Biodiversidad Extinta de Chile
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LA BIODIVERSIDAD
EXTINTA DE CHILE
Jhoann Canto1, Richard Fariña2, Sven N. Nielsen3, Martín Chávez Hoffmeister4
Karen Moreno5, Jorge Carrillo6 y Cristian Becker7
La palabra fósil, que deriva del latín fossilis, fue empleada por Plinio (23- actuales elefantes, pero mucho más robusta (figura 2). Hacia 1887, Philippi
79 dC) para designar los objetos enterrados. En la actualidad, se refiere a en su obra “Los fósiles terciarios i cuartarios de Chile” presenta
evidencias de la vida en el pasado geológico, que presentan una estructura las primeras descripciones de fauna fósil de invertebrados y vertebrados,
de origen biológico y que se han conservado en las rocas de la corteza. siendo este trabajo el primer catálogo de fósiles para Chile. Con posterio-
ridad, se efectúan varios trabajos aislados sobre otros grupos de fósiles,
Los restos fósiles constituyen la prueba directa de la presencia de distintas ampliando el conocimiento a nivel nacional. Si bien estos aportes han sido
formas de vida que han existido en nuestro planeta, remontándose los más escasos, para dimensionarlos hay que considerar que entre 1855 y 1980 se
antiguos a unos 3.000 millones de años. Este gran rango de tiempo posibi- publicaron solamente 44 trabajos sobre vertebrados fósiles, con un total
litó la evolución de millones de formas de vida, que algunos autores (Raup, de 429 páginas (Frassinetti, 1982). Sólo en 1980, gracias al trabajo de in-
1992) estiman entre 5 y 50 millones, la mayoría hoy extintas, sobreviviendo vestigadores como Manuel Tamayo y Daniel Frassinetti, se dispuso de un
sólo algunos linajes casi sin cambios, mientras que otros evolucionaron y catálogo completo de la fauna de mamíferos actuales y fósiles de Chile,
dieron origen a la actual biodiversidad. constituyéndose en un estudio de importancia al revisar también los aspec-
tos de la nomenclatura utilizada sobre los materiales fósiles de mamíferos
La biodiversidad extinta o paleobiodiversidad es rica y variada, pero des- descubiertos en el país. Si bien, los mamíferos son el grupo mejor conocido,
conocida en su conjunto por la falta de especialistas y estudios continuos. también existen importantes estudios sobre otros grupos de vertebrados
La primera mención documentada que se conoce sobre fósiles de inver- fósiles. Afortunadamente en los últimos diez años se han generado valio-
tebrados en Chile es realizada por Degenhardt en 1839 sobre un bivalvo sas investigaciones que han contribuido a aumentar significativamente el
denominado Pecten alatus y procedente de Copiapó (figura 1). Para el caso conocimiento de la biodiversidad extinta en Chile. Con la finalidad de faci-
de los vertebrados, la primera mención es realizada por Wyman en 1855 y litar el recorrido por la biodiversidad fósil el capítulo se ha dividido en dos
se refiere a los restos de Mastodon andium, una forma muy similar a los grandes grupos de organismos: invertebrados y vertebrados.
INVERTEBRADOS 1976), mostrando que ese archipiélago estaba lejos de Suramérica durante
Los invertebrados, entre los que se incluyen grupos como los equinodermos la formación de éstas calizas, ya que el continente estaba sujeto a glaciación
(erizos de mar, estrellas de mar, etc.), artrópodos (cangrejos, arañas, insec- durante este período geológico.
tos, etc.) o moluscos (incluye calamares, almejas, caracoles, etc.), varios filos.
Muchos de estos grupos poseen esqueletos mineralizados que aumentan su MESOZOICO (250-66 Millones de años atrás)
potencial de quedar en el registro fósil. (figura 3) Contrastando con las limitadas ocurrencias del Paleozoico, el registro de
edad mesozoica en Chile es muy abundante y diverso. El Triásico está princi-
No obstante, como en Chile nunca se generó una cultura paleontológica, palmente representado por ambientes continentales con su respectiva flora
los grupos de fósiles relativamente bien estudiados son los pocos que sirven y fauna (Gallego et al. 2005) y solamente por pocos registros marinos (Bartel
directamente a los geólogos como herramienta para determinar la edad de 1958; Jaworski 1922). Tanto del Jurásico como del Cretácico se conoce más
las rocas sedimentarias. El resto ha sido poco estudiado porque no existía la bien su fauna marina y especialmente los amonites y los bivalvos del grupo
conciencia de lo relevante que es conocer el pasado para entender el pre- de las trigonias, que recibieron mucha atención por su valor bioestratigráfi-
sente y para predecir posibilidades del futuro en materias de biodiversidad. co, lo que en la práctica implica disponer de un ordenamiento de las rocas
sedimentarias en el tiempo, basándose en el registro de fósiles. La fauna del
PALEOZOICO (540-250 Millones de años atrás) Jurásico inferior y medio del norte de Chile fue fuertemente investigada por
Los depósitos sedimentarios de edad paleozoica son relativamente escasos especialistas alemanes y chilenos quienes revisaron principalmente diferen-
en Chile. No obstante, hay registros desde el norte hasta el extremo sur tes grupos de moluscos, como bivalvos (Aberhan 1993; Pérez et al. 2008;
del país. Entre las regiones con un registro paleozoico más abundante se Reyes y Pérez 1979), gastrópodos (Gründel 2001) y amonites (Hillebrandt
encuentra Antofagasta, con registros marinos que incluyen braquiópodos y 2002, 2006), pero también corales (Prinz 1991). Existe fauna cretácica tanto
graptolites (Benedetto et al. 2008), y registros continentales con artrópodos del centro como del sur del país (Aguirre-Urreta et al. 2007; Kielbowicz et al
(Covacevich et al. 1988). En el centro de Chile destaca el Paleozoico tardío 1983; Lahsen y Charrier 1972; Salazar et al. 2010).
marino descrito por Thomas (1958). En el sur de Chile se encuentran regis-
tros de sedimentos devónicos con trilobites en Chiloé continental (Fortey et CENOZOICO (66 Millones de años hasta hoy día)
al. 1992), mientras que en el Archipiélago Madre de Dios hay calizas ma- Después de más de cien años de investigación sobre el registro fósil del Ce-
rinas del Paleozoico tardío con foraminíferos tropicales (Douglas y Nestell nozoico chileno, uno de los trabajos pioneros fue “Los Fósiles Terciarios y
VERTEBRADOS
PECES
Figura 4
Los peces son los animales vertebrados más antiguos y su registro fósil Condrictios fósiles del Neógeno (Plioceno, Formación Horcón, Región de Valparaí-
conocido se remonta a algo más de 450 millones de años durante la Era so) de Chile. A y B. Quimera “Pejegallo” (Callorhinchus sp.); C. Tiburón Cañabota
Gris (Hexanchus griseus); D. Tiburón Sierra (Pristiophorus sp.); E. Tiburón Blanco
Paleozoica. Este grupo de vertebrados es de antigua presencia, en lo referi-
(Carcharodon carcharias); F y G. Tiburón Cornudo (Heterodontus sp.); H y I. Raya
do a su edad geológica para Chile, habiéndose encontrado restos fósiles a (Rajidae).
lo largo del territorio nacional, desde el norte de hasta la región de Maga- zoico de Chile (períodos Paleógeno y Neógeno) incluye abundantes ensam-
llanes. Este registro fósil (figura 4) proviene de finales de la Era Paleozoica bles encontrados a lo largo del territorio nacional (ver Suárez 2015, Figu-
(¿Pérmico?) hasta el Pleistoceno-Holoceno y el mismo está representado ra 1), y su paleodiversidad está representada por al menos doce órdenes
por dos grandes grupos: los Chondrichthyes, que son peces con un esque- (Carcharhiniformes, Chimaeriformes, Heterodontiformes, Hexanchiformes,
leto interno compuesto de cartílago (tiburones, rayas y quimeras), y los Os- Lamniformes, Myliobatiformes, Orectolobiformes, Pristiophoriformes, Raji-
teichthyes, aquellos con un esqueleto interno óseo (atunes, peces espadas, formes, Squaliformes, Squatiniformes y Synechodontiformes?) y veintiséis
salmones, entre otros). A continuación se presenta un breve resumen sobre familias (Brachaeluridae, Callorhinchidae, Carcharhinidae, Cetorhinidae,
los registros de peces fósiles de Chile. Cretoxyrhinidae, Dasyatidae, Echinorhinidae, Heterodontidae, Hexanchi-
dae, Lamnidae, Megachasmidae, Mitsukurinidae, Mobulidae, Myliobatidae,
PECES CARTILAGINOSOS (Chondrichthyes) Otodontidae, Palaeospinacidae, Parascyllidae, Pristiophoridae, Rhinopte-
Este es el grupo de peces fósiles mejor representado y más diverso en de ridae, Rajidae, Scyliorhinidae, Sclerorhynchidae, Squalidae, Squatinidae,
Chile, con registros fósiles desde la zona norte hasta la región de Maga- Odontaspididae y Triakidae) (Suárez et al. 2006; Carrillo-Briceño et al. 2012;
llanes (ver Suárez, 2015). El registro fósil chileno incluye tiburones (Se- Otero et al. 2013; Suárez 2015, Staig et al. 2015).
lachimorpha), rayas (Batoidea) y quimeras (Holocephali), representados
principalmente por remanentes aislados y semi-articulados como: dientes, PECES ÓSEOS (Osteichthyes)
dentículos rostrales, dentículos dérmicos, vertebras, espinas y coprolitos. El El registro de peces óseos fósiles de Chile está representado tanto por es-
condrictio fósil más antiguo conocido para Chile corresponde a un diente queletos articulados, como por por elementos aislados del cráneo (Dien-
aislado de una especie extinta conocida como Hybodus, el cual fue halla- tes y otolitos, entre otros) y del post-cráneo (vértebras, costillas, espinas y
do en rocas del Paleozoico de la Región de Antofagasta (Formación Peine, escamas, entre otros), que han sido encontrado en rocas del Paleozoico,
Pérmico),(Suárez, 2015). Registros del Mesozoico incluyen escasos dien- Mesozoico y Cenozoico a lo largo del territorio nacional, incluyendo espe-
tes y dentículos dérmicos aislados del Triásico y Jurásico (Samson 2000; cies tanto de ambientes marinos como continentales (figura 5). El registro
Suárez 2015), un registro no bien confirmado de Heterodontiformes para fósil más antiguo de un pez óseo, del que se tenga registro en Chile, es
el Cretácico inferior, y al menos ocho órdenes (Chimaeriformes, Lamnifor- Arratiaichthys chilensis, especie extinta de pequeño tamaño (~20 cm), que
mes, Myliobatiformes, Orectolobiformes, Squaliformes, Squatiniformes, vivió durante la etapa final de la Era paleozoica (Pérmico) en lo que hoy es
Synechodontiformes y Rajiformes) y nueve familias (Callorhinchidae, Cre- la Región de Antofagasta (Formación Peine) (Richter y Breitkreuz 1997). Los
toxyrhinidae, Dasyatidae, Echinorhinidae, Palaeospinacidae, Odontaspidi- peces óseos del Mesozoico de Chile, en especial de los períodos Jurásico y
dae, Sclerorhynchidae, Squalidae, Squatinidae) para el Cretácico Superior Cretácico, son los que mejor han sido estudiados, con abundantes registros
(Suárez y Cappetta 2004; Suárez 2015). El registro de condrictios del Ceno- que incluyen la descripción de algo más de 10 nuevas especies extintas de
do y Cerro La Isla se encuentran huellas de terópodos medianos a pequeños y que, sin embargo, es en realidad el único terópodo herbívoro conocido
y sólo en la primera de ornitópodos de gran tamaño (Bell y Suárez 1989; Ru- antes de fines del cretácico. Se descubrieron varios especímenes de distintas
bilar-Rogers et al. 2014). En Cerro la Isla ha habido registros óseos aislados edades (estadíos ontogenéticos) y completamente articulados, dejando en
aparentemente asignables a Iguanodontia. A pocos kilómetros de Santiago, claro que es una de las especies de dinosaurios más extrañas del mundo. De
frente al Cerro Arenas en el Cajón del Maipo, han aparecido improntas de la misma formación rocosa de donde se extrajo C. diegosuarezi provienen
probables saurópodos y algunas huellas aisladas de terópodos, además de diversos restos de saurópodos y prontamente obtendremos más sorpresas
trazas asignables a Lacerta, las que están en estudio (Moreno, en prep.). En sobre esta fauna (Salgado et al., In press).
Baños del Flaco, hay icnitas identificadas con el nombre Iguanodonichnus
frenki, que a pesar de haber sido interpretadas como hechas por iguano- Los ictiosaurios del Jurásico Medio-Cretácico Inferior de Magallanes recien-
dóntidos (Casamiquela et al. 1969), pertenecen en realidad a saurópodos temente han sido los protagonistas de noticias alrededor del mundo. Ini-
(Fig. 6) de caderas angostas (Moreno y Benton 2005) y se asocian además a cialmente hubo un descubrimiento aislado de ictiosaurio descontextualizado
huellas de ornitópodos y terópodos pequeños (Moreno and Pino 2002). En en la provincia de Última Esperanza (Shultz et al. 2003) y luego, en otra
la Región de Aysén se había encontrado material en donde destaca un pié localidad, se reveló un cementerio completo de ictiosaurios oftalmosáuridos
articulado referible a un dinosaurio terópodo del Jurásico Superior (Salgado fosilizado, que conservaron incluso marcas del tejido blando y embriones
et al. 2008). Recientemente se suma, y con gran controversia Chilesaurus en su interior. Estas rocas fueron finalmente destapadas por el retroceso del
diegosuarezi (Novas et al. 2015) de la Región de Aysén. C. diegosuarezi es glaciar Tyndall, en Torres del Paine, Punta Arenas (Stinnesbeck et al. 2014).
relativamente pequeño (hasta 3 metros de largo), presenta características
mixtas en la morfología de su pubis, el que es superficialmente más similar Los pterosaurios de la Formación Monardes, Jurásico-Cretácico están repre-
al de ornitópodos, dientes en forma de lápices semejantes a los saurópodos sentados por la especie Domeykodactylus ceciliae (antes asignado al género
Figura 9
Mandíbulas de Megatherium medinae y Thalassocnus sp., colecciones del Museo
Nacional de Historia Natural, Chile.
chilensis del Mioceno temprano de Malleco. No es sino hasta inicios del fico sudeste, observándose especies similares a las conocidas en Perú y la
presente siglo que el estudio de las aves fósiles chilenas sufre un fuerte península Antártica. También existen indicios de un declive en la diversidad
incremento potenciado por dos factores principales: el inicio de los estudios de algunas familias a lo largo del Cenozoico, así como del retroceso en
en la Formación Bahía Inglesa (Fig. 8) y el afianzamiento de la paleonto- las áreas de distribución que han llevado a la conformación de las ac-
logía de vertebrados nacional. En este sentido, los ricos depósitos marinos tuales áreas de endemismo, incluyendo la presencia de aves actualmente
de la región de Atacama han captado el interés de una nueva generación ausentes en nuestro país (ej. Gaviiformes, Anhinghidae, Cariamidae). Los
de investigadores, quienes han prestado especial atención a los abundantes pingüinos son sin duda las aves más abundantes en el registro fósil chileno,
restos de aves. A partir de entonces, la paleornitología se ha posicionado incluyendo la presencia del pingüinos gigante Palaeeudyptes durante el
como una de las áreas más dinámicas de la paleontología chilena. Revisio- Eoceno y numerosas especies relacionadas con los pingüinos modernos
nes resientes del registro chileno pueden hallarse en Chávez Hoffmeister durante el Neógeno incluyendo Spheniscus chilensis, Pygoscelis calderen-
(2007), Rubilar Rogers et al. (2012) y Sallaberry et al. (2015). sis, Pygoscelis grandis (Fig. 7B) y Eudyptes calauina. Los Procellariformes
y Suliformes también se encuentran bien representados incluyendo la pre-
Los depósitos portadores de aves en Chile continental corresponden en sencia de albatros, petreles (Fig. 7A), piqueros y cormoranes a partir del
su mayoría a formaciones asociadas con ambientes marinos, siendo la Mioceno. Otro grupo de aves marinas presentes en el registro chileno son
localidad de Bahía Inglesa la más importante en cuanto a abundancia y los Pelagornithidae, un linaje cosmopolita completamente extinto en la
diversidad de aves fósiles. Esto produce una inmediata selección de los actualidad y posiblemente relacionado con los patos. Se trata de aves vola-
taxones posibles de hallar en tales localidades, observándose en conse- doras grandes, superando los seis metros de envergadura, y caracterizados
cuencia mayoritariamente órdenes de aves marinas y aves asociadas a sis- por poseer numerosas proyecciones óseas a modo de dientes a lo largo de
temas fluviales. Es de esperarse que la futura exploración de formaciones sus mandíbulas. Para Chile se conoce el Pelagornis chilensis (Fig. 7C) de
continentales, amplié el conocimiento de las aves terrestres presentes en la Formación Bahía Inglesa, el cual fue descrito a partir de uno de los es-
territorio nacional, el cual de momento es muy limitado. Temporalmente, queletos más completos conocidos para la familia y del cual especímenes
la mayor parte de nuestro conocimiento procede del Neógeno (23-2,6 Ma), fragmentarios se conocen desde fines de la década de 1990. Por último, el
existiendo escasos registros para el Mesozoico y Paleógeno. Neogaeornis registro de aves continentales incluye la presencia de tiuques (Milvago sp.)
es el único registro de aves conocido para el Cretácico (72-66 Ma) y posi- en los depósitos Pliocenicos de Antofagasta, posiblemente garzas en el Eo-
blemente corresponde a un colimbo, del orden Gaviiformes, mientras que ceno y chuñas (familia Cariamidae) en el Mioceno temprano de Magallanes
solo recientemente se han presentado los primeros registros para el Eoceno y restos de aves aun sin describir procedentes de numerosos sitios pleisto-
(56-34 Ma) de Magallanes y el litoral central. cénicos, incluyendo una posible nueva especie de tagua gigante en Tagua
Tagua. Durante el Mioceno temprano también se conoce la presencia de
Los fósiles hallados en Chile continental contribuyen significativamente a aves serpiente (familia Anhingidae), formas propias de ambientes fluviales
nuestro conocimiento sobre la evolución de la avifauna marina en el Pací- y que actualmente están extintas en Chile.
Finalmente debemos mencionar el registro de Isla de Pascua, para la cual A pesar de que la mayoría de los trabajos de vertebrados fósiles se han
solo se conocen restos subfósiles hallados en sitios arqueológicos y repre- concentrado principalmente en aquellas faunas de mamíferos que habita-
senta uno de los ejemplos más extremos de colapso ambiental causado ron entre el Pleistoceno y Holoceno, es decir, dos millones y medio de años
Figura 11
Delfines de río fósiles (Brachydelphis sp. y Pliopontos sp., colecciones del Museo
Nacional de Historia Natural, Chile.
LA SEXTA EXTINCIÓN
Los científicos hoy reconocen cinco extinciones masivas en el planeta, desde
la aparición de las primeras formas de vida. Sin duda, la ocurrida durante el
Pérmico fue la más impactante ya que comprometió el 95 por ciento de la
fauna marinas y terrestres.
Invertebrados
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