Temas Usicaamm 1
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ÁMBITO Declaración Universal de Artículo 7. Todos somos iguales ante la ley, sin
INTERNACIONAL Derechos Humanos distinción y en contra de toda discriminación.
Convención sobre los Artículo 23. Disfrutar de una vida plena, decente,
Derechos del Niño en condiciones que aseguren su dignidad y les
permitan llegar a la autonomía y con esto facilitar
la participación activa en su comunidad.
Convención sobre los Artículo 24. Referente a la educación, establece
Derechos de las que los Estados deben asegurar un sistema de
Personas con educación inclusivo en todos los niveles; que las
Discapacidad personas con discapacidad puedan acceder a una
educación primaria y secundaria inclusiva, de
calidad y gratuita, en igualdad de condiciones con
los demás.
Agenda Mundial 2030 “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y
para el Desarrollo de calidad y promover oportunidades de
Sostenible aprendizaje durante toda la vida para todas y
todos”.
ÁMBITO Constitución Política de Artículo 4. El varón y la mujer son iguales ante la
NACIONAL los Estados Unidos ley. Esta deberá establecer mecanismos e
Mexicanos instituciones suficientes para garantizar la igualdad
y promover la equidad de género, especialmente
en el caso de mujeres trabajadoras y jefas de
familia, además de proteger la organización y el
desarrollo de la familia.
Ley General de Artículo 8. Hace referencia a la prestación de
Educación servicios educativos con equidad y excelencia
Esto sin duda es un indicador de que la escuela necesita con urgencia una
nueva dirección y en este caso, la mejor opción es comenzar desde nuestra
trinchera como docentes y renovar nuestras prácticas con la finalidad de
proporcionar a nuestros estudiantes una educación de calidad, respetuosa,
humana e inclusiva. Ante este panorama el profesorado, tendrá que elegir,
entre dejar que las condiciones que lo rodean lo superen o superar él todas
esas situaciones y buscar la mejora de su práctica adquiriendo las
herramientas necesarias.
1.2 Diversidad en el aula
Ahora, imagina esa hermosa pintura sin ti, ¿Sería posible?, para que los
colores tomen un significado y exista una obra de arte es indispensable que
exista el artista, aquel que plasma no solo sus conocimientos en su obra,
sino aquel que deja parte de él en cada trazo y en cada línea. Así de
importante es el papel del docente dentro del salón, pero de ese docente
comprometido, que conoce a sus estudiantes y que tiene como finalidad
crear grandes hombres y mujeres, aquel docente que sabe que todos y cada
uno de sus aprendices son importantes e irremplazables, ese docente que
hace todo lo necesario para brindarles la experiencia educativa a todos por
igual, ya que no es lo mismo, que educarlos a todos igual. Cada alumno y
alumna, cada ciclo escolar, cada grado y cada grupo es un mundo lleno de
posibilidades y es innegable que si nos olvidamos de brindarle el trato
necesario que cada uno merece estaremos “educando a todos igual”.
Edad.
Sexo.
Grado escolar.
Idioma o lengua que domina.
Lugar de procedencia.
Posee alguna característica física visible que indique alguna necesidad
especial (uso de lentes, muletas, silla de ruedas, aparatos de audición,
entre otros).
¿Con quién vive?
¿Cuál número de integrante es?
¿Cuál es la dinámica actual de su familia?
Antecedentes escolares (en caso de provenir de la misma escuela se
puede pedir orientación al docente del grado anterior inmediato).
¿Tiene alguna enfermedad que requiera de algún tratamiento o
medicina, ésta afecta a su desarrollo cognitivo o social?
¿Mis estudiantes tienen otras actividades aparte de la escuela? (cuidar
hermanos, ayudar para el sustento económico, realizar algún deporte,
ir a terapias o consultas médicas, cualquier actividad que implique una
inversión significativa de tiempo y esfuerzo).
Los intereses de mis alumnosy alumnas.
Aquello que los motiva a aprender.
Su nivel de competencia curricular.
Etapa de desarrollo cognitivo en la que se encuentra.
Una vez recabados todos estos datos es posible tener una perspectiva
general del contexto que rodea diariamente a nuestros estudiantes y de esta
manera iniciar con las bases necesarias para la elaboración de un
diagnóstico.
Cada vez que volteamos a ver a un/a estudiante dentro del salón es
necesario considerar que es parte de un constructo social, económico,
cultural y familiar del cual no puede desprenderse y nosotros tampoco
debemos olvidar o pasar por alto.
Sin embargo, esto implica una tarea enorme para el/la docente, por eso es
preciso recordar que todo el tiempo invertido en el desarrollo de un correcto
diagnóstico siempre tendrá su recompensa, ya que éste será la base del
trabajo educativo y entre más fuertes y seguros sean los cimientos mejor
será la edificación.
LAS FUERZAS TELÚRICAS Antier no vinieron a clases Oreste, Pablo y Ñiquito. Ayer faltaron los mismos
y otros más. —Y faltaron de nuevo —dijo muy alto Raúl. Y rápido, como si ya lo hubiera pensado, ordenó:
—Fernando y Delsa. Quiero que visiten las casas de los que no vinieron. Hablen con los padres y me
averiguan qué sucede. Sin ir a las casas, yo sé lo que pasa. El día que anuncia, visita, faltan los mismos, los
que andan descalzos. Aunque me parece que la pena no solo es por la visita. Es que son grandes Ñiquito tiene
trece años, Chaco casi quince, Pablo catorce y unos cuerpos ya de hombres. Por eso se les ven más feos eso
dedos gordos, embarrados de polvo y fango, asomados por los bajos del pantalón. Si alguna de las
muchachas los miramos, ello hace como que no ven las miradas, pero cruzan los pies. Me dan ganas de
decirles: “No se hagan los bobos; podrán esconder los dedos, pero mírense en un espejo para que se vean las
caras”. Cuenta de verdad me di el día que se me cayó el lápiz. Me agaché para buscarlo y casi tropiezo con la
cabeza de Ñiquito que también iba a recogerlo. Entre la cabeza de él y la mía, vi diez dedos negros, llenos de
polvo. Eso fue solo un momentico, porque enseguida, ¡sazz!, los diez dedos se perdieron a la vez. Ñiquito me
entregó el lápiz, pero no sabía qué decir y tampoco sonreía, ni siquiera con una sonrisita, él que siempre tiene
cara de cumpleaños. Ayer, por la tarde, Fernando y Delsa hablaron aparte con el maestro. Como estaba cerca
de ellos, los pude oír: —El padre de Orestico dice que no lo manda porque no tiene zapatos. —Lo mismo. —
¿Y los demás? —Todos dicen igual: que se les rompieron y no les queda ni un pedacito de lona. Raúl estaba
tan serio y preocupado como antier; pero no se veía molesto. Se puso a hacer garabatos en un papel, igual
que hacemos nosotros para entretenernos. Luego se estuvo quietecito, pensando y pensando. —No se
preocupen —dijo—. Yo mismo iré a sus casas. Terminaron las clases y lo vimos recorrer las casas del batey.
No supimos lo que habló con los padres. Pero Coco, que no le pierde ni pie ni pisada a Raúl, dice que cuando
se despedía, repetía lo mismo: “Con zapatos, o sin zapatos, espero al muchacho”. Hoy el aula está sin
asientos vacíos. Vinieron los que tienen los zapatos sin suelas; llegaron los que los tienen rotos. Están los que
los tienen buenos y hasta bonitos; y también llegaron Chaco, Oreste, Ñiquito y todos los que están descalzos.
Ñiquito me saluda, pero con la cara un poco ladeada, sin mirarme de frente. —En la clase de hoy
aprenderemos más —asegura Raúl. Y como nos quedamos mirándolo con caras de saber por qué, dice: —De
hoy en adelante vamos a tener la ayuda de las fuerzas telúricas. Las cejas de Coco parecen un arco y las de
Marianito y Coralia también. ¿Qué serán esas fuerzas de que habla el maestro? —Cuando uno está descalzo,
las fuerzas de la tierra, que se llaman telúricas, penetran por los pies y ayudan a los conocimientos. Lo dice,
mientras sube poco a poco tas manos con los dedos abiertos, como si las fuerzas telúricas fueran a salir de la
tierra de una sola vez. —Vamos a quitarnos los zapatos. Así ustedes aprenderán más y nosotros enseñaremos
mejor. No ha terminado de decirlo y él y Onelio se los quitan. Poco a poco, los que tenemos, vamos haciendo
lo mismo hasta que todos quedamos descalzos. —Ahora, que cada uno lo ponga detrás de las puertas. La
clase comienza. Raúl, descalzo, va hacia la pizarra. Escribe la fecha y la Era Martiana: AÑO 85 DE MARTÍ.
Miro al piso y los veo: son grandes y gordos los dedos del maestro. Pero nadie se ríe. ¡Estamos iguales
docentes y estudiantes, todos!... Desde mi pupitre veo el montón de zapatos detrás de la puerta y muchos
dedos flacos, largos, gordos, chiquitos, con juanetes virados. No veo ni siento las "telúricas" esas que dice el
maestro. Pero me imagino que deben ser tremendas fuerzas. Seguro que hasta mágicas. Lo digo, porque
enseguida que nos quitamos los zapatos están más alegres las caras. Ñiquito no se ríe ni mirando tanto dedo
feo. Y, aunque aún no tiene cara de cumpleaños, se le sale una sonrisita de picardía. Ya no esconde los pies
ni tampoco los cruza. Llanes, J. M. “Las fuerzas telúricas” en, Sueños y cuentos de la niña mala. Cuba:
Ediciones Luminaria. p. 81
Elaboración propia: Fuente Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-
ED) 2020
UN MUNDO AL REVÉS ⮚ Vengo por lo del anuncio, señora. ⮚ Bien -dice la jefa de personal-. Siéntese.
¿Cómo se llama usted? ⮚ Bernardo... ⮚ ¿Señor o señorito? ⮚ Señor. ⮚ Deme su nombre completo. ⮚
Bernardo Delgado, señor de Pérez. ⮚ Debo decirle, señor de Pérez que, actualmente, a nuestra dirección no
le gusta emplear varones casados. En el departamento de la señora Moreno, para el cual nosotros contratamos
al personal, hay varias personas de baja por paternidad. Es legítimo que las parejas jóvenes deseen tener
bebes, nuestra empresa, que fabrica ropa de bebé, los anima a tener hijos/as-, pero el absentismo de los
futuros padres y de los padres jóvenes constituye un duro hándicap para la marcha de un negocio. ⮚ Lo
comprendo, señora, pero ya tenemos dos niños y no quiero más. Además, el señor de Pérez se ruboriza y
habla en voz baja-, tomo la píldora. ⮚ Bien, en ese caso sigamos. ¿Qué estudios tiene usted? ⮚ Tengo el
certificado escolar y el primer grado de formación profesional de administrativo. Me habría gustado terminar
el bachillerato, pero en mi familia éramos cuatro y mis padres dieron prioridad a las chicas, lo que es muy
normal. Tengo una hermana coronela y otra mecánica. ⮚ ¿En qué ha trabajado usted últimamente? ⮚
Básicamente he hecho sustituciones, ya que me permitía ocuparme de los niños mientras eran pequeños. ⮚
¿Qué profesión desempeña su esposa? ⮚ Es jefa de obras de una empresa de construcciones metálicas. Pero
está estudiando Ingeniería, ya que en un futuro tendrá que sustituir a su madre, que es la que creó el negocio.
⮚ Volviendo a usted. ¿Cuáles son sus pretensiones? ⮚ Pues... ⮚ Evidentemente con un puesto de trabajo
como el de su esposa y con sus perspectivas de futuro, usted deseará un sueldo de complemento. Unos duros
para gastos personales, como todo varón desea tener, para sus caprichos, sus trajes. Le ofrecemos 42.000
pesetas para empezar, una paga extra y una prima de asiduidad. Fíjese en este punto, señor de Pérez, la
asiduidad es absolutamente indispensable en todos los puestos. Ha sido necesario que nuestra directora crease
esta prima para animar al personal a no faltar por tonterías. Hemos conseguido disminuir el absentismo
masculino a la mitad; sin embargo, hay señores que faltan con el pretexto de que el niño/a tose o que hay una
huelga en la escuela. ¿Cuántos años tienen sus hijos/as? ⮚ La niña seis y el niño cuatro. Los dos van a clase y
los recojo por la tarde cuando salgo del trabajo, antes de hacer la compra. ⮚ Y si se enferman, ¿Tiene usted
algo previsto? ⮚ Su abuelo puede cuidarlos. Vive cerca. ⮚ Muy bien, gracias, señor de Pérez. Ya le
comunicaremos nuestra respuesta dentro de unos días. El señor de Pérez salió de la oficina lleno de
esperanza. La jefa de personal se fijó en él al marcharse. Tenía las piernas cortas, la espalda un poco
encorvada y apenas tenía cabello. "La señora Moreno detesta los calvos", recordó la responsable de la
contratación. Y, además, le había dicho: "Más bien uno alto, rubio, con buena presencia y soltero". Y la
señora Moreno será la directora del grupo el año próximo. Bernardo Delgado, señor de Pérez, recibió tres
días más tarde una carta que empezaba diciendo: "Lamentamos...".