CLASIC4
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CLASIC4
Al invocarte, divino Apolo, voy a empezar a celebrar la gloria de esos antiguos héroes
que, por orden del rey Pelias1, hicieron zarpar la nave Argo a través de la boca del
Ponto Euxino y los peñ ascos cianeos2 para conquistar un vellocino de oro.
Tu orá culo le había augurado a Pelias que perecería debido a los consejos de un
hombre al que vería aparecer ante todos só lo con una bota. Poco tiempo había
transcurrido desde tu augurio, cuando Jasó n, al atravesar a pie el Anauro 3, dejó una de
las suyas en el fondo del río. Entonces, iba a un sacrificio que Pelias le ofrecía a
Poseidó n y a otras deidades. Allí só lo no se invocaba a Hera4.
Al ver a Jasó n, Pelias recordó el orá culo; y para sustraerse al peligro que lo
amenazaba, le ordenó al héroe que comenzara una navegació n peligrosa, con la
esperanza de que pereciera en medio de los mares o de pueblos extranjeros.
Argos, si es preciso creerle a la fama que ha llevado su nombre de era en era,
construyó la nave bajo las mismas ó rdenes de Atenea; yo, inspirado por las Musas, voy
a decir el origen y el nombre de los héroes que subieron en ella, los mares que
recorrieron y las proezas con las que se distinguieron en su vagar por diversas playas.
Orfeo va a ser el primer objeto de mis cantos, Orfeo, fruto de los amores de Eagro 5 y de
Calíope, quien lo dio a luz cerca del monte Pimpleo 6. Los peñ ascos y los ríos son
sensibles a los acentos de su voz, y los robles de la Pieria, atraídos por los dulces sones
de su lira, lo siguen en multitud sobre la costa de la Tracia, donde muestran todavía el
poder de su arte encantador7. Por seguir los consejos de Quiró n, el hijo de Esó n recibió
en el nú mero de sus compañ eros al divino cantor que reinaba sobre los bistonios8.
1
Rey de Yolcos, en Tesalia.
22
Situados en la entrada del Ponto Euxino.
33
Río de Tesalia que corría cerca de Yolcos.
44
Antes Pelias había profanado el templo de Hera, y desde entonces decía despreciar a esta diosa.
Apolodoro, liv. I. De ahí el odio de Hera contra Pelias, uno de los principales motivos de este poema.
55
Rey deTracia.
66
Montañ a de Macedonia situada en la comarca llamada Pieria, cerca del río Helicó n. También había un
poblado y una fuente del mismo nombre. Estrabó n, lib. X. Tzetzes sobre Licofrón, V. 275.
Unde vocalem temere insecutae / Orphea sylvae, / Arte materna rapidos morantem / Fluminum lapsus
celeresque / ventos, / Blandum et auritas fidibus canoris / Ducere quercus. Hor., Od. XII, liv. I.
77
Esta costa, llamada Cinto, junto a la desembocadura del Hebro, estaba cubierta de á rboles que los
poetas fingían que los había atraído hasta allí la lira de Orfeo. Saumaise, Plin. exer., p. 113. Pomponio
Mela, lib. II, cap. 2.
88
Pueblo de Tracia.
Uno de los primeros que corrió a compartir la gloria de la expedició n fue Asterió n.
Cometes, su padre, moraba en Piresia 9, cerca del monte Fileo, donde el Apidano y el
Enipeo juntan sus aguas.
Animado por el mismo fervor, Polifemo dejó la estancia de Larisa; Polifemo, que antes
se había destacado en el combate de los lapitas y los centauros 1010. Entonces era el
má s joven de los lapitas; ahora a su cuerpo lo agobian los añ os, pero también su valor
siempre es decidido.
Íficlo no tardó en dejar a Filace, hermano de Alcímeda, madre de Jasó n, pues los lazos
de sangre lo azuzaban para volar en ayuda de su sobrino.
El rey de Feras, el bravo Admeto, no quiso seguir a la sombra del monte Calcodó n, que
se alza junto a la opulenta ciudad.
Dos hijos de Hermes, Erito y Equió n, distinguidos por sus riquezas y prudentes en el
arte de utilizar con habilidad el ardid, dejaron pronto Á lope. Etalides, otro hijo del
mismo dios, se unió a ellos. Eupolemia, hija de Mirmidó n, lo había traído al mundo a
orillas del Anfriso1111. Los otros dos tenían como madre a Antianira, hija de Méneto.
Corono, morador de Girtone, era el hijo de Ceneo. Tan valeroso como era, no superaba
a su padre, que había hecho huir a los centauros y los perseguía con fervor hasta
cuando, al verlo solo y alejado de sus compañ eros, se reunieron y se lanzaron sobre él.
A pesar de sus esfuerzos, no pudieron ni herirlo ni abatirlo; sino siempre firme e
invulnerable, se hundió vivo en las entrañ as de la tierra, al ceder a los golpes de los
enormes abetos con que estaban armados1212.
Mopso, morador de las orillas del Titareso, instruido por el mismo Apolo en la ciencia
de los augurios; Euridamas, hijo de Ctimeno, morador de la ciudad de Ctimene, junto
al lago Xinias; Menelio, llevado de Oponte 1313 por su padre Á ctor, todos ellos también
quisieron compartir la gloria y los peligros de este empeñ o.
Euritió n, el vigoroso Eribotes, éste hijo de Teleó n, el otro de Iro, hijo de Á ctor,
siguieron su ejemplo. Con ellos iba Oileo, tan célebre por su bravura como há bil en
perseguir a un enemigo al que había puesto en fuga.
La Eubea vio salir de su seno a sus má s ilustres moradores. Canto seguía con gozo las
ó rdenes de su padre Caneto, hijo de Abas. Ignoraba, ¡el infortunado!, que nunca
volvería a ver a Cerinto, su tierra, y que perecería con el divino Mopso en los confines
de Libia. ¡Débiles seres humanos, luego no hay desdicha tan inesperada que no pueda
llegarnos! A estos dos guerreros los enterraron en Libia, y Libia está tan lejos de
Colcos, como el oriente lo está del occidente. Clitio e Ífito, que reinaban en Ecalia, eran
hijos del cruel Eurito, ese Eurito a quien llegó a serle fatal el arco que había recibido
de Apolo, luego de que tuvo la audacia de contender en habilidad con su benefactor.
Telamó n y Peleo, los dos hijos de Eaco, sin embargo no llegaron juntos. Obligados a
salir de Egina debido al asesinato involuntario de su hermano Foco, habían
99
Ciudad de Tesalia, así como Larisa, Filace, Feras, Alope, Girtone, Etimene, Ftía, que se van a nombrar
luego.
1010
Antiguos pueblos de Tesalia.
1111
Et te memorande canemus / Pastor ab Amphyso. Virg. Georg. III. V. 1º.
1212
Manet imperfossus ab omni, / Inque cruentatus Caeneus Elateius, ictu. / . . . . . . / Obrutus immani
cumulo, sub / pondere Caeneus / Aestuat arboreo ……………………………….. Alii sub inania corpus /Tartara
detrususm silvarum mole ferebant. Ovid., Metam, lib. XII, v. 490 y sigs.
1313
Capital de los locrios opontianos que moraban al oriente de la Fó cide.
establecido su estancia en distintos lugares. Telamó n moraba en la isla de Salamina, y
Peleo en la ciudad de Ftía.
El valeroso Butes, hijo del bravo Teleó n y el belicoso Falero habían dejado la tierra
donde reinó Cécrope. Aunque Falero fue el ú nico retoñ o de Alcó n, el fruto de su vejez
y sostén de sus días, su mismo padre le había ordenado que partiera para que se
destacara entre tantos héroes.
¡Tú no pudiste acompañ arlos, ilustre descendiente de Erecteo, generoso Teseo!
Entonces, un vínculo fatal te retenía en las celdas subterrá neas del Ténaro, hasta
donde habías seguido a tu amigo Pirítoo. ¡Sin duda, para los Argonautas, su valor
hubiera sido una ayuda poderosa!
Tifis, hijo de Agnias, há bil en prever las tempestades y para dirigir una nave, al
observar ora el sol y ora la estrella del norte, partió de Sifa 1414, ciudad de los
tespianos, para unirse a los héroes que deseaban tenerlo como compañ ero. La misma
Atenea le había inspirado el designio; Atenea, cuyas divinas manos construyeron, con
Argos, esa renombrada nave, superior a todas las que hasta ahora hendieron el seno
de las olas.
Flias, rico con los dones de Dionisos, su padre, moraba en la ciudad de Aretiria 1515,
junto a las fuentes del Asopo.
Talao, Areio, el bravo Leó doco, todos moradores de Argos, eran hijos de Bias y de
Pero, que Melampo obtuvo para su hermano, después de haber soportado muchos
males en los establos de Íficlo1616.
Heracles, el invencible Heracles, el mismo que no desdeñ ó plegarse a los deseos de
Jasó n. Entonces retornaba de Arcadia, desde donde había llevado sobre sus anchas
espaldas el renombrado jabalí de Erimanto, que había mostrado vivo y cargado de
cuerdas a las miradas de los moradores de Micenas. Por sí mismo y sin orden de
Euristeo iba en esta expedició n. Su fiel Hilas lo acompañ aba, Hilas, en el que brillaba la
flor de la primera juventud, que llevaba el arco y las flechas del héroe.
Con ellos llegó Nauplio, vá stago de un héroe del mismo nombre, célebre por su
habilidad en el arte de la navegació n, fruto de los amores de Poseidó n y de la bella
Amimona, hija del divino Dá nao.
Idmó n fue el ú ltimo de los que llegaron desde Argos. La ciencia de los augures le había
dicho que marchaba hacia una muerte segura. Sin embargo, partió para no manchar su
nombre. Aunque se lo estimaba hijo de Abas y vá stago de Eolo, tenía como padre a
Apolo, quien le enseñ ó el arte de augurar el porvenir al observar el vuelo de las aves y
las entrañ as de las víctimas.
Al vigoroso Pó lux y a Cá stor, há bil en la doma de corceles, los dos frutos de un solo y
penoso parto, su misma madre, hija de un rey de Etolia, los envió desde Esparta. Digna
mujer de Zeus, Leda no temía separarse de sus queridos hijos.
1414
Ciudad de Beocia, en el golfo de Corinto, lo mismo que Tifa.
1515
El nombre de una ciudad y de una comarca de Sicionia, luego llamadas Flionte y Fliasia.
1616
Neleo había prometido a su hija Pero a aquel que le llevara los bueyes de Íficlo. Bias, que la quería, le
rogó a su hermano Melampo, há bil augur, que le hiciera tener esos bueyes. Melampo los obtuvo,
después de inú tilmente intentar hurtarlos, y haber permanecido un añ o en casa de Íficlo.
Vates Turpia perpessus es vincla Melampo, /Cognitus Iphicli subripuisse Boves: / Quem no lucrativo, magis
Pero / coegit formosa, / Mox Amythaonia nupta futura domo. Propercio, 11, 3, 51.
Los hijos de Afareo, Linceo y el fiero Idas, llenos de confianza en sus inusuales fuerzas,
habían salido de Arena1717. Linceo, si se le cree a la fama, llevaba sus penetrantes
miradas hasta las entrañ as de la tierra.
Periclímeno, el mayor de los hijos que tuvo Neleo en la ciudad de Pilos, iba con ellos.
Poseidó n le había dado una invencible fuerza y el poder de tomar, cuando combatía,
toda clase de formas1818.
A los dos hijos de Aleo, Anfidamas y Cefeo, moradores de la ciudad de Tegea y de esta
parte de la Arcadia, que le correspondió en el reparto con Afidas 1919, los acompañ aba
Anceo, hijo de Licurgo, su hermano mayor. Obligado él mismo a permanecer junto al
viejo Aleo para cuidar de ese querido padre, Licurgo había enviado a su hijo con ellos.
En vano, para retenerlo, Aleo había hecho que ocultaran sus armas. Con el brazo
izquierdo cubierto con la piel de un oso del Monte Ménalo, agitaba con su mano
derecha una enorme segur de doble filo.
Augias, que la celebridad decía vá stago de Helios, reinaba sobre los moradores de la
É lide. Orgulloso de sus riquezas, deseaba con vehemencia ver la Có lquida y al rey
Eetes.
Empujados por el mismo deseo, Asterio y Anfió n, hijos de Hiperasio, salieron de
Pelene, construida por su abuelo Peles a orillas del mar que bordea la Acaya.
Eufemo dejó el promontorio Ténaro2020; Eufemo, vá stago de Poseidó n y de Europa,
hija del gigante Ticio, que podía correr sobre las ondas mojando só lo las plantas de sus
pies2121.
Otros dos hijos del mismo dios, Ergino y el fiero Anceo, há biles en el arte de combatir
y de dirigir una nave, habían salido uno de la ilustre Mileto y el otro de Samos, morada
de Hera imbrasiana2222.
El hijo de Eneo, Meleagro, apenas salido de la infancia, también estuvo entre estos
héroes. Si se hubiera quedado un añ o má s en Calidó n, só lo Heracles hubiera podido
superarlo. El cuidado de su proceder se confiaba a Laocoonte, ya de edad avanzada,
nacido del mismo padre que Eneo, pero de una madre esclava. Todavía lo acompañ aba
Íficlo, su tío materno, también há bil en arrojar una lanza como en combatir de cerca al
enemigo.
Entre ellos, se veía que avanzaba con pasos desiguales, a Palemonio, hijo de Lerno, o
mejor del dios Hefesto. Aunque era muy cojo, lo admitieron entre los héroes armados
para la gloria de Jasó n, y su valor lo ponía por encima de cualquier insulto.
El vínculo sagrado de la hospitalidad unía con Jasó n a Ífito, hijo de Ná ubolo y nieto de
Ornito. Iba a Delfos para consultar al orá culo sobre su expedició n, cuando al hijo de
Esó n lo habían recibido en casa de este generoso morador de la Fó cide.
1717
Ciudad de Mesenia, así como Pilos, nombrada después.
1818
Cui posse figuras / Sumere quas vellet, rursusque reponere sumptas / Neptunus dederat, Nelei
sanguinis auctor. Ovid., Métam, X11, 556.
1919
Hijo de Arcas, antiguo rey de Arcadia, cuyo reino se repartió entre sus hijos. Apolodoro, lib. III,
Pausanias, lib. VIII, cap. 4.
2020
En la Laconia.
2121
Vel mare per medium, fluctu suspensa tumenti, / Ferret iter, celeres nec tingeret aequore plantas.
Virg., En., V. 810.
2222
Hera tenía un magnífico templo en Samos. El sobrenombre de imbrasiana se deriva del río Imbrasos,
que corre en la isla.
Dos hijos de Bó reas, Calas y Zetes, atrajeron sobre sí las sorprendidas miradas. Su
madre Oricia disfrutaba a orillas del Iliso 2323, cuando de pronto Bó reas la raptó y la
llevó hasta los confines de Tracia y, al envolverla en espesas nubes, le robó su
doncellez junto al peñ asco de Sarpedó n y del río Ergino. Los frutos de esta unió n, que
tocaban ligeramente el suelo con sus pies, agitaban amplias alas salpicadas de á ureas
estrellas. Una abundante cabellera ondeaba al agrado del viento sobre sus hombros.
El mismo Acasto, hijo del rey Pelias, no pudo decidirse a permanecer ocioso en el
palacio de su padre. Pronto debía unirse a los Argonautas, así como Argos, que había
construido la nave bajo las ó rdenes de Atenea.
Estos eran los compañ eros de Jasó n, a los que, como él, la mayoría estirpe de las hijas
de Minias2424, llamaron príncipes minios.
2626
Qualis ubi hibernam Lyciarn, Xantique fluenta / Deserit, ac Delum maternam inrisit Apollo, /
Instauratque choros: mixtique altaria circum / Cretesque Dryopesque fremunt. Virg., En., IV, 148.
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Apolonio de Rodas. Argonautiques, trad. al francés: J.-J. A. Caussin. Disponible en: http://remacle.org/
index2.htm (Versió n del francés: G. Jiménez M.)