Nombre Carrera: Maestría en Desarrollo Urbano y Territorial
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1. Clase Nº 6: Origen y análisis de las políticas de
participación en América Latina y UE. Mapa de la
participación institucionalizada en Argentina.
Índice
Introducción…….............………………………………….................................................2
Conclusión..................................................................................................14
Introducción
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provincial y municipal dando un paneo general de carácter conceptual y normativo de las
características de dichos mecanismos.
Finalmente, dado su carácter innovador e impacto en los debates sobre teoría de la
democracia, plantearemos de manera crítica algunas cuestiones sobre el presupuesto
participativo.
Objetivos de la clase
● Repasar los factores que dan cuenta del surgimiento de mecanismos participativos a
nivel local en Europa y América Latina
● Exponer y describir sintéticamente los distintos tipos de mecanismos de participación
ciudadana a nivel sub-nacional existentes en Argentina.
● Reflexionar sobre las condiciones de posibilidad para el éxito del presupuesto
participativo y sus características en Argentina.
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Otros dos factores que parecen favorecer el impulso de procesos participativos son la
constatación de una correlación de fuerzas políticas favorables a los partidos de izquierda (esto
lo revisan en profundidad al abordar las variables ideológicas), y la existencia de una densa
red de entidades de naturaleza diversa (fundaciones, universidades, consultoras) que -sobre
todo en el área metropolitana de Barcelona- parecen haber desempeñado un papel
fundamental en la promoción de la participación.
Al analizar las variables ideológicas afirman que los partidos de izquierda se muestran
“más comprometidos con la innovación democrática que los partidos conservadores” (Blanco y
Font: 2005:07). Esto parece dar cuenta de que la variable ideológica tiende a afectar los
valores que los distintos partidos atribuyen a la participación; esto es, qué grado de
centralidad le atribuyen a estos procesos en la democracia local. La evidencia sugiere que,
mientras los partidos a la izquierda del espectro ideológico tienden a otorgar mayor capacidad
de incidencia sobre la toma de decisiones públicas a través de mecanismos participativos, los
partidos más moderados o conservadores le atribuyen a la participación ciudadana un rol más
informativo o consultivo, mas nunca decisivo.
También trabajan sobre un conjunto de variables estratégicas o instrumentales que
aportan una mirada más suspicaz de las políticas de promoción de la participación. Aquí
encontramos como hipótesis que la implementación de estos mecanismos podría tener fines
electorales o que a través de éstos se intenta reforzar alianzas con ciertos movimientos
sociales en detrimento de otros, etc. Los autores advierten que aunque es difícil contrastar
este tipo de afirmaciones, en tanto remiten a motivaciones inconfesables, la evidencia indica
que no hay una clara correlación entre promoción de la participación y buenos resultados
electorales: "La participación es sólo una entre muchas otras políticas desarrolladas y éstas a
su vez son sólo una parte de los factores que los electores consideran a la hora de depositar su
voto" (Blanco y Font, 2005).
De todas maneras, en relación a los posibles impactos electorales de los procesos
participativos encuentran que éstos generalmente actúan como catalizadores de otros
procesos: "La participación no creó el descontento, pero cuando éste existía y no fue
debidamente canalizado, contribuyó a retransmitirlo y facilitó el encuentro y la coordinación de
los descontentos" (Blanco y Font, 2005).
Finalmente suele haber entre los funcionarios un consenso en atribuir un valor
instrumental básico a la participación ciudadana: la mejora de la calidad de las decisiones
públicas. Los actores tienden a coincidir en que la implicación de la ciudadanía contribuye a
enriquecer la información de la que disponen los gobiernos para tomar decisiones; permite
ampliar el abanico de alternativas a tener en cuenta antes de tomar una decisión; refuerza la
legitimidad pública de esas decisiones; permite anticiparse a posibles conflictos o gestionarlos
de forma más eficiente; y puede ser una buena estrategia para lograr la corresponsabilización
de determinados agentes clave para el buen desarrollo de las políticas públicas (Blanco y Font,
2005:09).
De esta manera, se reconoce que la participación puede tener un rol en la generación
de confianza política entre distintos actores y colectivos sociales a nivel local.
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1.1.2. Emergencia de la participación ciudadana en América Latina. El
caso de CABA
El caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) permite observar la interacción
de otros factores contextuales en la emergencia e implementación de políticas participativas.
Nos referimos al tipo de gobierno local, la configuración institucional y el grado de
descentralización política. Aquí los repasaremos brevemente para ilustrar el caso, una
explicación extensiva de estas variables y cómo interactúan entre sí se encuentra en el texto
"La participación ciudadana en el Gobierno de Buenos Aires (1996-2004): el contexto político
como explicación", que también les proponemos como lectura para esta clase.
El tipo de gobierno local refiere al grado de autonomía política respecto de los otros
niveles de gobierno y los principios de relación con el gobierno central. Sobre esta dimensión
se destacan dos observaciones para el caso porteño. En primer lugar la ciudad se encontraba
inserta en un entramado de instituciones de baja intensidad con solapamiento de funciones
entre actores institucionales (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo), elusión de las normas,
inestabilidad, variabilidad y alta dosis de conflicto. Por otro lado gozaba de altos grados de
autonomía en comparación con el resto de los gobiernos locales del país. Ambas características
facilitaron la innovación en términos institucionales hacia modelos de gobierno más
relacionales y participativos.
La variable configuración institucional comprende tres factores importantes: el color
político del gobierno local -o su alineamiento ideológico, en términos de Blanco y Font (2005)-,
el grado de acceso al gobierno central (capacidad de obtener recursos y alineamiento
ideológico entre ambos gobiernos); y el grado de conflicto o fragmentación política entre los
distintos actores. El caso de Buenos Aires ilustra que el color del partido político al frente del
gobierno local, junto con el grado de acceso al poder central, determinaron el inicio de las
políticas de participación institucional. La Unión Cívica Radical junto con el entonces reciente
partido de centro izquierda (FREPASO) motorizaron los principales cambios en materia
participativa, en un contexto de fuerte oposición política respecto del gobierno nacional. A su
vez, el reclamo de una mayor participación por parte de grupos organizados de la sociedad
civil tuvo un rol importante durante el cambio de estatus jurídico y político del gobierno de la
ciudad. Luego de esta primera etapa inicial el color político pasó a ser menos determinante y
los otros factores (grado de fragmentación política, conflicto y hasta acceso al poder central)
comenzaron a pesar más. La fragmentación de las fuerzas políticas hizo imposible avanzar con
el proceso de descentralización iniciado en 1996 y ello, sin duda, impactó en el desarrollo de la
participación.
El caso de CABA también ilustra una asociación del renacimiento de la participación
ciudadana en sus formas institucionales y extra-institucionales (movilización social) a una
variable latente pero evidente: la fuerte crisis de representatividad que vivirá la Argentina en
el 2001. Aquí, la participación aparece como una estrategia dirigida de arriba hacia abajo
(top-down) en el marco de una grave crisis de representación y legitimidad (Schneider, 2007).
En este sentido, más que una ideología de partido, pareciera ser el oportunismo político en un
contexto crítico -más que un cambio de valores en vistas de una democracia más inclusiva y
participativa- lo que permitió la irrupción de estos mecanismos (Crot, 2006).
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Esta reflexión puede hacerse extensiva para el conjunto de casos latinoamericanos en
que la participación resulta de una profunda crisis política más que del convencimiento de las
clases dirigentes sobre los beneficios de profundizar la democracia local.
Por último, la descentralización política (entendida en los términos que definimos en la
clase 3) tuvo como hitos importantes: la reforma de la constitución nacional de 1994, en la
que se otorga autonomía política a la ciudad y una serie de facultades administrativas para
ejercerla; la sanción de la constitución local en 1996, que incorpora numerosas referencias a la
participación ciudadana en el gobierno de la ciudad; y la sanción de la ley de comunas en 2005
con el objetivo de descentralizar la administración dentro del propio distrito.
Independientemente del funcionamiento real que tuvieron estos cambios, en conjunto
definieron una estructura de oportunidades políticas (Tarrow, 1997) favorable a la promoción
de una mayor intervención de los ciudadanos en la agenda local y la emergencia de un
esquema más participativo.
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Tabla 1: Tipología de la Participación Ciudadana Institucional
Tipo de Tipo de
Sujeto Origen Instituciones
mecanismo participación
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resumimos algunos de los hallazgos producidos en el marco de una investigación propia1 sobre
la participación ciudadana institucionalizada en el país. Para profundizar en el tema cuentan
con el texto "Mapa de la configuración institucional de la participación local en la Argentina"
(Schneider et. al.: 2016) propuesto para esta clase. Allí se presentan varios mapas que
sintetizan de manera analítica la realidad participativa institucional desde el punto de vista de
la normativa provincial y municipal del país y, por el otro, las principales experiencias
participativas implementadas en los municipios estudiados. El capítulo también analiza las
políticas participativas en las capitales provinciales, la CABA y nueve municipios del Conurbano
Bonaerense.
1
Proyectos “Democracia local y participación ciudadana institucional en la Argentina: mapa, factores explicativos y
consecuencias”, Fondos UNDAVCYT 2011-2014 y PICTO-104, Dir. Cecilia Schneider.
2
Diez de las quince provincias mencionan este requisito explícitamente en sus constituciones: Buenos Aires,
Catamarca, Chubut, Santa Cruz y Santiago del Estero demandan mayorías simples, mientras que Chaco, La Pampa,
San Juan, San Luis y Tierra del Fuego exigen mayorías calificadas de dos tercios.
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materia tributaria. El análisis de estos MDD a nivel provincial se ve relativamente limitado al
no haber podido hallar las leyes que los reglamentan, aun cuando algunas constituciones como
las de Buenos Aires, Corrientes, Jujuy, La Pampa y Santiago del Estero ordenan explícitamente
en sus textos su redacción y aprobación.
b. Iniciativas legislativas
Se debe recordar que en Argentina este mecanismo de participación ciudadana iniciado “desde
abajo” no conlleva la decisión directa de la ciudadanía sino la petición al parlamento para que
éste trate un proyecto de ley, previa recolección de un determinado porcentaje de firmas. 17
de las 23 provincias aseguran este mecanismo en sus Constituciones.
Las principales materias excluidas son las referidas a reforma constitucional, tributos y
presupuesto. Además de estos temas, algunas provincias agregan otros como tratados
interprovinciales o con el gobierno nacional (Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes,
Jujuy, Salta, San Luis y Santiago del Estero), la modificación del régimen electoral (Entre Ríos
y Corrientes) y algunos temas que se vinculan con el poder judicial como la creación y
competencia de tribunales (Córdoba) y sobre materias contravencional y procesal penal
(Chubut).
Los principales requisitos que se exigen a la ciudadanía para poner en práctica iniciativas
legislativas son la presentación de un determinado porcentaje de firmas del padrón electoral
provincial, un período de tiempo para reunirlas y, en algunas provincias, una distribución
geográfica de los habitantes que adhieren al proyecto con su firma. El número de firmas es un
requisito muy importante a tener en cuenta pero también lo son los plazos que las leyes fijan
para poder reunirlas. Sólo tres provincias (Santa Cruz, Salta, Corrientes) y la CABA los
mencionen en sus respectivas leyes regulatorias.
Otro dato destacable es que una cantidad considerable de provincias establecen el período de
tiempo que posee la legislatura para tratar un proyecto de ley introducido mediante iniciativa
popular. Por lo general el plazo establecido es de doce meses (CABA, Corrientes, Río Negro y
Chaco), a excepción de la provincia de Chubut y Entre Ríos que establecen seis meses, La
Rioja que fija tres meses y Córdoba ciento veinte días.
c. El veto popular
Este MDD iniciado “desde abajo” tiene como objetivo principal la derogación total o parcial de
una ley, sea a través de la petición de tratamiento legislativo de un proyecto de ley (mismo
procedimiento que la iniciativa legislativa), o mediante un referéndum vinculante activado por
una junta de firmas donde la ciudadanía decide directamente. En Argentina sólo tres
provincias permiten a los ciudadanos iniciar este tipo de mecanismo: Córdoba, La Rioja y Río
Negro.
d. Revocatoria de mandato
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El objetivo principal de este mecanismo es dotar a la ciudadanía de una herramienta para
finalizar el mandato de un funcionario público que por lo general es el jefe del poder Ejecutivo
o algún miembro del poder Legislativo. En la actualidad se permite en la CABA y en cinco
provincias: Chaco, Chubut, La Rioja, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. Su
funcionamiento está previsto de la siguiente manera: el sector de la ciudadanía interesado en
solicitar la revocatoria de alguna autoridad electa por el voto popular debe fundamentar las
razones por las cuales se requiere la revocación (estas razones no están sujetas a revisión de
ningún tipo y no son un requisito obligatorio para activar el mecanismo). Y reunir un
porcentaje determinado de adhesiones (firmas) del padrón electoral provincial para que se dé
lugar a un referéndum (vinculante y obligatorio) donde la ciudadanía decida la continuidad o
destitución de la autoridad en cuestión.
Son aquellos que las Constituciones obligan a poner en práctica ante situaciones puntuales,
están presentes en 13 de las 23 provincias argentinas. Dentro de este tipo de MDD se
distinguen los referéndums de ratificación de reformas constitucionales de los referéndums
que deben ponerse en práctica ante otras situaciones, como cambio de límites geográficos y
fusión de municipios, entre otros temas.
Las provincias que incorporan referéndums de ratificación son Chaco, Rio Negro, San Juan,
Tierra del Fuego, Formosa, La Rioja, Misiones y Tucumán. En cada una de estas ocho
provincias, los referéndums de ratificación adquieren diferentes matices.
a. Audiencias públicas
Aquí haremos referencia a las variables utilizadas para analizar los distintos
mecanismos de participación ciudadana presentes en la legislación municipal de las capitales
argentinas. Un punto a considerar para estos casos es el concepto de "autonomía municipal"
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que permite entender cómo está organizada dicha legislación a lo largo del país. La mayoría
de las capitales provinciales poseen sus propias Cartas Orgánicas Municipales (COM), con sus
propios mecanismos de participación. Los demás municipios se rigen por la Ley Orgánica
Municipal (LOM) de su respectiva provincia.
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audiencias públicas. Por tanto, resalta que este tipo de prácticas es cada vez más habitual en
la vida democrática local.
Los/as invitamos a consultar el mapa que resultó de todo el relevamiento. La principal
conclusión a la que se ha arribado en este punto es que la presencia y la variedad de
mecanismos en las ciudades es la misma que a nivel provincial y, para determinados
mecanismos, suele ser mayor.
❖ Temas trabajados. La temática más frecuente entre las experiencias está vinculada a
intervenciones en el espacio urbano (equipamiento e infraestructura). Luego se puede
distinguir un conjunto de tópicos relacionados con el presupuesto municipal, la planificación
urbana y el medio ambiente. En tercer lugar y en menor medida, se discuten cuestiones de
seguridad y cultura, seguidos aquellos relativos a participación y política social. Las
3
Los datos más recientes dan cuenta de entre 500 y 920 casos en América Latina, 300 en Europa y más de 100 en
África (Sintomer, Herzberg y Allegretti, 2010; Porto de Oliveira, 2013). Esta fenomenal expansión ha estado mayormente
impulsada por organismos multilaterales y ONG internacionales que lo han presentado como el instrumento más eficaz
de “gobernanza” local en el marco de lo que fuera el paradigma de la Nueva Gestión Pública, muy en boga en los años
'90.
4
En términos de impacto, resultados obtenidos, cantidad de participantes y permanencia en el tiempo.
5
Entre los que encontramos: foros ciudadanos, planes de prevención del delito participativos, planes estratégicos,
planes urbanos participativos, consejos o comisiones vecinales, consejos territoriales, consejos sectoriales, cabildos
abiertos, audiencias públicas, referéndum, agenda, iniciativa ciudadana.
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temáticas vinculadas a la salud, las políticas de género y las de educación, completan la
lista.
❖ Finalidad que los funcionarios públicos otorgan al PP. Aquí nos preguntamos si son utilizados
como herramienta de participación que prioriza la deliberación y profundiza el ejercicio de la
democracia, o están pensados como un espacio meramente consultivo. Encontramos que la
mayoría de los casos estudiados tiene como principal objetivo producir una decisión final.
❖ Los participantes del PP. Al pensar en quiénes participaron vemos que en primer lugar se
encuentran las organizaciones no gubernamentales y fundaciones. En segundo lugar los
consejos vecinales o barriales, seguidos por las asociaciones religiosas y culturales. Entre
aquellos cuya participación fue baja se encuentran partidos políticos, sindicatos y
finalmente, las universidades están ausentes del mecanismo. Este dato debe
complementarse con información sobre la forma en la que se realiza la convocatoria, lo que
refleja entre otras cosas, el grado de apertura del mecanismo.
Antes de cerrar esta clase nos parece importante señalar que la proliferación del PP no
se traduce necesariamente en experiencias de mayor calidad ni en la consolidación de sus
diseños. Muchos funcionan como mecanismos meramente consultivos o proveedores de
información resultando en políticas que poco tienen que ver con el modelo original, es decir
con experiencias que busquen avanzar en la “democratización de la democracia" (Pateman:
2012). El modelo original implementado en Porto Alegre se proponía como un diseño que
incluía tres características principales:
1) la participación abierta a toda la ciudadanía;
2) la atribución a los propios participantes de definir las reglas de deliberación y decisión; y
3) La colocación de los recursos necesarios para inversiones, basada en la combinación de
criterios generales (de los participantes) y técnicos (gobernantes).
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estructuras organizativas; la capacidad del Estado de inducir formas de asociativismo y
prácticas deliberativas semejantes a aquellas existentes en el campo de la sociedad civil; la
capacidad del mecanismo de distribuir recursos de modo generalizado; y el papel de la
tradición asociativa en la variación del éxito de las experiencias del PP.
En cuanto al diseño institucional diversas investigaciones reivindican la influencia de las
instituciones en su capacidad de predeterminar actitudes de los actores sociales (Powell, 1991;
Hall y Taylor, 1996). Silva (2001) apunta la importancia de dos variables en el diseño del PP:
(i) la división de la ciudad en regiones jerarquizadas según su peso relativo; (ii) la capacidad
del mecanismo de conciliar propuestas de diseño institucional de diversos actores en el
momento de su implementación. Es decir el mecanismo debe tener instancias de deliberación
que se materialicen en un corpus de reglas, normas y leyes capaces de dar sustentabilidad a
las prácticas participativas.
En relación al tercer eje de debate, capacidad del PP de profundizar la democracia,
Avritzer (2014) presenta cuatro casos o escenarios:
1. El PP es introducido en algún nivel administrativo y no tiene efectos en la
rearticulación entre representación y participación. Los elementos deliberativos del
mecanismo son relativizados y las formas de inclusión de la población pasan a
constituir un elemento secundario de la propuesta. En estos casos el PP se vuelve
una tentativa de articulación conservadora de los elementos participativos, con el
solo objetivo de crear nuevos mediadores entre la sociedad civil y la sociedad
política.
Conclusión
En la primera parte de la clase presentamos algunos factores para explicar la
emergencia de mecanismos participativos a nivel local, repasando investigaciones de casos
españoles y sobre el caso de CABA. Ambos análisis permiten retomar elementos estructurales,
ideológicos y contextuales para pensar críticamente la implementación de este tipo de políticas
públicas a nivel local.
En el segundo tramo nos enfocamos en la situación actual de la participación ciudadana
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institucionalizada en Argentina. El análisis proporciona una visión de conjunto de las
experiencias existentes incluyendo tanto los aspectos normativo/institucionales de nivel
provincial y municipal, como las dimensiones relativas a la implementación práctica de dichas
experiencias. Todo ello nos ha permitido reconstruir algunas de las características principales
del panorama nacional de mecanismos participativos.
Cabe subrayar que todos los municipios consultados afirman haber implementado al
menos un mecanismo de participación ciudadana entre 2000 y 2012. Asimismo, la diversidad
resulta bastante considerable: se registró una gama de quince tipos diferentes de mecanismos
participativos puestos en marcha a nivel municipal.
Por otro lado, al focalizar las experiencias consideradas significativas por los propios
municipios, surge que los mecanismos de participación ciudadana que más se repiten son los
Presupuestos Participativos y los diferentes Consejos consultivos (vecinales, territoriales o
sectoriales). Se trata mayoritariamente de experiencias permanentes y estables, con un grado
relativamente elevado de formalización o institucionalización. Por lo general, los mecanismos
implementados aparecen insertos en una red institucional transversal que trasciende la oficina
específica encargada de coordinar el mecanismo participativo (cuando esta existe), articulando
varias dependencias municipales. Estas características nos hablan de una correlación entre la
antigüedad de las experiencias y la estabilidad de las mismas.
Al analizar las temáticas más habituales que se priorizan en estas experiencias
participativas encontramos que remiten (en orden decreciente) a equipamiento, planificación
urbana, presupuesto municipal, medio ambiente y política social; y que los distintos objetivos
perseguidos (obtención de una decisión final, intercambio de información y consulta,
deliberación o valoración de la opinión de los participantes) no siempre fueron alcanzados.
Esto no supone necesariamente que los resultados de las experiencias sean negativos. Al
contrario, la inmensa mayoría de los consultados las han evaluado como buenas o muy
buenas.
En lo que respecta al tipo y la cantidad de actores que han participado en los
mecanismos se evidencia que en la mayoría de los casos existe una combinación más o menos
equitativa entre ciudadanos individuales y asociaciones (ONG’s y fundaciones, consejos
vecinales o barriales, asociaciones religiosas culturales, etc.). Asimismo, la manera en que se
realiza la convocatoria es un factor de peso en lo que refiere a la cantidad y tipo de
participantes que determina, en gran parte, el éxito o el fracaso del proceso participativo.
Para concluir, la evidencia presentada permite afirmar que –con matices y heterogeneidades-
la participación ciudadana parece posicionarse como un tema presente en las agendas
normativas y prácticas de los gobiernos municipales.
Lecturas obligatorias
Lecturas complementaria
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