La Ansiedad
La Ansiedad
La Ansiedad
LA ANSIEDAD
Esta pandemia nos ha cambiado nuestro presente y nuestro futuro. La normalidad
cambió y como bien sabemos, todos los cambios generan consecuencias. Aunque
nuestro organismo y nuestra mente están diseñadas para adaptarse al cambio, hay
ocasiones en las que las circunstancias pueden hacer que esta tarea, que en la gran
mayoría de personas se puede realizar de forma semi automática, en otras genere una
dificultad mayor, sobre todo si estamos de alguna forma predispuestas para rechazar el
cambio.
Empecemos por entender que el cambio de por si no es bueno o malo, todos cambiamos
a medida que pasa el tiempo. No solo renovamos constantemente nuestras células, sino
que nuestro comportamiento y conocimiento también cambian todo el tiempo. Lo que
sucede es que pocas veces somos conscientes de estos cambios y de la respectiva
adaptación automática que vivimos.
El estrés corresponde a una forma de responder ante una amenaza, y la ansiedad es una
posible reacción ante dicho estrés. Si el estrés actúa durante mucho tiempo sobre el
individuo y se cronifica, puede dar lugar a alteraciones patológicas, e incluso puede llegar
a producir una enfermedad física y/o mental. Asimismo, si bien la ansiedad puede ayudar
a enfrentar una situación, cuando es excesiva puede transformarse en un trastorno.
¿QUÉ ES EL ESTRÉS?
El estrés es un proceso que contempla el conjunto de respuestas del organismo frente a
exigencias ambientales. Nos permite afrontar y responder de manera eficaz a esas
demandas. Así mismo, esta reacción se acompaña de una serie de emociones negativas
(desagradables), entre las que destacan la ansiedad, la ira y la depresión.
Las causas que provocan el estrés no necesariamente son siempre negativas. Situaciones
que vivimos habitualmente, de carácter rutinario, también pueden producir estrés. Así
mismo, se debe tener en cuenta que las respuestas a un mismos factor estresante serán
diferentes según el individuo. Por ejemplo, ante una entrevista de trabajo, algunas
personas pueden responder bloqueándose o quedándose en blanco, mientras que otras
personas pueden hablar de forma excesiva o actuar de forma impulsiva.
El estrés suele tener como manifestación la ansiedad. La ansiedad se trata de una
respuesta emocional provocada por factores de estrés desencadenantes, que pueden ser
internos o externos.
¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud.
La ansiedad, además de ser una respuesta emocional al estrés, puede ser una reacción
emocional de alerta ante una amenaza que puede originarse sin la necesidad de agentes
estresantes.
Si bien la ansiedad puede ayudar a enfrentar una situación, para las personas con
trastornos de ansiedad el miedo puede durar demasiado tiempo y sentirse abrumador.
¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece y puede
empeorar con el tiempo. Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias, como
el desempeño en el trabajo o en la escuela, y las relaciones entre personas.
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad:
Todos hemos sentido ansiedad o preocupación de vez en cuando, especialmente cuando una
persona tiene que enfrentar situaciones que pueden resultar estresantes como hablar en público
o ir a una entrevista de trabajo. Esto ocurre porque la ansiedad es una emoción común y normal
de las personas frente a situaciones estresantes y de incertidumbre y la emoción cumple una
función útil que permite adaptarnos a la vida. Este tipo de ansiedad puede hacerte estar alerta,
ayudándote a ser más productivo y a realizar el trabajo de manera más eficiente. Hay momentos
en los que la ansiedad más que resultarnos útil se convierte en un obstáculo para llevar una vida
normal. Esto ocurre cuando aparecen síntomas de ansiedad sin motivos aparentes, o bien, que
el nivel de ansiedad ante un acontecimiento es totalmente desproporcionado respecto al peligro
real que supone.
Es definitivo para el diagnóstico de ansiedad que ésta genere un malestar importante o que
interfiera en la vida normal de la persona. El problema surge cuando varios síntomas asociados
con la ansiedad provocan angustia o algún daño funcional en la vida de la persona que lo sufre,
pues afecta al funcionamiento en diferentes áreas de su vida. Por ejemplo: las relaciones
sociales y familiares, el trabajo, la escuela. Entonces se diagnostica el trastorno de ansiedad. Las
emociones presentes en los trastornos de ansiedad van desde el simple nerviosismo a episodios
de terror o pánico.
Tiene una respuesta extrema (por ejemplo, mucho miedo) ante una situación
Altera su forma de vida debido a la ansiedad (por ejemplo, no sale a la calle, evita hablar o
comer en público, etc.)
Es importante prestar atención a los síntomas para prevenir que la persona que los padezca
sufra crisis más severas.
Los trastornos de ansiedad son muy comunes y existen tratamientos efectivos. Con un
tratamiento apropiado las personas que lo sufren pueden aprender a manejar y controlar mejor
sus síntomas y a mejorar su calidad de vida.
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad entre los cuales hay diferencias importantes. Los
más comunes son:
Es frecuente que la persona sienta los síntomas de ansiedad sin saber exactamente por
qué. Esto afecta al bienestar e incluso puede interferir con las tareas de la vida diaria, ya
que tienen la sensación constante de que algo malo va a suceder en cualquier momento.
Por ejemplo, una persona con ansiedad generalizada puede pasarse todo el día pensando
que su pareja va a tener un accidente de tráfico cuando esté manejando y por eso le
llamaría constantemente para saber si está bien. Esta condición tiende a ser crónica y es
más común en mujeres, en personas que han abusado de drogas en el pasado, o que
tienen antecedentes familiares de ansiedad.
Las personas que sufren del TAG sienten ansiedad y preocupación la mayoría del tiempo,
no solo en situaciones que puedan ser estresantes. Estas preocupaciones son intensas,
irracionales, persistentes (al menos la mitad de los días durante un periodo mínimo de 6
meses) e interfieren con el funcionamiento normal en la vida diaria (actividades tales
como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia), pues son difíciles de controlar.
Las personas que sufren del TAG puede que visiten a un médico muchas veces antes de
descubrir que tienen este trastorno. Les piden a los médicos que las ayuden a aliviar sus
dolores de cabeza o problemas para dormir, que pueden ser síntomas del TAG, pero no
siempre obtienen de inmediato la ayuda que necesitan. Los médicos pueden tardarse
algún tiempo para asegurarse de que una persona tiene TAG y no otra enfermedad.
Primero, habla con tu médico acerca de tus síntomas. El médico te realizará un examen
para asegurarse de que no sea otro problema físico el que te está causando los síntomas.
El médico te puede encaminar a ver a un especialista de la salud mental.
Psicoterapia
Medicamentos
Los médicos también pueden recetar medicamentos para ayudarte a tratar el TAG. Hay
dos tipos de medicamentos que se recetan con más frecuencia para tratar el TAG: los
medicamentos tranquilizantes (medicamentos para controlar la ansiedad/los nervios) y
los antidepresivos. Los medicamentos contra la ansiedad son fuertes y existen diferentes
tipos. Muchos hacen efecto de inmediato, pero generalmente no deben tomarse durante
largos períodos de tiempo.
Los antidepresivos se usan para tratar la depresión, pero también sirven para tratar el
TAG. Los antidepresivos pueden tardar varias semanas en hacer efecto. Estos
medicamentos pueden causar efectos no deseados, como dolor de cabeza, náuseas o
dificultad para dormir. Generalmente, para la mayoría de las personas, estos efectos no
deseados no se convierten en un problema, en especial si se comienza con una dosis baja
y se aumenta lentamente con el paso del tiempo.
TRASTORNO DE PÁNICO
En el trastorno de pánico, una persona sufre ataques de pánico los cuales son breves, de
intenso miedo y terror, acompañado frecuentemente de síntomas como temblores,
agitación, confusión, mareos, desmayos, náuseas y dificultad para respirar. Un ataque de
pánico es pues aquella crisis donde la persona siente elevados niveles de angustia y
ansiedad con intensos pensamientos aterradores de que algo grave puede ocurrir.
En los ataques de pánico, el miedo o malestar se presenta repentinamente, y con altos
niveles en menos de diez minutos, puede durar varias horas y puede producirse por el
estrés o incluso el ejercicio. La causa específica no siempre es evidente. Además de los
ataques de pánico inesperados que se repiten, un diagnóstico de trastorno de pánico
requiere que dichos ataques de angustia tengan consecuencias crónicas, ya sea
preocupación por las consecuencias de los episodios de angustia, el miedo persistente de
posibles ataques futuros, o el miedo a sufrir cambios significativos en el comportamiento
relacionados con los ataques. Con frecuencia, el afectado, ante cambios normales de los
latidos del corazón, los percibe como amenazantes, lo que lleva a pensar que algo anda
mal con su corazón o que está a punto de tener otro ataque de pánico. Normalmente va
asociado un temor anticipatorio a volver a sufrir otro ataque de pánico (ansiedad
anticipatoria o “miedo al miedo”). En algunos casos, se produce una sensación de estar
súper alerta de las funciones fisiológicas del cuerpo (hipervigilancia) durante el ataque de
pánico, en donde cualquier cambio percibido fisiológicamente se interpreta como una
posible enfermedad potencialmente mortal (es decir, extrema hipocondría).
¿Cuáles son los síntomas que muestra una persona cuando sufre un ataque de pánico?
Estos son:
Miedo
Desconcierto
Mareo
Dolor en pecho
Hormigueos en el cuerpo
Confusión
Taquicardia
Temblores
Sensaciones de asfixia
Los ataques de pánico no se pueden predecir pues no hay hora, ni fecha, ni lugar en que
puedan ocurrir, dando como resultado una modificación en la vida social, laboral y
familiar de la persona que lo sufre dado que es espontáneo y repentino. Muchas
personas solo con el recordar algún ataque que han tenido en el pasado pueden
sugestionarse hasta el punto de desarrollar otro ataque ansioso. Otras viven día a día con
una excesiva preocupación por sufrir algún ataque en cualquier momento, trayendo esto
a su vida un sufrimiento psicológico y emocional permanente. Y también hay personas
que, afortunadamente, no le dan una excesiva importancia a estos episodios y llevan una
vida plenamente normal.
Existen dos tipos de tratamiento para los ataques de pánico, pudiendo combinarse
ambos:
Medicamentos
Para obtener mejores resultados una combinación de los dos tratamientos es ideal y lo
más recomendable. Algunos profesionales recomiendan otros tipos de técnicas que
pueden añadirse al tratamiento, por ejemplo si a la persona le gusta la yoga o la
meditación, etc.
El apoyo emocional que se le puede brindar a una persona que esté pasando por este
tipo de casos siempre será importante.