementos negados, proyectados y no tolerados
de la pareja. Afuera hay una pareja idílica, confiada, y adentro
hay una madre o un padre que no permiten, que tiranizan, etc.
También aparecen fantasías relacionadas con la actividad sexual y,
en este sentido, puede estar disociado un afuera permisivo o in­
cluso cómplice (frecuente en las parejas adolescentes) y un aden­
tro atacante o represor que obliga a la pareja a refugiarse en un
afuera permisivo.
Es importante cotejar la disociación establecida en esta lámi­
na con la de la B l, La pareja afuera también nos está mostrando
la fuerza del mundo externo en tanto signifique apoyo, privación
o ataque. La pareja que se fantasea normalmente es una pareja
adulta, hecho importante desde el punto de vista pronóstico, que
nos permitirá apreciar los vínculos adultos de una posible pareja
terapeuta-paciente, requisito importante en el planeamiento tanto
ele una terapia larga como de una breve, pero fundamentalmente de
vsta última (alianza terapéutica, parte adulta de la personalidad).

157
B3. Desde el punto de vista del contenido de realidad, esta
lámina presenta la situación de un doble continente: se está afue­
ra de algo (habitación, sugerida por el sector blanco con la puerta),
pero dentro de otro algo que lo incluye (marco más oscuro en
primer plano). El drama no sucede en la calle, por ejemplo, sino
en el hall de una casa de departamentos o de un teatro, en un
pasillo, en un hospital, etc. (No es el caso de la lámina B2, en la
que la situación externa y la relación interno-externo es claramente
visualizable.) En lo relativo a contenido humano, esta lámina
facilita la fantasía de exclusión del tercero en términos de vela­
ciones espaciales: un personaje en primer plano espía a dos que
están en el fondo. La exclusión del tercero en la lámina C3 puede
hacerse incluyendo fundamentalmente el tiempo, por las caracte­
rísticas del estímulo: es alguien que se está por ir, es alguien a
quien se está por echar, o es alguien que está peleando con otro y
se va. Aquí es uno que está a distancia de otros dos, respecto de
los cuales está separado por un espacio. A través de esa espacia!i-
dad se puede compaginar toda una serie de fantasías, no sólo de
exclusión sino de inclusión. En la percepción es frecuente que la
pareja se convierta en tres: un bebé en los brazos, una mujer
embarazada o un chico entre medio. La intolerancia a la exclusión
espacial hace que el tercero quede en primer plano, pero al mismo
tiempo se incluya n se meta dentro de la pareja (utilizando el
borde redondeado superior izquierdo).
Otro caso sería aquel en el que se tolera estar afuera, pero al
mismo tiempo se incluye en la pareja como un bebé. Otra varian­
te suele ser nc incluirse en el medio sino hacer pareja con uno
de los padres y excluir al otro, que queda en primer plano. Tam­
bién so puede cosificar al tercero, con virtiéndolo en una estatua.
Habría otras alternativas posibles: se disocia incluyendo una
parte regresiva dentro de la pareja (bebé en brazos o embarazo 1 y
otro aspecto más adulto queda como tercero en primer plano (esta
inclusión se hace sobre la base del mantenimiento de una ima­
gen de pareja unida.) La tercera alternativa, que consideramos
como menos adapta ti va, consiste en la inclusión do un hijo ma­
yor junto a los padres, lo cual implica una disociación especular
con fuertes componentes narcisistas, como una solución de compro­
miso frente a la exclusión.
Desde el punto de vista pronóstico, lo más adecuado sería la
elaboración de la situación de exclusión, la presencia del tercero
frente a una pareja unida.
158
En general, en esta lámina y en todo el test existe la posibi­
lidad de que el paciente nos muestre los distintos vínculos interac-
tuando. A mayor exclusión o negación aperceptiva, mayor temor
a las identificaciones proyectivas y mayor dificultad para las rein-
troyecciones posteriores. Estas dificultades las podremos compro-
bar tanto en la devolución como en una futura terapia.

BG. Esta lamina plantea una exclusión en relación con un grupo


de pares.
A través del contenido de realidad se plantea, como en la
B3, la situación de exclusión espacial. En este caso hay un afuera
y un continente que, si bien no es completo, permite proyectarlo
como un continente entero sin forzar demasiado el estímulo. Las
fantasías aluden a minas, convento, colegio, estación, hospital, etc.
Igual que en la B1 aparecen fantasías de continente pasajero
(estación) o estable (convento, escuela, etc.) y también fantasías
de enfermedad y curación.
En nuestra experiencia, ésta es una lámina muy útil para com­
prender la dinámica de lo que siente el paciente en torno de una
posible alta. La conformación del estímulo hace que en esta oca­
sión lo espacial refuerce el pedido incluido en la consigna res­
pecto de la secuencia temporal: el paciente puede fantasear lo
que el personaje siente que queda adentro y atrás y lo que queda
afuera y hacia adelante, cosa que nos permite entender sus recur­
sos internos frente a sus expectativas de reintegro al medio. O sea,
el que se va puede’mirar hacia lo que deja y pierde, con envidia,
con nostalgia, con desprecio, con agradecimiento y/o estar abierto
a un futuro dado en el estímulo por esa especie de vereda. Por
ejemplo, hay pacientes que frente al alta extrañan y no pueden
tolerar el recorrido (en la fantasía) de ese tramo entre la entrada
y la vereda, o sea entre el pasado y el futuro. Están en medio de
la calle o la vereda y no pueden tolerar estar allí. Es tan grande
su sensación de soledad, de inseguridad, de no sentirse fuertes
para encarar el futuro, que miran al grupo que quedó dentro
como el que les provee de mayor seguridad, a pesar de que es
el grupo enfermo. Resulta paradójico que mientras están adentro
muestran una profunda envidia por el sano que está afuera (el
médico, el psicólogo, las enfermeras, las visitas) y que puede
entrar y salir; al mismo tiempo, cuando están afuera como sanos,

159
envidian la seguridad del que quedó adentro del hospital, al que se
vive como continente seguro. Tal es lo que sucede cuando no pue­
den hacer el pasaje, cuando no consiguen elaborar la pérdida que
significa la mejoría.
Para el enfermo mental o el delincuente esta es una prueba
de realidad respecto do las condiciones internas en que se halla
para funcionar nuevamente fuera del hospital o de la cárcel; mu­
chas veces están saliendo y las fantasías son de volver. La recidiva
ya esta presente, porque internamente no se sienten fuertes como
para poder arreglárselas solos. Para un adecuado pronóstico debo
ponderarse la fortaleza o debilidad en función del resto del mate­
rial que brinda el test.
Esta lámina también permite la aparición de fantasías de ex­
clusión del grupo en relación con temores homosexuales, conduc­
tas agresivas impulsivas, que en ocasiones se pueden tomar en
cuenta cuando se piensa derivar hacia una terapia grupal. Suelen
aparecer también temores ante el contacto en pacientes con ca­
racterísticas esquizoides (nadie tiene que ver con nadie, es gen­
te reunida esperando un tren o algún otro vehículo). Puede distor­
sionarse la situación de individuo-grupo y trasformarse en una
pareja rodeada de otros individuos (un personaje aislado en pare­
ja con el más alto del grupo ele cinco: dos maestros que conducen
un grupo de alumnos). Una manera de atenuar las ansiedades
paranoides suscitadas ante la exclusión respecto del grupo es otor­
garle al excluido un rol de líder, que controla la acción que ejerce
el grupo. Cuando esto no se logra, el grupo aparece confabulado
o conspirando contra el excluido.
Los adolescentes proyectan frecuentemente y con claridad
temores de violación, de ataque, de parte de un grupo vivido como
patota o, inversamente, el grupo es el que ayuda, controla, escla­
rece frente a la confusión (ayudando a alguien que está perdido).

C l. Esta lámina, por sus características y por ser la número


12, condensa todo lo que piensa y siente cl paciente en relación
con la despedida del psicólogo. Por lo tanto, implica también la
identificación proyectiva con el psicólogo a través de la cual nos
muestra cómo se ve él, cómo quedó después de la prueba y con
qué cuenta para enfrentarse con la despedida, con la terminación
clel test y cl eventual comienzo de un tratamiento. Por las carac-

160
ti-rísticas del estímulo pueden aparecer fantasías en distintos nive­
les de la evolución psicoscxual: orales, anales y evcntualmente
genitales. Esta lamina permite entender lo que siente el paciente
con respecto a mirar y ser mirado por el psicólogo. Si él acepta
mirarse, evidentemente va a aceptar que lo miren: esto es prc-
condieión de una acción terapéutica. Para poder ayudar y ver lo
que ocurre dentro, hay que eontar primero con la anuencia de
aquel que necesita ser mirado. Si eso no se da, nos hallaremos ante
una serie de resistencias que se opondrán a la intervención tera­
péutica. Sabremos, en primer lugar, qué posibilidades hay de una
intervención a esc nivel, y también lo característico del contenido
de esa aceptación o resistencia a que lo miren.
Es la lámina que presenta mayor contenido de realidad. El
acento puede re caer en elementos accesorios e incluso bizarros, o
bien en los que realmente resaltan y movilizan la fantasía en la
mayor parte de* los pacientes. La presencia del color intrusivo
( distinto del rojo intrusivo de* la C3) se convierte a veces en el ele­
mento disonante que puede movilizar confusión. Estimula la crí­
tica proyectada, es decir la crítica do objeto más que la crítica de
sujeto, en términos dt* Rorschach. Podemos comparar el repasa­
dor o la toalla cle esta lámina con la de la B l. En ésta, la toalla
sirve como signo de que la cama está deshecha, o está bien hecha,
pe ro algo quedó afuera, en desorden, poniendo tanto en este ele­
mento como en el de la C1 la necesidad de control.
Esta lámina, permite la proyección de aspectos de calidez hu­
mana, de vida, creadores, tanto a nivel de alimento como a otros
niveles. En nuestra experiencia esta lámina es importante sobre
todo en las mujeres, porque allí se proyectan fantasías de esteri­
lidad o creatividad; en los hombres nos permite ver de qué ma­
nera está elaborada la fase femenina, cómo es vivido el interior del
cuerpo de la madre que posee elementos de todo tipo, que alberga
la posibilidad de todos los contenidos.
En general las mujeres con muchos problemas con la creati­
vidad, las mujeres estériles o las que fantasean que lo son o que lo
serán, perciben una habitación donde no hay vida, donde no hay
nada que hacer, excepto limpiar (típico control obsesivo de las
fantasías anales o las fantasías de cloaca, básicas para comprender
la psicología femenina').
En esta lámina hay un afuera y un adentro. Existe la posibi­
lidad de proyectarse en la figura que está afuera: la sombra, o fan-

161
tascar lo que puede hacer suyo un sujeto en el continente o el
adentro. Por otra parte aparecen las posibilidades de la relación
entre id que está afuera y el adentro: qué es lo que hace allí
adentro, qué es lo que siente (reaparecen las fantasías de la B1 de
entrar y salir rápido o de entrar y quedarse en un lugar acogedor
o entrar para limpiarlo o entrar para robar). Se pueden ver las
distintas modalidades de quedar contenido en algo. Desde el pun­
to de vista pronóstico implica también entender cuál es la viven­
cia del continente terapéutico.
Si el de afuera no se percibe, está omitiendo la parte de él
que ha mirado proyectada en cl psicólogo y que no puede aceptar.
Esta negación está relacionada con fantasías muy destructivas res­
pecto de mirar y ser mirado. La aceptación de mirar y ser mirado
implica una fantasía reparatoria en ese vínfculo que conduce a una
actitud de aceptación de la intervención terapéutica y por lo tanto
contituye un índice de buen pronóstico.

C2. Esta lámina estimula fantasías de pérdida con mayor con­


tenido de realidad que la AG y permite una comparación de
distintos niveles de elaboración del duelo. Es una lámina muy
interesante para investigar en los jóvenes la relación que estable­
cen entre el futuro y la existencia misma. En los pacientes adul­
tos maduros y ancianos podemos apreciar la relación de la pareja
frente a la separación, la enfermedad y la muerte.
Los sentimientos depresivos, que pueden aparecer en cualquier
edad, en los jóvenes o adolescentes se centran alrededor de la
muerte de los padres. El personaje que se acerca es portador de
fantasías reparatorias (viene a ayudar, a curar, a aliviar, a cuidar)
o destructivas o amenazantes (viene a robar, a atacar, a asus­
tar, etc.), n fantasías de fracaso de la reparación, ligadas a senti­
mientos de desesperanza (llega tarde y se enfrenta con la muerto
consumada). En relación con esta última posibilidad, es impor­
tante ver qué clase de vínculo mantiene con el objeto. Cuanto más
lejos ubica al sujeto respecto del objeto muerto que provoca culpa,
más difícil se torna la posibilidad de vivcnciar y elaborar la situa­
ción depresiva.
La muerte puede aparecer negada (no ve a la persona de
adentro) y desplazada al contenido de realidad o al contexto de
realidad: casa triste, arruinada, sucia, que está por quemarse o que

162
está quemándose. La lámina C2 puede convertirse cotonees en otra
B l, si no se puede tolerar un aspecto del estimulo que implica tole­
rar la muerte o la enfermedad del objeto. Se narrará una historia de
soledad similar a la de la B1, en la cual la relación de pareja, con
su componente de reparación o de destrucción, queda escindida.
Las elaboraciones de mejor pronóstico están dadas por el esposo
que va a ayudar, el hijo que viene a cuidar, el médico que viene
a curar. La gravedad de la enfermedad, su pronóstico y la irre-
versibilidad de la situación muestran las posibilidades reparato­
rias que se reserva el Yo del paciente. Cuando el paciente ha atra­
vesado por una situación de pérdida real, esta lámina nos permite
evaluar cómo se ha dado la vivencia de pérdida de partes del Yo,
en un nivel distinto de aquellos otros casos en los que la pérdida
sólo se fantasea.
El modelo de elaboración de la C2 es distinto de la AG no
sólo por el contenido humano sino también, y básicamente, por
el contenido de realidad, que permite una mayor inclusión de
elementos adultos que los de la AG.
En general, hay coherencia entre una elaboración del duelo en
la AG y )a C2. Cuando esto no ocurre, tenemos que pensar que
en la C2 está colocado un elemento más actual en relación con
una pérdida de objeto real o fantaseada o con una pérdida de
aspectos narcisistas vinculada a una situación crítica (crisis de
madurez, menopausia) o una combinación de ambas (casamiento
de hijos, etc.). En estos casos pueden aparecer elaboraciones más
maníacas en la C2 que en la AG (a la menopausia pueden contra­
poner, por ejemplo, la necesidad de nuevos hijos, aparecer histo­
rias referentes a , promiscuidad sexual, identificaciones con per­
sonajes muy jóvenes que comienzan de nuevo a vivir, lo cual im­
plica que no se acepta sentir lo vivido como perdido). De ahí la
importancia de evaluar las capacidades potenciales para elaborar
los duelos a través de las comparaciones entre distintas láminas
y series.
El tratamiento del color rojo difuso en esta lámina permitiría
la aparición de emociones de calidez, de protección, que contri­
buirían a morigerar las ansiedades paranoides derivadas de una
mala elaboración depresiva (velas de color amarillo).
En nuestra experiencia con la edición argentina, en la que el
rojo es casi un marrón, la calidad paranoide de las ansiedades que­
da reforzada.
G3. Desde cl punto de vista del contexto de realidad es im­
portante tener en cuenta las dos formas en que aparece el color:
intrusivo y difuso. El rojo intrusivo moviliza fantasías de ataque,
proyectadas en forma de crítica de objeto ("esto no lo entiendo",
"esto es disonante", "esto está fuera de lugar", etc.). El difuso, por
su parte, moviliza emociones de calidez, protección, a través de
esa semipenumbra que, en última instancia, ayudaría y tranquili­
zaría atenuando los efectos del shock.
Esta es la primera lámina que enfrenta al paciente con una
situación de tres en un interior continente con un rico y discri­
minado contenido de realidad y con un contexto de realidad cuyas
características ya mencionamos. Es importante que uno de los
tres personajes, vistos como adultos, sea percibido como mujer de
manera clara. A partir de este personaje (distorsionado o no) se
establece cl triángulo, contando con una figura de pie, visualizada
como masculina. La inclusión o exclusión del tercero está deter­
minada por una figura sentada de espaldas, a la que se le pueden
atribuir distintas características (adulto, chico, hombre, mujer, pa­
sivo. activo, incluso ausente). Por ello esta lámina permite la pro­
yección de partes adultas de la personalidad, importantes en una
evaluación diagnóstica y pronostica. Por la configuración espacial
del estímulo, la exclusión tiene que darse a nivrl aperceptivo más
que perceptual.
En cambio en la A3 y en la B'L a través del tratamiento del
espacio, del juego de sombras y luces, es más sencillo excluir al
tercero, puesto que de hecho está separado de los demás. Aceptar
la situación planteada por cl estímulo implica expresar, y al mismo
tiempo controlar, las fantasías y en lociones que acompañan la pro­
yección de la situación triangular.
Si estas fantasías y emociones se expresan en un nivel genital,
el Yo muestra su posibilidad de integrar y discriminar, ocupando
los celos un lugar importante en el drama. Esperamos también la
aparición de fantasías pregcnitales (orales) dentro del contexto
de lo genital. En cambio consideramos más difícil la aparición de
fantasías menos discriminadas, de pareja combinada.
Los mecanismos defensivos que suelen utilizarse cuando en­
frentar la sil nación triangular resulta altamente conflictivo, son,
por ejemplo: la negación, que implica percibir las tres personas
como del mismo sexo y edades semejantes ("amigos charlando
y tomando café ); convertir en niñu a uno do los personajes, para

164
retrotraer Ja situación cdípicu a la infancia. (Si el niño es visto
en el personaje que habitualmente es percibido como mujer, la
figura a la izquierda, sentada, nos hallamos frente a una distor­
sión más grave.) En este orden también está la distorsión que
consiste en percibir el sillón o la mesa como una cama, observada
en el protocolo de psicóticos.

CC. Es una de I.is que favorecen las distorsiones perccptna­


les. El tema es: autoridad versus grupo o viceversa. Por su dis­
tribución espacial, esta lámina permite, como ninguna otra, incluir
variables: “arriba", “abajo"; desplazarse: "subir", “bajar". Este
“ arriba" y 4abajo" nos permite entender toda una serie de disocia­
ciones (además de la ya planteada: líder versus grupo); por ejem­
plo: mente-cuerpo, Superyó-Yo y Ello, mundo interno-mundo exter­
no, fantasía-realidad, etc., y también el grado de contacto entre
los aspectos más o menos disociados. Por ello es posible apreciar
cómo funcionan la disociación y la represión. En un paciente que
pueda reprimir exitosamente se da la posibilidad de que contacten
los aspectos supcryoicos o de control yoico puestos en la figura
de arriba con los más impulsivos o corporales proyectados en el
grupo de abajo. En cambio, alguien que está funcionando con
fuertes mecanismos de disociación no logrará que ambos aspec­
tos proyectados entren en contacto. Por eso, en muchas historias se
refieren a lo de abajo diciendo: "esto es la sombra de algo, poro
realmente no tengo idea de lo que es". O sea, lo reprimido está
mucho más cerca de la conciencia y es posible que aparezca con
claridad en el interroga torio. Es de buen pronóstico que el conte­
nido humano sea visto en los dos elementos que proporciona el
estímulo, que haya algún tipo de contacto entre estos dos elemen­
tos, que no aparezca la idealización extrema en lo de arriba y el
gran poder destructivo, perseguidor, en lo de abajo (grupo), o vice­
versa, sin posibilidad de unión. Esto se da en historias en las que
el grupo asume todas las características reivindicatorías del Yo (por
ejemplo: es un grupo maltratado, sometido a trabajos forzados,
estudiantes que protestan, etc.), y el personaje de arriba es el que
ha producido el daño de alguna manera, es decir que está ca­
racterizado como objeto perseguidor que ataca, que daña al Yo.
Es importante apreciar cómo une el examinado ambos elementos
y qué solución 1c da al conflicto.

165
Si el de arriba escuchará las demandas de los de abajo, si
el grupo va a tener en cuenta al de arriba, si la destrucción va
a ser total, si quedan aspectos rescatables que pueden trascender
o no: en esta interacción es importante analizar qué es lo que se
salva, qué aspecto se repara o si, por lo contrario, no queda nada
porque la aniquilación es completa.
La lámina permite que, frente a la aniquilación total, se mo­
vilicen fantasías de reparación maníaca con contenido mesiánico.
En la edición argentina no se nota con claridad el blanco brillante
de la edición inglesa que, como lo señala Phillipson, sería un ele­
mento más para marcar la separación espacia! (arriba, abajo). Una
distorsión que nos parece importante es negar al de arriba como
alguien que se desplaza hacia abajo, trasformándolo en alguien que
se desplaza lateralmente, por ejemplo un nadador o corredor, rom­
piendo así el vínculo estimulado por la lámina que resulta muy
conflictivo.
*

Lámina en blanco. En ella la investigación se centra en la si­


tuación de separación, y es importante estimar comí) quedó el
paciente, cómo siente <jue queda su relación con el psicólogo, si
éste funcionó como depositario o si por el contrario representó un
buen continente de sus identificaciones proyectivas. Las fanta­
sías concomitantes son: qué tengo yo, ahora que me separo, para
enfrentarme con mi enfermedad, con mis problemas, con mi futuro,
con mi soledad. Sirve para comprender todos los afectos que se mo­
vilizan con la situación de pérdida, y las posibilidades de recupe­
ración frente a ella. Esto es, quizá, lo más importante: cómo salió
de allí y qué capacidad tiene de instrumentar lo que ha hecho, si
la experiencia le sirvió o si quiere negar todo lo visto. Lo primero
supone una elaboración depresiva, lo segundo, una elaboración
maníaca. La elaboración depresiva implica la aceptación del sufri­
miento que implica estar enfermo, precondición para iniciar cual­
quier tipo de tratamiento y aceptar ayuda. La elaboración ma­
níaca es una negación, como defensa frente a todo lo que moviliza
la separación o una desvalorización del proceso, para negar la
dependencia respecto del psicólogo. Otra posibilidad es aceptar
la dependencia en un nivel muy regresivo, donde cl psicólogo es
el que aparece como el que abandona. Frecuentemente estos pa­
cientes experimenten sensaciones de vaciamiento, robo, ataque, etc.,

166
mostrando un predominio de culpa persecutoria. Deseamos desta­
car la importancia de comparar la producción de esta lámina no
sólo con las restantes, sino específicamente con la lámina 1 (A l).
Las comparaciones nos permiten analizar los altibajos a través de
la secuencia y apreciar si ha habido posibilidades de rectificar
determinadas fantasías, cumpliendo un proceso de elaboración pro­
gresiva.

Bibliografía

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Barcelona.
Friedenthal, H., “Recomendación de psicoterapia a partir del diagnóstico psi­
cológico"', Acia Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, no 14, 1968,
p. 149.
klopfer, B.» Técnica de psicodiagnóstico d e Rorschach, Paidós, Bs As.
Murray, E l Test d e Apercepción Temática, Paidós, Bs. As.
Phillipson, H., Manual del Test d e Relaciones Objetóles, Paidós, Bs. As.
Phillipson, H., “ Una breve introducción a la técnica de las relaciones objé­
tales”, trabajo traducido y publicado para uso interno por la cátedra de
Técnicas Proyectivas, U.N.B.A.
Schafer, R., T h e Clinical Application of Psychological Tests, Int. Univ. Press,
N. York, 1959.

167
Capítulo V I

El Test de apercepción infantil


(CAT) de L. y S. Bellak
1
Pautas de interpretación
del Test de apercepción infantil
(CAT-A) de L. Bellak
Sara Baríngoltz de Hirsch

Este trabajo surge de la necesidad —establecida a través de la ex­


periencia de varios años en la Cátedra de Técnicas Proyectivas de
la UNBA— de modificar parcialmente algunos de los esquemas
de administración e interpretación del CAT.
Como se sabe, históricamente se le debe al Dr. Kris la idea
de que a los niños les resulta más fácil identificarse con anima­
les que con personas, señalando la dificultad que, en este sentido,
creaba un instrumento como el T.A.T. Bellak se hace cargo de
esta reflexión y se aboca a la confección de un material distinto
del T.A.T. y del Symonds, ya que el primero es más adecuado para
adultos y el segundo se puede utilizar sólo con adolescentes.
L. y S. Bellak eligen una galería de diez láminas compuestas
por personajes específicamente animales y otros ligeramente an-
tropomórficos. Los autores consideran que el CAT es un test
aplicable a niños de 3 a 10 años, de ambos sexos. Surge con el
objetivo de facilitar la comprensión de las tendencias del niño y
sus relaciones con las figuras más importantes. Así, las láminas
exploran: problemas de alimentación, rivalidad entre hermanos,
complejo de Edipo y escena primaria, agresión, miedos, mastur­
bación, hábitos de limpieza, etcétera.
Lsjf consigna ^original del test es: “J uSaremos a contar cuentos.
Tú los contarás mirando unas láminas y nos dirás qué sucede,
qué están haciendo los animales.”

17t
Bcllak propone un análisis interpretativo en función de dio/
varíhblcs: 1) tema principal; 2) héroe'; 3) las figuras son visua­
lizadas y se reacciona frente a ellas com o. . 4 ) el héroe se iden­
tifica c o n .,.; 5) figuras, objetos y circunstancias externas intro­
ducidas; 6) objetos o figuras omitidas; 7) naturaleza do las ansie­
dades; 8) conflictos significativos; 9) castigo por un crimen; 10)
desenlace. Agrega un ítem adicional; nivel de maduración.
A continuación desarrollaré algunas aclaraciones y modifica­
ciones en cuanto a la administración e interpretación del test, que
han resultado útiles en la experiencia y que se adecúan más a los
esquemas conceptuales hoy vigentes en nuestro país entre los psi­
cólogos.
Me detendré primero en la administración, ya que de ésta
depende muchas veces la posibilidad de una buena interpretación.
La consigna original favorece dos situaciones: 1) que, por el uso
de la primera persona del plural, el niño pida que el entrevistador
empiece contando un cuento; 2) que, al pedírsele acciones ( “ha­
ciendo”), se dejen de lado otros aspectos, por ejemplo, lo que los
personajes pueden estar pensando o sintiendo.
En consecuencia, propongo la siguiente formulación (que fue
estableciéndose como la más útil en la práctica de los docentes
de la Cátedra): “Te voy a mostrar algunas láminas; quisiera
que me hagas un cuento con cada una de ellas, donde me digas qué
pasó antes, qué está pasando ahora y qué pasará después." Si se
tratara de niños muy pequeños (prc-escola res), se puede pedir la
secuencia temporal en el momento propicio, preguntándole: “¿Y
qué sucedió antes?” “¿y qué sucederá después?” Si el niño se queda
en la mera descripción de la lámina, se lo sugiere que además
imagine un cuento. El entrevistador puede intervenir con pre­
guntas que aclaren más lo dicho, que funcionen como estímulo
para que el niño se explaye más o cuya intención sea lograr una
respuesta lo más completa posible respecto de la consigna. De nin­
gún modo esas preguntas deben sugerir situaciones determinadas.
En genera!, salvo con niños muy pequeños, basta con interrogar
lo suficiente en la primera lámina. Luego, si en las láminas siguien­
tes hay alteraciones con respecto a la consigna, dichas alteraciones
deben considerarse como dato significativo.
En cuanto a la interpretación propongo que se sigan estas
pautas:
1) Qué animales ve y cómo los ve. Omisiones, adiciones y
distorsiones. Percepciones y elaboraciones poco usuales respecto
de la identidad de los animales.
2) Qué otros elementos no animales se ven en la lámina y
de qué manera. Omisiones, adiciones y distorsiones en el contenido
de realidad. Comparación entre láminas con un habitat caracterís­
tico del hombre y aquellas que presentan un escenario natural
adecuado a la vida de los animales.
3) Posibilidad de dar pasado, presente y futuro a la historia.
4) Secuencia lógica o ilógica en la construcción de la historia.
5) Tipo de lenguaje utilizado (riqueza, exactitud, adecuación
a la edad, etc.).
6) Posibilidad de fantasear, capacidad creativa.
7) Tipo de interacción entre los personajes a nivel descriptivo.
Planteo de la problemática.
8) Cuál es el tema de las relaciones objétales inconscientes
en la interacción. Principales ansiedades asociadas a las relaciones
fantaseadas. Principales medios de defensa.
9) Intento de resolver o no cl problema o conflicto en ¡a
historia. Qué tipo de solución se logra en función de los cíeseos,
miedos y defensas utilizadas. Cómo se conciba el mundo de ob­
jetos internos con la realidad social más consciente.
Estas pautas cubren las tres áreas utilizadas por Phillipson 1
en su método para cl análisis de las historias: A) Percepción de la
situación; Ti) Cente (en este caso “animales”) incluida y sus rela­
ciones; C) La historia como estructura y como realización.
La idea no es aplicar mecánicamente las pautas que él men­
ciona al CAT (cosa qnc resulta imposible por la diferencia entre
ambos tests desde su origen) sino aprovechar su valioso aporte
adaptándolo a este test. A continuación oxplicitaré las pautas an­
teriormente mencionadas.
Pautas 1 y 2: Se busca en qué medida cl precepto so adecúa
a la descripción y respuestas típicas de cada lámina del CAT
En este sentido cabe destacar que muchas veces la adecuación t;
inadecuación perceptiva y aperceptiva al estímulo permite salvar _
dificultades de diagnóstico diferencial. En ciertos casos la intensa
inadecuación perceptual puede ser un dato verificatorio del diag­
nóstico de una psicosis (por ejemplo, gran cantidad de omisiones

' llcrbcit Phillipson, " t ’n.i breve introducción a la técnica de Ls iclaeionoí

objétales*', publicado por la Cátedra de Técnica'; Provecíi\as I,

173
y adiciones). En el caso de las distorsiones, cabe tener en cuenta
si se trata de verdaderas distorsiones perceptualcs ( de origen neta­
mente emocional) o errores en la utilización del lenguaje (cuya
causa es a*veces un bajo nivel sociocultural o un déficit intelec­
tual). De todos modos, dado que se trata de un estímulo muy
estructurado (a diferencia por ejemplo del Phillipson), la frecuen­
cia do las distorsiones perceptibles es muy significativa en cuanto
a tipo y grado de patología.
Es útíl detectar la asignación de identidades animales dis­
tintas a las típicas, en tanto puede estar relacionada con una ima­
gen confusa de su propia identidad o con otros significados puestos
de manifiesto a través del test. Con frecuencia es difícil distinguir
si' el percepto está alterado o la palabra mal usada, dificultad que
hace a veces arriesgado emitir hipótesis sobre la asignación de
identidades inusuales. Dado que también el contenido de realidad
es muy estructurado, la omisión del mismo o la distorsión severa
constituyen asimismo datos significativos en cuanto a la patología
del caso. Puede ser útil consignar en qué medida se incluye o se
excluye el contenido de realidad según se trate de escenarios tí­
picos del hombre o del medio natural de los animales. Este dato
debe ser relacionado con el tratamiento diferencial dado a las
figuras más o menos antropomorfizadas. (Por ejemplo, muchos ni­
ños frente a interiores y figuras más antropomorfizadas se muestran
reticentes a imaginar defendiéndose de un estímulo que sienten
muy cercano a la propia experiencia; otros, por lo contrario, pier­
den la distancia y se identifican proyectivamente en forma masiva.)
Pautas 3, 4 y 5: Se refieren a la estructura de la historia:
tiempo, coherencia lógica y lenguaje. En 3) interesa ver lá ubica­
ción del sujeto con respecto a la dimensión temporal. Son signi­
ficativas las omisiones repetidas de pasado, presente y futuro, así
como la rigidez en la adaptación á la consigna temporal.
La omisión repetida del pasado parece relacionarse con la
imposibilidad de aceptar los hechos de esa cpoca y capitalizarlos
en la experiencia: lu disociación y la represión desempeñan un
papel importante. La omisión del futuro suele aparecer en niños
mayores que están atados a los hechos del pasado, los cuales de­
terminan fundamentalmente su presente y permiten pocas ilusio­
nes con respecto a un futuro. La adecuación rígida a la consigna
temporal a través de las diez láminas aparece en sujetos con ras­
gos obsesivos que tratan de cumplir fielmente con la consigna

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pedida. En 4) podemos ver la coherencia del pensamiento y de­
tectar específicamente alteraciones de la forma del pensamiento.
Relacionando este ítem con los siguientes podemos comparar for-
ma y contenido del pensamiento. En 5) recogemos datos impor­
tarles respecto del tipo de lenguaje utilizado y su relación con
pautas evolutivas (si es adecuado a su edad o no y, en este último
caso, buscar las causas en los ítems posteriores. Es importante ver
en qué sentido se desvía de las pautas evolutivas: riqueza, exac­
titud, etc.).
Tanta 6: Investigamos fundamentalmente dos aspectos: a) Si
el sujeto es capaz de expresar verbalmente sus fantasías (algunas
historias muestran una gran riqueza en este sentido y otras son lo
que llamamos “producciones chatas”), b) Si en el caso de que
tuviera esa capacidad, puede organizarías de manera creativa, lo­
grando, mediante un esfuerzo exitoso, la estructuración de una
historia que, sin apartarse de la respuesta típica, tenga aspectos
originales.
Pauta 7: Se refiere a cómo se da la interacción entre los per­
sonajes, qué modalidad tiene (por ejemplo'’: intcractúan agredién­
dose);^ a qué problemática básica responde (por ejemplo: celos).
Pauta 8: La inclusión de este ítem tiene por objeto enriquecer
la interpretación tradicional del CAT introduciendo conceptos de
la teoría de las relaciones objétales. De esta manera intentamos
detectar no sólo el sistema de necesidad-presión del sujeto, sino
también su integración con el tipo de vínculos objétales predo­
minantes: cuáles son las relaciones fantaseadas, las ansiedades
ligadas a las mismas y los medios de defensa utilizados (de qué
se defiende, cómo se defiende).
Pauta 9: En alguna medida se trata de lograr una síntesis
de las pautas anteriores. ¿El sujeto intenta resolver el problema,
o no? ¿Cuál os la solución elegida? ¿Cómo utiliza sus defensas
en función de lo que desea y lo que teme? Es importante detectar
si en la solución predominan aspectos adaptativos, si es una solu­
ción que enriquece o coarta al Yo, si está basada en la realidad
o os una solución totalmente fantaseada. Puede resultar intere­
sante relacionar el tipo de solución que el sujeto intenta con los
conceptos de Miiller 2 acerca del tipo de necesidades, específica­
mente aquellas que denomina “constructivas” y “destructivas”.

- M i í IK t . l ’íiilippt-. “L e C A T , rrcherch cs sur le clynüm ism c c iifaiitin ", hihliu -


grafú i citada.

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