Evan. Mateo.
Evan. Mateo.
Evan. Mateo.
Amen
EVANGELIO DE SAN MATEO
EVANGELIO DE MATEO
2
Abrahá n fue padre de Isaac, Isaac de Jacob, Jacob de
Judá y de sus hermanos. 3Judá fue padre de Fares y de Zerá h,
cuya madre fue Tamar. Fares fue padre de Hesró n de Aram,
4
Aram de Aminabad, Aminadab de Nahasó n de Salmó n de Booz,
cuya madre fue Rahab. Booz fue padre de Obed, cuya madre
fue Rut. Obed fue padre de Jesé, 6y Jesé lo fue del rey David.
David fue padre de Salomó n, cuya madre fue la mujer
de Urías. 7Salomó n fue de Roboam, Roboam de Abiam, Abiam
de Asá , 8asá de Josafat de Joram, Joram de Ozías, 9Ozías de
Joatam de Acaz de Ezequías, 10Ezequías de Manasés, Manasés
de Amó n de Josías, 11Josías de Jeconías y de sus hermanos, en la
época de la deportació n a Babilonia.
12
Después de la deportació n a Babilonia, Jeconías fue
padre de Salatiel, Salatiel de Zorobabel, 13Zorobabel de Abihud,
Abihud de Eliaquim, Eliaquim de Azor, 14Azor de Sadoc, Sadoc
de Aquim, Aquim de Eliud, 15Eliud de Eleazar, Eleazar de Matá n,
Matá n de Jacob, y 16 Jacob fue padre de José, el esposo de María,
de la cual Jesú s, a quien llamamos el Mesías.
17
Así hubo en total desde Abrahá n hasta David catorce
generaciones; Desde David hasta la deportació n a Babilonia,
otras catorce generaciones; y desde la deportació n a Babilonia
hasta el Mesías, también catorce generaciones.
Origen inmediato de Jesús
En la concepción virginal de Jesús se cumple la promesa hecha por Dios
por medio del profeta Isaías. En Jesús se realiza verdaderamente el
significado del nombre de ese niño: <<Dios con nosotros>>. Mt se basa en
la traducción griega de los setenta, que en Is 7:14 habla de <<virgen>>,
aunque en hebreo la palabra tiene un sentido menos preciso (la joven).
La concepción de Jesús se debe a una intervención especial del Espíritu
Santo (cf. Lc 2:1-7). José, al recibir a María como esposa, le transmite al
hijo de ella, la herencia resumida en la anterior genealogía.
18
El origen de Jesucristo fue el siguiente.
María, su madre, estaba comprometida para casarse
con José, pero antes de empezar a vivir juntos, ella quedó en
cinta por obra del Espíritu Santo.
19
Como José, su prometido, era un hombre de bien y no
quería exponerla a la infamia, decidió romper su compromiso
en secreto.
20
Pero apenas tomó esta resolució n, se le apareció en
sus sueñ os un á ngel del Señ or y le dijo: <<José, hijo de David,
no tengas reparo en tomar por esposa a María, porque el hijo
que espera lo concibió por obra del Espíritu Santo. 21Dará a luz
un hijo varó n, y debes ponerle el nombre de Jesú s, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados. >>
22
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había
anunciado el Señ or por medio del profeta: 23<<Miren: la virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará n Emmanuel>> [Is
7:14] que significa <<Dios con nosotros>>
24
Cuando José se despertó , hizo lo que le había
mandado el á ngel del Señ or y tomó a María por esposa. 25Y sin
que antes tuvieran relaciones, ella dio a luz un hijo varó n. Y él le
puso el nombre de Jesú s.
Homenaje de los sabios de Oriente
Los primeros en tener noticia, por medios naturales, del nacimiento del
Mesías son unos sabios (<<magos>>, dedicados al estudio de los astros),
que no pertenecían a Israel. Ellos prefiguran la aceptación de Cristo por
los pueblos paganos, en contraste con los de su propio pueblo, quienes no
lo reconocen, a pesar del testimonio de las Escrituras.
2 Después que nació
1
Jesú s en Belén de Judea, en tiempo del
rey Herodes, llegaron a Jerusalén desde el Oriente unos sabios
2
y preguntaron: << ¿Dó nde está el Rey de los Judíos, que acaba
de nacer? Porque vimos cuando apareció su estrella y venimos
a rendirle homenaje. >>
3
Cuando el rey Herodes oyó esto, se preocupó mucho, y
con él toda Jerusalén. 4entonces reunió a todos los sumos
sacerdotes y a los escribas del pueblo judío, para preguntarles
dó nde debía nacer el Mesías.
5
Ellos le respondieron: <<En Belén de Judea, porque así
está consignado en la Escritura por mano del profeta: 6 ‘Tú ,
Belén tierra de Judá , de ningú n modo eres la menor de las
ciudades de Judá , pues de ti saldrá un gobernante, que será el
pastor de mi pueblo Israel>> [Miq 5:1; 2 S 5:2].
7
Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios y les
pidió que le precisaran la fecha en que había aparecido la
estrella.
8
Luego los mandó a Belén y les dijo: <<Vayan y averigü en con
exactitud lo referente al niñ o. Cuando lo encuentren, vengan a
avisarle, para ir yo también a rendirle homenaje. >>
9
Con este encargo del rey se puso en camino. Y la
estrella que ellos habían visto aparecer, los fue guiando, hasta
que al llegar encima del sitio donde estaba el niñ o, se detuvo.
10
Al ver la estrella, se pusieron muy felices. 11Y una vez en la
casa, vieron al niñ o con María su madre, cayeron de rodillas y
le rindieron homenaje. Luego abrieron sus cofres y le
ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra.
12
Y como Dios les indicó en un sueñ o que no volvieran
a donde Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Huida a Egipto
La persecución contra Jesús comienza temprano. Pero Dios cuida de su
Hijo, y sin recurrir a acciones portentosas lo libra de sus enemigos.
En él se cumple de nuevo la salida a Egipto.
13
Apenas se retiraron los sabios, el á ngel del Señ or se le
apareció en sueñ os a José y le dijo: <<Levá ntate, despierta al
niñ o y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te
avise, porque Herodes va a buscar al niñ o para matarlo. >>
14
É l se levantó , despertó al niñ o y a su madre y esa
misma noche se fue con ellos a Egipto. 15Y allí se detuvo hasta
que murió Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señ or por el
profeta: <<Llamé a mi Hijo sacá ndolo de Egipto>> [Os 11:11]
Matanza de los niños de Belén
Herodes fue siempre implacable con sus enemigos. En la matanza de los
niños de Belén se cumple de nuevo el duelo de Raquel por sus hijos.
Entonces Herodes, al ver que los sabios se habían
16
Venganza
El renunciar a la venganza y a la violencia contra el ofensor es
una muestra del clima totalmente diferente y contrario a los
instintos naturales del hombre que debe reinar en el nuevo
pueblo de Dios (=Lc6:29-30)
38<<
Saben que está mandado: ‘Ojo por ojo y diente por
diente’ [Ex 21:24]. 39Pero yo les digo: No opongas resistencia al
que te haga algú n mal. Al contrario, si alguno te pega en la
mejilla derecha, preséntale también la otra; 40al que te quiera
poner pleito para quitarle la tú nica, déjale también la capa; 41y
si alguien te obliga a recorrer un kiló metro, recorre con él dos.
42
Dale al que te pida, y no saques el cuerpo al que te quiera
pedir prestado. >>
Amor al prójimo
Todas las obligaciones para con el prójimo se resumen en el amor
sin restricciones, que va hasta el perdón de las ofensas. Es la
manera de imitar la actitud misma de Dios, que perdón y hace
bien a todos (=Lc 6:27-28, 32-36)
43<<
Saben que está mandado: ‘Amará s a tu pró jimo’ [Lv
19:18]. Sin tener que amar a tu enemigo. 44Pero yo les digo:
Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen; 45así
llegará n a ser hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol
sobre malos y buenos y da la lluvia a justos e injustos. 46Si aman
a los que aman, ¿Qué recompensa tendrá n? ¿no hacen esto
también con los recaudadores? 47si saludan solo a sus
hermanos, ¿Qué hacen de extraordinario? ¿No hacen esto
también los paganos? 48Sean, pues, perfectos como es prefecto
su Padre Celestial. >>
Sobre la limosna
Limosna, oración y ayuno eran tres prácticas de piedad muy
recomendadas, Jesús insiste en que no deben convertirse en
ocasiones de demostrar la propia religiosidad.
6 Cuidado con hacer sus buenas obras en pú blico, para que
1<<
Sobre el ayuno
El ayuno era practicado en el AT (cf. Lv 23:26-32; Is 58:1-12) y en
el NT (Mt 4:2; Hch 13:2-3).
16<<
Y cuando ayunen, no pongan cara triste como los
hipó critas, que van con el rostro demudado para que todo el
mundo vea que está n ayunando. Les aseguro que ya tienen su
premio. 17Tú , cuando ayunes, perfú mate la cabeza y lá vate la
cara, 18para que no se entere la gente que estas ayunando sino
tu Padre que está en lo escondido. Y tu Padre, que ve lo que
hace en secreto, te lo premiará .
El verdadero tesoro
Los verdaderos bienes del hombre no son los perecederos sino los
que duran para siempre (=Lc 12:33-34).
19<<
No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde las
cosas se pudren y se acaban y los ladrones se meten a robarlas.
20
Procurense riquezas en el cielo, donde nada se pudre ni se
acaba ni hay ladrones que vayan a robar. 21Porque donde esté
tu riqueza, allí estará tu corazó n. >>
El ojo
(= Lc 11:34-36)
22<<
El ojo es la lá mpara del cuerpo. Si tu ojo es puro,
todo tu cuerpo gozará de la luz, 23pero si tu ojo es malo, todo tu
cuerpo quedará en tinieblas. Si lo que debiera ser luz en ti se
vuelve tinieblas, ¡Que terribles será n las tinieblas!>>
No servir a dos señores
(= Lc 16:13)
24<<
Nadie puede servir a dos señ ores. Pues despreciará
a uno por querer al otro, o al menos atenderá a uno y al otro lo
descuidará . No es posible servir a Dios y al dinero.
llenó de temor y alabó a Dios que había dado tal poder a los
hombres.
Llamamiento de Mateo
Los recaudadores de impuestos eran despreciados. Pero Jesús ha venido
a llamar a todos a formar parte del nuevo pueblo de Dios, y a hacer
patente la voluntad salvadora de Dios para todos (=Mc 2:13-17; Lc 5:27-
32).
9
Al pasar por un lugar, vio Jesú s a un hombre llamado Mateo,
que recaudaba impuestos para los romanos, y le dijo:
<<Sígueme.>>
É l se levantó y lo siguió .
10
Sucedió , pues, que estando Jesú s comiendo en casa de
Mateo, llegaron muchos recaudadores y pecadores y se
sentaron a la mesa con él y sus discípulos. 11Al ver esto los
fariseos, dijeron a los discípulos: << ¿Por qué su maestro come
en compañ ía de recaudadores y pecadores?>>
12
Pero Jesú s los oyó y dijo: <<No son los sanos los que tienen
necesidad de un medico sino los enfermos. 13Vayan mejor a
aprender que significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificios’
[Os 6:6]. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.>>
Discusión sobre el ayuno
Las actitudes de Jesús rompen los antiguos moldes: es necesario un
corazón nuevo para aceptar esa novedad creadora de Dios (=Mc 2:18-
22; Lc5:33-39).
entonces se acercaron a Jesú s los discípulos de Juan
14
Exclamación de júbilo
Jesús, por su unión íntima con el Padre, es el revelador por excelencia de
Dios y de sus designios de salvación. Estas palabras recuerdan los temas
y el estilo de los discursos de Jesús en el cuarto evangelio (=Lc 10:21-22)
25
En esa ocasió n dijo Jesú s:
<<Te alabo, Padre, Señ or del cielo y de la tierra, porque si
ocultaste estas cosas a los sabios y los entendidos, las revelaste
a los pequeñ os. 26Si, Padre, porque así tuviste a bien disponerlo.
27
<<Todo me lo entregó mi Padre, y nadie conoce al Hijo
sino al Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28Vengan a mí todos
los que está n rendidos y agobiados, que yo los aliviaré.
29
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy
paciente y humilde de corazó n, y así encontrará n alivio.
30
Porque mi yugo es llevadero y mi carga liviana. >>
Discusión sobre el sábado
Las interpretaciones rabínicas de la ley sobre el sábado (Ex 20:8-11)
habían oscurecido su intención original, imponiendo restricciones
arbitrarias (=Mc 2:23-28; Lc 6:1-5)
12 Un sá bado, por aquel tiempo, atravesaba Jesú s unos
1
está lejos de mí. 9el culto que me dan es vacío, las leyes que
enseñ an son invenciones humanas’ [Is 29:13].
10
É l, llamado a la multitud, le dijo:
<< ¡Escuchen y entiendan’! 11No es lo que entra por la
boca lo que lo hace a uno impuro; es lo que sale de la boca lo
que lo hace impuro. >>
12
Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron:
<<¿Sabes que los fariseos, al oír eso, se ofendieron?>>
13
Pero él les respondió :
<<Todo sembrado que no fue plantado por mi Padre
celestial será arrancado de raíz. 14Déjenlos. Son ciegos que
guían a ciegos, y si un ciego guía a otro ciego, ambos caen al
hoyo.>>
15
Pedro tomó la palabra y le dijo: <<Explícanos lo que
acabas de decir. >>
16
É l les dijo:
<< ¿De manera que todavía no son capaces de
entender? 17¿No se dan cuenta de que todo lo que entra por la
boca pasa al estó mago y va a parar a la letrina? 18En cambio, lo
que sale de la boca, sale del corazó n, y eso es lo que lo hace a
uno impuro. Comer sin purificarse las manos no lo hace
impuro. >>
Liberación de la hija de una cananea
Una mujer pagana pide a Jesús un favor para su hija enferma.
Aunque la misión de Jesús está orientada al pueblo de Israel, la fe
de esta mujer logra que él libre a su hija del mal (=Mc 7:24-30)
21
Salío Jesú s y se fue a la regió n de Tiro y Sidó n. 22Y una
mujer cananea, de aquellos lugares, salió al camino y se puso a
gritar: << ¡Ten compasió n de mí, Señ or, Hijo de David! Tengo
una hija atormentada por el demonio. >>
23
Pero Jesú s nada respondió . Entonces se acercaron los
discípulos y empezaron a insistirle: <<Atiéndela, que sigue
gritando detrá s de nosotros. >>
24
Pero él respondió : <<Yo he sido enviado solamente
para las ovejas perdidas del pueblo de Israel. >>
25
Ella los alcanzó y se postró delante de él diciendo: <<
¡Señ or, ayú dame!>>
26
É l le contestó : <<No está bien quitarles el pan a los
hijos y dá rselos a los perros. >>
27
Pero ella replicó : <<Así es, Señ or, pero los perros
también comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
>>
28
Entonces le respondió Jesú s: << ¡Mujer, qué grande es
tu fe! Que se cumpla lo que deseas. >>
Y desde esa misma hora quedó curada su hija.
Numerosas curaciones
29
Y partiendo de allí, se dirigió Jesú s a las orillas del
lago de Galilea, subió a la parte montañ osa y se sentó allí.
30
Entonces acudió a él una gran multitud que llevaba cojos,
ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos y los
dejó a los pies de Jesú s, y él los sanó . 31La multitud quedó
maravillada al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados,
caminar a los cojos y con vista a los ciegos, y alabaron al Dios de
Israel.
Segunda multiplicación de panes
Véase lo dicho a propósito de Mt 14:13-21 (=Mc 8:1-10)
32
Jesú s llamó entonces a sus discípulos y les dijo: <<Me
da lá stima de esta gente, porque hace ya tres días que está n
conmigo y no tienen que comer. No quiero despacharlos en
ayunas, no sea que se desmayen por el camino. >>
33
Los discípulos le respondieron: <<¿Y de dó nde vamos
a sacar pan en este lugar tan despoblado para que coma tanta
gente?>>
34
Jesú s les preguntó cuá ntos panes tenían. Ellos
respondieron que siete y unos pocos pescaditos
35
Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo,
36
Tomó los siete panes y los pescados, dio gracias a Dios, los
partió y se los iba dando a sus discípulos, y ellos a la multitud.
37
Y todos comieron y quedaron satisfechos. Y con los
pedazos que sobraron llenaron siete cestos. 38Los que comieron
eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres ni a los niñ os.
39
Y despidiendo a la gente subió a la barca y pasó a la regió n de
Magadá n.
La señal de Jonás
Véase lo dicho a propósito de Mt 12:38-42 (=Mt 12:38-42; Mc
8:11-13; Lc 12:54-56)
16 1
Se le acercaron los fariseos y a los saduceos para ponerlo
en aprietos y le pidieron que hiciera un prodigio que lo
acreditara como enviado de Dios.
2
Jesú s les respondió :
<<Por la tarde dicen ustedes: ‘Tendremos buen tiempo,
porque hay arreboles’, 3y por la mañ ana: ‘Hoy habrá lluvias,
porque el cielo está rojizo y nublado’. Saben distinguir el
aspecto del cielo, ¿y no pueden distinguir las señ ales del
momento crucial en que estamos? 4Esta gente perversa y
adú ltera pide una señ al, pero no se le dará má s señ al que la de
Joná s.>>. Y dejá ndolos se fue de allí.
La levadura de los fariseos y los saduceos
Los discípulos van comprendiendo poco a poco las palabras de
Jesús. La <<Levadura de los fariseos y los saduceos>> sirve de
metáfora para referirse a su doctrina y manera de vivir (=Mc
8:14-21; Lc 12:1)
5
Cuando llegaron a la otra orilla, vieron los discípulos
que se habían olvidado de llevar provisiones.
6
Jesú s les dijo: << ¡Mucho cuidado con la levadura de
los fariseos y de los saduceos!>>
7
Pero ellos solo pensaban en que se habían olvidado de
las provisiones.
8
Al darse cuenta Jesú s, les dijo: <<Hombres de poca fe,
¿Por qué los preocupa tanto no tener provisiones? 9¿No
entienden? ¿Ya no se acuerdan de los cinco panes que
repartieron a los cinco mil y de cuantos canastos recogieron, 10y
de los siete panes que repartieron a los cuatro mil y de cuantos
canastos recogieron? 11¿Có mo no entienden todavía que no me
refería al pan material? De lo que tienen que cuidarse es de la
levadura de los fariseos y los saduceos. >>
12
Entonces comprendieron que no quería decirles que
se cuidaran de la levadura con que se hace el pan, sino de la
enseñ anza de los fariseos y los saduceos
Profesión de Pedro
Pedro, en nombre de sus compañeros, profesa su fe en la
mesianidad de Jesús. A su vez, Jesús promete a Pedro un lugar
fundamental en la iglesia, que incluye una especial autoridad y
responsabilidad (=Mc 8-27-30; Lc 9:18-21; cf. Jn 6:66-69).
13
Yendo Jesú s de camino a la regió n de Cesá rea de
Filipo, les preguntó a sus discípulos: << ¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del hombre?>>
14
Ellos respondieron: <<Unos dicen que Juan el
Bautista, otros dicen que Elías y otros que Jeremías o alguno de
los profetas. >>
15
É l les preguntó : <<Y ustedes, ¿Quién dicen que soy
yo?>>
16
Simó n Pedro le contestó :<<Tú eres el Mesías, el Hijo
de Dios vivo. >>
17
Jesú s le dijo: << ¡Dichoso tú , Simó n hijo de Joná s!,
porque eso no te lo reveló la naturaleza humana sino mi Padre
que está en el cielo. 18Y yo a mi vez te digo: Tú eres Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y ni el reino de la muerte
la derrotará . 19Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; lo
que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates
en la tierra, quedará desatado en el cielo. >>
20
Entonces les mandó a los discípulos que no dijeran a
nadie que él era el Mesías.
Primer anuncio de la pasión
Jesús debe realizar su misión mesiánica de manera muy distinta
de cómo la esperaban todos, incluidos sus discípulos: a través de
la muerte y resurrección. Este camino no es solo para él; deben
compartirlo los que quieran seguirlo (=Mc 8:31 _____9:1; Lc 9:22-
27)
21
Desde entonces empezó Jesú s a explicar a sus
discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas del sanedrín,
padecer la muerte y resucitar al tercer día.
22
Pedro lo llamó aparte y empezó a ponerle reparos. Le
decía: << ¡Jamá s, Señ or! Eso no puede suceder. >>
23
Jesú s se volvió y le dijo: <<Déjame seguir mi camino,
Sataná s! Me estorbas, porque tus ideas no son las de Dios sino
la de los hombres. >>
24
Y luego les dijo a sus discípulos: <<Si alguien quiere
venir conmigo, renuncie a sí mismo, cargue su cruz y sígame.
25
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá ; pero el que la
pierda por mí, la conservará . 26¿De qué le sirve a uno ganar el
mundo entero si pierde la vida? ¿Con qué podrá pagar uno su
vida? 27Porque va a venir el Hijo del hombre con la gloria de su
Padre, rodeado de sus á ngeles, y entonces pagará a cada cual
segú n lo que haya hecho. 28Yo les aseguro que algunos de los
aquí presentes no probaran la muerte antes de ver al Hijo del
hombre venir en su realeza. >>
Transfiguración de Jesús
En Jesús se hace presente la gloria de Dios, la manifestación de su
poder salvador, que ya había empezado a manifestarse en la
primera alianza, representada Por Moisés y Elías. Él es el Hijo, a
quien hay que escuchar (=Mc 9:2-13; Lc 9:28-36).
17 1
Seis días después llamó a Jesú s a Pedro, a Santiago y a
Juan su hermano, y los llevó a un monte alto y apartado. 2Y se
transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y su vestido se volvió blanco como la luz. 3Y de pronto se les
aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Jesú s.
4
Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesú s: <<Señ or, ¡Qué
bueno que estemos nosotros aquí! Si quieres, hago aquí tres
enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. >>
5
Todavía estaba él hablando, cuando apareció una
nube luminosa que se posó sobre ellos. Entonces se oyó una voz
que salía de la nube y decía: <<Este es mi Hijo muy querido, en
quien tengo mi complacencia. Escú chenlo .>>
6
Al oír esto los discípulos, se postraron en el suelo,
llenos de temor. 7Jesú s se acercó , los tocó y les dijo:
<<Levá ntense, no tengan miedo.
8
Y al levantar la vista, no vieron a nadie má s que a
Jesú s.
9
Cuando bajaban del monte, les ordenó Jesú s que no
contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del
hombre resucitara de entre los muertos.
10
Los discípulos entonces le preguntaron a Jesú s: <<
¿Por qué dicen que los escribas que primero debe venir Elías?
>>
11
É l les respondió : <<Elías viene para restaurarlo todo.
12
Pero les digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que
hicieron con él lo que quisieron. Así también el Hijo del hombre
está a punto de padecer a manos de esa misma gente. >>
13
Entonces comprendieron los discípulos que se refería
a Juan el Bautista.
Liberación de un niño endemoniado
La liberació n del poder del demonio (probablemente, una
enfermedad de tipo epiléptico) solo es posible mediante la fe
(=Mc 9:14-29; Lc 9:37-43ª)
14
Al volver ellos a juntarse con la multitud, se le acercó
un hombre que se puso de rodillas ante él 15y le dijo: <<Señ or,
ten compasió n de mi hijo que es luná tico y sufre mucho. Varias
veces ha caído en el fuego y en el agua. 16Yo se lo traje a tus
discípulos, pero no pudieron curarlo. >>
17
Jesú s respondió : << ¡Ah, gente incrédula y extraviada!
¿Cuá nto tiempo estaré todavía con ustedes? ¿Hasta cuá ndo
tendré que soportarlos? Trá iganmelo aquí. >>
18
Jesú s le dio una orden, y el demonio salió del
muchacho, el cual quedó sano desde aquél momento.
19
Entonces se le acercaron los discípulos a Jesú s y le
dijeron en privado: <<¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarlo?>>
20
É l les respondió : <<Por su poca fe. En efecto, yo les
aseguro que si tienen una fe tan grande como un granito de
mostaza le dirá n a este monte que se pase de u lugar a otro, y se
pasará . Nada les resultará imposible. >> <21>
Segundo anuncio de la pasión
Jesús tiene muy claro el camino que ha de seguir, que pasa por la
muerte (=Mc 9:30-32; Lc 9:43b-45)
22
Mientras caminaba Jesú s con sus discípulos por
Galilea, les dijo: <<El Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de sus enemigos 23y lo van a matar, pero al tercer día
resucitará . >>
Ellos se pusieron muy tristes.
El pago del impuesto para el templo
Jesús no busca privilegios humanos
24
Al llegar a Cafarnaú m, los que cobraban el impuesto
de dos dracmas para el templo se le acercaron a Pedro y le
preguntaron: <<¿Su maestro no paga el impuesto para el
templo?>>
25
É l respondió que sí.
Cuando entraron a la casa, se le adelantó Jesú s a
preguntarle a Pedro: << ¿Qué piensas tú , Simó n? ¿Los reyes de
este mundo a quiénes les cobran impuestos y contribuciones: a
sus ciudadanos o a los extrañ os?>>
Jesú s añ adió : <<Por consiguiente, los ciudadanos está n
libres. 27Pero para no darles motivo de ofensa, ve al lago, echa el
anzuelo y saca el primer pescado que pique; á brele la boca y
encontrará s una moneda de cuatro dracmas. Tó mala y dá sela a
ellos por mí y por ti. >>
IX. SERMON ECLESIASTICO (18:1______ 19:2)
En este sermón se reúnen diversas enseñanzas de Jesús sobre la
vida de la comunidad.
¿Quién es el más grande en el Reino?
La ambición no cabe en el Reino de Dios. Por eso Jesús pone a sus
discípulos el ejemplo de los niños (=Mc 9:33-37; Lc 9:46-48).
18 1
En esa ocasió n se le acercaron a Jesú s los discípulos
y le preguntaron: << ¿Quién es el má s grande en el Reino
de los cielos? >>
2
Jesú s llamo un niñ o, lo puso en medio de ellos 3y
dijo; <<Yo les aseguro que si no cambian y se hacen como
niñ os, no entraran al Reino de los cielos. 4El que se haga
tan pequeñ o como este niñ o, ese es el má s grande en el
Reino de los cielos. 5Y quien reciba un niñ o así en mi
nombre, me recibe a mí. >>
Sobre incitar al pecado
Con una exageración deliberaba Jesús pondera la gravedad de incitar a
otros a pecar. Y también con imágenes deliberadamente exageradas
inculca la necesidad de renunciar a todo aquello que pude separarnos de
Dios y de nuestro destino eterno (= Mc 9:42-48; Lc 17:1-2).
<<Si alguien hace pecar a uno de estos pequeñ os
6
2
<< Con el Reinado de Dios sucede lo que sucedió cuando un
rey hizo un banquete para celebrar la boda de su hijo. 3Mando
a sus criados a llamar a los invitados, pero los invitados no
quisieron ir. 4Volvio a mandar a otros criados con el encargo
de decir a los invitados: ‘Ya tengo preparada la comida; he
mandado matar novillos y reses cebadas: todo está listo.
Vengan al banquete’. 5Pero ellos no le hicieron caso. Uno se fue
a su finca en el campo y otro a sus negocios. 6Los demá s
agarraron a los criados, los maltrataron y los mataron. 7El rey
se enfureció y mando su ejército a acabar con aquellos asesinos
y a incendiarles la cuidad. 8
Luego dijo a sus criados: ‘El
banquete está listo, pero los invitados no se lo merecían.
9
Vayan, pues, a las afueras e inviten al banquete a todos los que
encuentren en los caminos’. 10
Los criados salieron a los
caminos y recogieron a todos los que encontraron, malos y
buenos. Y la sala del banquete se llenó de comensales.
11
<<Al entrar a saludar a los comensales, vio a uno que no
llevaba vestido de fiesta. 12El rey le preguntó : ‘Amigo, ¿Có mo
entraste aquí sin el vestido de fiesta?’ Y el otro se quedo
mudo.13Entonces el rey mando a los servidores: ‘Atenlo de pies
y manos y échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y la
desesperació n’. 14Porque muchos son los llamados, pero pocos
los escogidos. >>
Discusión sobre el pago del impuesto al emperador
Los fariseos quieren comprometer a Jesús, poniéndolo en conflicto con
las autoridades romanas. Jesús no se deja enredar. Su mesianismo no es
un mesianismo político (= Mc 12:13-17; Lc 20:20-26).
15
Entonces se reunieron en Jerusalén los fariseos y tomaron
la decisió n de hacerle a Jesú s una pregunta comprometedora.
16
Mandaran, pues, a algunos de sus seguidores, junto con los
partidarios de Herodes, a preguntarle: <<Maestro, sabemos que
eres sincero y que enseñ as el camino de Dios segú n la verdad y
sin respeto humano, pues no busacas el favor de nadie. 17Dinos
cuá l es tu opinió n. ¿Está permitido pagar impuesto al
emperador o no? >>
18
Jesus, dá ndose cuenta de su mala fe, les dijo: <<
¡Hipó critas! ¿Por qué me ponen trampas? 19Muestrenme la
moneda del impuesto. >>
Ellos le entregaron el denario. 20El entonces les
preguntó : << ¿De quién son esta imagen y esta inscripció n? >>
21
Ellos le contestaron: <<Del emperador. >>
Entonces les replico Jesú s: <<Pues devuélvanle al
emperador lo que es del emperador, pero devuelvan a Dios lo
que es de Dios. >>
22
Al oír esto se quedaron admirados, y dejá ndolo se
fueron.
Discusión sobre la resurrección
Los saduceos negaban la resurrección y habían ideado casos
imaginarios, basados en las mismas prescripciones de la Ley, para
ridiculizar esta doctrina. Jesús les muestra que no han entendido lo que
significa creer en la resurrección: no es la esperanza de un volver a la
vida biológica si no creer que Dios es el Dios de la vida y nos puede hacer
participar de su vida más allá de la muerte (= Mc 12:18-27; Lc 20:27-
40).
23
Ese mismo día se le acercaron unos saduceos, los que
afirman que no hay resurrecció n, y le presentaron el siguiente
caso: 24<< Maestro, Moisés dijo que si un hombre casado se
muere sin dejar hijos, el hermano del difunto debe casarse con
la viuda para procurar descendencia a su hermano [Dt 25:5].
25
Pues resulta que había entre nosotros siete hermanos. El
primero se casó , y como no tuvo descendencia dejo a su esposa
y a su hermano. 26Lo mismo sucedió con el segundo y el tercero,
y así con todos los siete. 27Despues de todos se murió la mujer.
28
Cuando la resuciten, ¿de cuá l de los siete será esposa? Porque
todos estuvieron casados con ella. >>
29
Jesus les contesto: << ¡Que equivocados está n por no
conocer las escrituras ni el poder de Dios! 30En la resurrecció n
no habrá matrimonio, sino que será n como á ngeles en el cielo.
<<Ahora bien, sobre la resurrecció n de los muertos,
31
¿no han leído lo que les afirmo Dios al decir: 32’yo soy el Dios de
Abrahá n, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob’ [Ex 3:6]? No es Dios
de muertos si no de vivos >>.
33
La gente al oírlo se quedaba maravillada de su enseñ anza.
¿Cuál es el mandamiento más importante?
Entre los 613 mandamientos que distinguían algunos rabinos, se
discutía cual era el más importante. Para Jesús no hay duda: el primero
es el amor a Dios. Pero insiste en que hay un segundo, de igual
importancia: el amor al prójimo (Mc 12:28-34; Lc 10:25-28).
Al oír los fariseos que Jesú s había dejado sin palabra
34
apedreas a los que Dios te envía: ¡cuá ntas veces quise reunir a
tus hijos, como reú ne la gallina sus pollitos debajo de sus alas, y
tú no quisiste! 38Miren: su casa va a quedar abandonada,
39
porque yo les aseguro que de ahora en adelante ya no me
volverá n a ver hasta que digan: ‘Bienvenido en el nombre del
Señ or’. >>
XI. SERMON SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS (24:1-25:46)
Ultimo sermó n de Jesú s en Mt, que parte de la profecía sobre la
destrucció n del templo. Este hecho sirve de signo y anticipo del
juicio definitivo de Dios sobre la humanidad y ocasió n para
invitar a todos a vivir preparados.
con diez amigas de una novia que fueron con sus lá mparas a
recibir al novio. 2Cinco de ellas no fueron precavidas y las
otras cinco sí. 3Las que no fueron precavidas tomaron sus
lá mparas, pero no llevaron aceite, 4
mientras que las
precavidas llevaron aceite en sus vasijas, junto con las
lá mparas. 5Como el novio se demoraba, a todas les dio sueñ o y
se quedaron dormidas. 6A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya
viene el esposo, salgan a recibirlo!’ 7Entonces se despertaron
las amigas de la novia y prepararon sus lá mparas. 8Las que no
habían sido precavidas dijeron a las otras: ‘Ya se nos está n
apagando las lá mparas; ¿no pueden darnos un poco de aceite?’
9
Las precavidas no nos va a alcanzar para todas. Es mejor que
vayan a la tienda a comprarlo’. 10Y mientras iban a comprarlo,
llego el novio: las que estaban preparadas entraron con él al
banquete de bodas, y se cerró la puerta. 11Despues llegaron las
otras y dijeron: ‘¡Señ or, señ or, á brenos!’ 12Pero él respondió :
‘Les aseguro que no las conozco’. 13Permanezcan, pues, en vela,
porque no saben el día ni la hora. >>
Parábola de los tres servidores
Esta parábola recalca la necesidad de responder activamente a los
dones de Dios. Él nos pide cuentas de lo que nos ha confiado (= Lc 19:11-
27).
14
<< Va a suceder lo que sucedió cuando un señ or se
fue de viaje y llamo a sus servidores y los dejo encargados de
sus bienes. 15ª uno le dejo quinientas libras de plata, a otro
doscientas y a otros cien, a cada uno segú n sus habilidades y se
fue. 16El que había recibido quinientas libras fue enseguida y
empezó a negociar con ellas y gano otras quinientas. 17De igual
manera el que había recibido doscientas, gano otras doscientas.
18
Pero el que había recibido cien, fue, hizo un hoyo en la tierra y
enterró la plata de su señ or.
19
<< Al cabo de mucho tiempo regreso el señ or y les pidió
cuentas a sus servidores. 20Se acerco el que había recibido
quinientas libras de plata y le presento otras quinientas y le
dijo señ or: ‘Señ or, quinientas libras me dejaste; mira, gane
otras quinientas’. 21El señ or le dijo: ‘Muy bien, servidor bueno y
fiel. Como fuiste fiel en lo poco, te confiare lo mucho. Siéntate a
la mesa con tu señ or’. 22Luego se acercó el que había recibido
doscientas libras y le dijo: ‘Señ or, doscientas libras me dejaste;
mira: gane otras doscientas’. 23El señ or le dijo: ‘Muy bien,
servidor bueno y fiel. Como fuiste fiel en lo poco, te confiare lo
mucho. Siéntate a la mesa con tu señ or’. 24Finalmente se acercó
el que había recibido cien libras y dijo: ‘Señ or, supe que eres
exigente, que cosechas donde no sembraste y cobras donde no
invertiste; 25tuve miedo y me fui y escondí la plata bajo tierra.
Aquí está tu plata’. 26El señ or le respondió : ‘Servidor malo y
perezoso, ¿sabías que cosecho donde no sembré y cobro donde
no invertí? 27Pues debías haber puesto mi plata en el banco,
para que al regresar me la devolvieras con los intereses.
28
Quitenle, pues, las cien libras y dénselas al que tiene mil.
29
Porque al que tiene, le dará n má s y tendrá de sobra; pero al
que no tiene, le quitaran hasta lo que tiene. 30Y a ese servidor
inú til échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y la
desesperació n. >>
El juicio universal
El juicio de todas las naciones se realiza según la actitud de los hombres
frente a sus hermanos. Jesús se identifica especialmente con el
necesitado y juzga según lo que se haga con él.
<< Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria
31
donde los sumos sacerdotes 15y les dijo: << ¿Qué quieren
darme?, y yo les entrego a Jesú s. >>
Ellos le entregaron treinta monedas de plata. 16
Y
desde ese momento empezó él a buscar una ocasió n propicia
para entregarlo.
Preparación de la cena pascual
La cena pascual era el principal rito de la fiesta de Pascua. Se reunían
por familias y después de haber sacrificado en el templo un cordero o
cabrito lo comían al atardecer según las prescripciones de Ex 12 (= Mc
14:12-16; Lc 22:7-13).
17
El primer día de la fiesta del Pan Á zimo, se acercaron Jesú s
los discípulos y le preguntaron: << ¿Dó nde quieres que te
preparemos la cena pascual?>>
18
El les dijo: <<Vayan a la cuidad, a donde fulano, y díganle:
El Maestro manda a decir: ‘Ya se acerca mi hora. Quiero
celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’. >>
19
Los discípulos hicieron como Jesú s les había mandado y
prepararon la cena pascual.
En la cena, predicción de la traición
Jesús conoce su destino y lo acepta como una disposición divina (= Mc
14:17-21; Lc 22:14,21-23; Jn 13:21-30).
20
Al atardecer se sentó a la mesa con los Doce. 21Y cuando
estaban comiendo les dijo: <<Yo les aseguro: uno de ustedes me
va a traicionar. >>
21
Ellos, muy tristes, empezaron uno por uno a replicarle: <<
¡No seré yo, Señ or!>>
23
Pero el respondió : <<Uno que ha comido del mismo plato
conmigo, es el que me va a traicionar. 24El Hijo del hombre
sigue su camino, como está consignado acerca de él en la
Escritura. Pero, ¡ay de aquel que va a traicionar al Hijo del
hombre! Má s le valiera no haber nacido. >>
25
Judas, el que lo estaba traicionando, le replicó : << ¡No seré
yo, Rabí! >>
Jesú s le respondió : <<Tu mismo lo has dicho. >>
Jesús reparte su cuerpo y su sangre
Con esta acción Jesús, realizada en el contexto de la cena pascual, Jesús
interpreta su muerte como un sacrificio para el perdón de los pecados,
con el que sella la nueva alianza entre Dios y los hombres, del que todos
deben participar comiendo y bebiendo su cuerpo y su sangre (= Mc
14:22-26; Lc 22:19-20; 1 Co 11:23-25).
26
Cuando estaban comiendo, tomo Jesú s el pan, pronuncio
sobre él la bendició n, lo partió , y repartiéndoselo a los
discípulos dijo. <<Tomen y coman: esto es mi cuerpo. >>
27
Tomo luego una copa, dio gracias a Dios y se la pasó ,
diciéndoles: <<Beban todos de ella. 28Porque esto es mi sangre,
la sangre de la alianza, que será derramada por la multitud,
para el perdó n de los pecados. 29Yo les aseguro que de ahora en
adelante no volveré a beber del fruto de la vida hasta el día en
que beba con ustedes un vino nuevo en el Reino de mi Padre.
>>
30
Y terminando el canto de los salmos, salieron para el
Monte de los Olivos.
Anuncio de la negación de Pedro
El anuncio del abandono de los discípulos y de la negación de Pedro
acentúa que Jesús conoce bien lo que va a suceder y lo acepta libremente
(= Mc 14:27-31; Lc 22:31-34; Jn 13:36-38).
31
Entonces les dijo Jesú s: << Esta noche todos me van a
fallar. Pues dice la Escritura: ‘Heriré al pastor y se dispersaran
las ovejas del rebañ o’ [Zac 13:7]. 32Pero después que resucite,
me adelantaré a ustedes para reunirlos en Galilea. >>
33
Pedro tomo la palabra y le dijo: << ¡Aunque todos te fallen,
yo jamá s fallare! >>
34
Jesus le contestó : <<Yo te aseguro que esta misma noche,
antes que cante el gallo, me negaras tres veces. >>
35
Pedro insistió : << ¡Aunque tenga que morir contigo, no te
negare! >>
Y otro tanto decían los demá s discípulos.
Oración en Getsemaní
Jesús presiente en toda su intensidad lo que va a suceder, pero lo acepta
como voluntad divina (= Mc 14:32-42; Lc 22:39-6).
36
Entonces se fue Jesú s con los discípulos a un lugar en el
campo, que se llama Getsemaní, y les dijo: <<Siéntense aquí
mientras voy allí a hacer oració n. >>
37
Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y empezó a
sentir tristeza y angustia.
38
Entonces les dijo: << Mi alma esta triste hasta morir.
Quédense aquí y permanezcan en vela conmigo. >>
39
Y adelantá ndose un poco se postro e hizo esta oració n: <<
Padre mío, si es posible, ojala no tenga yo que pasar este trago
amargo. Sin embargo, que sea no como yo quiero sino como
quieres tú . >>
40
Luego volvió a donde estaban los discípulos y los encontró
durmiendo, y le dijo a Pedro: << ¿Así que no pudieron
permanecer en vela conmigo ni siquiera una hora? 41Velen y
oren para no exponerse a la tentació n. Aunque haya buena
voluntad, la naturaleza es débil. >>
42
Y por segunda vez se retiró a orar. Decía: <<Padre mío, si
no es posible que deje pasar este trago amargo, há gase tu
voluntad. >>
43
Y al volver, otra vez los encontró durmiendo, pues se caían
de sueñ o. 44Y dejá ndolos, se retiró a orar todavía por tercera
vez, repitiendo las mismas palabras.
45
Entonces volvió a donde estaban los discípulos y les dijo:
<< ¿Todavía durmiendo y descansando? Miren: ya llega la hora
en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores. 46¡Levantense, vá monos! Ya llega el traidor. >>
Arresto de Jesús
El arresto se realiza de noche y en un sitio solitario, según lo previsto por
las autoridades (= Mc 14:43-50; Lc 22:47-53; Jn 18:3-12).
47
Todavia estaba hablando, cuando llego Judas, uno de los
Doce, acompañ ado de un gran tropel de gente armada de
espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los
ancianos del sanedrín. 48El traidor les había dado esta señ al:
<<El hombre a quien yo bese, ese es. Agá rrenlo. >>
49
Y acercá ndose en seguida Jesú s, le dijo: <<Buenas noches,
Rabí. >>
Y lo besó . 50Jesus le respondió : << ¡Amigo, adelante con tus
planes!>>
Entonces se le acercaron, se abalanzaron sobre Jesú s y lo
pusieron preso.
51
Uno de los que estaban con Jesú s echó , mano de su espada,
la sacó y de un golpe le cortó la oreja al sirviente del sumo
sacerdote.
52
Pero Jesú s le dijo: <<Vuelve la espada a su sitio. Porque el
que a hierro mata, a hierro muere. 53¿Piensas que si se lo
pidiera a mi Padre, el no pondría a mi disposició n ahora mismo
má s de doce ejércitos de á ngeles? 54Pero entonces, ¿Có mo se
cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder?
>>
55
Luego le dijo a Jesú s a la gente: << ¿Vinieron con espadas y
palos a ponerme preso, como si fuera bandido? Diariamente me
sentaba en el templo a enseñ ar, y no me arrestaron. >>
56
Todo esto sucedió para que se cumplieran las Escrituras de
los profetas. Entonces los discípulos huyeron dejá ndolo solo.
Proceso ante el sanedrín
El proceso se realiza primero ante las autoridades judías (el sanedrín) y
se refiere sobre todo a asuntos religiosos. El sumo sacerdote exige una
declaración de Jesús sobre su mesianidad. Jesús contesta
afirmativamente pero corrige al mismo tiempo las implicaciones: no es
el Mesías político que se esperaba, sino el Hijo del hombre con autoridad
divina (= Mc 14:53-65; Lc 22:54-55,63-71; Jn 18:13-14,19-24)
57
Los que pusieron preso a Jesú s, lo llevaron a casa del sumo
sacerdote Caifá s, donde estaban reunidos los escribas y los
ancianos. 58Pedro lo seguía desde lejos hasta el patio del
palacio del sumo sacerdote, y entrando se sentó con los
sirvientes para ver en qué paraba aquello.
59
Los sumos sacerdotes y todo el sanedrín buscaban algú n
falso testimonio contra Jesú s para condenarlo a muerte, 60pero
a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos, no lo
encontraron.
Finalmente se presentaron dos 61que dijeron: <<Este
hombre afirmó : ‘Soy capaz de destruir el santuario de Dios y
reconstruirlo en tres días’. >>
62
Entonces se puso de pie el sumo sacerdote y le preguntó :
<< ¿Nada respondes? ¿Qué hay de cierto en lo que dicen los
testigos contra ti? >>
63
Pero Jesú s seguía callado.
El sumo sacerdote le dijo: <<En nombre del Dios vivo te
exijo que nos declares si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. >>
64
Jesus le respondió : <<Tu mismo lo has dicho. Yo por mi
parte les digo: en adelante van a ver al Hijo del hombre sentado
a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo.
>>
65
Entonces el sumo sacerdote se desgarró las vestiduras
diciendo: << ¡Blasfemia! ¿Qué necesidad tenemos ya de
testigos? ¡Ahí está ! ¡Ustedes mismos acaban de oír la blasfemia!
66
¿Qué les parece? >>
Ellos respondieron: << ¡Merece la pena de muerte!>>
67
Entonces lo escupieron en la cara y le dieron golpes, y
otros le pegaron con varas, 68mientras le decían: << ¡Mesías, si
eres profeta, adivina quién fue el que te golpeo! >>
Negación de Pedro
Se cumple lo que Jesús le había dicho a Pedro (= Mc 14:66-72; Lc 22:56-
62; Jn 18:15-18,25-27).
69
Pedro estaba sentado fuera, en el patio. Y se le acercó una
sirvienta y le dijo: <<Tu también andabas con Jesú s el Galileo.
>>
70
Pedro lo negó delante de todos diciendo: <<No sé de qué
está s hablando. >>
71
Y al salir él hacia la puerta, lo vio otra sirvienta y dijo a los
que estaban allí: <<Este andaba con Jesú s el de Nazaret. >>
72
Pero el volvió a negarlo y aun juro diciendo: << ¡No
conozco a ese hombre! >>
73
Poco después se acercaron los que estaban allí y le dijeron
a Pedro: <<Claro que tú también eres de esa gente, pues tu
manera de hablar traiciona. >>
74
Entonces empezó a jurar y renegar: << ¡Ni siquiera
conozco a ese hombre! >>
Y en seguida cantó un gallo. 75Pedro se acordó de lo que le
había dicho Jesú s: que antes que cantara el gallo, lo negaría tres
veces. Y salió de allí y lloro amargamente.
Entrega a Pilato
Las autoridades judías no tenían poder para ejecutar sentencias de
muerte reservadas a las autoridad romana. Por eso Jesús es entregado a
Pilato, prefecto romano (=Mc 15:1; Lc 23:1-2; Jn 18:28-32).
27 Cuando amaneció , reunidos todos los sumos sacerdotes
1