Mitos Griegos
Mitos Griegos
Mitos Griegos
En la Antigüedad, cuando los dioses aún habitaban entre los mortales, vivía
en un hermoso rincón de la Tracia, entre los bosques que crecían junto a las
montañas del Ródope, un músico llamado Orfeo. Era Orfeo hijo de Eagro, un
dios-río, y de una de las nueve musas que habitaban el Olimpo, Calíope, la
más distinguida de todas. De ella, protectora del canto, había heredado Orfeo
su bella voz y el don de la música. Tal era su talento que, cuando Orfeo
entonaba sus cánticos y pulsaba su lira, el espíritu inquieto de los hombres
hallaba la paz; las fieras se amansaban; los robles y encinas batían las hojas al
viento, y hasta las rocas parecían perder su dureza.
La fama que le otorgaba el poder de su música hacía que las ninfas que
guardaban los bosques le siguieran y suspiraran por obtener su favor. De
entre todas ellas sólo la hermosa Eurídice fue capaz de conmoverle con su
dulzura y virtud, por lo que el apuesto Orfeo, doblegado al fin por el amor,
decidió desposarla. Lejos estaba de sospechar en aquel momento que el
motivo de su dicha no tardaría en serle arrebatado.
– ¡Eurídice, mi dulce esposa! -en vano besó Orfeo los bucles dorados de la
desdichada ninfa. El alma de Eurídice había marchado ya al reino de las
sombras.
Fue así como Orfeo dejó atrás todo cuanto le era conocido para adentrarse en
las profundidades de la tierra y penetrar en los dominios del despiadado
Hades y su esposa Perséfone. Orfeo no poseía más armas que la música y la
palabra, así que, cuando se
Orfeo vio con horror cómo el espectro de Eurídice se desvanecía como humo
en el aire. Intentó atrapar la sombra, retenerla entre sus brazos, pero todo
fue inútil.
El nacimiento de
Afrodita
La divinidad más celebrada del Olimpo, la diosa del amor y de la
belleza, objeto de culto en todo el mundo antiguo nació, según nos
relata Hesiodo en su Teogonía como consecuencia de una acción
violenta: la venganza de Gea sobre Urano, padre de sus hijos.
Después de su unión con Urano nacieron los Cícloples y su padre los
castigó arrojándolos al tenebroso submundo del Tártaro. Los
Titanes fueron poco después fruto de una nueva unión y su madre,
Hera, les convenció para que se revelaran contra su padre, Urano, y
así consumar su venganza. El menor de ellos Cronos, aprovechando
el sueño de su padre le sujetó los genitales con la mano izquierda y
con la derecha, utilizando una hoz de pedernal, se los seccionó,
castrándole; para después arrojarlos al mar en el cabo Drépano. De
las gotas de sangre que se derramaron sobre la tierra nacieron las
Erinias o Furias: Alecto, Tesífono y Megeria y las Melíades o ninfas
del fresno. Una vez los genitales en el mar se deslizaron por el
piélago durante mucho tiempo y fue surgiendo a su alrededor una
blanca espuma (en griego áphros significa espuma) y finalmente del
miembro inmortal, surgió la bella Afrodita, diosa del deseo,
creciendo la hierba bajo sus pies; así llegó hasta las playas de Citera,
siguiendo camino después hacia el Peloponeso para finalmente fijar
su residencia definitiva en la isla de Pafos (Chipre), donde aun
pervive su santuario; una vez allí: las estaciones, hijas de Temis, la
vistieron y engalanaron. Este mito no es originario de Grecia,
Hesiodo recoge que su origen es cadmeo y puede documentarse su
tradición, aunque conciertas variaciones, dentro de las culturas
hurrita e hitita, por lo que pudiera suponerse proveniente de
pobladores prehelénicos del norte. Se sostiene, también, que la
castración posiblemente no sea metafórica, ya que se sabe que
algunos pueblos asentados en regiones del África oriental tienen
por costumbre, después de la lucha, que sus guerreros, provistos de
una hoz en miniatura, proceden a la castración de sus enemigos
vencidos. Cronos una vez realizada la castración de Urano ayudado
por sus hermanos, los Titanes y los Cíclopes, obtuvo la soberanía
sobre la tierra, y una vez que se sintió amo del mundo volvió a
desterrar a los Cícoples al Tártaro; y después se desposó con su
hermana Rea y gobernó en la Élide.
EL RAPTO DE
PERSÉFONE
En aquellos tiempos, Deméter, la hermana de Zeus, era la diosa que
se ocupaba de las cosechas, protegía el trigo y toda planta viviente.
Cada año maduraba el trigo dorado y a finales de verano todo el
mundo se sentía agradecido por la generosidad de la Tierra. Vivía
en la montañosa Sicilia con su única hija, Perséfone, inteligente y
bella. Pero de repente su vida pacífica y feliz cambió violentamente.
Perséfone había salido a pasear un día, y no volvió. Se hizo de
noche y nada, ninguna señal de la joven.
Aunque tal y como estaban las cosas, no quedaba más remedio que
hacer de tripas corazón y contárselo. Así que el pastor fue al
encuentro de Deméter y le contó lo que había visto: de repente
había aparecido un hombre conduciendo un carro de oro, tirado
por dos caballos negros; agarró a la joven y se alejó tan deprisa
como había venido, hasta desaparecer por una hendidura que se
había abierto en la ladera de la montaña.
Zeus comprendió que tenía que hacer algo. Envió su hijo Hermes a
los infiernos para liberar a Perséfone, algo que sólo podría ser
posible si ella no había comido nada en las tierras infernales, ya que
quien comía algo en las tierras infernales pertenecía ya para
siempre al reino de Hades. Hermes encontró a Perséfone, pálida y
entristecida, mirando las sombras.
--‐ Nada he comido desde el día en que fui raptada –aseguró
Perséfone- -‐. Cada día me ofrecen deliciosos manjares para
tentarme, pero no he comido nada. ¡Devuélveme a la luz del sol,
por favor, Hermes!
Dios del fuego y la forja, los herreros, los artesanos, los escultores,
los metales y la metalurgia. Categoría: crónidas, dioses olímpicos.
Representaciones: normalmente un hombre cojo, sudoroso, con
barba desaliñada y pecho descubierto, inclinado sobre su yunque,
trabajando los metales en su fragua junto con sus ayudantes los
Ciclopes. Mitos relacionados: su expulsión del Olimpo. El
matrimonio con Afrodita. El triángulo amoroso de Hefesto, Afrodita
y Ares. Residencia: los volcanes, que son sus talleres. Padres: Hera
por si sola según Hesíodo, Homero, Apolodoro e Higinio; Hera y
Zeus según Apolodoro e Higinio; Talos según Pausanias. Tutoras:
Tetis y Eurínome según Homero. Consorte: Afrodita. Posible
descendencia: Eros con Afrodita según Virgilio. Erictonio con Gea.
Eucleia, Eufeme, Eutenia y Filofrósine con una de las Cárites según
Homero y Hesíodo. Los Palicos con Etna. Los Cabiros con la ninfa
Cabiro. Perifetes con Anticlea. Servio Tulio con Ocresia.
Desdencencia de madre desconocida: la ninfa Talía, Ardalos, Caco,
Cécrope, Cerción, Filamón, Oleno, Palamón, Pilio, Radamanto. En la
mitología griega, Hefesto es el dios del fuego y forja, los herreros,
los artesanos, los escultores, los metales y la metalurgia. Reina
sobre los volcanes, que son sus talleres. Representación e
iconografía. Se le representa normalmente en su taller, trabajando
los metales nobles con sus ayudantes, los Cíclopes. También se le
representa con un mazo de hierro incandescente en la mano.
Hefesto era bastante feo, lisiado y cojo. La apariencia física de
Hefesto es un indicio de arsenicosis (envenenamiento crónico por
arsénico), que provoca cojera y cáncer de piel. Y es que hay que
tener en cuenta que el arsénico se añadía al bronce para
endurecerlo y la mayoría de los herreros de la Edad de Bronce
habrían padecido esta enfermedad. En el arte, se le representa cojo,
sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto, inclinado
sobre su yunque, siempre trabajando en su fragua. “La fragua de
Vulcano” de Velázquez Nacimiento. Existen varias versiones sobre el
nacimiento de Hefesto. La maternidad de Hera no admite objeción,
al contrario que la paternidad, la cual aún se discute.
• Sólo Apolodoro cita a Homero para afirmar que Zeus fue padre de
Hefesto.
Cuenta la historia que hace mucho tiempo existió un rey y una reina
que tenían tres hijas. La menor, Psique, de tan deslumbrante
belleza que era adorada por los humanos como una reencarnación
de la diosa Afrodita. La diosa, celosa de la belleza de la mortal
Psique, pues los hombres estaban abandonando sus altares para
adorar en su lugar a una simple mujer, ordenó a su hijo Eros que
intercediera para hacer que la joven se enamorase del hombre más
horrendo y vil que pudiera existir.
Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre
las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al
despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el
sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de
indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el
palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa
noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un
desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y
amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba
la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.
TESEO Y EL
MINOTAURO
Teseo es, al mismo tiempo, el amigo y el rival de Hércules, en
cuanto a celebridad se refiere. Ambosson los legendarios héroes de
sus respectivas ciudades: Atenas con relación a Teseo y Tebas con
relación a Hércules. Y su rivalidad es la expresión de la rivalidad
entre ambas ciudades, en su intento de superarse la una a la otra, a
través de sus héroes. Al igual que Hércules, también Teseo luchó
contra las Amazonas, Centauros, Gigantes, bestias salvajes y
bandidos. En estas páginas presentamos su más célebre hazaña: la
lucha, cuerpo a cuerpo, contra el Minotauro.
Teseo era hijo de Egeo, rey de Atenas, pero había pasado toda su
infancia con su madre, en una ciudad al sur de Grecia. Era muy
fuerte y hábil en la lucha y aprovechó su viaje a Atenas para limpiar
la ciudad de bandidos, a cual más perverso. Uno de esos bandidos
obligaba a sus prisioneros a arrodillarse ante él
para que le lavaran los pies y, luego, de una patada los arrojaba
desde lo alto de una montaña.
Teseo, al oír los lamentos de las madres, a las que les arrebataban a
sus hijos, se apiadó de ellas y decidió acompañar la expedición para
enfrentarse al Minotauro.