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LENGUA Y LITERATURA

Tema 1
Lenguaje y comunicación. Competencia
lingüística y competencia comunicativa.

grupopedronicolas.com
3 Lengua y Literatura
TEMA 1

ÍNDICE

1. FUENTES CONSULTADAS _______________________________________________ 4


1.1. Legislación ________________________________________________________ 4
1.2. Bibliografía ________________________________________________________ 4
1.3. Web ______________________________________________________________ 5
2. INTRODUCCIÓN ________________________________________________________ 5
3. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN ____________________________________________ 6
3.1. Características generales del lenguaje _________________________________ 8
3.2. El proceso de la comunicación ________________________________________ 9
3.3. Elementos de la comunicación y funciones del lenguaje _________________ 10
3.4. Sistemas de comunicación y signos __________________________________ 11
3.4.1. Noción general de signo _________________________________________ 11
3.4.2. Comunicación y código _________________________________________ 13
3.4.3. Comunicación lingüística y comunicación no lingüística ______________ 14
3.4.4. El signo lingüístico _____________________________________________ 14
4. COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y COMPETENCIA COMUNICATIVA ______________ 16
4.1. La competencia lingüística __________________________________________ 16
4.2. Competencia comunicativa __________________________________________ 16
4.3. La adquisición y enseñanza de la competencia comunicativa _____________ 18
5. CONCLUSIÓN _________________________________________________________ 18
Lengua y Literatura 4
TEMA 1

1. FUENTES CONSULTADAS

1.1. Legislación

La Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa.


(LOMCE). Derogada.

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. (LOE). Modificada por la nueva


ley orgánica 3/2020 (LOMLOE)

Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo


básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato.

Decreto 220/2015, de 2 de septiembre de 2015, por el que se establece el currículo


de la Educación Secundaria Obligatoria en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Decreto 221/2015, de 2 de septiembre de 2015, por el que se establece el currículo


del Bachillerato en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Orden de 5 de mayo de 2016, de la Consejería de Educación y Universidades por la


que se regulan los procesos de evaluación en la Educación Secundaria Obligatoria y en el
Bachillerato en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

1.2. Bibliografía

Cenoz Iragui, J. (2004). El concepto de competencia comunicativa. Vademécum para


la formación de profesores. Enseñar español como segunda lengua (L2)/lengua extranjera, ,
449-465. Madrid: SGEL, Sociedad General Española de Librería.

Gallardo, J. R. y Gallego, J. L. (1993). Manual de logopedia escolar. Málaga: Aljibe.

Searle, J. R. (1991). ¿Qué es un acto de habla? En Valdés Villanueva, L. M. La


búsqueda del significado, 431-476. Madrid: Tecnos.

Eco, U. (2011). La estructura ausente. Madrid: DEBOLSILLO.

Barthes, R. (1970). Elementos de semiología. Madrid: Comunicación

Bruner, J. (1984). Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid: Alianza Editorial.

Consejo de Europa (2001). Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas:

aprendizaje, enseñanza, evaluación. Madrid: Anaya.

Chomsky, N. (1965). Aspectos de una teoría de la sintaxis. Barcelona: Gedisa.

Davis, F. (1986). La comunicación no verbal. Madrid: Alianza Editorial.


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Hjemslev, L. (1971) Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Madrid: Gredos.

Hickmann, M. (1995). Discourse organization and the development of reference to


person, space and time.En P. Fletcher & B. MacWhinney (Eds.), The handbook of child
language (pp. 194-218). Cambridge: Basil Blackwell Jakobson, R. (1973) Fundamentos del
lenguaje. Madrid: Ayuso.

Lomas, C., Osoro, A. Y Tusón, A., (1993). El enfoque comunicativo de la enseñanza


de la lengua. Barcelona: Paidós.

Llobera, M. y otros, (1995). Competencia comunicativa. Documentos básicos en la


enseñanza de lenguas extranjeras. Madrid: Edelsa.

Saussure, F., (1973). Curso de lingüística general. Buenos Aires: Losada.

Serón, J. M. y Aguilar, M. (1992). Psicopedagogía de la comunicación y el lenguaje.


Madrid:

E.O.S.

Vygotsky, L. (1977). Pensamiento y lenguaje. Buenos Aires: La Pléyade.

Vidal, M. V. E. (2006). Introducción a la pragmática. Madrid: Grupo Planeta.

Carrera, A., y Pelayo, N. (2002). Lenguaje y comunicación. Caracas: CEC.

1.3. Web

www.educarm.es

www.cvc.cervantes.es

2. INTRODUCCIÓN

Forma parte de nuestras expresiones habituales la de que «hablando se entiende la


gente». En este dicho popular se concentran gran parte de los valores que concedemos a la
comunicación: comprender e intentar que nos comprendan, hacer partícipe a otro de nuestro
mundo interior, buscar la anuencia, cooperación e interés por nuestras causas, influir en
conductas ajenas, entre muchos otros propósitos.

Sin embargo, la comunicación humana es mucho más amplia, y en ella interviene la


comunicación lingüística. Además del uso de numerosos sistemas de comunicación para
operar en distintas circunstancias: la utilización de sus facultades naturales, por medio de
tecnologías que actúan como extensión de éstas, como la escritura, el teléfono o Internet,
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superando la distancia espacial o temporal entre individuos. Incluso, con el desarrollo de


algunos códigos internacionales, como el de banderas, con los que ha superado la barrera
idiomática (Cabrera y Pelayo, 2002).

El hecho de que la capacidad del lenguaje del hombre es compartida por el reino
animal ha propiciado que el estudio del signo rebase los límites de la lingüística y surja una
nueva ciencia llamada Semiología o Semiótica, que estudia todos los sistemas de signos
que emplean las sociedades humanas para lograr actos de comunicación. Así, según
Umberto Eco (2011), son pertinentes a la Semiología investigaciones como la zoosémica,
señales olfativas, comunicación táctil, código del gusto, paralingüística (por ejemplo, tonos
de voz), cinésica o kinésica, códigos musicales, códigos secretos, lenguas naturales,
comunicaciones visuales, estructuras de la narración, códigos naturales o los «mass
media».

El trabajo con los alumnos de esta capacidad para comunicarse, es decir, la mejora
de la Competencia Comunicativa debe ser el eje central de la asignatura de Lengua
castellana y Literatura tanto en la ESO como en el Bachillerato. Así se recoge en los
decretos 220/2015 y 221/2015 de 3 de septiembre de 2015 de currículo, que estructuran la
materia en cuatro bloques de contenidos, dos de los cuales se corresponden con la
comunicación oral y escrita respectivamente y el Real Decreto 1105/2014, de 26 de
diciembre, en vigor hasta que se establezcan los relativos a la nueva ley orgánica 3/2020
(LOMLOE) por el que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria
Obligatoria y del Bachillerato.

Queremos hacer aquí una reflexión sobre el impacto de la reciente pandemia (covid-
19) y las posibles adaptaciones metodológicas que hemos de tener en cuenta, como
profesores y profesoras de Lengua y Literatura, de acuerdo al Plan de Contingencia que
debe elaborar cada centro educativo. Dicho plan debe reflejar la adaptación del centro
educativo a las distintas medidas higiénico-sanitarias que implanten las autoridades
competentes.

3. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

Dentro de disciplinas como la Anatomía, la Fisiología, la Neurología, la


Psicolingüística, la Filología, la Psicología, la Logopedia, etc., es posible encontrarnos con
perspectivas teóricas y prácticas muy diferentes, tal como ocurre en la Psicolingüística,
donde podemos ver modelos explicativos del lenguaje tan diferentes como son los que nos
ofrecen el conductismo y la Psicolingüística generativa de Chomsky, por señalar uno de los
ejemplos antagónicos más conocidos.

Otra perspectiva distinta sobre el lenguaje y su relación con el desarrollo cognitivo


del ser humano nos la ofrece Vygotski. Para quien la función primaria del lenguaje es la
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comunicación, el intercambio social, constituyendo esta un instrumento regulador y


controlador de los intercambios comunicativos. Teniendo también en cuenta la interacción
entre lenguaje y pensamiento, y la comunicación por medio del lenguaje para el desarrollo
cognitivo del sujeto.

Aprender a hablar implica el conocimiento de reglas fonológicas, sintácticas y


semánticas, pero también supone el conocimiento sobre cómo usarlas. De esta forma, la
pragmática se incorporó a las investigaciones sobre el lenguaje. Esta perspectiva destaca
que si el lenguaje es comunicación, su uso comporta una determinada intención.

Aprender a hablar supone también aprender a anunciar la intención y aprender a


compartir un tema con un interlocutor y comentar sobre él. Desde este modelo se destacan
los aspectos instrumentales del lenguaje. El componente pragmático del sistema lingüístico
analiza el lenguaje en su ámbito contextual, referencia fundamental para entender su
funcionamiento, adquisición y desarrollo.

Autores como Serón y Aguilar (1992) definen la comunicación como la capacidad


de realizar conductas intencionadas y significativas, capaces de interactuar con otras
ajenas. Para estos autores, un acto comunicativo es cualquier acción dirigida a un receptor y
que éste pueda interpretar y actuar en consecuencia.

El habla y el lenguaje constituyen únicamente una parte de la comunicación. Existen


otros elementos en la comunicación que forman parte esencial de la misma: los aspectos
metalingüísticos, paralingüísticos y los no estrictamente lingüísticos pueden provocar el
cambio del significado de un mensaje; además de implicar la intervención de elementos
afectivos y emocionales que se expresan de las formas más diversas. Sirvan como ejemplos
los acentos en determinados lugares de las palabras, determinadas entonaciones o pausas,
los gestos corporales, las expresiones faciales, la velocidad o intensidad de expresión, el
contacto visual, la repetición de ciertos gestos o expresiones, etc. No obstante, se puede
afirmar que el principal medio de comunicación humana es el lenguaje (verbal /
auditivo). Un sistema de signos empleados para comunicarnos. En el caso de que este
lenguaje sea transferible, Coseriu nos habla de lenguaje articulado, entendido como un
conjunto de signos que pueden componer palabras o frases. El lenguaje articulado opera
con palabras integradas por sonidos que remiten a conceptos, y opera con signos de tipo
lingüístico. El signo lingüístico ha sido definido por Saussure como una entidad de dos
caras constituida por un significante y un significado.

La lengua sólo se hace concreta a través de actos lingüísticos, es decir en la


realización del habla. El habla, o facultad de producir expresiones lingüísticas, es el aspecto
material e individual del lenguaje y sólo indirecta y muy lentamente pueda incidir en la
modificación de la lengua. Desde una perspectiva del uso del lenguaje «toda comunicación
lingüística incluye actos lingüísticos. La unidad de la comunicación lingüística no es el
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símbolo, palabra, oración, sino más bien la producción o emisión del símbolo, palabra, u
oración al realizar el acto de habla (Searle, 1991, p.431).

Una imagen acústica, según Saussure, se asocia a un concepto por medio de


convenciones sociales establecidas por una comunidad particular y cada signo asume su
valor en el sistema en relación de oposición (oposición distintiva) a los demás signos de la
cadena hablada. Así, toda expresión lingüística funciona en dos ejes: eje sintagmático y
eje paradigmático. Las relaciones sintagmáticas son las que se producen entre varios
signos que unidos realizan una misma función, a través, precisamente, de un sintagma (en
el plano morfosintáctico y semántico) o una sílaba (en el plano fónico). Las relaciones
paradigmáticas son las que se dan entre iguales. Cuando alguien dice la casa, “la” podría
ser sustituido por otro determinante (y solo por un determinante): mi casa; aquella casa; esa
casa. Lo mismo ocurre con los chicos jóvenes, donde chicos, núcleo de un SN, sólo puede
ser sustituido por otros núcleo de SN, que debe ser forzosamente otro sustantivo.

Una lengua puede estudiarse como sistema autónomo o como un elemento de


comunicación. En el último caso es necesario considerarla en relación con otros aspectos de
la vida cultural y social. Así también, cualquier sistema simbólico puede ser estudiado como
sistema de comunicación, y de este modo lo ha considerado la semiótica, al suponer detrás
de todo proceso cultural procedimientos simbólicos con propósitos comunicativos (Umberto
Eco, 2011).

3.1. Características generales del lenguaje

El lenguaje tiene dos fines básicos: por un lado, ser un medio de comunicación y, por
otro lado, servir de instrumento cognitivo, teniendo una relación estrecha con el pensamiento
(Gallardo y Gallego, 1993). Existen diferentes definiciones sobre lenguaje:

a. Rondal (1991), lo define como una función compleja que permite expresar y
percibir estados afectivos, conceptos, ideas, a través de signos acústicos o gráficos.

b. Coseriu (1964), destaca que el lenguaje está fundado en la asociación arbitraria


de un significado (contenido semántico) y un significante (imagen acústica). Esto supone
que para poder establecer la comunicación es preciso que hablante y oyente acepten los
mismos símbolos para los mismos objetos y que la combinación de los mismos se efectúe
según unas determinadas reglas; es decir, deben aceptar una norma preestablecida.

c. Crystal (1983), subraya que para que la comunicación pueda producirse es


necesaria la existencia de un emisor, un receptor, un mensaje y un acuerdo entre los
interlocutores respecto a la utilización de un código.

Tal como se ha señalado anteriormente, una de las perspectivas más amplia y


diversificada sobre el lenguaje la podemos observar a partir de las aportaciones de la
Psicolingüística o Psicología del Lenguaje, ciencia que viene marcada por las aportaciones
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de Noam Chomsky. Según este autor, la lingüística tiene como objeto establecer la
descripción del lenguaje humano, entendido como una capacidad exclusiva de éste, que
permita posteriormente describir cada una de las lenguas conocidas.

Chomsky destacó dos nuevos aspectos del lenguaje que forman parte de su
planteamiento revolucionario: por un lado, afirma que la capacidad humana para hablar está
genéticamente determinada. La adquisición del lenguaje es simplemente un proceso de
despliegue de capacidades innatas. Y, por otro lado, Chomsky relaciona los universales
lingüísticos (aspectos comunes de las distintas lenguas) con la sintaxis, de tal forma que las
producciones lingüísticas que realiza un hablante de una lengua concreta responden a su
conocimiento sintáctico. Así, para el estudio de la adquisición del lenguaje, desde esta
perspectiva lo que se trata es de descubrir el conocimiento sintáctico que subyace a las
producciones infantiles en cada momento del desarrollo.

No obstante, a partir de las investigaciones posteriores, se ha constatado que el


conocimiento que tiene un hablante de su lengua no es exclusivamente sintáctico, sino
también semántico. Es decir, la forma en que se unen y ordenan las mismas palabras
determina un significado u otro. Así, por ejemplo, no es lo mismo decir "Ana escucha a
María" que "María escucha a Ana". Ello supone que para poder usar el lenguaje debe existir
previamente o a la vez un cierto conocimiento de la realidad.

En referencia a la figura de Piaget, la posibilidad de emplear y combinar las palabras


responde a la "función simbólica". Capacidad que se va construyendo a lo largo del estadio
del desarrollo cognitivo del "estadio sensomotor' del niño. Piaget, considera el lenguaje una
expresión de esta capacidad cognitiva general, mientras que considera a esta capacidad el
aspecto más específicamente humano. Además, para Piaget, el lenguaje es un sistema
simbólico y arbitrario. Y el desarrollo de la capacidad simbólica es anterior al lenguaje.

Tanto para Chomsky como para Piaget el lenguaje constituye un sistema para
representar la realidad y, por lo tanto, la explicación de su dominio por parte de los niños
comporta necesariamente la invocación de capacidades, bien innatas, bien construidas, que
permiten la representación.

3.2. El proceso de la comunicación

Entendiendo la comunicación como un proceso mediante el cual se transmite


información a un destino, podríamos hablar de comunicación como trasvase de información
de una máquina a otra. Basta con que, desde una fuente de información, un transmisor
pueda emitir una señal a través de un canal a un receptor que la te convierte en un mensaje
decodificable para un destinatario mediante un código. El currículo, tanto de ESO como de
Bachillerato en sus bloques de contenido, señalados a la comunicación: el bloque 1,
comunicación oral: escuchar y hablar, y el bloque 2, comunicación escrita: leer y escribir
(decretos 220 y 221 de 3 de septiembre de 2015, en vigor hasta que se establezcan los
relativos a la nueva ley orgánica 3/2020 LOMLOE y según calendario de implantación).
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Esta teoría de la comunicación (posterior a la teoría lingüística), enfoca su atención


en la eficacia de la transmisión de mensajes y la noción de comunicación de la que se parte.
Se refiere a la manera en la que un mecanismo puede afectar a otro. Este modelo surge del
contexto de las primeras indagaciones cibernéticas, y ha influenciado gran parte de los
modelos posteriores al señalar los elementos y procedimientos básicos de la comunicación:
fuente de información, mensaje, transmisor, señal, fuente de ruido, receptor, destinatario.
Pero la presencia del mensaje y la posibilidad de que sea transmitido suponen otros dos
elementos: canal y código. Este modelo puede ejemplificar la comunicación entre dos
máquinas.

3.3. Elementos de la comunicación y funciones del lenguaje

En 1960 el lingüista Roman Jakobson, publica un ensayo titulado lingüística y


poética en el que expone su modelo de la comunicación basado en los postulados
funcionalistas. Para el funcionalismo la lengua es un sistema funcional producto de la
actividad humana y sus propósitos esenciales son la comunicación y la expresión.

Jakobson nos presenta la comunicación como un proceso con propósitos


determinados por un emisor poseedor de intenciones, en cuanto a la recepción que requiere
que se tenga de su mensaje. El mensaje comporta la jerarquía de un haz de funciones
según la conformación que le ha dado su productor. El modelo de Jakobson recoge la
propuesta realizada por KarlBühler en 1933, en la cual proponía tres funciones del
lenguaje en la comunicación: expresiva (se atiende a sentimientos, estados de ánimo y
opiniones del emisor, que este emite de manera subjetiva), conativa(la intención es
reclamar una respuesta, lingüística o no del receptor) y referencial (mensaje orientado al
referente, que puede ser real o no). Asimismo, remite al planteamiento realizado bajo una
perspectiva semiológica en 1936 por Jean Mukarovsky, quien le agrega la función estética
o poética(la forma del mensaje se convierte en el objetivo de la comunicación) al modelo
del Bühler.

Finalmente, añade la función metalingüística (el lenguaje se utiliza para hablar del
lenguaje) y la fática (se pretende verificar si la comunicación se mantiene).

En el esquema comunicativo se establecen los siguientes elementos de la


comunicación:

a. Destinador o emisor: Quien ejecuta un acto lingüístico. Este destinador posee la


intención y la capacidad de organizar la información en un mensaje a partir de las reglas de
la lengua. El código del emisor debe ser, al menos parcialmente, común al del destinatario
para que el mensaje pueda ser comprendido y la comunicación se realice con éxito.

b. Mensaje: Es una combinación de signos organizados en un enunciado, según las


reglas del código de la lengua, con el propósito de ser emitido a un destinatario a través de
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un canal. La finalidad de esta emisión es que el mensaje sea decodificado por el


destinatario.

c. Destinatario o receptor: Es el sujeto a quien va dirigido el mensaje que se


encarga de interpretarlo según las reglas del código lingüístico, así como de determinar en
la recepción la función predominante del mensaje.

d. Código: En este modelo es una lengua. Por lo tanto posee unidades limitadas en
número y reglas de combinación. Estas reglas de son abstractas, y constituyen
convenciones sociales necesarias para la comunicación de los miembros de un grupo. El
uso del código supone el manejo de las reglas de la lengua en actos lingüísticos.

e. Contexto: Es el conjunto de realidades físicas y culturales a las que se puede


referir un mensaje.

f. Canal: Equivale al transmisor técnico por el que discurren los mensajes o el


conjunto de elementos fisiológicos que permiten hablar y oír. Por lo tanto, es equivalente a
una estructura social, como la prensa, la televisión o el cine. En este segundo caso suele
hablarse de medios y no de canal (medios de comunicación social). Si se introducen
elementos que perturban la transmisión e influyen en la decodificación del mensaje
hablamos de la existencia de ruido.

María Victoria Escandell Vidal en su Introducción a la pragmática desarrolla un


modelo del análisis pragmático de la comunicación que recoge y desarrolla las aportaciones
que en este campo han hecho algunos de sus más importantes representantes, incluyendo
fundadores como John L.Austin, autor de Cómo hacer cosas con palabras y John Searle,
autor de Actos de habla. Su propuesta parte de la necesidad de complementar los estudios
tradicionales de la lengua con una visión dinámica de los hechos comunicativos concretos.
Para este modelo en la producción del enunciado incide una variada gama de factores como
son la intención implícita o explícita según el propósito que se quiere lograr en la
comunicación (puede que se quiera la acción del destinatario y se emita una orden, puede
que solo se quiera informar de un acontecimiento, o suplicar o prometer...), la información
pragmática(del emisor pero también del destinatario, que pueden determinar un enunciado
más o menos explícito) o la distancia social que separa el emisor del destinatario.

3.4. Sistemas de comunicación y signos

3.4.1. Noción general de signo

Tanto en la vida cotidiana como en los estudios científicos, el ser humano utiliza
distintas unidades (estímulos, señales, símbolos, números) capaces de transmitir contenidos
significativos. La base de todo proceso de comunicación es el signo, elemento con el que el
emisor codifica su mensaje y que es portador de una información o de un valor significativo.
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Por lo que funciona también como un vehículo de significado. Una primera definición de
signo podría ser: “Objeto perceptible por los sentidos que representa a otro objeto.”

El signo es un objeto (fenómeno o acción) material percibido sensorialmente, que


interviene en los procesos cognoscitivos y comunicativos, representando o sustituyendo a
otro objeto y se utiliza para percibir, conservar, transformar y retransmitir una información del
objeto representado o sustituido. A partir de esta definición, se dividieron los signos de
acuerdo con el tipo de vínculo que se da entre ellos y la información que transmiten. Según
este criterio, los signos son de tres tipos:

1. Indicios o síntomas: Son señales de tipo natural que se originan como


consecuencia de un proceso o actividad. Por ejemplo, decimos que el humo es indicio de
que hay fuego.

2. Iconos: Son señales convencionales en las que hay cierta semejanza – más
directa en unos casos, que en otros- entre la señal de aquello a lo que ésta se refiere. Por
ejemplo, el dibujo de una taza humeante para indicar “cafetería” .

La consolidación entre la semejanza del icono y el objeto representado comprende el


que se haya realizado previamente un proceso de convencionalización, estableciendo la
conexión entre la señal y su contenido. Por ejemplo, hemos asimilado que una taza no nos
indica que en ese lugar se venden juegos de café, sino que se trata de una cafetería.

3. Símbolos o signos convencionales: Son señales en las que no hay ninguna


relación de semejanza entre la propia señal y la información que ésta transmite; la conexión
entre ambas se ha establecido por una convención previa. El diferente color de las
carreteras en un mapa para indicar el tipo de vía de qué se trata en cada caso no se parece
en nada al contenido informativo que asociamos a estas señales. Es más, si no sabemos de
antemano qué representan, seremos incapaces de entender el mensaje que transmiten.

El signo es, pues, siempre algo material aunque se refleje en el cerebro bajo una
forma sensible inmaterial. Su carácter material es primario mientras que su imagen es
siempre secundaria. El ser humano, al establecer comunicación o información a través del
lenguaje oral o escrito, a través de señales artificiales como el semáforo, el cartel, la
radiodifusión o el cine, está empleando signos. Del mismo modo que se utilizan signos
cuando gesticulamos, se viste a la moda, o creamos formas en la arquitectura o escultura.

Por otro lado, el pensamiento humano no se puede formalizar sin objetivarse en


signos. De ahí que un sociólogo de rigor metodológico como Umberto Eco (2011) llegue a
formular estas dos hipótesis de trabajo:

1. Toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación.


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2. Todos los aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la
comunicación.

3.4.2. Comunicación y código

Una de las características centrales de la comunicación humana es, por tanto, la


posibilidad de utilizar o no un código para comunicarnos. Estos códigos, o conjuntos
estructurados de señales que constan de unidades divisibles y reglas fijas para combinar
entre sí estas unidades, tienen dos rasgos que los diferencia de otros códigos más simples:

La composicionalidad. Propiedad que permite descomponer los mensajes


complejos (por ejemplo, las oraciones) en unidades menores (por ejemplo, las palabras), de
modo que la interpretación del conjunto deriva de la de sus partes componentes. Del mismo
modo, podemos producir significados complejos combinando significados más simples de
acuerdo con ciertas pautas establecidas.

La recursividad. Posibilidad de utilizar los elementos del sistema - sea en las


unidades, sean las reglas- más de una vez. Por ejemplo, en una secuencia como El libro
que me regalaste se lo he prestado al chico con el que está saliendo mi hermana se ha
utilizado dos veces la regla de formación de oraciones de relativo.

Podemos denominar comunicación sistémica a la que utiliza un código de este


tipo. Las lenguas naturales y el código de la circulación constituyen ejemplos cotidianos de
sistemas estructurados. En el código de la circulación, por ejemplo, la forma y el color de las
señales tienen un significado constante. Para poder crear nuevas señales a partir de la
combinación de los elementos ya existentes y poder predecir su significado.

Por otro lado, decimos que la comunicación es asistemática cuando en las señales
empleadas no pueden reconocerse unidades aislables ni reglas fijas de composición. La
publicidad, por ejemplo, constituye una manifestación paradigmática de comunicación
asistemática, dado que ninguno de los elementos que aparecen en un anuncio publicitario
tiene un significado establecido previamente; es más, su interés radica fundamentalmente
en las relaciones que se establecen entre los elementos que lo integran y sus
interpretaciones. Al igual que ocurre en el cine, la pintura, la literatura y otras artes. La
comunicación asistemática resulta particularmente efectiva en los llamados lenguajes
artísticos o semiartísticos, porque en ellos es habitual sugerir ciertas asociaciones o
representaciones en este sentido.

Dependiendo de cuál sea el instrumento utilizado, podrán caracterizarse dos


categorías de operaciones:

● Las operaciones básicas para el uso del código son las de codificación y
descodificación. Al codificar, el emisor va del contenido a la señal; al descodificar, el
receptor recorre el camino inverso, es decir, el que conduce de la señal al contenido.
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Codificación y descodificación son operaciones mecánicas que solo dependen del


correcto conocimiento del código y se asocian con la comunicación sistemática.

● Las operaciones centrales en la comunicación asistemática son las de


producción e interpretación de indicios. El emisor produce un indicio que atrae la atención
del destinatario sobre aquello que quiere comunicar. El destinatario debe inferir a partir de
ese indicio, con la ayuda de su conocimiento de la situación y de su experiencia previa, a
qué realidad se está refiriendo el emisor y con qué intención. Esto se refiere, por ejemplo, a
hacer un gesto con los brazos para indicar al emisor si se tiene frío o calor, en caso de que
previamente nos lo haya preguntado.

3.4.3. Comunicación lingüística y comunicación no lingüística

Es habitual que la comunicación sistemática y la asistemática se den


simultáneamente. En paralelo con la comunicación lingüística, que utiliza el código
sistemático de la lengua para transmitir información, podemos producir otras señales que
complementan o modifican los medios verbales. Las variaciones en la expresión facial, por
ejemplo, son instrumentos eficaces para transmitir un amplio abanico de informaciones.

sí, en la comunicaci n “cara a cara”, al mismo tiempo que emitimos mensajes


ling ísticos, estamos proporcionando indicios intencionales, unas veces espontáneo, otras
que sirven a nuestro interlocutor para interpretar adecuadamente lo que decimos.

La interpretación de un indicio producido intencionalmente no requiere la mediación


de un código. Estos conjuntos de señales estandarizadas que acompañar a la producción
del mensaje lingüístico suelen englobarse bajo la denominación de códigos no verbales
(aunque no constituyen códigos sistemáticos). En virtud del canal utilizado para la
comunicación es habitual distinguir varias clases de señales no lingüísticas:

● Señales paraling ísticas. Son de tipo auditivo y comprenden las modificaciones no


lingüísticas de la voz, como el tono, el ritmo o la duración. Cuando decimos No me molestó
lo que me dijo, sino el tono en que me lo dijo, estamos aludiendo a la información que
transmiten estas señales.

● Señales kinésicas. Son de tipo visual y utilizan las variaciones de la expresi n


facial, la mirada o los gestos. Por ejemplo, el enunciado: Llevo más de media hora
esperándote puede interpretarse como un reproche violento o no según la expresión facial.

3.4.4. El signo lingüístico

Originariamente, el signo lingüístico era oral, y por tanto, auditivo: nuestro aparato
fonador emite una serie de sonidos que los hablantes de nuestra lengua relacionan con
significados. Hoy se complementa con la lengua escrita, o signos lingüísticos visuales: una
sucesión de grafías que el hablante que lee relaciona con unos significados.
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Según Saussure: “El signo ling ístico es una entidad psíquica de dos caras en la que
se unen un significante (imagen acústica) y un significado (concepto)” Pero Louis Hjelmslev
nombró a las dos caras del signo con términos diferentes: Expresión y contenido.
Relacionándolos con dos realidades: Contenido relativo y contenido absoluto.

Desde esta concepción del signo lingüístico es fácil llegar a extraer los diferentes
niveles o planos del lenguaje: Expresión (fonética/fonología), contenido relativo
(morfología/sintaxis) y contenido absoluto (lexicología/sintaxis).

Algunas de las principales características del signo lingüístico serían:

- Carácter biplánico: Consta de dos partes: Una material o significante, que


percibimos por los sentidos (sonidos de la lengua oral o grafías en la lengua escrita) Por
ejemplo, /mesa/ o “mesa” y otra nocional o abstracta, el significado, que evoca a la idea que
tenemos de ese significante (mueble con varios soportes y una superficie plana). Sin
embargo, para Saussure, ambos conceptos son abstractos y mentales. Dado que el
significante es realmente la "imagen acústica" que el hablante tiene de lo que quiere
transmitir, ya que se puede utilizar la lengua por medio del pensamiento, por ejemplo, al
leer.

- Arbitrariedad: La relación entre significante y significado en el signo lingüístico


deriva del acuerdo entre los hablantes, es arbitraria y ha de haberse aprendido previamente.
Entre el sonido de “mesa” y el objeto en sí, su realidad, no existe relaci n natural. La única
relación que los conecta es una convención previa.

- Linealidad: Dada la naturaleza acústica del lenguaje, el significante del signo


lingüístico es lineal. Se ha de poner una palabra detrás de otra para transmitir un mensaje
oral (y dentro de ella, una sílaba detrás de otra, y un fonema detrás de otro).

- Doble articulación: el signo lingüístico es un signo articulado (formado por otras


unidades que pueden reutilizarse para formar nuevos signos). Es más, está doblemente
articulado, lo que permite la productividad de la lengua como código: con un número
pequeñísimo de unidades mínimas (en castellano, 22 fonemas) podemos emitir un número
ilimitado de mensajes. Ningún otro código es capaz de algo así.

- Mutabilidad e inmutabilidad: El signo lingüístico es mutable porque evoluciona a


través del tiempo. Así, nuestros signos lingüísticos castellanos son el resultado de la
evolución de signos lingüísticos latinos a través de los siglos. Por ejemplo, el signo latino
FACTUM evolucionó hasta dar lugar a nuestra palabra "hecho". Pero dentro de cada etapa
de la lengua que comparte una comunidad de hablantes, el signo lingüístico es inmutable y
no puede ser cambiado drásticamente, porque si no se impediría su papel comunicativo. Por
eso el signo lingüístico es, a la vez, mutable e inmutable.
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4. COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

La competencia comunicativa es un concepto clave al tratar de responder a


preguntas como en qué consiste adquirir una lengua; qué conocimientos, capacidades o
destrezas se necesitan para hablarla o cuál es el objetivo de la enseñanza de las lenguas.

La lingüística aplicada toma como base teorías de la lingüística teórica o de otras


áreas de conocimiento, como la psicología o la antropología, para desarrollar modelos
teóricos y constructos que puedan resultar apropiados a sus propios fines. El concepto de
«competencia comunicativa» tiene su origen en el concepto de «competencia de la
lingüística» en el marco de la gramática generativa, pero también ha recibido la influencia de
teorías de la antropología y la sociolingüística. Por lo tanto, se trata de un concepto que
tiene un carácter interdisciplinar.

4.1. La competencia lingüística

En los estudios de adquisición y enseñanza de las lenguas, existe una distinción


entre competencia y actuación (Chomsky, 1965):

La competencia es lo que el hablante-oyente conoce de la lengua, y la actuación


cómo lleva a cabo el desarrollo de esta competencia en una situación o contexto concretos.
Sin embargo, el interés de Chomsky se centra en el desarrollo de una teoría lingüística
basada en las reglas gramaticales.

Pese a que en un primer momento Chomsky aceptó que los aspectos que tenían que
ver con el uso formaban parte de la actuación. Más tarde identificó algunos de éstos como
sistemáticos, dado que seguían unos principios reglados. Así que, en 1980, reconoció, tanto
la competencia gramatical como la pragmática. La primera tenía en cuenta las condiciones y
el modo de uso correcto en función a diferentes fines, y la segunda se dirigía al
conocimiento de la forma. Un concepto con cierta utilidad en la gramática generativa, pero
demasiado reduccionista para adquirir y enseñar otras lenguas.

Lyons acertó mostrándose contrario a esta concepción, dado que se limita a la


competencia lingüística del hablante-oyente ideal y no se tienen en cuenta otras
connotaciones del uso de la lengua.

4.2. Competencia comunicativa

Según Cenoz (2004), Chomsky defendió que la «competencia» poseía un marcado


carácter social. Aportando gran importancia el que los enunciados tuvieran relación con el
contexto comunicativo en el que tenían lugar.

quellos investigadores que no aceptan el concepto de “competencia ling ística”, se


fundamentan en que la gramática generativa cae en el reduccionismo, dado que no tiene en
17 Lengua y Literatura
TEMA 1

cuenta elementos fundamentales que tienen lugar en el contexto sociolingüístico.


Consecuentemente, Hymes (1972) defendía que la competencia lingüística es insuficiente,
dado que los enunciados han de estar adaptados y ser aceptables para el contexto en el
que se usan. En base a este planteamiento, este autor difundi el concepto de “competencia
comunicativa”, el cual comprende las reglas de uso a las que referencia, y el significado
referencial y social del lenguaje en función del contexto en el que tiene lugar.

De esta manera, Hymes plantea las cuatro dimensiones de la competencia


comunicativa:

● La medida en que puede ser posible (gramaticalidad).

● La medida en que resulta factible.

● La medida en que resulta apropiado.

● La medida en que se da realmente.

Por lo tanto, estos conceptos en grado de medida forman parte de la competencia


comunicativa, igualmente que lo hacen los aspectos gramaticales. Así, la competencia es el
conocimiento subyacente general y la habilidad del uso de la lengua del hablanteoyente.

Influyendo, en esta competencia, las características de los interlocutores o el tipo de


relación existente entre ambos actores de la comunicación. Dependiendo de las distintas
situaciones, los hablantes pueden utilizar diferentes registros, y este proceso comunicativo
puede verse influido por aspectos de la comunicación, tales como hablar con personas de
distintos estatus, conocer rutinas en la alternada de turnos u otros relacionados con el uso
de la lengua en contextos sociales específicos.

La competencia comunicativa comprende a la competencia lingüística, tanto


cuantitativa como cualitativamente. Dado que la competencia lingüística se enfoca en el
conocimiento de las reglas que rigen la lengua, mientras que la competencia comunicativa
abarca también aquellas habilidades y destrezas que intervienen a la hora de poner en
práctica el acto de comunicación. Pudiendo distinguirse de la actuación, en cuanto a que
engloba habilidad y conocimiento, mientras que la actuación se ciñe sólo al acto
comunicativo.

Según Savignon, la competencia lingüística posee un carácter estático, innato, con


una base biológica y con un carácter absoluto que no implica ningún tipo de comparativa.

Mientras que la competencia comunicativa hace referencia a un concepto dinámico


que es el fruto de la confrontación de significados entre las personas que llevan a cabo el
acto comunicativo y que comparten, en cierta medida, el mismo sistema simbólico. Posee
una base social, en cuanto a su carácter interpersonal, relativo y en el que pueden confluir
grados de competencia comunicativa diferentes.
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4.3. La adquisición y enseñanza de la competencia comunicativa

Hickman (1995), aboga por que la competencia discursiva comienza en los primeros
años de vida de la persona. Incluso antes de los dos años de edad, un niño, puede introducir
información de tipo temporal en su discurso, tomando diferentes caminos en el desarrollo de
esta competencia, en función de las características propias de la lengua en la que está
llevando a cabo este aprendizaje.

En cuanto a la competencia pragmática, los bebés pueden producir peticiones desde


una etapa no verbal, siendo capaces, a partir de los cuatros años de manifestar una gran
parte de las peticiones. A pesar de ello, existen actos de habla en los que el niño entiende el
significado literal de las cuestiones que se le plantean, sin embargo no lo hace con la
intención del hablante. Por ejemplo, en el caso en el que preguntemos a un niño por
teléfono: «¿Está tu papá?». Éste entenderá esta pregunta como si estuviésemos
solicitándole información, pero no como una petición para que su papá se ponga al teléfono.

Actualmente, el campo de la investigación de la lengua y el ámbito de la enseñanza


de segundas lenguas están enfocados a analizar la manera en la que los hablantes no
nativos adquieren o desarrollan la competencia sociolingüística, pragmática, discursiva y
estratégica (Kasper y Blum-Kulka, 1993). Incluyendo, incluso, en los libros de texto,
actividades que guardan relación con estas dimensiones.

Las implicaciones pedagógicas de la «competencia comunicativa» posee distintos


niveles:

a. Los objetivos de aprendizaje. En la enseñanza de lenguas extranjeras o segundas


lenguas, estos objetivos se especifican en las dimensiones de la competencia comunicativa,
para propiciar la adecuación en el uso de la lengua. Por lo tanto, se recomienda incluir
aspectos de esta competencia en los objetivos de cada curso.

b. Las estrategias de enseñanza y la autonomía en el aprendizaje. Al alumnado se le


ha de propiciar el acceso a textos orales y escritos producidos en contextos naturales para
que sea capaz de tomar conciencia acerca de la relevancia de estas dimensiones. El
desarrollo de este tipo de acciones propiciará que éste reflexione acerca de estas
perspectivas y vaya adquiriendo más autonomía en su aprendizaje.

c. La evaluación. Dada su importancia, sobre todo en la enseñanza de segundas


lenguas, tanto el concepto de «competencia comunicativa» como sus dimensiones debería
formar parte de la evaluación, tanto continua como final.

5. CONCLUSIÓN

El concepto de «competencia comunicativa» tiene principalmente en cuenta los


elementos que tienen que ver con el contexto, entendiendo que ésta tiene lugar, tanto desde
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TEMA 1

un nivel textual como oracional. Los modelos de competencia comunicativa existentes tienen
en cuenta éstos y otros aspectos, y plantean como objetivos describir y relacionar las
distintas dimensiones que abarcan la competencia, incluyendo su definición y los elementos
que la componen.

Hoy en día, teniendo en cuenta esta competencia, en el aprendizaje de una lengua,


se tiene en cuenta el contexto apropiado en el que tendrá lugar el acto comunicativo. Para
ser capaces de transmitir y entender intenciones comunicativas, construir y comprender
textos, tanto orales como escritos, y poseer los suficientes recursos para encarar las
dificultades comunicativas que puedan surgir.

La Lengua Castellana y Literatura tanto en la ESO como en Bachillerato, favorece el


desarrollo o adquisición de las siguientes competencias: lingüística, digital, aprender a
aprender, competencias sociales y cívicas y conciencia y expresiones culturales según
indica los Decretos 220 y 221 de los currículos de ESO y Bachillerato respectivamente de 3
de septiembre de 2015 de la CARM y el Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el
que se establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del
Bachillerato, en vigor hasta que se establezcan los relativos a la nueva ley orgánica 3/2020
(LOMLOE) y según calendario de implantación.

En cualquier caso, hemos de tener previsto un Plan de Contingencia, de actuaciones


de prevención e higiene para el alumnado y el personal de los centros educativos, en caso
de que fuera necesario, y tras la experiencia vivida recientemente de pandemia; esto es:
higiene de manos, mascarilla, distancia de seguridad, gestión de casos y especial atención a
maestros especialistas (como AL y PT), así como al orientador u orientadora, entre otros.

Dada la situación apuntada anteriormente, para favorecer el proceso enseñanza-


aprendizaje, se utilizarán como herramientas de comunicación entre la comunidad educativa
las TIC: MEET, CLASSROOM, CLASS DOJO, WEB DEL CENTRO, WEBMAIL, LLAMADAS
TELEFÓNICAS, ETC.

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