Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

El Artículo en Español

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 44

EL ARTÍCULO EN ESPAÑOL: APORTACIONES

A UN VIEJO DEBATE

Manuel Iglesias Bango

1.- El afán por buscar y fijar un tipo de clasifica­


ción de palabras en 'grupos' o 'conjuntos' estables,
definidos por unos mismos criterios y válidos para una
o para la totalidad de lenguas, caracteriza cualquier
estudio gramatical pasado y aun presente (1). La existen­
cia de lagunas, zonas conflictivas o elementos que se
resisten a un análisis común, apareciendo en unos autores
de una forma y en otros de otra totalmente distinta
e incluso desapareciendo de algunos estudios, es algo
que no se le escapa al gramático. Entre éstos, sin duda,
se encuentra el artículo, por lo que no parece muy arries­
gado afirmar lo controvertido e interesante que puede
resultar un estudio del mismo. Si además reparamos en
el tratamiento que ha tenido hasta nuestros días, podemos
llegar a la fácil conclusión de que no sólo es una unidad
polémica, sino que prácticamente siempre lo fue.

1.1.- Antes de que Crisipo lo definiera como aquella


parte declinable de la oración que diferencia los géneros
y los números de los sustantivos, las referencias existen­
tes no aportaban nada claro (2). A partir de los estoicos,
en cambio, el artículo comienza a aparecer nítidamente
en todos los autores. Dionisio de Tracia lo define como
"la parte de la oración con flexión de caso y que se
antepone o pospone a los nombres" (3) y Apolonio Díscolo
lo relaciona tanto con el nombre como con el pronombre
(4). Dos conclusiones pueden extraerse de la teoría grama­
tical griega: 12 el artículo es una 'parte de la oración'
independiente junto al nombre y al verbo por ejemplo,
y 22 artículo y pronombre se encuentran relacionados,
en mayor grado en unos autores que en otros (5). Ambas
consideraciones van a tener una gran transcendencia,
por cuanto ejercerán un notable influjo sobre los trabajos
de los primeros estudiosos de las lenguas romances.
La situación en Roma es más confusa. La inexistencia
en latín de artículo lleva a Prisciano, y a la mayoría
de gramáticos, a borrarlo de sus respectivas clasifica­
ciones (6). Sin embargo, Varrón mantiene en su terminolo­
gía la forma articulus con la que se remite a "a word
with case-inf lections which is not a noun" (7) y que
puede ser de dos tipos: definidos (f initi) como hic,

Contextos, IV /7 ,1986 (pp. 103-146) 103


a los que también llama pronomen, e indefinidos
(inf initi) como quis, a los que se refi-ere con el nombre
de provocabulum (8). Donato, por su parte, mantiene una
diferencia similar entre quis o iste e hic basada en
la posibilidad de los primeros de aparecer solos, frente
a la obligación del último de acompañar a un nombre
o participio (9). A pesar de ello, lo más general en
los gramáticos latinos, sobre todo a partir de Prisciano,
es construir una teoría de ocho 'partes' o 'categorías'
a imitación de Dionisio de Tracia, eliminando del inven­
tario el artículo y supliéndolo por la interjección,
separada del adverbio para mantener el mismo número de
'clases' que el autor griego (10).

1.2.- Con la re-creación, romance del artículo a


partir del demostrativo latino ille, reaparece la inquie­
tud de los gramáticos hacia efeta forma. Dos aspectos
serán debatidos con más intensidad:
12 la conveniencia o incoveniencia de considerarlo
como una categoría independiente, tal y como lo habían
hecho los griegos, y
22 el inventario por el que está constituido.
Cada uno de ellos lleva emparejados otros derivados
no menos problemáticos. Así, responder a la primera cues­
tión supone dar cuenta del estatuto gramatical del artícu­
lo y de su situación en el sistema, y contestar a la
segunda implica la necesaria referencia al sistema de
oposiciones, valores 'y funciones de los miembros que
a él pertenecen.
De ellas, quizá la primera sea la que promueve mayor
discusión y la que condiciona , en cierta medida, la
respuesta a la segunda: si se le considera autónomo como
'clase', hay más posibilidades de encontrarlo como catego­
ría binaria organizada en torno a conceptos del tipo
determinación/indeterminación, mientras que si se piensa
lo contrario, es frecuente creerlo integrado por un solo
elemento y buscarle otro tipo de oposiciones y relaciones
con los segmentos más próximos a él ( demostrativos,
personales e incluso sustantivos, a los que suele acom­
pañar en la cadena hablada ).
La actitud de los autores españoles tiene un claro
punto de referencia: la Grammaire Générale et Raisonée
de A. Arnauld y C. Lancelot (11 ). Hasta entonces, y aun
hasta 1769 en que Benito de San Pedro en su Arte de Roman­
ce Castellana introduce tímidamente la teoría de
Port-Royal (12), las cosas estaban bastante claras, en
tanto el artículo era considerado una 'parte autónoma
de la oración1 y ” sus formas limitadas a /el/. Ningún
ejemplo mejor para ilustrarlo que Nebrija cuando afirma
que "todas las lenguas, cuantas e oido, tienen una parte
104
de la oración, la cual no siente ni conoce la lengua
latina. Los griegos llaman la 'arzrón'; los que la bolvie-
ron de griego en latín llamaron le 'artículo' (...).
E son los artículos tres: el para el género masculino;
la para el género femenino; lo para el género neutro
(...)" (13). Como se ha podido observar, no hay mención
alguna a lo que más tarde recibirá el nombre de artículo
indefinido. Más aún, /un/ es tratado por nuestro autor
de un modo tal que no parece haber duda, pese a lo que
sostengan autores como Kukenhein (14). La influencia
de los análisis para las lenguas clásicas, la griega
en este caso, se hace patente: el artículo, después de
la desaparición en el latín, reclamaba su lugar dentro
de las partes orationis. Por otro lado, el valor que
se le asignaba era fundamentalmente el de señalagéneros
(15) : signo del género y número del nombre al que acompa­
ña, idea ya contenida en la definición de Crisipo ( vid.
supra).
Pero, como cabría esperar, las opiniones de los gramá­
ticos anteriores a 1660 no son ni mucho menos uniformes,
puesto que se pueden señalar significativas excepciones.
Algunos autores no sólo no tienen en cuenta esta supuesta
categoría, sino que incluso la. ignoran sin siquiera nom­
brarla. Otros, conscientes de su existencia, le niegan
su autonomía como 'clase', reconociéndole el papel de
mero 'accidente' del nombre.
En la primera de las situaciones se encuentra Villalón
(16) . Este autor no menciona al artículo entre las 'partes
de la oración', a pesar de que "en la práctica sigue
la clasificación tradicional" (17), donde sí solía apare­
cer. El mismo término "le sirve tanto para designar a
las partes invariables de la oración [preposiciones]
como a los demostrativos. Unicamente falta el sentido
propio de esta palabra para cualquier otro gramático."
d 8) .
Jiménez Patón (19) y en mayor medida Gonzalo Correas
(20) representan a los segundos. Si aquél lo incluye
bajo el mismo apartado que el nombre, reconociéndole
"la función (...) determinante del sustantivo" (21) e
incluso la sustantivadora ( para /lo/ ), y lo trata al
lado del género y número (22), éste se muestra tajante:
"cuentanse los artículos con el nombre primera parte
de la orazion, porque le acompañan, i tienen calidades
de nombre en sinificazion, géneros i números, no es el
articulo parte de por si, como le hazen en griego, sino
espezie de nombre" (23).

1 .3.- La situación da un giro total a partir de


Arnauld y Lancelot. Las gramáticas al uso comenzarán
a reflejar la distinción entre artículo definido (/el/)
105
y artículo indefinido (/un/) que aparece en la parte
II, capítulo VII de Ta Grammaire. Con ella, también irá
proliferando la oposición determinación/indeterminación
que los define respectivamente y mediante la cual "se
atribuye a los signos que la desempeñan la función de
distinguir un objeto o un grupo de objetos, entre aquellos
que integran un conjunto" (24). A este valor se le añadirá
otro, el nominalizador, reconocido para el primero y,
curiosamente, casi ni mencionado para el segundo.
La incorporación de la teoría de Port-Royal, con la
que una constante que caracteriza gran parte de los estu­
dios gramaticales llamados tradicionales -la influencia
de los gramáticos clásicos greco-latinos- era sustituida
por otra -los análisis logicistas-, no se produce de
modo inmediato, como tampoco lo hizo entre los franceses.
Si bien es verdad que San Pedro introduce las ideas por
primera vez mediado el siglo siguiente, también es cierto
que el escolapio "de hecho (...) sólo se ocupa de e l ,
y a lo largo de su exposición prescinde de un (...)"
(25). La Real Academia es, a este respecto, un buen termó­
metro: mientras que sus gramáticas de 1771 (26) y 1796
(27) no se hacen eco de la diferencia (tampoco Jovellanos
con anterioridad a la segunda y Calleja o Pelegrín unos
años después (28)), en las de 1874 (29) y 1895 (30) apare­
ce, aunque no tan bien formulada como en otras poste­
riores. Por ello, A. Alonso cree que solamente es aceptada
en España ( prácticamente dos siglos después ) cuando
en Francia "se había hecho verdad oficial" (31).
Como quiera que sea, lo cierto es que las ideas de
la gramática francesa fueron asentándose entre nosotros
poco a poco, adquiriendo con el paso del tiempo mayor
consistencia y perdurando hasta nuestros días. En la
Gramática de la Real Academia de 1917, la caracterización
a lo "Port-Royal" está totalmente lograda: "a) El artículo
es una parte de la oración que sirve principalmente para
circunscribir la extensión en que ha de tomarse' el nombre
al cual se antepone, haciendo que éste, en vez de abarcar
toda clase de objetos a que es aplicable, exprese tan
sólo aquel objeto determinado ya y conocido del que habla
y del que escucha (...). Este se llama artículo definido
o determinado, el cual tiene en singular las formas e l ,
la, lo (...) y en plural los (...) y las (...).
b) Además el artículo se une a otras partes de la
oración que se usan ocasionalemente con valor de substan­
tivos, ora el mismo adjetivo (...); ora otras palabras
(...). Usáse también con frases enteras (...).

( . . . )

106
Además del artículo determinado, hay otro artículo
que se llama genérico, indefinido o indeterminado, y
es un. Este designa un objeto no consabido de aquel a
quien se dirige la palabra (...)" (32).
Bello no parece escaparse tampoco a esta influencia.
Aunque defienda que con la palabra artículo "usada absolu­
tamente se designa el definido" (33), la mención que
hace a /un/ como artículo indefinido (34) y la definición
de cada uno bajo términos como la referencia a objetos
conocidos o no por parte del hablante aconsejan afirmar
que en él existe la oposición de la Grammaire.

2.- Sin embargo, la consideración del artículo como


'clase' binaria organizada en torno a los conceptos antes
mencionados no ha llegado a consolidarse entre los autores
actuales. Esto es así a pesar de la repetición de la
misma en gramáticas que siguen los textos académicos
de 1917, 1931, e incluso el Esbozo, en el que, aunque
se considera propiamente artículo solo al 'determinado',
se introduce la distinción el/un, en la línea de Bello,
posteriormente casi 'a escondidas' (35). Tal vez podamos
señalar como única excepción a Rafael Lapesa con su de­
fensa de las llamadas tesis tradicionales (36).
Lo que va a provocar el abandono citado será la entrada
en crisis de /un/ como artículo. Las razones aducidas
serán de diversa índole y enumeradas exhaustivamente
por A. Alonso: la tonicidad -/el/ es átono-, la alter­
nancia con sinónimos como cierto o algún, la correlación
con otro con significación distributiva, la oposición
con respecto a ninguno, la compatibilidad y, por tanto,
la posibilidad de nominalización mediante el , la autono­
mía, el encadenamiento con que en frases ponderativas,
la ausencia en muchas lenguas, la aparición tardía en
las que sí lo tienen, etc. (37).
Al negarse el 'juego bilateral' el/un, la oposición
determinación/indeterminación carecía asimismo de sentido.
El derrumbamiento de todo este entramado, indiscutido
hasta entonces, lanza a los gramáticos a la búsqueda
de un nuevo sistema opositivo y unos nuevos valores que
asignarle a /el/. Entre ellos, destacan sobremanera A.
Alonso, E. Alarcos y F. Lázaro Carreter.

2.1.- Para el primero el artículo ^provocaría en


los nombres a los que acompaña una variación que giraría
alrededor de los conceptos filosóficos esencia/existencia,
según concurra o no con los mismos: "echando mano de
la pareja de conceptos filosóficos esencia-existencia,
diremos que el nombre con artículo se refiere a objetos
existenciales y sin él a objetos esenciales. Con artículo,

107
a las cosas; sin él, a nuestras valoraciones subjetivas
y categoriales de las cosas." (38). Dicho de otro modo,
"el nuevo sistema está formado por la presencia y ausencia
del artículo, o si se quiere, por la aparición del sustan­
tivo con y sin artículo" (39).
Esta posición únicamente es posible si se considera
a /el/ como 'palabra vacía', sin significado propio aunque
modificadora del término al que suele acompañar, el sus­
tantivo ( recuérdese que no es autónomo y que precisa
siempre de otro elemento, por lo general el sustantivo,
para aparecer en la oración ).
Ahora bien, en la nota adicional de 1951, A. Alonso,
una vez desentrañado el valor del artículo (/el/), se
ocupara de demostrar 'primero (
(...)
... [ que un ] nunca
es artículo; segundo, en los casos perfectamente delimi­
tados en el que el uso idiomático alterna un-el, nunca
se oponen con los atribuidos valores de indetermina­
ción-determinación." (40). Las diferencias entre las
secuencias el + sustantivo y un + sustantivo estarán
determinadas por las condiciones distintas de uso de
cada una de ellas, según el sustantivo esté o no intro­
ducido en la esfera común de los dialogantes: "un, una
se opone a e l , la en una sola y misma situación coloquial:
cuando se introduce en el hablar un objeto antes no men­
cionado: 'Hoy me ha visitado un estudiante', ¡', 'Por el
aire volaba una paloma'. Cada vez que en adelante se
hable del estudiante y de la paloma se dic siempre el
estudiante, la paloma. Una vez presentados no se los
vuelve a presentar como no cambie la situación coloquial
( por ejemplo, si llega un nuevo interlocutor ). La alter­
nancia un-el, como ocurre con todos los pronombres, perte­
nece, pues, a la técnica del coloquio y no depende del
modo ( determinado-indeterminado ) de nuestro conocimiento
del objeto." (41).
No parece, por tanto, que haya contradicciones entre
lo escrito en 1933 y las adiciones posteriores (41b).
Más bien diríamos que se complementan: si en uno (1933)
da cuenta de una oposición semántica, en el otro (1951 )
refleja diferencias derivadas de usos distintos colo-
quiales. La nota 5 de la publicación conjunta en Estudios
lingüísticos. Temas españoles deja las cosas bastante
claras: "con un forma el un sistema, no semántico, sino
de empleo que expongo en nota adicional al final de este
estudio".

2.2.- Pese a alcanzar conclusiones parcialmente


distintas, el enfoque de E. Alarcos Llorach (42) es si­
milar al del autor anterior.
Como sucedía en el caso precedente, el punto de partida
será la separación de /un/ del paradigma del artículo
108
Y el consecuente abandono de la llamada 'teoría de la
determinación'. Las razones aducidas por A. Alonso le
sirven para confirmar su posición, aunque de todas ellas
sea una, la posibilidad de funcionamiento autónomo, la
decisoria. Por consiguiente, averiguar el valor y función
del artículo es tanto como emprender el estudio de /el/.
El hecho de que el artículo sea un segmento no autónomo
resulta determinante. En primer lugar, no podrá consti­
tuirse como 'parte de la oración', ya que "en la estruc­
tura oracional no desempeña ningún papel" (43). En segun­
do, su dependencia respecto de otros segmentos hace que
sea tratado como un 'signo morfológico' que en este caso
"presupone la existencia de un elemento autónomo, el
nombre, con el cual constituye un sintagma unitario dentro
de la oración, no menos íntimo que el resultante del
nombre con el signo indicador de plural." (44). Quiere
ello decir que todo nombre admite la "doble variación
entre /cero/ y /artículo/: libro-el libro, casa-la casa,
gato-ios gatos, general cuando el sintagma nominal fun­
ciona como 'implemento', pero menos frecuente en función
de 'sujeto' (...)" (45). No hay, pues, hasta aquí grandes
diferencias entre A. Alonso y E. Alarcos: el concepto
de 'palabra vacía' del primero es bastante aproximado
al de 'signio morfológico' del segundo, ambos separan
a /un/ del inventario, oponen /cero/ y /artículo/ y,
por último, su contenido lo remiten a las variaciones
que pueda provocar sobre el término al que acompaña.
En éste último aspecto sí existe un cierto distancia-
miento entre uno y otro. De entrada, E. Alarcos separa
los contextos en los que "pueden alternar significativa­
mente el artículo y su ausencia" (46) de aquéllos "en
los que no se da tal alternancia, puesto que forzosamente
hay artículo o no lo hay, o bien la aparición o falta
de artículo son indiferentes, equivalentes, variantes
puramente estilísticas" (47). Dejando a un lado éstos,
donde "la variación o inmovilización del artículo depende
de las características léxicas o morfológicas del sintagma
nominal" (48), y fijándose en los primeros, se puede
observar que los 'sintagmas nominales articulados' son
conmutables por nombres propios -en ellos también queda
suprimida la variación de artículo-, lo que indica en
cierta medida que son equivalentes. Luego bastaría con
saber en qué consiste el valor de un nombre propio para
averiguar el de uno común articulado. Si "el nombre común
no identifica realidades, sino que las clasifica diferen­
cialmente respecto de otras" (49) y si "el valor de la
referencia que efectúan los nombres propios consiste,
según es sabido, en la indicación de algo presente, incon­
fundible y único dentro del campo de sentido en que se

109
mueven los interlocutores en una situación concreta de
habla (...)" (50), se puede afirmar que "el papel del
artículo queda limitado esencialmente a transponer el
nombre clasificador [ o común ] en identificador [ o
propio ]" (51 ).
Al lado de este valor que acabamos de ver, E. Alarcos
señala otro que en principio "no admite reparos" (52)
entre los gramáticos: "(...) cuando un artículo se ante­
pone a elementos cuya función habitual no es la de nombre,
el papel de aquél evidentemente consiste en transponer
tales elementos a la función que el nombre desempeña
en la oración. Sin duda, pues, el artículo es un transpo-
sitor a nombre de cualquier otro elemento funcional
(...)" (53). El resto de "matices semánticos ( énfasis,
ponderación, etc. ) son simples derivaciones de estas
funciones ( nominalizadora e identificadora ]" (54).
E. Alarcos no entra en las diferencias entre /el/
y /un/, porque los valores de ambos no pueden definirse
en los casos en los que se pueden encontrar al ser el
último "un presentador y clasificador" (55), y no un
signo morfológico, que "individualiza, acota cuantita­
tivamente la referencia semántica del nombre al que acom­
paña" (56 ).

2.3.- F. Lázaro Carreter (57) también se muestra


partidario de considerar artículo sólo a /el/, aunque
sea por motivos distintos a los expuestos en los dos
autores precedentes.
Ahora no será el comportamiento funcional autónomo,
ni la tonicidad, ni las posibilidades de correlación,
oposición o alternacia con sinónimos lo que provoque
la exclusión de /un/, sino la imposibilidad que tiene
de "alternar en un mismo acto de discurso" (58) con /el/.
Los dos signos pertenecerían a clases distintas: éste
sería un 'presentador ulterior1, mientras que aquél resul­
taría un 'actualizador1. Ambos tendrían condiciones de
uso diferentes -por lo cual no cabe hablar entre ellos
de oposición, sino más bien de contraste-: el primero
"remite su empleo a la presentación de nombres de concep­
tos consabidos" (59) y el segundo aparece con los que
no están introducidos en la 'situación discursiva' del
hablante y oyente. De este modo, se aborda exhaustivamente
lo que había apuntado A. Alonso en las adiciones de 1951
y lo que E. Alarcos renunciaba a tratar ( no hay que
olvidar que en estos dos gramáticos prima el estudio
de los valores y funciones del artículo sobre los condi­
cionamientos de uso ), ampliándolo notoriamente con las
nociones de 'entorno' y 'contexto' tomadas de E. Coseriu,
las cuales explicarían las "supuestas anomalías".
110
Mayor conflicto se aprecia en la afirmación de que
tampoco hay oposición entre /el/ y /cero/, al ser éste
otro 1actualizador', como /un/, y no poder aparecer en
los mismos actos discursivos. Esta última consideración
solamente es explicable desde un punto' de vista antagónico
al de los anteriores: /el/ ya no sería un 'signo morfo­
lógico', sino una 'palabra fronteriza' que constituye
una misma "categoría funcional con el pronombre personal
de tercera persona" (60). Desde esta posición, el artículo
deja de ser un segmento incapaz de funcionar sin la ayuda
de otro y vacío semánticamente, para constituir un ele­
mento con función adnominal, e incluso nuclear, cuyo
valor esencial será la indicación de conceptos
'consabidos'.
Según lo visto, parece claro que las posiciones de
unos y otros se ven mediatizadas por la colocación del
artículo como 'clase de palabras', corroborándose lo
que decíamos al comienzo del presente trabajo. Así, la
dependencia funcional que A. Alonso y E. Alarcos reconocen
al artículo les lleva a situarlo junto al número o al
género, sin dejarse llevar por la grafía, y, como conse­
cuencia, a oponer un nombre sin artículo a otro articu­
lado. La equiparación con los personales, en cambio,
obliga a dotarlo de cierto tipo de capacidad funcional
y a abandonar la oposición anterior, al ser el artículo
ahora una especie de adjetivo q.ue añade al nombre al
que acompaña una idea nueva (la de estar contextualizado).

2.4.- Ahora bien, aunque la decisión por una u otra


posibilidad esté condicionada por cómo consideremos cate-
gorialmente a /el/ -lo que se hará más adelante-, podemos
adelatar que, de estar de acuerdo con la propuesta de
F. Lázaro Carreter, habrá que dar cuenta de lo siguiente:
12 Qué otros segmentos constituyen el inventario de
los llamados 'presentadores ulteriores', puesto que se
afirma que existen más (61).
2a Si todos los que forman ese paradigma se comportan
igual (lo cual resulta más lógico), se deberá de aclarar
qué otros elementos son capaces de nominalizar adjetivos
u otros segmentos no nominales en paralelismo con /el/
(62).
3a Cómo un adjetivo y 'presentador ulterior' puede
aparecer junto a otro adjetivo nominalizándolo. ¿ Pierde
su valor de adjetivo y- de 'presentador ulterior' para
adquirir el de transpositor a nombre ? o ¿ podría afir­
marse que no hay tal transposición ?. Si la primera
postura es absurda, la segunda, adoptada por F. Lázaro
Carreter, trae consigo algunos problemas difíciles de
solventar ( vid. apartado siguiente ).

111
A estos puntos que desaconsejan la interpretación
de F. Lázaro Carreter habría que añadirle uno último:
la 'doctrina de lo consabido' no está reñida, ni en con­
tradicción con los valores asignados por los otros dos
autores. En efecto, el uso de un nombre con artículo
( al estar en el 'entorno' o 'contexto' de los protago­
nistas del discurso ) presupone su reconocimiento como
algo singular, no equívoco, capaz de denotar y, por tanto,
próximo a un nombre propio; la utilización del mismo
sin él lo clasifica, designando una clase de objetos
desconocidos hasta entonces por no estar contextualizado
(63) .

3.- A pesar de lograr un mayor grado de consenso,


la función nominalizadora del artículo no es menos discu­
tida, sobre todo para la forma neutra (64). Las discre­
pancias entre los gramáticos, pese a lo que pudiera pen­
sarse, no son nuevas.
Bello es partidario de negársela a la forma /lo/,
la cual es considerada junto a esto, eso, aquello y ello
como sustantivo: "así como de los demostrativos este,
ese, aquel, nacen los sustantivos esto, eso, aquello,
de él o el nace el sustantivo ello o lo; empleándose
la forma abreviada lo cuando se le sigue una modificación
especificativa: 'En las obras de imaginación debe mez­
clarse lo útil con lo agradable (...)" (65).
Salvador Fernández Ramírez (66) cree que además de
la forma neutra, las correspondientes al masculino y
femenino son nucleares cuando acompañan a un 'término
secundario nominal', un 'complemento preposicional con
d e ' y una 'oración de relativo'.
F. Lázaro Carreter sigue a los anteriores al denominar
al neutro 'término primario' en cualquiera de los tres
casos anteriores,^ pero se aparta de ellos al afirmar
que esta situación no es idéntica a la que tendríamos
en el caso de que el masculino o femenino acompañasen
a adjetivos o demás sintagmas equifuncionales: "conviene
notar que el blanco, la antigua, por un lado, y lo bueno,
lo blanco, lo de siempre por otro no son sintagmas equi­
parables" (67 ).

3.1.- Las razones que empujan a los dos primeros


a esta solución tiene mucho que ver con el análisis del
articulo como 'clase' relacionada con los demostrativos.
Si se compara este blanco, esas blancas y eso blanco
con los blancos, las blancas y lo blanco, y si se presu­
pone que los primeros segmentos que componen cada una

112
de estas frases han de comportarse de modo idéntico por
estar emparentados, solamente hay dos opciones:
a) o bien los segundos elementos se ven sustantivados
por los primeros,
b) o bien éstos son nucleares.
Ante las dificultades de la primera, Bello y S. Fer­
nández se inclinan por la segunda.
F. Lázaro Carreter, en cambio, va a proponer una ter­
cera vía no contemplada por los anteriores:
1a Como ya se ha dicho, la relación entre el blanco-la
blanca y lo blanco no sería la misma "por la razón simple
de que los primeros cuentan forzosamente, en la estructura
profunda, con la existencia de un nombre consabido, elíp­
tico en la superficie ( el -papel, pan, vestido ...-
blanco (...)), mientras que tal nombre no es cosustancial
con sintagmas en que entre lo; este signo recibe la inci­
dencia del adjetivo o del sintagma preposicional, en
cuanto cabeza o núcleo patente que traduce un concepto
latente como 'las cosas', 'el conjunto de las cosas',
'el total de una parte que se opone a otra parte', etc."
(68). Todo ello le inclina a apartar a /lo/ del paradigma
del artículo para integrarlo en el de los sustantivos
neutros junto a algo y otros similares, entre los que
tendrán que estar esto, eso, ello, etc.
2a Las diferencias detectadas de /el/ y /la/ respecto
del anterior no implican que éstos sustantiven en los
casos mencionados, sino al contrario. Seguirán manteniendo
su estatuto de artículos dependientes de un nombre subya­
cente en la estructura profunda, elidido mediante una
transformación de supresión, del que dependerá asimismo
el adjetivo, el sintagma preposicional o la frase de
relativo correspondiente.

3.1.1.- No obstante, no parece aconsejable afirmar


que
(I) algo, esto, este, esa, ello, etc. y
(II) lo, el, la, etc.
pertenecen a la misma 'categoría', ni, en consecuencia,
equipararlos funcionalmente. Veámoslo más detenidamente:
1a El carácter dependiente de las formas del artículo
marca la primera diferencia. Por ello, mientras que (II)
no presentan usos independientes: *se ve e l , *dame la,
*hablaba de lo, etc., (I) pueden aparecer autónomamente
en las funciones propias de un sustantivo y con los mismos
requisitos formales que éstos ( aparición de preposiciones
en algunas de ellas, por ejemplo ): se ve algo (Sujeto),
dame esto (Implemento), se lo dio a este (Complemento),
hablaban de ésa (Suplemento), ante ello, retrocedió (Adi­
tamento), etc. Esta misma circunstancia es la causante

113
de que las segundas aparezcan en estructuras ecuacionales
( algo es lo que se v e , esto es lo que me das, a éste
es al que se lo dio, de ésa es de la que hablaban, ante
ello fue ante lo que retrocedió ) y las primeras no puedan
hacerlo (69).
22 (I) admiten la posibilidad de llevar elementos
correferentes apuestos -aposición bimembre en la mayor
parte de casos- (70), cosa impensable en (II). Si además
tenemos en cuenta que "como función, la aposición (...)
relaciona dos términos independientes, pues cada uno
puede cumplir, por separado, la misma función que cumple
el grupo" (71), diremos que (I) y el 'apuesto' pertenecen
a la misma categoría, es decir, son sustantivos: se ve
algo, tu cara triste, toma esto, el libro que tengo en
la mano, se lo dio a éste, el hijo de la vecina, hablaban
de esa, la chica de rojo, ante ello, la totalidad de
circunstancias, retrocedió.
32 Si (I) son sustantivos admitirán la coordinación
con otros sintagmas equivalentes, a no ser que sus carac­
terísticas léxicas se lo impidan ( caso de algo ): toma
esto y el libro que tengo en la mano, se lo dio a este
y al hijo de la vecina, hablaban de ésa y de la chica
de rojo, ante ello y ante la totalidad de circunstancias,
retrocedió. (II) no conocen nada parecido.
4a Tanto (I) como (II) pueden ir acompañados de adje­
tivos u otros segmentos isofuncionales con los que consti­
tuyen una unidad funcional, como lo demuestran los refe­
rentes correspondientes (72): se ve ALGO TRISTE, se ve
LO TRISTE (---- > se ve eso/se ven esas cosas), toma
ESTO IMPRESO, toma LO IMPRESO (---- > tómalo)~ dio cara­
melos A ESE ALTO, dio caramelos AL ALTO (---- ► le dio
caramelos, se los dio).hablaban DE ESA ROJA, hablaban
DE^ LA ROJA (---- •> hablaban de ella). Sin embargo, el
análisis interno de estas secuencias difiere notoriamente,
pues en aquellas en las que aparece algún miembro de
(I) puede hablarse de un núcleo ( algo, esto, este,
esa: se ve ALGO y no *se ve TRISTE -solo posible en un
contexto reflexivo-, toma ESTO y no *toma IMPRESO, dio
caramelos ñ ESTE, y no *dio caramelos A ALTO, hablaban
DE ESA y no *hablaban DE ROJA ), en tanto que donde tene­
mos (II) no hay tal eventualidad ( *se ve L O , *toma L O ,
*dio caramelos AL (A EL), *hablaban DE LA ) (73).

3.1.2.- De lo anterior se ha de deducir no sólo que


(I) se comportan de modo radicalmente distinto a (II),
sino además que las formas neutras de cada grupo actúan
de modo idéntico a las masculinas o femeninas. Desde
nuestra perspectiva resulta extraño intentar separar las
formas /el/ y /la/ de /lo/ cuando se combinan con adje­
tivos ( o grupos preposicionales o frases de relativo ).
114
Cierto es que entre el blanco y la antigua por un lado
y lo bueno por otro hay diferencias, pero las existentes
no pueden imputarse a comportamientos distintos ( obsér­
vese: veo EL BLANCO ---- » LO veo, veo LA ANTIGUA
---- LA veo, veo LO B L A N C O ------- ► LO veo ).
Como se sabe, el genero es un morfema combinable con
sustantivos y adjetivos principalmente ( claro que
artículo, 'indefinidos' y 'personales' también lo sopor­
tan ) y constituido por tradición por dos términos en
oposición: "masculino"/"femenino". Cualquier sustantivo
o adjetivo puede aparecer con uno de ellos o con los
dos. Desde el punto de vista semántico, aunque haya una
tendencia clara a la desmotivación, el género suele infor­
mar de una serie de datos semánticos muy variados ( el
sexo, el tamaño, la cantidad, etc. ) del sustantivo con
el que se combina. Desde el punto de vista formal, las
diferencias se logran mediante los formantes /-o/ y /-0/
para el masculino y /-a/ para el femenino, la adición
de derivativos ( príncipe/princesa ) o la variación del
propio signo léxico ( caballo/yegua ). Al ser el género
un morfema y, consecuentemente, una 'valencia combina­
toria', puede establecer 'concordancia' entre dos sin­
tagmas -de los cuales uno será el principal y otro el
subordinado de dos tipos (74): 'concordancia en cons-
trucción' ( SOMBREROS de señoras VIEJOS/sombreros de
SEÑORAS VIEJAS ) y 'concordancia en reproducción' (~ t e ­
nemos, ademas de un huerto, UNA CASA:___ os invitamos
a verLA ). Si en el blanco o la antigua se admite la
interpolación de sendos sustantivos se deberá a que hay
sintagmas masculinos y femeninos en español que además
se dan en el primer tipo de concordancia.
Al lado de los dos anteriores, es evidente que- existe
un tercer género: el neutro. Semánticamente se distingue
de los otros dos por referirse "sobre todo en la deixis
externa (...), a lo 'inespecificado', a conjuntos de
cosas heterogéneas, situaciones o acciones que, por econo­
mía ( lingüística y psíquica ), o se renuncia a (re(for­
mular, o por carencia de léxico no se sabe, o con fines
elusivos ( eufemismo, tabú ... ) no se quiere informar
de otras maneras lingüísticas (...). sólo en función
expresiva se refiere a lo sexuado: Eso es una hembra
y lo demás cuentos (...). Combinado con sustitutos como
lo, asi ..., tiene una función, estrictamente formal,
similar a la de los casos." (75). El neutro solamente
se presenta en dos tipos de sintagmas ( acompaña también
al artículo cuando sustantiva, con el mismo aporte
semántico de antes, adjetivos y otros segmentos
similares ): en unos, como esto, eso, aquello y ello,
es "valencia de sustitutos que reproducen una clase formal
en la que entran Oraciones (...), Infinitivos y otros
115
pocos sintagmas ( algo, nada ) (...)" (76), mientras
que en otros, como lo ( referente pronominal ), así,
se 'reflexivo', entonces, aquí, etc. es "valencia de
sustitutos que reproducen indiferentemente cualquier
sintagma de cualquiera de las clases anteriores" (77).
Dicho de otro modo, los pocos sintagmas neutros del espa­
ñol sólo los hay en el segundo tipo de concordancia de
los mencionados anteriormente. Luego si en lo blanco
no hay posibilidad de introducción de ningún elemento
entre artículo y adjetivo será porque ninguno de los
anteriores encaja por no admitir la concordancia en
construcción.
Lo que se concluye de 3.1.1. y 3.1.2. es lo siguiente:
1 ) las formas del articulo nunca admiten el análisis
como términos nucleares y
2) /lo/ combinado con adjetivo o término equivalente
no resiste una interpretación distinta a la de /el/ y
/la/ en las mismas circunstancias. Las diferencias
observadas por F. Lázaro Carreter no serán debidas mas
que a las que marca el neutro con respecto al masculino
o femenino y no a hechos funcionales (78).

3.2.- Recientemente M. Luján (79) aporta nuevos


argumentos encauzados a demostrar:
Ia Que "los adjetivos sustantivados no funcionan como
sustantivos, y, por tanto, no deben considerarse como
elementos de esta categoría en nigún nivel estructural
de su derivación" (80) y que, en realidad, "se comportan
como adjetivos atributivos" (81) y, como tales, derivados
de cláusulas relativas que, en este caso, serán res­
trictivas: los buenos = los que son buenos, la hermosa
= la que es hermosa, etc. Estas clausulas restrictivas
estarán modificando a los artículos, los cuales "como
lo ha señalado Bello hace mas de siglo y medio, (...)
deben ser las . formas reducidas ( e inacentuadas ) de
los pronombres él/ella, etc." (82), de suerte que unos
y otros "observan una distribución complementaria cuando
aparecen construidos con cláusulas relativas; las formas
reducidas e inacentuadas sólo pueden acompañar a las
cláusulas restritivas, mientras -que las formas fuertes
y acentuadas son compatibles exclusivamente con cláusulas
apositivas (...)" (83): ellas, que eran muy famosas/las
que eran muy famosas.
2a La inexistencia del artículo neutro. Bastaría con
probar que en lo bueno ( y segmentos similares ) el adje­
tivo no funciona como sustantivo para eliminarlo de la
nómina del artículo -lo cual también levantaría las sospe­
chas para /el/ y /la/ en condiciones similares, fortale­
ciéndose la posibilidad de creerlos pronombres-. Del
116
mismo modo que las formas masculinas y femeninas eran
variantes ( débiles ) de otras fuertes ( él/ella ), /lo/
lo será de ello y, en virtud de eso, asimismo pronombre
(84). _
Como se ha visto, la formulación de M. Lujan gira
alrededor del comportamiento de las secuencias artículo
+ adjetivo. Si éstas no son sustantivos a efectos funcio­
nales, todo su entramado adquiere sentido, pero si se
demuestra que las pruebas aducidas carecen de consisten­
cia, el desarrollo también será inconsistente.

3.2.1.- Tres argumentos básicos son los que le sirven


para confirmar que el adjetivo precedido de artículo
no es un auténtico sustantivo:
1fl Si así fuese, cabría esperar que estuviesen sujetos
a "la regla que reemplaza los artículos ( Det ) de género
femenino y número singular por los masculinos singulares
( v.g., la por el ), cuando preceden a un sustantivo
que comienza en a acentuada (...)" (85). Sin embargo,
esto no sucede: el ala/*la ala frente a *el alta/la alta.
22 Adjetivo sustantivado y sustantivo no seleccionan
los mismos pronombres interrogativos: compré el material
---- ► ¿ QUE compré ?/compré el, bueno ---► ¿ CUAL
compré ?.
3fi Si los adjetivos sustantivados funcionasen como
sustantivos no serían compatibles con adverbios modifica­
dores, puesto que los sustantivos no los aceptan con
facilidad: el extremadamente bueno/*el extremadamente
hombre.
A estos hechos habría que añadir la existencia de
una serie de contextos en los que lo ( + adjetivo ) apa­
rece y el-la ( + sustantivo ) son inaceptables. Con ellos,
se probaría- que el primero no es artículo ( si lo fuera,
era de esperar la aparición en los mismos contextos )
y que, en consecuencia, no sustantiva. Estas situaciones
en las que se observan esas diferencias señaladas son
las siguientes:
a) Lo + adjetivo podría concurrir con el cuantificador
todo cuando equivale a cada, mientras que el artículo
masculino o femenino, e incluso cualquier determinante,
sería agramatical en este contexto acompañando a un sus­
tantivo : todo lo necesario no siempre es bueno/*todo
el hombre honrado debe trabajar.
b) Con los verbos proveer, carecer y otros, lo + adje­
tivo podría sustituir a sustantivos sin articulo, ni
determinante, o a los complementos oracionales de verbos
de regimen, siempre que unos y otros rijan preposición
y ésta no pueda ser eliminada: carezco de libro ( y no
*carezco de un libro)/carezco de lo necesario, se ale­
117
grarán de que hayas aceptado la invitación ( y no *se
alegraran del que hayas aceptado la invitación )/se ale­
grara de lo que has convenido hacer, etc.
c) Los sintagmas preposicionales introducidos por
con y sin que funcionan como adverbios de modo excluyen
sustantivos con artículo u otros determinantes, pero,
en cambio, admiten lo + adjetivo: pelearon con coraj e
( y no *pelearon con el coraje' (/pelearon con lo mínimo.
d) Los sintagmas nominales en función predicativa
después de la cópula ser no presentan artículo ni determi­
nantes, a no ser que se acompañen de modificadores: Pedro
es médico/Pedro es el médico que curó a mi primo; lo
+ adjetivo' alternaría con e l s u s t a n t i v o aislado: eso
es lo necesario.

3.2.2.- Aunque los esfuerzos de M. Lujan son con­


siderables, nada hay en su argumentación que nos conduzca
a la ruptura con la concepción clásica de la metábasis:
1a De los puntos primero .y tercero del apartado ante­
rior se llega a la conclusión de que nuestra autora no
entiende el mecanismo de la transposición sintáctica
(86). Esta no consiste en que en secuencias como el blan­
co, la antigua, etc., los segundos dejan de ser adjetivos
para volverse sustantivos, sino en que ambos segmentos
( artículo y adjetivo ) se comporten como tales.
Los transpositores no son 'elementos de relación'
y, por eso, no admiten análisis externos a los términos
transpuestos. Pese a ir separados gráficamente de éstos,
se comportan de modo similar a como las desinencias ca­
suales latinas lo hacían con respecto al radical. En
palabras de L. Tesniére: "voir dans les translatifs des
mots conjonctifs, c'est les réduire á un rSle voisin
de celui des jonctifs, et en faire les instruments d'une
opération beaucoup trop étroite (...). Le translatif
n'est pas internucléaire, c'est-á-dire externe au nucléus
mais (...) intranucléaire, c'est-a-dire interne au nu­
cléus. Dans de Pierre, le translatif de fait partie inté-
grante du ntéme nucleus que Pierre" (87). En el blanco,
la antigua, la alta, etc., los dos elementos^ artículo
y adj etivo, forman un todo que consideramos transpuesto
a sustantivo por varias razones:
a) es conmutable por un sintagma perteneciente a esta
categoría: la alta tiene prisa = Maruja tiene prisa,
veo las antiguas = veo casas, etc.,
b) "una vez producida la transposición, el segmento
resultante ( es decir: transpositor + transpuesto ) se
ha de comportar ( se comporta ] siempre como miembro
de la categoría resultado, de tal manera que si deseamos
volverlo a su categoría de origen ( o a otra
118
distinta ) deberemos aplicar una nueva transposición
(...)" (88): la hermana DE LA ALTA tiene prisa, veo casas
DE LAS ANTIGUAS,
c) hay mecanismo transpositor determinable formalmente
( el artículo ) que produce además én las mismas situa­
ciones los mismos efectos, y
d) la categoría resultante es distinta a la de origen
( a d j e t i v o ---- ► sustantivo, en este caso ).
Otra característica de la transposición sintáctica
es que únicamente afecta al comportamiento del trans­
puesto, no a sus características formales ( morfoló­
gicas ) o, aunque con ciertas excepciones ( véase nota
89 ), semánticas. Si esto no fuese cierto, no se enten­
dería por qué, por ejemplo, un adverbio adjetivado no
toma las variaciones de género, de número o de gradación
que caracterizan a este. Tampoco la transposición llega
a los extremos de imponer al segmento involucrado otros
adyacentes distintos a los que admitía antes de aplicarse.
Dicho de otro modo, los complementos de un sustantivo,
transpuesto o no, serán adjetivos y los de éstos, adver­
bios: "pour bien comprendre la nature de la translation,
il importe de ne pas perdre de vue que c'est un phénomene
syntaxique et qui, par conséquent, dépasse les données
morphologiques avec lesquelles nous avons la mauvaise
habitude de raisonner en syntaxe (...). En effet, morpho-
logiquement, le mot transféré conserve les caractéris-
tiques de la catégorie a laquelle il ressortissait avant
d'etre transféré." (89).
La conclusión no puede ser más tajante:
I) alta no sigue la regla de reemplazamiento de los
artículos, generalizada ante sustantivos que comienzan
por a acentuada, porque categorialmente sigue siendo
adjetivo, y
II) debido a ello y a que los adjetivos admiten adver­
bios modificadores, son posibles ejemplos como el extrema­
damente bueno (89b).
2a Como afirma I. Bosque (90) la elección de una u
otra palabra interrogativa no sólo no ha recibido la
atención que merece, sino que además no es tan sencillo
como aparenta.
El comportamiento de dos sintagmas distintos con res­
pecto a las palabras interrogativas no es determinante
para su análisis funcional, ni en un sentido ni en otro:
hay sintagmas que aun admitiendo el mismo interrogativo,
son sintácticamente distantes ( Juan está CANSADO (atri­
buto ) ---- ► ¿ COMO está Juan ?/Juan vive DESPREOCUPA­
DAMENTE (aditamento) ---- 9 - ¿ COMO vive Juan ? ) y los
hay que, siendo idénticos, exigen interrogativos distintos
( compré EL BUENO (implemento: LO compré) ---- ► ¿ CUAL
compraste ?/compré LO BUENO (implemento: LO compré)
119
---- > ¿ q u e compraste ? ; vieron A JUAN (implemento:
LO vieron) ---- > ¿ A QUIEN vieron ?/yieron LAS CARTAS
(implemento: LAS vieron) ---- ► ¿ QUE vieron ? ).
Como se ha podido observar, la selección de los inte­
rrogativos se debe en ocasiones a causas como la presencia
en _un sintagma del rasgo [+ Animado], que favorece a
quién, o del rasgo [+ Neutro], que excluye a cuál. Mas
todavía, existe una gama de requisitos formales que lo
complican: si un implemento es animado y lleva preposición
elegirá quién, pero si ese mismo sintagma no la lleva,
ésta sera agramatical : busco A LA SECRETARIA
¿ aA QUIEN busco ?/busco SECRETARIA --- QUE
busco ? y no *¿ (A) QUIEN busco ? .
Las razones por las cuales en compré el material se
selecciona qué y en compré el bueno cual, no hay que
buscarlas en el comportamiento de el material y de el
bueno, pues ambos son implementos ( LO compré ), sino
en el contexto en que se emite una y otra: ¿ QUE
compraste ? ( -4---------- compré EL MATERIAL ) presupone
que a) mi interlocutor sabe que compré algo, b) pero
que desconoce qué es y c) como quiere saberlo, utiliza
el interrogativo cuyo valor más significativo es el de
ser "definidor"; ¿ CUAL compraste ? ( 4 ---------- compré
EL BUENO ) presupone, al contrario, a) que mi interlocutor
sabe que compré algo, b) que conoce lo que es ( material,
libro, puchero, etc. ), c) pero que desconoce la calidad
de lo comprado ( o el color, la antigüedad, etc. ), y
d) como le interesa saberlo, usa cuál, cuyo valor "discri­
minatorio" parece claro en este ejemplo ( de la misma
manera, si a mi interlocutor le interesara conocer el
momento en el que lo compré, o las razones que me em­
pujaron a comprarlo, utilizaría otra(s) palabra(s) in­
terrogativa (s ): ¿ CUANDO lo compraste ? , ¿ POR QUE lo
compraste ? , etc. ).
3a Del hecho de que la secuencia lo + adjetivo alterne
con sustantivos sin artículo en ciertos casos, no se
pueden deducir más que dos cosas:
a) que lo + adjetivo funciona unitariamente, puesto
que ninguno de esos segmentos tiene usos autónomos
( sin el otro ): *Todo necesario no siempre es bueno,
*carezco de necesario, *todo lo no siempre es bueno,
*carezco de lo, etc.,
b) que lo + adjetivo es funcionalmente sustantivo
( vid. punto primero de 3.2.2. ).
Por otro lado, es evidente que, como señalan E. Alarcos
y F. Lázaro Carreter (91), en ocasiones la presencia
o ausencia del artículo ( y de los 'determinantes' )
con un sustantivo puede deberse a razones de tipo léxico
o morfológico, circunstancia a la que no se ve sometida
lo, por aparecer siempre en combinación con adjetivos
120
( y otros segmentos similares ) para indicar un conjunto
de cosas ( buenas, malas, tristes, necesarias, etc. )
heterogéneas e inespecificadas que renunciamos a formular
por diversas causas (92).

4.- El estatuto gramatical del artículo y su situa­


ción en el sistema es el otro gran tema que centra la
atención de nuestros gramáticos. En los anteriores a
1660 no es discutida su permanencia en las 'partes de
la oración', hechas las salvedades de Jiménez Patón y
Gonzalo Correas. J.J. Gómez Asencio es claro al expli­
carlo: "la categoría artículo es mantenida en los sistemas
de clases de palabras sin justificación lingüística explí­
cita por parte del grueso de los gramáticos; la categoría
se mantiene por la sola pervivencia de la tradición anti­
gua: los gramáticos del periodo no se plantean si existe
o no el artículo, ni en virtud de qué; aceptan su exis­
tencia como obvia y pasan directamente a definirlo" (93).
Es evidente que la influencia de las lenguas clásicas,
en especial la griega, juega un papel esencial para que
esto sea así, pero no hay que olvidar otras razones de
peso, como, por ejemplo, la independencia gráfica.
El influjo de la gramática de Port-Royal no es decisivo
como en el caso anterior. La Grammaire no presenta un
debate profundo sobre el tema, aunque el problema de
la inclusión o no en las 'partes orationis' estaba latente
en las gramáticas de la época. El estatuto de 'clase'
independiente se mantiene en ella, pese a que su clasifi­
cación no está exenta de originalidad.
Este acuerdo casi general no impide que desde el siglo
XVIII y comienzos del XIX, existan autores como González
Valdés, Lacueva, Martínez López o Calderón que lo apartan
de sus respectivas clasificaciones, bien por argumentos
semánticos -el artículo no es una palabra "significativa"
( obsérvese la proximidad, salvando las distancias, con
las tesis defendidas por A. Alonso y E. Alarcos antes
expuestas )-, bien por motivos sintácticos o de distri­
bución -funciona como los adjetivos determinativos o
es una variante de los pronombres personales-. Si se
cotejan los sistemas que subsisten en el periodo que
va desde la primera edición de la Gramática de la Real
Academia hasta el año de la de Bello (94), se puede ver
lo minoritario de esta opción, aunque luego sea la acep­
tada .
Reconocer que el planteamiento tradicional es falso
conduce directamente a preguntarse por la ubicación exacta
del artículo como categoría ahora secundaria. Los autores
anteriores optarán por considerarlo integrado dentro
de otras primarias, de acuerdo con sus sistemas parti­
culares. En unos casos, compartirá lugar con los nombres,
121
al constituir éstos una misma 'clase' con los adjetivos,
a los que en realidad pertenece ( González Valdés );
en otros, se integra con los pronombres ( Calderón )
o con los ^adjetivos ( Martínez López, Lacueva ) como
'parte' autónoma.
Hoy, como ya se ha adelantado, la exclusión del artícu­
lo es un hecho consolidado y aceptado por parte de los
gramáticos. Ahora bien, aunque no se discuta el hecho
de que no constituya una 'clase primaria', no sucede
lo mismo con respecto al lugar que debe ocupar en la
descripción gramatical. Dos caminos son posibles: o se
le pone en relación con los sintagmas de los que depende
su aparición -los sustantivos-, negándole cualquier posi­
bilidad de autonomía y tomándolo como un 'accidente'
mas de ellos, o se le incluye como subclase en otras
próximas -adjetivo o pronombre-, con las que se pretenden
encontrar afinidades de origen, comportamiento y con­
tenido.

4.1. - El primero, defendido ya en el siglo XVII


por Gonzalo Correas, tiene en A. Alonso (95) y E. Alarcos
(95) a sus mejores representantes.

4.1.1. — Para A. Alonso el artículo es originariamente


un demostrativo en el que se han operado cambios sustan­
ciales. Estos se traducen en una transformación de tres
tipos, funcional, semántica y formal: "el artículo, en
cada lengua, es un antiguo pronombre demostrativo reducido
en su cuerpo fonético, despojado de su originario acento
de intensidad y de cuyo funcionamiento se ha borrado
y desvanecido toda asociación implícita con sus antiguos
compañeros de sistema ( un proceso de gramaticali-
zacion )." (97). De esta evolución, tendente a convertirlo
en un 'segmento gramaticalizado', resulta "un elemento
formal sin. contenido, un aglutinante formal" (98), en
definitiva una "palabra vacía" que hace variar en el
sustantivo al que acompaña su "modo de referencia al
objeto ( su significación )" (99).

4.1.2. - En E. Alarcos encontramos una argumentación


más sólida y clara, escalonada del modo que sigue:
a) el artículo no puede considerarse 'parte de la
oración' porque "en la estructura oracional no desem­
peña ningún papel" (100),
b) pero es un signo "puesto que cumple las condicio­
nes que se asignan a éste ( ser la asociación” de expre­
sión y contenido )" (101);

122
c) ahora bien, "no es un signo autónomo, entendiendo
por autonomo todo signo mínimo o complejo capaz de desem­
peñar^ por sí solo en la estructura de la oración una
función determinada, y por tanto (...) susceptible de
funcionar asociado con un determinado signo oracional
(...) como equivalente de una oración" (102);
d) ante esto, resulta claro que "pertenece al tipo
de signos que se agrupan en paradigmas o inventarios
limitados o cerrados: los signos morfológicos, cuyos
contenidos -o morfemas- constituyen el sistema gramatical
(...)" (103), pese a que "la independencia gráfica del
artículo es engañosa ( a diferencia de su aglutinación
escrita en otras lenguas como el danés o el rumano )
y parece conferirle una situación diferente a otras varia­
ciones del nombre ( como por ejemplo la de
'singular-plural', cuyas expresiones se aglutinan gráfica­
mente ), cuando en realidad se trata de lo mismo: de
signos morfológicos que 'determinan' de cierta manera
los signos léxicos con que se asocian" (104).

4.2.- La segunda posibilidad de recolocación del


artículo es la que más ha proliferado entre los gramá­
ticos, pese a que no hay uniformidad entre sus parti­
darios. Unos lo creen demostrativo pleno, otros personal
de tercera persona, e incluso hay quien lo pone en rela­
ción con ambos.

4.2.1.- Bello es el autor que de forma más clara


encarna esta última tendencia. La respuesta que da además
le llevará a modificar notablemente el paradigma de los
personales:
a) E l , la, los, las y las formas pronominales é l ,
ella, ellos, ellas son variantes 'sincopadas' y 'plenas'
respectivamente de la misma entidad gramatical (105).
b) Ambas son artículos -las 'plenas' son las formas
'primitivas'-, aunque a las "abreviadas es a las que
se da con más propiedad el título de artículo" (106).
c) No aparecen en las mismas situaciones: unas, las
acentuadas, lo hacen cuando se sustantivan o cuando llevan
una modificación explicativa; otras, las abreviadas,
cuando hay sustantivo expreso o cuando éste se encuentra
subentendido con alguna modificación especificativa (107).
d) Al lado de las formas masculinas y femeninas habría
otras neutras, ¿o, ello, que carecen de plural y que
se encuentran entre sí en distribución semejante a las
anteriores: la primera con modificaciones especificativas
y la segunda con modificaciones explicativas. Tanto la
una como la otra son sustantivos (108).

123
e ) De todos estos datos ( existencia de formas abre­
viadas o inacentuadas y formas plenas o acentuadas, apari­
ción de sustantivos neutros ... ) y del hecho de que
en realidad, en especial las átonas, demuestran o señalan
"de un modo más vago, no expresando mayor o menor dis­
tancia" (109), hay que concluir que son demostrativos
y a su vez adj etivos.
f) Si él, ella, ellos y ellas son demostrativos, no
podran figurar como pronombres de tercera persona, y
de hecho no lo hacen (110), al ser considerados "persona­
les, no estrictos".

4.2.2. - Para S. Fernández Ramírez (111) el artículo


también es un demostrativo. Si tenemos en cuenta las
interferencias existentes entre ellos ( artículo y demos­
trativos ) "sin aparentes diferencias de funcionamiento
sintáctico ni siquiera de señalamiento deíctico" (112)
y si pensamos que "el artículo no ha sido enteramente
destituido de sus intenciones demostrativas originarias
y de hecho (...) posee capacidad muy determinada de refe­
rencia que se hace patente en muchas de sus agrupaciones
típicas (...)" (113), habrá que concluir que "no faltan
razones para colocar al artículo dentro del sistema de
los demostrativos" (114).
No obstante, hay algo que lo diferencia de éstos de
modo claro: "frente a los demostrativos, incluso en fun­
ción sustantiva, el artículo es necesariamente solidario
bien con un término secundario, bien con complementos
preposicionales, bien con ampliaciones relativas." (115).
En estos casos, además, el artículo efectúa un señala­
miento anafórico, "en el que apenas concurren los pro­
nombres de la serie demostrativa" (116).
De este modo, aunque S. Fernández Ramírez llegue a
la misma conclusión que Bello al considerarlo demostra­
tivo, no opuede integrar a él bajo la misma subclase.

4.2.3. - En F, Lázaro Carreter (117), el artículo


se analiza bajo puntos de vista novedosos, pero parcial­
mente coincidentes con alguno de los autores anteriores.
Un hecho resulta 'transcendental en este autor: la
llamada 'reconquista' de la 'palabra' como unidad de
análisis estructural debida a R.H. Robins y basada en
ciertos hechos incuestionables que demostrarían su rea­
lidad lingüística. Estos serían: "la imposibilidad de
reordenar de otro modo sus morfemas, la posibilidad de
cambiar su posición en la oración, y el poseer límites
fijos: siempre se puede introducir una secuencia entre
dos palabras contiguas." (118). Si de estas tres caracte­
rísticas, el artículo cumple la primera ( "por cuanto

124
consta de un sólo morfema" (119) ) y la tercera ( "ya
que tolera la inserción de otros segmentos entre él y
el nombre" (120) ) e incumple la segunda ( "puesto que
precede siempre al sustantivo, sin que sea posible inver­
tir sus lugares" (121) ), se concluirá que su remisión
a la clase de los morfemas "no es (...) prudente (...),
y menos su comparación con los morfemas de número" (122),
y que constituye, junto con otros segmentos ( la formas
átonas del posesivo, los adverbios tan y muy etc. ),
una clase de signos o 'palabras fronterizas' -puesto
que no lo son tan plenamente como otras que sí cumplen
todos los requisitos anteriores-. El hecho de que forme
un paradigma cerrado no sería obstáculo, pues ese criterio
no lo juzga pertinente para diferenciar morfemas de le-
xemas -el léxico también estaría compuesto en grandes
zonas "de sistemas tan cerrados como un paradigma morfo­
lógico" (123)-.
Si el artículo no es signo morfológico sólo hay dos
caminos posibles, vistos con anterioridad, a la hora
de buscarle sitio apropiado. En esto, F. Lázaro Carreter
no duda y asume "la propuesta más coherente y original"
(124), la de Bello. Aunque no comparta la concepción
del pronombre de éste (125), es partidario del "hallazgo
más firme (...), en su esfuerzo por encuadrar el artículo
en el sistema de pronombres, (...) la integración de
las formas él y el en una misma subclase de signos" (126).

4.3.- Acabamos de ver cómo la concepción del artículo


cómo 'palabra vacía' o 'signo morfológico' merece impor­
tantes reservas por parte de algunos autores, pero lo
mismo podríamos asegurar de las otras dos, el artículo
como demostrativo o como personal.

4.3.1.- La primera parece haber desaparecido de


la mente de los gramáticos, sobre todo al reconocerle
la imposibilidad de capacidad deíctica. J. Mondéjar (127)
lo deja ver claro a propósito del ejemplo Pedro venía
con un amigo; el amigo se detuvo mientras Pedro se adelan­
taba aducido por R. Lapesa (128) para indicar que "en
el artículo romance al uso anafórico [ y deíctico ] no
es exclusivo, pero sí fundamental" (129): "(...) anali­
cemos el ejejnplo (...), no sin antes advertir que entre
deixis y anáfora, en sentido estricto, hay diferencia,
siendo la primera propia de los elementos demostrativos,de
los adverbios de lugar y tiempo, etc., de la instancia
o persona hablante, etc., en que la acción o el discurso
ocurre, mientras que la segunda es desempeñada por cual­
quier elemento que haga referencia a algo o a alguien
anteriormente aparecido en el decurso, de donde resulta

125
que la anáfora es una especie de la deixis, en tanto
que apunta a algo ya nombrado, pero la anáfora no sitúa
nunca el discurso en sus circunstancias, en su entorno;
consecuentemente, puesto que el, artículo que precede
a amigo, no señala ninguna circunstancia de la acción,
queda eliminado como elemento deíctico; y puesto que
amigo se repite y el precede a la segunda aparición de
amigo no acierto a descubrir la dimensión anafórica de
el, artículo determinado, en este ejemplo." (130).

4.3.2.- Considerar al artículo y al personal dentro


del mismo saco, aunque apuntado de forma clara por Bello,
es una tendencia antigua -recuérdese que los griegos
ya lo hacían, vid. 1.1.-. Como también es viejo mostrarse
en contra y diferenciar unos y otros como cosas totalmente
distintas. Nebrija, impulsado por su teoría de 'partes
de la oración' en la que uno y otro eran independientes,
los separa cuidadosamente: "I ninguno se maraville que
e l , la, lo, pusimos aquí por artículo, pues que los pusi­
mos en el capitulo passado por pronombre, por que la
diversidad de las partes de la oración no está sino en
la diversidad de la manera de significar; como diziendo
es mi amo, amo es nombre; mas diziendo amo a Dios, amo
es verbo (...); como diziendo Pedro lee^ y él enseña,
él es pronombre demonstrativo o relativo; mas cuando
añadimos esta partezilla a algún nombre para demostrar
de qué género es, ia no es pronombre, sino otra parte
mui diversa de la oración, que llamamos artículo." (131).
El mismo cuidado aparece en el autor de las notas
adicionales ( 1756 ) a la Gramática de Port-Royal, Ch.
P. Duelos: "Des Grammairiens demandent pourqoi dans cette
phrase: Je n'ai point vu la piece nouvelle, mais je la
verrai, ce deux la ne seraient pas de meme nature? C'est,
répondrai-je, qu'ils n 'en peuvent £tre. Le premier la
est article, et le second un pronom, quoiqu'ils aient
la meme origine. Ce sont, a la vérité, deux homonymes,
comme mur, murus, et mur, maturus, dont 1' un est substan-
tif et l'autre adjetif. Le materiel d'un mot ne décide
pas de sa nature, et malgré la parité de son et d'ortho-
graphe, les deux la ne se ressemblent pas plus qu'un
homme mur et une muraille." (132).
Entre nosotros, hoy es, sin duda, E. Alarcos quien
más se resiste a tal eventualidad enunciada por Bello:
"el artículo es siempre signo dependiente, presenta sólo
variación de género y número, y en el significante carece
de acento; mientras el pronombre es autónomo en algunos
casos, es susceptible de otras variaciones además de
género y número, y en el significante lleva acento al
menos en algunas funciones. Aunque sus significantes
sean homófonos en algún contexto, el artículo y el pro-
126
nombre son signos diferentes. Baste comparar el diferente
contexto en que aparecen: "lo esperado" y "lo esperaba"
y observar que reaparece la diferencia de significante
en cuanto conmutamos el 'neutro' por el 'masculino' (...).
En suma, el artículo funciona como elemento de un sintagma
nominal, mientras que el pronombre funciona como elemento
de un sintagma verbal." (133).
A conclusiones similares llegan C. Hernández desde
puntos de vista fundamentalmente sintácticos (134), y
J. Mondéjar (135), quien, además de argüir con razones
de evolución fonética, utiliza para su diferenciación
tres criterios de distinta índole: formal ( en cuanto
que el pronombre es susceptible de cambio según la función
sintáctica que desempeña ), funcional ( el artículo no
puede nunca cumplir función alguna ), y semántica ( apor­
tan contenidos dispares ). Basándose en ellos este autor
concluye: "Es esto, en definitiva, lo que diferencia
el pronombre del artículo: mientras que el pronombre
puede aparecer como segmento libre o, alternativamente,
ligado, pero en ese caso lo es del sintagma verbal, y
tanto en un caso como en otro desempeña una función -la
de sujeto o la de objeto-, el artículo, que tiene flexión
formal y significado gramatical, es un morfema ligado
al núcleo del sintagma nominal y sólo es capaz de función
sintagmática.
Dicho esto, ya no puede aceptarse que el artículo
sea una categoría funcional idéntica a la del pronombre
porque por sí solo no puede en la oración hacer el papel
de sujeto ni el de objeto" (136).

4.3.3.- A pesar de todo, F. Lázaro Carreter (137)


se inclina de modo decidido por la propuesta de Bello
y, para ello, intenta rebatir los argumentos en contra,
centrándose en los de E. Alarcos, al ser los trabajos
de los otros dos autores posteriores.
Ni el hecho de que el artículo sea un signo depen­
diente, ni la ausencia de acento en la expresión son
obstáculos decisivos para separarlo del pronombre, porque
en éstos hay algunos -no discutidos como tales- que tam­
bién son dependientes y carecen de acento ( lo, le, m i ,
t u , su, etc. ). Tampoco lo sería la ausencia de varia­
ciones casuales, pues su. función adnominal se las veda
"en la medida que el sustantivo tampoco las experimenta"
(138). Por último, del hecho de que uno aparezca en unos
contextos y otro en otros distintos no se puede deducir
sino lo contrario de lo que afirma E. Alarcos, ya que
estarían en distribución complementaria y, por tanto,
se les consideraría, aplicando los mismos criterios que
en fonología, "como alomorfos del mismo morfema ( en
el sentido bloomfieldiano de este término )." (139).
127
4.4.- F. Lázaro Carreter es, pues, el máximo expo­
nente de la teoría de Bello acerca del artículo . Después
de 4.2.3. y 4.3.3., dos son los pilares sobre los que
asienta su opinión: la recuperación de la palabra como
entidad lingüística, por la que habría 'palabras fronte­
rizas', entre ellas estaría /el/, y la aplicación de
la prueba de la distribución complementaria, tomada de
la fonología, según la cual /el/ y /él/ serían variantes
de una misma unidad gramatical.
Sin embargo, ninguno de los dos principios pueden
aceptarse como válidos tal y como se aplican.

4.4.1.- La Historia de la Lingüística conoce desde


sus comienzos la existencia de cierto tipo de unidades
privilegiadas por indiscutidas. La palabra es una de
ellas.
En su definición, el uso y la mezcla de todo tipo
de criterios ( semánticos -Aristóteles o Bello-,
sintácticos -Dionisio de Tracia o Prisciano-, formales,
fónicos, semántico-sintáctico-fónicos -Meillet-, etc. )¡
estaban a la orden del día. Pero, a medida que la Teoría
Lingüística fue avanzando, la aparición de ejemplos que
la ponían en entredicho y el abandono paulatino de la
hegemonía de la escritura provocaron o bien la búsqueda
de nuevos tipos de definición, _o bien su definitivo apar­
tamiento en la descripción lingüística.
A. Martinet (140), y con él la gran parte de funciona-
listas, la descarta y la sustituye por otra que sirve
mejor a sus propósitos: el sintagma. La imposibilidad
de "una definición universalmente válida, ya que el con­
cepto de palabra es variable y depende de la estructura
de cada lengua" (141) es una de sus mayores razones.
Gran parte de gramáticos, en cambio, ha pretendido
salvaguardarla ante todo. Para ello, la han redefinido
de modo distinto a como se había hecho tradicionalmente,
intentando abarcar la mayor parte de casos posibles. Ahora
bien, todos los esfuerzos han resultado "insatisfacto­
rios, como demuestran, por ejemplo, las exposiciones
y críticas de A. Rosetti, J. Lyons, J. Roca Pons, y
Jiri Krámsky" (142), puesto que "en general, cada defi­
nición intenta satisfacer un aspecto particular del
problema" (143).
La caracterización asumida por F. Lázaro Carreter,
tomada de R. H. Robins (144), destaca por la utiliza­
ción de tres criterios diferentes: el de organización
gramatical, el de permutabilidad y el de separabilidad.
Si dejamos a un lado el primero, puesto que parece obvio
que ningún segmento puede reorganizar de otro modo sus
morfemas una vez que ya tiene ( o no ) unos determinados,
se observa la inconsistencia de los otros dos.
128
4.4.1.1.- El segundo, la palabra es la unidad mínima
permutable, ha sido utilizada por diversos autores desde
que la asumió Hjelmslev (145). Sin embargo, no reúne
las garantías suficientes.
El mayor obstáculo lo presentan aquellas lenguas en
las que las posibilidades de permutación están conside­
rablemente limitadas en ciertos contextos. Piénsese,
por ejemplo, en el inglés, donde el adjetivo va siempre
delante del nombre, sin posibilidad de permuta, o en
el francés, en el que el orden de palabras es en ocasiones
inalterable ( no se da, pues, permutación ), a no ser
que se modifique la estructura de la frase: Pierre tue
Jacques/Jacques tue Pierre. A esto, además, podríamos
añadir el caso del articulo que, aunque palabra, no se
somete a esta característica (146), y los referentes
pronominales que según vayan proclíticos o enclíticos,
constituyen una palabra o son parte del verbo, formando
con él una misma unidad lingüística de este tipo.

4.4(1.2.- Cuando Bloomfield completaba su definición


de palabra como "a minimum free form" con el principio
según el cual "a word cannot be interrupted by other
forms" (147), estaba enunciando a la vez el de separa-
bilidad. De éste, se deduce otro -el defendido por R.
H. Robins y F. Lázaro Carreter- importante: si una palabra
es la forma libre mínima que no puede ser separada por
otra, entre dos, por contra, siempre existirá esa posi­
bilidad.
Aunque "the exceptions to this principie are so rare
as to seem almost pathological" (148), hay motivos sufi­
cientes como para dudar de su eficacia.
1B En ocasiones, una palabra puede ser interrumpida
por otra o puede admitir la separación:
a) es clásico el ejemplo tomado de K. Togeby de
la forma del futuro portugués farei, en el cual puede
interpolarse un átono pronominal: farloei. Lo mismo suce­
día en español medieval con los tiempos del condicionado
(149): Ya lo veedes que PARTIR NOS EMOS en vida/yo yré
e vos fincaredes remanida, CONBIDAR LE YEN de grado,
mas ninguno non osava ( Cantar de Mió Cid );
b) los verbos preposicionales alemanes también lo
contradicen, pues mientras unos no son separables -los
que no llevan acento en la partícula preposicional:
verstehen- , otros sí lo son -cuando el prefijo preposi­
cional es tónico: abfahren- : Peter VERSTEHT ein Wort
nicht/Der Zuq FAHRT yon Koln A B ;
c) si se acepta que las formas compuestas del verbo
son una unidad (150), diferenciados de casos como los
adverbios en -mente por su segmentabilidad, aunque no
por la independencia de los segmentos que las forman,
129
y, por tanto, si se toman como 'palabras', también irían
contra la ley de la separabilidad, puesto que, pese a
lo afirmado por M. S. Ruipérez (151), admiten otras pala­
bras interpuestas: han ya alcanzado un acuerdo definitivo,
etc. Algo ^similar sucedería con la negación ne ... pas
del francés ( y con otros 'significantes discon­
tinuos' ), si se defiende para ella el estatuto de pa­
labra .
2S No siempre entre dos palabras puede intercalarse
otra:
a) la forma neutra del artículo sería un ejemplo
claro dé lo anterior, como también lo serían los referen­
tes pronominales. Entre éstos y el verbo no puede añadirse
ninguna palabra si son de implemento ( los de complemento
solamente admiten otro referente pronominal );
b) los 'phrasal' y 'prepositional verbs' (152) del
inglés serían otra muestra de 2a , e incluso de 1a. Ambos
son la unión de una partícula adverbial ( 'phrasal
verbs' ) o preposicional ( 'prepositional verbs' ) y
un verbo con el que forman "a semantic and syntactic
unit" (153). Si se considera cada uno de ellos como
palabras -de modo parecido a lo que decíamos para las
formas compuestas del verbo- los primeros no cumplirían
con el principio de insertabilidad, pues admiten la sepa­
ración: CALL UP the man = CALL the man U P , mientras que
si se reconoce en ellos dos palabras ( el verbo por un
lado y las partículas por otro ), los segundos incumpli­
rían con lo defendido por R. H. Robins y F. Lázaro
Carreter, ya que raramente son separables: They CALL
ON the man/*They CALL the man ON (154).
c) el comportamiento de los verbos preposicionales
separables alemanes nos puede ayudar a ver cómo se llega
a conclusiones distintas si se aplica esta ley, según
se haga en unos contextos o en otros: cualquiera de ellos
como verbos 'principales' son obligatoriamente separables:
Per Zug FAHRT yon Koln A B , mientras que como 'subordi­
nados' no lo son: Er geht nicht mit uns, weil er um 9
Uhr ABFAHRT.

4.4.1.3.- Por consiguiente, si ninguno de los dos


criterios anteriores resulta determinante aisladamente,
tampoco lo será la unión de ambos. Sobre todo si pensamos
que el numero de 'palabras fronterizas' es mayor de lo
insinuado por F. Lázaro Carreter ( las hay que admiten
la permutabilidad y no la separabilidad, y a la
inversa ) y que habría algunas 'más fronterizas' que
otras, como el artículo neutro lo que no tolera ninguna
de las dos.

130
4.4.2.- Como ya se ha dicho, la prueba de la distri­
bución complementaria proviene del campo de la fonología.
Aunque el término surge con M. Swadesh en 1934 (155),
el concepto era ya conocido con anterioridad, en 1929,
gracias a D. Jones (156). En los Grundzüqe der Phonoloqie,
también existe la idea en las reglas de determinación
de fonemas: " H I e r^gle: Si deux sons d'une langue,
parents entre eux au point de vue acoustique ou articula-
toire, ne se présentent jamais dans la méme entourage
phonique, ils sont considerer comme des variantes combi-
natoires du meme phoneme." (157).
Dos requisitos parecen derivarse de su formulación,
generalmente aceptados por todos los autores que de una
manera u _otrá han tenido que ver con ella:
1. - únicamente es aplicable a aquellos casos en los
que no puede haber oposición ( en algunos autores ameri­
canos, contraste ),
2. - está siempre subordinado al 'parentesco sus­
tancial '.

4.4.2.1. - Del primero de ellos, se desprende que


la distribución complementaria es una prueba secundaria,
supeditada a otras de tipo formal, sobre todo la conmu­
tación, en el sentido de que sólo es decisoria cuando
no se pueda operar con las otras.
Si exceptuamos al propio D. Jones, en el que, merced
a su particular definición de fonema, toma otras dimen­
siones, esta concepción 'complementaria' ( de otros datos
para el establecimiento de fonemas y variantes ) es la
que abunda en los fonólogos. Así, M. Swadesh la coloca
en cuarto lugar entre sus criterios determinativos, detrás
de la "consistencia de las palabras", "las identidades
parciales" y "la asociación constante"; N. S. Trubetzkoy
enuncia la regla III solamente para aquellos casos en
los que dos sonidos "ne se présentent jamais dans la
meme entourage phonique", es decir, cuando no hay posibi­
lidad de permutación ( = conmutación ).
Mucho mas claros son B. Bloch y G. L. Trager, para
quienes "we must pay special attention to the principie
of COMPLEMENTARY DISTRIBUTION; this requires that phone-
tically similar sounds which never contrast [ = se oponen,
subrayado nuestro ] with each other be classed together
as allophones of same phoneme." (158).
Por tanto, si hay oposición entre dos sonidos, aunque
sea en un solo caso, no puede hablarse de distribución
complementaria.

4.4.2.2. - El segundo de los requisitos mencionados

131
en 4.4.2. aparece de modo claro en las primeras defini­
ciones.
En D. Jones, la similitud fonética resulta transcen­
dental incluso a la hora de definir al fonema, en cuanto
que es "una familia de sonidos" emparentados en sus carac­
terísticas y utilizados en distribución complementaria.
M. Swadesh, por su lado, al caracterizar el cuarto
criterio determinativo de fonemas y variantes, lo hace de
la manera siguiente: "if it is true of two similar [ sub­
rayado nuestro ] types of sounds that only one of them
normally occurs in certain phonetic surroundings and
that only the other normally occurs in certain other
phonetic surroundings, the two may be sub-types of the
same phoneme." (159).
El parentesco resulta tan importante que llega a deci­
dir en una dirección u otra en el caso de la existencia
de mas de dos sonidos en distribución complementaria:
"if the distribution of one type of sound is complemen-
tary to that of more than one other, it is to be identi-
fied with one rather than the other if there is a more
definite phonetic similarity in that direction (...)
If a sound in a relation of complementary distribution
to two sounds is not particularly similar to either of
them, it has to be reckoned as phonemically indepen-
dent." (160).
De lo anterior debe desprenderse que la distribución
complementaria, para tener algún sentido, ha de comple­
tarse o ir unida a¡l "parentesco sustancial", o, dicho
de otro modo, que aquélla no es aplicable sin éste.

4.4.2.3.- El indudable éxito de esta prueba


en fonología ha movido a ciertos gramáticos a introdu­
cirlo en sus análisis.
Probablemente, el caso más claro es el de la partí­
cula /que/, en la que algunos autores ( B. Pottier en
dos de sus obras y B. Lavandera de modo más reciente
(161) ) observan, grosso modo, dos variantes en distri­
bución: el /que/ conjunción ( en el contexto verbo + QUE +
oración ) y el /que/ relativo ( en la situación nombre +
QUE + oración ).
Esta tesis, que tiene mucho que ver con la idea de
Bello según la cual airibos son demostrativos anunciativos
o reproductores de un concepto anterior que sirven para
enlazar oraciones y que sólo se diferencian en que el
/que/ conjunción, además de anunciar y no reproducir
ninguna idea anterior, "pertenece muchas veces a la pro­
posición subordinante" (162), ha sido rotundamente contes­
tada por G. Alonso Megido (163). Para este autor, no
habría posibilidad alguna de aplicar la prueba de la
132
distribución complementaria por no darse los dos requi­
sitos que hemos comentado con anterioridad:
1 ) Entre ambos tipos de /que/ puede haber oposición:
el que venga me molestará ( = eso me molestará, /que/
conjunción )/el que venga me molestará ( = ése me moles­
tará, /que/ relativo ).
2) No hay ningún parentesco sustancial entre los dos:
el primero es transpositor de oraciones a sustantivo,
agota sus funciones en la transposición, solamente admi­
te la variante masculina y singular del artículo, y ante
preposición, ésta afecta a toda la oración por el trans­
puesta, mientras que el segundo es transpositor de ora­
ciones a adjetivo, además de transpositor es funtivo
dentro de la oración a la que transpone, puede llevar
el artículo en todas sus variaciones morfológicas, y
cuando una preposición le precede inmediatamente y hay
artículo conmutable por /cero/, aquélla es índice de
la función del relativo en la oración que introduce.'

4.4.2.4.- Si a la luz de todas estas consideraciones


examinamos ahora la propuesta de F. Lázaro Carreter en
la que personales de tercera persona y artículo son va­
riantes en distribución complementaria de la misma catego­
ría gramatical, observaremos:
1) Que, como sucedía con los /que/, en ciertos contex­
tos o situaciones sí hay oposición entre unos y otros.
Los ejemplos no hay que buscarlos mucho, se encuentran
en los trabajos ya apuntados de E. Alarcos y C. Hernán­
dez: en la secuencia /KÓNpRalosnuébos/ las diferencias
suprasegmentales e incluso fonéticas señalarán dos estruc­
turas distintas, cómpralos nuevos/compra los nuevos.
2) Aunque lo anterior ya bastaría para desechar la
prueba de la distribución complementaria en este caso,
apuntaremos que tampoco' se dan similitudes sustanciales
(164): los personales son funtivos, son permutables,
varían según la función, son autónomos, salvo el
caso de los 1indicadores funcionales de implementación
y complementación1 -los cuales siguen manteniendo sus
características de funtivos y de permutabilidad-, los
adyacentes que llevan están "limitados a unos pocos signos
que indican identidad, singularidad, pluralidad: yo
mismo, tú solo (...)" (165) o a términos apuestos, o
incluso adjetivos .en construcción bimembre: ahí estaba
yo, tímido y solo, mientras que los artículos nunca son
funtivos, no son permutables, no son autónomos en
ninguna ocasión, y si se combinan con adjetivos los
sustantivan, capacitándolos para funcionar como sus­
tantivos.

133
4.5.- Después de lo expuesto en 4.4., no creemos
que pueda seguirse _en la idea de tomar al artículo como
personal en función adnominal. Ni la unidad llamada
'palabra' ( a no ser que se la defina de otro modo, de
forma similar a como hizo A. Rosetti (166) acercándola
al^sintagma de Martinet ), ni la prueba de la distribu­
ción complementaria sirven a estos efectos.

5.- A lo largo de este trabajo hemos intentado rea­


lizar una visión crítica de las teorías más significativas
acerca de los valores, funciones y situación gramatical
del artículo en español. Nuestra opinión conecta más
con lo sostenido por G. Correas y Jiménez Patón, poste­
riormente ampliado y sistematizado por A. Alonso y E.
Alarcos, que con lo afirmado por Bello. De nuevo, para
mal o para bien, el impulso de la tradición está patente,
quizá por aquello de que " los viejos gramáticos nunca
mueren".

Universidad de León

NOTAS

(1 ) Como se s a b e , no hay acu erd o so b re e l térm in o a em plear p a ra


r e f e r i r s e a e s t o s 'g r u p o s ' o 'c o n ju n t o s ' ( n i tampoco so b re e l
número, d e f i n ic io n e s de cada uno, campo a l que se a p li c a n , e t c . ) .
La te r m in o lo g ía no s ó lo depende de l a len g u a en c u e s t ió n , sin o
tam bién de lo s c r i t e r i o s de a n á l i s i s y l a s u n id ad es a n a liz a d a s .
E n tre l a más u sad a d e sta c a n p a r t e s de l a o r a c i ó n , c la s e s de p a la b r a s
y c a t e g o r í a s . Aunque en n u e s tro tr a b a jo , l a s u tiliz a r e m o s i n d i s t i n ­
ta m e n te , p a ra to d a s l a s d is c r e p a n c ia s e n u n c ia d a s con a n t e r i o r i d a d ,
a s í como p a ra una b i b l i o g r a f í a d e l tema d e ta l la d a pueden v e r s e ,
por ejem p lo , lo s s i g u ie n t e s e s t u d io s : L. J . P ic a rd o : "E l co n cep to
de 'P a r t e s de l a O r a c ió n '" , R e v is ta de Humanidades y C ie n c ia s , 9,
M ontevideo, 1952, pp. 183-197; E. C o s e riu : "Sobre l a s c a te g o r ía s
v e rb a le s ( 'P a r t e s de l a O ra c ió n ' ) , G ram ática, s e m á n tic a , u n iv e r­
s a l e s , Ed. G redos, M adrid, 1978, pp. 5 0 -7 9 ; A. Ma . B a rre n e c h e a : "Las
c la s e s de p a la b r a s en e s p a ñ o l, como c la s e s f u n c io n a le s " , en A.Ma .
B arren ech ea y Mabel V. Manacorda de R o s e t t i , E s tu d io s de g ra m á tic a
e s t r u c t u r a l , Ed. P a id ó s , Buenos A ire s , 1979. pp. 9 -2 6 ; J . J . Gómez
A sen cio : G ram ática y c a te g o r ía s v e rb a le s en l a t r a d i c i ó n e sp a ñ o la
( 1771-1847 ) , E d ic io n e s U n iv e rsid a d de S alam anca, Salam anca, 1981,
e sp e c ia lm e n te pp. 91 y s s . ; S. G u tié r re z O rdóñez: "Sobre l a s c a t e ­
g o ría s , la s c la s e s y la t r a n s p o s i c ió n " , C o n tex to s II I/5 , 1985,
pp. 75 -1 1 1 , sobre, todo pp. 7 7 -9 1 .
134
(2 ) "E a rly r e f e r e n c e s to th e a r t i c l e ( . . . ) g iv e no In fo rm a tio n ab o u t
th e s i g n if i c a n c e o f th e te rm . The re f e r e n c e in c h a p te r 20 o f th e
P o e tic s i s o b s c u re , i f n o t t e x t u a l l y c o r r u p t, and th e r e f e r e n c e
to th e ’ s o - c a lle d a r t i c l e s ' in th e R h e to ric a ad-Alexamdrum i s u n if o r -
m a tiv e . The c a te g o ry i s f i r s t met c l e a r l y in S to ic w r itin g s " ( T.
M ic h a e l: E n g lish g ram m atical c a te g o r ie s and th e t r a d i t i o n to 1880,
Cambridge U n iv e r s ity P r e s s , 1970, p . 67 ) . C f r . tam b ién J i r í Krámsky:
The a r t i c l e and th e co n cep t od d e f i n it e n e s s in L anguage, Mouton,
The Hague, 1972, pp. 18-29.

(3 ) R. H. R ob in s: Breve h i s t o r i a de l a L i n g ü í s t i c a , Ed. P a ra n in fo ,
M adrid, 1980, p . 44. D entro d e l a r t í c u l o D io n is io de T ra c ia in c lu y e
e l pronom bre r e l a t i v o , e l c u a l a l i r t r a s e l a n te c e d e n te se e n c u e n tra
p o sp u e s to .

(4 ) T. M ich ael, op. c i t . , p . 67.

(5 ) Por e jem p lo , e l ’a r t h r o n ' de l o s e s t o ic o s i n c l u í a e l a r t í c u l o


y lo s pronom bres, m ie n tra s que en D io n is io s ó lo lo forma e l a r t í c u l o
y e l pronombre r e l a t i v o , c o n s titu y e n d o e l r e s t o l a an to n y m ía.

(6 ) R. H. R ob in s: o p . c i t . , p.. 62 y T. M ichael op. c i t , , p . 68.

(7 ) T. M ich ael: I b i d .

(8 ) I b i d .

(9 ) I d . , pp. 6 7 -6 8 .

(1 0 ) "P ara s u p l i r e l lu g a r ocupado p o r e l a r t í c u l o lo s g ra m á tic o s


l a t i n o s se p a ra ro n l a i n t e r j e c c i ó n d e l a d v e rb io , que h a s ta en to n c e s
h a b ía s id o c o n s id e ra d a como s u b c la s e de é s t e , ta n t o en D io n is io
como en A p o lo n io . Ya P r is c ia n o y lo s demás g ra m á tic o s l a t i n o s le
d ie r o n c a te g o r ía de c la s e in d e p e n d ie n te , p ero e l p rim ero que se
c re e que l e d io un tr a ta m ie n to e s p e c i a l fu e Remio Palem ón, g ram ático
d e l s i g l o I d . de C. ( . . . ) " ( R. H. R o b in s: op. c i t , , p . 62 ) .

(1 1 ) A. A rnauld e t C. L a n c e lo t: Grammaire G en érale et R a iso n é e ,


S la tk in e R e p r in ts , Geneve, 1980.

(1 2 ) C fr. F. L ázaro C a r r e t e r : Las id e a s l i n g ü í s t i c a s en España du­


r a n t e e l s i g l o X V III, Ed. C r i t i c a , B a rc e lo n a , 1985, p . 200.

(1 3 ) A. de N e b rija : G ram ática de l a Lengua C a s te l la n a , e d ic ió n p re p a ­


ra d a p o r A. Q u i l i s , E d ito r a N a c io n a l, M adrid, 1980, p . 182.

(1 4 ) " N e b rija a v a i t d é ja s ig n a lé en 1492 l a v a le u r s p é c i a le de


1 ' a r t i c l e i n d é f i n i ( . . . ) , m ais i l ne d e sig n e pas c e t t e p a r t i c u l e
p ar un nom p a r t i c u l i e r " ( L. K ukenhein: C o n trib u tio n s á l ' h i s t o i r e
de l a gram maire i t a l i e n n e , e sp ag n o le e t f r a n q a is e a l'é p o q u e de
l a R e n a is s a n c e , H. & S . P u b lis h e r s , U tre c h , 1974, p . 125 ) . A. Q u ilis
135
tam bién p a re c e d i s e n t i r d e l a n t e r i o r : véan se l a s p á g in a s 29-30 de
su in tro d u c c ió n a l a G ram ática de N e b rija .

(1 5 ) P a ra e l té rm in o , c f r . J . J . Gómez A sen cio : o p . c i t . , p . 159.


E ste v a lo r in d i c a ti v o d e l gén ero y número d e l s u s ta n ti v o e s t á im p lí­
c i t o en N e b rija : " ( . . . ) mas cuando añadim os e s t a p a r t e z i l l a a alg ú n
nombre p a ra d e m o stra r de qué g én ero e s , i a no e s pronom bre, sin o
o t r a p a r t e mui d iv e r s a de l a o ra c ió n , que llamamos a r t í c u l o " ( Gramá­
t i c a , pp. 182-183 ) .

(1 6 ) G ram ática c a s t e l l a n a , e d ic ió n f a c s im i la r y e s tu d io de C onstan­


t i n o G a rc ia , CSIC, 1971.

(1 7 ) I d . , p . x x x i i i d e l e s tu d io in t r o d u c t o r io de C. G a rc ia .

(18) I b i d .

(19) Epitome de l a o r t o g r a f í a l a t i n a y c a s t e l l a n a . I n s t i t u c i o n e s
de l a G ram ática e s p a ñ o la , e s tu d io y e d ic ió n de A. Q u ili s y J . M.
R ozas, CSIC, 1965.

(2 0 ) A rte K a s te l la n a , in tro d u c c ió n y n o ta s p o r M. T aboada, U n iv er­


s id a d de S a n tia g o , S a n tia g o , 1984.

(2 1 ) In tro d u c c ió n a Jim énez P ató n : op. c i t . , p . lx x x ix .

(2 2 ) I d . , p . 9 7 . Véanse tam bién pp, lxxxv y s s . de l a in tro d u c c ió n

(2 3 ) G. C o rre a s : o p . c i t . , p . 113.

(24) F . L ázaro C a r r e t e r : "E l problem a d e l a r t í c u l o en e s p a ñ o l" ,


en E s tu d io s de L i n g ü í s t i c a , Ed. C r í t i c a , B a rc e lo n a , 1980, p . 27.
P ara un mayor d e s a r r o ll o de l a 't e o r í a de l a d e te rm in a c ió n ' c f r . ,
además de l a p ro p ia Gram m aire, R. Donzé: La G ram ática G en eral y
Razonada de P o rt-R o y a l, Eudeba, Buenos A ire s , 1970, pp. 6 6 -6 9 , y,
so b re to d o , M. Dom inicy: La n p is s a n c e de l a gram m aire m oderne, P ie r r e
Mardaga E d ite u r , B r u x e lle s , 1984, pp. 155-160 y 169-172. También
J i r í Krámsky: op. c i t .

(25) J . J . Gómez A sen cio : op. c i t . , p . 159, n o ta 166.

(2 6 ) G ram ática de l a Lengua C a s te l la n a , e d ic ió n f a c s ím i l e in tro ­


d u cció n de R. S a rm ien to , E d ito ra N a c io n a l, M adrid, 1984.

(27) G ram ática de l a Lengua C a s te l la n a , Viuda de Don Jo a q u ín I b a r r a ,


M adrid, 1796.

(2 8 ) C f r . J . J . Gómez A sencio: op. c i t . , p . 158. Merece e s p e c ia l


a te n c ió n l a t e o r í a de S alv á so b re e l a r t í c u l o , ya que l a d e te rm in a ­
c ió n e s e x p lic a d a én alg u n o s c a so s a tr a v é s de l a 't e o r í a de lo
136
c o n s a b id o ', e s d e c i r , de modo p a re c id o a como lia r á a lg ú n a u to r pos­
t e r i o r : C f r . F . L ázaro C a r r e t e r : "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " y
J . J . Gómez A sen cio : op. c i t . , pp. 161-166.

(2 9 ) G ram ática de l a Lengua C a s t e l l a n a , Im p ren ta y F u n d ició n de


Manuel T e llo , M adrid, 1874, p p . '2 3 -2 8 .

(3 0 ) G ram ática de l a Lengua C a s te l la n a , Viuda de Hernando y Compañía,


M adrid, 1895, pp. 12-17.

(3 1 ) A. A lonso: . " E s t i l í s t i c a y g ra m á tic a d e l a r t í c u l o en e s p a ñ o l" ,


en E s tu d io s l i n g ü í s t i c o s . Temas e s p a ñ o le s , Ed. G redos, M adrid, 1967,
pp. 125-160. La c i t a en p . 132, n o ta 4 .

(3 2 ) G ram ática de l a Lengua C a s t e l l a n a , P e rla d o , Páez y Compañía,


M adrid, 1917, pp. 3 4 -3 7 .

(3 3 ) A. B e llo y R. J . C uervo: G ram ática de l a Lengua C a s te l la n a ,


Ed. Sopeña, Buenos A ir e s , 1970, p . 102.

(3 4 ) I d . , c a p ít u lo x i .

(3 5 ) En e l p á r r a f o 2 .6 . e l a r t í c u l o d eterm in ad o e s tr a ta d o c o n ju n ta ­
mente con lo s pronom bres d e m o s tra tiv o s . Más a d e la n te en e l 2 . 8 . 3 . 1 . ,
en cam bio, se d ic e : "En su fu n c ió n a d j e t i v a , e l in d e f in id o un., u n a ,
u n o s, unas r e c ib e l a denom inación g ra m a tic a l de a r t í c u l o in d e te rm i­
nado ( o in d e f in id o ) , p o r e l hecho de que e n tr e é l y e l a r t í c u l o ,
llam ado por c o n tr a p o s ic ió n d ete rm in a d o , se e s ta b le c e n c i e r t o s con­
t r a s t e s sem á n tic o s y s i n t á c t i c o s ( . . . ) " ( Esbozo de una Nueva Gramá­
t i c a de l a Lengua E sp a ñ o la , E sp a sa -C a lp e , M adrid, 1979, p . 230 ) .

(3 6 ) A sí lo p ie n s a F . L ázaro Mora: La p re s e n c ia de A. B e llo en la


F il o lo g í a E sp a ñ o la , E d ic io n e s U n iv e rsid a d de S alam anca, Salam anca,
1981, p . 221. La m ejor e x p o s ic ió n de su p en sam ien to so b re e l p a r t i c u ­
l a r puede h a l l a r s e en : " 'U n ', 'u n a ' como a r t í c u l o in d e f in id o en
e s p a ñ o l" , en Dos e s tu d io s so b re l a a c tu a liz a c i ó n d e l s u s ta n tiv o
en e s p a ñ o l, M adrid, 1966, pp. 3 -1 3 .

(3 7 ) " E s t i l í s t i c a y g ra m á tic a . . . " , p . 152.

(3 8 ) I d . , P. 134.

(39) I d . , P- 133.

(4 0 ) I d . , P- 151.

(4 1 ) I d . , P. 153.

(41b) E sto e s l o que se d esp ren d e de F . L ázaro C a r r e t e r : "E l problem a


d e l a r t i c u l o . . . " , pp. 3 3 -3 6 .
137
(4 2 ) E. A la rc o s : "E l a r t í c u l o en e s p a ñ o l" , en E stu d io s de G ram ática
F u n cio n al d e l E sp a ñ o l,'E d . G redos, M adrid, 1984, pp. 223-234,

(4 3 ) I d . , p . 224.

(4 4 ) I d . , p . 226.

(4 5 ) I b i d .

(4 6 ) I d . , p . 230.

(4 7 ) I b i d .

(4 8 ) I d . , p . 231. C f r . tam b ién : J . A. M a rtín e z : "A cerca de l a t r a n s ­


p o s ic ió n y e l a d ita m e n to s in p re p o s ic ió n " , Archivum XXXI-XXXII,
1981-1982, pp. 493-512, en e s p e c i a l e l a p a rta d o 2.

(4 9 ) E. A la rc o s : "E l a r t í c u l o . . . " , p . 233.

(5 0 ) I b i d .

(51) I b i d .

(5 2 ) I d ■, p . 229. E l p ro p io A la rc o s , a p e s a r de su s p a la b r a s , c i t a
a u to r e s r e a c i o s a a d m itir l a t e s i s de l a n o m in a liz a c ió n . V id. más
a d e la n te s e c c ió n 3 .

(5 3 ) E. A la rc o s : "E l a r t í c u l o . . . " , p . 229.

(5 4 ) I d . , P- 233

(5 5 ) I d . , P- 227

(5 6 ) I d . , P* 228

(■57) "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " .

(5 8 ) I d . , p . 48.

(5 9 ) I d . , p . 38.

(6 0 ) I d . , p . 58.

(6 1 ) " C o n stitu im o s con é l [ e l a r t i c u l o ] ( y con o tr o s sig n o s cuyo


in v e n t a r i o no i n t e r e s a a h o ra ) l a c la s e de lo s p re s e n ta d o re s u l t e ­
r i o r e s ( . . . ) " ( F . L ázaro C a r r e t e r : "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " ,
p . 48 ) .

(6 2 ) La cap a c id a d s u s ta n tiv a d o r a d e l a r t í c u l o no p a re c e e s t a r ta n
■ clara: " s in d i s c u t i r a h o ra l a p o s i b il id a d de que e s to no o c u rra
138
siem p re ( . . . ) , s í cabe s e ñ a la r que o tr o s v a r i o s sig n o s desempeñan
e s a misma fu n c ió n : t r e s t i n t o s , ta n t o s s í e s , e se a l t o , mi p eq u eñ a.
Todos e s t o s sin tag m as adm iten l a misma in t e r p r e t a c i ó n t r a d i c i o n a l :
o e l p rim er componente e s n u c le a r , o e l segundo e s t á s u s ta n tiv a d o ;
y s i es c i e r t o e s to ú ltim o , tam bién lo s e r á que l a fu n c ió n s u s ta n -
ti v a d o r a no c a r a c t e r i z a a l a r t i c u l o , porque no l e co rre sp o n d e en
e x c lu s iv a " ( F . L ázaro C a r r e t e r : "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " ,
p . 33 ) . S in em bargo, no hay com paración con a q u e llo s c a so s en que
a p a re c e e l a r t i c u l o : t r e s , t a n t o s , e se pueden s e r autónom os y fu n ­
c io n a r como n ú c le o s ( dame t r e s , d i j o t a n t o s , m ira a e se ) , cosa
im p o sib le con e l a r t í c u l o . E l ú ltim o ejem p lo , mi pequeña se s i e n te
como f r a s e in co m p leta,, como lo d em u estra e l hecho de l l e v a r tonema
de su s p e n sió n .

(6 3 ) C fr. S. G u tié r re z O rdóñez: L in g ü ís tic a y se m á n tic a , E d ic io n e s


de l a U n iv e rsid a d de O viedo, O viedo, 1981, pp. 129-133. Sobre l a
p o lém ica a p ro p ó s ito de que lo s nombres p ro p io s alu d a n o no a concep­
to s s i n g u la r e s , puede v e rs e e l t r a b a jo r e c i e n t e de A. G a rc ía S u árez:
"Nombres y p re d ic a d o s " , C r í t i c a , XVI, n s 47, 1984, pp. 3 -3 2 .

(6 4 ) V id. lo s t r a b a jo s de R. L apesa: "E l n e u tro en c a l i f i c a t i v o s


y d e te r m in a tiv o s c a s t e l l a n o s " , en E s tu d is en memoria d e l P ro f e s s o r
M. S an ch is G u a rn e r, I I , U n iv e rsid a d de V a le n c ia , V a le n c ia , 1984,
p p . 173-187 y C. H ernández: "Lo, ¿ a r t i c u l o o pronombre ? " , A nuario
de L in g ü í s ti c a H is p á n ic a , I , 1985, pp. 115-127.

(6 5 ) A. B e llo y R. J . C uervo: op, c i t . , p . 105.

(6 6 ) G ram ática e s p a ñ o la , R e v is ta de O c c id e n te , 1951. P á rra fo s


140-141.

(6 7 ) "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " , p . 57.

(68) I d , , pp. 5 7 -5 8 .

(6 9 ) C fr. J . A. M a rtín e z : "C o n stru c c io n e s ’ e c u a c io n a le s ' . Un dilem a


en G ram ática n o rm a tiv a " , en A ctas d e l TI Sim posio I n t e r n a c i o n a l
de Lengua E sp a ñ o la , Las Palm as de Gran C a n a ria , 1984, pp. 99 -1 1 2 ,
e sp e c ia lm e n te 2 .5 . Puede v e rs e tam bién S. G u tié r r e z O rdóñez: " E s tru c ­
t u r a s e c u a tiv a s y e c u a c io n a le s " , en V a ria c io n e s so b re l a a t r i b u c i ó n ,
C o lecció n C o n te x to s, 5 , León, a c tu a lm e n te en p re n s a .

(70) C fr. J . A. M artín ez : "L as c o n s tru c c io n e s a p o s i ti v a s en e s ­


p añ o l" , P h ilo lo g ic a H is p a n ie n s ia in honorem M. A lv ar I I : L i n g ü í s t i c a ,
Ed. G redos, M adrid, 1985, p p . 453-467.

(7 1 ) I d . , p . 462.-

(7 2 ) R ecuérdese que lo s r e f e r e n t e s p ro n o m in a le s, además de in d ic a rn o s


l a fu n c ió n de un sin ta g m a , nos m u estran su e x te n s ió n .
139
(7 3 ) V id. E. A la rc o s : "Los d e m o s tra tiv o s en e s p a ñ o l" , en E s tu d io s
de G ram ática F u n c io n a l d e l E sp a ñ o l, pp. 285-306, so b re todo pp.
300-301.

(7 4 ) C fr. p a ra to d a s , e s t a s c u e s tio n e s re la c io n a d a s con e l g én ero ,


J . A. M a rtín e z : "Los elem en to s de l a g ra m á tic a y e l género en c a s t e ­
lla n o " , en E stu d io s O fre c id o s a E m ilio A la rc o s L lo ra c h , I , U n iv er­
sid a d de O viedo, O viedo, 1977, pp. 165-192.

(7 5 ) I d . , p . 190. Véase tam bién J . A. M olina: "E l pronombre como


c a te g o r ía f u n c i o n a l" , en E stu d io s O fre c id o s a E m ilio A larco s L lo ra c h ,
I I I , U n iv e rs id a d de O viedo, O viedo, 1978, pp. 237-253, en p a r t i c u l a r
pp. 2 4 9-251.

(7 6 ) J . A. M artín ez : " Los elem en to s de l a g ra m á tic a ..." , pp.


182-183.

(7 7 ) I d . , p .. 183.

(7 8 ) Las p a la b r a s de J . A. M artín ez son t a j a n t e s : "E l N eutro no


e s só lo morfema, s in o a l a vez un s u s ta n tiv a d o r y a s í , p rá c tic a m e n te
s ó lo e x i s t e en e l ám bito de l a 'r e p r o d u c c i ó n ', en l a c o n c o rd an cia
'h e t e r o n e x u a l ', e s d e c i r , en com binación con s u s t i t u t o s " (" Los
elem en to s de l a g ra m á tic a p . 188 ) .

(7 9 ) S in t a x is v sem á n tic a d e l a d i e t i v o , Ed. C á te d ra , M adrid, 1980.

(8 0 ) I d . , p . 118.

(8 1 ) I d . , p . 121.

(8 2 ) I d . , p . 124.

(8 3 ) I d . , p. 125.

(8 4 ) I d . , pp. 126 y s s .

(8 5 ) I d . , p . 118.

(8 6 ) V id. e s p e c ia lm e n te L. T e s n ie r e : E lém ents de S yntaxe s t r ú c -


t u r a l e , E d itio n s K lin c k s ie c k , P a r i s , 1976, pp. 361 y s s . , y S. G u tié ­
r r e z O rdóñez: "S obre l a s c a te g o r ía s , l a s c la s e s . . . " , pp. 95-100.

(8 7 ) 0 p . c i t . , p . 371.

(8 8 ) S. G u tié r r e z O rdóñez: "S obre l a s c a t e g o r í a s , l a s c la s e s ..." ,


p . 99.

(8 9 ) L. T e s n ié r e : o p ■ c i t . , p. 365. Como a firm a J . A. M artín ez la


140
tr a n s p o s ic ió n puede a f e c t a r en alg u n o s c a so s sem án ticam en te a l t r a n s ­
p u e s to , p ero no a su 'f o r m a ': "G eneralm ente l a tr a n s p o s ic ió n a f e c t a
s ó lo a l a s p o s i b il id a d e s c o m b in a to ria s e x te r n a s de una u n id a d , de­
jan d o i n t a c t a s l a s r e l a c io n e s in t e r n a s y l a p ro p ia s i g n i f i c a c i ó n :
a s í , por e j . , una o ra c ió n a d je tiv a d a e s a d je t iv o s ó lo 'd e p u e rta s
a f u e r a '. Por e l c o n t r a r i o , l a s u s ta n ti v a c ió n d e l a d v e rb io p o r e l
a r t í c u l o muda su s i g n if i c a d o : a y e r e s ta n d i s t i n t o de e l a y e r como
mañana l o e s de e l mañana o l a mañana ( . . . ) " ( "A cerca de l a t r a n s ­
p o s ic ió n p . 498, n o ta 15 ) .

(89b) La c u e s tió n a c e rc a de lo s a d y a c e n te s de s u s t a n t i v o s , a d je t iv o s
y a d v e rb io s e s más co m p leja de lo que p u d ie ra p e n s a r s e . Sólo de
form a g e n e ra l se puede a firm a r que lo s de un s u s ta n ti v o son a d je ­
t i v o s , y a d v e rb io s lo s de un a d je t iv o u o tr o a d v e rb io , p u esto que:
l 2) hay a d j e t i v o s , como mismo, que pueden s e r a d y a c e n te s de
a d v e r b io s : L leg aro n hoy mismo,
2S) alg u n o s a d v e rb io s pueden m o d ific a r a s u s t a n t i v o s ; Una p e r ­
sona a s í e s de tem er , y
3 fi) hay que te n e r en c u e n ta l a llam ad a v a le n c ia s e m á n tic a ,
e s d e c i r , l a c o m b in a to ria p o s ib le o no e n tr e dos sig n o s a t r i b u i b l e ,
e x c lu s iv a m e n te , a l a s c o m p a tib ilid a d e s im p u e sta s por e l co n te n id o
de uno de e l l o s ( o de l o s dos ), y que hace que f r e n t e a g u ile ñ a
sea in u s u a l en le n g u a je e s tá n d a r o que lo s p a to s reb u zn aro n se s i e n t a
como 'l i c e n c i a p o é t i c a '. Por lo mismo, c i e r t o s a d v e rb io s se r e s i s t e n
a com binarse con c i e r t o s a d j e t i v o s : e l b u e n o /e l extrem adam ente b ueno,
p ero e l ¿ l t i m o / ( ¿ ) e l extrem adam ente ú ltim o . C f r . J . A. M a rtín e z :
"A cerca de l a tr a n s p o s i c ió n . . . " , p . 494, n o ta 5 , y S. G u tié r r e z
O rdóñez: L in g ü í s ti c a y S e m á n tic a , pp. 7 6-77.

(9 0 ) "La s e le c c ió n de l a s p a la b r a s i n t e r r o g a t i v a s " , V erb a, 11, 1984,


pp. 245-273.

(9 1 ) E. A la rc o s : "E l a r t í c u l o . . . " , s e c c ió n 11 y F. L ázaro C a r r e t e r :


"E l problem a d e l a r t í c u l o . s e c c ió n 8 .2 .

(9 2 ) La forma n e u tr a lo puede e n t r a r tam bién en c o n s tru c c io n e s en


l a s que e l f a c t o r e x p re s iv o e s lo que im p o rta y donde hay p o s i b i l i ­
dades de c o n c o rd a n c ia s ap aren tem en te e x tr a ñ a s , c f r . E. A la rc o s :
"¡Lo f u e r t e s que e r a n ! " , en E s tu d io s de G ram ática F u n cio n al d e l
E sp a ñ o l, pp. 235-248 y S. G u tié r re z O rdóñez: "Poco más so b re ¡Lo
f u e r t e s que e r a n ! " , en V a ria c io n e s so b re l a a t r i b u c i ó n , León, en
p re n s a .
P or o tr o la d o , s í e x is te n c o n te x to s donde e l n e u tro l o , e i n c l u ­
so e l y l a , no s u s ta n ti v a n , p ero ninguno de e l l o s t i e n e que v er
con lo d is c u ti d o en e s t e t r a b a j o : c f r . F. G a rc ía G o n zález: "N otas
a l r e l a t i v o " , en L eccio n es d e l I y I I Curso de L in g ü í s ti c a F u n c io n a l
( 1983-1984 ) , E d ic io n e s U n iv e rsid a d de O viedo, O viedo, 1985, pp.
23-34 y S. G u tié r r e z O rdóñez: " E s tr u c tu r a s e c u a tiv a s . . . " .

(9 3 ) Op, c i t . , p. 169.
141
(9 4 ) I d . , 96-103.

(9 5 ) " E s t i l í s t i c a y g ra m á tic a

(9 6 ) "E l a r t í c u l o . . . " .

(97) Op. c i t . , pp. 131-132.

(9 8 ) I d . , p . 151.

(9 9 ) I b i d .

(100) "E l a r t í c u l o . . . " , p . 224.

(101) I b i d .

(102) I b i d .

(1 0 3 ) I d . , p . 225.

(104) I b i d .

(105) A. B e llo y R. J . C uervo: op. c i t . , p . 104.

(106) I b i d .

(107) I d . , pp. 104-105.

(108) I d . , p . 105.

(109) I d . , p . 102.

(110) V éase e l c a p ít u lo x i donde en e l a p a rta d o de lo s pronom bres


p e rs o n a le s no se m encionan.

(1 11) Op. c i t .

(1 12) Apud F. L ázaro Mora: op. c i t , , p . 205.

(113) S . F ernández R am írez: op. c i t . , p á r r a f o 124.

(114) I d . , p á rr a fo 163.

(1 1 5 ) Apud F . L ázaro Mora: op. c i t . , p . 206.

(116) S. F ernández R am írez: op. c i t . , p á r r a f o 124.

(1 1 7 ) "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " .

(118) I d . , pp. 5Ó-51.


142
(119) I d . , p . 5 1 ,

(120) I b i d .

(1 2 1 ) I b i d .

(122) I b i d .

(123) I d . , p . 52.

(124) I b i d .

(125) La d is c r e p a n c ia mayor r a d ic a en que F . L ázaro C a r r e t e r c o n s i­


d e ra a l pronom bre como 'p a r t e de l a o r a c i ó n ', m ie n tra s que B e llo
lo toma como c a te g o r ía t r a n s v e r s a l , p e r te n e c ie n te a l a c la s e de
l o s s u s ta n ti v o s o de lo s a d j e t i v o s .

(126) "E l problem a d e l a r t í c u l o . . . " , p . 54.

(1 27) "La fu n c ió n s i n t á c t i c a como d e te rm in a n te de l a e s t r u c t u r a


de dos c a te g o r ía s ( ? ) g ra m a tic a le s : e l a r t í c u l o y e l pronom bre",
RsEL, 1 5 ,2 , 1985, pp. 291-307.

(1 28) "D el d e m o s tra tiv o a l a r t í c u l o " , NRFH, 15, 1969, pp. 2 3-44.

(1 29) I d . , pp. 2 4 -2 5 .

(1 3 0 ) J . M ondéjar: "La fu n c ió n s i n t á c t i c a . . . " , pp. 296-297.

(1 3 1 ) A. de N e b rija : o p . c i t . , pp. 182-183.

(1 3 2 ) C f r . n o ta a l c a p ít u lo V II de l a p a rte II de l a Gram m aire,


p . 79 de l a e d ic ió n c i t a d a .

(133) E. Atareos: "Los pronombres personales", en Estudios de Gramá­


t i c a F u n c io n a l d e l E sp a ñ o l, p . 203.

(1 3 4 ) "Asomándonos a l o s t i p o s de c o n s tru c c io n e s donde s u e le a p a re c e r


lo en l a le n g u a , hemos v i s t o ra z o n e s s i n t á c t i c a s de peso que lo
hacen d i f e r e n t e a l o ^ pronom bre, hemos e s tu d ia d o su in c a p a c id a d
p a ra fu n c io n a r autónom amente en un sin ta g m a , hemos comprobado que
en l a len g u a a c tu a l quedan muchos sin tag m as con v a lo r g e n é ric o n acid o
d e l g én ero n e u tr o que d is ti n g u e a l l o ? , en e l l o s p re s e n te " ( "Lo
¿ a r t í c u l o . . . " , p . 127 ) .

(1 3 5 ) "La fu n c ió n s i n t á c t i c a . . . " y tam bién "S obre l a n a tu r a le z a


g ra m a tic a l d e l pronombre en e s p a ñ o l" , RsEL, 7 ,1 , 1977, pp. 3 5 -5 5 .

(1 36) "La fu n c ió n s i n t á c t i c a . . . " , pp. 298-299.

143
(1 37) "E l problem a d e l a r t í c u l o pp. 5 4 -5 7 .

(138) I d . , p . 56.

(139) I b i d .

(1 40) C fr. "La p a la b r a " , en E s tu d io s de S in t a x is F u n c io n a l, Ed.


G red o s, M adrid, 1978, pp. 204-223.

(141) J . M. G onzález C alvo: " C o n sid e ra c io n e s so b re l a p a la b r a como


un id ad l i n g ü í s t i c a " , RsEL, 1 2 ,2 , 1982, pp. 3 7 5-410. La c i t a en
p . 376.

(1 4 2 ) I d . , p . 377.

(1 4 3 ) I b i d .

(144) G en eral L i n g u i s t i c s , Longman, 1978, pp. 184-192.

(145) V id. Prolegóm enos a una T e o ría d e l L e n g u a je , Ed. G redos, Ma­


d r i d , 1974, pp. 105-106. Le s ig u e n E. A la rc o s en G ram ática e s t r u c ­
t u r a l , Ed. G redos, M adrid, 1974 y A. Ma . B arre n e c h e a : "Las c la s e s
de p a la b r a s . . . " , e n tr e o t r o s .

(146) S i pensamos en l a d ep en d en cia d e l a r t í c u l o de o tr o sin tag m a


p a ra p o d er c o n tr a e r una fu n c ió n o poder c o n s t i t u i r e n u n c ia d o s , y
s i p a re c e que "en lo s m orfem as, l i b r e s o li g a d o s , que poseen un
v a lo r g r a m a tic a l, d if íc i lm e n te en co n trarem o s d ic h a p ro p ied ad [ l a
de p e rm u ta b ilid a d ]" ( I . Bosque: "La m o rfo lo g ía " , en F . Abad y
A. G a rc ia B e rrio ( C o o rd s. ) : In tro d u c c ió n a l a L i n g ü í s t i c a , Ed.
A lham bra, M adrid, 1983, p . 125 ) , h ab rá que s o s p e c h a r, con E. A la r­
c o s , de su c a r á c t e r de sig n o m o rfo ló g ic o .

(147) L anguage, George A lien & Unwin, London, p . 180.

(148) I b i d .

(149) C f r . K. Togeby: " Q u 'e s t- c e q u 'u n m o t?", en Choix d 'a r t i c l e s


1943-1974, e d i t é p a r M. H erslu n d , E tu d es Romanes de l 'U n i v e r s i t é
de Copenhague, Revue Romane, Numero s p é c i a l 15, 1978, pp. 51 -1 1 1 .
También J . M. G onzález C alvo: " C o n sid e ra c io n e s so b re l a p a la b r a . . . " ,
p . 388. En e s p a ñ o l e s t a p o s i b il id a d p e rd u ra h a s ta e l s i g l o XVII:
" l a len g u a no p e rd ió e l s e n tid o de l a com posición de e s t o s tiem pos
[ f u tu r o y c o n d ic io n a l ] s in o muy e n tr a d a l a Edad Moderna. H asta
e l s i g l o XVII se a d m itía l a in t e r p o s i c ió n de uno o más pronom bres
e n tr e e l i n f i n i t i v o y e l a u x i l i a r : v e n ir vos ed es por os v e n d r é i s ,
d a r le h as por l e d a r á s , d e z ir vos lo he ( . . . ) " ( R. Menéndez P id a l :
Manual de G ram ática H is t ó r ic a E sp a ñ o la , E sp a sa -C a lp e , M adrid, 1977,
p . 324 ) .

144
(150) C f r . M. S . R u ip é re z : "N otas so b re e s t r u c t u r a d e l verbo e sp a ­
ñ o l" , en Problem as y p r i n c ip i o s d e l E s tr u c tu ra lis m o L i n g ü í s t i c o ,
CSIC, M adrid, 1967, pp. 8 9 -9 6 .

(1 5 1 ) I d . , p . 93.

(1 5 2 ) P ara su d i s t i n c i ó n v éase R. Q u irk , S. Greenbaum, G. Leech &


J . S v a r tv ik : A Grammar o f C ontem porary E n g lis h , Longman, 1980, pp.
811 y s s .

(153) I d . , p . 812.

(1 54) I d . , p . 816, donde se c i t a a lg ú n caso en que s í e s p o s ib le .

(1 55) "The phonemic p rin c ip ie " , Language X ,2 , Ju n e , 1934, pp.


117-129.

(156) " D e f in itio n o f a phoneme", Le M a ítre P h o n é tiq u e , 1929.

(157) N. S. T ro u b etzk o y : P r in c ip e s de P h o n o lo g ie , Ed. K lin c k s ie c k ,


P a r i s , 1976, p . 50.

(158) O u tlin e o f L in g u i s ti c A n a ly s is , L in g u i s ti c S o c ie ty o f A m erica,


B a ltim o re , 1942, p . 4 1 . Ch. F. H o ck ett r e s u l t a tam bién t a j a n t e :
" I ) P r i n c ip i o de c o n tr a s te y com plem entación. Dos a ló fo n o s no pueden
r e p r e s e n ta r e l mismo fonema s i e s tá n en c o n t r a s t e . En e s p a ñ o l, por
e jem p lo , [ t ] y [d ] i n i c i a l e s no pueden s e r fo n o ló g icam en te l a misma
c o s a , a c a u sa de p a re s como t e j o y d e j o , t í a y d ía ( . . . ) .
S i dos a ló fo n o s no e s tá n en c o n tr a s te [subrayado n u e s t r o ] ,
se d ic e que e s té n en com plem entación o d i s t r i b u c i ó n c o m p lem en taria,
lo que e q u iv a le a d e c ir que ninguno de lo s dos f i g u r a en l o s con­
te x t o s en que f i g u r a e l o tr o " ( C urso de L in g ü í s ti c a M oderna, Eudeba,
Buenos A ire s , 1979, p . 111 ) . Lo mismo se s ig u e de l a l e c t u r a de
l a s p á g in a s 43 a 45 de l a F o n o lo g ía de E. A la rc o s : F o n o lo g ía Espa­
ñ o l a , Ed. G redos, M adrid, 1974.

(159) M. Swadesh, "The phonemic p r i n c i p i e " , p . 123.

(1 6 0 ) I d . , pp. 123-124. Ch. F . H o ck ett tam bién lo an tep o n e n í t i d a ­


m ente: "La d i s t r i b u c i ó n co m p lem en taria no b a s ta p o r s í s o l a p a ra
a s ig n a r dos a ló fo n o s a un mismo fo n e n a : en e s p a ñ o l, l a [b ] o c lu s iv a
i n i c i a l e s t á en d i s t r i b u c i ó n co m p lem en taria con l a s c u a tr o e s p i r a n te s
so n o ra s i n t e r v o c á l i c a s [ p , S , z , Y ] , y tam b ién con o tr o s ti p o s
de s o n id o s . P ara d e c i d i r c u á l h a c e r - s i se hace a lg u n a - de l a s c u a tr o
id e n t i f i c a c i o n e s p o s i b le s , e s n e c e s a r io i n t r o d u c i r e l p r i n c ip i o
s ig u ie n te .
I I ) P r i n c ip i o de s i m i l i t u d f o n é t i c a . E s te p r i n c ip i o se b asa
en e l su p u e s to de que s i un fonema e s t á re p r e s e n ta d o en dos o más
c o n te x to s h a b rá un a l t o g rado de s i m i l i t u d f o n é t ic a e n tr e lo s a ló f o ­
nos que se den en cada u n o ." ( o p . c i t . , p . 111 ) . P a ra E. A la rc o s ,
145
" l a s o la d is tr i b u c ió n no e s siem p re s u f i c i e n t e p a ra l a i d e n t i f i ­
c a c ió n : por ejem plo en in g l é s [h ] y [q ] nunca a p a re c e n en e l mismo
c o n te x to , e s tá n en d is tr i b u c ió n co m p lem en taria; s i n em bargo, e l
re a lism o f o n é tic o nos hace v e r que son muy d i f e r e n t e s y que cada
uno de e s t o s so n id o s son r e a l i z a c i ó n de dos fonemas d i s t i n t o s / h /
y / ij/ . Por t a n t o , l a s u s ta n c ia f o n é t i c a , y no l a s o la d i s t r i b u c i ó n ,
debe s e r e l c r i t e r i o que d e c id a l a a g ru p a c ió n de v a r i a n te s b a jo
un mismo fonem a." ( F o n o lo g ía , pp. 44-45 ) .
Z. S . H a r r i s , por su la d o , reco n o ce que la p rim e ra e ta p a en
l a segm entación de to d a cadena h ab la d a " d o i t 'é tr e in d é p e n d a n te de
to u t c r i t e r e d i s t r i b u t i o n n e l p a r t i c u l i e r p u isq u e nous ne pouvons
pas p a r l e r de r e l a t i o n s d i s t r i b u t i o n n e l l e s a v a n t d 'a v o i r , non s e u l e -
ment seg m en ts, m ais a u s s i un groupem ent de segm ents p a r s i m i l a r i t é "
( "La s t r u c t u r e d i s t r i b u t i o n n e l l e " , c i t o por l a tr a d u c c ió n f r a n c e s a
a p a re c id a en L an g ag es, 20, 1970, p . 29 ) .

(161) B. P o t t i e r : L in g ü í s ti c a Moderna y F il o lo g í a H is p á n ic a , Ed.


G redos, M adrid, 1970, p . 18 y S y stém atiq u e d es é lé m e n ts de r é l a t i o n ,
Ed. K lin c k s ie c k , 1962, p . 73. B. L av an d era: "La forma QUE d e l e sp a ­
ñ o l y su c o n s t it u c ió n en e l m en saje", RFE, 1971, pp. 1 3 -36.

(162) A. B e llo y R. J . C uervo: op. c i t . , p . 131. Cuervo en l a n o ta


58 se m u estra c la ra m e n te en c o n tr a .

(163) "S obre e l /q u e - 2 / y l a a u s e n c ia de p re p o s ic ió n " , Archivum


XXXI-XXXII, 1981-1982, pp. 6 5 -8 4 , e s p e c ia lm e n te pp. 6 7 -7 3 .

(164) E sto e s im p líc ita m e n te re co n o cid o por F . L ázaro C a r r e t e r a l


i n t e n t a r d e m o strar ju s ta m e n te lo c o n t r a r i o , l a p reem in en cia de l a
d i s t r i b u c i ó n so b re l a s i m i la r i d a d .

(165) E. A la rc o s : "Los pronom bres . . . " , p . 201.

(166) "A utour du m ot", M élanges de L in g u is tiq u e e t de P h ilo lo g ie


Romanes o f f e r t s 5 M. P . G a r d e tte , S tr a s b o u rg , 1966, p . 427. C fr.
tam bién d e l mismo a u to r : "Le m ot. E sq u is se d 'u n e th é o r ie g e n é r a le " ,
en L i n g ü i s t i c a , Mouton, The Hague, 1965, pp. 1 1-46.

146

También podría gustarte