TM 9 II Repu¿blica
TM 9 II Repu¿blica
TM 9 II Repu¿blica
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN
1.- LA INSTAURACIÓN DELA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA CONSTITUCIÓN DE
1931
1.1.- LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA
1.2.- EL GOBIERNO PROVISIONAL
1.3.- LA CONSTITUCIÓN DE 1931
2.- EL GOBIERNO PROGRESISTA: diciembre 1931-1933
2.1.- LA REFORMA DEL ESTADO
2.2.- LA REFORMA AGRARIA
2.3.- LAS REFORMAS SOCIALES
2.4.- LAS REFORMAS MILITARES
2.5.- LA CUESTIÓN RELIGIOSA
2.6.- LA REFORMA EDUCATIVA.REALIZACIONES CULTURALES
2.7.- LA OPOSICIÓN Y EL FIN DEL BIENIO
3.-EL BIENIO CONSERVADOR O RADICAL- CEDISTA: 1933-1936
INT 3.1- EL GOBIERNO RADICAL
ROD 3.2.- LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934
UCC 3.3.- EL FINAL DEL BIENIO
IÓN 4.-LAS ELECCIONES DE 1936 Y REACCIONES ANTIDEMOCRÁTICAS
4.1.- LAS ELECCIONES: TRIUNFO DEL FRENTE POPULAR
La 4.2.- EL GOLPE DE ESTADO Segunda Rep
CONCLUSIÓN
viejos problemas de España, modernizándola y pretendiendo instalar un sistema democrático puro. Se va a
caracterizar, al igual que la primera república, por la inestabilidad, la radicalización, las divisiones internas y
el desfavorable contexto internacional.
La Segunda República hay que contextualizarla dentro de la crisis de la Restauración, que comienza
en 1898 y prosigue con las crisis de 1909, 1917, 1921 y la dictadura de Primo de Rivera. La dictadura de
Primo había dejado sin Constitución y sin sistema democrático a España; la Segunda República iba a intentar
consolidar la democracia en el país.
Además del contexto histórico tenemos que tener en cuenta el contexto internacional, que es
desfavorable para la República: en primer lugar; la crisis económica del 29 le afecta plenamente; al igual que
la crisis de los sistemas democráticos en Europa, la violencia y el fascismo.
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Berenguer intenta volver a la situación anterior a 1923 y
restablecer la constitución de 1876. Los problemas internos de los partidos políticos dinásticos y el malestar
social abonaron la oposición antimonárquica y pedían transformaciones, así como la democracia.
En verano del 30, los partidos políticos republicanos y regionalistas, con el apoyo de los socialistas
y la CNT, firmaron el Pacto de San Sebastián. Su objetivo es impulsar un movimiento político
revolucionario y derrocar la monarquía e instaurar la república.
Aunque la insurrección fue reprimida, el gobierno Aznar fracasó al no tener apoyo social, por lo que
se vio obligado a convocar elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Las elecciones supusieron
un giro en la situación de España. Los candidaturas republicano-socialistas triunfaron en 41 de las 50
capitales de provincia.
Los acontecimientos se precipitaron: las calles de las principales ciudades se llenaron de
manifestantes, y los Gobernadores Militares recibieron órdenes de aceptar el resultado de las elecciones. El
General Sanjurjo, Director General de la Guardia Civil, se puso a las órdenes del Comité Revolucionario.
La República se proclama el 14 de abril en primer lugar en Eibar y Barcelona, tras lo cual a las tres
en punto el Comité alza la bandera republicana en el edificio de la Telefónica. Los miembros del Comité
tomaron posesión del Gobierno del país y a las nueve de la noche Alcalá Zamora proclamó la República a
todo el país, a través de la radio. Alfonso XIII se exilia: partió hacia Cartagena, desde donde embarcó con
destino a Marsella
Era un gobierno de concentración, y sus dos tareas iniciales fueron poner en marcha una serie de
disposiciones de carácter reformista y la convocatoria de elecciones constituyentes.
Fuera del poder se encontraban los comunistas, los anarquistas, los tradicionalistas, la Lliga Catalana
y el Partido Nacionalista Vasco.
Desde el principio tuvieron la oposición de un sector del ejército y de la oligarquía económica, así
como de la Iglesia, lo que provocó una oleada anticlerical que se manifestó en la quema de conventos. La
naciente república tuvo que enfrentarse pronto a numerosos conflictos sociales: huelgas en Sevilla, Asturias,
Barcelona…, a la creciente animadversión de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición por parte
de la jerarquía católica.
El contexto internacional tampoco favoreció la estabilización del régimen, al manifestarse los efectos
de la crisis económica mundial iniciada en el 29, que incrementó el paro, con lo que se agudizaron las
tensiones sociales. En este ambiente proliferan los totalitarismos, en su doble vertiente, comunista y fascista.
Los primeros influidos por el régimen soviético y los segundos por el fascismo italiano y el nazismo alemán
más tarde. En un país con poca tradición democrática, todo ello dificulta el éxito de la República.
Carácter socializante.- Al definir al estado como una República democrática de trabajadores (Art.1), por
influencia socialista, pero moderada por la frase "de todas las clases", por presiones de la derecha. Además,
aunque contemplaba la propiedad privada (Art. 44), también aparecía la expropiación para fines de interés
público y general, lo que posibilitará la Reforma Agraria.
Significación liberal.- Al recoger la mayoría de los principios del constitucionalismo liberal español.
Poderes.- Las Cortes e reducen a una sola Cámara: el Congreso de los Diputados, elegido por sufragio
Universal, reconociendo por primera vez el sufragio femenino. La mayoría de edad se rebaja a los 23 años.
El poder ejecutivo recae en el Presidente de la República, quien nombra al Consejo de Ministros, y poder
judicial en los tribunales.
Estado Autonómico.- La dicotomía entre estado federal y centralista se resolvió con la posibilidad de
establecer autonomías y estatutos. Dicho concepto fue moderado con el del "estado integral". Muchos veían
en ello amenazada la unidad nacional, tema que también provoca un duro debate, pero se hacían así
compatibles las autonomías con el Estado central. El castellano es la lengua oficial, pero se abría la
posibilidad del reconocimiento de las distintas lenguas regionales.
Relación con la Iglesia.- El punto mas controvertido fue el Art.26, que regulaba las relaciones del Estado
con la Iglesia: se define aconfesional, o laico (Art.3). Esto se manifestó en las leyes posteriores en la
anulación de la ayuda económica al clero, la prohibición de impartir enseñanza a las órdenes religiosas, y en
la expulsión de los jesuitas, pues se achacaba el retraso de España a la Iglesia, que monopolizaba la
enseñanza. Todo ello hizo que Alcalá Zamora abandonara el Gobierno y que gran parte de la derecha
reconsiderara su primer apoyo a la República, absteniéndose en la votación de la Constitución.
Carácter novedoso.- La Constitución del 31 crea una serie de órganos de gran trascendencia e importancia
posterior, como el Tribunal de Garantías Constitucionales (similar al actual Tribunal Constitucional) o la
Diputación Permanente. Los colores de la bandera se modificaron como un símbolo del deseo de
transformación.
En definitiva, se trata de una Constitución de izquierdas, realizada por la coalición republicana de
izquierda y socialista. El sector de la derecha se ausentó de los debates tras aprobarse los asuntos relativos a
la iglesia católica.
Según Gabriel Jackson, la palabra "reforma" es la que mejor define a este periodo, por ello también
se le conoce como el Bienio Reformista. Guiados por el espíritu regeneracionista del siglo XX, van a
intentar reformar y modernizar el viejo estado y los viejos problemas, desde una ideología de izquierdas.
Se intentaba solucionar el viejo problema de la estructura de España que se había agudizado con la
aparición de los nacionalismos a finales del XIX. El derecho a la autonomía había quedado reconocido en la
C-31 al introducir la idea del “estado integral” (Art. 1), como un punto intermedio entre el estado centralista
y el estado federal, que permitía la formación de Comunidades Autónomas. Con ello se pretendía contentar a
los nacionalistas periféricos y no molestar en excesivo las fuerzas tradicionales y conservadoras centralistas.
Así, no aparece en la Constitución el concepto nacionalidades y sí el de regiones. Por otra parte, se proclama
al castellano idioma oficial del estado, pero se contempla la variedad lingüística de las provincias y regiones.
La más importante de todas las reformas fue la Ley de Bases de la Reforma Agraria. El problema
agrario era sumamente grave en un país predominantemente agrario y era una herencia difícil de resolver.
La reforma venía exigida por la mala distribución de la propiedad de la tierra en regiones como Andalucía,
Extremadura y parte de Castilla, donde unos pocos propietarios latifundistas acaparaban la mayor parte de
las tierras, en tanto que una gran masa de campesinos, los jornaleros, carecían de ellas y vivían en
condiciones miserables.
1. Decreto de Términos Municipales y Laboreo Forzoso.- Con la que se obligaba a los patronos a
contratar a jornaleros del propio término municipal y a cultivar las tierras.
2. Proyecto de Ley de Reforma Agraria.- La reforma pretendía la redistribución de las tierras que
sobrepasasen una determinada extensión y estuviesen mal explotadas y el asentamiento en ellas de
los campesinos que explotarían las tierras individual o colectivamente, según decidieran ellos,
creando para ello el IRA (Instituto de Reforma Agraria), que servía de puente. La expropiación se
hacía con indemnización, salvo las tierras de la grandeza nobiliaria. La reforma era aplicable a
Andalucía, Extremadura, Albacete, Ciudad Real, Toledo y Salamanca, aunque se podría extender
más tarde a otras provincias.
El socialista Largo Caballero, ministro de trabajo, fue el encargado de llevarlas a cabo. Se trataban
de una serie de reformas para mejorar las condiciones laborales. Destacaron la Ley de Contratos de
Trabajo, la de Jurados Mixtos, la de términos municipales. También promovió la reducción de la
jornada laboral, la ampliación de los seguros sociales, el reforzamiento del papel de los sindicatos en
la contratación de las tareas del campo, etc. Estas medidas provocaron la irritación de los
empresarios y el empeño de los partidos conservadores de que el PSOE saliera del gobierno. Durante
el bienio conservador se frenaron estas medidas.
Destacó la política de avances para la mujer, comenzando ciertos cambios: la mujer en la pequeña
burguesía estudia Bachillerato, pero no estaba bien visto ir a la universidad (Concepción Arenal asistió en el
siglo anterior a clases de Derecho disfrazada de hombre); en las clases bajas trabajaban en fábricas, el campo
o en el servicio doméstico en Madrid, donde también se hacían “modistillas”. Por influencia de las
costumbres americanas, la radio, el cine, etc., la española va cambiando su actitud ante la vida y su
vestimenta.
Los cambios más profundos se producen con la C-31 al extender el voto a la mujer. También hay
cambios en materia de comportamiento sexual, matrimonio civil, divorcio y en la participación de la mujer
en política: en 1933 había 6 diputadas de las que las más destacadas fueron Dolores Ibárruri “La
Pasionaria”, del PCE, Victoria Kent, del PRS, y Clara Campoamor, del P. Radical de Lerroux, (ambas
últimas protagonizan el debate sobre el voto femenino, en contra y a favor respectivamente, venciendo por
fin las tesis de ésta última, pese a la oposición de la izquierda al considerar que el voto femenino, más
conservador que el masculino, perjudicaría a la República).
Azaña, como ministro de guerra en el gobierno Provisional, inicia la Reforma del Ejército, que se
encaminó a reducir gastos, ganar en efectividad y operatividad y acabar con la macrocefalia militar y su
protagonismo político, profesionalizándolo, modernizándolo y democratizándolo:
1. Exigió a los militares fidelidad a la República y al ordenamiento constitucional.
2. Para reducir la “macrocefalia” y someter el poder militar al civil, ofreció el retiro a todos los jefes y
oficiales que voluntariamente lo desearan (muchos no querían trabajar bajo bandera republicana),
conservando íntegramente el sueldo, pero el número de oficiales retirados fue menor del esperado.
3. Se clausuró la Academia General Militar de Zaragoza, dirigida por el general Franco.
4. Suprimió la mitad de las regiones militares y se eliminaron los grados de teniente general y capitán
general.
5. Se unificaron escalafones y se suprimió el sistema de ascensos por méritos de guerra.
Con estas medidas, la república se ganó la animadversión de los militares africanistas, por considerar
las reformas como una agresión al estamento militar, calificando la obra de Azaña como una “campaña de
trituración del ejército”, sentimiento que provocó el levantamiento de Sanjurjo en agosto de1932.
Como contrapartida, surge la Guardia de Asalto, policía moderna y de fidelidad a la República.
Será, junto con la reforma agraria la más importante y que más influirá en el desarrollo de la
Segunda República. El gobierno republicano pretendía limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad
española y secularizar la vida social, plasmándolo en la Constitución, que declaró la no confesionalidad del
Estado, la libertad de cultos y la supresión del presupuesto del culto y clero.
Durante el bienio progresista se hicieron efectivos esos principios. También se permitió el divorcio,
el matrimonio civil y se secularizó los cementerios. Se disolvió la orden de los jesuitas y se prohibió la
enseñanza a las órdenes religiosas. Durante el bienio conservador se restituyó el presupuesto para el clero,
así como la vuelta de los jesuitas. Con el Frente Popular se radicalizó el anticlericalismo popular.
El problema religioso creó al régimen republicano sus mayores enemigos, dando lugar a grandes
enfrentamientos por las posturas radicalizadas de ambos sectores. Gran parte de la jerarquía de la Iglesia
mostró su antagonismo hacia la República y movilizó a la opinión católica en su contra. Ante ello el
gobierno progresista optó por una medida de fuerza expulsando de España al cardenal Segura, primado de
España por sus cartas contra la República y la creación de un Club Monárquico, pues estos comportamientos
exaltaban comportamientos como el asalto al periódico ABC, e incendios a iglesias y conventos. También
fue expulsado el obispo de Vitoria. Todo ello provocó una actitud muy beligerante en la derecha.
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Tradicionalista. Algunos grupos del ejército intentaron agrupar el descontento y dar un golpe de estado,
fracasando el de Sanjurjo (la sanjurjada) en 1932, con pretensión de forzar el viraje de la República a la
derecha.
Por la izquierda, la impaciencia de los trabajadores frente a las reformas y el desencanto ante la
lentitud y la timidez, según ellos, de estas reformas, provocaron una oleada de conflictos sociales. Los
anarquistas de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) se escindieron en dos tendencias: los
moderados, liderados por Ángel Pestaña, partidarios de cierta colaboración con la República, y los
seguidores de la FAI, liderados por García Oliver y Durruti, partidarios de la insurrección y más radicales
(este sector se iría imponiendo progresivamente). El PCE también mostraba su oposición a las reformas
solicitando más profundidad. Las huelgas obreras y las insurrecciones campesinas serán frecuentes. Los
conflictos sociales fueron frecuentes en el campo andaluz y extremeño, en las cuencas mineras de Asturias y
en las zonas industriales de Cataluña. Especial significación tuvieron los levantamientos de jornaleros en el
campo que seguía un esquema similar al de finales del XIX y principios del XX: se tomaba el Ayuntamiento,
se declaraba el comunismo libertario, se quemaba el registro de la propiedad y se promulgaba su
colectivización; todo finalizaba con la llegada de la Guardia civil y/o la guardia de asalto y la posterior
represión. Así ocurrió en Arnedo (La Rioja), Castilblanco de los Arroyos (Sevilla) y Alto Llobregat
(Barcelona), en 1932, produciendo una decena de muertos y la deportación a Guinea de 104 anarquistas. Más
grave fueron los sucesos del pueblo gaditano de Casas Viejas, donde murieron 25 personas.
Los Sucesos de Casas Viejas fueron aprovechados por la derecha y la izquierda radical para forzar la
salida de los socialistas del gobierno y el derrumbe de la coalición. El desgaste del gobierno llegó hasta tal
punto que Azaña dimitió y el presidente de la república, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó
elecciones para el 18 de noviembre de 1933.
Las elecciones generales de noviembre de 1933 fueron las primeras de la historia de España en la
que pudieron votar las mujeres. Mientras que la izquierda acudió desunida y los anarquistas se abstuvieron,
la derecha concurrió unida. El partido ganador fue la CEDA y durante el primer año el gobierno fue
presidido por Lerroux, jefe del Partido Radical, con el apoyo de la CEDA ya que Alcalá Zamora se negó a
entregar el poder al ultraderechista Gil Robles, de la CEDA, quien no reconocía la República y proponía
revisar la Constitución y la legislación social.
A finales de 1933 Lerroux comenzó un periodo de gobierno con miembros de su partido y el apoyo
parlamentario de la CEDA, caracterizado por el conservadurismo político y la anulación de las reformas, lo
que contribuyó a intensificar las tensiones. Se intentó “rectificar” la obra legislativa del periodo anterior:
▪ El problema religioso: se intentó normalizar la relación del Estado con la Santa Sede, firmando un
Concordato y dotando económicamente al clero más desfavorecido, el clero rural.
▪ El problema agrario: sin llegar a abolir la Ley de Reforma Agraria, se recortó el presupuesto estatal
destinado a este fin. También se derogó la Ley de Términos Municipales.
▪ El problema regional: se agudizó considerablemente el enfrentamiento con el gobierno de Cataluña
y el País Vasco.
▪ Aprobación de una Ley de Amnistía a los militares y monárquicos encarcelados por participar en el
fallido golpe de Estado encabezado por el general Sanjurjo.
La situación obliga a convocar nuevas elecciones. En este caso, la derecha se presentó desunida y
desgastada. La represión de Octubre y las medidas posteriores posibilitaron la creación de una coalición
electoral de las fuerzas de izquierdas, el FRENTE POPULAR, formado por republicanos, socialistas y
comunistas, con el respaldo de los anarquistas (que en las anteriores se habían abstenido). Esta coalición
electoral tenía un programa común: amnistía para los presos de Octubre y aplicación de la legislación
reformista del bienio de izquierdas. Además tenían el compromiso que una vez ganadas las elecciones, se
disolverían y gobernarían los republicanos de Azaña.
El 16 de febrero de 1936 votó el 72% del censo electoral.
Ante la desunión de las derechas, el Frente Popular ganó las elecciones. Manuel Azaña fue
nombrado presidente de la República y Casares Quiroga, de Izquierda Republicana, presidente del
gobierno. El gobierno formado exclusivamente por republicanos pero apoyados por los socialistas, aplicó
rápidamente el programa del Frente Popular: decretó la amnistía, restableció el Estatuto Catalán y su
gobierno y se reanudó la Reforma Agraria.
El triunfo de las izquierdas trajo consigo una intensa movilización popular que creó un clima de
tensión social. Huelgas obreras, ocupación de fincas, incendios de conventos e iglesias... Los anarquistas, los
comunistas y el sector de Largo Caballero del PSOE radicalizaron sus posturas, promulgando la revolución
social.
Sin embargo, mientras los sindicatos y partidos obreros exigían la profundización de las reformas
sociales del primer bienio, el triunfo del Frente Popular no fue aceptado por los sectores más reaccionarios
de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República. La sociedad española estaba
polarizada. Los sectores más conservadores reaccionaron ante el gobierno republicano de Azaña; los
terratenientes o quemaba o no sembraban sus cosechas, muchos industriales cerraron sus fábricas y la
falange formó patrullas callejeras que sembraron un clima de violencia callejera enfrentándose a grupos
izquierdistas.
El gobierno conoce la intención de la extrema derecha por derribar la República, en esto intervienen
políticos de la extrema derecha, como Calvo Sotelo y algunos militares, por lo que dispersó a los militares
sospechosos: Goded es trasladado a Baleares, Franco a Canarias y Mola a Navarra. La medida se mostró
como un grave error con el paso del tiempo, porque Mola pudo tomar contacto con los tradicionalistas del
carlismo y Franco quedó con mayor capacidad de acción.
El golpe de estado se empezó a gestar desde la misma noche de febrero que ganó el Frente Popular,
cuando Franco intentó declarar el estado de guerra y en Marzo hubo un intento de alzamiento, pero fracasó.
A partir de ahí tomo las riendas de la preparación del golpe de Estado el general Emilio Mola, que fue el
jefe hasta julio del 36. El plan consistía en el pronunciamiento simultáneo de todas las guarniciones,
contando con el ejército de África dirigido por Franco para consolidar el golpe. Tenían el apoyo de una trama
civil, facilitando hombres y sobre todo, dinero: la CEDA, los falangistas, los carlistas y banqueros como Juan
March. Además se contaba con el apoyo de Italia y Alemania.
El golpe militar se precipita con el asesinato el día 12 de julio del teniente Castillo, oficial de la
Guardia de Asalto, acelerándose los preparativos cuando algunos guardias de asalto responden con el
secuestro y asesinato del líder monárquico del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo en la madrugada del 13
de julio.
Este último asesinato hace decidirse a Franco, indeciso hasta ahora y clave en los planes de Mola, a
intervenir en la sublevación.
El político de derechas Goicoechea hizo ante el cadáver de Calvo Sotelo un claro llamamiento a la
guerra civil: "Ante Dios que nos oye y nos ve, empeñamos solemne juramento de consagrar nuestra vida a
esta triple labor: imitar tu ejemplo, vengar tu muerte, y salvar a España". Fue así como en los grupos más
conservadores se pensó que la única solución era un golpe de estado militar. El mayor problema se produce
para poner de acuerdo a los distintos sectores políticos, porque cada grupo de la derecha aspiraba a un
modelo distinto de gobierno tras el golpe: la CEDA, que seguía siendo republicana, los monárquicos o los
falangistas.
CONCLUSIÓN
La II República supone un periodo histórico donde las fuerzas más reaccionarias, recuerdo del
Antiguo Régimen y transformadas en una burguesía conservadora y celosa de su poder, se enfrenta a una
fuerza obrera que ya en estos momentos ha adquirido una conciencia de clase, se ha organizado y lucha, a
veces de forma descontrolada, por alcanzar sus derechos y mejores condiciones de vida. En una España
donde el paso del Antiguo al Nuevo Régimen vino impuesto por una invasión y posteriores reajustes
políticos, enredados en revueltas, pronunciamientos militares y golpes de estado, el periodo de la
Restauración, por su falseamiento del sistema, no pudo dar a la larga estabilidad al sistema burgués, puesto
que la tranquilidad alcanzada fue puramente coyuntural y, al finalizar dicho sistema se manifestaron los
problemas de fondo. La II República española es el resultado de esta difícil situación, agravada por la
radicalización producida tanto en la izquierda como en la derecha, la cual va buscando el apoyo cada vez
mayor del ejército que, en última instancia protagonizará el levantamiento militar con el que va a comenzar
la Guerra Civil.