Maria Discipula de Cristo
Maria Discipula de Cristo
Maria Discipula de Cristo
“Respetad a mi madre”
Tenía diecisiete años, y con el rosario en la mano subí de rodillas la cuesta del camino que
conduce al santuario de Nuestra Señora “De la Gracia”
Cuando llegué arriba, después de haber recorrido cerca de un kilómetro, en aquella actitud
penitente, los penitentes vieron, a través de mis desgarradores pantalones, que tenía las
rodillas ensangrentadas, y seguí avanzando donde me quedé largo tiempo arrodillado.
Un sacerdote me preguntó por qué había hecho la peregrinación de un modo tan extraño: -
Usted tiene conocimiento del horrible suceso ocurrido ayer en el mar. De tres jóvenes que iban
juntos, dos perecieron y uno sólo se ha salvado; éste soy yo. Los tres amigos habíamos sido
aprobados en el examen, el día anterior, para tener el grado de bachiller; juntos celebramos
nuestro éxito, y para coronar de un modo más agradable el día, resolvimos dar un paseo en
bote por la bahía. El mar estaba agitado. El piloto nos advirtió que podíamos correr peligro,
pero no nos intimidó y pasamos adelante.
Entre el balanceo de las olas, íbamos cantando y divirtiéndonos. Uno de mis amigos pronunció
algunas frases poco honestas, en contra de la Virgen María y en la conversación, se mezclaron
algunas burlas sobre la Santísima Virgen. Yo protesté en el acto: -Amigos -les dije-, riamos y
divirtámonos, pero respetad a mi madre.
Todavía no acababa de decir la frase cuando una ola volcó nuestra frágil barca y ninguno de los
tres sabíamos nadar. Mis dos compañeros se ahogaron; sólo yo me salvé y atribuyo mi
salvación a la Virgen, a quien acababa de defender. Vengo de rodillas a darle gracias, porque la
muerte me habría encontrado mal dispuesto.
REFLEXIONAMOS:
1. ¿Quién es un penitente?
2. ¿Qué es una peregrinación?
3. ¿Por qué los jóvenes habían decidido dar un paseo en bote por la bahía?
4. ¿Por qué los jóvenes se burlaron de la Virgen María?
5. ¿Por qué el joven de 17 años hizo la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de
la Gracia de una manera tan sacrificada?
Lc. 2, 22 - 24
Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo con la Ley de Moisés, debían cumplir el rito
de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito
en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También ofrecieron el
sacrificio que ordena la Ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones.
REFLEXIONO:
María es modelo de obediencia y fe para nosotros, porque creyó en Dios y en todo lo que Él
nos ha revelado. María se abandonó libremente al amor de Dios. Entendemos por fe a una
adhesión profunda a Dios, una actitud vital que compromete la integridad del ser humano.
Esta es la fe de María, y así se comprueba en los momentos más importantes de su vida:
2º La Visita de María a su prima Isabel, este primer encuentro es ocasión para que
tenga lugar el primer acto Salvador de Jesús. La Santificación de Juan en el vientre
de su madre. María en este acontecimiento es portadora de Cristo, es
evangelizadora y es mediadora. Lc.1,39-45
3º El nacimiento de Jesús en Belén. Es difícil aceptar que el Hijo del Altísimo está
por venir al mundo y no tenga un lugar digno donde nacer. Sin embargo, junto a
esta estrechez económica, se manifiesta la alegría, la serenidad y la paz de quien
vive una fe profunda. Lc. 2,1-7
4º El rito de la ley mosaica: purificación de la Madre y presentación del Hijo en el templo. A los
pocos días de nacido Jesús. Lc.2,22-24
7º María al pie de la cruz, Su entrega es plena aún en medio del infinito dolor que
destroza su alma. Aquí María pasa a ser Madre nuestra porque desde lo hondo de
su corazón ruega por los hombres. Juan en nombre de la humanidad la acoge
como Madre. Jn.19,25-27
COMPROMISO: