Segundo Lugar Concurso Ensayo
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Muchos amantes de las ciencias astronómicas fantaseamos con la llegada del día
en que por fin se encuentre al primer organismo vivo ajeno a la Tierra, mejor
conocido como “vida extraterrestre”. Es importante mencionar que la clásica
pregunta de ¿Existe la vida extraterrestre? Está quedándose ciertamente
obsoleta, y siendo reemplazada por la verdadera cuestión; ¿Cuándo
encontraremos dicha vida?
Decidí redactar este ensayo lacónico con base en el artículo Astrobiología parte
2: vida en el sistema solar de la Dra. Elcia Margareth Souza Brito y el Dr. César
Augusto Caretta, ambos de la División de Ciencias Naturales y Exactas, Campus
Guanajuato, Universidad de Guanajuato porque considero que la exploración
espacial y la búsqueda de vida extraterrestre son increíblemente necesarias para
la humanidad, dejando de lado el hecho de saciar la enorme curiosidad que los
científicos tienen sobre qué o quién se encuentra allá afuera, con las
investigaciones científicas que se hicieran al momento de descubrir la vida ajena
a nuestro planeta podrían hacerse incontables progresos en nuestra sociedad
actual, empezando por los avances biotecnológicos y médicos.
De todas las formas de vida conocidas, el ser humano es la única tratando de
comunicarse con alguna otra que no pertenezca a las proximidades de su planeta
natal, la vida quizá no se esté empeñando en encontrarnos a nosotros, pero sí
debe tener una alta esperanza en ser encontrada.
A lo largo de millones y millones de años luz por los que el Universo observable
se extiende, es evidente que existen seres similares (y muchos otros quizá no tan
similares) a nosotros, pero debido a las inconcebibles distancias que hay entre
cada estrella, cada galaxia, cada grupo local, y etcétera… es imposible para una
civilización como la nuestra alcanzar el sueño de convertirnos en una especie
interestelar. Sin embargo, ahora que la era espacial está en su auge con todos los
avances de las empresas aeroespaciales privadas, podemos estar seguros de
que este siglo es el siglo en el que la humanidad se convierta por fin en una
especie interplanetaria. Con esta nueva oportunidad que se nos presenta,
podremos eventualmente conocer la respuesta de si existe vida en nuestro
propio sistema solar aparte de la conocida en la Tierra. Mucho se ha hablado ya
sobre el conocido planeta rojo Marte, del cual se sospecha que pudo llegar a
tener una atmosfera apta para la vida y una superficie rica en diversidad biológica,
pero que debido al escape atmosférico resultado de un deficiente campo
magnético protector, perdió todas las condiciones que lo convertían en una
canica azul semejante a la Tierra, terminando así con la hipotética vida marciana
que pudo haber vivido hace muchos millones de años, pero que ahora se
encuentra sepultada. Sin embargo las esperanzas no mueren, puede que los
restos de la vida bacteriana marciana hubieran trasladado su hábitat bajo la
corteza del planeta rojo, en todo caso tendríamos que excavar para encontrarlos.
También se ha hablado de Venus, aunque en condiciones mucho más pesimistas
comparadas con las de Marte, por la letal presión que tiene y por el infierno que
hay en su superficie.
Pero pese a todos los contratiempos y situaciones desalentadoras que poseen la
mayor parte de cuerpos celestes en el sistema solar, existen algunas lunas de los
gigantes gaseosos Júpiter y Saturno que presentan un panorama mucho más
optimista y que podrían albergar auténticos organismos biológicos mucho más
allá de sólo organismos unicelulares o bacterias.
Se descarta casi rotundamente la posibilidad de vida en el sistema solar interior
(Mercurio, Venus y Marte) debido a que ninguno de estos presenta agua líquida
(necesaria para la vida), Marte tiene casquetes polares de agua pero están
completamente congelados, entonces podemos suponer que cerca de la Tierra,
nada encontraremos, es entonces donde surge la segunda posibilidad de
encontrar agua liquida en los satélites exteriores, por medio de la generación de
energía interna, como la energía geotérmica en la Tierra.
El candidato favorito es una de las cuatro lunas de Galileo en Júpiter; Europa, la
cual ya se ha confirmado que tiene un inmenso océano de decenas de kilómetros
de profundidad con mayor cantidad de agua líquida que la que hay en la Tierra,
bajo kilómetros de una capa densa de hielo, pero pese a su aislamiento con el
vacío, no presenta problemas de obtención de energía ya que puede retirar su
energía de fuentes hidrotermales.
Más lejos, en Saturno, también se encuentra un “gemelo” de Europa, pero a
menor escala… el satélite conocido como Encélado, de mucho menor tamaño
pero que también presenta la existencia de océanos bajo capas de hielo a que
protegen ese hipotético ecosistema extraterrestre de las garras del vacío. Tanto
de Encélado como de Europa, se tienen registros de evidencias que muestran
que de los géiseres presentes de cada uno, se expulsan numerosas
biomoléculas, un indicio (aunque no una prueba definitiva) de que la vida puede
llegar a ser relativamente común en el universo.
La cosa no termina allí, otro satélite de Saturno llama mucho la atención; Titán, la
luna con mayor tamaño de todo el sistema solar, y la única con atmósfera. Titán
es especial precisamente por eso, su atmósfera hace que sea imposible que
pierda todo lo que contiene (cosa que pasó con Marte hace millones de años) y
que por consiguiente podría llegar a presentar condiciones aptas para la vida
quizá con el paso de los milenios.
Podemos llegar a ponernos más fantasiosos que científicos… o mejor aún
¡podemos hacer ambas cosas! El conocido divulgador de ciencia Carl Sagan
alguna vez planteó la hipótesis seria de que la vida incluso podría esconderse
bajo los tormentosos cielos de Júpiter o de algún otro gigante gaseoso del
sistema solar exterior, y su teoría claramente tenía sustento científico. Lo que
quiero dar a entender es que el deseo de encontrar a esos enigmáticos seres
extraterrestres está en todos nosotros, que seguimos poniendo todo de nuestra
parte para hacer entender que la ciencia es algo que el ser humano requiere
ahora y siempre lo hará. No lo olviden; la inteligencia es un privilegio, no un don,
y se usa en bien de la humanidad, es por ello que no podemos prescindir de ella.
Manifestamos diariamente nuestras ansias de saber y de descifrar los secretos
del cosmos de formas muy distintas: en libros, en películas, en conferencias, o
hasta en una conversación normal, pero créanme, pese a que nos maravilla la
ficción que rodea a estos temas tan interesantes, la realidad como siempre, será
mucho más sorprendente.
Artículo fuente:
Souza, E., Caretta, C. (2020). Astrobiología parte 2: vida en el sistema solar.
Recuperado el 17 de abril del 2020 en
https://www.ugto.mx/eugreka/contribuciones/164-astrobiologia- parte-2-vida-
en-el-sistema-solar