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Bloque 3 Historia

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LOS REYES CATÓLICOS

1. La Unión Dinástica
La unión de la Corona de Aragón y de Cas�lla se produce por el matrimonio de Isabel I
de Cas�lla y Fernando II de Aragón en 1469.
En 1474, Isabel I es proclamada reina de Cas�lla y en 1479 Fernando II de Aragón
hereda los dominios de su padre, uniéndose las Coronas de Cas�lla y Aragón en la
persona de sus reyes. Nacía así la Monarquía Hispánica pero no supuso la unión
polí�ca, ni la unidad de los pueblos, sino solo la unión dinás�ca, es decir, que lo único
que tenían en común era la figura de los monarcas. Cada reino conservó su
organización ins�tucional, sus an�guas leyes, sus propias formas de recaudar
impuestos, y sus monedas, pesos y medidas.
La Corona de Cas�lla tenía una estructura unitaria y que afianzaba el poder autoritario
del monarca. Aragón constaba de tres estados, Aragón, Cataluña y Valencia, con una
estructura pac�sta.
2. La formación del nuevo estado
Los Reyes Católicos sentaron las bases del Estado Moderno para lo cual reforzaron
considerablemente la autoridad real, estableciendo una monarquía autoritaria.

• Los nobles fueron some�dos a la autoridad real y perdieron su poder polí�co,


aunque reforzaron la ins�tución del mayorazgo, preservando así su poder
económico.
• Valiéndose de una bula del papa Sixto IV, de 1478, crearon el Tribunal de la
Inquisición, dependiente de la Corona y no de Roma. Además, se autorizaba a
los Reyes Católicos a nombrar inquisidores en sus reinos. Era la única ins�tución
con jurisdicción tanto en la Corona de Cas�lla como en la de Aragón. La
Inquisición comienza a actuar en Sevilla, desde donde se extendió a otras
ciudades castellanas, a la Corona de Aragón y a Navarra, una vez incorporada a
la Corona de Cas�lla.
• Los reyes consiguieron el Patronato Regio, es decir, el derecho a controlar el
nombramiento de los altos cargos eclesiás�cos (abades, obispos y cardenales)
mediante la presentación de los posibles candidatos al Papa.
• En 1492, la reina Isabel, promulgó un decreto de expulsión de todos los judíos
que no aceptaran la conversión al cris�anismo. El mo�vo pudo ser el de evitar
que los judíos influyesen en los conversos y les arrastrasen a seguir prac�cando
su religión; también esperaban una conversión masiva que no se produjo en la
proporción que esperaban. Muchos judíos prefirieron marcharse. Unos se
fueron a Portugal y al norte de África, otros al Imperio Turco, algunos a Italia y a
Flandes.
Las consecuencias de la expulsión fueron las siguientes:
- Pérdida cuan�ta�va de población (pudieron salir 100.000 judíos).
- Pérdida cualita�va, ya que se dedicaban a ac�vidades económicas de gran
u�lidad.
- Se extendió una mentalidad de rechazo a ciertas ac�vidades económicas, por
iden�ficarlas con los judíos.

• En cuanto a los musulmanes, ahora mudéjares, con la ocupación cris�ana de


Granada, se acordó el respeto a su religión. El primer arzobispo de Granada,
fray Hernando de Talavera, consiguió por métodos suaves la conversión de un
gran número de mudéjares. Pero el cardenal Cisneros inició una polí�ca de
tolerancia que dio lugar a una rebelión de los mudéjares granadinos (1500). Los
Reyes Católicos declararon nulas las capitulaciones y dieron a elegir a los
vencidos entre el bau�smo o la emigración. La mayor parte optó por la primera
vía para no tener que abandonar Granada.
En 1502, aplicaron la misma polí�ca a todos los mudéjares castellanos. Los
mudéjares conver�dos al cris�anismo, pasaron a llamarse moriscos:
musulmanes bau�zados, que siguen prac�cando su religión a escondidas.
3. La conquista de Granada
Consecuencias:
- Los Reyes Católicos se atrajeron a la nobleza, a la que consiguieron hacer par�cipar en
la guerra aludiendo al espíritu de cruzada y de lucha contra el infiel.
- Reforzaron el flanco mediterráneo de la monarquía frente al avance turco y a la
acción de los piratas berberiscos.
- Aumentó el pres�gio de la monarquía al conseguir incorporar el úl�mo reducto
peninsular que permanecía bajo poder musulmán.
- Consiguieron la unión de todos los reinos bajo el mando de los Reyes Católicos: en la
guerra par�ciparán castellanos y aragoneses, convir�éndose en la primera empresa
común de la nueva monarquía.
4. Política de expansión territorial

• La conquista del Reino de Granada y la anexión de Navarra. En 1512, Fernando


invadió el reino, lo incorporó a la Corona de Cas�lla, con la promesa de respetar
las ins�tuciones, privilegios y fueros navarros.
• En Italia, Fernando con�nuó la confrontación con la monarquía francesa. Carlos
VIII de Francia se apoderó de Nápoles en 1495. Los tercios dirigidos por Gonzalo
Fernández de Córdoba derrotaron a los franceses. Nápoles quedó incorporado
a la Corona de Aragón.
• Por otro lado África, donde se conquistaron los enclaves de Melilla, Orán, Bugía
y Trípoli. Con ello se evitaban las ac�tudes de los piratas berberiscos, además
de obtener bo�n y favorecer el tráfico de esclavos.
• La expansión por el Atlán�co. Las Islas Canarias, habían quedado bajo la
soberanía castellana por el Tratado de Alcaçovas. En 1496 se finaliza la empresa
con la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife. Clave en la expansión
atlán�ca hacia América.

5. Gobierno y administración de América


5.1. Toma de posesión de los nuevos territorios
Los descubrimientos de Colón hicieron resurgir las tensiones con Portugal por el
control de las nuevas �erras y obligó a firmar un nuevo acuerdo (Tratado de Tordesillas,
1494). Por medio de este tratado se trazaba una línea imaginaria a 370 leguas al oeste
de las Islas Cabo Verde, las �erras al oeste de esa línea serían para Cas�lla y las
situadas al este para Portugal. Por este acuerdo, Brasil quedó para Portugal.
El papa Alejandro VI concedió a la Corona Castellana el derecho a evangelizar esos
territorios. Desde el punto de vista legal, los indígenas fueron considerados súbditos de
la Corona Castellana, igual que los peninsulares, si bien en la prác�ca fueron some�dos
a innumerables abusos.
4.2. Las ins�tuciones de gobierno

• El Consejo de Indias, creado en 1524, se encargaba de gobernar los territorios


americanos desde Cas�lla. Realizó una extraordinaria tarea legisla�va, pues
debió adaptar las leyes castellanas a las necesidades del Nuevo Mundo o
elaborar otras nuevas, si era necesario.
• La Casa de Contratación. Fundada en 1503 por los Reyes Católicos, se estableció
en Sevilla y tenía como come�do organizar y controlar todo el comercio y la
navegación con América (inspección de los navíos, elaboración de mapas).
• Los virreinatos, circunscripciones a cuya cabeza se situaba el virrey, que era el
representante del rey en esa demarcación, y por tanto la máxima autoridad. El
primero fue el de la Nueva España y liego el de Perú. Los virreinatos se dividían
en provincias, al frente de las cuales se encontraban los gobernadores. Cuando
las provincias estaban situadas en zonas fronterizas se denominaron Capitanías
Generales, dirigidas por un capitán general.
• La Audiencia era la encargada del ámbito judicial. Pero sus competencias se
extendían a otros ámbitos como supervisar la actuación de los funcionarios y
proteger a los indígenas.
• En los municipios se establecieron cabildos, a cuyo frente estaba el corregidor
que actuaba en nombre del monarca.
6. La explotación económica de América
6.1. La encomienda y la mita
La explotación agraria se basó en la existencia de grandes la�fundios dedicados a la
producción de cul�vos de exportación o a la ganadería de cul�vo de cereales para el
consumo americano.
Estas �erras, que necesitaban mucha mano de obra, fueron repar�das entre los
colonizadores, a los que se les entregaba un grupo de indios que trabajarían para él a
cambio de ser protegidos y evangelizados. Era la llamada encomienda, que en la
prác�ca, explotaba a los indios en unas condiciones similares a la esclavitud.
A par�r de 1540 empezaron a extraerse grandes can�dades de plata de las minas de
Zacatecas y Potosí. La propiedad de las minas era del rey, que concedía su explotación a
cambio de un 20% de la producción (quinto real). Para el trabajo en las minas se u�lizó
el sistema de la mita, por el que cada tribu suministraba un grupo de indios que tenían
que trabajar en las minas de manera obligatoria.
Algunos religiosos, escandalizados por el trato dado a los indios, promovieron
denuncias, como Antonio de Montesinos y Bartolomé de Las Casas, que defendían que
los indios eran seres racionales, poseedores de derechos y, en consecuencia, no podían
ser esclavizados. La Corona intentó evitarlo publicando leyes que venían a proteger a
los indios; en concreto, las Leyes de Burgos y las Leyes Nuevas. Pero las protestas que
dieron lugar llevaron al incumplimiento generalizado de las Leyes Nuevas, a lo que se
añade la distancia y incapacidad de los reyes de controlar un territorio tan amplio. Es
por ello que las encomiendas no desaparecieron por completo hasta la segunda mitad
del siglo XVIII.
6.2. La explotación comercial
El descubrimiento y colonización de América convir�eron a la monarquía hispánica en
una gran potencia económica y colonial. Se reservaba el monopolio del comercio con
América, de manera que cualquier mercancía española o extranjera que se quisiera
vender en el Nuevo Mundo debía ser registrada en la Casa de la Contratación de
Sevilla. La Flota de Indias, navíos mercantes escoltados por navíos de guerra, llevaba las
mercancías enviadas en el viaje de ida a América.
No obstante, el comercio tuvo que hacer frente a los ataques de piratas y corsarios de
países enemigos que trataban de apoderarse del oro y la plata de la flota de Indias, así
como al contrabando, todo lo cual privó a la monarquía de importantes ingresos.
7. El impacto de América en España, Europa y en la población indígena
7.1. Consecuencias económicas

• Las Indias fueron una fuente de intercambios. De allí nos llegó el maíz, el cacao,
la patata, el tabaco, el pimiento, el tomate…
• La llegada del oro y la plata americanos remediaron la escasez de moneda que
exis�a en Europa, impulsaron un crecimiento económico, y puso a disposición
de la Corona una importante can�dad de dinero para poder costear su polí�ca
imperial. En lugar de dedicar las ganancias americanas a la renovación de la
industria artesanal propia, era más rentable comprar en otros países europeos
las mercancías que se necesitaba, contribuyendo a fomentar, el desarrollo de la
industria europea.
• La llegada de metales preciosos provocó una espectacular subida de precios.
Éste fenómeno se extendió a Europa.
• La hegemonía comercial del Mediterráneo se trasladó al Atlán�co.

7.2. Consecuencias sociales

• Los indígenas americanos sufrieron una gran mortandad debido a la difusión de


enfermedades europeas, como, por ejemplo, la viruela, a los enfrentamientos
militares y a la dureza del trabajo.
• Se produjo un mes�zaje étnico y cultural.
• La destrucción de las formas de vida tradicionales de la población india.
7.3. Consecuencias culturales

• Revolución de las ciencias (Ciencias Naturales, Botánica, relacionadas con el


estudio de nuevas especies de fauna y flora, Cartogra�a o elaboración de
mapas, Geogra�a, que conlleva la exploración de los nuevos territorios…), de
las rutas comerciales y un cambio de mentalidad que pone fin a la Edad Media.
• Traspaso de la cultura, lengua y religión peninsulares a América. Los idiomas
español y portugués se impusieron en sus respec�vas zonas de dominio, y
también la religión católica.
LOS AUSTRIAS
1. La idea del imperial de Carlos I y Felipe II
1.1. La “Monarquía Universal” de Carlos I (1516 - 1556)
Carlos I de España y V de Alemania regentó un enorme imperio que fue el resultado de
la polí�ca matrimonial de sus abuelos. Su herencia le llevó a conver�rse en el soberano
más importante del mundo conocido en la primera mitad del siglo XVI.
Su legado era un conjunto heterogéneo de territorios que solamente tenían en común
a su monarca. El catolicismo y la idea imperial de Carlos, trataba de reunir a todos los
cris�anos bajo la autoridad polí�ca del Emperador y la autoridad religiosa del Papa
(Imperio Cris�ano). De 40 años de reinado, estuvo 16 años en España, debido a viajes y
guerras.
1.2. La Monarquía Hispánica de Felipe II (1556 - 1598)
Felipe II comenzó su reinado en 1556. Gobernó sobre el imperio más grande de la
Tierra ya que, a las posesiones heredadas de su padre hay que añadir las islas Filipinas
y, a par�r de 1580, Portugal y su imperio colonial que se extendía por América, África y
Asia.
Felipe II hizo de España el centro de su Imperio, y dentro de España, fue Cas�lla el
reino en que más se apoyó. Felipe II no saldría de la Península (con la única excepción
del viaje a Portugal para ser inves�do como el rey en 1580), en lo que contrasta con su
padre, que viajó mucho. Estableció la capital en Madrid (1561) y más tarde se instaló
en El Escorial. Felipe II siempre pensó y actuó como un monarca castellano.
Su polí�ca se basó en una defensa obsesiva del catolicismo, u�lizando a la Inquisición
como principal instrumento de control religioso. Para reservar a España de la herejía.
Esta defensa del catolicismo, y la hegemonía de España le valieron la enemistad de
gran parte de Europa.
2. Los problemas del imperio de Carlos V
2.1. Polí�ca interior: Comunidades y Germanías
En 1517 Carlos I llega por primera vez a la Península Ibérica para hacerse cargo del
trono castellano-aragonés. El soberano no hablaba castellano y vino rodeado de
consejeros flamencos a los que coloca en los principales cargos del gobierno. A la
muerte de su abuelo, Maximiliano I, Carlos se convierte en candidato al trono imperial,
por lo que convoca a las Cortes para votar nuevos servicios que financiaran su
nombramiento como Emperador. Todo ello provocó la hos�lidad del pueblo castellano
hacia su nuevo rey, al que ven más preocupado por sus ambiciones imperiales que por
sus dominios españoles.
La marcha del rey a Alemania en 1519, para hacerse cargo de la corona imperial desató
la revuelta comunera o guerra de las Comunidades. Sus pe�ciones se basaban en el
respeto a las leyes del reino, que el rey hablara castellano, que el dinero de Cas�lla no
saliera fuera del reino y que los cargos del gobierno fueran ocupados por castellanos.
Las tropas de Carlos I con el apoyo de la nobleza acabaron fácilmente con el maltrecho
ejército comunero en la batalla de Villalar (1521). La derrota supuso el reforzamiento
de la autoridad real pero el emperador tomó cumplida note del movimiento, re�ró a
los consejeros flamencos e inició un proceso de progresiva castellanización. A par�r de
ese momento, la lealtad de Cas�lla a la Corona será absoluta.

Simultáneamente, tenía lugar en los países de la Corona de Aragón el movimiento de


las Germanías. En Valencia fue una revuelta encabezada principalmente por artesanos,
contra oligarquía urbana por el dominio de la ciudad. Cuando en 1519, para salvarse de
la peste los corsarios, los notables abandonaron la ciudad, los agermanados
aprovecharon para tomar el poder municipal. En 1522, las tropas reales, con el apoyo
de los señores, derrotaron a los sublevados.
En ambos casos, la aristocracia terrateniente, acabó salvando a la Corona; el poder real
salía notablemente reforzado en su autoridad, y su alianza con la nobleza quedaba bien
sellada.
2.2. Polí�ca exterior

• Francia. La pugna mantenida por Carlos V y Francisco I de Francia por la


hegemonía europea se pondrá de manifiesto en la lucha por conseguir el
control de Milanesado, territorio de importancia estratégica para Carlos V,
pues a través de él podía comunicar los territorios del norte con los del sur
del imperio. Por su parte, a Francisco I le incomoda el poder de Carlos V,
cuyas posesiones rodean a Francia. Carlos V conseguirá la incorporación de
Milanesado, manteniéndose la hegemonía española en Italia.
• El Imperio Turco. En el Mediterráneo, los turcos en alianza con los corsarios
berberiscos, cons�tuían una gran amenaza que se extendía incluso a las
costas españolas, ya que desde el norte de África asaltaban las rutas
comerciales y los principales puertos mediterráneos. Además, habían
iniciado su expansión por los Balcanes, llegando a amenazar los territorios
imperiales en Austria. Carlos V conquistó Túnez, pero los turcos con�nuarán
siendo una amenaza durante décadas.
• Los protestantes alemanes. Algunos príncipes alemanes descontentos con el
emperador abrazaron el protestan�smo como un medio de enfrentarse, no
sólo religiosamente sino también polí�camente, a la idea de imperio
universal y cris�ano propuesta por Carlos. El emperador intentó negociar
con ellos en varias reuniones o “Dietas”, pero los príncipes se agruparon en
la “Liga Smalkalda”, siendo derrotados por el emperador en la batalla de
Mülhberg. No obstante, la situación era ya imparable. En Alemania terminó
firmándose la Paz de Augsburgo en 1555 por la que se reconocía la libertad
religiosa y división de Alemania entre protestantes y católicos. Cada príncipe
o autoridad en Alemania podía decidir libremente la religión de su
territorio.
En 1556 Carlos I de España y V de Alemania, agotado tras una vida entera en los
campos de batalla, abdicó dividiendo su herencia en dos ramas: la española, en la que
le sucede su hijo Felipe II, y la alemana con el �tulo imperial, para el hermano de
Carlos, Fernando I. A con�nuación, ya enfermo, se re�ró al monasterio de Yuste donde
moriría en 1558.
3. Los problemas del imperio de Felipe II
3.1. Polí�ca interior

• La rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568). Los moriscos,


descendientes de los an�guos musulmanes granadinos, se rebelaron ante la
Pragmá�ca de 1567 que les obligaba a abandonar su lengua, ves�dos y
tradiciones. Ante el peligro de que los moriscos rebeldes recibieran ayuda turca,
Felipe II encomendó sofocar la revuelta a su hermanastro, quien vence tras una
fuerte resistencia.
Terminada la sublevación, el rey ordenó la deportación de los moriscos
granadinos a otras regiones de Andalucía y Cas�lla.

• La revuelta de Aragón. El mo�vo concreto fue la figura de Antonio Pérez. Este


an�guo secretario del Estado, había sido acusado por Felipe II de alta traición al
haber u�lizado secretos del Estado y haber par�cipado en el asesinato de Juan
de Escobedo, diplomá�co español de los Países Bajo. Detenido por el rey
consiguió escapar a Aragón amparándose en la protección del Jus�cia Mayor. La
única ins�tución con jurisdicción en Aragón era el Tribunal de la Inquisición, por
lo que Felipe II, lo acusó de hereje; los aragoneses consideraron este hecho
como una intromisión de la monarquía y una violación de sus fueros y se
amo�naron, bajo la dirección de la Jus�cia Mayor. El rey mandó un ejército que
entró en Zaragoza. Pocos días después, los implicados eran ajus�ciados,
mientras Antonio Pérez huía a Francia.
3.2. Polí�ca exterior

• La guerra con Francia. Las tropas de Felipe II vencieron en la batalla de San


Quin�n y se firmó la Paz de Cateau-Cambrèsis. Felipe II contrajo matrimonio
con Isabel de Valois, hija del rey de Francia, Enrique II. Se abría una etapa de
tranquilidad con Francia que, sumida en interminables guerras civiles y
religiosas, dejó de ser una amenaza para el Imperio Español.
• El problema Turco. Los turcos en su avanza en el Mediterráneo ocupan Chipre,
territorio de Venecia. Se formó la Liga Santa, integrada por Venecia, el papa Pio
V y Felipe II, que derrotaron a los turcos en la batalla de Lepanto en 1571. Fue
un gran triunfo decisivo para toda la Cris�andad y acabó con el mito de la
invencibilidad de la armada turca.
• La rebelión de los Países Bajos. En 1566, en los Países Bajos comenzó una
rebelión contra Felipe II en la que se mezclaban las causas polí�cas, económicas
y religiosas (extensión del calvinismo y deseos de tolerancia religiosa que Felipe
II no estaba dispuesto a admi�r). La intransigencia del rey desencadenó una
rebelión que se acabaría convir�endo en una que duró 80 años. Desde muy
pronto los Países Bajos empezaron a ofrecer dos zonas de fidelidad: el sur,
católico, correspondiente a la actual Bélgica, siguió fiel a Felipe II; las provincias
del norte, de religión calvinista abjuraron de su obediencia a Felipe II y se
agruparon en provincias Unidas que , aunque no fueron reconocidas, eran
independientes de hecho. Éste problema sólo encontraría solución tras largos y
costosos años de guerra, en la Paz de Wes�alia (1648).
• El conflicto de Inglaterra. Este país había sido aliado tradicional de España, y el
propio rey Felipe II fue rey consorte de Inglaterra gracias a su matrimonio con la
reina María I Tudor. Sin embargo, con la llegada al trono Inglés de Isabel I las
relaciones con España se hicieron cada vez más tensas. La nueva reina, apoyó a
los rebeldes protestantes de los Países Bajos y fomentó las ac�vidades de los
corsarios ingleses en el Atlán�co, comenzando una campaña de acoso y rapiña
a los barcos españoles procedentes de América. En 1588, Felipe II intentó la
invasión de Inglaterra, con el fin de destronar a Isabel I e instaurar el catolicismo
en la isla, pero la mala planificación y las adversidades meteorológicas dieron al
traste con nuestros barcos. Así fracasó la invasión y surgió el mito de la mal
llamada “Armada Invencible”.
• Portugal y la unidad ibérica. En 1578 el rey de Portugal, don Sebas�án, falleció
en la batalla de Alcazarquivir y ello planteó un problema sucesorio al no tener
descendencia. Felipe II, como hijo de Isabel de Portugal, era legí�mo heredero y
en 1581, en las Cortes de Thomar, Felipe II era reconocido como rey de
Portugal. De esta manera alcanzó la unidad peninsular. Se unían los dos
imperios más grandes existentes de Portugal en ambos mundos: Brasil, Indias
Orientales y numerosos puntos en las costas africanas. Llegó a ser exacto que
en “sus reinos no se ponía el sol”.
4. Los Austrias menores
Los Austrias menores eran Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Estos monarcas se apoyarán en la figura del valido -también llamado privado o favorito-
una persona que cuenta con la total confianza del rey, hasta el punto de delegar en él
las labores del gobierno. Aunque no es un cargo oficial, el valido actuará como un
autén�co primer ministro.
5. Felipe III (1598-1621)
5.1. Polí�ca exterior
Felipe III mantuvo una polí�ca exterior pacifista.

• La paz con Inglaterra (Paz de Londres) favorecida por la muerte de Isabel I.


• La Tregua de los Doce Años con Holanda (1609-1621).
5.2. Polí�ca interior
La expulsión de los moriscos llevada a cabo entre 1609 y 1616. El rechazo popular ante
la pervivencia de sus costumbres, las sospechas de su colaboración con los piratas
berberiscos y de su alianza con los turcos en su expansión por el Mediterráneo y el
deseo de la monarquía de hacer una demostración de fuerza ante la imagen de
debilidad provocada por la polí�ca pacifista, fueron causa que explican la decisión de
Felipe III de expulsar a los moriscos de forma defini�va en 1609. Se calcula que 300.000
personas fueron obligadas a abarcar hacia el norte de África. Esta sangría fue
especialmente grave en Aragón y Valencia ya que los moriscos eran una mano de obra
muy hábil en las labores de regadío y en artesanía, lo que conllevó graves pérdidas
económicas y el abandono de muchas �erras.
6. La guerra de los Treinta Años
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) se inició en Alemania por una serie de
complejos enfrentamientos con raíces polí�cas y sobre todo religiosos. El emperador
Fernando II se muestra como un católico intransigente y centralista, lo que provoca el
descontento de los príncipes alemanes protestantes, que aspiraban a una mayor
autonomía. La monarquía española se vio arrastrada a la con�enda por los vínculos
familiares y polí�cos existentes con los Habsburgo austríacos, también católicos.
Durante los primeros años de la guerra de los Habsburgo llevaron la inicia�va. Pero la
situación se complicó militarmente para España al abrírsela al mismo �empo nuevos
frentes: en 1621 se reanudó la lucha en los Países Bajos, al finalizar la Tregua de los
Doce Años. Además, en 1635 estalló la guerra contra Francia que, apoyó al bando
protestante, dispuesta a socavar el dominio de España en Europa. El enfrentamiento
contra tantos enemigos llevó a España al agotamiento, de tal modo que empezó a
cosechar derrotas.
La Paz de Wes�alia puso fin a la guerra de los Treinta Años, consagrando la
independencia de Holanda. Se impuso la tolerancia religiosa en los territorios del
imperio. El tratado suponía la pérdida defini�va de la hegemonía de los Habsburgo en
Europa, y el fin de la época imperial tal como se conocía hasta ahora; el Imperio queda
conver�do en una confederación de estados autónomos y soberanos con derecho a su
integridad territorial, que les protege de la intromisión de cualquier poder exterior.
Sin embargo, Wes�alia no puso fin a la guerra entre España y Francia, que se prolongó
hasta la Paz de los Pirineos (1659). España perdió la provincia de Artois, en los Países
Bajos, diversas plazas flamencas en la frontera con Francia y los territorios catalanes
del Rosellón y la Cerdeña. También se acordaba el matrimonio de Luis XIV con la
infanta española María Teresa de Austria, hija de Felipe IV. Estos dos estados
consagraban a Francia como gran potencia europea, tomando el relevo de los
Habsburgo.

7. Los proyectos de reforma del Conde-Duque de Olivares


En el contexto de la Guerra de los Treinta Años y la ruptura de la Tregua de los Doce
Años con Holanda, el Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, pretendió llevar a
cabo un ambicioso programa de gobierno que devolviera a la monarquía hispánica su
pres�gio y fortaleza.
En su proyecto conocido como el Gran Memorial, intentó llevar a cabo una reforma por
la que se consiguiera:
1. La unificación legisla�va e ins�tucional de todos los reinos, que debían suprimir sus
fueros e ins�tuciones propias para adoptar las de Cas�lla.
2. El reparto equita�vo de las cargas de forma que no recayera sobre la Corona de
Cas�lla el principal esfuerzo financiero y humano para el mantenimiento del Imperio.
3. El proyecto de la Unión de Armas por el que se crearía un ejército permanente de
ciento cuarenta mil hombres costeado por cada reino integrante de acuerdo con sus
posibilidades en cuanto a población y riquezas. Con ello se conseguiría una fuerza
militar para mantener la hegemonía en Europa, la distribución del coste de la guerra
entre los territorios de la monarquía y reforzaría los lazos de solidaridad entre los
reinos de la monarquía.
La nega�va de los reinos de la Corona de Aragón, por su temor a perder sus fueros
tradicionales, impidió su puesta en prác�ca.
8. La crisis de 1640
Tras la entrada de Francia en la guerra a par�r de 1635 las necesidades tanto de dinero
como de hombres crecieron aún más. La nueva guerra, que llevaba las hos�lidades a
los Pirineos, proporcionó a Olivares un abuena excusa para obligar a Cataluña a
contribuir con tropas y dinero, pero en lugar de ello, acabó desencadenando la crisis de
1640.
El envío de tropas castellanas a la frontera con Francia y los desmanes come�dos por
ésta provocaron el estallido de una revuelta del campesinado catalán, dando origen al
denominado Corpus de Sangre, en el que, armados con sus herramientas de trabajo,
asesinaron al virrey; los rebeldes proclamaron la República de Cataluña bajo la
soberanía del rey de Francia, Luis XIII, al que declararon conde de Barcelona. Pero el
comportamiento de los franceses no fue muy diferente al de Olivares, pues tampoco
respetaron sus ins�tuciones. Esta experiencia hizo desis�r finalmente a los catalanes.
Las tropas reales recuperaron Cataluña y entraron en Barcelona, que se rindió en
octubre de 1652, si bien Felipe IV otorgó una amnis�a general para los rebeldes y
prome�a respetar los fueros, ins�tuciones y privilegios de Cataluña.
Al mismo �empo estalló el conflicto portugués. Sus intereses comerciales en ultramar
se veían constantemente atacados por los holandeses e ingleses sin que la Monarquía
española, debilitada, pudiese garan�zar la seguridad e integridad del Imperio
portugués. Si a esto unimos el descontento por las reformas de Olivares, el resultado
fue que la rebelión se precipitó. Ante el reclutamiento de soldados para la guerra en
Cataluña, el Duque de Braganza se sublevó con el apoyo de la nobleza y las Cortes
portuguesas lo nombraron rey con el nombre de Juan IV. España reconoció la
independencia de Portugal en 1668 por el Tratado de Lisboa.
Terminaba así un largo paréntesis de Unidad Ibérica iniciado en 1581 con Felipe III.
9. La crisis del siglo XVII
El siglo XVII es una centuria de crisis en Europa. Alemania y España fueron los países
dónde la crisis donde la crisis se dejó sen�r con mayor intensidad.

• La crisis demográfica. A lo largo del siglo XVII la población se estancó, siendo


Cas�lla más afectada que la periferia. Las causas fueron las siguientes:
o Las con�nuas guerras.
o La crisis de subsistencia derivadas de malas cosechas.
o Las epidemias de peste bubónica, que afectaron a España en tres
oleadas. Estas epidemias tuvieron mayor incidencia en una población
desnutrida.
o La emigración a América, incidió de forma significa�va en Andalucía y
Cas�lla.
• La crisis económica.
o La producción agrícola disminuyó por las siguientes causas:
- La disminución de la población se manifestó en una falta de mano de
obra, que provocó abandono de �erras, y en la reducción de la
demanda.
- Campesinos abandonaron sus pequeñas propiedades, ante la falta de
rentabilidad y enormes cargas fiscales, y tuvieron que conver�rse en
jornaleros para sobrevivir. La propiedad tendió a concentrarse y
aumentaron los la�fundios.
o La ac�vidad artesanal.
- El descenso demográfico y el escaso poder adquisi�vo de la mayor
parte de la población, que redujeron la demanda de considerablemente.
- La competencia de los productos extranjeros.
- La estructura gremial que dominaba las ac�vidades artesanales les
impedía evolucionar adaptándose a la competencia o introducir mejoras
técnicas, lo que elevaba considerablemente los costes de producción y
encarecía los ar�culos.
- La escasez de inversión en empresas por los altos riesgos que
conllevaban; los que tenían dinero preferían adquirir inmuebles, �tulos
de nobleza y otras inversiones que les permi�eran ser ren�stas sin
necesidad de trabajar.
o La disminución de la llegada de metales preciosos de América, lo poco
que llegaba caía en manos de comerciantes extranjeros, que actuaban
por medio del contrabando, o se des�naba a pagar las deudas de la
monarquía.
o En cuanto a la situación financiera, el incesante aumento de los gastos y
la disminución de los ingresos condujeron periódicamente a la
bancarrota del Estado. Las medidas que se tomaron fueron la alteración
del valor de las monedas, dando lugar a monedas de poca calidad
(vellón). La situación económica y monetaria se agravaba provocando
una subida espectacular de los precios (inflación). Fue necesario recurrir
a otras medidas como la creación de nuevos impuestos, que no hacían
sino estrangular más aún a los sectores produc�vos, la venta de cargos
públicos y �tulos nobiliarios y la venta de �erras de realengo. Estas
medidas permi�eron atender a necesidades inmediatas pero no fueron
suficientes para atajar el progresivo endeudamiento de la Hacienda.
10. Consecuencias de la crisis del siglo XVII
10.1. Consecuencias sociales
La sociedad española del siglo XVII sufrió un retroceso en un si�o conservador. Así
mientras la burguesía iba desarrollándose en los países del Norte de Europa, en España
aumentó numéricamente la nobleza y el clero. La nobleza experimentó un considerable
aumento numérico como consecuencia de la venta de �tulos nobiliarios a la que
recurrió la Corona en su desesperada búsqueda de nuevas fuentes de ingresos; así
abrió el camino a la nobleza a sectores que hasta entonces lo tenían vedado.

Igualmente, creció el número de religiosos, ya que ingresar en el clero como medio de


vida era una buena opción en �empos de dificultades económicas.
En cambio, no terminaba de cons�tuirse una burguesía dinámica y de negocios para
impulsar el crecimiento económico del país; por el contrario, la débil burguesía
española hace suyos algunos ideales nobiliarios, se hace ren�sta y abandona cualquier
riesgo empresarial. Por ello, se habla de una “traición de la burguesía”.
En el polo opuesto, las clases populares veían empeorar su situación; pequeños
campesinos se endeudaron, y emigraron a las ciudades. Así, en las grandes ciudades, se
va configurando un numeroso grupo de marginados sociales a la búsqueda de dinero
fácil. La mentalidad de rechazo al trabajo les hacía preferir esta opción antes que
mancharse las manos.
10.2. Los arbitristas
En la España del siglo XVII surgieron una serie de intelectuales, economistas y polí�cos
en cuyas obras ofrecían un diagnós�co de la situación económica y social del Estado
español y exponían una serie de remedios o medidas para hacer frente a esos
problemas económicos y a la crisis financieras que, con tanta frecuencia, aquejaban a
la Corona.
Consideraban que el máximo esplendor de la monarquía hispánica fue con los Reyes
Católicos y que el exceso de riqueza llevó a la ociosidad, el endeudamiento de la
monarquía, el agotamiento económico de Cas�lla, el enriquecimiento de los
extranjeros con el oro y la plata de América y el desprecio de los españoles por el
trabajo. Algunas de sus propuestas fueron las siguientes:

• Mercan�lismo: desarrollo de medidas proteccionistas tendentes a impedir la


salida de las materias primas, el oro y la plata del país, y a impedir la entrada de
productos manufacturados del exterior, para lo que habría que fomentar la
producción nacional.
• Reformas del sistema tributario: simplificación de las cargas tributarias con un
impuesto único.
• Reforma del sector agrario: reducción de gravámenes a la producción de trigo,
cul�vando toda la �erra disponible.

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